Estado y tendencia del medio ambiente: el recurso tierra

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A
INTRODUCCIÓN
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ESTADO Y TENDENCIAS DEL
*
MEDIO AMBIENTE:
EL RECURSO TIERRA
nI
26
Los cambiantes patrones climáticos, la globalización económica, el
crecimiento demográfico, el creciente uso de recursos naturales y la
urbanización acelerada están ejerciendo presión sobre los ecosistemas
terrestres como nunca antes, y virtualmente todos ellos están bajo presión. Existen límites biofísicos reales en los recursos disponibles para
ser utilizados por el hombre y existen señales inequívocas de que dichos
límites están próximos a alcanzarse o de que ya han sido superados. Aún
así, el hecho de que algunas áreas muestren recientemente ganancias en
áreas forestales o reclamación de tierras sugiere que la disminución no
es inevitable, y que la recuperación sí es posible –aunque la función del
ecosistema original haya sido modificada o la presión sobre el ecosistema pueda trasladarse a otro lugar.
Pu
bli
ca
d
oe
La creciente demanda de alimentos, forraje para el ganado, fibras y materias primas crea presiones locales y remotas para el cambio de uso
del suelo. La cascada de consecuencias que resultan de estas demandas
se complica más por la urbanización y la globalización, que conllevan
enormes separaciones entre los centros de producción de bienes y los
de consumo. La pregunta central es cómo pueden ser satisfechas –o
gestionadas– estas demandas en formas que reconozcan los imperativos conjuntos del bienestar humano y la sostenibilidad ambiental. Para
atender estos aspectos se requiere de una cuidadosa evaluación de las
relaciones sociales y los procesos biofísicos involucrados en el manejo
de los ecosistemas terrestres, estableciendo prioridades para las políticas e instrumentos de políticas, y considerando la probable distribución
de las implicaciones, tanto positivas como negativas.
* El texto forma parte del capítulo 1, Estado y tendencias del medio ambiente, del reporte Perspectivas del Medio
Ambiente Mundial: medio ambiente para el futuro que queremos (GEO-5), Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA), 2012.
ESTADO Y TENDENCIAS
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Agricultura
bli
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d
Las demandas de alimento y forraje para el ganado están
creciendo rápidamente debido al crecimiento de la población, la urbanización y los cambios en la dieta, la cual incluye más productos de origen animal. Una de las consecuencias de estos cambios es la expansión muy extendida
de las tierras dedicadas a la ganadería, tanto directa como
indirectamente a través de tierras cultivadas dedicadas a
la producción de forraje. En tiempos en los que la escasez
de agua y la degradación del suelo siguen amenazando la
seguridad alimentaria, el interés acelerado en los biocombustibles, los forrajes y la fibra en años recientes genera
demandas que compiten por la manera en que se utilizan
las tierras agrícolas.
Tierras agrícolas y tendencias de producción
En 2009 se dedicaron aproximadamente 3,300 millones
de hectáreas a tierras de pastoreo y 1,500 millones de hectáreas a tierras agrícolas a nivel mundial, con variaciones
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La cuarta edición de las Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-4) [publicado en 2007], subrayó que el
aumento en la demanda de agua, disposición de residuos
y alimentos ha conducido a patrones insostenibles de uso
del suelo y a la degradación de los ecosistemas terrestres.
Se identificaron la cubierta forestal y su composición, la
expansión de las tierras de cultivo, la intensificación de la
agricultura, la desertificación y el desarrollo urbano como
temas claves en el cambio de uso del suelo. El informe
GEO-4 concluyó que la continua falta de acción para la
protección de los ecosistemas terrestres, en combinación
con el incremento del cambio climático, reduciría la resiliencia social, haciendo de la recuperación ante futuras
presiones algo difícil o imposible. Este capítulo proporciona una actualización del estado y las tendencias globales de los sistemas de la tierra, incluyendo los humedales,
explora los principales temas emergentes que influyen
sobre los cambios de uso del suelo, examina las implicaciones de los cambios recientes para alcanzar los acuerdos
internacionales y sugiere algunas respuestas generales.
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Las regiones de África y América Latina y el Caribe –dos regiones donde
el área de superficie dedicada a cultivos aumentó desde 2001– muestran
aún rendimientos relativamente bajos
comparados con América del Norte y
Europa; si las limitantes específicas
de la región pueden ser evaluadas y
superadas, existe todavía el potencial
para aumentar la producción de alimentos en estas regiones al tiempo
que se minimiza la expansión de la
frontera agrícola. La productividad
agrícola está limitada por factores
biofísicos y otros factores. La expansión de la agricultura convencional
a tierras no cultivadas requiere de la
mecanización para modificar la superficie y del uso de insumos como
fertilizantes, herbicidas, plaguicidas
y agua de riego.
importantes entre regiones en cuanto a su extensión y proporción del área total
(Figura 3.1). En 2009, todas las regiones, con excepción de Europa, registraron
una mayor proporción de tierras dedicadas al pastoreo que a la agricultura.
