Historia de la Ley Nº 20.029 Autoriza la Venta de Lentes para la

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Historia de la Ley
Nº 20.029
Autoriza la Venta de Lentes para la
Presbicia, Sin Receta Médica
Téngase presente
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ordenados conforme su ocurrencia en cada uno de los trámites del proceso de
formación de la ley.
Se han omitido documentos de mera o simple tramitación, que
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no
Para efectos de facilitar la revisión de la documentación de este archivo, se
incorpora un índice.
Al final del archivo se incorpora el texto de la norma aprobado conforme a la
tramitación incluida en esta historia de ley.
Índice
1. Primer Trámite Constitucional: Cámara de Diputados
4
1.1. Moción Parlamentaria
4
1.2. Informe de Comisión de Salud
7
1.3. Discusión en Sala
20
1.4. Discusión en Sala
52
1.5. Oficio de Cámara de Origen a Cámara Revisora
71
2. Segundo Trámite Constitucional: Senado
72
2.1. Primer Informe de Comisión de Salud
72
2.2. Discusión en Sala
83
2.3. Boletín de Indicaciones
105
2.4. Segundo Informe de Comisión de Salud
106
2.5. Discusión en Sala
111
2.6. Oficio de Cámara Revisora a Cámara de Origen
122
3. Tercer Trámite Constitucional: Cámara de Diputados
123
3.1. Discusión en Sala
123
3.2. Oficio de Cámara de Origen a Cámara Revisora
133
4 Trámite Finalización: Cámara de Diputados
134
4.1 Oficio de Cámara de Origen al Ejecutivo.
134
5. Publicación de ley en Diario Oficial
135
5.1. Ley N° 20.029
135
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MOCION PARLAMENTARIA
1. Primer Trámite Constitucional: Cámara de
Diputados
1.1. Moción Parlamentaria
Moción de los señores diputados don Ramón Barros Montero, don Eugenio
Bauer Jouanne, don Sergio Correa de la Cerda, don Julio Dittborn Cordua, don
Marcelo Forni Lobos, don José Antonio Kast Rist, Don Patricio Melero Abaroa,
don Pablo Prieto Lorca, don Carlos Recondo Lavanderos y de don Ignacio
Urrutia Bonilla. Fecha 04 de abril de 2002. Cuenta en Sesión 08, Legislatura
346.
Moción de los diputados señores Prieto, Barros, Bauer, Correa,
Dittborn, Forni, Kast, Melero, Recondo y Urrutia.
Permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica. (boletín
Nº 2903-11)
“1. La presbicia.
Uno de los problemas físicos que afecta con mayor frecuencia a las personas a
partir de los 40 años son las dificultades para leer y ver con claridad objetos
cercanos o muy pequeños. Este problema es conocido médicamente como
presbicia, y dice relación con la dificultad de enfocar objetos cercanos,
producto de la pérdida de elasticidad del lente del ojo, elasticidad requerida
para cambiar el enfoque de objetos lejanos a cercanos.
La presbicia es parte natural del proceso de envejecimiento de las personas y
no es considerada como una enfermedad ocular, sino sólo como una
consecuencia del proceso natural de envejecimiento. Por decirlo en términos
médicos, es una condición fisiológica y no patológica.
2. Elevado precio de los lentes.
La forma más usada para corregir los problemas causados por la presbicia es el
uso de lentes con aumento o con fuerza dióptrica. El problema que se
presenta, principalmente para las personas de más escasos recursos, es que,
de acuerdo a la legislación vigente, sólo es posible adquirir dichos lentes bajo
receta médica y en establecimientos de óptica, lo que hace que el precio de
éstos sea muy elevado.
Dadas las características de la presbicia, en muchos países del mundo se
permite la venta de lentes para corregirla sin receta médica -e incluso se
permite su comercialización en establecimientos tales como supermercados-,
dado que se trata sólo de lentes con aumento, sin que éstos sirvan para
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MOCION PARLAMENTARIA
corregir otros posibles problemas visuales, como la miopía o astigmatismo.
3. Ausencia de efectos secundarios.
Dado que los lentes para corregir la presbicia son simplemente lentes con
aumento, los efectos secundarios que pueden producirse por su uso sin receta
médica son casi inexistentes. De hecho, el usar estos lentes con un aumento
mayor o distinto al necesario o usarlos incorrectamente, sólo podría ocasionar
problemas tales como dolores de cabeza o tensión visual, pero en ningún caso
pueden provocar problemas más complejos a la vista o empeorar la condición
de la presbicia u otra dolencia. En todo caso, la solución a los efectos
mencionados es tan simple como el dejar de usar dichos lentes.
4. Disminución de costos.
De permitirse la venta de lentes para la presbicia sin receta médica, el precio
de éstos disminuiría notoriamente, ya que podrían ser producidos en serie,
aprovechando así las economías de escala que se generarían. Además, se
produciría un ahorro importante al no requerir la visita al médico. De esta
forma, se permitiría el acceso a este tipo de lentes a personas que necesitan
usarlos pero que, por problemas económicos, actualmente no tienen acceso a
ellos.
Otro de los costos asociados a la compra de este tipo de lentes, tiene relación
con la obligación de venderlos sólo en establecimientos de óptica, lo que los
hace menos asequibles especialmente a las personas de menores recursos, ya
que deben recurrir a este tipo de establecimientos, que muchas veces no se
ubican en lugares cercanos a aquellos donde viven o trabajan.
5. Propuesta.
Para solucionar los problemas antes mencionados, se propone liberalizar en
cierta medida el sistema vigente en la materia, autorizándose a los
establecimientos de óptica a fabricar estos lentes sin receta médica, lo que les
permitirá fabricarlos en masa, disminuyendo sus costos y disminuyendo
también su precio de venta a los particulares.
Asimismo, se propone autorizar la venta de dichos lentes en lugares distintos
de los establecimientos de óptica y sin el requisito de la presentación previa de
la receta médica, lo que hará más fácil el acceso a ellos por parte de los
consultorios, quienes además podrán elegir el más adecuado según sus
necesidades.
Por las razones expresadas es que vengo a proponer el siguiente:
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MOCION PARLAMENTARIA
PROYECTO DE LEY
Artículo único.- Introdúcese el siguiente inciso segundo al artículo 128 del
decreto con fuerza de ley número 725, pasando el actual segundo a ser el
tercero:
“Exceptúase del requisito de receta médica establecido en el inciso anterior, la
fabricación de lentes con fuerza dióptrica destinados a corregir problemas de
presbicia. Asimismo, autorícese la venta de dichos lentes en todo tipo de
establecimientos, sin necesidad de presentación de receta médica”.
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INFORME COMISIÓN SALUD
1.2. Informe de Comisión de Salud
Cámara de Diputados. Fecha 09 de septiembre, 2003. Cuenta en Sesión 05.
Legislatura 350.
INFORME DE LA COMISIÓN DE SALUD SOBRE EL PROYECTO QUE
PERMITE LA VENTA DE LENTES PARA LA PRESBICIA SIN RECETA
MÉDICA.
BOLETÍNES Nºs 2903-11 y 3310-11.
HONORABLE CÁMARA:
Vuestra Comisión de Salud pasa a informaros sobre los proyectos del epígrafe,
originados en mociones de los diputados señores Barros, Bauer, Correa,
Dittborn, Forni, Kast, Melero, Prieto, Recondo y Urrutia, el primero, y de los
diputados señores Accorsi, Aguiló, Cornejo, Mora y Robles, el segundo, ambos
en primer trámite constitucional y primero reglamentario.
Con fecha 26 de agosto de 2003, la Comisión acordó en su sesión Nº 56,
refundir ambas iniciativas legales, por abordar la misma materia.
I.-FUNDAMENTOS.
La presbicia afecta generalmente a las personas a partir de los 40 años, y se
manifiesta en dificultades para leer y ver con claridad objetos cercanos o muy
pequeños. Este problema se produce por la pérdida de elasticidad del lente del
ojo. No se considera que sea una enfermedad ocular, sino una consecuencia
del proceso natural de envejecimiento.
Entre las consideraciones que motivaron la presentación de este proyecto, se
pueden mencionar las siguientes:
-El elevado precio de los lentes.
La presbicia constituye un problema principalmente para las personas de
escasos recursos, toda vez que de acuerdo con la legislación vigente, los lentes
correctores sólo se pueden adquirir con receta médica y en establecimientos de
óptica, lo cual resulta sumamente oneroso para ellas. Esto las obliga a
menudo a recurrir a la venta clandestina que se ofrece en la vía pública y en
ferias libres, por personas que no están habilitadas legalmente para hacerlo.
-La experiencia internacional.
Muchos países, entre ellos, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, permiten la
venta de estos lentes para corregir la presbicia, sin receta médica.
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-La ausencia de efectos secundarios.
Los eventuales efectos secundarios derivados del uso de lentes no apropiados,
sólo podrían generar dolor de cabeza o tensión visual, pero ningún otro
problema de mayor complejidad.
-Disminución de costos.
Las ventas sin receta y en cualquier establecimiento podrían reducir los costos
de los lentes.
En este sentido, se ahorraría el costo de la consulta médica como el valor de
compra en un establecimiento de óptica.
II.- CONTENIDO DE LAS MOCIONES
Ambas constan de un artículo único, mediante el cual se cumple el objetivo ya
reseñado, es decir:
-Derogar la exigencia de receta médica para la fabricación de lentes para la
presbicia.
-Autorizar su venta en cualquier establecimiento, sin necesidad de receta
médica.
III.- ANTECEDENTES LEGALES.
1.-El Código Sanitario, en el libro VI regula lo relativo a los laboratorios,
farmacias y otros establecimientos.
Su artículo 128 señala que sólo en establecimientos de óptica podrán
fabricarse lentes con fuerza dióptrica de acuerdo con las prescripciones que se
ordenen en la receta médica correspondiente.
Los establecimientos de óptica podrán abrir locales destinados a la recepción y
al despacho de recetas médicas en que se prescriban estos lentes, bajo la
responsabilidad técnica de la óptica pertinente.
2.-El decreto supremo Nº 4 de 1985, del Ministerio de Salud, fijó el
Reglamento de Establecimientos de Óptica.
Al respecto, el citado decreto regula todo lo concerniente a este tipo de
establecimientos. Específicamente, su artículo 1º al definir que se entiende por
establecimiento de óptica, señala que se trata de todo local donde se expendan
anteojos o lentes con fuerza dióptrica, despacho que deberá efectuarse
exclusivamente bajo receta médica.
3.-El artículo 60 Nº 3 de la Constitución Política, señala que las materias
que son objeto de codificación deben ser reguladas por ley.
De acuerdo con lo anterior y por tratarse de una modificación al artículo 128
del Código Sanitario, sólo cabe concluir que ésta debe efectuarse por ley.
IV.- ANÁLISIS DE LA MOCIÓN
Durante la discusión del proyecto se contó con la participación de las siguientes
personas:
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En representación del Ministerio de Salud, el doctor Rodrigo Salinas; el señor
Tomás Jordán, asesor jurídico, y el doctor Rodrigo Soto, Jefe del
Departamento de Atención Primaria.
En representación de la Sociedad Chilena de Oftalmología; los doctores
Rodrigo Donoso, Presidente; Patricio Meza, Vicepresidente; Gonzalo
Vargas, Secretario; Fernando Barría y Rafael Arratia.
En representación del Colegio Nacional de Ópticos, los señores Romilio
González, Presidente; Max Schilling, Vicepresidente; y el Director Uwe
Koch.
En representación de la Sociedad Científica de Tecnología Médica Oftalmológica
de Chile, el señor Dalibor Razmilic, Presidente.
En representación del Colegio de Tecnólogos Médicos de Chile, la señora Rosa
Oyarce, Presidenta; la señora Cecilia Zumarán, Vicepresidenta, el señor
Gonzalo Jaque, la señora María Isabel Vermehren y Oscar Díaz, del
Colectivo de Tecnólogos Médicos de la V Región y José Baeza, tecnólogo
médico del Hospital Naval.
1.-El Doctor Rodrigo Salinas (Ministerio de Salud)
El objetivo primario de la moción es buscar un bien sanitario, en el sentido de
aliviar la carga de enfermedades o de discapacidad de algunas personas, al
facilitar el acceso a una exoprotésis como es el caso de los lentes para la
presbicia, destacando eso sí el riesgo sanitario que implicaría su aprobación.
Sobre el particular, señaló que era difícil definir lo que era enfermedad, puesto
que es un debate de larga data en que no ha habido consenso.
Existe una serie de síntomas, para los cuales las personas adoptan la decisión
de automedicarse aun cuando implique un riesgo que, en definitiva, es
admitido cuando es inferior a los beneficios que de él se derivan o bien de las
dificultades que se le crean a la persona en caso de regular excesivamente la
protección del riesgo. Por ejemplo, si una persona sufre de cefalea se toma
una aspirina o un analgésico para evitarlo y puede hacerlo porque para su
adquisición no requiere de receta médica.
El riesgo que se corre es que la persona al tomar ese medicamento esté
enmascarando un tumor cerebral y dilatando el diagnóstico y tratamiento
oportuno. El resguardo pasa por exigir que todo analgésico como la aspirina
sea vendida previa receta médica, pero ese resultado no convence a nadie
porque implica causar una carga inadmisible a una cantidad considerable de
personas que están dispuestas a correr ese riesgo a través de una
automedicación responsable.
En lo que dice relación con el proyecto cabe evaluar los riesgos que significaría
la automedicación responsable de un lente para la presbicia. Sobre esta
materia, los detractores de la libre compra de estos lentes señalan que ello
implica dilatar la atención con un profesional calificado como un oftalmólogo
que pudiera detectar la presencia de patologías adicionales, como la
retinopatías o neuropatías o glaucomas, que de ser diagnosticadas
precozmente podrían evitar una ceguera posterior.
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A su juicio, debería ponderarse la evidencia científica sobre el aumento real del
riesgo que existe de enmascarar patologías o de dilatar una consulta
oftalmológica por la compra de lentes para la presbicia y a partir de ello decidir
si se está dispuesto a aprobar una reglamentación que asuma ese riesgo como
admisible en el entendido que la automedicación siempre implica un riesgo y
que existe una cantidad de medicamentos que se expenden sin receta médica.
El Ministerio solicitó la elaboración de un informe sobre estos riesgos, a fin de
poder emitir una opinión sobre el particular.
El uso de las analogías en medicina implica riesgos por lo que debe estar
apoyada con evidencia científica. La automedicación se puede homologar con
el hecho de que una persona se coloque anteojos, para solucionar sus
problemas de vista. Para juzgar la conveniencia de liberar su venta, se debería
contar con evidencia acerca de los riesgos que ello conlleva, tal como se ha
hecho con algunos medicamentos, ya sea tanto para eximirlos de la
prescripción médica como para controlar su venta.
Los riesgos y beneficios de una medida de este tipo surgen del ensayo
científico aleatorio a un grupo de la población y es probable que no se cuente
con estudios de este tipo en el país sino que, probablemente, exista un
seguimiento de países o poblaciones en las cuales se ha autorizado este tipo de
automedicación. Esa información científica externa debe ser insertada en la
realidad nacional.
Sobre la falta del diagnóstico de la presbicia, señaló que más que la ausencia
de un diagnóstico, existe un problema de subtratamiento ya que existe una
gran población que no tiene acceso a un especialista.
En relación con las posibles querellas por ejercicio ilegal de la profesión, en el
caso de la venta de lentes sin receta, ellas no se han materializado porque, no
ha sido considerado un riesgo para la salud pública.
Respecto de la decisión final, se debería contemplar no sólo la evidencia
científica sino que también los recursos disponibles y los valores de la sociedad
en la cual se impone una medida sanitaria.
Sobre los efectos de la autorización de los lentes para la presbicia sin receta
médica, señaló que requerirá una reglamentación adicional sobre la
fiscalización del producto, el cual deberá ser homologable al de los otros
dispositivos médicos en el cual se exige un testeo de la calidad de lo que se
vende a la población.
2.- El doctor Rodrigo Soto (Ministerio de Salud)
Concordó con lo dicho respecto de que parte de la solución para facilitar el
acceso a la atención de los problemas de refracción debe ser atendido en la
atención primaria, pero ello pasa por aumentar el nivel de resolución.
La lista de espera más grande de la atención primaria es la oftalmológica aun
cuando existen grandes avances en varios municipios del país en la resolución
de las listas. Se ha estimado que cerca del 20% de la población requiere
atención oftalmológica una vez al año por vicios de refracción. Si se consideran
los inscritos en atención primaria, esta cifra asciende a 1 millón setecientas mil
personas.
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Al constatar estas cifras se ve que es imposible que se pueda tener
oftalmólogos para entregar esa atención a nivel primario.
Por eso, se
manifestó a favor de la propuesta del Colegio de Tecnólogos Médicos ya que
ello permitiría aumentar la resolución de estos problemas.
Estudios realizados en cada una de las comunas, indican que una persona
demora 241 días promedio en acceder a una atención oftalmológica por vicios
de refracción. Por ello se optó por desarrollar la compra de servicios en
especialidades para la atención primaria. Es decir, se entregan recursos a las
municipalidades para que compren servicios en el sector privado y adquieran
lentes. Este programa ha tenido un buen resultado y los rendimientos siempre
han sido superiores al ciento por ciento.
Actualmente, están entregando 83 mil lentes al año en atención primaria con
un costo muy bajo. La aplicación de este programa, demostró que sólo uno de
cada veinte personas requirió ir a una consulta oftalmológica al nivel
secundario.
La mayoría de las personas que componen las listas de espera es por vicios de
refracción. Sobre el particular, la presbicia constituye uno de los problemas de
refracción por lo que la ley sólo beneficiaría a una parte de las personas que
los padecen, ya que la presbicia se soluciona con un lente con aumento, pero si
se le da el lente equivocado para un vicio de refracción ocasionará molestias a
la persona que lo use aun cuando no le producirá mayor daño.
Señaló, además, que la única solución para resolver las listas de espera es
ampliar la resolución de estas patologías en este nivel por lo que acoge con
agrado la propuesta del Colegio de Tecnólogos Médicos por cuanto ella está en
la misma línea de otras decisiones adoptadas anteriormente como fue la
incorporación de las enfermeras, matronas, kinesiólogos y psicólogos para
determinadas patologías.
Finalmente aclaró que existen listas de espera en la especialidad de
oftalmología en atención primaria por cuanto desde 1998 se inició la atención
en esta especialidad en este nivel se puso en marcha el programa de compra
de servicios para vicios de refracción en atención primaria y ello implicó contar
con información para formar las listas.
3-Los representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología,
señalaron que a partir de los datos que arrojó el censo del año 2002:
-El 6 % de la población requiere el uso de lentes.
-El 0,28% de las personas se declararon ciegas, cifra que aumenta en la
población mayor de 50 años, alcanzado el 50% de este porcentaje.
Otros antecedentes, señalan que:
-Nuestro país requiere de 19 mil consultas oftalmológicas al año por cada
millón de habitantes, considerando solamente a los beneficiarios del sistema
público de salud mayor de 50 años, sobre la base que cada persona efectúa
una consulta, cada tres años.
En relación con la atención primaria, sostuvo que ella había aumentado en
forma considerable. El aumento en las atenciones oftalmológicas alcanza un
15%, sin ningún programa especial de apoyo, con un total de 28 mil consultas
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por millón de habitantes. De ahí, que concluyeron en que la infraestructura,
material y recursos humanos disponibles, podría dar cobertura a todo el
problema refractivo, pero que no se tenían antecedentes sobre el estado de las
patologías.
El diagnóstico del problema de la atención ocular indica que no hay una red
asistencial, y se cree que la demanda que existe en los hospitales se debería a
la falta de atención, motivo por el cual propusieron atender ese tipo de
patologías en ese nivel.
También señalaron que la tasa óptima de oftalmólogos era de uno por cada
treinta mil personas y en el país existe uno por cada veintiún mil personas. El
problema se genera, por cuanto sólo el 26% trabaja en el sistema público de
salud, cifra que comparativamente no es mala.
Respecto de la presbicia, precisaron que se reflejaba en la incapacidad para la
lectura, originado en un proceso degenerativo ocular, descartando que se
tratara de un proceso fisiológico. Comienza alrededor de los 45 años y sólo
puede ser corregido con el uso de lentes. Estimaciones efectuadas señalan que
la presbicia afecta entre el 90 y el 100% de la población mayor de 50 años.
En relación con la prescripción inadecuada, ésta no es inocua, por cuanto ella
sobrecorrige el defecto y puede conllevar a una atrofia irreversible del músculo
ciliar, descompensando ciertos estrabismos encubiertos y produciendo,
además, algunos efectos secundarios, como hipermetropía, cefaleas y fatiga.
También, se refirieron al Programa de Salud Ocular, el cual pretende, entre
otras cosas, posibilitar el acceso a los lentes a través de la entrega en las
farmacias de los consultorios a bajo costo, previa presentación de una receta
médica.
En lo que dice relación con la iniciativa legal, efectuaron consideraciones
relativas a la necesidad de efectuar un diagnóstico de los requerimientos de
lentes para presbicia de la gente que no puede acceder a una consulta ni a su
adquisición, para lo cual se debe considerar a los beneficiarios del sistema
público de salud calificados en los grupos A y B del Fonasa, que tienen entre 50
y 64 años, lo que asciende a un número de 782 mil personas. Se parte de este
universo de personas ya que, objetivamente, es esta población la que necesita
lentes. Entre los 45 y los 50 años pueden seguir leyendo si alejan el texto. El
60% de ellas es presbicia pura, es decir, no presentan otro vicio de refracción,
de lo cual se concluye que un total de 469 mil personas podrían verse
beneficiadas.
De este universo, sólo el 50% de las personas que tienen presbicia necesitan
lentes para corregirla, ya sea porque tienen lentes o se trata de un control. De
lo anterior, se infiriere que 264 mil personas requieren lentes, de los cuales
sólo el 50% necesitan lentes para presbicia. El resto puede seguir
desarrollando su vida en forma normal o se trata de una segunda o tercera
consulta, por lo cual se puede sostener que 117.326 pacientes requieren una
consulta oftalmológica y de lentes.
El sistema público entregará lentes a 80 mil personas, con un costo de 500
pesos cada uno, lo que se traduce en 20 millones de pesos.
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Al permitir la venta sin receta médica, los efectos financieros podrían ser
nefastos, ya que se podrían generar costos mayores, como sería el caso de
una vitectromía compleja, patología asociada a la diabetes, que tiene un costo
de 2 millones de pesos.
En el caso de los diabéticos es muy importante la prevención para detectar la
aparición de patologías asociadas a esta enfermedad y en especial evitar que
queden ciegas. En Chile la población diabética es el 15% de la población mayor
de 40 años. En virtud de lo anterior, una detección precoz de la enfermedad
resulta fundamental para que pueda ser tratada con otros medicamentos y no
tenga secuelas. No obstante, el 0,5% de la población diabética requerirá de
vitectromía retinal compleja.
En razón de lo anterior, se mostraron partidarios de establecer programas de
control, ya que la prevención de estas patologías permitiría financiar la compra
de lentes para presbicia para las personas de menores recursos.
En suma, manifestaron que los efectos del proyecto a futuro, serían, nefastos,
especialmente, por el aumento de las patologías que requerirán
procedimientos más complejos y onerosos por falta de prevención.
En otro orden de ideas, señalaron, además, que al liberar la venta de lentes
para presbicia se dejará de diagnosticar o se hará tardíamente el 20% de las
prevalencias de patologías sobre 40 años. Del 2 al 4% de la población sufre de
glaucoma. Entre el 5 y el 46% padece de cataratas. El 1,5% sufre de
degeneración macular relacionada con la edad y el 10 al 20% tiene rinopatía
diabética, cifras que han podido ser constatadas en los distintos operativos
ejecutados.
La iniciativa legal no beneficia a las personas de menores recursos, porque
quedan indefensos, y con altas posibilidades de quedar ciegos, ya que el 78%
de la población sobre 45 años concentra la mayor cantidad de personas con
ceguera de acuerdo al último censo.
El Programa de Salud Ocular pone énfasis en la atención primaria de salud con
lo cual sólo se atendería a nivel secundario y terciario sólo las patologías que
requieran un tratamiento de mayor complejidad y no el simple examen para
recetar lentes para presbicia.
El costo de este programa en la atención primaria es casi inexistente por
cuanto sólo implica la realización de un examen muy simple para descartar el
vicio de refracción el que puede ser realizado por cualquier auxiliar de
enfermería, enfermera o, idealmente, por un tecnólogo médico.
En suma, se recalcó la importancia de la atención oftalmológica a nivel
primario a fin de dar curso a la lista de espera de 150 mil personas, ya que la
mayoría de las patologías serían resueltas en ese nivel y ello no
necesariamente requiere de un médico especialista ya que se podría hacer con
tecnólogos médicos oftalmológicos, bajo la supervisión del médico respectivo.
Sobre la experiencia de otros países, se señaló que la realidad nacional no era
comparable con la de Estados Unidos, por ejemplo, por lo que se mostraron
partidarios de facilitar el acceso y no liberar la venta de lentes.
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4.-Los representantes del Colegio Nacional de Ópticos, se manifestaron
favorables a la iniciativa legal, haciendo hincapié en la necesidad de
perfeccionar el programa de salud visual integral de manera de incorporar la
detección, prevención, promoción y educación de la población respecto de los
problemas visuales.
En otro orden de materias, se aclaró que en Chile no existen estudios
específicos respecto de los problemas de refracción, por lo que se han tomado
los de Colombia, lo que se han aplicado a la población chilena. Entre el 42 y el
52% de la población debería usar lentes para corregir vicios de refracción,
entre los que se incluye la presbicia.
De acuerdo con las cifras que maneja la Sociedad Chilena de Oftalmología, el
16% de la población usa lentes, de donde se podría concluir que existe una
gran demanda insatisfecha. Haciendo una proyección al año 2010, está cifra
aumentaría a 8 millones 150 mil chilenos, aproximadamente.
A vía ejemplar, se citó el caso del Hospital Roberto del Río de Santiago, donde
existen 5 mil niños en lista de espera, con las obvias consecuencias que ello
implica, y especialmente con efectos en su escolaridad por problemas de
visión.
Por otro lado, la experiencia internacional señala que los defectos ópticos
como la presbicia se corrigen en Estados Unidos, Australia, Inglaterra y otros
países, desde principios del siglo pasado en las ópticas atendidos por
optometristas. Actualmente, en toda Europa, a excepción de Francia, este
defecto se soluciona con un examen óptico, muy simple, realizado por un
optometrista.
En consideración a las largas listas de espera, los oftalmólogos deberían
dedicarse a resolver las patologías más complejas dejando la realización de los
exámenes de detección de los vicios de refracción a los técnicos como los
optometristas o tecnólogos médicos.
Sobre el ámbito de aplicación del proyecto, se manifestaron partidarios de
ampliarla a todos los vicios de refracción, ya que la aplicación de estas
medidas no implicará mayores recursos para el sistema público de salud por
cuanto el instrumental existe en casi todo el país. Para ello, bastaría que se
autorizara a los ópticos o tecnólogos médicos a entregar lentes para subsanar
vicios de refracción, haciendo presente eso si que no están facultados para
realizar exámenes visuales que permitan detectar patologías asociadas a los
vicios de refracción.
5.-Sociedad Científica de Tecnología Médica Oftalmológica.
Precisaron que el tecnólogo médico con mención en oftalmología aplica sus
conocimientos específicos en bioestructura, física oftalmológica, fisiología y
fisiopatología ocular en el estudio y tratamiento morfofuncionales del sistema
neurovisual y de las alteraciones visuales provocadas por enfermedades
sistémicas, congénitas y alteraciones adquiridas.
El Colegio realizó un estudio sobre la distribución de los tecnólogos médicos
por sector laboral y se constató que el 23% de ellos se desempeña en la
atención privadas en el ámbito de la atención hospitalaria, se encuentra el
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INFORME COMISIÓN SALUD
67%.
Sin embargo, en el sistema público de salud los tecnólogos se
desempeñan en forma mayoritaria en atención hospitalaria con el 77% y en la
atención primaria de salud municipal se encuentra el 14%.
Estas cifras demuestran que el ámbito privado les entrega mayores
responsabilidades en materia de prevención y por consiguiente en la atención
primaria, situación diametralmente opuesta en el sector público.
Para cumplir con los objetivos de la Reforma se deberían priorizar las acciones
que guardan relación con el fomento y promoción de la misma, utilizando la
atención primaria como su estrategia principal.
Recalcó que en el país existen desigualdades de acceso a algunas
especialidades médicas, por lo que precisó que era muy difícil garantizar
equidad cuando se requiere de la atención de especialidades médicas para el
monitoreo y diagnóstico, como ocurre con algunas patologías del área
oftalmológica, cuyos principales afectados son la población en edad escolar y el
adulto mayor.
Si bien es cierto que este tipo de patologías no presenta riesgo de muerte, no
es menos cierto que son altamente determinantes de la calidad de vida de las
personas afectadas y de un costo social muy alto para nuestro país.
El Colegio ha efectuado algunas evaluaciones respecto de los efectos que
implica el no contar con la atención oportuna de oftalmología en el sistema
escolar, comprobándose que muchos de los problemas de aprendizaje
detectados en los escolares en su primer ciclo de educación en el colegio, están
relacionados con problemas de visión, los que debieran ser detectados
precozmente, en la etapa preescolar, con lo cual se evitarían innumerables
problemas de deserción escolar, entre otros, especialmente porque no tienen
un buen rendimiento académico.
La tasa de retorno de una inversión como ésta es muy alta puesto que la
calidad de la salud y de la educación son pilares fundamentales de las
expectativas de vida de un niño.
Por ello, los profesionales expertos podrían desarrollar estrategias de
monitoreo a toda la población que ingresa al sistema educacional, incluso en la
etapa preescolar con mayor efectividad y cobertura que el que entrega la Junta
Nacional de Auxilio Escolar y Becas, previniendo de esta forma los problemas
no diagnosticados, que sin lugar a dudas constituyen un alto costo para
nuestra sociedad.
El señor RAZMILIC, agregó que la Sociedad Científica de Tecnología Médica
Oftalmológica y el Colegio de la orden compartían los objetivos de las
mociones, de otorgar acceso fluido de la población, a elementos que mejoren o
devuelvan su calidad de vida.
Como especialista en oftalmología ratificó que el lente de presbicia no produce
trastornos oculares y, por lo tanto, el facilitar su acceso constituye una buena
iniciativa.
Precisó que la única fuente de datos que existe en estos momentos es un
estudio realizado en Colombia por especialistas optométricos en un millón de
personas y que ha sido extrapolado a la realidad chilena al año 2002.
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El proyecto beneficiaría a 2 millones y medio de personas que correspondería a
los eventuales présbitas contra 6 millones de personas que padecen defectos
refractivos.
Es decir, igualmente existirían 4 millones de personas que
necesitan una solución a sus problemas de refracción. Si esta cifra se proyecta
al año 2006, existirán 7 millones y medio de personas con vicios refractivos y
casi 3 millones con problemas de presbicia.
Los informes de la Sociedad Chilena de Oftalmología indican que el 26,38% de
sus afiliados se desempeñan en el sector público y que el 73,62% desarrolla
funciones en el sector privado por lo que se puede concluir que la atención de
estos profesionales es mínima con los consiguientes problemas de acceso a la
atención oftalmológica.
Estudios realizados en España indican que existen más de 11 mil optometristas
y 5 mil oftalmólogos, por lo que la relación de pacientes en optometristas es de
uno cada 3.700 pacientes y de oftalmólogos es 1 cada 8 mil pacientes.
En Chile existe un oftalmólogo por cada de 67 mil pacientes en el área pública
y uno cada 5 mil en el sector privado. Por lo tanto, si se incorpora otro
profesional para la resolución de los problemas refractivos se bajaría la
relación, para esta patología, de un profesional por cada 14 mil personas.
Solicitaron evaluar la posibilidad de facultar a los tecnólogos médicos de la
especialidad de oftalmología, hacerse cargo de la promoción, prevención y
pesquisa de la totalidad de los vicios de refracción, tomando en consideración
su formación curricular.
El examen que realice un tecnólogo médico no sólo detecta problemas de
presbicia sino que puede solucionar todos los problemas de refracción ya que
está capacitado para resolver otras patologías oculares. Es decir, el examen
no sólo permitirá entregar o recomendar el lente adecuado sino que también
podrán derivar al oftalmólogo los casos que así lo requieran como cirugías o
patologías de la visión.
La utilización de un lente présbita no presenta problemas si es que claramente
se padece de presbicia, siempre y cuando no tenga adicionado algún vicio
refractivo, y no sufrirá por ello ningún trastorno visual. Por el contrario, si
tiene un defecto refractivo y se corrige con un lente de presbicia lo más
probable es que sufra algún trastorno visual que será solucionado por el solo
hecho de no usar ese lente pero si lo usa no le va a producir ninguna otra
enfermedad ocular.
Por último señaló que la formación profesional de los ópticos especialistas o
técnicos está más relacionada con el campo de la física y no están relacionados
con el área de la salud, ni con fisiopatología ocular o fisiología o patología
ocular, por lo que piensa que no están capacitados para detectar estas
patologías aun cuando puedan entregar lentes ya que su función es hacer la
refracción como el contactólogo.
El señor JAQUE (Abogado del Colegio de Tecnólogos Médicos) expresó que el
Código Sanitario establece, con precisión, que la receta de lentes es un
diagnóstico, es decir, es función privativa de los médicos, por lo que los
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tecnólogos están legalmente impedidos para extender recetas con potencia
dióptrica.
Aclaró que el impedimento para realizar los exámenes correspondientes y
determinar que tipo de lentes necesita una persona que padece vicios de
refracción es de orden legal y no técnico, por cuanto los tecnólogos con
mención en oftalmología están capacitados para realizarlos y determinar que
tipo de patologías sufre y derivarlo al oftalmólogo cuando la patología sea
distinta a un vicio de refracción.
Por otra parte, en relación con la propuesta de la Sociedad Científica de
Oftalmología, Programa de Salud Ocular, hizo constar que la atención primaria
comenzó a otorgar la atención oftalmológica, precisamente, porque acogió una
proposición de esta Sociedad que ofrecieron atención en este nivel. En todo
caso, precisó que dicho ofrecimiento se materializó durante un tiempo y que,
posteriormente, dejaron de concurrir los especialistas dejando sin uso los
equipos que se habían comprado para implementarla.
Es por ello, por lo que el Ministerio optó por la asignación de recursos para la
compra de servicios, y si bien este programa ha sido exitoso aún es
insuficiente. Informó que la lista de espera es tan grande y las cifras que se
desconocen la podrían aumentar más. Aun cuando se destinara a todos los
oftalmólogos a atender en atención primaria no se podría resolver. En razón
de lo anterior, el Ministerio se encuentra estudiando la propuesta realizada por
el Colegio de Tecnólogos Médicos para ampliar la resolución del problema.
Asimismo, hizo presente que están estudiando la propuesta de la Sociedad
Científica de Oftalmología.
En todo caso, anunció que para el próximo año se aumentarán los recursos
para la solución de los vicios de refracción en atención primaria para todas las
comunas del país y que se focalizarán en las personas de menores recursos.
Asimismo, expresó que la labor que cumplen actualmente los tecnólogos con
mención en oftalmología no implica un ejercicio ilegal de la profesión de
médico aun cuando reconoce que la línea divisoria es muy delgada.
En todo caso, expresó que cuando no existe el profesional especialista se ven
enfrentados a una urgencia por aplicación del inciso segundo del artículo 112
del Código Sanitario están facultados para prestar la primera atención y
resolver lo que pueda de acuerdo a sus conocimientos.
La labor del tecnólogo ante una urgencia es determinar si la patología presenta
una urgencia y debe ser resuelto de inmediato o puede esperar hasta el día
siguiente para que lo vea el médico especialista o, sencillamente, resuelve lo
que sus conocimientos le indican, como puede ser la extracción de un cuerpo
extraño del ojo que no presente perforación de la córnea.
