lo que quiso saber sobre el Plan Bolonia y no se atrevió a

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A meses de la entrada en vigor del Espacio Europeo
Todo lo que quiso saber sobre el Plan
Bolonia y no se atrevió a preguntar ¿Pero qué es eso del Plan Bolonia del que todo el mundo
habla, casi nadie conoce y trae de cabeza a alumnos,
profesores, rectores y demás miembros de la comunidad
educativa española? La ausencia de una directriz clara y
explicada de forma convincente ha llevado a los alumnos a las
calles, a cargas policiales, a detenciones, huelgas de hambre y
demás medidas de presión para que no entre en vigor un plan
supranacional de obligado cumplimiento, irreversible y que
una vez conocido resultará que no es tan malo, mejorable,
pero no inaplicable. Bastará con que se solucionen temas
como que aquellos alumnos que al mismo tiempo son
trabajadores puedan compatibilizar el nuevo sistema de
enseñanza universitaria, y que desaparezca la creencia de que
la universidad se pone en manos de las empresas privadas.
Comenzando por el principio, digamos que el Plan Bolonia es el
nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de
Bolonia (Italia), acuerdo que en 1999 firmaron los ministros de
educación de la Unión Europea en esa ciudad transalpina. Se trata de
una declaración conjunta que dio inicio a un proceso de convergencia
que tenía como objetivos facilitar el intercambio de titulados y
www.sitacyl.es adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas
sociales. La declaración de Bolonia condujo a la creación del “Espacio
Europeo de Educación Superior”, un ámbito al que se han incorporado
países incluso de fuera de la Unión Europea y que sirve de marco de
referencia a las reformas educativas que muchos países han iniciado
ya.
Para muchos sectores de la sociedad, el Proceso de Bolonia va más
allá de lo firmado en Bolonia, comprendiendo aspectos relativos a
toda la reforma universitaria que se consideran más importantes,
especialmente aquellos referidos a la financiación de la universidad
pública. Por ello, cuenta con muchos detractores.
El Espacio Europeo de Educación Superior es un proceso de carácter
intergubernamental con participación de universidades, estudiantes,
la Comisión Europea y otras organizaciones. Este proceso tiene como
meta el establecimiento de un Espacio Europeo de Educación Superior
único en el año 2010.
El EEES no tiene como objetivo homogeneizar los sistemas de
Educación Superior sino aumentar su compatibilidad respetando su
diversidad. La construcción del EEES se basa en acuerdos y
compromisos sobre los objetivos a alcanzar. El EEES se contempla
como un espacio abierto en el que no existen obstáculos a la
movilidad de estudiantes, titulados, profesores y personal de
administración, y se articula en torno al reconocimiento de
titulaciones y otras cualificaciones de educación superior, la
transparencia (un sistema de titulaciones comprensibles y
comparables organizado en tres ciclos) y la cooperación europea en la
garantía de la calidad.
El nuevo sistema educativo
Mucho se habla y se debate sobre el proceso de adaptación de
nuestras universidades al Espacio Europeo de Educación Superior.
Defensores y detractores se afanan por dar a conocer sus bondades y
sus perversiones, mientras el plan sigue su curso imparable. Pero,
¿cómo será la universidad tras la adaptación? ¿Qué cambios se
encontrarán los estudiantes que estudien las nuevas titulaciones?
El sistema de créditos ECTS
El primer cambio que se produce con Bolonia es en los llamados
créditos. En el sistema actual cada crédito equivale a 10 horas
lectivas impartidas por el profesor. Este ahora, pierde protagonismo
en el aula, en beneficio del trabajo del alumno. Así, el sistema se
basa en los llamados créditos ECTS que corresponden a 25-30 horas
de trabajo del estudiante. En ellas se incluyen las clases, pero
www.sitacyl.es también el tiempo dedicado a las tutorías, a estudiar, preparar
exámenes, realizar prácticas.
Licenciaturas y Diplomaturas vs. Grados
Las actuales diplomaturas de tres años y licenciaturas de cinco, se
verán sustituidas por los llamados grados que tendrán todos ellos la
misma duración, cuatro años, o lo que es lo mismo 240 créditos
ECTS. 60 de esos créditos deberán de ser de formación básica y 36
de ellos de las materias de la rama al que pertenezca el grado (Artes
y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y
Jurídicas, e Ingeniería y Arquitectura).
Otra de las novedades es que los estudiantes tendrán que realizar un
trabajo de fin de grado y que dichos grados podrán tener hasta 60
créditos de prácticas externas o programas de movilidad, uno de los
aspectos que más se quiere potenciar con la adaptación al EEES.
El máster
Con Bolonia, el máster es el segundo ciclo de la enseñanza
universitaria y tendrá reconocimiento oficial y un precio público. Su
duración oscilará entre 60 y 120 créditos ECTS, es decir, entre un año
o dos de estudio.
Algunas titulaciones como la de Derecho, las Ingenierías superiores y
la de profesor de Secundaria necesitarán obligatoriamente de este
máster para acceder al mercado laboral. Los detractores de Bolonia,
centran en este punto la mayor parte de sus críticas.
Doctorado
El doctorado es el tercer y definitivo ciclo de las enseñanzas
universitarias y estará enfocado a la investigación.
Las principales modificaciones
Para resumir aún más todo lo expuesto hasta el momento,
concretamos en los siguientes puntos de forma esquemática:
- Desaparecen las diplomaturas y licenciaturas. Las dos categorías se
igualan en duración, 4 años, y cambian de nombre para denominarse
títulos de grado.
www.sitacyl.es - La especialización se alcanza con un máster o doctorado. Al igual
que en el modelo anglosajón de tres ciclos.