Aunque solo ha habido un ligero incremento en la extensión total de las tierras
agrícolas en la última década, se ha registrado un considerable cambio en el
tipo de cultivos (Figura 3.2) (FAO 2012). El maíz es un cultivo importante
en todas las regiones excepto en Asia Occidental, y la superficie cosechada
aumentó un 25 por ciento en África y Asia y el Pacífico entre 2001 y 2010.
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En total, aproximadamente se cultivaron 160 millones de hectáreas de maíz en
2010. La región de Asia y el Pacífico incluyó las mayores áreas de arroz, pero
Europa y África experimentaron el mayor crecimiento porcentual entre 2001 y
2010: alrededor de 30 y 20 por ciento respectivamente. Las principales regiones productoras de soja se encuentran en América Latina, el Caribe y América del Norte, con Estados Unidos, Brasil y Argentina como los tres mayores
productores. Las regiones de Asia y el Pacífico y Europa son los principales
productores de trigo.
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Los incrementos en la superficie utilizada para estos cultivos han estado acompañados por un crecimiento general de los rendimientos. A nivel global, se ha
estimado que los rendimientos actuales de trigo, maíz y arroz representan el
64, 50 y 64 por ciento de su rendimiento potencial, respectivamente, pero la
magnitud de esta brecha en el rendimiento varía de una región a otra debido a
la influencia de diferentes factores. En áreas donde se practica la agricultura
de bajos insumos tienden a presentarse brechas mayores entre los rendimientos
reales y los potenciales.
Sin embargo, el uso excesivo de maquinaria e insumos químicos altera
la estructura del suelo, aumenta la
erosión, contamina el suelo química-
Figura 3.1 ÁREA UTILIZADA PARA TIERRAS AGRICOLAS Y DE PASTOREO EN 2009, POR REGIÓN
Y CAMBIO GLOBAL ENTRE 1960 Y 2010
ca
d
Superficie en 2009, 2009 miles de millones de hectáreas
2.0
1.8
1.4
1.2
bli
1.0
0.8
12
Tierras de pastoreo
Tierras agricolas
1.6
10
Tierras de pastoreo
6
36.0%
30.7%
Pu
0.4
0.0
Tierras agricolas
8
4
0.6
0.2
Cambio en el área %
15.7%
13.9%
8.5%
África
Asia y el
Pacifico
26.9%
8.5%
Europa
2
13.6%
8.4%
12.1%
54.3%
4.6%
América América
Asia
Latina y el del Norte Occidental
Caribe
0
1960
1970
1980
1990
2000
2010
Fuente: FAO 2012
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mente, contamina las aguas superficiales y los acuíferos, cambia los flujos de gases de efecto invernadero, destruye el
hábitat y fomenta el desarrollo de resistencia genética a los insumos químicos. Con la adopción extendida de prácticas
agrícolas intensivas, mecanizadas y de altos insumos, la tasa de erosión del suelo se ha incrementado enormemente.
La erosión en los sistemas agrícolas convencionales es actualmente más de tres veces mayor que en los sistemas que
practican agricultura de conservación, y más de 75 veces mayor que en sistemas con vegetación natural.
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A nivel global, la erosión del suelo contribuye a la disminución de las tierras agrícolas disponibles per cápita, a medida que se abandonan las tierras degradadas. De esta manera, el aumento en el rendimiento mediante estos métodos
conlleva costos ecológicos. En los sistemas agrícolas de cultivo continuo y bajos insumos la fertilidad del suelo y el
rendimiento disminuyen rápidamente, y junto con las variaciones en los precios internacionales de los productos, siguen afectando el bienestar humano de las comunidades agrícolas. Las técnicas sostenibles de intensificación ofrecen
el potencial para mejorar la fertilidad del suelo y los rendimientos en algunas situaciones, al tiempo que evitan algunos
de los problemas de la agricultura de altos insumos que ya se mencionaron.
