Número de registro: 834 Octava Época Instancia: Tribunales

Anuncio
AMPARO DIRECTO 301/93.
Número de registro: 834
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XII, Octubre de 1993
Página: 370
AMPARO DIRECTO 301/93. ADRIAN ROMERO HERNANDEZ.
CONSIDERANDO:
QUINTO.- El quejoso alega que la sentencia emitida por la Sala responsable es violatoria del
artículo 14 constitucional, ya que de las actuaciones existentes en autos no se encuentra
comprobado el cuerpo del delito; que se debió tomar en cuenta por la ad quem que el delito
que cometió fue en legítima defensa, toda vez que el difunto fue el primero que le lanzó
varios "navajazos" los cuales esquivó, lo que propició que se cayera y en esos momentos vio
una navaja tirada, alzándola, y con la misma le tiró cinco piquetes, hecho lo anterior se retiró
del lugar y escondió el arma.
El concepto de violación es infundado.
El cuerpo del delito de homicidio imputado al quejoso se encuentra plenamente demostrado
en autos, cuyos elementos de conformidad con el artículo 244 del Código Penal para el
Estado de México, son: el privar de la vida a otra persona; lo cual se encuentra plenamente
demostrado con: la inspección en el lugar de los hechos, la fe de cadáver, fe de lesiones;
certificado de reconocimiento practicado al cuerpo del hoy occiso por los médicos legistas; el
certificado de necropsia practicado en el cuerpo de quien en vida respondió al nombre de
Ernesto Díaz Mañón suscrito por los médicos legistas, en el que se determinó que dicho
sujeto presentó lesiones al exterior, ocho heridas producidas por instrumento punzocortante;
que el hoy occiso falleció de las alteraciones tisulares producidas por instrumento
punzocortante que penetró en cavidad toráxica y abdominal, que originó lesiones que en
última instancia causaron con shock hipovolémico.
La responsabilidad penal del sentenciado se encuentra comprobada con la misma declaración
del hoy quejoso ante el representante social investigador, en la que expuso que en la
madrugada del día de los hechos al término de una fiesta que se dio en San Lorenzo
Tepaltitlán escuchó que iba haber pleito, empezando a juntarse los muchachos del barrio de
"la loma" y los de la banda de "los marihuanos"; que de los de la banda contraria descontaron
a uno de su pandilla para después armarse la bronca de todos contra todos y posteriormente el
de la voz entró a la pelea, momentos en que sujetaban a Ernesto "N" "N" para golpearlo y,
como previamente había visto a Leandro "N" "N" que portaba en la cintura una navaja se la
-1-
AMPARO DIRECTO 301/93.
arrebató y con la misma picó unas cinco ocasiones al difunto el que estaba de pie y tapándose
la cara con las manos y reconoció que él fue quien mató a Ernesto Díaz Mañón. Declaración
que se corrobora con los testimonios de Fernando Guzmán Hernández, José Serapio
González, Fernando Amado Morales quienes en lo esencial al declarar ante el representante
social, coincidieron en que Adrián Romero Hernández le quitó a Leandro una navaja con la
cual empezó a darle de piquetes en el cuerpo a Ernesto Díaz Mañón.
En relación con la legítima defensa alegada por el impetrante de garantías, su argumento es
infundado habida cuenta de que, como se advierte de su declaración preparatoria el activo
atacó al ahora occiso cuando éste se encontraba de pie y cubriéndose la cara con las manos,
pues lo estaba, pateando los de la banda "la loma", amigos del hoy sentenciado, de donde
resulta que el activo en ningún momento repelió una agresión ilegítima, ni imprevista o actual
e inmediata por parte de la víctima más aun cuando señala que después de armarse la bronca
fue cuando el quejoso entró a la pelea, de ahí que su conducta denota la intención de privar de
la vida al sujeto pasivo, situación que se corrobora con lo expuesto en indagatoria por los
testigos José Serapio González y Fernando Amado Morales.
