VIVENCIAS

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VIVENCIAS
Autor: José Cladellas Roca
VIVENCIAS
PROLOGO
Comienzo este relato con la sana intención de favorecer en la medida que
me sea posible a todos los que de una forma u otra estén necesitados de apoyo
psicológico y moral para soportar los avatares y reveses que la vida nos depara o
para saber aprovechar los buenos momentos (que también los hay) que a veces se
presentan y los dejamos pasar, pensando que ya habrá otras ocasiones de nuestra
vida para disfrutarlos.
Todas las "VIVENCIAS plasmadas en este libro son totalmente reales,
sin ni un ápice de ficción que pueda disfrazar o adornar su contenido con la idea
de que pueda gustar más al lector que haya tenido la curiosidad de leerlo.
La vida de una persona se compone de diferentes ciclos. Yo personalmente
he procurado clasificarlos en capítulos que componen los citados ciclos, separando
los hechos acaecidos a lo largo de 68 años, donde se relata desde mi venida a este
mundo, a veces alegre y a veces triste, según los acontecimientos que se hayan
presentado y por que no, buena o agradable, según la forma en que yo haya sido
capaz de aceptarlos.
No obstante, no he he escrito este prólogo para influir negativamente a
todos cuantos puedan haber sentido la curiosidad o tentación de conocerlo, antes
al contrario para beneficiarlos en cuanto me sea posible, ayudarlos, favorecerlos,
de forma que todas las experiencias personales vivida y detectadas en mi propio
cuerpo, de alguna manera sirvan para dar una orientación y marcar un camino más
acorde para el bien vivir del que lo pueda necesitar.
Estos recuerdos han sido escritos cumpliendo los deseos de mi esposa
Margarita, fallecida hace ya cuatro años y que siempre me comentaba lo siguiente:
"Tú que has tenido una vida tan rica en vivencias (entiéndase rica no como una
buena vida como vulgarmente se dice si no que rica en experiencias que puedan
ser contadas) ¿por qué no escribes un libro detallando todo lo acontecido a lo
largo de tu existencia?.
Llicá d'Amunt a 1 de marzo del 2001
Dedico este libro a mi amada
y querida esposa Margarita, que con
sus desvelos y cuidados hacia miperssona, hizo posible que a mis 66 años
pudiera escribir estos apuntes con plenas facultades físicas y mentales.
Cada cual es el arquitecto
de su propio destino.
De un libro de Dale Carnegie.
CAPITULO I
LOS PRIMEROS
DIABÉTICO.
QUINCE AÑOS
DE MI
VIDA SIN
SER
Llegué a este mundo en la mañana del día 9 de Abril del año 1.931. Eran
las doce del mediodía y según versiones de mis padres, un día muy soleado como
si esto pudiera representar un presagio de bienestar y felicidad. Llicá d'Amunt era
un pueblecito de unos 800 habitantes; este es el pueblo donde nací, crecí, me
formé en todos los aspectos físicos e intelectuales, que comporta una vida en
creciente desarrollo como persona, y después, por ley de vida, van transcurriendo
los años hasta que llega un día que te das cuenta de que te estás haciendo viejo.
Por tanto, esta basante, será el comienzo de mi historia, iniciando un breve pero
explícito resumen de las raices que pudieron o no provocar las posteriores
consecuencias por las cuales desemboqué en el desarrollo de una DULCINEA a
los quince años de edad.
Fui hijo único.
Cinco días después de nacer yo, se constituyó la segunda república.
Comenzaron las discrepancias políticas que arrastraban a las gentes a decidirse
por un partido político o de otro de signo distinto. Mi infancia, hasta donde yo
recuerdo, fue un estado de completa felicidad. Tus padres te cuidan, se preocupan
por tí y estás y vives completamente arropado, sin que nada te falte. Sin embargo,
algo falló en todo aquel cúmulo de bienvivir. Las discrepancias políticas fueron en
aumento, hasta llegar a un 18 de julio de 1936 que estalló la "GUERRA CIVIL".
Tenía en aquél tiempo cinco años, recién cumplidos y quizás no me diera mucha
cuenta de lo que representaba una conflagración de este tipo. Podemos decir que
lucharon hermanos contra hermanos. Franco hizo un alzamiento a lo grande. Tuvo
una valiosa ayuda de los alemanes y en parte de los italianos. Llegó, luchó, venció
y arrasó "y ahogó todas las libertades".
Una vez terminada la guerra, en abril de 1939, fue instaurada una dictadura
muy dura, cerrada, inflexible, con represiones, sobretodo en Catalunya, donde el
catalán estaba proscrito. Fueron habilitados campos de concentración, checas,
cárceles y todo lo consecuente al final de una conflagración interna. Sabemos ya
de otros países con los mismos resultados, con las consabidas represalias de los
que ganaron hacia los que perdieron. Una lucha fratricida, esto es lo que fué.Mi
padre estuvo en uno de estos campos de concentración, por un período de dos
meses aproximadamente. Recuerdo que de niño me sentaba al lado de la estufa
que tenía instalada en la barbería (él era barbero de profesión) y allí al calor de la
misma, escuchaba todos los relatos, tanto de mi padre como del resto de los
clientes o amigos que se acercaban por la noche a pasar un rato y que también les
había tocado luchar en este desastroso enfrentamiento que nunca debió haberse
producido. Me quedaba embobado con estas historias.
Yo iba al colegio del pueblo, como el resto de los niños de varias edades,
ya que con la guerra se habían perdido algún curso y todos pasábamos por el
repaso de los estudios que nos faltaban, según la edad. A los 9 años hice la
primera comunión, que fue donde según mis recuerdos se empieza a manifestar mi
idiosincrasia, mi forma de ser, sentir y reaccionar. Creo, sin pretender ser
presuntuoso, que era bastante inteligente. Tenía un padre maravilloso, se
preocupaba hasta donde llegaban sus conocimientos para darme una educación al
máximo, hasta donde podíamos alcanzar en aquél tiempo de falta de medios
económicos. Ya sabemos como se vive al término de una guerra. Mucha crisis,
bastante hambre y poco trabajo y poco dinero para comprar.
Pues bien, voy a dar una detallada explicación de como recuerdo mi
personalidad. Un ejemplo: los cursos de catequesis para poder hacer la primera
comunión los hacía un cura llamado Mosen Ramón. En aquel tiempo se tenía la
costumbre de poner en fila a los niños, de forma que siempre la encabezaba el que
mejor contestaba la doctrina o catecismo. Por lo general, casi siempre yo era de
los primeros de la clase. Sin embargo el día vigilia de celebrar la primera comunión
por una pregunta que hizo el cura, tardé un poco en contestarla y la preguntó al
siguiente niño, éste la contestó y me pasó delante. Todo esto dicho así, parece no
importar, pero para mí representó que el día de la celebración no podría ir delante,
lo cual me produjo un desasosiego, un disgusto tan tremendo que me pasé toda la
noche llorando. Mis padres me consolaban diciendo que esto no era lo importante,
pero yo no lo veía así. Era mucho más, era el orgullo de ser el primero, que se
había derrumbado toda mi ilusión. Explico todo esto, por que aquí es donde me
doy cuenta que había en mi una personalidad que no aceptaba un fracaso, que mi
ego era muy acentuado y que sufría mucho con ello. Sí que era un luchador en los
estudios pero quería conseguir mi recompensa y si fallaba aunque fuese por la
mínima ya no estaba satisfecho.
No quiero hacerme pesado con historias personales que no vienen al caso
con el problema que nos ocupa sobre la diabetes, pero insisto, todo ello forma
parte de un proceso natural de como se desarrolló mi personalidad. Supongo que
los psicólogos estarían de acuerdo con ello.
Cuando cumplí los once años mi padre decidió que fuera a estudiar a los
padres escolapios de Granollers, ya que le parecía que en el pueblo no adelantaba
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lo suficiente. En realidad era la edad donde un chico aprovecha más los estudios y
todo cuanto se le enseña lo retiene muy fácilmente. Por tanto pasé a formar parte
de un colectivo de alumnos que ya llevaban algunos cursos en el colegio. Empecé
en primero de comercio, en aquél tiempo nuestra economía no daba para más.
Otros con más posiblidades estudiaban bachiller, pero la mayoría eran como yo.
Mi padre era barbero y mi madre trabajaba en una fábrica textil del propio pueblo.
Fueron tres cursos muy felices, según mis recuerdos. Yo era muy estudioso.
Me comportaba como un alumno disciplinado y sabía aprovechar las lecciones que
recibíamos de los profesores o padres escolapios. Recuerdo que pensaba que si mi
padre hacía tantos esfuerzos para pagar las 33'-ptas. mensuales que valía el
colegio, bien merecía que yo aprovechara al máximo.
A fuer de hacerme pesado desearía hacer un inciso aquí en este punto, pues
me gusta recordarlo e incluso relatarlo si alguien está dispuesto a escuchar. Tenía
mucha afición a las matemáticas, a las clases de francés y de inglés, taquigrafía y
otras asignaturas. Había la costumbre de hacer sección alrededor del aula, de
forma que el profesor iba haciendo preguntas sobre el tema, en este caso francés o
inglés.Como que la clase era diaria nos íbamos pasando unos a otros, pero
(modestia aparte) el jueves o viernes de cada semana yo ya iba delante de los
cuarenta alumnos que componíamos las clase. Esporádicamente quedaba segundo
pero la mayor parte de las veces, quedaba primero. Explico esto, no para que se
me reconozca mi valía, si no por que se daba la circunstancia de que al tener mi
padre la barbería, el sábado yo no podía acudir al colegio pues tenía que ayudarle
y por tanto me perdía la clase. Consecuencia de ello, el lector ya debe suponerlo,
el lunes cuando iba al colegio, me correspondía ponerme al último de la fila, toda
vez que el sábado había faltado a clase. Esto se producía cada semana. En aquél
tiempo no me gustaba esta situación, pero ahora al recordarlo, me llena de
satisfacción, pues ¿que pasaba? Cuando el profesor iba preguntando al primero y
segundo y tercero hasta llegar a los diez primeros, estos contestaban sobre el
tema, pero a partir del once y hasta el veinte ya les costaba más. Resultado, que a
partir del veintiuno, ya no contestaban y entonces yo, que me había correspondido
ir a la cola, ya levantaba la mano pues me sabía de sobras la pregunta, ello suponía
que de golpe pasaba delante de veinte alumnos. Era una satisfacción para mi ego.
Recuerdo una anécdota muy curiosa. En clase de inglés un sábado que el
día anterior había sido fiesta, mi padre me dijo: este sábado puedes ir al colegio
pues como ayer fue fiesta ya no te necesito para ayudarme en la barbería. Fui y me
situé donde me correspondía o sea en primera posición de la clase. El lunes por la
mañana, cuando nos incorporamos cada uno en su sitio, los compañeros de clase
empezaron a protestar diciendo: Cladellas debe ir a la cola como cada lunes. Yo
decía que no por haber acudido el sábado anterior. El padre escolapio tomó parte
en el asunto, se miró la libreta de asistencia y dijo, es verdad, debe ir a la cola. No
recuerdo haber tenido un enfado tan fuerte, lloraba de rabia y cuando me tocó leer
desde mi última posición, me negué a ello. No dije ni palabra.
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Al mediodía, los que vivíamos fuera de la población de Granollers, nos
traíamos una fiambrera para quedarnos a comer allí. La calentaban con una estufa
del colegio(recuérdese que he dicho al principio que era un tiempo de crisis),
judías secas y un trocito de tocino que todo era grasa, algo de pan, muy poco
porque era muy caro y a jugar. Esto era todo, no había más y a conformarse.
Como decía, al mediodía después de comer, me llamó el padre escolapio y
me dijo "mira Cladellas, he comprobado la lista de asistencia y me he dado cuenta
de que sí que habías asistido a clase el pasado sábado, pero como te has portado
tan mal al negarte a leer, pues te quedarás en la cola. Yo contesté: muy bien,
encima de tener razón aún me castigan. Ejemplo: esto pasa en todos los campos de
fútbol, un jugador hace una mala jugada ,el otro reclama al arbitro y este le enseña
tarjeta por protestar.
Ya sé, este relato es vanal, pero me gusta comentarlo, pues para mí es un
recuerdo dentro de los muchos que tengo de cuando estuve en el colegio, que
como digo más arriba, fueron años maravillosos, con nuestro fútbol y otros
deportes que practicábamos.
Llega el último curso, cuando yo tenía catorce años, pronto a cumplir los
quince (debo decir que en estos cursos tuve siempre sobresaliente y en uno de
ellos matrícula de honor) y mi padre empezó a pensar en que cuando terminara
pudiera colocarme en algún banco o caja de ahorros. Buscó por muchos sitios si
encontraba alguna persona que pudiera ejercer alguna influencia o gestión para
colocarme, pero en aquel entonces, ya empezaban a hacer oposiciones y
exámenes. Sin embargo, después de mucho buscar encontró un medio para poder
colocarme en una oficina de Granollers, donde trabajé allí durante 35 años.
Aquí empieza mi nueva vida. Mi vida da un vuelco tremendo. Aún joven
para el trabajo, pues faltaban pocos días para cumplir quince años. Con todo, a mí
me hacía ilusión e ingresé el 11 de marzo de 1945 en diche oficina .Se trabajaba de
8 a 3 de lunes a sábado. Al principio todo fue bien, pero al cabo de unos meses,
me pusieron bajo las instrucciones de un empleado que casi debo decir que
psicológicamente me torturaba. Como es lógico, un joven de quince años
(digamos un adolescente), sin experiencia en temas de oficina, que sale del colegio
sin saber que es ser administrativo. Al principio me equivocaba algunas veces.
Pues bien, me repetía continuamente que me iban a despedir, pues no servía para
aquello, hasta llegar a tal punto que para mí se convirtió en una obsesión. ¡Quién
iba a decirme que al cabo de muchos años llegaría a ser el jefe de la oficina!. Yo
no estaba curtido aún para mandar a la porra a individuos como éste, no dormía,
estaba triste, lloraba. Me quejaba a mi padre. Él me animaba, pero la cosa
continuaba. Tengo que decir que un joven (al menos en aquel tiempo) a esta edad
aún no está formado, por tanto ocurrió lo que podríamos decir que marcó toda mi
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vida. Había ingresado en marzo y en diciembre me detectaron la DULCINEA.
Fue un 21 de diciembre de 1946, o sea como si me hubiera tocado la lotería de
Navidad pero en negativo.
SÍNTOMAS. Los que todos ya sabemos: Orinar a raudales, adelgazar,
mucha sed y enormes ganas de comer. En términos médicos : Polidipsia,
poliuria y polifagia.
Ya he dejado de hacer especulaciones sobre cuales pudieron haber sido las
causas reales que alteraron mi páncreas. Sin embargo ahora que estoy en ello me
pregunto: ¿Será por lo que yo era de obsesivo?
¿Será por que me preocupaba tanto por las cosas?
¿Será por culpa del empleado que psicológicamente me torturaba?
¿Podría ser por que cuando era jovencito era muy goloso, me gustaban
mucho los dulces, tanto que hasta me asomaba al armario donde había un
recipiente con azúcar y con la propia mano cogía un puñado y me lo comía a
escondidas?
¿O estarán en lo cierto los investigadores que dicen es una infección, cuyos
anticuerpos atacan a las células beta y alfa?. Si es así, yo siempre he tenido la
convicción de que para que te atrape cualquier virus, debes tener el cuerpo en una
predisposición debilitada, que les sea fácil entrar en tu organismo. Por lo cual
quiero pensar que la tercera pregunta que me hago es la buena. Aquél tiempo de
aprendizaje en la oficina, con mis miedos y preocupaciones y con la tortura
psicológica de aquel empleado en el trabajo, provocaron mi "DULCINEA".
No lo sé. Ha pasado mucho tiempo y ya no quiero pensar en ello.¿Por
qué pensar en ello si ya no tiene remedio?. Cuando una cosa ya está consumada lo
mejor que puedes hacer es buscar soluciones, cuantas más mejor. Y si no, aceptar
la situación y luchar, porque si te arrugas es peor.
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Estaba triste porque no tenía
zapatos, hasta que salí a la calle y vi
a un hombre que no tenía pies.
HaroldAbbot
Si se tiene aguapara beber
y algo para comer en la medida suficiente,
no hay motivo alguno para quejarse.
Eddie Rickenbacker.
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CAPITULO II
DE LOS QUINCE A LOS VEINTE AÑOS.
¡Qué cambios en la vida de un joven!
A veces me preguntaba ¿cómo es posible que a mí me haya ocurrido una
cosa semejante?
¿Qué había hecho yo para merecer esto?
Supongo que son las mismas preguntas que se hace todo el mundo cuando
le ocurre algo semejante o peor. Las enfermedades aparecen sin previo aviso.No
hay nadie que piense que en un momento dado puede aquejarle cualquier dolencia,
que aunque sabemos que la vida es así y algo puede sobrevenir, casi nunca se
había pensado que sería tal o cual enfermedad. Que debería acudir a las visitas de
los médicos especialistas y que se te llenaría el cerebro de un sin fin de preguntas
que no tienen contestación ni explicación alguna.
Así es la vida y así hay que aceptarla, aunque a veces es difícil, a menos
que se trate de un carácter tan especial, tan meritorio, tan lleno de serenidad y
comprensión como lo fue el de mi querida esposa Margarita; en estos momentos,
cuando estoy comenzando este libro, se cumplen seis meses de su fallecimiento.
Sufrió un cáncer de mama, pero de todo ello hablaré más adelante, pues forma
parte de un episodio de mi vida, quizás el más intenso que he vivido, Nuestro
matrimonio duró veintisiete años, seis de los cuales (los últimos) nos han llenado
de zozobra, desasosiego, angustia y alarma ante la vida o la muerte. Y ahora yo
sólo, ante la perspectiva de vivir los años que me restan sin ella, que es lo más
triste. Pero bueno, todo esto como digo pertenece a un posterior período donde en
su momento hablaré largo y tendido.
Quince años cumplidos y el comienzo de un viacrucis. Digo esto, no para
asustar a nadie si no para dar a entender que en aquellos tiempos, los adelantos en
materia de diabetes eran muy pequeños. Los médicos estaban algo verdes y los
libros que yo conseguía, todos hablaban en términos negativos, de forma
completamente nociva para el diabético, por las consecuencias a medio o largo
plazo de esta dichosa Dulcinea.
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Me hablaron de herencia genética. Yo no tenia ningún antepasado mío que
fuera diabético. Ni por parte de padre ni por parte de madre. Ahora que se ha ido
investigando más el origen de la enfermedad , parece ser que hay unos anticuerpos
que atacan a las células BETA Y ALFA que son las productoras de la insulina y
que como todos sabemos están instaladas en el páncreas.
Se llenó mi mente de malas interpretaciones, me llegaban malas noticias de
todas partes, en aquel tiempo me parecían flechas totalmente envenenadas, que me
hacían un daño psicológico tremendo. Me asustaban y me perjudicaban las
opiniones de la gente de la calle, los libros que leía y las caras de los
endocrinólogos y sus comentarios que aunque querían tranquilizarte, no lo
lograban, habida cuenta de la información que alcanzaba de lleno a mi cerebro.
Solo diré al respecto que en mi mente se fue formando un susto obsesivo, daba
por sentado que antes de pocos años me quedaría ciego, los ríñones no
funcionarían y el corazón empezaría a fallar.En definitiva lo que técnicamente y en
términos médicos se le llama microangiopatía. Qué absurdo que lo veo ahora,
después de haber sido diabético durante cincuenta y un años y teniendo los sesenta
y seis cumplidos y encontrarte completamente bien, en perfectas condiciones
físicas y mentales. Les decía a mis padres que yo no llegaría a los 30 años, pensaba
que de esta forma no se podía vivir. Os hará reir pero a los 30 decía que no
alcanzaría los 40. Cuando cumplí los 40 decía que a los 50 y así he llegado al
momento actual. Ahora ya no tengo que pensar en el día de mañana pues ya estoy
en él. Sabéis lo que pienso ahora: que por el tiempo que me queda de estar en el
convento me
dentro. Siempre consideré mi situación como de extrema. Mi
cerebro ya se iba mentalizando que yo sería el primero de la familia en desaparecer
y ahora veo lo estúpido que fui. Resulta que soy el último.Completamente solo en
la vida.
Amigos míos: Procurad no caer en este pozo psicológico. No os dejéis
influenciar por opiniones gratuitas de gente de la calle. Los que no lo sufren
no saben nada de nada. Al contrario, toda la información que os den os la van
a dar equivocada y esto os producirá una enorme cantidad de preocupaciones y
temores que lo difícil será sacároslo de encima. Procurad hacer lo correcto, sed
disciplinados en las comidas, (administrad bien los ingresos de hidratos de
carbono) respetando el horario, la hora de la insulina y el ejercicio y olvidaros
de los efectos secundarios, pues "miradme a mí". Reflejaros en mi persona.
Para terminar de hundirme, un día cayó en mis manos una revista médica
donde había un estudio hecho por un médico de renombre, donde decía que los
diabéticos, más pronto o más tarde, todos estaban predestinados a quedarse
completamente ciegos. Ahora pienso ¡qué burro era este hombre! ¿Cómo podía
opinar semejante idiotez?. ¡Qué sabía él de lo que me iba a pasar a mí y a otros
muchos como yo!. Supongo que a él también le pasaron cosas y seguramente ya
estará muerto y enterrado.
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Cuantas barbaridades tuve que oir, soportar y aguantar. Todo negativo sin
pizca de esperanza. Los análisis de glucosa en sangre no existían. Para saber como
estabas, debías acudir al laboratorio y el analista te extraía la sangre para saber
(sólo en aquel preciso momento) como estabas de glucemia. El resto de los días
debías hacerte un análisis de orina para conocer "muy erróneamente"el estado en
que estabas de glucosa en orina, pero no en sangre. Digo erróneamente ya que
todos sabemos que no tiene ninguna valor el resultado de un análisis de orina,
habida cuenta que la orina se acumula en la vejiga y puede ser de dos o tres o
cuatro horas de líquido almacenado. A menos de que vayas a orinar y después al
cabo de media hora repitas, entonces la orina es reciente y podía dar un resultado
más o menos orientativo (más menos que más), pero no fiable. Actualmente
sabemos de sobras todos los diabéticos, que cuando aparece azúcar en la orina, es
que el dintel de excreción ha sido rebasado y por ello asoma de la sangre a la
orina, donde tiene el campo abonado para hacer de las suyas y molestar al
"cliente".
