Tribunal Superior de Justicia de Madrid (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 6ª). Sentencia núm. 498/2006 de 27 marzo RJCA\2006\1010 TERRORISMO: Indemnización: trastorno por estrés postraumático: daños psíquicos del actor que derivaron en lesiones invalidantes que le produjeron su incapacidad permanente: acreditación suficiente del nexo causal entre el acto terrorista y la incapacidad del recurrente: indemnización procedente. Jurisdicción: Contencioso-Administrativa Recurso contencioso-administrativo núm. 630/2003 Ponente: IIlma. Sra. maría teresa delgado velasco El TSJ de Madridestimael recurso contencioso-administrativo interpuesto contra una Resolución del Subsecretario del Interior de14-10-2002, sobre denegación de la indemnización que solicitó al amparo de la Ley 13/1996, de 30 diciembre y del Real Decreto 1211/1997 de 18 julio, por el stress postraumático en relación un atentado terrorista. En la villa de Madrid, a 27 de marzo de dos mil seis. Visto por la Sala el presente recurso Contencioso-Administrativo núm. 630/03, interpuesto por el Procurador Sr. Don Carlos Zulueta Cebrian, en representación de D. Jose Ignacio, contra la Resolución del Subsecretario del Interior de fecha 14 de octubre de 2002 que, confirmando la de 4 de julio de 2002, denegaba al actor la indemnización que solicitó al amparo de la Ley 13/1996 de 30 de diciembre y del Real Decreto 1211/1997 de 18 de julio por el stress. postraumático que dice padecer en relación al atentado terrorista perpetrado el día 20 de diciembre de 2000; habiendo sido parte en autos la Administración demandada, representada y defendida por el Abogado del Estado. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO Interpuesto el recurso y seguidos los trámites prevenidos por la Ley de la Jurisdicción, se emplazó al demandante para que formalizase la demanda, lo que verificó mediante escrito en el que, tras exponer los hechos y fundamentos de derecho que estimó de aplicación, terminaba suplicando se dicte Sentencia por la que declare la nulidad de la resolución recurrida, y la procedencia de una indemnización derivada del atentado terrorista de fecha 20 de diciembre de 2000 a favor de don Jose Ignacio por importe de 69.867,60 euros. SEGUNDO El Abogado del Estado contestó a la demanda mediante escrito en el que suplicaba se dicte Sentencia por la que se desestime el recurso y se confirme la resolución impugnada en todos sus extremos. TERCERO Para la votación y fallo del presente proceso se señaló la audiencia del día 24 de marzo de 2006, teniendo así lugar. Visto siendo Ponente la Magistrada Ilma. Sra. Dª. Teresa Delgado Velasco, que expresa el parecer de la Sala. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO El objeto del presente recurso Contencioso-Administrativo se centra en determinar la conformidad o disconformidad a derecho de la Resolución del Subsecretario del Interior de fecha 14 de octubre de 2002 que, confirmando la de 4 de julio de 2002, denegaba al actor la indemnización que solicitó al amparo de la Ley 13/1996 de 30 de diciembre ( RCL 1996, 3182) y del Real Decreto 1211/1997 de 18 de julio ( RCL 1997, 1936) , por el stress. postraumático que dice padecer en relación al atentado terrorista perpetrado el día 20 de diciembre de 2000. Para la comprensible resolución del presente recurso, ha de partirse de la exposición de los siguientes antecedentes fácticos: 1 –En torno a la siete horas del día 20 de diciembre de 2000 Alejandro y Diego, individuos pertenecientes a la banda terrorista ETA, circulaban a bordo del vehículo FIAT con matrícula falsa Y--YB, el cual iba cargado de explosivos, haciéndolo por el lateral (lado montaña) de la Avenida Diagonal de la ciudad de Barcelona, sentido Tarragona, cuando quedó parado detenido en el carril izquierdo cerca de la intersección con la calle Numancia. –Como viera el vehículo parado el Guardia Urbano de Barcelona don Matías que se encontraba de servicio, indicó al conductor que retirara el vehículo para no entorpecer el tráfico, bajándose Diego que junto al citado Guardia Urbano comenzaron a empujar el vehículo, y, según hechos probados de la sentencia de fecha 10 de diciembre de 2002 dictada por la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en el Rollo Sala 20/01 , tras un forcejeo sin solución de continuidad tanto Alejandro como Diego dispararon al referido Guardia Urbano causándole la muerte casi en el acto. –El recurrente que se hallaba de servicio de coche patrulla, sobre poco después de las 7 horas fue requerido por dos ciudadanos vestidos con ropa deportiva diciéndole que habían oído un tiroteo, por lo que se acercó al lugar donde le habían indicado, encontrando a un grupo de ciudadanos y al compañero tiroteado, al que realizó los primeros auxilios pues estaba encima de un charco de sangre, hasta que falleció en sus brazos. A consecuencia y de la impresión de ello perdió la