Autor: Alberto Jiménez Benítez Asignatura

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Autor: Alberto Jiménez Benítez
Asignatura: Historia de España
Departamento: Geografía e Historia
Centro: IES SIETE PALMAS
FECHA: 27-11-2015
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ÍNDICE

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PÁGINA 4……………………………………………………… RESUMEN
PÁGINA 5……………………………………………………… 15 PALABRAS CLAVES
PÁGINA 6……………………………………………………… INTRODUCCIÓN GENERAL
PÁGINA 7………………………………………………………CONTENIDOS
REINADOS ALFONSO XII / ALFONSO XII
EL REGENERACIONISMO
LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
LA CRISIS DE 1917
LOS CONFLICTOS DE CUBA Y MARRUECOS



PÁGINA 14……………………………………………………… CONCLUSIÓN
PÁGINA 15……………………………………………………… APÉNDICE
PÁGINA 16……………………………………………………… BIBLIOGRAFÍA
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RESUMEN
El 29 de diciembre de 1874, en las cercanías de Sagunto (Valencia), el general Martínez Campos, ante una brigada del
Ejército, proclamó rey de España al príncipe Alfonso de Borbón. Al éxito del golpe contribuyó la aceptación pasiva por parte
de la gran mayoría del Ejército y el escaso apoyo civil que encontró el gobierno presidido por Sagasta.
La restauración de los Borbones en el trono de España iniciaba una nueva época, etapa que, aun con más luces que sombras,
constituye el sistema más estable y duradero de la historia contemporánea de España. Alfonso XII gobierna entre 1874 y
1885; entre esta fecha y 1902, le sigue la regencia de María Cristina de Austria. Alfonso XIII, hijo de ambos, reinará entre
1902 y 1931, cuando finaliza el periodo con la proclamación de la II República.
La Restauración tuvo a su principal figura en Cánovas del Castillo. Excelente orador, su objetivo fue crear un gobierno
parlamentario estable en España. Su ideal era el sistema bipartidista inglés, por lo que, en adelante, los conservadores de
Cánovas y los liberales de Sagasta se turnarán en el poder. De esta forma, una mayoría gobernará tanto tiempo como le sea
posible, cediendo después el puesto a su rival.
El sistema liberal propio de la Restauración hubo de enfrentarse a graves enemigos, tanto internos como externos. Entre los
primeros, su propia dinámica de pactos falseaba la utilidad de las elecciones, pues el voto estaba controlado por los
caciques, con lo que el sistema parlamentario era pura fachada. El cada vez más corrupto y desacreditado sistema engendró
antipatía entre las masas de la gente. La respuesta fue la orientación masiva hacia movimientos políticos radicales, como el
separatismo, el socialismo o el anarquismo.
Especialmente reivindicativo fue el movimiento proletario. Las duras jornadas de trabajo de campesinos y obreros, con
jornadas de hasta 14 horas y salarios de miseria, favorecen el surgimiento del movimiento obrero español. La agitación
social alcanzó su punto culminante en 1919. Las huelgas se sucedieron, siendo cada vez más radicales y violentas. Frente a
esta violencia, la patronal reaccionó creando su propio pistolerismo. El resultado fue catastrófico, radicalizando aún más el
conflicto.
Uno de los problemas de mayor impacto en la conciencia de la época es la pérdida de los últimos reductos coloniales: Cuba,
Filipinas, Puerto Rico y Carolinas. Especialmente dolorosa es la sublevación de la primera, la "perla del Caribe". Iniciada
en 1895, con líderes como José Martí, las tropas al mando de Martínez Campos, primero, y de Weyler, después, apenas
pueden contener la rebelión. El estallido del crucero americano Maine, en 1898, fue el pretexto alegado para que los Estados
Unidos declararan la guerra a España e intervinieran en Cuba. Muy poco después, la isla ganaba su independencia.
Un problema no menor al de Cuba será el de la guerra de Marruecos, ya durante el reinado de Alfonso XIII. La contienda,
de carácter colonial, es una auténtica sangría de vidas humanas, pues se lucha en un medio desconocido y hostil. La
negativa al embarque de tropas en Barcelona provocará una violenta sublevación popular en 1909, conocida como Semana
Trágica.
Pese a tanta agitación, en general la población española experimenta un aumento en su calidad de vida. Con la
industrialización y el desarrollo tecnológico, las ciudades se hicieron más habitables. La iluminación eléctrica hizo las calles
y plazas más seguras. También permitió a las clases medias y populares urbanas prolongar su tiempo de ocio, realizando
fiestas o, simplemente, gozando de amplios y modernos paseos.
En general, la sociedad urbana albergaba el sentimiento de estar participando de una era de progreso y expansión.
Frecuentemente se celebraban grandes exposiciones, en las que se mostraban los últimos adelantos en las materias más
diversas. Y también era habitual la creación de museos, con los que se trataba de instruir al público en los más variados
saberes.
Pero el sistema político se resquebraja. El clima de violencia, el desastre del 98 o la guerra de Marruecos contribuyen a
desacreditar a una clase política cada vez peor valorada. El ambiente general es de pesimismo y ansia de renovación.
