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Senado de la Nación
Secretaria Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
VERSION PRELIMINAR SUSCEPTIBLE DE CORRECCION UNA VEZ
CONFRONTADO CON EL ORIGINAL IMPRESO
(S-0035/14)
PROYECTO DE LEY
El Senado de la Nación y la Cámara de Diputado,,,,,
Artículo 1.- Incorpórese el Artículo 4 bis a la Ley 22.190, el cual
quedara redactado de la siguiente forma:
Artículo 4 bis.-Los buques de transporte de hidrocarburos puros o
refinados deberán contratar un seguro de caución por daño ambiental
de incidencia colectiva, con entidad suficiente para garantizar el
financiamiento de la recomposición del daño que en su tipo pudiere
producir al ambiente, a las personas y a las economías regionales.
El alcance de la cobertura del seguro ambiental quedara circunscripto
a los daños de incidencia colectiva irrogados al ambiente, en los
términos de los capítulos Seguro ambiental y fondo de restauración y
de Daño ambiental de la Ley 25.675 “Ley General del Ambiente”.
Artículo 2.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Graciela di Perna. FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El uso intensivo en los últimos cien años del petróleo y sus derivados
como principal fuente de energía a nivel mundial ha causado
preocupación por la contaminación por hidrocarburos, ya sea de
manera accidental o por derrames intencionales en suelos, subsuelos,
ríos y mares, su impacto en las economías locales y regionales, la cual
se encuentra ampliamente documentada.
Especialmente el ambiente marino está expuesto a estos
contaminantes debido a que el transporte de crudo desde las zonas de
producción a las zonas de procesamiento se realiza en su mayoría por
medio de buques tanques. La producción de petróleo en zonas
costeras y offshore
hidrocarburos.
genera
fugas
o
derrames
crónicos
de
A pesar que la costa patagónica es considerada como un lugar
prístino, ha sufrido contaminación por hidrocarburos. Los derrames
accidentales más importantes que han ocurrido fueron producidos por
el buque tanque Metula (Agosto, 1974) en el Estrecho de Magallanes
(República de Chile), donde se derramaron más de 53500 toneladas
de petróleo crudo (Hann, 1975; Schwarz, 1978). En septiembre de
1982, 15 km de costa fueron cubiertos de petróleo crudo en Bahía
Bustamante. En septiembre de 1991, alrededor de 17000 pingüinos de
Magallanes murieron a lo largo de 750 km de costa de la provincia del
Chubut debido a un derrame de petróleo. El buque responsable del
derrame no fue detectado.
No todo es historia, más recientemente en mayo de 2006, cientos de
pingüinos comenzaron a aparecer empetrolados en la Reserva Natural
Cabo Vírgenes, en la confluencia del Océano Atlántico y el Estrecho
de Magallanes. El origen del petróleo era también entonces
desconocido. Luego, algunos testimonios señalaron a las plataformas
situadas mar adentro como el origen del derrame. De acuerdo a la
Fundación Patagonia Natural que intervino en la recuperación de
fauna, fueron afectados unos 400 pingüinos y centenares de otros
animales.
El 26 de diciembre de 2007 una densa mancha de petróleo cubrió las
costas de Caleta Córdova, al norte de Comodoro Rivadavia en el Golfo
San Jorge, Chubut, afectando unos 4 kilómetros de costa. Se estimó
que fueron unos 800 pingüinos los afectados. Luego, se pudo
confirmar que el origen era una falla operativa entre la boya petrolera y
un petrolero que descargaba.
El 5 de diciembre de 2008, a casi un año del anterior accidente un
nuevo accidente en el mismo lugar. Las causas también fueron fallas
operativas. Un dato curioso, las fuentes oficiales estimaron en solo 4
metros cúbicos de petróleo el derrame, pero la marinería lo hizo en
más de 12 metros cúbicos y distintos sectores de Caleta Paula lo
estimaron en mucho más de 20 metros cúbicos. Todos miraban el
mismo derrame.
El mayor derrame de petróleo en aguas dulces del mundo se produjo
en Argentina. El 15 de enero de 1999 frente a las costas bonaerenses
de Magdalena, en la provincia de Buenos Aires. La colisión del buque
Sea Paraná y el buque tanque Estrella Pampeana produjo un enorme
derrame estimado en unos 5.300.000 litros de petróleo, afectando una
extensión de unos 30 kilómetros de costa y generando un gran
impacto ambiental.
No ha sido el único. En junio de 1996 otra colisión, esta vez en el
canal de acceso al puerto de Buenos Aires, ocasionó el derrame de
buena parte de la carga de 2.400.000 litros de fuel oil del buque
Litoral, que colisionara con el buque Asian Sun. En abril de 2000, otro
accidente, esta vez por fallas operativas en las maniobras de carga y
descarga. El buque petrolero Princess Pía, derramó frente a las costas
de Berisso, provincia de Buenos Aires, unos 3.000 litros de petróleo.
En las cuencas del Golfo San Jorge y Austral Marina el petróleo es
transportado desde los yacimientos productivos por medio de
oleoductos locales o utilizando camiones cisternas hasta una planta de
almacenamiento, desde la cual es transportado hacia los buques
tanque.
