reforma constitucional de derechos humanos: caso rosendo radilla

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CONFERENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ
CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, EN EL TERCER
ENCUENTRO UNIVERSITARIO CON EL PODER JUDICIAL DE
LA FEDERACIÓN, QUE TENDRÁ LUGAR EN EXPO
REFORMA, EL DÍA DIEZ DE NOVIEMBRE DE DOS MIL
ONCE, A LAS 09:30 HORAS.
REFORMA CONSTITUCIONAL DE
DERECHOS HUMANOS: CASO ROSENDO
RADILLA PACHECO.
“México es actualmente un país que aprecia la
libertad, donde el pueblo está en camino, a través
de la democracia, hacia su redención social; por
esto en México los juristas pueden creer en el
Derecho. Ese escepticismo sobre la utilidad social
de los juristas no se concibe en la República
Mexicana, donde, en el estímulo de la renovación
jurídica que deriva de la conciencia de una
revolución social recientemente realizada, no se
observa la escisión entre legalidad y justicia que a
veces hace estéril, débil y negligente la obra de los
juristas; el jurista es considerado actualmente en
México, como el apóstol de la justicia social y de la
redención humana.”
Piero Calamandrei, Prologo a la publicación del cursillo impartido
en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México, en febrero de 1952.
Primeramente, quiero agradecer a todos
su presencia para escuchar algunas ideas y
disertaciones
que
he
Ustedes,
torno
al
en
preparado
sistema
para
procesal
constitucional de nuestro país, a partir de la
categoría de los Derechos Humanos, las
recientes
Control
reformas
de
la
constitucionales,
Constitucionalidad
y
el
la
Convencionalidad, pues mi intención es
esbozar un panorama del nuevo paradigma
constitucional, y llamar su atención en
relación a lo que se avecina en las próximas
fechas ante la inminente nueva legislación
de amparo y la labor interpretativa y de
tutela de los Derechos Fundamentales a
cargo de todos los juzgadores del país.
2
Quiero expresarles, que ante la atenta
invitación para participar en este Tercer
Encuentro
Universitario
con
el
Poder
Judicial de la Federación, me embargó la
emoción y ahora la alegría por estar aquí,
frente a jóvenes estudiantes de Derecho, los
que en un futuro no muy lejano ocuparán
espacios en los que de manera común y
cotidiana aplicarán y exigirán la vigencia de
los valores y principios que permean en el
ánimo de las disposiciones de derechos
humanos,
conforme
a
la
Norma
Fundamental y los tratados internacionales
que integran nuestro sistema jurídico.
Precisamente uno de los elementos en el
cambio del paradigma constitucional que
estamos viviendo, tiene su origen en los
3
pronunciamientos que el Alto Tribunal de
nuestro
país
emitió
en
relación
a
la
sentencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el Caso Rosendo
Radilla
Pacheco
en
contra
del
Estado
Mexicano; personaje del que se cumplen ya
37 años de su desaparición.
Actualmente, nuestro país atraviesa uno
de los momentos más difíciles de su historia,
una crisis en la seguridad nacional; los altos
niveles de delincuencia, la cada vez más
dura y acérrima lucha contra el crimen
organizado, hacen no sólo necesario, sino
urgente, tomar acciones para recobrar la paz
social
que
tanto
anhelamos,
tomando
medidas drásticas pero dentro del marco de
un Estado Constitucional, Democratico y
4
Social de Derecho, bajo el balance de las
medidas institucionales que les permitan
operar y realizar sus funciones y la tutela y
protección de los Derechos Humanos de toda
la población.
La recomposición social que necesita
nuestro país no es cosa fácil, tampoco es
algo a corto plazo, requiere del esfuerzo y la
participación de todos los actores políticos y
sociales, a todos los niveles. Cada uno de
nosotros, en nuestro campo de acción, sea
pequeño o amplio, tenemos una oportunidad
para marcar la diferencia, para aportar en el
cambio y renovación que necesitamos como
sociedad.
5
Frente a la situación de inseguridad
general que vivimos, no se trata de asumir
una postura fatalista, sino de despertar y
tomar medidas drásticas, pero dentro de lo
estrictamente necesario, para afrontar la
grave
situación
que
vivimos
como
colectividad, actuando de manera valerosa,
comprendiendo que el valiente no es quien
no siente temor, sino quien a pesar de ello,
hace lo que debe hacer.