Sirva de apoyo a la consideración que antecede la tesis de jurisprudencia número 1075,
visible en la página un mil setecientos once del último Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1988, Segunda Parte, que dice: "LEGITIMA DEFENSA, EXISTENCIA
DE LA.- Para que la legítima defensa se configure, se necesita que la acción repulsiva del
agente se ejercite contemporáneamente a la agresión actual y al peligro inminente que la
motiven."; así como la segunda tesis relacionada con la jurisprudencia número 1076 visible
en la página un mil setecientos catorce del Apéndice de jurisprudencia antes invocado, que
dice: "LEGITIMA DEFENSA DE UN TERCERO Y RIÑA.- No puede hablarse de legítima
defensa de tercero, si el propio inculpado expresa que cuando intervino en los hechos ya su
amigo estaba lesionado y por tanto no hubo evitación, sino que el acusado intervino en una
contienda de obra que sostenía su amigo con un grupo de individuos.".
No es óbice el hecho de que al rendir su declaración preparatoria, en ampliación y al ser
cuestionado por su defensor, el quejoso se retractara de lo declarado en indagatoria y
manifestara que: Cuando Mario "N" "N" descontó al "zorro" intervino y le dijo a aquél que
pelearan uno contra uno y fue en esos momentos cuando el hoy difunto le lanzó unos
navajazos queriendo picarlo, logrando esquivarlo y cuando se agachó advirtió en el suelo una
navaja con la cual picó al hoy occiso en cinco ocasiones al no tener alternativa; ya que en
atención al principio de inmediatez procesal, se le concede mayor valor a las primeras
declaraciones sobre las posteriores, más aún, cuando las excluyentes de responsabilidad
deben comprobarse en forma plena para otorgarles el valor que les corresponda, pues de las
constancias de autos no aparece que probó la retractación respecto de su primera declaración.
Es aplicable en el caso las tesis de jurisprudencia números 70, 72 y 116, visibles en las
-2-
AMPARO DIRECTO 301/93.
páginas ciento cincuenta y siete y ciento sesenta y cuatro y doscientos cuarenta del Apéndice
al Semanario Judicial de la Federación 1917-1985, Segunda Parte, que respectivamente
dicen: "CONFESION, PRIMERAS DECLARACIONES DEL REO.- De acuerdo con el
principio procesal de inmediación procesal y salvo la legal procedencia de la retractación
confesional, las primeras declaraciones del acusado, producidas sin tiempo suficiente de
aleccionamiento o reflexiones defensivas, deben prevalecer sobre las posteriores.".
"CONFESION, RETRACTACION DE LA.- Para que la retractación de la confesión anterior
del inculpado tenga eficacia legal precisa estar fundada en datos y pruebas aptas y bastantes
para justificarla jurídicamente." "EXCLUYENTES, PRUEBA DE LAS.- Las excluyentes de
responsabilidad criminal deben comprobarse en forma plena para que el juzgador pueda
otorgarles el valor absolutorio que legalmente les corresponda."
