Resumen LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO: APUNTES

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LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO: APUNTES PARA LA
CONSTRUCCIÓN DE UN PROYECTO CON “BENEFICIO SOCIAL”
The historical soap opera in Mexico: notes on the construction of a project for "social benefit"
René León Valdez - [email protected]
Resumen
El presente artículo parte de una breve explicación sobre la sociedad de masas y los comportamientos y actitudes que asumen los individuos ante determinadas formas simbólicas.
Se aborda el surgimiento del género de las telenovelas. En México fue creado un
modelo melodramático para ser transmitido y consumido por las audiencias. De esta
propuesta de modelos narrativos en las telenovelas surge la producción de series que
incursionan en la recreación de acontecimientos históricos al desarrollar paralelamente
las vidas de los personajes clave dentro de la historia y, en algunos casos, alternando
con protagonistas ficticios que ofrecen a la trama una mayor creatividad narrativa.
Se explica en orden cronológico la aparición de estos productos y el lugar primordial
que ocuparon en su momento, ya fuera por la temática histórica desarrollada en la
trama, por la interpretación de las figuras más importantes de la historia de México y
por las implicaciones ideológicas que estuvieron presentes durante su producción.
Palabras Clave: Historia, comunicación de masas, telenovela, ficción, realidad histórica,
beneficio social.
Abstract
This article begins with a brief explanation about mass society and the attitudes and
behaviors that individuals assume before determined symbolic figures.
The emergence of the soap opera genre is addressed. A melodramatic model was
created in Mexico to be broadcasted and consumed by audiences. From this proposal
of narrative models in soap operas rises the production of series that venture on the
recreation of historical events by equally developing the lives of key characters of
history, and in some cases, alternating with main characters that are fictional and offer
the plot a greater narrative creativity.
Núm. 18, may-ago. 2014, pp. 123-147
RENÉ LEÓN VALDEZ
The appearance in chronological order of these products and the essential
place they held in due course is explained either by the historical topics
recounted in the plot, by the interpretation of the most important historical
figures in the history of Mexico or by the ideological involvement that were
present during their origination.
Keywords: history, mass communication, soap opera, fiction, historical reality
social benefit.
❧
Vivir en una sociedad de consumo
Los individuos se desarrollan en núcleos específicos de la sociedad donde experimentan una serie de situaciones y acontecimientos cotidianos que modifican
su comportamiento ante formas culturales de las cuales es partícipe, ya sea de
forma consciente o inconsciente. La historia es una red extensa de múltiples
relaciones, al igual que la vida social, “la trama del mundo social está formada
por las uniones y las desuniones, motivadas por la aparición y la desaparición
de objetos de acción o de imaginación” (Galindo, 1998, p.96).
Las grandes empresas de medios masivos producen una serie de productos
para hacerlos llegar al público y que éste consuma el resultado final del proceso de
elaboración, lo cual se vincula al interés en mantener un estatus de prestigio ante
la sociedad, sin olvidar la parte monetaria que aviva la ambición de los productores
por seguir creando productos innovadores y comerciales, pero que no ofrecen
ningún beneficio social positivo a la población. Thompson (2002) plantea que el
advenimiento de la comunicación de masas, en especial desde la aparición de los
periódicos de circulación masiva en el siglo XIX y el surgimiento de la radiodifusión en el siglo XX, ha tenido un profundo impacto en los modos de experiencia y
en los patrones de interacción característicos de las sociedades modernas.
Santoro (1979) sostiene que la comunicación de masas es un producto
cultural determinado por la estructura económica, sometido a las leyes que
gobiernan el desarrollo social. En cada sociedad o época histórica se generan
formas específicas de transmisión, así como un conjunto de mensajes con
formas y contenidos particulares. Para cada época histórica existe una variedad
de mensajes que forman parte del contexto cultural en el cual se desarrollan,
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contienen un formato y estructura específica, y son utilizados por las instituciones y agentes del sistema para el aprendizaje social del hombre.
Para Santoro (1979) las consecuencias de estar expuestos ante contenidos
que no reflejan una ayuda mutua entre los individuos, así como un beneficio
positivo a su desarrollo, deriva en una serie de actitudes y comportamientos
pasivos ante los hechos que ocurren en su entorno, sin importar si repercuten
en su mundo cotidiano e, incluso, si afectan o no a los demás. Se pierde el valor
de la sensibilidad ante los problemas sociales, y queda solamente la necesidad
de estar consumiendo para no quedar excluido del núcleo capitalista. Los
medios masivos difunden mensajes homogéneos simples, dirigidos a un
público incapaz de replicar al mensaje, teniendo como consecuencia la conformación de una actitud pasiva y contemplativa de la realidad.
Sin embargo, Wright (1985) define el término de comunicación de masas
como una serie de mass-media tan específicos como la televisión, el cine, la
radio, los periódicos y las revistas. Sin embargo, el uso de estos dispositivos
técnicos no siempre significa comunicación de masas. La comunicación de
masas va dirigida a audiencias relativamente amplias y heterogéneas que
son anónimas para el comunicador. Los mensajes son transmitidos de forma
pública y sincronizados para llegar de forma instantánea a una audiencia
determinada, lo cual representa un proceso transitorio más que permanente.
Statera (1986), retomando los estudios históricos de la comunicación
realizados por Katz y Lazarsfeld, describe el proceso de comunicación de masas
a través de la imagen de una masa atomizada de millones de lectores, oyentes
y espectadores dispuestos a recibir el mensaje. El mensaje era concebido como
un estímulo directo y potente, capaz de producir una respuesta inmediata. Es
decir, los medios masivos eran considerados como una fuerza unificadora
parecida a un sistema nervioso que se extiende hasta llegar a cada ojo y entrar
por cada oreja en una sociedad caracterizada por la ausencia de relaciones
interpersonales y por una organización social inestable.
En sus orígenes, los medios masivos fueron concebidos como instrumentos
para unificar a toda una colectividad social que se hallaba dispersa ante las
crisis económicas y bélicas que se apoderaban del mundo, además de ser
vistos como herramientas que tenían la misión de conectar a individuos que se
hallaban en puntos de ubicación distintos y reducir la distancia, ya fuera por
medio de un teléfono, o para transmitir mensajes a la audiencia mundial por
medio de la naciente industria contemporánea de la radio.
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Pero es, justo en este punto, donde comienza la complejidad para entender
la función de los medios masivos: ¿Hasta qué punto se comunica o transmite el
contexto del mundo social de una forma verídica y no sólo ficticia? Statera (1986)
explica que lo que existe como “realidad” para el individuo viene determinado
en gran parte por lo que socialmente es aceptado como nuestro ambiente de
convivencia. Es decir, la situación no es absoluta, sino que difiere según el grupo
al que pertenece el individuo, lo que da como resultado que no haya un consenso
en cuanto a la verdadera naturaleza que le da el ser humano al entorno cotidiano
en el cual se desarrolla. La falta de lazos interpersonales provoca una separación
del individuo de los demás, complementado con una falta de identidad y
conciencia social e histórica que lo despoja de sus orígenes ancestrales.
