el programa de fiestas

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Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
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370 ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN Y PROCLAMACIÓN
DEL PATRONAZGO DE LA VIRGEN DE LOS MILAGROS SOBRE
LA VILLA DE ÁGREDA Y SU TIERRA
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
SaludA del Alcalde
Estimados agredeños/as, vecinos y visitantes:
U
n año más las Fiestas Patronales en honor de Ntra.
Sra. de los Milagros acuden, puntuales a su cita,
revolucionando nuestras
vidas y sacando a la localidad del letargo primaveral, constituyendo una
referencia a nivel comarcal.
Nuestras fiestas están llenas de tradición, lo que las hace diferentes ya que
cada año las vivimos con renovado
entusiasmo e ilusión, y así debe ser
este año, en el que se cumplen 370
años de la declaración y proclamación
oficial del Patronazgo de la Virgen de
los Milagros, sobre la Villa de Ágreda
y su Tierra.
Un 28 de mayo de 1644 nuestros antepasados optaron por el señorío de
amor a nuestra Virgen de los Milagros, y posteriormente fue renovado
el voto un 10 de junio de 1944, con
motivo del III Centenario de dicho Patronazgo.
Ahora nos toca a nosotros renovar ese
amor y testimonio sincero a nuestra
querida Virgen, con el entusiasmo remozado de unos hijos que se honran
de serlo de tan generosa Madre.
No podemos olvidar que la fiesta está
en el interior de cada uno de nosotros.
Es el momento de compartirlo con el
resto, vivir y sentir nuestras Fiestas en
honor a nuestra Patrona la Virgen de
los Milagros.
Salid a la calle, llenad plazas y recintos, compartir momentos de alegría y
diversión con amigos y familiares, explotar de alegría, pero todo ello desde
el respeto a las personas y las cosas, la
tolerancia y el saber estar, reservando
unos minutos para dedicar un recuerdo a quienes compartieron fechas
pasadas y hoy no se encuentran entre
nosotros.
Aprovecho la ocasión para dar la bienvenida a quienes se acercan en estos
días hasta Ágreda, desde ese momento sois uno más de nosotros, vivir y
disfrutar de las fiestas.
En nombre de toda la Corporación
Municipal y en el mío propio que paséis unas muy felices fiestas.
Un saludo
Jesús Manuel Alonso Jiménez
Alcalde de Ágreda
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
Ágreda
sumario
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
• 370 Aniversario del Patronazgo de la Virgen de los Milagros............................................................................3
• Saluda del Alcalde ............................................................................................................................................................5
• Saluda del Pregonero de las Fiestas ...........................................................................................................................9
• Reina y Damas de las Fiestas ...................................................................................................................................... 10
• Saluda de la Parroquia ................................................................................................................................................. 13
• Celebraciones Litúrgicas y Actos Religiosos ........................................................................................................ 14
• Saluda de la Comisión de Cultura y Festejos ....................................................................................................... 17
• Programa de Fiestas ...................................................................................................................................................... 18
• Petición Popular de Renovación del Voto del Patronazgo de la Virgen
de los Milagros, año 1944 ........................................................................................................................................... 20
• Programa de Festejos del año 1944. III Centenario del Patronazgo de Nuestra Señora
de los Milagros ................................................................................................................................................................ 22
• El Moncayo de Foucault .............................................................................................................................................. 24
Edita: Excmo. Ayuntamiento de Ágreda
D.L.: SO28/2012
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Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
SaludA del Pregonero de las Fiestas
de Ntra. Sra. de los Milagros
He tenido el gusto de visitar
esta querida villa de Ágreda
en numerosas ocasiones,
de recorrer sus calles y monumentos, de disfrutar de
su gastronomía y de reunirme y poder compartir
agradables tertulias con las
ágredanas y ágredanos.
Será para mí un honor volver a Ágreda como pregonero de las Fiestas de vuestra Patrona la Virgen de los
Milagros.
Deseo unas muy felices
fiestas a todos los vecinos
de Ágreda y a quienes os
acompañen durante estos
días tan especiales de alegría y hermandad.
Jorge Fernández Díaz
Ministro del Interior
Trayectoria
• Concejal en el
Ayuntamiento de
Barcelona. (1983-1984)
• Diputado en el
Parlamento de
Cataluña. (1984-1989)
• Diputado por Barcelona
en el Congreso de los
Diputados. (1989-1996)
• Secretario de
Estado para las
Administraciones
Territoriales.
(1996-1999)
• Secretario de Estado
de Educación,
Universidades,
Investigación y
Desarrollo. (1999-2000)
• Secretario de Estado
de Relaciones con las
Cortes. (2000-2004)
• Desde 2004, es
Diputado por Barcelona
en el Congreso de los
Diputados.
• Durante la IX
Legislatura (20082011), ha sido
Vicepresidente Tercero
del Congreso de los
Diputados.
• Es Ministro del
Interior desde el 22 de
diciembre de 2011.
Lugar de nacimiento:
Valladolid (España)
Año de nacimiento: 1950
Formación:
Ingeniero Industrial,
pertenece al Cuerpo de
Inspectores Superiores
de Trabajo y Seguridad
Social del Estado.
Toma de posesión
como Ministro
del Interior: 22 de
diciembre de 2011
DATOS
RELEVANTES
• Fue Subdelegado
y Delegado del
Ministerio de Trabajo
en Barcelona
(1979-1980)
• Gobernador Civil de
Asturias. (1980-1981)
• Gobernador Civil de
Barcelona. (1981-1982)
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Noelia Bator Rubio
Reina
Saluda
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A nuestro querido pueblo de Ágreda
E
l haber sido elegidas reina y damas de las Fiestas de Ntra. Sra. la
Virgen de los Milagros, es para nosotras motivo de una inmensa alegría.
Queremos agradecer a nuestros quintos, el habernos confiado la bonita
tarea de representar a la juventud
agredeña, y como agredeñas que somos lo haremos con cariño y sencillez.
Que no falten la alegría y diversión, el
fervor y la oración, la generosidad y el
amor.
Deseamos que tanto lugareños como
visitantes disfrutemos un año más en
estos días tan entrañables, que mantengamos todos juntos la tradición en
torno a nuestra patrona.
Un cordial saludo de la Reina y Damas.
¡Felices Fiestas!
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
Sara Jiménez Pérez
Dama
Maria Nieves Molero Ortega
Dama
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Yaël Palacios Peinado
Dama
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
SaludA DE LA PARROQUIA
“Y, para que el sol de justicia,
Cristo Señor nuestro, naciese, envió
delante los resplandores lúcidos de
María Santísima,….. con esta Señora: todo es gracia, y nos la trajo a los
que en Adán y Eva la perdimos” (La
Venerable, Sor María de Jesús)
Querida Madre:
Me alegraría que al recibo de ésta
te encuentres bien, sonriente, como
siempre. Aunque me temo que preocupada y con el corazón algo encogido por las penas de tus hijos.
Yo, estoy bien, muy ocupado en mis
cosas y preocupado por mi mañana.
Me figuro, que estarás esperando ya a los peregrinos que estos días
atraídos por tu luz y dulce mirar entusiasmados recurren a Ti.
Sabes, Virgen bendita, que a muchos les duele el camino y les pesa
el cansancio, caminar en medio de la
noche no es fácil. Tú, además de escucharlos, acompañarlos con tu mano y
acogerlos en el regazo de tu consuelo,
puedes hacer los milagros de llevarlos
a tu Hijo, para que Él los sane y los cure,
y llenar sus vidas de gozo y esperanza.
Hace 370 años los diecisiete pueblos,
que ayer fueron, te eligieron como Patrona, hoy , casi despoblados, te siguen
venerando y pletóricos de emoción te
dicen: Gracias, Señora nuestra, por habernos acompañado, gracias porque
siempre nos darás tu amparo.
Es tu gran día, es nuestra fiesta, la
que alegra la cara y llena el alma. Esta
villa se adorna en tu honor, te canta
con cariño y te ofrece el perfume y el
colorido de las flores, que son plegaria
y fervor.
Suplica al Espíritu Santo, que divinizó tu ser, para que la paz y la unidad
sea una realidad en nuestras relaciones, en las familias y entre todos los
pueblos de la Tierra.
Tú, la elegida por Dios, ruega por
los pecadores y atribulados, fortalece
a los enfermos, reconforta a los parados, que todos nosotros crezcamos
en caridad para estar cerca de los que
necesitan calor.
Se dice que, “La historia de cada
persona está escrita en el corazón de su
madre”. Yo, estoy en el tuyo, es lo que
me estimula y me da sosiego.
¡Ah! Iré a tu fiesta, no quiero perderme las rosquillas de tu prudencia, el
bizcocho suave de tu ternura y la tarta
de tu compasión.
Se despide ésta, tu hija, que te quiere y no te olvida: La Parroquia
“María, es una mamá que piensa en
la salud de sus hijos, educándolos
también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se
cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda
a los hijos a mirar con realismo los
problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con
valentía, a no ser débiles, y saberlos
superar, …. Y esto una madre sabe
hacerlo”.
“María, haznos sentir tu mirada de
madre, guíanos a tu Hijo, haz que
no seamos cristianos de escaparate,
sino de los que saben mancharse las
manos para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de
paz”. (El Papa Francisco)
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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CELEBRACIONES LITÚRGICAS Y ACTOS
RELIGIOSOS EN HONOR AL SANTÍSIMO
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO Y DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS MILAGROS, 2014
SÁBADO 14 DE JUNIO
• 13,00 h. Volteo de campanas.
• 19,00 h. Celebración vespertina de
la Eucaristía.
