PyMEs y Convenios Colectivos de Trabajo

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Dr. José Eduardo Fernandez. Abogado y Magister en Derecho Administrativo.
PyMES Y CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO
Introducción
Debo comenzar esta nota solicitada por las autoridades de la Universidad Nacional de
Lanús señalando que es clara la necesidad de un ordenamiento especial para las pequeñas y
medianas empresas, PyMES en adelante. En efecto, en ocasión de producirse una de las
recurrentes crisis financiera internacional, el caso de la devaluación del Real el 13 de enero de
1999 Pagina 12 en su edición del 7 de Marzo de 1999 publico una nota titulada Informe especial
sobre el impacto de la crisis en las PyMES, en el que decía que “el debate sobre el efecto de la
crisis brasileña en la economía argentina será una caída del PBI del 3%, del 2 o del 1 se torna
abstracto frente a la realidad de una empresa que cierra. Para las pequeñas y medianas empresas
de los sectores más afectados por la devaluación del Real, esa posibilidad está a la vuelta de la
esquina. Las PyMES metalúrgicas, del calzado, gráficas y productoras agropecuarias entre otras,
ya están sufriendo caídas de ventas, ahogo financiero y suspensiones y despidos del personal., lo
cual aporta un dato revelador respecto de la necesidad de un ordenamiento para las pequeñas y
medianas empresas”. Esta necesidad fue recogida, con mayor o menor eficiencia por la
legislación positiva como se verá.
La sanción del decreto 1146/99, reglamentario del Título III Relaciones de trabajo, de la
ley N° 24.4671 a los efectos del computo de los planteles de las empresas, en relación con la
negociación colectiva, que tuviera lugar en marzo de 1999, actualizó el tema de las pequeñas y
medianas empresas. La sanción del decreto tuvo una particularidad importante vinculada con el
tiempo que medió entre la sanción de la ley 24.467, publicada en el boletín oficial el 28 de
Marzo de 1995 y su efectiva vigencia, a través del decreto reglamentario en el que se definió que
1
PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA. Ley 24.467 . Disposiciones Generales. Objeto. Definición de PYMES.
Instrumentos. Autoridad de aplicación. De forma. Sociedades de Garantía recíproca. Características y
constitución. Capital Social, fondo de riesgo y beneficios. Organos sociales. Fusión, escisión y disolución.
Contrato, garantía y contragarantía. Efectos del contrato entre la Sociedad de Garantía Recíproca y el
acreedor. Efectos entre la Sociedad de Garantía Recíproca y los socios. Extinción del contrato de garantía
recíproca. Beneficios Impositivos y Banco Central. Autoridad de aplicación. Disposiciones finales. Relaciones
de Trabajo. Definición de pequeña empresa. Registro Unico de Personal. Modalidades de contratación.
Disponibilidad colectiva. Movilidad interna. Preaviso. Formación profesional. Mantenimiento y regulación de
empleo. Negociación colectiva. Salud y seguridad en el trabajo. Seguimiento y aplicación. Sancionada: Marzo
15 de 1995.
1
se entendería por pequeñas y medianas empresas y que aspectos serían susceptibles de
modificación mediante negociación colectiva, hecho que tuviera lugar cuatro años más tarde.
Son estos, la definición de pequeñas y medianas empresas y la necesidad de contar con
un régimen especial para ellas, incluyendo en este último punto la posibilidad de que mediante
la negociación colectiva se dispongan otras condiciones de trabajo para los trabajadores que las
incluidas en la propia ley, dos de los aspectos que mayores controversia generaron en el mundo
del Derecho del Trabajo, pero debe previamente analizar algunos aspectos sobre el tema.
La importancia socio-económica de las pequeñas y medianas empresas.
Durante la década de los ochenta
las pequeñas y medianas empresas volvieron a
valorizarse, tanto en los países avanzados como en los países en desarrollo, donde son
predominantes en cuanto a su número y a la capacidad de absorción de mano de obra. El
movimiento ya se había iniciado a mediados de la década anterior, cuando en los países más
desarrollados comenzó a aumentar la proporción de la población ocupada en tales empresas, a
costa del empleo en aquellas de mayor envergadura, invirtiendo así un movimiento anterior de
concentración en las grandes empresas.
Entre los factores que contribuyen a este vuelco hacia las PyMES se señalan los
siguientes: 1) La recesión económica, con el consiguiente desempleo en las grandes unidades
productivas, sobre todo de la industria, así como las necesidades de reconversión de las
industrias tradicionales, lo cual condujo a los trabajadores a buscar empleo en las empresas más
reducidas o a establecerse por su cuenta, creando este tipo de empresas; 2) La expansión del
sector de servicios, con unidades más pequeñas; 3) La evasión de la legislación laboral y fiscal, o
la aplicación de normas menos exigentes en estos campos y la posibilidad de evitar la presencia
sindical u otro tipo de representación de los trabajadores en la empresa.
