A LOS POETAS.

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P E R O D 1 C O D E T O D O Y P A R A TODOS.
•• Bisozna riporsi in v ia .”
“ Es necesario ponernos en camino.”
( D e l I t a l i a n o .)
A LOS POETAS.
trueno dada, como la ant'gua ley entre clarísim os relam«
pago--,— relámpagos
(T raducción
de una poesía
A partaos de la senda trilla d a
I taliana )
tarnuar las suyas?
El uno corno
de la
noche de menos
venturosas edades.— V o z que clam a : libertad á la mente,
Bardos de mi p ltr ia .
Sobre las huellas del D ante y del Tusso
que brotan
¿ quién osará es-
sublim idad
al
pensam iento; templos
á la v irtu d ; amor,
fra te rn id a d , caridad para todos los hombres ! !
el aguila, el otro como
una tierna y cándida paloma, se levantaron con vuelo in*
m ortal, y descubrieron nuevos
climas en el
mundo de la
poesía.—
D ejad la lira do
los g e n tile s /
El
mas cruel de los
tiranos le añadió la decim a do sus cuerdas y con inm un­
■
dos dedos hizo v ib ra r en ella la sensualidad.
D ejadla pa­
ra de eite de Anacreon, del afem inado O vidio
y
*
H uid de la turba de pobres rimadores que han perver­
eos im itadores.
Pu'sad el
harpa
grave
y
sus c ín i*
sonorosa : el
tido el gusto y el corazón italiano con Sonetos insípidos.—
harpa que herm anó sus suspiros á la poesía del arre p e n ti­
L a lengua en que la m uger cede á los ruegos de un am an*
m iento, y á las alabanzas del verdadero Dios.
te con esta dulcísima palabra,— sí, ( 1 ) ha servido,
com o
harmonioso acompañamiento á pensamientos sin alteza, á
¡deas esclavas, á escandalosas bufonadas,á amorios sin fue*
R enegad de las divinidades d e lO b m p O :— dejad en
go y sin alm a.
paz á los i meentes pastores de la A rc a d ia : no turbéis la
dorada m íe’ , la cándida leche que corre
por las praderas
de aquella región tan soñada como ven'urosa.
N o cantéis fingidas Lnuras ni Eleonoras,
os negó el m ir de am or
en que naufragaron
ti el ciclo
P e tra rc a y
el cautivo de F e rra ra . > M as de una vez he reducido mis
versos á ceniza,
avergonzado del titulo de póeta : tanta
es la degradación á que la m ediocridad ha reducido este
título-
Lo A rc a ­
dia del B ardo, la edad de la im aginación, se halla al te r­
mino del camino que anda la hum anidad : la fé y la espe.
ranza la s stienen.— Bardos ! rasgad el velo de tiempo y
de distancia que nos encubre tanta m a ra v illa !
R e fe rid ­
nos lo que hoyáis visto en vuestros ex ásis en aquel Edén
de lo futuro, que en la tie rra
está destinado para el hom ­
bre.
Bardos de mi pátria !
Escogidos de Dios para des­
cubrir é in terp reta r la m agnificencia
ra ensalzar la virtud
é
inm arla izar
de sus obras ; — pa*
sus acciones ; para
m antener vivo el fuego que depura al hombro de las m ise­
rias de la m ateria, responded á la voz del s ig lo :— voz de
(l)
Pensamiento del D ante,
el T ,
E
Bardo,
sacerdote
de aquella
incom pleto lenguage llam a poesí i, debe
misterios de su culto.— S i el pueblo
virgen que nuestro
iniciarnos en los
extraviado
en las ti­
nieblas, descarriado por sus pasiones, pregunta sollozan*
do : “ cuál es la senda, en dm d e está el esco1lo ?)> la voz
profética del Bardo debe ilu m in ar el camino,
y
los deste.
1
118
líos de su palabra guiar, como la colum na de fuego, á la
ranzas, de recuerdo*, do memorias conlusas y dulces. H a
nueva tierra prometida.
tenido envidia de preguntar
á las aguas que pasaban de
que regiones procedián á donde ibun.
D ejad la lir a
dades del O lim po.
de los gentiles ; renegad de las d iv in i­
R id ícu lo *
temedores de Jo ve ¿ hasta
M e ha pa­
recido que iban
L i s playas
á otros climas
no de luz á quien debemos, la exultación
nantial de progresos.
peifumes
mas felices.
de los rios han sido siempre una musa, un germ en de ins.
piraciones para mi alm a,
el precipitado la tir del corazón y los matices y
he visto pasar
con embidia porque yo amo todo m ovim iento.
cuándo vereis tan solo un rubicundo mancibo, en ese océa­
del sentim iento,
Las
go d e ju s to .
como
p á ra lo s Kstados un m a­
Y yo reconozco en este instinto a l­
Estas aguas que
he
visto
pasar llevan un
destino grande ¡ van á engrosar el vehículo
de los campos ?
la libertad y de la sociabilidad
poderoso
h u m an itaria :
de
el océano.
E l océano es la unidad, el progreso, la vida misma del es­
H asta cuando, con el ajado y sensual nombre do Veñus, representareis ni sueño mas regalado
v ia n el corazón del hombre ?
H a s ta
de cuantos a li­
cuando
hallareis el
origen del am or en la punta de una flecha acerada?
dos de mi siglo ! decid que cosa sea el am or y
B ar-
los hom-
pirito humano.
Sin
rale lazo
divino la hi m anidad no
fuera un solo y mismo hombre que vive siempre y progresa
continuamente. A gota r los marea fuera sumir
en la servidum bie y
la b a rb irie .
La
de la Europa, es natural do una Is la .
las antiguas musas habitaron los
L i
m oderna
lib e rta d
bosques,
d a buscan los ríos y los m aros.
Si caé en la pelea un campeón de la lib ertad , acom*
panen el tránsito do su espíritu generoso los místicos him<
E scríbase en la m em oria de los hombres»
con el poderoso b u ril
libertad
como
los cisnes y las musas a m \ las orillas de las aguas.
bres se co n v e itira n en ángeles.
D
nos del B u d o .
las naciones
de la harm onía e l poema de sus
proezas y el recuerdo del héroe, v iv irá para ejem plo, mas
que los cipreces y el m árm ol.— Todo pensamiento genero*
so resueno idealizado en las cuerdasdel h a rp a : finvente to,
nos desapacibles para m aldecir á la esclavitud y al crim en
Z.
la *
Si
musas del
l i j a s de la libertad y
del progreso aman la cuna de sus padres.
U n poeta am ericano h i h e c h ) bien er< pintar Ia9 fac­
ciones del desierto. Estas pinturas á mas de su interes do
curiosidad, reúnen el intores social.
no es nuestro mas
Aunque el desierto
pingüe patr monio, por el sin em bargo,
debe algún día, como hoy en N o r te -A m é r ic a , derram arse
la civilización que rebosa en las costas.
ráele nuestros desiertos m editerráneos,
El arte
trió ifa»
pero antes y de3’
pues de la venida del arte, las costas del Paraná y d tl Pía*
ta serán
la
sil a y el m anantial da
Aunquo el arte actual no sea
la
po e-ía
nacional,
la expresión do lo visible,
aunque sea la expresión idoal de la vida social, la profasía
IM P R E S IO N E S .
del porvenir, e! no podrá profe'izur un p o rven ir inmenso á
la sociedad am ericana sin darle un teatro adecuado y este?
E N U N A V IS IT A A L P A R A N A .
teatro no podrá ser o'ro que el bor le de nuestros opulen­
• •••Y o
que este
no amo los lugares m editerráneos y pienso
sentim iento es general porque es racional.
el hombre es un ente social, debe h u ir de lo
trario á su sociabilidad.
que es co n­
M e he visto en m edio de los por*
tentos de g racia y belleza
que ab rig a el seno do nuestro
te rrito rio , me he sentido tris 'e ,
ga im presión
Si
desasosegado por una va.
de inquietud do no encontrar una playa en
que pudiesen d e rra m a r-e m s
o jo s: he creido habitar un
¿I egoísmo humano
queriendo decir : r o d e l a
la vida.
ha dicho rio
de la P lata,
lib e rta d , de la prosperidad, do
E l rio de la plata es hijo de dot rios, de poesía y
de g rac ia, como para dár
á entender que la Jib ertad
. . . .Y o no sé si este sentim iento es común, pero nun.
sin sentir*
jne po¿eido de no sé que te rn u ra vaga, m ezclada de espe­
y la
opulencia de los pueblos son h'jo3 de las musas.
Es á la faz de esta9 aguas famosas, en las m árjene3
felices del
Paraná, donde
yo
escribo estas im presiones -
quo sus encantos producen on mi
a lrn i.
He
busca de mi vida que sentía aniquilarse, corno la
presidio destinado á los poetas descriptivos.
ca he podido pararm e en las orillas de un rio,
tos rios.
m ana en el silencio del
desierto.
venido en
voz hu.
E l desierto es como
nuestra vida, como nuestra voz, y si nos deja Jla vida nos
lleva el contento.
La
m úsica es una re v e la triz sincera
do los secretos del alm a, y para sondear el estado íntim o
a b ir prim ero y efím ero no mas, el primer canto del gallo
de los habitantes de nuestros campos solitarios, basta fi'
de la lib ertad ; un destello dulce del dia del p o rv en ir.
jarse en el acento de sus melodías : son llantos de peregri-
noche es larga como el dia.
nación y soledad.
renacer de un golpe á
lenciosas, largas tinieblas que los espír.tus enfermos con­
he visto por la prim era
fundirán con la eterna noche,
M e he sentido
la vista celestial del Paraná.
Lo
vez, en una tarde apacible ; se lovantaba
mo un objeto del C ielo ,
la Luna, no co­
ei no como parto
una sonrisa involuntaria: la estrena* belleza
sonreír inefable.
í que b e lle z i !
M e quedé
repi iendo :
t q ie rmgestád !
do L im a r in, de C hateubriand,
Me
me veo, mudo do admiración
me
caer
infunde un
¡ que gracia /
acordé al momento
de D id ie r,
grandes pintores de la naturaleza.
D ejé
de todos lo*
Si se viesen donde yó
d ecía,
que
Paraná no
T o d a v ía seguirán hora 9 si­
pero indudablemente la luz
vendrá y brillará con un esplendor no conocido.
E ntretanto estos sitios duermen aun en brazos de un
de las aguas,
como flor luminosa que volaba á los C ic'os.
poético misterio; este teatro e s p lé n d id o ,
obra
A q uellos bosque-, que nuestros campos bechan do me.
inedita del
criador, está sin duda destinado al porvotiir del mundo: los
S'glos de oro duermen
bajo
estas
olas argentina-; siglos
nunca vi-tos piden lugares no conocidos.
de oro que parten en silencio
l is ondas
Com o los peces
diáfanas,
a -i las
musas infantes del Paraná, l ien, juguetean y saltan con un
cuidadoso silencio, como si temiesen com prom eter el p o r­
venir del mundo, revelando prem aturam ente
venarnos m anar de sus plumas!
L i
el teatro en
que debe desplegarse un dia.
Lleno de una ferviente y exaltada fé en
no3, y que los ojos buscan en vano á la vista de llanuras
el
p o rv e n ir
medio dé las aguas.
humano que en este instante preocupa m í espíritu me s ie n ­
Bosques encantados, jardines flotantes, paisajes que la poe
to semerj r en un éxtasis divino que me transporta á oque-
d a no h ibrá columbrado en sus sueños divinos.
líos dias afortunados.
inmensas, han venido á colocarse en
Y o veo ya estas riberas coronadas
Tong o á ni's pies el cuadro: piso la soberbia ribera
por guirnaldas airosas de edificios de una arq u itec tu ra cu ­
do San Pedro, que parece erguirse de vanidad de las aguas
ya simplicidad sim étrica sim boliza un mundo despejado de
que custodia; desdo aquí comtemplo las isletas de A ires en
todo género de
^orinas graciosas: veo diademas de flores que parecen m i­
perlas de la aurora á las grnciós argentinas sobre las m á r­
rarse en los espejos del rio,
genes del P araná, en aquellas tardes perfumadas que caen
flores
coronadas de
c ri-ta l:
gorarquias.
Y o veo deccn.ler
como
las
es un laberinto armonioso en donde las vastas láminas del
en pos de un sol punzó.
rio juegan con las guirnaldas azules,
r io , de los infinitos colores de los vestidos de las jóvenes
conciertos graciosos
y risueños.
que
E l cristianismo que en su adm irable instinto
de c iv i.
Y o v<-o esmaltarse los espejos dt 1
invaden las aguas en e'égantes góndolas
dí-im os pabellones.
L a s veo abordar los parques
lizacion ha tuidado siempre de e r ijir sus tem dos en luga*
tados, que ha levantado el arte,
res dominantes,
islas.
parece haber sido inspirado corno nunca
de varia*
en la mas
e n c in ­
vecina de las
V eo descollar mas atras la frente magestuosa de
al plantar la .cruz de Crispo en las orillas del Paraná, como
los edificios levantados en las mas apartadas is'as.
un ast ro aparecido en un nuevo horizonte, para a v ila r quo
de m¡9 oidos el torrente estrepitoso de buques de vapor que
y a vienen loa siglos de igualdad, de I bert id, do
suben y bajan la inmensa riqueza do
cion para estos sitios.
a*ocia.
¿Qué anuncia en efecto esta C^uz
que señorea estas orilla*?
Es el estandarte de la libertad
nuestra
Atur*
industria.