Intelectuales como Unamuno o Costa se interrogan sobre la crisis de conciencia nacional. La inquietud social, la postración
económica -pese a los beneficios de la neutralidad española durante la I Guerra Mundial- y los separatismos acabaron por
minar el sistema de la Restauración, que da ya sus últimas bocanadas.
Éste es el contexto en el que se produjo el golpe de Estado de Primo de Rivera, en 1923, con el beneplácito de Alfonso XIII y
el de buena parte de la población. El importante apoyo inicial se va diluyendo a medida que el monarca y la Dictadura
pierden partidarios: pronto, en 1931, llegará el momento del triunfo para la oposición republicana.
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15 PALABRAS CLAVES
CACIQUISMO.- Sistema fraudulento en los resultados electorales llevado a cabo durante la
Restauración, controlado mediante el gobernador provincial y el cacique local, que se
atribuían lo votos según los intereses políticos de los gobernantes.
OLIGARQUÍA.- Minoría privilegiada que detenta el poder excluyendo al resto de la población.
Etimológicamente significa el gobierno de unos pocos.
ANTICLERICALISMO.- Ideología o actitud contraria a la intervención de la iglesia en la vida
pública, o enemistad contra el clero.
NACIONALISMO.- Movimiento político que busca para su nación la conversión en un estado o,
al menos, la mayor cuota de autonomía posible.
SUFRAGIO CENSITARIO.- En este sistema electoral sólo pueden votar los ciudadanos que
paguen como impuesto a Hacienda una determinada cantidad; el censo. En España prevalece
desde 1834 hasta 1868 y desde 1877 a 1890, con una reducción cada vez mayor de las cuotas
necesarias para tener derecho a voto.
SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA.- Huelga general convocada en Barcelona por
anarquistas y socialistas que se oponían al envío de reservistas a la guerra con Marruecos. Se
saldó con una dura represión, con el fusilamiento de cinco de sus líderes, entre ellos a Ferrer
Guardia. El Presidente del Gobierno, Antonio Maura, tuvo que dimitir.
JUNTAS MILITARES DE DEFENSA.- Asociaciones de oficiales creada en 1917 para superar
el desprestigio en el que se vio sumido el ejército desde el "desastre del 98" y las diferencias
salariales y de ascenso entre los oficiales de la península y los destinados en Marruecos
(llamados africanistas).
CONFERENCIA DE ALGECIRAS.- Conferencia internacional celebrada en 1906 en la ciudad
de Algeciras, con el fin de organizar el reparto de zonas de influencia en el norte de Marruecos.
ANNUAL.- Derrota que sufrieron los españoles en la campaña de ocupación en torno a Melilla,
durante la Guerra de Marruecos.
BASES DE MANRESA.- Documento político catalán en el que se fijan los principios políticos y
económicos del nacionalismo catalán.
PROTECCIONISMO.- Teoría económico que se opone al librecambismo. Defiende el mercado
nacional frente a la competencia de productos extranjeros.
CONSTITUCIÓN.- Conjunto de leyes o principios fundamentales que regulan las grandes
líneas del comportamiento y del procedimiento de los poderes públicos y de las relaciones entre
éstos y los ciudadanos.
BURGUESÍA.- Clase social que en el sistema capitalista de división del trabajo y de relaciones
de producción es poseedora del capital industrial y financiero.
ANARQUISMO.- Doctrina social que preconiza la absoluta libertad del individuo y rechaza
toda autoridad, mediante la supresión del estado y de la propiedad privada de los bienes de
producción.
DICTADURA.- se denomina así al régimen político que concentra todos los poderes en manos
de una persona o un reducido grupo, que ejerce el poder al margen del sistema constitucional,
legislando sin contar con el parlamento y suspendiendo en gran medida los derechos
individuales.
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INTRODUCCIÓN
El tema que vamos a tratar abarca desde la caída de la I República hasta la proclamación de Alfonso XIII como rey
en 1902. La restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII supone una etapa de estabilidad que durará
hasta finales del siglo XIX. Esa estabilidad estará propiciada por la Constitución de 1876, el sistema bipartidista
creado por Cánovas, y una cierta prosperidad económica. Pero estos logros no ocultan grandes defectos del sistema:
fraude electoral y caciquismo que deja a las masas fuera del sistema, marginación de los partidos que están fuera del
sistema (republicanos, movimientos obreros, nacionalismos…). A la vez, afloran en las regiones periféricas los
primeros movimientos regionalistas y nacionalistas que aspiran a conseguir un cierto grado de autonomía en un
estado fuertemente centralizado. Pero el gran mazazo para el sistema será la crisis del 98, año en el que se pierden
las últimas colonias, a partir de ahí España se replantea la razón de su ser y las medidas a llevar a cabo para su
modernización. El sistema político de la Restauración, que más o menos ha funcionado en el XIX, se continúa en el
XX, pero ya está obsoleto y acabará saltando por los aires con el golpe militar de Miguel Primo de Rivera de 1923, y
en los años treinta con la caída de Alfonso XIII y la proclamación de la II República en 1931
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CONTENIDO
ALFONSO XII (1874-1885)
Alfonso XII de Borbón, el Pacificador (Madrid, 28 de noviembre de 1857 - †El Pardo, 25 de noviembre de 1885), Rey de
España entre 1874 y 1885. Su reinado de 10 años y 331 días es el segundo más corto de la monarquía española.
