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z o j l e í > a ^ o s
XXXIV
TOLEDO
DIPUTACION
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
1997
PROVINCIAL
LA NECRÓPOLIS TARDORROMANA DEL PANTANO
DE CAZALEGAS (TOLEDO)
D ionisio Urbina
Catalina Urquijo
O scar G arcía
D om ingo Pórtela
(Estudio O steológico: Á n g el A bad)
A gradecim ientos
En prim er lugar querem os agradecer su colaboración al equipo arqueológico
que llevó a cabo los trabajos de excavación. Estuvo form ado por O scar G arcía,
D om ingo Pórtela y J. Luis Seguí. En la posterior recopilación de datos y prospec­
ción colaboraron las m ism as personas. En el análisis de la inform ación y dibujo de
los m ateriales ha colaborado O scar G arcía. A todos ellos que trabajaron en las peo­
res condiciones se deben los resultados que aquí presentam os, ya que esta m em o­
ria no existiría sin aquel esfuerzo.
Igualm ente deseam os expresar nuestro agradecim iento a A ngel A bad, a quien
se debe el estudio osteológico, llevado a cabo sin escatim ar desplazam ientos y
tiempo, sin otra recom pensa que la del propio trabajo, vaya desde aquí nuestra gra­
titud más sincera.
A ntes de ser llevados al m useo y m ientras duró la excavación, los m ateriales se
trasportaron diariam ente a Cazalegas, a 3 km. del yacim iento, depositándose en la
casa de la fam ilia López de la Llave, quienes nos la brindaron am ablem ente, nues­
tras gracias a R ita L ópez de la Llave M uñoz, su hijo Eusebio y su esposa.
Igualm ente contam os con la ayuda inestim able de Presentación Flores L ópez de la
L lave y de Francisco Sánchez Flores, que nos ayudaron a transportar cada día los
m ateriales poniendo incluso a nuestra disposición su vehículo. Q uerem os expresar
nuestro agradecim iento a todos ellos p or la generosa ayuda que en m edios y esfuer­
zos nos prestaron, gratitud que tiene m ayor valor a tenor del am biente hostil en el
que se desarrolló la excavación de parte del gran núm ero de curiosos que se acer­
caban diariam ente al em balse.
N o querem os olvidar en nuestros agradecim ientos a los em pleados del em balse
de C azalegas y a la representación de la Confederación H idrográfica del Tajo de
Talavera de la Reina, por las facilidades y m edios prestados en todo m om ento a esta
excavación. A ellos se deben los m apas de detalle y las fotografías aéreas del
Em balse, am ablem ente cedidos.
De igual m odo agradecem os las valiosas indicaciones que acerca de las cerá­
m icas tardorrom anas nos realizó Luis Caballero Zoreda.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Y finalm ente a nuestro am igo Pablo A ntón que tantas horas y paciencia nos ha
dedicado en virtud expresa de nuestra am istad. Sin olvidar a Félix Paredes del
M useo R uiz de L una de Talavera de la Reina, quien siem pre estuvo a nuestra dis­
posición sin im portar la hora que fuese.
1. Introducción
En los prim eros quince días del m es de noviem bre de 1990 realizam os una
excavación de salvam ento en la necrópolis tardorrom ana del pantano de C azalegas
(Toledo). Al vaciar dicho em balse a ñ n de reforzar la presa del pantano, aparecie­
ron las cubiertas de varios enterram ientos que com enzaban a ser saqueados p o r los
num erosos curiosos que se acercaban al lugar, especialm ente aquellos que, provis­
tos con detectores de m etales, iban a la búsqueda de objetos de oro y plata perdi­
dos por los bañistas en el lecho del em balse. Frente a esta situación solicitam os el
correspondiente perm iso de excavación a la C onsejería de E ducación y C ultura de
la Junta de C om unidades de C astilla-La M ancha, quien lo concedió inm ediata­
m ente y financió los trabajos.
L a actuación estuvo en todo m om ento condicionada p o r las actividades de los
clandestinos, de una parte, sirva com o ejem plo el destrozo de parte del esqueleto de
la tum ba II y, presum iblem ente, el robo de su ajuar, realizado en la fría m adrugada
de un día lluvioso (6 de noviem bre), a pesar de la vigilancia de la G uardia Civil de
Talavera de la R eina y, de otra, por las m alas condiciones físicas del sitio, ya que el
fondo del pantano estaba com pletam ente cubierto de lodo y fango, lo que hacía
extrem adam ente difícil la práctica de la excavación y la extracción de los m ateria­
les por 300 m. de un piso de barro y arena.
Frente a estos inconvenientes nos propusim os excavar el m enor núm ero posible
de tum bas, dada la falta de garantías científicas para llevar a cabo la tarea. D e hecho
sólo actuam os en aquellos enterram ientos cuyos m ateriales corrían peligro de ser
destruidos o saqueados. En conjunto se excavaron 4 tum bas de una necrópolis, al
parecer, muy extensa. Los m ateriales se llevaron al m useo R uiz de L una de la cer­
cana localidad de Talavera de la Reina (por acuerdo con el m useo d e S anta Cruz de
Toledo), en donde se encuentran actualm ente. A llí se realizó su lim pieza y em ba­
laje en contenedores donados por el Excm o. A yuntam iento de Talavera de la Reina,
a quien agradecem os la atención prestada.
2.1. U bicación
El pantano de Cazalegas se encuentra en el valle bajo del río A lberehe, a 8 km.
de su desem bocadura en el Tajo, al N.O. de la provincia de Toledo (m apas I y II). El
A lberehe corre desde A ldea del Fresno en dirección S.O., a la altura de Cazalegas
form a hoy un valle de poco más de 500 m. de ancho, con num erosas entradas de fal­
das de m ontes que lo hacen a veces aún más estrecho (m apas II, V y VIII). L a presa
del em balse se encuentra a 3 km. de Cazalegas, al N.O., frente a la urbanización de
Serranillos Playa (m apa III). Actualm ente el pantano cubre por com pleto todo el
ancho del valle hasta varios kilóm etros río arriba (m apas V y VIII).
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F ig u ra I. M a p a / y II. E l P a n ta n o d e C a za leg a s en su co n texto p ro vin c ia l y regional
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
P a n ta n o d e C a za le g a s P resa y n ecró p o lis. CEFTA. I nov, 1990. F o to g ra m a 5 0 3 5 1:8.000
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L a necrópolis se halla en la margen izquierda (m apa V), 60 m. al interior del
borde del em balse y a 70 m. del km. 5,500 de la carretera que llega a C azalegas
desde el km. 107 de la N-V (m apa II). Las coordenadas son 4° 4 2 ’ 36” O este y
40° 0 0 ’ 59” N orte (Hoja 602, N avam orcuende). La altura m edia sobre el nivel del
m ar 380-381 m.
Las referencias de cam po para la ubicación de las tum bas sólo se pudieron u ti­
lizar para los dibujos in situ de la tum ba I; el punto 0 y las cuerdas fueron rem ovi­
dos en varias ocasiones y finalm ente destruidos p o r los “curiosos”. Se tom aron
com o punto fijos la presa y un pequeño em barcadero situado varias decenas de
metros al S ur de la necrópolis. H em os podido constatar estas coordenadas con
ayuda de un m apa 1:1.000 (una copia del m ism o obra en poder de la C onsejería de
Educación y Cultura de la Junta de Com unidades de C astilla-L a M ancha), y las
fotos aéreas 1:8.000 (vuelo 1-11-1990), cedidos por la C onfederación H idrográfica
del Tajo. El ángulo N E de la TI se encuentra a 64,3 m. del ángulo N.E. del em bar­
cadero, en dirección 172°-352°. La altura superior de las tapas de las tum bas es de:
380,5 m. TI; 380,4 m. T il; 380,3 m. TIII, y 380,5 m. TIV.
El río A lberehe está situado entre la plataform a-zócalo de la Sierra de G redos y
la llanura abarrancada de diversos aluviones que es la am plia depresión del Tajo,
sirviendo la Sierra de San Vicente de divisoria entre el A lberehe y el Tiétar. El
cauce del río está form ado por aluviones cuaternarios entre los que se diferencian
dos terrazas (mapa III), con rañas del Plioceno hacia el Norte. Las terrazas presen­
tan una pequeña cuesta entre los aluviones y los altos donde abundan las dehesas
y m atorral de encinas, con pendientes de 30 m. y 0,15% , que están form adas por
canturrales, nunca más altos de 450 m. Los arroyos son cortos y de escaso caudal
hacia el Sur, m ientras que hacia el Norte, donde la pendiente es más pronunciada,
son torrentes generalm ente secos en verano. El A lberehe tenía un cauce de unos 50
m. de ancho (m apa III), tam bién con fuerte estiaje, form ando varias islas y vados.
El aporte m edio de agua es de 42.000 m , en diciem bre y 600 m 3 en agosto. La pri­
m era terraza se encontraba a 6-8 m. del cauce, a 20-22 m. la segunda, existía otra
a 37-40 m. y aún otra ya en las rañas.
Las precipitaciones oscilan entre 350-500 mm. al año, los días nublados llegan
a los 100. Los vientos son im portantes para las lluvias, predom inantem ente con
dirección O .-S.O , y los secos N.E., en prim avera y otoño. L a oscilación térm ica es
m ayor de 40°, con m áxim as de 40° y m ínim as de -5°.
Los recursos m inerales son escasos, algunas pegm atitas y filones de cuarzo de
escasa im portancia, el más relevante es el del Cerro M ojón, a 3 km. al S.O. de San
Rom án de los M ontes. Está constatada la existencia de explotaciones de arcilla al
E del núcleo actual de Cazalegas y una calera varios kilóm etros al O. del pueblo.
El paisaje natural está muy alterado, existiendo num erosas urbanizaciones
com o Serranillos Playa, o la A talaya de C ardiel, en la margen derecha del A lberehe,
aunque en esa vertiente se sigue m anteniendo el m onte bajo de encinas y chaparros
y las pequeñas dehesas en las hondonadas, junto a los olivares. La vega se halla
alterada por el pantano (com párense los m apas III y VI: cauces m oderno y antiguo,
con la figura 4), y ocupada por algunas explotaciones lácteas. La m eseta de la m ar­
gen izquierda conserva su carácter agrícola, con explotaciones de cereales y algu­
nos olivos ya en el valle del Tajo.
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Figura 2. M apa III. G eo lo g ía d e l curso b a jo d el A lberche.
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Figura 3. M apa V. La n ecró p o lis en e l contexto de la p resa y C azalegas.
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F igura 4. P erfiles to p o g rá fico s d e l P a n ta n o d e C a za leg a s: 1886, 1990 y ¡990.
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La Fuente. S e rra n illo s F luya. M argen derecha. R esta s d e estru ctu ra s til borde d e l a n tig u o c a u ce d e l rio
A lberche. L a n e cró p o lis se en cu en tra a l o tro la d o d el ría.
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2.2. E x ca v a ció n
Cuando accedim os al yacim iento eran visibles las tapas de do§ tum bas; los
curiosos que en gran núm ero acudían a observar los trabajos, ju n to con los busca­
dores de oro, descubrieron las tapas de otras dos tum bas posteriorm ente. Todos los
enterram ientos presentaban las tapas rotas por la presión de la tierra y el agua, aun­
que no hasta el punto de desfigurar su estructura original.
D esconocem os la profundidad a la que se situaban las tum bas en el nivel del
antiguo suelo, actualm ente el arrastre de las aguas del pantano está desplazando la
tierra hacia el centro del cauce. Las labores agrícolas que allí se realizaron antes de
la construcción de la presa (1940), apenas afectaron a las tum bas. D e los hoyos rea­
lizados para plantar vides y olivos, usualm ente en tom o a los 40-50 cm. de profun­
didad, sólo encontram os restos en la TI, donde había llegado la raíz de un viejo
olivo. La existencia de los cerros próxim os, hacia el Sur, hace que este terreno se
esté colm atando por la arrollada de las lluvias y erosionando por la acción del río,
continuam ente. No podem os saber si las tum bas se cubrieron con algún tipo de
túm ulo o no. L o más lógico es suponer un pequeño m ontículo sobre las tapas ,
com o todavía se puede observar en algunos cem enterios actuales, y que el nivel del
suelo estuviese algo más elevado que las tapas.
El suelo del pantano consistía en una capa de arena y arcilla de 10-20 cm . de
espesor, por debajo de ella, la arcilla era predom inante en form a de fango. A los
30-40 cm. existían num erosas surgencias de agua que inundaban las tum bas y arras­
traban los fragm entos de huesos y ladrillos, ya de por sí m uy deteriorados. N os
vim os obligados a practicar canales de desagüe, y aún así usualm ente una o dos per­
sonas debían dedicarse a achicar agua de la tum ba en la fase final de su excavación,
ante todo en la TI y TIL A estos problem as hubo que añadir el afán de coleccio­
nism o ya m encionado de bastantes de los curiosos. D ebíam os suspender los traba­
jo s de excavación antes de descubrir algún indicio de huesos u otros m ateriales, si
calculábam os que no podríam os realizar la excavación com pleta de la tum ba ese
día, pues por la noche o de m adrugada, los furtivos podían acercarse al yacim iento,
com o hicieron en la T il, de la que rom pieron los huesos de las piernas y parte del
cráneo. Los agujeros existentes en el barro nos hacen sospechar la existencia de un
ajuar que sería robado.
Constatado que el estado del suelo im pedía toda consideración estratigráfica,
realizam os cuadrículas de 1,5 x 2,5 m. a fin de aislar los espacios entre las tum bas
y realizar los dibujos. Procedíam os a vaciar el entorno exterior de la tum ba y pos­
teriorm ente, tras quitar las tapas, al vaciado del interior p o r niveles artificiales.
R etirábam os los laterales, excepto uno que servía de contención del fango y del
agua, y para evitar el destrozo com pleto del esqueleto, una vez dibujado éste, utili­
zábam os el propio lodo a m odo de cem ento, uniendo así los huesos a las tégulas
sobre las que descansaban, para trasladarlos con ellas fuera del pantano. Todavía en
la linde del pantano, a 300 m. de la excavación, los m ateriales necesitaban vigilan­
cia, lo que no nos perm itía realizar los trabajos de form a escalonada, sino que al
final de cada jornada, debíam os trasladar desde las tum bas los m ateriales al borde
del em balse, para desde allí, trasladarlos a Cazalegas. A pesar de todo, hem os con­
seguido recuperar una buena parte de los restos aparecidos, incluidos los esquele­
tos, aunque los trabajos de lim pieza posteriores han sido muy laboriosos.
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Vista g e n era l d e la exca va ció n . A l fo n d o , la p resa . E n p r im e r té rm in o la nnnbtt IV.
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La orientación de todas las tum bas es hom ogénea: 75°-255°. Construidas con
fragm entos de ladrillos y tégulas que, suponem os, de desecho de construcción.
Recogim os algunos restos de cerám ica del entorno de las tum bas, desgraciada­
mente sin contexto y muy deteriorados. A sim ism o se constataron varias estructuras
mal conservadas. Los enterram ientos presentaban ajuar en la TI, presum iblem ente
en la T il, y carecían de él en la TIII y TIV. El ajuar de la T I consistía en una jarra
de cerám ica, un cuenco de vidrio y un utensilio de hierro; adem ás recogim os algún
fragm ento de cerám ica (un pequeño cuenco) y un clavo de procedencia im precisa.
En la T il quedaban restos de óxido de hierro cerca del pie derecho. En la TIII detu­
vimos a dos clandestinos que habían levantado una tégula de las tapas. De la TIV
conservam os un fragm ento de cerám ica de procedencia indeterm inada.
3.1. M ateriales y técnicas de construcción de las tum bas
TI. Estaba form ada por nueve bipedalis, tres en cada uno de los laterales y tres
a modo de tapas. Todos ellos tienen decoraciones digitales en form a de aspa; en los
laterales orientadas al interior de la tum ba y en las tapas al exterior (n.° 1-9). La
base de la tum ba la form aban tres tégulas colocadas de form a longitudinal, más dos
fragm entos añadidos a los pies (12a, 12b). Las tégulas estaban vueltas, con su lado
plano para recibir al cadáver. Los laterales de la cabecera y los pies son asim ism o
tégulas con su lado plano al interior colocadas en sentido longitudinal (n.° 10, 11).
Todas ellas tienen incisiones digitales en form a de «S». Las tégulas n.° II y 13 tie­
nen im presas las im prontas de varias sandalias y una huella de perro (n° 13, fotos
34-36). La n.° 11 contiene la huella de una caliga com pleta, de un pie derecho, y
otra de un pie izquierdo junto a ella, pero de paso distinto; existe todavía otra de un
pie izq. en dirección contraria. Las m edidas se corresponden con un n.° 42 m oderno
aproxim adam ente. La n.° 13 tiene otras tres huellas de caliga de tam año no precisable y otra m ás de perro de gran tamaño.
La tum ba se construyó practicando un hoyo sobre el que se dispusieron las tegutae del fondo en sentido transversal, aunque el lodo im pidió constatar si la fosa se
practicaba a m edida o no. La existencia de dos fragm entos añadidos a los pies
parece indicar que en cada enterram iento se adaptaban los m ateriales reutilizados.
Los bipedalis de los laterales se disponían 15 cm. por debajo de las tegulae de la
base, lo cual im plica que se realizaban sendas zanjitas para encajarlos p o r debajo
de la base de tégulas y evitar así que se m ovieran, En este caso si parece que la fosa
se realizara expresam ente para este enterram iento.
El esqueleto se encontraba en posición decúbito supino, con los brazos dobla­
dos por los codos sobre el abdom en. La cabeza se recostaba sobre el hombro
izquierdo en posición forzada e intencional, con la m andíbula cerrada. Las piernas
se abrían para dejar hueco al cuenco de vidrio entre los pies. El cuerpo tenía la
cabeza al E. y orientada por tanto al S.
Las m edidas de los m ateriales son de 60 x 62 cm. y 8,5 cm. de grueso para los
bipedalis (n.° 1 a 9) y de 44,4 x 55 cm. y 3,5 cm. de grueso con un borde de 5 cm.
La tum ba tiene un largo interior de 1,80 m. y exterior de 1,90 m.; el ancho int. es de
0,46 m. y ext. de 0,63 m.; la altura int. de 0,44 m. y ext. de 0,75 m.
TIL Al igual que la TI, las cubiertas las form an 3 bipedalis (n.° 20-22), de los
cuales uno se hallaba casi destruido. Los laterales consistían en dos hiladas de ladri20
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Figura 5. Tumba I. Sistem a constructivo.
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Tum ba I. A sp e cto d e la exca va ció n . N ec rá p ilis vista d e sd e e l Sur.
Tumba II. Vista d e sd e e l Sur.
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líos o fragm entos de ladrillos o tégulas, superpuestas, unidas con una argam asa de .
de cal y arena de al menos 30 cm, de ancho, a m odo de pared. La prim era hilada
estaba form ada por 8 ladrillos (sesquipedalis) (n.° 23-30), 4 a cada lado, en la cab e­
cera se disponía otro ladrillo y fragm entos de dos m ás (uno de tégula) y otros dos
frags. a los pies (n.° 31-32ii). La segunda hilada se construyó con m itades de ladri­
llos (tres sesquipedalis) dispuestos con los bordes al interior para alinear (n° 40-45),
y otros fragm entos de ladrillos y tégulas en el lateral N. (n.° 34-39Í), pies y cab e­
cera (n° 33a/e-48 a 52). Al interior de la tum ba, se disponía una tercera hilada de
ladrillos (12 + 2 frags. 6 a cada lado + 1 frag. n° 55-67) sesquipedalis en sentido
vertical, a m odo de friso que tapaba la segunda hilada, m ientras que la prim era
tapaba estas dos y servía de base plana a las tapas. Los laterales estaban form ados
por una tégula (pies n.° 47) y dos ladrillos (cabecera n.° 53-54). La base está com ­
puesta por 4 tégulas en sentido transversal y otra media.
Casi todos los ladrillos y tégulas tienen incisiones digitales, los bipedalis en
«aspa», los ladrillos de dos dedos (o uno hilada vertical) en form a de «S», al igual
que las tegulae. D estacan la curvatura de la tégula lateral 47 y las digitaciones de
la 33e. En el ladrillo 30 volvem os a encontrar varias huellas de cánido.
A quí el hoyo se practicó indiscutiblem ente a la m edida del enterram iento, y éste
se realizó a la m edida del cadáver. En prim er lugar se encajaron los sesquipedalis
de la hilada vertical al igual que en la TI, ligeram ente por debajo de la base de la
tumba. Estos form aban una caja con las tégulas inferiores y laterales. Se añadió en
longitud m edio ladrillo para agrandar el espacio (n.° 61 y 67 laterales, 69 base).
Estos m ateriales, al igual que las tapas y todos los de la T I excepto los añadidos
(n.° 12 a-b), se tom aron de las construcciones adaptándolos sin más. Posteriorm ente
se reforzó la parte superior de los laterales con una hilada horizontal, form ada por
frag. de ladrillos y tégulas sem ejantes a los em pleados com pletos. Es de notar que
en el lado S. se rom pieron 3 sesquipedalis y se colocaron sus m itades que encajan
n.° 40-41, 42-45 y 43-44. Finalm ente se cubrieron todos los m ateriales con otra
hilada de ladrillos horizontal que a la vez servía de base a los bipedalis de las tapas.
A dem ás se unieron los ladrillos con una gruesa argamasa.
El esqueleto se disponía com o en la TI, decúbito supino con los brazos aquí esti­
rados a lo largo del cuerpo, la cabeza al E. y vuelta al S. apoyada intencionalm ente
sobre el hom bro izquierdo. A quí los pies se hallaban juntos, pero ignoram os la ex is­
tencia de ajuar aunque quedaban dos huecos sospechosos a m edio cuerpo y en los
pies, idéntico lugar al del ajuar de la TI. H allam os tam bién dos tacos de barro, uno
bajo la pelvis y el otro m ás largo sujetando el fém ur dcho.
Por lo que respecta a las m edidas de los m ateriales, los bipedalis 60 x 62 x 8,5
cm. al igual que en la TI. Las tégulas constatadas son de 44,4 x 55 x 3,3 cm. com o
en la TI, existiendo otras de 40 x 55 cm. Los ladrillos son sesquipedalis de 29,5 x
44,4 (pie x pie y 1/2), con dos tipos de grosores: 6 y 4 cm. En total la TU m ide de
largo int. 1,92 m. y ext. 2,01 m. de ancho int. 0,55 m. y ext. 0,63 m.. y de altura int.
0,40 m. y ext. 0,60 m.
TI1I. Es la tum ba m ás sencilla, o pobre y pequeña de las cuatro. E stá form ada
enteram ente p o r tégulas m uy fragm entadas (n.° 74-82). C om o en las anteriores el
espacio tanto del hoyo com o de los m ateriales, está en relación con el enterra­
miento. La base la form an dos tégulas y m edia, colocadas en sentido longitudinal
aquí y con el reborde al interior (a diferencia del resto de las tum bas). Carece de
laterales, debiendo ser las paredes de tierra de la propia fosa. La cubierta está for23
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I
T i n t o IT
F ig u ra 6. Tum ba Ii.
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m ada por fragm entos de 4 tégulas, colocadas 2 en sentido transversal y 2 longitu­
dinal, adaptadas a! ancho de la tum ba. O tras 2 tégulas form an los laterales de pies
y cabecera.
Todas las tegulae presentan incisiones digitales, destacando en esta tum ba la
presencia de «aspas» (n.° 78-79 y 81), y «zigs zags» (n.° 74 y 76). La n.D75 tiene
varias huellas de perro y gato.
El esqueleto se dispone en posición decúbito supino (no se conserva entero) con
los pies al O. las piernas paralelas y los brazos extendidos a lo largo del cuerpo.
H em os de suponer que m iraría igualm ente al S.
Las m edidas de las tégulas es de 60 x 44,4 cm. y 40 x ? con grosores de 3-3,5
cm. y reborde de 5 cm. La longitud int. de la tum ba es 1,64 m. ext. 1,74 m. ancho
0,45 m. y altura int. 0,50 m. ext. 0,60 m.
TIV, De nuevo la cubierta está form ada por tres bipedalis (ahora sin aspas d ig i­
tales pero con la huella de los clavos del talón de una sandalia). Los laterales son
cinco hiladas de fragm entos de ladrillos y tégulas colocados de form a horizontal
com o si de una pared se tratase. A unque no quedaban restos de argam asa, estos
ladrillos debieron ir unidos en origen aunque sólo fuese con tierra apisonada, dada
su perfecta alineación. Varios de los ladrillos se rom pieron expresam ente para su
uso en la tum ba, pues coinciden entre sí. Las decoraciones son las típicas «S» y
«aspas», am én de ondulaciones (n.° 136). La cabecera y los pies presentan las m is­
mas cinco hiladas de ladrillos y tégulas. La besa está form ada por tres tégulas colo­
cadas en sentido longitudinal con la cara plana al interior. A los pies se añadió un
frag de ladrillo (n.° 156) y otros dos frags. a la altura del brazo derecho.
El cuerpo se hallaba en posición decúbito supino con los brazos extendidos a lo
largo del cuerpo y las m anos ligeram ente apoyadas en las caderas, a m odo de
«jarras». C ontrariam ente a las dem ás tum bas, el esqueleto de la T IV se dispone con
los pies al E. pero tiene la cabeza apoyada ahora en el hom bro derecho intencio­
nalm ente para m irar al S. com o en el resto de los enterram ientos (cuando decim os
S. hem os de entender casi S.E. dada la orientación de las tum bas). Al igual que en
la TU se hallaron dos pequeños tacos de barro, uno sujetando la posición forzada
de la cabeza, el otro en la m uñeca izquierda, para sostener la mano sobre la cadera.
Las m edidas de los m ateriales son: bipedalis 59,2 x 63 cm. y 8,5 cm . de gro­
sor; ladrillos de 29,5 x 44,4 cm. (sesquipedalis) y 3,5 cm. de grosor, y 35,5 x ? cm.
y 4 cm. de grosor; tégulas de 44,4 x 50 cm. y 3 cm. de grosor con 5 cm. el reborde,
y 44,4 x 29,5 cm. y 4 cm. de grosor con 6 cm. el reborde. La tum ba m edía 1,75 m.
de largo int. y 2,05 m. ext. 0,55 m. de ancho int. y 1,05 ext. y la altura era de 0,32
m. int. y 0,45 m. ext.
** * *
L a posición relativa de las tum bas se m uestra en la figura 10. L as tum bas se
encontraban alineadas. La TI, TU y T IV en la m ism a calle y la T III un a calle m ás
al N. La TU se encuentra a 5,7 m. al O. de la T I y la TIV a 0,9 m. al E.; la T III a
6.7 m. al E. y 1 m, al N. de la TI. L a separación entre calles parece ser de 1 m. al
igual que entre las tum bas de una calle. D e este m odo tenem os constancia de la
existencia segura de al m enos 14 tum bas, aunque sin d uda estam os ante una
necrópolis m ucho m ás extensa. N o pudim os am pliar m ás la docum entación de
nuevas tum bas por el riesgo de saqueo que ello suponía (para la gente del lugar
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Figura
7. Tumba ¡II y continuación
de ¡a Tumba
IT
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tin te rio r}
H o rt*
Figura H. Tumba II y IV. L aterales.
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F igura 9, Tum ba IV. Planta.
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de C az ale g as.
Figxa 10 pantano
F igura 10. U b ica ció n y a lza d o s d e las Tumbas.
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Tumba III. E squ eleto d e sd e e l O este
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Tumbo IV, C u b ierta vi.ua d e sd e e l E ste. A l fon do, tum bo I.
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Tumba IV. A sp e c to J e la cubierta desd e e t Oeste.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
sólo existen cuatro tum bas oficialm ente). L as tum bas que debieron ubicarse al N.
de la calle donde está la TIII ya deben estar destruidas p o r la acción de las aguas
del P antano, m ientras que hacia el S. deben estar cubiertas de una capa de lodo
m ayor cuan to m ás nos alejem os de la T I. AI E. la necrópolis no puede extenderse
m ás de 300 m . pues allí ya se apreciaban restos de construcciones. Al O. el actual
cauce del río gira desde el S. y al igual que allí h a socavado la superficie a unos
200 m. de TIL
3.2. R esum en
En todas las tum bas se observa una adaptación de los m ateriales al espacio
deseado. E stos m ateriales provienen de las co n strucciones com unes, quizá
excepción h ech a de los grandes bipedalis. L a disp o sició n de las diversas paredes
indica que se p racticaba un hoyo hasta la altura de las tapas, usu alm en te de unos
40 cm. y se rellen ab a con los m ateriales de con stru cció n reutilizados, cuando se
necesitaba m ás espacio se añadían nuevos frags. a veces se frag m en tab an aún
m ás hasta alca n za r la extensión deseada. E sta p ráctica indica q ue las tum bas se
realizaban poco antes de recib ir el cadáver, Se p racticab a el hoyo a m edida y se
recu b riría con diversos m ateriales. Se disponía la base y fin alm en te la tapas,
usualm ente m ás gruesas que el resto de los m ateriales. E n la T il la disp o sició n
transversal de las tégulas de la base am plía el espacio p ara recib ir un cuerpo fo r­
nido, m ientras que en la T III se necesita una tégula m enos dado el pequeño
tam año del cuerpo.
Las cu b iertas están form adas por bipedalis T I,II y IV, y tegulae T III, m ie n ­
tras que las b ases se hacen exclusivam ente con tegulae, colocadas invertidas,
excepto en la T III. E n sentido longitudinal TI, T III y T IV y en sentido tran sv e r­
sal T il. L as p aredes se fabrican con bipedalis T I, testae-teg u lae T il y TIV, tierra
o nada TIII. L as paredes de los pies y las cabeceras tienen teg u lae T I, T il y T III,
testae-teg u lae en cinco hiladas TIV, E xisten cuatro tip o lo g ías diferentes: TI caja
rellen a con bipedalis. TU caja rellena con testae-teg u lae en hiladas horizo n tales
y zócalo vertical. T III caja de tierra. T IV caja de cinco hiladas testae-teg u lae en
los cuatro costados. L a disposición de los cadáveres es siem pre d ecúbito supino
con la c a b eza al E. T I, T il y ¿T III?, y al O. TIV; apo y ad a in ten cio n alm en te sobre
el hom bro izquierdo TI, T il y ¿T III?, sobre el hom bro derecho TIV. Todos
m irando al S ./SE . B razos extendidos paralelos al cuerpo T il, T III y TIV, d o b la­
dos p o r los co d o s y cruzados sobre el abdom en TI. V arones TI, T il y T III, h em ­
bras TIV.
E stas co n sid erac io n e s nos inclinan a p en sar q ue n o se u tiliza b a ca ja p ara el
en terra m ie n to , a lo sum o parih u elas. El ca d áv er p o d ía a no estar rec u b ierto p o r
alg u n a tela, co m o m an ta o sábana, los tacos de la T U y T IV in d ic an qu e se
p rac tica b an a p o y o s p ara una d ep o sició n del cu e rp o en la p o stu ra desead a. S in
em b arg o en la T III el hoyo d eb ió ser m ás estre ch o que las cu b iertas p ara a p o ­
y ar así éstas, o de lo co n trario se n ec esitaría u n a ca ja p ara su jetar las cu b iertas.
L o m ás p ro b ab le es que las tapas se cu b rie ra n con un tú m u lo d e tierra, co n o
sin señalizar el en terram ien to , de ah í la necesid ad d e u n as cu b iertas m ás g ru e ­
sas.
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F igura II. D isp o sic ió n y seccio n es de las tum bas.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Tum ba IV. P ro c eso d e lim p ieza d e l e sq u e le to fe m en in o .
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Tumba IV. Segunda hilada. Vista d e sd e el Oeste.
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3 .3 . P a r a le lo s d e la s tu m b a s: M a te r ia les y m é t o d o s 1
Los ejem plos de reutilizaciones de m ateriales de la arquitectura dom éstica para
la construcción de tum bas en el ám bito tardorrom ano y visigodo son m uy num ero­
sas, tanto, que constituyen en realidad una norma.
U na de las m uestras más antiguas y m ás extensas la constituye la necrópolis de
Tarragona (Serra Vilaró, J. 1929). A llí encontram os tégulas con varios tipos de inci­
siones digitales (1928, Lám inas X L-X LIV ), m arcas de clavos de sandalias (1934,
Lám. VIc), bipedalis con decoraciones digitales en form a de aspa (1934, Lám . V ia)
y com o cubierta de varias tum bas (1927 Lám s. III2 y IV3, y 1929 Lám . VI4), etc.
La tipología de las tum bas es variada, las más cercanas a las de C azalegas son: hoyo
con cubierta plana de tégulas (c), hoyo cubierto de tégulas en todos sus lados (f),
con bipedales (k) y hoyos construidos con m uretes (1), todas ellas cubiertas con
túm ulos a veces muy elaborados. L as cubiertas de tégulas a dos aguas y planas per­
tenecen a los siglos III-V, dC. hasta la invasión visigoda. D espués de la revisión de
Del A m o, D. (1979) tenem os una secuencia: m ediados s III-m ediados s.IV, C y F;
s. IV-m ediados V, K y L.
En la provincia de Sevilla encontram os paralelos bastante estrechos con
Cazalegas. E n la necróplis de Las M oriscas (Dos H erm anas, Fdez. G óm ez, F. 1986)
la m ayoría de las tum bas se orientan N E/SO y los sistemas de construcción son
m uy sim ilares, a base de ladrillos reutilizados, algunos rotos con las caras intactas
al interior, y bases de tégulas. A unque no se indica la cronología, la TSC . corres­
ponde a finales del s. IV com ienzos V dC. En Las H uertas (Pedrera, Fdez. G óm ez,
y otros, 1984) tenem os la m ism a orientación, con las cabezas al O.; los enterra­
m ientos vuelven a realizarse con desechos de construcción com o tégulas y ladrillos.
A pesar de que no se especifica una cronología concreta, el propio título ofrece una
referencia de valor: necrópolis tardorrom ana-visigoda.
En G erena (Fdez. G óm ez et alii 1987) se asocia una basílica paleocristiana a
una necrópolis. Los enterram ientos sin ataúd, siendo com ún encontrar reutilizacio­
nes de las tum bas. A bundan las fosas cubiertas con paredes de ladrillos y cubricio­
nes de tégulas, consideradas rom anas adem ás, por su posición m ás próxim a a la
basílica que correspondería a un prim er m om ento. O tras tum bas presentan cubier­
tas de piedra, y sus form as son antropom orfas m ás que rectangulares. La cerám ica
de los ajuares se corresponde con diversos tipos de jarras visigodas. La cronología
abarcaría del s. V al VIII.
A ún hallam os sem ejanzas en otras necrópolis andaluzas com o las de A lcántara
(M álaga), B aza (G ranada) o M oraleda de Z afayona (G ranada, G arcía Serrano, R.
1965), con ajuares a base de jarritas ya más propias del m undo visigodo, pero con
fosas cuyas bases y cubiertas son de tégulas y paredes de ladrillos, ausencia de ajua­
res y ataúdes, etc. Y tam bién en necrópolis del otro lado del E strecho com o en
C euta (Posac M on, C. 1965) igualm ente construidas con ladrillos, ladrillos rotos,
tégulas, etc. con las típicas decoraciones en «aspa», «S», etc. y orientadas E-O,
1
N o p re te n d e m o s rea liz ar un estu d io p o rm en o rizad o d e tod o s los p aralelos existentes, m uy n u m e ro ­
sos, p o r o tra parte» tan sólo m o strar los m ás rep resen tativos. En las referen cias incluim os alguna
b ib lio g rafía m ás, c o n citas m u y ex h au stiv as acerca d e los p aralelos de n e crópolis p ara este m om ento
en la P e n ín su la Ib érica y M ed iterrá n eo O ccidental.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Los paralelos con las famosas necrópolis del D uero se dan en coincidencias de
elem entos form ales, com o cuencos de vidrio o jarras globulares de dos asas en ajua­
res, y su colocación a los pies del cadáver (Palol, P. 1969), u hoyos revestidos con
ladrillos y tégulas (véase C aballero, L. 1974, Fuentes, A. 1989, Jim eno M tez. A.
1979, Palol, 1969 y Palol, P. y Cortés, J. 1974, pero especialm ente com o listado de
hallazgos y crítica general Palol, 1966 y Ftes. D om ínguez, A. 1989). Si exceptua­
m os la problem ática específica de estas necrópolis tenem os un panoram a sim ilar al
de A ndalucía o el A lberehe, excepción hecha de las arm as inexistentes aquí.
En Portugal tam bién son com unes las tum bas realizadas con m ateriales de cons­
trucción com o tégulas o ladrillos, com o en Indaha-a-V ela o Torre das A rcas (Viana,
A. y D ias de D eus, A. 1955), ausencia de ajuares, etc.
A sim ism o encontram os en el S. de Francia aspectos sim ilares. E n el Bajo
Ródano se estudió la evolución de este tipo de tum bas (Gagniére, S. 1965) donde
la inhum ación com ienza en el s. III d. C. con tum bas form adas p o r tégulas en
sus cuatro costados, a m odo de caja usualm ente 4 ó 5, o bien 3 para fosas de m uje­
res y niños. D urante el siglo IV se im planta un ajuar que consiste generalm ente en
una botella asociada a un cuenco o plato, a m enudo a los pies del esqueleto, a
la vez que las tum bas evolucionan hacia tres lajas de piedra en longitud o
tejado de tégulas, (éste ya plenam ente cristiano). Las orientaciones son E-O. o al
revés. A parecen huesos de pollo y cordero, sin duda restos de banquetes rituales.
Los hoyos se adaptan al tam año del cadáver. G agniére afirm a que las tejas y ladri­
llos utilizados no son siem pre reutilizados de otras construcciones, sino que se
em plean aquellos que salen del tejar con defecto: tégulas más pequeñas, curvadas
por defecto de cocción, etc., llegando a existir incluso una fabricación ex professo
de m ateriales funerarios, con unas m arcas (incisiones digitales) simbólicas:
«aspas» = cruz de S. A ndrés (sic), cruces, etc.
En Italia, entre m uchos otros recogem os los ejem plos de la necrópolis tardía de
A ugusta P retoria, con tum bas de tégulas en tejado a dos aguas, y bases adaptadas
a la longitud del esqueleto; o la de Fano especialm ente interesante por tener ya
hoyos cubiertos de paredes de ladrillos, bases de tégulas y otros elem entos co n s­
tructivos hallados en C azalegas, pero con ajuares exclusivam ente de vidrio y
m onedas asociadas que dan una cronología del siglo II y III. Incluim os adem ás un
esquem a de las tipologías de las tum bas en la necrópolis de Príam ar, tam bién del
s. III y ya del IV.
Ya de am biente plenam ente visigodo, destaca el conjunto de necrópolis de
A lcalá de H enares, com o la del Cam ino de los A fligidos (Fdez. G aliano, D. 1976)
aquí la m ayor parte de los hoyos están cubiertos con grandes lajas de piedra, la
excepción T19 con ladrillos. S VI-VII. O rientación E-O. o N E-SO ., algunas reaprovechadas. O en otros lugares de la provincia com o en El Jardincillo (Getafe,
Priego Fernández, 1980) con sesquipedalis en las paredes de los hoyos y bipedalis
con «aspas» y «S», a veces sobreim presionados juntos, al igual que otros ladrillos
con «aspas» y tégulas con varias «S» de la villa de V illaverde, (Fuidio, F. 1934). Y
ya el Cerro de las Losas (El Espartal, A lonso Sánchez, M .A. 1973) donde las
cubiertas del hoyo son a base de lajas de piedra, incluso alguna form a toda la
cubierta, rara vez con base. Parihuelas y ataúdes, según clavos. Pocos con ajuar y
a m enudo vasijas ya rotas al m eterse en la tumba, jarras visigodas del VI.
D entro de un m arco geográfico más próxim o tenem os en prim er lugar la necró­
polis visigoda de M esegar excavada en 1993 (sin publicar), Vegas de Sta. M aría,
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
F ig u ra 13. 1 -P la n ta y a lza d o d e la tum ba 19. C am ino d e los A fligidos. A lc a lá d e H enares. Fdez.
G aliana, D . 1976. 2 .-L A V A G N A , R. y VARALD O , C. N ecro p o li d el Priam ar. Rev. St. Liguri. 1988. T 38,
en á n fo ra ; T I 8, c a sa co n fo n d o d e tégulas; T 4 6 casa, sin tégulas; T43, teja d illo d e té g u la s e tm brices;
T 4 I teja d illo con tégu la s d e fo n d o ; T 1 6 teja d illo sin tég u la s; T 54, teja d illo p a r a niño; T 63 p ie d ra s;
T 61, cu b ierta d e lajas. S ig lo s 111-1V d C. 3 ,-F E R N A D E Z , F. y otros, 1984. Pedrera. Sevilla. Tipos de
sep u ltu ra s p o r m a teria les. 4. Ibidem . Tipologías d e sepulturas.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
con excepcionales hallazgos (ya reseñados por J, de G regorio, A EA. 1958), así
com o la basílica tam bién visigoda del Carpió de Tajo (C. de M ergelina, 1948-9 y
J. de G regorio A EA, 1966) la necrópolis igualm ente visigoda de V aldelazada
Castillo de B ayuela (Caballero, L. y otros, 1982).
E n contexto tardorrom ano un paralelo m uy próxim o son los enterram ientos del
m ausoleo de las Vegas de Pueblanueva (H auschild, T. 1978). A llí encontram os
hoyos recubiertos con paredes de fragm entos de ladrillo con las caras intactas al
interior, (tum ba 1, pag. 313), al igual que la tum ba 3, que presenta unas cubiertas
form adas por tres bipedalis con decoraciones digitales en «aspa» (figura 5, pag.
316). E xisten reutilizaciones de las tum bas, con restos del antiguo esqueleto a los
pies del nuevo enterram iento. La orientación es NE-SO.
En Toledo (Vega Baja, Palol, P. 1972) encontram os un enterram iento singular
con sarcófago de plom o y rico ajuar, am én de paredes revestidas con tégulas y bipedales con incisiones digitales en «estrella».
En C alzada de O ropesa, (Laguna de las Lim as, Villa, R. 1990) se hallaron otras
tum bas de lajas de pizarra y ajuar ya visigodo. El m ism o autor excavó otras dos
tum bas en la calle Carnicerías de Talavera, con ajuar consistente en una vasija de
T SH T y una lucerna. U na de las cubiertas era con tégulas form ando tejado a dos
aguas. Sin em bargo, la falta de una m etodología en estas actuaciones hace que estos
hallazgos pierdan parte de su valor.
,
Jim énez de G regorio ha realizado durante años una labor de recogida de n o ti­
cias de diversos hallazgos arqueológicos de la zona (resum idos en J. de Gregorio,
F. 1992, y en 1993, véase m apa IV). Entre ellos la necrópolis visigoda de A zután
(Cerro de las Sepulturas) con lápidas de lajas de piedra; la de A lcaudete de la Jara
(Los V illarejos) tam bién con lajas de piedra y cubierta de tierra, con el ajuar de una
vasija a la altura de las piernas, jarritas toscas (suponem os visigodas) y algún frag­
m ento de vidrio; o las de Belvís de la Jara (Los Terreros, Los Perales, Juncarejo, L a
Poveda, H igueruela, A guilera) igualm ente a base de lajas de pizarra, probable­
m ente visigodas, excepto en A guilera donde son de tégulas de tam años sim ilares a
las de C azalegas y con decoraciones digitales, (sin olvidar el posible m onasterio
visigodo que allí se ubica); más enterram ientos con lajas de pizarras en Los
N avalucillos (H errén del tío C iríaco, Rinconcillo, H uerta tía Sabina, H oyo del
Encinar); A ldeanueva de B arbarroya (Sta. M aría) con ajuar de cuenco y jarra.
Tapas de sepulcros visigodos de granito se reseñan en C ebolla (Los M orillos) y
Torrecilla de La Jara (Cerro de los M oros), y los excepcionales sarcófagos paleocristianos de Erustes y Pueblanueva (M. A.N.). La necrópolis del Palom ar de Velilla
(M ocejón, J. de G regorio, A EA, 1961), aunque no se describen los enterram ientos,
si varias vasijas de cerám ica y una de vidrio sim ilares a las de Cazalegas.
C om plem ento de estas reseñas de J. de G regorio, son los m ateriales del
Inventario A rqueológico Provincial de Toledo, relacionados recientem ente para
esta zona y este m om ento (Rodríguez, M ontero, S. y otros, 1992), (nuestro m apa
IV se confecciona con ese listado esencialm ente).
Finalm ente, cerca de Talavera se halla la necrópolis de Torrejón (M aura y Salas,
M. 1931-2). L as tum bas están confeccionadas con paredes de fragm entos de tégu­
las y otras con tres bipedalis, bases de tégulas y falta la cubierta. E n general pare­
cen m uy sim ilares a las de Pantano de Cazalegas. Entre los ajuares predom inan las
ja rras de un asa, una de ellas, por la descripción: am arilla con una franja en rojo,
parece pintada rom ana de tradición indígena. Tam bién hay un cuenco de TSHT.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Por lo que a las m edidas de tégulas y ladrillos se re fie re 2, en Tarragona (Serra,
Vilaró, J. 1929) las tejas oscilan de 0,45 x 0,36 a 0,7 x 0,55 m. siendo la m ayoría
de 0,55 m. lo que las sitúa en la línea de las que nosotros constatam os en el Pantano
de Cazalegas. Tejas de tam años sim ilares a los nuestros: 56,5 x 42,5 x 3 cm. y
reborde de 5 cm .las encontram os en Las H uertas (Fdez. G óm ez y otros, pag. 369).
En Valdearados (Argente Oliver, J.L. 1979) se descubrieron unos bipedalis de
características y dim ensiones casi idénticas a los de Cazalegas. El interés de estos
ladrillos radica en que estaban en su lugar de origen, debajo de un m osaico
(Op. Cit. Lám. X X VI), com o pavim ento, función que les asigna V itrubio (De.
Arch. 33-35). En A lconetar (Caballero, L. 1970) los pararelos con las tégulas son
casi exactos: 0,41 x 0,54 x 0,03-3,5 m. al igual que en L a C ocosa (Op. Cit. nota 2),
existiendo adem ás ladrillos idénticos de 29 x 43,5 x 4,5 cm. D e un lugar tan cer­
cano com o Talavera de la R eina tenem os ladrillos iguales en las prim eras hiladas
de los lienzos de m uralla en la calle C arnicerías (M tez, Lillo, S. s/f.). Tam bién tuvi­
m os oportunidad de observar la aparición de unos bipedalis en la calle Corredera
del Cristo de esa ciudad, pertenecientes a una tum ba destruida al realizar unas obras
de alcantarillado. En La Pueblanueva existen bipedalis así com o en la necrópolis de
Torrejón y en Toledo bipedalis y sesqipedalis.
Ladrillos o tejas con m arcas de sandalias existen en S. M iguel del A rroyo,
(Palol, P. 1969, T 17 y T30), en Tarragona, en Bazalote, en ladrillos de term as, en
L a Cocosa, (Badajoz), con pies de cerdo, etc. Ftes. D om ínguez, A. 1(989), señala
las de Las M erchanas en cuatro enterram ientos, Sim ancas, Roda de Eresm a,
A lablate N., C abriana, Valeria, etc. No estam os plenam ente de acuerdo con la argu­
m entación de este autor (siguiendo a Palol, P. 1969) en lo que se refiere al calzado,
en cuanto a que se enterraban con los vestidos de lujo y el calzado claveteado lo
era, ya que no es adm isible buscar un sim bología en las m arcas sobre ladrillos y
tégulas, es m ás, éstas, dan una idea de la extensión del calzado claveteado entre
gentes hum ildes, ya que lo norm al es que reflejen las idas y venidas del alfarero (o
un familiar, com prador, etc) po r entre las tejas, al igual que las huellas de perro,
gato, cerdo, etc. C om o todo el m undo sabe, las tejas y ladrillos han de dejarse largo
tiem po extendidas al sol para secarse, hasta que adquieran un estado en el que pue­
dan ser cocidas, por ello los tejares necesitan de un am plio espacio p o r el que tra­
jinan los tejeros, sus fam iliares, los anim ales, etc. y se ubican y ubicaban en las
afueras de las ciudades, com o ya se especifica en la ley de U RSO (Cap. LX X V I).
4. A juar
Com o indicam os, sólo tenem os el ajuar de la TI, en la TIII y TIV es segura su
inexistencia, m ientras que es probable su presencia en la T il, en ese caso expoliado.
El ajuar de la TI consiste en en una botella globular de dos asas que se unen al cue-
2
R en u n ciam o s a h acer una iista ex h au stiv a p u esto que los p aralelos son m uy num ero so s. L as m e d i­
das de las té g u la s e stán casi e stan d arizad as, m ien tras q u e lo s e jem plos de sesquipedalis tam bién son
a b u n d an tes; m enos rep resen tad o s, p ero to d av ía corrien tes en ed ific a cio n e s m ás lu josas, son los
b ip ed alis. R em itim o s a B l a k e , M .E . R om án C on siru ction in lla ly fr o m Tiberius through tk e
F la via n s. W ash in g to n D .C . 1959 y A d a m s , J.P. L a c o n siruction rom aine. M ateriaux et T echniques.
París, 1984.
42
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
P antano d e C azalegas. A ju a r d e la rum ba I. C uenco d e vidrio, botella d e cerám ica y ttiensiliti d e hierra.
D iverso s fr a g m e n to s d e cerá m ica s rom anas d el en to rn o d e l P antana d e C azalegas.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Uo form ando un anillo engrosado, la base es plana con leve indicación del pie. El
cuello es largo, con borde ligeram ente exvasado y apuntado; las asas de doble sec­
ción. Sus dim ensiones 20,8 cm. de alto, 0 m áxim o 13 cm. 0 del borde 3 cm. 0 del
anillo del cuello 5 cm. 0 de la base 7,8 cm .; el cuello m ide 8,4 cm. las asas 0,7-0,5
cm. de grosor y 1,5 cm. de ancho. Sobre el anillo del cuello a 0,8 cm. parece exis­
tió una m oldura doble a m odo de acanaladura, al igual que en el cuerpo, donde
arrancan las asas. Se halló en dos fragm entos rota por el arranque del cuello, el asa
derecha en 3 frags. y la izq. en 2, de la que falta la parte central. A pareció a 31 cm.
de profundidad de las tapas de la tumba, 22 cm. del lado N. y 94 cm. del lado O.,
es decir casi en m itad del cuerpo, a la altura de su cadera (recuérdese que el cad á­
ver tenía los brazos cruzados). La superficie se encuentra muy alterada debido a la
prolongada exposición al agua, hoy sólo se aprecia la pasta, am arillenta, porosa, de
paredes delgadas (0,4 cm .), con desgrasantes gruesos de cuarzo poco abundantes.
A través de un detallado exam en con lupa de aum ento hem os podido com probar la
existencia de unos restos de pintura oscura, rojo vinoso quizá, en la acanaladura
central del asa derecha a la altura ya del cuello.
A 20 cm. de los pies, en el centro, entre am bos y las piernas ligeram ente abier­
tas y a 26 cm. de las tapas, apareció un cuenco de vidrio sem iesférico, de color ver­
doso, bien term inado, con base plana engrosada. . L a capa exterior se h a perdido,
las paredes son de 2-3 mm. la altura de 8,3 cm. 0 superior.de 13,3 cm. y 0 base de
4,2 cm .; con el borde ligeram ente exvasado.
U n objeto de hierro m uy oxidado apareció a 1,10 m. del lado O. pegado a la
pared N. (8 cm .) y a 39 cm. de las tapas, casi reposando en la base. Se trata de un
punzón o sim ilar de 21 cm. de largo, de sección circular con 0 m áxim o de 0,8 cm.
y que rem ata en punta. Por la cabeza presenta un rem ate triangular con dos caras
aplanadas. No se descarta la existencia de una perforación u ojo (de una aguja en
este caso) a 5 cm . del rem ate superior.
Junto a este ajuar, se encontró un clavo de 1 cm . de largo con rem ache y cabeza
cuadrada de sección piram idal, de 1 cm. de lado. Su procedencia es incierta dentro
de la tumba. C om o igualm ente incierta es la procedencia de un pequeño cuenco al
que falta la base. La superficie está muy deteriorada, presenta tres filetes en relieve
en la pared. 0 6 cm. altura conservada 2 cm. L a pasta es sim ilar a la de la botella,
aunque no es dato suficiente para su adscripción. Por su tam año pudiera tratarse de
un objeto de tocador siendo raro en esta época, su uso quizás para contener algún
perfum e o aceite para ilum inar o incluso pudo servir com o tapadera de la botella.
A lrededor de las tum bas localizam os unos escasos fragm entos de cerám ica, en
su m ayoría de cocina, que analizam os con el resto de la cerám ica de la prospección.
El fragm ento de base N6 es el único ejem plo cercano a las tum bas de sigillata, aun­
que el barniz que conserva es escaso.
Por lo que al ajuar se refiere, hem os incluido algunos paralelos de botellas que
ilustran la diversidad de esta tipología y su evolución. Del objeto de hierro A l,
existe una broca de N um ancia muy sim ilar (M anrique, M a A ., 1980), existiendo
otras opciones com o el cincel o puntero de Fuentespreadas (Caballero, L. 1974,
p. 127) con rem ate en doble bisel sin m ango, o incluso una aguja para esparto o
similar.
Por lo que respecta al cuenco de vidrio éste pertenece a la form a 107b de Isings
(1957) de fines del s. IV dC. R ecogem os un paralelo en la fig. 8 del s. VI, y encon­
tram os otros en S. M iguel del A rroyo (Palol, p. 1969), T 18, fig. 13. nD 1, y espe­
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cialm ente en la necrópolis del Palom ar de Velilla (M ocejón. J. de G regorio, AEA,
1961) del que sólo existe una foto y la descripción: verdoso, 7,5 cm. de alto, 0 9
cm. borde y 0 5 cm. base (su interés aum enta al aparecer ju n to a botellas sim ilares
a la de nuestro ajuar). D entro de la clasificación de Ftes. D om ínguez, A. (1991) se
encuadra en el tipo III, A,2. que tiene el citado de S. M iguel del A rroyo por proto­
tipo. Esta form a la considera el autor típica bajoim perial y en contextos habitacionales m uy extendida, cita Baetulo y Estrasburgo, con am plia difusión en Occidente.
L a cronología m ás com ún es el s. IV dC. pero los ejem plos arrancan del III y se
extienden al V. (Op. Cit. pag. 191). Es com ún a estos cuencos una decoración sen­
cilla de baquetones o líneas estriadas bajo el borde, algo de lo que efectivam ente
parecen quedar huellas en nuestro ejemplar.
La botella del ajuar A3, se corresponde con la form a A bascal 21, botellas de
cuello anillado (1986); de ella dice: E s una imitación, en cerám ica pintada, d e la
fo rm a P alol-C ortés 14 de TSH tardía... La fo rm a de estas botellas parece derivar
de la fo rm a R igoir 28 de cerám ica gris con decoración estam pillada, de la que se
diferencia p o r no p o se er la acanaladura que esta fo rm a gris suele p resentar a
m edia pared y p o r la boca levem ente exvasada... A hora bien, el borde abierto a p a ­
rece ya en el ejem plar de cerám ica gris del M AN, que Caballero supone producto
del centro del Languedoc, y esta m ism a fo rm a presenta un ejem plar de cerám ica
com ún en Liédena y las piezas de TSH de Pedrosa de la Vega, La fo rm a se d o cu ­
m enta tam bién en H ornillos del Camino, San M iguel del A rroyo...(O p. cit. pag.
196). A bascal deriva esta form a de los ejem plares de Els M unts (Tarragona) y de
cerám icas grises y anaranjadas estam pilladas. En su catálogo hay ejem plares espe­
cialm ente de Segobriga, dos de Valeria, uno de Los Tolmos de Taracena y uno de
Cástulo. La cronología va desde m ediados del s. IV a com ienzos del V.
Existe una botella (M A N) en TS. A naranjada paleocristiana, que se incluye en
un estudio de cerám icas de los siglos V-VII (Caballero, L. 1989) con otros frag­
m entos de botellas sim ilares en C ancho del C onfesionario (M anzanares del Real,
M adrid): fig. 1, 17; 2, 22,24. Siguiendo a Rigoir y C arandini, se consideran estas
form as com o Paleocristianas o N arbonenses, im itaciones de la TS. desde finales del
s. IV. (pag. 86 y ss.) y antes de las propiam ente visigodas. Jarras posteriores
S. VI-V II son ya las que nosotros hem os venido denom inando visigodas (véanse
ejem plares de El Tesorillo y Las Callejas, u otros de El M ontecillo, M álaga, Reyes,
F. y M enéndez, M .L., 1985; de G erena, Fdez, Góm ez, F. y otros 1987; O ropesa,
Villa, R. 1990; tipologías visigodas de Izq. Benito, R. 1977).
El ejem plar de L iédena (Falces, Unzu, M. 1979) se considera anforita y se
explica la form a del cuello adaptada para un tapón. Equivale a la form a M ezq. 56,
y la citada Palol 14 de T SH T con cuello troncocónico de S. M iguel del A rroyo y
La O lm eda). Otros paralelos a parte de los ya m encionados son los de Vegas, M.
1973; form a 42 de jarras con cuello m oldurado y engrosado, largo o corto, cónico,
arqueado o abultado, de pastas ocres am arillentas, form a globular, y cronología del
s. III-IV.
O tros ejem plares proceden de Saze (Darton, 15 TS Clara B y Lucente, s. IV;
Rev. St. Liguri, 1972); varios de Com plutum (Fdez G aliano, D. 1984): fig. 110,
n.° 198 de TSHT, Casa de Leda; fig. 199, n.° 35 paleocristiana gris; y fig. 48, n.°
15 TSH lisa, C asa de los Peces; de C uenca, con una sola asa (A lbalate de las
N ogueras, Ftes. D om inguez, 1989). Ya en Toledo (Carrobles, J. y R odríguez, S.
1988) en cerám ica com ún, varios frags.: lám inas X, XI, y especialm ente I, n.° 6,
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grupo 6 de las com unes, con cronología de la 2.a m itad del s. IV, Finalm ente varias
cerám icas a las que hacíam os alusión en el Palom ar de Velilla (J. de Gregorio,
AEA, 1961) asociadas a un vidrio sem iesférico. Se trata de tres vasijas con las asas
rotas (figs. 17-19) de pasta rojizo-am arillenta, dentro del enm arque genérico de hispano-rom anas.
Al igual que ocurría con el cuenco de vidrio, para el que no faltan paralelos en
cerám ica (form a sim ilar m uy extendida ahora es la de la T SH T D rag. 37.), tenemos
varias form as de botellas globulares en vidrio (Isings, 129 de finales del s. III a 2a
m itad del IV). Esta form a se encuentra por tanto en vidrio, TSH , TSHT,
Paleocristiana A naranjada, Gris, Lucente, de Cocina, Engobada... Su frecuencia,
sin em bargo, es m ucho m ayor en las necrópolis que en los poblados (López
Rodríguez, J.R . 1985, A bascal, J.M. 1989). A utores com o Caballero y A bascal la
hacen derivar de unos m odelos escasam ente anteriores, com o la Rigoir 28 (1989 y
1986 respectivam ente).
H em os incluido una breve sinopsis de la evolución de la botella globular, que
arranca con la jarra de asas de estribo m icénica y pasa al lékythos griego clásico
(vasija asociada por antonom asia a las libaciones en los enterram ientos), m ediante
el lékythos globular sub-m icénico y protogeom étrico. A pesar de las analogías
funcionales, tipológicas y sim bólicas de estas botellas, parece que es en las am po­
llas rom anas donde se encuentran los paralelos más inm ediatos de la ja rra globu­
lar. A sí lo creen Casas i G enover, J. y otros, (1990) en la evolución de tipos com u­
nes que realizan desde el período augusteo hasta fines del s. III. Sea cual sea el nexo
que une a los lékythos griegos con las botellas globulares rom anas o am pollas, el
caso es que estos recipientes tipológicam ente sim ilares cum plen funciones análo­
gas, con una m ayor profusión de ellos, al parecer en el s. IV y después.
Efectivam ente, estas botellas evolucionan hacia las típicas jarras funerarias visi­
godas que aparecen desde e! s. V al V III com o ajuar casi exclusivo en las tum bas,
y a su vez se heredarán en el m undo hispano-m usulm án, aunque ya con otras fun­
ciones. Y así es com o han llegado a la alfarería popular y allí se han conservado
hasta nuestros días en form a de botija, cantarilla, porrones de aguardiente, etc., pero
siem pre con la función de contener líquido, y al tratarse de un pequeño recipiente,
antes vino, licor, aguardiente, que agua. Su cuello está indudablem ente diseñado
para llevar un tapón (Unzu, M. 1979) lo que induce aún más a pensar en un conti­
nente com o el vino, si bien un agua de un gran valor (sim bólico) sería equivalente
en estos contextos funerarios. Cuando estos recipientes en la sociedad española tra­
dicional contenían agua, era para ser transportados al cam po, pero no hay que o lv i­
dar tam poco, que en las casas el agua se bebe de botijos o botellas.
5. C onclusión
1)
En el E m balse de Cazalegas contam os con cuatro tum bas realizadas con
materiales de construcción típicam ente romanos. Casi todos los autores están de
acuerdo en considerar que se trata de m ateriales reutilizados de antiguas construc­
ciones, de villas cercanas, lugares deshabitados, antiguos tem plos, etc. E xisten
num erosos elem entos constructivos claram ente reutilizados en ciudades como
Tarragona, así com o varias leyes tardorrom anas prohibiendo estos expolios (Cod.
Theod. XV, 1,36; XV, 1,41, etc.), lo que confirm a su práctica. Sin em bargo, no se
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F igura 14. i. A ju a r d e (a tu m b a l- B otella y a ju a r com peto con b o teüa vista desde arriba, 2. P aralelos
diversos: A, ja r r a d e a sa s de estrib o Sub-m icénica, C erám ico d e A tenas; B, TSA fricana C, fo r m a
S alom onsoti IX, siglo l i l dC .; C, fo r m a A b a sca l 21 p in ta d a Segobriga, fin ÍV -V d C D , R ig o ir 28,
TSGTardía, a n a ra n ja d a y con estam pillas, M a rse lla ; E, San M ig u e l d e l Arroyo, fo r m a P alot 14 y
Mez.quiriz 56, s ig lo IV d C .; F, Liédenu, U n zu l4 , engobada, siglos IV -V d C .; O, botija p o p u la r d e Lucena.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
debe despreciar el potencial que los m ateriales de construcción desgastados supo­
nen para la construcción de las tam bas, puesto que los arrancados de tem plos, etc.
servirían en prim era instancia para los vivos. A dem ás se contaría con los m ateria­
les que salían defectuosos de los hornos (así lo cree G agniére, S. 1965), m ateriales
conocidos hasta hace poco com o de «segundas» e incluso «terceras», que eran a
menudo la vajilla de los más pobres. A sí se ven en las tum bas ladrillos rotos, tejas
curvadas, etc. N o creem os que existiese una fabricación ex professo porque no hay
en las tum bas ningún m aterial singular, y las m arcas o incisiones digitales son
pequeños adornos típicos de cada tejero, o m arcas del alfar, (en contra G agniére, S.
1965).
2) Los hoyos están hechos a la m edida del tam año del cadáver, es decir, cada
uno de form a individualizada, aunque parecen insertarse en un cem enterio de d is­
tribución regularizada. A dem ás cada tum ba tiene una construcción distinta. A pesar
de lo lim itado de la muestra, no parece que existiera una profesión especializada
para la fabricación de las tum bas, al m odo de los fossores rom anos. H ay sistemas
constructivos diferentes com o en la TI y TIII, que responden a las peculiaridades
de los m ateriales em pleados, pero no es así en la TU y TIV donde los m ateriales
son sim ilares y la construcción distinta. Serra Vilaró, J. (1929) sugiere que al pro­
ducirse el óbito, los fam iliares del difunto buscaban m ateriales entre los edificios
en ruinas, existiendo no obstante diferencias en la calidad de los m ateriales de los
enterram ientos. Con la precisión de que tam bién elegían m ateriales ya rotos, des­
gastados o defectuosos. C om partim os esa opinión.
3) Esto nos lleva a considerar la relación entre los m ateriales em pleados y la
im portancia social del enterrado. No contam os en C azalegas con una m uestra sufi­
ciente, pero es clara esta relación en m uchos otros lugares, a m enudo corroborada
por la riqueza o no, de los ajuares: ...los pobres se echaban directam ente a l suelo
extendidos en hoyos (fossae) ... sólo tos m uy pobres no p o d ía n p agarse una tumba
de ladrillos. L as de piedras son m ás baratas si las de ladrillos están hechas con
argamasa, com o una pared... (Toynbee, J.M .C., 1971). No obstante, si parece que
es la fam ilia la que se ocupa en general del enterram iento y la tum ba, no sería de
extrañar que éstas se dispusieran en el cem enterio por agrupaciones fam iliares,
(Cerrillo, E. 1989) dentro de las que tam bién existirían jerarquías, en este caso
incluso po r cualidades físicas. E n nuestra necrópolis observam os una relación
directa entre la com plexión física de los cadáveres y los m ateriales de su tum ba,
(véase la jerarquía de Cerrillo, E. 1989, p. 98) con una gradación decreciente desde
la T I con bipedalis incluso en las paredes, varón, con ajuar; la TU, varón, quizá con
ajuar, paredes de sesquipedalis unos rotos y otros no, y argam asa; la TIV, hem bra,
sin ajuar, paredes sin argam asa y m ateriales fragm entados, y especialm ente la TIII,
sin paredes, varón, muy pequeño, quizá deform e (véase el estudio osteológico).
Estos conjuntos fam iliares con jerarquías internas representan una alternativa al
estudio lineal de las riquezas relativas de m ateriales de construcción y ajuares de
las tumbas.
4) Existe un nudo sim bólico, una relación directa entre la casa, com o hogar y la
tum ba com o casa: ...D e los etruscos viene la costum bre de hacer al difunto sentirse
en la tum ba com o en casa: tum bas com o casas, objetos personales, de adorno,
herramientas, com ida..., y en épocas tardías:...se procura m antener el cuerpo vivo
ofreciéndole alim entos, agua, aceite, vino, etc y celebrando banquetes en las tum ­
bas, p o r eso se practican agujeros en las tumbas. E l m uerto reposa dentro de la
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Tierra M adre: sií tibi ierra /ev¿s...(Toynbee,
1971); el utillaje personal se
halla donde lo llevó el difunto (Palol 1969), etc. Pensam os que es esta sim bología
la que pervive, incluso entre los cristianos, en la costum bre de em plear elem entos
constructivos de las casas para las tumbas (algo evidente en las de tejado a dos
aguas).
5) La inhum ación se abre paso po r influjos de las provincias orientales del
Im perio en los siglos II-III3. ...En época de A driano crece la m oda de los sarcófa­
gos lo que hace crecer las inhum aciones, ya m asivas en provincias en el s. III. ...el
cam bio a inhum ación reflejaría un aum ento de la creencia en una vid a p o st-m u erte
m ás placentera, vida en el m ás allá (Toynbee, 1971). N acen por tanto, los cem en­
terios en el siglo III, no ya en línea en tom o a los cam inos, y se alejan de la ciudad
de los vivos en el s. IV, con alineaciones regulares, pero en filas en to m o al centro
ocupado por los aristócratas, (Aries Ph., 1985). Si sustituim os a los aristócratas por
las iglesias o las tum bas de los santos y m ártires tendríam os el esquem a cristiano,
no sólo de disposición de los cem enterios sino de su propia ubicación. (Cerrillo, E.
1989: E l edificio es casi siem pre el que actúa de orientador de la m ayor p a rte de
las inhum aciones situadas en el in te rio ro en las proxim idades; pag. 96.: las basí­
licas de los m ártires que guardan sus cuerpos generan a su alrededor am plias
necrópolis..., pag. 95). En la necrópolis de C azalegas no podem os precisar estos
extremos. Las tum bas están alineadas pero desconocem os en to m o a qué, si es que
lo están en tom o a algo: edificio, tum ba de personajes relevantes (aristócratas o san­
tos), e incluso cam ino (ya que podría ser una antigua calzada el Cam ino Viejo de
Talavera a Escalona).
6) D esde esta perspectiva no es determ inante la orientación, por m ás que sea
com ún E-O , o N E -SO (M éndez, y Rascón, 1989), con la cabeza al E, (Cerrillo, E.
1989). Sin em bargo, nosotros dejam os constancia de que los tres enterram ientos
que conservaban el cráneo, lo tenían intencionadam ente inclinado hacia el S-SE, a
pesar de que la m ujer tenía la cabeza donde los hom bres los pies; adem ás de la exis­
tencia de tacos de barro cocido para obligar al esqueleto a adoptar posturas deter­
m inadas, cu y a intencionalidad se nos escapa, por otro lado. E sto nos induce a pen­
sar que no existió ataúd (com o es frecuente incluso en el m undo visigodo, M éndez,
y Rascón, 1989) ni fueron envueltos en sudario, a pesar de que el clavo de la TI
pudiera corresponder a unas parihuelas, o bien a un zapato, en cuyo caso se ente­
rrarían vestidos.
7) Se ha sugerido en varios lugares (Cerrillo, E. 1989, Ftes. D om ínguez, A.
1989) una relación existente entre jarras o botellas y cuencos en los ajuares de ente­
rram iento, (sean de cerám ica, vidrio o metal). Relación que parece provenir de las
libaciones donde tan íntim am ente se unen las jarras a los cuencos o platos: capedo
o patera, urceus, oijjnocovh, fa vilh . D e hecho, a la liturgia cristiana llegarán el cáliz
y la patena, ju n to al urceolum o ja rra del lavatorio (Puertas Tricas, R. 1975,
pag. 146), y es frecuente encontrar representaciones de jarras y cuencos en la ico­
nografía paleocristiana. Las libaciones son m arcadores espaciotem porales com pa­
rables en ese sentido a la señal de la cruz \ de ahí que su práctica se perpetúe en el
3
4
F e v r ie r , P.A. «El c u lto a los m u erto s en las co m u n id ad es cristian as d u ra n te e l siglo III». IX C ong.
Int. Arq. C ristia n a . R o m a, 1975.
F. LlSSARRAOUE. U na m ira d a a teniense. H isto ria d e las M ujeres. Vol. I G . DliBY y M . PERROT,
M adrid, 1991.
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m undo cristiano. E specialm ente ofrecidos en las tum bas son los Ihvkuqos y oijjnocovh, para aceites y perfum es los prim eros (com parables a las am pullaae), para ver­
ter el vino en las copas los segundos; m ientras que en los banquetes en honor del
difunto, los rom anos practicaban las consabidas libaciones con el urceus y capedo.
En el m undo tardío, ya en fosas de inhum ación, no son raros los orificios para
alim entar al difunto, así com o restos de anim ales supuestam ente sacrificados en
estas com idas (M éndez, y Rascón, 1989). Las pervivencias de rituales com o los
banquetes funerarios o silicem ia tan com unes en el m undo rom ano (véase para
detalles Toynbee, 1971), se realizan ya enterrado el difunto, y sabem os que esta
práctica se llevó a cabo ante todo en las sepulturas de los m ártires (Sanz Serrano,
R. 1992). Sin em bargo, com o reseña E. C errilllo (1989) a colación de! canon 69 del
II C oncilio de B raga en el que se prohibe llevar alim entos a las tum bas (señal ine­
quívoca de que así se hacía), hay que destacar el hecho de que no sólo se hace la
prohibición de celebrar banquetes rituales, sino de introducir com ida en las vasijas.
Nos enfrentam os así a dos tendencias distintas sobre el posible origen de los
recipientes en las tum bas tardorrom anas y visigodas; por un lado la transposición
de elem entos rituales grecorrom anos com o las libaciones (vino) y deposición de
vasijas con aceites y perfum es; de otro la com ida contenida en las vasijas que se
depositan dentro de la tum ba. Se ha supuesto al respecto, la existencia de tipolo­
gías funerarias com o las botellas, (vid. supra), dada la ausencia de hallazgos en
poblados. Pero ya Fuentes D om ínguez (1989) niega esta ausencia y nosotros m is­
mos hem os tenido ocasión de com probar su existencia en Talavera de la R e in a 5, lo
que no desm iente su abundancia en necrópolis. M orfológicam ente la botella deriva
de vasijas para contener perfum es: am polla (véase más arriba), aunque su tam año
es grande, y sus derivados son todos para para contener agua o vino, pero con la
particularidad de que las vasijas con dos asas (m áxim e con cuello engrosado) se
conciben para atarse a una cuerda y sacar agua de un pozo, tinaja, etc., por ejem ­
plo. La botella, tiene la base plana, acoplándose a una superficie del hogar com o
una mesa, un vasar, etc. E sta tipología es poco abundante en la iconografía que
conocem os, aparece una botella sim ilar en un fresco de la catacum ba del H ipogeo
de la V ía L atina de Rom a, s. VI dC. unida a una cuerda para sacar agua de un pozo,
dentro del conocido tem a cristiano de la «buena sam aritana», otro recipiente muy
parecido se ve en la tum ba del liberto Titius Prim us, en A ncona, ju n to a dos h elo ­
res, una serta y una jarra, en claro contexto ritual asociada a la libación. U na bote­
lla sim ilar a la Palol 14: térra sigillata de San M iguel del A rroyo con cuello troncocónico, aparece asim ism o en A ncona, en la tum ba de un negociante de vinos.
Vemos así una relación de nuestra botella con el vino de una parte, que nos hace
pensar en la posición central en la que apareció nuestra ja rra en la TI, a la par que
el esqueleto (no conservado) tenía los brazos cruzados y relacionarlo con la prác­
tica que pervive en los enterram ientos de los obispos cristianos: In manu quoque ei
am puíla sacerdos m issam celebrare. In manu quoque ei am pulla ponitur. (Ordo
observandum in functione episcopi. Puertas Tricas, R. 1975, pag. 84 y 286-7),
donde se coloca el vino consagrado de la misa; y de otra con los rituales de liba­
5
D e h echo h em o s c o m p ro b a d o su ab u n d an cia en las ex cav acio n es que dirig im o s en R o n d a del
C anillo, 16, y p a tio del A yuntam iento (d irig id as p o r D o m in g o Pórtela), cuyas m em orias están en
p roceso de elab o ració n .
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ción o el agua, donde la jarra aparecerá casi de m anera exclusiva en los ajuares del
m undo visigodo.
8)
Los elem entos de cronología están im plícitos en las argum entaciones ante­
riores. Los enterram ientos contienen exclusivam ente ladrillos y tejas, m ientras que
parece existir una tendencia a construir las tum bas con lajas de piedra en época v isi­
goda. La necrópolis es regular, lo cual podría im plicar que no se organiza en tom o
a la tum ba de un m ártir o iglesia. No parece que los cadáveres estén engalanados.
Finalm ente, la cronología del ajuar se ubica desde finales del s. IV a com ienzos del
V. Todos los elem entos apuntan hacia el m undo rom ano. Hemos de advertir, sin
em bargo, que existen verdaderas dificultades para diferenciar la cultura m aterial
tardorrom ana de la tem prana visigoda, aún en estas tierras de fuerte im plantación
de la última, com o atestiguan los frecuentes hallazgos de necrópolis en M esegar, El
Carpió de Tajo, Talavera de la Reina, A guilera y la cercana de C astillo de Bayuela.
Por tanto, dejam os abierta la posibilidad de una adscripción cronológica de la
necrópolis del Pantano de C azalegas a m om entos más avanzados, ya en pleno s. V.
No es posible realizar ninguna precisión repecto de la adscripción cristiana o no
de la necrópolis con los datos exiguos que poseem os, y m áxim e a la vista de la gran
pervivencia de los rituales y las sim ilitudes de la cultura m aterial funeraria. No con­
tam os con elem entos típicam ente cristianos, si bien en las cercanías no faltan bue­
nos ejem plos paleocristianos, com o el sarcófago y el m ausoleo de las Vegas de
Santa M aría en Pueblanueva, del s. IV, a escasos 15 Km. de Cazalegas, o la basí­
lica de Saucedo, de fines del s. V.
6. Estudio de los restos hum anos de la necrópolis tardorrom ana del Pantano
de C azalegas (Toledo)
1. Introducción
Los restos óseos del presente estudio corresponden a cuatro enterram ientos pro­
cedentes de la necrópolis tardorrom ana del Pantano de Cazalegas. Las cuatro tum ­
bas contienen restos de un solo enterram iento y todas son personas adultas. Tres de
ellos son hom bres y una es m ujer; orientados NE-SO, y los cuatro miran hacia el
Sur. Por la escasa cantidad de restos, no podem os realizar un estudio puram ente
antropológico pero sí sacar algunas conclusiones que nos ayuden en al aspecto
arqueológico.
2. M ateriales y m étodos
Sólo se han exhum ado cuatro tumbas. Se encuentran en un estado m uy defi­
ciente de conservación debido al efecto prolongado de las aguas del em balse que
han actuado por más de cincuenta años sobre los restos. La m ayoría de los huesos
están fragm entados y algunos deteriorados por saqueo, lo que ha im pedido un estu ­
dio antropom étrico con conclusiones tipológicas claras. Las tum bas II y IV p resen­
tan los esqueletos más com pletos, en cuanto a las tum bas I y III los restos son
mucho más parciales.
Se han estudiado los cráneos y los dientes por un lado y el tronco por otro, con
el fin de obtener los caracteres más generales com o sexo, edad, estatura, raza-cons­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
titución, patologías y causa de la muerte. La m ayor parte de los datos se obtuvie­
ron por inspección. En cuanto al sexo se ha exam inado la m orfología de la pelvis,
del cráneo (protuberancias supraorbitarias, apófisis mastoides), la robustez ósea, y
en algún caso, la diferencia del diám etro rncsio-distal entre los incisivos m edios y
laterales, aunque estos dos últim os aspectos no son m uy fiables. Para calcular la
edad hem os estudiado el grado de osificación, las sinostosis del cráneo (según las
tablas de H.V. Vallois), los grados de osteoartritis, la abrasión de los dientes (rela­
cionándolo tam bién con la dieta supuesta), la pérdida de piezas dentarias y la tram a
ósea del fémur. N o hem os tenido en cuenta la porosidad ósea ya que al haber estado
los restos en un am biente m uy húm edo no es fiable. Para conocer la estatura hem os
m edido los huesos largos con tabla osteom étrica de Broca y se han utilizado las
tablas de M anouvrier-O livier, que son las que m ejores resultados aportan en suje­
tos m editerráneos occidentales. Cabe decir sobre este aspecto, que asum im os un
error que nunca puede ser significativo por el estado de hum edad de los huesos.
Sólo hem os utilizado un índice para conocer la raza: el perfil facial superior, con­
siderando ortognatos si el ángulo es m ayor de 83° (raza blanca), y prognatos si es
m enor de 83°.
3. E studio in d iv id u a l de los enterram ientos
Enterram iento I
R E STO S O SEOS: Escasos.
CR A N EO : Trozos de la base del cráneo. M astoides derecha. Parte m edial de
m axilar y m andíbula derechas. A rco cigom ático izquierdo.
D IEN TES: Unidos a m andíbula: Canino inferior derecho. Prem olares inferio­
res derechos. 1° y .2° m olar inferiores derechos.
U nidos a maxilar: Canino superior derecho. Prem olares superiores
derechos. Io y 2o m olar superiores derechos.
Sueltos: Incisivo lateral superior izquierdo. C anino superior
izquierdo. Prem olares superiores izquierdos. 1.° m olar superior izquierdo. 1.° y 2,°
m olar inferiores izquierdos.
T RO N CO Y H U ESO S LA RG O S: Cinco prim eras vértebras cervicales. Porción
distal de la clavícula derecha. Parte inferior de la escápula derecha. C abeza del
húm ero derecho. Parte m edial del radio derecho. Trozos m ediales del cúbito y radio
izquierdos. A cetábulo y cabeza del fém ur izquierdo. Trozos de la parte m edial del
fém ur derecho e izquierdo. Parte m edial de la tibia y peroné izquierdos.
PO STURA: D ecúbito supino con cabeza girada hacia la izquierda, los dos bra­
zos bajan pegados al tronco, flexionando el codo 90° y apoyando las m anos sobre
el epigastrio. El cadáver está m irando al Sur. (Con ios restos que poseem os no
podem os describirla postura de las extrem idades inferiores).
SEXO: Es un varón com o dem uestra la m orfología de la apófisis m astoides
derecha, am plia y prom inente. (El estado de los restos no perm ite corroborar este
aserto con otros datos).
EDAD: H ay osificación com pleta incluso de la clavícula. El desgaste dentario
es muy im portante, hasta el punto de que no observam os ningún tubérculo dentario
en los m olares (aparte de la dieta, nos indica una edad avanzada). Las vértebras cer­
vicales poseen osteofitos aunque no m uy m arcados. En la cabeza del fém ur
izquierdo, que está fragm entada, observam os una tram a ósea que tam bién nos
induce a pensar en una edad de la m uerte en tom o a los 45-50 años.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
E STA TU R A : Por los restos exclusivam ente no es posible calcularla, pero tanto
la postura com o el tam año de la tum ba perm iten suponer una altura aproxim ada de
1,50-1,55 m.
RAZA-CO NSTITU CION'. Era ortognato (raza blanca). Al no poseer el esplacnocráneo ni el neurocráneo com pletos no podem os asegurar que perteneciese al
tipo m editerráneo grácil. Tam poco podem os m edir el índice de ram a mandibular.
Por las inserciones m usculares y la consistencia ósea, no era una persona con
im portante m asa muscular.
D IE N TE S: Los dientes que poseem os (17), sobre todo prem olares y m olares
(13), no tienen caries y están muy desgastados (en los m olares no observam os los
tubérculos dentarios). Por lo tanto su dieta era rica en cereales integrales y pobre en
azúcares, am én de que era un individuo de avanzada edad, ya que la dieta por sí
sola no produce un desgaste sem ejante. N o se observan estigm as en los dientes que
puedan indicam os la ocupación del individuo ni fracturas dentales. D ada la escasez
de restos, es difícil saber si hubo pérdida de piezas dentarias en vida.
PATOLOGIA'. La única que observam os, banal por otra parte, son osteo ñ to s no
muy m arcados en las vértebras cervicales . No hay callos de fractura ni fracturas
recientes, ni deform idades ni m asteidectom ía en los restos que tenem os.
CO NCLU SIO NES: E sta tumba, que contiene ajuar, está ocupada por una única
persona de raza blanca, varón de 45-50 años y una estatura de 1,50-1,55 m. Su com ­
plexión no era fuerte. En vida no realizó un trabajo que requiriese una gran fuerza
de form a habitual. Su dieta fue rica en cereales integrales y escasa en azúcares. N o
podem os asegurar que su m uerte fuera natural, pero en los restos conservados nada
nos induce a pensar en una m uerte traum ática. Su tipología parece pertenecer al
M editerráneo grácil, aunque no se puede dem ostrar antropom étricam ente. L a pos­
tura del cadáver es claram ente intencionada.
E nterram iento II
RE STO S OSEOS: Su estado es relativam ente aceptable, aunque el cráneo esté
totalm ente fragm entado e im pida un estudio detallado.
C R A N EO : C alota casi com pleta. Parte m edia de la m andíbula. M axilar y m alar
izquierdos. M alar derecho. H uesos sueltos de la base del cráneo. A m bos peñascos
y m astoides izquierdos.
D IEN TES: Toda la arcada superior excepto el 3." m olar izquierdo. Toda la
arcada inferior excepto el 2.° prem olar derecho. 1." m olar derecho. 2 incisivos cen­
trales. Incisivo lateral izquierdo. 3." m olar izquierdo.
TRO N CO Y H U ESO S LA RG O S: AÜas, axis, 3.a y 4.a cervical. C lavícula dere­
cha. A mbos om oplatos. Parte posterior de la m ayoría de las costillas. Todas las vér­
tebras dorsales y lum bares y parte superior del sacro. Porción distal de am bos
húm eros. Cubito derecho. Cubito y radio izquierdos. Varios huesos del carpo y
m ano izquierda. Porción distal de la pelvis. M itad proxim al de am bos fémures.
Trozos de tibia y peroné derecho. Trozos de tibia izquierda. Varios huesos del tarso,
m etatarso y dedos del pie.
P O ST U R A : D ecúbito supino con la cabeza girada hacia la izquierda y el h om ­
bro derecho elevado. Las extrem idades superiores bajan pegadas al tronco de form a
que las palm as de las m anos contactan con el suelo de la tumba. Extrem idades infe­
riores estiradas y alineadas. O rientación del cráneo hacia el Sur.
Vemos un taco de arcilla colocado lateral a la parte superior del fém ur derecho.
Su función sería posiblem ente la de sujetar el m uslo derecho. O tro trozo de arcilla
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
muy plano (M enor de 3m m .) y pequeño lo encontram os debajo del coxis. D udam os
que tenga alguna función en la sujección del cadáver.
SEXO: El cuerpo del pubis, triangular, y una sínfisis pubiana alta nos denotan
que el cadáver es de un hom bre. Las protuberancias supraorbitarias m uy m arcadas,
una m astoides izquierda m asculina y unos huesos largos (sobre todo el fém ur),
fuertes, m acizos y con m arcadas rugosidades de inserciones m usculares, corrobo­
ran la afirm ación.
EDAD: Todos los huesos están perfectam ente osificados, los dientes, ante todo
los m olares, sufren im portante abrasión aunque sí podem os observar tubérculos,
hay sinostosis casi total de la sutura sagital y de la sutura coronal, pero no de la
lam bdoidea ni de la parieto tem poral. Es im portante destacar la existencia de osteofitos muy m arcados que incluso ocasionen deform idad a nivel de la 2.a vértebra
lumbar. En general vem os osteofitos en toda la colum na lumbar. Otro aspecto: caso
patognom ónico de una elevada edad es la existencia en la cabeza del fém ur dere­
cho del ligam ento redondo osificado. Por todo ello deducim os que estam os ante un
individuo que debió m orir sobre los 60-65 años.
