VIVENCIAS Autor: José Cladellas Roca VIVENCIAS PROLOGO Comienzo este relato con la sana intención de favorecer en la medida que me sea posible a todos los que de una forma u otra estén necesitados de apoyo psicológico y moral para soportar los avatares y reveses que la vida nos depara o para saber aprovechar los buenos momentos (que también los hay) que a veces se presentan y los dejamos pasar, pensando que ya habrá otras ocasiones de nuestra vida para disfrutarlos. Todas las "VIVENCIAS plasmadas en este libro son totalmente reales, sin ni un ápice de ficción que pueda disfrazar o adornar su contenido con la idea de que pueda gustar más al lector que haya tenido la curiosidad de leerlo. La vida de una persona se compone de diferentes ciclos. Yo personalmente he procurado clasificarlos en capítulos que componen los citados ciclos, separando los hechos acaecidos a lo largo de 68 años, donde se relata desde mi venida a este mundo, a veces alegre y a veces triste, según los acontecimientos que se hayan presentado y por que no, buena o agradable, según la forma en que yo haya sido capaz de aceptarlos. No obstante, no he he escrito este prólogo para influir negativamente a todos cuantos puedan haber sentido la curiosidad o tentación de conocerlo, antes al contrario para beneficiarlos en cuanto me sea posible, ayudarlos, favorecerlos, de forma que todas las experiencias personales vivida y detectadas en mi propio cuerpo, de alguna manera sirvan para dar una orientación y marcar un camino más acorde para el bien vivir del que lo pueda necesitar. Estos recuerdos han sido escritos cumpliendo los deseos de mi esposa Margarita, fallecida hace ya cuatro años y que siempre me comentaba lo siguiente: "Tú que has tenido una vida tan rica en vivencias (entiéndase rica no como una buena vida como vulgarmente se dice si no que rica en experiencias que puedan ser contadas) ¿por qué no escribes un libro detallando todo lo acontecido a lo largo de tu existencia?. Llicá d'Amunt a 1 de marzo del 2001 Dedico este libro a mi amada y querida esposa Margarita, que con sus desvelos y cuidados hacia miperssona, hizo posible que a mis 66 años pudiera escribir estos apuntes con plenas facultades físicas y mentales. Cada cual es el arquitecto de su propio destino. De un libro de Dale Carnegie. CAPITULO I LOS PRIMEROS DIABÉTICO. QUINCE AÑOS DE MI VIDA SIN SER Llegué a este mundo en la mañana del día 9 de Abril del año 1.931. Eran las doce del mediodía y según versiones de mis padres, un día muy soleado como si esto pudiera representar un presagio de bienestar y felicidad. Llicá d'Amunt era un pueblecito de unos 800 habitantes; este es el pueblo donde nací, crecí, me formé en todos los aspectos físicos e intelectuales, que comporta una vida en creciente desarrollo como persona, y después, por ley de vida, van transcurriendo los años hasta que llega un día que te das cuenta de que te estás haciendo viejo. Por tanto, esta basante, será el comienzo de mi historia, iniciando un breve pero explícito resumen de las raices que pudieron o no provocar las posteriores consecuencias por las cuales desemboqué en el desarrollo de una DULCINEA a los quince años de edad. Fui hijo único. Cinco días después de nacer yo, se constituyó la segunda república. Comenzaron las discrepancias políticas que arrastraban a las gentes a decidirse por un partido político o de otro de signo distinto. Mi infancia, hasta donde yo recuerdo, fue un estado de completa felicidad. Tus padres te cuidan, se preocupan por tí y estás y vives completamente arropado, sin que nada te falte. Sin embargo, algo falló en todo aquel cúmulo de bienvivir. Las discrepancias políticas fueron en aumento, hasta llegar a un 18 de julio de 1936 que estalló la "GUERRA CIVIL". Tenía en aquél tiempo cinco años, recién cumplidos y quizás no me diera mucha cuenta de lo que representaba una conflagración de este tipo. Podemos decir que lucharon hermanos contra hermanos. Franco hizo un alzamiento a lo grande. Tuvo una valiosa ayuda de los alemanes y en parte de los italianos. Llegó, luchó, venció y arrasó "y ahogó todas las libertades". Una vez terminada la guerra, en abril de 1939, fue instaurada una dictadura muy dura, cerrada, inflexible, con represiones, sobretodo en Catalunya, donde el catalán estaba proscrito. Fueron habilitados campos de concentración, checas, cárceles y todo lo consecuente al final de una conflagración interna. Sabemos ya de otros países con los mismos resultados, con las consabidas represalias de los que ganaron hacia los que perdieron. Una lucha fratricida, esto es lo que fué.Mi padre estuvo en uno de estos campos de concentración, por un período de dos meses aproximadamente. Recuerdo que de niño me sentaba al lado de la estufa que tenía instalada en la barbería (él era barbero de profesión) y allí al calor de la misma, escuchaba todos los relatos, tanto de mi padre como del resto de los clientes o amigos que se acercaban por la noche a pasar un rato y que también les había tocado luchar en este desastroso enfrentamiento que nunca debió haberse producido. Me quedaba embobado con estas historias. Yo iba al colegio del pueblo, como el resto de los niños de varias edades, ya que con la guerra se habían perdido algún curso y todos pasábamos por el repaso de los estudios que nos faltaban, según la edad. A los 9 años hice la primera comunión, que fue donde según mis recuerdos se empieza a manifestar mi idiosincrasia, mi forma de ser, sentir y reaccionar. Creo, sin pretender ser presuntuoso, que era bastante inteligente. Tenía un padre maravilloso, se preocupaba hasta donde llegaban sus conocimientos para darme una educación al máximo, hasta donde podíamos alcanzar en aquél tiempo de falta de medios económicos. Ya sabemos como se vive al término de una guerra. Mucha crisis, bastante hambre y poco trabajo y poco dinero para comprar. Pues bien, voy a dar una detallada explicación de como recuerdo mi personalidad. Un ejemplo: los cursos de catequesis para poder hacer la primera comunión los hacía un cura llamado Mosen Ramón. En aquel tiempo se tenía la costumbre de poner en fila a los niños, de forma que siempre la encabezaba el que mejor contestaba la doctrina o catecismo. Por lo general, casi siempre yo era de los primeros de la clase. Sin embargo el día vigilia de celebrar la primera comunión por una pregunta que hizo el cura, tardé un poco en contestarla y la preguntó al siguiente niño, éste la contestó y me pasó delante. Todo esto dicho así, parece no importar, pero para mí representó que el día de la celebración no podría ir delante, lo cual me produjo un desasosiego, un disgusto tan tremendo que me pasé toda la noche llorando. Mis padres me consolaban diciendo que esto no era lo importante, pero yo no lo veía así. Era mucho más, era el orgullo de ser el primero, que se había derrumbado toda mi ilusión. Explico todo esto, por que aquí es donde me doy cuenta que había en mi una personalidad que no aceptaba un fracaso, que mi ego era muy acentuado y que sufría mucho con ello. Sí que era un luchador en los estudios pero quería conseguir mi recompensa y si fallaba aunque fuese por la mínima ya no estaba satisfecho. No quiero hacerme pesado con historias personales que no vienen al caso con el problema que nos ocupa sobre la diabetes, pero insisto, todo ello forma parte de un proceso natural de como se desarrolló mi personalidad. Supongo que los psicólogos estarían de acuerdo con ello. Cuando cumplí los once años mi padre decidió que fuera a estudiar a los padres escolapios de Granollers, ya que le parecía que en el pueblo no adelantaba 10 lo suficiente. En realidad era la edad donde un chico aprovecha más los estudios y todo cuanto se le enseña lo retiene muy fácilmente. Por tanto pasé a formar parte de un colectivo de alumnos que ya llevaban algunos cursos en el colegio. Empecé en primero de comercio, en aquél tiempo nuestra economía no daba para más. Otros con más posiblidades estudiaban bachiller, pero la mayoría eran como yo. Mi padre era barbero y mi madre trabajaba en una fábrica textil del propio pueblo. Fueron tres cursos muy felices, según mis recuerdos. Yo era muy estudioso. Me comportaba como un alumno disciplinado y sabía aprovechar las lecciones que recibíamos de los profesores o padres escolapios. Recuerdo que pensaba que si mi padre hacía tantos esfuerzos para pagar las 33'-ptas. mensuales que valía el colegio, bien merecía que yo aprovechara al máximo. A fuer de hacerme pesado desearía hacer un inciso aquí en este punto, pues me gusta recordarlo e incluso relatarlo si alguien está dispuesto a escuchar. Tenía mucha afición a las matemáticas, a las clases de francés y de inglés, taquigrafía y otras asignaturas. Había la costumbre de hacer sección alrededor del aula, de forma que el profesor iba haciendo preguntas sobre el tema, en este caso francés o inglés.Como que la clase era diaria nos íbamos pasando unos a otros, pero (modestia aparte) el jueves o viernes de cada semana yo ya iba delante de los cuarenta alumnos que componíamos las clase. Esporádicamente quedaba segundo pero la mayor parte de las veces, quedaba primero. Explico esto, no para que se me reconozca mi valía, si no por que se daba la circunstancia de que al tener mi padre la barbería, el sábado yo no podía acudir al colegio pues tenía que ayudarle y por tanto me perdía la clase. Consecuencia de ello, el lector ya debe suponerlo, el lunes cuando iba al colegio, me correspondía ponerme al último de la fila, toda vez que el sábado había faltado a clase. Esto se producía cada semana. En aquél tiempo no me gustaba esta situación, pero ahora al recordarlo, me llena de satisfacción, pues ¿que pasaba? Cuando el profesor iba preguntando al primero y segundo y tercero hasta llegar a los diez primeros, estos contestaban sobre el tema, pero a partir del once y hasta el veinte ya les costaba más. Resultado, que a partir del veintiuno, ya no contestaban y entonces yo, que me había correspondido ir a la cola, ya levantaba la mano pues me sabía de sobras la pregunta, ello suponía que de golpe pasaba delante de veinte alumnos. Era una satisfacción para mi ego. Recuerdo una anécdota muy curiosa. En clase de inglés un sábado que el día anterior había sido fiesta, mi padre me dijo: este sábado puedes ir al colegio pues como ayer fue fiesta ya no te necesito para ayudarme en la barbería. Fui y me situé donde me correspondía o sea en primera posición de la clase. El lunes por la mañana, cuando nos incorporamos cada uno en su sitio, los compañeros de clase empezaron a protestar diciendo: Cladellas debe ir a la cola como cada lunes. Yo decía que no por haber acudido el sábado anterior. El padre escolapio tomó parte en el asunto, se miró la libreta de asistencia y dijo, es verdad, debe ir a la cola. No recuerdo haber tenido un enfado tan fuerte, lloraba de rabia y cuando me tocó leer desde mi última posición, me negué a ello. No dije ni palabra. 11 Al mediodía, los que vivíamos fuera de la población de Granollers, nos traíamos una fiambrera para quedarnos a comer allí. La calentaban con una estufa del colegio(recuérdese que he dicho al principio que era un tiempo de crisis), judías secas y un trocito de tocino que todo era grasa, algo de pan, muy poco porque era muy caro y a jugar. Esto era todo, no había más y a conformarse. Como decía, al mediodía después de comer, me llamó el padre escolapio y me dijo "mira Cladellas, he comprobado la lista de asistencia y me he dado cuenta de que sí que habías asistido a clase el pasado sábado, pero como te has portado tan mal al negarte a leer, pues te quedarás en la cola. Yo contesté: muy bien, encima de tener razón aún me castigan. Ejemplo: esto pasa en todos los campos de fútbol, un jugador hace una mala jugada ,el otro reclama al arbitro y este le enseña tarjeta por protestar. Ya sé, este relato es vanal, pero me gusta comentarlo, pues para mí es un recuerdo dentro de los muchos que tengo de cuando estuve en el colegio, que como digo más arriba, fueron años maravillosos, con nuestro fútbol y otros deportes que practicábamos. Llega el último curso, cuando yo tenía catorce años, pronto a cumplir los quince (debo decir que en estos cursos tuve siempre sobresaliente y en uno de ellos matrícula de honor) y mi padre empezó a pensar en que cuando terminara pudiera colocarme en algún banco o caja de ahorros. Buscó por muchos sitios si encontraba alguna persona que pudiera ejercer alguna influencia o gestión para colocarme, pero en aquel entonces, ya empezaban a hacer oposiciones y exámenes. Sin embargo, después de mucho buscar encontró un medio para poder colocarme en una oficina de Granollers, donde trabajé allí durante 35 años. Aquí empieza mi nueva vida. Mi vida da un vuelco tremendo. Aún joven para el trabajo, pues faltaban pocos días para cumplir quince años. Con todo, a mí me hacía ilusión e ingresé el 11 de marzo de 1945 en diche oficina .Se trabajaba de 8 a 3 de lunes a sábado. Al principio todo fue bien, pero al cabo de unos meses, me pusieron bajo las instrucciones de un empleado que casi debo decir que psicológicamente me torturaba. Como es lógico, un joven de quince años (digamos un adolescente), sin experiencia en temas de oficina, que sale del colegio sin saber que es ser administrativo. Al principio me equivocaba algunas veces. Pues bien, me repetía continuamente que me iban a despedir, pues no servía para aquello, hasta llegar a tal punto que para mí se convirtió en una obsesión. ¡Quién iba a decirme que al cabo de muchos años llegaría a ser el jefe de la oficina!. Yo no estaba curtido aún para mandar a la porra a individuos como éste, no dormía, estaba triste, lloraba. Me quejaba a mi padre. Él me animaba, pero la cosa continuaba. Tengo que decir que un joven (al menos en aquel tiempo) a esta edad aún no está formado, por tanto ocurrió lo que podríamos decir que marcó toda mi 12 vida. Había ingresado en marzo y en diciembre me detectaron la DULCINEA. Fue un 21 de diciembre de 1946, o sea como si me hubiera tocado la lotería de Navidad pero en negativo. SÍNTOMAS. Los que todos ya sabemos: Orinar a raudales, adelgazar, mucha sed y enormes ganas de comer. En términos médicos : Polidipsia, poliuria y polifagia. Ya he dejado de hacer especulaciones sobre cuales pudieron haber sido las causas reales que alteraron mi páncreas. Sin embargo ahora que estoy en ello me pregunto: ¿Será por lo que yo era de obsesivo? ¿Será por que me preocupaba tanto por las cosas? ¿Será por culpa del empleado que psicológicamente me torturaba? ¿Podría ser por que cuando era jovencito era muy goloso, me gustaban mucho los dulces, tanto que hasta me asomaba al armario donde había un recipiente con azúcar y con la propia mano cogía un puñado y me lo comía a escondidas? ¿O estarán en lo cierto los investigadores que dicen es una infección, cuyos anticuerpos atacan a las células beta y alfa?. Si es así, yo siempre he tenido la convicción de que para que te atrape cualquier virus, debes tener el cuerpo en una predisposición debilitada, que les sea fácil entrar en tu organismo. Por lo cual quiero pensar que la tercera pregunta que me hago es la buena. Aquél tiempo de aprendizaje en la oficina, con mis miedos y preocupaciones y con la tortura psicológica de aquel empleado en el trabajo, provocaron mi "DULCINEA". No lo sé. Ha pasado mucho tiempo y ya no quiero pensar en ello.¿Por qué pensar en ello si ya no tiene remedio?. Cuando una cosa ya está consumada lo mejor que puedes hacer es buscar soluciones, cuantas más mejor. Y si no, aceptar la situación y luchar, porque si te arrugas es peor. 13 Estaba triste porque no tenía zapatos, hasta que salí a la calle y vi a un hombre que no tenía pies. HaroldAbbot Si se tiene aguapara beber y algo para comer en la medida suficiente, no hay motivo alguno para quejarse. Eddie Rickenbacker. 14 CAPITULO II DE LOS QUINCE A LOS VEINTE AÑOS. ¡Qué cambios en la vida de un joven! A veces me preguntaba ¿cómo es posible que a mí me haya ocurrido una cosa semejante? ¿Qué había hecho yo para merecer esto? Supongo que son las mismas preguntas que se hace todo el mundo cuando le ocurre algo semejante o peor. Las enfermedades aparecen sin previo aviso.No hay nadie que piense que en un momento dado puede aquejarle cualquier dolencia, que aunque sabemos que la vida es así y algo puede sobrevenir, casi nunca se había pensado que sería tal o cual enfermedad. Que debería acudir a las visitas de los médicos especialistas y que se te llenaría el cerebro de un sin fin de preguntas que no tienen contestación ni explicación alguna. Así es la vida y así hay que aceptarla, aunque a veces es difícil, a menos que se trate de un carácter tan especial, tan meritorio, tan lleno de serenidad y comprensión como lo fue el de mi querida esposa Margarita; en estos momentos, cuando estoy comenzando este libro, se cumplen seis meses de su fallecimiento. Sufrió un cáncer de mama, pero de todo ello hablaré más adelante, pues forma parte de un episodio de mi vida, quizás el más intenso que he vivido, Nuestro matrimonio duró veintisiete años, seis de los cuales (los últimos) nos han llenado de zozobra, desasosiego, angustia y alarma ante la vida o la muerte. Y ahora yo sólo, ante la perspectiva de vivir los años que me restan sin ella, que es lo más triste. Pero bueno, todo esto como digo pertenece a un posterior período donde en su momento hablaré largo y tendido. Quince años cumplidos y el comienzo de un viacrucis. Digo esto, no para asustar a nadie si no para dar a entender que en aquellos tiempos, los adelantos en materia de diabetes eran muy pequeños. Los médicos estaban algo verdes y los libros que yo conseguía, todos hablaban en términos negativos, de forma completamente nociva para el diabético, por las consecuencias a medio o largo plazo de esta dichosa Dulcinea. 15 Me hablaron de herencia genética. Yo no tenia ningún antepasado mío que fuera diabético. Ni por parte de padre ni por parte de madre. Ahora que se ha ido investigando más el origen de la enfermedad , parece ser que hay unos anticuerpos que atacan a las células BETA Y ALFA que son las productoras de la insulina y que como todos sabemos están instaladas en el páncreas. Se llenó mi mente de malas interpretaciones, me llegaban malas noticias de todas partes, en aquel tiempo me parecían flechas totalmente envenenadas, que me hacían un daño psicológico tremendo. Me asustaban y me perjudicaban las opiniones de la gente de la calle, los libros que leía y las caras de los endocrinólogos y sus comentarios que aunque querían tranquilizarte, no lo lograban, habida cuenta de la información que alcanzaba de lleno a mi cerebro. Solo diré al respecto que en mi mente se fue formando un susto obsesivo, daba por sentado que antes de pocos años me quedaría ciego, los ríñones no funcionarían y el corazón empezaría a fallar.En definitiva lo que técnicamente y en términos médicos se le llama microangiopatía. Qué absurdo que lo veo ahora, después de haber sido diabético durante cincuenta y un años y teniendo los sesenta y seis cumplidos y encontrarte completamente bien, en perfectas condiciones físicas y mentales. Les decía a mis padres que yo no llegaría a los 30 años, pensaba que de esta forma no se podía vivir. Os hará reir pero a los 30 decía que no alcanzaría los 40. Cuando cumplí los 40 decía que a los 50 y así he llegado al momento actual. Ahora ya no tengo que pensar en el día de mañana pues ya estoy en él. Sabéis lo que pienso ahora: que por el tiempo que me queda de estar en el convento me dentro. Siempre consideré mi situación como de extrema. Mi cerebro ya se iba mentalizando que yo sería el primero de la familia en desaparecer y ahora veo lo estúpido que fui. Resulta que soy el último.Completamente solo en la vida. Amigos míos: Procurad no caer en este pozo psicológico. No os dejéis influenciar por opiniones gratuitas de gente de la calle. Los que no lo sufren no saben nada de nada. Al contrario, toda la información que os den os la van a dar equivocada y esto os producirá una enorme cantidad de preocupaciones y temores que lo difícil será sacároslo de encima. Procurad hacer lo correcto, sed disciplinados en las comidas, (administrad bien los ingresos de hidratos de carbono) respetando el horario, la hora de la insulina y el ejercicio y olvidaros de los efectos secundarios, pues "miradme a mí". Reflejaros en mi persona. Para terminar de hundirme, un día cayó en mis manos una revista médica donde había un estudio hecho por un médico de renombre, donde decía que los diabéticos, más pronto o más tarde, todos estaban predestinados a quedarse completamente ciegos. Ahora pienso ¡qué burro era este hombre! ¿Cómo podía opinar semejante idiotez?. ¡Qué sabía él de lo que me iba a pasar a mí y a otros muchos como yo!. Supongo que a él también le pasaron cosas y seguramente ya estará muerto y enterrado. 16 Cuantas barbaridades tuve que oir, soportar y aguantar. Todo negativo sin pizca de esperanza. Los análisis de glucosa en sangre no existían. Para saber como estabas, debías acudir al laboratorio y el analista te extraía la sangre para saber (sólo en aquel preciso momento) como estabas de glucemia. El resto de los días debías hacerte un análisis de orina para conocer "muy erróneamente"el estado en que estabas de glucosa en orina, pero no en sangre. Digo erróneamente ya que todos sabemos que no tiene ninguna valor el resultado de un análisis de orina, habida cuenta que la orina se acumula en la vejiga y puede ser de dos o tres o cuatro horas de líquido almacenado. A menos de que vayas a orinar y después al cabo de media hora repitas, entonces la orina es reciente y podía dar un resultado más o menos orientativo (más menos que más), pero no fiable. Actualmente sabemos de sobras todos los diabéticos, que cuando aparece azúcar en la orina, es que el dintel de excreción ha sido rebasado y por ello asoma de la sangre a la orina, donde tiene el campo abonado para hacer de las suyas y molestar al "cliente". Bien: voy a empezar a hablar de mis primeros pasos con la diabetes encima. El primero en diagnosticar mi enfermedad fue el Dr. Bonet, médico de medicina general del pueblo de Llicá d'Amunt, con el resultado del primer análisis en la mano, nos dijo a mi padre y a mí de lo que se trataba. Ya empezó a hablar de inyecciones de insulina, régimen y otros consejos para sobrellevar tal situación. Empezó dándome una inyección diaria de insulina rápida, al mediodía, antes de comer. No hablaba mucho, "cosa que agradezco" pues en aquellos tiempos, como digo al principio solo oía malos pronósticos. Supongo que debió pensar que lo que tuviera que suceder ya sucedería en su momento, pero que yo ya me iría enterando poco a poco. No fue necesario. Ya se preocupó la propia gente de la calle de comentar lo de la ceguera, ríñones, corazón y otras invenciones que después no han sucedido. Explicaré un poco, como mero comentario histórico, como se hacían en aquellos días los análisis de orina. Consistía en coger un tubo de ensayo, ponerle unas cuantas gotas de dos clases de reactivo, añadirle gotas de orina y hacerlo hervir encima de un trozo de algodón hidrófilo empapado de alcohol. Si cuando ya estaba hirviendo, el líquido mezclado se volvía de un color amarillo suave, era que no había mucho azúcar. Si se transformaba en un color marrón , señal de bastantes gramos de azúcar pero si señalaba un marrón muy fuerte, entonces ya podías prepararte pues estabas al máximo. Sólo si quedaba completamente verde o azul, quería decir que no había ni indicios. Sí amigo lector o diabético, no teníamos la suerte de poseer unas tiritas que actualmente utilizamos en las cuales insertando un poco de sangre (una vez pinchado el dedo), la metes dentro de un aparatito(los hay de diversas clases y marcas) y te da al cabo de un minuto o menos, el resultado de glucemia en sangre. Quiero dejar constancia aquí de lo útil que es tener estas tiras. Si eres disciplinado y procuras controlarte un par o tres veces al día, con los correspondientes pinchazos de insulina, seguro que el resultado será vivir con salud. Cito esto para que os deis cuenta de la suerte que tenemos, comparado con mis tiempos iniciales. 17 Lo de una inyección de insulina al día, como ya debéis suponer no funcionó. Tenía unos altibajos tan fuertes que era imposible estar compensado las 24 horas del día. Está muy claro, solo quemabas lo que comías al mediodía o sea durante los seis u ocho horas que dura el efecto de la insulina, "en aquél entonces no existía la insulina retardada", pero después, en las otras comidas, nada de nada. Subidas espectaculares que además iban acompañadas de acetona, cuyos síntomas son: inapetencias, náuseas, mareos, vómitos, malestar, irritación y mal funcionamiento de todo el cuerpo. Sabemos que la acetona es un veneno que si no es eliminado por los hidratos de carbono produce estragos en el cuerpo. Pero claro¿ como eliminarla?, pues está muy claro, te das mas insulina que quema los hidratos de carbono y estos eliminan la acetona. Así de claro y así de sencillo. SUGERENCIA. Compañeros, si algún día observáis que hay acetona en vuestra orina, aumentar tres o cuatro unidades la insulina y comer más hidratos de carbono. Veréis como desaparece. Después, cuando podáis, decirlo al médico para que confirme lo que habéis hecho. Bueno: voy a hablar de los primeros especialistas endocrinos a los que me llevó mi padre a visitarme.El Dr. Bonet junto con un farmacético de Granollers llamado Sr. Parera, me indicaron que uno de los mejores en Barcelona, era un tal Dr. Camps Juncosa. Pedimos hora de visita y acudimos allí un día por la tarde.Aquello fue tremendo. Nos trató de tan malas maneras que no sabíamos a qué era debido. Supongo que estaba de mal humor. Vete a saber porqué. La visita, recuerdo que la hizo bien, pero el trato horrible. Pero lo más asustadizo en aquél momento fue que me prescribió tomar tres inyecciones de insulina rápida al día. O sea, una en cada una de las tres comidas. No salíamos de nuestro asombro. Mira que pincharse tres veces al día. Parecía imposible de aceptar. Como es de suponer no nos conformamos con esto. ¡Ojalá lo hubiésemes aceptado. Otro gallo cantaría!. Aún hoy en día es lo mejor que se puede hacer a un diabético, que se pinche tres veces con insulina rápida que dicho sea de paso tiene una duración de 6 a 8 horas.(yo lo hago cuatro, los americanos también). Ya sé, algunos médicos dirán que es una barbaridad, yo puedo demostrarles que nó (cito aquí a un médico sueco que dijo "maldita la hora que se inventó la insulina retardada"). Me explicaré: La insulina retardada tiene una duración aproximada de 16 a 18 horas y va quemando la glucosa paulatinamente, pero nunca se absorbe igual. No tiene una regularidad constante. A veces lo hace antes y otras después. ¿Que pasa? pues que los diabéticos normalmente comemos en un horario fijo, por tanto el ingreso de hidratos de carbono se produce a la misma hora y en cambio la insulina retardada empieza su acción a las 2 horas y se absorbe con retraso unas veces y avanzada en otro, por lo cual las subidas o bajadas de glucosa son más frecuentes y como consecuencia de ello aparecen las malditas hipoglucemias cuando se adelanta o las hiperglucemias cuando se retrasa. Con la insulina rápida esto no pasa. Siempre actúa con los mismos perfiles durante las 6 u 8 horas. 