Asentamientos portuarios históricos del litoral

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Méditerranée N° 1.2 - 2005
Asentamientos portuarios históricos del litoral meridional
valenciano
Historic harbor settlements of the Southern of the Valencian littoral
Les sites portuaires antiques du littoral valencien méridional (Espagne)
Carlos FERRER GARCÍA*
Resumen - Se han analizado los rasgos geoarqueológicos de
yacimientos ubicados en tres puntos del litoral meridional
valenciano. Tales estudios nos permiten aportar datos acerca de
los importantes cambios que han afectado a su medio físico a lo
largo de los últimos milenios. La línea de costa ha progradado a
favor de formaciones arenosas litorales y la sedimentación
aluvial, aunque no de manera lineal y continua. Esta dinámica
ha hecho desaparecer las ensenadas y espacios litorales que
sirvieron de amarre en épocas anteriores a la edad Moderna.
Desde el punto de vista geomorfológico destaca la presencia de
depósitos playeros de época bajoimperial por encima del nivel
marino actual, que son interpretados como resultado de una fase
erosiva en el litoral, motivada por causas climáticas y dinámicas.
Abstract - This paper present the geoarchaeological study of
several sites at the southern littoral of Valencia (Spain). The
shoreline prograded during the last millenia. This process is not
Introducción
Presentamos de manera breve los resultados de
estudios geomorfológicos y sedimentológicos realizados
en torno a yacimientos del litoral alicantino. Se trata de
asentamientos costeros de época ibérica, romana y
musulmana. Se aplica la metodología estándar
desarrollada por SHACKLEY (1975), BRIGGS (1977) y
FUMANAL (1986). A ella se unen estudios arqueológicos y
en ocasiones análisis micropaleontológicos, que en
conjunto permiten establecer la evolución del litoral y su
temporización.
continous and is result of the deposition of the coastal sand and
alluvial sediments. It has supposed the disappearance of the old
harbour areas. A beach deposit located above the present sea
level has been dated to the late Roman Period. It’s due to an
erosive phase caused by dynamic and climatic factors.
Résumé - Les caractéristiques géoarchéologiques de plusieurs
gisements du littoral méridional valencien (Espagne) ont été
analysées. Ces études permettent de préciser les modifications
importantes du milieu physique au cours des derniers
millénaires. La ligne de rivage a progradé du fait d’apports
alluviaux. Ce processus, discontinu dans le temps, a contribué à
la disparition des zones qui servirent d’abri côtier durant la
période historique antérieure à l’époque Moderne. D’un point de
vue géomorphologique, la présence de dépôts de plage de la
période du Bas Empire situés au-dessus du niveau actuel de la
mer semble liée à des phénomènes climatiques et dynamiques.
El litoral alicantino (fig. 1) forma parte del dominio
externo de las Cordilleras Béticas (VEGA, 1983), que
alcanzan el mar Mediterráneo con ejes transversales a la
costa, formando un paisaje en el que alternan costas bajas
en fosas y sinclinales (con sistemas de restinga/albufera y
abanicos aluviales) y costas acantiladas en horts y
anticlinales. Desde Dénia, en contacto con el dominio
subsidente del ovalo de Valencia -hasta Santa Pola- ya en
plena Cordillera Subbética, se suceden diversos ambientes
en un contexto climático predominantemente semiárido/
árido a lo largo del Cuaternario superior, que ha
determinado, junto con la tectónica, el escaso desarrollo y
capacidad limitada de la red fluvial, básicamente
autóctona.
*Servicio de Investigación Prehistórica, Diputación de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia. [email protected]
120
Finalmente, el yacimiento arqueológico de la
Picola, de la época ibérica, forma parte del complejo
portuario del Portus Ilicitanus de época romana. Puertoemporio comercial dependiente de la ciudad ibérica de
Ilici, situado en el sistema de restinga albufera de
l’Albufera d’Elx.
