Cuando los vecinos eran mamíferos prehistóricos

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CIUDAD
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Sábado 26 de mayo de 2012
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Y es que los mamíferos prehistóricos se extinguieron hace 10.000 años,
por motivos que la ciencia todavía
no logró desentrañar. “Algunas
teorías adjudican la responsabilidad
al hombre primitivo, que convivió
con estos mamíferos sólo unos 2000
años, pues llegó a lo que ahora es
la Argentina aproximadamente
hace 12.000 años. Yo no creo que
sea así, porque numéricamente los
humanos eran muchos menos que
los ejemplares de estas especies”,
explicó Novas.
“La desaparición puede también haber obedecido a factores
climáticos; si bien sobrevivieron
a las grandes inundaciones por
invasión del mar registradas hace
700.000 y 120.000 años, tras la última
glaciación la temperatura subió
varios grados en unos pocos miles
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Extinción
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Hubo un tiempo en que en la
Capital no había vecinos con malos
hábitos, ni caos de tránsito ni basura acumulada en la vía pública.
En rigor, ni siquiera había ciudad.
Y es que, según reconstrucciones
realizadas por especialistas, hace
un millón de años el paisaje porteño
era bastante similar a la sabana
africana, con mamíferos herbívoros e insectívoros de gran tamaño
pastando y bebiendo del Río de la
Plata, bajo la mirada acechante de
depredadores carnívoros.
En la Buenos Aires prehistórica,
entre 2 millones y 10.000 años atrás,
en el mismo territorio donde en
el último siglo crecieron edificios
y se abrieron calles, vivían sin
más reparo que el brindado por
la naturaleza perezosos gigantes
de hasta cinco metros de largo,
dos metros de altura y cuatro toneladas de peso, como el megaterio
(Megatherium), con fuertes brazos
provistos de garras.
Con similar estructura, pero en
menor tamaño, en el lugar que hoy
sirve de entorno al Obelisco, en pleno corazón de la ciudad, durante el
pleistoceno del período cuaternario
era factible observar al celidoterio
(Scelidotherium), de hocico largo y
angosto, una suerte de primo del
oso hormiguero.
Se trata del mamífero cuyos restos fueron más frecuentemente
hallados en el subsuelo porteño,
durante excavaciones realizadas para construcciones varias,
incluidas las líneas de subte.
Distintas variedades de gliptodontes y armadillos, los parientes “acorazados” de los perezosos; caballos
primitivos denominados hippidion,
mastodontes, tigres diente de sable,
toxodontes –parecidos a los actuales
rinocerontes, pero sin cuernos– y
hasta el temible oso de las pampas,
el carnívoro más corpulento de los
que vivieron en América del Sur
durante el pleistoceno, también integraron la llamada megafauna que
pobló los barrios porteños cuando,
en rigor, las divisiones geopolíticas
no existían.
Restos fósiles de ejemplares de
esas y otras especies de la Era de
Hielo –muy posteriores a los dinosaurios, que habitaron hace 65
millones de años y cuyas osamentas
jamás fueron desenterradas del territorio porteño– fueron hallados en
las entrañas del centro porteño, de
Palermo, de Belgrano, de Saavedra,
de Paternal, de Almagro y de Flores,
entre otros puntos.
Por ejemplo, recuerda el paleontólogo Fernando Novas, en su libro
Buenos Aires, un millón de años
atrás (Editorial Siglo XXI), durante la construcción del puerto de
la ciudad de Buenos Aires, allá
por finales del 1800 se encontraron
huesos de megaterios, tigres diente
de sable (esmilodontes), muelas de
mastodontes, cráneos de osos de las
pampas, gliptodontes y mulitas, las
únicas que aún sobreviven.
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LA NACION
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Entre 2 millones y 10 mil años atrás, herbívoros
y carnívoros de gran tamaño poblaron la ciudad
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Cuando los
vecinos eran
mamíferos
prehistóricos
EL ESCENARIO
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de años. El impacto puede haber
sido fuerte en la fauna”, agregó.
Aquellos porteños prehistóricos
–en un ambiente que fue oscilando
de seco y frío a húmedo y cálido– podrían haberse cruzado perfectamente con gliptodontes con caparazones
del tamaño de un Fiat 600 en lo que
hoy es el puerto, la Plaza de Mayo,
Corrientes y Callao, la plaza San
Martín, Cabildo y Juramento, o el
Mercado del Abasto.
En este último sitio también
formaban parte del paisaje los
paraceros (ciervos extinguidos),
las macrauquenias (un herbívo-
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ro del tipo del camello), los caballos hipiddion y los celidoterios,
según lo demuestran los hallazgos
paleontológicos.
