Clinica Del Crímen Y La Virtud - Escuela Freudiana de Buenos Aires

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"Clinica Del Crímen Y La Virtud"
(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2005
Elena Jabif
El desesperado es un enfermo de muerte. De esta enfermedad se puede afirmar que ha
atacado las partes mas nobles; y, sin embargo, el desesperado no puede morir. La muerte no
es aquí el último trance de la enfermedad, sino que es incesamente lo último. Es imposible
quedar curado de esta enfermedad mediante la muerte, ya que aquí la enfermedad y su
tormento... y la muerte, consisten cabalmente en no poder morirse. Enfermedad Mortal, Sören
Kierkegaard
Una investigación realizada en el College de France dirigido por Michel Foucault, motivada en
un caso criminal de matricidio y fratricidio, se instituye como acto de juntura entre el discurso
psiquiátrico y el derecho penal.
El título completo de la obra analizada por diferentes discursos politicos, filosoficos,
psiquiatricos, juridicos, es "yo, Pierre Rivière, habiéndo degollado a mi madre, a mi hermana y
a mi hermano...".La experiencia de Foucault cuestiona entre otros vértices, al derecho penal
por los límitados recursos que posee para administrar justicia, al no alcanzar a comprender la
riqueza fantasmagórica de la mente paranoica de un criminal.
La presentación del texto aclara en los expedientes publicados en los Anales "Publicación
Jurídicas," que el núcleo central del drama es el discurso tanto oral como escrito del autor del
hecho.
Redactado antes de cometer el crímen, al acto asesino Rivière lo convierte en una virtud para
ser contada, garantía de alcanzar la gloria divina en la transmisión pública del relato.
El affaire Rivière despierta un interés fuera de lo común quizás porque toca el punto sensible
del matricidio, y un paso más: el fraticidio. Son tiempos donde la sanción tenía valor de
espectáculo la pena de muerte, el dolor corporal, el cadalso daba marco a los castigos
infligidos por los Justos, para aquellos que han injuriado la condición humana del No Matarás.
El crímen regicida de Rivière era una batalla singular entre los médicos y los jueces ya que
Rivière con certeza los engañaba diciendo que había fingido la locura, los pobladores de
Aunay salvaban el honor del pueblo, desestimando un sofisticado crímen que los salpicaba a
ellos; finalmente el relato del acusado preparado antes del crímen y durante el mismo, ponia
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en acto una loca contradicción, por un lado afirmaba a los medicos su locura y a los
investigadores y jueces les disipaba esa flagrante mentira, e invocaba para sí la pena de
muerte como sanción capital.
Relato algunos acontecimientos del asesinato del cantón de Aunay en la tarde del 3 de junio
de 1835. El criminal había producido un triple asesinato, el de su madre y los hijos de ella con
su padre, la alevosía era la traza del crímen, el corte de manera salvaje lo comparten de
manera en común cada víctima.
Dos testimonios recuperan dos frases de Rivière, uno con la cuchilla ensangrentada grita
"vigile que no le ocurra nada malo a mi madre", el segundo "acabo de liberar a mi padre de
todos sus males. Sé que me condenarán a muerte pero no importa. Le ruego que se cuide a
mi madre".
Tranquilo sin rasgos de anormalidad, en el distrito de su filiación sus 20 años de mirada torva,
lo conducen a autodenunciarse, para esgrimir el papel de un místico religioso que obedece la
orden impartida por Dios. Ninguna muerte fue fortuita, todo estaba filosamente preparado, el
crímen debía "ser asi"para "El".
Rivière solo se reconoce en la pureza de su derecho a reparar las ofensas que su madre le
realiza al padre "hice lo que hice para liberarlo de una mala mujer.... ella lo conducía a la
desesperación, a veces él intentaba suicidarse. Maté a mi hermana Victoire porque se puso
del lado de mi madre. Maté a mi hermano porque quería a mi madre y a mi hermana"....
"aunque mi padre estuviera horrorizado pensé..., tendrá un tal horror de mí que se alegrará de
mi muerte, vivirá feliz sin remordimiento alguno". A los ojos de los dioses el mal debe ser
expiado, "los crímenes que no se sancionan, se asemejan mas a un cataclismo que a una
empresa humana".
Rivière habría mostrado una profunda soledad desde la infancia, su carácter sombrío lo
conducía a huir de los otros, presentaba un particular terror por la idea del incesto, temía a las
mujeres y creía que un fluído fecundante emanaba sin cesar de su persona y podía hacerlo
culpable de monstruosos crímenes. Cuando su madre, abuela y hermanas se acercaban
demasiado, él buscaba reparar los daños que había producido el pretendido fluído.
Dice Foucault con ironía que el discurso del siglo XIX no podía tomar la palabra sobre este
affaire, pero lo que no era posible decir en ese tiempo, sí se podía decir a partir de Lacan,
donde el psicoanálisis podía decir de este caso, que era la ilustración misma de la paranoia.