La señora VERMEHREN (Ex Presidenta del Colegio de Tecnólogos Médicos)
señaló que en casi todos los países de Europa los que recetan los lentes para
problemas de refracción son los optometristas no los oftalmólogos. Acotó que
la Sociedad de Oftalmología no ha reaccionado de manera expedita frente al
problema y no ha permitido que se aumenten los cupos para la formación de
especialistas ni menos que participen en ella otros profesionales.
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Hizo hincapié en que los tecnólogos médicos con mención en oftalmología
poseen los conocimientos y la capacitación para diagnósticar no sólo vicios de
refracción sino que otras patologías y para su derivación a la consulta del
especialista.
V.-DISCUSION Y VOTACIÓN GENERAL.
Como se señaló ambas iniciativas legales fueron refundidas. Puesta en
votación la idea de legislar, fue aprobada por unanimidad, con el voto
favorable de los diputados señora María Angélica Cristi, y señores Sergio Aguiló
(Presidente accidental), Patricio Cornejo, Patricio Melero, Carlos Olivares,
Alberto Robles. También participaron de la votación los diputados señores
Eugenio Bauer, en reemplazo de Juan Masferrer; Felipe Letelier en reemplazo
de Enrique Accorsi y Pablo Prieto en reemplazo de Marcelo Forni.
VI.-DISCUSIÓN PARTICULAR
Tras analizar todos las opiniones recibidas durante la discusión de la iniciativa,
se presentó una indicación sustitutiva para agregar un artículo 128 bis al
Código Sanitario, que fue aprobada en los mismos términos en que se propone
a continuación:
PROYECTO DE LEY:
Artículo único.- Agrégase en el Código Sanitario el siguiente artículo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la venta de lentes con fuerza dióptrica,
destinados a corregir problemas de presbicia en personas mayores de cuarenta
años, sin receta médica, en todo tipo de establecimientos.
Un reglamento determinará en forma clara y precisa una advertencia sobre los
riesgos que, para la salud ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una
evaluación oftalmológica, en forma periódica”.
VII.-Constancias reglamentarias.
1.-El proyecto no contiene materias de ley orgánica constitucional o de quórum
calificado.
2.-Tampoco contiene normas que deban ser analizadas por la Comisión de
Hacienda.
3.-El proyecto fue aprobado en general por unanimidad.
4.-Se designó diputado informante al señor Patricio Melero.
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INFORME COMISIÓN SALUD
Sala de la Comisión, a 9 de septiembre de 2003.
Tratado y acordado en sesiones de fechas 5 y 26 de agosto, 2 y 9 de
septiembre de 2003, con asistencia de los Diputados señores Enrique Accorsi
(Presidente), Sergio Aguiló, Patricio Cornejo, María Angélica Cristi, Marcelo
Forni, Guido Girardi, Carmen Ibáñez, Juan Masferrer, Patricio Melero, Sergio
Ojeda, Carlos Olivares, Osvaldo Palma y Alberto Robles.
Por la vía del reemplazo asistieron los Diputados señores Eugenio Bauer, Felipe
Letelier, María Eugenia Mella y Pablo Prieto.
Asistieron, además, los Diputados señores Francisco Bayo y Fulvio Rossi.
Jacqueline Peillard García
Secretaria Accidental de la Comisión.
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DISCUSIÓN SALA
1.3. Discusión en Sala
Cámara de Diputados. Legislatura 350. Sesión 13. Fecha 30 de octubre, 2003.
Discusión general. Queda pendiente.
VENTA DE LENTES ÓPTICOS SIN RECETA MÉDICA. Primer trámite
constitucional.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Corresponde conocer, en
primer trámite constitucional, el proyecto de ley, iniciado en moción, que
permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
Diputado informante de la Comisión de Salud es el señor Patricio Melero.
Antecedentes:
-Moción, boletín Nº 2903-11, sesión 8ª, en 4 de abril de 2002.
Documentos de la Cuenta Nº 13.
-Moción, boletín Nº 3310-11, sesión 27ª, en 7 de agosto de 2003.
Documentos de la Cuenta Nº 8.
-Informe de la Comisión de Salud, boletines Nºs. 3310-11 y 2903-11,
refundidos), sesión 5ª, en 8 de octubre de 2003. Documentos de la
Cuenta Nº 1.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Ofrezco la palabra.
El señor FORNI.- Pido la palabra.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Forni.
El señor FORNI.- Señora Presidenta, informo sobre el proyecto de ley que
tiene por objeto permitir la venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
La presbicia afecta generalmente a las personas mayores de cuarenta años de
edad, y se manifiesta en dificultades para leer y ver con claridad objetos
cercanos o muy pequeños. No se considera que sea una enfermedad ocular,
sino una consecuencia del proceso natural de envejecimiento. Por ello, junto
con los diputados señores Barros, Bauer, Correa, Dittborn, Kast, Melero, Prieto,
Recondo, Urrutia, Accorsi, Aguiló, Cornejo, Mora y Robles, presentamos un
proyecto de ley a fin de autorizar la venta de lentes para la presbicia sin receta
médica.
La presbicia constituye un problema principalmente para las personas de
escasos recursos, toda vez que, de acuerdo con la legislación vigente, los
lentes correctores sólo se pueden adquirir con receta médica y en las ópticas,
lo cual resulta sumamente oneroso para ellas. Esto las obliga, a menudo, a
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DISCUSIÓN SALA
recurrir a la venta clandestina ofrecida en la vía pública y en ferias libres por
personas que no están habilitadas legalmente para hacerlo.
La experiencia internacional indica que muchos países, entre ellos Estados
Unidos de América, Inglaterra y Alemania, permiten la venta sin receta médica
de lentes para corregir la presbicia.
La aprobación de esta iniciativa significaría un importante efecto económico
para los usuarios, porque, con la venta sin receta y en cualquier
establecimiento, se podría reducir el costo de los lentes, ya que se ahorraría la
consulta médica y el mayor valor que significa su compra en la óptica.
Durante la discusión de la iniciativa en la Comisión, se estableció la necesidad
de modificar los siguientes cuerpos legales:
El Código Sanitario, ya que su artículo 128 señala que “sólo en
establecimientos de óptica podrán fabricarse lentes con fuerza dióptrica de
acuerdo con las prescripciones que se ordenen en la receta médica
correspondiente.
“Los establecimientos de óptica podrán abrir locales destinados a la recepción y
al despacho de recetas médicas en que se prescriban estos lentes, bajo la
responsabilidad técnica de la óptica pertinente.”.
El decreto supremo Nº 4, de 1985, del Ministerio de Salud, que fijó el
reglamento de establecimientos de óptica. Al definir qué se entiende por
establecimiento de óptica, en su artículo 1º, señala que se trata de todo local
donde se expendan anteojos o lentes con fuerza dióptrica, despacho que deberá
efectuarse exclusivamente con receta médica.
El artículo 60, Nº 3), de la Constitución Política señala que las materias que
son objeto de codificación deben ser reguladas por ley. Por tanto, por tratarse
de una modificación del artículo 128 del Código Sanitario, cabe concluir que
ésta debe efectuarse por ley.
Durante el estudio y la discusión del proyecto en la Comisión, se escuchó a
representantes del Ministerio de Salud, de la Sociedad Chilena de Oftalmología,
del Colegio Nacional de Ópticos, de la Sociedad Científica de Tecnología Médica
Oftalmológica de Chile y del Colegio de Tecnólogos Médicos de Chile.
El doctor Rodrigo Salinas, en representación del Ministerio de Salud, señaló que
el objetivo primario de la iniciativa es buscar un bien sanitario, en el sentido de
aliviar la carga de enfermedades o de discapacidad de algunas personas al
facilitar el acceso a una exoprótesis, como es el caso de los lentes para la
presbicia, pero destacó, eso sí, el riesgo sanitario que implicaría su aprobación.
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DISCUSIÓN SALA
A su juicio, debería ponderarse la evidencia científica sobre el aumento real del
riesgo que existe de enmascarar patologías o de dilatar una consulta
oftalmológica por la compra de lentes para la presbicia y, a partir de ello,
decidir si se está dispuesto a aprobar una reglamentación que asuma ese
riesgo como admisible, en el entendido de que la automedicación siempre
implica un riesgo y que existe una cantidad de medicamentos que se expende
sin receta médica.
Para el doctor Salinas, el uso de las analogías en medicina implica riesgos, por lo
que debe estar apoyada con evidencia científica.
Sobre la falta de diagnóstico de la presbicia, señaló categóricamente que más
que la ausencia de éste, existe un problema de subtratamiento, ya que hoy
gran parte de la población no tiene acceso a un especialista.
En relación con las posibles querellas por ejercicio ilegal de la profesión por la
venta de lentes sin receta, ellas no se han materializado, porque no ha sido
considerado un riesgo para la salud pública.
Sobre los efectos de la autorización de los lentes para la presbicia sin receta
médica, señaló que ese trámite requerirá una reglamentación adicional sobre
la fiscalización del producto, el que deberá ser homologable al de otros
dispositivos médicos, en los que se exige un testeo de la calidad de lo que se
vende a la población.
El doctor Rodrigo Soto confirmó la aprensión de los autores de la moción y de
los miembros de la Comisión en cuanto a que la lista de espera más grande de
la atención primaria es la relacionada con la especialidad oftalmológica, aun
cuando existen grandes avances en varios municipios en cuanto a la resolución
de dichas listas.
Se ha estimado que cerca del 20 por ciento de la población requiere atención
oftalmológica una vez al año por vicios de refracción. Si se consideran los
inscritos en atención primaria, esta cifra asciende a un millón setecientas mil
personas. Al constatar estas cifras, se concluye que es imposible que se pueda
tener la cantidad necesaria de oftalmólogos para entregar esa atención a nivel
primario.
Estudios realizados en cada una de las comunas indican que una persona
demora, al menos, un promedio de doscientos cuarenta y un días para acceder
a una atención oftalmológica por vicios de refracción. Se entregan recursos
para que las municipalidades compren servicios en el sector privado y
adquieran lentes. Si bien ese programa ha tenido un buen resultado, su
cobertura sigue siendo escasa, pues -repito- la mayoría de las personas
inscritas en las listas de espera padecen vicios de refracción.
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DISCUSIÓN SALA
Representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología señalaron que se
requieren diecinueve mil consultas oftalmológicas al año por cada millón de
habitantes, considerando solamente a los beneficiarios del sistema público de
salud mayores de cincuenta años, sobre la base de que cada persona efectúa
una consulta cada tres años.
En cuanto a la presbicia, señalaron que ella comienza alrededor de los
cuarenta y cinco años y que sólo puede ser corregida con el uso de lentes.
Estimaciones efectuadas señalan que la presbicia afecta entre el 90 y el ciento
por ciento de la población mayor de cincuenta años
Manifestaron que, a futuro, los efectos del proyecto pueden resultar nefastos,
en especial por el aumento de las patologías que requerirán procedimientos
más complejos y onerosos por falta de prevención.
En otro orden de ideas, señalaron que el liberar la venta de lentes para
presbicia, se dejará de diagnosticar, o se hará tardíamente, el 20 por ciento de
las prevalencias de patologías sobre 40 años. Del 2 al 4 por ciento de la
población sufre de glaucoma; entre el 5 y el 46 por ciento padece de cataratas;
el 1,5 por ciento sufre de degeneración macular relacionada con la edad, y del
10 al 20 por ciento tiene rinopatía diabética, cifras que han podido ser
constatadas en los distintos operativos ejecutados por la Sociedad Chilena de
Oftalmología.
Según esa organización, la iniciativa legal no beneficiaría a las personas de
menores recursos, porque quedarían indefensas y con altas posibilidades de
quedar ciegos, ya que, de acuerdo con el último censo, el 78 por ciento de la
población sobre cuarenta y cinco años concentra la mayor cantidad de
personas con ceguera.
Los representantes del Colegio Nacional de Ópticos se manifestaron favorables
a la iniciativa legal. Hicieron hincapié en la necesidad de perfeccionar el
programa de salud visual integral, de modo de incorporar la detección,
prevención, promoción y educación de la población respecto de los problemas
visuales.
De acuerdo con las cifras que maneja la Sociedad Chilena de Oftalmología, el 16
por ciento de la población usa lentes, de lo que se puede concluir que existe una
gran demanda insatisfecha. Si se hace una proyección al año 2010, esta cifra
alcanzaría aproximadamente a ocho millones de chilenos.
A vía ejemplar, se citó el caso del hospital Roberto del Río, de Santiago, donde
existen cinco mil niños en lista de espera, con las obvias consecuencias que
ello implica, y, especialmente, con efectos en su escolaridad por problemas de
visión.
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DISCUSIÓN SALA
En consideración a las largas listas de espera, los oftalmólogos deberían dedicarse
a resolver las patologías más complejas, y dejar la realización de los exámenes de
detección de los vicios de refracción a los técnicos, como los optometristas o
tecnólogos médicos.
La Sociedad Científica de Tecnología Médica Oftalmológica recalcó que en el
país existen desigualdades de acceso a algunas especialidades médicas, por lo
que precisó que es muy difícil garantizar equidad cuando se requiere de la
atención de especialidades médicas para el monitoreo y diagnóstico, como
ocurre con algunas patologías del área oftalmológica, cuyos principales
afectados son la población en edad escolar y el adulto mayor.
Si bien es cierto que este tipo de patologías no presenta riesgo de muerte, no
es menos cierto que son altamente determinantes de la calidad de vida de las
personas afectadas, y de un costo social muy alto para el país.
El colegio de la orden ha efectuado algunas evaluaciones respecto de los
efectos que implica no contar con la atención oportuna de oftalmología en el
sistema escolar, comprobándose que muchos problemas de aprendizaje
detectados en los escolares en su primer ciclo de educación en el colegio, están
relacionados con problemas de visión, los que debieran ser detectados
precozmente, en la etapa preescolar, con lo cual se evitarían innumerables
problemas de deserción escolar, entre otros, especialmente porque muchos de
esos estudiantes no tienen un buen rendimiento académico.
La Sociedad Científica de Tecnología Médica Oftalmológica y el colegio de la
orden compartieron los objetivos de las mociones que sirvieron de base para la
presentación de este proyecto, en cuanto a otorgar acceso fluido de la
población a elementos que mejoren o devuelvan su calidad de vida.
Como especialista en oftalmología, el señor Razmilic, representante de la
Sociedad Científica de Tecnología Médica Oftalmológica, ratificó que el lente de
presbicia no produce trastornos oculares y, por lo tanto, el facilitar su acceso
constituye una buena iniciativa.
El proyecto beneficiaría a dos millones y medio de personas, que
correspondería a los eventuales présbitas. Si esta cifra se proyecta al 2006,
existirán siete millones y medio de personas con vicios refractivos y casi tres
millones con problemas de presbicia.
Los informes de la Sociedad Chilena de Oftalmología indican que el 26 por
ciento de sus afiliados se desempeñan en el sector público y que el 74 por
ciento desarrolla funciones en el sector privado, por lo que se puede concluir
que la atención de estos profesionales es mínima en el primero, con los
consiguientes problemas de acceso a la atención oftalmológica.
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DISCUSIÓN SALA
En Chile existe un oftalmólogo por cada sesenta y siete mil pacientes en el
área pública y uno cada cinco mil en el sector privado. Por eso, los
representantes de la Sociedad Científica de Tecnología Médica solicitó evaluar
la posibilidad de facultar a los tecnólogos médicos de la especialidad de
oftalmología para hacerse cargo de la promoción, prevención y pesquisa de la
totalidad de los vicios de refracción, tomando en consideración su formación
curricular.
El señor Gonzalo Jaque, abogado del Colegio de Tecnólogos Médicos, señaló
que el Código Sanitario establece, con precisión, que la receta de lentes es un
diagnóstico, es decir, es función privativa de los médicos, por lo que los
tecnólogos están legalmente impedidos para extender recetas con potencia
dióptrica.
Aclaró que el impedimento para realizar los exámenes correspondientes y
determinar qué tipo de lentes necesita una persona que padece vicios de
refracción es de orden legal y no técnico, por cuanto los tecnólogos con
mención en oftalmología están capacitados para realizarlos.
La señora Vermehren, ex presidenta del Colegio de Tecnólogos Médicos, dijo que
en casi todos los países de Europa los que recetan lentes para problemas de
refracción son los optometristas y no los oftalmólogos. Acotó que la Sociedad de
Oftalmología no ha reaccionado de manera expedita frente al problema y no ha
permitido que se aumenten los cupos para la formación de especialistas ni menos
que participen en ella otros profesionales.
Puesta en votación la idea de legislar, fue aprobada por unanimidad, con el
voto favorable de la diputada señora María Angélica Cristi y de los diputados
señores Sergio Aguiló, Patricio Cornejo, Patricio Melero, Carlos Olivares,
Alberto Robles, Eugenio Bauer, Juan Masferrer, Felipe Letelier, Enrique Accorsi,
Pablo Prieto y de quien habla.
Durante la discusión en particular, se presentó una indicación sustitutiva para
agregar un artículo 128 bis al Código Sanitario, que fue aprobada en los
siguientes términos:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la venta de lentes con fuerza dióptrica,
destinados a corregir problemas de presbicia en personas mayores de cuarenta
años, sin receta médica, en todo tipo de establecimientos.
“Un reglamento determinará en forma clara y precisa una advertencia sobre
los riesgos que, para la salud ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una
evaluación oftalmológica, en forma periódica”.
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Constancias reglamentarias.
La Comisión deja establecido que el proyecto no contiene materias de ley
orgánica constitucional o de quórum calificado, que tampoco contiene normas
que deban ser estudiadas por la Comisión de Hacienda y que fue aprobado en
general por unanimidad.
Se designó diputado informante al señor Patricio Melero, quien no pudo
concurrir a la sesión, razón por la cual lo ha reemplazado quien habla.
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
señor Carlos Recondo.
El señor RECONDO.- Señora Presidenta, en primer lugar, quiero destacar que
la iniciativa que hoy debatimos, presentada el 4 de abril de 2002, se originó en
una moción del diputado Pablo Prieto, quien invitó a otros diputados a
suscribirla. Lo destaco, porque el colega la presentó a los pocos días de
haberse integrado a la Cámara. Asimismo, debo señalar que el 7 de agosto de
2003 -más de un año después- un grupo de parlamentarios, encabezado por el
diputado Accorsi, presentó una moción prácticamente igual. Me parece que en
estos casos deberíamos respetar la iniciativa y creatividad de los autores
originales y no sumarse, como una forma de no quedarse atrás, presentando
otra similar un año después.
Considero que la Comisión de Salud refundió en forma adecuada ambas
mociones, pero lo más importante es que hoy tenemos un proyecto de ley que
esperamos sea aprobado para que se convierta en ley lo antes posible.
Dicho eso, debo expresar que la razón que nos movió a presentar esta moción
junto con el diputado Prieto, fue, fundamentalmente, abordar un problema real
que afecta a los sectores más pobres y desposeídos de nuestra población, en
particular, a los rurales. Quienes representamos a las zonas agrícolas, tenemos
clara conciencia, porque lo constatamos día a día, que este es un problema
permanente que afecta a las personas que viven en los sectores más
apartados.
Como lo señaló el diputado informante, el proyecto apunta a resolver el
problema de la presbicia, que, como bien se ha dicho, no es una enfermedad,
sino una consecuencia del proceso natural de envejecimiento. Es decir, después
de los 40 ó 45 años, todas las personas, cual más cual menos, empiezan a
padecerla, lo que les impide enfocar correctamente la imagen y les crea
dificultades para leer y ver objetos cercanos o muy pequeños.
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Por lo tanto, como estamos ante una situación real que no constituye una
enfermedad, a la que se suma la escasa posibilidad de muchas personas que
presentan cierto grado de presbicia de acceder al sistema público de salud para
conseguir atención con un oftalmólogo, consideramos que, de alguna manera,
debíamos hacernos cargo de ella.
Actualmente, esto se produce, en primer lugar, por falta de especialistas: no
contamos con un número suficiente de oftalmólogos que puedan responder a la
demanda en este tipo de patologías. Mucho menor aún es el número de
especialistas que prestan atención en el sistema público de salud. Imaginemos
por un minuto qué sucede con un poblador de cualquier comuna del sector
rural que presenta síntomas de presbicia. Sabemos que primero debe concurrir
al consultorio más cercano, lo que le significa tiempo y dinero. Una vez en el
consultorio, debe conseguir la derivación a un especialista, la que se otorga, en
promedio, según datos entregados en la Comisión por representantes del
Ministerio de Salud, para los próximos 241 días. Y puedo asegurar que en los
sectores rurales de la Décima Región a los que represento, y en comunas y
poblados de la Sexta y Séptima regiones que todos conocemos, ese tiempo de
espera supera los 365 días; es decir, ese poblador debe esperar más de un
año. Todos sabemos lo que eso puede significar.
La consecuencia de la presbicia es, entonces, que las personas no puedan leer
y dejen de hacer una serie de actividades cotidianas, lo que limita su calidad
de vida.
De la discusión habida en la Comisión y de los informes de los especialistas y
del Ministerio de Salud, concluimos que la presbicia no es una enfermedad y
que queda en evidencia que, en este caso, es muy importante determinar la
relación riesgo-beneficio de la medida propuesta, la cual es muy baja.
¿Qué significa la relación riesgo-beneficio? Voy a dar el mismo ejemplo del
médico representante del Ministerio de Salud. Hoy día, cuando las personas
sufren una cefalea, es decir, un dolor de cabeza, acuden a analgésicos
tradicionales, como la aspirina. A nadie se le ocurriría ir al médico para
conseguir una receta para adquirirla en una farmacia. ¿Por qué? Porque el
riesgo de automedicarse una aspirina o de estar ocultando una patología más
grave es muy bajo. Las personas asumen ese riesgo porque es mínimo y, por
lo mismo, no se exige receta médica para vender una aspirina.
Esa misma lógica es la que aplicamos en el proyecto, al establecer que no es
necesario obtener una receta médica para adquirir lentes que solucionen el
problema de la presbicia, porque la posibilidad de que exista una patología más
grave es muy remota, y el daño que puede provocar en la visión futura de las
personas el uso de lentes inadecuados es muy leve y fácil de corregir. En
consecuencia, la relación riesgo-beneficio refuerza la posibilidad de permitir la
venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
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DISCUSIÓN SALA
Quiero hacerme cargo de un hecho real que constituye un problema de salud.
Me refiere al escaso número de oftalmólogos existentes en el país, lo que
constituye un verdadero círculo vicioso que afecta, fundamentalmente, a los
más pobres, a quienes tienen menos recursos. El bajo número de especialistas,
la reducida cantidad de becas que se otorgan para seguir la especialidad y las
pocas horas que estos profesionales dedican a la atención en el sistema
público, hacen que la mayor oferta se encuentre en la atención privada; pero
como el costo de este servicio es muy elevado, las personas de menores
ingresos no tienen posibilidad alguna de resolver su problema oftalmológico en
forma particular.
Por todas estas razones, consideramos que la iniciativa en discusión es de la
mayor importancia, pues permite resolver un problema que afecta a las
personas de más escasos recursos.
Muchos diputados de la bancada de la UDI hemos desarrollado operativos en
terreno con pobladores de los sectores rurales, en los cuales la gente ha tenido
la posibilidad de acceder a lentes que resuelven su problema de presbicia,
prácticamente sin costo. Es muy impactante vivir esos momentos, cuando, al
ponerse los lentes, las personas prácticamente recuperan la visión y pueden
leer nuevamente, las señoras recuperan la posibilidad de enhebrar una aguja,
todo lo cual produce un cambio en su calidad de vida.
Reitero que el proyecto recoge una necesidad real de nuestra sociedad. Por lo
demás, es una práctica que desde hace muchísimos años se realiza en Europa
y en Estados Unidos de América, donde se pueden adquirir lentes para la
presbicia en cualquier lugar, incluso en aeropuertos, supermercados y librerías.
Estamos dando un importante paso para resolver un problema real de la gente,
pues el uso de lentes adecuados mejora ostensiblemente su calidad de vida.
Por eso, esperamos que la Sala apruebe este proyecto, originado en una
moción parlamentaria.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Sergio Ojeda.
El señor OJEDA.- Señora Presidenta, estamos en presencia de un proyecto
que, de aprobarse, podría traer consecuencias no deseadas.
La presbicia es un problema que quizás no todos conocen; es una condición
visual que nos afecta a todos, a medida que transcurren nuestras vidas.
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Por tratarse de un proyecto que afecta la salud y acarrea consecuencias
sociales, técnicas y legales, no puedo dejar de intervenir esta mañana para
analizar sus principales aspectos.
La iniciativa agrega un artículo 128 bis al Código Sanitario. El artículo 128
dispone: “Sólo en los establecimientos de óptica podrán fabricarse lentes con
fuerza dióptrica, de acuerdo con las prescripciones que se ordenen en la receta
médica correspondiente”.
Además, dispone que dichos establecimientos podrán abrir locales destinados a
la recepción y al despacho de recetas médicas en que se prescriban estos lentes,
bajo la responsabilidad técnica de la óptica pertinente.
El objetivo del proyecto -sus autores presentaron las mociones con muy
buenas intenciones- es eximir la exigencia de la receta médica para la venta de
lentes con fuerza dióptrica. Su artículo único señala: “Autorízase la venta de
lentes con fuerza dióptrica, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años, sin receta médica, en todo tipo de
establecimientos”.
Los argumentos que se entregan para avalar esa disposición son el elevado
precio de los lentes, la experiencia internacional, la ausencia de efectos
secundarios y la disminución de costos. Sin embargo, es absolutamente
contraria a lo que establece la ley vigente, porque preceptúa una exclusión que
tendrá consecuencias desde distintos puntos de vista.
El inciso segundo del artículo único señala: “Un reglamento determinará en
forma clara y precisa una advertencia sobre los riesgos que, para la salud
ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una evaluación oftalmológica, en
forma periódica”.
Algo similar ocurrió a propósito de las restricciones al consumo del tabaco, en
cuya discusión en la Comisión de Salud fuimos categóricos en señalar que para
cautelar la salud de las personas que fuman, tanto en las cajetillas de
cigarrillos como en la publicidad de las industrias tabacaleras, se debe agregar
la advertencia de que el tabaco puede producir cáncer. Si bien todos sabemos
que el tabaco es dañino para la salud, se debe señalar claramente que puede
producir cáncer, para que la gente evite su consumo.
El proyecto autoriza la venta de lentes con fuerza dióptrica sin receta médica,
pero, al mismo tiempo, advierte sobre los riesgos que, para la salud ocular,
puede ocasionar la no concurrencia a una evaluación oftalmológica periódica.
Por tanto -como en el caso del tabaco-, uno se pregunta cuál es el objeto de
establecer dicha autorización.
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El proyecto contiene fundamentos económicos atendibles. No obstante, puede
producir efectos no deseados por sus autores, quienes lo elaboraron con el
objeto de favorecer a las personas de escasos recursos que prescinden de
asistir al oftalmólogo por falta de dinero o debido a las largas listas de espera
en los consultorios comunales. Sus efectos pueden ser más gravosos para las
personas no sólo en términos económicos como en salud.
La presbicia, una condición física de alta frecuencia en la población, que
comienza a afectar a las personas a partir de los cuarenta o cuarenta y cinco
años, como consecuencia del proceso natural de envejecimiento, consiste en la
dificultad para ver correctamente objetos cercanos. Afecta especialmente la
capacidad de lectura, de escritura y cualquiera otra actividad similar. Por lo
tanto, se trata de una condición previsible y natural.
Es discutible si se trata o no de una enfermedad. Si no es una enfermedad, es
una condición natural propia del envejecimiento que suele asociarse a otras
patologías, con consecuencias colaterales. La presbicia lleva implícitas otras
afecciones que, de no ser detectadas a tiempo, pueden provocar un daño
mayor.
La iniciativa va dirigida a personas de escasos recursos, porque las de mayores
ingresos no tienen problemas para ir al oftalmólogo y comprar lentes con
receta. Entonces, ¿podemos aceptar que un gran porcentaje de chilenos sean
excluidos de la obligación legal de concurrir a un especialista antes de adquirir
lentes? El hecho de que se puedan vender lentes sin receta médica, ¿no es
acaso una excepción legal que perjudica y pone en riesgo la salud visual? ¿No
se colocará en grave riesgo de salud a quien recurra a la automedicación o
prescinda de la receta médica para adquirir lentes?
Las personas podrán autorrecetarse lentes para corregir momentáneamente su
problema de presbicia, pero jamás consultarán a un especialista porque no
estarán obligadas. Si no se las obliga, no lo harán. Debe haber un precepto
imperativo, pues, de lo contrario, jamás consultarán a un facultativo y, en
consecuencia, no se conocerán sus problemas subyacentes, con lo cual serán
serios candidatos para engrosar las filas de ciegos, y sabemos de la
importancia de la visión en el rendimiento laboral.
Si no se concurre a un especialista, el Estado deberá cargar con un fuerte
incremento de gastos en la salud ocular de los chilenos, pues deberá tratar sus
problemas en la fase terminal, y financiar operaciones y tratamientos más
largos, complejos y costosos.
La autorización para la venta de lentes sin receta médica en establecimientos
de cualquier tipo provocará gravísimos daños en la salud de la población y hará
desaparecer las atenciones preventivas que toda persona de cierta edad debe
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recibir, sin perjuicio de que se extiendan las patologías de la visión por la
adquisición indiscriminada de lentes, como está ocurriendo.
En resumen, más que autorizar la venta de lentes sin receta médica, deberían
aplicarse verdaderos programas de salud ocular destinados a prevenir y
corregir las patologías y vicios de refracción que se presentan en los chilenos,
de manera de lograr una mejor calidad de vida de miles de compatriotas.
Mi preocupación apunta a señalar algunas situaciones o circunstancias que,
aunque en apariencia sean positivas, pueden implicar riesgos para la salud de
la gente común, de las familias chilenas.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Como todos saben, éste es el
mes de la discapacidad, iniciativa en la que la Cámara de Diputados ha tenido
una activa participación.
En este momento, la Comisión especial de discapacidad está en sesión, y me
corresponde presidir el acto de clausura de todas sus actividades.
Tiene la palabra el diputado Francisco Bayo.
El señor BAYO.- Señora Presidenta, lamento que mi posición sea absoluta y
totalmente contraria al proyecto, porque tengo la convicción de que los
parlamentarios que presentaron las mociones tuvieron la mejor intención del
mundo. Sin embargo, como médico y miembro de la Comisión de Salud, con
mucha experiencia en la materia, no puedo sino oponerme a él, por razones
técnicas, éticas y jurídicas.
Desde el punto de vista técnico, permitir que una persona mayor de 40 años
adquiera lentes ópticos en cualquier establecimiento comercial significa, lisa y
llanamente, hacer realidad la automedicación, que ha sido cuestionada de
modo sistemático por todos los profesionales de la salud y los colegios
respectivos, criterio que comparto.
Los riesgos que conlleva la automedicación permitirían, en este caso y a guisa
de ejemplo, en primer lugar, el uso de una fuerza dióptrica superior a la
estrictamente necesaria para corregir problemas de visión. Una persona, sobre
todo de escasos recursos, puede padecer, sin saberlo, de una catarata inicial.
Si va a un supermercado u otro establecimiento cualquiera, puede comprar
una lupa y ver mucho mejor. Entonces, se quedará tranquila y seguirá usando
la lupa, mientras su catarata continuará aumentando de tamaño, con el
consiguiente perjuicio que le producirá ignorar durante largo tiempo que
padece una patología muy severa desde el punto de vista oftalmológico.
Voy a dar cifras: el 10 ó 20 por ciento de las personas mayores de 40 años que
se beneficiarían, según el proyecto, padece de retinopatía diabética; entre el dos
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y el cuatro por ciento, de glaucoma; cerca del 40 por ciento, de catarata, y el
1,5 por ciento presenta degeneración macular relacionada con la edad. Si las
personas desconocen sus enfermedades y acuden a un supermercado o a otro
establecimiento cualquiera, incluso al boliche de la esquina, a fin de solucionar
su problema, esas patologías graves podrían pasar inadvertidas y se podría
producir un efecto contrario al deseado, en el mediano y largo plazo, mucho
más grave de lo que se quiere corregir con el proyecto que analizamos.
Repito, si las personas se automedican, se corregirá momentáneamente su
problema de visión, pero jamás consultarán para saber qué problema
subyacente puede haber y, por lo tanto, son serias candidatas a engrosar las
filas de ciegos. Por ello, una medida como la que se propone es un error de
grueso calibre que puede acarrear nefastas consecuencias para la salud ocular
de la población, ya que, según los datos que tenemos, la prevalencia de
ceguera no es despreciable.
Además, las detecciones de los problemas de refracción son consecuencia de
un acto exclusivamente médico, común y corriente. Por lo tanto, la
contravención de ese acto significa un atentado a la ética y a todo principio de
prevención presente en todos los quehaceres de la vida, incluyendo, por
ejemplo, nuestras relaciones internacionales, o materias que tienen que ver
con seguridad. Reitero, se vulneraría un principio de precaución indispensable
si queremos mejor salud para los chilenos.
Desde el punto de vista jurídico, voy a recordar lo dicho por un representante
del Colegio Médico, quien, en la parte pertinente, aseveró: Si además se
concluyere que, técnicamente, es objetable para la salud de la población la
prescripción de lentes con fuerza dióptrica por una tienda de venta de lentes, sin
pasar por la consulta médica, cualquier iniciativa en tal sentido constituye una
amenaza a las garantías constitucionales previstas en el artículo 19 de la
Constitución Política del Estado, en sus números 1º, en relación con la integridad
física de las personas, y 9º, inciso cuarto, toda vez que, de no mediar una
modificación de todos los cuerpos normativos citados, entre ellos, el Código
Sanitario, el Estado no estaría garantizando la ejecución de las acciones de la
salud en la forma y condiciones que determina la ley”.
Pudiere también, en lo que concierne al médico especialista, verse vulnerado el
número 16 de la norma citada, sobre libertad de trabajo y su protección, así
como su numeral 21, referido al derecho a desarrollar cualquier actividad
económica lícita, criterio estrictamente jurídico que recuerdo, sostengo y
mantengo.
Por otro lado, ¿cuál es la situación actual en Chile? Según el Ministerio de
Salud, la lista de espera sería de ochenta mil personas. Encuestas recientes de
la Sociedad de Oftalmología, realizadas en los veintiocho servicios de salud,
revelan que esta espera no supera las cuarenta mil personas. Los mismos
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estudios aseguran que el 75 por ciento de los oftalmólogos, es decir, tres de
cada cuatro, están dispuestos a solucionar este problema trabajando en el
sector público e, incluso, en el sector privado, en condiciones estrictamente
favorables para aquellas personas con menos recursos. En este mismo
contexto, se pueden llenar cargos que estén vacantes en la actualidad.
Hoy, en octubre de 2003, existen dos cargos vacantes de médicos
oftalmólogos en Concepción y uno en el hospital del Salvador, y hay médicos
dispuestos a llenarlos. Asimismo, en los próximos días se iniciará un plan
nacional ocular que, con un mínimo aporte, ya sea del Ministerio, de los
servicios de salud o de las municipalidades, puede terminar con las listas de
espera.
También es necesario destacar que en algunos lugares de Chile, como Punta
Arenas, por ejemplo, hay diez oftalmólogos. Pero ¿cuál es el problema? No es
la falta de oftalmólogos ni de recetas, sino la lista de espera de pacientes,
generalmente de escasos recursos, que tienen la receta, pero que llevan meses
esperando obtener sus lentes, cuyo costo -todos lo sabemos- es bajísimo. Aquí
hay un problema que es de responsabilidad del Estado, fácil de solucionar y
que no necesita de una disposición como la que se propone. Insisto en que
debe haber un esfuerzo compartido por parte del Ministerio de Salud, de los
servicios de salud e, incluso, de las municipalidades, porque el plan nacional
ocular que se pone en marcha, como plan piloto, la próxima semana, inédito
en América Latina, permitirá satisfacer las demandas pendientes, sin los
riesgos de la automedicación, idea contenida en el proyecto respecto de la cual
lamento discrepar.
