Desnutrición infantil Laura del Carmen Fernández Desnutrición infantil Laura del Carmen Fernández Introducción Cada año, la desnutrición se lleva la vida de 2,6 millones de niños menores de cinco años. En los países en desarrollo, uno de cada seis niños vive con bajo peso. Unos 66 millones de niños van a la escuela primaria con hambre en los países en vías de desarrollo, de los cuales 23 millones están en África. Uno de cada cuatro niños en el mundo tiene retardo en el crecimiento, de los cuales el 80% vive en 20 países. Las cifras sobre la desnutrición infantil son muchas, y aterran. Parece mentira que en la era de la tecnología, las telecomunicaciones y los grandes avances científicos haya personas que carecen de algo tan básico como el alimento. En particular, este problema es aún más grave para los niños, ya que, al encontrarse en pleno desarrollo, pagan las consecuencias del hambre en los primeros años de vida durante toda su vida. “La buena nutrición es la pieza central de la salud y el buen desarrollo. Los niños bien nutridos se desempeñan mejor en la escuela, se transforman en adultos saludables y tienen más posibilidades de darles a sus hijos una mejor vida. Las mujeres bien nutridas corren riesgos menores durante el embarazo y el parto, y sus hijos se desarrollan mejor tanto física como mentalmente”1 La mala alimentación durante los primeros años de vida provoca un retraso en el crecimiento, dando lugar a un menor peso y altura. También disminuye la capacidad física y mental por un mal desarrollo de los huesos, los músculos y el cerebro, ocasionando problemas en el aprendizaje. Los niños desnutridos presentan menor resistencia a infecciones y sufren mayor riesgo de morir por enfermedades comunes, como diarrea e infecciones respiratorias. Dado que muchas de estas enfermedades afectan el estado nutricional, los niños que sobreviven empeoran su situación, cayendo en un círculo vicioso de enfermedad y desnutrición recurrente. Desgraciadamente, la enfermedad no es el único círculo vicioso de la desnutrición. Los problemas de desarrollo del cerebro reducen la capacidad de acceso a la educación y la inserción en el ámbito laboral, condenando al niño desnutrido a un futuro de menores posibilidades que pueden llevarlo a la pobreza y el hambre también durante su etapa 1 World Development Indicators, 2013 Desnutrición infantil Laura del Carmen Fernández adulta. De esta manera, el problema de la desnutrición no se limita a una sola generación, sino que se perpetúa a través de las generaciones, dado que las mujeres malnutridas tienen una mayor tendencia a tener hijos con bajo peso. Tipos de desnutrición A nivel clínico, existen dos tipos principales de desnutrición, conocidos como Kwashiorkor (o malnutrición proteica) y Marasmo. El síndrome de Kwashiorkor se produce principalmente en niños de entre 1 y 3 años, y se desencadena cuando el niño se desteta, pasando de la leche materna a una dieta con las calorías adecuadas, pero pobre en proteínas. De hecho, el nombre de este síndrome se originó en Ghana y significa “enfermedad del hijo mayor cuando nace el niño siguiente”, ya que ésta suele ser la razón del destete. La deficiencia de proteínas en la dieta da lugar a un crecimiento reducido, pérdida de masa muscular y mayor riesgo de infección, ya que el organismo requiere de proteínas para combatirlas. La malnutrición proteica desequilibra la función hepática (ya que el hígado se infiltra con grasa) y la función intestinal, provocando una mala absorción de calorías, proteínas y vitaminas. Las consecuencias de la desnutrición tipo Kwashiorkor dependen del momento del desarrollo en el cual se produce la deficiencia alimentaria. Los niños con bajo peso respecto a su altura pueden recuperarse si se nutren adecuadamente; por el contrario, los niños de baja estatura respecto al peso nunca recuperan su altura plena ni el potencial cognitivo. El síndrome conocido como Marasmo se produce principalmente en niños menores de un año, y surge como consecuencia de la inanición. En los países subdesarrollados, la principal causa de marasmo es el destete temprano (en general por embarazos de rápida sucesión o por necesidad de la madre de regresar al trabajo). En consecuencia, el niño pasa a alimentarse de fórmulas artificiales que muchas veces están excesivamente diluídas (para compensar su precio elevado). De esta manera, se produce una ingesta insuficiente de calorías. Para compensar la falta de calorías, el músculo proporciona aminoácidos para que el hígado sintetice glucosa y proteínas hepáticas; cuando las