Número de registro: 137 Octava Época Instancia: Tercera Sala

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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
Número de registro: 137
Octava Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XII, Diciembre de 1993
Página: 575
CONTRADICCION DE TESIS 30/92. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS PRIMERO, SEGUNDO Y TERCERO, LOS TRES EN
MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.
México, Distrito Federal. Acuerdo de la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, correspondiente al día quince de noviembre de mil novecientos noventa y tres.
VISTO el expediente relativo a la contradicción de tesis arriba especificada; y,
RESULTANDO:
PRIMERO.-Por escrito presentado el primero de septiembre de mil novecientos noventa y
dos en la Oficina de Certificación Judicial y Correspondencia de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Manuel Valenzuela Hernández, en su carácter de quejoso en el juicio de
amparo en revisión 23/92 del índice del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito, denunció la posible contradicción de tesis entre las sustentadas por dicho
órgano jurisdiccional al resolver el expediente precisado, así como los amparos en revisión
369/90, 479/90, 549/90, 9/91, 49/91, 53/91, 213/91, 23/92 y 109/92; y por los Tribunales
Colegiados Primero y Segundo, estos últimos al resolver, respectivamente, los amparos en
revisión 296/86, 479/86, 44/89, 74/89 y, 206/78 y 292/88. La expresión literal de dicho
ocurso es la siguiente:
"Por medio del presente ocurso, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 197-A de la
Ley de Amparo, en mi carácter de quejoso en el amparo No. 311/90 que se tramitó ante el C.
Juez Primero de Distrito en Materia Civil en el Estado de Jalisco, vengo a denunciar ante este
H. Tribunal las contradicciones en que han incurrido al sustentar tesis discrepantes los
Tribunales Colegiados en Materia Civil del Tercer Circuito, al resolver diversos recursos de
revisión que han tenido como principal materia, asuntos relacionados con el régimen de
sociedad legal, legislado en el Código Civil del Estado de Jalisco en el capítulo VII, título
quinto, artículos del 207 al 255. Antes de entrar a la exposición de las contradicciones objeto
de la presente denuncia, como antecedente de la cuestión planteada, he de manifestar que el
código citado, entró en vigor el día primero de enero de 1936 y se legisló con base en el
Código Civil para el Distrito y Territorios Federales, pero en la exposición de motivos y
fundamentos que sirvieron a la comisión redactora que estudió las reformas y adaptaciones
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
que se hicieron a esa legislación para avenirla al Estado de Jalisco, al referirse a los
regímenes económicos del matrimonio sustentó textualmente el siguiente criterio: 'En cuanto
a la parte económica del matrimonio, la antigua Ley de Relaciones Familiares había
prohibido absolutamente el régimen o comunidad de bienes, buscando la independencia de la
esposa y su igualdad con el marido; pero es evidente que nuestro medio, en que por tradición
la mujer sólo atiende a los trabajos del hogar, que no se traducen en dinero, la esposa se
encontraría al cabo de la vida sin bienes de ninguna especie, en tanto que el marido habría
sido atendido y servido por ella y se habría hecho dueño de todos los frutos de un trabajo que
sólo había podido sostener fiando en el cuidado que su esposa tenía entre tanto de la casa, de
la familia de ambos y aun de sus propios alimentos. El código del Distrito volvió a permitir la
sociedad conyugal, pero quiere que sea siempre fruto de capitulaciones expresas, llegando a
decir que, cuando los interesados no expresen su convenio sobre el particular, el oficial del
Registro Civil deberá formularlo. Ahora bien, es fácil comprender que tal sistema llevará,
tarde o temprano, a hacer que los oficiales del Registro Civil adopten alguna forma impresa y
preparada de antemano para todos los matrimonios en que no se presente convenio; y que de
todas maneras, el arreglo que puede hacer un empleado de los lugares más apartados de la
capital tiene que ser imprevisor y deficiente, siendo preferible, sin lugar a dudas, el que la
misma ley establezca con un estudio más mediato. Por eso en el proyecto se admite la
sociedad legal para todos aquellos casos en que los interesados hayan omitido la formación
de su convenio particular, si bien exigiendo que se instruya a quienes pretendan contraer
matrimonio, de la conveniencia de que se prevean y determinen los efectos de éste sobre sus
bienes, de que el oficial del Registro tiene obligación de ayudarles a formularlo, y si a pesar
de estas advertencias quieren omitir todo pacto, se les haga conocer cuál será, a grandes
rasgos, su situación económica por efecto de la sociedad legal. Con esto, si el matrimonio se
contrajo bajo este régimen, ya no será fruto de una ignorancia o de un descuido, sino una
opción deliberada y consciente de que irá de acuerdo con el sistema de libre disposición que
anima todo el código'. Se concretizaron los anteriores pensamientos en las normas legisladas
y el artículo 207 del Código Civil del Estado de Jalisco, en su texto original mandó lo
siguiente: 'El régimen de la sociedad legal consiste en la formación y administración de un
patrimonio común diferente de los patrimonios propios de los consortes y cuya
representación exclusiva y plena corresponde al marido como una de las funciones que la ley
le asigna dentro del matrimonio, sin que el dominio de cada cónyuge sobre bienes o partes
determinadas o alícuotas se precise sino al liquidarse la sociedad por las causas que la ley
establece. La mujer sólo en los casos de excepción que señala la ley puede tener la
administración de la sociedad legal'. Una reforma posterior (Decreto Número 9223 del
Congreso del Estado de Jalisco, fechado el 8 de mayo de 1975), permitió la administración a
cualquiera de los cónyuges, de acuerdo a lo establecido en la fracción V del artículo 87 del
código en cita. Algunas entidades de la República, también consagran en sus legislaciones
civiles el régimen de sociedad legal como sucede, entre otras, en los Estados de Sonora y
Veracruz, a diferencia de Michoacán que sólo permite la separación de bienes. En vista de
que el Juez Primero de Distrito en Materia Civil en el Estado, sobreseyó el amparo que
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solicitamos el suscrito y mi cónyuge CONSUELO GONZALEZ HERRERA DE
VALENZUELA, no individualmente sino en consuno como integrantes de la sociedad legal
formada en nuestro matrimonio, recurrimos dicha sentencia interponiendo el recurso de
revisión que se tramitó ante el H. Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito y se falló en la revisión principal No. 23/92, revocando el sobreseimiento y
concediendo el amparo exclusivamente a mi esposa porque el suscrito 'no justificó que los
inmuebles de que se trata hubieran sido adquiridos a costa del caudal común de la sociedad
legal que tiene formada con su esposa, la diversa quejosa CONSUELO GONZALEZ
HERRERA DE VALENZUELA, lo que obviamente lo excluye de ser propietario de los
mismos, pues, en efecto, es suficiente leer el contenido de las escrituras que amparan los
terrenos, para concluir que fueron adquiridos exclusivamente por la señora mencionada,
quien aunque al momento de adquirirlos manifestó estar casada, ello solo no implica que su
esposo sea también el legítimo propietario, puesto que se reitera, con tales documentos no se
acredita que los bienes hayan sido comprados a costa del caudal común como lo exige el
artículo 220, fracción VI, del Código Civil del Estado'. Este criterio contraría el texto expreso
de la ley, la doctrina y la costumbre, como luego lo expongo. El Magistrado señor licenciado
D. CARLOS HIDALGO RIESTRA quien fue ponente, emitió voto particular manifestando
que debió también revocarse el sobreseimiento a diversas razones y fundamentos legales
tendientes a preservar la integridad de la sociedad legal que constituye una institución
jurídica jalisciense, que de continuar aplicándose el criterio de interpretación que sustentaron
los Magistrados licenciados MARIA DE LOS ANGELES E. CHAVIRA MARTINEZ y
JORGE FIGUEROA CACHO, en mi amparo, prácticamente resulta derogada, pues esa
corriente, iniciada por funcionarios venidos de otros estados ha llegado al extremo de estimar,
equivocadamente según mi particular criterio, que 'La sociedad legal que emerge del
matrimonio es OCULTA; sólo existe como tal en las relaciones entre los socios, pero no en la
de éstos con terceros; entonces sus efectos no son hacia el exterior, sino al interior de suerte
que frente a terceros, cada cónyuge es único titular de los bienes adquiridos por él,
individualmente, salvo que se hiciera del conocimiento de aquéllos la situación jurídica del
bien'. (Amparo directo 675/87. María del Carmen de Ruiz. 22 de septiembre de 1988.
Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate. Secretario: Juan Bonilla
Pífano). Informe de Labores 1988, página 595. Esa ejecutoria es a todas luces contradictoria a
lo que se resolvió en el amparo en revisión número 206/78. María García Jiménez de Rivas.
25 de agosto de 1978. Unanimidad de votos. Ponente: J. Guadalupe Torres Morales.
Secretario: José Montes Quintero. Cuyo texto es el siguiente: SOCIEDAD LEGAL EN
JALISCO. CONYUGE DEL DEMANDADO. SU INTERES JURIDICO.-Existe la
presunción legal de que todos los bienes adquiridos bajo el régimen matrimonial presunto,
forman parte de la sociedad legal y por tanto la quejosa como su cónyuge demandado en el
juicio del que derivan los actos reclamados, y como miembro de su sociedad legal, resulta
afectada directamente de sus intereses. Informe 1978. A continuación referiré en concreto
otras contradicciones que estimo resultan imperativas para que esta H. Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, resuelva lo que en derecho proceda y defina la constitucional
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interpretación y aplicación de las normas que rigen en el Estado de Jalisco la sociedad legal.
1o. El Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, pronunció una
ejecutoria visible en la página 443 del Informe de Labores correspondiente al año de 1987,
Tercera Parte donde dice bajo el título 'SOCIEDAD LEGAL NECESIDAD DE
ACREDITAR QUE LOS BIENES DE CUYA AFECTACION SE DUELE EN EL
AMPARO INGRESARON A LA, A FIN DE ACREDITAR EL INTERES JURIDICO.', que
no todos los bienes adquiridos en el matrimonio ingresan a la sociedad legal, sino únicamente
los que señalan los artículos 220 y 221 del Código Civil del Estado de Jalisco y que por ende,
para acreditar que un inmueble pertenece a la misma sociedad, no basta demostrar el vínculo
matrimonial y la obtención de un inmueble durante su vigencia, sino que es indispensable que
ese bien sea de aquellos a que aluden los dos numerales citados. 2o. El mismo Primer
Tribunal formó jurisprudencia, publicada en la Gaceta del Boletín Judicial de la Federación
No. 16/18 abril-junio de 1989, página 138 a 139, bajo el rubro 'SOCIEDAD LEGAL,
PRUEBA DE QUE UN BIEN PERTENECE A LA.', en la que textualmente se establece:
Que no todos los bienes que adquiere algún cónyuge ingresan a la sociedad legal, sino que es
menester que se trate de los adquiridos en el ejercicio de la profesión u oficio o los que
provengan de herencia, legado, donación, hechos a ambos cónyuges o los que se obtengan
por título oneroso a costa del caudal común, etcétera, y que por ende, no basta probar la
existencia del matrimonio y la adquisición de bienes bajo el citado régimen, sino que es
necesario comprobar que cualquier bien adquirido en las hipótesis que señala la ley. 3o. El
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, pronunció una ejecutoria
consultable en las páginas 551 y 552 del Tomo II, julio-diciembre de 1988, Segunda Parte,
Tribunales Colegiados de Circuito, Octava Epoca, donde dice bajo el título 'SOCIEDAD
LEGAL LEGITIMACION PARA PROMOVER AMPARO CONTRA ACTOS QUE
AFECTEN BIENES DE LA.', que de acuerdo con el artículo 207 del Código Civil de Jalisco,
el régimen de sociedad legal consiste en la formación de un patrimonio común, diferente de
los patrimonios de los consortes, lo que corrobora el artículo 226 de la invocada codificación
y que por tanto, cuando en un juicio seguido contra uno de los cónyuges se dictan actos que
afectan bienes del fondo social, el otro, como tercera extraña, está en aptitud de acudir al
juicio de garantías indirecto contra esos actos. 4o. Debo aquí remitirme a la tesis antes
transcrita, pronunciada por el Segundo Tribunal Colegiado de referencia y publicada en el
Informe de 1978, Tercera Parte, bajo tesis número 10, página 307, consultable bajo el título
'SOCIEDAD LEGAL EN JALISCO. CONYUGE DEL DEMANDADO. SU INTERES
JURIDICO.', expresando, que existe la presunción legal de que todos los bienes adquiridos
bajo el régimen patrimonial presunto, forma parte de la sociedad legal y por tanto la quejosa,
como cónyuge del demandado del juicio del que se derivan los actos reclamados y como
miembro de su sociedad legal, resulta afectada en sus intereses jurídicos. 5o. Comentando el
régimen de sociedad legal consagrado el Código Civil del Estado de Sonora, esa H. Tercera
Sala de la Suprema Corte de Justicia pronunció ejecutoria consultable en las páginas 176 y
177, de los volúmenes CIII y CVIII, julio-diciembre de 1977, Cuarta Parte, del Semanario
Judicial de la Federación, Séptima Epoca que dice bajo el título 'SOCIEDAD LEGAL,
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LEGITIMIDAD DE UNO DE LOS CONYUGES PARA DEMANDAR LA NULIDAD POR
SIMULACION DE VENTA DE BIENES QUE FORMAN PARTE DE AQUELLA.', que si
el matrimonio fue celebrado bajo el régimen de sociedad legal, en los términos de los
artículos 1991, 2022 y 2023 del Código Civil del Estado de Sonora, los bienes adquiridos por
el cónyuge durante el matrimonio forman parte de la sociedad legal y dichos bienes se
presumen comunes y el domicilio y posesión de ellos reside en ambos cónyuges, por lo que la
cónyuge está legitimada para demandar la nulidad por simulación de un contrato de
compraventa que comprende varios inmuebles, sin importar que los bienes no hubieran sido
adquiridos por la cónyuge demandante, por la sociedad legal o por su esposo y con su dinero
o con el dinero de la sociedad legal, porque dichos bienes fueron adquiridos por el cónyuge
demandado durante su matrimonio y debe considerarse de acuerdo con los preceptos
indicados, que forman parte de la sociedad legal y la titularidad reside en ambos cónyuges.