DOMINGO 15 DE JUNIO
SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA
TRINIDAD. FIESTA VOTIVA
DEL PUEBLO EN HONOR DE
LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS
MILAGROS.
• 08,00 h. Rosario de la Aurora
• 11,00 h. Eucaristía y Consagración
del Pueblo a la Santísima Virgen. Día
“PRO ORANTIBUS”.
LUNES 16 DE JUNIO
• 20,00 h. Celebración Comunitaria
de la Penitencia
MIÉRCOLES 18
DE JUNIO
• 22,00 h. Adoración nocturna,
a la que queda invitada toda la
Parroquia.
JUEVES 19 DE JUNIO
FIESTA PATRONAL VOTIVA
DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE
DE CRISTO
• 11,00 h. Eucaristía y Procesión
con el Santísimo y asistencia del
M.I. Ayuntamiento, Autoridades y
Pueblo. Exposición y Adoración del
Santísimo Sacramento.
• 18,30 h. Hora Santa. Reserva
y celebración vespertina de la
Eucaristía.
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VIERNES 20 DE JUNIO
VÍSPERA DE LA FIESTA DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS
MILAGROS
• 12,00 h. Eucaristía votiva en la
Ermita del Barrio, en recuerdo
del “Milagro del Zapatero”, con
asistencia del M.I. Ayuntamiento.
• 18,30 h. Ofrenda de Flores a la Virgen.
Al finalizar este acto y con anuncio
de campanas, comenzará el primer
día de la Novena.
La Novena se celebrará todos los
días a las 20:00h.
• 22,00 h. Santo Rosario de Cristal y
Pregón Mariano.
A cargo de D. Jesús Zardoya
Sangüesa, ex deán de la Catedral de
Tudela (Navarra).
Se recuerda que aquellos cofrades que
hayan sido citados para farol, deberán
estar en el Fuerte a las 21:15 h. para
recogerlo. A partir de las 21:30 h, se
entregarán libremente a las personas
que estén esperando.
SÁBADO 21 DE JUNIO
SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA
VIRGEN DE LOS MILAGROS
PATRONA DE VILLA Y TIERRA
• 07,00 h. Recepción de peregrinos y
primera Eucaristía
• 11,00 h. Concelebración de la
Eucaristía, presidida por el Rvdo. Sr.
D. Esteban M. Aranaz Aranda, Vicario
General de la Diócesis de Tarazona,
con asistencia del M.I. Ayuntamiento
de Ágreda, de los pueblos del
Patronazgo, Autoridades y
Cofradías. Procesión por las calles de
la Villa.
• Otras celebraciones de la Eucaristía:
8,30; 9,30 y 13 h. por la mañana.
• 16,00 h. Apertura del Camarín de
la Virgen.
• 18,45 h. Eucaristía Vespertina y
segundo día de la novena.
VIERNES 27 DE JUNIO
SOLEMNIDAD DEL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS
• 19,30 h. Procesión y consagración
del Pueblo al Sagrado Corazón de
Jesús.
Celebración del octavo día de la
novena
SÁBADO 28 DE JUNIO
FIESTA DE LA OCTAVA DE LA STMA.
VIRGEN DE LOS MILAGROS
• 11,00 h. Eucaristía y Exposición del
Santísimo Sacramento.
• 18,30 h. Hora Santa. Procesión con
el Santísimo. Reserva.
Eucaristía y último día de la novena.
Himno a la Virgen de los Milagros y
Subida al Camarín.
NOTA: La novena de la Virgen de
los Milagros en el resto de los días
se celebrará a las 20,00 h.
Para la atención a los enfermos,
durante la novena, comunicar a la
Parroquia.
DOMINGO 22 DE JUNIO
SOLEMNIDAD DEL
“CORPUS CHRISTI”
• 11,00 h. Eucaristía.
• 13,00 h Eucaristía.
• 16,00 h. Apertura del Camarín de
la Virgen.
• 18,45 h. Eucaristía Vespertina y
tercer día de la novena.
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
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Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
SaludA DE LA COMISIÓN
Querida Villa de Ágreda:
E
s motivo de alegría para nosotras
saludaros en estas Fiestas Patronales en honor a la Vírgen de los
Milagros. De nuevo nos encontramos
en el mes de junio, y es que ya ha pasado un año, aunque parezca que fue
ayer cuando andábamos de celebración. En este tiempo hemos trabajado
con empeño y con mucha ilusión para
poder ejercer nuestro cargo de la mejor forma posible.
Nos gustaría, desde estas líneas, mostrar nuestro agradecimiento a los
empleados municipales, a todas las
asociaciones y vecinos en general que
hacen posible y colaboran en la organización y desarrollo de las fiestas y en
otros tantos eventos que se realizan
durante el año.
La Cofradía de la Vírgen de los Milagros es la responsable de organizar,
conjuntamente con la Parroquia, los
actos religiosos. Sin lugar a dudas, la
procesión del Corpus, la ofrenda de
flores, el rosario de Cristal, la procesión de la Vírgen y la Novena son los
actos más relevantes, que nadie se
puede perder. A ellos también nuestro más sincero agradecimiento por su
gran labor y esfuerzo.
Creemos que en el futuro, ésta es la
forma que debemos mantener, puesto que estamos convencidas de que
cuántos más colaboremos y participemos de las decisiones, mejores serán
los resultados.
A todos vecinos y visitantes en estos
días os pedimos que participéis, que
os divirtáis, que durante estos días
seamos capaces de aparcar los problemas del día a día, sabemos que
en algunos casos es muy difícil, que
socialicemos unos con otros, que convivamos en armonía, en definitiva que
disfrutemos de estos días de fiesta.
Si algo caracteriza a este pueblo y su
gente, es el orgullo de ser agredeños,
su capacidad de trabajo y el amor a
nuestra tierra y sus tradiciones, todo
ello perfectamente combinado con el
buen carácter, la amabilidad y el espíritu festero.
Aunque nos consideramos optimistas
y miramos siempre la vida con esperanza, no queremos pasar por alto a
nuestros vecinos que están atravesando momentos difíciles. También recordar a los que se encuentran ausentes
o a aquellos que ya no están entre nosotros y que nos vienen a la memoria
en estos días. Para todos ellos nuestro
más sincero recuerdo y nuestra solidaridad para con sus familias.
En estos momentos de crisis y apreturas, sería bueno que recuperáramos
el espíritu positivo y emprendedor de
nuestros padres y abuelos que, sin
apenas medios, vivían la vida con sencillez y la celebración con auténtica
alegría. Eran tiempos donde las puertas y los corazones estaban abiertos,
en los que se sabía compartir, en los
que la hospitalidad era algo sagrado.
Como aquellos hombres y mujeres
nos encomendamos a la Vírgen de
los Milagros y le pedimos que siga
protegiendo a Ágreda “como lo lleva
haciendo desde hace siglos” contra
el peligro de caer en el derrotismo, la
tristeza o la desesperación. Confiamos
en su protección y estamos seguros
de que, con nuestro esfuerzo y su ayuda, conseguiremos superar la crisis si
aprendemos a vivir de una forma más
sencilla pero más auténtica.
Para finalizar, os deseamos en nuestro nombre y en el de todos los que
formamos la Corporación Municipal, a
todos los vecinos y visitantes de Ágreda unas FELICES FIESTAS PATRONALES
2014.
COMISIÓN DE CULTURA Y FESTEJOS,
17
Mirian Alonso Hernández
e Isabel Mena Ruiz
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
FIESTAS DE NTRA. SRA.
DE LOS MILAGROS 2014
FIESTAS DE NTRA. SRA. DE LOS MILAGROS 2014
FESTEJOS POPULARES
LUNES 9 Y MARTES 10
DE JUNIO
• 16,00 h, Partidos de Fútbol-Sala
Ágreda-Olvega, categorías
pre-benjamín y benjamín.
Polideportivo Municipal.
• 19,30 h. Torneo “Virgen de
los Milagros” de Bádminton.
Polideportivo Municipal.
MIÉRCOLES 11 Y
JUEVES 12 DE JUNIO
• 19,30 h. Torneo “Virgen de los
Milagros” de Frontenis por parejas.
Polideportivo Municipal.
VIERNES 13 DE JUNIO
• 19,30 h. Torneo “Virgen de
los Milagros” Tenis de mesa.
Polideportivo Municipal.
PARA MAYORES DE 16 AÑOS,
CATEGORIAS MASCULINA,
FEMENINA Y MIXTA. ORGANIZA
AYUNTAMIENTO DE ÁGREDA Y
COLABORA AJA.
• 19,00 h. Concierto fin de curso de
la Banda Chiqui. En “El Fuerte”.
SABADO 14 DE JUNIO
18
• 18,00 h. Torneo “Virgen de los
Milagros” de Balonmano.
• 18,30 h. Desfile de cabezudos.
Salida del Ayuntamiento.
• 21,00 h. Presentación de la Reina y
Damas. Palacio de los Castejón.
A cargo de: Dª Sonia Moya Vázquez,
periodista.
• 21,30 h. Concierto Banda
Municipal de Ágreda. Plaza Mayor.
DOMINGO 15 DE JUNIO.
FESTIVIDAD DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD.
FIESTA DEL PUEBLO
• 09,00 h. Diana. Banda Municipal.
Recorrido por la calles de la Villa.
•1
2,00 h. Homenaje al grupo de
balonmano de Ágreda por su exitosa
trayectoria deportiva y social
Lugar: Palacio de los Castejón
• 13,30 h. Concierto. Plaza Mayor.
Orquesta “La Dama”.
• 17,30 h. Exhibición de Gimnasia
Rítmica.