La consecuencia de lo anterior es que el individuo niega cualquier vínculo
con su pasado histórico, reforzado por la idea de que lo consumido en cualquier
forma simbólica supera lo que verdaderamente ha vivido. Su verdadera
esencia real la sustituye por una realidad ficticia en la que todo es perfecto,
se cumplen los sueños deseados, la justicia siempre se impondrá antes las
acciones deshonestas, los villanos reciben su castigo y los buenos obtienen una
recompensa, etcétera. Un mundo utópico que sería ideal en nuestro contexto
pero que, lamentablemente, nunca será posible debido a que estamos lejos de
construir un escenario perfecto como el transmitido a través de las formas
simbólicas masivas.
Los primeros antecedentes en radio y televisión
En cuanto a telenovelas se refiere, Torres (1994) menciona que los antecedentes más lejanos del género se encuentran en la novela sentimental inglesa
originada en el siglo XVIII, donde prevaleció el refinamiento y un sentido
sentimental elevado en los trabajos realizados. En dicho contexto se dieron
los escritos de Samuel Richardson y su obra Pamela (1740), considerada por
algunos como la primera novela inglesa; Juan Jacobo Rousseau y su obra La
Nueva Eloísa (1761), Laurence Sterne y su obra Sentimental Journey, y la obra
Pablo y Virginia (1788) de Bernardino de Saint-Pierre.
La moda de la novela sentimental fue parte del movimiento romántico y su
forma se mantuvo dentro de un estándar aceptable a pesar de que las historias
desbordaban excesos emocionales que se involucraban dentro de las tramas. En
los siglos XIX y XX, la novela sentimental se caracterizó por su emocionalismo
y su deliberada atracción por producir el llanto en los lectores. Siguiendo la
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misma línea, otro de los antecedentes ligado al surgimiento de las telenovelas
fue el film chapter-play, creado como una promoción por parte de los dueños
de los periódicos. Las historias que abordaba este género mostraban a heroínas
que vivían situaciones de romance, acción, drama y suspenso donde el punto
culminante era una escena de intriga que mantenía al lector en un estado de
expectación por saber cuál sería el desenlace.
En un inicio, las radionovelas se apoyaron en el manejo que los anunciantes
(la mayoría de ellos dedicados a promocionar productos para el hogar)
realizaron para su producción. Esto dio la oportunidad para que los dueños
de las estaciones de radio empezaran a reconocer en la audiencia su interés
y lealtad por los programas seriados, sobre todo cuando las historias transmitidas se relacionaban con acontecimientos de la vida real. Los patrocinadores de
estos programas se dedicaban a fabricar jabones y productos de limpieza para
las amas de casa que escuchaban la radio mientras hacían sus tareas domésticas.
Sin embargo, a principios de los años treinta, los anunciantes se empezaron
a mostrar inconformes en seguir patrocinando los programas seriados de 15
minutos, que estaban destinados al público femenino, debido a que su interés se
enfocaba en comprar una hora completa de transmisión. Las grandes compañías
de higiene como Colgate Palmolive-Peet y Procter and Gamble se interesaron
por la propuesta de una hora de tiempo viendo en ello la posibilidad de dividir
la transmisión en cuatro lapsos donde se anunciaran algunos de sus productos.
Torres (1994) menciona que, debido al incremento de los programas patrocinados y de los anuncios transmitidos, la mayor parte de ellos de jabón, se
empezó a utilizar el término soap opera (obra de jabón) para todas las series que se
transmitían dentro de esa forma de publicidad. Algunas series más tuvieron como
representantes marcas de cereales, pastas de dientes, medicamentos, bebidas, entre
otros. American Home Products, General Foods y Procter and Gamble recurrieron
de forma constante a las radionovelas para promocionar sus productos. Procter
alcanzó el éxito tras el patrocinio de radionovelas como: Ma Perkins, Home Sweet
Home, Dreams come True, Song of the City, The O’Neill’s, Pepper Youngs Family, The
Guiding Light, The Couple Next Door, Road of Life y Kitty Keene.
Sin embargo, para 1940 el esplendor de las radionovelas empezó a decaer
debido al surgimiento de un aparato que revolucionaría la forma de realizar
nuevas historias sentimentales para llegar a un público más vasto: la televisión.
Las radionovelas mantenían sus transmisiones aunque con un bajo número de
producciones al aire. Para los productores no despertaba mucho entusiasmo
trasladar las tramas radiofónicas a la pantalla debido al hecho de que para
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las personas no sería atractivo el nuevo formato televisivo de las historias,
mientras que la radio formaba parte de las actividades cotidianas de las amas de
casa. Es decir, las radionovelas no ocasionaban ningún tipo de distracción para
las mujeres como sí sucedería en el caso del nuevo formato de las telenovelas.
En 1950, Procter and Gamble, decidida a incursionar ahora en el mundo de las
telenovelas y no perder su audiencia de casi 4 millones de personas, patrocina
el primer melodrama televisivo: The First Hundred Years.
Con esta primera producción, la industria de las radionovelas empieza a
perder fuerza. La cadena CBS hizo un último intento por transmitir seis radionovelas, el cual, no tuvo éxito por lo que la estación determinó ya no seguir
con la producción del formato radiofónico y en noviembre de 1961 se dio por
concluido. Esto representaba el liderazgo naciente de la televisión en la futura
industria de las telenovelas a nivel mundial.
¿De dónde surge el género de la telenovela en México?
Diversos autores (Charlois 2010; Orozco 2006) mencionan que la telenovela
es quizá uno de los productos culturales más importantes en México e indiscutiblemente el producto mediático más reconocido, constituyendo uno de los
espacios de expresión, reconocimiento y recreación cultural por excelencia.
Esto se debe a su proceso de comercialización, a su desarrollo sostenido dentro
de los medios de comunicación del país, así como a su traslado a otras regiones
mundiales. Las grandes masas que siguen este tipo de producciones quedan
expuestas ante una serie de hechos que, por un instante, parecieran coincidir
en parte con alguna situación que un individuo atraviesa en su vida real.
Orozco (2006) plantea que la producción, transmisión y recepción de
la telenovela ha significado en las culturas latinas un acontecimiento de
importancia en la vida cotidiana de sus audiencias, en la construcción de
imaginarios individuales y colectivos, en la validación de creencias y expectativas, además de una reconfiguración de las identidades donde se aprecian
los sentires y modos de relacionarse unos con otros en los países latinoamericanos. Martel (2011) sostiene que el mercado internacional de las telenovelas
se ha convertido en el escenario de una guerra cultural entre los países de
América Latina, y los contendientes son grupos mediáticos muy poderosos.