6o. Bajo el título de 'SOCIEDAD CONYUGAL, BIENES DE LA.', legislación de Veracruz
(ver la página 787, Apéndice de 1985, Cuarta Parte, Tercera Sala), esa H. Tercera Sala de la
Suprema Corte de Justicia aclaró; que si al contraerse el matrimonio bajo el régimen de
sociedad conyugal (equiparable a la sociedad legal, cuando no se hacen capitulaciones
matrimoniales), los consortes no poseían bienes que comunicarse, no era necesario el
otorgamiento de la escritura pública de las capitulaciones matrimoniales, ni la inscripción de
éstas en el Registro Público de la Propiedad, en el que sólo han de constar asientos sobre
actos concretos, sobre bienes determinados y sólo tiene efectos publicitarios, por tanto, si los
bienes se adquirieron después de contraído el matrimonio, la participación de la mujer
respecto de aquéllos nació ipso jure, por lo que es innegable el derecho de la esposa para
reclamar los bienes embargados a su esposo en el juicio ejecutivo mercantil que se le siguió,
ya que a ella le corresponde pro-indiviso los bienes embargados pertenecientes a la sociedad
legal en cincuenta por ciento, de conformidad con el artículo 976 del Código Civil de
Veracruz. 7o. El H. Tercer Tribunal Colegiado de Circuito, pronunció seis ejecutorias
consecutivas concediendo el amparo a la parte quejosa que reclamó la afectación de sus
derechos sobre bienes sujetos a la sociedad legal, con motivo de un juicio en el que había
resultado tercero extraño. La tesis, sostenida por una de ellas, es consultable en la página 254
del Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, Tomo VII, abril de 1991, y así se
dice: Que los bienes del matrimonio no pueden tener más que dos destinatarios, pues
pertenecen a la sociedad legal o a cada cónyuge; que si un bien radicado en Jalisco se rige por
la ley de este Estado y si tanto la sociedad conyugal cuando no haya capitulaciones como la
legal, se refieren a regímenes presuntos de copropiedad, ninguna razón habría para estimar
como carga procesal la demostración de que los bienes regidos por la sociedad conyugal o
legal son ajenos al patrimonio común que la costumbre es fuente de derecho y en el Registro
Público de la Propiedad jalisciense se anotan los bienes atribuyéndolos a la comunidad de los
consortes mediante el calificativo de 'Casado'; que en los juicios sucesorios, el cónyuge
supérstite es el propietario de un cincuenta por ciento de los bienes del matrimonio, lo que es
un hecho notorio; que en Jalisco no está superada la inferioridad fáctica de la mujer
jalisciense, a quien trató de proteger el legislador; que los gananciales no son renunciables y
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que se presume la copropiedad salvo prueba en contrario, porque el caudal común está
integrado también por esfuerzos personales y ellos son equiparables al cincuenta por ciento
del capital social. De esas seis ejecutorias consecutivas: las dos primeras correspondieron a
las revisiones 479/90 y 369/90, siendo el quejoso PEDRO HOMES SITJAR, quien reclamó
la afectación de su derecho de propiedad sobre un bien que adquirió para su sociedad legal; la
tercera fue la revisión 549/90, donde se amparó a LAZARO PEREZ con motivo de un asunto
similar. A propósito de las dos primeras revisiones, hubo voto en contrario de la Magistrada
María de los Angeles E. Chavira Martínez, quien planteó la problemática referente a que el
bien material del amparo, no obstante hallarse ubicado en Jalisco debía de regirse por las
disposiciones del contrato de sociedad conyugal existente en Nayarit, porque los cónyuges se
habían casado allá, y en aquel lugar no existe sociedad legal. Y a propósito de la tercera
revisión, o sea la 549/90, el Magistrado Jorge Figueroa Cacho hizo voto aclaratorio, diciendo
que él había formado mayoría con el Magistrado Carlos Hidalgo, porque advertía que en la
escritura de compraventa del bien reclamado en el amparo, se decía que la esposa del quejoso
había adquirido la finca para su sociedad legal, lo que presuponía la titularidad del inmueble
en favor de la sociedad legal, añadiendo, que en las inscripciones registrales en Jalisco, se
ponen notas aclaratorias, diciendo si el adquirente es o no casado y que estimando satisfechos
esos requisitos, debía concederse la protección a la parte quejosa, en tanto que reclamaba la
afectación de su derecho de propiedad con motivo de juicios en que eran extraños los
quejosos por ser solamente demandados sus respectivos consortes. Sin embargo, ninguno de
los Magistrados cuestionó la operancia de los principios rectores del matrimonio jalisciense,
ni de la concordancia de la ley en cuanto a los motivos que la inspiraron, orientados a la
protección de ambos consortes, particularmente de la mujer que soporta un injusto trato
social, dado que por tradición desempeña labores no remuneradas, mientras que el esposo
acrecienta su fortuna. Menos se dudó, que el matrimonio se inspirara en el amor y la ayuda
mutua y se admitió que sería absurdo pensar que el legislador jalisciense, que trató de
favorecer a los esposos en cada matrimonio, les exigiera desconfiar entre sí y llevar libros de
contabilidad o llamar a testigos presenciales que pudieran a la postre declarar cómo y con
dinero de quién se formó el fondo común. Pero con independencia de esas tres revisiones,
que repito, se aprobaron por mayoría y contra el voto exclusivo de la Magistrada Chavira
Martínez, después se fallaron las revisiones principales 9/91, 52/91 y 49/91, los días siete de
marzo, once y veinticinco de abril del año próximo anterior, las cuales se votaron por
unanimidad con una aclaración de la Magistrada Chavira Martínez cuando dijo, que en los
amparos anteriores se trataba de la 'sociedad conyugal', pero que en la revisión 9/91, el caso
se refería al problema de la 'sociedad legal', y estimando que los bienes adquiridos durante la
vigencia de ésta pertenecen a ambos cónyuges, sumaba su voto a la mayoría sin reserva de
ninguna especie; y así fue que se amparó a Francisca Ortega de Blanco y a Martha Magaña
Cuéllar de Solano, en tanto que reclamaron que en un procedimiento seguido contra sus
respectivos consortes, se les había afectado en su derecho de propiedad en cuanto a los bienes
inmersos en su sociedad legal. Es necesario hacer notar, que mientras que el Código Civil del
Distrito Federal quiere que la asociación de los cónyuges en el matrimonio, sea siempre fruto
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de capitulaciones expresas, llegando al extremo de obligar al oficial de Registro Civil a
formularlas en caso de que no lo hagan los contrayentes, el proyecto presentado al Congreso
del Estado de Jalisco, admite la sociedad legal para todos aquellos casos en que los
interesados hayan omitido la formulación de convenio particular, al extremo de que según lo
dispone la fracción V del artículo 87 del Código Civil del Estado, ante la ausencia del
convenio que los pretendientes deben de celebrar con relación a los bienes presentes y a los
que adquieran durante el matrimonio, en su lugar se podrá manifestar expresamente que se
opta consciente y deliberadamente por el régimen de sociedad legal en cuyo caso indicarán,
cuál de los dos contrayentes, tendrá la administración y por ello es claro que no se puede
exigir que los cónyuges tengan la obligación de acreditar si los bienes que adquieren en el
curso de su matrimonio están sujetos al cumplimiento de capitulaciones, porque
sencillamente ante su ausencia, se aplica la presunción legal establecida por el artículo 223
del Código Civil de la entidad. 8o. No obstante el criterio contenido en las seis revisiones
principales a que antes se hizo referencia, el propio Tribunal Colegiado del Tercer Circuito,
falló las revisiones R.P. 213/91, R.P. 19/92 y R.P. 109/92 y en la que el Magistrado Hidalgo
Riestra interpuso voto particular y sustentó un criterio contradictorio a los seis mencionados
en el punto que antecede, pues ahora se argumentó (contra el voto en contrario del dicho
Magistrado Hidalgo), que los bienes que se adquieren después del matrimonio, no entran ipso
jure a la sociedad legal; que por ende, es imperioso demostrar que los propios bienes se
compraron a costa del caudal común y que si no existe prueba aportada al juicio la
copropiedad, no se justifica ni el interés jurídico del quejoso, habida cuenta que en todas esas
revisiones se sobreseyeron los amparos, como ocurrió en mi caso. Es lógico entender, que
esos criterios contradictorios de los tres colegiados que funcionan en Guadalajara, han
producido el consiguiente desconcierto de los foros de la entidad, a tal grado, que el quince
de abril de mil novecientos noventa y dos, en que rindió su informe el presidente del
Supremo Tribunal de Justicia en la Entidad, dijo, que había detectado la enorme inquietud
que existe en Jalisco, a propósito de la interpretación que los órganos de control estaban
dando en cuanto al problema de la sociedad legal en Jalisco, porque mientras que la mayoría
de los Estados Federales mantenían exclusivamente los sistemas referentes a la sociedad
conyugal y a la separación de bienes, el legislador jalisciense creó el régimen presunto de
copropiedad denominado 'sociedad legal', para proteger a ambos cónyuges y particularmente
a la mujer, quien mientras que atendía al hogar mediante trabajo no remunerado, el esposo
acrecienta su fortuna, siendo que los órganos de control sostenían en unas ejecutorias que los
bienes ingresaban desde luego al patrimonio marital y en otros casos se sostenía lo contrario
y que planteaba al H. Pleno estatal la necesidad de analizar esa problemática por si era
necesaria la reforma del caso, a fin de retomar legislativamente el objetivo original de la
sociedad legal dentro de un marco de dignidad, justicia y equidad. La contradicción de tesis,
salvo mejor opinión de la Suprema Corte, es patente, porque unos colegiados consideran
necesaria la prueba sobre la forma de adquirir los bienes a costa del caudal común y otros no
e incluso, analizándose cuestiones similares existentes en otros estados, se han resuelto en
formas diversas y como todo ello puede afectar el principio de seguridad jurídica, estimo
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procedente hacer la denuncia del caso para que la H. Tercera Sala de nuestro Máximo
Tribunal resuelva lo que corresponda."
SEGUNDO.-Por acuerdo de ocho de septiembre de mil novecientos noventa y dos, el
presidente de esta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mandó formar y
registrar el expediente relativo a la denuncia de contradicción de tesis de que se trata,
otorgándole al efecto en el libro de gobierno correspondiente el número 30/92. En el mismo
acuerdo se ordenó requerir a los Tribunales Colegiados antes precisados para que remitieran a
esta Sala, los juicios de amparo en revisión del índice de cada uno de ellos, relacionados con
la presente contradicción, o en su caso hicieran llegar copias certificadas de las ejecutorias
dictadas en dichos expedientes.
En proveído de cinco de enero de mil novecientos noventa y tres, el presidente de esta
Tercera Sala ordenó dar vista con el expediente que nos ocupa al procurador general de la
República, especialmente con la denuncia, las resoluciones pronunciadas por los Tribunales
Colegiados y el acuerdo mencionado, que obran en la citada carpeta. De igual forma en el
auto indicado se dispuso el turno del asunto al Ministro José Trinidad Lanz Cárdenas, para
que formulara el proyecto de resolución correspondiente.
Mediante acuerdo de presidencia de veintiocho de junio próximo pasado, se ordenó requerir
al presidente del Tercer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito, a fin de que enviara el
expediente relativo al amparo en revisión 53/91, por ser necesario para resolver la
contradicción de tesis denunciada.
El diecinueve de agosto del año en curso, el presidente de esta Tercera Sala tuvo por recibido
el amparo en revisión antes citado, que fue remitido por oficio 1014 de la secretaria de
Acuerdos del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.
CONSIDERANDO:
PRIMERO.-Esta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver la presente contradicción de tesis, de conformidad con los artículos
197-A de la Ley de Amparo y 26, fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, pues se originó al resolverse juicios de amparo en revisión en materia civil por
tres Tribunales Colegiados.
SEGUNDO.-En primer término, antes de entrar en materia, debe señalarse, que en el
expediente de contradicción de tesis en examen aparece la razón asentada por el actuario
adscrito a esta Tercera Sala el diecinueve de enero de mil novecientos noventa y tres, en la
que hace constar, que fueron entregadas al procurador general de la República las copias del
acuerdo dictado por la presidencia del propio cuerpo colegiado el cinco del mismo mes y año,
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
de la denuncia de contradicción y de las resoluciones pronunciadas por los Tribunales
Colegiados, en cumplimiento a lo ordenado en el citado proveído.
Al respecto, cabe destacar que el artículo 197-A, primer párrafo de la Ley de Amparo dispone
lo siguiente:
"Cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios
de amparo de su competencia, los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, el procurador
general de la República, los mencionados tribunales o los Magistrados que los integren, o las
partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis hubieran sido sustentadas, podrán
denunciar la contradicción ante la Suprema Corte de Justicia, la que decidirá cuál tesis debe
prevalecer. El procurador general de la República, por sí o por conducto del agente que al
efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo de treinta
días."
Ahora bien, en la especie el procurador general de la República se abstuvo de exponer por sí
o por conducto de uno de los agentes del Ministerio Público Federal su parecer en relación a
la contradicción de tesis denunciada, por lo que debe entenderse que no estimó pertinente
intervenir en el asunto, en virtud de que la facultad prevista por el artículo supratranscrito es
potestativa y no obligatoria, de tal forma que resulta procedente emitir la resolución que
corresponda sin la opinión de mérito.
Sobre el particular, esta Tercera Sala, en sesión celebrada el diecisiete de agosto de mil
novecientos noventa y dos aprobó la tesis de jurisprudencia 13/92, que a la letra dice:
"CONTRADICCION DE TESIS. LA ABSTENCION DEL PROCURADOR GENERAL DE
LA REPUBLICA DE EXPONER SU PARECER DEBE INTERPRETARSE EN EL
SENTIDO DE QUE NO ESTIMO PERTINENTE INTERVENIR EN ELLA.-El artículo
197-A, primer párrafo, de la Ley de Amparo concede una facultad potestativa al procurador
general de la República para que, por sí o por conducto del agente del Ministerio Público
Federal que al efecto designe, emita su parecer dentro del plazo de treinta días en relación
con las contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales Colegiados de Circuito; en
consecuencia, cuando el mencionado servidor público se abstiene de formular su parecer en
el término de referencia debe interpretarse que no estimó pertinente intervenir en el asunto de
que se trate, lo que por consiguiente vuelve procedente se dicte la resolución que corresponda
sin la opinión de mérito."
TERCERO.-El Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver
los juicios de amparo en revisión 296/86 promovido por Jorge Eduardo Valencia Zalapa,
479/86 promovido por María Esther Solís Serrano, 44/89 promovido por María Martínez
Navarrete de García, y 74/89 promovido por Banca Promex, Sociedad Nacional de Crédito,
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
los días veintisiete de noviembre de mil novecientos ochenta y seis, veintiséis de junio de mil
novecientos ochenta y siete, nueve de marzo de mil novecientos ochenta y nueve y trece de
abril de mil novecientos ochenta y nueve, respectivamente, sustentó la tesis que aparece
publicada en las páginas 138 y 139 de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
números 16-18 abril-junio de 1988, que a la letra dice:
"SOCIEDAD LEGAL, PRUEBA DE QUE UN BIEN PERTENECE A LA.-No todos los
bienes que adquiere alguno de los cónyuges durante la vigencia de la sociedad legal ingresan
a ésta, sino únicamente aquellos que señalan los artículos 220 y 221 del Código Civil del
Estado de Jalisco, entre ellos los bienes adquiridos por cualquiera de los consortes en el
ejercicio de su profesión u oficio; los que provengan de herencia, legado o donación hechos a
ambos cónyuges sin designación de parte; los que se obtengan por título oneroso a costa del
caudal común, etcétera. Entonces, para acreditar que un bien pertenece a dicha sociedad, no
es suficiente que se demuestre, por una parte, la existencia del matrimonio contraído, en
relación con los bienes, bajo el citado régimen económico y, por la otra, que el mencionado
bien fue obtenido precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester
comprobar que ese bien fue adquirido bajo cualquiera de las hipótesis indicadas."
De igual forma, en los amparos en revisión 296/86 y 476/86 antes citados, el órgano
jurisdiccional de referencia sostuvo la tesis publicada en la página 443 del Informe de
Labores correspondiente al año de 1987, Tercera Parte, del tenor literal siguiente:
"SOCIEDAD LEGAL, NECESIDAD DE ACREDITAR QUE LOS BIENES DE CUYA
AFECTACION SE DUELE EN EL AMPARO, INGRESARON A LA A FIN DE
ACREDITAR EL INTERES JURIDICO.-No todos los bienes que adquiere alguno de los
consortes durante la sociedad legal, ingresan a ésta, sino únicamente aquellos que señalan los
artículos 220 y 221 del Código Civil para el Estado de Jalisco. Entonces, contra lo que
sostiene la quejosa, hoy recurrente, para acreditar que el inmueble de cuya afectación se
duele pertenece a la sociedad legal, no es suficiente que haya demostrado, por una parte, la
existencia del lazo matrimonial contraído en relación con los bienes, bajo el régimen de
sociedad legal y, por la otra, que el bien raíz de que se trata fue obtenido por su esposo
precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester probar que ese
bien es de aquellos a que se refieren los dos dispositivos últimamente citados."
