AÑO IV. MADRID 1.° DE FEBRERO DE DIRECTOR JOSÉ de NúM. 109. 1914 Se publica el 1,10 y 20 de cada mes. ElaSIZEGLtl j y Las heridas y la cirugía en la guerra. M V-»..^.^^.^^.. _ . ^ _. . . 1-as recientes guerras balkánicas han. suministrado muchos datos sobre los efectos de los proyectiles modernos y las aplicaciones de la cirugía en campaña. La proximidad de los parajes en que tenían lugar los combates ha permitido á gran númert» •de cirujanos europeos venir á socorrer, á los hejjdos de los ejércitos combatientes y darse cuenta de los efectos de las armas de fuego empleadas, cañones y fusiles semejantes á los de los ejércitos de las grandes potencias. Algunos cirujano?, ya han referido lo que han visto y heciiO. Los internos de los hospitales de París, que sirvieron en diversos hospitales de campaña, han descripto el aspecto de los heridos y las intervenciones quirúrgicas que practicaron. Pero la relación más completa, más viva y más documentada es la que en la Presse Medícale ha publicado M. el Dr. O. Laurent, E,\ doctor Laurent, cirujano de los hospitales y profesor de la Universidad libre de Bruselas, ha practicado durante once meses en los Balkanes. Cuando la toma de Andrinópolis dirigía el servicio quirúrgico de un gran hospital de campaña cerca de la ciudad sitiada, y tuvo ocasión de asistir á muchísimos soldados heridos. Des- , • : , —_- «*%^^ QJ pués, durante la sangrienta guerra de los aliados, dirigía un servicio del hospital Alexandra, en Sofía, donde se concentraban los heridos ; 58.000 llegaron en sólo un mes á la estación de Sofía. El doctor Laurent yió, por lo tanto, cuidó y estudió las heridas más diversas, y sus observaciones tienen un valor muy grande. La Bulgaria, en donde el doctor Laurent asistía á los heridos, tiene 4.300.000 habitantes y más de 500.000'soldados. Durante la guerra turca, 53.000 fueron heridos y 30.000 muertos; en la guerra de los Aliados tuvo 62.000 heridos y 16.000 muertos. En total : 150.000, ó sea uno por cada 3 soldados ó 3 por 100 habitantes. Y en esta estadística no se incluyen los muertos por enfermedad, que han sido muchísimos. La mottalidad del ejército ha sido, por lo tanto, enorme ; 55 po:r 100 de los muertos habían sido heridos en la cabeza ; 35 á 40 por 100, en el tronco ; 5 ]>or 100, en los miembros. Las heridas del cráneo eran las más peligrosas ; pero las del abdomen han ocasionado un tercio de mueirtes inmediatas ó rápidas. Las fracturas de los grandes huesos fueron muchísimas, y, generalmente, muy complicadas. 82 á 84 por 100 de las heridas fueron-debidas Diversas trozos de proyectiles enco lirados cerca de Andrinópolis. Delante se ven tres cargadores de balas búlgaras, turcas y serbias. GERENTE á balas de fusil; 15 á 17 por 100, á los shrap nells (cañones), y solamente 1 por 100 al arma, blanca. 75 por 100 curaron sin complicaciones. Por término medio, 10 á 12 por 100 de heridas en la cabeza ; 1 á 2 por^ 100, en el cuello; 6 á 8, en la espalda; 9 á 12, en los brazos y él hombro; 7 á 9, en el antebrazo y en el codo ; 22 á 29, en la m a n o ; 1 á 2, en el abdomen ; 13 á 17, en el Perforación por proyectiles.—I. Pitillera metálica encontrada á un soldado turco, perforada por una bala búlgara.—2. Bala búlgara con cartucho, atravesada por una bala turca, encontrada en el capote de un soldado búlgaro. 3. Bala-cartucho con una bala búlgara incrustada. muslo y en la rodilla; 9 á 10, en la pierna, y 9 á 13, en el pie. Las llagas cutáneas curaban en una á cinco semanas ; las de las partes blandas, en cuatro á seis; las fracturas, en cuatro á nueve. Entre las heridas infectadas, 40 por 100 eran debidas á las balas de cañón, y 10 á 28 por 100 á las de fusil. Tal es la estadística de la última guerra en lo que se refiere á Bulgaria. Seguramente estas cifras pueden variar según las ciicunstancias, y como dice el Dr. Laurent, «cada batalla tiene su fisonomía quirúrgica particular». Las balas empleadas en los Balkanes eran balas modernas, pequeñas y ligeras. Su peligro está, sobre todo, en su gran velocidad. A distancias próximas, hasta 300 ó 500 metros, producen verdaderos efectos explosivos; son perforantes hasta unos 1.500 metros ; más distantes, se van atenuando sus efectos y llegan á no producir sino contusiones. El punto de entrada de la bala tiene un aspecto muy variable: la piel puede ser rasgada, abrasada, perforada y hasta dilacerada ; á veces, el orificio es casi imperceptible; otras veces llega de 10 á 20 centímetros, cuando la bala ha sido tirada á corta distancia. Como "los soldados tiran con frecuencia acostados, se observan á ve<es orificios múltiples; así la fig. 8 es la de un hombre alcanzado por una bala que entró por et 2 ESPAÑA cuello, salió para penetrar en el tórax y volver á salir cerca del sobaco; véase la fig. 4. A vecesi las balas- atraviesan todo ek cuerpo, entrando por la espalda y saliendo por el muslo. Otras veces, las balas á corta distancia producen verdaderas heridas explosivas, triturando los huesos, que reducen á «arena ósea», los músculos, los tendones, los vasos y los nervios, rección. E l soldado se burla á veces del shrafnell, y más si encuentra las balas en su capote ó en sus vestidos; pero no encontrará nunca las balas de fusil.» Las granadas no son muy peligrosas, á no ser que se disparen á 10 ó 20 metros de altura'-sobre el enemiigo. En este caso sus fragmentos causan más destrozos que las balas-; pero, oomun- Herida cervico-pectoral, con cuatro orificios, producida por bala griega, tirada á 50 metros. Dirección desde el hombro derecho á la región renal izquierda, seguida por bala tirada á 800 metros, habiendo atravesado el nervio radial derecho. aun á alguna distancia. Las mismas heridas pueden causar los shrafnells, pior balas desviadas chocando con la culata ó por balas deformadas, que rebotan en las peñas ó en los árboles. Estas heridas son á veces mortales, y tan horribles, que en Mustafá, dicie el doctor Laurent, muchos soldados y oficiales búlgaros se quejaban de que el enemigo empleaba balas explosivas. Generalmente, el proyectil atraviesa el cuerpo sin detenerse. A veces queda en los tejidos : en 1 por 4 casos con los schrafnells ; en 1 por 100 con las balas. E l doctor Laurent halló el proyectil en el cuerpo en 22 por 100 de los heridos. Los proyectiles de cañón causan heridas diferentes de las balas. «Perdiendo aquéllos más- ptronto su velocidad quie éstas.—^^dice Laurent—, es fácil al soldado resguardarse cuando se halla á alguna distancia ; le basta un pequeño obstáculo, como el morral de la infanteiría, sobre todo si no ^s recta la di- mente, son superficiales (fig. 5). Las heridas son menos frecuentes ; 1 pqr 5; pero- á veces infectadas. También se curan más fácilmente. El doGtoir Laurent pudo extraer un pedazo del fondo de un shrafnell de 300 gramos (fig. 1), que se hallaba alojado en la cavidad torácica izquierda de un soldado ser\'io, que se curó rápidamente. Tales son las principales heridas causadas por el armamento moderno. ¿Cuál es la misión del cirujano en la guerra? El inspector general de Sanidad M. Delorme decía en el 25 Congreso de la Asociación francesa de Cirugía : «La cirugía de la guerra no se improvisa como otras especialidades», y Laurent afirma lo mismo, y añade: «He llegado al teatro de las operaciones persuadido de que mi práctica quirúrgica haría que desempeñase bien mi misión. La cirugía de la guerra exige una educación profesional intensa. Una nación que entregase á los médicos civiles la curación de MEDICA los heridos, sufriría un lamentable des'engáñoLos Balkanes están actualmente poblados- d e soldados inútiles y enfermos, que hubieran salvado con una enseñanza médica apropiada á la. guerra.» Esta práctica quirúrgica, en cuyos detalles noentraremos, es muy diferente de la práctica civil. A no ser en el caso de hemorragia ó die infección, en los que es obligatoria la intervención, la práctica adquirida eni las última guerras ha enseñado qué las intervenciones deben ser muy prudentes; en los casos en que se trata de heridas del cráneo ó del abdomen, el número de Iosmuertos es mayor en los heridos operados que en los otros, y los riesgos de infección, el mal estado de la salud y la menor resistencia de Iossoldados en campaña hacen que á veces el cirujano militar tenga el deber de abstenerse. A pesar de esto tiene algo que hacer. Los cirujanos prácticos deben hallarse en las- avanzadas para intervenir inmediatamente; todos los Cuerpos deben tener su coche de radiografía; los enfermeros militares serán muy prácticos,, sobre todo en hacer vendajes de fractuias ; todosIos soldados sabrán enaplear su paquete de curación, que puede prestarles grandes servicios, y, por último, quie todos los que combaten se hallen protegidos en las regiones más esenciales y con más frecuencia heridas : cabeza, manos,- corazón, por medio de cascos y placas metálicas con suficiente resistencia. Tales son algunas delas enseñanzas de la última guerra, que será m-uyútil aplicar en Firanoia. Sirvan estudios comoi el del doctor Laurerit para contribuir á salvar la vida de muchos h e ridos y hacer menos terribles las dolorosas consecuencias de la guerra. R. M. NOMENCLATURA MÉDICA Enfermedad Dupuytren-Madelung. — Mencionada por Dupuytren en 1834 y descrita p o r Madelung en 1878. Sinonimia : Luxación patológica de la muñeca, subluxación espontánea de la muñeca, manu^ valga, subluxaaión de la mano hacia adelante, radio curvo, carpo curvo, raquitismo tardíoi de l a muñeca, subluxación oongénita de la muñeca, luxación oongénita de la extremidad inferior del cubito, carpocifosis. SIGNO FUNDAMENTAL : Luxación de la extrefiúdad inferior del cubito uni ó bilateíal. -Hay dos tipos : el tifo palmar (muy raro), efli que l a cabeza del cubito levanta la piel de la cara anterior de la muñeca ; el tifo dorsal (muy común), en que la epífisis cubital hace eminencia en la cara dorsal de la muñeca. Existen todos los grados -en -esta luxación, desde -la eminencia mínima de la cabeza cubital bajo la piel, fácilmiente reductible por la presión, como una tecla de piano, hasta la procidenciía enorme de la epífisis irreducliible que tiende á petrforar los tegumentos. SIGNOS ACCESORIOS .: Encorvamien Si -- " Herida por shrapnell á loS quince dias, con rozamiento de la espina del omoplato, sin haber sido lesionado el cuerpo del , .hueso, , - • Doble amputación de la mano derecha yide una parte de la izquierda por lá explosión de una bomba. radial y á veces cubital ; exóstosis radiales ; hiperóstosis d e la extremidad inferior del cubito, acortamiento del radio y de los dos huesos del antebrazo, ascensión del carpo. Patogenia discutida : lesión nerviosa, raquitisfno, tuberculosis, traumatismo. TRATAMIENTO : Faltativo : reposo, masaje, balneación local <'aliente; guante de cuero que inmovilice la muñeca, dejando á los dedos su 'movilidad. Cmaíivo : Osteotomía lineal del radio practicada de afuera á adentro, ú osteotomía cuneiforme (.cuña de base dorsal). Resultados inconstantes, ya que, por lo general, el cubito está deformado y dislocado ^en-su articulación infe- B8PANA MEDICA El proMemajiMiCMn España. ESPAÑA MEDICA abre una encuesta entre los médicos españoles para que emitan su opinión acerca 1." del estado actual de la clase, 2 .^ de las causas que lo sostienen y 3«° de los medios de me:: joramiento y redención, si aún son posibles :: opinión del Dr. Decref. Querido amigo El-eizegui; Correspondiendo á la invitación que en su acreditado periódico profesional hace piara que los médicos emitan su opinión sobre «El problema médico en lEspaña», míe permito enviarle esta •carta, pues como desempeño hace años un cargo en la Junta directiva del Colegio de Médicos de Madrid, y 'he sido comisionado por otros varios Colegios de capitales españolas para gestionar beneficios que redundaran en bien de nuestra desgraciada clase, no cumpliría mi deber si permaneciera indiferente, que qs lo más cómodo, sobre todo, para los que, como yo, acostumbran á hablar claro. , Del estado actual de la clase nada ¿iré para economizar, tiempo, pues todo el mundo lo conoce ; los profesionales, y lo que es peor, pues de €llo se aprovechan, los que no lo son. Entre las causas que lo sostienen hay una que afecta en generali á toda la clase, que es trascendental y que nadie acomete, ellos' sabrán por qué. Hay otras menos iimportantes, no porque dejen de influir evidentemente sobre el bien general, Siino porque directamente, sóloi en apariencia, afectan á determinadosi grupos de compañeros, y el egoísmo de los demás hace que subsistan. Mi opinión, sea ó no equivocada, es la siguiente : Una sola causa que afecta en general á toda la clase tienen los médicos españolas para encontrarse en. la situación en que se encuentran. Su excesivo nijmero. , . : , Hoy no cuesta gran trabajo ser médico, pues sabido es de todos que en algunas Facultades se han dado títulos como se dan las papeletas de Cornunión en algunas parroquias para justificar que.se es ferviente católica , y aspirar á la sopa poco substanciosa que reparte algún procer con el único objeto de ganar el cielo. Yo he oído decir á un catedrático que desempeña un cargo en uno de esos Centros que han dado en llamar .de enseñanza: «¡Pero qué puedo yo exigir á; unos alumnos, de clínica que pagan por tener un hospital donde puedan estudiar, si no existe semejante hospital ni han vistoi un enf,=armo en todo el año!» , ,, Aun en aquellas Facultades,en que existen elementos, el .-que quiere estudiar porque su libre voluntad así se lo dicta, puede hacerlo; pero en éstas se hace imposible tal deseo y á ellas acuden todos aquellos que sin vocación desean tener un, :títulp pronto y siq gran trabajo, ó quizá sin nirlguno, pues todos recordarán que no hace, muchos aííos las borlas de los doctores de-un claustro sirvieron para limpiar las botas á un personaje,, porque otra cosa no fué el hacerlo médico,, y como .éste se han repetido muchos casos. El que así, de esta manera tan desvergonzada, se, encuentra con su limpia muceta de licenciado en,'Medicina, ¿cómo; exigirie que sea un, profesional d e conciencia y que sepa dar prestigio á la clase á que!,])ertene(íe;í' .El personfije, si llega a, tener poder algún día, lo mejor que puede hacer es despreciar á los que le complacieron, y el pobre que á tan poco precio 'Compró su falsificada mercancía, con un pedazo de pian está bien pagado j se cree suficientemente retribuido. Mil consideraciones se podían hacer sobre este tema, que no he de hacerlas yo', pues son bien, conocidas de toidos. La facilidad con que hoy puede hacerse médico cualquiera es la sencillísima causa de todas nuestras 'desdichas. ¿ El único remedio ? Pues que todos los encargados de velar por la enseñanza cumplan con su obligación ; digo todois parque i desgraciado el catedrático que, celoso por el cumplimiento de su deber, cae en una de estas fábricas .r^e galenos ! Todas las intrigas, todas las maldades imaginables por parte de sus cornpañeros caerán sobre él, hasta el punto de que como será entre los estudiantes el hombre malo, el que suspende sin motivo, el pretencioso inaguantable, no faltará quien saque. partídio de esto, soliviantando á cualquier loco qu^ amenace su vida, y ó es un héroe, que ya van quedando pocos, ó concluye por transigir, si no quiere hacer im,posible la existencia para s ) para los suyos. Después de esto, no hay más solución q u e : 1.° El examen de ingreso en las Facultades, limitando el número á las necesidades de la nación. '2." Supresión d e la mitad de las Facultades que existen en España, que gastan al Estado mucho dinero, produciandoi grandes perjuicios, y esta economía, no sólo material, sino moral, emplearla en surtir las restantes de los elementos indispensables, de que,hoy caJrecen todas, absolutamiente todas, en mayor ó menor escala para vivir con decoro. íl 3.° Cuando todos los encargados de la enseñanza contaran con los rhedios que para el des em,peño, de su misión nec,es,itan, exigirles el cumplimiento de su deber, y la independencia necesaria,; y , . 4.