Hijo de la reina Isabel II y de su primo, el príncipe don Francisco de Asís de Borbón.
Siendo aún un niño sus padres fueron destronados por la Revolución de 1868 "La Gloriosa", y se les obligó a exiliarse, por
lo que se educa en varias ciudades europeas como París, Viena y Sandhurst (Inglaterra).
Su madre renunció a su favor a sus derechos dinásticos, en un documento que firmó en París en 1870.
En estos años se sucedieron varios Gobiernos provisionales (1868-70), el reinado de Amadeo I de Saboya (1871-73) y la I
República (1873-74). Ésta fue liquidada en el mes de enero por el golpe de Estado del general Pavía, y se abrió un segundo
período de Gobiernos provisionales. Durante esta etapa histórica -el Sexenio Revolucionario-, la causa alfonsina estuvo
representada en las Cortes por Antonio Cánovas del Castillo.
El 1 de diciembre, don Alfonso hizo público el Manifiesto de Sandhurst, presentándose a los españoles como un príncipe
católico, español, constitucional, liberal y deseoso de servir a la nación.
El 29 de diciembre de 1874 se produjo la Restauración de la monarquía al pronunciarse el general Martínez-Campos en
Sagunto (Valencia) a favor del acceso al trono del príncipe Alfonso. En aquel momento, el Jefe del Estado era el general
Serrano, impuesto a raíz del golpe de Estado del general Pavía que había supuesto la caída de la inestable Primera
República. El Jefe del Gobierno provisional era Sagasta. En enero de 1875 llegó a España y fue proclamado Rey ante las
Cortes Españolas.
Su reinado consistió principalmente en restaurar la monarquía y el país arreglando todas las luchas internas que los años
del llamado Sexenio Revolucionario dejó tras de sí, ganándose el apodo de "el Pacificador". También se aprobó la nueva
Constitución de 1876. Durante ese año finalizó la guerra carlista, dirigida por el pretendiente "Carlos VII" (el propio
monarca hizo acto de presencia y acudió al campo de batalla para presenciar su final), los fueros Vascos y Navarros fueron
reducidos y se logró que cesaran, de forma transitoria, las hostilidades en Cuba con la firma de la Paz de Zanjón.
Alfonso XII realizó, en 1883, una visita oficial a Bélgica, Austria, Alemania y Francia. En Alemania aceptó el
nombramiento como coronel honorario de un regimiento de la guarnición de Alsacia, territorio conquistado por Alemania y
cuya soberanía reclamaba Francia. Este hecho dio lugar a un recibimiento hostil al monarca español por parte del pueblo
de París durante su visita oficial a Francia.
Alemania trató de ocupar las Islas Carolinas, en aquel momento bajo dominio español, provocando un incidente entre los
dos países que se saldó a favor de España con la firma de un acuerdo hispanoalemán en 1885. Ese mismo año se desató un
brote de cólera en Aranjuez. El monarca, sin contar con la aprobación del gobierno, visitó a los enfermos, gesto que fue
apreciado por la población. Poco tiempo después, el 25 de noviembre, Alfonso XII murió de tuberculosis en el Palacio de El
Pardo, Madrid.
Se casó dos veces, primero con su prima María de las Mercedes de Orleans, hija de los duques de Montpensier, (en enero
de 1878), muriendo ésta de tifus unos meses después, y después con María Cristina de Habsburgo-Lorena (en noviembre de
1878), sobrina del emperador Francisco José I de Austria. Tuvieron tres hijos fruto de su segundo matrimonio:
María de las Mercedes (1880–1904), princesa de Asturias.
María Teresa (1882–1912), infanta de España.
Alfonso XIII (1886–1941), Rey de España, que nació después de la muerte de su padre.
Con la actriz Elena Sanz tuvo otros dos hijos: Alfonso (nacido en 1880) y Fernando (en 1881).
Su viuda María Cristina fue regente de España hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso, en 1902.
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Alfonso XIII (1902 - 1931)
Alfonso XIII nació el 17 de mayo de 1886 en el Palacio Real de Madrid. Como hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de
Habsburgo-Lorena, su reinado empezó desde su nacimiento; por ello, su madre ejerció como regente hasta 1902. En 1906
se casó con Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, con la que tuvo seis hijos: Alfonso, Jaime, Beatriz, Cristina, Juan, al que
nombró sucesor de los derechos dinásticos, y Gonzalo.
Desde joven, Alfonso fue educado en la doctrina católica y liberal para ser rey y soldado. En el contexto del alejamiento
entre la España oficial y la España real, los intentos de regenerar España tras el desastre de 1898 y la constitución de 1876,
el Rey intervenía en asuntos políticos. Además, tuvo que afrontar diversos problemas como las guerras de Marruecos, el
movimiento obrero y el nacionalismo vasco y catalán.
El inicio del reinado coincidió con un cambio generacional en los los partidos dinásticos: el conservador Cánovas fue
sustituido por Antonio Maura y el liberal Sagasta por José Canalejas.
