capítulo 14 procesos que afectan al sistema cardiovascular

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CAPÍTULO 14
PROCESOS QUE AFECTAN AL
SISTEMA CARDIOVASCULAR
MISERICORDIA GARCÍA HERNÁNDEZ
Enfermera.
Profesora Titular Enfermería Geriátrica.
Universidad de Barcelona
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CAPITULO 14
PROCESOS QUE AFECTAN AL SISTEMA CARDIOVASCULAR
1. CARDIOPATÍA ISQUÉMICA
La isquemia se caracteriza por obstrucción progresiva del flujo sanguíneo a través de una o
más arterias coronarias. La disminución del flujo sanguíneo priva al miocardio de un
suministro adecuado de sangre oxigenada. Los factores que disminuyen el suministro de
oxígeno son: formación de trombos, hipotensión , anemia, hipoxemia y espasmo arterial
coronario. Los factores que aumentan el consumo de oxígeno son: el ejercicio, emociones
fuertes, hipertiroidismo e hipertensión diastólica, pudiendo causar un desequilibrio entre
demanda y suministro de oxígeno al miocardio.
La enfermedad progresa durante muchos años antes de producirse síntomas, siendo la
arterioesclerosis la principal causa de la obstrucción del flujo de las arterias coronarias, por
tanto hay que centrar el interés en identificar y reducir los factores de riesgo. Los
considerados controlables son: hiperlipidemia, hipertensión, tabaquismo, obesidad,
inactividad, diabetes melitus y estrés. Por otra parte hay también factores de riesgo no
controlables: como que en los hombres, la incidencia de cardiopatía isquémica aumenta
progresivamente con la edad; en las mujeres, la incidencia se eleva después de la
menopausia. La correlación entre cardiopatía isquémica y edad puede tener su origen en la
duración de la exposición a uno o más factores de riesgo.
La arterioesclerosis se caracteriza por una proliferación de células de músculo liso y
acumulo de lípidos en la capa más interna de la arteria.
La cardiopatía isquémica puede clasificarse en dos grupos: angor pectoris e infarto agudo
de miocardio (IAM).
1.1.
ANGOR PECTORIS
Es la oclusión parcial de una arteria coronaria por un estrechamiento de la luz de la arteria
de un 75% produciendo dolor o malestar por un desequilibrio entre la demanda miocárdica
de oxígeno y el aporte del mismo. La lesión que se produce es reversible una vez restaurado
el suministro sanguíneo al área afectada del corazón.
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El síntoma clásico del angor es dolor torácico central o malestar precipitado por el ejercicio
y que mejora en reposo. El dolor se describe como intenso, agobiante y opresivo, está
íntimamente relacionado con la severidad del ejercicio y su inicio es predecible. También
se puede presentar por el frío, la comida y las emociones. Con frecuencia no se encuentran
anormalidades en el examen físico con el paciente en reposo.
. Angor pectoris estable
Aparece cuando el ejercicio físico o el estrés emocional aumentan la demanda de
oxígeno del miocardio por encima de la capacidad de las arterias coronarias para
elevar el suministro de sangre. El inicio, duración e intensidad de los síntomas es
predecible.
. Angor pectoris inestable
Se conoce como angina preinfarto. Las arterias coronarias son incapaces de cubrir
las necesidades de oxígeno del miocardio incluso en reposo. El dolor es más
frecuente, dura más, es más intenso y no se alivia con reposo ni con fármacos.
El tratamiento se centra en aliviar las crisis agudas de angina, prevenir nuevos ataques y
evitar la progresión de la isquemia. Hay que reducir la carga de trabajo del corazón para
aminorar la demanda de oxígeno, mejorar su suministro aumentando el flujo sanguíneo
hacia el músculo cardíaco. Es importante eliminar los factores de riesgo que pudieran
empeorar el angor, hay que aconsejar al paciente que reduzca el ejercicio tan pronto como
aparezca el dolor y que ajuste su estilo de vida a sus capacidades, evitando el ejercicio duro,
como subir escaleras o transportar objetos pesados.
El mejor fármaco para el angor es la trinitroglicerina. Ésta se mastica o disuelve en la boca,
es mejor tomarla de forma profiláctica antes de que se produzca dolor que el paciente puede
predecir.
1.2.
INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO (IAM)
El infarto de miocardio es la complicación cardíaca más grave de la arterioesclerosis. Es un
proceso agudo en que el tejido miocárdico experimenta una disminución grave y
prolongada del suministro de oxígeno por interrupción o deficiencia del flujo sanguíneo
coronario, lo que da lugar a isquemia y necrosis tisular.
