la próxima hambruna - Conferencia Redagrícola

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28
Internacional
Internacional
Julian Cribb:
productores de arroz (India, Vietnam,
China y Camboya).
LA PRÓXIMA HAMBRUNA
Según Julian Cribb, la crisis del 2008
es una premonición de lo que se nos
viene, principalmente porque la humanidad luego de la exitosa revolución
verde se confió y dejó de invertir en
agricultura.
A fines de agosto, más de 3,000 científicos del mundo de la agricultura se congregaron en Brisbane,
Australia, para participar en el 29º Congreso Internacional de Hortofruticultura. El evento,
organizado por la International Society for Horticultural Sciences, se realiza cada cuatro año y
durante una semana organiza más de 50 simposios en paralelo. En ellos se analizan los principales
avances científicos en el mundo de las frutas, hortalizas y plantas ornamentales desde el punto de
vista de la biotecnología, fisiología, plagas y enfermedades, robótica, riego, invernaderos, entre
muchos otros temas. Cada día, durante las dos primeras horas, se realizaban sesiones plenarias
donde se exponían temas de impacto global. En esta edición de Redagrícola reseñamos la
impactante charla inaugural de la conferencia.
Por: Patricio Trebilcock Kelly, desde Australia.
Julian Cribb
AL MISMO TIEMPO
TENEMOS RESTRICCIONES:
Octubre 2014
A continuación les entregamos extractos de su charla y secciones traducidas
de su libro.
LOS ALIMENTOS VAN A CAMBIAR
RADICALMENTE EN LOS SIGUIENTES
100 AÑOS
Los alimentos van a cambiar. Y van
a cambiar más en los siguientes 100
años que lo que han variado en el último milenio. Lo que se coma en el 2100
va a ser irreconocible para las personas
de hoy. Este cambio será gatillado por:
• Gran competencia por oferta y demanda de alimentos.
• Escasez de alimentos a nivel global.
• Cambio climático.
• Graves impactos sociales y en la salud de las personas.
• Nuevos descubrimientos científicos
y tecnologías.
El problema se relaciona con la oferta y
la demanda:
DEMANDA
• Cada día nacen 100,000 niños.
• Más bebés, que viven vidas
más largas.
• Se estima que la población va a lle-
LA CRISIS ALIMENTARIA QUE SE VIENE
Lo que separa la civilización de la anarquía son solo siete comidas (proverbio
español).
Pese a la crisis alimentaria del 20072008, que puso en jaque a muchos gobiernos del mundo, la verdadera crisis
de alimentos todavía no ha sucedido.
Es importante lo que ocurrió el 2008.
Del 2001 al 2008 consumimos más
granos de los que produjimos y las reservas mundiales de granos llegaron a
50 días. El mundo de improviso estaba
corto de alimentos, luego de más de
medio siglo de abundancia y de los precios más baratos de los alimentos en
Alimento
Agua en litros
Pedazo de pan
40
1 papa
25
1 tomate
13
Taza de café
140
Vaso de leche
200
Huevo
135
Vaso de vino
120
Kilo de granos
1,500
Litro de aceite de palma
2,000
Kilo de pollo
6,000
Kilo de carne de vacuno
15,000
Hamburguesa
2,400
Polo de algodón
4,000
Par de zapatos de cuero
8,000
la historia de la humanidad. Pero eso
cambió repentinamente. Según la FAO
el precio de los alimentos aumentó un
80% del 2005 al 2008. Hubo protestas
en México, Haití, Malasia, Indonesia,
Filipinas, Bangladesh, India, Burkina
Faso, Senegal, Camerún, Marruecos,
Mauritania, Somalia, Etiopía, Madagascar, Kenia, Egipto, Costa de Marfil,
Yemen, los EAU y Zimbabue. Según la
FAO, 37 países en total tuvieron serios
problemas internos debido a la crisis
de alimentos. Varios estados se refugiaron en proteccionismo, prohibiendo
las exportaciones, como fue el caso de
Tabla 2. El agua del planeta.
Fuentes de agua fresca
Lluvia mundial
Metros
cúbicos
Millas
cúbicas
Porcentaje de el agua
fresca mundial total
110,000
27,000
100
62,000
15,000
56
Transpiración desde agricultura de secano
5,000
1,220
5
Agua para riego agrícola
2,700
560
3
Pérdidas en almacenaje
1,500
366
1
Extracción por las ciudades
1,200
293
1
38,000
927
35
Evaporación
Escorrentía hacia el mar
Fuente: www.iwmi.cgiar.org
L
• Pico en el uso de agua.
• Pico en el uso de tierra.
• Pico en el uso de combustibles.
• Pico en el uso de fósforo.
• Pico en las capturas de peces.
• Sequía de ideas en investigación y
desarrollo agrícola.
• Sequía de capital.
• Extinción de muchas especies.
• Cambio climático.
Tabla 1. ¿Cuánta agua contienen los
alimentos?
Fuente: Lenntech
gar a 11,000 millones al 2100.
• La demanda por alimentos se debería duplicar al 2060.
• Y al 2100 tendremos una restricción
productiva debido al cambio climático
de al menos un 50%.
a charla inaugural del 29º Congreso Internacional de Hortofruticultura fue dictada por el destacado periodista australiano Julian
Cribb. Toda una celebridad en su país,
Cribb edita en la actualidad el sitio web
ScienceAlert, la página de ciencias en
inglés más visitada de Australia y Asia
y que tiene 5,9 millones de seguidores
en Facebook. Pese a que en la actualidad escribe sobre ciencia en general,
sus inicios como periodista estuvieron
ligados a la agricultura, editando revistas sobre el agro a nivel nacional.