Bien: voy a empezar a hablar de mis primeros pasos con la diabetes
encima. El primero en diagnosticar mi enfermedad fue el Dr. Bonet, médico de
medicina general del pueblo de Llicá d'Amunt, con el resultado del primer análisis
en la mano, nos dijo a mi padre y a mí de lo que se trataba. Ya empezó a hablar de
inyecciones de insulina, régimen y otros consejos para sobrellevar tal situación.
Empezó dándome una inyección diaria de insulina rápida, al mediodía, antes de
comer. No hablaba mucho, "cosa que agradezco" pues en aquellos tiempos, como
digo al principio solo oía malos pronósticos. Supongo que debió pensar que lo que
tuviera que suceder ya sucedería en su momento, pero que yo ya me iría
enterando poco a poco. No fue necesario. Ya se preocupó la propia gente de la
calle de comentar lo de la ceguera, ríñones, corazón y otras invenciones que
después no han sucedido.
Explicaré un poco, como mero comentario histórico, como se hacían en
aquellos días los análisis de orina. Consistía en coger un tubo de ensayo, ponerle
unas cuantas gotas de dos clases de reactivo, añadirle gotas de orina y hacerlo
hervir encima de un trozo de algodón hidrófilo empapado de alcohol. Si cuando ya
estaba hirviendo, el líquido mezclado se volvía de un color amarillo suave, era que
no había mucho azúcar. Si se transformaba en un color marrón , señal de bastantes
gramos de azúcar pero si señalaba un marrón muy fuerte, entonces ya podías
prepararte pues estabas al máximo. Sólo si quedaba completamente verde o azul,
quería decir que no había ni indicios. Sí amigo lector o diabético, no teníamos la
suerte de poseer unas tiritas que actualmente utilizamos en las cuales insertando un
poco de sangre (una vez pinchado el dedo), la metes dentro de un aparatito(los
hay de diversas clases y marcas) y te da al cabo de un minuto o menos, el
resultado de glucemia en sangre. Quiero dejar constancia aquí de lo útil que es
tener estas tiras. Si eres disciplinado y procuras controlarte un par o tres veces al
día, con los correspondientes pinchazos de insulina, seguro que el resultado será
vivir con salud. Cito esto para que os deis cuenta de la suerte que tenemos,
comparado con mis tiempos iniciales.
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Lo de una inyección de insulina al día, como ya debéis suponer no
funcionó. Tenía unos altibajos tan fuertes que era imposible estar compensado las
24 horas del día. Está muy claro, solo quemabas lo que comías al mediodía o sea
durante los seis u ocho horas que dura el efecto de la insulina, "en aquél entonces
no existía la insulina retardada", pero después, en las otras comidas, nada de nada.
Subidas espectaculares que además iban acompañadas de acetona, cuyos síntomas
son: inapetencias, náuseas, mareos, vómitos, malestar, irritación y mal
funcionamiento de todo el cuerpo. Sabemos que la acetona es un veneno que si no
es eliminado por los hidratos de carbono produce estragos en el cuerpo. Pero
claro¿ como eliminarla?, pues está muy claro, te das mas insulina que quema los
hidratos de carbono y estos eliminan la acetona. Así de claro y así de sencillo.
SUGERENCIA. Compañeros, si algún día observáis que hay acetona en
vuestra orina, aumentar tres o cuatro unidades la insulina y comer más
hidratos de carbono. Veréis como desaparece. Después, cuando podáis, decirlo
al médico para que confirme lo que habéis hecho.
Bueno: voy a hablar de los primeros especialistas endocrinos a los que me
llevó mi padre a visitarme.El Dr. Bonet junto con un farmacético de Granollers
llamado Sr. Parera, me indicaron que uno de los mejores en Barcelona, era un tal
Dr. Camps Juncosa. Pedimos hora de visita y acudimos allí un día por la
tarde.Aquello fue tremendo. Nos trató de tan malas maneras que no sabíamos a
qué era debido. Supongo que estaba de mal humor. Vete a saber porqué. La visita,
recuerdo que la hizo bien, pero el trato horrible. Pero lo más asustadizo en aquél
momento fue que me prescribió tomar tres inyecciones de insulina rápida al día. O
sea, una en cada una de las tres comidas. No salíamos de nuestro asombro. Mira
que pincharse tres veces al día. Parecía imposible de aceptar. Como es de suponer
no nos conformamos con esto. ¡Ojalá lo hubiésemes aceptado. Otro gallo
cantaría!. Aún hoy en día es lo mejor que se puede hacer a un diabético, que se
pinche tres veces con insulina rápida que dicho sea de paso tiene una duración de
6 a 8 horas.(yo lo hago cuatro, los americanos también). Ya sé, algunos médicos
dirán que es una barbaridad, yo puedo demostrarles que nó (cito aquí a un médico
sueco que dijo "maldita la hora que se inventó la insulina retardada"). Me
explicaré: La insulina retardada tiene una duración aproximada de 16 a 18 horas y
va quemando la glucosa paulatinamente, pero nunca se absorbe igual. No tiene una
regularidad constante. A veces lo hace antes y otras después. ¿Que pasa? pues que
los diabéticos normalmente comemos en un horario fijo, por tanto el ingreso de
hidratos de carbono se produce a la misma hora y en cambio la insulina retardada
empieza su acción a las 2 horas y se absorbe con retraso unas veces y avanzada en
otro, por lo cual las subidas o bajadas de glucosa son más frecuentes y como
consecuencia de ello aparecen las malditas hipoglucemias cuando se adelanta o las
hiperglucemias cuando se retrasa. Con la insulina rápida esto no pasa. Siempre
actúa con los mismos perfiles durante las 6 u 8 horas.
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Bien; acudimos a otro especialista llamado Dr. Monguió de bastante
nombre en el Hospital Clínico de Barcelona, pero fuimos particularmente. Este nos
gustó más (craso error). Nos habló de que había salido una insulina retardada
"Protamina Zinc" que tenía una duración de 24 a 27 horas y que funcionaba muy
bien y que con un pinchazo en ayunas tendría bastante. En aquél momento se me
abrió un poco el corazón. Pensar que solo era un pinchazo y que duraba para todo
el día y la noche. Parecía la panacea, pero nó. Me prescribió mezclar en la misma
jeringa 20 unidades de insulian rápida y 30 de retardada protamina zinc.Así lo hice
durante años, pero las hipoglucemias eran constantes hasta llegar a perder el
conocimiento y en algún caso entrar en coma. Igual estabas muy elevado de
glucosa que bajabas enormemente. Lo peor de la retardada es que cuando se
produce una hipoglucemia, va viniendo muy lentamente (por lo despacio que
va la insulina), tan lentamente que no te das cuenta y así vas perdiendo el
conocimiento y la noción de las cosas. Sin embargo, no te enterabas de estos
altibajos, porque como ya digo al principio no podía hacer un análisis de sangre
con tiritas ( no existían), solo te fiabas del de orina que no era real. Entonces
tenían que correr a darte azúcar o zumo de naranja para recuperarte.
El Dr. Monguió me hacía un tratamiento a base de corrientes eléctricas con
el cual estimulaba la hipófisis, pues en aquél tiempo tenían la vaga sospecha que
esto tenía que ver con la diabetes. Recuerdo que yo tenía ya diecisiete años o
dieciocho, quería jugar al fútbol como todos los chicos de mi edad. Este médico
me dijo que cuando tuviera que jugar un partido, ( lo hacíamos el domingo por la
tarde) a la hora de comer podía tomarme un plato lleno de arroz a la cazuela, pues
con el ejercicio de la hora y media que dura el partido ya gastaba los hidratos de
carbono que ingresaba de más. Tengo que decir que no iba tan mal pero nunca
bien controlado. Jugué durante cuatro años al fútbol, incluso algunos decían que lo
hacía bastante bien, pero da igual. Solo lo menciono para que el diabético que
tenga la paciencia de leerme, sepa que la diabetes no es motivo para que puedas
dejar de hacer ejercicio y duro si conviene, sin excesos claro está. Jugaba al
ping-pong, al ajedrez, al baloncesto, al billar e incluso hacía teatro con un grupo
bastante bueno de aficionados del pueblo. Bailaba, me gustaba mucho y sigue
gustándome. Más tarde tuve la suerte de encontrar a mi esposa Margarita que
también le gustaba el baile y cuando acudíamos lo pasábamos muy bien(pero esto
forma parte de otro período que ya comentaré).
Fueron tiempos difíciles de postguerra, con bastante escasez de alimentos.
Las naciones dieron la espalda a Franco, ya que en casi todos los paises habían
instaurado una democracia y por tanto no aceptaban una dictadura tan represiva,
limitando libertades. ¿Qué pasó?, no se podía importar lo que fuera necesario y
por tanto pasamos un tiempo con una falta de insulina enorme. Tenía que tratarme
con una insulina fabricada en un laboratorio español "IBYS", no era insulina
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purificada como la que venía de los Estados Unidos, recuerdo que era la
"Welcome". Pero con todo, gracias por tenerla, pues pasamos muchos apuros para
poder conseguir la Welcome. íbamos de farmacia en farmacia, pidiendo favores
por todos lados. El caso era obtener algún frasco. Sabemos de sobras que el
"diabético sin insulina no tiene vida". Téngase en cuenta que siempre estoy
tratando de explicar mis experiencias y por tanto estoy hablando de
diabéticos juveniles o de mediana edad que no pueden pasar sin ella. Otros
pasan con régimen y nada más y otros lo hacen con comprimidos.
A trancas y barrancas fui saliendo adelante; como ya digo anteriormente,
hice muchos deportes y actividades lúdicas. Era la edad y en cierta forma y hasta
donde podía la aprovechaba al máximo. Y en ciertos aspectos tengo que reconocer
que lo pasé bastante bien. Disfrutaba jugando al fútbol, bailando, jugando al billar,
al ajedrez, al ping-pong y hacía teatro, pero cuidado, no todo a la vez. Pasé
períodos con un juego y otros con otro. Cuando tenía 18 años empecé a salir con
una chica de 15. Bailábamos, íbamos al cine y todo cuanto se hace en estos años
de juventud. Fueron consolidándose unas relaciones que al final terminaron en
noviazgo. Y yo con mi diabetes, con la insulina mezcla de rápida y retardada. Unas
veces hiperglucemia (la mayor parte) y otras hipoglucemia y así fui tirando, pero
mal. Como que no estaba compensado, tenía problemas. Ahora lo recuerdo muy
bien: algunas veces estaba irritable, más de la cuenta, orinaba mucho, delgado y
comía con desgana. Estoy seguro que la mayor parte de las veces no solo era el
azúcar sino que también la acetona estaba presente. Cuando sentía algo de
inapetencias decía que no digería bien, tomaba bicarbonato y esto me limpiaba un
poco el estómago y por tanto quemaba las grasas acumuladas. Seguí yendo al
trabajo como de costumbre y además por las tardes me salió un empresa de
transportes "Manent" que me ofreció ir a hacerle facturas mensuales. Acudí varios
años. Esto me llenaba por las tardes (no todas), pero entre la oficina, esta empresa
y la barbería (mi padre era barbero), cubría bastante todo el tiempo. Llegó la edad
de que te llaman a quintas "Servicio Militar".
Amigos diabéticos: Hay que tener muy en cuenta un hecho que yo
experimenté durante mucho tiempo. Ahora me doy cuenta. Siempre estaba
inquieto, con angustia, irritabilidad muy acentuada a veces y con muy poco
humor. En estos momentos es cuando puedo afirmar que todo era debido a
la mala compensación que tenía con mi diabetes. Por tanto, yo os digo, si
procuráis tener debidamente compensada y equilibrada la toma de insulina
con los hidratos de carbono que ingresáis, todos estos síntomas os
desaparecerán, evitaréis las posibles pero no probables complicaciones y
viviréis con alegría y satisfacción. Y os diré más, los que estén a vuestro
alrededor también lo notarán. Se darán cuenta que vuestro carácter ha
cambiado. Exclamarán: ¡antes no era así!. Tenía malhumor y era más uraño.
20
SERVICIO MILITAR.-
El recuerdo que tengo es alucinante. Me llamaron al alistamiento y como
es natural alegué mi enfermedad. Me citaron a reconocimiento al Hospital Militar
en Barcelona. Ingresé allí, me colocaron en una sala al lado de veinte o treinta
reclutas que igualmente alegaban algo. Le dije a uno de los jefes que estaban allí
que yo era diabético y que debía darme una inyección de insulina y que comía a
base de régimen. Me contestó que allí todo el mundo debía pasar por el mismo
rasero. Resultado: Cené algo no tomé ninguna inyección de insulina y al día
siguiente, por la mañana desayuné sin pincharme ninguna vez. A media mañana
empecé a hacer una hiperglucemia tan grande que llegó a ser un coma diabético.
Alcancé una cifra de seiscientos, comencé a vomitar, tuvieron que correr a darme
insulina y reanimarme como pudieron. Los mismos amigos que había hecho el día
anterior se asustaron. Llamaron a mi padre para avisarle de lo que pasaba. Vino y
también se asustó. La cosa estaba muy mal y no sabían como recuperarme. Al final
me dejaron ir a casa donde me fui recuperando paulatinamente. Al cabo de un
mes, recibí el fallo del tribunal médico: Me declararon "Servicios Auxiliares". Este
fallo , en aquellos momentos representaba que cada año y durante cuatro, debería
ingresar en el Hospital Militar para un nuevo reconocimiento. Me enfadé, rabié,
juré contra todos ellos y contra el sistema. Recuerdo que tenía una rabia en el
cuerpo que si hubiese estado en mi mano poder hacerlo, algunos habrían recibido
su merecido. Pero era imposible. Aquello era un bosque militar y debías
aguantarte. ¿Qué pasó?, pues que hice recurso, y sorpresa, al cabo de un tiempo,
cuando ya estaba bastante rehecho de lo que me aconteció, me vuelven a citar para
volver a ingresar otra vez en el mismo Hospital Militar. Lo hago nuevamente y
pasó lo mismo, pero acentuado, un coma diabético tremendo, vómitos, acetona,
inconsciencia total. Fue tan grave que incluso me trajeron un cura militar que me
confesó y me administró la extremaunción. Al cabo de dos días ya me devolvían a
casa, podéis imaginaros como estaba. Débil perdido. El médico que me atendió en
este Hospital me citó antes de irme y me dijo: estás muy mal. Cuídate porque es
muy serio lo que tienes, (este era amable). Pasado un tiempo recibí el fallo
declarándome "inútil total para el Servicio Militar".
Sigo con la insulina retardada y con el régimen, pero no tenía ni puñetera
idea del valor alimenticio ni calorífico de cada alimento que tomaba. Seguía unas
normas que me había recetado el médico, pero sin conocer mi real estado, pues
como ya indico al principio, no existían ni tiritas para hacerse análisis de sangre. Si
querías uno, debías acudir al laboratorio y conocías como estabas en aquél preciso
momento pero como ya sabéis, aquello no significaba nada, ya que durante el día a
un diabético juvenil le ha cambiado varias veces su glucemia en sangre. Por esto os
digo al principio, que no sabéis la suerte que tenemos ahora de poder pincharnos
el dedo y saber en todo momento nuestra "glucemia en sangre". Si hubiese podido
21
nos habríamos asustado de tantos "dientes de sierra " como se hubiesen
observado.
Este relato sé que es un poco pesado, pero vuelvo a repetir que lo hago
por que pienso que así os daréis cuenta de lo importantes que son los continuos
análisis de sangre. Actualmente me hago tres, uno en ayunas, otro a media tarde y
el último cuando me voy a la cama. Si por alguna razón no me encuentro muy bien
y noto cualquier causa de malestar por motivos desconocidos o lo que sea, da
igual, entonces me hago un análisis cada hora de comer y dado que yo como cinco
veces al dia me lo hago también antes de cada comida. ¡Cuidado! No vayáis a
creer que todo el día me estoy atiborrando de comida. Cuando yo personalmente y
sin ayuda de ningún médico me hice el tratamiento a los 50 años, decidí repartirlo
de esta forma, pero en pequeñas dosis de alimentos en cada comida. De esta forma
el ingreso de hidratos de carbono van entrando muy poco a poco y por tanto el
cuerpo nunca va lleno de ellos y le es posible metabolizarlos mejor. Ya digo al
principio que me pincho cuatro veces al día (la insulina rápida dura 6 horas por
tanto, durante las 24 horas son cuatro pinchazos). Creedme, nunca había estado
tan bien como ahora. En este momento he comprobado el promedio de un
mes y el resultado es 116. La hemoglobina glucosilada da un resultado de 5.1,
cuando lo normal está considerado entre 4.5 y 7. Bueno de todos modos de
esto ya hablaremos más adelante, pues es a los 50 años cuando empecé con
ello.Hasta entonces fui haciendo altibajos pero hay muchas vivencias por explicar
antes de llegar a los cincuenta.
SUGERENCIA: amigos míos, no os saltéis nunca, nunca, nunca en vuestra
vida, una inyección de insulina. Sería fatal y muy perjudicial. Podéis llegar a
un coma profundo. Esto que os digo queda demostrado por el relato que os
hago sobre el Hospital Militar . Queda completamente claro que si dejas de
darte una sola inyección de insulina y por tanto alterando el tratamiento de las
24 horas, el metabolismo sufre una crisis de insulina, el cuerpo la necesita y
queda sin suministro. ¿Que pasa?, que sube el azúcar en sangre de una
manera bárbara, se desata la acetona y todo el sistema grandular u hormonal
sufre una alteración difícil de controlar. No vale aquello de que "como no voy
a comer nada, no necesito insulina". No es verdad; el cuerpo siempre necesita
una insulina basal las veinticuatro horas del día y si no, observad lo que dicen
los médicos: Dicen que con las bombas de insulina que hay hoy en día, el
diabético queda más compensado. ¿Por qué?, pues porque durante todo el día
tiene una micro-entrada de insulina que hace las funciones del páncreas.
Supongo que estaréis enterados, pero por si alguno no lo sabe, os diré que las
bombas de insulina además son prácticas para que en las horas de las comidas
pueda pulsar un conmutador que suministra el número de unidades para
quemar los hidratos de carbono que ingresas en aquella comida. Esto lo
comento para demostrar lo que digo anteriormente. "EL CUERPO NECESITA
ESTAR LAS VEINTICUATRO HORAS DEL DIA CON UNA PEQUEÑÍSIMA
CANTIDAD DE INSULINA EN LA SANGRE" Y SI TE SALTAS ESTO,
SUFRIRÁS LAS CONSECUENCIAS, LAS CUALES TE CASTIGARÍAN
ENORMAMENTE EL SISTEMA MEIABÚLICO Y ENDOCRINO".
22
Quien sufre antes de tiempo
sufre más.
De un libro de Dale Carnegie.
23
CAPITULO m.
PELOS VEINTIUNO A LOS TREINTA ANOS DE EDAD.
¿Quién pudiera tener ahora 21 años? Con los conocimientos que tengo
ahora sobre la Dulcinea. Lo llevaría tan bien, que hasta creo que lo tendría
enteramente en mis manos; me parecería mentira que un diabético pudiera
encontrarse a gusto con su enfermedad. Ya os he dicho que carecíamos de medios,
de conocimientos y posibilidades, por tanto tenías que ir bailando al son de la
música que tocaban en aquel momento. De todas formas, aun con todas las
imperfecciones y defectos, puedo decir que salí adelante. Cuando recuerdo todo lo
que pasé me doy cuenta que "soy un luchador". Sí amigos míos, tal como lo
manifiesto. ¿Porqué lo digo?, pues ahora empiezo y veréis que por mal que lo
paséis, siempre hay o ha habido alguno peor. Ya lo dice el refrán "nunca somos
tan felices ni tan desgraciados como creemos, siempre hay algo peor".
Cuando cumplí los 21 años y mientras estaba trabajando un día se me
ocurrió pensar que yo no oía tan bien como el resto de las personas. Empecé a
comprobar que tenía un oido que no funcionaba igual de bien que el otro. Sin
embargo pensé, bueno no pasa nada. Te defiendes muy bien y casi no lo notaba.
No obstante al cabo de un tiempo ya fui dándome cuenta que la cosa iba
empeorando, eso sí, muy paulatinamente, casi sin darte cuenta, pero seguí su
curso.Como pasa con todas las enfermedades, ya viene un momento que atiendes
más que aquello no es norma* y empiezas a pensar si deberías acudir a la consulta
de un especialista Otorrinolaringólogo. Dejas pasar otro período de tiempo, pero
al final te decides, pues la cosa va empeorando. Acudo al Ambulatorio que
teníamos asignado y pido al médico Dr. Salva si puede hacerme una visita. Me
hicieron pruebas y más pruebas. Resultado final: el otorrino me dice que sufro una
enfermedad llamada "otoesclerosis" y sin miramientos me dice que a la larga me
voy a quedar sordo como una campana. Solo os pido que os imaginéis como me
impactó esta noticia. Me asusté tanto, me quedé tan traumatizado que no sabía ni
donde estaba. Como os he dicho antes, no tenía bastante con el miedo horrible que
tenía a quedarme ciego que ahora además me dicen que quedaré sordo total. Cogí
la motocicleta que tenía, una "Guzzi" que me había comprado con todo el dinero
que tenía ahorrado y al salir del trabajo, cuando estaba atravesando el paso a nivel
de la estación Renfe, quería quedarme bloqueado allí, el tren estaba a punto de
24
pasar y si se me llevaba se habrían terminado todos mis sufrimientos. Pero no lo
hice, aún tuve el suficiente estado de ánimo para sobreponerme, llegar a casa y
explicarlo a mis padres, llorando desconsoladamente. ¡Qué angustiaj. Lo que pasé
y sufrí aquellos días sólo Dios lo sabe, no os podéis imaginar lo que pasa por
dentro de un joven que a los 21 años, además de la diabetes y sus consecuencias,
le dan una noticia como esta. Dice el refrán "para saber lo que piensa un ruso
hay que ser ruso". Pues igual, si no lo sufres no puedes entenderlo, es tan fuerte
que vas como sonámbulo, te pierdes en tus pensamientos tan negativos y llenos de
temor. No hay forma de describirlo, o al menos yo no la sé esta forma mágica.
Solo sé que lo sufrí, lo viví y posteriormente lo solucioné.
Ya digo que soy un luchador, pues a pesar de todo seguí adelante y por
cierto, me defendí muy bien en todos los terrenos. En la oficina cada vez estaba
mejor valorado, con las chicas me iba bastante bien y en los negocios fenomenal.