Figura 3.2 SUPERFICIE CULTIVADA EN 201 Y CAMBIO ENTRE 2001 Y 2010, CULTIVOS SELECCIONADOS
Área cultivada en 2010, millones de hectáreas
140
MAIZ
ARROZ
TRIGO
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120
SOYA
100
80
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60
40
20
0
Asia y el Pacifico
Europa
ca
d
África
América latina y el Caribe
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América del Norte
Asia Occidental
Cambio en el área cultivada %
180
160
140
120
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100
80
60
40
Pu
20
0
-20
2001
2005
2010 2001
2005
2010 2001
2005
2010 2001
2005
2010
Fuente: FAO 2011
2007, Kilocalorias por persona por día
Cambio en kilocalorias por persona por día %
8
4,000
3,500
6
2,500
4
2
1,500
1,000
América del Norte
Europa
0
Asia Occidental
500
África
Asia y el
Pacifico
Europa
América América
Latina y el del Norte
Caribe
1999
2000
2001 2002
2003
2004
2005 2006
2007
Fuente: FAO 2011
afecta el acceso y la distribución de alimentos (FAO 2010a). Muchas de las
personas desnutridas viven en áreas que son también particularmente vulnerables a la variabilidad climática. Mientras que las regiones de África y Asia y
el Pacífico albergan el mayor número de personas con desnutrición, con 578
millones, en el África subsahariana habita la mayor proporción de personas
con desnutrición –alrededor del 30% de su población en 2010.
PRINCIPALES TEMAS RELACIONADOS AL CAMBIO EN EL USO
DEL SUELO
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Tendencias en el consumo
-2
1998
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Si bien es difícil especificar el impacto futuro del cambio climático en
la producción mundial de alimentos,
existen evidencias importantes que
sugieren que un número creciente
de personas se verá afectado directamente por el impacto del cambio climático en las áreas agrícolas.
Asia
Occidental
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0
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América Latina y
el Caribe
2,000
África
Asia y el Pacifico
3,000
30
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Figura 3.3 SUMINISTRO PROMEDIO DE ALIMENTOS EN 2007 Y CAMBIO ENTRE 1998 Y 2007 POR REGIÓN
Pu
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Si bien la proporción de personas con
desnutrición ha disminuido –del 14%
de la población mundial en 1995-1997
al 13% en el 2010– el número absoluto aumentó debido al crecimiento
poblacional en el mismo periodo de
788 millones a un estimado de 925
millones (FAO 2010b). Las áreas con
inseguridad alimentaria crónica enfrentan muchos obstáculos, incluyendo conflictos regionales, estructuras
de gobierno débiles y el derrumbe de
las instituciones locales, todo lo cual
Los cambios en el uso del suelo que se presentan en este capítulo son producto
de interacciones complejas entre las actividades humanas y los procesos biofísicos. Los objetivos internacionales proporcionan un conjunto de lineamientos
para el manejo del suelo, pero éstos frecuentemente son opacados por otras
presiones y necesidades que también demandan atención. En este apartado se
exploran cuatro temas principales que ayudan a explicar el aparente distanciamiento del logro de los objetivos relacionados con el suelo:
• crecimiento económico a expensas del capital natural,
• demandas que compiten por el suelo,
• una mayor separación de la producción y el consumo, y
• desafíos en la gobernanza relacionados con el manejo sostenible del suelo.
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Hoy en día, muchos ecosistemas terrestres muestran signos de degradación y su capacidad de recuperación es
reducida. Este fenómeno puede estar asociado a la falta
de registro de las funciones vitales de estos ecosistemas
en los análisis económicos de costo-beneficio. Por ejemplo, las presiones financieras han fomentado la irrigación
y subsecuente salinización de extensas áreas de tierras
áridas, haciéndolas muy difíciles de rehabilitar. Los humedales continúan siendo drenados para su conversión en
campos agrícolas y para el desarrollo urbano, destruyendo
su capacidad para regular la cantidad y calidad de agua, y
amortiguar los efectos de los eventos climáticos extremos.
La deforestación y la degradación de los bosques producen beneficios a corto plazo financieramente atractivos,
pero estimaciones recientes sugieren que están costando a
la economía global entre 2,5 y 4,5 billones de USD al año.
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El sistema económico global se basa en la búsqueda de
un crecimiento continuo e insostenible. Los incentivos
distorsionados han reducido el capital natural, mientras
a menudo intentan restringir el uso de recursos o energía políticamente problemáticos. En palabras simples, el
crecimiento económico ha llegado a expensas del capital
natural.
Los ecosistemas incluyen dimensiones espirituales, estéticas y culturales inestimables. Ellos constituyen la piedra
angular de la economía, pero su valor real no es considerado en las cuentas nacionales de ganancias y pérdidas.
Autorizar la privatización de los beneficios de la extracción del capital natural a expensas de enfoques de gestión
del suelo más innovadores y equitativos es un problema
ampliamente extendido para todos los tipos de cobertura
terrestre y usos. Los incentivos que son dirigidos específicamente al crecimiento económico a menudo fomentan
usos del suelo que degradan los servicios ecosistémicos,
mientras que la inclusión y valoración de estos servicios
en los sistemas contables puede contribuir a protegerlos
y mejorarlos. Las estrategias exitosas dependen de una
mejor comprensión de las funciones del ecosistema y de
poder transformar esa comprensión en políticas e instituciones. De hecho, el reconocimiento de los múltiples usos
y valores puede ser utilizado como palanca para atraer recursos para su protección.