1. La ciudad de Dénia
1.1. Geomorfología
arqueológico
(fig. 2a)
y
contexto
El litoral de Dénia, de orientación W–E, se
caracteriza por el desarrollo de sistemas de restigaalbufera de escasa extensión en torno al promontorio
calcáreo de el Castell, de menos de 50 m de altitud,
situado junto al litoral.
La llanura costera posee un desarrollo disimétrico a
ambos lados del promontorio. En el extremo oriental se
forma una depresión semicerrada, la de el Saladar,
delimitada por abanicos aluviales y glacis procedentes del
macizo calcáreo de el Montgó. Está aislada del mar por el
afloramiento de una restinga fósil pleistocena, cubierta por
un glacis subactual procedente de los promontorios de les
Rotes.
A poniente, el llano es más amplio y en contacto
con la llanura litoral del ovalo de Valencia. En él se
desarrolla un sistema de doble restinga arenosa separado
por una depresión interdunar (les Bassetes y la Marjal).
FIG. 1 - LOCALIZACIÓN DE LOS LUGARES ESTUDIADOS:
DIANIUM/DANIYA (DÉNIA), L’ALBUFERETA (ALACANT)
Y LA PICOLA (SANTA POLA).
Los yacimientos arqueológicos presentados han
sido seleccionados por su importancia y vínculo con las
actividades portuarias. Su entorno inmediato tiene como
característica común la de ser de costas bajas con sistemas
de restinga albufera actualmente relictos. Las
orientaciones y ambientes morfotectónicos son diversos:
desde las costas de orientación NW/SE del sector
septentrional, con plataformas progradantes y dominios
litorales subsidentes, a las costas de orientación N/S o
NE/SW de plataformas transicionales en las que los
movimientos neotectónicos verticales contrapuestos
permitieron la preservación diferencial de rasgos del
paleopaisaje (FUMANAL et al., 1997).
Dénia es una ciudad litoral desde época romanorepublicana (s III - I a C.), ubicada en un pequeño
promontorio calcáreo rodeado de lagunas litorales.
Presenta dos grandes momentos de actividad portuaria: la
época altoimperial (s I - II d C.) y los siglos XI y XII d C.,
en plena época musulmana.
Más al sur, l’Albufereta es una laguna litoral en
torno a la cual existe una intensa ocupación humana desde
época ibérica (V a C.). Destacan los asentamientos del
Cerro de las Balsas (s. V – III a C.) y la ciudad íberoromana de Lucentum.
En sucesivos apuntamientos del litoral, se intuyen
conos y deltas del Pleistoceno superior y Holoceno
inferior, que son la base del desarrollo de las flechas y
barras que dieron lugar a las alineaciones arenosas más
litorales. En la plataforma interna, un sistema de restinga
fósil ya descrito en el otro extremo, construye los bajos de
el Caball y l’Androna, que impiden el acceso de los
grandes oleajes hasta la costa.
Se han estudiado excavaciones en el contexto
urbano del municipo romano de Dianium,
preferentemente a poniente del promontorio, y
excavaciones asociadas a la fase musulmana, situadas a
levante de la ciudad de Daniya (fig. 2b). Este conjunto de
estudios nos permite proponer una serie de secuencias
sedimentaria que podemos resumir de la manera siguiente:
En el Promontori del Castell, el piedemonte
septentrional más cercano al litoral, documentamos en la
base de la secuencia, a 2 m por debajo del nivel marino
actual, las calizas mesozoicas de la roca madre,
erosionadas por la acción marina en una fase que
interpretamos de máximo nivel marino en el Holoceno
medio (FUMANAL et al., 1988; ROSELLÓ et al., 1994 y
VIÑALS, 1995). Sobre la roca se sedimenta un depósito de
arenas de ambiente playero infralitoral, que indica un
cambio en la dinámica sedimentaria litoral (de erosión a
sedimentación), y que bien pudiera ser el resultado de la
estabilización del nivel marino (fig. 2e).
121
b
FIG. 2 - LA CIUDAD DE DÉNIA.
a: Esquema geomorfológico del litoral de Dénia. b: Localización de el Castell y de las zonas de estudio. c: Esquema estratigráfico de Temple de
Sant Telm. d: Esquema estratigráfico de Avinguda de les Indústries, e: Esquema estratigráfico de el Fortí.