La neutralidad de España durante la I Guerra Mundial abrió mercados y favoreció el crecimiento económico y la
agitación social. La crisis de 1917 junto al nacionalismo catalán, el sindicalismo militar y las huelgas revolucionarias
aumentó la descomposición del régimen político que influyó en el fracaso en 1918 de un gobierno nacional formado por
miembros de los dos principales partidos. El reajuste económico posterior a la Guerra Mundial, los fracasos militares en
Marruecos, las revueltas sociales y los problemas regionales aumentaron las dificultades internas y la debilidad de los
gobiernos, que fueron incapaces de afrontar la situación.
El golpe militar de Miguel Primo de Rivera de 1923 fue la solución de fuerza que intentaba solucionar la crisis, con la
aprobación del Rey. En un principio, la dictadura fue bien recibida: en 1925 el desembarco de Alhucemas terminó con la
guerra de Marruecos; se restableció el orden social y se produjo un desarrollo de las obras públicas. En cambio tras el
fracaso de la experiencia primorriverista, el Rey intentó en 1930 restaurar el orden constitucional, pero los partidos
republicanos, socialistas y el nacionalismo se unieron contra la monarquía. La victoria electoral de los socialistas y
republicanos en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 hizo que el monarca abandonara el país, en un intento
de evitar una lucha civil, momentáneamente evitada con la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931.
Alfonso XIII vivió en el exilio diez años, hasta su muerte en 1941, en Roma, donde vivió sus últimos años de vida. En 1980
sus restos mortales se trasladaron al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial (Madrid).
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El Regeneracionismo.
Es la “tendencia a regenerar en una comunidad los valores morales y sociales que se consideran perdidos o aminorados”.
Como tendencia política, el regeneracionismo es el “movimiento ideológico que se inició en España a fines del siglo XIX,
motivado principalmente por el sentimiento de decadencia y por la pérdida de sus colonias, y que defendía la renovación de
la vida política y social española”.
La palabra regeneración fue tomada a principios del siglo XIX del léxico médico, como antónimo de corrupción, como
metáfora para la aspiración política de curar el mal estado de decadencia en el que se encontraba todo el “cuerpo” social.
Esta palabra aglutina la preocupación patriótica por la decadencia del país, expresada ya en los siglos XVI y XVII a través
de la obra de los arbitristas, creadores de planes para aliviar la Hacienda pública o remediar males políticos. La conciencia
de la decadencia económica y la necesidad de políticas activas para remediarla está en la base de la política económica del
Conde-duque de Olivares (1587-1645) con sus reformas monetarias y fiscales, cuyo fracaso contribuyó no poco al
desprestigio de sus inspiradores teóricos. El reformismo borbónico de la época de la Ilustración intentó también renovar el
país. Pero con la Restauración y su falsa estabilidad, fundada en la alternancia de partidos, el sistema político entró en
crisis: corrupción, caciquismo, pucherazos electorales, triunfo de una oligarquía económica y política, que mediante
tramposas desamortizaciones se había adueñado de todo el suelo productivo del campo español, creando una clase de
jornaleros hambrientos.
Los intelectuales regeneracionistas trataban de forjar una nueva idea de España basada en la autenticidad, por lo que era
esencial desenmascarar las imposturas de la falsa España oficial mediante la divulgación de sus estudios en revistas de
amplia difusión. Los escritores del Regeneracionismo reaccionan contra la descomposición del sistema de la Restauración
publicando estudios y ensayos que denuncian esta situación, que llega a hacerse evidente con la pérdida (1898) de lo que
quedaba del imperio colonial español: Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas.
El líder de este movimiento fue el político, jurista, economista e historiador. Pero su camino fue preparado anteriormente
por Los males de la patria y la futura revolución española (1890), de Lucas Mallada y El problema español, de Ricardo
Macías Picavea, así como por las críticas que sobre el analfabetismo y la pedagogía del estado habían sido vertidas por
los krausistas de la Institución Libre de Enseñanza dirigida por Francisco Giner de los Ríos.
Los ideales y propuestas de los regeneracionistas fueron acogidos por políticos conservadores como Francisco
Silvela y Antonio Maura, que vieron en esta corriente un adecuado vehículo para sus aspiraciones políticas y se adhirieron a
la misma. Benito Pérez Galdós asimiló este pensamiento como una derivación de su inicial krausismo en sus
últimos Episodios nacionales e incluso Miguel Primo de Rivera, que ejerció la dictadura (1923-1930) durante el reinado de
Alfonso XIII, llegó a apropiarse de parte del discurso de Costa, que llegó a recomendar un «cirujano de hierro» que
acometiera las reformas urgentes que necesitaba el país.
Pero fueron escritores como Ramiro de Maeztu, Pedro Coromina, Adolfo Posada o José Ortega y Gasset quienes
prolongarán este movimiento intelectual hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936. La generación de 1898 alimentaron la
preocupación por la renovación de España, pero sus preocupaciones máximas serán de índole estética y filosófica y no
sociológicas o políticas como en los regeneracionistas.
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LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA
La Semana Trágica de Barcelona es el periodo comprendido entre el 25 de julio y el 1 de agosto de 1909. En Barcelona
estalló una revolución y sus calles quedaron en manos de los revolucionarios socialistas, radicales y anarquistas, las
consecuencias afectaron gravemente a las personas y las cosas. Hubo duras repercusiones en el cinturón de Barcelona y
esporádicas en otras provincias. Parece que el chispazo que encendió la mecha fue el anuncio realizado por el gobierno de
Maura el 11 de julio de 1909 para que los reservistas se incorporaran al servicio activo en Marruecos. El motivo era
defender las instalaciones industriales de empresas española que estaban siendo atacadas tribus rifeñas, asegurando de esta
manera el abastecimiento de los minerales de hierro a sus factorías.