En lo conducente, las consideraciones contenidas en las ejecutorias pronunciadas por dicho
tribunal en los juicios de garantías en revisión antes precisados son las siguientes:
AMPARO EN REVISION 296/86
"... c) A pesar de que es acertada la afirmación del disconforme, acerca de que en su demanda
de garantías nunca se ostentó como administrador de la sociedad legal que tiene formada con
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
su esposa Esthela Velázquez de Valencia, y que por lo mismo, debe reconocerse que es
incorrecta la apreciación del Juez Federal al haberle atribuido tal calidad, de cualquier modo
ese error en que incurrió el a quo es intrascendente, en virtud de que los argumentos que
sustentan el fallo recurrido también resultan aplicables en cuanto el agraviado se ostenta
como copropietario del bien raíz cuya desposesión reclama, ya que sostiene que dicho bien
fue adquirido por su esposa durante la vigencia del matrimonio que tiene celebrado bajo el
régimen de sociedad legal; d) No está en lo correcto el recurrente al afirmar que no estaba
obligado a justificar que el bien raíz fue adquirido a costa del caudal común, en primer
término, porque contra lo que sostiene, sí manifestó en su demanda de garantías,
concretamente en el segundo párrafo del primero de sus conceptos de violación, que aquel
bien fue adquirido a título oneroso 'durante nuestra sociedad, a costa del caudal común' (foja
5), y en segundo, porque aun en la hipótesis de que no hubiere efectuado esa manifestación,
ello no lo relevaba de justificar el extremo apuntado, toda vez que, al establecer el artículo
220, fracción VI, del Código Civil del Estado, que forman el fondo de la sociedad legal, los
bienes adquiridos por título oneroso durante la sociedad a costa del caudal común, bien se
haga la adquisición para la comunidad, o bien para uno solo de los consortes, es necesario
que se demuestre que esos bienes fueron adquiridos a costa del caudal común de la sociedad,
y así lo ha establecido el más Alto Tribunal de Justicia del país, tanto en la tesis que citó el a
quo, como en la primera tesis relacionada con la jurisprudencia número 280, y que bajo el
rubro 'SOCIEDAD LEGAL (LEGISLACION DEL ESTADO DE JALISCO).', es visible en
la página setecientos noventa, de la Cuarta Parte del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación, editado en mil novecientos ochenta y cinco; e) Ninguna violación a lo dispuesto
por los artículos 207 y 220, fracción I y VI, del Código Civil del Estado, cometió el Juez de
Distrito al sostener que el bien materia del juicio debe estimarse de la exclusiva propiedad de
la esposa del agraviado, ya que no se justificó que su adquisición hubiese sido a costa del
caudal común; en primer lugar, porque el artículo 207 del Código Civil del Estado, no
establece que todos los bienes que se adquieran durante el matrimonio celebrado bajo el
régimen de sociedad legal, pertenezca al fondo de ésta, y en cambio, el artículo 220 del
propio cuerpo legal, señala de manera enunciativa cuáles son los bienes que deben
considerarse que forman parte de aquella sociedad; luego entonces, no por el solo hecho de
que la esposa del quejoso hubiere adquirido durante la vigencia de su matrimonio bajo el
régimen de sociedad legal, el bien inmueble cuya desposesión se reclama, éste debe ser
considerado como parte del fondo de la sociedad, pues para ello era indispensable que el
promovente del amparo hubiere justificado que su adquisición fue hecha por cualesquiera de
los medios o formas que señala el aludido artículo 220 en cita, cosa que en modo alguno
hizo; y en segundo, porque en el caso, el quejoso disconforme no justificó que su esposa
tenga profesión u oficio alguno, mucho menos que en ejercicio de una u otro, hubiese
adquirido el aludido bien raíz, por el contrario, del escrito de demanda que planteó ante el
Juzgado Décimo Cuarto de lo Civil local, se desprende que la misma manifestó que se
dedicaba a labores del hogar (foja 32), y por tanto, no puede afirmarse válidamente que aquel
bien raíz forme parte del fondo social ni que exista presunción legal en ese sentido; f) No
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
existe tampoco violación a lo dispuesto por los artículos 223 y 226 del Código Civil del
Estado, por parte del Juez de Distrito, en primer lugar, porque la presunción legal contenida
en el primero de esos numerales, sólo se da cuando se hace la separación de los bienes, lo
cual no sucede en el caso; y en segundo, porque como se ha dicho ya, como el quejoso no
justificó que la finca de que habla, forme parte del fondo de la sociedad, no puede estimarse
entonces que la misma sea un bien común, y por lo mismo, indebidamente sostiene que el a
quo no tomó en cuenta que el dominio y posesión de ese bien reside tanto en su esposa como
en él, y que por ello la acción reconvencional debió ser dirigida contra los dos; g) Carecen de
aplicación en la especie, las tesis que cita el disconforme en apoyo de su pretensión, pues la
que aparece bajo el rubro 'SOCIEDAD LEGAL EN JALISCO. CONYUGE DEMANDADO
SU INTERES JURIDICO.', no obliga a este órgano colegiado por provenir de otro tribunal
similar, y además no se comparte el criterio que la misma sustenta, porque no es exacto que
todos los bienes adquiridos durante el matrimonio bajo régimen legal formen parte de la
sociedad legal, pues aparte de que no existe dispositivo legal que así lo establezca, no debe
perderse de vista que sólo pertenecen a ella, los bienes que enuncian el artículo 220 del
Código Civil del Estado, y los que legalmente así presume el 223 del propio ordenamiento
legal; en tanto que la tesis citada bajo el epígrafe 'SOCIEDAD LEGAL. LEGITIMIDAD DE
UNO DE LOS CONYUGES PARA DEMANDAR LA NULIDAD POR SIMULACION DE
VENTA DE BIENES QUE FORMEN PARTE DE AQUELLA (CODIGO CIVIL DEL
ESTADO DE SONORA DE 1884).', se refiere e interpreta disposiciones ajenas al Código
Civil del Estado de Jalisco, como son las del Código Civil del Estado de Sonora, y que
además corresponde al año de 1884, por lo que ni siquiera se puede saber si las disposiciones
legales que en ella se mencionan son similares a las del código local; y, h) Aun aceptando
que tuviera alguna razón el recurrente al afirmar, que es incorrecto el sobreseimiento
decretado por el a quo respecto del acto reclamado que se hizo consistir en el fallo del Juez
de primer grado, ello en forma alguna lo beneficiaría, pues de cualquier modo tendría que
decretarse el sobreseimiento en el juicio por lo que ve a dicho acto, con base en los
argumentos del a quo a que se hizo referencia en este considerando."
AMPARO EN REVISION 479/86
"II. Los anteriores agravios son infundados. En efecto, dentro del capítulo VII, del título
quinto, del libro primero del Código Civil del Estado de Jalisco, que regula el régimen
económico matrimonial de la sociedad legal, no existe ni un solo precepto que establezca, ni
siquiera a guisa de presunción, que todos los bienes adquiridos por cualquiera de los
cónyuges durante la vigencia de dicha sociedad, pertenecerán a ésta. Por el contrario los
artículos 211, 212, 214, 216, 217, 218 y 219 del ordenamiento en consulta, determinan en qué
casos los bienes adquiridos durante la vigencia de la sociedad legal por alguno de los
consortes, son propiedad del adquirente y no de aquélla y, por otro lado, los artículos 220 y
221 del propio ordenamiento, fijan cuáles bienes obtenidos mientras subsiste el citado
régimen, pasan a formar parte del mismo. De lo anterior se sigue que no todos los bienes que
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
adquiere alguno de los consortes durante la sociedad legal, ingresan a ésta, sino únicamente
aquellos que se señalan en los invocados artículos 220 y 221 del sustantivo en consulta.
Entonces, contra lo que sostiene la quejosa, hoy recurrente, para acreditar que el inmueble de
cuya afectación se duele, pertenece a la sociedad legal, no es suficiente que haya demostrado,
por una parte, la existencia del lazo matrimonial, contraído, en relación con los bienes, bajo el
régimen de sociedad legal y, por la otra, que el raíz de que se trata fue obtenido por su esposo
precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester comprobar que
ese bien es de aquellos a que se refieren los dos dispositivos últimamente citados."
AMPARO EN REVISION 44/89
"... Por otra parte, y aun cuando pudieran estimarse fundados los restantes conceptos de
agravio que vierte la quejosa disconforme, dirigidos a impugnar los argumentos que sustentan
el sobreseimiento decretado en el juicio al que este toca se contrae, y por ende se estimara,
que a pesar de que por su conducto se efectuó el emplazamiento del demandado en el juicio
natural, tal evento no revela de manera indubitable que desde el quince de enero de mil
novecientos ochenta y seis, fecha en que se verificó esa diligencia, haya tenido conocimiento
de la naturaleza y objeto del juicio natural, y que por ello se considerara, que la presentación
de su demanda el veintiséis de julio de mil novecientos ochenta y ocho, no resulta
extemporánea, y que no consintió tácitamente algunos de los actos que reclama, ni que otros
deban considerarse como derivados de otros consentidos; cabe decir, que ello es
jurídicamente irrelevante y no da lugar a revocar el fallo recurrido, en virtud de que a juicio
de este órgano colegiado se actualiza una diversa causal de improcedencia que obliga a
confirmar el fallo recurrido. En efecto, señala la quejosa ahora recurrente en su demanda de
garantías, que el bien inmueble que en ella describe y con relación al cual considera afectados
sus derechos, pertenece al fondo de la sociedad legal que tiene constituida con su esposo
Fernando Rogelio García Madrid, parte demandada en el juicio natural, en virtud de que fue
adquirido por éste durante la vigencia de tal sociedad, y además porque en la escritura de
compraventa su aludido esposo señaló que era casado. Ahora bien, aun cuando es verdad que
el bien inmueble en cuestión fue adquirido por el demandado y esposo de la ahora quejosa
recurrente durante la vigencia de su matrimonio, pues así lo evidencian las constancias
respectivas (fojas 10 y 17 a 19), no por ello puede estimarse así fuera cierto que en el capítulo
de generales del documento que contiene el contrato de compraventa, su esposo hubiere
manifestado que era casado, que ese bien inmueble pertenece al fondo de la sociedad, pues
atento lo que dispone la fracción VI del artículo 220 del Código Civil del Estado de Jalisco,
para ello era menester que la promovente del juicio de amparo hubiere justificado que esa
adquisición fue hecha a costa del caudal común; acuden en apoyo de lo expuesto, los criterios
de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, contenidos tanto en la tesis que bajo el rubro
'SOCIEDAD LEGAL. BIENES ADQUIRIDOS DURANTE SU VIGENCIA CON EL
CAUDAL COMUN (LEGISLACION DEL ESTADO DE JALISCO).', que es visible en la
página cuatrocientos sesenta y tres de los Volúmenes 145-150, de la Séptima Epoca, del
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
Semanario Judicial de la Federación como en la que bajo el número 97 y epígrafe
'SOCIEDAD LEGAL.' puede consultarse en la página ochenta y nueve del Informe de
Labores rendido por el presidente de su Tercera Sala, al finalizar el año de mil novecientos
ochenta y uno y cuyas sinopsis, en ese orden señalan: De acuerdo con lo establecido en el
artículo 220, fracción VI, del Código Civil para el Estado de Jalisco, son partes del fondo
social: 'VI. Los bienes adquiridos por título oneroso durante la sociedad a costa del caudal
común, bien se haga la adquisición para la sociedad, bien para uno solo de los consortes; de
manera que si de las pruebas aportadas por uno de los cónyuges no se acredita plenamente
que su consorte hubiera adquirido el inmueble a costa del caudal común para que pudiera
considerarse como fondo social, es irrelevante que no se haya tomado en consideración el
acta de matrimonio en la que consta el régimen de sociedad legal y por tanto tal omisión no
es suficiente para probar la ilegalidad del fallo' y 'Es cierto como lo sostiene la quejosa en el
inciso a) de sus conceptos de violación, que con la copia certificada de su acta de
matrimonio, se demuestra que se casó con José Cárabes Sandoval bajo el régimen de
sociedad legal, figura jurídica -prevista por el artículo 207 del Código Civil para el Estado de
Jalisco-, y que esa constancia no fue tomada en cuenta por la responsable en la sentencia
impugnada. Sin embargo, esta omisión no es motivo suficiente para que se demuestre la
ilegalidad del fallo; toda vez que contrariamente a lo que la quejosa expone, el bien
cuestionado no es parte del fondo social, pues aunque ella se casó bajo el régimen de
sociedad legal y su esposo adquirió el inmueble bajo la vigencia del matrimonio, en los
términos del artículo 220 fracción VI del Código Civil para el Estado de Jalisco, son parte del
fondo social: 'VI. Los bienes adquiridos por título oneroso durante la sociedad a costa del
caudal común, bien se haga la adquisición para la sociedad, bien para uno solo de los
consortes'; y según se advierte, con las pruebas que la señora Margarita Milanés de Cárabes
ofreció, no se acredita el supuesto de que su esposo hubiera adquirido el inmueble a costa del
caudal común para que se pudiera considerar como parte del fondo social, por lo que en estas
condiciones, la quejosa no demuestra su reclamación. En esas condiciones, como la quejosa
ahora recurrente no aportó ninguna prueba para demostrar el extremo de referencia, no puede
estimarse que a ella le corresponda el cincuenta por ciento de los derechos de propiedad sobre
el bien raíz motivo de la litis, y mucho menos, por tanto, que los actos que reclama afecten su
interés jurídico, tanto más si se considera, que tampoco logró demostrar que se encuentre en
la posesión actual de la finca en cuestión, pues la prueba testimonial que con tal objeto
ofreció le fue declarada desierta en la audiencia constitucional; de ahí que, en consecuencia,
se estime que en la especie se actualiza una causal de improcedencia prevista por la fracción
V del artículo 73 de la Ley de Amparo, por lo que con fundamento en lo dispuesto por la
fracción III del artículo 74 de la propia ley, lo que procede es sobreseer en el juicio."
AMPARO EN REVISION 74/89
"III. Son infundados e inoperantes los anteriores agravios. En efecto, desacierta la parte
quejosa en cuanto afirma, que como en la escritura pública número 17995, pasada ante la fe
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
del notario público Número 4 de esta ciudad y en el certificado de gravámenes expedido por
el director del Registro Público de la Propiedad, el amparista Vicente Gómez Hernández,
aparece como casado, con ello queda demostrado, que lo está bajo el régimen de sociedad
legal y que adquirió el inmueble en el ejercicio de su oficio (obrero), y que luego entonces, el
embargo trabado sobre el cincuenta por ciento de la finca marcada con el número novecientos
veinticuatro de la calle Francisco Zarco de esta ciudad, señalado por la esposa del quejoso,
está legalmente trabado; toda vez que, además de que basta imponerse de las documentales
de referencia para percatarse que en ellas sólo se dice que compró estando casado, sin señalar
bajo qué régimen, la parte recurrente pierde de vista que las mismas son ineficaces para
demostrar una cuestión incidental, como lo es el estado civil, de acuerdo con el criterio
jurisprudencial que bajo el número 132, es consultable en la página ciento noventa y siete de
la Octava Parte del último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, y que es del
tenor literal siguiente: 'DOCUMENTOS PUBLICOS. NO PRUEBAN ACTOS
INCIDENTALES.-Hacen fe respecto del acto o actos contenidos en ellos, y no de aquéllos
que como incidentales o accesorios aparecen en los mismos documentos.', y que por otra
parte, por el solo hecho de encontrarse unido en matrimonio -justo como lo señaló el Juez de
Distrito-, no procede legalmente establecer que ese inmueble haya sido adquirido por el ahora
quejoso a costa del caudal común de la sociedad legal que formó con su esposa, ya que
conforme al artículo 220, fracción VI, del Código Civil del Estado de Jalisco, forman el
fondo de la sociedad legal, los bienes adquiridos por título oneroso durante la sociedad a
costa del caudal común, bien se haga la adquisición por la comunidad, bien por uno solo de
los consortes, por lo que, dicho sea de paso, la conclusión a que llegó el a quo, en el sentido
de que no está demostrado que la finca referida pertenezca a la sociedad legal que se dice
formada por el ahora agraviado y su consorte, se encuentra ajustada a derecho, porque en
primer lugar, el artículo 207 del Código Civil del Estado de Jalisco, no establece que todos
los bienes que se adquieran durante el matrimonio celebrado bajo el régimen de sociedad
legal, pertenezcan al fondo de ésta, y en cambio el artículo 220 del propio cuerpo legal,
señala de manera enunciativa cuáles son los bienes que deben considerarse que forman parte
de aquella sociedad, luego entonces, no por el solo hecho de que el quejoso Vicente Gómez
Hernández, hubiere adquirido durante la vigencia de su matrimonio el bien inmueble cuyo
embargo reclama, éste debe ser considerado como parte del fondo de la sociedad, pues para
ello era indispensable que se hubiera demostrado que su adquisición fue hecha por cualquiera
de los medios o formas que señala el aludido artículo 220 en cita."
Cabe advertir, que en la publicación de la tesis transcrita en primer término, se indica como
expediente que la informa el amparo en revisión 487/89, del que envió el Tribunal Colegiado
respectivo copia de la ejecutoria, de la que se deriva que fue promovido por Francisco
Cuevas Mora, y que nada tiene que ver con la materia de la contradicción denunciada, pues
se refiere a la valoración de las documentales para acreditar el interés jurídico en el amparo, y
no así a la sociedad legal, por lo que resulta innecesario transcribir sus consideraciones.
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
CUARTO.-El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito al resolver el
juicio de amparo en revisión 206/78, promovido por María García Jiménez de Rivas, sustentó
la tesis que aparece publicada en la página 307 del Informe de Labores correspondiente al
año de 1978, Tercera Parte, que a la letra dice:
"SOCIEDAD LEGAL EN JALISCO. CONYUGE DEL DEMANDADO. SU INTERES
JURIDICO.-Existe la presunción legal de que todos los bienes adquiridos bajo el régimen
matrimonial presunto, forman parte de la sociedad legal y por tanto la quejosa, como cónyuge
del demandado en el juicio del que derivan los actos reclamados, y como miembro de su
sociedad legal, resulta afectada directamente en sus intereses jurídicos."