18 Bien; acudimos a otro especialista llamado Dr. Monguió de bastante nombre en el Hospital Clínico de Barcelona, pero fuimos particularmente. Este nos gustó más (craso error). Nos habló de que había salido una insulina retardada "Protamina Zinc" que tenía una duración de 24 a 27 horas y que funcionaba muy bien y que con un pinchazo en ayunas tendría bastante. En aquél momento se me abrió un poco el corazón. Pensar que solo era un pinchazo y que duraba para todo el día y la noche. Parecía la panacea, pero nó. Me prescribió mezclar en la misma jeringa 20 unidades de insulian rápida y 30 de retardada protamina zinc.Así lo hice durante años, pero las hipoglucemias eran constantes hasta llegar a perder el conocimiento y en algún caso entrar en coma. Igual estabas muy elevado de glucosa que bajabas enormemente. Lo peor de la retardada es que cuando se produce una hipoglucemia, va viniendo muy lentamente (por lo despacio que va la insulina), tan lentamente que no te das cuenta y así vas perdiendo el conocimiento y la noción de las cosas. Sin embargo, no te enterabas de estos altibajos, porque como ya digo al principio no podía hacer un análisis de sangre con tiritas ( no existían), solo te fiabas del de orina que no era real. Entonces tenían que correr a darte azúcar o zumo de naranja para recuperarte. El Dr. Monguió me hacía un tratamiento a base de corrientes eléctricas con el cual estimulaba la hipófisis, pues en aquél tiempo tenían la vaga sospecha que esto tenía que ver con la diabetes. Recuerdo que yo tenía ya diecisiete años o dieciocho, quería jugar al fútbol como todos los chicos de mi edad. Este médico me dijo que cuando tuviera que jugar un partido, ( lo hacíamos el domingo por la tarde) a la hora de comer podía tomarme un plato lleno de arroz a la cazuela, pues con el ejercicio de la hora y media que dura el partido ya gastaba los hidratos de carbono que ingresaba de más. Tengo que decir que no iba tan mal pero nunca bien controlado. Jugué durante cuatro años al fútbol, incluso algunos decían que lo hacía bastante bien, pero da igual. Solo lo menciono para que el diabético que tenga la paciencia de leerme, sepa que la diabetes no es motivo para que puedas dejar de hacer ejercicio y duro si conviene, sin excesos claro está. Jugaba al ping-pong, al ajedrez, al baloncesto, al billar e incluso hacía teatro con un grupo bastante bueno de aficionados del pueblo. Bailaba, me gustaba mucho y sigue gustándome. Más tarde tuve la suerte de encontrar a mi esposa Margarita que también le gustaba el baile y cuando acudíamos lo pasábamos muy bien(pero esto forma parte de otro período que ya comentaré). Fueron tiempos difíciles de postguerra, con bastante escasez de alimentos. Las naciones dieron la espalda a Franco, ya que en casi todos los paises habían instaurado una democracia y por tanto no aceptaban una dictadura tan represiva, limitando libertades. ¿Qué pasó?, no se podía importar lo que fuera necesario y por tanto pasamos un tiempo con una falta de insulina enorme. Tenía que tratarme con una insulina fabricada en un laboratorio español "IBYS", no era insulina 19 purificada como la que venía de los Estados Unidos, recuerdo que era la "Welcome". Pero con todo, gracias por tenerla, pues pasamos muchos apuros para poder conseguir la Welcome. íbamos de farmacia en farmacia, pidiendo favores por todos lados. El caso era obtener algún frasco. Sabemos de sobras que el "diabético sin insulina no tiene vida". Téngase en cuenta que siempre estoy tratando de explicar mis experiencias y por tanto estoy hablando de diabéticos juveniles o de mediana edad que no pueden pasar sin ella. Otros pasan con régimen y nada más y otros lo hacen con comprimidos. A trancas y barrancas fui saliendo adelante; como ya digo anteriormente, hice muchos deportes y actividades lúdicas. Era la edad y en cierta forma y hasta donde podía la aprovechaba al máximo. Y en ciertos aspectos tengo que reconocer que lo pasé bastante bien. Disfrutaba jugando al fútbol, bailando, jugando al billar, al ajedrez, al ping-pong y hacía teatro, pero cuidado, no todo a la vez. Pasé períodos con un juego y otros con otro. Cuando tenía 18 años empecé a salir con una chica de 15. Bailábamos, íbamos al cine y todo cuanto se hace en estos años de juventud. Fueron consolidándose unas relaciones que al final terminaron en noviazgo. Y yo con mi diabetes, con la insulina mezcla de rápida y retardada. Unas veces hiperglucemia (la mayor parte) y otras hipoglucemia y así fui tirando, pero mal. Como que no estaba compensado, tenía problemas. Ahora lo recuerdo muy bien: algunas veces estaba irritable, más de la cuenta, orinaba mucho, delgado y comía con desgana. Estoy seguro que la mayor parte de las veces no solo era el azúcar sino que también la acetona estaba presente. Cuando sentía algo de inapetencias decía que no digería bien, tomaba bicarbonato y esto me limpiaba un poco el estómago y por tanto quemaba las grasas acumuladas. Seguí yendo al trabajo como de costumbre y además por las tardes me salió un empresa de transportes "Manent" que me ofreció ir a hacerle facturas mensuales. Acudí varios años. Esto me llenaba por las tardes (no todas), pero entre la oficina, esta empresa y la barbería (mi padre era barbero), cubría bastante todo el tiempo. Llegó la edad de que te llaman a quintas "Servicio Militar". Amigos diabéticos: Hay que tener muy en cuenta un hecho que yo experimenté durante mucho tiempo. Ahora me doy cuenta. Siempre estaba inquieto, con angustia, irritabilidad muy acentuada a veces y con muy poco humor. En estos momentos es cuando puedo afirmar que todo era debido a la mala compensación que tenía con mi diabetes. Por tanto, yo os digo, si procuráis tener debidamente compensada y equilibrada la toma de insulina con los hidratos de carbono que ingresáis, todos estos síntomas os desaparecerán, evitaréis las posibles pero no probables complicaciones y viviréis con alegría y satisfacción. Y os diré más, los que estén a vuestro alrededor también lo notarán. Se darán cuenta que vuestro carácter ha cambiado. Exclamarán: ¡antes no era así!. Tenía malhumor y era más uraño. 20 SERVICIO MILITAR.- El recuerdo que tengo es alucinante. Me llamaron al alistamiento y como es natural alegué mi enfermedad. Me citaron a reconocimiento al Hospital Militar en Barcelona. Ingresé allí, me colocaron en una sala al lado de veinte o treinta reclutas que igualmente alegaban algo. Le dije a uno de los jefes que estaban allí que yo era diabético y que debía darme una inyección de insulina y que comía a base de régimen. Me contestó que allí todo el mundo debía pasar por el mismo rasero. Resultado: Cené algo no tomé ninguna inyección de insulina y al día siguiente, por la mañana desayuné sin pincharme ninguna vez. A media mañana empecé a hacer una hiperglucemia tan grande que llegó a ser un coma diabético. Alcancé una cifra de seiscientos, comencé a vomitar, tuvieron que correr a darme insulina y reanimarme como pudieron. Los mismos amigos que había hecho el día anterior se asustaron. Llamaron a mi padre para avisarle de lo que pasaba. Vino y también se asustó. La cosa estaba muy mal y no sabían como recuperarme. Al final me dejaron ir a casa donde me fui recuperando paulatinamente. Al cabo de un mes, recibí el fallo del tribunal médico: Me declararon "Servicios Auxiliares". Este fallo , en aquellos momentos representaba que cada año y durante cuatro, debería ingresar en el Hospital Militar para un nuevo reconocimiento. Me enfadé, rabié, juré contra todos ellos y contra el sistema. Recuerdo que tenía una rabia en el cuerpo que si hubiese estado en mi mano poder hacerlo, algunos habrían recibido su merecido. Pero era imposible. Aquello era un bosque militar y debías aguantarte. ¿Qué pasó?, pues que hice recurso, y sorpresa, al cabo de un tiempo, cuando ya estaba bastante rehecho de lo que me aconteció, me vuelven a citar para volver a ingresar otra vez en el mismo Hospital Militar. Lo hago nuevamente y pasó lo mismo, pero acentuado, un coma diabético tremendo, vómitos, acetona, inconsciencia total. Fue tan grave que incluso me trajeron un cura militar que me confesó y me administró la extremaunción. Al cabo de dos días ya me devolvían a casa, podéis imaginaros como estaba. Débil perdido. El médico que me atendió en este Hospital me citó antes de irme y me dijo: estás muy mal. Cuídate porque es muy serio lo que tienes, (este era amable). Pasado un tiempo recibí el fallo declarándome "inútil total para el Servicio Militar". Sigo con la insulina retardada y con el régimen, pero no tenía ni puñetera idea del valor alimenticio ni calorífico de cada alimento que tomaba. Seguía unas normas que me había recetado el médico, pero sin conocer mi real estado, pues como ya indico al principio, no existían ni tiritas para hacerse análisis de sangre. Si querías uno, debías acudir al laboratorio y conocías como estabas en aquél preciso momento pero como ya sabéis, aquello no significaba nada, ya que durante el día a un diabético juvenil le ha cambiado varias veces su glucemia en sangre. Por esto os digo al principio, que no sabéis la suerte que tenemos ahora de poder pincharnos el dedo y saber en todo momento nuestra "glucemia en sangre". Si hubiese podido 21 nos habríamos asustado de tantos "dientes de sierra " como se hubiesen observado. Este relato sé que es un poco pesado, pero vuelvo a repetir que lo hago por que pienso que así os daréis cuenta de lo importantes que son los continuos análisis de sangre. Actualmente me hago tres, uno en ayunas, otro a media tarde y el último cuando me voy a la cama. Si por alguna razón no me encuentro muy bien y noto cualquier causa de malestar por motivos desconocidos o lo que sea, da igual, entonces me hago un análisis cada hora de comer y dado que yo como cinco veces al dia me lo hago también antes de cada comida. ¡Cuidado! No vayáis a creer que todo el día me estoy atiborrando de comida. Cuando yo personalmente y sin ayuda de ningún médico me hice el tratamiento a los 50 años, decidí repartirlo de esta forma, pero en pequeñas dosis de alimentos en cada comida. De esta forma el ingreso de hidratos de carbono van entrando muy poco a poco y por tanto el cuerpo nunca va lleno de ellos y le es posible metabolizarlos mejor. Ya digo al principio que me pincho cuatro veces al día (la insulina rápida dura 6 horas por tanto, durante las 24 horas son cuatro pinchazos). Creedme, nunca había estado tan bien como ahora. En este momento he comprobado el promedio de un mes y el resultado es 116. La hemoglobina glucosilada da un resultado de 5.1, cuando lo normal está considerado entre 4.5 y 7. Bueno de todos modos de esto ya hablaremos más adelante, pues es a los 50 años cuando empecé con ello.Hasta entonces fui haciendo altibajos pero hay muchas vivencias por explicar antes de llegar a los cincuenta. SUGERENCIA: amigos míos, no os saltéis nunca, nunca, nunca en vuestra vida, una inyección de insulina. Sería fatal y muy perjudicial. Podéis llegar a un coma profundo. Esto que os digo queda demostrado por el relato que os hago sobre el Hospital Militar . Queda completamente claro que si dejas de darte una sola inyección de insulina y por tanto alterando el tratamiento de las 24 horas, el metabolismo sufre una crisis de insulina, el cuerpo la necesita y queda sin suministro. ¿Que pasa?, que sube el azúcar en sangre de una manera bárbara, se desata la acetona y todo el sistema grandular u hormonal sufre una alteración difícil de controlar. No vale aquello de que "como no voy a comer nada, no necesito insulina". No es verdad; el cuerpo siempre necesita una insulina basal las veinticuatro horas del día y si no, observad lo que dicen los médicos: Dicen que con las bombas de insulina que hay hoy en día, el diabético queda más compensado. ¿Por qué?, pues porque durante todo el día tiene una micro-entrada de insulina que hace las funciones del páncreas. Supongo que estaréis enterados, pero por si alguno no lo sabe, os diré que las bombas de insulina además son prácticas para que en las horas de las comidas pueda pulsar un conmutador que suministra el número de unidades para quemar los hidratos de carbono que ingresas en aquella comida. Esto lo comento para demostrar lo que digo anteriormente. "EL CUERPO NECESITA ESTAR LAS VEINTICUATRO HORAS DEL DIA CON UNA PEQUEÑÍSIMA CANTIDAD DE INSULINA EN LA SANGRE" Y SI TE SALTAS ESTO, SUFRIRÁS LAS CONSECUENCIAS, LAS CUALES TE CASTIGARÍAN ENORMAMENTE EL SISTEMA MEIABÚLICO Y ENDOCRINO". 22 Quien sufre antes de tiempo sufre más. De un libro de Dale Carnegie. 23 CAPITULO m. PELOS VEINTIUNO A LOS TREINTA ANOS DE EDAD. ¿Quién pudiera tener ahora 21 años? Con los conocimientos que tengo ahora sobre la Dulcinea. Lo llevaría tan bien, que hasta creo que lo tendría enteramente en mis manos; me parecería mentira que un diabético pudiera encontrarse a gusto con su enfermedad. Ya os he dicho que carecíamos de medios, de conocimientos y posibilidades, por tanto tenías que ir bailando al son de la música que tocaban en aquel momento. De todas formas, aun con todas las imperfecciones y defectos, puedo decir que salí adelante. Cuando recuerdo todo lo que pasé me doy cuenta que "soy un luchador". Sí amigos míos, tal como lo manifiesto. ¿Porqué lo digo?, pues ahora empiezo y veréis que por mal que lo paséis, siempre hay o ha habido alguno peor. Ya lo dice el refrán "nunca somos tan felices ni tan desgraciados como creemos, siempre hay algo peor". Cuando cumplí los 21 años y mientras estaba trabajando un día se me ocurrió pensar que yo no oía tan bien como el resto de las personas. Empecé a comprobar que tenía un oido que no funcionaba igual de bien que el otro. Sin embargo pensé, bueno no pasa nada. Te defiendes muy bien y casi no lo notaba. No obstante al cabo de un tiempo ya fui dándome cuenta que la cosa iba empeorando, eso sí, muy paulatinamente, casi sin darte cuenta, pero seguí su curso.Como pasa con todas las enfermedades, ya viene un momento que atiendes más que aquello no es norma* y empiezas a pensar si deberías acudir a la consulta de un especialista Otorrinolaringólogo. Dejas pasar otro período de tiempo, pero al final te decides, pues la cosa va empeorando. Acudo al Ambulatorio que teníamos asignado y pido al médico Dr. Salva si puede hacerme una visita. Me hicieron pruebas y más pruebas. Resultado final: el otorrino me dice que sufro una enfermedad llamada "otoesclerosis" y sin miramientos me dice que a la larga me voy a quedar sordo como una campana. Solo os pido que os imaginéis como me impactó esta noticia. Me asusté tanto, me quedé tan traumatizado que no sabía ni donde estaba. Como os he dicho antes, no tenía bastante con el miedo horrible que tenía a quedarme ciego que ahora además me dicen que quedaré sordo total. Cogí la motocicleta que tenía, una "Guzzi" que me había comprado con todo el dinero que tenía ahorrado y al salir del trabajo, cuando estaba atravesando el paso a nivel de la estación Renfe, quería quedarme bloqueado allí, el tren estaba a punto de 24 pasar y si se me llevaba se habrían terminado todos mis sufrimientos. Pero no lo hice, aún tuve el suficiente estado de ánimo para sobreponerme, llegar a casa y explicarlo a mis padres, llorando desconsoladamente. ¡Qué angustiaj. Lo que pasé y sufrí aquellos días sólo Dios lo sabe, no os podéis imaginar lo que pasa por dentro de un joven que a los 21 años, además de la diabetes y sus consecuencias, le dan una noticia como esta. Dice el refrán "para saber lo que piensa un ruso hay que ser ruso". Pues igual, si no lo sufres no puedes entenderlo, es tan fuerte que vas como sonámbulo, te pierdes en tus pensamientos tan negativos y llenos de temor. No hay forma de describirlo, o al menos yo no la sé esta forma mágica. Solo sé que lo sufrí, lo viví y posteriormente lo solucioné. Ya digo que soy un luchador, pues a pesar de todo seguí adelante y por cierto, me defendí muy bien en todos los terrenos. En la oficina cada vez estaba mejor valorado, con las chicas me iba bastante bien y en los negocios fenomenal. Me desenvolví tan estupendamente que hasta yo y mi familia se quedaban sorprendidos. Mi padre estaba orgulloso de mí. Por la mañana trabajaba en la oficina, por la tarde hacía de viajante de embutidos y por la noche comprobaba los resultados de una fabriquita textil, que compartía con otro socio.Y el sábado por la tarde y domingo por la mañana ayudaba a mi padre en la barbería. No paraba de trabajar. Pero el rendimiento o ingresos míos eran fantásticos, pasé unos cuantos años que me entraba dinero por todas partes. Mis ahorros adelantaban mucho. A mi padre le ayudaba, aportando a la economía familiar la mitad del sueldo del empleo que tenía por la mañana y el resto era para mí. ( qué suerte tener un padre así). Me compré un cochecito llamado "ISSETTA". <no sé si alguien los recordará>. Eran unos coches en forma de huevo, la única puerta que tenía se abría por delante y allí cabían tres personas. Gastaba mezcla de gasolina y aceite y tenía un motor de cuatro tiempos. Por cierto, me fue muy bien durante seis o siete años, hasta que lo cambié por un "SEISCIENTOS". En aquél tiempo era lo único a lo que podías acceder. Los otros coches eran demasiado caros para comprarlos un ciudadano de a pié. Eran pocos y caros. Pero es igual. Tanto la Issetta como el Seiscientos me fueron de maravilla. Me servían para ir al trabajo por la mañana y después por la tarde, me iba a visitar los clientes que había ido consiguiendo para venderles embutidos. Aunque sé que me hago pesado, voy a explicaros como sucedió lo de la ser viajante de embutidos. Llevaba la contabilidad de una empresa chacinera. Iba todas las tardes de 4 a 9 o sea cinco horas cobrando a 3,' ptas. la hora, sí, sí, tal como lo leéis. A este precio cobraba. Salía de la empresa con los ojos cansados de tanto hacer facturas; las hacíamos a mano. Entonces no había ni ordenadores que te lo dan casi todo hecho, ni nada parecido. Todo a mano y sin máquina calculadora. Así pasé tres o cuatro años, hasta que un día empezó a rondarme una idea por la cabeza. Me 25 pasaba algunas horas cada semana para calcular las comisiones que se ganaban los vendedores de Barcelona, Zaragoza y otras ciudades donde se enviaba el género. Me daba cuenta que ganaban una barbaridad, pues tenían un 5% de comisión sobre el precio de venta. Pensé que pasarme cinco horas cada tarde para ganar 15'ptas., cuando vendiendo un solo jamón ya podía cobrarlas de comisión, me hizo abrir los ojos. Se lo propongo al propietario y le digo: ¿No podría probar yo de visitar alguna tienda de Granollers para ver si podemos vender algo de género?.Me contestó, ¡que va!, allí aún lo pongo en duda pero lo máximo que se pudiera vender serían 25 o 30 kgs. de género a la semana. Poca cosa. No vale la pena. Sin embargo insistí y al final tomé una lista de precios de toda la variedad de género que fabricaban y un lunes por la tarde me lancé a visitar unas diez tiendas de Granollers. (Sin muestrario,solo con tarjetas de visita y precios). Sorpresa, sorpresa, aquella tarde vendí un jamón y 1'5 kgs. de salchichón. Resultado, me saqué 17'50 ptas. de comisión. Lo primero que se me ocurrió fue que prefería hacer visitas de estas, en vez de pasarme toda una tarde haciendo facturas para ganar lo mismo. Así empecé. Para no alargar el relato solo os diré que había alguna semana que hasta vendía 300 kgs. de género y veinte jamones. Era fantástico. Como ya he dicho anteriormente, soy un luchador(ya sé, soy repetitivo, pero me siento orgulloso de ello) y ya no tuve bastante. Empecé a seguir otras plazas como Mataró, Mollet del Valles y Caldes de Montbuy. Incluso algo en Terrassa. Disfrutaba como un camello. Hasta llegó un momento que mi padre tenía que venir a ayudarme, pues yo no daba abasto. No tuve bastante. Mi novia era tejedora de una empresa pequeña de tejidos. Llegó a mis oidos que se vendía. Eran cuatro telares, un urdidor, una canillera y una máquina de llenar carretes. Empecé a cabilar y al final propuse al hermano de mi novia si quería ir a aprender algo de contramaestre hasta que pudiera reparar estas máquinas. Se lo pensó, dijo que sí y ya nos tienes comprando toda esta maquinaria e instalándola en una nave de mi casa. Fue de miedo. Hasta tuve que sacarme un título de artesano textil para poder abrir la empresa de forma oficial. Tuve que pasar unos exámenes sin tener ni puñetera idea de lo que era un telar. Pero conseguí el título. Contratos de fiieza eléctrica, personal asalariado. Hacíamos dos turnos. Se empezaba a las 6 de la mañana y se terminaba a las 10 de la noche sin parar. Duró siete años, los primeros cinco años fueron muy rentables. Ya pensábamos en comprar un terreno y construir una nave con una superficie mucho más grande ya que el negocio iba viento en popa. (Ya he hablado con anterioridad que tocaba varios negocios o trabajos a la vez). Sin embargo los dos últimos años, vino una crisis textil y ya no rendía lo suficiente ni para pagar el personal. Así terminó la historia. Fue vendido todo a precio de saldo. Los negocios son así. Según dicen los expertos en financiaciones, esto tienen cinco años de subida o bonanza y cinco años de baja y crisis. Por tanto, más o menos se ajusta a lo que nos pasó a nosotros. Al final todo al garate, pero eso sí, siempre se aprende algo y se adquiere una experiencia que después a lo largo de los años te sirve de base para reaccionar en consonancia. 26 SUGERENCIAS. Solo quiero que os deis cuenta con esta explicación del empuje que yo tenía a pesar de mi diabetes, mi futura sordera y tantos sinsabores como soportaba. Demuestro con ello que aunque seáis diabéticos no es obvio para que os arruguéis y os qudéis acurrucados, con miedo a todo y sin hacer nada por luchar en la vida como cualquier otro hijo de vecino. Somos iguales o mejores que los otros (los que no tienen azúcar). Somos más disciplinados, pensamos mejor y nos gustan las cosas bien hechas, somos ordenados, seguimos unas normas de conducta y aprendemos a respetarlas en todo momento. Por esto os digo: no os acobardéis, diciendo: "claro como soy diabético esto ya no puedo hacerlo. Podéis hacer todo lo que os propongáis. Si yo lo hice sin tener a mi alcance los avances que hay en estos momentos, con más motivos podéis hacerlo ahora. "Ojalá tuviera veinte o veinticinco años" Aún me comería el mundo. Tengo los 66 y por ley de vida, tengo que retenerme. Bueno, vamos a hablar más del asunto principal de este libro. Como que no me sentía compensado y desconocía la técnica, lo arreglaba comiendo muy pocos hidratos de carbono, solo verduras y carne. Pero a la larga esto no funciona, iba adelgazando, supongo que debido a tanto trabajo y no comer. Hasta que vino la tercera flecha que me paró en seco. Un día empecé a encontrarme mal, tenía fiebre, estaba mareado y no tenía hambre. El médico me hizo la baja y me dijo que podría tratarse de un principio de pulmonía. Pero rué peor. Al cabo de pocos días ya me dijeron que era una bronconeumonía. Pero pasada una semana ya me declararon una "Tuberculosis Pulmonar". Pareció que me hubiesen clavado un cuchillo por la espalda. Tenía entonces 28 años. No podía ser. Era demasiado para mí estado psicológico. Pasé días y días llorando y haciendo sufrir a mis padres. Toda mi vida he sido muy obsesivo, tanto que casi diría que se llega al sufrimiento físico y mental. "SOY UN ARIES". Fiebre y más fiebre. Médicos y más médicos. Diagnóstico final: "El pulmón izquierdo completamente Heno de cavernas y el derecho ya empezaba a llenarse. En este estado los médicos les dijeron a mis padres que no había solución (sin que yo me enterara). Recuerdo que un médico que también vino a verme llamado Dr. Plana, les dijo a los conocidos que tenía en Llicá este comentario "Es lástima porque este chico vale mucho pero no se puede hacer nada por él". De esta opinión me enteré mucho más tarde, cuando ya estaba curado. No obstante, aquí estoy, completamente sano. Sin haberme quedado ninguna secuela. "Él ya hace varios años que está muerto". 27 Para tratar a mi diabetes me cambiaron a tres tomas de insulina diarias, con cantidades enormemente altas, ya que las necesidades eran muy fuertes debido a la fiebre que dá esta enfermedad. Sigo pensando que debía haber seguido con este tratamiento insulínico pues estaba mucho mejor compensado. Pero no lo hice. Cuando estuve bien, el médico me dijo que ya podía volver a la única inyección de mezcla rápida y retardada. Empezaron a tratarme a base de sulfamidas, hidracida e hidroestreptomicina. Tengo que destacar aquí el enorme interés que pusieron en especial dos médicos. Los recordaré siempre : uno era el especialista de pulmón y corazón llamado Dr. Ramón Pascual Clapés. Vino cada día a mi casa, después de pasar consulta en el ambulatorio de Granollers. El otro era el Dr. José Musté Oller, excelente médico y amigo, que residía y visitaba en Sta. Ma de Palautordera como médico de medicina general. Aún reside en la misma localidad, está retirado de la medicina, pero según tengo entendido va siguiendo el curso de los avances y descubrimientos de la medicina. Se dedicaron a mí, ahora que lo recuerdo, diría que casi con fanatismo de curarme. Y lo lograron. El primero cuidaba de mis pulmones. El segundo cuidaba de mis defensas. ¡Qué bien lo hicieron!. Esto si que fue un trabajo bien hecho. En favor del Dr. Musté debo hacer mención en este momento que siguió siendo un muy buen amigo mío y de toda la familia. Visitó a mi padre cuando empezó con el cáncer. Visitó a mi madre cuando le afectó una enfermedad, totalmente desconocida para nosotros y de algunos médicos que la visitaron. Era la enfermedad de "Hortson". Ya cuando la dábamos por perdida, se la llevamos a su consulta, la visitó, auscultó, le apretó con los dedos detrás de las orejas en sentido vertical y ella exclamó "hay" que daño me ha hecho. Entonces el Dr. Musté dijo: Ya sé lo que tiene. Se trataba de una gran inflamación de las arterias. Le recetó cortisona, a razón de 12 pastillas cada día y fue bajando paulatinamente hasta que la declaró completamente curada. Esto ocurrió después de dos años de tratamiento ininterrumpido. En favor del Dr. Musté debo dejar constancia de lo que me dijo un amigo mío, farmacético de profesión: Cualquier otro médico no habría descubierto esta enfermedad. Es muy rara entre la población humana. Mi madre vivió muchos años aún. Falleció a los 82 años de edad. Ya lo explicaré en su momento pues va ligado a la enfermedad de mi esposa. Con todo esto me olvidaba decir que estuve tres meses sin moverme de la cama. Leyendo siempre, a todas horas. Devoré una cantidad inmensa de libros. Cuando me permitieron levantarme, seguía quedándome en un balancín o mecedora leyendo todo el día. Ahora lo recuerdo como algo maravilloso. Me di cuenta de lo que se mejora en cultura, en conocimientos y hasta en la forma de expresarte. La lectura es muy enriquecedora. Por desgracia no lo hacemos lo suficiente. Vivimos en un mundo demasiado exigente, con tantas prisas y egoismos que nos hace olvidar ciertas normas y pautas de conducta para enriquecer el alma. 28 En resumen, me curé totalmente de la Tuberculosis. Tanto es así que nunca más tuve problemas, ni secuelas ni nada en absoluto. Quiero demostrar con ello una ve:, más, que un diabético puede salir del atolladero en el que se encuentre como cualquier mortal o casi diría que mejor. "Recordad siempre una pauta: La toma de dos inyecciones de insulina siempre son mejor que una; la toma de tres inyecciones siempre son mejor que dos. Si en la noche, cuando vas a la cama te das una cuarta con algo de retardada para pasar toda la noche, mejor que tres." En verdad os digo: si lo hacéis así, viviréis con salud años y años. Vuestra vida será mucho más agradable y los familiares que tengan que convivir con vosotros lo agradecerán. Seréis otra clase de personas, más tratables, más amables, más condescendientes e incluso más humanizados. 29 "La Llíada es una obra grande por que toda la vida es una lucha. La Odisea es también una obra grande por que toda la vida es un viaje". La lucha y el viaje son la naturaleza de la propia vida, que una cosa es vegetar y otra es vivir. Chesterton. 30 CAPITULO IV DE LOS TREINTA A LOS TREINTA Y OCHO AÑOS. OPERACIÓN DE OÍDO. Pasado un año de convalecencia de la tuberculosis, vuelvo al trabajo. Un día entra en la oficina el Otorrino Dr. Salva (hace muchos años que murió de cáncer) y me dice: oye Ciad ellas: ahora ya tiene solución lo tuyo del oido. He estado en Alemania e Italia especializándome en ello y ya estoy operando. Si quieres aprovechar la ocasión, los mil primeros que haga solo les cobro lOOO'-ptas. de honorarios. Esto me sonó a gloria, pero le dije: No, de momento no. Para mis adentros pensé que ahora ya sabía que tenia solución y por tanto no me importaba esperar, pues aún me desenvolvía muy bien. Cuando tuviera más práctica ya lo haría. De todas formas pasados unos tres años ya me hicieron la operación quirúrgica. Fue todo magníficamente bien. El tratamiento de la diabetes lo hice normalmente y lo dejaron enteramente en mis manos. Pasé tres días en clínica y después a casa. Durante quince días tienes que sufrir algo de vértigo ya que tienen que penetrar en el oído medio e interno y claro está, esto siempre produce sus consecuencias. Pero bueno, todo pasó. Tenia entonces 32 años y ya había superado una buena cantidad de contrariedades. Recordad lo que comento en este libro, que tenemos fuerza suficiente para soportar lo que venga al igual que cualquier mortal, aunque seamos diabéticos. Os imagináis lo que me hubiera perdido en esta vida si hubiese sucumbido a la tentación de quedarme parado con la moto en medio del paso a nivel hasta que llegara el tren y me destruyera para siempre. Nunca, nunca, se debe abandonar. No sabemos si al cabo de un tiempo saldrá la solución. Y si no, aplicarse el refrán que dice que siempre hay alguien que está peor. 31 Vuelvo al trabajo como si nada hubiera pasado. "Otro revés": Rompo mis relaciones con mi novia. No congeniábamos. Llegué al convecimiento que lo nuestro no tenía solución. Paso un tiempo sin estabilizar mi vida. No tengo amigos con quien salir y me pierdo en este mar de soltería no sabiendo hacia donde dirigir mi vida. Tengo la ayuda de mis padres. Sin embargo repito: creo que el ser un luchador ayuda mucho. Me organicé. Conocí a unos amigos de Granollers, con los cuales salíamos de viaje. Conocí toda Italia (Lombardía, el Alto adigio,'por el sur Ñapóles, el Vesubio, Capri y Pompeya; por el este Rimini, Venecia e incluso Yugoslavia. Todo ello me dejó un muy grato recuerdo. Seguimos en otro viaje por Austria, Alemania y Suiza. El primer viaje lo hice a París, durante toda una semana. Es la ciudad que recuerdo con más nostalgia. Me encantó, me impactó y me dejó una huella imborrable. Si tuviera que escoger una ciudad en la que vivir escogería París. De día es fabuloso pero de noche fantástico. Recorrimos todas las salas de espectáculos. Eran fastuosos. En aquél tiempo no teníamos nada igual en Barcelona. Los viajes los hacíamos en coche propio, excepto el de París que lo hicimos en tren. Casi todos conducíamos y nos íbamos turnando. Lo pasé muy bien durante cinco años. íbamos muy unidos pero yo personalmente me decantaba por otros derroteros. En invierno, cuando no había viajes, en días de fiesta y domingos íbamos al cine y al salir nos sentábamos en alguna cafetería a charlar y basta. (Ellos no bailaban). Yo notaba que me faltaba algo. Conocer chicas, bailar, conversar con ellas y todo lo demás. Resultado, que cuando salíamos del cine yo me iba al baile. Allí tuve ocasión de alternar con un surtido, diría que bastante aceptable, de chicas con las cuales intimabas más o menos pero siempre agradablemente. En plan de broma y que me perdonen las mujeres, les decía a mis amigos que yo tenía un gallinero y que cada año cambiaba mis gallinas por pollitas más jóvenes. Así pasé hasta los 38 años, que fue cuando conocí a mi esposa Margarita. Antes había hecho buenas migas con otra Margarita, con otra Germaine y otra Pepita. Antes había tenido una segunda novia, llamada Araceli. Era preciosa. Un tipo estupendo, morenaza y muy cariñosa. Pero no funcionó. Duró seis meses. Sin embargo la que en un principio me impactó, me interesó e hice los primeros pinitos fue Margarita. Recuerdo que nos conocimos en el baile, en medio de la pista, al darse la casualidad de que una amiga suya con la cual estaba yo bailando, tuvo que irse y nos dejó allí en el centro mismo de dicha pista. Le pregunté si le apetecía bailar, dijo: bueno, y así empezó nuestra relación. Esta historia comporta un nuevo capítulo pues para mí fue el acontecimiento más importante de mi vida sentimental. Fui muy feliz y estaba muy enamorado de mi mujer. Estaba orgullosamente satisfecho con ella. Podías presentarla a cualquier parte que siempre dejaba huella. Era buena, honrada, honesta y me quería. ¿Qué más podía desear?. Quiero comentar antes de empezar este nuevo capítulo, que durante estos años o sea de los treinta para arriba, fueron los más productivos de mi vida. Trabajaba a todas horas, con una vitalidad que creo sería envidiable incluso por parte de cualquier ciudadano "no diabético". Seguía trabajando,estaba bien considerado por los compañeros y palpaba que incluso entre el público que acudía a nuestra oficina. 