La mayor flexibilidad productiva y las facultades de adaptación a un mercado en
constante fluctuación también constituyeron elementos importantes. Sin embargo, esto no
significa que la gran empresa pasara a un segundo plano. La importancia atribuida a esta no sólo
no mermó sino que inclusive aumentó, como lo atestiguan las enormes fusiones que se han
observado en el campo empresario. Lo que se produjo es una reestructuración organizacional y
productiva de estas empresas, sea que la necesidad de una mayor flexibilización fue rápidamente
asumida por las mismas, provocando su adaptación a nuevos mercados y formas de producción a
través de una importante descentralización de sus operaciones. Con lo cual se ha llegado a una
2
situación definida como de nueva y posiblemente creciente división de trabajo entre varios tipos
de empresas y entre empresas de grillas de dimensión diferentes.
En Summa, las ventajas de las pequeñas y medianas empresas se pueden resumir de la
manera siguiente: generan una importante contribución a la economía en cuanto a la
producción de bienes y servicios; proporcionan más de la mitad de los empleos remunerados
con posibilidades de aumentar estas proporciones todavía más; crean puestos de trabajo con un
costo de capital relativamente bajo, especialmente en el sector de servicios; sirven de vehículo
para reducir las disparidades de ingresos; crean nuevos contingentes de trabajadores
calificados y semicalificados; mejoran los efectos de propagación entre sectores de la economía
de las distintas capas económicas y sociales; ofrecen oportunidades de desarrollar y adaptar
métodos tecnológicos apropiados; constituyen un excelente terreno para desarrollar el espíritu
de la empresa y de gestión, cuya penuria crítica suele significar un gran obstáculo para el
desarrollo económico; se prestan a políticas de industrialización que favorecen la
descentralización productiva; aumentan el ahorro y la inversión por parte de personas y grupos
locales, lo cual permite la utilización más eficaz de un capital escaso; aumentan la movilidad
para un mejor desarrollo de los recursos naturales; fomentan acuerdos especiales de
subcontratación y actúan como elementos de las empresas en gran escala y finalmente se
adaptan con flexibilidad a los cambios del mercado.
Existe consenso general respecto del gran potencial de creación de empleo que supone el
desarrollo de las PyMES y que justifican la atención especial que se presta a esta cuestión tanto
en los países industrializados y en vías de desarrollo a través de significativos apoyos
gubernamentales, particularmente en épocas en que prevalece la preocupación general por el
incremento del fenómeno del desempleo.
En el mensaje del Poder Ejecutivo al Honorable Congreso de la Nación se expresa al
respecto y con relación a los fundamentos de establecer mecanismos de fomento para las PyMES
que este segmento empresarial contribuye generando aproximadamente el 40% (cuarenta por
ciento) del Producto Bruto Interno (PBI) y ocupa más del 60% (sesenta por ciento) de la mano de
obra de nuestro país. Por lo tanto, sin perjuicio de la importante contribución que realizan otras
empresas de mayor dimensión económica, es correcto afirmar que la riqueza de la República
Argentina se apoyó muy significativamente en el segmento de las micro, pequeñas y medianas
empresas que conforman su aparato productivo, cita esta con la que no se puede más que
coincidir.
3
Las pequeñas y medianas empresas (PyMES) constituyen entonces un factor clave de
estabilidad y competitividad. Su importante papel en materia de creación de riqueza y
generación de empleo, su flexibilidad de adaptación a los cambios producidos por los ciclos
económicos y su gran sensibilidad a los cambios tecnológicos contrastan con las desventajas
inherentes a su dimensión, a saber: inadecuadas condiciones de financiamiento; una legislación
laboral que conspira contra su propia productividad y contra la generación de más fuentes de
trabajo; déficit en la capacitación de su personal; dificultad para el acceso a mejor tecnología;
excesivos requisitos burocráticos en sus relaciones con el estado, etc. Es decir que las micro,
pequeñas y medianas empresas, 2aún realizando un importante aporte para el bienestar de los
habitantes de la República no cuentan todavía con posibilidades similares a las empresas más
grandes.
El crecimiento económico, la generación creciente de empleo, la transparencia de los
mercados, una distribución equitativa de las riquezas y la participación de las economías
regionales en este proceso de transformación económica, sólo serán sostenibles en el largo
plazo si nuestro país desarrolla un sector de pequeñas y medianas empresas (PyMES), fuerte,
dinámico y con capacidad de competir en una economía integrada al mercado internacional. Por
ello es que considerando esa necesidad y la carencia de una legislación específica se propició la
sanción de la ley que actualmente rige la materia.