Desde 1996 hasta 2002 fue además
director de comunicaciones de CSIRO, la principal agencia científica de
Australia. Ha publicado más de 3,000
artículos y recibido 32 premios como
periodista. Pero lo que lo ha hecho
famoso a nivel mundial han sido sus
libros. Uno de ellos, La Próxima Hambruna (The Coming Famine) anticipa
un oscuro panorama para la seguridad
alimentaria mundial, si las personas
y los gobiernos no toman conciencia
sobre los cambios que hay que hacer
para poder alimentar a una población
de 9,000 millones de habitantes al
2050, con la mitad de los recursos disponibles hoy.
Hay muchos culpables. Uno es el alto
precio de la energía; otro, el crecimiento poblacional. Un tercer elemento es
el apetito insaciable por proteínas: hoy
la gente come un quinto más de calorías que en 1960. El crecimiento de la
producción de alimentos de 1 a 1.5 %
anual permitiría ir de la mano con el crecimiento de la población, pero no con el
de la demanda. En la cacería por buscar un culpable, se olvida una verdad
de fondo: la civilización ha presionado
hasta el límite los recursos y ha combinado dicha presión con un apetito sin
límites. Y esto es más preocupante que
el cambio climático. Si hoy tuviéramos
un año climático tan malo como 1972,
los resultados serían catastróficos.
En resumen, el desafío que enfrentan
los 1,800 millones de mujeres y hombres que cultivan nuestros alimentos
es duplicar su producción, utilizando
menos agua, menos tierra, menos
energía y menos fertilizantes. Deben
realizar lo indicado con retornos inciertos, con menos tecnologías novedosas
disponibles y constantemente amenazados por la sequía.
EL AGUA ESCASEA
“La producción de alimentos es un
negocio sediento por agua”. Hoy los
alimentos cultivados con riego usan
cerca del 70% del agua dulce del planeta. Pero esa proporción va a cambiar
porque el crecimiento de las ciudades
demanda agua. Se estima que el consumo de agua de las urbes crezca un
150% al 2025. Al mismo tiempo le
debemos exigir más a la agricultura
bajo riego: hoy aporta el 45% de los
alimentos y deberemos incrementar la
proporción al 60% para satisfacer las
demandas de 8,000 millones de personas al 2025.
Los seres humanos “comemos” mucho agua. Una caloría promedio que
comemos requiere de 1 litro de agua.
Consumimos al año el equivalente
en agua para llenar un portaviones de
90,000 t. La mitad de esto viene de lluvia y el resto del riego.
El consumo de agua a través de los
alimentos es probablemente nuestro
mayor impacto sobre el planeta. Hoy
nuestra oferta de agua fresca está siendo agotada. Las razones:
• Aumento de la demanda por alimentos: La extracción de agua para riego se
ha triplicado desde el 2050. Se estima
que se necesitarán 6,000 kilómetros
cúbicos adicionales para satisfacer las
necesidades de riego que cubran la demanda por alimentos.
• Crecimiento de las ciudades: habrá
7,000 millones de habitantes en ciudades al 2050, requiriendo el doble de
agua.
• Crecimiento económico: a más dinero, más alimentos altos en agua (ejemplo: carne).
• Sobre-extracción: las bombas, activadas por combustibles fósiles, permiten
extraer más agua de riego que la recarga natural de los acuíferos. En muchos
países los gobiernos fomentan esto, al
ofrecer energía barata y agua barata.
• Contaminación de las aguas.
• Mala gestión.
• Malas prácticas agrícolas.
• Infraestructura pobre.
•Desertificación.
•Salinidad.
•Cambio climático: varias regiones
del planeta se están comenzando a secar. Especialmente aquellas donde el
riego depende de glaciares y del derretimiento de nieve.
29
Fuente: Ghislain de Marsily. “Water, Clmate Change,
Food and Population Growth”, Revue des Sciences de
l’Eau 21, Nº2 (2008).
30
Internacional
Internacional
Tabla 3. Superficie agrícola utilizada en el planeta.
Región
Área cultivada (millones
de ha)
Asia
Área apta para agricultura
(millones de ha)
439
585
Porcentaje de tierra apta bajo
cultivo
75
Latinoamérica
203
1,066
19
OCDE
265
497
53
Rusia
387
874
44
África Sub-Sahara
228
1,031
22
86
99
87
1,600
4,152
39
África Occidental y del Norte
Mundo
En las últimas cuatro décadas, la cantidad de agua dulce disponible por habitante ha disminuido a dos tercios. Y
se espera que se reduzca a la mitad al
2025. Varios observadores creen que el
planeta ya superó su pico de agua por
habitante y que a partir de ahora va a
comenzar a disminuir.
El gobierno chino ha pronosticado una
severa crisis de agua al 2030. Más de
la mitad de las 660 principales ciudades
de China sufren de escasez de agua y la
zona agrícola más importante (la llanura del norte del país) depende de agua
subterránea, la que se está secando.
Se estima que el agua de China permite sostener a 650 millones de personas
y no a las 1,600 millones de hoy.