conciencia, despertándose en una ambulancia del 061 siendo asistido por los integrantes de la misma. –Con fecha 22 de diciembre de 2000 el actor causó baja en acto de servicio, e inició proceso de incapacidad por crisis de ansiedad reactiva a muerte violenta de un compañero de trabajo, siendo diagnosticado de trastorno por estrés postráumatico, y trastorno depresivo secundario derivado de atentado terrorista. El 30 de abril de 2002 se le extendió el alta con propuesta de secuelas definitivas. –En fecha 16 de septiembre de 2002, el Director Provincial del Instituto Nacional de Seguridad Social de Barcelona, dictó resolución según la cual resolvía «declarar a Jose Ignacio en situación de incapacidad permanente en grado de absoluta, derivada de accidente de trabajo ocurrido el 20 de diciembre de 2000 con efectos del 30 de abril de 2002 y el derecho a percibir una pensión mensual». –En fecha 10 de diciembre de 2002 se dictó sentencia por la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en el Rollo Sala 20/01, según la cual, entre otros pronunciamientos, se condenaba a Alejandro y Diego, como autores de un delito de atentado terrorista con resultado de muerte. –El recurrente tiene dos hijos menores de edad, Juan Manuel y Cristobal, que conviven con él y dependen de él, según se justifica con el libro de familia aportado al expediente. –Como el actor solicitara al Ministerio del Interior la indemnización que nos ocupa, se le denegó por la resolución del Subsecretario del Interior de 4 de julio de 2002, haciendo constar que el interesado no ostenta la condición de víctima del atentado terrorista citado. –Interpuesto recurso de reposición con fecha 6 de agosto de 2002, fue desestimado por resolución del Subsecretario del Interior de fecha 14 de octubre de 2002. –Frente a tales resoluciones el actor alega en este recurso en síntesis que padece daños síquicos con ocasión del referido atentado, los cuales tienen un nexo causal con el mismo, corroborado con la declaración de incapacidad permanente que le ha sido reconocida. El Abogado del Estado insiste en el hecho de que entre el referido atentado y el padecimiento del actor no existe nexo causal que permita considerar al recurrente como víctima de atentado terrorista. No fue ni testigo ni herido en el referido atentado. Que el trastorno psicológico no justifica que su padecimiento obedezca única y exclusivamente a tal circunstancia. SEGUNDO La Ley 13/96, de 31 de diciembre ( RCL 1996, 3182) , de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, recoge en los arts. 93 y siguientes, bajo el epígrafe de «ayudas a los afectados por delitos de terrorismo» una serie de prestaciones e indemnizaciones que responden, según dispone el propio art. 93 a «los daños corporales y los daños materiales que se acusen con ocasión de delitos de terrorismo...». En desarrollo de la misma, el Real Decreto 1211/97, de 18 de julio ( RCL 1997, 1936) , define en su art. 1 el concepto y alcance del objeto de las ayudas, señalando que «serán resarcibles por el Estado, con el alcance y condiciones previstas en este Reglamento, los daños corporales (físicos y psíquicos), los gastos en razón de tratamiento médico, y los daños materiales causados como consecuencia o con ocasión de delitos de terrorismo cometidos por bandas armadas, elementos terroristas, o por persona o personas que alteren gravemente la paz y seguridad ciudadana». El artículo 2.1º de la Ley 32/1999 ( RCL 1999, 2589) establece que «las víctimas de actos de terrorismo o de hechos perpetrados por persona o personas integradas en bandas o grupos armados o que actuaran con la finalidad de alterar gravemente la paz y seguridad ciudadana tendrán derecho a ser resarcidas por el Estado, que asumirá con carácter extraordinario el abono de las correspondientes indemnizaciones, en 2 concepto de responsabilidad civil y de acuerdo con las previsiones de la presente Ley», en el mismo sentido se pronuncia el artículo 3.1º al fijar quienes pueden ser beneficiarios de dichas indemnizaciones, así como el RD 1912/1999 ( RCL 1999, 3125 y RCL 2000, 196) . A tenor de las normas citadas tienen derecho a las indemnizaciones previstas en la Ley 32/1999 aquellas personas que hayan sido víctimas de actos de terrorismo o de hechos perpetrados por personas integradas en bandas o grupos armados o que actuaran con la finalidad de alterar gravemente la paz y seguridad ciudadana, y que hayan sufrido lesiones indemnizables, teniendo tal consideración los daños físicos y psíquicos con exclusión de los daños materiales y los daños morales, siendo necesario que la existencia de ese acto terrorista resulte acreditado en el expediente por la resolución judicial correspondiente o por la resolución administrativa recaída en expediente previo de resarcimiento o pensión extraordinaria como víctima del terrorismo. TERCERO Procede pues, analizar, si concurren en el caso del