Las consideraciones en que se sustenta la ejecutoria relativa son del tenor literal siguiente:
"III. Los agravios son fundados en cuanto a lo que en ellos se alega, sustancialmente, en el
sentido de que existe la presunción legal de todos los bienes adquiridos bajo régimen
matrimonial presunto, como ocurre en el caso con el inmueble materia de los actos
reclamados, forman parte de la sociedad legal y por tanto la quejosa, como cónyuge del
demandado en el juicio del que derivan dichos actos y como miembro de su sociedad legal,
resulta afectada directamente en sus intereses jurídicos, por lo cual no existe la causa de
improcedencia que sirvió de base al sobreseimiento. Ciertamente, el artículo 223 del Código
Civil de Jalisco, que la recurrente invoca, entre otros, en sus agravios, dispone: 'Todos los
bienes que existen en poder de cualquiera de los cónyuges al hacer la separación de ellos, se
presumen gananciales, mientras no se pruebe lo contrario' y la tesis jurisprudencial número
357, consultable bajo el rubro 'SOCIEDAD CONYUGAL, NECESARIA INSCRIPCION EN
EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD DE LOS BIENES INMUEBLES A NOMBRE DE
LA, PARA QUE SURTA EFECTOS CONTRA TERCERO.', en las páginas mil sesenta y
seis y mil sesenta y siete de la Cuarta Parte del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación editado en 1975, establece que: 'Si el matrimonio se celebró bajo el régimen de
sociedad conyugal y los bienes inmuebles se adquirieron durante su vigencia, en relación a
los cónyuges, no hay duda de que tales bienes forman parte de la comunidad, pero ello no
significa que tal situación sea oponible frente a terceros de buena fe, si los bienes aparecen
inscritos en el Registro Público de la Propiedad a nombre de uno solo de los cónyuges, con
quien contrató el tercero, y no de ambos, como debía ser, porque la inscripción en el Registro
Público de la Propiedad es la única forma de garantizar los intereses de quienes contratan con
los cónyuges casados bajo el régimen de sociedad conyugal, y evitar así que sean
defraudados, por ocultaciones o modificaciones de capitulaciones matrimoniales que sólo
conocen los cónyuges.'. Pues bien, conforme al principio jurídico que anima el precepto legal
transcrito y a la primera parte de la jurisprudencia a que se acaba de hacer alusión, aplicable a
este caso por analogía, debe admitirse que en verdad respecto de los bienes que se adquieren
bajo el régimen de sociedad legal matrimonial, existe la presunción de que forman parte de
dicha sociedad, o sea, que son de ambos cónyuges, y habiendo quedado demostrado en este
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
caso con las copias certificadas de la escritura notarial respectiva y del acta de matrimonio
que el inmueble en cuestión fue adquirido en las circunstancias a que se acaba de hacer
referencia, por el cónyuge de la quejosa, eso basta para considerar que ella también tiene un
interés jurídico que resulta afectado en el juicio del que emanan los actos reclamados y que,
por tanto, no se surte en el caso la hipótesis de improcedencia en la que se basó la sentencia
impugnada."
El propio tribunal, al resolver el veintinueve de noviembre de mil novecientos ochenta y ocho
el amparo en revisión 292/88 promovido por Bertha Leticia Aceves de Cervantes, sustentó la
tesis publicada en las páginas 551 y 552 del Tomo II, julio-diciembre 1988, Segunda Parte-2
del Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, cuya expresión literal es la siguiente:
"SOCIEDAD LEGAL, LEGITIMACION PARA PROMOVER EL AMPARO CONTRA
ACTOS QUE AFECTEN BIENES DE LA.-De acuerdo con lo que preceptúa el artículo 207
del Código Civil de Jalisco, el régimen de sociedad legal consiste en la formación de un
patrimonio común, diferente de los patrimonios de los consortes, lo cual se corrobora con lo
que dispone el numeral 226 de la invocada codificación. Por tanto, cuando en un juicio
seguido contra uno solo de los consortes se dictan actos que afecten bienes del fondo social,
el otro como tercero extraño, está en aptitud de acudir al juicio de garantías indirecto contra
esos actos."
En lo conducente, la ejecutoria que informa esta tesis dice:
"En cambio, son fundados los demás agravios, pero inoperantes; lo primero porque, como el
inmueble embargado, ciertamente, forma parte del patrimonio común creado por los
cónyuges, y de acuerdo con el artículo 207 del referido Código Civil, es distinto del
patrimonio de uno y otro, sin embargo les pertenece en un 50% a cada uno de ellos, de modo
que los actos que afecten a dichos bienes comunes indudablemente perjudican los intereses
de cada socio, lo que los legitima para ocurrir en defensa de su parte alícuota. Lo anterior se
corrobora con lo que dispone el artículo 226 de la ley sustantiva, que en lo conducente dice:
'El dominio y posesión de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista la
sociedad; y las acciones en contra de ésta o sobre los bienes sociales serán dirigidas contra
ambos cónyuges' (...). Por lo antes señalado, la causal de improcedencia que invocó el a quo
federal (artículo 73, fracción V de la Ley de Amparo), no se surte por las razones que expuso;
pero se surte de todas formas, por diferentes motivos, por lo siguiente: De las constancias que
obran en el juicio de garantías, se pone de manifiesto que el Juez responsable remató
únicamente los derechos del marido de la quejosa, respetando los de ésta, al advertir que el
inmueble embargado pertenecía a la sociedad legal, y en esas condiciones, es claro que lo que
reclama no afecta su haber pecuniario, representado por los derechos que le corresponden
sobre la finca en cuestión, por lo que debe confirmarse la sentencia recurrida."
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
QUINTO.-Por su parte el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, al
resolver los amparos en revisión 213/91 promovido por Guadalupe Norma Melgarejo Fraga
Obregón, 109/92 promovido por Blanca Lilia Almanzor Zúñiga, y 23/92 promovido por
Consuelo González Herrera y Manuel Valenzuela Hernández, sostuvo lo siguiente:
AMPARO EN REVISION 213/91: (Fallado el 10 de julio de 1991).
"III. Son infundados los agravios hechos valer. Aun cuando es verdad que la quejosa contrajo
nupcias bajo el régimen de sociedad conyugal, también lo es que este sistema patrimonial se
debe regir por las capitulaciones matrimoniales que al efecto se constituyan, en la inteligencia
de que éstas deben constar en escritura pública, según lo disponen los artículos 183, 184 y
185 del Código Civil del Distrito Federal (artículos 174 y 175 del Código Civil del Estado de
Jalisco), siendo importante señalar que la legislación capitalina no contempla el régimen de
sociedad legal, como sí ocurre en Jalisco (artículo 207 del Código Civil), pero, es un error
considerar que esa sociedad legal cuenta con personalidad jurídica propia, que obligue a los
acreedores de los cónyuges a demandarla en forma especial, como si se tratara de un ente
jurídico diverso de los esposos, ya que a este respecto no existe ninguna disposición en la ley
que así lo prevenga, por lo que es obvio que cuando uno de los consortes pide amparo contra
el desposeimiento de bienes porque se dice que pertenecen a uno solo de ellos, el promovente
del juicio constitucional está obligado a acreditar que dicho bien fue adquirido con dinero del
fondo común, o la existencia de las capitulaciones matrimoniales, cuando como en el caso el
bien gravado aparece inscrito en las oficinas correspondientes, exclusivamente a favor de
aquel a quien se demanda, según lo ha sostenido la Tercera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, cuyo criterio aparece en la tesis número 97, publicada en la página 89,
Segunda Parte, del Informe rendido por su presidente al finalizar el año de 1981, que
previene: 'SOCIEDAD LEGAL.'. Es cierto como lo sostiene la quejosa en el inciso a) de sus
conceptos de violación, que con la copia certificada de su acta de matrimonio, se demuestra
que se casó con José Cárabes Sandoval bajo el régimen de sociedad legal, figura jurídica
prevista por el artículo 207 del Código Civil para el Estado de Jalisco, y que esa constancia
no fue tomada en cuenta por la responsable en la sentencia impugnada. Sin embargo, esta
omisión, no es motivo suficiente para que se demuestre la ilegalidad del fallo; toda vez que
contrariamente a lo que la quejosa expone, el bien cuestionado no es parte del fondo social,
pues aunque ella se casó bajo el régimen de sociedad legal y su esposo adquirió el inmueble
bajo la vigencia del matrimonio, en los términos del artículo 220 fracción VI del Código
Civil para el Estado de Jalisco, son parte del fondo social: 'VI. Los bienes adquiridos por
título oneroso durante la sociedad a costa del caudal común, bien se haga la adquisición para
la sociedad, bien para uno solo de los consortes; y según se advierte, con las pruebas que la
señora Margarita Milanés de Cárabes ofreció, no se acredita el supuesto de que su esposo
hubiera adquirido el inmueble a costa del caudal, para que se pudiera considerar como parte
del fondo social, por lo que en estas condiciones, la quejosa no demuestra su reclamación'.
Las anteriores consideraciones responden a la necesidad de que haya certeza y seguridad
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
acerca de la existencia del derecho de propiedad, tanto para evitar los fraudes y los abusos
provenientes de ocultación de gravámenes o de modificaciones a dicho derecho, por lo que,
repítese, si el bien cuestionado no aparece adquirido a nombre de determinada sociedad, no
puede invocarse frente a terceros derecho alguno que pretenda atribuirse a dicha sociedad, y
aun cuando es verdad que por regla general, cuando se controvierte un bien de una sociedad
legal, se debe llamar a juicio a ambos consortes para que deduzcan sus derechos, ello no
acontece cuando como en el caso se demandó al esposo judicialmente y se reclama un bien
en cuya compraventa participó únicamente aquél, toda vez que la cónyuge no demostró haber
participado conjuntamente en la celebración del contrato de compraventa relativo y, sí por el
contrario, el bien aparece a nombre del tercero perjudicado Ernesto Obregón del Prado, de
ahí que cobra aplicación el criterio referido, esto es, que la promovente del amparo sí está
obligada a demostrar que el bien fue adquirido a costa del caudal común, y al no haber hecho
así, es claro que no existe razón para que se le haya llamado al juicio natural, como
erróneamente lo pretende, ya que en tratándose del consorte casado, los bienes adquiridos a
su nombre, son de su exclusivo patrimonio, por lo que para enajenarlos, gravarlos o en
cualquier otra forma disponer de ellos, no requiere el consentimiento ni la voluntad del otro
cónyuge, según lo previene el artículo 172 del Código Civil del Distrito Federal (161 del
Código Civil de Jalisco), de lo que sigue que contra terceros no pueden invocarse derechos de
la multicitada sociedad legal, puesto que los efectos de ésta no son hacia el exterior, sino que
sólo crean relaciones internas de esposo a esposa, sin adquirir derechos de copropiedad y, en
todo caso, sólo implica un derecho personal o de crédito al obtener una participación en los
gananciales, al funcionar en forma análoga a una sucesión en participación. Cabe señalar que
no se discute el valor probatorio del acta de matrimonio correspondiente, sino la insuficiencia
de dicha documental para acreditar los extremos pretendidos por la esposa, puesto que la
inclusión de un bien en el fondo social no se da ipso jure, sino que se encuentra sujeto a las
capitulaciones relativas, de tal suerte que no basta que el matrimonio se celebre bajo el
régimen de sociedad conyugal para estimar lo contrario, ya que no es verdad que por el
simple hecho de la existencia de la sociedad conyugal, deba considerarse necesariamente que
forma parte del patrimonio de la misma el bien que aquí interesa, debido a que los bienes que
se adquieren durante el matrimonio pueden entrar o no a la sociedad conyugal, según lo
convengan los consortes. Resulta orientadora sobre este particular la cita que el doctor en
derecho Sergio T. Martínez Arrieta hace en su obra 'EL REGIMEN PATRIMONIAL DEL
MATRIMONIO EN MEXICO', página 108, editorial Porrúa, primera edición, 1984, que
textualmente previene: 'A pesar de la enorme diferencia entre los anteriores Códigos Civiles
de 1870 y 1884 y el actual Código Civil de 1928 todavía persisten nuestros tribunales y los
notarios, al igual que muchos abogados, en la creencia o en el perjuicio de que basta la simple
anotación bajo régimen de sociedad conyugal estampada en el acta de matrimonio, para
deducirse automáticamente de ella que todos los bienes adquiridos después del casamiento
por alguno de los consortes, pertenecen en copropiedad a ambos cónyuges, sin necesidad de
tener a la vista el tenor del contrato de capitulaciones matrimoniales como si a la fecha
estuvieran aún en vigor las minuciosas y completas disposiciones sobre el régimen legal o
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
supletorio de los derogados Códigos Civiles de 1870 y 1884'. Por otro lado, el tratadista
Ramón Sánchez Medal, en su obra CONTRATOS CIVILES, página 210, expone:
'NATURALEZA JURIDICA DE LA SOCIEDAD CONYUGAL'. Es una sociedad oculta, sin
personalidad jurídica y que funciona en forma análoga a una asociación en participación,
genera sólo derechos personales o de crédito, que consisten en obtener una cuota final de
liquidación pero conforme nuestro Código Civil no da nacimiento a un derecho real de
copropiedad sobre bienes asignados a la sociedad conyugal. El artículo 194 del Código Civil
con su escueto y equívoco texto: el dominio de los bienes comunes reside en ambos cónyuges
mientras subsista la sociedad, SOLO SE REFIERE A LOS BIENES ADQUIRIDOS EN
COMUN POR LOS DOS CONSORTES POR ALGUN TITULO VERDADERAMENTE
TRASLATIVO DE PROPIEDAD COMO VENTA, HERENCIA, PERMUTA, DONACION,
etcétera; pero la sociedad conyugal por sí misma no transmite bienes, ni derechos reales,
puesto que la aportación que se hace a la sociedad conyugal no es en copropiedad, toda vez
que los bienes deben devolverse al final a cada cónyuge que los aportó, en consecuencia, las
aportaciones de bienes que hacen los consortes a la sociedad conyugal son sólo aportaciones
en cuanto al uso o aprovechamiento de tales bienes 'SOCIETAS QUOAD ASUM', de
acuerdo con el artículo 2702, in fine, del Código Civil, aplicado supletoriamente (183, in
fine). En este contexto cobra aplicación, por las razones que la informan, la tesis 28,
consultable en la página 595, Tercera Parte, del Informe de 1988, que previene: 'SOCIEDAD
LEGAL, SU NATURALEZA (LEGISLACION DEL ESTADO DE JALISCO).-La sociedad
legal que emerge del matrimonio es oculta; sólo existe como tal en las relaciones entre los
socios, pero no en las de éstos como terceros; entonces, sus efectos no son hacia el exterior,
sino al interior de suerte que, frente a terceros, cada cónyuge es único titular de los bienes
adquiridos por él, individualmente, salvo que hiciera del conocimiento de aquéllos la
situación jurídica del bien.'. Por su parte, el tratadista Ramón Sánchez Medal, en su obra
titulada 'DE LOS CONTRATOS CIVILES, páginas 411, 414 y 415, dice lo siguiente:
ENJUICIAMIENTO DE LA SOCIEDAD CONYUGAL'. Una verdadera costra de perjuicios
sociales y jurídicos impide que el estudio y el enjuiciamiento de la sociedad conyugal ... Por
otra parte, existe la errónea creencia generalizada de que basta que un matrimonio se
contraiga bajo el régimen de sociedad conyugal y que esta escueta leyenda aparezca en el
acta respectiva de matrimonio, para deducir que todos los bienes adquiridos después del
matrimonio pertenecen definitivamente por mitad a cada uno de los consortes ... Los
razonamientos que anteceden ponen de manifiesto que el contrato de sociedad conyugal en la
forma defectuosa prevista en el vigente Código Civil, es un contrato meramente obligacional,
porque sólo da nacimiento a un derecho de crédito consistente en el derecho a una cuota final
de liquidación (204), y no es un contrato de efectos reales, porque no es un modo de adquirir
la propiedad o la copropiedad. En suma, las censuras que pueden enderezarse contra la
sociedad conyugal, son sólo por la forma defectuosa en que se encuentra prevista en el
vigente Código Civil que equivocadamente supone que los contrayentes, al celebrar su
matrimonio, van a estructurar suficientemente dicho régimen matrimonial y que si acaso
llegan a dejar lagunas dentro de tal regulación, puede acudirse satisfactoriamente para
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
completarla a los preceptos de la sociedad civil ... El más grave inconveniente a que da lugar
actualmente la sociedad conyugal en la defectuosa forma prevista por el Código Civil en
vigor, es hacer creer equivocadamente a los consortes que basta que opten ellos en el
momento de contraer matrimonio por dicho régimen de bienes, para que automáticamente
todos los bienes que en el futuro adquieran uno u otro cónyuge pertenezcan en copropiedad,
por mitad, a ambos consortes, no obstante que hoy no existe en el Código Civil ninguna
disposición expresa que así lo establezca, en contraste con las disposiciones de los códigos
anteriores de 1870 y de 1884, que ciertamente consagraban ese especial y muy peculiar modo
legal de adquirir la copropiedad entre cónyuges; no obstante tampoco en el texto de las
capitulaciones matrimoniales no se otorgan los cónyuges poder recíproco para tal efecto, ni
siquiera al adquirir bienes uno de ellos declara hacerlo a nombre de ambos y, a pesar,
finalmente, de que el principio fundamental de la publicidad que inspira a nuestro sistema
registral no permite el reconocimiento de una copropiedad clandestina del cónyuge que no
fue parte ni estuvo representado por el cónyuge adquirente en el momento en que éste
adquirió singularmente y a nombre propio un determinado inmueble. La mera persistencia del
aislado precepto que habla de que 'el dominio de los bienes comunes reside en ambos
cónyuges mientras subsiste la sociedad (194), no atribuye directamente a la luz de las
actuales disposiciones legales en vigor, ninguna copropiedad a los cónyuges, sino sólo
dispone lo que ha de hacerse cuando efectivamente exista copropiedad entre ambos cónyuges
y tenga otro origen o causa diferente'. Consiguientemente y atento los razonamientos
expuestos en los párrafos precedentes, es obvio que no asiste la razón a la quejosa, y menos
es verdad que el a quo no hubiese estudiado el fondo del asunto, ya que, por el contrario, la
simple lectura de la sentencia reclamada pone de manifiesto que fue precisamente con base
en ese estudio, por el que se arribó a la constitucionalidad del acto reclamado, siendo
importante destacar que la tesis de jurisprudencia invocada por el Juez Federal resulta
aplicable analógicamente, dadas las razones que la informan, por tanto, es inexacto que
hubiese probado en autos ser propietaria del automóvil cuestionado, y menos tener la
posesión actual y material del mismo, sin que importe en contrario el proveído de diecinueve
de junio de mil novecientos noventa, pronunciado por el Juez Quinto de lo Familiar dentro
del expediente 817/90, en que la ahora quejosa demandó la devolución anticipada de la
sociedad conyugal, ya que si bien se decretó la suspensión interina de los efectos de aquélla,
ello fue sin 'perjuicio de los actos y obligaciones anteriores', toda vez que el cónyuge
demandado enajenó el bien desde el ocho de febrero anterior y, por ende, no existe la
pretendida violación a las garantías individuales invocadas por la quejosa, y ello obliga a
confirmar la sentencia recurrida."
