CONSTRUCCIÓN INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO: LAS CLAVES PARA UNA MAYOR PRODUCTIVIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN • Miguel Ángel González • Nicolás Moreno • Harold Kauer • Ricardo Rojas • Bernardo Santander INACAP Concepción-Talcahuano, 14 de mayo de 2015 INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO: LAS CLAVES PARA UNA MAYOR PRODUCTIVIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN • Miguel Ángel González • Nicolás Moreno • Harold Kauer • Ricardo Rojas • Bernardo Santander INNOVACIÓN Y CAPITAL HUMANO: LAS CLAVES PARA UNA MAYOR PRODUCTIVIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN INTRODUCCIÓN Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la productividad en Chile es un 40% menor al promedio de los países desarrollados. El sector de la construcción no es ajeno a este problema. En nuestro país, las diferentes industrias y rubros de la economía han visto a la productividad del capital humano como un elemento clave para la competitividad, en conjunto con otros factores como la incorporación de tecnología y mejores herramientas de gestión y técnicas constructivas. Muchos de estos cambios requieren años para tener efectos, lo que implica una enorme oportunidad de crecimiento e impacto en la economía nacional, dado el tamaño del sector de la construcción en nuestro país. En esta conferencia se abordan diversos desafíos para mejorar la productividad en la construcción. INACAP está comprometido a contribuir en la formación de profesionales que desarrollen procesos más eficientes y sustentables en el sector, con iniciativas que consideren la visión de todos los actores involucrados en aportar a una mejor productividad en el país. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 6 CONTENIDO LOS EXPOSITORES 8-13 La importancia de la medición para mejorar la productividad Miguel Ángel González Jefe de Planificación de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), de la Cámara Chilena de la Construcción 14-17 Mejorando la productividad en la obra gruesa Nicolás Moreno Gerente de Desarrollo y Técnico de Imperpower SPA 18-23 Asmar en la Región del Biobío: sus proyectos y el capital humano Harold Kauer Administrador de Asmar Talcahuano 24-27 BIM: plataforma de comunicación Ricardo Rojas Jefe de Innovación y Nuevos Negocios en René Lagos Engineers 28-29 La importancia del factor humano para mejorar la productividad Bernardo Santander Director de Carrera del Área Construcción de INACAP Concepción-Talcahuano Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 7 LOS EXPOSITORES Miguel Ángel González Harold Kauer Jefe de Planificación de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), de la Cámara Chilena de la Construcción. Administrador de Asmar Talcahuano. Ingeniero Civil de la Universidad de Chile, con experiencia en empresas constructoras como Novatec e Ingevec S.A. Desde su cargo actual lidera asesorías en planificación y control, en implementación de metodologías basadas en la filosofía Lean Construction, y en el mejoramiento de productividad para proyectos de edificación y minería a lo largo del país. Es relator de diversos cursos de la CDT. Como ingeniero de proyectos ha participado en asesorías de planificación (Project Management), implementando y capacitando en el uso de la metodología Last Planner, basada en la filosofía Lean Construction. Capitán de Navío. Ingeniero Naval Mecánico diplomado en Ingeniería Industrial de la Universidad de Concepción, con un diplomado en Gestión de Negocios en la Universidad Adolfo Ibáñez. Es oficial especialista en Estado Mayor de la Academia de Guerra de la Armada de Chile, y Magíster en Gestión de Organizaciones de la Universidad Adolfo Ibáñez. Se desempeñó durante cuatro años en la Oficina de Inspección de Naves de la Armada; fue gerente de Producción del Astillero Asmar Planta Valparaíso durante tres años, y después fue gerente de Producción en la Planta Asmar Talcahuano. Constructor Civil de la Universidad Católica de Chile. Ha sido gerente de servicio al cliente de Hormigones Transex y se ha desempeñado como gerente de ventas y técnico de SIKA Chile. Fue director de la Escuela de Obras Civiles de la Universidad Andrés Bello entre 2007 y 2013, y ha ejercido la docencia de carreras afines a la construcción en las universidades Católica de Chile, Mayor, Andrés Bello, Las Américas y DuocUC. Director de Carrera del Área Construcción de INACAP Concepción-Talcahuano. Ingeniero Constructor de la Universidad Tecnológica de Chile INACAP y Máster in Business Administration (MBA) de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Ha desempeñado cargos como jefe de proyectos de construcción para la empresa de Yamana Gold Inc. y Faena Minera Florida, entre otros. Es socio permanente del Comité de Industriales y Proveedores de la Cámara Chilena de la Construcción e integrante del Comité de Inmobiliarios de la Cámara Chilena de la Construcción. Ricardo Rojas Jefe de Innovación y Nuevos Negocios en René Lagos Engineers. Nicolás Moreno Gerente de Desarrollo y Técnico de Imperpower SPA. Bernardo Santander Ingeniero Civil Estructural de la Universidad de Chile. Desde su cargo actual ha sido el responsable de la implementación de la plataforma BIM y desde 2009 ha participado en diversas actividades de difusión, charlas, seminarios y congresos, tanto en Chile como en el extranjero, respecto del uso e implementación de BIM para mejorar la productividad en la construcción. Tiene experiencia en desarrollo y automatización de procesos, en políticas de calidad y gestión, levantamiento y mejora de procesos, coordinación y planificación de proyectos e innovación y nuevos negocios. LAS DIFERENTES INDUSTRIAS Y RUBROS DE LA ECONOMÍA HAN VISTO A LA PRODUCTIVIDAD DEL CAPITAL HUMANO COMO UN ELEMENTO CLAVE PARA LA COMPETITIVIDAD. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 8 En la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) llevamos 20 años en la industria de la construcción, aportando en la mejoría de los procesos constructivos, de la productividad y de la planificación. Es un agrado ser parte de este ciclo de conferencias y aportar con nuestra información y bases de datos en mediciones, tanto de productividad como de asesorías de planificación. Miguel Ángel González Jefe de Planificación de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), de la Cámara Chilena de la Construcción LA IMPORTANCIA DE LA MEDICIÓN PARA MEJORAR LA PRODUCTIVIDAD El tema central aquí será el concepto de medición: por qué debemos medir, cómo se mide en los proyectos y cómo nosotros obtenemos beneficios de aquello. Actualmente en la construcción existen múltiples indicadores, como controles de hormigón, controles de rendimiento, controles de avance, de costo, etcétera. Sin embargo, lo habitual es que los equipos de trabajo no utilicen esa información para tomar decisiones o para prever problemas. Entonces, la primera tarea es que los profesionales de todo el rubro estén capacitados para entender estos indicadores y, basados en ellos, actuar en forma oportuna. También analizaremos la productividad y los niveles de actividad de la mano de obra: cómo se comporta y cuáles son las principales dificultades de los diversos proyectos de construcción. Intentaré hacer un barrido por todo Chile y mostrar los distintos comportamientos de cada zona. Finalmente hablaremos de planificación y de qué manera ella es una auténtica alternativa en pos de mejorar las situaciones problemáticas detectadas. LA IMPORTANCIA DE UTILIZAR LA INFORMACIÓN Medir para mejorar. Ese es el fondo de la presentación. ¿De qué manera los indicadores nos pueden ayudar en los distintos aspectos de nuestro proceso de toma de decisiones para ir mejorando constantemente? En el mundial del fútbol del año pasado, la página de la FIFA en internet entregaba una serie de indicadores que mostraban el comportamiento de cada equipo. Antiguamente solo se detallaba el puntaje de cada uno, la cantidad de goles convertidos y algunos récords. Sin embargo, ahora surgieron otros indicadores particularmente interesantes. Por ejemplo, la cantidad de kilómetros recorridos por los jugadores, la frecuencia de goles que convierte un equipo, cuántos tiros al arco se materializan en gol, si la potencia del ataque es más fuerte en el primer o segundo tiempo, entre otras informaciones. Gracias a ellas se puede determinar si un equipo es ofensivo o defensivo, si su fuerza está en la mediana de la cancha o en los tiros de larga distancia, y todo ello nos orienta sobre cómo enfrentar a nuestros adversarios. Es decir, los datos están, aunque no siempre los usamos. La invitación es a entender cómo nos comportamos, ya que si logramos entenderlo, sabremos dónde están los inconvenientes y ahí podremos tomar decisiones reales para mejorar la productividad. ¿Cómo se ubica Chile en el contexto de la productividad mundial? Todos sabemos que estamos 40% más bajo respecto de los países desarrollados. En las estadísticas de competitividad, Chile se encuentra en el nivel 34, en un ranking de 148 países. Este es un ranking que mide innovación, desarrollo y entorno económico, entre otros aspectos. Claramente hemos ido descendiendo. En 2011 ocupábamos el lugar 32. Si nuestra productividad disminuye, como país quedamos estancados. Respecto del Producto Interno Bruto, sabemos que el sector de la construcción no avanza o no mejora en productividad con respecto al resto de los sectores de la industria. Pese a que se han incorporado nuevas tecnologías, nuevas metodologías de construcción y nuevas capacitaciones, ello no se refleja en los resultados. La industria manufacturera ha ido creciendo a lo largo del tiempo, como resultado de la incorporación de procesos industrializados, de nuevas tecnologías y de innovadoras mecanizaciones. Sin embargo, en el rubro de la construcción existe una tarea pendiente. ¿Cuáles son los problemas de fondo? Se Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 9 dice que los plazos se cumplen solamente si logramos un adecuado ritmo en todas las etapas de un determinado proyecto. Si la obra gruesa se finaliza a tiempo y la fase de terminaciones se efectúa de acuerdo a los plazos, tenemos un buen ritmo de obra. Pero lo habitual es que todas las ganancias de tiempo generadas en la obra gruesa se pierden después, en la etapa de las terminaciones. Hoy en día, la mayoría de las empresas pertenecientes a la construcción posee un control bastante potente en la obra gruesa. Sin embargo, en la etapa de terminaciones malgastamos lo ganado, ya que no existe un control de todas las partidas que se realizan en forma simultánea: los subcontratistas se escapan a esta inspección. La solución es obvia: mejorar drásticamente los estándares de supervisión. Contamos con la misma tecnología que los países desarrollados, pero