- Cambia la manera de evaluar. El trabajo del alumno se califica a
diario, no solo con clases magistrales sino también con tutorías y
trabajos en grupo, en total, 40 horas de trabajo semanal. El examen
será solo un porcentaje de la nota.
Los puntos del conflicto con los estudiantes
Estos cambios han dado lugar a una serie de afirmaciones y temores
en los que se basan las protestas de los ‘anti Bolonia’. Las principales,
también de forma resumida, son los siguientes:
- La universidad será más elitista. El hecho de que los nuevos
créditos exijan 40 horas de estudio semanal pone, según quienes se
oponen al proceso, trabas a los que trabajan para pagarse la
universidad. Los partidarios aseguran que este sistema reconoce
simplemente todas las horas de trabajo que el estudiante realiza.
- Será obligatorio hacer un máster. Algunos temen que sea
imprescindible para acceder al mercado laboral y que suponga una
nueva inversión de hasta 5.000 euros. Sin embargo, sólo será
obligatorio para los estudios de Abogacía, Ingenierías Superiores y
Profesorado de enseñanzas secundarias. Además, tendrán ahora
reconocimiento oficial y precios públicos.
- Las empresas entran en la universidad. Quienes se oponen temen
que se trate de una privatización encubierta de la enseñanza pública,
que la reforma ponga a la Universidad al servicio de empresas y que
aquellas carreras con poca salida laboral queden marginadas. Los
partidarios, sin embargo, creen que con Bolonia se conseguirá una
universidad con una vocación más práctica. Y el Gobierno asegura
que no por ello se abandonarán las carreras con menor índice de
salidas.
- Desaparecerán las becas. En España sólo un 20% de los alumnos
está becado, la mitad que la media europea. Sin embargo, el
gobierno ha aumentado el dinero para becas en 38 millones de euros.
Además a las becas tradicionales se sumarán con Bolonia las becas
préstamo a pagar en 20 años.
- Homologación europea. Sí, pero no inmediata. El reconocimiento de
los títulos no será automático y la homologación siempre es parcial.
Por lo que no es cierto que se pueda ir de un país a otro de la UE con
un grado y esperar un reconocimiento inmediato.
www.sitacyl.es Estudiantes, a favor y en contra
Algunas agrupaciones estudiantiles, como el Sindicato de Estudiantes,
llevan luchando contra la aplicación de este plan durante años,
aunque ha sido durante el 2009 cuando se han producido las mayores
protestas, con la convocatoria de diversas huelgas, tanto de
estudiantes como de maestros, en toda España. Este año, unos
16.000 alumnos cursan ya planes de estudios adaptados al modelo
europeo en 33 universidades públicas y privadas. En 2010-2011
todos los de nuevo ingreso se matricularán obligatoriamente en los
Grados.
Para los convocantes de las últimas manifestaciones, el proceso de
Bolonia es el ataque más fuerte en los últimos 30 años a la educación
pública ya que supondrá la expulsión de miles de hijos de
trabajadores de la universidad. Desde el Sindicato de Estudiantes
aseguran que están interesados en converger con Europa, pero
también quieren que en la universidad el 40% de los alumnos reciban
alguna beca, como sucede en países de la UE, y no el 15% que
tenemos que soportar. Y también quieren un 7% del PIB, como
sucede en Finlandia, y no un 4, 1%.
Estas asociaciones defienden que el Plan Bolonia en una privatización
encubierta de la universidad española, y que hará más difícil acceder
a este tipo de educación, tanto a nivel económico, con el aumento de
tasas y matrículas y la desaparición de becas, como a nivel
intelectual, con el endurecimiento de la Selectividad y la desaparición
de varias licenciaturas.
Afirman que el Grado podrá llegar a los 2.554 euros por año (durante
cuatro años) y actualmente es de 800 euros. Y el máster, título que
será la mejor garantía para un buen puesto de trabajo, podrá costar
hasta 5.600 euros anuales por año. Si no se aprueba alguna
asignatura, el precio de ésta se incrementará un 50% la primera vez
y un 100% a partir de la segunda. Al final, de los 4.000 euros que
puede costar hoy tener una carrera de cinco años, se podrá llegar a
los 21.416 euros.
Entre las voces estudiantes que defienden el Plan, entre las que
destaca Estudiantes Progresistas (FAEST) afirman todo lo que
contrario, que Bolonia hará la universidad española más accesible y
con una calidad de enseñanza al mismo nivel que el resto de Europa.
Cómo afectará a los profesores
La implantación del proceso de Bolonia va a suponer una profunda
reforma de la Educación Superior en nuestro país y en toda la Unión
Europea, no solamente en cuanto al método de enseñanza, sino que
www.sitacyl.es también afectará a los requisitos de formación de numerosas
profesiones.
Como todo proceso de reforma, y más de este calado, el EEES
despierta recelos y reticencias en determinados sectores sociales,
pero también genera ilusión en otros sectores, que esperan que este
proceso sirva para mejorar la Educación Superior en España. Es la
eterna dualidad entre amenaza y oportunidad.
¿Cómo será la formación inicial de los futuros profesores de niveles
anteriores a la universidad, es decir maestros y profesores de
Secundaria? Una primera implicación viene derivada del hecho de la
desaparición de las actuales diplomaturas y licenciaturas, y la
creación de unas nuevas enseñanzas denominadas Grados, que como
norma general constan de cuatro cursos académicos.
