Tema 5. Sexenio

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Apuntes de Historia de España
tema 5. Sexenio revolucionario
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Tema 5: El sexenio revolucionario (1868-1874): intentos democratizadores. De la
revolución al ensayo republicano.
Esquema
Introducción: 6 años de inestabilidad en pos de un régimen democrático
1. La crisis del sistema isabelino. La Revolución de 1868
 Crisis económica, social y política
 El pacto de Ostende
 La Revolución de septiembre
2. El gobierno provisional (1868-1870)
 Un gobierno en manos de monárquicos. Primeras medidas democráticas
 La Constitución de 1869
 Primeros problemas políticos
 Política económica del gobierno provisional
3. El reinado de Amadeo de Saboya
 La búsqueda de un rey
 Los problemas del rey: asesinato de Prim y rechazos, guerra carlista, guerra en Cuba,
movimiento obrero
 Renuncia y proclamación de la República
4. La I República
 Divisiones del republicanismo
 Cambios en la presidencia del ejecutivo (Figueras, Pi i Margall)
 El cantonalismo y su represión (Salmerón y Castelar)
 El golpe de estado del general Pavía
 La "dictadura" republicana del general Serrano y fin de la República
Introducción: 6 años de inestabilidad en pos de un régimen democrático
El derrocamiento de Isabel II, tras la revolución de 1868, dio paso a un sexenio durante el cual
se pasó de la monarquía al régimen republicano.
Serán seis agitados años en los que asistimos a:



dos guerras (tercera guerra carlista y guerra grande de Cuba) más una revuelta armada
interior (sublevación cantonalista);
continuos cambios en el gobierno y de régimen (un gobierno provisional primero, una
regencia, una monarquía con cambio de dinastía a continuación, una república (con
cuatro presidentes en su corta vida de un año) y un régimen de interinidad después;
años, al mismo tiempo, de agitación social con la difusión de las ideas de la I
Internacional (marxismo y anarquismo).
Este sexenio revolucionario, con el protagonismo de la pequeña burguesía -representada en los
partidos progresista, democrático y republicano- y del movimiento obrero, supondrá el intento
de ampliar el liberalismo e instaurar la democracia, extendiendo la participación política a las
clases medias y populares.
Este intento, después de seis años de inestabilidad, va a fracasar, volviendo el dominio de la
oligarquía con la Restauración de la monarquía borbónica en 1874.
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1. La crisis del sistema isabelino. La Revolución de 1868.
El descontento que estalla en 1868 se había venido gestando en los años 60, en los que se vive
una crisis económica: (financiera por el fracaso de las inversiones en ferrocarriles, industrial
por la crisis del sector algodonero durante la guerra de Secesión americana, agrícola por malas
cosechas), que se une a una crisis social (con insurrecciones campesinas -Arahal 1857, Loja
1861- y obreras) y política (deseo de la burguesía baja y obreros de participar en la política,
rechazo a las camarillas de palacio, retraimiento de los progresistas de los procesos electorales).
En ese contexto la oposición de progresistas, demócratas y republicanos acuerda (Pacto de
Ostende, 1866) emprender acciones contra la monarquía de Isabel II, dejando para una nueva
Asamblea Constituyente, elegida por sufragio universal, la forma del gobierno futuro. A este
pacto se une en 1868 la Unión Liberal, dirigida por el general Serrano tras la muerte de
O´Donnell (1867). Esto y el descabezamiento del partido moderado por la muerte del general
Narváez (1868) dejan a la monarquía de Isabel II sin salida.
La Revolución de septiembre. La “Gloriosa”
El 19 de septiembre de 1868, se subleva en Cádiz la escuadra al mando del almirante Topete.
Los generales Prim y Serrano, junto con Sagasta, se unen rápidamente (Manifiesto "Viva
España con honra") y promueven nuevos levantamientos en diferentes ciudades, en las que las
fuerzas populares constituyen juntas revolucionarias que organizan el levantamiento. Sus
demandas principales eran ampliación de las libertades, sufragio universal, nueva Constitución,
separación de Iglesia y Estado, supresión de las quintas, abolición del impuesto de consumos,
para algunos también reparto de la propiedad o proclamación de la República.
Las tropas realistas, mandadas por el general Pavía, son derrotadas por el ejército sublevado
dirigido por Serrano en Alcolea (28 de septiembre). La reina, que había prolongado su veraneo
en San Sebastián, se exilia en Francia.