nuestra productividad no mejora, no alcanza esos niveles. Lo más probable es que la falla radique en el capital humano, hipótesis que se confirma con la ausencia de coordinación entre los distintos proyectos. Existen asuntos complejos relativos a la indefinición de arquitectura, de cálculo y de instalaciones, todo lo cual crea conflictos durante su ejecución, principalmente porque los profesionales no están detectando los problemas a tiempo, no están revisando los planos y simplemente ejecutan la obra basándose en la inercia. Por eso es que dependemos netamente de las habilidades personales de los equipos de trabajo. Ese es el tema que debemos abordar y mejorar constantemente. Falta un concepto de cambio cultural que modifique las formas de trabajo y que integre a todos en la toma de decisiones. Estas actuales falencias probablemente han frenado el esperable desarrollo en la productividad. Igualmente, hay que decir que, respecto de los costos, hay un control histórico de datos que no utilizamos para tomar decisiones, sino que es un almacenaje de información que en muchas ocasiones no se revisa en la etapa de estudio. Y surgen muchas preguntas, tales como ¿conocemos nuestra productividad? ¿Sabemos medirla? ¿Podemos comparar nuestros proyectos entre ellos o entre diversas empresas? ¿Poseemos información confiable para la toma de decisiones? Respecto de esto último, creo que a veces simplemente se llena la información con el objetivo de cumplirle a la gerencia o a un mandante. ¿Sabemos las causas de nuestras improductividades? Hemos notado que en los proyectos no las conocen, que tienen una vaga idea de los inconvenientes y que impulsan ciertas acciones, pero no atacan la causa de fondo que genera el incumplimiento de los plazos. ¿Tenemos metas de desempeño? Creo que muchas veces ni siquiera se poseen datos sencillos como cuántos pisos a la semana tenemos que hacer, cuántas casas y cuántos departamentos debemos entregar en determinado periodo. Son datos duros que la obra no maneja, a pesar de que esos números deberían ser las metas que tendríamos que controlar constantemente. Si no conocemos los factores de los procesos críticos –aquellos que interrumpen el flujo normal de nuestro trabajo–, no podremos decidir acerca de las actividades clave. El diagnóstico apunta a una deficiencia en muchos temas de la productividad. METODOLOGÍA DE LA PLANIFICACIÓN Nosotros, como área de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, trabajamos en dos puntos principales: la medición de productividad por medio del sistema de calibre, y las asesorías de planificación por medio de la implementación de la metodología Last Planner. Con las mediciones de productividad hemos detectado que la principal pérdida se debe a factores ligados a la planificación y a la coordinación de los equipos de trabajo. Así, Last Planner y la ase- soría de la planificación se ven como una alternativa poderosa para que los equipos de trabajo puedan funcionar mejor, previniendo los problemas que se generan hoy en la construcción. ¿Qué hacemos en las mediciones de productividad? Tenemos una persona en terreno que mide a las distintas cuadrillas y sus niveles de actividad: en qué momento el trabajador está haciendo su trabajo, en qué momento pierde el tiempo, cuándo está detenido por instrucciones generales, etcétera. Enseguida se analizan estos datos y se realizan informes, entregándole una retroalimentación a la obra. Allí detallamos nuestra detección de sus falencias para que realicen las acciones adecuadas que permitan superarlas. En los proyectos mineros es algo más complejo, porque también hay que analizar cómo es la relación entre los distintos turnos –de día o de noche y el traslape entre ellos– y allí la medición de productividad dura ocho, diez o doce días, dependiendo de las características de la propuesta. Hacemos mediciones de los equipos de trabajo, de la mano de obra y de los aspectos técnicos –grúa, maquinaria pesada, etcétera–, que nos arrojan tres resultados principales: rendimiento, niveles de actividad y causas de pérdida. De esta forma adquirimos la idea global de cómo se distribuyen los tiempos productivos en la obra, cuáles son los orígenes de los tiempos que se pierden y cómo son los rendimientos respecto del mercado. Como resultado podemos hacer un benchmarking de buenas prácticas y optimizar los procesos. Contamos con una base de datos desde 2003, lo que nos permite ver cómo ha evolucionado la productividad, principalmente con respecto a la mano de obra. También podemos conocer cuáles son las buenas prácticas que han aplicado otros proyectos y otras empresas para utilizarlas en aquellos lugares donde estamos trabajando. Todo ello, obviamente, apunta a mejorar la rentabilidad. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 10 Miguel Ángel González Si detallamos nuestras actividades, diríamos que medimos cuatro tipos de tiempo: detención autorizada, tiempos de soporte, agrega valor y no agrega valor. La detención autorizada es aquella permitida por la ley, como la charla de inicio de jornada o el traslado a colación o a los frentes de trabajo. Las actividades de soporte son las previas de limpieza y preparación de cancha para que el trabajador pueda ingresar a su zona de trabajo. Las actividades que agregan valor son las que generan un avance productivo de la obra, las que me indican si somos realmente productivos. Y las actividades que no agregan valor son los tiempos perdidos que no generan ningún avance. Las actividades que agregan valor, sumadas a las actividades de soporte, dan como resultado el tiempo efectivo de una jornada de trabajo. Por lo tanto, debemos disminuir las actividades que no agregan valor. Si analizamos las mediciones de productividad, el 56% del tiempo de una jornada laboral es productivo. Es decir, algo más de la mitad de la jornada el trabajador la destina a su labor y el 21% se pierde absolutamente. Si analizamos los años comprendidos entre 2010 y 2014, el comportamiento es básicamente el mismo. Dividamos este tema en zonas: metropolitana, norte, centro, sur e internacional. La tendencia es que en las zonas norte y sur se presenta la mayor cantidad de pérdida en tiempos que no agregan valor. Uno podría pensar, en primera instancia, que ello se debe a la calidad de mano de obra y a dificultades de abastecimiento, por la ubicación de los proyectos. Si analizamos solamente la edificación, nos damos cuenta de que los tiempos que no agregan valor se distribuyen de mejor forma y, sin embargo, la zona sur se ve afectada con más tiempos improductivos y con muy pocos tiempos que agregan valor. Lo más importante de las mediciones de productividad es identificar por qué se producen estas pérdidas o por qué no estamos siendo productivos. Si desglosamos las causas de aquello, tenemos cuatro grandes familias o tipos: dificultades de planificación, de supervisión, de metodología de trabajo y de asuntos operacionales. A grandes rasgos, se dividen prácticamente en forma equitativa. Analizando los datos, nos damos cuenta de que la planificación es la mejor alternativa para optimizar la productividad. Por ejemplo, en un ciclo de hormigonado debemos programar cuántos muros vamos a hacer al día y a la semana, cuál va a ser nuestro ritmo de obra gruesa, cómo vamos a dividir la losa. Todo ello hace referencia a la necesaria metodología de planificación. Si analizamos el periodo entre 2010 y 2014, vemos que la mano de obra aparece como una de las principales causas de la improductividad de los proyectos y donde surgen asuntos importantes como la necesidad de mejorar la supervisión, elevar la capacidad de nuestros profesionales en fiscalizar a los equipos de trabajo y aumentar el control sobre los contratistas. Con todos estos datos resulta obvio que la mejor alternativa está en la planificación y en la coordinación. Ahí está la clave para disminuir estos tiempos improductivos. Como asesoría, nuestro objetivo principal es hacer un acompañamiento a las obras de construcción en un periodo de cinco meses, mejorando su planificación operativa. Así originamos mecanismos que facilitan la relación entre las distintas jefaturas o áreas que participan, así como en conjunto con sus proveedores. El punto de partida es que necesitamos contar con un programa maestro o un programa de obra muy detallado, con una secuencia bien realizada que asuma el proyecto en su forma normal de ejecución. Esta metodología propone una planificación intermedia para que los equipos de trabajo se acostumbren a prever los problemas, a analizar el programa y a identificar cuáles son las actividades del futuro y, con ello, identificar las restricciones que Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 11 impiden ejecutar las tareas actuales o las que vendrán. La planificación semanal existe prácticamente en todas las propuestas de construcción, pero lo más importante aquí es controlar dicha ejecución, reconocer dónde están los nudos conflictivos que podrían obstaculizar mis tareas y así tomar decisiones de manera oportuna. Con la tecnología de Last Planner tenemos una serie de significativos identificadores que nos permiten tomar esas decisiones a tiempo. En ese periodo de cinco meses hacemos un levantamiento de la obra, implementamos la metodología y dejamos trabajar a los equipos solos durante los tres meses siguientes a nuestra participación. Miguel Ángel González EXAMINAR E IDENTIFICAR DÓNDE PODRÍAN ESTAR LOS POSIBLES INCONVENIENTES, O ESTUDIAR LOS PLANES CON ANTELACIÓN ANTES DE LA EJECUCIÓN DE LAS TAREAS, SON LABORES IMPRESCINDIBLES PARA EL CUMPLIMIENTO DE LAS METAS. IDENTIFICANDO LAS RESTRICCIONES Una palabra clave de la metodología de Last Planner es restricciones. ¿Qué impide que pueda ejecutar adecuadamente mi proyecto? ¿Qué me está frenando ahora o me podría frenar a futuro? Para responder a esto debemos utilizar la experiencia: la experiencia del equipo de obra, la experiencia de casos anteriores, la experiencia de la empresa para medir los tiempos de proceso (cuánto nos demoramos en la solicitud de materiales, en la aprobación de las órdenes de compra, en hacer los cuadros comparativos al incorporar a los subcontratistas, etcétera). Son tareas normales en todos los proyectos, pero cuando los equipos de trabajo no manejan los tiempos, no son realmente efectivas. Con un indicador sabremos cuáles son las restricciones que impiden la ejecución de mi programa y el cumplimiento de los plazos. Se trata del PCR: Porcentaje de Cumplimiento de Restricciones. Con él conoceremos cuán efectivo es el equipo de obra para solucionar los obstáculos detectados y saber si los detectan todos. Si analizamos los datos de 2014 en los proyectos que hemos asesorado, veremos que una de las principales restricciones se refiere a las actividades previas. Estas son las coordinaciones necesarias al