La lexicografía multilingüe europea en la primera mitad del siglo

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Институт международных исследований МГИМО–Университет
Literatura
Пассов Е. И. Сорок лет спустя, или Сто и одна методическая идея / Е. И. Пассов. — Глосса-пресс, 2006. — 240 с.
2. Стояновский А. М. Ситуация как универсальная форма общения. // Филологические науки в МГИМО : сборник науч. трудов. — 38 (53). М.: МГИМО(У)
МИД России, 2009.
1.
Sukhanova M.
(Universidad Estatal de Voronezh, Rusia)
La lexicografía multilingüe europea
en la primera mitad del siglo XVII
Европейская многоязычная лексикография
первой половины XVII века
Лексикография первой половины XVII века представлена многоязычными словарями европейских языков, которые состояли из тематического словаря на двух
или трех языках, раздела с диалогами и пословицами. Это были своеобразные
учебники иностранного языка той эпохи, которые позволяли через лексику ознакомиться с культурой других стран. Вклад в лексикографию авторов словарей
состоял в том, что эти работы послужили источниками для создания произведений более совершенных, чем у их предшественников.
La primera mitad del siglo XVII está marcada con la aparición en Europa de muchos
diccionarios multilingües. B. Quemada en su “Les dictionnaires du français moderne
1539–1863” menciona más de cien diccionarios, nomenclaturas y vocabularios publicados en este período en París, Toulouse, Lyon, Venecia, Barcelona y otras ciudades
europeas (5, 571–575). Para entender la causa de tanto interés en Europa a la lexicografía
multilingüe hay que saber cuál era la situación histórica en aquella época.
Como se sabe, a mediados del siglo XVII en la política europea coinciden tres
importantes rasgos: el firme establecimiento de la monarquía absoluta en Francia, la
revolución política en Inglaterra y la revolución ideológica que trasciende todos los
planos del pensamiento en todos los estados europeos, con objetivos transformadores,
tanto en la esfera política como en la de las conciencias. La fecha de 1648 está relacionada “con la Paz de Westfalia (o si se quiere la de 1659, con la Paz de los Pirineos), como
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el pórtico más acertado para entrar en una nueva época de la historia europea”; según
historiógrafos, “con los dos tratados de paz mencionados, los países europeos inician
un nuevo sistema del equilibrio europeo” (6, 16). Además la revolución científica es
una de las bases sobre las que se asienta la Edad Moderna.
Las guerras religiosas del XVII y anteriores siglos llevaron a la desaparición de las
dos potencias supraestatales, Pontificio e Imperio, que habían sido la base del sistema
político europeo desde la Edad Media. Ahora es la razón de Estado la que dicta las
relaciones entre países: “la tolerancia va a imperar en las relaciones internacionales”
(6, 17).
Así, con el desarrollo de las relaciones políticas y económicas surgió la necesidad
de nuevos elementos de aprendizaje, tales como “Manuales de conversación” con su
repertorio léxico.
Las nomenclaturas constituyen un ejemplo de los libros destinados para el aprendizaje de segundas lenguas que se publicaban y difundían por toda Europa en los
siglos XVI-XVII. Las nomenclaturas no solían ser obras independientes ya que junto
con los diálogos y refranes formaban parte de los antiguos manuales de enseñanza
de idiomas extranjeros. Alvar Ezquerra destaca la particular manera de clasificar el
léxico en las nomenclaturas, “que no es ni ideológica, ni temática, por más que se
asemeje a los diccionarios así concebidos” (1, 239). Azorín Fernández determina
así el objetivo que persiguen estos repertorios: “codificar el léxico usual de la lengua
que se toma como punto de partida y buscar sus equivalentes en la lengua o lenguas
de destino, según el vocabulario sea bilingüe o multilingüe” (3, 83). Para aquella
época son propios vocabularios, diccionarios y nomenclaturas que además del repertorio léxico contenían otras partes incluidas con fines didácticos. Estos libros
se llamaban “manuales de conversación”. Quemada destaca el didactismo de estos
materiales, la difícil elección de los capítulos que han de entrar en una nomenclatura
determinada, la facilidad de uso y manejo y el frecuente plagio entre unas y otras
(4, 145). Habitualmente, estas nomenclaturas contienen las palabras siguiendo un
orden más o menos lógico, para dar al lector una visión organizada de la sociedad
a través de la cosa designada.