Las tropas rifeñas habían atacado a los trabajadores que construían el ferrocarril minero en la zona de Beni-Fru-Ifrur a las
puertas de Melilla. Los combates causaron serias bajas entre las tropas españolas. Importantes son los números de muertos
en el Barranco del Infierno, el Barranco del Lobo y el Monte Gurugú, bastión rebelde que domina la ciudad de Melilla, por
lo que se requerían urgentes refuerzos que atiende el Gobierno de Maura decretando el envío de varios Batallones de
guarnición en Barcelona que comienzan a embarcar en su puerto el 11 de Julio. Todo comenzó en el puerto de Barcelona,
donde se vivieron escenas dramáticas de despedida de los reservistas en el momento del embarque para Marruecos. Los
reservistas eran trabajadores y en su mayoría padres de familia que al no poder pagar los 6000 reales requeridos para
librarse de la llamada a filas, tenían que abandonar a sus familias y correr el riesgo de morir en combate contra los moros.
El hecho es utilizado por los agitadores anarquistas y activistas socialistas. Los grupos revolucionarios se presentaron en el
puerto para exaltar a la multitud contra los embarques intentando evitarlos. A partir de entonces y debido a la lógica
intervención de la fuerza pública para contenerlos, comienzan los disturbios que se extienden rápidamente por la ciudad,
obligando al Gobierno a decretar el “estado de guerra” y reforzar a la Policía con la Guardia Civil. EL 18 de julio (abría
que recopilar los hechos relevantes ocurridos en la historia de España los 18 de julio), Pablo Iglesias propuso en un mitin
una huelga general contra la guerra y a favor de la paz, con todas sus consecuencias. La situación empeoró el 21 de julio,
cuando los socialistas catalanes exigieron a la secretaría general de Madrid de su partido proclamara la huelga general en
toda España.
El 24 de julio, anarquistas de Barcelona, formaron un Comité de huelga, recorrieron la ciudad reuniendo dinero para el
fondo de resistencia. Finalmente el comité de huelga estuvo formado por los republicanos radicales (Leroux), los socialistas
junto con la UGT y los anarquistas de Solidaridad Obrera. El objetivo, la huelga general revolucionaria. Los cuarteles de la
Guardia Civil y las comisarías de policía, fueron atacados por los revolucionarios, mientras que los cuarteles militares
pasaban inicialmente desapercibidos. Las líneas del tren fueron dinamitadas, y Barcelona quedó aislada por un tiempo, para
los dos bandos. El martes 27 de julio la violencia revolucionaria se dirigió contra la iglesia católica, desencadenándose la
persecución religiosa que duró hasta el fin de la misma sublevación. Fueron incendiadas 12 iglesias parroquiales y 52
conventos con sus respectivos templos. Desaparecieron innumerables obras de arte y valiosísimas bibliotecas. Se profanaron
los cementerios de las religiosas, y después de exhumar los cuerpos, los depositaron en las aceras de la vía pública. Las
escenas eran dantescas, se llega incluso “en un loco carnaval”, a bailar abrazados a las momias de las monjas del convento
de la Jerónimas.
Los grupos anarquistas y socialistas en su afán revolucionario, también quemaron colegios regidos por religiosos,
bibliotecas y colegios municipales; volcaron tranvías, y en el centro de Barcelona aparecieron numerosas barricadas. El
capitán general logra sofocar la revuelta al terminar el mes de julio mediante columnas mixtas del ejército y la Guardia
Civil.
La revolución en Barcelona finalizó el sábado 31 de julio. Al final, la Semana Trágica dejó un balance de 75 civiles y 8
militares muertos, además de cientos de heridos y numerosos destrozos en la ciudad .El número de sacerdotes asesinados por
la cólera fue de 3 y una gran número de religiosos heridos. Alrededor de 450 personas fueron juzgadas y condenadas, 17
fueron condenados a muerte, aunque sólo se ejecutaron a 5, uno de los ejecutados fue Francisco Ferrer y Guardia. Ferrer
era un auténtico anarquista revolucionario, que tenía la esperanza de que la huelga general se convirtiera en una
revolución. En la madrugada del 13 de octubre de 1909, Ferrer fue fusilado en el castillo de Monjuich. Después vino la
traición de Alfonso XIII a Maura. El rey cede al chantaje del Bloque de izquierdas al régimen y el 21 de octubre de 1909,
Maura acude solo al palacio del rey y sin dejar decir una palabra, Alfonso XIII le admite una renuncia que Maura no le
había presentado. Maura comentó a sus ministros a la vuelta de la visita, llegué a palacio y el rey me dijo “No esperaba yo
menos de su patriotismo. Qué gran servicio presta usted a la monarquía”. Antonio Maura confesaría a sus hijos, “me ha
fallado el muelle real”
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LA CRISIS DE 1917.