• 19,30 h. Concierto de Primavera.
Banda Municipal. Dirigida por
D. Rubén Cueva Gil. Lugar: Fuerte
Parroquial.
• 20,45 h. Baile público.
Orquesta “La Dama ”
•2
0,00 h. Concierto de la Coral y
Orquesta “Villa de Ágreda”. Director:
D. Jesús Villarroya Lancis. Iglesia de
San Miguel.
•2
1,15 h. Baile público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Tarantella”. Durante la
sesión se entregarán los trofeos de los
torneos de Bádminton, Tenis de mesa
y Frontenis de mayores de 16 años.
•0
0,00 h. Baile público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Tarantella”.
LUNES 16 DE JUNIO
• 12,00 a 14,00 h. Parque infantil
municipal. Plaza Mayor.
Globo Aerostático, patrocinado por:
• 10,00 H. Partidos de Fútbol Sala
Ágreda-Olvega. Categorías prebenjamín y benjamín. Polideportivo
Municipal.
• 19,00 H. Concierto Escuela de
Música de fin de curso. Palacio.
MIÉRCOLES 18
DE JUNIO
• 13,30 h. Chupinazo, disparo de
cohetes y bombas japonesas.
Plaza Mayor.
• 17,30 h. Charanga y cabezudos.
Salida del Ayuntamiento.
• 21,00 h. Pregón de Fiestas. Desde el
Balcón del Ayuntamiento.
A cargo del Excmo. Sr. D. Jorge
Fernández Díez, Ministro del Interior.
• 21,30 h. Baile público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Nueva Orfeo”.
• 00,00 h. Baile Público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Nueva Orfeo”.
JUEVES 19 DE JUNIO.
FESTIVIDAD DEL
CORPUS CHRISTI
• 09,00 h. Diana. Banda Municipal.
Recorrido por las calles de la Villa.
• 13,30 h. Concierto. Plaza Mayor.
Orquesta: “Tarantella”.
• 19,00 h. Espectáculo Infantil: “PituTitu y la Vaca”. Cuentos y marionetas
alusivos a animales de granja. Plaza
Mayor.
VIERNES 20 DE JUNIO.
DÍA DEL NIÑO
• 20,30 h. Baile público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Oasis Musical Show”.
• 00,00 h. Baile público. Plaza Mayor.
Orquesta: “Oasis Musical Show”.
(Descuentos del 50% en todas las
atracciones. Parque de la Dehesa).
SÁBADO 21 DE JUNIO.
FESTIVIDAD DE
NTRA. SRA. DE LOS
MILAGROS
• 08,00 h. Diana. Banda Municipal.
Recorrido por las calles de la Villa.
• 13,30 h. Concierto. Orquesta:
“La Fania”. Plaza Mayor.
• 21,00 h. Baile público.
Orquesta: “La Fania”. Plaza Mayor.
• 00,00 h. Fuegos artificiales.
Quema de una colección de fuegos
artificiales en huerta de C/ Estudios
(junto al antiguo Instituto).
• 00,30 h. Baile público. Orquesta:
“La Fania”. Plaza Mayor.
SÁBADO 21 Y
DOMINGO 22 DE JUNIO
TORNEO 3 CULTURAS DE FÚTBOL
8 BENJAMIN. Organiza Campus de
Fútbol Juan Señor
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
DOMINGO 22 DE JUNIO
MIÉRCOLES 25
DE JUNIO
• 13,30 h. Baile público.
Orquesta: “La Fania”. Plaza Mayor.
• 18,00 h. PELOTA MANO
PROFESIONAL. Gran Final del I Open
del Moncayo.
Polideportivo Municipal.
1º Partido – Escuela de pelota
2º Partido – Final élite
• 19,00 h. Chocolatada ofrecida por
churrería “La Laguna”. Plaza Mayor.
• 20,30 h. Baile público.
Orquesta: “La Fania”. Plaza Mayor.
• 17,00 h. Acto cultural para todo el
público en el Centro Social.
JUEVES 26 DE JUNIO
DÍA DE CONVIVENCIA
DEL 23 DE JUNIO
AL 27 DE JUNIO
Torneos “Virgen de los Milagros”
de Bádminton-Frontenis-Tenis
de mesa, para menores de 16 años.
Masculino, Femenino y Mixto.
JUEVES 26 DE JUNIO.
“HACIENDO PIÑA”
(Jornada de convivencia de los niños
de Ágreda y Olvega)
Durante todo el día.
Lugar: Ludoteca y Parque de la
Dehesa.
SÁBADO 28 DE JUNIO.
FIESTA DE LA OCTAVA
DE LA VIRGEN
• 12,00 h. X Cross Popular “Virgen de
los Milagros”.
Todas las categorías.
(Inscripciones hasta antes de
la salida en el Polideportivo
Municipal). Recorrido Parque de la
Dehesa.
• 20,30 h. Grupo de Jota Aragonesa
y actuación de la Escuela Municipal
de Jotas. Plaza Mayor.
DOMINGO 29 DE JUNIO
• 20,30 h. Actuación de la Escuela
Municipal de Sevillanas.
Plaza Mayor.
Con la colaboración de bailaoras de
Tarazona.
EXPOSICIÓN DE
PINTURA:
“Abstracción de luz
y color”
Autor: Alberto Delso Salvador
Lugar: Palacio de los Castejón.
Del 14 de junio al 29 de junio.
Inauguración oficial: 21 junio.
Horario: de 19 a 21 h. de jueves a
domingo
EXPOSICIÓN DE
FOTOS DE LOS
QUINTOS DEL 64
• 12,30 h. Celebración de la
Eucaristía en la Iglesia de Ntra.
Sra. de los Milagros. Asociación de
Jubilados y Pensionistas de Ágreda.
• 14,00 h. Vino Español, obsequio de
la Asociación en su Centro Social.
• 15,00 h. Comida de Hermandad
de la Asociación de Jubilados y
Pensionistas de Ágreda.
• 17,00h. Homenaje tradicional
anual a la persona mayor de la
Asociación, y mención de obsequios
que se han dado a los socios más
imposibilitados de la Asociación.
• 17,30 h. Entrega de trofeos a los
ganadores de los Juegos Populares.
• 18,00 h. Fin de fiesta de la Semana
Cultural.
Sábado 5 de Julio
• 20,00 H. Entrega de Premios del X
Concurso de Pintura Villa de Ágreda
y concierto de Manuel Madrid en el
jardín del Palacio
Lugar: Patio del Palacio de los
Castejón.
Inauguración: 14 de junio
SEMANA CULTURAL
DE PRIMAVERA DE
LA ASOCIACIÓN
DE JUBILADOS Y
PENSIONISTAS DE
ÁGREDA
LUNES 23 DE JUNIO
• 17,00 h. Campeonato de Juegos
populares, en “EL FUERTE”.
MARTES 24 DE JUNIO
Viaje turístico-comercial a Tarazona
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
19
Petición popular de renovación
voto del patronazgo de la
Virgen de los Milagros año 1944
20
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
21
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
Programa de Festejos del año
1944 III Centenerio Patronazgo
de Ntra. Sra. de los Milagros
22
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
23
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
A modo de presentación
El 18 de julio de 1860 tuvo lugar uno de
los mayores eclipses de sol conocidos hasta aquella época. Hubo otro anterior, en
la década de 1840, pero faltaron los medios suficientes para seguirlo. Para 1860
la ciencia astronómica había avanzado
lo suficiente como para tener un conocimiento más exacto del tiempo de duración así como de la línea que seguiría y de
los lugares desde donde mejor poderlo
observar. De entre toda Europa, y a través
de los distintos observatorios, se llegó a la
conclusión de que España era el lugar más
apropiado para la observación.
El eclipse tendría lugar después del mediodía, en torno a las 13,30 horas, señaladas para su comienzo en la línea cantábrica, concluyendo por la mediterránea en
torno a las 14 horas.
24
España se convirtió en el espejo de medio mundo, puesto que desde la inmensa
mayoría de los observatorios europeos se
mostró el deseo de viajar a España para
llevar a cabo la observación y el estudio
del fenómeno. Se barajaron distintos puntos en los que reunir a la que bien pudiera
denominarse alta clase social de la astronomía europea, desde Atienza, mi pueblo,
en la provincia de Guadalajara, a distintos
puntos entre Santander y Valencia.
Era también una ocasión llamativa para
demostrar a Europa que España podía ponerse a la altura de todos aquellos países
que enviaban corresponsales, puesto que
España a lo largo del siglo XIX había perdido mucho de su prestigio, ahogado en
guerras civiles, coloniales e incluso en la
mal llamada de Independencia. Era el momento de demostrar a Europa que la ciencia española avanzaba, y que el pueblo
español colaboraba en el avance. Aunque
claro está, también en aquel mundo había
dos Españas, la de la ciencia y el mundo
cortesano y la del pueblo llano que trataba de sobrevivir al día a día, rodeado de
sus misterios, leyendas o supersticiones.
España, y la línea trazada a través de la que
mejor podía seguirse el eclipse ocupó por
espacio de más de un mes los titulares de
los periódicos de toda Europa, ocupados
en dar la noticia de la llegada de las distintas comisiones, de las instrucciones para
su seguimiento, o de lo que, puestos en lo
peor, pudiera suceder.
A España, y tomada la cima del Moncayo
como centro de observación, llegó Léon
Foucault (el del péndulo), entonces y
ahora uno de los más prestigiosos hombres de ciencia de Francia; junto a Urbain
Le Verrier, Hervé Faye y tantos más cuyos
nombres se nos perderían en el tiempo y
la memoria.