Sobre este depósito se sitúa otro de Posidonia
maritima de playa emergida con restos arqueológicos de
los siglos III-II a C. Sigue otro de arenas playeras situado
a cota 0 respecto al nivel marino actual, sobre el que se
asientan estructuras tardo-republicanas del siglo I a C.
Paralelamente se documenta la movilización de grandes
paquetes sedimentarios de ladera en la parte interna de los
perfiles arqueológicos. Nos hallamos pues en un ambiente
en el que predomina la sedimentación sobre la erosión.
Una tendencia progradante se suma a este ambiente, a
favor de la movilización de los depósitos de ladera que se
desplazan rápidamente hacia el pie de la vertiente, en
respuesta a la intensificación de la actividad humana en
este espacio. La progresión de los sedimentos
continentales desde la ladera es continua, de modo que las
estructuras altoimperiales se construyen ya sobre
sedimentos de piedemonte.
En el litoral occidental (Avinguda de les Indústries
de la fig. 2d), se documenta, a partir de la cota 1 m bajo el
nivel actual, un depósito de rasgos marinos en ambiente
ligeramente restringido que consideramos asociado a la
transgresión holocene. Progresivamente, este medio va
viéndose aislado del mar hasta convertirse en una laguna
salobre, en relación con el desarrollo de una restinga
arenosa. La aparición de arenas eólicas sobre esta
formación confirma el proceso de consolidación del
122
cordón arenoso que cierra los espacios deprimidos.
Los materiales arqueológicos permiten datar las últimas
fases de construcción de este depósito que se dan entre los
siglos III y I a C. Su consolidación definitiva ya se ha
producido en torno al cambio de era, coincidiendo con su
ocupación urbanística: un complejo de viales y almacenes
portuarios (horrea) que evidencia la inmediatez del
espacio portuario altoimperial.
Se produce a deposición de un sedimento de cantos
marinos tanto en el piedemonte septentrional como en el
litoral occidental, con posterioridad al periodo alto
imperial y en contacto erosivo sobre algunas estructuras.
Este sedimento presenta abundantes restos antrópicos y
matriz arenosa, y es unido a un nivel erosivo de arenas
infralitorales, que llega a desplazar la línea de costa unos
360 m hacia el interior de la actual, arrasando las
estructuras abandonadas en el siglo II d C., hasta una cota
de 40 cm sobre el nivel marino actual.. Posee carácter
momentáneo ya que, tras este paquete de hasta 30 cm de
potencia, continúa la sucesión de sedimentos de
piedemonte.
El depósito de gruesos marinos construye una barra
de cantos que delimita, hacia la costa, una depresión
interdunar, en la que se documentaron limos de
decantación con restos cerámicos de época musulmana, a
una cota entre 50 y 65 cm por encima del nivel marino.
Ello implica la construcción de una segunda formación
dunar hacia la costa que permitiría un pequeño aguazal en
el espacio interdunar, con un nivel marino similar al actual
(les Bassetes).
En el litoral oriental (fig. 2c), se destaca, en el
contexto de el Fortí, la aparición en el extremo más litoral
de un sedimento de origen marino en fase de temporal
(cantos calizos aplanados). Podría correlacionarse con los
documentados, ya que aparece sobre un depósito eólico
con enterramientos de época romana. Sobre estos cantos y
sobre un depósito sedimentario de glacis se construyen las
estructuras de el Fortí, del siglo XI, XII y XIII d C.
En las series estratigráficas estudiadas se
documenta en este sector la existencia de una laguna
salobre separada del mar por una paleorrestinga(1). Esta
puede ser documentada con grabados y documentos del
siglo pasado en torno a la actual Avinguda de el Saladar.
Efectivamente, los perfiles estudiados en el Carrer
Patricio Ferràndiz, muestran la perduración de un
ambiente lagunar salobre hasta el aterramiento de este
espacio con restos de la muralla de la ciudad (s. XIX).
