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Agencia para el Desarrollo de las
Macroregiones y Zonas Fronterizas (ADEMAF)
Revista semestral: Estudios Fronterizos: Bolivia;
Vol. 2, No. 2, enero-junio de 2012
D.L.: 4-3-43-12
ISSN: 2227-4294
Director General Ejecutivo: Jerges Mercado Suárez
Director Técnico Nacional:
Daniel Fernández Ríos
Coordinador de la Revista: Rolando Sánchez Serrano
Comité Editorial: Rolando Sánchez S.
Daniel Fernández R.
Luis Paz Y.
Daniel Atahuichi Q.
Diseño y diagramación:
Fernando Flores B.
Pedro Salazar, Esq. Andrés Muñoz N° 631 • Edif. FNDR piso 9 • Tel./
Fax (591-2) 2128655 – 56 2145738 – 2145762
www.ademaf.gob.bo
Impresión: julio de 2012
La Paz – Bolivia
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Contenido
Presentación
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I. Las pandillas y su vinculación con el crimen
organizado transnacional
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II. La macroregión amazónica boliviana:
del aislamiento a la integración
32
III. La situación socioeconómica en la frontera con
Brasil: las regiones de chiquitania y pantanal
60
Juan Yhonny Mollericona Pajarito
Luis Paz Ybarnegaray
José Rodolfo Arias Veizaga
IV. Trayectoria de la representación política de
las mujeres en el parlamento boliviano (1880- 2009)
Eduardo Leaño Román
100
Reseñas
Policía en Bolivia: historia no oficial 1826-1982. Juan R. Quintana
131
Buscando la vida: familias bolivianas transnacionales
en España. Alfonso Hinojosa
136
Territorios compartidos: construyendo un modelo
de gestión territorial para el Madidi y el pueblo leco
de Apolo. Simar Muiba y otros
140
Por: Daniel Atahuichi Quispe
Por: Rossana Suárez Santalla
Por: Israel Gonzales Paredes
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Presentación
La revista Estudios Fronterizos: Bolivia, es promovida por la Agencia para
el Desarrollo de las Macroregiones y Zonas Fronterizas (ADEMAF), para
abrir el debate académico sobre el tema de fronteras en general y sobre las
regiones fronterizas de Bolivia en particular, a fin de conocer y comprender la
complejidad regional transfronteriza en sus diferentes períodos temporales,
en la perspectiva de aportar con información y conocimientos para el diseño
y la implementación de una política de Estado de frontera que priorice las
tareas de desarrollo regional y seguridad. A través de este medio editorial se
publican trabajos académicos relacionados con el asunto de fronteras en sus
diferentes dimensiones: territorial, económica, social, cultural, política, histórica, demográfica, geográfica, administrativa, entre otras. Se pretende que esta
revista se convierta en un espacio de deliberación analítica y reflexiva sobre la
compleja realidad de las fronteras, a partir de discusiones teóricas, avances de
investigación y evaluaciones de implementación de políticas públicas de desarrollo y seguridad en las regiones fronterizas del país, donde Estado boliviano
tuvo una presencia institucional muy débil en el pasado y que la baja densidad poblacional y la situación de pobreza fue una característica singular.
En este segundo número de la revista Estudios Fronterizos: Bolivia, se presentan artículos que versan sobre temas relacionados con la frontera; dando
continuidad al debate académico sobre la cuestión fronteriza, lo cual se inició
con la publicación del primer número de la mencionada revista, en diciembre
de 2011. En el primer artículo se hace una reflexión acerca de las pandillas juveniles que transcienden las fronteras de los países de América Latina. Mientras que en el segundo, se aborda de manera específica la implementación de
políticas orientadas al fortalecimiento de las regiones de la Amazonía boliviana, frontera con Brasil, mostrando el marco normativo y los avances que
se hicieron en la macroregión amazónica. En tanto que, en el tercer artículo
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se exponen las condiciones socioeconómicas de las regiones de Chiquitanía
y Pantanal, que comprende a varios municipios, pero más centrado en los
municipios de Puerto Suárez y Puerto Quijarro, que están al frente de la ciudad brasileña de Cocumbá. Y en el último artículo, se muestran la lucha y el
avance de la incursión de las mujeres en los espacios de decisión política, que
va desde la exclusión hasta la ocupación de cargos jerárquicos, como en la actual Asamblea Legislativa Plurinacional; lo cual también se podría interpretar
como una transformación de “fronteras” de participación política a favor de
sectores sociales antes marginados.
Se espera que los trabajos que reúne este segundo número de la revista
semestral, sean un aporte para entender mejor el tema de fronteras geopolíticas y la situación fronteriza boliviana; porque en la actualidad, los escenarios
fronterizos parecen complejizarse cada vez más dentro del proceso de globalización y la transnacionalización del crimen organizado. Es decir, las fronteras
no deberían ser un asunto menor sino una prioridad estatal, tanto para los
gobiernos, las organizaciones sociales como los ciudadanos. Y justamente, a
esto responde la difusión de reflexiones sobre el tema de frontera.
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PRIMERA PARTE
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I. Las pandillas y su vinculación con el
crimen organizado transnacional
Juan Yhonny Mollericona Pajarito*
Resumen
El fenómeno de las pandillas juveniles se presenta como uno de los problemas sociales de las últimas décadas en la región para los Estados, esencialmente por su vinculación efectiva con el delito y la violencia. Algunos países
centroamericanos se encuentran en este escenario, donde las tasas de homicidios son alarmantes; es más, actualmente este panorama se replica también
en los países de América Latina, donde la violencia ligada a las pandillas son
preocupantes, esencialmente por los nexos que tiene con el narcotráfico y el
crimen organizado. El artículo presenta un análisis específico del fenómeno de
las pandillas referido al crimen organizado y por ende a la transnacionalización del delito. Ya que a lo largo de las últimas décadas, las pandillas se han reconfigurado como un fenómeno social que incomoda tanto a los gobernantes
como a la sociedad civil. Una de sus facetas, es la transición hacia organizaciones criminales que se encuentran asociadas a bandas delictivas estructuradas
de manera militar, realizando el “trabajo sucio” del crimen organizado, por
ejemplo, el trafico de drogas en urbes y ciudades fronterizas de la región.
Palabras Clave: Pandillas, violencia, crimen organizado, transnacionalización del delito.
Introducción
Es difícil abordar la problemática de las pandillas desde una perspectiva
única, por lo que la temática se enfoca desde la construcción de identidad
juvenil (territorio, edad y sexo) y la transgresión (violencia juvenil); en otros
casos, ligada a la delincuencia a raíz de su participación en delitos violentos.
° Licenciado en Sociología, investigador en temas de seguridad ciudadana. Correo electrónico: [email protected]
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No obstante, que la “pandilla” es un concepto genérico y no específico1. En el
último tiempo, la violencia juvenil ha resaltado al fenómeno juvenil, ya que
las pandillas constituyen una de las principales modalidades de violencia vinculadas la criminalidad delictiva. En ese escenario es un hecho que algunas
de las pandillas estén vinculadas al mercado del narcotráfico y por lo tanto
son funcionales al crimen organizado, en particular para hacer el trabajo sucio, relacionado con los homicidios por encargo o protección del tráfico de
drogas en determinados territorios, o se constituyen en uno de los eslabones
determinantes de la cadena del narcotráfico. Según Martínez (2010), las maras actualmente configuran una mezcla de fenómeno social con derivacio¬nes
delictivas.
Si bien no todos los pandilleros cometen delitos, pero sí están propensos a
cometerlos. Las pandillas tradicionales estructuradas son operadas por adultos, pero las acciones son ejecutadas por jóvenes. El proceso de aprendizaje del
oficio criminal es llevado a cabo por jóvenes adscritos a grupos delictivos, lo
cual requiere iniciar una carrera criminal, denominada “inercia criminal” (De
León y Salcedo, 2007). Los autores Cooper (2005) y Rubio, (2007), se circunscriben a la teoría de Lewis Coser para explicar el fenómeno de las pandillas
juveniles, en función a la teoría de las organizaciones voraces, éstas entendidas
como aquellas que absorben completamente a los individuos que integran. En
ese sentido, analógicamente las pandillas son absorbidas por las organizaciones voraces, en tanto que representan la prole-criminal del componente de la
estructura criminal de manera directa e indirecta.
Por esto, el fenómeno de las pandillas Centroamericanas y Latinoamericanas están en un proceso de reconfiguración en la medida que los efectos de las
dinámicas de estos grupos organizados se presentan como una de las amenazas a la seguridad pública de los Estados a nivel regional.
1. El fenómeno de las pandillas en América Latina
Uno de los aspectos más polémicos acerca de la problemática de las pandillas juveniles es establecer definición única acerca del fenómeno. Por lo que, en
América Latina, todavía no existe un consenso sobre la definición de pandilla
1. En América latina, se acentúa una multiplicidad de expresiones del fenómeno de las pandillas juveniles en la región,
que va desde organizaciones estudiantiles, delincuentes jóvenes hasta grupo de jóvenes asociado a actividades
deportivas como las “barras bravas” (CIPC, 2008b).
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juvenil. Sin embargo, no hay duda que en muchos países de América Latina
existen las agrupaciones denominadas pandillas juveniles. Las pandillas más
importantes y más violentas de la región parecen operar en Centroamérica,
donde los países más afectados son Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2007: 16; citado
en CIPC, 2008ª: 107). Se calcula que hasta el año 2005 había aproximadamente
más de 70.000 miembros de pandillas en siete países de América Central.
Las pandillas tienen su manifestación en los años 60 y 70, principalmente
en los Estados Unidos, en esa mezcla de los guetos construidos por la segregación territorial y la marginación social, en los que se desarrolló este fenómeno
juvenil de carácter urbano-marginal. Los denominativos sobre las pandillas
juveniles varían según el país o la región, por lo general se los conoce como
“gangs”, “bandas juveniles”, “galladas”, “clikas”, “parches”, “maras”, “chimbas”, “naciones”, “barras”, “chapulines”, etc., y se llaman a sí mismos como
pandilleros(as), chavos(as), bandas, cholos(as), mareros(as), etc. En Centroamérica, cuando se habla de pandillas, se generaliza el denominativo “maras” (sobre todo en El Salvador, Guatemala y Honduras). En Latinoamérica,
se lo conoce principalmente como “pandillas”, pero con ciertas excepciones.
En Ecuador se los denominan también “naciones”, o en su caso, “parches” en
Colombia. En ese sentido, las denominaciones sobre este fenómeno son divergentes, pero en el fondo se refieren a la misma cuestión2. Consecuentemente,
el adjetivo “pandilla” designa un tipo de grupo relacionado con actividades
ilegales, por lo que no tiene un significado claro o compartido por la academia
ni por la sociedad.
Miller ofrece una definición bastante amplia: “…la pandilla juvenil es una
asociación voluntaria de pares, unidos por intereses comunes, con un liderazgo identificable y una organización interna, que actúa colectiva o individualmente, para lograr algunos objetivos inclusive actividades ilegales y el control
de un territorio, equipamiento o negocio”. (Citado en Serra, 2007: 5-7). Desde
una perspectiva simple, Hagendorn define a la pandilla como “un grupo de
jóvenes sin supervisión que se define a sí mismo como ‘pandilla’ y desarrolla
sus propias normas y criterios de membresía”. (citado en Savenije, 2007: 33).
Sin embargo, para Harris, la pandilla es cualquier grupo cohesivo de adoles2. En España se los denomina “Bandas Latinas”
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centes que tienen sus propias normas de control; de modo que, el grupo de
delincuentes es distinguido de otros grupos sobre la base de la acción delictiva
(Harris citado en Guemureman, 2006).
En ese marco, la conceptualización del término “pandillas juveniles” sin
duda es una tarea compleja, dado que los criterios utilizados responden a las
realidades particulares y la visión que tienen los especialistas. En algunos casos, la visión es predominantemente criminológica, en otros, es sociológica
con marcadas diferencias en las connotaciones del accionar violento o delictivo, así como en la relación de algunas categorías de agrupamiento con el
crimen organizado (Savenije, 2007: 33). En ese sentido, “la pandilla” es un
concepto genérico y no específico.
No obstante, los términos pandilla, mara, naciones, clikas, etcétera, se refieren al mismo fenómeno; se trata de agrupaciones formadas mayoritariamente
por jóvenes que comparten una identidad social que se refleja en el grupo,
donde: “…interactúan a menudo entre ellos y se ven implicados con cierta
frecuencia en actividades ilegales. Su identidad social compartida se expresa
mediante símbolos y/o gestos (tatuajes, graffiti, códigos verbales, manuales,
etc.), además de reclamar control de la territorialidad”. (Savenije, 2007: 4)3. Las
pandillas en su construcción de identidad ocupan y conquistan un territorio
que les es “propio” a la dinámica grupal, ya que los callejones y las esquinas
del barrio son reapropiadas por las pandillas. En ese contexto se los conoce a
las pandillas juveniles como el fenómeno “esquinero” (Santos, 2002).
Estas agrupaciones juveniles se articulan internamente y de manera estructurada, aspecto que los cohesiona, generando un fuerte sentimiento de lealtad
y solidaridad entre ellos. Por consiguiente, la pandilla se convierte en un espacio funcional que le ofrece al joven la posibilidad de ser parte de un círculo
social, donde comparten valores, representaciones y lenguajes. Asimismo, la
protección que la pandilla brinda permite al joven sentirse acogido e “invitado” a la construcción “performativa” de una identidad junto con otros miembros y participantes del “juego” (Zarzuri, 2000; Cerbino, 2002).
3. Inicialmente los pandilleros eran los defensores del barrio, por lo que las pandillas de los otros barrios eran la
amenaza. Las peleas entre pandilleros tenían un objetivo grupal y una serie de beneficios individuales: la obtención
de fama, respeto y poder. Los jóvenes controlaban el barrio, hacían valer su ley. Las peleas satisfacían su hambre de
imagen, trascendiendo las fronteras barriales y espacios de dominio.
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En consecuencia, la pandilla se convierte en el sustituto institucional que
construye el joven para sentir la posibilidad de ser parte de la vida cotidiana.
La pandilla, como comunidad emocional acogedora, brinda la posibilidad de
tener un “norte”, un sentido de la vida; lo cual muchas veces está ausente en
la familia biológica, donde el sujeto juvenil no encuentra un sentido de “persona” (Cerbino, 2002: 427).
La formación de estas agrupaciones juveniles se producen entre 12 y 18
años de edad, una etapa del desarrollo y consolidación de una identidad de
los adolescentes y jóvenes. Por un lado, los jóvenes comienzan a cuestionar las
normas formales e informales del mundo adulto mediante la rebeldía y violencia. Para Cerbino (2006), la pandilla es un juego de identidad, la búsqueda
de no ser indiferente sino precisamente de marcar una diferencia.
Para Ballesteros (2002), las pandillas tienen ciertas características comunes,
pero a la vez, mantienen ciertas particularidades. Dentro de los rasgos principales se pueden señalar los siguientes: i) en sus territorios son hostiles, ii)
poseen un código propio, iii) la violencia es un medio, iv) posibilita encontrar
una identidad, v) posibilita encontrar protección, compañerismo y seguridad,
y vi) posibilita el reconocimiento social. La grupalidad permite la reconstrucción de la “comunidad”, proporcionando al pandillero apoyo y protección
frente a la violencia de los “otros” (riñas y peleas), con el objetivo de defender
su territorio o de responder a una agresión (Ballesteros, 2002). Como rasgo
habitual de las pandillas se produce regularmente este tipo de conductas de
carácter intragrupal e intergrupal (Torres, 2007).
En ese sentido, el análisis sobre de las pandillas es abordado desde distintas
perspectivas, algunos (Cruz, 2005; UNESU, 2006) se enfocan desde sus causas,
otros en sus dinámicas y consecuencias (Cerbino, 2002; Ballesteros, 2002; Carrión,
2006). Pero en su mayoría la literatura especializada en la temática ha privilegiado los aspectos criminales de las pandillas juveniles, enmarcándose en grandes
temas como delito, violencia, drogas, sexo y crimen organizado. Las pandillas
o bandas juveniles emergen a inicios de los años noventa en Latinoamérica4,
4. Si bien la presencia de pandillas juveniles o maras en Centroamérica es un fenómeno que se observa desde la
década de los años 1970, lo cierto es que sus características cambian drásticamente a partir de la década de 1990 con
la deportación masiva a sus países de origen de pandilleros centroamericanos radicados en la ciudad de Los Ángeles
(EE.UU.). El regreso de jóvenes —principalmente salvadoreños y guatemaltecos___ a sus países de origen permitió a
las pandillas juveniles adoptar el modelo de organización, objetivos, expresiones y métodos de acción de las pandillas
de la costa este estadounidense.
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principalmente en los centros urbanos y en particular en los espacios urbanomarginales de pobreza y exclusión. Es así que los factores se combinan y confluyen entre sí, para empujar a los jóvenes a enrolarse en las pandillas y posteriormente en el crimen organizado.
2. Las pandillas en América Latina
Las pandillas juveniles representan, sin duda, uno de los fenómenos sociales más dramáticos de la historia reciente en Latinoamérica y en particular en
Centroamérica5. En Centroamérica se estimó que en 2005 existían alrededor
de 69 mil pandilleros que producían la violencia en esa región6. El estudio de
Soria (2007) señala la existencia de cerca de 70 mil pandilleros que incluye a
Panamá, Costa Rica y Belice7. En ese escenario, las pandillas se han vuelto
en uno de los problemas de mayor connotación social8, aspecto que ha llevado a distintos gobiernos a gestionar y reglamentar leyes polémicas de “mano
dura]” contra las pandillas (Gaborit, 2005; Cruz, 2005). De igual forma, en
América Latina, las políticas públicas contra éste fenómeno fueron igualmente
de carácter represivo (Santillán y Varea, 2008; Carrión, 2008).
La violencia en Centroamérica y América Latina, en el último tiempo ha alcanzado niveles alarmantes, donde la tasa de homicidios supera el promedio
americano y sobrepasa el promedio mundial9. Además este es uno de los fenómenos que tienen alcances globales, dado que se manifiesta en todas las latitudes del mundo. En consecuencia, Bolivia no está al margen de esta regla; pues,
se estima que existen alrededor de de 700 pandillas que agruparía a 20.866
miembros10. En el caso de Perú se calcula que son más de 24 mil. Por su parte,
5. El fenómeno de las pandillas trasnacionales o maras, tal como se conoce actualmente, empezó a tomar forma a
principios de la década de los noventa influenciado por las deportaciones de jóvenes desde los EE.UU.
6. Según fuentes policiales, a finales de 2003 se registraban en El Salvador 10.500 pandilleros. Las pandillas
trasnacionales Mara Salvatrucha (MS) y Barrio 18 st. (18) cuentan con el mayor número de miembros, pero también
existen algunas pandillas independientes de esas dos grandes redes.
7. Para UNESU (2006), las pandillas en Centroamérica son herencia de las sangrientas guerras civiles sufridas en la
región y la influencia de las pandillas del sur de California son dos factores que han contribuido a la formación de las
pandillas violentas en la región.
8. La importancia de las pandillas en Centroamérica se refleja en los estudios realizados sobre el tema (Liebel, 2000;
Cruz, 2005; OEA, 2007; Savenije, 2007; Aguilar y Carranza; 2008; Ellis, 2008; Rodgers, 2008, Rocha, 2008; Solís, 2008;
Martínez, 2010, entre otros).
9. En la última década, el promedio de homicidios fue de 8.8 por cada 100.000 habitantes, pero en la región
centroamericana esto subió de 45 y 140 homicidios (Gaborit, 2005).
10. Según datos del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana-Bolivia, 2012.
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Colombia tendría unos 22 mil jóvenes inmersos en actividades delincuenciales, en Bogotá, Medellín y Cali. En el caso de Argentina no hay “maras”, sino
“pibes chorros” que operan como pandillas juveniles.
Además, las pandillas no pueden considerarse como propios de un sector
social o una determinada sociedad, sino más bien es un fenómeno juvenil que
se presenta en todos los países y estamentos sociales (Argudo, 1991: 13). En ese
escenario, las maras o pandillas se han convertido en los nuevos rostros de la
violencia social, creando problemas de inseguridad en la región.
Desde los inicios de los años noventa algunas pandillas juveniles se convirtieron en agrupaciones que trascendieron los límites entre lo local, lo nacional
y lo internacional. El fenómeno de las pandillas transnacionales forma parte
de un problema serio de violencia y delincuencia en los países de la región,
porque se relaciona con actividades de crimen organizado. Los pandilleros
por lo general están implicados en actividades delictivas y hechos de violencia
dentro y fuera de sus “territorios”; por ejemplo, las pandillas pueden hurtar,
asaltar e incluso pedir renta o extorsionar a los habitantes de sus comunidades
(Savenije, 2007: 7).
3. Las pandillas y su vinculación con la criminalidad
Las pandillas juveniles que inicialmente surgieron en situaciones de rivalidad, han podido establecerse, reproducirse y transformarse en crimen organizado en medio de ese ambiente de exclusión social e ilegalidad. En la última
década, las pandillas han pasado de ser agrupaciones que inicialmente generaban molestia social, desórdenes públicos y en algunos casos robos de poca
monta, a realizar delitos más graves como homicidios, extorsiones, distribución de drogas, robos agravados y violaciones (Aguilar y Carranza, 2008: 19).
Las pandillas son percibidas sobre todo en el medio urbano, como el peligro sustancial a la seguridad ciudadana. Por lo general se caracterizan por su
alta de dosis de violencia que ejercen entre ellos mismos y contra otras personas. Pero a la larga, este fenómeno logra alcanzar una faceta compleja, por
lo que en un extremo es posible identificar grupos de amigos que imitan a las
bandas criminales, aunque sin motivar un peligro real para la sociedad; en el
otro extremo del proceso hay grupos que están vinculados a la delincuencia
organizada y que están conformados en gran parte por miembros adultos.
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En primera instancia el fenómeno de las pandillas es una problemática urbana, pero a la larga se convierte en un problema regional vinculado a la seguridad pública de los países. Asimismo, la persistencia de los factores de riesgo
asociados a los jóvenes ha favorecido a las pandillas. Estas transformaciones
tienen que ver con el aumento de niveles de violencia y letalidad protagonizados por las bandas juveniles criminales, generando una escalada de violencia
(Aguilar y Carranza, 2008). Este aumento de las organizaciones juveniles evidencia también cambios significativos, tanto en términos cuantitativos como
cualitativos (Carrión, 2008; Santillan y Varea, 2008). Las respuestas estatales
a este fenómeno han coincidido en la necesidad de impulsar estrategias de
persecución de esos grupos delincuenciales, planteándose alternativas de solución como la de “tolerancia cero” para las pandillas juveniles (Aguilar y
Carranza, 2008: 12-15); estas políticas tuvieron una tendencia a criminalizar a
las pandillas, dando más poder a la policía11.
Cruz sostiene que: “Las pandillas juveniles lejos de debilitarse se han fortalecido y sofisticado en su modo de operar, lo cual vuelve más compleja su
intervención y abordaje. Los planes de persecución policial han obligado a las
y los jóvenes a operar de forma encubierta utilizando diversas estrategias”.
(Cruz, 2006: 42-44). Porque la pandilla juvenil ha sufrido una reconfiguración
en los últimos años al vincularse con el crimen organizado, además estos grupos o bandas organizados adquirieron una multiplicidad de estrategias ante
las políticas represivas de “mano dura”. Esto ha contribuido a aumentar el
miedo, el repudio y rechazo de la población hacia este sector de jóvenes. Los
grupos de jóvenes transitaron por las pandillas escolares, para luego conectarse con asociaciones criminales. Así, la afiliación a una pandilla tiene un efecto
multiplicador sobre la gama de los comportamientos antisociales en el futuro
en los jóvenes.
En ese contexto, los grupos están vinculados estrechamente con las redes
criminales y de tráfico de drogas. La relación de grupos pandilleros con la actividad delictiva es muy estrecha, en particular dentro de las bandas criminales
y los cárteles de narcotráfico. Mantener una estructura operativa en la ciudad
11. Según Aguilar y Carranza: “Durante los planes antipandillas en Guatemala entre los 2003 y 2004 cerca de 9.661
pandilleros. En El Salvador, fueron capturados 18,000 pandilleros durante el período Ley Antimaras; en Honduras, el
número de personas detenidas desde la entrada en vigencia de la reforma al artículo 332, en agosto de 2003, hasta el
31 de diciembre del mismo año, fue de 1.458 personas”. (Aguilar y Carranza, 2006: 14).
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y costear su desplazamiento, tiene un costo, por lo que se insertan de manera
abierta en asociaciones ilícitas.
Por ejemplo, las maras en Centroamérica, están integradas por miles de jóvenes de 14 hasta los 30 años, se dedican al sicariato12, los asesinatos, los secuestros, los robos, la extorsión y el tráfico de drogas, armas y personas. Las
maras se han convertido en una especie de organización criminal implicados
en actividades ilícitas, por lo que llaman cada vez más la atención, referido
a su presencia y crecimiento en América Central, México y los EE.UU. (Ellis,
2008). Estos grupos se han convertido en una verdadera epidemia, su presencia
ha traspasado las fronteras de los países de la región.
Según Aguilar: “Las pandillas delictivas transnacionales han logrado reclutar en los países Centroamericanos cantidades importantes de miembros y
simpatizantes dentro de la población desocupada y en situación de miseria,
en tal magnitud que a veces sobrepasan el tamaño de los ejércitos nacionales”.
(Aguilar, 2007: 62). Como resultado de ese escenario, las violentas pandillas
centroamericanas se han fortalecido a partir de su vinculación internacional
con el crimen organizado, ya que son financiadas y armadas por el dinero de la
droga, por lo que desafían a las autoridades gubernamentales. En ese sentido,
los líderes de las pandillas fueron contratados por el crimen organizado transnacional, especialmente por los cárteles de la droga, para realizar actividades
criminales13 (sicariato, protección, extorsión y distractores de las autoridades
policiales). Estos vínculos con los cárteles mexicanos y colombianos han permitido a las pandillas centroamericanas la consolidación de organizaciones
criminales más sofisticadas.
Pero la cuestión de las pandillas ya no es simplemente centroamericano,
sino que es un problema regional que se introduce en todos los ámbitos de
la criminalidad y que va ganando en sofisticación, organización, recursos y
12. El sicariato surge con la finalidad de proteger los intereses económicos de los patrones del negocio ilegal de la
droga. Protección, intimidación, venganza y eliminación de adversarios son entonces las principales tareas del sicario,
cuya importancia aumenta proporcionalmente con el crecimiento de la ganancia que proviene del narcotráfico
(Schlenker, 2009).
13. Las autoridades policiales antidroga de los Estados Unidos (DEA), revelaron que los grupos de narcotraficantes
(cárteles de la droga) que operan en los países Centroamericanos aprovechan la estructura delincuencial de las maras
para contratar a sus integrantes para realizar el traslado del narcotráfico hacia el mercado de los Estados Unidos y
Canadá.
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procedimientos. Lejos de ser un asunto juvenil, se ha transformado en un trama de seguridad regional, vinculado al narcotráfico y la prostitución que representaba ya una auténtica afrenta a la seguridad hemisférica de los países
(Martínez, 2008). En ese escenario, las pandillas transnacionales se establecen
como bandas mejor estructuradas, ya que usan técnicas más profesionalizadas
para obtener los recursos financieros14 (Savenije, 2007: 8).
La red de pandillas criminales o naciones se extienden en las ciudades
donde existen migraciones transnacionales15. Este es otro elemento que debe
considerar sobre este fenómeno como una posible amenaza a la seguridad
nacional, principalmente por su vinculación con el crimen organizado. Según
SERPAZ:
Las naciones, clanes o asociaciones, son grupos juveniles más extensos y
organizados que obedecen a una cadena de mando según la antigüedad y
méritos obtenidos. Cuentan con un mínimo de 100 integrantes y se dividen
en células según la ley de las calles, su extensión territorial trasciende el
espacio del barrio pues abarcan el ámbito nacional y hasta global. Se conoce
además que las naciones cuentan con una organización jerárquica y piramidal, similar a la de una organización militar, pues cuentan también con un
sistema de castigos y retribuciones. (Citado en Soria, 2007: 8-9).
El carácter militar y empresarial los ha convertido en mano obra del delito
organizado y en particular del narcotráfico, todo esto ha hecho que las pandillas se vuelvan grupos con organización más compleja y violenta. Por ejemplo, el narcomenudeo es una de sus más claras formas de actividades ilícitas.
Desde ese punto de vista para Rocha: “Las drogas llegan a más jóvenes que la
pandilla, pero a veces la pandilla puede ser el lugar de iniciación a su consumo y el vínculo con su comercio”. (Rocha, 2008: 99). Aunque muchas veces los
pandilleros realizan la compra para la venta de forma individual, la pandilla
en su conjunto actúa como un grupo con intereses colectivos para garantizar
el funcionamiento de la economía y protegerla a nivel barrial. Dado que even14. Para Savenije: “Los grupos pandilleriles locales en El Salvador generalmente se puede categorizar como clikas de
redes pandilleriles trasnacionales con crecientes niveles de capacidad organizativa y un mayor involucramiento en
actos delictivos graves”. (Savenije, 2007: 9).
15. La mara MS-13 por su carácter transnacional mantiene lazos activos y efectivos con los miembros y las facciones
de la MS-13 en la República de El Salvador, Honduras, México, Estados Unidos y Canadá, por tanto es en verdad una
pandilla internacional.
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tualmente se establecen relaciones contractuales con algunas mafias insertas
en el tráfico de las drogas; para Goubaud: “En algunos países de la región se
concibe a estos grupos como mano de obra del crimen organizado, aunque
de manera más informal y desorganizada de lo que a veces se puede percibir.
Los pandilleros son contratados para trabajos especiales como muertes por
encargo16, venta de drogas y venganzas por deudas”. (Goubaud, 2008: 41). Por
ende la relación entre pandillas y las redes de narcotráfico están en constante
crecimiento como efecto de la incapacidad del Estado, en algunos casos, ligadas a la falta de aplicación de leyes, porque sus autoridades están implicadas
en actos de corrupción.
Las pandillas han evolucionado en su orientación ligada a la organización
criminal, lo cual desmotiva a participar en actividades propias de las pandillas
juveniles como las “guerras entre pandillas”. Las pandillas se convirtieron en
una organización clave dentro del narcotráfico para garantizar la operatividad
de este mercado, olvidándose de la defensa y de la protección de sus barrios.
Rojas sostiene que: “El crimen organizado tiene un objetivo esencialmente
económico; sin embargo, para poder recibir esos recursos emplea la extorsión
y la violencia como instrumentos fundamentales. Esta característica es la que
representa el mayor peligro para las sociedades latinoamericanas y caribeñas.
El crimen organizado pone una fuerte coherencia interna, altos grados de especialización y sofisticación”. (Rojas, 2008: 98).
Los vínculos transnacionales de la delincuencia organizada en la región
tienen relación estrecha con la violencia juvenil ligada a las pandillas. Así:
“En Brasil, los grupos criminales organizados con un estilo similar al de
las pandillas fueron creados en el contexto del tráfico de drogas. Hoy en
día existen algunas facciones de drogas —el Comando Vermelho, el Terceiro Comando y Amigos dos Amigos— que controlan el mercado de estas
sustancias —cocaína y marihuana—. Todas estas agrupaciones actúan en
favelas y cada una constituye una red con una estructura jerárquica; suelen
apoyarse y protegerse unas a otras, pero también utilizan la reciprocidad
forzada por su entorno, que conlleva una colaboración también forzada.