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Crecimiento económico y capital natural
Durante las dos últimas décadas, el pago por servicios ecosistémicos (PSE) ha llamado la atención como un mecanismo con el potencial para tomar en cuenta los servicios
proporcionados por los ecosistemas en las transacciones
de mercado, construir puentes y equilibrar los intereses
entre los usuarios y proveedores de estos servicios, y
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para la subsistencia y contribuir a la
disminución de la pobreza. Se han logrado resultados positivos del uso del
suelo a través de iniciativas de PSE
en países como Colombia, Costa Rica
y Nicaragua, por ejemplo, donde la
cobertura forestal se ha incrementado
y los pastizales degradados han disminuido debido a proyectos de PSE
integrados regionalmente.
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manejar los desafíos asociados de la
disminución de la pobreza y la conservación. El pago por servicios ecosistémicos involucra un conjunto de
enfoques ligados a una amplia idea
central: «la transferencia de recursos
entre actores sociales con el objetivo
de crear incentivos para alinear las
decisiones individuales y/o colectivas sobre el uso de la tierra con el
interés social de la gestión de los recursos naturales».
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El concepto de PSE ofrece varias
ventajas sobre los enfoques convencionales para la conservación: complementa los principios de comando
y control y de quien contamina paga
con enfoques más flexibles, basados
en incentivos; es condicional y voluntario, con el potencial para promover la equidad, la responsabilidad y
una mejor rentabilidad económica; y
puede producir beneficios colaterales
Sin embargo, los grupos que se oponen a la idea de que la naturaleza
pueda ser considerada un producto o
comercializada han criticado el concepto. Además, a pesar de los prometedores beneficios iniciales, como la
mayor seguridad en la tenencia de la
tierra, las evidencias actuales sobre
la rentabilidad económica del PSE y
las condiciones en las cuales causa
impactos ambientales y socioeconómicos positivos aun no son concluyentes, particularmente en los países
en vías de desarrollo con una débil
gobernanza.
Los desafíos a futuro para el PSE se
centran en su rentabilidad económica,
capacidad de monitoreo, aplicación,
transparencia y rendición de cuentas,
así como en el establecimiento de límites claros para el acceso a la tierra
y los derechos de tenencia de ésta.
En última instancia, las estrategias
de asignación de los beneficios y la
implementación exitosa a largo plazo
de los PSE serán definidas tomando
en cuenta las normas sociales y culturales, la construcción de confianza
entre los actores involucrados y el
manejo de las relaciones de poder.
Necesidades que compiten por el
suelo
El desafío de alimentar a una población en crecimiento se ha complicado
Para cumplir con el Objetivo de Desarrollo del Milenio
(ODM), que se propone reducir el hambre, tendrá que aumentar la producción mundial de alimentos y mejorar la
distribución de los mismos. Para cumplir con el ODM Número 7 y otros objetivos ambientales, se requiere disminuir los impactos ambientales en las actividades agrícolas.
Será un desafío satisfacer la demanda mundial de alimentos en el futuro a la vez que se evitan, o por lo menos se
mitigan, los impactos negativos sobre bosques, humedales
y otros ecosistemas –y al mismo tiempo se reduce la pobreza, se apoyan los medios de subsistencia y se garantiza
la seguridad alimentaria y el bienestar animal–. Es poco
debatido el hecho de que deberán dedicarse más tierras a
la agricultura, pero esto no será suficiente sin un incremento del rendimiento de la misma y una reducción de las
pérdidas en la cadena de suministro de alimentos. Es probable que el cambio climático complique aún más las cosas al afectar los rendimientos agrícolas en muchas áreas.
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Aunque las estimaciones varían, la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) proyecta que para reducir la proporción de
la población con desnutrición crónica de los países en vías
de desarrollo al 4 por ciento para el año 2050, la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar en un 70
por ciento con respecto al nivel de 2005. Aunque el consumo de alimentos por persona está aumentando en todas las
regiones, éste no está distribuido equitativamente y el número de personas desnutridas sigue aumentando conforme
se deriva un mayor volumen de cereales a la producción
de carne para quienes pueden pagarla. El ganado vacuno
y las aves pueden servir como una importante fuente de
proteínas en áreas de inseguridad alimentaria crónica y
proporcionar un importante amortiguador en tiempos de
malas cosechas, pero en los países desarrollados se dedica
una fracción desproporcionada de la tierra agrícola a la
producción de carne y lácteos para consumo. Dicho uso
de la tierra es menos eficiente para el cumplimiento de las
necesidades mundiales de alimentos y conlleva mayores
consecuencias ambientales que las tierras de cultivo para
consumo humano. Por ejemplo, se estima que la cantidad
de granos que se destina a la alimentación del ganado en
los Estados Unidos es más de siete veces que la cantidad
consumida directamente por la población.