Confunde mis ojos la infinidad de b ¡ndera3 amigas que pu
luían sobre nue-tras aguas.
Y o adm iro, en fin,
la
v id i,
y de la luz nueva, que llam a a los hombres de este suelo á
la actividad, la abundancia, el progreso humano, derram ar
protestar á sus plantas, en fiv o r de lu c iv iliza c ió n
se
na, es decir, de la igualdad, de la
libertad,
hum a­
do la confra*
con
profu-íon
inconcebible.
m a ra v illo -a ,
Me
im ajínó
ternidad de todos los hombres, que la C ru z de Cristo $¡m-
mundo desconocido ,
leyes ,
bo iza.
mas
viven
E s la planta de la vida cuyas flores son la lib er­
tad y la igualdad, y cuyos frutos son los pueblos.
U » profundo silencio, no obstante,
radas
envuelve boy dia
esta escena de m udez y de gracia.
que
del
solo
g e n io ;
o'go
p iim itív a .
m oderna,
una
una
almo fera
observanc a
nueva , un
instituciones , ideas .
en
hablar
hoy de la edad media ; oigo
esta Asia
Y no podríamos preguutar ¿qué s gnificado tuvo aquella
hoy
con
fo r­
las especulaciones hon­
del
siglo
X IX
como
hablar de la F.uropa actual*
como hoy del O rien te y de la Aata
Y todavía oigo la voz infa'igab'e de la fi ostfiia
inmensa algazara de 15 años con que alborotamos el man*
que profetiza y concibe tiempos y mundos mas avanzados
do y que hemos llamado revolución americana?
y perfectos todavía.
Fué
un
120
Aqui una campana lúgubre viene á eclipsar mis visione®,
la campana de la noche quo llam a
paración austera de los tiempos
á la oración, esta pre­
futuros.
E l acento que
hoy me despierta para quitarm e las grandezas
en otro tiempo
que sueña,
me ha d e le it a d o para darm e las que no
C uando visitamos de vez en cuando la
i
es raro tropezar con jóvenes ó viejos que
sociedad no
saludan á los
hombres malos y corrompidos, como á una querida.
te linoge de hombres es el que roe mas las entrañas de
la tierra.
Con la
palabra Hbertad siem pre en los lab ios,
soñaba. ¿Quien de nosotros que tenga un corazón que pal*
besaran
pite al nombre de la patria,no se acuerda allá en los prim e
bastón venal de un ju ez.
ros dias de nuestras glorias, muchas veces en la m itad de
que un fantásma, la
una profunda noch^, de haber oido el eco mages'uoso de
nnnidad una quisicosa!
una campana para anunciar que la espada de B elgrano 6
quienes no les palpitó nada bajo la te tilla izquierda.
Sn. M a rtin
recen mas bien libertos que lib re *.
habia
roto un eslabón
nues ra cervidum bre ?
ta !e?, habéis
mas
de l i cadena de
Oras de gloria, momentos inmor*
fugado acaso para no volver jam as?
sin pudor la mano sangrienta
de un tirano, 6 el
P ara ello?, la vir ud no es mas
P atria
un nombre ridículo,
A llá , pues, para nues­
H a y también otra clase numerosa de hom bre*, sem*
pitem os panegiristas de todo lo abolido por el
nacionales, que sus acentos
Son por la común de cara abiscochada y
sin que cien eco* no respondan en el a'm a.
\s i las cam ­
Pa*
tro coleto debemos borrarlos de la lista cívica.
Son
pueden escucharse,
y la hu*
En una p a lab ra, son hombres á
tantas las veces que las campanas han saludado las glorias
ya no
Es­
Cuidado con h iblarles de filosofía,
tiempo.
largas pestañas,
progreso, innovaciones
panas han venido á po-eer dos idiomas, el d é la relijion y
y demas locuras de este jae z. F ru n c irá n al pun to sus apá.
el de la patria.
ticas cejas, y saltarán de sus sillas, como
¡ Q ue D i os preserve nuestros corazones
de olvidar j emas la clase de estas sagradas cifras.
se quema la cola en agua caliente.
F _____
el gato cuando
Estos hombres sirven
de em palizada contra las ¡deas nuevas ; quisieran tener
al pueblo vestido siempre con el ropage de la m m o rid ad.
Y si Dios escuchase sus saRt09 deseo*, el estandarte
LÍNAGES DE HOMBRES.
espíritu humano quedaría inm óvil.
del
E c h a rlo s , pues, á un
lado con firm eza desapiadada, e9 el deber de la c iv iliz a ­
E n un tiempo en que todo se vuelve pream bu'o*, tan
indigestos como los que ponon los abog idos
to?, bueno es tam bién
que
en sus e s c ri­
nosotros hagamos uno para
este a rtic u lillo .—
N i menos entrar en eruditas
sobre el origen
d é la e-pecie hum ana.
obscuras : y los hombres de
los pie?, ni romperse
las
Sea
disertaciones
Estas
hoy no quieren
son cosas
las im arse
frentes, andando en tinieblas.
Sea que una ciudad p rim itiva
al mundo.
que hayan
haya
provisto do hombres
brotado,
como
R q u e za s
es todo lo que
se quiere por
ahora : no filosofía, ni m etafísica encum brada,
brosa teología.
olvidar las
Y por eso,
nosotros
por tanto,
ni teñe-
que no queremos
costumbr -s de nuestrus abuelos, hablaremos
de cosas mas terrenales.
Tanto al viejo avaro, como á
joven
zones.
patriota conviene conocer 4 quien
Pues vamos á decírselo.
Y
abren sus cora
en verdad, no será
rmis nuestro a itic u liilo que una pelada descripción de los
hombres que debemos huir, como si
pura cantárida.
Este te rc e r linage de hombres es la flor de la
sociedad, el ja zm ín de las hermosas.
vida sería muy Inste para el bello sexono parece posible reform a de ninguna
solamente, como se mira
el sello de renovación,
fueran píldoras
de
A no ser ello?, la
En tales jóvenes
especie.
M irarlos
la m oneda nueva á ver si tiene
Esto basta para nuestra salvación
y la de la P atriaBuena gana tendríamos de
castas humanas.
les.
continuar
pintando las
Las hay tan diversas como
de an im a­
Pero esto nos llevaría muy lejos, y sería adem as ha
blar al aire-
Tenem os la fortuna de no conocerlos bien :
lo que e3 para nosotros un escrúpulo.
Muchos, es verdad,
de nuestros amables fatuos, piensan que no hablar de lo
que se ignora es una modestia
la inocente niña, y al
uno9 lindos jó v e -
venes de estilo ahem brado, y ojos dulces como I 0 9 de una
los abrojos
por toda la tie rra ; esto no es plata ni pan, y
importa poco.
N o son mas raro9 por todas partes
paloma.
Declaram os, puse, que no pretendemos dar lecciones
de zoología.
ción m oderna.
quieran.
de
m onja.
D ig an lo que
Preferim os parecem os mas á las monjas que
121
¿QUE NOS HACE LA ESPAÑA?
N o : hablando
im p arcielm en te
ingratos con nuestra m adre patria.
bre España?
A quien en fio somos deudores de la elocuencia manr,
O
netica, diafana y fácil de nuestras asambleas; de la pala­
nosotros somos m uy
¿Que nos hace la po-
En que se mete con nosotros?
N o está.ro-
bra rápida y espiritual de nuestros estrados;de la brevedad
de nuestras visbas; de la anim ación de nue-tras
de la p erfección ,'de la lib e ra lid a d de nuestras costumbres
A quien sino á la España que e s -’a dueña le«
corrida en fu casa, desde que nosotros tuvimos la inhuma-
generales?
nidad de arro jarla demuestro suelo?
jítim a de todas estas cosas que nos ha dejado y
jado radicalmente?
N o la hornos a rro ­
Q u e vestigios, que restos, que tra d i­
ciones de su pasado im perio, quedan entre nosotros?
Por
tertu lias;
consiente
aun lib eralm en te.
Y de cuales, 9¡no de estes fecundos antecedentes víe*
qué. pues estamos todos los dias, dale que dalo á !a pobre
nen nuestros inmensos avances en la senda del progreso
vieja?
do la libertad
No: hablando im parcialm ente, nosotros somos m uy
Por otra parte :—
ingratos con nuestra m adre patria.
Se pudiera num erar con rapidez un m illa r de benefi­
De quien es este entusiasmo de la lectura, ecta fio-
de
instrucción que devora í toda n.uoslra juventud, á
todac las clases y rangos de nuestra sociedad?
D e quien
N o nos la h a dado espontáneamente?
de espíritu y de
idodism o, que brota por todos los ámbitos de la sociedad?
á la vieja España, y no á la España jóven
cual- no hab'amos jrm a s una palabra.
A quien deben nuestros Jurisconsultos
aquel espíritu
tam bién
y liberal, de la
Pero no van dirigí*
todos nuestros agradecí*
míenlos?'
E l gobierno republicano, el poder representativo, la
instrucción pública,
do la espiritual España.
Qu6
sacrificios nos ha costado?— Es verdad que esto se refiere
dos á la vieja España
h a d o ser!— tradición de nuestra medro patria.
A quien debemos esta exuberancia
N o es á la Espáíía á quien debemos nuestra emane!*
pación social?
cios que en o-te momento nos está dispensando.
bre
Y
la
to le ra n c ia
de cultos y com ercio
las reform as legislativas, eclesiásticas, m ilitares, financie*
penetrante y metódico, aquella sagacidad filosófica, aque­
ras, estadísticas,
lla robustez de dialéctica, y pujanza de h isto ria y de e ru ­
mas todas que han dado á nuestra p a tria alguna dignidad
dición antigua moderna y contem poránea que resalta á ca
en la sociedad de las naciones, no son cosas todas que de*,
da instante en sus admirables fragmentos?-— á quien sino
bemos á la España, ó que al menos han sido realizadas con
á loa Gregorio Lop z, á los Antonio Gomes, á los Cañada,
un espíritu nacido de Iq filosofía española?
N uca, CarleViil y otras cien
antorchas de la radiante Es
ad m in istrativas, industriales, las refor*
Donde esta pues lo que nosotros poseemos de bueno y
progresivo que no lo debamos á la España?
paña.
Y
que otra
Quien ha divinizado á la m uger am ericana con un sis
cosa es batir todo lo que es español entre nosotros, que ba*
tema de educación tan variada, tan interesante, tan esquí
t¡r todo lo que es progresivo y conveniente á nuestro país?
8it",, tan fecunda en resu tados progresivos y sociales.7—
P or que, el españolismo y la
Quien sino la culta España.
idéntica cosa.
A quien debemos este espíritu inovil y tem erariam en
libertad
son
para nosotros
A ta c a r lo que es español, no es pues uní*
camente un acto do in gratitu d ; es también un acto de r a c
to especulador quo arroja á nuestros m ercaderes en las mas
troceso.
audaces especulaciones, esta actividad
so; porque el españolismo es el progreso mismo.
ne á nueatros industriales en una
febril que
m antie
incesante m ovilidad?—
A quien sino a la m óvil y calculista España.
Aquien
debemos esta
franca
in lependencia do ju ¡.
rio y de exam en que ha llevado á nuestros publicistas, filosoíos y poetas á tan nuevas y crijuiales coocepcioneí.7—
A quien sino á la filosófica España.
F o m e n ta r el españolismo, es fom entar el progre*
que o ro modo había de ser?
Una nación tan
Ni
culta,
de
tan
lib re tan avanzada, tan ilustrada como la España, no pue*
de tener una ¡J e t, una ley, una ín -titu cio n , una costumbre
una tradición que no sea de prog eso y de libertad.
T ra *
temos pues de c o n s e ja r como fragm entos de vida y de li*
bertad, las infinitas ideas; costumbres, leyes, instituciones
y tradiciones que la Península m antiene todavía en med.o
Quien nos ha dado este esjú itu de igualdad democrá­
tico, de dignidad personal que penetra hasta lo mas ín ti­
mo do nuestra so.-¡edad y resalta hasta en sus menores ac­
cid e n te s ? -Q u ie n sino la df!jao:rática España.
de nosotros.
T ien e n
todos C3tos preciosos
vestigios la
ine3'iinable prerrogativa de pertenecer á la vieja, y
no á
la jóven E spaña, que nada nos ha dado, y por lo cual, nin*
guna mención nos m erecerá.
Es á la España señora de
122
ambas India», como ella
dice con razón, que
pertenece
i
S i origen puro de la dicha m ia
todo lo que hay de español en nuestro
pais, es decir, casi
D e ser dejase y centro de mi fé,
todo lo que hay
que bien p u d ié ra­
Perpétuo luto mi alma llevaría
en nuestro país : por
mos decir do ella, lo que
D ’ Aguesseau de la antigua
Como el que m uerta su esperanza vé.
Ro­
E. E.
m a, que después de habernos gobernado por su autoridad,
hoy nos gobierna por su esp ritu.
Q ue nos hace hoy la España
pues ?— nada mas que
poseernos por sus iIus res tradiciones.
Por que es án to .
tos los dias, dale que dale á la pobre vieja ?
r ije y nos gobierna todavía y nosotros la
J U S T I C I A A L MERITO?
E ! a nos di*
Nosotros amamos el po venir algo mas que el presen*
pagamos con u l.
te; nuestra vista descubre allá á lo lejos un
tro je s !
N o : hablando
im parcialm ente nosotros somos m uy
ingratos con nuestra m id r e
patria.