ESTATURA: El radio izquierdo m ide 23 cm. y am bos cubitos 25 cm. Su esta­
tura, por tanto, sería de 1,63-1,67 m.
RAZA-CO NSTITU CIO N : D ebido a la fragm entación de los restos (saqueados),
no se ha podido m edir el esplacnocráneo ni el neurocráneo, ni el índice de ram a
mandibular. E ra ortognato. Sus huesos son fuertes y m acizos. O bservam os m arca­
das rugosidades en las inserciones m usculares del fémur, húm ero y pelvis, desta­
cando sobre todo la tuberosidad glútea y la línes áspera de am bos fém ures. Lo que
nos inclina a pensar que este hom bre poseía una gran m asa muscular.
DIENTES: Sólo faltan siete piezas dentarias. Encontram os un solo m olar con
caries, la usura, aun siendo notable, no es excesiva. Se aprecian tubérculos denta­
rios. La dieta seguram ente era rica en cereales y pobre en azúcares. No vemos frac­
turas dentales ni estigm as profesionales; la arcada está bien alineada. Si ha habido
pérdidas dentales en vida apenas han sido significativas. Teniendo en cuenta la ele­
vada edad, este hom bre tendría una cierta higiene bucal.
PATO LOG IA: E xiste una gran degen eració n a nivel de la 2 ,a v érteb ra lu m ­
bar, con gran d es osteofitos e incluso ap lan am ien to v erteb ral im portante.
C onocido es q u e en la osteoartritis no existe una relació n d irecta en tre la afe c­
tación ósea y la sintom atología, pero seguram en te este in d ividuo en v id a sufrió
fuertes dolo res lum bares y dolores en extrem id ad es inferiores de orig en neural.
Tam bién vem os osteofitos im portantes en el resto de la co lu m n a lum bar, y
m enos en la dorsal y cervical. No observam os d efo rm id ad es ni callos de fra c ­
tura, ni pseudo artro sis en los restos que poseem os. T am poco se o b serv an fra c ­
turas recien tes que hayan podido cau sar la m uerte. La o sificació n del ligam ento
redondo no la co n sid eram o s com o patología, sino com o un signo m ás en su je ­
tos de av an zad a edad.
CO NCLU SIO NES: Los restos óseos pertenecen a una sola persona, varón, de
60-65 años, de raza blanca, con com plexión muy fuerte y estatura de 1,63-1,67 m.
Realizaba algún tipo de higiene bucal y su dieta era rica en cereales y pobre en azú­
car. Su m uerte no fue traum ática, y la postura del cadáver en la tum ba es intencio­
nada y claram ente forzada, destacando que la causa de esa postura no es la escasez
de espacio en la tum ba. La existencia del taco descrito más arriba, hace im proba­
ble que el enterram iento se realizara con ataúd.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
E nterram iento III.
R E STO S OSEOS: Son muy escasos y se encuentran en un estado m uy d efi­
ciente.
CR A N EO : Parte izquierda de la calota.
D IEN TES: Todos ellos sueltos: 3 incisivos sup. izq. 2 y 1 inf. m edial izq.
Canino superior izquierdo. Dos prem olares superiores izquierdos. Prim er molar
inferior izquierdo.
TR O N C O Y H U ESO S LA RG O S: H uesos fragm entados de la parte distal de)
radio izquierdo. H uesos fragm entados del carpo, m etacarpo y dedos de la m ano
izquierda. 5.a vértebra lum bar y parte superior del sacro. Pelvis, excepto parte infe­
rior del sacro, parte superior ilíacos y sínfisis pubiana. A m bos fém ures. Parte proximal de tibias y peronés derechos. Parte distal de am bas tibias y peronés. Huesos
fragm entados del tarso, m etatarso y falanges de ambos pies.
POSTURA: D ecúbito supino con la cabeza girada hacia la izquierda. El húm ero
izquierdo bajaba pegado al tronco y la palm a de la m ano tocaba la parte lateral del
muslo izquierdo. Las extrem idades inferiores están estiradas y alineadas. N o cono­
cem os la posición del brazo derecho, aunque sí destacam os que existe m ucho más
espacio libre en la tumba, en el lado derecho que en el izquierdo. El cadáver m ira
hacia al Sur.
SEXO: Sólo nos podem os basar en el estudio de la pelvis para afirm ar que era
varón, pues la form a del cuerpo del pubis y el estrecho superior de la pelvis es tam ­
bién triangular. A dem ás la diferencia de diám etro m esio distal entre los incisivos
m edios (4,5 m m .) y los laterales (6 mm.), sugiere sexo m asculino, aunque este dato
es poco fiable ya que no está dem ostrada la existencia de dim orfism o sexual.
EDAD: L a osificación es com pleta por lo que se asegura un m ínim o de 25 años
de vida. Todos los dientes, excepto la muela, tienen poco desgaste, la m uela tiene
una usura que perm ite ver los tubérculos dentarios; no hay que olvidar que el d es­
gaste se produce ante todo en las m uelas. La única vértebra encontrada tiene dege­
neración con inicio de osteofitos, aunque no dem asiado im portante. La tram a ósea
del fémur, ju n to a lo que venim os señalando, nos induce a pensar en una fecha de
la m uerte que oscilaría entre los 35-45 años.
ESTATURA: A m bos fém ures miden 35 cm ., por tanto estam os ante un indivi­
duo bastante bajo, de 1,43-1,48 m. de estatura.
RAZA-CO NSTITU CIO N : Este individuo no poseía una com plexión fuerte,
com o lo dem uestran las inserciones m usculares de la pelvis y fémur, ante todo.
N ada más podem os añadir dada la parquedad de los restos conservados.
DIENTES: Sólo poseem os siete piezas dentarias de las cuales una es un m olar
y dos prem olares. Solam ente el m olar tiene caries y una usura no excesivam ente
im portante, por lo que lo único que podem os asegurar es que ingería azúcares. No
se observan estigm as profesionales ni fracturas.
PATOLOGÍA: E xiste una ligera degeneración ósea en la única vértebra que
tenemos. E ntre los dem ás restos no se observan deform idades, fracturas recientes o
antiguas ni pseudoartrosis, etc.
CO NCLU SIO NES: La tum ba contenía un sólo cadáver cuya postura es inten­
cionada estando el cuerpo desplazado a la izquierda. Se trata de un varón que murió
hacia los 35-45 años, supuestam ente de m uerte pacífica. D e com plexión poco
fuerte, y baja estatura, con una dieta que incluye azúcar. La pobreza relativa de su
tum ba podría relacionarse con las características físicas descritas.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
E nterram iento IV.
RESTO S OSEOS: Se encuentra en un estado de conservación relativam ente
bueno. No se h a podido m edir el cráneo por el riesgo de fragm entación existente.
CRANEO: C om pleto, excepto la zona central de la calota izquierda, destrozada
por saqueo.
D IEN TES: A rcada dental com pleta.
TR O N C O Y H U ESO S L A RG O S: Todas las vértebras cervicales. A m bas claví­
culas. Parte lateral del om oplato derecho. M itad proxim al del húm ero derecho.
H úm ero izquierdo. Cubito derecho. Porción distal del cubito y radio derechos.
M anos casi com pletas. R estos de costillas izquierdas. Todas las vértebras lum bares.
Sacro com pleto.-Pelvis derecha y zona m edial de la izquierda. EEII com pletas,
excepto el m etatarso y falanges de am bos pies.
P O STU R A : D ecúbito supino con cabeza girada hacia la derecha. En la zona
occipital tiene un taco de apoyo para la cabeza. El hom bro derecho está elevado.
Tiene los brazos «en jarras» de form a que los codos están algo flexionados y las
palm as de las m anos contactan con las caderas. En la m uñeca de la m ano izquierda
tiene un taco de apoyo. L a tum ba tiene algunos ladrillos añadidos en la base para
contener los brazos que sobrepasan el ancho acostum brado al estar en tan peculiar
posición. Las E E II están estiradas y alineadas.
SEXO: El cuerpo del pubis es cuadrangular y el estrecho superior de la pelvis
es elíptico. L as m astoides y no se observan las prom inencias supraorbitarias. Los
huesos no son m acizos ni con grandes inserciones. Por todo ello podem os pensar
que estam os ante una mujer.
E D AD : L a osificación de todos los huesos es total. En toda la colum na lum bar
observam os osteofitos, pero en m ayor grado en L3, sin ser por ello excesivos. El
desgaste de los dientes (sobre todo m olares) es im portante, perm itiendo en algunos
casos ver los tubérculos. C onserva una dentadura com pleta. Esto habla en favor de
un desgaste dentario m ás debido a la dieta que a la edad. Sólo vem os sinostosis
clara en la parte m edial de la sutura sagital. Todo ello habla de una edad de la
muerte entre 35-45 años.
ESTATURA: La m edia de los huesos largos es: Fém ur derecho: 38 cm.;
izquierdo: 38,5 cm .; húm ero izquierdo: 29 cm .; tibia derecha; 31,5 cm . Según estos
datos la estatura era de 1,53 a 1,55 m.
RAZA-CO NSTITU CIO N : N o hem os podido m edir la m ayoría de los índices
cefálicos ya que el estado de conservación del cráneo no lo perm itía, éste es ortognato. Las inserciones m usculares son muy tenues y no poseía gran m asa m uscular
aun para su sexo.
DIENTES: A rcada dentaria com pleta, muy bien alineada y sin fracturas denta­
les ni estigm as profesionales. Tiene una usura variable pudiendo ver en algunas
m uelas los tubérculos y en otras no. Sólo encontram os un a caries. Seguram ente esta
persona tenía algún tipo de higiene bucal y su dieta era predom inantem ente de
cereales, incluyendo en ella alguna ligera proporción de azúcar.
PATOLOGIA: O bservam os osteofitos en L3 ante todo, aunque en general en
toda la colum na lum bar y algo en la cervical. No encontram os callos de fracturas
antiguas ni fracturas que puedan causar la muerte, ni deform idades, ni pseudoartrosis.
CO NCLU SIO NES: Este enterram iento pertenecía al cadáver de una m ujer de
unos 35-45 años, de raza blanca, com plexura débil y estatura de 1,53-1,55 m. Su
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
posición en la tum ba es intencionada y forzada, con tacos de apoyo bajo la cabeza
y la m uñeca izquierda. Esta postura forzada no se debe a escasez de espacio en el
nicho. Su dieta era a base de cereales y algún azúcar. Suponem os que no m urió de
form a traum ática.
4. C onclusiones finales
-A u n q u e no hem os podido tom ar todas las m edidas necesarias, podem os ase­
gurar que al m enos tres de los cuatro enterram ientos (I, II y IV) eran de raza blanca
y com patibles con el tipo M editerráneo Grácil. Pese a las dificultades que existen
en este aspecto, estos individuos parecen responder m ejor a habitantes indígenas
que a gm pos de población más norteños com o visigodos, etc.
- L a orientación de los cuerpos es intencionada, destacando el hecho de que los
varones presentan los pies hacia el SO. y la hem bra hacia el NE., m irando todos al
Sur, para lo que la hem bra apoya su cabeza sobre el hom bro derecho y el resto sobre
el izquierdo.
-C o n respecto a la postura del cadáver en la tum ba, si por las noticias de la
excavación sabem os que el n.° I tenía los brazos cruzados sobre el estóm ago, el
n° II alineados sobre los costados, al igual que el n.° III’, todas ellas son típicas de
este m om ento, m ientras que el n.° IV destaca po r una posición m enos corriente. Si
la postura «en jarras» con las m anos apoyadas en las caderas tuviera algún sim bo­
lismo, éste se relacionaría obviam ente con la fertilidad.
-P arece que el rito consistía en disponer la cabeza apoyada sobre el hom bro,
para que el cadáver m irará al Sur, ya que esta postura es forzada y hom ogénea en
los cuatro enterram ientos, a pesar de la diversidad de posturas de brazos, etc.
- L a m edia de la edad de la m uerte es de 43-50 años, cifra bastante elevada
teniendo en cuenta los datos que tenem os para esa época.
-E n los restos conservados no se observan lesiones traum áticas, ya por activi­
dades violentas o com o causa de m uerte accidental. Ello unido a la alta longevidad
nos habla en favor de un m om ento pacífico.
- L a dieta parece ser la típica para el lugar y la época, a base de cereales inte­
grales, etc, sin faltar el azúcar, probablem ente obtenido de la miel.
5. H uellas de sandalias
En la tum ba I (tam bién una en la IV, pero m uy fragm entada) existen dos tegulae con m arcas de diversas huellas de perro y caligae.
TEGULA ]]. Tres huellas de pies: a) Pertenece a un pie derecho sin alteracio­
nes anatóm icas. Largo 25 cm. ancho en el talón 5,5 cm. ancho zona m edio-anterior
8,1 cm. La huella está com pleta, b) Pertenece a un pie izquierdo sin alteraciones
anatóm icas, largo 25 cm., ancho en el talón 5,4 cm., ancho zona m edio-anterior 8,2
cm. La huella está com pleta, c) Pertenece a la parte anterior de un pie derecho.
M edidas iguales a la a) y disposición inversa a las otras dos.
Todas las huellas parecen pertenecer a un m ism o individuo sin patologías en el
pie. La huella c) se hizo corriendo o saltando sobre la punta del pie, o en todo caso
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Tumba I, Tégula 11. M arras d e c la v a s d e sandalia (CaH^ae).
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apoyando m ás la punta del pie. Si el tam año del pie es proporcional al del indivi­
duo (no siem pre es así), éste m ediría en tom o a 1,65-1,75 m. de estatura.
TEGULA 13. (Foto 28. Lám ina 1). H ay dos huellas de perro realizadas antes
que las de sandalias. Se observan 3 ó 4 huellas de caligae m uy fragm entadas, que
perecen pertenecer a pies norm ales anatóm icam ente.
E xisten adem ás varias m arcas de huellas de perro en otras tégulas y ladrillos.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
IV .
y
III
T I,
T im b a s
la s
en
e s q u e le to s
lo s
de
P o s ic ió n
15
F ig u ra
F igura 15. ilu stra ció n d e los restos ó seo s recu p era d o s en cada tum ba.
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49
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16.
R e s to s de huesos c o n s e rv a d o s .
Figura Í6, D isp o sició n d e los esqu eletos de las tum bas ¡I, III y IV.
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
LA POLÍTICA MONETARIA EN CASTILLA:
PEDRO I EL CRUEL Y LOS TRASTÁMARA
M aría J o sé M artín-P eñato
Introducción general: L a crisis bajo m edieval, siglos X IV y XV
Los siglos X IV y XV, dejando aparte la terrible m ortandad por la peste negra,
fueron testigos de grandes cam bios que afectaron a las estructuras económ icas y
sociales, tanto com o a la religiosidad y a la concepción del m undo y que darán lugar
a una rem odelación del sistem a feudal, que m arca el paso a la E dad M oderna. Por
todo ello, estos siglos bajom edievales se contem plan com o un período de crisis en
el sentido de evolución y cam bio, aunque no necesariam ente negativos.
La génesis de esta crisis es uno de los tem as que m ás ha llam ado la atención de
los historiadores en los últim os decenios. No es posible com prender la política
m onetaria de la época sin analizar o recordar los factores que la produjeron y los
cam pos históricos a los que afectó.
Así, los desajustes económ icos y sociales debieron ser tan im portantes com o el
propio colapso dem ográfico provocado por la peste. El hundim iento de los m erca­
dos urbanos, los desequilibrios m onetarios, la caída de los precios agrarios, ju n to
con la incesante presión señorial, pueden explicar de form a m ás m atizada los fun­
dam entos de la crisis.
La B aja E dad M edia fue tam bién una época de enorm e conflictividad social. No
se puede afirm ar que hubiera un increm ento de los conflictos sociales, pues éstos
siem pre se dieron, incluso en los m om entos de crecim iento y expansión. D esde este
punto de vista social, com o desde otros, resulta difícil m arcar una diferencia clara
entre E dad M edia y E dad M oderna. D e h ech o m uchos asp ecto s de las
C om unidades castellanas o de las G uerras cam pesinas alem anas tras de la R eform a
protestante se pueden ver preludiadas en el siglo XIV.
Los grandes cam bios del siglo XIV afectaron tam bién a los estam entos nobilia­
rios. Se produjeron frecuentes cam bios de dinastías regias (Valois, Trastám ara,
Lancáster), en un proceso asim ilable al de la desaparición de antiguos grupos n obi­
liarios. Estos linajes de «nobleza vieja» serán sustituidos por otra «nobleza nueva»,
proceso analizado para C astilla en los trabajos de S. de M oxó. En la nueva organi­
zación del Estado los grupos nobiliarios se convertirán en grandes señores territo­
riales, con estados bien organizados y gestionados, con un sistem a de vinculación
de sus patrim onios a través de la institución del m ayorazgo.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Fue tam bién una época de crisis intelectual y religiosa, que conllevó una p ro ­
funda revisión de valores. Sin rom per en absoluto con el carácter religioso del pen ­
samiento, los siglos X IV y XV ven consolidarse un verdadero pensam iento laico,
asociado al crecim iento de las universidades.
El fuerte carácter sim bólico de la sociedad m edieval estim uló a los m onarcas y
técnicos que les apoyaban a recurrir a ciertas prácticas que pueden calificarse com o
propagandísticas. De ellas hay que destacar la m oneda com o elem ento principal.
D urante toda la E dad M edia hubo grandes dificultades en el terreno de la
num ism ática debido a varios factores: la propia época, el núm ero de acuñaciones,
reales o concesionarias, con infinidad de tipos y variantes, repetición de casi todos
los nom bres de m onarcas sin expresión de ordinal, diversos nom bres aplicados a
una m ism a m oneda, unos oficiales y otros vulgares, valoraciones que se m odifica­
ron con frecuencia en tiem po y lugar, infinidad de archivos vírgenes desde el punto
de vista num ism ático, gran núm ero de m arcas, bien de ceca o con otros posibles
significados, etc.
Todo ello, en térm inos de conocim iento, se traduce en dificultades, dudas y
diferentes interpretaciones para un m ism o tem a, lo que no deja de ser un aliciente
para la investigación.
C astilla con P edro I E l Cruel
D urante el siglo XIV se produjeron im portantes cam bios en las em isiones
m onetarias de los reinos hispanos. L a dobla tuvo una im portancia decisiva en la cir­
culación del oro, especialm ente en C astilla y en G ranada, m ientras que Aragón se
incorporará al área del florín (m oneda de oro de Florencia, con la flor de lis de la
ciudad, acreditada en todo el M editerráneo hasta la introducción del ducado vene­
ciano. Se inició en 1252 con un peso de 3,52 gram os, que fue im itado en toda
Europa, especialm ente en Aragón). En G ranada seguirá dom inando la «dobla», de
tipo alm ohade.
En C astilla el siglo XIV se inaugura reinando Fem ando IV (hijo de Sancho IV
y M aría de M olina), le sucede A lfonso XI. C asa en prim eras nupcias con
C onstanza, prom etida de Juan el Tuerto, a la que repudia m ás tarde para casarse con
M aría de Portugal, de la que tuvo a Pedro I. Se enam ora de Leonor de G uzmán,
abandonando a su esposa, para irse públicam ente a vivir con Leonor, de la que tuvo
siete hijos. Su agitada vida personal será decisiva para el futuro de C astilla y para
la aparición de los Trastámara.
Durante el reinado de Pedro I (1350-1369), se produjo una fuerte personaliza­
ción del poder político, concentrado en tom o al m onarca, paralelam ente a una
intensificación del choque entre nobleza y m onarquía.
El m onarca castellano llevó a cabo una política centralizadora e independiente
de otras fuerzas políticas. Para ello eligió a personas de poca relevancia, pero
expertas en cuestiones relacionadas con las tareas de gobierno, com o los juristas o
los judíos, así com o en nobles que acataban la superioridad regia.
Pedro I tuvo num erosos enfrentam ientos con la alta nobleza porque ésta no
aceptaba su política personal. Pero fue consciente de que no podía prescindir total­
mente de este grupo social, que padecía una fuerte crisis agraria que hizo dism inuir
sus rentas a lo largo del siglo. Esto dio lugar a un desesperado esfuerzo de los gran­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
des linajes por orientar la organización del Reino y consolidar su postura econó­
m ica y política. Este fenóm eno fue com ún a O ccidente y, al coincidir con el fo rta­
lecim iento m onárquico, ocasionó un violento choque entre am bos poderes, espe­
cialm ente virulento en Castilla al no existir unas clases m edias urbanas con la
suficiente entidad para am ortiguar el enfrentam iento. Pedro I, culm inando la polí­
tica de su padre A lfonso XI, triunfó donde habían fracasado otros soberanos que
buscaban el poder personal. Logró inicialm ente im ponerse a las aspiraciones nobi­
liarias de dar al Reino una estructura más contractual y de encerrar al m onarca en
un círculo estrecho de deberes y derechos en relación con aquellos linajes que unían
riquezas y poder. Así, durante los siglos XIV y XV, se produjo en O ccidente, no
sólo ni especialm ente en C astilla, una tendencia a buscar un fortalecim iento de los
poderes del soberano com o encam ación del Estado, que estuvo representada por
Pedro I (Castillo Cáceres, 1989).
Lo m ás im portante de las acuñaciones de Pedro I fue, sin duda, la abundante y
variada tipología de sus piezas, así com o su sim bología, en donde queda reflejada
la autoridad del rey con sus ricas vestiduras y una corona con detalles h asta el
m om ento desconocidos. D estacan po r su singular belleza las doblas denom inadas
de la «cabeza» y especialm ente «la dobla de diez doblas».
En C astilla la dobla fue la m oneda básica del oro desde F em ando III. El origen
de la dobla se encuentra en la m oneda alm ohade que contaba con una unidad aúrea
(el diñar) de 2,32 gram os de peso y un m últiplo, la dobla, de 4,60 gram os. Al recon­
quistar Fem ando III el Santo una serie de territorios en los que circulaba habitual­
m ente esta m oneda decidió im itarla y la acuñó en Castilla. El éxito de esta pieza
fue tan grande que acabó por arrinconar al «m aravedí», que se convirtió en mera
m oneda de cuenta. Pero la abundancia de doblas no aparece hasta el reinado de
Pedro I, por lo que puede suponerse que el núm ero de acuñaciones de los reinados
anteriores fue bastante reducido.
Pedro I acuñó doblas de 40, 35, 20 y 15 m aravedís, una dobla de diez doblas,
reales y m edios reales de plata, así com o piezas de vellón, em itiendo tanto los tra­
dicionales dineros com o nuevas m onedas, caso de la blanca. A unque m uchas de
éstas fueron acuñadas por Alfonso X y sus sucesores, m anteniendo los sím bolos
propios del reino de Castilla, otras presentan una tipología nueva, desconocida
hasta entonces en las piezas castellanas.
Existen tres de tipos de doblas de oro: 1) D O BLA S CO N CA SSTILLO /LEO N ,
a veces acom pañadas de siglas en el cam po; 2) D O BLA S CO N BU STO EN
A N VERSO Y CU A RTELA DO EN R EV ER SO ; 3) D O BLA S representadas por un
solo ejem plar con el rey de pie, revestido de arm adura en anverso y cuartelado en
reverso.
R especto a los epígrafes de estas piezas, tenem os en prim er lugar «la dobla de
diez doblas», que lleva en el anverso la leyenda: D O M IN U S M IC H I A U D ITO R ET
EGO DISCIP1AM IN IM ICO S M EO S E; reverso: PETR U S DEI G R A C IA REX
CA STELLE E LEG IO N IS E M C C C L X X X X L III. Las doblas de 40 y 35 m arave­
dís tienen en el anverso: PETR U S DEI G R A C IA R EX C A ST EL L E E LEG IO N IS;
y en el reverso la m ism a leyenda. Estas piezas pertenecen la m ayoría a la ceca de
Sevilla, en donde se labró abundante oro.
Lo más destacable en las m onedas de plata fue la introducción del «real», con
la inicial coronada com o em blem a de la realeza, que se acuñó im itando los tipos
europeos y representaba la versión castellana del croat catalán y del gros francés.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Esta moneda, con su inicial coronada y la leyenda circular en dos orlas, m uestra la
influencia europea en la num ism ática del reino de Castilla.
En un principio el real de plata se acuñó en num erosos estrados europeos, para
pasar en el siglo XIV a C astilla y constituir la base del sistem a español hasta el
siglo XIX.
G racias a la acuñación de las doblas de Pedro I se produjo la incorporación de
C astilla al arte m onetario del gótico, al tiem po que la m anifestación de nuevos sig­
nos de la soberanía real ya que, con estas m onedas, aparece por prim era vez en la
num ism ática castellana el m anto asociado a la figura del m onarca (C astillo
Cáceres, 1989).
Las m onedas de Pedro I fueron muy bien acogidas por sus sucesores, que gene­
ralizaron los tipos por él impuestos. Piezas com o la blanca, el real, el m edio real etc.,
perduraron y se consagraron durante siglos.
Los Trastám ara: E nrique II y sus sucesores
Los T rastám ara reinaron en C astilla desde 1369 hasta 1474 - s in incluir, por
supuesto, el reinado de los Reyes C atólicos, aunque Isabel fuera tam bién de la C asa
de los T rastám ara-, y en A ragón desde 1412 hasta 1516. '
L a necesidad de legitim ar la dinastía ante pretendientes con m ás derecho y ante
el descontento de algunos súbditos, llevó a Enrique II a realizar una política de
alianzas m atrim oniales con las m onarquías de Aragón, N avarra y Portugal, política
que pudo llevarse a cabo por la superioridad económ ica, dem ográfica y m ilitar de
Castilla. El sistem a de alianzas continuó con sus sucesores.
E nrique II (1369-1379), conocedor de las dificultades que le ocasionaría su ori­
gen ilegitim o, llevó a cabo una cam paña de desprestigio en contra de su herm ano
Pedro I, rey de Castilla, después de m atarlo en M ontiel, originando un desconcierto
político, social y económ ico. L a nobleza que siem pre apoyó a D. Enrique, en con­
tra de D. Pedro, se vio muy bien recom pensada y el triunfo nobiliario fue evidente
a través de la concesión de las «m ercedes» que el rey les concedió, en detrim ento
de la burguesía m ercantil, que apoyaba a D. Pedro. Este últim o había intentado
poner coto a las am biciones nobiliarias y reorganizar la H acienda Real m ediante la
realización de un índice fiscal en donde aparecieran los privilegios de los m unici­
pios, m encionando sobre todo los im puestos que pagaban y el beneficiario de los
mismos.
Si esto se hubiera llevado a la práctica, cosa que no pudo hacerse al ser asesi­
nado, habrían desaparecido los privilegios de un buen núm ero de nobles que p re­
tendían m andar y se beneficiaban económ icam ente sin razones jurídicas que los
justificasen. El triunfo de D. Pedro hubiera supuesto, en el terreno económ ico, la
suprem acía de una econom ía industrial y m ercantil sobre la agrícola y ganadera, y
en el cam po social el debilitam iento y posible final del feudalism o en Castilla
(M artín-Peñato, M .a J., 1991).
Los Reyes C atólicos pretendieron, un siglo más tarde, algo similar, pero con la
diferencia de que la nobleza m antuvo su poder económ ico aunque perdió el m ono­
polio político.
Enrique II fabricó m oneda dirigida fundam entalm ente a pagar a sus auxiliares
franceses. A cuñó doblas de 35 m aravedís con figura a caballo blandiendo espada
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
con cam po cuartelado de castillos y leones y la repetición del nom bre y títulos del
rey en anverso y reverso; el real sem ejante al de Pedro I, con las iniciales «EN»
ligadas y coronadas, y las m ism as piezas en vellón con los m ism os títulos; la blanca
llevó el busto coronado de frente y castillos y leones en orla de cuatro lóbulos, y
cornados con un solo castillo en el reverso.
Le sucede su hijo Juan I (1379-1390), que afianzó y fortaleció el poder m onár­
quico. Las C ortes fueron convocadas con m ucha frecuencia y se dictaron ordena­
m ientos fundam entales. Pero al final de su reinado aparecieron síntom as de grave
crisis. A consecuencia de la desastrosa guerra de Portugal y del alza de precios sub­
siguiente, este Rey se vio obligado a acuñar en 1386 una m oneda de baja ley, «el
blanco» o «A gnus D ei», que se labró en parte tam bién para poder sufragar los gas­
tos de la guerra contra el duque de Lancáster, pretendiente a la corona de Castilla.
Estas m onedas, denom inadas del «A gnus D ei» por la presencia del cordero en el
reverso, llevaban en el anverso una «Y» coronada, inicial del nom bre del rey y la
leyenda A G N U S DEI QUI TO LIS PEC; y en el reverso CATA M U N D I M ISESRERE N O BIS y el cordero de san Juan Bautista. Em itió tam bién reales en Sevilla,
de los tipos habituales con «Y» coronada; cornados con cabeza real coronada y cas­
tillo; novenes con castillo y león dentro de cuadrados.
L a m uerte de este rey, en plena juventud, presagiaba unos años difíciles.
En m edio de grandes turbaciones políticas y económ icas com enzó el reinado de
Enrique III (1390-1406), que fue uno de los m ás anárquicos de la historia caste­
llana, especialm ente durante su m inoría de edad. Las ciudades se enzarzaron en
abundantes guerras civiles y el m alestar popular descargó sobre los barrios judíos.
La alta nobleza quiso tom ar el poder m ilitarm ente, pero la pequeña nobleza, a
través de las Cortes, proclam ó a Enrique m ayor de edad con catorce años. Se
enfrentó a aquélla, con el apoyo de ésta, y elim inó el predom inio obtenido por las
C ortes en los años anteriores.
La inflación producida por sus antecesores obliga a Enrique III a em itir un
num erario fiduciario de m ás alto valor nom inal, alcanzando en este período su apo­
geo la m oneda denom inada «blanca». Inicialm ente esta pieza fue una m oneda de
plata de 4,55 gram os acuñada po r Pedro I, que llevaba un castillo y un león dentro
de seis lóbulos. Enrique III la im itó en 1390, pero acuñada en vellón, su valor era
de m edio m aravedí; en los reinados posteriores fue perdiendo a la vez ley y peso.
Es llam ada así por el color blanco de la plata, en su aleación con el vellón; esta
pieza perdurará hasta el reinado de Felipe 11 (1556-1598).
Em itió tam bién doblas de 20 m aravedís, de 2,1 gramos, llevando la cabeza
coronada de) rey y castillo; reales con los tipos habituales y divisores con E N en
letra gótica alem ana, y cornados con busto de perfil coronado y castillo.
A Enrique III le sucede Juan II de C astilla (1404-1454); su dilatado reinado
ocupa prácticam ente toda la prim era m itad del siglo XV, siendo una etapa de rela­
tiva calm a tras la profunda crisis económ ica, política y social que durante el siglo
X IV había afectado profundam ente a C astilla y a toda E uropa O ccidental.
Siendo muy jov en casó con M aría, hija de F em ando I de A ragón, naciendo de
este m atrim onio el príncipe Enrique (futuro Enrique IV). De su posterior enlace con
Isabel de Portugal (1447) nacieron los príncipes A lfonso e Isabel (la Católica).
A partir de 1420, C astilla fue escenario de una dura pugna política y social entre
la m onarquía y la nobleza. A los infantes de A ragón (hijos de Fem ando de
A ntequera), les instaló en puestos clave y les dotó de num erosos bienes.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
La m onarquía estuvo en m anos de A lvaro de Lqna, personaje que, desde su
posición oscura, llegó a convertirse en el favorito del m onarca castellano. El grupo
social en el que se apoyó el valido fue el de los sectores urbanos, la pequeña
nobleza y el bajo clero. Este sector era el que acudía a las Cortes y el que votaba
num erosos subsidios que la m onarquía necesitaba; esta especie de clase m edia exi­
gía una política económ ica proteccionista. Tam bién caracterizaba a este sector
social su orgullo de «cristianos viejos» y su aversión a los conversos.
A pesar de que en un principio el reinado de este m onarca disfrutó de una rela­
tiva calm a, el estilo autoritario de A lvaro de L una provocó el descontento de la aris­
tocracia castellana, que buscó la alianza de los infantes de Aragón para intentar
poner fin a la dictadura del C ondestable. Finalm ente el m onarca m oría, dejando a
su sucesor una profunda crisis económ ica y social.
Las acuñaciones de Juan II presentan unas series com pletas para los tres m eta­
les: D oblas de diversos valores para el oro, doblas de veinte doblas, de diez y de la
banda; esta últim a llam ada «dobla de la banda», lleva un escudo con una banda
entre dos cabezas de león de la orden de los «Caballeros de la B anda» (orden creada
por Alfonso X I y di suelta por F em ando e Isabel), y la siguiente inscripción:
anverso, IO H A N ES DEI G R A C IA LEGIO N I y en el reverso, IO H A N ES DEI
G RA CIA RE X CA STEL; reales de plata y cuartillos con castillo y león en Burgos,
Sevilla, Toledo y C uenca y cornados y blancas en vellón. Las blancas de Juan II
adoptan dos tipos: uno bien conocido de castillo y león con leyenda igual en las dos
caras: IO H A N ES : DEI G R A C IA : REX y del que se conocen ejem plares de las
cecas de Burgos, La Coruña, Sevilla y Toledo. Y otro de castillo por un lado y por
el otro un elem ento tan característico de este reinado com o es el escudo de la banda,
que presenta leyenda distinta en anverso y reverso y del que tan sólo se conocen
ejem plares de la ceca de Sevilla (Balaguer, 1981).
Enrique IV: L a cris m onárquica y la reform a m onetaria
Enrique IV (1454-1474), herm anastro de Isabel la Católica e hijo de Juan II de
C astilla y León, tuvo un reinado desafortunado. Engañado y traicionado por sus
consejeros, no pudo o no supo realizar una política coherente en el interior, que se
caracterizó por una form ación de ligas y alianzas favorables a la nobleza, que se
hizo pagar m ediante nom bram ientos y concesiones de carácter económ ico, aprove­
chándose de la debilidad del poder m onárquico. Esta debilidad de su reinado pro­
vocó una política m onetaria desafortunada: otorgó derechos de acuñación y rebajó
la m oneda, lo que trajo com o consecuencia la abundancia de concesiones para acu­
ñar piezas de m ala calidad. Según algunos autores, el aum ento de cecas alcanzó la
cifra de ciento cincuenta, lo cual nos parece exagerado, pero en todo caso significó
una anarquía, tanto en el terreno político com o en el económ ico. E sta cifra ha lle­
gado hasta nosotros por m edio de un docum ento anónim o, atribuido a A lfonso
Flórez (sacado de la obra de A ntonio R. de C atalina, de 1980) en el que se dice
entre otras cosas: «el rey, no teniendo afición al reino com o hom bre sin hijo á quien
le dexase, teniéndole ya todo enagenado, no habiendo en él renta, nin lugar, nin fo r­
taleza que en su m ano fuese de que poder facer m ercedes, com enzó á dar cartas fir­
m adas de su nom bre de Casas de M onedas. Y com o el reino estaba en costum bre
de no tener m ás de cinco casas reales donde la m oneda juntam ente se labrase, él dió
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licencia en el térm ino de tres años com o el reino obo ciento é cincuenta casas por
sus cartas é m andam ientos. Y con estas ovo muy m uchas más de falso, que pú b li­
cam ente sin ningún tem or labraban cuan falsam ente podían y querían; y ésto no
solam ente en las fortalezas roqueras, m ás en las ciudades y villas en las casas de
quien querían: tanto que com o plateros y otros oficios se pudiera hacer a las puer­
tas y en las casas donde labraban con facultad del Rey, la m oneda que en este más
hacían, en el segundo la deshacían y tom aban á ley más baxa, é con esto ovo tan
grandes negociaciones en las Casas de las M onedas que non había en el Reino otro
trato» (C atalina, 1980).
U na de estas ciento cincuenta casas de m oneda fue la de M adrid, según una
Cédula Real del 2 de diciem bre de 1467, en donde se nom bró com o tesorero m ayor
a Fem ando de Pareja, para que eligiera a los obreros y oficiales y que éstos tuvie­
ran el m ism o núm ero y salario que los de la C eca de Segovia, así com o el mismo
tipo de juram ento, según lo ejecutaba Juan de M orillo, Tesorero M ayor de Segovia.
En este taller de M adrid se labraron «Enriques», m edios Enriques, cuartos y m edios
cuartos de vellón y la m oneda de oro que sería de 23 quilates.
Este rey, en 1454, estableció de nuevo la C asa de la M oneda de Segovia. En
1471 aparecen en este taller los prim eros «castellanos» de oro; m oneda de ley de
23 3/4 quilates y peso de 4,60 gram os, cuyo anverso presenta un castillo. Por exten­
sión se dio este nom bre a la m oneda de oro castellana, labrada después por los
Reyes C atólicos conform e al O rdenam iento de 1475. Este tipo de m onedas se
acuñó en las seis fábricas reales, que com ponen una espléndida serie.
En S egovia se labraron tam bién piezas de oro denom inadas «enriques de la silla
alta» por representar al M onarca sentado en un trono de alto respaldo, con un
pequeño león a los pies. Los epígrafes suelen ser EN RICV S QVARTVS D E I G RA TIA R E X / EN RICV S REX CA ST ELL A E ET LEG IO N IS, aunque hay m uchas
variantes; se conocen m onedas de Burgos, Segovia y Sevilla. Las «doblas de la silla
baja», llam adas así porque el asiento del rey carece de respaldo alto, se labraban en
Sevilla, con las m ism as leyendas que las de los prim eros enriques.
Enrique IV continuo la labra de reales de plata, con el busto del Rey en el
anverso y castillos y leones en el reverso; la corona era doble, la de León y Castilla,
y llevaba las iniciales de su nom bre EN. A cuñó m edios reales com o m oneda in fe­
rior. En el vellón, las piezas más características fueron las blancas, con el busto real
en un lado y castillo en el otro; m edias y cuartos de blanca (Balaguer, 1985).
La abundancia de testim onios escritos, encontrados en el A rchivo M unicipal de
Toledo, referentes a la política m onetaria de este m onarca castellano, nos da pie
para realizar una serie de com entarios centrados en el análisis de estos docum entos.
El núm ero 1 es una C arta fechada el 25 de ju lio de 1468, en la que Enrique IV
se dirige a las autoridades de Toledo pidiendo que la m oneda del «Enrique» tenga
un valor de 340 m aravedís; la dobla 240 m aravedís; el florín 180 m aravedís y el
real 20 m aravedís; y la persona que no lo cum pliera se le confiscasen sus bienes.
Con este docum ento pretendem os probar la preocupación del m onarca por el valor
de las m onedas, en continuo proceso de devaluación.
Por su parte, el núm ero 2, conservado tam bién en el A rchivo M unicipal de
Toledo, insiste en la m ism a línea cuando dice: «Bien sabedes e a todos es notorio
los grandes m ales e dam pnos e destruysiones que en mis Regnos generalm ente a
todos mis subditos e naturales dellos se han seguido e syguen por cabsa de la
grande corrupción de la m oneda que en ellos se ha labrado e labra».
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En otra R eal Cédula, el docum ento núm ero 3, se dirige a los tesoreros, ensaya­
dores, m onederos, oficiales, etc., de Toledo, así com o de las restantes Casas de
M oneda de sus Reinos, para ordenarles que no fundan ni deshagan ninguna m oneda
de plata, oro y vellón para hacer nuevas m onedas, porque quien lo hiciera puede
incurrir en pena de m uerte y perder todos sus bienes que serían repartidos, una parte
para el que lo denunciara y la otra para el juez o alcalde que tenga que juzgarles.
El docum ento núm ero 4 es una nueva C arta dada en Segovia el 24 de septiem ­
bre de 1470, en la que se dirige tanto a las personas que integran la ceca de Toledo
com o a las del resto de sus Reinos: tesoreros, ensayadores, guardas, etc., prohi­
biéndoles que se labre ninguna clase de m oneda, bien sea de oro, de plata o de
velló n en n in g ú n lugar, ni ta m p o co se cre en n u ev o s ta lle re s sin su p erm iso .
Y encarga a parte de sus súbditos para que si descubren alguna irregularidad de este
tipo lo denuncien para que estas personas sean condenadas, o bien a pena de
muerte, o se les aprenda y se les form e un juicio, secuestrándoles sus bienes.
El m onarca prom ulgó tam bién varios O rdenam ientos; el más antiguo que h a lle­
gado hasta nosotros es el de A randa de 1461 (Figuerola, 1932), en donde alega que
la circulación m onetaria del reino ha sufrido gran quebranto por tres causas:
1 -P o rq u e el país se ha quedado sin m oneda de blancas, debido a que son saca­
das del m ism o por tierra y por mar, con objeto de fundirlas.
2.-P orque la m oneda de oro y de plata cada día se cotizaba a un precio más ele­
vado, lo que provocaba la inflación y el encarecim iento de todos los productos.
3.-P o rq u e fuera de las cecas reales se habían batido grandes cantidades de
«doblas de la banda», de baja ley, que circulaban am pliam ente por el reino y que el
pueblo no distinguía de las auténticas, por lo que continuam ente eran defraudados,
en especial las clases menos pudientes.
A propósito del abuso del aum ento de talleres y del desorden existente en la
acuñación de m oneda, en otro docum ento fechado el 7 de diciem bre de 1470 (docu­
mento núm ero 5), el rey se dirige al pueblo de la ciudad de Toledo, quejándose de
esta situación y encargando a dos personas leales al m onarca para que visiten los
otros R einos y traten de poner rem edio a la anarquía económ ica existente.
La m ism a idea aparece en el docum ento núm ero 6, donde dice: «m andé y hordené que cada vn enrrique fino de justo peso de los que yo m andé labrar en las mis
seys casas de m oneda, valiese dende en adelante cuatrocientos m aravedís, e cada
vna dobla de la vanda valiese trescientos m aravedís...».
Las num erosas contiendas que sufrió C astilla durante este reinado se reflejan
tanto en las em isiones m onetarias, realizadas con la intención de salvar la difícil
situación económ ica, com o en el alza de ios precios de las m onedas de oro y plata;
sirva com o ejem plo que en 1462 «el enrrique» se cotizaba en 240 m aravedís, la
dobla en 150 y el real en 16. Pues bien, tres años después ya habían subido a 300,
200 y 20, respectivam ente. Para salvar esta situación se prom ulgó el O rdenam iento
de Segovia, el 10 de abril de 1471, con la intención de rem ediar la anarquía eco­
nóm ica existente a causa de la apertura de num erosos talleres m onetarios abiertos
por concesión real, en donde se reducía el núm ero de cecas a seis: Burgos, Toledo,
Sevilla, Segovia, Cuenca y La Coruña, poniendo en una de las áreas la leyenda
X PS-VINCIT-XPS-REGNAT-XPSIM PERAT, que antes no había figurado en nin­
guna otra m oneda castellana. Este O rdenam iento de S egovia nos inform a de las
acuñaciones del final del reinado, en el que se dan las instrucciones sobre la tercera
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em isión de oro (Enrique y divisores), la segunda em isión de plata (reales y m edios
reales) y la cuarta y últim a de vellón (blancas).
‘
Finalm ente, es necesario m encionar el corto reinado del infante D. A lfonso
(1465-1468), que fue proclam ado rey en A vila por la nobleza descontenta del
gobierno de Enrique IV. Su producción m onetaria fue equivalente a la de su her­
m ano Enrique.
Al m orir este infante en 1468, los nobles castellanos enfrentados a Enrique IV
eligieron reina a D,a Isabel, herm ana de am bos, que contrajo m atrim onio en 1469
con F em ando, heredero de Aragón. E n 1474 el m onarca castellano m oría, sucediéndole la R eina Católica.
Con la llegada de los Reyes C atólicos al poder finaliza en C astilla uno de los
períodos de la H istoria más conflictivos en todos los cam pos, político, social y eco­
nómico, y se da por term inada la dinastía de los Trastámara.
C onclusiones
Los siglos X IV y XV fueron testigos de grandes cam bios que afectaron a las
estructuras económ icas y sociales, tanto com o a la religiosidad y a la concepción
del m undo y que darán lugar a una rem odelación del sistem a feudal, que m arca el
paso a la E dad M oderna.
En Castilla, durante el reinado de Pedro I se produjo una fuerte personalización
y fortalecim iento del poder político, concentrado en to m o al m onarca, paralela­
m ente a una intensificación del choque entre nobleza y m onarquía. D esde el punto
de vista social este rey intentó debilitar el sistem a feudal en Castilla.
Durante su reinado hubo im portantes cam bios en el sistem a y los tipos m oneta­
rios, utilizando tanto m odelos tradicionales com o otros nuevos, especialm ente en la
acuñación de las doblas, con las que incorporó en C astilla el arte m onetario del
gótico.
La subida al poder de los T rastám ara truncó su política reform ista, cam biando
el panoram a de C astilla con esta dinastía. La situación económ ica, política y social
por la que atravesó este reino se vio reflejada en la m oneda. M ientras los
Trastám ara gobernaron hubo un denom inador com ún: la anarquía económ ica.
Todos los problem as repercutieron en la acuñación de m oneda con abundantes fal­
sificaciones. Las cecas proliferaron de una m anera alarm ante y la devaluación de la
m oneda fue corriente.
Se puede deducir de todo ello que estos m onarcas llevaron a cabo una política
económ ica equivocada, rebajando la m oneda, otorgando derechos de acuñación, etc.
El m alestar político y social de Castilla fue el reflejo fiel de lo que ocurrió en el
cam po num ism ático.
Los R eyes C atólicos heredaron así una situación m onetaria m uy deficiente. Con
su reinado se inaugurará una etapa de autoritarism o político de la m onarquía, que
se reflejará en su gran preocupación por los tem as m onetarios; ellos fueron los
autores de la prom ulgación de la conocida O rdenanza de M edina del Cam po, que
se ocupó del derecho penal, adm inistrativo y económ ico de la elaboración del
num erario. Su reform a m onetaria será encuadrada dentro de una política de restau­
ración económ ica, que con los Trastám ara fue bastante deficitaria.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
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A péndice docum ental
Caja 8. Legajo 1. N .° 17.
Zedula del S ennor Rei D. Henrrique. Su fecha en M adrid / a 25 de Jullio de
1468 para que se pregone tener de ba- / lor la m oneda de H enrrique 340
m arauedis, y la doble 240 / m arauedis, y el florin 180 m arauedis, y el real
20 m arauedis y no mas / para que asi se guarde.
25 de Julio 1468
El Rey
mis alcaldes, alguasiles, rregidores, caualleros, escuderos, oficiales, ju rad o s
diputados e om m es buenos de la / muy noble e muy leal gibdad de Toledo: yo
mando e ordeno, entendiendo que cum ple asy a mi / servicio e a pro e bien com ún
de mis Regnos quel enrrique no valiese mas de trecientos e quarenta / m arauedis, e
la dobla do£Íentos e quarenta m arauedis, e el florin 9Íento e ochenta m arauedis e el
rreal veynte / m arauedis, lo qual se guarda en todos m is rregnos e sennorios e a mi
m e es fecha rrela^ión que en esa gibdad se / non guarda e ay algunas personas que
eceden mi ordenación e m andam iento en esa parte por m erced yo vos / m ando fagades luego pregonar en esa dicha gibdad que luego guarden la tasa sus nom brada /
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en la dicha [forma] e non la quebranten so pena de confiscación de los bienes de
los que la quebrantaren, la / qual fagades luego estándar en los transgresosres de la
dicha ordenación por quanto asy cum ple a mi / seruicio [e a bien com ún] desa dicha
Cibdad e de m is R egnos e sennorios. De m adrid, veynte e cinco dias de Julio / anno
de LXVIII.
Yo el Rey
Por m andado del Rey, Fem ando
(rúbrica)
del Pulgar.
B alor a la m oneda.
Caja 8. Legajo 1. N .a 18
C édula Real de! Señor Rey D. H enrrique su fecha / en O caña a 14 de
F ebrero de 1469 para que no se / pueda defacer ninguna m oneda de plata,
oro ní / bellon para nuebas m onedas y que publique, segu-/ arde asi bajo de
Ciertas penas.
Don Enrrique por la gracia de D ios Rey de Castilla, de León, de Toledo, de
Gallisia, de Seuilla, de Cordoua, de M urcia, de Iahen, del A lgarbe, de A lgesira, de
Gibraltar, e S eñor de V izcaya e de molina, a los yn-/ fa.ntes, duques, condes, m ar­
queses, rricos ornes, m aestros de las ordenes, priores, com endadores, subcom endadores, alcaydes de los castillos e casas fuertes e llanas e a todos los / Concejeros e
rregidores, alcaldes, alguasiles, m erinos, rregidores, caualleros, escuderos, oficiales
e ommes buenos ansy de la muy noble cibdad de Toledo com o de / todas las otras
cibdades, villas e logares de los m is rregnos e señoríos e a los mis thesoreros, guar­
das valancarios e ensayadores m onederos e otros oficiales / de las m is casas de
m oneda de los dichos mis rregnos e a qualesquier otras personas m is vasallos e sub­
ditos e naturales e de qualquier estado e condición, prehem inencia e / dignidad que
sean e a cada vno de vos a que esta mi carta fuere m ostrada o el traslado della sygnado de escriuano publico, salud e gracia. Sepades que yo soy ynform ado / que
algunas personas, pospuesto el them or de D ios e mió, e en m enospresio de la mi
justicia, contra el them or e form a de las leyes e ordenancas de los dichos m is rreg­
nos / que lo tal prohíben e defienden en grand de servicio mió e en daño e detri­
mento de la cosa publica de los dichos mis rregnos non curando de las penas en tal
caso establecidas / han desfecho e fundido, desfasen e funden todas las m onedas de
oro e plata e vellón que yo m ando labrar para tom ar a faser dello m oneda de monto,
ley e talla della / que po r mi, con acuerdo de los grandes de m is rregnos e délos p ro ­
curadores de las cibdades e villas dellos, e luego com o en estos m is Regnos s u s i ­
dio fue ordenado e / m andado que selabrase en tal m anera que ya no se fallan algu­
nas délas dichas m onedas de las que yo asy m ando labrar, de lo qual a mi se ha
seguido e sygue / m ucho deservicio e a estos dichos mis Regnos e a los vesinos e
m oradores dellos m ucho dapno an por que en lo tal a mi com o Rey e señor perte­
nece proueer / rrem ediar e sobre esto los procuradores de las cibdades e villas de
los dichos m is Regnos que conm igo están en C orte m e suplicaron que m andase
proueer e yo con / acuerdo dellos entiendo prestam ente dar orden cerca déla lauor
de la m oneda por que sea toda vna e de vna ley e talla e por la variación e m udanca
della se non fagan / los tales fraudes e cohisyones e m andar pugnir e castigar a los
que lo tal han fecho mis m ercedes dem andar entretanto. E p o r esta mi carta m ando
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
e expresam ente / defiendo a vos los dichos m is thesoreros e oficiales de las mis
(casas) de m oneda e a todos e a qualesquier personas de qualquier ley, estado e co n ­
dición, prehe-/ m inencia e dignidad que sean e a cada vno dellos que de aqui afie­
lan te non fuer osador de fundir nin desfaser nin fundan nin desfagan en publico nin
en secreto las / dichas m onedas de oro e plata e vellón en alguna dellas nin de las
com prar para las desfaser ni fundir e la dexen enteram ente com o están e por m anera
que la dicha / m oneda corran e ande librem ente so pena que cualquier que de aqui
adelante fundiere o desfisiere la di cha m oneda o al que lo com prare e diere a fun­
dir o lo fauores / fiere, consintiere o fuere en ello yncurra e aya en pena de m uerte
e pierda todos sus bienes m uebles e rraises, la tercia parte para la mi C am ara e la
otra tercia parte / para el acusador e para el que lo denunciare a mi o a los del mi
Consejo e lo prouare, e la otra ercia parte para el alcalde o ju es que lo jusgare,
puesto que vos m ando a todos e a ca-/ da vno de vos que ansy guardades e fagades
guardar de aqui adelante non enbar gante quales quier m is cartas e cédulas de
licencia que yo aya dado a vos los dichos / m is thesoreros e oficiales de las dichas
m is casas de m oneda e otras quales quier persona o personas para poder fundir e
desfaser las dichas m onedas ca yo por la / presente las rreuoco e doy por ningunas
e de ningund valor e que vos las dichas mis justicias fagades luego pregonar p ubli­
cam ente por las placas e m ercados / e otros logares acostum brados desas dichas
cibdades e villas e logares esta mi carta o el dicho su traslado sygnado com o dicho
es p o r pregonero e ante escriuano / publico porque todos lo sepan e de ello non pue­
dan pretender y norancia e fecho el dicho pregón sy alguna o algunas oersonas co n ­
tra lo en esta m i carta contenido / fueren o pasaren que vos las dichas m is justicias
esecutedes e fagades luego escritura en los tales e en cada vno dellos e en sus bie­
nes las personas suso / dichas. E de com o esta mi carta sea leyda e pregonada e la
com plides m ando so pena de la m i m erced e de dies m ili m arauedies para la mi
Cam ara a qualquier / escriuano publico que para esto fuere llam ado que de ende
alque vos la m ostrare testim onio signado con su sygno porque yo sepa com o com ­
plides m i m andado./ D ada en la villa de O caña a catorse dias de Febrero anno del
N ascim iento de N uestro Sennor Ihesu Christo de mili e quatrocientos sesenta e
nueue annos.
Yo el Rey (rúbrica)
e yo Iohan de O viedo, secretario del Rey nuestro sennor la fise escriuir por
su m andado.
Caja & Legajo 1. N ? 19
P rouision del Sennor Rei D. H enrrique. Su fecha en Segouia, en 24 de
Septiem bre de 1470 para que no se / labre m oneda de plata, oro, ni bellón
en parte / alguna sin lizencia del Rey.
D on E nrrique por la gracia de D ios, R ey de Castilla, de L eón de Toledo, de
G alisia, de Seuilla, de C ordoua, de M urcia, de Iahen, del A lgarue, de A lgesira, de
G ibraltar e Sennor de Viscaya e de / M olina, a los prelados, D uques, condes, m ar­
queses ricos om m es, m aestros de las hordenes, priores e a los del mi Consejo, e
oydores de la m i A bdiencia, alcaldes e notarios e otros / oficiales de la mi casa e
corte e C hancillería e a los [cojm endadores subcom endadores, alcaydss de los cas­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
tillos e casas fuertes e llanas e a todos los concejos, corregidores / alcaldes, alguasiles, rregidores, caualleros, escuderos oficiales e om m es buenos de la noble e leal
g b d a d de toledo, e de todas las otras cibdades e logares de los m is Reynos / e sennorios e a qualesquier m is thesoreros e ensayadores e valanyarios e guardas e capatases e m onederos e otros qualesquier personas que con mi l u e n g a e syn / mi
lu e n g a e m andado avedes labrado e labrades m oneda de oro e plata e vellón en
qualesquier casas de m oneda e Sibdades e villas [e logares] e castillos e for- / talesas de m is R egnos e [sennorios e a otras qualesquier] personas m is subditos e natu­
rales de qualesquier ley e estado o [condición e prem inencia] o dignidad / que sean
e a cada vno del los [a quien ésta mi carta fuere m ostrada] o el traslado della synado
de escriuano público o della supisdes en qualesquier [manera] salud e g rag a : bien
i sabedes que yo acatando los grandes e yntolerables dannos e m ales e distruyciones que en los dichos mis Regnos com unm ente auido vasallos e sub* / ditos e natu­
rales dellos se rccrcsyian por cabsa de la variedad de la m oneda de oro e plata e
vellón que en ello se labraua, yo con acuerdo de los prelados e [subditos] / de los
dichos mis Reqnos e de [los del mi consejo que a la sacón] conm igo estauan en la
villa de m edina del Cam po, m andé e defendy espresam ente / so graues e grandes
penas [ciuiles en crim inales que persona] nin personas algunas fuesen osados de
labrar nin labrasen m oneda de oro nin de plata nin de / vellón en m engua en algu­
nas casas de m oneda e sibdades, villa e logares e castillos e fortalesas de los dichos
m is Regnos asy aquellos a quien yo di lu e n g a / para labrar com m o a otros algunos
[que syn mi l u e n g a labrauanj lo qual todo m andé pregonar e fue pregonado publi­
cam ente por las placas e m ercados de la / dicha villa de M edina del Cam po segund
[en todos m is Regnos] fue o es público e notorio, después de lo qual yo soy ynform ado que m uchas personas en / m enosprecio mió e de la mi justicia, e non tenniendo las penas e casas establecidas por las leyes de los dichos mis Regnos ni las
que yo unpuse por la dicha mi / carta con osadia tem eraria m ostrándose destraydos
e desam adores de la cosa pública de los dichos mis Regnos, e generalm ente de
todos los tres estados dellos asy / aquellos a quien yo dé lu e n g a e abtoridad para
que labrasen com m o otros algunos syn lu e n g a e m andado han fecho e quieren
faser e han labrado e labran contra / el dicho mi espreso defendim iento m oneda de
oro e plata e vellón de m ucha m enor ley e talla de la que yo ordené. Et constituy
que se labrase quando se auiese de labrar en / los dichos m is Regnos, et asy m ism o
porque la m uchedum bre de las dichas casas e m onsda ay sean desvariedades et
adversidades e [abaratam iento] / en la ley e talla de la dicha m oneda que se labra e
non es toda vna ley nin vna talla nin es com ún nin ygual com m o deue ser e syempre fue en m is Rey- / nos lo qual todo sea destru y g o n e perdim iento e dam no
com ún de los dichos mis Reynos e señoríos generalm ente de todos m is subditos e
naturales / dellos, a todos es notorio e m agnifiesto, e por que a mi com m o Rey e
soberano sennor pretenes^e obrar e rrem edyar a tan grand danno e destruyeron
general e pu- / nir e castigar los trandgresores e rrebeldes e desobidyentes al dicho
mi defendim iento e prohibición. Et otrosy, por quanto yo enbio llam ar ciertas per­
sonas de / algunas cibdades e villas de mis R egnos, fiables e de buenas concensias
esperim entados e maestros e om m es sabios e entendidos en la lauor de la / m oneda
que se deue labrar en ellos para dar orden con consejo de los prelados e grandes
dellos que conm igo están en la m oneda que se deue labrar, de que ley e talla / deue
ser para que se guarde lo que cum ple a mí seruicio et bien com ún de los dichos mis
Reynos e subditos e naturales dellos porque la m oneda que asy / ouiere de labrar
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
sea tal con que todos mis subditos y naturales puedan bien pasar entretanto m ande
dar esta mi carta para vosotros por la qual o por el dicho / su traslado signado
com m o dicho es, por segunda ju sio n e espreso defendim iento m ando e defiendo a
todos e a cada vno de vos que del dia que vos fuere notificada / en su dicha ( ) o
della supierdes en qualquier m anera fasta tres dias prim os seguientes ninguno nin
alguno de vos seades osados de labrar nin labrades / m oneda alguna de oro nin de
plata nin de vellón en ninguna nin algunas desas dichas qibdades e villas e logares
e castillos e fortalesas e casas asy aquellos que / tyenen mi licensia e abtoridad para
ello com m o otros qualesquier que la non tiene nin dedes a ello fauor nin ayuda en
consejo nin consentim iento antes vos juntades / todos dandovos fauor e ayuda para
ésto los vnos a los otros lo defendadss e rregistrades e non consyntades nin dedes
lugar a que la dicha m oneda se labre / en m ansra alguna asy com m o cosa que rredunda en destrucción e perdim iento generalm ente de los dichos mis Regnos e seño­
ríos e de todos m is subditos / e naturales dellos los quales vos m ando que fagades
e cum plades asy non enbargante qualesquier m is cartas de licencia que yo aya dado
a qualesquier caualleros e / personas para labrar la dicha m oneda, en caso que en
ellas se non tengan que gelas yo dy de juro de heredaden rrem unerasion de ser­
vicios que m e ayan fecho en / pago de sueldos o de debdas que los yo deua o en
equiualencia de qualesquier cosas que los yo aya de d ar en por otra qualquier via e
form a que / sea e ser pueda, lo qual todo aviendolo aqui por ynserto e encorporado
com m o sy de palabra a palabra aqui fuese puesto aviendo dellas / cierta noty$ia e
conoscim iento, porque entiendsn que cum plen asy a seruisio de D ios e m ió e bien
com ún de m is R egnos lo rreuoco todo e caso e a- / nulo e doy por ninguno e de n in­
gún valor, e quiero e m ando e es mi m ersed e voluntad, determ inada e final
en tención que syn enbargo de todo / ello non labrades nin consyntades labrar nin se
labre la dicha m oneda, e rreuoco e do por ninguno qualquier poderío e abtoridad
que yo aya dado / a qualesquier persona o personas de qualquier estado, condiqion
[preminencia] o dignidad que sean e a qualquier cibdades e villas e logares e casti/ líos, a a qualesquier thesoreros e oficiales para labrar la dicha m oneda, la qual
todo vos m ando que fagades pregonar asy publicam ente por las plasas / e m ercados
e otros logares acostum brados desas dichas cibdades e villa e logares por pregonar,
e ante escriuano público por que venga a notisia de / todos, et de ello non pudades
nin puedan pretender ynorancia, et non fagades ende al por alguna m anera so pena
de la m i m ersed et de perder los cuerpos / et de todos vuestros bienes e villas e loga­
res e castillos e fortalesas et m ayoradgos de los que lo contrario fasieren, lo qual
todo por el m ism o fecho, yo / por la presente confisco e aplico e he por confiscado
e aplicado para la mi C ám ara e fisco, e sy contra este dicho mi defendim iento en
algunas sibdades / e villas e logares et castillos e casas, de aqui adelante la dicha
mone da labraren, por ésta dicha mi carta vos m ando que vos yuntedes todos pode­
rosam ente / con mano arm ada vayades a la casa o lugar e fortalesa donde la tal
m oneda se labrare e la destruya des e derribedes fasta la poner por / el suelo e perdades los cuerpor e sequestrades los bienes a los ofisiales e m onederos e otras per­
sonas que fallaredes que labran la dicha m oneda, et los traygades / presos ante mi
a la mi Corte para que en sus personas e bienes se esecuten las penas en derecho en
tal caso esta b le a d a s, et porque lo suso dicho se pueda mi [ca] / guardar por esta
dicha mi carta, m ando a vos las dichas justicias que de aqui adelante cada vno en
su ju risd iíio n cada mes fagades pesquisa e ynquesyfion e [sepáis] / quien e qual
personas son las que labran la dicha m oneda o lleuan oro o plata o cobre para lo
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
labrar, et a los que por la dicha pesquisa fallardes culpantes les perdades los / cu er­
pos e sequestredes los bienes ... e los traygades presos ants mi, e los bienes que asy
sequestrades que sea la tercia parte dellos para la persopa que lo / acusare e
denunciare e la otra tercera parte para el concejo e rregim iento de la cibdad, villa o
lugar donde ésto acaes ciere, e la otra tercia parte para la mi C ám ara / Et por que lo
suso dicho que yo m ando e defiendo por esta mi carta aya efeto e esecuqion ynteruiniendo en ello auxilio del braco eclesiástico, por la presente / ruego e rrequiero
a vos, los dichos prelados et a qualesquier abades, preuisteros vicarios que tenedes
poderío e jurisdicion para lo poder defender e aprem iar / et puniéndola via e jurisdicion eclesiástica que pongades es com unión general contra todos e qualesquier
personas que fueren o pasaren contra este dicho mi m andam iento et / defendim isn
to e porcedades a entredicho e cesación délos oficios deuinidades en todas las cibdades e villas e logares e castillos e fortalesas donde la dicha / m oneda se labrare e
los aprem iades por todas las otras censuras eclesiásticas, de m anera que la dicha
lauor de la m oneda cese pues es en tanto danno de m is R eynos / et de todos mis
subditos e naturales e es muy grand pecado e cargo de conSiensia a todos aquellos
qus la labran o labraren contra m i m andam iento. D ada en la / cibdad de Segouia,
veynte e quatro dias de D esiem bre (?), anno del nascim iento de N uestro Sennor
Ihesu C hristo, de mili e quatrocientos e setenta annos.
Yo el Rey
Yo Iohan de O uiedo, secretario
(rúbrica)
del Rey nuestro Sennor, la fise
escriuir por su mandado.
Caja 8. L egajo 1. N. ° 20
Carta del Sennor R ey D. H enrrique scripta a la ciudad su fecha en Segovia
a 7 de D iciem bre de 1470 para que la ciudad em bie dos personas de ynteligencia con quien tratar sobre la nueba fabrica de moneda.
1470
El Rey
alguasiles, regidores, cavalleros, escuderos, pueblo e com ún de la m uy noble e
muy / ( ) cibdad de Toledo, porque acatado lo que cum ple a servicio de D ios e mío
e al bien publico / ( ) e m is Reynos e señoríos e p o r dar rrem edio e rreparo en la
desorden de la / (m one)da que se fase en ellos, he deliberado con consejo e acuerdo
de los grandes que conm igo / an de dar luego orden e form a que se faga e labre
buena m oneda e de tal / e valor conque todos mis subditos e naturales puedan ju sta
e pro vechosa-/ m ente bivir e contratar, para lo qual yo enbio m andar a algunas de
las cibdades e / otros de mis rreynos que enbien luego a mi personas que entiendan
en ello. Por ende / vos m ando que desa dicha cibdad em biedes luego aqua a la mi
corte dos personas / (que) sepan e entiendan en el dapno de lo que agora se fase e
sepan dar consejo en la / (l)auor de la m oneda que se deue faser para el prouecho c
bien com ún de los dichos m is / Reynos e que sean de buena conciencia e fieles e
tales que syn pasyon alguna digan / en elfo lo que entiendan que m as cum pla a
seruicio de D ios e mió e a bien universal / de todos estos dichos m is rreynos e faser
por m anera que luego syn detenim iento / vengan aqui, porque com o vedes es cosa
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
que mucho cum ple. De la muy noble cibdad / de Segovia, a siete dias de D isiem bre
anno de setenta.
Yo el Rey
P or m andado del Rey
Sobre fabricar nueba m oneda
Iohan de O uledo
a Toledo
Caja 8. Legajo 1. N .°2 J
Pragm ática de B aja de m oneda en que quedo / re d u n d a a la m itad. Firm ada
del Sennor R ey D on / H enrrique, su fecha en Segouia a 24 de D eqciem bre
de / 1470.
Don Enrrique, por la gracia de Dios, Rey de C astilla, de León, de Toledo, de
G allisia, de Seuilla, de Cordoua, de M urcia, de Jahen, del A lgarbe, de A lgesira, de
G ibraltar, e S ennor de Viscaya e de M olina / , a los prelados, duques, condes, m ar­
queses, Ricos om m es, m aestres de las O rdenes, priores e a los del mi Consejo, e
oydores de la mi avbiencia, alcaldes, notarios e otras justicias e oficiales de la / mi
casa e Corte e C hancilleria e a los com endadores, alcaydes de los castillos e casas
fuertes aledañas, e a todos los consejeros, alcaldes, alguasiles, rregidores, caualleros, escuderos / oficiales e om m es buenos de la muy noble cibdad de Toledo e de
todas las otras cibdades e villas e logares de los m is Regnos e Señoríos e a otras
quales quier personas m is subditos e natura- / les de qualquiera estado condición,
prehem inencia o dignidad que sean, e a cada vno de vos, salud e gracia. Bien sabsdes e a todos es notorio los grandes males e dam pnos e destruye-iones que en m is /
R egnos generalm ente a todos mis subditos e naturales dellos se han seguido e
syguen por cabsa de la grande corrupción de la m oneda que en ellos se ha labrado
e labra, por lo qual / yo queriendo en ello proueer e rrem ediar com o cum ple a
seruicio de D ios e mió e a bien de la cosa publica de mis Regnos, con acuerdo de
los prelados e grandes de m is Reynos que conm igo están / hera dado e defendido
espresam ente por m is cartas que para ello he dado e di que todas e quelesquiere per­
sonas asy los que tienen m i licencia e facultad para labrar la dicha m oneda, com o
los que / labrauan syn mi licencia cesen de labrar so ciertas penas e casos en las
dichas m is cartas contenidas e por qual dicho mi defendim iento, proybiqion ayan
presto efecto e execucion / rrogue e rrequeri a vos los dichos prelados que acatando
la lauor de la dicha m oneda ser cosa perniciosa e muy dam pnosa a todos los tres
estados de m is R eynos, ayudando con vuestro braco / eclesiástico a m is m anda­
m ientos rreales dedes vuestras cartas de censuras contra los que de aqui adelante
labraren la dicha m oneda, e para dar orden que de aqui adelante en m is Reynos se
labre / buena e ju sta m oneda conque todos m is subditos e naturales puedan prouechosam ente bivir e contractar. Ese enbiado llam ar procuradores de las c¡bdades e
villas de mis Reynos e / otras personas fienes e de buenas conciencias que sepan e
conoscan el dapno que se ha fecho en la lauor de la dicha m oneda que al presente
corre e puedan consejar cerca de la m oneda que / se deua labrar que sea buena e
ju sta com o dicho es por m anera que la desorden e confusión déla dicha m oneda
Cese e se procura en ello com m o cum ple a servicio de D ios e mío e al / bien de la
cosa publica de mis Reynos e com o quier que segund la flasedad e poca ley en valor
de los quartos que agora corren yo quisiera luego m andar cesar de todo punto el vso
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
/ dellos por ser com m o es m oneda que no tiene ley verdadera e ansy non rregibe
ensy valor ni estim ación alguna, pero por que entre tanto que se da orden en la lauor
de la dicha buena / m oneda que será m uy presto con la ayuda de dichos m is subdi­
tos e naturales tengan m oneda con que com unicar e con tractar con acuerdo de
algunos prelados e grandes de m is Rey- / nos que conm igo están, he ordenado e
m andado e por ésta mi carta la qual quiero que aya e trayga fuerqa e vigor de ley
bien asy fuese fecha e prom ulgada en Cortes / , ordeno e m ando que fasta que se
dada en la lavor de la dicha buena m oneda e se com ience a labrar com m o dicho es
vala cada vn quarto de la m oneda de quartos que agora corre / dos m aravedís e non
mas porque vos m ando que fagades luego pregonar publicam ente ésta mi carta por
las plaqas e m ercados e otros lugares acostum brados de esas dichas cibdades e /
villas e logares por pregonero e e ante escriuano publico porque venga a noticia de
todos e dello non podades ni puedan pretender ynorancia, e fecho el dicho pregón
dado aqa / delante non seades osados de dar ni tom ar ni rrecebir ni desde ni tom edes ni rrecibades en mas precio cada vn quarto de los dichos dos m aravedís que yo
ordeno e m an do que valan / e sean rrecebidos com m o dicho es. E porque todos mis
subditos e naturales sepan e conoscan que la dichas m o neda e quartos que agora
corre por el dicho se abaxam iento e falsedad / de ley que en ella ay non h a de correr
ni ser vsado ni contractado en estos dichos m is Rey nos m as de quanto la dicha
buena m oneda se com ience a labrar com o dicho es. Por ésta mi carta / juro a D ios
e a Santa m aría e a esta señal de Crus + e a las palabras délos Santos E vangelios e
prom eto por mi fe e palabra rreal que asy com encada a labrar dicha / m oneda com o
dicho es yo m andará proybir e defender de todo punto el vso e com unicación de la
dicha m oneda de quartos para que no valga precio alguno dende aqui adelante /
nunca consyntiere ni dará logar que mas se labre ni vse ni corra en los dichos mis
Reynos en m anera alguna. O trosy vos m ando que vosotros juntos en vuestros ayun­
tam ientos / jurades publica e solm pnem ente de nunca consentir perm itir ni dar logar
que la dicha m oneda en el dicho tiem po corra nin se tom e a su valor de lo suso
dicho e después que fuese com enca- / da a labrar la dicha buena m oneda que prohebireys e vedareys del todo al vso e com unicación de los dichos quartos com m o
dicho es e los vnos en los otros non fagades ni fagan ende / al por alguna m anera
so la pena de la m i m erced e de perder los cuerpos e quanto avedes e de m as que
ayades caydo e yncurrido en las otras penas e casos en que caen e yncurren a- / q ue­
dos que vsan e contractan de m oneda falsa e proybida e defendida por su R ey e
Sennor natural. D ada en la noble cibdad de Segouia a veynte e quatro dias de
D isiem bre / A nno del N ascim iento del N uestro Sennor Ihesu C hristo de m ili e quatrocientos e setenta annos.
Yo el Rey
(rúbrica)
Yo lohan de O uiedo, secretario del Rey nuestro Sennor, la fise escriúir
po r su mandado.
Caja 8. L egajo 1. N ° 22
Z édula del Señor Rei D. H enrrique. Su fecha en Segouia / a 12 de M aio de
1473 ynserta vna lei que se m anda / guardar sobre que corran las m onedas
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
labradas en / las seis casas y se corte la que se aliase false, y se proibe se /
pueda com prar a dinero m oneda de blancas / ni falsas bajo de j e r t a s penas.
Don E nrrique por la gracia de D ios, Rey de Castilla, de León de Toledo, de
G alisia, de Seuilla, de C ordoua, de M urcia, de Jahen, del A lgarbe, de A lgesira, de
G ibraltar y serinor de Viscaya e de / M olina, a los duques, m arqúese todos, prela­
dos y rricos om m es, priores e a los del mi Consejo e oydores de la mi A bdiengia c
alcaldes e otros justicias de la m is casa e cor te e / C han^illeria e a los com endado­
res e sube ornen dadores, alcaydes e thenedores de los castillos e casas fuertes e a los
mis asistentes, corregidores, alcaldes, alguasiles / m erinos, regidores, caualleros,
escuderos, jurados, oficiales e om m es buenos asy de la mi muy noble e m uy leal
qibdad de Toledo et su tierra com o de todas las otras / e quelesquier gibdades e
villas e lugares de los m is Regnos e sennorios e a quelesquier mis subditos e natu­
rales de qualquier ley, estado e condición prehem inen^ia / o dignidad que sea, e a
cada vno e qualquier de vos a quien esta mi carta fuere m ostrada o su traslado sig ­
nado de escriuano publico, salud e gracia, bien sabedes com m o yo de / dos m eses
a esta parte con acuerdo de los caualleros, prelados y letrados que conm igo están
en el mi C onsejo y de los procuradores de las fibdades e villas de mis / R egnos que
están juntos en Cortes por mi m andado en la mi C orte ove dado pierias m is cartas
cada vna dellas firm ada de mi nombre e sellada con m i se- / lio e firm ada en las
espaldas de los nom bres de los dichos procuradores, por las quales entre otras cosas
[mandé y hordené que cada vn enrrique fino de justo peso / de los que yo m ande
labrar en las m is seys casas de m oneda, valiese dende en adelante quatrofientos
m arauedis, e cada vna dobla de la vanda valiese tresientos m arauedis] e / cada vn
florin del cunno de A ragón valiese dosientos m arauedis e cada vn rreal de plata
valiese treynta m aravedis, e que la mi m oneda de blancas que se avia labrado / en
qualquiera de las dichas m is seys casas de m oneda que solían valer dos blancas
dellas vn m arauedi, que dende en adelante valiese tres dellas, vn marauedi convie­
nes a sa- / ber cada vna dellas dos cornados e otro sy vos enbien m andar que luego
en cada vna desas dichas gibdades e villas e lugares pusiesedes veedores que / vie­
sen y conosgiesen la dicha m oneda e la que fallasen que era fecha en qualquiera de
las dichas m is seys casas de m oneda la oviesen e fisiesen a ver y rres^ebir / por
buena, a la que fallasen que non hera fecha en qualquiera de las dichas m is seys
casas la cortasen e tom asen a su dueño, e a los tales veedores / fuese pagado su sala­
rio de los propios de cada vn concejo que los pusiese e diese form a com ún o de
com ún fuese pagados segund que ésto e otras cosas / más largam ente se contiene
en cada vna de las dichas mis cartas que yo sobre la dicha rrasón m andé dar, y ahora
sabed que a mi es fecha rrclafion que m uchas / personas pospuesto el them or de
Dios y de la mi justicia c da la descom unibn en ellos, puesta por el rreuerendisim o
padre legado de nuestro muy Santo Padre vi / que dannadam ente yncurren con m ala
e corrupta entencion an tentado y tientan de yr y pasar contra lo por mi hordenado
e m andado por las dichas mis cartas / los vnos apartando y escondiendo la dicha
m oneda ds blancas fecha en qualquiera de las dichas mis seys casas de m oneda,
dando e tom ando e contratando / con la otra m oneda falsa de blancas y otras per­
sonas dando y tom ando las dichas m onedas de oro y plata en m ayor sum a de la suso
dicha por mi horde- / [nada y an dis que m uchas personas procurando su ynteres e
dis que digo o di alguna carta] e fasen creer a los pueblos e gente m enuda que yo
he de man- / dar e hordenar en breue que las dichas monedas de oro c plata e las
84
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
dichas blancas se abasen a m enor sum a e valor de aquello en que yo por las dichas
/ mis cartas las puse e conosco atrahen a la gente m enuda a quales venda la dicha
mi m oneda de blancas a m enos precio e los que la com pran dis que la / guardan
para la fundir o sacar fuera de m is Regnos para ganar en ella e dis que asy por estas
cabsas com m o por que las dichas m onedas falsas no se cor- / tan segund que yo por
las dichas mis cartas vos enbié m andar ni en el cum plim iento dellas se pone la dili­
gencia que se deue poner las m ercaderías y m antenim ien- / tos e todas las otras
cosas son puestas en grandes y desordenados precios y avn m uchos de los cam ine­
ros e panaderos e otras personas que / tienen los dichos m antenim ientos para ven­
der dexan de Los vsnder por la confusión que anda en la dicha m oneda y en los
precios della y porque notoriam ente des- / to rresulta grande deseruicio de D ios y
mió e gran danno de todos vosotros y esto da gran distorsión a la pafificanion y
sosiego de los dichos m is Regnos / y de todos m is subditos e naturales yo m ande a
los del mi C onsejo e a los dichos procuradores que sobre ello viesen e platicasen e
m e dixesen su / pares§er por que yo sobre ello proueyese com m o entendiese que
cum plían a serui§io de D ios e m ió y bien com ún y pagifico estado de los dichos mis
Regnos / los quales vieron e platicaron sobrello e m e fesieron rrelagion de lo que
les paresgia que sobre ellos e me fesieron rrelagion de lo que les p a r e s ia que sobre
ello deuia faserlo quel todo por mi visto e conform an- / dom e con su paresger
m andé dar ésta mi carta la qual quiero e m ando que aya fuerza e vigor de ley pues
lo en ella contenido es por m i otorgado a petición / de los dichos procuradores, pol­
la quaí vos m ando que veades las dichas mis cartas o qualesquier dellas de que suso
se fase m ención o su traslado signado / de escriuano público e las guardades e cum plades e fagades guardar e cum plir en todo e por todo segund que en qualquier
dellas se contiene e contra el / thenor e form a de qualquier dellas non vayades nin
pasades nin consintades yr nin pasar y poruqe lo por mi hordenado y m andado por
cada vna dellas / sea m ijor guardado e esecutado yo vos m ando que luego que ésta
mi carta vos fuere m ostrada e sigays en cada vn concejo a lo m enos en cada vna /
gibdad, villa o lugar donde ay rregidores dos de vos los dichos rregidores para cada
m es dos e sobre juram ento que fagan en concejo que bien e fielm en- / te vsaran
deste cargo el tiem po de los dichos dos m eses tom en consigo los veedores conteni­
dos en las dichas mis cartas e les den todo ei fauor e ayuda para / esecutar lo en
ellas contenido e vean com m o se esecuta a fagan a los tales cam biadores que m ues­
tren la m oneda, e otrosy tomen e fagan tom ar toda / ¡a m oneda falsa donde quiera
que la falla re e la fagan cortar e fagan tom ar la buena m oneda e com pelan a los
cam biadores e otras personas que / suelen [com parar m oneda cada e quando vie­
ren] que es ne9esario que dén m oneda de oro e plata a los carniceros e otros ofigiales que vendan m ante- / nim ientos a troque de blancas a los pre9Íos por mi hordenados para yr a com prar ganados, y otrosy fagan sacar viandas e m antenim ientos a
ven- / der por pregios rrasonables e esecuten las penas en que cayeren los quebrantadores de las dichas m is cartas y desta mi carta, por lo qual eso m ism o man- / do
e defiendo que ninguna persona no sea osada de aqui adelante de com prar a dinero
m oneda de blancas ( ) ni falsas, so pena que m uera por / ello, e qualquiera que gelas
fallare com prado lo pueda acusar o denun9iar e que pierda por el m ism o fecho
todos los bienes que consigo troxe- / re e le fueren fallados e que sea la ter9ia parte
para los propios del lugar donde fuere fallado que com pra la dicha m oneda, c la otra
ter9¡a parte para / el jues que lo averiguase e sentensiare, e la otra ter9Ía parte para
el qual lo acusare o denunciare, er por que los dichos fraudes 9esen e vosotros sea85
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
des / mas ciertos que lo por mi hordenado e m andado por las dichas m is cartas sera
mas firme e cierto, yo prom eto por m i fe rreal que durante el / tiem po en que las
dichas mis m onedas de oro e plata e vellón corrieren e se usaren en los dichos mis
Regnos, non m andare alear ni abaxar nin f'aré m udar / carta en el valor e p r e s to de
las dichas m onedas de com o agora están por quanto sobre gracia de liberación e
m uchas platicas avidas sobre ello se / falla que todo está asy bien tasado y rrespettado lo m ejor e con menos ynconvenientes que se pudo faser que non podrían aver
en ello m udanza / saluo con m ayores dannos e ynconvenientes y porque de lo con­
tenido en esta mi carta, persona alguna no pue da pretender ynorancia, m ando / a
vos las dichas justicias a cada vna en vuestros lugares e jurisdisiones que fagades
pregonar publicam ente esta dicha mi carta o su traslado sig- / nado com m o dicho
es, e los vnos nin los otros non fagades ende al por alguna m anera so pena de la mi
m ersed e de las dichas penas c de- / mas m ando al omrne que vos ésta mi carta m os­
trare qus vos [emplase que parescades ante mi en la mi Corte, doquier que yo sea
del dia que vos en-] / plasiere fata quinse dias prim eros siguientes so la dicha pena
so la [qual m ando a qualquier escriuvano público que para ésto fuere llam ado que
dé ende al) / que vos la m ostrare testim onio signado con su signo porque yo sepa
[en com m o se cum ple mi mandado. D ada en la] muy noble cibdad / de Segouia, a
dose di as de m ayo anno del nasc i m iento [de nuestro señor Ihesu C hristo de m ili e
quatrocientos de setenta e tres annos/.
Yo el Rey
e yo Iohán Ruys del Castillo, secre(rúbrica)
tario de nuestro Sennor el / Rey la
fise escriuir por su m andado rúbrica).
R everso : «R eal d e p la ta » d e la C eca d e La C oruña. Pedro / ( 1350-1369).
A n verso : «R eal d e p la ta » d e la C eca de B urgos. E n riq u e II (1369-1379).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
A n v e rs o y reverso: « E n riq u e d e o r o » d e la C eca d e Toledo. E n riq u e IV ( 1454-1474).
A n v e r s o s reverso d e u n a « D o b la d e 5 5 m a ra v e d ís» d e oro. d e la C eca d e Sevilla. Pedro I (1350-1369).
A n v e rso y reverso d e una «B la n ca d e l A g n u s D el» d e vellón, de la C eca d e Toledo. Ju a n 1 (1 3 8 9 -1 4 3 5 )
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
ARRENDATARIOS Y SUBARRENDATARIOS
DE INMUEBLES URBANOS EN TOLEDO DURANTE
EL SIGLO XV: ACCESO AL «DOMINIO ÚTIL»,
SU MOVILIDAD Y FRAGMENTACIÓN
J o sé L uis B arrios Sotos
Para estudiar cualquier tipo de fenóm eno histórico presente en las ciudades
castellanas de la denom inada B aja E dad M edia ha de tenerse en cuenta indefecti­
blem ente la docum entación proveniente de las instituciones eclesiásticas. Y no
sólo en cuanto que dichas instituciones conservaron una buena parte de los perga­
m inos y papeles que han llegado hasta la actualidad. Tam bién fueron las más
im portantes detentadoras de la propiedad urbana en general. Para el caso de
Valladolid, A. Rucquoi ha dem ostrado que la expansión p o r la ciudad fue uno de
los principales objetivos de la Iglesia durante el siglo X V E n Burgos, llegaba a
controlar hasta las dos terceras partes del total de inm uebles urbanos, aproxim ada­
m ente 2. Por tanto, no es difícil suponer que algo parecido ocurriría en una ciudad
com o Toledo, en la cual la Catedral y el A rzobispado tenían tanta im portancia, y
donde el núm ero y calidad de sus monasterios no pueden pasar desapercibidos. Pero
esta conclusión no es una simple apreciación teórica. Basta con consultar cualquier
tipo de docum entación referida a su suelo urbano para percatarse de la gran cantidad
de casas, tiendas, etc., que aparecen ligadas a tal o cual institución religiosa.
Es decir, parece perfectam ente lícito utilizar los testim onios procedentes de un
convento com o el de Santo D om ingo el Real, que nos ofrece un m uestreo conside­
rablem ente im portante de los fenóm enos a estudiar, a pesar de la lim itación en el
núm ero de docum entos, com o pudiera objetarse si los com param os con las canti­
dades a que habrían dado lugar absolutam ente todas las transacciones, operaciones
y apeos efectuados sobre los inm uebles urbanos en Toledo, fueran de quien fueran.