iniciar las faenas en terreno: tareas de limpieza, aprobación de la documentación requerida, habilitación de una zona de trabajo, entre otras. En segundo lugar, con un 18% de las restricciones generales de obra aparecen temas de arquitectura e ingeniería, tales como las indefiniciones de los proyectos y las modificaciones durante la ejecución de la obra. Aunque pensemos que las principales restricciones que impiden su cumplimiento se deben a asuntos externos, ello no es así: solo el 26% corresponde a esta categoría. Muchas veces un problema de ingeniería o de indefinición no es únicamente res- Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 12 ponsabilidad del calculista o del arquitecto, sino también de los equipos de obra en su trabajo de revisión previa de los planos. Examinar e identificar dónde podrían estar los posibles inconvenientes, o estudiar los planes con antelación antes de la ejecución de las tareas, son labores imprescindibles para el cumplimiento de las metas. Miguel Ángel González Lamentablemente lo habitual es que las complicaciones se detecten en la medida que ejecutamos la obra, sin prevenirlas. Por ello es que el análisis de restricciones es fundamental para adelantarse a los aspectos que frenen nuestra productividad y proceso constructivo. Lamentablemente, por un arrastre cultural es difícil acostumbrar al equipo a que visualice las complicaciones a futuro, estudie el programa de la obra, repase los planos y se interiorice del proyecto. ¿Por qué? Porque el fragor de la construcción, el ritmo que hemos alcanzado y la dinámica en terreno no nos da tiempo para dedicarnos a examinarlo en detalle. Y eso no está bien. Debemos tener la capacidad y hacernos el tiempo y el espacio para planificar y pensar las cosas antes de llevarlas a cabo. Uno de los aspectos donde no actúa la previsión es la llegada de materiales. Habitualmente sucede que los equipos no tienen un adecuado programa de suministros: únicamente se basan en la Carta Gantt y la siguen mecánicamente, sin tomar en cuenta que muchas veces los tiempos internos de la obra han cambiado y perfectamente pueden adelantar dicha petición. El programa de una obra –o su planificación– no es un asunto estático; es dinámico, cambia de acuerdo a las necesidades y características de cada obra. Si no contamos con indicadores que permitan entender cómo se comporta nuestro proyecto, estaremos equivocándonos sistemáticamente. Un ejemplo sencillo: en todos los procesos de construcción se controla la curva de hormigón y su colocación. Originalmente el estudio de propuesta podía considerar una grúa y un capacho para este trabajo. Pero si en la obra tenemos dos grúas, un capacho y una placing no nos podemos conformar con un rendimiento de una tecnología menor. Debemos utilizar aquello que poseemos. Si no ocurre, claramente allí no existe conciencia de lo que en realidad pasa con nuestra obra. Si observamos el cumplimiento en esta liberación de restricciones que detectan los equipos de obra, notaremos que, en términos generales, la efectividad es de alrededor de un 60%. Es decir, somos incapaces de gestionar un 40%. Pienso que INACAP tiene el papel fundamental de mejorar la capacidad de los profesionales que egresan hoy en día, e incorporarles de mejor manera a la realidad de lo que ocurre actualmente en la construcción. ALGUNAS CAUSAS DEL INCUMPLIMIENTO Entre los indicadores de la planificación semanal es fundamental el PPC: Porcentaje de Plan Completado. Allí medimos cuán efectiva es la planificación que estamos haciendo y que nos estamos comprometiendo a realizar semanalmente: indicador de compromiso y cumplimiento. Por otro lado tenemos las causas de no cumplimiento, es decir, los problemas que en la semana no permitieron completar esta planificación. Finalmente está el relacionar estas dificultades en la obra con los avances (la Curva S). Esto consiste en medir de manera comparativa –semanalmente o en periodos más extensos– aquello realizado efectivamente con lo que pide el programa. Si conseguimos relacionar estos tres aspectos mejoraremos semana a semana y pondremos hincapié en los asuntos más relevantes de nuestro trabajo. Si analizamos las causas de no cumplimiento, el primer punto que aparece es la falta de mano de obra de subcontrato. Entonces, la responsabilidad de ello la tiene el contratista o, la otra posibilidad, no somos capaces de tener una dotación mí- Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 13 nima de gente en cada uno de nuestros subcontratos. Nosotros siempre recomendamos a los proyectos de construcción que en el contrato exijan un cumplimiento de avance respecto del programa y una dotación mínima de trabajadores. De otra manera será imposible alcanzar las metas semanales. La segunda causa del no cumplimiento es la falta de mano de obra de la casa y la tercera el insuficiente rendimiento, es decir, la falla de los trabajadores. Y en obra gruesa aparece una causa adicional, que son los inconvenientes del equipamiento: una falla de la grúa o de la bomba de hormigón supone un serio traspié. una dificultad a la semana siguiente debe estar solucionada. O, por lo menos, se estará trabajando en su solución. El capital humano, tanto respecto de la gente que ejecuta las tareas como en los profesionales que coordinan y dirigen, es fundamental para la mejora de la productividad. Si nosotros no estamos capacitados ni preparados en utilizar esta información y tomar decisiones a tiempo, el fracaso en la construcción va a ser rotundo. En síntesis: cuando los responsables de una construcción que asesoramos culpan a otros de sus fallas de rendimiento, nosotros investigamos y casi siempre concluimos que la responsabilidad recae en los mismos equipos de trabajo. Como cierre quiero decir que respecto de los indicadores es importante contar con ellos, pero más importante es que nosotros, como profesionales, tengamos la capacidad de utilizarlos, de darles sentido, de aprovecharlos allí donde estamos trabajando, de sacarles partido para la toma de decisiones y así ir solucionando los problemas que se presentan. La planificación constituye una de las herramientas fundamentales para coordinar a todos los equipos de trabajo y para la toma de decisiones adecuadas a fin de incrementar la productividad. Así mejoraremos la comunicación entre las diversas áreas de trabajo, así como la coordinación de los trabajos en terreno entre contratistas, proveedores y el personal del proyecto. De esa manera obtendremos adecuados informes de avance con datos duros de cómo se está comportando nuestro proyecto, dónde tenemos dificultades y en qué zona se están perdiendo los recursos. Optimizar la logística de la obra y disminuir los conflictos de coordinación por medio de una mejora continua, permitirá que si identificamos Miguel Ángel González LA PLANIFICACIÓN CONSTITUYE UNA DE LAS HERRAMIENTAS FUNDAMENTALES PARA COORDINAR A TODOS LOS EQUIPOS DE TRABAJO Y PARA LA TOMA DE DECISIONES ADECUADAS A FIN DE INCREMENTAR LA PRODUCTIVIDAD. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 14 Nicolás Moreno Gerente de Desarrollo y Técnico de Imperpower SPA MEJORANDO LA PRODUCTIVIDAD EN LA OBRA GRUESA Me pidieron analizar qué ocurría hoy con la productividad y la innovación a nivel de obra gruesa en la construcción. Quisiera partir con algunos conceptos generales. Creo que con la globalización de los mercados ha cambiado un poco la estrategia de las empresas: hace treinta años la tecnología se introducía primero en los países desarrollados y después llegaba a Latinoamérica. Ahora ya no es así. Actualmente la tecnología a nivel de equipos llega casi instantáneamente a nuestro continente. Sin embargo, ello representa un fuerte desafío que es responsabilidad de todos: el perfeccionamiento de la mano de obra para el uso de aquellas tecnologías. Tengo la impresión de que la construcción es uno de los sectores que menos invierte en capacitar a su personal. Existen los recursos humanos y materiales, y están las instituciones para capacitarles, pero no los sabemos aprovechar. INNOVACIONES EN LA CONSTRUCCIÓN Veamos algunos ejemplos de innovación del último periodo que han repercutido en la productividad de la construcción, especialmente en la obra gruesa. Uno de esos casos lo constituyen los retardadores superficiales de fraguado. Este producto apareció hace más de treinta años, pero si se analiza el último desarrollo de la industria química, veremos que en la actualidad estos se están basando en aditivos reductores de agua. En los años 50 surgieron los plastificantes, en los 70 los superplastificantes y ahora hablamos de hiperplastificantes. Es decir, en este progreso se observa la preocupación que tiene el mercado químico por reducir al máximo el agua, de manera de lograr impermeabilidad y resistencia mecánica. Después tenemos el desarrollo de morteros. Si observamos su actividad, desde hace diez años su importancia ha sido progresiva. Las normas de mortero son recientes en nuestro país, porque ha habido un crecimiento de ellos a nivel de las industrias, dándoles aportes: morteros sin retracción, morteros de alta resistencia mecánica, morteros de gra- do fluidos, entre otros. Enseguida hay que decir que en Chile se han incorporado con bastante éxito todos los sistemas de refuerzos estructurales, es decir, los que podemos usar en la etapa de recepción por errores de diseño o de construcción: conseguir reforzar una estructura y no tener que demolerla. Y por último voy a mencionar algo respecto a la nanotecnología, que en la construcción ya está introduciéndose. Respecto del retardador superficial de fraguado, yo diría que una de las labores más complicadas en la construcción es la colocación de revestimientos. El problema que surge ahí es de adherencia. ¿Qué es lo que se hacía tradicionalmente? Enviar a una persona con una herramienta mecánica para producir una traba mecánica. La pregunta es cuánta traba mecánica requiere un revestimiento para que no tenga desprendimiento: ¿20 punteadas por metro cuadrado, 50 o 100? En este momento existe una solución a la mano, sin incrementar sustantivamente los costos. Por ejemplo, en lugar de colocar el desmoldante en un molde, se limpia el molde eliminando el desmoldante y se coloca como pintura un preparador superficial. Se hace el colado al hormigón y al día siguiente ya se está desmoldando y lavando. ¿Qué resulta como superficie? Algo rugoso. Es lo que queremos lograr después con un sistema mecánico y aquí lo podemos conseguir inmediatamente. Sin duda que este proceso requiere de programación. Pero es simple, porque en estos momentos la programación es rítmica, el moldaje se va levantando según la programación y, por lo tanto, se pueden usar los mismos moldajes y las mismas cargas. Se trata de una solución sencilla, con disminución de costos y una faena mucho más limpia. Los