N o lo seremos mas »
y de hoy en adelante solo tendrá derecho
mió, lo que venga tim brado con
ft nuestro er co­
el sello Ib érico es decir,
casi todo lo que venga á ponerse á nuestros ojos,
N ....
progresos, y dicha®, que se acerca coa
m archa
mos, y á cuyo servicio nos hemos consagrado.— T e ñ e ,
mos fé en el porvenir; sabemos quo
hom bre sienten en el corazón
los pueblos como el
la in flu e n c ia de esa ley ,
constante,eterna, que no® arrastra diariamente/ á ser n e «
Nosotros esperamos que lleg arán esos dias rentu*
rosos; trabajemos para
que caigan sobre
Q u e apenas yo me atrevo á articular,
E s simulacro para mi divino
Puesto y velado en medio de un altar.
m uho?
vec« ;
No hay tie rra mas ostaril quo
el corazón humano, ni campo mas ingrato que el hombro
como sale del seno de
la
n a tu ra le za .
Sin creer
como
H o b b e*, que el estado natural del hombre sea la gu erra,
ni como Rousseau, que sea tan ’o mas bueno y feliz el in­
dividuo, cuaoto mas se acerca á la
que es necesario [ ara no ju stificar
N o se formó para profano labio
bello
pero el porvenir es la fruta del árbol cultivado, no el v e *
neno de la planta salvaje.
N o lo diré, su nombre peregrino
nuestro
suelo como las bendiciones del Señor.
El porvenir es nuestro, hemos dicho
C A N C IO N ..
solemne t
pero tranquila é infalible, hacia esta patria que tnnto ama-»
joras.
S U JVO JUBRE.
horizonto da
los hechos, destruir
bestialidad, pensamos
aquella opinión
por medio de una
sabia
con
educación
L o q u e a mi gloria destinára Dio?;
los gérmenes de discordia y egoÍ9ino que consigo trao el
S e ría hacer á mi pasión agravio
hombre; porque tan
Si respondiese al eco de otra voz.
si que solo p ense y trabaje para sí, como á todo cuerpo
perjudieial es á la sociedad entera
el miembro quo se nutra de todos los o ros en provecho
propio solamente.
M e jo rar el espíritu y el corazón dnl hombre, es fa c í*
Su dulce nom bre es música inefable
Q ue solo yo suelo gozoso o i r :
lita r la felicidad individual, m ejorar el espíritu y el co ra­
Se c ifia en él lo bel 'o y adorable
zón de las m isas, es fa cilitar la felicidad común.
Q ue el alma hum ana puede concebir.
rar el corazón y el espíritu de la juventud, es preparar
porvenir, porque e'la es la esperanza, la gloria
P re p a .
el
la riqueza
de la patria,
Ingratitud sería no agradecer á los que con tanta a s i­
Su dulce nombre, cuando está afligido
Sabe calm ar mi inquieto cor-izon,
duidad y talento, se han d dicado al
Com o el de un ángel tu te la r, rendido
form ar la educación de una gran parte de nuestros jó v e ­
S iem pre lo invoco en la tribulación.
nes.
Los Padre3 Escola ios,
pesado
m erecen
sinceros y profundos agradecim ientos.
trabajo de
en este sentido,
Sabemos que con
una modestia poco común, diariam ente ejecutan trabajos
123
de In m ayor ¡m 'ortanoia: que han
adoptado
y
considerablemente los métodos de enseñanza que mas
aprecian en la Europa ilustrada; que e tudian las
dades de nuestra jóven patria, y no c a rg m
EL EGOISMO.
mejorado
se
Hubo tiempo
necesi­
la débil inteli*
en que la g o d a de los escritores e ra
una gloria egoísta.
Las letras mismas han
á la L ib e rta d , cuando fueron
nosotros nos hicieron perder los mejores nños de Ia vida,
bicion personal.
y que no dan un solo paso que no lleve el sello de una uti­
varse entre los hombres, pero
lidad directa háciu nuestros projresos sociales. Servicios
digno de! respeto público,
de esta naturaleza ^on dignos de grandes e ’ogios en efecto;
dual se herm ana
noootros esperamos que ia s nceridad del que les trib u ta ,
literatura si ella pudiera ser destructora de la ig u ald ad .
moa ea este momento, suplirá en
Pero por fortuna de la H um anidad
modo lo que
le
blo.
N,
H onesto y decoroso es el deseo de ( l e ­
esie
sentimiento es
cuando á la intención
la intención social.
m síon de
mos nosotros d é la nuestra, ros avisa de Buenos A yres que
presen.ado en el teatro
corriente año, h i sido re ­
argentino, un dram a original del
jóven D . Lu s M endez.
Nos indica
que
el argum ento
de la pieza es enteram ente nacional, y que á su ju ic io no
Las circunstancias de ser jóven el autor del drama y da haber pasado por sobre la m uralla de griegos,
romanos, franceses, italianos, & a . & a . que desde que te ­
nemos teatro existe entre el escritor dram ático y las cosas
constituyen
un
Sin ocuparnos por ahora
Uslico de la obra del Sr.
del
M endez, tenemos
progreso
á
m érito art
motivos para
que la voz del pueblo es la voz ds D ios.
tiempos de egoísmo lite ra rio .
la literatu ra m oderna.
los pueblos.
L
Dios y
E l escritor hable
b
mundo tan basto corno azaroso»
ha atrevido
á plantar el estandarte del drama^nacional, en una escena
dominada por colosos e x tra n je ro s;
los obstáculos quo el habito y
L b e rtid
arrostrar con todos
las preocupaciones oponen
del hombre.
hombre al
espresion no
do un hom bre sinó
E! ciudadano debe absorver al in d ivid u o , el
ciudadano.
Si ob servárnosla
filosofía m oderna, notarnos
roso, nacional, hum anitario
egoista, individual.
la
elem ento " e n e .
O
contra el elemento estrocho,
E l egoísmo
fanatismo, á la intolerancia.
en R elig ió n conduce al
El fanatismo am ado
inquisición fué el suicidio del
d é la
C ristianism o ; porque a n i­
el corazón.
el cristianism o.
E l hombre arrepéntido
g ritó — amor— este gr to fué el mandato de resurrección
para el cristianism o, que como el H ijo de’ Dios, murió para
resucitar.
E l cristianism o tendrá un Cielo en la T ie r r a y
vivirá inm ortal,
E n política
el De-potism o,
U T ir a n ía es el
Y o mas que todos, y
al S r. M endez, la
aquí la tira n ía .
L a tiranía es la
II.
m archa de l t
lucha d d
el Despotismo.
mos grandes progreso5.
amor de
“ E x e g i monumentum aere perennius » __
verdaderas conquistas, quemas ó menos tarde asegurarán
Nosotros le exortamos á no desfallecer, y le desea--
es el
con H oracio :
avance del elem ento egoiata.
gratitud y aprecio de sus conciudada*
es el alm a de
Dios y L ber ad, si aspira
siem pre al prim ero que se atreve á salir da la rutina, son
nos.
La
Pasaron ya los
caridad
Pero la caridad es
profesa sobre el
60
La
hum initarios.
dominantes que la juventud
ser el prim ero de nuestra generación que
pue.
por la boca del e rc itor.
quilar-la caridad con el egoísmo es m atar
dram a.— Lanzarse á eso
del
en s^ ñ i al pueblo,
creer quo ella no será sino la espresion visib'e de las ideas
argentin a
m oder­
los F.lósofos del sig’o X I X es representar y
un libro en el día es la
ha sido mal desempeñado.
nacionalas,
la
fi o ofía moderná es intérprete de la vo untad divina ; por
U n amigo de los progresos de su patria, como lo so­
el Dom ingo 1. ° de Junio del
i n I i vi­
los escritores
abogar por los intereses naciooa'es y
NOVEDAD LITERARIA.
so'o
Y o condenaría
H o y no es ya el escritor el que
frino el pueblo el que h \b la
nuestro juicio.
de una am .
nos respetan el dogma sagrado de la sob r a n u
falte en tamaño*
verdaderam ente
instrum ento
nocivas
gencia de sus alumnos do aquellas inutilidades con que á
a !gun
el
sido
la individualidad.
Y o sobre
últim o
todos; he
aq i
todos para m i,
mas a ta
ho
u-urpacion de
E l pueblo esclavo de un hom bre.
De
la tiran ía se puede d e c ir : vox D ia b u li— Si
hay un crim en
que no debia perdonar el P apa, ni perdona
Dios es la ti­
ranía. Dios mismo no es egoista— Se hizo
hombre,
ser nuestro
herm ano.
e$ decir la igualdad.
para
Predicó la h u m i’daJ y la caridad,
Lajos
de
d e rra m a r
ena sola go.a
de sangre, vertió toda la suya por el hombre.
ver el elemento caritativo,
hum anitario en la cum re ?—
Es el hijo de Dios en la C ru z — L a L bertsd
res no asesinos.
N apoleón comprando la gloria
grandes»
el canoa.
E l que sentaba
L a Libertad no se ordena, se enseña.
L b rta d
e'emento
una fam ilia francesa.
la
blo ¿ puede ser
1834.
cn
ério
d e la te e n
el
se», o de
Ce tratab a de un calabera ¿e quien
Cate hombre h bia
¿ la
pasado de la prim era opoca ferviente de la edad ju v e n il, y
uni­
sin em bargo, sumergido aun en el frenesí da las pasiones,
L a ense’
cargado
gq
deudas, perdido por sus locuras, había nbtuv
donado á su m uger y robado la de otro; había s;do conde*
nado á m uerte y decapitado en efigie,* había fugado do su
destructor de todo
egoísta ?
ugo
sus deudos no sabían ya que hacer.
h u m in i:a ria es la misión de la F i.
¿podrá alguna vez degradar á
H
íc t o r
E n 1781. se «asilaba un
lo ío fia, no la de un conquistador.
Este
V
I.
del m u n ­
h u m inid ad en el patíbulo, no p de ib a por la L ib e rta d
ila n za de la
po r
(Frecuento Primero.)
cón s m g *e de herm anos.
L a palabra, p I am or, la c irid a d son el arm a de
versa!.
u zg a d o
es A leja n d ro , e3
N o 9o diga que Napoleón luchó por la L ib e rta d
L ib ertad , no ol sable ni
J
al cem enterio de la hum ani­
E l elemento egoísta en s i cim a,
do.
i
pide m ír ti
E l que qu era comprend ?r la
de un N apoleón, interrogue
dad.
M IR A B E A U
Q u e re r
progreso social
un pueblo todo?
C reem os
que sí.
F a tria y acababa de re ap arece r en ella
E l pue­
mendado, cegun d e c ía , solicitando
E l pueblo
fam ilia
y
ligarse
con su m uger.
arrepentido y en­
volver
El
&1 seno de ou
padre deasaba que
no es tan soberano que lo pueda todo.
N o es tan seboro,
esto
no que no esté sujeto á la
do Dios.
perpetuasen su nombre, en Ir esperanza d® sor maa feliz
gracia no siempre
soberanía
es la voz
del pueblo
Por des*
la voz de Dios,
se
efectuase para verse rodaudo de Q.ótecillos que
como abuelo que como padre.
Pero, el hijo pródigo con­
por desgracia h iy pueb os egoístas, hay puvb'os despotas,
taba ya tre in ta y lr e 3 anos.— E ra preciso hacerle c.o oue*
pueblos tiranos.
vo.— E ducación difícil |
L a anarquía es el egoísmo popular, co*
mo la esclavitud es el egoísmo
egoísmo tiránico.
individual sosten:endo al
qué m adre so
Pero un pueblo unido nunca e9 egois.
po'quo la unión y el egoísmo se destruyen.
F r a c c io ’
Diso'ved al
pueblo,
tendréis la esclavitud.
Di
aniquilidad
ciudadano
modo que un pueb'o
b o, un pueblo no ciudadano,
elemento egoísta.
al
es
no
Je
E l padie
quería dárselo al tio, el tio quería dejárselo al padre.
— T ó m a lo , decia el padre.
pue*
L a unid id popular nunca es egoísta.
semejante ?
aquí se originó una disputa entre dos ancianos.
y
el ú ltira i resultado del
á la sociedad á
pediía confiar ? quiéu se e n c a rg a n * do en .
derezar la espina dorsal de un cará cter
nad un pueblo, dividiJ los ciudadanos y ten Iréis la an i r
quía.
Vuelto otra vez
— N o lo quiero, contestaba el tio .
I
__ Conven prim ero co n m ig o , replicaba el padre, en que
este
hombre
no es nado,
absolutamente
nuda.
T ene
D e esta unión de los partidos nace l a L ib j r t u d , c o n n ej
gusto, charlatanism o,
la v o del choque de las nubes.
El
audacia, alegría y algunas veces dignidad: no es (juro ni
p o ta d o
unido siem pre
si mis no— Un
Voluntad divina.
pueblos.
pueblo
Dios ha delegado
pueblo nunca
e s p r e s ila
su soberanía
C a la pueblo es un hom bre,
es dés'
en los
representante de
odioso c u a n d o manda.
desenvoltura,
Pue3 bien!
acción, turbulencia,
r ra s esto, se oh ida
de lo de a y e r, descuida lo que vendrá m añana, se e n tre . |
ga ul impulso del momento; hombre aborto que no distin
D io *. . Los pueblos reunidos hacen la representación lia*
guo lo posible de lo im po-ible, la comodidad ni la incom o,
rnan i'aria.
di Jad, el placer ni la pena, la acción y
L a H um anidades Dios.
