San Salvador, a las nueve horas con treinta y tres minutos

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49-2010
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las nueve
horas con treinta y tres minutos del día diez de marzo de dos mil diez.
Analizada la demanda de amparo firmada por el señor Walter Ricardo Avelar
Aguilar, junto con la documentación relacionada a folios dos vuelto de este expediente, se
estima necesario realizar las consideraciones siguientes:
I. El peticionario manifiesta que el día 1-I-2008 ingresó a laborar para y a las
órdenes del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, asignado al Hospital Nacional
de Chalatenango, institución en la que desempeñaba el cargo de Médico Residente Uno.
Relata que el día 15-XII-2009, el Jefe del Departamento Jurídico de ese nosocomio
le manifestó que, por instrucciones de la Ministra de Salud Pública y Asistencia Social
quedaba despedido de su cargo a partir del día 31-XII-2009 y, sin ninguna explicación, le
entregó la carta de despido.
Además, el pretensor argumenta que tal acción se ejecutó sin habérsele seguido un
procedimiento previo a dicho despido, de conformidad a la Ley Reguladora de la Garantía
de Audiencia de los Empleados Públicos no Comprendidos en la Carrera Administrativa, lo
cual le vulnera, según su criterio, los derechos constitucionales de audiencia y defensa –
como manifestaciones del debido proceso– y a la estabilidad laboral.
II. Delimitados los elementos que constituyen el relato de los hechos planteado por
la parte actora, conviene ahora exteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos en que se
sustentará la presente decisión, concretamente, referidos al agotamiento de los recursos
como presupuesto procesal.
Reiterada jurisprudencia constitucional ha establecido que el objeto del juicio de
amparo está representado por la pretensión, para cuya validez es indispensable el efectivo
cumplimiento de una serie de presupuestos procesales que posibilitan la formación y el
desarrollo normal del proceso, autorizando la emisión de un pronunciamiento sobre el
fondo del asunto.
Uno de los requisitos antes mencionados es el agotamiento de los recursos que la ley
que rige el acto franquea para atacarlo, puesto que, dadas las particularidades que presenta
el amparo, éste posee características propias que lo configuran como un proceso especial y
subsidiario, establecido para dar una protección reforzada a los derechos fundamentales
consagrados en la Constitución a favor de las personas.
Así, se ha señalado que la exigencia del agotamiento de los recursos comprende,
además, una carga para la parte actora del amparo de emplear en tiempo y forma los
recursos que tiene expeditos conforme a la normativa de la materia. De forma que, para
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entender que se ha respetado el presupuesto apuntado, el pretensor debe cumplir con las
condiciones objetivas y subjetivas establecidas para la admisibilidad y procedencia de los
medios de impugnación, ya sea que éstos se resuelvan al mismo nivel o en uno superior de
la administración o la jurisdicción, debido a que la inobservancia de dichas condiciones
motivaría el rechazo de tales recursos en sede ordinaria y, en consecuencia, no se tendría
por satisfecho el requisito mencionado.
En razón de lo anterior, tradicionalmente se ha señalado que para la realización del
objeto de la pretensión de amparo y para que se dirima la cuestión fundamental planteada,
es imprescindible que la parte demandante haya agotado previamente, en tiempo y forma,
todos los recursos ordinarios destinados a reparar o subsanar el acto o actos de autoridad
contra los cuales reclama, pues caso contrario la pretensión de amparo devendría
improcedente.
No obstante lo relacionado en los párrafos precedentes, este Tribunal ha establecido
en sentencia pronunciada el día 9-XII-2009, emitida en el proceso de Amparo con
referencia número 18-2004, que: “… la exigencia del agotamiento de recursos debe
hacerse de manera razonable, atendiendo a su finalidad –permitir que las instancias
judiciales ordinarias o administrativas reparen la lesión al derecho fundamental en
cuestión, según sus potestades legales y atendiendo a la regulación normativa de los
‘respectivos procedimientos’–…”.
A partir de tal afirmación, se dota de un contenido específico al presupuesto
procesal regulado en el artículo 12 inciso 3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales
y, en razón de ello, se colige que para exigir el agotamiento de un recurso no basta sólo con
determinar si el mismo es de naturaleza ordinaria o extraordinaria, según las reglas
establecidas en la legislación secundaria, sino, más bien, debe tomarse en consideración si
aquél es –de conformidad con su regulación específica y contexto de aplicación– una
herramienta idónea para reparar la violación constitucional aducida por la parte agraviada,
es decir, si la misma posibilita que la afectación alegada pueda ser subsanada por esa vía de
impugnación.
III. Una vez expuesto lo anterior, resulta necesario trasladar las nociones esbozadas
al caso que hoy se analiza y determinar si la parte actora tuvo a su disposición mecanismos
idóneos para la subsanación de la vulneración constitucional alegada y si éstos fueron
agotados por la misma.
1. Tal como se acotó supra, el señor Avelar Aguilar dirige el presente reclamo
contra la Ministra de Salud Pública y Asistencia Social, funcionaria a la que atribuye haber
tomado la decisión de separarlo de su cargo como Médico Residente Uno.
Para sustentar la inconstitucionalidad de la actuación apuntada, el demandante
aduce que laboraba con “… acuerdo de nombramiento de plaza en propiedad bajo ley de
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salarios…” y que, no obstante ello, fue despedido sin habérsele tramitado previamente un
procedimiento que le permitiera conocer las razones de dicha decisión y, además, que le
posibilitara ejercer la defensa de sus intereses.
