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S U P L E M E N T O E S P E C I A L D E C A R N AVA L
4 DE MARZO DE 2006
Águilas
En la imagen, un momento de la Batalla dialéctica librada entre Don Carnal y Doña Cuaresma
C
on anterioridad a la intervención
de la pregonera, Anne Igartiburu, la noche del primer sábado
de Carnaval había comenzado,
como es costumbre, con la Batalla de Cascarones, donde libraron la popular disputa dialéctica Don Carnal y Doña Cuaresma, personajes protagonizados en esta ocasión por
Manuel Meca de la peña “Cáucaso” y Elisabeth Jiménez de “La Clanka”.
A las 10 de la noche hacían su entrada por
“La Glorieta” los dos personajes, acompaña-
La Cuaresma ha
supuesto un punto
y aparte en
relación con sus
predecesoras
El desenfreno gana la
batalla a la austeridad
Aunque Don Carnal fue el vencedor la Cuaresma dejaba bien claro
el largo período de austeridad tras el corte reinado de su rival
Unos seguidores muy animados
dos de sus huestes.
Cabe destacar que Doña Cuaresma escogió
para la ocasión un original traje de sacerdotisa japonesa, con un espectacular tocado y
un maquillaje que nada tenía que ver con las
anteriores Cuaresmas, algo que sorprendió
gratamente a todos los que esperaban este
momento frente a la puerta del Ayuntamiento.
No cabe duda de que la Cuaresma de este
año ha supuesto un punto y aparte en relación con sus predecesoras, porque rompiendo con la tradicional imagen de este personaje Elisabeth ha buscado impregnar una
personalidad propia en su personaje huyendo del riguroso negro que normalmente caracterizaba a esta figura y añadiendo ligeros
toques de color en su vestuario.
La derrota de la
Cuaresma dio
lugar a las tres
consabidas
jornadas de fiesta
Tras ella un numerosísimo séquito formado
por geishas, japoneses, chinos y cualquier tipo de disfraz que evocara de alguna manera
el “Lejano Oriente” avanzaban al son de ritmos orientales, sin perder en ningún momento la compostura pues para eso eran fieles
seguidores del recato, la seriedad y la cordura.
Por su parte, y como no podía ser de otra
manera, Don Carnal llegaba a la Plaza de
España, entre gritos y alborotos, acompañado de música y baile y dejando así bien cla-
Los seguidores de ambos bandos animaron y apoyaron durante toda la Batalla tanto desde “primera
línea de combate” o resguardados en el balcón del
Consistorio. Fueron muchos los que este año quisieron formar parte del séquito de estos personajes
y no perderse detalle de este acto tradicional.
ro que para el Carnal, la fiesta, la diversión y lo mundano son sus principales
consignas.
Hacía su aparición con un bonito, espectacular y muy apropiado diseño en tonos
dorados, ocres y naranjas lleno de plumas lo que le daba un aspecto aún más
espectacular.
Una vez situados ambos bandos en sus
correspondientes campos de batalla dio
comienzo la peculiar lucha, a “cascaronazo limpio” estos “enemigos circunstanciales” dejaron bien claro que el enfrentamiento se presentaría duro, pues
ninguno de los dos estaban dispuestos a
cejar en su empeño por lograr que vencieran sus consignas.
Ya en el escenario comenzó la popular
batalla dialéctica entre Don Carnal Y Doña Cuaresma, animados siempre por los
gritos de sus respectivas huestes con eufóricos “Arriba la Cuaresma, abajo Don
Carnal...” o a la inversa en función de
quien eran los seguidores que lanzaban
las consignas.
Tras el enfrentamiento, en el que ambos
personajes recordaron a sus peñas y a la
figura de la Mussona, una vez más Don
Carnal se proclamó vencedor, dando paso así a las tres consabidas jornadas de
desenfreno.
No obstante, Doña Cuaresma dejaba
bien claro el largo período de austeridad
que aguardaba a todos los festeros tras
el corto reinado de su rival.
Una vez concluida “la guerra” los dos
contrincantes subieron a la balustrada
del Ayuntamiento donde le esperaban el
resto de personajes, Musa, Mussona,
Don Carnal, Doña Cuaresma y Musa Infantil que tampoco quisieron perderse esta mágica noche del sábado.
Una vez allí dio comienzo el discurso de
la Musa, Cati Ayala, el pregón de manos
de Anne Igartiburu, y finalmente las palabras del alcalde, Juan Ramírez Soto.
Tras este acto la fiesta continúo en todas
las calles de Águilas, dejando bien claro
que Don Carnal había comenzado su reinado.
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