P ara cu m p lir la vo'
luntad de Dios es necesirio b atir la anarquía hum anitaria,
de enteram ente 4 la resistencia q ie
los egoísmos naciona’es.
sas.
brurá el mundo entero,
L a Libertad como el Sol alum*
U .i dia cuando la lib ertad se haya
consumado,ese Sol alum brará á la H um anidad en el C ielo’
N o dejo de am onestir’o diariam ente.
L a T ira n ía ha sí lo e. sacrificio de los pueblo’.
ral
sacrificio está consumad >.
Pero este
L a C ru z ántes de la
muerte
<Ü reposo y se rin* ‘
le presen an las co
C reo sin embargo, que se puede h icer
lente instrumento tomándote por el
lado
de
la vanidad.
E l aprendo mi mo* !
y mis lecciones porque wiran sobro un eje real,
lje r:__“ que es cierto que no se puedo cambiar de
leza; pero que
reccion,
y defenderle contra los ataques del enem igo.”
D. v
¥ L.
á sa*
n a tu ra ’
las razón sirve para conocer el lado flaco
»
— H ete ahí, /ep U c a b i el tio,
gracias
(j
de 6 un ene
de la H um anidad, pero después de la muerte será la resur*
Después de la resurrección el C ie lo .—
j
á
n¡ 9}— ocupado en regentar un pe' ue.o de
tu
posteroma*
trein a y
uCS
125
uño»!
Q u erer
regularizar un c a rá cter anguloso y áspero
— No
siempre has pensado así, respondía tristemente
como un h e ri*o , es echarse sobre los hombros una tarea
el padre ; hubo tiem po en
bárbara!
“ á mí te aseguro
— El
racán !
padre insistía : íén
lástima
de tu sobrino el hu­
E l confiesa todas sus locuras, tie n e ta le n io .e s
un rayo pnra el trab ajo.
El
tiene
trein ta
cdrno yo sesenta y seis; pero menos
y tres
años
raro e3 veer que un
que
que me escribías
este jóven me
c‘ en cuanto
enternece
el cora-
zon. »’
— S í, decía eí tío, y en que tu me contestabas: *' des*
confia, guárdate de lo dorado de su pico
— Y qué quieres que haga ? exclam aba el padre al ver
tonel fofo, abierto y con apariencias de vejez dice papá y
reb ü id as sus ú ltim is razones
no sabe gobernarse, que no uu hombre de mis canas y pa­
conocer que no so puede cortar un li jo como se corta un
decimientos capaz aun de fatigar con ocho horas de c a r
brazo : si esto se pudiera, ha
rera ó de g ib n e te , las
biese manco.
nes.
piernas
ó la cabeza de dos jóve-
Necesita que le gobiernen, él
que tomes esto á tu cargo.
¡o 3abe y es preciso
E l sabe que siempre has sido
para mí, como debes serlo para
E í funda tocia su vanidad en
con él, brújula y
su lio : yo
cosa que será de precio en lo futuro.
como
mucho
ere3 para no
tiempo que yo cstu.
Ademas, se ha sacado partido de diez m il
mas débil s y nm9 lo co’.
Y o y a no sirvo, y si no conta*
ra contigo, solo seria un pobre viejo asentado.
piloto.
to lo doi
H a rto j isto
P e'O el tío, hombre perentorio, cortaba a! fin las sú*
plicas con estas mismas palabras ;
Pero no le a flo je s :
N o quiero !
E 3 una locura la pretencion de que se
aunque haga m ilagros; ténle sierrpro do la m anga, porque
mojante hombre siiva para a'go.
de todo eso neces ta ese de graciado.
Te
á los insurgentes, como dice su
le tratas como p a d re; pero si como t o, se perderá.
Ten
lástima de ese pobre jóven.
cie esconden las uñas por a gua tiem po: él mismo, cuando
vivía conmigo, ora uaa m alva apenas arqueaba yo las ce*
Pero ahora, no tengo ya gusto ni la edad para lid ar
con imposibles.
<'*.:*
pa los cascos.
de la
— N o , decia el tio: yo sé que los sugetos de cierta espe­
jas.
í mk Jí&S
•.
— Oh hermano: rep’ icaba el
*
viejo
suplicante,
criatura dis'ocada há do recomponerse
¡Sería preciso enviarla
dará gusto si
»
si
esa
alguna ve z, solo
m uger, para que ee rom -
T ú ere9 bueno, tu hijo es m a'o.
E l furor
pO'teromanía te domina ; pero debes recordar que
C iro y M arco A u re lio hubieran sido felices
sin Cambiscs
y Cómodo:
A l leer esto, no se nos presentan á la m em oria oque,
lias escenas de com edia domestica en
que la gravedad de
M o liere casi se acerca á la grandeza de C orneille ?
halla acaso en M o liere cosa mas agradable
¿ Se
por ja e x c e ­
lencia del estilo, por la verdad en la pintura hum ana,
que
tú podrás hacerlo, y puesto que debe podársele, no p j l r a
estos dos viejos respetables, que el siglo diez
e n tro g ir'o á mejores manos que las tu ya*.
jado por olvido en el diez y ocho como retazos de mejores
T ó m a 'o , m v
y
siete ha de­
réjalo con firm eza y bondad y serás su salvadór y le con*
costumbres 1
vertirás en tu obra m aestra.
ditabundos, apoyados en sus largos bastones, recordando
Sepa él, que b a ji tu aspee*
to desencajado y fno, se oculta el m ejor hombre que haya
existido/
les!
U n hombre del nvsmo estambro que los an^e-
T u es 0}/inis spes et fo rtu n a nostri nominist
— De ningún
modo, contestaba
el
tio.
No
en el trage
¿ N o los
veis venir á ambo3, sérios
mas bien á L u :s X I V
bien á L u is X l í l
por que
y
¿ El idioma que ha.
Saint Simón / ( I )
y
m oral z i
b o cis que no hacen
ma9 que
son las dos bocas severas con que riño, enseña
tido : á m i modo de veer no se ‘debía h ab lar de feso.
en medio
jóven de
veinte y seis años tropezó con una muchacha
graciosa y lin d »,— y, cuál es el jóven
que no recoge las
cosas de esta especie que encuentra en el camino ?— P e­
Ese
padre y este tio son los dos Otenlos tipos de la comedia ;
sea un gran crimen el que en sus c'reuns nnc’as ha comeUn
m e.
que á L u is X V , mas
que á L u is X I V ?
blan no es el mismo de M o liere
y
de tin ta s otra3
r e í r : son el M á rq u ez y o! Com endador, G oronte y Aristo^
son la bondad y la sabi lu r.a, adm rabie dúo que
constan­
tem ente reproduce M oliere.
ro es de genio turbulento, orgul oso, díscolo, in -u b o rd in i*
do ; vicioso y perverso por temperamento.
de tomar
á mi
c a rg ) ? Sé que es seductor, que es como
el ?o n icí *nte ; pero esta es u n í
ponerme á ser su bur'a.
contra la vej z,
Por que le he
razón
E l Tío .
Donde te quieres m archar ?
mas para no es-
L a juven'ud siempre tiene razón
(I)
Cor e3ano de Luis X I V , autor de un is memór¡.i3
muy cé ebres cnnio pintara fiel de las costumbres de su
tiempo. ( E l T . )
Í2G
Este suceso, ora el único asunto de las conversado*
E l P a d re .
N i sé.
nes de la ciudad.
El
T ío.
Aquel hom bre espiró-
Pu es en esto9 puntes
Poces minutos después que el m edico, en pié á la ca­
Debemos, creo, em pezar
becera del enfermo, hubo dicho: ha muerto! E l presidento
P or decidir ios dos juntos
de la A sam blea— nacional se u'zó de su asiento y
Como habremos de acabar
ha muerto!
D e una vez estos asuntos.
ción fatal habia corrido por P a r id
T u l era la rapidez con que aquella
se levanto llorando y dijom as con solloz
rillo d tl sobrino.
L o no ; b'e en el presente caso es que, la escena que
bras:
exclam a­
U no de los principales
oradores de la Asam blea, ol Señor D ir r ó r e
.L a escena es com pleta, nada le C illa, ni aun el pica
d jo".
h
de V ié n za c ,
que con pa*a.
Pido que la A sam blea haga constar en el acta de
diúlugo del padre y
es'e fúnebre dia el testim >nio de las lágrim as que dá á la
el tio ha tenido lugar por medio de una correspondencia,
perdida de tan grande hombre, y que se invite en nombre
por cortas que todos
de la patria á todos los m iem bros de la A sam blea para que
acabamos de trazar, es real; q ie el
pueden le r r en el (lia ; ( 2 ) que sin
saberlo los dos viejo*, el objeto de su
grave disputa era
ur.o de los hombres mas grandes de la
h s oria francesa
que el M árquez y
el Com endador
verdaderos, llam ado el
de M irabeau y el otro, Juan
de la órden de M a lta .
Un sacerdote, m iem bro
Soh a q u í, personages
uno V íc to r de
R ig h e tti, m arquez
Antohid de M irabeau, badio
E l bribón del sobrino, era H
rato G ab riel de R g h etti á quien su fam ilia
opo -
en 1781 lla ­
m aba el H u racá n y hoy le apellida el mundo M irab eau .
Así un hombre aborto, una criatu ra dislocada, un sugeto de quien no se po d ía sacar nada, urt calavera, un c r i­
m inal castigado
por
la ju sticia, una plaga
á mas de todo
esto, he aquí lo que era M irabeau para su fam ilia en
asistan a sus funerales-
l7 $ l.
tam bién;
del
costado
derecho,
dijo
A y e r en medio de los dolores, hizo llam ar al S e*
ñor obispo de A utun, (3 ) y
poniendo en
sus manos un
tra b a jo que acababa de concluir sobre las sucesiones, lo
pidió, como últim a demostración de am istad, que le leyese
á la Asam blea.
Este es un
deber sagrado.
El
oeñor
obispo de Autun
debe dese npefiar aqui las funciones de
egecutor testam entario del hombre grande á quien llo ra *
mos todos.
T ro n c h e t, el presidente, propuso una diputación
ra asistir á los funerales.
La
Asam blea
pa-
contes ó : I r é •
mos lodos !
D ie z años después, el prim ero de A b ril de 1 7 9 1 , un
gentío inmenso llenaba las cercanias de una casa situada
en la calzada de A n tin .
consternada, tacitu rn a,
A qu ella
m ultitud
se mostraba
profundamente triste; y en la ca.
L a s Secciones de París pidieron que fuese enterrado
“ en el c mpo de la federación bajo el a ltar de la p a tr ia .0
E l d rectorio del D e p a rta m e n to
propuso que se lo
diese por tum ba “ la nueva iglesia de S m ta
sa agonizaba un hom bre.
E l gentío inundaba la c a lle , el patio, la escalera,
la
antesala: persona habia que estaba a 11i h icia tres días;
Jiab'uban en secreto, parecía que temiesen
resp irar, y di-
se decretase que este cdm cio quedaría
Genoveva y
destinado en ade­
lante para abrigar las cenizas de los hombres g r a r d e s .”
Con este motivo
el
Señor P asforrt, procurador
ge*
jig iu n preguntas, ansiosamente, á los que ivan y venían.
ncral, síndico del cabildo, d ijo ;
Aquella m ultitud hacia para con aquel hom bre el oficio de
d e rram ar la pérdida de un
una madre para con su hijo. Los médicos habian perdido la
lágrim as estériles.
esperan za.
en monumentos separados sus sacerdotes y sus héroes.
D e cuando en cuando, unos boletines sobre
ja salud del enferm o se esparcían entre el gentio,
oian tollosos de mugeres.
U n joven desesper; do de dolor
ofrecía á voces abrirse las parterías para
gre pura y facunda en las eatenuadis
do.
Todos,
hasta los de
y se
infundir su san,
venas del m oribu n.
menos in telig en cia, parecían
“ Las lig rim a s que hace
grande hom bre, no deben ser
Muchos pueblos
antiguos colocaron
E ta especie de cu!to que tributaban á la virtud y al va.
jor, tributémosle
hoy nosotros al am or de la dicha y do
la libertad de los hombres.
sea el templo de
Q ue el templo de la
la pátria : que la
relig ió n
tumba de un grande
hombre sea el altar de la lib e rta d .”
agoviados con la idea de que no era un hombre el que iba
L a Asam blea aplaud 6.
m orir, si no todo un pueblo.
o----------(2 )
Mem orias sobre M irab eau T . 3 . °
Barnave prorrum pió
O
(3 )
T a lle y ra n d (a l T )
en estos términos : “ E fec tiv a *
127
m ente, ha merecido loe honores que la
nación
debe de*
cre(ar á los hombres ilustres que la han servido b ie n .”
hombre fué como
“ El momento en que se oyen por todas
los gemidos que arranca la pérdida
de este
partes
hombre ilus­
tre , valeroso contra el despotismo en las é oca9 mas c r í •
tica®, no sería el m is apropó'ito
pan
decreten distinciones hnnorifi as.
oponerse á que se
Apoyo
la moción con
Cuando llegó como
Aquel din no hubo en la Asam blea, costado derecho
ni costado izquierdo y se sancionó unánim em ente el decre
constante y completa*
diputado de A ix al seno de
estad js generales no despenó ninguna envidio.
una
buena
los
Oscuro
y desacreditado, in quietab i poco á los que contaban
con
fam s: feo y mal configurado, causaba lástim a
á los señores de lin io
ros ro.
Su nobleza desaparecí»
bajo su trago negro y su fisonomía bajo
viruela.
todo mi poJer, ó mas bien, con toda mi seos bilidad ”
tan
mente persegu do.
