Revista OCT Nº 070 Feb. DCCCXCVII

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B,
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Contenido c
Editorial c
 Federico Leiva Paredes
Director.
c
 PORTADA
 LAS CATEDRALES DEL MUNDO.
(San Sebastián-Donostia).
c
Colaboradores c
 Joaquín Salleras Clarió
(Historiador de Fraga).
 Albert Coll Vilá
 Josep Ricard Vento
 Juan A. Portales
 Frey Jesús
 Fredy H. Wompner
 CONQUISTADORES ESPAÑOLES.
(D. Lorenzo de Aldana)
 LOS REYES GODOS.
(Recaredo II y Suintila).
 NOTICIAS OCT.
 LOS PAPAS DE LA HISTORIA.
(Liberio I).
c
 REYES DE ESPAÑA, DE 1474 A 1873.
(2ª Casa de Austria).
(Carlos III).
Envio de artículos c
 Email:
[email protected]
Contacto c
www.oct.org.es
c
 EL RINCÓN DE JOAQUIN SALLERAS.
(Templarios en el Levante).
 GRANDES BATALLAS.
(Sitio del Kerak-Jordania).
 CASTILLOS DE EUROPA.
(Castillo de Warwick).
 LEYENDAS Y TRADICIONES POPULARES.
(Leyenda del Pastor de Las Navas).
 CONTRAPORTADA.
EDITA: OCT
(Orden Católica del Templo)
La OCT no se responsabiliza de las opiniones o doctrinas de los autores, ni de la posible
violación de autoría y originalidad de los trabajos, colaboraciones o artículos enviados a
esta redacción. Los autores serán los únicos responsables de todas las cargas pecuniarias
que pudieran derivarse frente a terceros de acciones, reclamaciones o conflictos derivados
del incumplimiento de estas obligaciones previstas por la Ley.
Reservados todos los derechos de edición, publicación y difusión.
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Catedral del Buen Pastor – San Sebastián
La Catedral del Buen Pastor de San Sebastián (Guipúzcoa, País Vasco, España)
es la sede de la Diócesis de San Sebastián, perteneciente a la Archidiócesis de
Pamplona. El edificio religioso más notorio de la capital guipuzcoana, dotado de una
acusada verticalidad, y el más grande de Guipúzcoa, su construcción tuvo lugar en
los últimos años del siglo XIX en un estilo historicista neogótico. Desde 1953 ostenta
el rango de catedral.
Ubicada en el Ensanche de Amara, es obra del arquitecto donostiarra Manuel de
Echave. La iglesia abarca una superficie de 1.915 metros cuadrados y fue inaugurada
en 1.897.
En 1887 el Ayuntamiento cedió una parcela -todavía marismeña- con destino a
la construcción de una iglesia que diera servicio al nuevo Ensanche de San Sebastián.
En 1888 se puso en ejecución el proyecto ganador del concurso convocado al efecto,
obra del arquitecto Manuel Echave, a quien se le adjudicó también la dirección de la
obra.
Tiene rango de catedral desde 1.953. Posee planta rectangular y simétrica, de
cruz latina y con tres naves, transepto y presbiterio. Está construida con sillería de
piedra arenisca procedente de las canteras del monte Igueldo y dotada de abundantes
elementos decorativos tales como vidrieras (obra de Juan Bautista Lázaro), gárgolas,
pináculos, etc.
En 1881, mediante Real Orden, se adoptó para San Sebastián una nueva
división parroquial que incluía la creación de una parroquia, reclamada desde hacía
años por los habitantes de la zona, en la parte meridional de la ciudad, lo que luego se
llamaría el Ensanche de Amara. En agosto de 1887 el Ayuntamiento cedió un terreno
entre el río Urumea y la Playa de la Concha, ocupado por arenales y marismas, para la
construcción del templo. Hasta que éste estuvo terminado, las necesidades
espirituales de la feligresía local fueron satisfechas por una parroquia provisional,
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consagrada al Sagrado Corazón de Jesús; inaugurado en marzo de 1888, este templo
rudimentario estaba hecho de madera y se situaba entre las calles de Loyola y el
Príncipe.
En diciembre de 1887 una junta constructora
presidida por el arcipreste D. Martín Lorenzo de Urizar
Zalduegui-Ariño definió las bases del concurso de
proyectos y prefijó un presupuesto de 750.000 pesetas, así
como la capacidad del templo y su estilo arquitectónico,
que debía ser ojival. Los proyectos presentados fueron
cuatro, siendo elegido el trazado por el arquitecto
donostiarra Manuel Echave, a quien le fue encomendada la
dirección de las obras. La nueva iglesia tomaría la
advocación del Buen Pastor.
A la colocación de la primera piedra se invitó a la
familia real española, que se encontraba veraneando en la
ciudad. Los actos tuvieron lugar el 29 de septiembre de
1888. La reina regente, María Cristina, sus hijos y el infante
Antonio de Orleans y Borbón, junto con ministros y demás
autoridades, asistieron a la solemne misa que el prelado
diocesano D. Mariano Miguel Gómez celebró en la parroquia provisional del Sagrado
Corazón. Finalizada la ceremonia, la regia comitiva se trasladó al solar destinado al
nuevo templo y allí procedió a colocar la primera piedra, que cubrió una caja de
plomo, en la que se encerraron los retratos del Papa y de la familia real, varias
monedas de la época y ejemplares de la Gaceta de Madrid y del Boletín Eclesiástico.
El acta de la ceremonia fue suscrita por el rey niño Alfonso XIII, de dos años y cuatro
meses de edad, para lo que su madre le hubo de llevar la mano, siendo la primera vez
en que el monarca estampara su firma en un documento oficial.
Echave pasó a ejecutar las obras teniendo como maestro de las mismas a José
Vicente Mendía y, tras fallecer este, al maestro cantero Agustín de Zumalabe. Las
labores de cimentación exigieron un escrupuloso drenaje del solar, hasta dar con
arena consolidada. Para la arquitectura general se eligió piedra arenisca de las
canteras del monte Igueldo; las bóvedas fueron confeccionadas con toba procedente
de Ocio (Álava) y la pizarra de las cubiertas se trajo de Angers (Francia. Los operarios
fueron todos vascos. Para la talla de piedra de los capiteles, adornos, ventanales y
agujas que decoran el interior y el exterior se aceptaron los modelos presentados por
el artista local Julio Gargallo.
Tras sólo nueve años de obras (incluidos los casi dos en que éstas estuvieron
suspendidas por falta de recursos, además de que la torre aún no estaba rematada), la
iglesia del Buen Pastor fue consagrada al culto el 30 de julio de 1897. De nuevo,
asistió al magno acto la familia real, con la reina regente María Cristina, el rey Alfonso
XIII y la infanta María Teresa. La misa fue oficiada por D. Ramón Fernández de Piérola,
obispo de Vitoria, diócesis a la que entonces pertenecía Guipúzcoa. La torre quedó
terminada en [1899]] bajo la dirección de Ramón Cortázar. Al final, la construcción del
templo costó más de 1.500.000 pesetas, y eso sin incluir los altares y retablos.
De acuerdo a la bula papal Quo commodus del 2 de noviembre de 1949, en 1950
se segregaron de la Diócesis vitoriana las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa,
constituyéndose las diócesis de Bilbao y San Sebastián. El primer prelado fue el
eclesiástico catalán D. Jaime Font i Andreu, nombrado para el cargo el 13 de mayo de
1950 y en funciones desde el 3 de septiembre de ese año. Surgiendo la necesidad de
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escoger un templo donostiarra para servir de sede de la flamante Diócesis local, el
escogido fue, por su magnificencia y modernidad, el del Buen Pastor. El 30 de julio de
1953, finalmente, el templo adquirió el rango catedralicio con la consagración del
nuevo altar mayor, fungiendo de párroco D. Ignacio Lasquibar Olaciregui, al que en
1954 tomó el relevo D. Román Mendiguchia.
Terminaron entonces cuatro años de reformas
y modificaciones, necesarias para acondicionar el
templo conforme a su nuevo uso diocesano. Así, se
transformó por completo el presbiterio con la
instalación de una nueva mesa y la retirada del altar
mayor original, de estilo neogótico florido, tallado
en madera de cedro por los talleres barceloneses de
Juan Riera, que fue reemplazado por una sillería
para el servicio coral y por la imagen del Buen
Pastor; la Capilla de la Inmaculada fue transformada
en sala capitular; y la Capilla del Cristo, en la cripta,
se convirtió en la nueva sacristía parroquial,
quedando la anterior sacristía para el servicio
exclusivo del cabildo.
En 1972, siendo obispo D. Jacinto Argaya
Goicoechea y con motivo del 75º aniversario de su
inauguración, se acometió una segunda reforma del templo. Entonces, fueron
retirados el púlpito neogótico, obra del artista donostiarra Nicolás Medive, que estaba
adosado a uno de los pilares, y los altares dedicados a la Dolorosa, la Virgen del
Rosario y la Virgen del Pilar. También, se restauraron tejados y vidrieras, se limpiaron
muros y bóvedas, se sustituyó el antiguo suelo de roble americano por otro de
mármol, se mejoró la iluminación interior y se instalaron nuevos bancos.
En el proyecto de obra del arquitecto Echave, quien al parecer se inspiró en la
Catedral de Colonia, constan las medidas del templo: una superficie de 1.915 metros
cuadrados, una altura de las naves de 25 metros, una torre de 75 metros, una nave
central de 64 metros de longitud por 36 de anchura máxima en su crucero, y un aforo
de 4.000 personas.
Se trata de una iglesia con planta de cruz latina, tres naves longitudinales, nave
transversal o transepto y cabecera pentagonal. Carece de girola. Los dos hastiales del
transepto alojan dos grandes ventanales-rosetones que acentúan la luminosidad
interior del templo. Las naves hasta el crucero, de las que es más ancha y elevada la
central, se segmentan en cinco tramos cubiertos con bóvedas barlongas de crucería
simple. Los dos brazos del transepto constan de dos tramos abovedados de igual
manera. El crucero es el único tramo que presenta crucería compleja, al incorporar
terceletes entre los nervios principales. Desde el crucero hasta la cabecera, las naves
se prolongan con otros tres tramos. En este espacio posterior las naves laterales se
convierten en cuatro, dos a cada lado, hasta igualar la anchura del transepto, dando
como resultado sendos espacios de igual altura divididos en seis tramos y separados
por cuatro pilares. La esbelta torre-campanario, situada sobre el pórtico de entrada, se
inspira claramente en las agujas de la Catedral de Colonia. El conjunto de pilastras y
contrafuertes rematadas en pináculos y de gabletes rematados en cogollos realzan la
verticalidad de todo el edificio.
La Capilla Mayor, desde la reforma de 1972, aparece austeramente guarnecida
por una sillería coral trabajada por la casa Goicoechea y Arín, de Vitoria. Sobre ella,
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posada sobre una peana que cuelga del ochavo central del ábside, la talla del Buen
Pastor, que estuvo en el primitivo altar mayor neogótico. Es obra del artista
barcelonés [[José Llimona], autor también de la talla de los Cuatro Evangelistas,
procedentes asimismo del viejo altar y hoy
colocadas en los pilares del crucero. Bajo
los rosetones del transepto el proyecto
inicial contemplaba sendas puertas que
finalmente fueron sustituidas por dos
retablos, de estilo neogótico y dorados,
colocados las advocaciones del Sagrado
Corazón de Jesús y la Inmaculada
Concepción de María. Fueron instalados
respectivamente en 1907 y 1917. Otros
elementos de interés son los retablos y
altares de la Sagrada Familia, la Virgen del
Carmen, San Antonio y San Francisco de
Asís, obras de Julio Gargallo. Este artista trabajó también en los altares de Santa
Teresa y de la Virgen del Perpetuo Socorro. La talla exenta de la Virgen del Rosario
presidió un altar suprimido en 1972.