16. El sicario surge como una suerte de empleado privado de los cárteles de la droga. Estas organizaciones delictivas
reclutaban, entrenaban y empleaban al sicario para distintos encargos, que van desde la intimidación y la mensajería,
hasta la tortura y el asesinato.
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Las bandas se mantienen unidas principalmente por razones económicas, y
se estima que de los aproximadamente 10.000 miembros con los que cuentan, la mitad son menores de edad” (Barchechat 2006: 6, citado en CIPC,
2008a).
En ese contexto de violencia, no debe sorprendernos que las pandillas se
hayan convertido en verdaderas bandas criminales, funcionales al comercio
de las drogas. Porque la droga es un fertilizante poderoso para el crecimiento y expansión de las pandillas vinculadas a los cárteles de droga (Rodgers,
2008). Como resultado de esta situación Rocha dice que:
En definitiva, el comercio de drogas se beneficia de la presencia de pandillas y a su vez estimula, por diversas vías su supervivencia, ya que la
pandilla garantiza que la competencia no ingrese a determinado nicho de
mercado. Por lo que, la violencia se orienta exclusivamente a defender y
conservar sus transacciones comerciales y a garantizar una ininterrumpida
acumulación de capital. Se trata del deslizamiento social desde el colectivo
hacia el individuo. (Rocha, 2008: 101).
Según Rocha, “La simbiosis pandilla/droga funciona a tal punto que a veces el quiebre de los expendios de droga coincide con la merma de una pandilla y sus actividades”. (Rocha, 2008: 100). En Centroamericana las acciones
vinculadas a la Ley Antipandillas, emergieron como respuesta al problema de
pandillas y la supuesta conexión con el crimen organizado transnacional, pero
en los países donde existen pandillas armadas y criminales, los resultados de
la acción policial, en su conjunto, no han llegado a mermarlas, menos eliminarlas, sino por el contrario coadyuvaron a complejizar el fenómeno, ya que la
clandestinidad hace más difícil saber el modus operandi de sus actividades y el
número de sus miembros.
La mayoría de las leyes antidrogas resultan insuficientes, principalmente
por los grados de corrupción y de violencia relacionados con la droga, ya que
el narcotráfico tiene la capacidad de comprar protección de las autoridades
(policías, fiscales, jueces). En países como México, Colombia, Perú y Bolivia,
el tráfico de drogas promueve otras actividades criminales como el tráfico de
armas, lavado de dinero y comercio ilícito de precursores químicos (Serrano
y Toro, 2005: 254). Se reconoce que las pandillas juveniles están esencialmente
vinculadas al narcotráfico y el crimen organizado.
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4. Bolivia entre las pandillas y el crimen organizado
Bolivia actualmente está atravesando por un escenario de violencia e inseguridad ciudadana. Entre los años 2005-2011 los delitos con violencia se
incrementaron en un 72%, de igual manera, la tasa de homicidios se ha incrementado en 57% en los siete años considerados17. Además, Según la Encuesta
de Victimización 2011 realizada en las cuatro ciudades del eje (La Paz, El Alto,
Cochabamba y Santa Cruz), la inseguridad y delincuencia ocupan el primer
lugar con un 44%, en las preocupaciones ciudadanas (ONSC, 2011).
Además, las pandillas se presentan como una de las causas de la inseguridad pública. El número de pandilleros a nivel nacional alcanzó a 20.893, en el
2010; asimismo, según datos de la FELCC, en 2011 el número de las pandillas
se incrementó a 700, por lo que los miembros de las pandillas se multiplicaron18. La actividad transgresora y delictiva de las pandillas está principalmente referida a la práctica simultánea de peleas, robos y hurtos (41%). La vida
pandillera implica el consumo adictivo de alcohol y drogas. Donde el 51% de
estos grupos consume drogas, cocaína y marihuana. Hay una vinculación con
el crimen organizado ligado al narcotráfico.
En Bolivia no existen datos actualizados sobre la situación del consumo
de drogas. En el segundo trimestre de 2010, las autoridades de gobierno informaron que existe un incremento relativo, de 23% a 27% en el consumo
de estupefacientes en relación al año 2009. Pero, la Oficina de las Naciones
Unidas para la Lucha contra la Droga y el Delito (ONUDC) alertó que Bolivia
pasó de ser un país productor a tierra de tránsito y de consumo. Según ese
organismo, el microtráfico adopta diversas modalidades para llegar a abastecer al consumidor19.
17. La tasa global de homicidios de Bolivia, es de 10.1 muertes por cada 100.000 habitantes en el año 2010.
18. Las pandillas de hasta 50 miembros representan el 88% del total, siendo similares las proporciones de las más
pequeñas, de hasta 25 miembros y las de 26 a 50. Los grupos pandilleros que tienen de 51 a 100 miembros son el 9%
del total y las que tienen más de 100 miembros alcanzan solamente al 2,5%.
19. Según datos del Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN), “Consumo de Drogas en Estudiantes
de Bolivia 1993 al 2011”, realizada por cada 100 mil estudiantes de 12 a 21 años, la tasa de de incidencia de alcohol es
de 9.402 en varones y 7.650 en mujeres, en tabaco es de 7.845 en varones y 7.749 en mujeres. La tasa de prevalencia
del consumo de marihuana es de 1.623 en varones y 952 en mujeres, mientras que en cocaína llega a 1.256 en varones
y 653 en mujeres. La investigación también establece que en el país existen lugares de venta de drogas en puestos
disimulados con baratijas y en algunos puestos de dulces.
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En ese marco, la región del Oriente es una de las zonas más afectadas por
el narcotráfico y el crimen organizado. Según datos de la Policía y la Dirección
de Seguridad Ciudadana de Santa Cruz20, 15 provincias de esa región están
afectadas por el narcotráfico, ya sea por la presencia de ciudadanos extranjeros, el traslado ilegal de coca o por los ajustes de cuenta. Por consiguiente, las
poblaciones de Warnes, Mora, Yapacaní, San Germán, San Matías y regiones
de la Chiquitanía -principalmente aquellas zonas fronterizas cercanas a Brasil
y Paraguay-, así como la ciudad de Santa Cruz, serían las más afectadas por la
presencia de extranjeros y pandillas ligadas con el microtráfico21. En los años
noventa, la zona fronteriza con Brasil (municipio de Cobija, departamento de
Pando), ya tuvo hechos sangrientos de ajustes de cuenta, cometidos por narcotraficantes y sicarios. Actualmente, este fenómeno se ha desplazado a Santa
Cruz y sus regiones fronterizas con Brasil y Paraguay.
Bolivia, geográficamente tiene una condición multifronteriza que facilita el
desarrollo de las actividades de las organizaciones criminales, no simplemente ligadas al narcotráfico sino también al contrabando, pues comparte extensas
y complejas zonas fronterizas con países desde donde se generan rutas de
tránsito de drogas para los mercados de Norteamérica y Europa (Estrella del
Oriente, 01/02/2012). Según el secretario de la ONUDC, César Guedes, existe
un incremento del narcotráfico en las zonas fronterizas de Bolivia, porque es
un espacio de tránsito de drogas.
La frontera extensa con Brasil, se presenta como un territorio amplio de
tránsito de narcóticos, aspecto que tiene su implicancia, en primer lugar, la
inundación de la cocaína a ese país y en segundo lugar el abaratamiento de la
droga; además de ser una región de tránsito para mercados externos. Como
resultado de las oleadas de tráfico de drogas, la tasa de delitos violentos ha
subido vertiginosamente en los grandes centros urbanos de Brasil y las favelas convertidas en campamentos armados bajo el dominio de “comandos de
20. Datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) muestran que el microtráfico y el narcotráfico
asentaron sus operaciones en Santa Cruz, debido a las características sociales de ese departamento, donde los “narcos”
encontrarían toda la comodidad para realizar su actividad ilícita.
21. Según datos 2011 del Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN), los consumidores actuales de
esas drogas alcanzan en Santa Cruz a un 8.1 por ciento de los jóvenes, mientras el índice de Bolivia llega al 7.9 por
ciento, según resultados del estudio “Consumo de drogas en escolares de Bolivia”. El consumo tiene relación con
pandillas que incitan a los jóvenes a consumir drogas ya sean en puertas de colegios o plazas, lugares donde se da el
microtráfico.
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droga” o “pandillas”. Los datos muestran que como parte de estos grupos
irregulares participan alrededor de diez mil jóvenes, de las cuales el 60% son
menores de 18 años (Solís, 2008: 152).
De igual forma, en la región del oriente boliviano se hacen cada vez más
visibles los ajustes de cuenta, por ejemplo el reciente asesinato de la concejala
del municipio de Guayaramerín, que se informa extraoficialmente que estaría
vinculado con el narcotráfico. Además del abogado defensor de casos de narcotráfico acribillado por asesinos a sueldo, relacionado a los cárteles de droga
de México y Colombia. Por tanto, los medios de comunicación designan a la región como el “paraíso de los sicarios”. De hecho, el Gobierno reconoce la existencia de sicarios en la frontera de Bolivia y Brasil (El Mundo, 23/05/2006).
Por otra parte, en la reunión 42 de la OEA, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín advirtió que los cárteles colombianos
estarían operando en Bolivia. Además, según datos de la Policía (2010), se detuvieron a 122 ciudadanos colombianos acusados de narcotráfico. En el mismo
período fueron desbaratados 24 laboratorios de cocaína instalados por narcos
colombianos en territorio boliviano, la mayoría de ellos en Santa Cruz.
A modo de conclusión
Actualmente, el fenómeno de las pandillas juveniles no han disminuido
cuantitativamente, en algunos casos, se han reconfigurado cualitativamente
marcada por la violencia criminal organizada, adoptando características típicas de las mafias, que no son las mismas de un movimiento juvenil, por
marginal que sean.
Ahora bien, muchos de los delitos cometidos por las pandillas o maras se
relacionan con la delincuencia común, pero en el último tiempo algunas de
sus actividades ilícitas están impregnadas con signos de crimen organizado.
Para Martínez: “Las maras o pandillas son fuente de actividades criminales
cada vez más extendidas, puesto que dentro de ellas existen estructuras o individuos que cometen todo tipo de crímenes, entre los cuales las extorsiones
se han convertido en la base de lo que puede denominarse la economía criminal
de las pandillas22”. (Martínez, 2010: 6). El crimen organizado cruza las fronteras
22. El costo de la violencia generado por la delincuencia organizada se ha estimado en 168.000 millones de dólares, lo
que representa 15% del producto bruto latinoamericano (Rojas, 2008: 96).
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y sus acciones se relacionan con los distintos tipos de amenazas de carácter
global.
Por consiguiente, existe una relación de intersección entre el crimen organizado, la delincuencia común y las actividades delincuenciales de las pandillas;
es decir, son tres fenómenos distintos que tienen existencia propia, pero a su
vez, se entrelazan en sí para las acciones del crimen organizado. En ese marco,
las pandillas responden a un tipo particular de organización económica por
sus prácticas delictivas, más no son una manifestación espontánea y difusa,
por el contrario es una expresión que está estrechamente relacionado con el
crimen organizado internacional.
El crimen organizado no está principalmente relacionado con la actividad
de los pandilleros, pero la dinámica de integración de los jóvenes pandilleros
hace que éstos se convierten criminales profesionales. Generalmente se afirma
que la mayoría de los crímenes son cometidos por los jóvenes, a medida que
la edad de éstos aumenta (De León y Salcedo, 2007). Sin embargo, el crimen
organizado contrata ciertos servicios, los recluta, y por esa vía estimula la asociación de los jóvenes a tales grupos.
En el caso de Bolivia se puede realizar una vinculación entre las pandillas
juveniles y el microtráfico. Porque el crimen organizado (cárteles de la droga)
utiliza y se beneficia de la violencia pandillera para desviar la atención de las
autoridades y tareas policiales, que se centran en situaciones de inseguridad
ciudadana vinculadas con la delincuencia común. Una de las características
del crimen organizado es su poca o nula visibilidad pública, principalmente
a través del uso de esos medios que disipan la visibilidad del accionar ilícito
organizado.
En el escenario internacional __ejemplo la ONUDC__ la principal preocupación es la utilización de la misma droga como pago por la logística local
para su tráfico hacia los principales mercados, pero esto alimenta el narcomenudeo al interior de los países, con efectos negativos en las condiciones de
inseguridad y violencia por la disputa de mercados y la comisión de delitos.
Se aprovechan las regiones fronterizas poco resguardados y vigilados, para
mover el negocio de la droga que ofrece un alto rédito. Por tanto, las actividades de las pandillas juveniles son tratadas como organizaciones funcionales al
crimen organizado, replanteándose sus modos de ser y operar.
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Ahora bien, el surgimiento de las pandillas no se produjo como consecuencia de acontecimientos aislados, sino como producto de una serie de factores
que tienen que ver con el proceso sociohistórico de larga data, en el que intervienen factores sociales, políticos y económicos. En ese contexto, para el
análisis del fenómeno de las pandillas generalmente se privilegian factores
estructurales así como los hechos concretos. Estas variables están relacionadas con factores demográficos y etarios, como la población joven, el nivel de
pobreza, el desempleo, el escaso acceso a servicios básicos (educación, salud y
vivienda), entre otros.
Para terminar, se puede sostener que las pandillas juveniles urbanas son
formas de aglutinamiento y reclutamiento de adolescentes y jóvenes que por
lo general provienen de familias desintegradas o empobrecidas de las urbes.
En ese escenario las pandillas ofrecen a sus integrantes ciertas oportunidades
de posicionamiento y reconocimiento personal, en tanto que tratan de marcar
su presencia en diferentes espacios territoriales, empezando desde el barrio, la
favela o el suburbio, para terminar luego en dominios geográficos transnacionales de cárteles de narcotráfico y crimen organizado internacional. Aquello
que comienza con reuniones de muchachos y muchachas en la esquina del
barrio, puede desembocar en una sofisticada organización criminal de carácter transnacional. Las pandillas juveniles parecen ser una de las incubadoras
de bandas del crimen organizado transoceánico. Cómo enfrentar esto, desde
el Estado y la Sociedad, parece ser uno de los retos para la seguridad humana del Siglo XXI; así como decía hace tiempo, el filósofo y político británico
Edmund Burke: “Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no
hagan nada”.
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II. La macroregión amazónica boliviana:
del aislamiento a la integración
Luis Paz Ybarnegaray*
Resumen
El trabajo siguiente tiene el objeto de revisar las políticas públicas orientadas
a promover el desarrollo económico y social de la macroregión amazónica. El
análisis se basa en la sistematización y caracterización de los lineamientos de
política pública nacional y macroregional. Consta de cuatro partes: la primera, plantea una revisión teórica sobre la macroregión como objeto de análisis,
enfatizando en las disparidades regionales como realidad económica y social:
y la política pública como instrumento para mitigar las mismas, asimismo los
cambios en la estructura económica regional. La segunda parte, sistematiza
los lineamientos económicos y sociales sobre la macroregión amazónica, abordado desde la visión nacional a la macroregional. La tercera parte, sintetiza los lineamientos geográficos y de política pública sobre el macroespacio, desde
una visión general a lo particular; mencionando las políticas, estrategias y
proyectos principales para la macroregión. Finalmente, se exponen las consideraciones finales.
Palabras clave: macroregión, disparidades regionales, política de desarrollo.
Introducción
Aproximadamente un 30 por ciento del territorio boliviano, que comprende
la Amazonía boliviana, está desvinculada de los valles y el altiplano. La participación de la Amazonía en producción nacional es mínima; por ejemplo la
participación del departamento del Beni en el Producto Interno Bruto Nacio* Economista UCB, Máster en Estudios Latinoamericanos UCM, Candidato a Doctor en Gobierno y Administración
Pública IOG-UCM. Correo electrónico: [email protected].
23. ENERGY PRRES (2011), “La Amazonía potencial energético”, periódico ENERGY PRRES, Año 11, No 556, del 25 al 31
de julio, pp. 10-11.
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nal PIB fue de alrededor del 3 por ciento el año pasado. Estos datos responden
también a la baja densidad poblacional, cercana a los 570 mil habitantes en los
37 municipios y el TIPNIS que abarca la macroregión amazónica. El abandono
y desinterés sobre gran parte de la región amazónica, las poblaciones de sus
riberas y fronteras se reflejan en niveles muy altos de pobreza. Sin embrago,
la Amazonía contiene un gran potencialidad extractiva en energía, potencialidades en la industria petrolera, agrícola, ganadera, así como el turismo . La
macroregión requiere de infraestructura vial terrestre y fluvial, así como de
proyectos productivos para vincularse con el resto del país e integrase de mejor forma a la economía nacional.
1. La macroregión como objeto de análisis
La economía regional se distingue por ser un espacio económico abierto
donde los intercambios de bienes y servicios se realizan sin tomar en cuenta
las fronteras internas; las personas, mercancías, los capitales y las ideas pueden circular libremente en la región. Es en este sentido que la intensidad de
las relaciones con el exterior es una característica importante de la región. La
misma “región” como concepto estático no existe; sus fronteras pueden variar según las circunstancias. Sin embargo, la condición de su existencia, como
concepto, es su pertenencia a un espacio económico y político más amplio.
Esto quiere decir que no es indispensable que la región tenga una existencia
administrativa propia; pero depende siempre, directa o indirectamente, de
un gobierno superior. Pueden existir recortes múltiples del territorio nacional
respecto a objetivos específicos, y sus correspondientes niveles de responsabilidad política; pero un país siempre se compone de varias regiones. Así, la
región por analizar puede ser un departamento, una provincia, un municipio,
o aún un conjunto de departamentos, de provincias, de municipios, o partes
de departamentos, o de una provincia o de un municipio24.
La delimitación de las fronteras regionales puede obedecer a necesidades
políticas, culturales o administrativas, en este sentido existen tres tipos o formas de caracterizar las regiones: región polarizada, región homogénea y región plan. Según el criterio de polarización, las regiones son definidas como
áreas de influencia polarizadas por un lugar central. Según el criterio de homo24. Mario Polése (1998), Economía urbana y regional: Introducción a la relación entre territorio y desarrollo, EULACGTZ, Costa Rica. pp. 147-149.
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geneidad, las regiones serán definidas según determinadas características de
reagrupamiento (historia, cultura, lengua, base económica, marco biofísico).
Si se adopta el criterio de planificación, las regiones se dividen en función de
fronteras administrativas y políticas. Entonces, se habla de regiones políticas
o administrativas. En las tres formas, sus fronteras son trazadas en función de
necesidades de agencias u organismos especializados en planificación25.
Por lo expuesto, son distintivos de una región la apertura económica y la
pertenencia a un espacio político más amplio; sin embargo, paralelamente
existen procesos de descentralización de poderes hacia entidades administrativas y gubernativas al interior de la región. La interdependencia y la movilidad de factores son elementos importantes para el análisis regional, como la
localización industrial y los movimientos poblacionales. La región, al ser un
espacio económico abierto es sensible a las influencias externas ya sea que se
trate de la demanda exterior de su producción o de las políticas económicas de
los gobiernos superiores. Si bien las actividades de exportación de una región
son importantes para la generación de ingresos, no son menos importantes los
factores endógenos de desarrollo regional que es la base misma de la capacidad de producción. (CEPAL, 1996).
El nivel de desarrollo de una región y su estructura económica depende
mucho de sus ventajas comparativas naturales. Sin embargo, los recursos naturales sólo son fuente de riqueza si son combinados eficazmente con un stock
adecuado de capital físico y, sobre todo, con un stock adecuado de capital
humano. Existe una fragilidad de los recursos naturales como fuente de crecimiento a largo plazo, ya que ninguna ventaja natural es durable en el tiempo,
ni se encuentra al amparo de cambios tecnológicos y nuevos sustitutos menos
costosos, que pueden reducir a cero el valor de ciertos recursos. Es con base en
este carácter precario y cambiante de los recursos naturales que la inversión
en capital humano adquiere toda su importancia. Desde esta perspectiva de
evolución continua de las tecnologías, de los mercados y de las preferencias, la
calidad del capital humano determinará en última instancia la capacidad de la
región para reconvertir y renovar constantemente su estructura económica.
El trayecto de desarrollo de una región es siempre resultado de la unión
entre factores de producción internos y externos, necesariamente diferentes y
25. J. Boudeville (1970), Los espacios económicos, PUF, Paris-Francia.
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cambiantes. La región como entidad económica se encuentra en competencia
con otras regiones, no solo desde el punto de vista de los intercambios comerciales, sino también por la atracción y retención de los factores de producción
que forman su base económica. También existen factores endógenos como
el dinamismo local y empresarial; así no menos importantes, los factores de
orden cultural e institucional que son base de los cambios socioeconómicos.
Existen atributos como la cohesión social que se expresan en el nivel de desarrollo de una comunidad y dependen necesariamente de factores culturales
comunitarios (Polese, 1998).
Las disparidades macroregionales
Las disparidades regionales son una realidad en muchos países, especialmente los menos desarrollados, en la que distintos indicadores económicos
y sociales, de bienestar o desarrollo, están frecuentemente interrelacionados.
Las inequidades de bienestar o de desarrollo entre regiones se entienden bajo
el concepto de disparidades regionales. Es en este sentido, que la lucha contra
las mismas es uno de los principales objetivos de la política pública territorial. Sin embrago, mitigar dichas disparidades, no asegura en sí una mayor
igualdad social, todo depende de las desigualdades sociales; porque no es lo
mismo desigualdad entre personas que desigualdad entre regiones, aunque
suelen estar ligadas. Un objetivo legítimo de política pública es la búsqueda
de la igualación, o al menos de la reducción de las disparidades regionales,
incluidas las del ingreso per cápita regional. Paralelamente, es mucho más
difícil la igualación de la distribución espacial de las actividades económicas
y de las poblaciones26.
La reducción de las disparidades regionales teóricamente exige que las regiones se ajusten constantemente y rápidamente a las condiciones exteriores,
y de manera más particular frente a la evolución de las condiciones de la demanda. Las migraciones son un mecanismo de ajuste y de recuperación del
equilibrio para las economías. Sin embargo, es claro que existen serias restricciones a la libre circulación de las personas, generando grandes problemas
migratorios, sociales y de frontera. Analizando un espacio nacional, atravesar
la distancia entre dos puntos exige esfuerzos y recursos, el espacio geográfico
26. Mario Polése (1998), Economía urbana y regional: introducción a la relación entre territorio y desarrollo, EULACGTZ, Costa Rica. pp.177-181.
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implica costos. Esto significa que la fluidez perfecta, sin obstáculos, de los factores de producción, incluido el humano, no existe. La elección de partir hacia otra región es racional, pero implica siempre costos sociales importantes.
La persistencia de disparidades regionales es previsible, en la medida que la
gente no es completamente móvil, dados los costos económicos y psicológicos
asociados a las decisiones de migrar. En términos de distancia geográfica, las
diferencias de ingreso serán tanto mayores cuanto que las regiones estén más
alejadas unas de otras y las disparidades se acentúan cuando los obstáculos a
la movilidad de las personas son grandes. Por su lado, el capital se mueve de
una región a otra en función de las diferencias de rendimiento y a los costos
de información; en este sentido, es que algunos negocios se concentren en las
proximidades de las fronteras, sin considerar los negocios ilícitos27.
Podemos decir que los mercados regionales nunca logran ajustarse por completo, porque la distancia implica una barrera a la integración de los mercados,
a la vez que los costos de transporte y comunicación limitan el movimiento de
los factores, incluidas las ideas como factores intangibles de producción. Por
tanto, las disparidades regionales suelen agravarse, lo que conlleva a la importancia de generar políticas que mitiguen las mismas. Las disparidades del ingreso dentro de un país, suelen ser menos pronunciadas que las disparidades
entre países vecinos, más aún en frontera, lo cual nos indica la importancia de
la integración nacional para la igualación de ingresos. Asimismo, en la medida
que los costos de transporte y comunicación disminuyan se espera que los niveles de disparidades se nivelen. Sin embrago, el ritmo de convergencia regional en los países pobres suele ser muy lento, mucho más lento que el progreso
tecnológico. En este sentido, es que debe ser moderado el optimismo en cuanto al impacto igualador de la reducción de las distancias económicas y sociales
territoriales en el corto plazo. Otros aspectos importantes a considerar, es por
un lado la capacidad de una región de retener su capital humano capacitado,
y por otro, el retener el rendimiento económico generado en su región.
La relación centro periferia, es el resultado del impacto acumulativo de los
movimientos de factores en beneficio de algunas regiones, y en detrimento
de las regiones alejadas y menos integradas. Así, se puede observar regiones
centrales más pobladas, que son focos de mayor comercio y urbanización, y
27. T. Courchene (1970), Migración y economía de ajuste, CJE, Canadá.
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donde los ingresos son más elevados que en el resto. Dichas fuerzas de divergencia pueden ser tan fuertes que generan regiones desfavorecidas, poco integradas, lejanas de los grandes mercados y de las regiones centrales. Los mercados locales son limitados y excéntricos en relación al mercado nacional, con
mano de obra menos instruida, empleo de subsistencia, estructura económica
más especializada y basada en recursos naturales, que implican fugas importantes de factores de producción, de personas y de utilidades, impidiendo su
reposición. Estos problemas se acentúan en países pobres donde los recursos
son escasos para practicar políticas públicas de integración y de redistribución
de ingresos entre la población y entre las regiones28.
La base misma de los procesos de desarrollo son los movimientos de factores de producción y las migraciones interregionales, que son mecanismos de
ajuste regional y de asignación de recursos. Sin embargo, estos movimientos
pueden acentuar las diferencias de desarrollo entre regiones; todo depende
del impacto neto de los efectos estáticos de convergencia y de los efectos dinámicos de divergencia. Cualquier región que se encuentra en crecimiento
se enfrenta a este dilema, lo cual realza la importancia del diseño de políticas y de planificación. En países pobres, los recursos para practicar políticas
de redistribución de ingresos y políticas entre regiones, son muy escasos. Las
desigualdades regionales suelen percibirse como aceptables y las fases de distribución de la tierra provocaban con frecuencia la concentración de ingresos a favor de pocos propietarios; los niveles de instrucción y de percepción
son muy pronunciadas entre la población urbana y rural, repercutiendo en
diferencias espaciales y finalmente la desigualdades en los ingresos son muy
notorias. Al pasar de una realidad rural a una más urbana, las transformaciones espaciales son particularmente más drásticas, las migraciones tienen una
función de ajuste, pero el costo social es muy grande (Polese, 1998).
El crecimiento no se distribuye de manera igual sobre el territorio nacional, generando desarrollos polarizados, es ahí que las desigualdades pueden
agravarse con el tiempo; por tanto estos efectos pueden ser atenuados o revertidos por medio de políticas territoriales, que a su vez generen desarrollo más
equilibrado. En una economía con planificación descentralizada, el Estado
28. Mario Polése (1998), Economía urbana y regional: introducción a la relación entre territorio y desarrollo, EULACGTZ, Costa Rica. pp. 203-207.
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puede asignar espacialmente algunos recursos, y puede decidir la transferencia de recursos de regiones centrales a regiones periféricas. Las condiciones
institucionales y políticas locales son factores importantes a fortalecer, para
equilibrar las desigualdades en regiones con poca población, desprovistas de
grandes ciudades, alejadas de grandes mercados, con problemas de desarrollo
(Polese, 1998). En este sentido, el deseo de encontrar un equilibrio se traduce en intervenciones gubernamentales de promoción del desarrollo regional,
implementando políticas de redistribución de los ingresos, con la intención
de desviar la trayectoria espacial de la economía en beneficio de las regiones
menos favorecidas y con potencial de desarrollo como en la Amazonía.
La política de desarrollo macroregional
En el ámbito regional las intervenciones estatales están motivadas por el
deseo de combatir los problemas de carácter estructural, así como el de reducir la amplitud de disparidades regionales. Existe distinción entre políticas de
desarrollo regional y políticas regionales con vocación distributiva, que generalmente en la práctica se articulan. Las primeras, se orientan a promover el
desarrollo de regiones particulares, se trata de establecer políticas de desarrollo a escala regional; las segundas, buscan reducir las disparidades o desigualdades regionales de empleo o ingreso por habitante, así como la distribución
directa por medio de transferencia y bonos. Las políticas de desarrollo regional, dependen tanto de instancias centrales como locales; las políticas regionales, que responden a objetivos de equidad, generalmente son competencia del
Estado central29.
Buscando políticas de desarrollo regional; el generar dispositivos para fomentar la instalación de industrias públicas o privadas en regiones desfavorecidas, requiere identificar los territorios susceptibles y potenciales económicamente; zonas que se sitúan por debajo de la norma nacional, ya sea en ingreso
o en desarrollo, para poder implantar este tipo de políticas. Otra importante
estrategia, es el invertir en infraestructura vial, de servicios básicos y bienes
públicos en regiones desvinculadas. Consiste en el que el gobierno puede tomar directamente el control del financiamiento y de la puesta en marcha de las
inversiones en ciertas regiones (caminos, infraestructura, transportes, teleco29. Mario Polése (1998), Economía urbana y regional: introducción a la relación entre territorio y desarrollo, EULACGTZ, Costa Rica. pp. 213-216.
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municaciones, etc.). Estas inversiones son un medio importante que dispone
el Estado para influir en las tendencias de localización, compensando las desventajas que sufren las regiones alejadas. Sin embargo, se debe considerar la
existencia de externalidades asociadas a estos tipos de políticas, para que no
acaben favoreciendo a las regiones centrales, pese a las intenciones del Estado
en relación con las regiones periféricas.
Los márgenes de maniobra financiera para invertir en regiones aisladas son
menores en países pobres. Adicionalmente las presiones y demandas a favor
de inversiones en regiones centrales son más fuertes. Se trata entonces de revertir la tendencia a la concentración de las inversiones en las regiones centrales donde se forman procesos de fortalecimiento del poder político y donde reside gran parte de las élites. Se debe evitar que las inversiones públicas
sirvan tan solo para acelerar la centralización de la actividad económica. Las
políticas regionales tienen el objetivo de acelerar la integración de las regiones
desfavorecidas a la economía nacional, pero evitando que las mismas provoquen nuevas desigualdades. Al ser el “espacio” un lugar de poder político y
económico, la descentralización institucional y del empleo del sector público
en beneficio de las regiones, se constituye en un elemento de política regional.
Parte del empleo público puede ser objeto de una política de descentralización
con el propósito de generar mayor eficiencia; aunque no sea suficiente para
influir en las grandes tendencias del desarrollo regional (Polese, 1998).
Las políticas de desarrollo regional pueden complementarse con políticas
de redistribución de los ingresos. Estas últimas no siempre se identifican como
políticas regionales, aún si tienen un impacto redistributivo importante en las
regiones. El Estado puede tomar las decisiones de redistribuir los ingresos, a
través de transferencias a los gobiernos locales o transferencias directas en los
ingresos de particulares, con objetivos de equidad o de reducir las desigualdades. Cualquier política redistributiva se topa con la dificultad de resolver
el conflicto entre objetivo social de equidad y el objetivo económico de desarrollo; se trata más bien de crecer distribuyendo (Polese, 1998). La instalación
de industrias públicas, las inversiones en infraestructura, las transferencias a
regiones y los bonos a particulares, suelen ser motivadas por el deseo de igualdad y desarrollo económico territorial. Considerando que en los países pobres
los recursos son más escasos, las políticas aplicadas requieren de evaluaciones
periódicas de impacto regional.
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La transformación de la estructura económica macroregional
La geografía del empleo y de las poblaciones sufren cambios constantes, las
nuevas actividades empresariales y comerciales tienden a favorecer la formación de ciudades y redes urbanas, no sin grandes costos sociales, movimientos
poblacionales; y que en muchos casos van tomando forma de disparidades
regionales. Los países en desarrollo se encuentran en pleno transformación
de su espacio económico y de las estructuras económicas; ciertos sectores de
la actividad económica tradicional tienden a decaer y otros no tradicionales
adquieren mayor importancia, generándose también sectores informales y actividades ilícitas. La evolución de las estructuras económicas provoca cambios
en la geografía de las poblaciones, de las empresas y también de las regiones.