1.2. Interpretación de la secuencia de Dénia: las
instalaciones portuarias históricas y la evolución
del litoral
Son claras las evidencias de la estabilización del
nivel marino en torno al nivel 0 actual para el cambio de
Era. Momento en el que se da el desarrollo de formaciones
arenosas litorales lo suficientemente estables como para
FIG. 3 - BLOQUES DIAGRAMA CON LA MORFOLOGÍA DE LA COSTA DE DÉNIA
a: Época romana altoimperial.b: Época altomedieval
1- La laguna es en origen de influencia marina (con una datación no calibrada de entorno al 4.000 BP) (FERRER, 1997).
123
permitir la construcción de estructuras portuarias en el
siglo I d. C., que se ubican en el sector oriental del litoral,
donde los placeres de el Caball, situados frente a la costa,
crean una ensenada protegida de los oleajes más intensos(2)
(fig. 3a).
Todavía no se han documentado evidencias que
muestren la ocupación del humedal situado junto a la
2- «Forman la entrada del puerto dos placeres llamados el Caballo (Caball) y l’Androna, situados a unas 135 brazas entre sí; el primero tiene 15 pies
de agua, y el segundo, 18 pies. Entre ambos 60 pies de profundidad. Esta profundidad va sucesivamente disminuyendo hasta muy cerca del lienzo de
muralla antiguo llamado del Fortín, situado a la orilla del mar, donde pueden fondear los bastimentos con 10 pies de agua… El placer N.O. (el Caball)
permite aproximarse a los buques ya que hasta el posee la mar fondo cortado, lo cual junto con lo que se descubre de obras antiguas, canales y diques,
hace presumible que dicha barbada es artificial». Texto de Matías Coll Aravits de 1802, recogida por CHABAS (1874, 1972).
124
restinga en relación con las actividades portuarias. Aunque
recientes estudios arqueológicos permiten proponer la
existencia de posibles canales o golas dentro del área
urbanizada (comunicación oral de J.A. GISBERT,
arqueólogo municipal de Dénia).
La pulsación marina que alcanza un máximo de
60 cm sobre el nivel del mar actual tras la época romana,
es un evento puntual relacionado con un cambio en la
dinámica litoral y climática, y no con un fenómeno
tectónico ni eustático.
En época musulmana el litoral ha programado a
favor de una nueva formación arenosa adosada a la de
época romana. Ello da lugar a la desaparición de la
ensenada que servía de amarre. La instalación portuaria se
desplaza hacia oriente donde una laguna salobre, con gola
que se prolonga en el mar en un canal que atraviesa los
placeres, permite el acceso de las embarcaciones hasta esta
costa e incluso al interior de la laguna del Saladar (fig. 3b).
2. L’Albufereta d’Alacant (fig. 4)
2.1. Geomorfología
arqueológico
(fig. 4a)
y
contexto
El área de estudio se localiza en una pequeña
depresión que se sitúa entre la Serra Grossa (±150 m) y el
Cap de les Hortes (± 50 m), estructuras originadas durante
la fases orogénica alpina. La fosa que le da origen se
formó como consecuencia de movimientos tectónicos
distensivos posteriores, que persisten hasta el Cuaternario
(DUMAS, 1977). Los relieves están constituidos por
materiales de origen marino pertenecientes al Neógeno y
sirven de base a la sedimentación de depósitos
continentales y litorales cuaternarios de entre los que
destacan las areniscas calcáreas pleistocenas con Strombus
bubonius (MONTENAT, 1973).
Según algunos documentos de los siglos XVIII y
XIX parte de la depresión estaba ocupada por una pequeña
albufera, localizada en el tramo final del Barranc de
Maldo (BOX, 1987). En el litoral, una playa arenosa de
apenas 500 m de extensión y 50 m de ancho conformaba
la antigua restinga del sistema anfibio de l’Albufereta.
Durante el siglo XIX este espacio fue encauzado y
dragado. Su desecación definitiva se produjo en 1928.