Durante la Primera Guerra Mundial, España adoptó una posición de neutralidad ante el conflicto. Esa neutralidad permitió
una etapa de expansión económica, puesto que la guerra europea había reducido la capacidad de producción de los países
en conflicto y España consiguió convertirse en proveedora de productos industriales y agrarios para esos países. Aumentó,
pues, la producción en España, debido a la demanda exterior, pero ello provocó una subida de los precios. Se duplicó el
precio de los productos de primera necesidad pero los salarios se mantuvieron estables. Estos años fueron buenos para los
negocios y las empresas, pero la clase trabajadora empeora su nivel de vida, lo cual acentúa las diferencias de clase. En
1917 estalla la Revolución Soviética y por primera vez un partido obrero consigue el poder por métodos revolucionarios. Las
organizaciones de trabajadores de todo el mundo ven en Rusia un ejemplo a seguir. Pero, por la misma razón, el miedo a
una revolución proletaria hace que los gobiernos adopten medidas de represión del movimiento obrero. Es una época de
conflictos entre ambas fuerzas. En España en 1917 se produce una crisis militar, política y social. Coinciden graves
problemas del sistema político, descontento militar y conflictos sociales por el aumento del coste de la vida. Esto provoca
una protesta de los partidos políticos marginados del poder (socialistas y republicanos), de los militares y de las
organizaciones obreras. En el verano de 1917 se producen tres intentos de cambiar el “sistema canovista”:
-Crisis militar: el descontento entre los militares se debe a distintas causas, entre ellas los bajos salarios y un sistema de
ascensos basado en méritos de guerra que creaba desigualdades dentro del ejército. Este clima de malestar entre los
oficiales de baja y media graduación lleva a la creación de las Juntas de Defensa, que piden aumento de los sueldos y
cambios en los sistemas de ascenso.
-Crisis política: la crisis en el sistema de turno de partidos, característico del sistema canovista, la necesidad de reformas y
las protestas de los militares provocan una reacción política. Los socialistas y los republicanos reformistas pactan para
imponer un gobierno que se plantee un nuevo sistema político y, en consecuencia, una nueva constitución. Se clausura el
Congreso y se suspenden las garantías constitucionales. Se reúne una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, a la que
acuden 71 de un total de 760 parlamentarios de todos los partidos políticos salvo los conservadores. En esa reunión exigen
la convocatoria de Interior de la fábrica de tabaco de Sevilla en 1915, por Gonzalo Bilbao. Interior de una fábrica de
pescado o escabechería, por Inocencio García Asarta. 150 Cortes Constituyentes y la aplicación de un programa reformista
que atienda las reivindicaciones de los partidos nacionalistas.
-Crisis social: los sindicatos (CNT y UGT) y el Partido Socialista convocan una huelga general en agosto de 1917. La subida
de los precios, que afecta especialmente a la clase trabajadora, la inestabilidad política (Juntas de Defensa y Asamblea de
Parlamentarios) y la influencia de los acontecimientos en Rusia inciden en esa convocatoria. La huelga general tiene como
último fi n el cambio de sistema de gobierno. Se inicia en Barcelona y se extiende a otros centros industriales. La huelga no
Sistema
fraudulento en
resultados
electorales
a caboni
durante
es apoyada porCaciquismo:
la Asamblea
de Parlamentarios,
quelosdefiende
los intereses
dellevado
la burguesía,
por loslamilitares. La
intervención del
ejército
es
rápida
y
dura,
hay
numerosos
presos,
exiliados
y
muertos.
Restauración, controlado mediante el gobernador provincial y el cacique local, que se atribuían
lo votos según los intereses políticos de los gobernantes.
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EL PROBLEMA DE MARRUECOS.
Después de la pérdida de las últimas colonias en 1898, las actuaciones de España en el exterior se centraron en el norte de
África. En ese momento las potencias imperialistas europeas (Francia, Gran Bretaña, Alemania…) estaban diseñando el
reparto colonial del continente. A partir de 1906, España inicia su penetración en el norte de África. Se establece un
protectorado hispano-francés en Marruecos, apoyado por Gran Bretaña, que quiere limitar la influencia de Francia en la
zona. La presencia de España está motivada por razones económicas y por el deseo de recuperar el prestigio del ejército.
Algunos sectores quieren convertir a España de nuevo en una potencia colonial. 151 La zona tenía poco valor económico y
los empresarios que apoyaban la presencia española fueron perdiendo el interés. Las clases populares, de donde provenían
los soldados que se enviaban a Marruecos, estaban en contra de una nueva guerra colonial. El ejército también estaba
dividido, ya que el sistema de ascensos por méritos de guerra favorecía a los oficiales destinados en África. En Marruecos la
población nativa se opuso a la presencia española. Durante la Primera Guerra Mundial, el protectorado estuvo en calma. Al
acabar el conflicto se reanudó la intervención de Francia y las autoridades españolas decidieron asegurar el control del
territorio. Así, en 1921 se inicia una operación militar para aumentar el área controlada por el ejército español. La reacción
local lleva a una batalla en la que vencen los marroquíes y mueren 12.000 españoles. Es lo que se conoce como el desastre
de Annual. La prensa y los contrarios a la guerra culpan al gobierno y al ejército de la derrota. El gobierno dimite y se
inicia una investigación sobre las responsabilidades políticas y militares. Se nombra una comisión que debe elaborar un
informe sobre esta cuestión. El ejército se opone a la investigación, pues puede afectar a altos cargos e incluso al rey
Alfonso XIII. Los socialistas y los republicanos piden medidas que afectan directamente al Monarca. La cuestión de
Marruecos es un factor que agrava la crisis política, y revela la posición de fuerza del ejército, que muestra claros intentos
de insubordinación y provoca tensiones entre militares y civiles. El informe sobre la investigación de las responsabilidades
en el Desastre de Annual nunca llegó a las Cortes, porque, antes, se produce el golpe de estado de Primo de Rivera (1923).