actor, los requisitos antedichos para hacerse acreedor de los beneficios contemplados en la referida Ley 32/1999, ya que el actor efectivamente sufrió una cuadro de «trastorno por estrés postraumático», con motivo del cual fue dado de baja el día 22 de diciembre de 2000. Y el día 16 de septiembre de 2002 fue declarado en situación de incapacidad permanente en grado de absoluta, derivada de accidente de trabajo causado el día 20 de diciembre de 2000, con efectos del 30 de abril de 2002. Apreciamos, por tanto, el dato relevante de que en la resolución del INSS. de 16 de septiembre de 2002 se dice claramente que la incapacidad del actor se debe a un accidente de trabajo causado el día 20 de diciembre de 2000, es decir, el día del accidente, sin valorar en la apreciación otras concausas de su vida laboral. Como el actor no tuvo ningún otro accidente laboral ese día que le pudiera causar lesión psíquica alguna, es claro que tal accidente fue el atentado que tuvo su compañero de trabajo con resultado de muerte, y que le produjo estrés post-traumático crónico con síntomas ansioso-depresivos prolongados e intensos. Es cierto y lógico, que estando en el puesto de trabajo inmediato al del fallecido el actor se viera íntimamente afectado por lo sucedido a su compañero al que momentos antes había saludado al ir a incorporarse a su puesto de trabajo, y es lógico que pudiera pensar y tener en su subconsciente que lo sucedido al agente muerto, le podía haber pasado al demandante si hubiese sido él quien hubiese advertido del mal estacionamiento a los integrantes de ETA, En consecuencia, tenemos un hecho claro y demostrado, que es el atentado terrorista en la zona de servicio contigua a la del actor; también tenemos que el demandante sufre una incapacidad derivada de aquél momento, por lo que el nexo causal entre acto terrorista e incapacidad del recurrente está claramente acreditado, conexión de causa-efecto en la que a mayor abundamiento inciden los informes médicos de la Dra. Nieves de fechas 8 de diciembre de 2001 y de 15 de mayo de 2002, al decir que presenta sintomatología de estrés postraumático crónico y trastorno depresivo secundario que se derivan directamente del atentado terrorista perpetrado por ETA. en Barcelona el 20 de diciembre de 2000 en que falleció su compañero. En el mismo sentido el informe de la Dra. Carla de 21 de noviembre de 2001 el de la Dra. Silvia de 30 de noviembre de 2001, y el de la Dra. Clara –folio 1.6 del expediente–. Y por último el dictamen médico emitido el 19 de junio de 2002 por la Unidad de Valoración Médica de Incapacidades que certifica stress. postraumático crónico con síntomas ansioso-depresivos prolongados e intensos. Se llega así a la misma solución que otra sentencia de esta misma Sala de fecha 11 de mayo de 2005 ( RJCA 2005, 1073) dictada por la Sección 8ª, y en la que se examinan hechos muy parecidos. Según la normativa aplicable, la regulación de los daños corporales, aparece en el Real Decreto 1211/1997, donde en primer lugar se trata de los daños corporales, (capítulos II, II y IV), para regular a continuación los daños materiales (Capítulo V). Y dentro de la regulación de los daños corporales, se encuentra un Capítulo destinado a la Asistencia psico-social (Capítulo IV, arts. 18 a 23). Aquí, en el art. 20, es donde aparece el daño concreto que ha sufrido el recurrente: secuelas psicológicas por stress. postraumático. Todo esto nos lleva a concluir, como ya hizo la sentencia de la Sección 8ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de este TSJ. de Madrid, de fecha de 11-5-2005, núm. 460/2005, que: 1) El art. 1.1 de ese Real Decreto al decir que «Serán resarcibles por el Estado, con el alcance y condiciones previstas en este Reglamento, los daños corporales (físicos y psíquicos), los gastos en razón de tratamiento médico, y los daños materiales causados como consecuencia o con ocasión de delitos de terrorismo cometidos por bandas armadas, elementos terroristas, o por persona o personas que alteren gravemente la paz y seguridad ciudadana, a quienes no fueran responsables de dichas actividades delictivas» no está hablando de víctimas directas de un acto terrorista, sino que hace referencia a los daños causados como consecuencia o con ocasión de delitos de terrorismo. Por lo tanto, esta redacción claramente comprende al recurrente que sufre su incapacidad permanente como consecuencia de un delito 3 de terrorismo. No estamos ante cualquier persona que tiene conocimiento genérico de un acto terrorista, sino que se trata del compañero de trabajo, que actúa en la zona contigua y que, por unos metros no fue el propio actor el guardia muerto, pues igual podía haberlo sido él si la detención del coche se hubiera realizado donde él se encontraba. Es decir, hay un elemento fundamental como es la amistad o compañerismo con el muerto. Otro elemento es la zona de influencia del trabajo, como es la contigua. Y, un último elemento que es el realizar en el mismo momento, el mismo trabajo, por lugares próximos lo que conlleva el pensar que le pudo suceder al recurrente. Por tanto, no existe la generalidad pretendida por la Administración y el Abogado del Estado para denegar la indemnización, sino hechos muy concretos y determinados que hacen considerar que la incapacidad del recurrente es consecuencia directa del acto terrorista en el que murió su compañero. 