Los trabajos arqueológicos ejecutados en relación
con una nueva obra de encauzamiento mostraron
estructuras ibéricas de los siglos IV-III a.C. y romanas de
los siglos I-II d. C. en la parte alta. En la zona media se
estudiaron restos ibéricos del s V y del IV a C en el
contexto del poblado del Cerro de las Balsas, en cuya área
meridional se documentó un muro longitudinal, posible
embarcadero ibérico(3). En la última área arqueológica,
ubicada muy cerca de la Playa de l’Albufereta, al inicio del
encauzamiento, se ha excavado un embarcadero de época
romana altoimperial (s. I-II d.C.) vinculado a la ciudad
romana de Alicante, Lucentum, que se halla no muy lejos
de l’Albufereta, en el Tossal de Manises.
En este contexto se abrieron calicatas realizadas a
lo largo de l’Albufereta siguiendo ejes transversales y
longitudinales a la línea de costa. La documentación y
estudio de las estructuras de habitación correlacionables
con los perfiles estudiados, así como de la cultura material
que apareció asociada a las distintas unidades
estratigráficas, han permitido datar las secuencias
sedimentarias y ambientales establecidas.
La primera serie de sondeos (Perfil-eje 1), la más
litoral (fig. 4c), muestra una sucesión de ambientes
lagunares. En la base se registra un sedimento lagunar con
clara influencia marina, que aparece bien documentada en
los sondeos A y C. En D, a 240 m de la línea de costa, pasa
a ser una laguna con abundante fracción decantada,
posiblemente asociada a un ambiente restringido muy
tranquilo. Esta laguna es persistente en el tiempo y podría
relacionarse con un ambiente lagunar parcialmente
cerrado al mar a partir de una barrera con una o varias
aperturas. Son abundantes los restos cerámicos con borde
(ánforas) y otros hallazgos de índole antropogénica que
nos sitúan ante una fase de intensa actividad humana en
época ibérica.
Tras este conjunto de depósitos aparece en contacto
neto un sedimento fluvial caracterizado por la abundante
fracción gruesa de morfología redondeada, que supone un
importante aporte sobre la laguna. Este evento, en cierto
modo catastrófico y de gran significado paleoambiental,
nos sirve como nivel guía para correlacionar varias series
y parece ser contemporáneo a un período ibérico.
Las fases posteriores no son muy bien conocidas.
En los sondeos o catas C y D se observaron limos
posiblemente de un ambiente lagunar mucho más aislado
del mar que la fase lagunar previa, y que se asociaría con
un momento de ocupación romana.
La segunda serie (Perfil-eje 2) muestra tres sondeos
de características marcadamente continentales. Además
del sustrato mioplioceno–pleistoceno aparece un
sedimento fluvial con fracción gruesa (cantos) y con restos
cerámicos de época ibérica, que se puede identificar con
los aluviales descritos en la primera serie. Le siguen hasta
dos episodios de sedimentos aluviales de llano de
inundación.
La tercera serie sedimentaria, como se deduce de su
ubicación topográfica en el borde oriental de la depresión,
muestra sucesivas fases de borde de laguna, y aportes
coluvio-aluviales procedentes de la ladera. Destacan por
su importancia los sedimentos de margen de laguna
aislada del mar, relacionados con los descritos en la
serie 1 de época ibérica tardía, pero en este caso con
restos cerámicos romanos (cata J).
3- Muro longitudinal del que se han documentado unos 26 m de su recorrido. Podríamos estar ante una posible línea de embarcadero
ibérico, ya que adosado a dicho lienzo se hallan una serie de plataformas en saliente sin ninguna cimentación.
125
2.2. La evolución
funcionalidad
de
l’Albufereta
y
su
El estudio, además de aportar datos acerca de la
evolución geomorfológica de l’Albufereta coincidente con
otras del Mediterráneo occidental, nos permite, en este
caso, confirmar su uso como puerto durante época ibérica
y romana.