Se trata de sanear y remover todos los
elementos que están descomponiendo a
nuestro país, evolucionar para lograr lo que
al final aspiramos en la aventura de convivir
en sociedad, dentro de la aventura misma
que es la vida, y que es la paz, la seguridad,
la tranquilidad y la felicidad.
6
De ahí que, es fundamental el diseño y
funcionalidad de nuestro sistema jurídico,
así como de las instituciones que tienen a su
cargo la operatividad de éste.
A través de la historia, los derechos
fundamentales se han venido desarrollando
de manera progresiva, con lo que se ha
hecho necesaria una protección más amplia
y efectiva de aquéllos. Pocas generaciones
tienen la oportunidad de atestiguar cambios
tan importantes en cuanto a la protección de
los derechos humanos de los que gozamos
todas las personas por el simple hecho de
serlo.
7
Recientemente, el 6 y 10 de junio de este
año, se reformó la Constitución Política de
los
Estados
finalidad
Unidos
es
Mexicanos,
reformular
el
cuya
tradicional
paradigma que sobre los derechos humanos
había venido operando en nuestro país, por
casi 150 años. No sólo en lo que al concepto
de éstos implica, sino también a su tutela
para la máxima eficacia y efectividad de
ellos.
En primer lugar, mediante la reforma
publicada
en
el
Diario
Oficial
de
la
Federación de seis de junio de año en curso,
se establecieron las bases constitucionales
que han de regir al Juicio de Amparo, para
que este mecanismo de protección de los
derechos
fundamentales,
o
como
8
anteriormente
se
denominaban
“las
garantías individuales”, vuelva a la esencia
misma que le dio origen: EL PROTEGER A
LAS MUJERES Y HOMBRES QUE VIVIMOS
EN ESTE PAÍS; lo que además enaltece al
propio mecanismo de defensa del ciudadano
y a las autoridades mismas al conducirse
como entes respetuosos e impulsores de los
Derechos Humanos.
Esta reforma entró en vigor el pasado
seis de octubre, y en ella se extiende a partir
del artículo 103, fracción I, del Código
Fundamental,
la
constitucional,
no
materia
sólo
a
de
los
la
tutela
derechos
fundamentales y garantías reconocidas en la
propia Constitución, sino también a los
tratados internacionales de los que México
9
sea
parte;
con
esto
se
amplía
substancialmente la materia del amparo y
permite que los operadores jurídicos no se
encuentren limitados al texto constitucional,
sino
que
deben
acudir
también
a
las
disposiciones de derecho internacional y en
su
caso
aplicarlas
atendiendo
otra
las
al
caso
particular.
Entre
de
trascendentales
reformas en materia de amparo, se amplía la
procedencia del mecanismo procesal, para
extenderse más allá de quien tenga un
interés jurídico, haciéndolo viable frente a
intereses legítimos o colectivos, esto a la
postre permitirá la exigencia y tutela de
derechos sociales o ciertos derechos de
tercera generación, que por su naturaleza
10
propia no son de la titularidad directa de un
sujeto, como lo son los relativos a un medio
ambiente digno, o los derechos de los
consumidores.
Por otra parte, en el Diario Oficial de la
Federación del día 10 de junio de este año,
se publicó la reforma constitucional en
materia de Derechos Humanos, la cual entró
en vigor al día siguiente y con la que se da
un
cambio
radical
en
el
tradicional
paradigma en la tutela de los derechos
inherentes a la persona, situando a México a
la par de los países que enfocan su atención
y esfuerzos en la protección y defensa de los
Derechos Humanos a través de mecanismos
de vanguardia.
11
Con esta reforma, desde mi personal
punto de vista, se avanza significativamente
en el reconocimiento y garantía de los
Derechos
Fundamentales,
permitiendo
adecuarnos al sentido y alcance que a través
de diversas pautas ha ido fijando el concierto
internacional en la materia y especialmente
los Tribunales Trasnacionales de Derechos
Humanos.
De
dicho
Constitución
proceso
de
reforma
General
de
la
a
la
República,
sobresalen las modificaciones y adiciones a
los artículos 1° y 3°.
El artículo 1°, de la Constitución General
de la República, a partir del día 11 de junio
de 2011, versa sobre los derechos humanos,
12
y
las
formas
para
hacerlos
exigibles,
suprimiendo el añejo término de “garantías
individuales”, vestigio del constitucionalismo
francés post revolucionario, y prevé que
todas las personas gozan de los Derechos
Humanos que reconoce en dicha Norma
Fundamental, así como en los tratados
internacionales suscritos por el Estado
Mexicano.
