Rev.lv1éd. Hosp. Na!. Niños, Co&ta Rica 14(2): 163-168,1979. EXPRESIVIDAD FENOTIPICA DEL CROMOSOMA Y Dr. Michel Pierson* y Dr. Mario Saborío** La originalidad del cromosoma Y toca a la vez su morfología y sus funciones. Sobre el plan filogenético, cabe la pregunta de si este cromosoma no será el descendiente de un "ancestro", que alguna vez pudo ser idéntico al cromosoma X y que en el curso de la ontogenia se fue diferenciando poco a poco, perdiendo gran parte de su material genético somático, para conServar nada más que una función masculinizante (1,20), Es sobre estas bases, que se han establecido los conocimientos más recientes concernientes a la fisiología y a la patología de este cromosoma. 1. En una primera parte, fisiológica, señalamos el carácter polimorfo de este Cromosoma según la especie, la raza y los individuos. La distribución de la talla del Y según Hortling & De la Chapelle (15) se hace siguiendo una curva gaussiana. Para la raza blanca, la talla media del cromosoma es aquella que se encuentra como promedio en la mayor parte de los humanos de dicha raza. De todas formas, no es raro encontrar importantes variaciones familiares; sin embargo, de padres a hijos se trasmite como un verdadero marcador cromosómico (6). Pero, es investigando los diversos grupos étnicos que se encuentran grandes distorsiones concernientes al tamaño de este elemento, encontrando acentuada diversidad de tallas en los semitas y la raza amarilla, luego en la negra y por último en la caucásica en la que es más pequeño (4). Es importante remarcar, que es sólo la parte distal fluorescente la que sufre las modificaciones de tamaño según los individuos. Todo pasa como si sólo la zona no fluorescente permanece idéntica en todas las razas y porta siempre el mismo equipo del gen. Se deduce pues que la zona fluorescente, variable en sus dimensiones y tamaño, es probablemente genéticamente inerte y será compuesta de "ADN satélite", donde la función es estructural y no interviene sobre el genoma (5,11l. De todas maneras esta idea, según la cual el cromosoma sexual Y, cualquiera que sea su aspecto estructural no comporta ninguna influencia sobre el determinismo -< r-acultad de Medicina ** Hospital Nacional de Niños, "Dr. Carlos 5áenz Herrera", C. C. S. S. San José, Costa Rica. Universidad de Nancy, Francia. 163 164 REVISTA MEDICA HOSPITAL NACIONAL DE NII\IOS DR. CAR LOS SAENZ HERRERA de los individuos, está en contradicción con ciertas constataciones concernientes a la relación que guardan el exceSO de tamaño y la agresividad. Si se presta atención a esta relación, se debe deducir que el material genético fluorescente no es inerte y así Se ve en muchos estudios recientes, en particular el de Guinet en 1978 (131 el cual demuestra que en 30 sujetos retardados mentales portadores de un cromosoma Y muy grande, sólo el segmento no fluorescente está alargado. 2. Desde hace varios años nos hemos interesado en las anomalías de estructura y sus consecuencias sobre el fenotipo. Hoy conocemos, en particular, las rela· ciones siguientes: la existencia de un isocromosoma para los brazos largos, encontrado en los sujetos de fenotipo femenino no portadores de una disgenesia gonádica pura y el"l este caso podemos considerar que tal elemento se comporta como la ausencia del brazo corto (2). A la inversa, el isocromosoma del brazo corto se puede acompañar de un fenotipo variable más o menos masculino o más o menos femenino, pero siempre con una disgenesia gonádica. Estos sujetos son idénticos a aquellos que pueden no tener los brazos largos. Una inversión pericéntrica entre los brazos cortos y los brazos largos no parece dar anoma((as de fenotipo ni sobre las gónadas. Por lo demás, hemos encontrado en muchos casos de estudio que tal alteración constituye dentro de ciertas familias un verdadero marcador cromosómico. Una deleción de brazos largos es el caso más frecuente. Se acompaña de un fenotipo