La comarca del Moncayo se vio sorprendida por aquel cúmulo de noticias, y de personalidades que la visitaron, y a donde se
trasladaron desde Madrid las eminencias
astronómicas de la España del siglo XIX
encabezadas por su entonces Ministro de
Fomento, don José de Posada Herrera, a
fin de ir preparando la llegada incluso de
la propia reina de España, Isabel II.
Más de mil personas se dieron cita en
aquellas cumbres, a cuyas líneas, y desde
cualquier punto de España, trataron de
aproximarse desde distintas ciudades en
la creencia de que únicamente en la línea
trazada podría verse la veladura del sol
por la luna. Se organizaron viajes en tren
y diligencia, se ocuparon fondas y posadas
y, en fin, el tiempo se paró a la espera de
aquellos tres o cuatro minutos que en pleno día se cubrirían de oscuridad.
A Atienza, mi pueblo, llegaron decenas de
observadores y curiosos, como a Sigüenza y a Jadraque, e incluso don Fernando
de Salamanca, hijo de don José, el famoso marqués de Salamanca, fletó un tren
especial para, al tiempo que presentaba
la naciente vía férrea que llegaría hasta
Sigüenza y Zaragoza, llevarse en comisión científico-curioso-festiva, a políticos,
banqueros y nobles madrileños a ver el
eclipse.
Es el argumento de “El Moncayo de Foucault”, que rescata la memoria de aquel
tiempo, y de todo lo que antes y después
sucedió.
Encontrar esta historia se debió a la mera
casualidad, al ver el nombre de mi pueblo
de nacimiento, Atienza, en aquellas referencias. Atienza se quedó a un lado en
esto de la observación, pues los grandes
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
científicos, al no poder llegar a mi pueblo
por falta de medios de locomoción eligieron el Moncayo. La satisfacción personal
fue que, siguiendo aquel hilo llegué a
Ágreda, población muy unida a mi familia
paterna, ya que una de mis tatarabuelas, allá
por los tiempos del eclipse vivía en Ágreda,
de donde era originaria parte de su familia
que, después de pasar por Berlanga, Almazán, Medinaceli y Barahona terminaron en
Atienza, población que a lo largo de los
siglos perteneció a la provincia de Soria,
hasta poco antes del eclipse.
Todos los años mi abuelo, en Atienza conocido como “el tío Soria”, como hombre
de feria visitaba Berlanga y Ágreda, en
donde tenía a muchos conocidos, regresando al pueblo con un montón de historias de sus tiempos de mozo. Historias que
me sirvieron para una vez conocido este
certamen literario ir hilvanando la historia
real con el recuerdo familiar.
Un disfrute personal, por lo que tiene de
añoranza, y una satisfacción propia el de
poder devolver la memoria de un tiempo
pasado y olvidado a un pueblo y tierra hermosa.
a la tierra de mis mayores, de donde me
traje la satisfacción y alegría de un cordial
recibimiento de su Ayuntamiento, y de las
personas encargadas de aquellos actos
que culminaron con la entrega del premio.
El eclipse de sol de 1860 se quedó en la
memoria de Ágreda y del Moncayo, y en la
mía permanecerá la jornada que allí pasé.
Lo que sucedió antes y después, sus resultados y las vivencias de aquellas gentes sencillas de Ágreda y su entorno están dentro
de este relato que espero que quienes lo
lean disfruten, al tiempo que quienes no lo
conociesen puedan enorgullecerse de una
tierra hermosa que por unos días estuvo en
la mirada de toda Europa, y para bien.
¡Ah, lo olvidaba! Todo lo que se cuenta sucedió en la realidad, incluso esa procesión de
gentes humildes que ascendieron a la cumbre cuando dejó de llover.
Yo ya disfruté llevando a cabo la investigación, escribiendo el relato y regresando
Tomás Gismera Velasco
Gracias a todos, y disfrutad y presumir de
esta historia, que a vosotros os pertenece,
como pertenece a vuestra tierra.
El Moncayo de Foucault
L
as crónicas de Jean Bernard Léon
Foucault estaban en lo cierto. Desde
aquellas alturas el horizonte no parecía tener fin, y casi podían tocarse las
nubes con la punta de los dedos cuando pasaban lentas, como veleros que se
deslizan sobre la suavidad de las aguas,
por encima de nuestras cabezas como lo
hicieron por encima de la cabeza del eminente físico francés y de sus compañeros
de expedición, en el lejano mes de julio de
1860. Parecía increíble, pero la atracción
continuaba siendo la misma, como el paisaje; lo mismo que todo aquello que retratase para dejar constancia
de que allí, en las
cimas del Moncayo, entre el cielo y la tierra
no parecía haber distancia.
A la cumbre del Moncayo llegó Foucault
sin su péndulo, pero le acompañaba la
inmensa fama adquirida en las academias
de Francia, y en media Europa. Había demostrado que la tierra rotaba, que el planeta sobre el que aquellos incrédulos franceses
ponían los pies se encontraba en continuo
movimiento. Flotando quién sabe sobre qué
mar de espumas. Ahora tenía que demostrar
que el sol podía plasmarse, lo mismo que la
luna, sobre la superficie de un papel tratado.
Plasmar la imagen del sol, y de la luna y de
los astros, para que la física pudiera calcu-
lar sus medidas y ciento y una cosa más.
Asunto de físicos, científicos y astrónomos
obsesionados con aquel gran eclipse que
tenía alborotado a medio mundo.
Los pueblos, desde esas alturas en las que
nada se esconde, se tendían a nuestros
pies como rosario que dio rienda suelta
a sus cuentas para que cada una de ellas
pudiera elegir la conveniencia más propicia al asentamiento, formando un pequeño caserío que después fue creciendo y
levantó torres y tejió caminos entre ellos
para unirlos entre sí. El apellido común de
algunos de ellos hacía referencia, como no
podía ser de otra forma, a la cumbre que
los dominaba: Moncayo. San Martín de
Moncayo; Añón de Moncayo; Vera de Mon-
25
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
cayo; Santa Cruz de Moncayo; Alcalá de Moncayo…; siempre el
Moncayo, y su tierra. La tierra de
Ágreda, la de las leyendas de Alvargonzález, las de Veruela, las
de los siete Infantes de Lara…
la tierra de las fronteras medievales. La de Gómara, la
de Tarazona, Tudela, la
Rinconada. Tierra y más
tierra. Diferente toda; cada cual,
con su propia historia.
Allí estaba, envuelto en nieves casi permanentes a la umbría, como para señalar
que, siendo rey, la capa que comenzase en
bosques de hayas y se fuese tejiendo en
robledales, encina, pino o abedul, ascendiendo desde los mismos pies, concluía
en piel nevada simulando armiño echado
a los hombros de la cumbre; nieves que
otros comparasen con el cabello encanecido a causa de la edad majestuosa de la
montaña casi sagrada y siempre mítica a
los ojos de quienes siempre la vieron allí.
Nieves que los arrieros de los contornos
trasportaron a lomos de mulas correosas a
los mercados de Tudela, de Ágreda o Tarazona, allá en los tiempos en los que a Foucault y a los suyos se les miraba de soslayo
al paso por estas tierras, imaginando que
aquellos que tan ampliamente sonreían
y estrechaban manos con complacencia,
algo vendrían a llevarse. Como cuantos
con anterioridad pisaron los mismos caminos.
26
La cima de los tres reinos pudiera haberse
titulado el espinazo encrestado que todo
lo pareciera dominar, pues como fiel de
balanza que señala el punto exacto, desde la cumbre los ojos podían contemplar
los tres que fueron grandes a través de
la historia y dieron pie a que, a través de
ellos, la tierra se expandiera y se uniese
en uno solo. Tres reinos: Castilla, Aragón
y Navarra; como esos tres montes cuyas
cumbres parecieran hermanarse a través
del ángulo marcado en el lejano horizonte: Moncayo, Ocejón y Santo Alto Rey de la
Majestad; tres picos lejanos y hermanados
en los mismos tres que se alzasen sobre el
espinazo del macizo: Peña Negra, Lobera
y, claro está, Moncayo; hermanos todos en
la fábula de los tiempos y en lo parejo de
la historia, pues a sus pies corretearon los
mismos caballeros que trataron de ganar
un palmo más de tierra, hasta que toda
unida se juntó en una sola. La tierra vieja
de la gran Castilla amarrada con la añeja
de Aragón y unida con la andariega de
Navarra.
La piel de armiño, el manto de nieve, pareciera resbalar desde la cumbre formando primero fuentes y luego arroyos y más
tarde caudales haciendo crecer ríos plenos
de vida por los que llevar las benefactoras aguas a los terrenos de sus dominios;
creando riqueza a través de los molinos
que a la vera de las aguas se levantaron
para molturar el grano y dar pan a aquellos pueblos, o sirviendo de cuna a mil y
una especie de pescados de lomos plateados dispuestos a convertir cualquier plato
en un festín. A medio camino entre el río
hecho hombre y la fuente comenzada a
nacer no faltaban, señaladas por el cristal
en el que las nubes se mirasen, las lagunas
en las que la leyenda tejió en hilo de oro
su historia envuelta en amores imposibles,
o la triste letanía de una muerte que las
plácidas aguas silenciaron guardándose el
secreto en la memoria de los siglos.
Imposible no detenerse a respirar el aire
puro u observar la majestuosidad del vuelo de algún ave rapaz dejándose mecer
por las corrientes del aire en la inspección
aérea de su reino, mientras nuestros ojos
se regocijaban en un espectáculo que la
Naturaleza creó para ser admirado. Desde la mismísima morada que eligieron los
dioses mitológicos. Moncayo, el monte del
dios Caco desde el que contemplar los trigales castellanos y los surcos de tierra regados por el Ebro, en plenitud de vida camino de los anchurosos abismos de la mar.