CRISIS DEL AGUA SUBTERRÁNEA
Las aguas subterráneas proveen cerca
de 1/5 del agua dulce. El acuífero Ogallala en Norteamérica se consume a 10
veces su tasa de recuperación. En la India, los niveles freáticos han descendido
a tasas de 1 metro al año. Bajo la ciudad china de Beijing los niveles freáticos
caen a tasas de 1.5 a 2 metros anuales.
¿Qué podemos hacer? El rol de los
agricultores es proteger los ecosistemas. Para esto debe haber cambios de
incentivos en toda la cadena de valor.
En otras palabras, los consumidores
tienen que pagar el costo verdadero de
producir alimentos. Para ello hay que
educar a la población sobre estos temas y además:
• Promover dietas bajas en consumo
de agua.
• Reciclar agua en las ciudades.
• Cultivar más alimentos en las ciudades, con agua reciclada.
• Educar a los agricultores sobre cómo
usar eficientemente el agua.
INCENTIVOS
• Asignar el precio del agua según su
costo real.
• Introducir mercado del agua.
• Desarrollar sistemas de manejo a nivel de cuencas.
•Monitorear todas las extracciones
de agua.
Además implementar soluciones técnicas:
• Incorporar sistemas de riego tecnificado.
• Reparar canales, embalses, etc.
• Invertir en ciencia del agua.
• Recargar acuíferos.
• Reciclar toda el agua urbana.
• Desarrollar novedosos sistemas de
producción de alimentos, como los biocultivos.
Lo que los habitantes comunes y corrientes podemos hacer:
• Hay que practicar el ahorro de agua a
través de nuestras compras, enviando
mensajes al mercado.
• Apoyar las etiquetas de agua virtual
en los alimentos.
• Apoyar el reciclaje de aguas en las
ciudades.
• Ahorrar agua en casa.
• Evitar perder alimentos.
• Comer más vegetales y menos carne, lácteos y aceite.
• Cultivar más nuestros propios alimentos.
• Enseñar a nuestros hijos a valorar el
agua tanto como la libertad.
LA TIERRA DISPONIBLE TAMBIÉN
LLEGARÁ A SU LÍMITE
Al mundo se le están acabando los
suelos de gran calidad. Un informe del
Rabobank señala que el área de producción de alimentos ha descendido
desde 0.45 hectáreas por persona en
los años 60 a 0.23 hectáreas en la actualidad y se estima que llegará a 0.18
hectáreas en el 2050.
El problema es que la demanda por
más alimentos se da en zonas donde
la oferta de tierras puede crecer poco,
como es el caso de Asia.
Además la incorporación de nuevas
tierras (1) generará destrucción ambiental, (2) estamos perdiendo tierra
productiva por erosión y (3) los nuevos
terrenos en muchos casos son marginales y requerirán de altas cantidades
de fertilizantes.
Entre 1990 y 2005 la demanda mundial
por alimentos creció 15 veces más que
el área para producirla. Entre 1975 y
1990 el área cultivada creció 4.7%. De
1990 al 2005, creció 1.8%.
Hay países que están comprando tierras en el exterior. Se señala que China ha comprado 1.24 millones de ha en
Filipinas, 700,000 en Laos y también
en el sur de Argentina. Los Emiratos
Árabes Unidos han comprado 900,000
ha en Pakistán y 378,000 ha en Sudán.
También se señala que Corea del Sur
compró 690,000 ha en Sudán. Otros
países que se ha reportado han comprado tierras –principalmente en África–
son Arabia Saudita, Malasia, Catar, Baréin, Kuwait, India, Suecia, Libia, Brasil,
Rusia, Ucrania. En el 2008 la empresa
coreana Daewoo arrendó 1.3 millones
de has en Madagascar, la mitad de la
superficie cultivable de ese país.
Otro grave problema es la degradación
de los suelos. En Asia, África y Sudamérica las pérdidas de suelo por erosión se estiman en 30 a 40 toneladas
métricas (t) por hectárea cada año. Un
estudio de la FAO señala: “La degradación de los suelos es acumulativa. El
estudio GLASOD de 1991 indicaba que
el 15% de la superficie terrestre estaba
degradada. Al 2003 un 24% de la su-
Octubre 2014
perficie terrestre se había degradado.
En total la degradación causada por la
humanidad afecta a más de 350 millones de km2. Y ha generado la pérdida
de 1,100 millones de t de carbono, la
primera fuente de fertilidad. Esto tiene
un fuerte efecto en el cambio climático
al liberar carbono a la atmósfera.
Otros problemas descritos por Julian
Cribb: contaminación de los suelos
por desechos tóxicos, suelos dañados
por salinidad. Un cuarto elemento:
las ciudades se “comen” los mejores
suelos agrícolas. Hoy si juntas todas
las ciudades del mundo equivalen a la
mitad de la superficie de Estados Unidos o China.
EL MITO SOBRE LA DISPONIBILIDAD
DE TIERRA
Se ha dicho que el planeta tiene una
gran disponibilidad de tierra arable.
Pero analicemos por ejemplo el caso
de Brasil. El gigante sudamericano tiene el Cerrado (la sabana), un área de
207 millones de hectáreas que aporta
excelentes producciones de soya, maíz
y otros granos. Los investigadores brasileños estiman que el Cerrado podría
generar 350 millones de t de granos
por año. Una cifra enorme, pero mirada
en contexto esta cantidad podría ayudar a producir solo un sexto del grano
que se requerirá para satisfacer la demanda por carne. Además los suelos
del Cerrado son ácidos, requieren de
enmiendas y fertilizantes, lo que genera altos costos y altos riesgos.