2) El mismo apartado del artículo 1, así como el apartado 2.a, dice que son daños resarcibles, como corporales, tanto los físicos, como los psíquicos, como los gastos por su tratamiento médico. («Serán resarcibles por el Estado, con el alcance y condiciones previstas en este Reglamento, los daños corporales (físicos y psíquicos), los gastos en razón de tratamiento médico. Los daños resarcibles serán los siguientes: a) Daños corporales, tanto físicos como psíquicos, así como los gastos por su tratamiento médico)». CUARTO No dice nada el Abogado del Estado sobre la cuantía de la indemnización reclamada por el actor, sobre los daños psíquicos producidos como consecuencia del atentado terrorista. Y nada dice, pues solo se centra en la falta de nexo causal entre los hechos y los daños producidos. Pues bien, como se recoge expresamente en la demanda, el artículo 8 del Real Decreto antes mencionado establece entre sus reglas las siguientes: «3ª) De producirse lesiones invalidantes, la cantidad a percibir se referirá al salario mínimo interprofesional vigente en la fecha en que se consoliden los daños corporales y dependerá del grado de incapacitación, con arreglo a la siguiente escala: "... c) Incapacidad permanente absoluta: cien mensualidades". 5ª) A los resarcimientos fijados en las reglas 2ª, 3ª y 4ª de este artículo, se sumarán los que correspondan, en su caso, por incapacidad temporal, con un máximo por éste último concepto de dieciocho mensualidades del salario mínimo interprofesional vigente. 6ª) A las cantidades que resulten de la aplicación de las reglas 3ª y 4ª anteriores, se añadirá una cantidad fija de veinte mensualidades del salario mínimo interprofesional que corresponda por cada uno de los hijos que dependan económicamente de la víctima». En nuestro caso son ciertos los daños psíquicos del actor que derivaron en las referidas lesiones invalidantes (estrés postraumático) que le produjeron su incapacidad permanente, así como la incapacidad temporal y los dos hijos menores de edad que conviven y dependen del actor, y estando claramente acreditado el nexo causal entre el acto terrorista y la incapacidad del recurrente, es por lo que como además el Abogado del Estado no impugna la cantidad solicitada por el actor ni la cuestiona, se ha de considerar que la misma es adecuada dado que el salario mínimo interprofesional en 2002 era de 442,20 euros al mes ( Real Decreto 1466/2001 [ RCL 2001, 3197] ), y en consecuencia se accede en su integridad a la misma. QUINTO Por todo lo expuesto, procede estimar la demanda y, en virtud de lo dispuesto en el artículo 139 de la Ley Jurisdiccional ( RCL 1998, 1741) , al no apreciarse temeridad ni mala fe en las partes, no procede hacer condena en costas. Vistos los preceptos citados, concordantes y demás de general y pertinente aplicación, En virtud de ello, FALLO Que debemos estimar y estimamos el recurso Contencioso-Administrativo núm. 630/03, interpuesto por el Procurador Sr. Don Carlos Zulueta Cebrian, en representación de D. Jose Ignacio, contra la Resolución del Subsecretario del Interior de fecha 14 de octubre de 2002 que, confirmando la de 4 de julio de 2002, denegaba al actor la indemnización que solicitó al amparo de la Ley 13/1996 de 30 de diciembre y del Real Decreto 1211/1997 de 18 de julio por el stress. postraumático que dice padecer en relación al atentado terrorista perpetrado el día 20 de diciembre de 2000; y en consecuencia, debemos anular y anulamos la resolución recurrida, y declaramos que procede conceder al demandante a una indemnización derivada del atentado terrorista de fecha 20 de diciembre de 2000 por importe de 69.867,60 euros(sesenta y nueve mil ochocientos sesenta y siete, con sesenta céntimos). 4 Sin hacer expresa imposición de las costas procesales causadas. Notifíquese esta Resolución conforme previene el artículo 248 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, expresando que contra la misma cabe preparar, ante esta Sección para ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo, recurso de casación en el plazo de diez días a contar desde su notificación. Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.–Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por la Ilma. Sra. Dña. Teresa Delgado Velasco, Ponente que ha sido para la resolución del presente recurso, estando celebrando audiencia pública esta Sala, de lo que, como Secretario de la misma, doy fe. 5