Mientras que en los países industrializados, la transformación campo-ciudad
prácticamente ha terminado, pero en los países poco industrializados el espacio está en plena metamorfosis, en algunas regiones acelerándose el proceso
de urbanización30.
La evolución de las economías nacionales no se limita a la transición del
sector primario (agricultura, ganadería, pesca, minería, producción energética) al sector secundario (industria, construcción, manufactura), donde el
sector manufacturero sufre los mismos cambios. Este fenómeno es llamado
terciarización (comercio, bancos, educación, cultura, servicios personales).
Otra tendencia es la disminución de los costos de comunicación y el surgimiento del sector de la información. Paralelamente, tendrían que desarrollarse
tres escalas diferentes de la redistribución espacial de la actividad económica:
la suburbanización, que es el movimiento de las actividades económicas de
la parte central hacia las zonas periféricas; la desconcentración, que son los
desplazamientos que van más allá del perímetro de suburbanización, pero
permanecen dentro de un radio limitado que delimita la zona de influencia
comercial de la ciudad; y la descentralización, que son los desplazamientos
que rebasan el perímetro de desconcentración y que se dirigen hacia regiones
más aisladas. Si se retoma la idea de un territorio en cuyo centro se encuentra un polo
dominante y otros nodos secundarios; en las regiones periféricas, en distintos
30. Mario Polése (1998), Economía urbana y regional: introducción a la relación entre territorio y desarrollo, EULACGTZ, Costa Rica. pp. 273-401.
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grados, se aprovecharía el movimiento de descentralización empresarial que
se manifiesta en las fases del desarrollo económico. Sin embrago, las pequeñas
ciudades periféricas, alejadas de los centros, tienen dificultades en atraer industrias de gran valor agregado, porque el movimiento de descentralización
suele limitarse a los sectores más tradicionales. Sus rubros siguen siendo tributarios de materias primas. Las ciudades periféricas más importantes experimentan a menudo un fortalecimiento de su sector terciario, como en el polo
nacional; pero el dinamismo de su sector terciario depende de la extensión y
las ventajas productivas de su zona de influencia (Polese, 1998). Es en función
de las condiciones locales, las potencialidades de sus zonas de influencia y las
políticas estatales de desarrollo regional que podrían progresar industrias y
empresas de distintos tipos en las regiones aisladas como en la Amazonía.
2. Política económica y social de la Macroregión Amazónica
La Macroregión Amazónica comprende 37 municipios y el TIPNIS, con alrededor 569 mil habitantes; y ocho centros de articulación económica: Cobija,
Riberalta, Guayaramerín, Trinidad, San Borja, San Ignacio, Rurrenabaque y
San Buenaventura31. El desarrollo productivo y comercial de la cuenca amazónica se ha dado principalmente en función de las ciudades como Riberalta,
Guayamerín y Trinidad, que son centros de gravitación económica regional y
extienden sus zonas de influencia a lo largo de las poblaciones ribereñas de
los ríos Madre de Dios, Beni, Mamoré e Iténez. Dichas poblaciones ribereñas
comercializan su producción en mercados locales y regionales, como en El
Sena, Rurrenabaque, Puerto Villarroel, Riberalta o Guayaramerín. Las poblaciones de la cuenca amazónica sufren los efectos de la inexistencia de infraestructura de servicios básicos y de bienes públicos, en la medida que el acceso
a la educación, salud, agua potable, saneamiento básico, caminos y energía
eléctrica son precarios; además la falta de carreteras y la cobertura de telefonía
es reducida32. Las potencialidades económicas regionales podrían ser fortalecidas a partir del diseño e implementación de planes, políticas y proyectos de
desarrollo.
31. ADEMAF (2012), Demarcación de la macroregión amazónica (documento trabajo), Agencia para el desarrollo de las
macroregiones y zonas fronterizas ADEMAF, La Paz.
32. Sánchez, Rolando (2012), Condiciones socioeconómicas en la cuenca amazónica: la sobrevivencia familiar entre el
bosque y el mercado (en edición), ADEMAF, La Paz.
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Aspectos económicos legales sobre la macroregión
La Constitución Política Estado (CPE, 2009) en el artículo 391, inciso I, plantea
que el Estado debe priorizar el desarrollo integral de la Amazonía en el marco
de la protección y sustentabilidad del medio ambiente. Asimismo, la Ley Marco de Autonomías y Descentralización (LMAD, 2010), establece que el Estado
puede conformar macroregiones estratégicas como espacios de planificación
y gestión. Por lo tanto, la CPE y la LMAD, respaldan el hecho entender a la
Amazonía boliviana como una macroregión estratégica, diseñando su planificación y promoviendo su gestión de forma concurrente en todos sus niveles
de gobierno (gobierno nacional, gobiernaciones departamentales, gobiernos
municipales, las autonomías regionales y las autonomías indígena originario
campesinas).
CPE
Artículo 391.
I. El Estado priorizará el desarrollo integral sustentable de la amazonia boliviana, a través de una administración integral, participativa, compartida
y equitativa de la selva amazónica. La administración estará orientada a la
generación de empleo y a mejorar los ingresos para sus habitantes, en el
marco de la protección y sustentabilidad del medio ambiente.
LMAD
Artículo 22.
III. El nivel central del Estado podrá conformar macroregiones estratégicas
como espacios de planificación y gestión, por materia de interés nacional
sobre recursos naturales, debiendo coordinar con los gobiernos autónomos
departamentales, municipales e indígena originario campesinos que la integren. En ningún caso aquellas macroregiones que trascienden límites departamentales podrán constituirse en autonomía regional.
Lineamientos económicos de planificación nacional
En el área económica, el Plan Nacional de Desarrollo (PND, 2007), plantea la
formación de una nueva matriz productiva nacional mediante políticas productivas que transformen los recursos naturales; con base en los sectores estratégicos: hidrocarburos, minería, electricidad y recursos ambientales. Man42
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tener la sostenibilidad macroeconómica y el crecimiento económico. Para ello,
es necesario la inversión pública como instrumento de política económica, que
ayude a corregir las disparidades regionales y permitan reducir los niveles de
pobreza. Asimismo, plantea la diversificación de la producción promoviendo
el desarrollo agropecuario, el turismo, la transformación industrial y la manufactura. Inversión en transporte, comunicaciones, infraestructura productiva
y financiamiento para el desarrollo productivo.
cuadro 1: lineamientos económicos nacionales
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Formación de la matriz productiva mediante políticas
nacionales productivas.
Transformación de los recursos naturales con base
de los sectores estratégicos: hidrocarburos, minería,
electricidad y recursos ambientales.
Producción diversificada e integrada basada en el
trabajo y el conocimiento: desarrollo agropecuario,
turismo, transformación industrial, manufacturera y
artesanal, vivienda y empleo.
PND: matriz productiva,
recursos naturales, producción, vinculación, crecimiento, inversión e infraestructura.
Vinculación y articulación productiva social: transporte
y telecomunicaciones.
Apoyo a la producción: sistema nacional de financiamiento para el desarrollo productivo, ciencia,
tecnología e innovación.
Sostenibilidad macroeconómica, institucional y política.
Crecimiento económico y reducción de la dependencia
de los sectores extractivos: precios internacionales y
reservas internacionales.
Inversión pública como instrumento de política
económica para la erradicación de la pobreza y reducción de las asimetrías regionales.
Sector económico productivo: infraestructura para la
producción.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Nacional (PDM, 2007).
Lineamientos económicos de planificación macroregional
Para el área económica, el Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión
Amazónica (PDIMA, 2011), busca un modelo de desarrollo integral sustentable para la Macroregión Amazónica, impulsando y promoviendo el desarrollo
económico y social en las regiones; el ordenamiento territorial, los centros pro43
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ductivos, la diversificación e industrialización de su producción, el aprovechamiento de recursos forestales maderables y no maderables, la generación de
energía hidroeléctrica, la vinculación caminera, el mejoramiento de servicios
básicos y la seguridad fronteriza. El diseño de estrategias económicas y de planificación participativa; como proceso de organización del uso de la tierra y la
ocupación del territorio, así como instrumento que concreticen las inversiones
a largo plazo, de tal manera que se reduzcan los niveles de pobreza y se logre
el desarrollo equilibrado en la macroregión.
cuadro 2: lineamientos económicos macroregionales
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Planificación como proceso: de organización del uso de
la tierra, de la ocupación del territorio, de erradicación
de la pobreza y de lograr desarrollo.
Planificación como instrumento: que concretice las inversiones a largo plazo, garantice la funcionalidad del
territorio en base de sus características biofísicas, socioeconómicas, culturales, étnicas, históricas y políticoinstitucionales.
PDIMA: planificación como proceso, como instrumento,
participativa; promoción del desarrollo y promoción de
sectores productivos.
Planificación participativa: elaboración de planes con
enfoque holístico e integral a través de foros participativos.
Promover el desarrollo económico: el ordenamiento territorial, los centros integrales productivos, la diversificación e industrialización de la producción, la seguridad
alimentaria, el aprovechamiento de recursos forestales
maderables y no maderables; la inversión pública, la generación de energía hidroeléctrica, la infraestructura, el
establecimiento de servicios básicos y la seguridad fronteriza.
Promover el desarrollo de los sectores productivos: manufactura (castaña) y artesanía; forestal (madera), minero (oro), hidrocarburos (gas y petróleo), energía (hidroeléctricas) y turismo (parques nacionales).
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
Aspectos sociales legales sobre la macroregión
La Constitución Política Estado (CPE, 2009) en los artículos 306 y 321, plantea
que los excedentes económicos nacionales deben ser invertidos en políticas
sociales de salud, educción, cultura, alimentación, vivienda, y en inversiones
de desarrollo productivo que generen empleo. Asimismo, que dicha inversión
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debe efectuarse por medio de la planificación técnica y a través de mecanismos de participación ciudadana.
CPE
Artículo 306.
El Estado tiene como máximo valor al ser humano y asegurará el desarrollo
mediante la redistribución equitativa de los excedentes económicos en políticas sociales, de salud, educación, cultura, y en la reinversión en desarrollo
económico productivo.
CPE
Artículo 321.
II. La determinación del gasto y de la inversión pública tendrá lugar por
medio de mecanismos de participación ciudadana y de planificación técnica y ejecutiva estatal. Las asignaciones atenderán especialmente a la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y el desarrollo productivo.
Lineamientos sociales de planificación nacional
En el campo social, el Plan Nacional de Desarrollo (PND, 2007), busca mitigar las desigualdades sociales, ampliando el acceso al sistema educativo, los
servicios de salud, servicios básicos, vivienda, justicia y seguridad ciudadana;
diseñando políticas nacionales con enfoque integral, protección social y desarrollo comunitario.
cuadro 3: Lineamientos Sociales Nacionales
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Mitigar las desigualdades sociales: de acceso al sistema
educativo, los servicios de salud, servicios básicos,
saneamiento, vivienda, justicia, seguridad ciudadana y
empleo.
PND: desigualdades sociales, desarrollo integral; protección social.
Diseño de políticas nacionales de desarrollo integral: que contribuyan a la generación de un patrón
equitativo de distribución del ingreso, la riqueza y las
oportunidades.
Protección social y desarrollo comunitario: reducción
de la desnutrición, incremento en la cobertura y calidad
de la educación, de la salud, del agua potable y del
saneamiento básico.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Nacional (PDM, 2007).
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Lineamientos sociales de planificación macroregional
En el área social, se trata de superar el modelo de exclusión existente; orientando los recursos del Estado de manera concurrente a la educación, salud,
vialidad, vivienda, investigación científica y tecnológica, trabajo y reactivación productiva. Reduciendo las brechas sociales entre áreas rurales y urbanas, así como democratizando el acceso a servicios.
Cuadro 4: Lineamientos sociales macroregionales
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Superar el modelo de exclusión y orientar los recursos
del Estado a la educación, salud, vialidad, vivienda, investigación científica y tecnológica, trabajo y reactivaPDIMA: modelo inclusivo; democratización del acceso a ción productiva, en armonía y complementariedad entre
zonas rurales y urbanas.
servicios.
Democratización: del acceso al agua, tierra, crédito, tecnologías, conocimientos e información; diversificación
de las formas de producción y de propiedad.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
Características económicas y sociales de la macroregión
Según el estudio de las condiciones sociales y económicas de la cuenca amazónica (Sanchez, 2012); las poblaciones ribereñas de la amazonía tienen una economía de subsistencia; viven de los recursos del bosque y los ríos. El desarrollo
socioeconómico de la cuenca amazónica se ha dado principalmente en función
de las ciudades como Riberalta, Guayamerín y Trinidad, que son centros de
gravitación económica regional y extienden sus áreas de influencia a lo largo de
las poblaciones ribereñas de los ríos Madre de Dios, Beni, Mamoré e Iténez. Las
poblaciones ribereñas se dedican principalmente a la recolección de castaña, la
cacería y la pesca; pero sólo una pequeña porción de su producción es comercializada, sobre todo la castaña que constituye una fuente importante de sus ingresos económicos. En las comunidades también cultivan productos agrícolas para
el consumo familiar (arroz, maíz, yuca y plátano) y para su comercialización en
mercados locales y regionales, como en El Sena, Rurrenabaque, Puerto Villarroel, Riberalta o Guayaramerín; en la región del Itenez se dedican adicionalmente
a la ganadería. El potencial económico de extracción de recursos naturales y de
producción agropecuaria puede ser fortalecido a partir de la implementación
de planes, programas y proyectos de desarrollo regional.
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3. Política pública de la Macroregión Amazónica
Aspectos geográficos legales sobre la macroregión
La Constitución Política Estado (CPE, 2009) en el artículo 390, inciso I y II,
establece y delimita la Amazonía en su conjunto, primero como un espacio
estratégico para el desarrollo integral del país, y segundo, que comprende el
departamento de Pando, la provincia Iturralde del departamento de la Paz, y
las provincias Vaca Diez y Ballivián del departamento del Beni. Sin embargo,
al hablar de la cueca amazónica conlleva abarcar una extensión mayor del
territorio. Respaldando esta idea de conformación geográfica, el decreto de
creación de la Agencia de Desarrollo para el Desarrollo de la Macroregiones
y Zonas Fronterizas33, establece como uno de los criterios de delimitación de
las macroregiones, las características geográficas similares en cuanto a la topografía, riqueza ecológica y biodiversidad. Es en este sentido, que podemos
entender que la Macroregión Amazónica, en términos de planificación y gestión pública, abarca los departamentos de Pando y Beni en su totalidad, los
municipios de Ixiamas, San Buenaventura y Apolo del departamento de la
Paz, y el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure TIPNIS34.
Paralelamente, la CPE en el artículo 261, plantea la seguridad y el desarrollo zonas fronterizas como deber del Estado. Con la aprobación de la Ley
100, de Desarrollo y Seguridad de Las Fronteras (LDSF, 2011), se amplían los
lineamientos a la búsqueda de evitar el saqueo de los recursos naturales y promover el desarrollo de actividades lícitas en frontera.
CPE
Artículo 390.
I. La cuenca amazónica boliviana constituye un espacio estratégico de especial protección para el desarrollo integral del país por su elevada sensibilidad ambiental, biodiversidad existente, recursos hídricos y por las ecoregiones.
33. D.S. No 0538 (2010), Decreto supremo de creación de la agencia para el desarrollo de las macroregiones y zonas
fronterizas -ADEMAF, del 3 de junio de 2010, Bolivia.
34. ADEMAF (2012), Anteproyecto de ley de desarrollo integral de la macroregión amazónica (preliminar), Agencia
para el desarrollo de las macroregiones y zonas fronterizas ADEMAF, La Paz.
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II. La amazonia boliviana comprende la totalidad del departamento de
Pando, la provincia Iturralde del departamento de La Paz y las provincias
Vaca Díez y Ballivián del departamento del Beni. El desarrollo integral de la
amazonia boliviana, como espacio territorial selvático de bosques húmedos
tropicales, de acuerdo a sus específicas características de riqueza forestal
extractiva y recolectora, se regirá por ley especial en beneficio de la región
y del país.
CPE
Artículo 261.
La integridad territorial, la preservación y el desarrollo de zonas fronterizas constituyen un deber del Estado.
Ley 100
Artículo 2.
Proteger el territorio nacional en zonas de frontera, evitar el saqueo de
recursos naturales, promover el desarrollo de las actividades lícitas e implementar medidas y acciones dirigidas lograr la seguridad alimentaria y
energética y lucha contra el tráfico ilegal de mercancías en el Estado Plurinacional de Bolivia.
DS No 0538. – ADEMAF
Existen macroregiones que guardan características geográficas similares en
cuanto a la topografía, riqueza ecológica y biodiversidad, pero que enfrentan condiciones socioeconómicas de baja densidad poblacional, abandono y
retraso en su desarrollo que requieren de inmediatas acciones por parte del
Estado para revertir su situación e impulsar sus procesos de desarrollo.
Lineamientos geográficos de planificación nacional
El PND, sostiene que el abandono y desinterés de los gobiernos anteriores sobre algunas regiones como la Amazónica y poblaciones en sus áreas
fronterizas, se reflejan en niveles muy altos de pobreza. En este sentido se
plantea necesario el diseño de políticas que tengan la capacidad para dirigir
el uso racional y sostenible de los recursos naturales, asimismo, políticas de
límites, fronteras y aguas internacionales dirigidas a la defensa y preserva48
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ción de la soberanía territorial. Las desigualdades económicas regionales se
manifiestan en escasas oportunidades de acceso en el sistema educativo, los
servicios de salud, servicios básicos, saneamiento, vivienda, justicia, seguridad ciudadana y empleo. Las políticas de desarrollo integral contribuirían en
la generación de un patrón equitativo de distribución del ingreso, la riqueza
y las oportunidades.
Cuadro 5: Lineamientos Geopolíticos Nacionales
CONCEPTOS
PND: defensa y uso sostenible; áreas limítrofes.
LINEAMIENTOS
Defensa y uso sostenible de sus recursos naturales: políticas
nacionales de límites, fronteras y aguas internacionales
dirigidas a la defensa y preservación de la soberanía territorial. Política de Estado sobre los recursos estratégicos
hidrocarburíferos, mineros, energía y medio ambiente, así
como sobre cuencas, aguas y forestales.
Cambiar la situación de las poblaciones en las áreas limítrofes: pobreza, abandono y desinterés que ponen en peligro
la soberanía y seguridad nacional, al no atender las demandas de oportunidades de empleo y crecimiento económico.
Cambiar la escaza capacidad para dirigir el uso racional y
sostenible de los recursos naturales en las zonas fronterizas.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Nacional (PDM, 2007).
Lineamientos geográficos de planificación macroregional
En el área geográfica el (PDIMA, 2011), se plantea promover la investigación sobre la cuenca amazónica; la seguridad en los municipios de frontera,
y la vinculación del territorio al interior de la macroregión y con el mercado
nacional; por medios fluviales, carreteros y aéreos.
Cuadro 6: Lineamientos Geopolíticos Macroregionales
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Localización y delimitación geográfica macroregionales;
demografía en municipios fronterizos.
PDIMA: localización; cuencas; seguridad; infraestructura.
Promover la investigación de cuencas y recursos naturales; del medio ambiente, recursos forestales, áreas de
preservación; uso y aptitud de la tierra.
Promover la seguridad en municipios de frontera.
Promover la vinculación del territorio con infraestructura: vías fluviales, carreteras, caminos troncales,
secundarios, puertos, aeropuertos; redes de comunicación, energía eléctrica.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
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Aspectos legales de política pública sobre la macroregión
En el artículo 319, inciso I, la Constitución Política Estado (CPE, 2009), sostiene como prioridad de política económica la industrialización de los recursos naturales. Asimismo, el (D.S. 0538, 2010), refuerza esta idea sosteniendo
que el desarrollo regional se debe basar en la industrialización de los recursos naturales. También remarca la intervención del Estado como protagonista
de dicho desarrollo, particularmente en los sectores estratégicos.
CPE
Artículo 319.
I. La industrialización de los recursos naturales será prioridad en las políticas económicas, en el marco del respeto y protección del medio ambiente
y de los derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y sus territorios. La articulación de la explotación de los recursos
naturales con el aparato productivo interno será prioritaria en las políticas
económicas del Estado.
Ley No 100. - DSF
Establecer mecanismos de articulación institucional para la ejecución de
políticas de desarrollo integral y seguridad en fronteras.
DS No 0538. - ADEMAF
Que el Gobierno tiene definida como política:
1) El desarrollo de todas las regiones del país, basada en la soberanía nacional y la industrialización de los recursos naturales para su exportación y
uso interno, mediante la ampliación y diversificación del aparato productivo, cambio que requiere de la intervención del Estado como promotor y
protagonista del desarrollo y su participación en los sectores estratégicos.
DS No 0538. - ADAMAF
2) Que dada la extensión y la amplia zona territorial limítrofe con la que
cuenta el país, es necesario definir políticas orientadas a resguardar la soberanía nacional, promover el desarrollo productivo y social de las poblaciones que viven en estas zonas, que requieren del fortalecimiento de la
presencia estatal.
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Lineamientos de política pública de planificación nacional
El (PDN, 2007) plantea la consolidación de la región como núcleo articulador del desarrollo económico y social, a través de la planificación participativa y la concurrencia de la inversión pública, permitiendo reducir las brechas
regionales y locales, asimismo, articular las diversas maneras de inserción al
mercado y la economía nacional.
Cuadro 7: Lineamientos de Política Pública Nacional
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
La región como núcleo articulador: del desarrollo
económico y social, del desarrollo regional y local;
con procesos que permitan reducir las desigualdades
regionales, municipales y comunitarias.
PND: núcleo articulador; planificación y concurrencia;
democracia participativa.
La región como unidad: de planificación y concurrencia
de la inversión pública; fortalecimiento de capacidades
institucionales, de la gestión territorial y de la gobernabilidad.
Profundizar la democracia participativa: para la toma de
decisiones políticas, económicas y sociales. Participación directa de las comunidades en las regiones.
Información de la gestión pública en todos sus niveles;
tanto en la asignación y uso de recursos fiscales, como
respecto al desarrollo de planes de desarrollo.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Nacional (PDM, 2007).
Lineamientos de política pública de planificación macroregional
En el área de política pública el (PDIMA, 2011), busca la transformación de
la Macroregión Amazónica, a través de políticas integrales de fortalecimiento
de la soberanía nacional y la industrialización de los recursos naturales. Para
ello se debe promover la concurrencia y complementariedad de los niveles de
gobierno para la inversión pública y para la ejecución de proyectos de desarrollo.
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Cuadro 8: Lineamientos de Política Pública Macroregional
CONCEPTOS
LINEAMIENTOS
Política de desarrollo integral: basada en el fortalecimiento de la soberanía nacional y la industrialización
de los recursos naturales, en procura de ampliar y diversificar el aparato productivo a partir de la intervención
del Estado como promotor y protagonista del desarrollo
y su participación en los sectores estratégicos.
PDIMA: desarrollo integral; transformación de la Amazonía; concurrencia; coordinación.
Transformación de la Amazonía: en una macroregión
productiva y soberana. Con integración física y estructura de desarrollo productivo sustentable. Con diversificación e industrialización que genere excedentes y una
redistribución equitativa de los recursos. Con dominio
del territorio, soberanía y seguridad fronteriza.
Concurrencia y complementariedad: de los diferentes
niveles de gobierno, para la ejecución de los planes,
programas y proyectos de desarrollo macroregional.
Diseñar una Ley de Desarrollo Integral de la Amazonía:
Promulgar la ley que permita la correcta y segura ejecución de los programas y proyectos a implementar en
la macroregión amazónica.
Generar planes de coordinación interinstitucional en la
macroregión amazónica.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
Políticas, estrategias y proyectos macroregionales
El Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica, plantea cinco políticas y once estrategias macroregionales; para promover la ejecución de proyectos estratégicos y gestionar sus niveles de inversión. Todo ello basado en el
fortalecimiento de la soberanía nacional y la industrialización de los recursos
naturales, para ampliar y diversificar el aparato productivo nacional a partir
de la intervención del Estado como promotor del desarrollo de la Macroregión
Amazónica. (Ver cuadro siguiente).
Cuadro 9: Políticas y Estrategias Macroregionales
POLÍTICA
ESTRATÉGIAS
Conformación de centros integrales productivos para los
procesos de acopio, transformación y comercialización.
1) Diversificación productiva con valor agregado y
transformación de los recursos naturales.
Seguridad alimentaria.
Desarrollo del turismo biocultural con enfoque de gestión
integral sustentable como sector económico estratégico.
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2) Investigación e implementación de innovaciones
tecnológicas.
Desarrollo de conocimientos, ciencia y tecnología.
3) Seguridad e integración con desarrollo del territorio.
Fortalecer los mecanismos de control de las actividades
ilícitas.
Generar condiciones óptimas para la integración, el
desarrollo y la seguridad fronteriza.
Articular el territorio de la macroregión con una red
caminera principal, transporte fluvial y conexión aérea.
4) Ordenamiento y ocupación territorial, con desarrollo de infraestructura y servicios.
Ocupación territorial para sentar presencia y soberanía en
el territorio.
Aprovechamiento de recursos hídricos para la generación
de energía hidroeléctrica y alternativa.
Implementar sistemas de integración en telecomunicaciones y comunicación en la macroregión.
5) Desarrollo social con garantía de derechos a la
salud, educación, trabajo, justicia, comunicación y
cultura.
Gestión de acciones concurrentes para ampliar la cobertura en salud y educación.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
Principales proyectos macroregionales
Entre los principales proyectos enmarcados en el (PDIMA, 2011), para diversificar el aparto productivo macroregional; se encuentra la instalación del
Complejo Industrial Azucarero de San Buenaventura (CISB); la empresa de
almendras (EBA) y la empresa de oro (EBO). Con el objetivo mejorar el ordenamiento, ocupación del territorio y desarrollo de infraestructura; se encuentran la construcción de las carreteras: Ixiamas – San Buenaventura (144 km); carretera Santa Bárbara – Quiquibey (184 km)35; y las carreteras Villa Tunari
– San Ignacio de Moxos (306 km)36 y Carretera Rurrenabaque – Riveralta (508
km). Con el objeto de desarrollar la infraestructura y servicios en la cuenca
amazónica: la construcción de la Planta Hidroeléctrica Cachuela Esperanza
y la Central Hidroeléctrica Tahuamano. La construcción del Aeropuerto Internacional de Cobija y la creación de la Empresa de Transporte Público Fluvial (ETPF). Con fines de investigación y seguridad fronteriza, se plantea la
construcción del Centro de Investigación Amazónica y los Centros Integrales
Multipropósito Fronterizos respectivamente.
35. La Razón (2012), “Discurso del presidente del Estado Plurinacional”, Periódico La Razón, La Paz, 22 de julio de 2012.
36. Carretera sujeta a consulta previa en el tramo que atraviesa el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure
TIPNIS.
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Cuadro 10: Principales Proyectos PDIMA
POLÍTICA
PROYECTOS
Centros Integrales Productivos (CIP).
Empresa Boliviana de Almendra (EBA).
1) Diversificación productiva con valor agregado y
transformación de los recursos naturales
Empresa Boliviana del Oro (EBO).
Complejo Industrial Azucarero de San Buenaventura.
Paseo Turístico la Costanera.
2) Investigación e implementación de innovaciones
tecnológicas
Centro de Investigación Amazónica.
3) Seguridad e integración con desarrollo del territorio
Centros Integrales Multipropósito Fronterizos (CIM).
Carretera Rurrenabaque – Riveralta, (508 km).
Carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, (306 km).
Carretera Santa Bárbara – Quiquibey, (184 km).
4) Ordenamiento y ocupación territorial, con desarrollo
de infraestructura y servicios
Carretera Ixiamas – San Buenaventura, (144 km).
Empresa de Transporte Público Fluvial (ETF).
Aeropuerto Internacional de Cobija.
Planta Hidroeléctrica Cachuela Esperanza.
Central Hidroeléctrica Tahuamano.
5: Desarrollo social con garantía de derechos a la salud,
educación, trabajo, justicia, comunicación y cultura
Brigadas Solidarias.
Fuente: Elaboración propia en base al Plan de Desarrollo Integral de la Macroregión Amazónica (PDIMA, 2011).
Consideraciones Finales
Desde la perspectiva constitucional y legal se establece a la cuenca amazónica y a la Amazonía en su conjunto como un espacio estratégico para el
desarrollo integral del país. Asimismo, la Ley Marco de Autonomías y Descentralización, establece que el Estado puede conformar macroregiones estratégicas como espacios de planificación y gestión. Por lo tanto, la CPE y la LMAD,
respaldan el hecho de entender a la Amazonía boliviana como la Macroregión
Amazónica, comprendida por los departamentos de Pando y Beni en su totalidad, los municipios de Ixiamas, Apolo, San Buenaventura del departamento
de la Paz, y el Territorio Indígena Parque Isiboro Sécure TIPNIS. Diseñando su
planificación y su promoviendo su gestión de forma concurrente en todos sus
niveles de gobierno (nacional, departamentales, Municipales y las autonomías
regionales e indígena originario campesinas).
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Desde el enfoque de la planificación nacional, los lineamientos económicos
y políticos plantean la formación de una nueva matriz productiva nacional mediante políticas nacionales productivas, que transformen los recursos naturales, con base en los sectores estratégicos: hidrocarburos, minería, electricidad y
recursos ambientales. Para ello, es necesario de inversión pública como instrumento de política económica, que ayude a corregir las asimetrías entre regiones
y reduzcan sus niveles de pobreza. El abandono y desinterés sobre algunas
regiones como la amazónica y poblaciones en áreas fronterizas, se reflejan en
niveles muy altos de pobreza. En este sentido se plantea necesario el diseño de
políticas que tengan la capacidad para dirigir el uso racional y sostenible de los
recursos naturales, asimismo, políticas de límites, fronteras y aguas internacionales dirigidas a la defensa y preservación de la soberanía territorial.
Las desigualdades económicas regionales se manifiestan en escasas oportunidades de acceso en el sistema educativo, los servicios de salud, servicios
básicos, saneamiento, vivienda, justicia, seguridad ciudadana y empleo. Las
políticas de desarrollo integral contribuirían en la generación de un patrón
equitativo de distribución del ingreso, la riqueza y las oportunidades. La consolidación de la región, como núcleo articulador del desarrollo económico y
social, a través de la planificación y concurrencia de la inversión pública permiten reducir las brechas regionales y locales, asimismo, articulan las diversas
maneras de inserción al mercado y la economía nacional.
Desde la perspectiva de la planificación macroregional se busca un modelo
de desarrollo integral sustentable para la Macroregión Amazónica, impulsando
y promoviendo el desarrollo económico y social de la región, el ordenamiento
territorial, los centros productivos, la diversificación e industrialización de su
producción, el aprovechamiento de recursos forestales maderables y no maderables, la generación de energía hidroeléctrica, la vinculación caminera, el mejoramiento de los servicios básicos y la seguridad fronteriza. El diseño desde el
Estado de estrategias económicas y sociales de planificación como proceso de
organización del uso de la tierra y la ocupación del territorio, así como instrumento que concretice las inversiones a largo plazo, de tal manera que se reduzcan los niveles de pobreza y se logre el desarrollo equilibrado en la región.