2. El gobierno provisional y la Constitución de 1869
El gobierno provisional, formado por progresistas y unionistas, presidido por el general
Serrano, siendo Prim ministro de la Guerra y el hombre fuerte del gobierno, busca contener la
revolución y disuelve las Juntas Revolucionarias. Se proclama la libertad de prensa, asociación,
enseñanza y culto, se disuelven las órdenes religiosas y se establece el sufragio universal
masculino, con el que se convocan elecciones a Cortes Constituyentes (junio 1869).
La orientación claramente monárquica del gobierno provisional hace que el Partido demócrata
se incline abiertamente por el republicanismo constituyendo el Partido Republicano
Democrático Federal.
La Constitución de 1869 es la más democrática del siglo XIX y responde a los principios
ideológicos del partido progresista y demócrata. En ella se instaura la monarquía constitucional
como forma de gobierno, basada en la soberanía nacional y con los poderes del rey muy
limitados. Destaca su amplia declaración de derechos (manifestación, reunión y asociación)
incluyendo el de la libertad de cultos (el estado se obliga a mantener el católico), la
inviolabilidad del correo y la libertad de enseñanza. Se garantiza la independencia del poder
judicial con la existencia de oposiciones a juez; el Senado vuelve a ser electivo; se confirma el
sufragio universal y se establece el jurado popular.
A la espera de contar con un rey para la nueva monarquía constitucional, el gobierno se
constituye en Regencia (Serrano regente) con Prim como presidente del gobierno.
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Política económica del gobierno provisional: para proteger los intereses de las burguesía
nacional se toman medidas que reorientan la política económica:
 Se sustituye el tradicional proteccionismo por el librecambismo.
 Se suprimió el impuesto de consumos (1868) que gravaba el consumo de determinados
artículos (sal, bebidas alcohólicas, algunos alimentos y combustibles) en beneficio de
las arcas municipales; la alternativa de hacer pagar a todos según sus propiedades y
rentas encontró la oposición de los propietarios, lo que obligó más tarde a restituirlo.
 Se estableció la peseta como unidad monetaria (1868).
 La liberalización del comercio se consagra con la Ley de Bases Arancelarias (1869) a la
que se opusieron los industriales catalanes y los cerealistas castellanos.
 Para afrontar el grave problema de la deuda pública y recaudar fondos se aprobó la Ley
de Minas (1871), que supuso la venta de los yacimientos mineros, sobre todo a
compañías extranjeras.
Problemas políticos: La acción política del gobierno provisional supone la implantación de los
principios liberal-democráticos, pero no satisface las aspiraciones de diferentes sectores:

el sistema monárquico disgusta a los republicanos;

el mantenimiento del culto de la iglesia católica disgusta a los sectores radicales.

la oposición mayor vendría de sectores sociales que aspiraban a mejorar su situación: al
amparo de las mayores libertades de reunión, de asociación y de imprenta se extienden
las ideas del internacionalismo obrero (la I Internacional se creó en 1864): el
campesinado del sur exige un reparto de la tierra; los obreros industriales protestan
contra los consumos, las quintas y el aumento de precios. Esta conflictividad social,
liderada primero por el partido republicano y después por otras asociaciones de clase,
marcará el clima social del sexenio.

A estos problemas se añaden la reactivación insurreccional de los carlistas,
levantamientos en Cuba y Puerto Rico, dificultades a la hora de encontrar un rey…
Finalmente Prim opta por ofrecer y defender el trono para Amadeo de Saboya.
3. El reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)
Amadeo I, hijo del Víctor Manuel II, monarca constitucional de la recién unificada Italia, fue el
candidato defendido por Prim. Su elección había sido difícil, pues no era fácil conciliar todos
los intereses: el candidato debía ser de sangre real, de convicciones democráticas, católico y
aceptado, además de por los españoles, por las potencias europeas. La candidatura del duque de
Montpensier, cuñado de Isabel II, fue defendida por los unionistas; algunos progresistas
proponen a Fernando de Sajonia-Coburgo que había sido rey-consorte de Portugal y padre del
rey portugués. Prusia presiona a favor de Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, sobrino del
rey de Prusia, Guillermo I, candidatura que levanta el recelo y la oposición de la Francia de
Napoleón III. Algunos diputados votaron a favor del viejo general Espartero.