Santo D om ingo el Real conoció a lo largo del siglo XV una gran expansión por la
ciudad que hizo que en 1507 su patrim onio urbano estuviera constituido aproxim a­
1
r u c q u o i,
A d elin e: Valladolid en la E d a d M ed ia . Ju n ta d e C astilla y León. C o n se je ría de E ducación
y C ultura. 1987. vol. II, p. 334.
2
E stepa
D í a z , C arlo s; R u i z , T eó filo F .; B o n a c h i a H e r n a n d o , Ju an A ., y C a s a d o
A lon so .
H ilario: B u rg o s en la E d a d M ed ia . Ju n ta d e C a stilla y L e ó n , C o n se je ría de E d u cació n y C ultura,
1984, p. 466.
89
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
damente por unas 200 unidades3, tanto casas como tiendas, bodegas, baños, tintes, etc.
Estos inm uebles se arrendaron casi en su totalidad. Y las form as de hacerlo fueron
diversas, a corto o largo plazo, pero siem pre eran m uy m inoritarios los alquileres
por cortos períodos de tiem po. L o m ás norm al fue el arrendam iento enfitéutico
(hereditario, digam os), o vitalicio (por una o dos vidas). Tales form as proporciona­
ban al arrendatario un gran ascendiente sobre el bien en cuestión, a la vez que una
im portante responsabilidad (por ejem plo, debía responder de su estado de conser­
vación, hacer reparaciones si era necesario, por supuesto pagar la renta debida),
m ientras el arrendador (en este caso Santo D om ingo el Real, com o podía serlo c u al­
quier otro), se lim itaba a cobrar la percepción correspondiente y a vigilar el cum ­
plim iento de las condiciones del contrato. El prim ero ejercería un «dom inio útil»,
y el segundo otro «em inente», con prevalencia ju ríd ica sobre a q u é l4. El dom inio
em inente tiene unas connotaciones claram ente señoriales: dom ino o «señorío» del
suelo, cobro de cánones sobre las ventas de unos arrendatarios a otros (los «traspa­
sos»), incluso paso a otra jurisdicción en ocasiones (la eclesiástica, en el caso de la
propiedad de iglesias y m onasterios).
Por tanto, podem os afirm ar que se irían creando dos clases de propiedad sobre
los inm uebles urbanos. U na con características señoriales y, por debajo de ella, otra
som etida a la prim era, pero que conoció un im portante m ovim iento, com o verem os.
Tanto una com o otra fueron objeto de transacciones, pero las que se realizaron
sobre el «dom inio útil» fueron progresivam ente m ucho m ás num erosas en Toledo
durante el siglo XV. Por otro lado, hay que hacer constar que las diferencias exis­
tentes entre los contratos enfítéuticos y vitalicios fueron reduciéndose progresiva­
mente, y, al m enos en lo que toca a Santo D om ingo el Real, se hacen casi irrele­
vantes (si exceptuam os, claro está, su duración).
¿C óm o podía un particular llegar a ser arrendatario en alguna de estas dos cir­
cunstancias? E xisten dos grupos de m odalidades, las resueltas a través de un trato
directo entre arrendador (en nuestro caso Santo D om ingo el Real) y candidato, o las
establecidas gracias a la relación entre un arrendatario que pretende dejar de serlo,
voluntariam ente o no, y un aspirante que quiere ocupar su lugar o es escogido por
el primero.
¿Cómo escogía el arrendador? A lgunas indicaciones nos dan a entender que
existía algo parecido a una puja, m ás o m enos pública. Así, en 1417 Teresa G arcía,
religiosa dueña de unas casas en la collación de San Soles, argum entaba que «estavan muy mal disipadas e m uy mal reparadas, e que estavan en punto de se caer e
derribar, e por ende, que le avían pedido por m esura pierias personas que gelas
diese a yettso por yiertas quantías de m aravedís...»5. D a la im presión, pues, de que
podía haber cierto núm ero de candidatos al arrendam iento, candidatos en com pe­
3
4
5
Este m o n asterio , su exp an sió n u rb an a y ru ral a fin es de la E dad M edia, y su relación co n los d is­
tin to s secto res so ciales e in stitu cio n es de la ciu d ad , han sido e stu d iad o s p o r e l a u to r en una tesis
doctora] q u e se h alla actu alm en te en pren sa b ajo el títu lo d e S anto D o m in g o e l R e a l y Toledo a fin e s
d e la E d a d M e d ia (1 3 6 4 -1 5 0 7 ). El lecto r o b serv ará q u e se realizan p untuales in c ursiones a los fin a­
les del siglo X IV o co m ien zo s del X V I para aclarar la situación d urante el sig lo XV. Son necesarias
en c u an to e x p lic an fen ó m en o s p resen tes en la ú ltim a d e las centurias citadas. E llo es esp ecialm en te
v álid o co n re sp ec to a los siete p rim eros a ñ o s del sig lo X V I. Es evidente, p o r o tra p arte, que las re a ­
lidades que v a m o s a e stu d iar tienen su m an ifestació n m ás c lara a p a rtir d e 1450 y, sobre todo, 1475.
E stos c o n ce p to s fu ero n clarificad o s en su m o m en to p o r C l a v e r o , B artolom é: M ayorazgo.
P ropiedad fe u d a l en C a stilla (1 3 6 9 -1 8 3 6 ). S ig lo X X I, M ad rid , 1989, p. 5.
A .H .N ., C lero , carp. 3.074, n.° 6.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
tencia entre sí, tanto que estaban dispuestos a hacerse con unas casas necesitadas,
con toda seguridad, de una fuerte inversión para ser restauradas. E sta com petencia
puede ser apreciada más claram ente m uchos años después, en 1471. Entonces,
A lfonso de M adrid consigue hacerse con unas casas en la collación de San N icolás,
cedidas por un anterior arrendatario, «porque pujó un par de gallinas». Es decir, se
com prom etió a pagar no los 2.100 m aravedíes y 6 gallinas que eran abonados ante­
riorm ente, sino 2.100 m rs. y 8 gallinas. El interés p o r este inm ueble no para aquí.
En un m om ento determ inado, Santo D om ingo el Real decide cam biar la form a de
explotación, y convierte la renta en enfitéutica. U nilateralm ente, el convento
aum enta la cantidad a percibir en concepto de censo hasta los 5.000 mrs. Pero
incluso en estas condiciones se m anifiesta una fuerte com petencia entre los candi­
datos a las casas, pues le son dadas a A lfonso N úñez de M adrid y su mujer, Leonor
N úñez (no sabem os si el prim ero de am bos era el anterior A lfonso de M adrid), ya
que «pujó» dos gallinas m ás, llegando hasta las d ie z 6.
N o sabem os si estas pujas, o la com petencia que podem os apreciar, se estructu­
raban a través de alguna cerem onia pública o, si por el contrario, al resultado final
se llegaba m ediante conversaciones privadas entre los interesados y el arrendador,
en nuestro caso la com unidad religiosa. En todo caso, parece claro que se podían
encontrar un núm ero variable de candidatos para cada inm ueble. N o se puede saber,
sin em bargo, qué extensión podía tener esta m odalidad, ni su evolución en el
tiempo. Es indudable que en la decisión del detentador del «dom inio em inente» (el
arrendador), tam bién pesaría la garantía de seguridad en la percepción de la renta:
algunos futuros arrendatarios debieron adelantar el pago de aquélla (al m enos par­
cialm ente), con tal de conseguir el dom inio útil del inm ueble en cuestión. A sí, en
1390 el m onasterio cede a censo la m itad de unas casas en la collación de San
A ntolín a E steban Illán y su mujer, Leonor Fernández, a cam bio del pago anual de
120 mrs. Entre las cláusulas del contrato, las religiosas estipulan: «Otrossy, otorga­
mos que rebebim os de vos, luego adelantados, quinientos m aravedís de la dicha
m oneda ante el notario et testigos de yuso escriptos, para en pago del dicho genso
de los prim eros años que son por venir...»7.
E xiste otro m odo de selección de arrendatarios que adquirió cierta relevancia, y
que parece haber sido resultado de conversaciones y convenciones previas entre la
com unidad religiosa y el candidato a arrendatario. Se trata de la «im posición de tri­
buto», según la define la m ism a docum entación. C onsiste en que un particular
«im pone» sobre determ inado inm ueble una renta, siem pre enfitéutica, a pagar al
futuro dueño, el m onasterio en este caso. A cam bio, recibe una cantidad de dinero
equivalente a la percibida en caso de venta, form a a la que de hecho se asim ila. El
vendedor conserva el «dom inio útil», pero no así el em inente. A sí m ism o, se com ­
prom ete a cum plir una serie de condiciones que asem ejan su situción en todo a la
de cualquier otro detentador de bienes a censo, incluido el pago de la renta. Desde
1396 hasta 1507 tenem os registrados unos veinte casos. D esconocem os los m oti­
vos de los antiguos dueños para propiciar su nueva situación, pues a pesar de la
6
7
A rch iv o de S a n io D o m in g o e l R eal (A .S .D .R .), A sie n to d e tod a s las p o sesio n e s d el m o n a sterio de
S a n to D o m in g o e l R e a l, co m e n za d o en 1507, fol. C C L X X X lIIr. E ste m anuscrito co n tie n e una
m in u cio sa relació n de los in m u eb les urb an o s del m o n asterio , una h isto ria d e sus arrendatarios
recien tes (m u y sum aria), y u n a e sp ecie d e p eq u eñ o índice d ocum ental p a ra c ad a uno.
A .H .N ., C le ro , carp . 3.074, n.° ó.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
com pensación económ ica que suponía la venta, el m antenim iento y conservación
todavía serían de su responsabilidad, com o estipulan los contratos de arrenda­
miento enfitéuticos o vitalicios. Es de suponer, entonces, que la razón fundam ental
estribaría en una necesidad perentoria de dinero líquido, lo que llevaría a asum ir sin
más rem edio las nuevas cargas.
Fuera de los dos m étodos anteriores de acceso a la tenencia habría una gran
variedad, dentro de la cual podría ju g ar tam bién la voluntad de favorecer a tal o cual
individuo. E sto puede apreciarse claram ente a través de ejem plos en los que inter­
vienen «m ayordom os» (adm inistradores generales de bienes) del m onasterio. En
1424 Juan G onzález Sofiel (o Pericón), y su m ujer M aría G onzález, reciben una
casa con un «palaqio» (habitación) en las A lcaicerías, a cam bio del pago de 150
mrs. y dos gallinas al año '. Pero adem ás, en 1425, añaden a lo anterior una bodega,
sin al m ism o tiem po increm entar la renta, por sus m uchos servicios y por realizar
«qiertos negocios que nos e el dicho m onesterio tenem os»9, com o afirm a la priora
en ese m om ento, U rraca Téllez. C onocem os tam bién a través de la docum entación
com o al m ayordom o Luis A lfonso, activo al m enos entre 1405 y 1427, le fueron
dadas a censo unas «Casas de la Figuera», en la collación de Santo Tomé, a cam ­
bio del pago de 200 mrs. Estas m ism as fueron las que tuvieron su hijo Sancho
G onzález, procurador del m onasterio, la esposa, M aría G onzález, y sus hijos hacia
1477, y después pasaron a una hija, Francisca de la Fuente, casada con Juan Jarada
«el V iejo » l0. U na vinculación tan firme al inm ueble parece explicarse por razones
de fidelidad personal y fam iliar al arrendador, Santo D om ingo el Real.
Al contrario que en las m odalidades anteriores, hay otras en las cuales el arren­
dador o detentador del «dom inio em inente» no interviene, o al m enos no parece
hacerlo, si bien se reserva ciertos beneficios, com o el cobro de los «diezm os» o
décim a parte de los precios de los traspasos, por ejem plo. Estos, com praventas
entre arrendatarios, se convertirán, sobre todo desde m ediados del siglo XV, en algo
habitual y cotidiano. No conocem os con exactitud su procedim iento, pero es posi­
ble tam bién en este caso la existencia de algún tipo de subasta o puja, com o parece
deducirse de un problem a surgido en 1502 en relación con una de esas operaciones.
B artolom é Pantoja, tras obtener el «dom inio útil» de unas casas por 5.500 mrs.,
debe pagar otra cantidad igual suplem entaria, ya que se volvieron a sacar a «alm o­
neda» tras pedirlo los antiguos arrendatarios, sobrinos del co m p rad o r11.
Todas las form alidades y costum bres sociales son guardadas, según el «estado»
de cada uno: en 1459, una fam ilia m usulm ana com puesta de una viuda, un hijo, tres
nietos, y el padre de éstos, yerno de la prim era, venden y traspasan unas casas al
m ism o Santo D om ingo el Real. O sea, ceden a la vez el dom inio útil y el em inente
que tenían sobre la parte no «som etida» al m onasterio. Pues bien, aparte de los
afectados, deben dar su consentim iento a la operación la nueva m ujer del yerno y
dos hijas de la viuda y su antiguo m arido, a pesar de estar ya casadas y, al parecer,
viviendo en otras c a s a s l2. U n traspaso podía ser sum am ente beneficioso para el
arrendador, gracias a la buena disposición de algún nuevo arrendatario: así, el m er­
8
9
10
11
12
A .H .N ., C le ro , carp .
3.0 8 4 , n.”4.
A .H .N ., C le ro , carp .
3,0 8 4 , n.° 10.
A .S .D .R ., A sie n to ..., fol. C X X X r.
Ibid., fol. C C C L X lX r.
A .H .N ., C lero , carp. 3.091, n.° 7.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cader G onzalo Fernández de la Fuente, adem ás de pagar la cantidad correspon­
diente al m onasterio com o derecho de traspaso, da al convento 25.000 m rs. para
ayudarle en ese m om ento a la com pra de las dehesas de Calabazas y El A ldehuela,
en 1506 Sin em bargo, esta circunstancia no debió ser frecuente, y no se liga en
absoluto al m ecanism o que rige la operación en sí.
A través del cuadro siguiente podem os apreciar la evolución tem poral de los
traspasos efectuados en el dom inio urbano de Santo D om ingo el Real durante el
siglo XV y principios del XVI.
N U M E R O Y C U A N T IA D E L O S T R A S P A S O S
AÑOS
NUM ERO
M RS. T O T A LES G A STA D O S
1400-1424
1425-1449
1450-1474
1475-1499
1500-1507
7
9
28
92
41
1.224
6.800
119.668
763.605
728.215
M E D IA P O R T R A S P A S O
612
3.400
7.479
14.141
22.067
Son necesarias, sin em bargo, unas cuantas precaucionés con respecto a las cifras
consignadas en el cuadro anterior. En prim er lugar, es casi im posible saber al cien
por cien las cuantías de los traspasos en todos los períodos (al hacer las m edias sólo
se han tenido en cuenta aquellos con precio conocido). A dem ás, algunos, especial­
m ente durante la prim era m itad del siglo XV, y a causa de ciertas lagunas d o cu ­
m entales, han podido escapar a nuestro conocim iento. A pesar de ello, existen unas
tendencias claras en las cifras, realm ente significativas a partir de m ediados del XV,
cuando los datos a nuestra disposición son m ucho m ás num erosos.
Se hace im prescindible adem ás conocer el crecim iento del patrim onio urbano
de Santo D om ingo el Real, y las cuantías gastadas en las adquisiciones, para esta­
blecer com paraciones significativas, com o m ás tarde veremos.
A D Q U IS IC IO N E S D E S T O . D O M I N G O E L R E A L
ANOS
1400-1424
1425-1449
1450-1474
1475-1499
1500-1507
ADQUISICIONES COMPRAS
28
8
29
22
15
18
7
26
17
3
GASTOS EN MRS. PRECIO MEDIO
117.750
54.200
424.118
415.620
73.600
6.208
7.743
16.312
24.448
24.533
En prim er lugar, cabe observar un increm ento progresivo en todas las cifras
referidas a los traspasos: su núm ero, precios m edios, cantidades totales gastadas. A
partir de 1450 ocurre, pero el fenóm eno adquiere proporciones inusitadas desde
13
A .S .D .R ., A sie n to ..., fol. C C L X X V r.
93
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
1475; el núm ero de traspasos se triplica, las cantidades gastadas tam bién se incre­
m entan considerablem ente (en teoría m ás de seis veces, pero h a de tenerse en
cuenta la existencia de lagunas docum entales). Por otra parte, el precio m edio cla­
ram ente se duplica. Es evidente que durante el tercer cuarto del siglo XV y, sobre
todo, el últim o, el traspaso crece y se generaliza entre las posesiones urbanas de
Santo D om ingo el Real. El proceso continúa durante los siete prim eros años del
siglo XVI. Es m ás, de hecho, y teniendo en cuenta que se trata de un período de
tiem po m ás reducido, adquiere m ayor pujanza.
Sin em bargo, el increm ento en el núm ero de com praventas entre arrendatarios
de larga duración no obedece a la extensión de la propiedad del m onasterio.
Podem os apreciar cóm o las adquisiciones de éste, aunque continúan, no crecen de
la m ism a m anera. Les ocurre, incluso, lo contrario. Por tanto, el fenóm eno es en sí
autónom o, y cabe asegurar su extensión fuera del «dom inio em inente» de Santo
D om ingo el R eal. U na consecuencia lógica de este increm ento sería la m ultiplica­
ción del núm ero de arrendatarios, con lo cual cada uno de ellos gozaría m enos
tiem po del bien arrendado. De hecho, bastante pocos llegaron a agotar el período
de vigencia, hereditario o por una o dos vidas. P or ejem plo, unas casas en la colla­
ción de San N icolás, que en 1490 tenía arrendadas el frutero G arcía de Toledo, fue­
ron traspasadas en 1491 al platero Bartolom é de H erm osilla, en 1492 a G erónim o
M elgarejo, y en 1501, por 38.000 mrs. nada m enos, al alfarero Francisco R u iz 14,
aunque el período de disfrute no llegaba norm alm ente á ser tan corto.
E n cuanto a los precios m edios, podem os observar cóm o los del «dom ino em i­
nente» adquirido por el m onasterio superan norm alm ente a los de los traspasos, y
siem pre crecen por encim a de ellos hasta com ienzos del siglo XVI. E n ese
m om ento, se m anifiesta una clara tendencia a la sim ilitud de unos y otros, aunque
ha de tenerse en cuenta que por entonces el m onasterio sólo com pra tres inm uebles
más. Sin em bargo, ya durante el últim o cuarto del siglo XV (cuando las com pras
del convento son m ás significativas) puede apreciarse com o el precio m edio del
traspaso va creciendo a m ayor ritm o que el de las adquisiciones del «dom inio em i­
nente». Si hasta entonces todas las cuantías m edias van m ás o m enos al com pás de
la inflación del m aravedí, no ocurre lo m ism o d e sp u é sl5.
Cabría hablar por tanto de dos redes de «m ercados inm obiliarios» si se nos per­
mite el anacronism o, cada una con su propio ritmo. La superior, reservada a los p ro ­
pietarios de «dom inios em inentes», y la inferior, para los detentadores del «dom i­
nio útil». Según va finalizando el siglo XV, am bas tienden a igualar sus respectivos
precios, con lo cual podem os concluir que los traspasos, llegado el m om ento, fue­
ron objeto de m ayor dem anda que las com praventas de «dom inios em inentes», y
dem ostraron tam bién más pujanza. ¿Cuál podía ser la razón?
En prim er lugar, ha de tenerse en cuenta que los arrendadores enfitéuticos o
vitalicios (com o Santo D om ingo el Real) estaban esencialm ente preocupados por la
percepción segura de una renta de larga duración y su expansión territorial p o r la
¡4
15
A .S .D .R ., A sie n to ..., fol C C X C r.
Son y a su ficientem en te c o n o cid as las tablas de eq u iv alencias m onetarias donde M . A . L adero refleja
la d ep reciació n de la m oneda de cu en ta castellan a, en L a d e r o Q u e s a d a , M igue! A ngel: E l siglo X V
en C aslilla. F u en tes de renta y p o lítica fis c a l. A riel, B arcelona, 1982, p. 118. R icardo Izquierdo hace
otro tanto con respecto a T oledo en Iz q u i e r d o B e n i t o , R icardo: P recios y sa la rio s en Toledo durante
el siglo X V I ¡40 0 -1 4 7 5 ). C aja d e A h o rro Pro v in cial de T oledo, T oledo, 1985, p. 35, aunque se q ueda
en el año 1475.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
ciudad, de producirse, sería extensiva, es decir, tendería a acaparar m ás «dom inios
em inentes» sobre distintos inm uebles, y no a subir las rentas en sí (cosa absoluta­
m ente im posible salvo en caso de m uerte del arrendatario, secuestro de sus bienes
u otras circunstancias no m uy frecuentes). Se trataba de personas o instituciones
que daban m ás valor a la im plantación «señorial» y geográfica por la ciudad que a
las revalorizaciones económ icas, si bien no en todos los c a s o s l6, para lo cual se
dedicaban a adquirir, com o afirm a la docum entación, los «tributos» sobre distintos
bienes urbanos, más que éstos en sí. La consecuencia de todo ello era que las ren­
tas conocían una gran estabilidad a lo largo del tiem po que hacía que m uchas de
ellas, sobre todo las m ás antiguas, estuvieran a unos niveles realm ente bajos.
Sin em bargo, los arrendatarios enfitéuticos o vitalicios, detentadores del «dom i­
nio útil», que en teoría no podían ser privilegiados (nobleza o clero, por ejemplo,
estaban jurídicam ente excluidos, com o m uestran las condiciones de los contratos,
aunque había alguna excepción), tenían otras preocupaciones. Las m otivaciones de
índole económ ica eran m ucho m ás im portantes. Supongam os, por ejem plo, que la
actividad m ercantil y artesanal crece de form a considerable en un determ inado
lugar, de tal form a que un núm ero creciente de personas se ve cada vez m ás atra­
ído a dicha zona por las posibilidades que ofrece. Consecuentem ente, ante las pers­
pectivas abiertas, los candidatos a residir o adquirir inm uebles pueden llegar a
pagar precios m ás elevados cada vez. Fue sin duda lo que ocurrid en Toledo, espe­
cialm ente a partir de m ediados del siglo XV, y a pesar dé los conflictos que sufrió
la ciudad, tanto internos com o externos. D e ahí que las sumas gastadas en los tras­
pasos aum enten a un ritm o vertiginoso, y que el precio m edio se increm ente en ép o ­
cas de m ayor paz y estabilidad económ ica y m onetaria, com o bajo el reinado de los
Reyes C atólicos, m om ento en el que los fenóm enos descritos son claram ente per­
ceptibles.
Esta com binación de aum ento dem ográfico (especialm ente p o r la atracción de
la ciudad), y de increm ento de las actividades económ icas está relacionado con otro
factor. C om o verem os más tarde, un arrendatario de larga duración no podía dar a
su vez el inm ueble que tenía a su cargo si no era «en alquile», es decir, por cortos
períodos de tiem po, inferiores a una vida. El establecim iento de censos o percep­
ciones vitalicias le estaba vedado legalm ente. Por tanto, las rentas cobradas al p o si­
ble subarrendatario serían renovadas con frecuencia. D icho fenóm eno no podía
sino influir en el precio de los traspasos, cuya base se fijaría así de acuerdo a la ren­
tabilidad que pudiera proporcionar el alquiler, si era el caso. Estas circunstancias no
jugaban el m ism o papel si lo que se com praba era el «dom inio em inente», a causa
de la estabilidad de las percepciones y los censos, com o hem os indicado anterior­
mente. Sólo influirían si la renta de larga duración era relativam ente reciente o
podía ser renovada con facilidad (m uerte de arrendatarios, secuestros de propieda­
des u otras circunstancias relativam ente excepcionales).
16
E fectiv am en te, si caían en sus m anos, tam p o co d esd eñ aban la p osesión de bienes c o n sid e ra b le ­
m ente ren tab les, d e los cu ales p re ten d ían sacar el m áxim o beneficio. A sí, p o r ejem p lo , Santo
D o m in g o el R eal tu v o entre su p atrim o n io las tien d as d e la «A lcaicería de los P añ o s» , z o n a en la
cual, desde 1375, era d esa rro lla d a la c o m p rav en ta del p añ o , sin que les fuera pe rm itid o a los co m e r­
ciantes re a liz ar d icha operación en o tras p artes de la ciudad. L a gran re n ta b ilid a d de estas p ro p ie­
dades im p u lsó a la c o m u n id ad re lig io sa a c ed er las tiendas p o r perío d o s de tiem p o reducidos (por
ejem plo, un añ o ) y p o r seccio n es (frag m en to s de tienda), lo cual p e rm itía re v a lo riz a r tran q u ilam en te
los alquileres.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
A parte del traspaso, la herencia era frecuente y lógica. Todos los contratos enfitéuticos y por «dos vidas» (la del tenente y un descendiente, un hijo o hija, o a veces
un sobrino o sobrina), la presuponen en sus prim eras cláusulas. Pero su presencia
real se veía constantem ente afectada por la existencia de accidentes (traspasos,
donaciones, secuestros y rem ates, pleitos, etc.) que im pedían m uchas veces una
sucesión «norm al». D eterm inadas circunstancias podían com plicar una herencia:
una tenencia podía ir a parar, com o hem os visto, a una hija o sobrina. Si estaba
casada, o bien contraía m atrim onio más tarde, podía transm itir los derechos a su
descendencia si la tenía, pero tam bién a su m arido, o bien a éste sólo si no había
descendencia. El caso contrario (hijo o sobrino casado) tam bién es posible. La
intervención de otros fam iliares, especialm ente herm anos en los bienes dados a
censo, puede enrevesar aún más la cuestión.
U n caso sencillo es el representado por D iego de Toledo. Titular en 1499 de
unas casas en San Vicente, pasan a su m uerte a su m ujer e h ijo s n. M ás com plicado
es lo ocurrido con la fam ilia del m ayordom o Luis Alfonso. D urante el prim er
cuarto del siglo XV el convento le cede en censo unas casas cerca de la puerta de
la judería. A su m uerte, pasan al hijo, Sancho G onzález, procurador del m onasterio
y a su vez padre del siguiente arrendatario, Pedro de Toledo. Este fallece, aparen­
tem ente sin descendencia, a causa de lo cual las casas las recibe en 1477 su cuñada
M encía G onzález, m ujer de su herm ano Sancho, junto con sus hijos Juan y
Francisco. N o sabem os qué ocurre con ellos, pero la tenéncia va a parar a m anos de
su presunta herm ana Francisca de la Fuente, hija de M encía González. Esta se casa
con Juan Jarada el Viejo, que hace «reconocim iento» del «tributo» y condiciones
en 1501, tras la m uerte de F rancisca de la Fuente. Q uizá tras fallecer Juan Jarada
(la docum entación no lo deja claro) las viviendas llegan a m anos de sus hijos
Sancho y P e d ro 1B,
En todo caso, se dan relaciones de muy variado tipo: la pertenencia a una m ism a
fam ilia transm ite unos derechos evidentes, especialm ente en las vinculaciones enfítéuticas. La restricción es m ayor con respecto a las establecidas por una o dos vidas
(«a perpetuo», com o dice la docum entación), com o podem os observar de nuevo a
través del caso de D iego de Toledo. Su padre, Juan de Toledo, había gozado ya de
la tenencia de las casas. Pero existía un claro inconveniente, pues la cesión era por
una vida. El problem a se soluciona a través de un traspaso de Juan a D iego de
Toledo, valorado en 50.000 m rs., y que, sospecham os, era una form a encubierta de
convertir la cesión en h ere d itarial9. El ejem plo dem uestra com o, cuando les inte­
resa, los arrendatarios intentan alargar al m áxim o el disfrute de la tenencia, lo cual,
a su vez, perm ite percatarse tam bién de la m ayor disponibilidad que perm itía un
arrendam iento enfitéutico frente al vitalicio por una o dos vidas.
La m ayoría de los casos de herencia registrados son tardíos, pero el fenóm eno
se da tam bién en años anteriores. Es incluso posible que su presencia fuera más
clara y contundente que durante la segunda m itad del siglo XV, pues para tales
fechas, el progresivo crecim iento de los traspasos debió im pedir en m ás de una oca­
sión una sucesión «norm al». El problem a en ciertas herencias debió ser sin duda la
posibilidad de fragm entación del «dom inio útil». D icha circunstancia puede
17 A .S .D .R ., A sien to ..., fol. C CC IX r.
18 Ibid., fol. C X X X r.
19 V éase n o ta 17.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
seguirse, por ejem plo, gracias a la fam ilia de Juan A lvarez de Pantoja. E n 1460,
éste consiguió, m ediante traspaso, unas casas en la collación de Santiago, som eti­
das al pago d e un censo a Santo D om ingo el Real. A su m uerte, fueron repartidas
entre sus hijos: M iguel de Pantoja, Juan de Pantoja, A lfonso de Pantoja, N icolás de
Pantoja y, probablem ente, M aría A lvarez de P an to ja2". Sin em bargo, es necesario
hacer constar que la fragm entación era prácticam ente im posible en casos de heren­
cia sobre bienes arrendados por dos vidas, ya que el contrato especificaba clara­
m ente la sucesión en una persona sólam ente. Tam bién es verdad que esta m odali­
dad fue francam ente m inoritaria frente a la utilización de la enfiteusis.
L a fragm entación del «dom inio útil», por otra parte, no está reservada única­
m ente a las herencias. Los traspasos ocupan un lugar im portante. En 1490, G arcía
Sánchez de Illescas y su mujer, M a n a Fernández, consiguen de Santo D om ingo el
R eal unas casas en la collación de Santiago a cam bio del pago de un censo. Pero
fueron progresivam ente vendiendo partes con la anuencia, o en todo caso, indife­
rencia del m onasterio, a quien sólo debía interesar la conservación íntegra de la
renta. A sí, unas casas se traspasaron a M artín Fernández de B arcience y L eonor
A lvarez, su m ujer, en 1496; y unas «cám aras» al arm ero A ntón N úñez en 1499. A
su vez, en 1504, M artín Fernández y L eonor Alvarez traspasaron una parte de las
que ellos tenían a Juan Sánchez de C u e rv a2'.
H erencias y traspasos podían com binarse de m anera enrevesada para provocar
esta m ism a fragm entación, o algún reagrupam iento: volviendo al ejem plo de los
Pantoja, tras el fallecim iento de su padre, los hijos decidieron vender las partes que
Ies habían correspondido a «pierias personas». E ntre estas estaban Catalina
R odríguez y Pedro Sánchez de Sahagún, su m arido, así com o el podador Antón
G arcía y el frutero D iego M urillo con su mujer, C atalina Rodríguez. Los dos p ri­
m eros, en 1497, traspasan su parte a N icolás de Pantoja, que, al parecer, había c o n ­
servado la su y a 22.
Las divisiones del «dom inio útil» son más fáciles de encontrar en la docum en­
tación que los reagrupam ientos, y se dan especialm ente a partir de los años 70 del
siglo XV (¿por un m ayor crecim iento dem ográfico o inm igración a la ciudad?). L a
consecuencia de la fragm entación de las tenencias sería, naturalm ente, su em pe­
queñecim iento físico. E l proceso puede ilustrarse, p o r ejem plo, gracias a las casas
de los Pantoja. En 1460 poseían un «palacio», una «cám ara», un «palazuelo», y una
cocina, aparte de la «entrada», el «patín» o patio, un trascorral y una «entrada de
callejón»2’. N o sabem os si m ás tarde tuvieron lugar obras de am pliación (el «patín»
o el «trascorral» podían haber sido propicios para ello). En todo caso, la docum en­
tación no ha transm itido noticia alguna. D ivididas las casas en cuatro o cinco p o r­
ciones, cada fragm ento resulta especialm ente reducido. P or el contrario, las obteni­
das por G arcía Sánchez de Illescas le perm itieron llevar a cabo una operación
ciertam ente especulativa sin reducir a m ínim os el espacio, gracias a la am plitud del
inm ueble, com puesto en 1460 p o r tres cuerpos de casas, dos de ellos relativam ente
am plios, y una «entrada» con «cám ara» en cim a24.
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24
A .S .D .R ., A sien to ..., fol. C C C L IIIr.
lb id ., fols. C C C L X X V IIIr a C C C L X X X Ir.
A .S .D .R ., A sien to ..., fol. C C C L IIIIr.
A .H .N ., C le ro , lib. 15.118, sin foliar.
lbid.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
La fragm entación no es sólo iniciativa de los arrendatarios, sino a veces del
m ism o arrendador, en este caso Santo D om ingo el Real. En efecto, el llam ado
«M esoncillo», cercano al de La Calahorra, estuvo en m anos de A lfonso Sánchez a
cam bio del pago de una renta que expiraría a su m uerte. O currida ésta, el convento,
en 1505, divide la posesión en cuatro «casas tienda» dadas enfítéuticam ente a otros
tantos arrendatarios. Si A lfonso Sánchez pagaba 2.700 mrs. anuales, los nuevos
detentadores del «dom inio útil» aportan 2.850, 3.600 o 3.500 m rs. dos de ellos,
aparte de una cierta cantidad de g allin a s25. Es decir, el convento actualiza las ren­
tas, sin por ello dejar de asegurarse su cobro, y hace la propiedad m ás rentable.
D icha propiedad, por otra parte, se encuentra en una zona em inentem ente com er­
cial de la ciudad. Si las religiosas obraron com o lo hicieron, fue sin duda porque
contaban con encontrar nuevos an-endatarios, com o así fue.
Todos los casos citados, por otra parte, se localizan tanto en un área en la que el
m ovim iento de población debió ser im portante (collación de Santiago), com o en
otra en la cual la actividad com ercial adquirió gran pujanza. E l am biente general
era, pues, propicio para la existencia de estas divisiones, especialm ente desde el
últim o tercio del siglo XV.
A parte de herencias y traspasos, los arrendatarios podían conocer otras m odali­
dades de acceso a la tenencia, com o las donaciones, pero constituyen una parte real­
m ente insignificante frente a aquéllas prim eras, y son m uy escasas veces recogidas
en la docum entación.
H em os visto las m odalidades a través de las cuales una determ inada persona
podía llegar a ser arrendatario vitalicio o enfitéutico. Pero, ¿qué ocurría con los
alquileres de corta duración? Las form as pudieron ser variadas, pero una de ellas
fue sin duda un tipo determ inado de puja o, al m enos, algún procedim iento público.
A sí parece dem ostrarse a través de un docum ento de 1443, referido al enfrenta­
m iento entre Santo D om ingo el Real y los com erciantes toledanos del paño a causa
del m onopolio de las A lcaicerías. Se dice que los traperos «m aliciosam ente..., abaxaron el p resfio de las tyendas de la dicha A lcayqería...»26. O tras consideraciones
aparte, el dato nos inform a de cóm o los com erciantes pudieron ponerse de acuerdo
en los pagos, elim inando así la com petencia entre ellos. D icha com petencia sería lo
natural para otros casos, no afectados por la fuerte conflictividad que dañó al m er­
cado del paño en Toledo durante el siglo X V 11.
U na vez vistos los procedim ientos m ediante los que operaban, nos podríam os
preguntar ¿quién llegaba a ser arrendatario? Las cláusulas de los contratos especi­
fican reiteradam ente que h a de ser un «hom e llano», ni noble, ni religioso, ni judío,
ni «m oro»... Pero es evidente que esto no siem pre se cum plió. Son num erosas las
excepciones (el m ism o convento de Santo D om ingo el R eal llegó a ser arrendata­
rio de otros). A ún así, com o norm a general, podem os decir que los tenentes del
m onasterio respondían en su gran m ayoría a esa característica. M ás im portante aún
creem os el considerar la existencia de un filtro económ ico. En efecto, en 1460211la
m edia de las rentas se situaba en 492 m rs. aproxim adam ente, y en 1 5 0 7 29 andaba
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A .S .D .R ., A sie n to ..., fols. X C r a X C IIIr.
A .H .N ., C le ro , leg. 7.239.
V éase la n o ta 16.
F echa de e la b o ra ció n del p rim er hilo en la h isto ria del p a trim o n io urb an o de S anto D o m in g o el
R eal: A .H .N ,, C lero , libro 15.118. Sin foliar.
E n to n ces c o m ie n za a red actarse o tro a p eo de sum a im portancia: A .S .D .R ., A siento... (vid. m ás
arrib a, n o ta 6).
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
sobre los 881. Esto quiere decir, por una parte, que existían rentas «baratas». Las
de 100, 200 o 300 m rs. anuales no eran raras. Por ejem plo, los 100 m rs. que se
cobraban de censo en 1507 por unas casas en la collación de San S o le s50. Pero tam ­
poco era extraño encontrarse con valores m ucho m ayores, de 3.000, 4.000, 5.000
m rs., o aún m ás. En la m ism a fecha del caso anteriorm ente señalado, el M esón de
las M uelas, ubicado en la zona com ercial de la collación de San N icolás, era arren­
dado por 5.000 m rs. y diez gallinas al año de c e n so 31. P or lo general, los prim eros
tipos de renta citados eran m ás antiguos, y de ahí su reducida cuantía a com ienzos
del siglo X V I. En ellas tal vez se registraran casos de arrendatarios de condición
hum ilde, aunque las características de la docum entación no perm iten precisarlo.
Sin em bargo, no era necesario que fuera así, com o ocurriría en el caso del ju rad o
Tomás Sánchez, hijo del tam bién jurado y tintorero D iego de Toledo, que tenía a
censo de Santo D om ingo el Real en 1507 unas casas en la collación de San
Lorenzo, por 200 m rs.32 En todo caso las rentas m edias eran suficientem ente ele­
vadas, y creem os que la gran m ayoría de arrendatarios de Santo D om ingo el R eal
tenían un m ínim o aceptable de nivel económ ico, perteneciendo, com o m ucho, a
capas no muy hum ildes de la población artesana. Pero tam bién había com erciantes,
m aestros artesanos, oficiales y servidores de nobles y eclesiásticos, cargos públicos
(jurados, incluso regidores)... ¿Sería éste el caso del resto de arrendatarios en
Toledo, fuera de las posesiones de Santo D om ingo el R eal? Seguram ente no en
todos los casos. O tros arrendadores posiblem ente eran m enos exigentes. Pero cier­
tos datos que tendrem os ocasión de com probar m ás tarde confirm an, en cierto sen­
tido, la im presión anterior.
Por otra parte, una realidad claram ente visible entre los arrendatarios, y que
apoya lo expuesto, es la tendencia, bastante generalizada, a disfrutar de m ás de una
tenencia. O curre con el trapero G arcía R odríguez de G uadalajara en 1460, que paga
rentas distintas al m onasterio por una tienda y unas casas ubicadas en la A lcaicería
de los Paños, las cuales seguirá conservando en años p o sterio res33. Sin em bargo,
sería preciso tener en cuenta que, aunque un arrendatario posea una sola tenencia del
convento, puede disfrutar otras de otros propietarios o detentadores del «dom inio
em inente». A sí, en los años 60 del siglo XV G óm ez Fernández G olondrino tenía
unas casas de Santo D om ingo el Real y otras de Santo D om ingo el A ntiguo 54,
Finalm ente, existen más ejem plos de arrendatarios de las religiosas que son, a su
vez, propietarios plenos de inm uebles: en la collación de Santa M aría M agdalena
tenem os a A ntón de Palom ares, en 149435. A dem ás, ciertos casos recogen la pose­
sión, por parte de estos arrendatarios, de unas «casas principales», aparte de la
tenencia cedida por Santo D om ingo el Real, «casas principales» situadas al lado de
aquélla. A sí p asa con Luis Pérez de G uadalajara en la collación de Santo Tomé, en
1498 ^ Ya se sea propietario, tenente, o las dos cosas, las casas, tiendas, u otros bie­
nes urbanos suelen estar próxim os o lindar unos con otros, o por lo m enos es lo que
se constata en el dom inio de Santo D om ingo el Real. Pero es evidente que no siem ­
pre tendría que haber ocurrido así. E n todo caso, si esa condición se cum plía, parece
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36
A .S .D .R ., A sien to ,.., fol C C IIr.
Ibid., fol. C C L X X X IIIIr.
Ibid., fol. C L X V Ir.
A .H .N ., C le ro , libro 15.118. S in foliar,
A .S .D .R ., A s ie n to ..., fol. C C L IX r.
Ibid., fol. CLXr.
Ibid., fol. C C X X V IIr.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
evidente que lo im portante para los arrendatarios era ejercer los derechos incluidos
dentro del «dom inio útil», aunque éste tuviera que situarse bajo distintos «dom inios
em inentes» de corte señorial, lo cual no es sino un síntom a más del fenóm eno que
señalam os m ás arriba: la existencia de un nivel de propiedad en el que se m ovían
los perceptores de censos, «tributos» y rentas de larga duración, m ientras por
debajo se situaba otro m ás cercano a un «m ercado real» (perm ítasenos la expresión,
algo anacrónica) de la propiedad, más propicio que el anterior a la realización de
actividades económ icas y especulativas.
Finalmente, puede ocurrir también que un tenente tenga su casa, tienda, bodega, etc.,
al lado de otra, perteneciente de form a plena, o sólo com o «dom inio útil», a un fam i­
liar. A sí, en la collación de San Justo, en 1486, esto le ocurre a Isabel A lvarez y a
su m arido F em ando de A lpuche con respecto a su yerno Sancho de S o to 37. Son fu n ­
dam entalm ente padres, hijos y herm anos los envueltos en estas circunstancias. Es
posible que, en m uchos casos, ello sea el resultado de una división sucesoria.
Tam bién puede ser consecuencia de una política fam iliar, llevada a cabo funda­
m entalm ente p o r los progenitores, a causa de lo cual un descendiente obtendría, en
vida de sus padres, parte del inm ueble en cuestión. O podría ocurrir que un fam i­
liar adquiriera por traspaso una tenencia situada al lado de la de otro familiar.
Parece, pues, que ciertos sectores sociales toledanos intentaron buscar p ara una
m ism a fam ilia un asentam iento localizado, a im itación del com portam iento de los
grandes linajes nobles o en vía de ennoblecim iento. No podem os conocer la exten­
sión del fenóm eno, pero por la escasez de los datos disponibles cabe suponer que
no fue dem asiado grande.
H em os podido com probar en su m om ento cóm o los arrendatarios enfitéuticos o
«por vidas» tenían abierta la posibilidad del subarriendo. Evidentem ente, éste no
podía tener las m ism as condiciones que los contratos suscritos por aquéllos. En
principio debía ser a corto plazo, es decir, un «alquile». E n efecto, unas casas cuyo
«dom inio útil» fue a parar al m onasterio a com ienzos del siglo X V I (situación real­
m ente poco frecuente), ubicadas en la collación de San Soles, «non se podían ‘atri­
b u ta r’ por ser tributarias a otro seño río » 38. Y otras, que llegaron a m anos del co n ­
vento en parecidas condiciones, fueron alquiladas en bloque por entonces, por
3.100 mrs. y cinco gallinas*. Parece m ás que probable que los arrendatarios enfi­
téuticos o «por vidas» del m onasterio actuaran de la m ism a m anera.
Por otra parte, se alquilarían viviendas com pletas, pero seguram ente tam bién
fragm entos de aquéllas, o de cualquier otro tipo de inm ueble. P or ejem plo, en 1.505
el convento se apropió de una tenencia suya (es decir, el arrendatario es privado de
ella) tras pagar la cantidad fijada com o com pensación a un tercero, deudor de aquél.
Al tom ar posesión del «dom inio útil», Santo D om ingo el Real expulsa, tanto a la
m ujer del deudor, llam ado Pedro Salvador, com o a la de Jacom o R acub, que «m ora­
ban» en el inm ueble. Dos días después, las religiosas alquilan una parte (tinte, bajos
de las casas y cám ara) al m ism o Jacom e Racub, tintorero, y o tra (la m ás alta de las
casas y una cám ara), a la m ujer de Pedro S alv ad o rw. Estos hechos pueden dar a
entender que tanto Jacom e Racub com o su m ujer y a m oraban previam ente en el
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lb id ., fol. C X LV Ir.
lb id ., fol. C CV r.
E staban u b icad as en la co llació n d e S an ta M aría M ag d alen a. lb id ., fol. C V Ir.
lb id ., fols. C L X X r/v.
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edificio, posiblem ente en unas condiciones muy parecidas a las contratadas poste­
riorm ente con Santo D om ingo el Real. Ese no sería, evidentem ente, el caso de la
m ujer de Pedro Salvador, viuda o abandonada por su m arido, y obligada desde
entonces al pago de la renta.
Pero el fenóm eno no parece exclusivo de finales del siglo XV o com ienzos
del X V I, de atenem os a una serie de indicios, m ás que datos seguros, que así per­
m iten deducirlo. E n 1398, tras la com pra de unas casas en la collación de Santiago,
el convento las cede en alquiler a A ntona A lfonso a cam bio de unos pagos desco­
nocidos en cuanto a m odalidad y cuantía41. Sin em bargo, el m ism o día son dadas a
censo a Pero Fernández y su mujer, A ntona López, los cuales las habían vendido al
co n v e n to 42. Es decir, el «dom inio em inente» habría sido de Pero Fernández y
A ntona L ópez antes de 1398, y desde entonces sólo el «útil». E n cuanto a A ntona
A lfonso, habiendo m orado en el inm ueble con anterioridad, es casi seguro que lo
siguiera haciendo pagando una cantidad determ inada en concepto de alquiler. La
única explicación del establecim iento de censo y alquiler en el m ism o día sería que
el prim ero estructurara la relación del «m orador», no con el convento, sino con el
nuevo arrendatario de éste. Un caso parecido, y en la m ism a collación, se produce
en 1430. E l vendedor y arrendatario sería Juan Sánchez de la Sal, y los «m orado­
res» obligados a pagar alquiler Pascual M artín del Toboso y C atalina M artínez,
m ujer del labrador M iguel Sánchez, el prim ero por unas «casas» y la segunda por
una «cám ara» so lam en te43. O bservam os cóm o los subarrendatarios podían que­
darse en algunos casos sólo con una parte del inm ueble. El convento se reservaba
siem pre el derecho de inform ar al «m orador» sobre quién debía percibir las canti­
dades que éste pagaba: o bien la m ism a com unidad o bien la persona que aquella
designara en su nom bre. D icha cláusula podría relacionarse con que fuera efectiva­
m ente el detentador del «dom inio útil» el nom brado. D esgraciadam ente no pode­
m os constatar cuál era la extensión efectiva del «subarriendo», aunque no debía ser
nada anorm al. Pero no creem os, ni m ucho m enos, que los arrendatarios tuvieran
po r costum bre alquilar siem pre sus tenencias.
Finalm ente, es posible com probar, a través de los datos anteriorm ente enun­
ciados, cóm o las form as de habitabilidad se com plican mucho: casas o inm uebles
com pletos, cám aras, fragm entos de viviendas de tipo y tam año diversos..., donde
«moran» una o varias personas, form ando una unidad de pago del arriendo o suba­
rriendo. P udim os apreciar en su m om ento cóm o herencias y traspasos incidían en
el tam año de las m ism as tenencias, fragm entándolas en algunos casos, en otros reunificándolas. A sí m ism o, es evidente que un arrendatario podía, a su vez, alquilar
no sólo una tenencia com pleta, sino partes de ésta, posiblem ente para rentabilizaria
aún más. Y tam poco tendría porqué «m orar» en ella. Por tanto, las condiciones de
vida diferirían considerablem ente, y m ientras unos disfrutarían de casas de tam año
respetable, otros deberían conform arse con habitaciones o estancias, algunas b as­
tante pequeñas, com o le ocurriría a C atalina M artínez, en la collación de Santiago,
hacia 1430. L a «cám ara» donde m oraba m ediría com o m áxim o 5,3 p o r 2,9 m etros
en 146044. A lgo sem ejante le sucedería en 1433 a M arina A lfonso de V illalón con
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A .H .N ., C le ro , carp . 3.0 7 7 , n.° 6.
A .H .N ., C le ro , carp . 3.0 7 7 , n.° 5.
A .H .N ., C le ro , carp . 3 .0 8 5 , n.° 5 y n.° 6.
_
L a c asa te n d ría d o s « cám aras» , c ita m o s e l tam añ o d e la m ás grande. L a o tra sería d e 3,3 p o r 2,5
m etros: A .H .N ., C lero , libro 15.118. S in foliar.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
otra cám ara situada en la m ism a circunscripción parro q u ial45. Por todo lo anterior­
m ente dicho, parece evidente que fueron los subarrendatarios los m ás afectados por
la reducción de los hábitats urbanos. Si nos fijam os en Catalina M artínez y M arina
A lfonso de V illalón, o en la m ujer de Pedro Salvador, viudas o m ujeres solas,
parece establecerse una relación entre la falta de solidaridad fam iliar y el riesgo de
una penosa situación m aterial, y a ello correspondería el hecho de tener en arriendo,
subarriendo o alquiler una cám ara o una pequeña parte en unas casas.
Por tanto, parece que el crecim iento económ ico que alcanzó a Toledo durante
el siglo XV, especialm ente en sus últim os veinticinco años, provocó un increm ento
dem ográfico (casi seguro gracias a la inm igración) que está en la raíz del aum ento
en la m ovilidad de la propiedad urbana arrendada, es decir, del «dom ino útil», en
buena parte acaparado p or unos sectores sociales «m edios» que llegaron a especular
con él y que lo «explotaron» en su beneficio a través, por ejem plo, del subarriendo.
M uchos toledanos se debieron ver frente a la triste realidad de alquilar para vivienda
unos espacios bastante reducidos, los únicos a los que podrían tener acceso por la
inferior categoría de la renta, m ientras otros se beneficiaban, gracias a sus recursos,
de hábitats bastante m ás grandes o, sim plem ente, especulaban con ellos, y de ahí el
creciente aum ento del núm ero, precio y cantidades totales gastadas en los traspasos,
por ejemplo. L a diferencia social y económ ica m arcaba así una línea más o m enos
difusa (había situaciones interm edias) en las categorías del hábitat.
45
A .H .N ., C lero, caip. 3 .086, n.0 5.
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EL COMENDADOR MAYOR GUTIERRE DE CÁRDENAS
COMPRA LAS VILLAS DE TORRLJOS Y ALCABÓN
Manuel Castro de Castro, ofm.
Las villas de Torrijos y A lcabón eran tierras de abadengo porque el cabildo de
la catedral de Toledo ejercía en ellas las potestades de jurisdicción y de gobierno,
posesión que le discutía la ciudad de Toledo dificultándole no sólo el cobro de los
tributos, sino tam bién la adm inistración de justicia, originándose con este m otivo
graves enfrentam ientos entre la ciudad im perial y la m esa capitular de la catedral.
El cabildo tenía facultades para nom brar alcaldes que, en su nom bre, resolvie­
ran pleitos y desavenencias que ordinariam ente surgían en dichas villas, nom bra­
m ientos que tom aba m uy a mal la ciudad de Toledo, que en algunas ocasiones los
trajo presos a la ciudad ante la vergüenza pública.
D ebido a estos atropellos, la ciudad de Toledo fue puesta en entredicho, lo que
dio m otivo a otro gran altercado, pues las autoridades toledanas se presentaron con
am enazas a las puertas del cabildo no perm itiéndoles salir de allí hasta que levan­
taran el entredicho, com o así se hizo.
E nvalentonados los de Toledo con este envite, se presentaron en Torrijos a
resolver pleitos públicam ente, y cuando al fin soltaron a los alcaldes, les advirtie­
ron que sólo serían alcaldes, obligándoles a declarar bajo juram ento que no habían
de decir por quién. En vista de que los daños, gastos e incom odidades que le o ca­
sionaban dichas villas eran m ayores que los beneficios, rentas y utilidades, todo
ello po r la fuerza de las autoridades civiles, el cabildo decidió venderlas.
Por tratarse de bienes eclesiásticos era necesaria la autorización pontificia, para
lo cual el cabildo recabó la bula de Sixto IV, E x iniuncto nobis, Rom a, 19 de enero
de 1481, dirigida por el pontífice a don A lfonso Carrillo, arzobispo de Toledo, en
la que incluye otra de su predecesor P ablo II, Cum in óm nibus, Rom a, 11 de mayo
de 1465, sobre la venta de bienes eclesiástico s!.
La bula de Sixto IV fue dada, com o hem os indicado, a instancias del deán y
cabildo de la catedral de Toledo, quienes le inform aron de que, aunque las villas de
Torrijos, A lcabón, Esquivias y Yeles eran de su legítim a propiedad, debido a que
eran m ayores los daños que los beneficios recibidos, consideraban muy conve­
niente venderlas o cam biarlas por otros bienes de m ayor utilidad. Visto lo cual, el
1
En el original el texto latino de las bulas ocupa los fols, 2v-4v; aquí doy la versión española.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
pontífice faculta al arzobispo de Toledo para que, bien inform ado de la convenien­
cia y utilidad de dicha venta o cam bio, autorice al deán y cabildo a hacer dicha
venta, con tal de que se ajuste a lo establecido en la bula de Pablo II que incluye.
A fortunadam ente el deán y cabildo de Toledo pronto dieron con un buen com pra­
dor.
Hallándose Gutierre de Cárdenas, com endador mayor de León en la orden de
Santiago, en Tortosa, el 15 de noviembre de este año de 1481, «estando ende el rey e
la reina, nuestros señores», fum a una carta de poder ante el notario Francisco de
Badajoz, y los testigos Rodrigo de Ulloa, contador m ayor del rey y de la reina; del Dr,
Talavera, es decir, Fr. Hernando de Talavera, osh., «ambos del consejo de SS. AA.», y
de Gómez de Robles, por la que dio su poder a Pedro López de Ayala, com endador de
Mora, en la orden de Santiago; a Pedro de Ayala, clérigo, hijo de éste; y a Francisco
Ramírez de M adrid, secretario del rey y de la reina, m arido de la célebre Beatriz
Galindo, llam ada La Latina, am iga de la reina, para que por él y en su nombre puedan
concertar y concluir con los señores del cabildo de Toledo el trueque y cam bio de las
villas de Torrijos y Alcabón, con su jurisdicción y vasallos, heredamientos de casas y
molinos, según que a los señores deán y cabildo pertenecen. Esto quiere decir que esta
venta se hacía con el beneplácito de los reyes.
E l día 10 de diciem bre se reunía el cabildo con los procuradores de don
G utierre, y se acordó que el deán y cabildo dieran a don G utierre las villas de
Torrijos y A lcabón con su jurisdicción y justicia de las dichas villas, cualquier que
tengan y les pertenezca o pertenecer pueda en cualquier m anera; y con todos los
heredam ientos, así de casas com o de m olinos y m ás tributos y alojores y m arave­
dís de ju ro y heredam ientos de olivos y viñas y prados, y pastos y aguas corrientes
y m anantes, y otras cualesquiera acciones y derechos que les pertenecen así en las
dichas villas com o en sus térm inos.
Para el cabildo no quedaría cosa ninguna, «excepto las rentas del beneficio de
la iglesia de San Gil, que en la dicha villa de Torrijos tienen, que queda a los dichos
señores deán y cabildo, y no otra cosa alguna, porque el señor com endador m ayor
les haya de d ar y dé en trueque y en cam bio de las dichas villas al cabildo 200.000
m aravedís de tributos en casas en la ciudad de Toledo, que sean dentro de la ciu­
dad, y no en los arrabales, ni en la judería, ni en las otras cuatro colaciones que se
suelen eceptar, es decir, exceptuar, en dicha ciudad». C ada m illar de dicho tributo
se había de poner en casas que valgan 40.000 m aravedís, a diezm o y a dos años de
com iso.
Por el contrario, el cabildo se com prom etía a hacer cada año una m em oria o
fiesta en la iglesia de la catedral el día que señalare el com endador, e instituir una
capellanía perpetua en el altar de N uestra Señora del A ntigua de dicha catedral,
donde se habían de decir unas m isas por el com endador y sus difuntos.
De acuerdo con lo expuesto, el cabildo, en la reunión celebrada en la catedral el
11 de abril de 1482, dio su poder y representación ante notario a los canónigos
A lfonso de C ontreras y Pedro de M elgarejo para que, en su nom bre, presentaran la
m encionada bula de Sixto IV al arzobispo don A lfonso Carrillo, y éste, conform e a
lo establecido en la m ism a, autoriza la venta.
Este m ism o día el canónigo M elgarejo, en nom bre y en calidad de procurador
del deán y cabildo pidió, adem ás, al arzobispo de Toledo para que en nom bre de sus
partes le diera licencia y autorización apostólica para «que pueda trocar, cam biar y
vender las sus villas de Torrijos y A lcabón al m agnífico señor don G utierre de
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Cárdenas, com endador m ayor de León, por cinco cuentos de m aravedís para que se
puedan com prar heredam ientos o rentas perpetuas para la dicha m esa capitular».
Para que el señor arzobispo estuviera m ejor inform ado de la proyectada venta,
el cabildo citó a once testigos, ios cuales habían de responder bajo juram ento a die­
ciocho preguntas que les fueron presentadas sobre las ventajas e inconvenientes de
dicha venta. L os testigos fueron unánim es en ponderar las grandes ventajas que
suponía para el cabildo la venta de las villas a don G utierre de C árdenas, pues si
antes el cabildo no conseguía m ás de 76.000 m aravedís de tributos, con m uchos
contratiem pos e incom odidades, ahora «tenían acordado de ge las trocar, y perm u­
tar y vender p o r 130.000 m aravedís de ju ro situados donde los dichos señores deán
y cabildo quisieren, y a cinco cuentos de maravedís. Por los cuales dichos cinco
cuentos estaba asentado que fuesen convertidos y com prados de ellos 200.000
m aravedís de tributos a 25.000 m aravedís el m illar».
Vistas estas razones, el arzobispo don A lfonso C arrillo, encontrándose en sus
palacios de A lcalá de H enares el 25 de abril de 1482, falla a favor de dicha venta
porque cede en beneficio de la iglesia de Toledo, facultando al cabildo para vender
las villas de Torrijos y A lcabón a don G utierre de Cárdenas, com endador m ayor de
León por precio de cinco cuentos, cinco m illones de m aravedís, y 130,000 m ara­
vedís de juro, «para convertir los cinco cuentos en las dichas tercias de suso espe­
cificadas al respecto y en la form a susodicha».
D e esta m anera term inaba el enojoso pleito que durante años sostenía el cabildo
de la catedral con la ciudad de Toledo, venta que a la postre fue m uy ventajosa para
el cabildo, pues los escasos tributos que antes conseguía con m uchas contrarieda­
des ahora se habían convertido en muy sustanciosos.
Pero fue Torrijos la m ás beneficiada en esta venta, porque a partir de esta fecha
pasará a ser una villa de gran prestigio, porque el m atrim onio G utierre de Cárdenas
y Teresa E nríquez la dotará de m agníficos m onum entos y de excelentes centros cul­
turales y de beneficen cia2.
1485, abril 25. Alcalá de Henares.
Documento de com praventa p o r el que el com endador m ayor Gutierre de
Cárdenas com pra al cabildo de la catedral de Toledo las villas d e Torrijos
y Alcabón.
T oledo, A rch ivo d e la c a ted ra l, m s. Z .6.2.2. Pergamino. 45 fols. 29 0 x 190 mm . Letra gótica hum a­
nística. Párrafos co n ilustraciones.
In D ei nom ine. A m én. M anifiesta cosa sea a todos los que la presente escritura
vieren cóm o en la villa de A lcalá de H enares, de la diócesis de Toledo, dentro de
los palacios arzobispales de la dicha villa, donde posaba el Rvdo. y M uy M agnífico
Señor, el Sr. D. A lonso C arrillo, por la D ivina M iseración A rzobispo de Toledo,
P rim ado de las Españas, C hanciller M ayor de Castilla, en diez e ocho días del m es
2
M anuel d e C a s t r o y C a s t r o , o f m . , Teresa Enríquez, la *L oca d e l Sacram en to» y G u tierre d e
C árdenas, T oledo, Diputación Provincial, 1992, 7 3-85, donde doy un resum en de este pleito.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
de abril, año del N ascim iento de nuestro Señor Salvador Jesucristo de mil cuatro­
cientos ochenta y dos años, veinticinco del pontificado de nuestro muy Santo Padre
Sixto IV PP. m oderno, ante el dicho Rvdo. Señor A rzobispo, en presencia de un
[sic, don] Pedro de la Puenta, Canónigo en la Iglesia Colegial de la dicha villa de
A lcalá, vicario de Briuega, notario público por la A utoridad A postólica y secreta­
rio del dicho Señor A rzobispo y de los testigos yuso scriptos, paresció y presente
Pedro M elgarejo, fam iliar del venerable Sr. N icolás Fernández de Toledo, Vicario
e Canónigo en la Santa Iglesia de Toledo, C ontador M ayor del dicho señor
A rzobispo, P rocurador que se m ostró ser de los m uy venerables Sres. D eán y
Cabildo de la dicha Santa Iglesia de Toledo, según se contiene en un instrum ento
signado del honrado Luis Sánchez, clérigo de Palencia, N otario A postólico
Secretario de los dichos Sres. D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia de Toledo.
El dicho Pedro M elgarejo, P rocurador susodicho, presentó el dicho p oder y una
bula apostólica de N uestro M uy Santo Padre Sixto IV PPA, escripta en pergam ino
de cuero y sellada con un sello pendiente el cuero e de cáñam o, según estilo de
C orte R om ana sana, entera, non violada ni arrancada ni cancelada, mas antes de
todo vicio y suspición caresciente según parescía, a prim a facie su tenor de la cual
uno en pos de otro es este que se sigue (fol. lv).
In Dei N om ine Amen. Sepan cuantos esta carta vieren, cóm o nos el D eán e
Cabildo de la Santa Iglesia de Toledo, estando capitularm ente ayuntados en nues­
tro C abildo, llam ados ante día por nuestro Pertiguero segundo, que lo habernos de
uso y costum bre, non revocando los procuradores p o r nos fechos y constituidos
hasta aquí, otorgam os e conoscem os que dam os e otorgados todo nuestro poder
com plido libre e llanero segund que m ejor y m ás com plidam ente lo podem os y
debem os dar y otorgar de derecho a los honrados A lfonso de Contreras, capellán de
la dicha Santa Iglesia, y a Pedro M elgarejo, fam iliar del Señor Contador M ayor don
N icolás Fernández. E a cada uno de ellos por sí especialm ente para que por nos y
en nuestro nom bre puedan y cada uno de ellos pueda parescer y paresca ante nues­
tro Señor A rzobispo de Toledo y ante Su Señoría puedan presentar y presenten una
bula de nuestro muy Santo Padre Sixto IV, por Su Santidad concedida a suplicación
nuestra, sobre la vención que nos querem os fascer de las nuestras villas de Torrijos
y Esquivias, y de los nuestros lugares de A lcabón y Yeles que son en esta diócesis
e arzobispado de Toledo, segund que en la dicha bula se contiene y p o r las causas
en ella expresadas, y así presentadas, puedan suplicar y p edir y requerir a su
Rvdma. Paternidad, que la adm ita y acepte la facultad y poderío a Su S eñoría c o n ­
cedido p o r vigor de la dicha bula, y proceda en la execución de ella a tanto su tenor
y form a y com o lo requiere su ejecución.
E puedan presentar e presenten ante Su S eñoría y ante quien sus veces e poder
tom are, testigos e probanzas para verificar e probar lo que fue narrado a nuestro
Señor el Papa, según que en la dicha bula se contiene, y fascer actos e diligencias
convenientes y pedir sobre ello a Su Señoría a que haga y (fol. 2) fulm ine su pro­
ceso en la form a y m anera que se requiere en creación de dicha bula, y para final y
debido efecto de lo en ella contenido y acerca de lo que dicho es y de cada cosa de
ello, los nuestros dichos Procuradores y cada uno de ellos puedan facer y fagan
todas las otras cosas y cada una de ellas que requieran de se facer que nos faríam os
y facer podríam os, presentes seyendo, aunque de m ás de lo susodicho requieran
más escripturas al m andado y presencia personal para lo que dam os poder bastante
a los dichos nuestros Procuradores y a cada uno de ellos por sí cuanto es de m enes­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
ter sea con todas sus incidencias, dependencias anexiones y conexiones y todo por
cuanto por los dichos A lfonso de C ontreras y Pedro de M elgarejo, nuestros
Procuradores y cada uno de ellos por sí in solidum en la dicha razón, fuere hecho,
presentado, pedido, suplicado, requerido y tratado y todo lo otro que dicho es por
nos y en nuestro nom bre presentado.
N os los dichos D eán y Cabildo lo otorgam os todo y prom etem os de lo haber por
firm e,rato, grato, estable y valedero, y no irem os ni ventem os contra ello ni contra
parte de ello nos ni otro por nos, en tiem po del m undo, p o r alguna m anera, so obli­
gación de los bienes de la nuestra M esa Capitular, m uebles y raíces, finales y tem ­
porales, presentes y futuros, y si es necesario relevam os a los dichos nuestros pro­
curadores y a cada uno de ellos de toda carga de satisfacción so aquella cláusula
judiciana «Sisti iudicatum solvi» con todas sus cláusulas consuetas so la dicha obli­
gación.
Y po r que esto sea firm e e non venga en duda la presente carta de provisión,
m andam os sellar con nuestro sello particular en las espaldas, y por m ayor firm eza
la otorgam os ante notario público y testigos de yuso scriptos, que hecha y otorgada
en la dicha S anta Iglesia de Toledo, dentro de nuestro Cabildo, estando ende capi­
tularm ente ayuntados, según que dicho es, a (fol. 2v.) once días del m es de abril,
año del nascim iento de N uestro Salvador Jesucristo de m il cuatrocientos y ochenta
y dos años. T estigos que fueron presentes los honrados P erenebra e m aestre Enrique
Vedriero e D iego de Escobar, vecinos de Toledo, para todo lo que dicho es llam a­
dos y rogados.
E yo, Luis Sánchez, clérigo palentino e N otario Público por la A utoridad
A postólica y secretario de los dichos señores D eán y C abildo, fui presente a todo
lo que dicho es y a su instancia y otorgam iento de este público instrum ento de poder
yo, ocupado, fiz escribir e lo signé de mi signo acostum brado. En testim onio de ver­
dad, rogado y requerido Ludovicus Santii apostolicus (Notarius).
[Bula de Sixto IV, «Ex iniuncto nobis»]
Sixto, O bispo, siervo de los siervos de D ios. Al venerable herm ano A rzobispo
de Toledo, salud y bendición apostólica.
Por el oficio del m inisterio apostólico encom endado de lo alto a Nos, atende­
m os de buen grado a cuanto m ira saludablem ente al provecho y utilidad de cual­
quier iglesia, especialm ente de las insignes m etropolitanas y de las personas que se
dedican a las divinas alabanzas.
Puesto que recientem ente se publicaron por nuestro predecesor Paulo II, Papa
de feliz recordación, las letras apostólicas del siguiente tenor:
Paulo, O bispo, siervo de los siervos de D ios p ara p erp etu a m em oria.
D ebiéndose observar en todos los juicios la rectitud y la pureza de la ju sticia y de
la conciencia, m ucho m ás se h a de observar en la ejecución de las enajenaciones de
bienes eclesiásticos en los cuales se dispone y trata del patrim onio de C risto y de la
adm inistración de los pobres y no del propio peculio de cada uno.
Por tanto, al exam inar esta clase de enajenaciones, que legítim am ente se d ele­
gan por la S ede A postólica si ceden en evidente provecho, gravadas las conciencias
de los jueces eclesiásticos que al favor no usurpe nada, nada arrebate el tem or, nada
tergiverse la esperanza de prem io a la justicia y a la conciencia.
Exhortam os, pues, y claram ente m andam os bajo la am enaza del divino ju icio a
todos esos C om isarios y D elegados que atiendan cauta y diligentem ente las causas
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expresadas en las letras apostólicas po r los suplicantes y que las exam inen y dis­
ciernan solícitam ente.
Reciban lo s testim onios y las pruebas acerca de la verdad de lo narrado, y
teniendo ante los ojos solam ente a D ios, abandonando todo tem or o favor, miren
que no sufran petjuicio las iglesias, ni opongan ningún decreto en peijuicio o d etri­
m ento de ellas.
Pero si algún C om isario o D elegado, infieles a su conciencia, en daño o detri­
m ento de la iglesia, por gracia, tem or o bajeza, consintieren en la enajenación o
interpusieren un decreto o autoridad incurran en sentencia de excom unión. El
obispo por su parte, o el superior, sepa que durante un año queda suspendido del
ejercicio de su oficio hasta la estim ación del detrim ento causado a la iglesia. Sin
em bargo, el condenado que celebrara a sabiendas los oficios divinos durante la sus­
pensión, se enredará en el lazo de irregularidad, del que sólo p odrá ser liberado por
el Sum o Pontífice.
Y el que con dolo o fraude o conscientem ente hubiere procurado que se hiciera
la enajenación en detrim ento de las iglesias, o p or tachaduras o añadiduras consiga
el decreto de enajenación, igualm ente incurrirá en sentencia de excom unión, de la
cual sólo podrá ser absuelto por el R om ano Pontífice, condenado sin em bargo a la
restitución de las cosas enajenadas, en su caso, con los frutos conseguidos, siem pre
que conste lo anteriorm ente dicho.
Q uerem os, pues, que los Com isarios y D elegados dichos sean avisados clara­
m ente de la penas de nuestra Constitución y que en cualesquiera letras de tales
Com isarios se alegue este Estatuto nuestro.
A ningún hom bre le sea lícito quebrantar esta página de nuestro decreto, pre­
cepto o voluntad, o ir en contra de ella con atrevim iento tem eiario.
M as si alguien se atreviere a esto, tenga po r cierto que incurriría en la indigna­
ción de D ios O m nipotente y de los bienaventurados A póstoles Pedro y Pablo.
D ado en R om a, ju n to a San Pedro, en el año de la E ncam ación del Señor 1465,
en el día quinto de las idus de m ayo [11 de m ayo], en el año prim ero de nuestro
Pontificado.
Y después p o r parte de los am ados hijos D eán y C abildo de tu iglesia toledana
a N os hace poco m ostrada la petición, resulta que la M esa C apitular de la dicha
iglesia, entre otras cosas de ella, contenía los bienes inm obiliarios de Torrijos y
A lcabón y adem ás villas de Esquivias e Yeles, lugares que existen en tu diócesis y
a dicha M esa legítim am ente pertenecientes, ya que es cosa conocida que cada día
son m ayores los daños, gastos y perjuicios que los frutos, rentas y provechos que
tales villas e lugares puedan producir anualm ente. Pero si al dicho D eán se le diese
licencia para perm utar las dichas villas y lugares por otras posesiones o rentas anua­
les más provechocos y útiles para la dicha M esa, o para darlas en cam bio o ven­
derlas, e el precio de ellas proveniente en otros bienes inm obiliarios m ás prove­
chosos e útiles para la dicha M esa com o se ha dicho antes, y con cualquier con
m enos gastos y m olestias se consigan m ás frutos; e así, la condición de la dicha
M esa sería mejor. La evidente utilidad cedería a la dicha Mesa.
Por tanto, por parte del D eán y los dichos Capitulares hum ildem ente se nos
suplicó que se les concediera licencia de perm utar o cam biar o vender las villas y
lugares dichos p o r otras posesiones o rentas anuales m ás provechosas y útiles, y u ti­
lizar el precio de esas ventas, com o se ha dicho antes, y que N os dignáram os pro­
veer oportunam ente por la benignidad apostólica en todo lo sobredicho.
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N osotros, pues, que no tenem os noticia cierta de lo sobre dicho, queriendo
tenerla por las presentes expresiones de las villas y situaciones de aquellos lugares,
denom inaciones, cualidades, lím ites y verdaderos valores, querem os absolver y que
queden absueltos el D eán y las singulares personas del tal Cabildo, de todas las sen­
tencias de excom unión, suspensión y entredicho y de otras sentencias eclesiásticas,
censuras y penas a ju re vel ab hom ine lanzadas o prom ulgadas con cualquier oca­
sión o causa si algunos de alguna m anera se ven enredados o envueltos.
Juzgándonos inclinados a tales súplicas por estos escritos - c o n tal de que se
guarde la form a de las dichas letras de nuestro predecesor Paulo acerca de todo lo
sobredicho y de cada una de sus partes y todas sus circu n stan cias- m andam os con
nuestra A utoridad a tu fraternidad que te inform es diligentem ente, y si por esa
inform ación encuentras que todo es com o se dice y si hallares que las antedichas
perm utación, intercam bio, donación o venta y el em pleo del precio hechos ceden
en m anifiesta utilidad de la dicha M esa, concedas con la dicha autoridad a los
dichos D eán y Cabildo licencia de perm utar o cam biar, dar o vender tales villas y
lugares, especificados anteriorm ente en tu presencia, a cam bio de otras posesiones
o rentas anuales m ás provechosas o más útiles con cualesquiera personas con las
cuales su condición y la de la dicha M esa podrán mejorar, y em plear el precio con­
seguido en otros bienes raíces igualm ente m ás provechosos y útiles a la m ism a
M esa.
Sin que obsten en contrario ninguna clase de Constituciones y O rdenaciones
apostólicas u otros estatutos y costum bres puestas en vigor con el juram ento de la
dicha iglesia, con confirm ación apostólica o con cualquier otra fuerza.
Q uerem os, pues, que esa venta se haga com o se dice y que el tal precio p o r ella
anteriorm ente conseguido sea fielm ente depositado en algún edificio sagrado o
entregado a algún m ercader idóneo por su crédito y riquezas, sea invertido para la
com pra de otros bienes raíces m ás provechosos para la dicha M esa y no para otros
usos, con las revisiones, obligaciones y cautelas que suelen aplicarse en casos sim i­
lares.
En caso contrario, las presentes letras y los procesos seguidos en virtud de las
m ism as y sus consecuencias cualesquiera quedarán sin vigor ni fuerza jurídica.
D ado en Rom a, ju n to a San Pedro, año de la E ncam ación del Señor 1481, deci­
m ocuarto kalendas de febrero [19 de enero], duodécim o de nuestro Pontificado.
[Petición al arzobispo]
(fol. 4v.) E así presentado el dicho poder y bula, luego el dicho Pedro M elgarejo
presentó un escrito de interrogatorio y artículos, y así m ism o dos públicos instru­
m entos de tratados signados en pública form a según p o r ellos parescía, su tenor de
lo que uno en pos de otro es este que se sigue:
Rvdmo. en Cristo Padre y m uy M agnífico Señor D on A lfonso C arrillo, p o r la
M iseración D ivina A rzobispo de Toledo, Prim ado de las Españas y C anciller
M ayor de Castilla.
Yo Pedro M elgarejo en nom bre y com o procurador que soy de los venerables
D eán y C abildo, de la vuestra Santa Iglesia de Toledo, en la m ejor form a que puedo
en el dicho nom bre presento ante Vuestra S eñoría esta bula apostólica dada por
nuestro M uy Santo Padre Sixto P apa m oderno a él dirigida, y le suplico y requiero
acepte la facultad a V uestra Señoría dada por la dicha bula, y proceda a la execución de los m andatos apostólicos en ella contenidos, y procediendo m ande dar y dé
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
licencia, autoridad y consentim iento po r la dicha autoridad apostólica a los dichos
D eán y Cabildo, m is partes, a que puedan trocar, cam biar y vender las sus villas de
Torrijos y A lcabón al M agnífico Señor D on G utierre de C árdenas, C om endador
M ayor de León, por cinco cuentos de m aravedís para que se puedan com prar here­
dam ientos o rentas perpetuas para la dicha m esa C apitular (fol. 5).
E otrosí, p o r ciento y treinta m il m aravedís de ju ro situados donde los dichos
partes quisieren, y puestos por salvado que el dicho C om endador M ayor tiene asen­
tado de dar po r las dichas V illas allende de los cinco cuentos por los cuales los
dichos nuestras partes tienen tratado de haber de la Serenísim a Reina N uestra
Señora las tercias de pan y m aravedises del A rciprestazgo de M ontalván, con los
lugares de la silla m ayor y menor, contando cada m illar de m aravedises de renta, a
razón de quince m il m aravedís y par de fanegas de trigo y cebada, a noventa m ara­
vedises el par, contando y tom ando la sum a de cinco años, y sacando de la sum a un
quinto po r valor de un año, y lo que las dichas tercias non abastaren para cum pli­
miento de los dichos cinco cuentos, en las tercias de pan y m rs. del A rciprestazgo
de la G uardia, por cuanto la dicha vendición y perm utación de las dichas villas por
el susodicho prescio y conversión de los dichos cinco cuentos en las dichas tercias
y es en evidente utilidad y provecho de la dicha vuestra Santa Iglesia y m esa del
rector de ella.
E para inform ación de vuestra Rvrda. Señoría y para que sea inform ado de todo
lo narrado en la dicha bula, pido e suplico que los testigos que por las dichas nues­
tras partes ante Vuestra Señoría serán presentadas, so cargo del ju ram en to que cada
uno hiciere, los m andé exam inar y preguntar por los artículos y preguntas siguien­
tes:
[1] Prim eram ente, si saben la dicha vuestra S anta Iglesia C atedral de la muy
noble ciudad de Toledo.
[2] Item si han conoscido y conoscen las personas que de algunos tiem pos acá
han seido y hoy son capitulares de la dicha Santa Iglesia.
[3] Item si saben o han oído descir las dichas villas de Torrijos y A lcabón y cada
una de ellas (fol. 5v).
[4] Item si saben si oyeron decir que las dichas V illas con todos los derechos,
heredades y otras cosas que los dichos D eán e Cabildo en ellas tienen han podido
rentar y han rentado de m uchos tiem pos acá y hoy día rentan y sum an en pan dine­
ros y gallinas hasta setenta y seis mil m rs. a lo m ás, excepto la parte que los dichos
D eán y C abildo tienen en los diezm os de la villa de Torrijos, por razón del benefi­
cio ende tienen,.
[5] Item si saben en que los dichos setenta y seis m il m aravedís que puedan
sum ar en cada un año las rentas de las dichas villas es m ucho de ello de rentas
m enudas de poca sum a de guisa que por esto y po r la dificultad de cobrar se acos­
tum bra ha arrendar la una por parte de ello de m anera que non renta a la dicha Santa
Iglesia los dichos setenta y seis m il m aravedís.
[6] Item si saben en que los dichos D eán y C abildo en las dichas villas y en cada
una de ellas solam ente se ha acostum brado de tiem po inm em orial acá, ejercer la
jurisdicción civil todavía, los alcaldes de esta m uy noble ciudad y su tierra han ejer­
cido lo crim inal, de m anera que aunque algún título m is partes pudiesen a ella
ostentar tener, nunca la dicha ciudad se la ha contenido ni consentiría usar, y es
público y notorio.
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[7] Item si saben etc., que sobre la dicha jurisdicción civil que los dichos mis
partes poseen en las dichas villas, han sido y son por m uchas veces m olestados e
inquietados po r esta dicha ciudad de Toledo y alcaldes e justicia della diciendo que
los dichos m is partes non podían poner alcaldes en las dichas villas que conosciesen en m ás de sesenta m aravedís, e que las dichas villas eran de la dicha ciudad, y
que los vecinos e m oradores dende podían ser traídos ante los alcaldes de esta dicha
ciudad, e así fecho lo facían (fol. 6).
E otrosí diciendo y afirm ando que las apelaciones de los alcaldes de la dicha
villa, podían venir ante ellos y esto es público y notorio y desto es pública voz y
fama.
[8] Item si saben en qué así los dichos m is partes eran y son m olestados y
inquietados en el señorío y jurisdicción de las dichas villas por los dichos señores
de Toledo y justicias de él que les plascía m andam ientos y por repartim ientos de
pan y otras cosas sem ejantes bien com o si las dichas villas fueran suyas y non de
la dicha Santa Iglesia, y esto es público y notorio y de esto es pública fam a y voz.
[9] Item si saben en que causa que los oficiales de la dicha villa seyéndoles noti­
ficado cierto m andam iento de los señores de Toledo, p o r decir que consultarían a
los dichos m is partes com o a sus señores, fueron traídos a la dicha ciudad, presos y
traídos a la vergüenza públicam ente por la dicha ciudad, y desterrados de ella y de
la dicha villa de Torrijos, esto es público y notorio y desto es pública voz y fama.
[10] Item si saben en qué porque los dichos m is partes sentidos de tan gran
ofensa guardaron entredicho, se juntó alguna parte del pueblo con los que a la sazón
señoreaban y gobernaban la dicha ciudad. E fueron al dicho Cabildo escandalosa­
m ente infundiendo tem ores a las personas capitulares que a la sazón estaban. E así
por fuerza e m iedo ficieron alzar el dicho entredicho, sin facer enm ienda ni satis­
facción alguna la dicha Santa Iglesia de tam aña ofensa com o habían rescibido. E
esto es público y notorio e esto es pública voz y fama.
[11] Item si saben que así crescieron las m olestias y inquietaciones (fol. 6v)
contra los dichos m is partes por los dichos señores de Toledo y justicias de la dicha
ciudad, que non solam ente desde esta ciudad daban sus m andam ientos y m andaban
executar en las dichas villas y m oradores de ellas por de algunos tiem pos acá los
alcaldes de la dicha ciudad y van a labrar pleitos a las dichas villas entre los m ora­
dores de ellas, y aún alguno de ellos se asentó a tribunal público de la dicha villa
bien com o fuera en Toledo. E esto es público y notorio e de esto es pública voz y
fama.
[ 12] Item si saben que todo lo susodicho fue así hecho, com etido y favorecido
por los dichos señores de Toledo y justicias de la dicha ciudad los dichos m is p ar­
tes que nunca fue conoscido por ellos ser m al fecho, sino que facían com o en cosa
suya le quisieron m andar los dichos alcaldes hiciesen enm ienda alguna por haber
com etido lo susodicho antes siem pre los defendieron, am pararon y favorescieron,
E esto es público y notorio y de ello es pública voz y fama.
[13]
Item si saben que así fueron y han sido en crescim iento las m olestias y inju­
rias contra los dichos mis partes en las dichas sus villas. E solam ente porque los
alcaldes puestos por los dichos m is partes se llam aban alcaldes p o r los dichos seño­
res D eán e C abildo, los traían aquí presos los alcaldes de esta ciudad y los tenían
detenidos faciendo las costas y daños. E esto es público y notorio y de ello es
pública voz y fama.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
[14] Item si saben en qué tantas eran las opresiones, injurias y m olestias, que
los dichos m is partes rescebían en las dichas villas y en sus vasallos y m oradores
de ellas, que la m ayor y m uy grande parte del tiem po pasaban en su Cabildo enten­
diendo y platicando cóm o se rem ediaría y rem ediarían las dichas villas y los dichos
sus vasallos y la jurisdicción y señorío que dellas tenían. E aún non (fol. 7) lo
podían nin pudieron rem ediar, con la potencia de la dicha ciudad nin ju sticia de ella.
E esto es público y notorio y de ello es pública voz y fama.
[15] Item si saben en que según lo poco que las dichas villas rentan a los dichos
mis partes y la calidad de la dicha renta. E la m anera en que les era consentido tener
la jurisdicción civil y las m olestias que en ella y en el señorío de las dichas villas
rescibe la dicha Santa Iglesia, las dichas villas eran de poco provecho y utilidad a
la dicha Santa Iglesia. E que es m uy útile y provechoso e evidente utilidad, trocar­
las o venderlas por los dichos cinco cuentos. E por los dichos ciento y treinta mil
m aravedís de ju ro situados en esta dicha ciudad o donde estos quisieren.
[16] Item si saben que, en convertir com o los dichos D eán y Cabildo tienen contractado de haber las dichas tercias de M ontalbán en la m anera que dicha es, a razón
de cada m illar por quince mil m aravedís y pan estim ado y sacado com o dicho es, y
así m ism o lo que restare a com plim ento de los dichos cinco cuentos, las tercias de
la G uardia según y com o dicho es, se ve, cede y es de provecho y utilidad evidente
de la dicha Santa Iglesia. E a la dicha Santa Iglesia es m uy m ás provechoso y evi­
dente utilidad suya haber y tener m ás las dichas tercias y los dichos ciento y treinta
mil m aravedís de ju ro situados, que no las dichas villas de Torrijos y Alcabón.
[17] Item si saben y en que así este dicho troque y venta y conversaciones en
evidente y m anifiesto provecho desta dicha Santa Iglesia, que non solam ente por
los dichos cinco cuentos, porque se dan las dichas tercias y por los dichos ciento y
treinta mil m aravedís de juro; pero por los dichos cinco cuentos y p o r las tercias
que por ellos se dan era muy útile y provechoso a la dicha Santa Iglesia, trocar o
vender (fol 7v) las dichas villas, así por la poca renta que de ellas habían com o por
las suso dichas injurias y opresiones que por razón de ellas se seguían.
[18] Item si saben y en qué las dichas tercias que ansi está asentado y concor­
dado que la dicha Santa Iglesia haya por los dichos cinco cuentos el dicho prescio
y valor de quince m il m aravedís, cada m illar y par de fanegas noventa m aravedís
contándolo en uno de los cinco años según se ha señalado que su día y m onta la
renta que por ello ha la dicha Santa Iglesia, trescientas y treinta y tres m il m arave­
dís, de más de otros crescim ientos que se esperan este año de ochenta y dos que
sube m ucho m ás el valor de la renta de las dichas tercias que h a de haber la dicha
Santa Iglesia, de m anera que po r los dichos setenta o setenta y cinco m il m arave­
dís que rentaban las dichas villas de Torrijos y A lcabón a la dicha Santa Iglesia, con
las dichas dificultades y trabajos y litigios han de renta por razón del dicho troque
y cam bio o venta y perm utación en las dichas tercias y ciento y treinta mil m ara­
vedís de juro, cuatrocientas y sesenta y tres m il m aravedís de renta en cada un
año/que es m anifiesta y notoria y evidente utilidad y provecho a la dicha Santa
Iglesia y a su M esa Capitular.