32 Por las tardes seguía con la venta de embutidos, cada vez mayor y más rentable pues el importe de las comisiones era más elevado. Al propio tiempo me dedicaba a otros negocios que también me fueron muy bien. Siempre he tenido un gran aprecio por la gente que he tratado y para ser sincero diré que la gente me correspondía,(salvo algunas excepciones claro, que siempre las hay). Alguna vez incluso llegó a mis oídos que cuando alguien tenía problemas relativos a la empresa donde prestaba mis servicios y no sabía como resolverlos, otros le aconsejaban diciéndole: vete a ver a Cladellas en la oficina y verás como te ayuda si ello es posible y siempre dentro de la legalidad, claro está. Con los compañeros de trabajé también tuve suerte, creo que tenían una buena impresión de mí. Todos los años trabajados en la oficina crea un aprecio y una amistad muy profunda y así es como debe ser. Con los Jefes que tuve yo palpaba su buena valoración sobre mi persona o al menos así lo creo. Quiero dejar muy claro y repetir una vez más que nadie se crea que somos diferentes de los demás por el hecho de ser diabéticos. Somos completamente iguales. Tanto físicamente como mentalmente. Y digo más: sexualmente también. Y si no que me lo pregunten a mí que a mi edad aún puedo demostrar que estoy vivo. Recuerdo de una tonta opinión que me dio un médico, recién terminada la carrera, dijo: "Lo que pasa es que a los 40 años se pierde la potencia sexual y la mujer deja de menstruar". "Una mierda". Mentira total. Con el descubrimiento de la insulina se recuperaron todas las funciones. Otro burro que no sabía nada de nada "Testigos: podrían serlo las mujeres que yo traté". ¡Cuanta palabrería; Incluso de médicos. Recordad lo que os digo en otro capítulo de mi libro. No escuchéis opiniones gratuitas que perjudican mucho y producen desasosiego para cierto tiempo y que por lo baludíes que son no es necesario oir, pues posteriormente uno se dá cuenta que no es verdad 33 En un corazón pueden surgir diversos amores mientras vive, pero el verdadero, el que hecha raices y deja una huella imborrable, de estos solo existe uno. Del autor. 34 CAPITULO V PELOS TREINTA Y OCHO A LOS CUARENTA Y CINCO AÑOS. EL PRIMER ADVENIMIENTO GRANDIOSO Y BUENO QUE ME SUCEDE EN MI VIDA. CONOZCO A MARGARITA, LA QUE DESPUÉS FUE MI ESPOSA Y COMPAÑERA DURANTE 27 AÑOS. Solo tengo buenos recuerdos de ella. Para mí fue un bien venido del cielo. Es como si de pronto Dios hubiese dicho ¡bueno, a este ya le he afectado bastante, algo bueno debo darle!. Estos años fueron maravillosos (dentro de los pequeños reveses que da la vida). Vamos a empezar por el principio. Desde el día que nos conocimos en el baile, empezamos a coincidir en todo. Recuerdo que aquel día estuvimos bailando toda la velada tarde-noche. Pero lo que si sé es que ni nos enteramos de lo que tocaban, pues tuvimos una charla tan interesante que no nos dábamos cuenta de si empezaba el baile o terminaba. Creo que los dos disfrutábamos con el diálogo. Como es normal en estos casos al final la acompañé a la parada del autobús que tenía que llevarla a Arbucies, donde vivía con sus padres y hermanos. 35 Recuerdo un hecho muy irónico que si no me hago pesado me gustaría relatar. Cuando ya estaba llegando el autobús, le pregunté si vendría a bailar en la verbena de San Pedro y me dijo que no. Que su padre no le permitiría venir de noche. Sin embargo yo le dije, mira: te doy el teléfono y si te decides me llamas y quedamos en donde tu digas. En aquel momento no tenía papel alguno para anotárselo, solo tenía bolígrafo. Hurgando en mis bolsillos al final encontré un folleto propaganda de un Nitgh Club de Barcelona llamado New York, en el cual habíamos estado de paso el domingo anterior con los amigos. Pues bien, se lo anoté allí. Se lo pone en el monedero sin mirarlo y sube al autobús. "Madre mía", vaya error que cometí. Cuando llega a su casa y se dá cuenta de la clase de sitio que yo frecuentaba se le pusieron los pelos de punta. Exclamó: ¡vaya pinta que me he encontrado!. Ella no sabía que era la primera vez que había acudido y no me gustó aquél ambiente tan bajo y vasto. No era para mí, pero le di una impresión muy deteriorada de mi persona. Sin embargo nos fuimos viendo cada domingo. Llegó un momento que ya no acudíamos al baile; nos sentábamos en alguna cafetería y pasábamos la tarde hablando y dialogando de diversos temas, pero nunca se agotaban. Tanto ella como yo se puede decir que lo disfrutábamos al máximo. Posteriormente me confesó que el primer día que trató conmigo se asustó. Sintió algo en su interior que le decía que yo sería el escogido, después de tantos y tantos pretendientes como le habían salido. No me extraña. Era muy bonita, elegante y se comportaba con una educación y un "savoir faire" que yo nunca encontré en ninguna otra mujer. A la fuerza debían de haberle salido muchas posibilidades casamenteras. Tenía 26 años y yo 38. Había mucha diferencia de edad, pero por lo visto, esto a ella no le importaba. Seguimos una temporada con lo mismo, hasta que de pronto ella no acude más a Granollers. Yo estaba intranquilo. Pensaba: ¿qué le habrá sucedido?. ¿Habrás hecho o dicho algún inconveniente que no le haya gustado?. Preguntaba por ella a sus amigas, pero éstas me contestaban con evasivas. Resumiendo, que me tenía preocupado, sin saber qué hacer. No tenía el teléfono y no sabía como contactar con ella. Transcurridas unas cuantas semanas, vuelve a presentarse y me entero que está en otra sala de baile. Me persono allí, hablo y bailo con ella y volvemos a empezar de nuevo. Hasta mucho más tarde no me enteré de lo que había pasado. Resulta que al darse cuenta que su amor iba creciendo más rápidamente de lo que correspondía, paró el carro y dejó transcurrir estas semanas para profundizar y saber si de verdad era lo que en su interior ella deseaba. Las cosas iban tomaban un cariz más serio. Llamadas telefónicas mías, cartas y más entrevistas domingueras (téngase en cuenta que Arbucies está a 70 km. de Granollers), hasta que ya parecía una cosa bastante formalizada, aunque sin ser oficial. 36 Aquí fue donde empezaron mis problemas serios.Cuando las cosas se iban formalizando entre nosotros, empezaron mis zozobras, preocupaciones y dudas. ¿El problema?. El mismo de siempre. "LA DICHOSA DULCINEA" ¿como le digo yo a esta mujer que soy diabético?. ¿Como va a reaccionar?. ¿Qué me dirá?. ¿Manifestará su enfado por no habérselo comentado antes?. No lo sabía. La sola alternativa de tener que decíselo me ponía muy nervioso. Yo siempre creí que era como un "ser inferior" en este aspecto. No podía entrar en mi cabeza que una chica pudiera conformarse, casándose con un enfermo crónico como yo. Aunque me desenvolvía con toda normalidad igual que cualquier otro mortal, pero existía el problema y había que tratarlo, antes de que las cosas fueran a más. La verdad es que no sabía como hacerlo. Y empezaba a decirme que debía ir a su casa para formalizar nuestras relaciones.(En aquél tiempo ésta era la costumbre, debía realizarse una petición de mano a los padres de la novia). ¡Qué mal trago pasé el día en que decidí notificárselo!. Al salir del baile, con el coche, dije que ya la llevaría yo a Arbucies. Salimos y cuando ya habíamos corrido unos cuantos kilómetros, paro el coche y ella sorprendida, dice:¿qué haces?. Yo le contesto, nada, que tengo que hablar contigo muy seriamente y no sé como hacerlo. Dijo: ¿que pasa, es que te has cansado ya de mí o pasa alguna otra cosa más seria?. Así pasé dudando durante media hora, pues no sabía como arrancar. Al final me decido y le digo: Supongo que con lo que voy a comunicarte, aquí va a terminar toda nuestra relación, pero tengo que hacerlo. No puedo pasar más tiempo ocultándote una verdad como un templo. SOY DIABÉTICO. El coche me quedaba estrecho, no sabía como reaccionaría y yo estaba helado esperando su contestación. SORPRESA, SORPRESA: me dice: ¡ah, esto¡, ya hace meses que lo sé. ""Mecachis la mar". ¿Y por qué no me lo dijiste?. Con lo mal que lo he pasado todo este tiempo y resulta que ya lo sabías. Me dice: esperaba a ver si eras lo suficiente noble y me lo decías tú. Ahora me doy cuenta que sí que lo eres. Me quedé tan descansado, tal relajado que no sabía como reaccionar. Creo que esta situación me llevó y me ayudó a que la decisión de concretar nuestro compromiso fuera mucho más firme. ¡Como no iba a serlo si éste era el escollo más difícil que veía yo en nuestra relación!. Allí mismo se hicieron más planes y se tomaron decisiones importantes para nuestro futuro. Quiero resaltar el hecho de la clase de familia con la cual me iba a emparentar. Si ella era buena, sus padres eran excelentes en todos los aspectos. Eran muy religiosos. Pero aparte, tenían un corazón de oro. Deseo comentar el hecho principal de la primera reacción de su padre, cuando se lo comunicó. Su padre estaba leyendo el periódico, sentado en una silla del comedor. Ella le dice: Padre, resulta que salgo con un chico de Llicá d'Amunt (cerca de Granollers), que me gusta y queremos formalizar nuestras relaciones.Hay un inconveniente sin importancia. El padre pregunta ¿ qué clase de inconveniente? y ella contesta: Es Diabético y tiene que hacer régimen y darse insulina, pero está muy bien de salud y a mí me gusta. El padre, sin levantar la vista del periódico dice: muy bien, pues ¡cuídalo bien! que seguramente te va a necesitar. La verdad es que aún se me humedecen los ojos cuando lo escribo. Me llegó al alma cuando ella me lo contó. Debo decir aquí y confesar que a pesar de haberme portado bien con ellos a lo 37 largo de 27 años, creo que se merecían algo mejor. Me quedan resquicios de que podía haberlos pagado con una moneda mejor de lo que lo hice, sin embargo creo que ellos ya estaban satisfechos conmigo. Nuestras relaciones formales empezaron aproximadamente en enero. Mi padre comenzaba a encontrarse mal. Recuerdo que ella vino a comer a mi casa a principios de este mes. Le gustaron mis padres (sobretodo mi padre). Mi madre no tanto pero la aceptaba. Tenía un sentido fantástico en querer a las personas y natural en ella aceptar a cada una tal como es. Mi padre sigue mal. Empieza el viacrusis de seguir médicos y más médicos. Visitas y más visitas. Le exploran analítica y radiológicamente, pero no encuentran nada sospechoso de momento. Sin embargo no mejora. Al final, después de haber estado internado en el Hospital de Granollers y en otras fechas en la Policlínica de Granollers, un especialista de estómago llamado Dr. Vecilla, en un momento dado, exclama: ya lo tengo, es cosa del urólogo. Debéis consultar con uno y él sabrá lo que hay que hacer. Así lo hicimos. Resultado: un tumor en la parte de los ríñones. ¡Qué disgusto!. ¡Cuanto llegué a llorar!. Os voy a decir una cosa, queridos lectores: Me pasé toda mi vida viviendo con mis padres, apoyándome en ellos y casi diría sin darme cuenta de si los quería o no. Solo vivíamos, íbamos pasando los días como cualquier otra familia y con los altibajos normales que acostumbran a pasar. Pero aquello fue algo trágico. En aquel preciso momento rué cuando descubrí lo mucho y mucho que yo quería a mi padre. Creo que no nos damos cuenta de lo que queremos a una persona hasta que corremos el peligro de pedería. Entonces es cuando se te despiertan todos los sentimientos, todas las emociones y todo el cariño y amor que sientes hacia ella. Es cuando descubres en tu interior lo que es ser un hijo de verdad o mejor dicho lo que es tener un padre que siempre ha estado a tu lado y en todo momento te has sentido amparado por él. Llamé a Margarita por telefono y le comuniqué la mala noticia, sollozando amargamente, casi no me salían las palabras para explicárselo. Ella hizo lo que pudo. Me consoló, me alentó y me dijo que podía contar con ella para todo. Esto no cura, pero yo os digo que da una sensación de tenr a alguien que se preocupa por tí y por tu familia. Esta fue la primera demostración de lo que era el carácter de una chica como ella. Dice el refrán que "unen más las penas que las alegrías". Yo personalmente creo que es cierto. En estos momentos es cuando sabes a ciencia cierta quien es quien. Es cuando te demuestran las personas su bondad, su cariño y su comprensión. Esto no se adquiere en las fiestas, juergas y celebraciones. En las penas es cuando se comprueba si una persona vale o no vale. Y Margarita lo demostró con creces. No nos dejó ni un momento, tanto a mí como a mi padre. Incluso cuando le era posible, se pasaba las mañanas o las tardes en la Policlínica en la habitación que ocupaba para ayudarle y hacerle compañía. 38 Creo que fue muy bueno que estuviera con él, pues sé que mi padre comentó: "Estoy contento por que mi hijo estará en buenas manos". Claro que lo estuve. No me falló en ningún momento. En todo y para todo. "Esto es una mujer como Dios manda." En aquel momento fue cuando me di cuenta que era entonces cuando se habían cambiado los papeles. Ahora era mi padre quien necesitaba de mí y yo tenía que corresponderle, pagándole con la misma moneda. Dándole todo el apoyo y amparo que necesitase, Y así lo hice. Me dediqué exclusivamente a él. Le llevaba cada quince días al Hospital para hacerle una transfusión de sangre, para recuperarle de la anemia que tenia, muy acentuada. No tenía apetito y estaba muy angustiado, agitado. Creo que veía que las cosas iban empeorando a pesar de los variados tratamientos que le hacían para recuperarle. Sin embargo el médico dijo: Puede que sea solamente un cálculo renal (una piedra en el riñon). Si es así está salvado pero si no Le operan en el Hospital de Granollers y cuando termina de la operación el urólogo Dr. Solé me comunica la mala noticia. Era un tumor, muy pequeño pero tumor. En aquél tiempo esta clase de tumores no tenían solución. Ahora es distinto. Casi todos se salvan. Llegamos al mes de Agosto del mismo año y mi padre fallece. Es la primera pérdida importante que tengo en mi vida. Me queda una tristeza enorme, como cualquier persona que pierde a un ser querido. Solo tengo el apoyo incondicional de Margarita. Un día mientras comíamos en mi casa, decidimos la boda para el 24 de Noviembre de 1.969. Hicimos los planes y ya de común acuerdo ella lo comunica a sus padres. Todo esto comporta un subcapítulo, pues se trata del acontecimiento más importante y feliz de mi vida. REFLEXIÓN: Colegas míos: No os dejéis arrebatar, como hice yo, por el miedo o la preocupación de que una chica puede rechazaros por el hecho de ser diabéticos. Los hombres no nos damos cuenta de la sensibilidad que tienen las mujeres en este aspecto. Si tú vales como persona, demuestras que eres honrado, que sabes desenvolverte por la vida y además se dan cuenta que eres más o menos inteligente, yo opino que no encontrarán motivo alguno para desestimar a la persona que las pretende. Saben amar y saben dar mucho más cariño que el que uno merece. Siempre dan más que los hombres (salvo excepciones, claroju_ 39 SUB-CAPITULO. Pasamos los tres meses haciendo preparativos para la boda. Yo estaba completamente convencido del paso que iba a dar. Ya sabemos que a cierta edad las personas tienen sus dudas, sus premoniciones, sus temores y ven fantasmas por todas partes, pero a mi no me pasó. Estaba completamente seguro. No tenía ni la más leve preocupación por lo que pudiera resultar de todo aquél acontecimiento. Sin embargo, deseo hacer mención a un pequeño problema que surgió inesperadamente y que nunca había contado con ello. Margarita acudía a mi casa todos los finales de semana, para hacer los preparativos, pues habíamos acordado que habiendo transcurrido solamente tres meses no podíamos dejar a mi madre sola y pasar a vivir a otro lugar. Sería una cosa provisional, hasta que los recuerdos estuvieran más difiiminados y entonces adoptaríamos una postura diferente. No obstante ya se sabe, las cosas interinas son las que duran más en esta vida, pues nunca encuentras el momento del cambio. Resultado, que nos pasamos veintitrés años en la misma vivienda. Bueno, a lo que iba: Cuando faltaban quince días para la boda en uno de estos finales de semana, que ya estaban enviadas las invitaciones y una buena parte de los regalos ya habían llegado, se produjo lo siguiente: Acompaño a Margarita a tomar el autobús que debía conducirla a Arbucies y mientras esperábamos que llegara, en un momento dado, que yo estaba tan feliz y confiado, me miro la camisa y me faltaba un botón. Miro más abajo y veo que me falta otro. Exclamo: fíjate, me faltan dos botones en la camisa. En broma y como aquél que quiera hacerse el divertido digo: ¡Hombre, con dos mujeres en casa y aún tengo que ir con la camisa sin botones!. Madre mía, que dije. Ella no abrió boca, pero lo hizo peor. Se va en el autobús y sin mostrar ninguna reacción. No me di cuenta ni que le hubiera sentado mal la broma que le hice. Al cabo de unos días recibo una carta en la que me comunica que quiere dejarlo todo; que renuncia a la boda y a todo cuanto comporta el "afaire" del casamiento. ¡Ahora sí que la hemos hecho buena! Me sentó la noticia como un tiro. No sabía qué hacer. No sabía como reaccionar, Estaba helado. Me preguntaba ¿Y ahora qué? Que va a pasar. Con la fama que tenía yo en el pueblo de que nunca me casaría. Pero no era esto lo más fuerte. Lo peor era que me perdía lo mejor que me había ocurrido a lo largo de toda mi vida, que era Margarita. Al final pensé que todo esto era consecuencia de los nervios 40 que pasan todas las mujeres cuando están en vigilias de su boda, pero que ya se solucionaría . Así fue, transcurridos unos días las aguas volvieron a su cauce y todo se solucionó. Estos días que pasé con la zozobra de no saber el final de este melodrama, me produjeron una diarrea que perduró hasta después de la boda. Os hará reir, pero la verdad es que no las tenía todas conmigo. Llega el día de la boda, era un lunes radiante, presentaba un día espléndido que todo presagiaba buenos auspicios, felicidad a montones y la unión de dos seres que se amaban y querían compartir el resto de sus días, tanto en lo bueno como en lo malo. Y así fue. Veintisiete años maravillosos en cuanto a amor y cariño que nunca faltó. Llegaron mis familiares invitados a mi casa de Llicá, donde vivía. Nos embarcamos en los coches que cada uno había aportado de su propiedad (faltaban muchos de la familia, pues había una epidemia de gripe) y nos trasladamos a Arbucies. Llego a la capilla donde debía celebrarse la boda "Nuestra Sra. de la Piedad". Entramos dentro. Yo estaba muy tranquilo, sin nervios, muy feliz y contento. Al cabo de un tiempo llega la novia con todos sus familiares e invitados. En Arbucies había la costumbre de que hacían todo el recorrido a pie. El padre acompañaba a la novia por la calle y ella cogida del brazo. El resto de los invitados, detrás, en fila. Una costumbre ancestral pero llena de encanto. Eran muchísimos. Yo solo llevaba veinte, pero ella llevaba cien. Si se hubiese organizado una pelea, habríamos perdido con todas las de la ley. Pero no fue así. La celebración del matrimonio fue perfecta. Cuando ella llegó al altar, me quedé boquiabierto. ¡Estaba tan guapa!. ¡Tan hermosa! Era un sol. Nunca la había visto tan bonita ( y esto que lo era), tan espléndida y radiante. Fue como una revelación para mí. ¡Qué feliz era! Aquello era maravilloso. No entraba en mi mente que aquello me hubiera sucedido a mí. La celebración la hicieron dos curas. Uno era el del pueblo de Llicá con el cual había una amistad muy profunda. Aún perdura., se llamaba Mosen Lluis Ferret. El otro era el de Arbucies, le llamaban Mosen Mel, era muy alegre y sabía rodearse de juventud; parece ser que armaba cada juerga (en el buen sentido, claro) que todo el pueblo estaba con él. Bueno, se celebra la boda, sigue el banquete en un hotel de Arbucies llamado Montsoliu. Y después nos desplazamos a Llicá para recoger todo el equpaje que ya estaba preparado y a disfrutar del viaje de novios. Pasamos dos días en Barcelona y después ya teníamos billete para ir a París en avión. Como que yo ya había visitado París y estaba tan encantado con esta ciudad, quise que Margarita también lo visitara y disfrutara como yo había hecho. Pasamos una semana maravillosa, riendo siempre con mis bromas, que por lo visto le encantaban. Visitamos todo. Torre Eiffel, Trocadero, Montmartre, Le sacre Coeur, Museo del Louvre, Versarles, Les Champs Elissées, Les Invalides, Notre Dame y les Tuilleríes. De noche acudimos a ver las revistas más de moda del momento. Moulín Rouge, Casino, Le Lidó, Folies Bergére, etc. etc. Fue maravilloso y ella estaba deslumbrada. No cabía en su propia piel, estaba contenta, satisfecha y le gustaba estar conmigo y yo con ella. Ya sé, supongo que 41 contenta, satisfecha y le gustaba estar conmigo y yo con ella. Ya sé, supongo que todos los novios tienen muy buenos recuerdos que también podrían contar, pero yo aprovecho mi espacio para relatarlo. "Pero ya lo dejo, no quiero ser un pelmazo y que el lector diga: Quería conocer experiencias de un diabético y resulta que me coloca todo su viaje de novios." AI respecto quiero hacer mención de que cuando profundizaré más en todo el asunto de la diabetes, será a mis cincuenta años, pues fue cuando de verdad perfeccioné el tratamiento y que aún vengo haciendo sin haber alterado casi nada desde este inicio. Si lo hice así fue por qué empezaban a manifestarse problemas de salud inherentes a la dulcinea. "Hablemos un poco de la tan cacareada y antipática diabetes", pues se me ha ido el santo al cielo y lo dejaba a un lado. Mi enfermedad no fue ningún obstáculo para que todo fuera perfectamente. De vuelta a casa, las cosas fueron muy bien, salvo que Margarita tenía que aguantar una suegra "digamos muy quisquillosa". Yo me encontraba bastante bien, llevaba el tratamiento de mi dulcinea, lo más exacto posible; seguí con mi pinchazo una vez al día, mezclando veinte unidades de insulina rápida y treinta de Protamina Zinc y así iba pasando con mis altibajos pero bastante bien. No podía quejarme. Trabajaba, tenía una mujer encantadora, que me quería, que cautivaba a todos los que la trataban, yo ganaba dinero y la diabetes estaba, digamos que soportable. Yo como siempre quería organizar cosas y lo que primero me di cuenta era que no podía tener dos mujeres en casa sin ocupaciones. Margarita tuvo morriña, añoranza y se le notaba. Pensé que lo mejor era colocarla en alguna parte. Y le encontramos un trabajo de perforista en la casa I.B.M.de Barcelona. Iba todas las tardes junto con unas amigas y esto le representaba relajarse y no estar siempre en casa con mi madre. Ella era feliz y yo también. Además ganaba dinero para sus gastos que esto es algo a tener en cuenta por todos los maridos. Los hombres no deben permitir nunca que su mujer tenga que pedirles dinero; siempre que se les antoje deben poder darse algún capricho o comprarse ropa u otras cosas. Da igual, el caso es que tenga sus pecunios particulares. Les da cierta libertad y hasta diría que ayuda a bien llevar el matrimonio entre ambos. Como que yo seguía estando bastante bien y ahorrando dinero, compramos un piso en Granollers, con la idea de que algún día iríamos a vivir allí, ya que yo tenía mi trabajo y prácticamente hacía vida en esta ciudad. También compramos un piso en Blanes para pasar los fines de semana y las vacaciones. Lo pasábamos muy bien los veranos. A finales de junio hacíamos cada año una excursión de una semana o quince días, según fuera el viaje, si en España o en el extranjero. En Blanes hicimos muchos amigos y cada verano terminábamos satisfechos de como nos había ido. Pasados dos años de matrimonio decidí operarme del otro oido. También lo hizo el propio Dr. Salva como la primera vez. Todo fue perfectamente. Me dejaron controlar mi glucosa y mi régimen en la Clínica. Estuve ingresado tres días y recuperé bastante, quizá no tanto como la primera vez, pues tardé demasiado en hacerlo. Margarita lo pasó mal, pues durante la operación, con los nervios de punta, se mareó, vomitó y tuvieron que tratarla a ella. Recuerdo que una enfermera hizo un comentario muy salado que decía "En vez de quejarse el 42 mulo se queja el carro" ¿Os dais cuenta?, los diabéticos más o menos bien tratados, (mejor más que menos) siempre se salen de todo sin ninguna clase de problema. El único problema que tenía yo en aquél tiempo era el de siempre, que ya he comentado en otras ocasiones. Como que no existían tiritas para analizar la sangre, a veces se presentaban hipoglucemias o bajadas de glucosa que eran de campeonato. Margarita sufrió mucho con esto. Aparte de ello y de que yo siempre estaba inapetente y bastante delgado, lo otro iba funcionando. Como ya debéis saber, esto de la diabetes es una enfermedad traidora, sumergida, que no te ataca enseguida, espera el momento oportuno con sus consecuencias y efectos tardíos, que solo se pueden evitar si uno es consciente de lo que tiene y sabe comportarse siempre en todo lugar, respetando las normas más elementales: Dieta, insulina y ejercicio. SUGERENCIAS: Amigos míos, no os confiéis creyendo que no va a pasar nada. Es una creencia errónea. No digáis aquello que yo oigo infinidad de veces en algunos diabéticos. Dicen: Un día es un día "mañana ya me portaré bien. "Si no os comportáis como es debido, sí que va a pasar y muy fuerte. Porque ya os digo, no avisa. Atiende agazapada, como si fuera un tigre a la espera de cazar a su presa. La única forma es controlando la glucosa en sangre, al menos tres veces al día. Tomando la insulina que corresponda (también tres veces al día como mínimo), haciendo la dieta bien equilibrada y practicando un ejercicio diario (sin que sea exagerado), tampoco es cuestión que sea de competición. Y a vivir, que si lo hacéis así, todo el resto de vuestra vida será aceptable, que valdrá la pena vivirla y que hay muchas otras cosas buenas con las que disfrutarla y saborearla. Todo esto lo digo yo ahora que estoy en las últimas versiones de mi tránsito vital y que tengo la suficiente experiencia para comentarlo en este sentido. Disfrútala, ámala, saboréala, sácale todo el jugo "que es más tarde de lo que crees". Pasaron algunos años y no venían hijos. Reacción mía: claro como soy diabético, quizás no vendrán nunca. Aún tenía impregnadas en mi cerebelo todas las malas informaciones "negativas" de tanta gente que se afanó en un principio en insuflarme. No obstante al final decidimos ir a un tocólogo amigo mío. La visitó a ella y dijo que estaba muy verde. Que lo veía difícil pero que esperáramos un par de años para comprobar lo que pasaba. Pasado un tiempo, nos informaron que en Girona había un Ginecólogo muy bueno, llamado Dr. Muñoz. Según decían hacía milagros, pero yo os digo: esta clase de milagros no existen, o se és o no se és. Nos visitó a los dos, pidió un análisis de semen y a ella le hizo un reconocimiento total, con radiografías, etc. etc. Al cabo de quince días volvimos a la consulta y dirigiéndose a mí dice: Vd. puede tener los que quiera. Ahora tenemos que 43 tratarla a ella, pues las trompas y la matriz no está desarrolladas. Quizás dentro de diez años se presenta un hijo de sorpresa, pero de momento nada. Y si un día queda embarazada lo perderá. Y el segundo también y hasta el tercero. Resumiendo, no nos quedaba más remedio que esperar. Nos planteamos una adopción, pero en este sentido tengo que manifestarme culpable, pues no lo veía claro. Siempre exclamaba ¿ y si no lo quiero como si fuera mi hijo?. Así pasaron los años y al final se van aceptando las situaciones que la vida te depara. Resultado nos pasamos veintisiete años sin hijos pero debo decir que en estos momentos pienso que quizás por ello estábamos más unidos. El uno dedicaba al otro todo su cariño, toda la ternura, el respeto y la admiración y cuanto se pueda esperar de una unión maravillosa, que ojalá hubiese podido durar muchos años más. Pero fue así. La vida te depara unos flecos muy difíciles de superar, unas cargas que a veces piensas que no vas a poder soportar, pero que después lo aceptas porqué no hay otra solución y que hay que seguir hasta que llegue tu final. Me defiendo muy bien en todos los aspectos de la vida. En la oficina voy escalando puestos de responsabilidad. Incluso fui por cuatro veces consecutivas a hacer unas oposiciones a Madrid. Iba en avión y hacía el primer examen escrito. Transcurrido unos quince días o más debías volver, sólo a leer ante un tribunal lo que habías escrito en el anterior examen. Si aprobabas, entonces podías acudir a examinarte por segunda vez y otra vez a leer. Recuerdo que había 56 plazas para cubrir y nos presentamos seis mil. La primera vez ya quedaron eliminados un 80% y la segunda vez el resto, excepto 47 que aprobamos. A mi me adjudicaron el 45. De esta forma subí un grado en el escalafón de la plantilla nacional, lo cual me permitiría algún día ocupar la plaza de jefe. ¡Que inocente era yo!. Después me di cuenta que en aquél tiempo los cargos los daban todos a dedo, con la suficiente influencia para conseguirlo y las categorías se las pasaban por otro sitio. Sin embargo los dos últimos años que formé parte de esta Institución lo hice de Jefe. 44 SEAMOS OPTIMISTAS' Un optimista es una persona que te mira a los ojos. Un pesimista te mira a los pies. Que lo que ayer fue pesar hoy se torne en optimismo. ¡Que la fuerza de cambiar no está más que en uno mismo!. Chesterton. 