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Seguridad alimentaria
toneladas anualmente. El concepto de seguridad alimentaria va más allá de la pregunta de si hay disponibilidad
de alimentos adecuados y considera si las personas tienen acceso físico y económico al alimento. Esto implica
enfocar la atención sobre un amplio conjunto de temas
sociales y políticos relacionados con la distribución de los
alimentos.
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por los crecientes niveles de bienestar de algunas regiones.
Los cambios en los hábitos de alimentación y la demanda
creciente de biocombustibles y otros materiales industriales como la madera han intensificado la competencia por
el suelo y la presión sobre los ecosistemas terrestres.
Pu
Mientras tanto, aproximadamente una tercera parte de los
alimentos producidos para consumo humano se desperdicia o se pierde –aproximadamente 1 300 millones de
Figura 3.11 CAMBIOS PROYECTADOS EN LOS
RENDIMIENTOS AGRICOLAS DEL ÁFRICA
SUB-SAHARIANA DEBIDO AL CAMBIO CLIMÁTICO ,
2050
Cambio en el rendimiento %
5
Caña de Mijo
azúcar
Sorgo
0
Arroz
-5
Maíz
Mandioca
-10
-15
Camote
y ñame
-20
Trigo
-25
Fuente: Ringler et ál 2010
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Es probable que una variedad de enfoques agrícolas proporcione los mejores resultados
para la seguridad alimentaria y el bienestar ambiental. Es innegable que los métodos agrícolas intensivos de altos insumos aumentan los rendimientos agrícolas, pero estas ganancias se logran a expensas de la fertilidad del suelo a largo plazo. También son necesarios
enfoques específicos para cada situación a fin de alcanzar un uso del suelo sostenible basado en consideraciones tanto biofísicas como socioeconómicas, mientras que la agroecología y la agricultura urbana pueden contribuir al suministro mundial de alimentos. Las
prácticas agrícolas que conservan el suelo y los nutrientes, como el manejo de tierras sin
labranza, pueden complementar los esfuerzos para restaurar las tierras agrícolas degradadas y abandonadas.
Producción de carne
34
nI
Cubrir las necesidades globales de alimentos será uno de los desafíos más importantes
en este siglo, y se requiere un portafolio de soluciones que incluya la agricultura de conservación, los cultivos de alto rendimiento y un uso eficiente y cuidadoso de fertilizantes
más que la promoción de una sola estrategia. Los defensores de los cultivos genéticamente
modificados destacan el potencial de éstos para aumentar el rendimiento al tiempo que reducen la utilización de agroinsumos químicos, aunque la oposición sobre su uso persiste,
en parte, debido a la incertidumbre sobre los riesgos potenciales para la salud humana y
las pérdidas adicionales de la biodiversidad agrícola.
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La producción de carne ha crecido significativamente durante las dos últimas décadas,
superando la tasa de crecimiento demográfico en el mismo periodo. Existen grandes diferencias en el consumo de carne tanto al interior de cada país como entre países, que van
desde un promedio de 83 kg por persona por año en América del Norte y Europa, hasta
11 kg por persona por año en África. Se espera que la demanda de carne siga aumentando
debido al crecimiento demográfico, la urbanización y el aumento en los ingresos, particularmente en los países en vías de desarrollo.
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Los impactos ambientales de la producción de carne dependen del grado de intensificación, su extensión y su manejo. No obstante, la demanda creciente de carne a nivel
mundial ha sido una fuerza motriz importante para la deforestación de América del Sur,
a medida que los bosques se talan para sembrar soja, la cual se utiliza en la alimentación
de ganado.
Pu
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Conforme la producción de carne ha aumentado, también ha crecido la superficie de cultivos de soja, la cual se ha expandido a 98,8 millones de hectáreas en 2009 desde los 74,3
millones de hectáreas que ocupaba en el 2000 y los 50,4 millones de hectáreas de hace 30
años. Una demanda cada vez mayor de carne tiene el potencial de agravar la degradación
de los pastizales. La producción pecuaria es responsable del 8% del uso de agua dulce a
nivel mundial y está entre las mayores fuentes de contaminación que producen eutroficación, florecimientos de algas, degradación de los arrecifes de coral, problemas de salud
humana, resistencia a antibióticos y perturbación de los ciclos de nutrientes.