Item suplico a V uestra S eñoría les m ande facer y faga a los dichos testigos todas
las otras preguntas al caso necesarias, para lo cual im ploro el oficio de Vuestra
Rvda. Señoría y pido testim onio (fol. 8).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
[Poder otorgado por Gutierre de Cárdenas]
In D ei nom ine. A m en. Sepan cuantos este público instrum ento tuvieren, cóm o
en la m uy noble ciudad de Toledo, a diez días del m es de diciem bre, año del nascim iento de nuestro Salvador Jesucristo de mil y cuatrocientos y ochenta y un años,
en presencia de nos los notarios e escribanos públicos yuso scriptos y de los testi­
gos yuso scriptos.
E stando los venerables y circunspectos señores D eán y Cabildo de la Santa
Iglesia de Toledo juntos capitularm ente en la casa de su Cabildo, que es en la dicha
Santa Iglesia.
C onviene saber: el D octor D. Telle de Buendía, A rcediano de Toledo y D,
Francisco Fernández de C uenca, A rcediano de C alatrava. E Luis D iez y M arcos
Días de M ondéjar. E Pedro de A illón y Juan Sánchez C alderón y el protonotario
don Pedro A ltam irano y don D iego de G uevara y A lfonso C a n illo de A lbornoz y
G udiel de C ervatos y don Francisco Á lvarez de Toledo m aestrescuela. E don Juan
de M orales, A rcediano de G uadalajara y don D iego de V illam inaya, Capellán
M ayor, y D. F rancisco de Palencia y Pedro y D íaz de M adrid y don G onzález de
M esa y Juan L ópez de León y Juan de C ontreras y A lfonso G arcía, L im osnero de
la R eina nuestra Señora y Cristóbal de V illam inaya y A lfonso del C astillo, canóni­
gos de la dicha Santa Iglesia de Toledo.
S eyendo atendida y llam ados y convidados p o r Juan de V illarreal, su
P ertiguero, p o r virtud de una cédula que ende el dicho Pertiguero ante nos los
dichos escribanos dio y presentó firm ada del venerable D on D iego de V illaminaya,
C apellán M ayor y Lugarteniente del D eán en el dicho Cabildo de la dicha Santa
Iglesia y dio y fizo fe que con ella los convidó según que lo han de uso y de cos­
tum bre para entender en el (fol. 8v) asiento y capitulación y otorgam iento del tro ­
que y cam bio de las sus villas de Torrijos y A lcabón, en ten o r de la cual dicha
cédula es esta que se sigue:
Venerabiles patres placeat die crastina X decem bris LX X I hora. C onsueta capi­
tulo interesse especialiter ad uidedum seu praticandum super negotium de Torrijos
et ad nonnulla alia ardua negotia ibidem expedienda in quibus si placet nem o se
excuset sub p en a unius m ensis ab alia rem isione. C apellanus mayor.
E asim ism o los señores Pedro López de Ayala, C om endador de la Orden de
Santiago, y Pedro de Ayala, su hijo, y Francisco Ram írez de M adrid, Secretario del
Rey y de la R eyna nuestros Señores, en nom bre y com o procuradores del M uy
M agnífico Señor don G utierre de C árdenas, C om endador M ayor de L eón y
C ontador M ayor del Rey y de la R eina nuestros Señores, y del su Consejo. E p o r el
poder que de su m erced tiene p ara lo infrascripto, firm ando de su nom bre e signado
de notario y de escribano público, el cual ende se m ostró y presentó ante nos los
dichos escribanos, y es su tenor de él este que se sigue.
Sepan cuantos esta carta de poder vieren cóm o nos don G utierre de C árdenas,
C om endador M ayor de León, C ontador M ayor del Rey y de la R eina nuestros
Señores, y de su Consejo, otorgam os y conoscem os que dam os y otorgam os todo
nuestro poder com plido y bastante según que lo nos habernos y tenem os y según
que m ejor y m ás com plidam ente lo podem os y debem os dar y otorgar de derecho
a vos Pedro L ópez de Ayala, C om endador de M ora, y Pedro de Ayala, vuestro hijo,
y Francisco R am írez de M adrid, Secretario del Rey y de la R eyna nuestros Señores,
que estando ausentes bien ansí com o si estuviéredes presentes a todos tres ju n ta­
m ente e a cada uno de un otro por sí suso signo especialm ente para que p o r nos y
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
por nuestro nom bre podades (fol. 9) concordar e concluir, asentar y firm ar con los
señores D eán y Cabildo de la Santa Iglesia de Toledo, y con las personas que por
ellos fueren reputadas.
El troque e cam bio, y perm utación de las villas de Torrijos y A lcalbón con su
jurisdicción y vasallos y térm inos y rentas y pechos y derechos y con todas las otras
cosas a las dichas villas pertenecientes, segund que a los dichos señores D eán y
Cabildo pertenescen, con las condiciones, puestos y posturas y convenciones que a
vosotros y a cualquier de vos bien visto fuere; e para que podáis otorgar sobre ello
cualesquier capítulos y contactos que m enester fueren con cualesquiera obligacio­
nes, penas y condiciones que a vosotros y a cualquier de vos bien visto fuere; y
facer y fagades sobre ello cualesquier juram ento y otras seguridades que conven­
gan y prom eter y signar que los nos otorgarem os y signarem os y jurarem o s y com pl irem os segúnd y por la form a y m anera que p o r vos los dichos Pedro L ópez de
Ayala, y Pedro de Ayala, vuestro hijo, y Francisco Ram írez de M adrid, o por cual­
quier de vos en nuestro nom bre fuere asentado, otorgado, prom etido y ju rad o aun­
que sean y de aquellas cosas y casos que según derecho requieran para ello haber
especial mandado.
Para lo cual todo lo dicho es tener e com plir y haber por firm e, obligam os a nos
m ism o y a todos nuestros bienes espirituales y tem porales, habidos y p o r haber, y
con com plido y bastante poder com o nos habernos y tenem os para todo lo que
dicho es y para cada una cosa y parte de ello otro tal y tan com plido y eso m esm o
lo otorgam os y dam os a vos los dichos Pedro López de Ayala, y Pedro de Ayala,
vuestro hijo, y Francisco R am írez de M adrid, juntam ente y a cada uno de vos por
sí in solidum con todas sus incidencias, dependencias, em ergencias, anexidades y
conexidades (fol. 9v) y porque esto sea cierto y non venga en duda, otorgam os esta
carta de poder ante el escribano y notario público y testigos y uso escriptos y por
m ayor firm eza la firm am os de nuestro nombre.
Q ue fue hecha y otorgada en la ciudad de Tortosa, estando ende el Rey y la
R eyna nuestros Señores, a quince días del mes de noviem bre del nascim iento de
N uestro Señor Jesucristo, de mil y cuatrocientos y ochenta y un años. El
C om endador Mayor.
Testigos que fueron presentes que vieron aquí firm ar su nom bre al dicho Señor
C om endador M ayor de León y otorgar esta dicha carta de poder; los Señores
Rodrigo de U lloa, C ontador M ayor del Rey y de la R eyna nuestros Señores. E el
D octor de Talavera, am bos del C onsejo de Sus A ltezas y G óm ez de Robles. E yo
Francisco de Badajoz, escribano de C ám ara del R ey y de la R eyna nuestros Señores
y escribano y notario público en la su C orte e en todos los sus Reinos y Señoríos,
fui presente en uno con los dichos testigos cuando el dicho Señor C om endador
M ayor aquí firm ó su nom bre y otorgó esta dicha carta de p oder y de su ruego y
pedim ento la fizo escrebir según que ante m í pasó y por ende fice aquí este mió
signo atal, en testim onio de verdad. Francisco de Badajoz.
Luego los dichos señores D eán y Cabildo de suso nom brados por sí y por los
otros absentes de la una parte, y los dichos señores por L ópez de Ayala,
Com endador, y Pedro de Ayala, su hijo, y Francisco R am írez de M adrid, en nom ­
bre del dicho Sr. C om endador M ayor, de la otra parte dijeron que otorgaban y otor­
garon y se obligaban y obligaron cada una de las dichas partes de tener y guardar e
com plir e haber por firm e para agora y para en todo tiem po para siem pre jam ás el
asiento y capitulación cerca del dicho troque y cam bio de las dichas sus (fol. 10)
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
villas de Torrijos y Alcabón, segund en la form a y m anera que de yuso será conte­
nido.
Estipulaciones de don Gutierre
Prim eram ente fue asentado y se asentó a se dar por asiento entre las dichas p ar­
tes, que los dichos Señores D eán e Cabildo darán al dicho Sr. C om endador M ayor
las dichas sus villas de Torrijos y A lcabón, con su jurisdicción y ju sticia de las
dichas villas, cualesquiera que tengan y les pertenezcan y pertenecer pueden en
cualquier m anera y con todos los heredam ientos, ansi de casas com o de m olinos y
m aravedís de tributos y aloxores y m arevedis de juro, y heredam ientos de olivos y
viñas y prados y pastos y aguas corrientes y m anantes y estantes, y otras cualesquier acciones y derechos que a ellos pertenescen, así en las dichas villas com o en
sus térm inos y todo lo en ello anexo y conexo y perteneciente en cualquier m anera.
Por m anera que los dichos Señores D eán y Cabildo non finquen cosa alguna antes
en la form a que a ellos pertenesce y lo han levado y habido y poseído hasta aquí, o
pudiera haber y llevar así en las dichas villas o heredam ientos y bienes com o en los
derechos, preem inencias y prerrogativas que han habido y levado de los vecinos y
m oradores o de otras personas que a las dichas villas y sus térm inos vinieron. Por
donde a los dichos señores pertenesciese y pudiese pertenescer acción y derecho
alguno en cualquier manera, que todo se entienda entrar en el dicho troque de todo
lo que al dicho Cabildo les pertenesce con todas las cosas que tienen en las dichas
villas en cualquier manera.
E non otra cosa alguna que a ellos no pertenescen, excepto las rentas del b en e­
ficio de la iglesia de San G il en la dicha villa de Torrijos, tienen que quedar a los
dichos señores D eán e Cabildo, y non otra cosa alguna. Esto porque el dicho Sr.
C om endador M ayor (fol. lOv) les haya de dar y dé en troque y en cam bio de las
dichas villas y de todo lo susodicho, al dicho Cabildo doscientos mil m aravedís de
tributos en casas de esta cibdad de Toledo que sean dentro de la dicha ciudad y non
en los arrabales nin en la judería, nin en las otras cuatro colaciones que se suelen
eceptar en esta dicha ciudad.
O trosí en casas foras de otro tributo y que cada m illar del dicho tributo sea
puesto en casas que valan cuarenta m il m aravedís y a diezm o y a dos años de
com iso. E que si el dicho Sr. C om endador M ayor com prare los dichos tributos o
parte dellos sin que intervenga consentim iento de los dichos Sres. D eán y Cabildo
o de personas para ello deputados en su nom bre, que el dicho C om endador M ayor
sea obligado en tal caso a la riedra y saneam iento de lo que así com prare, y diere a
los dichos señores D eán y Cabildo sin ser com prado p o r su parte.
O trosí que de m ás y allende de los dichos doscientos m il m aravedís de tributos
que el dicho Señor C om endador M ayor dé a los dichos Sres. D eán y C abildo, otros
ciento y cincuenta mil m aravedises de ju ro situados y puestos por salvados en las
rentas de las alcavalas de esta dicha ciudad de Toledo y su A rcedianazgo y partido,
en su villa de A jofrín, donde los dichos señores D eán y Cabildo más lo quisieren.
C abiendo en las rentas de los tales lugares donde ansí los pidieren, los cuales dichos
ciento y cincuenta m il m aravedises sean com prados del Rey y R eina nuestros
Señores, y realm ente pagados a Sus Altezas un cuento y ochocientos mil m arave­
dís, por m anera que se contengan en el privilegio, com o venden Sus A ltezas a la
dicha Santa Iglesia el dicho juro por la dicha cuantía de m aravedís, a razón de dos
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
mil m aravedís el millar. La cual dicha contía Sus A ltezas lo recibieron de los m ara­
vedises que hubo la Santa Iglesia por sus villas de Torrijos y A lcabón (fol. 11).
Y que ju ren y prom etan por sí y por sus sucesores de non lo revocar ni quitar
en todo ni en parte, ni lo m andar, salvo a suplicación y consentim iento de los dichos
señores D eán y Cabildo.
E si en los dichos m aravedís de juro algún daño o m enoscabo viniere o en las
rentas donde fueren situados y salvados, que los m udarán y sanearán en otras ren­
tas cuales los dichos D eán y Cabildo nom braren y escogieren, o pagarán p o r cada
m illar doce m il m aravedises, cual m ás quisieren los dichos señores D eán y Cabildo,
y para ello se obliguen Sus Altezas y den su Fe R eal por sí y por sus sucesores y
ju ren com o dicho es, de los cuales dichos cientos y cincuenta m il m aravedís de
juro, se den los ciento y treinta mil m aravedises por razón del dicho troque, con los
dichos doscientos m il m aravedís de tributos, y los otros veinte mil m aravedís de
ju ro a com plim iento de los dichos ciento y cincuenta mil m aravedís, por razón que
los dichos señores D eán y Cabildo harán en cada un año una m em oria y fiesta en
la dicha Iglesia: un día del año cual el dicho Señor C om endador M ayor nom brare,
que non esté ocupado con otro cargo que de antes de agora faga en la dicha Santa
Iglesia el dicho día así señalado y nom brado por el dicho Sr. C om endador Mayor.
Y la m em oria que sea tal y de la form a y m anera que se face por el Señor Infante
don Enrique, que D ios haya, el día de la A scensión de N uestra Señora, con el día
siguiente.
O trosí se obliguen de instituir una capellanía perpetua al altar de N uestra Señora
de la A ntigua en la dicha Santa Iglesia, para que se diga en cada sem ana p o r el
dicho Señor C om endador M ayor y por sus difuntos, tres m isas en los días que el
dicho Sr. C om endador M ayor señalare, y lo asentarán en su candelario donde están
asentadas las m em orias que se facen en la dicha Santa Iglesia, para que p o r allí se
faga la dicha m em oria y capellanía (fol. l l v ) en rem uneración del beneficio de los
dichos Señores D eán y Cabildo reciben para la dicha Santa Iglesia en el dicho tro­
que y cam bio, y por causa de los veinte mil m aravedís de ju ro que para las dichas
m em orias ha la dicha Santa Iglesia.
O trosí concordaron y asentaron las dichas partes en este dicho troque y cam bio
de las dichas villas, sea foro de alcabala y de otro cualquier derecho que por ello
fuere dem andado, y que sea obligado el dicho Señor C om endador M ayor de tom ar
la voz y el pleito por los dichos señores D eán y Cabildo.
O trosí que de más y allende de lo susodicho, que el dicho Señor C om endador
M ayor sea obligado a dar y dé a los dichos Sres. D eán y Cabildo el privilegio de
los ciento y cincuenta m il m aravedís de ju ro en la form a y m anera que dicha es a
su costa, sin que por ello hayan de pagar cosa alguna los dichos Sres. D eán y
Cabildo. El cual privilegio les dé asentado y sobreescrito de los Contadores
M ayores y sellado con su sello de plom o, y del todo despachado a su costa, según
dicho es.
O trosí que los dichos señores D eán y Cabildo sean obligados a expedir las bulas
de nuestro m uy Santo Padre, de la licencia que es m enester para el dicho troque e
cam bio, e dar fechos sus procesos que sobre ello fueren m enester y ficieren los
dichos jueces a su costa, que cosa ninguna dello non sea obligado a p agar el dicho
Señor C om endador Mayor.
O trosí asentaron y concordaron las dichas partes que por cuanto los dichos
señores D eán y Cabildo han enviado a R om a a N. M uy Santo Padre por las dichas
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
bulas y licencia para el dicho troque y cam bio de las dichas villas de Torrijos y
A lcabón, e entre tanto el dicho Sr. C om endador M ayor desde (fol. 12) agora que­
rrán com prar los dichos tributos y sacar el dicho privilegio de ju ro de los dichos
ciento y cincuenta mil m aravedís para que m ás brevem ente pueda com plir con la
dicha Santa Iglesia, venida la dicha bula y licencia, y determ inado por los jueces
com isarios com o se da la dicha licencia y la dan p o r m ayor utilidad de la dicha
Santa Iglesia, que otorgará luego circa del dicho troque e cam bio en la form a de
yuso contenida con todas las fuerzas y firm ezas y renunciaciones que convinieren
a vista de letrados, dentro de treinta días.
E porque h ab ía alguna dificultad en cum plir los dichos doscientos mil m arave­
dís de tributos, concordaron las dichas partes que el día que fueren venidas las
dichas escripturas del dicho troque y cam bio y enajenam iento, ponga el dicho Sr.
C om endador M ayor en depósito, en poder de personas fiables y llanas y abonadas,
cinco cuentos de m aravedís que montan los dichos doscientos m il m aravedís de tri­
butos, estim ados a veinticinco m il m aravedís el millar, para que dentro de un año,
desde el dicho día, se acaben de com prar los dichos tributos o otros heredam ientos,
o se labren algunos solares que la dicha Santa Iglesis tiene, com o los dichos seño­
res D eán y C abildo vieren ser m ás com plidero a la dicha Santa Iglesia.
E si en todo el dicho año no se hallaren a com prar los dichos tributos y hereda­
m ientos que entregando a los dichos señores D eán y Cabildo los tributos y hereda­
m ientos que fueron a la sazón com prados y el dinero que fincare de los dichos cinco
cuentos, para que se acaben de com prar a su voluntad, e el dicho privilegio de los
m aravedís de ju ro haya de entregar, pasado el dicho año o el com edio de él, cuando
a los dichos Sres. D eán y Cabildo pluguiere, los dichos señores D eán y Cabildo
hayan de (fol. 12v) dar y entregar las dichas villas al dicho Señor C om endador
Mayor.
E si antes de com plido el dicho año el dicho Sr. C om endador M ayor obiere
com plido con el dicho D eán y Cabildo todo a lo que fuere obligado, que luego le
sean entregadas las dichas villas y dada la posesión de ellas con todas las escriptu­
ras e privilegios y procesos que tengan tocantes a las dichas villas. E encom edio del
dicho tiem po fasta que sean entregadas las dichas villas com o es dicho, cada una
de las dichas partes lleve la renta de lo que poseiere.
E ansí concedida la dicha licencia por los dichos jueces, por virtud de la dicha
bula, los dichos señores D eán y Cabildo o alguna parte de ellos, non vinieren así en
facer el dicho troque dentro de los dichos treinta días de así determ inado por los
dichos jueces, que desde entonces, por virtud de la dicha m ism a licencia, quede
fecho el dicho troque y com plido lo de las dichas villas en la form a que está asen­
tado, sin otra cosa alguna de troque que m ás se requiera para ello. Por m anera que
el dicho Sr. C om endador M ayor al tiem po y en la form a que de suso se contiene en
esta capitulación, por derecho de título y troque y cam bio de las dichas villas y de
todo lo suso dicho en esta capitulación, queden por suyas del dicho Sr. C om endador
M ayor y de sus herederos y subcesores después de él para agora y para siem pre
jam ás, com o cosa suya propia, por virtud de esta capitulaciónl habiendo cum plido
el dicho Sr. C om endador M ayor con los dichos señores D eán y C abildo, según
dicho es.
O trosí los dichos señores D eán y Cabildo asentaron e se obligaron que venida
la dicha bula y efectuado el dicho troque y cam bio, por com plim iento de am bas las
dichas partes que luego darán al dicho Sr. C om endador M ayor, o a quien su poder
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
(fol. 13) obieie, las fuerzas y seguridades y escripturas que los dichos señores D eán
y Cabildo tienen y pudieren haber, tocantes al señorío y propiedad de las dichas
villas y heredam ientos que en ellas tienen, y de la jurisdicción y ju sticia agora sean
escripturas públicas o previlegios o procesos que ellos tovieren o podieren haber en
cualquier m anera, y otras cosas a ellos pertenecientes en las dichas villas de la
form a y m anera que de suso se contiene; todas las que ellos podieren hab er tocan­
tes a las dichas villas y non otras algunas. Tanto que las dichas escripturas non estén
juntas con otras cosas tocantes a la dicha Santa Iglesia; pero en tal caso las que así
estovieren sea dado traslado autorizado de ellas, de m anera que hagan fe a vista de
letrados, quedando los dichos señores todavía obligados a m ostrar el original en el
caso que m ás conviniere y les fuere pedido po r parte del dicho Sr. C om endador
M ayor o de sus herederos y sucesores después de él.
La cual dicha capitulación y asiento, cerca del troque y cam bio de las dichas
villas de Torrijos y A lcabón, según de suso se contiene, a m ás las dichas partes dije­
ron que se obligaban y obligaron de lo así tener y guardar y com plir todo lo suso­
dicho y cada cosa y parte de ello y lo haber por firm e para siem pre jam ás los dichos
señores D eán y Cabildo por sí u por los otros absentes y por subcesores después de
ellos; y los dichos señores Pedro L ópez de Ayala y Pedro Pérez de Ayala, su hijo,
y Francisco R am írez de M adrid por el dicho Sr. C om endador M ayor y en su n om ­
bre y por sus subcesores después de él, so pena de diez m il florines de oro de justo
peso de la ley y cuño de Aragón para la parte ovidiente, que los dé y pague la parte
inovidiente. E para seguridad de lo susodicho y de cada cosa y parte de ello que así
se fará y com plirá (fol. 13v) po r am bas las dichas partes y por cada una de ellas, y
dijeron los dichos señores D eán y Cabildo que obligaban y obligaron a sí m ism os
y a sus bienes particulares y de la su M esa Capitular, m uebles y raices habidos y
po r haber, y asim ism o los dichos señores Pedro L ópez de Ayala, Com endador, y
Pedro de Ayala, su hijo, e Francisco R am írez de M adrid, en nom bre del dicho Sr.
C om endador M ayor, dijeron que obligaban y obligaron al dicho Sr. C om endador
M ayor y a sus bienes m uebles y raices, espirituales y tem porales, habidos y por
haber por virtud del dicho poder, y que todavía la dicha pena pagada o non, esta
dicha capitulación y asiento y concordia de suso dicho declarada, quedó fuerte y
firm e y que daban y dieron poder a las instancias.
E p o r m ayor firm eza y seguridad de lo susodicho y de cada cosa y parte de ello,
los dichos señores D eán y Cabildo de suso nom brados y cada uno de ellos por sí
dijeron que ju rab an y ju raron p o r las Santas Sagradas O rdenes que recibieron, de lo
así tener y com plir y haber por firm e segund de la m anera que dicha es.
E los dichos señores, C om endador Pedro L ópez de Ayala y Pedro de Ayala, su
hijo, y Francisco R am írez de M adrid y el dicho Sr. C om endador por la C ruz y
hábito de Santiago que en sus pechos traía en que puso su m ano derecha, y el dicho
Pedro de A yala por las Santas Sacras O rdenes que recibió, y el dicho Francisco
R am írez por la significancia de la C ruz, a tal com o ésta t en que puso su m ano
derecha y ju raron en ánim a del dicho Señor C om endador M ayor p o r virtud del
dicho poder que lo así tem ía y com plería y habría y habrá por firm e, todo lo suso­
dicho y cada cosa dello y am as partes dijeron (fol. 14) que otorgaban y otorgaron,
ante nos los notarios y escribanos públicos yuso contenidos, dos escripturas de un
tenor, de la dicha capitulación y asiento suficientes y firm es, firm adas de sus nom ­
bres y signadas y firm adas de nos los dichos escribanos y notarios yuso escriptos
para cada una de las dichas partes la suya.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Q ue fueron hechas y otorgadas en la dicha ciudad de Toledo, el dicho día mes
y año y logar susodichos. Testigos que fueron presentes a todo lo que dicho es y
vieron aquí firm ar los nom bres yuso contenidos a los dichos señores los honrados
el bachiller G utierre A rroyal y Iñigo L ópez de Padilla, contino de la R eina nuestra
Señora, y Ñ uño A lvarez de M adrid, y Juan de Toledo, m ayordom o del Sr. D. Pedro
de Ayala, y A lfonso N úñez, hijo de Pedro N úñez, regidor; y A lvaro M uñoz, veci­
nos de la dicha cibdad de Toledo.
A rchidiaconus. Toletanus. Ferdinandus Ar. de C alatrava. L udovicus D aza,
canonicus toletanus. R odericus Lupi, canonic. Toletanus bidacus de Guevara.
Petrus de Ayllon, canonicus toletanus. M arcus Didaci, canonicus toletan. Jo. Santii,
can. Toletan. A. O rtiz, doctor. Fem andus, doctor Petrus A ltam irano, apostolice
sedis protonotarius. A ntonius C arrillo de A lbornoz. G udiel de Cervatos. Franciscus
toletanus. Jo. de M orales, archediaconus de G uardia. D. Capellán. M aior toletanus.
Franciscus, canonicus toletanus. Petrus D idaci de M adrid, canonicus toletanus.
Petrus de M esa. loan Lupi de León, canonicus toletanus. Christophorus, canonicus
toletanus. Joanes de Contreras. A lfonsus Garcia, alem osinarius. Toletan. A lfon. del
Castillo, can. toletan. Pedro L ópez de Ayala. Pedro de Ayala. Francisco de M adrid.
E yo, R uy Sánchez de M adrid, N otario y Escribano Público dado por las
A utoridades R eal y A rzobispal e Escribano Público en la dicha ciudad de Toledo.
Fui presente en uno con el dicho Luis (fol. 14v) de Palencia, notario apostólico,
Secretario de los dichos señores D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia, a todo lo
que dicho es en uno con los dichos testigos que aquí vieron firm ar sus nom bres a
los dichos señores D eán y Cabildo y personas dél, de suso escriptos, y a los dichos
señores, el C om endador Pedro López de Ayala y Pedro de Ayala, su hijo, y
Francisco R am írez de M adrid, Secretario del Rey y de la R eyna nuestros Señores,
en presencia de nos los dichos escribanos y a instancia y de otorgam iento de los
dichos señores D eán y Cabildo y de los dichos señores Pedro L ópez de Ayala y
Pedro de Ayala, su hijo, y Francisco R am írez, en el dicho nom bre este público ins­
trum ento el dicho Luis de Palencia y yo fecim os escribir segund que ante nos pasó,
el cual va escripto en cuatro hojas de papel de dos hojas en el pliego y m ás esta
plana en que van nuestrag suscripciones y signos y debajo de cada una plana va
señalado con la rúbrica del dicho L uis de Palencia y por encim a de cada plana van
dadas seis rayas de tinta de dos en dos. Y por ende fice aquí este m ío signo a tal en
testim onio de verdad. R uy Sánchez, N otario.
E yo Luis Sánchez, clérigo palentino, N otario Público por la A utoridad A pos­
tólica y Secretario de los dichos señores D eán y Cabildo de la dicha Iglesia de
Toledo, fui presente en uno con el dicho R uy Sánchez de M adrid, N otario y
E scribano Público, a todo lo que dicho es en uno con los dichos testigos que aquí
vieron firm ar sus nom bres a los dichos señores D eán y Cabildo y personas del suso
escriptos y a los dichos señores C om endador Pedro L ópez de Ayala y Pedro de
Ayala, su hijo, y Francisco R am írez de M adrid, Secretario del Rey y R eina n u es­
tros Señores, en presencia de nos los dichos N otarios y E scribanos y a instancia y
otorgarm iento de (fol. 15) los dichos señores D eán y Cabildo y de los dichos seño­
res Pedro L ópez de Ayala y Pedro de Ayala y Francisco R am írez en el dicho n om ­
bre este público instrum ento, el dicho Ruy Sánchez de M adrid y yo fecim os escrebir segund que ante nos pasó, el cual va escripto en cuatro hojas de papel ceutí de
dos hojas en el pliego con esta plana en que van nuestras subscripciones e signos,
e debajo de cada plana van dadas seis rayas de tinta de dos en dos y lo signé de mi
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
signo acostum brado, en testim onio de verdad rogado y requerido non em pezca
sobre rayado o diz cuatro. Ludovicus Santis, A postolicus N otarius.
Estipulaciones y voto del cabildo de Toledo
Sepan cuantos este público instrum ento vieren, cóm o en la m uy noble ciudad de
Toledo, a trece días del m es de abril, año del nascim iento de N uestro Salvador
Jesucristo, de m il y cuatrocientos y ochenta y dos años. E n presencia de m í el nota­
rio público y testigo yuso scriptos, estando los venerables y circunspectos Señores
D ean y C abildo de la Santa Iglesia de Toledo juntos capitularm ente en la C asa del
Cabildo que es dentro de la dicha Santa Iglesia: conviene a saber, el Dr. D on Tello
de Buendía, A rcediano de Toledo. E D on Francisco Fernández de Cuenca,
A rcediano de C alatrava. E Luis D aza. E M arcos D íaz de M ondéjar. E R uy López
de Santiago. E Juan Sánchez de B rihuega. E Pedro G onzález de Ayllón. E el D octor
D on F em ando Sánchez Calderón, A rcediano de M ayorga. E el L icenciado D on
Francisco O rtiz, N uncio A postólico. E el D octor A lfonso Ortiz. E D on Juan López,
A rcediano de A lm azán, y el Protonotario D on (fol. 15v) Pedro de A ltam irano,
E D on Francisco A lvarez de Toledo, M aestreescuela. E D on Juan de M orales,
A rcediano de G uadalajara. E D on D iego de V illam inaya, C apellán Mayor. E D on
Francisco de Palencia, Prior de A roche. Y Pedro D íaz de M adrid. E Pedro G arcía
de M esa. E Juan de Contreras. E alfonso García, L im osnero de la R eina nuestra
Señora. E Juan López de León. E Juan de Villaminaya. E A lfonso del C astillo,
todos Canónigos Prebendados de la dicha Santa Iglesia de Toledo, seyendo este día
llam ados y convidados por su pertiguero p o r virtud de una cédula que ende el dicho
pertiguero ante m í el dicho notario dio y presentó, firm ada del Venerable Don
D iego de V illam inaya, C apellán M ayor, Lugartenientes del D eán en el dicho
Cabildo de la dicha Santa Iglesia; y dio y fizo fe, que con ella ios convidó segund
que lo han de uso y de costum bre, para facer el tratado infrascrito sobre la alinea­
ción de sus villas de Torrijos y A lcabón, el tenor de la cual dicha cédula es este que
se sigue:
Venerabiles patres. Placeat die crastina, tercia decim a aprilis, anni octuagesim i
secundi, hora consueta, caplo. Interese specialiter ad faciendum tractatum a iure
requisitum supra alienacionem villarum de Torrijos e A lcabón huius alienationem .
Super quo alias fuit capitularium platicatum et ad nonnulla alia ardua negotia ibi­
dem expedienda, in quibus nem o se excuset sub pena unius m ensis sine aliqua
rem isione. D. C apellanus Maior.
E luego los dichos señores D eán y Cabildo capitularm ente ayuntados com o
dicyo es, dijeron que por razón que ellos hasta aq u í habían tenido y poseído las sus
villas de Torrijos y A lcabón, las cuales fasta agora non les rentaban ni habían (fol,
16) rentado m ás de fasta setenta o setenta y cinco mil m aravedís [75.000], cuando
m ás y aun las dichas rentas las cobraran y rescibían y recaudaban con m ucha difi­
cultad y trabajo y gasto, así por el estar las dichas rentas en cosas y partidas m ucho
m enudas, com o porque en el señorío de las dichas villas ellos habían tenido los
tiem pos pasados y agora tenían muy grandes litigios, debates y questiones con esta
muy noble ciudad de Toledo, con las justicias, regidores y caballeros de ellas, no
les dejando usar librem ente del señorío y jurisdicción de las dichas villas y usando
ellos de la jurisdicción crim inal, im pidiéndoles y m olestándoles asim ism o la ju ris­
dicción civil; im pidiendo y non dando lugar que sus m andam ientos fuesen obedes120
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cidos y com plidos en las dichas villas y dando ellos y faciendo otros m andam ien­
tos com o si fueran y fuesen señores propios de las dichas villas, sobre lo cual esta
dicha Santa Iglesia y Cabildo y personas capitulares de ella, habían rescebido y rescebían continuam ente grandes opresiones, daños y fatigas en el sostenim iento de
las dichas villas y de cada una de ellas, tanto y por tal m anera que todo lo m ás de
tiem po o la m ayor parte deél, habían de gastar y gastaban en platicar y saber y tener
m anera cóm o podiesen am parar y rem ediar las dichas operaciones, m olestias y fati­
gas que rescebían por causa de las dichas villas y de cada una de ellas.
E por esta causa se distraían y apartaban del servicio del coro y continuación de
las horas en grand dism inución del culto divino. E non em bargante todo lo que así
trabajan por el rem edio de lo susodicho, segund la grand potencia de la dicha ciu­
dad, non se podían rem ediar nin valer de las dichas (fol. 16v) m olestias, inquietaciones y trabajos y fatigas, po r tal vía y m anera que el dicho señorío que en las
dichas villas tenían y provecho y rentas de ellas, se les tom aban viliores, inútiles y
sin provecho alguno, antes dañosas.
Por ende, por las causas susodichas y por quitar la dicha S anta Iglesia y Cabildo,
de los dichos trabajos y daños y fatigas, e por buscar otra m ayor utilidad y prove­
cho para la dicha Iglesia, habían acordado de trocar y perm utar las dichas villas con
el m agnífico señor don G utierre de C árdenas, C om endador M ayor de León, o se ls
vender, por tal m anera que el precio de ellas se convirtiese en frutos y réditos co n ­
tinuos y perpetuos para la dicha Santa Iglesia y M esa C apitular de ella, que fuesen
m ás utiliores y provechosos y rentosos; en especial tenían acordado de se las trocar
y prom utar y vender por ciento y treinta m il m aravedises de ju ro , situados donde
los dichos señores D eán y Cabildo quisieren, y cinco cuentes de m aravedises por
los cuales dichos cinco cuentos estaban asentado que fuesen convertidos y com ­
prados de ellos doscientos m il m aravedís de tributos, a veinticinco m il m aravedís
el m illar, segund que fue platicado y asentado en el prim ero tractado que sobre ello
fue habido y celebrado en el dicho Cabildo entre los dichos señores, segund en él
se contenía, el cual había pasado ante m í el dicho N otario.
D espués de lo cual fue platicado por parte de la Serenísim a D oña Isabel,
N uestra Señora que, pues por parte de la dicha Santa Iglesia se habían de com prar
los dichos doscientos m il m aravedis de tributos, que Su A lteza les daría las tercias
del A rciprestazgo de M ontalbán, con los lugares de la S illa M ayor y M enor, a razón
de quince m il m aravedís cada m illar y el par de las fanegas de trigo y cebada (fol.
17) tasadas, a noventa m aravedís el par; que m onta en todo lo susodicho trescien­
tas y treinta y tres mil y trescientas treinta y tres m aravedís, que eran m ás provecho
y m ás utilidad a la dicha Santa Iglesia, que non haber los dichos doscientos mil
m aravedís de tributos.
Sobre lo cual fue platicado y altercado en el dicho Cabildo si se debía facer el
dicho troque, que con la Serenísim a R eina N uestra Señora se había platicado, de
haber de Su A lteza las dichas tercias de par y m aravedises del arciprestazgo de
M ontalbán, con los lugares de la Silla M ayor y M enor, contando cada m illar de
m aravedís de renta a razón de quince m il m aravedís y cada un par de fanegas de
trigo y cebada tasadas a noventa m aravedís el par, contando y sum ando la sum a de
cinco años y sacando de la dicha sum a un quinto por valor de un año, lo que las
dichas tercias non bastaren para com plim iento de los dichos cinco cuentos que se
cum plan en las tercias de pan y m aravedises del A rciprestazgo de la G uardia.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Por ende, que vistas las consideraciones y causas sobredichas, todos platicando
y en uno conviniendo y tratando si era más útil y provechoso a la dicha Santa
Iglesia y C abildo de ella rescebir los dichos ciento y treinta mil m aravedises de ju ro
y los dichos cinco cuentos convertidos en doscientos mil m aravedises de tributos
segund y de la form a y m anera que en prim ero tratado que con el dicho Señor
Com endador M ayor se fizo se contiene.
E otrosí, las dichas trescientas y treinta y tres mil trescientas y treinta y tres
m aravedises de renta de las dichas tercias más provechosos que las dichas tres­
cientas mil m aravedises de tributo segund y com o dicho es, que non las dichas
villas ni el provecho y renta que en ellas había. E después de m ucho haber plati­
cado y altercado y tractado sobre lo susodicho cada uno de ellos por sí (fol. 17v)
apartadam ente, respondieron lo siguiente.
El dicho señor, don Tello de Buendía, A rcediano de Toledo, dijo que su voto y
parescer era, que era notaría y m anifiesta y muy evidente, la utilidad y provecho
que la dicha Santa Iglesia y M esa C apitular de ella rescebía en rescebir y tom a los
dichos 130.000 m aravedís de juro, situados adonde los dichos señores D eán y
Cabildo quisieren y los dichos cinco cuentos convertidos en las dichas tercias com o
dicho es y d ar por ello las dichas villas al dicho Señor C om endador M ayor, y que
por la experiencia había conoscido después que él estaba en esta Santa Iglesia, los
daños y trabajos que rescibían con las dichas villas y el poco provecho y honra que
dellas el dicho Cabildo conseguía.
Por ende, que éste era su voto y parescer y que así se debía facer, pues que por
sententa o setenta y cinco mil m aravedises de renta, la dicha Santa Iglesia h a cu a­
trocientas y ochenta y tres m il m aravedises de renta, en rentas tan sanas y tan cier­
tas, de que paresce clara y notoria la evidente utilidad de la dicha Santa Iglesia.
E luego los dichos señores D. Francisco Fernández de Cuenca, A rcediano de
C alatrava, y Luis D aza y M arcos Díaz de M ondéjar y Roy L ópez de Santiago y
Juan Sánchez de B rihuega y Pedro G onzález de Ayllón y el D octor D on Fem ando
Sánchez Calderón, A rcediano de M ayorga, y el L icenciado D. Francisco O rtiz,
Nuncio A postólico, y el doctor A lfonso O rtiz y D on Juan López, A rcediano de
A lm azán, y D on Pedro de A ltam irano, Protonotario; y D. Francisco A lvarez de
Toledo, M aestreescuela, e D on Juan de M orales, A rcediano de G uadalajara, e D on
D iego de V illam inaya, C apellán M ayor, e D on Francisco de (fol. 18) Palencia, Prior
de A roche, e Pedro D íaz de M adrid, e Pedro G onzález de M esa e Juan Palencia,
Prior de A roche, e Pedro D íaz de M adrid, e Pedro G onzález de M esa, e Juan de
Contreras, e A lfonso García, Lim osnero, e Juan L ópez de León, e C ristóbal de
Villaminaya, y A lfonso del Castillo, cada uno por sí apartadam ente, diciendo
m uchas cosas conform es a la evidente utilidad y provecho de la dicha Santa Iglesia
y M esa C apitular della recebía, en recebir y tom ar los dichos 130.000 m aravedís de
juro, y los dichos cinco cuentos convertidos en las dichas tercias segund y com o
dicho es, se conform aron con el voto del dicho señor D on Tello de Buendía,
A rcediano de Toledo, y se allegaron a él y cada uno dellos por sí dijo que aquel era
su voto y parescer y que así se debía facer.
E después que cada uno de los dichos señores apartadam ente y cada uno dellos
dijeron lo que dicho habían, todos juntam ente nem ine discrepante, dijeron que non
solam ente en el prim ero tratado que se fizo con el dicho Señor C om endador M ayor
de las dichas ciento y treinta mil m aravedises de ju ro y doscientas m il m aravedises
de tributos había m anifiesta y evidente utilidad la dicha Santa Iglesia, m ás aún
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
agora m ucho m ayor por razón de las dichas tercias, así en la cantidad de la renta
com o en la qualidad della que es a esta dicha Santa Iglesia más convenible y que
era notoria y m anifiesta y m uy evidente la utilidad y provecho que la dicha Santa
Iglesia y M esa C apitular della rescibía en tom ar y rescibir los dichos 130.000 m ara­
vedís situados adonde ellos quisiesen, y los dichos cinco cuentos convertidos en las
dichas tercias com o dicho es, de que sean los dichos 333.331 m aravedís, (fol. 18v)
en tales rentas tan ciertas y tan sanas, seyendo rentas espirituales conjuntas a las
otras rentas que la dicha Santa Iglesia tiene en las dichas villas. E dar por ello las
dichas villas al dicho Señor C om endador Mayor.
Y que este era su voto y parescer de todos, e que así se debía facer. E de cóm o
lo decían e dijeron, pidieron a m í, el dicho N otario infrascripto, testim onio signado
con mi signo, y a los presentes rogaron que fuesen dello testigos, que fue hecho y
pasó este dicho tratado en el dicho C abildo de la dicha Santa Iglesia de la dicha c iu ­
dad de Toledo, día mes y año susodichos.
E después desto en la dicha muy noble ciudad de Toledo, quince días del dicho
mes de abril, del dicho año del nascim iento de N uestro Salvador Jesucristo, de m il
y cuatrocientos y ochenta y dos años, en presencia de m í el dicho notario público y
testigos yuso escriptos, estando los venerables y circunspectos señores D eán y
Cabildo de la dicha Santa Iglesia de Toledo, ju n to s capitularm ente en la C asa de su
Cabildo, que es dentro de la dicha Santa Iglesia, conviene a saber.
El Dr. D. T ello de Buendía, A rcediano de Toledo. E D. Francisco F ernández de
Cuenca, A rcediano de Calatrava. E Ruy L ópez de Santiago. E Juan Sánchez de
Brihuega. E el Licenciado D. Francisco Ortiz, N uncio A postólico. E D on F em ando
Sánchez Calderón, A rcediano de M ayorga. E Pedro G onzález de Ayllón. E el Dr.
Alfonso O rtiz. E D. Juan López, A rcediano de A lm azán. E M arcos D íaz de
M ondéjar; E D. Francisco A lvarez de Toledo, M aestreescuela. E D. D iego de
Villam inaya, C apellán M ayor. E Pedro (fol. 19) D íaz de M adrid, e Cristóbal de
Villam inaya, e A lfonso del Castilo, todos canónigos prebendados de la dicha Santa
Iglesia de Toledo, seyendo ante día llam ados y convidados por su Pertiguero, por
virtud de una cédula que ende el dicho Pertiguero ante m í el dicho notario dio y pre­
sentó firm ad a del venerab le D. D iego de V illam in ay a, C ap ellán M ayor,
Lugarteniente del deán en el dicho Cabildo de la dicha Santa Iglesia. E dio e fizo
fe que con ella nos convidó, según lo han de uso y de costum bre para facer el tra­
tado infrascripto sobre la alienación de las sus villas de Torrijos y A lcabón, el tenor
de la cual dicha cédula es este que sigue:
Venerabiles patres. Placeat die crastina, quinta decim a aprilis, anni octuagesim i
secundi, hora consueta capitulo interesse, specialiter ad faciendum tractatum a ju re
requisitum , supra alienacionem villarum de Torrijos e A lcabón, huius alienationem .
Super quo alias fuit capitulariter platicatum , et ad nonnulla alia ardua negotia ib i­
dem expedienda, in quibus nem o se excuset sub pena unius m ensis, sine aliqua
rem isione. D idacus, capellanus maior.
E luego los dichos señores D eán y Cabildo capitularm ente ayuntados, com o
dicho es, dijeron que por razón que ellos hasta aquí habían tenido y poseído las sus
villas de Torrijos y A lcabón, las cuales fasta agora non les rentaban ni habían ren ­
tado más de hasta 70 ó 75 m il m aravedís cuando m ás y aún las dichas rentas las
cobraban y recaudaban con m ucha dificultad y trabajo y gasto, así por estar las
dichas rentas en cosas y partidos m ucho m enudos, com o porque en el señorío de las
dichas villas ellos habían tenido los tiem pos pasados y agora tenían m uy grandes
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
litigios, debates e questiones con esta M uy N oble C iudad d e Toledo, (fol. 19v) e
con las justicias, regidores y caballeros della, non les dejando usar librem ente del
señorío y jurisdicción de las dichas villas, e usando ellos de la jurisdicción crim i­
nal im pidiéndoles y m olestándoles asism ism o la jurisdicción civil, im pidiendo y
non dando lugar a que sus m andam ientos fuesen obedescidos y com plidos en las
dichas villas y dando ellos y faciendo otros m andam ientos com o si fueran y fuesen
señores propios de las dichas villas.
Sobre lo cual esta dicha Santa Iglesia y Cabildo y personas capitulares della,
habían rescebido y rescebían continuam ente grandes opresiones, daños y fatigas en
el sostenim iento de las dichas villas y cada una dellas tanto y por tal m anera que
todo lo m ás del tiem po o la m ayor parte dél, habían de gastar y gastaban en plati­
car y saber y tener m anera cóm o podiesen am parar y rem ediar las dichas opresio­
nes, m olestias y fatigas que rescebían por causa de las dichas villas y de cada una
dellas.
E por esta causa se distraían y apartaban del servicio del coro y continuación de
las horas, en gran dim inución del C ulto divino.
E non em bargante todo lo que así trabajaban por el rem edio de lo susodicho,
segund la gran potencia de la dicha ciudad, non e podían rem ediar nin valer de las
dichas m olestias, inquietaciones y trabajos y fatigas, por tal vía y m anera que el
dicho señorío que en las dichas villas tenían y provecho y rentas dellas, se les tor­
naban viliores inútiles y sin provecho alguno, antes dañosas.
Por ende, por las causas susodichas y por quitar a la dicha Santa Iglesia y
Cabildo de los dichos trabajos, daños y fatigas y por buscar otra m ayor utilidad y
provecho p ara la dicha Santa Iglesia, habían acordado de trocar y prem utar (fol. 20)
las dichas villas con el M agnífico Señor D. G utierre de Cárdenas, C om endador
M ayor de León, o se las vender por tal m anera que el precio de ellas se convirtiese
en frutos y réditos continuos y perpetuos para la dicha Santa Iglesia y M esa
C apitular della, que fuesen m ás utiliores y provechosos y rentosos.
E en especia] tenían acordado de se las trocar y perm utar y vender p o r ciento y
treinta m il m aravedís de ju ro situados donde los dichos señores D eán y Cabildo
quisiesen. E cinco cuentos de m aravedís por los cuales dichos cinco cuentos estaba
asentado que fuesen convertidos y com prados dellos doscientos m il m aravedís de
tributos a veinticinco mil m aravedís el m illar, segund que fue platicado y asentado
en el prim ero tratado que sobre ello fue habido y celebrado en el dicho Cabildo,
entre los dichos señores, segund en él se contenía, el cual había pasado por ante m í
el dicho notario.
D espués de lo cual, fue platicado po r parte de la Serenísim a Reina D oña Isabel
N uestra Señora. Q ue pues que por parte de la dicha Santa Iglesia se habían de com ­
prar las dichas doscientas m aravedises de tributos, que Su A lteza les daría las ter­
cias del A rciprestazgo de M ontalbán, con los lugares de la Silla M ayor y M enor, a
razón de quince mil m aravedises cada millar.
E el par de las fanegas de trigo y cebada tasadas a noventa m aravedís el par, que
m onta en todo lo susodicho 333.333 m aravedís, qee era m ás provechoso y m ás uti­
lidad a la dicha Santa Iglesia, que non haber los dichos 200.000 m aravedís de tri­
butos; sobre lo cual fue platicado y altercado en el dicho Cabildo si se debía facer
el dicho troque que con la Serenísim a R eina nuestra Señora se había platicado de
haber de Su A lteza las dichas tercias de pan y m aravedís del A rciprestazgo (fol.
20v) de M ontalbán con los logares de la S illa M ayor y M enor, contando cada m illar
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
de m aravedises de renta a razón de 15.000 m aravedís, y cada un par de fanegas de
trigo y cebada tasadas a 90 m aravedís el par, contando y sum ando la sum a de cinco
años y sacando de la dicha sum a un quinto por valor de un año y lo que las dichas
tercias non bastaren para cum plim iento de los dichos cinco cuentos, que se cum ­
plan en las tercias de pan y m aravedís del A rciprestazgo de la G uardia.
Por ende, que vistas las consideraciones y causas sobredichas, todos platicando,
tratando y en uno conveniendo, si era más utile y provecho a la dicha Sta. Iglesia y
Cabildo della, rescebir los dichos 130.000 m aravedís de ju ro , que los dichos cinco
cuentos convertidos en 200.000 m aravedís de tributos, segund y de la form a y
m anera que el prim ero trata que con el dicho Señor C om endador M ayor se hizo se
contiene.
E otrosí, los dichos 333.333 m aravedís de renta en las dichas tercias m ás p ro ­
vechosas que los dichos 200.000 m aravedís de tributos -se g u n d y com o dicho e s que non las dichas villas, ni el provecho y rentas que en ellas habían.
E después de m ucho haber platicado, altercado y tratado sobre lo susodicho,
cada uno de ellos por sí, apartadam ente, respondieron y dijeron y cada uno respon­
dió y dijo lo siguiente
El dicho Sr. D. Tello de Buendía, A rcediano de Toledo, dijo que su voto y pares­
cer era que era notoria y m anifiesta y m uy evidente la utilidad y provecho que la
dicha Santa Iglesia y M esa C apitular della rescebía en rescibir y tom ar los dichos
130.000 m aravedís de juro situados adonde los (fol. 21) dichos señores D eán y
Cabildo quisiesen. E los dichos cinco cuentos convertidos en las dichas tercias,
com o dicho es y dar por ello las dichas villas al dicho Señor C om endador M ayor y
que p o r la experiencia había conoscido después que estaba en esta Santa Iglesia, los
daños y trabajos que rescebían con las dichas villas y el poco provecho y honra que
dellas el dicho Cabildo conseguía. P or ende, que este era su voto y parescer y que
así se debía facer, pues que por 70 ó 75 mil m aravedís de renta, la dicha Santa
Iglesia ha 4 8 3 .0 0 0 m aravedís de renta; en rentas tan sanas y tan ciertas de que
paresce clara y notoria la evidente utilidad de la dicha Santa Iglesia.
E luego los dichos Sres. D octor D on Tello de Buendía, A rcediano de Toledo, y
D. Francisco Fernández de C uenca, A rcediano de Calatrava; e Ruy L ópez de
Santiago, e M arcos D íaz, e Juan Sánchez de B rihuega; e el L icenciado D. Francisco
O rtiz, N uncio A postólico; e don F em ando Sánchez Calderón, A rcediano de
M ayorga, y Pedro G onzález de Ayllón; e el Dr. A lfonso O rtiz y D. Joan López,
A rcediano de A lm azán; e D. Francisco A lvarez de Toledo, M aestreescuela; e D on
D iego de V illam inaya, C apellán M ayor; e Pedro Díaz de M adrid, e C ristóbal de
Villaminaya, e A lfonso del Castillo, canónigos de la dicha Senta Iglesia, cada uno
p o r sí apartadam ente diciendo m uchas cosas conform es a la evidente utilidad y p ro ­
vecho que la dicha Santa Iglesia y M esa C apitular de ella rescebían en rescebir y
tom ar los dichos 130.000 m aravedís de ju ro e los dichos cinco cuentos convertidos
en los dichos tercios, segund e com o dicho es, se conform aron con el voto del dicho
señor Don Tello (fol. 21) de Buendía, A rcediano de Toledo, y se allegaron a él y
cada uno de ellos por sí dijo que aquél era su volo y parescer y que así se debía fascer.
E después que cada uno de los dichos señores, apartadam ente y cada uno dellos
dijeron lo que dicho habían todos juntam ente N em ine discrepanti, dijeron que non
solam ente en el prim ero tratado que se fizo con el dicho Sr. C om endador M ayor,
de las dichas 130.000 m aravedises de tributos, había m anifiesta y evidente utilidad
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
a la dicha Santa Iglesia, mas aún agora por razón de las dichas tercias, así en la can­
tidad de la renta com o en la calidad de ella, que es a esta Santa Iglesia m ás conve­
nible,
E que era notoria e m anifiesta e m uy evidente la utilidad y provecho que la
dicha Sta. Iglesia y M esa C apitular della rescebia en rescebir y tom ar los dichos
130.000 m aravedís, situados adonde ellos quisiesen y los dichos cinco cuentos co n ­
vertidos en las dichas tercias com o dicho es de que se han las dichas 333.331 m ara­
vedises en tales rentas tan ciertas y tan sanas, seyendo rentas espirituales conjuntas
a las otras rentas que la dicha Santa Iglesia tiene en las dichas villas.
E dar p o r ello las dichas villas al dicho Señor C om endador M ayor; e que éste
era su voto y parescer de todos, y que así se debía facer. Y de cóm o lo decían y dije­
ron, pedieron a m í el dicho notario infrascripto, testim onio signado con mi signo y
firm ado de sus nom bres y a los presentes rogaron que fuesen dello testigos.
Que fue fecho y pasó este dicho tratado en el dicho Cabildo de la dicha Santa
Iglesia (fol. 22) de la dicha ciudad de Toledo día m es y año susodichos, testigos que
fueron presentes y vieron aquí firm ar a los señores infrascriptos.
Joan de V illarreal, Pertiquero de la dicha Santa Iglesia, y D iego de Escobar, su
lugarteniente, llam ados y rogados. A rchidianus toletanus Fem andi. A rchidianus de
Calatrava, L udovicus Daza, Canonicus toletanus. Rodericus Luppi, Canonicus
Toletanus. M arcus, Canonicus Toleta. Joan A rchidia, de A lm azán. Petrus de
Ayllón, C anonicus Toleta. Jo Santis Can. Toleta. A. Ortiz, Doctor. Petrus
A ltam irano, A postolicus ae Ilu strisim i P rin cip is, P ro to n o tariu s. F ran cisco
Toletanus. Joan de M orales A rchid. de G uadalajara. D. C apellanus M ayor
Toletanus. Petrus de M esa. Joan Luppi de León. Jo. de C ontreras. Cristoforus
Canonicus Toleta. A. del Castillo.
E yo, L uis Sánchez, clérigo palentino, N otario Público por la A utoridad
A postólica y secretario de los dichos señores D eán y Cabildo de la Santa Iglesia de
Toledo, fui presente a todos los actos deste instrum ento y a todo lo en ellos conte­
nido en uno, con los dichos testigos, que aquí vieron firm ar sus nom bres a los
dichos D eán y Cabildo y personas del yuso escripias.
E a instancia y otorgam iento de los dichos señores D eán y C abildo, este público
instrum ento por actos con mi m ano propia escrebí, segund que ante m í pasó, el cual
va escripto en tres hojas de papel ceutí de dos hojas en el pliego, y más esta plana
en que va esta suscripción y debajo de cada plana va señalado de m i rúbrica y por
encim a de cada plana van dadas seis rayas de tinta de dos en dos. E lo signé de mi
signo acostum brado en testim onio de verdad, rogado y requerido. Ludovicus Santis
A postolicus N otarius (fol. 22v).
Lo cual todo así presentado com o dicho es, luego el dicho Sr. A rzobispo tom ó
la dicha bula en sus m anos y dijo que la obedecía con m áxim a obediencia, ponién­
dola sobre su cabeza, com o hijo de obediencia y que aceptaba y aceptó la com isión
a él lecha po r Su Santidad, segund se contiene en la dicha bula, y que se quería
inform ar de la dicha causa y de todo lo narrado y expuesto al N uestro M uy Santo
Padre por parte de los dichos Señores D eán y Cabildo, y que habida su inform a­
ción, que procedería debidam ente a la execución de lo com etido a su reverendísim a
Señoría, contenido en las dichas letras apostólicas, para lo cual m andó al dicho
Procurador de los dichos señores D ean y Cabildo, que le trajese y presentase testi­
gos de inform ación, allende de los cuales su Señoría dijo que de su oficio se infor­
m aría de otros, para saber todo lo necesario a la justificación del proceso, para lo
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cual m andó dar sus cartas en form a conpulsoria para cualesquier personas que obiesen de testificar en el dicho negocio.
Testigos que fueron presentes a todo lo susodicho: el B achiller A lonso M esía,
Canónico de A lcalá, V icario G eneral del dicho Señor A rzobispo. Y el B achiller
Pedro de H eras, del Consejo, y Pedro Góm ez, Secretario del dicho Sr. Arzobispo.
E después de lo susodicho, en la dicha villa de A lcalá de H enares, en los dichos
Palacios A rzobispales, ante el dicho Señor A rzobispo, en diez y nueve días del
dicho mes de abril del dicho año de ochenta y dos años, en presencia de m í el dicho
Notario y Secretario y testigos de yuso escriptos, paresció presente el dicho Pedro
M elgarejo, P rocurador de los dichos señores D eán y Cabildo, y presentó un escrito.
Su tenor del cual es este que se sigue:
R everendísim o y M uy M agnífico Señor e Virtuoso Señor D on (fol. 23) Alfonso
Carrillo, por la m iseración D ivina A rzobispo de Toledo, Prim ado de las Españas,
Canciller M ayor de Castilla:
Yo, Pedro M elgarejo, en nom bre y com o P rocurador que soy de los venerables
Deán y Cabildo de la vuestra Santa Iglesia de Toledo, besadas vuestras m anos y me
encom iendo en Vuestra Señoría, la cual bien sabe cóm o la dicha vuestra Iglesia y
M esa C apitular della, han tenido y poseído las sus villas de Torrijos y A lcabón, las
cuales fasta aquí no han rentado nin podido rentar de renta m ás de setenta o setenta
y cinco mil m aravedises, en ningún tiem po de los tiem pos pasados nin agora; ni aún
la dicha renta y señorío que han tenido y tienen de las dichas villas, lo han tenido
y poseído con m uchos trabajos y litigios y questiones y debates y m olestias que
continuam ente han rescebido y resciben de la ciudad de Toledo, y de las ju sticias y
regidores y caballeros y jurados y Ayuntam iento della; ocupando el señorío dellas
y habiendo usado de tiem po inm em orial acá de la jurisdicción crim inal della y no
perm itiendo nin dando logar a que los dichos m is partes usen pacíficam ente de la
jurisdicción civil, e pretendiendo la dicha ciudad tener derecho a dicho señorío y
jurisdicción y dando y faciendo m andam ientos en las dichas villas y cada una de
ellas, com o señores dellas y faciéndoles cerca destas m uchas y cortinuas inquieta­
ciones y m olestaciones, de que a las dichas m is partes se les h a seguido y sigue con­
tinuam ente grandes daños, y por estas causas dejado el poco valor de las rentas y
provechos de las dichas villas, les han seydo y les son poco provechosas y de con­
tinuos trabajos y litigios.
Y agora V uestra Señoría sabrá que por estas causas los dichos m is partes han
contratado y concordado y asentado con el M agnífico D. G utierre de Cárdenas,
Com endador M ayor de León y C ontador M ayor del (fol. 23v) Rey y Reina
Nuestros Señores, Señor de las villas de (blanco) de (sic) ge las vender o prem utar
por precio y contía de ciento y cincuenta mil m aravedises de ju ro y de heredad que
haya los dichos m is partes ser situados en los lugares que ellos quisieren y por bien
tovieren, y más por cinco cuentos de m aravedís los cuales tienen concordado y
asentado con la m uy Serenísim a Reina N uestra Señora de las convertir en los m ara­
vedises y tercias del A rciprestazgo de M ontalbán, en esta manera.
El m illar de los m aravedís a precio de XV mil y el par de las fanegas de pan
trigo y cebada o centeno a noventa m aravedises; y lo que non cupiere en el dicho
Arciprestazgo, q ue se tiene en el A rciprestazgo de la G uardia tom ando de las dichas
tercias a respecto del valor de cinco años prim eros pasados, y faciendo de ellas una
suma, y sacando de ellas un quinto, de lo cual los dichos m is partes han fecho su
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
diligente inquisición y tratado, fallan que es m uy evidente provecho y utilidad a la
dicha Santa Iglesia y M esa C apitular della.
Por ende, a V uestra Señoría en el dicho nom bre, suplico pues, que el dicho tro ­
que y venta y prem utación es tan notoria y evidentem ente y provechosa a la vues­
tra Iglesia y M esa C apitular della que le plaga dar y prestar y dé y preste su autori­
dad y consentim iento y licencia com o Prelado inm ediato y próxim o superior de la
dicha vuestra Iglesia, para que los dichos m is partes otorguen y celebren la dicha
venta y prem utación con el dicho C om endador M ayor e le plega de todo ello, para
lo cual va inform ación de Vuestra Señoría de la dicha utilidad y provecho, presento
ante V uestra S eñoría estos testigos de los cuales suplico a V uestra S eñoría m ande
recebir juram ento y so cargo del, les m ande preguntar y exam inar por las p regun­
tas siguientes. P ara lo cual en lo necesario, im ploro el noble (fol. 24) oficio de
V uestra Señoría.
Declaraciones de los testigos
E asi presentado lo susodicho, luego el dicho Pedro M elgarejo, procurador
susodicho, presentó por testigos para inform ación de Su S eñoría a los honrados
N icolás Fernández, Vicario y C anónigo en la dicha Santa Iglesia de Toledo; y Juan
de Contreras, Canónigo en la dicha Santa Iglesia; y el B achiller Pedro D íaz de la
Torre, vecino de M adrid; y el B achiller Juan A lvarez de la G uardia, cura del
Rom eral; y R odrigo Costa, vecino de la dicha villa de A lcalá; y Juan de Vargas,
escribano m ayor de las rentas del dicho Señor A rzobispo; y Esteban R am írez de
Toro y Juan de Canales y G onzalo L ópez de la Fuente, vecino de la dicha villa de
A lcalá, los cuales y cada uno de ellos juraron solem nem ente a D ios y a la señal de
la Cruz, en que sus m anos pusieron, y a las palabras de los Santos Evangelios, que
dirían verdad de lo que supiesen en la dicha causa y les fue preguntado. Y a la con­
fesión del dicho juram ento dijeron: sí ju ro y ante testigos que fueron presentes a lo
susodicho, los honrados R odrigo de A lbornoz y Francisco Cam arero, caballeros de
la casa del dicho Sr, A rzobispo, y Pedro de Brux, criado de Su Señoría.
Lo que los dichos testigos así presentados, dijeron seyendo preguntados aparta­
dam ente, so cargo de juram ento que ficieron, esto que se sigue.
El dicho D iego G arcía H am usco, notario, testigo presentado ante el dicho Señor
A rzobispo po r el dicho Pedro M elgarejo en nom bre de los dichos señores D eán y
Cabildo, ju rad o en debida form a de derecho y preguntado por los artículos e pre­
guntas del dicho interrogatorio (fol. 24v).
A la prim era pregunta, dijo que sabe la dicha Santa Iglesia desde que este tes­
tigo se sabe acordar, que ha m ás de cuarenta y cinco años.
Item a la segunda presentó, dijo que ha conoscido y conosce a los señores que
han seydo y son capitulares del dicho Cabildo desde cuarenta años a esta parte y
m ás tiempo.
Item a la tercera pregunta dijo que sabe la dicha villa de torrijos y asim ism o el
dicho logar de A lcabón, porque ha sido y estado en ellos algunas veces.
A la cuarta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pregunta.
Preguntado cóm o lo sabe, dijo que porque este testigo h a seido y es notario de los
dichos señores D eá y Cabildo, desde veinticinco años a esta parte y m ás tiem po, y
se han arrendado por ante él las rentas y heredam ientos y señoríos que los dichos
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señores D eán y Cabildo han tenido y tienen, en los dichos sus logares de Torrijos y
Alcabón.
E sabe bien lo que han rendido y rentan y que no llegan a los dichos setenta y
seis m il m aravedís, porque dijo que sabe que cada arrancada de las que hay en el
térm ino de la dicha villa, se pagan de tributo a los dichos señores a cinco m arave­
dís cada arrancada, y ha visto el libro de apreciam iento y m edida que fue fecho del
dicho térm ino, que sum aron tres mil y trescientas arrancadas, poco m ás o m enos,
que m ontan diez y ocho m il maravedís, y de los otros tributos y rentas de casas y
heredades, que andan en renta con el señorío de la dicha v illa de Torrijos, que m on­
tan catorce m il y quinientos y cincuenta m aravedís, y diez y seis pares de gallinas,
y de la renta de la veintena, que anda con el dicho señorío m il y cuatrocientos m ara­
vedís; y otros tributos que se pagan en el refitorio de los dichos señores, que m on­
tan nueve mil y nueve m aravedís y m edio, y trece pares de gallinas. Item siete m il
m aravedís que los dichos (fol. 25) señores tienen de ju ro en las alcázares de dicha
villa.
Item el señorío del dicho logar de A lcabón, rinde trece mil m aravedís y veinte
y seis pares de gallinas. E de otros tributos que se pagan en el refitorio, que m on­
tan ocho mil y noventa y diez m aravedís y diez y ocho pares de gallinas. En tal
m anera que todo lo susodicho m onta setenta y dos mil y sententa y tres m aravedís
y m edio, y setenta pares de gallinas, que contado el par a cincuenta m aravedís,
serían tres m il y seiscientos y cincuenta m aravedís. E sta es toda la renta que ende
tienen los dichos señores y non m ás; salvo la parte de su beneficio que tienen en la
iglesia de la dicha villa d e Torrijos.
E que si m ás tuviesen los dichos señores, e este testigo lo sabría, porque ante él
pasan y han pasado todos recaudos y arrendam ientos de todas las rentas que tienen
los dichos señores D eán y Cabildo de sus señoríos y heredam ientos y posesiones,
y ha visto y tratado los libros de la dicha Santa Iglesia, así antiguos com o los que
este testigo ha fecho y sabe que non tiene m ás de lo susodicho en los dichos loga­
res.
Item a la quinta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta, segund y com o y por lo que dicho ha de suso, y aún porque sabe que los
dichos tributos y rentas de los dichos señores especialm ente los de Torrijos, cues­
tan cobrar los cinco m aravedises de cada arrancada, cinco m il m aravedises en cada
año; y esto que lo sabe porque ante este testigo el arrendador del dicho señorío, se
acordó con un ju d ío por seis años que se los diese seguidos y obiese por la dicha
costa, ya en cada año los dichos cinco m il maravedís.
A la sexta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pregunta.
Preguntado cóm o sabe, dijo que por haber seydo e ser N otario, (fol. 25v) com o
dicho es, ha d e los dichos señores y de sus subconservadores, ante los cuales sobre
la dicha jurisdicción han pasado procesos y actos, y aún h a tom ado este testigo a
las veces m uchos testigos sobre ello, y sabe que la dicha ciudad h a tenido y tiene
lo crim inal, y aún en lo civil que siem pre se probó con los dichos testigos ser del
Cabildo, siem pre ha habido perturbaciones sobre ello y se han hecho presos por
ante este testigo, sobre ello.
Item a la sétim a pregunta dijo que sabe e es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta, escepto que los alcaldes de Torrijos dicían por parte de la ciudad, que non
podían conno scer de m ás de seiscientos m aravedís, y en A lcabón de sesenta m ara­
vedises aunque se probaba que podían connoscer en todo lo cevil. E eso m ism o
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sabe que siem pre las apelaciones perturbaron diciendo que los alcaldes de la ciu­
dad habían de conoscer dellas y que algunas veces vido que los pleitos que estaban
pendientes ante los alcaldes de Torrijos, algunos alcaldes de la ciudad los advoca­
ban a sí y nibyan a los dichos alcaldes de Torrijos aunque era sobre cosas ceviles y
que hay algunos testigos que este testigo ovo de tom ar por parte de la ciudad en los
artículos y preguntas que eran dados por parte de la ciudad, decían ser suya la dicha
villa y logar de A lcabón. E que ha visto m uchas fatigas y m olestias sobre ello, des­
pués que este testigo es notario de los dichos señores, segund que en la dicha pre­
gunta se contiene.
Item , a la octava pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha
pregunta porque m uchas veces vido venir los vecinos de la dicha villa a quejarse al
C abildo sobre ello, y aun traer allí los m ism os m andam ientos que la ciudad e ju sti­
cias della les enviaban (fol, 26).
A la novena pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en ella, que aun
ante este testigo sobre ello subconservador de los dichos señores fizo proceso y rescibió testigos, y que es público y notorio en la dicha ciudad h aber pasado y ser así
com o en la dicha pregunta se contiene; y que se acuerda que uno dellos fue
Jerónim o Peres e otro Juan García, barbero, vecino de la dicha villa de Torrijos, y
otros que no se acuerda de sus nom bres.
A la décim a pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta, porque este testigo así lo vido y por el indinam iento y alboroto que vido a la
sazón en la dicha iglesia, a la puerta del dicho Cabildo y tem or por ser este testigo
notario de los dichos señores y ante quien había pasado el proceso del dicho entre­
dicho, se fue de la dicha Iglesia y non osó entrar en ella.
Item a la oncena pregunta, dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha
pregunta, porque este testigo así de vista com o de sabiduría y aun por los dichos de
los testigos, este testigo com o notario rescibió, se probó ser así com o en la dicha
pregunta se contiene.
Item a la docena pregunta dijo que la sabe y es verdad lo contenido en la dicha
pregunta. Preguntado com o lo sabe, dijo que porque el D octor de C áscales, alcalde
de la dicha ciudad, sabe que se asentó a librar pleitos en el tribunal y audiencia de
la dicha villa de Torrijos. E el Cabildo por su conservador, por ante este testigo, se
com enzó proceso contra él. E que vido que oyó decir, y aun jurar, a otros oficiales
de la dicha ciudad y que era bien hecho y que lo había bien podido facer. E el
Cabildo presentó testigos en contrario, que dijeron que jam ás uyeron nin supieron
en la dicha audiencia se oviese asentado otro alguno (fol. 26v), salvo los alcaldes
de la dicha villa de Torrijos, puestos por los dichos señores e que vido que la dicha
ciudad e justicias della defendían la dicha causa por el dicho alcalde.
A la trecena pregunta, dijo que sabe que los alcaldes de la dicha villa fueron lla­
m ados a la dicha ciudad, e los detuvieron en ella fasta que ficieron juram ento de
non se intitular alcaldes por los dichos señores D eán y Cabildo, y que se llam asen
solam ente alcaldes de la dicha villa de Torrijos, y que non dijesen p o r quien.
E que este testigo ovo de ir a la dicha villa de Torrijos y el Juez subconservador
del dicho Cabildo, y ovieron su inform ación cóm o había pasado y pasó lo susodi­
cho.
A la catorcena pregunta dijo que sabe y es verdad lo en ella contenido.
Preguntado cóm o lo sabe, dijo que porque este testigo estando algunas veces en el
dicho Cabildo, y otras veces seyendo llam ado al dicho Cabildo, sobre lo que con­
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tiene la dicha pregunta, vido y sabe que ha pasado y pasó segund que en la dicha
pregunta se contiene.
A la quincena pregunta dijo este testigo que él sabe y es verdad lo contenido en
ello. Preguntado cóm o lo sabe, dijo que por lo que dicho tiene de suso a lo cual dijo
que afirma.
Item a la décim a sexta pregunta, dijo que sabe y es verdad lo en ella contenido.
Porque dello m ism o se recolige y paresce ser así verdad com o en la pregunta se
contiene.
Item a la décim a séptim a pregunta, dice que sabe y es verdad lo contenido en
ella, por lo que dicho tiene de suso. E por que tom ar las dichas tercias al prescio
que las tom an es m anifiesto provecho, y porque es renta muy cierta por ser (fol. 27)
en diezm os eclesiásticos y sin tener sobre ello ningún debate, ni questión, com o lo
tiene sobre la dicha villa y logar de Alcabón.
Item a la décim a y octava pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en
ella. Segund y cóm o y por lo que dicho tiene y por ella se recolige y que esto es lo
que sabe y de presente se nom bra para el juram ento que fizo. D idacus Garcie,
publicus notarius.
El dicho Pero G arcía de Trihueque, Racionero de en la dicha Santa Iglesia de
Toledo, testigo, preguntado en esta causa por parte de los dichos señores D eán y
Cabildo, ju rad o y preguntado ut supra, a la prim era pregunta dijo que sabe la dicha
Santa Iglesia puede aver treinta años y más tiem po. A la segunda pregunta dijo que
desde el dicho tiem po acá, ha conoscido y conosce los contenidos en la dicha pre­
gunta, especialm ente después que este testigo es racionero en la dicha Santa Iglesia
y reside en ella.
Item a la tercera pregunta dijo este testigo que sabe la dicha villa de Torrijos y
ha estado en ella m uchas veces, y sabe que el dicho logar de A lcabón está dende
una legua.
A la cuarta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pregunta.
Com o lo sabe dijo que porque este testigo ha seydo refitolero y es de la dicha Santa
Iglesia y tiene los libros de las rentas y posesiones della y recaudar ha recaudado
las dichas rentas en Torrijos y A lcabón; cinco años que ha seydo refitolero, por
donde ha visto y sabe ser verdad lo contenido en la dicha pregunta.
Item a la quinta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta, porque por los dichos libros del refitor paresce (fol. 24v) ser así com o con­
tiene la dicha pregunta, e es cierto que es trabajoso de recaudar, e el que lo arrienda
y coge, que ha de ganar en ello, o a lo m enos es razón que sea satisfecho de su tra­
bajo.
A la sexta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pregunta,
especialm ente porque en lo cevil ha visto m uchas perturbaciones fechas al dicho
Cabildo; e que en lo crem inal nunca vido, que el Cabildo oviese entendido, salvo
los alcaldes de la ciudad.
A la sétim a pregunta dijo el testigo que m uchas veces vido venir a los alcaldes
de la dicha villa de Torrijos, a se quejar al dicho Cabildo que les perturbaban la
jurisdicción cevil, que era y es del dicho Cabildo. E de lo de más de lo contenido
en la dicha pregunta, que lo non sabe.
A la octava pregunta, dijo que vido venir a las veces por parte de la dicha villa
de Torrijos, a quejarse sobre lo contenido de la dicha pregunta, de la m anera que en
ella se contiene, a los dichos D eán y Cabildo.
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A la novena pregunta, dijo que lo contenido en la dicha pregunta, fue público y
notorio en la dicha ciudad y pasó así, segund que en la dicha pregunta se contiene.
Item a la décim a pregunta dijo que sabe y vido y es verdad lo contenido en la
dicha pregunta. E este testigo por ser beneficiado de la dicha Iglesia segund lo vido
y oyó decir, que querían robar los clérigos si no alzaban el entredicho, se fue a su
casa con asaz tem or y aún fizo alzar algo de su facienda, fuera de su casa. E aún
oyó decir a los que estaban a la puerta del dicho Cabildo, que non los dejarían de
allí salir fasta que alzasen el dicho entredicho.
A la oncena pregunta dijo que lo que desta pregunta es lo dicho, tiene e así
m ism o sabe que el alcalde C áscales (fol. 28) fue a la dicha villa, e que se asentó a
librar en la A udiencia de Torrijos, en perturbación de la jurisdicción del dicho
Cabildo y de sus alcaldes.
A la docena pregunta dijo que nunca sopo nin vido que ninguna enm ienda se
oviese fecho de lo susodicho.
A la tercena pregunta dijo que oyó dedir lo contenido en la diccha pregunta,
pero que lo non sabe.
A la catorcena pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en ella, porque
asaz veces estando en el Cabildo lo vido y oyó así pasar, segund contiene la dicha
pregunta.
A la quincena pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha p re­
gunta, porque por lo que contiene en ella paresce claro ser así.
Item a la décim a sexta pregunta dijo que sabe y es verdad segund en ella se con­
tiene, segund y por lo que dicho ha y porque el provecho paresce claro y m anifiesto.
Item a la decim a sétim a pregunta, dijo que así lo sabe y cree ser verdad segund
que en ella se contiene, por lo que dicho ha.
Item a la décim o octava pregunta dijo que segund lo que contiene la dicha pre­
gunta y lo que dicho ha d e suso, paresce claram ente ser verdad lo que contiene en
la dicha pregunta, y que esto es lo que sabe y de presente se acuerda, por el ju ra ­
mento que fizo. Petrus G arcía de Trihueque.
El dicho Juan de Toledo, N otario A postólico, testigo presentado en esta dicha
causa, por parte de los dichos señores D eán y Cabildo, ju rad o y pregunta u t supra.
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia de Toledo, de treinta
años a esta parte y m ás tiempo.
A la segunda pregunta dijo que sabe lo en ella contenido (fol. 28v) por m ucho
trato y com unicación que ha habido con las personas en ella contenido.
A la tercera pregunta dijo que sabe las dichas villas, de veinticinco años a esta
parte y ha estado en ellas asaz veces.
Item a la cuarta pregunta, dijo este testigo que sabe y es verdad lo contenido en
la dicha pregunta.
Preguntado cóm o lo sabe, dijo que porque este testigo h a tenido y tiene arren­
dado el señorío de la dicha villa de Torrijos, de seis años a esta parte. E sabe que
tiene ende diez y ocho mil m aravedís de tributos de los cinco m aravedises que lle­
van de cada arrancada, y que esto que lo sabe porque él, a pedim ento de los dichos
señores, puede haber dos años que fizo sacar en lim pio el libro que tienen en la
dicha villa del apreciam iento y deslindam iento de las dichas heredades, y aún vie­
ron, por le sacar dos m il y quinientos m aravedises y este testigo con el escribano
ante quien pasó el apercibim iento, sum ó las arrancadas del dicho libro, y sum ando
todas tres mil y seiscientas arrancadas y aún más, que son los dichos diez y ocho
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m il m aravedís, d e los cuales este testigo daba en cada año a quien los cobrase, cinco
m il m aravedís y auún más.
E que así m ism o tienen de otros tributos de casa y heredades que andan con el
dicho señorío, en renta tres mil y quinientos y cincuenta y cuatro m aravedís y diez
y seis pares de gallinas y de una veintena mil y cuatrocientos m aravedises, porque
este testigo la arrendaba en este prescio en cada año; y 200 m aravedís que le ren­
dían una casa del hom o y otra que llam an de la harina. E sabe que tienen de otros
tributos de casas y heredades dentro de la dicha villa y su térm ino de m ás y allende
de lo susodicho, nueve m il e nueve m aravedís e m edio y trece pares (fol. 29) de
gallinas e de ju ro en las alcabalas de la dicha villa de Torrijos siete m il m aravedís.
Q ue asim ism o sabe que la dicha villa de A lcabón rinde el señorío trece m il
m aravedises y seis pares de gallinas; porque tanto está arrendado y d e tributos que
tienen en la dicha A lcabón, de m ás de los dichos trece m il m aravedís, ocho mil y
nuevecientos y diez m aravedís y diez y ocho pares de gallinas.
E todo esto que lo sabe porque com o dicho ha, h a cogido de seis años a esta
parte lo del dicho señorío, y copia de ello por los libros qu e los dichos Señores tie­
nen de sus posesiones. E contando las gallinas a cuarenta y cinco o cincuenta m ara­
vedís cada par, non sum an nin llegan a los dichos setenta y seis mili m aravedises,
sin la parte de los dichos diezm os del beneficio.
Item a la quinta pregunta dijo que sabe, y es verdad, lo contenido en la dicha
pregunta, porque ha visto la copia de por m enudo los que deben los diez y ocho mil
m aravedises, y son los que lo deben y de quienes se cobra, m ás de doscientas y cin­
cuenta personas; y hom bre hay que debe tan poca cantidad qu e nunca se cobra, y
aún esto es m uy m al pagado, que hom bres hay que lo deben de seis y cinco años,
y presum en d e non lo pagar.
E prim ero se sacan prendas a los más de todos ellos, que lo paguen y en tanto
grado es m alo de cobrar que a pedim ento de este testigo y porque un ju d ío que lo
tenía arrendado del non se perdiese, que le debía grande parte dello de cinco años
antes, los señores enviaron a Francisco R am írez de Cáceres, asaz racionero, por
secutor, el cual sacó prendas y asaz personas, porque el alguacil d e los dichos seño­
res, puesto que ellos lo m andaban, non lo quería facer sin prendar y que el dicho
Francisco R am írez fizo m ás costa que dineros cobró. E que sobre ello este testigo
se quejaba a las veces a los Señores diciéndoles que non habían en ningún lu g ar que
no fuese suyo (fol. 29v) donde non les pagasen bien sus rentas y que en su villa ninsus vasallos lo querían pagar; nin su ju sticia secutar y que non les llam aban
Señores, salvo cuando les cum plía. Y ai m ism o sabe que los otros tributos de casas
y heredades que son censos y perpetuos, están en m ás d e cuarenta personas. Los
cuales así m ism o se cobran con asaz trabajos, porque m uchas de las dichas pose­
siones tienen personas m iserables y que a este testigo, sólo de los dichos censos y
tributos que andan con el señorío, le deben hoy día de plazos pasados m ás de la
renta de un año de rastras, algunos de dos y tres años y otros d e m enos que non los
puede cobrar.
E así p o r consiguiente, ha oido a los refitoleros que se quejan en lo que a ellos
es a cargo de cobrar en Torrijos y A lcabón de las rentas susodichas. E qu e aunque
a este testigo diesen diez mil m aravedís, non cobraría todos los dichos m aravedís
de Torrijos y A lcabón, por m enudo y grande, segund que se deben, nin entiendo que
habría ninguno que por ellos los cobrase.
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A la sexta pregunta dijo que sabe ser verdad lo en ella contenido, por m uchas
pláticas que sobre ello ha habido y visto.
Item a la sétim a pregunta dijo que non sabe cosa alguna de lo en ella contenido,
pero que lo h a oido decir a m uchas personas en la dicha villa de Torrijos.
Item a la octava pregunta dijo que asaz veces h a oido decir lo contenido en la
dicha pregunta a vecinos de Torrijos, y aún se lo h a visto de p oner en sus dichos en
el pleito que traían entre la ciudad y los Señores, porque este testigo escribió
m uchos dichos de testigos, cuando los rescibió el Chantre R odrigo A lonso, com o
ju e z A postólico, subonservador de los señores (fol. 30) en la dicha villa de Torrijos.
Item a la novena pregunta dijo este testigo que sabe y es verdad lo en ella con­
tenido, porque lo ha oido decir a m uchas personas com o cosa notoria desde que
pasó hasta agora, pero que este testigo non los vido sacar a la dicha vergüenza.
Item a la décim a pregunta dijo que lo non vido lo en ella contenido, pero que a
tantas personas lo ha oido decir que lo cree com o si lo viera. E a Juan G arcía, bar­
bero, vecino de Torrijos, que fue uno de los que padescieron, dijo a este testigo
cóm o había pasado y cóm o ninguna culpa había tenido.
A la oncena pregunta dijo que él non vido lo en ella contenido, pero que com o
dicho tiene era arrenedador del dicho señorío y iba m uchas veces a Torrijos, oyó
decir lo en ella contenido a tantas personas que él lo cree de cierto y aún oyó decir
que fue el alcalde C áscales el que se asentó en el andén de Torrijos a librar; y así
com o cosa notoria lo decían todos cuando hablaban sobre las cosas de entre Toledo
y el Cabildo este testigo con algunos principales de Torrijos, sobre otras razones.
Item a la docena pregunta dijo que no sabe cosa alguna de lo en ella contenido.
Item a la trecena pregunta dijo este testigo que non sabe lo en ella contenido,
pero que lo oyó decir a m uchas personas, así sobre hablas com o por sus dichos y
deposiciones, que este testigo escribió cuando les rescibió el dicho Chantre, y por
otros dichos que leyó.
Item a la catorcena pregunta dijo este testigo que sabe y es verdad lo en ella con­
tenido porque este testigo iba a (fol. 30v) m uchos Cabildos sobre cosas tocantes al
dicho señorío, y por tres o cuatro veces vido enojados a los dichos señores, y aún a
m í que iba po r su provecho non m e querían escuchar, diciendo que nunca en otro
dies les había de dejar de entender sino en Torrijos; que m e fuese, tanto estaban
enojados de las quejas que les venían de lo que tenían con Toledo.
Item a la quinta décim a pregunta, dijo este testigo que así cree y sabe ser ver­
dad lo contenido en la dicha pregunta. E que a todo su entender y parescer, aunque
por la m itad m enos fuera era bien fecho; porque allí en tener aquellos vasallos nin
les venía en ello povecho nin honra, según lo que pasaban, dándoles tanta contra
por ello.
Item a la décim a sesta pregunta, dijo que cree y sabe ser verdad lo en la dicha
pregunta contenido. Porque para los señores es m ejor renta que dineros, cuanto más
que es gran barato a quince m il el m iliar pasado el pan desde agora, porque cada
día suben estas cosas.
Item a la décim a séptim a pregunta dijo este testigo que sabe y cree ser verdad
lo en ella contenido, segund y cóm o por lo que dicho h a de suso, a lo cual dijo que
se afirma.
Item a la décim a octava pregunta, dijo que así m ism o sabe ser verdad lo en ella
contenido, así por lo que della m ism a se recolige por lo que dicho h a de suso, a lo
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cual dicho se afirm a y que deste fecho non sabe m ás para el ju ram ento que fizo.
Juan de Toledo.
El dicho Pedro Ferrández de V illalobos, racionero en la dicha Santa Iglesia de
Toledo, testigo presentado en esta dicha causa por parte de los dichos señores (fol.
31) D eán y C abildo. Jurado y preguntado ut supra.
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia de Toledo desde que
este testigo se acuerda.
Item a la segunda pregunta dijo que sabe lo en ella contenido, en especial de
treinta años a esta parte poco m ás o m enos; que es racionero en la dicha Iglesia y
reside en ella.
Item a la tercera pregunta dijo que sabe las dichas villas asaz tiem po ha, y ha
estado en ellas hartas veces.
Item a la cuarta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta. Preguntado cóm o lo sabe, dijo porque ha seido refitolero de la dicha Iglesia,
ciertos años pasados, he tovo los libros de las rentas e posesiones de toda la M esa
C apitular de la dicha Santa Iglesia y a cargo de cobrar las rentas y posesiones
dellas; y por esta causa lo sabe verdaderam ente.
Item a la quinta pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la dicha pre­
gunta. E aún que a este testigo deben hoy asaz m aravedises y gallinas de los años
que fue refitolero.