La génesis de la albufera estuvo, en el contexto
tectónico subsidente (MONTENAT, 1973), en la penetración
del mar que formó una pequeña ensenada protegida. Una
vez estabilizado el nivel marino, la especial configuración
del litoral y la dinámica sedimentaria permitieron la
construcción de una restinga arenosa, apoyada en los
relieves que enmarcan la depresión que separó la ensenada
del mar y dio origen al espacio anfibio propiamente dicho.
L’Albufereta evoluciona desde una laguna con
intensa comunicación marina, contemporánea a fases
antiguas de ocupación ibérica, a un medio lagunar somero
cerrado al mar por una restinga arenosa, en época ibérica
plena y época romana; entre ambos episodios se constata
un importante aporte sedimentario fluvioaluvial, que
puede estar en la base de los cambios detectados.
FIG. 5 - ESQUEMA GEOMORFOLÓGICO DEL LITORAL DE SANTA POLA, LOCALIZACIÓN DE LOS SONDEOS ABIERTOS
EN LA PICOLA Y ESQUEMA DE LOS PERFILES ESTUDIADOS.
126
Respecto a su contacto con el mar, es obvio que en
las primeras fases hay una influencia directa, amplia y
permanente. De modo que de existir la restinga arenosa
entre la laguna y el mar, se correspondería con un cordón
o flecha incompleta que permitiría el acceso de
embarcaciones a la laguna. A pesar de su escasa
amplitud(4), poseía condiciones muy favorables para su uso
como zona de refugio de embarcaciones y amarre,
especialmente durante las primeras fases de ocupación.
Así, las estructuras asociadas al Cerro de las Balsas y al
promontorio norte del Área Arqueológica 3 pudieran
haber tenido funciones de carácter portuario.
El medio lagunar posterior a los aportes aluviales
es preferentemente de carácter hiposalino, de lo cual se
deduce la presencia de un eficiente aislamiento respecto al
medio marino a través de una restinga bastante estable. Se
trataría de una laguna más reducida y de fondo somero,
que salvo dragado, sólo permitiría el acceso de
embarcaciones de muy escaso calado (barcas y barcazas).
3. La Picola de Santa Pola (fig. 5)
3.1. El entorno físico y arqueológico de la Picola
El yacimiento se encuentra situado sobre el
piedemonte SW del promontorio neógeno de Santa Pola,
aproximadamente a unos 500 m de la actual línea de costa.
Se asienta directamente sobre el relleno sedimentario
litoral, en la zona distal del cono/abanico aluvial
construido por el Barranc de Paco el Manyo, que pierde
su cauce al alcanzar la llanura cuaternaria (fig. 5); y
separada del mar por la restinga actual.
La vertiente meridional de la Serra de Santa Pola
se inclinan suavemente en dirección a la laguna de
l’Albufera d’Elx, con depósitos de piedemonte y conos
bien desarrollados, cuyas características los hacen
correlacionables con el Pleistoceno superior. Los
principales barrancos orientados hacia la laguna han
construido orlas aluviales a lo largo del Holoceno superior.
Sobre uno de estos conos, en contacto directo con el
humedad y con la restinga arenosa actual, es donde se
ubica el yacimiento.
La Picola es un establecimiento portuario ibérico
(s. V y IV a C.) en un contexto económico y comercial de
influencia (y presencia) griega y bajo el control de la
ciudad de Ilici (l’Alcúdia d’Elx), situada a una docena de
kilómetros hacia el interior, un emporium según MORET et
ROUILLARD (2000). Es un asentamiento de gran
regularidad en su planta: en el interior de un cuadrilátero
formado por fosas paralelas y una estructura de
fortificación, las viviendas se organizan de manera
octogonal y simétrica. Posteriormente, en época romana
(20 a C. – 400 d C.), este sector forma parte de la zona
industrial de producción conservera (garum) del gran
4- Alcanza tan sólo 250 m de longitud desde el litoral.
asentamiento portuario de Portus Ilicitanus, situado al este
del yacimiento.