A qué se denomina PyME
No existe unanimidad de criterios en la definición de PyMES lo que ha motivado una
importante dispersión en las definiciones. Según un informe de la Organización Internacional del
Trabajo (O.I.T.), en un estudio de la propia oficina se habían encontrado más de 50 definiciones
en 75 países distintos, con gran ambigüedad en la terminología. Los criterios utilizados varían
enormemente, tomándose como base, según los casos, el volumen de la mano de producción, el
volumen de las ventas, el número de clientes, los niveles de energía consumida, etc. Quizás se
2
La ausencia de una regulación especial para las pequeñas y medianas empresas ha provocado una
verdadera patología, fundamentalmente respecto de las grandes unidades de producción, que Sergio
Mammarelli, desde la experiencia práctica, refleja en un artículo publicado en la revista «Debate Abierto,
año, Nro. 27, 1999. Entre los síntomas a considerar Mammarelli enumera la marginalidad y la clandestinidad
respecto de los órganos de control fiscales y laborales; difícil acceso al crédito; falta de uniformidad del sector
para requerir soluciones desde el Estado; compleja estructura impositiva, significativa presión fiscal; niveles
salariales y productivos excesivamente bajos respecto de las grandes empresas.
4
deba a que la expresión “pequeñas y medianas empresas”, sea imprecisa en su mero enunciado,
ya que unifica a dos categorías de empresas: pequeñas y medianas. Además, al recurrir al
número de personal ocupad se omiten cuestiones tales como la escala de los países y su nivel de
industrialización. Pensemos si es prudente homologar a la India con Austria o a Brasil con
Dinamarca. Por otro lado, las magnitudes absolutas no deben extrapolarse de un país a otro,
salta a la vista que sólo el empleo no basta para delimitar fronteras y que su significado
económico es eminentemente distinto según la rama.
Más aun, se postulaba –que luego de separarse a las microempresas- había que definir la
empresa pequeña, que responde a ciertos criterios de ocupación y valor producido bastante bajos,
la pequeña mediana empresa propiamente dicha, excluyendo la mediana grande que posee
numerosos recursos para mejorar su grado de tecnificación y elevar la competitividad3.
La O.I.T. adoptó su propia definición, considerando en general la expresión pequeñas y
medianas empresas en el sentido más amplio, o sea, abarcando empresas modernas con 50
empleados a lo sumo, negocios de pequeña escalaes en el que trabajan 3 ó 4 miembros de la
familia,
industrias
domésticas,
asociaciones,
corporaciones,
empresas
individuales,
microempresas, y trabajadores en el sector no estructurado de la economía, Esta aparece la
definición más ajustada a la realidad de nuestro país. Nótese la diferencia con el criterio
adoptado por la Comunidad Europea, en que
las PyMES llegan hasta un total de 100
asalariados4.
Pero entre las propias pequeñas empresas existen diferencias cualitativas importantes,
que dan lugar a otras tipologías. Así, por ejemplo, basándose en criterios que quizás puedan
clasificarse
de
económico-tecnológicos,
microemprendimientos:
Pequeñas
un
unidades
autor
precarias,
ha
definido
entendidas
tres
como
tipos
de
respuestas
circunstanciales a las necesidades de supervivencia; pequeñas unidades productivas más
3
«Breves reflexiones sobre el régimen laboral de la pequeña y mediana empresa «, Julio César Simón,
Derecho del Trabajo-1996-B, pags. 1991 y sigs.
4
Pequeñas y Medianas Empresas y Derecho del Trabajo, Geraldo Von Potobsky, Derecho del Trabajo –LIIB , pags. 1535 y sigs.
5
consolidadas y orientadas hacia el mercado formal; y microproyectos con alta capacidad
tecnológica5.
Párrafo aparte merece la situación de la agricultura de pequeña escala. En este caso este
importante colectivo de verdaderas PyMES agropecuarias debe tratar sus convenciones
colectivas a través de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) 6, que funciona como
una paritaria a nivel nacional pero que contempla debidamente las diferentes regiones y
características de la producción. El nuevo modelo agroalimentario que se expande a escala
mundial tiene mucho que ver con la hegemonía creciente de la agroindustria, en diversos ámbitos
rurales y agropecuarios del mundo. El paradigma del modelo agroalimentario impulsado en este
marco productivo y por organismos internacionales se basa fundamentalmente en el modelo
agrario estadounidense que se contrapone al modelo de la agricultura de pequeña escala. En
nuestro país durante la aplicación de las políticas neoliberales de la década de los 90, los
agricultores de pequeña escala fueron los que más se vieron afectados con la aplicación de
estrategias productivas que culminaron con el alejamiento de muchos de su medio natural de
producción, lo que implicó el desarraigo y un deterioro creciente en su calidad de vida. Así las
grandes cadenas agroalimentarias dominadas por las grandes empresas trasnacionales
restringieron, según la emergencia de actividades alternativas de las explotaciones de pequeña
escala más chicas, enfrentándolas a la adopción de tecnologías de última generación, con alto
requerimiento de capital, limitando al mismo tiempo estrategias diversificadas basadas en la
flexibilidad que tradicionalmente proveía el trabajo de pequeña escala, permitiendo actividades
que aportaban financiación para la realización de otras.