Me desenvolví tan estupendamente que hasta yo y mi familia se quedaban
sorprendidos. Mi padre estaba orgulloso de mí. Por la mañana trabajaba en la
oficina, por la tarde hacía de viajante de embutidos y por la noche comprobaba los
resultados de una fabriquita textil, que compartía con otro socio.Y el sábado por
la tarde y domingo por la mañana ayudaba a mi padre en la barbería.
No paraba de trabajar. Pero el rendimiento o ingresos míos eran
fantásticos, pasé unos cuantos años que me entraba dinero por todas partes. Mis
ahorros adelantaban mucho. A mi padre le ayudaba, aportando a la economía
familiar la mitad del sueldo del empleo que tenía por la mañana y el resto era para
mí. ( qué suerte tener un padre así). Me compré un cochecito llamado
"ISSETTA". <no sé si alguien los recordará>. Eran unos coches en forma de
huevo, la única puerta que tenía se abría por delante y allí cabían tres personas.
Gastaba mezcla de gasolina y aceite y tenía un motor de cuatro tiempos. Por
cierto, me fue muy bien durante seis o siete años, hasta que lo cambié por un
"SEISCIENTOS". En aquél tiempo era lo único a lo que podías acceder. Los
otros coches eran demasiado caros para comprarlos un ciudadano de a pié. Eran
pocos y caros. Pero es igual. Tanto la Issetta como el Seiscientos me fueron de
maravilla. Me servían para ir al trabajo por la mañana y después por la tarde, me
iba a visitar los clientes que había ido consiguiendo para venderles embutidos.
Aunque sé que me hago pesado, voy a explicaros como sucedió lo de la ser
viajante de embutidos.
Llevaba la contabilidad de una empresa chacinera. Iba todas las tardes de 4
a 9 o sea cinco horas cobrando a 3,' ptas. la hora, sí, sí, tal como lo leéis. A este
precio cobraba. Salía de la empresa con los ojos cansados de tanto hacer facturas;
las hacíamos a mano. Entonces no había ni ordenadores que te lo dan casi todo
hecho, ni nada parecido. Todo a mano y sin máquina calculadora. Así pasé tres o
cuatro años, hasta que un día empezó a rondarme una idea por la cabeza. Me
25
pasaba algunas horas cada semana para calcular las comisiones que se ganaban los
vendedores de Barcelona, Zaragoza y otras ciudades donde se enviaba el género.
Me daba cuenta que ganaban una barbaridad, pues tenían un 5% de comisión
sobre el precio de venta. Pensé que pasarme cinco horas cada tarde para ganar
15'ptas., cuando vendiendo un solo jamón ya podía cobrarlas de comisión, me
hizo abrir los ojos. Se lo propongo al propietario y le digo: ¿No podría probar yo
de visitar alguna tienda de Granollers para ver si podemos vender algo de
género?.Me contestó, ¡que va!, allí aún lo pongo en duda pero lo máximo que se
pudiera vender serían 25 o 30 kgs. de género a la semana. Poca cosa. No vale la
pena. Sin embargo insistí y al final tomé una lista de precios de toda la variedad de
género que fabricaban y un lunes por la tarde me lancé a visitar unas diez tiendas
de Granollers. (Sin muestrario,solo con tarjetas de visita y precios). Sorpresa,
sorpresa, aquella tarde vendí un jamón y 1'5 kgs. de salchichón. Resultado, me
saqué 17'50 ptas. de comisión. Lo primero que se me ocurrió fue que prefería
hacer visitas de estas, en vez de pasarme toda una tarde haciendo facturas para
ganar lo mismo. Así empecé. Para no alargar el relato solo os diré que había
alguna semana que hasta vendía 300 kgs. de género y veinte jamones. Era
fantástico. Como ya he dicho anteriormente, soy un luchador(ya sé, soy repetitivo,
pero me siento orgulloso de ello) y ya no tuve bastante. Empecé a seguir otras
plazas como Mataró, Mollet del Valles y Caldes de Montbuy. Incluso algo en
Terrassa. Disfrutaba como un camello. Hasta llegó un momento que mi padre
tenía que venir a ayudarme, pues yo no daba abasto.
No tuve bastante. Mi novia era tejedora de una empresa pequeña de
tejidos. Llegó a mis oidos que se vendía. Eran cuatro telares, un urdidor, una
canillera y una máquina de llenar carretes. Empecé a cabilar y al final propuse al
hermano de mi novia si quería ir a aprender algo de contramaestre hasta que
pudiera reparar estas máquinas. Se lo pensó, dijo que sí y ya nos tienes comprando
toda esta maquinaria e instalándola en una nave de mi casa. Fue de miedo. Hasta
tuve que sacarme un título de artesano textil para poder abrir la empresa de forma
oficial. Tuve que pasar unos exámenes sin tener ni puñetera idea de lo que era un
telar. Pero conseguí el título. Contratos de fiieza eléctrica, personal asalariado.
Hacíamos dos turnos. Se empezaba a las 6 de la mañana y se terminaba a las 10 de
la noche sin parar. Duró siete años, los primeros cinco años fueron muy rentables.
Ya pensábamos en comprar un terreno y construir una nave con una superficie
mucho más grande ya que el negocio iba viento en popa. (Ya he hablado con
anterioridad que tocaba varios negocios o trabajos a la vez). Sin embargo los dos
últimos años, vino una crisis textil y ya no rendía lo suficiente ni para pagar el
personal. Así terminó la historia. Fue vendido todo a precio de saldo.
Los negocios son así. Según dicen los expertos en financiaciones, esto
tienen cinco años de subida o bonanza y cinco años de baja y crisis. Por tanto, más
o menos se ajusta a lo que nos pasó a nosotros. Al final todo al garate, pero eso sí,
siempre se aprende algo y se adquiere una experiencia que después a lo largo de
los años te sirve de base para reaccionar en consonancia.
26
SUGERENCIAS.
Solo quiero que os deis cuenta con esta explicación del empuje que yo
tenía a pesar de mi diabetes, mi futura sordera y tantos sinsabores como
soportaba. Demuestro con ello que aunque seáis diabéticos no es obvio para
que os arruguéis y os qudéis acurrucados, con miedo a todo y sin hacer nada
por luchar en la vida como cualquier otro hijo de vecino. Somos iguales o
mejores que los otros (los que no tienen azúcar). Somos más disciplinados,
pensamos mejor y nos gustan las cosas bien hechas, somos ordenados,
seguimos unas normas de conducta y aprendemos a respetarlas en todo
momento. Por esto os digo: no os acobardéis, diciendo: "claro como soy
diabético esto ya no puedo hacerlo. Podéis hacer todo lo que os propongáis.
Si yo lo hice sin tener a mi alcance los avances que hay en estos momentos,
con más motivos podéis hacerlo ahora. "Ojalá tuviera veinte o veinticinco
años" Aún me comería el mundo. Tengo los 66 y por ley de vida, tengo que
retenerme.
Bueno, vamos a hablar más del asunto principal de este libro. Como que
no me sentía compensado y desconocía la técnica, lo arreglaba comiendo muy
pocos hidratos de carbono, solo verduras y carne. Pero a la larga esto no funciona,
iba adelgazando, supongo que debido a tanto trabajo y no comer. Hasta que vino
la tercera flecha que me paró en seco. Un día empecé a encontrarme mal, tenía
fiebre, estaba mareado y no tenía hambre.
El médico me hizo la baja y me dijo que podría tratarse de un principio de
pulmonía. Pero rué peor. Al cabo de pocos días ya me dijeron que era una
bronconeumonía. Pero pasada una semana ya me declararon una "Tuberculosis
Pulmonar". Pareció que me hubiesen clavado un cuchillo por la espalda. Tenía
entonces 28 años.
No podía ser. Era demasiado para mí estado psicológico. Pasé días y días
llorando y haciendo sufrir a mis padres. Toda mi vida he sido muy obsesivo,
tanto que casi diría que se llega al sufrimiento físico y mental. "SOY UN
ARIES". Fiebre y más fiebre. Médicos y más médicos. Diagnóstico final: "El
pulmón izquierdo completamente Heno de cavernas y el derecho ya
empezaba a llenarse. En este estado los médicos les dijeron a mis padres que no
había solución (sin que yo me enterara). Recuerdo que un médico que también
vino a verme llamado Dr. Plana, les dijo a los conocidos que tenía en Llicá este
comentario "Es lástima porque este chico vale mucho pero no se puede hacer
nada por él". De esta opinión me enteré mucho más tarde, cuando ya estaba
curado. No obstante, aquí estoy, completamente sano. Sin haberme quedado
ninguna secuela. "Él ya hace varios años que está muerto".
27
Para tratar a mi diabetes me cambiaron a tres tomas de insulina diarias, con
cantidades enormemente altas, ya que las necesidades eran muy fuertes debido a la
fiebre que dá esta enfermedad. Sigo pensando que debía haber seguido con este
tratamiento insulínico pues estaba mucho mejor compensado. Pero no lo hice.
Cuando estuve bien, el médico me dijo que ya podía volver a la única inyección de
mezcla rápida y retardada.
Empezaron a tratarme a base de sulfamidas, hidracida e
hidroestreptomicina. Tengo que destacar aquí el enorme interés que pusieron en
especial dos médicos. Los recordaré siempre : uno era el especialista de pulmón y
corazón llamado Dr. Ramón Pascual Clapés. Vino cada día a mi casa, después de
pasar consulta en el ambulatorio de Granollers. El otro era el Dr. José Musté
Oller, excelente médico y amigo, que residía y visitaba en Sta. Ma de Palautordera
como médico de medicina general. Aún reside en la misma localidad, está retirado
de la medicina, pero según tengo entendido va siguiendo el curso de los avances y
descubrimientos de la medicina. Se dedicaron a mí, ahora que lo recuerdo, diría
que casi con fanatismo de curarme. Y lo lograron. El primero cuidaba de mis
pulmones. El segundo cuidaba de mis defensas. ¡Qué bien lo hicieron!. Esto si que
fue un trabajo bien hecho. En favor del Dr. Musté debo hacer mención en este
momento que siguió siendo un muy buen amigo mío y de toda la familia. Visitó a
mi padre cuando empezó con el cáncer. Visitó a mi madre cuando le afectó una
enfermedad, totalmente desconocida para nosotros y de algunos médicos que la
visitaron. Era la enfermedad de "Hortson". Ya cuando la dábamos por perdida, se
la llevamos a su consulta, la visitó, auscultó, le apretó con los dedos detrás de las
orejas en sentido vertical y ella exclamó "hay" que daño me ha hecho. Entonces el
Dr. Musté dijo: Ya sé lo que tiene. Se trataba de una gran inflamación de las
arterias. Le recetó cortisona, a razón de 12 pastillas cada día y fue bajando
paulatinamente hasta que la declaró completamente curada. Esto ocurrió después
de dos años de tratamiento ininterrumpido. En favor del Dr. Musté debo dejar
constancia de lo que me dijo un amigo mío, farmacético de profesión:
Cualquier otro médico no habría descubierto esta enfermedad. Es muy rara
entre la población humana. Mi madre vivió muchos años aún. Falleció a los 82
años de edad. Ya lo explicaré en su momento pues va ligado a la enfermedad de
mi esposa.
Con todo esto me olvidaba decir que estuve tres meses sin moverme de la
cama. Leyendo siempre, a todas horas. Devoré una cantidad inmensa de libros.
Cuando me permitieron levantarme, seguía quedándome en un balancín o
mecedora leyendo todo el día. Ahora lo recuerdo como algo maravilloso. Me di
cuenta de lo que se mejora en cultura, en conocimientos y hasta en la forma de
expresarte. La lectura es muy enriquecedora. Por desgracia no lo hacemos lo
suficiente. Vivimos en un mundo demasiado exigente, con tantas prisas y egoismos
que nos hace olvidar ciertas normas y pautas de conducta para enriquecer el alma.
28
En resumen, me curé totalmente de la Tuberculosis. Tanto es así que
nunca más tuve problemas, ni secuelas ni nada en absoluto. Quiero demostrar
con ello una ve:, más, que un diabético puede salir del atolladero en el que se
encuentre como cualquier mortal o casi diría que mejor. "Recordad siempre
una pauta: La toma de dos inyecciones de insulina siempre son mejor que una;
la toma de tres inyecciones siempre son mejor que dos. Si en la noche, cuando
vas a la cama te das una cuarta con algo de retardada para pasar toda la
noche, mejor que tres." En verdad os digo: si lo hacéis así, viviréis con salud
años y años. Vuestra vida será mucho más agradable y los familiares que
tengan que convivir con vosotros lo agradecerán. Seréis otra clase de personas,
más tratables, más amables, más condescendientes e incluso más humanizados.
29
"La Llíada es una obra grande por
que toda la vida es una lucha. La Odisea
es también una obra grande por que toda
la vida es un viaje".
La lucha y el viaje son la naturaleza
de la propia vida, que una cosa es vegetar
y otra es vivir.
Chesterton.
30
CAPITULO IV
DE LOS TREINTA A LOS TREINTA Y OCHO AÑOS.
OPERACIÓN DE OÍDO.
Pasado un año de convalecencia de la tuberculosis, vuelvo al trabajo. Un
día entra en la oficina el Otorrino Dr. Salva (hace muchos años que murió de
cáncer) y me dice: oye Ciad ellas: ahora ya tiene solución lo tuyo del oido. He
estado en Alemania e Italia especializándome en ello y ya estoy operando. Si
quieres aprovechar la ocasión, los mil primeros que haga solo les cobro
lOOO'-ptas. de honorarios. Esto me sonó a gloria, pero le dije: No, de momento
no. Para mis adentros pensé que ahora ya sabía que tenia solución y por tanto no
me importaba esperar, pues aún me desenvolvía muy bien. Cuando tuviera más
práctica ya lo haría. De todas formas pasados unos tres años ya me hicieron la
operación quirúrgica. Fue todo magníficamente bien. El tratamiento de la diabetes
lo hice normalmente y lo dejaron enteramente en mis manos. Pasé tres días en
clínica y después a casa. Durante quince días tienes que sufrir algo de vértigo ya
que tienen que penetrar en el oído medio e interno y claro está, esto siempre
produce sus consecuencias. Pero bueno, todo pasó. Tenia entonces 32 años y ya
había superado una buena cantidad de contrariedades. Recordad lo que comento
en este libro, que tenemos fuerza suficiente para soportar lo que venga al
igual que cualquier mortal, aunque seamos diabéticos. Os imagináis lo que
me hubiera perdido en esta vida si hubiese sucumbido a la tentación de
quedarme parado con la moto en medio del paso a nivel hasta que llegara el
tren y me destruyera para siempre. Nunca, nunca, se debe abandonar. No
sabemos si al cabo de un tiempo saldrá la solución. Y si no, aplicarse el
refrán que dice que siempre hay alguien que está peor.
31
Vuelvo al trabajo como si nada hubiera pasado. "Otro revés": Rompo mis
relaciones con mi novia. No congeniábamos. Llegué al convecimiento que lo
nuestro no tenía solución. Paso un tiempo sin estabilizar mi vida. No tengo amigos
con quien salir y me pierdo en este mar de soltería no sabiendo hacia donde dirigir
mi vida. Tengo la ayuda de mis padres. Sin embargo repito: creo que el ser un
luchador ayuda mucho. Me organicé. Conocí a unos amigos de Granollers, con los
cuales salíamos de viaje. Conocí toda Italia (Lombardía, el Alto adigio,'por el sur
Ñapóles, el Vesubio, Capri y Pompeya; por el este Rimini, Venecia e incluso
Yugoslavia. Todo ello me dejó un muy grato recuerdo. Seguimos en otro viaje por
Austria, Alemania y Suiza. El primer viaje lo hice a París, durante toda una
semana. Es la ciudad que recuerdo con más nostalgia. Me encantó, me impactó y
me dejó una huella imborrable. Si tuviera que escoger una ciudad en la que vivir
escogería París. De día es fabuloso pero de noche fantástico. Recorrimos todas las
salas de espectáculos. Eran fastuosos. En aquél tiempo no teníamos nada igual en
Barcelona. Los viajes los hacíamos en coche propio, excepto el de París que lo
hicimos en tren. Casi todos conducíamos y nos íbamos turnando. Lo pasé muy
bien durante cinco años. íbamos muy unidos pero yo personalmente me decantaba
por otros derroteros. En invierno, cuando no había viajes, en días de fiesta y
domingos íbamos al cine y al salir nos sentábamos en alguna cafetería a charlar y
basta. (Ellos no bailaban). Yo notaba que me faltaba algo. Conocer chicas, bailar,
conversar con ellas y todo lo demás. Resultado, que cuando salíamos del cine yo
me iba al baile. Allí tuve ocasión de alternar con un surtido, diría que bastante
aceptable, de chicas con las cuales intimabas más o menos pero siempre
agradablemente. En plan de broma y que me perdonen las mujeres, les decía a mis
amigos que yo tenía un gallinero y que cada año cambiaba mis gallinas por pollitas
más jóvenes. Así pasé hasta los 38 años, que fue cuando conocí a mi esposa
Margarita. Antes había hecho buenas migas con otra Margarita, con otra
Germaine y otra Pepita. Antes había tenido una segunda novia, llamada Araceli.
Era preciosa. Un tipo estupendo, morenaza y muy cariñosa. Pero no funcionó.
Duró seis meses. Sin embargo la que en un principio me impactó, me interesó e
hice los primeros pinitos fue Margarita. Recuerdo que nos conocimos en el baile,
en medio de la pista, al darse la casualidad de que una amiga suya con la cual
estaba yo bailando, tuvo que irse y nos dejó allí en el centro mismo de dicha pista.
Le pregunté si le apetecía bailar, dijo: bueno, y así empezó nuestra relación. Esta
historia comporta un nuevo capítulo pues para mí fue el acontecimiento más
importante de mi vida sentimental. Fui muy feliz y estaba muy enamorado de mi
mujer. Estaba orgullosamente satisfecho con ella. Podías presentarla a cualquier
parte que siempre dejaba huella. Era buena, honrada, honesta y me quería. ¿Qué
más podía desear?.
Quiero comentar antes de empezar este nuevo capítulo, que durante estos
años o sea de los treinta para arriba, fueron los más productivos de mi vida.
Trabajaba a todas horas, con una vitalidad que creo sería envidiable incluso por
parte de cualquier ciudadano "no diabético". Seguía trabajando,estaba bien
considerado por los compañeros y palpaba que incluso entre el público que acudía
a nuestra oficina.
32
Por las tardes seguía con la venta de embutidos, cada vez mayor y más
rentable pues el importe de las comisiones era más elevado. Al propio tiempo me
dedicaba a otros negocios que también me fueron muy bien. Siempre he tenido un
gran aprecio por la gente que he tratado y para ser sincero diré que la gente me
correspondía,(salvo algunas excepciones claro, que siempre las hay). Alguna vez
incluso llegó a mis oídos que cuando alguien tenía problemas relativos a la
empresa donde prestaba mis servicios y no sabía como resolverlos, otros le
aconsejaban diciéndole: vete a ver a Cladellas en la oficina y verás como te ayuda
si ello es posible y siempre dentro de la legalidad, claro está.
Con los compañeros de trabajé también tuve suerte, creo que tenían una
buena impresión de mí. Todos los años trabajados en la oficina crea un aprecio y
una amistad muy profunda y así es como debe ser. Con los Jefes que tuve yo
palpaba su buena valoración sobre mi persona o al menos así lo creo.
Quiero dejar muy claro y repetir una vez más que nadie se crea que
somos diferentes de los demás por el hecho de ser diabéticos. Somos
completamente iguales. Tanto físicamente como mentalmente. Y digo más:
sexualmente también. Y si no que me lo pregunten a mí que a mi edad aún
puedo demostrar que estoy vivo. Recuerdo de una tonta opinión que me dio un
médico, recién terminada la carrera, dijo: "Lo que pasa es que a los 40 años se
pierde la potencia sexual y la mujer deja de menstruar". "Una mierda".
Mentira total. Con el descubrimiento de la insulina se recuperaron todas las
funciones. Otro burro que no sabía nada de nada "Testigos: podrían serlo las
mujeres que yo traté". ¡Cuanta palabrería; Incluso de médicos. Recordad lo
que os digo en otro capítulo de mi libro. No escuchéis opiniones gratuitas que
perjudican mucho y producen desasosiego para cierto tiempo y que por lo
baludíes que son no es necesario oir, pues posteriormente uno se dá cuenta
que no es verdad
33
En un corazón pueden surgir diversos
amores mientras vive, pero el verdadero, el que
hecha raices y deja una huella imborrable, de
estos solo existe uno.
Del autor.
34
CAPITULO V
PELOS TREINTA Y OCHO A LOS CUARENTA Y CINCO AÑOS.
EL PRIMER ADVENIMIENTO GRANDIOSO Y
BUENO QUE ME SUCEDE EN MI VIDA.
CONOZCO A MARGARITA, LA QUE DESPUÉS FUE MI ESPOSA
Y COMPAÑERA DURANTE 27 AÑOS.
Solo tengo buenos recuerdos de ella. Para mí fue un bien venido del cielo.
Es como si de pronto Dios hubiese dicho ¡bueno, a este ya le he afectado bastante,
algo bueno debo darle!. Estos años fueron maravillosos (dentro de los pequeños
reveses que da la vida). Vamos a empezar por el principio.
Desde el día que nos conocimos en el baile, empezamos a coincidir en
todo. Recuerdo que aquel día estuvimos bailando toda la velada tarde-noche. Pero
lo que si sé es que ni nos enteramos de lo que tocaban, pues tuvimos una charla
tan interesante que no nos dábamos cuenta de si empezaba el baile o terminaba.
Creo que los dos disfrutábamos con el diálogo. Como es normal en estos casos al
final la acompañé a la parada del autobús que tenía que llevarla a Arbucies, donde
vivía con sus padres y hermanos.