masculino más o menos completo, de una diferenciación testicular más o menos mediocre y de una fertilidad comprometida o dudosa según cada caso pero no hay dimorfismo somático, sobretodo no hay ningún elemento de srndrome de Turner l8). EI exceso de material sobre los brazos nos plantea un problema más delicado porque como lo hemos visto anteriormente, en el caso más frecuente, el sujeto es perfectamente normal y consideramos esta situación como un marcador. De todas maneras y comO Giraud (12), hemos podido encontrar anomalías asociadas que son: a. Sobre la morfología general del sujeto: malformaciones, dismorfias, problemas de crecimiento. b. Sobre la diferenciación sexual: mediocridad en la elaboración de las estructuras gonádicas y del tracto genital. Esterilidad. c. Problemas de carácter. 3. En los excesos de número, poligonosomía V, el genotipo XVY es uno de los más 'frecuentes encontrados en este campo y actualmente para este trabajo !ogramas detectar más de 300 observaciones bien estudiadas hasta el día de hoy 0,10). Prácticamente en todos los casos, esta constitución se acompaña de una tetrada básica: gran talla, superior a 180 cm, problemas mentales o de carácter, desarrollo genital mediocre y fertilidad comprometida. La frecuencia general, estimada según los nacimientos, está muy cerca de la estimada para el mongolismo o sea 1 por 700 más o menos. Se pueden constatar los hechos siguientes: En lo que concierne a la talla donde la mayoría de los sujetos son afectados, ésta no se empieza a ver alterada 'sino hacia los 10 años de edad, sin que exista la explicación de un mecanismo hormonal. Casi todos los sujetos de nuestro Pierson, M. & M. Saborío; CROMOSOMA y 165 estudio son superiores a 180 cm y sólo un escaso número de ellos eran inferiores a dicha estatura. El déficit mental eS siempre moderado y su frecuencia es discutible. Para algunos autores, el déficit es casi constante, para otros, su incidencia es baja (16), Debemos aclarar que los estudios han sido efectuados en establecimientos para débiles mentales. Estas opiniones contradictorias así como las de otros autoreS dejan este punto como discutible según la incidencia de cada estudio. En los problemas de carácter frecuentemente se ha insistido que la relación entre ellos y la constitución XYY Se produce a través de la debilidad mental. Sin embargo hemos encontrado sujetos agresivos y na débiles, lo mismo que sujetos débiles y no agresivos. En cuanto a los sujetos no agresivos e inteligentes, en nuestra estad ístiEa hay numerosas observaciones, Se puede discutir sobre el carácter particular de su situación mental. En realidad se trata de sujetos que tienen más una actitud antisocial que una real agresividad y es por esto que estimamos seriamente que el término de cromosoma del crimen no amerita ser conservado. En cuanto a los otros síntomas somáticos, normalmente no están presentes en esta constitución. Algunas veces, esporádicamente, hemos encontrado dismorfismos de la esfera craneofacial. Hemos encontrado algunas raras observaciones que hablan de un fenotipo que recuerda al síndrome de Turner, pero en todo caso, sospechamos que se trata de mosaicos hasta ahora no detectados (14). Los problemas sexuales que encontramos en las poligonosom ías son diversos. En ciertos casos y con relativa frecuencia el aspecto genital y su función eréctil Son normales. Pero existe un gran grupo donde la diferenciación sexual es mediocre, o con gran anormalidad, que puede ir desde el hipospadias hasta la ambi'· güedad sexual, criptorquídeas y fallo histológico de la línea germinal. En fin, la gran mayoría de estos sujetos son estériles y los que no lo son, su descendencia tiende a ser anormal y en particular se presenta una fUerte incidencia de alteraciones gonosómicas. Finalmente no consideramos útil insistir sobre el fenotipo de otras poligonosomías. En especial los caracteres de XX- YY ó XXX·YY que