°,. Ló más difícil, que los gobernantes tuvieran la abíiegacióñ y el patriotismo suficiente ,paTa hacer esito y la Guardia civil .oeoesaria para sostenerlo, porque, amigo rríío, habría que ver los confiiotO'S de orden p,úblico que armarían algunos pueblos sostenidos por sus diputados y senadores í-i á su distrito le suprimieiran una Facultad. ; Con lo que ellos velan por la enseñanza ! Aunque les tenga sin cuidado lo que antes hemos dicho y que arda España por los cuatro costados. Entre las otras causas que hemos dado len ilamar menos importanes, citaré una que servirá de ejemplo.. Hace diez anos, así, diez años, que, comisionado por varios Colegios médicos d,e proviticias, vengo gestionando una ley justa, de reciprocidad de títulos. Eos médicos que ejercen en algunas poblacio-res fronterizas ven con una paciencia sin límites que sus compiañeros, extranjeros, sin. más requisito, y esto raras veces, que una autorización del Consejo de Instrucción pública,, tienen sus corbsultas en tierra española, con tab cdrübdidád, que muchos, sobre todo en la frontera francesa, ni contribución necesitan pagar. Si algún español se permite visitar un cliente suyo en tierra francesa, como puedan.lo meten en la cárcel. Diez años hace que ges.tionamos una ley en la cual sólo se exija á esos señorees ni más ni menos que lo que ellos nos exigen á nosotros para ejercer en su país. ¿ Es jus,to estO'? Pues diez años llevo viendo ministros de Instrucción pública, y en un año He gué á visitar tres, que indefectiblemente, al exponerles nuestra pretensión, contestaban : «¡ Qué barbaridad,: qué injusticia ; nada, nada, eso se hará!» ' , Diez años hace que seguimos lo mismo y seguiremos,, porque para conseguir eso de la gente política de este país hace falta un poder y un prestigio que nosotros no hemos sabido conquistarnos. ¡CÓmo lo han de hacer si algunos de ellos creen que todos nos hemos hecho médicos como su pariente ó protegido, y están muy escamados de,que los pueda asistir bien un doctor español ! ,. Los médicos de aquí, para las cosas pequeñas, y en vez de dinero pagan con un favor, un <^argo, donde revienten al prójimo; los de allá, que puedan entrar libremente, sin trabas, porque para eso ti,eiten su dinero); los de aquí que creen que son malos, porque ellos pusieroo todos los medios para que lo fueran, para sus imbéciles electores que lo subieron. Por esto todo médico que llega á tener un prestigio en su profesión en España, y lo cambia por una cruz, un honor de esos de oropel, que tanto se estilan aquí, ó cosa por el estilo, merece las más acerbas censuras de todos sus compañeros y de todbs los hombres honrados. Porque, ¿hay cosa más hermosa que poder sobresalir, á pesar de la cantidad de fango de que rodearon su ^áda y su profesión esos malos españoles para que desde el pedes,tal creado por el mérito- propio se pueda humillar y despreciar á los causantes de tanta desdicha? Parodiando, un refrán m,uy español, que por se(r algo grosero no puede escribirse, diré que Dios ha dado piernas al que no tiene pahfalones, y yo aseguro á mis compañeros que si á m,í y á otros como yo nos hubiera dado piernas como ros ha dado pantalones, poco había de tardar en redimirse nuestra clase, Pero,, \ qué podemos hacer los quQ con piernas de acondroplasico queremos marchar cubiertos con holgados y largos pantalones, más que tropezar y caer enredados nuestros pies en, niiucha tela á los primeros pa,sos que intentemos dar, pro-vocando la, risa de aquellos que nos deshonraron !. , -En cambio, muchos á quienes la Providencia dotó de robustas piernas y que pudieron calzar buenos pantalones, gastan faldas, que disimulan encerrados en sus trenes; donde únicamente ostentan la mitad superior de s,u cuerpo, sin preocuparse de que muchos arrastran el suyo por el suelo^ . ' Pero se equivocan si creen que hasta ellos no llegan las salpicaduras. No hace mucho que los compañeros pertenecientes á una especialidad, con cuyos cuidados se conservan etn buen estado los aparatos, con los cuales se pueden decir y oir verdades como las que yo digo hoy, se indignaban, pues se creyeron despreciados porque una alta perso-nálidad, usando de un derecho del cual han abusado aquí cuantos han querido, se puso en manos de otro especialista extranjero, y, sin embargo, los médicos donoSítiarras vienen soportando esa intrusión por'los,cucharas más afamados del otro lado de la frontera-, que es mucho peor, y yo que tant< he luchado por ver si los redimía, jamás tuve una ayuda para lograrlo de tanto afamado mñdico. Ahora podrán comprender la razón qué aquellos tehíari, siendo la'petición de los'vascos mucho más justa que la de los"' madrileños. . jj-orAlSA Sí, amigo Eleizegui, lo que hace falta aquí, y en todas partes, para vivir con decoro, es vergüenza y nada más. Suyo, Joaquín Decref. Enero, 10 914. Opinión del Dr, Pulido. Sr. D . José de Eleizegui. Distinguido amigo: Ese Problema Médico acerca del cual pide usted mi opinión, y que supongo sea el que entraña el estudio de las causas de nuestra miseria y decadencia profesional, es el mismo que existe en las demás naciones, donde todavía se muestra más grave y desariroUado que aquí, por la razón de que nuestra evolución social y mntualista se halla menos avanzada que en los^ pueblos germanos, anglosajones, americanos, escandinavos, etc., aunque es de advertir que, para desventura nuestra,, los daños son aquí, entre nosotros, mayores, porque nuestro profesorado médico está más atrasado en casi todos los órdenes de la capacidad que representa sus más naturales y legítimos medios de concurrencia y de lucha. I r exponiendo y examinando cada uno de estos testimoniosi de relativo atraso, exigiría una serie de artículos que no me siento con ganas de escribir, ni usted tendría ei mal gusto de publicar ; pero sin remontarse al conocimiento de esos altos y complejos factores que integran una profesión como la nuestra, cada día más extensa, más delicada y de más intervención en la vida pública, basta apuntaír algunas de las más burdas y palpables causas de nuestra decadencia profesional, para comprender el por qué nuestra derrota se va presentando más desastrosa en vez de mejorar con el transcurso de los años. Por ejemplo : ¿Qué juicio formar ya de esa irreductible y creciente holganza de la clase escolar, con lo cual se reduce al mínimum su instrucción universitaria y aquella primitiva y sólida formación del carácter, que luego han de modelar la suficiencia técnica y el espíritu profesional del médico? Catedjrátiico d e Facultad conocemos que durante los tres meses que van transcurridos del curso no ha podido dar más que cuatro lecciones á sus alumnos. ¿ Dónde ni cuándo se ha visto, ni se ve, descomposición semejante? ¿Qué sentiimientos despierta ese ejército de catedráticos que desertan de sus deberes con uno ú otro pretexto', que no sienten el amor de sus propias disciplinas, que miiran con desdén la dignidad de su sagrado ministerio, que contemplan indiferentes, cuando no con simpatía más ó menos manifiesta, el jolgorio escolar y disfrutan de él como juerguistas satisfechos? ¿ Qué esperar de esas inundaciones anuales de médicos titulares, con las cuales las Facultades de Medicina aumentan ei malestar de la clase, guardando para su incapacidad punibles benevolencias, como fundadas ^en la inconsciencia y desamparo de los propios y ajenos deberes? ¿Qué elementos de auxilio y de defensa proporciona esa anarquía profesional, que hace estéril siempíte tod^ obra seria y bien encauzada que tienda á disciplinar la clase para realizar un esfuerzo tenaz, abnegado y dirigido por personas de prestigio y de saber ? ¿Cómo no mirar con espanto ese impulso suicida, mantenido y agrandado con tenacidad incomprensible, que lleva siempre al derroche de la capacidad técnica y al sacrificio profesional, por medio de los consultorios públicos y los ofrecimientos- gratuitos de servicios médicos á_ emnresas y á instituciones adineradas, á cambio oe un pase de ferrocarril, la exhibición frivola de una distinción ó la esperanza de un mezquino o ilusorio derecho? • Qué idea formar de nuestra previsión y maduro juicio al ver abandonadas nuestras venera- bles y acreditadas instituciones previsoras y benéficas, como el Montepío Facultativo, la Sociedad Filantrópica y Concordia, con las cuales nuestros antepasados se adelantaron al movimiento tutelaír moderno, acreditaron su sabiduría y su seriedad y hubieron de remediar con la virtud de una hermosa solidaridad miserias y desventuras que hoy, muchos años después, afligen á la clase? Ese Montcfio, por ninguna otra fundación supeiiado, se mantiene teniendo doble número de pensi'mistas que de socios ; por falta de adhesiones hubo que di.solver la Filantrópica : la sección Concordia va disminuyendo... y en cambio la queja y el clamor del pordioseo médico van infectando como nunca el campo de la profesión y aumentando las pruebas de nuestra grave inferioridad. ¿Qué juicio puede derivarse de esa credulidad de la clase rural, nunca canocñda hasta hace pocos años, que la ha convertido en campo abona do, (Jonde los aventureros, los cucos, los buscadores de momios, los frescos y necesitados, logran recoger fácilmente sinecuras y beneficios personales á cambio de embrollar y entorpecer más y más cada día las aspiraciones y los intereses de un cuerpo (]es\"enturado, sufridoi y heroico? Paro... ¿ á qué seguir ? Estas y otras muchas causas que omitimos bastan para explicarnos la crisis de nuestra prí;fesión. Hoy las clases todas se han educado, se han organizado, se rigen per princixjios y personas que representan una más alta inteligencia y dilección, y luchan, no solamente por conservar el patrimonio heredado, sino por aumentarlo y enriquecerlo. Nosotros hemos perdido en aptitudes para la lucha, he^mos degenerado'. Frente á los otros intereses combatientes aparecemos desnudos y mal armiados, y es lógico, y por ser lógico -idene en ciiertr/ niodo' á ser justo, que resullemos los más jirofundamente perjudicados. Y y;i ni derecho á la compasión tenemos ! i Dios sabe cuándo y cómo se remediará esto 1 Dr. Ángel Pulido. •¿i»' •**•• lili de lii [ w los vipoies íel pío. Observación í.—Delfina L., veintinueve años, lavandera, multípara. Cistitis tuberculosa, cuyos síntomas subjetivos (polakiuría, dolor) empezaron en Diciembre de 1912. Orinas turbias y á veces sanguinolentas. Capacidad vesical, 40 c. c. En el sedimento urinario se encuentra el bacilo de Koch. Comenzado el tratamiento por los vapores del 3-odo en Febrero después, de haber usado el aceite gomenolado se la practiicaron tres sesiones con cinco centigramos de yodoformo en cada una. La primera aplicación es seguida de dolor, que ai cabo de un cuarto de hora va desapareciendo. Después de la tercera inyección la capacidad ha aumentado á 60 c. c , orina con menos frecuencia y el dolor es más atenuado; la mejoría de los síntomas es evidente. Abandona esta enferma la Consulta pública para hospitalizarse, y dejamos nosotros de tratarla. Observación //.—Vicenta G., de cuarenta y dos años. Cistitis crónica. La polakiuria es muy intensa, así como el dolor. Desd© hace tres años en que comenzó la enfermedad ha sufrido algunas hematurias abundantes, la líltima en Agosto (]e 1912. Capacidad vesical, 13 c. c. ;residuo, 5 c. c. ; ccm explorador olivar ó con cualquier sonda, la sensibilidad vesicales exageradísima. Por las he- MtUlLA maturias que ha sufrido y por el dolor que sufre la enferma, sospechamos pueda existir con la cistitis un tumcM vesical, diagnóstico que no podemos asegurar i>or no ser posible la cfistoscopia. En Marzo de 1912, cjue es cuando observamos á esta enferma, hicimos cinco aplicaciones de vapores de yodo, con cuatro, ó cinco días de intervalo entre una y otra. No obtuvimos ninguna mejoría de los síntomas ni aumento de la capacidad, y en vista de este resultado nulo, desistimos de este tratamiento. Observación ///.—Gregorio C , veintitrés años,, dependiente de comercio. Tuberculosis renal y vesical. La enfermedad apareció poco tiempo después (le padecer una blenorragia, hace tres años. Polakiuria diurna y nocturna, dolores á la micción y hematuria. H a sufrido algunos accesos dolorososde seudo-cóli<x>s nefríticos al lado derecho, con expulsión de mucosidades en las orinas. Capacidad vesical, 70 c. c. Por cistoscopia nopueden apreciarse grandes detalles, pues la poca capacidad y tolerancia del enfermo dificultan el examen ; se ve congestionada la región del túgoiio y zonas uretrales cubiertas de mucosidades purulentas. Los lavados con oxianuro y las instilaciones de gomenol fracasaron. Comenzamos en él el tratamiento por las inyecciones yodadas. A la tercera cura se manifestó ya un notable aumento de la capacidad vesical á 90 <;. c. En total se le hicieron 10 aplicaciones de vapores de yodo. La frecuencia de las micciones se alivió considerablemente (llegó á orinar cada tres horas), así como el dolor y la capacidad aumentó á 150 c. c , lo que permitió ulteriores exploracioines endoscópicas. Observación ÍV.—Basilio G., cuarenta y siete años, panadero. Antecedentes familiares tuberculosos. Pacede distitis tuberculosa desde hace clco me.ses. Orinas turbias y sanguinolentas, .micciones fi'ecuentes (cada media hora) y doloros a s ; capacidad vesical, 60 c. c. Desde luego sos] lechamos en él la existencia de tuberculosis renal. Es poMúrico (2.300 c. c. en veinticuatro horas) y en el sedimento se encuentra el bacilo de. Koch. Sometido al tratamiento de los vapores de yoda obtenemos en él gran mejoría. Después de la sexta inyección, la capacidad vesical alcanzó á 120 c. c. y los síntomas de cistitis remitieron en it'tensidad. Aún se le practicaron otras ocho curas con el mismo método, con lo que los síntomas aún ]¡iejoraron más y la capacidad llegó á 250 c. c. Xo obstante, el estado general siguió lo mismo, la poliuria no se modificó,, y por la deficiente composición de la orina (urea 7,6 y cloros 3,1) suponíamos que era probable los dos ríñones estuviesen enfermos al estar tan alterada su función, lo cual comprobamos por la exploración cistoscópica. En este enfermo se presentaron síntomas de tuberculosis peritoneal y suspendimos el tratamiento vesical por estar muy mejorado de su cistitis. Quedó som,etido á un tratamiento médico para ei estado general. Observación V.—Ricardo G., cuarenta años, cerrajero Antecedentes blenorrágicos antiguos. Síntomas de cistitis aguda, desde hace doce días, frecuencia de micciones ,dolor y piuría. Calibre uretral, 21 (Ch.) Capacidad vesical, 70 c. c. Tratamiento con los vapores de yodo, de los que .se le aplicaron cuatro ses.iones. Remisión de los, síntomas á la segunda inyección. Después de la cuarta cura se suspende el tratamiento por haber desaparecido el dolor, orina cuatro ó cinco veces en las veinticuatro horas y las orinas son claras. Alta por curación. Observación VI.—Celestina M., veinticuatro años, planchadora. Antecedentes blenorrágicos. En Enero de 1913 adquiere una blenorragia vaginal V uretral; transcurrido un mes y cuando tíSPAÑA MEDICA esas.manifestaciones mejoraban, apareció la cistitis aguda, con polikiuria intensa, dolor, orinas turbias y hematuria pequeña ñnal. Capacidad vesical, .60 c. c. Se empezó el tratamiento con los vapores de yodo el 22 de Mayo de 1913. L a primera inyección produce ya al día siguiente alguna mejoría de los síntomas. Son repetidas otras cuatro sesione.s. con cuatro días de intervalo entre cada dos de ellas, con lo que obtenemos la curación de la cistitis, desapareciendb las molestias y alcanzando la vejiga una capaddadi de 260 c. c. < Observación F//.—Antonia L., veintiséis años, nulípara. Cistitis crónica. Orinas muy turbias y á veces bematúricas. Dolor á la micción y polakiuria. Sospechamos padece tuberculosis renal, pero la intolerancia vesical nos ^mpide el reconocimiento por cateterismo uretral. Capacidad vesical, 80 c. c. En Mayo de 1913, después de no obtener resultado con las instilaciones de sublimado y las inyeccionejs de gomenol la sometemos al tratamiento por el yodo, que suspendemos á la quinta cura, sin que hayamos alcanzado resultado alguno. Observación Vil/.—LUCSLS O., diez y ocho años. Padece cálculo vesical y cistitis consecutiva, cuyos síntomas comenzaron á molestarle hace tres años. Capacidad vesical, 60 c. c. Ingresa en nuestra clínica del hospital en Octubre de 1913, y antes de Someterle á la operación queremos mejora raigo su cistitis y hacer másytolerante la vejiga. Se le hicieron tres sesiones de aplicación de vapores de yodo, en l a cistitis lexperimentó algún alivió y la capacidad aumentó.á 110 c. c. Observación IX.—Modesto Y, cincuenta y un años. Cistitis crónica, cuyos síntomas comenzaron hace dos años después de una cistitis. Micciones muy frecuentes de día y de noche, con dolor y. á ya;es con texpulsión de algunas gotas de sangre. Orinas turbias ; no se encuentra el bacilo de Koch. Capacidad vesical, 80 c. c. Próstata aumentada de volumen, Cantidad de orina, en veinticuaro horas, 1.520 ; \irea, 16,2 ; cloruros, 5,9. Empezamos el tratamiento -en Octubre de 1913 ])or las inyecciones de va.pores de yodo. Al comenzar el mes de Diciembre se le han practicado ya once curas de este método, con excelente resultado. L a capacidad aumentó á 150 c. c. ; como dudábamos hubiese lesión renal, se le pudo haoer cateterismo uretral doble, que dio orina sin pus en los dos lados. 