Se hace necesario, entonces, definir al agricultor de pequeña escala lo que permitirá la
ubicación de ese sector. En el marco de la legislación positiva de fondo civil, comercial y
laboral, se regulan de modo diferenciado las relaciones que articulan las relaciones de familia (en
el Código Civil) con las comerciales (en el Código de Comercio) y las laborales (en la Ley de
5
Pequeñas y Medianas Empresas y Derecho del Trabajo, Geraldo Von Potobsky, Derecho del Trabajo –LIIB , pags. 1535 y sigs.
6
La Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) es un organismo tripartito de carácter normativo
propio del Régimen Estatuario instaurado por la Ley N° 26.727 “Nuevo Estatuto del Peón Rural” (Título
XIII, Capítulo I, artículo 84), que actúa en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social el
cual, conforme con lo establecido en el artículo 85 de la misma ley, tiene a su cargo la asistencia técnicoadministrativa necesaria para el funcionamiento de la misma. El organismo es Presidido por el Subsecretario
de Relaciones Laborales del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, completando la
representación del Estado Nacional, otro representante de la cartera laboral que ejerce la función de
Presidente Alterno y un representante del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca, con sus respectivos suplentes.
6
Contrato de Trabajo). Estas regulaciones datan de del Siglo XlX en el caso de los Códigos Civil
y de Comercio, y desde 1974, en el caso de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT). Es decir, las
vinculaciones de la familia con el mundo de la producción, el comercio y el trabajo es de larga
data y tradición en nuestra legislación, pero no obstante esta situación nunca ha habido una
definición del agricultor de pequeña escala como una especie dentro del género que define este
universo.
En la mayoría de las economías regionales los procesos de concentración económica y la
integración vertical de los negocios a partir de la producción primaria implican para los
agricultores de pequeña escala es formas cada vez más injustas de apropiación y redistribución
de la renta socialmente producida, la pérdida creciente de rentabilidad y – en muchos casos - la
expulsión de la actividad. Es frente a este cuadro sobre el que debe intervenir una nueva política
de desarrollo territorial rural inclusivo, viable y sustentable en términos económicos, sociales y
ambientales.
Aun cuando las comparaciones entre los Censos Agropecuarios de 1988 y de 2002 debe
realizarse cuidadosamente dadas las diferencias existentes en la definición de pequeños
productores, el trabajo sobre los mismo muestra que en el período intercensal el número total de
explotaciones agropecuarias disminuyó aproximadamente un 21%, a la vez que se incrementó el
tamaño medio de las que continúan en actividad y esta disminución adquiere su mayor expresión
(26%) entre las unidades de hasta 200 hectáreas. Esto representa aproximadamente 75.000
unidades menos, lo cual constituye cerca del 93% de la disminución total de explotaciones (Gras,
7
2006) . En este mismo sentido, un informe de la Dirección de Economía Agraria de la ex
SAGPyA del año 2003 indica para período 1988/2002, y para aquellas explotaciones que se
encuentran por debajo de las 500 hectáreas, la desaparición de cerca del 18 % del total de los
8
establecimientos y una disminución del 20 % del total de superficie explotada . En tanto que el
7
La desaparición de las explotaciones más pequeñas y, su correlato, el aumento de las más grandes,
responde –entre otras causas – a la notable ampliación de los requerimientos de disposición de capital para
mantenerse dentro del proceso productivo, y se manifiesta claramente en el aumento de la superficie promedio
por explotación asociada a los incrementos de la escalas de producción para los distintos tipos de cultivos (Paz,
2008; Murmis, 1980).
8
Vinculado con estos procesos en los territorios extra pampeanos se observa la emergencia de un
nuevo actor social y productivo a cargo de explotaciones agropecuarias sin límites definidos, identificado
como por su condición de campesino ocupante (Paz, 2006), o de campesino con ánimo de dueño (de Dios et al.,
1998) o puestero criollo (Camardelli, 2003). Estos productores representan aproximadamente el 37 % del total
de los sujetos agrarios de las provincias del Noroeste argentino y lejos de disminuir han mostrado un leve
aumento en las últimas décadas, siendo representativos de los pliegues en los cuales los pequeños productores
de base familiar encuentran para llevar a delante sus modelos productivos y sus propias estrategias de
reproducción.
7
tamaño promedio de las explotaciones creció de 469 hectáreas en 1988 a 588 hectáreas en 2002,
es decir un 25 % para el total del país, mostrando un aumento en la ampliación de las escala de
producción.