Robespierre, es decir la envidia, tam bién se levantó
y dijo :
M irabeau,
las señales de la
A quién, pues, se le habría ocurriJo
tener celo 3
tle e¡-ta especie de aventurero, apremiado por
!a justicia,
deforma d e cuerpo y rfts’ ro, sin bienes de fo tuna, diputado de la gentusa de A ix á los Estados generales en un m i.
to siguiente :
mentó de arrebato fe b ri1, la lv e z por
“ E l nuevo edificio de S rn ta G enoveva
queda desti-
nado á la s cenizas de los grandes hom bre0.
saber por qué ?
esto pensaba.
u Se gravarán sobre su frontis estas palabras.
Es
inadvertencia ó sin
verdad que este hombre en nada de
E l que primero llegase era á su lado, h e r­
moso, neo y de consideración.
E l no e c lip s ib .i- ninguna
A los grandes hombres
vanidad ; no detenia el paso á ningún pretendiente.
L a pátria reconocida
como una cifra sin valor que los ambiciosos,
“ Solo el cuerpo legislativo
decidirá á que hombres
celosos unos
de otros, no hacían intervenir en sus cálculos.
Sin em bargo,
debo tributarse este honor.
E ra
poco á
poco ;
usí que se acercaba el
crepúsculo de las cosas antiguas, en torno de la m onar­
“ H onorato R igh etti de M irabeau es considerado d ig ‘
no de alcanzar este honor.”
p ira
que so v ie ra el
brillo nebuloso propio de los grandes hombres de la
Ese hombre que acaba do m o rir, es H onorato de M i.
rabeau,
quía se fir m ó la sombra suficiente
E l grande hombre de 1 7 9 1 , era el hombre abor*
to de 1781.
lución.
M irab eau enpezó á arro ja r de si rayos de luz.
A este brillo acud ó la envidia, como acuden á la luz
las a\e s nocturnas.
A l dia siguiente, el pueb'o, ocupando mas do una le.
revo­
Desde aquel momento la envidia to.
mó á M irabeau por su cuenta y no le abandono mas.
Pa­
gua hizo el acom pañam iento en sus funerales, faltando en
rece extraño, y no lo es, que lo que ella le di-putó p rin ci­
ellos el padre, muerto cual convenia á un antiguo noble de
palmente hasta su u timo suspiro, fuese precisam ente la
su C'-pecie, el 13 de Ju io de 1789, víspera de
calidad que forma la verdadera
la caída de
los ojos de la posteridad, esto es, su g én :o
la B a s tilli.
N o hsmos apareado sin intención
1791, las memorias y
las fechas 1781 y
la historia ; M irabeau antes y M i­
rabeau después; M irab ean juzgado por
beuu juzgado por el pueblo.
fuente
in ag itab le
diez a ñ o s , aquel
corona de este hombre á
su fam ilia, M ira *
E n este contraste hay una
de m editaciones.
De
demonio de una fam ilia
Dios de una nación?
qué
modo, en
se convirtió en
tido que adopta siempre la
c ra 'o rio .
envidia .* siempre
tiros á la p irte mus bella del edificio.
asesta
P ar*
sus
Es forzoso tam .
bien confesar que la envidia, para con M irabeau, tenía
excelentes razones que alegar de su parte.
Probaos, e l
orador debe ser sin tacna, y M rabeau e=¡ reprerw blo
b ija
todos aspec'os; prceslanlia, el orador d e h e s a r hermoso,
M irabeau es h o rrib ’e : i m ameena, el orador debe tener
Profundo problem a.
un m etal de voz agradable, M ira b e u tiene la voz aspera
II.
seca, desapasible. que truena siempre y nunca h ib!a : su'
brisus audientium, el orador debe ser bien visto
Pero no se crea que desde el
momento en que sa'ió
d torio, M irabeau e3 aborrecido
p »r la
de su au-
Asam b'ea & i ; y
,e3te hombre del seno do su fitn ilia para m ostrarle al pue.
de aquí deducían muchos, m uy pagados de su prespicacia.
b!o, fueso incontinen e y por aclamación
que M . M irabeau no era orador.
D.os.
reputado como
N unca las cosas suceden así por sí mismas.
Don*
Poro lejos de
e s to ,— lo que prueban aquellas razo,
de se levanta el génio se alza también la envidia. Y aun ul
nes, es, que los oradores como M irabeau no
contrario suced.ó, que hasta la hora de la m u erte, ningún
veerse por los Cicerones.
pueden p re.
128
Y en realidad, no era orador como le entendían aque*
folletos de aquel
tiempo rebosan en injurias, violencias y
lla 9 g e n 'e s : era orador según él, según su naturaleza, su
vías do hecho contra el genio
o rg a n iza c o n , su alm a, su vida.
le reprocha y hecha en
E ra
orador porque le
aborrecían, rom o Cicerón porque le amaban.
Pero
E ra orador
la tacha que
To do se
cara apenas con viso de razón.
se presen'a á cada pas >y como por
porque era feo, como H o rtern io porque era hermoso. E ra
m an ía,
orador porque había padecido, porque había cometido ful-
atronadora
tas ; porque desde muy joven
y en la edad en que se en*
voz bronca, porque pasado es ya ej tiempo de
las voces
sunchan los poros del corazón, h ibia 9 d o perseguido, hu*
melifluas : tiene la palabra atronadora, porque
los acon­
m illado, despreciado, d fina ido, desterrado, preso, conde*
tecimientos truenan á su vez, y porque es de los grandfes
nado; porque á la m anpra
hombres tener la estatura de las co¿as grandes.
del pueb'o de 1739, de quieB
fue el símbolo mas perfecto, h ib ia
es, su
do este hombre.
ros aspera y bronca y su p a la b ra siempr
Q ué se puedo responder á esto 1
A ma«, esta es táctica
sido guardado en mi*
seguida invariablem ente
noridad y tutela hasta mu^ho después de la edad de la ia*
todos los tiempos contra tolos los genios.
zon ; porque la autoridad paterna
hombres de la monarquía, sino
habia sido dura para
T ie n e
N o solo
la
en
los
también los de su partid*
habia s i­
(porque nadie es aborrecido 9ino de los de sil propio p a r­
do mal educado como el pueb'o , porque, como al pueb’oi
tido) estaban siem pre acordes como por un convenio láci
una m ala educación le habia hecho
t;), en oponerle otro orador á quien m iraban con
con él, como la real para con el pueb’o ; porque
ra iz de cada virtud.
brotar un vicio en la
cia y escogido
Era orador, porque gracias á las a n ­
chas puertas que abrieron los tra'torno s
despertaba
do 1 7 8 9 , h ib ia
mañosamente por
la envidia puerto que
las mismas simpatías que
orador era B arnave.
no de la sociedad, la
Aconlece con frecuencia que en una época d id a ,
tiempo al ludo
que com prim ía tanto
siempre
M irabeau.
podido al fin traspasar desde lo oculto de su pecho al se­
ferm entación
Y
frecu en ­
sucederá
violento, vicioso, cínico, sub’iiMO, d .fjs o , incoherente, con
un hombre de génio y otro
mas instintos que pen-am íoni>9, con los pes m ancil ados
triunfo presente
y la cabeza centelleante, era
sipa luego.
en todo idéntico á los a:*
;
de ta le n to : este
la m is.
un dia que no lleve el sello de 9U palabra elocuente.
•hombre de talento si en el mismo recinto no
fuerte, porque la m ediocridad
de g én io : sostiene, pues, al
desconociendo su época
de él en contra
algunas veces de obgecioncs
y
se di­
Los ce'os y la envidia se dirigen en dercchu*
ra al mas
Por
arre b a ta el
pero este prem io nada prueba
dientes arlos en qué résplandeció, y de los cuales no hay
le preguntaban, (val endose
igual cosa*
ma ¡dea es representada á la vez en diferentes grados por
de su fam ilia ; porque, brusco, desigual,
ú tim o— á aqu líos imbec les que
E .t e
del
9e ofendería ded
estuviera ej
hombre de talento y se vale
que le es superior.
A lucínase con la
y
ingeniosa0,'! si se creía form alm ente orador, el habría po-
quim érica esperanza de echar por tierra al prim ero,
di lo contestar con es as solas p a la b ra ’ .
es e caso, que nunca puede realizarse, cuenta con derribar
Preguntadlo á la
m onarquía que se acaba, preguntadlo ú la revolución que
después ál se g u n d o :— entre tanto
com ienza.
tanta altu ra corno le es posible.
por aquel que la ec'ipsa
Apenas se puede creer que en 1 7 9 0 , hubiese muchas
personas y entre
ellas alm ibarados
j ¡sen á M n b e a u por su propio
la tribuna en djnde nunca
en cartas
Estos
ria puedan arrancar a la bise
ideas sonoras del
momento,
en que
con ta n ’a facilidad
am algam aba v fuud a su pas on personal co n
la pasión de
de todas
las piedras
y la in ju.
en que se alza un grande
L 03
despojos del uno se emplean en la construcción del otro,
nos en que él ag taba á la A s im b ea como al agua de un
todas las
en rigor de­
hombre, se firm a un pedestal al hombre secundario.
memorab es sesio
vaso, en que reuma poderosamente en s i mano
hombre de genio re
quo-el pico 6 el azador, la calumni i, la diatriba
que tenemos á la vista-
Apenas puede creerse que en aquellas
m ediocridad está
L a comparación que
bía aniquilar á este, le enzalsa ; y
alcanzarla triunfos completos ó
a l menos que no se mostrase en ella con fre c u e n c ia .
consejos se reg s ran
am igo del de talento.
interes que se retirase de
La
y le eleva á
meno9 y que mas se le p a re c e ,.
E n esta situación todo en en rg > del
amigos, que aconse
le apoya
eh
|
¡
Así es corn i en 1790 e iifio a b in á B aruave con las ruinas
de M irabeau.
R i v a r o ! decía : M irabeau e« mas
escritor,
B arn ave
todos, que después de h ab 'ar, mientras hab’aba, y antes q ‘
es mas oradon e1 B arnave sí, el M irabeau, n ó -L a memorable
hablase, los aplausos se m ezc’asen siembre á
las b u r V ,
sesión del 13, escribía C ham fo rt, ha probado mas que nun.-
menudeheias s n h a m o ía
ca la preeminencia, ha tiempo demostrada de B arnave sobre
risas y rech fias
M iserables
que la gloria l n borrado do aquel
cuadro!— Las gacetas y
M irabeau como orador.
Al. T a -g e t apretando la mano á
129
Barnave le decía en voz I n j j . su discurso sobre
de la promulgación, Je ha ultimado.
B arnave,
fó n n a '
con la idea de hoy, las mas veces con la de ayer, nunca
habéis se •
con la idea de m añana por temor del riesgo ; que tienen
judiado á M irabeau, uñadla Duport apoyado con lu sonri­
una facundia bien nivelada, bien plana, bien rotunda, so*
sa de L a m rth , el cual era para D uport lo que D uport pa
bre la cual caminan
ra Rarnave, un dim inutivo.— B arnave da gusto, decía M .
diversas libreas, todas
Goupil, M irabeau da lastima.
que temerosos de a b rig ar pensamientos poto im p r e g n a d o s
E l conde de M irab eau tiene
y circulan á
escondidas
con
suS
las ideas comunes de su tiem po ;
r á f a g a d ’ cía M . Cnmus, pero nunca hará un discurso
de la atmosfera
ni sabrá lo que es.
Barnave s í ! — P o r mas que M irabeau
calle como
se fa tig u e
decía Robespierrej nunca alcanzará á
contrario, era el hombre He la idea nueva, do la ilu m in a ­
y sude,
B arnave, quien no pretende tanto y vale mas que él.
Todas
eu
do todos, ponen siem pre su ju ic io en la
term óm etro en la ventana,
M irab eau
al
ción súbita, do la proposición arriesgada • fogoso desgre
estas pebres einrazom illas nrañuban á M i rabean y lo cau.
fiado, im prudente, chocante, ofensivo, aterrador, obedien.
saban dolor en medio de su poder y de sus triunfos.
te solo á sí
E ra n
después de
a lf lerazos dados al que se arm aba do una clava.
\
si e! odio, en
la necesidad de oponerle algo, no
ap auso que
propio : buscaba
muchas
el triunfo, sin duna ; pero
otras cosas, y mas se gozaba del
le daban sus pasiones en el corazón, que el
hubiese tenido á m in o un hombre do t.le n o a- h ib ie r a
del pu- blo en las tribunas : estrepitoso, enturbiado,
valido de uno mediocre.
do, profundo, rara v t i
N u n ca se p ira en la c u ü d id de
lá tola con que hace su bandera.
M ji r e l fué
preferido á
arrastrando en sus
ideas todas de
exclam aba :
elocuencia de B arn ave
G eu firoy, el crítico mas afum ido de la Europa en 1S03,
coasiderabi á Lafon rom o m uy superior tt T a im a /
Eu
Mu.
17 09 p re fe ’
nocido, es difícil form arse idea
de
L o repe’ imos, porque es para nosotros singular, M í.
do estas pequeneces : el pa*
m ra d o al
la
trec diciendo: ese M . M i r abeau es un
jos cuales M . de Foucoult le
todo, el tener la vista demasiado fija sobre los contempo,
rabo silo!
rafltos y m uy poco si.bre la posteridad.
^ cu i ndo térro1naba un discurso,
pre con
una sonrisa, y M irabeau
B arn ave tenia segura ia
con una tempestad.
ovación del momento, el triunfo
de un cuarto de hora, lo gloria en
la gaceta, los aplausos
de trdos In s ta los del costado derecho.
la lidia y
la borras ’a.