'Orina cada tres boiras y slin dolor. Seguimos aún el tratamiento jiara darle de alta áfindé mes. Observación Z.—Agustina E . , sesenta años. Nulípara. Tuberculosis renal y vesical. Síntomas de cistitis intensa. Capacidad vesical, 50 c. c. ; en la orina se encuentra el bacilo de Koch. La cistitis es tratada por las instilacions de sublimado, después por las inyecciones de gomenol. Se obtiene muy poca mejoría. Esta enferma, de nuestra clínica privada, volvió pasados cuatro meses y comenzamos otra vez el mismo tratamiento, sin obtener grandes resultados. La capacidad vesical había aumentado á 60 c. c. Empleamos el tratamiento del yodo, del que hicimos dos aplicaciones. La capacidad llegó á 80 c. c , sin modificarse los síntomas, únicamente el dolor rero-itiió algo. Con grandes dificultades pudimos hacer cateterismo uretral del lado iz(luierdb, que dio orina purulenta. N o pudimos repetir el cateterismo, pues l a vejiga no volvió á tolerarlo. En resumen, este grupo de diez casos por nosotros tratados con este método se .descompone en 'cinoo casos de cistitis tuberculosa, dos crónicas no tuberculosas, dos cistitis agudas y una cistitis calculosa, en los que los resultados obtenidos han sido los siguientes : tres curaciones (observáciohes V. V I V I X ) , cuatro mejorías (observaciones I , I I I , I V y V I I I ) y tres casos sin resultado sobre la cistitis (observaciones I I , V I I y X). Como dice ya Famanier en su trabajo, no podemos considerar este método como arma terapéutica para combatir toda clase de-cistitis. En las agudas no podemos juzgarle superior al nitrato empleado en instilaciones ó lavados. Su verdadera indicación será- en las cistitis crónicas^ y especialmente en las tuberculosas, en las que no disponemos de remedios más eficaces, y es indudable que si no en todos los casos, en muchos de ellos alivia los síntomas y aumenta la capacidad vesical, que es el objeto que perseguimos para la exploración en la tuberculosis urinaria. Dr. Pedro Cifuentes. Del Hospital de la Pnncesa. Después de mi vlisita pensé en ellos, leí libros qtúe de ellos hablaban, quise empaparm.e de criminología infantil. Mi razón quería cohoceirlos á fondo para poner sus conocimientos al pié de mi corazón, y éste se pusiese á su disposición, fija la vista en su rehabilitación, en su corrección, en su apartamiento da la senda del -í^cio y, del crimen. Hoy me encuentro entre ellos, aconsejándoles, educándoles, estudiándoles, queriéndoles. Las líneas que de vez en cuando veréis ap^arecer en ESPAÑA MÉDICA (gracias á la amabilidad de su director y querido profesor mío) serán observadoneSj impresiones, detalles allí recogidos que os transmiito. N o sé si tendrán algún valor; son nacidos ex abundantia coráis y fijados en. el papel cálamo cúrrente- SILUETA Os voy á presentar, rapidísimamente, uno de C o m o p r e s e n f a c i ó n , mis pupiilos, niño aún y ya ladrón consumado. Cumplió quince años en el pasado mes de Di. Allá, an el mes de Majrzo del año que acaba de morir, visité la Cárcel Modelo. La iimpresión ciembre ; nacido en Barcelona ; su padre es madrileño y Su madre era sevillana. Ambos tenían que me causó fué grande. Sui tristeza dé miüetrte, su silencio de tumba, su extensión abruma- aproximadamente la mjisma edad cuandq se cadora, perduran aún en mi ánimo. Aquel sepulcro saron. La madre ha mueito hace seis años tísica. Su padre está también tísico. Tiene rma hermade hombres, vivos heló mi corazón y rne sugiréó, na que sufre frecuentes ataques nerviosos. U n tío día • tras día, observaciones, cornentarios, pensasuyo murió en un viiolento acceso de delirium tremientos mil. mens, debido al alcoholismo. Un pomo, ahora Y si im.presión me causó la Cárcel toda, mayar soldado, ha estado diferentes veces preso por vaaún fué la que me produjo la vista de los mucharios robos realizados: la disciplina militar ha chos allí detenidos, seres aún ignorantes de la sujetado su naturaleza perezosa y rebelde, y ahovida y ya expulsados dé la sociedad. ¡ Pobres seres, hijos de iuna falta, de la miseria ó de fa- .ra es bien considerado por sus superiores. Su estatura es regular; su constitución, débil. tal herencia ! Pastaban dando clase, recibiendo el Su cara, la prim^era vez que le vi, evocó en mi bendito pan de la instrucción, sazonado con máximas, ¡reglas y consejos de vivir honrado, de mo- mente la imagen del antropoide, tan buscado por los naturalistas. Su tez es muy morena, casi neral purísima. En casi todos sus caras denotaban gra ; de pelo qrespo y espeso y frente estrecha. sus vicios, la miseria orgánica'que reinaba en su Se observa en él ¡un gran desarrolló del sistema cuerpo, la ponzoña que manchaba su -alma inbucal. Prognatismo. Chato. Orejas en forma de fantil. Mis ojos querían investligar su cuerpo, su asa. L a bóveda palatina es angular y muy hundialma, su vida pasada, averiguan .el secíeto malda ; su dentadura, fuerte y bien conservada. Ladito por el que marchaban por camiieos extrabios gruesos, muy abiertos. Respira con dificulviados, la .mano que, inflexible, los colocaba al tad, y al dormir le rechinan los dientes y perm-amargen de la sociedad. • ' -' nece con los ojos abiertos. E n sus esputos se advierten pequeñísimas motas sanguíneas. Los méNUEVO ACADÉMICO dicos, según dice, le han p)ronosticadoi que morirá tísico. Dice tener la tenia; una hermana suya también la tuvo y la expiulSó. E l no ha podido lograrlo. Aquí, en la Cárcel, su comportamiento es. inmejorable. Aplicado, atento, respetuoso .y amable" (rayando en hipocresía) con sus superiores, se hace estimar. Los modales son desenvueltos, y Su lenguaje es claro y fácil. Lee y escribe con soltura y conoce las cuatro principales operaciones aritméticas, todo aprendido en la escuela de la Cárcel. Discurre bien. ¿ Cuál es sxi comportamiento en la calle, en la sociedad? ¿Por qué se halla recluido en una celda de la prisión ? ¿ Debido á que la sociedad ha tenido que apartarle de su lado y le trata como á enemigo ? , • Su padre, cómico, al morir su esposa la'reemplazó con una concubina, mala madrastra para aquellos hijos- sin. m.adre. Y para éstos comenzó una nueva vida, vida de privaciones y no buenos tratos. A coosecuenoia de un disgusto con su madrastra y con su padlre, el muchacho que nos odupá se escapó de su casa y se dedicó á la vida vagabundapor las calles ipadrileñas. E l resto ya se comprende. Las malas compañías, el ejemplo, la necesidad de dinero para comier y alternar con sus compañeros en todos sus vicios y juegos, l e hicieron ladrón. Su padre no volvió á ocuparse de él. Lleva ya dos ó tres condenas y más de una docena de quincenas pasadas en esta casa. Al El Dr. Ubeda y Correal, farmacéutico militar contrario que sus compañeros de reclu3Íón,-no_se y doctor en Medicina, recientemente elegido dedica al h u r t o ; su especialidad es eb robo al Académico de número de la Real de Medicina. bSPANA MtDiCA 6" tofe, esto es, penetirando en las casas cuando están ausentes los dueños mediante ganzúas y llaves falsas, trabajo que realiza en colaboración con otros, mayores que él casi siempre. No cree en. otro remedio para apartairse de la vida que lleva que el sentar plaza en el Ejército. Pero sin dejar pasar ni un día siquliera entre su salida de la prisión y su, ingreso en el cuartel. No responde de no cometer algún nuevo desagui sado en' las pocas horas que pueda estar libíre; instintivamente se siente arrastrado al robo. Mal dibujada la silueta que os acabo de presentar, d-edidme : ¿ No nos veríamos confusos al querer analizaír ciertos extremos ? ¿ Es él solo el único responsable de slus delitos ? ¿ No' apreciaríamos un tanto de culpa en ese padre quie le abandona ? ¿ Y no apreciaríamos también algo, por pequeño que fuera, de responsabilidad en la sociedad entera, que no proteje como debía la infancia abandonada y no sabe rehabilitar al que delinque por primera vez ? ¿ Y no tendrá también algo de culpa esa herencia mórbida que se ha cernido en la cuna del pobre muchacho y le acompaña toda su vida ? José M." Azpeurrutia. Madrid, Cárcel Modelo, Enero de 1914. Las afecciones oculares como signo diagnóstico. (1) Señores : No sólo pueden considerarse como signo diagnóstico las afecciones oculares que hemos de exponer en el curso de nuestra conferencia, afecciones de orden orgánico, sino que también se exteriorizan por el aparato visual los diferentes estados psíquicos y morales á que está sujeto el individuo, estado moral que, como todos sabéis, se manifiesta por la mirada en las diferentes situaciones que atraviesa su espíritu, y creo n a tener que esforzarme en demostrarlo, pues no hay más que recordar á los célebres mímicos, que con sólo las diversas formas ó actitudes que adoptan con la vista, dan á sus faces la expresión de bondad, de júbilo, de alegría, de tristeza, de ira, de duda, etcétera ; en fin, que, como decían los antiguos filósofos, oculus fenestre anima, los ojos son las ventanas del alma. Por la mirada, los modernos fisiólogos creen llegar á apreciar el nivel intelectual del hombre, el desarrollo de su memoria y hasta el estado de su voluntad. Extremos son éstos que, en verdad, no me atrevo á desmentir, como tampoco osaré defender; pero sí cumple á mi manera de pensar manifestaros he podido comprobar que por la mirada y disposición de muchas personas, claramente se puede deducir sin experimentar una decepción, la clase de individuo con quien en muchas ocasiones se trata ; llegando en su consecuencia á poder calificarlos de bien 6 mal educados, de poseer una noble conciencia ó de ser poco escrupulosos en su proceder ; de equilibrados ó anormales y viciosos, en una palabra, de sanos ó enfermos de su psiquis, de su estado moral con observarlos unas 'Cuantas veces su manera de mirar ó la forma de ocultar su mirada. Dos ejemplos demostrarán la verdad de lo que vengo exponiendo, recordando á este propósito lo que en una de las máximas que escribió el célebre Martínez de la Rosa decía que la conciencia es i la vez testigo, fiscal y juez; pues bien, fundándonos en ese incontrovertible pirincipio, todo aquel que en un momento dado obra mal ó realiza un hecho laudable, observar, si podéis, su mirada, y ésta os acusará, sin él darse cuenta, el estado por (1) Conferencia dada en la Comisión cuarta de la Cruz Roja Espaflola. que pasa su conciencia, la verdadera situación de su psiquis ; claro está que no es ésta una regla general, pues hay individuos que están avezados á la simulación y disimulo, y á éstos no aludimos. En el segundo ejemplo tendremos también demostrado lo que venimos afirmando; nos referimos al mirar vergonzoso y tristón que tienen todos los que se entregan al onanismo y masturbación que, por efecto de su debilidad y vicio inveterado, parecen como que creen los esitán observando y, por tanto, ocultan su mirada y huyen de ser mirados. A grandes rasgos venimos exponiendo los signos oculares más salientes que pueden servir de diagnóstico para evidenciar los distintos aspectos psíquicos y estado moral del individuo, no obstante dejar para el final de esta conferencia el hablar de los signos que pueden apreciarse por medio de las vías lagrimales, como expresión de momento del estado moral del sujeto á estudiar. Ahora b i e n ; pasaremos á enumerar cuáles son las principales afecciones oculares puramente materiales, que son signo reconocido' y sirven para diagnosticar un no escaso número de procesos patológicos generales á todo el organismo. Empezando nuestras observaciones de fuera á dentro del aparato visual, veremos que las afecciones palpebrales casi todas las blefaritiis, obedecen á estados braditróficos, á lesiones de la nutrición general, y así lo son las blefaritis ciliares llamadas de origen herpétiico, escrufuloso y linfático, y en particular las blefaroconjuntivitis de origen blenorrágico que se presentan con gran frecuencia en los recién nacidos, y generalmente se atribuyen á constipaciones por enfriamientos del ojo, y en realidad son motivadas por enfriamiento de la conciencia de los padres al adquirir con gran frescura la gonococia que criminalmente prodigan, primero á sus cónyuges, y éstas, (ignorantes, á sus. hijos y en no pocas iocasiones á toda la vecindad. Siguiendo la enumeración de los signos oculares, diremos que en el grupo de las conjuntivitis, excluyendo las de origen traumático y algunas infecciosas, la mayoría son signo de los mismos estados generales de que venimos hablando, y hay quien sostiene que hasta las llamadas granulosas ó tracomatosas, á más de estar sostenidas por un agente infecto-contagioso, aun hoy no conocido, sin embargo, se sostiene y eterniza dicha granulación en individuos depauperados y de constitución enfermiza. Sin salimos de la conjuntiva, y entre los bjgnos que en esta membrana del ojo puede suministrar al observador para apreciar algún síntoma importante de afección general, se encuentran las equimosis que se manifiestan en ella en ios grandes traumáticO'E de la cabeza, con especialidad en las fracturas de la base del cráneo, que á más de los otros síntomas con que este proceso se acompaña, es éste el de lasi equimosis, uno de los -más tristemente elocuentes para diagnosticar dichas fracturas ; no obstante presentarse también las expresadas equimosis, en los accesos de tos, en la coqueluche y en los frecuentes y reiterados estornudos de origen espasmódico de embarazadas é histéricas. Son signo diagnóstico igualmente en la conjuntiva las inyecciones vasculares que en ella se aprecian en los casos de tifus exantemático, sarampión, viruela, erisipela y demás fiebres eruptivas conocidas. Casi todos loa enfermos de dichas fiebres, que las han padecido en forma grave en el período de la convalecencia, acusan casi siempre lesiones corneales bajo la forma flictenular y pustulosa, llegando no pocas vecesi á hacerse verdaderas ulceraciones que pueden hasta perforar todas las capas de la córnea, infectando y herniando el iris, ó sea dando lugar á las llamadas querato-iritis que pueden ser simples ó acopafiadas de derrame de pus en la cámara anterior, úlceras corneales con hifofión. Y ya que del iris nos ocupamos, ¿ qué signo más cierto puede haber de una afección específica, de una infección general ocasionada por el esfirocheto pálido, por el estrefonema de la, sífilis, que cuando observamos un ojo con síntomas ambliópicos,; fotofóvicos, con un iris de color ligeramente azulado verdoso y de pupila marcadamente festoneada y desigual, que ciertamente no nos da lugar á duda, aun sin recurrir al oftalmoscopio para cerciorarnos mejor de las lesiones que dicha iixfección haya podido fraguar en el fondo ocular corbideo-retiniano que se trata por el aspecto externo del ojo de una avariosis ó sífilis secundaria, con iritis de uno ó de los dos ojos, sin perjuicio de que en algunas ocasiones, no muchas, pueden observarse algunos casos de irido-ciclitis en el curso de una afección reumática ó tuberculosa. La dilatación ó contractura de la pupila es un signo altamente demostrativo para diagnosticar situaciones patológicas generales, que en todo lugar y en casi todas las; épocas han servido al práctico para definir un sinnúmero de enfermedades y pronosticar el resultado de ellas. Así, par ejemplo, las pupilas se presentan desiguales, permitiendo su reacción á la luz en las esclerosis medulares en flacas por paveriia y abolición de los movimientos pupilares sin reacción á la luz y parálisis en la acom'odación, 'en las lesiones del bulbo con of talmoplegia externa; en los casos de hemorragia cerebral que se presenta el síntoma estudiado por vulpión, designado con el nombre de desviación conjugada de la cabeza y de los ojos, caracterizándose en la apoplejía acompañada de hemiplegia ílácida, porque la cabeza y la mirada, se vuelve en el mismo sentido de la lesión cerebral, y por el contrario, cuando la hemiplegia va acompañada de contraotuta producida por una lesión irritativa el enfermo aparta la vista del lado del proceso y mira al opuesto, sucediendo en caso de lesión frotuberancial la inversa de la desviación conjugada de cabeza y de los ojos. Signos son éstos que, como observáis, poseen un valor clínico preciso, por determinar con su presencia el sitio fijo de la lesión que se trata. Entre las afecciones oculares de fondo que son .signo de procesos generales, habremos de citar las coroido-retinitis atróficas, ya blancas ó ya grises de origen medular, y los leucomas llamados posteriores de asepcto algodonosos, color blanco que se observa al oftalmosco'pioi en todos tos casos de diabetes ya glucurúrica ó ya albuminúrica. H e de citaros un signo ocular singularmiente curioso que se presenta en algunos individuos y que consiste en que cuando mueven el globo del ojo para verificar la acomodación visual, ven