La escasa visualización que posee el sector para el conjunto de la sociedad no debería
resultar óbice para reconocer la importancia estratégica del mismo tanto en el desarrollo socioeconómico como en el territorial sustentable. Esta importancia de la agricultura de pequeña
escala y de la producción a pequeña escala en general es puesta de manifiesto por numerosos
trabajos de investigación y ha sido sintetizada en el documento elaborado por técnicos y
especialistas del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Pequeña Agricultura De
pequeña escala del INTA. En el mismo, se indica que la producción agropecuaria de base de
pequeña escala resulta relevante y adquiere un rol significativo en términos de soberanía y
seguridad alimentaria (sobre todo por la producción variada de alimentos), en los procesos de
desarrollo rural sustentable con preservación de la agrobiodiversidad y cuidado del medio
ambiente (producción de alimentos sanos, orgánicos o naturales), en la absorción de mano de
obra en la actividad agrícola y en el proceso de ocupación y arraigo territorial (evitando la
migración y la formación en muchos casos de cordones periurbanos de pobreza).
En un reciente trabajo Scheinkerman de Obschatko (2009) realiza un nuevo
procesamiento de los datos obtenidos por el Censo Nacional Agropecuario de 2002 y ampliando
su estudio “Los pequeños productores” (2006 y 2007) a partir de la definición de la categoría
9
analítica “explotaciones agropecuarias de pequeña escala (EAPF) - establece, entre otros datos,
que al año del citado Censo las EAP de pequeña escala:
•
sumaban 251.116, lo que representa el 75, % del total de
explotaciones agropecuarias
•
cubrían 30, 9 millones de hectáreas, un 17,7 % del la superficie
total ocupadas por éstas.
9
De acuerdo con la definición de la autora las EAF serían aquellas explotaciones agropecuarias en
las que se verifica el trabajo directo del productor y la existencia de trabajo familiar – tal la definición
utilizada en su trabajo sobre pequeños productores agropecuarios (2006 y 2007) – pero incluyendo también
aquellas explotaciones que contraten hasta dos trabajadores remunerados de manera permanente. El trabajo
establece un límite superior de extensión y de capital para evitar que se filtren en el universo de análisis
explotaciones que no pueden ser llevadas adelante bajo la estructura de trabajo familiar. Tampoco fueron
tomadas en cuenta aquellas explotaciones bajo la forma jurídica de sociedad anónima o en comandita por
acciones (Scheinkerman de Obschatko: 2009).
8
•
representaban entre el 90 % y el 94 % de las explotaciones
agropecuarias que declaran tener cultivos de tabaco, algodón, yerba mate y caña
de azúcar y entre el 85 % y 90 % en el caso de aquellas que declaran cultivos de
papa, cebolla, acelga y tomate.
•
representaban el 27 % del total de la superficie cultivada
•
si bien en términos del valor de producción promedio por
explotación, si bien este era un 12 % inferior al resto de las explotaciones, el valor
de producción por hectárea era superior al de las explotaciones no de pequeña
escala.
•
incluían a 823.235 personas, lo que representa un 67 % del total de
residentes en explotaciones agropecuarias.
•
aportaban el 64 % del empleo total agropecuario a nivel nacional
(167, 4 millones de jornales equivalentes). Por categoría de ocupación, las EAP de
pequeña escala aportaban el 66 % del trabajo permanente y ocupaban el 43 % del
trabajo transitorio directo empleado en el sector agropecuario, siendo el empleo
generado por las EAP de pequeña escala, casi su totalidad, permanente (sólo el
4,3 % del total que emplean trabajadores transitorios por contratación directa).
No obstante, la importancia del sector que indican las cifras consignadas una porción
importante de los agricultores de pequeña escala viven en condiciones de pobreza relativa y /o
excluidos económica y socialmente. Dimensiones de esta situación son, entre otras, las enormes
dificultades de acceso al recurso tierra, al agua, a la infraestructura básica, al transporte y a otros
servicios indispensables para el desarrollo de sus actividades productivas y para la propia
reproducción social en el ámbito rural, por lo que sus explotaciones son calificadas como
inviables por los enfoques dominantes sobre el desarrollo económico.
A pesar de las limitaciones con las que se encuentra la agricultura de pequeña escala ésta
continúa cumpliendo un rol destacado en la producción de un número importante de los
alimentos consumidos por los argentinos, aportando -como se ha dicho - a la conservación y
sustentabilidad de los recursos naturales y al sostenimiento de la identidad socioeconómica y
cultural de los territorios en que se lleva adelante.
Encuadre jurídico actual
9
El artículo 83 de la ley 24.467 parece seguir el criterio ya detallado de la O.I.T al respecto
que para caracterizar a las pequeñas empresas, toma en cuenta la concurrencia de dos elementos
cuantitativos: que el plantel no supere los 40 trabajadores y que tengan una facturación anual
inferior a la cantidad que para cada actividad o sector fije la Comisión Especial de Seguimiento
que establece el art. 104 de la ley10.