Se trata también de superar el modelo de exclusión, orientando los recursos
del Estado de manera concurrente a la educación, salud, vialidad, vivienda,
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investigación científica y tecnológica, trabajo y reactivación productiva. Se
plantean políticas, estrategias, proyectos y niveles de inversiones de mediano
y largo plazo, basados en el fortalecimiento de la presencia estatal en las fronteras y la industrialización de los recursos naturales, en procura de ampliar y
diversificar el aparato productivo a partir de la intervención del Estado como
promotor del desarrollo de la Macroregión Amazónica.
Desde diferentes instancias de gobierno se ha ido avanzando en el desarrollo de la Amazonía boliviana, ya sea a través de políticas regionales con
criterios de equidad, incrementando sustancialmente las transferencias y regalías a entidades territoriales de la región, destinadas a cubrir los déficits en
infraestructura social y productiva; así como, con la transferencia a particulares por medio de bonos a adultos mayores, mujeres y niños. Paralelamente, se
ha avanzado en la promoción del desarrollo regional, por medio de políticas
dirigidas a la instalación de industrias como el complejo industrial de la caña
de azúcar en San Buenaventura, cuyo proyecto de construcción se encuentra
adjudicado. Esfuerzos de menor envergadura como la empresa de almendras;
pero con gran potencial de exportación y de regulación de precios en la compra de la castaña a favor de los recolectores castañeros. Asimismo, la creación
de la empresa minera del oro para formalizar y regularizar la explotación de
este mineral en la cuenca amazónica y que no sea exportado ilegalmente al
exterior. La construcción de infraestructura vial por medio inversiones considerables en carreteras como la de Ixiamas – San Buenaventura o Santa Barbara – Quiquibey, que tienen presupuesto en ejecución; el mejoramiento de
aeropuerto del Beni a través de inversiones del gobierno departamental, son
esfuerzos de política pública para desarrollar la Amazonía en el mediano y
largo plazo. En ese mismo sentido, se está avanzado en la implementación
de un servicio de trasporte público fluvial y en brigadas solidarias que han
recorrido las más remotas poblaciones de la macroregión amazónica llevando
servicios básicos estatales.
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III. La situación socioeconómica en
la frontera con brasil: las regiones de
Chiquitanía y Pantanal
José Rodolfo Arias Veizaga*
Resumen
El presente trabajo es una descripción analítica sobre las condiciones socioeconómicas de las regiones de Chiquitanía y Pantantal, enfatizando en
aquellos factores económicos que se consideran como los más relevantes en el
proceso de estructuración del poder económico regional, como la ganadería,
la agricultura, le explotación forestal, la minería, el turismo y el comercio fronterizo. La actual estructura económica de la región es heredera de las pasadas
dinámicas productivas que se dieron tanto en la época colonial como en la
vida republicana, donde las reducciones de las poblaciones indígenas por parte de las misiones religiosas jesuíticas, así como la apropiación de extensas tierras fue determinante para la posterior configuración del campo económico.
Igualmente, en el período republicano y la etapa posterior a la revolución de
1952, las concesiones y el acaparamiento de tierras más fértiles dieron lugar al
establecimiento y consolidación de las haciendas ganaderas y agrícolas, donde la relación laboral del patronazgo ha sido el mecanismo de sojuzgación de
las comunidades y familias indígenas bajo el señorío de los terratenientes que
también detentaron los espacios del poder político local. Sin embargo, en la
última década, como efecto del ascenso de movimientos indígenas y la migración occidente-oriente, los lazos de dominación empezaron a debilitarse; de
hecho, algunas instancias del gobierno municipal están siendo asumidas por
los dirigentes de las organizaciones sociales; aunque la estructura del poder
económico se mantiene casi intacta.
Palabras clave: región, frontera, condiciones económicas, propiedad de tierras, poder económico.
* Licenciado en Sociología por la Universidad Mayor de San Andrés, estudios de maestría en Desarrollo Local (CEBEM)
y especialista en gestión de proyectos de desarrollo social. Correo electrónico: [email protected]
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Introducción
El estudio se enmarca en teorías de centro-periferia, para comprender los
componentes estructurales de desarrollo en las regiones de Chiquitanía y Pantanal, frontera con Brasil. Se trata de identificar las principales características
productivas que influyen en la dinámica del poder económico regional. Se
abordan los aspectos relacionados con la tenencia de tierras, las condiciones
de trabajo, el capital y los flujos comerciales. En general, se distinguen dos sectores sociales: a) los que detentan la propiedad de los medios de producción,
y b) los sectores subordinados económicamente a los grandes propietarios de
tierras fértiles. No obstante, el tema de la estructura del poder económico regional es amplio, porque los diferentes componentes suponen un tratamiento
más detenido; de manera que, en este trabajo sólo se presentan sólo algunos
aspectos que se consideran como los más relevantes en la configuración de la
situación socioeconómica.
La estructura del poder económico en la región de Chiquitanía y Pantanal,
está generada por sectores tradicionales pudientes que acapararon grandes extensiones de tierras más productivas, quienes también ocuparon los espacios
de decisión política regional, vinculados además con otros grupos de poder
a nivel departamental. En términos de procedimiento, se hizo un estudio de
carácter exploratorio en 16 municipios de la región de Chiquitania y Pantanal,
del departamento de Santa Cruz, haciendo entrevistas enfocadas a autoridades municipales, ex autoridades, dirigentes de las organizaciones sociales y
personas de base.
En el primer acápite, se establece un breve enfoque teórico conceptual sobre la cuestión de estructura económica, mostrando las relaciones del proceso
productivo, la concentración del poder económico, las políticas implementadas en el país y las capacidades económicas regionales. En el segundo, se describe el contexto local y regional, como la construcción histórica regional, los
recursos naturales, la detentación de tierras productivas, los sectores de poder
económico, las actividades productivas y las políticas de desarrollo regional.
Mientras que los componentes de la estructura de poder económico regional,
vinculados a actividades productivas primarias (agrícola, ganadera, explotación forestal y minera), se exponen en el tercer acápite; también se hace referencia al sector terciario de servicios (comercio, turismo, transporte y otros).
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Y en el cuarto apartado, se presentan los componentes institucionales de la
estructura económica y la influencia de sectores productivos en la mantención
del poder económico en la región. Finalmente se hacen las conclusiones.
1. Estructura económica y desarrollo
Es necesario establecer una referencia conceptual sobre la cuestión de estructura económica, para abordar la situación socioeconómica en la región
de Chiquitanía y Pantanal. Una estructura comprende una variedad de elementos o partes relacionados entre sí y que conforma un orden articulado
que se reproduce permanentemente. Una estructura, según Giddens (1994),
no son meras agrupaciones casuales de acontecimientos o acciones, sino que
son articulaciones de componentes constitutivos que se mantienen o alteran
conforme a las acciones de los diferentes agentes que buscan alcanzar determinados fines, pero donde existen regularidades o pautas de comportamiento
subyacentes; lo cual significa que los actores tienen la posibilidad de cambiar
algunos condicionamientos estructurales. Hasta cierto punto es útil representar las características estructurales de las sociedades como una estructura de
un edificio. Las estructuras están constituidas y reproducidas por las relaciones y acciones humanas, es como la estructura de un edificio que se sostiene
pilares sólidos, pisos de concreto, paredes o tejados que constituyen la construcción en conjunto. Así, las estructuras se configuran en determinados contextos socio-históricos que mantienen ciertas regularidades que condicionan
las acciones de los agentes sociales, en diferentes ámbitos del mundo social,
en un escenario de relaciones institucionalmente definidas y controladas como
la relación entre gobernantes y gobernados, entre empresarios y obreros, o
entre padres e hijos; empero, siempre hay alguna posibilidad de alterar las
formas estructuradas a través de las acciones continuas y orientaciones de futuro. Esto es lo que se considera como estructuras estructuradas por los agentes
y estructuras estructurantes de orientaciones y acciones de los sujetos, que planteó
Pierre Bourdieu.
Ahora bien, la estructura económica como tal, tiene que ver con procesos de
producción y comercialización de productos que se establecieron en el tiempo
y en diferentes contextos socio-históricos. Sobre esto, Fuentes sostiene que:
“…la estructura económica es el orden económico y éste es el resultado de
los ‘factores naturales’ y la acción de la política económica sobre ellos. La es62
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tructura económica es el resultado total orgánico de un orden de actuaciones
humanas, tendientes a satisfacer fines jerárquicos, con medios escasos, susceptibles de usos alternativos”. (Fuentes, citado por Vidal, 1990: 34-35). En esta
perspectiva, el orden económico se entiende como algo real y estable; aunque
puede ser modificado. Es decir, la realidad económica se establece en un determinado contexto socio-histórico, donde existen articulaciones de interdependencia que se sustentan en las normas jurídicas legales, que condicionan a su
vez el desarrollo de las actividades económicas.
Se trata de la constitución y funcionamiento de procesos socioeconómicos
en un determinado contexto, donde las relaciones sociales y económicas dan
lugar a la articulación de grupos dominantes y subordinados, según el acceso
a los medios de producción, como la tierra, la maquinaria o el capital financiero. Por ejemplo, la tenencia de tierras condiciona el emprendimiento de
actividades productivas vinculadas a la explotación primaria de recursos naturales como los árboles maderables o el aprovechamiento de pastizales para
la producción ganadera. La propiedad sobre la tierra es decisiva en regiones
donde la producción económica se basa en agricultura y ganadería; porque:
“La estructura agraria boliviana en su conjunto es resultante de tres procesos
de desarrollo capitalista: el emergente de la reforma agraria, el de la colonización de tierras tropicales y semitropicales por productores directos, y el del
desarrollo capitalista basado en la gran propiedad”. (Paz, 1990: 131). En este
sentido, a partir de políticas de promoción y fortalecimiento de la producción
agroindustrial basada en la posesión de la gran propiedad agraria, se da el
surgimiento, la expansión y la consolidación de grupos de empresarios que
han concentrado extensas propiedades para la producción agrícola y ganadera, donde los pequeños productores no pueden competir con los empresarios
vinculados a los mercados nacional e internacional, con grandes volúmenes
de productos.
Los efectos de políticas de ajuste implantadas en los países latinoamericanos en las dos últimas décadas del Siglo XX, tuvieron efectos diferenciados,
muchas veces contrarios a los previstos, porque no se alcanzaron óptimamente las aspiraciones de crecimiento económico y desarrollo humano, toca vez
que las ganancias y los ingresos se concentraron en grupos reducidos, dejando al margen a amplios sectores sociales en situación de pobreza. Las teorías
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sobre el desarrollo económico se han reorientado en función de los cambios
económicos y las relaciones de mercado, en particular a partir de los años
ochenta, así como en relación con el desarrollo de tecnologías de información
y comunicación (TIC) que modifico las condiciones de procesos productivos y
comerciales a nivel global. Sin embargo, el debate sobre los resultados alcanzados en los países en desarrollo, con la aplicación de políticas económicas
de corte neoliberal, hizo cuestionamientos sobre la eficacia y viabilidad de
éstas. En consecuencia, surge una nueva visión de desarrollo, considerando
la importancia de la participación del Estado en áreas estratégicas del aparato
productivo.
Sobre esto, Samir Amín (1999) sostiene que los procesos productivos y mercados están determinados por los flujos internacionales de comercio y capitales financieros, los mismos que generan desigualdades, mediante la concentración de grandes capitales de inversión y mayores ganancias; plantea que los
países ricos explotan a los pobres mediante el dominio del capital financiero.
También se hicieron críticas sobre la globalización económica que favorece
principalmente a las grandes transnacionales y los países industrializados,
relegando a las naciones en desarrollo. De manera que, el nuevo orden económico mundial responde más a los intereses de las grandes potencias o bloques económicos que mueven la economía globalizada. Al respecto Contreras
afirma que: “El nuevo contexto económico internacional está marcado por la
emergente realidad de la sociedad económica del conocimiento y la información, pilares fundamentales del proceso de globalización de la economía, la
política, la cultura, que ya se está viviendo intensamente”. (Contreras, 1996:
15).
2. Las regiones de Chiquitanía y Pantanal
Con motivo de la conquista española de las poblaciones originarias amerindias, las tierras chiquitanas del oriente boliviano cayeron bajo el dominio de la
religión católica y el Estado colonial, mediante las misiones evangelizadoras
que establecieron mecanismos de dominación cultural sobre las poblaciones
indígenas de tierras bajas37. Los conquistadores y evangelizadores eligieron a
37. La conquista española se expandió en busca de nuevas tierras, donde se impusieron un sistema político basado
en evangelización y la conformación de reducciones poblacionales para desarrollar actividades productivas, como
sucedió en el territorio chiquitano (Tonelli, 2004).
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la actual población de San José de Chiquitos, como un lugar apropiado para
fundar una de los centros más importantes para la expansión de la conquista
del territorio fértil y rico en recursos naturales, creyendo además que encontrarían grandes yacimientos de oro. En este sentido, San José de Chiquitos fue
considerado como el pilar de la cruceñidad porque ahí nació, donde habían
unos 5.000 habitantes entre españoles e indígenas, que construyeron infraestructuras religiosas de magnitud con diseños tallados en madera, mostrando
el mestizaje cultural38. El proceso de colonización estableció una organización
político-administrativa basada en provincias. La llegada de los jesuitas a la
región de Chiquitos, por los años 1691, para evangelizar a los indígenas, concluye con su expulsión (1767). Pero con esto se promovió el desarrollo de actividades económicas y sociales39.
Desde la colonia, la propiedad de tierras tenía características latifundistas,
que era el patrimonio de los conquistadores. La iglesia, también era una institución productiva, para lo cual acaparó igualmente extensiones de tierras fértiles40. El clero generó una estructura económica que respondía a la jerarquía
jesuítica fundada en creencias religiosas, bases político ideológicas, posesión
de extensas tierras y dominio militar, donde se desarrolló principalmente la
actividad agrícola y ganadera, secundariamente la artesanía (Tonelli, 2004).
Sin embargo, con la salida de los jesuitas en 1767, se produjeron pugnas por la
propiedad de tierras, dando lugar al establecimiento de una nueva élite latifundista conservadora, apoyada por políticas gubernamentales.
Posteriormente, durante la época republicana se consolidó el dominio señorial latifundista que se ha mantenido prácticamente hasta la actualidad, reproduciéndose en una suerte de autosuficiencia económica y conformando
una sociedad estratificada dominada por élites reducidas que hicieron prevalecer pautas medievales, incluso con tendencias de sojuzgación esclavista en
las formas de producción (Montero, 2003). Con todo, se afianzó la en la región
38. En las palabras de Albo: “La colonización es una empresa privada, en la medida en que hay gente privada dispuesta
a hacer esas inversiones de tiempo, riesgos, irá avanzando”. (Albo, 1984: 53).
39. La historia de los pueblos indígenas de Chiquitos en el período colonial se da aproximadamente entre 1667 y 1842,
donde se diferencian cuatro etapas: la jesuítica, la diocesana, la de gobernadores civiles y la post colonial; además,
en la época jesuítica se estableció dos formas de propiedad sobre la tierra: a) la que pertenecía a conquistadores y
colonos, y b) lo era de la iglesia (Soruco y otros, 2008).
40. Las entidades religiosas acumularon amplias tierras de cultivo, pero al no poder cultivar de manera directa toda la
propiedad, rentaba para usufructuar.
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chiquitana, la hacienda como institución económica y la sociedad tradicional
estratificada.
Ahora bien, antes de la Reforma Agraria que se implantó con motivo de la
Revolución Nacional de 1952, las características productivas en el área rural
del país respondían a la estructura económica basada en las haciendas con
organización socioeconómica semifeudal de grandes propiedades de tierras,
donde los terratenientes eran los patrones de colonos indígenas que accedían
a una pequeña parcela para sobrevivencia de sus familias, porque la mayor
parte del tiempo dedicaban a las faenas agrícolas y ganaderas del patronazgo; aunque en las tierras áridas y menos fértiles se mantuvo la propiedad
comunal.
La Reforma Agraria de 1953, logró abolir las haciendas y liberar a los colonos indígenas del dominio de los terratenientes, sobre todo en el occidente
boliviano y los valles, donde los trabajadores agrarios se convirtieron en propietarios de parcelas de 20 a 30 hectáreas por lo general; pero esto, con el pasar
del tiempo, degeneró en el minifundio e incluso el surcofundio, disminuyéndose notablemente la productividad agropecuaria (Albo, 1983). En cambio, en
las tierras bajas del oriente boliviano, la Reforma Agraria no tuvo el mismo
impacto que en el altiplano y los valles, porque las grandes propiedades de
tierras no sólo se mantuvieron sino que se consolidaron y expandieron mediante concesiones que otorgaron los gobiernos de turno, como fue la apuesta
por el desarrollo de la agroindustria del oriente, particularmente del departamento de Santa Cruz (Rea, 2005).
Actualmente, la realidad económica de los pequeños productores campesinos e indígenas de la región de Chiquitanía y Pantanal aún tiene resabios de
la estructura socioeconómica heredada de la época misional y republicana,
donde gran parte de lo que producen se destina para la subsistencia familiar;
además, la producción agrícola es sólo de temporada, dependiente de las bondades climatológicas.
Por otra parte, la región de Chiquitanía y Pantanal comprende extensas tierras fértiles para la producción agrícola y ganadera, así como bosques tropicales para la explotación de recursos forestales maderables, aunque hay escasez
de recursos hídricos en épocas secas. El uso de la tierra es de tipo extensivo,
con la producción de soya, caña de azúcar, arroz, maíz, forrajes y ganado bo66
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vino. De manera que, las mejores tierras productivas de la región son aquellas
que cuentan con recursos hídricos de manera permanente y, son altamente
rentables.
Los recursos forestales son las principales fuentes de riqueza natural en la
región, sobre todo los bosques chiquitanos41 con gran extensión. Según datos
forestales, el bosque seco Chiquitano es el más conservado, a pesar del permanente avance de la frontera agrícola y la explotación intensiva de recursos forestales maderables (Wolfgang, 2007). En la región también existen minerales
como oro, plata, estaño y hierro.
Sin embargo, las actividades económicas en la región han sido condicionadas por factores naturales y climatológicos, no tanto por la incorporación
de tecnologías agrícolas. Pero en las últimas tres décadas, la utilización de
maquinaria agrícola y el mejoramiento genético de bovinos ha ganado más
fuerza, sobre todo en la producción de la soya que se exporta en granos, torta
y aceite refinado a los mercados de Colombia y Venezuela (Malky, 2007). La
producción de soya tiene un crecimiento permanente por la demanda que se
da en los mercados externos42. Mientras que la madera explotada mediante
concesiones forestales es comercializada en troncas en los aserraderos de la
región y en tablones en los mercados de Santa Cruz y otros. Pero esto ha derivado en acciones de deforestación irracional de bosques tropicales, porque
las empresas concesionarias no siempre cumplen las normas de manejo de
bosques y demás obligaciones.
La economía regional se caracteriza por las actividades económicas de subsistencia en las comunidades rurales indígenas, la explotación agropecuaria
extensiva y el fortalecimiento agroindustrial. Así, la estructura económica regional está constituida por los propietarios de grandes unidades productivas,
quienes han ejercido el poder económico a nivel regional y departamental,
mediante flujos productivos, comerciales y financieros.
41. La región chiquitana comprende a 6 provincias: Ángel Sandoval, Chiquitos, Velasco, Germán Busch, Guarayos y
Ñuflo de Chávez, y 16 municipios (San Matías, Roboré, San José, Puerto Quijarro, Puerto Suárez, San Ignacio, San
Miguel, San Rafael, Concepción, San Antonio de Lomerío, San Javier, San Ramón, El Puente, Urubichá, Carmen Rivero
Tórrez y Ascensión de Guarayos), que conforman la Mancomunidad de Municipios de la Chiquitania.
42. El acopio de productos agrícolas como la soya se hace a través de la Asociación de Productores Agropecuarios,
afiliada a la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), que tiene influencia en la determinación de políticas públicas y
proyectos de desarrollo regional.
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3. La estructura del poder económico
La estructura del poder económico regional se base fundamentalmente en
la tenencia de grandes extensiones de tierras fértiles, el acceso a recursos forestales, la explotación minera, la producción agropecuaria, el comercio y los
servicios, factores que han establecido determinadas relaciones y formas de
estratificación social. Entonces, los sectores económicos más importantes se
relacionan con la ganadería, la agricultura, la explotación forestal, la minería,
la actividad comercial y el turismo.
La ganadería
En la región de Chiquitanía y Pantanal, grandes extensiones de tierras están
destinadas a la actividad ganadera favorecida por las condiciones climáticas y
la demanda relativamente estable. Existen unidades productivas “modernas”
de ganado bovino que han incorporado tecnologías de sanidad animal y genéticas, las mismas que tienen mayor capacidad productiva y mejor acceso a
los mercados; como señala uno de los informantes: “Los ganaderos medianos
tienen 800 cabezas aproximadamente; pero también hay ganaderos pequeños
con 40, 50 o 60 cabezas por familia. La ganadería es más activa en la región,
en parte, debido a los asentamientos de brasileros”. (Entrevista con el Oficial
Mayor Técnico de la alcaldía de San Ramón, diciembre de 2010).
La actividad ganadera está dividida en dos estratos económicos: a) los que
cuenta con infraestructura adecuadas para la reproducción con pasturas naturales y el uso tecnologías; y b) los medianos y pequeños productores que carecen de infraestructura adecuada porque tienen acceso limitado a pastizales y
bebederos. Esta situación de reproducción tradicional parece no cambiar con el
tiempo. Hay tres grupos de ganaderos (grandes, medianos y pequeños): “Los
grandes ganaderos son aquellos que tienen más de mil cabezas de bovino, los
medianos son los que tienen menos de mil cabezas, y los pequeños ganaderos
tienen menos de cincuenta cabezas”. (Entrevista con técnicos de la alcaldía de
San Javier, diciembre de 2010). Casi en todos los municipios de la región existe
la producción ganadera, que se constituye en la base de la economía local y
regional; pero hay más pequeñas unidades productivas.
Pero la producción de ganado en campo abierto, da lugar a problemas de
abigeato entre los ganaderos, uso de pastizales, mortalidad de ganado por
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enfermedades y pariciones no controladas. Asimismo, la comercialización de
ganado bovino se hace sin valor agregado, por falta de capacitación y uso de
tecnologías. Pese a esos problemas, la ganadería sigue siendo la principal vocación productiva de la región chiquitana, toda vez que aporta con más de la
mitad de producción ganadera bovina al interior del departamento de Santa
Cruz43. Así como manifiesta uno de los ganaderos:
Algunos municipios son considerados estrictamente ganaderos, la ganadería es siempre la más representativa de nuestra economía, pero esta actividad es muy dependiente de los aspectos climáticos, principalmente de
las lluvias, si llueve hay pasto, y si no llueve no hay pasto. Cuando no hay
pasto el problema es que se tienen que faenar las reses antes de tiempo, lo
que ha venido pasando este año con la sequía, esta situación hace que el
ganado se venda sin el peso adecuado, haciendo que los precios bajen; ni
siquiera nos permite cubrir los costos de producción como ha sucedido este
año. (Entrevista con un ganadero del municipio de Concepción, diciembre
de 2010).
En esta perspectiva, los ganaderos quieren que las autoridades gubernamentales apoyen la producción ganadera con la ejecución de proyectos de
captación de agua tanto para el consumo humano como para bebederos de
animales; al respecto una de las autoridades afirma que: “las políticas municipales deben estar dirigidas a convertir a los comunitarios en verdaderos
ganaderos a través de los proyectos de desarrollo, para lo cual es necesario
cambiar el sentido de las políticas productivas; el problema es que la norma
no lo permite44”. (Entrevista con autoridades de la alcaldía de San José de Chiquitos, diciembre de 2010).
43. Según los datos de SENASAG (2006), el departamento de Santa Cruz participa con 32% de la producción nacional de
ganado bovino (2.111.638 cabezas sobre un total de 6.517.243). Santa Cruz es el segundo productor de ganado bovino
después de Beni que ocupa el primer lugar con 2.992.573 cabezas. Pero dentro del departamento de Santa Cruz, la
región chiquitana contribuye con 1.199.573 cabezas, que representa el 57% de la producción bovina cruceña, y a nivel
nacional aporta con 18%. Además, en la región chiquinata, se destina 4.500.000 hectáreas de superficie a la actividad
ganadera, lo que a nivel departamental alcanza a 10 mil hectáreas.
44. La Ley 1551 de Participación Popular, otorga a los gobiernos municipales ejecutar proyectos de infraestructura de
salud, educación, deportes, caminos vecinales y microriego. Por tanto, la construcción de infraestructura de carácter
público no prevé la atención directa a sectores productivos del ámbito privado. Sin embargo, los gobiernos municipales
han gestionado con diferentes instituciones de carácter público y privado la construcción de obras de infraestructura
productiva, por ejemplo la construcción de atajados comunales.
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Sobre esto, otro de los informantes agrega:
En las áreas agrícola y ganadera nosotros no podemos hacer mucho, por
ejemplo exigen el repoblamiento de ganado, la norma no nos permite realizar estas actividades económicas, tampoco se puede comprar ganado mejorado, no podemos nosotros mejorar genéticamente la calidad de nuestra
ganadería local, no se puede comprar un semental de unos 50.000 dólares
para mejorar la genética. Como le digo, la norma no permite, tampoco se
puede comprar tractores para mejorar la agricultura, aquí el trabajo se hace
con hacha, machete y quema, y se cultiva un año, o un año y medio y se
abandona; la necesidad obliga a desmontar otras tierras, se abandona y se
desmonta otro, así es el trabajo constantemente, si hubiera maquinaria se
puede mejorar la producción. (Entrevista con un técnico de la alcaldía de
San José de Chiquitos, diciembre de 2010).
La ganadería es uno de los sectores más productivos en la región, porque
tiene mejor rendimiento, sobre todo para los grandes y medianos ganaderos.
Empero, los pequeños productores se mueven en una visión de subsistencia,
haciendo que sean menos competitivos en el mercado.
La agricultura
La producción agrícola se ha desarrollado en la región en dos ámbitos, el
de sector empresarial y las pequeñas unidades. Los empresarios disponen de
grandes extensiones de tierra y medios productivos, muy vinculados a los
mercados nacional y externo, quienes también acopian los productos. En cambio, los pequeños productores son familias que viven en comunidades, donde
la producción es más de subsistencia, se destina poco al mercado; al respecto uno de los informantes indica: “La actividad agrícola en las comunidades
campesinas es de autoconsumo; pero también existe empresarios que producen oleaginosas para mercados nacionales e internacionales”. (Entrevista con
un productor del municipio de San José de Chiquitos, diciembre de 2010).
Los pequeños productores enfrentan problemas de baja productividad y no
pueden competir con los grandes empresarios, situación que hace que muchos
alimentos ya no se cultiven sino que se compren de los mercados locales. Otro
problema es la escasez de agua, dado que la producción agrícola es sólo de
temporada, dependiente de las lluvias; es más, según los comunarios algunas
familias incluso dejaron de sembrar alimentos para el autoconsumo, porque
les conviene más comprar que producir.
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Los pequeños productores que viven en el área rural desarrollan sus actividades económicas haciendo frente a las condiciones climatológicas para asegurar la subsistencia; además, una buena parte de tierras se destina a la producción pecuaria. Porque las tierras más fértiles fueron apropiadas desde hace
tiempo por los terratenientes, quienes mantienen su dominio en la región; al
respecto uno de los informantes apunta: “Concepción en otros tiempos, hace
40 o 50 años, era un potencial económico productivo, proveía a la ciudad de
Santa Cruz, de maíz, manteca, ganado vacuno, cueros, leche, queso y otros
productos. Pero esto, ha ido perdiendo poco a poco, porque otras poblaciones
muy cercanas a la capital de Santa Cruz, como Warnes o Montero se han dedicado a producir esos productos”. (Entrevista con un vecino del municipio de
Concepción, diciembre de 2010).
Por otro lado, por parte de las autoridades municipales y de la gobernación
de Santa Cruz, hay una notable ausencia en la atención de demandas, como
la construcción y mejoramiento de caminos vecinales, la captación de agua,
la promoción agropecuaria y el turismo; situación que dificulta el acceso a los
mercados locales y regionales. Asimismo, las familias que viven en comunidades alejadas de los centros urbanos, siguen dedicadas a la caza de animales silvestres, la pesca y la artesanía. Además, en tiempos de sequía, muchos
miembros de las familias se van a trabajar a las ciudades como Santa Cruz, lo
cual es casi permanente. Además, la mayor parte de los pequeños productores
de la región está dedicada a la agricultura de subsistencia, porque las tierras
poco fértiles requieren mayor inversión para hacerlas productivas, como podría ser la construcción de sistemas de riego para épocas de sequía.
Las autoridades del gobierno municipal de San Rafael, señalan que la agricultura presenta actualmente las peores condiciones; consideran que las entidades gubernamentales tanto del nivel nacional, departamental como municipal deben implementar políticas de promoción productiva para el desarrollo
regional. Porque las políticas de anteriores gobiernos de turno, beneficiaron
sólo a los grandes productores agroindustriales. Por tanto, se trata de revertir
la situación de pobreza y el abandono que sufren muchas poblaciones rurales
de la región. Por ejemplo, con el apoyo del gobierno municipal de San Rafael y
algunas ONG, consistentes en semillas, herramientas y mangueras para riego
por goteo, en las comunidades rurales cercanas a los centros conurbados se
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están produciendo verduras y legumbres en pequeñas huertas, alimentos que
se destinan al autoconsumo y la venta.
Sin embargo, los sectores empresariales que son propietarios de las mejores tierras y disponen de agua, son los más favorecidos, además que usan
tecnologías agrícolas, aparte de tener facilidad de acceso a créditos bancarios,
manteniéndose como sectores más rentables en permanente crecimiento y
desarrollo; mientras que las familias campesinas e indígenas no tienen esas
ventajas productivas. Sobre esto uno de los informantes afirma: “Para que la
producción sea rentable se requiere de inversión, cosa que es muy difícil para
los pequeños productores. Para ser rentable se requiere de apoyo técnico y
construcción de infraestructura, como sistemas de riego. También hay problemas con las tierras comunitarias con extensión de unas 350 hectáreas, donde
viven en promedio unas cincuenta familias”. (Entrevista con concejales del
municipio de San Javier, diciembre de 2010).
Entonces los sectores vinculados a la agroindustria son los que detentan
el poder económico e incluso político, mediante el control de grandes extensiones de tierras fértiles, el crédito bancario, la incorporación de tecnologías
agrícolas, el uso de mano de obra barata, los sistemas de acopio y la comercialización de cantidad de productos. Frente a esto, muchas familias campesinas
han abandonado la actividad agrícola y sus tierras, migrando a los centros urbanos para dedicarse a otras actividades terciarias como el comercio informal,
por ejemplo las ciudades intermedias fronterizas de Puerto Suárez o Puerto
Quijarro. Es más, muchas Tierras Comunitarias de Origen (TCO) cuentan con
diagnósticos y planes de desarrollo productivo, pero carecen de recursos económicos para implementar esos planes; aparte de que las normas vigentes exigen respetar y conservar el medio ambiente. En consecuencia, las condiciones
productivas para las TCO son desfavorables.