Situada bajo el presbiterio, hace funciones de sacristía parroquial desde la
reforma de 1949-1953. En ella descansan los restos del primer párroco, D. Martín
Lorenzo de Urizar.
Las vidrieras fueron proyectadas por Juan Bautista Lázaro y fabricadas por las
casas Bolinaga y Cía., de León, y Pujol, de Barcelona. Las que cierran las siete
ventanas dobles del ábside representan a los doce apóstoles y los Sagrados
Corazones de Jesús y María. También dispone de vidrieras figurativas en el
baptisterio. El resto de las vidrieras se incorporan en ventanas dobles (parte superior)
y triples (parte inferior), y recorren la mayor parte de los muros laterales. Dos
rosetones se abren en los testeros del transepto.
El órgano actual, segundo de los tenidos por la Catedral, fue inaugurado en el
coro alto del templo en 1954. Según datos publicados entonces, se trataba del mayor
órgano de España y de uno de los mayores de Europa. Su consola principal consta de
cinco teclados para manos, uno de pies y 106 registros; además, en el presbiterio se
sitúa un órgano de ecos con dos teclados manuales, pedalero y 20 registros. El
órgano coral alberga en su interior y exterior 9.535 tubos sonoros, el mayor de los
cuales mide 10 metros. Su peso alcanza las 30 toneladas El enorme instrumento fue
costado, por un precio de más de 1,5 millones de pesetas, gracias al legado del
donostiarra Fermín Lasala, duque de Mandas (1832-1917). Fue construido por
Organería Española, de Azpeitia, y sus ventiladores, de varios caballos de potencia,
fueron adquiridos a la casa Meindinger de Basilea.
Por F.L.P.
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Lorenzo de Aldana fue un conquistador
español nacido en Extremadura y muerto en
Arequipa. Conquistó para España, el Perú, y
fue enviado por Francisco Pizarro para
someter a Sebastián de Belalcázar. Fundó la
ciudad de Pasto, en la actual Colombia.
Trayectoria
Llegó a América con las huestes de
Pizarro realizó empresas sobresalientes en la
conquista del Perú, por las que mereció la
confianza de Pizarro. Cuando este último
supo que Belalcázar había desobedecido sus
órdenes al penetrar por el norte de Quito
hacia Colombia, mandó a Aldana con el título
de juez comisionado para apresarlo y
devolverlo a Lima.
Aldana siguió sus huellas y llegó
a Popayán, ciudad fundada por Belalcázar, donde había un gobernador interino
nombrado por él mismo, Francisco García de Tovar (1538–1539). La ciudad sufría
hambre y epidemias y contemplaba el despoblamiento de sus campos. Aldana
presentó su título pero no pudo tener noticias de Sebastián de Belalcázar hasta que
llegó Juan de Cabrera con la nueva de que había participado en la fundación
de Bogotá y había emprendido luego viaje a España en compañía de Gonzalo Jiménez
de Quesada y Nicolás de Federmann. Aldana presentó entonces una credencial
de Pizarro que le autorizaba a encargarse del gobierno de Popayán, lo que logró sin
problema alguno. Tras confirmar a los capitanes en sus cargos, se dirigió
a Cali con Jorge Robledo, a quien ordenó explorar las tierras de Anserma y autorizó
luego a fundar algunas poblaciones.
Fundación de la villa San Juan de Pasto
Aldana afianzó el gobierno de Popayán y emprendió después el regreso a Quito,
para informar debidamente a Pizarro. Al llegar a los Pastos, consideró conveniente
fundar una población que sirviera de enlace entre las nuevas poblaciones del sur de
Colombia (Popayán]] y Cali) y Quito. A fines de 1539 erigió en el sitio de
Guacanquer la Villa viciosa de Pasto o San Juan de Pasto, como señaló el
cronista Cieza de León, dentro del territorio de los indios quillazinga. El capitán Pedro
de Puelles la trasladó a su emplazamiento actual al año siguiente. No se conoce el
acta fundacional, si es que llegó a existir. Los primeros libros capitulares de Pasto
son de 1560.
Vencido y muerto Almagro, tuvo entonces tiempo Pizarro de ocuparse de otro
conquistador que lo había venido preocupando. Era este Sebastián de Belalcázar que
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como teniente gobernador se encontraba en Quito, desde la época en que Almagro
pactó con Alvarado.
Almagro le había dejado una buena
fuerza de infantería y caballería a Sebastián de
Belalcázar, lo cual permitió a éste incursionar
por
el
norte
hasta Popayán y Cali,
entendiéndose con Jiménez de Quesada, que
desde Panamá había intentado la conquista del
territorio que había sido habitado por los
chibchas.
Mientras que estos sucesos pasaban en
las regiones de la parte central del territorio que
hoy corre con el nombre de Nueva Granada,
regiones que baña el Río Magdalena y sus
afluentes, las comarcas del sur y occidente,
que riega el Cauca, eran el teatro de
acontecimientos que importa conocer, y que
forman el asunto de este capítulo.
Cansado Francisco Pizarro de esperar
noticias de su teniente Sebastián de Belalcázar,
que había cesado de corresponder con él desde
la fundación de Cali y Popayán, y desconfiando
de la fidelidad de aquel afamado Capitán, que
supo siempre hacerse querer y seguir de los
soldados, despachó en su alcance al Capitán Lorenzo de Aldana, sujeto dotado de
mucha moderación y prudencia, calidades raras en todos tiempos, y mucho más en
las Indias, en la época a que nos referimos.
Llevaba Aldana poderes ostensibles de Juez de comisión, y otros secretos más
amplios para prender a Sebastián de Belalcázar y subrogarse en el mando de todo lo
descubierto, en el caso que se persuadiese de que este caudillo se proponía obrar con
independencia de Pizarro, y negarle la obediencia, fundado en el gran poder e
influencia que tenía en sus subordinados, a quienes toleraba que cometiesen todo
género de desafueros respecto de los indígenas.
Muerte
Aldana regresó al Perú y se avecindó en Arequipa, donde murió en 1557.
Constituye un caso insólito de conquistador, pues como murió sin herederos instituyó
que sus bienes pasaran a los indios que le habían tocado en reparto.
Por F.L.P
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Recaredo II y Suintila
RECAREDO II
Recaredo II (¿? – 621) fue rey de los visigodos
(621). Contaba sólo unos pocos años cuando sucedió a
su padre, el rey Sisebuto.
Su muerte a los pocos días o semanas de su
reinado, posiblemente provocada, propició el acceso al
trono de un noble destacado de la misma facción en el
poder llamado Suintila, vencedor de los rocones (612) y
destacado en la guerra contra los bizantinos (614–615).
SUINTILA
Suintila (¿? - Toledo, c. 634) fue rey de los
visigodos entre 621 y 631. Su nombre también puede
encontrarse escrito como Suínthila.
Consiguió culminar la unificación
territorios ibéricos (véase Hispania visigoda).
de
los
Suintila era hijo de Recaredo I y de su mujer
Clodosvinta, princesa de Austrasia.
Combatió contra los bizantinos establecidos en
la Península ibérica en el 620, estando a las órdenes
del rey Sisebuto. Al año siguiente fue elegido rey,
después de la muerte de Recaredo II. En ese mismo
año de 621 murió Sisebuto, reinó y murió Recaredo II y
empezó a reinar Suintila.
Siendo ya rey, Suintila derrotó a los vascones,
que saqueaban la Tarraconense, consiguiendo una
deditio (rendición incondicional), nunca antes lograda. Los prisioneros fueron
obligados a construir Oligicus u Ologite, que junto con Vitoria formaría una línea
defensiva contra futuras incursiones. Oligicus, Vitoria y Recópolis fueron las únicas
ciudades fundadas por los visigodos en la Península.
Suintila siguió luchando contra los bizantinos que ocupaban desde el siglo VI
algunas zonas de las costas mediterráneas en la franja costera que va desde Valencia
hasta Cádiz. Los expulsó y de esta manera completó la unificación territorial de la
península, que había sido el sueño de monarcas anteriores. Otro empeño del monarca
fue el de reforzar la autoridad del rey frente a la nobleza y la iglesia, que estaban
logrando acumular progresivamente más poder. También quiso hacer hereditaria la
monarquía y asoció a su hijo Ricimiro a la corona. Estos intentos provocaron una
reacción contraria en algunos magnates y la iglesia, lo que fue el principio del fin para
el rey Suintila.
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<<<CORONA DE SUINTILA
En el año 631 Sisenando, gobernador de
la provincia de la Narbonense (la Septimania en
el sur de la actual Francia), lugar de
concentración de tropas por su frontera con los
francos, organizó una rebelión que, con el
apoyo extranjero de Dagoberto de Neustria, se
fue extendiendo con sucesivas deserciones,
incluida la de Geila, hermano del rey.
Finalmente el rey aislado fue depuesto.
(Véase Sisenando para una crónica de esta
rebelión). En el IV Concilio de Toledo del año
633, presidido por Isidoro, arzobispo de Sevilla,
Suintila fue excomulgado y recibió el anuncio
de la confiscación de todos sus bienes. En ese
mismo concilio, Sisenando fue legitimado como
rey y también se estableció oficialmente el
carácter electivo de la monarquía visigoda.
Suintila murió un año más tarde, en el 634.
Tenemos opiniones contradictorias con
respecto al carácter de Suintila. Isidoro de
Sevilla, en su primera versión de la Historia de
los godos, lo califica como «no sólo el príncipe
de su pueblo, sino también el padre de los
pobres». Sin embargo, en una versión posterior,
editada después de su caída como rey eliminó estos elogios.
Un cronista del 754, continuador de Isidoro, lo trata con bastante simpatía,
mientras que Fredegario dice que era excesivamente duro con su pueblo y que se
atrajo el odio de los magnates.
Por F.L.P.
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Santo Cáliz de Valencia
Al fin el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia
ha sido declarado motivo de peregrinación, por lo
que la más importante de las reliquias
documentadas de la pasión de Jesús, tendrá año
jubilar cada cinco años.
Rescatamos este artículo de un diario digital
de Castilla-León:
Más allá de las cuestiones históricas, de las
teorías de la historiadora leonesa Margarita Torres y
del revuelo mediático que rodea al cáliz de Doña
Urraca, respaldado según diversas teorías como el
Santo Grial, lo cierto es que la Iglesia a su más alto
nivel no da crédito a las mismas y sí al cáliz de
Valencia.
Tanto es así que el Papa Francisco ha
concedido el Año Jubilar para el Santo Cáliz de Valencia cada
cinco años, lo que supone 'de facto' poner en valor esta
reliquia frente a quienes creen que el original Grial, el que
estuvo en las manos de Jesucristo, es aquel que ahora
custodia un cristal blindado en San Isidoro.
Desde el Arzobispado de Valencia se estudian distintas
alternativas de peregrinación ante la concesión realizada por
el Vaticano, que permitirá que cada cinco años al cáliz
valenciano llame 'oficialmente' a miles de sus devotos.