3.2. Interpretación de los perfiles estudiados
Durante las campañas de excavación se estudiaron
diversos perfiles situados en el interior del asentamiento,
en su borde oriental, junto al antiguo cauce del barranco
y en su borde meridional, en el contacto del recinto
amurallado ibérico y el sector industrial de época romana
con el litoral, mediante el estudio de sondeos (Palmeral 1,
Palmeral 3 y Sondeo 6) en torno a la estructura de
fortificación. Su estudio estratigráfico y sedimentológico
ha sido publicado con mayor extensión en FUMANAL y
FERRER (2000).
El estudio confirma que el asentamiento se
encuentra ubicado en un contexto geomorfológico muy
dinámico, de transición entre el ámbito continental y el
litoral y con alternancia de ambos ambientes. La secuencia
permite confirmar la existencia de un medio playero
inmediato al asentamiento, con dos fases infralitorales
intercaladas entre sedimentos supralitorales de berma e
incluso dunares. A su vez, el sondeo S6 refleja el aporte de
sedimentos continentales procedentes del relieve,
interdigitados con los anteriores.
Tras el máximo transgresivo holoceno se inicia una
fase de cierta estabilidad en el nivel marino durante el cual
los procesos continentales asumen un protagonismo
importante por el que de nuevo se reajustarán y
remodelarán los perfiles costeros. En este caso, los aportes
de los principales barrancos que vierten al litoral, dan
origen a abanicos (deltas cono), como el del Barranc de
Paco el Manyo, que progradan sobre éste, y sirven de
apoyo al desarrollo de formaciones playeras y cordones
litorales que darán forma a l’Albufera d’Elx. Es
precisamente este sector el elegido para el emplazamiento
de la Picola. El cauce del barranco, funcional todavía
durante el periodo ibérico, servirá de algún modo de límite
en estos momentos, pero con posterioridad se colmatará
progresivamente tanto con rellenos antrópicos, como con
depósitos fluviales naturales.
Dos episodios sedimentarios de ambiente
infralitoral aparecen intercalados entre materiales
relacionados con un estrán emergido. El más antiguo no ha
podido ser fechado. Sólo el análisis de la cultura material
documentada en un nivel arqueológico sobrepuesto (el
nivel IV) en torno al siglo I d C. nos ofrece una datación
ante quem que nos permite esbozar la hipótesis tentativa
de que tal fase pudiera ponerse en relación con un nivel de
playa aislado, asignado por GOY et al. (1993) en torno al
3290 BP, al norte de el Cap de Santa Pola, o con un nivel
de playa situado a 0 m, documentado en Guardamar
(pocos km al sur) y datado en torno al 750 a C (en fase de
estudio). Con posterioridad, durante el transcurso de la
ocupación inicial, predominan los sedimentos de playa
emergida, que lateralmente enlaza con los sedimentos
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coluvioaluviales del piedemonte de la Serra de Santa
Pola. El antemuro de fortificación ibérico se construye
precisamente en el punto de intersección de ambos
ambientes. Se constata también, para el periodo
altoimperial, la formación de una playa arenosa emergida
más extensa adosada al abanico. Los sedimentos
infralitorales que sellan el depósito en contacto erosivo, la
han hecho desaparecer en gran parte del perfil Sondeo S6,
pero están bien documentados en los perfiles Palmeral 1 y
3. Podemos proponer que en el contexto geomorfológico
de la bahía se forma una restinga arenosa que cierra la
laguna d’Elx con una posición interior y paralela respecto
a la actual, posiblemente apoyada sobre la restinga
eutirreniense, a un kilómetro aproximadamente de la línea
de costa actual.
La superposición de depósitos nuevamente
infralitorales señala un pequeño desplazamiento de la
línea de costa hacia tierra con posterioridad al siglo III d
C., que alcanza la cota de los 0,60 m.