Sector forestal
Los recursos forestales existentes en la región se han explotado desde hace
tiempo de manera irracional, carente de planes de manejo, pero que ha generado para los pobladores fuentes de empleo e importantes ingresos económicos. La madera ha tenido múltiples usos en la región chiquitana, que
va desde la construcción de casas hasta el tallado de ornamentos artísticos,
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pasando por la elaboración de muebles, los empalizados de sujeción de alambrados, la fabricación de utensilios o combustible. Pero en las últimas tres
décadas, la tala de árboles maderables se ha incrementados como efecto de la
mayor demanda, tanto en el mercado nacional como internacional, donde los
concesionarios de bosques están deforestando grandes extensiones de selva
tropical. Hay un proceso acelerado de deforestación con motivo de extracción
de recursos forestales maderables y ampliación constante de la frontera agrícola; además, las tierras se degradan por la producción intensiva, perdiendo
nutrientes, que en el mejor de los casos se contrarresta con el uso de abonos. Sobre esto, uno de los informantes afirma: “La base de la economía es la
explotación de la madera, que da de comer al trabajador que corta madera;
pero, los que se han vuelto ricos son los que tienen concesiones para cortar
la madera, los demás son sólo jornaleros. Sólo unos cuantos se hacen plata y
los demás siguen pobres”. (Entrevista con autoridades de la alcaldía de San
Ignacio, diciembre de 2010).
La actividad forestal, se desarrolla en diferentes sectores. Por un lado están
los empresarios que tienen grandes concesiones de bosques para la explotación forestal, quienes controlan el proceso productivo y los mercados locales y
regionales; por otro lado, están las asociaciones locales conformadas por campesinos y pueblos indígenas que ocupan las TCO, que también empezaron a
explotar y vender madera en troncas sobre todo. Hay otro sector compuesto
por los propietarios independientes de aserraderos y barraqueros que prestan
servicios de corte y secado de madera, que en algunos casos son los mismos
empresarios. Asimismo, están los carpinteros que transforman la madera en
puertas, ventanas y muebles; luego están los transportistas que trasladan troncas y madera aserrada. Finalmente están los trabajadores asalariados de las
empresas madereras y fábricas de muebles.
En este sector de explotación forestal se nota más la estructura de poder
económico regional, vinculado con políticas que beneficiaron a los concesionarios de bosques que extrajeron intensivamente los recursos forestales maderables sin control ni fiscalización estatal, permitiendo acumular mucha riqueza.
Es decir, los bosques tropicales fueron prácticamente apropiados por la reducida élite regional, que comparte una cultura económica extractivista, carente
de proyectos de diversificación y generación de valor agregado.
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Los recursos forestales ocupan gran parte de la región de Chiquitanía y
Pantanal, por lo mismo se considera como un lugar apropiado para desarrollar de explotación forestal, pero generando mayor valor agregado y con un
manejo racional de bosques. Porque el bosque seco chiquitano, es una de las
reservas forestales más ricas en maderas preciosas y de alto valor comercial.
Conforme con los entrevistados, las especies forestales que sobresalen son: la
madera dura utilizada para la construcción de templos, la madera cuchi, el tajibo, la madera soto, el morado, la momoqui, el sirari y la moradilla. De hecho,
habrían en la región 42 especies de madera, pero tres son las más valiosas: morado, roble y tajibo. La región se considera muy rica en recursos maderables;
las especies se muestran en el cuadro 1.
Cuadro 1: Especies de madera, por valor comercial
VALOR COMERCIAL
ESPECIES
Muy valiosas
Morado, roble y tajibo.
Valiosas
Cuchi, curupa , jichituriqui, manicillo, paquio, soto momoqui, moradillo, sirari, soto, tarara y verdolago.
Poco valiosas
Coloradillo, cusé, cuta, gabetillo, guayabilla, limoncillo,
naranjillo, pacobillo, palo blanco, pata de vaca, pequi,
pitón, quebra machete, tasa y tijerita.
Sin valor comercial
Ajo ajo, bibosi, blanquillo, cari-cari, chichapi, cusecillo,
cusesi, espino blanco, mapajo, toborochi y tutumillo.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Wolfgang (2007).
Otra actividad económica que causa la deforestación de bosques –aparte de
la tala de árboles maderables– es el chaqueo y la quema de bosques, que cada
vez parece extenderse más, afectando el medioambiente. Al respecto, uno de
los entrevistados apunta: “En San Ignacio, la principal fuente de ingresos es
la madera. Actualmente me gustan las políticas del gobierno nacional que ha
parado la explotación irracional, porque antes los bosques se talaban sin control, todo estaba siendo devastado”. (Entrevista con autoridades del municipio de San Ignacio de Velasco, diciembre de 2010). El gobierno nacional, ha
desplegado operativos de control de explotación y comercialización ilegal de
madera, con la participación de las Fuerzas Armadas; lo cual de algún modo
ha frenado el saqueo indiscriminado de recursos forestales: “Ya no se permite
más la explotación de madera ilegal y clandestina. Esto se debería haber hecho desde mucho antes”. (Entrevista con concejales del municipal El Carmen
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Rivero Torres, diciembre de 2010). La conservación de bosques también está
siendo apoyada por las ONG, en coordinación con los gobiernos municipales
y empresarios madereros, sobre todo con proyectos de reforestación.
Sector minero
La explotación aurífera en la región tiene mucha importancia a nivel departamental. Por ejemplo, en el año 2009 se ha generado 3,39 millones de
dólares por regalías, donde el departamento de Santa Cruz se ha convertido
en el segundo productor de oro a nivel nacional después de Oruro45. Pero la
explotación minera se hace en condiciones precarias; sobre el tema, uno de
los informantes afirma: “En el municipio de El Carmen Rivero Torres, por la
localidad del Rincón del Tigre, existen minerales como ser oro, plata, zing y
otros. Actualmente se está explotando en dos lugares, uno está dentro de la
provincia Sandoval y el otro en el municipio de El Carmen Rivero Torres. Toda
esta región tiene recursos minerales; pero en algunos municipios se explota
más que en otros”. (Entrevista con concejales del municipio de El Carmen Rivero Torres, diciembre de 2010). Se puede decir que la minería es otra de las
actividades económicas de importancia, pero por las condiciones de producción como el uso de tecnologías avanzadas en la explotación, no se hace de
manera intensiva. La producción minera se hace de manera rustica, con el uso
de herramientas manuales y fuerza de trabajo poco calificada. Desde los años
setenta y ochenta se afianza la explotación de pepitas de oro en los municipios
de San Ramón, San Javier y Concepción principalmente, atrayendo migrantes
de Santa Cruz y del occidente del país, porque crearon fuentes de trabajo. Pero
se trata de pequeños productores mineros que se dedican de manera permanente en unos casos y temporalmente en otros. Sin embargo, con la subida
del precio de oro, han surgido las cooperativas auríferas, aunque no son necesariamente legales. Por tanto, la realización de los operativos de control por
parte del Comando Conjunto del Plata, ha disminuido la actividad ilegal de
aprovechamiento del oro.
En la región, la explotación del oro se ha hecho principalmente de manera
ilegal, por pequeños grupos o empresas precarias. Por tanto, los pobladores
que se dedican a otras actividades, valoran positivamente las acciones de con45. El departamento de Santa Cruz también produce otros minerales como amatista, plata, wólfram, tantalita o hierro,
que también generan regalías para el departamento. Véase La Revista Minera, 12 de marzo de 2010.
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trol que van desarrollando las Fuerzas Armadas con el Comando Conjunto del
Plata, entendiendo que es importante preservar los recursos no renovables a
través de un aprovechamiento racional y legal, que beneficie a la mayoría de
la población. Sobre esto, uno de los informantes manifiesta: “En San Ramón,
se ha dado una explotación indiscriminada del oro más de 15 años, dejando
sólo contaminación con el uso de mercurio. Las empresas se comprometieron a construir escuelas pero no cumplieron; no dejaron nada para el pueblo.
La explotación fue hecha por brasileros. Pero ahora ya no hay presencia de
extranjeros, los han expulsado”. (Entrevista con concejales del municipio de
Concepción, diciembre de 2010).
Por otra parte, la gente humilde de escasos recursos y baja educación, desconoce los requisitos para los trámites que deben seguir ante las entidades
competentes para establecer unidades productivas legales de explotación aurífera. Esto hace que muchos productores se hayan quedado sin fuentes de
ingreso económico. Parece necesario simplificar los trámites burocráticos para
formalizar a los pequeños productores.
La presencia del Estado para controlar las actividades ilegales y hacer cumplir normas vigentes, es fundamental en la región, porque los auríferos tienden a soslayar dichas normas por diferentes motivos y circunstancias; pues:
“El Gobierno boliviano militarizó esta semana unas 15 minas de oro en la
zona de la Chiquitania de Santa Cruz con el objetivo de intervenir en la explotación ilegal del mineral tanto por cooperativistas nacionales como por extranjeros, principalmente brasileros que trabajaban ilegalmente en los municipios
de San Ramón, San Xavier, Concepción y Guarayos”. (Inforegión, 2010: 12).
Los municipios donde más se desarrolla la actividad minera son San Ramón,
San Javier, Concepción y San José de Chiquitos, pero las autoridades municipales no hacen prevalecer las normas que regulan la explotación de minerales, perdiendo recursos por el impago de impuestos46, tampoco cuentan con
estudios ni información confiable sobre la magnitud de recursos existentes en
el municipio ni acerca de las concesiones mineras. En los municipios de la región, no hay mecanismos de control efectivo sobre el desarrollo de la actividad
minera.
46. La Ley 3787 de 24 de noviembre de 2007 y el Reglamento Tributario del sector (DS 29577 de 21 de mayo de 2008),
dispone que los recursos percibidos por concepto de regalía minera se destinen a los departamentos el 85% y a los
municipios el 15%.
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En la explotación de otros recursos como el granito o las piedras semipreciosas (la bolivianita), tampoco hay control ni se tienen registros de las empresas que trabajan en ese rubro. Obviamente, están los yacimientos de hierro en
los municipios de Puerto Suarez y Puerto Quijarro, en la misma frontera con
el municipio de Corumbá, Estado Mato Grosso del Sur (Brasil), donde la empresa Jindal de hindú no avanzó mucho en la explotación e industrialización
del hierro del Mutún47.
En cualquier caso, el control de la explotación de recursos naturales en la
región, como la minería, es deficiente. Porque la lógica del patronazgo parece
repetirse en la actividad minera, donde los grupos de poder regional mantienen el dominio en el aprovechamiento de esos recursos.
Actividad comercial
El comercio, sobre todo informal, es una actividad económica más dinámica en la región, porque la situación de frontera ofrece condiciones favorables
para la comercialización de mercaderías tanto nacionales como extranjeras,
como ocurre por ejemplo en las ciudades de Puerto Suárez y Puerto Quijarro
en relación a la ciudad de Corumbá de Brasil. Hay un sector de producción
y comercialización de productos agrícolas, forestales y mineros que se desarrolla de manera más legal. Pero el comercio tanto mayorista como minorista
de alimentarios y otros productos es más de carácter informal (contrabando),
donde una gran parte de la población fronteriza ha encontrado como fuente
de trabajo, en particular los migrantes del occidente del país. Por ejemplo,
gran parte de materiales de construcción son comprados del lado brasileño,
porque en el lado boliviano sólo se oferta arena y ladrillo; asimismo.
La actividad comercial está en cierta medida monopolizada por comerciantes mayoristas que proveen de mercancías a precios relativamente bajos
en la zona fronteriza y los municipios de la región, pero también trasladan
47. En julio de 2007 se estableció un contrato de riesgo compartido entre la empresa Jindal Steel & Power Limited de
origen hindú y el Estado boliviano para la explotación e industrialización de hierro del Mutún, pero hasta el año 2012,
cinco años después de la firma del contrato, dicha empresa hizo muy poco para industrializar el mineral; finalmente
los ejecutivos del Jindal decidieron rescindir el contrato, en consecuencia, el gobierno boliviano optó por intervenir
las oficinas e instalaciones de la mencionada empresa (Los Tiempos, 21-07-2012). Se estima que las reservas de hierro
ascienden a 40 mil millones de toneladas, con una ley de 55 a 65%; de hecho, el gobierno nacional dispuso la creación
de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), mediante la Ley N° 3790 de 24 de noviembre de 2007, como una empresa
pública con patrimonio propio y autonomía de gestión técnica, administrativa, económica, financiera y legal, bajo
tuición del Ministerio de Minería y Metalurgia (UDAPE, 2009).
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productos entre ambos lados de frontera, estableciendo redes comerciales
ilegales; así como señala uno de los informantes: “Los comerciantes mayoristas cubren la demanda regional, traen diferentes productos en sus camiones; ellos también llevan el ganado a Santa Cruz y abastecen de carne en
Puerto Suárez y Puerto Quijarro. Los intermediarios compran el ganado en
pie, llevan a los mataderos de Santa Cruz y otros mercados a nivel nacional”.
(Entrevista con autoridades municipales de Robore, diciembre de 2010). De
igual forma, los productos chinos son comercializados por los bolivianos en
la zona fronteriza, porque los brasileños prefieren comprar mercaderías de
fabricación china que tienen precios bajos en comparación con los productos
de industria brasilera.
El comercio en la región está instalado en mercados municipales que aglutinan a diferentes gremios, en tiendas y locales comerciales privados que
ofertan una diversidad de productos (alimentos, ropa, artefactos eléctricos,
electrodomésticos o herramientas); también hay ferias semanales de oferta de
productos de primera necesidad. En los últimos años, la actividad comercial
ha tenido un constante crecimiento, como en los municipios de Puerto Suárez,
Puerto Quijarro o San José de Chiquitos; lo cual también ha ocasionado la expansión de áreas urbanas con los nuevos asentamientos.
Sin embargo, el contrabando de mercaderías que involucra a mucha gente
es difícil de cuantificar, pero que se hace en las diferentes poblaciones fronterizas con Brasil. Es más, la actividad del contrabando se ha convertido en un
modo de vida para muchas familias que viven en frontera, estableciendo redes
de ilegalidad para burlar los controles aduaneros, como ocurre por ejemplo
con el contrabando de combustibles –subvencionados por Estado boliviano–
que se llevan al lado brasilero para obtener importantes ganancias de manera
ilegal; sobre esto, una autoridad municipal señala lo siguiente: “El comercio
está sustentada desde hace mucho tiempo por el contrabando, pero lo que
reporta buenas ganancias es la gasolina y el diesel. Los vehículos brasileros
vienen diariamente a comprar, luego lo venden en precios más elevados en el
otro lado. Antes en este lado, también se vendía combustible en botellas, pero
ahora está siendo controlado”. (Entrevista con el Alcalde de Puerto Quijarro,
diciembre de 2010). El contrabando es realmente difícil de controlar, es una actividad que genera grandes ganancias, dando lugar al surgimiento de nuevas
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élites acaudaladas; según los entrevistados, las poblaciones fronterizas viven
del contrabando, donde tanto brasileños como bolivianos se benefician, vendiendo y comprando diversos productos en ambos lados de frontera.
Por otra parte, el narcotráfico en la zona fronteriza es mucho más complejo,
generando condiciones de inseguridad en ambos lados de frontera, porque se
trata de una actividad ilícita, violenta y peligrosa; ya es frecuente los asesinatos con motivo de “ajuste de cuentas”. Vinculado al tráfico de drogas, también
está la delincuencia transfronteriza que comete asaltos con armas de fuego a
comerciantes y librecambistas, a veces con víctimas fatales.
Turismo
Otra de las actividades económicas que ha alcanzado importancia en la
región es el turismo, teniendo efectos sobre otros sectores como el comercio,
los servicios bancarios, el transporte (aéreo, terrestre y fluvial), las comunicaciones, la producción de artesanías, la hotelería, entre otros. En función a la
actividad turística se han construido nuevas infraestructuras de hoteles, para
mejorar la atención a los visitantes; de hecho, algunos gobiernos municipales
han impulsado políticas de promoción turística conforme con sus potencialidades de atractivos culturales y paisajísticos, en muchos casos con el apoyo de
las autoridades departamentales, organizando por ejemplo eventos de expresión sociocultural, festivales folclóricos y ferias de exposición de artesanías y
de bovinos. Al respecto uno de los informantes apunta: “Se hace presentación
de artesanías en las ferias, tejidos y bordados; la asociación de ganaderos también hace su fiesta y ferias ganaderas donde se muestra el mejor ganado del
lugar, se hace jocheo de toros y remates de los mejores ejemplares.” (Entrevista con representantes de OTB del municipio de Roboré, diciembre de 2010).
En cambio, otros municipios necesitan orientación y capacitación técnica para
promover actividades turísticas, aprovechando las potencialidades de atractivos naturales, por ejemplo lugares como el Rincón del Tigre o el pantanal, donde
existen animales exóticos (garzas rosadas o yacarés). Además, la infraestructura de hospedajes es precaria como para atender óptimamente a los turistas
extranjeros, americanos y europeos principalmente, como en el municipio de
San Rafael.
Sin embargo, en algunos municipios como de San José de Chiquitos, se han
mejorado las condiciones de atención turística; por ejemplo cuenta con una
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biblioteca, servicio de internet, producción de material informativo, documentos y estudios de la región, así como con buenas condiciones de hospedaje,
tiendas de artesanías y guías de turismo. Sobre esto uno de los informantes
señala: “San José de Chiquitos es un patrimonio turístico de los bolivianos, fue
fundado en el año 1698, tenemos el templo jesuítico más antiguo de la Chiquitania construido en el tiempo de las misiones; está construido en piedra. Lo
tradicional aquí son las máscaras de los rituales que los bailamos el día de la
tradición, cada máscara es diferente y pertenece a cada etnia”. (Entrevista con
responsables de la Unidad de Turismo de San José, diciembre de 2010).
Asimismo, la construcción de la carretera bioceánica ha favorecido al incremento de la actividad turística, porque se acortaron los tiempos de viaje desde
Santa Cruz hacia los municipios de la región chiquitana de manera significativa. Por tanto, el turismo ha posibilitado el mejoramiento de las condiciones de
infraestructura y calidad de servicios de estadía, generando además fuentes
de empleo. En el cuadro 2, se muestra la relación de la población dedicada a
la actividad turística.
Cuadro 2: actividad turistica, por municipios
MUNICIPIOS CON
POTENCIAL TURÍSTICO
PEA TOTAL
POBLACIÓN DEDICADA A
LA ACTIVIDAD TURÍSTICA
% EN FUNCIÓN A LA PEA
Puerto Quijarro
4.813
2.306
47.91
Puerto Suárez
6.793
1.964
28.91
San Ramón
1.935
510
26.36
San José de Chiquitos
5.118
1.031
20.14
4.738
911
19.23
12.657
2.270
17.93
Roboré
San Ignacio
San Matías
4.194
651
15.72
San Rafael
1.713
221
12.90
Concepción
4.614
560
12.14
San Javier
3.973
468
11.78
San Miguel
2.597
240
9.24
San Antonio de Lomerío
1.843
139
7.54
El Puente
3.221
204
6.33
Urubichá
1.754
55
3.14
59.963
11.530
100
TOTAL
Fuente: Elaboración en base a datos de UDAPE, 2006.
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En el cuadro precedente se observa que los municipios con mayor interacción fronteriza como Puerto Quijarro y Puerto Suárez, tienen mejor acceso a
las vías de comunicación y al otro lado de frontera (ciudad de Corumbá), pero
también hay municipios que concentran patrimonio cultural jesuítica como
San José de Chiquitos, San Ignacio, Concepción y otros; éstos tienen mayor
afluencia turística en comparación de aquellos que tienen menos atractivos
naturales o histórico-culturales como Urubichá o El Puente. Sobre esta dinámica turística, uno de los entrevistados apunta: “A los turistas les atrae los
aspectos culturales, por eso hemos fortalecido las escuelas de música barroca, dando conciertos, y también mostramos danzas autóctonas de la región
y ofrecemos guías turísticas”. (Entrevista con el responsable de la Unidad de
Turismo de San Ignacio, diciembre de 2010).
El desarrollo de la actividad turística en los municipios ha dado lugar al
fortalecimiento de otras actividades conexas como la hotelería, la artesanía,
el transporte y otros servicios conexos; aunque la apertura y mejoramiento de
servicios de hospedaje se ha dado más por la iniciativa privada como los ganaderos grandes y medianos, que han invirtido recursos en el área del turismo.
Servicios públicos
La prestación de servicios básicos y disposición de bienes públicos en la
región es deficiente, toda vez que una gran parte de la población sobre todo
las comunidades rurales no cuentan con dichos servicios ni vías de comunicación óptimas. Sin embargo, la construcción de la carretera bioceánica ha
generado una mayor dinámica económica con el aumento del flujo de servicios de transporte, facilitando el comercio y promoviendo el turismo; además,
esto ha impulsado la migración poblacional interna hacia los centros urbanos
como San José de Chiquitos, Puerto Suárez o Puerto Quijarro, ocasionando a
su vez la demanda de más servicios primarios (agua potable, energía eléctrica
y alcantarillado). Los migrantes se han insertado en el comercio informal y los
servicios de transporte (moto-taxis), aunque también otros han incursionado
en actividades agropecuarias. Pero el comercio informal como el contrabando
de productos, se va proliferando por las condiciones favorables que brinda la
situación de frontera a los habitantes.
El servicio transporte ha mejorado en parte, sobre todo para los habitantes
que viven en las capitales de provincia y de municipios; por ejemplo, con la
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construcción de la carretera bioceánica que en determinados tramos ya está
asfaltada (Santa Cruz-Concepción). La carretera vincula a varias poblaciones
en su trayecto desde Santa Cruz hasta Puerto Suárez, con ramificaciones a
San Matías (noreste) y Palmar de las Islas (sur), generando mayor dinámica
productiva y comercial, tanto en función a la capital cruceña como en relación
a la frontera con Brasil. Es decir, se ha promovido una mayor integración de
las poblaciones adyacentes a la vertebración caminera, principalmente con las
ciudades de Santa Cruz y Puerto Suárez.
Según los entrevistados, los tiempos de viaje se han acortado notablemente
desde los diferentes municipios de la región hacia la ciudad de Santa Cruz y
las ciudades fronterizas de Puerto Suárez y Puerto Quijarro, que implica en
promedio entre cinco y siete horas, respectivamente; lo que antes significaba
más de doce horas. Además, los medios de transporte terrestre se han multiplicado, entre flotas, micros, taxis y motos que prestan sus servicios de manera
permanente. Al respecto uno de los entrevistados señala: “Con una movilidad
particular a velocidad moderada, se puede llegar a San José de chiquitos desde Santa Cruz en cinco horas; y a Puerto Quijarro, desde San José de Chiquitos, en unas siete horas. Los tiempos se han reducido bastante, antes el único
medio de transporte que aseguraba llegar al destino era el ferrocarril, porque
nuestra carretera era un desastre, podías quedarte en medio camino dos días”.
(Entrevista con transportistas de San José de Chiquitos, diciembre de 2010).
No obstante, los caminos vecinales son todavía precarios que en épocas
de lluvia son casi intransitables; de manera que las comunidades rurales
están aisladas durante una buena parte del año. Esto genera desequilibrios
socioeconómicos entre las poblaciones cercanas a la vertebración caminera
troncal y las que se encuentran alejadas de la misma. Por tanto, la apertura
y mejoramiento de caminos sigue siendo una necesidad primordial para las
comunidades rurales.
Por otro lado, la región cuenta con el servicio de trenes de la Empresa Ferroviaria Oriental S.A. –privatizada en 1996 de lo que antes era la Empresa Nacional de Ferrocarriles del Estado– que recorre por la ferrovía Santa Cruz-Puerto
Suárez, transportando carga (soya, sorgo, maíz, combustible) y pasajeros. La
red ferroviaria vincula la ciudad de Santa Cruz con las principales capitales
de provincia, municipios y poblaciones adyacentes a dicha red. En cuanto al
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transporte aéreo, es un servicio alternativo no masivo, pero que de alguna manera cubre las necesidades de la población, entre Santa Cruz y Puerto Suárez.
El servicio de comunicación está centrado en ciudades, capitales de municipio y conurbaciones, como telefonía fija y móvil, internet, televisión local
abierta y televisión por cable. Las empresas que prestan servicios son subsidiarias de otras empresas mayores que operan a nivel nacional. Entre las empresas están: ENTEL, Telecel, Tigo, Nuevatel y Viva; pero el principal operador es ENTEL. Sin embargo, las zonas rurales están poco cubiertas con dicho
servicio, pero con el proyecto de Telefonía Móvil Rural se pretende llegar a las
comunidades rurales más alejadas.
Dicho en otros términos, la ramificación de vías de comunicación son factores de mucha importancia en la configuración de la estructura económica
regional, porque facilita los procesos productivos y comerciales, articulando
la región con otras regiones y países.
4. Grupos de poder
En la región existen ciertos grupos de influencia, como los ganaderos, los
agroindustriales, los empresarios forestales, los empresarios mineros, los empresarios de hotelería y los transportistas; considerados por los entrevistados
como los principales grupos de poder económico regional, que también tienen
mayor peso político y social. Pero el sector ganadero es uno de los grupos
más tradicionales, que históricamente ha detentado el poder económico y
han ocupado los espacios de representación política; por ejemplo, apoyaron
las movilizaciones por la autonomía a través de sus organizaciones. Sobre esto
uno los entrevistados apunta: “Los principales grupos de poder son los ganaderos, son los que tienen propiedad de las haciendas más grandes. También
está el comité cívico; ellos han impulsado la lucha por la autonomía. Aquí, el
poder está manejado por unas cuantas familias; los ganaderos por ejemplo
casi todos son parientes, incluso se casan entre ellos; son los Parada, Villarroel, Pedraza, Vaca, Dorado.” (Entrevista con autoridades municipales de San
Rafael, diciembre de 2010).
La estructura del poder económico basada sobre todo en la propiedad de
grandes extensiones de tierra, se mantuvo posterior a la reforma agraria, donde los dueños de las haciendas se adecuaron a la dinámica económica en tér83
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minos de consolidación de una burguesía agroindustrial, favorecida por las
políticas de desarrollo económico. Al respecto uno de los entrevistados señala:
“El presidente del concejo está 22 años manejando el municipio, él ha sido de
todo en este municipio, es del sector ganadero. Hemos tenido muchos conflictos; la primera cancha de pelea siempre ha sido el concejo, la segunda, la
cooperativa de agua que siempre ha sido tomada por los grupos de poder que
son los hacendados”. (Entrevista con autoridades municipales de San Javier,
diciembre de 2010). Los sectores que detentan el poder económico en la región, ejercen un dominio político efectivo en diferentes niveles:
En este municipio siempre han sido de los ganaderos. El gobierno municipal fue manejada por gente que tuvo el poder económico; esta gente vive en
el área urbana alrededor de la plaza junto a la iglesia. El presidente de los
ganaderos en la anterior gestión era presidente de la brigada parlamentaria
de Santa Cruz por el partido Podemos, ahora acá lo vemos como masista, recién vinieron para hablar sobre los festejos del municipio, queriendo
atropellar al Oficial Mayor, diciendo que no van a permitir que se haga la
fiesta en el pueblo, ellos quieren que se haga la fiesta en su sede social para
elegir a la reina como siempre lo han hecho tradicionalmente. Ellos querían
manejar toda la fiesta donde sólo iban a entrar 400 personas, pero nosotros
hicimos la fiesta en el pueblo donde participaron varias comunidades. Con
la fiesta demostramos que debemos integrar a todos en los asuntos del municipio. (Entrevista con autoridades municipales de San Javier, diciembre
de 2010).
Los grupos de poder económico local y regional, van rotando en los espacios de decisión política, como la alcaldía; incluso algunos ganaderos para no
perder esos espacios, terminaron afiliándose al partido del MAS. El dominio
económico y político de las élites locales, les permite ocupar los gobiernos municipales y manejar los comités cívicos, desde donde defienden sus intereses
económicos.
Otro sector que tiene poder económico son los menonitas, extranjeros que
llegaron al país a fines de los años cincuenta con motivo de la aplicación las
políticas de colonización en el oriente boliviano; se buscaba incrementar la
producción de alimentos. Los menonitas mostraron ser buenos agricultores
pero manteniendo sus diferencias socioculturales (formas de vida, vestimenta,
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disciplina, organización, lengua o religión). La forma de organización de los
menonitas responde a características de comunidad religiosa, viven en colonias muy separadas de las principales poblaciones, tienen extensas propiedades de tierras donde se dedican a la agricultura y ganadería de manera exitosa,
expandiéndose cada vez más. Se caracterizan por tener familias numerosas,
en promedio de ocho a diez hijos por familia, lo que les obliga a expandir
permanentemente la propiedad de sus tierras para el sustento de las nuevas
familias. Sobre esto uno de los entrevistados afirma: “Los menonitas se están
apropiando de otras tierras, pero están produciendo sin control. No aportan
al municipio con impuestos. Es un sector con bastante poder económico que
nadie controla. Eso no pasa con las colonias japonesas, ellos sí aportan al departamento y al país, se integran con la gente del lugar, incluso hay familias
que se han constituido con los japoneses”. (Entrevista con autoridades municipales de San José, diciembre de 2010).
Estos grupos de colonos, más allá del compromiso con su familia y su colonia, no tienen ningún compromiso con el Estado y sus instituciones, situación
que les otorga una suerte de independencia respecto al Estado boliviano, pero
gozando de nacionalidad boliviana. La presencia de los menonitas se podría
convertir en un problema socioeconómico por la permanente ocupación y expansión de la frontera agrícola, que supone deforestación de bosques. Además
van comprando tierras a los ganaderos y productores agrícolas. La producción
intensiva que desarrollan los menonitas hace que contraten peones para el
trabajo de sus tierras. La actividad productiva y comercial de los menonitas es
muy intensa, son también propietarios de vehículos y camiones para el traslado de sus productos (leche, quesos, huevos o carne de pollo y cerdo); también
prestan servicios a otros productores como la perforación de pozos de agua o
el arrendamiento de sus tractores agrícolas.
En la vida cotidiana, los menonitas llevan un estilo de vida muy austero
y basado en el trabajo familiar, con muchas privaciones sobre el acceso a los
bienes y servicios que provee la modernidad; por ejemplo, los entrevistados
señalan que no tienen televisores o radios, lo cual tiene que ver justamente con
sus normas y creencias religiosas.
En cualquier caso, los grupos de poder están vinculados a la propiedad de
grandes extensiones de tierra, como son los ganaderos, agroindustriales, las
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empresas de explotación de recursos forestales o los menonitas. Los propietarios de tierras tienen influencia en el ámbito de las decisiones políticas como
las alcaldías y los comités cívicos, sobre todo los ganaderos que han ocupado
los espacios del poder local; aunque en los últimos seis años las organizaciones sociales de campesinos, indígenas o de gremiales, han logrado incursionar
en espacios del gobierno municipal, con la presencia del partido gobernante
del MAS.
Conclusiones
El estudio de la estructura del poder económico en la región de Chiquitanía
y Pantanal, se abordó a partir del análisis de construcción permanente de las
condiciones de desarrollo que se establecieron en un contexto económico muy
particular, donde los actores económicos y sociales consolidaron la estructura
de poder económico regional. La élite regional ejerció dominio sobre la mayoría de población indígena y originaria, que fue marginada y excluida de la
propiedad de los medios de producción. Esto ha generado profundas diferencias socioeconómicas en la región.
Las características geográficas de la región, desde la época colonial, hacen
referencia a un territorio inmenso, exuberante y fértil, con abundantes recursos
naturales. Se creía que atesoraba grandes riquezas de oro y otros minerales.
Los recursos naturales se explotaron en tres períodos: el primero de dominio
religioso jesuita de las misiones, seguido por la administración de gobernadores civiles coloniales y un tercer período en la época republicana. Pero la
base fundamental ha sido la propiedad sobre grandes extensiones de tierra,
sustentada en disposiciones jurídicas de la colonia y las leyes del Estado republicano. Así, las actividades económicas en el oriente boliviano se desarrollaron a partir de la apropiación de tierras y la explotación recursos naturales,
dando lugar a la conformación de una élite compuesta por grandes ganaderos
y agroindustriales. De hecho, en la región de Chiquitanía y Pantanal, las mejores tierras productivas pertenecen a ganaderos y agroindustriales.