Al caracterizar en general las obras lexicográficas compuestas a principios del siglo
XVI y a finales del siglo XVII Quemada dice: “Estas obras se inspiran frecuentemente
unas de otras según modelos que no suben más allá de los últimos años del siglo
XV; se trata pues de realizaciones lexicográficas menos antiguas que los equivalentes
bilingües a los cuales se sobreponen durante un tiempo. Estos trabajos adelantaron
en ciertos campos y compitieron con otros hasta el comienzo del siglo XVII” (5, 64).
Entre las nomenclaturas que fueron compuestas en la primera mitad del siglo XVII
Ayala Castro menciona las siguientes (2, 135–141):
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“Nomenclator o registro de las cosas curiosas y necesarias de saberse a los estudiosos
de la lengua española” (1622, Bruselas) de César Oudin;
“Nomenclator, o registro de algunas cosas curiosas, y necesarias de saberse а los
estudiosos de la lengua Española” (1626, Veneсia) de Lorenzo Franciosini;
“Nomenclatura Omnium rerum voces et nomina quinque diversis Linguis continenes” (1626, Inglostadt) de Juan Angel de Zumarán;
“Nomenclatura Italiana, Francesa e Spanuola” (1629, Venecia) de Noviliers Clavel;
“Nomenclatura Françoise et Espagnole” (1647, París) de Antoine Oudin.
Todas las obras indicadas que pertenecían al mismo género eran nomenclaturas
multilingües y estaban destinadas para la enseñanza del italiano, francés, español,
alemán o latín.
En cuanto a César Oudin en 1622 publicó “Nomenclator o registro de las cosas
curiosas y necesarias de saberse a los estudiosos de la lengua española”. Este libro que
fue publicado por primera vez en Bruselas en 1608 consta de ocho diálogos. C. Oudin
tomó la parte española del diálogo de J. Minsheu y agregó la versión francesa. La última
parte del diálogo sólo es el trabajo original del autor francés.
El material léxico se divide en veinte y ocho epígrafes. La sección más extendida es
la que se ocupa de las cosas divinas y eclesiásticas, con ciento veintiséis términos, y la
sección que tiene el menor número de palabras es “las partes del día” con ocho términos.
En 1626 el hispanista italiano Lorenzo Franciosini publicó sus “Diálogos apacibles”,
basados en los de C. Oudin, e incluyendo también la nomenclatura. L. Franciosini
tomó el texto de este libro en la nueva edición de 1622 de Diálogos de Oudin que fue
publicado por primera vez de la nomenclatura. Franciosini reune el texto en español
de ambos Diálogos de la nomenclatura y añade la versión de la toscana.
Es la “Nomenclatura” que se presenta como un complemento а la Gramática española e italianа. L. Franciosini copia el título de la nomenclatura de C. Oudin. Al
texto agrega sólo la versión en italiano. El título está en dos idiomas: “Nomenclador,
o registre / De algunas cosas curiosas y necesarias de saberse а los estudiosos de la
lengua Española”.
Esta nomenclatura está dividida en treinta y cinco epígrafes además de la primera
sección, así como en la de C. Oudin, no tiene un título y cubre todo lo que es relativo
а Dios, las dignidades eclesiásticas y las cosas de la iglesia. L. Franciosini, a veces,
añade un par de palabras nuevas o cambia su orden, pero los cambios introducidos
no son significativos. Por ejemplo, en las nomenclaturas de C. Oudin y L. Franciosini
en la sección “Los números de algunos de los peсes” coinciden las siguientes palabras:
Vallena, Atún, Salmón, Sollo, Trucha, Carpa, etc.
Podemos comprobar la poca originalidad de la obra de Franciosini ya que simplemente añadió algunas palabras nuevas а las de C. Oudin. El parecido es innegable.
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En lo que toca a la “Nomenclatura Omnium rerum voces et nomina quinque diversis Linguis continenes” (1626, Inglostadt) de Juan Angel de Zumarán el material se
divide en ella en veintinueve epígrafes, en virtud de la cual las palabras están ordenadas
en cuatro columnas que corresponden а cada una de las lenguas consideradas, en el
siguiente orden: latina, francesa, española y alemana.
Los epígrafes de la obra de J. Zumarán no siguen la secuencia lógica que comienza
con el respeto a Dios, la deidad, la iglesia, etc. Es un libro а práctico propósito, sin
ningún tipo de afirmaciones científicas. Aunque J. Zumarán no ha introducido algunos elementos de la original, su nomenclatura tiene cierto parecido a otras obras del
mismo género de la época estudiada.
En 1629, el francés William Alexander Noviliers Clavel publicó una nomenclatura
con el título: “Nomenclatura Italiana, Francesa e Spanuola” (Venecia). Es una nomenclatura en italiano, francés y español, dividida en cincuenta capítulos.