Pero la llegada de Amadeo a España coincidió con el asesinato de Prim1 (desembarcó en
Cartagena el 30 de diciembre, tres días después del magnicidio). Llegó a Madrid y fue
proclamado rey de España por las Cortes el 2 de enero de 1871.
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La autoría de este atentado no se ha resuelto de modo definitivo. Fue obra de un grupo de sicarios, mandados
posiblemente por el Duque de Montpensier, al que se considera financiador y autor intelectual del asesinato; se
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El rey, quizá por su carácter tímido, no consiguió ganarse la simpatía popular ni fue aceptado
por la oligarquía, que le identificaban con la democracia y el desorden social y que apoyaba la
restauración borbónica en la persona de príncipe Alfonso de Borbón2, cuya causa era defendida
por Cánovas del Castillo. La Iglesia rechaza la presencia de un miembro de la dinastía de
Saboya que había acabado con los Estados Pontificios y recluido al Papa en Roma, por lo que
apoya al naciente "partido alfonsino". Los republicanos, que no aceptaban la monarquía
democrática, protagonizaron insurrecciones federalistas promovidas por republicanos y
anarquistas, cuya rápida represión aumentó más aún el clima de crispación y de inestabilidad
(febrero de 1872). Los carlistas, entre los que se impone de nuevo la corriente insurreccional
se levantaron en el País Vasco y Navarra (3ª guerra carlista, 1872-1876) en defensa de los
derechos de Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro, quien reconoce los fueros catalanes
suprimidos por Felipe V. El ejército carlista obtuvo inicialmente algunos éxitos militares
(Montejurra, Somorrostro), y llegó a crear un gobierno formal con capital en Estella
(Navarra), e incluso editó sellos y acuñó monedas. Las razones de la persistencia carlista son: la
resistencia del mundo campesino a las formas productivas del capitalismo moderno; la
resistencia de los territorios forales al centralismo liberal; y la resistencia al proceso de
secularización.
A este clima de rechazo y falta de apoyo al nuevo rey se une el nuevo conflicto colonial en
Cuba, donde se produce un nuevo levantamiento independentista, Guerra de los Diez Años
(1868-1878), iniciada con el "Grito de Yara" (Francisco Manuel Céspedes) -¡Viva Cuba Libre!, y terminó con la Paz de Zanjón, acordada en 1878, ya en la Restauración. El apoyo de EEUU
a los insurrectos fue continuo. Las demandas son: exigencia de participación de los cubanos en
el gobierno de la isla, denuncia de la opresión económica padecida por los cubanos y necesidad
de abolir el régimen esclavista. Los intentos reformistas que, para solucionar el movimiento,
plantearon anular la esclavitud y dotar a Cuba de una autonomía política no llegaron a
plasmarse. Tampoco obtuvieron resultado las negociaciones con los rebeldes, realizadas por el
General Dulce, y la guerra se endureció (130.000 muertos españoles y enormes gastos).
Las guerras trajeron consigo las impopulares levas y el aumento de los impuestos, agitando aún
más la vida social y política española. El movimiento obrero, desarrollado al amparo de las
garantías constitucionales, atemorizaba a las clases medias y altas. Los propios partidos que
sustentaban al régimen se distanciaron y, tras la muerte de Prim, hasta los progresistas se
escindieron.
Ante tantos problemas, Amadeo renuncia al trono (10 de febrero de 1873).
4. La I República (1873-1874)
El vacío de poder intentó ser cubierto con la proclamación de la I República. La misma noche
de la abdicación de Amadeo se proclamó la República en el Congreso, aunque éste no tenía
atribuciones para tomar esa decisión que contravenía la Constitución y aun siendo los
republicanos una minoría; pero no había otra alternativa.
El republicanismo estaba dividido: el Partido Republicano Federal, surgido de una escisión del
Partido Demócrata en 1868, contaba con 69 diputados dirigidos por Pi i Margall y Figueras.
Estaba especialmente asentado en Cataluña y Andalucía. Defienden la forma republicana de
gobierno y conciben al Estado como una articulación de los distintos pueblos de España
sabe que muere estrangulado después de que las heridas recibidas no resultaran mortales. Otros interesados en que
fracasara la monarquía de Amadeo fueron: Serrano, Carlismo, Anarquistas…
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Isabel II había abdicado a favor de su hijo en París en junio de 1870.