Para el presidente del Centro Español de Sindonología,
Jorge Manuel Rodríguez, «es una oportunidad única, ya que
la Santa Sede concede esta gracia excepcionalmente».
«No es nada frecuente que la Santa Sede subraye la
presencia del Santo Cáliz en Valencia mediante la concesión
del Año Jubileo. Sólo unas pocas reliquias disfrutan de esta
gracia excepcional. Las posibilidades ahora son muchas
porque se da una difusión internacional. Otra cosa es que los
políticos aprovechen la oportunidad», incidía este martes el
presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel
Rodríguez, según recoge 'informa valencia'.
Por su parte, Jaime Sancho, Dean de la Capilla de la
Catedral y conservador del Santo Cáliz, destacó la difusión
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que supone la concesión del Año Jubileo para la
reliquia valenciana. «Hace un tiempo que ya se estaba
proporcionando publicidad al Santo Cáliz pero esta
decisión abre muchas posibilidades. Ya trabajamos en
un nuevo estudio arqueológico, un libro y una
exposición pero ahora se abre la posibilidad de
disponer de una ruta de peregrinación», explicó.
Se da por seguro el recorrido que siguió la copa
desde los Pirineos, excepto el camino seguido hasta
Valencia: «Existe documentación de todo el viaje,
aunque hay dudas sobre si desde Barcelona llegó a
través de la vía Augusta o si fue por Teruel y Alcañiz.
Tenemos que confirmarlo», señaló Sancho.
Sobre las posibilidades de actuación que ofrece
el Año Jubilar, Jorge Manuel Rodríguez destacó a la ruta de peregrinación e incluso
una procesión: «Pocos lo saben pero durante algunos años el Santo Cáliz tuvo
procesión propia en Valencia», añadió.
El investigador instó a las autoridades a formalizar la petición para la
declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco pero no por la reliquia en sí
sino por aquello que originó en la edad media: «Nadie duda de que fue el origen de la
narrativa medieval de la épica. Ese es el camino que se podría seguir para la
declaración de la Unesco, la literatura que provoca la búsqueda del Santo Grial»,
defendió.
Todos los movimientos, además, deberán esperar al nuevo arzobispo, el
cardenal Cañizares, quien debe dar la orden de iniciar el proceso. «Es el mejor
momento, una oportunidad. Que empiece el año que viene y así tendríamos Año
Jubilar en los múltiplos de cinco», concluyó Rodríguez.
O este otro artículo del diario Levante EMV:
Cañizares quiere que el año jubilar del santo cáliz
empiece en 2015. El cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de
Valencia, anunció ayer, coincidiendo con la festividad del 9
d'Octubre, su intención de declarar el primer Año Santo Jubilar
en conmemoración del Santo Cáliz de la Última Cena que se
venera en la Catedral, en octubre de 2015. Esta celebración se
repetirá cada lustro desde entonces por concesión de la Santa
Sede. El anuncio de Cañizares llega poco después de que el
Vaticano anunciase la concesión del año jubilar a Valencia, un
claro espaldarazo a la apuesta del Ayuntamiento de Valencia
por el turismo religioso en torno al santo grial que se custodia desde el siglo XV en la
Seo de Valencia.
El purpurado precisó que «podríamos iniciar el Año Santo Jubilar el último
jueves del mes de octubre del año próximo», coincidiendo con la fiesta del Santo
Grial. «Esta Catedral será el centro para que toda la diócesis se mueva y viva en torno
a la Eucaristía, para que adore a Dios con todo su ser», añadió.
La Santa Sede ha aceptado que Valencia pueda tener un Año Santo Jubilar,
similar al que tiene Santiago de Compostela, cada 5 años en conmemoración del
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Santo Cáliz de la Ultima Cena y según un documento firmado por el cardenal Mauro
Piacenza, penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede.
El documento, hecho público el pasado 28 de septiembre durante la misa de
despedida de la diócesis de Valencia de monseñor Carlos Osoro, arzobispo electo de
Madrid, indica que la penitenciaría responderá positivamente a la solicitud que «podrá
cursarse de forma oficial» para que la archidiócesis pueda celebrar cada cinco años
Año Jubilar.
De esta manera, el Año Santo Jubilar, «tiempo especial de gracia, durante el
cual es posible obtener una indulgencia», se desarrollaría cada cinco años en
Valencia en conmemoración del Santo Cáliz.
Con el Año Santo, los fieles y peregrinos pueden ganar el Jubileo, una vez
cumplidas las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión
eucarística y oración por las intenciones del Papa.
El Vaticano ha concedido el Año Jubilar a contadas ciudades. Jerusalén, Roma
y las ciudades españolas de Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y
Caravaca de la Cruz lo tienen. A partir de 2015 Valencia se sumará a la lista de
ciudades escogidas, lo que se espera que se traduzca en una mayor afluencia de
turistas para la ciudad. El Ayuntamiento de Valencia también ha preparado varias
actividades para promocionar la reliquia durante 2015, como una exposición y un
libro.
También el Ateneo Mercantil de Valencia está realizando una serie de cuatro
conferencias dedicadas a la Santa Reliquia, por grandes entendidos en el tema.
Sin duda va a ser un gran año para Valencia y su Santo Cáliz. Los
acontecimientos y actos se sucederán unos tras otros, propiciados por los miles de
devotos que tiene esta Santa Reliquia, todas las organizaciones que estamos o
queremos estar adscritas al Santo Cáliz realizará algún acto. La Hermandad de la
Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz de Torrente así como la Orden Católica del
Templo tenemos previstos varios actos especiales para la Semana Santa del 2016.
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Liberio I
Liberio (352-366) Nació en Roma, en el seno de la
familia de los Savelli. Su pontificado se caracterizó por los
contrastes a los que tuvo que hacer frente a causa de la
injerencia del emperador Constancio, que apoyaba
abiertamente le herejía arriana, y del intento de Julián
el apóstata de restablecer el antiguo culto pagano.
Solicitado por los Arrianos para que
desautorizara a Atanasio, obispo de Alejandría, reunió
un concilio en Roma que exculpó a Atanasio. Lo que se
proponían los Arrianos en realidad era hundir el símbolo
niceno. Liberio entonces se convenció de que era
necesario un nuevo concilio que enfrentara el problema de
forma
más profunda. Instó en este sentido al emperador Constancio.
Este mandó celebrar un primer concilio en ArIes: a los padres presentes impuso la
condena de Atanasio y de los legados pontificios.
Liberio deploró el comportamiento de los obispos, no aceptó las decisiones y
convocó un nuevo concilio que se celebró en Milán.
Constancio, más decidido que nunca repitió todo lo anterior, arrebatando el
consentimiento de los obispos con la amenaza del exilio. Se confirmaron las
condenas a Atanasio y se repudió el Credo niceno. Al ser solicitado Liberio para que
diera su aprobación, se negó indignado y Constancio le exilió a Francia. Pero el
pueblo en Roma clamaba por el retorno del papa. El emperador fue obligado a llamar
nuevamente a Liberio. Regresó, pero a duras condiciones: que aceptara la gestión del
pontificado a medias con Félix, el antipapa que Constancio había elegido, y la firma de
un documento que contenía una fórmula sobre el Verbo muy cercana a la tesis
arriana. La primera condición se la evitó el pueblo, que le amaba, y que echó a Félix de
Roma; sin embargo por la segunda fue objeto de críticas y de acusaciones por parte
de muchos (Atanasio, Hilario de Poitiers, Jerónimo...) que vieron en esta claudicación
una debilidad dictada por el miedo a morir.
Muerto Constancio y con Juliano el Apóstata en el trono, acabó la pesadilla de
la herejía arriana, pero surgió otro peligro: el emperador decidió restablecer el culto
pagano. Afortunadamente fue un meteoro.
El papa Liberio mandó construir la basílica de S. Maria la Mayor, en el Esquilino,
en un lugar señalado -según una pía leyenda- por una prodigiosa nevada entre el 3 y 4
de agosto. Liberio está enterrado en las Grutas Vaticanas.
Por Padre Jesús
14
Carlos VI del Sacro Imperio Romano
Germánico (Viena, Austria, 1 de octubre de 1685ibídem, 20 de octubre de 1740) fue emperador
del Sacro Imperio Romano-Germánico (1711–
1740), rey de Hungría como Carlos III (1711–1740)
y rey de Bohemia como Carlos II (1711–1740).
También fue conocido como el archiduque Carlos
de Austria o Carlos III de España en el bando
austracista durante
la Guerra
de
Sucesión
Española que libró como pretendiente al trono de
España a la muerte del rey Carlos II de España.
Carlos VI era el séptimo hijo de Leopoldo I,
que tuvo con su tercera mujer Leonor Magdalena
de Palatinado-Neoburgo.
Su educador
Liechtenstein.
fue Antonio
Florián
de
Al morir Carlos II sin sucesión, el archiduque de Austria se convirtió en uno de
los pretendientes a la corona española y participó en la Guerra de Sucesión
Española en contra del aspirante francés Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia.
El proceso que llevó al archiduque a pretender la Corona de España fue el
siguiente: Luis XIV de Francia quiso evitar la reintegración del antiguo bloque
hispano-alemán, de modo que auspició un Primer Tratado de Partición por el que
asignaba el Reino de España, salvo Guipúzcoa, los Países Bajos españoles, Cerdeña y
las Indias Occidentales a José Fernando de Baviera. El Milanesado pasaba al
archiduque Carlos de Austria, mientras que el Reino de Nápoles (Nápoles, Sicilia y
La Toscana) sería para el Delfín de Francia. En desacuerdo con ese pacto y con el fin
de evitar la disgregación de los dominios de la Corona de España, el rey Carlos II de
España, sin descendencia, optó por no aceptarlo y nombró heredero universal
al príncipe José Fernando de Baviera. El plan se vino abajo cuando el príncipe de
Baviera murió prematuramente de varicela en 1699,
lo que aprovecharon Luis XIV de Francia y
Guillermo III de Inglaterra para pactar un Segundo
Tratado de Partición que ratificaron el 3 de marzo
de 1700 en Londres, por el que se reconocía al
archiduque Carlos como heredero del Reino de
España, los Países Bajos españoles, Cerdeña y
las Indias americanas, pero dejando Lorena al Delfín
de Francia y el Milanesado al duque de Lorena.
El acuerdo convenía a los intereses de Francia, Holanda e Inglaterra, que
evitaban una nueva supremacía de España, pero Austria reclamó la totalidad de la
herencia española. Como solución de compromiso, Carlos II, con el apoyo
15
del Papa, testó a favor de Felipe de Anjou, delfín de Francia,
quien a su vez tenía que renunciar a la sucesión de Francia.
De este modo Felipe de Anjou se convertía en heredero
legítimo, mientras el archiduque Carlos era el candidato que
apoyaban algunas potencias europeas. Así, los reinos
peninsulares de la Corona de Aragón, los países integrantes de
la Gran Alianza de La Haya y el Papa Clemente XI le
reconocieron como rey, con el nombre de Carlos III. En el
desarrollo de la guerra, murió repentinamente su hermano, el
emperador José I de Habsburgo, sin sucesión, por lo que el
trono imperial recayó en él. En 1711 fue coronado emperador
del Sacro Imperio Romano Germánico en Fráncfort del Meno, y
por los tratados de Rastadt y Baden entre Francia y el Imperio obtuvo para Austria
los Países Bajos españoles, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña (que cambió al duque
de Saboya en 1720 por Sicilia). Aunque le fue denegado el trono español, ya que si
éste se convertía en rey de España se repetiría el imperio de Carlos I de España y V de
Alemania y sería un imperio tal vez demasiado difícil de controlar, por lo que los
aliados del archiduque le denegaron sus apoyos.