35
Recuerdo un hecho muy irónico que si no me hago pesado me gustaría
relatar. Cuando ya estaba llegando el autobús, le pregunté si vendría a bailar en la
verbena de San Pedro y me dijo que no. Que su padre no le permitiría venir de
noche. Sin embargo yo le dije, mira: te doy el teléfono y si te decides me llamas y
quedamos en donde tu digas. En aquel momento no tenía papel alguno para
anotárselo, solo tenía bolígrafo. Hurgando en mis bolsillos al final encontré un
folleto propaganda de un Nitgh Club de Barcelona llamado New York, en el cual
habíamos estado de paso el domingo anterior con los amigos. Pues bien, se lo
anoté allí. Se lo pone en el monedero sin mirarlo y sube al autobús. "Madre mía",
vaya error que cometí. Cuando llega a su casa y se dá cuenta de la clase de sitio
que yo frecuentaba se le pusieron los pelos de punta. Exclamó: ¡vaya pinta que me
he encontrado!. Ella no sabía que era la primera vez que había acudido y no me
gustó aquél ambiente tan bajo y vasto. No era para mí, pero le di una impresión
muy deteriorada de mi persona.
Sin embargo nos fuimos viendo cada domingo. Llegó un momento que ya
no acudíamos al baile; nos sentábamos en alguna cafetería y pasábamos la tarde
hablando y dialogando de diversos temas, pero nunca se agotaban. Tanto ella
como yo se puede decir que lo disfrutábamos al máximo.
Posteriormente me confesó que el primer día que trató conmigo se asustó.
Sintió algo en su interior que le decía que yo sería el escogido, después de tantos y
tantos pretendientes como le habían salido. No me extraña. Era muy bonita,
elegante y se comportaba con una educación y un "savoir faire" que yo nunca
encontré en ninguna otra mujer. A la fuerza debían de haberle salido muchas
posibilidades casamenteras. Tenía 26 años y yo 38. Había mucha diferencia de
edad, pero por lo visto, esto a ella no le importaba. Seguimos una temporada con
lo mismo, hasta que de pronto ella no acude más a Granollers. Yo estaba
intranquilo. Pensaba: ¿qué le habrá sucedido?. ¿Habrás hecho o dicho algún
inconveniente que no le haya gustado?. Preguntaba por ella a sus amigas, pero
éstas me contestaban con evasivas. Resumiendo, que me tenía preocupado, sin
saber qué hacer. No tenía el teléfono y no sabía como contactar con ella.
Transcurridas unas cuantas semanas, vuelve a presentarse y me entero que está en
otra sala de baile. Me persono allí, hablo y bailo con ella y volvemos a empezar de
nuevo. Hasta mucho más tarde no me enteré de lo que había pasado. Resulta que
al darse cuenta que su amor iba creciendo más rápidamente de lo que
correspondía, paró el carro y dejó transcurrir estas semanas para profundizar y
saber si de verdad era lo que en su interior ella deseaba.
Las cosas iban tomaban un cariz más serio. Llamadas telefónicas mías,
cartas y más entrevistas domingueras (téngase en cuenta que Arbucies está a 70
km. de Granollers), hasta que ya parecía una cosa bastante formalizada, aunque sin
ser oficial.
36
Aquí fue donde empezaron mis problemas serios.Cuando las cosas se iban
formalizando entre nosotros, empezaron mis zozobras, preocupaciones y dudas.
¿El problema?. El mismo de siempre. "LA DICHOSA DULCINEA" ¿como le
digo yo a esta mujer que soy diabético?. ¿Como va a reaccionar?. ¿Qué me dirá?.
¿Manifestará su enfado por no habérselo comentado antes?. No lo sabía. La sola
alternativa de tener que decíselo me ponía muy nervioso. Yo siempre creí que era
como un "ser inferior" en este aspecto. No podía entrar en mi cabeza que una
chica pudiera conformarse, casándose con un enfermo crónico como yo. Aunque
me desenvolvía con toda normalidad igual que cualquier otro mortal, pero existía
el problema y había que tratarlo, antes de que las cosas fueran a más. La verdad es
que no sabía como hacerlo. Y empezaba a decirme que debía ir a su casa para
formalizar nuestras relaciones.(En aquél tiempo ésta era la costumbre, debía
realizarse una petición de mano a los padres de la novia).
¡Qué mal trago pasé el día en que decidí notificárselo!. Al salir del baile,
con el coche, dije que ya la llevaría yo a Arbucies. Salimos y cuando ya habíamos
corrido unos cuantos kilómetros, paro el coche y ella sorprendida, dice:¿qué
haces?. Yo le contesto, nada, que tengo que hablar contigo muy seriamente y no
sé como hacerlo. Dijo: ¿que pasa, es que te has cansado ya de mí o pasa alguna
otra cosa más seria?. Así pasé dudando durante media hora, pues no sabía como
arrancar. Al final me decido y le digo: Supongo que con lo que voy a comunicarte,
aquí va a terminar toda nuestra relación, pero tengo que hacerlo. No puedo pasar
más tiempo ocultándote una verdad como un templo. SOY DIABÉTICO. El
coche me quedaba estrecho, no sabía como reaccionaría y yo estaba helado
esperando su contestación. SORPRESA, SORPRESA: me dice: ¡ah, esto¡, ya
hace meses que lo sé. ""Mecachis la mar". ¿Y por qué no me lo dijiste?. Con lo
mal que lo he pasado todo este tiempo y resulta que ya lo sabías. Me dice:
esperaba a ver si eras lo suficiente noble y me lo decías tú. Ahora me doy
cuenta que sí que lo eres. Me quedé tan descansado, tal relajado que no sabía
como reaccionar. Creo que esta situación me llevó y me ayudó a que la decisión
de concretar nuestro compromiso fuera mucho más firme. ¡Como no iba a serlo si
éste era el escollo más difícil que veía yo en nuestra relación!. Allí mismo se
hicieron más planes y se tomaron decisiones importantes para nuestro futuro.
Quiero resaltar el hecho de la clase de familia con la cual me iba a
emparentar. Si ella era buena, sus padres eran excelentes en todos los aspectos.
Eran muy religiosos. Pero aparte, tenían un corazón de oro. Deseo comentar el
hecho principal de la primera reacción de su padre, cuando se lo comunicó. Su
padre estaba leyendo el periódico, sentado en una silla del comedor. Ella le dice:
Padre, resulta que salgo con un chico de Llicá d'Amunt (cerca de Granollers), que
me gusta y queremos formalizar nuestras relaciones.Hay un inconveniente sin
importancia. El padre pregunta ¿ qué clase de inconveniente? y ella contesta: Es
Diabético y tiene que hacer régimen y darse insulina, pero está muy bien de salud y
a mí me gusta. El padre, sin levantar la vista del periódico dice: muy bien, pues
¡cuídalo bien! que seguramente te va a necesitar. La verdad es que aún se me
humedecen los ojos cuando lo escribo. Me llegó al alma cuando ella me lo contó.
Debo decir aquí y confesar que a pesar de haberme portado bien con ellos a lo
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largo de 27 años, creo que se merecían algo mejor. Me quedan resquicios de que
podía haberlos pagado con una moneda mejor de lo que lo hice, sin embargo creo
que ellos ya estaban satisfechos conmigo.
Nuestras relaciones formales empezaron aproximadamente en enero. Mi
padre comenzaba a encontrarse mal. Recuerdo que ella vino a comer a mi casa a
principios de este mes. Le gustaron mis padres (sobretodo mi padre). Mi madre no
tanto pero la aceptaba. Tenía un sentido fantástico en querer a las personas y
natural en ella aceptar a cada una tal como es.
Mi padre sigue mal. Empieza el viacrusis de seguir médicos y más médicos.
Visitas y más visitas. Le exploran analítica y radiológicamente, pero no encuentran
nada sospechoso de momento. Sin embargo no mejora. Al final, después de haber
estado internado en el Hospital de Granollers y en otras fechas en la Policlínica de
Granollers, un especialista de estómago llamado Dr. Vecilla, en un momento dado,
exclama: ya lo tengo, es cosa del urólogo. Debéis consultar con uno y él sabrá lo
que hay que hacer. Así lo hicimos. Resultado: un tumor en la parte de los
ríñones.
¡Qué disgusto!. ¡Cuanto llegué a llorar!. Os voy a decir una cosa, queridos
lectores: Me pasé toda mi vida viviendo con mis padres, apoyándome en ellos y
casi diría sin darme cuenta de si los quería o no. Solo vivíamos, íbamos pasando
los días como cualquier otra familia y con los altibajos normales que acostumbran
a pasar. Pero aquello fue algo trágico. En aquel preciso momento rué cuando
descubrí lo mucho y mucho que yo quería a mi padre. Creo que no nos damos
cuenta de lo que queremos a una persona hasta que corremos el peligro de
pedería. Entonces es cuando se te despiertan todos los sentimientos, todas las
emociones y todo el cariño y amor que sientes hacia ella. Es cuando descubres en
tu interior lo que es ser un hijo de verdad o mejor dicho lo que es tener un padre
que siempre ha estado a tu lado y en todo momento te has sentido amparado por
él.
Llamé a Margarita por telefono y le comuniqué la mala noticia, sollozando
amargamente, casi no me salían las palabras para explicárselo. Ella hizo lo que
pudo. Me consoló, me alentó y me dijo que podía contar con ella para todo. Esto
no cura, pero yo os digo que da una sensación de tenr a alguien que se preocupa
por tí y por tu familia. Esta fue la primera demostración de lo que era el carácter
de una chica como ella. Dice el refrán que "unen más las penas que las
alegrías". Yo personalmente creo que es cierto. En estos momentos es cuando
sabes a ciencia cierta quien es quien. Es cuando te demuestran las personas su
bondad, su cariño y su comprensión. Esto no se adquiere en las fiestas, juergas y
celebraciones. En las penas es cuando se comprueba si una persona vale o no vale.
Y Margarita lo demostró con creces. No nos dejó ni un momento, tanto a mí
como a mi padre. Incluso cuando le era posible, se pasaba las mañanas o las tardes
en la Policlínica en la habitación que ocupaba para ayudarle y hacerle compañía.
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Creo que fue muy bueno que estuviera con él, pues sé que mi padre comentó:
"Estoy contento por que mi hijo estará en buenas manos". Claro que lo estuve. No
me falló en ningún momento. En todo y para todo. "Esto es una mujer como Dios
manda."
En aquel momento fue cuando me di cuenta que era entonces cuando se
habían cambiado los papeles. Ahora era mi padre quien necesitaba de mí y yo tenía
que corresponderle, pagándole con la misma moneda. Dándole todo el apoyo y
amparo que necesitase, Y así lo hice. Me dediqué exclusivamente a él. Le llevaba
cada quince días al Hospital para hacerle una transfusión de sangre, para
recuperarle de la anemia que tenia, muy acentuada. No tenía apetito y estaba muy
angustiado, agitado. Creo que veía que las cosas iban empeorando a pesar de los
variados tratamientos que le hacían para recuperarle.
Sin embargo el médico dijo: Puede que sea solamente un cálculo renal (una
piedra en el riñon). Si es así está salvado pero si no
Le operan en el
Hospital de Granollers y cuando termina de la operación el urólogo Dr. Solé me
comunica la mala noticia. Era un tumor, muy pequeño pero tumor. En aquél
tiempo esta clase de tumores no tenían solución. Ahora es distinto. Casi todos se
salvan.
Llegamos al mes de Agosto del mismo año y mi padre fallece. Es la
primera pérdida importante que tengo en mi vida. Me queda una tristeza enorme,
como cualquier persona que pierde a un ser querido. Solo tengo el apoyo
incondicional de Margarita.
Un día mientras comíamos en mi casa, decidimos la boda para el 24 de
Noviembre de 1.969. Hicimos los planes y ya de común acuerdo ella lo comunica
a sus padres. Todo esto comporta un subcapítulo, pues se trata del acontecimiento
más importante y feliz de mi vida.
REFLEXIÓN: Colegas míos: No os dejéis arrebatar, como hice yo, por
el miedo o la preocupación de que una chica puede rechazaros por el hecho de
ser diabéticos. Los hombres no nos damos cuenta de la sensibilidad que tienen
las mujeres en este aspecto. Si tú vales como persona, demuestras que eres
honrado, que sabes desenvolverte por la vida y además se dan cuenta que eres
más o menos inteligente, yo opino que no encontrarán motivo alguno para
desestimar a la persona que las pretende. Saben amar y saben dar mucho más
cariño que el que uno merece. Siempre dan más que los hombres (salvo
excepciones, claroju_
39
SUB-CAPITULO.
Pasamos los tres meses haciendo preparativos para la boda. Yo estaba
completamente convencido del paso que iba a dar. Ya sabemos que a cierta edad
las personas tienen sus dudas, sus premoniciones, sus temores y ven fantasmas por
todas partes, pero a mi no me pasó. Estaba completamente seguro. No tenía ni la
más leve preocupación por lo que pudiera resultar de todo aquél acontecimiento.
Sin embargo, deseo hacer mención a un pequeño problema que surgió
inesperadamente y que nunca había contado con ello. Margarita acudía a mi casa
todos los finales de semana, para hacer los preparativos, pues habíamos acordado
que habiendo transcurrido solamente tres meses no podíamos dejar a mi madre
sola y pasar a vivir a otro lugar. Sería una cosa provisional, hasta que los
recuerdos estuvieran más difiiminados y entonces adoptaríamos una postura
diferente. No obstante ya se sabe, las cosas interinas son las que duran más en esta
vida, pues nunca encuentras el momento del cambio. Resultado, que nos pasamos
veintitrés años en la misma vivienda.
Bueno, a lo que iba: Cuando faltaban quince días para la boda en uno de
estos finales de semana, que ya estaban enviadas las invitaciones y una buena parte
de los regalos ya habían llegado, se produjo lo siguiente: Acompaño a Margarita a
tomar el autobús que debía conducirla a Arbucies y mientras esperábamos que
llegara, en un momento dado, que yo estaba tan feliz y confiado, me miro la
camisa y me faltaba un botón. Miro más abajo y veo que me falta otro. Exclamo:
fíjate, me faltan dos botones en la camisa. En broma y como aquél que quiera
hacerse el divertido digo: ¡Hombre, con dos mujeres en casa y aún tengo que ir
con la camisa sin botones!. Madre mía, que dije. Ella no abrió boca, pero lo hizo
peor. Se va en el autobús y sin mostrar ninguna reacción. No me di cuenta ni que
le hubiera sentado mal la broma que le hice. Al cabo de unos días recibo una carta
en la que me comunica que quiere dejarlo todo; que renuncia a la boda y a todo
cuanto comporta el "afaire" del casamiento. ¡Ahora sí que la hemos hecho buena!
Me sentó la noticia como un tiro. No sabía qué hacer. No sabía como reaccionar,
Estaba helado. Me preguntaba ¿Y ahora qué? Que va a pasar. Con la fama que
tenía yo en el pueblo de que nunca me casaría. Pero no era esto lo más fuerte. Lo
peor era que me perdía lo mejor que me había ocurrido a lo largo de toda mi vida,
que era Margarita. Al final pensé que todo esto era consecuencia de los nervios
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que pasan todas las mujeres cuando están en vigilias de su boda, pero que ya se
solucionaría . Así fue, transcurridos unos días las aguas volvieron a su cauce y
todo se solucionó.
Estos días que pasé con la zozobra de no saber el final de este melodrama,
me produjeron una diarrea que perduró hasta después de la boda. Os hará reir,
pero la verdad es que no las tenía todas conmigo.
Llega el día de la boda, era un lunes radiante, presentaba un día espléndido
que todo presagiaba buenos auspicios, felicidad a montones y la unión de dos seres
que se amaban y querían compartir el resto de sus días, tanto en lo bueno como en
lo malo. Y así fue. Veintisiete años maravillosos en cuanto a amor y cariño que
nunca faltó. Llegaron mis familiares invitados a mi casa de Llicá, donde vivía. Nos
embarcamos en los coches que cada uno había aportado de su propiedad (faltaban
muchos de la familia, pues había una epidemia de gripe) y nos trasladamos a
Arbucies. Llego a la capilla donde debía celebrarse la boda "Nuestra Sra. de la
Piedad". Entramos dentro. Yo estaba muy tranquilo, sin nervios, muy feliz y
contento. Al cabo de un tiempo llega la novia con todos sus familiares e invitados.
En Arbucies había la costumbre de que hacían todo el recorrido a pie. El padre
acompañaba a la novia por la calle y ella cogida del brazo. El resto de los
invitados, detrás, en fila. Una costumbre ancestral pero llena de encanto. Eran
muchísimos. Yo solo llevaba veinte, pero ella llevaba cien. Si se hubiese
organizado una pelea, habríamos perdido con todas las de la ley. Pero no fue así.
La celebración del matrimonio fue perfecta. Cuando ella llegó al altar, me quedé
boquiabierto. ¡Estaba tan guapa!. ¡Tan hermosa! Era un sol. Nunca la había visto
tan bonita ( y esto que lo era), tan espléndida y radiante. Fue como una revelación
para mí. ¡Qué feliz era! Aquello era maravilloso. No entraba en mi mente que
aquello me hubiera sucedido a mí. La celebración la hicieron dos curas. Uno era el
del pueblo de Llicá con el cual había una amistad muy profunda. Aún perdura., se
llamaba Mosen Lluis Ferret. El otro era el de Arbucies, le llamaban Mosen Mel,
era muy alegre y sabía rodearse de juventud; parece ser que armaba cada juerga
(en el buen sentido, claro) que todo el pueblo estaba con él. Bueno, se celebra la
boda, sigue el banquete en un hotel de Arbucies llamado Montsoliu. Y después
nos desplazamos a Llicá para recoger todo el equpaje que ya estaba preparado y a
disfrutar del viaje de novios.
Pasamos dos días en Barcelona y después ya teníamos billete para ir a París
en avión. Como que yo ya había visitado París y estaba tan encantado con esta
ciudad, quise que Margarita también lo visitara y disfrutara como yo había hecho.
Pasamos una semana maravillosa, riendo siempre con mis bromas, que por lo visto
le encantaban. Visitamos todo. Torre Eiffel, Trocadero, Montmartre, Le sacre
Coeur, Museo del Louvre, Versarles, Les Champs Elissées, Les Invalides, Notre
Dame y les Tuilleríes. De noche acudimos a ver las revistas más de moda del
momento. Moulín Rouge, Casino, Le Lidó, Folies Bergére, etc. etc. Fue
maravilloso y ella estaba deslumbrada. No cabía en su propia piel, estaba
contenta, satisfecha y le gustaba estar conmigo y yo con ella. Ya sé, supongo que
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contenta, satisfecha y le gustaba estar conmigo y yo con ella. Ya sé, supongo que
todos los novios tienen muy buenos recuerdos que también podrían contar, pero
yo aprovecho mi espacio para relatarlo. "Pero ya lo dejo, no quiero ser un
pelmazo y que el lector diga: Quería conocer experiencias de un diabético y resulta
que me coloca todo su viaje de novios." AI respecto quiero hacer mención de
que cuando profundizaré más en todo el asunto de la diabetes, será a mis
cincuenta años, pues fue cuando de verdad perfeccioné el tratamiento y que
aún vengo haciendo sin haber alterado casi nada desde este inicio. Si lo hice
así fue por qué empezaban a manifestarse problemas de salud inherentes a la
dulcinea.
"Hablemos un poco de la tan cacareada y antipática diabetes", pues se me
ha ido el santo al cielo y lo dejaba a un lado. Mi enfermedad no fue ningún
obstáculo para que todo fuera perfectamente. De vuelta a casa, las cosas fueron
muy bien, salvo que Margarita tenía que aguantar una suegra "digamos muy
quisquillosa". Yo me encontraba bastante bien, llevaba el tratamiento de mi
dulcinea, lo más exacto posible; seguí con mi pinchazo una vez al día, mezclando
veinte unidades de insulina rápida y treinta de Protamina Zinc y así iba pasando
con mis altibajos pero bastante bien. No podía quejarme. Trabajaba, tenía una
mujer encantadora, que me quería, que cautivaba a todos los que la trataban, yo
ganaba dinero y la diabetes estaba, digamos que soportable. Yo como siempre
quería organizar cosas y lo que primero me di cuenta era que no podía tener dos
mujeres en casa sin ocupaciones. Margarita tuvo morriña, añoranza y se le notaba.
Pensé que lo mejor era colocarla en alguna parte. Y le encontramos un trabajo de
perforista en la casa I.B.M.de Barcelona. Iba todas las tardes junto con unas
amigas y esto le representaba relajarse y no estar siempre en casa con mi madre.
Ella era feliz y yo también. Además ganaba dinero para sus gastos que esto es algo
a tener en cuenta por todos los maridos. Los hombres no deben permitir nunca que
su mujer tenga que pedirles dinero; siempre que se les antoje deben poder darse
algún capricho o comprarse ropa u otras cosas. Da igual, el caso es que tenga sus
pecunios particulares. Les da cierta libertad y hasta diría que ayuda a bien llevar el
matrimonio entre ambos.
Como que yo seguía estando bastante bien y ahorrando dinero, compramos
un piso en Granollers, con la idea de que algún día iríamos a vivir allí, ya que yo
tenía mi trabajo y prácticamente hacía vida en esta ciudad. También compramos
un piso en Blanes para pasar los fines de semana y las vacaciones. Lo pasábamos
muy bien los veranos. A finales de junio hacíamos cada año una excursión de una
semana o quince días, según fuera el viaje, si en España o en el extranjero. En
Blanes hicimos muchos amigos y cada verano terminábamos satisfechos de como
nos había ido. Pasados dos años de matrimonio decidí operarme del otro oido.
También lo hizo el propio Dr. Salva como la primera vez. Todo fue
perfectamente. Me dejaron controlar mi glucosa y mi régimen en la Clínica. Estuve
ingresado tres días y recuperé bastante, quizá no tanto como la primera vez, pues
tardé demasiado en hacerlo. Margarita lo pasó mal, pues durante la operación, con
los nervios de punta, se mareó, vomitó y tuvieron que tratarla a ella. Recuerdo que
una enfermera hizo un comentario muy salado que decía "En vez de quejarse el
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mulo se queja el carro" ¿Os dais cuenta?, los diabéticos más o menos bien
tratados, (mejor más que menos) siempre se salen de todo sin ninguna clase de
problema.
El único problema que tenía yo en aquél tiempo era el de siempre, que ya
he comentado en otras ocasiones. Como que no existían tiritas para analizar la
sangre, a veces se presentaban hipoglucemias o bajadas de glucosa que eran de
campeonato. Margarita sufrió mucho con esto. Aparte de ello y de que yo siempre
estaba inapetente y bastante delgado, lo otro iba funcionando. Como ya debéis
saber, esto de la diabetes es una enfermedad traidora, sumergida, que no te ataca
enseguida, espera el momento oportuno con sus consecuencias y efectos tardíos,
que solo se pueden evitar si uno es consciente de lo que tiene y sabe comportarse
siempre en todo lugar, respetando las normas más elementales: Dieta, insulina y
ejercicio.