como; una lluvia de partículas brillantes dte color amarillo oro, cual se observa al caer en el espacio en noche clara uno de esos cohetes que, bajo la forma de cabeza de merluza, llaman los pirotécnicos lluvia de estrellas;; pues bien, ese fenómeno ocular que titulan los médicos sing^uivis luciente, es signo reconocido por la patología de lesiones del aparato biliar provocado por partículas de colesterina que flotan en el humor vitreo al menor movimiento del ojo. También hay otro signo ocular localizado en la conjuntiva bulbar que consiste en una mancha blanca de aspecto mate redondeada que se presenta generalmente cerca del limbo corneal, llamada mancha de Vetó, que es una verdadera placa esclerósica que con el transcurso del tiempo habrá de presentarse en alguna viscera del individuó. Las afecciones del nervio óftíco en su mayoría son signos oculares de enfermedades que inte'resaii por lo general al resto del organismo, y así podemos citar la neuritis retro-bulbares por compresiones tumorales ó derrames sanguíneos, que son causa casi siempre de la muerte del enfermo.. Las atrofias del nervio óptico, sean éstas blancas ó grir ses son siempre signos también ciertos de afecciones generales, que como la tabes dorsal ó ataxia ESPAÑA MEDICA iocornotriz y parálisis de los alienados obedecen siempre á infecciones sifilíticas y á causas tóxicas como el abuso del tabaco, alcohol, etc. Lo mismo •diremos de las ambliofias que se observan en los diabéticos, saturninos, paralíticos y personas que abusan de la quinina. Nos resta mencionar como signos diagnósticos entre las afecciones del ojo las pertenecientes á .su aparato motor, y por ende al de la inervación del mismo, entre ellas citaremos comOi signo diagnóstico de lesiones del aparato transmisor de la corriente nerviosa para la formación de las imágenes, las alteraciones que pueden jradicar en el nervio óptico, quiaoma, cinta óptica, tubérculos cuatrigénimos, tercio posterior de la cápsula interna, radiaciones ópticas y centro cortical, que dan lugar á la presentación de la hemianopsia ó hemiopía, que consiste, como sabéis, en la supresión de una de las dos mitades interna ó externa del campo visual; hemiopía que puede ser homónima ó ambliopía cruzada y que, como ya hemos dicho, es signo cierto de afecciones localizadas en cualquiera de los cantones nerviosos que hemos ci tado. Decimos que las afecciones del aparato motor del ojo son signo diagnóstico de lesiones localizadas en el primero, segundo^ y tercer par craneal ó de los órganos centrales de donde proceden de sus orígenes reales por ser estos nervios los que á su \'ez el primer paír mueve el recto externo y recto interno, haciéndole girar el ojo alrededor del eje transversal, y, por último, el tercer par que inerva el músculo oblicuo mayor y menor, haciendo girar el ojo alrededor del eje antero-posterior. Las lesiones á que aludimos se presentan al observador bajo la forma de diplopías, estrabismos y parálisis del globo ocular ú of talmoplegías que pueden ser de origen central ó periférico, ya se deban á flemones retrobulbares, por fractura de los hueso craneales ó ya á neuritis periféricas por causas tí fragore ó motivos infecciosos ó tóxicos. Un caso elocuentísimo de signo diagnóstico de afección general por lesión ocular, és, por ejemplo, el ptosis adquirido ó blefaroptósis, caída del párpado superior, por parálisis parcial ó total del tercer par que, como sabemos, inerva el párpado superior. Pues bien ; cuando vanos en nuestra clínica un enfermo con este signo ocular, no dudamos un momento en diagnosticarle de sifilítico' casi siempre, salvo algunas veces, pero pocas, que pueda ser tabético ó reumático ó también ocasionado por algún traumatismo. Como signo ocular que afecta á la totalidad del globo del ojo y sirve para diagnosticar una afección general, se encuentra el exofialmus propio del hipertisoidismo ó bocio, enfermedad sobre la que el año próximo pasado tuve el honor de presentar tma comunicación á la Real Academia áe Medicina con motivo de haber tenido ocasión de asistir á tres enfermos de glaucoma acompañados dte bo•cio exoftálmico ; trabajo en el que expuse las razones tanto clínicas como de fisiolgía patológica en que míe fundo para considerar como causa de los trastornos glaucomatosos en la mayoría de los casos á la excesiva escasez, unas veces como á la abundancia en otras de las secreciones llamadas internas por situación anormal de las glándulas endocrinas, como lo es el cuerpo tiroides, el cual en los distintos enfermos que de glaucomas hemos podido obser\'ar unos con marcado exoftalmus y otros sin poder fijamente apreciarse ; en todos ellos s-, podía declarar existía marcada hipertrofia tiroidea. Afecciones locales del globo ocular y alteraciones distoroideas que conseguimos yugular con las tabletas de iodotiroidina. Por último, señores, réstame hablaros Oe las lesiones de las vías lagrimales que en su mayoría son signos de los que las padecen, ser indiividúos adenoideos, generalmente mal organizados con estrecheces exfintesianas, lo mismo que los chalád o n y quistes palpebralesi obedecen á idénticas causas de adenoidismo y de predominio linfáticoAntes die concluir la conferencia, como manifesté al principio de ella, deseo deciroS' considero que el aparato lagrimal ofrece desde su aspecto normal ó psíquico en nuestra organización un tema curioso de estudio, pues aunque su secreción anormal obediece siempre á excitaciones físicas y orgánicas, acción que es puramente mecánica por la implantación en el ojo de cuerpos extraños á enfermedades que provocan en él la epif ora ó lagitimieo, tamibién esta secreción (y este es el punto que deseo patentizar) pasa á ser llanto cuando la situación m_aral: del individuo se encuentra embargada por un estado de depresión de ánimo, por ima grande aflicción debida á alguna desgracia que le aqueja. En su consiecuencia, el llanto siempre es un signo reconocido por todos como manifestación de apocamiento psíquico, y á su vez servir de medio de desahogo del espíritu. Siendo el llanto verdadero y espontáneo encuentra el que lo experimenta un gran consuelo con él, por lo que hay que reconocer es una verdad que la lágrima es el bálsamo que dulcifica la acritud de nuestras penas, líquido que humedece nuestras abrasadas mejillas, y que cual limpios cristales de bocio reflejan en su brillante superficie el estado psíquico y orgánico de la persona que padece, del espíritu que sufre. Como signo, el llanto me permiteréis os diga demuestra de una manera clara y terminante la gran sensibilidad y bondad de canácüer de la persona que á él se entrega, pues el que aun siendo emotivo posee ánimo para dominar su aflicción en presencia de reconocida causa para entregarse al llanto, y no llora ó está enfermo^ ó no siente como los demás al encontrarse dominado su yo por algo EN LA CONSULTA, por Oses. —Nada, amigo mío. Usted debe hacer una vida sedentaria que le perjudica mucho. Salga á menudo de paseo, visite á los amigos; en fin, ande mucho, ¿Cuál es su oficio?. —¡Soy cartero! 3 ESPAÑA MEDICA que'pKxJríáínós calificar de soberbia, mientras creo que J o s y a n o propensos- por costumbre, sino los que cori reconocido motivo de pena no sé esfuerzan en disimular su aflicción y lloran, éstos, sin duda alguna," por este signo, puedfe decirse die ellos, son humildes de condición y entran de lleno denró dle la sentencia ó bienaventuranza que Jesucristo pronunció en el siempre célebre y comentado sermón de la montaña, diciendo: , «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.» H e dicho. Dr. Enrique Mateo Barcones. t>el tiempo pasado. Un viejo avaro, cuyo canal uretral dejaba mucho que desear, fué presa de un wolento ataque de retención de orina. A pesar de su horror á gastar dinero, los dolores apretaban,y el hom'bre dijo á su criado: —Pironto, pronto, que venga el médico. E l doctor Voillemáer acude, y es inútil deciir que,el usurero lo recibe como á un nuevo Mesías. En un minuto, la sonda, convenientemente engrasada, penetra en la vejiga, y el paciente contempla con deliclia el chorrito dorado que se escapa de su órgano distendido. Aún no había salido la última gota, cesando los dolores ya, cuando el viejo le pregunta al doctor qué le debía por... aquel pequeño servicio. -—Cuarenta francos^—responde Voillemier. —"i Cuarenta francos!... E s muy caro. Ya os contentaréis con la mitad, por cinco minutos to-, tal de trabajo. Voillemier, que conocía las tacañerías de su cliente, quiso darle una lección, y añadió : -—Vaya poi la mitad. Dejadme termiinar. Y sin sacar la sonda llena una jeringa con la mitad del líquido que había extraído, y muy tranquilamiente se lo inyecta de nuevo en la vejiga. Retira después la sonda y se dispone á salir. — ¿ Q u é hacéis, doctor?—gitita el avaro asustado—. ¿Me vais á dejar así? —-Ciertamente. Ya que no me dais más que la mitad de lo que vale mi trabajo, es justo que yo no vacíe también más que la mitad de vuestra ^ ejiga. * El doctor Hill, molesto con la Sociedad Real de Medicina, de Londres, que se había opuesto á adimjitirlo en su seno, juró vengarse de ella, y al efecto, fingiéndose un médico de pueblo dirigió al secretario de aquella docta Corporación una comunicación de una cura reciente, de la que había sido autor. «Un labrador-—escribía—se partiió una pierna ; me avisaron; aproximé los dos pedazos de la pierna, y después de haberlos sujetado con xm trozo de lienzo, rocié todo ello con agua de brea. En poco tiempo he observado la mara\'illos.a eficacia del remedio, pues el labrador pudo servirse de su pierna cornos antes de ocurriiir el accidente.» Eran e.ntonces días en que el famoso BerLley, obispo de Cloyne, había publicado' un libro acerca de las virtudes del agua de brea, obra que hacía mucho ruido y extíitaba la división entre los médicos. ,La comunicaoión del doctor fué leída y discutida 'seria y ampliamente en la Sociedad Real. Unos ponderaban las ventajas del agua maravillosa, otros negaban la fractura del muslo, y la discusión alcanzó términos _ tan alarmantes que parecía iban á llegar á las manos si el secretario de la; Sooiedad nD.hubie.se recibido una carta del . médico de pueblo que había mandado/la comu--: nicación, y que decía : «Eh.rMi.última he ¿Ividado deciros que la pierna, que 'se ,partí ó el labrador! era una pierna de palo.» ' . • ' - La burla no talrdó en ser conocida,- y lá rechifla para los sesudos ' académicos duró bástante tiempo. •' üN JieT© DE jüSTiem .. Una historia del año 1904 .. Personal que trabaja y no cobra .V .V .; .V ©disea vergonzosa .v Preferidos y postergados .; .v .v Con motivo del próximo expediente que piensa incoarse á propuesta del señor decano de la Beneficencia Pq:ovind;al, de esta corte, para que sea otorgada al Personal que ha prestado servicio delirante esta última epidemia dé tifus en San Juan de Dios la cruz de Beneficencia, en atención á sus servicios, es preciso no olvidar que el per• son;jl que pjrestó también sus servicios con más exposición y largo tüempo en el Cerro del Pimiento no continúe olvidado, como hasta aquí, á pesar de sus loables servicios en el hospital de epidemias del Cerro del Pimiento durante los años 1904 al 1906. Cuando se iinauguró este hospital de epidemias, el personal, tanto facultativo como administrativo, era dependiiente de la Diputación Provincial, el que á más de su¡ sueldo correspondiente cobraba una gratificación m-enslial por el manisterio de Gobernación, que era entonces quien administraba el hospital del Cerro del Pimiento. Pero en viirtud'de una Real orden, en 1905 cesó ol miniisterio en la administración, y por consiguiente la Diputación tuvo que continuar con la dirección de este establecimiiento. Como ya no había gratificación, el personal cesó entonces y fué suplido por otro de igual clase, pero el que prestó señalados- y largos servicios quedó sin recompensa ni retribudón alguna. La Diputación informó favorablemente una instancia de este personal, en la que soliditaban q|ue para recompensarse de los gastO's que hacían en travías, ampliación de la escasa y grosera comida que se les daba, etc., etc., señalara la Diputación en sus presupuestos algún crédito, y efectivamente, esta Corporación acordó elevar á la superioridad su petición de 7.850 pesetas; pero fué denegada por el entonces ministro de la Gobernación, señcir conde de Romanones, el que sin tener en cuenta la clase de la petición, solamente por Sr englobada en los presupuestos da la Diputación en concepto de GRATIFICACIÓN, no accedió á esta propuesta de la Diputación, quedándose por tantoi el p^ersonal á que viene haciéndose referencia sin cobrar ni reintegrarse de los gastos que, en confianza de ser remunerado hacía, ya que deficientemente se le trataba en la comida, etc. Se terminó la larga jornada prestada en el Cerro del Pimiento por clausurarse este establecimientOi, y todo su personal sin haber recibido ninguna lecompensa. Pero es el caso que eii la penúltima epidemia de tifus en el hospital de San Juan de Dios, hubo de proponerse al personal que prestó sus servicios para una recompensa ó para la cruz de Beneficenaia, lo que dio motivo á que el senador Sr. Polo y Peyrolón hiciera una interpelación en el Senado al ministro Sr. La Cierva, el que la tomó en cuenta para que todo el per.sonal que prestó sus servicios en el hospital del Cerro del Pimiento fuera recompensado y agraciado con la cruz de Beneficencia, asunto en el que apenas se hizo nada, porque los interesados no eiran llamados liara formar el oportuno expediente ; sucedió que el personal nombró una Comisión para visitar al señor ministro y hacerle presente la necesidad de que acordara el crédito señalado por la Diputación, ya que no se compérisaban sus demostrados ser\'icios, y habló d'icha Comisión á.los mi- nistros señores Dávila, La Cierva, y por último al Sr. Barroso, sin conseguir nada, porque el personal no tenía quien apoyara sus peticiones. Y últimamente, en la última epidemia en San Juan de Dios, también se propuso al personal para una recompensa, y esto dio origen á que en -víirtud de la señalada preterición que viene haciéndose con el personal del Cerii-o del, Pimiento, el Sr. Polo Peyrolón, en la sesión celebrada en el Senado en 28 de Mayo de 1912, informara á la Cámara y solicitara del ministro se tuviera en cuenta á este petrsonal, y que si había de recompensarse al personal de San Juan de Dios, no se abandonara al del Cerro del Pimiento. El ministro de la Gobernación, Sr. Barroso, se encargó de haceír justicia y al mismo tiiempo incoar el oportuno expediente para conceder la cruz de Beneficencia, y pasó comunicación en Junio del miismo año, día 5, al presidente de la Dipjutaciión para que abriera el oportuno expediente, y así se manifetstaba el interés de estos señores- por hacer el expediente, pero es el caso que el presidente de la Diputación no ka hecho nada, y es de justicia que si ahora nuevamente se va á conceder la cruz de Beneficencia al personal (,iue últimamente ha prestado' sus servicios en San Juan de Dios, según la propuesta del decano de hi Beneficencia Provinoial, se tenga presente que está pendiente este otro expediente. Hora es ya de que de una vez se termine este enojoso pleito. O es-te personal es acreedor á una recompensa ó no. O sus servicios ¿ fueron menos fíenosos que los de los anteceso-tes, bien recom]>ensados por Gobernación, y de los qjue posteriormente se piensa concederles la justa y merecida recompensa ? Tienen razón ese puñado de hombires que tan laudables servicios prestó en aquella p-or más de un concepto ya famosa epidemia. Su comportamiento merece recompensa. Y ahora, que tan pródiga quiere mostrarse en ellas la Diputación, no caben pretericiones. Y no va más por hoy. El que quiera entender que entienda, y sino tiempo habrá de hablar aún más claro. VIAJE DE "ESPAÑA MÉDICA" Parficipamos á ios compañeros aue forman nuesfra excursión á París, qué esfá fijado d síguíenfe ifinerario: Saldrá de Madrid: El viernes, 12 de Febrero, á las nueve de la noche. Saldrá de Hendaya: El sábado, 13 de Febrero, á las diez y síefe y veinlidós. Llegada á París: El domingo 14, á las siete y quince de la mañana, ESPAÑA MEDICA PAISAJES ENFERMOS SINFONÍA T la primavera, Y BU verdura han exasperado tanto mí corazói], que he castigado en una.' flor ];i insoleuoia de la Xaturalnza. Baudelaire. NATURALEZA Y PAISAJE Está de moda el amor á la Naturaleza. Y la gente gusta de hablar del campo y marcha á dilapidar los días de holganza en la soledad de la montaña ó en la placidez de la llanura ó en el encante brujo, de ensueño, de la playa. Y esas mismas gentes, por ser moda, cuelgan paisajes en los muros de su habitación y creen de buena fe que cumplen la liturgia de un rito ancestral y filosófico. Las gentes se equivocan ,y se equivocan primordialmente en lo de que el paisaje tenga nada que ver con la Naturaleza. El pasiaje no da ni puede dar la menor sensación de Naturaleza. E! que diga lo contrario sie engaña á sí mismo ó engaña á los demás. Lo interesante en el paisaje es el estado del alma del que lo pintó. Es un adobo, una adulteración más ó menos grata ; pero obra de técnica y trucos. Algo tan profesional como dar cuerda á un reloj ó encolar la pata de una mesa. El que pretenda ver la Naturaleza en un paisaje cometerá el mismo delito de leso sentido común que el que aspire á darse cuenta de lo que es el mar y de cómo es el mar, comiendo langosta ron salsa más ó menos reconocidamente mayonesa El paisaje, pues, como toda labor humana, es susceptible de una inteirpretación médica. Nadie osará dudar de que existen paisajes melancólicos y paisajes obsesionantes y paisajes delirantes. Un paisaje es siempre capaz de provocar una exaltación sentimental fuera de la mediocridad de la vida cotidiana. Un paisaje, como cualquier obra de arte, es una promesa de liberación momentánea. Un hombre que se sumerge en un paisaje es un esclavo que vive unos momentos existenci;! de liberto. Un hombr que se sumerge en la Naturaleza es un prisionero que agrega unos eslabones más á su cadena. Hay dos maneras de llegar á la Naturaleza ; en turista y en amante. Para los pitimeros huelgan todas las consideraciones ; para los segundos fueron enderezadas. Para los ingenu<5s v sanos de corazón que no se So/erfad.