Por último, anuncio que voy a votar en contra del proyecto, porque todo lo que
expresé, en forma sucinta -para no repetir lo que ya se dijo- se refleja en el
texto mismo del inciso primero de su artículo único, que dice: “Autorízase la
venta de lentes con fuerza dióptrica, destinados a corregir problemas de
presbicia en personas mayores de cuarenta años, sin receta médica, en todo
tipo de establecimientos”.
Pero ¿qué establece su inciso segundo?: “Un reglamento determinará en forma
clara y precisa una advertencia sobre los riesgos que, para la salud ocular,
puede ocasionar la no concurrencia a una evaluación oftalmológica, en forma
periódica”.
En el primer inciso se autoriza la venta sin receta médica, pero en el segundo
se advierte: mucho cuidado, porque su salud ocular corre riesgos si no tiene
una evaluación oftalmológica. Ello es total y absolutamente contradictorio.
Por esa razón y por los argumentos que esgrimí en la primera parte de mi
intervención, me opongo con fuerza a este proyecto, sin perjuicio de respetar,
sinceramente, la buena voluntad, el sacrificio y la preocupación que, por la
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salud de los chilenos, evidencian en su iniciativa los colegas firmantes de la
materia en cuestión.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- En el tiempo del Comité Socialista y
Radical, tiene la palabra el diputado Sergio Aguiló.
El señor AGUILÓ.- Señor Presidente, en los tiempos que corren, esta iniciativa
es una de las pocas que ha concitado, al menos en la Comisión de Salud, un
alto nivel de consenso, no obstante las legítimas y ya conocidas opiniones del
diputado Francisco Bayo, que también en su momento vertió en la Comisión.
Sin embargo, antes de hacer algunas reflexiones respecto de las objeciones
que hay sobre el contenido del proyecto, no puedo evitar contestar las injustas
palabras del diputado Recondo, jefe de Comité de la Unión Demócrata
Independiente, quien se ha permitido decir, incluso en contra del informe
presentado a la Sala por el diputado Forni, de su propia bancada, que la
segunda iniciativa presentada fue un plagio de otra anterior, pensada y
elaborada por miembros de la UDI.
Entiendo que no todos en la UDI tengan el privilegio de hablar con su líder, que
está en los cielos, pero todos debieran tener, al menos, la capacidad de hablar
entre ellos, porque tienen teléfonos -“arriba” no los hay(Aplausos).
Entre nosotros podemos utilizar teléfonos o emails. Así, por ejemplo, el diputado
Recondo podría haberle preguntado al diputado Melero sobre esta iniciativa, que
se viene trabajando en la Comisión desde 1997. El diputado Recondo fue
parlamentario al inicio de la transición a la democracia; luego estuvo un tiempo
fuera del Congreso -está en su derecho y, naturalmente, también es el derecho
de sus electores-, por lo que no le correspondió participar en el período en el
que más intensamente trabajamos acerca de la posibilidad de que nuestros
compatriotas pudieran adquirir lentes para resolver su problema de presbicia en
farmacias, librerías o supermercados, como ocurre actualmente en la mayoría
de los países de Europa.
Esta iniciativa se presentó por primera vez en 1997 y, efectivamente, hubo un
acuerdo inicial entre los parlamentarios de la Concertación y de la Oposición.
En esa oportunidad -hay que decirlo-, calaron hondo los argumentos de los
representantes del Colegio Médico de Chile y, particularmente, de la Sociedad
de Oftalmología, quienes manifestaron a la Comisión los tremendos estragos
que podría causar, sobre todo en la salud visual de los chilenos, una medida
como la que hoy estudiamos. Al mismo tiempo, se comprometieron a hacer
amplios operativos médicos en todo el país para que efectivamente los
interesados pudieran conseguir lentes a través de las horas oftalmológicas
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disponibles en los hospitales y consultorios. Pasaron los años
pendiente, en 1997 ó 1998, la tramitación de la iniciativa, porque,
la buena voluntad e intención que tuviéramos, consideramos
afectar, de manera indirecta, la salud de la población a través de
como la que se proponía. Sobre todo, nos alentó la disposición
Médico y de la Sociedad de Oftalmología.
y dejamos
no obstante
muy grave
una medida
del Colegio
Señor Presidente, por su intermedio, quiero decirle al diputado señor Bayo,
quien ha expuesto con toda legitimidad los argumentos del Colegio Médico,
que el tiempo fue despejando, de manera muy poderosa, dos tipos de razones:
por un lado, cada vez tuvimos más información, sistemática y seria, acerca de
que la presbicia es un anomalía, una enfermedad, una patología -no soy
médico- para quienes la sufren, entre los cuales me incluyo. Aquí tengo unos
anteojos que no los compré en ninguna óptica, sino en un lugar común y
corriente.
El señor ÁLVAREZ-SALAMANCA.- ¡Son rascas!
El señor AGUILÓ.- Son rascas, como dice el diputado Álvarez-Salamanca. Los
compré a un precio módico, al que debieran acceder todos nuestros
compatriotas.
Como decía, la presbicia es una enfermedad que no significa ningún riesgo
para quien se automedica. Es como si alguien padeciera de migraña o de
cefalea y comprara en la farmacia -está autorizado por la ley- cualquier
remedio contra ella, o si tuviera un resfrío o gripe y comprara los fármacos
respectivos. Incluso, en relación con otras patologías -y para ello existen las
farmacias-, no todos los medicamentos se expenden en la farmacia sin receta
médica.
Por otro lado, pudimos constatar que en la actualidad, en la mayoría de los
países de Europa se venden muy bien lentes para la presbicia. A esa realidad
podría haber dedicado toda su intervención -fue muy buena- el diputado señor
Recondo, ya que él mismo nos recordaba que este tipo de lentes se vende en
los aeropuertos, en los supermercados, en las librerías y en muchos otros
lugares; porque, efectivamente, la presbicia, según los médicos y los
entendidos, es una limitación a la vista que afecta, en promedio, a los 45 años,
cuando una persona ya no puede distinguir, a una distancia razonable, las
letras del diario o los documentos que normalmente lee y, entonces, requiere
de un par de lentes que dé un aumento a la visión de sus ojos.
Señor Presidente, consultamos a representantes del Ministerio de Salud acerca
de las listas de espera, y la principal razón que nos lleva ahora a aprobar
unánimemente este proyecto de ley es la siguiente constatación: de las listas
de espera por especialistas que existen en todos los hospitales del país, que
están por sobre las 150 mil o 200 mil personas -y digo que hay un rango allí,
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pues no todos los hospitales han hecho las pesquisas de identificación de sus
listas de espera-, sobre el 50 por ciento es estrictamente de oftalmología.
Hay más de 30 especialidades médicas, pero no las nombraremos todas, ya
que nos podemos imaginar a qué tipo de especialidades nos podemos estar
refiriendo. De esas 30 especialidades médicas, con sus respectivos
especialistas, la oftalmología retiene más del 50 por ciento de las listas de
espera. Pues bien, en opinión de representantes del Fonasa y del Ministerio de
Salud, dos tercios de dichas listas pertenecen a personas que deben esperar
uno o dos años, y algunas veces más tiempo, para que un médico se digne
recetarles un par de lentes para la presbicia. Ello no tiene que ver con
glaucoma, con catarata ni con otras patologías más severas o complejas que,
naturalmente, deben requerir la intervención de especialistas para su
tratamiento. De tal manera que lo que ocurre, por lo menos en el sector
público de salud, donde se atiende el 68 por ciento de los chilenos, es la falta
absoluta de especialistas oftalmólogos. Además, existe un comportamiento
muy responsable en esta materia, toda vez que hay un proyecto de ley,
presentado en ese sentido también en la Comisión -otro distinto-, con el
patrocino de diputados de la UDI, de Renovación Nacional y de todos los
partidos de la Concertación. Hemos trabajado estos temas en la Comisión de
Salud, la mayoría de las veces de manera técnica, a sabiendas de que el
Colegio Médico y la Sociedad Oftalmológica se comportan como cartel.
¿Ustedes saben cuántos oftalmólogos al año autoriza la Sociedad Oftalmológica?
¡Uno o dos! ¿Saben que el Ministerio de Salud debe destinar recursos para que
se formen sobre 15 especialistas en oftalmología en España, Perú, México y
Cuba, con recursos del Estado Chileno, pues en las universidades chilenas no se
pueden formar oftalmólogos, porque lo tiene prohibido la Sociedad
Oftalmológica? No lo tiene prohibido en un dictamen con resoluciones, porque
eso, naturalmente, llevaría este tema a la Comisión Antimonopólica, la cual
debería hacer algo al respecto; pero, ciertamente, los oftalmólogos forman a los
oftalmólogos -pues es muy difícil que un traumatólogo forme a un oftalmólogo;
sólo pueden formarlos los pares-, y son ellos los que han impedido que se
formen esos especialistas y que haya suficiente atención. De tal manera que las
soluciones que nos propone el diputado señor Bayo -con la mejor de las
intenciones- son imposibles, irrealizables y completamente fuera de la realidad
de nuestro país.
Mientras no resolvamos el tema de las sociedades científicas y, en particular,
de aquellas que actúan como carteles y que no forman más especialistas con el
objeto de constreñir la oferta y elevar artificialmente los precios de las
consultas a límites increíbles, no podremos resolver el problema de las
consultas no atendidas, tanto oftalmológicas como de otras especialidades.
La Comisión de Salud analizó sistemáticamente el tema durante más de seis
años, y a ella concurrieron parlamentarios de todas las bancadas. Otros países
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pueden tener culturas muy distintas, pero la presbicia afecta con la misma
lógica y con los mismos principios físicos a un español, a un inglés o a un
chileno. Por lo tanto, si los españoles o los ingleses pueden comprar sus
anteojos para la presbicia en un supermercado, no veo por qué los chilenos no
puedan comprarlos de la misma manera a dos mil pesos, en vez de pagar
treinta mil o cuarenta mil pesos, luego de concurrir a la consulta médica
respectiva.
Por las razones expuestas, hemos patrocinado este proyecto y sugerimos a la
Sala su aprobación.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Enrique
Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente, con todo agrado concedo una
interrupción al diputado señor René Manuel García.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor René
Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).- Señor Presidente, anuncio mi voto
favorable a esta iniciativa por una sola razón, y la voy a dar, como se diría en
el campo, con un ejemplo muy simple: pido a las personas que tienen presbicia
y usan lentes, que se los saquen, los dejen sobre el velador y esperen dos
años para que les den una hora para una consulta médica. Me gustaría saber
cómo vivirán durante esos dos años, sin poder ver bien, sin poder leer, ni
hacer cosas simples.
Considero de buena conducta y un acto de humanidad apoyar este proyecto.
Una persona con presbicia y que no puede usar sus lentes es como si estuviera
absolutamente ciega; no puede hacer cosas esenciales. Ésa es una de las
razones que me llevan a votar a favor de esta iniciativa.
Segunda razón. Estuve en Estados Unidos de América. Si hay un país que
protege la salud de sus habitantes es precisamente Estados Unidos de
América. Allí, los lentes para la presbicia se pueden comprar en los
supermercados. Sin embargo, los chilenos no tienen ninguna posibilidad de
hacerlo porque “somos más papistas que el Papa” y nuestra oftalmología es
una especialidad cerrada. Me parece increíble haber estado debatiendo este
proyecto durante seis años y que no haya sido aprobado.
Para una persona con presbicia, el no poder comprar sus lentes es como si le
sacaran los ojos. Por razones humanitarias y porque es fundamental para esas
personas poder ver bien y tener un descanso, votaré favorablemente el
proyecto.
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Por su intermedio, señor Presidente, pido al diputado informante que me aclare
por qué en Chile se ponen tantas trabas para la adquisición de esos lentes, en
circunstancias de que -reitero- en Estados Unidos de América o en Europa se
pueden comprar fácilmente. ¿No será que en Chile se están protegiendo
intereses económicos?
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Aguiló.
El señor AGUILÓ.- La razón es la misma por la que en Chile se viene
discutiendo la ley de divorcio desde hace diez años: existen instituciones que
tienen metida la cola en el Congreso Nacional.
El señor GARCÍA (don René Manuel).- La verdad es que llevo veinticinco años
de matrimonio; he sido muy feliz y votaré en contra del divorcio.
Reitero que por razones humanitarias, votaré favorablemente el proyecto.
Agradezco al diputado Jaramillo la interrupción que me concedió.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Recupera la palabra el diputado señor
Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente, la regulación de esta materia se
encuentra en una norma general del Código Sanitario, dentro de las
atribuciones exclusivas que la ley reconoce y entrega a los médicos. Este
proyecto es una iniciativa de expertos en medicina.
Me hace mucha fuerza el comentario del diputado señor Bayo. Me preocupa y
me mueve a reflexión la aprobación del proyecto.
Recuerdo un reciente reclamo de la Sociedad de Oftalmólogos por la entrega
masiva, sin ningún control, de lentes en mi región. Ello indudablemente nos
oriente hacia lo que comentó un entendido en medicina, como es el doctor
Bayo: no a la automedicación
La iniciativa está inspirada, a mi juicio, en principios muy elementales que hay
que entender: que las personas mayores que sufren de una enfermedad propia
de su edad y absolutamente natural, como es la presbicia, puedan adquirir
lentes sin necesidad de contar con una receta médica. Ello se justificaría en el
hecho de que la cobertura de atención oftalmológica en nuestro país es muy
deficitaria. Por ello, ¿por qué no reconocer la fuerza que me hace también el
comentario del diputado Sergio Aguiló?
En relación con el proyecto, cabe evaluar los riesgos que significaría la
automedicación de un lente para la presbicia.
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La Sociedad Oftalmológica dice, sobre esta materia, que los detractores de la
libre compra de estos lentes señalan que ésta implica dilatar la atención con un
profesional calificado, como un oftalmólogo, que pudiera detectar la presencia
de patologías adicionales, como las retinopatías, las neuropatías o el glaucoma,
que, de ser diagnosticadas precozmente, podrían evitar una ceguera posterior.
Este riesgo aumentaría en las personas que sufren de diabetes, según
comentaba el doctor Bayo.
En el debate en la Comisión, las posiciones han sido encontradas. La sociedad
médica que agrupa a los oftalmólogos ha advertido de posibles efectos nocivos
de la disposición al retardar la consulta precoz a los especialistas, con lo cual
es probable que mucha gente se quede sin la posibilidad de ser diagnosticada
de dolencias mayores que aparecen luego de los cincuenta años, edad en que,
en promedio, se produce la presbicia.
Por otro lado, las autoridades del Ministerio de Salud nos dicen que el asunto
no es tan alarmante, pues esto se autoriza en otros países, y que errar entre
un lente y otro puede ocasionar, a lo más, dolores de cabeza y mala visión,
efectos que no son permanentes en el tiempo.
Como representante de una zona vinculada al mundo rural, veo
frecuentemente cómo miles de adultos mayores se ven impedidos de realizar
actividades tan esenciales como leer, ver televisión o simplemente manipular
objetos de cerca, por carecer de anteojos.
Esta iniciativa legal me causa dudas, pues, según señaló la Sociedad de
Oftalmología, no beneficiará a las personas de menores recursos, quienes
quedarán indefensas y con altas posibilidades de quedar ciegas, ya que, de
acuerdo con el último censo, el 78 por ciento de la población de sobre 45 años
concentra la mayor cantidad de personas con ceguera.
Por estos antecedentes, sin lugar a dudas, preocupa la aprobación de este
proyecto, que está bien inspirado, pues llevaría tranquilidad a tantos que
esperan horas, días y meses -como señalaba el diputado señor García- para
lograr una cita con el oftalmólogo.
La bancada del PPD ha acordado patrocinar y aprobar el presente proyecto.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Pablo Prieto.
El señor PRIETO.- Señor Presidente, como uno de los autores de esta
iniciativa, celebro y agradezco la favorable acogida que ella ha tenido en el
Congreso Nacional, especialmente en la Comisión de Salud especialmente en la
Comisión de Salud, en la que se aprobó por unanimidad.
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La presbiopía, más conocida como presbicia, es uno de los problemas físicos
que afecta con mayor frecuencia a las persona mayores de 40 años, por lo que
no es considerada enfermedad, sino una consecuencia del proceso natural de
envejecimiento. Por regla general, los síntomas se presentan a partir de los
cuarenta y cinco años, cuando es necesario alejar los textos para tener una
mejor visión, problema que se hace progresivo y alcanza su máximo nivel
entre los cincuenta y cinco y 60 años. Para corregir el problema, basta el uso
de lentes de aumento con fuerza dióptrica.
En nuestros distritos rurales, vemos cómo personas adultas, especialmente
mujeres, necesitan utilizar lupas para enhebrar agujas y coser. Los efectos
secundarios por utilizar lentes de aumento para subsanar este tipo de
problemas sin receta médica de por medio son casi inexistentes. De hecho, el
uso de lentes con aumento mayor o distinto al necesario, así como su
incorrecta utilización, solo podría ocasionar dolores de cabeza o tensión visual,
pero en ningún caso problemas más complejos o un empeoramiento de la
presbicia.
Por lo tanto, autorizar la venta de este tipo de lentes para el tratamiento de la
presbicia
sin
necesidad
de
presentar
receta
médica
disminuirá
considerablemente su costo, lo que significará un importante ahorro en salud
para las personas, especialmente para aquellas de escasos recursos. Si se
considera que una persona recibe una pensión asistencial que bordea los 37
mil pesos, es fácil comprender que jamás podrá llegar a la consulta
oftalmológica, cuyo costo, al menos en provincia, es de entre 15 mil a 20 mil
pesos. Si a eso se suma el costo de los lentes, que alcanza los 12 mil o 13 mil
pesos, menores serán las posibilidades de acceder a una solución inmediata a
su problema visual. Es decir, el proyecto da una solución real a las personas
más necesitadas.
Durante la campaña electoral fui criticado por entregar este tipo de lentes a
personas de escasos de recursos. Ello obedeció al deseconocimiento del tema y
por la falsa creencia de que el mal ocular que se pretende sanar podría
empeorar con una solución equivocada. Estos lentes, reitero sólo aumentan el
tamaño de las imágenes, pero no corrigen el problema visual, que deriva de la
edad y del normal proceso de envejecimiento.
De allí la importancia de la iniciativa legal en estudio, ya que son miles los
chilenos que necesitan simplemente lentes con aumento que les permitan ver
la vida con más optimismo.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Edmundo
Villouta.
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DISCUSIÓN SALA
El señor VILLOUTA.- Señor Presidente, en la última campaña parlamentaria uno lo dijo el diputado Prieto- fue una práctica generalizada entre los
candidatos la distribución gratuita de esos lentes para congraciarse con el
electorado. A raíz de eso, el ex diputado Arratia me comentó los peligros que
implicaba el uso indiscriminado de lentes sin receta médica y sin una consulta
médica especializada.
En mi opinión, el proyecto no precave este peligro para la visión de las
personas, porque no es suficiente que señale: “Un reglamento determinará en
forma clara y precisa una advertencia sobre los riesgos que, para la salud
ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una evaluación oftalmológica, en
forma periódica.”
Por otra parte, su inciso primero establece: “Autorízase la venta de lentes con
fuerza dióptrica, destinados a corregir problemas de presbicia en personas
mayores de cuarenta años, sin receta médica, en todo tipo de
establecimientos.” O sea, queda abierta la posibilidad de que se entreguen
estos lentes en cualquier negocio de barrio, sin querer desprestigiarlos.
Entonces, ¿quién puede garantizar que una persona mayor de cuarenta años
que los compre está procediendo bien? No hay seguridad de ello. Puede ser
que algunas personas tengan la precaución de consultar cuando les duele la
cabeza por el empleo de lentes. Los especialistas han señalado que es muy
peligroso y dañino el uso de lentes inadecuados.
Creo que la salud pública merece cuidados y una mayor preocupación.
Volviendo a lo dicho anteriormente, debo decirles que traté de adquirir esos
lentes, que en ese tiempo eran sumamente baratos, para entregarlos en la
campaña electoral; pero, al final, desistí, porque no quise jugar con la vista y
con la salud de los electores de mi distrito.
Por lo tanto, votaré en contra y espero que el proyecto sea rechazado, porque
su aplicación será un peligro para la salud de las personas.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Alberto Robles.
El señor ROBLES.- Señor Presidente, el tema que hoy nos convoca es
altamente importante para la población, sobre todo para los adultos mayores.
Como se ha dicho, casi todos necesitaremos usar lentes por la presbicia alguna
vez. Con el aumento de las expectativas de vida, una persona puede vivir
hasta los 75 o más años; pero después de los 45 años, la afectará la presbicia
y deberá usar lentes. Esa es una realidad que la vida nos depara por el hecho
de vivir más años. Por lo tanto, es absolutamente necesario para los adultos
mayores usar lentes que les permitan ver y mejorar su calidad de vida. Por
muy pobre o adinerada que sea la persona, de todos modos los necesitará.
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En ese sentido, el proyecto busca corregir un elemento distorsionador en
nuestra sociedad. Cuando una persona tiene la capacidad económica suficiente
acude a la consulta privada de un oftalmólogo, quien lo examina y le entrega
una receta médica para que el paciente vaya a la óptica y compre los lentes
que requiere. No le cuesta mayor tiempo ni esfuerzo. Pero, si se trata de una
persona de escasos recursos económicos -como es muy frecuente en zonas
rurales-, no puede ir a una consulta oftalmológica. Debe esperar a que lo
deriven a un hospital desde la atención primaria, donde existen muy pocos
oftalmólogos que le solucionen su problema. Es la realidad de los adultos
mayores de escasos recursos.
El proyecto entrega una solución que si bien no es óptima, a nuestro juicio es
la que el país requiere. Hay restricciones y elementos que se deben considerar.
El Estado quiere entregar a sus adultos mayores que requieren de lentes un
producto de calidad que realmente solucione su problema y no lo agrave. Por
eso, la iniciativa no cambia ni modifica el artículo 128 del Código Sanitario que
señala: “Sólo en establecimientos de óptica podrán fabricarse lentes con fuerza
dióptrica de acuerdo con las prescripciones que se ordenen en la receta médica
correspondiente.” Es decir, el Código Sanitario resguarda que la fabricación de
los lentes se realice sólo por instituciones con capacidad tecnológica. Ese
importante elemento también lo hemos resguardado en el proyecto y, por lo
tanto, debemos ser capaces de mantener el control al respecto.
En ese sentido, si bien nos parece importante liberalizar la venta de lentes,
formulamos un planteamiento respecto de la necesidad de que estos
establecimientos sean regulados, con el objeto de que reúnan condiciones
mínimas para entregar lentes ópticos.
En Europa se venden lentes en supermercados, aeropuertos y otros
establecimientos, pero ello está regulado para que la calidad del producto sea
beneficiosa para la gente. Por ejemplo, en algunos establecimientos europeos
se cuenta con un muestrario de lentes y unas tablas especiales que permiten
determinar cuál es el adecuado para solucionar el problema de la presbicia.
Me parece importante disponer que los establecimientos deben ser autorizados
por la autoridad competente. En nuestro país, el organismo que autoriza a los
establecimientos a vender alimentos y otros productos es el Servicio Nacional
de Salud, SNS y la autoridad sanitaria. Aunque algunos señores diputados no
concuerden conmigo, creo que los establecimientos que vendan lentes deben
ser autorizados por el SNS, organismo que debe cautelar el cumplimiento de
los requisitos sanitarios.
En segundo lugar, existen elementos tecnológicos que permiten obtener un
diagnóstico adecuado, en forma rápida y efectiva. Por ejemplo, el
autorrefractómetro entrega la receta del lente requerido para la presbicia del
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paciente en un minuto. Ese instrumento cuesta aproximadamente 10 millones
de pesos, por lo que si se implementase una política adecuada, lo podríamos
tener en los consultorios de atención primaria, para, a través de ella,
solucionar el problema de las personas de menores recursos, otorgándoles una
receta rápida y adecuada a su tratamiento para que puedan despacharla en un
establecimiento autorizado para tal efecto.
Por las razones expuestas,
indicaciones al proyecto.
He dicho.
considero
importante
incorporar
algunas
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado señor Julio
Dittborn.
El señor DITTBORN.- Señora Presidenta, muchos colegas podrán pensar que
éste es un tema pequeño. Sin embargo, estoy muy orgulloso de ser uno de los
diputados que firmaron la moción, porque para muchos compatriotas,
especialmente los más modestos, ésta es una materia de gran importancia.
No voy a repetir los argumentos entregados por el diputado Recondo y otros
respecto de la importancia de que lentes, cuyo costo es elevado, después de
aprobado el proyecto, estén disponibles para aquellos que no pueden acceder a
un especialista para someterse a un examen completo ante una posible
patología ocular.
Quiero hacerme cargo de un argumento dado por el diputado Bayo, que me
parece importante. Él dijo que adquirir lentes en forma muy económica de
alguna manera hará impedir que las personas no se preocupen de practicarse
exámenes oftalmológicos tengan una revisión más más completos, mediante los
cuales se pueden descubrir otras patologías, como cataratas, glaucoma y otras.
Si en Chile hubiera suficientes oftalmólogos, especialmente en regiones y en
las zonas agrícolas, y la gente pudiera acceder en forma expedita a sus
consultas para obtener exámenes cuidadosos y recetas apropiadas,
obviamente, el proyecto sería mucho más irrelevante. Todos quisiéramos que
eso ocurriera. Lamentablemente, ésa no es nuestra realidad. Probablemente,
pasarán años o décadas hasta que los chilenos más modestos puedan recibir
atención oftalmológica adecuada.
Podemos discutir las responsabilidades. ¿Es responsabilidad de los servicios de
salud estatales o, como decía el diputado Bayo, no de la carencia de
oftalmólogos, sino que de la falta de lentes? No sé. Pero el hecho concreto es
que cuando uno va a los sectores rurales y entrega los lentes a las personas,
ellas lloran de emoción. Porque la gente más modesta, cuando va perdiendo la
vista, cree que es algo cultural, que eso es como que aparezcan canas, que es
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casi irremediable. Y dejan de leer; las mujeres dejan de cocinar, de coser, y
creen que son cosas que no podrán hacer nuevamente. Decirle a una persona
que está perdiendo la vista, que no podrá volver a ver porque puede tener
glaucoma o catarata y que ponerle anteojos de 500 pesos es peligroso porque
no tiene posibilidad de hacerse un examen más profundo, es simplemente una
tontería.
Desafortunadamente, no estamos en un país ideal y, por lo tanto, hay que
preferir el mal menor que, en este caso, es solucionar a la gente un problema
concreto, como es el no poder leer, cocinar, coser, antes de esperar -ojaláque las personas más humildes puedan hacerse exámenes más rigurosos a la
vista, que les permitan descubrir otros tipos de posibles patologías. En ese
sentido, tenemos un problema de fondo que no es materia de la iniciativa y
que, a mi juicio, lo mencionaba muy bien el diputado Aguiló. En general, el de
los cupos que se establecen para la formación en las distintas especialidades
médicas es un tema que nos debe preocupar, porque, evidentemente, no es
razonable que el Ministerio de Salud gaste recursos en especializar a médicos
en oftalmología fuera del país.
El diputado señor Bayo dice que no es así, pero el diputado Sergio Aguiló
acaba de informar que hay 15 médicos que se están especializando en
oftalmología en el extranjero, en tanto que sólo dos por año lo hacen en el
país. No sé si la información será correcta, pero es lo que se acaba de informar
en esta Sala.
Considero que se trata de un muy buen proyecto, pero no soluciona todos los
problemas. Chile es un país pobre y los servicios de salud estatales no cuentan
con los recursos suficientes. Por lo tanto, solucionar éste me parece un paso
positivo. Sin embargo, eso no debe desviar nuestra atención sobre el problema
de fondo: la necesidad de contar con más oftalmólogos en el país.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel
(Presidenta).- Tiene la palabra el diputado Osvaldo Palma.
El señor PALMA.- Señora Presidenta, si bien esta iniciativa es importante para
muchos, por cuanto pone al alcance de gente de escasos recursos lentes que
les permitirán volver a leer, a trabajar, a cocer quizás, no estamos haciendo
nada nuevo. Ya se hace en muchos países, sin que se produzcan los problemas
que, según se dice, podrían derivar de tal medida.
La presbicia es una enfermedad que afecta al 90 por ciento o más de las
personas sobre los 40 ó 50 años. El problema radica en que el obtener lentes a
bajo costo podría ocultar alguna enfermedad importante, como las ocasionadas
por la diabetes. Me refiero al glaucoma o las cataratas.
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Por lo tanto, junto con poner al alcance de toda la población de escasos
recursos lentes que les permitan ver en mejores condiciones, también se les
debe otorgar la posibilidad de concurrir a una consulta oftalmológica, para lo
cual es necesario programas adecuados y difundirlos. De esta manera, se
podrían diagnosticar y tratar enfermedades, como las que he mencionado, que
ocasionan daños que pueden ser irreversibles y quedan ocultas con la mejoría
pasajera que brindan lentes a bajo costo.
No podemos negar la ventaja que supone para mucha gente la aprobación de
la iniciativa en discusión, pero debemos exigir al Gobierno, a los servicios de
salud, que pongan al alcance de todos una consulta oftalmológica, porque así
se evitarán los problemas más graves e irreversibles.
La solución no es votar en contra del proyecto, sino crear conciencia y una
cultura de prevención. En consecuencia, debemos votar a favor de la iniciativa
y no negar esta satisfacción a miles de personas que no ven adecuadamente
por la falta de lentes.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Enrique Accorsi.
El señor ACCORSI.- Señora Presidenta, el tema en debate suscitó polémica y
una importante discusión en el seno de la Comisión de Salud, a partir de la
cual se perfilaron dos posiciones muy claras: una, que abogaba por un acceso
sin restricción a los lentes que combaten la presbicia, y otra que defendía la
posibilidad de que fueran prescritos por médicos generales, médicos
oftalmólogos y tecnólogos con mención en oftalmología que cumplieran labores
en los centros de atención primaria de salud.
También se subrayó la importancia de que los centros que despachen este tipo
lentes cuenten con alguna acreditación de carácter sanitario, tal como ocurre
con otros locales que expenden insumos médicos. De esa forma, se asegura
que quienes los reciban cuenten con toda la información relativa a su uso. En
el evento de que su despacho sea libre, se corre el riesgo de no cumplir con
ese objetivo.
Por otra parte, es importante que a futuro se aumente la dotación de médicos
oftalmólogos en el servicio público. En la década de los años 70 existía un
departamento de oftalmología en el servicio de urgencia de la Posta Central de
Santiago, lugar que, debido a su excelencia, sirvió como centro de formación
de gran cantidad de especialistas provenientes de toda Latinoamérica.
Lamentablemente, hoy no se cuenta con ese servicio de urgencia en ninguna
de las grandes ciudades del país, incluida la Región Metropolitana, problema
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que ha encontrado solución con la implementación de una red de oftalmólogos
de llamada.
Por tal razón, hago un llamado para que, tal como dimos una solución al tema
en debate, seamos capaces de hacer lo propio con los servicios de urgencia
oftalmológica.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Ignacio Urrutia.
El señor URRUTIA.- Señora Presidenta, como bien se ha señalado, se trata de
proyecto muy importante, sobre todo para las personas de más escasos
recursos.
Con todo, no me referiré puntualmente a la iniciativa, sino a algunas
aseveraciones hechas por el diputado Aguiló. En efecto, tal como señaló su
Señoría, este tema fue estudiado en 1997, pero eso no invalida el hecho de
que parlamentarios de la Concertación no se hayan “colgado” a esta iniciativa,
que fue presentada en abril del año pasado por diputados de la UDI,
encabezados por Pablo Prieto. Y no sólo se colgaron de este proyecto, sino que
lo clonaron para presentar uno propio. Al parecer, esto se ha ido
transformando en una costumbre. Lo mismo ocurrió con el proyecto relativo a
las ferias libres.
Se trata -repito- de una muy mala costumbre y espero que en el futuro no siga
sucediendo. El mérito del proyecto en discusión es de Pablo Prieto, pues él fue
quien presentó la moción que le dio origen. Quienes aparecemos suscribiéndola
sólo le prestamos nuestro apoyo. Él es su verdadero autor y a él deben darle
las gracias las miles de personas que se verán beneficiadas.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Francisco Bayo.
El señor BAYO.- Señora Presidenta, en primer lugar, quiero aprovechar la
presencia de los parlamentarios que no estaban en la Sala en el momento en que
intervinimos en la primera parte de la sesión para llamar la atención acerca de la
importancia de este proyecto.
Valorizamos la intención de sus autores pero en un tema tan serio como la
salud, primero, hay que tener una evaluación técnica y, después, adoptar una
decisión política concordante. Y para que ello sea así, hay que contar con toda
la información.
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Aquí se han hecho comparaciones con otros países, como Estados Unidos o
Australia. No sé si algunos de los presentes, antes de casarse, consultó
previamente al andrólogo y su novia al ginecólogo. Nadie en Chile hace eso,
pero sí en Estados Unidos, donde también acuden al oftalmólogo, al igual que
en Australia.
Entonces, es perfectamente lógico que en esos países puedan expenderse
lentes en la forma que lo hacen, de tal manera que seamos serios en nuestro
debate. Los que han ido al andrólogo y su novia al ginecólogo, antes de
casarse, podrían tener justificación en el argumento que hoy se esgrime. En
situaciones tan disímiles como las que he mencionado, no hay posibilidad de
comparar la cultura de la salud.
Aparentemente, también hay poca información sobre los especialistas. Un
honorable diputado se refería a su escasez. Eso no es verdad. En Chile existen
entre seiscientos y setecientos oftalmólogos. No se forman dos oftalmólogos al
año, como aquí se ha dicho, sino que veinte, quince en Santiago -tengo el
antecedente oficial- tres en Concepción y dos en Valparaíso, y existe un
promedio anual de diez que regularizan sus títulos en el país. Por lo tanto, no
digamos, porque distorsiona la realidad de una discusión sería, que en Chile se
forman sólo dos o tres oftalmólogos al año. Eso es falso.
Lamentablemente, no se escuchó nuestra proposición. La realidad del país, y lo
repito para quienes no lo escucharon y para quienes deben decidir cómo
votarán, es que hoy hay cargos de oftalmólogos sin ser ocupados: dos en
Concepción y uno en el hospital El Salvador.
Además, existe un plan de salud ocular, que se iniciará la próxima semana, con
un mínimo aporte del Ministerio y de los servicios de salud y con una
predisposición favorable de los municipios para la atención primaria, que debería
terminar con las listas de espera que aquí aparecen infladas en exceso, porque
no corresponden a las cifras oficiales.
No es tontería oponerse a este proyecto, pero sí lo es que un diputado exhiba un
par de lentes de poco valor para demostrar que podría estar al alcance de todos,
aun cuando tengo la certeza absoluta de que ese honorable diputado fue primero
a un oftalmólogo.
Lo que pedimos es que no exista contradicción entre lo que establece el inciso
primero del artículo, que autoriza la venta de lentes sin receta médica, con lo
que dispone el inciso segundo al señalar que un reglamento determinará en
forma clara y precisa una advertencia “sobre los riesgos que, para la salud
ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una evaluación oftalmológica”.
Pero, ¡por favor! Se supone que estamos en un medio en el cual la lógica
elemental debe imperar. Lo que solicitamos es que la venta de lentes en
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establecimientos autorizados por los servicios de Salud se realice previa
evaluación oftalmológica; aunque sea una sola.
Quiero señalar que hay una sola especialidad médica que está en condiciones
de hacer la evaluación desde el punto de vista de la refractometría: la
oftalmología. Ninguna otra.
Las disposiciones que permitan la actuación de los optometristas y de los
tecnológos en oftalmología exigen decisión previa del oftalmólogo, como
sucede en otros países -me lo acaba de recordar el diputado señor Tarud-,
como es el caso de Australia, por ejemplo.
Termino reiterando lo que dije al comienzo de mi primera intervención: ojalá
tomemos una decisión que vaya en beneficio de la salud de los chilenos y no en
su perjuicio.
´He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
Carlos Abel Jarpa.
El señor JARPA.- Señora Presidenta, en mi condición de oftalmólogo doy a
conocer a la Sala mi inhabilitación en este proyecto. Sin embargo, me parece
importante señalar algunas situaciones que deben ser aclaradas.