Las temáticas, la estructura de las tramas y la forma en cómo se han manejado
han variado desde las adaptaciones teatrales de los inicios hasta las monumentales producciones de tipo mercadotécnico del presente, sin dejar de lado
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Surgen las primeras telenovelas de contenido histórico
De acuerdo con Soto (2011), a partir de 1962, la telenovela mexicana comienza a
adoptar nuevos subgéneros del melodrama, entre ellos la recreación de hechos
históricos de nuestro país. Se trata de historias que retomaron acontecimientos
de la historia nacional o biografías de destacados mexicanos, con finalidades
que, aludiendo a la reflexión de Miguel Sabido, permiten cumplir la función
social de entretenimiento.
Pero en los inicios de la telenovela y con la introducción de nuevas
tecnologías, como el videotape, las producciones eran precarias y la ausencia
de efectos, iluminación, escenografía, entre otros aspectos, no tenía el impacto
esperado en las audiencias que sintonizaban la programación. Sin embargo,
se empiezan a producir los primeros melodramas de tipo histórico con los
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temas variados que toman elementos históricos o con pretensiones educativas.
Comprender la evolución y variedad del formato de la telenovela es parte
fundamental de recrear la historia de la televisión en México (Charlois, 2010).
En 1955, la naciente industria de la televisión no estaba representando un
negocio rentable. La competencia entre las tres cadenas televisivas, dirigidas
por Rómulo O’Farrill, Emilio Azcárraga Vidaurreta y Guillermo González
Camarena, representaba un riesgo para la prosperidad del negocio televisivo.
De esta manera, los tres empresarios decidieron unirse para conformar una
sola empresa televisiva: Telesistema Mexicano, S.A. Esta nueva sociedad
comercial empezó a tener frutos: por medio de un sistema de repetidoras, la
señal televisiva ya no permaneció estancada en zonas de emisión como el Valle
de México, Puebla y la frontera del país, experimentando una expansión a
través del territorio mexicano y consolidándose como la primera televisora
nacional en alcanzar una cobertura en las 32 entidades federativas durante el
periodo comprendido entre 1955 a 1968.
De 1975 a 1982 surgieron las primeras telenovelas denominadas de contenido
social, las cuales, por medio de las historias tradicionales, trataban de incidir en
aspectos relevantes de la vida social en México, ya fuera educación, sexualidad,
planificación familiar, entre otros. Es también en este periodo en que surgen
las telenovelas históricas producidas por Ernesto Alonso y escritas por Miguel
Sabido, las cuales constituyeron un modelo de articular periodos históricos con
sus personajes destacados, narrados paralelamente en tramas de telenovela
normal (Charlois, 2010).
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recursos que en ese entonces se tenían disponibles para recrear un periodo
específico de la historia de México.
De acuerdo con Cueva (2005), en 1962 se inicia el proyecto denominado
Telenovela Semanal, considerada como la escuela del nuevo género naciente de
la telenovela. Este paquete de historias tenía una duración de cinco capítulos
de 30 minutos cada una y la clave de su éxito radicaba en la calidad y brevedad
de los argumentos. Estas historias se transmitían en el entonces canal 4 y la
producción estaba a cargo de Luis de Llano Palmer, con dirección de Luis
Aragón, Tony Carbajal y Lorenzo de Rodas, entre otros. La encargada de
presentar las historias fue la actriz Andrea Palma, y entre el repertorio estaban:
Justo Sierra, El juicio al pueblo, Mónica, Felicidad, La sonrisa de la Gioconda, El
rosario, El secreto de la solterona, La loca de la casa, El místico, La novela de un
joven pobre y Morelos, siervo de la nación.
Una de las aportaciones más claras en torno a la dirección de Ernesto Alonso
se ubica en la producción de las primeras telenovelas que recreaban épocas
pasadas. Uno de los ejemplos más relevantes fue Las momias de Guanajuato,
una producción original escrita por Guadalupe Dueñas, Kenia Perea, Miguel
Sabido y Vicente Leñero, entre otros. Se transmitía por el canal 2 y la trama
giraba en torno a las historias que se ocultaban en los cuerpos momificados
exhibidos en la ciudad de Guanajuato, así como en la vida que habían tenido
antes de terminar petrificados dentro de una vitrina de cristal.
Las historias que se transmitieron en esta serie fueron: Jaime, Las manos
anhelantes, Hermelinda, La novia, Amor sombrío, Matrimonio y mortaja, Soñar es
vivir, Dimas y sus tres Marías, Extranjera, El último gallo, El guardián y Evocación.
Miguel Sabido (2002, p. 174) explica el resultado de la producción de esta serie:
Y sucedió otro milagro: al público le encantó nuestra rarísima colección de mini
telenovelas. Tuvo un magnífico rating. Por lo tanto, Ernesto [Alonso] decidió
alargar el número de historias: ciento veinte capítulos en vez de cuarenta. Nos
sentíamos muy orgullosos. Lo único fue que le cambió el nombre. En vez de
Guía en la sombra le puso Las momias de Guanajuato. -Es más comercial- nos
dijo ante nuestra cara de horror.
El éxito de esta telenovela sentó las bases para la producción de las
primeras telenovelas donde la recreación de eventos pasados fue la fórmula
a seguir para mantener el gusto de la audiencia. Para 1968, Ernesto Alonso
decide incursionar una vez más en la producción de telenovelas con temáticas
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Una nueva forma de recrear la historia de México
Desde la perspectiva de Charlois (2010) resulta curioso cómo en la mayoría
de los recuentos, análisis y caracterizaciones de la telenovela mexicana, la
histórica surge como una narrativa marginal si no es que inexistente. A pesar
de su importancia en el mundo de las telenovelas mexicanas, las históricas no
han sobrevivido como objeto de análisis. Este tipo de narrativa es casual y casi
coyuntural debido a dos aspectos importantes:
1. Las primeras telenovelas históricas, hasta Senda de Gloria (1987), existieron
gracias a la colaboración de un productor y un guionista, en este caso,
Ernesto Alonso y Miguel Sabido, quienes se habían preocupado por crear
un nuevo tipo de producciones que ellos denominaban de contenido social.
2. Los costos de producción. Las telenovelas históricas tienen como principal
característica el grabar en locaciones, con una gran cantidad de actores de
reparto y extras, además de las ambientaciones de época. Este hecho representa para las televisoras un costo prácticamente inviable en comparación
con su limitada comercialización, ya que cuentan historias nacionales y no
resultan fácilmente exportables.
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históricas con Leyendas de México, igualmente una serie de historias escritas
por Guadalupe Dueñas, Vicente Leñero y Miguel Sabido, bajo la dirección de
Raúl Araiza. Ahora, las historias hacían mención a las consejas populares que
acontecieron durante el periodo de la Nueva España donde figuraban ánimas
en pena, personajes siniestros que acechaban en la oscuridad, esclavas que
escapaban en barcos dibujados sobre la pared, entre otras.
Cueva (2005) menciona las historias que formaban parte de esta serie: La
leyenda de don Juan Manuel, La Llorona, La casa de Maltos, El caballero de la
noche, El callejón del beso, La mulata de Córdoba, Doña Beatriz, La sin ventura
y La hermana de los Ávila. Esta telenovela fue la primera en transmitirse a
color dentro de la programación y generó el interés de la audiencia por ver a
los personajes en un nuevo formato. La celebración de las Olimpiadas de 1968
guardó vínculos estrechos con la realización de esta serie, ya que fue un medio
utilizado por el gobierno para minimizar los sucesos trágicos ocurridos el 2
de octubre en Tlatelolco al promover los valores culturales y ancestrales de
México en dicha serie.