2. Sobre el particular, esta Sala aprecia que la línea argumentativa trazada por la
parte actora pretende determinar que la relación laboral que le unía a la referida sede
ministerial se encontraba regida por contrato, razón por la cual arguye que, a fin de
proceder a su remoción, debió seguírsele el procedimiento establecido en la Ley
Reguladora de la Garantía de Audiencia de los Empleados Públicos no Comprendidos en la
Carrera Administrativa.
Pese a tales afirmaciones, del petitorio formulado en la demanda presentada y de la
documentación adjunta a la misma, se advierte que el impetrante se encontraba vinculado
laboralmente con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, a través de un acuerdo
de nombramiento en propiedad como Médico Residente Uno, regido por la Ley de Salarios.
Al respecto es preciso destacar que ha sido reiterada jurisprudencia constitucional la
que ha establecido la separación existente entre la estabilidad laboral de los empleados
públicos que están vinculados por contrato, de la estabilidad laboral de los empleados de la
misma naturaleza que se encuentran dentro del régimen de la Ley de Salarios.
Bajo tal argumento, es posible inferir que la relación de supra-subordinación
existente entre el demandante y la sede ministerial contra la cual dirige su pretensión, se
condicionó a través de una fuente de ingreso a la administración pública distinta a un
contrato, por cuanto medió un acuerdo de nombramiento incorporado al régimen de la Ley
de Salarios, razón por la cual la naturaleza de la estabilidad laboral del impetrante –en su
calidad de empleado público– se vincula con un ámbito jurídico que enmarca derechos y
obligaciones determinados por la Ley de Servicio Civil.
3. En ese orden, es preciso acotar que el pretensor, ante su despido, ha acudido
directamente a promover el presente proceso de amparo, para atacar la actuación de la
autoridad ministerial en mención.
Al respecto, resulta imperativo señalar que el artículo 61 de la Ley de Servicio Civil,
contempla una vía idónea para que todo funcionario o empleado público despedido sin
procedimiento previo –como lo arguye el demandante–, pueda debatir y discutir la
violación constitucional que presuntamente se genera como consecuencia de la separación
irregular de su cargo.
En ese sentido, cabe aclarar que si bien en términos generales la jurisprudencia
constitucional había interpretado hasta la fecha que el presupuesto procesal contemplado en
el artículo 12 inciso 3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales únicamente se refería
a la exigencia de agotar –previo a acceder al amparo– los recursos ordinarios –dentro de
los cuales no se encuentra comprendido el de nulidad–, tal como se señaló en el
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considerando precedente, a partir de la sentencia pronunciada el día 9-XII-2009, en el
proceso de amparo con referencia número 18-2004, este Tribunal ha dotado de un
contenido específico al relacionado presupuesto procesal, en virtud del cual, se entiende
que la exigencia del agotamiento de un recurso no dependerá estrictamente de la naturaleza
ordinaria o extraordinaria del mismo, sino, por el contrario, de la idoneidad de éste para
combatir la vulneración constitucional que se alega.
4. Ahora bien, al trasladar lo recién acotado al caso concreto y hacer un análisis de
los términos en los que el legislador ha regulado la nulidad del artículo 61 precitado, se
aprecia que dicho mecanismo posibilita al presuntamente agraviado –en un período de tres
meses– dar cuenta de su caso al Tribunal de Servicio Civil, el cual, una vez admitida la
queja planteada por el impetrante, abre un espacio probatorio posterior a fin de que sean
ventilados los elementos a partir de los cuales pueda demostrarse la presunta irregularidad
en su remoción, de conformidad con lo establecido en la Ley de Servicio Civil, inclusive
por haberse efectuado la destitución sin procedimiento previo, tal como el peticionario lo
aduce en su demanda de amparo.
En consecuencia, el procedimiento de nulidad consagrado en el aludido cuerpo
normativo se perfila, para el supuesto concreto, como un medio impugnativo cuya
exigibilidad es indispensable para cumplir con lo preceptuado por el artículo 12 inciso 3°
de la Ley de Procedimientos Constitucionales y, por ende, al no verificarse tal
circunstancia, la queja planteada no cumple con uno de los requisitos imprescindibles para
la eficaz configuración de la pretensión de amparo y que encuentra asidero en la precitada
disposición.
En atención a lo expuesto, es posible advertir la existencia de un defecto en la
pretensión constitucional de amparo que impide, por el momento, el conocimiento y
decisión sobre el fondo del reclamo formulado por el señor Avelar Aguilar; pues, como ya
se expuso, éste ha omitido agotar mecanismos específicos franqueados en la legislación
ordinaria que, como ha sido demostrado, posibilitan la discusión y posible subsanación de
la vulneración constitucional generada por la actuación que se impugna, siendo procedente
la terminación anormal del presente amparo a través de la figura de la improcedencia.
Por tanto, con fundamento en las consideraciones plasmadas en los acápites que
anteceden y de conformidad con lo estipulado en el artículo 12 inciso 3º de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo incoada por el señor Walter
Ricardo Avelar Aguilar contra el despido atribuido a la Ministra de Salud Pública y
Asistencia Social, de conformidad con lo expuesto en el considerando III de este proveído,
es decir, por la falta de agotamiento de los mecanismos específicos franqueados en la
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legislación ordinaria que, como ha sido demostrado, posibilitan la discusión y posible
subsanación de la vulneración constitucional aducida en el presente proceso.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico señalados por
el demandante para recibir los actos procesales de comunicación.
3. Notifíquese.
---J. B. JAIME--- FCO. E. ORTIZ R.---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E.
GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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