En cuanto a uno de los motivos de los autores de la moción, que son las largas
listas de espera para una atención oftalmológica, el doctor Rodrigo Salinas
señaló en la Comisión los riesgos que podría significar la automedicación y
adquisición de lentes para la presbicia en cualquier tipo de establecimiento.
Cuando se inicia la presbicia, entre los 40 y 45 años, es importante realizarse un
examen oftalmológico, que permite detectar patologías adicionales, como el
glaucoma o una retinopatía, que podrían terminar en una ceguera.
En ese sentido el doctor Salinas señala que en nuestro país no se han
efectuado los estudios técnicos que compatibilicen el problema que se quiere
solucionar con los riesgos a los cuales podemos exponer a nuestra población
que, como bien sabemos, gracias a que existen mejores expectativas de vida,
aumenta en forma importante entre los mayores de 40 años.
El Colegio Médico y la Sociedad Oftalmológica propusieron al Ministerio de
Salud la formación de más oftalmólogos con la posibilidad de que
posteriormente fueran contratados. Sin embargo, esa cartera no dispuso de
financiamiento para ello.
Actualmente en los servicios médicos de salud de las diferentes regiones
ejercen como oftalmólogos médicos formados en nuestro país pero cuya
especialidad la han hecho en el extranjero.
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Aquí lo más importante, y que en este momento figura en la reforma sanitaria,
es cómo damos mayor resolución a los problemas de salud. En este caso,
habría que entregar un porcentaje mayor del Presupuesto al nivel primario de
salud a fin de que los resuelvan en forma más integral.
Por otro lado, quiero recordar que en el informe se dice que al liberar la venta
de lentes para presbicia un 20 por ciento de pacientes terminarán con otras
patologías, como son las retinopatías, glaucomas y cataratas, que requerirán
procedimientos más complejos y costosos.
Hoy hemos visto que con los esfuerzos mancomunados del Ministerio de Salud y
los municipios, a través de los planes especiales, se ha solucionado en parte la
larga lista de espera para la atención de pacientes con presbicia; sin embargo,
ha aumentado la lista de espera, por ejemplo, en cirugía ocular.
Junto con expresar que me he inhabilitado en la votación del proyecto, y en
consideración a lo señalado por el doctor Salinas, representante del Ministerio de
Salud, en el sentido de que no existen en el país los estudios técnicos que
permitan avalar lo que los autores del proyecto desean solucionar, cual es
disminuir las listas de espera en oftalmología, hago presente a mis colegas los
riesgos a que podríamos exponer a nuestra población. A mi juicio, no contamos
con los elementos técnicos para tomar una determinación al respecto, sobre
todo por las consecuencias que podría acarrear la iniciativa.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Tiene la palabra el diputado
señor Sergio Aguiló.
El señor AGUILÓ.- Señora Presidenta, mi intención no era intervenir por
segunda vez, pero ello sólo es explicable por los últimos acontecimientos
ocurridos, que se dan de vez en cuando.
El diputado señor Urrutia ha vuelto a insistir en una descalificación e infamia,
que no vamos a aceptar, cual es que los parlamentarios de la Concertación
habríamos copiado un proyecto de ley que ellos habrían presentado
originalmente.
Aquí llegaron, incluso diputados de la UDI a pedir excusas y a dar explicaciones
por dichos del señor diputado. Al insistir en el tema en la misma sesión da la
impresión de que los diputados de la UDI, a pesar de tener una buena
conexión con el más allá, entre ellos están con problemas de comunicación.
Sería bueno que nos entendiéramos.
El diputado Urrutia lleva poco tiempo en el Congreso y tal vez no sepa que aquí
no solemos descalificarnos entre nosotros, ni incurrimos en ignorancia, menos
aún si es contumaz.
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Espero que sea la última vez que alguien, de manera gratuita, descalifique a
colegas que vienen trabajando -insistimos- por más de siete años en esta
iniciativa, con distintos actores, porque el tema nos interesa mucho, seria y
responsablemente.
Como el debate continuará el próximo martes, si hay unanimidad y a propósito
de la intervención del diputado señor Bayo, sugiero consultar al ministro de
Salud para que, en forma complementaria a los antecedentes que entregó en
su momento en la Comisión, nos informe cuál es el tamaño de la lista de
espera en oftalmología, cuál es la magnitud de la presbicia, materia objeto del
proyecto; cuántos médicos con especialidad oftalmológica se están formando
en la actualidad. Al respecto, el diputado señor Bayo dijo que son más de
veinte al año. Esa información es distinta de la que se entregó oficialmente en
la Comisión. Si todos los chilenos pudiéramos disponer de una hora
oftalmológica no en un año ni en dos, como ocurre hoy, sino en dos semanas,
nadie habría presentado un proyecto como el que estamos analizando. Tanto
los diputados de la UDI como de la Concertación lo patrocinaron porque en la
mayoría de las provincias no es posible conseguir una hora oftalmológica antes
de dos años y, no hay más médicos oftalmólogos en el sector público para que
atienden todas las patologías y necesidades de la población.
Esa información sería muy ilustrativa para continuar la discusión del proyecto
el próximo martes.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- La Mesa está de acuerdo con
la proposición del diputado señor Aguiló, puesto que constituirá un elemento
más de información sobre el tema. Por lo tanto, recabo la unanimidad de la
Sala para hacer esta consulta, que nos permitiría tener más elemento de
información y, además, enriquecería el debate.
Tiene la palabra el diputado señor Bayo.
El señor BAYO.- Señora Presidenta, quisiera hacer una proposición para
respaldar la petición del diputado señor Aguiló y complementar los
antecedentes que ya obran en nuestro poder.
Sugiero que en esa información el ministerio especifique si hay cargos vacantes
de oftalmólogos en el sector público y si existe algún plan para terminar con la
lista de espera.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- Me parece razonable lo que ha
agregado el señor diputado.
Tiene la palabra el diputado señor Melero.
El señor MELERO.- Señora Presidenta, sería también muy interesante invitar a
la sesión del próximo martes al ministro de Salud. De esa manera podría
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responder de inmediato muchas de las inquietudes surgidas durante la discusión
del proyecto. Sé que normalmente se invita a los ministros, pero dado el interés
que este tema ha despertado, pido a la Mesa hacer un esfuerzo especial para
invitarlo en una fecha próxima.
He dicho.
La señora ALLENDE, doña Isabel (Presidenta).- No hemos dicho que la
próxima discusión se hará el martes siguiente, sino sólo que continuará la
discusión. Por cierto, se procurará que en esa ocasión esté presente el ministro
de Salud.
Debo señalar que hay una larga lista de señores diputados inscritos para
continuar el debate la próxima semana.
Ha terminado el Orden del Día.
Queda pendiente la discusión del proyecto.
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1.4. Discusión en Sala
Cámara de Diputados. Legislatura 350. Sesión 19. Fecha 12 de noviembre,
2003. Discusión general. Se aprueba en general y en particular.
AUTORIZACIÓN DE VENTA DE LENTES ÓPTICOS SIN RECETA MÉDICA.
Primer trámite constitucional. (Continuación).
El señor SILVA (Vicepresidente).- Corresponde continuar con la discusión del
proyecto que permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
Tiene la palabra el diputado Francisco Bayo
El señor BAYO.- Señor Presidente, este proyecto fue analizado hace unos diez
días en esta Sala, en una sesión que duró más de dos horas. En esa
oportunidad, quedaron en evidencia una serie de divergencias respecto de los
antecedentes técnicos y de la forma de presentación del informe.
Por eso, he conversado con diputados de las distintas bancadas para que, por
la vía de la presentación de una indicación, el proyecto vuelva a la Comisión de
Salud, a fin de replantear o mantener su posición. El debate en profundidad
debe realizarse con posterioridad al nuevo informe de dicha Comisión.
La indicación al artículo único del proyecto tiene por objeto salvar las grandes
diferencias existentes respecto de la información entregada en la sesión
anterior y, a la vez, subsanar los serios defectos de forma que se advierten en
la elaboración del informe, en el cual no aparecen, por ejemplo, las ideas
matrices del proyecto, que, de acuerdo con el Reglamento de la Cámara de
Diputados, debieran haberse incorporado.
Nuestra intención es legislar con responsabilidad. Por eso, solicito el acuerdo
de la Sala para que el proyecto vuelva a la Comisión de Salud con la
indicación.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Patricio
Cornejo.
El señor CORNEJO.- Señor Presidente, no comparto la posición del diputado
Bayo. Si bien la vez pasada una gran cantidad de diputados no se refirieron al
tema, tuvimos la oportunidad de escuchar diversas opiniones.
La iniciativa nace de la fusión de dos proyectos de ley, uno, presentado por
diputados de la Unión Demócrata Independiente, y el otro, por diputados de la
Concertación.
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DISCUSION SALA
En el informe y en los fundamentos del proyecto están contenidas las ideas
matrices. En efecto, se señala que la presbicia afecta generalmente a las
personas a partir de los cuarenta años, y se manifiesta en dificultades para leer
y ver con claridad objetos cercanos o muy pequeños. Según el informe, este
problema se produce por la pérdida de la elasticidad del lente del ojo. En ese
punto hay un error que se debe corregir, porque la presbicia se produce por la
pérdida de la función del músculo que acomoda el cristalino. Ello, como
consecuencia del proceso natural de envejecimiento de la persona y, por
consiguiente, del ojo; pero también se la considera una enfermedad.
Otra consideración importante es el elevado precio de los lentes ópticos. En el
informe se señala que la presbicia constituye un problema principalmente para
las personas de escasos recursos, toda vez que, de acuerdo con la legislación
vigente, los lentes correctores sólo se pueden adquirir con receta médica. Eso es
efectivo. El Código Sanitario establece que todos los lentes con fuerza dióptrica
deben ser vendidos con receta médica, lo que obliga a algunas personas de
pocos recursos a recurrir a la venta clandestina que se realiza en la vía pública o
en ferias libres. Esta venta ilegal de lentes ópticos en la vía pública, sin receta
médica, por personas que no están habilitadas para ello, es bastante común. Se
puede decir que algo similar ocurrió cuando algunos candidatos a diputados y
senadores entregaron lentes ópticos durante la última campaña. Por eso he
intervenido en favor del proyecto.
La experiencia internacional nos demuestra que en muchos países, como
Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, se permite la venta de estos lentes sin
receta médica, en diferentes establecimientos comerciales de muy fácil acceso
para las personas.
En cuanto a la ausencia de efectos secundarios, quisiera hacer una corrección.
En el informe se señala que los eventuales efectos secundarios derivados del
uso de lentes no apropiados, sólo podrían traducirse un dolor de cabeza o
tensión visual, pero ningún otro problema de mayor complejidad. Eso no es
cierto, ya que el dolor de cabeza no se produce por la utilización de este tipo
de lentes, sino por el mayor esfuerzo que deben hacer quienes no los utilizan,
todo lo contrario de lo que se plantea en el informe.
Por último, en cuanto a la disminución de costos en la compra de lentes, en el
informe se señala que las ventas sin receta y en cualquier establecimiento
podrían reducirlos. En ese sentido, se ahorraría tanto el costo de la consulta
médica como el valor de compra en una óptica.
Al respecto, es importante aclarar que hoy existe una tremenda dificultad para
acceder a una consulta oftalmológica, tanto en el sector público como en el
privado. Pero ello se resuelve con el proyecto.
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Por último, la compra directa de lentes para la presbicia sin receta médica
entra en lo que hemos denominado la automedicación responsable, que
consiste en la utilización, por la propia persona, de una gran cantidad de
procedimientos, equipos e instrumentos para el control médico necesario. En
ella se inscriben algunos medicamentos -hemos contribuido a ello- que son
vendidos sin receta médica. En efecto, la aspirina, el paracetamol, los jarabes
para la tos y algunos antiinflamatorios como el ibuprofeno y el naproxeno, hoy
se venden en las farmacias sin receta médica y pueden ser utilizados
responsablemente por la gente, porque existe una cultura adecuada para ello.
Otro ejemplo se da con los diabéticos en la utilización de elementos de
diagnóstico, como las cintas, a través de las cuales ellos mismos se pueden
medir los niveles de glicemia y, posteriormente, administrarse las dosis que
necesitan, ya sea de hipoglicemiantes orales o de insulina.
Por último, los lentes para la presbicia no son otra cosa que lupas montadas en
un marco. Las lupas se venden en el comercio sin receta médica; por lo tanto,
este tipo de lentes tampoco debieran requerirla para su comercialización.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Para una cuestión de Reglamento, tiene la
palabra el diputado Ojeda.
El señor OJEDA.- Señor Presidente, el diputado Francisco Bayo formuló una
petición que su señoría no respondió.
Por otra parte, tengo entendido que hay una lista de diputados inscritos para
intervenir. Por eso, le pido que ella se respete y que se nos aclare qué
procedimiento se utilizará para la votación del proyecto.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Señor diputado, es precisamente lo que
estamos haciendo. De acuerdo con esa lista, le correspondía intervenir al
diputado señor Cornejo, quien se inscribió en la sesión pasada.
En cuanto a la votación, corresponde votar el proyecto en general, y para que
no vuelva a Comisión se requiere el acuerdo de los dos tercios de los diputados
presentes.
Tiene la palabra el diputado señor Aguiló para plantear una cuestión de
Reglamento.
El señor AGUILÓ.- Señor Presidente, está muy clara la parte reglamentaria,
pero falta precisar a qué hora se votará. Es importante hacerlo, porque hay
comisiones que están funcionando. Entonces, lo votaremos en general y, en su
momento, algunos diputados solicitaremos que se vote también en particular,
para lo cual se requiere el acuerdo de los dos tercios de los diputados presentes.
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DISCUSION SALA
El señor JARPA (Vicepresidente).- Si le parece a la Sala, se votará al término
del Orden del Día.
Acordado.
El señor BAYO.- Señor Presidente, se presentó una indicación.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Ya me referí a eso, señor diputado. Cuando
votemos se resolverá su preocupación.
Tiene la palabra el diputado Jorge Burgos para plantear una cuestión de
Reglamento.
El señor BURGOS.- Señor Presidente, el miércoles pasado, cuando los Comités
acordaron por unanimidad suspender la sesión del jueves 6 para permitir la
asistencia masiva de diputados a la actividad programada con el Secretario
general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, acordaron también adoptar
medidas para despachar los proyectos incluidos en la Tabla de esta sesión.
No sé si los Comités se han reunido para tomar acuerdos en tal sentido; por
ejemplo, suspender Incidentes y Proyectos de Acuerdo o citar a una sesión
especial para la tarde destinada a tratar los proyectos en Tabla. Algunos
pensamos que se procedería de esa forma y, por eso, preparé el informe sobre
el proyecto que figura en el número 3 de la Tabla. Sin embargo, veo que avanza
la hora y que será imposible despachar todos los proyectos si no se toman las
medidas del caso.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Señor diputado, le puedo informar que no
se ha adoptado ningún acuerdo al respecto; simplemente estamos continuado
con la discusión de este proyecto, que se votará al término del Orden del Día.
Tiene la palabra el diputado Juan Masferrer.
El señor MASFERRER.- Señor Presidente, esta iniciativa, originada en
mociones de diputados de distintas bancadas, especialmente de la UDI, viene a
dar solución a un problema que afecta a muchos ciudadanos modestos,
especialmente de los sectores rurales, que, al no tener acceso a la consulta de
un oftalmólogo, incluso, han llegado a perder la visión.
Como señalan los entendidos en la materia, a partir de los 40 ó 45 años las
personas empiezan a tener problemas a la vista. En muchos países se autoriza
la venta de lentes sin receta, situación que hoy día también se produce en
nuestro país, pero que no está regulada. Por eso, me parece que la forma más
correcta de hacerlo es a través de una ley.
Durante el análisis del proyecto en la Comisión de Salud, nos dimos el tiempo
necesario para escuchar a distintos especialistas, después de lo cual lo
votamos favorablemente la idea de legislar.
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DISCUSION SALA
La gente de regiones está feliz, porque nos estamos preocupando de los
problemas reales. Eso es lo que quiere la ciudadanía.
Su señoría ha señalado que el proyecto se votará al término del Orden del Día,
y yo invito a los colegas a que lo voten favorablemente, por cuanto la gente
está ansiosa de que solucionemos problemas como éste, que afecta la salud de
importantes sectores del país.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el honorable diputado
Fulvio Rossi.
El señor ROSSI.- Señor Presidente, entiendo la buena intención que ha
motivado a parlamentarios de distintas bancadas a presentar este proyecto,
que permite la venta sin receta médica de lentes para la presbicia, grave
problema de salud pública que afecta en especial a los mayores de cuarenta
años. Sin embargo, creo que no es la solución más adecuada.
La discusión generada a partir del proyecto ha sido motivada, en gran parte, por
la existencia de una sociedad científica de oftalmólogos extraordinariamente
cerrada, que se ha negado en forma sistemática a que se aumente el número de
cupos para esa especialidad en los centros de estudios superiores existentes en el
país. Además, los oftalmólogos que ejercen en la actualidad se niegan, en su gran
mayoría a trabajar en el sistema público de salud, ya sea en la atención primaria,
secundaria o terciaria. De hecho, del total de especialistas, sólo el 26 por ciento
ejerce en el sistema público de salud.
A pesar de que se argumenta que el número de estos especialistas es el
recomendado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, es decir, uno por
cada 30 mil habitantes, el hecho de que se concentren en el sistema privado
produce grandes problemas de atención sobre todo para los adultos mayores.
Eso es lo que motivó la presentación de esta iniciativa de parlamentarios de
distintas bancadas.
Pero siento que es mi deber de hacer algunas precisiones. Por ejemplo, aquí se
ha dicho que la presbicia, defecto de refracción, no es una enfermedad, sino un
proceso degenerativo consecuencia del envejecimiento. Con ese mismo
razonamiento, se podría plantear que una dolencia osteoarticular, como la
artrosis, tan común en los adultos mayores, o algunas patologías cardíacas
degenerativas, no tendrían el carácter de enfermedades.
Se ha dicho que el elevado precio de los lentes sería otro argumento válido
para promover esta iniciativa. Con el mismo predicamento, también podríamos
decir que se encuentran en ese caso las prótesis cardíacas o de reemplazo
articular, las cuales tienen un costo 20 ó 30 veces superior.
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También se ha argumentado que el uso de estos lentes no tiene efectos
secundarios.
Entonces,
podríamos
autorizar
la
automedicación
o
autoprescripción de inmovilizaciones físicas o de fármacos “inocuos”. Sin
embargo, la literatura médica señala que, en este caso, la prescripción
inadecuada no es inocua, por cuanto la sobrecorrección puede provocar una
atrofia irreversible del músculo ciliar, que trae aparejados efectos secundarios,
como hipermetropía, cefalea y fatiga.
El ser humano está conformado por un conjunto de órganos que funcionan en
forma integral y coordinada. Con esto quiero decir que no existen órganos que
funcionen en forma aislada y sin depender de otros. Si fuera así, bastaría con
tomar la presión arterial o con un examen de glicemia, en el caso de los
diabéticos, para prescribir un medicamento antihipertensivo u otro a fin de
bajar la glicemia, sin considerar que existen otros factores y que el paciente
puede tener otras enfermedades asociadas o concomitantes que también es
necesario tratar.
Por eso, considero que la solución de este grave problema de salud pública debemos saber que el 20 por ciento de la población inscrita en consultorios
requiere, al menos, una atención oftalmológica al año; es decir, necesitamos
atender a 1 millón 700 mil personas, y sabemos que el tiempo de espera es,
en promedio, de 241 días, lo que resulta inadmisible- va por otro lado, y se ha
planteado muchas veces en el Ministerio de Salud: la formación de
oftalmólogos en otros países -por ejemplo, en Perú, en cuya capital, Lima,
existen excelentes centros formadores de especialistas-, debido a que la
sociedad científica de oftalmólogos chilena se ha negado sistemáticamente a
que se haga en nuestro país.
Por último, quiero señalar que la presbicia pura sólo se da en el 60 por ciento
de los casos; en el 40 por ciento restante ésta va acompañada de otras
enfermedades, como la retinopatía o el glaucoma, que es necesario detectar a
tiempo para evitar procedimientos que, lejos de ser inocuos, pueden
complicarse y agravarse.
Por eso, me sumo a la indicación presentada, en orden a exigir, por lo menos,
una atención oftalmológica que permita hacer una evaluación integral del
paciente, antes de autorizar la prescripción indiscriminada de lentes en
cualquier lugar y no en los establecimientos habilitados para ello.
He dicho.
El señor JARPA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Gabriel
Ascencio.
El señor ASCENCIO.- Señor Presidente, en esta oportunidad, voy a estar en
contra de la Comisión, desde mi perspectiva, pensando fundamentalmente en
las personas.
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En verdad, no deberíamos sorprendernos por las discusiones que tenemos en
la Sala; sin embargo, ésta sí me sorprende.
Estamos analizando un proyecto muy simple, cuya única finalidad -no importa
quiénes sean sus autores- es ayudar a las personas comunes y corrientes para
que su calidad de vida sea mejor; fundamentalmente, a las de 40, 50, 60 ó 70
años que tienen problemas graves a la vista, ocasionados por el proceso
degenerativo propio de la vejez. La posibilidad del proyecto es permitir la venta
de lentes para la presbicia sin receta médica, en cualquier establecimiento; es
decir, en supermercados u otro lugar y, además, a un bajo costo para la gente.
Pero, a mi juicio, nos encontramos con una defensa cerrada de intereses por
parte de los oftalmólogos y de los dueños de ópticas. Ése es el problema que
tenemos aquí, y, en realidad, es lo que estamos discutiendo, aunque no lo
queramos reconocer. Algunos colegas defienden a los oftalmólogos y a los
dueños de las ópticas, y otros, a la gente. Eso es, a mi juicio, lo que está
ocurriendo.
Se trata de una cuestión muy simple. Los lentes con receta pueden constar 70 mil
pesos y, seguramente, las personas con recursos pueden comprarlos sin ningún
problema. Nosotros podemos comprar lentes de 70 mil, 80 mil o 150 mil pesos, y
pagar 20 mil, 25 mil o 30 mil pesos por una consulta al oftalmólogo. Estoy seguro
de que mi colega y amigo Claudio Alvarado, quien también representa a Chiloé,
está de acuerdo conmigo en que la gente de Apiao, de Cahuach, de Alao, de
Quellón, de Cailín y de Dalcahue no tiene plata para viajar a Puerto Montt a ver a
un especialista -porque en Chiloé no los hay-, ni para ir a una óptica para que le
despachen la receta. La solución está a la mano. Dos mil pesos valen estos lentes
y se encuentran en cualquier parte. No producen daño y mejoran la calidad de
vida de todas las personas comunes y corrientes, como nosotros, que los usan.
¿Eso es lo que se quiere impedir? ¿Se han presentado indicaciones para
prolongar la discusión del proyecto y no aprobarlo hoy? ¿Por qué no se dice la
verdad? Y la verdad, al parecer, es que importan más los intereses de la
Sociedad de Oftalmólogos de Chile y de los dueños de las ópticas. Sin
embargo, debiéramos votar por la gente común y corriente que nos eligió, en
mi caso, por la de Chiloé, porque a ella le sirven estos lentes.
Algunos sacan cuentas. Recomiendan, primero, una atención del oftalmólogo
antes de autorizar la venta de los lentes en los supermercados. Expresan que
debe haber uno de estos profesionales por cada 25 mil o 30 mil habitantes;
pero si ni siquiera existen en la cantidad suficiente.
Chiloé, hasta hace dos o tres meses, contaba únicamente con un oftalmólogo
para 160 mil personas. ¿Cuántas viven en Palena? Casi 30 mil. En total,
alrededor de 190 mil habitantes.
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¿Qué debe hacer esa gente? ¿Viajar hasta Puerto Montt, Valdivia o Santiago
para conseguir los lentes? ¡Por Dios! Pensemos en hacerle más fácil la vida, lo
que se logra, por ejemplo, con estos lentes, pues no le ocasionarán nada malo.
Sin duda, los casos graves los atenderá un oftalmólogo u otro médico.
Había pensado en que, quizás, la solución podría ser autorizar que los
tecnólogos médicos hicieran la “pega”; pero tampoco se quiere eso.
Por ello, prefiero que se vote y se apruebe el proyecto de una vez por todas,
aunque esté en contra de los intereses de la Sociedad de Oftalmólogos de Chile
y de los dueños de las ópticas, pues apunta a favorecer a la gente común y
corriente. Por dos mil pesos, le podemos ayudar a vivir mejor, que es lo que
todos queremos.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Se ha solicitado la clausura del debate, a fin
de tratar todos los proyectos que figuran en la Tabla.
Recuerdo que se puede tomar esta determinación, según el Reglamento, a
solicitud de un Comité.
Tiene la palabra el diputado señor Patricio Walker por un asunto reglamentario.
El señor WALKER.- Señor Presidente, en la Comisión de Régimen Interno
acordamos despachar los proyectos que figuran en la Tabla. Sin embargo, si
seguimos alargando el debate, ni siquiera se tratará el que restablece la
facultad del Servicio Nacional de Menores para hacerse parte en procesos por
pedofilia, que figura en segundo lugar.
A mi juicio, cada uno tiene su posición y va a ser difícil cambiarla. Por ello,
propongo insertar el discurso de los diputados que no alcancen a hacer uso de
la palabra y cerrar el debate, de manera de tratar los otros proyectos.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor René
Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).- Señor Presidente, así es. Pero resulta
que esta mañana han hablado dos diputados demecratacristianos, uno de la
Unión Demócrata Independiente, uno del Partido Socialista y ninguno de
Renovación Nacional. Por lo menos, que se le conceda la palabra a un
parlamentario de cada partido, antes de cerrar el debate.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Señores diputados, no corresponde
proseguir con esta discusión. El debate del proyecto comenzó la semana
pasada y han intervenido todos los Comités. Tengo entendido que han hablado
dieciocho señores parlamentarios.
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Ahora, según el Reglamento, corresponde, a solicitud de un Comité, votar el
cierre del debate.
Tiene la palabra el diputado señor Aguiló por un asunto reglamentario.
El señor AGUILÓ.- Señor Presidente, estoy completamente de acuerdo con su
proposición, pero pido llamar a los diputados a votar, por cinco minutos,
porque hay cuatro comisiones sesionando en forma simultánea con la Sala.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Se está llamando, señor diputado.
El señor BAYO.- Señor Presidente, ojalá que quienes no hayan leído el
informe, lo hagan antes de votar, para no hacerlo en forma irresponsable y con
falta de información, como aparentemente va a ocurrir.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Recuerdo al diputado señor Bayo que se
debe solicitar la palabra antes de hacer uso de ella.
En votación el cierre del debate.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 41 votos; por la negativa, 5 votos. No
hubo abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Aguiló, Álvarez-Salamanca, Araya, Ascencio, Barros, Bertolino, Burgos,
Ceroni, Cornejo, Delmastro, Díaz, Dittborn, Espinoza, Galilea (don Pablo),
Hidalgo Ibáñez (doña Carmen), Jaramillo, Jarpa, Letelier (don Juan Pablo),
Lorenzini, Luksic, Masferrer, Mella (doña María Eugenia), Montes, Muñoz (don
Pedro), Norambuena, Ojeda, Ortiz, Paredes, Pérez (don Ramón), Prieto,
Quintana, Recondo, Riveros, Rossi, Salaberry, Sepúlveda (doña Alejandra),
Silva, Urrutia y Walker.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Alvarado, Errázuriz, García (don René Manuel), Robles y Vilches.
El señor SILVA (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo para votar el proyecto al
término del Orden del Día?
No hay acuerdo.
-Hablan varios diputados a la vez.
El señor SILVA (Vicepresidente).- En votación general el proyecto.
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-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 48 votos; por la negativa, 9 votos. Hubo
1 abstención.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Álvarez-Salamanca, Ascencio, Barros, Bauer, Bertolino,
Ceroni, Cornejo, Delmastro, Díaz, Dittborn, Egaña, Espinoza, Forni, Galilea
(don Pablo), García (don René Manuel), Hernández, Hidalgo, Jarpa, Kuschel,
Luksic, Masferrer, Mella (doña María Eugenia), Meza, Montes, Mora, Moreira,
Muñoz (don Pedro), Norambuena, Ortiz, Paredes, Pérez (don Ramón), Prieto,
Quintana, Recondo, Riveros, Robles, Salaberry, Seguel, Sepúlveda (doña
Alejandra), Tapia, Ulloa, Uriarte, Urrutia, Vilches, Von Mühlenbrock y Walker.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Araya, Bayo, Burgos, Ibáñez (doña Carmen), Jaramillo, Ojeda, Rossi y
Villouta.
-Se abstuvo el diputado señor Lorenzini.
El señor SILVA (Vicepresidente).- En virtud del artículo 130 del Reglamento,
se ha pedido realizar la votación en particular, para lo que se requieren los dos
tercios de los diputados presentes.
Tiene la palabra el diputado Alberto Robles.
El señor ROBLES.- Señor Presidente, con anterioridad, se acordó votar el
proyecto al término del Orden del Día, con la finalidad de que estuvieran en la
Sala los diputados que se encuentran en comisiones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- El proyecto se votó en general.
A continuación, se votará la proposición de omitir el segundo informe de la
Comisión y proceder de inmediato a la discusión par-ticular.
El señor ROBLES.- Señor Presidente, se requiere que la presentación sea
hecha por dos Comités.
El señor BAYO.- Así es: por dos Comités.
El señor SILVA (Vicepresidente).- La UDI tiene cuatro Comités, por lo que su
solicitud cumple con lo establecido.
En votación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 52 votos; por la negativa, 8 votos. Hubo
3 abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Aprobada.
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-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Ascencio, Barros, Bauer, Bertolino, Ceroni, Cornejo, Cristi
(doña María Angélica), Delmastro, Díaz, Dittborn, Egaña, Espinoza, Forni,
Galilea (don Pablo), García (don René Manuel), Hernández, Hidalgo, Jaramillo,
Jarpa, Kuschel, Letelier (don Juan Pablo), Letelier (don Felipe), Luksic, Mella
(doña María Eugenia), Meza, Montes, Mora, Moreira, Muñoz (don Pedro),
Muñoz (doña Adriana), Norambuena, Ortiz, Palma, Paredes, Pérez (don
Ramón), Prieto, Quintana, Recondo, Riveros, Salaberry, Seguel, Sepúlveda
(doña Alejandra), Tapia, Tarud, Ulloa, Uriarte, Urrutia, Vilches, Von
Mühlenbrock y Walker.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Araya, Burgos, Ojeda, Rossi, Silva, Valenzuela y Villouta.
-Se abstuvieron los diputados señores:
Álvarez-Salamanca, Bayo y Lorenzini.
El señor SILVA (Vicepresidente).- El señor Secretario va a dar lectura a la
primera indicación.
El señor LOYOLA (Secretario).- Indicación de los diputados señores Robles,
Accorsi, González, don Rodrigo, y Venegas, para reemplazar, en el inciso
primero del artículo 128 bis que se agregaría al Código Sanitario, la frase “en
todo tipo de establecimientos” por “en aquellos establecimientos que sean
autorizados por el servicio de salud respectivo”.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Robles.
El señor ROBLES.- Señor Presidente, lo que dice relación con el ámbito de la
salud debe ser controlado por el Código Sanitario. Si una persona quiere
vender o comprar alimentos, incluso si desea adquirir un carro manicero, debe
contar con la autorización del servicio de salud respectivo.
La indicación tiene por objeto que los lentes para la presbicia puedan venderse
en cualquier establecimiento que cuente con dicha autorización, a fin de velar
que éste cuente con las debidas condiciones sanitarias para que la gente reciba
un buen producto. Por lo tanto, no habría problema en venderlos en una feria,
siempre y cuando el servicio de salud lo autorizara.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Aguiló.
El señor AGUILÓ.- Señor Presidente, ya aprobamos la idea de legislar.
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El objeto de la indicación es que los lentes para la presbicia puedan venderse
en supermercados, aeropuertos y otros establecimientos, todos los días del
año, tal como ocurre en otros países. En la actualidad, ellos se venden cada
cuatro años, en los meses previos a las campañas parlamentarias, a un precio
subsidiado. Sin embargo, lo lógico es que se comercialicen a un precio módico,
en cualquier establecimiento autorizado, para acceder a ellos sin dificultad.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Fulvio Rossi.
El señor ROSSI.- Señor Presidente, esta indicación es muy importante para
poder testear la calidad de los lentes que se vendan y, de ese modo, beneficiar
a los adultos mayores de escasos recursos que viven en localidades como
Quellón y otras que mencionó el diputado señor Ascencio. Es un acto serio y
responsable en materia de salud. Los lentes no pueden ser vendidos en las
ferias o en cualquier lugar.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- En votación la indicación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 14 votos; por la negativa, 57 votos. No
hubo abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Rechazada.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputadfos:
Accorsi, Araya, Burgos, Jaramillo, Letelier (don Felipe), Meza, Ojeda, Olivares,
Quintana, Riveros, Robles, Rossi, Seguel y Villouta.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Álvarez-Salamanca, Ascencio, Barros, Bauer, Bayo, Becker,
Bertolino, Ceroni, Cornejo, Cristi (doña María Angélica), Delmastro, Díaz,
Dittborn, Egaña, Escalona, Forni, Galilea (don Pablo), García (don René
Manuel), Guzmán (doña Pía), Hernández, Hidalgo, Ibáñez (don Gonzalo),
Jarpa, Kast, Kuschel, Letelier (don Juan Pablo), Longton, Lorenzini, Luksic,
Martínez, Masferrer, Molina, Montes, Mora, Moreira, Muñoz (don Pedro),
Norambuena, Ortiz, Palma, Pérez (don Ramón), Pérez (doña Lily), Prieto,
Recondo, Rojas, Salaberry, Salas, Tapia, Tohá (doña Carolina), Ulloa, Uriarte,
Urrutia, Valenzuela, Vilches, Von Mühlenbrock y Walker.
El señor SILVA (Vicepresidente).- El señor Secretario va a dar lectura a la
siguiente indicación.
El señor LOYOLA (Secretario).- La indicación, de los mismos señores
diputados, es para agregar, en el inciso segundo, antes del punto (.),
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precedida por una coma (,), la siguiente frase: “como asimismo las condiciones
para realizar dicha venta”.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Robles.
El señor ROBLES.- Señor Presidente, si un reglamento no regula la forma en
que se venderán estos lentes, podrán venderse, por ejemplo, cristales. Su
señoría comprenderá que alguien debe controlar lo que se vende en el país, de
manera que si alguien desea efectivamente comprar lupas -como decía el
diputado Cornejo-, adquiera eso, y no cristales. Si no hay nada sobre la
materia, aquí rápidamente van a vender cualquier cosa en vez de lentes.
Reitero que alguien, desde el punto de vista sanitario, debe preocuparse de
que la gente obtenga lentes y no cristales.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Vilches.
El señor VILCHES.- Señor Presidente, esta indicación debe ser rechazada,
porque la venta de este tipo de lentes es antigua y se realiza en todos los
supermercados del mundo.
La posición egoísta de los médicos, de querer impedir que la gente modesta
pueda adquirir estos lentes, nos parece absolutamente irrisoria. Por eso, hay
que rechazar la indicación.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra la diputada María Angélica
Cristi.
La señora CRISTI (doña María Angélica).- Señor Presidente, queremos
reafirmar nuestra posición sobre esta indicación.
Podría preguntarse a las personas que no pueden ver bien y que en ningún
caso tendrán la posibilidad de consultar a un médico, si sería un aliciente en su
vida poder hacerlo a través de las distintas opciones de anteojos que les
puedan vender, porque, de lo contrario, igual van a quedar ciegas. Si, al final,
es lo uno o lo otro.
Por lo tanto, estamos en contra de la indicación.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Bayo.
El señor BAYO.- Señor Presidente, ya se han dicho los argumentos de fondo.
Sólo quiero agregar que esta indicación ratificaría la contradicción flagrante e
inaceptable que existe entre los incisos primero y segundo del artículo único.