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Figura 3.12 CAMBIO EN LA POBLACIÓN MUNDIAL Y EN
EL SUMINISTRO DE CARNE, PESCADO Y MARISCOS
1992-2007
Cambio %
40
Pescados y mariscos
+32%
30
nI
Carne
+26%
20
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Población
Mundial
+22%
ca
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10
0
1992
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Si se considera la cadena productiva completa, incluyendo la deforestación para tierras de pastoreo y producción
de forraje, la producción de carne produce el 18-25 por
ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo cual supera al transporte mundial. Una reducción del consumo de carne en regiones donde éste es
relativamente alto podría dar lugar a diversos beneficios
ambientales.
1997
2002
2007
Fuente: UNEP 2011 C
Biocombustibles
Pu
bli
Una búsqueda urgente de fuentes renovables de energía
ha dado como resultado el establecimiento de políticas
que promueven el uso de biocombustibles. El aumento
de la producción de cultivos que pueden ser utilizados
para múltiples fines, incluyendo alimento, forrajes o combustible –como la palma de aceite, la soja, el maíz y la
caña de azúcar– es indicativo de esta tendencia. Sin embargo, los subsidios que promueven los biocombustibles
han sido asociados a distorsiones en el sistema mundial
35
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Figura 3.14 SUPERFICIE AGRÍCOLA PARA CULTIVOS SELECCIONADOS EN PAÍSES
DEL TRÓPICO HÚMEDO 1960-2010
Millones de hectáreas
120
100
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A
80
60
40
20
0
de alimentos, generando incrementos
en los precios de éstos. Los cambios
recientes en la producción asociada
de alimentos, forraje y combustible
tienen impactos de largo alcance para
la ecología, las relaciones sociales
y la vulnerabilidad. Si bien ninguna
fuente de energía puede ser considerada libre de problemas, los biocombustibles presentan desafíos particulares para el uso de la tierra y para los
ecosistemas terrestres. Lo anterior,
combinado con el rápido incremento
en la producción de biocombustibles
en tiempos recientes, es la razón para
examinarlos aquí.
Palma de aceite
Fuente: UNEP 2011 C
especie cultivada, la zona en la que se cultiva y los métodos de producción
utilizados. Los cultivos para biocombustibles han sido asociados a la deforestación, por ejemplo en Indonesia, y a la invasión de tierras de conservación.
Una vez que estos cambios en el uso de la tierra son tomados en cuenta, el balance de carbono del biocombustible puede ser negativo, lo que significa que
se libera una mayor cantidad de carbono al producir y utilizar los biocombustibles que la cantidad equivalente de energía obtenida a partir de combustibles
fósiles.
oe
36
Caña de azúcar
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Soya
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Se han observado ya cambios en el uso de los cultivos como consecuencia
de la demanda de biocombustibles. Por ejemplo, en 2007 los Estados Unidos
utilizaron el 24 por ciento de su maíz para producir etanol con el apoyo de subsidios gubernamentales. La norma de combustibles renovables de los Estados
Unidos de 2007 ordenaba un aumento en la producción de biocombustibles
desde alrededor de 6 500 millones de litros (1,700 millones de galones) por
año en 2001 a 136 000 millones de litros (36,000 millones de galones) por año
para 2022.
Pu
Si bien la motivación principal para
promover e invertir en biocombustibles ha sido el deseo de reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero, investigaciones recientes muestran que su balance de emisiones varía ampliamente dependiendo de la
También en 2007, los agricultores norteamericanos plantaron la mayor superficie de maíz desde 1944: 37.8 millones de hectáreas, un área 20 por ciento
mayor que en 2006. Este cambio de cultivo, que fue subsidiado, tuvo como
resultado la recuperación de tierras que habían sido reservadas anteriormente
como parte del Programa de Reservas de Conservación (CRP, por sus siglas en
inglés) y que ayudaban a controlar los excedentes, mantener el nivel de precios
oe
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Puede observarse una tendencia similar en la Unión Europea (UE), particularmente en Alemania, cuya capacidad
de producción de biodiesel aumentó cinco veces entre
2004 y 2008. Aunque la producción alemana de colza alcanzó 1,53 millones de hectáreas en 2007, un poco más
de la mitad fue utilizada para combustibles con el fin de
alcanzar la meta obligatoria de mezcla de biodiesel, Alemania necesita 1,8 millones de hectáreas adicionales de
colza, lo cual puede lograrse únicamente mediante un aumento en la transformación de los pastizales permanentes
–similar al programa estadounidense CRP–. Sin embargo,
Alemania ha ocupado ya el máximo permitido del 5 % de
pastizales de acuerdo con la Política Agrícola Común de
la UE. Dichas restricciones a la expansión agrícola en los
Estados Unidos y en la Unión Europea ayudan a explicar
la presión para buscar fuentes externas para la producción
de biocombustibles (y alimentos) en otros países.
nfo
A
y promover el equilibrio ecológico. Entre fines de 2007
y marzo de 2009, la superficie total de tierras en el programa CRP de los Estados Unidos disminuyó desde 14.9
millones a 13.6 millones de hectáreas. En otras palabras,
cerca de 1,3 millones de hectáreas de tierras de conservación se perdieron en poco más de un año.