—Paisaje de Emilio Zoir. atre\en á penetrar con la cabeza cubierta en un bosque de pinos en día sin viento. PAISAJES ENFERMOS Ahora bien; ¿hay paisajes que mjerezcan el título de morbosos? ¿Cabe hacer la distinción entre ))aisajes sanos y enfermos? Antes de contestar á estas preguntas un poco escabrosas y plagadas de reco•\'ecos, hay que hacer una distinción : paisajes de pintura y paisajes de sentimiento. Los paisajes de pintura son los concebidos y realizados por un pintor. Pintor y artista no es lo misxo, como no lo es poeta y rimador. Hay pintores qué conocen perfectamente los secretos de su oñcio y embadurnan cuiadros que llenen de admiración á los técnicos, que aquí, como en todas las cosas de la vida, son los menos capacitados para juzgar de aquello en que tienen especial competencia. Hay artistas que pintan muy mal ; pero elaboran cuadros que emocionan y ponen en trance de auto-confesión La vuelta á la aldea, át Emilio Zoir, espiritual á los. que los contemplan. Con los primeros no va absolutamente nada. Cuando os encontréis ante un cuadro y oigáis elogios de él á una persona que tenga reputación de entendida en pintura, podéis fallar sin miedo á equivocaros (jue estáis ante una obra mediocre. Los especialistas en cualquier ramo del saber humano no pueden encontrar bien más que lo mediocre, atentos á los detalles, son incapaces de recibir una ini l)resión de conjunto, que es la única capaz de sacudir el espíritu. Un señor, de ordinario con retención de cloruros y bradicardia, que en un concierto se dedica á perseguir temas y aislar el sonar ó gemir decada instrumento en el fragor de la orquesta, es: un filisteo que debe ser expulsado, del teatro porlos ingenuos que \'an á sentir, á abandonarse un • par de horas en brazos del ideal. En arte como en amor hay c¡ue aliandonarse, que dejarse llevar. Lo otro es ganas de perder el tiempo. Pero los paisajes de los otros, los paisajes de aquellos para quienes el cuadro tiene el exquisito valor de una confidencia son enfermos y son sa nos, y ríen y lloran, y hacen reir y hacen llorar, son un trozo de una vida, fijado, clavado en un lienzo. «La tempestad», de Ruysdael, es un ataque epiléptico. «El camino de Sevres», de Corot, es el equivalente pictórico de la suave y dulzona melancolía de una convalecencia. ''I,a bruma», de Cottet, es una neurastenia, etc., etc. • Al análisis de tales aspectos patológicos .de unos 10 ESPAÑA c u a n t o s paisajes, escogidos al azar, dedicaré u n p u ñ a d o de trabajos, VENTAJAS DE ESTE DIVAGAR ¿ V e n t a j a s ? Así, e n el s e n t i d o práctic», ning u n a . D e s d e luego n o siento el menor rebozo en confesar q u e estas sutilezas, e s t a s p a r a d o j a s y estos alambicamientos son t a n poco útiles como el nioble y a c c i d e n t a d o juegoi del mus ó ir á sacud i r el tediio á u n salón d e d a n z a r i n a s y tonadilleras. P e r o n o sólo d e p a n vive el hombre. Si todos los q u e en los gimnasios s u d a n l a gota g o r d a y á veces h a s t a la d e l g a d a con las poleas, l e v a n t a n d o pesas, s a c a n d o brillo al p o t r o ó n a v e g a n d o por las p a r a l e l a s , d e d i c a r a n aquellos esfuerzos á conseguir el l e v a n t a m i e n t o d e sacos de h a r i n a , comp r e n d e r á el p í o lector q u e o b t e n d r í a n rendimientos m á s beneficiosos d e s d e el p u n t o de vista, q u e n o d e b e JDerderse d e í d e m , d e las reservas pecuniarias de c a d a a s p i r a n t e á atleta. Sin embargo, á n a d i e se le o c u r r i r á decir q u e l a girnnasia es cosa que n o p r e s e n t a ventajas. , Y estos m a l a b a r i s m o s médico-literarios n o tienen o t r o v a l o r q u e el d e u n a gimnasia intelectual. L o s médicos, p o r c u l p a d e l a especial m a n e r a de ser d e n u e s t r a profesión, tenemos especial p r e disposición á fosilizamos, á q u e d a r n o s al margen del mundo! y d e las v i d a s q u e con el m u n d o ruedan. A los médicos nos da mliedo' el sentimientalismo. L o s médicos aspiramos á ser señores d e g r a nito y cemento. Señores espectadores. Y el médico d e b e a p o r t a r á su profesión l a cooperación del SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HIGIENE Sesión del 13 de Enero de 1914. Educación moral del niño.—Doña Consuelo Alvarez lee un trabajo relativo á la educación moral del niño, proponiendo para este fin que se revisen las películas que se proyectan, ó también oreando un cinematógrafo ó teatro donde puedan asistir los niños gratuitamente. A este fin propone á la presidencia que se eleve dicha moción al señor ministro, siendo aprobado, y al menor plazo se liará dicho ruego al señor ministro. Las aguas de Madrid.—El Sr. Ubeda da lectura á una comunicación muy detallada del «estado químico del abastecimiento de aguas en Madrid. De tan acabado trabajo se deduce que cada habitante de Madrid dispone por día de 300 litros de aguas aproximadamente. D e las diversas aguas de que se abastece Madrid, los viajes antiguos son las aguas m á s puras ; las aguas del Lozoya y Manzanares son las más cargadas de micro-organismos. E n u m e r a los diversos sistemas de filtros empleados en Londres y Berlín, añadiendo que estos filtros deben ser limpiados periódicamente ; el objeto de estos filtros es mejorar las condiciones higiénicas de las aguas, no hacerlas completamente puras. Después dice que entre los medios químicos m á s recientes de depuración de aguas se encuentra el procedimiento del Ozono, pero que éste sólo se puede emplear en pequeñas cantidades de aguas. Después enumera las oonolusioties de dicho trabajo, que son : 1.» Que para todas las necesidades de cada habitante en Madrid dispone por día de 250 litros de agua. 1.^ Que esta cantidad está asegurada por el Canal de Lozoya. Z.^ Que está reforzada por los viajes antiguos y el Canal de Santillana. 4.* Las aguas que abastecen á Madrid por el orden de sus propiedades químicas están colocadas de la manera siguiente : Canal del Lozoya:, Canal de Santillana y viajes antiguos. sentimiento. H a y que ver las cosas n o d e s d e el lomo d e un t o m o d e patología, sino con él abierto d e p a r ^en p a r y sentados e n c i m a . L o f u n d a m e n t a l en la v i d a ea vivir. E s labor u r g e n t e sutilizar l a profesión, d a r l a flexibilidad a m b i e n t e de m o d e r n i d a d . E s curiosa la p a r a d o j a d e q u e los médicos, q u e han l o g r a d o hacer de su ciencia las a v a n z a d a s d e la ciencia t o d a , pequen d e arcaicos y avejentados en la práctica de esta m i s m a ciencia. ¿ Solución ? O c u p a r s e á r a t o s de cosas a p a r e n t e mente ajenas á la profesión, p e r o en el f o n d o lig a d a s con ella. V e s t o n o por obligación, sino p o r deporte. ¿ Os habéis fijado qué pooo elegantes son todos los profesionales? N o busquéis n u n c a la elegancia en un m a e s t r o , b u s c a d l a siempre en un aficionado. Con estos juegos d e p a l a b r a s y discreteos lograremos u n poco de flexibilidad m e n t a l . ¿ Soberbio el propósito ? Quizá ; pero con h u m i l d a d n a d a se consigue. N o es comprensible ni recomendable la h u n n l d a d sino en los enfermos y en los e m p l e a d o s d e menos d e seis mil reales. Y como iniciación d e a d i e s t r a m i e n t o a h í o s qued a ese paisaje, á cuya interpretación médica dedicaré el último artículo d e la serie. El parque, bien cerrado, se llena leiitameute de paz y de sombra Un viento grave ha soplado sobre el ingenuo orgullo. Bel lirio y el candor de la, rosa insolente. Pero los árboles son bellos como reyes en destierro; E. Mikhaeí. Dr. César Juarros. 5.'^ Desde el punto de vista bacteriológico, su colocación es muy difícil de determinar. 6.^ Que puede aumentar su pureza la repoblación forestal do las cuencas del Canal del Lozoya. 1 .^ Otro medio de pureza es el mejoramiento de los medios de conducción. S.'* La purificación de ias aguas por procedimientos químicos, como el Ozono y los rayos ultravioletas, es muy difícil de emplear por las grandes cantidades de agua. 9.'* La depuración de las aguas por procedimientos mecánicos no dan aguas completamente puras, pero sí una disminución de microbios patógenos. 10. Que para la depuración de las aguas se puede emplear los dos procedimientos anteriores combinados. 11. Que el único medio de obtener aguas completamente puras es por la ebullición, pero entonces lo que so obtiene, son aguas de muy malas condicionéis de potabilidad. SOCIEDAD DE PEDIATRÍA ESPASOLA Sesión del 15 de Enero de 1914. Leistinianiosis canina en E s p a ñ a (primeros cultivos del parásito).—Dr. García del Diestro : Sólo voy á hacer una nota previa de la comunicación que en extenso hemos de hacer el Dr. Pittaluga y yo á la Sociedad de Biología Española. La historia de esta enfermedad en España es corta, como ya todos eonc-.'Pinos, descubierta por el Dr. Vila (de Tortosa) en la región catalana; para poder afirmar la existencia en España del Kala Azar infantil faltaba el cultivo del parásito y obtener su forma flagelada, esto es lo que he tenido la fortuna de realizar por primera vez con éxito positivo empleando como terreno de cultivo el medio Novy-Neal-Nicoe (N.-N.-N.), en el que se puede lograr hasta ocho generaciones del parásito en el transcurso de dos meses. E n estas condiciones algunos compañeros del litoral Mediterráneo han comprobado la existencia del E a l a Azar infantil, alcanzado una mortalidad elevada en la Alpujarra. La Leishmaniosis humana había sido fácil su ha- MEDICA llazgo ; no suo«día lo mismo con la canina, porque está demostrado que el perro es el reservorio natural. Recientemente los Dres. Vila y Torradome encuentran un perro afecto de Leishmaniosis, confirmado por el Dr. Pittaluga y por mí, que hemos conseguido el cultivo de dicho parásito, quedando confirmada la importancia de la Leishmaniosis canina. E s t r e c h e z c o n g é n i t a de uretra.—El Sr. Peña presenta tres casos de estrechez congénita de uretra ; el primero es un niño de once ages, que presentaba un aspecto general excelente, notando sólo que orinaba mucho durante el día y con incontinencia nocturna, orinando siempre pequeñas cantidades con sed intensa, y en algunas ocasiones crisis febriles; de tiempo en tiempo lo que orinaba el enfermito era turbio. Examinada la uretra, se encontró con que á pesar de que el niño tenía once años, sólo se pudo introducir una de las bujías de las m.ás finas, y por lo tanto so hizo el diagnóstico de estrechez congénita de la. uretra ; el tratamiento empleado fueron las dilataciones progresivas de la uretra de una manera lenta y graduada, practicando el sondaje tres veces al día, haciendo al mismo tiempo antisepsia por medio de la urotropina, quedando completamente curado en quince días, y recuperando por completo su estado de salud. Segundo caso : Un niño de cuatro años, que desde l:i edad de dos meses orinaba muy á menudo y on pequeña cantidad ; un día tuvo una retención completa de orina, haciéndosele tentativas de sondaje, que resultaron infructuosas, por cuya razón los mé-dicos que lo asistieron le hicieron una punción vesical para que saliese la orina ; al cabo de varios días observaron que en el ángulo peneo-escrotal se formaba un bulto doloroso, y que al cabo de varios días se abrió, saliendo primero un líquido purulento, y luego bastante cantidad de orina. E n estas condiciones se presentó en mi consulta observado el enfermito, y se percibió que la orina salía una parte por la uretra y otra por la fístula ; la orina estaba formada por leucocito, células epiteliales, sin que ni el examen ni las inoculaciones demostrasen la presencia del bacilo de Koch. Examinada la vegiga por tacto rectal no se apreciaba nada en ella ; examinada la uretra, al nivel de la sinfisis puviana, so encontró un obstáculo. Hecha la radiografía (por los hermanos Ratera) se notaba • que al nivel y por detrás de la sinfisis pubiana existía una mancha, que se sospechó era un cálculo, y hecha una segunda radiografía dicha mancha coincidía con la primera, por lo que se aconsejó la intervención, aunque nunca creyendo la existencia de un cálculo. Practicada la talla hipogástrica, no se encontró ningún cálculo, encontrándose un engrosamiento de la capa fibrosa y un. mayor desarrollo dt' la capa muscular de la iiretra, se practicó la fistotomía, haciéndose á los quince días dilataciones lentas y progresivas de la uretra, quedando el enfermito completamente curado. Tercer caso : Un niño de tres años, que como orinaba en pequeñas cantidades le practicó un sondaje, siendo su asombro el que la sonda no pasaba, porque se detenía á unos tros centímetros del meato ; después de varias tentativas infructuosas observó que el niño tenía, incontinencia nocturna do orina, notando una de las veces que al terminar la niición empezó á salir orina purulenta, lo que le obligó á traerle á mi consulta, pensando el padre por los antecedentes y la sintomatología expuesta que era una tuberculosis renal. Examinada la orina, contenía leucocitos, células epiteliales ; pero ni aun por las inoculaciones se encontró la presencia del bacilo de K o c h ; explorada la uretra con una bujía filiforme á la distancia de tres centímetros la bujía se detenía; al hacer una exploración externa más detenida vi salir una pequeña cantidad de orina por un agujero apenas imperceptible por debajo del meato ; introducida una bujía pasaba sin ningún obstáculo; introducida una sonda extrajo 150 gramos de orina, tratándose, pues, de una deformidad de la uretra. Con u n bisturí hice una pequeña incisión y un lavado con argirol, y á continuación dilataciones progresivas, aconsejando esto en sesiones venideras, y quedando on este tratamiento completamente curado. D e f o r m i d a d e s c o n g é n i t a s . — E l Sr. Arquellada dice que ha recogido con gran cuidado los antecedentes de gran núm.ero de enfermos con deformidades congénitas, y en una. gran parte do ellos pudo comprobar antecedentes sifilíticos, en otros estigmas y en no pocos la reacción positiva de Wassermann, y por lo tanto cree como el exponente que esta enfermedad es la causa que suspende gran número de casos el desarrollo embrionario, y si se admite que la uretra se desarrolla en tres porciones distintas, como parece ser cierto, se explicará de esta manera el por qué de la deformidad del segundo caso expuesta por el Sr. Peña, y además el que los obstáculos se produzcan principalmente hacia el surco baño- pre- 11 ESPAÑA MEDICA pucial, al nivel del ángulo peneo-escrotal y hacia el cuello de la vejiga. Cita á continuación la historia de un enfermito asistido por él en la Casa de Socorro de la calle del General Lacy, niño de tres días, el cual no había orinado ; estaba en estado comatoso, y en la exploración se encontró un abultamiento encima de la sílfisis pubiaiía, y en la imposibilidad de hacer el cateterismo vesical hizo una punción vesical, con lo que salvó la vida del enfermo; posteriormente pudo ver á este enfermo, al que practicaron una cistotomía suprapúbiea en otro establecimiento benéfico. Otro caso visto en el Hospital del Niño Jesús de esta corte también en un niño dé cinco días con síntomas comatosos más acentuados, y al que pudo hacer el cateterismo vesical, con lo que re.solvió la situación de urgencia y posteriormente completó en tratamiento por la dilatación gradual. ACADEMIA PATOLOGÍA CÓMICA MEDIOO-QUIRURGICA ESPASrOLA Sesión del 19 de Enero de 1914. Rotura de un vaso. Tuberculosis pulmonar.