En el primero se habla de venta sin receta médica, y en el segundo, de que
“Un reglamento determinará en forma clara y precisa una advertencia sobre
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los riesgos que, para la salud ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una
evaluación oftalmológica, en forma periódica.”
Por eso, la indicación presentada no modifica el problema, sino, por el
contrario, lo aumenta. Por lo tanto, estamos en contra de ella.
El señor SILVA (Vicepresidente).- En votación la indicación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 18 votos; por la negativa, 58 votos.
Hubo 2 abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Rechazada.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Araya, Burgos, Ceroni, Jarpa, Letelier (don Juan Pablo), Luksic, Mella
(doña María Eugenia), Meza, Muñoz (doña Adriana), Ojeda, Riveros, Robles,
Rossi,
Saa
(doña
María
Antonieta),
Seguel,
Sepúlveda (doña Alejandra) y Villouta.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Álvarez-Salamanca, Ascencio, Barros, Bauer, Bayo, Becker,
Bertolino, Caraball (doña Eliana), Cornejo, Correa, Cristi (doña María Eugenia),
Delmastro, Díaz, Dittborn, Egaña, Escalona, Espinoza, Forni, Galilea (don
Pablo), García (don ené Manuel), Guzmán (doña Pía), Hernández, Hidalgo,
Ibáñez (don Gonzalo), Jaramillo, Kast, Kuschel, Longton, Lorenzini, Martínez,
Masferrer, Molina, Monckeberg, Mora, Moreira, Muñoz (don Pedro), Navarro,
Norambuena, Ortiz, Palma, Paredes, Pérez (don Ramón), Pérez (doña Lily),
Prieto, Quintana, Recondo, Rojas, Salaberry, Tapia, Tohá (doña Carolina),
Ulloa, Uriarte, Urrutia, Vilches, Von Mühlenbrock y Walker.
-Se abstuvieron los diputados señores:
Letelier (don Felipe) y Montes.
El señor SILVA (Vicepresidente).- El señor Secretario va a dar lectura a la
siguiente indicación.
El señor LOYOLA (Secretario).- La indicación, de los diputados señores Bayo,
Ojeda, Rossi y Accorsi, es para reemplazar el inciso segundo del artículo único
del proyecto, por el siguiente:
“Lo anterior estará condicionado a una evaluación oftalmológica previa que
descarte otras patologías.”
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Bayo.
El señor BAYO.- Señor Presidente, esta indicación fue suscrita también por
algunos patrocinantes del proyecto, confirma lo que acabamos de expresar en
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el sentido de que el inciso segundo debe ser coincidente y no contradictorio
con el inciso primero.
Si mediante el inciso primero se autoriza la compra de lentes sin receta
médica, se deja entregado al libre albedrío de la persona demandante la
posibilidad de padecer por tiempo indeterminado, de una patología que pase
inadvertida.
Los antecedentes de que disponemos nos llaman a meditar sobre algunas
cifras, que daré a conocer para que los honorables colegas juzguen en
consecuencia, y, de esa manera, podamos despachar un buen proyecto de ley;
no uno que deba ser corregido en el Senado, como lamentablemente pasa con
mayor frecuencia de la que desearíamos.
Hoy, el problema reside, especialmente, en que la gente no cuenta con lentes,
pero no por falta de receta. Antecedentes demuestran que, por ejemplo, en
Concepción y Santiago, los interesados deben esperar seis, ocho o diez meses,
porque aunque dispongan de receta oftalmológica, no existen medios para
entregarles sus lentes.
Por eso, no es consistente la comparación de lo que sucede en Chile respecto
de la situación de otros países, como España, Estados Unidos de América y
Australia, donde todos quienes demandan este instrumento han estado
sujetos, previamente, a una evaluación oftalmológica, y el optometrista que los
atiende después -pido que los honorables colegas confirmen mis palabrastambién está bajo la tuición y fiscalización de un oftalmólogo.
La indicación no apunta a defender intereses de algunos grupos, como aquí se
ha dicho, porque existen antecedentes técnicos que permiten asegurar que si
el proyecto se aprueba en la forma como está, se atentará gravemente contra
la salud ocular de los más pobres -porque no está en juego la salud ocular de
ninguno de los diputados ni la de las personas con recursos-.
Esta indicación, suscrita por los diputados Accorsi, Rossi, Ojeda y por el
diputado que habla, quienes hemos trabajado largo tiempo en la Comisión de
Salud de la Cámara, tiene por objeto permitir que la gente pobre acceda a
lentes ópticos, previa evaluación oftalmológica. Y es responsabilidad nuestra y
del Ministerio de Salud que esto se materialice con costo cero para la gente
pobre.
Hace cuatro días se inició, en Santiago, el plan nacional ocular, tarea en la cual
el Ministerio está empeñado para satisfacer la demanda de atención en un
ciento por ciento.
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DISCUSION SALA
Recojo con gratitud el apoyo de los diputados señores Rossi y Accorsi a la
indicación en comento, y llamo a los demás colegas a aprobarla, por cuanto
perfecciona el proyecto en cuestión.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Meza.
El señor MEZA.- Señor Presidente, en mi condición de médico, quiero
manifestar públicamente mi opinión al respecto.
Siempre he pensado que los colegas oftalmólogos han actuado de manera
absolutamente egoísta e, incluso, hasta abusadora. La mayoría de quienes
estamos aquí sabemos cómo se maneja el tema de la presbicia en el mundo, y,
por tanto, quisiéramos que aquí se hiciera de la misma manera. Como alguien
dijo hace un rato -estoy de acuerdo en eso-, hay que dar facilidades para que
la gente adquiera esos lentes en cualquier lugar y pueda seguir viendo,
leyendo, disfrutando de la vida.
Mi colega Alberto Robles está absolutamente de acuerdo conmigo, pero hemos
sido incomprendidos. Voté a favor de que existiera un reglamento mínimo,
porque, sin ir más lejos, en la campaña eleccionaria pasada constaté cómo
candidatos, hoy diputados, y también un senador de mi zona, entregaban
libremente, e, incluso -diría-, desordenada e irresponsablemente, lentes que
llegaban en contendores desde China y no tenían la calidad adecuada. Repito,
se entregaban lentes de manera insólita. Incluso, testigos me comentaron que
se llamaba, por ejemplo, a Juanito y le decían: “Pruébese estos lentes. ¿Ve
bien con ellos? ¿No? Entonces, pruébese estos otros, y chao”. Pero esa persona
seguía viendo mal. Eso es lo que queremos evitar con la indicación. Debe
existir un reglamento mínimo; si no, vamos a tener un sinnúmero de quejas en
el Sernac, porque la “picardía” nacional hará que muchas personas se
enriquezcan vendiendo cristales en las ferias libres en lugar de lentes ópticos.
Era sólo eso. Nada más. Que alguien se haga responsable de la calidad de lo
que vende. Ahora, el Sernac deberá aumentar su planta de funcionarios por
culpa de esta irresponsabilidad en la que también hemos incurrido esta
mañana.
Por lo tanto, no estoy de acuerdo con esta indicación.
Perdone, señor Presidente, que haya aprovechado para hablar también sobre
otra indicación, por cuanto no fue suficientemente comprendida.
En suma, nuestra posición puede sintetizarse de la siguiente manera: no al
monopolio de los oftalmólogos; sí a que la gente pueda adquirir sus lentes en
cualquier lugar, pero con la responsabilidad de que el producto que se
entregue sea el que realmente se necesita.
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DISCUSION SALA
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado Cornejo.
El señor CORNEJO.- Señor Presidente, estoy absolutamente en contra de esta
indicación; estoy en desacuerdo con la opinión del colega Bayo, y de acuerdo
con lo que dice mi colega Fernando Meza.
Yo también soy médico cirujano, y tengo treinta y dos años de profesión. Fui
director de un servicio de salud y soy especialista en salud pública. En
consecuencia, apoyo fuertemente este proyecto, porque significa liberalizar la
venta de lentes para la presbicia, lo que es adecuado para nuestra población.
Anteriormente, me referí a la automedicación responsable. Hoy, la población
tiene suficiente educación al respecto. Asimismo, existen los medios para
enseñarle cómo debe utilizar este recurso, que debe ser de libre disposición; es
decir, que se venda en los establecimientos que se señalan. Con toda
seguridad se venderán en supermercados y farmacias, pero no en verdulerías
o carnicerías, porque en Chile no ocurre que, por ejemplo, zapatos se vendan
en carnicerías. Seguramente, los lentes se venderán en farmacias, donde la
gente podrá tener acceso a instrucción e información. El Ministerio de Salud y
los organismos pertinentes le informarán sobre la materia.
Por último, rechazo absolutamente las palabras del diputado Bayo, en el
sentido de que en otros países los optometristas dependan de los
oftalmólogos. Eso no es efectivo. En Estados Unidos estos lentes se venden en
forma libre en todo tipo de establecimientos; los optometristas solamente
prescriben lentes para la hipermetropía, el astigmatismo y la miopía, lo cual es
una cuestión muy distinta.
Rechazo absolutamente esta indicación.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Señores diputados, la idea de pedir el cierre
del debate era para agilizar la discusión. Ya se han dado argumentos a favor y
en contra.
Para un asunto de reglamento, tiene la palabra el diputado García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).- Señor Presidente, pido formalmente
que los discursos de los diputados médicos se borren de la versión
taquigráfica, porque han confundido a la población, al opinar unos a favor y
otros en contra. Incluso, con ello los demás parlamentarios no tenemos
ninguna claridad al respecto.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Señor diputado, ése no es tema de
reglamento.
Tiene la palabra el diputado Carlos Montes.
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DISCUSION SALA
El señor MONTES.- Señor Presidente, la salud de los pobres se ve afectada, en
este caso, por el precio y el uso monopólico de la profesión. Ése es el problema
principal.
La tecnología actual permite abrir y masificar un instrumento como los lentes.
Sin embargo, creo que el tema se está exagerando mucho, porque existen el
Código Sanitario y la potestad reglamentaria del ministerio del ramo. Por lo
tanto, la cartera de Salud puede elaborar un reglamento y, así, dejar fuera
ciertos instrumentos que estén afectando la salud. Por ejemplo, algunos dicen
que los lentes que regaló la UDI para sus campañas electorales eran de mala
calidad. Si no estaban dentro del estándar básico, efectivamente, no debían
usarse. La ley no tiene por qué explicitar necesariamente un tema de
reglamento, porque ello está dentro de la potestad reglamentaria del Ejecutivo.
Éste es un muy buen proyecto. Sin embargo, con la indicación estamos dando
una mala señal, porque ella significa volver atrás. Repito: que el Ejecutivo
cuenta con dicha facultad y debe ejercerla, para asegurar que no se afecte la
salud de las personas.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Señores diputados, todos los Comités han
hecho uso de la palabra y ya se entregaron los argumentos en pro y en contra.
En votación la indicación.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 10 votos; por la negativa, 68 votos.
Hubo 2 abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Rechazada.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Araya, Bayo, Longton, Ojeda, Olivares, Rossi, Salas, Seguel y Villouta.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Álvarez-Salamanca, Ascencio, Barros, Bauer, Becker,
Bertolino, Bustos, Caraball (doña Eliana), Ceroni, Cornejo, Correa, Delmastro,
Díaz, Dittborn, Egaña, Escalona, Espinoza, Forni, Galilea (don Pablo), García
(don René Manuel), Guzmán (doña Pía), Hernández, Ibáñez (don Gonzalo),
Jaramillo, Kast, Kuschel, Letelier (don Juan Pablo), Lorenzini, Luksic, Martínez,
Masferrer, Melero, Mella (doña María Eugenia), Meza, Molina, Monckeberg,
Montes, Mora, Moreira, Muñoz (don Pedro), Navarro, Norambuena, Ortiz,
Palma, Paredes, Pérez (don Aníbal), Pérez (don Ramón), Pérez (doña Lily),
Prieto, Quintana, Recondo, Riveros, Robles, Saa (doña María Antonieta),
Salaberry, Sepúlveda (doña Alejandra), Silva, Tapia, Tarud, Tohá (doña
Carolina), Ulloa, Uriarte, Urrutia, Vilches, Von Mühlenbrock y Walker.
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DISCUSION SALA
-Se abstuvieron los diputados señores:
Galilea (don José Antonio) y Muñoz (doña Adriana).
El señor SILVA (Vicepresidente).- En votación particular el proyecto.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 64 votos; por la negativa, 7 votos. Hubo 2
abstenciones.
El señor SILVA (Vicepresidente).- Aprobado en general y en particular.
Despachado el proyecto.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Aguiló, Alvarado, Ascencio, Barros, Bauer, Becker, Bertolino, Bustos, Caraball
(doña Eliana), Ceroni, Cornejo, Correa, Delmastro, Díaz, Dittborn, Egaña,
Escalona, Espinoza, Forni, Galilea (don Pablo), García (don René Manuel),
Guzmán (doña Pía), Hernández, Ibáñez (don Gonzalo), Jaramillo, Kuschel,
Letelier (don Juan Pablo), Luksic, Martínez, Masferrer, Melero, Mella (doña
María Eugenia), Meza, Molina, Montes, Mora, Moreira, Muñoz (don edro),
Navarro, Norambuena, Olivares, Ortiz, Palma, Paredes, Pérez (don Aníbal),
Pérez (don Ramón), Pérez (doña Lily), Prieto, Quintana, Recondo, Riveros,
Salaberry, Salas, Seguel, Silva, Tapia, Tarud, Tohá (doña Carolina), Ulloa,
Uriarte, Urrutia, Vilches, Von Mühlenbrock y Walker.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Accorsi, Araya, Bayo, Longton, Ojeda, Rossi y Villouta.
-Se abstuvieron los diputados señores:
Muñoz (doña Adriana) y Robles.
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OFICIO LEY
1.5. Oficio de Cámara de Origen a Cámara Revisora
Oficio de Ley al Senado. Comunica texto aprobado. Fecha 12 de noviembre,
2003. Cuenta en Sesión 13. Legislatura 350. Senado.
Oficio Nº 4625
A S.E. EL
PRESIDENTE DEL
H. SENADO
VALPARAISO, 12 de noviembre de 2003
Con motivo de las Mociones, Informe y demás antecedentes que tengo a honra
pasar a manos de V.E., la Cámara de Diputados ha tenido a bien prestar su
aprobación al siguiente
PROYECTO DE LEY:
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128, bis:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la venta de lentes con fuerza dióptrica,
destinados a corregir problemas de presbicia en personas mayores de cuarenta
años, sin receta médica, en todo tipo de establecimientos.
Un reglamento determinará en forma clara y precisa una advertencia sobre los
riesgos que, para la salud ocular, puede ocasionar la no concurrencia a una
evaluación oftalmológica, en forma periódica”.”.
Dios guarde a V.E.
EXEQUIEL SILVA ORTIZ
Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados
CARLOS LOYOLA OPAZO
Secretario de la Cámara de Diputados
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
2. Segundo Trámite Constitucional: Senado
2.1. Primer Informe de Comisión de Salud
Senado. Fecha 29 de marzo, 2005. Cuenta en Sesión 42. Legislatura 352.
INFORME DE LA COMISION DE SALUD, RECAÍDO EN EL PROYECTO DE
LEY, EN SEGUNDO TRÁMITE CONSTITUCIONAL, QUE PERMITE LA
VENTA DE LENTES PARA LA PRESBICIA, SIN RECETA MÉDICA.
BOLETINES Nº 2.903-11 y 3.310-11.
HONORABLE SENADO:
Vuestra Comisión de Salud tiene el honor de informar acerca del proyecto de la
referencia, iniciado en dos mociones. Una de los Honorables Diputados señores
Barros, Bauer, Correa, Dittborn, Forni, Kast, Melero, Prieto, Recondo y Urrutia,
y otra de los Honorables Diputados señores Accorsi, Aguiló, Cornejo, Mora y
Robles.
La primera de dichas iniciativas ingresó a trámite legislativo el 4 de abril de
2002 y la segunda el 7 de agosto de 2003. Con fecha 26 de agosto de 2003,
la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados acordó refundir ambas
iniciativas legales, porque abordan la misma materia.
El proyecto refundido fue aprobado por la Cámara de Diputados, con fecha 8
de octubre de 2003, por 48 votos a favor, 9 en contra y 1 abstención,
iniciándose su tramitación en el Senado el 19 de noviembre del mismo año y
encomendándose su análisis a esta Comisión de Salud.
A las sesiones en que se estudió este asunto asistió, además de los integrantes
de la Comisión, el Honorable Diputado señor Francisco Bayo.
Asimismo, del Ministerio de Salud concurrieron el señor Ministro, don Pedro
García; el Jefe (S) de la División de Prevención y Control de Enfermedades,
don Rodrigo Salinas y los abogados señores Tomás Jordán, Sebastián Pavlovic
y Eduardo Díaz.
En representación de la Sociedad Chilena de Oftalmología asistieron el
Presidente, Dr. Rodrigo Donoso; los Vicepresidentes, Dres. Patricio Meza y
Jaime Stuardo; el Secretario, Dr. Gonzalo Vargas; el Director del
Departamento de Salud Visual, Dr. Fernando Barría y don Rafael Arratia.
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
Por el Colegio Nacional de Ópticos A.G. acudieron el Presidente, señor Max
Shilling; el Vicepresidente, señor Uwe Koch, y el Presidente del Departamento
Óptico, señor Romilio González.
Los invitados acompañaron sus exposiciones con diversos documentos, que
fueron debidamente considerados por los integrantes de la Comisión y fueron
agregados al expediente, quedando a disposición de los Senadores.
--------Considerando que el proyecto en informe es de artículo único, y visto lo
dispuesto por el artículo 127 del Reglamento de la Corporación, la Comisión
acordó proponer al Senado su discusión en general y en particular a la vez.
---------OBJETIVO FUNDAMENTAL Y ESTRUCTURA DEL PROYECTO
El proyecto de ley en informe tiene como objetivo fundamental autorizar la
venta de lentes para la presbicia, permitiendo el expendio de los mismos en
lugares distintos a los establecimientos de óptica, sin el requisito de
presentación previa de receta médica.
La iniciativa consta de un artículo único, mediante el cual se cumple el
propósito antes reseñado incorporando un precepto nuevo en el Código
Sanitario.
----------
ANTECEDENTES
I. ANTECEDENTES LEGALES: El proyecto en informe se vincula con los
siguientes cuerpos normativos:
1.- Código Sanitario. En el marco de su libro VI, “De los laboratorios,
farmacias y otros establecimientos”, el artículo 128 entrega en forma privativa
la autorización para fabricar lentes con fuerza dióptrica a los establecimientos
de óptica, precisando que éstos deben ejecutarla conforme a las prescripciones
de la respectiva receta médica.
2.- Decreto supremo Nº 4, del Ministerio de Salud, de 1985, que aprueba el
Reglamento de Establecimientos de Óptica y regula lo concerniente a este tipo
de establecimientos.
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
II. ANTECEDENTES DE HECHO:
La presbicia es una condición fisiológica que surge como consecuencia del
proceso natural de envejecimiento, alrededor de los cuarenta años, y que
consiste en la pérdida gradual de elasticidad del cristalino, lo que provoca una
disminución de la capacidad del ojo para enfocar los objetos que se encuentran
a poca distancia.
Los problemas derivados de la presbicia se corrigen mediante lentes con
aumento o fuerza dióptrica, los que, conforme a la legislación vigente, sólo
pueden ser adquiridos con receta médica y en establecimientos de óptica.
Considerando los elementos anteriores, las mociones que han dado lugar al
proyecto de ley en informe intentan liberalizar las actuales condiciones de
fabricación y comercialización de lentes para la presbicia, permitiendo que los
mismos sean fabricados y vendidos por los establecimientos de óptica, sin
receta médica y que su venta se pueda efectuar también en lugares distintos
de los referidos establecimientos de óptica.
Fundan la proposición en las siguientes consideraciones:
1.- El alto precio de los lentes. Sostienen que el hecho de que los lentes con
aumento o fuerza dióptrica sólo puedan adquirirse con receta médica y en
establecimientos de óptica eleva el precio de los mismos. Agregan que el
mayor impacto de estas exigencias redunda en perjuicio de las personas de
menos recursos, quienes generalmente recurrirán al mercado clandestino de
lentes que se realiza en la vía pública, por personas que no están legalmente
autorizadas para ello y que evaden los impuestos.
2.- La experiencia internacional. Considerando que se trata sólo de lentes con
aumento, países tales como los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania,
permiten la venta de lentes para corregir la presbicia, sin receta médica, e
incluso facultan su comercialización en establecimientos tales como
supermercados.
3.- La ausencia de efectos secundarios. Indican que los eventuales efectos
secundarios derivados del uso de lentes de aumento inadecuados son
prácticamente inexistentes, limitándose a dolor de cabeza o tensión visual, sin
que puedan provocar problemas mayores o empeorar la condición de la
presbicia o de otra dolencia.
Los autores de las mociones sostienen que el proyecto reduciría el costo de los
lentes, al ahorrarse tanto el valor de la consulta médica como el de compra en
un establecimiento de óptica, lo que permitiría el acceso a este tipo de lentes a
personas que necesitan usarlos pero que, por consideraciones de índole
económica, actualmente no tienen acceso a ellos.
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
---------DISCUSION EN GENERAL Y EN PARTICULAR
La discusión general del proyecto se inició con una serie de audiencias, en las
que se escuchó el parecer del Ejecutivo y de las organizaciones invitadas,
acerca del proyecto en informe.
Los representantes del Colegio Nacional de Ópticos A.G. manifestaron su apoyo
a la iniciativa de ley en informe.
Expresaron que en el país faltan especialistas en oftalmología y que los que
hay muestran escaso interés por desempeñarse en los establecimientos del
sector público. Al mismo tiempo, el modelo adoptado por la legislación chilena
impide la actuación de los optometristas, que están cabalmente capacitados
para recetar lentes para la presbicia, tal como lo hacen en muchos otros
países.
Agregaron que el envejecimiento de la población acrecentará la magnitud del
problema.
Especificaron que debiera autorizarse también la fabricación de estos lentes,
porque el entendimiento que se ha dado al artículo 128 del Código Sanitario es
que tanto la fabricación como la venta requieren receta médica.
Por último, señalaron que debiera autorizarse la venta tanto en las ópticas
como en otros establecimientos que autorice el Ministerio de Salud.
Por su parte, los personeros de la Sociedad Chilena de Oftalmología replicaron
que en el país no hay escasez de oftalmólogos, sino una mala asignación de
recursos en el sector público. En efecto, subrayaron que en los servicios y en la
atención primaria
no hay cargos disponibles para estos especialistas ni
equipamiento.
Añadieron que en el presupuesto del sector público hay numerosas
asignaciones dispersas que financian planes de salud ocular y que un tercio de
esos fondos bastaría para el Plan Nacional que propusieron al Subsecretario de
Salud. Especificaron que el costo de dicho plan es del orden de $ 5 millones
mensuales por consultorio, con especialistas, equipamiento, medicamentos y
lentes, y que con él se eliminarían las listas de espera en dos años.
Expresaron su aspiración en el sentido de que iniciativas como la presente no
entraben la ejecución de un necesario plan de salud ocular para todo el país, ni
haga perder de vista la imperiosa necesidad de educar a la población en el
auto cuidado de la salud visual.
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
Respecto del texto mismo, aconsejaron definir en el Código las siguientes
características del lente: esférico, positivo, de igual fuerza dióptrica y entre 1 y
3 dioptrías de aumento. Recomendaron que los fabricantes de dichos lentes
estén acreditados ante el Instituto de Salud Pública y que los lentes se
entreguen con una advertencia sanitaria en e sentido de que el examen médico
permite detectar a tiempo otras dolencias.
Ambas entidades entregaron abundante documentación en sustento de sus
posiciones, la que se incorporó al expediente y queda a disposición de quienes
deseen consultarla.
Loas funcionarios del Ministerio de Salud reconocieron la colaboración prestada
por la Sociedad Chilena de Oftalmología.
Con todo, se mostraron partidarios de entregar al reglamento la fijación de las
condiciones de calidad de los lentes y no definirlas en la ley. Acompañaron una
indicación del Presidente de la República en tal sentido.
En otro orden de cosas, hicieron presente que en toda actividad sanitaria hay
riesgos que se evalúan y se confrontan con los beneficios posibles. Practicado
ese análisis, la conclusión es favorable a liberalizar la venta, y a permitir
también la entrega gratuita, en su caso, de lentes para la presbicia, sin receta
médica.
El Honorable Diputado señor Bayo declaró estar
convencido de la
inconveniencia del proyecto, porque el acceso a lentes sin examen médico
hace posible enmascarar otras dolencias. Informó que dos de los autores de la
moción, médicos, cambiaron de parecer y no la votaron favorablemente en la
Cámara de Diputados.
El Honorable Senador señor Viera-Gallo llamó a no dilatar ni entorpecer una
solución como la que propone el proyecto en informe, que beneficia a los más
pobres.
Expresó que cualquier elemento que se introduzca en sus disposiciones, que
diga relación con las personas y no con los lentes, lo haría inoperante, porque
obviamente se requeriría la intervención de un facultativo que certificara el
punto en cuestión.
Propuso autorizar, además de la venta, la entrega gratuita de estos lentes en
consultorios de atención primaria y su comercialización en farmacias.
El Honorable Senador señor Espina declaró que la escasez de oftalmólogos en
el nivel primario demora el diagnóstico y agrava los problemas de la gente.
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
Destacó que el lente para la presbicia no corrige los defectos de visión
causados por otras enfermedades, lo que atenúa el riesgo que advierten los
médicos.
Llamó a no mezclar dos temas: de una parte, la limitada prevención y control
en este ámbito de la salud por insuficiencia de medios y, de la otra, el
problema real que experimentan sectores modestos de la población que ven
complicarse su vida por la dificultad de visión que provoca la presbicia. Este
último es el que aborda el proyecto y a él hay que abocarse y resolverlo,
concluyó.
El Honorable Senador señor Ruiz-Esquide expresó que entiende que los
oftalmólogos aspiren a que exista un plan nacional que permita un control
preventivo de la salud ocular de la población.
Advirtió que el proyecto apunta a resolver el problema de un grupo específico
de personas, las de escasos recursos y que se atienden en el sector público.
Es efectivo, dijo, que hay otras enfermedades oculares pueden pasar
desapercibidas y agravarse, incluso hasta producir ceguera, si no hay un
examen médico preventivo.
En su opinión, la solución de fondo pasa por establecer en el nivel primario del
sector público un modelo de atención que asegure que no haya una patología
coexistente con la presbicia, de modo que la venta o entrega de estos lentes
no ponga a las personas en riesgo de caer en una discapacidad. En este
sentido, a su juicio la mera advertencia no es suficiente. Hay patologías en
mayores de 40 años, agregó, que pasan desapercibidas sin un examen
oftalmológico; la detección tardía resulta más cara y puede conducir a la
ceguera.
Informó que el rango de 1 a 3 dioptrías se justifica porque resuelve el
problema de visión de quienes sólo tienen presbicia.
La Honorable Senador señora Matthei hizo presente que la reasignación de
recursos para un eventual plan nacional de salud ocular, como el que ha
propuesto la Sociedad Chilena de Oftalmología, es una materia que podrá ser
analizada en la Tercera Subcomisión Especial Mixta de Presupuestos,
particularmente con ocasión de las sesiones que se lleven a cabo para hacer el
seguimiento de la ejecución presupuestaria.
Sometido a votación el proyecto en informe, fue aprobado en general, con el
voto favorable de los Honorables Senadores señora Matthei y señores
Boeninger, Espina y Viera-Gallo y el voto en contra del Honorable Senador
señor Ruiz-Esquide .
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
---------La Comisión se abocó enseguida a la discusión y votación de diversas
indicaciones formuladas para modificar el artículo único del proyecto.
Primero se resolvió la propuesta de autorizar, además de la venta, la
fabricación y la entrega gratuita de lentes para la presbicia, sin receta médica.
- Se aprobó por la unanimidad de los miembros de la Comisión, los Honorables
Senadores señora Matthei y señores Boeninger, Espina, Ruiz-Esquide y Viera
Gallo.
Acto seguido, se votó la idea de señalar en la norma algunas características
básicas que deben reunir los lentes en cuestión, como su fuerza dióptrica, ser
iguales para ambos ojos y no corregir el astigmatismo.
- Se aprobó por cuatro votos a favor, de los Honorables Senadores señora
Matthei y señores Boeninger, Espina y Viera Gallo, y uno en contra, del
Honorable Senador señor Ruiz-Esquide.
Luego se zanjó la cuestión de los establecimientos que podrán expender los
lentes para la presbicia.
La idea de autorizar su expendio en cualquier tipo de establecimiento fue
rechazada por mayoría.
- Por la aprobación de la misma se pronunciaron los Honorables Senadores
señora Matthei y señor Espina, y lo hicieron por el rechazo los Honorables
Senadores señores Boeninger, Ruiz-Esquide y Viera Gallo.
A continuación se votó la posibilidad de permitir la venta en establecimientos
de salud, ópticas, farmacias y otros que estén registrados ante la autoridad
sanitaria. Se dejó constancia de que el requisito consiste en el mero registro,
que se practicará conforme a las reglas generales.
- La disposición fue aprobada por mayoría. A favor estuvieron los Honorables
Senadores señores Boeninger, Ruiz-Esquide y Viera Gallo y se abstuvieron los
Honorables Senadores señora Matthei y señor Espina.
La Comisión resolvió después sobre la advertencia que debe acompañar a la
entrega de los lentes para la presbicia sin receta médica.
- Se aprobó, como inciso segundo, por mayoría. Votaron a favor los
Honorables Senadores señora Matthei y señores Boeninger, Espina y Viera
Gallo, y lo hizo en contra el Honorable Senador señor Ruiz-Esquide.
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El Honorable Senador señor Ruiz-Esquide formuló indicación para que a la
entrega de estos lentes preceda, al menos, una evaluación oftalmológica
practicada por un especialista.
- Se rechazó por mayoría. Votaron en contra los Honorables Senadores señora
Matthei y señores Boeninger, Espina y Viera Gallo, y lo hizo a favor el
Honorable Senador señor Ruiz-Esquide.
Finalmente, la Comisión rechazó por unanimidad una indicación del Presidente
de la República, que entregaba al reglamento contemplado en el inciso
segundo del texto, la determinación de las condiciones de calidad que deberían
reunir los lentes a que se refiere el proyecto. El rechazo se basó en que el
precepto que propone la Comisión no alude ya al reglamento, porque es
innecesario, desde que reglamentar las leyes es inherente a la potestad del
Jefe del estado, porque el punto ya fue incluido en el primer inciso del artículo
aprobado.
- Concurrieron al rechazo los Honorables Senadores señora Matthei y señores
Boeninger, Espina, Ruiz-Esquide y Viera Gallo.
---------MODIFICACION
En mérito de los acuerdos precedentemente expuestos, vuestra Comisión de
Salud tiene el honor de proponeros la aprobación del proyecto de ley aprobado
por la Honorable Cámara de Diputados durante el primer trámite
constitucional, con la siguiente modificación:
- Sustituir el artículo único, por el siguiente:
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años, en establecimientos de salud, ópticas,
farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”.”.
----------
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Como consecuencia de la modificación anterior, el proyecto de ley queda como
sigue:
PROYECTO DE LEY:
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años, en establecimientos de salud, ópticas,
farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”.”.
---------Acordado en sesiones de 20 de julio de 2004 y 15 y
22 de marzo de 2005, con asistencia de los Honorables Senadores señores
Mariano Ruiz-Esquide Jara (Presidente), Edgardo Boeninger Kausel, Alberto
Espina Otero, Evelyn Matthei Fornet y José Antonio Viera-Gallo Quesney.
Valparaíso, 29 de marzo de 2005.
FERNANDO SOFFIA CONTRERAS
Secretario de la Comisión
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RESUMEN EJECUTIVO
INFORME DE LA COMISION DE SALUD, ACERCA DEL PROYECTO DE LEY,
EN SEGUNDO TRÁMITE CONSTITUCIONAL, QUE PERMITE LA VENTA DE
LENTES PARA LA PRESBICIA, SIN RECETA MÉDICA. (Boletines Nº
2.903-11 y 3.310-11).
I.
PRINCIPAL
OBJETIVO
DEL
PROYECTO
PROPUESTO
POR LA COMISION: autorizar la fabricación, venta y entrega gratuita
de lentes para la presbicia, sin el requisito de presentación de receta
médica, en los establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros
registrados ante la autoridad sanitaria.
II.
ACUERDOS: Aprobado en general por 4 votos contra 1. Aprobado en
particular con modificaciones, con distintas votaciones.
III.
ESTRUCTURA DEL PROYECTO APROBADO POR LA COMISION:
artículo único.
IV.
NORMAS DE QUORUM ESPECIAL: no hay.
V.
URGENCIA: no tiene.
VI.
ORIGEN INICIATIVA: mociones de los Honorables Diputados señores
Barros, Bauer, Correa, Dittborn, Forni, Kast, Melero, Prieto, Recondo y
Urrutia y de los Honorables Diputados señores Accorsi, Aguiló, Cornejo,
Mora y Robles.
VII.
TRAMITE CONSTITUCIONAL: segundo.
VIII. APROBACION POR LA CAMARA DE DIPUTADOS: sesión de fecha 8
de octubre de 2003, con 48 votos a favor, 9 en contra y 1 abstención.
IX.
INICIO TRAMITACION EN EL SENADO: 19 de noviembre de 2003.
X.
TRAMITE REGLAMENTARIO: primer informe. Se propone su discusión
en general y en particular a la vez, por tratarse de una iniciativa de
artículo único.
XI.
LEYES QUE SE MODIFICAN O QUE SE RELACIONAN CON LA
MATERIA:
1.-Código Sanitario. En el marco de su libro VI, “De los laboratorios,
farmacias y otros establecimientos”, el artículo 128 entrega en forma
privativa la fabricación de lentes con fuerza dióptrica a los
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PRIMER INFORME COMISION SALUD
establecimientos de óptica, precisando que éstos deben ejecutarla
conforme a las prescripciones de la respectiva receta médica.
2.-Decreto supremo Nº 4, de 1985, del Ministerio de Salud, que
aprueba el Reglamento de Establecimientos de Óptica y regula lo
concerniente a este tipo de establecimientos.
---------
Valparaíso, 29 de marzo de 2004.
FERNANDO SOFFIA CONTRERAS
Secretario de la Comisión
INDICE
Constancias
2
Objetivo fundamental y estructura del proyecto
2
Antecedentes
2
Discusión y votación
4
Modificación
8
Texto del proyecto aprobado
9
Resumen Ejecutivo
11
Índice
13
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DISCUSION SALA
2.2. Discusión en Sala
Senado. Legislatura 352. Sesión 48. Fecha 03 de mayo, 2005. Discusión
general. Se aprueba en general.
AUTORIZACIÓN PARA ADQUISICIÓN SIN RECETA MÉDICA DE LENTES
CONTRA PRESBICIA
El señor ROMERO (Presidente).- Corresponde ocuparse en el proyecto de ley,
en segundo trámite constitucional, que permite adquirir sin receta médica
lentes contra la presbicia, con informe de la Comisión de Salud.
--Los antecedentes sobre el proyecto (2903-11 y 3310-11 refundidos)
figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 13ª, en 19 de noviembre de 2003.
Informe de Comisión:
Salud, sesión 42ª, en 6 de abril de 2005.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario).- El objetivo principal de la iniciativa es
autorizar la fabricación, venta y entrega gratuita de lentes contra la presbicia
sin el requisito de presentación de receta médica en los establecimientos de
salud, ópticas, farmacias y otros registrados por la autoridad sanitaria.
La Comisión de Salud discutió en general y particular el proyecto, por ser de
artículo único, y lo aprobó en general por cuatro votos a favor (Senadores
señora Matthei y señores Boeninger, Espìna y Viera-Gallo) y uno en contra
(Honorable señor Ruiz-Esquide).