Lo mismo sucede con áreas de Rusia,
Ucrania y Kazajistán que se pueden incorporar a la producción de granos. Pero
estas 30 millones de t de granos extra al
año, no logran satisfacer las 2 a 3 mil millones de t de granos que se requieren.
NUTRIENTES: EL NUEVO PETRÓLEO
Desechamos nuestros alimentos y lo
más alarmante es que desechamos
nutrientes como si fueran infinitos.
Los 60 millones de británicos desechan 22 millones de t de alimentos
al año: 16 millones en supermercados, mercados y procesadores. Y 6
millones en el campo y transporte.
Estados unidos pierde el 40-50% de
sus alimentos. A nivel global: 1/3 de
los alimentos nunca llegan al consumidor. Hay ironías trágicas: en un mundo
donde 1,000 millones de personas se
van a la cama cada día con hambre,
perdemos alimentos para alimentar a
3,000 millones de personas.
Lo que es chocante es que esta pérdida de alimentos es solo una fracción de
un despilfarro aun mayor: la pérdida de
nutrientes. Los nutrientes sustentan la
vida en el planeta. Desde un microbio,
una planta, hasta un ser humano, cada
organismo vivo depende de la molécu-
la ATP (adenosina triofosfato) como un
transportador esencial de energía hacia
sus células. Y es por esto que el fósforo
es vital para todos los seres vivientes.
Hoy la humanidad presenta una hemorragia de nutrientes en cada eslabón de
la cadena. Se pierden en el campo, en
el suelo, agua y aire. Se pierden junto
con los alimentos desechados. Y se
van al mar, donde contaminan océanos,
ríos, estuarios. La mayor pérdida de nutrientes sucede en el campo. Se estima
que hoy 2,000 millones de personas
habitan el planeta gracias a la invención
de un proceso industrial para hacer fertilizantes nitrogenados. Los fertilizantes
son la mayor causa de la expansión de
la población global.
Por ese motivo, hoy los agricultores
consumen 7 veces más fertilizantes
que hace 50 años, y la producción de
alimentos ha aumentado 2.5 veces.
Los productos derivados del nitrógeno
(N), fósforo (P) y potasio (K) representan 9/10 de todo el consumo de fertilizantes. Y no hay substitutos para estos
nutrientes. Si alguno de ellos falta, las
plantas crecen poco o nada.
Los fertilizantes han sido muy positivos
y han evitado que la superficie agríco-
31
la se expanda al menos 2 a 3 millones
de km2. Pero, por otra parte, su uso ha
sido muy ineficiente. Pese a que es difícil de estimar, una serie de estudios
científicos indican que la mitad de los
fertilizantes aplicados no son extraídos
por las plantas. 100 millones de t de
fertilizantes se perderían cada año. Los
científicos estiman que estamos aportando 150 millones de t de nitrógeno y
9 millones de t de fósforo a la biosfera
que lo que hace la naturaleza naturalmente. Un equipo de Ohio State University y el USDA estimaron que cada
año en los principales cuatro cultivos:
trigo, arroz, maíz y cebada, se pierden
20 millones de t.
peramos el pico de consumo de roca
fosfórica y esto es peligroso, porque
no hay substituto para el fosfato.
Por otra parte, enfrentamos un abastecimiento incierto en el futuro de
algunos de estos nutrientes. El 97%
del N depende del gas natural. ¿Qué
pasa si los precios del gas natural se
disparan?
BAJA LA INVERSIÓN EN INVESTIGACIÓN
AGRÍCOLA
El P y el K, por su parte, dependen de
la extracción de rocas. El Rabobank
estima que el mundo tiene reservas
de roca fosfórica para 81 años, siempre y cuando la demanda se estabilice al 2020. La oferta de P debería ser
más crítica que la de K. Según el físico
canadiense Patrick Déry en 1989 su-
La aparición de la roya del trigo Ug99
provocó pánico a nivel mundial porque
si se propaga desde África a Asia, se
podrían perder millones de hectáreas de
trigo, generando una hambruna sin precedentes. Esto ha puesto de manifiesto
los severos problemas que la investigación científica sobre agricultura enfrenta
en la actualidad.
“Por más de una generación los gobiernos no se han preocupado de esto y
cada vez destinan menos recursos a la
investigación en agricultura y alimentos”.
Desde 1970 en adelante, los centros
de investigación internacionales sobre agricultura del Consultative Group
on International Agricultural Research
(CGIAR) han generado impresionantes
logros en rendimientos de trigo, maíz,
arroz, leguminosas de grano, papas y
otros cultivos en países en desarrollo,
permitiendo que naciones que sufrían
hambre pudieran cultivar sus propios
Internacional
alimentos, como es el caso de India,
China o México.
Muy pocos de estos héroes son conocidos, con la excepción de Norman
Borlaug, uno de los padres de los trigos
de alto rendimiento, a quien se señala
como uno de los responsables de haber generado alimentos que salvaron la
vida a más de 2,000 millones de personas y quien recibió el Premio Nobel de
la Paz en 1970.
Cuando la revolución verde comenzó,
una de cada tres personas en el planeta
sufría hambre o se enfermaba debido
a enfermedades asociadas a la falta de
una alimentación adecuada. A inicios
del 2000, esta cifra había descendido a
un octavo de la población mundial.
Los principales logros de la revolución
verde fueron:
•Incrementos espectaculares en la
producción de arroz en Asia, Latinoamérica y África.