El 1 de agosto de 1708 contrajo matrimonio en la Basílica de Santa María del Mar,
en Barcelona, España, con la princesa alemana Isabel Cristina de BrunswickWolfenbüttel, hija mayor del Duque Luis Rodolfo de Brunswick. De esta unión
nacieron:
Leopoldo Juan (1716–1716), archiduque de Austria. Murió a los siete meses.
María Teresa I (1717–1780), heredera de la dinastía de los Habsburgo, Emperatriz
consorte del Sacro Imperio Romano Germánico, Reina de Hungría y Bohemia,
Archiduquesa de Austria.
María Ana (1718–1744), archiduquesa de Austria, esposa del príncipe Carlos
Alejandro de Lorena (1712–1780).
María Amalia (1724–1730), archiduquesa de Austria. Murió a los 6 años.
Luchó contra los turcos en la Guerra Austro-Turca (1716-1718), conquistando la
mayor parte de Valaquia y Serbia, pero luego perdió gran parte de estas conquistas en
una guerra posterior (1735–1739).
En 1713 promulgó la Pragmática Sanción, que establecía que su reino no podía
ser dividido y permitía que los herederos al trono pudieran ser mujeres.
Probablemente como consecuencia de sus años en España, introdujo
el protocolo cortesano español (Spanisches Hofzeremoniell) en Viena y mandó
construir la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule), así como la
Cancillería del Estado (Reichskanzlei).
Durante su reinado se construyeron la Biblioteca Nacional y las obras más
importantes del barroco en Viena. También tuvo ambiciones musicales: hizo
composiciones, tocaba el clave y dirigía la orquesta de la corte.
Se mantiene la teoría de que murió a causa de una intoxicación alimentaria por
setas, probablemente por Amanita phalloides.
Por F.L.P.
16
Templarios en el Levante Peninsular
antes de la conquista de Valencia de 1238 (II)
Conquista de las Baleares
Jaime I anunció la conquista de las Baleares en las
Cortes de Barcelona de 1225, el mismo año de la conquista
de Peñíscola. Numerosos caballeros catalanes le ofrecieron
hombres y dinero, mientras que los caballeros aragoneses,
que acababa de pacificar, se ofrecieron en menor medida.
Volvió a recompensar la fidelidad de los Templarios con el
castillo de Pulpís (1227). A la vanguardia de la flota que se
dirigía a Mallorca se hallaba Roger, conde de Ampurias; y
en otro barco, lo más granado de la casa Montcada: Guillem
Ramon de Montcada senescal de Cataluña, Guillem de
Montcada señor del Bearn, y Ramón de Montcada marido de
Galbors y señor de Fraga. Los dos últimos fallecieron en el desembarco a Santa
Ponza, en 1229. En el reparto de Mallorca actuó Fr. Bernardo de Champans,
comendador de Miravet, y teniente de maestres Templarios.
Proyecto de conquista de Valencia
En su regreso de Mallorca, el monarca de la casa Aragón se instaló en Zaragoza
la capital del Ebro, desde donde manifestó sus deseos de conquistar Valencia, que en
esos momentos se hallaba muy dividida. El territorio valenciano, se hallaba dividido
en tres zonas señoriales:
- Segorbe, al norte, gobernada por Abu Zayd.
- Valencia, dominada por Sayyan.
- Y Alcira, Játiva y Denia: gobernadas por Ibn Hud de Murcia, que tenía sometidos
a los hijos de Aziz. (Así lo expresa el historiador Leopoldo Peñarroja. Cristianos
bajo el Islam, Madrid, Gredos, 1993, pp. 173-174).
Considerada la conquista de Valencia como una cruzada, y bendecida por el
papa Gregorio IX con una bula especial, el rey de la casa de Aragón convocó cortes en
Monzón, donde la nobleza catalana le ofreció el impuesto de Bovatge, a cargar sobre
cada yunta de bueyes de labor.
La decisión para la conquista de Valencia, parece que fue tomada en Alcañiz, en
1232, en cuya ciudad, don Blasco de Alagón -desterrado que había estado en
Valencia- y el maestre del Hospital fr. Hug de Folcalquer secundaron los deseos del
rey Jaime:
“…dix [don Blasco]... que yo senyor
he stat en la ciutat de Valencia,
be dos anys e pus,
quant vos me gitàs de vostra terra;
e no ha huy deu tan deleytos logar
com es la ciutat de Valencia e tot aquell regne”
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<<<Castillo de Pulpis
La respuesta a la empresa levantina
fue ampliándose, secundada por multitud
de caballeros del sur francés, de Aragón y
de Cataluña. Entre ellos los nobles Blasco
de Alagón, Rodrigo de Lizana, Pedro
Fernández de Azagra, Simón de Urrea,
Blasco Maza y Pedro Cornel por la parte
aragonesa. Guillem de Entenza, Berenguer
de Entenza, Asalit de Gudal, Guillem de
Cardona, Ramon Folch, Guillem de
Montcada, Johan de Pertusa. Sin que
faltaran
los
Caballeros
Templarios,
sanjuanistas, comendadores de Montalbán
y el de Alcañiz, quienes tomaron sin
esfuerzo el término de Murviedro, TorresTorres y Jérica.
<<<Castillo de Almenara
El asedio a Burriana en 1233
permitió una cuña en el territorio al sur del
Castellón donde volvieron a estar bien
presentes los Caballeros del Temple. Por
dicha razón, el rey Jaime les confirma
Chivert, Morella y Benahamet. Ocupada
Burriana, fue nombrado señor de la misma
Pedro Cornel, quien se lanzó sobre las
localidades limítrofes tomando lugares
como: Gisbert, Cervera, Castellón, Borriol,
Les Coves de Aben-Romà, Alcalatén,
Villafamés, Onda, Nules, Uxó y Peñíscola
(conquistada en 1234, pero señorío
Templario desde 1294). También fueron
los Templarios señores de un tercio de
Burriana.
El rey aragonés hizo lo propio que
su súbdito Artal de Alagón con Almenara
e incluso se atrevió a efectuar un
reconocimiento sobre Murviedro, cuando
le salieron al paso las tropas africanas.
<<<Unica imagen que se conserva del
castillo de Segorbe.
En el lugar donde se entablo feroz
combate con grave riesgo de la vida del
monarca, fue plantada más tarde una
cruz. Cruz que había de servir también
como delimitación de cuatro obispados:
Valencia, Segorbe, Tortosa y Mallorca.
Avanzaron las tropas de Jaime I por Alcácer, Silla, Museros y Moncada, dejando a
18
Cullera sin conquistar, (que habría de ser tomada por el Templario fr. Astruc de
Claramunt, posteriormente). El maestre del Temple, Hugo de Monlauro, tomó posesión
del castillo de Moncada en 1235.
El Puig de Santa María
Viendo el monarca que tenía aislada la ciudad de Valencia, decidió establecer el
real en el Puig de la Cebolla o de Santa María, pero que se apresuró a demoler Ben
Zeyyan de Valencia. Igualmente fue ocupado y reconstruido, pues desde ese
montículo por su privilegiada visión sobre Valencia.
Jaime I se ausentó del frente y del Puig para asistir a las Cortes de Monzón de
1236. Dejó la torre del Puig de Santa maría a gente de confianza, como eran los
Templarios, que nunca dejaron de estar a su lado. Estos le fueron fieles consejeros y
excelente brazo armado en la lucha.
Abiertas las Cortes, pidieron a Jaime I que unificara las monedas de sus
territorios a la jaquesa, que recordaba mejor el origen del reino de Aragón con su
antigua capital en Jaca. Obtenidas las ayudas necesarias, regresó al Puig con gentes
recogidas en: Burriana, Tortosa, Tarragona, Huesca, Lleida, y en buen número del
Medio y Bajo Cinca -entonces integrados a Lérida; también de Daroca, Teruel y
Sarrión. El Llibre dels Repartiments de Valencia da una clara idea de la procedencia de
los asaltantes, si bien en los análisis de recuentos publicados, no se tiene en cuenta
que al actual división de provincias entre Lérida y Huesca no se corresponde con las
antiguas veguerías catalanas.
En 1237, D. Blasco de Alagón, señor de Morella, cambió esta ciudad con el
monarca por el señorío de Sástago. Jaime I procedió a acercarse a Valencia con dos
mil caballos y setenta mil infantes. Parece que, nuevamente, destacaron en
vanguardia de la tropa al menos veintidós túnicas blancas con la cruz roja. A estos
caballeros premió Jaime I con los lugares de: Seca, las dársenas de Denia, y las
fortificaciones de Moncada, una parte de la villa de Liria y Oropesa. De inmediato se
produjeron capitulaciones: Almenara, Uxó, Nules, Castro, Paterna y Bulla. A los
Caballeros Templarios correspondió la conquista de los castillos de Ademuz, Sertella
y Castellfabib en la frontera con Valencia, que se les había prometido en 1169, como el
caso de Oropesa.
El ataque general a Valencia debía empezar entre el 4 y el 25 de abril de 1238,
firmándose, al parecer, la capitulación de Valencia el 28 en Ruzafa.
Por Joaquín Salleras Clarió
19
El sitio del Kerak fue un bloqueo armado ocurrido en año 1183, cuando las
tropas del sultán ayubí Salah Ad-Din Yusuf bin Aiub, también llamado Al Malik AnNasir Salah Ad-Din Yusuf I, más conocido como Saladino, dirigidas por el propio
monarca, pusieron bajo cerco el castillo del Kerak, regentado por Reinaldo de
Châtillon, vasallo del Reino de Jerusalén.
El asedio fue levantado cuando acudió
un ejército hierosolimitano en socorro de
la plaza al mando del rey Balduino IV.
La fortaleza del Kerak, situada a
124 kilómetros al sur de Amán,
pertenecía a Reinaldo de Châtillon, señor
de Transjordania, y había sido construida
en 1142 por Pagano el Mayordomo, señor
de Montreal.
Si bien era vasallo del rey Balduino
IV, Reinaldo gozaba de una gran independencia que le permitía establecer por su
cuenta treguas con los estados musulmanes de Tierra Santa, que no dudaba en
romper periódicamente.
El colmo llegó en 1183, cuando después de tomar Eilat armó una flota en el mar
Rojo que dedicó a hostigar a los convoyes de comerciantes y amenazar la ciudad más
sagrada del islam, La Meca. Saladino, líder de la fe islámica, no podía tolerar aquello,
de modo que movilizó su ejército contra la base de Reinaldo, el Kerak.
Desde hacía años los musulmanes habían tratado
de hacerse con el castillo del Kerak, pero nunca habían
logrado atravesar sus defensas. Saladino estaba
decidido a conseguirlo, así que dispuso que nueve
catapultas bombardearan las murallas, tras las que se
habían refugiado los habitantes de la ciudad.
Mientras un intenso ataque de catapultas azotaba
las murallas, en su interior tenía lugar una boda real.
Hunfredo IV de Torón, hijastro y heredero de Reinaldo,
tomó la mano de Isabel de Jerusalén, hermanastra del
anterior. Respetando la ceremonia matrimonial,
Saladino dio instrucciones a sus soldados de que
evitaran disparar sobre la torre donde se casaba joven
pareja, pero dejando continuar la presión sobre el
castillo.