Por tanto, desaparece la actual diplomatura en Magisterio, y se crea
el Grado de Maestro, por lo que para acceder al cuerpo de maestros,
o para ejercer como maestro en un colegio público o privado, será
necesario estar en posesión de un grado que exigirá un año más de
formación que la actual diplomatura.
A los afiliados a ANPE, el sindicato profesional mayoritario en el
ámbito de la Enseñanza Pública, ésta mayor carga lectiva que se
exigirá al futuro Maestro les parece positiva, siempre y cuando se
palien las deficiencias del modelo actual, y se incida en la mejora de
la formación científica, humanística, pedagógica, pero también en la
formación en nuevas tecnologías, y en idiomas. Es necesario dar un
empujón definitivo que permita que las nuevas generaciones no
pierdan el tren de las nuevas tecnologías y de los idiomas.
Para el futuro profesor de Enseñanza Secundaria, también existen
novedades importantes, pues para acceder a esta profesión será
necesario, además de estar en posesión de un Grado, obtener un
máster de un año de duración (60 créditos ECTS), que sustituirá al
actual Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP), que prácticamente
todos los sectores relacionados han criticado, por ser considerado un
mero trámite, que no daba la formación pedagógica que los futuros
profesores
necesitaban.
Bolonia evaluará cada cinco años la calidad de los docentes
Los profesores universitarios que tengan un informe negativo en el
sistema de evaluación vinculado al EEES dispondrán de dos años para
adaptar su actividad docente y responder así a las carencias
detectadas por la comisión evaluadora.
www.sitacyl.es El programa de evaluación docente empezará a funcionar en el curso
2010-2011 y los profesores universitarios deberán someterse a su
examen cada cinco años de modo obligatorio.
El profesorado es uno de los grandes protagonistas de este proceso
en tanto en cuanto debe adaptarse a la nueva metodología docente
que plantea la adaptación, metodología que hasta ahora se basaba en
las clases magistrales. Trabajos en grupo, exposiciones orales y el
uso de nuevas tecnologías dinamizarán las aulas de la universidad, a
la vez que las tutorías se impondrán en la relación profesor-alumno.
Las preguntas más frecuentes
El Ministerio ha creado varias páginas en Internet para responder a
las preguntas más frecuentes sobre el Plan. Las responde el
secretario de Estado de Universidades, Marius Rubiralta.
- ¿Devaluamos las licenciaturas con el nuevo título de Grado?
Los títulos de Grado capacitan al estudiante para empezar a trabajar
si lo desea, tal y como ahora hacen muchos títulos de licenciado y/o
diplomado. Para otros, puede ser necesario completar los estudios
con un máster universitario (máster oficial) o con un doctorado.
- ¿Desaparecen las becas, que son sustituidas por préstamos?
En absoluto. El Gobierno se ha comprometido a mantener el sistema
actual de becas y ayudas, y desde 2007 ofrece también préstamosrenta universidad complementando el sistema de becas como ocurre
en otros países de nuestro entorno. España además los ofrece a
interés 0 para quien quiera cursar un máster oficial o mejorar su
formación de posgrado mientras está trabajando en Europa, Estados
Unidos y Canadá. Pero es una opción más, que no sustituye a las
becas que se seguirán concediendo e incrementándose como hasta
ahora.
- ¿Subirán las tasas?
Las tasas de las Universidades públicas seguirán siendo precios
públicos y como siempre serán marcadas por cada Comunidad
Autónoma en el marco del acuerdo que se establece en la
Conferencia General de Política Universitaria. El proceso de Bolonia no
se refiere a la política de precios públicos y si a la dimensión social
del sistema universitario que se sustenta en el principio de igualdad
de oportunidades.
- ¿Serán más caros los másteres?
www.sitacyl.es Desde el curso 2006-2007 y por primera vez las universidades
ofrecen másteres oficiales a precios públicos, algo que hasta esta
reforma no ocurría.
- ¿Ahora no será posible trabajar y estudiar al mismo tiempo,
por lo que sólo podrán estudiar los ricos?
Al contrario, es ahora cuando la planificación de las enseñanzas debe
contemplar una atención que facilite compaginar los estudios con la
actividad laboral.
- ¿Habrá que hacer prácticas gratis en empresas?
Con los nuevos planes de estudio, las prácticas entran a formar parte
de la formación y estarán reguladas por la Universidad. Ni Bolonia ni
el Gobierno establecen criterio alguno sobre su remuneración.
- ¿Se permite la entrada de las empresas en la Universidad?
Se suele confundir la generalizada y necesaria relación universidadempresa en todos los sistemas universitarios públicos europeos e
internacionales dentro del mecenazgo, la contratación de servicios y
la transferencia de conocimiento con la supeditación a los intereses
privados sectoriales que, evidentemente no es cierta.
- ¿Por qué se protesta entonces?
La construcción del Espacio Europeo de Educación Superior supone un
cambio estructural importante de nuestra Universidad que afecta a la
comunidad universitaria y a la sociedad en general. Es comprensible
que genere inquietud y también que en torno a él circule información
equívoca. El desafío ahora es completar el tramo final alcanzando el
mayor nivel de calidad en el servicio público que se ofrece desde las
universidades e informar a la sociedad de forma clara y directa sobre
los beneficios de este cambio del sistema educativo.