no Se diferencian fundamentalmente de lo que hemos comprobado en el aspecto XYY, la presencia de un y en exceso entraña pues anomaHas moderadas, comparativamente a lo que significa la ausehcia total del Y, es decir la fórmula XO que presenta un aspecto totalmente distinto (9,17). De todas las constataciones anteriores podemos deducir la localización de los genes portados por el Y. Indiscutiblemente existen 3 efectos básicos: a. Un efecto masculinizante: estos genes son definitivamente portados sobre los brazos cortos y muy cerca del centrómero. Estos genes tienen una acción inductriz inicial sobre la gónada en el estad(o de tubulación medular. Pero debe recordarse también la presencia de genes masculinizantes secundarios complementarios, situados probablemente sobre los brazos largos muy próximos a la región del centrómero. En fin, parece ser y pensamos que así es, que estos genes también actuan sobre la espermatogénesis y se manifiestan más tarde en la vida intrauterina (hacia la 2 3 semana) 166 REVISTA MEDICA HOSPlI Al NAClONAL DE: NIÑOS DR. CARLOS SAENZ HERRERA b. los 6fectos sobre el fenotipo: existen 50bre los brazos largos locos homólogos a aque/(os situados sobre los brazos cortos del cromosoma X, que condicionan la ausencia de aparición de fenotipo turneriano. Esto contribuye a impedir el enanismo V las anomalías somáticas de! Síndrome d~ Tumer. En cuanto a Su acción eventual sobre la talla, es difícil de asegurar. Podemos sugerir sin embargo que un efecto <W d~s,*~ génico debe intervenir con razón remarcabfe en la estatura como es el caSo de tos sujetos XYV V no creemos bajo ningún concepto que ésta esté condicionada por el desarrollo endocrino (18,19). c. Hay genes patológicos que condicionan enfennedades hereditafias? S~n esc'3'bo'b. pero debemos recordar la existencia de la quer;\tosis palmoplantar, la hípertricosis de las oreías V el slndrome puercoeor.p\fl que están bien descritos en todos los tratados de genética. En total, \a aCl;Íón del cromosoma Y eS ese(\cialmente masculinizante pero su mecanismo nO eS simple a primera vista. Tenemos ciertos suietos de fenotipo masculino COn testículos normales y que presentan un cariotipo XX. Lo que indica que la testiculoformación es posible en la aU~mda d~\ '<. Oe hecho, no Se trata de una verdadera formaciÓn de testículos normales, más bien gónadas que se parecen hístológicamep,\e mucho a aqueHas del Síndrome de Klinefelter. Es muy posible Que sean portadores de mosaicos no detectados hasta ahora. Conocemm también observaciones de hermafroditas verdaderos poseedores de tejido testicular con cariotipo XX y en fin, hay sujetos masculinos con cariot~po XO. Para todas estas situaciones verdaderamente excepcionales y contrarias a la regla de la diferenciación masculina cond\cionada pOi -e\ Y, la presencia de un mosaico conteniendo un Y enmas(;arado es muy posible (3). A.sí ~demo'<> $uponer, una traslación de material genético V masculinilante sobre el cromosoma X. o sobre un autosoma, lo que en ciertos casos hemos '1efificado por la fluorescencia. Pierson. M. & M. Saborío: CROMOSOMA y 167 BIBLIOGRAFIA 1. Barlow P. & C. G. Vosa The V chromosome in human spermatozoa. Nature 226: 961,1970. 2. Barlow M., R. New & L. Gardner X chromosome binding in Noonan syndrom Amer. J. Dis. Child. 126: 656, 1973. 3. Bayard, F., J. louvet, J. Salanova & C. Boulard Mosaique XO/XV avec phénotype masculin normal et puberté dífférée Marseille Med. 3: 197, 1972. 4. Bobrow M. & P. Pearson lenght variation in the quínacrine binding segment of human V chromosomeS of different sizes. Cytogenetics 10: 190, 1977. 5. Casperson, T., L. Zech, C. Johanson & E. Modest Identification of human chromosome by DNA reacting fluorescing agent Chromosoma 30: 215. 1970. 6. Congress International de Genetique Humaine París, 1971. 7. Cox, D. & C. Berry A patient wíth XO!XXYY mosaícism J. Med. 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