Item a la sexta pregunta dijo este testigo que sabe y es verdad lo en ella conte­
nido. Porque este testigo ha entendido y visto negociar cerca de la dicha ju risd ic­
ción. E sabe que ha así pasado, segund que en la dicha pregunta se contiene.
Item a la sétim a pregunta, dijo este testigo que sabe y es verdad lo en ella con­
tenido y que siem pre vido y sopo haber debate sobre ello, y los dichos señores ser
fatigados y enojados sobre ello.
Item a la octava pregunta, dijo que sabe y es verdad lo en ella contenido porque
m uchas veces vido venir con las quejas dello al dicho Cabildo. E aún facerse sobre
ello procesos algunas (fol. 31v) veces po r los conservadores de la dicha Iglesia.
Item a la novena pregunta, dijo que sabe y es verdad lo en ella contenido por­
que a la sazón que fue fecho y pasó, este testigo estaba en la dicha ciudad, y le pesó
m ucho de tan grand injuria y ignom inia com o se había hecho a la dicha Iglesia.
Item a la décim a pregunta dijo este testigo que sabe y es verdad lo contenido en
la dicha pregunta, porque lo vido y pasó así segund que en ella se contiene y aún
este testigo este día ovo asaz tem or de rescibir daño con los otros beneficiados de
la dicha Iglesia.
A la oncena pregunta, dijo este testigo que oyó decir cóm o el alcalde de
Cáscales en gran perjuicio de los dichos señores, fue a Torrijos y se asentó a librar
en el Juzgado de la dicha villa. E que sobre ello fue hecho contra el proceso por el
dicho conservador.
Item a la docena pregunta dijo este testigo que así h a pasado com o contiene la
dicha pregunta, y aún platicando con algunos dellos del ayuntam iento de la dicha
ciudad siem pre les ha visto en estar en ello y otras m uchas cosas que serían largas
de decir.
Item a la trecena pregunta dijo que oyó decir lo en ella contenido y que cree que
así pasó, especialm ente porque a la sazón que fue hecho, este testigo lo oyó afirm ar
a personas que de cierto decían que las habían.
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Item a la catorceaba pregunta dijo que sabe y es verdad lo en ella conenido, por­
que lo vido asaz veces, estando en el dicho C abildo, tanto que los dichos señores se
enojaban dello.
Item a la décim a quinta pregunta (fijo este testigo que sabe y es verdad lo con­
tenido en la dicha pregunta, así p o r lo que dicho tiene, com o porque p o r lo en ella
contenido se conosce e es (fol. 32) m anifiesta la dicha utilidad.
Item a la décim a séptim a pregunta, dijo que sabe y es lo contenido en la dicha
pregunta así p o r lo que dicho tiene, com o porque es cierto y m anifiesto.
Item a la décim a sétim a pregunta dijo que sabe y es verdad lo contenido en la
dicha pregunta segund y cóm o y po r lo que dicho h a de suso, a lo cual dicho que
se afirma.
Item a la d écim a octava pregunta dijo que sabe y es verdad lo en ella contenido,
por lo que dicho tiene, com o porque es m uy cierto y m anifiesto lo contenido en la
dicha pregunta, y que esto es lo que sabe de este fecho para el ju ram en to que fizo.
P etras Fernández.
El honrado Juan de Confieras, Canónigo en la Santa Iglesia de Toledo, testigo
presentado p o r parte de los dichos señores D eán y C abildo, de la dicha Santa
Iglesia, para inform ación de la dicha causa, preguntado por el dicho ju ram ento y
artículos:
Al prim er artículo d ijo que sabe la d ich a S anta Iglesia de Toledo,
Al segundo, dijo que conosce las dichas personas.
Al tercero, dijo que sabe las dichas villas y ha estado en ellas m uchas veces.
Al cuarto, dijo que él sabe cóm o en él se contiene, poique este testigo h a tom ado
m uchas veces la cuenta de las dichas rentas de los refitoleros.
Al quinto artículo, dijo que él sabe cóm o en él se contiene porque lo h a visto
m uchas veces arrendar especialm ente a un tal Juan de Torres.
Al sexto artículo dijo quel sabe com o en él se contiene, que non sabe cóm o la
ciudad tiene In ju stic ia crm inal, m ás algunas veces em baraza y im pide la cevil.
Al séptim o artículo dijo quel sabe cóm o en él se contiene porque (fol. 32v) ha
visto m uchas veces y pasa así, cóm o en el dicho artículo y pregunta se contiene.
Al octavo artículo, dijo que le sabe cóm o en él se contiene.
Preguntado cóm o lo sabe, dijo que porque así lo vido m uchas veces y que vido
los m andam ientos que daba la dicha ciudad sobre ello, y porque los alcaldes los non
quisieron obedecer, fueron traidos a la vergüenza en sendos asnos por la ciudad con
sogas al pescuezo e gran injuria de la dicha S anta Iglesia, y porque el C abildo
m andó guardar entredicho sobre ello a los señores y caballeros, y condenaban la
ciudad. Por entonces vinieron al Cabildo y cerraron la puerta dél, estando dentro
ellos el C abildo y non les dejaron salir de allí hasta que alzaron el dicho entredicho.
Al noveno artículo, dijo que le sabe por lo que dicho tiene en el artículo antes
deste.
Al décim o artículo dijo que le sabe cóm o en él se contiene, p o r lo que dicho
tiene de suso.
Al onceno artículo dijo que le sabe com o en él se contiene.
Pregntado cóm o lo sabe, dijo que porque así lo vido; especialm ente vido al
alcalde C áscales, que porque se asentó a ju zg ar en la dicha villa de Torrijos, la dicha
villa y la dicha Iglesia com enzó a pleitear con él defendiéndole la dicha ciudad, y
no se acabó el pleito.
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Al trece artículo dijo que le sabe com o en él se contiene, p o r lo que dicho tiene
de suso.
Al catorceno artículo dijo que le sabe cóm o en él se contiene por lo que de suso­
dicho tiene, y porque este testigo después que es canónigo en la dicha Iglesia, ha
entrado m uchas veces en el dicho Cabildo (fol. 33) e lo h a visto así.
Al quince artículo dijo que le sabe segund que en él se contiene.
Al diez y seis artículo dijo que le sabe com o en él se contiene y que es cosa
m anifiesta la utilidad y provecho a la dicha Santa Iglesia, especialm ente p o r q ui­
tarse de los dichos y questiones, debates y pleitos.
Al diez y siete artículo dijo que él sabe ser así por lo que dicho tiene y porque
a todos es notorio.
Al diez y ocho artículo dijo que claro está todo lo contenido en él y lo sabe
com o en él se contiene y que para el juram ento que fizo, que cree que el dicho tes­
tigo que es en m uy grand y evidente utilidad de la dicha Santa Iglesia. Juan
Contreras.
N icolás Fernández de Toledo, V icario y Canónigo en la dicha Santa Iglesia,
C ontador M ayor del dicho Señor A rzobispo, testigo ju rad o en form a y preguntado
so el cargo del juram ento que fizo.
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia ser C atedral de la
dicha M uy N oble C iudad de Toledo, y que lo sabe porque fue seyendo niño en ella,
y agora es beneficiado y dignidad com o de suso se contiene.
A la segunda pregunta dijo que la sabe, que h a conocido y conoce de treinta
años y más a esta parte, a los m ás que han sido Capitulares de la dicha S anta Iglesia,
y conosce a todos los que agora son C apitulares della.
A la tercera pregunta dijo que sabe la villa de Torrijos y que non sabe la de
A lcabón, pero que ha oído decir que la dicha villa de A lcabón es de la dicha Santa
Iglesia, y que sabe que D. Luis, A rcediano de M edina y Canónigo en la dicha Santa
Iglesia, tiene p o r su vida por cierto prescio, arrendado a los señores D eán y Cabildo
el señorío y rentas que allí tienen. Y que después de su vida lo dieron a Juan de
Silva el cual lo tiene agora e que este testigo fue algunas veces a la (fol. 33v) dicha
villa de Torrijos a facer algunas cosas concurrentes al oficio d e la contaduría; y fue
presentado en la dicha villa por los alcaldes y alguacil com o Canónigo y uno de los
señores de la dicha villa.
A la cuarta pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque se halló
m uchas veces a platicar capitularm ente con los otros señores en el C abildo, y otras
veces fuera de él sobre el valor de la renta de las dichas villas pertenecientes a los
dichos señores, y halló y las vido m uchas veces pregonar en el dicho C abildo
cuando se habían de arrendar, y que las vido rem atar por arrendam iento, en espe­
cial el señorío y renta de Torrijos, a un Juan de Toledo, vecino de la dicha ciudad y
que sabe que nunca llegaron las dichas rentas a 80.000 m aravedís y ciento y sesenta
pares de gallinas, sacando el diezm o de la dicha villa por razón del dicho beneficio.
A la quinta pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque m uchas
veces vido venir al Cabildo los arrendatarios que tienen a renta el dicho señorío con
todos los derechos y renta, pertenecientes a la dicha Santa Iglesia. En especial el
dicho Juan de Toledo, quejando que non podía cobrar las dichas rentas sino con
grand dificultad, por ser cosas m enudas, en especial ciertos derechos que se pagan
de cada arrancada de viña, que llam an aloxores, y así m esm o d e aceituna, en que
decían que usaban de cautela y fraude, los habían de pagar los dichos derechos y
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pedían m andam ientos para poder m ejor cobrar, y algunas veces dem andaban des­
cuento a causa de las dichas costas que facían en el cobrar, y el m ucho tiem po que
en ella perdían por ser cosas m enudas de aceituna y de aloxores.
A la sexta pregunta dijo que la sabe cóm o en ella se contiene, porque de dies
años e más que ha que vino este testigo de R om a (fol. 34) h a sido, com o es
C anónigo en la dicha Santa Iglesia; y ha visto deputar cada año dos dignidades o
canónigos del dicho Cabildo que han ido a poner en nom bre de la dicha Santa
Iglesia y de los dichos señores D eán y Cabildo, los alcaldes y alguaciles y otros ofi­
ciales para adm inistrar justicia y regir las dichas villas y alguna vez este testigo se
halló en la dicha villa de Torrijos, cuando los deputados ponían los dichos alcaldes
y oficiales, com o quiera que él no fuese alguno de ellos, m as estaba p o r otros nego­
cios; y que vido m uchas veces cuando tom aban los tales deputados y com isarios de
poner los dichos oficios com o facían y ficieron relación en el Cabildo cóm o habían
puesto los dichos oficiales y nom braban las personas a quien habían dado los
dichos oficios, porque es así costum bre. Y que sabe y vido que nunca la ciudad de
Toledo perm itió que los alcaldes y oficiales puestos p o r los dichos señores, usasen
en las dichas villas de la jurisdicción crim inal, y que vido y oyó decir m uchas veces
que fueron y van alcaldes y alguaciles desde Toledo a ejecutar los crím enes que se
com etían en las dichas villas, y que a vueltas de lo crim inal se entrom etían en lo
cevil y tam bién algunas causas civiles decían los de Toledo ser crim inales, y sobre
esto vido m uchas alteraciones, a sus asistentes, corregidores, alcaldes y alguaciles
y algunas veces leer casi contra ellos; y este testigo deputado por los dichos seño­
res aver ido ha fablar con ellos algunas veces, dando m edios de concordia, otras
veces a responder p o r los vecinos de las dichas villas, porque eran em plazados, lla­
m ados y fatigados y traídos por m andam ientos de los dichos ayuntam ientos, asis­
tentes, corregidores, de ju sticia de la ciudad dicha, contra razón e justicia, y que es
cierto que es público e notorio (fol. 34v).
A la sétim a pregunta dijo que la sabe cóm o en ella se contiene porque h a visto
m uchas alteraciones y m olestaciones, sobre lo que esta dicha pregunta contiene,
entre los dichos señores D eán e C abildo y la dicha ciudad asistentes y corregidores,
segund que dijo que vido y platicó en la próxim a pregunta.
A la otava d ijo que la sabe cóm o en ella se contiene. P orque m uchas veces vido
venir los vecinos de las dichas villas, a se quejar de los m andam ientos injustos, que
Toledo y sus ju sticias enviaron, E así m esm o de las gentes que allí aposentaban,
non aposentando en otros logares com arcanos gente alguna, salvo allí, p o r ser vasa­
llos de la dicha Santa Iglesia; y que desto sabe que es pública voz y fam a y notorio
así en los logares com arcanos com o en la dicha ciudad.
A la novena pregunta dijo que sabe es todo com o en ella se contiene, porque lo
vido y se halló en la dicha ciudad, cuando por causa de la consultación que dijeron
que q u em an facer, con los dichos señores D eán y Cabildo, fueron traidos presos los
dichos oficiales de la dicha villa de Torrijos y puestos en la cárcel del Rey y que a
la sazón gobernaban la dicha ciudad los señores Conde de C ifuentes y D on Juan de
Rivera, y que todo esto fue público y notorio.
A la décim a pregunta dijo que la sabe, porque se halló en la dicha Santa Iglesia
al tiem po que se guardaba el entredicho por la dicha causa, y que estando en
Cabildo todos los canónigos que a la sazón en la ciudad estaban y este testigo con
ellos, vido cóm o el dicho Señor Conde de C ifuentes, con grand parte de regim iento
y de ciudadanos y pueblo, vinieron a la puerta del Cabildo y ficieron grande ím petu
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y posieron tan grandes temores a todos los eclesiásticos, que m ás por fuerza e
m iedo que p o r grado, se alzó el entredicho que non vido (fol. 35) que se ficiese
enm ienda alguna de lo susodicho, com o quiera que la ofensa fue grande, y que esto
fue público y notorio por toda la dicha ciudad.
A la onceava pregunta, dijo que la sabe cóm o en ella se contiene, así de vista
com o de oídas y que oyó que el D octor de Cáscales, alcalde que es agora de la dicha
ciudad, fue a la dicha v illa de Torrijos y se asentó a ju z g ar en el poyo de los alcal­
des de la dicha villa, y que después cuando tom ó a Toledo, los dichos señores D eán
y Cabildo lo ovieron de facer decir al dicho alcalde, que este testigo fue uno de los
que se lo dijeron, y él puso algunas excusaciones, non m ucho relevantes, y fue
ordenado de proceder contra el dicho alcalde por el conservador, p o r la injuria que
había fecho a la Iglesia y que non se recuerda procedido, porque este dicho testigo
se partió de Toledo, y que desto y de otras m ucha m olestias, es voz pública y fama.
A la doceava dijo que la sabe com o en ella se contiene, p o r lo que dicho va, y
que nunca vido ni lo oyó facer enm ienda alguna por el dicho alcalde, nin por los
otros que fueron en facer las dichas m olestias e apresiones.
A la trecena dijo, que sabe que las dichas m olestias crecieron tanto, que m uchas
veces vido y oyó decir traer presos los alcaldes de la dicha villa de Torrijos, por
m andado de Toledo y de sus justicias, pero que non se rem edian las causas, porque
se traian todas las veces que los tuvieron presos.
A la catorcena dijo que la sabe cóm o en ella se contiene, y que m uchas veces se
halló en C abildo y fue testigo y rescibió grandes enojos de las m uchas quejas que
los vecinos con el Cabildo daban, de tanto cuanto eran m al tratados p o r la dicha
ciudad y sus justicias e que desto en la dicha Iglesia entre todos los beneficiados e
la dicha ciudad (fol. 35v) es pública voz e fama.
A la quince dijo, que la sabe ser cóm o en ella se contiene, por las causas que
dicho ha y que es cierto, que es evidente utilidad el troque por los dichos cinco
cuentos y ciento y treinta mil m aravedises de ju ro , y aunque fuera m enor contía,
sería y es m ás provechoso a la dicha Santa Iglesia, que non las dichas villas, en
especial habiendo respecto a lo poco que rentaban y las m olestias, enojos y turba­
ciones, que de cada día los dichos señores D eán y Cabildo rescebían a causa dellas.
A la diez y seisava dijo que sabe la contratación de las dichas tercias, por los
dichos cinco cuentos, ser tanto provechosos y de evidente utilidad, que ninguna
contratación pudiera hallarse tanto provechosa cuanto ésta, así por ser las dichas
tercias rentas de diezm os, com o porque en m ucho tiem po non se hallaran a exp en ­
der los dichos cinco cuentos, en posesiones y heredam ientos, y los dineros no apro­
vecharán en todo este tiem po aunque estuvieran en el Sagrario, nin estuvieran sin
peligro de m uchas cosas que pudieran acaescer en daño de la Santa Iglesia.
A la diez y siete, dijo que la sabe cóm o en ella se contiene y ser provechoso todo
lo en ella contenido por las razones que dicho ha, y por otras m uchas que decir
podría. Las cuales non digo por la grand prolixidad dellas.
A la diez y ocho pregunta, dijo que sabe que lo así asentado y acordado, que la
dicha Santa Iglesia haya las dichas tercias por prescio de noventa m aravedises cada
par de fanegas, trigo y cebada, y a razón de 15.000 m aravedís el m illar, tom ando el
quinto de cinco años com o en la dicha pregunta se contiene, es renta m ucho m ás
sana y provechosa y en evidente utilidad de la dicha Santa Iglesia, e que con (fol.
36) ello se esperan antes acrescentar que dism inuir, y que esto sabe este testigo,
porque es C ontador M ayor del dicho Señor A rzobispo de ocho años a esta parte, y
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sabe y conosce los provechos y ventajas de las rentas así de pan com o de m arave­
dises, por razón del dicho su oficio, porque de continuo h a platicado y platica con
arrendadores d e los diezm os m ucho pláticos en esto y que desto non se puede decir
otra cosa salvo que es m ucho provechosoo a la dicha Santa Iglesia y a su M esa
Capitular.
A la últim a pregunta dijo que decía lo que dicho tiene y que non sabía otra cosa
que decir. V icaruis canonicus.
El dicho Juan de Vargas, testigo presentado p o r el dicho procurador de los
dichos señores, y so cargo del juram ento que fizo, dijo:
A la prim era pregunta que sabe la dicha Iglesia porque es vecino de la dicha ciu­
dad, y entra en la dicha Santa Iglesia todos los días que está en la dicha ciudad.
A la segunda, dijo que la sabe porque de veinte años a esta parte, h a conoscido
y hoy día conosce, por la m ayor parte, a todos los señores que han seido y hoy día
son capitulares en ella.
A la tercera, que la sabe, porque m uchas veces este testigo a estado en las dichas
villas.
A la cuarta dijo que la ha oido decir cóm o en ella se contiene.
A la quinta, dijo que la h a oido decir cóm o en ella se contiene hablando m uchas
veces con algunas personas de los que suelen tener arrendadas las dichas rentas de
los dichos señores.
,
A la sexta dijo que la ha oido decir, desde que se puede acordar m uy pública­
m ente ser así cóm o en ella se contiene.
A la sétim a dijo que la ha visto y oido com o en ella se contiene y ser así m uy
público y notorio.
A la octava dijo que la oyó decir m uchas veces (fol. 36v).
A la novena dijo que la oyó decir y que vido a los dichos oficiales de la dicha
villa de Torrijos ser traidos a la vergüenza públicam ente p o r la dicha ciudad y que
se decía ser hecho por lass diferencias entre la dicha ciudad y los dichos señores
habían.
A la décim a dijo que la oyó decir.
A la undécim a dijo que la non sabe. E así m ism o la duodécim a. E así m ism o
dijo que la trecena non la sabe.
A la catorcena dijo que la non sabe pero que m uchas veces oyó decir a alguno
de los dichos señores m uchas cosas de lo en ella contenido.
A la quincena dijo que segund lo que arriba dice que rentaban las dichas villas,
bien paresce ser evidente utilidad a la dicha Santa Iglesia, haberlas de vender o
cam biar por los dichos cinco cuentos y treinta m il m aravedises de ju ro , que diz que
por ellos les dan en especial, dándoles los dichos cinco cuentos en las tercias de
M ontalbán y de la G uardia a quince m il el m illar; y el pan al prescio susodicho
com o público se dice que se da a los dichos señores.
A la diez y seis y diez y siete dijo que dice lo que dicho ha, porque claro paresce
ser así com o en ellas se contiene.
Item esto m ism o dijo a la diez y ocho y que esto es lo que sabe so cargo del ju ra ­
mento que fizo. Juan de Vargas.
A lonso de M orales, vecino de la villa de Alcalá, testigo por parte de los dichos
señores D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia de Toledo, ju rad o y preguntado
por las partes del dicho interrogatorio:
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A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia de Toledo m ás h a de
treinta años (fol. 37).
A la segunda dijo que ha conocido y conosce m uchos de los capitulares de la
dicha Santa Iglesia.
A la tercera pregunta, dijo que sabe las dichas villas de Torrijos y A lcabón p o r­
que ha estado m uchas veces en ellas.
A la cuarta pregunta dijo que siem pre oyó decir este testigo que rinden m uy
poco las dichas villas, pero que no sabe cuánto.
A la quinta pregunta dijo que la non sabe.
A la sexta pregunta dijo que la sabe com o en la dicha pregunta se contiene, por­
que así lo vido, viviendo este testigo en la dicha ciudad de Toledo, m ás de veinte
años.
A la sétim a pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene y que siem pre
los vido en contienda a la ciudad con el Cabildo sobre las dichas villas y ju risd ic­
ción dellas.
A la octava pregunta, dijo que la sabe com o en ella se contiene.
Preguntado cóm o lo sabe, dijo que porque así lo vido m uchas y distintas veces.
A la novena pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene. Preguntado
cóm o lo sabe, dijo porque los vido traer a la vergüenza por la dicha ciudad y es
público y notorio en la dicha ciudad.
A la décim a pregunta dijo que sabe po r esta causa y por otras tocantes al defendim iento de las dichas villas, los dichos señores D eán y Cabildo ponían entredichos
por la ofensa que rescebían de la dicha cibdad en sus vasallos y jurisdicción; y que
después los veía alzar. N o sabe por qué causa los alzaban.
A la oncena pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene y que lo facían
los dichos alcaldes, por tom ar la posesión de la dicha jurisdicción y que luego el
C abildo los hacía descomulgar.
A la docen a pregunta dijo que todavía porfiab a sobre ello la dicha ciudad e
creían que hab ían derecho a ello (fol. 37v).
A la tercena pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque así lo
vido algunas veces.
A la catorcena pregunta dijo que sabe que m uchas veces entraban en Cabildo
los dichos señores y que deputaban algunos de ellos y iban al A yuntam iento de la
ciudad, sobre las opresiones que rescebían en las dichas villas, y que nunca la cib­
dad cesaba de los molestar.
A la quinteca pregunta dijo que él non sabe las rentas de las dichas villas, pero
que cree que si non rinden m as de los dichos setenta y ocho mil m aravedís, que será
muy grand provecho venderlas o trocarlas en la form a de la dicha parte o pregunta.
A la diez y seis pregunta dijo que le parece que es m uy provechoso a la dicha
Santa Iglesia.
A la diez y siete pregunta, dijo que dice lo que dicho h a de uso.
A la diez y ocho pregunta dijo que dice lo que dice h a de suso y que esto es lo
que sabe de este fecho, e non m ás para el juram ento que fizo.
Juan de Canales, vecino de Toledo, testigo presentado por parte de los dichos
señores D eán y Cabildo, de la dicha Santa Iglesia de Toledo, ju rad o y preguntado
por las partes del dicho interrogatorio:
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia más ha de cuarenta
años.
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A la segunda pregunta dijo que ha conoscido y conosce m uchos de los dichos
capitulares.
A la tercera pregunta dijo que sabe de las dichas villas de Torrijos y A lcabón
porque ha estado en ellas m uchas veces.
A la cuarta pregunta dijo que non sabe lo que rinden las dichas villas al dicho
Cabildo.
A la quinta pregunta dijo que non sabe lo obtenido en ellas.
A la sexta pregunta dijo que la jurisdicción siem pre la vido usar (fol. 38) e ejer­
cer a la dicha ciudad, y que los de Torrijos iban em plazados a Toledo ante la ju sti­
cia seglar, dende y que el señorío de las dichas villas era de la dicha Iglesia; y que
a m uchos vecinos oyó decir que había debate entre el dicho Cabildo y la dicha ciu­
dad sobre los alcaldes de la dicha villa de Torrijos; y que oyó decir que a los alcal­
des de la dicha villa de Torrijos habían puesto una vez a la vergüenza por m andado
de la dicha ciudad.
A la setena pregunta dijo que non sabe lo contenido en ella.
A la octava pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene. Preguntado
cóm o lo sabe, d ijo que porque este testigo algunas veces ganó m andam ientos de la
ju sticia de Toledo sobre contratos y deudas, y dando los tales m andam ientos a los
alguaciles de la dicha ciudad, se executaba por virtud dellos, en los vecinos de las
dichas villas y en sus bienes.
.
A la novena pregunta dijo que lo oyó decir com o susodicho tiene.
A la decena dijo que la non sabe.
A la oncena pregunta dijo que oyó decir que M ontoya (que D ios haya) y otros
alcaldes de la dicha ciudad iban a librar pleitos a las dichas villas.
A la docena pregunta dijo que la non sabe.
A la trecena dijo que non sabe m ás que lo que dicho de suso tiene.
A la catorcena pregunta, dijo que sabe y vido algunas veces algunos señores del
dicho Cabildo iban al A untam iento de la dicha ciudad, y non sabe a qué.
A la quincena pregunta dijo que este testigo non sabe lo que rinden las dichas
villas, pero que más quería los dichos cinco cuentos y ciento y treinta m il m arave­
dís de juro, que non la renta que les puede venir d e las dichas villas.
A la diez y seis pregunta dixo que cree que es m ejor e m ás (fol. 38v) provechoso
a la dicha Iglesia lo contenido en la dicha pregunta, que non tener las dichas villas.
A la diez y siete pregunta dijo que non sabe m ás de lo que dicho tiene.
A la diez y ocho pregunta dijo que dice lo que dicho tiene, y que deste hecho
non sabe más para el juram ento que fizo. Juan Canales.
Gonzalo L ópez de la Fuente, vecino de la ciudad de Toledo, testigo presentado
por parte de los dichos señores D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia de Toledo,
jurado y preguntado po r las partes del dicho interrogatorio, dijo:
A la prim era pregunta, que sabe la dicha Santa Iglesia puede haber cincuenta
años y más.
A la segunda pregunta dijo que ha conoscido y conoce todos o los m ás dichos
capitulares.
A la tercera pregunta dijo que sabe las dichas villas, y h a sido en ellas.
A la cuarta pregunta dijo que oyó decir que les rentaban poco, que non sabe
cuánto.
A la quinta pregunta dijo que la non sabe.
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A la sexta djo que la sabe com o en ella se contiene, porque así lo vido siempre
usar y aún vido; que siem pre en la ciudad había contienda sobre la dicha ju risd ic­
ción civil con el dicho Cabildo de la dicha Santa Iglesia, y que este testigo seyendo
alcalde en la dicha ciudad conoscía en cosas ceviles contra los vecinos de la dicha
villa de Torrijos.
A la sétim a pregunta dijo que sabe lo contenido en la pregunta anterior antes
desta.
A la o ctava pregunta dijo que sabe lo que dicho ha, en las preguntas antes desta.
A la novena pregunta dijo que oyó decir lo contenido en la dicha pregunta, pero
que lo non sabe nin lo vido.
A la décim a pregunta dijo que la non sabe de lo en ella contenido, cosa alguna.
A la X I pregunta dijo que non se acuerda de haber pasado lo contenido en la
(fol. 39) dicha pregunta, pero que cree ser así porque la dicha ciudad siem pre tiene
contención con el dicho Cabildo, sobre las dichas villas e jurisdicción dellas; y que
m uchas veces se hablaba sobre ello en el A yuntam iento de la dicha ciudad.
A la docena pregunta dijo que non sabe más de lo que dicho tiene.
A la trecena pregunta dijo que este testigo vido un a vez que trajeron a la dicha
ciudad a los oficiales de la dicha villa de Torrijos, sobre razón de los oficios de la
dicha villa, y que los vido andar en contenciones sobre ello, y que de lo contenido
en la dicha pregunta non sabe nada.
A la catorcena pregunta dijo que este testigo non entraba en su Cabildo, por esto
non sabe lo contenido en ella.
A la quincena pregunta dijo que él non sabe lo que rinden las dichas villas, pero
si no rentan m ás de setenta o ochenta mil m aravedís que las habe por bien vendi­
das, y en grand provecho evidente de la dicha Iglesia, gastando después el dicho
dinero en cosas rentosas a la dicha Santa Iglesia.
A la diez y seis pregunta, dijo que dijo lo que dicho tiene a la pregunta antes
desta.
A la diez y ocho pregunta, que le parece que es m uy grand provecho de la dicha
Iglesia facer la dicha venta o troque en la form a contenida en las dichas preguntas
antes desta, y que para el juram ento que fizo cerca desto, non sabe más. G onzalo
de la Fuente.
El dicho Esteban Ruiz de Toro, vecino de la dicha ciudad de Toledo, testigo pre­
sentado por parte de los dichos señores D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia de
Toledo, jurado y preguntado:
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Iglesia m ás (fol. 39v) h a de treinta
años.
A la segunda pregunta dijo que conosció y conosce a m uchos de los capitulares
que han seido y son en la dicha Santa Iglesia.
A la tercera dijo que sabe las dichas villas y que ha estado en ellas m uchas
veces.
A la cuarta pregunta dijo que así lo ha oido decir, pero que lo non sabe.
A la quinta pregunta dijo que la non sabe.
A la sexta pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, por oidas y aún
porque lo vido así.
A la séptim a pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene. Preguntado
cóm o lo sabe, dijo que porque lo vido así m uchas veces, y vido que porque los
alcaldes de Torrijos habían dado cierta sum a en causa cevil, los de la ciudad los
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m andaron prender y traer, y fueron traídos a la vergüenza p o r la dicha ciudad de
Toledo, públicam ente.
A la octava pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque así lo
vido, y vido los aposentados en la dicha villa de Torrijos, por m andado d e la dicha
ciudad de Toledo.
A la novena pregunta dijo que así lo oyó decir, que por la causa contenido en la
dicha pregunta los habían traído a la vergüenza, y él los vido traer.
A la décim a pregunta dijo que sabe que por esta causa se puso en entredicho,
m as que non sabe por qué lo alcanzaron después.
A la oncena pregunta dijo que la non sabe.
A la docena pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, y aún que por­
que el Cabildo ponía entredichos y procedía contra los de la ciudad, sobre las dichas
violencias que este testigo oyó (fol. 40) algunas veces, regidores de la ciudad que
am enazaban a los del C abildo, diciendo que non tiene que m andar el C abildo en las
dichas villas.
A la trecena pregunta, dijo que la sabe porque lo vido com o en ella se contiene.
A la catorcena pregunta, dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque este
testigo vido quejarse dello a m uchos señores del dicho Cabildo, que gastaban
m ucho tiem po en lo rem ediar y non pueden.
A la quincena pregunta, dijo que cuanto este testigo puede conoscer es esto con­
tenido en la dicha pregunta, y de un grand y m anifiesto provecho d e la dicha Santa
Iglesia, aunque non fuese si non tanta renta por o tra tanta, solam ente por quitar los
enojos.
A la diez e seis pregunta, dijo que non hay duda nenguna, si non es muy grand
provecho de la dicha Iglesia facerse lo contenido en la dicha pregunta, y que así lo
cree y sabe.
A la diez e siete pregunta, dijo que la sabe y cree com o en ella se contiene, por
lo que dicho tiene en ls preguntas antes de ésta.
A la diez e ocho pregunta dijo que dice lo que dicho hay y que es muy claro y
m anifiesto el grand provecho que desto se sigue a la dicha Iglesia, y que deste fecho
non sabe más. Esteban Ruiz,
El bachiller Juan A lvarez de la G uardia, C ura del R om eral, testigo presentado
por parte de los dichos señores D eán y Cabildo de la Santa Iglesia de Toledo.
Jurado y preguntado:
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Iglesia puede que h aber treinta
años, y que es C apellán de los Reyes N uevos, Capellán de la dicha Santa Iglesia.
A la segunda pregunta dixo que conosció e conosce m uchos d e (fol. 40v) los
dichos capitulares.
A la tercera pregunta dijo que sabe las dichas villas y h a sido en ellas,
A la cuarta pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene. Preguntado cóm o
lo sabe, dijo que porque lo h a visto platicar alguna vez a algunos de los dichos seño­
res capitulares de la dicha Santa Iglesia, especialm ente al Prior d e A roche e otros.
A la quinta pregunta dijo que non sabe en qué son las dichas rentas, salvo que
oyó decir que se gastaba m ucho en las cobrar.
A la sexta, dijo que non sabe lo contenido en ella.
A la sétim a, dijo que la sabe cóm o en ella se contiene. Preguntado cóm o lo sabe,
dijo que porque vido que porque los alcaldes de Torrijos non querían com plir los
m andam ientos de la ciudad, fueron traídos dos alcaldes presos a la dicha ciudad, y
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los m andaron sacar la dicha ciudad a la vergüenza y desterrados della, y que esto
fue público y notorio.
A la octava dijo que la sabe com o en ella se contiene, porque lo vido y que vido
cóm o los vasallos de las dichas villas se vienen a quejar al Cabildo y nunca los
podían rem ediar, y dende entonces buscaban m anera cóm o se librasen destos tra­
bajos y non hallaban rem edio.
A la novena pregunta dijo, que la sabe com o en ella se contiene p o r lo qu e tiene
dicho de suso que vido.
A la docena pregunta dijo que sabe que pusieron en entredicho y lo alzaron des­
pués, y non sabe por qué lo alzaron más de com o oyó decirlo, que el C onde de
C ifuentes enviaba a decir algunas cosas feas al Cabildo y que los habían d e deste­
rrar a todos.
A la oncena pregunta dijo que oyó decir lo contenido en la (fol. 41) dicha pre­
gunta, y que po r esta causa el D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia, propusie­
ron vender las dichas villas.
A la docena pregunta dijo que dice lo que dicho ha.
A la trecena pregunta, dijo que dice lo que dicho h a de suso.
A la catorcena pregunta, dijo que lo sabe com o en ella se contiene, porque
m uchas veces los vido entrar en Cabildo sobre ello y non se sabían remediar.
A la quincena pregunta dijo que segund la poca renta de las dichas villas y lo
que agora se da, que este testigo non pudiera creer que tan grand renta se habían dar
por las dichas villas, y que conosce claram ente ser grand utilidad de la dicha Iglesia
esta venta o troque contenido en la dicha pregunta.
A la diez y seis pregunta, dijo que lo sabe cóm o en ella se contiene, p o r lo que
dicho ha de suso.
A la diez y siete, dijo que la sabe cóm o en ella se contiene en lo que dicho ha.
A la diez y ocho, dijo que la sabe com o en ella se contiene y que es m uy claro
que todo esto ceda en grand y grandísim a utilidad de la dicha Iglesia. Johanes Ba.
El honrado bachiller Pedro D íaz de la Torre, vecino de la villa de M adrid, tes­
tigo presentado por parte de los dichos D eán y Cabildo de la dicha Santa Iglesia de
Toledo, jurado y preguntado por las preguntas contenidas en el dicho interrogato­
rio:
A la prim era pregunta dijo que sabe la dicha Santa Iglesia de Toledo, mas h a de
treinta y cinco años, porque ha estado en la dicha ciudad y platicado y conversado
con los señores della.
A la segunda dijo que conosce del dicho tiem po acá, a las personas capitulares
de la dicha S anta Iglesia discurriendo por el dicho (fol. 41v) tiem po, y que los
conosció porque ha tenido señores am igos, y parientes canónigos y capitulares en
la dicha Iglesia; y que a la sazón de agora, conosce así m ism o m uchos canónigos y
capitulares de la dicha Santa Iglesia, por trato y conversación y fabla, que con ellos
ha tenido y tiene, y por esto los conosce.
A la tercera pregunta dijo que sabe de las dichas villas y cada una dellas, p o r­
que m uchas veces ha estado en ellas.
A la cuarta pregunta dijo que non sabe de certenidad lo que rentan las dichas
villas, porque non las ha visto arrendar, nin coger, ni recaudar, pero que ha oido
decir y es pública voz y fam a en la dicha ciudad y en aquella tierra, y es habido por
público y notorio todo ello, que non rentan las dichas villas m ás de lo contenido en
la dicha pregunta y aún, que las dichas rentas lo rentan en cosas m enudas de alo145
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xores y otras cosas que allí llam an, en que hay alguna dificultad y trabajo en lo
haber y recaudar, por la m enodencia de las dichas rentas.
A la quinta pregunta dijo que dice lo que dicho h a en la cuarta pregunta.
A la sexta pregunta dijo que la sabe segund que en ella se contiene, y que la sabe
porque este testigo ha seido justicia en la dicha cibdad, asaz tiem po y que vido usar
la jurisdicción crim inal en la dicha cibdad y aún que fue él en usar de la dicha ju ris­
dicción y dar algunos m andam ientos cerca dellos, y facer otros actos de justicia.
A la sétim a pregunta, dijo que la sabe segund que en ella se contiene, porque
este testigo ha estado m uchas veces en la dicha ciudad y en el A yuntam iento de ella,
y sabe y vido los dichos debates y aún habló con ellos p o r parte de la dicha ciudad,
y que la dicha ciudad pretendía a un derecho a la dicha jurisdicción civil, a lo m enos
ocupándola antes, y así m ism o que el ju e z de las apelaciones que nom brase el dicho
(fol. 42) C abildo, que la dicha villa, que había de venir a la dicha ciudad y que sobre
esto vido m uchos debates y questiones entre la ciudad con el dicho Cabildo, y este
testigo entendía en ellos por parte de la dicha ciudad.
A la octava pregunta, dijo que a la sazón que esto pasó, este testigo estaba en la
dicha ciudad y que lo que pasó fue esto:
Q ue porque ciertos conservadores del dicho Cabildo tienen puesto entredicho
en la ciudad dicha, a causa de lo acaescido a los dichos alcaldes, segund se contiene
en la pregunta antes desta, el Ayuntam iento de la dicha ciudad envió rogar m uchas
veces al dicho Cabildo que les pluguiese dar algún sobreseim iento en el dicho
entredicho, porque la ciudad se fatigaba m ucho con él, para que entretanto se
veyese y diese m edio en los dichos debates, y porque el dicho Cabildo nunca lo
quiso facer, la dicha ciudad, regidores y caballeros della que estaban con el dicho
Ayuntam iento, acordaron de se ir juntos a la C apilla de la Corporación, que está
delante del dicho Cabildo, para se poner allí fasta tanto que diesen m edio en el
dicho entredicho, y que así lo ficieron; y idos, estuvieron platicando un rato los
unos con los otros, fasta que se alzó el dicho entredicho.
A la oncena pregunta dijo que la sabe segund que en ella se contiene, que siem ­
pre la dicha ciudad continuaba la posición del derecho que decían tener a la dicha
villa de Torrijos e vido dar los (fol. 42v) dichos m andam ientos y usar de los actos
de justicia com o arriba tiene dicho.
A la doceava pregunta dijo que la sabe segund que en ella se contiene y que lo
sabe porque lo vido, y que si nunca conoscieron ser mal hecho, era porque decían
pretender derecho al señorío de la dicha villa, com o dicho es.
A la trece pregunta dijo que la sabe com o en ella se contiene, pero que los
dichos m andam ientos y actos de justicia la dicha ciudad non los face, por facer inju­
ria al dicho C abildo de la dicha Iglesia, salvo porque pretendían haber derecho y
por usar de aquél.
A la catorceava pregunta, dijo que sabe que entre la dicha ciudad y el dicho
Cabildo había continuam ente m uchas questiones, debates y trabajos sobre la dicha
villa de Torrijos, y que cada una de las partes rescibían grand trabajo y fatiga y ocu­
paban lo m ás del tiem po en dar m edio a los dichos debates y nunca los acababan;
y continuam ente se quejaban la una parte de la otra; y la otra, de la otra gravem ente.
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A la quincena, dijo que sabe lo que en ella se contiene y que sabe segund las
razones contenidas en la dicha pregunta, que son verdaderas por la m anera que
dicho ha de suso; que a la dicha villa y regidores della lo eran trabajosa y segund
los trabajos le eran dañosas a la dicha Iglesia; a lo m enos el provecho que en ellas
había, era con grand dificultad y trabajo y que es cosa m uy cierta y sabida, que la
utilidad de la dicha Iglesia es m uy evidente de dar las dichas villas por ciento y cin­
cuenta m il m aravedís de juro, que rescibían, aunque en la dicha pregunta diesen que
ciento y treinta situados en los logares y rentas que ellos quisieron, y p o r los dichos
cinco cuentos, señaladam ente convirtiéndose, com o (fol. 43) se convirtieron, en las
tercias de M ontalbán, segund que más largam ente se dirá en la pregunta que viene.
A la diez e seis pregunta dijo, que es tanta la utilidad y provecho de lo en la
dicha pregunta contenido, que es así verdadero com o en ella se contiene, que nin­
gún hom bre por corto juicio que tenga que non vea cóm o el provecho de la dicha
Iglesia y C abildo della es m uy grande,
A la diez e siete pregunta dijo que la sabe cóm o en ella se contiene, porque
segund el valor que valen las rentas de las dichas villas y el valor de las rentas que
resciben el dicho C abildo por ellas, non solam ente son los dichos ciento y cincuenta
mil m aravedís de ju ro que recibían com o dicho ha, pero solam ente con los dichos
cinco cuentos convertidos en las dichas tercias, com o dicho es, m anifiesta muy
cierta la utilidad y provecho de la dicha Iglesia.
A la diez e ocho pregnta dijo que la sabe com o en ella se contiene por lo que
dicho ha de suso aquí, en cuanto a los dichos ciento y treinta mil m aravedís de juro,
y que así se asentó y está firm ado de todos los capitulares de la dicha Iglesia.
Pero dijo que el dicho Cabildo ha de facer buena m em oria cada año en la dicha
Iglesia, por el dicho C om endador M ayor, en un día cuál él señalare, que non esté
ocupado en otras m em orias o ansí harían segund se acostum bra decir por Infante D.
Enrique, y asim ism o lo han de decir cada semana: un a m isa en el altar de N uestra
Señora de la A ntigua, en la dicha Iglesia. Y que esto es lo que sabe para el ju ra ­
m ento que fiso. Petrus, Bacalarius.
[Fallo del arzobispo]
E después de lo susodicho, en la villa de Alcalá, en los dichos palacios arzobis­
pales, en veinte e cinco días del dicho m es de abril, del año de m il y cuatrocientos
e ochenta e (fol. 43v) dos años, el dicho arzobispo, en presencia de mí, el dicho
notario y secretario y testigos yuso escritos, teniendo la dicha bula apostólica en sus
m anos, dio y pronunció una sentencia en ejecución de la dicha bula y m andato
apostólico. Su tenor de la cual es éste que se sigue.
Vista esta bula apostólica, a N os presentada por parte de los dichos venerables
D eán e C abildo de la dicha nuestra Santa Iglesia de Toledo, y el pedim ento a N os
fecho por su P rocurador y así m esm o los tratados legítim os que precedieron cerca
de la vención y perm utación de las dichas villas de Torrijos y A lcabón, y com o N os
aceptam os la dicha causa y negocio y procedim os a N os inform ar legítim am ente de
lo contenido en la dicha bula, y visto así m esm o el pedim ento a N os fecho, com o
O rdinario y Prelado de la dicha nuestra Santa Iglesia, y visto las dichas deposicio­
nes de los testigos ante N os presentados, así com o ju ez A postólico y Prelado para
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
nuestra inform ación, de los cuales algunos rescebim os a presentación del
Procurador de los dichos D eán y Cabildo y otros de nuestro oficio, y visto todo lo
otro necesario para nuestra inform ación.
Fallam os, que la relación y inform ación hecha a N uestro m uy Santo Padre, por
parte de los dichos D eán y C abildo de la dicha N uestra Santa Iglesia de Toledo, fue
y es verdadera, y que probaron y prueban cum plidam ente todas las calidades y cau­
sas por su parte expuestas y especificadas, y que la dicha vención y troque y cam ­
bio con el dicho don G utierre de Cárdenas, C om endador M ayor, en la form a de
suso contenida en este proceso, conviene a saber.
D ando y trocando las dichas villas de Torrijos y A lcabón por los dichos cinco
cuentos de m aravedís de dinero, contenidos en las dichas tercias en la form a suso­
dicha e (fol. 44) ciento treinta m il m aravedís de juro.
Cede en muy evidente utilidad y provecho de la N uestra Santa Iglesia de
Toledo, y que por ello se hace su condición m ejor y que lo debem os así pronunciar
y declarar, y que lo pronunciam os y declaram os, así por la dicha A utoridad
A postólica y O rdinaria, y que debem os d ar y dam os licencia y facultad a los dichos
D eán y C abildo, por las dichas facultades, para que puedan vender o trocar las
dichas villas d e Torrijos y A lcabón al dicho don G utierre de Cárdenas, C om endador
M ayor, por los dichos cinco cuentos de m aravedís y 130.000 m aravedís de juro,
para convertir los dichos cinco cuentos en las dichas tercias de suso especificadas
al respecto y en la form a susodicha; y para que cerca de ello puedan otorgar cua­
lesquiera cartas de perm utación y troque y venta al dicho C om endador M ayor, y
otorgar cualesquiera escrituras necesarias, en lo cual todo y en cada una cosa y
parte dello, los den de agora.
Consentim os y prestam os y dam os a ello nuestro consentim iento y interpone­
m os nuestra A utoridad para agora y para siem pre jam ás, y p o r esta nuestra senten­
cia juzgando y executando la dicha bula y usando de nuestra facultad y poder ordi­
nario, así lo pronunciam os y declaram os y juzgam os p o r la dicha A utoridad
A postólica y O rdinaria en estos escriptos, y por ellos.
D ada y pronunciada fue esta sentencia en la dicha villa de A lcalá de H enares
por el dicho Señor A rzobispo, día y m es y año susodicho, testigos que fueron pre­
sentes para esto especialm ente llam ados y rogados.
Los honrados, el doctor Pedro Rodríguez Peñalver, rector de Rejas; e el bachi­
ller A lfonso M exía; el el bachiller Iñigo López A guado (fol. 44v), canónigo de
Alcalá, del consejo del dicho señor A rzobispo; e Pedro G óm ez de V illanueva, regi­
dor de la villa de Talavera; e Juan M éndez, secretario de dicho señor A rzobispo. Va
enm endado. A rchiepiscopus Toletanus. (Rúbricas). (Enm iendas).
E yo, Pedro de la Puente, canónigo de la iglesia colegial de A lcalá, vicario de
Brihuega, notario público apostólico y secretario del dicho señor A rzobispo, fui
presente a la presentación de la dicha bulla, de suso incorporada, e presentación de
los dichos tratados e escripturas de suso presentadas, e al juram ento e deposición
de los dichos testigos e a la fundación de la dicha escriptura e a todo lo otro que
dicho es en uno con los dichos testigos. Y este público instrum ento fiz escribir yo,
ocupado de otros negocios, en el cual vi al dicho señor A rzobispo firm ar de su n om ­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
bre, e va sellado de su sello (fol. 45) pendiente, im preso en raxa de palo, pendiente
en cinta de seda azul.
E va escripto en quarenta e cinco fojas de pergam ino, señaladas e rubricadas
encim a e de yuso con m is señales e rúbricas acostum bradas. E van las enm iendas
en fin de toda la escriptura antes de la firm a de dicho señor A rzobispo. Las quales
dichas fojas se cuentan con esta en que acaba mi subscripción.
Por ende, en testim onio de verdad, fis aquí mi signo. P. de Ponte, apostolicus
notarius.
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PEDRO GUTIÉRREZ DE SALAZAR (1818-1888?),
UN FUNCIONARIO TOLEDANO
EN LA ADMINISTRACIÓN FILIPINA'
Antonio Caulín Martínez
De los cientos de funcionarios civiles destinados al A rchipiélago filipino en la
segunda m itad del siglo X IX , varios fueron originarios de los pueblos de Toledo,
po r lo que Pedro G utiérrez de S alazar sería uno más entre éstos si no fuera porque
protagonizó y describió una serie de acontecim ientos cruciales para com prender la
acción de gobierno del prim er gobernante en el A rchipiélago, enviado desde la
Península tras la «gloriosa» revolución de 1868.
A esta circunstancia se añade el que la figura de G utiérrez de S alazar posea por
sí m ism a un conjunto de valores que le hacen destacar de la generalidad de funcio­
narios en Filipinas o fuera de aquellas islas. Por un lado, su preocupación por la
educación, que le llevó a visitar todos los colegios d e M adrid a m ediados de siglo,
y a proponer (en Puerto R ico y Filipinas) varios proyectos sobre la enseñanza diri­
gida a los párvulos, alguno de los cuales fueron aprobados; y por otro, consecuen­
cia de su form ación académ ica en Filología C lásica, desarrollar una actividad
docente en las U niversidades de O viedo y Z aragoza y publicar dos cuadros sinóp­
ticos de las lenguas caldea, hebrea y árabe.
A unque alejado de su tierra, G utiérrez de Salazar perm aneció vinculado a ella
por razones fam iliares, siendo más tarde su lugar de retiro. C on el inicio de sus
estudios en Jurisprudencia dejó Yepes, su pueblo natal, y m archó a Salam anca.
Posteriorm ente se dom icilió en M adrid, pero tras su jubilación m enciona en uno de
sus escritos el retiro en su tierra, probablem ente C orral de A lm aguer, donde esta­
ban enterrados sus padres, lugar en el que perm aneció hasta el final de su vida,
inm erso en estudios filológicos.
El interés por la educación, la escasa, pero intensa actividad docente, se oscu­
recen en la biografía del funcionario toledano ante lo que he m encionado al prin­
cipio: el ser protagonista activo de algunos hechos ocurridos durante el período de
m andato del G obern ad o r G eneral de F ilipinas, C arlos M aría d e la Torre
N avacerrada (1869-1871). D urante este bienio desem peñó dos cargos el funciona­
1
E ste artícu lo e s un resum en de u n a p arte, en un p ro y ecto m ás am plio, la tesis doctoral, que sobre
histo rio g rafía filip in a del sig lo X IX el a u to r se e n cu en tra e m b a rc ad o co m o d o cto ran d o en el
D ep artam en to de H isto ria C o n te m p o rá n ea d e la U .N .E .D ., trab ajan d o bajo la direcció n del pro feso r
del C en tro de E stu d io s H istó rico s (C SIC ), don L ean d ro T orm o Sanz.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
rio, entonces cesante, G utiérrez de Salazar: Presidente de la Real M esa d e la
M isericordia y abogado de la Sociedad Económ ica de A m igos del País de Filipinas.
Consecuencia de los puestos que cada uno de estos dos personajes desem peñaba y
del desarrollo de sus funciones, uno desde la Jefatura general del A rchipiélago y
otro desde una tradicional institución benéfica, surgió el enfrentam iento, lo cual
acarreó que G utiérrez de Salazar criticara por m edio de la publicación de un folleto
político, la acción de gobierno de la m áxim a autoridad del A rchipiélago, especial­
m ente en lo referente a sus relaciones con la M esa de la M isericordia, la Sociedad
E conóm ica de A m igos del País y su política de depuración entre los funcionarios
no acólitos al nuevo régim en, entre otras cosas.
En esta época parece com ún la práctica de la renovación de los funcionarios que
no com ulgaban con las nuevas ideas, en este caso, las em anadas de la revolución de
1868. Carlos M aría de la Torre, en consecuencia, condenó al ostracism o a varios de
estos funcionarios, todos ellos m iem bros de la M esa de la M isericordia. G utiérrez de
Salazar, tituló con ironía su folleto Las Proscripciones d e S ila 2, calificando así esta
política de depuración y parangonando a D e la Torre con el dictador ro m an o 3.
Este folleto, publicado en M adrid en 1870, le valió a Pedro G utiérrez d e Salazar
un salto a la escena de la opinión pública y a la apertura de un proceso ju d icial que
le llevó a presidio durante varios m eses en Filipinas. E ntre otras cosas en el folleto
político, G utiérrez de Salazar hacía una serie de predicciones en form a de adver­
tencia al G obernador G eneral, en el sentido de que en caso d e continuar con la polí­
tica d e favorecim iento de los elem entos liberales del país (una élite preparada inte­
lectualm ente e inclinada hacia la independencia), abocaría su régim en a una
sublevación. E sta prem onición, realizada por un buen conocedor de la realidad fili­
p in a 4, se cum plió en el m es de enero de 1872, a los pocos m eses d e que D e la Torre
abandonara el poder. Es lo que el historiador filipino A ntonio M olina h a llam ado
«la algarada d e C avite»5. Las críticas llovieron sobre Carlos M aría d e la T o rre6,
G utiérrez de Salazar fue excarcelado y el centenar de páginas titulado Las
Proscripciones de Sila ha pasado a la historiografía filipina com o una referencia
obligada en el estudio de este período. El ilustre filipinista y bibliógrafo W enceslao
E. R etana recogió en su A parato B iliográfico bajo el núm . 1.247 este «folleto de
gran interés político»
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G u t i é r r e z d e S a l a z a r , P edro: L as P ro scrip cio n es d e Sila (rem edo de) en F ilipinas. Im p ren ta de
F lo ren cio G a m ay o , M ad rid , 1870.
« S ila [83-79 a .c .] im ag in ó u n m ed io seguro y rá p id o para d e se m b a ra z arse de sus en em ig o s: m andó
h acer listas d e p ro sc rip c ió n en d o nde fig u raran los no m b res d e las p erso n as que d e b ía n se r e je c u ta ­
das». G rimberg , C ari. Roma. M onarquía, república, im perio... caos. H isto ria U n iv ersal, vol. 3,
B arcelo n a, 1982, pág. 131.
C o m o fu n c io n a rio e n la ad m in istració n filip in a en v arias islas cerca n a s y lejan as a M an ila y luego
c o m o ab o g ad o , G u tiérrez de S a la z ar v iv ió en F ilipinas d u ra n te qu in c e añ o s (1 8 5 5 -5 9 y 1862-72).
M o l i n a , A n tonio. H istoria d e F ilipinas, to m o I , Ediciones C ultura H ispánica, M adrid, 1984, pág. 250.
S o b re la re so n an c ia a nivel de la p ren sa, co n co m e n tario s a fa v o r y en c o n tra re la tiv o s a la gestió n
d e D e la T o rre, p u ed en co n su ltarse las p ág in as 286 a 300 d el a rtíc u lo d e L e a n d ro T ormo S anz . «La
H u elg a d el A rsen a l de C av ite» en A nuario d e E stu dios A m ericanos, X X X V , S evilla, 1978.
A ñ a d ien d o q u e «el a u to r d eb ió d e se r tem p eram en to m uy d a d o a la lucha, e x am in an d o el m ando del
G en eral la Torre... lo ju z g a d e la m a n e ra m ás acre; lo c o n d en a franca, re su elta y categóricam ente.
T iene e ste fo lleto m uchas notas a g re siv a s d e carác te r p e rso n al, n o só lo p a ra la Torre, sin o para o tras
perso n as, co la b o ra d o ra s d el C ap itán G en eral...» . R e t a n a , W enceslao E. A p a ra to B ibliográfico de
la H istoria G en era l d e F ilipin as [E dición facsím il de la p u b lic a d a en 1906 p o r la C o m p a ñ ía G eneral
d e Tabacos d e F ilip in as] H isto rical C o n serv atio n S ociety, 3 vols., M anila, 1964, II, pág. 767.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
* * * * *
Pedro G utiérrez de Salazar y Sánchez nació en 1818 en Y epes8, un pequeño pue­
blo toledano que contaba unos 3.000 habitantes a principios de la pasada centuria '.
D espués de realizar los prim eros estudios en su villa natal se traslada a Salamanca,
donde estudiaría D erecho y más tarde Filosofía y Letras m. D esconocem os el oficio,
profesión o cargo que desem peñara su padre, pero su fam ilia debía tener una posi­
ción económ ica holgada que le perm itió realizar aquellos estudios d e ju risp ru d en ­
c i a 11. D os años m ás tarde, el 20 de octubre de 1838, recibió el grado de B achiller a
claustro pleno en jurisprudencia, obteniendo la Licenciatura el 23 de enero de 1841
po r la U niversidad de Salam anca, ejerciendo com o abogado desde entonces hasta su
entrada en la A dm inistración ya en F ilip in a s13 y con posterioridad, desde 1866 a
1872, en el A rchipiélago, exceptuando los m eses que perm aneció en presidio. En
1845 contrae m atrim onio a la edad de 27 años, desconocem os el nom bre de su
esposa, pero sus apellidos fueron Vela Irisarri13.
La preocupación por los m étodos de enseñanza y educación le llevará a pro­
fundizar en su estudio y a aplicarlos en
«...las E scuelas de párvulos, en 1848, 1850 y 1851 (y visitó todas las de
M ad rid , el C o leg io de S ordo-M udos y C ieg o s y casi to d o s los
E stablecim ientos de instrucción de M adrid, la E scuela N orm al de M aestros,
los Institutos de N oviciado y de San Isid ro ...» 14
Este m ism o año (1851) cursó y aprobó el 8.° año de Jurisprudencia. Al año
siguiente term ina su bachillerato 13 en F ilosofía y L etras, enseña gratis lengua
hebrea a varios altos personajes de la vida política y social del m o m en to 16. C on esta
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«L a M uy L e a l v illa de Y epes se en cu e n tra situ a d a en e l e x tre m o d e la M esa d e O caña, a 7 20 m etros
sobre e l n iv e l del m ar, en tierras to led an as d istan tes d e la capital d e la p ro v in c ia 4 5 kilóm etros.
T ien e u n a su p erfic ie d e 85 k iló m e tro s cu ad rad o s, lin d an d o al N o rte co n C iru e lo s; E ste, C ab a ñ a s de
Yepes y O c añ a ; Sur, H u e rta d e V aldecarábanos y O este c o n V illaseq u illa d e Y epes». T r i l l o S i a b a ,
T irso. B reve historia d e Yepes. T em as T oledanos, 19. In stitu to P ro v in cial d e In v e stig a cio n e s y
E stu d io s T o led an o s, D ip u tació n P ro v in cial d e T o led o , 1982, pág. 5.
G u tiérrez de S a la z ar m en cio n a en u n a c arta p a rtic u la r a C án o v as d el C astillo fe c h ad a en M an ila el
2 3 d e m arzo d e 1866, q u e en e l e sc u d o d e a rm a s d e su fa m ilia re z ab a « P o r tu R e y y p o r tu L ey»,
A rch iv o H istó ric o N acio n al, S ecció n de U ltram ar, le g a jo 2 ,2 0 8 [en ad elan te A .H .N ., la sec c ió n será
siem pre U ltram ar, p o r lo q u e no haré e sta e sp e c ific a ció n en pró x im as citas]. P ro ce d ía de u n a fa m i­
lia a se n ta d a e n aq u el n ú c le o d e sd e el sig lo XV: «S A L A Z A R . C asa so larie g a o riu n d a d e B u rg o de
O sm a (S o ria ), noble y ric a , e sta b a a fin c a d a u n a ra m a en Y epes y a a m ediados d el sig lo X V », T r i g o
S i a b a , Tirso. B reve h isto ria d e Yepes..., pág. 33.
Su paso p o r e l ejército fue breve (del 10 de diciem bre d e 1835 a) 5 d e enero d e 1836), gracias al pago
que realizó d e la redención o exención del servicio. A rchivo H istórico M ilitar de Segovia, Leg. G -4.538.
P o co s d a to s m ás te n e m o s sobre su fam ilia. E n u n a c a rta d irig id a al G o b e rn a d o r D e la T orre y que
in clu y e en su o b ra Las P ro scrip cio n es d e Siia (pág. 9 7 ) m a n ifie sta su vo lu n tad d e visitar la tu m b a
de sus p a d re s en C o rral d e A lm a g u e r (T oledo),
H oja d e M érito s y S ervicio s d e i Dr. D . P ed ro G utiérrez d e Salazar, A .H .N ., 2.208.
C a ria d e P e d ro G utiérrez d e S a la za r a J o sé N ica rio B ravo, A .H .N ., 2.208.
H oja d e M érito s y S ervicios... A .H .N ., 2.208.
L o s estu d io s u n iv ersitario s en c u an to a su d u ración q u e d ab a n d iv id id o s en tre s c iclos: b a ch iller (con
u n a d u ra c ió n d e tres a ñ o s y sim ilar al d ip lo m ad o actu al), lic e n cia d o (cin co años) y doctor. V id.
M o r e n o A l o n s o , M an u el. H istoriografía rom ántica españ ola: Introducción a l e stu dio d e la h isto ­
ria en e l s ig lo XIX. S erv icio d e P u b licacio n es d e la U niv. d e Sevilla. S evilla, 1979, pág. 289.
«...al D o cto r D . A d rián G a rc ía H e rn á n d ez , a l ex -D ip u tad o C om pany, a D . M an u el C ap a lle ja , y al
L icen ciad o , h o y D o c to r y C ated rátic o d e la U n iv e rsid ad C entral D . A nacleto L ongué, y al R e c to r y
lu eg o O b isp o P. C a m ó n ...» H oja d e M érito s y S ervicios..., A .H .N ., 2.208.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
sólida fo rm a ció n 17 se traslada a Puerto R ico para continuar con su labor de ense­
ñanza gratuita, en este caso dirigida a los profesores y alum nos del Sem inario
Conciliar de aquella is la ls.
H acia 1853, año en que había obtenido la preceptoría en lengua hebrea, presenta
en la citada isla un proyecto de educación y enseñanza que posteriorem ente se
im partiría en un Colegio de nueva fundación, com enzando por párvulos y que
contó con el dictam en favorable de la Sociedad de Buenas L etras y la aprobación
del G obernador G eneral N orzagaray14
Entrada en la Administración Filipina (1855-1859) y regreso
a la Península (1859-1862)
Probablem ente su carrera com o abogado hubiera sido la que le perm itiría el sus­
tento, m ientras continuaba con sus investigaciones en los m étodos de enseñanza de
los párvulos, o en el estudio de las lenguas hebrea y griega, si no hubiera sido lla­
m ado, según deducim os de la inform ación que nos brinda el expediente, por su
cuñado desde M anila, D. M anuel Vela Irisarri2U, que estaba a punto de alcanzar la
toga de m agistrado en la A udiencia de la capital fdipina, o así al m enos parece
deducirse de la trayectoria posterior del autor de L as Proscripciones d e Sila, en la
adm inistración de ju sticia del A rchipiélago. G utiérrez de Salazar m anifiestó en
varios de sus escritos (oficios de defensa en los expedientes judiciales y Las
Proscripciones de Sila) que lo que le llevó a Filipinas fue su interés por la aplica­
ción de unos nuevos sistem as de educación, tal com o hiciera en Puerto Rico, y de
hecho así se proyectó en su paso por las islas, al m enos al principio, ya que poste­
riorm ente las causas que iniciaría com o Juez en la isla de N egros, com o verem os,
le apartarían de sus altruistas pretensiones educativas durante varios años. M archa
a M anila a principios de 1855 con su m ujer y sus tres hijos.
17 M e re fie ro a la s asig n atu ras q u e cursó, ap arte de las p ro p ias de su lic e n cia tu ra en D erecho: «P a ra la
c arrera d e A d m in istra c ió n , estu d ió y ap ro b ó las asig n atu ras siguientes: 1° E c o n o m ía p olítica, 2a
D erech o p o lític o , 3 “ G e o g ra fía a stro n ó m ica, física y p o lítica, 4’ H isto ria c rític a y filo só fica de
E sp añ a. P ara la c a rre ra d e F ilo so fía y L etras: 1* D os años de H ebreo, 2* D os d e G riego, 3* E l refe­
rid o d e G e o g ra fía , 4“ L iteratu ra g en eral e sp a ñ o la , 5’ L iteratu ra c lá sic a g rie g a , 6a L iteratu ra latin a, 7a
M etafísica, 8‘ E stu d io s clásico s sobre autores griegos, 9a E stética, 10a H isto ria U niversal; y n o ha
su frid o e x am en , au n q u e e stu v o m atricu lad o d e las a sig n atu ras d e H isto ria d e la F ilo so fía, lengua
Tagalog e H isto ria de las Indias in g lesa y h o lan d esa, e Islas F ilipinas.» Idem .
18 Idem .
19 Idem .
20 M an u el Vela Irisarri fue m ag istrad o d e d ich a A u d ie n cia d e 1856 a 1864 [A .H .N . L eg. 2.208] y es
p o sib le q u e le p ro m etiese alg ú n p u esto en la a d m in istración, q u e c o m p a tib iliz a ría co n sus investi­
g acio n es e d u ca tiv a s. N o o b stan te, e sta h ip ó tesis d e trab ajo se c ontrapone a la o p in ió n ex p resad a p o r
un p re stig io so C o m isario R eg io en a q u ellas islas, en e l sentido de q u e «los m agistrados se distin ­
guen, g e n eralm en te h a b lan d o , de los d em ás fu n cio n ario s p ú b lic o s en la g ra v e d ad y re c o g im ie n to y
g o zan del p re stig io tra d ic io n a l p o r u n a p arte, y d e la co n sid eració n y prestig io p o r otra...» P a t r ic io
d e l a E s c o s u r a , M em oria so b re F ilipinas y Joló, R ed actad a en 1863 y 1864 p o r e l E xcm o. Sr. D.
. Im p ren ta d e M an u el G . H ern án d ez, M ad rid , 1882, pág. 39. T anto en la g u ía d e 1860 co m o en
la d e 1861, M an u e l V era Irisarri fig u ra c o m o O id o r de la A u d ien cia y desem p eñ an d o la pre sid en c ia
d e las C o m isio n es q u e le co rresp o n d ían . Vid G uía d e fo r a ste r o s en F ilipinas p a r a el a ñ o 1860.
Im p ren ta d e A m ig o s d el País d e F ilip in as, M an ila, 1859, págs. 81 y 82 y G uía d e fo r a ste r o s en
F ilipin as p a r a e l añ o 1861. M an ila, 1861, págs. 84 y 85.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
C om o abogado, residente ya en M anila, solicitó, en agosto de ese a ñ o 21, una
plaza com o interino en la A dm inistración por este orden de preferencia: Secretario
de A cuerdo de la A udiencia de M anila, R elator de la m ism a, A lcalde o una
Tenencia de G obierno en cualquier is la 22. El p rim er puesto que desem peñó en com i­
sión o com o interino fue el de R elator auxiliar d e la R eal Audiencia de M a n ila” .
U nos m eses m ás tarde fue propuesto por el R eal A c u e rd o 24 com o Teniente
G obernador de las Islas Batanes (en el extrem o norte del país) el 23 de ju n io de
1856” .
C om o vem os, una rápida carrera con las congratulaciones de sus superiores, en
la que es probable que a los m éritos propios del toledano se uniera un a ayuda nepótica de su cuñado desde la A udiencia en M anila. Ya en esta ciudad, com patibilizó
su puesto com o A bogado Fiscal del Juzgado G eneral d e la Real H acienda26 con el
de Abogado A uxiliar interino de la Audiencia, cargos que desem peñó en los últi­
m os m eses del año 185621.
En cuanto a su faceta com o pedagogo, al poco tiem po de ser adm itido en 1856
com o m iem bro en la Sociedad Económ ica de A m igos del País de Filipinas, insis­
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A rgum entando q u e había ejercido su profesión de abogado p or espacio de 14 años «sin haber sido nunca
m u lta d o ni a p ercib id o » . Resum en d e l expedien te d e D. P edro G utiérrez d e Salazar. A .H .N ., 2.208.
C o m o m ás ad elan te se ex p lica detalladam ente, la A u d ien cia podía constituirse en «R eal A cuerdo»
ejerciendo fu n cio n es de tipo consultivo. Pedro G u tiérrez d e Salazar solicitó se r Secretario d e e ste R eal
A cuerdo en p rim er lugar. El R ela to r e ra e l funcionario d e la A udiencia encargado de h a ce r relación de
los autores o ex p ed ien tes, así co m o d e los acuerdos adoptados por ésta. A lcalde m ayor fue la d en o ­
m inación q u e se a plicó a los ju e c e s encargados de los asu n to s en p rim era instancia (aunque n o en todas
las provincias), estaban divididas, dependiendo d e las atribuciones y niveles de c om petencia p ara ju z ­
g a r en alcaldía de entrada, ascenso o térm ino. L os tenientes d e gobiern o eran los asesores en tem as
ju d iciales en aq u ellas provincias caren tes de Ju zg ad o y en las q u e la ju stic ia e ra c om petencia del
G o b ern ad o r p o lítico militar. V id. G uía d e Forasteros en F ilipinas p a r a e i año 1860, Im prenta de
A m ig o s del País, M anila, 1859; G uía d e F orasteros en F ilipinas p a r a el año 1861, Im prenta de
A m igos d el P aís, M anila, 1860; C a b e z a s d e H e r r e r a , José. A puntes H istóricos sobre la organización
Político-A dm inistrativa d e Filipinas. E stablecim iento Tipográfico C iudad C ondal, M anila, 1883;
G u ía O ficial d e las Islas F ilipinas p a ra 1893. Secretaría G eneral d el A rchipiélago, M anila, 1893.
C arg o q u e d e se m p e ñ ó d e sd e e l 8 d e o ctu b re de 1855, p ercib ien d o u n sueldo d e 6 00 pesos. O cupó
e sta p la z a d u ra n te q u in ce m eses, co n cretam en te h asta el p rim ero de m arzo de 1856. H oja d e M éritos
y Servicios... A .H .N ., 2.208.
L a A u d ien cia d e M an ila p o d ía co n stitu irse e n « R eal A c uerdo» dese m p e ñ a n d o fu nciones d e tip o
c o n su ltiv o en e l orden p o lítico , ad m in istrativ o y e co n ó m ico . L a acción le gislativa, con la c o n fo r­
m id ad del G o b e rn a d o r S u p erio r y d el R eal A cu erd o , d e b ía p u b lic a rse y las c o m p e ten c ia s sobre las
cu ales d e b ía s e r o id o q u ed an reco g id as en la R eal C éd u la d e 30 d e e n ero d e 1855. V id. C a b e z a s d e
H e r r e r a , Jo sé. A puntes H istó rico s so b re la organización P o lític o A dm in istrativa d e F ilipinas.
E sta b le cim ien to T ip o g ráfico C iu d ad C o n d al, M an ila, 1883, pág. 3.
D esem p eñ ó e sta plaza só lo u nos m eses h a sta e l 25 d e o c tu b re d e ese m ism o año, au m e n tan d o su
su eld o h a sta lo s 1.000 pesos. A l m es d e in c o rp o ra rse so licitó una p la z a d e T e nencia de G o b iern o en
pro p ied ad o de R elator. En este sen tid o el R eg e n te d e la A u d ie n cia m anifestó q u e «... [era] acreedor
a e sta g racia p o r lo s servicios que co n el m a y o r celo, ap titu d y p ro b id a d hab ía p re stad o d e se m p e ­
ñ an d o p o r e sp a c io d e 15 m eses u n a p la z a de R elator, p o r lo q u e esp e ra b a q u e si co m o p ro p o n e este
m ism o co rreo se a u m en ten la s R elato rías, se le ag racie co n una d e ellas.» R esum en d e l expediente...,
A .H .N ., 2.2 0 8 ,
L a H acien d a, c u y as c o m p eten cias y e stru ctu ra fue c am b ian d o a lo largo del sig lo X IX , c o n ta b a
en to n ces con un T ribunal co m p u esto p o r u n p resid en te, v arios m inistros, un fiscal, un secretario y
varios co n ta d o re s d e 1.*, 2." y 3.* clase. E s c o s u r a , P atricio d e la. D iccion ario U niversal d e D erecho
E spañol, to m o III, M ad rid , 185 3, pág. 4 6 8 , V id. G uía d e F orasteros en F ilipinas p a r a el año ¡ 8 6 0 ,
y J. C a b e z a s d e H e r r e r a , A puntes históricos...
C o m o A b o g a d o A u x ilia r in te rin o d el 25 d e o ctu b re a l 31 de diciem b re d e 1856 y c o m o A bogado
Fiscal d el 11 d e diciem b re a l 31 d el m ism o m es y añ o . H oja d e M éritos y S ervicios..., A .H .N ., 2.208.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
tió sobre su proyecto de educación y enseñanza, aunque sólo le fue aprobado lo
relativo a la educación de p árv u lo s28.
El G obernador G eneral le envió com o Teniente G obernador a Iloilo, en la Isla
de Panay. D esem peñó el cargo tan sólo unos m eses, hasta el 1 d e noviem bre de
aquel m ism o año cuando contaba con 39 años de e d a d 29. Tan sólo perm aneció dos
m eses cesante, ya que por decreto de 8 de febrero de 1858 fue nom brado por el
Gobernador Superior, com o Alcalde M ayor en comisión del término d e Pangasinam.
Posteriorm ente ocupó el cargo de Secretario del Real Acuerdo a finales de ese año
y en enero de 1859, con recom endación30 del Capitán G eneral, volvió a solicitar un
puesto en la adm inistración de ju sticia filip in a31. N o obstante esta nueva recom en­
dación no se n a tan efectiva, al m enos de form a inm ediata, y a que no volvería a tra­
bajar en la adm inistración filipina hasta el 13 de ju n io de 1862.
De nuevo en la Península (1859-1862), prosigue con sus investigaciones ed u ­
cativas que había dejado cuatro años atrás. Su form ación e interés en filología le
abrieron las puertas de las universidades de O viedo y Zaragoza ", com o C atedrático
Interino de H ebreo. En esta época publicó dos cuadros sinópticos de las lenguas
caldea hebrea y árabe com paradas. L levaba sólo un año en la Península cuando
recibió, en abril de 1861, un nuevo nom bram iento en la carrera ju d icial en el archi­
piélago. Tom ó posesión de su nuevo destino, en la Isla de N eg ro s13, el 13 de ju n io
de 1862. E n su Hoja de M éritos y Servicios reza que desem peñó este cargo hasta el
20 de febrero de 1866, si bien, com o verem os, fue ilegalm ente trasladado a Iloilo
tal y com o años después se pronunciaría el Tribunal Suprem o.
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« ...p ara d e m o stra rle [a la S o cied ad E co n ó m ica d e A m igos d el País] la v erdad y sen cillez d e su
m étodo, se e n ca rg ó en e l C onsulado [sic] d e u n a c áted ra d e F rancés, que só lo c o n ta b a c o n 10 a lu m ­
nos y d io 5 0 leccio n es a 60 alu m n o s, q u e al cesa r é l p o r su salid a p ara Iloilo, ab an d o n a ro n la clase.
D os c o m isio n es de la S o cied ad E co n ó m ica y de la Ju n ta d e C o m e rc io a p reciaro n favorablem ente
los re su lta d o s d el m éto d o .» Idem .
D eb ió d e g o z a r d e la estim a d e sus su p erio res an te e l interés d e m o stra d o en b u sca r so lu cio n es a
d e te rm in a d o s p ro b lem as. En su H o ja d e M érito s y S ervicio s fig u ra un ap artad o co m o SE R V IC IO S
E S P E C IA L E S E N L A C A R R E R A , y c o n c re ta m e n te d u ra n te su m a n d a to c o m o T e n ie n te
G o b e rn a d o r e n Iloilo, « ...red actó en 1857 d o s circulares [sic] con instru ccio n es c la ra s y b rev es p a ra
las fo rm ac io n e s d e las p rim eras d ilig e n c ia s en las cau sas so b re v agancia y so b re m u erte d e lo s reos
q u e se resisten a las in tim id acio n es d e la ju stic ia : c ircu lares q u e fueron ap ro b ad as c o n d ic ta m en m uy
fav o rab le d e los F iscales d e S.M . p o r la A n tig u a A u d ie n cia y C h an c ille ría d e M anila. C om o tal
T eniente G o b e rn a d o r e v ac u ó un in fo rm e co n o b serv ac io n e s im portantes so b re la a d m in istra ció n de
ju stic ia, en c o n te sta c ió n al in terro g ato rio q u e lo d irig ió el señ o r M in istro V isitador d e los d istritos
de V isayas, D . Jo sé M an u el A g u irre M ira m ó n .» Idem.
A lo larg o d e l ex p ed ien te q u e m a n e jam o s ap arecen v arias d e esta s re c o m e n d ac io n e s, p a ra u n p uesto
d e trab ajo en la A d m in istració n filipina, ta n to d el G o b e rn a d o r G e n eral c o m o d e la A udiencia.
« M an ila, 27 d e E n e ro d e 1859. E l G o b e rn a d o r G en eral re m ite con re co m en d ació n u n a n u e v a ins­
tancia d e D . P e d ro G u tiérrez d e S a la z ar en la q u e d e n u evo ex p o n e sus m éritos, a los q u e ag re g a el
h ab er d e se m p e ñ a d o aq u ella S ec re ta ría d e A c u erd o m ereciendo c o m p le to e lo g io de a q u e lla c o rp o ­
ració n y s u p lic a se le co lo q u e en u n d estin o d e la c a rre ra ju d ic ia l.» R esum en d e l expediente...
A .H .N ., 2.2 0 8 .
S eg ú n d isp o sic ió n d e m ay o d e 1860 d e la D ire c ció n G e n eral d e In stru cció n P ú b lica o b tu v o e sta
c áted ra c u al d e se m p e ñ ó del 2 2 -V -1 8 6 0 a l 14-V I-1862. Idem .
«N E G R O S (Isla de), p ro v in c ia , en V isayas [A rc h ip ié la g o de], al S u r d e L uzón... El te rre n o e s b a s­
tan te a c c id e n ta d o y fértil... E l c o razó n d e la Isla p erm an ece inexplorado. S e h a b la el c eb u a n o y
p an ay an o . B ac o lo d e s la c ab e c e ra d el d e strito co n 8 .7 1 3 h a b ita n tes.» G o n z á l e z F e r n á n d e z ,
R am ó n . M a n u a l d e l via jero en F ilipinas. E stab lecim ien to T ip o g rá fic o d e S a n to T om ás, M anila,
187 5, pág. 4 4 5 .
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Regreso a Filipinas y enfrentamiento con las autoridades de Negros
( 1862- 1866)
A su llegada a la Isla de N egros se interesó en buscar soluciones al tradicional
retraso en la adm inistración poniendo en práctica una serie d e m étodos que acele­
raron los procedim ientos de tram itación, lo que le valió el reconocim iento de sus
superiores ” , E sta circunstancia y su expediente personal anterior, contrastan fuer­
tem ente con lo ocurrido con posterioridad a su enfrentam iento con el G obernador
de la Isla de N egros y con el G obierno Superior del A rchipiélago.
D etectó una serie de irregularidades, que atribuyó entre otros y principalm ente
al gobernador provincial m ilitar35 de la isla, D. B erem undo A randa*. Estas irregu­
laridades quisieron ser esclarecidas en un principio, m ediante la incoación de las
correspondientes causas en la A lcaldía M ayor encargada al Juez G utiérrez de
Salazar, surgiendo con posterioridad el enfrentam iento personal entre am bas auto­
ridades, y en el fondo, entre el poder m ilitar (representado p o r B erem undo A randa
G obernador de la Isla de N egros) y el judicial (representado por G utiérrez de
Salazar, Juez de la m ism a) y!.
Intervino el G obernador Superior del A rchipiélago, no en favor de ninguna de
las dos autoridades (al m enos así cabe deducirse de sus m anifestaciones), pero per­
judicando al Juez de N egros. Tras la apertura del correspondiente expediente, la
Sala de G obierno de la A udiencia de M anila, acordó trasladar a Pedro G utiérrez de
Salazar en enero de 1864 a la A lcaldía M ayor 2* de Iloilo y al funcionario que
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A sí m ism o y d e sp u é s de u n año d e trab ajo , e l 3 0 d e ju n io de 1863, «...elev ó a la R eal A u d íe n d ia un
inform e lu m in o so sobre e l d istrito d e la Isla d e N eg ro s, d e sc rib ien d o su tiporafía, po b la c ió n e h is­
to ria y e l e sta d o n o rm al e in telectu al d e sus h ab itan tes, p ro p o n ien d o refo rm asen la adm in istració n
de ju stic ia. Tan im p o rtan te se h a c o n sid erad o este trab ajo p o r e í Sr. F isc al d e S .M . y p o r la R eal
A u d ien cia, q u e se h a m an d ad o p a sa r c o p ia d e é l a l G o b ie rn o su p erio r d e las islas p o r las reform as
qu e se p ro p o n ían resp ecto a A d m in istra c ió n y G o b iern o , y o riginal al e x p ed ien te de refo rm a g e n e ­
ral d e los ju z g a d o s del territo rio ; ú n ico tra b a jo h e ch o p o r los Ju eces d el T erritorio, que c o rre con las
n u m ero sas p ie z as d e e ste ex p ed ien te.» H o ja d e M é rito s y S ervicios..., A .H .N ., 2.208.
E n el e x p ed ien te q u e m an ejam o s a p arecen las a b rev iatu ras p.m ., sig u ie n d o a la p a la b ra gobernador,
en o c asio n es se su stitu y en p o r g o b e rn a d o r p ro v in cial m ilitar y en o tras p o r g o b e rn a d o r p o lític o m ili­
tar.
« A p én d ice III... G o b ern ad o res p o lítico m ilitares. B erem u n d o A ran d a (1 8 6 0 -1 8 6 4 )» . M a r t ín e z
C u e s t a , A n g el. H isto ria d e la isla d e N egros. F ilip in a s (1565 -1 8 9 8 ). P o n tificia U n iv ersitas
G reg o rian a. M ad rid , 1974, pág. 142.
C o n fe c h a 14 d e ju n io d e 1865 a p a re c e , en el e x p e d ie n te que m a n e ja m o s , u n a n o ta d el d ire c to r
d el N e g o c ia d o d e J u stic ia so b re e l e sta d o a ctu al d e l m ism o , en e l q u e se a lu d e al e n fre n ta m ie n to
en tre e l p o d e r m ilita r y lo s ju e c e s : «N O T A . E n e l a c tu a l e s ta d o d e e ste a su n to : n o h a b ié n d o se
a cu d id o a la p ro p u e s ta d e se p a ra c ió n d e D . P e d ro G u tié rre z S a la z a r al tie m p o en q u e p o r p rim e ra
v ez se h iz o p o r e l G o b e rn a d o r S u p e rio r C iv il d e F ilip in a s: n o c o n sta n d o e n e l e x p e d ie n te la o p i­
n ió n q u e h a y a p o d id o fo rm a r la A u d ie n c ia d e la c o n d u c ta d e d ic h o A lc a ld e M a y o r y p u d ie n d o
se r é sta m e n o s d e sfa v o ra b le al m ism o q u e la m a n ife s ta d a p o r e l G o b e rn a d o r, p u e s n o e s ra ro v er
qu e los C a p ita n e s G e n e ra le s d e U ltra m a r p ro p e n d e n a fa v o re c e r y a p o y a r a la s a u to rid a d e s m ili­
ta re s en su s e n c u e n tro s y d e sa c u e rd o s c o n las ju d ic ia le s , a trib u y e n d o m ás im p o rta n c ia y v a lo r
n o s iem p re ju s tific a d o s a lo s in fo rm e s d e a q u e llo s, y d e b ie n d o e s ta r m u y a d e la n ta d o , tal v ez p ró ­
x im o a te rm in a rs e e t ju ic io d e re s id e n c ia to m a d o a l e x p re sa d o ju e z ... e l q u e su sc rib e e n tie n d e
qu e d eb e e s p e ra rs e p a ra a d o p ta r re s o lu c ió n re s p e c to a G u tié rre z S a la z ar...» R e s u m e n d e l e x p e ­
d ie n te ... V. H e a d r i c k , D a n iel. E jérc ito y p o lític a en E sp aña. 1 8 6 6 -1 8 9 8 . T e c n o s, M a d rid , 1981,
d o n d e e l a u to r d e sc rib e lo q u e c a lific a d e im p o s ic ió n d el « m ilita rism o » en to d o s lo s ó rd e n e s.
P ág s. 157-205.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
estaba en ésta a la de N egros ’B. El hecho de que aquellas irregularidades quedasen
impunes perjudicaron el ánim o del Juez al tiem po que afilaron su ingenio para con­
tinuar luchando contra ellas.
El G obernador Superior inform ó que había tenido conocim iento de que el Juez
de N egros había dirigido al Tribunal Superior un escrito plagado de «conceptos
irrespetuosos»
proponiendo por últim o que independientem ente de la causa que
se incoase contra él, se le declarase cesante. A nte este inform e, la A udiencia nom ­
bró un Juez de residencia para que desde la Isla de N egros se instruyese una causa
y se depurasen las responsabilidades entre am bas autoridades.
A l tiem po que se estaba dilucidando en la A udiencia el inform e del G obernador
superior sobre el Juez de N egros, G utiérrez de S alazar se trasladaba a Panay, ju n to
a su m ujer y sus dos hijas, en ju n io de 1864, concretam ente a P o to ta n t0, C abecera
de la A lcaldía M ayor de Barotac Viejo (2 * de la Provincia de Iloilo en esta isla
V isaya) y al poco de instalarse en su nuevo destino su m ujer fallecía de cólera (el
3 de julio), y a los pocos m eses su cuñado, el M agistrado de la A udiencia de M anila
M anuel Vela Irisarri. G utiérrez de Salazar se queda solo con dos hijas de 17 y 11
a ñ o s41. En Barotac Viejo perm aneció poco tiem po, ya que ante la im posibilidad de
soportar los acontecim ientos fam iliares, unido a sus problem as de salud, solicitó
(según escrito posterior del G obernador Superior) una licencia de dos m eses para
restablecerse en M anila, prorrogada luego a cinco. Esto ocurría en el segundo
sem estre de 1864, durante el cual solicitó una alcaldía de ascenso o térm ino en
com isión, que se le denegó, al igual que no se le otorgó la licencia de em barque
para regresar a Negros.