El sistema de carga por monoboyas es uno de métodos más
versátiles, económicos, seguros y confiables para la carga y descarga
de fluidos desde buques de gran porte que por causa de su tamaño no
pueden amarrar en puertos pequeños. El sistema CALM consiste en
una monoboya que es anclada al fondo marino por medio de varias
cadenas catenarias amarradas a anclas convencionales o pilotes. Los
buques son amarrados con uno o más cables flexibles a una
plataforma o brazo rotativo de la monoboya que le permite rotar hasta
360º y posicionarse en conveniencia con las condiciones climáticas. El
propósito primario del sistema CALM es permitir la transferencia de
fluidos desde instalaciones en tierra (onshore) o instalaciones costas
afuera (offshore) y el buque amarrado.
El fluido es transferido a través de una instalación fija, un oleoducto
submarino hasta una válvula de final de cañería. Dos mangueras
flexibles unen el oleoducto submarino con la boya de carga flotante.
Luego a través de mangueras flexibles de doble carcasa el fluido es
transferido hacia el buque. Este sistema posee algunas medidas de
seguridad para la transferencia del petróleo.
En la zona costera patagónica convergen diferentes actividades que
utilizan sus recursos naturales como por ejemplo, la explotación
petrolera, la industria pesquera, la industria alguera y una intensa
actividad turística en numerosos sectores. En esta región existen
importantes zonas de reproducción y de cría de peces, crustáceos y
moluscos, sustentando uno de los ecosistemas marinos templados
más ricos y productivos del mundo. Sus costas están particularmente
expuestas a la contaminación por hidrocarburos por constituir la ruta
de tránsito en el transporte de petróleo desde los puntos de
concentración de la producción petrolera (localizados en las costas de
Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut) hasta los sitios de
procesamiento de la misma en el centro-norte del país.
Existen internacionalmente varios regímenes de leyes que regulan el
uso de los mares, la protección del medio ambiente marino y la
contaminación proveniente de buques.
Actualmente, los instrumentos más importantes para el control de la
contaminación de los mares por actividades navieras son el Convenio
de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar (CONVEMAR, o su
sigla en inglés UNCLOS 1992) y el Convenio internacional para la
prevención de la contaminación por buques (MARPOL 73/78).
MARPOL surgió como resultado de una conferencia organizada por la
OMI para plantear medidas contra la contaminación del mar por
hidrocarburos.
En la legislación nacional nuestra carta Magna la Constitución
Nacional, en su art. 41 introduce el derecho a gozar de un ambiente
sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano.
La Ley 22.190, establece un régimen de prevención y vigilancia de la
contaminación de las aguas u otros elementos del medio ambiente por
agentes contaminantes provenientes de buques y artefactos navales; y
la Ley 21.947 que
aprueba el Convenio sobre prevención
contaminación del mar por vertimientos de desechos y otras materias.
Designa a la Prefectura Naval Argentina (PNA) como autoridad de
aplicación.
Es importante aclarar que ningún convenio Internacional ni Ley
adhiere a las exigencias de la Ley 25.675, Ley General del Ambiente,
la cual en su art. 22 declara que “Toda persona física o jurídica,
pública o privada, que realice actividades riesgosas para el ambiente,
los ecosistemas y sus elementos constitutivos, deberá contratar un
seguro de cobertura con entidad suficiente para garantizar el
financiamiento de la recomposición del daño que en su tipo pudiere
producir; asimismo, según el caso y las posibilidades, podrá integrar
un fondo de restauración ambiental que posibilite la instrumentación
de acciones de reparación”.
Para ello la Resolución 177/2007 de la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable, aprueba las primeras normas operativas para
la contratación de seguros previstos por el art. 22 de la ley 25.675,
encomendando a la flamante UNIDAD DE EVALUACION DE
RIESGOS AMBIENTALES (UERA) establecer las metodologías
aceptables y el procedimiento para: a) Acreditar el estado del
ambiente asegurado al momento de la contratación del seguro; b)
Certificar el alcance de los daños ocurridos al ambiente como
consecuencia del siniestro; c) Aprobar el plan de recomposición,
mitigación o compensación propuesto; d) Auditar el cumplimiento de
los Planes previstos por el inciso anterior.
Cabe señalar que el tema de transporte de hidrocarburos, ha
producido infinidad de daño ambiental en el mundo, basta recordar los
casos más recordados como: Amoco Cadiz, Argo Merchant, Buchard
155, Burnah Agat, Exxon Valdez, Megabory, o la Plataforma Horizont
de British Petroleum en el año 2010 en el Golfo de México. Esto trae a
colación que más allá de las medidas de seguridad y control de las
empresas y de los Estados, continúan ocurriendo eventos y
catástrofes ambientales producto de derrames de hidrocarburos puro o
derivados.
Señor Presidente, como lo hemos comentado, nuestro país ya ha
sufrido este tipo de accidentes; y más allá del contralor, cuando
sucedieron estos eventos, además del daño ambiental, afectó
fuertemente a otras actividades en las zonas del hecho; especialmente
a trabajadores de la pesca, maricultura, turismo, espacios recreativos
y otros. Esta situación hace que los gobiernos locales y provinciales
tengan que erogar fondos propios para atender las demandas sociales
que genera esta situación y que rara vez pueden recuperar esa
inversión social.
Por ello entendemos que el seguro de caución ambiental, es la
herramienta fundamental que establece la Ley General de Ambiente y
que permitiría mitigar y restaurar el daño ambiental ante la ocurrencia
de derrames de hidrocarburos por transporte marítimo en aguas del
dominio del Estado Nacional. En base a todo lo anteriormente
descripto, es que le solicito a mis pares la aprobación del presente
Proyecto de Ley.
Graciela di Perna. -
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