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Algunos mensajeros lograron burlar el asedio y avisaron
del ataque musulmán al rey Balduino IV de Jerusalén.
El rey inmediatamente marchó con una fuerza de socorro,
acompañado por su regente, Raimundo III de Trípoli.
Los cristianos llegaron mientras que las fuerzas de
Saladino
continuaban
luchando
contra
las
pesadas
fortificaciones. A sabiendas de que carecían de tropas para una
batalla, y que corrían el riesgo de ser aplastados entre el ejército
real y los muros del Kerak, huyó.
El rey marchó inmediatamente en ayuda de la plaza,
acompañado por el regente Raimundo III de Trípoli, y los
contingentes Templarios y hospitalarios. A la llegada del ejército
real, las fuerzas de Saladino aún continuaban atacando las fuertes fortificaciones del
Kerak. Viéndose incapaz de hacer frente a dos ejércitos a la vez, más el riesgo de ser
aplastado entre Balduino y las murallas, Saladino prefirió retirarse.
El rey de Jerusalén había conseguido derrotar de nuevo a sus enemigos a pesar
de estar afligido por la lepra. Si bien la suerte de los cruzados estaba ligada a la vida
de su rey enfermo, esta fue una decisiva demostración de fuerza.
Saladino volvió a ser rechazado al volver a avanzar contra el Kerak al año
siguiente, en 1184.
Tras la batalla de los Cuernos de Hattin, toda Palestina cayó en sus manos,
pudiendo dirigir de nuevo su atención al inexpugnable Kerak, que se terminaría
rindiendo por hambre en 1190.
Por JFK
21
Los condes
Ethelfleda, hija de Alfredo el Grande, fue el primer estratega militar que
aprovechó las cualidades defensivas de la zona. Mercia, el reino anglosajón central,
estaba amenazada por invasores daneses y, por ello, en el año 914 ordenó Ethelfleda
construir una muralla de tierra para proteger el asentamiento de Warwick, en la cima
de la colina.
En realidad fue Omar EL GUAPO el responsable del primer auténtico castillo
quien con intención de consolidar la Conquista Normanda en el centro y norte de
Inglaterra, mandó a construir en el lugar un terraplén y posteriormente un fuerte en
1068 con idea de dominar la zona y asegurar sus líneas de suministro.
Henry de Beaumont, en recompensa por su fidelidad, fue nombrado por
Guillermo como condestable, convirtiéndose en el primer Conde de Warwick. Henry,
cambió de nombre durante su mandato, siendo conocido como de Newburgh. Cinco
de sus hijos siguieron sus pasos al heredar el título de Conde de Warwick. Thomas de
Newburgh, el último de ellos en obtener el título, falleció en 1242 sin herederos,
heredando el castillo y sus dominios su hermana Margaret.
El castillo
El primer castillo que hubo en Warwick, consistía en un montículo artificial
encumbrando el acantilado que del río. Completando el montículo había una
empalizada, dentro de la cual se alzaba una torre cuadrada de madera. La cerca estaba
emplazada delante del montículo, separada por un foso. Dentro de la empalizada se
apiñaban los edificios de madera: una sala con el techo de paja, una pequeña capilla,
una cocina, un horno de pan, una cervecería, alojamientos para la tropa, establos para
los caballos, la herrería y la armería.
Segunda fase
Los condes
Margaret de Newburgh se casó con John de Plessis, matrimonio que no tuvo
descendencia, por lo que en1263 el título fue a parar a William Mauduit, primo de la
condesa.
22
Mauduit tuvo la mala suerte de recibir el
condado durante la Segunda Guerra de los
Barones, donde tomó partido por el rey. Esta
opción resultó no fue la más prudente, ya que
Simón de Montfort, conde de Leicester y cabecilla
de los barones rebeldes, tenía su baluarte en el
castillo de Kenilworth, que estaba a sólo 8
kilómetros de distancia.
Mauduit, a pesar de la proximidad de su
enemigo, no se molestó en preparar la defensa del castillo. Por lo tanto no causó
asombro, salvo quizá al propio William, que el gobernador de Kenilworth, atacara el
castillo en 1264, abriera una brecha en las murallas y capturara a Mauduit y a su
mujer, pidiendo por ellos rescate.
William de Beauchamp sucedió a su tío William Mauduit tras la muerte de este
en 1268, iniciando un linaje que duraría 148 años y llevó al castillo a la culminación de
su prosperidad. William de Beauchamp fue popular como caudillo militar a las
órdenes Eduardo I. Ejemplo de la firme importancia de los Beauchamp, es que su hijo
Guy formara parte de un grupo de condes conocidos como los Ordainers.
Preparados para defender sólidamente sus intereses, trataban imponer,
mediante una serie de ordenanzas alguna forma de control sobre la que el rey
Eduardo II, conseguía sus ingresos y regía el reino. Para algunos Ordainers, las
quejas sobre el poder real se centraban en el influjo en la corte de Piers Gaveston, un
caballero gascón amante del rey.
En un instante de elevada rigidez política, en 1312, Gaveston, con la oferta de
que le perdonarían la vida, se rindió a los Ordainers. No obstante, Guy de Beauchamp
se encargó del prisionero y lo encarceló en el castillo de Warwick. Tras un juicio
abreviado, Gaveston fue penado a muerte y decapitado en Blacklow, a las puertas de
Warwick. Aunque Guy sucumbió tres años después, su inmaduro hijo no le sucedió en
el título hasta 1329 por ser menor de edad. Thomas de Beauchamp llegó a la mayoría
de edad poco antes de que estallara la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y
Francia.
El castillo
En 1220, el castillo había sufrido una gran transformación al ser sustituida la
madera por la piedra como material básico en casi todas sus edificaciones. Había
desaparecido la estacada normanda: ahora completaba el montículo lo que se conoce
como “Torreón de la Concha”, una torre circular con rígidos muros almenados y
plataformas desde las que luchaban los soldados. También el fuerte exhibía un nuevo
sistema defensivo. Lo cercaba una muralla de piedra de 7,6 m, reforzada al norte por
dos torres y un imponente zaguán con puente levadizo, y torres adicionales por el
este y oeste. La capilla y la sala desde las que administraba el conde sus estados, ya
eran también de piedra.
Tercera fase
Los condes
En 1337, Eduardo III reafirmó las pretensiones de los Plantagenet al trono de
Francia y, en 1338, comenzó el largo conflicto.
Thomas destacó como uno de los caudillos favoritos del rey. Luchó en Crecy
(1346) y Poitiers (1356) y estuvo entre los primeros caballeros de la Orden de la
23
Jarretera. Su posición en los rangos del ejército inglés era tal que se convirtió en
consejero militar del hijo de Eduardo III, el Príncipe Negro. También fue Thomas quien
empezó la ingente reconstrucción del castillo en el siglo XIV.
El destino de su hijo, Thomas el Joven, estuvo sujeto a las luchas internas y a
las purgas políticas que marcaron el reinado de Ricardo II. En un nuevo
enfrentamiento entre elementos de la nobleza y de la corona, Thomas y otros cuatro
señores obligaron a Ricardo, en el ‘Parlamento Despiadado’ de 1388, a deponer o a
ejecutar a algunos de sus favoritos.
En 1387, Ricardo se vengó. Percibiendo que las circunstancias políticas el
favorecían, llevó a juicio a los señores de 1388. Warwick se confesó reo de traición. Le
desterraron a la Isla de Man y confiscaron sus tierras y su título. Thomas no pudo
reclamar su herencia hasta que el trono e Ricardo fue usurpado por Enrique
Bolingbroke (Enrique IV) en 1399.
El sucesor de Thomas, su hijo Richard, llegó a ser quizá el más prominente de
todos los Beauchamp. Igual que la de su abuelo, la fama de Richard se forjó en una
intensa fase de la Guerra de los Cien Años. Enrique V confiaba tanto en su capacidad
que le nombró tutor de su joven hijo, el futuro Enrique VI.
En 1431, cuando los ingleses pagaron el rescate y se hicieron con la cautiva
Juana de Arco, le tocó a Richard Beauchamp, como Capitán de Caláis, supervisar su
juicio por presunta herejía y su quema en la hoguera en la plaza de Ruan, ciudad del
norte de Francia. La guerra le reportó beneficios a Richard. Desde luego consiguió
dinero suficiente para seguir el costoso programa de reconstrucción del castillo.
El hijo de Richard, Henry, se rio con el futuro Enrique VI. En 1445, el rey nombró
a su amigo de infancia primer Duque de Warwick. Pero también fue el último, ya que el
título desapareció con él al año siguiente.
Henry dejó sólo una hija pequeña, y cuando ella murió a la edad de cinco años,
el ducado y las tierras pasaron a la hermana de Henry, Anne Beauchamp. A finales de
la década de 1440, Anne se casó con Richard Neville, y el linaje de los Beauchamp se
extinguió.
Ningún conde de Warwick tuvo tanto poder en el reino como Neville, aunque
fuera por poco tiempo. A lo largo de la Guerra de las Dos Rosas, Warwick, al ayudar a
deponer Enrique VI y Eduardo IV, se ganó el título de Hacedor de Reyes.
Pero la ambición que le encumbró a tal altura le llevó también a la caída. A la
muerte Neville, derrotado en la batalla de Barnet en 1471, el castillo y las tierras fueron
concedidas por Eduardo IV a su propio hermano, Jorge, duque de Clarence. Clarence
tenía un pasado de deslealtad (en cierto momento había sido aliado de Neville en la
Guerra de las Dos Rosas) y, a pesar de pasarse al bando de Eduardo IV, en realidad
nunca había dejado de codiciar el trono. Sospechoso de intrigar contra Eduardo, fue
encarcelado y muerto en 1478.
El castillo
Durante el siglo XIV y XV, un amplio programa de reconstrucción volvió a
transformar el castillo. Ahora se elevaban al cielo dos colosales torre es que aún
dominan el lado este del castillo; imponiéndose por encima del río estaba la Torre de
César con su base empinada, mientras a la derecha se alzaba la torre de Guy, de doce
lados. Entre las dos quedaba el zaguán, al que se había añadido otra estructura
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defensiva llamada barbacana, que penetraba en el foso y albergaba el puente levadizo.
Punto débil potencial de la defensa del castillo, el flanco sudoeste de la muralla que
da al río se protegió construyendo la Torre de la Puerta del Agua. Unos cuarteles de
dos pisos flanqueaban ahora la Torre de Guy, y se añadieron aposentos extra a la
capilla y la gran sala.
Cuarta fase
Los condes
Un último suceso llegaría al castillo a las
Guerras de las Dos Rosas. Tras la ejecución de
Clarence, su hermano Ricardo de Gloucester (el
futuro Ricardo III), tomó posesión del castillo. Su
mujer, Ana, en la hija pequeña de Neville. El
título de Conde de Warwick fue conservado por
el hijo de Clarence, Eduardo, aunque no le trajo
mucha suerte. Como último Plantagenet (y por tanto posible rival del rey Tudor,
Enrique VII), fue encerrado en la torre de Londres. Allí estuvo desde 1485 hasta 1499,
cuando fue ejecutado supuestamente por conspirar con el segundo de los dos
primeros pretendientes trono, Perkin Warbeck. No habiendo sucesor natural de
Eduardo, el castillo quedó como propiedad de la corona. Bajo Enrique VIII, se hicieron
obras para reforzar los muros que dan al río. En 1547, sin embargo, el joven Eduardo
VI concedió el título a John Dudley, miembro del Consejo de Regencia establecido
para ayudar al rey de 9 años a gobernar en los años inmediatos a la muerte de Enrique
VIII. Desde 1550, el nuevo Conde de Warwick ejerció una inmensa influencia en el
gobierno del país. Pero la mala salud de Eduardo le ponía en una posición no del todo
segura, y la temprana muerte del rey en 1553 dejó a Dudley frente a lo que tanto
tiempo había tenido: la perspectiva de que la hermana de Eduardo, María, ascendiera
al trono. Su reacción, aprobada por Eduardo antes de morir, fue colocar en el trono a
su nuera, Lady Jane Grey. El golpe de estado, contó con poco apoyo y apenas duró
dos semanas. Al final María Tudor reclamó su derecho al trono y Dudley, su hijo
Gildford y Lady Jane Grey fueron ejecutados como traidores.