U n escrito de febrero de 1865 em itido por el Juez de N egros, le recuerda a la
A udiencia de M anila las irregularidades com etidas por D . B erem undo A randa: obs­
trucción a la justicia, falsificación de docum entos oficiales, encubrim iento crim i­
nal, fraude a la H acienda Pública, violación del secreto de la correspondencia,
38
A rg u m e n ta n d o q u e «según re su lta d e los d ictám en es fiscales que se a com pañan, la tiran te z e n tre el
A lc ald e M ay o r y e l G o b e rn a d o r P.M . d e Isla d e N e g ro s es tal, que la co n v en ien c ia del servicio, el
p restig io de las au to rid ad es y las m ás elev ad as c o n sid e ra c io n e s re c la m an im p erio sam en te que se la
ju z g a el o p o rtu n o rem ed io , c o n e ste o b jeto la S ala d e G o b iern o a cordó la tra sla ció n d e D. P edro
G u tiérrez de Salazar, y q u e se reco m en d ase al G o b ern ad o r S u p e rio r la co n v en ien c ia de que p o r su
p arte se sirv iese aco rd ar tam b ién en o b seq u io d e m ejo r serv icio la traslación a o tra pro v in cia del
G o b e rn a d o r P.M. de Is la d e N eg ro s.» H oja d e M érito s y Servicios... A .H .N ., 2.208.
3 9 Idem .
4 0 L a isla de P anay, en e l a rch ip iélag o V isaya, e sta b a d iv id id a, c u an d o G u tiérrez d e S a la z ar es trasla­
dad o , en tres p ro v in cias (A ntique, C ap iz e Iloilo). E l c en so d e po b la c ió n d e la p ro v in c ia de Ilo ilo en
1863 lle g a b a a las 6 0 0 .0 0 0 p erso n as, con u n a d en sid ad sim ilar a tres v eces la que en to n ces tenia
B élgica. S u p u e rto co m ercial e ra el seg u n d o en im p o rtan cia d el A rc h ip ié la g o y P o to tan , ciu d a d a la
que h ab ía sid o d estin ad o G u tiérrez d e Salazar, c o n ta b a co n 2 0 .825 h a bitantes. G o n z á l e z
F e r n á n d e z , R. O pus cit., págs. 450 -4 5 1 .
41 « ...en 36 h o ras h a fallecid o d e d isg u sto s y del C ó le ra m i cufiado D. M an u el Vela Irisarri, P resid ente
d e la S a la 1 al c a b o d e 8 a ñ o s de M a g is tra d o sin h a b e r d e sm e n tid o ja m á s su d e lic a d e z a , su
in te g rid a d y la in flex ib ilid ad d e sus p rin cip io s, virtudes que pocos días antes de m o rir h a d ejado
c o n sig n a d a s en la re n u n c ia d e la T o g a y en u n a c a rta d ig n a d e C a tó n , e s c rita el 27 d e o c tu b re
al sr. R eg en te y c u y o co n te n id o n o p u e d o co n fia r a la plum a. El 3 de ju lio ú ltim o y en 36 ho ras y
del C ó le ra p e rd ía a m i esposa, h erm an a d e V ela, en P o to tan ...» C arta p a r tic u la r d e P edro G utiérrez
d e S a la za r a J o sé N a ca rio B ravo, M an ila 23 de n o v ie m b re d e 1864, A .H .N ., 2.208. José N acario
B rav o era co m p a ñ ero , co m o o id o r en ¡a A u d ie n cia, d el c u ñ ad o d e G u tiérrez de S alazar; G uía de
F orasteros... ¡8 6 1 , p ág . 85.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
encarcelam ientos arbitrarios, así com o puesta en libertad de presos igualm ente sin
control judicial, etc...42
Con fecha 10 de ju n io de 1865, el E x-G obem ador General de Filipinas, Rafael
Echagüe (lo había sido hasta m arzo de aquel año) dirige una carta a F em ando V ida
(D irector del N egociado de Ju sticia )43 contestando a un requerim iento de ese fun­
cionario del día ocho del m ism o mes, sobre la necesidad de llevar a cabo este cese.
D esafortunadam ente para Salazar esta carta, o la decisión del director, derivó en su
cese, haciendo caso om iso de la ilegalidad apuntada por el subordinado - n o era
com petencia de la A ud ien cia- pero sí en cam bio abriendo una puerta al posterior
recurso:
«En vista de las com unicaciones elevadas p o r el G oberandor Superior
C ivil... en las que se acred ita la in conven ien te co n d u cta o b serv ad a p o r
D. Pedro G utiérrez de Salazar... así en sus relaciones con el G obernador
político y m ilitar de la provincia com o en sus escritos altam ente ofensivos a
la autoridad del G obernador Superior Civil; considerando que p o r estos
hechos se halla sujeto a un procedim iento m andado instruir por la A udiencia
de M anila, y teniendo en cuenta que, sea cual fuere el resultado de este ju i­
cio, y aun cuando no conste que se haya dado parte de su form ación al tri­
bunal suprem o no puede tolerarse que una persona de tales condiciones de
carácter y hasta de buena crianza, continúe desem peñando las delicadas fu n ­
ciones de alcalde m ayor..., esta D irección opina que D. Pedro G utiérrez de
Salazar debe ser declarado cesante sin perjuicio del resultado en los proce­
dim ientos que contra él se han instaurado44.
En septiem bre de 1866 el Presidente del Tribunal Suprem o, por fin, d a cuenta
del expediente, pero no se adopta una resolución, perm aneciendo cesante. A quí ter­
m ina la prim era fase del proceso que tardará seis años (de 1866 a 1873) en ser
resuelto po r el alto tribunal. En abril de 1873 el Tribunal Suprem o «le absuelve
librem ente y con pronunciam ientos favorables, pero sin p eijuicio de que pueda
42
43
Resum en d el expedien te... A .H .N ., 2.208.
«... En los ú ltim o s m eses d e m i m an d o en las islas F ilip in as, y a co n se c u en c ia de in fin id ad d e q u e ­
ja s q u e tu v e d e las v ejacio n es q u e co m e tía el A lcald e d e la Isla de N egros, Sr. G u tiérrez d e Salazar,
m e vi en la n e ce sid a d de traslad arle a o tra alcald ía, d e acuerdo co n la A u d ie n cia d e aquellas Islas,
re le v a n d o tam b ién al p ro p io tie m p o al G o b ern ad o r M ilita r d e la re fe rid a Isla, p o r cu estio n e s que
h a b ía ten id o e n tre sí las d o s a u to rid ad es. O fen d id o sin d u d a d e e sta disp o sic ió n e l re fe rid o Salazar,
se d esató de u n a m a n e ra in d ig n a a c ritic a r m í d eterm in ación, e hizo varias re presentaciones a la
A u d ien cia c o n tra m i auto rid ad , y c o n tra el m ism o T ribunal que al fin se vio p re c isa d o a p ro cesarle
p o r desacato. Yo p e d í d o s v eces al G o b iern o d e S.M . q u e se le de clarase c esan te p o r c o n sid e ra r a
e ste fu n c io n a rio p erju d icialísim o al serv icio de aq u ellas Islas, p o r dísco lo , y su c a rá c te r ira scib le, y
d e n in g ú n tacto p a ra el d esem p eñ o d e su d estin o . A d em ás su p ropensión natu ral es la de m urm urar
d e su s S u p erio res. A m i lleg ad a a e sa C ap ital, tan to el Sr. E nríquez, co m o el Sr. S eijas L ozano, m e
o freciero n a cc e d e r a m i p etició n d e clarán d o le cesan te, aten d id as sus m alas c o n d ic io n es, a s í q u e se
recib iese la c o m u n ic ac ió n del R eg en te de h a lla rse p ro cesad o , y co m o m e co n sta que hay c o n o c i­
m iento tan to a n te el T ribunal S u p e rio r co m o en e se M in isterio , estim aré a V. le llam e la a te n ció n al
je fe sobre m is com u n icacio n es y lo d em ás q u e re su lta en su exp ed ien te a fin d e q u e se le separe de
su d estin o , m e d id a q u e c o n sid e ro n e ce saria si e s q u e en aquellos rem o to s p aíses se h a d e co n se rv a r
a la a ltu ra q u e d ebe el p rin cip io de A u to rid ad ...» C arla p a rtic u la r d e l G en era l R afael E chagüe a t
D irec to r d el N eg o cia d o d e J usticia d e Ultramar, F em an do Vida, so b re G utiérrez Salazar.
B arcelo n a, 11 de ju lio de 1865. A .H .N ., 2.208.
44 E scrito d el D irecto r d e l N egociado de Justicia, F em ando Vida, d e 14 d e ju lio de 1865. A .H .N ., 2.208.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
corregírsele disciplinariam ente»45. Veamos que es lo que ocurre en estos seis años
en los que G utiérrez de Salazar perm anece en Filipinas sin ser funcionario.
Política liberal del nuevo gobernador. Crítica a su actuación en el panfleto
político «Las Proscripciones de Sila». (1866-1872)
H asta este m om ento la vida de Pedro G utiérrez de Salazar era p oco m ás que la
biografía de un funcionario honesto preocupado por su trabajo y con un elevado
concepto de la responsabilidad. Pero no continuó así. Esa m ism a inquietud p o r res­
tablecer lo que a su ju icio era la verdad, la ju sticia y la legalidad le enfrentaron al
m ism o G obernador Superior del A rchipiélago entre 1869 y 1872. U n gobernador
que no era uno m ás sino el prim ero enviado por la G loriosa Revolución v‘.
H em os de tener presente que este enfrentam iento n o se produjo entre un fu n ­
cionario-subordinado y su un inm ediato superior, sino entre el abogado de la pres­
tigiosa S ociedad E conóm ica de A m igos del País de F ilip in a s47 y presidente de la
tradicional institución benéfica R eal M esa de la M iserico rd ia48 co n la m áxim a
au to rid ad d e l A rch ip iélag o . G u tié rrez de S alazar, d esco n fiad o d e la
A dm inistración de Justicia, pero decidido a restablecer lo que el creía qu e era la
verdad, optó por la denuncia pública de una serie de abusos de autoridad, atrope­
llos y depuraciones de funcionarios, que creyó injustas, m ediante la elaboración y
publicación de un folleto político titulado Las P roscripciones d e Sila. E n esta cen­
tena de páginas se vaticinaba un caos revolucionario y com o consecuencia de éste
la pérdida de la soberanía española en Filipinas. E sta serie de predicciones se
«cum plieron» en gran m edida con la «algarada de C avite», prim er alzam iento co n ­
45
E scrito d e rem isión d e la sen ten cia pronunciada en la causa d e D . P e d ro G utiérrez d e Salazar. A b ril
1873. A .H .N . U ltram ar, 2.208.
4 6 E sta rev o lu c ió n lib eral su p u so «...el acc e so a la d e m o c ra cia d e n tro d e los lím ites e stric to s d e una
rev o lu ció n b u rg u esa; u n a a p ertu ra a u to n ó m ic a y d esc e n tra liz ad a p ro p u g n a d a esp e c ia lm en te p a ra los
reg ím en es lo c a l y co lo n ial, p e ro d en tro d e lo s lím ites d e un E stado u n ita rio en el que no se c oncibe
la reg ió n c o m o sujeto d e au to n o m ía; el afán d e re fo rm ar e l ré g im e n social y p o lític o v igente en
U ltram ar, so b re la b ase d e la a b o lic ió n d e la esclav itu d ; en fin , e l e n tu siasm o p o p u la r y la sintonía
co n las c o rrie n te s lib erales y d e m o c rá tica s p re sen te s en e l resto d e E u ro p a» . J o v e r Z a m o r a , Jo sé
M aría. La civiliza ció n e sp a ñ o la a m ediados d e l s. XIX. E sp asa-C alp e, M adrid, 1991, pág. 28.
4 7 E sta so cie d a d fue fu n d ad a en 1 7 8 1 co n o b jeto d e d ed icarse a una «serie d e trab ajo s y de servicios
a la so cie d a d » sin c o n ta r «con recu rso s m ateriales, ni rem o tam en te p ro p o rcio n a d o s a la m agnitud
de su o b je to , y q u e se lan zab a n ada m en o s q u e a tra b a jo s d e fo m e n to y de civ iliz a ció n de un país
virgen». E n e ste a se rto p u ed e c o n d en sarse e l e sp íritu q u e in sp iró a la S o c ie d a d E c o n ó m ic a de
A m ig o s d el País. E n la p ráctica d ia ria se c o n ce d ía n p réstam o s a bajo (o nin g ú n ) interés y a la p u b li­
c ac ió n d e o b ra s técn icas p a ra fo m e n to de a ctiv id ad es e co n ó m ica s y cu ltu rales. G o n z á l e z
F e r n á n d e z , M . O p u s c it., p á g s. 172-178.
4 8 «L a H e rm a n d ad d e la M ise ric o rd ia se fu n d ó el 16 d e ab ril de 1594, con o b je to d e e je c u ta r santas
obras c u y o n o m b re in v o cab a, m ed ian te las lim o sn as d e los aso ciad o s. E n tre la s o b ra s d e m iserico r­
d ia p re v a le ció la d e re c o g er n iñ a s h u érfan as y d e sv a lid a s de esp añ o les p a ra c ria rla s y e d u ca rlas, con
c u y o o b je to erig ió se el R eal C o le g io d e S an ta Isabel. T anto éste c o m o la R ea l C a s a d e la
M ise ric o rd ia e stá n d irig id o s p o r u n a Ju n ta A d m in istrad o ra, c o m p u e sta d e u n p re sid en te, que es el
A rzo b isp o d e M an ila; un v ice-p resid en te, q u e es P ro v in cial de la O rd en A g u stiniana; un inspector,
q u e e s el P ro cu rad o r G en era! d e la m ism a orden; n u e v e v o c ales un o de los cu ales re p re se n ta al
C o n sejo d e A d m in istra c ió n , o tro a l C ab ild o E c le siástic o , o tro a la A u d ie n cia, o tro a l E jército y o tro
al A y u n tam ien to d e M an ila, sien d o ad em ás los v ecin o s pu d ien tes d e la C ap ital, y un sec re ta rio -co n ­
tador. G uía O ficia l d e las Islas F ilipinas p a r a 18 9 3 , pág. 197.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
tra el gobierno esp añ o l49 e inicio de la decadencia del dom inio hispano en aquel
archipiélago. C on este hecho, y aquí reside la im portancia del funcionario tole­
dano y de su panfleto, se catapultaron a la escena de la historia no y a local sino
nacional, constituyendo una fuente im prescindible para el conocim iento de este
período. Pero veam os sucintam ente qué es lo que sucede durante el p eríodo que
transcurre desde 1866, año en que conoció el cese decidido p o r el M inisterio de
U ltram ar, hasta la algarada de C avite en enero de 1872. C om o dije m ás arriba, en
septiem bre de 1866 se da cuenta en el T ribunal Suprem o del expediente seguido
contra G utiérrez de Salazar, pero no se adoptó resolución alguna. G utiérrez de
Salazar perm anecerá en M anila, probablem ente ejerciendo com o abogado y pre­
parando su doctorado en ju risprudencia por la U niversidad de M anila, que obten­
dría el 26 de abril de 186850.
En la Península por aquel entonces se libraba una batalla por el reconocim iento
de las libertades, triunfando las nuevas ideas en septiem bre de 1868. El nuevo
Gobierno envía a Filipinas a Carlos M aría de la T o rreSI, am igo directo de Prim ,
com o G obernador y Capitán General. Cuando el 23 de ju n io de 1869 tom a posesión
de su cargo, en un discurso inicial expuso un program a político liberal. E n él los
gobernantes trabajarían para el pueblo, velarían por su seguridad y progreso y segui­
rían las pautas del liberalism o de corte europeo recogido en la constitución del 69.
U na de sus prim eras observaciones fue la lenta m aquinaria burocrática de la
adm inistración, centralizada, con exceso de com petencias para el gobernador supe­
rior, abusos y arbitrariedades p o r parte de sectores del funcionariado, la ausencia de
una inspección y fiscalización de éstos, la falta de recursos hum anos y m edios
m ateriales, etc...52, a lo que había que añadir las dificultades inherentes al determ inism o geográfico del A rchipiélago. P or este m otivo, durante su m andato acom ete­
ría una serie de reform as 53: en la Adm inistración en general a fin de agilizarla y
hacerla m enos propensa a los abusos y arbitrariedades de los funcionarios; en el sis­
tem a ju d ic ia l del A rchipiélago55; y en la educación, especialm ente en lo tendente a
49
L ean d ro T o rm o Sanz, en su e x te n so artícu lo L a H uelga d e l A rsen al d e C avite en 1872 (« A nuario
de E stu d io s A m e ric a n o s» , to m o XXV, S ev illa, 1978) an aliza la c o nfusión, que trad icio n alm en te se
h a m a n te n id o en la h isto rio g rafía, d e a trib u ir c o m o c au sa d el M o tín d e C av ite la h u e lg a laboral de
los o b re ro s d e l A rsenal.
5 0 Resum en d e l expediente... A .H .N ., 2.208.
51 E n c u an to a su b io g rafía y perío d o d e g o b ie rn o p u e d e c o n su ltarse R e b a ñ a l R a s , Jerem ías: E l
G o b ern a d o r C a rlo s M aría d e la Torre N a va cerra d a , en «M issio n alia H ispánica», A ñ o X X X V III,
núm s. 112 y 113, M ad rid , 1981, págs. 9 5 -1 2 8 y 1 7 1 -2 2 6 .
5 2 D e l a T o r r e y N a v a c e r r a d a , C arlo s M aría: M anifiesto a l P aís so b re los su cesos d e C avite.
M em oria so b re la A dm inistración y G obiern o d e ¡as Islas F ilipinas. Im p ren ta de G re g o rio
H ern an d o , M ad rid , 1 8 7 2 . Págs. 3 6 a 3 8 d e la M em oria.
53 R esp ecto d e la s cu ales su s en em ig o s «se h a n o p u e sto y se o p o n en c o n tenaz resisten cia a la a d o p ­
ción d e la s re fo rm as eco n ó m icas y ad m in istrativ as q u e y o he p ro p u e sto co n el c a rá c te r d e u rg e n ­
tes». D e l a T o r r e y N a v a c e r r a d a , C arlo s M . M anifiesto..., pág. VI.
5 4 O rden (de 2 3 d e ju lio ) m anifestando a l G o b ern a d o r su p erio r c ivil d e F ilipinas e l p r o p ó sito d e p la n ­
tea r en aquel A rch ipiélago la s reform as a d m in istra tiva s y econ óm icas que p e rm ite su e stado social
y p o lítico , en arm onía con e l crea d o en E spañ a p o r ¡a revolución d e setiem bre. «C o lecció n
L eg islativ a d e E sp añ a» , seg u n d o sem estre d e 1869, to m o C II, Im p ren ta d el M in isterio de G ra c ia y
Ju sticia, p á g s. 280-282.
55 R especto a la s refo rm as de la ad m in istració n d e ju s tic ia que prep aró el G obierno de la M etrópoli para
que ap licara D e la Torre en F ilipinas, una abu n d an te leg islación b u scó la eficacia y el ahorro d e los
costes en e l cap ítu lo de personal. C o n sú ltese la C olección L egislativa d e E spañ a, tom o C I, prim er
sem estre d e 1869, M in isterio d e G racia y Justicia, M adrid, 1869, págs. 2 6 3 ,4 6 8 ,5 7 3 ,5 7 5 y 670.
161
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
la secularización de las universidades, si bien no se pudo aplicar hasta la llegada de
su sucesor por la oposición que levantó especialm ente desde la Iglesia: «yo en la
cuestión de la reform a de la Instrucción pública, después de decretada, he dicho al
G obierno todo lo que debía hacerse, qué es lo que últim am ente se ha hecho y lo que
únicam ente podía hacerse»56.
Carlos M aría de la Torre se encargó del G obierno de Filipinas en una época m uy
d ifíc il57, surgiendo los prim eros enfrentam ientos contra las tradicionales estructu­
ras de F ilipinas al mes de su llegada, con dos órdenes del G obernador G eneral que
obedecían a la evidente labor de im plantación de las nuevas ideas em anadas de la
G loriosa. Estas fueron: la necesidad de cam biar el nom bre a la Sociedad Teatral
Príncipe A lfonso (la cual había construido un edificio para representaciones en
cuyo frontispicio había rotulado Teatro Príncipe A lfonso); otra m edida fue la de
ordenar la retirada de la vía pública, para su posterior fundición, de la estatua de
Isabel II. G utiérrez de Salazar argum entó en varios escritos la inutilidad de aquella
m edida, granjeándose el apoyo del Ayuntam iento de M anila y «salvando» la escul­
tura de su destrucción, si bien fue retirada de la vía p ú b lic a 5S. Al no facilitar al
G obernador los nom bres de los m iem bros de la Sociedad E conóm ica de A m igos
del País que habían acordado solicitar la estatua com o obra de arte al G obernador,
se inició una prim era disputa con Carlos M aría de la Torre.
Por otro lado la A sociación de Señoras C iudadoras de N iños H uérfanos, presi­
dida por la «consejera» de D e la Torre, Sra. Sanchís, había pretendido desplazar el
apoyo popular de la beneficencia, hasta entonces encauzada a través de la M esa de
la M isericordia, y o cupar las dependencias del C olegio de Santa Isabel (d ep en ­
dientes de la M esa), con el beneplácito del G obernador. E n v isita a este centro,
la p residenta de la asociación y el G obernador p ro h ib iero n la p ráctica del baile,
lo que a su vez provocó la dim isión del presidente de la M esa de la M isericordia,
Sr. Suárez Llanos. G utiérrez de Salazar fue nom brado su sucesor para este cargo,
aceptando 5’ porque, según m anifiesto, desde este puesto se podía influir en la edu­
cación.
Sim ultáneam ente, el antiguo presidente de la M esa de la M isericordia se había
enfrentado, com o representante de la oposición, a la gestión del director del Banco
E spañol-Filipino, Sr. Balbás, abriendo un proceso judicial contra él sobre presuntas
irregularidades. El director del Banco, a su vez, había denunciado a Llanos por irre­
gularidades en la M esa de la M isericordia ante el G obernador. Este decretó por
aquel m otivo la incautación del A rchivo y fondos de la M esa de M isericordia,
56
57
l a T o r r e N a v a c e r r a d a , C arlo s M . M a n ifiesto ..,, p ág. V III.
« n in g ú n G o b e rn a d o r S u p e rio r C iv il y C ap itán G e n eral, ha lle g a d o a F ilip in a s en p e o re s, m ás c r í­
tic a s y m ás d e sfa v o ra b le s c irc u n sta n c ia s, q u e en las q u e mi país se h a lla b a c u a n d o en ju n io de
1869 tu v e la h o n ra de e n ca rg a rm e del m a n d o d e e sta s isla s. N in g ú n g o b e rn a d o r h a lle g a d o aq u í
d e sp u é s d e u n a re v o lu c ió n tan ra d ic a l... c o m o la d e sep tiem b re de 1868 Lia c u al] h a b ía n a tu ra l­
m e n te d e in s p ira r a q u í re c elo s, d e sc o n fia n z a , te m o re s y en em ig o s» . D e l a T o r r e N a v a c e r r a d a ,
C arlo s M . M e m o ria , págs. 4 y 5.
58 « ...sa lv á n d o se a sí e sta p ieza esc u ltó rica q u e es lu eg o d e v u elta a su e m p la za m ie n to o riginal (poco
m ás d e un sig lo d esp u és, en fe b re ro de 1 9 7 4 , sería traslad ad a frente a la lla m a d a P u e rta de Isabel II,
en la c iu d a d m u ra d a o in tram u ro s, y a su in au g u ració n asistiría su d escen d ien te d irecto , S.A .R . don
Juan C arlo s d e B o rb ó n , en to n ces p rín cip e de E sp añ a)...» . M o l i n a , A . O pas cit., pág. 2 4 3 .
59 C arlo s M aría de la Torre, en la A cu sa ció n p o r d e sa c a to in stru id a el 2 de diciem b re de 1871, m a n i­
festab a que G u tié rre z de S a la z ar ten ía un c arác te r « im p etuoso, dísco lo , p en d en ciero , audaz e im p ro ­
pio... p a ra re g ir y g o b e rn a r una in stitu ció n c a rita tiv a y p iad o sa...» . A .H .N ., 2.208.
De
162
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
decreto que recibe el ya nuevo presidente de la institución benéfica G utiérrez de
Salazar. E xistía un cúm ulo de m utuas acusaciones cruzadas entre dos bandos
enfrentados: p o r un lado, los que rodeaban al G obernador y p o r otro los que se m an­
tuvieron en contra de su gestión política, o en otra directriz ideológica. L a política
de depuración entre los funcionarios y m ilitares por parte del G obernador fue otra
fuente de críticas de G utiérrez de Salazar en su folleto político. L a m ás criticada,
desde su folleto, fue la de su am igo personal, el antiguo Secretario del anterior
G obernador Superior, Sr. Com barros, quien le había pedido ayuda com o abogado
unos días antes de que term inara suicidándose para defenderse del decreto de ostra­
cism o dictado contra él, por no haber jurado la nueva con stitu ció n 60.
El autor de Las Proscripciones sostuvo dos entrevistas con C arlos M aría de la
Torre en el últim o trim estre de 1868 y le envió dos cartas personales, en las que
exponía en docum entación adjunta detalladam ente, sus observaciones ante lo
infundadas de las sospechas del G obernador respecto a los fondos locales de la
M esa de la M isericordia, la cuestión de la estatua, etc... A un así, el antiguo A lcalde
de N egros no fue condenado al ostracism o com o otros de sus conocidos, am igos o
m iem bros de la R eal M esa de la M isericordia, sino que se abrid un proceso judicial
y fue encarcelado. L a divulgación en la prensa m adrileña y luego m anilense del
contenido del folleto Las Proscripciones de Sila en los que se criticaba la gestión
del G obernador D e la Torre, fueron la base argum ental de las causas judiciales
abiertas contra G utiérrez de Salazar. A requerim iento del tribunal, en escrito de 30
de agosto de 1871, confesó «explícita, clara y term inantem ente, ser el autor del
folleto objeto de este procedim iento»61. A los pocos m eses, el nueve de septiem ­
bre, se presentó un escrito de A ntonio Regidor, en representación de C arlos M aría
de la Torre, en el que interesa de los tribunales para que se am plíe el interrogatorio
al Juez cesante de N egros sobre el fo lle to 62. U na nueva acusación del exG obem ador Superior De la Torre se presentaba el dos de diciem bre de aquel m ism o
año contra G utiérrez de Salazar, por calum nias, desacato y sedición, basándose en
el contenido de Las Proscripciones, requiriendo:
«condenar al procesado a ocho años de presidio y al pago de las costas ca u ­
sadas, m andando a la vez que se publique en la gaceta oficial y en los p erió ­
dicos de esta capital la sentencia que se pronuncie... Si alguna d uda tu v ié­
rem os Sr. Juez de la crim inalidad y del carácter díscolo e inconveniente de
D. Pedro G utiérrez Salazar, esa duda desaparecería al leer el folleto [se
refiere a Las P roscripciones | »'■
60
Gutiérrez de Salazar argumentó en su fo lleto (según la legislación entonces vigente) que la condena
para los funcionarios que no jurasen la C onstitución de 1869 no era e l ostracism o sino la pérdida de
sus haberes. Ley (18 de diciembre) declarando sin derecho a desempeñar cargo público y al per­
cibo de los haberes pasivos a todos los que no hayan jurado la Constitución o no la jurasen en el
término de un mes , en «C olección L egislativa de España», segundo sem estre 1869, T om o CII,
Imprenta de M inisterio de Gracia y Justicia, Madrid, 1869, pág. 939.
61
Causa 3.536 por desacato contra Pedro Gutiérrez de Salazar. Denegación de ampliación de la
indagatoria de 10 de octubre de 1871, A .H .N ., 2.208.
62
63
Idem.
A ntonio M aría Regidor, que redactó la acusación, arremetió contra Gutiérrez de Salazar duramente:
«es reincidente por delito... [lo que] nos demuestra su perversidad moral... Su vida pública y pri­
vada es el atentado constante contra e l principio de autoridad, ...se le apellida por casi todos los
habitantes del archipiélago con un mote indecoroso...». Idem.
163
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Regreso a la Península. Fiscalía de La Habana y retiro en Corral
de Almaguer (1872-1888)
Tan sólo unas sem anas antes de que se produjera la algarada de Cavite, el Juez
cesante de N egros presentó un largo escrito dirigido al Juzgado de Intram uros,
donde se seguía su causa, sobre supuesto desacato a la autoridad (según el conte­
nido del folleto) en el que requería que el Tribunal se declarase incom petente en el
asunto, alegando que el folleto se había publicado en M adrid y no en M anila, así
com o que se iniciase un proceso por calum nias contra D e la Torre y su secretario
José Patricio Clem ente. Los acontecim ientos de enero de 1872 precipitaron la supe­
ración de aquel proceso, y G utiérrez de Salazar regresaría ese m ism o año a la
Península.
Transcurrido un año de su regreso, fue elegido m iem bro del Jurado de la
Exposición Internacional de 1873, celebrada en Viena. En abril de aquel año el
Tribunal Suprem o le absolvió en su antiguo proceso de cesantía com o A lcalde
M ayor de la Isla de N egros. D urante al año siguiente, continuó con su actividad
universitaria form ando parte del Jurado en las oposiciones a la cátedra de Lengua
H ebrea de la U niversidad de Z arag o z a64, entrando a form ar parte de la Sociedad
Económ ica M atriten se65.
Reiniciada la solicitud de dos años atrás de una plaza de m agistrado en
Ultram ar, por R. D. de 11 de m arzo de 1876, se le nom bró Teniente Fiscal de la
A udiencia de la H ab an a66. Tras su jubilación (el 6-1-1878) regresó a la Península y
solicitó que se quedase en suspenso aquella m ed id a67 y se le cesase hasta que exis­
tiera una plaza de m agistrado por cubrir y así fue, según R.D. de 1 de noviem bre
de aquel añ o 68.
D esconocem os, en el m om ento actual de la investigación, cuando falleció este
polém ico y aguerrido funcionario, pero en 1888 apareció su ensayo o com entario a
un juicio que se seguía en M adrid, publicándolo bajo el título E l crim en de la calle
Fuencarral. E xtracto y Juicio del P roceso, firm ando con el seudónim o de «EL
V E R D A D E R O ESTU D IA N TE». E n el interior del m ism o hacía referencia a que
había estado alejado de M adrid (probablem ente en Yepes, o en C orral de
A lm aguer) y que había retom ado «trabajos muy am enos y m uy gratos, producto de
algunos estudios filológicos, que hem os reanudado en los últim os añ o s...» 69, regre­
64
65
Hoja de Méritos y Servicios... A .H .N ., 2.208.
Gutiérrez de Salazar fue miembro de la Sociedad E conóm ica de A m igos del País de Filipinas desde
1856 y de la de Madrid desde 1874. Abandonó ambas en 1879, tras su jubilación.
66 D esde su llegada a la capital cubana «habíam os aconsejado a nuestros am igos... que dieran la liber­
tad a sus escla v o s y los convirtieran en trabajadores libres». G u t i é r r e z d e S a l a z a r , Pedro,
Reformas en Cuba. Cuestión Social. Imprenta de M anuel G. Hernández, Madrid, 1879, pág. 22.
E ste ensayo, de un centenar aproximado de páginas, recoge las im plicaciones jurídicas y sociales
de la abolición de la esclavitud, de la indem nización a lo s perjudicados y de las otras reformas que
debieran plantearse tras la abolición.
67 «Después de una relación de méritos y servicios, funda su petición en que se encuentra en perfecta apti­
tud para continuar en servicio activo... Acompaña una certificación facultativa que acredita también que
se halla en estado de salud floreciente y que tiene sus facultades intelectuales en perfecto estado de acti­
vidad funcional... Informe del Negociado de Justicia de 29 de agosto de 1878, A .H .N ., 2.208.
68 Hoja de Méritos y Servicios... A .H .N ., 2.208.
69 El crimen de la calle Fuencarral. Extracto y Juicio del Proceso. Primera entrega. Tipografía de
M anuel G inés Hernández. Madrid, 1888, pág. 3.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
sando a los vericuetos judiciales, firm ando artículos en prensa y sin dejar su faceta
de filólogo.
El folleto político Las Proscripciones de Sila proporcionó a la historia de
Filipinas una fuente fundam ental de consulta, si bien tom ada con ciertas reservas
derivadas, com o parece evidente, de una plum a herida p o r los num erosos procesos
judiciales abiertos (injustam ente o no) contra el A lcalde M ayor de N egros y luego
contra el abogado de la Sociedad Económ ica de A m igos del País y presidente de la
M esa de la M isericordia. Los historiadores españoles, com o M ontero y Vidal ™,
tom aron (con ausencia de crítica científica) por ciertas las aseveraciones conteni­
das en L as Proscripciones, m ientras que los historiadores filipinos, com o Jerem ías
Rebana] R a s71, otorgaron en gran m edida una m ayor veracidad a la defensa que de
sí m ism o hizo Carlos M aría de la Torre en su M em oria y M anifiesto. E sta polém ica
viene cerrándose desde que aparecieran los concluyentes artículos de Leandro
Torm o Sanz sobre la algarada de C a v ite 72 y A ntonio M olina sobre el m ito del
G obernador D e la Torre creado por el pueblo filip in o 7’.
L a aguda visión del funcionario toledano al advertir con dos años de antelación
a los gobernantes, si bien desde su posicionam iento ideológico (distinto al de D e la
Torre), que se podría desatar una revuelta opuesta al régim en español en las islas,
com o efectivam ente sucedió dos años después de la publicación del libro (en 1872)
convierten el folleto político de G utiérrez de Salazar en una fuente fundam ental de
consulta para el conocim iento de la historia de Filipinas durante el sexenio revolu­
cionario.
70
M o n t e r o y V i d a l , José. H istoria G eneral d e F ilipinas. Imprenta de M anuel T ello, 3 tom os,
Madrid, 1887-1895. En el capítulo X X IV del últim o tom o (págs. 4 98 a 524), donde trató el man­
dato del Gobernador D e la Torre, e l autor en ocasion es parafraseó L a s P roscripcion es de Sila y uti­
lizó esta fuente casi con exclusividad, describiendo este período participando plenam ente de los
reproches que hiciera Gutiérrez de Salazar y culpándolo de los sucesos de C avite. E s más, la c o n ­
cepción a n iv el social y generalizado de este período en Filipinas y de su Gobernador quedó reco­
g id o en la obra (aprobada por Real Orden de 14 de febrero de 1897) com o texto para la enseñanza,
de José DE A l c a r a z , titulada H isto ria d e lo s d o m in io s españ oles en O cean ia (Establ. T ipográfico
de EL N A C IO N A L , Madrid, 1987). El autor achaca a D e la Torre el que autorizara «ruidosas m ani­
festaciones populares que, aunque favorables en apariencia al Gobernador general, eran en realidad
de censura para altas y respetables entidades. A quellas expansiones asentaron adem ás funestos pre­
cedentes para e l principio de autoridad en el A rchipiélago, y bien puede asegurarse que en el
gobierno del General La Torre se in ició la equivocada política que tan amargos frutos debía propucír, andando e l tiem po, para la soberanía de España» (pág. 158).
71 Vid. nota núm. 51.
72 Estos artículos de Leandro Tormo Sanz a lo s que m e refieron son: «1872. D ocum ents com píled and
annoted», en H isto rica l C onservation Society. Vol. X X II, M anila, 1973, en el que aporta docum en­
tos significativos relativos a los sucesos de enero de 1872; «El O bispo Volonteri -c o m b a rc a n o - de
R izal» en M issio n a lia H ispánica, años X X X III-X XX IV , núms. 9 7-99 y 100-102, C .S.I.C. Madrid,
1976-77, págs. 181-278 y 2 4 9 -2 8 5 , en los que se analiza al papel de la m asonería y la injerencia
extranjera en este acontecim iento; y «La H uelga del Arsenal de C avite» en A nuario d e E studios
A m ericanos, en e! que trata de desenmarañar las im plicaciones socio-laborales de la sublevación.
73 M o l i n a , A ntonio. «The 'M yth* o f Carlos María de la Torre» en U nitas, M anila, X X X V I, núm. 1
(1963), págs. 152-157.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
MATERIALES PARA UNA TOPONIMIA
DE LA PROVINCIA DE TOLEDO
Fernando Jiménez de Gregorio
UNO
I.-EXPLICA CIÓN INICIAL
1.-Mis dudas y mis quiebras
Con las naturales cautelas m e decido a ofrecer estos m ateriales sobre la toponi­
m ia de mi provincia, cautela que no es para m enos si consideram os el terreno res­
baladizo y tram poso en el que suele m overse quien se dedica a estas aventuras;
pocas cosas tan difíciles com o alcanzar la verdad en esta m ateria, pero nada tan
necesario com o estudiarla, porque del resultado podem os alcanzar la clave de
m uchos m isterios geográfico-históricos.
H ace unos cincuenta años que trabajo y escribo sobre tem as de geografía e his­
toria de la provincia, desde aquellos juveniles inicios hasta hoy m e ha interesado,
con desasosegada intensidad, el estudio de este aspecto, difícil pero alucinante, de
nuestra ciencia. P or ello m e adentro en esta selva para dar, siem pre con hum ildad,
siem pre con el propósito de añadir, de rectificar, porque el científico se m ueve, en
m uchas ocasiones, en el terreno de la hipótesis, trabaja en ella y aporta en su
m om ento, lo que sabe, pensando que ya vendrán otros que com pleten y perfeccio­
nen su obra, porque la tarea del ser hum ano es perfectible, en pocas ocasiones per­
fecta, porque la perfeccionen su obra, porque la tarea del ser hum ano es perfecti­
ble, en pocas ocasiones perfecta, porque la perfección está sólo en Dios.
Un em inente catedrático y académ ico de la E spañola m e decía, a instancias
mías, para que estudiara los topónim os: M ira, Fem ando, no sé lo suficiente para
poder hacerlo. Mi respuesta fue: H ay que m ojarse, el estudioso debe hacer en su
m om ento lo que sea posible, dado que es la única m anera de avanzar en el conoci­
m iento de las cosas.
2.-En el camino
Ya en m is escritos he dedicado una parte a considerar la toponim ia, cuando su
naturaleza lo exigía; m uchas de aquellas conclusiones han sido válidas, otras supe­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
radas; recientem ente, al estudiar las com arcas toledanas se m e h a presentado la oca­
sión de volver sobre este rico y variado fondo toponím ico toledano. Por ello, no
creo exagerar si afirm o que una de m is constantes h a sido y es la preocupación por
la toponim ia, que llevo tam bién a m is pregones y conferencias.
En este cam ino apenas m e encuentro con algún que otro com pañero de viaje: con
el Dr. Juan M oraleda Esteban, después, ya en nuestros días, con m i com pañero de
A cadem ia José Carlos G óm ez-M enor y Fuentes, con el profesor Juan M anuel
Sánchez M iguel y con Francisco M oreno Fernández, que han publicado trabajos
sobre aspectos parciales de la toponim ia toledana. Por esto creo que el aporte que
ahora inicio viene a llenar un vacío en la bibliografía de la materia.
3.-Plan de trabajo
B ien quisiera ofrecer a m is paisanos un trabajo m onográfico, acabado, com ­
pleto, pero p o r lo avanzado de m is años y los achaques qu e éstos traen consigo, no
creo hacedero poderlo llevar a térm ino, por ello he de conform arm e, y bastante lo
siento, con ir dando hasta donde será posible y alcancen m is fuerzas, estos
artículos.
Mi propósito es dar a este trabajo una base geográfica, que vaya de los lím ites
a los oficios y profesionales, pasando por el clim a, roquedo, geom orfología, hidónim os, crom ónim os, población, econom ía y hagiotopónim os.
4,-Materiales utilizados
Ni que decir tiene que m e he servido de la bibliografía a mi alcance y del cono­
cim iento que tengo de la geografía, de la historia estudiada y publicada a lo laigo
de mi vida, a sí com o los viajes repetidos al solar provincial y a sus pueblos. H a uti­
lizado el R epertorio de Toledo, de V icenta C erveró Pozo (Valencia, 1975), las
Relaciones Topográficas de Felipe II de Viñas y P az (M adrid, 1951-1953), las
Relaciones de Lorenzana-Vargas M achuca, los topónim os contenidos en mi
D iccionario, y en las com arcas publicadas hasta el m om ento y, finalm ente, la
Toponimia M edieval de la región manchega, de M anuel C orchado S oriano (Ciudad
Real, 1975).
II.-INTRODUCCIÓN
1.-E1 marco geográfico
L a provincia de Toledo ocupa, aproxim adam ente, el centro-sur de la M eseta
Castellana, tam bién el centro de la Península Ibérica o H ispánica, com o la llam ó el
em inente geólogo Eduardo H ERN Á N D EZ-PA CH ECO D E L A CUESTA. E sta
posición central influye en su geografía, al participar de algunos d e sus accidentes
orográficos: extrem os de G redos, la Sierra de San Vicente y las serrezuelas del
168
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
A lcor y del Berrocal, de una parte, de otra de una buena porción de los M ontes de
Toledo; esta orografía al N orte y al Sur provincial, respectivam ente. C on un río
señero y por dem ás hispánico, el Tajo, con la red de tributarios, grandes los de la
derecha, m enores, pero m ás num erosos, los de la izquierda.
Con un clim a continental extrem ado, cual corresponde a un a tierra alejada de
las dos m asas m arítim as, atlántica y m editerránea, que bañan la P enínsula, lo que
ocasiona una toponim ia seca.
Esta continentalidad y posición condiciona, en buena parte, los cam inos, desde
los celtas y rom anos hasta las m odernas autovías, pasando por las cañadas, cam i­
nos reales, carreteras y ferrocarril.
La naturaleza del roquedo: gneis, granito, caliza, pizarra y cuarcita, principal­
mente, condiciona su suelo agropastoril, de cultivos, en general, extensivos: cereal,
viñedo, olivar, con escasas zonas de regadío. Pastos para el ganado vacuno y lanar.
E sta tierra nuestra estuvo antaño y en parte se m antiene hogaño, con restos de
bosque ralo, representado por el querqus, encina y alcornoque, y con el m ás denso
de robles, lo que m otiva abundantes topónim os a ellos referido. El m onte bajo, con
copiosa vegetación xerófita y arom ática, variadísim os ejem plares de arbustos, son
otro fundam ento de los num erosas fitónim os.
Es un país m ás seco que húm edo, m ás llano que serrano, con extensas planicies,
com o La M ancha, La Sisla, L a Sagra, E l C am po del A rañuelo. Tam bién se dan
com arcas serranas; la Sierra de San Vicente, Los M ontes de Toledo, La Jara, con
accidentado relieve: cerros, valles, barreras, rañas y ásperos barrancos, origen del
descriptivo topónim o. El encinar da ocasión a las piaras de porcino, así com o el
m onte bajo a las puntas de cabrío.
Los pandos de sus llanuras y rañas dan lugar lagunas residuales; las corrientes
perezosas de sus ríos, p o r esa horizontalidad, producen brazos y meandros, solita­
rios, desprendidos del cauce principal. Las lagunas, de fondos calizos o arcillosos,
m antienen el m anto acuífero y en su contorno una rica vegetación de carrizos y
taráes, en donde anidan aves de la fauna toledana. A sí com o el denso m atorral y los
arbustos sirven de cubil a los restos de la que fue rica fauna, reducida hoy, a ja b a­
líes, lobos, corzos y venados, aparte los anim ales m enores, el conejo y la perdiz
roja, principalm ente; en las sierras anidan las rapaces. H ay referencias a los osos.
La llanura facilita el cam ino, el tránsito de los pueblos, que surgen aq u í y allá,
com o ciudades, villas, lugares, aldeas, labranzas, quinterías, despoblados.
En las riberas de los ríos y arroyos se sitúan los m olinos harineros de agua, en
los cerros los de viento, que dan ocasión a una m uy característica toponim ia.
En aquella variedad poblacional, en esta tierra cultivada, están las iglesias,
erm itas, calvarios, cruces de térm ino, advocaciones religiosas recordadas en pu e­
blos y parajes.
L a agricultura, la industria, el com ercio, los oficios y profesiones, nada escapa
a la extensa nom enclatura provincial.
2.-E1 entorno histórico
La ubicación del solar provincial toledano ocasiona una cultura m ixta, en la que
se funden las influencias m editerráneas, de Levante y del Sur, y las atlánticas, por­
tuguesa-extrem eña; otras vienen del otro lado del Pirineo. En nuestro suelo están
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
las representaciones culturales feno-púnicas, las penetraciones tartésicas, ibéricas,
celtas y celtibéricas. Los rom anos señorean este suelo, m itad lusitano, m itad carpetano. El asentam iento visigótico está varias veces representado en la toponim ia, así
mism o el dom inio islám ico, árabo-beréber. La repoblación de m ozárabes, castella­
nos, leoneses, gallegos, cántabro-astures, vascongados, aragoneses (éstos, los fran­
cos, los ingleses y catalanes).
N uestra provincia, ya con los visigodos, se integra en la Cartaginense, con los
islam itas en al-A ndalus, después en la taifa del R eino de Toledo, que liega al
M editerráneo, el puerto de Valencia fue su salida m arítim a. E sta taifa sufre fuertes
influjos nortizo-serranos. Las oleadas sureñas, procedentes de A frica, dejan su tes­
tim onio en nuestra nom enclatura.
Con la reconquista leonesa-castellana de A lfonso VI, vinieron gentes de otros
reinos, al m ism o tiem po que los m ozárabes toledanos y talaveranos, em prenden la
repoblación, al am paro de los reyes.
Al considerar nuestra provincia no podem os olvidar que su capital, Toledo, lo
fue de la N ación H ispánica, del Im perio, o de varios Estados, nada m enos que
durante ochocientos años.
3.-Conclusión
,
De esta com binación espacio-tiem po tenía que resultar una toponim ia rica en
cantidad, variada en fundam entos, básicam ente diversa; en ella se localizan orónimos, hidrónim os, fitónim os, zoónim os, crom ónim os, agrónim os, antropónim os,
hagiotopónim os..., com o a continuación se verá.
III.-TOPONIMIA DE LOS HECHOS GEOGRÁFICOS
l.-Límites
CO TA N ILLO , casa, labranza, paraje. D erivado de coto ‘cercado’. E n nuestro
caso ‘cercadillo’1. CO TILLO , El (dos). D im inutivo, derivado de coto. C O TO , El,
alto, casa, blanco, caído, de valdecasillas, del m acho, cam ino del, del zagal.
‘Térm ino, lím ite, m ojón, terreno acotado’. D el latín C A U T U S ‘defendido’2; ya
usado por J. R U IZ ’. CO TO S, LOS (dos), CO TO S, cam ino de los.
HITARES, LOS. D el latín FIC TU S, ‘clavado, hincado’; docum ento y a en el
siglo XI.
HITO, cruz del, reguera, del latín FICTU S ‘fijo ’4, ‘m ojón o poste de piedra’;
que delim ita. H ITO S.
1
Sin que por e llo pierda eficacia, en algunas ocasion es, para evitar repetir y cansar al lector agrupo
las voces por autores.
2
3
4
C o ro m in a s , J.
Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana.
Cuatro volúm en es (B em a, 1954), 929. (D esde ahora C o r o m i n a s ).
R EAL A C A D E M IA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española. 21 edición (Madrid, 1992)
Coto (D esdé ahora Diccionario de la Lengua).
C o r o m in a s , Coto.
Diccionario de ¡a Lengua, Menga.
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LIN D E, cam ino de la dehesa. D el latín LIM ES, -TIS; ‘lím ite de un reino o pro­
vincia’, LIN D Ó N , cam ino del; se trata de un aum entativo de linde. M O G O LLÓ N ,
corral del. D erivado de m ogote, en este caso podría significar ‘m ojón, h ito ’, rela­
cionado con ‘señal, lím ite’. M O LLER Ó N , con el significado de ‘m ojón’. M O JÓ N ,
cerrillo de!, de la legua, de la m edia legua, cruz del; originario en el hispano-1 atino
M U TU LO , -O N IS ‘señal perm anente para fijar linderos’, docum entado en el 10575.
M O JO N ALTO. M O JÓ N ALTO, arroyo del, de la calavera, de la coscoja. M O JÓ N
C am uruela (este últim o, del latín CO M M U TA RE ‘tro car’). M O JÓ N Corverón, este
últim o del latín CURVUS, ‘corvo’, en este caso aum entativo, M O JÓ N , fuente del
m ojón del corchito. M O JO N ER A , LA. M O JO N ES, TRES. PIED RA ESCRITA,
‘poste o lápida que señala un lím ite’.
RAYA, barranco de la, ‘línea’; del latín R A D IA , en este caso con el significado
de ‘lím ite, frontera’. Es conocido el hecho de aquellos pueblos com o Los
N avalm orales, Los N avalucillos, Los Y ébenes, que antes fueron dos m unicipios,
som etidos a diferentes jurisdicciones, pero que sus caseríos estaban unidos, sólo
separados p o r una calle que, todavía, se llam a de La Raya. Es frecuente, al referirse
a la frontera con Portugal, decir a la R a y a 6. RAYA, vertiente (esta últim a referida
a un hidrónim o). RAYA, cardoso de (este últim o es un fitónim o). RAYA, ontalba
de (este últim o es un hidrónim o y un crom ónim o). RAYA del m ojón de Chaves. Es
topónim o doble con el m ism o significado, esto es relativam ente usual. (E n cuanto
a Chaves se trata de un antropónim o, ‘en las aguas de F lavio’). RAYAS (tres).
SUR, valle, única alusión que encuentro a este punto cardinal.
2.~Clima
Es este clim a seco, en el que llueve poco y mal, superabundan los topónim os
alusivos a esta situación: A G U A , barranco del. A G U A BU EN A . A G U A FRÍA ,
senda del. A G U A S, arroyo de las. A G U A S D E L A LCA LD E. A G U A SFR ÍA S,
senda de.
A G U A SN IEV ES, llano de las (el aguanieves es un pequeño y casi esquelético
pajarillo que aparece en los días m ás fríos del invierno; en algunos lugares los
conocen por neveritas).
FRÍA , fuente, arroyo de Ana. FRÍA S, cueva, de la peña, del pozo. FRÍO , de la
pajosa, del V enerillo (este últim o es un hidrónim o, el prim ero un agrónim o).
FU EN FR ÍA , casa de la. H Ú M ED A , cañada. H U N FR ÍA S, LA S; ‘fuente fría’. O tras
referencias a pico y a cam ino. IN FIER N O , barranco de, tom ado com o ‘lugar muy
caluroso’. O tras referencias a cueva y a val. NAVALM OJADAS: ‘N ava o prado
m ojado’. O tra referencia: arroyo. N EV ER O S, senda de los. N E V ER U ELO S,
collado de los. NIEVA. N IEV E; otra referencia pozo de. N IEV ES, arroyo de las,
casa de las, V irgen de las. PEÑ A H ELA D A , m iradero de la. RAYO, cam ino del,
collado del, nava del, vereda del, haza (este es un agrónim o), cam ino de la C ruz del.
5
6
C o r o m i n a s , M ojón, C orvo, G a r c í a d e D i e g o , Vicente: E tim ologías E spañ olas (Valencia, 1964)
C om odar. (A partir de ahora G a r c í a d e D i e g o ).
Para más detalle puede verse mi D iccio n a rio d e lo s p u e b lo s de la P rovin cia d e Toledo hasta fin a li­
za r e l Siglo XVIII -c in c o to m o s-: Los N avalm orales, L os N avalucillos, Los Yébenes (D esd e ahora
M i D iccio n a rio ).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
RIO FR ÍO , barranco de, casa, collado, m olinos, canto, río, m ina. (Son num ero­
sos los m olinos que hay en R ío Frío, en el térm ino de Sevilleja de La Jara, algunos
de cubo, com o ya verem os en su m om ento). RIO SEC O , cam ino del, senda de.
R O M PELA IR E, sierra, cueva de. SEC A S, arroyo de Puentes, referido a un acue­
ducto rom ano. SO L A N ILLA , La. SO LA N A , arroyo de la, cam ino, casa, finca de
la, hoya, sierra de la, de Pérez, charca, portichuelo de la. SOLA N ILLA S. SONSECA, villa, cam ino. L a prim era originada en el latino FON , -TIS ‘fuente’, ‘seca’,
usado ya en el inicio del idiom a (la carencia de agua en esta industriosa villa es una
de sus constantes)’.
U M B R ÍA , fuente de la, sierra, de la pradera, del risco. U M B R ÍA S, lom a de la,
vereda de las. U M B R IÓ N , casa del, m anantial del. E ste vocablo es tanto com o
‘som bra’, alteración del latín U M BR A , lo que ‘se m antiene en um bría’, ya docu­
m entado en B ER C EO . H ay una hum bría de Corralejo, una M oheda u m b ría a.
V ALCALIENTE, arroyo de, fuente de, V A LD EG O TERA, arroyo de, pago de.
V ALD ELA GU A , arroyo de, pico de. V A LD EN IEB LA , V A LM OJA D O , villa de.
VALSECO, arroyo, sendero, valle de (éste es un topónim o doble para el m ismo
significado). VA LSEQ UILLO, arroyo de. VALSINSO M BRA, lom a de. V EN TO SILLA, LA , casa. V ILLA SEC A , villa, despoblado, cam ino, casa, pozo. (El prim ero
es tanto com o villa, originado en una villa hispanonrom ana, de finales del siglo III
y por todo el IV).
3,-Roquedo y suelo.
(A quí se incluyen las cárcavas y las cuevas naturales, al finalizar el epígrafe,
pero no los suelos agrícolas, que van en el apartado correspondientes a los agrónimos).
A LB A R IZA , cuesta de la; este repecho en el cam ino se debe a una concreción
caliza; con el significado de ‘cuesta blanca’. H ay un A LB ER IZA S con el m ism o
significado. A FILA D ER A , indica la existencia de roca arenisca, piedra de afilar.
A L M A G R A L , ‘lugar en donde se dan arcillas ro jas’. Vocablo árabe M ágra, trans­
m itido por los m ozárabes A LM A G R E, A LM A G R ER A , en la m ism a línea que el
anterior.
A REN A , cerro, baja. A REN A L, quinto del, San Blas del (el prim ero agrónim o,
el segundo hagiotopónim o). A R E N A LE S, cam ino de los (dos), de los cam brillos
(éste parece u n fitónim o). A R EN A S, LA S: del latín A REN A . Subcom arca de La
Sagra, parte de ella en la pro v in cia10. O tras referencias: altas, valde. A R A Ñ A ZO S,
7
J im é n e z d e G r e g o r io :
8
C o r o m j n a s , U m b ría .
La comarca de La Sisla,
in é d ito .
9 A sIn P a l a c i o s , M iguel: Contribución a la toponim ia árabe de España, II Edición (Madrid, 1954)
54. (D esd e ahora A s In ). O liver A sín , Jaime: «Alijar, A lijares» (A l-A ndalus. Madrid-Granada,
1942), Facs. I, págs. 153-164).
10 Pueden verse las publicaciones de G ó m é z -M e n o r , José Carlos: La antigua tierra de Talavera
(Toledo, 1965). «Contribución al estudio de la toponim ia toledana» (en Homenaje a F.J. de G.,
Toledo, 1888) Almagral. S u á r e z A l v a r e z , María Jesús: La villa de Talavera y su tierra en la Edad
Media (O viedo-T oledo, 1982). En m is publicaciones sobre Talavera de la Reina se hacen constan­
tes referencias a Los Alijares, para e llo puede consultarse mi bibliografía al caso en lo s dos tom os
H O M ENAJE (T oledo, 1988 y 1991), págs. 2 3 -8 4 y 13-26, respectivam ente.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
aum entativo, referido a extensiones cubiertas de arenas o playazos de los ríos.
A R EN ER O , cuesta de. A REN ERO S, valle de los. BA R RIA L ‘tierra gredosa o arci­
llosa’. O tros: cam ino, casa, valle, cerro, pico del. BA R RIA LES, cam ino de los.
B A R R IN C H E S, cam ino, arroyo, reguero. E n la m ism a línea que barro. B A R R O ,
vocablo prerrom ano, ‘arcilla’; docum entado en el Libro del Saber de Astronom ía,
siglo XIII. Otros: cam ino, pico, colorado, fuente del ... colorado. BA R R O S, Los,
montes. B A R R O SA , LA , hoya de la, pico de la, mina. BA R RO SA S, garganta de.
B A R R U ELO S, casa de.
B E R R O C A L, EL, ‘sitio de berruecos, paisaje granítico’. Voz y a usada por
N EBRIJA , que la hace derivar de V ERRU C ETU M . O tros: arroyo, casa (dos),
cerro, dehesa, pico, ... de Vascos, ... de N o m b e la 11. Vascos es un despoblado con
m urallas árabes, Nom bela una villa del antiguo señorío de Escalona. B O R R O C A LEJO , variante. BER RO CA LES, LO S, cam inos de los. B ER R U EC O , ‘peñasco
granítico, tolm o granítico’. D ice C O R O M IN A S que tal vez «sea una reliquia pre­
rrom ana, com o tantos térm inos de la geografía hispana», y a usada p o r los m ozára­
bes toledanos. En la m ism a línea B U R RU ECO , pozo del, cueva d e lIJ.
B LA N Q U EA L, EL, ‘lugar blanco por el roquedo calizo’. N o debe confundirse
con la voz blanquear o enjalbegar. CA LERA , del latín CALX, -CIS, en nuestro caso
‘cantera de donde se saca la piedra de cal para cocerla’. Voz ya usada en el siglo II
por el gram ático rom ano Flavio CARRO. Otras referencias: arroyo de la, cam ino de
la, cuerda de la ..., navajo de la ..., y Chozas, charco d e’l a 13. C A LERA S, cuerda de
la, valde, hom o de. CA LERILLA, LA, casa de la. C A LD ERÓ N , fuente del. C A L E ­
ROS, LOS. CALERU ELA: de las charcas, cam ino de la. CA LO CA L: ‘paraje de
suelo calizo’. CA N CH A , arroyo y loma. E n nuestro caso, puesto que se da en varias
ocasiones, se refiere a un suelo granítico, de form as características, propio de este
roquedo arcaico. CA N CH A LEJO. CA N CH A RRAL, en este caso reforzado con el
sufijo. CA N CH ERO , cerro del, ‘lugar de canchos’14. C A N C H O Cuco; se trata de un
vocablo de origen desconocido, probablem ente hispánico, y a docum entado en el
Libro de la M ontería de 1340, voz propia de las sierras del Guadarram a, G redos, de
la Extrem adura nortiza-Plasencia y su V era-, llegando al centro de Portugal. P ara V,
G A RCÍA D E D IEG O originado en el prerrom ano ca n to l5. CA N CH A R, EL, de las
muelas. CA N CH O S, LO S, finca de. ANCHETELA. CA N TERA : arroyo, carril, casa,
casas, hoya, lobera. D erivado de canto. C A N TERA S, cam ino, pico, de Yeles, ésta
últim a villa de L a Sagra. CA N TO , EL, en la acepción de ‘piedra’. En los parajes
cuarcitosos se llam an así a los trozos redondeados por la erosión fluvial, que en La
Jara cubren las rañas y los cauces de ríos y arroyos, cuando tajan estas form aciones
11
C o r o m i n a s , B errocal.
12
C o r o m i n a s , Berrueco.
Diccionario de la Lengua, Calera.
13
14 Puede verse mi «Geografía de la Comarca de La Sierra de San V icente» (B ol. de la A sociación de
A m igos de la..., NM . !, Dbre. 1989) \1.-Comarca de La Sierra de San Vicente (T E M A S TOLE­
D A N O S, N M . 71, Toledo, 1 9 9 1 ) 6.
15 G a r c I a d e D ie g o , Vicente: Contribución al Diccionario hispánio etimológico (Madrid, 1 9 2 3 ).
(
C O R O M IN A S. canto.-E n mi com arca El Alcor y El Berrocal (entregada al IPIET para su
publicación). En m is T EM A S TA LA VERANO S trato de este paisaje granítico toledano-cacereño.
A los naturales de A ldeanueva de fla/barroya (debe escribirse tal com o va, que es la forma correcta
de hacerlo), en La Jara, se les llam a cobijos, referido a que en su término se dan, con abundancia,
los parajes graníticos, y a estos cantos graníticos se les con oce por cobijos. E ste material de roca
arcaica ha sido descubierto por el río H uso.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cuaternarias. E n los parajes graníticos tom an este nom bre los canchos o cantos
redondeados, trabajados por las erosiones eólica y pluvial. El vocablo se origina en
el latino C A N TU S, la acepción que ahora interesa es la de ‘piedra alisada y redon­
deada, a fuerza de rodar im pulsada por las aguas’. Este significado se refiere, prin­
cipalm ente, a los cantos de cuarcita; vocablo ya usado en los com ienzos del idioma,
com o ‘piedra em pleada en la construcción’. Otras referencias: arroyo del, cam ino
del (dos), cueva del, fuente del m anantial del pico del, vereda del, del fraile, del som ­
brero, de las siete pilas, de la tinaja, de la xarza, colorado, del picajo, del arriero, del
nido del cuervo. CA N TO BLANCO, camino del. CA N TO A M A RILLO , cerro del.
C A N TO B A R RU ECO , Lom a del. Aquí se superponen dos topónim os con el m ism o
significado, referidos a una form ación granítica. C A N TO CA LIZO , que viene a ser
lo m ism o que canto blanco. CA N TO FEO, gordo, hincado, laguna del, senda de la
cruz, rajado, redondo, de la calera, de la ladera del cuervo, del m oral (dos). C A N ­
TO RRA L, arroyo del; (cubierto con una capa, m ás o m enos densa, de cantos de
cuarcita). C A N TO S, arroyo de los, cerro de los, corral de, cuesta d e los, fuente de
los, blancos, del diablo. CA N TU RIA S (dos), parece originarse en el prefijo celta
cant-, que da el latino CA N TIU S, C A N TU S; este significado de canto ‘piedra’ se
ve respaldado por el petrónim o Las Casqueras. H ay otra acepción: Canto ría, v o ca­
blo usado para denom inar Canturías en el siglo X V l6. CA R A B A C A , cueva de; el
prefijo Carau- ‘piedra’ pudiera estar relacionado con éste; fuentes árabes se refie­
ren a un lugar llam ado Karabaka', el sufijo -baca pudiera estar en línea con el -vacas
‘castillo’, del lugar toledano Illán de Vacas. N o falta quien le suponga originado en
el pueblo prerrom ano de los vácceos, del que hace derivar el palentino Curavacri.v
y el T om avacas, este entre Á vila y Cáceres. El significado de cueva ‘solapo de la
roca’ está en la m ism a lín e a 17. CA R Á B A N O S, con el prefijo ilirio Carau- ‘p ied ra’,
tam bién puede derivarse de Caranta- ‘tierra rocosa o lecho seco de fuerte pen­
diente’18. C A SQ U ER A S, barranco de las. CER RA LBO S, LOS ‘cerros blan co s’ por
calizos. CH IN A R R A L , EL, lugar ‘cubierto de chinas, de chinatos’, esto es ‘de piedrecitas’; el térm ino chinatos es un leonesism o-extrem eñism o, que afecta al
O ccidente de la provincia. G U IJA R R A L (dos), igual que ‘cantoral’. G U IJA RR ILLO , cuesta del. G U IJA S, risco las; vocablo originado posiblem ente en el latín vul­
gar PETR A A Q U ILE IA ‘piedra aguda’, en este caso ‘piedras peladas y pequeñas’l9.
G U IJO , cam ino del, arroyo del (dos), chorrera del, casa de, m onte de, pico; usado
en la acepción de ‘canto, piedra’. G U IJO RR A L, igual que guijarral. G U IJO SO ,
despectivo de guijo.
GU1JUELO, fuente del; despectivo de guijo. H O R M A ZA LES, LOS ‘m ontones
de cantos’, igual que majanos-, del latín FO R M A CU S, ‘horm azo’. En L a Jara al
horm azo se le llam a hormacera-, en L a M ancha tosca, en el resto de la provincia
16 J i m é n e z d e G r e g o r i o , Fernando: «El castillo de Canturías, la reconquista y repoblación de A lfon so
VI en La Jara» (ACTAS del II C ongreso internacional de Estudios M ozárabes, T oledo, 1988) 340.
17 M e n é n d e z P i d a l , Ramón: Toponimia prerrománica Hispana (Madrid, 1952) 92. H e r n á n d e z
C a r r a s c o , C onsuelo: «A nálisis de tres topónim os m urcianos» (H O M EN A JE e l Prof. M U Ñ O Z
CORTÉS, M urcia, 1976) entre ellos Caravaca, 2 5 4 -2 69. C o r o m in a s , J.: Tópica Herpérica
(Madrid, 1972) I, 298.
18 M e n é n d e z P i d a l , R am ón, cit.: 9 2. C O R O M IN A S, Piedra. Jim é n e z d e G r e g o r i o , Femando: La
Mesa de Ocaña (entregado al IPIET para su publicación).
19
C o r o m in a s ,
Guijas.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
majanos. Son m ontones de piedras sueltas, sacadas del suelo agrícola con el arado
o el tractor.
LA N C H A , en su acepción de ‘piedra lisa, plana, de poco peso’; vocablo propio
del Oeste de España, de origen incierto, derivado del latín vulgar PLA N C A ‘plan­
ch a’; aparece en El corbacho del A rcipreste de Talavera, en el 1 4 3 8 L A N C A CHAR, casilla del; se trata de un topónim o doble con un m ism o significado:
Lanca- es una sincopación de lancha, y el sufijo -char ‘lugar de lanchas’. LA N CH A O , arroyo del, LA N C H A R EJO , arroyo del, dim inutivo de lancha. H ay un val
de la L A N C H A . LA N C H A R EJO S, arroyo de la cañada de. LA N C H A R ES ‘cantera
de lanchas, lugar de lanchas’. LA N C H A S, arroyo de, barranco de las, cam ino de
las, collado de las, cerro de las, herrén (este últim o un agrónim o). LA N C H O N ES,
LOS, aum entativo de lancha. LA STRA , cam ino de; vocablo de origen descono­
cido, ‘lancha de piedra’21, LO SILLA , LA, derivado de lo sa, en la acepción de ‘p ie­
dra lisa’. Es sabido que, principalm ente en el M edievo, se cazan los conejos y las
liebres con u n ingenio llam ado losa; en La Jara y en Los M ontes de Toledo se
em plea el artilugio. El vocablo se origina en el prerrom ano LA U SA ‘pizarra, losa’,
ya docum entado en los com ienzos del siglo XIII, en escrituras m ozárabes y en El
Arcipreste de Hita, éste le em plea en el sentido de tram pa d e caza. P asa al latín con
LA PIS, -DIS “
M A G R ER O , cam ino del, cerro del. ‘Tierra arcillosa, densa, de coloración roja
o am arilla’, vocablo usado con m ucha frecuencia en La Jara, L a Sierra de San
Vicente y en Los M ontes de T oledo23. M A L B A R E S, ‘suelo blanco, por la caliza o
el yeso’.
M A JA H A R ES, pozo; con el significado de ‘lugar de m ajanos’. M A JA N ILLO ,
El (dos), dim inutivo de majano. M A JA N O : ‘Piedras o cantos sacados con el arado,
con el tractor, con el pico (picayo, en algunas zonas) y am ontonadas, para facilitar
la labor’; unas veces estos m ontones de cantos pueden serlo tam bién de lentejones
de caliza. La acepción de límite la recoge el D iccionario d e la Lengua, com o v o ca­
blo del dialecto leonés; majano lo cita H U B SC H M ID en la Enciclopedia
Lingüística Hispánica, derivándolo de la raíz prerrom ana M A G U LO ; tam bién
CO R O M IN A S, dándole el significado de m ojón, ya docum entado, en este caso, en
el siglo XIII. M O G O R R O S, m onte de los, es la cum bre de un cerro cuyos riscos,
ya sean de cuarcita o de caliza, tienen esta form a de morro ‘labio’. M ogorro y
morro son vocablos jareños y m onteños, principalm ente; no los recogen los dic­
cionarios de la Lengua, CO R O M IN A S, ni G A R C ÍA D E D IE G O 24. M O R A (dos),
cam ino (dos), carril (dos), casa, castillo, cerro, fuente, lom a, pajar, peña, pico; con
20
21
22
23
24
C o r o m i n a s , Lancka. F e r n á n d e z M o r e n o , Francisco, citando a S i m o n e t en su artículo «E nsayo de
toponim ia mozárabe en el Común en la M ancha» (ACTAS del II C ongreso Internacional de
Estudios M ozárabes, T oledo, 1987) I, 309.
D iccio n a rio d e la Lengua, Lastra.
M e n é n d e z P i d a l , R a m ó n : O ríg en es d e l esp a ñ o l (Madrid, t e r c e r a e d i c i ó n , 1950) 107-108.
C o r o m i n a s , L osa.
D iccio n a rio de la Lengua, M ojón. H ü b s c h m i d , Johannes, en la E nciclopedia L ingüística H ispánica
I; M aguió.
J i m é n e z d e G r e g o r i o , Fem ando: «La población en La Jara Toledana» I (R evista de EST U D IO S
G E O G R Á FIC O S, N M . 39, Madrid, 1950) 208, «La población en la zona Surorientai de L os M ontes
de Toledo» I (E ST U D IO S GEOGR Á FIC O S, NM . 9 4 , Madrid, 1964) 56. «A lgunos topónim os de la
Comarca de La Jara» (BERESIT, 2, Toledo, 1988) 125.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
el significado de ‘m ontón de piedras’; ahora no m e refiero al fitónim o de este n om ­
b re 25, M O RA V IEJA , La, pico de la, de los am antes. M O RR A . M O RR A S, LA S,
cam ino de las
de E ladio (este últim o no es antropónim o, es un gentilicio con un
el significado de ‘procedente de la H élade’). M O R R E TÓ N de la m uela. M O RROSANTO, EL, casilla del, ... de la silla, ... de Eulogio (antropónim o ‘el que habla
b ien ’). R elacionado con m orro encuentro en la nóm ina provincial M O RR ILLA , La,
M O R R ILLA S, casa de la, M O R R IL L Ó N , M O R R ILLO S, LOS; M O R R IÓ N ,
m anantial del, M O RR ITO S, viña de, M O R R Ó N , EL; M O R R Ó N G RA N D E,
M O RR O N ES, sierra de. E ste m orro es un vocablo cuyo origen se desconoce, se da
en tres áreas distintas: H ispania, Italia y la G alia; en español significa ‘m onte o
peñasco saliente, pero ch ato ’26. M O RR Ó N de G uarinos\ éste es una confirm ación
de lo dicho anteriorm ente, con el significado de ‘pico rocoso’: se trata d e un topó­
nim o doble pero con un solo significado27,
PED ER N A LES, LO S, cruz de los; Tugar en donde hay p ed ern al’; vocablo deri­
vado del latín PATRINUS, una ‘variedad de cuarzo m uy d u ro ’28. PED RAN TA ,
cueva; relacionado con ‘piedra’. PED R EG A L, fuente del, Tugar en donde abundan
las piedras’. PED R EG A LES (dos). PED R EG O SA , cam ino, sierra. PED R EG O SO ,
cerro. PED R ER A , cam ino de la, casa de, ... ancha. PED R ER A S, LA S, vereda de
las, PED R ILL A N A , ‘piedra llan a’, o tal vez esta llana sea una sincopación del
antropónim o / llana ‘Juliana’. PED R ILLA S, arroyo de las. PED R ILLÓ N , arroyo
de. PED RIZA , LA , arroyo de la, arroyo de l a ... blanca, m anantial de l a ... del co rra­
lón, m anantial de la ... del Jorge, m anantial de la ... de la chopera, m anantial de la
... de los castaños; adviértase el núm ero de manantiales que se dan en las pedrizas
o pedreras; en la Sierra de Sevilleja de La Jara, en la Pedrera G rande hay un m anan­
tial conocido po r los Bullicios, nom bre que tom a por el ruido que hace el agua al
discurrir bajo este suelo pedregoso de cuarcita, de este m anantial se surte el caño
del lugar, situado en la plaza. PED R IZA S, sierra de. PED R O SO (tres), fuente del,
vereda de. PEÑ A , LA (dos); arroyo de la, casa de la, soto de la, arroyo de la ...
blanca, pico de la ... blanca, venero de la ... blanca, caballera (característica en el
paisaje granítico), cabrera, fuente de la ... del fraile, cerro d e l a ... hueca, pico de ...
huevo (debido a ser un canto granítico), casa de l a ... losa (otro topónim o doble para
un m ism o significado), puerto, pico de ... tajada (referente a un canto granítico
rajado), arroyo de la ... del gato, m onte de la ... de la guarnición, barranco de la ...
del bú, m ontes de ... falcón, fiel, arroyo de ... fiel, casa de ... fiel, tajada, del cuervo,
blanca. O riginado en el latín PIN N A ‘plum a, alm ena, levadura de peña, piedra
grande, sin labrar, según se da en la naturaleza’” . PEÑ A LV ER, el sufijo -ver
pudiera ser un aum entativo peñota. PEÑ A RR U B IA , ‘peña ro ja’, cerro de. PEÑ A S,
arroyo de las, cañada de las, m onte, pozo las, pico ... de San Bartolom é, del am or,
lituna, queseanda, del asno, caballera, engorra, gordas, rubia, negras (aquí tenem os
un agiotopónim o, un topónim o doble con un significado-lituna, de lito ‘p ied ra’,
25
H ü b s c h m id , J .: «Testim onios rom ánticos» (en la Enciclopedia, y a cit.) 4 3 . A quien sigue G o n z á l e z ,
Julio, en su Repoblación de Castilla La Nueva II (Madrid, 1976) 285.
26
H ü b s c h m i d , J, c it., 4 2 .
27
M i Pregón en Espinoso del Rey, villa en cuya jurisdicción se localiza este orónim o; hasta el
m om ento inédito.
28
Diccionario de la Lengua, Pedernales.
Diccionario de la Lengua, Peña.
29
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
otro referido a una piedra que se m ueve -g ra n ito -; engorra ‘asir, d eten er’, en este
caso pudiera referirse a la acepción de ‘gancho’. PEÑ A SC O SA , arroyo, cortijo.
PEÑITAS, cam ino de, erm ita de, huerta de las, dehesa de las. PEÑ Ó N , El, aum en­
tativo; m ojón del, cam ino del (dos), carril del, vereda del. PEÑ O N ES, LOS.
PEÑ U ELA , arroyo de, cam ino, casa senda; se trata de un dim inutivo; en el plano
geológico la peñuela o peñuelas es un capa arcillosa en donde se im brican m argas
ca liz a s50. PEÑ U ELA S, LA S, valdepeñuelas.
PERA , entes p etra ‘piedra’. PER A LEA , por peraleda, casa de; ‘lugar d e pie­
dras’. P ER A LE D A , cam ino de (dos), caños, casa, casa baja de. PER A LEJA ,
m anantial de; despectivo de peralada. PER A LEJO , El. A rroyo, paraje. PER A LERA , arroyo de la. PER A LO SA , arroyo de la (es un topónim o doble con el m ism o
significado). PER A LO SIL L A S, LAS. PER EA , ‘piedra’, fu e n te 51. PER N A LES,
corrales; sincopación de pedernales. PIED RA , chozo de, arroyo de ... forada (tres),
del latín FORATUS ‘horadada’ - e s un arcaísm o-, cam ino de ... del Cristo, casa de
... del gallo; es vocablo originado en el latino PETR A ‘ro ca’, y a docum entada en
El Cid. O tras referencias a p ied ra : alba, la alza. PIED RA S, vereda de las. PIEDRAVAL, ‘valle de piedra’, collado de.
PIZ A R R A , las, tal vez originado en el vascongado lapitz-arri ‘pizarra, p ied ra’,
y este del latín LA PID EU S. E n algunos parajes de L a Jara y de Los M ontes de
Toledo aparece la roca pizarrosa sobre los estratos graníticos y bajo la m asa cuarcitosa, en otras ocasiones, aflora sin más. PIZA R R A S, Las, arroyo de las. PIZA RR ILLA , cam ino de la, fuente de la. PIZA RR O SO , arroyo.
Q U ERO , de quer ‘roca’, vocablo preindoeuropeo, para G U IL L É N CALVO
derivado de karri, para C O R O M IN A S de kari. R ISCA L, El, Tugar de risco s’, éste
del latín R ISC A R ‘peñasco alto y escarpado de difícil andadura’, p o r eso antaño se
llam ó riesco, éste del latín RÉSECARE ‘cortar’, p o r Tugar quebrado y pedregoso';
del capitán, de dos aguas, de lechugina de l a 52. R ISC A L EJO , arroyo del ... del
m olino. R ISC A LES, labranza de los. RISCO , collado del, llano, vereda de la m ina
del, de las m oras, del barranco, arroyo del ... cam po, carrasco, del amor, de la
calera, de la corucha -e s te últim o podía ser coruja ‘lechuza’- , del panadero, de la
poyata, redondo, del escribano, del escribiente, de la rotura, de valdopardo, del
torozo - tro z o - , del castillo orillano - ‘suburbio’, antiguo orellan o-, del pandero.
RISCO S, LO S, chozo de, senda de los, pico de los ... altos, cam ino de los ... de
Palma, de la ventera, del águila, de alam ira. RISQ U ILLO S, fuente de, m olino de,
m variquillos. RO C A C H A L. R O C A N A LES, arroyo de. El prefijo roca- es de ori­
gen incierto, pudiera tratarse de un cultism o prerrom ano M.
S A L G U E R O , arro y o del, c a m in o , ca rril, la b ra n za ; d el la tín S A L , -S A L IS ,
ya d o cu m en ta d o en B E R C E O ; e n n u estro ca so T ugar en d o n d e h ay sal o s a la ­
d a r ’. S A L IN A , L a. S A L IN A S , c a sa de las (d o s), co lad a , v alle. S A L IN IL L A S ,
L A S , c a m in o de las. S A L M O R A L , L a b ra n z a d el. S A L M O R A L E S , L o s,
ca m in o de. S A L M O R O S O , vado del, c a ñ a d a d el, b arran c o d el; lu g a r en d o n d e
3 0 J i m é n e z d e G r e g o r i o , Femando: «G eografía e Historia del C errillo de San B las». (C R Ó N IC A DEL
INSTITUTO ISA B E L LA CATÓLICA, Madrid, 1981) 13.
31 D iccio n a rio d e la Lengua, P eraleda.
32 D iccio n a rio d e la Lengua. Risco, riscal. C O R O M IN A S, R oca, C O R O M IN A S, T ópica H espérica,
c it., 111. Gi. lLL.fiN C a l v o , Juan José: Toponim ia d e l Valle d e Tena (Zaragoza, 198 1 ) 60.
33 D iccio n a rio d e la Lengua, O rilla. C O R O M IN A S, O rellano, T ópica H espérica II, 222. K ü b s c h i m i d ,
J.: Cit., 27 -6 0 .
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
h ay ‘sal g em a, o sal de p ie d ra ’; en el siglo X V I se u sa la an tig u a p a la b ra
‘salm a de p ie d ra ’, en el p ara je de B ied m a, h o y d e sp o b la d o en el térm in o de
V illa rru b ia d e S antiago. O tro S A L M O R O S O se lo c a liz a en la ju risd ic c ió n de
E l C a sa r de E sca lo n a . S A L O B R A L , h u e rta del S A L O Q U E , arro y o ; referid o a
‘sa l’. S A L M U E R O , arro y o del. S A L M U E R Z O , h u e rta del. T E R R E R O S ,
ca m in o de lo s, v ere d a de los; del la tín T E R R A R IU S , las v aria s sig n ific a c io ­
n es c o n v ie n e n a este caso; p u ed e ser ta m b ié n ‘su elo sa litro so , qu e lam e el
g an ad o a fa lta de sa l’.
Y ESA RES, arroyo de los, cam ino; del latín G y PD U M ‘lugar de y eso s’.
Y ESO S V IEJO S. CA RCA BA , arroyo de la (dos), vereda de la; aquí se da com o
suelo quebrado, hundido, con huecos y cobachas, propios del m aterial calizo. C A R C A B A S, Las, cam ino, arroyo de las. C A R C A R C A B A LLEN A , C A R C A B A N ES,
arroyo de los. C A R CA BO SO , arroyo de, CARCAVILLA. CUEVA/S: (A quí tra­
taré, en lo posible de dar sólo las cuevas naturales, dejando para el epígrafe corres­
pondiente a las casas, bóvedas, silos, chinforreras, sótanos, cocinas, las cuevashabitación rústica labrada por el hombre).
En la M ancha son num erosas las cuevas dado el suelo calizo en donde se for­
m an capas de este m aterial, llam ado tosca.
CUEVA, del latín vulgar CÓVA ‘h u ec a’; de la adivina, ahorm icho es un d eri­
vado de ahorm a ‘tapia, p are d ’, del alcaide - ‘jefe m ilitar, alcald e’- , alcalde - ‘el
ju e z ’- , aldovera ‘la red o n d illa’, angreña -p u d ie ra significar ‘rin co n cillo ’- , de la
atalaya, del borrego, de la botija, del botillo - ‘odre p eq u eñ o ’, del tardolatín
BU TTI ‘to n el’- , del buey, del cabrero, del cam posanto - a s í llam ado porque en él
se daban sepultura a los fieles difuntos, cuando se prohibió h acerlo en las igle­
sia s-, del castillo de C onsuegra, del cerrojo, de la cuchareta -d im in u tiv o de
cuchara, ‘especie de trigo que se da en A n d alu cía’, tiene otras acepciones com o
renacuajo, av e zancuda, esta voz ya se docum en ta en el siglo X y la trae COVARR U BIA S en su T esoro-, chicharrón -sim ila r a m ozarrón ‘niño o jo v en m uy cre­
cido y d e s a rro lla d o '-, chicharrona -re sid u o de la m anteca de c e rd o -, chim ía,
encantá, carril de la ... nueva, carril de la ... del caballo del m oro, cam ino de la ...
de la peregrina. Las CUEVAS, fuente de las ... de Yepes, del m ilano. CUEVA:
cim úa, del dóm ine - ‘m aestro, d u eñ o ’, del latín vulgar D ó M IN U S , en este caso
vocativo de dóm inus, antaño se decía dóm ine al precep to r de g ram ática latina,
tam bién al que sin serlo tom aba el tono m a g istral-, de la fuente de la peña, del
galgo, grande, de H igares -lu g a r en donde hay higueras, es un p araje de O lías del
R e y -, del m agro, de m alos, de m ascura -lu g a r poblado de arbustos y m onte
b a jo -, de m aúlla, de m elgosa -re la c io n a d o con ‘m ielg a’, una especie de adelfa,
otra acepción es la ‘rastra que usa el labriego para am o n to n ar las m iés’; un
M elgosa en B urgos, en el alfoz de V illadiego, con el significado de ‘lu g ar de
m ielgas’- , M elilla - ta l vez relacionado este topónim o con la guerra llam ada así,
entre E spaña y M arruecos, en el 1893-, de los m uchachillos. CUEVAS: del m enchorrillo -sin co p a ció n del vascongado m endi ‘m o n te’ y el hidrónim o ch o rrillo -,
de la m inilla, de los m onges del latín M O N aC H U S ‘an a c-o reta’, y a es frecuente
en B ER C E O y en Fernán G onzález, en la acepción de ‘erm itañ o ’, m ontera
- ‘m ujer del m o n te ro ’ del antiguo montés ‘ca za d o r’- , del m oro (dos), de los m u r­
ciélagos, del nabo, navales ..., de las norias, de la olivilla, del pajar, del puente de
San Juan, rota, de rom pelaire, sardinilla -d im in u tiv o de sardina, del latín
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S A R D IN A , docum entada en J. R U IZ -, del tercio -p o sib le m en te referido al
alm acén del grano de la te rc ia -54.
4.-Geomorfología
(En este epígrafe se trata de las form as del relieve: orónim os, valles, navas,
barrancos, hondonadas, barreras, pendientes, mesas, llanos, rañas, cuerdas, punta­
les...).
a-Orónim os
a -l.-C e r r o /s y pico/s: A m bos se repiten num erosas veces, dado que el prim ero
es un vocablo latino, m antenido por los m ozárabes que pueblan y después d e la
reconquista repueblan, en una fase inicial, m uchos lugares de la provincia.
A delanto que viene de CIRR U S con el significado de ‘elevación de tierra, algo
m enos que una m ontaña o una sierra’; voz docum entada ya en el siglo IV. En
cuanto a p ic o , abunda, aunque m enos que el anterior; es vocablo de origen incierto,
tal vez celta, con el significado de ‘cúspide de m ontaña’, que en nuestro caso será
‘de sierra o de cerro’.
C A R RA LBO , cam ino de (este albo ‘blanco’). C E R R A L B O S, Los (antiguos
m unicipios pertenecientes a distintos señoríos). CARRATOS, cam ino de ( ‘peq u e­
ños cerros’). CER REJO N , dim inutivo, ‘cerro pequeño’. CE R R ILL O , m anantial
del. C E R ILL Ó N , arroyo del. CER RIN O JO , el sufijo del ‘h inojo’, fitónim o.
CER RILLO S, Los. CER RITO , del águila. CER RO S, blanco del, del abubillo, del
agallar, agudo (tres), del águila, aguilero, aguilón, de Aguirre, A lam ín -v o cab lo
árabe, patroním ico de una tribu de al-A ndalus-. A LM O RCÓ N , voz árabe ‘n egro’.