- ¿No debería
referéndum?
debatirse
más
e
incluso
promover
un
El Proceso de Bolonia se inició hace 10 años. Estamos ya en una fase
avanzada de implantación. Desde su origen el proceso se ha ido
construyendo con la participación de Gobiernos, universidades,
www.sitacyl.es agentes sociales y económicos y estudiantes. En España el proceso se
ha definido en el marco de lo establecido en la Ley Orgánica 4/2007
de 12 de abril por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001 de 21 de
diciembre de universidades aprobada por las Cortes Generales con un
amplio consenso.
- ¿Desaparecerán las carreras de Ciencias y Letras ´Puras´?
No deben desaparecer. La sociedad necesita humanistas y científicos
bien preparados para mejorar el conocimiento humano con sus
investigaciones. Y existe, además, una demanda efectiva de
profesionales en la gestión de iniciativas culturales y de innovación en
el mercado laboral. Pero no es menos cierto que la gran mayoría de
los estudiantes prefieren otros estudios en disciplinas aplicadas o
experimentales, con mejores salidas profesionales.
Las dos visiones: negativa y positiva
Como toda iniciativa, el Plan Bolonia tiene las dos vertientes positiva
y negativa. Para entender ambas posturas, echamos mano de las
opiniones publicadas en el digital Soitu.es de dos profesores
universitarios. Uno con visión negativa y otro con visión positiva del
proceso.
LA NEGATIVA. Carlos Fernández Liria, catedrático de metafísica
de la Universidad Complutense de Madrid, es un líder para los
enemigos del proceso. Una especie de pope influyente en el
alumnado. Desde 2000, ha estado denunciando la deriva
mercantilizadora y comercial que paulatinamente toma la enseñanza
superior española. El plan Bolonia es la confirmación de todos sus
temores. Su opinión sigue siendo la misma que hace unos años, no
ha rebajado sus tintes apocalípticos, sino que se ha radicalizado.
Hemos seleccionado los fragmentos más significativos de su opinión
sobre el llamado proyecto Bolonia. Este plan contempla una serie de
transformaciones que culminen en la creación de Espacio Europeo de
Educación Superior en 2010. La homologación de los títulos, el
fomento de la movilidad de alumnos y profesores y la creación de un
sistema común de créditos son los principales cambios. Pero la idea
de hacer del conocimiento un valor para el crecimiento y el desarrollo
del continente es la que más ampollas ha levantado. Algunos alumnos
y docentes opinan que así se potenciarán sólo las carreras con
utilidad práctica que interesen a las empresas, devaluándose la
formación en contenidos, o sea, el saber por el saber.
www.sitacyl.es “Bolonia son dos páginas en que no se dicen más que vaguedades
contra las que nadie puede estar en contra, pero en realidad es la
tapadera de otro proceso: la privatización y mercantilización de la
educación superior. Las empresas se van a adueñar de dinero público
y de un ejército de becarios pagados por el Estado. Invertirán
únicamente en los programas de investigación que les interesen y
éstos serán los que sobrevivan finalmente, porque la rentabilidad en
el mercado (medida como "la utilidad social") se ha convertido en el
criterio fundamental a la hora de modelar los planes de estudio. La
universidad se pone así al servicio del mundo empresarial y laboral:
no hay dinero para lo que no es rentable.
La formación no puede ser más que generalista, porque las carreras
se quedan en la mitad de las horas lectivas. Ahora los grados
[titulaciones que sustituirán las actuales licenciaturas] van a tener
cuatro años, pero muy deteriorados. El primero será un curso común
de corte muy general, una especie de continuación del bachillerato y
el cuarto estará vinculado a las prácticas en empresas. Los cursos
específicos serán sólo dos, lo que supone un gran mazazo a la
educación en contenidos. Los estudiantes van a terminar con una
cultura general muy precaria y, actualmente, un licenciado no tiene
ese perfil. Este modelo obedece a la estrategia suicida de acercar y
adaptar la universidad a un mercado laboral basura. Para pagar a un
telepizzero no necesitamos que haga una carrera larga, ni a alguien
que sepa entender a Hegel o leer latín y griego.
Ya nos estamos empezando a encontrar que, a la hora de pedir
financiación para un proyecto de investigación, una beca o cualquier
propuesta que salga de un departamento, se está empleando como
criterio fundamental de evaluación la "utilidad social" de la iniciativa.
¿Y qué significa? Que se cuenta como principal mérito la obtención de
financiación externa, es decir, de empresas. Puntúa tan alto que si no
la tienes es prácticamente imposible conseguir dinero público. Así, a
la larga será inevitable que las carreras que no tengan interés
empresarial directo sean dañadas o directamente suprimidas.
Nosotros queremos estudiar la fenomenología de Hegel, ¿pero a qué
empresa le interesa eso?
Es la confirmación de la lógica de Bolonia y de que tenemos razón. La
educación se ha divido en dos y la universidad se ha ligado al mundo
empresarial, a los intereses privados. El mensaje que se transmite es
que la educación superior debe estar más cerca de la empresa que
del bachillerato. Las políticas de I+D+i, son además incompatibles
con muchos estudios universitarios como las humanidades o la
ciencia teórica. Mientras, el Ministerio de Educación queda para algo
así como la gestión de la asistencia social a los sectores
problemáticos de la sociedad”.
www.sitacyl.es LA POSITIVA. Rafael Feito, profesor de sociología de la
Universidad Complutense de Madrid, ve el Proceso como un futuro
que puede darle el empujón que necesita la educación superior
española. ¿La clave? Dos palabras: flexibilización (de titulaciones e
itinerarios) y movilidad (de profesores y alumnos en el conjunto del
continente).