Bajo Isabel I, que sucedió a María, la familia Dudley volvió a contar con el favor
real. Isabel no solo nombró a Ambrose Dudley, hermano de Gildfor, Conde de
Warwick, sino que además le concedió el castillo. Ambrose murió en 1540 sin
herederos, y la propiedad volvió a la corona. En 1604, Jacobo I regaló el castillo, por
entonces en ruinas, a Sir Fulke Greville, el título de Conde de Warwick, sim embargo
fue concedido a Lord Rich en 1618 y permaneció en su familia hasta 1759.
El castillo
En la década de 1480, el castillo estaba
en manos del Duque de Gloucester, el futuro
Ricardo III, y fue el que ordenó construir una
torre adicional en la muralla norte. Este
enorme edificio de planta cuadrada había de
ser un baluarte defensivo autosuficiente,
medida de seguridad contra posibles motines
de la propia guarnición del castillo. La muerte
de Ricardo en 1485 provocó que no se
construyeran más que dos torres de ángulo,
conocidas como Torre del Oso y Torre de
Clarence y a una altura mucho menor de lo previsto. Durante el reinado de Enrique
VIII, se rehízo la cocina. En el siglo XVI se alzó también la Torre del Espía, y las
secciones bajas de los edificios domésticos a la izquierda de la Gran Sala.
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Por la misma época se reforzó la cara del acantilado natural para distribuir
mejor el peso de las murallas por encima y detener la erosión del suelo de roca por
debajo.
Quinta fase
Los condes
Greville, que ya había servido en cargos públicos a Isabel, fue Canciller del
Exchequer varios años para Jacobo I. Al dejar el cargo en 1621, Greville recibió el
título nobiliario de Barón de Brooke. A raíz de su muerte a manos de su criado
descontento, el dominio pasó a su hijo adoptivo, Robert Greville, el segundo Lord
Brooke. Al estallar la Guerra Civil, fue nombrado Comandante de las Fuerzas
Parlamentarias en Staffordshire y Warwickshire. En agosto de 1642, el castillo, bajo
Sir Edward Peyto, soportó un débil asedio de las tropas reales. Muerto Robert Greville,
en combate en Lichfield, el castillo fue pasando a cada uno de sus tres hijos en unos
pocos años. Primero lo recibió el mayor, Francis y luego el menor, Robert. Ajeno, al
parecer, a las ideas radicales de su padre, Robert intervino en la restauración de la
monarquía en 1660. Igual que Francis, murió sin hijos y entonces le tocó heredar al
tercero de los hermanos. Fulke Greville, el quinto Lord Brooke, fue elegido
parlamentario y ayudó a la reconstrucción de la ciudad de Warwick después de un
desastroso incendio en 1694. El octavo Lord Brooke, Francis Greville, se casó con
Elizabeth, la hermana de Sir William Hamiltom. Se trata de aquel William Hamiltom
cuya mujer, Emma, tuvo unos tempestuosos amoríos públicos con Lord Nelson.
El castillo
Cuando el castillo fue asediado por los realistas de la Guerra Civil inglesa, se
adoptaron varias medidas defensivas. Se colocaron cañones en el montículo y se
establecieron posiciones de tiro en el cuarto de guardia en lo alto de la Torre de Guy.
Quedó en píe el lado este del torreón de la concha, el muro de piedra semicircular de
la cima. Para 1670, se habría construido el edificio que ahora alberga Muerte o Gloria,
al principio usado como lavandería y cervecería, aledaño a la muralla este, entre la
Torre de César y el zaguán.
Sexta fase
Los condes
Al extinguirse la familia Rich en 1759, Francis solicitó y obtuvo el título de
Conde de Warwick, reuniendo así de nuevo título y castillo. En la década de 1750,
encargó a Lancelot “Capability” Brown el diseño paisajístico de los jardines. Su hijo
George Greville mostró igual celo en mejorar el aspecto y el estilo del castillo. Dio los
retoques finales a los Aposentos de Estado y compró muchos de los cuadros y
muebles que ahora se exhiben. Desdichadamente, su entusiasmo era mayor que su
cuenta bancaria. En 1804, se vio obligado a vender fincas lejanas para mantener la
solvencia.
El castillo
El reacondicionamiento de las partes habitadas empezó en el siglo XVII y
continuó en un estilo exuberante a lo largo del XVIII. Además de alguna otra
alteración, se añadió un magnífico comedor a los Aposentos del Estado en 1763.
También hubo muchos cambios elegantes en el parque. El montículo se remozó
atractivamente con dos nuevas torres y un adarve. Los jardines se reacondicionaron
según los planos de “Capability” Brown, quien también diseñó el patio. Se añadió un
portón entre la Torre del Oso y la de Clarence y los terrenos del castillo se ampliaron
por el norte y por el este. En 1796 se construyeron el pabellón de entrada y el camino
principal. Hacia 1800, visto desde fuera, el castillo era como hoy, aunque un incendio
en 1871 obligó a rehacer ampliamente muchos de los aposentos privados.
26
Séptima fase
Los condes
Las finanzas eran menos problemáticas cuando Francis Richard Greville y su
mujer Frances daban sus fiestas de la alta sociedad en la década de 1890. Su hijo
Leopold, conocido como Guy, se casó con Elfrida Marjorie Edén, hermana mayor del
futuro Primer Ministro Anthony Edén, fue corresponsal de Reuters en la Guerra RusoJaponesa de 1905 y después Brigadier General del ejército canadiense en la I Guerra
Mundial. El séptimo Conde Greville, Charles Guy, con el nombre artístico de Michael
Brooke, probó suerte en el mundo de Hollywood. La cima de su carrera fue un papel
secundario en La Escuadrilla del Amanecer (1938), protagonizada por Errol Flynn y
David Niven. También creó una pantalla de cine en el tejado del castillo que aún se
conserva.
El castillo
En noviembre de 1978, su hijo David vendió el castillo de Warwick al Grupo Tussauds.
Desde entonces el Grupo Tussauds ha realizado amplias obras de restauración y ha
abierto al público muchas partes del castillo que antes estaban cerradas. Una vez
restaurada a su diseño original, la Rosaleda Victoriana fue inaugurada por SAR la
Princesa de Gales, Lady Diana en 1986. SM la Reina y SAR el Duque de Edimburgo
hicieron un recorrido por la atracción del Hacedor de Reyes en su visita al castillo en
noviembre de 1996. En esta visita, Su Majestad descubrió también una espada
conmemorativa. En 2002 se abrió por primera vez al público el molino y la central
eléctrica.
Por JMS
27
<<<El pastor, representado en el monumento a la
batalla de Las Navas, en La Carolina (Jaén).
El pastor de Las Navas fue un personaje de
la historia medieval de España que tuvo una
intervención fugaz pero decisiva en vísperas de
la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, guiando
por camino seguro a las tropas cristianas
de Alfonso VIII a través de Sierra Morena hasta el
campamento musulmán de Miramamolín.
La ausencia de datos históricos concretos
que hay sobre este personaje y la diversidad de
opiniones que posteriormente se formaron sobre su
oportuna intervención, hicieron de él un objeto
de leyenda y
de
controversia
historiográfica:
mencionado en las crónicas contemporáneas como
un simple pastor de ganado, lo providencial de su
aparición llevó poco después a considerarle un enviado divino; de nombre
desconocido, tres siglos después del episodio se le asignaron los de Martín Alhaja o
Martín Malo, y cien años más tarde numerosos autores comenzaron a identificarle
con San Isidro.
<<<La península ibérica en 1210.
A principios del siglo XIII, con la península ibérica
inmersa en las guerras de Reconquista que enfrentaban
a cristianos y musulmanes por el control del territorio, se
fraguó una alianza entre los reyes Alfonso VII de Castilla,
Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón, que ayudados
por cruzados europeos y auspiciados por el papa Inocencio
III reunieron un considerable ejército con el que presentar
batalla a las tropas almohades del califa de Al-Andalus
Muhammad An-Nasir, llamado Miramamolín.
En julio de 1212 el ejército cristiano marchó desde Toledo hacia el sur hasta la
actual provincia de Jaén con la intención de librar una gran batalla campal, pero desde
su campamento en Castro Ferral encontró su avance detenido porque las tropas
almohades dominaban las alturas del puerto de La Losa, terreno abrupto en el que las
fuerzas cristianas veían limitada su capacidad de maniobra.
Ante los líderes cristianos se presentó entonces un pastor que se ofreció a
buscarles un paso seguro y accesible a través de Sierra Morena por el que su ejército
podría llegar hasta el enemigo sin ser advertido; tras la desconfianza inicial hacia el
desconocido, éste guio efectivamente a las tropas cristianas, las cuales consiguieron
llegar frente al campamento almohade, que fue contundentemente derrotado en
la batalla de las Navas de Tolosa del 16 de julio de ese mismo año.
28
De la batalla, y de los hechos
ocurridos
los
días
anteriores,
se
conservan tres testimonios de otras tantas
personalidades que hallándose presentes
dejaron constancia escrita de los hechos:
el
arzobispo
de
Narbona Arnaldo
Amalric omitió el episodio del pastor al
relatar la batalla a Inocencio III, pero sí lo
mencionaron el rey Alfonso VIII en su
carta al papa, relatando:
“Y como ya uviessemos afirmado nuestro
proposito a juyzio de cierto labrador, que
Dios embió de repente, en el dicho lugar hallamos otro passo harto facil...”
Y el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada en De rebus Hispaniae,
quien escribió:
“Dios (...) envió un home como aldeano o pastor,
home mal vestido, é parecía que era el vestido de poco
valor, segun su manera de parecer. E dijo que él guardara
tiempo habia su ganado en aquellos montes, é que tomara
por allí en aquel puerto liebres, é conejos. E dijoles que él
les mostraria logar por do pasasen muy bien, é sin peligro
por la cuesta del monte en derredor, é que los llevaria
escondidamente, que aunque los moros los viesen no les
pudiesen empecer ninguna cosa, é que podiamos llegar al
logar que deseabamos para lidiar con los moros”.
A lo largo de la primera mitad del siglo XIII otros
cronistas, que no encontrándose presentes en la batalla
recogieron las informaciones que les llegaron en su misma época, también hicieron
mención del episodio: Lucas de Tuy escribió en Chronicon mundi que «apareció
milagrosamente cierto hombre en trage de pastor de ovejas»; Alberico de TroisFontaines en Chronica Alberici dejó anotado que «cierto varón silvestre enviado de
Dios vino a ellos vestido y calzado de cuero de ciervo sin curtir (...) y los conduxo
milagrosamente por camino fácil»; Juan de Osma relató en la Chronica latina regum
Castellae que “envió entonces Dios bajo la apariencia de pastor a uno...”, aunque más
adelante añadió la noticia de un rumor: “Se cree por los que juzgan con rectitud que
no era "un puro hombre", sino alguna virtud divina”.
