PIERRE SIMON LAPLACE (36780)

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Pierre Simon Laplace
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Pierre Simon Marqués de Laplace
astrónomo, físico y matemático francés
Nacimiento
23 de marzo de 1749
Beaumont-en-Auge (Normandía,
Francia
Fallecimiento
5 de marzo de 1827
París, Francia
Residencia
Francia
Nacionalidad
Francés
Campo
Astronomía y Matemáticas
Alma máter
Universidad de Caen
Supervisor doctoral Jean d'Alembert
Christophe Gadbled
Pierre Le Canu
Estudiantes
Simeon Denis Poisson
destacados
Conocido por
Teorema de Laplace
Transformada de Laplace
Determinismo científico
Pierre-Simon Laplace (Beaumont-en-Auge (Normandía); 23 de marzo de 1749 - París; 5
de marzo de 1827) astrónomo, físico y matemático francés que inventó y desarrolló la
transformada de Laplace y la ecuación de Laplace. Fue un creyente del determinismo
causal.
== Biografía
Nacido en una familia de granjeros de la baja Normandía, marchó a estudiar en la
Universidad de Caen donde fue recomendado a D'Alembert, quien, impresionado por su
habilidad matemática, lo recomendó para un puesto de profesor en la Escuela Militar de
París en 1767, donde tuvo entre sus discípulos a Napoleón[cita requerida]. En 1785 es nombrado
miembro de la Academia de Ciencia y en 1795, miembro de la cátedra de matemáticas del
Nuevo Instituto de las Ciencias y las Artes, que presidirá en 1812. En 1795 empieza a
publicar el primero de los cinco volúmenes que constituirán su Mecánica celeste y en 1796
imprime su Exposition du système du monde, donde revela su hipótesis nebular sobre la
formación del sistema solar.
En 1799 fue nombrado ministro del interior durante el Consulado, aunque no estuvo en el
cargo sino seis semanas. Su antiguo alumno Napoléon I le confirió en 1805 la legión de
honor y en 1806 el título de conde del Imperio. En 1812 publica su Teoría analítica de las
probabilidades y en 1814 su Ensayo filosófico sobre la probabilidad. En 1816 fue elegido
miembro de la Academia Francesa. A pesar de su pasado bonapartista, tras la restauración
de los Borbones fue lo bastante hábil como para conseguir ser nombrado marqués en 1817.1
En ''Exposition du système du monde (Exposición del sistema del mundo, 1796) expuso una
teoría sobre la formación del Sol y del sistema solar a partir de una nebulosa o remolino de
polvo y gas. Aunque con mucho mayor detalle y múltiples refinamientos, esta "Hipótesis
nebular" permanece en nuestros días como el fundamento básico de toda la teoría de la
formación estelar. Por otra parte, demostró también la estabilidad del sistema solar, sentó
las bases científicas de la teoría matemática de probabilidades (en su obra Théorie
analytique des probabilités, donde, entre otros logros, formuló el método de los mínimos
cuadrados que es fundamental para la teoría de errores) y formuló de manera muy firme e
influyente la imagen de un mundo completamente determinista.
Atento a los descubrimientos de nebulosas realizados por William Herschel en Inglaterra,
Laplace pensó que el colapso gravitatorio de una nebulosa podría haber dado origen a la
formación del Sol y que el material orbitando en torno al Sol podría condensarse para
formar una familia de planetas. Esta teoría explicaba de manera natural que todos los
planetas orbiten en torno al Sol en el mismo sentido (de oeste a este) y que sus órbitas estén
en un mismo plano. Herschel concordó con esta idea y la generalizó para explicar la
formación y evolución de todas las estrellas y de sistemas estelares.
Es recordado como uno de los máximos científicos de todos los tiempos, a veces referido
como el Newton de Francia, con unas fenomenales facultades matemáticas no poseídas por
ninguno de sus contemporáneos.2
Su obra más importante, Traité de mécanique céleste (Tratado de mecánica celeste, 17991825, 5 vols.), es un compendio de toda la astronomía de su época, enfocada de modo
totalmente analítico, y donde perfeccionaba el modelo de Newton, que tenía algunos
fenómenos pendientes de explicar, en particular algunos movimientos anómalos que
seguían sin solución: Júpiter estaba sometido a una aceleración aparente mientras que
Saturno parecía frenarse poco a poco y la Luna también mostraba un movimiento
acelerado. Si estos movimientos continuaban indefinidamente, Saturno caería sobre el Sol,
Júpiter se escaparía del sistema solar y la Luna caería sobre la Tierra. Con tan sólo 23 años
de edad, Laplace demostró que la aceleración de Júpiter y el frenado de Saturno eran
movimientos periódicos. Los larguísimos períodos (en torno a mil años) habían hecho creer
hasta entonces que estas variaciones eran continuas e indefinidas ('seculares'); en 1785
demostró que tales anomalías se debían a la posición relativa de Júpiter y Saturno respecto
del Sol. Todo ello necesitó de una cantidad enorme de cálculos muy detallados. En 1787
Laplace demostró que el movimiento anómalo de la Luna también era oscilatorio y que
estaba ocasionado por pequeños efectos (de 'segundo orden') en el sistema triple Sol-TierraLuna. Las variaciones eran periódicas y, por tanto, el sistema solar debía ser estable y
autorregulado. Todas estas ideas se recogieron en su obra Exposition du système du monde
publicada en 1796.
Laplace creó una curiosa fórmula para expresar la probabilidad de que el Sol saliera por el
horizonte. Él decía que la probabilidad era de (d + 1) / (d + 2), donde d es el número de días
que el sol ha salido en el pasado. Laplace decía que esta fórmula, que era conocida como la
regla de sucesión, podía aplicarse en todos los casos donde no sabemos nada, o donde lo
que conocíamos fue cambiado por lo que no. Aún es usada como un estimador de la
probabilidad de un evento, si sabemos el lugar del evento, pero sólo tenemos muy pocas
muestras de él.
Laplace, que era ateo, creía fuertemente en el determinismo causal, tal como puede
apreciarse en la siguiente cita:
Podemos mirar el estado presente del universo como el efecto del pasado y la causa de su futuro. Se
podría concebir un intelecto que en cualquier momento dado conociera todas las fuerzas que animan
la naturaleza y las posiciones de los seres que la componen; si este intelecto fuera lo
suficientemente vasto como para someter los datos a análisis, podría condensar en una simple
fórmula el movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal
intelecto nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos.
Este intelecto se refiere al demonio de Laplace (cf. demonio de Maxwell). Los
descubrimientos de la física moderna, especialmente la Física Cuántica y el principio de
incertidumbre prueban que la existencia de tal intelecto es imposible al menos en principio
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