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Soto (2011) argumenta que las telenovelas históricas están integradas
adicionalmente, con algunas tramas paralelas que son completamente ficticias.
Son historias de corte romántico que dan a la narración un interés adicional,
por lo que han sido interpretadas por estrellas del cine nacional y entre sus
guionistas y asesores se cuentan a algunos de los mejores escritores e historiadores del país como Enrique Krauze y Fausto Cerón Medina, además de
Miguel Sabido y Eduardo Lizalde.
En complemento a la explicación descrita en cuanto a la producción, la
telenovela histórica representó un desafío a los recursos técnicos de la naciente
televisión mexicana al experimentar con las primeras incursiones tecnológicas
como la grabación o videotape, la iluminación, escenografía, locaciones, etc. El
objetivo era recrear la complejidad histórica de México más allá de los foros de
grabación originando un rasgo característico del devenir mexicano: los grandes
movimientos populares de masas que seguían, día a día, las historias transmitidas. Esto obligó a que las telenovelas históricas fueran costosas producciones
desde el comienzo.
Sin embargo, Charlois (2010) menciona que más allá de las advocaciones
de los empresarios televisivos, y a causa de un interés cultural y nacionalista,
las telenovelas históricas contaron siempre con el patrocinio del gobierno
nacional gracias a algunas de sus instituciones, entre ellas, la Lotería Nacional
y el Instituto Mexicano del Seguro Social. Estos factores se conjugaron para
que surgiera en México este fenómeno.
Para Rodríguez (2003) la producción de las novelas y las telenovelas
históricas a finales del siglo XX como fusión discursiva, visual y animada
de hechos y personajes históricos reales o hechos y personajes de ficción
construyen el reflejo de una sociedad en la búsqueda de incorporar activa
y creativamente el pasado a su presente. Los historiadores convertidos en
guionistas de telenovelas históricas y los novelistas convertidos en historiadores de archivos, constituyen una tendencia poderosa y frecuente en las
recreaciones del pasado colectivo en la actualidad.
Coincidiendo con las explicaciones antes mencionadas, la telenovela
histórica puede definirse como una telenovela doméstica de formato básico
donde se cuenta una historia de ficción que incluye personajes imaginarios.
Estas producciones casi siempre son patrocinadas por empresas de productos
comerciales y se caracterizan principalmente por la representación de un
periodo histórico específico con importantes cambios sociales, y sus principales
líderes con rasgos didácticos y de esparcimiento. Las telenovelas históricas
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LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
La primera telenovela histórica de México y América Latina fue Sor Juana
Inés de la Cruz, una producción realizada en el año de 1962 bajo la producción
y dirección de Ernesto Alonso. Contó con las actuaciones de Amparo Rivelles,
Guillermo Murray, Andrea Palma, Jacqueline Andere, entre otros actores de
renombre. La historia giraba en torno a la vida de la “Décima Musa”, la vida
religiosa que llevó durante su estancia en el Convento de San Jerónimo y su
talento literario en la creación de poemas y escritos.
Sin embargo, Soto (2011, p. 244) menciona que la telenovela se enfrentó a la
censura gubernamental por parte del presidente Adolfo López Mateos:
Resultó que la censura no se andaba por las ramas en cuanto a esta insigne
figura de nuestras letras. No hubo modo de contar sus conflictos con la
Inquisición, ni con su confesor, ni sus sentimientos hacia las virreinas ni la vida
más bien cómoda que llevaba en el convento gracias a su nutrido séquito de
sirvientas. Fue imposible hallarle villanos ni conflictos a una monja poetisa y el
asunto quedó en el olvido.
Al romper el esquema fundamental de una trama televisiva, es decir, donde
los protagonistas deben enfrentarse a villanos para poder alcanzar sus sueños, la
historia de Sor Juana Inés de la Cruz no causó el impacto que se esperaba ya que
no había ningún personaje al que pudiera enfrentarse la “Décima Musa”. Todos
eran buenos. Gran conflicto para la primera producción histórica de Televisa.
Un emperador a la mexicana
Después del fallido experimento de Sor Juana Inés de la Cruz, Ernesto Alonso
decide incursionar nuevamente con otra telenovela de corte histórico, esta vez,
centrada en los personajes de Maximiliano y Carlota, los efímeros emperadores
de México que gobernaron durante los enfrentamientos ocurridos entre
liberales y conservadores. La telenovela salió al aire en 1965, y fue protagonizada
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Sor Juana Inés de la Cruz, la primera telenovela de corte histórico
en México
Humanidades
presentan una mezcla de personajes y acontecimientos históricos y ficticios
donde se recrean guerras, conspiraciones, hechos heroicos, hazañas de héroes
y la formación de la identidad nacional (Rodríguez, 2003).
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por Guillermo Murray y María Rivas. El libreto quedó a cargo de Guadalupe
Dueñas y Margarita López Portillo. Sin embargo, como Guadalupe Dueñas era
tataranieta de una dama de honor de la verdadera emperatriz Carlota no gustó
al gobierno la manera en cómo se manejó el personaje de Benito Juárez:
La telenovela fue un éxito inmenso al narrar la historia romántica de dos
príncipes ilusos, cuyo único pecado fue amarse en tierra de indios […] En
este caso, el villano cuya maldad se opone a esos amores al grado de mandar
al paredón al Quetzalcóatl austriaco fue el mismísimo ´Benemérito de las
Américas´, Benito Juárez (Soto, 2011, p. 244).
El titular de la Secretaría de Gobernación, Mario Moya Palencia, junto
con historiadores de prestigio, manifestaron su rechazo ante el manejo del
personaje de Juárez tildado de villano por mandar fusilar a Maximiliano, sin
conocer los verdaderos motivos que hubo tras esta acción. Ernesto Alonso y
Miguel Alemán Velasco fueron mandados llamar por el presidente Gustavo
Díaz Ordaz quien les manifestó su molestia ante la recreación perversa de
Benito Juárez en la telenovela. Moya Palencia pidió a Ernesto Alonso que
hiciera cambios en el libreto para rescatar la imagen de Juárez dentro de la
historia, sin embargo, la hazaña resultó imposible.
No quedó más que un último recurso: de los 80 episodios que se tenían
planeados, se tuvo que hacer un final prematuro en el capítulo 51 debido al
asunto del personaje de Benito Juárez. Miguel Alemán Velasco pidió a Ernesto
Alonso que escribiera otra telenovela que no favoreciera al Segundo Imperio.
Soto (2011) menciona que con la finalidad de dar seguimiento y consolidación a la telenovela de temática histórica, Telesistema Mexicano conjuntó
la experiencia de Ernesto Alonso con el trabajo acucioso de Miguel Alemán
Velasco y de los escritores Miguel Sabido y Eduardo Lizalde en la producción
de una nueva trama histórica televisiva.