Además, las políticas económicas de los gobiernos de turno, implantadas
en la segunda mitad del Siglo XX, estuvieron dirigidas al fortalecimiento de los
sectores productivos del departamento de Santa Cruz, en procura de convertir
en una región productiva y pujante, a la cabeza de una burguesía agroindustrial articulada al mercado nacional e internacional. Los diferentes gobiernos,
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en los últimos cuarenta años, han favorecido al desarrollo de la agroindustria
de Santa Cruz. Pero las empresas agroindustriales han marginado a los pequeños productores, situación que hizo que muchos de éstos hayan dejado de
producir, incluso para el autoconsumo familiar.
Por otra parte, las empresas agropecuarias aplican tecnologías conforme
con las exigencias del mercado actual, invirtiendo recursos para mejorar las
condiciones productivas. Pero también existen otros productores que no tienen medios como para competir, en términos de capacidad tecnológica y calidad de productos. La ganadería mediana y grande abastece a los principales
mercados de la región y del país; en cambio, los ganaderos pequeños destinan
la mayor parte de su producción al autoconsumo. En cualquier caso, la actividad agrícola y pecuaria mueve la mayor parte de la dinámica económica en la
región de Chiquitanía y Pantanal.
Sin embargo, en la región chiquitana la producción agrícola es sólo de temporada, porque no cuentan con sistemas de riego; tampoco hay asistencia técnica ni acceso a crédito bancario para los pequeños productores que carecen
de recursos para invertir en tecnología; sólo cuentan con el recurso tierra y un
modo tradicional de producir. Es más, estos problemas se agudizan para los
pobladores que comparten tierras comunitarias de 350 hectáreas en promedio,
donde viven unas cincuenta familias aproximadamente; además, las tierras
que ocupan no son muy fértiles.
En cuanto a los recursos forestales, la región cuenta con bosques maderables. Del total de madera aprovechada en Bolivia, el 83% proviene del departamento de Santa Cruz, constituyéndose de ese modo en el principal productor de madera del país. Pero la región chiquitana ya tiene problemas de
deforestación, como efecto de la explotación irracional de bosques y falta de
reforestación comprometida por las empresas. En lo que toca a recursos mineralógicos, éstos se hallan principalmente en Ascención de Guarayos, donde
existen concentraciones de minerales; por ejemplo, el yacimiento de cobre y
oro (denominado Don Mario) está en el Rincón del Tigre (provincia Chiquitos). Y obviamente, está el yacimiento de hierro más grande de Bolivia en el
Cerro Mutún, con más de 200 millones de toneladas de reserva probadas. De
manera que, la producción de minerales (sobre todo el oro) es una actividad
económica importante en la región, después de la ganadería, la agricultura y
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la explotación forestal maderable. Pero el problema surge cuando mucha gente dedicada a la actividad aurífera, no se encuentra contemplada en la legislación minera boliviana que sólo reconoce cuatro categorías (grandes empresas
mineras estatales, la minería mediana, la minería chica y la minería cooperativizada); por tanto, la explotación individual o familiar de subsistencia no está
reglamentada. Asimismo, algunas empresas extranjeras que explotan el oro
intensamente no están fiscalizadas por el Estado.
El comercio es otra de las actividades en constante expansión, porque el intercambio comercial se da diariamente entre ambos lados de frontera (BoliviaBrasil), extendiéndose además hacia el ámbito regional y nacional. Sin embargo,
el contrabando se ha convertido en una forma cuasi natural de hacer negocio
en la frontera, donde están involucrados gran parte de los pobladores; prácticamente es un modo de vida estar envuelto en lo ilegal. Las actividades de contrabando están operadas por familias y grupos que han establecido redes de lo
ilícito, como ocurre en los municipios de Puerto Suárez o Puerto Quijarro.
Por otra parte, la actividad turística está también en crecimiento, donde
la iniciativa privada y pública han promovido proyectos de desarrollo turístico, con la construcción y mejoramiento de infraestructura de servicios de
hotelería, transporte y comunicaciones, sobre todo en los municipios de Puerto Quijarro, Puerto Suárez, San Ramón, San José de Chiquitos o San Ignacio,
aprovechando justamente los atractivos naturales y el patrimonio sociocultural e histórico de la región. El turismo se considera como un gran potencial
económico para el desarrollo local y regional.
En cualquier caso, los principales sectores con mayor poder económico en
la región son los ganaderos, los agroindustriales, los empresarios forestales, los
empresarios mineros, los dueños de infraestructura hotelera y los comerciantes.
Estos grupos que detentan el poder económico, son también los que irrumpen
en los espacios de decisión política, ocupando cargos ediles sobre todo. Pero
la élite regional está conformada principalmente por los grandes propietarios
de tierras, como los ganaderos y los agroindustriales, quienes también han incursionado en la prestación de servicios turísticos, construyendo hoteles; dicha
élite también trata de mantenerse en los espacios de poder político, frente al
ascenso de sectores marginados como los indígenas y las organizaciones gremiales que van disputando las instancias del poder municipal.
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ANEXOS
MAPA DE LAS REGIONES DE CHIQUITANÍA - PANTANAL
Fuente: ADEMAF, 2010.
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Fronterizos:
MAPA DE COBERTURA VEGETAL
Fuente: Unidad de Análisis Productivo, 2009.
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MAPA DE POTENCIALIDADES PRODUCTIVAS
Fuente: Unidad de Análisis Productivo, 2009.
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Fronterizos:
IMAGENES DE LA REGION CHIQUITANIA
La producción de ganado bovino en la región de chiquitos.
Expansión de tierras agrícolas, municipio de San Ramón, diciembre de 2010.
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Comercialización de madera en troncas, municipio de Concepción, diciembre de 2010.
Carretera bioceánica que atraviesa la región de chiquitos, diciembre de 2010.
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Fronterizos:
Iglesia misional en el municipio de San Miguel de Velasco, diciembre de 2010.
Infraestructura hotelera de cinco estrellas, en el municipio de San Ignacio de Velasco, diciembre de 2010.
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IV. Trayectoria de la representación
política de las mujeres en el parlamento
boliviano (1880 – 2009)
Eduardo Leaño Román*
Si volviera a nacer, volvería a hacer todo lo que hice para continuar con la
lucha que mi padre nos ha enseñado.
Domitila Barrios de Chungara
Resumen
En el presente artículo se hace una revisión histórica de la representación
política de las mujeres, tomando en consideración los distintos momentos
democráticos que ha vivido nuestro país desde fines del siglo XIX hasta la
actualidad. Durante este amplio periodo es posible diferenciar tres grandes
intervalos: el primero, se va de 1880 a 1951, donde prevaleció una democracia
excluyente censitaria en la que se negó la ciudadanía a las mujeres y a gran
parte de la población; el segundo, abarca de 1952 a 1964, es una etapa de ampliación de la ciudadanía a favor de las mujeres y analfabetos, aunque esta
conquista no garantizó la representación política del género femenino en el
parlamento; y el tercero, comprende de 1982 al 2009, que es el tiempo de recuperación y consolidación de la democracia, cuando se implementó la Ley de
Cuotas en su versión mezquina (década de 1990) y, en una segunda oportunidad se promulgó la Ley de Cuotas en su versión más democrática y equitativa
(segunda mitad de 2000). Así, la trayectoria de la representación política de las
mujeres, como la de los indígenas, ha sido un proceso extenso en el tiempo y
no siempre bien intencionado.
Palabras clave: Representación política, mujeres, parlamento, partidos políticos, ley de cuotas. * Licenciado en sociología, investigador y especialista en temas electorales. Correo electrónico: eduardoleanoroman@
gmail.com
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Introducción
Desde tiempos antiguos, la vida pública ha estado reservada para los hombres. Los puestos públicos tanto ejecutivos como de representación eran ocupados por los varones. La política era interpretada y razonada a partir de códigos y pautas masculinas, relegando a las mujeres de los procesos de toma
de decisiones sobre los asuntos de orden público. Esta situación de exclusión
e injusticia empezó a modificarse entre fines del siglo XIX y la primera mitad
del siglo XX, en este periodo la mayoría de los países había otorgado a las
mujeres el derecho al voto; pero esta conquista no garantizaba el derecho a ser
elegidas; esta nueva demanda se adquirió durante los últimos tres decenios
del siglo XX.
El artículo describe la sinuosa trayectoria de las mujeres bolivianas en su
lucha reivindicativa por conquistar la equidad de género en la representación
política. Este accidentado recorrido emprendido por las mujeres de nuestro
país abarca desde la negación del derecho al voto hasta el logro de una aceptable representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
El trabajo se desarrolla considerando tres períodos democráticos identificados en nuestra historia republicana: el primero comprende de 1880 a 1951,
periodo en el que predominó el voto calificado y donde las mujeres eran consideradas bolivianas pero no reconocidas como ciudadanas; el segundo abarca
de 1952 a 1964, momento de conquista del voto universal y el reconocimiento
de ciudadanía para las mujeres pero sin representación política alguna; por
último, el tercero va de 1978 al 2009, periodo de reconquista, fortalecimiento
y ampliación de la democracia, donde las mujeres avanzaron de manera significativa por la senda de una mayor representación política. En este último
tiempo es posible reconocer algunas etapas: transición a la democracia (1978
– 1980), consolidación democrática (1985 – 1993), logro de una ley de cuotas
inequitativa (1997 – 2005), finalmente, la conquista de una ley de cuotas con
mayor equidad (2006 - 2009).
1. Mujeres: bolivianas pero no ciudadanas (1880 – 1951)
En las nacientes democracias de los países occidentales, no se reconocía
la ciudadanía de las mujeres, la participación y menos aún la representación
política. Si en el siglo XIX los varones tuvieron que emprender duras y constantes batallas en la conquista por sus derechos civiles y políticos, la lucha de
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las mujeres ha demandado más tiempo y mayor esfuerzo para conseguir esos
mismos derechos. En aquel siglo, la mujer occidental subordinada permanentemente al hombre, desarrollaba sus principales actividades en relación con el
cuidado y crianza de los hijos, las labores domésticas y el trabajo en el campo.
Sin oportunidades, la mujer estaba condenada a vivir en una sociedad ideológicamente machista, enormemente clasista y, lo peor, considerada una menor
de edad.
El movimiento sufragista femenino, organizado con el propósito de lograr
el derecho al voto para las mujeres, emergió en Estados Unidos e Inglaterra en
el ocaso del siglo XIX y se propagó durante los siguientes años del siglo XX por
diversos países europeos. Nueva Zelanda, el año 1893, fue el primer país que
otorgó el derecho al voto a las mujeres y el último en ceder este derecho resultó
ser Bélgica en 1948. En América Latina, el año 1929 Ecuador se constituyó en el
primer país en conferir este derecho y el último resultó ser Paraguay en 1961.
En Bolivia, durante la guerra de la independencia (1809 – 1825), la mujer fue considerada sencillamente como una pieza de acompañamiento en el
proceso de emancipación ayudando fundamentalmente en las tareas de alimentación, vestimenta y asistencia médica. La historia destaca únicamente la
figura sobresaliente de Juana Azurduy de Padilla. Luego de la guerra de la
independencia, Bolivia heredó las conductas y tradiciones de exclusión social
propias de la sociedad española: patriarcal y machista. En nuestro país las mujeres eran consideradas bolivianas pero no ciudadanas, no se les reconocía el
derecho a ejercer el sufragio. En la primigenia Constitución Política del Estado
el rol de la mujer en temas políticos y de poder era prácticamente inexistente
(Barragán: 2005).
Después de 1825, Bolivia adoptó constituciones democráticas pero en realidad imperaron regímenes despóticos y autoritarios48. El pacto democrático de
48. En Bolivia, entre 1825 y la Guerra del Pacífico, predominó la forma pretoriana de acceder al gobierno.
Frecuentemente, los “caudillos bárbaros” asumían el mando de facto y, poco tiempo después, convocaban a elecciones
donde no sólo eran los únicos candidatos participantes sino que manipulaban los resultados para lograr un absoluto
respaldo electoral. El Congreso bajo su control, se limitaba a ratificarlos como Presidentes de la República. Después
del conflicto bélico con Chile, el debate interno estuvo dividido entre las opiniones de quienes consideraban que se
debía continuar con la guerra y los que pensaban que se debía llegar a un acuerdo con el país vecino. Estas posturas
antagónicas dieron origen a la formación de los dos principales partidos políticos en aquel momento. Los que sostenían
el primer criterio se llamaron partido liberal y los otros se agruparon con la denominación de constitucionales que
luego se convirtieron en partido conservador.
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las elites políticas para culminar con la inestabilidad política se inició en 1880.
Los grupos que reemplazaron a los caudillos militares en el ejercicio del poder,
consiguieron que las elecciones se convirtieran en los medios más importantes
en la lucha por el poder político y que la alternancia en el cargo presidencial se
sujetara a la Constitución Política.
Como todo país que inicialmente asumió la democracia como forma de gobierno, empezó por excluir a las mujeres del derecho al voto. Se consideraban
ciudadanos bolivianos: los hombres, las personas que sabían leer y escribir y,
los que tenían un empleo o industria sin estar sujetos a otro como sirviente
(Barragán: 2005, 286). El término “hombre” excluía a las mujeres; el derecho
naciente establecía, por omisión, la diferencia entre sexos. Las mujeres no ingresaban en las normas que definían la vida pública. Sólo aparecían como personas en el derecho civil y allí figuraban únicamente como esposas. Era una
democracia censitaria en el que no tenían cabida las mujeres, los analfabetos
y la gente que carecía de determinados ingresos económicos. En nuestro país,
esta forma de democracia tuvo vigencia entre 1880 y 1951, y funcionó con dificultades en las décadas del treinta y cuarenta del siglo XX. La alternabilidad
de los titulares del gobierno como de los miembros del Congreso se realizaron
con relativa normalidad hasta 1930; después, con la Guerra del Chaco (19321935) de por medio, salió a relucir la fragilidad democrática y la inestabilidad
política fue ganando terreno.
El sufragio restringido, vigente en este prolongado periodo está claramente
establecido en la ley electoral que no se modificó sino con la Revolución de
1952. Esta democracia excluyente se edificó sobre la base del Modelo Electoral
Oligárquico49. En este modelo la exclusión de las mujeres resultaba evidente;
sin embargo, durante este periodo no faltaron voces feministas que demandaron el reconocimiento de las mujeres. Una pionera en esta perspectiva fue
Adela Zamudio50, su poema satírico Nacer Hombre refleja una profunda fi49. El trabajo de Omar Chávez y otros (2007), distingue los siguientes modelos electorales: el Modelo Electoral
Gaditano-Bolivariano (1826 - 1939), el Modelo Electoral Pretorianizado (1839 – 1880), el Modelo Electoral Oligárquico
(1880 – 1951), el Modelo Electoral Democrático (1952 – 1990) y el Modelo de la Autonomía Electoral (1991 – 2007).
Los presupuestos fundamentales de esos modelos eran: a) transformar a las elecciones en el principal mecanismo
de alternabilidad política, donde el propósito fue confeccionar una democracia con exclusiva participación de los
integrantes de la oligarquía; y b) un postulado implícito basado en la creencia de igualdad de unos pocos, motivados
por el prejuicio de la superioridad de las elites respecto de las mujeres y de los indígenas.
50. Adela Zamudio (1854–1928), autora de diversas obras de teatro, de importantes ensayos pedagógicos y políticos,
cuentista y poeta de extrema preocupación social.
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losofía que se halla más allá de enardecidas peroratas sufragistas. Allí, por
ejemplo, dice:
Una mujer superior
En elecciones no vota,
Y vota el pillo peor.
(Permitidme que me asombre).
Con tal que aprenda a firmar
Puede votar un idiota,
Porque es hombre!
Zamudio fue la mujer que con una clara conciencia definida del momento histórico que vivía Bolivia, expuso su pensamiento en la perspectiva del
anhelo de reivindicación social y emancipación femenina. Adelantada a su
tiempo, criticó ácidamente la desigualdad entre hombres y mujeres, fue considerada precursora de la reivindicación femenina en un mundo dominado
por los varones.
En esta misma perspectiva, en 1923 mujeres intelectuales se organizaron en
el Ateneo Femenino, con el propósito de intercambiar ideas y opiniones en relación a los derechos de las mujeres en Bolivia. El año 1929 se realizó el primer
congreso del Ateneo, en aquel evento se desarrollaron las bases ideológicas de
esta organización: la liberación femenina, el derecho a la cédula de identidad,
el derecho a disponer de su herencia y a conseguir una paternidad responsable; también denunciaron la ideología patriarcal.
Las discípulas de Zamudio formaron la Legión Femenina de Educación Popular América en 1935, organizaron el primer congreso feminista del país en
noviembre de 1936, donde asistieron delegadas de los nueve departamentos.
Según García Mérida (2005), los principios fundamentales postulados por este
congreso estaban orientados a la lucha por la consecución de los derechos civiles y políticos, derecho irrestricto al voto, enseñanza de educación sexual en
los colegios y derechos laborales. El mismo autor destaca que aquel congreso
chocó con la frenética disconformidad de la iglesia católica personificada por
el obispo Francisco Pierini quien aterrorizado divulgó, en el periódico “El Lábaro” de Sucre, ideas contrarias a las del congreso feminista:
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Estoy asustado, apenado al extremo de no poder callar (…) al saber que
aquí se está organizando una sociedad de señoras con fines trascendentalmente funestos. Pero me dirán, ¿qué tienes tú que ver con las señoras?
Mucho por ahora y muchísimo porque es el caso que tal sociedad tiene por
objeto desmoralizar, malearlas, hacerlas marimachos, libres de la potestad
de los maridos, con todos los derechos del hombre, cínicas a las sanciones
sociales, impávidas en sus faltas usurpadoras de legítimos derechos... (García Mérida, 2005: 18)
Allí se advierte la discriminación de la que fueron objeto las mujeres. Sus
honestos y razonables objetivos fueron vinculados con “fines trascendentalmente funestos”, su búsqueda noble de equidad fue relacionada con sombrías
intenciones de “desmoralizar” a la sociedad y transformar a las mujeres en
“marimachos”.
Tanto la Legión Femenina de Educación Popular América como el Ateneo
Femenino, demandaron un repertorio de derechos, principalmente el derecho al voto. Cabe resaltar que ambas instituciones centraron sus demandas
en planteamientos acordes a las elites femeninas, que reclamaban el derecho
al voto, pero únicamente para las mujeres letradas. El voto para las mujeres
analfabetas, que eran la inmensa mayoría, no se tomó en cuenta en el reclamo
formulado por estas organizaciones femeninas. Es probable que la mentalidad
de las integrantes de aquellas instituciones de mujeres sea el reflejo del ambiente intelectual prevaleciente en aquella época.
Otra experiencia, algo diferente a las desarrolladas por la Legión y el Ateneo
es aquella que, poco antes de la Revolución de 1952, protagonizaron los Comandos Femeninos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Las
mujeres movimientistas se organizaron en importantes baluartes en la lucha
antioligárquica entre los años 1946 y1952. Esta forma de organización resultó
ser la respuesta masiva y organizada de las mujeres que acoplaron su propia
lucha y reivindicaciones a la acción colectiva de los sectores explotados que
buscaban un nuevo tipo de emancipación social y nacional. Las labores que el
partido encargaba a las mujeres durante este período eran tareas “propias de
mujeres”: las requerimientos judiciales, correos clandestinos, manifestaciones
callejeras, traslado de armamento, cuidado de enfermos, atención de presos,
huelgas de hambre, etc., todas estas actividades respondían a los proyectos
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que el partido había diseñado exclusivamente para ellas. Estas tareas eran ejecutadas con rigurosa disciplina femenina (Ardaya, 1983).
El último proceso electoral realizado bajo este Modelo Electoral Oligárquico fueron las elecciones de 1951, allí la participación y la representación política de las mujeres resulto inexistente como en el resto de todas las elecciones
precedentes. El número de electores inscritos para participar en estos comicios
alcanzó a 204.649 votantes sobre un población total de 3.019.031 habitantes; es
decir, sólo el 6,78% de la población decidía los destinos del país. Durante todo
este ciclo de democracia oligárquica las mujeres quedaron ninguneadas.
2. Mujeres: acceso a la ciudadanía pero no a la representación política
(1952 - 1964)
Las principales demandas de los obreros, “minas al Estado”, y de los habitantes del campo, “tierra a los campesinos”, se constituyeron en temas centrales de la agenda política que funcionaron como mecanismos que alentaron
la revolución de 1952. En este contexto, la exigencia de voto para las mujeres
no tenía cabida y era un reclamo marginal y sin importancia. Así, el voto universal, en el que estaba incluido el voto femenino, quizás terminó siendo una
concesión adicional otorgado por el MNR a las mujeres, motivado por el interés de conformar una nueva hegemonía política. Pero también es probable
que este derecho cedido a las mujeres haya sido una natural imitación del gobierno boliviano a las políticas implementadas por varios países de América
Latina en esta materia51.
La participación política de las multitudes relegadas, se formalizó pocos
meses después de la Revolución de 1952. El 21 de julio, el gobierno de Víctor
Paz Estenssoro, promulgó el Decreto Supremo Nº 3128. Este decreto se constituyó en la base para el diseño del Estatuto Electoral, promulgado mediante
Decreto Supremo N° 4315 el 9 de febrero de 1956. Sobre esta base se construyó
un nuevo paradigma electoral, el “Modelo Electoral Democrático”52.
51. Así por ejemplo, Ecuador facultó el voto a las mujeres en 1929, Brasil y Uruguay en 1932, Cuba en 1934, El Salvador
en 1939, República Dominicana en 1942, Panamá en 1945, Argentina y Venezuela 1947, Chile y Costa Rica en 1949, y
Haití en 1950 (Bareiro, 2007).
52. Los principios básicos de este modelo establecen: 1.- Una ampliación de la ciudadanía. Son ciudadanos de la
República todos los hombres y mujeres mayores de veintiún años, cualquiera que sea su grado de instrucción, ocupación
o renta; y, 2.- Exigencia en el cumplimiento del deber ciudadano. Asistir como elector o elegido a la formación o el
ejercicio de los poderes públicos, dentro de las condiciones que establece el presente decreto. En la administración de
las funciones públicas, sin otro requisito que el de la idoneidad, salvo las excepciones establecidas por ley.
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El “voto calificado” fue sustituido por el “voto universal”, así se amplió
el padrón electoral y la legitimidad de los titulares del gobierno y los representantes en el Congreso. La cuestión política dejó de ser asunto del 6% de
la población electoral para convertirse en asunto del 35%. En las Elecciones
Generales celebradas el 17 de junio de 1956 el número de personas habilitadas
para votar alcanzó a 1.119.047 inscritos; los habilitados para votar en el proceso electoral del 5 de mayo de 1960 llegaron a 1.285.245; y, en las elecciones
realizadas el 31 de mayo de 1964 los empadronados resultaron ser 1.352.822
electores (Mesa, 2003).
Las elecciones de 1956 fueron las primeras que se realizaron con voto universal. En este proceso electoral, Hernán Siles Zuazo, logró un apoyo del
84,43%; en 1960, el partido oficialista concurrió a las elecciones con dos tendencias y dos líderes distintos, el MNR de Víctor Paz Estenssoro y el PRA de
Walter Guevara Arze, que juntos sumaron el 90,55% de los votos; en 1964, la
ruptura del MNR en cuatro liderazgos Paz Estenssoro, Siles Zuazo, Guevara
y Lechín, forzó a Paz Estenssoro a apoyarse en el ejército y elegir a René Barrientos como candidato a Vicepresidente; la aguda crisis política del momento obligó a que los otros partidos no presenten candidatos, este hecho facilitó
el contundente triunfo electoral del binomio Paz – Barrientos. En el siguiente
cuadro se puede apreciar la composición del parlamento según género, en
cada una de estas elecciones:
Representación política de mujeres en el parlamento boliviano 1956, 1960 y 1964
(Por partido político)
ELECCIONES 1956
PARTIDOS
SENADORES
H
MNR
M
H
18
ELECCIONES 1960
DIPUTADOS
SENADORES
M
H
61
FSB
ELECCIONES 1964
DIPUTADOS
M
H
18
SENADORES
M
H
62
7
M
DIPUTADOS
H
18
M
74
2
PCB
POR
PMNRA
FBA
UCN
TOTAL
8
18
0
68
0
18
0
72
0
18
Fuente: Elaboración propia con base en el libro Historia Electoral de Bolivia 1952 – 2007 de Carlos Cordero.
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Allí se advierte el monopolio masculino en la representación política, las
mujeres no consiguieron acceder al Congreso. Aunque la Revolución alentó
la activa participación política de las mujeres, la representación del género
femenino en la Cámara de Senadores en estos tres procesos electorales resultó
ser nula, ninguna mujer accedió a ocupar un curul en el Senado. La situación
fue muy similar en Diputados, la presencia de mujeres en esta Cámara habría
sido inexistente si no fuera por la única mujer que fue elegida en la renovación bianual del Congreso el año 1958. La subrepresentación de las mujeres
en ambas cámaras fue impresionante sobre todo si se tiene en cuenta que de
acuerdo con el Censo de 1950 las mujeres constituían el 50,96% de la población
boliviana. Esto muestra que los cambios implementados en la norma jurídica
no encontraron correlato en los cambios de la realidad política. La igualdad
legal establecida en el Estatuto Electoral no implicaba la igualdad real.
Así, después de 1952, la revolución consiguió democratizar al país, posibilitó el ingreso al terreno político a sectores sociales antes excluidos, entre ellos
las mujeres. El voto universal, al excluir el voto “censitario” otorgó, sobre todo
a las mujeres, el reconocimiento de la ciudadanía política. Sin embargo, como
acabamos de ver, efectivamente se incrementó la participación electoral pero
no la representación política, los resultados democratizadores de la revolución
de 1952 tuvieron bastantes limitaciones.
En aquellos tres procesos electorales la forma de participación de las mujeres estuvo dirigida hacia la constitución del comité pre-electoral femenino que
contribuyó al triunfo del MNR en las elecciones. No obstante la masiva participación de la mujer como votante, es notoria la ausencia de la mujer como representante. Efectivamente el “Modelo Electoral Democrático” implementado
después de la Revolución de 1952 garantizaba la participación política de las
mujeres más no la representación de ellas, es decir en términos políticos se aseguraba la igualdad legal de hombres y mujeres pero eso no significaba que el
género femenino tenga el derecho a ser elegidas. Prueba de esta aseveración,
como vimos más adelante, es la total ausencia de mujeres en el Congreso en
los procesos celebrados de 1956, 1960 y 1964.
En estos tres procesos electorales la masa femenina fue utilizada por el
Movimiento Nacionalista Revolucionario; sin embargo, poco después de este
entusiasmo revolucionario se efectuaban algunas reflexiones en el siguiente
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sentido: “No es por el camino de los grupos de choque o de la violencia organizada en servicio a determinados caudillos o de grupos sectarios o divisionistas que debe organizarse la mujer revolucionaria. Pese al voto universal y un
ingreso muy restringido a las funciones del Estado, puedo afirmar sin temor a
equivocarme, ni a pecar de injusta, que en realidad no se ha otorgado todavía
la igualdad de oportunidades que requiere para el total desarrollo de su capacidad política y de su actividad social”. (Gueiler, 1959: 85).
Los procesos electorales que se sucedieron entre 1956 y 1964 no lograron
conformar una “cultura electoral democrática” entre la población. A pesar de
la inclusión de mayorías nacionales, particularmente de mujeres, la vigencia
del sufragio universal no consiguió construir esa cultura electoral. Esta debilidad permitió activar la matriz política autoritaria que ocupó todo el campo
político. Barrientos, el 4 de noviembre de 1964, siendo vicepresidente de la república dirigió un golpe de estado que derrocó a Víctor Paz, este hecho marcó
el predominio de los militares sobre los civiles hasta 1978.
La conquista del voto en América Latina no garantizó la eliminación de discriminaciones sociales y laborales. A lo largo de la vigencia del voto femenino, en varios países democráticos se conservaban desigualdades entre ambos
géneros en el ámbito de la educación, de la participación social, en términos
laborales y salariales. Por mucho tiempo las mujeres sólo utilizaron el derecho
a decidir quién gobierna y dejaron de lado el derecho a constituirse en parte
del gobierno. La conquista de este último derecho fue otra batalla que emprendieron las mujeres durante la segunda mitad del siglo XX.
3. Mujeres: por la senda de una mayor representación política (1978 –
2009)
Este es un periodo extenso de nuestra democracia contemporánea y en este
lapso han ocurrido una serie de acontecimientos, por esta razón la subdividimos en cuatros etapas.
a) Etapa de transición democrática (1978 – 1980)
La época de los gobiernos militares (1964 - 1978) afectó a muchas de las
mujeres en su rol familiar y de parentesco, es decir, en el núcleo de sus identidades tradicionales de mujer y esposa. Numerosas mujeres debieron hacerse
cargo del mantenimiento y la subsistencia familiar ya sea cuando los hombres
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fueron secuestrados o encarcelados. Después de catorce años de predominio de
gobiernos militares; otro importante sector de mujeres, las mujeres mineras de
Siglo XX, organizadas en los Comités de Amas de Casa de las minas nacionalizadas aportaron con nuevas formas de organización y participación política
y sindical. En 1961 se creó la Organización de Amas de Casa, inicialmente los
objetivos que se planteaban estaban relacionados con el mejoramiento de las
condiciones de vida de los trabajadores y sus familias. Posteriormente se involucraron en actividades más políticas, entre estas últimas actividades se puede
mencionar aquellas relacionadas con la defensa de los detenidos por causas
político-sindicales del distrito, envío de documentos o pliegos petitorios al gobierno y la empresa, y apoyos orales y escritos a los trabajadores; se efectuaban guardias continuas cuidando prisioneros o rehenes del sindicato, así como
también resguardando los bienes del sindicato: sede sindical, radioemisoras,
biblioteca, etc.; también tomaban medidas tendientes a presionar al gobierno o
a la empresa, como por ejemplo la realización de huelgas de hambre, manifestaciones y marchas de protesta callejeras, al igual que acciones de enfrentamiento
callejero con el ejército y trabajadores “rompehuelgas”. El principal legado de
las mujeres de Siglo XX fue su enorme capacidad de articular las demandas de
democratización del espacio público con los del espacio privado de la familia.
Las mujeres de los Comités de Amas de Casa protagonizaron una heroica lucha que posibilitó el desmoronamiento del régimen de Banzer. A fines de 1977,
Domitila Barrios de Chungara dirigió una huelga de hambre no en demanda
de mayor participación de las mujeres en el quehacer político sino exigiendo
al gobierno central reivindicaciones elementales como son la amnistía política
y libertad de los dirigentes mineros presos. Junto a Domitila se movilizaron
otras cuatro mujeres y sus hijos: Luzmila Pimentel, Aurora de Lora, Angélica
de Flores y Nelly de Paniagua; el existo de esta medida hizo que una multitud
de gente se sume a la huelga. La presión social nacional e internacional logró
que Banzer ceda en el reclamo de amnistía y la convocatoria a elecciones para
1978, como inicio de apertura a la democracia.
Sin demasiada influencia política, otra organización de mujeres surgió en
1979, la Federación Democrática de Mujeres de Bolivia (FEDEMBOL). Desde el
principio esta organización pretendió unir la experiencia de lucha política de
las mujeres bolivianas en defensa de los intereses del pueblo, con la lucha por
sus reivindicaciones específicas y diferenciadas sectorialmente. La crisis, la po110
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lítica económica implantada y la precariedad de las condiciones de vida la llevaron a trabajar en la promoción de actividades de capacitación para el trabajo,
hacia proyectos fundados en los problemas de las mujeres. Por este mismo periodo, tras un largo proceso de creciente organización femenina campesina, en
1980 nació la Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”, FNMCBBS, con el propósito de organizar y orientar a las campesinas
a la participación activa en las reivindicaciones sociales, económicas y también
políticas. Inicialmente identificada con los planteamientos de la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB, comenzó un
proceso de toma de conciencia del papel de la mujer campesina.