45 CAPITULO VI PELOS CUARENTA Y CINCO A LOS CINCUENTA AÑOS. ¡Qué años más buenos nos pasamos!. "Lástima que no nos diéramos cuenta". En todas las facetas y períodos de la vida de cada persona existen los buenos y los malos ratos. Lo que acostumbra a pasar es que cuando una persona vive feliz o se le parece, no se dá cuenta. Lo considera una situación normal. Nunca se para a pensar lo bien que está, "dentro de lo posible, claro". La diabetes iba funcionando con sus altibajos, yo iba aumentando de categoría en mi oficina (en aquellos tiempos ya era Jefe de Grupo.Mi mujer hizo un cursillo de Steticienne y lo practicaba en casa al mismo tiempo que llevaban con mi madre la tienda de mercería, calzado, perfumería, lencería y otros. Ya se sabe que en los pueblos pequeños las tiendas tienen de todo. Pues bien, todo funcionaba a la perfección. La economía era cada vez más boyante. Teníamos nuestras amistades (algunas bu enísimas como quedó demostrado cuando ella cayó enferma). Habíamos cambiado varias veces de coche. Después de casados, lo que primero le insistí a mi esposa era que sacara el carnet de conducir. Ella no quería pero yo argumentaba que si un día caía enfermo sería necesario que alguien de la familia supiera conducir. Al final lo sacó. Y lo bien que resultó. Al final le compré un seiscientos para ella. Después un Seat 127, después otro y al final un Peugeot 205. Vamos a lo nuestro. Cuando tenía aproximadamente 45 años un día, nuestro buen amigo Dr. Musté me dijo: Cladellas, tengo unas tiritas producidas por un laboratorio alemán que por una reacción química, da un resultado comparativo con colores y sabes el grado de glucosa en sangre. Aún existen. Eran muy buenas. De una calidad impresionante, pues yo había hecho la prueba comparando el resultado con un análisis hecho en el laboratorio. Ya se sabe, los alemanes cuando producen algo lo hacen bien. De aquella forma yo funcionaba mucho mejor. Evitaba una cantidad de hipoglucemias enorme y también de hiperglucemias. O sea que para mí esto era un avance muy importante. 46 Queridos amigos "pacientes lectores". Ya os hablo en otro artículo de lo importante y la suerte que tenemos ahora de que existan tiritas (que las hay de varias marcas). Con ellas y con un poco de sacrificio por parte nuestra podemos tener controlada la Dulcinea. Y ahora que hay estos aparatitos que te dan digitalmente el resultado, aún mejor, pues siempre ajusta más el grado de glucosa en sangre que si lo tienes que comparar con colores. Consejo : Ya lo digo anteriormente. Tres veces al día y la diabetes tiene que funcionar perfectamente. Pensad una cosa, más que la propia diabetes lo que tiene que existir es "UN DIABÉTICO CONSCIENTE DE SUS ACTOS". No quiero molestar a nadie pero personalmente creo que hay pocos que quieran serlo. Tengo que hacer mención aquí y ahora que en aquellas fechas ya se fundó un Club de Diabéticos en Barcelona. Yo me asocié y acudía a algunas conferencias que se impartían. Sobretodo cada año se celebraba una jornada que duraba todo el día y que se invitaba a diversos médicos especialistas, los cuales en el Palacio de Congresos exponían sus conocimientos y avances en la materia. Sin embargo a mi no me gustó esto de las conferencias. Al menos las veces que yo acudí. Aquello no era dar una buena información al diabético. Algunos lo que hacían era asustarnos. Recuerdo que hubo una vez un especialista de Valencia que empezó a dar estadísticas; tan fatídicas que salimos todos aterrorizados. Decía que un 30% llegaría a ser ciego. Un 20% padecería del corazón o tendría su consecuente infarto. Un 20% sufriría una enfermedad renal o mejor dicho, una deficiencia en el funcionamiento de los ríñones que irremediablemente nos conduciría a una diálisis (no recuerdo si en aquél tiempo ya existían tales servicios). En resumen lo que digo en el primer capítulo. La odiosa "microangiopatia". Al final dejé de acudir a estas conferencias, pues la verdad sea dicha, yo me sentía asustado durante dos o tres meses. Encogido por todo lo negativo que oía en aquellas conferencias y por tanto, para oir lo que tenía que oir, valía más no enterarme. De todas formas sí que tengo que decir que acudir al Club me fue muy bien durante algún tiempo. Allí había tres chicos que seguían una pauta que creo vale la pena remarcar pues yo aprendía mucho con ellos. Eran jóvenes de 20 o 25 años , pero estaban muy bien enterados de todo. Creo que gracias a ellos pude aplicar dicha pauta cuando lo necesité de verdad, o sea a los 50 años. Exactamente se trataba de un pinchazo tres veces al día con insulina rápida. Un control bueno de la glucosa y conocer a fondo los valores caloríficos de los hidratos de carbono, grasas y proteínas. Y el ejercicio que también cuenta. Veréis que repito varias veces en este libro, esta pauta, pero es que lo considero esencial. Repito: haciendo esto viviréis con salud, conservaréis un bienestar interior y cambiará vuestro humor y forma de ser. E insisto, hasta los vuestros y los amigos notarán un cambio espectacular en vuestro comportamiento y forma de ser. 47 Pasé un par de años muy estresado en el trabajo. El Jefe se jubiló y me quedé yo como Jefe provisional hasta que fuera nombrado otro. Había muy poco personal y mucho trabajo. En repetidas ocasiones tenía que acudir yo personalmente por las tardes para terminar el trabajo que había quedado pendiente, que no podía quedar para el día siguiente. Esta situación me fue perjudicando los nervios, tanto es así que me tomaba un valium de 5 mg. por la mañana, otro al mediodía y otro por la ñocha. Ni así podía conciliar el sueño por las noches. A las tres de la madrugada aún no había pegado ojo y mi mujer me decía: no pienses más en ello, ya te preocuparás mañana cuando llegues a la oficina. El azúcar estaba por las nubes y mi salud se estaba deteriorando por momentos. Y pasó lo que tenía que pasar. Amigos míos: No queráis nunca llegar a una situación extrema como la mía. Antes dejarlo todo, pues os va en ello casi diría la vida. Me atrevo a opinar que me perjudicó más este estado de cosas que la propia diabetes. Lo que pasa es que cuando estás en una tensión tan fuerte, la diabetes está mal compensada, quedando perjudicadas las arterias y todo cuanto depende del buen funcionamiento y metabolismo de la glucosa. Cuando estás así hasta la insulina no hace el efecto deseado. De golpe y sin aviso previo empecé a notar que tenía un ojo que esporádicamente se me nublaba, con una fina capa de niebla. Pero no creía que fuera nada importante, pues casi siempre pasadas unas horas volvía a quedarme limpio. Sin embargo como esto se producía casi a diario al final acudí a la consulta de un oftalmólogo. Fui al Dr. Arruga, de fama mundial. No encontró nada. Fui a otro especialista de la Fundación Sarda. También me hicieron la revisión de "fondo de ojo". Supongo ya sabéis como funciona. Te dilatan las pupilas para poder observar más profundamente la retina. No vieron nada, Pero el problema seguía y yo no estaba tranquilo, hasta que un día acudí al Hospital de San Pablo y allí me detectaron un inicio de retinopatía. Unos cuantos exudados en cada ojo. "MADRE MÍA" Aquello fue una bomba para mí. Si durante toda mi vida había tenido el mismo miedo. "La vista". Me hicieron la baja y dejé de ir a trabajar. Me quedé acorralado en casa. No tenía ni valor de salir de ella. Me quedaba llorando todo el día. Supongo ya os imagináis como sufría yo y como sufría Margarita, Acudí a los mejores especialistas endocrinólogos, para procurar que al menos me trataran bien la diabetes, de forma que no progresara esta nueva afección. Pero nada, aún me lo hacían peor. Ya digo al principio que los médicos te visitan, pero dejan de verte hasta pasado un mes. El que sabe la reacción de tu cuerpo eres tu mismo y nadie más y las 24 horas del día. Por tanto me daba cuenta que no podía contar con ellos. 48 AHORA SI. ESTO COMPORTA ABRIR EL CAPITULO SEXTO. AQUÍ EMPIEZAN MIS EXPERIENCIAS MAS VALIOSAS, MIS EXPERIMENTOS CON LAS REACCIONES DE MI CUERPO , DONDE HICE UN APRENDIZAJE MAS PROFUNDO Y DONDE MIS CONOCIMIENTOS SOBRE LA DIABETES ADQUIEREN UN VALOR INCALCULABLE. AQUÍ ES DONDE PODRÉ EXPONER TODO LO QUE HICE, TODO LO OUE INTENTÉ Y CUANTO SUPE HACER PARA SALIR DEL FONDO. YO OS DIGO OUE SALÍ DEL ATOLLADERO, SOLUCIONÉ EL PROBLEMA Y AL CABO DE UN TIEMPO HASTA LOS EXUDADOS DESAPARECIERON. HAN PASADO 16 AÑOS DESDE ENTONCES Y OS PUEDO ASEGURAR OUE HACIENDO EL TRATAMIENTO OUE ME IMPUSE A MI MISMO MEJORARON MUCHO MIS PROBLEMAS DEL ORGANISMO Y OS ACONSEJO OUE NO OS PERDÁIS NI UNA SOLA LINEA, PUES PIENSO EXPLICARLO CON PELOS Y SEÑALES . ES DONDE QUIERO HACER HINCAPIÉ PARA OUE PROCURÉIS VALEROS DE MIS EXPERIENCIAS Y SI EN ALGO OS PODÉIS APROVECHAR, AUNQUE SEA UN POQUITO, YO ME SENTIRÉ SATISFECHO Y MI CONCIENCIA ESTARA TRANQUILA, PUES NO HAY NADA EN LA VIDA TAN GRATIFICANTE COMO PODER AYUDAR A UN SEMEJANTE Y CON MÁS MOTIVO SI SUFRE LA MISMA ENFERMEDAD OUE TÚ. 49 Cuidemos nuestro cuerpo como si fuera un violin, con él hemos de tocar toda nuestra vida. De un libro del Dr. Eduardo Criado. 50 CAPITULO vn DE LOS CINCUENTA A LOS SESENTA AÑOS. Como ya os digo, aquello de la retinopatía fue como una bomba para mí. Sufría enormemente, tenía un desasosiego que no sabía como sacármelo. Dentro de mí sufría como una especie de susto que me dejaba totalmente sin fuerzas para nada. Era incapaz de reaccionar. No sabía qué hacer, ni donde dirigirme. En resumen estaba completamente anulado, tanto psicológica como mentalmente. Margarita procuraba ayudar pero no lo conseguía. Para mí aquello era el fin. No había color. En el Hospital de San Pablo el oftalmólogo que me dio la noticia, lo hizo muy fríamente, sin ningún miramiento y sin tomar en consideración para nada la forma en que yo lo tomaría. No lo entiendo, parece mentira, ¿como es posible que los médicos en momentos como éste no tengan ni una pizca de humanidad?. ¿Cómo no se percatan del mal psicológico que van a causar al paciente?. Lo dicen y ya está "son duros como una piedra". Deberían enseñarles a actuar de otra forma cuando están estudiando la carrera. Deberían conocer alguna manera más delicada de comunicarlo al enfermo, más cariñosa, más velada. O sea con más dulzura y explicando con más detalle el grado de importancia que tiene el hecho en sí. Debo dejar constancia aquí y ahora de que desde aquellos hechos tan tétricos para mí, no me han quedado muy buenas impresiones y un concepto muy aceptable de la clase médica. No obstante ahora, después de tantos años he podido contactar con alguno que sí vale la pena, que sí es una persona con conciencia, que sí respeta la posible reacción del enfermo y procura hacérselo llevadero y fácil y así lo pueda aceptar mejor. Bien, ya era hora, quizás ha surgido una nueva generación de médicos con otros conceptos, con otra idiosincrasia, con otra forma de tratar al que sufre, haciéndoselo más llevadero. Todo esto me llevó a un estrés imposible de explicar. Tanto es así que empezó a quedarme todo el cuerpo lleno de unas placas en la piel, es lo que se llama "Psoriasis". Era una inmensa masa de piel dañada por esta reacción cutánea. El propio médico de medicina general de Llicá se quedó horrorizado. Dijo que esta reacción era el resultado del susto tan tremendo que recibí y que aún llevaba dentro. Yo sé que era así, no podía ser de otra forma. 51 Estas escamas en la piel las tratamos con varios medicamentos pero nada funcionaba, hasta que un día nos hablaron de una señora de Arbucies que hacía una crema que según explicó ella mucho más tarde, era un compuesto de 21 clases de plantas e hierbas del bosque. Yo no sé qué era exactamente, pero durante un mes me lo ponía mi esposa por todo el cuerpo cuando íbamos a la cama. Me vendaba totalmente que parecía una momia. No sé explicar el porqué, pero transcurrido un mes empecé a notar que me desaparecía poco a poco. Compramos más y más al darnos cuenta de que funcionaba. Resultado, que vino un día que estaba completamente limpio. Hasta el propio médico del pueblo Dr. Rafael Velasco nos pidió un pequeño bote de dicha crema, pues tenía algún paciente que quería probarlo.¡ Claro que se lo dimos!. Teníamos tanta fé en ello que no dejamos de notificarlo a quienes sabíamos aquejados de este mal. En fin, vamos a lo mismo: El oftalmólogo del Hospital de San Pablo nos comunicó que podrían serme aplicados los "Rayos Lasser" en la retina y que esto detiene la progresión de la enfermedad, sin embargo en aquél momento no se me podían aplicar toda vez que el aparato lo tenían en la frontera en espera de que se diera el permiso de entrada. Lo habían enviado a Estados Unidos para reparar. Esperamos durante un mes y medio pero el aparato no llegaba. Al final nos cansamos y decidimos acudir a la Residencia Bellvitge. En Bellvitge pasé otro viacrucis. Después de pasar por toda clase de reconocimientos, me dicen que los rayos lásser no pueden serme aplicados debido a que los exudados los tenía en la" propia mácula" y allí era peligroso aplicarlos pues los disparos podían dejarme ciego para siempre. "OJO, TENER EN CUENTA DE QUE HABLO DE HACE 16 AÑOS", por lo cual quiero suponer que actualmente los avances deben haber sido muy pronunciados. Imaginad como regresamos a mi casa después de estas noticias tan trágicas para mí. ¿Qué podía esperar yo de la vida? ¿Como tenía que superar todo aquello? No le veía el final del túnel. Sufrí yo e hice sufrir a mi esposa Margarita y a mi madre. Pues bien, os diré algo impactante: Creo que en estos momentos de apuro también Dios se apiadó de mí, pues fue una suerte que en ninguno de estos centros pudieran serme aplicados los disparos de lásser. Seguidamente os explicaré toda la historia de como salí del apuro y gracias a Dios muy bien. Nuestro buen amigo Dr. Musté de Palautordera, que siempre estaba al tanto de los avances que se producían en medicina y tratamientos coadyuvantes, nos llamó un día y dijo que tenía una revista médica en la cual se hacía un comentario y se daba información para tratar la "retinopatía diabética". Resulta que en Cartagena existía una : 52 CÁMARA HIPERBARICA. Me explicaré: Consistía en un gran tubo o cámara que utilizaban para recuperar a los que practicaban submarinismo y que en un descuido, cuando emergían a la superficie lo hacían demasiado rápido y la descompresión debe hacerse muy lentamente, pues la presión que tienen cuando están sumergidos a 20 o 30 metros no es peligrosa pero cuando salen, la citada descompresión tiene que hacerse muy lentamente o podría incluso acarrearles una embolia y como consecuencia la muerte. Pues bien, esta técnica no sólo la usaban para los citados submarinistas sino que también acudían diabéticos allí para recibir el mismo tratamiento. ¿En qué consistía?. Pues, les introducían dentro de la cámara hiperbárica y les hacían aspirar durante una o dos horas oxígeno puro, a una presión como si estuvieran a 20 metros de profundidad. Parecía ser que para algunos diabéticos esto funcionaba y el resultado era una mejora muy significativa con su retinopatía. Incluso para personas con mala circulación sanguínea, por ejemplo, úlceras en las piernas. También para personas que tenían que cortarles la pierna por haber empezado ya un proceso gangrenoso se aprovechaban de ello y en algunos casos se había logrado que los cirujanos desecharan seccionar dicho miembro, dada la mejoría observada en el paciente. ¿Porqué mejoraban los diabéticos con este tratamiento hiperbárico?. Os lo voy a explicar tal como yo lo recuerdo. (Hace 17 años?). El oxígeno es el alimento más eficaz para las células de nuestro cuerpo. Si estás bajo una presión de 20 grados, la circulación de la sangre por nuestras arterias circula con más ímpetu, de tal forma que llega a los rincones mas lejanos que en situaciones normales no alcanza. Incluso llega a los capilares y pequeñas arterias y siempre hasta la punta terminal de las mismas. ¿Qué pasa con la retina?. Pues que se trata de un órgano compuesto por ramificaciones muy pequeñas, en las cuales la sangre le es difícil asomarse. Con este tratamiento llega y por tanto sus células se alimentan mejor y el resultado es una mejora muy cuantitativa en la visión del diabético que esté afecto de dicha retinopatía. Esto igual se puede aplicar con los ríñones e incluso con el corazón. Por ello en un principio de este libro hablo de la maldita "MICROANGIOPATTA". Pues bien, me pongo manos a la obra y llamo a Cartagena para que me den información al respecto. Y me la dieron. Fueron muy amables y me comentaron que creían que en Barcelona había una cámara de esta índole. Que estaba ubicada en la Clínica de la CRUZ ROJA en la calle Cartagena, desconocían si funcionaba y además dijeron que era muy pequeña. Me apresuré a informarme de ello. Fuimos 53 allá, donde la tenían instalada. Allí hay un médico especializado en estas tareas de recuperación de submarinistas y que además atendía ciertos clientes diabéticos. Me dice que primero debían visitarme, llevar un informe de como estaba mi corazón al objeto de poder aguantar bien la presión a la que te sometía. Al propio tiempo tuve que pasar una nueva revisión de retina en la misma clínica de la Cruz Roja. Cuando tuve estos resultados y con la auscultación que me hizo este médico me informaron que sí podía ser un candidato a recibir este tratamiento. También me informaron que en algunos casos bien justificados, la Seguridad Social se hacía cargo de los gastos. Recuerdo que el importe total por un mes de tratamiento o sea 30 sesiones, costaba unas 150.000,-ptas. Ahí empieza mi primera batalla contra la retinopatía, que según los especialistas que había consultado (que fueron muchos), estaba en fase inicial, que procurarían parar el proceso pero que era incierto. Me asignan la fecha en que debía empezar el tratamiento. Recuerdo que era a las 6 de la tarde, diariamente, excepto sábados y domingos. Hice las 30 sesiones prescritas por el médico, que duraron un mes y medio. Después se me indicó que debía hacerme una nueva revisión de la retina. Acudí a la Clínica, pedí día y ahora y a esperar el resultado. "TUVE UNA ALEGRÍA INMENSA". Cuando el oftalmólogo me hubo visitado, me dijo que de ocho exudados que tenía en el ojo derecho solamente quedaban tres y medio. En el ojo izquierdo de cinco exudados queban dos. Esto representaba una mejora muy sustancial. Nos dimos cuenta por primera vez desde que pasamos este "vía crucis", que teníamos algo en que agarrarnos. Enseguida pensé que si con 30 sesiones habían desaparecido más de la mitad, ello quería demostrar que con otras 30 sesiones más, a lo mejor me quedaba completamente limpio. Después, como el pensamiento va tan rápido, sobretodo cuando la necesidad es tan imperiosa, pensé: cuando esté limpio, con 30 sesiones cada medio año de mantenimiento podré seguir o estar limpio de exudados, a la par que mejoraría todo mi estado general. Pero en medicina, las cosas no son tan claras. Dos y dos no son cuatro como con la informática. Es muy diferente, Hice las 30 sesiones siguientes, pero el resultado fue que seguían habiendo el resto de los exudados. O sea que no había desaparecido ninguno de los que quedaron. No obstante el médico dijo que el beneficio que se recibe con este tratamiento, el cuerpo lo aprovecha durante bastante tiempo después de haber sido aplicado. También dijo que no era cuestión de repetir más sesiones, pues no sería saludable. Margarita se enteró por un anuncio en la Vanguardia de que en Barcelona había un médico que prestaba tratamientos a base de oxígeno. Llamamos pidiendo hora y allí nos tienes. Me visitó y me informó de lo que hacía. Se trataba de respirar oxígeno puro, sin presión alguna, pero mediando un ejercicio con ciclostátic lo cual hacía que las arterias y sus capilares recibieran beneficio de ello. También te hacía tomar un medicamento que no recuerdo de qué se trataba. Lo 54 hice durante un mes, cada día por la tarde. Terminados los ejercicios me hicieron un nuevo reconocimiento ocular y según el oftalmólogo había mejorado algo pero no mucho. Terminados todos los tratamientos que hice se presentó nuevamente la incógnita ¿ Y ahora qué?. No era la panacea total, aunque funcionó, sin embargo no me quedaba ningún otro recurso más. Parece que en la vida nunca se cierran todas las puertas. Siempre queda un resquicio de luz por donde hurgar y esto puede darte algo de esperanza. ¿Qué pasó?. Pues que nos hablaron de un médico que visitaba en Girona. Una amiga de Margarita nos lo puso por las nubes. Decía que era muy bueno y que debíamos probarlo. Yo ya no creía en nada; había acudido a tantas consultas, a tantos especialistas e incluso a un médico de Valencia que igualmente me dijeron que lo curaba casi todo. Este me decía "Piensa que no lo tienes". Me quedé muy decepcionado, desconfiado con esta clase de medicinas alternativas y sin fé alguna con lo que decían ni lo que hacían. No obstante dijimos, bueno, por probar no cuesta nada. Habíamos gastado tanto dinero en primeras visitas que ya no importaba una más. Resulta que este médico colegiado era Homeópata. Supongo que todos, quien más y quien menos habrá oido hablar de la homeopatía. Te administran microcentésimas de concentraciones en forma de granulos de extractos naturales de plantas, minerales y otros productos recogidos en diversas partes del mundo. Igual los recogen en la India que en Chile o en la misma selva africana. Vete a saber. Tengo en mi mente las dos opciones que tomé y que decidieron mi vida, mi bienestar físico y mental y mi estado de salud, que a partir de entonces fue mejorando paulatinamente, hasta sentirme en una situación casi yo diría de privilegio (siempre teniendo en cuenta hasta donde pueda llegar a serlo). Por todo lo expuesto yo os pido "por favor" que prestéis el máximo de atención a todo lo que voy a relatar a partir de este momento, pues creo que podréis aprovechar muchos conocimientos que he ido descubriendo a lo largo de dieciseis años, o sea desde los 50 hasta este momento. Estoy tan convencido de que si seguíis mi ejemplo vais a notar una mejora importante en vuestra vida y como llevaréis la diabetes, que ya me siento satisfecho con solo pensar que alguno de vosotros hará caso del consejo y estaré contento de que haya llegado a vuestras manos este libro, que dicho sea de paso, ha sido escrito con toda la buena disposición de mi corazón. Solo os pido que pongáis interés en leerlo y que si os parece bien, probéis de seguir alguno de los consejos que os daré. Tengo tanto interés en ello que casi os pediría por favor que lo intentéis, que no vais a perder el tiempo, al contrario, será un gran avance para vuestra salud tanto física como mental. 56 SUB-CAPITULO. PRIMERA OPCIÓN: LA HOMEOPATIA.- SEGUNDA OPCIÓN: CAMBIO RADICAL DE LA TOMA DE DE INSULINA, LA DIETA Y EL EJERCICIO. LA HOMEAOPATIA.- Pedimos hora de consulta y nos la dieron para dentro de quince días aproximadamente. Llegamos allí, entramos en la salita de espera y tuvimos que tener paciencia más de dos horas hasta que nos llamaron para la visita. Sin embargo, durante la espera nos enteramos de muchas cosas oyendo hablar a los enfermos que allí acudían.. Hablaban muy bien de este médico y muchos manifestaban la mejora que habían tenido con este tratamiento. Recuerdo en este momento que había un señor que tenía asma y su esposa explicaba que cuando acudió por primera vez a una de estas visitas, el médico Dr. Jesús Gaspá le dijo que a partir de pasado un tiempo ya no tendría que ir por el mundo con el spray en el bolsillo. Todos sabemos que se trata de un inhalador que favorece la respiración cuando el enfermo le falta aire y se ahoga. Y así fue, pasado un tiempo se hizo realidad lo que había contado su esposa. Casos como éste nos enteramos de muchos y siempre te planteas ¡bueno ya veremos!, he visto y oido tantas versiones de los médicos, curanderos y medicinas alternativas que me lo tienen que demostrar con éxitos. Bien: entramos al despacho de consulta, nos saluda y nos sentamos delante de su mesa. Se sienta al cabo de un momento y dice: ¿Qué le pasa?. Yo le 57 contesto, es que soy diabético. Me corta de inmediato, sin dejarme decir nada más y manifiesta: Ah, si Vd. ha venido para que le cure la diabetes ya podemos levantarnos, porqué esto no puedo hacerlo. Y yo le contesto, ¡No, no! Si el motivo por el cual vengo es por que tengo un inicio de retinopatia diabética y no sé como curarlo ni sé donde acudir. Ya lo he probado todo. Él me contesta, ah, esto sí que se lo voy a quitar; también le veo a Vd. muy alterado y voy a tratarlo para que se tranquilice, vea su vida con más optimismo y todo ello favorecerá su recuperación. Verá como a la larga los exudados le van a desaparecer. Se lo hice repetir varias veces. Le preguntaba ¿ es seguro que me va a desaparecer?, es que estoy tan agitado, tan asustado y me siento tan acorralado que no me quedan fuerzas para salir de casa, ni moverme. Dice: tranquilo que esto se solucionará. Aun recuerdo lo que me recetó más o menos. Era: Thuja de 200 K. Tomar 4 granulos cada martes.Por la mañana. Argentum nítricum 200K.4 granulos cada miércoles por la mañana Gelsemiun 30 K. Dos granulos a días alternos. Por la noche al acostarse. Fhósphorus 200 K. 4 granulos el lunes al mediodía. Pulsatilla Xmil K. 4 granulos cada 15 de cada mes. Había tres preparados más pero no me acuerdo. Me indicó que pasados dos meses volviera a la visita, pues quería verme y saber como había reaccionado. Seguía tratándome con preparados de estos y en cada visita me cambiaba un poco el citado preparado, pues parece ser que cuando has pasado un tiempo debe hacerse un cambio, al objeto de que la naturaleza no se acostumbre al mismo y después ya no haga efecto. La homeopatía viene a ser y hace un efecto similar como la vacunación para preservar de cualquier virus. Solo que en este caso lo que hace es potenciar el trabajo de cualquier órgano que está en deficiencia de actuación y esto lo activa de tal forma que el cuerpo lo va notando. Solo debo decir que es muy lento y por tanto, según mi experiencia después de tantos años, el enfermo debe de tener mucha paciencia para que se le solucione su problema. Cuando hubieron transcurridos algunos meses, en una de las visitas, le manifesté que yo seguía viendo los exudados igual y que no había mejorado en nada. El dijo: sí que ha mejorado, Vd. ya no es el mismo que vino la primera vez. Su carácter y sus ánimos han mejorado y verá que poco a poco le iremos poniendo a a tono. Su estado general ha avanzado, tenga paciencia y verá que pasado 58 aproximadamente un año habrá desaparecido todo el problema, tanto de la vista como psíquico y físico. Transcurridos nueve meses, en una de las visitas va y me dice: Ahora le invito, le reto, a que vaya al oftalmólogo que le ha visitado siempre desde que tiene los exudados y que le mire. Verá como no encuentra nada. Yo dije, ¡que va!, si yo noto lo mismo, veo las mismas manchas en cada ojo y cuando miro una pared blanca, veo los cuatro o cinco en cada ojo ( que entonces ya volvían a estar). Vd. vaya y después me llama para informarme. Yo incrédulo, algo desanimado porque no veía la mejora, pero el me dijo que ya no lo tenía, lo que pasaba era que en mi cerebro (ahora lo llamarían en un chip de mi cerebro) aún estaba grabado todo el proceso y lo hacía real aunque ya no estuvieran Resumiendo, pido hora al oftalmólogo de la Cruz Roja, recuerdo que se llamaba Dr. Tercero, era sudamericano, muy cariñoso, muy amable y era de aquellos que nunca te asustan; pero claro debía informarte siempre de lo que veía en mi retina.. Voy a la visita, me hace el reconocimiento, me dilata las pupilas, te hacen esperar una hora para que las gotas que te han puesto hagan su efecto de dilatación y después me llaman. Me siento, coge el microscopio de investigar y profundizar en la retina e iba pasando un tiempo, iba mirando y diciendo: ¡es curioso!, ¡que extraño!, esto no es normal. Otra vez ¡qué curioso!. Al final yo pregunté ¿ qué pasa?. Se dirige a mí y también a Margarita y exclama. No lo entiendo, ha desaparecido todo, está completamente limpia, no se observan ni cicatrices. Entonces, exclama, YO NO SÉ QUE HA HECHO VD. PERO LO QUE HA HECHO SIGA HACIÉNDOLO. PUES HA DADO UN RESULTADO PERFECTO Y NO ES NORMAL EN ESTOS CASOS. ¡ QUÉ ALEGRÍA!. NUNCA HUBIERA ESPERADO ESTA CURACIÓN. SALTABA DE CONTENTO. NO OS PODÉIS IMAGINAR LA DICHA QUE SENTIMOS TANTO YO COMO MARGARITA. EL SOLO HECHO DE ESCRIBIRLO YA SE ME HUMEDECEN LOS OJOS PUES HASTA LLORARÍA PUES AUN SIENTO LA EMOCIÓN DE AQUÉL MOMENTO. SI ALGUNO DE VOSOTROS ESTÁ EN ESTA SITUACIÓN SUPONGO SE IMAGINARÁ LO QUE YO SENTÍA EN AQUEL DRAMA. FUE INEXPLICABLE. PARA MIERA UN MILAGRO, DÍYDÍ Y DÍ GRACIAS A DIOS; HABÍA REZADO TANTO Y TANTO QUE PIENSO QUE QUIZÁS DIOS LLEGÓ A CONMOVERSE CON MI DESESPERACIÓN. Cuando llegamos en el coche a mi casa, lo primero que hice fue llamar al Dr. Gaspá y comunicarle la buena noticia. Le felicité y le dije que quería seguir el tratamiento durante toda mi vida, pues esta la tenía condicionada al proceso que me había curado. Por la tarde a las siete, fui a Granollers con Margarita y oímos Misa en acción de gracias. Ya sé que a algunos les parecerá que esto no es cosa de Dios, pero en estos asuntos, cada cual es libre de creer o no creer, practicar o no practicar, rezar o no rezar, pero yo lo hice y seguí agradeciéndole a Dios el favor que había recibido. 