Esta reforma es trascendental, pues con
ella se genera un bloque de derechos, que se
integra bien con los establecidos en el propio
cuerpo
constitucional,
participan
los
derechos
pero
además
fundamentales
contenidos en los Tratados Internacionales
en los que México sea parte, esto no significa
que
verse
en
tratados
en
materia
de
13
derechos humanos, sino que atiende a la
naturaleza y fines de cada disposición, con
independencia
internacional
de
pueda
que
ser
el
instrumento
en
materia
de
derechos humanos o bien sobre temas
comerciales.
Por otra parte, dicho bloque de derechos
escapa a la tradicional concepción de la
jerarquía normativa, pues los derechos que
lo integran no ocupan en sí un peldaño fijo,
sino que fluctúa en atención a lo que resulte
más favorable a la persona en aras de la
mayor protección.
La Constitución General de la República
a partir de esta importante reforma, prevé
métodos interpretativos para que se optimice
14
de la mejor manera la expansión de los
valores y principios que inspiran no sólo a la
constitución misma, sino a los derechos
humanos
contenidos
en
tratados
internacionales.
Así,
el
propio
texto
de
la
Norma
Fundamental prevé que las normas relativas
a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con la misma Constitución y
con
los
tratados
internacionales
de
la
materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas en la protección más amplia, en los
siguientes términos:
“Artículo
1°.
En
los
Estados
Unidos
Mexicanos todas las personas gozarán de
los derechos humanos reconocidos en esta
Constitución
y
en
los
tratados
15
internacionales
de
los
que
el
Estado
Mexicanos sea parte, así como de las
garantías
ejercicio
para
no
su
protección,
podrá
cuyo
restringirse
ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones
que
esta
Constitución
establece.
Las
normas
relativas
a
los
derechos
humanos se interpretarán de conformidad
con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias,
tienen
la
obligación
de
promover, respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos de conformidad con.
los
principios
interdependencia,
de
universalidad,
indivisibilidad
y
progresividad. En consecuencia, el Estado
deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos
16
humanos, en los términos que establezca la
ley.”
(...)”
De
dicha directriz constitucional, yo
extraigo tres métodos interpretativos de los
Derechos
Fundamentales,
primero
una
interpretación conforme, adjudicando en su
caso un contenido a las normas que sea
acorde
y
empático
con
las
previsiones
constitucionales y las normas de derechos
humanos de los tratados internacionales; en
segundo lugar, la interpretación misma de
los tratados internacionales conforme a su
esencia y formas particulares de creación,
conforme al tratado de Viena para tales
fines; y finalmente, prevé que el operador se
guie bajo una interpretación pro personae,
17
desplegando el potencial de la norma que
sea la que más favorezca a la persona.
Es de especial relevancia el párrafo
tercero del artículo 1°, de la Constitución
General de la República, vigente a partir del
día once de junio de dos mil once, a través
del cual todas las autoridades, en el ámbito
de sus competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los
principios
de
interdependencia,
universalidad,
indivisibilidad
y
progresividad; por lo que consecuente, el
Estado Mexicano se compromete a prevenir,
investigar,
sancionar
y
reparar
las
violaciones a los derechos humanos, en los
términos que establezca la ley.
18
Entendiéndose por universalidad que se
reconocen a todos los individuos que se
ubican en el ámbito espacial de aplicación
de las normas de derechos humanos, de su
competencia; interdependencia, porque el
ejercicio de unos derechos se torna en
condición de posibilidad y vía de realización
de otros; indivisibilidad, en cuanto a que los
derechos siendo fines en sí mismos tienen
como núcleo esencial la dignidad humana; y
finalmente, progresividad, porque patrocina
la
aplicación
preferente
de
aquel
ordenamiento que mejor tutele los derechos
humanos
ya
sea,
indistintamente,
un
tratado internacional o la Constitución y
genere una apertura más amplia de derecho.
19
Es precisamente, que en consideración a
las
reformas
Constitucionales
que
brevemente les he referido, que el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
analizar el cumplimiento de la sentencia
emitida el 23 de noviembre de 2009, por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso Radilla Pacheco contra el Estado
Mexicano, emitió pronunciamientos de un
impacto susbstancial en el sistema jurídico.