“El énfasis pasa del profesor que enseña al alumno que aprende. La
idea fundamental se basa en la autonomía del estudiante, en que
produzca contenidos. Vivimos en un escenario casi medieval, en el
que la universidad se dedica a perorar desde una tarima donde se
dictan apuntes. Por ejemplo, ¿por qué no colgar las clases en
plataformas como YouTube para que los estudiantes puedan verlas
cuando mejor les venga? Es necesario crear escenarios más
interactivos, abrir la docencia al mundo exterior, una flexibilización
que permita no conocer sólo la visión de tu profesor, sino otras
muchas cosas.
Creo que la oposición de los profesores obedece a un corporativismo
cerril, que actúa con independencia del bienestar social. El peso de
los grupos profesionales es muy fuerte en la universidad, cada cual
trata de salvar su asignatura y ya está (...) Nosotros tenemos clases
en la licenciatura de Sociología con cinco estudiantes. ¿Está la
sociedad dispuesta a pagar el dispendio de estos micros grupos?
Cada vez que se hace un plan de estudios, cada profesor piensa que
su asignatura es la más importante del mundo. Los intereses que
operan en la universidad son tan particularistas (si no más) que los
de la General Motors. En el caso de los alumnos, me resulta una
queja más difícil de asumir.
Los países escandinavos, donde el Estado recauda suficiente dinero
como para que la gente pueda estudiar con un salario, me parecen el
modelo ejemplar. Pero en España hay una rebelión social cada vez
que se plantea una subida de impuestos, la sociedad no está
dispuesta a pagar más. Unos estudios universitarios de calidad, por
fuerza son caros, tener universidades punteras requiere mucha
inversión. Si ni el Estado ni la sociedad están dispuestos a darla, no
hay que estigmatizar en exceso al capital privado. En Estados Unidos,
donde las empresas invierten en las universidades, el porcentaje de
hijos de clase trabajadora es similar al que hay en Europa. En
cualquier caso, ahora estaríamos más cerca del modelo de Reino
Unido, donde el estudiante puede obtener una ´beca préstamo´
[sistema por el que se están sustituyendo las tradicionales ayudas a
fondo perdido por modelos de pago futuro de los nuevos másteres
que se implantarán. El alumno no deberá devolver el dinero hasta
que no tenga una renta que se lo permita].
www.sitacyl.es Uno de los aspectos más discutidos sobre el proceso de Bolonia es
que se pone énfasis en la adquisición de "destrezas", "habilidades" y
"herramientas" en lugar de conocimientos. Esto significa potenciar
aptitudes prácticas como hablar en público, trabajar en grupo, etc. En
definitiva, se trata de obtener las llamadas "competencias" que
permitan a los alumnos desenvolverse en cualquier ámbito:
"aprender a aprender" lo que sea necesario. Algunos docentes,
reunidos bajo el grupo que han autodenominado ´Profesores por el
conocimiento´, han denunciado que este cambio de óptica puede
suponer una merma de la formación específica de las materias.
Los llamados ´profesores por el conocimiento´ tienen lo que Paulo
Freire denominó la ´concepción bancaria´ de la educación: ellos
poseen el conocimiento y lo transmiten sobre cabezas vacías. Son
muy conservadores en su práctica docente. La gente no aprende así.
Las competencias (saber hablar en público, escribir, emitir juicios
críticos y opiniones) son útiles para las empresas, sí, pero también
son susceptibles de uso alternativo. Una persona que sepa hablar
bien va a ser más útil para la sociedad que una que no sepa y la
universidad hoy es la tumba del pensamiento, está creando persona
mudas (...) Ha habido una distorsión muy fuerte sobre este punto.
Ser la primera sociedad del conocimiento no quiere decir no saber
nada. Cualquier empleo hoy está sometido a la innovación
tecnológica, pero esta filosofía de saber adaptarse a distintas
circunstancias apunta también a los cambios sociales, a que ser
ciudadano cada vez es más complejo. Hay que ser más plurales,
tenemos que tener opiniones sobre más cosas. No sólo se pone el
énfasis en adquirir destrezas y capacidades sino en crear ciudadanos
más críticos, que sepan adaptarse a una sociedad en constante
cambio”.
Otras opiniones más objetivas
Recurrimos a otras dos opiniones más asépticas. Se trata del análisis
conjunto de los profesores Germán Orón (catedrático de Derecho
Financiero y Tributario) y Andrés Recalde (catedrático de Derecho
Mercantil), ambos de la Universidad Jaume I de Castellón.
“La campaña explicativa sobre el proceso de Bolonia incide de modo
relevante en tres aspectos considerados estrella, y que, a saber, son:
las novedades metodológicas que comporta para el aprendizaje, la
promoción de la movilidad de los estudiantes y de los profesores, y la
validez de las titulaciones en toda Europa. Procediendo del Ministerio
de Ciencia e Innovación, y aunque no se trate de actos
administrativos, al menos cabe conceder la presunción iuris tantum
de veracidad a estas declaraciones. En cuanto a las bondades de la
nueva metodología que se pretende, acompañada en algunas
titulaciones de la reducción de contenidos, el tiempo será el mejor
www.sitacyl.es testigo de su éxito o fracaso, pero, mientras tanto, permítasenos el
escepticismo basado en el menos es menos, porque la reducción del
período dedicado a la docencia en sectores de progresiva
complejidad, no permite presumir que vayan a mejorar las cosas.