El oso de las pampas, con sus 2
metros de longitud y 1,6 metro en
cruz, era un vecino habitual del
centro y del barrio de Flores, entre
otros lugares, ya que la megafauna
circulaba por toda la Capital y la
provincia de Buenos Aires.
Mientras que mastodontes y mesoterios convivían en el entorno de
plaza Italia y el Jardín Zoológico,
los toxodontes circulaban por Villa
General Mitre –se encontraron sus
restos en César Díaz y Gavilán– y las
paleolamas, antecesoras de los camélidos americanos como la llama, la
alpaca, el guanaco y la vicuña.
Respecto de la relación que existía
entre los humanos y la megafauna
pleistocena en aquella planicie pampeana, probablemente fuera dual: los
indígenas eran depredadores de los
herbívoros y, a la vez, presa de los
grandes carnívoros.
Un millón de años después,
es la gran ciudad la que “devora” a los porteños con sus problemas de inseguridad, de tránsito
y de convivencia.
Porteños
primitivos
FERNANDO SANJIAO
PARA LA NACION
Los porteños nos creemos los más
avanzados y modernos, sin embargo
podemos decir que somos la versión más primitiva del ser humano,
para justificarlo voy exponer varios
ejemplos:
En primer lugar podemos decir
que, como el hombre de las cavernas,
el porteño es nómade y se traslada en
grupo. Por eso se los puede encontrar
a todos juntos siempre: en el centro
en la semana, en Palermo los sábados
y en Recoleta los domingos.
Para los hombres de las cavernas el
fuego era vital, quien lo prendía era
idolatrado por el resto del grupo. Hoy,
los domingos con amigos se transforman en una competencia voraz
por quién tiene la mejor táctica para
prenderlo: entre ellas, “mucho papel”,
“algodón y alcohol” y la más primitiva
de todas “hay que soplar mucho”.
El Neanderthal se la pasaba gritando
en sus cuevas, el eco ayudaba a esparcir
el mensaje. El porteño evolucionó, vive
en departamento, aunque no es extraño escuchar un pedido desesperado de
“ascensoooor!”
El hombre primitivo traía a la
cueva el alimento. El porteño va al
super chino todas las veces que su
mujer se lo pida, especialmente si se
olvidó de llevarle el queso light para
su dieta. Eso sí, ninguna cavernícola
se hubiese atrevido decirle al marido
todo rasguñado de cazar a un tigre
“dientes de sable”: “No, gordo, ¡Si
vos sabés que como sólo herbívoros!
Tienen menos grasas trans”. Los
cavernícolas arreglaban sus mambos
a los garrotazos, el porteño deja estas
cuestiones en manos de los psicoanalistas y ellos sí les dan con el garrote:
“¿Dejamos acá? Son 150 pesos”.
Podemos preguntarnos si Buenos
Aires era más limpio en la prehistoria.
No hay pruebas de que los hombres de
las cavernas hayan juntado las deposiciones de un mamut, aunque tampoco
las hay ahora de que un vecino cualquiera lo haga con su caniche.
Volviendo al amontonamiento,
¿acaso los restos fósiles no se encuentran todos juntos en un mismo
lugar? Como por ejemplo en el cañón
de Talampaya o en el Valle de la Luna.
Bueno, el día que llegue el fin del
porteño, sus restos fósiles van a ser
encontrados todos juntos, apretados,
con cara de odio, en 9 de Julio y Corrientes. Es más, me imagino la tapa
de los diarios: “Descubren un tacheros
protestus en Costa Salguero”.
Los dinosaurios se extinguieron
sin saber que eran los mas poderosos del planeta, nosotros ya lo
sabemos.
El autor es comediante y guionista
Síntesis
VANDALISMO
Restauran estatua
de Olmedo y Portales
Ayer fue reinaugurada, por tercera
vez y después de un acto de nuevo
vandalismo, la estatua de Olmedo
y Portales, en la avenida Corrientes
y Uruguay. Los ministros porteños
de Ambiente y Espacio Público,
Diego Santilli y Hernán Lombardi,
junto con el artista Fernando
Pugliese, estuvieron en el lugar
para presentar la nueva restauración
del visitado monumento.
RECONOCIMIENTO
Un súper congreso
en Buenos Aires
Buenos Aires fue elegida ciudad
sede del Congreso de la Asociación
Internacional de Congresos
y Convenciones (ICCA). El anuncio
fue realizado oficialmente en el
marco de IMEX, una de las ferias
referente a nivel internacional del
turismo de congresos y convenciones, en Fráncfort. Buenos Aires
superó a las otras dos ciudades
candidatas, que eran Houston,
en los Estados Unidos, y Dubai,
en los Emiratos Arabes Unidos. Por
tercer año consecutivo, la ciudad de
Buenos Aires ocupa el primer puesto
de América latina en el ranking anual
de ICCA, superando a San Pablo,
a Río de Janeiro y a México DF.
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