• Mejoramiento dramático en la calidad y rendimiento de maíz.
• Un tremendo incremento en la cosecha de trigo.
•Peces cultivados que crecen un
60% más rápido.
• Muchas variedades nuevas de frejoles, lentejas, garbanzos, más resistentes a enfermedades.
•Reducción de la desnutrición de
cientos de millones de personas en los
países en desarrollo.
• Una plataforma para el desarrollo económico de países como China e India.
• Un retorno de 17:1 por cada dólar invertido en investigación.
Pero el éxito de la revolución verde derivó en complacencia y en negar a la
ciencia y la tecnología agrícola como los
motores para lograr un siguiente salto
en la producción de alimentos. Durante los siguientes años la inversión en
ciencia agrícola comenzó a descender y
en algunos países a retroceder. Se han
cerrado líneas de investigación, se ha
aportado menos dinero a las entidades
de investigación agrícola. Los países
Internacional
neurálgicos del conocimiento agrícola
–Estados Unidos, Alemania, Francia,
Japón, Canadá y Australia– se han alejado de la ciencia agrícola en busca de
otros temas.
Un informe de Alex Evans para el British
Royal Institute for International Affairs
señala que entre 1980 y 2006 la proporción del presupuesto de ayuda destinado a la agricultura a nivel global descendió de un 17 a un 3%. Este descenso en
los presupuestos destinados a la ciencia
agrícola ha desincentivado a las nuevas
generaciones a interesarse por las carreras relacionadas. Muchas escuelas de
agronomía de países desarrollados han
debido cerrar por falta de alumnos.
A inicios del siglo XXI, los países desarrollados invirtieron 1.8 centavos en
ciencia agrícola, por cada dólar invertido
en ciencia en general. Países como China, India y Brasil, que habían invertido
en 1980 12 centavos en ciencia agrícola
por cada dólar destinado a la ciencia, redujeron su inversión a solo 7 centavos
por dólar a inicios del 2000. Ese mismo
año la inversión pública global de todos
los países del mundo para mejorar la
producción de alimentos se estimó en
US$23,000 millones, 50 veces menos
que lo que se invierte en armamentos
cada año.
AUMENTAR LOS RENDIMIENTOS: EN LA
FRONTERA DE LA CIENCIA
Una de las barreras más formidables
para aumentar la producción global de
alimentos es el “índice de cosecha”.
Se trata de la razón entre las partes
comestibles de las plantas (como sus
semillas) y toda la planta. La principal
causa que explica que muchas personas estén bien alimentadas en la actualidad es que los investigadores han
logrado que las plantas conviertan más
energía solar en sus granos que en sus
otras partes. Pero hay un límite hasta
donde se puede llevar esto: las plantas
tienen que tener “algunas” hojas, tallos, raíces. Muchos científicos advierten que en algunos cultivos estamos
llegando al extremo de la capacidad de
hectáreas, un suizo 5.0 hectáreas y
un chino, 2.1 hectáreas. Utilizando
este mismo sistema de cálculo, si
nuestra demanda por recursos continúa al nivel actual, al 2050 necesitaremos dos planetas para sustentar
los mismos niveles de vida por persona.
“La humanidad está viviendo hoy de
su tarjeta de crédito ecológica”.
Si continuamos incrementando nuestra demanda global por recursos deberemos inevitablemente enfrentarnos a decisiones trascendentales,
sobre todo acerca de qué comemos.
las plantas. Las plantas silvestres destinan cerca de un quinto de su energía
fotosintética a la producción de semillas, mientras que las plantas cultivadas
en la actualidad destinan la mitad de la
energía fotosintética a la producción de
semillas. El límite teórico es de 60%.
En la búsqueda de sortear la barrera natural indicada, los científicos del CIMMYT
han estudiado los ancestros del trigo y
han descubierto que –a diferencia de la
mayoría de nosotros– tienen tres progenitores, en vez de dos. Este fue un evento que sucedió a través de polinización
cruzada natural en los pastos silvestres
de Anatolia, miles de años atrás.
Imitando este proceso natural, los investigadores han cultivado más de
1,000 trigos “sintéticos”, donde los
tres ancestros originales han sido recruzados de diferentes formas, para
desarrollar nuevos alimentos capaces
de resistir enfermedades o tolerar sequía, calor, sales o exceso de humedad,
y en algunos casos han aumentado los
rendimientos de trigo en 20 a 30%. En
este proceso los investigadores obtienen variedades con genes deseables
y otros indeseables. Tom Lumpkin, de
CIMMYT, opina que la biotecnología
deberá jugar un rol muy importante
en el desarrollo de nuevas variedades
al ayudar a concentrarse en los genes
deseables y excluir los otros.
Otra posibilidad muy interesante es un
proyecto del IRRI que busca hacer una
reingeniería de las plantas de arroz para
capturar la luz solar y el dióxido de carbono de forma más eficiente. El arroz
utiliza un proceso fotosintético conocido como C3, mientras que los cultivos
como el maíz tienen un mecanismo
más eficiente llamado C4, que evolucionó desde las plantas C3 hace cerca
de 35 millones de años. Al investigar
en los ancestros silvestres del arroz,
el equipo de IRRI busca encontrar una
variedad cercana a esa divergencia ancestral, y utilizarla para cultivar plantas
de arroz con una nueva estructura celular que les permita capturar la luz solar
Octubre 2014
más eficientemente, extraer más dióxido de carbono desde el aire, utilizar menos fertilizantes y agua y aumentar los
rendimientos. Si lo lograran, sería uno
de los mayores avances científicos en
la historia de la humanidad.