Me referiré de manera específica a dos de
ellos: 1.- el rompimiento del tradicional
concepto del control concentrado de la
constitución y consolidación en el sistema
jurídico mexicano del término de reciente
cuño: “control de la convencionalidad”, y
2.-
la
aplicación
y
el
carácter de
los
20
precedentes
emitidos
por
órganos
internacionales en la tutela de los derechos
humanos.
El
tema
relativo
al
control
de
la
constitucionalidad de las leyes, ha sido uno
de
los
más
debatidos
en
el
ámbito
jurisdiccional y académico, cuya discusión
se remonta prácticamente al establecimiento
en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos de 5 de febrero de 1857,
en cuyos artículos 101 y 102, se establecían
las bases generales del Juicio de Amparo,
previendo
en
primer
lugar,
que
los
Tribunales de la Federación resolverían toda
controversia suscitada por leyes o actos
de autoridad que vulneraran las llamadas
garantías individuales, y en el precepto
21
mencionado en segundo lugar, que las
sentencias
se
ocuparían
únicamente
de
proteger y amparar en el caso particular sin
hacer
ninguna
declaración
general
respecto de la ley o acto que la motivare.
Bases que trasladaron su espíritu a la
Constitución General de la República de
1917, y que desde que se inaugura con
dicho código fundamental la Quinta Época
del Semanario Judicial de la Federación, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación,
sostuvo el criterio de que era facultad suya
conocer respecto de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley o de un acto
de autoridad, siempre que existiera petición
de
parte,
se
siguiera
el
procedimiento
establecido por la ley, y que, actuando en él
22
se pronunciara sentencia que se ocupara tan
solo
del
caso
limitándose
agraviado,
concreto
a
proteger
pero
sin
y
hacer
y
singular,
amparar
al
declaración
general respecto de la ley o acto que
motivare aquella.
Igualmente, desde entonces se sostuvo
que el artículo 133 de la Constitución, era
conformativo del régimen federal y evitaba el
predominio de las leyes locales sobre la
Constitución, estableciendo con firmeza, la
supremacía
de
la
misma
Carta
Fundamental; pero no como una fuente de
competencia de la cual pudiera derivarse la
facultad de los tribunales ordinarios en esa
materia,
y,
por
tanto,
correspondía
en
exclusiva a la Suprema Corte, declarar la
23
constitucionalidad o inconstitucionalidad de
una ley.1
Dicho criterio transitó desde entonces,
prevaleciendo
que
conforme
a
la
interpretación de los alcances del numeral
133 de la Constitución Federal, en lo que
respecta
al
denominado
constitucional”,
Federal,
sólo
puede
el
calificar
“control
Poder
la
Judicial
regularidad
constitucional de las leyes a través del juicio
de amparo.
Que de dicho precepto de la Norma
Fundamental
se
desprende
de
manera
expresa la supremacía constitucional y un
orden
jerárquico
de
los
ordenamientos
1
Competencia 160/45. Suscitada entre los Jueces de Primera Instancia de Pátzcuaro, Michoacán, y de Distrito
en el Estado de Michoacán. Armenta Moisés. 23 de julio de 1946. Mayoría de nueve votos. Disidentes:
Franco Carreño, Olea y Leyva, Angeles, Corona, De la Fuente y Estrada. Ponente: Olea y Leyva.
24
legales en nuestro sistema jurídico. Además,
de que en su parte final consigna la
obligación para los jueces de los Estados, de
respetar
la
Constitución
Federal,
leyes
federales y tratados, con preferencia a las
disposiciones en contrario que pueda haber
en las Constituciones y leyes locales.
Además, ese criterio tradicional señalaba
que resulta inadmisible sostener, que con
fundamento en lo dispuesto por el artículo
133
de
la
Constitución
General
de
la
República, los jueces del orden común
puedan abstenerse de aplicar las leyes
locales, en base al argumento de que éstas
son violatorias de la Norma Suprema. Y si
bien es cierto que en principio la redacción
de dicho precepto constitucional sugiere la
25
posibilidad de que los jueces puedan juzgar
la constitucionalidad no sólo de sus actos
sino además la de los ajenos, especialmente
las leyes y Constituciones de los Estados en
cuya jurisdicción ejerzan, y que en dicho
sentido llegó a pronunciar inicialmente esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación; sin
embargo se consideró que el artículo 133
Constitucional no es fuente de facultades de
control constitucional para los jueces del
orden común, pues dicho precepto debe ser
interpretado a la luz del régimen previsto por
la propia Carta Magna para ese efecto, que
se traduce en un juicio específico cuya
procedencia se encuentra sujeta a diversos
requisitos con la finalidad de evitar la
anarquía en la organización y distribución
26
de
competencias
de
las
autoridades
estatales.