En cuanto a la discusión en particular, sustituyó el artículo único despachado
por la Honorable Cámara de Diputados, aprobando sólo por mayoría de votos
la idea de señalar algunas características básicas que deben reunir los lentes y
su adquisición en establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros que
estén registrados ante la autoridad sanitaria, y la de que se advierta sobre la
conveniencia de una evaluación oftalmológica.
La Comisión de Salud propone al señor Presidente que la iniciativa, cuyo texto
se contiene en el informe, sea discutida en general y particular a la vez,
conforme a lo dispuesto en el artículo 127 del Reglamento.
El señor ROMERO (Presidente).- En discusión general y particular el proyecto.
Ofrezco la palabra.
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DISCUSION SALA
Tiene la palabra la Honorable señora Matthei. Luego, los Senadores señores
Fernández y Larraín.
La señora MATTHEI.- Voy a intervenir después, señor Presidente.
El señor ROMERO (Presidente).- En ese caso, tiene la palabra el Honorable
señor Fernández.
El señor FERNÁNDEZ.- Señor Presidente, comparto la idea general de la
iniciativa en cuanto a apoyar a las personas que tienen necesidades
oftalmológicas pero no están en situación de afrontar el costo de satisfacerlas.
Sin embargo, he tomado contacto con especialistas de mucha categoría que
hacen presente la imposibilidad de, en el caso que nos ocupa, eludir la
realización del examen pertinente, porque a través de él pueden detectarse
males muy graves que afectan a la vista.
Prescindir de ese examen significa que diversas enfermedades, como el
glaucoma y alteraciones provocadas por la diabetes, no sean detectadas y
atacadas oportunamente. Y un porcentaje no menor de personas que padecen
dolencias de tal tipo ignoran su existencia debido a la carencia de las
evaluaciones de rigor. En el caso del glaucoma, por ejemplo, puede no saberse
de su presencia al no existir síntomas externos o de otra naturaleza.
Por lo tanto, la idea contenida en el proyecto, que me parece digna de
consideración, debe ser complementada con la obligación de realizar los
exámenes respectivos y con la asignación de recursos para tal efecto, a fin de
permitir la detección de enfermedades como las señaladas y otras, que son
gravísimas. El glaucoma, por ejemplo, puede llevar en definitiva a la ceguera.
La entrega de lentes contra la presbicia, señor Presidente, no puede significar
que esas dolencias tan delicadas no sean descubiertas nunca.
No concurriré a la aprobación del proyecto, porque, si bien puede favorecer a
un grupo importante, existe un porcentaje no menor de personas que podrían
estar padeciendo los graves males que he señalado.
Anuncio mi voto negativo.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.
El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, este proyecto de ley viene a llenar un
vacío social en extremo relevante.
Como se sabe, la presbicia, más que una enfermedad a la vista, es una
condición fisiológica que surge como consecuencia del transcurso de los años.
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DISCUSION SALA
A partir de los 40, personas como Su Señoría y todos los aquí presentes puesto que para ser Senador se requiere haber cumplido el requisito de edad:
tener 40 años el día de la elección- empiezan a sufrir los efectos del paso del
tiempo. Y ese solo hecho motiva que el ojo pierda la capacidad de enfocar los
objetos que se encuentran a escasa distancia -es decir, a corta vista-,
generando en el individuo una limitación extraordinariamente grande.
Corregir tal defecto, sin embargo, es muy fácil y sencillo. Y la experiencia
internacional demuestra que los lentes que corrigen la presbicia están al
alcance de la mano en cualquier país. En los supermercados, en los quioscos,
en la calle, en todo lugar a lo largo del mundo se pueden adquirir los lentes
que corrigen esa limitación, que -como expresé- no es una enfermedad, sino
simplemente -al igual que las canas...
El señor CHADWICK.- O la calvicie.
El señor LARRAÍN.-...o la calvicie de algunos de los ilustres Senadores que nos
acompañan- una señal de que el tiempo no pasa en vano.
Pero eso está teniendo en Chile una consecuencia
social, porque las restricciones existentes hasta ahora, en cuanto a que
únicamente las ópticas pueden vender lentes contra la presbicia y siempre que
medie receta médica, generan que sólo algunas personas solucionen su
problema, en circunstancias de que a nivel mundial la situación se ha resuelto
por completo, máxime si se ha acreditado que, como no se trata de una
enfermedad, aquéllos no provocan lesiones secundarias. Es decir, los lentes
tienen efecto de lupa, aumentan la visión en grados diferentes -ello depende
de la intensidad de la presbicia y de la edad de cada persona-, con lo cual se
facilita la lectura o la visión de cerca sin dañar los ojos, según lo acreditan
médicos expertos en la materia. Aparte dolores de cabeza o tensiones visuales,
no hay efectos secundarios graves.
En consecuencia, facilitar el acceso a ese tipo de lentes tiene un objetivo social
muy importante.
Ciertamente, cuando se trata de enfermedades a la vista, son los médicos
oftalmólogos quienes deben extender las recetas del caso.
Por lo demás, los lentes no pueden ser vendidos en forma masiva, porque
dichas afecciones dependen de situaciones individuales específicas. Muchas
veces, no sólo afectan de distinta manera a una persona respecto de otra, sino
también a un ojo con relación al otro en un mismo individuo. En consecuencia,
resulta perfectamente posible que dos personas con una dolencia similar
necesiten tratamientos, operaciones o lentes por completo diferentes.
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DISCUSION SALA
No podemos, entonces, asimilar aquellas enfermedades a otras en que
ciertamente debe seguirse el camino tradicional de la medicina y de las
ópticas. En todo caso, no son las que se intenta corregir mediante esta
iniciativa.
En lo personal, desde hace muchos años he estado atendiendo las demandas
de la gente sobre la materia. Por ejemplo, durante diversos talleres que
realizamos advertimos que señoras que trabajaban en ellos no podían realizar
sus labores manuales debido a que carecían de lentes contra la presbicia (así
descubrimos que el acceso a ellos está vedado para ciertos sectores sociales,
particularmente del ámbito rural). Y el tenerlos y corregir tal anomalía
constituyó para muchas una experiencia notable, porque fue como recuperar la
vista, algo que creían imposible, por tratarse, según ellas, de un mal
incorporado de modo irreversible en su condición personal.
Así hemos logrado ayudar a mucha gente. Y, a lo largo del país, diversos
parlamentarios y otras personas están colaborando a cerrar una brecha que al
final sólo se justifica por razones, o culturales (debido al desconocimiento de
cómo se accede a la solución), o sociales (de carácter económico).
En consecuencia, me parece necesario aprobar esta iniciativa. Los
fundamentos -como ya señalé- son que no se trata de una enfermedad, sino
de un deterioro generado por la edad; que el problema se ha resuelto
internacionalmente, y que la medida no provoca problemas médicos.
Además, la oftalmología en Chile, atendido el reducido número de especialistas
-por ejemplo, en mi Región toma meses acceder a un médico de esa área-,
debería estar reservada para quienes padecen enfermedades de la vista.
El alto costo de los lentes constituye un elemento adicional. Además, su uso no
provoca consecuencias secundarias, y en el extranjero es de común ocurrencia
adquirirlos en aeropuertos, supermercados y, por cierto, ópticas sin que se
exija receta médica (estoy seguro de que los señores Senadores que han
viajado al exterior han podido hacerlo).
Todo lo anterior, señor Presidente, deja en claro la absoluta conveniencia de
aprobar esta iniciativa, para cerrar en Chile la referida brecha social, que repito- perjudica a quienes poseen menos recursos y acceden en menor
medida a los diversos niveles culturales.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).- ¡Espero que ningún señor Senador tome como
personales las acotaciones de Su Señoría...!
Tiene la palabra el Honorable señor Silva.
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DISCUSION SALA
El señor SILVA.- Señor Presidente, comparto plenamente el razonamiento del
Senador que me precedió en el uso de la palabra. En consecuencia, también
voy a aprobar el proyecto.
Creo entender, sí, que la observación del Honorable señor Fernández puede ser
conciliable con lo que se está planteando aquí. Aun cuando concluye señalando
su rechazo a la idea de legislar, Su Señoría echa de menos una especie de
información oftalmológica general que de alguna manera establezca un
examen como requisito habitual, esencial.
En el fondo, observamos que en nuestro sistema médico hay una fuerte
omisión tanto en esta materia como en otras que se echan de menos y que
están siendo objeto de planteamientos que justifican la necesidad de una
enmienda que, curiosamente, hasta el momento no ha sido tratada en todos
los planes relacionados con la reforma del sistema de salud.
Sin embargo, pienso que eso no llega al punto de desconocer el indiscutible
contenido social del proyecto, que -como muy bien planteó el Senador señor
Larraín- justifica en términos plenos una iniciativa de esta índole.
Por lo tanto, anuncio que aprobaré la iniciativa, sin perjuicio de dejar
constancia de que considero muy atendible la observación del Senador señor
Fernández en cuanto a que hace falta que los sistemas de exámenes
oftalmológicos en Chile se completen para que esto, que debe ser de ordinaria
ocurrencia, se cumpla por la autoridad.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.
El señor ÁVILA.- Señor Presidente, ¿me permite?
El señor ROMERO (Presidente).- Sí.
El señor ÁVILA.- Señor Presidente, le ruego solicitar el asentimiento del
Senado para que la Comisión de Pesca funcione paralelamente con la Sala.
El señor ROMERO (Presidente).- Quedan trece minutos para el término del
Orden del Día, señor Senador. Pero si la Sala accede a su petición, no veo
ningún problema.
El señor LARRAÍN.- No queremos privarnos de tan augusta persona.
El señor ROMERO (Presidente).- Se le pide encarecidamente que nos siga
acompañando, Su Señoría, aunque sea por trece minutos.
El señor ÁVILA.- Me temo que no voy poder satisfacerlo, señor Presidente.
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El señor ROMERO (Presidente).- Se lo pedimos encarecidamente, señor
Senador. De lo contrario, no habría ningún incentivo para seguir debatiendo...
El señor LARRAÍN.- Si Su Señoría tiene ganas de seguir trabajando, dejémoslo.
El señor ROMERO (Presidente).- Corresponde el uso de la palabra al Honorable
señor Coloma, quien no está en la Sala.
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente, en la Comisión de Salud escuchamos a
representantes de la Sociedad Chilena de Oftalmología, quienes plantearon
que, dentro de lo posible, no se vendan lentes contra la presbicia sin un
examen previo. Y nos mostraron una serie de estadísticas donde se indica que
las personas, a medida que avanzan en edad, tienen alguna probabilidad de
padecer enfermedades como, básicamente, cáncer y glaucoma, que hacen
perder visión hasta, en último término, provocar ceguera.
Yo diría que todos coincidimos en que, ojalá, a partir de cierta edad exista un
examen oftalmológico regular; eso sería ideal en nuestro país y en cualquier
otro. El problema estriba en que, en mi Región, el tiempo de espera para
conseguir hora con un oftalmólogo es de más o menos dos años y medio. Ésa
es la verdad. Y si una persona, por su edad, no tiene un músculo ocular capaz
de enfocar bien y necesita lentes porque de lo contrario no puede leer, ni
enhebrar una aguja, ni, en definitiva, llevar a cabo su vida cotidiana, me
parece un poco absurdo hacerla aguardar más de dos años, hasta que se
realice un examen oftalmológico, para realizar esas simples tareas.
Debo señalar que, por lo demás, en la gran mayoría -80, 85, 90 por ciento de
los casos- no sufre de alguna enfermedad en los ojos. Ninguna. Se trata
simplemente de menor capacidad para enfocar, producto de la edad.
Y lo más importante, señor Presidente, es que ponerse o no lentes contra la
presbicia carece de consecuencia sobre el curso de una enfermedad, si es que
se padece alguna. Para nada: son más inocuos que una aspirina. Si
siguiésemos el razonamiento de los señores oftalmólogos, deberíamos prohibir
también el consumo de aspirina cuando duela la cabeza, porque podría ser
consecuencia de un cáncer al cerebro. Sin embargo, tal síntoma, por lo
general, no se debe a esta enfermedad, sino sencillamente a la tensión, al
exceso de luz, al cansancio, etcétera. Una aspirina, entonces, basta para
arreglar la vida.
Por lo tanto, señor Presidente, estando de acuerdo en que lo deseable es
hacerse un examen a la vista, sobre todo a partir de cierta edad, la verdad es
que nuestra realidad no da para ello.
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DISCUSION SALA
El lente contra la presbicia es lo mismo que la lupa, que puede comprarse en
cualquier librería o ferretería. Usar uno u otra produce exactamente el mismo
efecto. Lo único diferente es que resulta más incómodo enhebrar una aguja
con una lupa en la mano.
Hay que terminar con el mito de que esta facilidad puede agravar la situación,
porque no la agrava en absoluto.
Desgraciadamente, desde hace mucho tiempo tenemos dificultades con la
oftalmología. Yo recuerdo que cuando era Diputada ya se presentaban:
anualmente sólo había dos cupos para ese campo de la medicina. O sea, el
acceso a esa especialidad estaba sumamente restringido en Chile. Tan grave
era la situación, que los Diputados pedimos al Ministerio de Salud que enviara
a España a un grupo de veinte a treinta alumnos de medicina para adquirir
especialización oftalmológica, porque la falta de profesionales de tal índole era
gravísima y sigue siéndolo. Éstos le echan la culpa al Ministerio; el Ministerio, a
las universidades; las universidades, a los oftalmólogos. Al final, yo no sé
quién tiene la culpa. Pero el punto es que el número de oftalmólogos continúa
siendo irracionalmente bajo en nuestro país.
También es cierto que mucha gente opina -en forma errada o injusta, o bien,
justa- que de alguna manera se ha protegido el bolsillo de ciertas
especialidades médicas cuidando que haya pocos que las ejerzan. Ésa es la
verdad.
Quisiera señalar, señor Presidente, que, a propósito de este proyecto de ley y
de otro en estudio, he conocido más de cerca la carrera de tecnología médica.
Ésta se imparte exclusivamente en universidades; dura cuatro o cinco años, y
prepara profesionales con formación científica muy potente. Lo que yo no sabía
era que una de las cuatro especialidades de los tecnólogos médicos es
justamente oftalmología. O sea, con equipos no muy caros ni muy sofisticados,
se hallan en condiciones de practicar screening para detectar algunas
patologías de los ojos.
Por ello, creo que es hora de romper el monopolio de los oftalmólogos y
permitir a los tecnólogos médicos hacer ese tipo de exámenes. A quienes no
presenten síntomas de alguna enfermedad, pueden recetarles los lentes
respectivos; y los demás, derivarlos al oftalmólogo.
Mientras los pocos oftalmólogos de Chile estén preocupados de autorizar el uso
de lentes contra la presbicia, no podrán dedicarse a tratar las afecciones
realmente graves.
En obstetricia, por ejemplo, las matronas y enfermeras matronas, si las cosas
van bien, pueden hacer gran parte del trabajo; si se presentan complicaciones
o se deben practicar ciertos exámenes, interviene el médico. Lo mismo podría
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DISCUSION SALA
suceder en el caso de la oftalmología: los tecnólogos médicos con
especialización en esta área podrían llevar a cabo gran parte de las
evaluaciones y controles, alivianando así la tarea de los oftalmólogos y
disminuyendo el número de pacientes que esperan ser atendidos.
Ése sería un uso racional de los recursos humanos en el sistema de salud.
Sin embargo, señor Presidente, se ha ejercido oposición para la venta de
lentes contra la presbicia sin receta médica; oposición muy fuerte para que los
tecnólogos médicos actúen en el campo de la oftalmología, y oposición cerrada
para crear otras carreras, como la de optometrista, cuyos profesionales
ejercen, por ejemplo, en Estados Unidos.
Aquí se ha pretendido que cualquier enfermedad a los ojos sea tratada
necesariamente por los médicos especialistas. Pero ello no se ajusta a un buen
uso de los recursos humanos. No se actúa así ni en Estados Unidos ni tampoco
en Chile en otros campos de la medicina.
Señor Presidente, el proyecto es absolutamente razonable. Se trata de lentes
que no son más que lupas con marco y no agravan ninguna enfermedad. Es
posible que la necesidad de usarlos disfrace una patología. Pero lo mismo
sucede si se toman remedios para aliviar el dolor de cabeza cuando se padece
de cáncer.
Y esto puede ocurrir en muchos ámbitos de la salud. Según la posición de los
oftalmólogos, sin antes consultar a un traumatólogo no sería factible comprar
un bastón cuando duelen las rodillas.
Si se razona al límite, se cae en el absurdo.
Propongo aprobar la iniciativa y legislar pronto para ampliar el campo de
competencia de los tecnólogos médicos con especialidad en oftalmología,
habilitándolos para hacer screening a todas las personas a partir de cierta
edad. Y si se detectan síntomas que impliquen un problema mayor, se las
deriva a oftalmólogos. De ese modo, éstos se abocarían sólo a los casos donde
realmente se requieren médicos especialistas, quienes ya no destinarían su
escaso y precioso tiempo a recetar lentes contra la presbicia, los que, en
cualquier otro país -como decía el Senador señor Larraín-, se pueden comprar
en supermercados y aeropuertos.
Conforme a lo recién expuesto, pido que se vote en forma separada la parte
final del primer inciso del artículo 128 bis, que empieza diciendo: “Autorízase la
fabricación, venta y entrega, sin receta médica, de lentes con fuerza dióptrica
sólo esférica e igual en ambos ojos, sin rectificación de astigmatismo,
destinados a corregir problemas de presbicia en personas mayores de cuarenta
años”. Sugiero que el inciso termine aquí y que se elimine la frase final,
relativa a que los anteojos para présbitas se vendan únicamente en
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establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la
autoridad sanitaria. En Estados Unidos se pueden comprar en aeropuertos y
supermercados. Y si hoy día la gente los está adquiriendo incluso en las ferias,
yo prefiero que se expendan en aquellos lugares, donde por lo menos la
seriedad es mayor que la de un vendedor de cuneta.
Por lo tanto, solicito formalmente que se vote aparte la frase final que
individualicé.
El señor ROMERO (Presidente).- Señora Senadora y señores Senadores, se nos
presenta la siguiente dificultad: hay cinco oradores inscritos y quedan
exactamente seis minutos para el término del Orden del Día. Por lo tanto,
sugiero aprobar el proyecto en general, dejando pendiente el debate particular,
porque, de acuerdo con la propuesta de la Senadora señora Matthei,
tendríamos que abrir plazo para presentar indicaciones.
La señora MATTHEI.- Votemos en general el proyecto, señor Presidente.
El señor ROMERO (Presidente).- Claro. Nos pronunciamos sobre la idea de
legislar y dejamos pendiente la votación particular.
¿Habría acuerdo para proceder de esa manera?
El señor RUIZ-ESQUIDE.- No, señor Presidente.
El señor ROMERO (Presidente).- Hay oposición.
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor COLOMA.- Yo la había pedido antes.
El señor ROMERO (Presidente).- No se encontraba en la Sala cuando se la
ofrecí.
El señor ESPINA.- Yo también la solicité.
El señor ROMERO (Presidente).- Ya están inscritos.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, deseo hacer una observación.
El señor ROMERO (Presidente).- El Honorable señor Larraín le está pidiendo
una interrupción.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Discúlpeme, señor Senador.
Quiero plantear una proposición distinta que podría facilitar el acuerdo.
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Como hay cinco inscritos,...
El señor ROMERO (Presidente).- Así es.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-...obviamente en cuatro minutos no concluiremos el
debate. Y no me parece lógico -es el problema de siempre- que los primeros
hablen durante diez o quince minutos y los últimos, para apretar la conclusión,
lo hagamos en dos o tres.
En mi opinión, lo más razonable es dejar pendiente el proyecto para mañana y
punto.
El señor ROMERO (Presidente).- Señor Senador, la sesión de mañana la
ocuparemos en el proyecto de Ley de Rentas Municipales II, cuyo despacho,
por tener urgencia calificada de "suma", se antepone al de cualquier otra
iniciativa.
La Mesa propone una cosa diferente: extender la hora de término del Orden
del Día para que funden el voto los inscritos.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- No, señor Presidente.
No hay acuerdo.
Entiendo el Reglamento, pero ésta es una de sus disposiciones que tendremos
que modificar. Siempre al final del Orden del Día se aprieta la discusión de tal
manera que no se puede hablar.
Yo voy a votar en contra del proyecto y, por lo menos, quiero disponer de
tiempo suficiente para fundamentar mi decisión.
El señor LARRAÍN.- ¿Señor Presidente, me permite plantear una cuestión de
orden?
El señor ROMERO (Presidente).- Cómo no.
El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, sugiero prorrogar el Orden del Día de
manera que los cinco Senadores inscritos puedan intervenir. Luego, votamos la
iniciativa.
El señor ROMERO (Presidente).- Hay una propuesta del Honorable señor
Larraín.
El señor CANTERO.- Durante cinco minutos.
El señor LARRAÍN.- Por el tiempo que sea.
Unos podrán hablar menos que otros.
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El señor RUIZ-ESQUIDE.- ¿Cuál es la proposición?
El señor ROMERO (Presidente).- Se trata de ampliar el plazo de término del
Orden del Día, a fin de que los inscritos hagan uso de la palabra conforme al
tiempo normal que les corresponde.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Muy bien. Yo no tengo problemas.
El señor ROMERO (Presidente).- Si le parece a la Sala, procederemos en los
términos sugeridos.
Acordado.
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, votaré en contra del proyecto que
nos ocupa porque, a mi juicio, resulta inadecuado para la salud ocular de las
personas. La argumentación básica alude a la carencia de atención
oftalmológica, la cual, de acuerdo con las normas del Código Sanitario, debe
corresponder a facultativos especialistas en esta área de la medicina.
Se propone que, en condiciones específicas y en determinado momento de la
vida, cierto tipo de lentes puedan ser vendidos por distintas personas e
instancias de la sociedad chilena; esto es, en la cuneta, en el supermercado,
en el gasómetro, en cualquier parte.
Y lo que se está haciendo es, lisa y llanamente -perdónenme la forma en que
lo voy a expresar-, aplicar la teoría de la venta del sofá para resolver un tema:
como no tenemos oftalmólogos, entonces que cualquiera expenda estos lentes.
Sin embargo, cuando se agrega una norma que restringe la referida venta a
determinados establecimientos cercanos a la práctica médica, también se la
quiere suprimir, a pesar de que en la Comisión -así lo da cuenta su informehubo unanimidad para incorporar esta materia.
Por mi parte, propuse algo mínimo: que, antes de la entrega de estos lentes,
se practicara, al menos, una evaluación oftalmológica, lo que fue rechazado.
¿Cuál es el tema de fondo entonces? ¿Es factible la venta de este tipo de
anteojos en estas condiciones? ¿Hay seguridad de que detrás de la presbicia no
se desarrolla alguna enfermedad, que no será descubierta ni en la cuneta ni en
la venta libre que se propone? Ninguna, absolutamente ninguna.
Se podrá decir que lo propuesto es mínimo. Conforme. Pero bastaría un caso
en un millón para entender que estamos exponiendo a la ceguera a personas
con el objeto de resolver un problema sin los cuidados propios en materia de
salud.
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En Chile, señor Presidente, se acaba de terminar el estudio de una larga lista
de proposiciones que apuntan a reformar la salud en el sentido de permitir que
todos accedan a ella en iguales condiciones. Por lo tanto, la racionalidad de las
cosas en un país como el nuestro -sobre todo con las reformas que
pretendemos introducir- indica que, primero, debemos abordar el fondo de la
cuestión y, después, abocarnos a las situaciones aleatorias.
En definitiva, soy partidario de rechazar el proyecto. Creo que no tiene
seriedad. La argumentación de que esto se hace en países desarrollados -en
Estados Unidos y en no sé en qué otros- y también en los muy pobres, como
en África, no me parece suficiente, porque en éstos no hay posibilidad alguna
de mejorar su situación y porque en aquéllos las personas, que tienen otro
nivel de vida y de preocupación por su salud ocular, habitualmente se someten
a controles oftalmológicos. Son situaciones no comparables.
Lo que lógicamente corresponde es buscar fórmulas para superar el problema
de fondo. Y se han propuesto algunas a la luz de lo que ahora estamos
haciendo en materia de salud.
La primera -y aquí se han hecho otras sugerencias, como la de la señora
Senadora que me precedió en el uso de la palabra, y que yo comparto-, surge
de la pregunta, no resuelta, sobre si es suficiente o no la cantidad de
oftalmólogos. Algunos la estiman suficiente, pero con mala distribución. Otros
hacen presente la necesidad de aumentarla porque faltan. Por lo tanto, lo
prioritario es analizar seriamente si el número de estos médicos especialistas
es razonable. Para el Gobierno -así lo ha sostenido mediante el Ministerio de
Salud-, no existe tal carencia.
Segundo: permitir actuar a otros profesionales, como los tecnólogos médicos y
optometristas, en determinadas prácticas oftalmológicas -como indicó la
señora Senadora Matthei- representa un paso sustancial, por cuanto se
diferencia de lo que propone la moción, que autoriza la venta de este tipo de
lentes en cualquier lugar, a cualquier precio y en cualquier condición.
Tercero. Entre las fórmulas consideradas en la reforma de salud se encuentra
la que privilegia la atención primaria. Por lo tanto, es perfectamente lógico y
permisible plantear la exigencia de una adecuada distribución de oftalmólogos
y de tecnólogos médicos, lo que obviamente requiere hacer esfuerzos por
contar con más recursos. Me parece que este aspecto también debería ser
considerado.
En resumen, señor Presidente, para no alargar el debate y lograr cierta
atención sobre el punto, solicito a la Sala no votar la iniciativa y recoger las
propuestas aquí formuladas. Se ha dicho que deberá volver a Comisión. ¿Por
qué no desechamos en definitiva la idea de legislar, que, insisto, es una
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lamentable manera de aplicar el criterio de don Otto, quien, por no tener una
solución de fondo, vende el sofá?
Hagamos un proyecto que considere, seriamente, todos los elementos
señalados.
Alguien sostuvo aquí que estamos frente a una especie de privilegio
inadecuado de los oftalmólogos. Ese es un juicio de valor respecto de un grupo
determinado de profesionales. Yo no soy oftalmólogo y no estoy en esta Sala
como defensor corporativo de los médicos. Pero, sí, vuelvo a manifestar que
lamento que se planteen proyectos de este tipo, que terminan siendo de un
populismo extraordinario y ponen en riesgo la salud de las personas.
Es correcta la argumentación -no lo niego- en orden a que con este criterio no
sería posible realizar ninguna acción médica espontánea porque se podría
oscurecer el diagnóstico; pero es bastante distinto tomar una aspirina, como
aquí se ha señalado -la sintomatología puede llevar de inmediato, o en forma
relativamente rápida, a control en un consultorio-, de lo que se establece en el
proyecto.
El inciso final del artículo que se propone agregar me parece impropio de una
ley. Expresa: "La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una
advertencia sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita
prevenir riesgos para la salud ocular.". ¡Esto es una tomada de pelo,
inadmisible en una ley! Le quita seriedad.
El Senado no puede aprobar una cosa como ésa, donde se dice: "Mire, compre
lo que quiera, pero tenga cuidado porque le puede producir una gravísima
enfermedad.".
Resolvamos el problema; hagamos las cosas bien, como corresponde a un país
civilizado, con una reforma de la salud, con 5 mil dólares per cápita, con una
distribución del ingreso inadecuada aunque mejorando en el fondo. No
debemos dictar una ley que exponga a los pacientes a un eventual daño por el
simple hecho de no haber sido atendidos. Se les pide que se preocupen porque
les podrían pasar cosas tales como quedar ciegos. Y por ello se pone en la
norma.
Señor Presidente, eso no es serio.
Honestamente, a mí no me gusta demeritar las propuestas de nadie, ni
despreciar las opiniones ajenas, pero creo que esto sobrepasa el límite de falta
de seriedad tolerable en un cuerpo legal.
Si existe la opción de que el proyecto vuelva a Comisión, aprovechémosla para
intentar mejorarlo. Por de pronto, pediría que el inciso final del artículo 128 bis
-que voté en contra- se elimine, por considerarlo inadecuado para una ley.
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DISCUSION SALA
Mi propuesta de fondo es que nos reunamos con personeros del Ministerio de
Salud para encontrar una solución concreta en un plazo de 2 a 3 años. No
debemos legislar en materia de salud con esta liviandad, por mucho que sea
algo que ocurre en Estados Unidos o que haya 10 personas que compran
anteojos en la calle. ¡No! En salud, o se busca lo mejor o no estamos en
condiciones de hacer bien las cosas.
Ahora, que los médicos oftalmólogos sean una casta especial, es probable y he
reclamado sobre ello. Pero hay otras formas de resolver el problema.
Como no deseo gastar más tiempo, pido al Senado, no que rechace la
iniciativa, para que nadie se moleste, sino postergar su tratamiento y
reenviarla a Comisión, a fin de que allí trabajemos en conjunto una solución
más razonable, más de fondo, más seria y sin esa advertencia, que nos
expone, como se dice en el campo, a la risión del pueblo.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Respecto de la petición de Su Señoría, le
hago presente que hasta el momento el acuerdo es escuchar a los Senadores
inscritos y después votar en general el proyecto. Sin embargo, como todo
acuerdo, es susceptible de ser modificado; pero ése es el que estaba vigente
cuando pasé a dirigir la sesión y lo respetaré hasta que la Sala diga otra cosa.
Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
El señor ESPINA.- Señor Presidente, comparto plenamente lo expresado por la
Senadora señora Matthei en tres aspectos.
Primero, en el impacto social que una iniciativa de esta naturaleza puede
provocar. Al parecer, éste es el típico proyecto de ley donde se tiende a mirar
más bien al Chile que tiene recursos, medios económicos, posibilidades de ir a
un oftalmólogo a través de las isapres, que al Chile popular, que es aquel
donde se presentan las dificultades con mucho mayor agudeza.
Como bien decía un Honorable colega que me antecedió en el uso de la
palabra, la presbicia, más que una enfermedad, es un problema a la vista que
surge sobre los 40 años de edad. Y la verdad es que actualmente el sistema
público no está en condiciones de ofrecer una solución porque no cuenta con
oftalmólogos para prestar esa atención, y éstos se oponen de modo terminante
a que los tecnólogos médicos cumplan esa función. Además los hospitales del
Estado no disponen de lentes adecuados.
Por lo tanto, esta normativa puede producir un impacto social gigantesco. Son
cientos de miles las personas que viven en zonas rurales o en ciudades
pequeñas a las cuales les cambia su calidad de vida cuando acceden a lentes
apropiados, pues les permiten efectuar en sus hogares trabajos que hoy no
pueden realizar, sobre todo las mujeres. ¡Les transforma la vida! Y cuando la
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DISCUSION SALA
entrega de anteojos se hace a través de instituciones como el Club de Leones o
el Rotary, se cumple una labor social espectacular.
Lo que el proyecto hace es, simplemente, permitir algo que ocurre en países
europeos y en Estados Unidos -tan rigurosos en lo relativo a normas de control
de salud-, posibilitando que la gente modesta acceda sin obstáculos a los
lentes que necesita.
Deseo agregar otro antecedente. Los representantes del Colegio Nacional de
Ópticos apoyaron la iniciativa, y los de la Sociedad Chilena de Oftalmología no
se opusieron a ella. Sí, como se señala textualmente en el informe,
"aconsejaron definir en el Código las siguientes características del lente:
esférico, positivo, de igual fuerza dióptrica y entre 1 y 3 dioptrías de aumento.
Recomendaron que los fabricantes de dichos lentes estén acreditados ante el
Instituto de Salud Pública y que los lentes se entreguen con una advertencia
sanitaria en el sentido de que el examen médico permite detectar a tiempo
otras dolencias.".
El segundo tema dice relación a las advertencias. No comparto en nada la
opinión del Senador señor Ruiz-Esquide. Desde luego, tratándose del tabaco en la actualidad se estudia un proyecto sobre él- existe, y se va a mantener,
un aviso expreso respecto del riesgo que significa consumirlo.
Por lo tanto, me parece absolutamente razonable que haya una advertencia en
cuanto a la necesidad de practicarse controles de oftalmología para detectar
otras enfermedades.
Y, en tercer lugar, me parece inconveniente la norma que establece la
obligatoriedad de que ese tipo de lentes se entregue o venda en
establecimientos de salud o en ópticas y farmacias. ¡Eso implica no vivir en el
Chile popular, en el Chile real! ¡Díganme Sus Señorías dónde hay una óptica o
una farmacia en el campo! Y los servicios de salud no cuentan con ese
producto.
¿Cómo obtiene los anteojos la gente ahora? Los centros de madres o las juntas
de vecinos se organizan y realizan distintos eventos para conseguir dinero; con
él compran los lentes y luego los distribuyen entre las personas que padecen el
problema. ¿Vamos a pedir a éstas que vayan a adquirirlos a una farmacia o a
una óptica? Desde ese punto de vista, la parte final del inciso primero del
artículo 128 bis propuesto por la Comisión no tiene sentido.
En resumen, soy partidario de aprobar la idea de legislar y de abrir plazo para
la presentación de indicaciones, de manera que la iniciativa pueda convertirse
en ley lo antes posible y, de este modo, ayudar a mucha gente modesta a
cambiar su calidad de vida permitiéndole ejecutar quehaceres diarios que hoy,
lamentablemente, no puede efectuar.
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DISCUSION SALA
Anuncio mi voto favorable.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Solicito autorización de la Sala para abrir
la votación.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente, yo pedí votar en forma separada la
última parte del inciso primero.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Eso se verá después, en la discusión
particular, señora Senadora.
La señora MATTHEI.- Se dijo que el proyecto iba a quedar despachado esta
tarde.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- No. Se acordó votar en general hoy día y
abrir un plazo para formular indicaciones.
La señora MATTHEI.- Conforme.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Entonces, se abrirá
comenzando con los oradores inscritos que no han intervenido.
la
votación,
En votación nominal.
--(Durante la votación).
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor
Cantero.
El señor CANTERO.- Señor Presidente, en realidad la mayor parte de los
argumentos ya se ha entregado.
Es evidente que hay escasez de atención oftalmológica en el ámbito público,
pero esta situación no tiene que ver con la disponibilidad de esos especialistas
en el país.
Un señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra se refirió al
número o inventario de oftalmólogos en Chile. En realidad, esa información no
es preponderante. Lo importante es si se presta o no atención oportuna en esa
especialidad en el ámbito público. Y lo concreto es que en éste no existe una
respuesta adecuada, ni servicios de oftalmología eficientes. En consecuencia,
allí radica el problema.
Estamos hablando de la presbicia, dificultad a la vista que surge con el
envejecimiento de las personas. Esto cobra particular relevancia cuando se
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observa que se está invirtiendo la pirámide poblacional del país; es decir, cada
día hay más gente de la tercera edad. Por lo tanto, esta situación se agudiza y
ejercerá una fuerte presión, aún mayor que la actual, en el sistema de salud
pública.
Me referiré a otro elemento que considero interesante. Resulta positivo que se
posibilite la fabricación de lentes de esas características, o sea, con igual
fuerza dióptrica en ambos ojos y entre 1 y 3 dioptrías de aumento. ¿Por qué?
Porque hay una interpretación restrictiva del artículo 128 del Código Sanitario
que limita, no sólo la venta, sino también la fabricación de esos lentes,
requiriendo para ello receta médica, lo que parece del todo inconveniente.
A mi juicio, el proyecto resuelve el problema, particularmente del segmento
socioeconómico más pobre, el cual tendrá una solución al menos paliativa
mientras se concreta lo que esperamos y que señaló un señor Senador: que el
sector de la salud pública responda, al menos con un mínimo de eficiencia,
oportunidad y respeto a la dignidad de las personas, a los requerimientos de
salud óptica de la población. Nada de eso existe hoy día.
Por lo tanto, voto entusiastamente a favor de la iniciativa.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor
Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO.- Señor Presidente, los argumentos se repiten, pero el
proyecto es bastante simple.
Muchos de nosotros compramos ese tipo de lentes en el aeropuerto, en la
Óptica Rotter y Krauss o en Valparaíso, donde son más baratos. Y no sé si se
venden en la calle, como alguien acota.