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mediante pactos libremente establecidos (federalismo). Defienden la separación Iglesia-Estado
(laicidad del Estado) y la intervención del Estado en la regulación de las condiciones laborales
a favor de los derechos democráticos y sociales.
Pero además de la federalista, en el republicanismo español hay otras corrientes: los radicales
(unitarios), liderados por Emilio Castelar, defienden una república unitaria y mantienen
posturas políticas y sociales más conservadoras. En el otro extremo del federalismo, los
republicanos "intransigentes" (José María de Orense) consideran que los distintos territorios
podían proclamar su independencia y pactar libremente, después, su adhesión a una república
federal: Estado federal construido "de abajo arriba".
Estanislao Figueras fue nombrado presidente del ejecutivo, cargo que ocupó hasta junio: la
crisis económica, el movimiento separatista de Cataluña, donde se proclama el "Estat Català", y
la división interna del republicanismo (las elecciones de mayo habían dado la mayoría a los
republicanos federales, en buena parte debido a la elevada abstención entre los electores más
conservadores) le llevaron a abandonar el cargo y refugiarse en Francia.
Francesc Pi i Margall presidiría el nuevo gobierno, cuyo primer objetivo fue elaborar una
Constitución republicana, que sancionase un estado federal "de arriba abajo". Se realizó un
proyecto de Constitución en 1873, que era muy parecida a la del 69 pero con la declaración de
república federal, pero no llegó a promulgarse.
Pero la república federal se vio desbordada por las bases, al promover éstas el establecimiento
inmediato y desde abajo del federalismo. Este republicanismo federalista radical, unido a las
sublevaciones obreras y campesinas (sobre todo en Andalucía que pretendían resolver el
problema de la propiedad de la tierra con la ocupación de fincas por los jornaleros),
desembocaron en el cantonalismo, que consistió en la declaración de estados independientes
de diversas ciudades españolas: era la puesta en práctica del ideario federalista radical, que
entendía que eran los municipios independientes los que podían, libremente, unirse a otros para
formar un Estado federal construido “de abajo arriba”. Los cantones más importantes fueron los
de Cádiz, Algeciras, Tarifa, Sevilla, Loja, Salamanca, Granada y sobre todo Cartagena.
Pi i Margall se niega a reprimir esta insurrección y dimite (18 de julio, 1873).
Le sucede Nicolás Salmerón que combatirá el cantonalismo con ayuda de militares
conservadores como Martínez Campos y Pavía. Las contradicciones de esta represión y la
presión militar explican su dimisión en septiembre para no firmar unas penas de muerte de
cantonalistas. Los cantones fueron rápidamente reprimidos por el ejército salvo el de
Cartagena.
Finalmente, Emilio Castelar al frente del gobierno disuelve las Cortes para reprimir el
cantonalismo (sólo el de Cartagena resistió un año más). Cuando las vuelve a reunir en enero
presenta su dimisión y mientras se vota al nuevo presidente (3 enero de 1874), el General Pavía
(es diferente al de la batalla de Alcolea en 1868) ordena desalojar el Parlamento para lo que
envía una dotación de la Guardia Civil.
Tras el golpe de Estado, Pavía convoca a todos los partidos políticos -excepto cantonalistas,
federalistas y carlistas- para formar un gobierno de concentración nacional, que dará el poder al
general Serrano, dando inicio a una suerte de "dictadura" republicana que culminará cuando
se restaure la monarquía en la persona de Alfonso XII.
Desprestigiada, sin apoyos entre las clases medias que cada vez estaban más asustadas por la
deriva de los acontecimientos, y habiendo perdido también al apoyo de las clases populares por
su giro conservador, la I República estaba condenada a extinguirse. El golpe de Estado de Pavía
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dio paso a la presidencia de Serrano, al frente de un estado que conservó el nombre de
república, aunque en la realidad era un régimen interino, con un gobierno autoritario, con las
Cortes cerradas y la Constitución en suspenso.
En este clima de inestabilidad y radicalización, la oposición conservadora, dirigida por
Cánovas, conspira para que vuelva la monarquía borbónica por una vía legal. El regreso lo
precipitará, sin embargo, el nuevo golpe de estado del general Martínez Campos en Sagunto
(diciembre de 1874) a favor del príncipe Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II.
El primer intento de liberalismo democrático puro había fracasado. Viene la Restauración, que
no sólo significa una vuelta de los borbones, sino también un dominio del liberalismo
dogmático y la preponderancia de la oligarquía.
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