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GUERRA DE CUBA.
En 1868 estalló un movimiento insurreccional en Cuba conocido como "el grito de Yara".Los sublevados exigían la autonomía
de la isla y la abolición del tráfico de esclavos (que tanto lucro había dado a comerciantes españoles y criollos) y contaron
con el apoyo de su vecino del norte, los Estados Unidos. El convenio de Zanjón en 1878 selló una paz precaria, pero que
permitió a burgueses españoles y cubanos orientar sus negocios hacia el azúcar. La paz trajo consigo la abolición de la
esclavitud en 1886 (aunque siguieron vendiéndose esclavos de forma ilegal) y reconoció el derecho de los cubanos a enviar
diputados a las Cortes de Madrid. Pero la nueva política proteccionista dictada en 1891 sentó muy mal entre la burguesía
criolla cubana, que vio notablemente perjudicado su comercio con Estados Unidos. El malestar se hizo patente con una nueva
oleada de insurrecciones contra las autoridades españolas en 1895 (el llamado "grito de Baire"), en parte azuzadas desde
Estados Unidos, cuyo gobierno ya había propuesto a España la venta de Cuba. En una de las refriegas murió el líder
independentista cubano, José Martí. Ese mismo año también se sublevaban los filipinos exigiendo su independencia. Cánovas
optó por la mano dura. La durísima represión del general Weyler en Cuba desprestigió a España ante la opinión pública
internacional. El gobierno de Estados Unidos aprovechó la ocasión para apoyar directamente a los independentistas cubanos,
con la esperanza de extender su área de influencia en el Caribe y de abrir nuevas vías comerciales para los productos
norteamericanos. Estados Unidos, a estas alturas, además, quería establecer una cabeza de puente en el Pacífico (las
Filipinas), una zona que también consideraba de alto interés geo-estratégico. Sagasta, de nuevo en el poder en 1897, cesó a
Weyler, cambió de política e intentó dar un estatuto de autonomía a Cuba, pero ya era demasiado tarde. La prensa
norteamericana había creado ya el oportuno clima de guerra (en particular los medios controlados por el empresario W.R.
Hearst, que Orson Welles se encargaría de inmortalizar en Ciudadano Kane) y sólo había que esperar el momento propicio.
Éste llegó el 15 de febrero de 1898 con el estallido del crucero Maine frente a las costas de La Habana, que causó 264
víctimas. Aunque las causas de la explosión jamás estuvieron claras, el gobierno de Estados Unidos culpó a España de lo
ocurrido. McKinley, presidente de los Estados Unidos, presentó un ultimátum inaceptable para el gobierno español y declaró
la guerra. La contienda no pudo ser más breve. Aunque la prensa española llegó a transmitir la idea de que era posible vencer
al gigante yanqui, los norteamericanos destruyeron la flota española en el Pacífico el 1 de mayo de 1898 y dos meses después
hicieron lo propio con la escuadra de Santiago de Cuba. España tuvo que rendirse. No hubo demasiadas bajas en la refriega
militar, 320 muertos y 150 heridos. La paz de París, firmada el 10 de diciembre de 1898 reconocía la independencia de Cuba
y obligaba a España a ceder a Estados Unidos las islas Filipinas, la isla de Guam y Puerto Rico. España también se vio
forzada a vender algunos de sus archipiélagos en el Pacífico, como las Carolinas, las Marianas y las Palaos, aunque en este
caso el comprador fue Alemania. España perdía así los últimos restos de su Imperio colonial y pasaba a ocupar un puesto más
que modesto dentro del concierto internacional. A pesar de que se ha denominado "desastre del 98" esta pérdida de las
últimas posesiones en Ultramar, y que ese desastre fue percibido como tal en la conciencia colectiva, los historiadores tienden
actualmente a rebajar el alcance real de esa supuesta hecatombe. La crisis tuvo una vertiente mucho más política e intelectual
que económica o social. La economía española, de hecho, se estremeció poco con la pérdida de las últimas colonias, e incluso
gozó de un cierto dinamismo en los años posteriores; lejos de ser un desastre, la repatriación de capitales cubanos permitió
por el contrario la fundación de bancos como el Hispano- Americano (1900), el Español de Crédito (1902), el de Vizcaya
(1901), el Central (1918). El cataclismo social que algunos auguraban tras la pérdida de Cuba, tampoco se produjo. Hubo
algaradas y protestas, pero no más llamativas que otras anteriores o posteriores. En cualquier caso, la pérdida de Cuba
traumatizó la conciencia un nutrido grupo de intelectuales, políticos y periodistas, para quienes había llegado el momento de
"regenerar" España y de reformar a fondo el sistema político de la Restauración, una democracia que no era verdadera ni
real. Para los intelectuales de la llamada "generación del 98" (Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Ramón María del
Valle Inclán, Pío Baroja, "Azorín", Ángel Ganivet etc.) España habría tocado fondo. Haría falta un nuevo impulso, un
"despertar" político, social y cultural, una "regeneración" nacional. En suma, la dimensión del "desastre" fue más bien una