AMPARO EN REVISION 109/92. (Fallado el treinta de abril de mil novecientos noventa y
dos).
"... Es verdad que la recurrente aportó la copia certificada del acta de registro civil relativa al
matrimonio que celebró el dos de septiembre de mil novecientos setenta y ocho con el tercero
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
perjudicado Rogelio Martínez Hernández; y no deja de ser menos cierto que el veintiuno de
diciembre de mil novecientos ochenta y ocho, su cónyuge adquirió el inmueble detallado en
el capítulo correspondiente al acto reclamado del libelo de garantías (compra amparada con la
escritura 3737, pasada ante la fe del notario público Número 23 de esta municipalidad y
registrada el once de abril de mil novecientos ochenta y nueve, bajo el número de orden
15120, folio del 496 al 504 del libro 253 de la Sección Primera, de la oficina doce del
Registro Público de la Propiedad, de Puerto Vallarta, Jalisco); e igualmente es verídico que
dicho inmueble fue embargado en el juicio ejecutivo mercantil 1526/90, seguido por José
Luis Rodríguez Salcedo y Héctor Guadalupe Navarro García como endosatarios en
procuración de J. Lino Nava Valdez, contra el marido de la quejosa Rogelio Martínez
Hernández. Sin embargo, como con atingencia lo expuso el Juez de Distrito, con
independencia de que no fueron objetadas, dichas pruebas resultan insuficientes para
acreditar que el bien aludido forme parte del patrimonio común que tienen formado dichos
cónyuges, puesto que si la sociedad legal consiste en la integración de un patrimonio común
diferente a los propios de los esposos, es obvio que no todos los bienes que posee cada uno de
los consortes forman parte del fondo social, sino sólo aquellos a que se refiere el artículo 220
del Código Civil del Estado, de ahí que es inexacto que un bien adquirido durante la vigencia
del citado régimen económico matrimonial ingrese ipso jure a tal fondo. Para que se
considere parte de éste se hace indispensable acreditar que se surte cualquiera de las hipótesis
del citado artículo 220. Y como en la especie la promovente asegura, se insiste, que el
inmueble embargado es del fondo común por haberlo adquirido su marido estando vigente la
sociedad legal que tienen formada, la situación guarda semejanza con lo dispuesto en la
fracción VI del susodicho artículo 220, por lo que debe dilucidarse si en el caso es aplicable o
no esa fracción. Al hacerlo se empieza por transcribir tal precepto que dice, en lo conducente,
que: Forman el fondo de la sociedad legal: ... VI. Los bienes adquiridos por título oneroso
durante la sociedad a costa del caudal común ... Se afirma que la situación guarda semejanza
con el contenido de la fracción indicada, porque en la especie hubo una adquisición, por parte
del marido de la quejosa, estando vigente su sociedad legal, mas para que quedara
demostrado que el bien sí pertenece al fondo común debía haberse justificado (y no se hizo),
justamente lo que previene el precepto, es decir, que la compra se verificó a costa del caudal
común. Corrobora lo anterior la jurisprudencia, que este colegiado comparte, visible en la
página 635 de la Tercera Parte del Informe de 1989, que dice: 'SOCIEDAD LEGAL,
PRUEBA DE QUE UN BIEN PERTENECE A LA.-No todos los bienes que adquiere alguno
de los cónyuges durante la vigencia de la sociedad legal ingresan a ésta, sino únicamente
aquellos que señalan los artículos 220 y 221 del Código Civil del Estado de Jalisco, entre
ellos los bienes adquiridos por cualquiera de los consortes en el ejercicio de su profesión u
oficio; los que provengan de herencia, legado o donación hechos a ambos cónyuges sin
designación de parte; los que se obtengan por título oneroso a costa del caudal común,
etcétera. Entonces para acreditar que un bien pertenece a dicha sociedad, no es suficiente que
se demuestre, por una parte, la existencia del matrimonio contraído, en relación con los
bienes, bajo el citado régimen económico y, por la otra, que el mencionado bien fue obtenido
-22-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester comprobar que
ese bien fue adquirido bajo cualquiera de las hipótesis indicadas en los citados preceptos,
como las que se especificaron con anterioridad.'. Así las cosas, si sólo se demandó
judicialmente al esposo de la quejosa y se embargó un bien en cuya compra participó
únicamente dicho marido, resulta que aquélla no comprobó que los actos que combate
afecten sus intereses jurídicos, motivo por el cual debe modificarse el fallo que se revisa en la
parte en que fue recurrida, para en su lugar sobreseer en el juicio con apoyo en los
dispositivos de la Ley de Amparo citados en el párrafo segundo del presente punto
considerativo. Como pudiera pensarse que no existe precepto legal que faculte al registrador
a inscribir un inmueble a nombre de determinada 'sociedad legal', cabe aclarar que como las
inscripciones sólo pueden hacerse en favor de personas físicas o morales, y es obvio que el
aludido régimen no lo es ni forma parte de la segunda clase de tales personas porque no tiene
escritura constitutiva, razón social, estatutos, ni consejo de administración, en Jalisco se ha
acostumbrado (y la costumbre es fuente del derecho), como es notorio, que cuando un
inmueble es adquirido por uno de los integrantes de una sociedad legal, pero para ésta, la
inscripción respectiva se hace anotando el nombre del adquirente y luego entre paréntesis la
palabra casado o casada, o bien sociedad legal, con el objeto de que puedan hacerse valer los
derechos respectivos contra terceros adquirentes de buena fe, lo que es importante destacar
porque dicho registro tiene efectos publicitarios, o sea, es el medio a través del cual los
particulares pueden garantizar la seguridad y firmeza de los actos jurídicos que celebren.
Además, en algunas ocasiones se estila que en el clausulado de la escritura correspondiente el
marido comprador expresamente señala que la adquisición la hace para la sociedad legal que
tenga formada con su consorte, y eso no ocurrió en el caso, pues, como puede advertirse, en
la cláusula primera del contrato de compraventa, se señaló que: '... El señor JUAN OROZCO
GARCIA, en su carácter de apoderado general de CONSTRUCTORA AHUALULCO DE
MERCADO, SOCIEDAD ANONIMA, VENDE, al señor ROGELIO MARTINEZ
HERNANDEZ, quien COMPRA el inmueble que a continuación se describe: ...', en tanto que
en la constancia de inscripción extendida por el jefe de la oficina del Registro Público de la
Propiedad de Puerto Vallarta, Jalisco (a foja 38 del amparo), puede leerse que el documento
aludido quedó registrado únicamente a favor de Rogelio Martínez Hernández, sin que
aparezca alguna de las salvedades reseñadas. Lo expresado hasta aquí encuentra apoyo
también en la ejecutoria que puede consultarse en la página 2920 de la Segunda Parte del
último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, que previene: 'SOCIEDAD LEGAL
(LEGISLACION DEL ESTADO DE JALISCO).-Si un inmueble no ha sido inscrito en el
Registro Público como correspondiente a una sociedad legal, es indudable que no puede
hacerse valer contra tercero ningún derecho arguyendo que su propiedad pertenece a una
sociedad legal, atenta la expresa prevención del artículo 3193 del Código Civil de 1884,
según la cual los actos y contratos que conforme a la ley deben registrarse, no producirán
efecto contra tercero si no estuvieren inscritos en el Registro Público respectivo, por lo que
cualquier derecho que sobre el bien en cuestión pudiera tener la sociedad legal no puede
surtir efecto alguno contra tercero, entre otros el acreedor hipotecario, si éste contrató
-23-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
teniendo en cuenta que la casa objeto de la hipoteca sólo aparecía inscrita a nombre del
deudor hipotecario y no de la sociedad legal de que formaba parte. Para que pueda
considerarse que un inmueble adquirido por uno de los cónyuges en lo personal y registrado
exclusivamente a su nombre forma parte de la sociedad legal, debe demostrarse que el propio
bien fue adquirido a costa del caudal común, de acuerdo con lo que disponen los artículos
200, fracción VI, y 212 del Código Civil del Estado de Hidalgo. Si una propiedad no aparece
adquirida a nombre de determinado matrimonio y no ha sido inscrita en el Registro Público
como de la sociedad legal, no puede hacerse valer contra tercero ningún derecho que pudiera
atribuirse a dicha sociedad. Al que adquiere un inmueble de persona que figuraba como
dueño en el Registro Público de la Propiedad y el título por el cual adquirió está debidamente
registrado debe conceptuársele como tercer adquirente de buena fe y por lo mismo su
contrato de compraventa no se invalida en cuanto a él.'. No es obstáculo para lo anterior lo
que aduce la inconforme acerca de que en las generales del comprador, contenidas en el
mencionado contrato de compraventa, se dijo que el estado civil de su esposo era el de
casado, así como que esa misma circunstancia aparezca en el aviso de transmisiones
patrimoniales, pues, se reitera, ello solo no basta para tener por demostrado que el bien se
hubiera adquirido para la sociedad legal a costa del caudal común. Consiguientemente, sí
resultan aplicables las tesis que invocó el Juez de las voces 'SOCIEDAD LEGAL, SU
NATURALEZA (LEGISLACION DEL ESTADO DE JALISCO).' y 'SOCIEDAD
CONYUGAL, NECESARIA INSCRIPCION EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD DE
LOS BIENES INMUEBLES A NOMBRE DE LA, PARA QUE SURTA EFECTOS
CONTRA TERCEROS.', pues aunque la segunda se refiere a una legislación de otra entidad,
la hipótesis a estudio es análoga a las disposiciones de Jalisco, donde, de acuerdo con lo
explicado, sí debe demostrarse que los bienes se adquirieron con dinero común para que
puedan ingresar a la sociedad legal. Por otra parte, resulta inaplicable la tesis que invoca la
quejosa del rubro de 'SOCIEDAD LEGAL, LEGITIMACION PARA PROMOVER
AMPARA CONTRA ACTOS QUE AFECTEN BIENES DE LA.', en virtud que en ella se
parte de la base de que el inmueble cuestionado corresponda a la sociedad legal y, según se
vio, en el caso no se demostró tal extremo."
AMPARO EN REVISION 23/92, fallado el cuatro de junio de mil novecientos noventa y
dos.
"En el caso los quejosos reclaman, en síntesis, la orden de desposesión de los inmuebles que
describen en su libelo constitucional con motivo de la ejecución de la resolución dictada por
el Juez Sexto de lo Civil de esta ciudad, en el juicio ordinario civil número 1821/73,
promovido por Jorge R. y Miguel, ambos de apellidos Pinto Medina, contra Micaela viuda de
Pinto, sin haber sido aquéllos parte en el proceso de referencia. Ahora bien, analizadas que
fueron las constancias que integran el juicio de garantías, se advierte que el a quo tuvo razón
en sobreseer en el juicio por lo que ve al quejoso Manuel Valenzuela Hernández, porque
resulta que aunque es verdad que rindió pruebas para acreditar la tenencia de los predios que
-24-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
se contienden, no deja de ser menos cierto que con los elementos de prueba allegados,
incluyendo no sólo los que tomó en consideración el Juez de Distrito sino también los que el
recurrente enumera uno a uno en el escrito correspondiente, no justificó que los inmuebles de
que se trata hubieran sido adquiridos a costa del caudal común de la sociedad legal que tiene
formada con su esposa la diversa quejosa Consuelo González Herrera de Valenzuela, lo que
obviamente lo excluye de ser propietario de los mismos, pues, en efecto, es suficiente leer el
contenido de las escrituras que amparan los terrenos, para concluir que fueron adquiridos
exclusivamente por la señora mencionada, quien aunque al momento de adquirirlos manifestó
estar casada, ello sólo no implica que su esposo sea también el legítimo propietario, puesto
que, se reitera, con tales documentos no se acredita que los bienes hayan sido comprados a
costa del caudal común como lo exige el artículo 220, fracción VI, del Código Civil del
Estado; y si con tales escrituras, que son el medio idóneo, no se acredita la circunstancia que
pudiera dar derecho a promover el amparo al citado señor Valenzuela, menos aún lo
demuestran las pruebas consistentes en informes de las responsables, recibos de impuestos
prediales a nombre de Consuelo y Enrique González, manifestación catastral a nombre de
Maximino Pinto, manifestación de contribución presentada por Manuel Valenzuela, contrato
celebrado por éste y la Comisión Federal de Electricidad, testimoniales, fotografías, recibos
de pago de servicio telefónico a nombre de aquél y copias certificadas de los expedientes de
donde devienen los actos reclamados, toda vez que inclusive relacionándolos uno a uno con
las escrituras no se infiere, se insiste, que los inmuebles se hubieren adquirido con dinero del
fondo común, requisito indispensable para que pudiera reconocerse al varón quejoso un
interés legítimo y susceptible de ser tutelado a través del juicio de amparo. Así, resulta
operante la causal de improcedencia prevista en la fracción V del artículo 73 de la Ley de
Amparo, y por ende cobra aplicación la tesis sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil de este circuito, visible en la página 443 del Informe relativo al año de 1987,
Tercera Parte, que dice: 'SOCIEDAD LEGAL. NECESIDAD DE ACREDITAR QUE LOS
BIENES DE CUYA AFECTACION SE DUELE EN EL AMPARO INGRESARON A LA,
A FIN DE ACREDITAR EL INTERES JURIDICO.-No todos los bienes que adquiere alguno
de los consortes durante la sociedad legal, ingresan a ésta, sino únicamente aquellos que
señalan los artículos 220 y 221 del Código Civil para el Estado de Jalisco. Entonces, contra lo
que sostiene la quejosa, hoy recurrente, para acreditar que el inmueble de cuya afectación se
duele pertenece a la sociedad legal, no es suficiente que haya demostrado, por una parte, la
existencia del plazo matrimonial contraído en relación con los bienes, bajo el régimen de
sociedad legal y, por la otra, que el bien raíz de que se trata fue obtenido por su esposo
precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester probar que ese
bien es de aquellos a que se refieren los dos dispositivos últimamente citados.'. Bajo el
razonamiento anterior es incuestionable que lo procedente entonces sea confirmar el
sobreseimiento por lo que ve al quejoso Manuel Valenzuela, sin que sea obstáculo para
arribar a la anterior conclusión el hecho de que ese revisionista alegue que existe la
presunción de que es copropietario de los bienes en disputa, debido a que el artículo 210 del
Código Civil del Estado prevé que en tratándose de matrimonio celebrado fuera del Estado,
-25-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
bajo régimen económico presunto, la propiedad y adquisición de los bienes que los consortes
adquieran y se encuentren ubicados en Jalisco, se regirán por las disposiciones del capítulo de
la sociedad legal habida cuenta que aunque está probada la existencia del matrimonio de las
personas que acuden al amparo bajo el régimen indicado, lo cierto es que debió haberse
demostrado, aun cuando el bien aparezca a favor de la señora quejosa, que se compró con el
caudal común; de ahí que el solo hecho de que estén casados bajo el régimen aludido no
puede conducir a tener por justificada la presunción aludida, pues, se insiste, se debe acreditar
la exigencia anterior, esto es, que se adquirió el bien con dinero del fondo común. No es
obstáculo para la anterior conclusión, la circunstancia de que las pruebas rendidas por la parte
quejosa, que después se examinarán, como son la testimonial y documentales, mencionen al
quejoso Manuel Valenzuela Hernández como poseedor en unión de su esposa Consuelo
González Herrera de Valenzuela, porque habiéndose demostrado que es ésta la titular del
derecho de propiedad del bien en disputa, debe considerarse que el quejoso Manuel
Valenzuela Hernández, únicamente se encuentra en la finca por el vínculo que lo une con la
señora Consuelo González Herrera, y si realiza actos de adquisición de otros bienes o
contratos en relación con la finca, es precisamente por el carácter de esposo y no como titular
del derecho de posesión."