—El Dr. García Treviño presenta un caso de tuberculosis pulmonar avanzado con ausencia de síntomas funcionales. Se trata de un joven de catorce años, que se presenta en su consulta aquejando una anemia m u y intensa ; reconocido E>e le encuentra, por auscultación, estertores crepitantes desde el vértice hasta el quinto espacio intercostal en un lado, y en el otro hasta el sexto ; el enfermo no tenía ni fatiga, ni cansancio muscular, ni inapetencia ; hecho el análisis de esputos se encontró gran cantidad de bacilo de Koch. Esto enfermo ha estado liaciendo vida de campo con sobrealimentación, y como no ha conseguido nada lo va á tratar con emulsión bacilar, es por lo que le traigo á la Academia, para que una vez tratado se puedan ver los resultados obtenidos con dicha medicación. Tratamiento de la blenorragia por vacunas.El Dr. Mayoral, en colaboración con el D r . Pérez Grande, dice que al traer á la Academia este asunto lo ha motivado el que el Dr. NicoUe, de Túnez, ha preparado una vacuna que por los análisis hechos se trata de una vacuna iigual á la preparada por ellos y dada á conocer con anterioridad. Eeta vacuna tiene dos efectos : uno teórico y otro práctico, por el primero la vacuna no permite al gonococo pasar á la sangre produciendo los trastornos consiguientes ; . por el segundo, la vacuna inyectada cura muchas veces de una manera radical las uretritis blenorrágicas. A continuación hace mención de la obtención de la vacuna y de las tres formas que se obtiene en los cultivos. Termina ofreciendo á los módicos la vacuna necesaria para investigaciones, pidiendo al mismotiempo que se le comuniquen los resultados obtenidos. Dr. Pérez Grande : Con esta vacuna el tratamiento de la uretritis blenorrágica se reduce m u c h í s i m o ; con solo dos inyecciones, y algunas veces u n a , basta sean acompañadas de lavados con permanganato, pero á concentración m u y débil. E l tratamiento de la uretritis blenorrágica depende de las lesiones reaccionadas por el gonococo; termina diciendo que con este tratamiento se han conseguido verdaderos éxitos. Dr. Pulido : El trabajo de los Dres. Mayoral y Pérez Grande es digno de encomio por la labor científica. Los resultados obtenidos con este método pueden muy bien depender del tratamiento local. Insiste en que las vacunas se han elogiado mucho ; pero que no dan resultados ; las blenorragias rebeldes no se curan con nada. El método que él empleó consiste : primero, en tratamiento terapéutico durante cuatro semanas ; pasadas éstas pongo una inyección intravenosa de Artigón; pasados algunos días repito la inyección, encontrando gonococos en los filamentos, le pongo una tercera y cuarta inyección, y en casos graves una quinta, desapareciendo los gonococos de los filamentos, dando por curada la blenorragia. Dr. Sánchez Covisa : Yo no doy opinión sobre estas vacunas por no tener un juicio completo ; las he empleado en algunos casos, no viendo reacción alguna, excepto en dos casos en los que se presentaron ligeros eritemas en el sitio de la inyección, puedo decir que con estas vacunas disminuyen las complicaciones de la blenorragia. Dr. Sáinz de Aja : Yo empleo las inyecciones_ de Artigón para ver si están curadas las blenorragias. Para experimentar las vacunas de los Dres. Mayoral y Pérez Grande he tomado varios casos de uretritis blenorrágicas con diversas complicaciones y grados, empleando para su tratamiento las vacunas, que es como se pueden ver sus efectos. H a s t a a h o r a l o s enfermos sólo han teiiido pequeños accesos febriles, estando su estado general algo mejorado. Dr. Peña : Los mejores resultados que se obtendrán con estas vacunas serán en la blenorragia aguda. L a s vacunas que hasta ahora he empleado, durante el tratamiento uno ó dos meses, no he conseguido riada en las uretritis crónicas. ^ . Dr. Mayoral : Da las gracias á los sañorcs académicos por sus frases tan halagadoras como alentadoras. Cálculos de riñon. muerte de una manera m u y rápida ; e n los casos de la producción de toxina de enorme potencia hay que acudir de u n a manera rápida, y por todos los medios que tiene la ciencia con la inyección, bien sea intramuscular, angular ó intra-venosa, esto se hace en el caso de que las toxinas 'hayan pasado á los ganglios; la inyección angular consiste en colocar el suero en el ángulo de la mandíbula previo desprendimiento de la piel, este es el único recurso terapéutico en los casos graves de difteria maligna. E l germen de la difteria al cultivarlo produce dos clases de toxinas : una las toxinas propiamente dichas que producen los casos agudos, y otro las toxinas que en los casos en que se presentan son los que dan m á s sorpresa en clínica porque el desprendimiento de la membrana va acompañado de una mejoría m u y grande, y también éstos son los casos que producen m a yor número de parálisis consecutivas á la difteria. E n la difteria no basta sólo el aspecto local ni la inspección del niño, sino lo que sirve es el examen de las lesiones, porque como sabemos, la toxina diftérica, además de fijarse en el sistema nervioso, se fija en las mucosas y serosas, donde ejercen su principal papel destructor, y entre las mucosas la vía gástrica es una de las vías m á s importantes de eliminación, por eso se encuentran en ellas úlceras de gran extensión, la vía renal no,se escapa á esta ley, porque se producen con frecuencia nefritis con presencia de gran cantidad de albúmina en la orina y algunas veces cilindros, siendo éstos los casos de mayor gravedad. Pasa después á la descripción de la técnica seguida por él para obtener las toxinas, diciendo que para tener buenas antitoxinas conviene tener, buenas toxinas, sin que esto quiera decir que todos los animales respondan por el mismo número de toxinas y grado antitóxico con una misma inyección. Todo individuo enfermo de difteria para su curación sufre dos procesos : uno sin auxilio de las antitoxinas extrañas, porque los efectos de éstas son producidos por las antitoxinas elaboradas por su organismo, cuando esto no sucede, ó bien no esperamos este proceso, lo substituímos por la inyección de las antitoxinas extrañas, necesitando cada individuo para su curación una cantidad diversa, que es la que debe determinar todo médico, la adininistración de antitoxinas á los animales va seguido á una modificación de la sangre, así : ANIMAL INMUNIZADO ANIMAL EN ESTADO NOKMAL Cantidad de albúmina Pseudo-globulina Euglobulina 40 42 18 12 78 10 Estos cambios siempre suceden en el torrente circulatorio ; por los anteriores datos podemos ver que la pseudo-globulina es la m á s activa, y lo que siempre debemos perseguir es un suero con el mayor n ú mero de pseudo-globulinas, nosotros obtenemos u n suero en estas condiciones que dominamos unificado, pero nunca se debe dominar como algunos le denominan concentrado. Unidad antitóxica es la cantidad de toxinas que neutralizan doscientas unidades de animal en vez de las doscientas cincuenta unidades de animal que mata la unidad tóxica, que es 0,001; por esto sabemos la cantidad de unidades tóxicas para la curación de la difteria. manifestando que sólo pide que se hagan estadísticas de los resultados obtenidos con su vacuna. E l D r . Sierra (de Chile) hace un extenso resumen de los diversos estados de adelanto de la cienijia médica en los varios países que ha visitado, haciendo mención de importantes estadísticas de las operaciones practicadas en América del Norte. SOCIEDAD D E PEDIATRÍA ESFAfíOLA Sesión del 22 de Enero de 1914. T o x i n a s y a n t i t o x i n a s diftéricas y su import a n c i a en la clínica.—El Dr. Llórente dice que la importancia del bacilo de la difteria en la ch'nica se funda en la experiencia clínica de 16.000 casos tratados ; el mayor grado de virulencia de dicho bacilo ha sido en España, porque el comunicante ha encontrado una toxina cuya virulencia es tal que á la dosis de media milésima de gramo mata un cobaya, con todos los síntomas de la difteria m á s grave. E l problema de la producción de las toxinas está formado por dos factores : uno el germen y otro el medio ; la importancia d é este asunto desde el punto de vista clínico y del laboratorio es tal que practicadar una inyección la mata á los seis ó siete días después de ella. E l síndrome que se presenta después de la inyección es producido por la toxina al pasar á la sangre determinando u n aumento de temperatura, color obscuro en las fauces, sin que se presente la membrana, apareciendo ésta á las pocas horas, y si se presenta este síndrome tan rápidamente y no se llega á tiempo con otras inyecciones de suero, se produce la REAL ACADEMIA D E MEDICINA Sesión inaugural del 23 de Enero. Presidió el ministro de Instrucción pública. E l secretario perpetuo leyó una Memoria de la que no pudimos enterarnos por lo en voz baja que fué leída. Seguidamente dio lectura al discurso inaugural el académico de número D . José Gómez Ocaña. E l trabajo versó acerca de «Los alimentos minerales», tema de cuya importancia en la Biología da idea el enorme número de trabzjos que en todos los laboratorios se realizan para precisar el papel de las sales en el complejo m e c a n i s m o de la vida. Se compone la Memoria de tres partes. E n la primera estudia desde un punto de vista general el papel biológico de las sales, comentando, con un criterio científico, las ideas del vulgo sobre la importancia de los diversos componentes salinos del cuerpo humano, y principalmente de la sal común, en componente inerte de nuestros humores, que Suspendido pasivamente en el agua, del suero sanguíneo es, sin embargo, el sostén primordial de toda la mecánica de la nutrición y el modelador de la morfología humana. Desde que Loeb llamó la atención sobre la maravillosa coincidencia de que la sal común se encuentra en el m a r en la misma concentración que en nuestros humores, pudo formarse idea de la transcendencia fisiológica de este elemento,, al que sólo superan en importancia el agua y el aire. Trata en su monografía ,el Sr. Gómez Ocaña, ade- ESPAÑA ¡2 más de la sal, del fósforo, del calcio,- del -flúor, «de todos los ingredientes de la salsa del ingenio», asi como del hierro, de cuya importancia tardó la Humanidad tanto tiempo en darse cuenta. Cuando ,á Marte se le ocurrió emplear el hierro para- verter la sangre, el precioso metal llevaba ya muchos siglos acarreando el oxigeno por el torrente circulatorio. El mecanismo internó de la acción de las sales en el organismo se verifica mediante un procedimiento físico, la presión osmótica, y mediante su especial acción química. A estos dos mecanismos está dedicada la parte principal de la Memoria. La concentración molecular de los medios protoplasmáticos es tan esencial en el funcionamiento nutritivo, que algunos han puesto en la regulación de esta concentración el punto de partida de la vida misma. Refiere después el autor inestimables experiencias propias que avaloran de iin modo insuperable su trabajo. to para empezar á. ejerceír desde .el primero de Julio y coger el trimestre íntegro. Por fin, tras- muchos cálculos, razonamientos y consejos, Artuiro fué embutido una tarde de Junio en el tren y lanzado al lugar de-su destino. II Iba solo en -el coche. Las sombras de la noche dejaron el campo sumido en la más densa obscuridad. El farolillo daba tinte amarillento al médico, á los equipajes y á los bancos. Arturo no podía dormirse.- Meditaba. Su suerte se había decidido. ¡ Nada menos que médico de un pueblo de cuatro mil almas !... V sin duda alguna debía andar retrasado en con^ • » ceptos modernos, porque el médico que ,se retiraba eirá de una hornada bastante antigua, y claro está, conocería poco nuevo ; porque Arturo sabía, por haberlo oído á algunos médicos, que en los pueblos se atiende más á la vida vegetante que al estudio y al adelanto... ¿Sería grande el CUENTO MÉDICO pueblo ó vivirían sus habitantes atiborrados en unos cuantos casutos ? ¿ Andaría bien de higiene aquel rincón de la llanura castellana? ¿Tendría LEMA: "Yo lo he visto.,, fuente?... ¿Serían bonitas las muchachas?... ¡ Ah ! ¡ Esto no lo había ]iensado hasta entonces 1... A .su llegada se lo disputarían ; no era CQuento que parece historia). feo, vestía con distinción y tenía un -palique que hipnotizaba á las mujeres... i Y como era médico, I tal vez hiciera fonrtuna casándose con la mujer Arturo había acabado los exámenes de Licenmás rica del pueblo!... Eso le había indicado su ciatura y de un don nadie que e?:a. había pasado padre al darle el abrazo de despedida. -á ser un señor médico. ' Y pensando éstas y muchas cosas más pasaTodo parecía sonreirle. El indescriptible go- ban las horas, el tren caminaba en el silencio de zo que en su juvenil alma anidaba, traducíase la noche devorando el kilometraje, y Arturo, sin por bellos sueños de ventura que espontáneasentirlo, se acercaba al fin de su camino... mente brotaban al ab'rigo del título que había al-canzado. Los hermosa ciudad levantina, en cuya III Facultad ad.quir;ió los cimientos para aventuLlegó por fin el día en que, tras dos y medio rarse en ía lucha.magna de la vida, de ganar el de penalidades por carreteras y caminos, divisó sustento combatiendo la aflicción, parecía más el pueblo escondido entre rizados campos de tripoética ; el embriagante aroma de sus huertos y go y adornado por feirtiles huertas y ])nmposos jardines esmaltaban el marco de recias construcárboles, ciones que en las calles y las plazas se alzaban, Y entró en él encerrado en el viejO' carricoche solariegas unas, con tinte arquitectónico moderdel peatón. Se apeó en la posada de la plaza, no otras, mientras altiva é impertérrita asomasacaron su equipaje y pidió alojamiento. ba su viejo estilo árabe, sobre las teríazas y teVarió de vestimenta y, se dispuso á recibir jados de los edificios, la torre cobriza de la cavisitas. . tedral. El i)rimero en llegar ftié el médico-, acompaEra ya un hombre con su carrera terminada, •casi el línico de aquella pléyade de muchachos ñado de un sujeto bajo y achulado, á quien preque, bajo la dirección del viejo dómine, apren- sentó como practicante. Lo que primeramente llamó: su atención fué el dieron las primeras letras. Unos fueron por la trajeo del compañero. Pantalón de pana ^raído, senda del arte, los más ingresaron en tallercE y fábricas; sólo otro y él se decidieron por la chaqueta con medias mangas de paño negro, bu•ciencia : aquel por la del Derecho, y Arturo por fandilla de gaucho y una mugrienta gorra cubriendo el casquete de su cabeza, y en la mano la Médica. ... Salió al campo una mañana en la que ci un bastón con puño de asta de ciervo, que, pot, sol ascendía olímpicamente por la curva azul del lo abultado del palo, debía .ser de estoque. .Cambiaron impiresiones. El presentaba la di•firmamento, con ansia de filosofar sobre su nuemisión de la titular en seguida, y Arturo ejervo estado. Había recibido una carta de un colega-, conocido suyo, que pensaba retirarse del cería interino desde Julio, por coger el trimestre desde el p(tincipio, hasta que se anunciara la .ejercicio -profesional y le brindaba protección y plaza á concurso y se la llevaría. Todo estaba 3U Cargo. Aquella misiva pareció llovida del d e :lo,;' mil quinientas pesetas de titular y tres mil arreglado con el cacique. Y hablaron del pueblo, de los rendimientos, •quinientas en concepto de igualas : en total, cinde los pagos y del temperamento de los vecinos. co mil-pesetas... ¡Mil durazos!... ] Aquello era la felicidad mayor" del mundo que se le presen- Pero saltó la nube que empañaba la felicidad que Airturo soñara. El viejo don Agustín impotaba para coronar sus éxitos!... nía sus condiciones al joven galeno. El le daba Y pensaba: , . todo' el igualatario, trescientas fanegas de buen -—Recién licenciado me brindan un empleo trigo y imas quinientas pesetas en metálico. Y •que muchos médicos de la capital quisieran para sacó libretas de igualatorio de cuatro años para sí... El pueblo es grande, pero los ingresos son demostrarlo. No quedaba una, rata sin pagar. Y magníficos. Todo se. reduce á, trabajar y á porá cam.bio'de este puritanismo pedía don Agus^ tarse bien con los vecinos, y i ahorrair lo menos tín- seis mil reales anuales' durante cuatro años, tres mil pesetillas anualmente... ; Esto es el preporque, como él decía: ' , , mio gordo de la lotería ! , —rAlgo había de