El General Banzer, luego de siete años de gobierno, mediante Decreto Supremo anunció elecciones generales para el 9 de julio de 1978. Para implementar
estos comicios se dispuso la vigencia de la Ley Electoral de 1966. Producto de
un indecoroso fraude electoral alentado desde el gobierno a favor del General
Juan Pereda Asbún, las elecciones de 1978 se anularon. El escandaloso fraude
se manifestó en el hecho de que el número de votos emitidos (1.989.711) resultó
ser mayor al número de electores inscritos (1.922.556). Esto impactó negativamente en la sociedad e inmediatamente un golpe de Estado, encabezado por
el General Pereda Asbún, intentó frenar el descontento. Pero, en noviembre de
aquel mismo año, Juan Pereda fue desplazado del gobierno por el General David Padilla, quien convocó a nuevas elecciones generales para julio de 1979.
El destacado papel de las mujeres organizadas en los Comités de Amas de
Casa en la lucha contra los regímenes autoritarios, crearon grandes expectativas de mejores oportunidades para la participación política de las mujeres con
el advenimiento de la democracia; sin embargo esto no se reflejó en la incorporación del género femenino en el parlamento en las elecciones de 1979 y 1980.
Veamos el siguiente cuadro:
Representación polítca de mujeres en el parlamento boliviano 1979 y 1980
(Por partido político)
ELECCIONES 1979
PARTIDOS
SENADORES
H
ADN
APIN
M
3
ELECCIONES 1980
DIPUTADOS
H
M
19
SENADORES
H
M
6
5
111
DIPUTADOS
H
M
24
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Fro n t eri zos :
MITKA
MNRAlianza
Boli vi a
1
16
46
PS-1
5
PUB
1
UDP
8
1
2
38
10
34
1
10
10
46
FDR
5
FSB
3
MITK-1
1
MNR-V
2
PRA-A
3
TOTAL
27
0
115
2
27
0
129
1
1
Fuente: Elaboración propia con base en el Boletín Estadístico Nº 2, Composición política del Parlamento 1979 - 2005,
publicado por la Corte Nacional Electoral, octubre de 2009.
No obstante la menguada representación política de las mujeres en el parlamento, en el proceso electoral de 1979 Lidia Gueiler Tejada del Movimiento
Nacionalista Revolucionario logró acceder al cargo de diputada por el departamento de La Paz. El mérito de Gueiler Tejada como mujer se incrementó cuando fue nombrada presidenta de la Cámara de Diputados gracias a los votos
del MNR y la simpatía de la izquierda. Debido a que el Congreso de 1979 no
pudo elegir un Presidente de la República entre los tres candidatos más votados, encontró una salida política nombrando a Walter Guevara, presidente
del Senado, como presidente interino de Bolivia. Después de que un golpe de
estado destituyó a Guevara, le sucedió el gobierno militar de Alberto Natusch
que ocupó el Palacio de Gobierno sólo por unos días. Luego de esta frustrada
aventura militar, el Parlamento optó por continuar con el improvisado orden
de sucesión constitucional, designando a Lidia Gueiler Tejada como la primera
mujer Presidenta de la República. Aunque este hecho elevó al máximo sitial gubernamental a una mujer, las mujeres carecían de una representación proporcional en comparación con la cantidad reflejada en el Censo de 1976 (50,67%).
Considerando la representación obtenida por las organizaciones políticas se advierte que ninguna persona del género femenino accedió al Senado;
mientras que sólo 2 mujeres, pertenecientes al MNR, consiguieron ingresar a
la Cámara de Diputados en las elecciones de 1979; y, sólo 1 mujer de la Unidad
Democrática y Popular logró ingresar al parlamento en 1980. La información
112
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estadística arrojada por este Censo mostraba que las mujeres sumaban un total de 2.337.457 personas, en cambio los hombres alcanzaban a 2.276.029 de
individuos. En términos proporcionales las mujeres representaban el 50,67%
y los varones el 49,33%; sin embargo la representación del género femenino
en el Parlamento alcanzó a 1,71% en 1979 y a 0,77% en las elecciones de 1980.
Exceptuando el papel trascendental desempeñado por Lidia Gueiler en este
momento transitorio, el rol cumplido por las otras diputadas resultó insignificante y poco efectivo. Así, la participación política de las mujeres en el parlamento no sólo era cuantitativamente irrelevante sino que cualitativamente sus
intervenciones, si las había, resultaban vanas.
En los momentos de transición a la democracia (1978, 1979 y 1980), cuando
en Bolivia se pugnaba por desligarse de los gobiernos militares, los principales temas incluidos en la agenda política giraron básicamente en torno a
reivindicaciones como mayor libertad, la solicitud de amnistía política para
los exilados políticos y sindicales, el reclamo de derechos políticos y la exigencia de elecciones libres. Durante este periodo de gobiernos militares “…todos
los partidos políticos fueron proscritos; los responsables sindicales reemplazados por ‘coordinadores’ oficialmente nombrados; se institucionalizó un servicio civil obligatorio para todos los ciudadanos mayores de edad, quienes,
así, debían ocupar los cargos para los que eran directamente designados; se
prohibieron las huelgas y las manifestaciones. Toda transgresión a estas disposiciones sería sancionada por la ley marcial. Finalmente, bajo esta forma, las
Fuerzas Armadas se autofacultan para gobernar al país hasta 1980”. (Lavaud,
2003: 56). Esta política también afectó a la sociedad civil organizada, “Excepto
el empresariado, ningún sector organizado fue descuidado por la represión
(mineros, obreros, campesinos, empleados, estudiantes, periodistas…); ciertamente, la mayoría de los partidos políticos fue perseguido, y muchos de sus
líderes obligados al exilio o a la clandestinidad; las iglesias también fueron
tocadas, principalmente la católica, cuya ala progresista fue particularmente
atacada”. (Ibidem). En este complicado contexto, la demanda de pensar en
una mayor representación política de las mujeres no sólo no tenía cabida sino
que la misma resultaba inconcebible, esto explica en cierto modo la presencia
disminuida de representación femenina en el Congreso.
Junto al ambiente político que definía el tipo de demandas que había que
formular, se advierte una ausencia de organizaciones e instituciones que recla113
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Boli vi a
men derechos políticos para las mujeres. El espacio político era percibido por
las mujeres aún de manera deformada, imaginaban todavía al ámbito político
como un lugar privilegiado al cual podían acceder únicamente los varones y
que el espacio reservado para ellas era el ámbito privado. Las pocas mujeres
que lograron acceder al espacio político eran consideradas como personas que
se estaban desviando del rol asignado por la “naturaleza”, no eran seres “normales”, y no pocas veces eran objeto de duras críticas no sólo de parte de los
hombres sino de las propias mujeres. La historia de las mujeres en la historia se
ha reducido a lo que los alemanes llamaban las 3 “K”: Kuchen, Kinder y Kunst;
es decir: cocina, niños y arte. Esta estructura mental impedía definitivamente
imaginar que las mujeres piensen en exigir una mayor representación política.
b) Etapa de consolidación democrática (1985 – 1993)
Inaugurando el proceso democrático, Hernán Siles Zuazo junto a la Unidad Democrática y Popular (UDP) asumió el gobierno en octubre de 1982. La
UDP recogió un Estado en absoluta bancarrota e instituciones disminuidas, el
desafío de este frente político no era únicamente detener la hiperinflación sino
que debía diseñar instituciones democráticas para un estado precario y frágil.
Con una adversa oposición política en el parlamento y una oposición social en
las calles que formulaban demandas imposibles de ser satisfechas, el gobierno
se vio imposibilitado de cumplir con aquellos retos que la historia le imponía
y fue obligado a reducir el periodo de su mandato en un año53.
53. Las elecciones anticipadas se celebraron el 14 de julio de 1985 participaron, como en ninguna otra elección,
dieciocho partidos políticos pero sólo tres consiguieron acceder al Senado y diez a la Cámara de Diputados. La
ausencia de una mayoría absoluta en los resultados electorales obligó a que, el partido ganador Acción Democrática
Nacionalista (ADN) y la segunda fuerza electoral el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), realicen un
acuerdo político postelectoral denominado “Pacto por la Democracia”; gracias a este convenio el candidato del MNR,
Víctor Paz Estenssoro, asumió la presidencia de la República y pudo gobernar durante los siguientes cuatro años. En las
elecciones de 1989 diez organizaciones políticas ingresaron a la competencia electoral, cuatro lograron representación
en la Cámara de Senadores y cinco en la Cámara de Diputados; los resultados de este proceso electoral exigieron a
que los tres más votados (MNR, ADN y MIR) busquen acuerdos políticos, ante el fracaso por replicar la alianza entre
el MNR y ADN se consolidó el “Acuerdo Patriótico” entre ADN, el MIR y CONDEPA, haciendo que Jaime Paz Zamora, el
tercero más votado, acceda a la Presidencia y cumpla con el periodo de su gestión sin demasiados problemas. En el
proceso electoral de 1993 catorce partidos disputaron el voto ciudadano, entre estas organizaciones políticas cuatro
alcanzaron escaños para el Senado y ocho para Diputados; como se había hecho un hábito, al no alcanzar mayoría
absoluta ninguno de los partidos en competencia se reedito un nuevo pacto político entre el MNR, MRTKL, UCS y
MBL, este acuerdo le aseguró al presidente electo, Gonzalo Sánchez de Lozada, el control del 51,16% del Congreso y
cierta gobernabilidad. Como dicen Jimena Costa y otros, refiriéndose a todo este periodo de elecciones y gestiones
gubernamentales: “Se podría decir que los primeros gobiernos de la democracia se concentraron en ‘ordenar la casa’,
es decir, en crear instituciones de control del funcionamiento estatal o de ‘activar’ instituciones débiles y manipuladas
por los intereses de los gobiernos dictatoriales precedentes”. (2008: 29).
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La orientación principal de las distintas gestiones de gobierno (1985, 1989
y 1993) se desarrollaron en el contexto de la formulación e implementación
de las reformas de primera generación como la estabilización de la economía a través del Decreto Supremo 21060, la relocalización, el crecimiento del
comercio informal, leyes de privatización, reforma tributaria y ley SAFCO.
Pero, en el ámbito político, la orientación central estaba dirigida a modificar
sustancialmente las relaciones de fuerza y poder entre los grupos y clases sociales y entre el Estado y la sociedad civil. En este periodo, se inició el proceso
de institucionalización del sistema político, haciendo del mecanismo electoral
un sustituto de la forma pretoriana de acceder al gobierno. Es a partir de este
periodo que se inicia la denominada “democracia pactada” que no solamente
era un mecanismo para la elección de Presidente y Vicepresidente sino que se
transformó en un mecanismo para la conformación de coaliciones de gobierno,
muy utilizado por los partidos políticos para profundizar la democracia54.
La participación de las mujeres bolivianas en los movimientos sociales, entre fines de los ‘70 y principios de los ’80, posibilitaron la caída de las dictaduras y aceleraron la transición a la democracia. No obstante esto, en los procesos electorales que siguieron a la apertura democrática (1985, 1989 y 1993),
las mujeres no fueron promovidas a lugares de liderazgo y su representación
política tampoco se vio incrementada como veremos a continuación.
Representación política de mujeres en el parlamento boliviano 1956, 1960 y 1964
(Por partido político)
ELECCIONES 1985
PARTIDOS
SENADORES
H
ADN
M
10
H
4
FSB
3
MIR-NM
SENADORES
M
37
FPU
MNR
ELECCIONES 1989
DIPUTADOS
1
14
16
43
MNR-I
8
MNR-V
6
H
4
1
M
H
8
6
2
9
ELECCIONES 1993
DIPUTADOS
SENADORES
M
H
32
6
32
1
38
2
M
DIPUTADOS
H
M
54. La “democracia pactada” se ha estructurado sobre la base de tres partidos políticos fundamentales: MNR, ADN y
MIR; adicionalmente se sumaron, a una u otra coalición, otros cuatro partidos: UCS, CONDEPA, MBL y NFR.
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MRTKL
2
PDC
3
PS-1
5
CONDEPA
Boli vi a
2
8
IU
1
1
11
2
33
2
10
AP
7
1
ARBOL
1
ASD
1
EJE
1
MBL
7
MNRMRTKL
UCS
TOTAL
27
0
125
5
25
2
120
10
17
45
7
1
19
1
118
12
26
1
Fuente: Elaboración propia con base en el Boletín Estadístico Nº 2, Composición política del parlamento 1979 - 2005, publicado por
la Corte Nacional Electoral, octubre de 2009.
Como se observa en el cuadro precedente, la representación femenina en la
Cámara de Senadores fue nula en 1985 y sólo el 3,85% de mujeres logró arribar
a la Cámara de Diputados. En las elecciones de 1989 aunque se incrementó la
presencia de mujeres en el Senado, la concurrencia femenina alcanzó únicamente a 7,41%; y, en Diputados, se observa un pequeño crecimiento, las mujeres consiguieron un representación del 7,69%. En el proceso electoral de 1993,
la representación de mujeres en la Cámara Alta se situó en el 3,70% y en la
Cámara Baja alcanzó a 9,23%. Cada uno de estos porcentajes son mínimos en
comparación con la proporción de mujeres establecidas por el censo de 1976
(50, 67%) y el censo de 1992 (50,61%). Así, la realidad muestra que algo más del
50% de mujeres eran representadas por porcentajes inferiores al 10%.
Según una investigación llevada a cabo sobre las elecciones de 1993 se advierte que “los partidos ubican a las candidatas en las suplencias a diputaciones en el rango del 1º al 5º puesto (20%). En cambio en las candidaturas a
titularidad, las ubican preferentemente en el rango del 6º al 10º lugar”. (Ayllón y Estrada, 1994: 151). Este hecho refleja que las organizaciones políticas
incluían a las mujeres en las listas de candidatos únicamente como “relleno”,
para completar la nómina de postulantes y sin posibilidades efectivas de ser
realmente elegidas.
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En septiembre de 1990, la Subcomisión de Reforma Política del Parlamento
Nacional, encargó a la empresa Encuestas & Estudios la realización del estudio Encuesta sobre democracia, partidos y reforma electoral. Jorge Lazarte (1993),
quien interpretó los resultados de esta encuesta en términos de género, definió
el siguiente perfil político de la participación de la mujer en Bolivia:
1. Las mujeres tienen una percepción menos positiva de la democracia en
Bolivia y son más pesimistas que los hombres en relación a sus efectos
que pueden ser considerados deseables.
2. Predomina en ellas una imagen negativa de la política y por tanto son
menos disponibles para la actividad política.
3. Mayoritariamente no forman parte de ningún grupo asociativo.
4. También son las menos informadas en política.
5. Son también las que expresan opiniones más “moderadas” en comparación con las de los hombres.
6. Menos activas e informadas, son igualmente las que menos participan
en política y tienen tasas más altas de abstención.
7. Se sitúan más a la derecha, que al centro o a la izquierda. Pero son también mayoritarias entre los que rehúsan ese esquema clasificatorio.
8. De ese conjunto, son las mujeres sin instrucción, de categoría socio-económicamente baja y de edad más avanzada, las que forman el núcleo de
las “desfavorecidas” en los indicadores considerados y con menos tasa
de participación. (Lazarte, 1993: 268).
Considerando aquellos rasgos del comportamiento político de las mujeres,
se observa en ellas una predisposición a enclaustrarse en el ámbito privado y
dejar el terreno de la política para los hombres. Si aquel perfil definía a las mujeres como distantes a la participación política, entonces la demanda de mayor
representación política resultaba inimaginable para aquellas mujeres.
No obstante este perfil negativo de la política y la innegable subrepresentación de las mujeres en estos procesos electorales; en la década de los ’80 y parte
de los ’90 es posible observar actividades de mujeres tales como encuentros
feministas, campañas contra la violencia doméstica, etc. Todas estas gestiones
no nos permiten “hablar todavía de un movimiento de mujeres sino más bien
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de acciones de las mujeres”. (Ayllón y Estrada, 1994: 116). Se trataba de acciones de mujeres empeñadas en revelar y debatir la condición de subordinación
de las mujeres en el ámbito privado y sus repercusiones en la escasa representación de las mujeres en el ámbito público. También se advierte la emergencia
de ONG que debaten y reflexionan en torno al tema de género y contribuyen a
visibilizar la situación de subordinación y opresión de las mujeres. Todas estas
acciones contribuyeron a la maduración de nuevas demandas relacionadas
con la discriminación de las mujeres y, evidentemente, ir ampliando la idea de
ciudadanía (Estrada, 2006).
c) Etapa donde se logra una ley de cuotas inequitativa (1997 - 2005)
En las dos últimas décadas del siglo XX, en diversos países, las organizaciones políticas asumieron un sistema de cuotas o porcentajes como mecanismo para exigirse internamente y beneficiar la real participación política de
las mujeres. Se adoptó este dispositivo como acción positiva a fin de avanzar
y compensar las restricciones que las mujeres atraviesan en la intención por
sumarse a la vida política.
En los diferentes países la participación efectiva de las mujeres en las instituciones parlamentarias se ha incrementado significativamente. En el periodo
1975-1980, Japón era el país con menor presencia de mujeres en su parlamento
(1,4%), mientras que Finlandia (23,0%) resultó ser el país con mayor representación femenina. En el periodo 1985-1990, aunque la mayoría de los países
incrementaron la representación femenina, el país con menor participación
de mujeres continuaba siendo Japón (1,4%), en cambio, la representación femenina alcanzó a 34,4% en Noruega. En el siguiente quinquenio 1995-2000,
Japón registró el más bajo porcentaje 4,6% de representación femenina y Suecia el más elevado 42,7%. Finalmente, en el lapso que comprende 2005-2009
la representación de mujeres se incremento en varios países, con excepción de
Alemania y Austria, el menor índice de participación femenina lo consignó
Japón con 14,8% y la mayor proporción lo apuntó Suecia con 47% (Bareiro y
Echauri: 2009).
En los países de América Latina, pese a la conquista del voto para las mujeres, este derecho estuvo vetado por la presencia de gobiernos no-democráticos en la región. A fines de los ’70, con la caída de Joaquín Balaguer en
República Dominicana, se inició la apertura democrática en gran parte de
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los países latinoamericanos, la misma que se prolongó durante la década de
los ‘80. En este periodo, la demanda de una participación política equitativa
de las mujeres no provenía sino de algunas voces aisladas, la preocupación
mayor consistía en colocar los cimientos orientados hacia la consolidación de
la democracia. Posteriormente, en la siguiente década, la demanda de una
participación política efectiva de las mujeres ocupó el centro de la agenda
política. La Conferencia de Beijing efectuada el año 1995, con el propósito de
lograr la equidad de género en el ámbito político, aprobó la acción positiva
conocida como cuotas electorales. Motivados por esta ola democratizadora
diferentes países de América Latina asumieron la inclusión de mujeres en
cargos públicos. Argentina se constituyó en el primer país del mundo que
aprobó el sistema de cuotas el año 1991. A esta solitaria incursión, el año
1996, le siguieron Costa Rica, México y Paraguay. Un año después, en 1997, se
adoptó la ley de cuotas en Bolivia, Brasil, Ecuador, Panamá, Perú y República
Dominicana. Venezuela aprobó este sistema en 1998 y, por último, Honduras
lo hizo el año 2000 (Bareiro, 2007).
La legislación en América Latina sobre el porcentaje de representación de
las mujeres oscila entre el 20% otorgado en Paraguay y el 50% conferido en
Ecuador; entre ambos extremos se ubican el resto de los países. Antes de la
ley de cuotas y posterior a esta medida, la representación de las mujeres en
los parlamentos de los países de América Latina no se incrementó de manera
significativa. En promedio, las mujeres representaban un 8% antes de la aplicación de dicho sistema; luego de su aplicación, esta cifra aumentó a un 13%.
En otros términos, el sistema de cuotas sirvió para dar un impulso de un 5% a
la presencia femenina en toda la región. En general el porcentaje adicionado es
mínimo, esto muestra que la presencia de las mujeres no llegó casi en ninguna
parte al nivel establecido por sus sistemas de cuotas.
En la década de los ’90, principalmente a partir de 1993, en el marco de la
“democracia pactada” en Bolivia se implementaron las reformas de segunda
generación como la Ley de Participación Popular, Ley de Descentralización y
Ley de Municipalidades. Aquel año se organizó el Ministerio de Desarrollo
Humano con el objetivo de reformular el sentido y la orientación de las políticas sociales orientadas a articular de mejor manera las políticas de educación,
salud, saneamiento, vivienda, empleo, etc. En este contexto, el año 1993, se
crea la Subsecretaria de Asuntos de Género, institución pública a quien se le
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encomienda realizar un vasto diagnóstico sobre la situación y condición de las
mujeres en Bolivia, este análisis fue la base para la elaboración de la Ley 1674
contra la Violencia en la Familia o Doméstica promulgada el 15 de diciembre
de 199555. Pero después de 15 años de aprobada aquella Ley, la violencia doméstica no se ha reducido de manera significativa debido a que su aplicación
no ha estado asistida del otorgamiento de recursos económicos y humanos
que permitan atender de manera apropiada y eficiente.
Si la Ley 1674 fue el primer paso de la Subsecretaría de Asuntos de Género
en el camino de reivindicación de los derechos de las mujeres; el segundo paso
inmediato lo constituyó la conformación del Foro Político de Mujeres. En coordinación con la Unión de Mujeres parlamentarias, la Asociación de Concejalas
de Bolivia, el Comité Interinstitucional Nacional de seguimiento y evaluación
a políticas públicas de género, diferentes organizaciones de mujeres y militantes de partidos políticos, fomentaron medidas de acción positiva en el seno
mismo de los partidos políticos y desarrollaron labores tendientes a conquistar la equidad en la participación política. Los gobiernos siguientes contaron
con unidades especiales en la propuesta de desarrollar la incorporación de la
equidad de género en las políticas públicas que fueron cambiando sus denominaciones, primero fue la Subsecretaría de Asuntos de Género, luego el Viceministerio de Asuntos de Género y Generacionales y el actual gobierno cuenta
con el Viceministerio de Género y Asuntos Generacionales dependiente del
Ministerio de Justicia.
El movimiento feminista en Bolivia se movilizó para demandar la introducción del tema de equidad de género; es así que el año 1997, se promulgó la Ley
55. Estas y otras actividades se desarrollaron en el marco de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada
en Beijing el año 1995. En aquel evento participó activamente el Estado Boliviano y firmó la Declaración emanada
de esta conferencia, comprometiéndose a implementar sus recomendaciones. Una diversidad de acuerdos y pactos
internacionales se celebraron en torno a la igualdad de los derechos políticos de las mujeres. En las Naciones Unidas, en
1952 se aprobó el Convenio para respetar el principio de igualdad de derechos entre mujeres y hombres, este principio
fue ratificado en 1974. En 1966 se aprobó el Pacto internacional de derechos civiles y políticos en el que se define
garantizar, tanto a mujeres como a hombres, el acceso a los cargos y funciones públicas, este convenio fue ratificado
en 1977. La Convención de 1979 estableció medidas de acción positiva orientadas a superar la discriminación contra
las mujeres. Desde aquellas manifestaciones, la lucha por conquistar la igualdad plena en la representación política
ha estado presente en la agenda política. La Conferencia Europea de Atenas en 1992, de Roma en 1996 y de París en
1999; resaltaron que la paridad es una exigencia democrática. En la Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en
Pekín en 1995 se definieron como objetivos concretos la representación paritaria de mujeres y hombres; y en el lapso
de los siguientes cinco años los Gobiernos e instituciones internacionales se comprometieron a dar cumplimiento con
estas decisiones.
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Bol ivia
1779 ó Ley de Cuotas56, fue una conquista del movimiento feminista boliviano
en su lucha por acabar con la discriminación política. La incorporación de las
cuotas a favor de las mujeres es un logro obtenido por el movimiento de mujeres conseguido mediante un prolongado trabajo que ha implicado, muchas
negociaciones, demasiadas acciones de sensibilización e incontables diálogos
con los jefes de las organizaciones políticas. La Ley establece, por primera
vez, la igualdad jurídica de hombres y mujeres al proporcionarles “similares”
derechos para elegir y ser elegidos en los distintos cargos públicos de nivel
nacional y municipal.
La Ley de Cuotas obliga a los partidos políticos a impulsar la igualdad de
oportunidades de sus militantes, hombres y mujeres, pero al mismo tiempo
exige la efectiva participación de la mujer en los órganos de dirección partidaria y en la nominación de candidaturas para cargos de representación política.
En este último caso, establece que en las listas de candidatos a Senadores,
entre titulares y suplentes, al menos 1 de cada 4 postulantes debe ser mujer;
y en relación a los candidatos plurinominales demanda que las listas deben
ser formuladas de modo que de cada 3 candidatos al menos 1 debe ser mujer.
Toda esta normativa se aplicó por primera vez en las Elecciones Generales de
1997, se la utilizó en el proceso electoral del 2002 y también se empleó en las
elecciones del 2005.
Representación política de mujeres en el parlamento boliviano 1997, 2002 y 2005
(Por partido político)
1997
PARTIDOS
SENADORES
H
M
2002
DIPUTADOS
PLURINOM.
H
UNINOM.
M
H
ADN-NFRPDC
11
12
2
18
CONDEPAMP
3
6
1
11
M
SENADORES
H
M
2005
DIPUTADOS
PLURINOM.
H
M
UNINOM.
H
M
SENADORES
H
M
DIPUTADOS
PLURINOM.
H
M
UNINOM.
H
M
1
56. La Ley de Cuotas se conoce también como ley de acción positiva y se basan en el reconocimiento de la presencia
de formas históricas de discriminación y en la voluntad para superarlas. Estas leyes son parte de un esfuerzo para hacer
que la igualdad deje de ser un aspecto meramente formal y se traduzca en la práctica, puesto que no es suficiente
la conquista formal de un derecho para que este se realice y, por consiguiente, son necesarias intervenciones que
reparen la desigualdad.
121
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Est ud i os
MIR-NM
6
Fro n t eri zos :
1
10
1
12
MNR
4
11
3
12
UCS
2
13
3
5
IU
4
MBL
5
Boli vi a
5
7
4
3
2
11
2
14
1
1
MAS
7
1
MIP
1
13
1
1
2
1
1
17
10
45
1
3
5
MNR-MBL
9
2
8
4
19
NFR
1
1
15
5
5
ADN
1
5
4
PS
1
PODEMOS
UN
TOTAL
11
3
26
1
52
10
67
1
23
4
45
17
61
7
13
15
6
18
1
6
1
1
41
19
65
26
1
5
Fuente: Elaboración propia con base en el Boletín Estadístico Nº 2, Composición política del parlamento 1979 - 2005, publicado por
la Corte Nacional Electoral, octubre de 2009.
A pesar de la vigencia de la Ley de Cuotas, esta no influyó significativamente en la composición del parlamento según género. En el cuadro se advierte una escasa representación política de mujeres en la Cámara de Senadores:
sólo el 3,70% de participación femenina en las elecciones de 1997 y 2005, y el
13,33% en el proceso electoral de 2002. En la Cámara baja la representación de
las mujeres alcanzó a 8,46% en 1997 y llegó a 18,46% en los procesos electorales
del 2002 y 2005.
Con la aplicación de la Ley de Cuotas se ha permitido un modesto incremento en la representación femenina; sin embargo, la trampa de aquel mecanismo de discriminación positiva consistía en asegurar la candidatura de
mujeres pero no su efectiva elección. En las postulaciones para el Senado las
mujeres eran inscritas como tercera o cuarta en la nómina de candidatos, esto
les restaba toda posibilidad de ser elegidas, sólo como segunda postulante de
un partido con probabilidades de ganar en un departamento se podía asegurar
el acceso al parlamento. En la Cámara de Diputados, para la elección de diputados plurinominales, normalmente las mujeres eran las últimas en las listas
o planchas presentadas; el reglamento no exigía ningún tipo de alternancia en
las circunscripciones uninominales. Con esta restringida Ley de Cuotas no se
podía asegurar una representación equitativa de mujeres en el parlamento.
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Fronterizos:
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d) Etapa de conquista de una ley de cuotas con mayor equidad de género
(2006 - 2009)
El desarrollo de la Asamblea Constituyente (2006 – 2007) se convirtió en
un espacio propicio para que el movimiento feminista organizado de Bolivia
consiga incluir en el nuevo texto constitucional una nueva Ley de Cuotas más
ecuánime con las mujeres. La Articulación de Mujeres por la Equidad y la
Igualdad (AMUPEI) se ha constituido en un pilar fundamental en la lucha por
la reivindicación de equidad de género en la renovada Constitución Política
del Estado.
La nueva Carta Magna, junto al derecho de representación de las naciones y
pueblos indígenas, establece la equidad de hombres y mujeres en la representación política. La aplicación de este principio se reflejó en la Ley de Régimen
Electoral Transitorio (Ley Nº 4021), promulgada el 14 de abril de 2009 y que ha
regido los procesos electorales de diciembre de 2009 y abril de 2010. Esta normativa establece que las listas de candidatos de Senadores y Diputados debe
estar conformada por un candidato titular varón seguida de una candidata
titular mujer, similar proporcionalidad debe respetarse entre los postulantes
suplentes; en el caso de los diputados uninominales la alternancia debe expresarse entre los titulares y suplentes. Observemos, en el siguiente cuadro, los
resultados de la representación femenina en el parlamento con esta nueva Ley
de Cuotas:
Representación política de mujeres en el parlamento boliviano 2009
(Por partido político)
2009
PARTIDOS
H
PPB-CN
MAS-IPSP
DIPUTADOS
SENADORES
PLURINOMINALES
M
H
UNINOMINALES
M
H
M
H
M
6
4
11
6
18
1
1
14
12
16
17
45
4
6
5
7
AS
2
UN-CP
TOTAL
ESPECIALES
20
16
2
1
29
24
65
0
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la separata de Resultados Elecciones Generales y Referendos Autonómicos 2009,
Publicado por la Corte Nacional Electoral, en diciembre de 2009
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Según este cuadro, en la Cámara de Senadores, las mujeres alcanzaron una
representación del 44,44% y los hombres 55,56%; sin duda, un porcentaje significativo sobre todo si se considera que la población femenina en Bolivia,
conforme el Censo del 2001, representa el 50,26%.
En la Cámara de Diputados el avance y presencia de las mujeres ha sido importante entre los diputados plurinominales, en este ámbito el género femenino logró una representación del 45,28% y los hombres el 54,72%. Este progreso
en la presencia de mujeres en el parlamento no fue muy revelador entre los diputados uninominales, aquí sólo consiguieron una representación del 7,14%;
en este caso, las organizaciones políticas aplicaron la alternancia en el sentido
de que postularon muchos candidatos titulares varones y en las suplencias
inscribieron a las mujeres. Finalmente, en las circunscripciones indígenas, la
representación política de las mujeres fue nula, ninguna mujer indígena fue
elegida como diputada.
Sin duda, se ha conseguido la presencia de un número importante de mujeres en el parlamento pero allí destacan por sus intervenciones muy pocas
personas. En la actualidad, en el Senado no sobresale ninguna mujer y, en la
Cámara Baja, no son más de tres o cuatro diputadas que se distinguen por su
participación. En adelante, la lucha de las mujeres debe orientarse también
hacia una mayor y mejor educación y capacitación.