Dicen que está prohibido, pero lo podemos hacer. A la gente pobre no le es
posible adquirirlos. Ésa es la verdad: hay discriminación social.
Es una lástima que no escuche esto mi gran amigo el Senador señor RuizEsquide. Los inspectores deberían requisar todos los lentes ópticos que se
venden sin receta. La realidad supera a la ley. En cambio, la gente pobre debe
esperar una consulta oftalmológica, la cual, como aquí se ha indicado, puede
demorar meses, si no años.
¿A qué lleva todo eso? A cosas como la siguiente.
Días atrás recibí una oferta que decía: “Para su próxima campaña
parlamentaria. Si usted regala lentes, el par vale equis pesos”. Evidentemente,
esto constituye una distorsión total de la situación.
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Lo que se pretende con la iniciativa es muy sencillo: que todos los chilenos que
sufren presbicia –mal corriente con el paso de los años- puedan comprar sus
anteojos o que los servicios de salud se los entreguen gratuitamente sin
necesidad de consultar a un oftalmólogo. Es cierto que se corre un riesgo; pero
hoy ocurre lo mismo porque la gente modesta no recurre a esos especialistas.
Y, además de no tener acceso a ellos, las mujeres de la tercera edad se
encuentran en la imposibilidad de coser, cocinar, bordar; y los hombres, de
jugar, leer, en fin. Entonces, el castigo es doble: no los examina el oftalmólogo
y no pueden desarrollar una vida normal.
El raciocinio del Senador señor Ruiz-Esquide en ese sentido sería perfecto si
tales profesionales atendieran a esas personas. Pero como no es así,
proponemos que al menos no se las castigue con una inhabilidad fácil de
resolver comprando lentes.
Asimismo, no me parece que se denigre la ley por el hecho de advertir a la
gente que antes de comprar anteojos debe consultar a un especialista. Si
puede ir, que lo haga. Pero no es tan simple. Para quienes tenemos dinero sí lo
es porque este hecho nos permite reservar una hora. Sin embargo, el que no
lo posee, ¿qué hace?, ¿cuánto deberá esperar para que lo atiendan?
Por consiguiente, lo que ha planteado la Senadora señora Matthei representa
una línea de solución: que el optometrista -que podría ser un tecnólogo
médico- realice el primer examen al afectado, para determinar si sólo se trata
de presbicia o tiene algún otro problema. Pero hasta ahora eso es imposible,
por una serie de circunstancias que prefiero no entrar a detallar.
Es verdad que la Sociedad Chilena de Oftalmología ha implementado dos
planes piloto: uno en Santiago y otro en Concepción. Sin embargo, como su
nombre lo indica, son “planes piloto”. Me parece que el de Concepción opera
en dos consultorios. Pero, ¿qué pasa en Chiguayante, en Talcahuano, en
Coronel, etcétera?
A mi juicio, el proyecto se enmarca perfectamente dentro de la realidad social
de Chile. Además, debemos promover que los oftalmólogos se abran a que
haya más cupos; que el FONASA y los servicios de salud permitan contratar
mayor número de esos profesionales, y, sobre todo, que se dé cabida a que el
optometrista pueda ser un tecnólogo médico, que puede cumplir una buena
función.
Otra pregunta que aquí ha surgido es dónde se deberían vender los lentes. La
Comisión agregó una frase que, si se lee bien, es bastante genérica. Al
referirse a los establecimientos que vendan anteojos de este tipo se establece
que deberán encontrarse “registrados ante la autoridad sanitaria.”.
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No es mucho pedir. Podría ser también un quiosco o un supermercado. El único
requisito es que se registre ante la autoridad sanitaria.
La señora Senadora mencionada señaló que no es necesario ese registro.
Bueno, ésta es una cosa tan opinable que uno puede pensar que sí o que no.
Por mi parte, estimo que el Senado debería aprobar el proyecto por inmensa
mayoría, a fin de que todos los chilenos, por igual, tengan acceso a lo que
hacemos los Senadores: comprar esos lentes sin receta del oftalmólogo.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor
Coloma.
El señor COLOMA.- Señor Presidente, comparto plenamente lo dicho por el
señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra.
Reconozco que me sorprendió el giro que tomó el debate en las últimas
intervenciones. Uno de los oradores sostuvo que el proyecto sobrepasaría la
seriedad, que era demagógico, y sugirió postergarlo para hacer algo bueno. Y
digo que me sorprendió porque no puedo estar más en desacuerdo con cada
una de esas apreciaciones.
Ante todo, ésta es una iniciativa seria, real, que tiene que ver con un tema que
interesa a la gente en una dimensión mucho más profunda de la que uno
pueda imaginar.
Aquí no estamos hablando de determinados individuos que presentan algún
problema a la vista, ni de miles, decenas de miles o cientos de miles, sino de
millones de personas que, cumplida cierta edad, a la cual muchos hemos
llegado, no tienen posibilidades económicas para resolver -y aquí viene el
segundo problema- conforme a la actual institucionalidad su dificultad visual.
Porque cuando se señala que la alternativa es someterse a un examen para la
entrega de una receta, se habla de lentes que cuestan 30 mil, 40 mil o 50 mil
pesos, versus otros que valen ochocientos, mil o mil doscientos y que facilitan
la vida a innumerables compatriotas.
Señor Presidente, quiero aprovechar la oportunidad para transmitir la emoción
que he sentido -tal vez como muchos otros- al entregar, aparentemente al
margen de la ley, esa clase de lentes. A raíz de ello he vivido situaciones muy
conmovedoras cuando, en la vía pública, algunas personas me declaran que
han podido trabajar de nuevo gracias a ese simple instrumento que cuesta
alrededor de mil pesos; o mamás que dicen haber vuelto a tejer, o papás que
se han reencontrado con la lectura, lo cual les ha permitido conversar con sus
hijos.
No puedo olvidar a una persona que, con lágrimas en los ojos, me decía que
iba a poder volver a ser tesorero de su club deportivo –lo que más le gustaba
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en su vida-, labor a la que había renunciado por no ser capaz de ver los
números.
Entonces, me cuesta imaginar un proyecto más importante que éste, pues
abre la puerta a millones de personas para lograr una calidad de vida mejor,
sin tener que desembolsar cantidades de dinero que, desde el punto de visa de
su poder económico, actualmente son inabordables.
La ausencia de efectos secundarios no solamente se consigna en los libros,
pues también se puede apreciar personalmente.
Muchas personas a las que en determinado momento les entregamos lentes
todavía nos lo agradecen.
Y creo que tratar de vincular esto con la necesidad de más estudios y llevarse
a cabo exámenes físicos –entiendo la buena disposición de tal sugerenciaimplica, técnica y objetivamente, postergar una legislación que va a generar
un tremendo beneficio social.
En una oportunidad, el servicio pertinente clausuró el lugar en que se hacía
entrega de lentes. Se me dijo que eso era gravísimo. Ese mismo día, ante una
fila muy grande de personas, se decidió poner en marcha un procedimiento
especial para esa finalidad en el hospital respectivo. Se invitó a todos los que
estaban esperando recibir el beneficio. Se entregaron veinte lentes y se acabó
el programa. Y quedaron miles aguardando.
Entonces -lo digo con la mejor voluntad-, en mi opinión, si hay algo que los
Parlamentarios podemos hacer para ayudar a mejorar la calidad de vida de
muchas personas es aprobar sin demora un proyecto de esta naturaleza que,
como Sus Señorías pueden apreciar, tiene además un grado de apoyo bastante
transversal en su origen. Pienso que, de alguna manera, nos hace sentir más
útiles el modificar una norma que técnicamente ha impedido que mucha gente
pueda ver adecuadamente.
Por cierto, esto es mejorable, como todo tipo de iniciativas. Si en una sociedad
es factible que todo el mundo acceda a exámenes físicos, oculares y de otra
naturaleza, estaríamos en un país en desarrollo, con la posibilidad de rever una
norma semejante, si así procediera; pero yo creo que no es así. Claramente,
según lo explicado latamente, ésta es una legislación adecuada.
Por eso, pocas veces, a diferencia de lo que planteó un señor Senador, he
tenido más esperanzas de que el proyecto se apruebe lo antes posible, porque
estoy convencido de que va a generar un tremendo beneficio.
Voto entusiastamente a favor.
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DISCUSION SALA
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.- Señor Presidente, ¿qué es la presbicia? ¿Es una enfermedad?
La señora MATTHEI.- ¡No!
El señor SABAG.- ¡Justamente! ¡No es una enfermedad! Es una condición
fisiológica que surge como consecuencia del proceso natural de
envejecimiento, alrededor de los cuarenta años, y que consiste en la pérdida
gradual de elasticidad del cristalino, lo que provoca una disminución de la
capacidad del ojo para enfocar los objetos que se encuentran a poca distancia.
Eso es la presbicia; y afecta fundamentalmente a personas con más de 40
años de edad. Muchas veces los sectores campesinos y los más pobres de la
población no pueden concurrir a un oculista, porque les cuesta conseguir hora
y porque los lentes son muy caros. Es decir, se encuentran en condiciones
absolutamente desventajosas.
Por eso, los programas realizados por
algunos Parlamentarios, como el
Senador señor Coloma, son muy beneficiosos. Lo bueno hay que apoyarlo y
estimularlo, evidentemente.
Ahora bien, el fundamento de la proposición radica en el alto costo de los
lentes. Todos sabemos lo estricto que es Estados Unidos en lo que respecta a
la salud y a la entrada en vigencia de los medicamentos -¡cómo cuidan al ser
humano en todos los aspectos!-; pero allá la venta de anteojos ópticos es
libre; o sea, ellos, que están tan avanzados en esta materia, la permiten. Los
países europeos, también. Ésa es la experiencia internacional.
En cuanto a los efectos secundarios, si por el uso de un lente inadecuado a una
persona le pudiera sobrevenir una tremenda enfermedad, entendería las
inquietudes; pero no es así.
Las eventuales consecuencias de lentes no recetados son prácticamente
inexistentes. A lo más, se limitan a dolor de cabeza o a tensión visual, sin
provocar problemas mayores. Tampoco se empeora la presbicia u otra
dolencia.
Por eso, en mi opinión, se trata de una iniciativa práctica y de gran sentido
social. De modo que, lógicamente, también la votaré a favor con mucho
agrado. Ojalá la podamos despachar en esta oportunidad.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Continúa la votación por orden alfabético.
El señor HOFFMANN (Secretario).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su
voto?
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DISCUSION SALA
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Terminada la votación.
El señor FERNÁNDEZ.- Señor Presidente, quiero rectificar mi voto. Estoy
pareado con el Honorable señor Ruiz De Giorgio, quien no se encuentra en la
Sala.
El señor HOFFMANN (Secretario).- Dicho señor Senador no votó.
El señor FERNÁNDEZ.- Tengo un pareo permanente con él.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Nosotros lo autorizamos a votar.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Su Señoría tiene derecho a mantener el
pareo.
--Se aprueba en general el proyecto (20 votos a favor, 1 en contra y un
pareo).
Votaron por la afirmativa los señores Canessa, Cantero, Coloma, Cordero,
Espina, Gazmuri, Horvath, Larraín, Matthei, Núñez, Orpis, Páez, Prokurica,
Romero, Sabag, Silva, Stange, Valdés, Viera-Gallo, y Zurita.
Votó por la negativa el señor Ruiz-Esquide.
No votó, por estar pareado, el señor Fernández.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Propongo el 24 de mayo como plazo para
presentar indicaciones; esto es, dos semanas.
La señora MATTHEI.- ¡Una!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Dos semanas.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Propongo hasta el martes 10 de mayo.
La señora MATTHEI.- No, señor Presidente: hasta el lunes, para que el martes
lo podamos tratar.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Hay que ser razonables, señor Presidente. La
Comisión se reúne los martes también.
El señor GAZMURI (Vicepresidente).- Si le parece a la Sala, se fijará como
plazo para presentar indicaciones hasta el lunes 9 de mayo, a las 12.
Acordado.
Terminado el Orden del Día.
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BOLETIN INDICACIONES
2.3. Boletín de Indicaciones
Senado, 16 de mayo, 2005. Indicaciones de Parlamentarios.
BOLETINES Nºs. 2.90311 y 3.310-11
INDICACIONES 16.05.05
INDICACIONES FORMULADAS DURANTE LA DISCUSIÓN GENERAL DEL
PROYECTO DE LEY QUE PERMITE LA VENTA DE LENTES PARA LA
PRESBICIA, SIN RECETA MÉDICA.
ARTÍCULO ÚNICO
Del Honorable Senador señor Larraín, para eliminar, en el inciso primero
del artículo 128 bis propuesto, la frase final “registrados ante la
autoridad sanitaria”.
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SEGUNDO INFORME COMISION SALUD
2.4. Segundo Informe de Comisión de Salud
Senado. Fecha 18 de mayo, 2005. Cuenta en Sesión 54. Legislatura 352.
SEGUNDO INFORME DE LA COMISIÓN DE SALUD, RECAÍDO EN EL
PROYECTO DE LEY, EN SEGUNDO TRÁMITE CONSTITUCIONAL, QUE
PERMITE LA VENTA DE LENTES PARA LA PRESBICIA, SIN RECETA
MÉDICA.
BOLETINES Nº 2.903-11 y 3.310-11.
HONORABLE SENADO:
Vuestra Comisión de Salud tiene el honor de presentaros su segundo informe
acerca del proyecto de la referencia, iniciado en dos mociones. La primera, de
los Honorables Diputados señores Barros, Bauer, Correa, Dittborn, Forni, Kast,
Melero, Prieto, Recondo y Urrutia, y, la otra, de los Honorables Diputados
señores Accorsi, Aguiló, Cornejo, Mora y Robles.
La primera de dichas iniciativas ingresó a trámite legislativo el 4 de abril de
2002 y la segunda el 7 de agosto de 2003. Con fecha 26 de agosto de 2003,
la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados acordó refundir ambas
iniciativas legales, porque abordan la misma materia.
El proyecto refundido fue aprobado por la Cámara de Diputados, con fecha 8
de octubre de 2003, por 48 votos a favor, 9 en contra y 1 abstención,
iniciándose su tramitación en el Senado el 19 de noviembre del mismo año y
encomendándose su análisis a esta Comisión de Salud.
Por su parte, el Senado aprobó el proyecto en general en sesión del día 3 de
mayo de 2005 y, en esa misma oportunidad, acordó abrir un plazo para
presentar indicaciones hasta las 12 horas del día 9 del mismo mes. Con fecha
10 del mes en curso, la Sala acordó abrir un nuevo plazo para presentar
indicaciones, hasta las 12 horas del día 16 de mayo de 2005.
--Para los efectos de lo dispuesto en el artículo 124 del Reglamento del Senado,
dejamos constancia de las siguientes materias:
I.- Artículos que no fueron objeto de indicaciones ni modificaciones: Ninguno.
II.- Indicaciones aprobadas: Ninguna.
III.- Indicaciones aprobadas con modificaciones: Ninguna.
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SEGUNDO INFORME COMISION SALUD
IV.- Indicaciones rechazadas: Nº 1.
V.- Indicaciones retiradas: Ninguna.
VI.- Indicaciones declaradas inadmisibles: Ninguna.
--DISCUSIÓN EN PARTICULAR
Artículo único
El artículo único del proyecto de ley aprobado en general por el Senado
agrega, a continuación del artículo 128 del Código Sanitario, el siguiente
artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años, en establecimientos de salud, ópticas,
farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”.”.
--Respecto del artículo único del proyecto, el Honorable Senador señor Larraín
presentó una indicación para eliminar, en el inciso primero del artículo 128 bis
propuesto, la frase final “registrados ante la autoridad sanitaria”.
--En votación, la indicación fue rechazada por dos votos en contra y uno a
favor. Votaron en contra los Honorables Senadores señores Ruiz-Esquide y
Viera-Gallo, y, a favor, la Honorable Senadora señora Matthei.
--PROPOSICIÓN DE LA COMISIÓN DE SALUD
Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, vuestra Comisión de Salud
tiene el honor de proponeros la aprobación en particular del proyecto en los
mismos términos en que fue aprobado en general por el Senado, cuyo tenor es
el siguiente:
PROYECTO DE LEY:
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SEGUNDO INFORME COMISION SALUD
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años, en establecimientos de salud, ópticas,
farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”.”.
---Acordado en sesión celebrada el día 17 de mayo de 2005, con asistencia de los
Honorables Senadores señor José Antonio Viera-Gallo Quesney (Presidente),
señora Evelyn Matthei Fornet y señor Mariano Ruiz-Esquide Jara.
Sala de la Comisión, a 18 de mayo de 2005.
PEDRO FADIC RUIZ
Secretario de la Comisión
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SEGUNDO INFORME COMISION SALUD
RESUMEN EJECUTIVO
SEGUNDO INFORME DE
PROYECTO DE LEY, EN
PERMITE LA VENTA DE
MÉDICA.
(Boletines Nº 2.903-11 y
LA COMISIÓN DE SALUD RECAÍDO EN EL
SEGUNDO TRÁMITE CONSTITUCIONAL, QUE
LENTES PARA LA PRESBICIA, SIN RECETA
3.310-11).
I.
PRINCIPAL
OBJETIVO
DEL
PROYECTO
PROPUESTO
POR LA COMISION: Autorizar la fabricación, venta y entrega gratuita de
lentes para la presbicia, sin el requisito de presentación de receta médica, en
los establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la
autoridad sanitaria.
II.
ACUERDOS:
Rechazar la única indicación presentada al proyecto (2X1).
III. ESTRUCTURA DEL PROYECTO APROBADO POR LA COMISION:
Artículo único.
IV.
NORMAS DE QUORUM ESPECIAL: No hay.
V.
URGENCIA: No tiene.
VI.
ORIGEN INICIATIVA: Mociones de los Honorables Diputados señores
Barros, Bauer, Correa, Dittborn, Forni, Kast, Melero, Prieto, Recondo y Urrutia
y de los Honorables Diputados señores Accorsi, Aguiló, Cornejo, Mora y Robles.
VII.
TRAMITE CONSTITUCIONAL: Segundo.
VIII. APROBACION POR LA CAMARA DE DIPUTADOS: Sesión de fecha 8
de octubre de 2003, con 48 votos a favor, 9 en contra y 1 abstención.
IX.
INICIO TRAMITACION EN EL SENADO: 19 de noviembre de 2003.
X.
TRAMITE REGLAMENTARIO: Segundo informe.
XI.
LEYES QUE SE MODIFICAN O QUE SE RELACIONAN CON LA
MATERIA:
1.-Código Sanitario. En el marco de su libro VI, “De los laboratorios,
farmacias y otros establecimientos”, el artículo 128 entrega en forma privativa
la fabricación de lentes con fuerza dióptrica a los establecimientos de óptica,
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SEGUNDO INFORME COMISION SALUD
precisando que éstos deben ejecutarla conforme a las prescripciones de la
respectiva receta médica.
2.-Decreto supremo Nº 4, de 1985, del Ministerio de Salud, que
aprueba el Reglamento de Establecimientos de Óptica y regula lo concerniente
a este tipo de establecimientos.
--------Valparaíso, 18 de mayo de 2005
PEDRO FADIC RUIZ
Secretario de la Comisión
INDICE
Constancias
1
Discusión y votación
2
Proposición de la Comisión
3
Resumen Ejecutivo
5
Índice
7
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2.5. Discusión en Sala
Senado. Legislatura 353. Sesión 01. Fecha 07 de junio, 2005. Discusión
particular. Se aprueba con modificaciones
AUTORIZACIÓN PARA ADQUISICIÓN SIN RECETA MÉDICA DE
LENTES CONTRA PRESBICIA
El señor ROMERO (Presidente).- Proyecto de ley de la Honorable Cámara de
Diputados que permite la venta sin receta médica de lentes contra la presbicia,
con segundo informe de la Comisión de Salud.
--Los antecedentes sobre el proyecto (2903-11 y 3310-11 refundidos) figuran
en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 13ª, en 19 de noviembre de 2003.
Informes de Comisión:
Salud, sesión 42ª, en 6 de abril de 2005.
Salud (segundo), sesión 54ª, en 18 de mayo de 2005.
Discusión:
Sesión 48ª, en 3 de mayo de 2005 (se aprueba en general).
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario).- La iniciativa fue aprobada en general en
sesión de 3 de mayo del año en curso.
La Comisión de Salud deja constancia en su segundo informe, para los efectos
reglamentarios, de que se rechazó la única indicación presentada.
En efecto, el Honorable señor Larraín propuso eliminar, en el inciso primero del
artículo 128 bis, nuevo, sugerido para el Código Sanitario, la frase final, que
exige el registro ante la autoridad sanitaria de los establecimientos de salud,
ópticas, farmacias y otros que fabriquen, vendan o entreguen sin receta
médica lentes contra la presbicia. La indicación pertinente fue rechazada por 2
votos en contra (Honorables señores Ruiz-Esquide y Viera-Gallo) y 1 a favor
(Senadora señora Matthei).
Sus Señorías tienen a la vista un boletín comparado, que transcribe el texto
aprobado en general por el Senado, la indicación que formulara el Honorable
señor Larraín, la resolución adoptada por la Comisión de Salud y el texto final
que resultaría de aprobarse la proposición del segundo informe.
El señor ROMERO (Presidente).- En discusión particular.
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Ofrezco la palabra.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra, Su Señoría.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente, pido que en el primer inciso del artículo
128 bis que se propone se vote por separado la frase “en establecimientos de
salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la autoridad sanitaria.”.
El señor ROMERO (Presidente).- Si le parece a la Sala, se dará por aprobado el
resto del proyecto y se accederá a la solicitud de la Honorable señora Matthei.
--Así se acuerda.
El señor ROMERO (Presidente).- En discusión la frase señalada.
Ofrezco la palabra.
El señor VIERA-GALLO.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Larraín,
quien la había pedido antes, y luego el Honorable señor Viera-Gallo.
El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, durante el debate en general tuve la
ocasión de fundamentar mi apoyo a la iniciativa, pero en la forma como se
plantea con la indicación que presenté.
No es necesario volver sobre los antecedentes que en esta materia se han
recogido, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, en el sentido
de que los lentes contra la presbicia finalmente logran corregir un defecto
producido por la edad y no por una enfermedad. Por lo tanto, ayudar a
solucionarlo a la gente que por mil razones no tiene acceso a dichos anteojos
realmente representa una labor social de la mayor importancia. Tampoco es
preciso repetir que los informes médicos acreditan que estos lentes no generan
dificultad alguna en sí mismos o que la experiencia internacional da cuenta de
que en ninguna parte se exige algún tipo de requisito o se aplica cierta
restricción para su entrega. En consecuencia, este proyecto debería aprobarse
en su integridad.
En tal sentido, el artículo 128 bis, al obligar a registrarse ante la autoridad
sanitaria, dispone un control que resulta innecesario si el objetivo es permitir,
sobre todo a la gente de bajos ingresos, el acceso a estos lentes con toda
facilidad.
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Establecer una restricción como ésta significa que estaremos de nuevo
sometidos al control de la autoridad sanitaria, con lo cual se verá seriamente
comprometida la finalidad de esta normativa, que no es otra que autorizar el
acceso fácil y expedito a estos anteojos a miles de personas que después de
los cuarenta años se enfrentan a esta situación. Volveremos a la misma
inquietud que hemos manifestado quienes defendemos y apoyamos esta
iniciativa, que, por lo demás, es una moción suscrita por Diputados
provenientes de los más distintos sectores políticos, pues todos han convenido,
frente a una realidad social clara, en la necesidad de liberalizar el
procedimiento, siguiendo la tendencia moderna, de la manera más amplia
posible.
Por consiguiente, me parece que no tiene ninguna justificación la exigencia de
la autoridad sanitaria, porque, si se aprobara así, se originaría una limitación al
acceso de la gente más humilde a este tipo de beneficio, que realmente les
resuelve un problema de forma bastante definitiva.
Por lo tanto, quiero apoyar la idea que planteé en la indicación. Ella no fue
aceptada, pero, por lo menos al votar la frase por separado, es posible eliminar
la expresión “registrados ante la autoridad sanitaria”. Con ello se logra un
efecto social real y no sólo al alcance de quienes posean niveles culturales y
económicos elevados.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Viera-Gallo.
El señor VIERA-GALLO.- Señor Presidente, como ha dicho el Senador señor
Larraín, este proyecto tiene una enorme importancia social, pues son miles
quienes necesitan anteojos para la presbicia y que, desgraciadamente, no
cuentan con la posibilidad de una consulta oftalmológica, sino hasta dentro de
meses o, incluso, más de un año.
Esta iniciativa es fundamental, pues exige que la entrega de este tipo de lentes
debe acompañarse de la evaluación de un oftalmólogo, aunque sea fijada para
dentro de seis meses, con el propósito de detectar eventuales enfermedades,
como glaucoma u otras, que podrían conducir a la ceguera.
Como se ha mencionado, el problema no afecta a la clase media, y obviamente
tampoco a la clase alta, sino que se concentra en el sector popular, sobre todo
en el más indigente, porque si no cualquiera podría hoy comprar los anteojos
donde quisiera. Estamos hablando de quienes no pueden adquirirlos, porque
no tienen plata para hacerlo. Frente a eso, se autoriza su entrega gratuita en
los consultorios a quien los necesite, o bien su compra a precios muy módicos.
Básicamente, lo que se busca es que el Gobierno pueda poner en práctica en
los consultorios de atención primaria un sistema de entrega gratuita de
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anteojos. Ojalá la persona pasara por un optometrista. Pero, si ello no es
posible, simplemente que se pruebe los lentes, como hace cualquiera de
nosotros cuando los adquiere.
Como resguardo, en el inciso segundo se dispone que deberá haber una
advertencia sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica. Y me
imagino que en el consultorio, junto con entregar los anteojos, se fijará una
consulta con determinado oftalmólogo dentro de ocho meses, diez meses o un
año más, para ver si padece glaucoma, catarata u otra enfermedad.
La única discrepancia con la indicación que se planteó radica en si este
procedimiento se lleva a cabo simplemente sin ningún control o, como se
dispone en el proyecto, si la venta y entrega de este tipo de lentes se hace en
establecimientos de salud, ópticas, farmacias -se supone que son
establecimientos responsables- y en “otros registrados ante la autoridad
sanitaria”. Esto último sería muy fácil. Bastaría que el Parque Arauco,
Falabella, etcétera, se registrara. Y este registro requiere un mínimo esfuerzo.
Se trata de que, por lo menos, exista capacidad de la autoridad sanitaria para
controlar que la entrega de los anteojos se acompañe, como señala el inciso
segundo, de una advertencia sobre la conveniencia de fijar una consulta con el
oculista.
Ahora bien, el Senador señor Larraín argumenta que, si esto hoy se hace sin
control alguno en los sectores altos, por qué no ocurre lo mismo en toda la
población. La única diferencia es que, por mayor cultura y, sobre todo, por
mayor capacidad económica, aquéllos pueden ir a un oculista y pagar. En el
nivel popular tal vez no haya el mismo interés por ir a un oftalmólogo, porque
no se tiene conciencia y, obviamente, se carece del dinero para hacerlo. Y no
hay ninguna posibilidad para que esto se haga en Chile de manera masiva en
un plazo razonable. Sería ideal que, por medio de una reforma legal, se
permitiera actuar a tecnólogos especializados en oftalmología, que es una
carrera intermedia, y que tuvieran una participación mucho mayor. Pero no
sabemos cuándo sucederá eso.
Lo que nos interesa es que hoy día no se tiene ni cita con el oculista ni
anteojos. Por lo menos mediante la ley en proyecto se tendrá lentes. Es la
única diferencia.
Si esto se hace con un poco de control o sin ningún control, queda a criterio de
los señores Senadores, por cierto. Pero es una discrepancia menor. Yo
preferiría que fuera como lo establece el proyecto, por eso voté en contra de la
indicación.
He dicho.
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El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz
Barra.
El señor MUÑOZ BARRA.- Señor Presidente, creo que la solución de este tema
reviste una connotación social bastante importante e interesante. Y, a pesar de
que no es nuestra especialidad, los Parlamentarios lo comprobamos y lo
corroboramos en terreno cada vez que visitamos sectores sociales de niveles
económicos modestos, sectores rurales, sectores poblacionales.
Y esto obedece a varias circunstancias.
En primer lugar, la oftalmología es una especialidad muy restringida. No todas
las ciudades, inclusive las de cierta importancia, disponen de un especialista,
porque todos sabemos que, de una forma u otra, se ha conseguido hacer de
ellos un grupo con características muy particulares. Tan así es que en la Región
de la Araucanía no hay más de una o dos becas para que los médicos se
especialicen en oftalmología. Muchas veces, en el mismo Parlamento, se ha
tratado de ampliar las circunstancias que hagan factible considerar una mayor
cantidad de becas orientadas a ese objetivo, pero, por razones que no es del
caso señalar en esta oportunidad, ello ha resultado totalmente imposible.
Quiero destacar, señor Presidente, que los lentes para la presbicia, si no
corresponden a la necesidad física de la persona, son por completo inservibles.
Parten de 0,25 y llegan al número 4, con una graduación de 25 en 25. Es muy
fácil que alguien, probándoselos, encuentre los que se ajusten a su deficiencia
y le sirvan precisamente para leer, escribir o realizar determinados trabajos a
cierta distancia. Nadie va a caer en el error de dañarse la vista con un par de
lentes que no le correspondan. Si no son los adecuados, las personas se
marean. Es imposible que los puedan utilizar.
Por esta razón, señor Presidente, creo que el proyecto recoge una latencia
social bastante importante.
Ahora, me hace fuerza lo expresado por el Senador señor
Viera-Gallo en el
sentido de que al colocarse la frase "y otros registrados ante la autoridad
sanitaria" se abre el camino para que consultorios y hospitales entreguen
lentes para la presbicia a un precio muy bajo o en forma gratuita. Ojalá fuera
así, pero la experiencia señala que cuando un oftalmólogo de hospital receta
algún tipo de lentes ópticos para otras dolencias de la vista, el número de
anteojos que se proporciona es sumamente bajo, y el porcentaje de
favorecidos, bastante pequeño.
Mirado desde ese punto de vista, el proyecto no hace daño y tampoco crea
problemas. Y, en los términos en que se halla redactado, está bien. Por eso, a
pesar de que la proposición del Senador señor Larraín también apunta a una
situación real, considero que la frase "y otros registrados ante la autoridad
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sanitaria" no es perjudicial y permite que algunas personas, aunque sean
pocas, obtengan lentes en forma gratuita.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor
Ruiz-Esquide, y luego, los Senadores señores Boeninger y Sabag.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, conforme al artículo 57 de la
Constitución y el artículo 8º del Reglamento de la Corporación, puedo referirme
aquí a esta iniciativa sin que se me reclame connivencia, porque no soy
oculista. Lo dejo establecido para los efectos pertinentes.
El señor ROMERO (Presidente).- ¿Oftalmólogo u oculista?
El señor RUIZ-ESQUIDE.- En verdad, prefiero hablar de "oftalmólogo", para
salvar interpretaciones inadecuadamente perversas.
El señor CORDERO.- ¡Pero Su Señoría usa lentes...!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Efectivamente.
El señor LARRAÍN.- ¡Comprados en un kiosco...!
El señor RUIZ-ESQUIDE.- ¡En una frutería...!
Señor Presidente, el Senado sabe muy bien que voté en contra de este
proyecto. No hubiera querido intervenir de nuevo, pero, ya que se han repetido
las argumentaciones, voy a precisar un par de cosas.
En materia de salud -en ese sentido, reconozco mi formación, distinta de la de
otros Honorables colegas-, creo que no se deben correr riesgos. Y aquí, aunque
se diga que sólo se trata de corregir un problema de la vejez y no de una
enfermedad, detrás de la presbicia -la verdad sea dicha- también, cuando no
es controlada a lo largo del tiempo, puede encontrarse una enfermedad oculta.
Por eso, no me parece recomendable otorgar una libertad tan grande para que
se pueda comprar los anteojos en cualquier parte.
En segundo lugar, señor Presidente, como país hemos hecho un esfuerzo por
mejorar las condiciones de salud de las personas. Toda la reforma, en
definitiva, significa mayor cobertura, mayor eficiencia, mayor rapidez, mayor
igualdad, para que nadie se quede sin un control adecuado. Me parece
inconveniente y contrario a los tiempos y a la imagen que hemos forjado en el
Senado al apoyar los cuatro proyectos de salud, que ahora, por un afán de
terminar pronto los problemas, éstos sean resueltos de mala manera. Además,
ello es contrario a lo que debe entenderse como desarrollo creciente de las
características de la salud chilena.
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En tercer término, señor Presidente, me parece que frente a un tema médico
nunca debe recurrirse a la solución fácil, como en este caso sería la de
autorizar anteojos para la presbicia sin ningún control. Lo lógico y natural,
como consecuencia de los dos primeros puntos que he señalado, sería crear
un programa, con un costo bastante menor que el que se piensa -no más allá
de 10 mil millones de pesos al año-, más cargos de tecnólogos médicos
especializados en oftalmología y contrataciones en atención primaria. Incluso,
se podrían utilizar los últimos cursos de Medicina relacionados con este ámbito,
y a lo mejor hasta contratar a los ópticos que hoy venden los anteojos en sus
negocios para que fueran ellos mismos los que efectuaran al menos un control
médico antes de autorizar una cosa como la que plantea el proyecto.
Se dice, señor Presidente, incluso por algunos colegas, que se podrá reclamar
la venta en cualquier parte. Eso está bien y es razonable, pero debemos
entender que la gente que compra estos lentes, si posee recursos, siempre se
ha hecho un control permanente de sus ojos y ha sabido cuáles son sus
anteojos anteriores. Entonces, ocasionalmente va a algún lugar y los compran.
Por eso voté en contra, señor Presidente.
Ahora, en cuanto a la proposición de suprimir una determinada parte de la
disposición, también la voy a rechazar, por las mismas razones anteriores. Si
el proyecto ya es malo en sí mismo, peor aún lo es el que se quiera eliminar
todo control. Me parece una exageración que no sólo no revela preocupación
por que haya atención, sino que además puede generar algún problema. Basta
que una persona pierda la vista por un control no realizado -quien venda los
anteojos no va a efectuar diagnósticos- para estimar inadecuada la iniciativa.
Por lo tanto, estaría de acuerdo en hacer una petición expresa, junto a los que
desearan sumarse, conminando al Gobierno a que, dentro de las reformas a la
salud, se consignara una pequeña cantidad de dinero para resolver el problema
de una manera más racional.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor
Boeninger.
El señor BOENINGER.- Señor Presidente, a propósito de algo que dijo el
Senador señor Ruiz-Esquide, estoy llegando a la conclusión de que en realidad
la vejez es una enfermedad en sí misma.
Respecto al tema de fondo, pienso que el problema es de riesgos. Pero, en
este caso, encontrando legítimos los razonamientos del Honorable señor RuizEsquide, considero que los riesgos son suficientemente bajos, y que la
resolución del problema social que implica la distribución gratuita y fácil de los
anteojos es mayor que el inconveniente de mantener una seguridad médica
plena.
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Por eso soy partidario del proyecto.
Ahora, en cuanto a la indicación, me convence la argumentación del Senador
señor Viera-Gallo. Sólo agregaría un par de cosas que tienen que ver con los
razonamientos del Honorable señor Ruiz-Esquide, pero con un menor grado de
seguridad.
Con todo, pienso que la idea de suprimir la frase final del inciso primero
contradice en cierto sentido el encabezado del artículo, que dice: "Autorízase la
fabricación, venta y entrega, sin receta médica, de lentes con fuerza dióptrica
sólo esférica e igual en ambos ojos, sin rectificación de astigmatismo”. O sea,
se les pone una cierta condición o restricción. Y en el segundo inciso se
expresa, a mayor abundamiento del mismo raciocinio del Honorable señor
Ruiz-Esquide, que la venta o entrega deberá ir acompañada “de una
advertencia sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica”. De
manera que nuevamente se insinúa –porque ello se plantea en ambos casosque existe una limitación y que resulta conveniente, si es posible, someterse a
algún examen.