Respecto de la movilidad de estudiantes y de la validez de las
titulaciones, los efectos reales de una y otra son muy distintos de los
que un lector de buena fe puede deducir de la publicidad que se está
llevando a cabo. Como veremos, la citada presunción es fácil de
destruir.
En cuanto a la movilidad de los estudiantes, tanto si pensamos en la
posibilidad de cursar parte de los estudios en otra universidad en el
marco de programas de intercambio, como si pensamos en el
traslado de expediente de una universidad a otra, al migrante se le
reconocerán automáticamente los créditos cursados que sean básicos
en la rama científica a que pertenezca la titulación, que en España se
ha fijado en 60 créditos. Pero los que no reúnan esta condición
deberán someterse a los criterios de reconocimiento (convalidación
en la terminología todavía en uso) que cada universidad adopte, y
que dependerán entre otras circunstancias de la correspondiente
rama del conocimiento de que se trate (por ejemplo no es igual el
estudio del Derecho en un país y en otro). Los créditos que no se
reconozcan, se transferirán, esto es, se incorporarán al expediente
académico («no se perderá un solo crédito» en la terminología
ministerial), pero no servirán para obtener el título universitario al
que se accedió. Con estos créditos transferidos, pues, se le exime al
poseedor de los mismos de tener que reflejarlos en el capítulo de
otros estudios, o del de otros méritos de su currículo, así como de la
necesidad de acreditarlos con el originario certificado o diploma.
En consecuencia, los créditos cursados en otra universidad, española
o de otro país que integre el Espacio Europeo de Educación Superior
(EEES), no necesariamente van a poder emplearse todos para
completar los estudios en casos de migración, pero siempre se podrá
acreditar que los cursó, como hasta ahora ocurre, con la única
diferencia de que el documento probatorio será distinto.
En cuanto a la validez extraterritorial de las titulaciones, esto es, una
vez finalizados al menos los estudios de grado, la campaña
publicitaria del Ministerio afirma que aquellas serán válidas en toda
Europa, pero nada se dice a qué efectos o, en términos jurídicos, si
también serán eficaces. Como el proceso de Bolonia no se asienta
sobre tratado o convenio internacional alguno, ni sobre directivas o
reglamentos comunitarios europeos, y por tanto no vincula
normativamente a los Estados, en este punto debe diferenciarse
entre los miembros de la Unión Europea y los demás integrantes del
Espacio Europeo de Educación Superior. En estos últimos si así lo
aprueban, y en España para los graduados procedentes de esos otros
www.sitacyl.es países, la validez sólo es para acceder a un nivel o ciclo superior, por
ejemplo para acceder a un máster, sin que ello suponga la
homologación de esos títulos a otros efectos. Si se trata de países
miembros de la UE, el reconocimiento depende de lo establecido en la
Directiva 2005/36/CE, de 7 de diciembre de 2005 (aún no traspuesta
en su integridad en nuestro ordenamiento, y aplicable desde octubre
de 2007), que establece diversos regímenes de reconocimiento de
cualificaciones profesionales. Para las de ámbito universitario sólo hay
reconocimiento automático para las profesiones del ámbito de
ciencias de la salud y para los arquitectos que cumplan con los
contenidos fijados en la propia directiva. El resto de las titulaciones
universitarias deberá cumplir los requisitos de la directiva y los que
en su caso cada Estado pudiera fijar de acuerdo con la misma.
En consecuencia, pues, la eficacia de los títulos de grado fuera de
España y en el ámbito de la UE para el ejercicio de una profesión que
lo requiera, dependerá del cumplimiento de las exigencias de la
citada Directiva. Dicho de otro modo y al igual que con los créditos
cursados en otra universidad y no reconocidos, tal como ocurre hasta
ahora. Esto es, sólo la homologación les dará eficacia. En los otros
países no miembros de la UE y sí del EEES, dependerá de lo que ellos
regulen.
Así pues, fuera de los pocos supuestos de reconocimiento automático,
seguirán siendo necesarios los trámites de homologación de títulos,
debiendo superar las pruebas que en cada caso se establezcan y en
los que se atenderá a la formación previa que se acredite. Nada
permite concluir, por tanto, que el proceso de Bolonia suponga
cambio alguno para el ejercicio de profesiones respecto de la
situación actual.
Por tanto, si las cosas van a seguir como están y debemos esperar al
resultado de la experiencia para la valoración de los efectos de los
cambios metodológicos y de contenido, sería deseable que la UE
adquiriera un mayor protagonismo, esto es, más Europa.
A estos efectos convendría que desde las instituciones europeas se
establecieran unos mínimos comunes para todos los Estados
miembros en la formación de los estudiantes de cada titulación,
homologables, válidos y eficaces en toda Europa, y para así corregir
al menos el desaguisado de situaciones como las de España en las
que cada universidad elabora sus propios planes de estudio y que
siguen revueltas, como en el tango Cambalache, en un merengue y
en un mismo lodo; donde algunos consiguen que sus días los
gobiernen mantequilla y pan tierno (mientras otros tratan del
gobierno del mundo y sus monarquías, como denunciaba Góngora),
practicando
el
«ande
yo
caliente
y
ríase
la
gente”.
www.sitacyl.es Los efectos deseados y los efectos reales
Fernando Savater, catedrático de Filosofía de la Universidad
Complutense, publicó un artículo en el diario El País analizando la
cuestión del Proceso de Bolonia. Lo hizo bajo la fórmula de análisis y
pregunta sin respuesta. Son ocho cuestiones, que aclaran el tema
bajo otro prisma.