La causa más común es un trombo superpuesto a una placa o ulceración de una placa con
embolización del material liberado. El trombo puede ocluir la arteria coronaria e
interrumpir el flujo sanguíneo hacia la región distal, con isquemia y necrosis del tejido
miocárdico no prefundido. La necrosis del área afectada se produce aproximadamente en
seis horas. La zona isquémica que rodea el área necrótica puede ser reversible si se le
proporciona un tratamiento correcto, en cambio el daño del tejido necrótico infartado es
irreversible y se forma una cicatriz fibrosa.
El efecto perjudicial del infarto depende del tamaño del área dañada, la localización del
infarto y la presencia de circulación colateral.
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La presentación típica del IAM es el inicio brusco de dolor torácico precordial severo. Se
describe como un dolor opresivo con sensación de presión, es similar al dolor del angor
pero más agudo, prolongado, no relacionado con el ejercicio y que no mejora con la
trinitroglicerina. Suele irradiar al hombro o brazo izquierdo, a la mandíbula, hacia el
epigastrio o hacia la espalda, se suele acompañar de sudoración, nauseas y vómitos,
debilidad, desvanecimiento y ansiedad. El dolor dura como mínimo una hora y su duración
está relacionada con la extensión y la gravedad del iam.
En los ancianos son muy frecuentes las presentaciones atípicas de IAM. Es habitual la
presentación sin dolor pero con alguna característica, tienen sensación de malestar, falta de
energía y aversión a realizar las actividades habituales. A veces se presenta en forma de
disnea súbita o agudización de insuficiencia cardíaca. También puede presentarse con
palidez y sudoración sin dolor.
Las complicaciones más frecuentes son: disritmias, insuficiencia cardíaca congestiva, shock
cardiogénico, pericarditis, angina postinfarto y problemas tromboembólicos. Tras el infarto
de miocardio puede aparecer ansiedad, seguida de depresión y dependencia psicológica de
los demás.
Tratamiento. Los objetivos terapéuticos son prevenir la extensión del infarto y las
complicaciones, es necesario por tanto la restauración precoz del flujo sanguíneo coronario,
así como mejorar el equilibrio entre suministro y demanda de oxígeno. Es necesario
ingresar a los pacientes en unidades coronarias, mantener reposo en cama, mejorar el dolor
y suministrar los fármacos correspondientes.
El anciano que ha presentado infarto severo de miocardio requiere una rehabilitación hábil,
con aumento gradual de las actividades. Si ya padecía una incapacidad o enfermedad, el
grado de incapacidad aumentará como mínimo temporalmente. El dolor torácico
persistente, la disnea o la insuficiencia cardíaca congestiva limitarán las actividades de la
vida diaria. Debe animarse a los pacientes a que sean tan activos como les permitan sus
síntomas e incapacidades, y debe instruirse a los familiares para que no les creen
dependencia.
2. INSUFICIENCIA CARDÍACA CONGESTIVA (ICC)
La insuficiencia cardíaca congestiva es la incapacidad del corazón para bombear suficiente
sangre para cubrir las necesidades de oxígeno de los tejidos, lo que da lugar a una
discrepancia entre el suministro y la demanda de oxígeno del miocardio. La enfermedad
puede producirse por un aumento de la actividad o ejercicio o bien ocurrir en estadios más
avanzados durante el reposo.
La mayor incidencia en los ancianos se debe sobre todo al deterioro de la función cardíaca
relacionada con la edad. Las causa más frecuentes son la hipertensión, la cardiopatía
isquémica y la calcificación degenerativa de las válvulas cardíacas. La prevalencia de ICC
aumenta con la edad ocho veces más a partir de los 70 años, comparado con los 50, en
todas las edades; en los hombres tiene más incidencia que en las mujeres.
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Los síntomas de ICC afectan a los sistemas cardiovascular y pulmonar en los ancianos.
Además del cuadro clásico de disnea, ortopnea, taquipnea y cianosis, pueden presentarse
síntomas inespecíficos como desorientación temporoespacial, somnolencia, estado
confusional, anorexia y sensación de debilidad y fatiga. Estos síntomas reflejan en gran
parte el efecto de los mecanismos compensadores que intentan mantener la perfusión de los
órganos vitales. La vasoconstricción refleja, que tiene lugar, incrementa la resistencia a la
eyección, reduce el gasto cardíaco y aumenta la carga de trabajo sobre el corazón. La
reducción de la perfusión en los riñones da como resultado un incremento de la absorción
renal de sodio, agua y cloro. También se reduce el flujo de sangre hepático, conduciendo a
una reducción de la degradación de aldosterona, incrementándose su concentración en el
organismo.