59 Han transcurrido ya dieciseis años desde que empecé este tratamiento homeopático y pienso seguirlo hasta que me vaya de este mundo. Amigos míos y sufridores conmigo: No quiero de ninguna forma magnificar ni idolatrar esta medicina alternativa ya que si en un momento dado alguno de vosotros quiere probarla y después no le funciona, podría haberle hecho adquirir unas ilusiones que después no resultaron reales. Ante todo debo manifestaros que en primer lugar debe tratarse de un caso que no esté muy avanzado; recuerdo que una vez envié un enfermo al citado Doctor y cuando le pregunté al mismo médico, pasado un tiempo, me contestó que era un caso irrecuperable, demasiado tiempo con la retina averiada. Por tanto yo me limito a exponer mis experiencias, mis recuerdos y mis resultados. Después cada cual debe tomar sus propias decisiones que para esto nos han hecho libres. "YO SIEMPRE ESTARÉ DISPUESTO A INFORMAROS DE CUANTO QUERÁIS CONOCER" Otro sí: Al propio tiempo de empezar con la homeopatía comencé el cambio radical de mi tratamiento de la diabetes, tal como indico más arriba, o sea INSULINA RÁPIDA TRES VECES AL DÍA, DIETA CONTROLADA CON LAS TOMAS DE HIDRATOS DE CARBONO CORRECTAS, EVITAR LAS GRASAS Y EJERCICIO MODERADO. DE TODO ELLO HABLARÉ SEGUIDAMENTE. NO OBSTANTE, ANTES QUIERO HACER MENCIONA UN INCISO QUE RECUERDO ME PASÓ EN UNA DE LAS VISITAS QUE ME HIZO EL CITADO DR. GASPÁ DE GIRONA, PUES DIJO: SI VD. HUBIESE ESTADO EN MIS MANOS EN EL MOMENTO DE ADQUIRIR LA ENFERMEDAD, YO SE LA HABRÍA CURADO, PERO AHORA YA NO. ¡AS CÉLULAS DEL PÁNCREAS YA ESTÁN PERDIDAS, YA NO PUEDEN NI POTENCIARSE DESPUÉS DE TANTOS AÑOS DE SER DIABÉTICO. PARA CORROBORAR ESTA AFIRMACIÓN OS CONTARÉ QUE UN MATRIMONIO DE LLICÁ TENÍA UNA NIÑA DE SEIS O SIETE AÑOS QUE DABA TODOS LOS SÍNTOMAS DE UNA DIABETES JUVENIL, PUES YA LOS PROPIOS MÉDICOS SE LO HABÍAN PRONOSTICADO. YA SABÉIS: POLIURIA, POLIFAXIA Y POLIDIPSIA. PUES BIEN, LA LLEVARON A ESTE MÉDICO Y LA CURÓ. CUANDO ESTO OCURRIÓ, ME ACORDÉ DEL COMENTARIO QUE ME HABÍA HECHO AÑOS ANTES EN EL SENTIDO DE QUE SI LLEGAN A TIEMPO, EN EL INICIO DE LA ENFERMEDAD AÚN PUEDEN POTENCIAR LAS CÉLULAS Y CURARÍAS. Igualmente me gustaría explicaros un poco los logros que tuvo con mi esposa. Cuando ya llevábamos dos años acudiendo a la consulta del citado Dr. Gaspá, ella había pasado medio año quejándose de un dolor muy fuerte en el costado izquierdo, muy cerca de las costillas. No la dejaba dormir, pues la postura 60 en la que estaba en la cama no se lo permitía. Lo normal que hacemos todos cuando nos pasa algo, primero acudimos al médico de medicina general, después te envía al especialista y empieza el rosario de análisis, radiografías, auscultaciones y toda clase de pruebas. Pues bien, nos mandaron al especialista digestivo. Éste no encuentra nada, dice que es necesario unas radiografías, pero tampoco observa nada. Nos mandan al urólogo y una vez hechas las pruebas correspondientes, éste deja entrever si pudiera ser algo de espalda pero no lo sabe. Como que a mí me tocaba acudir al médico homeópata y ella me acompañaba siempre, fuimos a Girona y cuando hubo terminado de visitarme a mí, ella le comentó : algún día tendré que pedirle hora para mí, pues necesito una visita. El pregunta ¿qué le pasa?, se lo explicamos y cuando ya había hecho sus correspondientes preguntas dice: Esto es espalda. Venga aquí. La hace estirarse en la camilla de auscultaciones, de boca para para abajo, va palpando su columna vertebral, le pone encima las dos manos, da un apretón seco, se oye un chasquido y Margarita exclama ¡ya está, ya se me ha pasado el dolor tan fuerte que tenía!. Así terminó esta historia clínica. Los especialistas habían necesitado hacerle pruebas a mansalva, hasta "lavativas" purgas y tomas de medicamentos que no sirvieron para nada. Explico otro caso y basta: Mi mujer hacía años que evacuaba unos orines muy feos, obscuros, espesos y de una espectación poco agradable. Yo siempre le decía j Margarita, algún día esto nos va a dar un disgusto!. Ella decía que no, que siempre había sido así, pero a mí no me gustaba. Resultado, vamos al mismo homeópata, le explica el caso, le receta unos cuantos productos-extractos como siempre y a tomarlos, pues sabíamos que no había efectos secundarios. Pasados tres meses sus orines eran perfectamente claros, nítidos y sin rastro de pósitos ni restos extraños y habían perdido su color obscuro que nada presagiaban. Dijo él que había necesitado una limpieza general renal. Para finalizar os diré que este médico ya no existe, pues falleció de un infarto de miocardio según los comentarios recibidos, pero sí debo decir que yo sigo acudiendo a la consulta de uno de sus seguidores, es una doctora y que practica la misma terapia y forma que él. A mayor abundamiento debo decir que si pude aguantar la muerte de mi esposa Margarita ( que yo nunca hubiese pensado que podría soportar), fue debido a lo que me recetó este seguidor suyo. Fue espectacular. Soporté, soporté y soporté con valentía la enfermedad de ella "cáncer", durante seis años, aguanté sus últimos días y resistí los días antes y después de su fallecimiento. Tanto es así que ahora después de varios meses aún sigo teniendo cierta tranquilidad y aceptación, aunque debo decir con algunos bajones depresivos que sí que los tengo, que remonto rápidamente y procuro que no se repitan, pero esto es algo que durante dos años, según dijo este seguidor del Dr. Gaspá, debemos estar vigilantes para que no caiga en depresión. 61 Otra cosa más y basta. Ya me imagino que si algún médico de medicina tradicional lee este libro o lee solamente este testimonio que yo aporto, se reirá o se burlará o dirá que todo esto no está dentro de sus cánones. A mí me da igual. Que piense lo que quiera. Yo sé el resultado final de mis afecciones, sé como han desaparecido y no tengo porqué ocultarlo ni disimularlo. Si alguno de vosotros lo comenta con algún médico de su confianza y éste se burla o hace algún comentario de indiferencia decidle: ¡Es raro que la homeopatía se utilice con tanta asiduidad en Francia y que hasta figure dentro de la cobertura de la Seguridad Social!, ¿ Es que los franceses son más atrasados que nosotros? ¿ Es que los médicos franceses no quieren curar adecuadamente a los enfermos?. ¿Es que el Gobierno Francés quiere gastar el dinero gratuitamente?. Sinceramente, creo que no. Algo debe haber ¿no creéis?, en todo caso lo que interesa es que haya ignorancia o que nos mantengan ignorantes en España. Hay muchos intereses creados, demasiadas partes interesadas, Colegio de Médicos, Colegio de Farmacéuticos, Gobierno, Seguridad Social y todo un abanico de engreídos que se creen que ellos son los más sabios del mundo. Supongo y espero que vendrá un tiempo en que se darán cuenta de la gran utilidad que tiene la homeopatía y entonces se comentarán interiormente ¿cómo estuvimos perdiendo el tiempo y dejando que el enfermo lo pasara peor de lo que debía?. ¿Sabíais la cita referente a la homeopatía? Dice así: ¡Lo peor que puede pasarte es que no te haga nada!. Habladles a estos médicos que opinan negativamente, que os digan cuantos efectos secundarios han llevado a enfermos a que tuvieran que ser internados en cualquier clínica, por haber ingerido medicamentos de la medicina tradicional, que es posible que te solucionen alguna dolencia, pero que al propio tiempo te estropean algún otro órgano. También quiero comentaros que actualmente habréis podido comprobar que en cada farmacia ya expenden productos homeopáticos, lo cual indica que la gente cada vez solicita más medicación de esta. Sin embargo fijaros lo que pasa: Un tubo de granulos de cualquier producto por pequeño que sea, de homeopatía, vale en España unas 750,- ptas. y en Francia vale unas 200,- ptas. al cambio. Creo que con todos estos argumentos habrá quedado bien clara la situación de esta medicina alternativa y por tanto no tendremos que aguantar impertinencias de los propios médicos de la medicina tradicional. "OJO": No quiero decir con todo lo expuesto que la homeopatía lo cure todo, sería maravilloso pero no es así. Sin embargo yo explico lo que a mi me ha supuesto y nada más. 62 OTRO SI SOBRE HOMEOPATÍA. Quiero dejar constancia aquí y ahora que la homeopatía no es la panacea de la cura de todos los males. Ni hablar. Solo he expuesto algunos de los casos que a mi me han ocurrido. Sin embargo debo decir que a punto de editarse el presente libro, he pasado por una dolencia bronquial, la cual me ha dado muchos problemas y quebraderos de cabeza. Pues bien a pesar de haber seguido una serie de tratamientos prescritos por la doctora de homeopatía, al final me he visto obligado a acudir al neumólogo y aplicar la medicina tradicional para estos casos, ya que después de varias semanas siguiendo el otro tratamiento, no ha funcionado. Con esta explicación pienso que queda patente lo que digo en el apartado anterior. "No es una panacea de todos los males". Cuando a mi me pasa algo, siempre acudo primero a la homeopatía y si no se soluciona entonces acudo a la medicina tradicional. El caso es que te cures o se te moderen los efectos de la dolencia que te aqueja. Amigos míos: no influyo en nadie para que decida por una u otra medicina, aquí en el presente manuscrito lo único que pretendo es plasmar mis vivencias, mis zozobras, mis inquietudes y todo lo que yo he hecho para salir adelante hasta que llegue el final de mis días. No quiero de ninguna manera que alguien se tome tan a pecho lo que expongo que diga: voy a seguir esta clase de terapia. Nó. No es esta mi intención. Tiene que hacerlo en plan experimental y si no funciona ya sabe, a lo de siempre. Ojalá existiera una medicina que lo solucionara todo. Esto sería demasiado. Por lo cual lo que tenemos que hacer los enfermos, los sufridores, es procurar lo mejor para nuestra salud. Que no tengamos que arrepentimos de no haber probado todo lo que esté a nuestro alcance. 63 CAMBIO RADICAL DE LA INSULINA, DIETA Y EJERCICIO. TOMA DE Al propio tiempo que empecé con el tratamiento homeopático, había comenzado a aplicarme una toma de tres inyecciones de insulina rápida de una valoración de 40 U.I. por c e , dieta apropiada para mis necesidades alimenticias y un ejercicio moderado. Pero dejadme que empiece por el inicio de este importante cambio: Como ya indico al principio, estaba tan asustado cuando me detectaron los exudados en la retina de ambos ojos que empecé a indagar por todas partes. Pregunté, averigüé, me informé debidamente y actué. Estaba harto, harto, harto de tantos médicos especialistas diabetólogos de renombre que me prescribían diferentes tomas y clases de insulina cada uno de ellos, afirmando que procurarían parar el progreso de la retinopatia diabética si seguía sus instrucciones. Pero esto no sucedía. Iba empeorando y pasaba el tiempo y me iba desesperando, hasta que un día tuve una lucidez en mi cerebro, se me ocurrió lo siguiente y me dije a mi mismo: ESTA GENTE SOLO TE VE UNA VEZ CADA DOS O TRES MESES, POR TANTO LAS REACCIONES QUE HACE TU CUERPO NO LAS VEN. YO SÍ QUE LAS VEO Y LAS NOTO Y LAS SUFRO LAS VEINTICUATRO HORAS DEL DÍA. CADA SEMANA LOS SIETE DÍAS, CADA MES LOS TREINTA DÍAS O TREINTA Y UNO. POR ELLO DEBÍA ESTUDIAR MI PROPIO ORGANISMO Y A FONDO Y EMPECÉ A PENSAR DE QUÉ FORMA PODÍA HACERLO. COMO ERA NATURAL, TODO LO COMENTÉ CON MARGARITA Y LE DIJE QUE YA NO PODÍA NI QUERÍA PASAR MÁS TIEMPO DE ESTA FORMA, QUE EN LO SUCESIVO ME APLICARÍA YO MISMO EL TRATAMIENTO, HABIDA CUENTA DE QUE LOS DIABETÓLOGOS NO FUNCIONABAN. Y ASI LO HICE: 64 UN GRÁFICO. Lo primero que hice fue procurarme una libreta cuadriculada donde pudiera detallarse a escala, toda la numeración de resultados de "análisis de glucosa en sangre". En sentido vertical y de abajo a arriba empecé por 40, 60, 80 "aquí tracé una línea roja de normalidad" y seguí en la misma proporción, pasando por 120 "aquí tracé otra línea roja de normalidad", lo cual significa que mientras me mantuviera entre 80 y 120 estaría bien programado. (Quiero hacer un inciso aquí y ahora mismo de que esto no es fácil y casi inasequible pero sirve de referencia y si te vas moviendo en estos parámetros vivirás con salud). Seguí anotando esta progresividad hasta llegar la parte de arriba con 280. Al pié de este gráfico y de izquierda a derecha fui anotando las horas del día, empezando por la una y hasta la hora veinticuatro. Debajo de este horario dejaba tres apartados para anotar las unidades de insulina rápida que me daba cada una de las tres veces. Confeccioné una hoja para cada día, dejando un apartado donde pudiera anotar el promedio o media diaria de todos los resultados obtenidos. Y así empecé: El primer día me di 10 unidades media hora antes del desayuno, 10 unidades a la hora de la comida y 10 unidades a la hora de la cena. Pues bien: OJO AQUÍ, PONED MUCHA ATENCIÓN : "DURANTE QUINCE DÍAS CONSECUTIVOS ESTUVE ANALIZANDO CADA DOS HORAS MI GLUCOSA EN SANGRE. O SEA PASADAS DOS HORAS DEL DESAYUNO YA COMPROBABA COMO ESTABA Y LO DEJABA ANOTADO EN EL GRÁFICO Y ASÍ SUCESIVAMENTE LAS VEINTICUATRO HORAS DEL DÍA. ¡NO, NO, NO CREÁIS!, INCLUSO POR LA NOCHE PONÍA EL DESPERTADOR Y HACÍA LO MISMO, FUE DE CAMPEONATO PERO YO OS DIGO QUE NO ME ARREPIENTO. SÉ QUE ES UN SACRIFICIO PERO VALIÓ LA PENA. ME HA SERVIDO DE REFERENCIA TODOS ESTOS AÑOS". LA DIETA QUE INICIE FUE DE TRES RACIONES AL DESAYUNO, TRES RACIONES A MEDIA MAÑANA, CINCO RACIONES AL MEDIODÍA, DOS RACIONES A LA MERIENDA Y CUATRO RACIONES POR LA NOCHE Y CUANDO IBA A DORMIR COMÍA ALGO O NO SEGÚN EL RESULTADO DEL ÚLTIMO ANÁLISIS. O SEA EN TOTAL TOMABA 17 RACIONES AL DÍA SIGUIENTE, OBSERVABA COMO HABÍA FUNCIONADO MI METABOLISMO Y QUÉ RESULTADOS OBTENÍA. 65 ENSEGUIDA ME DI CUENTA QUE EN EL DESAYUNO DEBÍA TOMAR POCAS RACIONES, PUES A LAS DOS HORAS LA GLUCOSA HABÍA SUBIDO MUCHO; O PODÍA TOMAR OTRA OPCIÓN QUE ERA EL AUMENTO DE LA CANTIDAD DE INSULINA TOMÉ EL CAMINO DEL MEDIO O SEA: AUMENTAR DOS UNIDADES LA INSULINA Y TOMAR UNA RACIÓN MENOS DE HIDRATOS DE CARBONO. "SORPRESA": EL SEGUNDO DL\ LA GLUCOSA EN SANGRE DE LAS 11 DE LA MAÑANA YA HABÍA BAJADO EN RELACIÓN AL DÍA ANTERIOR. "ESTUPENDO, YA TENÍA UNA REFERENCIA". AL FINAL DE CADA DÍA DIBUJABA LA LINEA ASCENDENTE O DESCENDENTE SEGÚN EL RESULTADO DE CADA ANÁLISIS, DE FORMA QUE A LAS 24 HORAS QUEDABA ESCENIFICADA LA CURVA DE GLUCEMIA TOTAL. FINALIZADOS LOS 15 DÍAS DE INVESTIGACIÓN LA CURVA ERA MUY HOMOGÉNEA, TANTO QUE OSCILABA ENTRE 60 Y 150. CREO QUE CUALQUIER ESPECIALISTA DARÍA POR MAGNÍFICO ESTE RESULTADO. OS ASEGURO QUE ES UNA TÉCNICA MUY BUENA. TIENES A MANO PODER IR MODIFICANDO TANTO LA INSULINA COMO EL RÉGIMEN Y ASÍ IR NIVELANDO LA GLUCEMIA HASTA QUE HAS CONSEGUIDO TU OBJETIVO. UNA DIETA. Hice un estudio de la dieta que tenía que hacer, siempre con el bien entendido de que mi cuerpo necesitaba una ingestión como mínimo de unas 1.700 kalorías por día. Me proveí de un libro cuyo autor era un médico dietólogo en el que se detallaba cada alimento con los valores alimenticios que aportaba, tanto en calorías como en hidratos de carbono, proteínas y grasas. Al propio tiempo aplicaba un sistema de recuento de valoraciones alimenticias resumido a "raciones". ¿En qué consistía?. Pues se trataba de conocer exactamente cuantas raciones debían ingerirse al día, saber repartirlas entre cinco comidas, sabiendo que cada ración tenía un valor alimenticio de 10 grs. de hidratos de carbono. Para daros una primera pista os diré que 20 gramos de pan son igual a 10 grs.de hidratos de carbono lo que significa que tiene el valor de una ración. ¿Sabéis por qué un diabético debe tener más cuidado en repartir en varias comidas el alimento que le corresponde para todo un día?. Pues porqué según tengo entendido la digestión se realiza en dos horas aproximadamente, lo cual justifica que pasado este tiempo todos los hidratos de carbono ya han sido absorbidos por el hígado y de éste una vez transformados en azúcar ya han penetrado a la sangre. ¿Qué pasa?. Pues que si comes mucha cantidad en una sola comida "EL PICO" lo hace mucho más alto y la glucemia sube mucho más. Si tenemos en cuenta que el efecto de la insulina dura de 6 a 8 horas, resulta que 66 aunque te hayas dado insulina suficiente para que queme los hidratos de carbono que has ingresado a la hora de comer, necesita todo este tiempo para eliminar esta glucosa y no puede evitarse de ninguna manera un alza pronunciada aunque poco a poco vaya bajando otra vez hasta llegar a su estado normal de 80 a 120. LOS PICOS.- Me supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído hablar de los picos, pero por si alguien no lo sabe lo comentaré: Son exactamente las subidas de azúcar en sangre, muy pronunciadas, que se producen en el transcurso de la digestión durante dos horas después de las comidas. Es lo que explicaba anteriormente de que la duración de la insulina es de 6 a 8 horas y en cambio la comida entra en el organismo con este tiempo de dos horas. Se recupera porqué la insulina va trabajando y va eliminando azúcar en sangre, pero en principio se ha producido un desfase. Para evitar algo esta circunstancia aconsejan y dá muy buenos resultados, que la insulina que uno se inyecta lo haga con media hora de antelación al momento de sentarse a la mesa. De esta forma, como que esta insulina empieza su efecto transcurrido esta media hora, ello quiere decir que cuando se empieza a ingestar la comida, la insulina ya está en el comienzo de eliminación del azúcar que va entrando. Sin embargo debe tenerse mucho cuidado en como estás de azúcar en sangre en aquél momento, pues si está en un nivel bajo o sea a 60 o 70 gramos es mejor comer enseguida, no vaya a ser que se produzca una hipoglucemia. (Todo esto que explico son experiencias mías, por lo cual cada uno debe actuar según sus parámetros, no obstante os puede servir de referencia ). Cuando hablo con algún diabético que se queja de que después de la comida del mediodía le sube mucho la glucosa en sangre, no puedo retenerme y enseguida le pregunto si és que solamente toma insulina retardada por la mañana y por la noche en la cena, pues acostumbro a constatar que les pasa a esta clase de pacientes. Tiene una explicación: Si al mediodía no toman insulina, toda la ingestión de hidratos de carbono que comen va absorbiéndose en dos horas, lo que hace que se produzca uno de los "picos" de que hablaba en el apartado anterior. No hay insulina en aquella hora que elimine los hidratos de carbono que se ingieren. Solo trabaja una pequeña y muy diminuta dosis de insulina retardada que debe tener una duración de 16 o 18 horas aproximadamente, pero que va muy lenta. Por todo lo expuesto insisto en que es mucho mejor tomar inyecciones de insulina rápida tres veces al día; evita los picos, puedes comer tranquilamente hidratos de carbono en cada comida y mantienes un nivel de glucosa en sangre muy estable durante todo el día. Voy a relacionar a continuación las comidas que hago yo actualmente y como distribuyo las raciones según la insulina que recibe mi cuerpo a lo largo de las 24 horas del día. Es como sigue: 67 DESAYUNO. 12 unidades de insulina rápida a las 9 de la mañana. 30 gramos de pan tostado 1'5 raciones 1 kiwi 1'- MEDIA MAÑANA.- (Sin insulina) 30 gramos de pan con tomate y jamón 1 naranja 1'5 1'- i> " " COMIDA O ALMUERZO.- 11 unidades insulina rápida. Un plato de sopa con pasta 1'- Judías tiernas y tres cucharadas soperas de garbanzos o judías secas 1'- 100 gramos carne - 30 gramos de pan con tomate 1'5 1 manzana al horno 1'- Algo de vino mezclado con gaseosa(esta lleva sacarina) - MERIENDA.- (Sin unidades de insulina). Un zumo de dos frutas (manzana y pera) Si el análisis de las 6 de la tarde da un resultado T- raciones 68 de menos de 100 le añado dos tostadas de pan 1'- CENA.- ( 6 unidades de insulina rápida) Ensalada a discreción y variada - Tortilla de un huevo o bacalao u otra clase de proteínas - 30 gramos de pan con tomate 1'5 " 2 frutas 2'- " (Cuidado con el plátano que tiene más hidratos carbono) ANTES DE IRSE A LA CAMA.- (6 unidades insulina lenta). Unyogourth 0'5 Según el resultado del análisis, si es menor de 100 me tomo dos galletas maría, para evitar una posible hipoglucemia por la noche mientras duermo. TOTAL RACIONES DURANTE LAS 24 HORAS 16'5 CLASES DE ALIMENTOS.- Existen dos clases de alimentos portadores de hidratos de carbono que deben ser tenidos en cuenta y son: Alimentos de absorción lenta.- Tengo la costumbre o el hábito de inclinarme por preferir comer siempre alimentos de absorción lenta, por el solo hecho de que van siendo metabolizados por el Mgado con mayor lentitud y por tanto no entra la glucosa en la sangre con rapidez y da más tiempo a la insulina para neutralizarla. Como ejemplo podréis comprobarlo en el menú que he detallado y que actualmente estoy siguiendo yo. Veréis que prefiero los garbanzos 69 o judías secas y el pan, pues todos ellos son de absorción lenta. También lo es la pasta para sopa. Alimentos de absorción rápida.- En muy pocas ocasiones los tomo, debido a la rapidez en que son absorbidos por el organismo y por tanto tardan mucho menos tiempo en pasar a la sangre. Por ejemplo, las patatas, arroz hervido, boniatos, sémolas y féculas de todas clases. Otra cosa son las frutas, que aunque sean de abosrción rápida la fructosa que llevan es de mejor metabolización y por tanto no perjudica tanto al diabético. Y además es muy beneficiosa por las vitaminas, antioxidantes y otros componentes que llevan. GRASAS.- Siempre he tenido una animadversión o antipatía a las grasas, por tanto en mis comidas en todo momento las evito tanto como puedo pues cargan el hígado, son difíciles de metabolizar y cuando se escapan un poco se transforman en glucosa. Además si el diabético está mal compensado lo más probable es que si no van con cuidado puede transformarse en acetona (lo cual yo la considero un veneno) y perjudicarte con mareos, vómitos y malestar. Pondré por ejemplo que cuando como jamón curado, con las tijeras recorto todo la grasa y la tiro; procuro no comer queso por la cantidad de grasa que lleva (aunque me gusta tanto que a veces se me escapa la mano y me compro un trocho). Con la carne de cordero hago lo mismo y mejor dicho en todas las carnes ya que debemos tener en cuenta que son "grasas animales". En cuanto a comer carnes yo siempre me inclino por el pollo que es el menos graso de todos. Sí que también tomo cerdo, pero sólo una vez el martes que me como una butifarra y el jueves dos trocitos de lomo. El resto de las comidas de la semana siempre va de pescado, bacalao, o alguna tortilla de un huevo pero pocas o como digo el pollo. El domingo hago una excepción que no debería permitirme, pero hace años que la practico y no me va mal. En mi casa, para la hora de la comida del mediodía se guisan macarrones y yo como tantos como los otros comensales. ¿Qué hago para compensar esta pasta?. Pues primero me doy dos unidades más de insulina rápida, después no como pan ni sopa. Solamente el plato de macarrones, el pollo a la cazuela y una manzana al horno. De esta forma combino una cosa que tiene muchos más hidratos de carbono por otras que dejo de tomarlas. Además hay dos unidades más de insulina que favorecen que no se produzcan los dichos "picos". 70 EJERCICIO.- Para que el cuerpo reciba el máximo de beneficio de la alimentación que ingresa debe hacerse un ejercicio moderado diario, al objeto de que en todo momento tenga las puertas completamente abiertas para que penetre dicho alimento y al propio tiempo la sangre circule hasta los más profundo y más al final de las arterias y capilares y así las células se nutren debidamente. El ejercicio a ser posible debe ser diario y aún más, mejor a la misma hora si el trabajo lo permite. No es de recibo lo que hacen algunos que solamente los finales de semana hacen ejercicio y muy fuerte, como jugar al tenis, etc. etc. Creo que se debe ser ordenado, metódico y a horarios fijos, sin saltarse un solo día. El que lo hace solo a finales de semana y lo único que logra es que tenga hipoglucemias por haber gastado aquél día más de la cuenta y el resto de la semana va acumulando, a menos que tenga la precaución de tomar algo más de hidratos de carbono para compensar lo que se gasta y aún así no resulta muy práctico ni satisfactorio. 71 GRÁFICO Me gustaría abundar un poco más en lo del gráfico pues me fue de mucha utilidad. Deberéis saber que pasados dos meses volví a repetir la prueba durante otros quince días. Pude comprobar que todo seguía igual y que el tratamiento que al final aplicaba era perfecto. A partir de entonces no tuve dudas, iba seguro. Cada día que pasaba expedía una nueva hoja del gráfico para reflejar todos los resultados de cada 120 minutos, " quiero resaltar que no dejé de hacerlo ni una sola vez", incluso anotando observaciones y opiniones que se me ocurrían sobre lo que iba detectando en mi propio cuerpo. A medida que iban pasando los días y según resultados iba corrigiendo o la dieta o la insulina, según se veía. Siempre que hacía alguna variación de insulina, tanto en más como en menos variaba solo dos unidades. No quería que se produjera un desfase excesivamente fuerte. Creo que esta es la forma más acertada, paulatina y metódica de actuar ya que actualmente aún sigo haciendo lo mismo, o sea: Si en un análisis de sangre observo que mi glucemia pasa de doscientos., en aquél turno aumento dos unidades la insulina, pero nunca más cantidad. No vaya a ser que se produzca una hipoglucemia y me diera un disgusto. En todo caso en la siguiente toma de insulina ya volvería a corregir en más o en menos para estabilizar lo que esté pasando. Podría tratarse de algún factor externo ( disgustos, enfados, preocupaciones, alteraciones emocionales difíciles de controlar, etc. etc.). Parece imposible pero es verdad. No sabéis lo que aumenta la glucosa en sangre en una situación de estrés, enfado, emociones fuertes u otras situaciones. Yo personalmente cuando me pasa algo por el estilo ya en la próxima toma de insulina la aumento en una o dos unidades, pues sé que mi organismo a acusado el impacto de la emoción. Precisamente hoy día 23 de septiembre de 1997 he tenido la confirmación de una de mis experiencias. Por motivos ajenos al caso no he podido hacer ejercicio. Pues bien a la hora del almuerzo o comida del mediodía he pedido se me sirvieran dos o tres cucharadas más de garbanzos y a mayor abundamiento llevaba algo aumentada la glucosa en sangre (en ayunas estaba a 180); resultado de todo ello: hoy no he podido merendar, estaba a 291. No comeré nada hasta la cena y como quiera que las 11 unidades de insulina que me he inyectado al mediodía aún siguen trabajando, doy por supuesto que a las 9 de la noche ya habrá bajado algo. Seguro que en aquél momento repetiré el análisis de sangre y según como se presente añadiré 2 unidades más de las 6 que acostumbro a tomar. Así habré normalizado mi glucemia en sangre. 72 A las nueve de la noche he llegado a casa, después de haber jugado durante hora y media una partida de billar en el club del cual soy socio (así paso las tardes). Me gusta y me lo paso bastante bien. Mejor dicho, desde que murió Margarita casi debo decir que doy gracias por tener este pasatiempo o hoby, pues si no, no sé como habría subsistido del vacío que ella me dejó. En dicha hora me he hecho nuevamente el análisis por que cuando la glucemia es alta es mejor controlarse más a menudo. Resulta que sin la merienda y con la insulina que aún trabajaba ya he tenido un buen resultado. Estaba a 86 lo cual es magnífico. He tomado las 6 unidades de insulina como de costumbre, he cenado como cada día y espero que la normalidad vuelva a imperar. Bueno volvamos a mis vivencias. Fueron pasando los años de una forma totalmente tranquila,. Margarita seguía con la tienda y mi madre cada vez mayor pero iba manteniéndose bien dentro de sus 78 años. Hacíamos el viaje de rigor cada año pasando una semana en el apartamento alquilado en Benidorm. Satisfechos, muy unidos, nos queríamos enormemente y sin darnos cuenta debo decir que éramos todo lo felices que se pueda ser en este mundo, si es que vivir en él representa algún indicio de felicidad en algún aspecto. En verdad tenía razón el médico homeópata cuando decía que éramos vasos comunicantes. 