El resurgimiento de la historia de México
En 1967, Ernesto Alonso y Miguel Alemán Velasco producen La Tormenta, una
monumental producción histórica de gran prestigio que abordaba la historia
de México desde la promulgación de la Constitución de 1857 hasta el estallido
de la Revolución en 1910, haciendo hincapié en el gobierno de Benito Juárez
(Cueva, 2005). Esta producción “fue un parteaguas en el mundo: esa fue la
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Yo preparé mis esquemas de ´personajes que apoyan el valor´, y quienes no
lo hacían, basado en la sinopsis que habíamos hecho Eduardo y yo. La que
apoyaba a Juárez era una maestra rural, Lorenza, que enseñaba a leer a un
indígena, Gabriel Paredes, quien se sumaba al ejército juarista. Quienes no lo
apoyaban eran la familia de Blanca, una de cuyas hermanas menores era Lidia.
La peripecia del protagonista era la de convertirse de un indígena analfabeta y
falto de conciencia política en un soldado que en la batalla del cinco de mayo
se daba por desaparecido” (Sabido, 2002; p. 178).
El éxito de la telenovela no se hizo esperar. El personaje interpretado por
Ignacio López Tarso causó sensación en la audiencia, al igual que la recreación
de batallas históricas como la del 5 de mayo y 2 de abril. La serie tuvo un total
de 91 capítulos, por lo que, contrario al esquema establecido en las telenovelas,
terminó un lunes y no en viernes, como es la tradición.
Las batallas insurgentes
Un año después, en 1968, sale al aire Los Caudillos, una producción a cargo de
Ernesto Alonso y Miguel Alemán Velasco que contó con las actuaciones de
Silvia Pinal, Enrique Rambal, Magda Guzmán, Ofelia Guilmaín, Carlos Bracho,
Guillermo Aguilar, entre otros actores. La historia recreaba la lucha de independencia de México y los personajes que intervinieron en ella.
De acuerdo con Castro (1997, p.58):
[…] nadie se ponía de acuerdo en la figura o en la presencia que debían tener los
controvertidos caudillos del periodo posterior a la Revolución Constitucionalista,
así que los problemas históricos eran complejos, porque las ficciones no pueden
ser para la televisión profundos ensayos históricos sino trabajos de divulgación;
en ellas los escritores responsables tratan de no deformar los hechos esenciales,
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primera telenovela con una conciencia histórica. Ya tenía un planteamiento
ideológico, un discurso, una propuesta clara del efecto social que podía tener
una telenovela” (Castro, 1997, p. 58).
La historia fue protagonizada por Ignacio López Tarso, Amparo Rivelles,
Columba Domínguez, Enrique Lizalde y José Carlos Ruíz. Los escritores de la
telenovela siguieron un proceso en la conformación de los personajes y de la
trama histórica presentada en La Tormenta:
Humanidades
LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
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no decir falsedades o deformar la realidad histórica ni la personalidad de las
figuras políticamente establecidas y existentes.
La diva del cine mexicano incursiona en el género histórico
El 5 de febrero de 1970, en el aniversario de la promulgación de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, nuevamente bajo la producción
de Ernesto Alonso y Miguel Alemán Velasco, se estrena La Constitución, una
historia ambientada en tiempos de la dictadura porfirista donde se recrean las
condiciones de vida precarias y de explotación en que vivían los indígenas y
la necesidad de establecer una Constitución que protegiera los derechos de los
mexicanos. La historia fue protagonizada por María Félix, Carlos Bracho, María
Rubio, Jorge Lavat, entre otros actores. El personaje de María Félix, Guadalupe,
descubría la vida de pobreza e injusticias en que vivían los indígenas y, junto
con su marido Jaime (Jorge Lavat), se dedicaban a protegerlos para evitar que
fueran víctimas de la dictadura de Porfirio Díaz.
Esta telenovela fue la primera y única en la que incursionó María Félix,
contó con un total de 84 capítulos y tuvo locaciones en el Estado de Morelos.
Durante las grabaciones en dicho Estado la actriz sufrió un accidente:
María debía prender unos cohetes en lo que se suponía que era una fiesta
yaqui. De pronto, un cohetón le estalló en la mano, causándole una quemadura
de gravedad. La estrella no dijo nada para no interrumpir la escena, en la que
trabajaban doscientos extras, y sólo cuando terminó dejó que la llevaran a un
hospital de Cuernavaca (Soto, 2011, p. 246).
Contrario a lo que pudiera pensarse sobre la participación de la diva del
cine mexicano en una producción televisiva, María Félix se mostró amable
y cordial con todo el personal de la producción y con los actores, además de
mostrarse interesada por incursionar en un medio distinto al que ella estaba
acostumbrada como lo era el cine. Su profesionalismo le ganó popularidad y
aprecio por parte de todos sus compañeros de producción.
La primera telenovela histórica a colores
A la par de los festejos programados en el Año de Juárez, en 1972, y con la
producción a cargo de Ernesto Alonso y Miguel Alemán Velasco, se estrena El
136
Una producción histórica que no es nombrada
En 1974, bajo la producción de Ernesto Alonso, sale al aire La Tierra, una
producción histórica que recreaba la Guerra de los Cristeros acontecida
durante el gobierno de Plutarco Elías Calles. El libreto estuvo a cargo de
Marissa Garrido y Arturo Schoening y contó con las actuaciones de Ernesto
Alonso, Claudia Islas, Rita Macedo, Lucía Méndez, Enrique Lizalde, entre otros.
No existen mayores referencias sobre esta telenovela debido a que el tema de
la Guerra Cristera era un asunto que se quería evadir por cualquier medio,
incluido la televisión. A pesar de ser un acontecimiento histórico que había
tenido lugar hace muchos años, el gobierno no quería involucrarse más en ese
tema por lo que esta producción quedó en el olvido.
Sin embargo, Torres (1994) nos ofrece un dato sobre esta telenovela histórica
al analizar la barra de programación del canal 2 durante 1974: La Tierra, cuyo
horario de transmisión era de las 18:00 a las 18:30 hrs, alcanzó durante su año
de transmisión un rating promedio de 26 puntos de audiencia, un promedio
estimado de 27 puntos y un promedio por horario de 32 puntos de audiencia,
rebasando en este último promedio a producciones televisivas como El
Manantial del Milagro, Ha llegado una intrusa y Peregrina; aunque la telenovela
con la cual compitió en niveles de audiencia similares fue Ana del Aire.
Una producción que rompió todos los esquemas
Después de trece años de ausencia del género histórico en las telenovelas, en
1987 se estrena la historia que es considerada como un extraordinario esfuerzo
de producción que rompió todos los esquemas de las telenovelas históricas
realizadas anteriormente: Senda de Gloria.