Con las luminarias de París se logra conmutar la pena de muerte de Rivière por perpetua, la
alienación mental del preso lo mostraba creído muerto ya que no quería saber nada de su
cuerpo, deseaba que le corten la cabeza pues no le causaría el menor daño, estaba muerto.
"Protágoras en el año 324 A.C. decia que la virtud puede enseñarse y reconoce el enlace de
la misma con el vicio del crímen", plantea que si la virtud no fuese digna de preocupación,
sería imposible comprender la sanción de aquel a quien se castiga. En este punto Protágoras
da razones para enseñar la virtud cuando expone una teoría del crimen, "si quieres
reflexionar, Sócrates sobre el efecto encarado por el castigo del culpable, la realidad misma te
mostrará que los hombres consideran la virtud como una cosa que se adquiere... castigando a
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un culpable... no golpea la causa del pasado --pues lo que está hecho es irrevocable-- sino en
previsión del porvenir".
En el personaje de Buñuel, en la pelicula El, la forma virtuosa e iluminante se toca con
violencia, en el alma del virtuoso. Sensaciones, sentimientos, pasiones afectan el lenguaje
pero también muestra la prevalencia de la forclusión del Nombre del Padre y el trastocamiento
del registro imaginario, en su relación con lo real.
La imagen especular es una cuestión de fe, en la celotipia el sujeto se identifica en sus
sentimientos con la imagen del rival, pero tambien padece la vivencia fantástica de una
intrusión destructora, de parte de él.
Una elección narcisista de objeto cautiva, la imago del sujeto amado envilece los sentidos, el
acto criminal suele ser el pasaje al acto por excelencia, última reacción defensiva ante la
intuición invasora, de la imagen del objeto narcisiticamente adorado.
La cautivación erótica que produce el semejante en la celotipia paranoica, va acompañada de
una fuerte tensión agresiva, ya que la lógica es de exclusión: soy yo o es el otro en términos
de suprimir al contrario, como una cuestión de vida o muerte.
En 1964 Lacan sitúa 3 puntos, el orden simbólico introduce la falta gracias al Nombre del
Padre, el neurótico puede aceptar y protegerse bajo el techo de la ley de la prohibición del
incesto con la madre.
El crimen recae de manera virtuosa,- tanto en Rivière como en Federico, el protagonista de la
película de Buñuel-, en el semejante fraterno.
El amor fraterno, fundamento de enlace social como observa Freud, sitúa al yo como
escenario del amor al otro y el amor de sí, este amor social anudado en el Nombre del Padre
promueve serenidad al sujeto.
En la paranoia el complejo fraterno se despliega en la dramática del ser, la pureza amada en
el semejante, la virginidad como condición amorosa muestra que el yo ideal sin ser atravesado
por la castración simbólica, es el reino de los pleitos. El padre injuriado, engañado,
reinvidicado por Rivière da cuenta desde Lacan a partir de 1975 en Le sinthome, que un padre
ha sido indigno y carente de la función paterna para la cual ha sido convocado.
Este camino de redimir a un padre deficiente para transmitir su Nombre produce la Peste
entre la relación del sujeto y el Otro sexo.
La piel de Joyce se desprende como un objeto extaño, su cuerpo agredido desfallece, la piel
de los cuerpos del incesto de Rivière se cortan en lo real del crímen, el cuerpo especular de la
amada de Federico (Buñuel), debe caer bajo el exterminio de un odio enloquecido. Desde
arriba del campanario Federico ve a sus semejantes como inmundos gusanos,la diferencia del
semejante, es Mancha en la mirada oblicua del Fürer. Desde la pulida pantalla plana del
2006, el lobo del hombre expulsado de lo simbólico, retorna en la amenaza atemporal de un
ataque atómico sobre los pueblos del Mal.
La rivalidad y la codicia degenera en la muerte universal, de generación en generación, de
padres a hijos,la filiación al Nombre del Padre en el lazo fraterno colectivo, recuerda la
dignidad repetuosa al extranjero.
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Una respuesta paranoica sobre el ser, produce en lo singularmente compartido por las
colectividades la omnipotencia de la pulsión homicida de Caín. Cito "cuando el hombre no
tiene ningún lazo inmediato con el mundo... quiere lo que que el otro quiere o posee, su mujer
o su asno -- para usar las palabras de la biblia-- o también su pozo sea de agua o de petróleo
(Moustapha Safouan)."
BIBLIOGRAFÍA
Moi, Pierre Rivière... Michel Foucault.
El discurso jurídico, Moi Pierre Riviére... y el mito de la uniformidad semántica en las ciencias
jurídicas y sociales. Enrique Marí.
El castigo en el plano del discurso teórico. Enrique Marí.
Buñuel: El. Película.
Littoral: Psicosis.
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