73 Sé demasiado grande para preocuparte. Sé demasiado noble para enojarte y demasiado feliz para permitirte la presencia de problemas que te angustien. Christian D. Larson. 74 CAPITULO VIII PELOS CINCUENTA Y CINCO A LOS SESENTA AÑOS. Una vez terminado el período de observar mi organismo en cuanto al comportamiento de mi glucosa y conseguido el objetivo que me fijé de mantenerme estable física y mentalmente, empecé a disfrutar de mi situación. Entonces sí que ya podía permitirme ciertas alegrías, me encontraba muy bien y dominaba la situación. Tan solo debía tener cuidado en no olvidarme de los tres análisis de sangre al día y superar algunos altibajos que se producen en todo diabético por más que controle y vigile sus comidas. Nos apresuramos a hacer algún viaje por España, pues conocíamos varios países europeos y en cambio desconocíamos algunas regiones del propio Estado español. No obstante esto viene un momento que cansa y ya empezamos a decantarnos hacia cosas más tranquilas. Por ejemplo: Como digo en el apartado anterior hicimos una visita de una semana a Benidorm, nos gustó y acudimos allí cuatro años seguidos. Alquilábamos un apartamento por una semana a finales de junio y el resto del verano pasábamos los fines de semana en nuestro piso de Blanes donde también lo disfrutábamos pasando 15 días en Agosto. Lo compramos transcurridos dos años de casados y lo tuvimos hasta que Margarita cayó enferma. Allí también nos encontrábamos muy a gusto. Conocimos algunas familias muy agradables con las cuales intimamos y estábamos encantados con ello. Yo seguía con mis pinchazos, mi dieta y mi ejercicio y todo funcionaba de maravilla. Cuando cumplí los 56 años empecé a pensar en que se imponía el estudiar y empezar a prepararme para mi situación de retiro que ya se iba percibiendo en el tiempo. Entendía en que viene un momento en que una persona por dinámica que 75 sea debe disminuir su actividad y empezar a acostumbrarse y tener conciencia que se acerca la tercera edad. Fueron unos años preciosos, sin graves problemas de salud, pues todo se había solucionado. Margarita y mi madre llevaban la tienda y yo me dedicaba a lo mío que era el azúcar.. Nuestra economía era muy buena, nuestras relaciones con los amigos también y yo estaba encantado con mi mujer. Siempre tenía la misma cita en el pensamiento "mi mujer y yo somos todo el mundo". No teníamos hijos pero me sentía totalmente colmado de cariño y amor. No necesitaba nada más. Estaba lleno y completo. No podía pedir más. Y así alcancé los sesenta años de edad. ¿Quién lo hubiera dicho?. ¡Cómo me acuerdo de lo que comentaba a mis padres!. Decía: no llegaré a los 30. Después a los 40. Después a los 50 y ya estaba a los 60. Y así he llegado a los 66. Me he quedado completamente solo en la vida, sin padres, sin esposa y sin hijos. A veces recapacito y pienso ¿ como es posible?, si te lo hubiesen jurado hace 20 años no lo habrías creído. Si mi esposa tenía 12 años menos que yo. Siempre había pensado en pasar al otro mundo primero y egoístamente hablando atendido por ella y fue completamente al revés. Tuve que ser yo el que le daría toda clase de atenciones y ayudas que pudiera necesitar hasta el momento de su triste fallecimiento. Sé que me haré repetitivo con ello pero no importa, tenedlo en cuenta. Si hacéis caso de mis experiencias, teniendo in mente la "homeopatía", los tres pinchazos con insulina al día, los tres análisis de glucosa en sangre, la dieta y el ejercicio, podéis estar seguros que os sentiréis recompensados con el bienestar de vuestro cuerpo, la mejoría en el carácter y larga vida digna de ser vivida. Incluso diré que podréis daros el placer de comer más hidratos de carbono si os apetece, pues lo podéis solucionar tomando alguna unidad más en la comida que deseéis hacerlo. Quiero dejar aquí una recomendación, sin que sea mi intención alarmar a nadie, pero siento la obligación y necesidad imperiosa de comentarlo tal como yo pude experimentar: Hace algunos años (no muchos), un día me dirijo a la farmacia con las recetas para que se me dispensaran los tubos de insulina que necesito cada mes. Me quedé asombrado: me dicen que no tienen la insulina que yo usaba pues la de 400 unidades por centímetro cúbico dejaron de fabricarla. Había salido al mercado la misma pero de mayor concentración: eran tubos de concentración de 100 unidades por centímetro cúbico lo cual quiere decir que necesitas menos líquido para el mismo efecto. Aquél cambio no me gustaba. Tuve que adquirir un bolígrafo especial para inyectarme las mismas unidades pero que contenía menos líquido. Como no tenía otro camino tuve que aceptarlo . Lo probé durante un tiempo " pero debo decir que a mí no me funcionó bien". Lo comenté con mi 76 especialista endocrinólogo Dr. Figuerola y éste me dijo que en algunos casos se daba esta circunstancia. Empecé a buscar e informarme si había alguna otra marca de insulina que siguiera saliendo al mercado con la graduación de 40 unidades por c e hasta que encontré una americana que sí lo hacía y que sigue haciéndolo. Para vuestra información os diré que se trata de "humulina Regular" de la casa Lilly. Comprobé durante algunos días sus efectos, haciendo otra vez el gráfico y me funcionó a la perfección. Desde entonces que sigo inyectándome esta marca y explicaré porqué: He llegado al convencimiento de que la absorción en el organismo no se produce por el mismo orden, dado que si hay menos líquido en las mismas unidades, cuando se absorbe lo hace más a borbotones y no tan paulatinamente y bien repartida como si se tratara de la de 40 unidades por ce. A mí me va bien así y así continuaré mientras exista esta clase. Sin embargo debo deciros que con la insulina de 40 unidades por ce. no existen los bolígrafos que se utilizan para la de 100; por lo cual deben usarse las jeringas normales y corrientes de usar y tirar (que yo personalmente uso una cada tres pinchazos) y no es tan práctico como los citados bolígrafos. Deseo que todo este comentario sea tenido en cuenta por si se os ocurre cambiar, siempre que al propio tiempo se haya comentado con el médico que os trata. Él tiene la última palabra, aunque sí que el enfermo es quien manda en su propio cuerpo, pues mi teoría es que eres tú mismo el que comprueba las reacciones y las sufre si son negativas. MAS DE LO MISMO.Me gustaría hacer un inciso sobre las "hipoglucemias". Es muy importante para un diabético aprender a conocerse los síntomas de las antipáticas hipoglucemias. Por lo visto hay personas que se los desconocen y esto es muy peligroso, pues cuando se dan cuenta ya no están a tiempo. Ya han perdido la noción de las cosas y deben ser ayudados por otras personas que desconocen estas situaciones anormales en unos sujetos que más bien parecen borrachos. 77 Si alguno se encuentra en una situación semejante, debe acudir a su especialista y que le enseñe a distinguir tales síntomas. Pueden ser de diferentes formas: flojedad en las piernas o en los brazos, visión borrosa, taquicardia, sensación de mareo, pérdida de concentración, sensación de hormigueo en la lengua. Incluso diré que en cada una de las veces que se producen da un un síntoma diferente. Sólo hay una solución: tomar de inmediato un zumo de naranja o medio terrón de azúcar si la hipoglucemia no es muy fuerte. Si lo és, entonces mejor un terrón. Ahora hay de venta en farmacias unos caramelos de glucagón, que son glucosa pura y hace el efecto muy rápidamente (que es lo que interesa). Si los familiares se dan cuenta que el diabético ha perdido la noción de las cosas y no sabe lo que se hace, en muchas ocasiones se niega o no puede tragar. Entonces no hay otra solución que llamar al médico de urgencias o llevarlo a un centro hospitalario para que le inyecten por vía intravenosa el glucagón citado. 78 Concedadme, Dios mío, serenidad para aceptar lo que cambiar no puedo, valor para cambiar lo que cambiarse pueda, y sabiduría para discernir la diferencia. Dr. Reindhol Niebuhr. 79 CAPITULO IX DE LOS SESENTA A LOS SESENTA Y CINCO AÑOS. Cumplo los sesenta años y ya decido rebajar mis tensiones. Mi estrés se reduce, estoy satisfecho de como lo he programado, pues mi idea era cuidar de las cosas (bancos, farmacias, médicos y recados en general) solamente por la mañana y tener la tarde libre para nuestros libres albedríos. Pensé que con mi mujer podríamos disfrutar de la vida, pasear, visitar cuanto quisiéramos y hacer viajes o lo que más nos apeteciera, que es cuando uno se siente más libre. Pero esto duró poco. Pasados unos meses recayó en nuestras vidas la peor desgracia que nos podía ocurrir a un matrimonio muy unido, con un cariño y amor a prueba de fuego. A mi esposa le declaran que tiene un tumor de mama en el pecho derecho y que hay que operar. Un viacrucis total. Han transcurrido siete años y aún arrastro este lastre encima, aunque procuro no demostrarlo demasiado. Es inexplicable lo que se siente en estos momentos. Es como si a uno le hubiesen enfocado con un flash muy potente y no sabe donde se encuentra. No sabe como actuar, qué hacer, donde acudir, quien pueda tener una solución. Quieres oir palabras tranquilizadoras, que suenen a milagro y algunas almas caritativas las dicen, pero sabes que solo son palabras; que la realidad está ahí y que no puedes apartarla y decir esto me gusta, o esto no me gusta y por tanto lo dejo. En cuanto nos dieron la noticia lo primero que pensé cuando estuve en situación de hacerlo, una vez pasada la sorpresa inicial, fue que se había terminado la tranquilidad para nosotros. Que ya nunca más estaríamos confiados, estables, que siempre pensaríamos ¡ay que va a pasar!. Aunque mi esposa se recuperara, 80 siempre tendríamos el miedo en nuestro interior, el fantasma sobre lo que pudiera sobrevenir. Y así fue y siguió siendo hasta su fallecimiento. Pero dejadme explicar un poco más todo el camino recorrido, de sufrimiento continuo, de una angustia metida en el cuerpo que solo conoce el que lo ha sufrido o ha tenido algún ser querido que lo ha padecido. Tuvimos la suerte de encontrar una persona que se contrató para venir a casa a llevar la tienda y todo el trabajo doméstico. Era una persona muy buena, se portó muy bien con todos nosotros y aguantó todo el peso durante varios años. Mi madre tenía ya 82 años, en un primer momento pareció que no se asustaba, pero por dentro no lo superó. Tuvieron que internarla a ella antes que a Margarita. Cuando operaron a mi esposa, las tuve internadas a las dos en la misma habitación del Hospital General de Granollers. Después las separaron, pues mi madre se iba agravando. Duró un mes y falleció. Aún recuerdo sus palabras de los últimos días, dijo: "a mí me dá igual morirme, solo deseo que Margarita se cure". Durante todo este mes a mi madre le tuve contratadas tres personas para cuidarla, que se turnaban cada ocho horas. Estoy tranquilo en este aspecto, pues creo que hice cuanto estuvo en mi mano por ella. A partir de entonces nuestra lucha fue continua. Nuestro sufrimiento también y nuestra angustia no cesaba. Después de la operación a Margarita le prescribieron como es normal en estos casos de cáncer, la quimioterapia. Recibió seis sesiones de quimio (una cada tres semanas). Se recuperó bien. Empezaron los controles y salían perfectamente. El verano siguiente estaba muy bien y fuimos a Benidorm y lo pasamos bastante bien. Parecía que poco a poco íbamos superando el miedo al cáncer. En julio de aquél año, una vez regresados de Benidom, ella se descubre en la cicactriz de la operación un pequeño bultito, diminuto. Nos asustamos, vamos al cirujano que la trataba siempre. Era el Dr. José Ma Campos, una persona amable, sencilla, que sabía dar las explicaciones al enfermo sin preocuparle, humano y de los que se encuentran pocos. Dijo que lo quería extraer pero que no nos preocupáramos pues seguramente era un punto de sutura que se había salido. La opera con anestesia local, sin internarla y nos dice que de todas formas él siempre que extrae algo, lo analiza. Cuando tuvo el resultado acudimos a la consulta y nos dice que se han detectado algunas células cancerosas en la misma cicatriz y que por tanto debía practicarse Radioterapia. 81 Esto ya fue el colmo. ¿Es que no se podía estar ni un momento tranquilo9. ¿Es que Dios la había escogido a ella para el sufrimiento y a mi para la angustia9. Ella reaccionó de una forma admirable. En cada momento de sus caídas y recaídas demostró una serenidad, una calma, una aceptación digna de una santa. Nunca me hubiera imaginado a mi mujer con un carácter tan entero y tan espectacular. En cambio yo fui un completo desastre. Quedé tan asustado, tan lleno de temor y zozobra que no podía soportarlo. Posteriormente reaccionaba, pero en el momento de las malas noticias quedaba helado sin saber que hacer ni qué decir. No sé si os haréis a la idea, pero la glucosa se ponía por las nubes. Necesitaba aumentar la insulina llegando a tomar hasta 20 o 25 unidades más, o sea un total de 55 o 60 unidades al día en vez de las 36 0 37 que necesitaba en situaciones normales. Era la única forma de controlar un poco mi organismo y con todo aún no lo solucionaba. No sabéis como afectan estas alteraciones en el organismo de un diabético. Es impresionante. Ya sé que a los que sufren úlcera duodenal les afecta en esta parte del cuerpo y otros en la parte más sensible o débil que tienen. A nosotros los diabéticos nos dá por ahí. Y así lo sufrimos. Fueron tiempos muy difíciles, casi no se podían soportar. Era como estar en un continuo terror. Siempre estás temiendo lo peor, las perspectivas son pésimas y además pierdes el norte. De todas formas tengo que decir que aguanté, aguanté y aguanté. Durante seis años con continuos sobresaltos, uno tras otro, sin parar y ella soportándolo en su propia carne. Y seguía estando serena y admirable. Nunca en ningún momento de todos estos años me hizo ningún comentario que pudiera hacerme sufrir. Lo que pasa es que ya no teníamos necesidad de comunicárnoslo, pues estábamos tan compenetrados que era obvia cualquier frase de pena y lamentación. Los dos sabíamos donde estábamos y lo que pensábamos. En resumen, hablé con el Dr. Campos sobre la posibilidad de trasladarnos a la ciudad francesa de Montpellier, pues nuestro buen amigo farmacéutico Ángel Parera nos había informado ya con anterioridad, que si un día necesitáramos radioterapia, los dos lugares más avanzados en esta especialidad eran Huston en Estados Unidos de América y Mompellier en Francia. Se lo comenté al Dr. Campos, estábamos en una habitación junto con dos enfermeras y otro Dr. acompañante y él me dijo que en Barcelona había varios centros que también lo practicaban bien, por ejemplo San Pablo, pero yo insistí en querer ir a Francia. Tanto insistía en que lo hiciéramos en San Pablo que al final le pregunté: "¿Si Vd. tuviera a su esposa en este estado, donde la llevaría?. Supongo que ahondé en donde puede doler más, en lo más profundo de sus sentimientos y se inclinó por Francia. 82 Procedimos a hacer los preparativos. Acudimos a una amiga nuestra que conocía a fondo el francés, llamó pidiendo hora a la Clínica Clement Ville de Mompellier. Hago hincapié en esto "llama el viernes y ya le dan hora para el martes siguiente". Llegamos allí y todo fueron atenciones. Fíjaos bien lo que voy a decir: El mismo martes por la tarde ya le habían hecho la primera visita médica, los encuadres y la primera sesión de radioterapia. En Barcelona habríamos tenido que esperar dos meses como mínimo. En la misma clínica se encargaron de buscarnos un apartamento para alquilar, pues nos dijeron que como mínimo necesitaría 25 sesiones (practicadas de lunes a viernes). Al final fueron 33 sesiones. Fue un trato magnífico. Dentro de la desgracia mi mujer estaba satisfecha y siempre decía que tenía un buen recuerdo de la estancia allí. El médico no necesita que se llame al enfermo por parte de una auxiliar de clínica; él mismo sale del consultorio y te viene a buscar para la visita. Los precios de las visitas son tan mínimos que hasta te sorprendes. Solo os diré que posteriormente, cuando correspondía hacerle una visita de control acudíamos allí y en una ocasión le hicieron una ecografía y la propia visita médica con auscultación total y el importe de todo ello ascendió a unas 4.000'-ptas. Otra faceta digna de mencionar: La parte económica. Nadie nos pidió nada. Hasta pasadas dos semanas de tratamiento, la Srta. que se ocupaba de estos menesteres me llamó. Entonces me preguntó como quería pagar los servicios clínicos. Yo le dije como fuera de costumbre. Me contesta que como quiera, si deseo a final de todo el tratamiento podía hacerlo tranquilamente. Entonces pensé que si esta gente había sido tan amable y confiada en prestar los servicios por anticipado, sin pizca de desconfianza y no pidiendo ninguna clase de adelanto a cuenta, lo correcto era pagar el importe de la mitad del tratamiento una vez terminadas las quince sesiones y al final la otra mitad.Así se lo dije y así lo aceptó. Yo os digo desde este apartado que no es lo mismo que se percibe y se vive aquí en España. Lo primero que te dicen aunque no de forma oficial, es que antes hay que adelantar o avalar el importe, sino no se practica. A menos que se haga cargo la Seguridad Social claro está. Y vamos con mi diabetes; que recibía cada cuchillazo impresionante. De las seis semanas que duró su estancia en Mompellier, la primera estuve yo con nuestra amiga que se entregó totalmente a procurar el cuidado de Margarita; aquí sí que puedo mencionar aquella cita que dice: "quién tiene un amigo, tiene un tesoro") para organizarlo todo, incluso el apartamento. Como que los sábados y domingos no le hacían sesión, mi mujer se trasladaba semanalmente a Llicá y pasábamos el fin de semana juntos, lo cual no se hacía tan duro para ninguno de los dos. Sin embargo ella no quiso que estuviera solo en casa y acordamos que de lunes a viernes los pasaría en el Curhotel Hipócrates de San Feliu de Guixols. 83 Cuando ingresé en este Curhotel estaba completamente desecho. Solicité de inmediato tratamientos de una psicóloga, visitas médicas, masajes antiestrés y todo cuanto pudiera paliar mi estado emocional. Estaba tan nervioso y excitado que con mucha dificultad podía controlarme. Y además el azúcar que iba de arriba a abajo y de abajo a arriba sin parar. Hice mucho ejercicio, conocí otros huéspedes, alterné con diversas personas y acudía bastante a menudo a visitar a una prima de Margarita que pasaban el verano en Playa de Aro. Así pasaron tres semanas de estancia. Debo decir que me fui recuperando poco a poco por dos razones: la primera fue que el tratamiento de allí me favoreció bastante, pero la esencial y más efectiva fue que a menudo mi esposa me decía por teléfono que la habían hecho toda clase de pruebas, scanners, exámenes radiológicos y muchas ecografías y que todo daba completamente normal, lo cual demostraba que solamente habían aparecido aquellas malditas células malignas en la propia cicatriz. Esto nos tranquilizó mucho a los dos y volvimos a coger confianza en que todo terminaría bien. ¡Es curioso! ¡cómo se nota el efecto psicológico en situaciones como esta!. En el momento en que empecé a recibir llamadas telefónicas de Margarita en las cuales me daba buenas noticias cada vez, mi confianza iba en aumento y consecuentemente a ello el "azúcar bajaba y no necesitaba tanta insulina". El organismo se mantenía mucho más estable y todo parecía que empezaba de tomar la tranquilidad y bienestar de costumbre. Yo volví a estar relativamente tranquilo. En el Hospital de Granollers se quedaban maravillados de lo bien que se había rehabilitado la piel de Margarita, piel que recibió tantas sesiones de radioterapia que quedó completamente quemada. Comenté con un doctor, que había tenido noticias de que en un hospital de Catalunya también tenían los aparatos tan modernos como en Mompellier y el contesta "No se trata de tener buenos aparatos si nó de saberlos manejar". Esta piel tan quemada se recuperó muy rápidamente debido a que en el citado Curhotel le recetaron dos productos; clases de extractos naturales que son: "Caléndula tintura niara" y Molkosánd." Como que después de las sesiones pasamos una semana juntos en dicho centro, allí le fui aplicando estos dos concentrados a razón de cinco veces por día, mediante un algodón empapado, se los hacía deslizar por toda la herida que era tan profunda que asustaba tan solo contemplarla. Desconozco cuantas, pero creo que tenemos varias capas de piel, pues bien, pasados diez días ya se empezó a detectar que la primera capa de piel comenzaba a asomar por lo más profundo de la herida. Tengo que hacer mención aquí y ahora que estuvimos muy apoyados siempre por dos familias muy amigas del pueblo que nos atendieron siempre y en todo momento pudimos contar con ellas. Repito: Ya lo dice el refrán: quien tiene un amigo tiene un tesoro". 84 También debo resaltar la colaboración que nos hizo mi cuñada Agustina (hermana de Margarita), que ya en la primera operación estuvo todo el tiempo con nosotros y nos prestó toda clase de apoyo y ayuda. Estuvo varias semanas en Francia acompañando a su hermana. Igual pasó algunas veces la otra cuñada Rosa Mil, pasando toda la semana en Mompellier con ella. Debo decir que nunca estuvimos solos en los momentos más duros de nuestra vida. Bueno, ahora voy a demostrar que también supe estar a la altura de las circunstancias en momentos clave como este. Me explico: Durante la última semana de tratamiento radioterápico empecé a recapacitar sobre nuestra situación y me dije "Margarita necesita algo en la vida que la incentive para tener ganas de vivir y no se le reanude la enfermedad". Y tomé una decisión. Cuando llegó y estuvimos instalados en casa le dije: "Margarita, he pensado en terminar la casa que compramos, hacerla decorar convenientemente e ir a vivir en ella en cuanto esté todo acabado". Creo que en aquél momento acerté de lleno en sus necesidades psicológicas. Le di una alegría enorme. Casi saltaba de contenta. Cerramos la tienda por no poder atenderla ella. Faltaba mi madre y ella no tenía un humor lo suficiente bueno para este trabajo. Ni se sentía tan fuerte como antes. Por tanto creímos que lo correcto era cerrar. Hicimos liquidación de todo el género y debo decir que nos salió mejor de lo que pensaba, ya que en situaciones semejantes normalmente debes casi regalarlo para que se lo lleven. También procedimos a la venta del piso de Blanes, habida cuenta que era un tercer/cuarto piso y a mi esposa le era muy pesado subir no habiendo ascensor. No puedo negar que tuve un pequeño disgusto, aunque se lo oculté a ella, pues me dolió mucho dejarlo. Eran muchos recuerdos de quince años consecutivos disfrutando y pasarlo bien con ella los veranos. No obstante, primero es lo primero. Me dije que cuando estuviera más recuperada ya compraríamos otro. Debo confesar que pasamos un año y medio la mar de bien. Después estrenamos la casa nueva en Semana Santa. Ella era feliz y si ella lo era yo también. Pero nunca la felicidad es completa. Tengo que admitir que el cambio de casa me produjo cierto estrés, debido a los perros que ponían los nuevos vecinos que iban llegando y que no me dejaban dormir. Empezaron a ponerme nervioso y alterado y no lo soportaba. Lo discutimos con Margarita y no sabíamos qué hacer. Por un lado ella estaba ilusionada con esta casa y por el otro yo estaba intranquilo por el motivo de los perros. Y és que no era cuestión de pedir a los vecinos que dejaran de tener perros, pues aparte de que habría sido inútil si no es el uno es el otro y siempre hay alguno que se le ocurre tenerlos. Parece que vaya todo en el paquete. Si una familia estrena casa, deben instalar su perrito o no quedaría la cosa bien acabada. Ella tuvo una idea que quizás era la única viable. Dijo que podríamos pasar los finales de semana en la nueva y el resto en la vieja. Así lo hicimos y funcionaba bastante bien aunque no del todo. 85 ¿Qué pasó?. Pues que un día al atardecer, regresamos a la casa vieja entre semana y empecé a notar cierto malestar en piernas y parte del cuerpo. Como si estuviera cansado y dolorido. "Peligro": Por la noche y madrugada me levanté tres veces a orinar y en todas salía sangre. "Vaya, por Dios". ¿Es que no íbamos a parar de situaciones problemáticas". Al día siguiente por la mañana acudimos al servicio de urgencias del Hospital General de Granollers. Pasadas unas horas me visitan, sacan sangre, me auscultan, comprueban todo lo que se puede hacer en un servicio de urgencias (no puedo quejarme) y cuando tienen el resultado del análisis de sangre, me manifiestan que todo está bien pero que debo acudir al Urólogo, pues todo hace pensar que lo más probable es que se trate de próstata inflamada. Por la tarde acudimos a la Mutua del Carmen de la cual somos socios y logramos que me visite el urólogo Dr. Cortadella. Este dictamina "Próstata inflamada con infección en la vejiga. Parece ser que si no evacúas del todo bien la orina se producen infecciones. Me recetó antibiótico. Como es normal le dije que era diabético. Me dejó que actuara según mi criterio. Como ya sabéis, cuando hay infección el diabético necesita más insulina. Por tanto tuve que empezar a subir la toma hasta llegar nuevamente a necesitar 56 unidadeses. Al propio tiempo indicó mediante parte médico que se me practicaran ecografias de vejiga, ríñones y próstata. Pedimos hora para estas ecos y el día y hora señalado acudimos allá. Lo primero que me dicen es que tengo que tomarme allí y en ayunas un litro y medio de agua. Lo pasé horroroso. Beberse un litro y medio no es difícil. Lo que sí es difícil es aguantar el líquido en la vejiga durante mucho rato. Pues esto es lo que tuve que hacer. Me dijeron que hasta que estuviera bien llena y me fuera muy necesario evacuar la orina, no podían hacerme las ecografias y que no fuera para nada al lavabo, ya que después no se me podrían practicar las dichosas ecos. Ahora, recordando lo que pasó hasta da un poco de risa. Resulta que mientras el médico que las practicaba iba visitando a otros enfermos, cuando aún faltaba cierto espacio de tiempo yo ya hice avisarles de que ya no aguantaba, pues pensé que aún me harían esperar y no podría. Aquello fue muy cómico "llegó un momento que tan fuerte era la presión de la orina que corriendo me fui hacia la enfermera, para avisarla de que no podía más. Lo hice con los pantalones bajados, apretándome el miembro con la mano para aguantar, pero era imposible y ya se me escapaba la orina un poco. Me mojaba hasta los pantalones pasando por el pasillo. La gente que estaba allí esperando se reía a pierna suelta y yo gritando que no podía más. La enfermera me gritó diciendo que fuera al lavabo y que hiciera cuatro gotas solamente. Allí me dirijí y así lo hice. Al poco rato me llamaron y el médico dijo que quizás se hubiese perdido la ocasión y debería volver otro día. Lo probó pero pudo hacerlo. Salieron bien las ecografias y el diagnóstico fue que todo estaba bien, excepto que la próstata estaba inflamada. 86 Pedimos hora para una nueva visita del especialista y nos la dieron para el día 15 de diciembre. Pasé quince días horribles. Cada diez minutos tenía que orinar y solo eran unas cuantas gotas. Por la noche no podía dormir pues cada momento me tenía que levantar para orinar de nuevo. Llega el dichoso día 15 y resulta que después de una hora de espera, entro en la consulta y el especialista Dr.Cortadella no estaba. Visitaba un sustituto que solo opinó que podría tratarse de tener que operar, pero que de momento dejara pasar estas fiestas y después de Reyes volviera a vistarme y practicarían un nuevo análisis y otras pruebas. Un consejo: Procurad no caer enfermos en julio o Agosto o en Navidades, por qué no hay nunca los médicos titulares. Todos están de vacaciones y el enfermo debe esperar. Solamente hay sustitutos que procuran alargar el proceso para cuando llegue el médico titular. Yo no podía aguantar más, pedimos hora al urólogo Dr. Serrate, Jefe del servicio de urología de la Residencia "Príncipes de España" en Bellvitge. Este también visitaba en la Clínica de la Sagrada Familia, pero particularmente. Fuimos a esta clínica una vez confirmada la hora de visita. De pago claro está. Llevamos todas las pruebas ecográficas, análisis y cuantos informes teníamos en nuestro poder. Este especialista me visita y dice "madre mía": esto está a punto de cerrarse completamente. Debe operarse rápidamente. Yo le pregunto ¿ cuando?. Él me contesta, si quiere puedo operarle mañana por la tarde. Yo le contesto: Pues ya me quedo aquí hoy mismo. Estaba tan apurado que ya no quería ni volver a casa. El médico me dijo que no, que tan solo me sacarían sangre y después al día siguiente por la mañana me harían radiografías y electrocardiograma y si todo salía bien, por la tarde ya lo haría. Aprovecho este espacio para comentar aquí que en aquellos día usaba una bolsa de plástico con un tuvo que iba conectado al miembro o pene, al objeto de que cuando te apretaban las ganas de orinar, dejabas que saliera si es que podías y quedaba en el depósito, hasta que llegas a casa y lo vacías. Debo decir que me fue muy bien. Este invento me facilitó que podía salir de casa y aunque estuviera en algún sitio de compromiso no debía preocuparme para nada, pues podía acudir a todas partes y me dejaba ir a tranquilo. Y así fue. Todo salió perfectamente. Me operaron a las 4 de la tarde del miércoles día 21 de diciembre y el sábado 24 ya me dio el alta. Vino por la mañana a mi habitación a comunicarme que había sido practicada la anatomía patológica (biopsia) y como que todo era normal ya me daba el alta. Debo señalar que nunca me hubiera pensado que fuera tan valeroso ante una operación. El propio médico se sorprendió, pues mientras me estaba operando, charlábamos los dos y de paso yo iba controlando la presión arterial de una pantalla que tenía enfrente. O sea que tantos días de espera y cuando vas particularme en forma de pago todo se soluciona al momento. Tengo que reconocer que ni en la propia operación ni después de ella sufrí lo más mínimo. Es como si no lo hubiese pasado. Pues quedé perfectamente sin ninguna clase de secuelas. El Dr. Serrate me dijo: Ha quedado tan bien que nunca más tendrá molestias de esta índole. 