morteros industrializados nacen en la década del 70 y con el tiempo alcanzan un desarrollo fuerte y sostenido. Después, ya en los años 80 y 90, un problema afectaba a los morteros impermeables para recintos húmedos (baño y cocina), porque no se sa- Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 15 bía realmente qué componentes debía emplearse en ellos. La creencia generalizada era que debía usarse arena fina, pero era al revés: era la arena gruesa, pues tiene menor superficie específica y, por lo tanto, requiere menos agua. Ahí apareció una completa línea de morteros de solo dos milímetros, donde antes se requería una pulgada o tres centímetros. Estos últimos poseen buena adherencia y un acercamiento muchísimo más lógico. Indudablemente que en estos casos hay que mejorar la tecnología de aplicación. La pregunta es: ¿qué hacemos nosotros con la mano de obra? Todo este tipo de soluciones, ¿llega efectivamente a la obra? Hay una responsabilidad en lo que a capacitación se refiere. Es necesario perfeccionarla, ya que no es tan simple aplicar un producto porque aparece muchas veces un elemento impermeable. Después viene otra serie de revestimientos impermeables y aquí la tendencia a nivel mundial y nacional es tener revestimientos elásticos con una mínima cantidad de solventes. PARTICIPACIÓN DE LA NANOTECNOLOGÍA Los sistemas estructurales –o refuerzos estructurales– nacen a partir de las investigaciones de L’Hermite en los años cincuenta, cuando consigue elaborar elementos estructurales como vigas, donde ha reemplazado toda la armadura por dispositivos adheridos en el exterior con un sistema epóxico. Lo que había ahí eran placas de acero de dos o tres milímetros de espesor, es decir, un sistema bastante engorroso de trabajo. Después de varios otros estudios, hace veinte años surgieron en el mercado las fibras de carbono –o mantas de carbono–, es decir, elementos totalmente livianos que, por sus características, pueden solucionar problemas de tracción en el hormigón. Dichas soluciones son posibles con una mínima dependencia de la mano de obra. ¿Qué se hace aquí? Se define cuál es la can- tidad que se requiere de fibras de carbono y después se adhiere con su material epóxico especial. Lo bueno es que la fibra de carbono es livianísima y, por lo mismo, se puede colocar una capa pareja en la pretina o en la manta, ya sea en la ubicación de la losa o de la viga, y con un rodillo adherirla de manera que quede con el mínimo espesor de adhesivo posible. Esto nos ha permitido abordar complicadas soluciones estructurales. En Santiago, muchos edificios que quedaron totalmente inclinados se reforzaron exitosamente mediante aplicaciones de láminas o regresivos de hormigón. Respecto de la nanotecnología, es probable que muy pocos sepan que ya está en la construcción. Uno de los primeros elementos que apareció en este campo fue la nanosílice, que es una adición con alto contenido de sílice que reacciona con un compuesto del cemento COH2, y que adquiere altísima resistencia mecánica. La microsílice tiene 200 mil cm2 por gramo como superficie específica; es fina como material, pero si la llevamos a la nanotecnología indudablemente esa potencialidad es bastante fuerte. Con ella podemos lograr hormigones de altísima resistencia mecánica, hormigones fluidos y autocompactantes. Incluso la nanotecnología está llegando a situaciones mucho más prácticas. Por ejemplo, nosotros estamos estudiando productos nanotecnológicos al nivel de colocar un revestimiento en un vidrio para que no tenga que limpiarse en todas las ocasiones: se autolimpia, porque permanece una película nanométrica en contacto con la superficie. Su mercado se encuentra en los productos muro-cortina. También esta nanotecnología se puede aplicar en textiles, en hormigón, en mortero, en piedras y metales. Por ejemplo, uno de los daños más fuertes que tiene la minería ocurre en la cinta transportadora. Y ahí perfectamente se puede colocar una película, de manera que la durabilidad de esa cinta sea mucho mayor. Otro caso es Soquimich, cuya productividad está en depositar salmueras en una piscina, dejarlas secar y después extraer las sales. La siembra ocurre cuando Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 16 la sal se seca por condiciones ambientales y, posteriormente, se traslada a camiones metaleros. Uno de los problemas de los contratistas era que sus camiones perdían una efectividad de entre el 15 y el 20%, debido a que una parte de la sal se quedaba pegada dentro del capacho. Además, la durabilidad de esas tolvas era bajísima. Como solución se hará la prueba de colocar un producto nanotecnológico que sirva para evitar la adherencia y aumente la duración. Si con ello la empresa eleva su productividad en el transporte en un 15%, ya el producto estará prácticamente pagado. Nicolás Moreno Respecto del hormigón, en los años 50 aparece el hormigón premezclado, que constituye un avance desde el punto de vista de innovación. Es probable que en estos momentos el 90% de nuestro hormigón sea premezclado o comprado en planta, o hecho en nuestra obra y transportado en mixer. Donde hemos innovado a nivel de equipo es en el sistema de transporte, con las bombas de hormigón. En la actualidad estamos optimizando el sistema de transporte de hormigón y de su respectiva colocación. Algo importante, aunque no tenga relación con innovación, ya que es un asunto de conocimiento: cuando uno está trabajando con una bomba de hormigón y el abastecimiento del hormigón se detiene, la gente de obra se ve seriamente afectada. Lo que yo recomiendo es que cuando llegue el último camión de la etapa, el scooper o la tolva de llenado permanezca llena. Si el camión no llega en diez minutos, se debe bombear, porque el hormigón tiene una característica que se denomina rigidización, y si permanece al interior de la tubería en reposo perderá su capacidad de trabajo y pueden producir importantes atascos en la tubería. Hay que estar bombeando cada diez o quince minutos, de manera que ese hormigón se mantenga en movimiento y no tenga problemas de rigidización. Tradicionalmente un camión mixer demora entre 30 y 40 minutos en el vaciado de colocación de la losa. Sin embargo, con la aparición de las bombas de hor- migón el trabajo se hace en quince minutos. Es decir, el mismo rendimiento en la mitad de tiempo. La otra labor que se está mecanizando y especializando de manera progresiva se refiere al estuco, en las llamadas faenas húmedas. La costumbre tradicional de las personas de este oficio es, primero, tirar un chicoteo con una relación de agua bastante alta, y después empezar a estucar. Pero cuando utilizamos máquinas estucadoras, indudablemente debemos mantener una consistencia y un abastecimiento adecuado. Y ahí aparecen todos los morteros que se entregan en silo. Es decir, la industria ha estado a la par en función de las necesidades tecnológicas que va presentando la obra. Cuando se introducen tecnologías de este tipo, tan renovadoras, todos los conocimientos de hormigón que se tienen deben ser modificados, actualizarse, y ello implica romper ciertos paradigmas. En estos sistemas, el moldaje dura tres minutos y el hormigón queda expuesto a cualquier movimiento. En fin, se trata de un hormigón de características especiales: tiene un 4 o 5% de aire. Aquí la labor más importante la asumen el operador del equipo y el topógrafo, porque no existe el molde y entonces la máquina – mediante sensores– va dándole la dirección y la altura. A la hora de introducir esta tecnología, lo menos que podemos pensar es cómo capacitamos a la gente de manera de lograr los rendimientos que se necesitan para poder amortizar el equipo en el que estamos invirtiendo. CONJUGAR PRODUCTIVIDAD CON CALIDAD Toda esta nueva tecnología que se introduce en la construcción hace que dependamos cada vez menos de la mano de obra. Pero yo creo que ella es siempre necesaria. Incluso uno de los inconvenientes que tienen las empresas en este momento es tratar de fidelizar a sus trabajadores. ¿Cómo hacerlo? No se trata únicamente de un asunto de Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 17 remuneraciones, porque hay otros alicientes adicionales que pueden ser factores de fidelización. Por ejemplo, mediante la capacitación y los incentivos de productividad. No solamente es algo que es conveniente para el trabajador, sino que además me sirve a mí como empresa: su capacitación evitará costosos errores en el futuro. Una idea esencial en este trabajo de la construcción es intentar conjugar productividad con calidad. Muchas constructoras tienen norma ISO 9000 y eso les ayuda, porque ahí la filosofía es que si existe un problema, se indaga su origen y se implementan las soluciones, de manera que no se repita. Es esencial el apoyo a las actividades productivas de eficiencia y de innovación de sistemas productivos; es decir, incorporar tecnología y no tenerle miedo a incluir productos nuevos en la construcción. Para mí es habitual encontrar que la gente tiene temor al cambio, pero debemos aceptar que el mundo está cambiando en forma permanente. Creo que hay un punto donde verdaderamente tenemos que mejorar: la supervisión. En las pérdidas de tiempo, en los atrasos y en la falta de calidad, la responsabilidad última está en la supervisión. Y sobre la capacitación: en este punto se debe crecer como país a través de la certificación de la mano de obra. Si cuando surge un trabajo de soldadura relevante en una obra civil de gran significación se le exige a nuestros soldadores que tengan un cierto grado de certificación, ¿por qué ello no ocurre con el resto de la mano de obra? ¿Por qué no podemos certificar o acreditar al capataz de hormigones, por ejemplo? Pienso que las universidades y las instituciones de Educación Superior tienen una responsabilidad en el crecimiento y la adopción de las nuevas tecnologías, porque en Chile las industrias invierten poco en I+D (Investigación y Desarrollo) y, cuando lo hacen, se remiten al interior de la empresa. Aquí hay un punto donde la industria y la universidad se pueden complementar, hacer alianzas estratégicas y así llegar a la tan necesaria in- vestigación aplicada. Muchas universidades, como la Católica y la Chile, hacen investigación, pero investigación dura. ¿Y alguien se preocupa de la investigación aplicada, sobre todo en el área de la construcción? Diría que muy pocas. Las universidades y los institutos profesionales pueden abordar actividades de perfeccionamiento en obra, e incluso a veces bastaría con observar una faena de hormigón, ver sus deficiencias, entregar los conocimientos y después retornar a terreno para aplicar adecuadamente lo aprendido. Nicolás Moreno LA CONSTRUCCIÓN ES UNO DE LOS SECTORES QUE MENOS INVIERTE EN CAPACITAR A SU PERSONAL. EXISTEN LOS RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES, Y ESTÁN LAS INSTITUCIONES PARA CAPACITARLES, PERO NO LOS SABEMOS APROVECHAR. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 18 Harold Kauer Administrador de Asmar Talcahuano ASMAR EN LA REGIÓN DEL BIOBÍO: SUS PROYECTOS Y EL CAPITAL HUMANO Asmar ha querido presentar sus actividades en este seminario, ya que nuestra empresa tiene un área muy importante, que es la construcción de buques o naval. Queremos contar aquí algo de nuestra experiencia, qué estamos haciendo, cuál ha sido nuestra historia, nuestra interacción con la comunidad y en particular con la región. Creemos que constituimos un polo de desarrollo alrededor de nuestra actividad. Si bien es cierto que decimos que 1890 es el año de la creación de Asmar, legalmente en 1960 se dictó un decreto con fuerza de ley que estableció que su objetivo era atender los requerimientos de la Armada. Lógicamente que, además, tenemos la facultad y capacidad de trabajar en el ámbito marítimo con terceras personas, ya sea de la flota mercante, tanto nacional como internacional, y de la flota pesquera. ALGO DE LA HISTORIA DE ASMAR El primer dique se construyó en 1890 y se inauguró en 1896. El primer buque que entró allí fue el blindado “Cochrane” y, después, el “Huáscar”, que ya era nuestro y había que hacerle mantención. La gente y las autoridades de la época fueron visionarios, porque existió la decisión política y estratégica de tener un soporte logístico, una empresa mayor, un astillero. Y para poder cimentarlo se debieron traer piedras desde la cantera de San Rosendo, y para ello hubo que construir una línea de tren que se ocupara de su traslado. Asmar está inserta en la región dentro de una base naval. Es una corporación, una empresa del Estado administrada por la Armada, que tiene tres plantas, tres astilleros: uno en Valparaíso, otro en Punta Arenas y el último en Talcahuano. Las dos primeras plantas son relativamente pequeñas. La de Valparaíso atiende a la Escuadra Nacional y a los buques que trabajan en esa área. En Magallanes se atiende a los buques de la zona sur y del área pesquera. Nuestra planta de Asmar Talcahuano es la más grande, la casa matriz, por así decirlo, y la que enfrenta la mayor complejidad y los mayores desafíos. Como comparación puedo decir que en cada una de las dos plantas pequeñas trabajan alrededor de 300 personas, mientras que en Talcahuano lo hacen 2.400. Asmar nació al alero de la Armada en el siglo 19. Surgió de la necesidad de tener un apostadero, una base naval logística, y se fundó inicialmente en Valparaíso. Sin embargo, después de la Guerra del Pacífico se trasladó a Talcahuano. Ante la exigencia de generar un soporte tecnológico y logístico de mantenimiento, se realizaron diversas prospecciones y se determinó que en la bahía de Concepción se daban las mejores condiciones. Desde esa época, con personal tanto de la Marina como con técnicos del ámbito regional, se iniciaron trabajos que en sus orígenes eran muy artesanales. Ello se debía a que en esa época –fines del siglo 19– Chile era un país netamente agrícola y ganadero y, por lo tanto, carecía de tecnología y de especialistas: los ingenieros venían desde Europa o surgían de familias que enviaban a sus hijos a estudiar allá. En 1914 se abrió el canal de Panamá, que permitió la pasada de buques del Atlántico al Pacífico. Se trataba de naves de mayor tonelaje y de mayor capacidad que necesitan mantención (todos los buques requieren revisión y mantención cada dos años, de acuerdo a la ley y por convenio internacional). Y entonces Chile planteó su deseo de tener un astillero que permitiera efectuar dichas mantenciones. Se estableció entonces el segundo dique, que hasta hoy sigue siendo el más grande de la franja que va desde la costa sudamericana hasta San Diego, en Estados Unidos. Se inauguró en 1924 con el acorazado “Latorre”, en una magna ceremonia encabezada por el Presidente de la República de aquel entonces. ESTRUCTURA Y CAPITAL HUMANO ¿Cuál es nuestro capital humano? Trabajan con nosotros alrededor de 2.400 personas: 600 marinos y 1.800 técnicos, trabajadores, ingenieros y especialistas. Existen dos categorías jurídicas: unos están bajo el decreto con fuerza de ley que rige a las Fuerzas Armadas, Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 19 y el resto del personal está bajo el código del trabajo. Así entonces, en los talleres conviven dos tipos de personas, con las mismas especialidades y haciendo las mismas labores. Esta mezcla hace que los marinos se “civilicen” y los civiles se “militaricen”, y es una buena combinación. Casi el 95% de las personas que trabajan en Asmar tiene un contrato indefinido y el resto es personal menor, con contratos definidos por plazos y por obras. Hace poco encargué un estudio al INE para saber cuál es el impacto de Asmar en la región. Algunos de los resultados indicaron que con los 2.400 trabajadores nuestra actividad genera alrededor de 5.000 directos (considerando a los contratistas), los que a su vez generan cerca de 8.000 empleos indirectos en otras áreas de la economía. Si sumamos eso, llegamos a cerca de 13.000 personas que, si las ampliamos al orden de carácter familiar, vemos que la gente relacionada con nuestra actividad suma alrededor de 46.000, cantidad que equivale a la comuna de Penco, por ejemplo. Esa es la importancia de esta actividad industrial: es un polo de desarrollo en esta área. A ello hay que agregarle que para dicha cantidad son necesarios establecimientos de educación, de salud y de transporte. Asmar depende del Comandante en Jefe de la Armada. Hay un consejo superior que es el directorio de la empresa, conformado por altas autoridades, incluido el gerente general, que supervisa las tres plantas. Tenemos relación directa con el Ministerio de Defensa y nuestro presupuesto lo aprueba el Ministerio de Hacienda. Todos nuestros estados auditados se envían a la Superintendencia de Valores y Seguros. Tenemos la participación de la Contraloría, todo lo cual indica que estamos bastante regulados. Además, por ser una empresa estatal existen ciertas restricciones de carácter administrativo. Dentro de nuestra corporación hay dos empresas relacionadas: el Astillero Sociber y Sisdef. Sociber es el dique que está en Valparaíso del cual Asmar es propietario en un 50%. El otro 50% corresponde a Navantia, astilleros españoles. En este minuto estamos en una pugna, porque el puerto de Valparaíso tiene que crecer y nosotros nos queremos traer ese dique a Talcahuano, pero Valparaíso no quiere terminar la relación que tiene hoy día con él. Sisdef es una empresa de sistemas de software, relacionada principalmente con el ámbito de sistemas de mando y control. Está ubicada en Concón y nosotros tenemos el 90% de participación. También Sisdef exporta a distintos países. El último trabajo que están realizando es el sistema de control para una institución mexicana equivalente a nuestra Onemi. LAS ÁREAS DE NEGOCIOS ¿Cuáles son nuestros segmentos de negocio? Somos el contratista principal de la Armada en todas sus reparaciones, mantenciones, transformaciones y modernizaciones. Cuando la Armada decide adquirir sus buques, establece ciertos criterios. Los submarinos –dada su alta complejidad– se compran nuevos en países como Inglaterra, Alemania y, últimamente, a un consorcio franco-español. Los buques de guerra de superficie, como las fragatas y los destructores, igualmente son de alta tecnología, pero en este caso podemos permitirnos algunas licencias y compramos buques de segunda mano a marinas del primer mundo. Aquí los sometemos a un importante sistema de mantención y transformación. Otra área de negocios es la de los buques mercantes y los buques pesqueros, a los que ofrecemos los servicios de mantención y de reparaciones. Y otra plaza importante es la construcción naval de todos los buques de orden logístico que necesita nuestra Armada: remolcadores, barcazas, transportes, etcétera. En años anteriores hemos tenido una muy buena participación en empresas pesqueras nacionales e internacionales. Prácticamente la mitad de la flota pesquera chilena fue construida en Asmar desde los años 70 hasta ahora. Igualmente, en ese ámbito hemos tenido importantes contratos con países como Islandia, Islas Mauricio y Ecuador. Me preguntaban cuánto demoramos en reparar un buque o un submarino. Son proyectos largos que normalmente duran dos años, porque tienen un equipamiento de entre cinco y seis millones de partes y piezas. Estas hay que desarmarlas en forma completa y revisarlas una por una. Nuestra tecnología solo la tiene Brasil en nuestra región y eso involucra un desarrollo no solamente tecnológico, sino que la exhaustiva capacitación de nuestra gente para ofrecer la garantía propia de un trabajo de esta magnitud. En el ámbito de los buques mercantes y pesqueros, hacemos reparaciones cuando hay algún incidente. El proceso normal de carena significa preparar y reparar todo el casco, las válvulas, timones, hélices, sonares, estabilizadores, etcétera. Y, obviamente, la reparación estructural. Desde el año 2000 tuvimos una fuerte participación en el mundo de los barcos pesqueros atuneros. Estos tienen que navegar mucho tiempo y necesitan una buena capacidad de bodegaje. Por lo tanto, nuestro trabajo era cortarlos y alargarlos entre diez y quince metros. Con ello, adicionalmente, quedaron con mejores condiciones para el combustible y mayor estabilidad de su carga. En el ámbito de la construcción, desde 1963 tenemos el primer casco reconocido como tal. Hay una producción de más de 115 construcciones, básicamente buques que son unidades logísticas en el área del transporte: patrulleros, patrulleros costeros, pesqueros. También hemos tenido una participación en buques oceanográficos. Por ejemplo, armamos un buque de guardacostas para Islandia, altamente tecnificado. Y está el “Cabo de Hornos”, un buque oceanográfico de Chile que hoy día debe estar entre los cinco más avanzados a nivel mundial, por el tipo de equipamiento y especificaciones técnicas que requirió. Las otras son construcciones orientadas al uso de la Armada para el control de la vida y salvataje en el mar. De igual forma, tenemos participación con empresas nacionales como el astillero Asenav, en Valdivia, donde trabajamos en conjunto en diversos proyectos relacionados con el área de la pesca. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 20 Entre las realizaciones distintas e interesantes estuvo la construcción de la cápsula “Fénix”, que sirvió en el rescate de los mineros atrapados en el norte en 2010. ¿Por qué nosotros? La verdad es que cuando vino el terremoto y tsunami, Asmar prácticamente desapareció, y en una visita el Presidente de la época, como una manera de hacer renacer esto, nos dio la tarea de hacer la cápsula. Fue un gran desafío que cumplimos a cabalidad. EL TERREMOTO DE 2010 Harold Kauer En esta reseña no puedo dejar de referirme al terremoto y tsunami. El nivel de destrucción fue muy alto: buques que naufragaron o se desplazaron tierra adentro, diques devastados, grúas hundidas, astilleros fracturados, edificaciones cubiertas por seis metros de agua, destrucción del equipamiento, de la maquinaria, las oficinas y los documentos. Hubo que demoler más de veinte edificios dentro del astillero. Las obras de recuperación después del tsunami se hicieron contratando empresas de primer orden a nivel mundial. Toda la capacidad que teníamos en el área de construcción naval –alrededor de quinientas personas– la abocamos a hacer los cálculos de ingeniería para enfrentar este desafío. El proceso de reflotamiento y recuperación de buques duró menos de un año, y a un costo bastante bajo si se le compara con otros a nivel internacional. A los pocos días del terremoto vino el presidente mundial de nuestra compañía de seguros y dijo que nunca había visto tanto daño concentrado en tan pocos metros cuadrados. Esa visita permitió que la activación de los seguros generaran los recursos y flujos necesarios para impulsar el aparataje de salvamiento y recuperación. ¿Y por qué era importante recuperar Asmar? Lógicamente que por el impacto social que tiene sobre la región. Esa recuperación fue posible gracias a los técnicos que han estudiado y se han capacitado en la región. De ahí la importancia de nuestras universidades y centros de formación técnica, aunque a veces nos falte algo de equipamiento. El mensaje que deseo trasmitir es que efecti- vamente las cosas se pueden hacer y para eso es obligatorio prepararnos: es absolutamente relevante la capacitación del capital y de la gente. Estos sucesos de 2010 originaron en nosotros algunas líneas de proyectos, como la reconstrucción del astillero y de la capacidad de los diques. Hubo que llevar a cabo todas las obras civiles para reconstruir los frentes marítimos en plenitud. Es la mayor obra que se ha realizado en Chile en el ámbito de frentes marítimos: más de 1.400 metros lineales de muelle. Tuvimos que subcontratar a las empresas que nos hicieran las especificaciones técnicas y a los profesionales que ayudaran a controlar su ejecución, porque nosotros sabemos hacer buques, no sabemos hacer muelles. Tuvimos que rediseñar todo el sistema de energía eléctrica y construir un búnker capaz de resistir un terremoto grado Harold Kauer NUESTRA TECNOLOGÍA SOLO LA TIENE BRASIL EN NUESTRA REGIÓN Y ESO INVOLUCRA UN DESARROLLO NO SOLAMENTE TECNOLÓGICO, SINO QUE LA EXHAUSTIVA CAPACITACIÓN DE NUESTRA GENTE PARA OFRECER LA GARANTÍA PROPIA DE UN TRABAJO DE CALIDAD. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 21 nueve. Incluso sus equipos pueden estar sumergidos por una hora y seguir funcionando. Debimos rediseñar todos nuestros mecanismos logísticos y llevarlos a un sistema moderno de almacén central, con una detallada catalogación y toda la información en línea para el resto del astillero. Y, por otro lado, el negocio debía seguir funcionando, porque, ¿quiénes somos en el mercado regional? Nosotros atendemos a la flota petrolera que tiene puertos base y opera buques en ciudades y puertos alrededor de Sudamérica. Atendemos a la mayor flota pesquera que tiene sus puertos base principalmente en las islas del Caribe, en el sur del Pacífico y en parte del Atlántico. Atendemos a una importante flota mercante que transita todos los días por nuestras costas. Y también atendemos a los buques de ultramar. Ahora vendrá el nuevo canal de Panamá, que aumentará sus capacidades y, en consecuencia, circularán buques de mucha mayor dimensión. Nosotros queremos ser, así como ocurrió en el pasado, los pioneros de esta actividad y ganar la posición estratégica para atenderlos en Chile. Es por ello que nos hemos sumado a todas las redes energéticas que hoy están abastecidas por los buques de gas natural. Además, antes del terremoto veníamos desarrollando un proyecto de generar ese tercer dique que atendiera estos buques. Los estudios técnicos realizados topaban con el valor de estas obras monumentales de casi 700 millones de dólares que, obviamente, hoy no están en el presupuesto. Actualmente la solución cambió de manera radical, ya que finalmente colocaremos un dique flotante. DESARROLLO DE NUEVOS PROYECTOS En el tema de construcción naval, estamos desarrollando una línea de nuevos patrulleros de altamar. El plan contempla seis unidades y hoy estamos iniciando la construcción del número cuatro para atender a los distintos puertos principales. Con ese objetivo compramos la ingeniería básica. Nosotros desarrollamos toda la ingeniería de detalle y después hacemos la construcción integral. Es decir, nos llega una plancha de acero que se convierte en un producto terminado. Estamos desarrollando la idea de construir buques de transporte –de apoyo–, que son de mucha utilidad en situaciones de catástrofe: si se cortan los caminos y el mejor medio para llegar es el mar, los utilizamos no solo por su rapidez, sino también por su capacidad de carga. Nuestro proyecto más ambicioso es construir un buque rompehielos. Hay necesidad de posicionarse en la Antártida y por ello consideramos un buque mayor, de 7.500 toneladas. Si lo llevamos a cabo seríamos el primer país en el hemisferio sur en lograrlo. Todo esto no sería posible si no contáramos con el capital humano necesario. Es por ello que hemos desarrollado un plan anual de capacitación y certificaciones para cada una de las personas que allí participan. Dada la complejidad de los sistemas, normalmente enviamos especialistas a estudiar al extranjero. Así, cada vez que la Armada compra un buque, nosotros encomendamos a alguien estudiar su sistema, de tal forma de hacernos cargo adecuadamente de sus mantenciones y reparaciones. En Asmar existe un sistema de bienestar y de asistencia social. Tenemos mucha permanencia y arraigo en nuestra gente, la gente de Talcahuano. Hay una especie de costumbre naval que familiariza a todo el grupo. Poseemos apoyo de salud, policlínico, alimentación, servicio de transporte, centros vacacionales y convenios comerciales. Es decir, una completa red de protección al trabajador que le permita vivir tranquilo y ser eficiente. Para nosotros es esencial tener personal idóneo y para eso necesitamos una certificación y calificación permanentes. ¿Qué estamos haciendo hoy día en este ámbito? En algunas áreas, que son de especialidades no tan tecnificadas, intentamos llevarlas a un nivel superior. Por ello, en enero de este año firmamos una alianza estratégica con INACAP, cumpliendo con aquello de que las empresas y los institutos deben relacionarse. Respecto de la edad de nuestros trabajadores, en los talleres hay un promedio de casi cincuenta años. Hemos implementado un plan de responsabilidad social para otorgarles a las personas mayores otro tipo de actividades, ya que existe una cultura organizacional que nos interesa mantener. Para mejorar nuestra actividad comercial salimos a buscar nuevos mercados. Hoy día traemos buques de Corea y de China, constituyéndose en negocios que antes no existían. Asmar tiene tres sindicatos, ya que finalmente es una entidad social: no porque esté ligada a la defensa o esté administrada por marinos va a ser insensible al tema de las agrupaciones de trabajadores. Quiero decirles que el 75% de mi tiempo lo ocupo en recursos humanos. Mi focalización no está puesta en la producción, sino que en las personas, ya que ellas son, auténticamente, la empresa. La maquinaria se puede reemplazar y ello quedó demostrado con el terremoto y tsunami, pero no las personas. De ahí la importancia que adquiere la cultura organizacional: las buenas condiciones ambientales en las que el trabajador esté contento, donde se trabaje como al interior de una familia. Nada de esto se puede llevar adelante sin un liderazgo y sin objetivos claros. Si yo no tengo liderazgo en las personas, si no tengo liderazgos en la estructura y en la organización, y no tengo los objetivos claros, nada de todo lo anterior sirve. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 22 Somos una empresa de cálculo estructural y hacemos una cantidad importante de proyectos a nivel nacional. Tenemos una oficina en Lima, estamos construyendo las torres más altas de Guayaquil y revisamos una realización en Hungría, también relativa a una torre de altura. TRABAJANDO CON MODELOS TRIDIMENSIONALES Ricardo Rojas Jefe de Innovación y Nuevos Negocios en René Lagos Engineers BIM: PLATAFORMA DE COMUNICACIÓN BIM es la sigla de Building Information Modelling, una tecnología dedicada al modelado de la información para edificación, que consiste en tomar modelos paramétricos tridimensionales, y que muchos los conocen por esas maquetas, precisamente tridimensionales. Al comienzo, con BIM rescatamos la posibilidad que estas maquetas tridimensionales nos daban para documentar los proyectos. Es decir, a partir de modelos paramétricos, en los cuales la información era consistente, se podía obtener la información de plano, que principalmente es el desarrollo que se hace en ingeniería estructural. Pero igualmente vimos otro de los beneficios quizás más importantes de estos modelos: si en ellos colocamos algunos parámetros que contengan información técnica a partir de estas plataformas BIM (softwares BIM), se pueden extraer automáticamente otras informaciones relevantes. Incluso es posible conocer las cuantías de materiales; es decir, si colocamos la forma del edificio, sabremos los volúmenes de hormigón que se necesitarán en la obra gruesa. Si detallamos la enfierradura en 3D, conseguimos el dato respecto de todas las toneladas de acero requeridas para un edificio. Esto también se puede hacer desde el nivel arquitectónico: si dentro de estos modelos incluimos los tabiques, podemos extraer la información respecto de ellos en forma sencilla y parametrizable. Incluso si es inevitable una variación dentro del proyecto, automáticamente la información se modifica y adapta a los nuevos parámetros. En el caso de la ingeniería estructural no trabajamos solo con softwares de diseño, sino que adicionalmente ocupamos softwares de análisis. Con ellos llevamos a cabo todo nuestro cálculo y nuestras simulaciones de esfuerzo (un terremoto, por ejemplo). Luego, este software de análisis se transforma en planos; es decir, todos los resultados que nosotros obtenemos de esta plataforma después nos permiten documentarnos. Desde hace muchos años que los softwares de análisis son tridimensionales y hoy, al incorporar estas plataformas BIM, nos damos cuenta de que hay una relación entre lo que nosotros analizábamos con lo que ahora podemos diseñar. Para que todo ello sea factible debe existir una necesaria integración entre estos dos elementos, aquello que se denomina interoperabilidad. Sin embargo, no es tan sencillo, porque muchas veces, cuando