El artículo 1° del decreto, que reglamenta el artículo 83 de la ley, estipula que: La
negociación colectiva de ámbito superior al de la empresa podrá establecer que el plantel de la
pequeña empresa, para cada una de las ramas o sectores de la actividad, supere los CUARENTA
(40) trabajadores a condición de no exceder, en ningún caso, la cantidad de OCHENTA (80).
La negociación colectiva en las PyMES. La disponibilidad colectiva.
Suscribimos a la visión que considera a la negociación colectiva como comprensiva de
diversas formas de análisis sobre las tendencias y la evolución de la economía, y de las
propuestas respecto de la forma de tratar los problemas económicos, sociales y profesionales por
medio de pactos sociales y acuerdos marco11. Por supuesto que la negociación colectiva se
desarrollará en contextos donde deberán merituarse diversos factores: el vigor del movimiento
obrero y el contexto social en que se va a desenvolver la negociación colectiva. Es un tipo de
mecanismo de relaciones de poder entre organizaciones sociales que lleva a una reglamentación
paritaria, y le reconoce a los empleadores potestades inherentes al ejercicio del poder dentro
de la empresa, pero también confiere derechos a los trabajadores que operan como límites a las
facultades de dirección y organización. Es decir, es una institución social que posibilita una
función cogestionaría sin menoscabar la función empresaria12. Para la O.I.T. la negociación
colectiva comprende todas las negociaciones que tienen lugar entre un empleador, un grupo de
empleadores, una organización o varias organizaciones de empleadores, por una parte, y una
organización o varias organizaciones de trabajadores, por otra, con el fin de fijar las condiciones
10
Dicen Corte, De Virgilis, Tabernero, que «debemos señalar que, en puridad, esta Comisión de Seguimiento
se crea no en el artículo 104 de la ley, esto es la Sección X, sino en el 105, Sección XI. Pues el 104 se refiere a
salud y seguridad en el trabajo. La comisión estará integrada por: 1. tres (3) representantes de la
Confederación General del Trabajo; 2. tres (3) representantes de las organizaciones de pequeños
empleadores; y 3. Por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que prescindirá de las deliberaciones, en
Op. Cit. en nota 2, pags. 143 y sigs.
11
La Negociación Colectiva ante el Siglo XXI, Aportes para la Acción Sindical. Carlos A. Tomada, María
Rigat-Pflaum. Friedrich, Ebert, Stiftung , Editores.
12
Opus cit. nota 9.
1
0
de trabajo y empleo; o regular las relaciones entre empleadores y trabajadores; o pautar las
relaciones entre empleadores o sus organizaciones o varias organizaciones de trabajadores o
lograr todos esos fines a la vez, sin distinguir PyMES o grandes empresas13.
Los autores Tabernero, De Virgilis y Corte sostienen que la ley 24.467 otorga a la
negociación colectiva la facultad de ser el medio adecuado para la implantación de mecanismos
flexibles en las relaciones de trabajo del sector, a hacer expresa referencia o remisión en el
título III a la introducción de modificaciones a través de los convenios colectivos de trabajo,
lo cual implica reiterar una orientación en el sentido de propiciar una flexibilización negociada14.
Interpretamos que el sistema de negociación descentralizado propiciado por la ley 24.467
son verdaderos convenios colectivos y no se trata de acuerdos pluriindividuales de derecho
privado15. Expresa Zamorano que la nota esencial de la negociación colectiva es su carácter
colectivo, que no deriva de su celebración entre muchas personas, tanto del sector patronal u
obrero, o de uno de ellos solamente; por el contrario, la condición de colectivo nace de la
posibilidad de regir para un conjunto indeterminado de personas, es decir erga omnes16s.
La vigencia erga omnes implica su aplicación a todos los operarios de una determinada
actividad, rama de actividad, establecimiento o categoría dentro del establecimiento, a la inversa
en los convenios pluriindividuales, los sujetos que deberían cumplirlos están determinados desde
el mismo momento de su celebración.
El esquema de categorías que rige en la mayoría de los convenios tiene inspiración
taylorista, lo que supone el estudio minucioso de tiempos y movimientos; la asignación por
anticipado de las tareas; la estandarización de las mismas; la individualización del trabajo, etc.
Esta organización deriva en un sistema de organización productiva rígido. Pero los cambios
13
Convenio Nro. 154, sobre el fomento de la negociación colectiva, 1981, Organización Internacional del
Trabajo.
14
Reforma laboral en las PyMES ley 24467, nuevas modalidades de contratación laboral ley 24465; Corte,
De Virgilis y Tabernero. Rubinzal-Culzoni, Editores, Buenos Aires, 1995.
15
Respecto a la naturaleza y las características de la convención colectiva veáse la opinión de la Organización
de Trabajo en su convenio 154, similares a las vertidas en la recomendación 191.