producirme dejar el basY seguía soñando venturosamente en su portón, siquiera fuese para tabaco. venir. • , Y le dio tiempo para pensar y calcular lo más "Sus padres le decían que aceptara sin .tituconveniente. beos. ¡Cinco'mil pesetas! i No era^aquello nada . M á s tarde'recibió la visita del jefe político. para un principiante! Debía marchar al momen- c [: EL LléENeíaDO MEi / i C / i Un'señor de aspecto simpático, d e n e g r a barba y señoril aspecto, dueño de las voluntades del ¡jueblo, y cuyo Ayuntamiento respondía servilmente á su mandato. De él dependía que Arturo alcanzara la titular y tuvigra porvenir en el pueblo. Y hablaron. —Mire usted, don Arturo. Le voy á ser franco y claro. Yo, tal vez por sueirte, tal vee por desgracia, dirijo los destinos del pueblo; así es que de mí depende el que usted tenga acogida o no entre los vecinos. Don Agustín es un médico rutinario, sin horizontes modernos, que está, como usted ya lo habrá observado, casi ciego. Dice que lo tjrae á usted de criado suyo, y, desde luego, el pueblo lo cree. Varias veces ha intentado traspapelarme el cargo y -erigirse en j e f e ; pero no lo ha conseguido mierced á mi fuerza política, que es grande Así es- que u.sted será el médico del pueblo, pero no quiero que agradezca esto más que á mí. —Yo le agradezco en el a l m a ^ d i j o A r t u r o todo cuanto por mí haga. Mi situación en el pueblo sólo responderá á mi profesión. Ni ahora ni nunca tendrá usted en mí un adversario, antCb al contrario, un amigo incondicional que le ayudará todo cuanto pueda. Si don Agustín hace lo que usted me dice, mal se portará con quien le ha protegido y protege. De modo que fíe usted en mi palabra, que aunque tengo pocos- años ha de ser inconmovible. Y con lo que respecta á lo ríe criado, crea usted sinceramente que no hay nada. Yo vengo al pueblo únicamente á traba jar y á ganarme honradamente el sustento; pero eso ,sí, lo que me gane quieíro que sea exclusivamente para mí, sin vejaciones ni compadrazgo» de compañeros que deberían tener la dignidad profesional en un grado más alto del que la tienen. Y se despidieron estrechándose las manos. IV En la plaza del pueblo. Un domingo, en elqufe se reúnen todos los labradores á juzgarse mutuamente sus actos y á comentar, aun á trueque del pisotear honras y haciendas, todo cuanto há ya ocurrido en la semana. —¿ Habís visto al médico' nuevo ? —Pos si faece un criatura. Pequeñote, con ojeras .de esas puestas en la nariz y con sombrero... Digo, cuando aquí no llevamos más que monteras y gorras... —Y que, .según dice don Agustín, no conoce las naturalezas del pueblo. —^Toma ;, fos entonces, ¿cómo va á curar ? —^A m;i mujer la vido ayer y le pecetó una mcre'c'ina muy.amarga. ¡Y cascó m á s ! . . . . —Yo no me fío más que de don Agustín. Será muy abandonao y to lo que se quiera, pero tengo fe en él, aunque nos esolleje como á los borricos. —Y dicen que don Agustín lo trae bajo su orden; de modo que cuando haga igualas, en estando igualao con el nuestro da lo mismo. —Y no manda sangrar á los de dolor de costao (1). Eso no lo hemos -^'isto nunca. ¡ Si es que querrá venir con cosas nuevas 1... —Y no es eso lo fior. El tío Cas cao le Oyó decir ayer que él tener la basura en la calle eirá digiémco, ó no se qué. ¡ Vaya con el mediquete ! Y el otro no nos ecia na de nuestros estercoleros. — H a b r á que ecirle nuestro modo de ser. —Y dicen que no ve. ¿ No Jiabis visto que lleva cristales delante de los ojos?... —Nada. H a y -que desengañarse. Como don Agustín no hay otro igual. Es viejo, pero á.1 que ice que se muere... no falla. —Y si no á mi hija. Cayó, con unas calenturejas que faécían que no eran na ; pero, i anda!, que á los cuarenta días dijo que se moría y no (1) Pneiimonií. HÜHANH ¡3 ¿VJC/'/(.^ falló dos horas. Menos mal que no me gasté un cua,rto en merecinas, y que la fué sosteniendo con agua de tila. —Haced lo que ice el refrán-—objetó un vie> jo-^. Más vale malo conocido que bueno por conocer. —Y no cree en el mal de ojo. \ Habráse visto l>estia. ignorante ! —Y habla con mucha cerimonia. Se quita el sombrero fa icir adiós. —Pos lo que yo digo. Que no me toma el pulso ese hermano... V Arturo fué nombrado médico titular del pueblo con carácter interino, y empezó á visitar á los enfermos de beneficencia. Sus prescripciones se tomaban con reserva por la propalación que había hecho don Agustín de que Arturo no conocía las naturalezas y podía equivocar las dolencias, i Como si el temperamento, la idiosincrasia, el hábito, etc., no se dedujesen del intermgatorio y la observación ! Una noche fué invitado Arturo á tomar café por el viejo galeno. Allí había de quedar resuelto Eil asunto de don Agustín. Pero una lengua parlanchína, tal vez benéfica para nuestro héroe (porque así se le puede llamar), le dijoi que don Agustín se había dejado decir que .si Arturo no aceptaba sus planes le declararía la guerra, y como el pueblo tenía fe en él, lo derrotaría..'. i Qué amargura experimentó el joven licenciado ! Fd, que nunca había cireído en la avaricia profesional, y menos^ en la lucha de clase, iba á sufrir un tormento cruel, inquisitorial, por parte de aquel viejo compañero, chapado á la antigua, que en su afán de ponerse la montera caciquil alguna vez, quería menguar la libertad, el talento y hasta el sustento á Arturo. Eso sí, no quería mostrarse rebelde, porque entonces... una lucha terrible, apoyada por la insidia y la mala fe, le arrancaría el alma á pedazos, y maltrecho su honor corría expuesto ? despeñarse por el precipicio de la derrota. Alguien le había dicho que don Agustín, poí ser viejo, tenía mucha práctica. Pero instantáneamente flotó en su imaginación la célebre frase de un médico francés : «Sesenta años de estupidez no sirven pada nada.» Y ' acudió á casa del médico á saborear el café... y lo que viniera Con grandes mimos, don Agustín y su señora lo sentaron á la mesa, en la que también tomó asienfc) el individuo achulado que le presentaron como practicante. Hablaron de música, de la exuberancia del suelo donde estudió Arturo y de otras muchas cosas más, consabido prólogo de todos los asuntos antes de entrar en materia. —Y" qué, ¿lo ha pensado usted ya? El igualatorio se aceirca, y es preciso arreglar, los asuntos. —Pues mire usted, don Agustín. Mi ¡ituación es, bien lo sabe usted, algo precaria. Cuando se cursa una carrera, y más como la médica, no se hace por vanagloria ; es preciso sacarle á ella todo cuanto se pueda para ganar el sustento, y si ser pudiera, para ahorrar algún dinerillo. Y'o he hecho la carrera á fuerza de mil privaciones y esfuerzos de mis padres, los que se han quedado trastornados en su marcha económica, máxime cuando para tramitar el título han sido necesarias mil pesetas, que no sé de dónde las habrán obtenido dada la situación en que estábamos. Así es que ya ve usted ; yo Ifc rogaría que, dentro de la amistad, me dejara el campo libre, y lo que ganara que fuese para mi y para mis padres. Usted está bien acomodado, y seis mil reales más falta hacen en mi bolsillo que en el de usted. Y don Agustín,. después de extenderse en mil considaraciones gratuitas, insistía en su proposición. Refutaba Arturo can muy buen criterio y atinadas observa.ciones; pero don Agustín no cejaba. Por fin, acordaron que Arturo diese una vuelta al pueblo y viera las igualas que podía hacer. Aquella not'he no durmió Arturo. Insomne estuvo en la revuelta c a n a . . . como dice un poeta mejicano. La lucha se había declarado ; la batalla empezaba á librarse entre la artera envidia de un médico y la natural ne(íesidad de otr*>. Había que prepararse. Al día siguiente Arturo corrió todo el pueblo. Unas casas se le cerraban y en otras le decían con gran frescura que seguían igualados con, don Agustín porque tenía más práctica. En resumen, <|ue hizo treinta. igualas con un importe de cien pesetas. Al ver el resultado sintió herida Arturo su dignidad, y comprendió muy bien el plan,del viejo compañero. I,a canallesca idea de ser su criado, como le había indicado don Justo, el UMA nflONAOA MAS El úl'itno triunfo del simio, mejor dicho, de su educador es el dedicarse á la aviación Aquí lo veis, como un perfecto piloto guía el aparato. jefe político, empezaba á asomar en la sonrisa de,los vecinos. ¡ El, sentirse tratado de tal modo ! Lleno de gran indignación encerróse en su aposento para pensar... Y pensó con acertada valentía. Trazóse un plan enérgico y se dispuso á descansar en el lecho. Dos golpes dados en la puerta le hi cieron salir de sus pensamientos. Era el padre de un niño que pedía auxilio facultativo, y no había que tardar. Se ahogaba por momentos. Salió, y en la casa hallóse con don Agustín. Diagnosticó el caso de difteria. Era preciso apli<íar el suero correspondieinte. Recetó, ¡ y no lo había en el pueblo ! Don Agustín, con tranquila palabta, pronunció el ¡ se muere ! fatídico. Pero Arturo, como movido por un resorte, exclamó : —Todavía no. H a y esperanzas. —Por desgracia, ninguna—objetó el viejo médico—. El suero lo hace t o d o ; sin él, nada. La vida desaparece. —Perdone, don Agustín; la intubación, la traqueotomía... — E s tonto. El suero ó. la muerte. —Pues bien—dijo Arturo vxm toda solemnid a d — ; si la familia, vista ya la desesperaci&i que existe, me concede permiso y quiere que in- tentemos el último esfuerzo para salvar al niño, estoy dispuesto á llegaj: hasta lo líltimo. La vida de un infante vale más que un pronóstico fu- • nesto. —i Don Arturo '—exclamó sollozando el infeliz padre—. ¡ Todo, todo cuanto se pueda !,.. ¡ Por Dios ! —Pues entonces, don Agustín, la traqueotomía—repuso Arturo con sus arrogancias de buen entendido. —Entonces, señcires—dijo amoscado el viejo galeno—, me despojo de toda la responsabilidad que la operación encierre. La muerte, de todos modos, se acerca. . Y salió de la casa, dejando en manos de Arturo aquel organismoi que luchaba entre el ser y no sqr, entre la vida y el paso al silencio profundo de la materia. Los tristes ojillos del niño parecía que animaban al joven médico, infundiéndole ánimo y es peranza. Quería aire aquel pecho, que trabajosamente ensanchaba su tierna constitución; aire que le faltaba por el entorpecimiento laríngeo, y que pedía, sentimental y lastimosamente, al médico de las gafas de oro. —No hay qut, perder ni un momento. Alcohol, agua iierviila. Pongan ustedes un puchero de agua que hierva pronto. A escape. Mientras, voy yo á por los, aparatos. Los aparatos estaba:: flameados, la cánula her\ida y todo dispuesto para la operación. Arturo no había practicado la traqueotomía en su internado, y la delicadeza quirúrgica que requería era más bien para hombres prácticos en el bisturí que no para principiantes. Pero no se arredró; la vida y la muerte las veía escondidas en las tinieblas de la alcoba, esperanzadas, pidiendo sus derechos las dos. Y de aquella inter\-ención dependía su suerte. Y empezó. Su mano empuñó seirena el bisturí; la izquierda sujeta la laringe, marca el centro del cricoides, y decidido, con la fe del que va á encontrar la gloria, incinde la piel, separa la grasa, seca la sangre, punciona la memblrana cricotiroidea, corta el anillo cricoideo y los primeros de la tráquea, .y suena agudo silbido del aire que penetra. Tose el niño, expulsa aire y sangire por la herida, y sin precipitación, con sangre fría, introduce la cánula en el orificio. Sigue penetrando el aire. ; El niño se ha salvado 1... El padre rompe, á llorar de alegría y abraza á .Arturo, quien exclama satisfecho : —Antes que pronosticar la muerte,, hay que buscar la vida. VI -' Arturo triunfó. Su operación circuló de boca en boca por todo el pueblo, y la alegría asomaba en los rostros lugareños como una esperanza. Don Agustín no salió en tres días de su casa, abandonando la visita. Don Justo exhoirtó al pueblo para que se igualara con Arturo, al saber por éste las exigencias del médico antiguo, y el pueblo, como rebaño de m,ansos corderos, siguió las prescripciories del pastor. Arturo subió al pedestal de la idolatría con honradez, con lucha franca y aliado de la ciencia, sin insidias, bajezas ni solapadas aniínadversiones. vn Don Agustín, según se dice, colgó los hábitos para siempre y se hizo labrador. Y aunque vivía en el pueblo, casi nunca estaba eii él. Su vida era de cortijo, escondiffo, purgando las culpas de mal compañero, ambicioso y ruin. . Rc-iik Mb:;n las campanas una hermosa maña- 14 EifPANA MEDICA na. de Diciembre. En el pueblo la algazara y el bullicio' resplandecían con la candorosidad de lc*£i buenos corazones. AirturOi se casaba con la hermana de don Justo. Una flor escogida entre las flores del pueblo. La gloria coronaba las ilusiones del honrado médico levantino. Dr. Vecina y López. los p'untos enfermas. Además, las inyecciones no obran más que durante el tiempo que ellíquido Bruck ha trabajado bastante tiempo en unión de Glück y Somimer para encontrar la substancia .apropiada, y después de detenidas investigaciones, que consigna en el Theraf cutis che •Monatshefte, Marzo 1913, llega á la oonclusión de que el medio que mejor resultado le ha dado es un cuerpo obtenido de la combinación de -plata con Uranim, y que él denomina Uranohlen. Este preparado está oo,ns.t!ituído por un .polvo amorfo, rojo-parduzco, que se disuelve en el agua, en una proporción del 1 por 50O, dando á ésta una intensa florescencia y un subido color amarillo. Con la albúmina y sus sales no da precipitado. El preparado tiene una proporción de plata .m.ayor que los conocidos hasta ahora, pues se eleva al 4 por 100, mientras que el protargol sólo llega al 8 por 100. Tiene un intenso podar gonocoqúicida, y, s.in embargo, usado de modo apropiado, no produce irritación en los tejidos. Tenanos, pues, en el Uranoblen una combinación en que la plata está firmemente unida á la materia colorante, así que si ésta, por su podor difusivo, penetra en los tejidos, la arrastra con ella, llegando adonde llegue ésta. " Pero las soluoiones de Uranoblen inyectadas en lá uretra irritan la mucosa y el color amarillo intenso de ellas mancha la ropa. Esto, unido al poco tiempo' que las inyecciones obran sobre la paprte enferma y á lo molesto de la técnica, hizo pensar á Bruck en encontrar un .modo de aplicad ó n libre de eStos inconvenientes, y este medio le halló en la fabricación de candelillas. Estas candelillas que pedí á Breslau desdé que leí el trabajo de Bruck, y que estoy usando en la clínica desde mediados de Noviembre, están constituidas por un tubo cónico de gelatina de pia,Tedes delgadas, pero los bastante resistentes para permitir su introducción. Estas candelillas hay que introducirlas rápidamente, poi'que es tal su poder fusible que sí no se hace así se pegan á las paredes de la uretra y ya no entran. Para facilitar la introducción, á cada paquete de candelillas acompaña un tubo dé crema aséptica, en eí cual se sumerge la candellilla, y así se desliza fátíilniíente. Esta crema está libre de toda substancia grasa, pues ya he dicho que éstas paralizan la acción del medicamento. Al paquete acompaña también dos bolsitas de caucho con una cinta para sujetarlas á la raiz del pene, en el fondo de las cuales, se pone algodón. Estas no tiienen más objeto que impedir se manche la ropa, pues el medicamento da un color amarillo', muy intenso. .Las manchas, por lo demás, desaparecen con lejía caliente. Si se trata de mujeres, basta un paño como el que éstas usan ordinariamente durante las reglas. Las candelillas que envía la casa que las fabrica son AQ cuatro ciases: permanece en la uretra. Aun cuando se comprttma el meato y se haga esperar su salida un rato, en cuanto se suelta el dedo el líquido sale y el medicamento deja de obrar. Para contrarrestar estos inconvenientes se - ha pensado (Caro y Schindler) en unir los antisépticos á medios mucilagánosos y fusibles, grasas, gelatinas, etc., que permanecieran bastante tiempo en la uretra y prolongaran el efecto del medicamento. Pero la cantidad de antisépticoi que se puede unir á las grasas no está en relacáón con la cantidad de éstas, y además éstas paralizan en cierto modo la acción del medicamento. Además, las candelillas usuales de manteca, de caAL TEMPORAL cao, etc., se rompen muy fácilmente, . y lo más que podemos hacer es colocarlas en la uretra an• Tem,poraI, hueso fa^'al ' terior ; ,á la posteriioir no es posible hacerlas lleCompañeros, yo confieso gar. Se ha pensado, para conseguirlo, hacerlo soque «le rompería un liueso» bre una espiral de metal ; pero ésta fácilmente leal maldito itemporal. siona la mucosa, y el método no íes recomendable. Su laberinto indistinto Esto en cuanto á la técnica. tiene la culpa de todo. , En cuanto á los antisépticos, los empleadbs ¡ Pero señor, si no hay modo en la actualidad, también son deficientes. Los <3e salir del laberinto ' medios que mejojr corresponden á las condiciones ¡ En pos del estudio honroso exigidas por Neisser á un buen antigonorréico, se mete usted en un conducto son las sales de plata y de éstas las formadas y se cae al acueducto por este metal y las albúminas (protargol, argoy se da un baño horroroso í nín, largín etc-) ; pero todas estas sales ejercen Muerto ó vivo, bien ó mal, principalmente su acción sobre los gonococos que huye usted del «torpe lazo» , están en la superficie de la mucosa ó en las cay ¡zasi!, se pega un trastazo pas superiores de éstas ; pero según han demoscontra la ventana oval. trado Rosts y otros, es mucho más frecuente de Usted lanza, '¡ ya lo sé !, lo que se oree que éstos invadan las capas promil «denuestos despectivos», fundas, y allí no llega la acción de estas sales. y hasta rompe los estribos Entonces, lo más que hacen es convertir el te(y i es claro! los «pierde» usté), rreno en medio inadecuado piara la vida del gomas si en medio del fandango nococo, y hay que esperar que los que están á grita usted : ¡ vendetta e morti \, mayor profundidad se mueran de hambre á por zas, el órgano de Corti la acción de las defensas naturales del orgale emipieza á tocar urj tango... nismo. Por lo cual, siempre, lector, Esta dificultad para hacer llegar los medios que me lanzo, por mi mal, gonococidas al punto donde se esconden los go«en medio del temporal» nococos es lo que ha hecho pedir auxilio á la qui(probando así mi valor), mioterafia. una revuelta completa Hace piróximamente un año publÜ^qué en la se me' arma, \ par Belcebú !, Revista Clínica de Madrid un trabajo acerca de y i aquí te quiero, escopeta ! la curación de los tumores for vía sanguínea. En (ó i aquí te quiero, Belou !). él me ocupaba de las investigaciones de WasserAlfredo Fernández. mann para la curación del cáncer de los ratones. Estos tirabajos estaban apoyados en estudios de "^^^^'^^T quimioterapia, y los fundamientos dé ellos los expuso Wassermann en el Congreso de Konigsberg (1). Yo aquí no los puedo detallar. I,o esencial de su pen.samiento es que cuando con los medios usuales no podemos influenciar ios .agentes patógenos porque éstos están 'escondidos en los tejiclo,s, hay que constrm<r' cucrfos químicos, que,, siendo indiferentes para los, teji1." Para la uretra anterior.. Honibres. 