MÓDULO 4: HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR NUESTRO ENFADO Herramientas para gestionar nuestro enfado TEMA 1 LA RESPIRACIÓN 2 Herramientas para gestionar nuestro enfado 1 LA RESPIRACIÓN: La respiración es una de las herramientas base para la gestión del enfado. Cuando prestamos atención a la respiración, automáticamente dejamos de prestar atención a los pensamientos que tenemos, que seguramente son los que esté alimentando el enfado. La respiración será nuestro aliado cuando surjan esos momentos de enfados, gracias a ella podremos gestionar el enfado de forma diferente. Podremos parar el pensamiento para observarlo, ver si hay juicios y si vemos la película completa, etc. La respiración nos ayuda a calmar el ritmo cardiaco, a sosegarnos para reaccionar de una manera mucho más eficiente y saludable para nosotros y para los demás. Muchas veces solo basta prestar atención a como estamos respirando en ese momento para parar el automatismo del enfado. Otras en cambio, cuando el enfado ha estallado dentro de nosotros, podemos pararnos y hacer 3 respiraciones profundas, repitiéndolas cuantas veces sean necesarios para tranquilizarnos en primer lugar. La respiración siempre está presente en nosotros. Tomar conciencia de ella nos conecta con nuestro cuerpo y con nuestra mente en el aquí y ahora. Prestar atención de nuestra respiración a lo largo del día nos ayuda a conectarnos con nosotros mismo y a tomar conciencia de nuestros pensamientos, desconectando más fácilmente el automático de nuestro dialogo interno. Podemos empezar cuando estamos haciendo algo solos, por ejemplo, cuando caminamos solos, cuando estamos conduciendo, cocinando, etc. ¡Cualquier cosa que estemos haciendo es válida! solo con llevar la atención a la respiración en ese momento, podremos observar dónde estaba nuestra mente y cómo vuelve automáticamente al momento presente. 3 Herramientas para gestionar nuestro enfado No hace falta que respiremos de una determinada forma, es solo prestar atención en ese momento a la forma en que lo estamos haciendo, a cómo el aire está entrando en nuestro cuerpo y a cómo sale. Poco a poco lo podremos ir incorporando a cualquier momento del día, solo o en compañía, entonces podremos tomar conciencia de la respiración y trabajar, o ir de compras, o acostar a los niños, etc. Prestaremos atención a la respiración en cualquier cosa que estemos haciendo. Muchas veces ocurrirá que estando centrado en la respiración, en el momento presente, sin darnos cuenta, nuestra mente se va y empieza a deambular del pasado al futuro y viceversa: en lo que tenemos o no tenemos que hacer, en lo que hicimos, etc. Es importante no desistir, cada vez que nos acordemos traemos nuestra respiración al momento presente. Como hemos dicho, es un entrenamiento. La mente no está acostumbrada a vivir en el presente y tener este tipo de conciencia, es una reeducación de nosotros mismos, al principio parece difícil de hacer, pero poco a poco vamos acallándola dejándole espacio a lo que acontece en cada momento. Una buena forma de cultivar esta práctica, es ponerse algo que nos recuerde tomar conciencia de nuestra respiración, quizás llevar una pulsera, un anillo diferente, cambiar de dedo el anillo, una alarma en el móvil que suene aleatoriamente, etc. Existen muchas herramientas en la que podemos gestionar nuestro enfado a través de la respiración. Estas herramientas la podemos practicar con nosotros mismos o con nuestros hijos dependiendo de las edades. 4 Herramientas para gestionar nuestro enfado 1.1 HERRAMIENTAS PARA LA GESTIÓN EMOCIONAL DEL ENFADO A TRAVÉS DE LA RESPIRACIÓN: 1.1.1 RESPIRACIÓN EN PRISMA: Nos tumbamos en el suelo o bien nos sentamos en la silla con la espalda erguida y los ojos cerrados. Cogemos aire profundamente y lo soltamos con mucha lentitud, mientras que empezamos a visualizar como la luz del sol entra por nuestra cabeza, por la coronilla, y poco a poco llega hasta el corazón. Nos imaginamos que nuestro corazón es un prisma que convierte la luz en un arcoíris y vemos cómo ese arcoíris (con cada uno de sus colores) sale hacia fuera del corazón, visualizando cada uno de los colores del arcoíris: el rojo, el amarillo, el naranja, en verde, el azul, etc. Cuando se lo hacemos a nuestros hijos le podemos mostrar previamente un prisma para que vean el efecto real que hacen. Esta práctica está recomendada a partir de niños de 6 años de edad. 1.1.2 RESPIRACIÓN DEL OBSERVADOR: Este ejercicio lo podemos hacer siempre que necesitemos mayor concentración o sintamos la mente un poco agitada o agotada. Con los ojos cerrados tomamos aire contando hasta cuatro, lo retenemos contando hasta 4 y lo soltamos en el mismo tiempo, dejando nuestros pulmones vacíos también en el mismo tiempo, contando hasta 4. Mientras respiramos de esta forma nos preguntamos: ¿Cuál será el próximo pensamiento que aparezca? Y observamos nuestra mente esperando al próximo pensamiento. Cuando aparezca un pensamiento nos decimos: “Es tan solo un pensamiento, lo observamos y lo dejamos ir”. 5 Herramientas para gestionar nuestro enfado Podemos añadir uno o dos tiempos más al ejercicio, inhalando en 5 o 6 tiempos y exhalando en el mismo tiempo que inhalamos. Cada uno se ha de ajustar en los tiempos, de forma que no llegue al máximo de sus pulmones ni se ahogue. la respiración tiene que ser más profunda de lo normal pero no exagerada y siempre se exhala y se retiene el aire en el mismo tiempo que se ha inhalado. 1.1.3 LAS HOJAS DEL ESTANQUE: Este ejercicio es muy recomendable para conciliar el sueño. Nos tumbamos en el suelo o bien nos sentamos en la silla con la espalda erguida y los ojos cerrados. Cogemos aire profundamente y lo soltamos con mucha lentitud, mientras que empezamos a visualizar como cada pensamiento que aparece es una hoja que cae lentamente en un estanque y desaparece. Otra versión, es que vamos contando cada respiración como si cada vez que inhalamos aire se cae una hoja en el estanque, y cada vez que soltamos el aire la hoja se la lleva el agua y desaparece, así hasta 40 veces. Con los niños podemos cambiar la visualización, por su muñeco favorito bajando por un tobogán, por una piedra que rebota en el mar, etc. 6