El grado de ICC puede ir de una forma leve hasta el shock cardiogénico.
2.1.
INSUFICIENCIA CARDÍACA IZQUIERDA (ICI)
La insuficiencia cardíaca izquierda o insuficiencia ventricular izquierda se caracteriza por
presiones venosas pulmonares elevadas y descenso del gasto cardíaco, produciendo
congestión pulmonar. En los ancianos, los cambios funcionales y estructurales incrementan
la dificultad para la eyección ventricular izquierda durante el ejercicio y en situación de
estrés, provocando una reducción del gasto cardíaco.
El infarto agudo de miocardio y la hipertensión sistémica son las causas más comunes de
ICI.
La incapacidad del ventrículo izquierdo para bombear la sangre con eficacia se manifiesta
con un aumento de las presiones y el volumen del ventrículo izquierdo, a medida que
aumentan estas presiones también lo hace la presión de la aurícula izquierda, el lecho
capilar pulmonar, y los pulmones se congestionan. Los pulmones rígidos, poco distensibles,
aumentan el trabajo respiratorio y aparece la disnea de esfuerzo.
Los síntomas clásicos de ICI son debidos a la congestión venosa pulmonar. Algunas
manifestaciones de ICI son: crepitantes, derrame pleural, diaforesis, disnea, tos, fatiga y
debilidad, pérdida de memoria y confusión, anorexia e insomnio.
Si la enfermedad ventricular izquierda está avanzada puede aparecer edema agudo de
pulmón que suele presentarse de forma súbita con disnea severa, ansiedad, palidez,
sudoración fría, mala perfusión cutánea y emisión de espuma rosada por la boca. Este
cuadro puede tener consecuencias mortales si no se instaura el tratamiento con rapidez.
2.2.
INSUFICIENCIA CARDÍACA DERECHA (ICD)
La insuficiencia cardíaca derecha, menos aparatosa en su sintomatología que la ICI,
consiste en un aumento de la presión venosa sistémica por trastorno de la eyección de la
sangre desde el ventrículo derecho. Se caracteriza por ingurgitación yugular,
hepatomegalia, edema periférico y ascitis. La aparición de edema periférico varia en
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función de la actividad del paciente, si éste deambula se presenta en la zona maleolar, si
está encamado en la región presacra.
Algunas manifestaciones de ICD son: Aumento de la presión venosa central (PVC),
taquicardia, distensión de las venas del cuello, ingurgitación del hígado, edema periférico,
distensión abdominal, aumento de peso y molestias digestivas.
La presencia de ICD es un factor de predisposición de una trombosis venosa profunda y
accidentes vasculares cerebrales. Por ello hay que prevenir las consecuencias del estasis
venoso que puede dar un embolismo pulmonar masivo, proceso fulminante que pone en
peligro la vida del paciente.
El tratamiento de la ICC se basa en restaurar el equilibrio entre el suministro y la demanda
de oxígeno del miocardio y en mejorar la hemodinámica mediante la reducción de la
sobrecarga cardíaca, la mejora de la contractilidad y la disminución de retención de sodio y
agua.
3. TRASTORNOS VASCULARES PERIFÉRICOS
Las alteraciones del sistema vascular periférico son muy frecuentes en los ancianos debido
a que a lo largo de la vida el daño que se produce en el endotelio reduce su capacidad para
proteger dicho sistema y da lugar a la aparición de placas arterioscleróticas.
La mayor parte de alteraciones vasculares periféricas en el anciano afectan a las
extremidades inferiores, aunque en principio no amenazan la vida producen síntomas que
pueden limitar la actividad, afectar negativamente a la independencia del paciente y a su
calidad de vida, interfieren con el sueño debido al dolor, refuerzan el aislamiento social y
crean ansiedad y/o depresión debido a que pueden amenazar los dedos o las extremidades.
Los factores de riesgo de las alteraciones vasculares periféricas son: la vida sedentaria, la
dieta rica en lípidos, el tabaco y la obesidad.
La enfermedad vascular periférica no es difícil de diagnosticar dada su alta incidencia en la
población anciana. Siempre hay que explorar de forma sistemática las extremidades, su
color, la textura de la piel y la evaluación de todos los pulsos arteriales periféricos.