2.^ Para la uretra posterior.. (MEDIO QÜIMIOTÉRAPieO) dos, tengan una acción deletérea sobre los parásitos. 3.^ Para la uretra Mujeres. Es condición esencial de estos medios que ten: ;, . . . ... • J i ' / • ' : ' ' ^ ' ••''. ' • • ' • ' 4.°' Para el cuelto del úi;ero. gan un gran poder difusiw para que puedan pe, Cuándo en otra época empiece á ocuparme de netrar en todos los tejidos, aun los privados de De las de la uretra anterior las hay de tres nú, • '•• esta e.?pecialidad,.'estaba en boga el 'tratamiento vasos, i meros : de 6, de 6,5 y de 7,6 mcñ-, según el de Janet. Con él se Obtienen buenos resultados, Wassermann, para sus trabajos, se valió del grueso. La longitud e s , l a , m i s m a : 12 mm. Resy erá.€;r,que usaban^ los espeeialistas corrienteselenio y el telubro, uniéndolos, después de minupecto á la Concentración pueden usarse al 1 ó al tn-eñté.'. Pero al poco tiempo apareció el trata^ ciosas investigaciones químicas con la eosina, y 2 por 100. La dilución del Uranoblen :se hace níiientode Neissif^r, por las, sales de.pl.ata^y este form.ando un cuerpo con el que consiguió,,, inyec- con un polvo indiferente, .en el cual se. mezcla méiiodb albanzó una rápida difusión, lliegando tándolo en las venas de los ratones, curar el car- íntimamente. La candelilla, uña vez lleiía y cehasta nuestros días. cinoma de este animal., , , rrada, taehe la forma de un lápiz con punta ro-, Este tratamiento significó un progreso en la ,E.ste pensamiento de .Wassermann es el que ma.LsL fusión, es tan perfecta que no se eneuen espe(GÍalidad; perlo tiene varios ijjconveinjiíentes. harutiíizado Bruck para el tratamiento de la ble- tran más restos'que un sedimento pulverulento Para.".5er .eficaz hay_,que repetir las inspecciones norragia. Se sabe la acción qué las sales de pla- en la orina. Esta es amarilla, y en la parte suvarias,; veces -al. día, hacerlas con cuidados que ta ejercen sobre los gonococos ; pepro es necesario perior está cubierta de una capa verdosa con irino. siqmp'ís son. camipatables con las ocupaciones llevar estas sales hasta el punto dónde éstos se saciones. . ; . • de los • eníermos,: j rodearse :de jeringa, frasocis encuertran, y para esto son necesarios ' los T'^'Í^Í'^ . Las . candelillas, de.. la í^^í/ra posterior tiienéú y líquidos que constituyen una' moieáta impedid- que .conduzcan estAs JAI&S- Estos rieles son las 18; .cm,.', y. ,están provistas; de la •ctírvádúra'' ñece-' menta. El médico no está nunca seguro si el en- materias Colorantes. •, ; •.•/.' saria -corres pond.ienta' á la, ditección anatómica dé fermo ejecuta bien las inyeccipnes, sii'las repite _ _ i - ^ — . , , r , , '-"..•/ ' '" \" 'f: este conducto. Las hay dé 5,.5 y 6,0.mm;,degrueá su debido tiempo y si hace, llegar eí líquido á (1) Béutmíd.Woche.n.°4ÓíÍ910- • ' •'..,. DE I^MCE lomiaii el ESPAÑA MEDICA 15 so y de 2 por 100 de concentración en la parte anterior y 4 por 100 ea la posterior. Las de la uretra de la mujer tiienen 6,5 cm. de longitud y 5,25 mtm. de grueso'. Las hay al 2 por 100 y al 4 por 100 de concentración. Estas sir\'en también para ser introducidas en la vagina de las niñas con gonococia, y, por último, las del cuello del útero tienen una longiitud de 3 cm. y un grueso de 5 mm. La concentración es la de 4 por 100. Estos son los tipos y tamaños usuales ; pero la casa que provee á la clínica de N'eisser, los construye de los tamaños y la concentración que se la piden. En la mujer se puede emplear el Uiranoblen en cualquier estadio. Yo le be empleado en casos agudos, subagudos y crónicos. En ninguno ha produciidoi molestias. En el hombre ¡dehe emplearse en cuanto empiecen los primeros síntomas, de no haberlo hecho así. Es conveniente espera^ unos días á que baje algo la inflamación. Pero empleado en el período agudo no trae ningún mal. En dos casos de gran agudeza sólo noté que la introducción era dolorosa. Pero la inflamación descendió. La técnica no puede ser más senoilla. Se hace que los gonococos eran abundantes, al día si^ guiente habían desaparecido. En. la mayoría, á oprinar al enfermo. Se introduce la candelilla 'en la crema (por lo mienosi las dt)S terceras, partes) y los dos ó tres días de tratamiento desaparecen. se mete rápidamente en la uretra hasta que la . El flujo tajadla más en desaparecer; pero dismicandelilla desaparece. El movimiento de intro- nuye también, y la uretíra concluye por secarse. ducción ha de ser rápido, porque sii se suspende Efectos irritativos yo no los he visto en ningún á la mitad se pega á las paredes y ya no entra. caso; pero aunque se observaran, esto no tendría Se comprime un pooo el extiremo del meato y se nada de particular, pues también se observan cubre el pene con la bolsita de caucho, en cuyo con las inyecciones. Se deben poner tallos al 1 fondo se ha puesto algodón, sujetándole á la por 100, y después seguir con los del 2 por 100. El término medio de duración diel tratamiento raiz con las cintas para evitar manchar la ropa. Se deben poner dos tallos al día, empezando por en los muchos casos tratados por Bruck es de los de 1 por 100». Es conveniente introducir la catorce días. Al terminar éstos debe Suspenderse menor cantidad de líquidos en el estómago y re- y continuar observando si se presentan gonococos. tener lo posible la. orina para que el tallo obre Si transcurren ocho díds sin aparecer, es casi sesobre la- mucosa el mayor tiem-po posible. Una guiro que ya no se presentan, y el caso puede darvez que el enfermO' vea cómo le colocan él mis- se por curado, aun cuando persista una ligera semo lo puede hacer, y ésta 'es otra ventaja del pro- creción mucosa. Casos subagudos y crónicos puecedimiento. Al levantarse y acostarse es la me- den tratarse, desde luego, con candelillas al 2 jor hora, y la operación no lleva más de dos mi- por ciento. nutos. Si se quieren comprobar los gonococos, el de la mañana debe ponerlo el médico,y el de {Continuará.) la tarde ó noche el enfermo. La acción de las candelillas es evidente. En Dr. E. Mañueco Villapadíerna, algunos enfermos que yo las he empleado, en Del Hoí-pital de San Juan de Dios.^ Seudo-tumor de la región epigástrica. (tumor fantasma) La Prensa de Buenos Aires publica una interesante historia clínica de seudo-tumor de la región epigástrica, observado por el doctor Lagos García. Una niña de doce años, que por anémica fué llevada al Asilo Marítimo de la P l a t a ; allí notó una hinchazón en el vientre que fué diagnosticada de quiste hidatídico, y es enviada á Buenos Aires para su operación. Presenta abovedamiento .semiesférico, liso, desde el apéndice xifoides y los rebofrdes costales hasta el nivel del ombligo. Del ombligo para abajo no había tumor; la palpación era desconcertante; tenía una blandura especial; el tumor era deformable, dando la sensación de un contenido' gaseoso; á la p^ercusión débil, un sonido casi m a t e ; á la fuerte, timpánico ; había momentos en que el tumoir desaparecía completamente. No pudimos nunca comprobar que la enferma explotara para nada la existencia de su tumor, no tenía interés en atraer la atención hacia ella, por el contrario, parecía que el examien la incomodara, tratando, en el momento de la visita médica de pasar desapercibida, escondiéndose á veces para no ser notada ni examinada. Su tiimor, sin embargo, siempre existía y bastaba colocarla 'en la cama y examinafla para que se hiciera presente, caracterizándose siempre por su mayor proeminencia en el momento de la inspítración. Nunca ocasionaba dolores ni molestia alguna. , , ^ Por espacio de dos meses y medio fué examinada un sinnúmiero de veces, siendo motivo de una clase por parte del profesor de Clínica Quirúrgica, doctor Marcelo Viñas, cuando tpató el diagnóstico diferencial de los tumores- abdominales. Excuso decir que hubieron algunos chasqueados entre los estudiantes cuando se trató de diagnosticar la naturaleza de este «tumor Montana» . •Efectuamos un examen del sistema nervioso y Aspecto del tumor el día de la entrada en la clínica. comprobamos I aexistencia de la histeria. Abolición del reñejo naso faríngeo y conjuntival; el rotuliano exagerado; zonas anestésicas en las muñecas ; anestesia térmica ; ligera anestesia torár i c a j . n o había zonas histerógenas. Pasaron ; así dos meses y medio, y sin tratamiento alguno su tumor ya no se marcaba tan bien como cuándo ingresó en el hospital. ' • •' /: Un día recibe de paso y de parte de mi distinguido colega y amigo doctor Horacio González del Solar, un buen sermón con fines de sugestión, que fué como el golpe de gracia para esetumor, que si bien en decadencia, se mostraba todavía en el vientre de la niña. Lo cierto es que dos días después notamos, no sin cierto sentimiento, la completa desaparición de ese fantasma en. forma de tumor. Inútil nos ha sido piretender reproducirlo por sugestión. En el momento de escribir estas líneas, doce días después de su desaparición, no se tiene noticia de su paradero. ¿Volverá? Pero lo más curioso es que, junto con la desaparición de su tumor, han desapairecido también, y como por encanto, las aboliciones de reflejos y las zonas anestésicas, perfectamente constatadas antes. En el espacio' de pocos días, la niña se ha «desMstericado». Aspecto de la cavidad abdominal dos meses y medio después. 76 ESPAÑA Agradecemos á la Prensa americana la reproducción de nuestros lirabajos acerca de los descubrimientos de Noguchii y del Congreso ile Londres. .Las frases que nos dedican haciendo constar que de aquellas investigaciones fuimos el primer periódico europeo que las dio á conocer, y del segundo el que publicó más rápida y completa información,, nos llenan de satisfacción y constitu yen un estímulo en nuestra labor, cuyo objeto no fS otro que sefyir los altos intereses científicos. Ha sido nombrado vocal nato del Consejo superior de Fomento el doctor Muñoz, inspector de Sanidad del Campo. í'alieció en Madrid D. AntoMo Bernal, subinspector de Sanidad Militar. Fué nombrado farmacéutico del Hospital clínico de.Sarí Carlos el doctor Torres, auxiliar de la Facultad de Farmacia. En París, y en él próximo mes de Abril se reunirá una conferencia internacional, que discutirá los siguientes temas: Diagnóstico de la rabia. Anatomía patológica de la misma. Su parásito y, su cultivo. ; Prevención de la rabia en el hombre. Diversos métodos. Sus resultados. Establecimiento de las estadísticas; Accidentes que sobrevienen en el curso del tratamiento antirrábico. Condiciones de su producción. Medios de evitarlos. Presencia de la rabia en. los animales. Diver•sos procedimientos. Ocras cuestiones projDuestas por los congresistas. La conferencia se celebrará en el Instituto Pasteur. La Sociedad de Pediataia de Madrid anuncia un Concurso de premios en las siguientes condiciones. : . Piremio del doctor .González Alvarez. Tema : Patoermia del raquitismo ; su tratarráento -profiláctico y curativo. Premio: 250 pesetas. Admimisión de trabajos hasta el 30 de Junio de 1914. Premio del doctor Tolosa Latour. Al alumno de enfermedades de la infancia que más se haya distinguido en el cuidado de los niños enfermos. Premio : 250 pesetas. El pleito de las Farmacias cooperativas.— Nuestro colega el Monitor de la Farmacia, escribe respecto á "ste asunto lo siguiente : «El martes 13 fué recibida por el señor presidente del C'onsejo de Mini.stros una numerosa Comisión de la Unión Farniacéuíica Nacional, que le hizo entrega de una extensa y razonada eocposición elevada por conducto oficial al señor ministro de la Gobernaoión en súplica de que sea desestimada la instancia de las Sociedades Cooperativas Obreras, por ser ilegal su pretensión y contraria á los ¡¡rincipios éticos fundamentales de nuestro ejercicio profesional, así como un des -cuerdT con lo concedido aun por las legislacio- Suero H—Empollas de i «^ >= » B— » » 2 ""^ Suero antimalárico. En ampollas de 2 <"= • ^ Via Hipodérmica. iuero ant d Kacodilatos compuestos Ampollas de 1= Vía Gástrica. • Gotas antJane'micas. Ampo lias de 2 <"> Imprenta de Antonio Muizo, San Hermenegildo, 32 duplic;i FedroDlna. Catálogo y literatura á disposición d e los • e ñ o r e s ÍMédicos Tónico Muscular, flnestdslGO local, TÓ.1ÍG0 Raooniíltayente. flaestáá 03 Vaso-eontrlctor. Reconititu^siite ganexal Hntíeipasmídico eardiacc ó Gllceroíusfatos cumpuestos. Tóatco CardiacoT r o u s s e a u x para P a r t o s y O p e r a c i o n e s . Neutra á 12 volúmenes. Vía Gástrica. F/fl^ruí^ai^ LA MEJOR RESIDENCIA I N V E R N A L D E N I A (provincia de Alicante).— Clima de Denia: Temperatura media invernal: 13. Presión barométrica : 761,66 mm. Humedad : menor ^/g saturación. Vientos invernales: 4.° cuadrante. Hoteles de primera. Chalets para alquilar en Ir costa y montaña. Comunicación ferroviaria. Telégrafo y teléfonos interurbanos. Folletos, Informes, etc. «Sociedad del Clima». Denia, ó en la Dirección de la «Revista de Higiene y de Tuberculosis» (Valencia), Juan de Austria, 12. Agua Oxigenada Medicinal García Suárez Via Hipodérmica. \\m aniadlar. La importantísima «Sociedad Argentina de Pedi atiiia» ha concedido al iluStlre doctor Martínez Vargas el título de Socio, de hónqr, como ..recompensa de sus trabajos científicos y de., su obra de ¡¡ediatra eminente. lieciba el distinguido catedrático nuestro más .sincero parabién pojr distinción tan honrosa \t\m\\ \\\tM m\ r2[]]i]]li!il2]--!imía Süáreí Vía Gástrica. Gotas antíneurasténicas. Hntimaláslco I g r a d o . . — flntlmalásico II g r a d o s . — nes más avanzadas en estas cuestiones sociales. "Por siu ii2,rX.é, La Mutualidad Obrera también ha visitado al Sr. Dato y al Sr. Sánchez Guerra, y han presentado una nueva solicitud pidiendo que se autorice á esa Sociedad y á las que cumplan los mismos fines, para instalar farmacias propias 'destinadas al. servicio de sus asociados y del público. ,. «Como datos interesantes de esta Sociedad, se podrán señalar que consta de 10.000 socios efectivos, que representan más de 40.000 individuos, que pagan 2,25 pesetas de cuota los familiares y los individuales la de 1,15. Que tienen seis farmacias, y el número de recetas despachadas en Noviembre en cinco farmacias ha sido - el de 15.000.» de grato salior y tiWíi seguros y eiitares. Vía Hipodérmica. \\m antioeurasténito. MEDIQA ^ Desinfectante—Cícafnizaníe—flnHsépNco poderoso. ExílasB botellas praclatadas de i litro. Vi. Ittro ? % litro-