ALIMENTOS = PETRÓLEO
La mayoría de las personas no saben
cuanto petróleo comen. Para una persona que sigue una dieta típica occidental se estima que consume 4.4 litros de
diésel al día, lo que significa que deben
destilarse 66 barriles de petróleo crudo
al año para alimentar a ese individuo.
La mayoría de la comida que ingerimos
ha sido cultivada, transportada, procesada, enfriada y guardada utilizando
grandes cantidades de combustibles
fósiles. Esta dependencia de un combustible finito es uno de los mayores
problemas que enfrentaremos para
expandir la producción de alimentos.
Henry Kindall y David Pimentel señalan que para satisfacer la demanda de
alimentos se requerirá de una cantidad
de energía proveniente de los combustibles fósiles casi similar a la energía
solar utilizada para hacer crecer todos
los cultivos en el planeta.
Julian Cribb discute las diferentes alternativas energéticas no convencionales
y asigna un futuro promisorio a los biocombustibles basados en algas. “Estas
pequeñas algas acuáticas pueden producir aceite para biodiésel y carbohidratos para etanol, además de fertilizantes,
alimentos para humanos y animales,
químicos y productos farmacéuticos.
Se dice que producen más aceite por
unidad de materia vegetal que cualquier
planta terrestre, cerca de 3 t/ha.
LA AMENAZA CONSTANTE DEL CAMBIO
CLIMÁTICO
“Los sistemas agrícolas actuales y los
cultivos se han adaptado a las regiones
específicas con sus climas particulares
desde el neolítico. Muchas variedades
de cultivos, traspasadas de generación
en generación, se han adaptado a climas que están a punto de extinguirse”.
El cambio climático va a empeorar las
condiciones de vida de agricultores,
pescadores y de los individuos que dependen de los bosques, que ya son vulnerables. La hambruna y la desnutrición
van a aumentar. Las gente que corre
mayores riesgos habita las zonas costeras, las montañas, las zonas desérticas y el ártico. En general, las personas
pobres van a tener mayor inseguridad
alimentaria, informó la FAO durante la
Conferencia de Cambio Climático de
las Naciones Unidas en el 2007.
El arroz es el alimento base para la mitad de la población mundial y también
uno de los más vulnerables frente al
cambio climático.
NOS ESTAMOS COMIENDO EL PLANETA
La hambruna que se viene se debe
menos al crecimiento de la población
que al alto consumo de recursos al
que nos hemos acostumbrado. Según estudios del Global Footprint
Network (GFN) se estima que cada
habitante promedio del planeta requirió de 1.8 hectáreas de tierra y
mar en el 2003. Basándose en los niveles de vida de cada país, se estima
que un estadounidense requirió 9.4
hectáreas, un australiano típico 7.8
Por el lado de la demanda, los grandes problemas son el crecimiento
poblacional y el apetito por proteínas.
Y como hemos visto, hay alternativas
para aumentar la oferta de alimentos,
pero lamentablemente el cambio climático restringirá su impacto.
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Tabla 4. Productividad de los alimentos
relativos a su consumo de superficie y
agua (promedios globales)
Rendimiento
(t/ha)
Productividad
del agua (kg/
m3 o g/l)
Hortalizas
Repollo y
brásicas
22.5
11.3
Zanahorias
22.3
9.8
Col y brócoli
18.7
Pimiento
15.3
Pepino
17.3
Berenjena
15.7
Espinaca
15.7
3.4
Tomate
27.3
5.9
Legumbres
Lentejas
1.0
Soya
2.3
Garbanzos
0.8
Cereales/granos
Avena
2.2
Sorgo
1.5
Trigo
2.8
0.6
Maíz
5.0
0.7
LOS ALIMENTOS EN EL FUTURO
Arroz paddy
4.2
0.4
Si uno saca alguna lección sobre los
seres humanos en este planeta durante los últimos 4 millones de años
es que somos unos sobrevivientes y
nos hemos adaptado excelentemente a nuestro entorno.
Carne
Pollo
0.6
0.3
Cerdo
0.2
Vacuno
0.2
0.1
Fuente: Jackie Hughes et al. “Vegetables for More Food Using Less Resources”,
World Vegetable Center, September 24, 2008, p.2.
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Internacional
Internacional
La próxima hambruna es una emergencia planetaria.
alimentos por superficie que de legumbres, cereales o carne.
Lo es porque alrededor del 2050 ningún
país, región o persona no será afectada.
Incluso aquellos que no sufran hambre
se verán impactados por las alzas en los
precios de los alimentos, los altos impuestos, la pérdida de paisajes y especies, la contaminación y el movimiento
de inmigrantes y desplazados.
Utilizando la misma cantidad de superficie, se puede obtener 12 veces más
alimentos cultivando hortalizas que
legumbres y cinco veces más que cereales. Y si se considera la cantidad de
granos que se necesitan para producir
carne, una hectárea entrega 29 veces
más alimentos en forma de hortalizas
que en forma de carne de pollo, 73 veces más que carne de cerdo y 78 veces
más que carne de vacuno. Esto hace
que las hortalizas sean un emprendimiento ideal para pequeños productores rurales y para zonas con poca
superficie agrícola como las ciudades.
Incluso se puede hacer en explotaciones de gran escala. La producción de
hortalizas, además, requiere de muchas personas, lo que genera empleo y
evita la migración campo-ciudad.