SUGERENCIAS: Amigos míos, no os confiéis creyendo que no va a
pasar nada. Es una creencia errónea. No digáis aquello que yo oigo infinidad
de veces en algunos diabéticos. Dicen: Un día es un día "mañana ya me
portaré bien. "Si no os comportáis como es debido, sí que va a pasar y muy
fuerte. Porque ya os digo, no avisa. Atiende agazapada, como si fuera un tigre
a la espera de cazar a su presa. La única forma es controlando la glucosa en
sangre, al menos tres veces al día. Tomando la insulina que corresponda
(también tres veces al día como mínimo), haciendo la dieta bien equilibrada y
practicando un ejercicio diario (sin que sea exagerado), tampoco es cuestión
que sea de competición. Y a vivir, que si lo hacéis así, todo el resto de vuestra
vida será aceptable, que valdrá la pena vivirla y que hay muchas otras cosas
buenas con las que disfrutarla y saborearla. Todo esto lo digo yo ahora que
estoy en las últimas versiones de mi tránsito vital y que tengo la suficiente
experiencia para comentarlo en este sentido. Disfrútala, ámala, saboréala,
sácale todo el jugo "que es más tarde de lo que crees".
Pasaron algunos años y no venían hijos. Reacción mía: claro como soy
diabético, quizás no vendrán nunca. Aún tenía impregnadas en mi cerebelo todas
las malas informaciones "negativas" de tanta gente que se afanó en un principio en
insuflarme. No obstante al final decidimos ir a un tocólogo amigo mío. La visitó a
ella y dijo que estaba muy verde. Que lo veía difícil pero que esperáramos un par
de años para comprobar lo que pasaba. Pasado un tiempo, nos informaron que en
Girona había un Ginecólogo muy bueno, llamado Dr. Muñoz. Según decían hacía
milagros, pero yo os digo: esta clase de milagros no existen, o se és o no se és.
Nos visitó a los dos, pidió un análisis de semen y a ella le hizo un reconocimiento
total, con radiografías, etc. etc. Al cabo de quince días volvimos a la consulta y
dirigiéndose a mí dice: Vd. puede tener los que quiera. Ahora tenemos que
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tratarla a ella, pues las trompas y la matriz no está desarrolladas. Quizás dentro de
diez años se presenta un hijo de sorpresa, pero de momento nada. Y si un día
queda embarazada lo perderá. Y el segundo también y hasta el tercero.
Resumiendo, no nos quedaba más remedio que esperar. Nos planteamos una
adopción, pero en este sentido tengo que manifestarme culpable, pues no lo veía
claro. Siempre exclamaba ¿ y si no lo quiero como si fuera mi hijo?. Así pasaron
los años y al final se van aceptando las situaciones que la vida te depara. Resultado
nos pasamos veintisiete años sin hijos pero debo decir que en estos momentos
pienso que quizás por ello estábamos más unidos. El uno dedicaba al otro todo su
cariño, toda la ternura, el respeto y la admiración y cuanto se pueda esperar de una
unión maravillosa, que ojalá hubiese podido durar muchos años más. Pero fue así.
La vida te depara unos flecos muy difíciles de superar, unas cargas que a veces
piensas que no vas a poder soportar, pero que después lo aceptas porqué no hay
otra solución y que hay que seguir hasta que llegue tu final.
Me defiendo muy bien en todos los aspectos de la vida. En la oficina voy
escalando puestos de responsabilidad. Incluso fui por cuatro veces consecutivas a
hacer unas oposiciones a Madrid. Iba en avión y hacía el primer examen escrito.
Transcurrido unos quince días o más debías volver, sólo a leer ante un tribunal lo
que habías escrito en el anterior examen. Si aprobabas, entonces podías acudir a
examinarte por segunda vez y otra vez a leer. Recuerdo que había 56 plazas para
cubrir y nos presentamos seis mil. La primera vez ya quedaron eliminados un 80%
y la segunda vez el resto, excepto 47 que aprobamos. A mi me adjudicaron el 45.
De esta forma subí un grado en el escalafón de la plantilla nacional, lo cual me
permitiría algún día ocupar la plaza de jefe. ¡Que inocente era yo!. Después me di
cuenta que en aquél tiempo los cargos los daban todos a dedo, con la suficiente
influencia para conseguirlo y las categorías se las pasaban por otro sitio. Sin
embargo los dos últimos años que formé parte de esta Institución lo hice de Jefe.
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SEAMOS OPTIMISTAS'
Un optimista es una persona que te
mira a los ojos.
Un pesimista te mira a los pies.
Que lo que ayer fue pesar
hoy se torne en optimismo.
¡Que la fuerza de cambiar
no está más que en uno mismo!.
Chesterton.
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CAPITULO VI
PELOS CUARENTA Y CINCO A LOS CINCUENTA AÑOS.
¡Qué años más buenos nos pasamos!.
"Lástima que no nos diéramos cuenta".
En todas las facetas y períodos de la vida de cada persona existen los
buenos y los malos ratos. Lo que acostumbra a pasar es que cuando una persona
vive feliz o se le parece, no se dá cuenta. Lo considera una situación normal.
Nunca se para a pensar lo bien que está, "dentro de lo posible, claro". La diabetes
iba funcionando con sus altibajos, yo iba aumentando de categoría en mi oficina
(en aquellos tiempos ya era Jefe de Grupo.Mi mujer hizo un cursillo de Steticienne
y lo practicaba en casa al mismo tiempo que llevaban con mi madre la tienda de
mercería, calzado, perfumería, lencería y otros. Ya se sabe que en los pueblos
pequeños las tiendas tienen de todo. Pues bien, todo funcionaba a la perfección.
La economía era cada vez más boyante. Teníamos nuestras amistades (algunas
bu enísimas como quedó demostrado cuando ella cayó enferma). Habíamos
cambiado varias veces de coche. Después de casados, lo que primero le insistí a
mi esposa era que sacara el carnet de conducir. Ella no quería pero yo
argumentaba que si un día caía enfermo sería necesario que alguien de la familia
supiera conducir. Al final lo sacó. Y lo bien que resultó. Al final le compré un
seiscientos para ella. Después un Seat 127, después otro y al final un Peugeot 205.
Vamos a lo nuestro. Cuando tenía aproximadamente 45 años un día,
nuestro buen amigo Dr. Musté me dijo: Cladellas, tengo unas tiritas producidas
por un laboratorio alemán que por una reacción química, da un resultado
comparativo con colores y sabes el grado de glucosa en sangre. Aún existen. Eran
muy buenas. De una calidad impresionante, pues yo había hecho la prueba
comparando el resultado con un análisis hecho en el laboratorio. Ya se sabe, los
alemanes cuando producen algo lo hacen bien. De aquella forma yo funcionaba
mucho mejor. Evitaba una cantidad de hipoglucemias enorme y también de
hiperglucemias. O sea que para mí esto era un avance muy importante.
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Queridos amigos "pacientes lectores". Ya os hablo en otro artículo de lo
importante y la suerte que tenemos ahora de que existan tiritas (que las hay de
varias marcas). Con ellas y con un poco de sacrificio por parte nuestra
podemos tener controlada la Dulcinea. Y ahora que hay estos aparatitos que te
dan digitalmente el resultado, aún mejor, pues siempre ajusta más el grado de
glucosa en sangre que si lo tienes que comparar con colores.
Consejo : Ya lo digo anteriormente. Tres veces al día y la diabetes tiene
que funcionar perfectamente. Pensad una cosa, más que la propia diabetes lo
que tiene que existir es "UN DIABÉTICO CONSCIENTE DE SUS ACTOS".
No quiero molestar a nadie pero personalmente creo que hay pocos que
quieran serlo.
Tengo que hacer mención aquí y ahora que en aquellas fechas ya se fundó
un Club de Diabéticos en Barcelona. Yo me asocié y acudía a algunas conferencias
que se impartían. Sobretodo cada año se celebraba una jornada que duraba todo el
día y que se invitaba a diversos médicos especialistas, los cuales en el Palacio de
Congresos exponían sus conocimientos y avances en la materia.
Sin embargo a mi no me gustó esto de las conferencias. Al menos las veces
que yo acudí. Aquello no era dar una buena información al diabético. Algunos lo
que hacían era asustarnos. Recuerdo que hubo una vez un especialista de Valencia
que empezó a dar estadísticas; tan fatídicas que salimos todos aterrorizados. Decía
que un 30% llegaría a ser ciego. Un 20% padecería del corazón o tendría su
consecuente infarto. Un 20% sufriría una enfermedad renal o mejor dicho, una
deficiencia en el funcionamiento de los ríñones que irremediablemente nos
conduciría a una diálisis (no recuerdo si en aquél tiempo ya existían tales
servicios). En resumen lo que digo en el primer capítulo. La odiosa
"microangiopatia". Al final dejé de acudir a estas conferencias, pues la verdad
sea dicha, yo me sentía asustado durante dos o tres meses. Encogido por todo lo
negativo que oía en aquellas conferencias y por tanto, para oir lo que tenía que oir,
valía más no enterarme. De todas formas sí que tengo que decir que acudir al Club
me fue muy bien durante algún tiempo. Allí había tres chicos que seguían una
pauta que creo vale la pena remarcar pues yo aprendía mucho con ellos. Eran
jóvenes de 20 o 25 años , pero estaban muy bien enterados de todo. Creo que
gracias a ellos pude aplicar dicha pauta cuando lo necesité de verdad, o sea a los
50 años.
Exactamente se trataba de un pinchazo tres veces al día con insulina
rápida. Un control bueno de la glucosa y conocer a fondo los valores
caloríficos de los hidratos de carbono, grasas y proteínas. Y el ejercicio que
también cuenta. Veréis que repito varias veces en este libro, esta pauta, pero es
que lo considero esencial. Repito: haciendo esto viviréis con salud, conservaréis
un bienestar interior y cambiará vuestro humor y forma de ser. E insisto, hasta
los vuestros y los amigos notarán un cambio espectacular en vuestro
comportamiento y forma de ser.
47
Pasé un par de años muy estresado en el trabajo. El Jefe se jubiló y me
quedé yo como Jefe provisional hasta que fuera nombrado otro. Había muy poco
personal y mucho trabajo. En repetidas ocasiones tenía que acudir yo
personalmente por las tardes para terminar el trabajo que había quedado
pendiente, que no podía quedar para el día siguiente. Esta situación me fue
perjudicando los nervios, tanto es así que me tomaba un valium de 5 mg. por la
mañana, otro al mediodía y otro por la ñocha. Ni así podía conciliar el sueño por
las noches. A las tres de la madrugada aún no había pegado ojo y mi mujer me
decía: no pienses más en ello, ya te preocuparás mañana cuando llegues a la
oficina. El azúcar estaba por las nubes y mi salud se estaba deteriorando por
momentos. Y pasó lo que tenía que pasar.
Amigos míos: No queráis nunca llegar a una situación extrema como la
mía. Antes dejarlo todo, pues os va en ello casi diría la vida. Me atrevo a opinar
que me perjudicó más este estado de cosas que la propia diabetes. Lo que pasa
es que cuando estás en una tensión tan fuerte, la diabetes está mal
compensada, quedando perjudicadas las arterias y todo cuanto depende del
buen funcionamiento y metabolismo de la glucosa. Cuando estás así hasta la
insulina no hace el efecto deseado. De golpe y sin aviso previo empecé a notar
que tenía un ojo que esporádicamente se me nublaba, con una fina capa de
niebla. Pero no creía que fuera nada importante, pues casi siempre pasadas
unas horas volvía a quedarme limpio. Sin embargo como esto se producía casi
a diario al final acudí a la consulta de un oftalmólogo. Fui al Dr. Arruga, de
fama mundial. No encontró nada. Fui a otro especialista de la Fundación
Sarda. También me hicieron la revisión de "fondo de ojo". Supongo ya sabéis
como funciona. Te dilatan las pupilas para poder observar más profundamente
la retina. No vieron nada, Pero el problema seguía y yo no estaba tranquilo,
hasta que un día acudí al Hospital de San Pablo y allí me detectaron un inicio
de retinopatía. Unos cuantos exudados en cada ojo. "MADRE MÍA" Aquello
fue una bomba para mí. Si durante toda mi vida había tenido el mismo miedo.
"La vista". Me hicieron la baja y dejé de ir a trabajar. Me quedé acorralado en
casa. No tenía ni valor de salir de ella. Me quedaba llorando todo el día.
Supongo ya os imagináis como sufría yo y como sufría Margarita, Acudí a los
mejores especialistas endocrinólogos, para procurar que al menos me trataran
bien la diabetes, de forma que no progresara esta nueva afección. Pero nada,
aún me lo hacían peor. Ya digo al principio que los médicos te visitan, pero
dejan de verte hasta pasado un mes. El que sabe la reacción de tu cuerpo eres
tu mismo y nadie más y las 24 horas del día. Por tanto me daba cuenta que no
podía contar con ellos.
48
AHORA SI. ESTO COMPORTA ABRIR EL CAPITULO SEXTO.
AQUÍ EMPIEZAN MIS EXPERIENCIAS MAS VALIOSAS, MIS
EXPERIMENTOS CON LAS REACCIONES DE MI CUERPO , DONDE
HICE UN APRENDIZAJE MAS PROFUNDO Y DONDE MIS
CONOCIMIENTOS SOBRE LA DIABETES ADQUIEREN UN VALOR
INCALCULABLE.
AQUÍ ES DONDE PODRÉ EXPONER TODO LO QUE HICE,
TODO LO OUE INTENTÉ Y CUANTO SUPE HACER PARA SALIR
DEL FONDO.
YO OS DIGO OUE SALÍ DEL ATOLLADERO,
SOLUCIONÉ EL PROBLEMA Y AL CABO DE UN TIEMPO HASTA
LOS EXUDADOS DESAPARECIERON.
HAN PASADO 16 AÑOS DESDE ENTONCES Y OS PUEDO
ASEGURAR OUE HACIENDO EL TRATAMIENTO OUE ME IMPUSE A
MI MISMO MEJORARON MUCHO MIS PROBLEMAS DEL
ORGANISMO Y OS ACONSEJO OUE NO OS PERDÁIS NI UNA SOLA
LINEA, PUES PIENSO EXPLICARLO CON PELOS Y SEÑALES . ES
DONDE QUIERO HACER HINCAPIÉ PARA OUE PROCURÉIS
VALEROS DE MIS EXPERIENCIAS Y SI EN ALGO OS PODÉIS
APROVECHAR, AUNQUE SEA UN POQUITO, YO ME SENTIRÉ
SATISFECHO Y MI CONCIENCIA ESTARA TRANQUILA, PUES NO
HAY NADA EN LA VIDA TAN GRATIFICANTE COMO PODER
AYUDAR A UN SEMEJANTE Y CON MÁS MOTIVO SI SUFRE LA
MISMA ENFERMEDAD OUE TÚ.
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Cuidemos nuestro cuerpo como
si fuera un violin, con él hemos
de tocar toda nuestra vida.
De un libro del Dr. Eduardo Criado.
50
CAPITULO vn
DE LOS CINCUENTA A LOS SESENTA AÑOS.
Como ya os digo, aquello de la retinopatía fue como una bomba para mí.
Sufría enormemente, tenía un desasosiego que no sabía como sacármelo. Dentro
de mí sufría como una especie de susto que me dejaba totalmente sin fuerzas para
nada. Era incapaz de reaccionar. No sabía qué hacer, ni donde dirigirme. En
resumen estaba completamente anulado, tanto psicológica como mentalmente.
Margarita procuraba ayudar pero no lo conseguía. Para mí aquello era el fin. No
había color.
En el Hospital de San Pablo el oftalmólogo que me dio la noticia, lo hizo
muy fríamente, sin ningún miramiento y sin tomar en consideración para nada la
forma en que yo lo tomaría. No lo entiendo, parece mentira, ¿como es posible que
los médicos en momentos como éste no tengan ni una pizca de humanidad?.
¿Cómo no se percatan del mal psicológico que van a causar al paciente?. Lo dicen
y ya está "son duros como una piedra". Deberían enseñarles a actuar de otra forma
cuando están estudiando la carrera. Deberían conocer alguna manera más delicada
de comunicarlo al enfermo, más cariñosa, más velada. O sea con más dulzura y
explicando con más detalle el grado de importancia que tiene el hecho en sí. Debo
dejar constancia aquí y ahora de que desde aquellos hechos tan tétricos para mí,
no me han quedado muy buenas impresiones y un concepto muy aceptable de la
clase médica. No obstante ahora, después de tantos años he podido contactar con
alguno que sí vale la pena, que sí es una persona con conciencia, que sí respeta la
posible reacción del enfermo y procura hacérselo llevadero y fácil y así lo pueda
aceptar mejor. Bien, ya era hora, quizás ha surgido una nueva generación de
médicos con otros conceptos, con otra idiosincrasia, con otra forma de tratar al
que sufre, haciéndoselo más llevadero.
Todo esto me llevó a un estrés imposible de explicar. Tanto es así que
empezó a quedarme todo el cuerpo lleno de unas placas en la piel, es lo que se
llama "Psoriasis". Era una inmensa masa de piel dañada por esta reacción cutánea.
El propio médico de medicina general de Llicá se quedó horrorizado. Dijo que
esta reacción era el resultado del susto tan tremendo que recibí y que aún llevaba
dentro. Yo sé que era así, no podía ser de otra forma.
51
Estas escamas en la piel las tratamos con varios medicamentos pero nada
funcionaba, hasta que un día nos hablaron de una señora de Arbucies que hacía
una crema que según explicó ella mucho más tarde, era un compuesto de 21 clases
de plantas e hierbas del bosque. Yo no sé qué era exactamente, pero durante un
mes me lo ponía mi esposa por todo el cuerpo cuando íbamos a la cama. Me
vendaba totalmente que parecía una momia. No sé explicar el porqué, pero
transcurrido un mes empecé a notar que me desaparecía poco a poco. Compramos
más y más al darnos cuenta de que funcionaba. Resultado, que vino un día que
estaba completamente limpio. Hasta el propio médico del pueblo Dr. Rafael
Velasco nos pidió un pequeño bote de dicha crema, pues tenía algún paciente que
quería probarlo.¡ Claro que se lo dimos!. Teníamos tanta fé en ello que no dejamos
de notificarlo a quienes sabíamos aquejados de este mal.
En fin, vamos a lo mismo: El oftalmólogo del Hospital de San Pablo nos
comunicó que podrían serme aplicados los "Rayos Lasser" en la retina y que esto
detiene la progresión de la enfermedad, sin embargo en aquél momento no se me
podían aplicar toda vez que el aparato lo tenían en la frontera en espera de que se
diera el permiso de entrada. Lo habían enviado a Estados Unidos para reparar.
Esperamos durante un mes y medio pero el aparato no llegaba. Al final nos
cansamos y decidimos acudir a la Residencia Bellvitge.
En Bellvitge pasé otro viacrucis. Después de pasar por toda clase de
reconocimientos, me dicen que los rayos lásser no pueden serme aplicados debido
a que los exudados los tenía en la" propia mácula" y allí era peligroso aplicarlos
pues los disparos podían dejarme ciego para siempre. "OJO, TENER EN
CUENTA DE QUE HABLO DE HACE 16 AÑOS", por lo cual quiero suponer
que actualmente los avances deben haber sido muy pronunciados. Imaginad como
regresamos a mi casa después de estas noticias tan trágicas para mí. ¿Qué podía
esperar yo de la vida? ¿Como tenía que superar todo aquello? No le veía el final
del túnel. Sufrí yo e hice sufrir a mi esposa Margarita y a mi madre.
Pues bien, os diré algo impactante: Creo que en estos momentos de apuro
también Dios se apiadó de mí, pues fue una suerte que en ninguno de estos centros
pudieran serme aplicados los disparos de lásser. Seguidamente os explicaré toda la
historia de como salí del apuro y gracias a Dios muy bien.
Nuestro buen amigo Dr. Musté de Palautordera, que siempre estaba al
tanto de los avances que se producían en medicina y tratamientos coadyuvantes,
nos llamó un día y dijo que tenía una revista médica en la cual se hacía un
comentario y se daba información para tratar la "retinopatía diabética". Resulta
que en Cartagena existía una :
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CÁMARA HIPERBARICA.
Me explicaré: Consistía en un gran tubo o cámara que utilizaban para
recuperar a los que practicaban submarinismo y que en un descuido, cuando
emergían a la superficie lo hacían demasiado rápido y la descompresión debe
hacerse muy lentamente, pues la presión que tienen cuando están sumergidos a 20
o 30 metros no es peligrosa pero cuando salen, la citada descompresión tiene que
hacerse muy lentamente o podría incluso acarrearles una embolia y como
consecuencia la muerte. Pues bien, esta técnica no sólo la usaban para los citados
submarinistas sino que también acudían diabéticos allí para recibir el mismo
tratamiento. ¿En qué consistía?. Pues, les introducían dentro de la cámara
hiperbárica y les hacían aspirar durante una o dos horas oxígeno puro, a una
presión como si estuvieran a 20 metros de profundidad. Parecía ser que para
algunos diabéticos esto funcionaba y el resultado era una mejora muy significativa
con su retinopatía. Incluso para personas con mala circulación sanguínea, por
ejemplo, úlceras en las piernas. También para personas que tenían que cortarles la
pierna por haber empezado ya un proceso gangrenoso se aprovechaban de ello y
en algunos casos se había logrado que los cirujanos desecharan seccionar dicho
miembro, dada la mejoría observada en el paciente.
¿Porqué mejoraban los diabéticos con este tratamiento hiperbárico?. Os lo
voy a explicar tal como yo lo recuerdo. (Hace 17 años?). El oxígeno es el alimento
más eficaz para las células de nuestro cuerpo. Si estás bajo una presión de 20
grados, la circulación de la sangre por nuestras arterias circula con más ímpetu, de
tal forma que llega a los rincones mas lejanos que en situaciones normales no
alcanza. Incluso llega a los capilares y pequeñas arterias y siempre hasta la punta
terminal de las mismas. ¿Qué pasa con la retina?. Pues que se trata de un órgano
compuesto por ramificaciones muy pequeñas, en las cuales la sangre le es difícil
asomarse. Con este tratamiento llega y por tanto sus células se alimentan mejor y
el resultado es una mejora muy cuantitativa en la visión del diabético que esté
afecto de dicha retinopatía. Esto igual se puede aplicar con los ríñones e incluso
con el corazón. Por ello en un principio de este libro hablo de la maldita
"MICROANGIOPATTA".