Incluso se llegó a hacer la aclaración de
que si bien desde la Constitución de 1857 se
reprodujo en esencia el artículo 6º, apartado
2º, de la Constitución de los Estados Unidos
de Norteamérica, en el contenido del actual
artículo 133 de la Constitución de 1917, su
aplicación es diversa en ambas latitudes,
pues mientras en aquel país esta disposición
tiene una vigencia plena en la medida en que
el control constitucional se despliega por la
vía de excepción o defensa inicialmente ante
cualquier autoridad local y pasa después a
la jurisdicción federal a través de recursos
procesales, que vinculan dentro de un sólo
proceso las dos instancias desarrolladas
27
sucesivamente ante las dos jurisdicciones;
en cambio, en nuestro sistema jurídico, el
control constitucional se actualiza en la vía
de acción y se encomienda exclusivamente al
Poder Judicial de la Federación.
La
anterior
doctrina
fue
plasmada
esencialmente en dos tesis de jurisprudencia
de
los
JUDICIAL
rubros
DE
ATRIBUCIÓN
JUDICIAL
siguientes:
LA
CONSTITUCIÓN.
EXCLUSIVA
DE
“CONTROL
“CONTROL
LA
DEL
PODER
FEDERACIÓN.”
DIFUSO
DE
DE
GENERALES.
AUTORIZA
LO
y
LA
CONSTITUCIONALIDAD
NO
ES
NORMAS
EL
ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN.”
28
La primera de ellas, establece que la
supremacía
constitucional
se
configura
como un principio del sistema jurídicopolítico
mexicano,
y
por
tanto,
la
Constitución está por encima de todas las
leyes y autoridades. Además, establece que
los tres Poderes de la Unión deben observar
la Ley Suprema, pero no por eso las
autoridades
pueden
examinar
la
constitucionalidad de sus propios actos o de
los ajenos, ya que la misma Constitución
prevé en sus artículos 103 y 107, un medio
de defensa ex profeso, por vía de acción,
como lo es el juicio de amparo, el cual está
encomendado de manera exclusiva al Poder
Judicial de la Federación.
29
Por
su
parte,
la
segunda
de
las
jurisprudencias que les menciono, señala
que el artículo 133 constitucional, no es
fuente
de
facultades
de
control
constitucional para las autoridades que
ejercen
funciones
materialmente
jurisdiccionales, respecto de actos ajenos,
como son las leyes emanadas del propio
Congreso, ni de sus propias actuaciones,
que les permitan desconocer unos y otros,
pues dicho precepto debe ser interpretado a
la luz del régimen previsto por la propia
Carta Magna para ese efecto.
Ahora, a partir de julio de este año, en
atención a las nuevas obligaciones para las
autoridades del Estado mexicano, que prevé
el
artículo
1º
de
la
Norma
Básica,
e
30
interpretado en relación con su numeral
133, cambió el esquema tradicional sobre el
control de constitucionalidad y se emitió
pronunciamiento en relación al término de
reciente
cuño
convencionalidad,
del
todo
control
a
raíz
de
de
la
discusión en el Alto Tribunal de la forma y
acciones necesarias para dar cumplimento a
la resolución de la Corte Interamericana de
Derechos
Humanos,
derivada
del
Caso
Rosendo Radilla contra el Estado Mexicano.
En dicho asunto, se estableció una
distinción
fundamental
en
el
tema
del
control de la Constitución, cuya esencia
inspira al control de convencionalidad, la
que radica en distinguir entre la invalidez de
31
las normas y la inaplicabilidad de éstas en
casos concretos.
En
el
primer
supuesto,
el
órgano
expresamente facultado para ello, cuenta
con atribuciones para declarar la invalidez
de la norma por no compartir los principios
y valores que inspiran a la jerárquicamente
superior; es decir, no guarda una relación y
rompe con el sentido mismo del sistema,
esto es lo que el inminente profesor de
Oxford
Herbert
Lionel
Adolphus
Hart,
denominó regla de reconocimiento o pedigrí
de origen.