¡en parecido, hombre
B arnave
era
M ira b e a u tenia
un joven b star.te
da gmc.oso hablar.
M irab eau ,
Esc extravagante’
enton­
Robespierre, m urm ura*
ba entre dientes: eso no va ’e na la.
A veces, este o lio de una gran parto de su
auditorio
dejaba ves igios en s a elocuenc a, y en med o de su rnv»*
n
mfiao discurso sobre la regencia, p «r ejem plo, fce escapa­
ban á sis libios desdeñosos palabras-como las que
á copiar, palabras m elancólicas, se n c illa s
altivas que todo
vamos
resignadas y
hombre debiera m editar enuna situación
sem -jin le á la suya,-
‘ M ientras yó hnb'aba, y e x p re s a b a
m s primeras ideas sobro la regencia, oí decir con aque-
“ va e-toí acostumbrad \-
las mañanas la medida & su auditorio, el pu’s? á -¡u p ú b i*
“ gante!
c0 i qu» cunea se
“ re fec cio n ar!! ”
am abilidad á que
Eso es absurdo!
N o se puede proponer!
Pero seiía
E s extra va.
conveniente
Asi hablaba t i 2 5 de M arzo
ser np au •i do * ; que siempre besan hurnildemeote la p la n ­
siete días antes de su m ueite.
ta del buen excito ; que llegan
Fuera de la Asamb ea la prensa
i la tribuna algunas veces
puño y
M . Lapoule en el izquierdo.
tan.
do la poáibi idad do
T ra s
C a s te la n e t: E se M v
“ lia firm eza llena do comedón ento y
aventuran fie r a
el
desprecio, y
como decía agudamente R ivaro l era un monstruoso c h a rla •
B arnave e ra de aquellos hombres que tom an t -d is
miserable!
M . de V iv ie n lo decía S r. M irab eau nos insultáis.— C u a n -
ces en el costado derecho, decía M .
se-levantaba en la Asam blea, B trn a v e era acogido siem-
M . G u i-
M irab eau es
am enazaba con
le d o de los oradores políticos, hombres de la presento ante
Cuand > uno ú otro
O ra
O ra los Sres- I) . A m b ’y y L i u -
do el od o i=e a c a lla b i, prorrum pía el
Ehtos dos hombres Zíarnavo y M irab eau , presentaban
m anera como fue
palabra:
porveier se habría sonreído; pero generalm ente es de.
por otra parte un perfecto contrasto.
M irabeau es un
tratado por sus c ó le g is y contemporáneos.
uu malvado, un asesino:
hubiese
La
H o y que el nom bre de M irab eau es tan grande y co*
y no á Napoleón.
Si
las tuyas.
al lado de la de
Hermy g rita b a in terrum piéndole la
ralclo con B arnave !e indignaba.
m ahratadas las
época al chocarse con
r ian á Moreau y no á Buuaparte, en 1815 á W ellin g to n
rabeau se dignaba irritarse
y
ancho c a m ó n á la orilla de un torrente.
“ A Crebillon el b ir b ir o p rrfia re n ! ”
ravillaso es el instinto de las p a rd illa s /
nunca vadeablc, y
espumas envueltas
Cornoiile, Piudon á H acine y no h i cien años que V o ltu íre
bu
tran sp a re n te ,
rápi­
le
de 17.11,
do-’pedazuba con ex-
130
asa
taño furor.
lo?.
C aía sobre él una lluvia azotadora de folíe­
L o s partidos extremados le
picota,
colocaban en
la misma
Este nombre, M ira b e a u , se pronunciaba con el
frente á frente de su pueb’o : cuando a llí, en
ba sobre la envid.osa Asam blea como el
pié cam ina,
hom bre— Dios
sobre el m ar s n s u m e rjirso : cuando con su
mirar
cardó*
m is m o acento en el cuartel de las guardias de Corpa Y en
nico y luminoso, fijo desde lo alto d é la tribuna, sobre los
el C lub de los franciscanos (f-ordeliers).— M . de Cham p*
hombres y las
cenetz d cía : Jlse hombre tiene viruelas en el alm a.
m ed .r la pequenez de
M.
ide >s de su te m p o ,
los
parecía ocupado en
hombres con la
grendeza
de Lám bese proponía hacerle a g a rra r por cuatro hombres
sus ideas, entonces, ni se le escarnecía ni injuriaba.
de á caballo y llevarle a galeras.
to hacían sus enem gos,
dadanos levantad
M%rat escribía ; ‘ C iu-
ochocientas bo cas, colgad
en ellas á
lodos esos traidores, y á su frente al infam e R iq u ettí.
Y
desvanecía al prim er soplo de sus labios abiertos para ha*
blar.
Cuando este hombre ponía en acción su genio des-
de ia tribuna, su faz resplandecía y toJo
contentándose con responder ;
su presencia.
de
de A b ril,
se desvanecía a
E ra , pues. M irabeau en 1791, muy aborreci !o y muy
lirios, ese p á rra fo es de un Cbno.
H asta el l . °
M ira b e a u
es un m iserable,
amado á un tiempo mismo • génto aborrecido por
un extravagante, un m alvado, un asesino, un loco, un o ra -
lentos asp-ratites, hombre amado por c! pueblo
dor
envidiable la existencia
de segundo orden ; un
hombre m ediano, un hombre
m uerto, un hombre sepultado, un charlatán
monstruoso ;
de aquel hombre que disponía á
su antoj i de todas las almas esperanzadas entonces en el
tiempo v e n id e ro /
indica que se le destine á G aleras y M a ra t le
dio de una nueva alquim ia m ite rio s o , convertía
condena á
n horca.— M u cre el 2 de A b ril y el 3 se inventa el Pan*
Hom bres ilustres ! queréis tener razón m añana ? Mo
gos de la m ultitud.
como
rar,
E l pueblo, sin em bargo, que tiene un tino e¡ngu!ar
recto, que no es rencoroso por
que es fuerte, que no es envidioso porque
pueblo, que á pesar de ser niño conoce
bres. estaba de parte de M irabeau.
es grande, e¡
á todos los hom ­
M irab eau era
el pueb'ode 8 9 , y el pueblo de 89 según
eegun
M irab eau -
No
hay espectáculo mas hermoso para el hombre pensador,
q ‘ lus estrechos abrazos que se dan el genio y la muche-
á
reform a,
Se oegBba la influencia de M irabeau y sin embargo
Siem pre era 61 el que
tenia ra zó n ,- pero
no triunfaba de la Asam blea, sino por medio
L o que decía M irab eau ,
lo repetía
aplauso3, y muchas veces contra
A sam blea el dictado de
Q ue sin descanso y
con todas sus
y azotuba en la baranda
de la tribuna,
trigo de la
era. á los hombres y las cosas de su
©1 grano que la revolución hubía de fecundar !
alim entaba el
que su alta
inteligencia desmenuzaba sobre
Q ue desvelaba á lu vez á Luis X V I
Luis X V I cuyo
y á
el pueblo !
Robespierre ; á
trono otacuba, á Robespierre cuya gut.
llotina hubiera atacado
de la misma m aneta !
Q ue podía
preguntarse á sí mismo cada mañana : ¿ á quien a rru in a­
ré hoy con mi palabra !
Q ue era pontífice en cuanto di­
rig ía los espíritus y Dios en cuanto dirigía los aconteci­
M u rió á tiempo.
Su cabeza era soberana y sublime:
91 la coronó, 93 la h ab tía cortado.
del pueblo-
su voluntad, escribía la
interrupciones,
Labelos, fo -
am enazas, re*
jSs. UNOS OJOS.
(C
a n c ió n
.)
chiflas, carcajadas de risa, si b dos, se convertían en pie*
drecillas arrojadas en la corriente de su palabra que ser*
una
Q ue
espíritu de su época con todas las ideas
la m ultitud con sus
aquellos np'auso*.
lletos calum nias, injurias,
de cuando en
nada mas.
los instintus va­
mientos.
dum bre.
vían
peo-
s;glo para se, a ra r de la paja que la república debía devo­
III
siempre
en
samietilos y en sistemas, en deseos guiados por la razón y
fuerzas sacudía
lid h o y .-------
e r a inm ensa-
Que con palabras mágicas y por me*
en piones precisos de m ejora y
teon para sus restos.
los ta ­
/Ilu s tre y
bilvado y escarnecido mas bion que aplaudido.- Lám bese
y el rayo visual
C uan,
cuanto harían en cu contra, se
M ira b e a u ño quería que la A s a m b le a persiguiese á M a ra t,
Parece que se publican
de
Cuando
cuando para
ti
haeerle espumear : y
orador soberano
arrebatado de
idea súbita, subia á la trib u n a ; cuando se
hallaba
H a y unos ojos negros
Cuyo m ira r va al almn,
Y en em belezo y calma
Tunen al corazón :
131
Su expresión es tnn tiern a,
com batir desesperadamente las preocu 'aciones,
Su imánen tan activa,
nías de los directores v í’e*, la turba de los maestros y el
Que en pos de sí cautiva
yelo de los tiempos, entre los vivo3 tendriámos
L le v a ¡a adm iración.
diera, queriendo, alzarse In sta la noble dignidad de
las tira*
quien pufun.
dador de la escuela musical Y talian a europea, y d e c la ra r­
se rtjen erad o r, no siendo hoy s iró el primero de los que
m ilitan bajo las banderas do la escuela
Com o brillan dos asiros
E n cielo transparen e,
na.
Sobre su blanca frente
progresivo revela tendencias rejcneradoras, el único, que
Se ven así brillar :
yo sepa al menos, sobre quien pueda hoy repozirse ron fe
D e la inocencia el velo
el ánimo fastidiado y agobiado por el vulgo de los im ita-
T e m p la su fuego un tanto
dores serviles que de todas
Y encubre aquel encanto
Ita lia .
Q ue am ar hace y desear.
[ I blo de
D o n ize tti, único
Rosiniana Ita lia ­
cuyo injenio altamente
partes germ inan en
D onizetti tiene un asiento, que
diestra de Rossini, y por el empeño
—
*
nuestra
n idie le disputo, á i i
que él
pone
en se­
g u ir las máximas fundamenta es, por el poco e-tudio
en é. se descubre de la escuela A lem ana,
Q uien de esos ojos be'los
por
que
la inaudita
Fuese imán poderoso !
rapidez con que te rm in a sus trabajo-',
Q u ién pudiera orgulloso
de cuando en cuando los lím ites
Sus miradas atraer !
pensar que él no estendiese hv-ta mas allá el designio de
Q iié .i lograra un momeuto
su vida de arti ta.
E n ru cristal m irarse,
im itador que difiere de todos los que escriben ó han es­
E n su luego abrasarse,
crito dramas líricos en Ita lia , algo mas, m asque
Su lloro re c o g e r!
és secuaz de Rossini.
I
rapidez
que
del descuido, 9e
Con todo, es necesario
loca
podr á
notarlo, él es
im itador
l i a adoptado y seguido hasta hóy
su sistema no por tedio de estudio, no por fa lta de in spi­
ración, sin6 por íntim o convern imionto, y á la m anera de
Dios s n duda
un Aposto! que adoptando una vía, con todo no
hizo
tal vez
reniega
Foco de am or y vida,
su propia individualidad
llegado en tiempos en
D o el hechizo se anida
que allá en el fondo, al pié del trono que Rossini se habia
D e l cándiJo p u d o r:
conquistado, susurraba aun un éco de la vieja
Asi la tierra absorta
le p a re c ó mal firm e la conquista, y em prendió su
Contempla en forma humana,
mación ; tal vez no le pareció asegurada para
L a iraágen soberana
em ancipación.— Y considerando la peligrosa influencia de
Del ángel dal amor,
la inercia y esteiilidad inm ediatam ente anteriores á
pedantería,
consu­
siempre ¡a
Ros-
sini, pres ntió el carácter Jdel ¿movimiento im preso
E . E.
aquel á la escuela
Ita lia n a ,
entrevió
creación
por
de vida,
principió de una época, donde no habia sinó re ornos ácia
ESTETICA-
la antigua vida interrum pida, y
el
últim o
desarrollo de
una época que se h tb ia condenado á la in m o vilid ad , an­
F IL O S O F IA
DE
LA
M U S IC A
F
r a g m e n t o
tes que hubiesen sonado las ú timas voces.
%
(C
u a r t o
y
u l t im o
.)
Con todo
poder con que D onizetti ha calcado las hue'las de Rossin-,
©9 indicio de otro poder que no se ha revelado todavía,
“Ignoto Numini.n
1
vpz
hay mas que
presentim en-os y esperanzas
lejanas, tal vez si para rejenerar la música no se exijicse
sio ó jen io , y no constancia
y cnerjia sobrehumana para
y
que un impulso d verso suci a ria .— L u e g o — y esta es espe­
ranza vita l— el genio de Dun zetti se ha demostrado
Tal
el
pro­
gresivo ha'-’ta hoy y nadie podrá decir donde se p a r a r á .
D e la Z iraidu á la A na Bolen i, al E.^zir u’ A m o r á
la P a r is in a y finalm ente al M a rin o F a llie ro , a la L u c ía do
132ra
Lam erm oor y al Belisario hay
una escala
proporcionada
WC
mi
do Ann, y generalm ente todos los trozos concerta­
que indica como un term óm etro los grados de desarrollo
dos, colocan irrem ediablem en'e
ft que sucesivamente ha llegado D o n iz e tti— y
primeras del repertorio.
tal
vez
un
La
aquel!» opera «>!•«
int-rum entnc on,
si bien no
ex unen cuidadoso de cada uno ds es os dramas, encont-a.
iguala la inspiración melódica, procede al monos,
ria en cada uno de ellos un pTogreso, perfeccionado alg u ­
continua mngéstuosamente s iletnne.
no de los elem ent >8 quo
que es de n »iarse principalm en e
so man fieslan en
la
m ú 'ica-
¿ Q uien en la Zo raida no h ib ria
no solo
presentido c. M a rin o
F a ilic ro ?