1. Las autoridades del Ministerio y de muchas universidades
españolas tienen gran empeño en defender -aunque más con
eslóganes publicitarios que con argumentos- las bondades de los
objetivos del plan Bolonia. Naturalmente, nadie puede estar en contra
de promover la compatibilidad de las titulaciones y la movilidad de los
estudiantes, de facilitar a estos últimos su inserción en el mercado
laboral europeo o de transformar nuestras universidades y volverlas
más atractivas para captar estudiantes de otras partes del mundo.
¿Pero es eso lo que previsiblemente se va a producir una vez
culminado el proceso de Bolonia? ¿No se les ha ocurrido pensar a
nuestras autoridades que una cosa son los efectos deseados y
declarados de una determinada política y otra sus efectos reales?
2. El hecho de que algunas carreras universitarias, y no precisamente
marginales -como Medicina, Arquitectura y diversas ingenierías
"clásicas"-, hayan quedado fuera del proceso y se las haya privado,
en consecuencia, de lo que se anuncia como grandes bienes para las
otras, da qué pensar. ¿Acaso los anteriores objetivos no son de
aplicación a los futuros médicos, arquitectos e ingenieros? ¿Será
quizás que alguien ha considerado -lo que no dejaría de ser un alivioque hay ciertos riesgos que no conviene correr? ¿O será simplemente
que hay algunos gremios que siguen contando con una considerable
capacidad de presión?
3. Resulta bastante curioso que la homogeneidad que pretende
lograrse en el ámbito europeo vaya a hacerse a base de exacerbar la
heterogeneidad entre los diversos planes de estudio (para las mismas
titulaciones) de las diversas universidades españolas. ¿Son
conscientes, las autoridades ministeriales y los rectores, de cómo se
están elaborando los planes de estudio en la mayoría (por no decir en
la totalidad) de las universidades públicas españolas? ¿Era eso lo que
se pretendía cuando se decidió dar libertad total a las universidades a
la hora de configurar titulaciones y de diseñar planes de estudio?
4. Fuentes enteramente fidedignas aseguran que no; que lo único
que pretendió el ministerio con esa (irresponsable) decisión fue
evitarse problemas. ¿Pero no resulta extraño que políticos de
ideología socialista no fueran conscientes de los riesgos de semejante
desregulación? Y, en todo caso, a la vista de lo que ha pasado con las
www.sitacyl.es políticas de desregulación en el ámbito económico y financiero, ¿no
sería conveniente aplicarse el cuento en relación con las
universidades? ¿Es tan disparatado pensar que la codicia con que ha
obrado tanta gente en el mundo de las finanzas tiene un ‘pendant’
bastante exacto en el deseo de no perder o de aumentar su poder por
parte de los numerosos mandarines universitarios?
5. La aplicación que se está llevando a cabo de la Declaración de
Bolonia en muchos países europeos se aleja en aspectos importantes
de lo que está ocurriendo en España. Por ejemplo, tanto Francia
como Italia, Alemania o Reino Unido -o sea, los países cuyas
tradiciones jurídicas solemos tener como referencia- han renunciado
a estar en el sistema de Bolonia por lo que se refiere a la carrera de
Derecho. ¿Habrá que advertir quizás a estos países del gran error que
están cometiendo? ¿O será que se han dado cuenta del hecho
elemental de que los estudios de Derecho tienen un carácter
marcadamente nacional, de manera que tiene escaso sentido hablar
aquí de homologación de estudios? ¿Y no ocurrirá algo parecido en
relación con otras titulaciones pertenecientes al campo de las ciencias
sociales o de las humanidades?
6. Es casi imposible no pensar que lo que la reforma de Bolonia va a
producir en un futuro inmediato, con la sustitución de las
licenciaturas por grados, es justamente una degradación de los
estudios y de las titulaciones; o sea, los graduados de mañana sabrán
menos que los licenciados de hoy y tendrán un título que les abrirá
menos oportunidades laborales. ¿O alguien cree que por arte de
birlibirloque, aun contando con el concurso de pedagogos y
psicólogos, lo que antes se aprendía en cinco años va a poder ahora
asimilarse en cuatro? Quedan, claro, los estudios de posgrado, pero
¿cuántas universidades estarán en condiciones de ofrecer títulos de
máster "competitivos en el mercado laboral"? ¿De verdad se cree que
va a ser tan fácil, desde el punto de vista económico, acceder a ellos
como hoy lo es acceder a una universidad pública? ¿Han pensado los
rectores de muchas, de la mayoría, de las universidades públicas las
consecuencias que va a tener la conversión de sus instituciones en
colleges (como se sabe, en Estados Unidos, los colleges son centros
de educación que, aun siendo universitarios, están a mitad de camino
entre nuestras universidades y nuestros institutos de enseñanza
media)? ¿Es eso lo que quieren?