16
Que según se encarga de remarcar Eduardo Zamorano, sigue una tendencia uniforme a nivel mundial
debida principalmente a los fenómenos económicos contemporáneos y los consecuentes cambios en la
organización del trabajo, en artículo titulado «La negociación colectiva a nivel de empresa en la ley 24.467,
publicado en Derecho del Trabajo, 1997-A, pags. 10 y sigs.
1
1
económicos traen aparejado un abandono del taylorismo y su reemplazo por métodos de
trabajo que exigen una fluida rotación de la mano de obra. Se percibe en la Pymes la
necesidad de inserción en el mercado de manera creciente la flexibilización en el esquema de
categorías profesionales se asientan en dos supuestos básicos: a) la producción en el momento
preciso o just in time, que supone flexibilidad para reducir o reasignar puestos de trabajo en caso
de contracciones bruscas de la demanda; b) la mano de obra polivalente que obliga al trabajador
a incursionar en tareas de mantenimiento y control de calidad17.
Esta alternativa implica la posibilidad de redefinir las categorías profesionales de
convenio incluyendo funciones que antes pertenecían a otras categorías o agregando tareas no
contempladas, por lo que es posible que en el ámbito de la pequeña empresa puedan crearse
nuevas categorías, como fruto de la fusión de aquellas contenidas en el convenio de la
actividad, resguardando el orden público laboral con la debida homologación administrativa.
Al respecto debe señalarse la dura objeción, que no compartimos, realizada por Recalde
quien asegura de de manera tajante que hay que destacar que toda modificación flexibilizadora
implica la derogación del orden público laboral18, cuyo principio básico se encuentra en el
artículo 12 de la ley de contrato de trabajo, cuando dice que será nula y sin valor toda
convención de partes que suprima o reduzca de los derechos previstos en esta ley, los estatutos
profesionales o convenciones colectivas de trabajo.
17
Caro Figueroa, en su «La flexibilidad laboral, Edit. Biblos, pag. 155, clasifica las hipótesis de movilidad funcional del
siguiente modo: • Movilidad lateral interna (comprende los cambios de tareas o funciones habituales por otras nuevas
incluidas dentro de la misma categoría profesional); • Movilidad lateral externa (comprende cambios de una categoría
determinada a otra del mismo nivel); • Movilidad vertical ascendente (paso a tareas propias de una categoría superior);
• Movilidad vertical descendente (desplazamiento a tareas propias de una categoría inferior a la de revista original);
• Micromovilidad (pequeños cambios de tareas o funciones habituales por nuevas funciones o tareas conexas aunque
estuvieran incluidas en otra categoría y cualquiera fuere su situación jerárquica). Respecto de la polivalencia dice Caro
Figueroa que «es un modo clasificatorio basado en la definición de tareas, con la particularidad de que el propio módulo o
bien incluye inicialmente tareas de categorías o puestos diferentes, o bien habilita al empleador a asignar, en el curso de la
relación laboral, tareas propias de varias categorías o puestos. En el primer caso la polivalencia es un nuevo modo de
clasificación; en el segundo, es una vía de movilidad interna.
18
Para definirlo utiliza las expresiones de Fernández Gianotti, quien expresa que el orden público laboral es
un conjunto de principios, de orden fundamentalmente político, económico y social, que se consideran
esenciales para la existencia, seguridad y desenvolvimiento de una sociedad, en una determinada época.
Mientras que Fernández Madrid expone su concepto de orden público laboral expresando que el mismo esta
constituido por todas aquellas normas de carácter imperativo que forman un piso mínimo inderogable in
pejus y que deben ser respetados por todas las partes colectivas o individuales. Las normas que gozan de
jerarquía son de aplicación obligatoria, independientemente de la voluntad peyorativa de las partes. Este
concepto de orden público laboral se articula con el principio de la norma mas favorable según el cual la
norma de rango inferior prevalece sobre la de rango superior. «Orden Público Laboral. Disponibilidad
Colectiva. Ley 24467, Héctor P. Recalde, Doctrina Laboral, (DEL), tomo IX, pags. 917 y siguientes.
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2
Nuestra opinión
La ley 24.467 ha representado un avance en el ordenamiento jurídico, al dedicarse a un
agente de transformación socioeconómico como es la pequeña y mediana empresa, cuya
regulación era necesaria a los fines de garantizar y optimizar su intervención en el progreso
social. Esta decisión del Estado de diseñar un marco propicio para la acción colectiva en la
pequeña empresa, determina la aplicación del principio fundamental de la concertación social
entre grupos de organizaciones, empresariales y sindicales que se reconocen su status y la
capacidad de alcanzar compromisos convenientes para ambos. En su título III destinado a fijar
las condiciones de trabajo y las pautas de negociación colectiva entre las representaciones
empresarias y sindical, ha logrado innovar en la tradicional puja sectorial, acercando la
concertación a un ámbito donde era imprescindible adecuar su procedimiento.