Las alusiones al carácter divino de su intervención bien podrían interpretarse
como una fórmula coloquial de los cronistas, bastante frecuente en sus escritos; en la
misma línea escribieron los autores que basándose en gran parte en Jiménez de Rada
y en Lucas de Tuy compusieron la Estoria de España de Alfonso X y las derivadas de
ésta.
El personaje permaneció en el anonimato hasta principios del s. XVI,
cuando Gonzalo Fernández de Oviedo lo mencionó por primera vez bajo el nombre de
Martín Alhaja (o Halaja), añadiendo a la historia el detalle de que el pastor había
señalado el camino valiéndose de unas calaveras de vaca que los lobos le habían
comido recientemente, y de que el rey castellano le había nombrado hidalgo y
otorgado armas en premio por sus servicios, haciéndole así antecesor del linaje de
los Cabeza de Vaca:
29
“Dizen algunos queste ombre se llamava Martín Alhaja...Escriven e testifican
muchos libros antiguos de armería que después de vençida la batalla, el rey Alonso
armó caballero a este ombre e le hizo noble e le puso nombre Cabeça de Vaca. E le dio
por armas siete escaques de gules en campo de oro, e sobre el escudo por timbre,
una cabeça de vaca de gules”.
Nadie sabe de donde pudo sacar este cronista informaciones tan precisas
trescientos años después de los hechos, pero su autoridad en materia histórica llevó
a numerosos genealogistas e historiadores posteriores a dar por buena esta versión,
entre ellos Argote de Molina, Sebastián de Covarrubias, Moreno de Vargas, Francisco
Piferrer o Andrés Cornejo, que incluso habla de un privilegio según el cual los
descendientes de Alhaja tenían derecho a ciertas prebendas; otros, como José
Pellicer de Ossau, José Manuel Trelles Villademoros o Luis Vilar y Pascual, fecharon
el origen de este linaje mucho antes, en tiempos de los visigodos.
Cabe señalar que el nombre de Martín Alhaja no era nuevo en la historia de
España en la época de Fernández de Oviedo: ya circulaba en Cuenca la historia de
otro Martín Alhaja que en 1177 había ayudado a las tropas cristianas a penetrar en la
ciudad ocupada por los musulmanes, probablemente basada en la Estoria de
Conca que un tal Giraldo, titulado canciller del rey, había escrito supuestamente en
1212. Posteriormente la crónica de Giraldo sería convincentemente refutada como
apócrifa.
Otros autores dejaron constancia de otro nombre atribuido al pastor: Martín
Malo; a mediados del s. XIII un personaje del mismo nombre tenía propiedades
en Aceca, al norte de Toledo, aunque su participación en la batalla no está
documentada; todavía una aldea de Guarromán, en la provincia de Jaén, lleva este
nombre, pero hay que tener en cuenta que esta población fue fundada mucho más
tarde, en tiempos de Carlos III.
Más recientemente, en 1980, José María de Areilza redactó un artículo
periodístico en ABC en el que le asignaba el nombre de Martín Halaja y
Gontrán, quizás ironizando sobre la ligereza de Fernández de Oviedo o
confundiéndolo con la novela histórica de Francisco José Orellana, en la que el
protagonista Gontrán es uno de los participantes en la batalla.
<<<San Isidro Labrador.
Otra hipótesis acerca del personaje es la que le identifica
con el madrileño San Isidro Labrador.
Isidro, fallecido en 1172, fue enterrado en el cementerio
de la iglesia de San Andrés de Madrid. El 1 de abril de 1212, tras
haber tenido lugar dos revelaciones sobre su santidad, fue
trasladado al interior del templo, donde fue venerado vox
populi con la anuencia de la iglesia local. En 1562 el Concilio de
Trento dispuso que fuera la Santa Sede quien tuviera potestad
para decidir qué santos y qué reliquias debían ser veneradas, y
la villa de Madrid, que por aquel entonces acababa de ser
elegida como sede de la corte española firmemente católica de Felipe II y necesitaba
de un santo autóctono, comenzó los trabajos para la canonización; en 1593 se
presentó la documentación ante Roma, en 1619 Isidro fue beatificado por Paulo V y en
1622 canonizado por Gregorio XV, celebrándose grandes fiestas en la villa con este
motivo.
30
En 1669 terminó la construcción de la capilla de San Isidro, adyacente a la
iglesia de San Andrés, y los restos fueron trasladados a ella; en 1769 fue llevado a la
iglesia de San Francisco Javier, después renombrada como Colegiata de San Isidro,
junto con el cuerpo de María de la Cabeza, que había sido su esposa en vida; en 1936,
al comienzo de la guerra civil, la colegiata sufrió un incendio en el que se perdieron
numerosas obras de arte, aunque el cuerpo no sufrió daños por haber sido
emparedado.
Según relatan varios autores modernos, tras su regreso de la batalla el
rey Alonso VIII visitó la tumba de Isidro en la iglesia de San Andrés, y hallando
su cuerpo incorrupto, reconoció en él al pastor que les había guiado por los montes,
donando a la iglesia un arca destinada a contener sus restos y erigiendo en su honor
una estatua de madera forrada en plata.
Sin embargo esta es una historia surgida a partir de la canonización del santo:
todos los historiadores que escribieron sobre la batalla antes de la fecha en la que se
iniciaron oficialmente los trámites ante la Santa Sede (1593) hacen referencia al
personaje como a un pastor, un enviado de Dios o ambas cosas a la vez, u omiten su
presencia, pero ninguno de ellos le identifica con San Isidro. Además de los cronistas
medievales y los genealogistas que siguen a Fernández de Oviedo, mencionados
anteriormente, merecen citarse los anales de la época, Bernat Desclot en su Llibre del
rei en Pere d'Aragó, la Crónica de Castilla escrita por encargo de María de
Molina, la Crónica de San Juan de la Peña, Diego Rodríguez Almela, Carlos de
Viana, Rodrigo Sánchez de Arévalo Diego de Valera, Lucio Marineo Sículo en De las
cosas memorables de España, Pedro de Medina, Rafael Martí de Viciana, Pedro de
Alcocer, Esteban de Garibay, Francisco de Rades y Andrada, Luis del Mármol
Carvajal, Argote de Molina, Jerónimo Zurita en los Anales de la Corona de Aragón, el
poeta Cristóbal de Mesa, Juan de Mariana, Pere Antoni Beuter, Sebastián de
Covarrubias o los breviarios de la catedral de Toledo del s. XV. Tampoco hay
referencias a la presencia en Las Navas de San Isidro en su primera biografía
conocida, un códice escrito en latín hacia 1275 por un diácono de nombre Juan
(presumiblemente Juan Gil de Zamora), que contiene una relación de los milagros del
santo hasta esa fecha y seis himnos que se cantaban antiguamente en las
celebraciones de su tránsito.
<<<El arca funeraria, expuesta en la catedral de la
Almudena
Fue solamente a partir de la canonización
cuando numerosos autores defendieron la aparición
del santo en las Navas, entre ellos Juan de
Marieta, Lope de Vega, Alonso de Villegas, Jaime
Bleda, Gil
González
Dávila, Jerónimo
de
Quintana, José
Pellicer
de
Ossau, Antonio
Quintanadueñas, Alonso Núñez de Castro, José Álvarez de la Fuente, Enrique
Flórez, Pedro de Leiva, Nicolás José de la Cruz, José Antonio Álvarez Baena, Manuel
Rosell o Carlos Ros.
Además de la iglesia católica, que en el proceso de canonización aceptó como
hechos ciertos tanto la presencia del Isidro en la batalla como su posterior
reconocimiento por el rey Alonso, aunque sin calificarlos de milagrosos; los
pintores Francisco
Ricci y Juan
Carreño también
dejaron
sendos
cuadros
representando al santo en la batalla y en el momento de ser reconocido por el rey,
pero ambos resultaron destruidos en el incendio de 1936.
31
Simultáneamente, aun después de la canonización otro grupo igualmente
numeroso de historiadores siguieron considerando al personaje un simple pastor,
entre ellos Francisco de Pisa, Pedro Abarca, el cura de San Andrés Juan de
Ferreras, José de Moret, el marqués de Mondéjar, Juan Antonio Pellicer, José
Francisco Ortiz y Sanz, el caballero Florian, Antonio Alcalá Galiano, José Amador de
los Ríos, Pascual Madoz, Modesto Lafuente, el teólogo Vicente de la Fuente, Víctor
Balaguer, Antonio Martín Gamero o Antonio Cánovas del Castillo.
El primero en estudiar en profundidad la posibilidad de que el pastor fuese San
Isidro fue el marqués de Mondéjar Gaspar Ibáñez de Segovia en su Crónica del rey D.
Alonso el Noble, escrita a principios del s. XVIII pero inédita hasta 1783, en la que
calificó la presencia de San Isidro en las Navas como falsa. En la década siguiente a la
publicación de esta obra, la opinión que en ella se sostenía fue impugnada por el
canónigo Manuel Rosell, defensor acérrimo de la aparición del santo, que puso en
duda que la obra fuera de autoría legítima del marqués, ante el silencio del
editor Francisco Cerdá y Rico; Rosell fue a su vez refutado por Juan Antonio Pellicer,
que saliendo en defensa de Mondéjar provocó la réplica de Rosell, que volvió a ser
rebatida por Pellicer, que otra vez fue contestado por Rosell, en un enconado debate
que cargado por ambas partes de argumentos historiográficos, erudiciones, sutilezas
lingüísticas y alusiones personales, dejó la cuestión de la identidad del personaje sin
resolver: ninguna de las partes pudo aportar pruebas concluyentes de que el pastor
fuera San Isidro, ni tampoco de lo contrario.
Se supone que el arca donada por Alonso VIII estaba decorada con varias
escenas de la vida del santo, entre ellas la de su presencia en Las Navas; si esto fuera
así, sería la demostración de que el rey reconoció efectivamente al pastor en el cuerpo
del santo. En los tiempos de la canonización el arca original fue sustituida por una
nueva, de madera, que se encontraba dentro de otra, de orfebrería, que había sido un
donativo del gremio de plateros de Madrid; ambas fueron cambiadas en 1692 por otras
dos, encargadas por Mariana de Neoburgo en agradecimiento por el restablecimiento
de su salud; de éstas, la exterior resultó destruida en el incendio de 1936.
Tras la canonización, el arca supuestamente original fue llevada al Palacio
Arzobispal de Madrid, pero en 1629 Jerónimo de Quintana anotaba la presencia de la
escena de Las Navas en el arca en la iglesia de San Andrés apoyándose en Bleda, que
no lo menciona; en 1772 el arca no estaba en su sitio, según Antonio Ponz; en
1786 José Antonio Álvarez Baena aseguraba haber visto el arca y la escena referida en
la misma iglesia, pero cuatro años más tarde Manuel Rosell describía minuciosamente
el arca sin hallar la escena. En 1993 el arca fue restaurada y trasladada a la catedral de
la Almudena donde todavía se conserva; no se encuentra en ella la escena en
cuestión, pero según estudios recientes no es ésta la original, ya que por su estilo se
considera perteneciente al reinado de Alfonso X, que comenzó cuarenta años después
del de su bisabuelo Alonso VIII.