137
MULTIDISCIPLINA 18
Carruaje, cuyo libreto quedó a cargo de Carlos Enrique Taboada y José Antonio
Monsell. La trama fue protagonizada por José Carlos Ruiz como Benito Juárez
y María Elena Marqués como Margarita Maza de Juárez. La trama de la historia
se desarrollaba en tiempos de la Guerra de Reforma cuando el gobierno de
Juárez, impedido de asentar su gobierno legítimo en la ciudad de México, tiene
que trasladarse al norte del país en su carruaje, llevando consigo la documentación que lo acreditaba como presidente legítimo de México. La telenovela
tuvo una duración de 44 episodios y alcanzó éxito debido a la transición del
blanco y negro al color.
Humanidades
LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
RENÉ LEÓN VALDEZ
Original de Miguel Sabido, Eduardo Lizalde, Carlos Enrique Taboada
y Antonio Monsell, con producción de Ernesto Alonso y dirección de Raúl
Araiza, Senda de Gloria contó con un elenco estelar que dio a la producción un
prestigio prominente: Ignacio López Tarso, Blanca Sánchez, Roxana Chávez,
Julieta Rosen, Anabel Ferreira, Eduardo Yáñez, Bruno Rey, Manuel López
Ochoa, Ramón Menéndez, Manuel Ojeda, Arturo Beristáin, Salvador Sánchez,
entre otros primeros actores.
La historia comienza con un breve resumen del estallido de la Revolución
Mexicana en 1910, el asesinato de Madero y Pino Suárez por parte de Victoriano
Huerta y la lucha que iniciaron los caudillos como Emiliano Zapata, Francisco
Villa y Venustiano Carranza para desconocer el gobierno ilegítimo de Huerta
e instaurar un gobierno democrático. Al terminar este recuento, se inicia la
trama de la familia Álvarez, donde Eduardo, condecorado con el grado de
general, mantiene una lealtad inquebrantable al gobierno de Venustiano
Carranza y a todos los proyectos de nación propuestos por él. Sin embargo,
se aprecian diferencias por parte de su esposa Fernanda, quien mantiene un
punto de vista conservador y religioso.
Los hijos de Eduardo y Fernanda empiezan a desarrollar puntos de vista
distintos: Julieta es una persona con ideales de justicia e igualdad que está en
contra de todos aquellos que atentan contra la soberanía de México, muestra
una actitud rebelde ante los códigos establecidos de la época donde la mujer
no podía tener participación activa en asuntos políticos; por su parte, Andrea
comparte los mismos ideales de su hermana Julieta pero no muestra sus
puntos de vista debido al rígido ambiente impuesto por sus padres. Felipe es
un personaje ambicioso que busca cualquier medio para enriquecerse, así sea
cometiendo actos ilícitos, mientras que Antonio es un joven sacerdote que
mantiene firmes sus principios religiosos con los cuales fue educado en el
seminario, llevándolo a involucrarse en enfrentamientos armados como la
Guerra de los Cristeros.
A su vez, Manuel Fortuna es un humilde empleado ferrocarrilero que,
durante un asalto al tren donde viaja la familia Álvarez, decide hacer frente
a los bandidos para salvar la integridad de las mujeres de la familia Álvarez.
En este enfrentamiento, es herido por uno de los bandidos y Andrea acude
en su auxilio. A partir de este momento la vida de los dos personajes se unirá
en un romance que atravesará diversas dificultades ante los acontecimientos
históricos que se desencadenan posteriormente: el asesinato de Emiliano
Zapata en la hacienda de Chinameca, la emboscada y muerte de Venustiano
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1988: Senda de Gloria desaparece de las pantallas de televisión
Debido al éxito alcanzado durante su transmisión, Televisa decidió retransmitir Senda de Gloria a inicios de 1988 los sábados en el horario vespertino. Sin
embargo, ese año era decisivo para la historia política del país: se llevarían
a cabo las elecciones presidenciales donde contendían los candidatos Carlos
Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas. Al llevarse a cabo la jornada
electoral en julio, los resultados de la elección proclamaron como vencedor a
Carlos Salinas de Gortari en condiciones sospechosas donde la palabra “fraude”
empezó a circular en todos los rincones del país.
Este hecho marcó el destino de la retransmisión de Senda de Gloria: el
entonces presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado, perteneciente
al Partido Revolucionario Institucional (PRI), ordenó que se suprimieran los
últimos 30 de un total de 170 capítulos que conformaban la serie para que la
gente no volviera a contemplar el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas,
interpretado por el actor Arturo Beristáin, en la pantalla. Esto último como un
medio para evitar que Cuauhtémoc Cárdenas ganara prestigio y apoyo tras el
fraude cometido en las elecciones.
De acuerdo con Marín (1988, p. 20):
No fue la escenificación de la inescrupulosa búsqueda del poder o la matanza
de Huitzilac y otras cometidas por el ejército mexicano; tampoco el bárbaro
fusilamiento de Agustín Pro ni la dramatización de actos de presidentes de la
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MULTIDISCIPLINA 18
Carranza en Tlaxcalantongo, el gobierno provisional de Adolfo de la Huerta,
los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, la Guerra de los
Cristeros, el asesinato de Obregón, los gobiernos de Emilio Portes Gil, Pascual
Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez, hasta culminar con el gobierno presidencial de Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera.
La vida de cada uno de los protagonistas se vincula directamente con los
personajes históricos y con los acontecimientos que marcan el destino de
México durante los años posrevolucionarios. Estos sucesos marcan la vida
de los protagonistas y la forma en cómo conciben la historia de México en
medio de luchas de poder y enfrentamientos violentos. La estructura de la
trama histórica le dio a Senda de Gloria un éxito inalcanzable por los efectos,
la producción, la recreación de escenarios y sucesos con cierto apego a la
realidad, la interpretación de los personajes, entre otros factores.
Humanidades
LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
RENÉ LEÓN VALDEZ
República ordenando asesinatos lo que mató a la superproducción Senda de
Gloria, la serie televisiva de 5,000 millones de pesos que patrocinaron Televisa
y el Instituto Mexicano del Seguro Social.
De acuerdo con la explicación hecha por el autor, los últimos 30 capítulos
de la serie “fueron hechos trizas a tijeretazos para que nadie volviera a ver
la recreación del gobierno cardenista” (Marín, 1988, p. 20). El 30 de julio de
1988, último día de la transmisión de Senda de Gloria, el público presenció una
inexplicable sucesión de escenas que no formaban parte de la historia, con
personajes que no tenían un orden de aparición definido, con lo cual, Televisa
dio por finalizada la serie.
Fausto Cerón Medina, coautor, historiador y asesor histórico de Senda de Gloria
manifestó sus hipótesis con respecto al atentado realizado en contra de la serie:
La explicación inmediata es obvia. El caso posee una faceta política: el peso
que el cardenismo tiene en la contienda actual, motivó que una mano piadosa
cortara Senda de Gloria. Sin embargo, creo que esta explicación coyuntural no
es ni lo único ni lo más importante a considerar. Dejarlo ahí significaría jugar
con quienes apuestan por la simplificación en el análisis de nuestra política
(citado en Marín, 1988, p. 20).