Además, el presidente del Tribunal Colegiado de que se trata, envió a esta Tercera Sala los
amparos en revisión 399/91 promovido por Higinia Ramírez González, y 699/91 promovido
por Rosalío Rodríguez Ramos, los que si bien no se mencionan en la denuncia a que se
refiere el presente asunto, ni en el auto de su inicio, por encontrarse relacionados
directamente con el tema de la sociedad legal en torno del cual se suscita la contradicción de
tesis planteada, se transcriben, sus ejecutorias, en lo conducente, para los efectos procedentes.
AMPARO EN REVISION 399/91, fallado el diez de octubre de mil novecientos noventa y
uno:
"En efecto, es verdad que la recurrente contrajo matrimonio civil el quince de diciembre de
mil novecientos cincuenta, con el tercero perjudicado ALBERTO SANCHEZ TORRES, bajo
el régimen de sociedad legal, y no sociedad conyugal como lo cita en la demanda de amparo
y como inexactamente lo afirmó el Juez Federal, también es verdad que su cónyuge, el ocho
de mayo de mil novecientos sesenta y dos, adquirió el inmueble 527 de la calle Balbino
Dávalos en Colima, Colima y que el mismo fue embargado el dieciocho de abril de mil
novecientos ochenta y nueve, dentro del juicio mercantil ejecutivo 707/89, tramitado ante la
responsable, de donde proviene el acto reclamado, pues todo ello se desprende de las
constancias procesales allegadas al juicio constitucional, las que surten efectos probatorios
plenos en los términos del artículo 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles; sin
embargo, dichas pruebas resultan insuficientes para acreditar que el citado bien forma parte
del patrimonio común que tienen formado ambos cónyuges, pues no hay que perder de vista,
conforme el régimen matrimonial elegido por los consortes, que la sociedad legal consiste en
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
la integración de un patrimonio común diferente a los patrimonios propios de los esposos;
luego, no todos los bienes que posee cada uno de los consortes forman parte del patrimonio
social, sino sólo aquéllos a que se refiere el artículo 220 del Código Civil del Estado, de ahí
que la inclusión del bien en el fondo social no se dé ipso jure, solamente porque se adquieren
durante la vigencia del matrimonio, sino que se encuentra sujeto a las disposiciones legales
relativas a la sociedad legal, de tal suerte que no basta que se acredite la existencia del
matrimonio celebrado bajo el régimen de sociedad legal y que durante éste se adquirió un
bien, como en forma errónea lo supone la recurrente para estimar que el bien corresponde a la
sociedad, sino que también es menester dejar constancia de que éste se adquirió para dicha
sociedad o a costa del caudal común, conforme lo establece claramente el citado artículo 220,
fracción VI, del ordenamiento invocado, al señalar, en lo conducente, que: 'Forman el fondo
de la sociedad legal ... VI. Los bienes adquiridos por título oneroso durante la sociedad a
costa del caudal común' e igualmente lo corrobora la ejecutoria, que este colegiado hace
propia, visible en la página 635 del Informe de 1989, que dice: 'SOCIEDAD LEGAL,
PRUEBA DE QUE UN BIEN PERTENECE A LA.-No todos los bienes que adquiere alguno
de los cónyuges durante la vigencia de la sociedad legal ingresan a ésta, sino únicamente
aquellos que señalan los artículos 220 y 221 del Código Civil del Estado de Jalisco, entre
ellos los bienes adquiridos por cualquiera de los consortes en el ejercicio de su profesión u
oficio; los que provengan de herencia, legado o donación hechos a ambos cónyuges sin
designación de parte; los que se obtengan por título oneroso a costa del caudal común,
etcétera. Entonces, para acreditar que un bien pertenece a dicha sociedad, no es suficiente que
se demuestre, por una parte, la existencia del matrimonio contraído, en relación con los
bienes, bajo el citado régimen económico y, por la otra, que el mencionado bien fue obtenido
precisamente durante la vigencia del mismo, sino que también es menester comprobar que
ese bien fue adquirido bajo cualquiera de las hipótesis indicadas en los citados preceptos,
como las que se especificaron con anterioridad.'. 'Así las cosas, si por una parte sólo se
demandó judicialmente al esposo, si se embargó un bien en cuya compra participó
únicamente dicho marido y si ni siquiera se asentó que era casado, aparte de que la cónyuge
quejosa no demostró haber concurrido a la celebración de dicha operación, ni justificó que el
bien se haya adquirido para la sociedad legal o a costa del caudal común, conforme lo
dispone el artículo 220 en su fracción VI, del Código Civil de Jalisco y por otra, concurre la
circunstancia de que no se demostró con elemento de prueba que el inmueble en comento se
encuentra inscrito a nombre de la sociedad legal en el Registro Público de la Propiedad, lo
que es importante destacar, porque dicho registro tiene efectos publicitarios, o sea, es el
medio a través del cual los particulares pueden garantizar la seguridad y firmeza de los actos
jurídicos que celebren, de manera que si no se justificó la inscripción del bien a favor de la
sociedad, no puede hacerse valer dicha circunstancia contra terceros adquirentes de buena fe,
todo lo cual lleva a concluir como acertadamente lo sostuvo el Juez Federal, que en la especie
justiciable no se afectó el interés jurídico de la quejosa, de donde resulta que es de aplicación
la causal de improcedencia invocada por el Juez natural, así como la tesis jurisprudencial en
que se funda, sin que estorbe en contrario que la recurrente arguya que existe jurisprudencia
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
en el sentido de que no es necesaria la inscripción en el Registro Público de la Propiedad y
del Comercio, respecto a los bienes inmuebles a nombre de la sociedad conyugal ya que
siempre se va a tratar de proteger el patrimonio de la familia, porque en principio la
recurrente debió citar en los términos del artículo 196 de la Ley de Amparo, los datos de
dicho criterio, expresando el número, órgano jurisdiccional que la integró, rubro y tesis, a
efecto de que este tribunal pudiera constatar su existencia y segundo, porque en el justiciable
el problema a dilucidar no es que el bien embargado corresponda al patrimonio de la familia,
sino si éste forma parte del haber que integra la sociedad legal, pero además, conforme al
artículo 780 del Código Civil de Jalisco, que corresponde al lugar donde se celebró el
matrimonio, para su constitución, debe precisarse quedar inscrito en el Registro Público de la
Propiedad, lo que tampoco se acreditó en el sumario."
AMPARO EN REVISION 699/91, fallado el veinte de febrero de mil novecientos noventa y
dos:
"Por otra parte, no es verdad que el tribunal de apelación hubiera dejado de valorar las
documentales ofertadas, habida cuenta que, según se vio, sobre ellas dijo que sólo prueban
que el inmueble embargado es propiedad de la codemandada María Díaz Rodríguez.
Respecto de estas mismas probanzas cabe aclarar que ni aun relacionándolas entre sí pueden
justificar el interés jurídico del quejoso para impugnar el secuestro reclamado, habida cuenta
que de ellas no se desprende que el inmueble sobre el que se trabó ejecución haya quedado
incluido entre los bienes que integran el fondo común de la sociedad legal, ni tampoco se
deduce que pudieran ser de aquellos que enumera el artículo 220 del Código Civil del Estado
de Jalisco. Sin que importe el hecho de que con la copia certificada del acta correspondiente
se justifique el matrimonio de los demandados, dado que no todos los bienes de los consortes
forman parte del patrimonio común como se explica en el precepto citado, ni tampoco se
demostró lo contrario, pues en el testimonio de compraventa no se aclara que se adquirió con
tal fin. Por tanto, al ser infundados los argumentos con los que se combate el sobreseimiento,
debe confirmarse esa decisión. Finalmente, es inexacto que los efectos de la protección
federal otorgada deban favorecer a la esposa codemandada del recurrente, porque como en el
procedimiento de garantías la sentencia que se pronuncie únicamente debe estar relacionada
con el quejoso (principio de relatividad), resulta claro que si la codemandada no acudió en
demanda de amparo consintió lo actuado en el juicio natural, en donde además tuvo
oportunidad de intervenir haciendo valer los medios de defensa y recursos pertinentes para
proteger sus derechos. Así, es correcto que el fallo de primer grado le perjudique en lo que le
corresponde."
Finalmente, en la ejecutoria pronunciada en el amparo en revisión 19/92 promovido por Juan
Márquez Ramos, a la que se hace alusión en la denuncia que nos ocupa, el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito expresó lo siguiente:
-28-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
"III. Son infundados los agravios hechos valer. En primer término debe tenerse en cuenta que
en la demanda de amparo el quejoso siempre adujo como violado el derecho de propiedad,
sin que hubiera reclamado específicamente la desposesión; bajo esta base, debe considerarse
que, como bien lo estimó el Juez de Distrito, es obvia la insuficiencia de las pruebas
documentales que refiere el agraviado, para acreditar la legitimación del derecho de
propiedad que dice tener respecto del vehículo secuestrado en el juicio del que derivan los
actos reclamados, ya que el certificado del registro definitivo número 5346528, que respecto
del automotor en cuestión expidió la Secretaría de Hacienda, no favorece las pretensiones del
quejoso en virtud de que dicho documento fue expedido en favor de terceros, y lo mismo
debe decirse por lo que ve a la factura original cuyo endoso fue hecha en favor de Luis Angel
Santa Ana Martínez, según autorización de diecisiete de noviembre de mil novecientos
ochenta y siete de la oficina recaudadora número 5 de esta ciudad, sin que importe en
contrario la pretendida cesión de tales derechos en favor del quejoso, así como la copia
fotostática del recibo 394192 del Departamento de Tránsito del Estado, relativa a la
reposición de placas del vehículo que aquí interesa, pues es claro que, en tratándose de
documentos privados no procedentes de alguna de las partes, deben ser examinados en cuanto
a los datos que contienen a fin de apreciarlos con el valor que les corresponda, y no
existiendo en uno de ellos fecha cierta, es obvio que dichos documentos no merecen la
credibilidad que indebidamente pretende el quejoso, atento al alcance de las tesis de
jurisprudencia que sobre el particular invocó el a quo, porque no basta la presentación del
certificado de registro, factura y solicitud de reposición de placas, como se hizo referencia
líneas atrás, para demostrar la propiedad que alega tener el quejoso respecto del vehículo
embargado, ya que del conjunto de datos que obran en los mismos, es decir, que la Dirección
del Registro Federal de Automóviles, otorgó certificado definitivo en favor de Ford Motor
Company, Sociedad Anónima; que la factura relativa se endosó a Luis Angel Santa Ana
Martínez y que éste presumiblemente cedió estos derechos al agraviado; pero de ello no se
llega a la certeza de las manifestaciones hechas por el quejoso, y si bien éste alega que no
acompañó la tarjeta de circulación porque al momento de la diligencia de embargo le fue
sustraída por el secretario ejecutor, ello no deja de ser una simple afirmación carente de
prueba, que de ninguna manera desvirtúa lo asentado en el acta respectiva por el funcionario
judicial, quien hizo constar que la diligencia de mérito la entendió directamente con el
demandado Mario Alberto López Botello, y en el propio domicilio de éste, quien a su vez
señaló para su embargo el automóvil que aquí interesa (foja 23 del cuaderno de amparo). Si
bien no es suficiente la simple objeción de un documento privado aportado en el juicio, ya
que deben señalarse las causas en que se funda la objeción y demostrarse, según lo ha
resuelto el Máximo Tribunal de Justicia de la Nación, ese criterio se refiere a documentos
privados procedentes de las partes cuya objeción puede referirse a su contenido o a la firma
que lo calza, debiendo aportarse 'pruebas respecto del punto concreto de que se hace consistir
la objeción, puesto que si el documento procedente de un tercero, como es el caso del
quejoso, consiste en la factura expedida por la casa vendedora de un bien, cabe decir que,
independientemente de que sea objetado o no, el a quo tiene que examinar el valor probatorio
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
que le corresponda como documento privado, en relación con las demás pruebas existentes en
autos. Por lo demás es inexacto que la pretendida compraventa la hubiese manifestado el
agraviado en una forma de solicitud de modificación de vehículos', sino que, en todo caso, lo
que gestionó en el Departamento de Tránsito fue la reposición de placas del automotor, ante
el extravío de una de ellas, según se desprende de la copia fotostática que acompañó a su
demanda de garantías, de lo que se sigue la inaplicabilidad de la tesis con el rubro
'DOCUMENTOS NO TIMBRADOS, VALOR PROBATORIO DE LOS.', que invoca al
efecto. Por otra parte y aunque el amparo resulta procedente no sólo cuando se lesionan
derechos de propiedad, sino también cuando se transgreden los posesorios, cabe señalar que
este extremo no se probó en autos, puesto que los testigos Carolina Alvarado Bonilla y
Salvador Salazar Velázquez, al contestar el interrogatorio relativo (foja 8 ibidem), se refieren
a la compraventa del vehículo por parte del quejoso, pues el mismo se conformó con tres
preguntas, la primera de las cuales se cuestionó a los testigos acerca de si conocían al
quejoso; mientras que en la segunda se les preguntó si el automóvil de referencia era
propiedad y posesión de aquél; y a la tercera, en el sentido de que si sabían la fecha en que el
agraviado compró el citado mueble, probanza ésta que fue desahogada en la audiencia
constitucional, de cuya acta se desprende que los testigos contestaron afirmativamente a la
primera pregunta, en tanto que a la segunda, Carolina Alvarado Bonilla, dijo: 'Sí es de su
propiedad, desde el año pasado ...;' y a la misma cuestión Salvador Salazar Velázquez,
respondió: 'Efectivamente, porque yo lo acompañé a comprar el vehículo ...' y ambos
coinciden en que fue en el mes de marzo de mil novecientos noventa, cuando el quejoso le
compró el vehículo cuestionado al señor Luis Angel Santa Ana Martínez. Como se ve,
ninguno de los testigos hizo referencia a la posesión que dice tener el quejoso del automotor
en cita, y menos hubo preguntas encaminadas a ese sentido y, por consiguiente, la valoración
que de las probanzas hizo el Juez Federal, se estima ajustada a derecho, cobrando aplicación
al caso, dadas las razones que la norman, la tesis jurisprudencial 1492 que con el rubro:
'PRUEBAS, APRECIACION DE LAS, EN EL AMPARO.', aparece publicada en la página
2377, Segunda Parte, del último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación."
SEXTO.-En el caso sí existe contradicción de tesis en la medida en que al resolver los juicios
de amparo en revisión 296/86, 479/86, 44/89 y 74/89, el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito; los amparos en revisión 213/91, 399/91, 699/91, 23/92 y
109/92, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del propio circuito; y el amparo en
revisión 206/78, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del mismo circuito,
examinaron cuestiones jurídicas esencialmente iguales y adoptaron criterios discrepantes en
las consideraciones jurídicas de las sentencias respectivas, partiendo del examen de los
mismos elementos.
En efecto, la oposición de criterios se origina, esencialmente, a propósito de la legitimación
para promover el juicio de garantías en función del interés jurídico, en torno de la sociedad
legal regulada por el capítulo VII del título quinto, artículos 207 a 274, del Código Civil para
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
el Estado de Jalisco, concretamente en cuanto a la integración de dicha comunidad, prevista
por los artículos 220 y 221 que a la letra dicen, en su orden:
"Forman el fondo de la sociedad legal: I. Todos los bienes adquiridos por cualquiera de los
cónyuges en el ejercicio de su profesión u oficio; II. Los bienes que provengan de herencia,
legado o donación hechos a ambos cónyuges sin designación de parte. Si hubiere designación
de partes y éstas fueren desiguales, sólo serán comunes los frutos de la herencia, legado o
donación; III. El precio sacado de la masa común de bienes para adquirir fincas por
retroventa y otro título que merezca de derecho propio de alguno de los cónyuges, anterior al
matrimonio; IV. El precio de las refacciones de crédito y el de cualesquier mejora y
reparaciones hechas en fincas o créditos propios de uno de los cónyuges; V. El exceso o
diferencia de precio dado por uno de los cónyuges en venta o permuta de bienes propios para
adquirir otros en lugar de los vendidos o permutados; VI. Los bienes adquiridos por título
oneroso durante la sociedad a costa del caudal común, bien se haga la adquisición para la
comunidad, bien para uno solo de los consortes; VII. Los frutos, accesiones, rentas o
intereses percibidos o devengados durante la sociedad, procedentes de los bienes comunes o
de los peculiares de cada uno de los consortes.
"Lo adquirido por razón de usufructo, pertenece al fondo social."