-Llamaban a este pico los romanos Monte
Cauno, aludiendo a las nieves de que suele
estar cubierto la mayor parte del año, y en él
comenzaba la región propiamente llamada
Celtiberia.
Nos lo dictaba, desde las páginas de los
libros en los que dejaba reflejo de su historia soriana, el catedrático Nicolás Rabal.
La curiosidad y el ansía por contemplar lo
que otros ojos vieron nos llevaba a la cumbre. Habíamos seguido los caminos de
Ágreda, con los dedos de sus torres apuntando al espeso azul del cielo; los de Tarazona, con las agujas de su catedral sirviendo de reposo al vuelo de las cigüeñas o los
de Tudela, con su oronda torre de Monreal.
Arriba, en lo alto, tratando de situar los caseríos que conforme íbamos ascendiendo
se dibujaban a nuestra presencia, el antiguo retrato de Ágreda se nos antojaba
escrito para la ocasión: es muy antigua, y
está situada a las faldas del encumbrado
monte de Moncayo, sobre peña viva; la mayor parte a las orillas del río Cayles que pasa
por medio y por debajo de un hermoso arco
de sillería sobre el cual está la Casa Consistorial…
El río, con aguas moncayas, que tenía la
virtud de dar un temple especial al acero
de las espadas y que luego de pasear por
Ágreda, se fuese a unir al Ebro. Y aún decía
más aquella crónica: El famoso Moncayo a
cuyas faldas está situada la villa, tiene casi
dos leguas de elevación y más de tres de longitud, de él sale un número considerable de
fuentes, que riegan las campiñas de algunos
lugares y les proveen de truchas delicadas,
de muchas frutas silvestres, especialmente
manzanas y chordones, exquisitas hierbas
medicinales y se tiene por cierto que hay
minerales de oro, plata, hierro y almagre, y
en la cima hay un santuario de la Madre de
Dios, con disposición para alojarse bien 200
personas.
La crónica que nos servía de guía estaba
escrita en los años finales del siglo XVIII,
pero pareciese a nuestros ojos que nada
había cambiado en algo más de dos siglos;
si acaso, aquellos palos del telégrafo que
Bécquer pintase en sus trazas literarias y
que parecieran correr hacia atrás al ritmo
vertiginoso del paso del ferrocarril. Los
palos del telégrafo estaban convertidos
en gigantescos brazos metálicos lanzando
sus redes en cualquier dirección. También
habían cambiado los medios de locomoción, las mulas con las que accedieron a
la cumbre Foucault y sus colegas, por los
autos, y los faroles de luces tenues por la
electricidad y… tantas cosas más, que formaban mundo propio. También el clima.
Aquellos antiguos tratados advertían de
que la pelambrera constante de las nubes
impedía la mayor de las veces contemplar
la amplitud de la tierra desde la cumbre, y
se nos ofrecía amplia, rugosa como frente
anciana, pero limpia y clara. Y las comunicaciones. Ahora, desde aquellas cumbres, podía cualquiera comunicarse con
el mundo. Entonces no; entonces, cuando
Foucault anduvo por aquí había que ir en
busca de la línea telegráfica donde la hubiera. Foucault y los suyos la encontraron
en Tudela.
Resonaban a nuestros oídos, como acabadas de escuchar, las palabras del telegrafista de aquella villa cuando transmitió
la noticia al mundo de lo sucedido en el
Moncayo, y conoció que, lo sucedido por
aquí, se conoció por toda Europa en apenas cuatro o cinco horas:
-El mismo Leverrier, al cabo de las horas, nos
dijo que su despacho telegráfico acababa de
salir a la luz en El Monitor de París para difundirse por todos los ángulos de la Europa
con casi igual celeridad con que había sido
enviado desde aquí. ¡Asombroso ejemplo
del progreso de las ciencias contemporáneas, que envidiarán las futuras generaciones!
Leverrier. Urbain Jean Joseph Le Verrier. El
hombre de los cabellos rubios que situó
en el mapa de los cielos el planeta Neptuno y lo comunicó a través de una carta
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
que tardó cinco días en llegar a su destino.
Casi los mismos días que tardó en llegar la
expedición desde la frontera al santuario
de la Virgen del Moncayo.
Lo habíamos admirado. Habíamos admirado el santuario de la Virgen del Moncayo
nacido, como tantos más, de la leyenda
que comienza a trenzarse en los tiempos
medievales y va creciendo hasta ser piel
en la piel de los pueblos. El santuario de
la Virgen del Moncayo había nacido para
nuestro conocimiento en la propia población origen de nuestra aventura, en la antigua crónica de Ágreda.
Protegidas las espaldas por la impresionante fortaleza de la roca que se alza cortando malos vientos, claro está que nació
para acoger la imagen milagrosa. Hubo
quien dijo que aquellas cumbres rocosas
no eran otra cosa que el laboratorio donde
se fabrican las tormentas y vendavales que
golpean Aragón, que de allí sale el pedrisco y los jirones de niebla que bajan en forma de castigo al valle. Y que por eso, una
vez al año al menos, la víspera de la Visitación generalmente, suben desde Tarazona
en procesión de cruces y con música que
anima el ascenso; en romería al santuario,
a la que se unen los pueblos que salen al
camino retorcido del ascenso por los que
la cruz de Tarazona y los cofrades de San
Lamberto van pasando. En el tiempo bueno podía subirse más veces, puesto que
del comienzo del otoño al principio de
la primavera cerraba puertas y ventanas
y quedaba al amparo de la divina mano,
oculto entre las nieblas y arropado la mayor parte de ese tiempo por el manto blanco de las nieves.
Aquella crónica vieja de la que antes hablamos nos decía al respecto del paso del
invierno: se tapian convenientemente las
ventanas y puertas de la iglesia y caserío, se
retiran todos y allí quedan la sagrada imagen encerrada en su ermita y los edificios
abandonados a las tormentas y las nieves.
La peñasca que le cubre las espaldas parece que se pintase de negro, y como casi
todo en la Naturaleza va tomando nombre de lo que tiene a su vera, la Virgen del
Moncayo se llamó, en su tiempo, la Virgen
de la Peña Negra. La ermita es y ha sido
siempre pequeña, lo justo para el cobijo
de un buen racimo de devotos, puesto
que al contrario que otras crecidas en las
cumbres, esta no necesitaba dar cobijo,
puesto que al lado tenía casa para los santeros, y casa para el hospedaje de los peregrinos. Por supuesto que nada tenía que
ver la humildad de este santuario con la
elegancia labrada en la piedra del monasterio de Veruela, del que en algún tiempo
dependió.
-Se apareció a un pastor de Ablitas entre
los ramajos de unas hayas a las faldas del
monte, el pastor la llevó a casa y la mujer,
pensando que algo podría sacar de aquella
especie de muñeca, pues tal le pareció, la
vendió en el mercado. A la Virgen no le gustó
el trato que la dieron y se volvió al lugar del
que salió, a los ramajos de las hayas, donde
la encontró de nuevo el pastor, y ya conmovido…
Allí le alzaron santuario para irla a venerar
en el buen tiempo. Santuario que quién
sabe si levantaron las mismas manos, o
caudales, de quien entonces era señor de
todas estas tierras, Fortún Aznar, allá por
el siglo XII.
La crónica del paso de Foucault, y de cuantos subieron a la cumbre y se alojaron en la
hospedería y levantaron la torre que causó
el asombro de los lugareños, venía a decir
que la hospedería, aunque acogedora, todavía podía mejorar:
-Habría muchas familias que pasarían largas temporadas en aquellas alturas, las más
saludables, frescas y hermosas de Aragón, si
el cabildo de Tarazona, bajo cuyo mando se
encuentra, se atreviera a hacer de una vez
por todas los gastos que tiene que hacer todos los años. Tirando la antigua hospedería
y construyendo otra de muros espesos e impermeables, con los tejados muy pendientes
y habitaciones de aire y luz abundantes.
Nos faltaba situar entre aquel laberinto
de cerros la torre del Trovador, o de Forestán, donde este fue encerrado, y de la que
obligatoriamente dudábamos hubiese
tenido una existencia más allá de la mera
literaria, escapada de la imaginación exagerada y pluma granadina de Torcuato Tárrago y Mateos; el propio Torcuato dejaba
dicho que entonces, allá por los tiempos
de Foucault, estaba ya arruinada: aunque
todos los campesinos de la comarca oían de
noche, en el fondo de aquella torre, una voz
dulce y sonora que cantaba tristísimas endechas. A pesar de que por allá, por aquél
laberinto encumbrado, torres hubo desde
las que visualizar el paso de los caballeros
medievales a través de las fronteras marcadas por el Ebro.
A las cumbres, al tiempo que observábamos todo aquello, nos llevaba la curiosa
historia del famoso eclipse. Aquél que
atrajo la atención de Europa entera, la
científica de altos vuelos enfundada en
elegantes levitas y sombreros de copa, y
la más humilde del pensar en el sobrevivir
a cada nuevo día; cuando el siglo XIX, superada la mitad de su edad comenzaba la
cuesta abajo de sus años. Aquel inolvidable, para quienes vivieron la aventura, mes
de julio de 1860 que atrajo a España a más
de ciento cincuenta astrónomos de toda
Europa y más de mil observadores, y como
el Moncayo fue uno de los puntos señalados desde el que mejor poderlo observar,
la afluencia de curiosos de cualquier parte
llegó a ser tal que las diligencias llegaban
a los pueblos abarrotadas; las posadas se
encontraban llenas y ni en las cuadras y
pajares se hallaba rincón en el que echar
una simple cabezada.