La mayor parte de las complicaciones de las alteraciones vasculares periféricas pueden
prevenirse si se identifican y tratan correctamente, para ello es necesario que el anciano y/o
su familia estén informados acerca del problema y de las medidas de prevención adecuadas.
3.1.
ARTERIALES
Los trastornos arteriales afectan con mayor frecuencia a los ancianos debido a los factores
de riesgo a los que ha estado expuesto a lo largo de la vida. La enfermedad arterial oclusiva
es la más común y la arterioesclerosis es la causa más frecuente de esta enfermedad. La
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arterioesclerosis de la aorta y de las arterias ilíacas es una de las causas más frecuentes de
síntomas isquémicos en las extremidades inferiores. La arterioesclerosis de las
extremidades, sobre todo de las piernas, es la que produce mayor morbilidad en esta
enfermedad. La pérdida de función, el dolor y la incapacidad en las extremidades, además
de la amputación son las complicaciones más habituales de la enfermedad arterial oclusiva.
Esta puede ser crónica y aguda.
3.1.1. ENFERMEDAD ARTERIAL OCLUSIVA CRÓNICA
Es la obstrucción progresiva del flujo sanguíneo dando lugar a una reducción del aporte de
oxígeno a los tejidos afectados. Cuando la enfermedad arterial oclusiva es sintomática,
inicialmente, produce dolor, debilidad, calambres o sensación de cansancio al andar,
claudicación intermitente, y puede estar localizada en pie, pantorrilla, muslo o cadera. La
característica de la claudicación intermitente es su aparición al andar y su alivio al parar.
Si la enfermedad oclusiva es severa como para producir isquemia en reposo, produce dolor
en reposo o dolor isquémico de reposo. Este dolor suele empeorar por la noche, interrumpe
el sueño y puede aparecer disestesia en el pie y/o los dedos que el paciente intenta aliviar
con un ligero masaje.
Cómo hay que tratar a los pacientes afectados de enfermedad arterial oclusiva crónica
depende del grado de incapacidad que produce la isquemia, y del estado general de salud.
Es muy importante el cuidado de las extremidades y principalmente de los pies, para evitar
cualquier tipo de traumatismo. Hay que estimular a estos pacientes para que caminen
regularmente, para aumentar la circulación colateral y así, conseguir que la distancia que
puedan andar sin que aparezca dolor sea mayor.
3.1.2. ENFERMEDAD ARTERIAL OCLUSIVA AGUDA
La oclusión arterial aguda puede ser debida a un proceso trombótico o embólico. Se
presenta por la obstrucción súbita de circulación arterial, por lo que el paciente se queja
repentinamente de dolor intenso en la zona afectada, frialdad al tacto, alteración de la
sensibilidad, pérdida de fuerza y ausencia de pulso por debajo de la zona de lesión.
El tratamiento debe ser inmediato para evitar que el cuadro progrese, pudiendo producir
infarto muscular y necrosis, y debe estar encaminado a prevenir la trombosis en la
circulación colateral, arterial y venosa distal. No debe elevarse la extremidad isquémica ya
que empeora la llegada de sangre a los tejidos y tampoco debe aplicarse sobre la misma
calor o frío por la falta de sensibilidad en la zona.
3.2.
VENOSOS
La enfermedad venosa puede ser aguda o crónica y es debida a los efectos de la gravedad
sobre el cuerpo, en particular en las venas de las extremidades inferiores. Los procesos
agudos pueden poner en peligro la vida de los pacientes y los crónicos tienden a empeorar
con el paso del tiempo. Los cuadros de enfermedad venosa son: venas varicosas,
tromboflebitis superficial, trombosis de venas profundas e insuficiencia venosa crónica.
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. Venas varicosas
Las venas varicosas aparecen por falta de funcionamiento de las válvulas o
hipertensión venosa. Es un trastorno que afecta más a mujeres que a hombres. Las
actividades cuyo desarrollo requieren muchas horas de pie son una de las
principales causas de su aparición; la obesidad es otro factor que aumenta el riesgo
de aparición de venas varicosas. Los síntomas que se presentan son: sensación de
peso en las piernas, dolor desde leve a intenso y aparición de edemas.
El tratamiento consiste en disminuir la presión venosa en las piernas mediante la
elevación de los pies al sentarse o acostarse para facilitar el retorno venoso, también
pueden usarse medias de compresión, así como evitar cruzar las piernas al estar
sentado, evitar permanecer mucho tiempo de pie y en caso de sobrepeso, intentar
disminuirlo.