Pu
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Las críticas a los biocombustibles han estado acompañadas por el surgimiento de alternativas. Por ejemplo, bajo
ciertas condiciones puede ser deseable la producción de
biocombustible por productores comunitarios para consumo local, como en el caso de Brasil, donde algunos agricultores de pequeña escala producen combustible para
sus propios vehículos y equipo. Para considerarse beneficiosa, la producción de biocombustible debe satisfacer
múltiples criterios, entre los que se incluyen ganancias
energéticas reales, reducciones de los gases de efecto invernadero, conservación de la biodiversidad y mantenimiento de la seguridad alimentaria. En realidad, pueden
aplicarse los principios de la eco-agricultura para ayudar
a guiar la producción de biocombustible hacia la consecución simultánea de objetivos de producción, conservación
y modos de subsistencia. Si bien tales sistemas representan solo una pequeñísima porción de la producción global
de biocombustible, proporcionan una oportunidad para la
distribución equitativa de combustibles alternativos que
37
SEPARACIÓN DEL CONSUMO DE LOS IMPACTOS
DE LA PRODUCCIÓN
Fuerzas motrices de una mayor
separación entre consumo y
producción
La urbanización afecta el uso del suelo y de la cobertura terreste, el uso de
los recursos hídricos y la biodiversidad a escalas locales y regionales a
través de procesos sociales que dirigen los patrones de consumo y la demanda de materiales. El mayor poder
adquisitivo de muchos trabajadores
urbanos contribuye a una mejor calidad de vida, pero a expensas de nuevos retos para los recursos naturales
y la gestión ambiental. Por ejemplo,
en las áreas urbanas se están adoptando de manera creciente dietas de tipo
occidental. De manera similar, los
estilos de vida urbanos y mejorados
se acompañan de un mayor consumo de agua y energía y de mayores
emisiones de carbono. Estos patrones
de consumo urbanos intensifican las
presiones sobre los ecosistemas tanto
distantes como locales.
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La urbanización y la globalización contribuyen a la separación espacial de las
áreas donde se generan los recursos y bienes de aquellas donde se consumen
los productos. Investigaciones recientes sugieren que la distancia espacial entre la producción y el consumo es significativa y creciente. Como resultado,
muchos de los costos ecológicos del consumo son pagados por personas y
lugares cada vez más lejanos de los lugares de consumo. Si bien la urbanización atrae a las personas hacia espacios densamente poblados y concentra la
demanda de alimentos, materiales y productos de consumo; la globalización
y el comercio facilitan el movimiento de personas y bienes, haciendo posible
las transferencias regionales e internacionales de recursos y productos terminados. Las transacciones de suelo a gran escala para suministrar alimentos,
forraje y productos forestales, así como otros recursos naturales a mercados en
países distantes son tanto un resultado reciente como un factor que contribuye
a la separación de la producción y el consumo. Si se planearan y gestionaran
cuidadosamente, la urbanización y la globalización podrían ofrecer oportunidades para aumentar la eficiencia del uso de los recursos.
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beneficien a los ecosistemas terrestres, por ejemplo al reducir la producción
de carbón vegetal.
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Transacciones de suelo
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Los cambios recientes en los patrones de producción
pueden estar asociados con la convergencia de las crisis
alimentaria, energética, ambiental y financiera, y con un
continuo aumento de las industrias minera y maderera.
Estas interacciones han llevado a corporaciones y a algunos gobiernos nacionales, basados en el Norte y Sur
global, a la creación de transacciones de suelo muy extendidas, que a veces reciben el nombre de acaparamiento de
tierras, en países distantes. El Comité de la ONU para la
Seguridad Alimentaria sugiere que tal adquisición de suelo a gran escala involucra actualmente cerca de 100 millones de hectáreas. Estas ventas de tierras, concentradas
en el Sur global, tienen por objetivo producir alimento,
forraje, biocombustibles, madera y minerales, usualmente
para exportación. Esta actual fiebre de tierras global está
alterando los patrones del uso del suelo y las relaciones
sociales, e involucra una nueva combinación de personas
y presiones. Dadas las tasas aceleradas de los desarrollos
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recientes y el crecimiento proyectado de la demanda de
alimentos, forraje, biocombustible y materiales, es probable que este fenómeno cause impactos importantes en el
futuro uso del suelo.