Con relación a los testigos de descargo, cabe destacar que Juan Antonio Carrera Pérez al ser
cuestionado por la defensa del entonces procesado hoy quejoso expuso que: "Cuando Ernesto
Díaz Mañón le gritó a Adrián Romero, 'Que si no había muertito no era bronca' y en esos
momentos se le lanzara con un cuchillo, por lo que se dejó caer esquivando los navajazos,
buscando con qué defenderse"; la testigo Verónica Romero Reyes manifestó: "Que al
encontrarse en una fiesta bailando con su novio Adrián Romero Hernández, el difunto, se
dirigió a Adrián al que le dijo 'Que si no había muertito no iba a ser bronca' y después
agredirlo con un cuchillo que traía en la mano corriendo rumbo al campo sin saber que
sucedió posteriormente"; Fernando Guevara González en audiencia de veintinueve de
septiembre de mil novecientos noventa y dos externó en lo sustancial que el hoy occiso sacó
un cuchillo de cocina y retó a Adrián, diciéndole "que así no iba a quedar la bronca, sino que
hasta que hubiera un difunto", y Ernesto Díaz Mañón le lanzó de cuchilladas a Adrián "el
chino", quien al esquivarlo cayó y fue cuando levantó algo del suelo y empezó a pegarle al
occiso; argumentos que en manera alguna le son favorables al peticionario de garantías pues
cabe destacar que éste en su primera declaración no manifestó que hubiese bailado con su
novia, ya que adujo que "llegó al lugar del festejo y empezó a tomar bebidas embriagantes
con unos amigos que se encontraban en dicho lugar y, escuchó que iba a haber pleito en la vía
pública entre los de "la loma" y "los marihuanos", que cuando golpearon los de su banda a
Ernesto Díaz Mañón, le arrebató a Leandro "N" "N" una navaja con la que picó en cinco
ocasiones al difunto; y, por su parte, Juan Antonio Carrera Pérez en su declaración inicial y
en preparatoria nunca manifestó que el hoy quejoso hubiera sido agredido con una navaja por
Ernesto Díaz Mañón pues, se concretó a exponer que el día de los hechos le aventaron la
bronca y que trató de calmarla, pero recibió unos golpes con un "boxer" de parte de los
amigos del hoy occiso, por lo que se echó a correr al momento que gritó Ernesto alias "el
chile", no va a ser bronca si no hay muertito, sin saber qué sucedió después y, Fernando
Guevara González en indagatoria alegó que en la madrugada del día de los hechos se originó
a las afueras de donde se daba una fiesta (San Lorenzo Tepaltitlán), una bronca entre José
Félix "el pon" y Guadalupe "N" "el zorro", y cuando quiso calmar la situación, recibió unos
-3-
AMPARO DIRECTO 301/93.
golpes en la cara con unos "boxer" por lo que se echó a correr y el occiso lo alcanzó
pegándole con una cadena, lo que advirtió Adrián "N" "el chino" para que este individuo, le
quitara a Leandro "N" una navaja y con ella retarlo a Mario "N" "el pelos", sin saber qué
sucedió; a dichas declaraciones, debe dársele valor probatorio pleno, pues no se probó la
retractación de sus primeras declaraciones.
Es aplicable al caso, la tesis de jurisprudencia 325, visible en la página seiscientos noventa y
tres de la Segunda Parte del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación (1917-1975),
que dice: "TESTIGOS. VALOR PREPONDERANTE DE SUS PRIMERAS
DECLARACIONES.- En el procedimiento penal debe darse preferencia a las primeras
declaraciones que los testigos producen recién verificados los hechos y no a las
modificaciones o rectificaciones posteriores, tanto porque lógico es suponer espontaneidad y
mayor veracidad en aquéllas y preparación o aleccionamiento hacia predeterminada finalidad
en las segundas, como porque éstas sólo pueden surtir efectos cuando están debidamente
fundadas y comprobadas.".
Por otra parte, tampoco puede considerarse en manera alguna que el comportamiento del
activo frente al hoy occiso, haya sido un exceso en la defensa, pues, como ya se dijo, el hoy
quejoso en ningún momento rechazó una agresión injusta y contraria al derecho mediante
otra agresión contra el atacante, toda vez que el pasivo cuando era golpeado por los
compañeros del sentenciado, se cubría la cara con las manos y éste aprovechó para picarlo en
diversas ocasiones, lesiones que fueron consideradas como mortales; por tanto, no puede
alegar que repelió una agresión y evitó el peligro que ésta implicaba.
Sirve de apoyo a la consideración expuesta, la tesis de jurisprudencia número 167, visible en
la página trescientos cuarenta y cinco de la Segunda Parte del Apéndice al Semanario Judicial
de la Federación (1917-1975), que dice: "LEGITIMA DEFENSA, EXCESO EN LA.- Como
el exceso en la legítima defensa sólo se configura cuando la repulsa lícita de la agresión va
más allá de lo necesario para evitar el peligro que ésta implica, si la causa de justificación no
llega a comprobarse plenamente, tampoco puede existir exceso en ella.".