Al respecto, mientras los Tribunales Primero y Tercero en Materia Civil del Tercer Circuito
sostienen, que no existe ninguna disposición en la legislación antes citada, en la que se
establezca que todos los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio celebrado bajo
el régimen patrimonial de la sociedad legal, pasen a formar parte de ésta ipso jure, y que por
el contrario, en los artículos 220 y 221 del ordenamiento indicado, se especifican los bienes
que forman parte de esa comunidad, de tal suerte, que el cónyuge que invoca ser propietario
de un bien adquirido únicamente por su consorte, debe acreditar que dicho bien fue comprado
a costa del caudal común, o bien que se trata de alguno de los bienes previstos por los citados
numerales; por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del propio circuito,
considera que de conformidad con las reglas que norman la sociedad legal, sí existe la
presunción legal de que todos los bienes adquiridos después de celebrado el matrimonio bajo
el régimen de sociedad legal, pertenecen al fondo común que la constituye.
En cambio, debe precisarse que no existe contradicción de tesis, en lo resuelto por el Tercer
Tribunal Colegiado en los amparos en revisión 369/90 el veintitrés de noviembre de mil
novecientos noventa, 479/90 en la misma fecha, 549/90 el veinticuatro de enero de mil
novecientos noventa y uno, 9/91 el siete de marzo de mil novecientos noventa y uno, 49/91 el
veinticinco de abril de mil novecientos noventa y uno, y 53/91 el once de abril de mil
novecientos noventa y uno; con el criterio del Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
mismo circuito, sustentado en las ejecutorias que han quedado precisadas en párrafos
precedentes.
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
Ciertamente, bien es cierto que en estos expedientes el Tercer Tribunal Colegiado aludido
sostuvo precisamente, que los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio
celebrado bajo el régimen patrimonial de sociedad legal contemplado en la legislación
sustantiva civil de Jalisco, ingresan ipso iure a ésta, es decir, se presume que todos los bienes
adquiridos con posterioridad a la celebración de las nupcias, son integrantes del fondo
común.
Sin embargo, no debe perderse de vista que la última fecha en que fue sustentado este criterio
por dicho cuerpo colegiado fue el veinticinco de abril de mil novecientos noventa y uno, en el
amparo en revisión 49/91, y que posteriormente en diversos amparos en revisión, el último
con el número 23/92 el cuatro de junio de mil novecientos noventa y dos, el propio tribunal
cambió su postura, considerando que no todos los bienes adquiridos después de celebrado el
matrimonio bajo el régimen patrimonial de sociedad legal, ingresan a ésta, sino únicamente
aquellos a que alude el artículo 220 del Código Civil del Estado de Jalisco.
De esta manera, resulta inadmisible la existencia de una contradicción de tesis, pues nos
encontramos ante la modificación del criterio de un Tribunal Colegiado respecto de un tema
determinado, lo cual no está prohibido, de tal manera que debe atenderse a la postura
adoptada actualmente a fin de determinar si existe o no una oposición de criterios.
Así, al ser coincidente la actual corriente interpretativa sustentada por el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil, con el criterio sostenido por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil, ambos del Tercer Circuito, debe afirmarse que no existe contradicción de tesis
entre dichos órganos jurisdiccionales, por el hecho de que uno de ellos, con anterioridad haya
compartido consideraciones diversas.
Asimismo, debe declararse la inexistencia de contradicción de tesis entre la sustentada por el
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito al resolver el amparo en
revisión 19/92, y lo resuelto por el Primero y Segundo Tribunales Colegiados en Materia
Civil del mismo circuito en las ejecutorias precisadas en esta resolución, en atención a lo
siguiente:
Los criterios sustentados por los Tribunales Colegiados Primero y Segundo de referencia,
según lo hemos expuesto con antelación, consisten, el del primero, en que los bienes que se
adquieren con posterioridad a la celebración del matrimonio bajo el régimen de sociedad
legal, no ingresan al fondo común ipso iure, pues no todos los bienes forman parte de éste,
sino únicamente los que alude la legislación civil del Estado de Jalisco, especialmente en su
artículo 220; y el del segundo de los tribunales mencionados, en que, existe una presunción
legal de que todos los bienes adquiridos en las condiciones antes precisadas, forman parte de
la sociedad legal.
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
En cambio, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil, al resolver el amparo en revisión
19/92, no abordó el tema en cuestión, sino que se ocupó de una cuestión esencialmente
diferente.
Efectivamente, en la ejecutoria pronunciada en dicha revisión, cuyas consideraciones
quedaron transcritas con antelación, se estimaron infundados los agravios hechos valer por la
parte recurrente argumentándose, medularmente, que las pruebas aportadas por el quejoso,
consistente en un certificado de registro definitivo del vehículo embargado, y la factura
original de éste, no lo benefician, pues se encuentran expedidos a favor de terceras personas,
y, si bien el juicio de amparo resulta procedente no sólo cuando se lesionan derechos de
propiedad, sino también cuando se transgreden los posesorios, no obstante ello, debe tenerse
en cuenta que en el caso no se probó ese extremo.
Consecuentemente, no existe contradicción de tesis alguna entre lo sustentado, por un lado
por los Tribunales Colegiados Primero y Segundo, y por otro, por el Tercero, todos en
Materia Civil del Tercer Circuito, al resolver los expedientes precisados en este fallo, el
último de ellos, específicamente en la revisión 19/92; siendo aplicable en este sentido la tesis
aprobada por esta Tercera Sala en sesión celebrada el doce de noviembre de mil novecientos
noventa, con el número CLII/90, que a la letra dice:
"CONTRADICCION DE TESIS. ES IMPROCEDENTE LA DENUNCIA QUE SE
FORMULA RESPECTO DE RESOLUCIONES EN LAS QUE EL PROBLEMA JURIDICO
ABORDADO ES DIFERENTE Y DE LO SOSTENIDO EN ELLAS NO DERIVA
CONTRADICCION ALGUNA.-Los artículos 107, fracción XIII, constitucional y 197-A de
la Ley de Amparo, regulan la contradicción de tesis sobre una misma cuestión jurídica como
forma o sistema de integración de jurisprudencia, entendiendo por tesis el criterio jurídico de
carácter general que sustenta el órgano jurisdiccional al examinar un punto de derecho
controvertido en el asunto que se resuelve. Consecuentemente, debe considerarse
improcedente la denuncia que se formula respecto de resoluciones que, aunque
genéricamente, se hayan referido a un problema de similar naturaleza, en forma específica
aborden cuestiones diversas y de lo sostenido en ellas no se derive contradicción alguna, pues
no existe materia para resolver la contradicción denunciada."
En este orden de ideas, se impone aclarar finalmente, que tampoco existe contradicción de
tesis entre lo sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito al resolver el amparo en revisión 292/88, cuyas consideraciones quedaron transcritas
a fojas 34 a 35 de la presente resolución, y, lo sostenido por los Tribunales Colegiados
Primero y Tercero en Materia Civil del propio circuito, en los amparos en revisión precisados
en este fallo, pues en el expediente antes indicado, no se abordó el tema de la sociedad legal
en cuanto a su integración respecto de los bienes adquiridos después de celebrado el
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
matrimonio bajo este régimen, sino que la litis se constriñó a la legitimación de los cónyuges
para promover el amparo cuando se afecta un bien que forma parte del fondo común de dicha
sociedad, sin aludir a dicha cuestión. En este sentido, resulta aplicable la tesis antes invocada.
SEPTIMO.-En cuanto a los criterios en contradicción, esta Tercera Sala estima que debe
prevalecer la tesis sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito, en atención a lo siguiente:
El régimen económico del matrimonio, en términos generales, aceptados por la doctrina
especializada, se traduce en la normatividad que regula las relaciones patrimoniales surgidas
con motivo del matrimonio, respecto de los cónyuges, entre sí, frente a sus hijos y terceras
personas.
Ciertamente, la celebración del matrimonio origina además de los efectos de carácter
puramente personal, también consecuencias patrimoniales. La ayuda mutua que se deben los
esposos está implícita en la obligación que ellos tienen de proporcionarse alimentos, lo cual
constituye el mínimo de todo régimen patrimonial de dicho vínculo.
De esta manera, surgen en la relación matrimonial, en derredor del aspecto financiero algunas
cuestiones que precisamente vienen a ser materia de la reglamentación patrimonial, como lo
es la situación de los bienes presentes y futuros de los consortes.
El tratamiento de esta materia ha sido cambiante y responde a la diversa conciencia social
que en el tiempo y espacio se ha venido teniendo en torno del papel de la familia, y
especialmente de la mujer.
Así, advertimos en la legislación tanto extranjera como nacional, una gama muy variada de
sistemas cuyas diferencias radican o bien en la esencia misma del régimen (comunidad de
bienes y separación de bienes) o, en algunos aspectos secundarios como lo son las formas de
su creación (legal y consensual), su integración (universal o parcial, o simplemente de
gananciales), su administración (conjunta y separada) etcétera.
No obstante lo anterior, resulta innegable que la esencia misma de los regímenes
patrimoniales del matrimonio es una, la de ser parte integrante de la relación que le da vida y
que tiene como finalidad la atención de las cargas matrimoniales en el aspecto económico. En
este sentido, es común a toda clase de régimen patrimonial el interés de la familia, de tal
suerte, que las normas sobre la materia son de interés público, al ser de dicha naturaleza las
cuestiones familiares.
Y esta diversidad, debe tenerse en cuenta con especial cuidado para los efectos de solucionar
cualquier problema que se suscite respecto del régimen patrimonial del matrimonio, en tanto
-34-
CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
que debe atenderse precisamente al sistema normativo que lo contemple, así como al medio
en que tiene vida, pues de lo contrario se podría incurrir en apreciaciones generales
indebidas.
Así, en nuestro medio jurídico, se impone tomar en consideración que dada la organización
política del país, los Estados gozan de autonomía para legislar en la materia civil, dentro de
los límites constitucionales, y que por ello específicamente en relación con el régimen
patrimonial del matrimonio, se advierten distintas soluciones en el mosaico jurídico nacional
que conforma nuestro sistema legal. Por ejemplo, los Estados de Michoacán y San Luis
Potosí, establecen un régimen legal taxativo de separación de bienes; Campeche el alternativo
de sociedad legal y separación de bienes, y además como supletorio, es decir a falta de
manifestación de la voluntad de los consortes sobre el particular, el de separación de bienes;
El Distrito Federal, Durango, Sinaloa, Nayarit, Colima, Querétaro, México, Coahuila, Baja
California Norte, Baja California Sur y Tabasco, entre otros, previenen un sistema legal
alternativo de sociedad conyugal y separación de bienes, mientras que Sonora,
Aguascalientes, Jalisco y Oaxaca previenen un sistema legal alternativo entre sociedad legal,
sociedad conyugal y separación de bienes, estatuyendo el de sociedad legal como un régimen
legal supletorio.
En estas condiciones, la solución que se adopte en los problemas suscitados respecto de los
regímenes matrimoniales en nuestro medio, así como la invocación de los criterios
sustentados en la práctica judicial, deben atender ineludiblemente a la normatividad en la que
concretamente se presentan, sin pretender aplicar reglas e interpretaciones que le son ajenas.
En la especie, la oposición de criterios que nos ocupa se origina en torno de la sociedad legal
prevista por el Código Civil para el Estado de Jalisco, concretamente respecto de los bienes
que la integran, y en esta medida debemos resolverla en función de la normatividad que la
regula.
Al efecto, conviene transcribir los siguientes preceptos relacionados con el presente estudio:
"Art. 169. El contrato de matrimonio puede celebrarse bajo el régimen de sociedad
voluntaria, separación de bienes o sociedad legal. Si no hubiere capitulaciones matrimoniales
estableciendo alguno de los dos regímenes mencionados en primer término, se entenderá
celebrado el matrimonio bajo el de sociedad legal, en cuyo caso los cónyuges indicarán cuál
de los dos tendrá la administración."
"Art. 207. El régimen de sociedad legal, consiste en la formación de un patrimonio común
diferente de los patrimonios propios de los consortes y cuya administración corresponde a
cualquiera de los cónyuges de acuerdo a lo establecido en la fracción V del artículo 87."
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
"Art. 211. Son propios de cada cónyuge los bienes de que era dueño al tiempo de celebrarse
el matrimonio, y los que poseía, antes de éste, aunque no fuera dueño de ellos, si los adquiere
por prescripción, durante la sociedad."
"Art. 212. Lo son también los que durante la sociedad adquiere cada cónyuge por donación
de cualquier especie, por herencia o por legado constituido a favor de uno solo de ellos."
"Art. 213. Si los legados o las donaciones fueren onerosos, las cargas de aquéllos, se
deducirán de los bienes propios del consorte en cuyo favor se hubieren otorgado. Si fueren
cubiertos o soportados por la sociedad, ésta representará en el legado o donación la parte
proporcional con que hubiere contribuido."
"Art. 214. Son propios de cada consorte los bienes adquiridos por retroventa u otro título
propio, que sea anterior al matrimonio, aunque la prestación se haya hecho después de la
celebración de él."
"Art. 215. Los gastos que se hubieren causado para hacer efectivo el título, serán a cargo del
dueño de éste."
"Art. 216. Son propios los bienes adquiridos por compra o permuta de los raíces que
pertenezcan a los cónyuges, para adquirir otros también raíces que se sustituyan en lugar de
los vendidos o permutados."
"Art. 217. Cuando se vendan los bienes inmuebles propios de uno de los cónyuges y su
precio no se invierta en comprar otros inmuebles, el precio adquirido se considerará como
propio del cónyuge dueño de los bienes vendidos, si éstos entraron a la sociedad conyugal sin
ser estimados; pero si se estimaron al celebrarse el matrimonio o al otorgarse las
capitulaciones matrimoniales, será de propiedad del dueño el precio en que fueron estimados,
reputándose como ganancias perdidas de la sociedad el aumento o disminución que hayan
tenido al ser enajenados."
"Art. 218. Es propio de cada cónyuge lo que adquiere por la consolidación de la propiedad y
el usufructo, así como son de su cargo los gastos que se hubieren hecho."
"Art. 219. Si alguno de los cónyuges tuviere derecho a una prestación exigible en plazos, que
no tenga el carácter de usufructo, las cantidades cobradas por los plazos vencidos durante el
matrimonio no serán gananciales, sino propias de cada cónyuge."
"Art. 220. Forman el fondo de la sociedad legal: I. Todos los bienes adquiridos por cualquiera
de los cónyuges en el ejercicio de su profesión u oficio; II. Los bienes que provengan de
herencia, legado o donación hechos a ambos cónyuges sin designación de parte. Si hubiere
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
designación de partes y éstas fueren desiguales, sólo serán comunes los frutos de la herencia,
legado o donación; III. El precio sacado de la masa común de bienes para adquirir fincas por
retroventa y otro título que merezca de derecho propio de alguno de los cónyuges, anterior al
matrimonio; IV. El precio de las refacciones de crédito, y el de cualesquier mejora y
reparaciones hechas en fincas o créditos propios de uno de los cónyuges; V. El exceso o
diferencia de precio dado por uno de los cónyuges en venta o permuta de bienes propios para
adquirir otros en lugar de los vendidos o permutados; VI. Los bienes adquiridos por título
oneroso durante la sociedad legal a costa del caudal común, bien se haga la adquisición para
la comunidad, bien para uno solo de los consortes; VII. Los frutos, accesiones, rentas o
intereses percibidos o devengados durante la sociedad, procedentes de los bienes comunes o
de los peculiares de cada uno de los consortes."
"Art. 221. Lo adquirido por razón de usufructo, pertenece al fondo social."
"Art. 223. Todos los bienes que existen en poder de cualquiera de los cónyuges al hacer la
separación de ellos, se presumen gananciales, mientras no se pruebe lo contrario."
"Art. 226. El dominio y posesión de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras
subsista la sociedad; y las acciones en contra de ésta o sobre los bienes sociales serán
dirigidas contra ambos cónyuges."
En esta línea de pensamiento, podemos afirmar que la legislación supratranscrita, establece
como régimen patrimonial del matrimonio, un sistema legal alternativo, cuyas opciones son:
la sociedad voluntaria, separación de bienes y sociedad legal, y que en relación con el último
de los sistemas, lo regula como un régimen legal supletorio, es decir a falta de manifestación
de voluntad de los consortes.
Por cuanto a la sociedad legal, advertimos que si bien es cierto el legislador expresó una
regulación abundante, sin embargo, genera duda en cuanto a su alcance.
Efectivamente, por un lado, se observa que en los artículos 212 a 219, se establecen los
bienes que no forman parte de la sociedad legal, y por otro, en los artículos 220 y 221, se
previenen los bienes que forman parte del fondo social.