¿P ero
P arisin a
ha atrevido á vaticinar sobre el úl*
adelante se
adivinado sir¡6
quien
desde la
1 mo térm ino de una carrera siempre ascendente, que
ha
no actera, en
Ua
llena,
Los coros e n tr e
los
el dore m ai ne, n id a ro *
los términos en quo h »y nos
htllom os, es
cuanto se puede dc^e .r.
*
los presentimientos de
M arino F a lie ro .
U n a sombra
renovación
crecen on
de la an igua Vetnecia
1
1
se
dbdo hasta hoy incremento á las fuerzas del que la ie c o r'
e>¡i nde m steriosa, solemne sobre todo el d ram a.
re?
mauce del gondolero pronunciado en la sinfonía y canta*
¿ Q uien sabrá decir, si
el hombre que como Rossini
serlo y ti bufo , si el
ha abrazado con igna1 fecundidad el
hombre que después de haber
llegado al
sublime de la
tragedia en la A na B o’ena, ha sabido esparcir tantas
fió­
da
suavhim arm ntc por Iv a n o ff; el
El ro-
baí o verdn leram en-
te délos tiem po:, en e> final del octo .p rim ero al que *e
liga con tanta ciencia el dialogo declamado entre
F a lie ro
le s de alegría en el F.iizir <¡’ A m o r ; un paso mas alto, da-
y B ertucci.
do tal vez en estos mom ento*, no revelará un nuevo y mas
los coros. L a cavatina I H mía p a t r i i 6 bel sngg¡orno, que
vasto orizonie ?
solo ur. deat-rrado puede com prender, es la
¿ Y quien podria d e cid ir siuó será ob i-
K l himno m»gn fico de F.«Itero cantado por
alegría
con
gado á lanzarse á él po r la sola vehem encia de un genio,
que un con-uelo de amor juguetea con indecible »u*.v¡tjtd
ó si prevalecerán los hábitos de una escuela, en la que lo ­
al travea de la lánguida tristeza de la separación.
do ha sido tentado ?
Es cierto que muchas do ca s» nor‘
y ante todo, el nuevo, sublimo verdaderam ente inspira lo
mas de renovación, indicadas mas arriba coran ©sene.ales
dnetto entre M u r a r F a liero é Israel B eriucci, repi© enta-
a! desarrollo de la futura regeneración musical, se descu­
cion profundara nte Verdudera, el uno del principio popu-
bren aplicadas con mucha fiecuencia, bien
lar intolerante do yugo, ©l otro de! principio
sea por ins­
tinto de genio ó prem editadam ente, en las obras do
z t i.
(_¡er o es, por in d icar una aíraseos, quo U
dualidad de los caracteres, tan bárbaram ente
por los esclavos copistas de los lirismos
encuentra en muchos de sus trabajos
in d iv i­
( escu dada,
U os-irnano 9 , se
retratada
con
rara
ari»tocr «tico
ofendido ca la purte mus intim a de su esencia, el h o w r—
aquel » alternativa,
airada,
melódicas, que no es canto
questa, smo conjuración
ccniz ,s de Faliero y
trunca, concitada
por frases
porque quien canta es la or­
real,
evidente,
evocada por las
de B crtucci— Aquella
maestría ad«
¿Q uien no ha senti­
m irub'e de ciencia m u-ical y de ciencia fisio og>ca y hu­
E nriqu e V I i I # el lenguaje
m ana al mismo tiempo, maestría do tenacidad progresiva
cnerjia, y l i j o s a m e n t e observada.
do en la espresion musical de
Don i.
Lu**go
severo, tirán ico , y artificioso que
la historia
lo dá ?
Y
en Is ra e l, de progresivo
aculo rarm eno
en
F a lie ro ; d i­
ríais un acero clavado por Israel en el pecho de Dogue,
cuando L ablu che fulm ina aquellas palabras :
que penetra, luego cuando el grito de un pueblo conc a le a ­
do no baste é Israel pone en la balanza la v e rg u e n z« del
I
Dogue, llega hasta el c o ra za ).
Y aquel rápido anuncio
S Ir á d ’F 'g h i té rra sal trono
A u ra donna pitá degua d’a ffjtío
desús victorias á B ertucci—
Ventila tendrá la espada de
Q ^ien no ha sentido com prim írsele la alm a— quien no ha
Fifi ¡ero, que sube á las estrellas, y te liberta el alm a de
concebido en aquel mom ento toda la tira n ía — quien no ha
aq u d
puesto os ojos en ias maquinaciones do aquella corte que
a ¡u i! desparecer de to la luch t en un vaticinio de a ci m en
ha jurado la m uerte de Bolena ?
fralelli, anüci furom, verdadero guante de duelo arroj ólo
signada que el libreto y
Y A na es la victim a r e ­
la historia
nos pinta : su canto
á la
pe-o de iuceitidum bre
U rania
angustiosa quo la ¡ f i j a ; y
veneciana? por los dos principios
comprim í*
es el de! C u n e que presiente la ora fita !, canto da persona
dos por un pjeto de venga za y de sangre— y entonce*
M i . arla, onjinado por una
aquel aire de t r s ’ e z a m u d a , secreta, no definida, pero
dulce
Ar a Bolcna es una cosa tal qu9
música1.
vales > el
m em oria do amor.
La
se acerca á la Epopeya
E l romance de Smeton ; el dúo
Je las dos r i­
viví tu de rerey & > • ; el divino al dolce quicla*
siempre creciente, quo p o ’ o á poco se
enerj a de la voluntad,
apodera
de
la
que pone uno por uno á o* acto-
r '-’s d‘. l dram a bajo el dominio de la fatalidad, única i!e*de
........... ..
. i'ti — mu,jc t —
133
m
whw
entonces capaz de de ntar el nudo ; que invade la m íric a ,
j
de los libros de reglas y de
los viejos cánones de arte;
se descubre en los do# coros del segundo acto, serpentea,
L a música es el perfume dol universo, y para trata rla
te acongoja can sus impresiones en aquel fátadico p re lu ­
mo es debido le es necesario al artista
diar de losviolir.es al io t i veggio, or piangié
tremí i so
el am or, con la fé, con el estudio de las arm o n e s que va.
derrama por todas las notas do aquel adagio, que es una
gan por la tie rra y por los Cielos, con el pensamiento del
ola de mús.'C.'ve encarna en aquel m ,vim i' n'o nuevo l :ga-
universo.
d >, continuo, te d i, ó me engañ >, el presentimiento de la
sica, no de los grandes de un pais, do una escue'a
muerte de Faliero, domina desde lo alto,
un tiempo, sinó de todos los países, de todas ias escuela>-
indefinida como
11 noche, inmoble cemo la laguna, al presentarse
que entre ¡os conjurados y en aquellas notas, plenas,
ves solemnes de,
queslo schiavo coronato ;
no triunfe, por aquel ruido de las armas
con las frías
gra­
con
Acerqúense á las obras de los grandes en m ú-
de todos los tiempos*
el P u -
identificarse
co­
ó do
N o para anatom izarlas ó diseenri a3
y viejas doctrinas de los profesores de m ú­
anuncia un veci-
sica, sinó para recojer en sí mismos el espíritu
y puñales que se
unitario que de ellas mana ; no para im itarlas servilm ente
escuchan, y ven* e finalm ente en el ú timo odios de
fiando á la v.d •, reasumiéndose todo en aquel
sinó para im itarlas corno libres,
F e r-
trabujo
mi bemol
y
creador y
agregarlas
un nuevo
Santifiquen su alm a con el bautismo de aquella
sob c el que se apoya el canto todo entero, luego.-— el ú lti­
poesía eterna, que el m aterialism o ha ocultado, pero
mo e-fuerzo, la último jigantesca tentnt va de la voluntad
estinguido en nuestra tie rra, a ¡oren el arte como
humana, que concentra trem endam ente todas sus potencias
santa, y vínculo entre los hombres y el C ielo .
Adoren el
streUa;
arte impregnándolo de un gran objeto social,
como á sa­
en la lu c h ', y se lanza
noji una alba, non un
desesperadamente en
el ad o< de Uertucci .1 sus
vili éfumino prodi,
aria
cantada
hijos, aquel g rito
en sus pechos y en la vida, pura, candida,
por E le n a ,
da con
elocuente,
el trafico de la
incontam ina­
vanidad y de tantas
iniquidades
que desfiguran el bello mundo de la creación.
que debería a v e rg o n zir á qú en
le escacha ; el dueto final entre la Grisc y
á cosa
cerdote de una m oral regeneradora, que deben • guardar
ora, que c ie rra la escena ; luego,
cuando to lo se ha concluido, la
8 iammo
la
no
La
rácioa bajará hasta ellos, como un ángel de vida
L a b 'a he son
inspi*
y de
a r.
todos m asó menos, indicios podero ; 0 9 de un genio que no
m onía, y conseguirán que b rille sobre sus sepulcros aque.
se ha revelado aun todo en ’ero. que entrevée anhelante un
Ha bendición de las generaciones
nuevo mundo musical, que querría recorrer, y que tal vez
das que vale m il g'orias, y las supera todas en cuanto
encadenado, comprimido, por los mil motivos que
virtud supera las riquezas que dá la fortuna, y la concien,
al jem o emprendedor, np lo recorrerá,
pero que con
s e h a mostrado en bosquejos, de los cuales
futura sacará argum ento
obstan
la generación
E . J — P.
v
conquistarlo si lo hubiera querido en verdad.
pregaren
Y
sido recorr.dn
«
una
•
los jóvenes
artistas
musical.
Estamos
en
se
I.
la
Y el c u a rto ; nositros tenemos núestro interés v el suyo tam bién los pue­
blos opuei-to al nuestro.
Si se unen
para defender contra nosotros este inte­
rés, como les resis'irérnos ?
D ividam os para r e in a r ............................
víspera de la batalla, en que los fu -rtes cab iberos se preparaban recogí los en el silencio, en la m editación,
á
las
o b la c io n e s que tenían que desempeñar, á la grandeza de
la misión á que deb eron consagrarse el di i después,
íiidos en sus fervientes esperanzas.
Y
con*
!oi jóvenes artis*
tis , elevé,ise por el estudio de los cantos
nacio nales de
las historias patrias, de los misterios de la poesía,
»
PALABRAS DE UNION.
porque el genio
devotos, corno á los misterios de la relijion, á la
iniciativa de la nueva escuela
•
será
rctroced endo,
ivform a h ty inm inente, inevitable, cierta,
humano no puede retroceder.
•
tendencia ó una épo
ca están cxawstas —cuando una c a rrera ha
por ella sinó
'
( Traducción déla redacción )
Con todo, por él ó i or otro, la reform a musical
y no se puede cam inar
la
cia á la alabanza, y el am or á todo poder te rre n a l.
todo
fiara decir : aquel era capaz de
efectuada— Cuando una e>cuela, una
mejoradas y ngrndcci*
do los
m:s crios de la nalu ra'eza, á un horizonte mas vasto que el
I
D e esta suerte se aborrecerán todos,
y no penparán en aunarse contra no*,
sotros.
Y respondieron los demas : Es ver*
134
fT
dad : D ividam os para reinar :
cordia es nuestra m uerte.
su con*
que p eregrinan ltácia la (ie rra de gozo que le» señala con­
La Mennais xm.
Porque
hasta nuestros
tinuam ente el índice del Si ñor.
dias han pesado los tiranos
sobro las naciones, como un
rem ordim ien'o
sobre el c o ­
razón, como una idea de m uerte sobre otra
de felic dad
Y porque cam inaron desunidos no llegaron jam ás
Porque dijeron á un pueblo ; aquel otro pueblo quie­
re a lz irs e contra nosotros para enriquecerse con
aquella t e rra santa ;
Pues les sorprendieron separados los ladrones, des-
armaos
contra él y caeran sobre
nas antes que pudiesen reunirse, ó dar el grifo do apuroPor esto muchos pueblos h in abierto los ojos y visto,
los des*
pcjos de nuestros tronos, para m a n c a r el cetro de nues­
han conocido la granJe verdad y se han unido.
Im item os estos pueblos : abramos los ojos á la gran,
vosotros
nuestros beneficios, y os haremos dichosos y os lla m a ré 1
de verdad, á la verdad eterna, y unámonos también.
P nnmonos y amémonos como peregrinos *
mos hijosY del mismo modo que
<le la
á
cargaron sobre ellos tus carabinas, cargáronlos de cade­
y am or ?
tras m an o s:
Los pueblos son cual numerosa caravan a de O riente
la m uger
serpiente porque la prom etía
aquel pueblo creyó
^ llegarem os
crey ó las palabras
ser
como
Dios, nsj
triunfan es á
la tierra do
libertad y
a m o r;
A l Edén delicioso donde debe descansar la hum aní.
las falsas palabras de los tiranos por
dad de su misión penosa, de su peregrinación de muchos
que le prom etían su am or.
E bizose cquel día la desunión de los pueblos, y hu*
siglos por un terreno árido y herizudo de precipicios.
bo grande luto en el cielo y llanto sobre toda la tierra.
.
Fues el uno se levantó contra el otro y se descarga­
ron mutuamente golpes de m uerte.