La declaratoria de invalidez de la norma,
implica su expulsión del sistema jurídico, en
ocasiones con efectos inter partes y en
32
algunos supuestos específicos y en los que
se requiere una votación calificada, ésta
puede ser con efectos generales erga omnes.
Por otra parte, la inaplicabilidad de la
norma, significa que el operador, al advertir
que ésta es notoriamente contraria a los
postulados que subyacen en el sistema
jurídico, y que las disposiciones de carácter
superior prevén una cuestión diversa, está
facultado para omitir la aplicación de la ley y
acudir
de
modo
directo
a
las
normas
constitucionales y ahora —a partir de la
reforma de 10 de junio del año en curso—
también a las disposiciones en materia de
Derechos
Humanos
contenidas
en
los
tratados internacionales de los que México
participe.
33
Es precisamente en esta cuestión que el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación al analizar y discutir las reparaciones
impuestas
y
lo
concerniente
al
Poder
Judicial de la Federación, por el Tribunal
Interamericano de Derechos Humanos con
sede en San José de Costa Rica, que
determinó
que
el
control
de
convencionalidad es una obligación que se
encuentra dispersa en todos los operadores
jurídicos del país, como una forma de
cumplir el deber de velar por la vigencia y
observancia de las disposiciones que en
materia de derechos humanos integran el
Sistema Interamericano. Pero ésta en cuanto
a la inaplicabilidad de las leyes, pues la
expulsión
de
una
norma
del
Sistema
34
Jurídico es una operación jurídica que
constitucionalmente se ha encomendado a
determinados órganos del Poder Judicial de
la Federación, figurando como intérprete
privilegiado la Suprema Corte de Justicia de
la Nación.
De
ahí
que,
ante
tal
discusión
y
conclusión arribada, también se señaló que
lo
mismo
ocurre
respecto
de
las
disposiciones constitucionales, pues de la
interpretación del artículo 133 de nuestra
Norma Fundamental, en relación con el
artículo 1º, se desprende que los operadores
jurídicos tanto Federales, Estatales y del
Distrito
inaplicar
Federal,
una
están
norma
en
ante
posición
su
de
evidente
contravención al texto constitucional o al
35
núcleo esencial de determinado Derecho
Fundamental contemplado en algún tratado
internacional
suscrito
por
el
Estado
Mexicano.
Por otra parte, en la más Alta Tribuna
jurisdiccional del país, se analizó el carácter
de la jurisprudencia proveniente de los
Tribunales Internacionales en Materia de
Derechos Humanos, a los que México se ha
sometido a su jurisdicción; haciéndose la
precisión de que los casos contenciosos en
los
que
México
es
parte,
implican
un
sentencia cuyo cumplimiento atiende a los
efectos mismos de la decisión jurisdiccional;
mientras que la ratio decidendi derivada de
casos en los que otro Estado es parte,
representan criterios orientativos, los cuales
36
no tienen un efecto vinculante para los
jueces nacionales.
Como podrán apreciar, estas recientes
directrices en materia de Derechos Humanos
nos proporcionan una beta inagotable a los
operadores jurídicos para poder determinar
y resolver los conflictos que se someten a
nuestro conocimiento.
Por tal motivo, en la sesión del Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
celebrada el pasado 25 de octubre, se
determinó que las tesis de jurisprudencia de
rubros
“CONTROL
CONSTITUCIÓN.
JUDICIAL
ES
DE
LA
ATRIBUCIÓN
EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA
FEDERACIÓN.” y “CONTROL DIFUSO DE LA
37
CONSTITUCIONALIDAD
DE
GENERALES.
AUTORIZA
NO
LO
NORMAS
EL
ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN.” han
quedado sin efectos, en atención a las
reformas
de
derechos
humanos,
y
especialmente a las obligaciones derivadas
del artículo 1º de la Norma Fundamental.
Esto es, en los juicios ordinarios, los
juzgadores locales y federales, sea material o
formalmente, se encuentran posibilitados,
para que, tratándose de derechos humanos,
puedan no aplicar la norma legal ante su
evidente e irremediable contravención a la
constitucionalidad
constitucionalidad)
internacionales
(control
y
a
los
(control
de
tratados
de
convencionalidad), aplicando directamente
38
las disposiciones establecidas en la Norma
Fundamental, a las cuales se encuentra
obligado a su observancia.