De esta guisa, surge la confusión con relación al patrimonio que integra la sociedad legal, en
la medida en que por una parte se aluden los bienes que no forman parte de ella y por otra a
los que sí, de tal suerte que, se bifurcan las opiniones respecto de si los bienes adquiridos
después de celebrado el matrimonio bajo el régimen precisado pasan a formar parte ipso jure
de la comunidad, o si por el contrario debe tratarse concretamente de alguno de los previstos
legalmente. En otra expresión, la interrogante se plantea así: ¿es regla general la pertenencia
a la sociedad legal de los bienes adquiridos durante el matrimonio, o es la excepción?
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
Sobre el particular, esta Tercera Sala comparte el criterio del Segundo Tribunal Colegiado,
esto es, considera que los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio celebrado
bajo el régimen de sociedad legal prevista por la legislación sustantiva civil del Estado de
Jalisco, pasan a formar parte del fondo común, salvo prueba contrario, por lo que el cónyuge
que invoque la propiedad de un bien que se encuentre en estos supuestos, no se encuentra
obligado a demostrar que fue adquirido a costa del caudal común. Esto por razones de una
correcta interpretación de las disposiciones legales que previenen el régimen patrimonial de
que se trata, basada en la lógica-jurídica y en los antecedentes del propio ordenamiento.
Efectivamente, de la lectura de los artículos 220 y 221 del Código Civil para el Estado de
Jalisco, se deriva que los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio celebrado bajo
el régimen de sociedad legal, sea a título oneroso o gratuito, pasan a formar parte del fondo
común, a excepción de los que expresamente se excluyen por la misma codificación en sus
artículos 211 a 219.
Y es que, si un bien no es adquirido a costa del caudal común, entonces es adquirido por uno
solo de los cónyuges con el fruto de lo obtenido en el ejercicio de su profesión u oficio, por lo
que también pasará a formar parte de la sociedad, y si tampoco es el caso, entonces la
adquisición obedece a un título gratuito, como la herencia, legado o donación, en cuyo caso,
si éstos se otorgan en favor de ambos pasan a la sociedad, y si es en favor de uno solo, por
disposición expresa de la ley será un bien propio.
Es decir, en un orden lógico de ideas, los propios preceptos nos llevan a la convicción de que,
todo bien adquirido por los cónyuges después de celebrado el matrimonio necesariamente
encuadra en alguno de los supuestos previstos por los artículos 220 y 221 de la ley sustantiva
civil jalisciense, a excepción de las hipótesis también contempladas en el ordenamiento
aludido, como los son, los adquiridos por herencia, legado o donación constituidos en favor
de uno solo de los consortes, o los bienes raíces que sustituyan otros bienes propios de los
cónyuges que fueron vendidos o permutados para ese efecto.
En esta tesitura, es indudable que la regla general es la inclusión en la sociedad legal de todos
los bienes adquiridos por los consortes durante su matrimonio, es pues una condición normal,
constante, derivada de la naturaleza del régimen económico en cuestión. La excepción, la
anormalidad, es que el bien no forme parte del caudal común, en cuyo caso debe tratarse
entonces de uno de los bienes expresamente contemplados por el legislador.
En este sentido, cabe destacar la intención del legislador al establecer como un régimen
supletorio la sociedad legal, reflejado en la exposición de motivos del código en examen.
Al respecto, entre otras manifestaciones, se dice en el documento que:
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CONTRADICCION DE TESIS 30/92.
"En cuanto a la parte económica del matrimonio, la antigua Ley de Relaciones Familiares
había prohibido absolutamente el régimen de sociedad o comunidad de bienes, buscando la
independencia de la esposa y su igualdad con el marido; pero es evidente que nuestro medio,
en que por tradición la mujer sólo atiende a los trabajos del hogar, que no se traducen en
dinero, la esposa se encontraría al cabo de la vida sin bienes de ninguna especie, en tanto que
el marido habría sido atendido y servido por ella y se habría hecho dueño de todos los frutos
de un trabajo que sólo había podido sostener fiando en el cuidado que su esposa tenía entre
tanto de la casa, de la familia de ambos y aun de sus propios alimentos. El código del Distrito
volvió a permitir la sociedad conyugal, pero quiere que sea siempre fruto de capitulaciones
expresas, llegando a decir que, cuando los interesados no expresen su convenio sobre el
particular, el oficial del Registro Civil deberá formularlo. Ahora bien, es fácil comprender
que tal sistema llevará tarde o temprano, a hacer que los oficiales del Registro Civil adopten
alguna forma impresa y preparada de antemano para todos los matrimonios en que no se
presente convenio; y que de todas maneras, el arreglo que pueda hacer un empleado de los
lugares más apartados de la capital tiene que ser imprevisor y deficiente, siendo preferible,
sin lugar a dudas, el que la misma ley establezca con un estudio más mediato. Por eso en el
proyecto se admite la sociedad legal para todos aquellos casos en que los interesados hayan
omitido la formación de su convenio particular, si bien exigiendo que se instruya a quienes
pretendan matrimonio, de la conveniencia de que prevean y determinen los efectos de éste
sobre sus bienes, de que el oficial del registro tiene obligación de ayudarles a formularlo, y si
a pesar de estas advertencias quieren omitir todo pacto, se les haga conocer cuál será, a
grandes rasgos, su situación económica por efecto de la sociedad legal. Con esto, si el
matrimonio se contrajo bajo este régimen, ya no será fruto de una ignorancia o de un
descuido, sino una opción deliberada y consiente de que irá de acuerdo con el sistema de libre
disposición que informa todo el código."
En esta línea de pensamiento, es evidente que la intención del legislador jalisciense no fue
otra sino la de establecer una comunidad de bienes como régimen supletorio a falta de la
expresión de la voluntad de los consortes respecto del régimen patrimonial del matrimonio,
en favor de la familia y especialmente como un medio de protección de la mujer, de tal forma
que, en consonancia la interpretación de las normas que la regulan debe ser en el sentido de
que sí existe la presunción de que todos los bienes que se adquieran por los consortes
ingresan a ella, salvo los que expresamente previene la ley.
Además, esta conclusión se corrobora con el contenido del artículo 223 del propio
ordenamiento en estudio, en el que se dispone, que todos los bienes que existen en poder de
cualquiera de los cónyuges al hacer la separación de ellos, se presumen gananciales, mientras
no se pruebe lo contrario, ya que precisamente, si bien es cierto que la norma alude a la
liquidación de la sociedad, no menos lo es que se basa en que la sociedad legal presupone el
que todos los bienes por razón de la naturaleza de este régimen, deben considerarse como
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parte del fondo común, salvo prueba en contrario.
Más aún, por gananciales se entiende la masa que se incrementa durante el matrimonio y
persigue como fin el sostenimiento de las cargas y en última instancia su división entre los
consortes, llegado el momento de la disolución y liquidación de la sociedad.
Bajo esta óptica, la sociedad legal a la luz de las disposiciones legales del Código Civil de
Jalisco que la informan, es una sociedad de gananciales básicamente, en tanto que comprende
todos los bienes adquiridos durante el matrimonio a título oneroso, o bien gratuito cuando en
este último caso, se constituye en favor de ambos consortes.
Al respecto, cabe advertir que el código en análisis es de similar contenido a su antecesor, el
Código Civil del Estado de Jalisco del 31 de enero de 1887, que en sus artículos 2008, 2009 y
2019 del título IV, relativo a la sociedad legal, establecía lo siguiente, en su orden:
"Forman el fondo de la sociedad legal: I. Todos los bienes adquiridos por el marido en la
milicia o por cualquiera de los cónyuges en el ejercicio de una profesión científica, mercantil
o industrial, o por trabajo mecánico; II. Los bienes que provengan de herencia, legado o
donación hechos a ambos cónyuges sin designación de partes. Si hubiere designación de
partes, y éstas fueren desiguales, sólo serán comunes los frutos de la herencia, o legado o
donación; III. El precio sacado de la masa común de bienes para adquirir fincas por
retroventa u otro título que nazca de derecho propio de alguno de los cónyuges, anterior al
matrimonio; IV. El precio de las fracciones de créditos, y el de cualesquier mejoras y
reparaciones hechas en las fincas o créditos propios de uno de los cónyuges; V. El exceso o
diferencia de precio dado por uno de los cónyuges en venta o permuta de bienes propios para
adquirir otros en lugar de los vendidos o permutados; VI. Los bienes adquiridos por título
oneroso durante la sociedad a costa del caudal común, bien se haga la adquisición para la
comunidad, bien para uno solo de los consortes; VII. Los frutos, accesiones, renta e intereses
percibidos o devengados durante la sociedad, procedentes de los bienes comunes o de los
peculiares de cada uno de los consortes.
"Lo adquirido por razón de usufructo, pertenece al fondo social.
"Todos los bienes que existen en poder de cualquiera de los cónyuges al hacerse la
separación de ellos, se presumen gananciales mientras no se prueba lo contrario."
A su vez, esta codificación estuvo, indudablemente, influenciada por el Código Civil para el
Distrito Federal de 1884, que reprodujo, en lo conducente el Código Civil de 1870, cuyos
artículos 2008, 2009 y 2019, del capítulo IV del título décimo, relativo a la sociedad legal,
prevenía en idénticos términos, lo preceptuado en el citado Código Civil del Estado de Jalisco
de 1887, y de cuyo contenido se deriva el establecimiento de una sociedad legal
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esencialmente de gananciales que se integra principalmente por el acrecentamiento
patrimonial, producto del trabajo de los cónyuges y de los frutos de sus patrimonios. Es
interesante apuntar, que el Código Civil para el Distrito Federal de 1928, ya no previene la
sociedad legal en tanto que el Código Civil para el Estado de Jalisco en vigencia sí la
contempla por las razones expuestas por el legislador en la exposición de motivos antes
transcrita en la parte relativa.
A mayor abundamiento, debe tomarse en consideración, por una parte, que el Código Civil
para el Estado de Jalisco, en su artículo 174 previene la supletoriedad de las disposiciones del
régimen patrimonial de comunidad, con las normas que el propio ordenamiento establece
respecto de la sociedad en general, y que sobre el particular, en su artículo 2660, fracción III,
dispone que:
"2660. Si alguno de los socios contribuyere sólo con su industria, sin que ésta se hubiere
estimado, ni se hubiere designado cuota que por ella debiera recibir, se observarán las reglas
siguientes: ... III. Si sólo hubiere un socio industrial y otro capitalista, se dividirán entre sí por
partes iguales las ganancias; ..."
Y por otra parte, que la prueba de que los bienes se adquirieron con el fruto del trabajo de
alguno de los cónyuges o a costa del caudal común, resulta de hecho imposible, si se atiende
a las circunstancias de que el matrimonio no es una sociedad especulativa en la que se
documenten las operaciones financieras, y a la circunstancia de que la propia legislación en
examen, en su artículo 224 determina, que las confesiones de los socios, aun siendo
judiciales, se estiman insuficientes para acreditar la propiedad de los bienes aunque sean
judiciales.
En estas condiciones, resulta pues, que conforme a una sana interpretación sistemática de los
preceptos que regulan la sociedad legal, y teniendo en cuenta los antecedentes que los
informan, debe concluirse, que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio celebrado
bajo este régimen, se presume, salvo prueba en contrario, que pasan a formar parte del fondo
común que la constituye, de tal suerte que, el cónyuge que invoca la propiedad de un bien
adquirido en estas circunstancias únicamente por su consorte, no está obligado a demostrar
que el bien fue adquirido a costa del caudal común, o bien, que se trata de cualquiera de los
bienes comprendidos en los artículos 220 y 221 del Código Civil para el Estado de Jalisco.
Finalmente, es importante destacar en relación con este criterio, que no pasa inadvertido para
esta Tercera Sala el hecho de que, en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación
correspondiente a los años de 1917-1988, Segunda Parte, aparece publicada, en la página
2920, una tesis relacionada, con el rubro: "SOCIEDAD LEGAL (LEGISLACION DEL
ESTADO DE JALISCO)."en la que, entre otros criterios, se expresa, que: "Para que pueda
considerarse que un inmueble adquirido por uno de los cónyuges en lo personal y registrado
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exclusivamente a su nombre forma parte de la sociedad legal, debe demostrarse que el propio
bien fue adquirido a costa del caudal común, de acuerdo con lo que disponen los artículos
200, fracción VI, y 212 del Código Civil del Estado de Hidalgo.".
Empero, esta tesis que se produjo al resolver el amparo directo 5164/57 promovido por Abel
del Toro Chávez, en primer lugar debe aclararse que si bien es cierto en su rubro alude a la
legislación del Estado de Jalisco, sin embargo, en su texto se refiere específicamente en este
punto al Código Civil del Estado de Hidalgo; en segundo lugar, el asunto en que se originó
fue aprobado por mayoría de tres votos, y por último, se trata de una tesis aislada, razones
que aunadas a las consideraciones contenidas en esta resolución conducen a esta Tercera Sala
con su actual integración, a no compartirla.
Además cabe destacar sobre el particular, que en la legislación civil del Estado de Hidalgo,
actualmente, el régimen patrimonial del matrimonio se rige por el Código Familiar, publicado
en el Periódico Oficial de esa entidad el ocho de diciembre de mil novecientos ochenta y seis,
y que en relación a la sociedad legal, establece precisamente que el fondo común de ésta, se
integra con todos los bienes adquiridos durante el matrimonio, cualquiera que sea la forma de
obtenerlos, siendo lícita, sin prevenir específicamente alguna clase de bienes. La disposición
relativa, es del tenor literal siguiente:
"ARTICULO 70. La sociedad legal consiste en la formación y administración de un
patrimonio común diferente de los patrimonios propios de los cónyuges y cuya
representación les corresponde conjuntamente; el haber social se integra con todos los bienes
adquiridos durante el matrimonio, cualquiera que sea la forma de obtenerlos, siendo lícita."
Consecuentemente, por las razones precedentes, debe prevalecer el criterio sustentado por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, y con fundamento en lo
dispuesto por el artículo 195 de la Ley de Amparo, la tesis correspondiente quedará redactada
con el siguiente rubro y texto:
"SOCIEDAD LEGAL PREVISTA POR EL CODIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO.
BIENES QUE LA INTEGRAN.-Conforme a una recta interpretación de las normas que rigen
la sociedad legal en el Código Civil para el Estado de Jalisco, debe concluirse, que este
régimen patrimonial presupone que todos los bienes adquiridos en el matrimonio forman
parte del fondo común que lo constituye, salvo prueba en contrario. Por esta razón, el
cónyuge que invoque en su favor la propiedad de un bien adquirido en estas circunstancias,
únicamente por su consorte, no está obligado a demostrar que dicho bien ingresó a la
sociedad legal a costa del caudal común, por alguno de los medios a que aluden los artículos
220 y 221 de la legislación precisada."
Por lo expuesto y fundado, con apoyo además, en los artículos 197-A, de la Ley de Amparo y
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26, fracción XI de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
PRIMERO.-No existe contradicción de tesis entre las sustentadas por una parte, por el Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil y por otra, por los Tribunales Colegiados Primero y
Segundo, todos del Tercer Circuito, al resolver, el primero de ellos, los amparos en revisión
369/90, 479/90, 549/90, 9/91, 49/91, 53/91 y 19/92; el segundo, los amparos en revisión
296/86, 479/86, 44/89, y 74/89, y, el tercero de los tribunales mencionados, el amparo en
revisión 206/78.
SEGUNDO.-No existe contradicción de tesis entre las sustentadas por el Segundo Tribunal
Colegiado y los Tribunales Primero y Tercero, todos en Materia Civil del Tercer Circuito, al
resolver, el primero de ellos el amparo en revisión 292/88, y los dos restantes los expedientes
precisados, respectivamente, en el punto resolutivo que antecede.
TERCERO.-Sí existe contradicción entre las tesis sustentadas, por una parte por los
Tribunales Colegiados Primero y Tercero, y por otra por el Segundo Tribunal Colegiado,
todos en Materia Civil del Tercer Circuito, al resolver, el Primero los amparos en revisión
296/86, 479/86, 44/89 y 74/89; el Tercero los amparos en revisión 213/91, 399/91, 699/91,
23/92 y 109/92; y el Segundo, el amparo en revisión 206/78.
CUARTO.-Se declara que debe prevalecer la tesis sustentada por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, en los términos precisados en la presente
resolución.
QUINTO.-Remítase de inmediato la tesis jurisprudencial y la parte considerativa que se
sustentan en esta resolución al Semanario Judicial de la Federación y a la Gaceta del mismo
para su publicación, así como al Pleno y demás Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, a los Tribunales Colegiados de Circuito y a los Jueces de Distrito, en acatamiento a
lo previsto por el artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese y cúmplase; remítanse testimonios de esta resolución a los respectivos Tribunales
Colegiados de Circuito, y en su oportunidad, archívese el expediente.
Así, lo resolvió la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: presidente José Trinidad Lanz Cárdenas, Mariano
Azuela Güitrón, Sergio Hugo Chapital Gutiérrez y Miguel Montes García. Fue ponente el
primero de los señores Ministros antes mencionados.
Firman el presidente de la Sala y ponente con el secretario de Acuerdos de la misma que
autoriza y da fe.
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