A lcaudete -p a r a algunos viene de A LCA PID ETU M ‘los cabezos’, en efecto, ésta
villa jareñ a está rodeada de cerro s-, A LC O R N O C O SO -relacio n ad o con QU ERQ U S, en este caso ‘alcornoque’, aldea, alm irón -v o z m ozárabe am airón del latín
A M A RU S ‘am argo’, en este caso ‘am argón’ una especie de a ch ico ria - del pico
altam és, altillo, alto, del Á ngel - e n este caso el nom bre del propietario. A ntonio, de
la arboleda, de la arena, asp erillas- ‘retoño’, de la atalaya (ocho), bachiller, bañalucía, Belvís en Pelahustán - v illa de la Sierra de San V icente-, Benito, berrocal,
blanco, bunguillo, de los bolos - e n su acepción de ‘ignorante’, tam bién pudiera
tener la de ‘m iem bro viril’ en el significado popular toledano-, de los boyeros - ‘los
que labran con bueyes’- , bravo, del B u -ap ó c o p e de ‘b u h o ’, cerro de Toledo, en
donde hubo poblam iento p rehistórico-, buenavista, buey, del buitre, del burro,
caballo, cabeza arada, cabeza del conde, cabeza gorda, cabeza m erino -m agistrado
m edieval en algunos reinos de E spaña-, cabeza de Yegro, aparece escrito Negros,
Egros, San M arcos de Yegros, fue una encom ienda santiaguista, hoy despoblado,
34
M e n é n d e z P i d a l , R am ó n : O rígen es, cit., 3 0 . M a r t ín e z O r t i z , Pablo, en sus P u eblos y alfoces d e
Burgos d e la repoblación (V alladolid, 1 9 8 7 ) 3 7 6 - 3 7 7 . C o r o m i n a s , B ota , cuchara, dueño, m elga, I
y III, monge, sardin a. D iccio n a rio d e la Lengua, M onterajo. S á n c h e z M i g u e l , Ju an M anuel: «D e
to p o n im ia de N a v ah erm o sa y H o n tan ar» (E S T U D IO S M O N T E Ñ O S , N M . 6 1 , T oledo, 1 9 9 3 ) 22.
D iccionario d e H istoria de E spañ a (P u b licad o p o r la R E V IS T A D E O C C ID E N T E , tres tom os,
M adrid, 1 9 6 8 ) M elilla. A SIN , 5 1 , 5 7 .
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cabeza rabia, cabezo, cabezo gordo, cabezo m orgar - e n la línea de a m u rca r-, de
las cabreras, calam ón - d e l árabe abugalam u ‘ave de espléndio plum aje’, llam ada
así calam ón en C astilla-, calvario, cam orra de los cantos, carbonero, Carlos,
carrascales, pico carril, casa D om ingo, casarejo, casavillas -e s te prefijo cara-, ‘p ie­
d ra’- , del castellar, del cazador, de la casa, arroyo de la ... Agudo, cam ino ... alto,
pico d e l ... blanco (tres), vereda d e l ... colorado, m onte ... cruz, casa d e l ... D ávilla,
m anantial del ...ju d io , senda de ... León, arroyo de M artín, cam ino d e l ... M oreno,
silos de ... m ojón, carril d e l ... navajo -e s te últim o usado com o ‘altura’- , carril del
... Rubio, cam ino d e l ... de calero, del águila -u rb a n iza ció n -, vereda d e l ... caballo,
m onte del ... del castillo, cañada del ... del guarda, cam ino d e l ... del m elonar, del
mojón, casa d e l ... del pozo, calam ocho - ‘de color bajo, am arillo’- , canteras de las,
castellano del, castillo (dos), cituero -e s un vértice geodésico que pudiera relacio­
narse con hito, hitero, hituero-, duque, espino del, L orente - d e un LA U R EN T IU S -, carril del ... de la espía -e s te del gótico spaihón ‘escuchar, atisbar, esp iar’
ya docum entado en Juan de M E N A -, de la m edra - d e ‘m e d rar’ usado por BERCEO, en el sentido de ‘m ejorar’- , arroyo d e l ... de las cabezas, senda d e l ... de las
olivas, del H orco - ‘horcajo’- , dehesilla, pipares, San G regorio - ‘vigilante’- , de la
galinda, de la oliva, de navacid - ‘laguna del seño r’- , de Santa Bolonia, del Toboso
- d e toba ‘cardo o caliza porosa’- , m ascura, m oradas - ‘habitaciones, casas, lugares
de hab itar’- , del castellano, de la m edia legua, de la legua, de los molinos, del
duque, grande, prieto - ‘negro’- , de la Virgen, del espino, de los hitares, de Layos,
de N oez, de la N atividad, de los m oros, de San Sebastián -d e l tardolatín SEB A STIA N U S ‘el que venera a los dioses, augusto’- , julio, del m onte, del oro, pelado,
castrejón, de los m ancebos, del borrilón, de la corza, del cojo (dos), del corcho, de
la cuesta (dos), Cruces, cruz, del cura, Chacón, de las chim eneas, de chozas, del
chozo, de don Benito, de la encantada, estanque (dos), galardón -d e l gótico withralaun ‘pago a cam bio de algo’, ya docum entado en E l cantar de m ió C id -, garrido
(dos) -antropón im o del latín G A R R IR E ‘charlar, parlotear, go rjear’- , docum en­
tado en el P rim era Crónica G eneral, a finales del X III, de gata, de los gatos, G ilito,
de G ualavisa -m o rfo lo g ía árabe sin conocer el significado, que no dan los sabios
arabistas A SÍN ni T E R E S -, de los guijos, herreros, del hondón, de la horca, jaranzo
-aum en tativ o de ja r a - , del jinojal -p o r hinojal, al aspirar la h la convierte en j, con
el significado de ‘lugar de hinojo’, del bajo latín F E N U C U L U M -, del jo y a -d e l
latín vulgar de La G alia JO C A LE, derivado de JO CU S ‘ju e g o ’ , docum entado en
E spaña en la segunda m itad del X III-, judío (dos), de las ju n tas -re ferid as a las que
había en térm ino actual de E l R obledo del M azo, que antaño fue de la jurisdicción
de Sevilleja de L a Ja ra -, de las lanchas, lera- del latín G liS -IR ÍS ‘liró n ’, roedor
parecido al ratón, no creo que convenga la acepción de ‘alm ez’, palabra dialectal
suroriental-, de las - ‘haces o légam o’, vocablo de origen ce lta -, m aquedano
- ‘natural de M aqueda’ , se dan en El C am pillo y en Belvís, am bos de La Jara, in d i­
can repobladores de esta antiquísim a v illa-, del m ancho -tro z o , ‘yerbazal en un
sem brado’- , de M anolita, M artín, de m atuluno - ‘áspero, terrero difícil de transitar
o de labrar’- , de la m azo n era -d eriv ad o de mazorro ‘grosero, b asto ’, tal vez del
árabe m anzur, del radical nazar ‘pequeño, exiguo’- , de la m esa - ‘m eseta’- , de la
m ina (dos), de la m ira - d e ‘v e r’- , de m iralobos, del m ochuelo, del m olar - d e m uela
‘altura’- , del M olina -an tro p ó n im o -, del m olinillo, del m olino, de las moras,
M oreno, del m oro (dos), el moro, de los m oros, de los m uertos, los cabezales - d e
cabezal, ‘que se pone a las caballerías’, tam bién se dice cabezada-, el calderico
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
-c e rro de C onsuegra, fam oso p o r la leyenda del «conde don Julián»; dim inutivo de
caldero, del latín C A L D A R IU M -, castejón -ap aren te aum entativo, en realidad d es­
pectivo de castillo, del latín C A S T E L L U M -, de la N avarra -p ro p ie ta ria o repobla­
dora, vocablo prerrom ano hispano-vasco, evolución de N afarra, éste del español
antiguo; nuestro CO B A R R U B IA S da el significado de ‘tierra llan a’- , de navarredonda - ‘prado o laguna
de las navas - ‘de los prados o de las lag u n as-, olla
-d e l latín O L L A , docum entado en BER C E O ‘vasija redonda de barro o de m etal’;
tam bién pudiera referirse a ‘cocido’, p o n e r la olla, com er la o lla -, de oreganal
-lu g a r en donde hay orégano-, del oso -m u ch o s lugares serranos de la provincia
fueron, en el B ajo M edievo, buenos m ontes de osos, según nos dice A L FO N SO EL
O N CEN O en su afam ado Libro de la M ontería-, Palillo, - ‘conversación en la
sobrem esa’, tam bién se puede referir a un apodo del guerrillero carlista que operó
en la provincia y dejó am argo recuerdo de sus fechorías en la villa de Orgaz, en L a
S isla-, del palo -d e l latín PALUS ‘poste o garrote de apalear’, en SA N ISID O R O -,
de la palom a - d e l latín vulgar PALÜM BA, en el clásico PALU M BES, en el prim ero
‘palom a’, en el segundo ‘palom a torcaz’, en algunos lugares dicen torcal, cam ­
biando con facilidad la r por la 1, usando en Juan R U IZ y en D on Juan M A N U EL;
la form a pa lu m b a es propia de los m ozárabes, ya em pleada por B E R C E O -, palo­
mar, de las panderetas de Pascua -antropónim o relativo a ‘pastos’, del latín PAS­
CU A LES, otra acepción: de PASCUA ‘paso, tránsito’, vopablos y a usado por B E R ­
C E O -, de las Paulas -antropónim o, del latín PAULUS y éste de PAUPER, ERIS
‘pobre, que posee poca co sa’- , pedregoso, pelado - ‘sin vegetación’- , de pelados,
pelao - ‘sin p elo ’- , de peña hueca, de peñarrubia - ‘peña ro ja’- , perotes -a u m e n ta ­
tivo de ‘p era’, otra acepción: ‘piedras grandes’- , del piruétano - ‘peral silvestre’- ,
pinilla - ‘planta que se confunde con la m ata de pino, por tener indéntico o lo r’- , del
pino rom ero -fitó n im o correspondiente a estos dos apellidos-, planta del rey
- ‘planta inferior del pie’ o planta com o fitónim o -, de plaza, poyal -d e l latín
POD IUM , en este caso ‘altura, em inencia del terreno, otero, cerro ’- , del poyar,
prieto, Pulido —antropónim o, del latín PO L IR E ‘alisar, p u lir’ a veces ‘bonito, bello,
fino’- , de raña -p a re c e una antinom ia, dado que raña es ‘llanura pedregosa’- ,
redondo - e s u n oroónim o de la repoblación castellana, porque de haber sido repo­
blado antes, p o r árabes o por m ozárabes, sería a lm o d o b a r-, R ielves - ‘río
blanco’? -, robledo, rom eral, del rom eral, e l ... de San Sebastián, de San Vicente, de
Santa A na, de S anta M aría M agdalena, Santos López, de la sam a -d e l tardo latín
SARNA, tal vez de origen prerrom ano-hispano, ya citado en E l Conde L ucanor y
antes en Juan RU IZ, ‘afección cutánea contagiosa’- , de serrana, de sierra m orena
- ‘obscura’- , de sienralluenga - d e ‘sierra larga’, del antiguo latín LO N G U S, ya
docum entado en San M illán, en Fernán G onzález, luego recogido por el m aestro
N EBRIJA ; es vocablo de la antañona repoblación castellana de U rd a -, tabernero
-d e l latín TABERNA ‘cabaña, choza, tienda, alm acén, p o sad a’ está ya en la poesía
de los juglares, prim era m itad del XIII, tabernero en Juan R U IZ -, de la talega -d e l
árabe tac liqa ‘saco, zurrón, balsa’, vocablo trasm itido p o r los m ozárabes, y a usado
en el siglo X III-, tallar -a q u í pudiera usarse en la acepción de ‘nuevo p lantío’ , hay
otras que da el D iccionario de la Lengua: lo que puede ser talado o cortado o
monte, leña tallar; la prim era está en la línea de la repoblación forestal, que se hicie­
ron varias en el siglo X V III-, tam bor (dos), de la langosta, de la Tejera, del testillo
- ‘testarros’- , del tocón - ‘base de un troncón y así se nom bra en m uchos lugares de
la provincia, ya está en J. R U IZ -, Tomás -antro p ó n im o , del aram eo Thoma
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
‘mellizo gem elo’- , de los tontos, de torinas -relacio n ad o con toro, otra acepción:
dim inutivo de tora ‘hierba’, del tardo latín P H T O R A -, de la Torlanca, el prefijo es
torre, el sufijo es un vocablo prerrom ano, parece celta, está en la m ism a línea que
L edanca, P o lv o ran ca, S alam anca, B arda rica. B rea rica, C usanca, M ayanca,
O blanca, T udanca, Caravancn; concretam ente este lanca pudiera ser una sincopación de lancha—, soella, M eregiles - d e H erm enegildo, en m uchos lugares se les
llam a M ereje, M eregildo, es un antropónim o germ ánico, ‘el que vale por su
ganado’- , de la Iglesia, de la cuerda -re fe rid o a ‘llanura alta’- , de Santa B árbara
-posiblem ente llam ado así por las m uchas torm entas que se ocasionan en este
ce rro -, de la encantada, de N uestra Señora de la O liva - p o r la erm ita que se alza
sobre é l-, tom o, el torreón (dos), vaquero, Velasco -an tro p ó n im o , vela ‘cuervo’- ,
de la venta, vítores - ‘vencedores’ del latín V IN C ER E, docum entado en E l C id -,
del zarzalejo. A bulagar - p o r aulagar, aulaga, se docum enta en los com ienzos del
siglo X V -, acebuche - ‘olivo silvestre’, en algunos lugares a cib u ch e-, puente de la
vereda del ... lom a, butraca -de ‘buitre’, ya usado por D on Juan M A N U E L -, de
cam pana, de Cam panario, de casa, de carquesales -p o sib lem en te del latín CO LA C A SIA ‘planta m edicinal parecida a la retam a’, parece transm itida por los m ozára­
b e s-, castillo (aparte de los ya citados, otros siete), cielo, de la cubilla -d im in u tiv o
de cuba, del latín CUPA, en algunos lugares con la acepción de ‘cantárida’- , cucha­
rero, de las cuevas, de los D am ianes -p lu ra l del antropónim o D am ián del griego
D am ianós ‘el que dom a’- , del fontarrón, junquillo, navaíotero - ‘nava del cerro ’- ,
navero - ‘natural de La N ava’- , de quejigoso - ‘en donde hay quejigos’, este sufijo
-oso es peculiar del occidente de la provincia-, quem ado (tres), San A ntón -a g io topónim o-, sastre, Trichuela -p u d iera ser un apodo, no encuentro su significado-,
de las vacas, valdecarretas, Valdepeñas, de vinagre, de las viñas (dos), del Viso
- ‘llanura alta desde donde se divisa un extrem o panoram a’- , de los zam acos
-v arian te de zam alacuencano, ‘hom bre torpe, tonto, abrutado’ , voz procedente del
árabe c a m a cu c ?-” .
C E R R O JO N E S, Los, CER RO LO M O , cam ino de - u n a vez m ás el orónim o
d uplicado-, C E R R Ó N El, cerro de, pico de, de los pozos, C E R R O N A La,
CER RO S Los, cam ino, lom a de, CER RO TE, pico de, M A D R O Ñ A L -T u g a r de
m adroños’, arbusto muy abundante en el m onte toledano-, de las taijas - ‘m uesca
que se hace en un palo partido exactam ente por su mitad, en donde se m arcan las
veces que se com pra algo sin pagarlo en el m om ento o se señala un servicio al
fiado’, así se decía antaño: «pan a la tarja», «herraduras a la tarja»; este sistem a de
fiar ha cafdo en desuso; otras acepciones ‘escudo’- . Pico/s: A ceca -a ld e a ju n to a
Toledo, voz árabe, transm itida po r los m ozárabes, con el significado de ‘calleja,
cam ino’ , águila, aguilera - ‘en donde anidan las águilas’- , ahorcaperros, ajonjeral
35
D iccion ario d e la Lengua, A ulaga, buitre, carquesa, Cuba. C o r o m i n a s , p a ra to d o lo relacio n ad o
con c e rro y su s d eriv ad o s. J i m é n e z d e G r e g o r i o , Fern ando: M i D iccion ario y las publicacio n es
sobre La E strella d e La J ara, La Sierra d e San Vicente, d e S evilleja d e L a Jara, d e la A lq u e ría d e
Fuentes d e La Jara, la com arca d e E l A lc o r y El B errocal (inédito, en tre g a d o al IP IE T para su
p u b licació n ). M a d r o ñ a l D u r a n , A b rah ám : Refranero p o p u la r toledan o (T E M A S T O L E D A N O S ,
N M . 68, T o led o , 1991) 42. S á n c h e z M i g u e l , cit., 23. E nciclopedia lin güística, cit, 454-460.
C o b a r r u b i a s , S eb astián de: Tesoro d e la lengua ca stella n a o españ ola, 1616 (M adrid, 1979) 825.
G a r c í a o D i e g o , V icente: D iccio n a rio ilu strado latin o-españ ol... (B arcelona, 1964) P ontus.M o r a l e j o L a s s o , A.: Toponim ia g a lleg a y leonesa (S an tiag o de C „ 1977) 31. E g u i l a z y Y a n g u a s ,
L eo p o ld o : G lo sa rio etim ológico d e la s p a la b ra s españ olas... (G ranada, 1886), 523.
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-etim o lo g ía popular, se refiere a las ‘aves pequeñas que se dan a com er a las rapa­
ces de caza, que se guardan en la aljaba’- , A lam ín - e n el año 1118 A lfam ín, plural
del nom inativo árabe fa h m i- , de alberguilla - v o z árabe, dim inutivo de a lte r c a -, de
alberquillas, aldehuela - e n algunos lugares andiguela-, cerro del..., de la arboleda,
el arco, arenales, A rrayel -L E Ó N TELLO cita varios pesonajes judíos con este ape­
llido con A rrajel: £ a g , Jaco, M osé, Sam uel, Yento, Ysaque, Yijaf, algunos vincu­
lados a la ciudad de T oledo-, balboso, bañuelos -d e l latín BALNÉUM , palabra ya
en los orígenes del español, dim inutivo de b a ñ o -, del barro, barrosa, berrocal,
bravo, B uenas Bodas -lu g ar, derivado de buda ‘anea, terreno encharcado’- , buey,
burro, cabezo -d e l latín C A PITLIU M ‘cerro alto ’, y a figura en la Crónica de
A L FO N SO O N C E N O -, la cabeza, cadenas, cám ara -d e l latín vulgar C A M A R A
‘bóveda’, docum entado en E l Cid; por su localización en la villa de Yepes signifi­
carla: ‘segunda planta de una casa labriega en donde se alm acena el g rano’, así tam ­
bién en L a M ancha, en tanto que en La Jara se indentifica con troje, de atrojar, con
la m ism a fin alid ad -, del cam ino de C arranque, caridad, de carrascales, carril, cerro,
de castillejo, de C astrejón - d e castro del latín C A ST R U M ‘cam pam ento fortifi­
cado’- , cascarrales - d e cascajo ‘suelo cubierto de piedras sueltas, propio de las
rañas o de terrem o rañizo*; en La Jara este y así m ism o cascajoso- , de cervatos
-h o y despoblado en el térm ino de A rgés, en L a Sisla; del latín CÉRVU S, citado a
m ediados del XVI com o nom bre propio, pero m ucho antes se vinculaba al adalid
M unio A L F O N S O -, del cerro alto, de cerro blanco, cerrón, cerróte, de cierva,
conde, corral de vacas de C orrochana -en cu en tro un apellido Corro y un prefijo
Corro- que da ‘corral’, en Santader llam an corro al ‘p ato ’, el sufijo -chana, -chano
es un d im inutivo-, coscoja - u n tipo de encina, pequeña e in ferio r-, Cruz Verde
-p u ed e referirse al lugar en donde se ejecutaban las sentencias del tribunal del
Santo O ficio -, cuarto - ‘habitación, m oneda antigua o d in e ro -, cuerda del M áchara
-e s ta segunda palabra puede referirse a una persona, apodo; hay un arroyo de este
n o m b re-, C uervo, las cum bres, dehesilla, dorado, de enchicado, de espartosa (dos),
E strella (en este caso ‘castillo’, pico que culm ina la S ierra A ncha, en el lugar de La
E strella de la Ja ra -, fraile, fuente santa, Fuentes -alq u e ría en el m unicipio de La
E strella de L a Ja ra -, G argantilla -a ld e a en el térm ino de Sevilleja de L a Jara, con
el significado de ‘p equeña g arganta’, se trata de un h id ró n im o ; esta se llam ó
antes La C ordobesa, p o r haber sido repoblada p o r m ozárabes co rd o b eses, h u i­
dos del p o d er alm o ráv id e -, G arrido, golondrina, go llin o -d im in u tiv o de ‘g o la ’,
canal de riego, sangrado de un río , guijo, de la G u illerm a -a n tro p ó n im o del
g erm ánico -helm ‘y elm o ’- , higuera, hijoso - d e ‘h ijo ’- , hilillos -d im in u tiv o de
hilo, del latín FILU M , ya figura en el siglo X III-, hinojoso - ‘lugar de h inojo’, del
tardo latino F E N IC U L U M y éste de FEN U M ‘h eno’- , del hocino - ‘pequeña hoz
de hoja muy ancha, que utilizan los hortelanos, del latín FALX, -CIS hoz, f o z , en
B ER C E O y en J. R U IZ -, horca, jaral, gordo, landrino -e s te sufijo -ino es una form a
dialectal de la A lta Extrem adura, extendido por la parte occidental de la provincia
toledana; el prefijo landre- es un derivado del latín vulgar G LA M D O , -D ÍN IS, en
el clásico G LA N S- DIS ‘bellota’- , langogsta, de Layos (dos), lecheros, León,
licencias —del latín L IC ÍT U S ‘perm itido’, ya en BER CEO ; se trata de un paraje en
el térm ino de Las H erencias, en La Jara, relacionado con la rep o b lació n -, loberas,
lobos, llanadas, llanillos, del M achaca - s e trata de un ap odo-, M adrid, m adroño,
m alojo - ‘m ala hoja que no aprovecha el g anado -, m apasillo, de M arica -v ersió n
antigua del nom bre de M aría; sabido es que se llam an m aricas a las h u rracas-,
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M atasanos -po sib lem en te un ap o d o -, m atiarral -d im in u tiv o de m a ta -, m atoso - e n
la línea de m a to jo -, m erina -p u e d e referirse a la oveja o a la lana, no creo que sea
a la m ujer del m erin o -, del m iradero, M ogino - p o r m ohíno al aspirar la h y co n ­
vertirla en j, o, com o en este caso, en g; es vocablo con varias acepciones, desde
‘triste, m elancólico’ a ‘m uía, m acho, vacuno con hocico m uy n egro’ a ‘pájaro rabi­
largo’ o a un ‘ju e g o ’, pero hay otro significado ‘bruto, torpe, palurdo’; en algunos
pueblos vecinos se llam an m utuam ente m ojínos, tal es el caso de M ohedas de L a
Jara y de A ldeanueva de San B artolom é-, del m onte, m oraleja - e n su acepción des­
pectiva de m o ra l-, m oras, m orejón - ‘m ordedura de la piel o en la p iel’- , N O EZ
-re ferid o a la villa de este nom bre, que hasta el siglo X V III se dijo Nuez, del latín
N U X , N O CIS, ya en el origen del esp añ o l-, oliva, pajarranca - d e l latín PALÉA, en
este caso, despectivo de ‘p aja’- , pajero -q u e tiene, vende o transporta p aja-, de los
Palanca -antropónim o, del latín vulgar PALA N CA ‘garrote’, ya docum entado en el
X III-, palito, palom a, palom ar, Paredes (de Escalona) -d e l latín PARIES, -É T IS -,
de Parra -p u d ie ra ser apellido de un propietario, con el significado de ‘vid levan­
tada artificialm ente’, no de c e p a -, paña blanca, Perojusillo - d e un Pedro Husillo,
éste últim o apellido judío; en LEÓ N TEL LO figuran cuatro personas de este ape­
llido, aparte de la referencia a ellos en el callejero de Toledo: en el C allejón de Los
H usillos; se trata del dim inutivo de huso, del latín FÜ SC U S, com o fu s o se docu­
m enta en B ER C EO , puede significar ‘husillo de lag ar’-,, perotes, la picaza - e s una
m anera de nom brar a la ‘hurraca’- , el pico (cinco), los picos, de pozuelo, pozuelos
de la serrezuela, quebradilla, Q uintanilla -dim in u tiv o de quintana ‘finca de recreo’,
según nuestro C O B A R R U B IA S, del latín Q U ÍN T U S -, rancilla - d e l latín RA H COR, O R IS ‘odio, ren co r’- , raña, rosalejos -d esp ectiv o de rosal y éste del latín
ROSA ‘rosa’, ya docum entado en B E R C E O -, rosillos -d e l latín ROSÉLLUS,
em parentado con ‘rojo’- , San Vicente (tres) -d o s en la Sierra de su nom bre y el ter­
cero en el térm ino de O caña; es un hagiotopónim o relacionado con ‘v ictoria’- ,
Santa B árbara, Santa C ruz, Santa M aría, sauca, de saúco, sem illa, la sem a - ‘par­
cela de tierra del feudal, cercana al caserío, de buena calidad, que labran los vasa­
llos’ ; en la docum entación más antigua figura el vocablo sénara ‘tierra v ieja’, es un
celtism o-, del som brerete -dim inutivo de som brero y éste de som era, tal vez refe­
rido al ‘som brerillo de los hongos’- , Tajo -d e l TAGUS latino, el nahr T ayo árab e-,
terraplén, tiesas - la palabra tieso figura ya en la segunda m itad del X V I, del latín
TEN SU S ‘tenso’- , tocaíllo - d e toca ‘prenda para cubrirse la cabeza la m u jer’, en
este caso dim inutivo-, tram pales - d e tram pal ‘atolladero, lugar encharcado de paso
difícil’- , U clés - la presencia de la Orden de Santiago en Santa C ruz de la Zarza, en
donde se localiza el pico de U clés, es causa del topónim o; TERES nom bra Uclivs
vocablo árabe—, valdeoliva, valdesim ón -e s te últim o es un vocablo hebreo del que
se origina en el patroním ico Jiménez', en la antroponim ia latina figura SIM O
‘chato’- , v ald eih u e lo -este huelo ‘sin sem brar’- , v ald ep u e rro -d e l latín PO RRU M ,
ya docum entado en BERCEO — , vedado, V icioso -an tro p ó n im o referido al pro­
pietario del paraje, avecindado en el Belvís de L a Jara del siglo X V I-, V aldeyerm os
-d e l tardo latín ER EM U S ‘desierto’- , valgrande, V illanueva (del H orcajo) -d e sp o ­
blado en la com arca de E l H orcajo de Santa M aría o de T alavera-, viñas, del Viso
-v illa apellidada de San Juan, ya di el significado de viso', el 1150 se inicia la repo­
blación de El Viso y de Y egrillos-, Yegros, zangam eno -o rig in ad o en el prefijo
zang- relacionado con ‘zángano/a’- , zorreras. De A lcañizo -lu g a r del C am po del
A rañuelo-, B elvás -re fe re n te a ‘bello’, en la m ism a línea, en cuanto al prefijo, que
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B e t\ís, el sufijo -va.r pudiera ser el apócope ‘vasallo’- , B em u í - e n otros lugares
B erm uí antropónim o visigótico, en este caso el nom bre de un propietario del paraje,
de un B erm udo, Berm udi, que ha perdido la d y ha quedado en B erm uí, con el sig­
nificado de ‘valor de o so’, del gótico baira ‘oso’- , Blanco, B ucher -an tro p ó n im o -,
cabalcador, calaborro - y a considerado-, el cáliz, de la C andelaria -h ag io to p ó n im o -, caracol, carrascal, carrasco -a p a rte del fitónim o, puede tratarse de un ap e­
llid o -, casa blanca, cebo, del Cielo, coiralejo, Cruz del ..., la calera, C ruz de los
Villares, de cuarto largo, cuernos, de chozo, darajebal - e l sufijo -jebal, relacionado
con jeb el, Jébalo, Yébenes, son vocablos árabes con el significado genérico de
‘m onte, altura, cerro, m ontaraz’- , del fontarrón, gallegas -re fe rid o a repoblación de
gallegos o propietarios procedentes de G alicia o de sus co n to rn o s-, grajo, guayero
- p o r guayalero, ‘lugar para los d uelos’- , jarape - e n línea con ja ra p a ‘desgarrado’- ,
L agartera - ‘lugar de lagartos’, viene a confirm ar el significado que esta fam osa
villa se localiza en un suelo granítico-, m ontruquillo -d im in u tiv o de M ontueque,
por el sufijo es vocablo de ascendencia m ozárab e-, O reja -a n ta ñ o A U R ELIA
‘dorada’- , de Pachicerrada - e l prim ero es una m anera de decir, en A sturias, el nom ­
bre de F rancisco, po r lo que es dado pensar en un a repoblación norteña, en cuanto
a cerrada es, com o ya vim os, ‘lo que no tiene salida’, se localiza en el térm ino de
la villa de C ebolla; este P achi, que ha perdido la n, parece derivarse de pachón,
hubo un D iego PACHON en el León del año 1260, sigpifica ‘flem ático’- , platas,
portazgo - d e portadgo ‘lugar en donde se paga por p asar’- , risco de las m orás
-re fe rid o a antiguas viviendas en la sierra de M ohedas de La Ja ra -, riscos altos,
soto viejo, teléfono, tem eroso, tórtolas -deriv ad o de coreo y este de Q U ER Q U S
‘encina’, varios de éstos topónim os se localizan en C alera y C hozas, tres al m en o s-,
vallem esto - e l vocablo m esto ya se ha considerado-, valdehigueras, valdelegua,
valdelaviga - e l vocablo viga de origen incierto, tal vez del latín BIG A ‘tronco de
dos caballerías que tiran de un carruaje’, tam bién h a tenido el de ‘yugo’, éste figura
y a en C id -, valdepalacios, venturro - s i ventorro es un despectivo, lo es m ás el
vocablo de referen c ia-36.
a -2 .-M á s orónimos: (D ado lo num eroso de las sierras, para abreviar, se indican
con la inicial S.)
Á G U ILA S„ A G U D A S„ A LC O R -v o cab lo árabe ‘L as co lin as’- , A L G IB E S.
-v o cab lo árabe ‘el pozo o la cisterna’, tam bién pudiera significar ‘la prisión’- ,
A LPU EB R EG A S. -v o c a b lo celta, con el prefijo A lpón- ‘castillo de A lpón’- ,
ALTO Jim énez -patroním ico originado en el hebreo Sim ón ‘o id o ’- , ALTO Vela,
choza, ALTOS parajes, casa, cuervotorralba - ‘torre b lanca’—, lom a, ALTU RA del
Santo, del cuero, A N C H A S., A SO M A D ILLA , ATALAYA, lom a, ATALAYUE-
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P ara p ic o s y sus relacio n es c o n sú ltese a C o r o m i n a s y al D iccion ario d e la Lengua e n su s d ife re n ­
tes v o ces, c ita d as en e l tex to . L e ó n T e l l o , Pilar: Judíos d e Toledo (M adrid, 1979) 625. T e r é s
( S a d a b a ) , E lias: M ateriales... c it 158. Ver en M i D iccio n ario, A rgés, C alera, L os Yébenes, La Sisla,
sobre esta c o m a rc a m i trab ajo , inédito. G o d o y A l c á n t a r a , Jo sé : A p ellid o s castellan os (M adrid,
1871, e d ic ió n facsím il, B arcelo n a, 1975) 363. K l e i n , Ju lius: La M esta (M adrid, 1981) 40. A s í n , 44,
S o t o y L o m b a , F erm ín de: « P aseo to p o n ím ico p o r C an tab ria» (B ol. de la R . S o ciedad G eográfica,
N M . 87 (M ad rid , 1981) 573. E nciclopedia L ingüística, C it,, 424-425. R a b a n a l Á l v a r e z , M anuel:
« B u zó n del hablante» (D ia rio YA, 2 2 -IX -7 8 ). G o n z á l e z , Julio: R epoblación ..., cit., 300. G o d o y :
A p ellid o s,.., cit., Lorente. J i m é n e z d e G r e g o r i o : «L a p oblación en el S eñorío de V aldepusa», cit.,
79. «L a p o b la c ió n en la Ja ra T o led an a I» cit,, 219-220.
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LAS Las, B A N D ER A - p o r ‘altura’- , BARTE lom o de - d e barda ‘cubierta de leña
sobre la tapia, arnés, b orrén’, es voz m ozárabe-, BEC ED A colado de la - d e berceo
‘esparto’- , Berrocal S., B O N ETE -d a to aquí com o ‘cum bre’- , BO TICA S. BUENAVISTA lom a de, BU EY S., BU ITRERA S„ BU T R E R A S. - p o r bu itrera CA B EZ A SIJO SA loma, CA B EZA de Lillo, C A B EZA M ESA D A , C A B EZA del
Oso, C A B EZ A del Pasajo -e ste últim o referido a ‘p aso ’, com o puerto o co llad o -,
C A B EZA R R U B IA , C A B EZ A del Torcón -e ste últim o en la línea de torco ‘hoyo
en donde se pueden atascar las carreteras’- , CA B EZA S Las, CA B EZU ELA ,
CA B EZ U E L A S Las, C A B RERA L om a de la, C A LLEJA S S., C A N C H A lom a de
la, CA R RETO N ES L om a de -aum entativo de carro, del latín o galo CA R RU S, ya
en BERCEO ; dado el roquedo granítico en donde se ubica, pudiera estar en línea
de ‘can to ’- , C A ST IL L A ZO S„ CO BERTERA L om a de, C O L L A D IL L O S, C ollado
El, del arroyo, del cam ino, fuente del, vereda del, C O N CH O L om a de -p o sib le ­
m ente un apodo, referido, com o conozco alguno, al hijo de C oncha-, CO R CO JO
-d e coreo, relacionado con alcornoque-, CRISTO , C U C H IL L A R lom a, CU ERD A
M allato, carril, cam ino, del espinosillo, vereda de la, del m orrillo, de las m ajadas
- m allato del latín M A CU LA ‘m alla de re d ’, antes ‘m ancha’, luego en francés
‘m alla’- , C U C H IL L A R E S S. del latín CULTER ‘cu ch illo ’, tam bién ‘reja de
arad o ’, esta segunda acepción conviene a nuestro c a so - CU ER D A S Las, casas de
las, lom a de las, CU ERV O altos del, lom a del, CUESTA, C U M B R E casa de la, alta,
CU M B RES L as, casas de las, lom as de las, D IEZM A -re ferid o a la décim a m an­
sión de una calzada rom ana-, E N CA RA M A D O Puerto, EN JA M B R ES EL S.
E N M ED IO S., H ERRA D ERO , pico de E STR ELLA S. de la (tres) la del lugar de
La E strella de L a Jara, se llam ó hasta el siglo X V II EL ESTR ELLA , com o y a se
dijo ‘C astillo’- , H ER R ER A S. - d io nom bre a un lugar, hoy despoblado, en el tér­
mino de Los N aval morales, en donde hubo una ferreria-, H IG U ERA S., H IG U E ­
RAS lom a de, H IG U ERU ELA alto de, H IR U ELA - d e Y RO LA ‘ciruela’, se trata
de un m ozabism o -, F R O N T Ó N - e n la sierra de Buenas Bodas, es un risco de cuar­
cita vertical y liso, aum entativo de F R O N T E -, FR O N TO N C ILLO , G O R D A S.,
G O R G O L LO N ES S. de los -aum entativo de G O RG O ‘olla o rem olino de agua’- ,
JA EÑ A S. de - e l nom bre dado a esta sierra se docum enta en el año 1756, con la
versión de Jaena, derivado de Zahéna, Zahén, que significan ‘dobla y m edia o
ja e n a ’, m oneda acuñada a m ediados del siglo X V I en Trem ecén, departam ento de
Orán hoy, por el reyezuelo A bú Zaiyán A hm ed, quien reinó en dos veces, la pri­
m era de 1540 a 1543 y la segunda de 1544 al 1550; p o r lo expuesto, el significado
sería ‘sierra de las doblas’- , LEVANTE S., LO M A cam ino de la, LO M A S Las,
arroyo de las, cam ino de las, carril de los, LO M O -ig u al que lom a ‘colina’- , alto,
cam ino del, vereda del, LO M O S, carril de los, LU EN G A S. - ‘larga’- , LU PES S.
de los -d e l latín LU PU S ‘lobo’- , M A D R O Ñ A L S. del, M A N Z A N E Q U E serrezuela de -lo ca liz ad a en el térm ino de esta v illa-, MARTAS lom a de las -an tro p ó ­
nim o del germ ánico m artht ‘m andar’- , M ATABUEYES L om a de - ‘m ala tierra’- ,
M A RA Ñ O SA S. de la -lu g a r áspero, cubierto de m aleza o m arañ a-, MATALLA N A , L om as de, MATOSO, L om a de, M ED IC A L om a de, M ESA L om a de la,
M ESAS L om as de las, M IR A B U EN O S A ltillos de, M IA R A D ER O Canto de,
M1RADILLO Collado, vertiente del, MIRAVETE, M O LIN ILLO S S. de los,
M ONTAÑA de Venus - a s í llam ada en la antigüedad a la que después se conocería
por Sierra de S an Vicente; observem os que es el único orónim o que se da en la pro­
v incia-, M O RR Ó N S. del -aum entativo de m orro -, M O RR O N ES S. de, M U ELA
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La -c o m o ‘altu ra’- , M U LA S Collado de las, N A M B R O C A S. de en el térm ino de
la villa de este nom bre; se trata de un vocablo que pudiera estar relacionado con los
am brones o ligures, antaño se nom bró a la villa L as A m b ro ca s-, NAVAFRÁEZ
L om a de - de fr a d e que ha perdido la d, con el significado de ‘fraile’- , O LÍAS
-p a ra algunos ‘altura’- , OLIVAR L om a del, O LLA S. de la, O SO S. del - e n El
Real de San V icente por la form a de la cabeza de un o so -, O TER O , lom as de
- ‘colina, altozano’- , PED R EG O SA S. de, PED R IZA S S. de, PIC A ZA S. de la,
PO R TA C H U ELO -dim in u tiv o de puerto, igual a p o rta c h o -, PO R TEZU ELO , casa
del, solana del, cam ino d e l ... de ab ajo -, PO R TIJU ELO S. del, PO T R IC A S. de la,
POYAN A - y a co nsiderada-, POYANES, PO Y O , P O Z U E L O L om a del, PUERTO
El, cam ino nuevo, casa del (dos), labranza de, valle del, vertiente del, PUERTO
Lápiche, cam ino de -d e l latín LA PIS, -IDIS ‘piedra’- , PU ERTO LO BO , PUERTO
REY (tres) - a ld e a del m unicipio de Sevilleja de La Jara, aunque algunas casas están
ya en la provincia de C iudad Real; tom a el nom bre del paso de un rey cam ino a
G uadalupe, posiblem ente A LFO N SO V III-, PUERTO V IEJO, arroyo del, cam ino
del, PU ER TO D E SAN V IC EN T E -a n te s llam ado del carbajal ‘carballo’- ,
PUERTO del C om endador - d e la O rden de San Ju a n -, PUERTO de la H erradura,
cam ino del, de la jarosa, de la viña, PUNTAL El, vereda de - ‘final de una cuerda,
que form a un corte o terraplén’, siem pre es el final de un a altu ra-, RA B ER A S. de
la (dos) -p osiblem ente del latín R A PU N ‘nab o ’, luego ‘rabo, co la’- , RA SO
Collado del - ‘llanura alta y despejada’- , R E B O L L A R S. - ‘lugar de rebollos o
robles’- , R E B O L LA R E JO S „ REB EN T Ó N Puerto del - ‘cuesta muy pendiente y
de dificultoso trá n sito '-, RO B LED O S. del, B O M B ILA N O S L om a - p o r ‘buen
m ilano’- , RU B IA S L om a de las, SA N JU A N L om a de -h ag io to p ó n im o y a consi­
derado-, SA N V IC EN TE S. de -to m a el nom bre del santo talaverano m artirizado
en Á vila-, SER R A D IL L A S. de - ‘con dientes, sem ejante a u na sierra' m etálica-,
SER R E Z U ELA La, SEV ILLEJA S. de, SIERR A La, cam ino de la, fuente de la,
pozo de la, vereda, gorda, m orena, m onte de la, S IE R R A LL U E N G A -arca ísm o de
luenga-, S IE R R E JU EL A , SIERR EZU ELA , SIER R EZU ELA S, SO M A D ILLA
- p o r A som a d illa -, SOM O , m anantial del - d e l latín SU M M U S ‘el m ás alto o por
encim a’- , TA LEG A S. de la cim a de la ..., T O LED A N A L a S„ TO R O ZO Collado
del, TRA V IESA S. - ‘que no lleva la dirección general de la cordillera’- , U M BR ÍA
S., U M BR ÍA S Lom as, VALD EFUEN TES S. de, VALLESUR L om a de, V ENTILLO SA S. de, V E N TO SILLA S. de la, V EN TISILLA S Sierras de las, V IE Z O S.
del -en cu en tro un vieso ‘surco’- , V IÑ A N Lom a de, V IÑ U E L A S. de la,
Y ÉBEN ES S. de los, Y ERBA C ollado de la -co lla d o es tanto com o ‘cuello, altura’,
que en este caso dom ina el valle del alto Jé b alo -37.
a-3.—Otros orónim os: A LA M IN O S, cuerda, ALTA fuente, ALTO cam ino,
chozo del, ATOCHAR Lom a del - ‘m aleza, m onte’- , BA R R A N C A L om a de la,
B A R RERA del Pobre, de la Virgen, B A R RERA S fuente de, B A R RERA S de
37
A s í n , 17, 5 4 , 6 2 , 77. M e n é n d e z P i d a l , 22 0 , 135. S á n c h e z M i g u e l , c i t ., 23. C o r o m i n a s , lirio,
torca, corno, m alla, lomo, m arta, gorja, lápida, som o, verter, rabo, calabaza, caldo, carabina, ten­
der, atochar. T e j e r o R o b l e d o , E d uardo: Toponimia d e Á vila ( A v i l a , 1 9 8 3 ) 1 3 6 - 1 3 8 . J i m é n e z d e
G r e g o r i o , F.: Buenas B odas, G eo g ra fía e H istoria (T alavera de la R eina, 1991) 12. «El señ o río de
V aldepusa» cit.,79. D iccion ario d e la Lengua, frontón, m araña, reventón, serrado, po s, atalaya,
galinda, tiesa. D iccion ario d e A utoridades, hornaguera. M i D iccion ario, P ero M oro. M o r a l e j o
L a s s o , c i t ., 117 y 135.
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M anzanas, lom a de las, B A R R A N C O de La Lom a, B A R R ER ILLA , B U EN A VISTA, casa cortijo. CA L A B A Z A S, C uerda de las - ta l vez de origen prerrom ano,
docum entada ésta voz a finales del siglo X -, CA LD ERIN A S. -d im in u tiv o de ca l­
dera, del latín CA LD A RIA , usada ya en los inicios del siglo X -, C A L E R A cuerda
de la, C A R A B IN A C uerda de la - v o z de origen francés, docum entada en E spaña
en el com ediógrafo M O RETO , siglo X V II-, CA R D E N A L Puerto del -u b ic a d o en
la villa de Polán, con el significado de ‘prelado del Sacro C o leg io ’, del latín CARDIN ALIS y éste de CA RDI, -IN IS ‘gozne, pernio ’ y a docum entado en B E R C E O -,
CA SA R A talaya del - E l C asar es una villa repoblada después de la reconquista p or
castellanos, estos casares rem plazan a los antiguos villares de lejano origen hispanorrom ano; en cuanto a atalaya es un vocablo árabe con el significado de ‘torre de
observación o vigilancia’, num erosas en nuestra provincia, que fueron restauradas
desde T alavera a A tienza por orden de A bd al-R ahm án III en el año 936, o bra a
cargo de su cliente D urri; atalaya se origina en a t-ta la ’i ‘los centinelas’, y a figura
en E l C antar d e M ío C id ; siem pre es ‘torre construida en lugar dom inante, p ara ata­
lay ar’, su entrada o puerto está a varios m etros del suelo, se llega a ella por una
escala que m andan desde el interio r-, CR IA D E R O Collado del, FU E N T E de la
Cruz de los Poyales - y a vim os el significado de poyo, ahora este p o yales se refiere
a ‘pinares’- , G A LIN D A Sierra de la - l a prim era con el significado de ‘torcido,
engarabitado, dificultoso de an d a r’, se puede referir tam bién a los ‘pies torcidos o
galindos’, no falta la acepción de ‘lindo, bello’- , H O R N A G U E R A alta, casa de la
- ‘cavar o m inar la tierra para sacar h o rnaguera', ‘que es tierra negra y dura que se
enciende y arde com o el carbón ordinario y sirve para encender el h o m o ’- , H O R ­
N IL LO Puerto del, JA B A L Í B arrera del, JE R E Z Lom a - e l prim ero pudiera deri­
varse del antropónim o germ ánico G enéricas o de G aisericus que darían G e re z o
Jerez, lo que vendría a ser un testim onio m ás del asentam iento visigótico en nues­
tra provincia, en este caso en el actual despoblado de C audillo-, M A D R ID EJO S S.
de, NAVALPOYO, NAVALTA, N O VÉS A talaya de, PAN TIERRO Lom a de,
PED R O SÁ N C H E Z L om a de, PER O M O RO C uerda de - e l prim ero referido a un
repoblador que da nom bre al actual despoblado, éste sería ‘Pedro O bscuro’- , PIEDRAVAL C ollado de, PIELA G O Sierra del - d e l latín P EL A G U S, en este caso
‘abundante, dificultoso’, se localiza en la Sierra de San V icente-, POS Collado de
- e l prim ero del latín PO ST ‘detrás d e ’- , Q U EJIG O C uerda del, R IN C O N A D A
L om a de la, RÍO FRÍO Collado de, RISCO del Collado, RO C IG A L G O C orocho de
- n o encuentro corocho pero sí corocha, que K RÜ G ER d a una acepción de ‘la cús­
pide de ciertos objetos’, pienso que en nuestro caso éste puede equivaler a pico,
tanto que en algunos se em plea en lugar de corocho, pico; en cuanto a rociagalgo
el sufijo -galgo pudiera ser una sincopación de gallego que al perderse la vocal pos­
tónica interna d e galgo, según M EN E N D EZ PID A L; para respaldar la acepción de
euspide o de pico, no se puede olvidar que tiene una cota de 1.448 m etros, por lo
que es el punto m ás elevado de la provincia; de otra parte habría que pensar en un
repoblador o propietario gallego, en cuanto al prefijo roci- no le encuentro salida,
com o no sea de la ‘ro ca’- , SACRISTA N ES L om a de los (cinco) -d e l latín
SACRISTA N US sacristá-, SA N TO Sierra del, - e n este caso se refiere a San
Sebastián, sobre su cum bre está la erm ita, en el térm ino de Los N avalm orales-,
SEG U RILLA A talaya de, SO TO B arreras, TEM B L E Q U E , Puerto de -v illa de La
M ancha to ledana-, TIEN D A S A lto de, TRES D E BASTOS B arreras de -lab ran z a
de Las H erencias, es tradición que su propietario se la ju g ó a una carta, que resultó
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
ser el nom bre con el que la conoce en la actualidad; es, qu e sepamos, al único topó­
nim o así llam ad o -, T E R E G IL C ollado -antropónim o de Teresa G il, propietaria del
p ag o -, V A LD EH O ND O , V ISTA LEG RE (dos)38,
b,~ Nuevas formas del relieve
(En este epígrafe no se incluyen val ni valle/s).
b - 1 —Abiertas, barrancos, cuestas, cuevas naturales, hondonadas novas, lade­
ras, llanuras, m esetas, navas, quebradas, rañas, rasos...
A B R IL barranco, A G U A barranco del, A L A M ED IL LA barranco - d e alam eda,
voz de la repoblación m ozárabe, ‘L a (tierra) alta y seca’- , A L A M O barranco del,
A L M E N D R ILL A S cuesta de las, A L LÍ A BA JO , A M A barranco del, A R N O SO
cuesta del -re lac io n a d o con ‘colm enar’- , ATAJO del barranco, AVIONES ladera
de los, B A Ñ U E LA S alta - d e l latín BA L N E U M ‘b añ o ’- , BA R G A S - ‘cu esta’- ,
BA R R A N C A D E LA BA R R A N C A , B A R R A N C A arroyo de la, cam ino de la,
rubia, B A R R A N C A S Las, arroyo de las, barreras de las, cam ino de las,
B A R R A N C O , arroyo del, bolsillo del, fuente del, B añalucía, arroyo d e l ... hondo,
de los Tem pranos -p u e d e ser ap ellid o -, cam ino del arroyo del ... zapatero, de
navalpoyo, B A R R A N C Ó N , cam ino del, de la fuente, senda del, B A R R A N C O N E S, casa de los, BA R R A N Q U ILL A S Las, B A R R A N Q U IL L O arroyo del,
B A R R A N T O L ÍN -an tro p ó n im o ‘barranco de A ntolín’- , B A R R O SA , h oya de la,
BL A N C A cuesta, B O Q U ER Ó N , barranco del, B O R R E G O cueva del, B O TIJA
cueva de la, B O TILLO cueva del, BR A G A S navazo de, B R A Ñ A barranco de la
... chica, grande, B U E N H O M BRE, barranco de, B U E Y cueva, B U R R O barranco
del, C A B A N IL LA S, casa, m anantial de - del latín tardío CA PAN N A , figura por
prim era vez en SAN ISID O R O , el sufijo -anna es celta, pudiera tener varios sig­
nificados: ‘cabaña, rebaño de ganado, cuevecilla’- , C A B EZ A D E L A CUESTA,
C A B E Z A D E la gallina, cueva de la, CO B O Z O barranco del -p o sib lem en te o ri­
ginado en cobijar, éste de cobija y éste del latín C U B IL IA ‘yácija, cu b il’- ,
C A B R E R O c u e v a del, C A M P IÑ A b arranco , C A M P O S A N T O cu ev a del,
C A N O R ZA zanja de la - ta l vez ap o d o -, G A NTO S cuesta de los, navazo de los,
38
G ó m e z - M e n o r , Jo sé C arlos; « C o n trib u ció n
c it, 360. A s í n , 54, 65, 66. D iccion ario d e la
Lengua, arcipreste, cabildo, fra ile , noria, cadillo, retinto, noria, po cilg a , ajo, azor, sótano, taray,
m urciélago, nabo, s a m a . C o r o m i n a s , baños, gordo, cabildo, rincón, nava, prisco, noria, rojo, pelo,
p a van a, teñir, cobijar, corteza, gayo, caparazón . A l f o n s o EL O n c e n o , R : Libro d e la M ontería,
(E d icio n es V elázquez, M adrid, 1976) 23 8 . J i m é n e z d e G r e g o r i o , F.: C om arca d e E l H orcajo
(T E M A S T O L E D A N O S , N M . 76, T oledo, 1 9 9 3 )3 4 . «L a p o b la c ió n en L a Jara T oledana I» cit., 211.
Los g e ó lo g o s E d u a rd o y F ran c isco H e r n á n d e z - P a c h e c o , V i d a l B o x , C a rlo s y S á n c h e z
F e r n á n d e z , J o sé A n to n io , han estu d iad o la n a tu ra le za d e estas form aciones cu atern arias, que se dan
e n n u e stra pro v in cia. J i m é n e z d e G r e g o r i o , F.: La Sierra de San Vicente, c it., 23. « P arrillas y su
en to rn o g e o g rá fic o -h istó ric o » (A N A L E S T O L E D A N O S , X X III, T oledo, 1985) 221. M i artículo
sobre P a rrilla s (M E S E T A , 15—X —89). E g u i l a z y Y a n g u a s , cit., 378, 503. M i H isto ria d e B elvís de
La J ara 1." p a rte (T oledo, 1991), 205. T i b ó n , G utierre: D iccion ario E tim ológico c om parado de los
a p e llid o s españ oles, hispanoam ericanos y filip in o s (M éx ico , 1992) 113, 210-211, 241. K r ü g e r ,
Fritz, cit., 4 4 , 19. M i « S eñ o río de V aldepusa» y M i D iccion ario, am bos cits., L os N avalm orales,
L os N avatucU las, Los C erralbos, N avaltoril, N avam orcuende. M e n é n d e z P i d a l , cit. 135. P a v ó n
M a l d o n a d o , B asilio: G ua d a la ja ra M edieval. A rte y arq u eología á ra b e y m u déjar (M adrid, 1984)
19. J i m é n e z d e G r e g o r i o , F em an d o : M a d rid y su C om unidad (M adrid, 1986) 192. Z a m o r a
V i c e n t e , A lo n so : D ia lectio lo g ía españ ola. 2.' edic. (M adrid, 1970) 37, 50, 137. M a r t í n e z D I a z ,
G o n zalo , c it., 196.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
C A PO N barranco del, C A R RA SC A LES barranco de los, C A R R A SC O , llanos del
-p u e d e referirse al fitónim o o al apellid o -, C A R R ÍN C H E Z barranco de - e l pre­
fijo carrin- ‘quien lleva el paso lento y dificultoso’- , CA SA navazo de la, SASA R IL E S, b arranco de los, C A SQ U ER A S barranco de las, C A S T IL L O barranco del,
C onsuegra, C E R C A D O S rincón de los, C E R EZ O barranco del, C E R R O JO cueva
del, C IG Ü EÑ A barranco de la, C O N C EPC IÓ N barranco de la -h ag io to p ó n im o -,
CUEVA de cordones, CO R TEZO barranco del - e l prim ero ‘pedazo de p an ’- ,
C R IST O barranco del -h ag io to p ó n im o -, CR U Z de los Llanos -h ag io to p ó n im o -,
C U B A barranco de la, CU ESTA La, bajada de la, cam ino de la, cerro de la, fuente
de la, pico, vereda, blanca (dos), de ocaña, de jarap e, de la Reina, CUESTAS
cam ino de las, carril, lom a, blancas, CUEVA L a, del arroyo, herrenes de la,
encantó, carril de la, nueva, corral de la ... M aría, casa de la ... del Sório, carril de
la ... del cabrero, del fraile, del bobillo -h a y un pájaro que se llam a bobo del que
sería dim inutivo bo b illo -, carril de la ... del caballo, arroyo de las (dos), sendas de
las, fuente de las ... de Yepes, arroyo de las ... del m ilano, C U R A barranco del,
CH A PA R R A L barranco del, CH A R R Ó N cueva, C H IC H A R R O N A cueva de la,
C H ICH A S barranco de las, C H IM U A cueva, C H O C H E R R A barranco, C H O R R I­
LLO BAJO, D EH ESA D E VALVERDE barranco de las (dos), D O M IN G O
PED R O holla (por hoya) -an tro p ó n im o -, D O S H ERM A N A S barranco de, EN CIN IL L A barranco, EN C IN ILLA S navazo de, ER A S D E L JU N C A L , llano de las,
FLO R ES, barranco de, FRA ILA S barranco de las -d e l latín FRATER, -TRIS,
docum entado ya en la segunda m itad del XII; ya B E R C E O usó Frade, en nuestro
caso To que es de los frailes’- , FU E N T E D E LA PEÑ A cueva, FU E N T E S D E
LAS NAVAS casa de, G A LG O cueva del, G A LL E G A barranco de, G A LL E G O
barranco del, G A LLO barranco del, G A R B A N Z A L cuesta del -d im in u tiv o de
gayo ‘grajo’—, G O N ZA L O barranco de, G O N IN O cueva -p ro b ab lem en te un
ap o d o -, G R A N D E cueva, G R A D E R O barranco -d e l latín G R A D U SA ‘escalón,
dignidad’, y a usado por B ER C EO en L os M ilag ro s-, G U IJA R R IL L O C uesta del,
G U ISA SO L A cueva - d e l vocablo vasco guisats ‘retam a’ que daría retam al-,
H IG A RES C uevas de, H IG U ERA S B arranco de las, H O C IN O barranco del,
H O N D Ó N C erro del, HOYA La, arroyo de la, barranco de la, solana, lobera, carabillo, del cuervo, del cerezo, de la Iglesia; este carabillo pudiera ser tanto com o
‘cáscara de la castaña que se form a sin fruto en el arizo ’ , HOYADAS Las (dos),
veredas de las, H O Y O EL, H O Y Ó N arroyo del, H U ERTO G R A N D E B arranco
del, H U ERTO S, llano de los ... - d e l cabildo, del latín C A PIT U L U N ‘cab eza’
dim inutivo de CA PUT, en este caso ‘cabeza de la C om unidad C atedralicia’- ,
IN FIER N O barranco, cueva, val, JA B A L Í barranco del, JA E Ñ A R aña de,
JOYANA arroyo de la, casa de labor de la - d e jo y a producida esta p alabra p o r la
aspiración de la h en h o y a-, JO Y O SA , JO Y U E L A S V ereda de, LA N C H A S
Barranco de las, LO B ER A S B arranco de las, LO B O B arranco del (tres), LO BO S
R aña de los, L O N G IN O S navazo de -a n tro p ó n im o -, L L A N U R A La, L L A N A D A ,
LLA N A D A S Las, LLA N O EL, del C oncejo, del palacio, LL A N O S L os, cam ino
de los, casa de los (más seis), LLA N ILL O S Pico, LL A N O G O RD O , carril del,
m onte del, M A D R O Ñ E R A B arranco de la, M A G R O C ueva del, M A JA D A D E L
RIN CÓ N , fuente de la - e n el M edievo rencón del árabe rukun, luego en B E R ­
C EO ; ‘esquina, ángulo, paraje oculto’, recuérdese R IC O M A L ILL O ‘rincón m alo ’
refugio de alim añas en E l Libro de la M ontería de A L FO N SO EL O N C E N O -,
M A JO B arranco del, M A LO S cuevas de los, M A N Z A N O B arranco, M A R IC A
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N avajo, M A R IC A N T A R IL LO , B arranco -antro p ó n im o m edieval talaverano- ,
M A R Q U E SA B arranco de la, M A SE N A C ueva de -p o sib lem en te ap o d o -,
MATAOLIVA C ueva de, M E LG O SA C ueva de - y a vista su relación con m ielg a -,
M E L IL L A C ueva de, M E M B R ILL A JO C uevas de, M E N C H O R R IL L O cuevas
de, M E S E G A R B arranco de - e s un lugar de la com arca de E l H orcajo, con el sig­
nificado de ‘troje, alm acén de tr ig o '-, M IM B R ER A S B arranco de las, M IN IE L A
C ueva de la, M IR A PIE B arranco de, M O L IN IL L O B arranco del, M O L IN O
B arranco del, M O N JA S cuevas de las, M O N TA R CO R aña de -re fe rid a al conde
de ese título; el D iccionario de la Lengua define la raña com o terreno de ‘m onte
bajo’, cuando en realidad su contextura es la de un ‘terreno llano, su etim ología
está en el vocablo árabo-sehariano rag, en la raña hay m onte bajo, pero tam bién
encinas y otros ejem plares de qu erg u s-, M O REN O S N avajos, M O R O C ueva del,
M O T ILO N B arranco del - d e l latín M O TIL A R ‘que tiene poco pelo ’: es conocido
el dicho cuando a uno le cortan el pelo. «Q uién te h a m otilao que las orejas no te
ha co rtao » -, M U ERTO S N ava de los, M U R C IELA G O S C ueva de los - d e l latín
M U S, -M U R IS ‘ratón’, y CAECULÜS ‘cieg o ’- , N A B O C ueva del - d e l latín
N A PU S, ya en los orígenes del id io m a-, N A R A N JO C ueva de, NAVA - ‘llano
entre cerros, laguna, prado, pastizal’, siem pre entre cerro s-, arroyo cam ono, casa,
casas, leguna de la, m anantial, pico, senda, pozo, blanca, de R icom alillo (lugar de
L a Jara Toledana), del caballo (y cueva), NAVABLANCA Pozo, NAVACERBERO S Fuente -re lac io n a d o con cierv o s-, NAVACIL C erro - ’Jequeña n av a’, el
sufijo -cil es un m ozarabism o-, NAVACILLO C asa, NAVACONEJOS, fuente,
N A V A C O R C H ER O S R eguero de, N A VA CILLO S L os - ‘n av a ex tre m o s’- ,
NAVAFRÁEZ - ‘nava h erm anos’, Lom a de, NAVAHERM OSA (cinco), arroyo de,
cam ino de (tres), NAVAJATA -d im in u tiv o de n a v a -, NAVAJATILLA arroyo de
dim inutivo - d e jo ta ‘cosa m ínim a’- , NAVAJO El (cuarto), barranco del, C adillo
- d e l latín C E T E L L U S ‘p errillo’- , NAVAJOS Los, cam ino de los, NAVALACARR ERA , casa, NAVALACIERVA, arroyo de, N A VALAENCINA, vereda de,
NAVA LA GRU LLA , fuente de, NAVALAHIERBA, NAVALANCHAR N aciente
de, N A V A L O N G U IL L A , - ‘nava la rg u illa ’- , N A VA LA PA RRA , NAVALAR R O T O ; arro y o de, N A V A LA SC U EV A S, N A V A LO SETA S, N AVALASFU EN TE, NAVALASTERRA, NAVALASNILLO Fuente de, N AVALARROSA
F uente de, NAVALAYEGUA, NAVALBARRO C añada de, NAVALBORRO
L om a de - ‘nava del borrego grande’- , NAVABUEY, NAVALCABALLO (dos)
arroyo de, NAVALCAN - ‘nava del perro’- carretera de, NAVALCABRÓN - ‘nava
del m acho ca b río ’ que llevan todas las puntas de este g an ad o -, NAVALCAB R O N C IL L O , N A V A LCH A RC O A rroyo de, N A V A LEN C IN A V ereda de,
NAVALM OJADAS (dos), arroyo de, NAVA LM O RA LEJO -lu g a r en la com arca
de La Jara, popularm ente conocido por N avalcu co -, NAVALM OR A LES Los
(dos) cam ino de los - v illa de la com arca de Valdepusa, su m unicipio se form ó por
la villa de N avalm oral de P usa y por el lugar de N avalm oral de Toledo, a este pu e­
blo se le conoce en el contorno por los chocolatero s-, NAVALM ORO arroyo de,
N A VA LO NG U ILLA - n a v a larga o g ran d e - arroyo de, fuente de, vertiente de,
reguero de, NAVALOTERO - ‘nava de la colina o del m ontículo u o te ro ’- ,
N A V A LPER A L A rroyo de (dos), NAVA LPO Y O B arranco, - ‘N av a a lta ’- ,
NAVALPRISCO - e l sufijo -prisco ‘prim ero’ o tam bién del latín P R ISC U M
M A L U N ‘especie de m elocotón’, una tercera acepción: puede tratarse de un antro­
p ó n im o -, NAVALRROS AL (sic.), NAVALTA L abranza de, NAVALTORIL —lugar
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
del m unicipio de E l R obledo del M azo, en la com arca de La Jara, con el signifi­
cado de ‘N av a del toril o corral en donde se cierran los to ro s’; este toril fu e el o ri­
gen de la aldea, igual origen tuvo S evilleja de L a Ja ra -, N AVALUCILOS, Los
- ‘N ava o prado de los lucillos o de las supulturas’, este nom bre se d a en el
M edievo; Los N avalucillos se form an del lugar de T alavera y de la v illa de San
Juan, uniéndose en la prim era m itad del siglo X IX en un solo m unicipio; la parte
de Talavera pertenece a su tierra y a L a Ja ra -, NAVALZARZOSO - e s un fitónim o
d e sp ec tiv o d e ‘z a rz a ’, p u ed e ser un m o z a ra b is m o -, N A V A LLO SO - p o r
N a v a lo so l-, NAVALM ADEL L aguna de - e l M a d el es un an tro p ó n im o ?-, NAVAM O R C U E N D E - v illa de la com arca de la S ierra de San Vicente, con el signifi­
cado de ‘n av a o prado del co n d e’- , NAVAREJO Pozo de, NAVARREDONDA
arroyo de, casa de, laguna de -o bservem os los nom bres de laguna que van unidos
al topónim o n a v a -, NAVARRETA C am ino de (dos), NAVARRETE cam ino, casa
- e s un antropónim o, vasco ‘espacio que se separa dos vallecitos’- , NAVARRILLO C asa de, NAVA RRISQ U ILLO S, NAVARROGEL Fuente de - ‘nava o prado
rojo o colorado’ po r ello debe escribirse rojel, NAVAS (ocho), cañada de las,
cam ino de las, cerro de las, huertas de las, pozo de las, prado de las, río de las,
NAVAZUELA, La, NAVASZORRAS A rroyo de, NAVATALAVERA M anantial
de, NAVATEJARES arroyo de, NAVATURROSA Fuente de, m anantial de, prados
de -tu rro sa de T U R R A R E latino, ‘llo ra r’? -, NAVAJUNCOSA cam ino de,
NAVAZARZA casa de, NAVAZAS fuente de las, N A VEZU ELA L a, N A VEZU LELA S Las, NAVILLAS Las, N E G A L A B arranco de -testim o n io de un a repo­
blación burgalesa o riojana, en la línea de N ájera o N e g g ela -, N E G R A N avazo de
la, N O R IA S C uevas de las, - d e l árabe nacura ‘rueda hidráulica’, docum entado en
el siglo X III con annora arcaism o, que luego d a ñora, nom bre de la gran rueda
hidráulica de M urcia, localizada en el pueblo de ese nom bre, L a Ñ o r a -, O B L I­
G A D O C ueva del, O C A Ñ A M esa de, OLIVA C uesta de la, O L IV ILL A C ueva de
la, PAJAR B arranco del, cueva del, PALO M ERA S B aranco de las, PA R ID ERA
B arranco de la -p u e d e referirse al ganado lanar o al de cerda, en el prim er caso en
la m ajada, en el segundo en las zahúrdas-, PARRA B arranco de la -c o n varias
acepciones, la que aquí conviene es la de ‘recinto, cercado, corral p ara el g an ad o ’,
vocablo de origen g ó tico -, PAVANILLA B arranco de la -d im in u tiv o de pa va n o y
éste derivado de p a v o -, PED RA N TA S C ueva de las - ‘de las p ied ras’, puede ser
un ap o d o -, PEL O S B arranco de los -d e l latín PIZU S, está ya en los orígenes del
idiom a, puede ser un ap o d o -, PEÑ A D E L BU B arranco de la -ap ó c o p e de b ú h o -,
PEPE IN O C ueva del -p u e d e tratarse de un Pepe en su dim unitivo P epino o un
fitónim o-, P E R G R IM A C ueva de la, PIL O O N B arranco del -au m en tativ o de
p ila r com o ‘fu en te’, piló n es tanto com o ‘abrevadero del ganado de lab o r’, antaño
hubo en todas las plazas de los pueblos agrícolas un pilón, que h a desaparecido en
buena parte en aras de la m odernidad, al m ecanizarse la agricultura, no obstante
en algunos de estos pueblos se m antien en -, PIN C H O SO B arranco del, PIN O
Cuesta del, P O C IL G A S C uesta de las - o zahúrdas o habitáculo de los cerdos; del
latín P O R C IL E -, PU E N T E D E SAN JU A N C uevas - d e l se refiere a los cab alle­
ros Sanjuanistas, vinculados, en este caso, a M ad rid ejo s-, Q U EJIG O SO Barranco
- ‘lugar de quejigos’ se dan estos árboles de m adera m uy dura, u tilizada en el
pasado en la construcción de viviendas; en cuanto al sufijo-despectivo -oso encon­
tram os en esas com arcas y en otras del O este toledano num erosos ejem plos: cas­
cajoso, tam ujoso, frenedoso, espinoso, zarzoso, valdeloboso, retam oso, ollegoso,
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
gam onoío..., algunos referidos a villas y lu g ares-, RAYA B arranco de la, R EB O L LO SO barranco del, R E TIN T O H oya -d e l ‘anim al obscuro o castañ o ’, del latín
R E T IN T U S -, R IN C Ó N (dos), bóveda cam ino, casa (dos), fuente, labranza, pozo
de la fuente, senda, R IN C O N A D A La, arroyo de la (dos), boca, fuente, senda,
lom a, vaguada, arroyo de ... la M achera, R IN C O N ES Los casa de, RISCO LLA N O , R IZ O SA N avajo de la, R IN C Ó N de R om án -an tro p ó n im o , apócope de
R o m a n o -, ROTA C ueva, R O M PE LA IR E C ueva de, SA L M O R O SO B arranco,
San B artolom é de LAS ABIERTAS - ‘por lugar despejado, lla n o ’, está en una
raña, de La Ja ra -, SA R D IN IL L A C ueva, SER R A N O Barranco, SIE M B R A C U A TR O B arranco -p u e d e referirse a ese núm ero de labriegos que intervienen en la
fae n a-, SILV IO R incón del -an tro p ó n im o ‘quien pertenece a la se lv a-, SIM O N A
B arranco de la -antropónim o ya ex plicado-, SO LD A D O B arranco del - a los sol­
dados licenciados de los ejércitos de Cuba, el gobierno concedió a algunos, a título
gratuito, com o prem io a sus sacrificios o heroísm o, una parcela de tierra de las que
eran del E stado, en Belvís de L a Jara queda el recuerdo de esta concesión en el
conocido por E l B arranco de los P echiches; este hecho se relaciona con los asen­
tam ientos legionarios del ejército de R o m a-, SO R IA B arranco de -antro p ó n im o ,
en su significado puede relacionarse con D ouro ‘de oroí, nom bre de este río que
pasa por S o ria - cueva de, SÓTANO PO L O B arranco del -d e l latín SUBTUS
‘debajo’- , T A BERN A Barranco de la - y a indiqué su significado de ‘cab añ a’TABLAS L lano de las -a q u í en la acepción de ‘m asa de agua quieta, em balsada’.
H ay en La Ja ra una Tabla del Estanco, hidrónim o doble con el m ism o significado
de ‘agua estan cad a’- , TARAY B arranco del -fitó n im o que se da en las orillas de
los charcos, lagunazos, brazos aislados de los ríos de llanura, muy corriente este
arbusto m im breño en La M an ch a-, TA R IC A Llano de -tá ric a voz árabe ‘cosa
abandonada’ ? - , T E R C IA C ueva de la, T IN T O R A L H oya del - d e teñir, del latín
T IN G eR E , ya usado en el siglo X III-, T ÍO A LO C H A S B arranco de, TO BA R
barranco del — ‘lugar de tobas’, en la acepción de ‘roca caliza porosa’- , TO RETES
B arranco de los, T R U C H O B arranco del -p a re c e apodo ‘astuto, sagaz, p icaro ’- ,
V E R ED A B arranco de la, V IL LA R EJO S B arranco de los, labranza de los -d im i­
nutivo de villar, en donde suele haber restos de poblam iento hispanorrom ano de
las antiguas villas, com o en este caso ocurre con los de A lcaudete de L a Jara, en
donde se localizan testim onios de poblam iento rom ano y v isig ó tic o - Z A R Z U EL A
B arranco de la, arroyo de la, ZO R R ER A S B arranco de las, barrera de la s 39.
b-2. -Val, Valle/s: (D ada la alta cifra de estos topónim os, de val 304, de valle/s
138, a los que se deben añadir los ya m encionados en páginas anteriores, los he
reducido a lo que todavía no han figurado).
39
D iccio n a rio d e la Lengua, aburrir, acedera, cavar, ciruelo, cuba, huesa, casa, plata, torre, porro,
enano, obscuro, vaquilla, pollin o, p o za , p a ra d o . C o r o m i n a s , valle, cabo, aburrir, celar, herm oso,
hoya, llano, vaca, pájaro, posar, escuela, zacate, dueño, yegua, oro. M i La M esa d e O caña, cit.
(Inédito, d ad o p a ra su p u b lic a c ió n ).- Mi D ic cio n a rio , c it., H uecas. G a r c í a d e D i e g o , V. cit., 243 y
sgts. M o r e n o F e r n á n d e z , F. cit., 308. T i b ó n , G . cit,, 116. Voces: Teresa, Juan, C arlos, M ateo,
M iguel, P ed ro . O nom ástica H ispanoam erican a (M éx ico, 1961) Voces: G onzález, Luis. G o n z á l e z
P a l e n c i a , A ,: cit., qu rral y pg. 4 4 4 del to m o IV. M ENÉND EZ P i d a l , R .: O rígenes, cit., fresno.PlEL,
J.M .: « A n tro p o n im ia germ án ica» , en la E nciclopedia, c it., 4 2 1 , 426. G o d o y A l c á n t a r a , J.:
A p ellid o s, c it., 116, 118. A s í n , cit,, 118. E s p a l z a , M ikel: «V aldem oro» (R evista de E stu d io s a li­
can tin o s, N M . 35, A lican te, 1983) 94. R a b a n a l Á l v a r e z , M ,, cit,, YA 2 2 -I X - 7 8 . M o r e n o
F e r n á n d e z , F. cit., 311. Z a m o r a V i c e n t e , A . cit., 3 1 4 y 453.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
VAL:
VAL - ‘especie de valle del latín VALLIS, ya docum entado en el siglo X -, VALB EN D ITO C a sa de -h a g io to p ó n im o -, VALCAVERO Senda de, arroyo de
- ‘últim o, caballero, je fe ’, ya usado por BERCEO , derivado de cabo y este del latín
CA PU T ‘cabeza’- , V ACINBITIN -dim inutivo, muy deform ado, de cim borra ‘gua­
daña corta usada en la poda’, parecida al hocino, aquélla derivada del árabe z.abar
‘p odar’- , V A LC O N EJER O A rroyo de, V A LCO RRIZA L A rroyo de - p o r carrizal
Tugar de carrizos’- , V ALDAJOS Cam ino de -d im in u tiv o de valle, igual de
valle j o - , VA LD A RÓ N Vereda de -aum entativo de va lle-, VALDE A BU RR ID O
- ‘aborrecer, abandonar, sentir aversión’; en M O RETO siglo X V II, ‘fastidiar’, del
latín A B H O R R E R E , VALDEABUTARDAS - p o r avutarda ‘ave parecida al aves­
truz’ , del hispano-latino A V UTA RD A -, V A LD EA CED ERO S Senda de -v a lle ‘en
donde se recolectan acederas’, del latín ACETARIA; se em plean en las ensaladas
por su sabor ácido; ya se encuentra en el Libro de la M ontería- , VALD EA JO C arril
de -d e l latín A LIU M ‘ajo ’- , V ALDEAJUELOS A rroyo de, VALDEALCONES
(sic.) Sótano de - e n donde se dan estas rapaces-, VALDE A LC O R N O Q U E A rroyo
de - e n donde se dan estos querqus- , V A LD EA N GO STILLO A rroyo de -T u g a r
angosto’- , V A LD EA ZORES Casas de -tie n e dos acepciones, una referida a esta
rapaz, el azor, y otra ‘pared o m uro’, entiendo que en este caso es válida la prim era,
del latín A CC PETO R, -ORIS; la segunda se deriva del árabe as-su r-, VALDEBASARES A rroyo de - en la acepción de ‘apearse’, tal vez por ser lugar abrupto en el
que es difícil cam inar en cabalgadura-, VALDECABA A rroyo de, alta, baja - p o r
cava con dos acepciones de ‘rem over la tierra’ y de ‘cueva o zanja’- , VALCAC H O ZO C am ino de -despectivo de cacho ‘trozo, pedazo de tierra’, en ocasiones
tom a el nom bre de una labranza; E l Trozo-, V A LD ECA M A REN A -e s te cam arena
es palabra de origen prerrom ano, celta tal vez, antropónim o, de un C A M A R U S -,
V A LD ECA M BRILLO S - ‘curvo para G A RCÍA D E D IEG O , ‘arbusto espinoso’
para C O R O M IN A S -, VALDECAÑOS - ‘albañal, cloaca, tubo por donde sale el
agua encañada’- , VALDECARLOS -antropónim o germ ánico: Karl, K erl ‘varón,
hom bre, m arido ’- , V A LD ECA RRIZA L Vereda de -T u g a r de carrizos’- , VALDECELA D A A rroyo, barranco vereda -ce la d a en la acepción de ‘em boscada, por sor­
presa, a escondidas’, tender una celada ‘a traición’, palabra ya utilizada en E l auto
de tos R eyes M a g o s-, V ALDECIRUELO A rroyo de - e n la acepción de árbol, tam ­
bién de ‘hom bre necio, incapaz’- , V A LD ECO LO M EN ARES A rroyo de -T u g a r en
donde hay colm enas’- , VALDECORCHOS C asa de, arroyo de -re fe rid o a la ‘cor­
teza de los alcornoques’- , V A LD ECO RRA LES Pago de -d e l m ozárabe qurral, éste
del latín C U R R U S, C U R RA LE, con varios significados ‘sitio cerrado descubierto
para guardar ganado’; ya aparece gurral en una escritura m ozárabe del siglo XIIX III, está relacionado con cortls cortes-, VALDECUBAS V ereda de -d e l latín
CUPA ‘recipiente de m adera para contener líquidos’- , V A LD ECU ERN A S A rroyo
de - ‘vaso hecho de un cuerno, o la cuerna de un cierv o ’, ‘gazpacho de cuerno’-, el
cuerno de vacuno se vacía y luego se tapa con una rodaja de corcha o de m adera y
en este recipiente se deposita el caldo del gazpacho, que tiene un sabor especial y
gustoso-, V A LD ECU EZO A rroyo de - ‘artesilla de m adera para am asar el yeso de
los albañiles, ahora tam bién se usan de p lástico -, V A LD ECU LEBRA S Cam ino de,
V A LD ECH O RRO - a g u a que sale, en este caso, de un caño o de un m an atial-,
VALDEDIOS A rroyo de -d e l latín D EU S, está y a en los orígenes del idiom a espa­
ñ o l-, VALD ESTA Q U ILLA A rroyo de - d e estaca con varias acepciones, en este
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
caso ‘espiga de m adera o caña para clavar o hacer un v allad ar’- , VALDEFLORES
A rroyo de - d e l latín FLO S, FLO RIS, ya en los orígenes del idiom a ‘lugar de flo ­
res’- , V A LD EFRESN O A rroyo de, casa de - e n donde hay fresnos, del latín FRAXINUS, ya conocido en el siglo X III-, V A LD EG A LLEG O S A rroyo de -te stim o ­
nio de la repoblación gallega g a leg a -, V ALDEGOLLÁ -re fe rid o a degollada, en
estos casos a anim ales m atados a degüello-, V A LD EG O LLA D O Fuente de, para­
dor de - s e da el nom bre de parador a un lugar que es más que posada y m enos que
fonda, en la antoñona denom inación de lugares de descanso, así com o los m esones
y las ventas solían ubicarse al borde de los cam inos, las posadas, los paradores,
estaban en los pueb lo s-, V ALDEGOLLADO, V A LD EG O N ZA LO Senda, arroyo
de -patroním ico, derivado del germ ánico gout ‘b ueno’, en el siglo V III había en
Toledo un eclesiástico de nom bre G uterius-, V A LD EH ERM O SO -d e l latín FERM OSUS, derivado de FO R M A ‘herm osura’- , V A LD EH ERN A ND O -an tro p ó n im o
germ ánico, en la m ism a línea de Fernando, ‘audaz en la p az’- , V A LD EH ERRERO
A rroyo, senda de -d e l latín FER RU M ‘fierro’, usado en E l C id -, VALHIERRO
cam ino de, m anantial de - e n estos casos com o ‘agua ferruginosa con fuerte canti­
dad de óxido de hierro’- , VALDEHORNOS A rroyo de -h o m o para cocer la piedra
de cal, de ser para otra industria diría, por ejem plo, tejares-, VALDEHOYAS -d e l
latín F ó V É A ‘hoyo excavación’ J o y a en B E R C E O -, V A LD EH U ECA S Cam ino de
- ‘terreno m ullido, esponjoso, vacío’ del hispano-árabe w aquas ‘castillo’ para algu­
nos, otros piensan que se deriva del latín O SCA y C O S C A -, V A LDEHUESA
A rroyo de, vereda de -d e l latín FO SA ‘fosa sepultura’- , V A LD EIBÁ Ñ EZ A rroyo,
cam ino de -p atro n im ico de origen hebreo lahohanen ‘gloria o glorificación de
D ios’, que evoluciona al griego Joanes y acaba en ¡vanes, Ibáynes, Ib á ñ ez-, VALDEIG LESIA S A rroyo de - y a visto, del hebreo Sim ón ‘o ido’- , VALDEJUDÍOS
Arroyo de (dos), casa, cortijo, reguero -testim onio de la presencia de este p u eb lo -,
V ALDEOCAÑAS Carril de -d e l latín C A U N A ‘cañ a’- , V A LD ELA CA SA Cañada
de -d e l latín C A SA ‘choza’- , VA LD ELA CELA Cañada de -d e l latín C ELLA ‘d o r­
m itorio’ antigua cilla ‘alm acén de granos del diezm o o de otros tributos dados a la
Iglesia de D io s’- , VALDELACUEVA C añada de, V A LD ELA EN C IN A M anantial
del, V A LD ELA G A M A - ‘hem bra del gam o', ésta carece de cu ern a-, VALDELARIN A Cam ino de -re ferid o a cam inos que van a un m o lin o -, VAL L A H O R C A
Camino -p u d ie ra referirse a un horcajo o ‘tierra entre dos río s’- , VALD EM U ELA
Casa de, V A LD ELA OSA (dos) -d e l latín ÜSUS, en el origen del idiom a-, VALDELARLATA A rroyo de -d e l latín PLATTUS, PLATUS, en su acepción de ‘llano’,
en los orígenes del idiom a-, VALDELARAY C añada de -d e l latín LA R A R IU M
Tarario’, lugar en donde los gentiles colocan a sus dioses y les dan cu lto -, VALD ELA R CA arroyo de -e n tre sus muchas acepciones ‘depósito de agua’, sim ilar a
alberca, estanque-, V A LD ELA SRUED A S Pozo de -d e l latín ROTA, conjunto de
ruedas, tal vez referido a n o ria s-, V A LD ELA SPILA S A rroyo de - ‘caja de piedras
o montón de piedras’, estas pilas pudieran referirse a sepulcros rupestres excava­
dos en el granito; el autor conoce algunos parajes en donde se dan éstos y ocasio­
nan el nom bre de Labranza de P ilas en el térm ino de A ldeanueva de Balbarroya,
en La Jara-, VALDELATORRE A rroyo de -d e l latín LAVARE, ya en BERCEO ;
testim onio de la antigua costum bre de lavar en los regueros, arroyos y río s-, VALDELA Y EG UA -d e l latín ÉQ U A docum entado ya en el segunda m itad del X II-,
VA LDELAZADA -referido al útil labriego u hortelano así llam ado azada, del latín
vulgar ASCIATA, ya docum entada en el segunda m itad del X I-, VALDELA195
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
ZA RZA C añada de -d e l latín SA R Z A ‘arbusto pinchoso que prolifera sin des­
canso’, antaño em pleado para, en infusión, atajar las inflam aciones de g arganta-,
V A LD ELA ZO A rroyo de -d e l latín LA Q U ÉU S probablem ente referido al lazo
usado para ‘cazar a lazo’- , VALD ELENG U A S Cam ino de - p o r leguas?, o con el
significado de ‘valle del intérprete’ entre m oros y cristian o s-, VALDELHOYAZO
A rroyo de, VALDELORO A rroyo de - ‘valle del o ro ’, del latín A U RU M , ya en El
C id -, V A LD EPORRO A rroyo de -a q u í referido a p u erro, del latín P O R R U M -,
VAL D E LU IS Reguero de -antropónim o germ ánico, com puesto de dos elem entos,
hiut ‘ilustre glorioso’ y de Vego vig ‘guerra’ esto es ‘glorioso en la guerra’- , VALD E LA U N A Fuente de - d e l latín u N U S , ya en las G losas de Silos ‘a un tiem po’- ,
VALD ELLAN O S -an tin o m ia topográfica-, V A LD EM A N ZAN O C añada de, VALD EM A Q U E D A A rroyo de (dos), casa de M aqueda, vocablo de origen árabe con el
significado de ‘firm e, estable, fija’- , VALDEMATEOS Cañada de -é tim o com o
M atías, antropónim o hebreo ‘don de D ios’. - V A LD EM EN D UCES Fuente de
-m en d az ‘m entiroso’, o de m endigo-, V A LD EM IG UEL A rroyo de -an tro p ó n im o
del hebreo mi—k a -E l ‘¿Q uién com o D ios?’ , esto es ‘D ios es incom parable’- , VALD EM O R A LES A rroyo de -llam ad o tam bién A rroyo de los Frailes, referidos a los
que tuvieron residencia en la G ranja de Pom pajuela, en la D ehesa de Castellanos,
aquel, en el térm ino del pueblo jareño de Las H erencias; se trata de los m onjes je ró ­
nimos de Santa Catalina de Talavera de la R eina-, VALD EM O RA N O Cam ino de,
vereda de -relacio n ad o con m o r a d a V A LD EM O RISCO A rroyo de (dos) - te s ti­
m onio del lugar en donde se asentaron algunos m oriscos, cuando después de la
G uerra de Alpuj arras fueron esparcidos por C astilla-, V A LD EM O RO C asilla del
- e n la actualidad con este significado, pero el valde ‘encubren a veces antiguos
wadi al-árabes y su probable origen árabe com o wadv, al-W adi -al-M ur o ‘río
am argo’- , V A LEM U ZA RA BE A rroyo de, cam ino de, quintería - ‘valle de los
m ozárabes o cristianos som etidos al dom inio islám ico’, en este caso puede ser un
testim onio de una repoblación estos visigodos en cierta m anera arabizados-, VALD EN A N IA A rroyo de - ‘valle de los enanos’, del latín N A NU S ‘en an o ’- , VALDEN A N ILLO , V A LD E O SC U R O - ‘carente de lu z ’-,V A L D E P A D R E -d e l latín
PATER, -PATRIS, en los orígenes del idiom a-, V A LD EPÁJA RO R eguero de -d e l
latín vulgar PASSAR ‘pásaro’ luego ‘gorrión, pardillo’, docum entado en Juan
R U IZ A rcipreste de H ita -, VALDEPEDRO Corral de -a n te s Sim ón hijo de Jonás,
luego K hephás en hebreo-aram eo ‘piedra roca’, en griego Petras, en latín
P E T R U S -, V A LD EPERA L A rroyo de, VA LD EPOLLINO S - ‘asnos jóvenes y
cerriles, del latín P U L L IN U S -, VALDEPOZAS R eguero - d e ‘charca profunda o
balsa para em pozar y m acerar el cáñam o y el lino antes de ser trabajado; puede tra­
tarse del apellido P ozas-, VALDEPRADOS A rroyo de, m anantial de, VALDEPUERCA S A rroyo de, casa de - a l ja b a lí se le llam a en m uchos lugares puerco, en
este caso su hem bra, tam bién puede tratarse de la hem bra del cerdo, del latín
P O R C A -, V ALDERIZOS -sinocopación de val-de-erizos, del latín E R IC IU S -,
V A LD ERRO BLEDILLO A rroyo de (dos), VA LD ERRA M A M anantial de - ‘ram a
de árbol’, quienes pertenecen al m ism o tronco fam iliar o estirpe; puede no ser ape­
llido-, V A LD ERRECH A NTES A rroyo de - d e ‘rechazar, los que rechazan’? -,
V A LD ERREPO SO - d e p o sa r del tardolatín PAUSARE ‘lugar de descanso, acam ­
par, hacer p osa’, ya en E l C id -, VA LD ERRETA M O SO Puente de, V A LDERRIÓN
-aum entativo de río, del latín R IV U S -, VALDERROC1NOS Vereda - ‘lugar de
rocines’- , V A LD ERRO M ERO A rroyo de -d e l latín ROS M A RIS, puede ser tam ­
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
bién apellid o -, VAL DE SANTO D O M IN G O , Cam ino del -hagiotopónim o refe­
rido a Santo D om ingo de G uzm án, es una villa en La S ag ra-, VAL DE SAN
V IC EN TE, Fuente del -hagiotopónim o en recuerdo del Santo patrón de T alavera-,
VA LD ESAN CE, M anantial de (dos), V A LD ESCO LAN O , A rroyo de - ‘discípulo,
sacristán, acólito, m onaguillo', del latín SCH OLA , docum entado en B E R C E O -,
V A LD ESPESU RA A rroyo de - “matorral, m onte denso’- , VALDESPINO, A rroyo
de (seis), casa de, fuente de -m u y frecuente, con el m ism o significado-, VALDETERESA R eguero de -antropónim o, del latín TH ER ESIA , esposa del San Paulino
de Ñ ola; del pregriego Tiresias ‘llam ada así por haber nacido en la isla griega de
Tera, en el A rchipiélago de la C icladas’- , VALDETORDOS A rroyo de -d e l latín
TO R D U S, referido al pájaro pero tam bién puede tratarse del color tordo del caba­
llo, hay otra acepción: ‘torpe, tonto’- , VALDEVALCHICO R eguero de -rep etició n
del m ism o topónim o-, VALDEVAQU1LLA, A rroyo de (dos) -d e l m ism o signifi­
cado, otra acepción ‘ternera de año y m edio a dos años’- , VA DEV EN DERAS
A rroyo de -d e l latín V e N D é R E ‘vender’- , V A LD EV ERD EJA - lo m ism o que
‘valverde’, dim inutivo; se trata de una villa en la subcom arca de Los Riberos, en el
Cam po del A rañuelo-, VALDEYERNO A rroyo de, pico de -sim ilar a yerm o Tugar
desierto, solitario’, estar en el yerm o igual a anacoreta que se retira al desierto-,
VA LDEYUNCOSO -originado en y unco ‘ju n c o ’ del latín Y U NCUM , voz m ozá­
rabe-, VALDEZANCOS -c o n este m ism o significado, tal vez m otivado por el
terreno encharcado o pantanoso-, VALDEZATE Chozo de -sincopación de zacate
‘yerba forrajera’, en el 1575 cacate-, VALDEZAUCES A rroyo de -v u lg arism o de
zauce por sauce, conozco un paisaje de la Sierra de Belvís llam ado Zaucejo popu­
larm ente-, VALDOM PARDO Riscos de -este dom es apócope de dóm inus ‘señor
dueño’; D om pardo bien pudiera ser un personaje mozárabe, G O N ZÁ LEZ PALENCIA cita en su preciosa obra un D on Pardo «conocido por H aluzo, Jacob ben
Salomón», com o se ve alguno es judío, hay un tercer D on Pardo; en LEON TELLO
veo ocho judíos: Abráhem , Benjamín, £ulem an, Haym, Isaac, Jacob (el mismo
citado antes), Mosé, Salomón, tam bién citado; el antropónim o se ubica en A lm orox,
cuyo nom bre es árabo-m ozárabe-, VALDRAVIESO Arroyo de - p o r va ltra vieso l-,
VALDUCAR A rroyo de - p o r ducar al convertirse, fácilm ente, la r en l: del latín
D U C A L IS -, VALDUERM E, A rroyo, montes, V A LFERNANDO - y a vim os el sig­
nificado y origen en Hernando- , VAL JU A N A Cañada de -fem en in o de Juan, ‘Yavé
es benéfico, Yavé es m isericordioso’- , VA LD EM A D RO Ñ OSO Valle de, VALDEM A Y ORCILLO, VALDEM ONTOSO Carril de, VALPARAISO, A rroyo de, casa
de, fuente de, m onte de -d e l latín PARADISO ‘cercado’- , A LD EPED R EG O SO
Casilla-huerta de, VALSOLOGRANO Reguero de - p o r logrado ‘lo bien hecho, lo
que ha salido b ie n ’- , VALSOTERRAÑO A rroyo de - ‘el que está bajo tierra’, es un
arcaísm o-, VALTOLEDANO A rroyo de -referid o a un natural de Toledo, tal vez al
propietario de este valle-, VALVERDE A rroyo de, caza de, VALVERZA A rroyo de
- p o r berza, del latín V IR D IA ‘verde’, lo m ism o que va ¡verde 4\
40
TlBÓN, G .: A p e llid o s , til., B erganzo, B artolom é, A ugusto, A ntonio, Sancho, Jacob, cárcel. GODOY
A l c a n t a , J.: cit., Velasco. G a r c í a d e D i e g o , V.: cit., buda, b u h ed a l, buhedo, cam brón. D iccio n a rio
de la L engua, c a ñ a d a t cierva, sala, badén, ajustar, bardo, rancho, cárcel. J im é n e z d e G r e g o r i o , F .:
H isto ria d e B elvís, cit., L o s M a íllo s y f í e ra s. M i D iccionario, Cam arería, C o r o m i n a s , sarro,
ta b ern a t rancho, cárcel. A s í n , cit., 125, 126. G o n z á l e z P a l e n c i a , A . cit., E n la relació n de n o m ­
bres ap arec e n 26, en a p ellid o s 2, un don R uy P O N C E , alguacil de T oledo, p ad re de O rab o n a
P O N C E ; a p arte de los P o n d o , pgs. 111 y 149 del to m o IV.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Valle/s: (Señalo con una V el valle/s)
B ER G A N ZO V. de, -m asculino de Berganza, térm ino vascuence ‘p astizal’- ,
BLÁ ZQ U EZ V. de los, BO C A DE V., B U ITR E V. del, BU JILLO V. del -d eriv ad o
de buda, buhédo, en este caso ‘charquillo invernal’- , C A M IN O V., Barranco del,
C A M B RÓ N , V. del, C A Ñ A D A S V. de las -d e l latín CA N N A ‘cañ a’ vía pastoril-,
CA SILLA S, V. de las, CA STAÑ A L V. del, CASTAÑOS V. de los, CA ST R E JÓ N
V. - y a vim os dim inutivo de castro-, CER EC ED A V. de la, CIERVA Vallejo de la,
CIM B RIO S V. del -p arec e apodo, referido a algo que se cimbrea, entre algunas de
sus acepciones—, C O N EJO S V. de los, C U R A V. del, E N C IN IL L A V. de la, ESPARR A G Ü E R O V. del -re fe rid o ‘al que recoge espárragos del cam p o ’- , ESTACAS
V. de las, FU E N T E BA RTO LA V. de la - hidrónim o, fem enino de Bartolo, apócope
de Bartolom é, del aram eo B ar Talmay ‘hijo del que ara’- , FU EN TE SANTA V. de
la -m u y frecuente en España, en C am arena, en P arrillas-, G O LÍN D E VALLESPESO -d e gola ‘canalillo de riego’- , G U A R D A DE LA D E H E SA D E VALYERM OS, H O N D O V. Barranco, HERA S V. de las, - ‘Valle de los herederos’- ,
LA G U N A V. de la, LA ZA R A V. de la -antropónim o , fem enino de Lázaro, del arameo La ‘zar, abreviatura de El-azar, con el significado ‘D ios ha ayudado’- , M A I­
LLO V. de los - ‘Valle de los m anzanos silvestres’- , M A D R ID V. Barranco, M A JID ILLA S V. de las, M A N A N TIA L V. del, M A RTIN V., MATAVIEJA V., MATUTA
V. de -p a re c e un m ote o apellido, no creo que tenga relación con M ater M atuta y
sí, probablem ente, con m atute-, M EM B RILLO S V. de los, M ER M EJO V. - p o r
berm ejo?, en este caso ‘rojo, colorado’- , M ESTO V. del (dos), - u n a vez m ás este
fitónim o mesto ‘híbrido de encina y alcornoque’- , M ILA N O V. del, NAVALPOZ U ELO V. de, N U ESTRA SEÑ O RA D EL VALLE Erm ita de -u b ica d a en el
escarpe m eridional del Tajo, frente al casco urbano de T oledo-, OCHAVO V. del
- ‘m oneda de cobre que pesa un octavo de onza, con 2 m aravedís de valor, acuñada
en tiem pos de FELIPE III, vigente hasta el siglo X IX ’, ésta es una acepción-,
O RÉG A N O V, del, O R O V. del, PALACIO V. del, PALILLOS V. de -p u ed e ser un
m onte, hubo un Palillos, je fe de una partida carlista-, PER D IG Ó N V. - ‘m acho de
la p erdiz-, PU E R C O V. del, PU ER CO VALLEJO del, PUERTO V, del, Q U EJIG Ó SO V. del, Q U EM A D O V. del -p u e d e referirse a que fuera pasto de un incen­
dio o que el propietario tenga ese m o te -, RAYA V. de la - ‘lím ite’- , R U M B RO SA
V. de la -p o r herrum brosa por sus aguas ferrujinosas, hay varias de estas fuentes
en la provincia-, SA LA V. de la -d e l latín SAZ ‘casa, m orada’- , SA N A G U STÍN
V. de -hagiotopónim o, dim inutivo de Augusto, del latín A U G U STU S ‘sagrado,
venerable, sublim e, divino’- , SA R N O SO V. B arranco del - d e ‘sa m a’, puede refe­
rirse a sam a hum ana o perruna-, SA R RA V. de la -d e l vascongado sarra ‘esco ria’,
docum entado en J. del EN C IN A , 1500 - , S U R V. B arranco del, TA M U JA V, de la,
TIO M E LL A D O V. del -antropónim o, perteneciente a un hom bre que se distingue
por su m ella-, T O C Ó N V., ZA H U R D A S V. de las.