fabricación consciente por parte de los creadores de opinión, que en aquella época eran intelectuales y periodistas. La mayor
parte de la prensa, movida por un patriotismo en ocasiones excesivo, quiso parangonar España con países de la talla de Gran
Bretaña o Alemania, claramente superiores al nuestro, pero se ocultó o minimizó el hecho de que nuestro desarrollo político y
económico a lo largo del siglo XIX había sido relativamente bueno comparado con el que tuvieron los países "meridionales"
más próximos. El regeneracionismo, pese a sus defectos y manipulaciones, fue un movimiento plural, complejo y muy
contradictorio. Su lógica responde a un esquema algo simplista basado en hechos, causas y soluciones. En este último
apartado es justamente donde hubo mayor debate entre los regeneracionistas. Algunos defendieron la necesidad de
"europeizar" España, de abrirla a los países de su entorno más desarrollado (por ejemplo, Joaquín Costa y más adelante, José
Ortega y Gasset), pero otros prefirieron buscar la esencia española en sus tradiciones y en su pasado, presuntamente
manchado por el liberalismo durante el siglo XIX (Maeztu, Azorín). En líneas generales, sin embargo, los regeneracionistas
trataron de enlazar tradición y cambio. También en la clase política hubo "regeneracionistas" comprometidos con la reforma
del corrupto sistema de la Restauración. Entre ellos cabe citar a Francisco Silvela, y con más rotundidad, a Antonio Maura y
José Canalejas.
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CONCLUSIÓN
La Restauración española (1874-1931) supone la evolución de las estructuras surgidas en el reinado de Isabel II: a nivel
económico continúa el lento proceso de industrialización y se mantiene el desequilibrio estructural entre una España
periférica industrializada y una España interior agraria, lo que dificulta la iniciación de la segunda fase de la revolución
industrial. A nivel social, el mantenimiento de la miseria para una parte importante de la población española
incrementará los conflictos y las tensiones sociales, impedirá la movilidad social y dificultará la ampliación de la clase
media. A nivel político, aunque se mantiene la ficción de una evolución a la europea con la ampliación de derechos
(sufragio universal masculino incluido) y un turno pacífico de partidos, el incremento de una oposición cada vez más
radical a este Estado Liberal falsificado, dificulta la consolidación del sistema parlamentario y provoca una inestabilidad
político-social que hundirá la monarquía liberal, dando paso a una dictadura militar en 1923 que, incapaz de resolver los
problemas de todo tipo que tiene España (economía subdesarrollada, aguda conflictividad social derivada de la miseria de
muchos, entre otros), conducirá a una República democrática, las propuestas de la cual tampoco serán aceptadas y, por
tanto, no conseguirá resolverlos, con lo que las tensiones internas dirigirán el país hacia la guerra: la vía de la
democracia liberal es, en gran parte, sobrepasada, y ahora se trata de imponer por la fuerza proyectos mucho más
radicales, a derecha y a izquierda, dado que había sido imposible imponer la solución del reformistas por la vía de las
concesiones a las que no estuvieron dispuestas ni la clase dominante, ni un amplio sector de la clase obrera y campesina.
También en España los valores del liberalismo democrático se hunden, y también queda como única salida al
enfrentamiento armado
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APÉNDICE
GUERRA DE CUBA
 La imagen se publicó en la Revista La Flaca, segunda época, número 48, del 16 de enero de 1873, y se tituló
“Las ligas de mi morena”.
 El indio es negro, es un esclavo. Unos le quitan la cadena y otros se la ponen. Bueno, mejor dicho, es una
negra. De ahí el título: las ligas son las cadenas. Unos le quitan la liga y otras se la ponen
 El negro lleva la bandera de España, y abajo está la de Cuba
 A un lado hay unos señores vestidos de militares y carlistas (la gorra roja es del uniforme carlista) e incluso
militares antiguos y pasados de moda, como el hombre de la armadura. Llevan una bandera que dice
“Esclavitud”
 Al otro lado un señor con bigote lleva un gorro de la república y la libertad, un gorro frigio. Es don
Segismundo Moret. Le acompañan otros tres hombres: uno, al fondo, con gorro frigio, y otro con un libro en
el que se lee: “En nombre de Dios, de la moral y de la justicia queda abolida la esclavitud”. Este último
señor es D. Manuel Ruiz Zorrilla
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BIBLIOGRAGÍA
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http://cervantesvirtual.com/bib/historia/monarquia/alfonso12.shtml
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http://www.xtec.cat/~cgonza2/BATXILLERAT%20SEGON/t4%20epoca%20restauracio
/epoca_restauracion-apuntescastellano.htm
 http://hispanoteca.eu/Literatura%20espa%C3%B1ola/Siglo%20XIX/Regeneracionismo
%20y%20krausismo.htm
 http://earchivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/2708/TEMA%202.pdf;jsessionid=F7268CFA
A272DA727CFE88509371F9F5?sequence=1
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