La próxima hambruna no constituirá
un evento aislado, como la de Irlanda
de 1860, sino que será probablemente
una sucesión creciente de eventos gatillados por escasez regional de tierra,
agua, nutrientes, combustible, tecnología, peces… Esto se combinará con el
aumento de la población.
Y será global, porque requerirá de todos para solucionarla.
5 MEDIDAS PARA EVITAR ESTA
HAMBRUNA
El primer desafío es promover e implementar una dieta baja en consumo de
energía, agua, tierra y otros insumos, que
tenga un impacto mínimo en el ambiente.
Adicionalmente, el concepto de ciudades verdes permitirá cultivar techos,
paredes y cercanías de los edificios,
además de fomentar los cultivos en
invernaderos en las ciudades. También
hidroponía y acuaponía.
Debemos embarcarnos en una segunda revolución culinaria. La clave reside
en aumentar la proporción y diversidad de vegetales en nuestra dieta. La
producción de hortalizas aporta más
El poder del cultivo de hortalizas para
reducir la pobreza es potente: generan
más ingresos que la producción de
cereales y sus ciclos de producción
son más cortos. Además son más efi-
Octubre 2014
cientes en el uso del agua. También
sirven para combatir la desnutrición:
normalmente contienen altos niveles
de micronutrientes como vitamina A,
C y folatos, mientras que los cereales
contienen mayores niveles de macronutrientes (carbohidratos, proteínas) y
minerales como el hierro. Pero cuando
se calcula su eficiencia desde el punto
de vista del consumo de agua y superficie, los vegetales generan más energía, proteínas, vitamina A y hierro por
unidad de tierra y agua que la carne.
Para una misma cantidad de superficie
y agua, las hortalizas generan más hierro que los cereales y cantidades similares de proteína, pero la mitad de la
energía. Las legumbres entregan más
energía, proteína y hierro que las hortalizas por unidad de tierra cultivada.
Por tal razón se deben combinar en la
dieta. Al aportar micronutrientes, las
hortalizas son claves para disminuir la
desnutrición y al mismo tiempo para
combatir la obesidad.
AMPLIAR EL PORTAFOLIO DE VEGETALES
QUE CULTIVAMOS
Más importante aun, el mundo hasta el
momento solo se alimenta de una pequeña proporción de las riquezas del reino vegetal. Las comunidades indígenas
en África, por ejemplo, comen 400 tipos
de vegetales que se desconocen en el
mundo occidental. Lo mismo ocurre en
zonas de Latinoamérica, India, Australia
y Asia. Se trata de una aventura culinaria
en la que nos debemos embarcar.
Duplicar la proporción de frutas y vegetales que consumimos en la dieta global
del siglo XXI es un objetivo alcanzable.
Ello requerirá necesariamente reducir el consumo individual de alimentos
que necesitan de mucha energía, como
carne, lácteos, huevos y pescados, en
aquellas sociedades donde su consumo ya es alto y reducir su expansión en
aquellas donde comienza a aumentar.
EL FUTURO PARA LA CARNE
Debemos volver a la producción animal
de alta calidad en las praderas y sabanas, regresando al sistema pastoral de
bajos insumos. Esta vez, sin embargo,
deberá ser estrictamente controlado,
permitiendo el número de animales
que el ecosistema puede sostener y
utilizando tecnologías de avanzada,
como satélites y tecnología para manejar remotamente animales, agua y
praderas, con el fin último de restituir la
fertilidad, vegetación y carbono al suelo. En el futuro, es muy probable que la
carne sea un lujo caro, consumido en
pequeñas cantidades, reflejando el verdadero costo que su producción provoca al planeta. No hay necesidad de
que las personas dejen de comer carne. Simplemente deberemos ser más
conservadores en su consumo, más
conscientes de los efectos que la producción de carne le genera al planeta y
estar dispuestos a pagar para prevenir
o reparar ese daño.
DEJAR DE DESPERDICIAR ALIMENTOS
Nuestra segunda solución a la crisis
global de alimentos es dejar de desperdiciar la mitad de los que producimos.
Si reducimos las pérdidas en al menos
la mitad, podríamos alimentar 2,000 a
3,000 millones de personas más.
Investigadores del Stockholm International Water Institute (SIWI) calculan que
de los 2.700 kilómetros cúbicos de agua
que se ocupan para regar cada año, la
mitad se pierde en comida desechada.
Debemos tomar consciencia: “la mayoría de los consumidores urbanos que
entrevistamos no había tomado consciencia de que la carne, lácteos y frutas
provienen de organismos vivos que utilizan recursos naturales para crecer. Al
aumentar la distancia entre los centros
urbanos y los rurales, los niveles de ignorancia pueden aumentar”.
El equipo de SIWI llama a generar una
combinación de políticas, donde se incluyan señales de precios y escrutinio de
los procesadores de alimentos, outlets
y supermercados, así como iniciar campañas en los colegios para educar sobre
cómo reducir las pérdidas de alimentos.
La cadena de alimentos es muy extensa, con muchos actores entre agricultor
y consumidor, la mayoría de ellos con
pocos incentivos para evitar pérdidas
de alimentos y agua. Es imperativo involucrar a todos los actores en la guerra
contra estas mermas.
Algunas medidas esenciales, por ejemplo, incluyen el establecimiento de
grandes centros de compostaje, que
transformen alimentos, descartes de
industrias orgánicas, restos de poda,
en abonos, fertilizantes, compost y
suelo para la producción.