Pues bien, me pongo manos a la obra y llamo a Cartagena para que me den
información al respecto. Y me la dieron. Fueron muy amables y me comentaron
que creían que en Barcelona había una cámara de esta índole. Que estaba ubicada
en la Clínica de la CRUZ ROJA en la calle Cartagena, desconocían si funcionaba y
además dijeron que era muy pequeña. Me apresuré a informarme de ello. Fuimos
53
allá, donde la tenían instalada. Allí hay un médico especializado en estas tareas de
recuperación de submarinistas y que además atendía ciertos clientes diabéticos. Me
dice que primero debían visitarme, llevar un informe de como estaba mi corazón al
objeto de poder aguantar bien la presión a la que te sometía. Al propio tiempo
tuve que pasar una nueva revisión de retina en la misma clínica de la Cruz Roja.
Cuando tuve estos resultados y con la auscultación que me hizo este médico me
informaron que sí podía ser un candidato a recibir este tratamiento. También me
informaron que en algunos casos bien justificados, la Seguridad Social se hacía
cargo de los gastos. Recuerdo que el importe total por un mes de tratamiento o
sea 30 sesiones, costaba unas 150.000,-ptas.
Ahí empieza mi primera batalla contra la retinopatía, que según los
especialistas que había consultado (que fueron muchos), estaba en fase inicial, que
procurarían parar el proceso pero que era incierto. Me asignan la fecha en que
debía empezar el tratamiento. Recuerdo que era a las 6 de la tarde, diariamente,
excepto sábados y domingos. Hice las 30 sesiones prescritas por el médico, que
duraron un mes y medio. Después se me indicó que debía hacerme una nueva
revisión de la retina. Acudí a la Clínica, pedí día y ahora y a esperar el resultado.
"TUVE UNA ALEGRÍA INMENSA". Cuando el oftalmólogo me hubo
visitado, me dijo que de ocho exudados que tenía en el ojo derecho solamente
quedaban tres y medio. En el ojo izquierdo de cinco exudados queban dos. Esto
representaba una mejora muy sustancial. Nos dimos cuenta por primera vez desde
que pasamos este "vía crucis", que teníamos algo en que agarrarnos. Enseguida
pensé que si con 30 sesiones habían desaparecido más de la mitad, ello quería
demostrar que con otras 30 sesiones más, a lo mejor me quedaba completamente
limpio. Después, como el pensamiento va tan rápido, sobretodo cuando la
necesidad es tan imperiosa, pensé: cuando esté limpio, con 30 sesiones cada
medio año de mantenimiento podré seguir o estar limpio de exudados, a la par que
mejoraría todo mi estado general. Pero en medicina, las cosas no son tan claras.
Dos y dos no son cuatro como con la informática. Es muy diferente, Hice las 30
sesiones siguientes, pero el resultado fue que seguían habiendo el resto de los
exudados. O sea que no había desaparecido ninguno de los que quedaron. No
obstante el médico dijo que el beneficio que se recibe con este tratamiento, el
cuerpo lo aprovecha durante bastante tiempo después de haber sido aplicado.
También dijo que no era cuestión de repetir más sesiones, pues no sería saludable.
Margarita se enteró por un anuncio en la Vanguardia de que en Barcelona
había un médico que prestaba tratamientos a base de oxígeno. Llamamos pidiendo
hora y allí nos tienes. Me visitó y me informó de lo que hacía. Se trataba de
respirar oxígeno puro, sin presión alguna, pero mediando un ejercicio con
ciclostátic lo cual hacía que las arterias y sus capilares recibieran beneficio de ello.
También te hacía tomar un medicamento que no recuerdo de qué se trataba. Lo
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hice durante un mes, cada día por la tarde. Terminados los ejercicios me hicieron
un nuevo reconocimiento ocular y según el oftalmólogo había mejorado algo pero
no mucho.
Terminados todos los tratamientos que hice se presentó nuevamente la
incógnita ¿ Y ahora qué?. No era la panacea total, aunque funcionó, sin embargo
no me quedaba ningún otro recurso más.
Parece que en la vida nunca se cierran todas las puertas. Siempre queda un
resquicio de luz por donde hurgar y esto puede darte algo de esperanza. ¿Qué
pasó?. Pues que nos hablaron de un médico que visitaba en Girona. Una amiga de
Margarita nos lo puso por las nubes. Decía que era muy bueno y que debíamos
probarlo. Yo ya no creía en nada; había acudido a tantas consultas, a tantos
especialistas e incluso a un médico de Valencia que igualmente me dijeron que lo
curaba casi todo. Este me decía "Piensa que no lo tienes". Me quedé muy
decepcionado, desconfiado con esta clase de medicinas alternativas y sin fé alguna
con lo que decían ni lo que hacían. No obstante dijimos, bueno, por probar no
cuesta nada. Habíamos gastado tanto dinero en primeras visitas que ya no
importaba una más. Resulta que este médico colegiado era Homeópata. Supongo
que todos, quien más y quien menos habrá oido hablar de la homeopatía. Te
administran microcentésimas de concentraciones en forma de granulos de
extractos naturales de plantas, minerales y otros productos recogidos en diversas
partes del mundo. Igual los recogen en la India que en Chile o en la misma selva
africana. Vete a saber.
Tengo en mi mente las dos opciones que tomé y que decidieron mi vida, mi
bienestar físico y mental y mi estado de salud, que a partir de entonces fue
mejorando paulatinamente, hasta sentirme en una situación casi yo diría de
privilegio (siempre teniendo en cuenta hasta donde pueda llegar a serlo). Por todo
lo expuesto yo os pido "por favor" que prestéis el máximo de atención a todo lo
que voy a relatar a partir de este momento, pues creo que podréis aprovechar
muchos conocimientos que he ido descubriendo a lo largo de dieciseis años, o sea
desde los 50 hasta este momento.
Estoy tan convencido de que si seguíis mi ejemplo vais a notar una
mejora importante en vuestra vida y como llevaréis la diabetes, que ya me
siento satisfecho con solo pensar que alguno de vosotros hará caso del consejo
y estaré contento de que haya llegado a vuestras manos este libro, que dicho
sea de paso, ha sido escrito con toda la buena disposición de mi corazón. Solo
os pido que pongáis interés en leerlo y que si os parece bien, probéis de seguir
alguno de los consejos que os daré. Tengo tanto interés en ello que casi os
pediría por favor que lo intentéis, que no vais a perder el tiempo, al contrario,
será un gran avance para vuestra salud tanto física como mental.
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SUB-CAPITULO.
PRIMERA OPCIÓN:
LA HOMEOPATIA.-
SEGUNDA OPCIÓN:
CAMBIO RADICAL DE LA TOMA DE
DE INSULINA, LA DIETA Y
EL EJERCICIO.
LA HOMEAOPATIA.-
Pedimos hora de consulta y nos la dieron para dentro de quince días
aproximadamente. Llegamos allí, entramos en la salita de espera y tuvimos que
tener paciencia más de dos horas hasta que nos llamaron para la visita. Sin
embargo, durante la espera nos enteramos de muchas cosas oyendo hablar a los
enfermos que allí acudían.. Hablaban muy bien de este médico y muchos
manifestaban la mejora que habían tenido con este tratamiento. Recuerdo en este
momento que había un señor que tenía asma y su esposa explicaba que cuando
acudió por primera vez a una de estas visitas, el médico Dr. Jesús Gaspá le dijo
que a partir de pasado un tiempo ya no tendría que ir por el mundo con el spray en
el bolsillo. Todos sabemos que se trata de un inhalador que favorece la respiración
cuando el enfermo le falta aire y se ahoga. Y así fue, pasado un tiempo se hizo
realidad lo que había contado su esposa. Casos como éste nos enteramos de
muchos y siempre te planteas ¡bueno ya veremos!, he visto y oido tantas versiones
de los médicos, curanderos y medicinas alternativas que me lo tienen que
demostrar con éxitos.
Bien: entramos al despacho de consulta, nos saluda y nos sentamos delante
de su mesa. Se sienta al cabo de un momento y dice: ¿Qué le pasa?. Yo le
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contesto, es que soy diabético. Me corta de inmediato, sin dejarme decir nada más
y manifiesta: Ah, si Vd. ha venido para que le cure la diabetes ya podemos
levantarnos, porqué esto no puedo hacerlo. Y yo le contesto, ¡No, no! Si el
motivo por el cual vengo es por que tengo un inicio de retinopatia diabética y no
sé como curarlo ni sé donde acudir. Ya lo he probado todo. Él me contesta, ah,
esto sí que se lo voy a quitar; también le veo a Vd. muy alterado y voy a tratarlo
para que se tranquilice, vea su vida con más optimismo y todo ello favorecerá su
recuperación. Verá como a la larga los exudados le van a desaparecer. Se lo hice
repetir varias veces. Le preguntaba ¿ es seguro que me va a desaparecer?, es que
estoy tan agitado, tan asustado y me siento tan acorralado que no me quedan
fuerzas para salir de casa, ni moverme. Dice: tranquilo que esto se solucionará.
Aun recuerdo lo que me recetó más o menos. Era:
Thuja de 200 K. Tomar 4 granulos cada martes.Por la mañana.
Argentum nítricum 200K.4 granulos cada miércoles por la mañana
Gelsemiun 30 K. Dos granulos a días alternos. Por la noche al acostarse.
Fhósphorus 200 K. 4 granulos el lunes al mediodía.
Pulsatilla Xmil K.
4 granulos cada 15 de cada mes.
Había tres preparados más pero no me acuerdo.
Me indicó que pasados dos meses volviera a la visita, pues quería verme y
saber como había reaccionado. Seguía tratándome con preparados de estos y en
cada visita me cambiaba un poco el citado preparado, pues parece ser que cuando
has pasado un tiempo debe hacerse un cambio, al objeto de que la naturaleza no se
acostumbre al mismo y después ya no haga efecto.
La homeopatía viene a ser y hace un efecto similar como la vacunación
para preservar de cualquier virus. Solo que en este caso lo que hace es potenciar el
trabajo de cualquier órgano que está en deficiencia de actuación y esto lo activa de
tal forma que el cuerpo lo va notando. Solo debo decir que es muy lento y por
tanto, según mi experiencia después de tantos años, el enfermo debe de tener
mucha paciencia para que se le solucione su problema.
Cuando hubieron transcurridos algunos meses, en una de las visitas, le
manifesté que yo seguía viendo los exudados igual y que no había mejorado en
nada. El dijo: sí que ha mejorado, Vd. ya no es el mismo que vino la primera vez.
Su carácter y sus ánimos han mejorado y verá que poco a poco le iremos poniendo
a a tono. Su estado general ha avanzado, tenga paciencia y verá que pasado
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aproximadamente un año habrá desaparecido todo el problema, tanto de la vista
como psíquico y físico.
Transcurridos nueve meses, en una de las visitas va y me dice: Ahora le
invito, le reto, a que vaya al oftalmólogo que le ha visitado siempre desde que
tiene los exudados y que le mire. Verá como no encuentra nada. Yo dije, ¡que va!,
si yo noto lo mismo, veo las mismas manchas en cada ojo y cuando miro una pared
blanca, veo los cuatro o cinco en cada ojo ( que entonces ya volvían a estar).
Vd. vaya y después me llama para informarme. Yo incrédulo, algo
desanimado porque no veía la mejora, pero el me dijo que ya no lo tenía, lo que
pasaba era que en mi cerebro (ahora lo llamarían en un chip de mi cerebro) aún
estaba grabado todo el proceso y lo hacía real aunque ya no estuvieran
Resumiendo, pido hora al oftalmólogo de la Cruz Roja, recuerdo que se
llamaba Dr. Tercero, era sudamericano, muy cariñoso, muy amable y era de
aquellos que nunca te asustan; pero claro debía informarte siempre de lo que veía
en mi retina.. Voy a la visita, me hace el reconocimiento, me dilata las pupilas, te
hacen esperar una hora para que las gotas que te han puesto hagan su efecto de
dilatación y después me llaman. Me siento, coge el microscopio de investigar y
profundizar en la retina e iba pasando un tiempo, iba mirando y diciendo: ¡es
curioso!, ¡que extraño!, esto no es normal. Otra vez ¡qué curioso!. Al final yo
pregunté ¿ qué pasa?. Se dirige a mí y también a Margarita y exclama. No lo
entiendo, ha desaparecido todo, está completamente limpia, no se observan ni
cicatrices. Entonces, exclama, YO NO SÉ QUE HA HECHO VD. PERO LO
QUE HA HECHO SIGA HACIÉNDOLO. PUES HA DADO UN
RESULTADO PERFECTO Y NO ES NORMAL EN ESTOS CASOS. ¡ QUÉ
ALEGRÍA!. NUNCA HUBIERA ESPERADO ESTA CURACIÓN. SALTABA
DE CONTENTO. NO OS PODÉIS IMAGINAR LA DICHA QUE SENTIMOS
TANTO YO COMO MARGARITA. EL SOLO HECHO DE ESCRIBIRLO YA
SE ME HUMEDECEN LOS OJOS PUES HASTA LLORARÍA PUES AUN
SIENTO LA EMOCIÓN DE AQUÉL MOMENTO.
SI ALGUNO DE VOSOTROS ESTÁ EN ESTA SITUACIÓN SUPONGO SE
IMAGINARÁ LO QUE
YO SENTÍA EN AQUEL DRAMA. FUE
INEXPLICABLE. PARA MIERA UN MILAGRO, DÍYDÍ Y DÍ GRACIAS A
DIOS; HABÍA REZADO TANTO Y TANTO QUE PIENSO QUE QUIZÁS
DIOS LLEGÓ A CONMOVERSE CON MI DESESPERACIÓN.
Cuando llegamos en el coche a mi casa, lo primero que hice fue llamar al
Dr. Gaspá y comunicarle la buena noticia. Le felicité y le dije que quería seguir el
tratamiento durante toda mi vida, pues esta la tenía condicionada al proceso que
me había curado. Por la tarde a las siete, fui a Granollers con Margarita y oímos
Misa en acción de gracias. Ya sé que a algunos les parecerá que esto no es cosa de
Dios, pero en estos asuntos, cada cual es libre de creer o no creer, practicar o no
practicar, rezar o no rezar, pero yo lo hice y seguí agradeciéndole a Dios el favor
que había recibido.
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Han transcurrido ya dieciseis años desde que empecé este tratamiento
homeopático y pienso seguirlo hasta que me vaya de este mundo.
Amigos míos y sufridores conmigo: No quiero de ninguna forma
magnificar ni idolatrar esta medicina alternativa ya que si en un momento
dado alguno de vosotros quiere probarla y después no le funciona, podría
haberle hecho adquirir unas ilusiones que después no resultaron reales. Ante
todo debo manifestaros que en primer lugar debe tratarse de un caso que no
esté muy avanzado; recuerdo que una vez envié un enfermo al citado Doctor y
cuando le pregunté al mismo médico, pasado un tiempo, me contestó que era
un caso irrecuperable, demasiado tiempo con la retina averiada. Por tanto yo
me limito a exponer mis experiencias, mis recuerdos y mis resultados. Después
cada cual debe tomar sus propias decisiones que para esto nos han hecho
libres. "YO SIEMPRE ESTARÉ DISPUESTO A INFORMAROS DE
CUANTO QUERÁIS CONOCER"
Otro sí: Al propio tiempo de empezar con la homeopatía comencé el
cambio radical de mi tratamiento de la diabetes, tal como indico más arriba, o
sea INSULINA RÁPIDA TRES VECES AL DÍA, DIETA CONTROLADA
CON LAS TOMAS DE HIDRATOS DE CARBONO CORRECTAS, EVITAR
LAS GRASAS Y EJERCICIO MODERADO. DE TODO ELLO HABLARÉ
SEGUIDAMENTE.
NO OBSTANTE, ANTES QUIERO HACER MENCIONA UN INCISO
QUE RECUERDO ME PASÓ EN UNA DE LAS VISITAS QUE ME HIZO
EL CITADO DR. GASPÁ DE GIRONA, PUES DIJO: SI VD. HUBIESE
ESTADO EN MIS MANOS EN EL MOMENTO DE ADQUIRIR LA
ENFERMEDAD, YO SE LA HABRÍA CURADO, PERO AHORA YA NO. ¡AS
CÉLULAS DEL PÁNCREAS YA ESTÁN PERDIDAS, YA NO PUEDEN NI
POTENCIARSE DESPUÉS DE TANTOS AÑOS DE SER DIABÉTICO.
PARA CORROBORAR ESTA AFIRMACIÓN OS CONTARÉ QUE UN
MATRIMONIO DE LLICÁ TENÍA UNA NIÑA DE SEIS O SIETE AÑOS
QUE DABA TODOS LOS SÍNTOMAS DE UNA DIABETES JUVENIL,
PUES YA LOS PROPIOS MÉDICOS SE LO HABÍAN PRONOSTICADO.
YA SABÉIS: POLIURIA, POLIFAXIA Y POLIDIPSIA. PUES BIEN, LA
LLEVARON A ESTE MÉDICO Y LA CURÓ. CUANDO ESTO OCURRIÓ,
ME ACORDÉ DEL COMENTARIO QUE ME HABÍA HECHO AÑOS
ANTES EN EL SENTIDO DE QUE SI LLEGAN A TIEMPO, EN EL INICIO
DE LA ENFERMEDAD AÚN PUEDEN POTENCIAR LAS CÉLULAS Y
CURARÍAS.
Igualmente me gustaría explicaros un poco los logros que tuvo con
mi esposa. Cuando ya llevábamos dos años acudiendo a la consulta del citado Dr.
Gaspá, ella había pasado medio año quejándose de un dolor muy fuerte en el
costado izquierdo, muy cerca de las costillas. No la dejaba dormir, pues la postura
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en la que estaba en la cama no se lo permitía. Lo normal que hacemos todos
cuando nos pasa algo, primero acudimos al médico de medicina general, después
te envía al especialista y empieza el rosario de análisis, radiografías, auscultaciones
y toda clase de pruebas. Pues bien, nos mandaron al especialista digestivo. Éste no
encuentra nada, dice que es necesario unas radiografías, pero tampoco observa
nada. Nos mandan al urólogo y una vez hechas las pruebas correspondientes, éste
deja entrever si pudiera ser algo de espalda pero no lo sabe.
Como que a mí me tocaba acudir al médico homeópata y ella me
acompañaba siempre, fuimos a Girona y cuando hubo terminado de visitarme a mí,
ella le comentó : algún día tendré que pedirle hora para mí, pues necesito una
visita. El pregunta ¿qué le pasa?, se lo explicamos y cuando ya había hecho sus
correspondientes preguntas dice: Esto es espalda. Venga aquí. La hace estirarse en
la camilla de auscultaciones, de boca para para abajo, va palpando su columna
vertebral, le pone encima las dos manos, da un apretón seco, se oye un chasquido
y Margarita exclama ¡ya está, ya se me ha pasado el dolor tan fuerte que tenía!.
Así terminó esta historia clínica. Los especialistas habían necesitado hacerle
pruebas a mansalva, hasta "lavativas" purgas y tomas de medicamentos que no
sirvieron para nada.
Explico otro caso y basta: Mi mujer hacía años que evacuaba unos orines
muy feos, obscuros, espesos y de una espectación poco agradable. Yo siempre le
decía j Margarita, algún día esto nos va a dar un disgusto!. Ella decía que no, que
siempre había sido así, pero a mí no me gustaba. Resultado, vamos al mismo
homeópata, le explica el caso, le receta unos cuantos productos-extractos como
siempre y a tomarlos, pues sabíamos que no había efectos secundarios. Pasados
tres meses sus orines eran perfectamente claros, nítidos y sin rastro de pósitos ni
restos extraños y habían perdido su color obscuro que nada presagiaban. Dijo él
que había necesitado una limpieza general renal.
Para finalizar os diré que este médico ya no existe, pues falleció de un
infarto de miocardio según los comentarios recibidos, pero sí debo decir que yo
sigo acudiendo a la consulta de uno de sus seguidores, es una doctora y que
practica la misma terapia y forma que él. A mayor abundamiento debo decir que si
pude aguantar la muerte de mi esposa Margarita ( que yo nunca hubiese pensado
que podría soportar), fue debido a lo que me recetó este seguidor suyo. Fue
espectacular. Soporté, soporté y soporté con valentía la enfermedad de ella
"cáncer", durante seis años, aguanté sus últimos días y resistí los días antes y
después de su fallecimiento. Tanto es así que ahora después de varios meses aún
sigo teniendo cierta tranquilidad y aceptación, aunque debo decir con algunos
bajones depresivos que sí que los tengo, que remonto rápidamente y procuro que
no se repitan, pero esto es algo que durante dos años, según dijo este seguidor del
Dr. Gaspá, debemos estar vigilantes para que no caiga en depresión.
61
Otra cosa más y basta. Ya me imagino que si algún médico de medicina
tradicional lee este libro o lee solamente este testimonio que yo aporto, se reirá o
se burlará o dirá que todo esto no está dentro de sus cánones. A mí me da igual.
Que piense lo que quiera. Yo sé el resultado final de mis afecciones, sé como han
desaparecido y no tengo porqué ocultarlo ni disimularlo. Si alguno de vosotros lo
comenta con algún médico de su confianza y éste se burla o hace algún comentario
de indiferencia decidle: ¡Es raro que la homeopatía se utilice con tanta asiduidad
en Francia y que hasta figure dentro de la cobertura de la Seguridad Social!, ¿ Es
que los franceses son más atrasados que nosotros? ¿ Es que los médicos franceses
no quieren curar adecuadamente a los enfermos?. ¿Es que el Gobierno Francés
quiere gastar el dinero gratuitamente?. Sinceramente, creo que no. Algo debe
haber ¿no creéis?, en todo caso lo que interesa es que haya ignorancia o que nos
mantengan ignorantes en España. Hay muchos intereses creados, demasiadas
partes interesadas, Colegio de Médicos, Colegio de Farmacéuticos, Gobierno,
Seguridad Social y todo un abanico de engreídos que se creen que ellos son los
más sabios del mundo. Supongo y espero que vendrá un tiempo en que se darán
cuenta de la gran utilidad que tiene la homeopatía y entonces se comentarán
interiormente ¿cómo estuvimos perdiendo el tiempo y dejando que el enfermo lo
pasara peor de lo que debía?.