Creo, en consecuencia, que la restricción en el inciso primero y, en cierta
forma, una aproximación a la conveniencia insinuada en el inciso segundo se
garantizan plenamente con la intervención de establecimientos de salud,
ópticas y farmacias. En cuanto a los otros –cualquiera: el quiosco de la
esquina, por ejemplo-, me parece que, desde ese punto de vista, sería bueno
contar con el registro amplio de la autoridad sanitaria, porque, sin menoscabo
de la solución social que fundamentalmente se materializará a través de
consultorios, postas, etcétera, ello permite evitar entregas irresponsables de
lentes en cualquier parte.
Por consiguiente, votaré en contra de la indicación.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Sabag.
El señor SABAG.- Señor Presidente, desde luego, el artículo 128 bis ya se
encuentra aprobado en su parte esencial y nos hallamos solamente discutiendo
la indicación de mi Honorable colega Larraín. Entiendo que ella se ha ampliado
ahora un poco, pues apunta no tan sólo a eliminar la frase “registrados ante la
autoridad sanitaria”, sino también a dejar el inciso primero únicamente hasta
las palabras “cuarenta años” y suprimir la frase “en establecimientos de salud,
ópticas, farmacias y otros”.
Desde luego, soy ampliamente partidario del proyecto
de ley, porque favorece a la gente más modesta. Y es claro que a una persona
que padezca una enfermedad que no sea la presbicia -que no reviste ese
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carácter- no le servirá cualquier tipo de lentes y sólo deberá consultar a un
médico oftalmólogo para que le prescriba los que realmente requiere.
Pero aquí estamos proporcionando una solución a las
familias de menos recursos. Y el ideal sería que a esas personas los
consultorios pudieran darles gratis el tipo de lentes de que se trata. Con ello
resolveríamos toda la dificultad. Pero, como no lo hacen, muchos los llevan
básicamente a los sectores rurales. Y es algo que reporta un gran beneficio.
Por tales consideraciones, votaré favorablemente la
indicación. Pero ojalá el inciso primero quede hasta las palabras “cuarenta
años” y se elimine de ahí para adelante, y no tan solo lo planteado por la
indicación primitiva del Senador señor Larraín, que únicamente hacía
referencia a suprimir las palabras “registrados ante la autoridad sanitaria”. Es
algo que ya sugirió la Honorable señora Matthei y estoy totalmente de acuerdo
con su proposición.
He dicho.
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Matthei.
La señora MATTHEI.- Señor Presidente, los síntomas pueden significar
enfermedades graves o, sencillamente, estrés, malestar, demasiado trabajo,
cansancio, etcétera. Cuando una persona sufre de dolor de cabeza, diría que
probablemente en 95 por ciento de los casos debe de ser por fatiga, por dormir
poco, por tener preocupaciones, etcétera.
Si cada vez que se vende una aspirina se debe dar
una indicación para que ojalá se consulte al neurólogo por si se trata de un
cáncer al cerebro, es una tontera. Porque, en el fondo, lo que pasa es que la
gente toma varias aspirinas y recién va al neurólogo o al médico especialista si
la molestia no se quita.
En la situación que nos ocupa ocurre lo mismo, señor Presidente. Cuando no se
puede ver de cerca por tener más de 40 años y haberse cansado los músculos
oculares, presentándose la presbicia, las personas se prueban varios de estos
anteojos, y si igualmente no ven, consultan al oculista. Porque la verdad es
que los lentes no enmascaran las dificultades más serias que alguien podría
enfrentar. Si sufre de glaucoma o de cataratas –o sea, de males más graves-,
no mejorará al usarlos, de la misma manera que un cáncer al cerebro tampoco
sanará con una aspirina.
A mi juicio, toda la discusión es superexagerada. En realidad, los lentes para la
presbicia no son otra cosa que dos lupas a las cuales sencillamente se les pone
un marco para su empleo como anteojos. Pero no se trata más que de eso,
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pues no corrigen nada: ni el astigmatismo ni ninguna de las enfermedades más
graves que pueden afectar al ojo.
Así que pienso que toda la frase se encuentra absolutamente de más. Y
también el inciso segundo. Porque las personas, de por sí, cuando se prueben
los anteojos y se den cuenta de que igual siguen sin ver, irán al especialista. Y
ello, si pueden, porque en la Región que represento es preciso esperar dos
años y medio para que les den hora con un oftalmólogo. ¿Y por qué? Porque en
este minuto se debe consultar a uno de esos profesionales hasta para algo tan
sencillo como son los lentes contra la presbicia.
Si le parece, señor Presidente, podríamos pronunciarnos. Estimo que lo más
razonable es, lisa y llanamente, dejar fuera todo lo que sigue a las palabras
“cuarenta años”.
Gracias.
El señor ROMERO (Presidente).- En votación electrónica la eliminación o no de
la frase final del inciso primero del artículo 128 bis, nuevo: “en
establecimientos de salud, ópticas, farmacias y otros registrados ante la
autoridad sanitaria”.
El señor HOFFMANN (Secretario).- Los señores Senadores que estén pareados
sólo deben registrarse como presentes y no votar. Así quedará consignada su
situación.
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ROMERO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba la supresión de la frase por 19 votos contra 8 y un pareo
y queda despachado en particular el proyecto.
Votaron por la afirmativa los señores Aburto, Arancibia, Bombal, Cantero,
Cariola, Chadwick, Coloma, Cordero, Fernández, García, Larraín, Martínez,
Matthei, Prokurica, Romero, Ruiz (don José), Sabag, Stange y Vega.
Votaron por la negativa los señores Boeninger, Flores, Gazmuri, Naranjo,
Núñez, Parra, Ruiz-Esquide y Viera-Gallo.
No votó, por estar pareado, el señor Silva.
)-------------------(
El señor HOFFMANN (Secretario).- A continuación, corresponde poner en
discusión el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que introduce
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modificaciones al sistema provisional aplicable al personal de las instituciones
de las Fuerzas Armadas.
El señor ROMERO (Presidente).- En vista de que el señor Ministro de Defensa
no se encuentra presente, propongo que esa iniciativa se trate juntamente con
la del servicio militar obligatorio, lo que me pidió que se planteara en su
oportunidad.
Si no hay objeciones,…
El señor FERNÁNDEZ.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra Su Señoría.
El señor FERNÁNDEZ.- Señor Presidente, respecto del proyecto mencionado en
primer término, estimo que no cabe considerarlo en esa forma, porque el
Ejecutivo está intentando buscar fórmulas de consenso acerca de su contenido,
con relación al cual no hay acuerdo. No se debe olvidar que la Cámara de
Diputados rechazó la mayor parte de las indicaciones. De tal manera que
sugiero dejarlo pendiente hasta que el Gobierno precise que se ha logrado una
concordancia, para evitar una discusión que resulte absolutamente inútil.
El señor ROMERO (Presidente).- Si le parece a la Sala, se adoptará el
procedimiento expuesto por el Honorable señor Fernández.
--Así se acuerda.
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OFICIO MODIFICACIONES
2.6. Oficio de Cámara Revisora a Cámara de Origen
Oficio de aprobación de proyecto con modificaciones. Fecha 08 de junio, 2005.
Cuenta en Sesión 04. Legislatura 353. Cámara de Diputados.
A S. E.
el Presidente de la
Honorable Cámara
de Diputados
Nº 25.334
Valparaíso, 8 de junio de 2005.
Tengo a honra comunicar a Vuestra Excelencia que el Senado ha dado su
aprobación al proyecto de ley, de esa Honorable Cámara, que permite la venta
de lentes para la presbicia, sin receta médica, correspondiente a los Boletines
Nºs. 2.903-11 y 3.310 -11, refundidos, con la siguiente modificación:
Artículo único
Lo ha reemplazado por el siguiente:
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”
- - -Lo que comunico a Vuestra Excelencia en respuesta a su oficio Nº 4625, de
12 de Noviembre de 2003.
Devuelvo la totalidad de los antecedentes.
Dios guarde a Vuestra Excelencia.
SERGIO ROMERO PIZARRO
Presidente del Senado
CARLOS HOFFMANN CONTRERAS
Secretario General del Senado
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3. Tercer Trámite Constitucional: Cámara de
Diputados
3.1. Discusión en Sala
Cámara de Diputados. Legislatura 353. Sesión 05. Fecha 15 de junio, 2005.
Discusión única, se aprueban modificaciones.
AUTORIZACIÓN DE VENTA DE LENTES ÓPTICOS SIN RECETA MÉDICA.
Tercer trámite constitucional.
El señor ASCENCIO (Presidente).- A continuación, corresponde ocuparse de
las modificaciones introducidas por el Senado al proyecto de ley, originado en
moción, que permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
Antecedentes:
-Modificaciones del Senado, boletines Nºs 2903-11 y 3310-11, sesión 4ª,
en 8 de junio de 2005. Documentos de la Cuenta Nº 2.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado Edgardo
Riveros.
El señor RIVEROS.- Señor Presidente, confieso que en este proyecto he tenido
bastantes dudas en cuanto a sus objetivos y su pertinencia. Incluso, mis
aprensiones se acrecientan con las modificaciones introducidas por el Senado
al proyecto despachado por la Cámara.
En el inciso primero del artículo 128 del Código Sanitario, el Senado propone
agregar el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años.”.
Entonces, aun cuando en el inciso segundo de dicho artículo se recomienda la
conveniencia de una evaluación oftalmológica, se llega a la conclusión de que
hay riesgos para la salud inherentes al uso de ese tipo de lentes, toda vez que
una persona podría no tener la misma dificultad en ambos ojos, lo cual sólo
puede conocerse si tiene acceso a una consulta profesional. Hay diputados que
por su condición de médicos tienen mayores conocimientos para referirse a
este tema.
Hace unos días fuimos sorprendidos -hubo una crítica transversal- por la acción
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de un candidato presidencial que, junto a su cónyuge, llegaba a sus actos de
proclamación política con sacos de harina para entregarlos a los asistentes. He
recibido denuncias que la entrega de lentes sin receta médica también se ha
transformado en un acto de campaña y de proselitismo político, de candidatos
que utilizan este medio para llegar al electorado. Entonces, la crítica al
candidato presidencial de Renovación Nacional, también hecha por el
abanderado de la Unión Demócrata Independiente, es coherente.
La entrega de lentes tiene un efecto residual en la salud de la persona: evita el
lumbago del candidato y de su señora, porque los lentes son más livianos que
los sacos de harina, pero el hecho es el mismo.
Con ocasión de este debate no puedo dejar de referirme a esa situación. Todos
debemos hacer un esfuerzo para mejorar la calidad de la política y procurar
que prevalezca el debate, la presentación de ideas, la trayectoria y la
capacidad para mirar al país con visión de futuro, es decir lo realmente
importante para elegir un candidato, y no elementos adicionales muy cercanos
al cohecho.
Por lo tanto, este proyecto, originado en moción, genera dudas muy profundas
acerca de su origen y objetivo, debido al riesgo que significa entregar lentes
sin previa evaluación médica.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Pablo
Prieto.
El señor PRIETO.- Señor Presidente, sin ahondar en lo dicho por el señor
diputado que me antecedió en el uso de la palabra, sería bueno saber cuántas
veces el señor diputado ha entregado cheques del Fondo Social Presidente de
la República. Sabido es que hay distintos actores políticos que acostumbran
entregar ayuda con fines proselitistas; y no es solamente de un sector.
Nosotros estamos para legislar en beneficio de toda la gente.
Esta intervención es especial para mí, en primer lugar, porque la dedico a la
memoria de un gran amigo y diputado, don Ramón Pérez Opazo, que nos
acaba de dejar, pero cuyo espíritu nos acompañará por mucho tiempo, y, en
segundo lugar, porque ésta fue la primera iniciativa legal que presenté.
Como todos saben, esta moción, que ha sido largamente discutida en el Congreso
Nacional y durante su tramitación hemos contado con las opiniones de diversos
especialistas, busca beneficiar primordialmente a personas de escasos recursos,
las que podrán obtener lentes sin tener que esperar largo tiempo para recibir la
atención de un oftalmólogo en el sistema público de salud, ya que es sabido que
pueden pasar meses antes de que la consigan. Por otra parte, también pueden
pasar meses antes de que logren reunir el dinero para comprar los lentes. Tanto
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es así, que en el distrito 37 -Talca y Talca rural-, que represento en esta
Corporación, hay personas que llevan más de diez años esperando obtener lentes
para la presbicia y así, por ejemplo, poder enhebrar la aguja. Quienes trabajamos
en terreno hemos constatado la alegría que esas personas sienten cuando
obtienen solución a su problema.
Por cierto, esta iniciativa será especialmente beneficiosa para quienes perciben
la pensión asistencial, que alcanza sólo a 40 mil pesos, considerando que la
consulta de un oftalmólogo cuesta alrededor de 20 mil pesos, al menos en mi
zona. Además, la compra de lentes en una óptica cuesta más de 20 mil pesos.
Entonces suelen pasar años sin que puedan adquirir los lentes que les recetan,
ya que para ello deberían dejar de comer o de satisfacer otras necesidades
básicas.
Me hago cargo de las críticas que han hecho varios profesionales a esta
iniciativa, que la ven “con malos ojos”. A ellos les digo que en diversos países,
incluido Estados Unidos -país desarrollado-, esta práctica está autorizada. Esas
críticas son demasiado sofisticadas u obedecen a razones meramente
económicas.
Por otra parte, considero que las modificaciones introducidas por el Senado son
adecuadas y que se condicen plenamente con el espíritu del proyecto, ya que
van en beneficio directo de los más humildes.
La iniciativa no tiene por finalidad transformarse en una pieza jurídica ejemplar
ni cambiar los destinos del país. Sin embargo, de aprobarse cambiará la vida
de miles de personas que por años han tenido problemas de visión por razones
meramente económicas. Solicito a todos los colegas que la apoyen, porque con
ello demostraremos a la ciudadanía que el Congreso también se preocupa de
los problemas reales de la gente.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ORTIZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el diputado señor
Patricio Cornejo.
El señor CORNEJO.- Señor Presidente, el proyecto en debate, originado en dos
mociones que se refundieron, una de diputados de la Unión Demócrata
Independiente y otra de diputados de la Concertación de Partidos por la
Democracia, recoge una necesidad y un hecho que se viene presentando en
muchos países del mundo: que la gente pueda acceder en forma directa, sin
necesidad de receta médica, a lentes con fuerza dióptrica tendientes a corregir
la presbicia, los que, en el fondo, son verdaderas lupas montadas en un marco.
Esto, de una u otra manera, avala el concepto de la automedicación
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responsable y va en la misma línea de aquellos medicamentos que se pueden
vender en farmacias sin receta médica. Desde ese punto de vista, el proyecto
me parece absolutamente razonable.
Pero también es importante destacar -en esto comparto lo señalado por mi
colega y camarada Edgardo Riveros-, que al existir dificultades en el acceso a
la consulta oftalmológica y en la compra de los lentes debido a su alto precio,
se ha utilizado este mecanismo en forma ilegal durante muchos años por
algunas personas que los entregan o venden en forma indiscriminada. Al
menos desde hace seis años hemos venido observando que un sector político
los entrega contraviniendo absolutamente el artículo 128 del Código Sanitario,
que señala lo siguiente: “Sólo en los establecimientos de óptica podrán
fabricarse lentes con fuerza dióptrica de acuerdo con las prescripciones que se
ordenen en la receta médica correspondiente.
“Los establecimientos de óptica podrán abrir locales destinados a la recepción y
al despacho de recetas médicas en que se prescriban estos lentes, bajo la
responsabilidad técnica de la óptica pertinente.”.
Esto quiere decir que todos los lentes con fuerza dióptrica necesitan de una
receta médica y que sólo deben ser despachados en establecimientos de
óptica.
Quiero hacer hincapié en que el proyecto, aprobado por la Cámara de
Diputados, al cual el Senado le introdujo algunas modificaciones que no son
fundamentales y que pido aprobar, pretende blanquear una situación
absolutamente ilegal. Ninguna persona, mientras no se promulgue esta
modificación al Código Sanitario, puede recetar lentes si no es médico cirujano,
ni fabricarlos a menos que se trate de un establecimiento de óptica, porque
estaría contraviniendo la ley. Me parece muy bien que quienes estaban
haciéndolo contribuyan a blanquear esta irregularidad y que las personas que
necesitan lentes para la presbicia tengan mayores facilidades de acceso a ellos,
ya que en su mayoría son fabricados por países del sudeste asiático y vendido
a precios muy bajos.
Pido a la Sala aprobar el proyecto, pues facilitará la adquisición de este tipo de
lentes especialmente a los adultos mayores, que tienen grandes dificultades
para acceder a una consulta oftalmológica.
He dicho.
El señor ORTIZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el diputado señor
René Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).- Señor Presidente, cuando un proyecto
aprobado por la Cámara va al Senado y vuelve mejorado, significa que va por
buen camino.
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Lo que me parece increíble es la mezcla que hizo el diputado Riveros. Es una falta
de respeto que se dirija en forma tan despectiva a las personas que están
prestando ayuda. Nosotros no nos quejamos cuando diez días antes de una
elección la gente del Indap entrega bonos de 100 mil pesos o cheques del Fondo
Social Presidente de la República. Por último, son las reglas del juego. Creo que
regalar tres quintales de harina a gente que la necesita no merece mayores
comentarios, es mucho más lamentable no darlos y ponerse aquí a vociferar lo
que han hecho toda la vida.
De lo que tiene que preocuparse es de las casas que se están cayendo. Ahora
van a decir que se debe a que el terremoto que azotó la zona norte es el más
fuerte de los últimos treinta años; o sea, siempre van a buscar un pretexto. A
lo mejor, el diputado Riveros tiene más “pitutos”, porque como fue
subsecretario sabe cómo se manejan las platas del Gobierno sin que se sepa y
las puede entregar con mayores facilidades.
Por otra parte, me parece un buen proyecto el que estamos viendo, porque
sería contradictorio decir que no se quiere entregar lentes a la gente. Todos los
parlamentarios que se encuentran en la Sala pueden ir al oculista, pagar la
consulta y mandar a hacer sus lentes. Pero, ¡por Dios que es complicado
cuando uno llega a los campos o a las poblaciones, le pasan un papel y le
piden: “Léalo usted, señor diputado, porque no tengo lentes y no puedo
hacerlo”! Aquí se trata de dar una ayuda.
Tal vez, en el inciso segundo del texto del Senado hay una pequeña
contradicción cuando habla de la conveniencia de una evaluación
oftalmológica, lo que implica tener receta.
Tengo entendido que existe un plan piloto en Concepción y Huechuraba que ha
dado excelentes resultados, ya que cuentan con oftalmólogos para atender a la
gente. Ese plan piloto podría extenderse a todo Chile y llegar a las mismas
conclusiones que estamos viendo.
Es preocupante lo que pasa con los oftalmólogos, pues para esta especialidad
sólo se otorgan 10 ó 12 becas en todo el país. Entonces, la gente tampoco
quiere ir a un oftalmólogo porque la consulta le va a costar, con suerte, 25 mil
pesos. Si a ello agregamos el valor de los lentes, resulta que el 90 por ciento
de los chilenos que los necesita no puede acceder a ellos.
Si un parlamentario considera que esto puede complementarse mejor e
incluirse dentro del plan piloto, estamos de acuerdo, pero no podemos criticar
el hecho de entregar lentes a las personas que realmente los necesitan. Aquí
no se trata de dar un color político al proyecto, sino que, por el contrario,
debemos agradecer a quienes lo presentaron.
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Por lo demás, con o sin proyecto se están vendiendo igual estos lentes en las
calles, en el Alto Las Condes, en el Parque Arauco, en todos los mall; incluso,
en el aeropuerto. Entonces, nada sacamos con dictar una ley para prohibir su
venta si la gente los está comprando igual. Es mejor que haya una ley, porque
se puede controlar mejor su calidad, ya que a veces los que venden en el calle
son simples lupas que echan a perder más la vista. Al contar con una ley
protegeremos mejor a las personas, porque aumentará la calidad de los lentes.
En Europa y Estados Unidos está permitida esta venta. Entonces, ¿por qué en
Chile vamos a poner trabas y perjudicar a la gente más pobre? Sería muy
distinto si existiera un plan de Gobierno que regalara o vendiera lentes a un
precio módico y hubiese operativos en todas las ciudades para que la gente
pudiera acceder a ellos. Estoy absolutamente de acuerdo con el proyecto y lo
votaré a favor, porque beneficia a miles y miles de chilenos que están
esperando la oportunidad de tener sus lentes para conectarse a la vida. Las
personas que necesitan lentes para leer y no los tienen se sienten igual que
ciegos, pues pierden la conexión con el mundo exterior, andan a “tentonas”,
como se dice en el campo.
Felicito a los diputados que presentaron la moción, porque apunta en la
dirección correcta: que la gente tenga la oportunidad de acceder a un par de
lentes y de ver y leer como corresponde.
Anuncio que votaré a favor el proyecto para así ayudar a las miles de personas
que padecen esta enfermedad y no pueden ir a un especialista para obtener su
receta, debido al alto costo de la consulta.
Una vez más felicito a los autores de la moción y hago un llamado para que
todos nos unamos a fin de que este proyecto sea aprobado y la ley empiece a
regir lo más pronto posible.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Fidel
Espinoza.
El señor ESPINOZA.- Señor Presidente, el proyecto en debate puede ser una
solución principalmente para la gente de los sectores rurales, que es la que tiene
más dificultades para acceder a los servicios médicos. Coincido con lo que se ha
planteado en ese sentido.
Efectivamente, cuando la gente del campo llega al consultorio o al hospital tipo
3 o tipo 4 con problemas de esta naturaleza, muchas veces por la falta de
profesionales son derivados a centros especializados más grandes, lo que
demora de manera ostensible su atención. A menudo, la atención inadecuada o
no oportuno en esta materia provoca otras dificultades de salud.
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Desde ese punto de vista, valoro mucho la iniciativa. Como representante de
un distrito eminentemente rural, un proyecto de este tipo permitirá generar
campañas desde los municipios y de las mismas oficinas parlamentarias, ojalá
de manera permanente, en lugares donde se carece de acceso a la salud en
esta materia.
Me imagino a la gente de mi zona, de Huellusca, Manquemapu, Tegualda, Río
Blanco, El Encanto, Mantilhue y de tantas zonas apartadísimas, que no puede
llegar a los servicios médicos, pero que una vez que empiece a regir la ley,
tendrán la posibilidad de una atención adecuada, lo que constituye una
alternativa importante, pues los municipios no pueden contratar oftalmólogos
por la carencia de recursos.
En cuanto a lo planteado por el diputado señor Riveros, coincido con parte de
su intervención, cuando señala que muchas veces esto ha sido utilizado para
fines electorales. Me gustaría que no fuese así, que se desarrollara un trabajo
permanente. Es feo llegar con los lentes cada cuatro años cuando se acerca la
elección.
No estoy criticando a los diputados, pero me gustaría que ese trabajo fuese
permanente, como lo hace el diputado Prieto, de la UDI, quien durante los
cuatro años de su gestión ha realizado operativos de esta naturaleza en su
zona. Pero hacerlo cada cuatro años es un despropósito, una falta de respeto a
la gente y habla muy mal de la labor parlamentaria. Ir a buscar un voto con la
entrega de un lente y el cobro de 500 pesos no es adecuado.
Valoro la iniciativa, porque, de convertirse en ley, disminuirá en forma importante
el déficit que existe en esta materia. Para ser justos hay que decir que la carencia
de especialistas hace que las dificultades en la atención oftalmológica sean
notorias, deficientes y provoquen serios problemas en la población.
Mientras sea un trabajo permanente, desarrollado por un diputado, alcalde, por
la Cruz Roja o por cualquier otra autoridad, le daré un gran valor.
Como el proyecto es positivo y contribuye al país, no queda más que apoyarlo.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Como el Orden del Día finaliza a las 13.10,
aproximadamente, y se encuentran inscritos el diputado señor Egaña, la
diputada señora Ximena Vidal y los diputados señores Longueira, Urrutia,
Molina, Bayo, Accorsi, Jarpa y Navarro, solicito el acuerdo de los señores
diputados para cerrar las inscripciones y otorgar tres minutos a cada diputado
inscrito para hacer uso de la palabra. De lo contrario, pondremos fin al tiempo
del Orden del Día a las 13.10 con los diputados que hayan alcanzado a
intervenir.
¿Habría acuerdo?
(Hablan varios señores diputados a la vez).
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No hay acuerdo.
Tiene la palabra el diputado señor Andrés Egaña.
El señor EGAÑA.- Señor Presidente, ya se han destacado las virtudes y
ventajas del proyecto. Las críticas, aunque sean pequeñas sólo tienen por
objeto sacar un dividendo político electoral. Existe consenso de que estamos
frente a un buen proyecto que beneficia a adultos de más de cuarenta años de
edad, que han perdido paulatinamente la visión.
Los diputados, al visitar los clubes de adultos mayores de sus distritos,
escuchamos decir a las abuelitas y a los abuelitos que en el consultorio les
dieron hora de atención para sesenta días más, o que en tanto tiempo más
deben ir al establecimiento de salud correspondiente para saber si les
entregarán su par de anteojos. ¿Qué mayor felicidad para el abuelito que tener
la posibilidad de leer nuevamente o para la abuelita retomar el tejido o el
bordado?
Estamos frente a un gran proyecto que soluciona un problema que el Estado o
el Gobierno no ha sido capaz de resolver.
Permite la venta de lentes para la presbicia, sin receta médica. La presbicia es
un problema que surge con los años.
Como bien dijo el diputado señor Espinoza, muchas personas llegan a nuestras
oficinas a pedir soluciones para sus problemas. Yo siempre estoy dispuesto a
buscarles alguna fórmula de ayuda. En este caso, con el proyecto, que no es
una gran obra legal, llevaremos felicidad a mucha gente mayor.
Digamos las cosas como son. Si uno de nosotros tiene algún problema a la
vista, consulta al oftalmólogo y, si le recetan algún par de anteojos, lo compra;
pero ¿cuántos miles de personas mayores que viven en los sectores más
desposeídos, no solamente rurales, no pueden leer, tejer o bordar porque no
dispone de lentes?
Por estas razones, apoyaremos en forma entusiasta las modificaciones del
Senado al proyecto que permite la venta de lentes para la presbicia, sin receta
médica.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Tiene la palabra la diputada señora Ximena
Vidal.
La señora VIDAL (doña Ximena).- Señor Presidente, me ha llamado la
atención que en el debate no se haya señalado el peligro que conlleva la venta
de lentes para la presbicia sin receta médica.
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La debida atención de salud no se puede transar, de manera que me parece
riesgoso una iniciativa como esta. La desigualdad, que tanto preocupa al
Congreso, al Gobierno y a la sociedad, no puede dejar de lado este aspecto.
Según se ha señalado, la iniciativa favorecerá a las personas de escasos
recursos, en especial de los sectores rurales. Pregunto a los colegas que
defienden con énfasis el proyecto si estarían dispuestos a usar lentes sin
prescripción médica. Sabemos que la presbicia es una deficiencia a la vista que
comienza a manifestarse en todas las personas después de los cuarenta años
de edad y que son los oftalmólogos los que deben extender una receta para la
adquisición de lentes ópticos, según el grado o el avance de la dolencia.
Muchos de los presentes han estado en esta situación y han consultado a un
especialista. Si se autoriza la venta de lentes para la presbicia sin receta se
está negando la posibilidad a miles de personas de escasos recursos de
acceder a una consulta profesional.
Si bien el objetivo del proyecto es facilitar a la gente modesta la obtención de
lentes, no por ello debemos desatender la necesidad de mejorar la atención
médica a quienes más la necesitan. La mala calidad de la atención de la salud
o la falta de especialistas no se solucionará con este tipo de medidas, de
manera que debemos procurar avanzar en estos aspectos, como lo hizo la
Cámara cuando aprobó el proyecto que creó el plan Auge, cuya finalidad es
lograr una atención más digna y de mejor calidad para todas las personas. En
definitiva, todos los proyectos en materia de salud tienen que responder
adecuadamente al clamor de la gente de menos recursos.
En consecuencia, estoy en contra del proyecto, pues no propone la solución
que requieren los más pobres y espero que no avance en su tramitación sin
tener un fundamento médico sobre el tema.
Señor Presidente, con su venia, concedo una interrupción al diputado señor
Francisco Bayo, a fin de que nos explique, desde el punto de vista médico,
cómo se puede modificar este proyecto, para hacerlo más acorde con nuestro
sistema de salud.
He dicho.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Lamentablemente, no podré acceder a la
interrupción solicitada por su señoría, porque ha concluido el Orden del Día.
Estaban inscritos para hacer uso de la palabra los diputados señores
Longueira, Urrutia, Molina, Bayo, Accorsi, Jarpa y Navarro, quienes podrán
insertar sus discursos en la versión de esta sesión.
En votación las modificaciones del Senado al proyecto, originado en moción,
que permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica.
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-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el
siguiente resultado: por la afirmativa, 77 votos; por la negativa, 10 votos.
Hubo 1 abstención.
El señor ASCENCIO (Presidente).- Aprobadas.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
Aguiló Melo Sergio; Álvarez Zenteno Rodrigo; Ascencio Mansilla Gabriel; Barros
Montero Ramón; Bauer Jouanne Eugenio; Becker Alvear Germán; Bertolino
Rendic Mario; Bustos Ramírez Juan; Caraball Martínez Eliana; Cardemil Herrera
Alberto; Cornejo Vidaurrázaga Patricio; Correa De La Cerda Sergio; Cristi Marfil
María Angélica; Cubillos Sigall Marcela; Delmastro Naso Roberto; Dittborn
Cordua Julio; Egaña Respaldiza Andrés; Encina Moriamez Francisco; Escalona
Medina Camilo; Espinoza Sandoval Fidel; Forni Lobos Marcelo; Galilea Vidaurre
José Antonio; García García René Manuel; García-Huidobro Sanfuentes
Alejandro; González Román Rosa; González Torres Rodrigo; Hales Dib Patricio;
Hernández Hernández Javier; Ibáñez Santa María Gonzalo; Kast Rist José
Antonio; Kuschel Silva Carlos Ignacio; Leal Labrín Antonio; Leay Morán
Cristián; Letelier Morel Juan Pablo; Longueira Montes Pablo; Lorenzini Basso
Pablo; Luksic Sandoval Zarko; Masferrer Pellizzari Juan; Melero Abaroa
Patricio; Mella Gajardo María Eugenia; Meza Moncada Fernando; Molina
Sanhueza Darío; Montes Cisternas Carlos; Mora Longa Waldo; Mulet Martínez
Jaime; Muñoz Aburto Pedro; Navarro Brain Alejandro; Norambuena Farías
Iván; Ortiz Novoa José Miguel; Palma Flores Osvaldo; Paya Mira Darío; Pérez
Arriagada José; Pérez Lobos Aníbal; Pérez San Martín Lily; Pérez Varela Víctor;
Prieto Lorca Pablo; Recondo Lavanderos Carlos; Saffirio Suárez Eduardo;
Salaberry Soto Felipe; Salas De La Fuente Edmundo; Seguel Molina Rodolfo;
Sepúlveda Orbenes Alejandra; Soto González Laura; Tapia Martínez Boris;
Tarud Daccarett Jorge; Tohá Morales Carolina; Tuma Zedan Eugenio; Ulloa
Aguillón Jorge; Uriarte Herrera Gonzalo; Urrutia Bonilla Ignacio; Valenzuela
Van Treek Esteban; Varela Herrera Mario; Vargas Lyng Alfonso; Venegas Rubio
Samuel; Vilches Guzmán Carlos; Von Muhlenbrock Zamora Gastón; Walker
Prieto Patricio.
-Votaron por la negativa los siguientes señores diputados:
Accorsi Opazo Enrique; Bayo Veloso Francisco; Hidalgo González Carlos;
Ibáñez Soto Carmen; Longton Guerrero Arturo; Quintana Leal Jaime; Riveros
Marín Edgardo; Saa Díaz María Antonieta; Vidal Lázaro Ximena; Villouta
Concha Edmundo.
-Se abstuvo la diputada señora Guzmán Mena María Pía.
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OFICIO APROBACION MODIFICACIONES
3.2. Oficio de Cámara de Origen a Cámara Revisora
Comunica aprobación de modificaciones. Fecha 15 de junio 2005. Cuenta en
Sesión 08. Legislatura 353. Senado.
Oficio Nº 5624
A S. E. EL
PRESIDENTE
DEL
H. SENADO
VALPARAISO, 15 de junio de 2005
La Cámara de Diputados, en sesión de esta fecha, ha tenido a bien prestar su
aprobación a las enmiendas propuestas por ese H. Senado, al proyecto que
permite la venta de lentes para la presbicia sin receta médica, boletines N°
2903-11 y Nº 3310-11 (refundidos).
Lo que tengo a honra decir a V.E., en respuesta a vuestro oficio N° 25.334, de
8 de junio de 2005.
Devuelvo los antecedentes respectivos.
Dios guarde a V.E.
GABRIEL ASCENCIO MANSILLA
Presidente de la Cámara de Diputados
CARLOS LOYOLA OPAZO
Secretario General de la Cámara de Diputados
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OFICIO LEY AL EJECUTIVO
4 Trámite Finalización: Cámara de Diputados
4.1 Oficio de Cámara de Origen al Ejecutivo.
Oficio de Ley a S.E. El Presidente de la República. Comunica texto aprobado
por el Congreso Nacional. Fecha 15 de junio 2005.
Oficio Nº 5627
A S. E.
el Presidente
de la
Honorable Cámara
de Diputados
VALPARAISO, 15 de junio de 2005
Tengo a honra comunicar a V.E., que el Congreso Nacional ha dado su
aprobación al siguiente
PROYECTO DE LEY:
“Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo 128 del Código Sanitario,
el siguiente artículo 128 bis, nuevo:
“Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y entrega, sin receta
médica, de lentes con fuerza dióptrica sólo esférica e igual en ambos ojos, sin
rectificación de astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse de una advertencia
sobre la conveniencia de una evaluación oftalmológica que permita prevenir
riesgos para la salud ocular.”.”.
Dios guarde a V.E.
GABRIEL ASCENCIO MANSILLA
Presidente de la Cámara de Diputados
CARLOS LOYOLA OPAZO
Secretario General de la Cámara de Diputados
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LEY
5. Publicación de ley en Diario Oficial
5.1. Ley N° 20.029
Tipo Norma
Fecha Publicación
Fecha Promulgación
Organismo
Título
:
:
:
:
:
Ley 20029
13-07-2005
23-06-2005
MINISTERIO DE SALUD
AUTORIZA LA VENTA DE LENTES PARA LA
PRESBICIA, SIN RECETA MÉDICA
Tipo Versión
: Única
De: 13-07-2005
URL
:
http://www.leychile.cl/N?i=240002&f=2005-07-13&p=
LEY NUM. 20.029
AUTORIZA LA VENTA DE LENTES PARA LA PRESBICIA, SIN RECETA
MÉDICA
Teniendo presente que el H. Congreso Nacional ha dado su
aprobación al siguiente
Proyecto de ley:
"Artículo único.- Agrégase a continuación del artículo
128 del Código Sanitario, el siguiente artículo 128 bis,
nuevo:
"Artículo 128 bis.- Autorízase la fabricación, venta y
entrega, sin receta médica, de lentes con fuerza dióptrica
sólo esférica e igual en ambos ojos, sin rectificación de
astigmatismo, destinados a corregir problemas de presbicia en
personas mayores de cuarenta años.
La venta o entrega de dichos lentes deberá acompañarse
de una advertencia sobre la conveniencia de una evaluación
oftalmológica que permita prevenir riesgos para la salud
ocular.".".
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LEY
Y por cuanto he tenido a bien aprobarlo y sancionarlo;
por tanto promúlguese y llévese a efecto como Ley de la
República.
Santiago, 23 de junio de 2005.- RICARDO LAGOS ESCOBAR,
Presidente de la República.- Pedro García Aspillaga, Ministro
de Salud.
Lo que transcribo a Ud. para su conocimiento.- Saluda a
Ud., Cecilia Villavicencio Rosas, Subsecretaria de Salud.
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