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El pico en el precio de los alimentos en la temporada 20072008 inspiró a inversionistas de varios sectores a comprar
o arrendar tierras para la producción de alimentos y su
exportación. Al mismo tiempo, la necesidad de mezclar
biocombustibles en la UE y muchos otros países ha impulsado recientemente el comercio de tierras externas y
el cambio de uso del suelo. Esto ha inspirado directa o
indirectamente la expansión de las plantaciones de palma
de aceite en Colombia, Guatemala, Indonesia y Malasia,
la producción de caña de azúcar para etanol en Brasil y
el sur de África, el cultivo de soja en Argentina y Brasil,
y la plantación de Jatropha en Ghana e India, entre otros
desarrollos. El patrón emergente de producción en estos
sitios recientemente abiertos es un monocultivo industrial
a gran escala. Aún en los casos en los que el crecimiento de los contratos con pequeños propietarios se fomenta
como un componente clave de las nuevas empresas, se
ha adoptado el método de producción industrial y monocultivo, por ejemplo en el sector de la palma de aceite en
Indonesia.
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La globalización no es nueva, pero su iteración conlleva algunas características distintivas. Menores barreras
comerciales, mejores tecnologías de comunicación y un
transporte relativamente barato, han fomentado que los
países se estén volviendo cada vez más especializados en
las actividades económicas y más dependientes del comercio internacional para vincular productos y servicios
con mercados distantes. Si bien el comercio internacional puede hacer uso de ventajas estratégicas para producir
bienes en una forma eficiente, también es más fácil externalizar tanto los costos ambientales como los sociales. El
bienestar de los individuos en un área se basa frecuentemente en la degradación ambiental en otra zona, por ejemplo mediante la extracción de recursos no renovables. Al
mismo tiempo, tanto los recursos como la contaminación
son incorporados al comercio, y los países que dan mayor
importancia a las políticas económicas de libre mercado
han sido asociados con mayores niveles de degradación
ambiental. El reto para la economía global es fomentar lo
mejor que puede ofrecer en términos de un uso eficiente
de recursos al tiempo que se toman medidas para reducir
la frecuencia, concentración y transferencia de los costos
ambientales y sociales.
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El desplazamiento de las poblaciones locales, incluyendo poblaciones indígenas, es un resultado potencial de estas transacciones de suelos. Lo anterior se
vuelve un problema si las personas no tienen otro sitio a donde ir para encontrar empleo o subsistir. Esto ha sucedido en varios lugares donde se realizan
transacciones de suelos que obligan a la gente a sumarse a espacios urbanos o
a establecerse en ambientes más frágiles como los bosques remanentes, zonas
de pendientes o riberas fluviales. Por ejemplo, en la República Democrática
del Congo, la inversión agrícola a gran escala ha sido reportada como la causa
de que los agricultores locales invadieran el parque nacional. Pero no todas las
transacciones de suelos han conducido, o conducirán, a la pérdida de propiedades. McCarthy (2010) ilustró diferentes resultados para los pueblos pobres
rurales en Jambi, Indonesia, donde tres poblaciones mostraron tres trayectorias
generales: pérdida de propiedades, incorporación relativamente exitosa en el
ámbito de la palma de aceite, e incorporación adversa con condiciones precarias de empleo y subsistencia.
Existen puntos de vista divergentes
sobre cuál debe ser la respuesta ante
esto. Una posición argumenta que las
transacciones de suelos ofrecen tanto oportunidades como amenazas, y
que las oportunidades pueden aprovecharse y las amenazas gestionarse
promoviendo un código de conducta
voluntario de compra-venta de tierras. En contraste, los propulsores de
principios mínimos de derechos humanos argumentan que los códigos
voluntarios pueden ser insuficientes
para asegurar que la inversión agrícola «beneficie a los pobres en el Sur,
más que conducir a una transferencia de los recursos hacia los ricos del
Norte». Una posición intermedia se
refleja en las Guías Voluntarias para
la Gobernanza Democrática de los
Recursos Naturales promovida por
FAO, la cual, a diferencia de los códigos de conducta liderados por las empresas, obliga a los estados miembros
a presentar informes obligatorios.
Habrá que esperar para ver la manera
en que se desarrollan estos diversos
puntos de vista.
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En teoría, el término tierras marginales, que con frecuencia se aplica a las
transacciones de suelos, se refiere a suelos alejados de las redes de caminos,
sin riego, y que no son utilizados para la agricultura comercial intensiva. Sin
embargo, en la práctica existen indicios de que la compra de tierras ha abarcado incluso suelos agrícolas de alto valor, lo que sugiere que los inversionistas
no desean invertir en suelos con poco acceso a recursos hídricos o a infraestructura carretera.
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