Para ello, conforme a lo sostenido por
este Alto Tribunal al resolver el asunto
relativo al cumplimiento de la sentencia
emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, en el caso Radilla
Pacheco,
en
el
cuaderno
de
varios
912/2010, el parámetro de análisis que
deben
realizar
los
jueces
del
país,
se
integrará en primer lugar, por todos los
derechos
humanos
Constitución
contenidos
Federal,
así
en
como
la
la
jurisprudencia emitida por el Poder Judicial
de la Federación, en segundo término por
todos los derechos humanos contenidos en
39
Tratados
Internacionales
en
los
que
el
Estado mexicano sea parte, y finalmente, por
los
Criterios
vinculantes
Interamericana
de
de
la
Derechos
Corte
Humanos
establecidos en las sentencias en las que
México
haya
orientadores
precedentes
sido
de
de
la
dicha
parte,
y
criterios
jurisprudencia
y
Corte,
el
cuando
Estado mexicano no haya sido parte.
Para tales efectos, la interpretación de
que
partan
los
juzgadores,
para
poder
aplicar o inaplicar una ley, presupone tres
pasos:
1. Interpretación conforme en sentido
amplio. Ello significa que los jueces del país,
al igual que todas las demás autoridades del
40
Estado mexicano, deben interpretar el orden
jurídico a la luz y conforme a los derechos
humanos establecidos en la Constitución y
en los tratados internacionales en los cuales
el Estado mexicano sea parte, favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.
2. Interpretación conforme en sentido
estricto. Ello significa que cuando hay varias
interpretaciones jurídicamente válidas, los
jueces deben, partiendo de la presunción de
constitucionalidad
de
las
leyes,
preferir
aquélla que hace a la ley acorde a los
derechos
humanos
establecidos
Constitución
y
en
internacionales
en
los
los
que
en
la
tratados
el
Estado
mexicano sea parte, para evitar incidir o
41
vulnerar el contenido esencial de estos
derechos.
3. Inaplicación de la ley cuando las
alternativas anteriores no son posibles. Ello
no afecta o rompe con la lógica del principio
de división de poderes y del federalismo, sino
que fortalece el papel de los jueces al ser el
último recurso para asegurar la primacía y
aplicación efectiva de los derechos humanos
establecidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los cuales el
Estado mexicano es parte.
Conforme
a
lo
anterior,
se
puede
sostener doctrinalmente —y reitero, es mi
visión académica—, que el sistema jurídico
mexicano, es concentrado en una parte y
42
difuso en otra; concentrado en diversos
órganos del Poder Judicial de la Federación,
los cuales tienen en exclusiva el control
directo de la Constitución; y por otro lado,
difuso, tratándose de formas de las cuales
conocen los juzgadores a través de vías
ordinarias, de manera incidental y por las
cuales, ante
contravención
la evidente e
a
los
irremediable
derechos
humanos
reconocidos en la Constitución General de la
República y los tratados internacionales de
los que México es parte, podrán inaplicar la
norma legal.
Así,
en
cuanto
constitucionalidad
y
al
control
de
convencionalidad,
existen tres tipos distintos.
43
En
primer
lugar,
está
el
control
concentrado, a cargo del Poder Judicial de la
Federación, por conducto de los tribunales
de amparo y tiene como medios de control
las controversias constitucionales y acciones
de inconstitucionalidad, así como el amparo
tanto directo como indirecto.
Después, se ubica el control concentrado
por determinación constitucional específica,
que lo ejerce el Tribunal Electoral del Poder
Judicial
Federal,
constitucional
en
juicio
electoral
de
de
revisión
actos
o
resoluciones definitivos y firmes de las
autoridades
electorales
locales
en
organización y calificación de comicios o
controversias en ellos.
44
Y finalmente, considero la existencia de
un control difuso, que debe ser aplicado por
todos los tribunales, ya sea Federales o
locales.
Conforme
posibilidades,
a
este
tanto
abanico
normativas
de
como
interpretativas, los juzgadores estamos ante
una
gran
convencida
responsabilidad,
de
que
pero
los
estoy
Derechos
Fundamentales tendrán un evidente efecto
expansivo.
Una progresividad que, como extraída de
una novela de Julio Verne, ya desde hace
varias
décadas
pronosticaban
juristas
mexicanos y que ahora es una realidad, que
como toda gran facultad conlleva grandes
45
responsabilidades
que
estoy
segura
afrontaremos por el bien de México, pero
especialmente por el bien de las mujeres y
hombres que lo habitamos.
Muchas Gracias.
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