¿Sabíais la cita referente a la homeopatía? Dice así: ¡Lo peor que puede
pasarte es que no te haga nada!.
Habladles a estos médicos que opinan negativamente, que os digan cuantos
efectos secundarios han llevado a enfermos a que tuvieran que ser internados en
cualquier clínica, por haber ingerido medicamentos de la medicina tradicional, que
es posible que te solucionen alguna dolencia, pero que al propio tiempo te
estropean algún otro órgano.
También quiero comentaros que actualmente habréis podido comprobar
que en cada farmacia ya expenden productos homeopáticos, lo cual indica que la
gente cada vez solicita más medicación de esta. Sin embargo fijaros lo que pasa:
Un tubo de granulos de cualquier producto por pequeño que sea, de homeopatía,
vale en España unas 750,- ptas. y en Francia vale unas 200,- ptas. al cambio.
Creo que con todos estos argumentos habrá quedado bien clara la
situación de esta medicina alternativa y por tanto no tendremos que aguantar
impertinencias de los propios médicos de la medicina tradicional. "OJO": No
quiero decir con todo lo expuesto que la homeopatía lo cure todo, sería
maravilloso pero no es así. Sin embargo yo explico lo que a mi me ha supuesto y
nada más.
62
OTRO SI SOBRE HOMEOPATÍA.
Quiero dejar constancia aquí y ahora que la homeopatía no es la panacea
de la cura de todos los males. Ni hablar. Solo he expuesto algunos de los casos
que a mi me han ocurrido. Sin embargo debo decir que a punto de editarse el
presente libro, he pasado por una dolencia bronquial, la cual me ha dado muchos
problemas y quebraderos de cabeza. Pues bien a pesar de haber seguido una serie
de tratamientos prescritos por la doctora de homeopatía, al final me he visto
obligado a acudir al neumólogo y aplicar la medicina tradicional para estos casos,
ya que después de varias semanas siguiendo el otro tratamiento, no ha funcionado.
Con esta explicación pienso que queda patente lo que digo en el apartado
anterior. "No es una panacea de todos los males". Cuando a mi me pasa algo,
siempre acudo primero a la homeopatía y si no se soluciona entonces acudo a la
medicina tradicional. El caso es que te cures o se te moderen los efectos de la
dolencia que te aqueja.
Amigos míos: no influyo en nadie para que decida por una u otra medicina,
aquí en el presente manuscrito lo único que pretendo es plasmar mis vivencias, mis
zozobras, mis inquietudes y todo lo que yo he hecho para salir adelante hasta que
llegue el final de mis días. No quiero de ninguna manera que alguien se tome tan a
pecho lo que expongo que diga: voy a seguir esta clase de terapia. Nó. No es esta
mi intención. Tiene que hacerlo en plan experimental y si no funciona ya sabe, a lo
de siempre.
Ojalá existiera una medicina que lo solucionara todo. Esto sería demasiado.
Por lo cual lo que tenemos que hacer los enfermos, los sufridores, es procurar lo
mejor para nuestra salud. Que no tengamos que arrepentimos de no haber probado
todo lo que esté a nuestro alcance.
63
CAMBIO RADICAL DE LA
INSULINA, DIETA Y EJERCICIO.
TOMA
DE
Al propio tiempo que empecé con el tratamiento homeopático, había
comenzado a aplicarme una toma de tres inyecciones de insulina rápida de una
valoración de 40 U.I. por c e , dieta apropiada para mis necesidades alimenticias y
un ejercicio moderado.
Pero dejadme que empiece por el inicio de este importante cambio:
Como ya indico al principio, estaba tan asustado cuando me detectaron los
exudados en la retina de ambos ojos que empecé a indagar por todas partes.
Pregunté, averigüé, me informé debidamente y actué. Estaba harto, harto, harto de
tantos médicos especialistas diabetólogos de renombre que me prescribían
diferentes tomas y clases de insulina cada uno de ellos, afirmando que procurarían
parar el progreso de la retinopatia diabética si seguía sus instrucciones. Pero esto
no sucedía. Iba empeorando y pasaba el tiempo y me iba desesperando, hasta que
un día tuve una lucidez en mi cerebro, se me ocurrió lo siguiente y me dije a mi
mismo:
ESTA GENTE SOLO TE VE UNA VEZ CADA DOS O TRES
MESES, POR TANTO LAS REACCIONES QUE HACE TU CUERPO NO
LAS VEN. YO SÍ QUE LAS VEO Y LAS NOTO Y LAS SUFRO LAS
VEINTICUATRO HORAS DEL DÍA. CADA SEMANA LOS SIETE DÍAS,
CADA MES LOS TREINTA DÍAS O TREINTA Y UNO.
POR ELLO DEBÍA ESTUDIAR MI PROPIO ORGANISMO Y A
FONDO Y EMPECÉ A PENSAR DE QUÉ FORMA PODÍA HACERLO.
COMO ERA NATURAL, TODO LO COMENTÉ CON MARGARITA Y
LE DIJE QUE YA NO PODÍA NI QUERÍA PASAR MÁS TIEMPO DE
ESTA FORMA, QUE EN LO SUCESIVO ME APLICARÍA YO MISMO
EL
TRATAMIENTO,
HABIDA
CUENTA
DE
QUE
LOS
DIABETÓLOGOS NO FUNCIONABAN.
Y ASI LO HICE:
64
UN GRÁFICO.
Lo primero que hice fue procurarme una libreta cuadriculada donde
pudiera detallarse a escala, toda la numeración de resultados de "análisis de
glucosa en sangre". En sentido vertical y de abajo a arriba empecé por 40, 60, 80
"aquí tracé una línea roja de normalidad" y seguí en la misma proporción,
pasando por 120 "aquí tracé otra línea roja de normalidad", lo cual significa que
mientras me mantuviera entre 80 y 120 estaría bien programado. (Quiero hacer un
inciso aquí y ahora mismo de que esto no es fácil y casi inasequible pero sirve de
referencia y si te vas moviendo en estos parámetros vivirás con salud). Seguí
anotando esta progresividad hasta llegar la parte de arriba con 280. Al pié de este
gráfico y de izquierda a derecha fui anotando las horas del día, empezando por la
una y hasta la hora veinticuatro. Debajo de este horario dejaba tres apartados para
anotar las unidades de insulina rápida que me daba cada una de las tres veces.
Confeccioné una hoja para cada día, dejando un apartado donde pudiera anotar el
promedio o media diaria de todos los resultados obtenidos.
Y así empecé: El primer día me di 10 unidades media hora antes del
desayuno, 10 unidades a la hora de la comida y 10 unidades a la hora de la cena.
Pues bien: OJO AQUÍ, PONED MUCHA ATENCIÓN : "DURANTE
QUINCE DÍAS CONSECUTIVOS ESTUVE ANALIZANDO CADA DOS
HORAS MI GLUCOSA EN SANGRE. O SEA PASADAS DOS HORAS
DEL DESAYUNO YA COMPROBABA COMO ESTABA Y LO DEJABA
ANOTADO EN EL GRÁFICO Y ASÍ SUCESIVAMENTE LAS
VEINTICUATRO HORAS DEL DÍA. ¡NO, NO, NO CREÁIS!, INCLUSO
POR LA NOCHE PONÍA EL DESPERTADOR Y HACÍA LO MISMO,
FUE DE CAMPEONATO PERO YO OS DIGO QUE NO ME
ARREPIENTO. SÉ QUE ES UN SACRIFICIO PERO VALIÓ LA PENA.
ME HA SERVIDO DE REFERENCIA TODOS ESTOS AÑOS".
LA DIETA QUE INICIE FUE DE TRES RACIONES
AL
DESAYUNO, TRES RACIONES A MEDIA MAÑANA, CINCO
RACIONES AL MEDIODÍA, DOS RACIONES A LA MERIENDA Y
CUATRO RACIONES POR LA NOCHE Y CUANDO IBA A DORMIR
COMÍA ALGO O NO SEGÚN EL RESULTADO DEL ÚLTIMO
ANÁLISIS. O SEA EN TOTAL TOMABA 17 RACIONES
AL
DÍA
SIGUIENTE,
OBSERVABA
COMO
HABÍA
FUNCIONADO MI METABOLISMO Y QUÉ RESULTADOS OBTENÍA.
65
ENSEGUIDA ME DI CUENTA QUE EN EL DESAYUNO DEBÍA TOMAR
POCAS RACIONES, PUES A LAS DOS HORAS LA GLUCOSA HABÍA
SUBIDO MUCHO; O PODÍA TOMAR OTRA OPCIÓN QUE ERA EL
AUMENTO DE LA CANTIDAD DE INSULINA TOMÉ EL CAMINO
DEL MEDIO O SEA: AUMENTAR DOS UNIDADES LA INSULINA Y
TOMAR UNA RACIÓN MENOS DE HIDRATOS DE CARBONO.
"SORPRESA": EL SEGUNDO DL\ LA GLUCOSA EN SANGRE DE LAS
11 DE LA MAÑANA YA HABÍA BAJADO EN RELACIÓN AL DÍA
ANTERIOR. "ESTUPENDO, YA TENÍA UNA REFERENCIA".
AL FINAL DE CADA DÍA DIBUJABA LA LINEA ASCENDENTE
O DESCENDENTE SEGÚN EL RESULTADO DE CADA ANÁLISIS, DE
FORMA QUE A LAS 24 HORAS QUEDABA ESCENIFICADA LA
CURVA DE GLUCEMIA TOTAL. FINALIZADOS LOS 15 DÍAS DE
INVESTIGACIÓN LA CURVA ERA MUY HOMOGÉNEA, TANTO QUE
OSCILABA ENTRE 60 Y 150. CREO QUE CUALQUIER ESPECIALISTA
DARÍA POR MAGNÍFICO ESTE RESULTADO. OS ASEGURO QUE ES
UNA TÉCNICA MUY BUENA. TIENES A MANO PODER IR
MODIFICANDO TANTO LA INSULINA COMO EL RÉGIMEN Y ASÍ IR
NIVELANDO LA GLUCEMIA HASTA QUE HAS CONSEGUIDO TU
OBJETIVO.
UNA DIETA.
Hice un estudio de la dieta que tenía que hacer, siempre con el bien
entendido de que mi cuerpo necesitaba una ingestión como mínimo de unas 1.700
kalorías por día. Me proveí de un libro cuyo autor era un médico dietólogo en el
que se detallaba cada alimento con los valores alimenticios que aportaba, tanto en
calorías como en hidratos de carbono, proteínas y grasas. Al propio tiempo
aplicaba un sistema de recuento de valoraciones alimenticias resumido a
"raciones". ¿En qué consistía?. Pues se trataba de conocer exactamente cuantas
raciones debían ingerirse al día, saber repartirlas entre cinco comidas, sabiendo que
cada ración tenía un valor alimenticio de 10 grs. de hidratos de carbono. Para
daros una primera pista os diré que 20 gramos de pan son igual a 10 grs.de
hidratos de carbono lo que significa que tiene el valor de una ración.
¿Sabéis por qué un diabético debe tener más cuidado en repartir en varias
comidas el alimento que le corresponde para todo un día?. Pues porqué según
tengo entendido la digestión se realiza en dos horas aproximadamente, lo cual
justifica que pasado este tiempo todos los hidratos de carbono ya han sido
absorbidos por el hígado y de éste una vez transformados en azúcar ya han
penetrado a la sangre. ¿Qué pasa?. Pues que si comes mucha cantidad en una sola
comida "EL PICO" lo hace mucho más alto y la glucemia sube mucho más. Si
tenemos en cuenta que el efecto de la insulina dura de 6 a 8 horas, resulta que
66
aunque te hayas dado insulina suficiente para que queme los hidratos de carbono
que has ingresado a la hora de comer, necesita todo este tiempo para eliminar esta
glucosa y no puede evitarse de ninguna manera un alza pronunciada aunque poco
a poco vaya bajando otra vez hasta llegar a su estado normal de 80 a 120.
LOS PICOS.- Me supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído
hablar de los picos, pero por si alguien no lo sabe lo comentaré: Son exactamente
las subidas de azúcar en sangre, muy pronunciadas, que se producen en el
transcurso de la digestión durante dos horas después de las comidas. Es lo que
explicaba anteriormente de que la duración de la insulina es de 6 a 8 horas y en
cambio la comida entra en el organismo con este tiempo de dos horas. Se recupera
porqué la insulina va trabajando y va eliminando azúcar en sangre, pero en
principio se ha producido un desfase. Para evitar algo esta circunstancia aconsejan
y dá muy buenos resultados, que la insulina que uno se inyecta lo haga con media
hora de antelación al momento de sentarse a la mesa. De esta forma, como que
esta insulina empieza su efecto transcurrido esta media hora, ello quiere decir que
cuando se empieza a ingestar la comida, la insulina ya está en el comienzo de
eliminación del azúcar que va entrando. Sin embargo debe tenerse mucho cuidado
en como estás de azúcar en sangre en aquél momento, pues si está en un nivel bajo
o sea a 60 o 70 gramos es mejor comer enseguida, no vaya a ser que se produzca
una hipoglucemia. (Todo esto que explico son experiencias mías, por lo cual
cada uno debe actuar según sus parámetros, no obstante os puede servir de
referencia ).
Cuando hablo con algún diabético que se queja de que después de la
comida del mediodía le sube mucho la glucosa en sangre, no puedo retenerme y
enseguida le pregunto si és que solamente toma insulina retardada por la mañana y
por la noche en la cena, pues acostumbro a constatar que les pasa a esta clase de
pacientes. Tiene una explicación: Si al mediodía no toman insulina, toda la
ingestión de hidratos de carbono que comen va absorbiéndose en dos horas, lo que
hace que se produzca uno de los "picos" de que hablaba en el apartado anterior.
No hay insulina en aquella hora que elimine los hidratos de carbono que se
ingieren. Solo trabaja una pequeña y muy diminuta dosis de insulina retardada que
debe tener una duración de 16 o 18 horas aproximadamente, pero que va muy
lenta.
Por todo lo expuesto insisto en que es mucho mejor tomar inyecciones de
insulina rápida tres veces al día; evita los picos, puedes comer tranquilamente
hidratos de carbono en cada comida y mantienes un nivel de glucosa en sangre
muy estable durante todo el día.
Voy a relacionar a continuación las comidas que hago yo actualmente y
como distribuyo las raciones según la insulina que recibe mi cuerpo a lo largo de
las 24 horas del día. Es como sigue:
67
DESAYUNO. 12 unidades de insulina rápida a las 9 de la mañana.
30 gramos de pan tostado
1'5 raciones
1 kiwi
1'-
MEDIA MAÑANA.- (Sin insulina)
30 gramos de pan con tomate y jamón
1 naranja
1'5
1'-
i>
"
"
COMIDA O ALMUERZO.- 11 unidades insulina rápida.
Un plato de sopa con pasta
1'-
Judías tiernas y tres cucharadas soperas de garbanzos o judías secas
1'-
100 gramos carne
-
30 gramos de pan con tomate
1'5
1 manzana al horno
1'-
Algo de vino mezclado con gaseosa(esta lleva sacarina)
-
MERIENDA.- (Sin unidades de insulina).
Un zumo de dos frutas (manzana y pera)
Si el análisis de las 6 de la tarde da un resultado
T- raciones
68
de menos de 100 le añado dos tostadas de pan
1'-
CENA.- ( 6 unidades de insulina rápida)
Ensalada a discreción y variada
-
Tortilla de un huevo o bacalao u otra clase de proteínas
-
30 gramos de pan con tomate
1'5
"
2 frutas
2'-
"
(Cuidado con el plátano que tiene más hidratos carbono)
ANTES DE IRSE A LA CAMA.- (6 unidades insulina lenta).
Unyogourth
0'5
Según el resultado del análisis, si es menor de
100 me tomo dos galletas maría, para evitar una
posible hipoglucemia por la noche mientras duermo.
TOTAL RACIONES DURANTE LAS 24 HORAS
16'5
CLASES DE ALIMENTOS.-
Existen dos clases de alimentos portadores de hidratos de carbono que
deben ser tenidos en cuenta y son:
Alimentos de absorción lenta.- Tengo la costumbre o el hábito de
inclinarme por preferir comer siempre alimentos de absorción lenta, por el solo
hecho de que van siendo metabolizados por el Mgado con mayor lentitud y por
tanto no entra la glucosa en la sangre con rapidez y da más tiempo a la insulina
para neutralizarla. Como ejemplo podréis comprobarlo en el menú que he
detallado y que actualmente estoy siguiendo yo. Veréis que prefiero los garbanzos
69
o judías secas y el pan, pues todos ellos son de absorción lenta. También lo es la
pasta para sopa.
Alimentos de absorción rápida.- En muy pocas ocasiones los tomo,
debido a la rapidez en que son absorbidos por el organismo y por tanto tardan
mucho menos tiempo en pasar a la sangre. Por ejemplo, las patatas, arroz hervido,
boniatos, sémolas y féculas de todas clases.
Otra cosa son las frutas, que aunque sean de abosrción rápida la fructosa
que llevan es de mejor metabolización y por tanto no perjudica tanto al diabético.
Y además es muy beneficiosa por las vitaminas, antioxidantes y otros componentes
que llevan.
GRASAS.-
Siempre he tenido una animadversión o antipatía a las grasas, por tanto en
mis comidas en todo momento las evito tanto como puedo pues cargan el hígado,
son difíciles de metabolizar y cuando se escapan un poco se transforman en
glucosa. Además si el diabético está mal compensado lo más probable es que si no
van con cuidado puede transformarse en acetona (lo cual yo la considero un
veneno) y perjudicarte con mareos, vómitos y malestar.
Pondré por ejemplo que cuando como jamón curado, con las tijeras
recorto todo la grasa y la tiro; procuro no comer queso por la cantidad de grasa
que lleva (aunque me gusta tanto que a veces se me escapa la mano y me compro
un trocho). Con la carne de cordero hago lo mismo y mejor dicho en todas las
carnes ya que debemos tener en cuenta que son "grasas animales". En cuanto a
comer carnes yo siempre me inclino por el pollo que es el menos graso de todos.
Sí que también tomo cerdo, pero sólo una vez el martes que me como una
butifarra y el jueves dos trocitos de lomo. El resto de las comidas de la semana
siempre va de pescado, bacalao, o alguna tortilla de un huevo pero pocas o como
digo el pollo.
El domingo hago una excepción que no debería permitirme, pero hace años
que la practico y no me va mal. En mi casa, para la hora de la comida del mediodía
se guisan macarrones y yo como tantos como los otros comensales. ¿Qué hago
para compensar esta pasta?. Pues primero me doy dos unidades más de insulina
rápida, después no como pan ni sopa. Solamente el plato de macarrones, el pollo a
la cazuela y una manzana al horno. De esta forma combino una cosa que tiene
muchos más hidratos de carbono por otras que dejo de tomarlas. Además hay dos
unidades más de insulina que favorecen que no se produzcan los dichos "picos".
70
EJERCICIO.-
Para que el cuerpo reciba el máximo de beneficio de la alimentación que
ingresa debe hacerse un ejercicio moderado diario, al objeto de que en todo
momento tenga las puertas completamente abiertas para que penetre dicho
alimento y al propio tiempo la sangre circule hasta los más profundo y más al final
de las arterias y capilares y así las células se nutren debidamente. El ejercicio a ser
posible debe ser diario y aún más, mejor a la misma hora si el trabajo lo permite.
No es de recibo lo que hacen algunos que solamente los finales de semana hacen
ejercicio y muy fuerte, como jugar al tenis, etc. etc. Creo que se debe ser
ordenado, metódico y a horarios fijos, sin saltarse un solo día. El que lo hace solo
a finales de semana y lo único que logra es que tenga hipoglucemias por haber
gastado aquél día más de la cuenta y el resto de la semana va acumulando, a
menos que tenga la precaución de tomar algo más de hidratos de carbono para
compensar lo que se gasta y aún así no resulta muy práctico ni satisfactorio.
71
GRÁFICO
Me gustaría abundar un poco más en lo del gráfico pues me fue de mucha
utilidad. Deberéis saber que pasados dos meses volví a repetir la prueba durante
otros quince días. Pude comprobar que todo seguía igual y que el tratamiento que
al final aplicaba era perfecto. A partir de entonces no tuve dudas, iba seguro.
Cada día que pasaba expedía una nueva hoja del gráfico para reflejar todos
los resultados de cada 120 minutos, " quiero resaltar que no dejé de hacerlo ni
una sola vez", incluso anotando observaciones y opiniones que se me ocurrían
sobre lo que iba detectando en mi propio cuerpo. A medida que iban pasando los
días y según resultados iba corrigiendo o la dieta o la insulina, según se veía.
Siempre que hacía alguna variación de insulina, tanto en más como en menos
variaba solo dos unidades. No quería que se produjera un desfase excesivamente
fuerte. Creo que esta es la forma más acertada, paulatina y metódica de actuar ya
que actualmente aún sigo haciendo lo mismo, o sea: Si en un análisis de sangre
observo que mi glucemia pasa de doscientos., en aquél turno aumento dos
unidades la insulina, pero nunca más cantidad. No vaya a ser que se
produzca una hipoglucemia y me diera un disgusto. En todo caso en la
siguiente toma de insulina ya volvería a corregir en más o en menos para
estabilizar lo que esté pasando. Podría tratarse de algún factor externo (
disgustos, enfados, preocupaciones, alteraciones emocionales difíciles de
controlar, etc. etc.). Parece imposible pero es verdad. No sabéis lo que
aumenta la glucosa en sangre en una situación de estrés, enfado, emociones
fuertes u otras situaciones. Yo personalmente cuando me pasa algo por el
estilo ya en la próxima toma de insulina la aumento en una o dos unidades,
pues sé que mi organismo a acusado el impacto de la emoción.
Precisamente hoy día 23 de septiembre de 1997 he tenido la confirmación
de una de mis experiencias. Por motivos ajenos al caso no he podido hacer
ejercicio. Pues bien a la hora del almuerzo o comida del mediodía he pedido se me
sirvieran dos o tres cucharadas más de garbanzos y a mayor abundamiento llevaba
algo aumentada la glucosa en sangre (en ayunas estaba a 180); resultado de todo
ello: hoy no he podido merendar, estaba a 291. No comeré nada hasta la cena y
como quiera que las 11 unidades de insulina que me he inyectado al mediodía aún
siguen trabajando, doy por supuesto que a las 9 de la noche ya habrá bajado algo.