. Tromboflebitis
La tromboflebitis se caracteriza por la presencia de un coágulo en la vena y la
inflamación consiguiente. Si aparece en una vena superficial rara vez es grave, pero
si aparece en una vena profunda el cuadro puede complicarse hasta una embolia
pulmonar.
La flebitis superficial puede aparecer de forma espontánea o como consecuencia de
un traumatismo. El paciente afectado se queja de molestias en la zona afectada con
sensación de calor, tumefacción y dolor. El tratamiento será sintomático.
La trombosis profunda suele localizarse en las extremidades inferiores, los casos
más graves son los que afectan a la región superior del muslo. No hay presencia de
signos obvios excepto el edema unilateral en cualquier extremidad y un ligero dolor
en la pantorrilla. Es necesario empezar pronto el tratamiento con fármacos e
inmovilización para evitar que el coágulo se rompa y se convierta en émbolo y se
desplace por el torrente circulatorio. La elevación de la parte afectada disminuye la
tumefacción y facilita el retorno venoso.
. Insuficiencia venosa crónica
El porcentaje más elevado de insuficiencia venosa crónica es debido a la trombosis
venosa profunda, debido al daño que se ha producido en las válvulas durante un
episodio este tipo de trombosis. La característica de insuficiencia venosa crónica es
la presencia de dolor, hinchazón, coloración parduzca de la piel y dermatitis, con
ulceración o sin ella. El tratamiento irá dirigido a mejorar la hipertensión venosa y
evitar que aumente la destrucción tisular. Especial atención merece el tratamiento de
las úlceras comentado en este mismo modulo.
4. PROCESO DE ATENCIÓN DE ENFERMERÍA A ANCIANOS CON
PROBLEMAS CARDIOVASCULARES
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En este apartado se describirán los problemas y/o diagnósticos más frecuentes en cualquier
proceso cardiovascular.
4.1.
INTOLERANCIA A LA ACTIVIDAD
El anciano afectado por un problemas cardiovascular experimenta incapacidad para tolerar
la actividad o un aumento de ésta, por una parte por la reducción del flujo sanguíneo hacia
el sistema musculoesquelético, la disminución de la reserva cardíaca, el desequilibrio
electrolítico y la anemia, factores que causan sensación de pesadez en los músculos,
debilidad general y fatiga; y por otra parte la disnea originada por edema intersticial debido
al aumento de la presión capilar pulmonar, y como los músculos respiratorios reciben un
flujo sanguíneo insuficiente, el trabajo respiratorio se ve incrementado.
La intolerancia a la actividad supone la dependencia total o parcial del anciano ante tareas
como el mantenimiento del hogar, las de socialización o las de autocuidado.
En otras ocasiones llega a incapacitarlo para el desempeño de su rol, sus actividades de
recreación o la satisfacción de sus necesidades sexuales. Todo ello hace que el anciano
manifieste ansiedad, sentimiento de desvalorización o retraimiento social.
Hay que valorar:
. El funcionalismo cardíaco: tensión arterial, ritmo-frecuencia, coloración de la piel.
. El patrón habitual de actividad.
. Interferencia de la fatiga en las actividades de la vida diaria.
. Estado emocional: cambios en los sistemas de apoyo, condiciones del entorno.
El objetivo del cuidado es la restauración y mantenimiento del nivel de actividad. El
resultado esperado es la presencia de menos fatiga, capacidad para verbalizar las
limitaciones y reconocer las actividades que deben evitarse.
4.2.
ALTERACIÓN DE LA NUTRICIÓN
La adecuada aportación de nutrientes en el anciano con problemas cardiovasculares puede
verse alterada a causa de: manifestaciones digestivas, anorexia, náuseas, vómitos y
distensión, secundarias a la congestión visceral abdominal. Dietas hiposódicas que
comportan desagrado hacia la alimentación por falta de costumbre o por monotonía en la
dieta. Efectos adversos de tratamientos medicamentosos, como la digoxina, entre los que
cabe citar náusea y vómitos, trastornos en el sentido del gusto y anorexia.
Hay que valorar:
. Los gustos y preferencias alimentarias.
. Conducta en relación a la comida.
. Rechazo a los alimentos.
. Debilidad muscular.
. Limitaciones e incapacidades.