87 Deducción: A pesar de ser diabético todo el proceso quirúrgico resultó perfecto, sin ningún problema consecuencia de mi diabetes. En la primera visita, al médico ya le manifesté que yo era diabético pero que si me dejaban controlarme a mí mismo todo funcionaría bien. Dijo que el primer día no podría ser pues tendría el suero y no comería y por tanto deberían controlarme la glucosa ellos mismos, pero que el resto de los días sí. Y así fue, yo le decía a la enfermera cuando venía a pincharme el número de unidades de insulina que debía ponerme, según el resultado del análisis de sangre y además tomaba la dieta que yo creía me convenía. Me pinchaba tres veces al día, igual que en casa y me hacía tantos análisis como me parecía oportuno y así fui nivelando la glucosa en sangre, que dicho sea de paso, cuando el organismo sufre una alteración de esta clase se desorganiza todo y por tanto necesitaba muchas más unidades de insulina. Pero paulatinamente fui disminuyendo hasta llegar a la normalidad. Debéis tener en cuenta igualmente que cuando te anestesian para alguna clase de operación quirúrgica, ésta produce un efecto hiperglucemiante y por tanto hay que vigilar pues seguro que durante unos días la glucosa estará mucho más elevada que de costumbre. Yo os aseguro que si procuráis controlaros vosotros mismos, todo os funcionará mejor. No vaya a pasar como una vez que estuve internado en un centro médico durante tres días para observación y resulta que un día a la hora de la cena se me presentaron con un plato lleno a rebosar de puré de patatas. Yo les dije que se habían equivocado, pero ni la cocina ni la que trajo el plato no sabían nada de nada. Resultado: que yo no lo quise y solo comí una pequeña parte. Si llego a comerme todo aquél plato posiblemente habría alcanzado hasta 500 grs. de glucosa en sangre. Dicho esto, queda completa y concretamente demostrado que lo básico y fundamental en el tratamiento de nuestra enfermedad es el control de la glucemia. Es lo más importante. Si yo pudiera llevar un aparatito en el bolsillo que en todo momento me señalara a qué nivel de glucosa en sangre estoy, creo que tendría la dulcinea dominada al máximo. Bueno: nos instalamos en la nueva casa definitivamente, pues habíamos alquilado parte de la vieja a la ';Caixa" que puso una oficina. Al poco tiempo alquilamos la planta baja del piso de la parte de atrás para una profesora de Inglés.Y nos quedó vacío el piso y unos sótanos, que lo guardé por si se presentaba algún imponderable. Nunca sabes lo que puede pasar en esta incierta vida. 88 ¡Y tan incierta!. Me explicaré: Pasamos un tiempo (6 meses) bastante bien. Margarita estaba bien. El que estaba intranquilo era yo, pues había dejado todo el trabajo y me aburría. No tenía nada en que ocuparme y esto es como si ya estuvieses medio muerto. " Procurad estar siempre ocupados en algo, pues el refrán dice que la persona que cuando se despierta por la mañana no tiene nada que hacer ni en qué emplear su tiempo, es como si ya preparara poco a poco su cercano funeral". Hay que actuar, actuar y actuar. Similar a como hacen los riachuelos cuando nacen en las rocas de la alta montaña. Van esquivando las rocas, haciendo su recorrido en zig-zag. El agua que llevan siempre está completamente clara, limpia y cristalina, al contrario de la que está estancada en algún charco, la verás roja, sucia, en mal estado y se crían en ella toda clase de parásitos, llegando a ser totalmente putrefacta y mal oliente. Así puede pasarle al que no tiene nada en la vida en qué ocuparse. Sin embargo no fue esto lo peor. ¿Por qué uno no puede estar tranquilo durante unos años en esta vida?. A veces me pregunto ¿por qué Dios permitió que pasara lo que pasó?. Me explicaré: Era a finales de Abril y Margarita empezaba a quejarse de la espalda o columna vertebral. Llamó al médico homeópata de Girona y le pidió hora para que le hiciera un reajuste de los huesos, pues era una práctica que en las diversas ocasiones le había funcionado muy bien. El caso es que le dijo: mira, como el 1 de mayo es fiesta y yo voy a estar todo el día en el consultorio, puedes venir a las 11 de la mañana y te atenderé. Llegamos a Girona y personados en dicho consultorio estuvimos esperando junto con dos visitas más toda la mañana esperando si llegaba, pero no fue así. Al final nos cansamos de esperar y nos fuimos. Nos llegamos hasta S.Feliu de Guixols y fuimos a comer al Hipócrates o curhotel mismo de las otras veces. Por la tarde probamos nuevamente si el médico estaba allí pero nó. Al día siguiente mi esposa llama a Girona y nos comunican que si no acudió fue porque había fallecido de un infarto. Mi mujer estuvo triste y lloró durante dos días. Fuimos a su entierro pues nos había quedado un magnífico recuerdo. Al propio tiempo debo decir que nos quedamos como huérfanos, pues a partir de entonces desconocíamos quien nos iba a tratar. Ya digo con anterioridad que yo tengo mucha fé en la homeopatía, más, teniendo en cuenta que me solucionó lo de la vista y toda la microangiopatía. Para nosotros fue una pérdida irreparable. Posteriormente supimos que a partir del mes de septiembre habría una doctora que sustituiría al médico Dr. Jesús Gaspá, se trataba de su sobrina que ya llevaba un tiempo trabajando con él y ya conocía sus técnicas. La prueba está que he seguido con ella todo el tiempo y me ha ido muy bien, sobretodo cuando me recetó los concentrados de homeopatía para soportar los momentos tan dramáticos como los que pasé cuando Margarita falleció. 89 Margarita siguió quejándose de la columna vertebral. La llevé a varios médicos, acudimos a que le practicaran acupuntura pero no le funcionó. La llevé al Hipócrates pero tampoco. Después a un balneario de Caldes de Montbui pero tampoco. Al final el médico de este centro nos indica que tiene que haber algo más, pues con las sesiones que llevaba debía haberse notado una mejoría. Solicitó una radiografía y cuando la tuvimos y la vio dijo que sí, que se apreciaban dos pinzamientos en la quinta y sexta lumbar. Vamos al traumatólogo Dr. Font que ya conocíamos y este manifiesta: "Yo podría quitarte este dolor enseguida con unas filtraciones, pero habiendo los antecedentes cancerosos, antes prefiero que te hagan una gammagrafia. "Aquí empieza el verdadero suplicio". Después de toda una vida aguantando y soportando tantos sinsabores, tantas enfermedades que fuimos sorteando y saliendo adelante de todas ellas, nos viene la más fuerte. Es como si te apuntillaran. Le hacen la gammagrafía y sale positivo. El cáncer a vuelto a aparecer. Otras vez a Mompellier, otra vez exploraciones de todas clases e internamientos en la clínica para conocer más exactamente el alcance de la afectación. El médico de allí Dr. Regal le comunica que a pesar de todo hay mucho por hacer y que no pierda las esperanzas. Sin embargo ella estaba preocupada y mi estado emocional era horroroso. Estaba tan nervioso que no tuve ni fuerzas para acompañarla a Francia. Acudió a ayudarnos como siempre nuestra amiga ( no cito el nombre porque sé que no le gustaría) y también la otra familia amiga nuestra. También estuvo con ella mi cuñada Agustina y mi cuñado Juan que pasó un final de semana, también otra amiga. Tres veces la internaron por un tiempo de unos diez días cada vez, excepto el primero que estuvo más. Llegó un momento que no podía ni moverse. A duras penas podía levantarse para ir al lavabo. Pensé que quizás le favorecerían los movimientos unas muletas. Nos las prestaron en el Ambulatorio de Llicá y le fueron de maravilla. De esta forma como mínimo podía apoyarse y desplazarse por la casa. Mi vida también fue un infierno. Recuerdo que empecé a tener unas taquicardias tan tremendas que tenía que quedarme en la cama, que me duraban unas dos horas después de cada comida. Lo atribuía a los nervios. Durante aquellas primeras semanas perdí diez kilos. Tomaba valium de 5 mgs. pero no me solucionaba nada. Probé otros tranquilizantes pero tampoco. Me hicieron electrocardiogramas en repetidas ocasiones pero no señalaron nada anormal. Iba perdiendo fuerzas y vino un momento que casi no podía subir las escaleras de mi casa. El azúcar iba tan mal que ya no sabía que hacer. Otra vez llegué a darme hasta 60 unidades de insulina para contrarrestar las elevadas glucemias. Por motivos de salud, la chica que venía a mi casa por las noches a hacerme compañía tuvo que dejar de venir y decidí irme a un centro de geriatría que hay en La Ametlla del Valles. Sólo estuve cuatro días, pues Margarita ya me llamó diciendo que volvía de Francia (con ambulancia). Allí pude darme cuenta de como se sienten las personas que están internadas en centros geriáticos. 90 Completamente aparcados. Bien cuidados, eso sí, pero más solos que la una. Terminan de desayunar los acompañan al salón o sala de estar y allí se quedan hasta la hora de comer. Nadie te dice nada ni te preguntan como estás. En mi vida me había sentido más solo. Debo confesar aquí y ahora el miedo y preocupación que tengo a que llegue un momento de mi vida en el que no haya otro remedio que acudir a uno de estos centros. Os aseguro que es de lo más deprimente. Si de este apartado me fuera posible dar una opinión a los propietarios de Centros Geriáticos les diría que más que tratar bien a los internos (que ya debe hacerse) casi es muchos más importante distraerlos, ¿cómo?, pues muy fácil: tener una persona (psicólogo o un animador o algo similiar) que los lleve a pasear, que les dé conversación, que les anime y les haga reaccionar, que les distraiga. Estos centros podrían por ejemplo adquirir un furgón con una plataforma incorporada por medio de la cual puedan acceder los huéspedes que van en sillas de ruedas dentro del coche. Dos o tres veces por semana llevarlos a visitar lugares turísticos, exposiciones y cuantos sitios hayan para distraerlos y miren que los hay. Puedo citar aquí por ejemplo: Villa y puerto olímpico de Barcelona, incluso Montjuich, da igual el caso es sacarlos del ostracismo donde están. Cuando no salieran a pasear organizarles distracciones dentro del mismo recinto. Juegos, apuestas simbólicas, hacerles cantar y si es posible reir, tener un pequeño local y pasarles alguna película de cine, darles alguna charla sobre dietética y enseñarles a superar las depresiones (esto es muy importante). Ya sé, los dueños y encargados de dichos centros me dirán que el presupuesto no da para tanto, pero tampoco creo que tener un furgón y llevarlos a pasear pueda suponer tanto coste. Además, muchos de ellos podrían colaborar con un porcentaje en el gasto de salida de aquél día. Creo sería interesante. Lo que sí sé es que tendrían una estancia mucho más dulce, más alegre y menos aburrida. Lo que yo vi en aquél momento "me asustó". Es como una muerte anunciada. Como si ya te pusieran en la antesala de tu fallecimiento. O sea "de aquí al cementerio". Cuando llegó mi esposa en la camilla y la bajaron de la ambulancia, también me gustaría dejar constancia de que supe comportarme muy bien, sin dramas ni expresiones alteradas y emocionadas, al menos así me lo manifestaron mis amigos. Quiero resaltar aquí y ahora que una vez estuvimos en la habitación ella se me abrazó, se puse a llorar y me dijo: "tendrás que tener mucha paciencia pues las cosas están muy mal". En el momento de escribir este párrafo os digo que estoy llorando. Aún recuerdo aquél momento, tan emocionados y tan dramático para los dos y tan lleno de angustia y a la vez con un amor y sufrimiento compartido. Estuvimos mucho rato abrazados. Yo procuré manternerme sereno, pues es lo que correspondía hacer en una situación semejante. Posteriormente mi esposa me comentó que cuando llegó de Francia me vio tan delgado que no parecía el mismo. Pues bien, transcurrido un tiempo me visitó el endocrino Dr. Figuerola, para hacerme un reconocimiento sobre mi estado en cuanto a la diabetes se refiere. Le extrañó muy mucho que hubiera perdido diez kilos. Me pregunta si durante este período había comido algo en este tiempo y le contesto que sí. Dijo "no lo entiendo", es imposible que a pesar del estado emocional que ha pasado haya perdido tanto peso. "Aquí debe haber algo raro". Y tanto si lo había. Solicita un análisis de sangre y descubre que estaba pasando por una 91 "ALTERACIÓN DE TIROIDES". Seguramente debido a tantas angustias y desesperación. Después comprendimos el por qué de las taquicardias, la delgadez y la debilidad muscular. Empezaron a tratarme la tiroides con seis comprimidos diarios de un preparado llamado "Neotomizol" y enseguida comencé a recuperarme. Primero desaparecieron las taquicardias. Posteiormente iba aumentando peso y ya no me encontraba tan débil. A medida que se iban practicando cada tres meses otros análisis de sangre, me iba rebajando los comprimidos hasta llegar al momento actual que solo tomo medio por la mañana y medio por la noche. El Dr. Figuerola me dijo que había reaccionado muy bien al tratamiento y por tanto vendría un momento que ya pasaría sin ningún comprimido. Quiero hacer un comentario jocoso pero que yo lo tenía muy claro. El médico me comentó en cierta ocasión que una vez cesado el tratamiento, si posteriormente se repetía la alteración de la tiroides lo que harían sería freiría un poquito. Técnicamente significa que secan un poco esta glándula para que no trabaje tanto. Sin embargo enseguida dije que de ninguna manera. A mi no me freirían nada. El médico preguntó porqué. Le contesto que los casos que conozco no les han acertado la medida y entonces deben tomar medicamento para que trabaje más dicha glándula. Y le pregunto ¿Qué pasará si vuelvo a tomar los comprimidos de neotomizol?. Me contesta que nada pero que es lástima que toda la vida tenga que tomar médicamente. Le digo que es igual pero que nada de frituras. Ya estoy acostumbrado a vivir hipotecado tomando medicamento, (insulina cuatro veces al día) y otros elementos como la homeopatía, etc. etc. Aquí tengo que hacer notar algo muy importante para todos los diabéticos: Si algún día os encontráis en una situación semejante en cuanto a tiroides se refiere, no os asustéis. Acordaros de lo que yo expongo aquí y que no es ningún sacrificio tomar este medicamento. Llevo ya año y medio y la verdad no he tenido en ningún momento contraindicación alguna ni efectos secundarios. Por tanto es fácil de absorberlos para el organismo y sin secuelas consecuentes, que siempre acostumbran a aparecer en según qué clase de medicamentos que tomas. El caso es que te solucione el problema y esto sí que me lo hizo. El Dr. Figuerola ya me comentó al principio que al parecer en algunos diabéticos juveniles al cabo de muchos años les puede aparecer. No obstante ya os digo, si a alguno le pasara, recordad que no es ningún problema importante, al contrario te encuentras mucho mejor que antes y tienes los nervios mucho más templados. Estás emocionalmente mucho más estable y por tanto la glucosa mucho más equilibrada. A Margarita la exploraron por todas partes y lo primero quue diagnosticaron fue que la cervical la tenía tan gastada que las vértebras eran tan delgadas como una cañita y que se podían romper en cualquier momento y quedarse completamente inválida. En principio creyeron oportuno operar para 92 solucionar el problema, pero posteriormente aconsejaron no hacerlo, pues lo veían muy difícil que saliera bien. Por lo visto había tenido una descalsificación tan tremenda que todo estaba completamente desgastado. Los médicos lo vieron mal pero no perdían las esperanzas. Resultado de todo ello fue que volvieron a aplicarle quince sesiones de radioterapia, para calmarle los dolores lumbares y cervicales. Posteriormente le prescribieron quimioterapia. Las primeras sesiones funcionó muy bien. Ella se recuperaba cada vez con bastante buen resultado y fue mejorando de su estado. Cuando llegó a la cuarta sesión ya pudo andar sin muletas. Recuerdo un día que yo estaba muy desesperado y al volver de la farmacia en Granollers (cada día por un motivo u otro tenía que acudir a buscar medicamentos), dentro del coche y mientras conducía me dirijí a Dios en voz alta y dije ¡Dios mío, dame alguna señal que pueda comprobar que mejora su estado!. Pues bien, llego casa, eran las ocho de la tarde y me la encuentro en el comedor, de pié con las muletas y tenía que ir arriba al lavabo, con un tono semi-serio y como enfadada dice "qué caray, fuera mulestas". Las tira por el suelo y sube las escaleras sin ninguna clase de ayuda, solo asida a la barandilla y muy rápido. ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría!. No sabía como agradecerle a Dios este favor. Pareció como si me hubiese escuchado y cuando estuve en la habitación le di las gracias con rezos y alabanzas, pues era señal de que si seguíamos por este camino se pondría bien. Desafortunadamente esta dicha solo duró unos cuatro meses. O sea desde finales de mayo a finales de septiembre; a partir de entonces el marcador tumoral ya volvió a hacer de las suyas. Ya no bajaba , solo se mantenía a pesar de las continuas sesiones de quimio mensuales. En noviembre Margarita que ya percibía que las cosas empeoraban y la espalda le dolía mucho más me dijo: Me han hablado de un pueblecito de la provincia de Zamora llamado Trabazos, en el cual hay un sanador que parece que hace muchas curaciones. Nos informamos por todas partes y empezaron a llegarnos noticias de gente que había estado y que les había ido bien. Yo no lo veía nada claro pero me dije a mi mismo que se haría lo que ella pidiera. Se trataba de su vida y tenía derecho a probarlo. Un día que lo estábamos discutiendo me comentó: Si la medicina tradicional no puede curarme, sólo me queda este camino y quiero ir allí durante unos días y si noto mejoría pasadas las fiestas de Navidad volveré. El día 1 de diciembre se desplazó allí y regresó el día 20, al objeto de poder pasar las fiestas en casa. Dijo que después de Reyes volvería. Pero ya no pudo ser. Se encontraba tan mal, con tanto dolor y flojedad que casi no podía moverse de la cama. Recuerdo que el día de Reyes le regalé un libro titulado "CABALLO DE TROYA V". Le escribí en la primera página una dedicatoria que me salió del alma (un alma que la tenía en vilo). Fueron unas frases que solo afloran a tí en unos momentos tan tensos y tan angustioso como estos. Los dos intuíamos que el final se precipitaba. Yo escribí: "Nos lo pueden quitar todo en 93 esta vida Margarita, pero el cariño y el amor que nos hemos tenido el uno al otro durante 27 años, esto no nos lo puede quitar nadie". Existe un hecho que quiero mencionar. En estos días me estuvo comunicando en varias ocasiones, que nunca había sentido en su interior tanto amor por mí como ahora. Que estaba muy contenta de como me había portado con ella y que yo había hecho lo imposible para lograr su curación. Igualmente me dijo que también quería en gran manera a la chica que la cuidaba, era colombiana, se llamaba Pilar pero ella la Hamba Pili. Me confesó "esta chica me ha dado tanta vida y tanto amor y me ha despertado un sentimiento maternal tan fuerte que nunca en mi vida lo había sentido". Creo que fue providencial que tuviera a esta chica, al igual que la tuve durante un tiempo conmigo cuando faltó Margarita y que me ayudó a salir del pozo depresivo en que uno se encuentra. Pasado un tiempo lo dejó. (Me ha quedado algo de incertidumbre en la forma que lo hizo. No lo he entendido ni lo entender*. He analizado las cosas y la verdad es que me tiene algo preocupado. Sin embargo debo estarle agradecido). Entre Margarita y yojhubo un momento tan sensible para los dos!. Nos pusimos a llorar al mismo tiempo Estábamos abrazados y sin poder pronunciar palabra Ahora que lo recuerdo creo que fue como una especie de despedida. Ambos lo sabíamos. El fin estaba cerca, sin embargo uno nunca cree que lo sea tanto. El día 7 de enero teníamos que acudir al Hospital a conocer el resultado del último análisis. Ella no pudo acudir y yo como me sospechaba lo peor, rogué a nuestra amiga que me acompañara. La doctora nos dijo que el marcador tumoral había subido enormemente y que la metástasis ya empeazaba a afectar el hígado. Prescribió ya morfina. No obstante yo solicité la asistencia domiciliaria de un equipo compuesto por un médico y tres enfermeras llamado PADES, que acuden personalmente al domicilio de los enfermos terminales. Estos la visitaron un lunes por la mañana. Ella ya conocía la situación pues al llegar del Hospital quiso saber la verdad. Nuestra amiga me decía que no le ocultara nada, pero yo no quise. Le dije solamente que el marcador había aumentado algo más, pero sin detallar cuanto. No le hablé del hígado. ¡Para qué!. No valía la pena atormentarla más. Este equipo llegó a mi casa, suben a la habitación y le dicen: Ya sabes que esto no tiene solución. Ella pregunta ¿cuánto tiempo me queda?. Le contestan, nunca se sabe a ciencia cierta. Voy a citar ahora mismo las magníficas palabras que ella pronunció estando en una situación semejante. Creo que son dignas de mencionar y valorar. Demuestran qué clase de persona era mi esposa, con una serenidad pasmosa y sin ni una sola lágrima derramada manifiesta: "Bueno., ya sé que ha llegado el final. Me ha tocado a mí y tengo que aceptarlo. Mi sobrina Noemí ya está colocada. Mi hermana Agustina también. Mis padres igualmente lo están en el centro geriático de Arbucies y él (dirigiéndose a mí) ahora ya se espabila sólo. Por tanto la única cosa que os 94 pido es que no me dejéis sufrir". Creo que estas palabras demuestran sobradamente la clase de persona con la cual estaba casado. Hasta en los momentos más difíciles y dramáticos de la vida demostró una serenidad, un saber estar ante situaciones extremas y de una calidad emocional propias de un santo. Ante tal demostración de control personal, solamente me queda citar aquella frase tan acertada que textualmente dice: "No te aflijas por haber perdido a un ser querido, alégrate de haberlo tenido". Elisabeth -Kubler-Ross. HAGO UNA PARADA EN ESTA HISTORIA, PARA HACER UN COMENTARIO SOBRE LO QUE ME HA ACONTECIDO ESTA NOCHE-MADRUGADA Y QUE CREO IMPORTA MUCHO PARA LOS DIABÉTICOS. ERA LA NOCHE DEL DÍA 11 DE OCTUBRE DE 1997. A las doce y media de la noche cuando voy a acostarme y después de hacerme el acostumbrado análisis de glucosa en sangre, procedo a inyectarme las 6 unidades de insulina retardada. Pues bien, me equivoqué y en vez de retardada me inyecto insulina rápida. "Vaya por Dios" ¿ Y ahora que hago?. Todos sabéis que la insulina retardada dura las 16 o 18 horas y en cambio la rápida unas 6 horas. Esto significa que durante la noche y mientras duerma me puede producir una Hipoglucemia tan fuerte que ya no lo cuento. Hasta la mañana siguiente la chica que tengo no me habría llamado y seguramente ya no tendría solución. Estaba indeciso, no sabía qué hacer; al final pienso: lo mejor es tomar dos o tres trozos de terrón de azúcar y así evitaré la posible hipoglucemia. Así lo hice y además comí 4 galletas maría dorada. De esta forma cubriría las necesidades de hidratos de carbono que pudiera necesitar. No obstante puse el despertador a las 4 de la madrugada para evitar sorpresas. Resultado: a las 4 me hago el análisis y estaba a 58 de glucosa. Demasiado bajo si tenemos en cuenta que a partir de 60 para abajo ya hay peligro. Me comí un trozo más de azúcar para solventarlo. Pero puse nuevamente el despertador para las 6'30. Vuelvo a analizar mi glucosa y seguía estando a menos de lo normal. Me comí dos galletas para alcanzar las 9 de la mañana que es cuando me levanto. ¿Os dais cuenta? Si no llego a tomar todo lo que tomé me habría encontrado en el Hospital con un coma insulínico. Esta mañana siguiente día 12, estoy muy al tanto porque después de una bajada hay una subida y en 95 este caso más, pues el cuerpo debe estar saturado de hidratos de carbono vje falta la parte proporcional de insulina retardada que no tomé Y que aúri seguiría prestando su apoyo como básica. "Tenedlo en cuenta, es muy importante". Fijaos si vale la pena conocer los efectos de las insulinas y dejos hidratos de carbono. Se me ha ocurrido que lo hice muy bien, pues a partir de ahora y con esta experiencia, cuando tenga alguna duda semejante, me plantearé siempre la misma máxima: Ante la duda, prefiero una hiperglucemia a una hipoglucemia ya que las bajadas de azúcar son más perjudiciales que las subidas, si éstas son solo puntuales. Esto mismo os podéis plantear vosotros mismos. Tenedlo en cuenta, es mejor una subida temporal que una bajada. Sigo con la historia final de mi esposa, que aunque me haga pesado con ello, ella se lo merece y yo le debo esto. A partir de aquél momento las cosas se precipitaron. Empezaron a darle morfina. La primera toma fue oral y le sentó fatal. Tanto es así que se pasó vomitando seis veces en 24 horas. Los médicos de PADES, prescribieron que tomara un comprimido por la mañana y un comprimido por la noche. Pues bien, el de la noche yo no quise dárselo. No podía soportar que vomitara de aquella forma. Ella no se quejaba pero cuando yo dije que por la noche nó, comentó que mejor, pues prefería el dolor que le daba la columna a aquel sufrimiento de náuseas y vómitos. A la mañana siguiente a primera hora llamé a este equipo y les dije lo siguiente "Vdes. le prometieron que no sufriría y que estaría despierta y como que no tendría dolor podría pasearse por la casa, pero tanto ella como yo creemos que no ha sido como lo le prometieron". Debo decir que de cumplir cumplieron muy bien y que después todo funcionó pues la morfina se la daban por vía intramuscular a razón de una dosis cada cuatro horas. Se trataba de un catéter. Me explicaré: Tenía constantemente una aguja clavada al objeto de que cada vez solo tuviera que enchufarse la jeringa e inyectarle la citada dosis. Le desaparecieron los vómitos pero ya casi no despertaba, solo dormía y tomaba muy poco alimento. Y así llegaron los últimos días. De acuerdo con nuestros amigos de siempre la bajamos al comedor pues ella así lo pidió. Instalamos una cama, pusimos un biombo para separar la estancia en dos partes. Esto fue un domingo día 26 de enero de 1997. Cuando estuvo situada, yo para probar si reaccionaba un poco, le puse al pié de la cama el último cuadro que pintó o sea una maternidad y le dije: "Mira Margarita el cuadro. Te acuerdas de lo bien que plasmaste al niño. Ella me habla y dice, sí, me costó pero lo logré. Salió muy bien". Me dio alegría ver que aún había reaccionado ante su obra. Todos los presentes también se dieron cuenta y estuvieron contentos de que así fuera. Pues bien: fueron las últimas palabras que pronunció. A partir de entonces solo dormía y dormía, a causa claro está de la morfina. Debo decir en favor de la enfermera que la atendía, componente de este equipo PADES que en ningún momento nos desatendió. Este domingo lo pasó la mayor parte del día con nosotros. Estuvimos 96 muy bien asistidos con ella. Se llama Dolors. Desde aquí quiero agradecerle todo el trato que recibimos de ella. Fue perfecto. Margarita resistió durante dos días. Yo estuve constantemente a su lado. Me ayudaban y no la dejaban nunca las dos Pilis, chicas que siempre la cuidaron y que ya estaban contratadas para ello. Pero quiero remarcar aquí que lo hicieron muy bien. Margarita estaba muy satisfecha de como lo hacían y me lo comentó varias veces. Yo también lo pasaba muy mal. Enormemente mal. Fueron 48 horas de una angustia continua. De un sufrimiento que lo sientes aferrado dentro de tu propia alma. Es com si tuvieras clavado un cuchillo en las entrañas que te va penetrando poco a poco.Te sientes completamente impotente, querrías hacer todo y no puedes hacer nada. Llegas a pensar que si en estos momentos pudieras dar la vida por ella lo harías. Pero esto supongo que es una reacción espontánea de todos los seres humanos cuando ven que se les está perdiendo un ser muy querido. Es como si te arrancaran parte de tu vida. "El miércoles día 29 de enero de 1.997, a las 9'30 de la noche Margarita falleció." Estos dos últimos días encontramos la forma más adecuada para que pudiera respirar mejor pues se iba fatigando poco a poco. Le pusimos unas almohadas, la situamos recostada del lado derecho y parecía que respiraba mejor y sin mucha molestia. Al propio tiempo le dejamos muy poca luz para no molestarla y al lado en una mesita se me ocurrió colocar un pequeño radiocassette, donde puse una cinta que contenía una música muy suave; era una flauta oriental y sonaba muy dulcemente lo cual