Oh si supierais lo que es am ar ?
Y no oyeron en medio de su odio una voz de lo alto
que sonó diciendo : “ hermanos sois en
IIÍ.
L a Mennais xv.
C ris to ; por que
H a b ia una Sodoma ; una ciudad sin am or
pues peleáis hermanos contra hermanos ? ”
Y fue grande aquel dia la alegría de los tiranos, y se
y donde se pensaba tan solo en od os y venganzas.
^ sucedió que se prendió fuego en muchos de sus edi­
regocijaron en Satanás, con orgias de infierno, por que de­
cían .• “ la ruina de los pueblos es nuestro engrandecim ien­
ficios, y
to, su desunión nuestra vida.
Jarle; y era furioso el viento que soplaba;
\
Aconteció, pues, que salió vencedor el pueblo que pe*
cuando creyó
que
el
incendio crecía por que nadio pensaba en ata*
pasaba la gente por delante de log edificios que se
abrasaban y contraía sin facciones enrojecidas por el res­
lcára por los tiranos, el pueblo engañado :
\
caerían sobre ó', beneficios y
plandor del incendio una sonrisa satánica, pues decían:
“ T a ! vez los habitantes de estas casas no eran de mi
dones como rocío del cielo, se halló cargado de cadenas y
color; seguían tal vez otra bandera.
rodeado de verdugos.
Entonces conoció lo q^e era el am or de un tirano ;
Solo entonces sonó en sus oidos aquella voz que
ni unión,
an­
tes no oyera : hermanos sois en C risto ; por que pues p e ­
leáis hermanos contra hermano?.
”
Y después do a'gun tiem o el fuego
también
había
prendido
en las casas de los que no habían querido a ta ­
ja rlo .
Entonces
se convirtió en un infierno la ciudnd mis.
ma. y con las Pamas,subion hasta las cetiellas los alai idos
II.
de los q ’ perecían ; y e 1 estruendo de los cd fic io s
que se
desplomaban, y el petó-reo del fuego, ora espantoso como
E non vedemmo che lib e r ti senza fra*
tellanza é fumo, é larva, é nulla.
Lando, vi- 19-
el crugído de muchos huesos que se rompen.
Y era grande la cons'ernacion que reinaba en la ciu*
dad, m uy mas grande que
E n verdad os digo que no puede haber libertad sobre
la tie rra hasta que reine sobre ella el a m o r :
Y que los pueb'os la enrojecerán en vano con su san*
gre para alcanzarla j mientras no esten uaidos.
la m ayor
consternación
que
vieran jam as los siglos.
Y yo que esto sabia l'o rab a, porque veia que el ene­
migo de la
humanidad habia sembrado
la cizaña entre
mis hermanos, y temía no les viniese un mal como aquel /
■n
135
no se
Y después de esto se disipará la noche de sangre que
la palabra del
se arrastra sobre los pueblos, como las nubes de borrasca
Q ue ¡a ira de Dios cao sobre los hombres que
am an ; sobro los bombrés que
desprecian
que barre el soplo del huracán,
C í b t ) que predicaba amor y libertad.
Mas no sucedió asi, como
pensaba: un:éronse á las
am enazas de! peligro, y los que se aborrecían se a b ra za ­
ron: y los que se miraban como enemigos se dieron el non*
bre de hermanos*
I
una voz salía de todos los corazones.
Tl brillara sobre todos los pueblos y sobre
todas
naciones, un sol mas hermoso que el que brilló
las
sobre
la
felicidad de nuestros primeros padie> ;
Y los hombres gozarán aquí bajo la felicidad de la
gloria ;
“ UNION ”
Y rebosaron de alegría los corazones, porque la
pa­
el
la cabeza inclinada no osaban levantar los ojos
pecho y
para
y
libertad
y
p a z : aquella época que escribió el Eterno sobre el liluo
la b ra unión, es palabra del Cielo, y significa, felicidad.
Y los que con los brazos cruzados sobre
P ues habrá llegado la época de amor
de los siglos coa letras de oro y piedras preciosas.— J
no
11.
(Guardia Nacional de Bircelona, núm. 565.)
ver el negro O n zo m e que pesaba sobre su patria como un
paño de m uerte sobre un cadáver, los alzaron:
Y vieron que renacía una aurora bridante de libertad
y amor, que se acercaba el reinado de libertad y amor, y
-que el ángel de libertad y
amor triunfaba del demonio de
la esclavitud y discordia.
Y
me regocijé en
FOESIA DIDACTICA.
L a Poesía D id áctica, es sin disputa alguna, la
débil de la L ite ra tu ra E spaño la.
N o se busquen en ella
las br liantes obras q‘ inm ortalizaron á los Popes,á los Coi*
.Dios que
es
el mi~mo
fuente de la libertad, y ensalcé su gloria entre
am or y
los hom ­
bres.
leau ,-
apenas podría presentar
un
rival a D e’i 1le.
Sin
em birgo , se encuentran en este género, algunos ensayos,
y no es en su número, en lo que consiste su pobreza.
VI.
M ilic ia es la vida del hombre sobre la
tierra y como días de jo rn alero sus días.
Job. cap.
v ii,
Después que Juan de la C ueva, que dió á principios
del siglo X V I , en su E x e m p la r
Poético, preceptos
el arte do everibi r, hasta D . Tu in as de In a r t e
v. i.
E l hombre está encargado aquí bajo de
una
misión
santa, divina :
paro á fines
del siglo XV111
España cuenta
Porque todavía hay tiranos sobre la tierra»
y I 0 9 ti­
ranos son m ni tros de Satanás.
prim er órden,
ocho
sobre una montan i ; sobre una roca, el hombre no
h a b ra
cumplido todavía su misión ;
D iego G o nzález & a .
po" algunas bellezas ;
Las
reine el
am or y la libertad sobre la tie ria :
á los
hombres
por el li jo de M a ría , el día de la fraternidad.
Ü . N ico lás
P odria agregarse
á esto
núm ero,
Leonardo y
tolomé de Argensola, que son, por su objeto y estilo,
duderos
el día prometido
de
edades del hombre de F r a y
algunas Epístolas de los dos hermanos.
Pues la misión del hombre es hacer quo
co m ­
composiciones didácticas, si no del
al menos r.ot íbles
Fernandez de M o ra lin ;
que
sobre
un Poema á la M úsica, la
tal como la D ia n a 6 el A rte de la C aza,
Y mientras rein ara Satanás aunque sea no mas que
Es hacer que brillo
parte
Poemas Didácticos»
L a mas antigua
B a r­
ver*
de estas
obras, es la de la C ueva y m erece sobre todo una honrosa
mención ; apesar [le la falta de método y de lo in c o rre c ­
Herm anos todos, dejadme p a lad earían dulce nombre.
to del plan, sin em bargo de su poca ostensión,de la inexac.
Haced |o (pro hasta
titud de las reglas que da, son dignos del alabanza algunos
ahora
no
h ic H e is : unámonos .
cerrem os lus ordos á lus falsas palabras de los falsos pro-
pasages. de una gracia, de una delicadeza
A tas.
guiar, cuanto que h >bia e-cogido la mas em barazante de
Term inem os nuestra misión ; apresuremos la lle g a ­
da del gran día, del diu de la fraternidad.
fo rm em o s una cruzada para pelear contra la tiran ía,
encadeaados entre si por m edio de
neos.
consonantes sim ultá­
Recuerdo la ingeniosa y original comparación quo
hace de los plagiarios, comparándolos á
tinieblas quo pretenden oponerse al progreso de la hu;na.
papada en agua
Furm em o3 una cruzada, y sea el nom bre y la divisa
de cada ur.o :
c h u z a d a d e l a l ib e r t a d .
mas sin-
todas las R im as, los T e rc e to s , ó estrofas de tres ver-os
y contra los hombres de la tiranía ; contra los hijos de las
nidad, á la m archa jigantesca de los sjglos,
tan'o
una
esponja e u r
E l qu e.....................................................
. . . .d e ágenos trabajos se aprovecha,
H a c e lo que la espoi j > en agua echada,
ww
nova
136
rae
nun ; y tomando por
Qu? tomaba en la mano si se e s 'r e " h i,
niode’o á los célebres
antecesores
D a el humor propio que tenia cogido,
los ha segu:do sin Copiarlo», se h * áf oaerado de las máx *
Sin dar co sí, nun quod , de su cosecha.
m -s do su idioma y nación,pora dar á lá Ehpnña un Código
Lo otra de este £éoero, á la cual p e rt-n e ceria in^ontretabh meive.
si su autor hub e~e p o d id o acabarla, seria
el Poema de la pintu ra de D.
Pablo de Céspedes, c' cual,
como M ig u -I—\ n j e l , fue es'nVtor, pintor y
Poo a, y qui-
Poético.
Pero no estamos en el tiem po en que se
creia
instruir por mud o de algún is reglas comunes, sentencias
vagas y generales-.
Por bien espres idas que ellas pud e-
sen estar, semejantes lecciones no hubieran enseñado nndi ;
s , aprovecha 'dn?e re es'o fd z conjunto de talento?, en*
se pr.rccen .1 estas leyes nb.-frart-tns que se p r e ta n
señar c m su pluma el trab jo de su pincel ( 1 )
terpretaciones diversas y ru y a aplicación hace nacer mil
Desgracia*
á
in­
d i mente no pudo acab ir su p o e m a , y no ha dejado si' ó al.
debates.
gunos fragm ento' de ó!. Céspedes halda concebido su argu
las trabas de las genera idades para arrojarse en un con­
mentó en un alto punto de vista y lo trataba de un
junto de sendas que ellas parecen
em inente.
modo
Así es que cuando habla de los diversos instru*
H o y el genio, mas libre, mas exigente, sacude
entred- c ir .
M irad o
Le es!e modo, el Poéma del Sr. M a rtín e z de la Rosa, per*
montos de la pintura y de! dibujo,’ y Mega á ocuparse do la
tenece al siglo X V I I I • pero
tin ta , esr. transición natural é ingeniosa,’ o conduce á mos*
tenece al núes ro, son las estemaá notas que le ha pue-to.
tra r el pensamiento humano sobreviviendo,por medio de es
E -ta s notis son el
le frág il in térp rete, á los im perios, á las ciudades, a todas
ju?t ficativas ; en ellas, b rilla toda la erudiccion de un sá-
la« grandes obras de los hombres ; y esta feliz idé a le sub­
bio laborioso, toda la sagacidad do un crítico juicioso ; allí
m inistra
las mas elevadas
poéticas.
inspiraciones
cu ero de las grandes ruinas
Su
de las cuplés se ha vis o
lo q u e verdaderam ente
desarrollo,
el com entario,
las piezas
se encuentran las verdaderas lecciones del a ite ,
los -olidos preceptos, apoyados en numerosos
por,
es d e r ir
y cscoj'dos
sueresivam ente cu bierta la tie rra , R a b ilo ria , T r o y a , A te ­
exemp'o?, esclarecido? por una
nas, R o m a, es magestuoso, m agnifico como el objeto que
texto del Poéma ha sido tul vez escrito para la gloria per.
lo inspira.
roñal del autor ; pero las notas h m sido escritas para
Es demasiado Iñigo para insertarlo aquí ; es.
discusión
luminosa.
E l'
la
cogeré cor. preferen cia una sola estrofa, donde esplica co*
utilidad de los demas.
mo Harnero hizo in m o rtil á Aqui-les :
muchos socorro?, en el trabajo de que me ocupo actualmente.
N o creo que otro fu e s e el sacro rio
Ella? me pres'an muchas noticia»,
•
{De la obra de Mr. Viardot, estudios sobre la Esparta.)
Q ue al vencedor de A quilea y lig ero
L e hizo e! cuerpo con fatál ro ¡ó
Im penetrable al hom icida acero.
Q ue aquella trompa y sonoroso br o
A LOS SS. SUSCRITORES.
D el claro verso del eterno H um ero,
Q le viviendo en la boca de la g o n e
Circunstancias casuales, han retardado hasta noy la
A ta ja de loa siglos la corriente.
publicación del In icia d o r 'r ellas son de tal notoriedad que
Todavía, con un poema bosquejado
ficto?, la España estaba desprovista
obra D i á rt ca.
y
otros
de una
irnper-
y podemos asegurar á nuestros suscriptores que el P erió ­
E l S r. M a rtín e z de la Rosa se encargó
dico será entregado con toda la regularidad que lo ha sido
su Pátria ; su A rle Poética debe
»n
el presente.
con mi discernimiento ordeñado
E p is lo la a los Pisones.
adelante ocupar
Nuestro
ííoileau
un
habió
E l S r. M a rtín e z de la Rosa se ha
el ú ti*
de torios, pa¡a dar á su Poema un rné odo mas seguro
(1 )
Un pintor francés del siglo X V I I , Alfonso Dapres*
m i .«a escrito
hasta antes de este número.
OTRO.
un poco, la de.-o denada
a p r o v e í hado de Ias v- nt»jas que tiene e! qne llego
mo
Esperamos que no se repetirán
verdadera
recientem ente de ll< n ir este recip ien te do la L ite ra tu ra de
lugar vacio hasta
nos ev tn especificarlas.
también sobre la pintura, un poéma L a t í -,
no, hoy completamente olvidado.—
Las mismas cnusns que im pid.eron la publicación di I
In iciad o r hicieron suspender todo? lo? t r bajo» de la
prenia ; hoy se
h»y\
cxpéd.ta
para
to d ) y
la
nuevamente al púb ico.
Si; T r f í e ta i
io
.
lm *
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