se hace el análisis, estamos intentando simular una situación que después se transformará en algo real. En suma: las conexiones entre los distintos elementos no necesariamente informan cómo finalmente quedará ese producto. Muchas veces nos acercamos bastante a la realidad, pero no es la realidad absoluta. A pesar de estas limitaciones, entre ellos pueden interactuar y eso es algo que hemos estudiado mucho a lo largo de los años: cómo trabajan estas dos plataformas y cómo se comunican entre ellas. Este concepto hace que aumente la productividad y la eficiencia en el desarrollo del proyecto de ingeniería. A pesar de todo, en la actualidad esta tecnología de interoperabilidad todavía no está lo suficientemente madura como para desarrollarse al 100%. LA INFLUENCIA DE LAS PERSISTENTES MODIFICACIONES Cuando implementamos alguna determinada tecnología, obviamente que queremos resolver algo. A la hora de iniciar esta plataforma BIM –que en ese momento era un software BIM, aún no hablábamos de plataforma–, presumimos que existía algo relacionado con la productividad, ya que nos dábamos cuenta de que los proyectos Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 23 eran cada vez más complejos de realizar y eso nos llevaba a cometer errores en la información que estábamos generando. Ello se apreciaba en los documentos de plan y, sobre todo, por la gente que había estado en obras o en construcciones realizando funciones laborales. Se sabe que uno de los grandes problemas de la construcción es la inconsistencia en la información. En el caso de la estructura, ello ocurre cuando las plantas no conversan con las elevaciones. Y esa inconsistencia de información produce pérdidas de productividad. Entonces, hace diez años nos planteamos la posibilidad de que en un modelo tridimensional esa inconsistencia se eliminara. Por lo tanto, era deseable implementar esta tecnología, pese a los costos asociados: era ineludible hacer una inversión. Sin embargo, todo aquello no funcionaba en plenitud. Entonces nos preguntamos qué factores influían en la no superación de los obstáculos, incluso después de haber implementado una tecnología adecuada, de haber comprado las licencias y de haber capacitado a las personas. En otras palabras: se cumplió el ciclo de puesta en marcha de estas plataformas, pero los resultados no eran totalmente los esperados. Podían existir muchas explicaciones, que iban desde la cultura de trabajo al interior de las empresas, hasta si las relaciones entre software y hardware eran las adecuadas. Y entonces nos dimos cuenta de que surgía un factor común, un elemento transversal a la tecnología que estaba en retirada, que en este caso era la tecnología CAD, con respecto a la tecnología BIM, que era la que estábamos introduciendo. ¿Y cuál era ese factor? Era la gran cantidad de modificaciones dentro de los proyectos. Obviamente que estas modificaciones siempre han existido en la construcción, pero debido a su creciente complejidad y a la premura de muchos de estos proyectos, cada vez eran más los cambios. Lógicamente que en la medida en que no podíamos controlar esas modificaciones –independiente de la tecnología que utilizáramos–, se generarían errores. Estábamos ahí, inmersos en una especie de cultura nacional que consiste en detectar rápidamente el error y señalar al culpable, pero que es incapaz de analizar las causas de aquello y, por consiguiente, de actuar preventivamente. Cuando hace cinco años nos dimos cuenta de que había factores que la tecnología no controlaba, tomamos una decisión y concluimos que no se trataba únicamente de implementar tecnologías, sino de introducir cambios metodológicos, cambios de paradigma. Ello significó que nosotros, los ingenieros estructurales, debíamos trabajar más tiempo con los arquitectos, que eran precisamente los que generaban todas esas modificaciones en el camino. Y así, en el año 2010 nos sentamos con ellos en una mesa de reuniones no para hablar de un proyecto específico, sino a pensar cómo mejorar nuestros procesos productivos, ser más eficientes y producir mayores utilidades. EL MÉTODO INTEGRADO DE TRABAJO Ello significó que comenzamos a relacionarnos fuertemente con los arquitectos y con algunas oficinas inmobiliarias. Allí nos dimos cuenta de que muchos de aquellos cambios tenían su origen en temas comerciales y muchos eran evitables. Por lo tanto, la solución era que, antes de iniciar un proyecto, conversáramos sobre los aspectos que podrían alterar nuestra planificación y así lograr que la cantidad de modificaciones fuera la menor posible. Pero al analizar cuál era la situación en la cual nos comunicábamos, nos dimos cuenta de que entre arquitectura y estructura lo hacíamos a través de planos: arquitectura genera estos planos y se lo entrega a estructura, y estructura genera planos y se los entrega a arquitectura, en ese ciclo tradicional de coordinación de especialidades. Sin embargo, al hacerlo a través del 2D –o a través del plano convencional– se generan pérdidas de tiempo que pueden ser importantes. Del mismo modo existe un alto costo para producir esa información, ya que al trabajar a través de esta documentación en 2D hay que asignarle recursos no solamente a ingeniería, sino que también a proyectistas estructurales que forman parte de este desarrollo. Y eso cuesta dinero. Ahí, junto con una empresa de arquitectura definimos que una reforma metodológica significaba ser, primero, más rápidos y más económicos en las interacciones. ¿Cómo? A través de la plataforma BIM, ya que una vez que se construye un modelo y se comparte, una modificación se realiza rápidamente en él y a un muy bajo costo gracias a su flexibilidad. Para llevar adelante esta nueva implementación metodológica definimos algo que se llamó Método Integrado de Trabajo, y que denominamos bajo la sigla RLE. El resultado esperado era lograr una mejor coordinación entre la arquitectura, la estructura y el mandante, porque obviamente hay algunos aspectos comerciales que muchas veces asume la arquitectura y son los que precisamente producen los cambios. Con ello tendríamos un mejor producto, mayor calidad y mayor valor agregado. Sin embargo, los resultados tampoco fueron los esperados, porque aunque hiciéramos más eficiente el proyecto y tuviéramos más calidad –incorporando más tecnología, más recursos y más esfuerzos–, el beneficio se lo llevaban las constructoras. El precio unitario que cobrábamos seguía siendo el mismo, aunque nuestros esfuerzos fueran mayores. Entonces decidimos acercarnos a las constructoras con la misma idea con que lo hicimos con arquitectura: no a hablar de una realización específica, sino para conversar sobre cómo mejoramos los proyectos en general. Y desarrollamos con ellas una serie de servicios que tenían que ver con aspectos de BIM que para las constructoras son importantes: hacer modelos 4D, es decir con secuencias constructivas, 5D, con análisis de costo, etcétera. En el caso de ingeniería estructural colocamos el detallamiento de barras 3D en nudos complejos, lo que ayu- Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 24 daba muchísimo a que las constructoras no tuviesen que resolver esto en la obra y que también lo pudiesen hacer con elementos prefabricados. Ricardo Rojas Tampoco funcionó, porque un proyecto de construcción no solamente incluye arquitectura y estructura, sino que otras especialidades: climatización, los aspectos sanitarios, la infraestructura eléctrica, entre otras. Es decir, se podía recibir una obra gruesa en óptimas condiciones de tiempo y calidad, pero ahí comenzaban las instalaciones, que es donde se producen –en términos de coordinación– la mayor cantidad de modificaciones. Por lo tanto, si queríamos controlar aquellas modificaciones, no solo debíamos trabajar con el arquitecto y con la constructora, sino que era necesario incluir a todas las especialidades. EL APORTE DE LAS ESPECIALIDADES Cuando hablo de todas las especialidades, me refiero a empresas y personas distintas, que varían de un proyecto a otro. Por lo tanto, decidimos no pensar únicamente en el enfoque de trabajar integradamente con cada una de las especialidades, sino que involucrarnos directamente en la coordinación general. Lo hicimos con algunos mandantes a petición de ellos, pues estaban interesados en la plataforma BIM. Y de alguna forma ellos nos introdujeron en este mundo de la coordinación. Habíamos trabajado directamente con arquitectos y constructores, pero nunca con especialidades como la eléctrica, los sanitarios, climatización, control y seguridad. Decidimos que lo primero era tener protocolos de comunicación y definimos ciertos protocolos y nomenclaturas y, enseguida, establecimos una metodología de trabajo. Capacitamos a los especialistas en el uso de nuestras plataformas, que es uno de los aspectos complejos para implementar a nivel de proyecto. Y conseguimos que ellos hicieran sus propios proyectos y también que, a partir de esos modelos, pudiesen documentarlos de manera distinta. Allí percibieron que el valor agregado era precisamente la visualización de su propia realización, la que muchas veces ellos no alcanzaban a ver en términos de montaje. Pero con esta plataforma sí lo lograban. Para ellos fue una gran ganancia. Se desarrollaron detalles de construcción y de montaje, se hicieron revisiones de trazado, los que logramos optimizar. Así, en la medida en que nosotros enfocamos el núcleo del tema hacia los proyectos y no simplemente hacia las especialidades, conseguimos mejorarlos y reducir costos. Ello redunda en ganancias no solamente para el mandante, sino que para toda la industria. Conseguimos sistemas más complejos, participábamos con ellos y no solo les ayudábamos en algunos aspectos de modelación. Aprendimos las normativas de estas especialidades, sus aspectos constructivos –cómo el diseño se convierte en algo concreto–, las secuencias de realización asociadas debido a las interferencias que se generan. Y entramos en este mundo para entender dónde se producían finalmente las modificaciones. Y después estos modelos –que finalmente son modelos físicos o digitales– pasaban a reuniones de trabajo. Y ahí es precisamente donde está su valor. Estos modelos tridimensionales no solo aportaban información para la documentación, los reportes y la interoperabilidad, sino que generaban una visualización del problema. Es decir, no teníamos que saber técnicamente cómo funcionaba cada una de las especialidades, porque ahora podíamos ver cómo era su diseño. No teníamos necesidad de entender sus planos ni sus especificaciones técnicas y, por lo tanto, empezamos a aportar a su especialidad desde nuestra especialidad. Se logró que las reuniones fuesen más rápidas, más interactivas y la información fluía muchísimo mejor. Esto ayudó a que las modificaciones introducidas a lo largo de una construcción disminuyeran significativamente o su implementación se resolviera más ágilmente. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 25 REUNIRSE EN TORNO A UN PROYECTO En este intercambio de informaciones y diálogos de cada reunión, aparentemente se produce un desorden, debido a que finalmente logramos que todos los especialistas se incorporasen a la plataforma de un proyecto. En términos de organización, esto era distinto al tratamiento tradicional y tenía que ver con los procesos de comunicación. Ello, porque normalmente las empresas –o el conjunto de ellas, como nos ocurría– se relacionan principalmente a través de una comunicación vertical. Ella no es muy efectiva: normalmente las organizaciones que se basan únicamente en este tipo de comunicación tendrán problemas de recursos humanos y de asignación de responsabilidades dentro de las actividades que desarrollan. Por ello, los dos niveles de comunicaciones más deseados en una organización son los de tipo horizontal y los de tipo diagonal. ¿Qué ocurrió cuando incluimos la plataforma dentro de la coordinación de proyecto? Pasamos desde la tradicional comunicación vertical a una comunicación horizontal y ella es siempre “desordenada”, aunque mucho más eficiente y donde los obstáculos e inconvenientes se resuelven de manera más rápida. Junto a un emisor, a un receptor y a un mensaje coexistían códigos que nos permitían comunicarnos de manera mucho más abierta. Muchas veces uno no opina de la ingeniería eléctrica, porque no entiende qué es lo que se está tratando de hacer, pero cuando en estos modelos tridimensionales se ven las escalerillas, los ductos, las conexiones, sí se puede intervenir. Si, por ejemplo, veo que se van a conducir por una viga, me doy cuenta de que esa viga va a necesitar un refuerzo estructural. Y ese tipo de comprensión hizo que las modificaciones fueran mucho más eficientes de resolver. Centramos el ciclo de vida del proyecto en torno a estos modelos BIM, a través de una comunicación más efectiva. No basta saber cómo se construyen estos modelos tridimensionales, sino que es imprescindible tener claro cómo nos vamos a comunicar, porque se trata de una comunicación diferente. Finalmente hay que decir que esto no es Ricardo Rojas NO BASTA SABER CÓMO SE CONSTRUYEN ESTOS MODELOS TRIDIMENSIONALES, SINO QUE ES IMPRESCINDIBLE TENER CLARO CÓMO NOS VAMOS A COMUNICAR, PORQUE SE TRATA DE UNA COMUNICACIÓN DIFERENTE. únicamente una plataforma de trabajo en la cual uno aporta con un modelo, sino que cada uno de ellos debe interactuar con el de cada una de las distintas especialidades. Para eso necesitamos tener una estandarización. La sigla IFC se refiere a la capacidad de interoperabilidad, que es uno de los primeros beneficios de todas las plataformas BIM. No necesitamos solo procesos, sistemas y metodologías eficientes, así como recursos humanos que tengan responsabilidades, capacidades y efectividades, sino que también es primordial que las estructuras de comunicación sean más planas. Es decir, que las jerarquías no sean tan rígidas para que así la información fluya más rápido y genere más conocimiento colectivo por parte de la organización. Todo ello debe ordenarse, por cierto, y por esto es necesario concebir una estructura de profesionales con la capacidad de poder establecer un necesario equilibrio. Quisiera terminar con la frase de un futbolista, que me parece muy apropiada: ningún jugador es tan bueno como todos juntos. Ese es precisamente nuestro enfoque, porque muchas veces uno trata de optimizarse aisladamente, sin pensar en el resto, pero en realidad ahí deja de lado lo más importante: cuando nos reunimos, nos reunimos en torno a un proyecto. Él debe ser más importante que las empresas, las que simplemente participamos en conjunto para mejorarlo. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 26 EL DESAFÍO DEL TRABAJO CONJUNTO Bernardo Santander Director de Carrera del Área Construcción de INACAP Concepción-Talcahuano LA IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO PARA MEJORAR LA PRODUCTIVIDAD Quisiera presentarles el proyecto de la Quinta Monroy, de Iquique, cuya problemática se generó, en un comienzo, a raíz de que no se integraron todos los actores relevantes de la construcción: la constructora, la comunidad, el gobierno y las instituciones de Educación Superior. Ello se produjo en un terreno de alta plusvalía situado en el centro de la ciudad de Iquique, donde claramente podía tener cabida un conjunto de torres. Sin embargo, esta gente batalló tanto por otra alternativa, que finalmente fue escuchada por el gobierno. El desafío era dar cabida allí a 97 viviendas en cinco mil metros cuadrados, además de los espacios para recreación. Se levantaron, entonces, unas casas con una genética de expansión, de crecimiento. Es decir, después de recibidas, sus habitantes podían llevar adelante una ampliación. Ello fue posible gracias a la integración entre la constructora, el gobierno y la institución de Educación Superior, quienes invitaron a la comunidad a conversar. Sus requerimientos fueron escuchados, viéndose la viabilidad de que estas personas pudieran tener, efectivamente, una casa digna. Aquí se dio la lógica de la autoconstrucción y reconstrucción. Ese es el mensaje fundamental que nos deja: una densidad sin hacinamiento. ¿Dónde impacta este valor compartido? Primero, en el acceso y viabilidad de los proveedores y los contratistas. Aquí es tremendamente importante integrar este capital humano con la mirada hacia el proyecto, la que debe ser sistémica y no por parcelas. Lo habitual es que el contratista haga su trabajo en nuestra obra y se vaya, sin preocuparse de la actividad siguiente. Al revés, nosotros hemos querido tener como foco la productividad de la empresa, pero integrando el acceso y la viabilidad del contratista y del proveedor. Muchos aspectos de la construcción están abordados desde la mirada de las personas, de la seguridad y la salud de los empleados. Además, considera el impacto en las comunidades y el uso de la energía y de los recursos, dándole énfasis a la gestión de personas. También hemos querido destacar la habilidad de los empleados, área en que efectivamente se genera el impacto en la productividad para la industria. ¿Por qué? Porque, en definitiva, aquellas habilidades se desarrollarán en función de estos proyectos, con esta integración horizontal que propicia la empleabilidad. En nuestro modelo hay una mirada igualitaria: vemos al sector productivo como un socio estratégico, y no desde arriba hacia abajo ni viceversa. También ocurre al revés: el sector productivo mira a la institución de Educación Superior como un socio estratégico, al igual que a su cliente. Y esa integración horizontal es la que finalmente agrega y crea valor. En eso hemos creído en INACAP. La pregunta es: ¿necesitamos implementar valor compartido en la industria de la construcción? Por supuesto que sí, porque permite el uso eficiente de los recursos y evita su desperdicio. Aquí es fundamental la mirada sistémica y ya no solamente a una parcela específica. Debemos utilizar el talento y el conocimiento del factor humano, creer en nuestra gente, capacitarla y recapacitarla. NUESTRO PERFIL DE EGRESO ¿Qué estamos haciendo nosotros para aportar al valor compartido? Muchas acciones a partir de la formación del capital humano. Primero, con planes de estudio pertinentes. Desarrollamos tres líneas formativas: de construcción, industrial y de fabricación y montaje. Y hoy día estamos formando técnicos en edificación, constructores civiles, ingenieros constructores, técnicos en fabricación, técnicos en topografía, ingenieros geomensores, entre otros. Ello constituye un real aporte hacia la industria. Ciclo de Conferencias en Desarrollo de Capital Humano 27 Nuestro perfil de egreso está acorde a los requerimientos del mercado, porque se elabora en función de lo que el mercado pide, junto al sector productivo. Hoy en día, nuestras mallas poseen un 20% de asignaturas con habilidades blandas: autogestión, desarrollo profesional, comunicación efectiva, gestión de personas, intraemprendimiento, emprendimiento. Todas ellas conducen a crear más líderes que jefes, porque necesitamos construir líderes que sepan y que puedan influir en su equipo de trabajo para el logro de los objetivos. Nuestras líneas curriculares de formación están actualizadas para la empleabilidad. Prueba de ello es que somos la única institución de Educación Superior que integra formalmente en su malla curricular la asignatura BIM, en el séptimo semestre de Ingeniería en Construcción. Seguimos aportando en la formación del capital humano gracias a una amplia matrícula nacional, en régimen diurno y vespertino. En la actualidad tenemos 7.600 matriculados en todo Chile y el 40% corresponde al régimen vespertino. Ellos aportan día a día al desarrollo del país, porque lo que aprenden en clase hoy lo incorporan al día siguiente en sus labores diarias. Poseemos una importante red de egresados que tienen una alta participación a nivel nacional en las mesas de los comités sectoriales de la Cámara Chilena de la Construcción. Estamos en los comités de Infraestructuras Públicas, de Vivienda, Inmobiliario y de Proveedores Industriales. Desde allí recogemos las inquietudes que nos presenta el sector productivo de la construcción y las integramos a nuestro proyecto educativo. Bernardo Santander EN NUESTRO MODELO HAY UNA MIRADA IGUALITARIA: VEMOS AL SECTOR PRODUCTIVO COMO UN SOCIO ESTRATÉGICO, Y NO DESDE ARRIBA HACIA ABAJO NI VICEVERSA. Llevamos a cabo convenios de práctica con importantes empresas y constructoras de la región. En enero firmamos un convenio con varias de ellas, donde se formalizan las prácticas de nuestros egresados. Respecto de la formación continua, permanentemente entregamos cursos y diplomados, todos pertinentes a nuestras líneas formativas. Y, lo más importante: nuestro impacto en la productividad se desarrolla en los más de 12 mil egresados a nivel nacional que están actualmente en la industria, aportando al desarrollo del país. En INACAP formamos los profesionales que Chile necesita. INACAP es un sistema integrado de Educación Superior, constituido por la Universidad Tecnológica de Chile INACAP, el Instituto Profesional INACAP y el Centro de Formación Técnica INACAP, que comparten una Misión y Valores Institucionales. El Sistema Integrado de Educación Superior INACAP y su Organismo Técnico de Capacitación INACAP están presentes, a través de sus 26 Sedes, en las 15 regiones del país. INACAP es una corporación de derecho privado, sin fines de lucro. Su Consejo Directivo está integrado por miembros elegidos por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), la Corporación Nacional Privada de Desarrollo Social (CNPDS) y el Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC), filial de CORFO.