Nos pareció increíble imaginar que por
ser uno de los lugares desde donde mejor
podría contemplarse el acontecimiento, la
propia reina Isabel se dispusiese a viajar a
Ágreda o Tarazona para subir hasta Santa
María del Moncayo con toda la corte real;
y más increíble todavía que, tras el anuncio de que la reina podría venir al lugar al
que nosotros acudíamos, también lo fuese
a hacer con su propia corte de intrigantes y aduladores el duque de Montpensier, lo que significaba que imaginando
encontrarse la una al otro y puesto que
ambos eran desde que tenían uso de razón enemigos hasta las muerte, ninguno
de los dos acudiría; como así sucedió. La
reina se marchó a Aranda de Duero y el
duque, luego de contemplar la posibilidad de asomarse a la torre del Miguelete
de Valencia, se marchó a verlo al faro de
Oropesa; cuanto más lejos de su cuñada la
reina, mejor.
Si bien es cierto que momentos hubo en
los que los pueblos, al ver llegar y pasar a
tanto personal y de tan elevada condición,
creyendo que Madrid entero se trasladaba
a sus tierras, encontraron la ocasión propicia para hacer las peticiones que nunca
se atendieron: la construcción de caminos
carreteros; alguna fuente; una rebaja en
las contribuciones… Algo que los hiciera
estar más cerca de la civilización gozosa
de los hijos de la capital y no los condenase al olvido, al abandono o la miseria esperanzadora del sobrevivir a las malas cosechas y los caprichos del ir y venir de las
tormentas arrebatándoles la cada vez más
sombría esperanza de morir en la tierra en
que nacieron. Porque a ellos, a los lugareños, el eclipse, sus consecuencias y observaciones les pillaba, como se suele decir,
fuera de onda. Antes bien, aquél fenómeno de la Naturaleza lo único que traería, de
traer, serían mayores calamidades.
De pueblo en pueblo fue pasando el bando municipal sin que nadie supiese en
cuál de ellos nació, que trató de llevarles
a la confianza de que, después de aquello,
la vida seguiría igual que antes, lo mismo
que siempre: los eclipses de sol son unos fenómenos que no son ya fenómenos, porque
son muy propios de los países civilizados de
la Europa, y al representarse en la España,
Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
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nos civiliza y hermana con los pueblos de allende las fronteras.
El paisaje que nos rodeaba por
los cuatro puntos cardinales se
prestaba a todas aquellas leyendas de ánimas y vientos
lóbregos que con tanta
maestría escribiese Gustavo Adolfo Bécquer
asomándose a ellos, e incluso de
rebaños de lobos bajando cautelosos
a los pueblos vecinos; lobos en manadas
que habitaban en las leyendas sorianas
en torno a las festividad de las ánimas,
cuando parece que el misterio comienza a
adueñarse, aunque sólo sea por unas pocas horas, del alma de los mortales. ¡Qué
maestría la de Bécquer al relatar las leyendas del Moncayo envueltas en misterio! Incluso las leyendas aragonesas de los gnomos: Cuando el Moncayo se cubre de nieve,
los lobos arrojados de sus guaridas bajan
en rebaños por su falda, y más de una vez lo
hemos oído aullar en el horroroso concierto,
no sólo en los alrededores… sino en las mismas calles del lugar… ¡Qué gran trío para
la noche de todos los misterios! Moncayo;
nevada y manada de lobos.
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Habíamos escuchado, al unir la nevada a las manadas de lobos que en algún
tiempo anduvieron en aquel territorio del
Moncayo, como su casa que fue como lo
fuese de todos los seres vivos que la Naturaleza fue formando, algunas historias
tétricas que nos hacían remontar el pensamiento a muchos años atrás: Algunas veces
atacaban los lobos a manadas el ganado,
teniendo que reunirse las gentes de varios
pueblos para organizar batidas, y el ganado vacuno se defendía formando círculo en
cuyo interior quedaban los terneros defendidos por las astas de las vacas y toros semejantes a exterior erizo, mientras las caballerías, llegado el caso, formaban el cuadro
al revés, o sea dejando hacia el centro del
círculo las cabezas para defenderse a coces.
Durante las persistentes nevadas, el hambre
hacía que aquellas alimañas asaltaran los
cementerios desenterrando los cadáveres,
por cuyo motivo, para asustar a los lobos
acostumbraban los montañeses a encender
hogueras por la noche sobre la tumba de sus
muertos recientes. Y nos añadían las crónicas a modo de sentencia: En invierno no
era costumbre acompañar los restos mortales de los difuntos al camposanto, sino que
metido el cadáver en su ataúd y cargado
sobre una mula, se llevaba al cementerio,
y ocasiones hubo en las que mientras los
deudos del difunto lo entregaban a la tierra
dejando la mula atada a la puerta, los lobos
la devoraron.
Sí, este y otros muchos sucesos semejantes confirmaban que las noches inverna-
les a la tenebrosa luz de las llamas de la
lumbre, fueron siempre el mejor escenario
para escuchar el relato de lo acontecido
a lo largo del tiempo en torno al mítico
Moncayo.
luna ofreciendo sombras sobre la faz de la
tierra debería de durar, en el Moncayo, tres
minutos y veintisiete segundos, precisión
medida desde todos los observatorios.
Tiempo suficiente para estudiarlo todo.
Por supuesto que eran lobos los que aullaban en las grietas de las peñas, nunca el
viento colándose de rondón y traspasando
las simas; incluso los mismos lobos, como
animales extraordinarios, podían saltar de
roca en roca sobre las aguas de cualquier
laguna y aparecer, en un tris tras, en la otra
orilla. Los lobos empujaban las bolas de
nieve desde la cumbre, provocando las
avalanchas; y con sus aullidos llamaban
al pedrisco; los lobos, los gnomos… los
habitantes del mágico mundo del Moncayo. Quizá todas aquellas bestias en las
que quedó convertido el Caco ladrón de
bueyes luego que Hércules lo castigase
echándole el monte encima de su guarida.
La hospedería del santuario se reservó al
completo para las gentes de categoría que
llegarían desde Madrid, Zaragoza, Lisboa y
de aquel París de la Francia imperial del
tercer Napoleón que tenía por emperatriz
a la española Eugenia de Guzmán.
Sí. El Moncayo había sido designado por
el Gobierno de Su Majestad para hacer las
observaciones oficiales del eclipse de sol
y el santuario de la Virgen el lugar al que
acudirían los principales astrónomos españoles, franceses, alemanes o suizos para
verificar las observaciones y tomar los datos oportunos. A España también viajarían
astrónomos de Inglaterra, pero estos se
quedarían en Reinosa.
Y la nieve, y las gentes pobres de estas
tierras que vivieron en ellas cuando Foucault y los suyos las sacaban al mundo de
la ciencia: Quien haya recorrido, entre otros
puntos que citar pudiéramos, esos pueblecitos reclinados sobre los riscos del Moncayo,
comprenderá perfectamente cuántas lágrimas enjugan los bosques y cuántas desventuras mitigan. Allí, desafiando todos los peligros, cuando la nieve borra hasta los lindes
de los senderos, miles de familias pobres se
descuelgan por aquellas breñas, sombreadas por espesos e intrincados bosques, para
hacer su propio acopio de leña, que dejan en
la villa o ciudad próxima a cambio de cinco
o seis reales. Y, a pesar de esto, ateridas de
frío, fatigadas por una larga caminata y el
trabajo sin descanso de todo el día, vuelven
esas gentes a sus casas felices y gozosas con
su mezquino jornal, satisfechas y ufanas,
porque llevan un pedazo de pan negro a
sus pequeñuelos; cuánta virtud y cuánta
fe guarda aún el corazón de esa parte del
pueblo, alejada de los grandes centros y que
sube a la áspera cumbre de la vida con el pesado fardo de la miseria sobre los hombros.
La expedición al Moncayo saldría de Madrid en el momento en que se diesen las
condiciones. Previamente habrían salido
los equipos, y los ayudantes con los equipos, y los obreros que acompañarían a los
ayudantes para levantar las torres, abrir
caminos y preparar el alojamiento de las
personalidades que por espacio de tres o
cuatro días tendrían en el lugar su morada. Allí estarían el propio ministro de Fomento, don José de Posada y Herrera, y el
ingeniero don Constantino de Ardanaz y
Undabarrena en comisión de Gobierno; y
el director del Real Observatorio Astronómico de Madrid, don Antonio de Aguilar
y Vela, destacando entre una docena más
de ilustres nombres y apellidos.
El eclipse debía comenzar en España viniendo por las costas cántabras, y como si
de la diligencia que va haciendo paradas en
las postas se tratase, se trazó el mapa completo de su paso; por las costas de Oviedo
y Santander debía de hacer su aparición en
torno a la una y diecinueve minutos de la
mañana del día 18 de julio, y dejaría la Península por Ibiza en torno a las dos y seis minutos. Por Soria debería de pasar a la 1,41; a
la 1,42 llegada a Ágreda, un segundo después a Osma y luego al Moncayo.
Al Moncayo tendría que llegar a la una y
cuarenta minutos y tres segundos y cinco
décimas, ni una abajo ni una arriba y el espectáculo del sol escondido detrás de la
Por supuesto que el señor Ministro viajaba con todo su personal de confianza; y
don Antonio de Aguilar con los miembros
destacados del Real Observatorio: don
Eduardo Novella como primer astrónomo
y sus tres ayudantes, don Cayetano Aguilar, don Tomás Ariño y don José María Vela.