ES IMPERATIVO COMPARTIR
CONOCIMIENTO SOBRE LA
PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
La tercera forma es invertir más en
conocimiento sobre cómo producir
alimentos de manera sustentable y establecer formas de compartir ese conocimiento entre los 1,800 millones de
agricultores. Debemos aumentar cuatro o cinco veces las inversiones en investigación acerca de alimentos y agricultura, y en la comunicación de sus
resultados a los agricultores en todo
el mundo. Esto tiene que hacerse para
todos los tipos de sistemas agrícolas:
ricos o pobres, químicos u orgánicos.
El conocimiento genera el mayor valor para la humanidad cuando se usa
de forma amplia. Las inversiones y el
esfuerzo en compartir conocimiento
y diseminarlo ha de ser mucho mayor. Pese a que resulta difícil estimar
cuánto dinero se requiere para obtener
seguridad alimentaria global, aumentar
la inversión anual de US$36,000 millones a US$145,000 millones parece un
objetivo combinado: uno que puede
ser financiado por los gobiernos, empresas de alimentos y supermercados
en el mundo. Esto corresponde apenas a un décimo de la inversión anual
mundial en armas.
“Para superar la pobreza, lo primero
que hay que hacer es activar la creatividad que tiene cada persona. Lo anterior
se logra con conocimiento. El conocimiento sobre cómo producir alimentos
de forma sustentable debe ser gratis
para todas las personas. No debe ser
propiedad o quedar atrapado por corporaciones, instituciones o países”.
Un segundo principio moral: aquellos
que ganan más con los alimentos –los
fabricantes y supermercados– deberían
aportar un porcentaje de sus ganancias
a la generación y comunicación de conocimiento agrícola. Así como hoy las
empresas mineras deben limpiar los
sitios que explotan y la contaminación
que generan, las industrias de alimentos también deberían reparar por los
daños ambientales que generan sus
políticas de precios. Es más, contribuir
a la investigación agrícola y a compartir
información debería ser una condición
para operar como procesador de alimentos, mayorista o supermercadista,
y que aparezca en sus etiquetas.
ADECUARNOS AL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático es la sombra del
destino de la humanidad. Su impacto
más devastador se va a sentir en inseguridad alimentaria. Quizás ya es demasiado tarde para prevenir el tipo de
calentamiento que va a alterar la agricultura mundial a mediados de siglo.
Por lo tanto tal vez la opción actual es
adaptarse a climas inciertos.
• Debemos obtener variedades más
resistentes a climas inciertos para los
alimentos más comunes y praderas.
• Debemos explorar el planeta para
encontrar opciones genéticas ya sea
nuevos cultivos o genes que resistan
climas con menos agua, más calor o
ataques de plagas, inundaciones…
• También hay que liberar barreras comerciales para que los alimentos fluyan
desde las zonas donde se pueden producir con mayor adaptación.
• Hoy la agricultura genera un 30% de
las emisiones con efecto invernadero…
Debemos reducir y modificar la dieta.
•Lo otro es re-carbonizar nuestros
suelos, incorporando carbón y materia
orgánica.
•Y descubrir formas para manejar
la vida microscópica en el suelo con
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el fin de liberar nutrientes de los que
hoy las plantas no pueden disponer.
Los microorganismos ayudan además
a proteger los cultivos y aumentar los
rendimientos.
establecer y promover dietas de bajo
requerimiento de energía, para reciclar
los desechos de las ciudades y usarlos
en sistemas agrícolas y para establecer
ciudades verdes.
HACIA UN CAMPO MUNDIAL
Un tercer paso esencial es buscar formas para que los supermercados, la
industria alimentaria y los gobiernos
paguen a los agricultores no solo por
los costos de producir alimentos de
calidad sino que también se hagan responsables de los sistemas ambientales
y productivos en el largo plazo. En la
actualidad a los agricultores se les paga
de una forma que los explota a ellos y
al planeta, lo que desincentiva el uso de
nuevas tecnologías y evita que la gente
joven se interese por esta actividad.
“Nuestro dominio de los sistemas de
la Tierra –atmósfera, océanos, agua dulce, suelo, nutrientes, flujos de energía
y biodiversidad– es tan total que ahora
no podemos depender de que estas
fuerzas elementales funcionen o se regeneren por sí mismas, de forma natural, sin que nos involucremos. Estamos
en una posición donde, para sobrevivir,
debemos de tomar la responsabilidad
de los cambios que hemos generado al
planeta y manejar las condiciones que
hemos creado de la manera más estable que podamos.
Un primer paso esencial es la eliminación de las barreras comerciales y de
los subsidios, de manera que todos
los agricultores reciban las mismas
señales.
Un segundo paso es desarrollar buenas prácticas universales para cuidar
la tierra y el agua, para desarrollar una
agricultura sustentable y de bajo consumo de energía, para reducir los desechos en la cadena alimentaria, para
Así como en la actualidad a los usuarios de combustibles fósiles se les trata
de cobrar el costo real del impacto de
estos al clima global, los consumidores
tarde o temprano tendrán que absorber el costo real de los alimentos. Para
logralo debemos educar a la siguiente
generación sobre el verdadero valor de
los alimentos. Hoy su precio es muy
bajo como para que se mantenga en
esos niveles, debemos aprender a pagar el verdadero valor y no transferir
el costo de lo que consumimos hoy a
nuestros nietos.
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