Topónimos precedidos p o r valle: A N TO N IO (doce) -g en tilicio , del latino
A N TO N IUS, A ntilius, A ntius, de origen etrusco con significado desconocido-,
C A Ñ A DA del, FU E N T E del, M O L IN O del, BA ÉN A rroyo de - e n Belvís dicen
Vallebaén, este badén del hispanoárabe batn ‘depresión del suelo por donde pasa el
agua de lluvia’, se m antiene por los m ozárabes-, CA R C A B O SO A rroyo de - d e
cárcava, del latín CARCAVO ‘zanjas que hacen las aguas de lluvia’, en este caso
es un despectivo por el sufijo -oso-, C A R R ETER O Cam ino del, G R A N D E A rroyo
de, H ER M O SO A rroyo del, H U N C A R A rroyo, C asa - ‘lugar de ju n c o s’, H uncar,
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Juncar, Yuncar son apellidos-, IUSTARES A rroyo de -arcaísm o de Justar, del latín
JU STA RE ‘ju n ta r’- , JU N C O A rroyo del, PO ZU ELO A rroyo del, PU LID O A rroyo
del, R O SA L Fuente del, SA N CH O A rroyo del - d e un SAN CTIU S ‘santo’, que
luego dará el patroním ico Sánchez- , SA N TIA G O A rroyo del -co n tracció n de
Santo Jacobo, del hebreo Ya ‘akob ‘el que ha nacido debajo de la planta del pié,
herm ano m ellizo de Esaú, suplantador de éste en los derechos de prim ogenitura-,
TA BERN ILLA A rroyo del - y a visto en su acepción de cabaña, ya docum entado en
J. R U IZ -, D O M IN G U EZ A rroyo (dos) -patroním ico de D om ingo y éste del latín
D O M IN U S ‘se ñ o r’- , N A ZA R ET A rroyo del -probablem ente en recuerdo del lugar
en el que nace JESU S, en árabe E l N azira, gentilicio nazareno equivalente a ‘cris­
tiano’- , BA R D O DE, A rroyo del -ig u al que barro ‘fango’- , E JID O del, V ereda del
- ‘prado cercano al casarío, en el que pastan los ganados del labor del vecindario’;
en algunos lugares em plean el coloquial elejío -, ESC A R A B A JO del, A rroyo del,
FAIDO del, A rroyo del - e s de difícil interpretación, de FA C E R E ?-, IN D IA N O del,
Arroyo del - ‘que hizo las A m éricas y regresa adinerado y viejo’, en este caso es el
propietario del v alle-, D EL M UERTO del, Cam ino del, RA N CH O del, A rroyo del
-d e l antiguo alem án hring ‘círculo, asam blea’, en nuestro caso: ‘espacio cerrado o
abierto’, docum entado en los siglos X V I y X V II-, T EJA R del, A rroyo del, CA R CER de la, A rroyo del -d e l latín CA R C ER , -ERIS ‘lugar de reclusión de delin­
cuentes’, docum entado en los G losarios de Silos, Fueros de G uadalajara y en
B E R C E O -, CH A PA R RA de la, A rroyo del - d e l vascongado txaparro ‘m ata de
encina’- , FR A G U A de la A rroyo de, RA Ñ U ELA de la, A rroyo del -d im in u tiv o de
raña-, C O R O N A S de las, A rroyo del -d e l latín CO RÓN A , en su acepción de ‘cír­
culo de ram as y flores n atu rales’- , V A LLEÁ LA M O , A rroyo de, VALLEG O RRÓ N , A rroyo de - ‘canto o guijarro pelad o -, V A LEH ERBOSO , A rroyo de
-d e y erbazal-, VALLEJÉN -contracción de Valíeojén, de ser esto significaría
‘valle áspero, durillo’, vocablo árabe iasan dim inutivo-, V A LLEJO CER RA D O y
V A LLEJO SCERR A D O S, A rroyo de (cinco) - d e difícil o nula salid a-, VALLEJONES, Fuente de los (dos), V A LLEJU ELO, A rroyo de los (tres), VALLELARGO,
A rroyo de, V A LLELEO R, A rroyo de -ap ó c o p e de ‘o ro ’?, en este caso el nom bre
de la propietaria Oro, Áura, A uria, a estos dos últim os nom bres hace m ención
G O N ZÁ LE Z PALENC1A: D oña A ura Petrez, hija de D om ingo C ustios, D oña
Auria, hija de A ndrés Velasco A venazara llam a Benvida, estam os ante un topónim o
m ozárabe-, VALLELO SO , A rroyo de, VA LLEN Ú ÑEZ, C asa de -ap e llid o del pro­
pietario, cuyo significado ya d i-, VA LLEPON CE -d e l latín PO N TIU S, PO N TU S,
relacionado con ‘el m a r’; G O N Z Á L E Z PALEN CIA cita algunos nom bres y apelli­
dos Ponce en sus m ozárabes toledanos de los siglos X II y X III-, VALLERA La
(dos) ‘em palizada que valla o cerca’- , VALLERN O SO (dos) -d esp ectiv o de
yerm o, yerno—, VALLES A rroyo de los -d e l latín VALLIS, ya figura en BER CEO
y en J. R U IZ -, VA LLEZA RZA , Casa de.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
INFLUENCIA QUE LOS FACTORES AMBIENTALES
Y OLEA EUROPAEA L. EJERCEN
SOBRE LA VEGETACIÓN SUBYACENTE
A n d reu , J.M .; A rribas, L. T.;
C astaño, C., y M u ñ o z, M .a J. (*)
1.-Introd ucción
Es evidente que la influencia de la vegetación sobre la subyacente facilita un
m icroclim a m ás idóneo para las especies que ocupan los estratos inferiores, tal y
com o han puesto de m anifiesto algunos autores. Son varios los trabajos realizados
en este sentido, entre los que m erecen destacarse de form a general los de K ucera
(1959), Rosenzw eig (1968), E lias y Ruiz (1977), C arballeira y cois. (1980; 1982a)
y Vaquero y cois. (1988); otros abordan esta problem ática en un m arco más espe­
cífico, com o los trabajos de M arcellos (1977) y R ussel y cois. (1978), Tabuenca
(1981) y Cabezas y cois. (1988); m ientras que para la región castellano-m anchega
se pueden c ita rlo s realizados por M orey (1977), Ellas y Ruiz (1981) y M endizábal
y cois. (1973).
L a cobertura que los estratos superiores prestan al desarrollo y crecim iento de
la vegetación que conform a los estratos inferiores se pone en evidencia no sola­
m ente bajo el punto de vista negativo por la presencia de fenóm enos alelopáticos;
tam bién son de considerar los efectos térm icos, que influyen en la m ayoría de las
ocasiones sobre las plantas que ocupan estos estratos inferiores.
Este trabajo tiene com o objetivo estudiar las diferencias term opluviom étricas
que se pueden encontrar bajo la vegetación característica de C astilla-L a M ancha y
los datos obtenidos en el O bservatorio M eteorológico de Toledo. Para ello, la pri­
m era anotación a realizar es señalar que la vegetación principal de Toledo, según
M artín y Pastor (1984), corresponde a la alianza Quercion fagineosuberis, con una
serie de alteraciones y sustituciones ya indicadas por los citados autores. Tam bién
com prende una alta proporción de O lea europaea L., que en palabras de los indi­
cados autores delatan un grandiente fü o d im á tic o que pudiera influir sobre las
especies de m enor porte que O. europaea L. y se hallen bajo su área de influencia
directa o su cobertura.
!*) I.B. C arlo s III, Toledo. Los au to res q u ie re n ag rad ecer la ayuda prestad a p o r don Santiago A lbillos
en la o b te n c ió n de dalos re fe rid o s a O. E uropaeo L.
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
2.-M etod ología
A partir de los datos proporcionados por el O bservatorio de Toledo, que corres­
ponden al período de diciem bre de 1994 a septiem bre de 1995, se h a obtenido una
prim era serie de valores que corresponden a las variables Tipo de Cielo (D espejado,
N uboso, Cubierto), M ovim iento del aire (Calm a, Ventolina, Brisa, Viento), N iebla
(Presente, A usente), Rocío (Presente, Ausente), E scarcha (Presente, Ausente),
H elada (Presente, Ausente), Pluviosidad, Tem peraturas de garita (1,50 m. del
suelo), a 15 cm . del suelo, -5 cm. y -20 cm. (tem peraturas de subsuelo).
C onviene indicar que la ausencia de nevadas en el período indicado nos lleva a
no considerar este m eteoro. Tam bién es de señalar que, debido a im previstos surgi­
dos, no ha sido posible la tom a de datos del m es de agosto de 1995.
Paralelam ente se han obtenido datos de Pluviosidad, Tem peraturas a 1,50 m. del
suelo, tanto la M áxim a com o la M ínim a, -5 cm. y -30 cm. bajo O. europaea L.,
durante el m ism o período de tiem po, constituyendo la segunda serie de datos. Para
ello, se dispusieron dos term óm etros de suelo bajo la proyección de la copa de esta
especie y a 50-100 cm. del tronco principal y a profundidades de 5 cm. y 30 cm.
A sim ism o se colocó, a 1,50 m. de altura y bajo la m ism a, un term óm etro de
m áxim a y m ínim a y un pluvióm etro que recogiera, respectivam ente, la tem peratura
y la cantidad de lluvia que atravesara la copa de esta especie. Por últim o, se hizo
coincidir la h ora de recogida de datos bajo este especie con la del O bservatorio (pri­
meras horas de la mañana), siendo por tanto datos sincrónicos y referidos al período
nocturno inm ediatam ente anterior.
En am bas situaciones, G arita y bajo O. europaea L., se han constituido tres
series de datos po r cada uno de los m eses analizados y que coinciden con las dece­
nas de los m eses estudiados. Esta división en períodos de 8-10 días nos h a parecido
la más adecuada con el fin de com parar tram os cortos de tiem po de form a idónea,
evitando por o tra parte los altos valores de la D esviación típica, especialm ente en
el caso de algunos meteoros.
El conjunto de datos obtenidos bajo O. europaea L. se ha som etido a un prim er
tratam iento con el fin de establecer las correlaciones existentes entre los diferentes
niveles de m edición, así com o las correspondientes rectas de regresión. Tam bién se
ha procedido a calcular estos estadísticos entre los niveles térm icos de O bservatorio
y los habidos bajo O. europaea L.
Posteriorm ente se ha procedido a realizar análisis de medias entre las variables
term opluviom étricas de am bas situaciones, con el propósito de detectar las posibles
diferencias significativas entre ellas para cada uno de los m eses analizados. E sta
técnica se ha utilizado en otros trabajos (A ndreu 1994, 1995a, b, c, 1996), propor­
cionando unos resultados satisfactorios.
Por últim o, se ha estudiado la m atriz de datos de am bas series para som eterla a
un Análisis M ultifactorial de C om ponentes Principales, aplicado por diferentes
autores (Cabezas, 1991; G onzález:-B em áldez y cois., 1970; N icolás, O liver y
Morey, 1973; C arballeira y cois., 1980b; A ndreu, 1985; M oscardó y Gil, 1988),
pero con ligeras m odificaciones proporcionadas por el Análisis D iscrim inante
Binario (Strhaler, 1978). En este sentido conviene aclarar la m etodología utilizada
en este apartado.
Com o indica Alan H. Strahler en su trabajo, el A nálisis D iscrim inante Binario
(BDA) tiene com o objeto detectar las relaciones entre especies vegetales y factores
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
del m edio am biente. H abida cuenta que los m uéstreos qu e se realizan en una serie
de parcelas únicam ente pueden presentar un estado determ inado de un factor
am biental, la m atriz que se obtiene contiene una gran cantidad de ceros que corres­
ponden para cada parcela a los estados del factor que no se presentan por hacerlo
uno solo de ellos com o se ha indicado. Para subsanar este problem a, así com o evi­
tar la ausencia de datos que se hallan distribuidos norm alm ente, este análisis pro­
porciona unos valores denom inados de H aberm an o de residuos estadarizados (d¡j)
de acuerdo con la siguiente ecuación:
Para nuestro trabajo, los subíndices y valores corresponden a:
a¡j
es la frecuencia para el estado i, se se halla,presente (j = 1,3).
k
r¡
total de estados que presenta el factor.
S aij (i = 1, k; j = 1,3)
c¡
I a ¡ j ( i = l , k ; j = 1,3)
n
total de frecuencias (5 jj = Zc¡ = N úm ero de días del mes)
Tam bién se calcula para cada variable el estadístico G, más sencillo de com pu­
tar y sem ejante distribución que el y ; , con el fin de determ inar su significación y
retenerlo para el Análisis M ultifactorial de Com ponentes Principales, que co n sti­
tuye el segundo paso.
En el trabajo de este autor quedan retenidas las especies significativas y con
valores de presencia. En las m odificaciones introducidas en este trabajo se siguen
las m ism as pautas, pero realizando para cada m es los tres grupos indicados (j = 1,3
en la ecuación anterior). Posteriorm ente se han calculado en cada grupo así for­
m ado las frecuencias en que se presentan cada uno de los estados (i = ! a k de la
ecuación citada). D e esta m anera se obtiene una m atriz con tantas filas com o m eses
por tres (grupos form ados) y tantas colum nas com o estados de cada factor a las que
se añaden las m edias term opluviom étricas de cada grupo y situación. H abida
cuenta que los factores am bientales son los m ism os cualquiera que sea el ám bito a
tratar -G a rita y bajo O. europaea L. , se hace preciso establecer dos filas para cada
uno de los subperíodos o decenas: la prim era corresponderá a la estim ación para
datos referidos bajo la especie en cuestión, m ientras la segunda lo hará a la de
O bservatorio. En resum en y dado que se han utilizado 9 m eses, 6 factores y obte­
nido 10 parám etros term opluviom étricos, la m atriz resultante consta de 54 filas y
15 colum nas que se som ete al A nálisis M ultifactorial, ya que no se ha considerado
la significación que pueda proporcionar el valor de G. En otras palabras, las espe­
cies del trabajo original son en éste la totalidad de los grupos form ados, m ientras
que los estados son todos los indicados (11) más las variables term opluviom étricas
añadidas (4: Tem peratura m ínim a, a -5 cm., por debajo de -5 cm. y Pluviosidad).
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
3.-R esu ltad os y discusión
Las TA BLA S 1 y 2 presentan las m edias term om étricas y pluviom étricas, res­
pectivam ente, de am bas localizaciones y decenas. A dem ás de las representaciones
gráficas 1, 2 y 3 que corresponden a las tem peraturas bajo O. europaea L. en
Observatorio, así com o la Pluviosidad en am bas situaciones. En todos los casos se
muestran com o se ha indicado en la m etodología los valores m edios obtenidos en
cada decena o la representación gráfica de los mism os.
De los valores obtenidos se observa que las tem peraturas obtenidas en los nive­
les más profundos son superiores cuando se refieren a las registradas bajo O. euro­
paea L. en los m eses más fríos, m ientras que son inferiores en los m eses más cáli­
dos. P or otra parte, en las tem peraturas de la parte aérea (M Á X IM A M ÍN IM A , 15
cm. y GARITA o 1,50 m.) la relación no se m antiene en general las registradas a
nivel de garita son siem pre superiores a las habidas bajo esta especie. Estos resu l­
tados parecen contradecir la idea que se tiene sobre la m enor tem peratura existente
bajo el arbolado, no obstante debe considerarse que las tem peraturas registradas en
O bservatorio lo han sido en la clásica caseta y por tanto con un índice de protec­
ción no cuantificado en este trabajo, y prácticam ente en ningún otro, pero que
puede ser el causante de la anom alía señalada. Es evidente que la tem peratura
m áxim a registrada bajo O. europaea L, es siem pre superior, pues se trata de la más
elevada registrada desde la últim a medición, m ientras que en G arita no se ha reali­
zado esta m edición.
D el cálculo de ios coeficientes de correlación obtenidos para cada nivel térm ico
bajo O. europaea L , llam a la atención los elevados valores encontrados entre las
variables im plicadas y que tam bién se obtuvieron en otro trabajo realizado
(Andreu, 1995c). Esto conduce a calificar de fiables las rectas de regresión calcu­
ladas (TA BLA 3) tom ando com o Variables Independientes (VI) las tem peraturas
M áxim a, M ínim a y la observada a -5 cm., m ientras que las Variables D ependientes
(VD) corresponden a las tem peraturas m ínim as y las de subsuelo (-5 y -30 cm). De
esta form a, a partir de cualquiera de las Variables Independientes m ás corriente­
mente registradas y de form a especial las tem peraturas aéreas extrem as, pueden
deducirse las correspondientes a los dos niveles del subsuelo (-5 y -30 cm.).
Del análisis de m edias realizado por m edio de la prueba t de S tudent para las
variables térm icas registradas bajo O. europaea L. (TABLA 4 ) se observa que en
la gran m ayoría de los casos, los valores m edios son significativam ente d iferen ­
tes para un nivel de a = 0.001, pocos análisis son significativos p ara un nivel de
a = 0.05, a = 0.5 o No significativo y que si bien en algunas com paraciones son
evidentes e incluso innecesario su discusión (M áxim a vs. M ínim a), en otras indican
el consabido efecto tam pón del substrato frente a las tem peraturas aéreas extrem as.
Por otra parte, en la com paración entre pares de variables térm icas de
O bservatorio y bajo O. europaea L. (TABLA 4), se ha hallado un porcentaje m enor
de com paraciones que se m uestran com o significativas para a = 0.001, pero supe­
rior para a = 0.05, a = 0.5 y N o significativas. Del conjunto de estos resultados,
que no se han tabulado debido a la am plitud de los m ism os, puede señalarse que
son más frecuentes las diferencias significativas en los m eses más cálidos que en
los m eses considerados com o más fríos. A sim ism o, cabe destacar que las diferen­
cias son significativas, dentro del margen establecido, cualquiera que sea el p ar de
variables considerado. En otras palabras, las tem peraturas m edias son diferentes y
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
superiores o inferiores según se indica en la Tabla 1, de m anera significativa y por
consiguiente O. europaea L. presta realm ente un efecto am ortiguador en los m eses
cálidos haciendo que la tem peratura sea menor, m ientras que la tem peratura es
superior en los m eses fríos. Este efecto, que se m anifiesta tam bién a nivel del sub­
suelo, puede ser objeto de discusión por intervenir y no hallarse cuantificado el fac­
tor substrato, aunque debido a la escasa distancia entre am bas situaciones nos hace
suponer que la variación debida al substrato sea m ínim a o incluso nula.
La observación conjunta (TABLA 5) de las variables térm icas en las dos loca­
lizaciones m uestra una diversidad de valores de correlación a partir de los cuales se
hace realm ente difícil obtener alguna conclusión. D e cualquier manera, se h a obser­
vado que los coeficientes obtenidos son generalm ente altos cuando las variables
son la tem peratura de garita (GARITA) y la M ínim a bajo O. europaea L., la obser­
vada a -5 cm s. bajo el suelo en O bservatorio frente a la hallada bajo dicha especie
y la correspondiente a -20 cm s. en O bservatorio y -30 cm s. bajo la misma. E sto es,
los valores de correlación son elevados cuando las correlaciones se realizan entre
niveles sem ejantes en am bas localizaciones y descienden en térm inos absolutos o
son variables independientes una de otra y producen, p o r tanto, coeficientes de
correlación no llam ativos, en el resto de los casos.
Señalar por últim o que la tem peratura de garita corresponde a la m edida en las
prim eras horas de la m añana, cuando la tem peratura inicia su ascenso. Se trata por
tanto de un parám etro registrado de form a puntual y que no corresponde con el
valor m ínim o que puede tom ar la m ism a desde la últim a m edición. Por otra parte,
la asum ida com o M IN IM A bajo O. europaea L., corresponde a la de m enor valor
registrada durante la noche, con una diferencia horaria con respecto a la registrada
en O bservatorio im posible de cuantificar e influyendo por tanto en el valor de
correlación calculado y dando com o resultado una aproxim ación al valor real que
pudiera haber producido. En relación a la tem peratura m áxim a (M A X IM A ) regis­
trada bajo este especie, corresponde al valor m áxim o alcanzado en el m om ento de
m edición y el siguiente. Es, por tanto, un valor que en la m ayoría de las ocasiones
refleja una tem peratura diurna y no nocturna, por lo que su com paración parece
innecesaria.
Finalm ente, los resultados del análisis de m edias referidos a las obtenidas en
O bservatorio y que se m uestran en la TA BLA 6, señalan que una gran m ayoría de
las ocasiones en las que una de las variables que intervienen es la tem peratura de
garita (GARITA) la diferencia es significativa, preferentem ente cuando la segunda
variable es la tem peratura a 15 cm. del suelo o -20 cm. Tam bién m erece destacarse
que cuando la variable que interviene es la tem peratura registrada a 15 cm. del
suelo, no se produce ningún resultado No significativo, siendo la otra variable la
tem peratura a -5 cm. o -20 cm.
Con respecto a la tem poralización, ha de señalarse que no se registra ninguna
ocasión en que en la totalidad de las ocasiones se m anifiesten com o significativos
todos los ensayos realizados. Por el contrario, se observa que para los m eses de pri­
m avera y verano las diferencias significativas aum entan y por consiguiente, las
medias de las decenas pueden considerarse com o diferentes, superiores o inferiores
según se m uestran en la citada Tabla 1.
En relación a la Pluviosidad y considerando evidentem ente los escasos m eses y
subperíodos form ados en los cuales se ha registrado la presencia de lluvia, la
TABLA 2 m uestra los resultados obtenidos de correlación, regresión y pruebas t
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Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
realizadas. En este sentido, los coeficientes de correlación son en general bajos y
presum iblem ente poco significativos. Los únicos valores altos de este coeficiente
se producen en la prim era y tercera decena de diciem bre y en junio.
Los análisis de m edias realizados m uestran que en las decenas en que se p ro ­
ducen precipitaciones, éstas nunca son significativam ente diferentes, a pesar de las
ocasiones en que se registra pluviosidad a nivel de O bservatorio, pero no bajo la
especie considerada. Parece que la atipicidad pluviom étrica del período estudiado
interfiere en los resultados obtenidos. La región en la que se ha realizado este estu­
dio se halla en la denom inada España seca y m uy recientem ente calificada com o
potencialm ente desértica, con grandes problem as en la captación de agua debido a
la evaporación tan intensa atribuida a esta escasez pluviom étrica y altas tem peratu­
ras registradas, no sólo en este período (Tabla 1), sino en anteriores períodos com o
m uestran los valores m edios calculados en otros estudios (Andreu, 1995b).
Por últim o, se han som etido a A nálisis M ultifactorial de C om ponentes
Principales las variables que se indican en el apartado de M etodología. Los resul­
tados obtenidos m uestran que el porcentaje de varianza se reparte de la siguientes
forma:
Factor
del eje
1
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
25.13
16.78
15.76
12.95
8.88
8.29
4.64
3.20
% de varianza
acum ulada
25.13
41.91
57.67
70.62
79.20
87.49
92.13
95.33
Las figuras que m uestran las diferentes proyecciones de los factores carga y las
decenas se han representado atendiendo a los siguientes criterios que posibilitan
una m ejor interpretación de las mismas: en cada gráfica aparecen con letra cursiva
los estados de las variables Tipo de Cielo -D espejado, Nuboso, C u b ierto - y
M ovim ientos del aire -C alm a, Ventolina, Brisa y Viento-, m ientras que el resto de
las variables lo hace con letra m ayúscula (Tem peraturas, Niebla, Rocío, H elada,
Escarcha y Pluviosidad). En relación a las decenas se optó por señalar con letra cur­
siva las referidas a O. europaea L. y con letra norm al las de O bservatorio y en cual­
quier caso con las siglas del m es, decena y localización (O, O. europaea L. y A para
O bservatorio). N o obstante y con el fin de am inorar la sim bología, así com o facili­
tar la interpretación de estos resultados, se ha acudido a una representación co n ­
ju n ta de decenas cuando éstas se hallan m uy próxim as en la representaciones
correspondientes. En estos casos, se señalan el mes y la decena correspondiente.
La figura 4 a recoge la representación de los factores de carga sobre el plano for­
mado por los ejes 1-11, m ientras que la 4b lo hace con las decenas form adas. En la
prim era de ellas, las variables m ás representativas configuran un efecto G utm an
donde H elada y E scarcha se encuentran en uno de los vértices y agrupa las decenas
con m ayores valores de H aberm an calculados (diciem bre y abril, 3.a decena), la
206
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
variable Rocío en el segundo y recoge las decenas con m ayor probabilidad de este
m eteoro (diciem bre, enero, marzo y abril en decenas diferentes), m ientras que las
variables térm icas se encuentran en el tercero, agrupando las decenas más cálidas.
Por consiguiente, esta representación com prende condiciones clim áticas extrem as.
La segunda de las representaciones, Figs. 5a y 5b, m uestra las diferentes condi­
ciones o Estado del Cielo a lo largo del eje III: desde Cielo C ubierto en su parte
positiva a Cielo D espejado en la negativa, agrupando las decenas que m uestran
estas características, m ientras que las Figs. 6a y 6b representan los planos form a­
dos por los ejes II/II1, confirm an las proyecciones y caracteres de cada uno de los
ejes y cuadrantes indicados.
Los restantes ejes, cuyas representaciones no se incluyen, contienen las siguien­
tes variables que, de form a esquem ática, se indican a continuación:
Eje
IV
V
VI
VII
VIII
Variables
M ovim ientos del aire: Viento vs. Ventolina
Estado del Cielo: D espejado vs. Nuboso
M ovim ientos del aire: Calma vs. Ventolina
Pluviosidad vs. Niebla y H elada
M ovim ientos del aire: Ventolina vs. Brisa
Com o se observa, no se aprecia en ninguno de los casos diferencias entre las
tem peraturas habidas en O bservatorio y bajo O. europaea L., com o se m ostraron a
través del análisis de m edias ya com entado. Esta diferencia de resultados puede
indicar que los valores registrados no son realm ente diferentes, lo que supone que
los análisis realizados de acuerdo con la teoría de pequeñas m uestras en el caso de
las pruebas t de Student son ficticiam ente diferentes o que las correlaciones obte­
nidas im piden una discrim inación correcta entre las variables al aplicar el A nálisis
Multi factorial.
Es evidente que un trabajo de este tipo adolece de bibliografía de referencia que
guíe en la m etodología e interpretación de resultados. La realidad m uestra que la
falta de datos registrados bajo las especies som etidas a estudio puede ser la causa
de que no se logren resultados si no brillantes, sí significativos. P or otra parte, p en ­
sem os que el carácter atípico del año 1995 impide, en cierta manera, la inferencia
de resultados que pueden denom inarse norm ales. De todas form as, los resultados
obtenidos en otras ocasiones nos inclinan a pensar que los análisis de m edias a tra­
vés de la prueba t de Student, son un m ecanism o adecuado para discrim inar las
diferencias que pueden existir, si bien no se discrim inan las variables m eteorológi­
cas que afectan a cada subperíodo creado.
La alternativa que puede crearse consiste en som eter a A nálisis M ultifactorial
cualquier tipo de variable sea continua o discontinua. En este sentido, h a de ponerse
de m anifiesto que los resultados así obtenidos pueden ser debidos a la cuantificación realizada con las variables realizadas. E sto es, el valor atribuido a eada una de
las clases form adas con este tipo de variables. En relación a las variables que se pre­
sentan bajo diferentes form as, com o es en este caso y con el Estado del cielo, por
ejem plo, los resultados pueden verse nuevam ente afectados por la cuantificación
que se haga de cada uno de los estados. Es decir, en este trabajo se podría atribuir
a cada estado de un factor un valor diferente y gradual (1, 2, 3,...) pero esta clasifi­
207
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
cación conllevaría al cálculo para el segundo estado con un valor doble que para el
prim ero, m ientras que el tercero lo tendría triple y así sucesivam ente, cuando real­
m ente sólo se halla uno de estados presentes en el m om ento de realizar la m edición
de otros parám etros. Es por ello que la técnica de Strahler, puede subsanar esta
m anipulación que consideram os incorrecta. D e cualquier form a, es realm ente difi­
cultoso analizar am bos tipos de variables para obtener unas conclusiones que se
ajusten a la realidad y m áxim e cuando las variables, continuas o discontinuas, son
las que rigen la clim atología de una pequeña zona com o es en este caso. El pro­
blem a aum enta y se hace más com plejo cuando se añaden las variables que deter­
minan la estructura y arquitectura de los vegetales y el área de estudio se hace
mayor.
4.-B ib liografía
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-B
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d in a rio . B a d a j o z .
T abla 1,-'V alores m e d io s d e la s tem p era tu ra s b a jo O. e u ro p a ea y O b serv a to rio
O. europaea
Mes
Diciembre
Enero
Febrero
M ar/o
Abril
Mayo
Jumo
Julio
Septiembre
O b se rv a to rio
Decena
-30 cms.
-5 cms.
M ínima
Máxima
-20 cms.
-S cms.
15 cms.
G arita
17
2 .a
3.J
13
2 .a
33
13
23
33
13
Ta
11.4
9,7
10,5
4,5
8 .2
1 .0
16,9
15,5
1,3
3,3
4.0
8,4
7,0
8.7
7.1
7.4
9.9
11,5
-6.3
-3,5
-4,8
9,3
6,4
M
2,7
2,5
7,5
4,3
0.4
-4.6
-3,8
-2.7
3,9
8,5
4.6
6 ,0
10,9
8,7
4,2
5,3
4,9
8,9
8 ,8
6 ,2
1 ,0
10,3
9,8
8 .0
3.4
-0,4
-0 ,2
2,3
3,5
5,3
5,7
2,9
33
]3
23
33
13
23
33
13
23
33
13
•7 *
33’
13
7
3a
6,4
5,9
9,1
9,5
1 0 .2
10,4
10,1
12.3
13,5
14,5
15,3
13,3
16,8
17,6
18,5
19.6
2 0 .8
2 2 ,1
21.5
22,9
24.3
23.4
2 2 ,8
21,7
1 2 ,1
13,1
9.5
15.6
15.9
16.3
18,0
18.6
19,7
18.6
20,7
21.9
20.9
19.4
17.8
1 1 ,8
3,4
-0 , 6
-1,3
12,9
14,3
16,4
18.3
16.0
15,5
16,8
1 0 ,0
6 ,1
2 .0
2 1 .1
1 2 .8
8,4
3,2
5,1
25,1
29,1
28,1
19,9
30.7
27,5
32 2
32.8
34.5
34.7
33,9
39.6
4L7
31.
29.3
28,0
15,3
17,7
1 2 ,6
2 ,0
0 ,0
6 ,6
2 ,1
12,3
10,5
1 0 .8
13,5
14.2
16.7
15,2
18.5
19.8
11.7
10,9
5.6
tí
2 0 ,1
16,0
20,9
17,3
19,9
25,2
26.3
28,3
30,7
31,4
31,0
25.6
2 2 ,0
2 0 .2
5.9
1 0 ,1
14,0
10.4
17.0
13,7
17.1
1 2 ,2
9,8
10,3
2 0 ,0
1 2 ,6
21.3
23,2
25,5
25,7
24,1
19.6
16,5
13,9
14.2
16.0
15.4
18,8
18,8
! 2.9
9.9
6,5
0 ,0
2 ,0
2 ,6
7,5
4.3
7.3
3.4
4,2
6,4
7.4
9,7
10.4
7,5
15,8
14.4
15,9
17,1
2 0 ,1
19.8
19.5
23,5
24,0
16.9
14,0
11J
I .“ decena: d ía s 1-10; 2.a d ec en a : d ía s I ¡ -20; 3.a d e c e n a : d ía s 2 1 - 2 8 /3 0 /3 1.
209
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
T á b la 2 . - V alores m ed io s de p lu v io sid a d (m m .) y d e la recta de regresión;
co efic ien te s d e co rrela ció n y p rueba t de S tu d en t para a m b as situ acion es
Media
Mes
Decena
D iciem bre
Enero
Febrero
R ecta
0 ►europaea
Observ.
Pendiente
O rdenada
17
2 .a
3.a
0,40
0,52
0.79
-0 , 0 1
1 .0 0
0 ,0 0
0 .1 1
0 .0 0
0 ,0 0
<0 ,0 1
0,62
0,93
0,67
0 ,0 0
1 ,0 0
0,19
1,24
0.28
NS
NS
NS
1 .a
2 .a
3.a
0 ,0 0
0,04
0,25
0,15
0 ,0 0
0 ,0 1
0 ,0 0
0 ,0 0
<0 , 0 1
0,03
<0 ,0 1
1 ,0 0
0 ,0 1
0 ,0 0
0,62
1,46
NS
NS
NS
1 .a
2 .a
0,30
0,49
0,60
1,50
-0,04
-0,08
0,32
0,62
3.a
0 ,0 0
0 ,0 1
0 ,0 0
0 ,0 0
0 ,1 0
0 ,0 0
-0.07
-0,17
<0 , 0 1
0,52
0,92
1 ,0 0
NS
NS
NS
0 ,2 0
0,23
0,81
NS
0 ,0 0
<0 ,0 1
-0,15
1,95
0,60
NS
NS
0,84
0,94
NS
M arzo
Ia
P r e c i p ita c ó n
n u la
Abril
1 .a
P re c ip ita c ió n
P re c ip ita c ió n
OJO
n u la
n u la
2 .a
M ayo
Junio
3a
0,29
0 ,8 6
17
2 .a
3.a
0 ,0 0
0 ,2 1
0,34
0,08
Ia
a
3.a
0,18
0,53
0 ,6 8
0.93
1 .a
0 ,0 0
0,13
2
Julio
2 .a
Septiembre
Sign,
Correl.
3.a
0 ,0 0
0,05
1.a
0 ,0 0
2 .a
0 ,0 0
0,23
0,43
3.a
0 ,0 0
-0,53
0,25
n u la
P r e c i p i t a c io n
0,46
0,06
P re c ip ita c ió n
n u la
0,46
0,25
0,75
0,36
NS
<0 , 0 1
<0 , 0 1
<0 ,0 1
P re c ip ita c ió n
n u la
<0 ,0 1
< 0 ,0 1
- < 0 ,0 1
1 ,0 0
NS
1 .0 0
NS
< 0 ,0 1
< 0 ,0 1
<0 , 0 1
< 0 ,0 1
P re c ip ita c ió n
n u la
1,90
1.14
NS
NS
<0 , 0 1
<0 , 0 1
1,a decena: días I -1Ü; 2.a decena: días 11 -20: 3.a decena: días 21 -28/30/31.
I: Valor de t de Student; NS= No significativo
T abla 3 ,-P a r á m e tr o s d e las rectas de reg resió n h allad os e n tre las tem p era tu ra s
r eg istra d a s b a jo O. eu ro p a ea , p o r d ecen as
V ariable
V ariab le in d e p en d ien te
d ep e n d ie n te
Mes
D iciembre
N ivel
D ecena
M ínim a
Ia
2 .a
3a
-5 cm s.
1.a
2 .a
-30 cms.
M ínim a
3.J
1 .a
2 .a
3.a
l.“
2 .a
-5 cms.
-30 cm <
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
Febrero
M ínim a
1.a
2 3
-5 CLT1S.
3.a
1 .a
2 .a
3.a
M áxim a
M ín im a
■5 cm s.
VD=
VD=
V D=
VD=
VD=
VD=
VD=
V D=
V D=
0,77*VI-K,55
0,12*V I-0,8I
l,71*V l-26,5l
0,34*V l+4.78
-0,01*V I+8,40
0,36*V I-2,98
0 ,1 2*V 1+9,38
0,06*VI+8,75
0,70* VI-2,34
V D=
V D=
V D=
VDV D=
V D=
0,45*VI+R,47
0,29*V[+7,91
0,U7*VI+I,69
0.12*V I+10.84
0,26*V I+9,44
Ü,25*VI+7.5Ü
V D= 0,39*V I+7,30
VD= 0,61 *VI+4,74
VD= 0,45*V J+5.39
VD=
VD=
V D=
V D=
VD=
VD=
VD=
V D=
V D=
Ü.45*VJ-9,29
0,06*VI-5,7Ü
0,69*VI-9,21
0,0ó*V l+2,58
0,55*V I-3,88
0,45* V 1+1,03
0,34*VI+1,97
0,14*V[+3,91
0,32*V l+3.9l
VD=
V D=
V D=
V D=
VD=
VD=
0,32*V ]+4,42
0,99*V l+8,75
0 ,61*V Í+ 7,I4
0,23*V[+7,21
Q,29*VI+7,3ü
ü,36*V l+8.37
V D= ü,3l* V I+ 5 ,3 8
VD= 0,23*V l+4,97
VD= 0,60*V I+4.09
V D=
VD=
VD=
V D=
V D=
V D=
0,48* V l+ 8 , 8 6
-0,24*V Í+7,25
0,46*V l-7,ó9
-0.02*V I+7,28
-0,04*VI+9,31
0,21*V I+3,80
VD= 0,48*V I+7,00
VD= 0,37*V I+7,44
V D= 0,4(>*VI+7,38
210
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Tabla 3 (cont.)
V ariab le
d ep e n d ie n te
M es
V ariab le in d e p en d ien te
N ivel
D ecena
-30 cms.
1 .a
.a
3.a
Ia
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
V D=
V D=
V D=
VD=
VD=
VD=
VD”
VD=
VD=
-Ü,13*VI+Q,89
-0,35*VI+9,45
0,08*V I+1,22
0,01*V I+7,29
0,08*V I+8,24
Ü ,ll*V l+ 8,67
0,06*V]+9,Ü2
0,l2*V I+ 9,84
0,02*V]+12,B9
V D=
V D=
V D=
V D=
V D=
V D=
0,24*Vr+7,71
-0,08*V I+10,ó
0,67*V l+9,33
0,08*V [+10,20
-0,19*V I+ 12,69
0,14*V I+13,00
V D= 0,30*V l+7,85
V D - 0,67*V I+5,63
V D= 0,37*V l+9,27
Ia
.a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
L*
2 .a
3+a
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
VDVD=
VDVD=
0,34*V ]-4,84
0,37*VI-3,71
0,60*V I-9,87
0,22*V l+5,83
0,25*V ]+6,18
0,21 *VI+5,2ó
0,17*V l+9,65
0,09*VI+12,1
0,17*VI+9,97
VDV D=
V D=
V D=
V D=
V D=
0,53*V I+9,40
0,64*V I+8,86
0,29*V I+8,89
0,37*V I+12,62
0 ,26*V I+ 13,57
0,19*VI+12,91
V D - 0,ó5*VI+ó,61
VD= 0,39*VI+10,16
V D= 0>69*Vl+6,7ó
1 .a
VD=
V D=
VDV D=
V D=
V D=
V D=
VD=
VD=
0,16*VI+7,2S
0,21*V I+4,80
0J3*V I+ 6,61
-0,03*V I+16,62
0,!7*V I+11,29
0,34*VI+5,22
0,01*V I+16,46
0,06*V I+15,82
0,13*V I+14,19
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
-0,35*V I+19,85
0,43*V I+] 1,34
0,08*V I+15,42
-0,42*V [+21,96
0 J8 * V I+ 1 5 ,7 6
-0,06*V I+19,09
V D= 0,97* V ¡+ 1,69
V D= 039* V I+11,47
VD= 0,69* V I+ 11,22
VD”
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
VD=
VD-
0.4Ü*VI+0,45
0,81 *VI-13,61
0,04* V I+ 15,32
0,28*V I+8,92
0,42*V1+4,16
-0,0l*V I+ 20,2l
0,10*V 1+16,42
0 ,3 1*V1+10,10
0,02*V1+21,48
V D=
VD=
V D=
VDV D=
VD-
0,64*V I+9,34
0,45*V1+12,15
0,52*V 1+10,95
Ü,26*VI+16,03
0,38* V I+ 15,46
0,14*V 1+19,71
V D = 0,50*’V I+10,60
VD= 0,25* V1+16,07
VD= 0,14*Vl+19,29
VD=
V D=
V D=
V D=
V D=
V D=
V D=
V D=
VD-
0,39*V ¡+2,10
0,74* V I- 10,76
0,64*V I-7,08
0,07* V I+ 16,09
0,18*V I+ 13,68
0,23*V I+12,19
0,09* V I+ 18,53
0,24*V I+13,24
0,22* V I+ 14,91
VDV D=
VDV D=
V D=
V D=
0,27*V !+ 14,56
0 ,2 1* V í+ 16,77
0 ,2 0*V í+ l8,00
0 ,2 3 * V Í+ 17,94
0,28* V I+ 17,63
0,15*V [+21,36
VD= 0,47*VI+12,78
V l > ],43*VJ-6,62
VD= 0,76*V l+7,55
V D=
V D=
V D=
VDVD=
VD=
VD=
VD=
VD=
Ü,43*VI-2,I1
-0,38*V I+21,94
-0,14*V I+9,64
0.1 l*V l+17,38
-0,07*V 1+2Í, 56
-0,03*VI+18,61
0,1 I*V1+19,88
0,10*V (+19,80
-0,09*V l+24,12
VDVD=
VD=
VD=
VD=
VD=
0 ,1 7 * V I+ 18,94
0,23*V I+16,88
0,04*V I+17,56
0 ,U * V i+ 2 2 ,0 7
-0,20*V I+25,03
0,9l*V I+ 16,61
V D =0,48*V Í+13,31
VD=-0,27*Vl+28,09
VD= 2,19* V I-16,13
1 ."
2
-5 cms.
-30 cms.
Abril
M ínim a
2
-5 cms.
-30 cms.
M ayo
M ínim a
2 .a
-5 cms.
-30 cms.
Junio
M ínim a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
-5 cms
-30 cms.
Julio
M ínim a
3.a
Ia
2 .a
3a
1 .a
2 a
3.a
13
2 .a
-5 cms.
-30 cms,
Septiembre
M ínim a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
-5 cms.
-30 cms.
-5 cm s.
VD= 0,24*V l+7,85
V D - 0.29*VÍ+7,67
VD= 0,33*V1+8,00
.a
3.a
M ínim a
M ín im a
V D - U,13*VI+9,50
VD= 0 ,1 2 ^ 1 + 9 ,8 0
V D - 0,21*V I+10t51
2
M arzo
M áxim a
V D= -0,08* V I+11,02
V P = 0,02*V l+9,90
V D - 0,10*V I+8,87
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1.a dec en a : d ía s 1-10; 2.a d e c en a : d ía s 11-20; 3 .a d e c en a : d ía s 2 1 -2 8 /3 0 /3 1
211
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
T abla 4 .-V a lo re s f d e S tu d en t y su sig n ifica ció n h allad os entre los diferen tes n iveles térm icos
y situ a c io n e s para cada d ecen a
O bservatorio
Nivel
Máxima
Mínima
-5 cms.
-30 cms.
Máxima
Mínima
-3 cms.
-.70 cms.
Máxima
1.a
2*
33
1.a
2.6
3."
17
-1a
3."
1."
2.a
3.“
1.a
27
.3.a
1.a
2.a
3.a
l.1
2."
3.a
Ia
2;’
1.a
2."
r
Mínima
17
27
.v
-5 cms.
•30 Lt'lYv
Máxima
Mínima
17
27
37
17
2.a
37
]7
27
37
17
27
i*
o cms.
30 l' itin.
O. europaea
Decena (¡arita Sign. 15 cms. Sig.it. -5 cms. Sign. -20 cms. Sign.
17
2:’
37
17
27
37
9.(W ***
7,48 A»*
5.33 ** «
3.83
3tR9 **
*
2t67
*
2.43
544 ***
0,62 NS
4,10 ***
7.60
2.97
10.70
¡0.38
7,41
0,14
0.61
0,69
5.64
11.29
2,81
7.1X1
14,06
5.12
**•+
***
13.32
9.58
9.02
0.19
1.17
1.20
7,14
3.50
3,30
10.74
5.13
4.08
6.49
5,98
7,31
3,03
3.66
3,83
0.87
0,69
0.75
3.01
1.78
1.48
***
*
i.
**
N’S
NS
NS
*
NS
NS
9.03
4.32
5,53
2,47
1,94
2.33
1.89
0,87
2.60
4,(XI
1,89
5.16
A**
6.8,8
7,7 J
¡4,24
3.00
3.29
5.49
2,18
3.79
5.42
4,20
6,3 2
8.23
4*
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10,73
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*
NS
*
NS
N.S
*
NS
*
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10.81
6.36
7.18
0.54
0,01
0.11
4.06
3.37
.5.10
6,25
4.57
7.72
8.94
9.!!
20.32
0.56
0.JX
0.70
4.91
6,25
19.99
63)!)
S.18
26.56
Máxima Sign. Mínima
Sign. -5 cms. Sign.
Ai*
***
***
NS
NS
NS
+**
***
*
***
***
***
**
**
***
1,71
2,6.1
0,14
3.60
4,99
3.79
0.52
1.02
0.86
3.29
2.84
1,78
N.S
*
NS
*****
**
NS
NS
N.S
A*
N.S
1,45
3,05
2.09
1.54
2,1?
0.36
NS
*
*
12.17
9.81
12,46
8,01
5,44
12,08
8.12
4,37
7,4]
NS
11.07
18,72
11,67
9.15
8,42
8.52
b.45
11,88
8.90
NS
NS
NS
12.66
6.94
^.86
10.71
5.10
4.58
10.08
4,33
2.91
NS
*
**y
***
***
***
***
***
***
***
6.49
9,70
5,10
8.39
12,16
8,54
***
»+*
5.40
7.12
5.30
8.09
12,84
6.40
+* +
Á*A
1.71
4.16
5.58
+ **
*At
** *
**>
*A*
***
AV*
***
*A*
ve*
***
NS
NS
3,93
2.61
5,34
***
*
**
5,55
6,86
7,68
**-
***
***
***
**
***
0.75
0.74
1.18
3,48
2.55
5.03
NS
NS
NS
Ai
**<-
1.80
0,13
1.36
** *
**<
* »*
***
*
5,32
3.92
6.38
8.08
5.41
9.86
***
**
***
***
+*+
***
*i +
NS
NS
NS
AV,
1,21
2,23
3.15
5.92
5.71
8.17
NS
*
0,23
1,45
6.78
NS
NS
***
10.66
9.79
20.93
7.38
6,59
13.19
5.56
5.17
i S.35
A.A
***
,A *
**A
*A<.
6.73
7.78
24.68
9.31
10.07
33.47
V**
i: -ifi
s.55
^,89
0,19
074
\s
3.11
ii.42
NS
20.30
12,62
8.76
14,80
7 13
6.55
7X2
*+*
•1,87
1.91
0,94
16.56
y. 74
N’S
NS
***
***
9.iIK
(.'.47
7,01
2.17
.'.64
212
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
\Ü9
1M
7.(17
14,22
6.68
6.?0
5.36
12,89
8,24
4.OS
20,25
6.74
10.98
8.37
6.13
3.20
v * -.
A*,
Tabla 4 (cont.)
O bservatorio
Mes
Mayo
Nivel
Máxima
1'
2 .a
3."
1.a
2."
3.4
Ia
2a
3.*
Mínima
-5 cm.s.
-30 cms.
Ia
2.“
3.a
Jumo
4
Máxima
2a
3a
].'
2.4
3.4
1*
2.“
3a
Mínima
-5 cms
-30 cms.
Ia
2a
3.a
Julio
Máxima
1.a
1»
3.a
1.a
2.1
Mínima
33
-5 erns.
13
23
33
13
23
3.a
-30 cms.
Septiembre
1."
Máxima
2a
33
13
Mínima
2,J
3.4
].*
3 cms.
03
3,J
-30 cm?..
13
2
J
33
I ■decena: día* l - 10:
O. europaea
Decena Garita Sign. 15 cms. Sign. -5 cms. Sign.
2 '
20,95
5,62
i 6,02
7.86
2.71
5.72
0,43
1,35
0,52
2,34
3.20
3,31
***
***
***
+*t
20,67
7,21
22,66
0,13
0.43
***
NS
*+
0.59
4.94
NS
**
**
12,32
9.32
11.65
4,60
4,04
6,53
1.23
1.09
0.27
3.99
0,51
4.R8
10,22
9,90
1.3.78
*+*
***
***
NS
NS
NS
***
NS
’ **
***
5.11 * * *
3,58 **
3.28 **
1.24 NS
2,88
2.45
3.09
0.56 NS
0,29 NS
11,10
13,30
12,83
5 .P
3.33
5.75
4.61
8.16
8.67
7.54
13,46
10.95
-*
***
*9 *
,9 9
**
-**
9**
4,50
7.97
6.10
6.15
11.42
13.28
13,48
14,16
0,8 i
0.00
1.15
4,97
3.26
6,31
6.75
5.16
10.64
11,90
11.81
18,39
0,23
0,18
0,86
3.35
1.64
3.90
6.59
3,43
(>,84
14.61
17,31
16.30
1.26
1.15
(1.91
10,16
15.57
14.55
13.39
VYH
21.38
16.66
-2 fl
cms. Sign.
Máxima Sign. Mínima
Sign. -5 cms. Sign.
***
***
NS
NS
NS
***
***
*•**
1,99
3.44
0,98
0,28
8,85
1,87
NS
**
NS
NS
+**
NS
4,84
0.45
■1.69
*v*
NS
NS
26,26
7,18
**>
26.93
21.97
5.32
21.97
19,95
4,66
19,92
***
15,36
18,52
14,97
*9*
12.3?
16,00
I ¿.47
11.43
15,31
10,52
**«
13,67
12.44
15,79
11.88
13.81
19,55
9,76
11.97
17.27
999
17.01
15.37
18.47
10.31
9,98
9.42
***
+**
9**
***
*9*
*99
*99
M*
8.22
4,54
10,85
10,77
6.61
16.94
***
99*
99*
999
**9
9*9
3,04
2.98
6.93
*
*
99*
***
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**
NS
a*
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2,09
3,11
7.80
0.44
0,61
2.46
NS
*
***
NS
NS
10,0+
13.17
16.82
***
***
999
**9
***
-‘ 9*
*9*
*99
6,71
5,06
13.89
10,41
8,75
29,58
*99
*99
***
*9*
9*9
3.54
3.69
13.15
9*.
9*
*9*
***
9**
**
NS
NS
NS
**
NS
***
*+*
NS
v.s
NS
***
***
9**
9.60
8.42
3,73
5,62
4,24
0.4»
i.64
4,45
6.77
4.80
9.67
9,53
***
**
***
43,27
999
999
NS
21,11
22,85
99
NS
***
*
3.03
0.97
2.31
NS
7.97
6.58
5.12
9 99
9 99
*99
">**
*9-9
*9 *
*s*
***
«**
Tí*
5,70
2,06
2.07
11.27
3,99
4,42
15.68
11.48
21.13
20.10
16,21
!9.64
99*
NS
NS
***
*9
999
* **
9.22
4;79
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-**
10.30
11.40
6.37
decena: días 11-20: 3." decena: día?, 21 28/30/31.
NS= IS'Cí SLyil¡]k'«LtÍM>
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**
213
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
T abla ¿ .-P a r á m e tr o s de las rectas de regresión h a lla d o s e n tre la s tem p era tu ra s
registrad as b ajo O. eu ro p a ea y O b se rv a to rio , p or d ecen as
V a ria b le
V a ria b le independiente
d e pendiente
Nivel
-30 cms.
-5 cms.
Mínima
M ánima
-30 cms.
-5 cms.
Mínima
Máxima
-30 cms.
-5 cms.
Mínima
Máxima
-.30 cms.
-5 cms.
Mínima
Máxima
-30 cms.
Decena
G arita
1.‘
VD= 0 .18*V[+9,S4
VD= 0 .1 1*VI+10,9I
2.1
33
VD= 0, l4*Vl+9,04
VD= 0, l3*Vl+5,95
VD= 0,23*VI+9.60
VD= 0,10*VJ+6,42
13
23
VD= Ü,62*VI+5.23
VD= 0,25*Vl+7,05
VD= 0,Q7*VJ+1,27
VD= 0,60*VJ-2,32
VD= 0,40*VI+8.79
VD= 0,34*VJ+8,50
33
13
VD= 0,77*71-2.54
VD= 0,65*Vl-ó,27
VD =0.3I*Vl+14,26
VD= 0,83*V1+0,63
VD=0,63*VI-3,37
VD= 0,15*V1+16,26
VD= 0,88*71-4,56
VD= l,10*VI-7,48
VD=0.43*VI+12,97
VD= 1,97*V[-I4.6I
VD=0,80*VI+8,18
23
33
VD= -0,71 *V1+18,80
VD= 0,19*Vl+U,82
VD= 0,27*VI+15,38
VD= 0,17*V1+I2,63
VD= -0,I0*VJ+16,15
VD= 0.32* VI+11,47
VD= 2,86*VI-9,36
VD= 0,75*VI+8,67
13
23
V D - 0,I4*V1+6,12
VD= 0.12*VI+5,59
VD= 0,10*VJ+6,78
VD= O.I2*VI+6,23
VD= 0.61*V1+3,I6
VD= 0,59*V[+3,04
33
13
VD= 0,30*VJ+6.86
VD= 0.31*Vl+2,68
VD=0,l7*Vl+8.42
VD= 0,53*VI+5,3l
VD= 0,25*V]+5.73
VD= 0,18*VJ+5,45
VD=0,45*VI+5,73
23
33
VD= 0,49*Vl+2,75
VD=0,56*V l+4,l9
VD= Q,56*VI+5,48
VD= 0,40*VJ+6,8l
13
23
VD= 0,74*Vl-4,98
VD= 0,37*VI-5,75
VD= 0,95*VI+0,08
VD= 0,41*VI-3,71
33
13
23
VD= 0,84*VJ-4.30
VD= 0,13*VJ+12,64
VD= 0,62*Vl-0,42
VD= -0,12*VJ+12,43
VD= 0,16*VI+14,72
VD= l,20*VI-7,01
VD= 0,38*VI+11,89
VD= 0.24*V1+I3,72
VD= 1,09*VJ+7,I5
VD= 0.60* VI+11,41
VD= -0,ü3*Vl+Jó,50
VD= 0,25*V]+14,46
VD=0,81*VI+9.19
33
13
23
33
VD= 0.15*VI+13,93
VD= 0,08*71+15,75
VD= 0,03* VÍ+1,40
VD= 0,47*VT+2,48
'5 cms,
-2 0 cm.s.
VD= 0,33*VI+8,39
VD= 0,25*VI+8,13
VD= Ü,2l*VI+5,72
VD= 0,66*VI+4,27
VD =0,64*V I+4,ll
VD= 0,82*Vl+2,88
VD= 0,41*Vl+5,63
V D =0,07*V i+l,20
VD= ],44*Vi-5,09
VD= 0,73*VJ+I,83
VD= 0,37*VI-0,29
VD=0,88*VI-3,62
VD= 1,44*71-11,09
VD= 1.96*VI-16,09
VD= 0,67*V1+3,12
VD=0,35*Vl+2,36
VD= 0.90*VI+1,I3
VD=0,40*V I+1,I9
VD= 0,78*VI+2,09
VD= 0,78*VI+2,49
VD= 1,03*71-6,28
VD= 2.00*Vl-5,68
VD= l,28*VI-2.95
VD= ¡.63*VI-I2,14
VD= 0,56*VI-6,I8
VD= 1,62* V I-12,64
VD= 2,00*71-15,69
13
VD= 0,09*71+9,10
V D - 0.09*V1+9,41
VD= O.I5*VI+8,57
VD= 0,4{J*V]+6,00
23
33
VD= 0,08*71+9,59
VD= 0,12*71+9,96
VD= 0,08*VI+9.93
VD= O.14*Vl+l0,44
VD= O.I5*VT+8.99
VD= 0,27*Vl+8,78
VD= 0,49*V!+5,15
VD= Ü,27*VI+8,78
13
23
VD= 0,43*VI+5.15
VD= 0,28*V]+6,55
VD= 0,39*VI+6,62
VD= 0.30*Vl+7,66
VD= R,60*Vl+3.28
VD= 0,56*Vl+4,22
33
13
VD= 0,34*V]+5,99
VD=- 0,71*V1-3,03
VD= 0,35*71+7,28
VD= 0,66*Vr-0,64
VD= 0,57*VI+3.75
VD= l,12*VI-6,9l
VD= 1,52* Vl-6,33
VD= l,34*Vl-5,06
VD= 0,57*Vl-+3,75
23
3.a
VD= 0,62*VI-1,I6
VD= 0,64*Vl-2,79
VD= 0,65*VI+1.I9
13
23
33
VD= 0,01 *V I+18.25
VD= -0,46*Vl+19,39
VD= I.05*V1+11,94
VD= Q,69*VI-0,33
VD= -0,06*VI+18,36
VD= 1,16*71-5,81
VD= U 3 *V l-7,90
VI>= -0.20* V I+ 19,51
VD= U 3 *V l-7,90
V[>= -0.48* Vl+22,47
VD= -0,49*vr+ 17,66
VD= 1,00*VI+15,93
VD= -O,55*Vl+20,38
VD= 1.68* VI+5,52
VD= 0,33*VI+12,63
VD= 0,68*VI+5,52
13
23
VD= 0,07*Ví+9,79
VD= -0,16* V1+13,33
VD= 0,06*V|+10.11
V D - -0.15*71+12,65
33
13
V D - 0,1 i *Vl+12.63
VD= 0,26*VI+Ó,29
VD=0,I6*VI+12,9]
VD= 0,24*Vl+7.45
VD= U.I0*Vl+9,52
VD= -0,23*V]+14,22
V D =0,29*V I+10,57
23
33
VD= -0,04*V[+10,18
VD= 0,2fl*Vl+9,95
V D -
13
23
VD= 0.74*Vl-4,43
VD= I,03*Vl-4,óO
VD= 0,53*VI-i,18
VD= 0,80*VÍ+0,17
33
13
VD= 0,24*Vl+l .43
VD= -0,07*VI+17,]0
VD= 0,66*Vl+0,88
VD= -0,06*VI+16,79
VD= 0,52*VI-2,09
VD= -0,17*V1+17,83
23
33
VD= -0.82* Ví+26,32
VD= 0,8 l*VJ+19,09
VD= ■0,67*VI+22.64
VD= 0,66*Vl+22,80
VD= -1,08*V1+30,20
VD= 1,22*VI+12.78
13
VD= 0.24*V1+I2,17
V D =0,32*V ]+12,03
VD= 0.17*VI+13,62
VD= 0.25 *VÍ+! 1,29
VD= 0,39*VÍ+9.92
VD= 0,28* V I+10,45
23
33
-5 cms.
15 cm s.
VD= 0,IQ*VI+12,57
13
23
VD= 0,38*VI+8,46
VD= 0,87*VI+4,03
33
V D - 0.I9*V I+8.11
-0,05*V1+10,02
VD= 0,52*71+9,66
VD= 0.2l*Vl+14,09
VD= 0.13*VÍ+! 2,94
VD= 0,26* V1+10.72
VD= 0.57*71+9,85
VD-0,23*VI+8,84
214
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
VD= 2,78*Vl-24,33
VD= 3.29*V1-30,30
VD= 0,36*71+6,53
VD= 0,34*VI+5,34
VD= 0,78* VI+2,28
VD= 0,61 *Vl+4,21
VD= 0,86* VI-I, 17
VD= -0,03 *VI+10, !6
VD= 0,47 *V 1+6,67
VI>= 1.05*Vl-7,64
VD= 0,72*VI+0,72
VD= 0,6l*V l+2,2l
VD= 2.14*VÍ-22,73
VD= l,27*Vl-8,65
V D - -l,74*VI+24.26
VD= 0,76*Vl-8,47
VD= 0,43*Vl+6,72
VD= I,0I*V1-I,00
VD= 0.48*Vl+4,49
VD= 0,07*V1+16,09
VD= 5.15*VI-44,84
VD= 0,91 *V[+11,16
VD= 0,31 *Vl+9,09
VD= 0.89*VI-2,60
VI>= 0,88*71-0.68
VI>= 0,40*Vl+5,10
VD= 2,l7*Vl-30,55
VD= 1.08*Vj-7.73
Tabla 5 (cont.)
V a r ia b le
,
,
d e pendiente
Mínima
1
2
3
Máxima
............................
V a ria b le independíenle
VDV|>=
VD=
VD=
0.55*VI-0.19
l.04*Vl-4.16
0*99* VI-5,30
l.56*V Í+13.99
VD= 2.19*V1+5.41
VD= 0,78*VI+I4,0J
Moyo
VD=
VD=
VDVD=
VD=
0.02*V1+16,54
0,20*V1+I4,68
0,1 O^VH 16,94
0,17*V1+I2,92
0,4ó*Vl+9.2R
VD=
0.15*VI+I3.8ó
0,40*VI+5,93
0,90* VI-2,49
0,l3*VI+8,84
-0,37*VI+3fi,5R
VD=
VDVDVD=
VD= 1.33* VI4-8.30
VD= 0.3l*VI+27,44
VD=
VDVDVD=
VDVD-
0,30* V 1+14.50
0.21 *V1+16,66
0,07*V|+20,75
0,63*VI+7,13
0,20*VI+14.51
-0,03*V]+20,24
VD=0,84*V[-0,R2
V D - 0,49*VI+4,33
V D - 0.05*V|+I5,75
VD= I,49*VI+7,77
V D - 0.6 P V 1+22.13
v d = 2,09*vi-6,76
Septiembre
-30 cms.
V D - 0,38*V]+3,11
VD= 0,75*V]+2,32
V D - 0 .5 1*V l-1.28
V D - 1,10*V[-8.77
VD= O,94*V]-O,60
VD= I .üt>*Vl+23,83
VD= l,24*V]+21,14
VD =0,84*V ]+l7.5l
VD=
VD=
VDVD=
V D -0 ,0 l* V I+ ló ,7 3
VD=0,ló*VI+16,01
VD-0,I3*VI+17,1(1
VD—-0.01 *V(+15.76
VD=0.35*VI+I2,50
VD= 0,24*VÍ+13,79
V D - 0,3l*Vl+8.54
VD= 0,79*V[+2,7ó
VD - 0, l7*Vl+9.04
VD= -0,24* Vl+20,83
VD= -0,33* VI+22,04
V D - 0,01 *VI+18.23
VD= -0,I2*VI+19,26
VD= -0,22*V1+2I,34
V D - 0.001 *VI+| 8,41
VD=
VDVDVD=
-0.18* VI+18.73
-0.73* VI+25,84
-0,02*V[+16,60
-U,09*VI+13,87
VD=
VDVDVD=
-0,I1*V1+17,95
-0,60*VI+26,30
-0,09* V[+18,04
-0,I2*VI+14,76
VDVD=
VD=
VDVD-
-1.57*V l+ 31.95
-0,32* VI+1C.36
0.04*V1+30,03
0,39*VI+22.20
0,09*Vl+30,74
VDVD=
VD=
VDVD=
-0.84*V[+25.12
-U,33*V[+17.33
-0.02*V1+3I,18
- 1,88 *V 1+60,09
-0,07 *V [+33,64
VÍ3- -0,04*V 1+20,48
VD= 0,21*V1+16,41
VD=
VD=
VD=
VD=
VDVDVD=
VDVDVD=
VDVD=
0 ,10*VI+17.14
0,51 *VÍ+7,49
0,02*V|+2I.47
-0,02*VI+18.53
0,64*V1+I,72
-0.29*Vl+27,95
-0,I5*V I+17,24
1,10* VI-14.70
-0.07*V 1+18,60
-0,68* V 1+49.99
l,23*VI+2,03
0,61 *V1+17.56
VD—0.08+V[+29,67
VD= 0,71*V[+20,58
VD= 0,62*Vl+25,88
VD=
VDVD=
VD -
0.20*VI+17.I2
0,20*Vl+17,89
0,02*Vl+21,7 1
0,37+VI+l 3 .4 1
VDVD=
VD VD=
VD=
0.10*V[+17.23
0,05*V1+18,86
0.43*VI+8.07
0,4ó*Vl+7,64
0,07*V1+] 5,52
V D - 0.72*VÍ+23.70
VD= 0,53*Vl+26,92
VD - l,4ó*V I+11,32
V D= 0.20*V1+17,70
VD= 0,35*V1+14,74
V D - 0,19*V1+I9.7l
VD= 0,26*V l+13,51
V D - Ü,25*V1+14,83
V D - 0 ,24*V l+ló,19
V D - 0.39+V1+7.60
V D - 0.91*VI-2.86
VD= 1. 11 *VT-6,80
V D - 0,50*VI+24,15
V D - 1,32*Ví+8,65
V D - 0,10*V1+20,01
V D - 0,29* VÍ+17.55
V D - 0 .2 1*Vl+20,39
VD= 0.12*VÍ+16,80
V D - 0.20* VÍ+16.86
VI>= 0.24*V |+17,38
VD= 0,02*V1+14,84
V D - 0,69*VI+5,6l
V D - 0,R1*VI+22,25
VD= 0.80*VI+26.74
V D - 0 ,14*VI+21,07
V D - -0.l2*VI+24.44
V D - 0 .16*V|+2I.28
VD= -0,06* V 1+23.39
V D - 0,05*Vl+21,41
VD= 0,01 *V1+17.73
V D - 0,23'ÍV1+17.14
VE>= 0,05*VI+23.4|
Vi>= 0 .15*Vl+-4,6l
V D - 0,.12*Vl+7,7l
V D - 0,01*VI+I7.73
VL>- 0.64'*'V1+23.88
VD - 0.32*VI+7,7I
VD=
VDVDVD=
VD-
-0,04*Vl+22.!6
0,09*VI+19.38
0.24+VI+16.04
0,0 l*V I+17,94
0,40*VI+4.94
VD= 0.57*VI+2.90
V D - 0.07*VI+4.B0
V D - 0,99*VI+15,00
VD--G.36*VI+J4.33
V D - 0,78*VI+19.41
V D - 1,1 i*vi-o.yi
VD= -0,06^ V 1+34,79
V D - I,04*V1+20.05
VD= 0.15*VI+4.61
3.59*V1-14,33
i,57*Vl+9,28
Í,67*VI+4,77
l.68*Vl+2,55
VD=-O.OI*VI+22,32
VD= -0.09*VI+19,75
VD=0,18*V1+14,72
V D - -0,20*VT+24,25
VD= -0,09* VI+15,25
VD= Q,47*Vl+4.12
VD=
VD=
VDVD=
-0.10*V1+19,01
-0,15*Vl+35,72
0,43*Vl+25,33
0,64*^1+19,86
VDVDVD=
VD=
-0. l5*V|+25.22
0, 37wVI+32,48
-0, 16^Vl+28.09
-0, 14*VI+22.07
VD= 0.62*VI-5.88
VI>= 2.56*V1-44,91
VD= I.30*V1-18,64
V D - l,84*VÍ-3,51
VI>= 4,20*Vl-56,38
VD= 2,59*V1-21,40
-0,.30* V 1+28,44
-0,,l7*Vl+25.99
-0,,25*Vl+2l,43
-1. 07* V 1+45,92
VD= -0, 94»VI+42,37
V D = -1, 02* V 1+59,63
VD=-1. 69* Vl+83.06
VD= -0, 46*VI+52.72
VD—0,82it,Vl+46.42
VD= -0,43* V [+36,26
V D - -0,27*VI+32,56
VI>= -0.59* V [+36,69
VD= -0,30* Vl+29,95
V D - -0.32*V1+3I,94
V D - -1.84* V1+71,48
VD= -0,82* Vl+44,20
V D - -2,82*V]-107,01
V D - -6,13*V 1+221.82
VD= •2.36*V1+I13,6[
V D - -0.66* VI+62,22
VD=
VDVD=
VD=
V D - 0 ,14*Vl+19,92
V D - -0.09* V 1+24,82
V D - -0,I2*VI+24,18
V D - -0.02* VI+18,27
VD=
VD=
VDVD-
0,I3*V1+20,82
-0,l0*Vl+24.48
-0,03*V1+22,I5
0.01*V1+17,70
VD= -0.10*V 1+24.48
VD= -0.03* V [+22.15
V D - 0 .15*V1+3,5Ü
V ü = 0,26*VI+I5.10
VD=0,47*Vl+3,22
VD= 0 ,65^1+18.93
VD=
VD=
VDVD=
VDVD-
-0.09* V 1+24.82
0.I2*VI+24,18
0..30*VÍ+0.55
0.40*V1+2.13
-0,02*VI+I8.27
0.59*VÍ+16.18
VD= 0,00*VI+28.76
VD= 0.15*Vl+23,88
V D - -0,16* V 1+32.73
V D =0,30*V 10.55
! " decena: días l-IO: 2.ndecena: días 11-20; 37 deceníi: días 21-28/30/31.
215
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Tabla 6 . - V alores d e La t d e S tudent h allad os en el a n álisis de m ed ias realizad o
entre las v a ria b les térm ica s en O b serv atorio, p or d ecen as
M es
D iciembre
N ivel
G arita
D ecena
15 cm s,
Sign,
3,49
4 70
**
***
1¡67
NS
15 cms.
-5 cm s.
0,87
1,93
0,48
4,36
6,63
2,47
S ign.
>20 cm s.
NS
NS
NS
3,18
5,99
2,08
6,32
12,36
4,23
2,52
3,43
2,36
NS
NS
NS
2,16
***
-5 cms
Enero
Garita
3,52
2,11
0,39
0,05
2,30
0.02
4,77
2.52
2.53
15 cms.
-5 cms
Febrero
G arita
1,78
1,84
1,99
15 cms.
1,16
0,37
1,63
3.14
2,66
3,95
NS
NS
NS
-5 cms
Marzo
G arita
2.18
2,75
4,91
1,06
1,83
3.32
3,48
4.52
12,94
3,88
4.14
2.66
3,26
4,2 i
2,08
6,72
7,45
5,04
15 cms.
NS
NS
-5 cms
Abril
Garita
15 cms.
***
NS
1,21
1.26
8,70
4,43
3,88
2,16
1,92
1,50
3.31
1,90
4,61
5,33
4.54
7.14
2.54
2,51
4.13
4,01
6.93
10,48
6,65
8,64
29,18
3,62
6,56
11,83
8,98
14,43
6,89
11,42
14,70
9,67
6,1 2
9,64
6,87
5,02
2,91
5.31
] ,68
0,73
1,12
5,29
2,95
6.63
-5 cms
216
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
NS
NS
NS
5.96
2.49
3,57
8.56
5,36
8.87
3,80
4.92
2.56
Sign.
NS
NS
NS
*
***
NS
NS
NS
***
** *
Tabla 6 (cont.)
M es
Junio
N ivel
G arita
D ecena
1 .a
a
3.a
l.B
2 .a
3.a
1*
2 a
3.a
2
15 cms.
-5 cms
Julio
G arita
1 .a
2 .a
15 cms.
-5 cms
Septiembre
Garita
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
Ia
2 .a
15 cms.
-5 cms
3.a
1 .a
2 .a
3.a
1 .a
2 .a
3.a
15 cm s.
Sign.
-5 cm s.
3.91
3,30
5,26
**
2,74
0,78
5,39
5,54
4,98
10,19
3,63
3,19
4,67
**
***
**
*
6,35
2,06
0 ,0 2
8,82
5,47
5,71
3,54
4,94
4,23
**
*#*
***
2,33
2,75,
2,93
6,15
7,77
7,73
Sign.
*
NS
***
***
***
***
NS
NS
***
***
+**
*
*
*
***
***
***
-2 0
cm s.
S ign.
10,46
4.66
11,65
11.08
9.45
18,44
5,14
6,83
9,37
***
** *
#**
***
***
***
***
17,14
8,46
***
MC**
***
***
8 ,2 0
16,65
10,95
15,44
8,57
10,49
12.72
7,89
7,48
1 0 ,0 1
12,18
11,72
16,55
5,73
5,18
9,75
***
***
***
***
***
** *
***
* *■*
***
***
***
***
***
1.* decena: días 1-10; 2 * decena: días 11-20; 3.' decena: días 21-28/30/31.
NS= Nu significativo
*
Significativo Ct= 0,5
**
Significativo <*= 0,05
***
Significativo n:= 0,01
217
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Fig. 1-- Temperateras medias por rk c e a « registrada! bajo O. earopaea
—c^— Máxima
— i— Müiim*
-
- -5 cms.
■ -O - -30 cms.
F i g u r a 1 - T e m p e r a t u r a s m e d ia s p o r d e c e n a s r e g is tr a d a s b a jo O . e u r o p a e a .
F l g l - T e n p te s tir ts medfatt por doccwu regirtradis h Observatorio
-G a rita
-1 5 cms.
F i g u r a 2 - T e m p e r a t u r a s m e d ia s p o r d e c e n a s r e g is tr a d a s b a jo e n O b s e r v a to r io .
Fig. 3.- Represeatacióa gráfica de la Plavkmdad media (por deceaas) ea Observatorio y bajo O. earopaea.
Observatorio
- O. europaea
F i g u r a 3 - R e p r e s e n t a c i ó n g r á f i c a d e la P l u v i o s i d a d m e d ia ( p o r d e c e n a s ) e n O b s e r v a t o r io y
b a jo O . E u r o p a e a .
218
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Fig. 4a.- Representación de los factores de carga sobre el plano
formado por los ejes I-II
R O C ÍO
II
NIEBLA
Cubierto
Despejado
Ventolina
VientpLUVIOS.
HELADA
ESCARCHA
F ig u ra 4a
-Representación de ios factores de carga sobre el plano formado por los ejes III.
F i g u r a 4 b . - P r o y e c c i ó n d e la s d e c e n a s s o b r e e l p la n o f o r m a d o p o r lo s e je s I II.
219
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Fig. 5a.- Representación de los factores de carga sobre el plano
formado por los ejes I-III
Cubierto
III
1'JIEBLA
PLUVIOS.
MINIMA
......
Nuboso
•
Calma
...
ESCARCHA
Vlent0
HELADA
Despejado
F ig u r a
5a.-Represenlación de los factores de carga sobre el plano form ado p o r los ejes I-11I,
Fig. 5b.- RepratDUekHi de las decenas sobre el p lu o formado por los ejes 1-11L
F i g u r a 6 b - P r o y e c c i ó n d e la s d e c e n a s s o b r e e l p la n o f o r m a d o p o r lo s e je s l-IH .
220
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Anales toledanos. 1997, #34.
Fig. 6a.- Representación de los factores de carga sobre el plano
formado por los ejes 11-111
L
Cubierto
PLUViOS.
ESCARCHA — ■
R O e lf!)
Calma
HELADA
:Despejado
F i g u r a b ít.- R e p r e s e n ta c ló n d e lo s f a c t o r e s d e c a r g a s o b r e e l p la n o f o r m a d o p o r lo s e je s / / - / / / .
Fig. 6 b .' R epreseatacióa de las decemas sobre el plaa o form ado p o r loa ejes 11-111.
DICIEMBRE - 1
ENER O •2
I
F i g u r a 6 b - P r o y e c c i ó n d e la s d e c e n a s s o b r e e l p la n o f o r m a d o p o r lo s e je s Il-III.
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