De las estatuas tampoco se puede extraer conclusión alguna: la que se
encontraba en la iglesia de San Andrés, donada por Alonso VIII, fue despojada en 1510
de la plata que la cubría, que fue vendida para construir el retablo mayor; se supone
que el bulto de madera, ya irreconocible, es el que todavía se halla en la iglesia. La
que a semejanza de ésta mandó erigir Fernando III en 1226 en la capilla mayor de
la catedral de Toledo todavía se encuentra allí, aunque tradicionalmente ha sido
tomada como la representación del pastor, no del santo: cuando el cardenal
Mendoza redactó su testamento en 1494, pidió ser sepultado en la capilla mayor de la
catedral, «donde está la figura del pastor»; de su aspecto es imposible inferir ningún
32
parecido con San Isidro: «la figura, que se dice representar aquel pastor, en la
catedral de Toledo, tiene en las manos una muleta, distintivo en el siglo XII de la
dignidad abacial, que unido a su traje talar, continente y capucha, le hace parecer más
bien un santo abad mozárabe que no un pastor, con perdón de los aficionados a
tradiciones y otras cosas análogas».
“Es tan inútil como imposible pretender indagar o averiguar el modo y causa de
haber aparecido [el pastor] a tan buen tiempo en el ejército cristiano (...) Más de 300
años después del suceso comenzaron algunos a decir que aquel aldeano fue S. Isidro
Labrador; desde entonces hasta nuestros días ha tenido esta opinión contrarios y
defensores. Los autores coetáneos nada dicen ni sospechan de esto. Los muy
distantes no hacen fe histórica por sí mismos”.
Las relaciones de hechos milagrosos ocurridos en
combate no es extraña en la historiografía de la Reconquista;
en la misma batalla de las Navas se habla además de
numerosos prodigios: el paso de la cruz primacial portada
por Domingo Pascual a través de los escuadrones
sarracenos, a cuya visión éstos caían muertos; la aparición
de la cruz en el cielo (en la que posteriormente se basaría la
fiesta del triunfo de la cruz); el estandarte que la virgen María
envió al rey Alfonso mediante el sacristán de Roca
Amador; o el increíble balance de bajas, estimado en 200.000
árabes por 25 cristianos “sin salir gota de sangre de tanto
moro muerto”, que todavía a finales del s. XVIII algunos
autores consideraban correcto. Algunas crónicas también mencionan la presencia en
la batalla del apóstol Santiago, el rey Fernando el Magno, el Cid campeador, el
conde Fernán González y varios ángeles.
Análogamente, a lo largo de toda la guerra, dado su carácter de cruzada
religiosa, también abundan episodios en los que ángeles y santos combaten junto a
las huestes cristianas: San Millán asistiendo a Ramiro II en la batalla de Simancas de
939; el ángel que en tiempos del conde García Fernández sustituyó al caballero
Fernán Antolínez en la defensa de San Esteban de Gormaz en 974; San Jorge en
la conquista de Huesca por Pedro I de Aragón en 1096; San Isidoro apareciéndose en
Baeza a Alfonso VII en 1157 o el diligente apóstol Santiago, que desde su aparición
a Ramiro I en la batalla de Clavijo de 844 se prodigó otras 25 veces en otras tantas
batallas habidas en Europa, África y las Indias. Si entre las filas musulmanas tuvieron
lugar hechos similares, es cosa que se desconoce.
Otros pastores también tuvieron una participación destacada en diversos
episodios bélicos de la historia de España en situaciones similares: en 711 Mugueit
conquistó Córdoba los cristianos guiado por un pastor; en 1177 el ya
mencionado Martín Alhaja mostró a las tropas la entrada a la ciudad sitiada de
Cuenca; en 1472 otro pastor ayudó en la toma del castillo de Cardela por Rodrigo
Ponce de León; en 1477 otro más, de nombre Bartolomé, informó al obispo Alonso de
Fonseca de la ruta a seguir para la conquista de Toro, y más recientemente, en
1704 Simón Susarte guio a las tropas españolas en un frustrado ataque a los ingleses
durante el asedio a Gibraltar.
De Leyendas de España
33
Por los gobernantes, países, organismos, perseguidores…
-Por las autoridades iraníes: para que garanticen a los cristianos la libertad para
profesar su fe, y a la comunidad católica las condiciones esenciales para su
existencia. Oremos
-Por el pueblo de Irán: para que se abra a una auténtica democracia y para que el
progreso técnico que en él se está dando se emplee y sirva para la causa de la paz.
Oremos
-Por el pueblo de Irak: para que, internamente pacificado y libre de toda fuerza y
dominación exterior, pueda avanzar en libertad, paz y prosperidad. Oremos
-Por las comunidades cristianas: para que cuenten con pastores celosos que
aumenten y mantengan vivo el fuego de la fe. Oremos
-Por el gobierno de Orissa, de la india para que garantice la necesaria seguridad a las
minorías y extienda la protección a los líderes y dirigentes religiosos, a sus
seguidores y a los asrhams (lugares religiosos). Oremos.
-Por las autoridades estatales de la India para que tomen necesarias medidas para
asistir, de manera adecuada, a los refugiados que tienen miedo de volver a sus aldeas
a causa de la persistencia de amenazas por parte de los extremistas hindúes. Oremos.
-Por los gobernantes para que no sigan intereses egoístas ni usen la violencia para
imponer sus leyes, sino que sepan defender los derechos de sus ciudadanos
promoviendo el diálogo, la justicia y la solidaridad. Oremos
-Por los gobernantes de las naciones, para que acaben con las situaciones de
esclavitud, persecución y violación de los derechos humanos, a favor de la libertad, la
justicia y la paz. Oremos.
-Por los gobernantes del Sudán, para que alimenten sentimientos de verdad y justicia
que les ayuden a desechar sus actitudes anticristianas y a seguir los principios
positivos del Corán. Oremos
-Por la libertad religiosa en los países donde no existe, para que los que podemos
vivir en esta libertad, seamos el grito de aquellos que sufren persecución y los
gobiernos reconozcan este derecho a todos los creyentes. Oremos
-Por los jefes de Gobiernos, «para que sepan realizar concretamente las esperanzas
que están en los corazones de todos los pueblos: la libertad, la justicia, la paz y la
solidaridad». Oremos
-Oh Madre tierna y misericordiosa, líbranos de todos los sufrimientos, une a los
pueblos en la caridad y en la justicia social, y llévanos a todos al eterno reino de la
Paz. Oremos
34
Por los perseguidos, encarcelados, maltratados…
-Por los cristianos de Irán: para que, abiertos al Espíritu, experimenten el don de la
fortaleza, y den animoso testimonio del Evangelio. Oremos
-Por los cristianos perseguidos de Irak a causa del fanatismo de los seguidores
fundamentalistas y radicales del Corán: para que mantengan con valor su fidelidad a
Cristo. Oremos
-Por los cristian@s de Orissa que sufren persecución y esclavitud por ser de una
religión distinta a la de los que ostenta el poder, para que se haga justicia y se
respeten los derechos de la persona. Oremos.
-Por todos los cristianos de Orissa para que sepan perdonar, olvidar el pasado y se
sientan animados para construir una fuerte e integrada sociedad civil. Oremos.
-Por las personas perseguidas y que sufren violencia por la defensa de los derechos
humanos. Oremos
-Por los cristianos perseguidos del Sudán, para que, con la fuerza de Dios,
permanezcan fieles en su testimonio, y su sangre derramada sea semilla de nuevos
cristianos. Oremos.
-Por los sudaneses y sudanesas que sufren persecución y esclavitud por ser de una
religión y cultura distintas a la de los que ostentan el poder, para que se haga justicia
y se respeten los derechos de la persona. Oremos.
-Por los cristianos sudaneses perseguidos a causa de su fe para que encuentren
fuerzas en Dios y en nuestra solidaridad para cambiar su situación. Oremos.
-Por los que dan a conocer a Cristo en el Sudán, desde el ministerio ordenado, desde
la vida religiosa, o por medio del compromiso laical. Oremos
-Por los cristianos que no pueden manifestar el nombre de Cristo abiertamente, para
que la persecución que están viviendo sea semilla de santidad para la Iglesia. Oremos
-Por todas las religiones que sufren odio, incomprensión o venganza por parte de los
demás, para que la paz en todos los países sea el fundamento de la convivencia.
Oremos
-Por las victimas de todos los terrorismos religiosos, para que con su testimonio y su
sacrificio, nos ayuden a conseguir la paz y libertad religiosa definitiva.
-Por todos los que aún estén padeciendo sufrimientos a causa de su fe cristiana,
«para que a través de la oración puedan experimentar la certeza de la comunión de
toda la Iglesia, y puedan un día recoger en la alegría lo que a lo largo de muchos años
han sembrado en la paciencia y en el amor. Oremos
-María de la Tierra, Virgen Inmaculada, amparo de todas tribulaciones: Tú que has
conocido las pruebas del exilio, la congoja de los que han perdido su hogar, las
dolorosas inquietudes de los refugiados, ¡acude en socorro de todos! Oremos
-María ¡Sé la consoladora y la fuerza de los oprimidos! Dales a los persecutores la luz
para que vuelvan a descubrir la justicia y para que pongan remedio a sus delitos. Haz
que los cristianos entiendan que deben unirse y rezar por los acosados. Oremos.
35
Por la comunidad cristiana, iglesia, organizaciones…
-Pedimos especialmente por los equipos del SIT-España y por todos los que
colaboran con sus oraciones y aportaciones, para que Dios Trinidad nos haga a todos
instrumentos de liberación. Roguemos al Señor.
-Oramos especialmente por los que están llamados a seguir a Jesús como sacerdotes,
pidamos para que ellos tengan la fuerza del Espíritu, anuncien con ardor el Evangelio
y lo vivan con entrega total. Oremos
-Para que el amor de Dios nos mueva todos a comprometernos con valentía y
generosidad por la justicia y la liberación y así cambiemos los sistemas e ideologías
egoístas y destructoras de nuestro mundo. Oremos
-Para que todos aprendamos que el valor y la dignidad del ser humano está siempre
por encima de cualquier otro interés y no nos callemos ante cualquier violación de
este valor instituido por Dios Trinidad. Oremos
-Por todos nosotros, para que abramos el corazón ante el sufrimiento y dolor de
nuestros hermanos perseguidos y nos comprometamos como ciudadanos y
cristianos. Oremos.
-Por los miembros de la Iglesia que están denunciando esta sangrante situación y
mediando en este conflicto, defendiendo los derechos de los demás desfavorecidos,
para que la fe y nuestra solidaridad les ayuden a solucionar esta situación. Oremos
-Por nosotros, para que denunciemos este tipo de persecución y nos comprometamos
a favor de los derechos de las personas. Oremos.
-Para que no nos quedemos indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos
perseguidos y nos comprometamos como ciudadanos y cristianos. Oremos.
-Por todas las personas y organismos que están dando su tiempo y su vida por
denunciar la dramática situación humanitaria de Sudán y atender a las miles de
víctimas y refugiados. Oremos
-Por la Orden Trinitaria, que tiene como carisma fundacional ayudar a los que sufren
persecución a causa de su fe en Cristo, para que los perseguidos encuentren en ella
el apoyo y estimulo de saber que están presentes en nuestras oraciones y
actividades. Oremos
De Laicos Trinitarios
36
37
Edita:
Orden Católica del Templo
Maestrazgo Templario Católico Internacional
www.ocet.org.es
Registrada en el Ministerio del Interior (RNA) Gpo.1 Nº 604098
38
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