7. El gran avance en los métodos de enseñanza que, se supone,
significa Bolonia no es otra cosa que una imitación del modelo
estadounidense. No cabe duda de que algunas de las universidades
de ese país constituyen centros de excelencia en cuanto a la
investigación y a la docencia y que, por lo tanto, tiene pleno sentido
tomarlas como modelo. Lo que ocurre es que cualquiera que conozca
mínimamente esas universidades sabe que la excelencia se debe a los
www.sitacyl.es medios de financiación con que cuentan y a otros factores
"subjetivos" como la calidad de los estudiantes, la dedicación de los
profesores y la "cultura institucional" (que haría imposible, por
ejemplo, que pudieran aprobarse titulaciones y planes de estudio
como los que se están elaborando en nuestras universidades). ¿Cree
el ministerio que todo ello se va a conseguir a golpe de Boletín Oficial
del Estado y como simple efecto de "la sana competencia entre
universidades"? ¿Ignora, por ejemplo, cómo se están confeccionando
-con qué "seriedad"- los apartados "metodológicos" de los planes de
estudio?
8. La Declaración de Bolonia fue un mero compromiso que no vincula
jurídicamente a los Estados y que se está aplicando de manera muy
desigual en los diversos países europeos. A la vista de que es cuando
menos plausible que la rápida culminación del proceso en nuestro
país puede ocasionar daños graves e irreparables, ¿no sería razonable
establecer una moratoria, con independencia de que quienes la están
pidiendo desde hace algunos meses sean o no estudiantes
"antisistema"?
Defendamos la universidad pública
Acabemos con la opinión de la rectora de la Universidad Autónoma de
Barcelona, en la que los estudiantes están siendo los más combativos
en contra del nuevo plan. Ana Ripoll escribió este artículo en El
Periódico de Catalunya, en plena huelga de estudiantes.
“Debemos ser honestos y reconocer que las movilizaciones
estudiantiles están poniendo a prueba la universidad pública. La
adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior es una
oportunidad única del sistema universitario español para reordenar su
oferta y hacerla más atractiva y más útil para los estudiantes y para
la sociedad. Pero esta situación nos ha colocado en una tesitura que
espero podamos superar, y nos ha enfrentado a la siguiente
pregunta: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar los universitarios
y los responsables políticos para defender la universidad pública?
Como rectora de la Universitat Autònoma de Barcelona trabajo para
conseguir que mi universidad sea excelente. Quiero una universidad
en la que se estudie y se trabaje para hacer una sociedad mejor. Una
universidad líder en ciencia y tecnología, pero también responsable
socialmente. Una universidad que quiere ser actor relevante en un
sistema económico centrado, cada vez más, en ventajas competitivas
basadas en el conocimiento y en la alta productividad de sus
ciudadanos. Y una universidad que combina lo anterior con la mayor
de las responsabilidades sociales. Una universidad que esté abierta a
www.sitacyl.es todos los grupos sociales y cuyas limitaciones para formar parte de
ella
sólo
sean
la
falta
de
mérito
y
de
esfuerzo.
¿Por qué quiero una universidad pública de excelencia? Porque una
universidad pública de excelencia es una universidad progresista:
ofrece al estudiante con talento, sin importarle su origen social, la
oportunidad de disponer de las mejores instalaciones científicas, los
mejores laboratorios, las mejores aulas, el mejor profesorado, y todo
a un precio público. Creo que esto es ser progresista. Existen otros
modelos de universidad, pero no son el mío. Conseguir todo ello
exige una defensa explícita de la universidad pública de quienes la
perjudican. Hay que defender la universidad de la intolerancia y de la
violencia de las minorías. Debemos defender sin complejos las
decisiones de los órganos de gobierno legítimos y democráticos de
nuestras universidades. Debemos defender nuestros estatutos de la
misma forma que se exige el cumplimiento de las normas de tráfico o
las normas fiscales. Ni más ni menos.
No dudo que haya universitarios que consideren que violentar la
normalidad académica y sustituirla por otras actividades sean
muestra de que la universidad está viva. Yo, en cambio, prefiero
pensar que estamos vivos cuando ejercemos el derecho a dar y
recibir clases, cuando publicamos en una buena revista, registramos
una patente o traducimos a Virgilio; o cuando veo a mis estudiantes
consultar documentación en una biblioteca, participar en una clase, o
hacer deporte en la universidad.
Seguro que no pediríamos diálogo con un grupo de creacionistas
exaltados que bloquease una Facultad de Biociencias al grito de
¡muera Darwin!. Ni toleraríamos que una protesta de personal médico
bloquease los quirófanos de un hospital. Exijo para la universidad
pública la misma condición que para otras actividades públicas o
privadas. La universidad no es diferente. La universidad es un tema
muy serio. La universidad no es un lugar donde se puedan tolerar
conductas que fuera de ella serían intolerables.
Una rectora puede hacer mucho, pero dispone de pocos instrumentos
para defender su universidad. En realidad, dispone de un único
instrumento: la palabra. Con la palabra pido que todos defendamos la
universidad. Podemos y debemos hacer mucho, pero es
imprescindible que cada actor del sistema haga la parte del trabajo
que le corresponde. Las autoridades políticas tienen que defender las
leyes que aprueban, poner los recursos necesarios para cumplirlas y
defender los bienes públicos; los estudiantes tienen que estudiar para
labrarse un futuro y mejorar la sociedad; el profesorado, enseñar e
investigar, y el personal de administración y servicios, ayudar a
gestionar la universidad. Solo si todos hacemos lo que debemos,
salvaremos la universidad.
www.sitacyl.es En el mundo hay muchos sistemas universitarios, pero hace unos
años decidimos estar a la altura de la Europa más desarrollada.
Actuemos en consecuencia. Defendamos, entre todos, la universidad
pública. Cada uno desde su responsabilidad”.
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