Los tres ayudantes, además, ejercían como
corresponsales de prensa para los diarios
y revistas de Madrid. Y a estos se unirían,
desde Zaragoza, don Manuel Sáenz y Díaz,
catedrático de química de aquella Universidad, y su catedrático de física, don Valero
Causada con el ingeniero de caminos don
Celestino de Olózaga, comisionados por
sus respectivas cátedras.
El Gobierno también había barajado distintos puntos para la observación: Atienza,
en la provincia de Guadalajara como más
cercano a la Corte; Oropesa de Castellón y
Sagunto de Valencia, o mejor, Murviedro.
Pero todos los entendidos señalaron que
el lugar ideal no era otro que el monte de
Caco, el Moncayo. La cumbre dominante
de los tres reinos.
Ágreda | Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014
Los corresponsales escribían lo ya conocido hasta el momento, y que cualquiera se
pudiese esperar en torno al fenómeno que
comenzaba a marcar la vida social, y hasta política de España. Pues que desde los
días primeros de julio todo parecía haber
quedado suspendido hasta que pasase el
eclipse. Como si hubiese dudas de que tras
ese enfrentamiento entre el sol y la luna el
mundo siguiese cual tal cosa.
Contaba don Tomás Ariño que la afluencia de curiosos es cada día mayor. Y a nadie
extrañaba. Lo cierto es que desde Madrid
se habían habilitado diligencias especiales
con dirección a las sierras altas de Guadalajara; y ferrocarriles a Valencia y Zaragoza
con paradas en Taracena y llegadas a Tudela; incluso el propio Gobierno, para los ministros que quedaron en Madrid, organizó
una excursión a Sigüenza en unión de los
financieros, de los grandes banqueros nacionales para, con la escusa de comprobar
el adelanto en las obras de la línea férrea entre Madrid y Zaragoza, hacer una parada por
los altos de Jadraque en el momento en que
la luna echase al sol sus cortinajes. Porque
todo el mundo pareciera que quería observar, lo más cerca posible del cielo, aquel misterioso fenómeno de la Naturaleza. Los tres
corresponsales escribían sus notas a pie de
santuario, y con espolique a lomos de mula
lo mandaban al telégrafo de Tudela, para
que el telegrafista de Tudela lo remitiese al
telégrafo de Madrid.
Los astrónomos franceses comenzaron
a llegar al Santuario el 14 de julio, cuatro
días antes, y parecían ser los mejor preparados en cuanto a equipo. Suerte que el
Gobierno había dictado una norma mediante la cual todos aquellos que venían
de las academias científicas a observar el
eclipse en España podían pasar libremente con sus bártulos: Que entren en España
libres de derechos los instrumentos astronómicos o meteorológicos que consigo porten
los extranjeros.
Léon Foucault, apenas llegó al Santuario,
comenzó a preparar su complejo y costoso equipo. Decía don Eduardo Novella,
metido también a cronista de excepción:
Francia envía a nuestro país a sus más célebres astrónomos de la época actual. El
famoso Leverrier, individuo de la Academia
de Ciencias y Senador del Imperio; monsieur
Foucault; Faye y otros hombres científicos de
gran nombradía para llevar a cabo sus observaciones…
El tal Faye era Hervé Faye, del Real Observatorio de París, quien tiempo atrás
descubrió un cometa al que puso su propio nombre, Cometa Faye. Entre los otros
hombres científicos de gran nombradía:
Jean Chacornac, del observatorio de Marsella; Ismail Effendi, del egipcio, afincado
en París; Karl Bruhns, del astronómico de
Leipzig o Ivon Villarceau, primer astrónomo de Francia. Y el suizo Tissot, con sus pequeños telescopios al hombro: para encargarse de registrar la región del ciclo en que
podría hallarse el planeta intra mercurial de
Lescarbault, con su colega, el coronel Gautier; sin que faltase, en nombre del comercio, también suizo, le Monsieur Auerbach.
que había dejado de serlo porque la ciencia dijo que era cosa habitual que sucede
cada cierto tiempo: nada de mirarlo de
frente. Se tiene que mirar con un cristal ahumado. Aunque en los humanos siempre
quedase la duda. De ahí que los astrónomos, físicos y científicos, tendrían la necesidad de fijarse en cualquier pequeño
detalle; incluso en el comportamiento humano. Aunque lo de fijarse en el comportamiento de los hombres en momentos de
trance como aquél, no pertenecía a hombres de ciencia: Esta clase de observaciones
deben quedar a cargo de los aficionados
porque los astrónomos en aquellos cortísimos instantes que dura el eclipse tienen fija
su atención en fenómenos de mayor interés.
Eso sí, había de notarse un silencio sepulcral entre las gentes, para no perder la
atención debida que el fenómeno obligaba a congregar. Y siempre, allá en los lugares más apartados del mundo, el efecto
de la Naturaleza tendría que tener su lado
oscuro: entre las personas rústicas que ignoran lo que va a suceder, y que sin causa aparente ven desaparecer el sol, ese sentimiento
suele convertirse en preludio seguro de alguna gran catástrofe.
También en el Moncayo, porque en los
pueblos del entorno ya se advertía que
tanto trasto apuntando al cielo, algo malo
dejaría.
También había dado instrucciones el Gobierno de cómo observar aquel misterio
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Fiestas de Ntra. Sra. de los milagros 2014 | Ágreda
Aunque eso sí, los animales, con
mayor olfato que los humanos,
lo vivían desde el comienzo con
otro sentido: En el momento en
que las tinieblas suceden a la
claridad del día, los animales
todos parecen consternados;
los pájaros cesan de cantar
y se retiran a sus nidos,
algunos caen muertos o
aturdidos por haber chocado en su
precipitado vuelo contra algún obstáculo; huyen las gallinas a sus abrigos, y los
murciélagos y demás aves nocturnas salen
de sus madrigueras. Las reatas de los carros
suelen pararse en el camino, y los caballos se
plantan o saltan, por lo que convendrá que
los jinetes estén apercibidos…
El día 16 todo estaba dispuesto: la torre de
madera acercando un poco más a los hombres al cielo; las casetas de piedra seca en
las que albergar los telescopios; las botellas de champán francés y vinos de Oporto
y de Jerez, dispuestos para los brindis posteriores; los catalejos apuntando al cielo,
las cámaras fotográficas de Léon Foucault
dispuestas para sus experimentos de icotometría fotográfica demostrando que la
aureola se imprimía en algunos segundos
para alcanzar el importantísimo resultado
de tomar microscópicamente todas las
medidas necesarias para después fijarse
sobre el origen de las ráfagas luminosas;
y los astrónomos se disponían a no perder
el más mínimo detalle.
Y cuando menos se esperaba, comenzó el
tiempo a cambiar. De pronto y sin previo
aviso, como haciendo caso a todas aquellas predicciones lugareñas de lo que pudiera pasar cuando se castiga más de la
cuenta a la montaña, comenzó a crecer la
tormenta. Las nubes se fueron hilvanando
unas a otras hasta hacer del cielo un tupido manto oscuro que, a media mañana,
comenzó a descargar agua, granizo, truenos, rayos y centellas.
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En apenas unos minutos todos los equipos comenzaron a desmantelarse ante el
temor de que el agua y la piedra caída del
cielo los inutilizase. Después, al cabo de un
par de horas de pasearse las nubes a capricho por encima de todas aquellas cabezas
que aguardaban impacientes su partida y
que tras la cortina dejasen ver la claridad
del sol, se tendió el espeso visillo de la niebla, denso, húmedo, sin apenas dejar ver
el camino de la ermita al refugio y del refugio a la ermita. Los caminos que desde la
montaña bajaban al valle se escondieron
en aquel algodonoso manto y los arrieros
que guardaban sus mulas al pie del peñasco del Cucharón se negaron a meterse entre aquellos cortinajes tendidos, sin duda
alguna, por los dioses malignos de los
abismos a la espera de que los ingenuos
se metiesen entre ellos, como los insectos
en las redes de la araña, para servir de alimento a la leyenda.
dentro de poco. De vez en cuando quiere
aparecer el sol, pero vuelve a oscurecerse al
momento entre montones de nubes de un
cielo plomizo.
-¡Malditas supersticiones!
Había que salir de allí pitando, también
nos lo contó, a través de las notas que el
paso del tiempo puso en nuestras manos,
el Sr. Novella:
No sólo lo vociferó el señor Ministro de
Fomento o los astrónomos y científicos al
observar que los espoliques no estaban
dispuestos a ponerse en el camino. También, entendiendo los razonamientos culturales de los pueblos, quienes venían de
allende las fronteras. El camino de vuelta,
sin espoliques, tendría que hacerse a pie,
cuanto antes. Había que buscar lugar propicio donde las nubes y la niebla dejasen
ver aquello que tenía que ser visto: el sol
y la luna.
Tampoco había ya mucho tiempo para escapar de allí y sacar el equipo, desmontar
catalejos y torres y marchar a otro lugar.
Los grandes astrónomos venidos de Europa estaban confundidos ante tamaña e
inesperada desgracia. Había que esperar,
y confiar.
Pudiera dar la impresión de que todo el
trabajo, a causa de la tormenta, se perdería. Más de un mes de trabajo, pues los
primeros operarios con los primeros instrumentos de medidas salieron del Observatorio de Madrid el 20 de junio al mando
de don Luis Muñoz, con la escolta de dos
artilleros y algunos otros hombres al mando del sargento Spínola.