La configuración de la costa tal y como la
conocemos en la actualidad es muy reciente: la restinga
que hoy cierra la bahía de Santa Pola es el resultado de un
proceso iniciado con posterioridad al período
tardorromano, aunque se apoya sobre una estructura
sedimentaria previa al cambio de Era. El litoral durante la
época ibérica dibujaría una marcada incurvación hacia el
interior, inmediatamente al sur del domo de Santa Pola,
dando origen a una ensenada natural resguardada de los
vientos del noreste. Estas condiciones favorables, que
perduran a lo largo del periodo romano, explicarían la
ubicación del Portus Ilicitanus en este tramo costero. El
estudio de otros puertos o embarcadores romanos parece
corroborar que un marco físico protegido es determinante
en su localización (RICKMAN, 1985). De hecho, a lo largo
de 150 km de costas entre el Cap de la Nau y el Cabo de
Palos la costa posee una orientación predominante
noreste/suroeste, lo que hace que el litoral se vea batido
directamente por los vientos del cuadrante noreste, de
donde proceden los oleajes más peligrosos para las
embarcaciones. El Cap de Santa Pola es uno de los pocos
relieves litorales que permiten a las embarcaciones anclar
sin estar sometidas a este oleaje. Además, la navegación
de cabotaje pasa necesariamente por un estrecho canal de
Tabarca, entre este litoral y el islote de este nombre,
refuerza la importancia de esta escala, situada a medio
camino entre Dianium y Carthago Nova (ya en época
romana), y en las proximidades de la floreciente ciudad de
Illici.
4. Consideraciones finales
Los yacimientos arqueológicos en el litoral
mediterráneo ha permitido constatar los cambios
geográficos que han ido alterando su morfología en los
últimos milenios. A diferencia de las costas orientales en
las que las causas que los motivan han sido, tanto de
origen tectónico como climáticas y dinámicas (VAN
ANDEL, 1989; PIRAZZOLI et al,. 1994, etc.), en las costas
occidentales parece reconocerse una mayor estabilidad
(ROSSELLÓ et al., 1994) y las variaciones recientes de la
línea de costa, tanto positivas como negativas, responden
principalmente a procesos erosión, transporte y
sedimentación activados por causas climáticas y
dinámicas.
Tras el holocene medio, en las costas bajas
empiezan a construirse estructuras sedimentarias arenosas
que cierran lagunas de influencia marina, documentadas
en Dénia y l’Albufereta, que en ocasiones perduran hasta
Época Ibérica.
En el cambio de Era el nivel marino parece ser
idéntico al actual. Coincide ese momento con la
consolidación de las restingas arenosas litorales, que aísla
la laguna de l’Albufereta del mar, y que permite la
expansión urbanística de Dianium.
Durante época tardorromana se documenta un
ascenso del nivel marino de carácter puntual (en torno a
0,60 m en Dénia y en Santa Pola) que, dadas sus
características sedimentológicas, asociamos más a un
conjunto de eventos litorales erosivos de origen climático
(grandes temporales) que a un cambio del nivel marino.
Con posterioridad, y especialmente durante la Edad
Media, se produce la construcción de una segunda
formación arenosa adosada a la anterior en Dénia y Santa
Pola. Proceso similar al documentado por SANJAUME y
CARMONA en l’Albufera de Valencia (1995).
Respecto
a
los
aspectos
puramente
geoarqueológicos destaca que los puertos de época ibérica
de Santa Pola y de época romana de Dénia ocupan
ensenadas protegidas de los oleajes más intensos, e
incluyen construcciones que se sitúan sobre el litoral
inmediato. La evolución geomorfológica posterior, con la
progradación de la costa a favor de nuevos cordones
arenosos adosados a los que les sirvieron de base, hicieron
desaparecer los rasgos del litoral que permitieron su
ubicación, desplazándose a otros ámbitos (más al este en
Dénia, más al norte en Santa Pola).
Por otra parte, sólo en el caso de l’Albufereta
disponemos datos concluyentes acerca del uso de la
laguna como zona de amarre de embarcaciones durante
época ibérica y época romana. Los cambios ambientales,
con la colmatación y el aislamiento de la laguna respecto
del mar, supusieron en este caso un cambio en el uso: la
laguna en época romana poseía un calado mucho más
limitado que en época ibérica.
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