reservas energéticas y proteicas se agotan, el niño muere de inanición. En general, la muerte se produce por neumonía, dado que el niño es demasiado débil para toser. Algunos avances y perspectivas a futuro Reducir la mortalidad infantil y erradicar la pobreza extrema y el hambre son dos de los ocho “Objetivos de Desarrollo del Mileno” (Millenium Development Goals') de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Éstos apuntan a mejorar la calidad de vida de Desnutrición infantil Laura del Carmen Fernández la población mundial, respecto a la situación en 1990, para el año 2015. Las metas concretas para los dos objetivos mencionados son: Reducir a la mitad el porcentaje de personas viviendo bajo el índice de pobreza (con menos de 1,25 dólares al día) Reducir en al menos un tercio la desnutrición en niños menores de cinco años, con especial atención a los menores de dos años Reducir en al menos un tercio la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años Dado que la desnutrición infantil está estrechamente relacionada con la pobreza y es causa de una gran parte de los casos de mortalidad de los niños menores de cinco años, es importante analizar los avances en estos aspectos. A menos de un año del plazo establecido por la ONU, podemos ver algunos progresos en los objetivos establecidos. En lo concerniente a la pobreza, en América Latina ésta se redujo de un 48,3 % en 1990 a un 34,1% en 2009. No obstante, es importante mencionar que la pobreza en la región está afectando especialmente a los niños. En promedio, la incidencia de la pobreza extrema entre los niños menores de 15 años es alrededor del doble de la que se registra entre los mayores de esa edad. Asimismo entre 1990 y 2008, la pobreza infantil se redujo en un grado menor que la del resto de la población. En cuanto a la mortalidad de niños menores de cinco años, entre 1990 y 2012 hubo una disminución del un 46,8 % a nivel mundial, siendo el Oeste y Centro de África las regiones con menor reducción (39,5%) y el Este de Asia y el Pacífico las zonas con mayores progresos (64,9%). En nuestro país, las fuentes nacionales indican que el porcentaje de niños menores de cinco años con bajo peso se redujo de un 5% entre 1993-1995 a un 4% entre 2005-2007. A su vez, la tasa de mortalidad de menores de cinco años pasó de 29,6 en 1990 a 13,5 en 2011 (sobre mil nacidos vivos). El objetivo para 2015 es reducir ese valor a 10. Reflexiones finales La desnutrición es un mal que golpea diariamente a niños de todo el mundo, impidiendo el cumplimiento pleno de sus derechos: “El niño (…) dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable”2 2 Declaración de los Derechos del Niño y el Adolescente. Artículo 2 Desnutrición infantil Laura del Carmen Fernández “El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.”3 La negación de este derecho básico de alimentación cercena, como se comentó anteriormente, otros derechos, como el buen desarrollo físico y mental, el acceso a la educación y la igualdad de oportunidades, sin distinción de clases sociales. Es por eso que atender el problema de la desnutrición infantil es de suma urgencia a nivel mundial. Las “cifras” sobre la desnutrición son importantes, ya que los cambios en los indicadores sociales hablan sobre políticas que favorecen o perjudican esta situación. Esto nos permite conocer qué medidas mejoran la situación de los niños desnutridos, dándoles a los países la posibilidad de profundizarlas. No obstante, creo que la clave de este problema está en tener siempre claro que detrás de los “números” sobre desnutrición hay nenes de carne y hueso que no ven cumplidas sus necesidades básicas, que no gozan del derecho a aprender, jugar y desarrollar al máximo sus capacidades, por el solo hecho de no tener un plato de comida. Mi opinión personal es que no debemos, como sociedad a nivel mundial, perder esta perspectiva, pues mientras haya un solo niño con hambre, habrá una batalla que pelear contra la injusticia. Referencias 3 “Datos del Hambre” - Programa Mundial de Alimentos www.wfp.org UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) www.unicef.org Sitio web de la información estadística de UNICEF www.childinfo.org “Avance regional hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Reporte en el avance en el Objetivo 1 en América Latina y el Caribe” Declaración de los Derechos del Niño y el Adolescente “World Development Indicators” – 2013 Devlin, “Bioquímica: libro de texto con aplicaciones clínicas”, Quinta edición, 2004 Declaración de los Derechos del Niño y el Adolescente. Artículo 4