Asimismo, los argumentos vertidos, permiten determinar que en ningún momento se dio la
riña entre el quejoso y el hoy difunto, pues la contienda de obra se originó y continuó entre
este último y los amigos del peticionario de garantías, quienes dirimieron sus diferencias a
golpes, situación que fuera aprovechada por el sentenciado para lanzarles los navajazos que
le ocasionaron la muerte; además, de que el propio quejoso al declarar en indagatoria
manifestó que intervino después de que ya se había armado la bronca entre los muchachos del
barrio de "la loma" y la banda de "los marihuanos", sin que hubiese existido el ánimo rijoso
entre los protagonistas de la pelea con el hoy quejoso.
Es aplicable al caso, la tesis de jurisprudencia 281, visible en la página seiscientos seis de la
-4-
AMPARO DIRECTO 301/93.
Segunda Parte del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación (1917- 1975), que dice:
"RIÑA. ELEMENTOS DE LA.- La riña se integra con la reunión de dos elementos uno
objetivo o material, consistente en la contienda de obra y el otro moral o subjetivo, que reside
en el ánimo rijoso de los protagonistas.".
También, alega el quejoso que se debió de tomar en cuenta el dictamen en criminalística, en
el cual se describe: "... que en el flanco derecho del cadáver se apreció una mancha hemática
y a 130 centímetros de las extremidades inferiores del occiso se advirtió un cuchillo del tipo
casero en el que se apreciaban maculaciones hemáticas en ambas caras; del examen externo
del cadáver describió signos tanatológicos ..."; que el declarante en indagatoria expuso que al
hoy occiso le dio los navajazos de frente y cuando se encontraba parado y nunca de espaldas
y, la conclusión octava, dice: "... que el occiso presentó en relación a sus victimarios sus
planos anteriores, laterales derecho, así como la parte posterior de su cuerpo", situación que
no fue estudiada por el a quo y la responsable, con el parte fotográfico se apreciaban las
lesiones que presentó en la parte posterior del cuerpo del hoy occiso.
El concepto de violación que se estudia es inatendible, pues el dictamen de criminalística
emitido por los peritos oficiales se desprende, en lo sustancial: "... EXAMEN DEL LUGAR
... en el flanco derecho del cadáver se apreció una mancha hemática de 30 X 25 cms., a 130
cms., de las extremidades inferiores del hoy occiso se apreció un cuchillo del tipo casero con
mango de madera, el cual se aprecia con maculación hemática en ambas caras ... LESIONES
AL EXTERIOR ... heridas punzocortantes de un solo filo en las siguientes regiones
anatómicas: 1.- En pared lateral de tórax a 18 cms., de la línea media anterior derecha y a 112
del plano de sustentación y en intersección con el octavo arco costal herida de 2.5 X 6 mm.,
2.- En hipocondrio derecho herida de 1.5 cms. X 8.8 mm., ubicada a 17 cms. a la derecha de
la línea media anterior y en intersección con el décimo arco costal y 109 cms., por arriba del
plano de sustentación ...".
A pesar de que estos aspectos del dictamen no fueron tomados en cuenta por la Sala
responsable, ni lo aducido en preparatoria de que el hoy occiso le dio los "navajazos" de
frente al encontrarse parado y nunca de espaldas como aparece en las fotografías tomadas al
cuerpo del difunto, ello se debió a que estos puntos no constituyeron materia de la apelación;
pero, sin embargo, en manera alguna esas circunstancias influyen en el ánimo para tener por
no demostrada la responsabilidad penal del quejoso, ya que éste al declarar en preparatoria y,
en ampliación, reconoció haber "picado" en cinco ocasiones a Ernesto Díaz Mañón con una
navaja, lo que se corroboró con las testimoniales de Fernando Guzmán Hernández, José
Serapio González y Fernando Amado Hernández, quienes en lo substancial coincidieron en
manifestar que el día de los hechos Adrián Romero Hernández alias "el chino", sacó una
navaja y con ella picó a Ernesto Díaz Mañón; heridas que, como se desprende del examen
médico y del certificado de necropsia, suscrito por los médicos legistas, causaron la muerte
de aquél, por lo que la conducta desplegada por el inculpado es acorde a la calificación hecha
-5-
AMPARO DIRECTO 301/93.
por la Sala responsable en cuanto homicidio simple intencional.