Carlos Maya (1988) ofrece su punto de vista con respecto a la mutilación de
la telenovela Senda de Gloria:
[…] en la reciente repetición de Senda de Gloria, que finalizó el sábado 30 de
julio, la historia concluye en 1934, con el destape de Lázaro Cárdenas. Esta
castración de años es derecho de todo autor, pues se trata de una historia
ficticia, pero es altamente sospechosa cuando se hace pensar […] como la interpretación de sucesos históricos […]. En otras palabras, en una primera versión,
el periodo del presidente Lázaro Cárdenas entra en la Senda de Gloria, pero en
los momentos actuales, en la nueva versión de Televisa, no entra.
A su vez, Luis Gastelum (1988), describe cómo se llevó a cabo el recorte de
la serie:
El pasado sábado 30 de julio concluyó la repetición de la telenovela histórica
Senda de Gloria, que inicialmente comprendía desde la Constitución de 1917
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LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
De la Revolución al Porfiriato
Seis años después del éxito alcanzado por Senda de Gloria, Ernesto Alonso
estrena una nueva producción monumental: El Vuelo del Águila, bajo la
asesoría histórica de Enrique Krauze y Fausto Cerón Medina, con libreto
de Liliana Abud y Antonio Monsell. Contó con las actuaciones estelares de
Manuel Ojeda, Humberto Zurita, Patricia Reyes Spíndola, Jacqueline Andere,
Laura Flores, Bruno Rey, Mario Iván Martínez, Ernesto Gómez Cruz, entre
otros actores. Esta vez la trama giraba en torno a la vida de Porfirio Díaz y su
ascenso al poder durante 30 años. Dentro de la historia se recrean acontecimientos históricos con cierta veracidad histórica como la guerra de Reforma,
el gobierno de Benito Juárez, la batalla del 5 de mayo en Puebla, el imperio de
Maximiliano, las huelgas de Cananea y Río Blanco, la Decena Trágica, entre
otros sucesos relevantes en la historia de México.
Sin embargo, esta producción se enfrentó también a severas críticas por
el manejo que se le dio al personaje de Porfirio Díaz presentándolo desde un
punto de vista positivo en cuanto a las acciones que realizó. El historiador
Edmundo O ‘Gorman criticó duramente a El Vuelo del Águila argumentando
que “responde a intereses comerciales y no culturales. Incurre en felonías
historiográficas ya que en ésta se concatenan hechos históricos, como si estos
se rigieran por el fenómeno positivista causa-efecto” (Terrazas, 1994, p. 58).
141
MULTIDISCIPLINA 18
La hipótesis que adquirió fuerza con respecto a la mutilación de los últimos
30 capítulos de Senda de Gloria fue evitar que el público observara nuevamente
dentro de la historia el gobierno de Lázaro Cárdenas y con ello impedir que
Cuauhtémoc Cárdenas ganara apoyo para impugnar las elecciones que dieron
una victoria cuestionable a Carlos Salinas de Gortari. Esto explica el hecho
de que durante el mes de mayo de 1988 se recibieran en la Vicepresidencia de
Educación de Televisa cartas provenientes de Juan Rebolledo Gout, entonces
director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución
Mexicana (INEHRM), en las que pedía el recorte de algunos capítulos que
consideraba inapropiados y que producían desequilibrios en los personajes
históricos que se estaban representando.
Humanidades
hasta el final del periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas en 1938. Sólo
que esta vez Lázaro Cárdenas ya no estaba. Simplemente desapareció.
RENÉ LEÓN VALDEZ
Otro aspecto que causó controversia dentro de la producción fue el manejo
que se le dio al personaje de Juana Catalina Romero, considerada como la
Mamá Grande de Tehuantepec y amiga cercana de Porfirio Díaz. El contador
público Héctor Gutiérrez Flores dirigió una carta a Enrique Krauze en la que
manifestaba su descontento ante la recreación hecha de Juana Catalina Romero:
“Destroza la figura de quien fuera benefactora de Tehuantepec denigrando
su personalidad por partida doble: la presenta al mismo tiempo como delatora
de sus paisanos y como amasia del dictador, cuando en realidad ninguna de las
dos cosas han sido comprobadas…” (Castro, 1997, p. 60).
La última telenovela histórica de Televisa
En 1996 Televisa cierra el ciclo de producción de telenovelas históricas con el
estreno de La Antorcha Encendida, una producción a cargo de Ernesto Alonso y
Carlos Sotomayor, que contó con las actuaciones de Juan Peláez, Juan Ferrara,
Ofelia Guilmaín, Angélica María, Leticia Calderón, Ernesto Laguardia, Enrique
Rocha, Humberto Zurita, Patricia Reyes Spíndola, Lorenzo de Rodas, María
Rojo, entre otros actores. La historia presentaba los antecedentes y desarrollo
de la guerra de Independencia de México y el ocaso de la Nueva España ante
los primeros levantamientos insurgentes.
La guionista de la telenovela, Marcela Fuentes-Berain describe las dificultades a las que se enfrentó al escribir el libreto de La Antorcha Encendida y el
manejo de los personajes históricos de Hidalgo y Morelos con personalidades
e ideales opuestos:
Hidalgo era un hombre desenvuelto socialmente, muy querido, estudioso,
pero Morelos era un hombre completamente disciplinado, un sacerdote con
una personalidad muy distinta, muy hacia adentro. Cómo podíamos apasionar
el público por este personaje tan importante, pero que junto a Hidalgo, su
inventiva y personalidad de pronto se veían opacadas (Manzanos, 1997, p. 60).
Con la producción de La Antorcha Encendida se dio por terminado el
proyecto iniciado en 1962 para dar a conocer a través de la televisión los acontecimientos más importantes de la historia de México a través de recreaciones
de hechos y personajes reales y ficticios que consolidaron a la industria de
la telenovela en México frente a otras grandes potencias que empezaban a
incursionar en el mercado de la producción de telenovelas.
142
LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
Una nueva independencia
En 2010 se estrena la serie Gritos de Muerte y Libertad, bajo la dirección de Mafer
Suárez y Gerardo Tort, con una producción de Bernardo y Leopoldo Gómez.
Esta serie recrea los momentos más importantes de la lucha de independencia
divididos en 13 capítulos con una duración aproximada de 25 minutos cada
uno. Dentro de la serie se aprecia cuál era la situación de México durante
el virreinato de la Nueva España y los primeros levantamientos armados, las
conspiraciones realizadas por Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez,
Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo; el estallido del movimiento
en 1810, las victorias y derrotas insurgentes, las batallas encabezadas por José
María Morelos, entre otros sucesos importantes.
Sin embargo, la serie recibió severas críticas sobre la forma en cómo
presentaron a algunos personajes históricos, entre ellos, Vicente Guerrero. El
director de la serie, Gerardo Tort, manifestó su opinión sobre la realización
de la serie: “Tradicionalmente nos han dibujado a nuestros héroes mediante
la estampita y la monografía, cuando la realidad y las condiciones en las que
vivieron fueron totalmente diferentes. En la serie tratamos de mostrarlos como
realmente eran” (Caballero, 2010, p. 8).