No obstante lo señalado, sostenemos que ni la flexibilización de las normas laborales, ni
el otorgamiento de potestades negociadoras en cabeza de la asociación gremial aseguran que los
niveles de empleo y/o la productividad vayan a mejorar en el caso específico de las PyMES, ya
que a los condicionantes sociales se debe agregar otra importante variable contextual, que es el
marco económico, como lo es la estabilidad o la crisis del sistema. Este condicionante se
expresará en la delimitación del campo negocial donde los límites del acuerdo serán más
estrechos y otras cuestiones podrán desplazarse a un plano más relevante en materia de empleo,
conservación de las fuentes de trabajo, reconversión industrial, flexibilización laboral, etc.
Es desde ya positivo que el Estado brinde apoyo fiscal o crediticio a las empresas de
menor envergadura, porque ello les permitirá adoptarse al mercado de modo más eficiente, y
mantener o los aumentar puestos de trabajo19. Pero la sola la modificación de las relaciones
laborales y la disminución de la protección a los trabajadores como política de una
sociedad, llevarán a crear un problema estructural de otro orden que degradará las condiciones
de la vida de grandes sectores de la población, sin solucionar el tema del desempleo ni mejorar la
calidad de la producción.
Guía del Marco normativo a utilizar.
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Pequeñas y Medianas Empresas: proyecto de regulación especial, Amanda B. Caubet, Doctrina Laboral
Errepar (DEL), tomo IX, pags. 85 y sigs.
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• Leyes 23.696/89 y 23697/89 de Reforma del Estado y de emergencia económica que
dieron lugar a la privatización de las empresas estratégicas del Estado y la creación de regímenes
de retiros voluntarios de su personal;
• Decreto 2184/90 reglamentación del derecho de huelga y conflictos en servicios
esenciales;
• Decreto 1772/91 de cese de bandera de los buques de matrícula nacional y despido
menguado de los tripulantes;
• Decreto 817/92 de suspensión de más de 50 convenios colectivos vinculados con el
trabajo portuario;
• L.24013/91 de regularización del empleo no registrado;
• Ley 24.241/94 de privatización del régimen previsional;
• Ley 24.465/95 de Pequeñas empresas;
• Ley 24.467/95 de modalidades promovidas de contratación (derogado);
• Ley 24.522/96 de reforma a la ley de concursos calificada por Maffía como ...disparen
contra los trabajadores...
• Ley 24557/96 de riesgos del trabajo prohibiendo la acción civil por daños;
• Ley 24.635/96 de conciliación laboral caracterizada como avance sobre la justicia del
trabajo;
• Ley 25.013/98 que disminuye las indemnizaciones por despido y preaviso;
•
Ley N° 26.727 “Nuevo Estatuto del Peón Rural”
Bibliografía utilizada.
Pequeñas y Medianas Empresas y Derecho del Trabajo, Geraldo Von Potobsky, Derecho
del Trabajo –LII-B , pags. 1535.
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Breves reflexiones sobre el régimen laboral de la pequeña y mediana empresa , Julio
César Simón, Derecho del Trabajo-1996-B, pags. 1991.
Reforma laboral en las Pymes ley 24467; nuevas modalidades de contratación laboral ley
24.465., Corte, De Virgilis, Tabernero, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires, 1995.
¿Qué empleo generan las PyMES?, Sergio Mammarelli, Revista Debate Abierto,
Fundación de Estudios Municipales y Sociales (FEMS), año 4, Nro. 27, 1999.
La Negociación Colectiva ante el Siglo XXI, Aportes para la Acción Sindical. Carlos A.
Tomada, María Rigat-Pflaum; Friedrich, Ebert, Stiftung, Editores.
La negociación colectiva a nivel de empresa en la ley 24.467, Eduardo Zamorano,
Derecho del Trabajo, 1997-A, pags. 10-17.
La flexibilidad laboral, fundamentos comparados para la reforma del mercado de trabajo
argentino, Armando Caro Figueroa, Editorial Biblos, Buenos Aires, 1993.
Régimen laboral de las pequeñas empresas, Carlos C. Aronna, Doctrina Laboral Errepar
(DEL), tomo 9, pags 277 y siguientes.
Régimen Laboral de las Pequeñas Empresas, Alberto J. Maza, Doctrina Laboral Errepar
(DEL), tomo IX, pags 665 y sigs.
Orden Público Laboral. Disponibilidad Colectiva. Ley 24467, Héctor P Recalde, Doctrina
Laboral, (DEL), tomo IX, pags. 917 y siguientes.
Pequeñas y Medianas Empresas: proyecto de regulación especial, Amanda B. Caubet,
Doctrina Laboral Errepar(DEL), tomo IX , pags. 85 y sigs.
Carlos Posse, en el artículo El problemático derecho a vacacionar en el régimen de las
PyMES, Derecho del Trabajo, 1996-A, pags. 1164 y sigs.
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