También aduce el quejoso que la resolución dictada por la responsable viola el artículo 14
constitucional, ya que al confirmar la emitida por el a quo se le privará de su libertad por diez
años sin que se cumplieran las formalidades establecidas por la ley, dejándose de aplicar el
numeral 60 del Código Penal para el Estado de México, al no tomarse en cuenta sus
peculiaridades y que en forma espontánea confesó los hechos que se le imputaron,
reconociendo que lesionó al hoy occiso, por lo que debió reducirse la pena impuesta, más aún
cuando se trata de un delincuente primario.
El concepto de violación es infundado, pues, contrariamente a lo aducido por el quejoso, el
ad quem al individualizar la pena respecto al grado de peligrosidad manifestó: "para los
efectos de poder fijar el JUSTUM CUANTUM, debemos de estar a lo dispuesto por el
artículo 59, en relación con el 246, ambos ordenamientos de la ley punitiva en vigor,
debiendo tomarse en consideración las circunstancias objetivas del delito, así como las
subjetivas del delincuente, encontrando que es una persona joven y, por ende, de fácil
readaptación social, de mínima capacidad económica, que es un delincuente primario, pues
no se demostró lo contrario, con antecedentes penales; que el móvil del delito consistió en la
intención dolosa de privar de la vida al pasivo así como por el hecho de haber ingerido
bebidas embriagantes; que el peligro corrido por el pasivo fue de gran magnitud, pues perdió
la vida y la mínima de entidad para con el activo; que los daños ocasionados son de gran
densidad pues se privó de la vida al ahora occiso, por lo que el suscrito considera que su
peligrosidad oscila entre la mínima y la media, con inclinación a la primera, de donde resulta
justo y legal imponerle diez años de prisión ..."; de donde se advierte que sí fueron tomadas
en consideración las peculiaridades del acusado y que la pena impuesta por ser la mínima, no
viola garantías individuales.
Sobre este particular, resulta aplicable la tesis de jurisprudencia 1264, visible en la página dos
mil cuarenta y siete del último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación (1917-1988),
Segunda Parte, que dice: "PENA MINIMA QUE NO VIOLA GARANTIAS.- El
incumplimiento de las reglas para la individualización de la pena, no causa agravios que
ameriten la protección constitucional, si el sentenciador impone el mínimo de la sanción que
la ley señala para el delito cometido.".
En cuanto a que se debió reducir la penalidad impuesta, dicha pretensión es infundada, pues
el artículo 60 del Código Penal para el Estado de México, señala que la concesión de ese
beneficio, es facultad potestativa del juzgador, por lo que la reducción de la sanción no
constituye un derecho establecido por la ley en favor del sentenciado, sino que queda al
arbitrio del juzgador cuando concurran, los presupuestos señalados por el numeral en
comento para su otorgamiento.
-6-
AMPARO DIRECTO 301/93.
Al ser infundados los conceptos de violación y como no se advierte violación alguna que
deba estudiarse conforme a lo ordenado en la fracción II del artículo 76 bis de la Ley de
Amparo, procede negar el amparo y protección de la Justicia Federal solicitados.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
UNICO.- La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Adrián Romero Hernández en
contra del acto y autoridad especificados en el resultando primero de esta ejecutoria.
Notifíquese; y, con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al lugar de su
procedencia; y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así, lo sentenció el Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito por unanimidad de votos
de los señores Magistrados presidente licenciado José Angel Mandujano Gordillo, licenciado
Fernando Narváez Barker y licenciado Darío Carlos Contreras Reyes, siendo relator el
primero de los nombrados.
Firman los Magistrados en unión del secretario de Acuerdos mismo que autoriza y da fe.
-7-
Descargar