143
MULTIDISCIPLINA 18
Durante el año 2010 se llevan a cabo los festejos nacionales por el Bicentenario
de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana,
realizándose una serie de eventos artísticos y culturales para conmemorar
las fechas significativas en la historia nacional del país. Como parte de la
celebración, se inicia una producción de documentales, programas especiales
y publicaciones que dan cuenta del significado de 200 años de lucha por la
soberanía.
En este contexto, Televisa decide incursionar nuevamente en la producción
de series de contenido histórico, pero ya no en formato de telenovela, sino
de series breves en las que se recrearan los principales hechos y personajes
que intervinieron en la guerra de Independencia y en la Revolución Mexicana,
aunque la forma en como desarrollaron las historias fue más superficial y
vacía que profunda.
Humanidades
2010: Bicentenario de la Independencia de México, Centenario
de la Revolución Mexicana; vuelve la historia de México a la
pantalla de televisión
RENÉ LEÓN VALDEZ
La serie contó con las actuaciones de Emilio Echevarría, Mario Iván
Martínez, Alejandro Tomassi, Odiseo Bichir, Alberto Estrella, Daniel Giménez
Cacho, Irene Azuela, Diego Luna, María Rojo, Cecilia Suárez, Lumi Cavazos,
entre otros actores.
La última revolución
El 15 de noviembre de 2011 se estrenó la serie El Encanto del Águila, una
producción a cargo nuevamente de Bernardo y Leopoldo Gómez, con dirección
de Mafer Suárez y Gerardo Tort. La trama se desarrolla durante las elecciones
presidenciales de 1908, cuando Francisco I. Madero contiende con Porfirio Díaz
por la presidencia de México. La popularidad creciente de Madero provoca que
Díaz lo mande encarcelar y asumir nuevamente la presidencia de México por
séptima ocasión. Este hecho marca el inicio de la lucha armada de Madero
por unas elecciones democráticas y legítimas. A partir de este momento se
inician los enfrentamientos que tienen como objetivo derrocar a Porfirio Díaz,
surgiendo movimientos como los de Emiliano Zapata en el sur, Francisco Villa
y Venustiano Carranza en el norte.
La serie recrea el gobierno de Madero, la traición de Victoriano Huerta y
su posterior asesinato; el gobierno ilegítimo de Huerta y la lucha de Carranza,
Villa y Zapata por desconocerlo, el ascenso de Carranza al poder, las luchas
entre los caudillos revolucionarios, hasta finalizar con el periodo presidencial
de Plutarco Elías Calles. El Encanto del Águila también fue objeto de críticas
debido a las implicaciones que hubo en su producción, ya que, como menciona
Vertiz (2011), Televisa utilizó como extras a personal del ejército para darle
mayor realismo a la serie. Además, durante las grabaciones en el Museo
Nacional de Arte, se reportaron daños serios a este inmueble.
La serie contó con las actuaciones de Ignacio López Tarso, Cecilia Suárez,
Emilio Echevarría, Irene Azuela, Gerardo Trejoluna, Mario Zaragoza, Damián
Alcázar, Tenoch Huerta, Gustavo Sánchez Parra, entre otros.
Conclusión
La historia de México ha sido sometida a diversas interpretaciones por parte
de especialistas en la materia quienes se encargan de analizar el contexto en
el cual sucedieron eventos históricos y los personajes relevantes que intervinieron en ellos, además de analizar de forma objetiva las razones que los
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MULTIDISCIPLINA 18
motivaron a realizar acciones ya fuera en beneficio de la nación o afectándola
directamente. Sin embargo, el conocimiento casi nulo que se tiene sobre la
historia de México y sus personajes por parte de los ciudadanos ha hecho que
se pierda la conciencia histórica de lo que representa formar parte de un país
lleno de contrastes culturales e históricos.
En este sentido, la recreación que se ha hecho de la historia de México a través
de la televisión ha contribuido a que se presenten diversos formatos y propuestas
cuyo fin, en un principio, fue dar a conocer al público capítulos importantes del
acontecer histórico de México con el objetivo de crear una conciencia sobre la
importancia que tuvieron estos hechos en la vida económica, política, social y
cultural del país. Desde sus orígenes, la televisión fue vista como un medio para
empezar a generar recursos monetarios para las entonces empresas nacientes
que incursionaban en la producción de programas televisivos.
La aparición de productores como Ernesto Alonso y escritores como Miguel
Sabido marcaron una nueva pauta en la producción de contenidos masivos al
descubrir que la televisión podía tener una función social para la población, un
entretenimiento que no fuera solamente fugaz y momentáneo sino que tuviera
cierto impacto en la vida de las personas que veían los programas producidos
por los dos creativos del género en México. La producción de telenovelas
históricas fue una incursión creativa e innovadora en su momento. Hasta
entonces, los melodramas televisivos seguían el modelo tradicional: un protagonista bueno que debía enfrentarse a una serie de adversidades y villanos
para poder alcanzar la felicidad. El modelo de la telenovela histórica rompió
los esquemas establecidos: el reto implicaba recrear acontecimientos pasados
con un grado de veracidad y exactitud que no dejara lugar a dudas entre la
audiencia de que el hecho histórico había sucedido tal y como lo estaban
viendo en la pantalla.
Trasladar la historia a la pantalla implica toda una serie de elementos
narrativos y ficticios que deben articularse de forma adecuada procurando
no alterar el orden, la secuencia y, sobre todo, el entorno en el que aconteció
un hecho relevante de la historia. En casos como Senda de Gloria la historia
alterna de una familia ficticia y los personajes históricos, le dio a la serie una
calidad narrativa insuperable al existir un equilibrio entre los personajes de
ficción y las grandes figuras como Carranza, Obregón, Zapata, entre otros. No
obstante, resulta innegable el conflicto de intereses en la recreación de hechos
y personajes.
Humanidades
LA TELENOVELA HISTÓRICA EN MÉXICO
RENÉ LEÓN VALDEZ
Lo anterior puede ejemplificarse con la producción de El Vuelo del Águila,
donde el manejo del personaje principal, Porfirio Díaz, dio mucho de qué
hablar al presentarlo como un personaje con virtudes positivas sin ofrecer
mayores datos de contexto que confirmaran esta visión favorable.
El conocimiento sobre la historia de México nos permite entender nuestro
presente, comprender el pasado y vislumbrar un futuro. No obstante, como se
aprecia en este recorrido, la historia de México se confunde con la ficción en
un intento de legitimar al grupo de poder en turno.
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RENÉ LEÓN VALDEZ Es estudiante de octavo semestre de la Licenciatura en
Comunicación. Investigación realizada dentro del grupo de Iniciación Temprana a
la Investigación del Departamento de Desarrollo e Investigación en Comunicación
y Estudios Culturales coordinado por las Doctoras Irma Mariana Gutiérrez Morales y
Lucía Elena Acosta Ugalde.
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