Algo despejó por la tarde, recobrando
las esperanzas de que, a falta de casi dos
días, el tiempo retornase a los anteriores a
la tormenta. Pero no, el 17 amaneció con
fiebre de nieblas, sin que se apartasen a
lo largo del día, antes bien, al cabo de la
tarde la bufanda se apretó con ganas a la
garganta del monte, como si tratase de
estrangular aquella parte repleta de científicos que vinieron a perturbar la paz de
un entorno inigualable. Y lo mismo el 18.
El gran día. El esperado. El anunciado para
que la vida continuase, o se parase el mundo para siempre.
La nota que escribió el Sr. Novella para ser
remitida a Madrid en el momento en que
alguien pudiera llegar hasta el telégrafo,
decía: Se han confirmado mis temores de
ayer. El día ha amanecido anubarrado y
continúa lo mismo a esta hora en que escribo a Vds., que son las diez y media de la mañana. Si no levanta para las doce podemos
considerar perdidos en su objeto principal
los trabajos de esta estación, una de las más
importantes sin duda entre las infinitas que
los cuerpos científicos de todas las naciones
de Europa han establecido para la observación del eclipse que debe de verificarse
-En vista de esta situación, se acordó dividir
las comisiones. Los Sres. Villarceau y Chacornac de de la comisión francesa, y los Sres.
Sáenz, Causada, Ariño y Olózaga de la española quedaron en el santuario con los instrumentos mejores y más pesados. Leverrier
director del observatorio de París, Foucault,
Bruhns, el Sr. Ardanaz y yo bajamos al llano
con instrumentos transportables, y viendo
que el horizonte se aclaraba hacía Tarazona,
allá nos dirigimos.
Demasiado tarde para desmontar el equipo del santuario y transportarlo a lomos
de mula y montarlo en otro lugar. Además,
faltaban arrieros, y hombres, y sobraban
interpretaciones a la gran desgracia.
El equipo de Léon Foucault quedó allí, delante del santuario, varado como un barco
que queda a la deriva en alta mar, esperando a que alguien acuda a rescatarlo
mientras Foucault corría con los otros astrónomos franceses y algunos españoles
laderas abajo en dirección a Tarazona, en
la esperanza de alcanzar un punto desde
el que situarse antes de que comenzase a
oscurecerse el sol devorado por el espectro de la luna.
La desesperación hizo mella en los que
quedaron, pues conforme pasaron las horas y se fue acercando el momento la niebla, en lugar de aclarar, espesaba. No dijo
nadie si pudo deberse a un milagro, puesto que las puertas abiertas del santuario
acogieron los rezos lo mismo que los acogían en las iglesias de la comarca; o fue
cosa de la Naturaleza, caprichosa siempre,
a la que se le antojó que el Moncayo no
se perdiese aquel espectáculo que tenía al
mundo con el alma en vilo.
De pronto, poco antes de que el sol empezase a velarse, el viento del Norte comenzó a soplar, al comienzo suave y luego con
fuerza, llevándose la niebla y despejando
el cielo.
-Fue cosa de la inesperada fortuna. Porque
el viento fresco del Noroeste había arrollado
las nubes sobre el Moncayo, y apenas quedaban agarradas a algunos cerros que no
nos inquietaban.
Nos lo contó Novella, henchido de satisfacción al observar que, después de
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todo, para algo sirvieron las esperanzas
puestas en los mitológicos dioses de los
vientos.
En esas, llegada que fue la hora, apareció la sombra de la luna, comenzando a
extenderse sobre la tierra, haciendo enmudecer el universo. A medida que iba
avanzando, la decoración del horizonte
adquiría un color más sombrío, después,
cuando cubrió casi por completo a su
galán diurno dejando ver solamente la
cinta del redondel las gentes contuvieron la respiración.
Luego que pasó se contó que en Tarazona una bandada de palomas que en
esos momentos sobrevolaba las torres
de la catedral, al cubrirse el sol cayeron como muertas; y en un corral de
Ágreda, donde las gallinas se encontraban comiendo, en el acto de oscurecerse se metieron precipitadamente
en el sitio destinado para dormir no
saliendo de él hasta que el sol volvió
a reaparecer; y en Ólvega se escuchó
el canto del gallo después de aparecer
el sol de nuevo. Y que en Gómara un
perro no quiso comer mientras no vinieron las luces a borrar aquellas tenebrosas y momentáneas sombras; y que
en Matalebreras se sintió un frío invernal; o que en Tudela, donde el gentío
se subió, por contemplar mejor el horizonte, a los tejados, cuando la luna
se retiró luego de su aparente y vertiginosa cópula con el rey de los astros,
todo el pueblo pareciera tuerto, tras
haber estado mirando el espectáculo
a través de los cristales ahumados con
un ojo abierto y cerrado el otro, por si
acaso. El aullar del lobo, el berrear del
ciervo y el espanto del corzo, hicieron
retemblar la montaña entera. En cambio, nos contó el Sr. Novella:
Sí. Se habían visto, veladas por aquella
oscuridad provisional, las estrellas, resplandeciendo Venus y Júpiter cual en serena y fría noche de enero. Y la temperatura
apenas bajó tres grados.
Si. Había ocurrido, de pronto también
allá arriba, a las puertas del santuario,
como si la Virgen del Moncayo hubiese
querido demostrar su fuerza produciendo el milagro, poco antes de que
el sol comenzase a velarse, el viento
comenzó a soplar, al comienzo suave y
luego con fuerza, llevándose la niebla,
despejando el horizonte y mostrando
en toda su orgullosa vergüenza al astro
sol, buscando el abrazo lunar.
-Sorprendido quedé por el magnífico espectáculo del fenómeno, único en el mundo, y cuya mágica belleza todos la habrán
sentido, pero pocos sabrán describirla.
Las líneas de Novella a través del telégrafo de Tudela, irradiaban la satisfacción de cuantos se reunieron a observar
el fenómeno.
Cuando los franceses regresaron a
recoger sus equipos, las muestras de
felicidad eran notorias. No se precisaba decir nada, puesto que todos,
cada cual desde su distinta observación, tenía algo que contar de lo visto
y percibido.
-Después hemos oído mucho de lo que se
observó en los animales, pero un perro
que nos acompañaba no dio la menor
seña de inquietud, y hemos sabido que
las aves de corral de nuestros conocidos
y amistades, solo manifestaron aquellas
señales con las que se suelen manejar
cuando hay tormenta.
El señor Le Verrier había corrido, antes
de subir de nuevo al santuario, para
escribir sus impresiones y transmitirlas a París a través del telégrafo de
Tudela. De paso, su ayudante, guiado
por un buen espolique, tenía la misión
de encontrar lugar en el que hacer la
fiesta final y despedir a los amigos,
mostrando así la caballerosidad de los
franceses. Un almuerzo que más bien
fue merienda cena, por las horas, y en
el que, además de los mejores manjares de la tierra que rodea el Moncayo, y
traído para la ocasión, se brindaría con
champán francés; los españoles por el
tercer Napoleón y los franceses por la
segunda Isabel. El Sr. Novella todavía
añadió un tercer brindis:
El Sr. Ariño, escribió al pie del Santuario
en su cuaderno de notas: Acabo de ver
el eclipse. Aún tengo la vista fatigada y
no puedo escribir bien. El sol ha desaparecido completamente, dejando sin embargo alrededor de la luna un aro perfecto luminoso, por consiguiente, aquí
ha sido el eclipse anular, se han visto las
estrellas…
-Demos gracias a Dios, señores que nos ha
permitido ver el magnífico fenómeno que
tanto ha conmovido al mundo científico y
que para el vulgo es una nueva prueba de
que no son vanas especulaciones las observaciones de los astrónomos. Además
este eclipse ha proporcionado la ocasión
de manifestar a la Europa el interés con
que en España se miran las ciencias, y a
nosotros los españoles, la satisfacción de
conocer y apreciar a los distinguidos sabios que forman la comisión francesa.
Todavía levantó su copa uno de aquellos alcaldes que, sobre los lomos de
sus mulas, había subido y bajado del
monte el equipo de aquellos astrónomos, y los equipajes de gentes tan importantes. Seguramente que también
parte de aquellas viandas y bebidas
con las que en el momento de la despedida los obsequiaban.
-Yo brindo señores –dijo-, porque la locomotora, uno de los portentos modernos de la inteligencia humana horade
cuanto antes los campos y borrando las
distancias, nos acerque al mundo, y permita que…
No pudo concluir porque el entrechocar
de las copas apagó sus palabras. Después, cuando todo acabó. El Moncayo
y sus pueblos volvieron a la monotonía
del diario contemplar su montaña casi
sagrada, refugio de águilas, cueva de
lobos y templo casi mítico de dioses mitológicos.
Todavía regresó Eduardo Novella a las
alturas del Moncayo, a determinar la
altura sobre el nivel del mar, con toda la
exactitud de que son susceptibles estas
operaciones.
Algo había cambió a partir de aquel
día. En las tierras amparadas por aquel
monte de Caco, Moncayo, dejó de
llover. Ya no quedaba la menor duda.
Todos aquellos instrumentos que subieron a la torre levantada en la explanada del santuario de Nuestra Señora
del Moncayo espantaba las nubes; o
lo que pudiera ser peor, aquellos que
vinieron, con sus indescriptibles instrumentos se llevaron el agua de sus
cielos allende las fronteras. Hasta que
un día acordaron subir de aquellos
pueblos a los que comenzaba a secárseles la garganta. Subieron a derribar
la torre y, al poco tiempo, llovió.
Uno más, de los muchos misterios del
Moncayo, de ese monte de Caco, o de
los tres reinos, que nos había llevado
para contarnos una historia, y que se
nos mostraba en toda su majestad.
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