Las palabras están organizadas en dos columnas, en cada una de ellas encontramos
por primera vez la palabra o frase en italiano, seguida por su equivalente en francés
y luego en español.
Esta lista presenta una innovación en comparación con las que hemos visto anteriormente: las frases son más abundantes que las palabras aisladas, y estas son casi siempre
acompañadas de una explicación de su significado, que se traduce al francés y español.
Por su forma de disposición final de los capítulos, está más cerca de la clasificación,
seguida por J. Zumarán, C. Oudin o L. Franciosini, que han dado prioridad a las cosas
pertenecientes а Dios, a los dioses y las cosas eclesiásticas.
La “Nomenclatura Françoise et Espagnole”, dividida por temas, es la que Antoine
Oudin publicó en París en 1647. Es una obra independiente, ya que la mayoría de
las que hemos mencinado, pero no es un complemento de la Gramática, Diálogos o
las obras de similar naturaleza. Esta es una obra original, sin ninguna relación con la
nomenclatura de C. Oudin, publicada con los “Diálogos apacibles” en 1622.
La “Nomenclatura francesa y española” ocupa trescientos cincuenta y dos páginas.
El contenido de este libro está dividido en sesenta y cuatro capítulos, de los cuales las
palabras se presentan en francés y español. En la mayoría de los capítulos, las palabras
en francés siguien el orden alfabético.
La nomenclatura de A. Oudin no tiene ninguna relación con la nomenclatura de
C. Oudin.
Por ejemplo, el número de epígrafes en la nomenclatura de A. Oudin es mucho
más abundante que en la nomenclatura de C. Oudin, el sesenta y cuatro en el primer
caso y veinte y ocho en el segundo.
En el libro de C. Oudin encontramos una sección dedicada a los “diversos colores”,
mientras que en la de A. Oudin este material se presenta como una sección del capítulo
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I, en relación con “El pintor y escultor”. Por ejemplo, C. Oudin: Blanco, Negro o pristo,
Colorado, Grana, Azul, Verde, etc. A. Oudin: Azul, Amaranto, Blanco, Blanquezino,
Palido, etc.
En cuanto al contenido de los epígrafes o de presentación de los mismos no siguen
los mismos criterios. Incluso si es cierto que el primer capítulo de los dos libros aborda
el mismo tema, es decir, las cosas relativas a Dios y a la iglesia, pero a partir de ahí
el orden es diferente. Por ejemplo, las palabras representadas bajo los epígrafes que
están relacionados con el mismo tema, en las dos obras se diferencian. C. Oudin: Cap.
II “Dignidades temporales”, Cap. III “Los Títulos que han de darse a las personas”. A.
Oudin: Cap. II “Tiempo con sus partes”, Cap. III “El Universo”.
Podemos concluir que las nomenclaturas multilingües mencionadas hicieron
cierto importe en la lexicografía porque a base de las obras como ésta estudió y
creció la nueva generación de filólogos. La manera de componer la nomenclatura,
el conjunto de fuentes reelaboradas permitieron crear otras obras más perfectas
que las de sus precursores. En cuanto a las características generales de estos repertorios son: habitualmente, contienen más de una lengua; el vocabulario está
ordenado por materias; no abarcan la totalidad del vocabulario; su finalidad es
sobre todo didáctica.
Como los méritos de los autores hay que mencionar los siguientes: mantienen
la estructura bastante uniforme de la obra, amplían considerablemente el temario,
incorporan voces referidas a la civilización con las que nos hacen conocer la cultura
de otros países.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Literatura
Alvar Ezquerra, M. (2002): “De antiguos y nuevos diccionarios del español”, Madrid, Arco/Libros.
Ayala Castro, M. (1992): “Nomenclature de l’espagnol (1526–1800) considérations
genérales sur la nature et la fonctión des nomenclatures”: en cahiers de lexicologie,
61, pp. 127–161.
Azorín Fernández, D. (2000): “Los diccionarios del español en su perspectiva
histórica”, Alicante, Universidad de Alicante.
García Aranda, Mª A. (2003) “Un capítulo de la lexicografía didáctica del español:
Nomenclaturas hispanolatinas (1493–1745)”, Madrid, Universidad Complutense
de Madrid.
Quemada, B. (1967): “Les dictionnaires du français moderne 1539–1863”, París,
Didioer.
Romero Largo, L., Blanco Martínez, R., Fernández Ortega, L. (1992): “Historia
de España”, Madrid, Club Internacional del libro, t. 4.
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