le daba más sosiego y a nosotros también. Al propio tiempo yo en diversas ocasiones la tenía cogida de la mano y la hablaba. Tenía entendido que en estos trances, aunque no puedan pronunciar palabra alguna sí que oyen y se dan cuenta de lo que les transmites. Por tanto en diversos momentos le decía: Margarita, estoy aquí, contigo. Siempre hemos estado juntos y ahora también. Estáte tranquila y no sufras. Yo te ayudo y te acompaño y te asistiré. Siempre te he apoyado, siempre te he acompañado y ahora también. Si quieres hacer el "paso" hazlo, que no te retenga nada, pues yo estoy a tu lado. Le apretaba la mano con la esperanza que recibiera el mensaje de amor que en aquellos momentos quería transmitirle. Nunca podré saber si le llegó, ya lo sé pero así lo creía y así lo hice. Hasta que llegó el momento fatídico. La perdí y la perdí para siempre. Se fue de mi vida tal como entró en ella. Fueron 27 maravillosos años viviendo a su lado. Sintiéndome apoyado, asistido en mis dolencias, dándome ánimos cuando más los necesitaba, avisándome y advirtiéndome cuando me equivocaba y escuchando mis problemas o mis logros cuando los tenía. Era comprensiva, amorosa y perdonaba todo. No tenía rencores ni resentimientos para nadie. Siempre comprendía y disimulaba cualquier flaqueza o defecto de otras 97 personas. Si alguien se comportaba de una forma que normalmente pueda parecer anómala a la vista del prójimo, ella siempre lo justificaba diciendo: está pasando una mala temporada. Es buena persona pero ahora ha tenido un mal momento. Nunca un reproche para nadie. Tenía amor y lo repartía. Era caritativa y daba. Era amable , cariñosa y tenía un don especial que no todos podemos poseer. Para mí fue muy fuerte. Es imposible de explicar si no se ha pasado por este trago. Sin embargo gracias a la homeopatía lo superé. El día siguiente fue agotador. La gente venía a dar el pésame. Fue una procesión continua todo el día. Casi no tuve tiempo para comer ni descansar. Todo ello solo refleja un hecho cierto y es que se había sabido rodear de muy buenos amigos y amigas. Dejó un lastre que creo difícilmente la puedan olvidar. El viernes se efectuó el sepelio. Ella me encargó ya días antes de que no quería que su entierro fuera un funeral. "Quería una misa de Pascua". Así lo pedí al cura y así se hizo. Puedo decir que me quedé impresionado. La Iglesia estaba llena a rebosar, conté un asistencia aproximada de 420 personas, basado claro está por los recordatorios que se entregaron. La misa fue concelebrada por tres curas. Aparte del que tenemos asignado en Llicá, Jordi María, acudieron nuestros dos mejores amigos: Pere Farriol y Lluis Ferret. Quién hizo los oficios religiosos fue Mosén Pere Farriol pero los otros dos ayudaron. Cuando entramos a la Iglesia estos curas iban delante, detrás la caja mortuoria y después la familia. Los cánticos fueron tal como pidió o sea de celebración de la Pascua. Se leyeron lecturas, mi sobrina leyó unos rezos muy bonitos y nuestra mejor amiga M" Rosa leyó un escrito de despedida, que yo redacté dos días antes en previsión de lo que era seguro iba a suceder y de esta forma ya lo tuve preparado. En este escrito traté de exponer al público asistente las excelentes cualidades que adornaban a mi mujer. Supongo que lo que dije impactó a los asistentes, pues posteriormente me fueron solicitadas unas cuarenta fotocopias del mismo. Sé por otras personas que estas palabras llegaron muy hondas en el corazón del público, pues parece ser que muchos lloraban, atragantados y llenos de una ternura y angustia que les impedía articular palabra. Fue un día que amaneció con una niebla tan espesa que no se veía nada. Incluso sé que hubo un turismo procedente de Arbucies que se extraviaron y tuvieron mucho trabajo para llegar. Sin embargo a las once de la mañana ya asomó el sol. Es lo que acostumbra a pasar en este pueblo. En invierno mucha niebla y después un sol espléndido. Esto nos demuestra la cantidad de humedad existente. Llegamos al cementerio y se procedió a su entierro definitivo. "Era el final." "Adiós Margarita, ya no nos veremos más". Solo me quedará un vivo y bello recuerdo de lo que fueron 27 años de convivencia. CAPITULO X EL ANO DESPUÉS . Ella nació en un pueblecito muy bello y enormemente cuidado de la Provincia de Girona, (en la comarca de "La Selva"), donde la prioridad de su belleza estriba en las flores. Su nombre es Arbúcies, pero como sobrenombre, todos, tanto los aborígenes de la localidad como los forasteros que la visitan y que proceden de diversos rincones de la orografía .catalana e incluso española la llaman "VILLA JARDÍN DEL MONTSENY". Paseas por sus calles y plazas y en todas ellas, casa por casa, observarás que están repletas de tiestos donde las flores brotan, brillan y dan vida en el propio ambiente. Es un espectáculo deslumbrante, magnífico, en el que se percibe el aroma característico de las azaleas, con sus claveles, rosas, margaritas y toda una variedad de clases y razas que dan un realce y un esplendor que te quedas embobado contemplando tanta maravilla. Es como si sus mujeres les estuvieran cantando continuamente alguna dulce y tierna canción que les diera más ganas de destacar y que cada una de ellas quisiera sobresalir del resto. Las cuidan como si fuera un hijo recién nacido al que se le dá toda clase cuidados, de ternura y cariño. La villa está ubicada en la falda norte de la montaña del Montseny, donde el propio gobierno de la Generalitat en sus inicios se apresuró a declarar como "PARC NATURAL DEL MONTSENY". Como podrás observar querido lector, de un ambiente como el descrito es impensable que saliera una persona equivocada, tenía que ser una buena persona, con nobles sentimientos y presta a dar ayuda a quien lo necesitara. Y esto era precisamente lo que yo estuve buscando a lo largo de mi soltería, y la encontré. Las gentes de Arbucies son amables, sencillas, atentas con sus visitantes y lo suficiente nobles para ser apreciadas. Su bondad está por encima de toda duda, se detecta enseguida. A la que te pones en contacto con ellos, aprecias unos valores morales y afectuosos que de inmediato sientes una reacción interior que te dice j quédate!. Al ser un pueblo muy aislado de poblaciones importantes, sus habitantes organizan sus propias fiestas participando los mismos vecinos de la villa, se desenvuelven y se apoyan los unos a los otros ante las necesidades propias y personales.. Procuran ser una comunidad que sabe que depende de sí misma para subsisitir. Tienen su hospital geriátrico, su parcela de asistencia a los inmigrantes, su hogar del pensionista con toda clase de distracciones para la gente mayor asícomo de su mantenimiento físico, como es, cuidados fisioterapeutas, peluquería, visitas médicas y toda una diversidad de trabajos manuales con su café de reuniones y el teatro y baile correspondiente. También esta villa tiene su campo de deportes, sus piscinas y pabellón municipal, y como no, su iglesia parroquial. Igualmente está muy bien organizado un museo. Es un museo etnológico en el cual se exhiben diversas formas de vida que ha desarrollado el hombre en el transcurso de su existencia y que demuestran el entorno en que ha subsistido. En él figura una maqueta de toda la orografía del Parque Natural del Montseny. Y otras alegorías ancestrales que recuerdan la vida y costumbres de sus antepasados, los que vivían en este pueblecito cuyo censo actual es de unos 5.000 habitantes. Cuando accedes a esta villa te dá una sensación relajante, una paz interior, un bienestar y desasosiego que difícilmente encuentres en otros parajes. Las vistas son impresionantes, se mire por donde mire . Si diriges tu mirada hacia el sur observarás que tiene sus fuentes a la entrada misma del pueblo, sus árboles frondosos con su río, donde durante el verano en sus dos márgenes hay afincadas enormes cantidades de tiendas de camping de turistas. A la entrada misma hay un monolito cuyo logotipo muestra el emblema de Arbucies. Si miras al este, ves sus respectivos montes, resplandecientemente bañados por el sol y con sus torres veraniegas de categoría media-alta que le dan una prestancia digna de admirar. Si miras al norte distingues la zona de alta montaña donde se divisan masías ancestrales separadas y muy distanciadas unas de las otras, en las cuales muchos de los ocupantes ocasionales son familias que se desplazan a ellas los finales de semana, las han restaurado a su gusto, sin grandes arreglos ya que proceden de la ciudad y lo que desean es respirar aire libre, reunirse con los amigos y tertuliar durante el sábado y domingo. Hacen las carnes a la brasa y se relatan al calor de la lumbre sus estreses, sinsabores y problemas que han tenido que soportar durante el trabajo de toda la semana. Es como si de esta forma evitaran tener que acudir al psicólogo, ya que toda la adrenalina acumulada a lo largo de los cinco días de trabajo, la descargan y la dejan que se airee, se evapore y puedan empezar el próximo lunes libres de prejuicios y limpios de pensamientos alterados por tantos y tantos acontecimientos que les han sucedido, tanto en el trabajo soportando al jefe como por el ruido del tránsito, aparcamientos, acumulaciones de gente en las horas punta del metro, autobús y otros medios de locomoción, o sea todo lo que en una gran ciudad se considera como normal, hasta que descubres un paraje como el descrito y que es cuando uno se dá cuenta de lo que se viene perdiendo en el transcurso de su propia vida. Pues bien, allí nació ella, creció, se formó y se hizo mujer, donde vivió al calor de sus padres y hermanos hasta cumplidos los 26 años. Fue a un colegio de monjas de la villa al igual que casi todas las chicas, donde recibió las enseñanzas más bien religiosas que otra cosa. Era una hija obediente, buena, sincera y que seguía las normas de conducta que le eran inculcadas, tanto por la monjas como por sus padres. Tanto el padre como la madre llevaban dentro de sí una bondad absoluta, digna de admiración y poseedores de una fe católico-cristiana que difícilmente se pueda encontrar en otros seres, que seguramente los hay, pero que cada vez escasean en mayor número. Personalmente aún aflora en mi memoria y que pude comprobar en diversas ocasiones; como por ejemplo: al darse cuenta de que un mendigo que no sabiendo a donde ir se reclinaba débilmente encogido y acurrucado en las paredes de la calle donde ellos vivían, acudía la madre con alguna que otra porción de pan o sopa caliente u otro alimento y que presta a ello insistía en que se lo tomara y pudiera reanimarse de la mucha miseria que a todas luces se comprobaba llevaba encima. La hija era un sol de hermosura, radiante con su rubia cabellera, sus ojos resplandecían y te transmitían una sinceridad que te cautivaba, te envolvía y quedabas prendado de sus encantos. Esta era la chica de la cual me enamoré, no solamente por su belleza y sus encantos, que los tenía sobrados, sino por su sencillez, su modestia y quizás algo de timidez. Tenía una conversación cordial, sin fiorituras dichas a exprofeso para impresionar, era como si cuando hablaba las palabras le salían de su interior sin haber sido alteradas o manipuladas y sin haberlas filtrado en su propio cerebro para conocer si eran las adecuadas y así el interlocutor pudiera valorar positivamente a la persona que las pronunciaba. Yo me pregunto ahora ¿cómo podía ser de otro modo si genéticamente descendía de unos padres con una bondad que raya dentro de lo "excesivo"?; ¿cómo podía ser de otro modo si había nacido y crecido en un ambiente social de extrema honestidad, honradez y respetuosa con los valores tradicionales?. Se suponía los debían llevar toda chica que se preciara de ser intachable en cuando a conductas anómalas se refiere y con unos valores tan elevados como los de la gente del pueblo. Entre sus facetas podría hacer mención a sus peregrinaciones, a las que acudía anualmente, organizadas por el arzobispado de Girona, fletando un tren de enfermos donde algunos con sus sillas de ruedas y otros que tenían más posibilidades, se desplazaban a Lourdes. Un grupo de chicas se prestaban a acompañarlos y así cuidar a los más débiles y delicados de salud durante los tres o cuatro días que duraba la estancia. Siempre me comentaba lo bien que se sentía en su interior al poder prestar ayuda a los más necesitados, darles el cuidado y el cariño que seguramente recibían con una mirada de agradecimiento y que sin pronunciarlo seguramente en su interior decían ¡gracias, que Dios te lo pague!. hHe llegado al final de una etapa que debes asumir, admitir, aceptarla tal como viene, aunque por tu interior va entrando un vacío, una nostalgia y una desazón que si no estás al tanto, puede proporcionarte una depresión tan profunda que puedes llegar a desear haberte ido con ella, que ya no te queda nada en la vida que merezca ser vivida, que merezca ser soportada y que el pozo en que caerías es muy profundo, no viendo por ninguna parte una salida. Nunca mejor pronunciada la palabra "ver la luz al final de túnel". Cuando murió con mis manos cogidas entre las suyas, ante mi se presentó un mundo completamente diferente del que había vivido, sin ella, sin sus ánimos, sin sus cuidados, sin sus consejos siempre acertados. Comprenderlo con toda la crudeza que lo caracteriza es tremendamente difícil. El ser humano, el afectado por el hecho real es el único que lo sufre, que lo vive y el que recibe la consecuencia nefasta de lo que es y representa la muerte en estos casos. Aquí es donde se empieza a conocer a fondo lo que es la tan fatídicamente pronunciada "SOLEDAD" Sientes un vacío tremendo, imposible de explicar si no lo has pasado o sufrido. Es que no hay palabras ni definiciones de psicólogos que lo puedan expresar. Podemos siempre encontrarlo plasmado en libros y más libros que lo pueden definir magníficamente bien, pero nunca tan real como lo puedas sentir en la propia piel que te envuelve y en tu propio interior que lo sufre. Es un sufrir constante, sin saber qué hacer ni a donde dirigirte. Quedas totalmente desorientado, buscas y rebuscas pero solo encuentras la nada porque nada hay. Sin ella todo está vacío, incompleto, no hay forma de centrarte ni de ver por donde debes iniciar un camino que tenga algún perceptivo final, que aunque sea largo y difícil sabes que a su término encontrarás algo, pero no, nada y solo nada. Estás acostado mirando el techo continuamente, dirigiendo tus pensamientos hacia ella y hablándole, a veces en voz alta y diciéndole "Margarita" ¿por qué me has dejado?. ¿Donde estás que no te veo , ni te palpo, ni te noto?. Busco tu mirada en alguna parte pero es inútil, no está. Busco tu permanencia, tu figura, tu forma de ser y tu carisma y tampoco están. Quiero oir tu voz, tus consejos, tu comprensión y tus opiniones, como cuando estábamos juntos y con diálogo analizábamos situaciones nuestras, problemas y alegrías también, ¿por qué no?. Tengo problemas y te necesito para que me acompañes en buscar las soluciones más acertadas y allí no estás tú. Y me digo a mi mismo ¿qué me ha pasado Dios mío?. No lo entiendes, no lo aceptas y te dan ganas de desaparecer. Ya no puedes aguantar más en esta vida. Esto, esto es el final de todo. Ya no queda nada por qué luchar ni objetivo que te atraiga y te diga "avanza, avanza y sal del pozo que habrá un renacer, un nuevo horizonte y una nueva perspectiva que te hará vibrar. Tienes ya demasiada edad para ver otra opción en tu vida. Estás cansado, débil, algo deprimido. Necesitas amor, cariño, comprensión ¿pero donde?, ¿ a quien acudes9, ¿existe la persona que puede suplirla a ella9. Que vá. Ni hablar. Todos tus amigos te atienden lo mejor posible, pero la vida real es otra. Cada cual tiene sus quehaceres, sus trabajos y sus objetivos prioritarios que les obligan a ocupar muchas horas del día y que no tienen el tiempo suficiente para ni siquiera descubrir la soledad en que estás metido. La situación es desesperante. Cuando estás solo en casa sin nadie que te hable, sin nadie que te escuche o sin nadie con el cual desarrollar un comentario, aunque sea sentarte en el sofá y saber que sin diálogo, pero que tu compañera está ahí, sentada con sus pensamientos, sus razonamientos, leyendo o tan solo con su presencia. Esto ya te llenaría. Pero nó. De pronto suena el teléfono y es un amigo que te pregunta ¿como estás? y tú le contestas: bien; hasta donde signifique el sentido de esta palabra en una situación semejante. Y te dicen: hay que ser fuerte, aguanta, verás como con el tiempo se te irá amortiguado la pena, pero en aquellos momentos después de su muerte, estas afirmaciones te suenan a utopía. Aunque contestas que lo procurarás, que harás lo posible para fortalecerte, aguantar y conformarse con la situación. Piensas: hay muchos que han pasado por lo mismo y te dices, si otros lo han sufrido yo también tengo que procurar soportarlo. Pero esto te dura un tiempo muy cortito. Al poco rato te encuentras otra vez ensimismado en tus pensamientos, tus zozobras y tu pena por haberla perdido, por no tenerla, por no poder abrazarla ni demostrarle tu cariño. Y¿ por qué nó?, una pequeña discusión que todos los matrimonios sufren alguna vez, pero que forma parte de la vida, de la existencia y de la forma de ser del propio ser humano. CAPITULO XI La ausencia Pasan los días e incluso unos meses y notas una sensación amarga, una sensación llena de incógnitas, como si esperaras que de pronto aparecerá, aunque como que tu cerebro aún razona y tienes los pies en el suelo, sabes que esto no sucederá. Sin embargo lo que sientes en tu interior, quizás algo velado por la bruma de la espesa niebla que en un día de invierno envuelve todo tu alrededor, es como si ella estuviera fuera, de viaje, como si estuviera ausente para hacer unas gestiones, para visitar a sus padres u otros menesteres y que duraría su ausencia unos días pero que al final regresaría y volverías a disfrutar de su compañía, de su cariño, de su comprensión, de su dulce diálogo y de sus caricias. Es como si esperaras este momento para poderle explicar todo lo que has estado haciendo mientras ella no estaba en casa. Detallarle punto por punto tus gestiones, tus éxitos y fracasos, tus flaquezas y tus logros en la vida cotidiana. Escucharla como le va, contando detalladamente con pelos y señales lo que ha hecho en los lugares que haya visitado, las conversaciones que ha tenido y sus opiniones sobre los cambios de impresiones con diversas personas y que con seguridad serán interesantes y te lo explicará de tal forma que casi te parecerá que lo has vivido tú personalmente. Pero en un momento dado, ¡zas!, se te abren las neuronas del cerebro, desaparece la niebla que abundaba en tu yang y tu ying (las dos partes que componen la masa cerebral) y te das cuenta de la realidad. Atinas en ello y te dices ¡pero si la he perdido para siempre!; y se te humedecen los ojos y vuelves a sentir en tu interior aquella soledad interminable, que no cesa de atormentarte; aquél vacío tan fuerte y exclamas en voz alta (estando en tu habitación o dentro del coche o en otro lugar, pero triste y completamente solo) ¿Margarita, donde estás?. Por favor óyeme, escúchame, atiéndeme, compréndeme, deja que te explique mis zozobras, mis problemas, mis pensamientos, mis ideas y cuantas cosas aparecen en mi cabeza. Y esto no ocurre. Y no está y no puedo tocarla y no puedo abrazarla. Y dices ¿ y ahora qué?, ¿ qué será de mi?. Te sientes perdido, sin tener un punto de apoyo, como has tenido a lo largo de los veintisiete años de vuestra vida en matrimonio. Y te desesperas y reaccionas y dices: basta, no quiero pensar en ello. Pero vuelves a desesperarte hasta que ocupas tu mente casi de una forma obligada en otras cosas de este mundo exasperante, que no tiene soluciones, ni milagros ni nada que ofrecerte para poder reemprender la marcha por el camino de la vida. Y va pasando el tiempo y parece que fue ayer. Han transcurrido ya tres meses. Estamos a finales del mes de Abril; asoma la primavera y las flores que tienes en el jardín empiezan a mostrar su encanto. Los capullos ya comienzan a abrirse y las rosas dan su perfume. Y automáticamente piensas ¡ ella las plantó! y las cuidaba y se desplazaba por el jardín regándolas, recuerdo que se paseaba descalza por el césped y me explicaba lo relajante que era hacerlo. Y me decía: pruébalo, ya verás lo bien que te sabe, pero yo decía que no y me quedaba embobado mirándola, observándola, viendo su encanto personal, su femineidad y personalidad que llevaba consigo misma. Era un regocijo para mí el tenerla, aunque estuviera enferma, pero el hecho de tenerla a mi lado y ver su figura real ya era una satisfacción. Sin embargo debo decir que normalmente no sabemos saborear el disfrute de la compañía de las personas ni de las cosas. Casi nunca valoramos al cien por cien lo que tenemos en el momento, lo felices que somos y lo bien que lo pasamos. Es después, cuando ya ha pasado el tiempo cuando te das cuenta de lo feliz que eras en aquél momento o en aquella ocasión. Nunca sabemos apreciar las cosas cuando las tenemos, solo nos quejamos de lo que no tenemos. Puedo citar aquí un pasaje muy esclarecedor, de una artista francesa que cuando ya tenía sesenta años le pasaron en una reunión privada, una película sobre su vida y uno de los acompañantes le dijo "se te veía muy feliz cuando tenías tus veinte años" y ella contestó "sí, lástima que no me diera cuenta". Con esta frase queda ya explicitado cuanto pasa por nuestra vida, delante de nuestras narices que podríamos saborear, aprovechar y disfrutar y que no nos damos cuenta. Es como si aquello de estar bien, pasarlo bien y feliz fuera la cosa mas natural del mundo, lo cual significa que no nos damos cuenta en el preciso instante de lo que tenemos. Es curioso. Empecé este relato con la sana intención de aplicarme una terapia que según informes de profesionales de la medicina, psicólogos etc. era muy beneficiosa para mi estado emocional. Según sus conocimientos al respecto, parece ser que cuando una persona sufre un trauma tan fuerte como es el de la muerte de su esposa o por que nó, incluso cuando le ocurren en un momento dado en el transcurso de sus existencia, transtornos, enfados, disgustos u otros reveses que dan las propias relaciones humanas o también vivencias negativas, resulta ser muy positivo tanto psicológica como emocionalmente plasmar por escrito todos tus sentimientos, reacciones negativas, palabras malsonantes que a veces dirías a la persona que tu, con razón o sin ella, habrías dirigido pero que te abstuviste por educación o por no ofenderla, (que para esto nos ha dado Dios el uso de razón) o por el aprecio que se supone le tienes. Pues bien, yo diría que dicha terapia ha empezado dar sus primeros frutos que a continuación relato y espero no sean solo una ficción, una ilusión, si no una realidad, pues la vida sigue y nunca se puedo volver atrás. Han transcurrido varios meses desde la pérdida de mi esposa y de golpe, sin saber el por qué, resulta que me he quedado en blanco. No pienso, no sufro, no me angustio y no siento aquella soledad tan desgarradora que sientes en tus entrañas como si te pasaran un rastrillo por el interior de tu vientre. Es como si tu cerebro se negara a pensar en ello. Como si en un instante las reservas naturales de tu organismo (digamos las defensas o glóbulos blancos) se hayan decidido a atacar, o como mínimo a ponerse en guardia, instalando una barrera de acero donde no se pueda traspasar bajo ninguna circunstancia. Empiezas a pensar en otras cosas, aunque de una forma algo velada, sin penetrar en las ideas o en los pensamientos, digamos que sin concentrarse demasiado en ello, pero lo sientes. En este momento yo me pregunto ¿ será una señal inequívoca de que algo se mueve en el interior de tu mente?, como si se reviviera o despertaran las ganas de vivir, de actuar, de mostrarte tal como eres, de desarrollar tus ideas y transmitirlas. Y te dices: o yo reacciono y me pongo en marcha o desaparezco. Tengo que hacer algo para salir del pozo psicológico en que estabas metido. Ahora que lo recuerdo sé que era la primera reacción vital de mi persona, Que a partir de este momento se irá desesperezando aquél espíritu luchador que cada uno en su forma tiene en su interior y que de alguna manera debe salir a flote. Sí amigo lector, sí; la vida en sí es una lucha continua. No puedes parar. No te deja nunca tranquilo, relajado y en situación de dejarse ir, como aquél que todo lo tiene solucionado. Nunca es así. Podrás pasar un día, dos días o algo más pero enseguida se repite la historia. Vuelven a presentarse inconvenientes con los cuales no contabas. Te aqueja cualquier molestia de salud, de relaciones públicas o económicas que no te dejan relajarte. No estás tranquilo y te ves obligado a luchar por la vida, tal como dice la frase de Chesterton con la Ilíada. Es desesperante, notas en tu interior que necesitarías cierto descanso para tu organismo, pero que va, no llega y si llega, dura tan poco que casi, casi no te enteras. Además, observo que no estoy solo en estas situaciones, los hay a montones, a los cuales les pasa lo mismo o similar, pero siempre tienen algún problema que les atormenta (salvo algunos que tenemos a montones). Y te preguntas ¿ qué hacer?, ¿ cómo comportarse?, ¿como enfocar el nuevo problema que se te ha presentado ?. Y dices, ¿es que no va a terminar nunca?, ¿es que toda la vida es un mar de confusiones, molestias, problemas, tormentos materiales, psíquicos o económicos?. Y dices, sí, sí, así es. Entonces descubres que no es tan apetecible vivir y diriges la mirada al cielo como si pensaras si allí está el culpable de todo, pero después te das cuenta que tampoco es esto. "Rezar o no rezar, ¡ esta es la cuestión!". Pues no, no es esta la cuestión, si entramos en el terreno del misticismo y ahondamos en él ya se impone otro capítulo que creo no estoy lo suficiente preparado para opinar, pero sí para desear desgranar tantos enfoques distintos en materia teológica, en pro y en contra, pero que siempre el asunto está ahí para intentar desentrañar la maraña y si ello es posible llegar a comprender alguna migaja de la obra de Dios. Por lo tanto, lo dejo para otros más preparados que yo y si se creen que son tan inteligentes para poder interpretarlo, "allá ellos". Yo me rindo, no puedo competir con la ciencia del Creador y espero que algún día llegue a ver con claridad el final del túnel EPILOGO FINAL Ha transcurrido muchísimo tiempo, meses sin escribir ni una palabra del presente escrito. Es curioso pero resulta que después de tantos sinsabores, me quedé algo frió, sin ganas de escribir, ni inspirado, ni querer cargar con el peso de agotarme y gastar mi cervical de cara al ordenador y anotando todos los pensamientos, todas tus conclusiones y algo deprimientes deducciones idearías, buscando en todo momento algo que justifique todo el triste acontecimiento que te sucedió con la pérdida de tu esposa, que no entiendes, no comprendo y no llegas a saber por qué pasó semejante tragedia por nuestra vida, sin haber hecho nada tan abominante o malo para recibir semejante castigo. Entiendo que tengo que hacer un serio resumen y un agotador examen de conciencia y así conocer ya de una vez que la vida es así de cruel, que por mas que rebusques no encontrarás la respuesta. Debes adaptarte a los imponderables que las vivencias de cada dia dan y lanzarte a lo que salga, tanto en lo negativo como en lo positivo que también lo hay o al menos debe haberlo. A veces lo que cuesta es saber darse cuenta de las cosas positivas que tenemos y que no nos damos cuenta hasta que ya han pasado. Y aquí he llegado. Y creo que he reaccionado. He dado un empujón a mi mente, a mi cuerpo y a mi espíritu. Empiezo a pensar en si debería buscar una compañía femenina para agotar juntos los años que nos quedaran por vivir, disfrutar o quizas resistir. No lo sé pero tengo que seguir luchando como he hecho toda mi vida. He decaído en muchas ocasiones pero me he levantado otra vez y he seguido adelante. Por tanto, ahora debo actuar igual (mientras el cuerpo aguante). Recuerdo que a lo largo de los veintisiete años que convivimos juntos Margarita y yo en diversas ocasiones ella me decía ¡ Si yo algún día faltase sobretodo busca una compañía, no te quedes solo!. Ahora es cuando me acuerdo de estas palabras y pienso que ella estaría contenta de que así fuera. Pero ahora yo pregunto ¿ y cómo debo actuar?. Si me atengo al tópico, dice "esto no se busca, se encuentra"^ Quizás sea así, no debe buscarse y cuando salga ya me daré cuenta que allí está, delante de mí y que yo sabré cuando, como y donde se ha producido tal transformación de mi vida, sin embargo pienso " si no juegas a la lotería, nunca tendrás premio". Y pienso es verdad, si no muevo ficha difícilmente gane y si la muevo lo único que puede pasar es que me quede igual que estaba. Por tanto, ya está decidido. "La vida tiene diversos ciclos y cada uno de ellos las cosas se presentan de distinta forma. Pienso que debo actuar, programar, conocer, intentar, luchar y aprovechar el poco tiempo que te queda de vida. En esta clase de asuntos siempre estás a tiempo de rectificar. No puedes dejar que las circunstancias adversas de la vida te hundan, te sometan y te desmorones. Pienso que en parte empiezo a estar curado de la depresión escondida que podría estar pasando Ha llegado la hora. "MIENTRAS VIVA TENGO QUE LUCHAR" Llica d'amunt, 1 de marzo del 2001