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El objetivo del cuidado es mantener un aporte nutritivo optimo. El resultado esperado es
que el paciente ajuste sus preferencias y sus requerimientos dietéticos con una alimentación
ligera y de fácil digestión.
4.3.
ALTERACIÓN DE LA CONCIENCIA
Como consecuencia de la hipoperfusión sanguínea a nivel cerebral, el anciano con
problemas cardiovasculares puede, en ocasiones, verse aquejado de cefaleas, confusión o
deterioro de la memoria. También, potencialmente, los pacientes con insuficiencia cardíaca
pueden presentar desequilibrios electrolíticos que, si comportan hiponatremia, pueden ser
causa del descenso de la presión arterial, confusión, cefaleas y convulsiones. Estas
situaciones pueden desencadenar una problemática de incapacidad para evaluar la realidad.
De la misma forma, ante la complejidad de su sintomatología, la valoración de su salud o la
falta de información, el anciano puede demostrar una falta de comprensión de su problema
o de los procedimientos terapéuticos que hay que aplicar, y reaccionar con desinterés y no
implicación en la prescripción.
Hay que valorar:
. La capacidad cognitiva y perceptiva.
. La capacidad de concentración.
. El recuerdo adecuado de acontecimientos pasados y recientes.
. La capacidad para participar en el autocuidado.
. Estado emocional.
El objetivo del cuidado es propiciar o mantener la capacidad de discernimiento. El
resultado esperado es que el anciano recupere la interpretación correcta del entorno y
conozca el manejo de su sintomatología.
4.4.
EXCESO DE VOLUMEN DE LÍQUIDOS
El volumen de líquidos puede verse incrementado debido a la incapacidad del corazón para
mantener el flujo y la presión sanguínea adecuados a través de los riñones. El anciano
puede experimentar sobrecarga de líquidos vasculares, celulares o extracelulares,
traduciéndose todo esto en la manifestación característica de esta situación: la presencia de
edemas.
En su presentación típica se trata de un edema maleolar bilateral vespertino, es decir, de
aparición en zonas declives, siempre simétrico, va en progresión a lo largo del día. En el
anciano encamado aparece en la región sacra. El edema es blanco, indoloro y con signo de
fóvea; si persiste largo tiempo, se vuelve duro, doloroso y rojizo.
Hay que valorar:
. Ingesta dietética diaria, en especial alimentos ricos en sodio.
. Aumento ponderal que no se corresponde con aumento calórico.
. Presencia de edema.
. La relación entre aportes y pérdidas.
. Los signos vitales, sobre todo los signos y síntomas de hipervolemia.
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El objetivo del cuidado es la prevención de la retención de líquidos. El resultado esperado
es la disminución del edema y conocer el plan prescrito para disminuir el volumen de
líquidos.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
. Aconseje a los pacientes con angor pectoris reducir el ejercicio cuando aparezca dolor, así
como adecuar la toma de trinitroglicerina.
. Recuerde que en los ancianos el infarto agudo de miocardio tiene presentaciones atípicas
que es importante tener presentes.
. Ayude al anciano y/o a su familia a retomar las actividades de la vida diaria de forma
paulatina después de IAM.
. Recuerde los síntomas de aparición brusca en el edema agudo de pulmón.
. Recomiende las medidas de prevención para evitar los trastornos vasculares periféricos y
valore siempre el estado de las extremidades inferiores.
. Valore correctamente al anciano cardiópata para evitar o mantener la capacidad de
discernimiento.
SÍNTESIS
La arterioesclerosis es la causa más importante de desarrollo de enfermedad cardiovascular
en los ancianos, por ello es necesario identificar y reducir los factores de riesgo desde
edades tempranas.
La cardiopatía isquémica es debida a la obstrucción del flujo de las arterias coronarias y a la
disminución del flujo sanguíneo al miocardio, produciendo un desequilibrio entre demanda
y aporte de oxígeno al miocardio.
La insuficiencia cardíaca congestiva, en función de que sea por fallo ventricular izquierdo o
derecho, aumentará la presión venosa pulmonar o la presión venosa sistémica originando
manifestaciones diferentes.
Los trastornos vasculares periféricos pueden limitar la actividad y afectar negativamente a
la calidad de vida de los ancianos, aunque no amenacen seriamente su vida.
La valoración y la planificación correcta de los cuidados de enfermería de los procesos que
afectan al sistema cardiovascular ayudará al anciano y/o a su familia a vivir con el mayor
grado de confort y a adecuar las actividades de la vida diaria a sus limitaciones.
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