En el siguiente cuadro se sintetiza la trayectoria de la representación política femenina en la historia democrática de nuestro país:
Trayectoria de la representación política de las mujeres en bolivia
1956,1960 y 1964
Sen
Dip
1979 y 1980
Sen
1985, 1989 y 1993
Dip
Sen
Dip
1997, 2002 y 2005
Sen
2009
Dip
Sen
Dip
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
H
M
54
0
214
0
54
0
244
3
78
3
243
27
75
6
331
59
20
16
101
29
Excluyendo la democracia censitaria (1880-1951), en la tabla se advierte que
la evolución de la representación de las mujeres en la Cámara de Senadores
ha sido lenta y mezquina, sólo en el último proceso electoral se observa una
importante presencia femenina en el senado. Similar progresión se presentó
con la participación de mujeres en la Cámara de Diputados. Aún resta avanzar
más en la equidad de género respecto de la representación política.
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Conclusiones
A lo largo de nuestra historia democrática, considerando la representación
política de las mujeres, se ha podido reconocer cuatro momentos importantes. El primero, el de la democracia excluyente, se ha caracterizado por el no
reconocimiento de ciudadanía a las mujeres, en tales condiciones resultaba
impensable esperar alguna representación femenina. El segundo, democracia
incluyente, se distinguió por el voto universal que otorgó ciudadanía no sólo
a las mujeres sino también a los analfabetos y a todas las personas mayores
de 21 años; sin embargo, este importante hecho no garantizó a las mujeres el
acceso a la representación política en el parlamento, podían votar pero ninguna fue elegida. En el tercer momento, después de la recuperación democrática
(1982), vinieron los moderados avances en la equidad de género con la aprobación de una Ley de Cuotas tramposa que garantizaba la postulación de las
mujeres como candidatas al parlamento pero no aseguraba la representación
política del género femenino en esta instancia política. Finalmente, en el marco
de implementación de la nueva Constitución Política del Estado, se logró dar
un paso más en la equidad de género con la aprobación de una renovada Ley
de Cuotas que asegura una importante representación política de mujeres en
el parlamento, pero esto no significa una efectiva intervención de las mujeres
en el Congreso. Junto a la presencia de mujeres en el parlamento, aún hace
falta una destacada participación de las mujeres.
Así, cabe destacar que la representación política de las mujeres en espacios
de toma de decisiones, a lo largo del tiempo, ha ido desde la exclusión absoluta hacia la conquista y apropiación de la Asamblea Legislativa Plurinacional
–antes parlamento o poder legislativo–, a pesar de estar en una situación de
desventaja en relación a los hombres, quienes pasan más tiempo fuera del
hogar. Esto significa que las mujeres se van alejando progresivamente de las
tareas hogareñas consideradas tradicionalmente como actividades exclusivas o
propias de las mujeres, para incursionar decididamente al escenario político.
Es más, actualmente las direcciones de las dos cámaras legislativas están ocupadas por mujeres, quienes aparecen continuamente en los medios de comunicación, declarando y justificando las determinaciones tomadas en nombre de
todas las bolivianas y los bolivianos. Sin embargo, la misma cuota establecida
formalmente para la participación efectiva de las mujeres en las instancias de
poder, puede frenar el avance de empoderamiento expansivo.
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SEGUNDA PARTE
Reseñas
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QUINTANA, Juan R., Policía en Bolivia: historia no oficial 18261982, Observatorio de Democracia y Seguridad, La Paz, 2012. 298 p.
Daniel Atahuichi Quispe*
No nos cansemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Gálatas 6: 9
Los libros son los más maravillosos cómplices de la historia. En efecto el autor del libro nos ofrece abundante información y reflexiones dignas de investigación social sobre una de las cuestiones pendientes como la policía boliviana.
Así, en este entramado, el propósito del libro fue investigar esta institución
abordando su historia y accionar, desde una perspectiva política y sociológica
a lo largo del periodo 1826-1982: sumergiéndose a un debate que suscitó un
desafió al conocimiento de los hitos en el que se desenvolvió esta institución
policial dentro la historia de Bolivia.
La obra se divide en cinco partes, constructos entrelazados entre sí, teniendo en cuenta el itinerario histórico de la fuerza pública policial, política
y desarrollo democrático que son sus ángulos privilegiados para examinar la
denominada historia no oficial de la policía boliviana. La primera, explicita su
historicidad vinculada a los orígenes de la institución policial y su inmediata
pretorización. La abigarrada politización policial la segunda, donde facilita
exuberante información acerca de su empleo político. El conflictivo desarrollo
policial la tercera, que evoca los primero pasos de su profesionalización. La
controvertida emancipación policial la cuarta, durante la revolución nacional
de 1952 y en las tensas gestiones gubernamentales. Y finalmente, la quinta parte aborda el epíteto capitulativo policial, analizando el papel policial durante
los gobiernos militares. A estas doscientas ochenta y cuatro páginas de trabajo,
el autor adhiere un nutrido Anexo constituido por fotografías policiales poco
conocidas de antaño.
En resumen, nos encontramos ante un amplio análisis que implica una
enmienda y aporte a la laguna de la historiografía de la policía boliviana, y
que resulta sugestivo para todo aquél que se introduzca en los provocativos
* Es ciudadano boliviano.
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laberintos del proceso de construcción institucional democrática de Bolivia
en cuanto a investigación y se proponga a conocer esta apasionante realidad
institucional.
En su prosecución epítome de la historia de la policía, de su lectura e identificación desde una perspectiva política, Juan Ramón Quintana nos conduce
al conocimiento de sus aspectos claves que debieran ser tomados en cuenta,
para la comprensión de sus orígenes profesionales e institucionales. Cuasi inmediatamente después de la fundación de la República de Bolivia en 1825, la
administración del Gran Mariscal Antonio José de Sucre y Alcalá aprobaría la
Ley Reglamentaria de 24 de junio de 1826, que da lugar a la partida de nacimiento de la Policía Nacional de Bolivia. Un punto de partida que no puede
dejarse de lado, los “más de 15 años de intensas luchas civiles que terminaron
asfixiando el régimen colonial” (p.1) permitió a la nueva República de Bolivia
construir su propio andamiaje institucional, entre ellas la policía, una policía
que si bien tiene el objetivo mayor del logró de la “seguridad ciudadana”, fue
rápidamente cooptada con carácter político por los gobiernos sucesivos como
un instrumento más de fuerza policial pretoriana que de seguridad ciudadana. Si bien los gobiernos de Sucre (1825-1828), Santa Cruz (1829-1839) y Ballivián (1841-1847) en lo interno disfrutaron un clima de inseguridad ciudadana
controlado y niveles relativos de conflictividad social. En el plano externo tropezaron con serias amenazas a la seguridad externa que culminaron por maximizar los esfuerzos hacia la estructura militar. En esos años, la norma señalaba
que la policía era la institución encargada a través de los Intendentes de cuidar
la tranquilidad, buen orden y comodidad de los habitantes en las capitales
de Departamento, labor que se correspondía entorno a un espacio territorial
denominado “cuarteles” en el cual la policía empadronaba a todos los vecinos
con sus respectivos nombres, estado civil, empleo u oficios, número de hijos y
para ello especificaba cada casa particular bajo numeración.
En las provincias serían los gobernadores quienes administraron la justicia
y los corregidores en los cantones. Luego, Juan Ramón Quintana nos lleva a
lo que denomina “burocracia armada y caudillismo militar” que aborda al
gobierno de Belzu (1848-1855) que “logró impulsar un dinámico acercamiento entre la policía y un importante sector de la sociedad: los gremios de los
artesanos”, empero las debilidades de los cuerpos policiales, la indisciplina
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reinante y su permanente vulnerabilidad ante la conflictividad social reinante
motivaría que en 1856 los piquetes policiales se sometieran al Ministerio de
Guerra. Precisa también el autor que “hasta 1884 gran parte de los intentos
gubernamentales para reformar la policía encontraron limitaciones de distinta naturaleza, pero fundamentalmente restricciones políticas y la inadecuada
comprensión que acerca del importante papel que juega la policía en la sociedad” (p. 34).
El autor evidencia que en las tres primeras décadas del siglo XX se intentó
llevar tres experiencias fallidas de reforma (dos durante la administración del
gobierno liberal y otra en el gobierno del general Blanco Galindo) debido a un
carácter descentralizado y marcadas diferencias en liderazgo y administración prefectural así como falta de recursos. A través del Decreto Supremo de
Organización Policiaria de 1949 y la Ley Orgánica de Policías y Carabineros
de Bolivia, aprobada en 1950, se tradujo en el diseño más militarizado de la
historia policial.
Juan Ramón Quintana nos recuerda que durante los doce años de la administración del MNR (1952-1964), la historia de la policía, puede ser dividida en
dos fases: la primera arranca con la derrota del ejército oligárquico y la segunda se caracteriza por la desvinculación y el debilitamiento del accionar policial
efecto del control político. Así los últimos meses del gobierno de Paz Estenssoro fue caracterizado por una ola de movilizaciones sociales y que culminó con
el golpe militar del general Ovando el 4 de noviembre de 1964, que condujo a
su desarme, capitulación policial y este no actuaria más como una “célula política” del MNR. Luego de la incursión militar a los regimientos policiales y su
consecuente desarme, los militares asumieron el control absoluto de la institución policial, con ello se dio lugar a la reestructuración de la organización policial; por ejemplo la Dirección de Investigación Criminal se convirtió en una
suerte de quinta columna al interior de la nueva policía y especie informante
al sistema de inteligencia de las Fuerzas Armadas. El autor subraya que con el
golpe de Ovando, la policía fue descentralizada en tres organismos paralelos:
la Dirección Nacional de Transito, la Guardia Nacional de Seguridad Pública
y la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC).
La influencia norteamericana no fue ajena al proceso de rearme militar ni
tampoco a la nueva reestructuración policial, pues le tocó administrar y con133
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trolar de cerca el funcionamiento de los organismos especializados de inteligencia estatal policial a través de actividades de asesoramiento e instrucción
al personal de la DNIC promovidos directamente desde los cursos de la División de Seguridad Pública de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la División de Seguridad Pública (USOM),
financiados por el gobierno norteamericano. Tras un interregno nacionalista y
subsecuente preocupación por la política de seguridad ciudadana, el general
Torrez dispuso una comisión encargada de estudiar la reestructuración de la
policía boliviana sosteniendo la necesidad de mejorar los índices de eficacia
técnica y administrativa de los servicios policiales del país, para avanzar en
un nuevo concepto seguridad ciudadana que tiene por objeto privilegiar la
seguridad colectiva a diferencia de clásica defensa de la propiedad privada e
individual.
En este sentido se creó el Instituto de Investigaciones Penitenciarias como
órgano científico para estudiar los problemas penitenciarios y penológicos,
preparar un código de ejecución penal y sugerir políticas al Supremo Gobierno. Esto le permitiría a la policía demandar una mayor autonomía y control
sobre la marginalidad social y delincuencia creciente, una policía con una creciente política social es en la que se inscribiría la función policial, que había
sido apartada durante las décadas anteriores y como resultado de las múltiples intervenciones políticas y militares. La tramitación de esta política de
encuentro social-policial y reestructuración no fue posible por la breve gestión
del general Torrez, pero que fue atendida relativamente por el otro golpe militar de Banzer aunque otra vez apegada al control político.
El golpe militar de agosto de 1971 liderado por el coronel Banzer (19711978) se erigió en el plano político bajo una dependencia extrema norteamericana y se movería bajo el paraguas ideológico de la Doctrina de la Seguridad
Nacional que sirvió para luchar contra el enemigo interno en su manifestación
comunista. Esta política de seguridad provocó que los mecanismos de seguridad interna fueran severamente ajustados al interior de la policía y las fuerzas
armadas, que promoviera al final su relacionamiento a pesar de sus traumáticas memorias constituidas en abril de 1952 y noviembre de 1964. Como parte
de la política policial de Banzer, residió en la designación del Comandante
General de la Policía que recayó en un miembro de esta institución, se aceleró
el programa de autonomía policial, se determinó la extinción de la DNIC para
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dar paso a la nueva estructura de seguridad interna y orden publico. Se creo
en lugar de la DNIC la Dirección de Investigación Nacional, creó la Dirección
de Orden Social y la Dirección de Orden Público, entre otros, esto significó la
conquista de un amplísimo margen autonómico. En la ultima fase del gobierno
de Banzer la policía desempeñaría un papel protagónico en tareas de control
social, esto confirmaría su concepción institucional policial de orden publico,
a ello se debe agregar que se le otorgó la incursión policial en las labores de
lucha contra el narcotráfico, esta tarea reviste dado que las nuevas formas del
delito precisamente surgieron del narcotráfico. Con el golpe de julio de 1980,
la policía fue convertida en un instrumento dócil que apoyó la estructura represiva lo cual lo ancló en los extremos de la corrupción y la complicidad en
condición de aliado táctico a favor de la beligerancia militar.
A este nivel de análisis, el autor expresa en la parte conclusiva una reflexión
encomiable sobre la construcción de una policía democrática y profesional en
un marco de seguridad pública. No cabe duda, que hoy por hoy, todavía la
construcción de la institucionalidad de la policía boliviana es una asignatura
pendiente y que tenga como objetivo formal lograr la seguridad ciudadana.
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HINOJOSA, Alfonso, Buscando la vida: familias bolivianas
transnacionales en España, CLACSO-PIEB, 2009, 119.
Rossana Suárez Santalla*
En el libro de Alfonso Hinojosa se analizan las características de los procesos migratorios de bolivianos y bolivianas a España entre los años 2000 a 2007;
considerando que el incremento continuo de grupos heterogéneos de migrantes y su impacto dentro de las fronteras, convierten el caso boliviano en uno de
los más característicos para el estudio de la migración internacional latinoamericana, siempre ligado a la idea de crisis. El autor, sostiene que en Bolivia,
sobre todo en los valles centrales, las migraciones fueron una constante en sus
modos de sobrevivencia y reproducción social, donde las prácticas asociadas
a la utilización de recursos naturales para la sobrevivencia, no sólo tienen que
ver con la familia sino con toda la comunidad. El estudio se fundamenta en el
análisis de entrevistas a profundidad a emigrantes bolivianos residentes en
España y las estadísticas del INE.
El autor sostiene que el habitus migratorio en Los Andes es de larga data,
describiendo los desplazamientos poblacionales, sobre todo la práctica de los
mitimaes, costumbre incaica en la que se sacaban personas y familias de las
provincias estériles para trasladar hacia las tierras fecundas, donde tanto los
que se marchaban como los que se quedaban, se ayudaban mutuamente. En
el período colonial, el beneficio fue para la Corona española que dio lugar a
la mita, empresa extractivista basada en el trabajo forzado de los indígenas en
Potosí.
Hinojosa destaca que las diversas culturas que habitaron el altiplano y en
particular los que vivían en los valles centrales del país, mantuvieron una cosmovisión espacio-céntrica, manifestada en la movilidad permanente y en la
utilización de diferentes espacios geográficos, de modo que las migraciones
fueron una constante en sus prácticas de sobrevivencia y reproducción social.
* Licenciada en Derecho, especialista en derecho penal y gestión de proyectos sociales.
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Se explica que los pobladores de los valles han utilizado la migración como
una práctica de sobrevivencia y una cosmovisión particular que les permitió
aprovechas los recursos naturales de manera sostenible, en beneficio de las
familias y la comunidad en su conjunto.
El autor relaciona de forma clara la migración interna (campo-ciudad o
urbana-urbana) con la migración internacional, en la que lo rural se encuentra
en lo urbano y, lo urbano se incorpora rápidamente a los circuitos migratorios
contemporáneos de tipo transnacional, constatando un sistemático y significativo proceso de urbanización. Por este motivo, la expansión del espacio urbano
en casi todas las ciudades del país se aceleró, tornándose caótica y conflictiva,
como producto de la migración interna.
De manera que, desde las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz,
salen los contingentes de migrantes al exterior, donde los motivos de migración tienen que ver con principalmente con la búsqueda de trabajo y el afán de
conseguir mejores ingresos económicos. Se señala que Argentina es el principal destino de los migrantes bolivianos, por la demanda de mano de obra para
la zafra que se daba por la expansión de la industria azucarera en ese país.
Sin embargo, la industrialización ocasionó que los movimientos poblacionales
se concentren en las áreas industriales situadas en los márgenes de las grandes ciudades, especialmente Buenos Aires. Otro destino importante es Brasil
y Estados Unidos, porque el “sueño americano” tuvo impacto en la sociedad
boliviana, destacándose la migración de médicos, ingenieros, empresarios,
pero también un significativo conglomerado de mano de obra para trabajar
en servicios y construcción; estimaciones no oficiales hablan de alrededor de
200 a 250 mil bolivianos residentes en el país del Norte. Brasil, es otro de los
destinos donde las personas menos calificadas se dirigen hacia Sao Paulo para
emplearse como mano de obra barata en pequeños talleres de confección, pertenecientes en su mayoría a coreanos; se estima que unos 200 mil bolivianos y
bolivianas residen en el Brasil. Sin embargo, en los primeros años del presente
siglo, las dinámicas migratorias tienen como destino España, por el crecimiento económico que tuvo este país en los últimos decenios.
En el capítulo dos, el autor enfoca a la familia y comunidad como el núcleo
duro del hecho migratorio, analizando el concepto de transnacionalismo como
un proceso construcción de campos sociales que vinculan a las familias boli137
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vianas con los países de residencia, haciendo referencia a las relaciones fluidas
que mantienen los migrantes con sus lugares de origen. Las familias afectadas
por los procesos migratorios se ven obligadas a aceptar su nueva condición
y a recrear nuevos lazos de comunicación con sus familiares, por medio del
internet, teléfono, etc. En el análisis se hace hincapié en las redes que se desarrollan en estos espacios, donde adquieren importancia las condiciones de
vida cotidiana, las prácticas de comunicación, los cambios de comportamiento
y los flujos de capital económico y social. El conjunto de estos aspectos, crean
la sensación de “cercanía” pese a que los migrantes están separados por océanos de miles de kilómetros. Es así que los flujos migratorios pueden conformar una suerte de familia transnacional que no necesariamente rompe con
los patrones hegemónicos de la familia. Sin embargo, la familia transnacional se ve obligada a trabajar con mayor vehemencia sus vínculos familiares para
minimizar los riesgos que la distancia supone.
Asimismo, debido a que las remesas monetarias son la base de los procesos
migratorios, resulta evidente el fuerte impacto económico que tienen en los
países de origen. En cualquier caso, se promueve la construcción de comunidades transnacionales en los lugares de destino. Estos espacios de “bolivianidad” giran en torno a la comida, la bebida, la música, la danza, las fiestas familiares y sociales, los campeonatos de fútbol y los asuntos de orden político.
Se plantea que esos espacios transnacionales transitan por nuevos derroteros
de empoderamiento de los bolivianos en el exterior, especialmente en relación
al tema del voto en el extranjero.
En el capítulo tres, se analiza las dinámicas migratorias den Cochabamba
en términos de “sueño español”, que hacen de España el destino del nuevo
siglo, con motivo de la entrada de España a la Unión Europea, las medidas
duras de control migratorio de Estados Unidos después del atetado del 11 de
septiembre de 2001 y la crisis económica que sufrió Argentina el año 2000, que
ocasionó el viraje de familias migrantes bolivianas hacia España. La característica de estos flujos migratorios es la feminización, con todas las consecuencias
que conlleva; porque en los últimos años la presencia de mujeres va en aumento en los circuitos laborales transfronterizos, dando lugar a la conformación de
familias transnacionales. Cuando migra la madre, la redefinición de las funciones familiares es mayor, porque ya no comparten el mismo techo con sus
hijos, pero manteniendo el compromiso familiar, con el envío de remesas.
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Sin embargo, la migración femenina está acompañada de riesgos y vulnerabilidad durante el trayecto y en los lugares de destino, porque implica costos sociales y emocionales asociados a las familias divididas y la maternidad
transnacional. Esto se ha reconocido como “duelo migratorio”, entendiéndose
como la adaptación paulatina a la “pérdida” de personas, cosas, lugares, idioma, clima, costumbres o status social.
También se habla de instrumentos internacionales de derechos fundamentales que protegen a los migrantes, por ejemplo la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias, que
resalta la importancia de identificar las problemáticas más agudas de la migración, para formular planes de acción en las entidades de derechos humanos,
tanto en los países de origen, tránsito y recepción. Sin embargo, la migración
no supone necesariamente una ruptura con el país de origen, como ocurría en
el pasado, gracias a las posibilidades de comunicación que ofrece la revolución tecnológica.
El autor presenta una perspectiva objetiva y subjetiva sobre el tema migratorio y sus diferentes procesos, sosteniendo que la separación y adaptación
tiene riesgos notables para los migrantes, sobre todo para las mujeres que dejan sus familias; no obstante terminan construyendo familias transnacionales.
También se señalan los principales problemas que enfrentan los migrantes bolivianos en el exterior, como la explotación laboral, los bajos salarios, la discriminación o la situación de ilegal por falta de documentos.
La investigación de migrantes vallunos hacia España, puede servir para
abordar otros procesos migratorios tanto en el ámbito nacional como internacional. Se puede decir que del análisis y explicación de los procesos migratorios muestra las razones para la explosión de corrientes migratorias, así como
para la configuración de familias y comunidades transnacionales.
La migración es un fenómeno socioeconómico de nuestras sociedades, vinculado a factores externos como la globalización y la revolución de las tecnologías de comunicación e información. Es un asunto de múltiples dimensiones,
por lo que es necesario abordar las causas profundas de la migración así como
las políticas de integración y retorno.
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MUIBA, Simar y otros, Territorios compartidos: construyendo un
modelo de gestión territorial para el Madidi y el pueblo leco de
Apolo, PIEB, La Paz, 2012, 160 p.
Israel Gonzales Paredes*
El estudio plantea la necesidad crear mecanismos para la conservación y
el manejo integral del territorio que está en sobreposición con el el Parque
Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, donde el pueblo leco
asumirá un rol preponderante en coordinación con el Servicio Nacional de
Áreas Protegidas. Se trata de implementar un plan de manejo compartido de
recursos naturales entre las comunidades originarias y el SERNAP, sin afectar
la integralidad del territorio, permitiendo la generación de información para
establecer instrumentos técnicos.
El trabajo se divide en dos partes, en la primera se exponen los resultados
de la investigación y en la segunda se traza la propuesta de intervención, procurando implementar de aplicar los resultados del estudio. En lo que toca a la
investigación, la recolección de información se hizo a través de entrevistas y
talleres de discusión, en busca de alcanzar resultados prácticos para plantear
la propuesta de modelo de gestión integrada de áreas protegidas con la participación activa de las organizaciones comunitarias.
Asimismo, se hizo un análisis del contexto normativo, refiriendo al Art. 385
de la Constitución Política del Estado, que establece que las áreas protegidas
son parte del patrimonio natural y cultural del país, por lo que se debe hacer
un manejo integrado; así como señalan los autores: “la inclusión de la temática
de las áreas protegidas a nivel constitucional es un hecho sin precedentes en
nuestro país”.
Luego se hace referencia al Convenio 169 de la OIT, ratificado mediante Ley
Nº 1257, de 11 de junio de 1991, sobre el trabajo de los gobiernos de proteger y
conservar el medioambiente en los territorios de los pueblos indígenas; también mencionan la Convención sobre Diversidad Biológica, ratificada median* Estudios en derecho, Universidad Mayor de San Andrés, especialista en derecho público.
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te Ley Nº 1580, de 15 de junio de 1994, relacionada con la creación de sistemas
de áreas protegidas y la preservación de la biodiversidad. Otra disposición
importante es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de
los Pueblos Indígenas, ratificado mediante Ley Nº 3760, de 7 de noviembre de
2007, que tiene que ver con los derechos de autodeterminación de los pueblos
indígenas. Igualmente, se indica la Ley Nº 1333, de 27 de abril de 1992, Ley
de Medioambiente y al Decreto Supremo Nº 24781, de 31 de julio de 1997, así
como el Reglamento General de Áreas Protegidas. También se hace referencia
al trabajo del SERNAP a partir de 2006, que se adecúa al nuevo paradigma
de “Áreas Protegidas de la Gente”, en relación al documento planteado por
el SERNAP y la CIDOB “Propuesta para la Gestión Compartida del Sistema
Nacional de Áreas Protegidas”.
En el apartado del marco teórico conceptual, se incorpora el modelo de Mario Bunge, el sistema hipotéticos–deductivo, en lo que toca a la distinción de
tierra y territorio, vinculada a la tenencia, la función económica, estableciendo
que la territorialidad se encuentra en función a la cultura de cada pueblo en un
espacio propio.
Los autores realizan un análisis de la gestión territorial indígena desde el
punto de vista histórico, haciendo mención a los pueblos indígenas prehispánicos que poblaron el pie de monte y la llanura amazónica, con rasgos seminómadas. Se cree que tuvieron algún tipo de relación con los indígenas del
área andina, pero se desconoce si existió algún intercambio comercial. Luego
se hace referencia a los pueblos indígenas en la época colonial, donde las “cazas
espirituales” hechas por los misioneros franciscanos, lo cual se califica como
una “etnogénesis”. En esta misma línea mencionan a los pueblos indígenas en
la época republicana y auges económicos, donde se dio una nueva organización
territorial de la nueva república, basada en departamentos y provincias, que
no conocían los pueblos indígenas. En esa época el “Decreto para descubrir,
comercializar y explotar los recursos naturales de tierras bajas”, habría dado
curso al auge de la siringa, dando lugar a la esclavitud de pueblos indígenas a
través del “habilito”, consistente en una forma de retribución en especie, por
una cantidad de quina recolectada. Posteriormente se habla de pueblos indígenas en la reforma agraria, que para los autores causó un efecto negativo para
los pobladores de tierras bajas, en lo que toca a la diversificación económica
y la llegada de pobladores del altiplano y los valles, que llevaron formas de
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organización sindical. Otro aspecto negativo que consideran los autores, es la
dotación de tierras a las empresas y personas particulares.
Bajo estas pautas, los autores hablan de los pueblos indígenas durante los
años 1970 y 2000, y el primer decenio del Siglo XXI, recapitulando los hechos
sociales y las luchas de dichos pueblos. En este periodo se crea la Central de
Indígena del Oriente Boliviano, también se realizan las luchas sociales (1994),
que posibilitaron la reforma constitucional, que posibilita el reconocimiento
de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y el inicio de saneamiento de tierras
comunitarias con la colaboración de ONG.
El saneamiento de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), a partir de la
promulgación de la Ley de Reconducción Comunitaria de la Ley INRA, que
modifica la Ley Nº 1715, hace hincapié en el nuevo enfoque que adopta la
Constitución Política del Estado, constitucionalizando los principios de la Reforma Agraria, y también los mecanismos de lucha contra la concentración de
tierras. Pero se hace notar que aún se debe trabajar en el ámbito de administración del territorio y la sobreposición en las áreas protegidas.
Por tanto, los autores presentan una conceptualización sobre la gestión territorial indígena, haciendo una aproximación a su evolución histórica, resaltando
la propuesta de CIDOB de 2008, que es “el proceso por el cual las organizaciones
indígenas dueñas de un territorio lo gestionan de forma participativa y en consenso
con las demás comunidades, ejecutando sus decisiones con el fin de mejorar su nivel
y su calidad de vida de acuerdo a sus valores culturales”. Tomando también como
referencia la relevancia internacional y nacional, con la Declaración de la Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y su ratificación en
el país como Ley nacional, y finalmente presentan la propuesta realizada por
Jorge Salgado que divide la gestión territorial indígena en cinco elementos:
organización, territorio, recursos naturales, cultura y relación con la sociedad
nacional. Sobre las autonomías indígenas, los autores realizan un análisis en base al
modelo de Gestión Territorial Indígena planteado por el Técnico José Mani
de la comunidad Macheretí, simbolizado por una hormiga donde: “La cabeza
simboliza la organización que es la que dirige la gestión territorial. El cuerpo
hace referencia al territorio, donde se trabajaran y desarrollan los temas o líneas de acción; la cultura y el género son parte del tórax y simbolizan el cora142
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zón o el trabajo transversal. Las patas son procesos que se materializan en herramientas necesarias para que esta gestión tenga dinamismo, se transforme
y adquiera actividades que generen recursos económicos…”. Bajo esa explicación, se plantea que el uso de este sistema puede ser usado para establecer
elementos relevantes para las Autonomías Indígena Originario Campesinas.
Sobre la propuesta de gestión compartida, los autores presentan un modelo en base a los lineamientos perfilados por la CIDOB, pero concertado
entre la CIPLA y el SERNAP. El modelo se muestra como coherente con la
estructura institucional de la CIDOB, en términos de compatibilidad de los
instrumentos de gestión. Pero también se expone la existencia de conflicto en
relación a los instrumentos de organización territorial de la TCO, el SERNAP
y el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial. En lo que toca a la compatibilidad del ordenamientos territorial, en un taller realizado el 2009, se habría
logrado la concertación de instrumentos de manejo, articulando el Plan de
Manejo y el Plan de Vida, generando una zonificación única y concertada, por
lo cual realizan trabajos de campo en los territorios, obteniendo como resultado la firma de actas. El Plan de Vida del pueblo Leco aprobado en 2009, cuenta
con tres ámbitos de trabajo “1) un ámbito territorial que define un ordenamiento territorial de la TCO en función a las expectativas de desarrollo de su
población (esta ámbito es bastante parecido al Plan de Manejo del Madidi),
principalmente a través del aprovechamiento de los recursos naturales existentes en su territorio, considerando su potencial, disponibilidad y vocación
productiva; 2) un ámbito de desarrollo que define un marco estratégico de
orientación de la gestión integral del territorio y una serie de programas de
manejo; y 3) un ámbito institucional que define un marco estratégico y programático de orientación para el desarrollo organizacional de la CIPLA y un
marco normativo institucional, así como bases normativas para el manejo de
recursos humanos de territorio”. Se concluye que ambos plantes tienen que
ver con: “conservación, gestión territorial participativa e integral, desarrollo
sostenible y definición de límites, zonificación interna y conservación de la
biodiversidad y valores culturales”.
Los autores concluyen que la importancia del trabajo coordinado consiste
en la complementariedad entre los instrumentos de planificación estratégica
y de gestión territorial del área protegida, incorporando los dos plantes (Plan
de Manejo y Plan de Vida), lo cual permite la compatibilización del ordena143
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miento territorial y el marco estratégico del área de sobreposición, donde la
responsabilidad compartida es fundamental.
Mientras que en la segunda parte del texto, que refiere a la propuesta de
intervención, se hace referencia a los datos de la CIPLA en cuanto a la sobreposición de territorio titulado y en proceso de saneamiento del Parque Madidi,
de 350.000 hectáreas aproximadamente. Se trata de generar instrumentos de
manejo integrado entre el Plan de Vida y Plan de Manejo, a fin de lograr una
gestión de responsabilidad compartida entre la CIPLA y el SERNAP/Madidi,
a través de un convenio marco entre la CIPLA y el SERNAP, para el inicio de
la gestión territorial y el aprovechamiento racional de recursos naturales.
La inscripción de las actividades para el desarrollo del modelo compartido,
se hace tanto en el POA del Madidi como en el de TCO, viendo la gestión de
financiamiento para los proyectos. Se busca implementar los proyectos con
amplia participación de los comunarios, preservando las condiciones ambientales.
Se plantea que sobre la nueva estructura orgánica conformada por la CIPLA y el SERNAP, se garantizará la: “conservación del área de interés común
y aporta a la mejora de calidad de vida de la población en base a los principios
de conservación y manejo de los recursos naturales ejercidos tradicionalmente
por el pueblo indígena leco de Apolo”. Asimismo, se busca conservar la biodiversidad a partir de un manejo sostenible de recursos naturales, rescatando
los usos y costumbres del pueblo leco.
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