Seguro que en aquél momento repetiré el análisis de sangre y según como se
presente añadiré 2 unidades más de las 6 que acostumbro a tomar. Así habré
normalizado mi glucemia en sangre.
72
A las nueve de la noche he llegado a casa, después de haber jugado durante
hora y media una partida de billar en el club del cual soy socio (así paso las
tardes). Me gusta y me lo paso bastante bien. Mejor dicho, desde que murió
Margarita casi debo decir que doy gracias por tener este pasatiempo o hoby, pues
si no, no sé como habría subsistido del vacío que ella me dejó. En dicha hora me
he hecho nuevamente el análisis por que cuando la glucemia es alta es mejor
controlarse más a menudo. Resulta que sin la merienda y con la insulina que aún
trabajaba ya he tenido un buen resultado. Estaba a 86 lo cual es magnífico. He
tomado las 6 unidades de insulina como de costumbre, he cenado como cada día y
espero que la normalidad vuelva a imperar.
Bueno volvamos a mis vivencias. Fueron pasando los años de una forma
totalmente tranquila,. Margarita seguía con la tienda y mi madre cada vez mayor
pero iba manteniéndose bien dentro de sus 78 años. Hacíamos el viaje de rigor
cada año pasando una semana en el apartamento alquilado en Benidorm.
Satisfechos, muy unidos, nos queríamos enormemente y sin darnos cuenta debo
decir que éramos todo lo felices que se pueda ser en este mundo, si es que vivir en
él representa algún indicio de felicidad en algún aspecto. En verdad tenía razón el
médico homeópata cuando decía que éramos vasos comunicantes.
73
Sé demasiado grande para
preocuparte.
Sé demasiado noble para
enojarte y demasiado feliz para
permitirte la presencia de problemas
que te angustien.
Christian D. Larson.
74
CAPITULO VIII
PELOS CINCUENTA Y CINCO A LOS SESENTA AÑOS.
Una vez terminado el período de observar mi organismo en cuanto al
comportamiento de mi glucosa y conseguido el objetivo que me fijé de
mantenerme estable física y mentalmente, empecé a disfrutar de mi situación.
Entonces sí que ya podía permitirme ciertas alegrías, me encontraba muy bien y
dominaba la situación. Tan solo debía tener cuidado en no olvidarme de los tres
análisis de sangre al día y superar algunos altibajos que se producen en todo
diabético por más que controle y vigile sus comidas.
Nos apresuramos a hacer algún viaje por España, pues conocíamos varios
países europeos y en cambio desconocíamos algunas regiones del propio Estado
español. No obstante esto viene un momento que cansa y ya empezamos a
decantarnos hacia cosas más tranquilas. Por ejemplo: Como digo en el apartado
anterior hicimos una visita de una semana a Benidorm, nos gustó y acudimos allí
cuatro años seguidos. Alquilábamos un apartamento por una semana a finales de
junio y el resto del verano pasábamos los fines de semana en nuestro piso de
Blanes donde también lo disfrutábamos pasando 15 días en Agosto. Lo
compramos transcurridos dos años de casados y lo tuvimos hasta que Margarita
cayó enferma. Allí también nos encontrábamos muy a gusto. Conocimos algunas
familias muy agradables con las cuales intimamos y estábamos encantados con
ello. Yo seguía con mis pinchazos, mi dieta y mi ejercicio y todo funcionaba de
maravilla.
Cuando cumplí los 56 años empecé a pensar en que se imponía el estudiar
y empezar a prepararme para mi situación de retiro que ya se iba percibiendo en el
tiempo. Entendía en que viene un momento en que una persona por dinámica que
75
sea debe disminuir su actividad y empezar a acostumbrarse y tener conciencia que
se acerca la tercera edad.
Fueron unos años preciosos, sin graves problemas de salud, pues todo se
había solucionado. Margarita y mi madre llevaban la tienda y yo me dedicaba a lo
mío que era el azúcar.. Nuestra economía era muy buena, nuestras relaciones con
los amigos también y yo estaba encantado con mi mujer. Siempre tenía la misma
cita en el pensamiento "mi mujer y yo somos todo el mundo". No teníamos
hijos pero me sentía totalmente colmado de cariño y amor. No necesitaba nada
más. Estaba lleno y completo. No podía pedir más. Y así alcancé los sesenta años
de edad. ¿Quién lo hubiera dicho?. ¡Cómo me acuerdo de lo que comentaba a mis
padres!. Decía: no llegaré a los 30. Después a los 40. Después a los 50 y ya estaba
a los 60. Y así he llegado a los 66. Me he quedado completamente solo en la vida,
sin padres, sin esposa y sin hijos. A veces recapacito y pienso ¿ como es posible?,
si te lo hubiesen jurado hace 20 años no lo habrías creído. Si mi esposa tenía 12
años menos que yo. Siempre había pensado en pasar al otro mundo primero y
egoístamente hablando atendido por ella y fue completamente al revés. Tuve que
ser yo el que le daría toda clase de atenciones y ayudas que pudiera necesitar
hasta el momento de su triste fallecimiento.
Sé que me haré repetitivo con ello pero no importa, tenedlo en cuenta.
Si hacéis caso de mis experiencias, teniendo in mente la "homeopatía", los
tres pinchazos con insulina al día, los tres análisis de glucosa en sangre, la
dieta y el ejercicio, podéis estar seguros que os sentiréis recompensados con
el bienestar de vuestro cuerpo, la mejoría en el carácter y larga vida digna de
ser vivida. Incluso diré que podréis daros el placer de comer más hidratos de
carbono si os apetece, pues lo podéis solucionar tomando alguna unidad más
en la comida que deseéis hacerlo.
Quiero dejar aquí una recomendación, sin que sea mi intención
alarmar a nadie, pero siento la obligación y necesidad imperiosa de
comentarlo tal como yo pude experimentar: Hace algunos años (no muchos),
un día me dirijo a la farmacia con las recetas para que se me dispensaran los
tubos de insulina que necesito cada mes. Me quedé asombrado: me dicen
que no tienen la insulina que yo usaba pues la de 400 unidades por
centímetro cúbico dejaron de fabricarla. Había salido al mercado la misma
pero de mayor concentración: eran tubos de concentración de 100 unidades
por centímetro cúbico lo cual quiere decir que necesitas menos líquido para
el mismo efecto.
Aquél cambio no me gustaba. Tuve que adquirir un bolígrafo especial
para inyectarme las mismas unidades pero que contenía menos líquido.
Como no tenía otro camino tuve que aceptarlo . Lo probé durante un tiempo
" pero debo decir que a mí no me funcionó bien". Lo comenté con mi
76
especialista endocrinólogo Dr. Figuerola y éste me dijo que en algunos casos
se daba esta circunstancia.
Empecé a buscar e informarme si había alguna otra marca de insulina
que siguiera saliendo al mercado con la graduación de 40 unidades por c e
hasta que encontré una americana que sí lo hacía y que sigue haciéndolo.
Para vuestra información os diré que se trata de "humulina Regular" de la
casa Lilly. Comprobé durante algunos días sus efectos, haciendo otra vez el
gráfico y me funcionó a la perfección. Desde entonces que sigo inyectándome
esta marca y explicaré porqué:
He llegado al convencimiento de que la absorción en el organismo no
se produce por el mismo orden, dado que si hay menos líquido en las mismas
unidades, cuando se absorbe lo hace más a borbotones y no tan
paulatinamente y bien repartida como si se tratara de la de 40 unidades por
ce. A mí me va bien así y así continuaré mientras exista esta clase.
Sin embargo debo deciros que con la insulina de 40 unidades por ce.
no existen los bolígrafos que se utilizan para la de 100; por lo cual deben
usarse las jeringas normales y corrientes de usar y tirar (que yo
personalmente uso una cada tres pinchazos) y no es tan práctico como los
citados bolígrafos.
Deseo que todo este comentario sea tenido en cuenta por si se os
ocurre cambiar, siempre que al propio tiempo se haya comentado con el
médico que os trata. Él tiene la última palabra, aunque sí que el enfermo es
quien manda en su propio cuerpo, pues mi teoría es que eres tú mismo el que
comprueba las reacciones y las sufre si son negativas.
MAS DE LO MISMO.Me gustaría hacer un inciso sobre las "hipoglucemias". Es muy
importante para un diabético aprender a conocerse los síntomas de las
antipáticas hipoglucemias. Por lo visto hay personas que se los desconocen y
esto es muy peligroso, pues cuando se dan cuenta ya no están a tiempo. Ya
han perdido la noción de las cosas y deben ser ayudados por otras personas
que desconocen estas situaciones anormales en unos sujetos que más bien
parecen borrachos.
77
Si alguno se encuentra en una situación semejante, debe acudir a su
especialista y que le enseñe a distinguir tales síntomas. Pueden ser de
diferentes formas: flojedad en las piernas o en los brazos, visión borrosa,
taquicardia, sensación de mareo, pérdida de concentración, sensación de
hormigueo en la lengua. Incluso diré que en cada una de las veces que se
producen da un un síntoma diferente.
Sólo hay una solución: tomar de inmediato un zumo de naranja o
medio terrón de azúcar si la hipoglucemia no es muy fuerte. Si lo és, entonces
mejor un terrón. Ahora hay de venta en farmacias unos caramelos de
glucagón, que son glucosa pura y hace el efecto muy rápidamente (que es lo
que interesa). Si los familiares se dan cuenta que el diabético ha perdido la
noción de las cosas y no sabe lo que se hace, en muchas ocasiones se niega o
no puede tragar. Entonces no hay otra solución que llamar al médico de
urgencias o llevarlo a un centro hospitalario para que le inyecten por vía
intravenosa el glucagón citado.
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Concedadme, Dios mío, serenidad
para aceptar lo que cambiar no puedo,
valor para cambiar lo que cambiarse pueda,
y sabiduría para discernir la diferencia.
Dr. Reindhol Niebuhr.
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CAPITULO IX
DE LOS SESENTA A LOS SESENTA Y CINCO AÑOS.
Cumplo los sesenta años y ya decido rebajar mis tensiones. Mi estrés se
reduce, estoy satisfecho de como lo he programado, pues mi idea era cuidar de las
cosas (bancos, farmacias, médicos y recados en general) solamente por la mañana
y tener la tarde libre para nuestros libres albedríos. Pensé que con mi mujer
podríamos disfrutar de la vida, pasear, visitar cuanto quisiéramos y hacer viajes o
lo que más nos apeteciera, que es cuando uno se siente más libre.
Pero esto duró poco. Pasados unos meses recayó en nuestras vidas la peor
desgracia que nos podía ocurrir a un matrimonio muy unido, con un cariño y amor
a prueba de fuego. A mi esposa le declaran que tiene un tumor de mama en el
pecho derecho y que hay que operar. Un viacrucis total. Han transcurrido siete
años y aún arrastro este lastre encima, aunque procuro no demostrarlo demasiado.
Es inexplicable lo que se siente en estos momentos. Es como si a uno le hubiesen
enfocado con un flash muy potente y no sabe donde se encuentra. No sabe como
actuar, qué hacer, donde acudir, quien pueda tener una solución. Quieres oir
palabras tranquilizadoras, que suenen a milagro y algunas almas caritativas las
dicen, pero sabes que solo son palabras; que la realidad está ahí y que no puedes
apartarla y decir esto me gusta, o esto no me gusta y por tanto lo dejo.
En cuanto nos dieron la noticia lo primero que pensé cuando estuve en
situación de hacerlo, una vez pasada la sorpresa inicial, fue que se había terminado
la tranquilidad para nosotros. Que ya nunca más estaríamos confiados, estables,
que siempre pensaríamos ¡ay que va a pasar!. Aunque mi esposa se recuperara,
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siempre tendríamos el miedo en nuestro interior, el fantasma sobre lo que pudiera
sobrevenir. Y así fue y siguió siendo hasta su fallecimiento.
Pero dejadme explicar un poco más todo el camino recorrido, de
sufrimiento continuo, de una angustia metida en el cuerpo que solo conoce el que
lo ha sufrido o ha tenido algún ser querido que lo ha padecido.
Tuvimos la suerte de encontrar una persona que se contrató para venir a
casa a llevar la tienda y todo el trabajo doméstico. Era una persona muy buena, se
portó muy bien con todos nosotros y aguantó todo el peso durante varios años.
Mi madre tenía ya 82 años, en un primer momento pareció que no se
asustaba, pero por dentro no lo superó. Tuvieron que internarla a ella antes que a
Margarita. Cuando operaron a mi esposa, las tuve internadas a las dos en la misma
habitación del Hospital General de Granollers. Después las separaron, pues mi
madre se iba agravando. Duró un mes y falleció. Aún recuerdo sus palabras de los
últimos días, dijo: "a mí me dá igual morirme, solo deseo que Margarita se
cure". Durante todo este mes a mi madre le tuve contratadas tres personas para
cuidarla, que se turnaban cada ocho horas. Estoy tranquilo en este aspecto, pues
creo que hice cuanto estuvo en mi mano por ella.
A partir de entonces nuestra lucha fue continua. Nuestro sufrimiento
también y nuestra angustia no cesaba. Después de la operación a Margarita le
prescribieron como es normal en estos casos de cáncer, la quimioterapia. Recibió
seis sesiones de quimio (una cada tres semanas). Se recuperó bien. Empezaron los
controles y salían perfectamente. El verano siguiente estaba muy bien y fuimos a
Benidorm y lo pasamos bastante bien. Parecía que poco a poco íbamos superando
el miedo al cáncer.
En julio de aquél año, una vez regresados de Benidom, ella se descubre en
la cicactriz de la operación un pequeño bultito, diminuto. Nos asustamos, vamos al
cirujano que la trataba siempre. Era el Dr. José Ma Campos, una persona amable,
sencilla, que sabía dar las explicaciones al enfermo sin preocuparle, humano y de
los que se encuentran pocos. Dijo que lo quería extraer pero que no nos
preocupáramos pues seguramente era un punto de sutura que se había salido.
La opera con anestesia local, sin internarla y nos dice que de todas formas
él siempre que extrae algo, lo analiza. Cuando tuvo el resultado acudimos a la
consulta y nos dice que se han detectado algunas células cancerosas en la misma
cicatriz y que por tanto debía practicarse Radioterapia.
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Esto ya fue el colmo. ¿Es que no se podía estar ni un momento tranquilo9.
¿Es que Dios la había escogido a ella para el sufrimiento y a mi para la angustia9.
Ella reaccionó de una forma admirable. En cada momento de sus caídas y recaídas
demostró una serenidad, una calma, una aceptación digna de una santa. Nunca me
hubiera imaginado a mi mujer con un carácter tan entero y tan espectacular.
En cambio yo fui un completo desastre. Quedé tan asustado, tan lleno de
temor y zozobra que no podía soportarlo. Posteriormente reaccionaba, pero en el
momento de las malas noticias quedaba helado sin saber que hacer ni qué decir.
No sé si os haréis a la idea, pero la glucosa se ponía por las nubes.
Necesitaba aumentar la insulina llegando a tomar hasta 20 o 25 unidades más, o
sea un total de 55 o 60 unidades al día en vez de las 36 0 37 que necesitaba en
situaciones normales. Era la única forma de controlar un poco mi organismo y con
todo aún no lo solucionaba.
No sabéis como afectan estas alteraciones en el organismo de un diabético.
Es impresionante. Ya sé que a los que sufren úlcera duodenal les afecta en esta
parte del cuerpo y otros en la parte más sensible o débil que tienen. A nosotros los
diabéticos nos dá por ahí. Y así lo sufrimos.
Fueron tiempos muy difíciles, casi no se podían soportar. Era como estar
en un continuo terror. Siempre estás temiendo lo peor, las perspectivas son
pésimas y además pierdes el norte. De todas formas tengo que decir que aguanté,
aguanté y aguanté. Durante seis años con continuos sobresaltos, uno tras otro, sin
parar y ella soportándolo en su propia carne. Y seguía estando serena y admirable.
Nunca en ningún momento de todos estos años me hizo ningún comentario que
pudiera hacerme sufrir. Lo que pasa es que ya no teníamos necesidad de
comunicárnoslo, pues estábamos tan compenetrados que era obvia cualquier frase
de pena y lamentación. Los dos sabíamos donde estábamos y lo que pensábamos.
En resumen, hablé con el Dr. Campos sobre la posibilidad de trasladarnos a
la ciudad francesa de Montpellier, pues nuestro buen amigo farmacéutico Ángel
Parera nos había informado ya con anterioridad, que si un día necesitáramos
radioterapia, los dos lugares más avanzados en esta especialidad eran Huston en
Estados Unidos de América y Mompellier en Francia. Se lo comenté al Dr.
Campos, estábamos en una habitación junto con dos enfermeras y otro Dr.
acompañante y él me dijo que en Barcelona había varios centros que también lo
practicaban bien, por ejemplo San Pablo, pero yo insistí en querer ir a Francia.
Tanto insistía en que lo hiciéramos en San Pablo que al final le pregunté: "¿Si Vd.
tuviera a su esposa en este estado, donde la llevaría?. Supongo que ahondé en
donde puede doler más, en lo más profundo de sus sentimientos y se inclinó por
Francia.
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Procedimos a hacer los preparativos. Acudimos a una amiga nuestra que
conocía a fondo el francés, llamó pidiendo hora a la Clínica Clement Ville de
Mompellier. Hago hincapié en esto "llama el viernes y ya le dan hora para el
martes siguiente". Llegamos allí y todo fueron atenciones. Fíjaos bien lo que
voy a decir: El mismo martes por la tarde ya le habían hecho la primera
visita médica, los encuadres y la primera sesión de radioterapia. En
Barcelona habríamos tenido que esperar dos meses como mínimo. En la
misma clínica se encargaron de buscarnos un apartamento para alquilar,
pues nos dijeron que como mínimo necesitaría 25 sesiones (practicadas de
lunes a viernes). Al final fueron 33 sesiones. Fue un trato magnífico. Dentro
de la desgracia mi mujer estaba satisfecha y siempre decía que tenía un buen
recuerdo de la estancia allí. El médico no necesita que se llame al enfermo
por parte de una auxiliar de clínica; él mismo sale del consultorio y te viene a
buscar para la visita. Los precios de las visitas son tan mínimos que hasta te
sorprendes. Solo os diré que posteriormente, cuando correspondía hacerle
una visita de control acudíamos allí y en una ocasión le hicieron una
ecografía y la propia visita médica con auscultación total y el importe de
todo ello ascendió a unas 4.000'-ptas.
Otra faceta digna de mencionar: La parte económica. Nadie nos pidió
nada. Hasta pasadas dos semanas de tratamiento, la Srta. que se ocupaba de
estos menesteres me llamó. Entonces me preguntó como quería pagar los
servicios clínicos. Yo le dije como fuera de costumbre. Me contesta que como
quiera, si deseo a final de todo el tratamiento podía hacerlo tranquilamente.
Entonces pensé que si esta gente había sido tan amable y confiada en prestar
los servicios por anticipado, sin pizca de desconfianza y no pidiendo ninguna
clase de adelanto a cuenta, lo correcto era pagar el importe de la mitad del
tratamiento una vez terminadas las quince sesiones y al final la otra
mitad.Así se lo dije y así lo aceptó.
Yo os digo desde este apartado que no es lo mismo que se percibe y se
vive aquí en España. Lo primero que te dicen aunque no de forma oficial, es
que antes hay que adelantar o avalar el importe, sino no se practica. A menos
que se haga cargo la Seguridad Social claro está.
Y vamos con mi diabetes; que recibía cada cuchillazo impresionante. De
las seis semanas que duró su estancia en Mompellier, la primera estuve yo con
nuestra amiga que se entregó totalmente a procurar el cuidado de Margarita; aquí
sí que puedo mencionar aquella cita que dice: "quién tiene un amigo, tiene un
tesoro") para organizarlo todo, incluso el apartamento. Como que los sábados y
domingos no le hacían sesión, mi mujer se trasladaba semanalmente a Llicá y
pasábamos el fin de semana juntos, lo cual no se hacía tan duro para ninguno de
los dos. Sin embargo ella no quiso que estuviera solo en casa y acordamos que de
lunes a viernes los pasaría en el Curhotel Hipócrates de San Feliu de Guixols.
83
Cuando ingresé en este Curhotel estaba completamente desecho. Solicité
de inmediato tratamientos de una psicóloga, visitas médicas, masajes antiestrés y
todo cuanto pudiera paliar mi estado emocional. Estaba tan nervioso y excitado
que con mucha dificultad podía controlarme. Y además el azúcar que iba de arriba
a abajo y de abajo a arriba sin parar. Hice mucho ejercicio, conocí otros
huéspedes, alterné con diversas personas y acudía bastante a menudo a visitar a
una prima de Margarita que pasaban el verano en Playa de Aro. Así pasaron tres
semanas de estancia. Debo decir que me fui recuperando poco a poco por dos
razones: la primera fue que el tratamiento de allí me favoreció bastante, pero la
esencial y más efectiva fue que a menudo mi esposa me decía por teléfono que la
habían hecho toda clase de pruebas, scanners, exámenes radiológicos y muchas
ecografías y que todo daba completamente normal, lo cual demostraba que
solamente habían aparecido aquellas malditas células malignas en la propia cicatriz.
Esto nos tranquilizó mucho a los dos y volvimos a coger confianza en que todo
terminaría bien.
¡Es curioso! ¡cómo se nota el efecto psicológico en situaciones como esta!.
En el momento en que empecé a recibir llamadas telefónicas de Margarita en las
cuales me daba buenas noticias cada vez, mi confianza iba en aumento y
consecuentemente a ello el "azúcar bajaba y no necesitaba tanta insulina". El
organismo se mantenía mucho más estable y todo parecía que empezaba de tomar
la tranquilidad y bienestar de costumbre.
Yo volví a estar relativamente tranquilo. En el Hospital de Granollers se
quedaban maravillados de lo bien que se había rehabilitado la piel de Margarita,
piel que recibió tantas sesiones de radioterapia que quedó completamente
quemada. Comenté con un doctor, que había tenido noticias de que en un hospital
de Catalunya también tenían los aparatos tan modernos como en Mompellier y el
contesta "No se trata de tener buenos aparatos si nó de saberlos manejar".
Esta piel tan quemada se recuperó muy rápidamente debido a que en el citado
Curhotel le recetaron dos productos; clases de extractos naturales que son:
"Caléndula tintura niara" y Molkosánd." Como que después de las sesiones
pasamos una semana juntos en dicho centro, allí le fui aplicando estos dos
concentrados a razón de cinco veces por día, mediante un algodón empapado, se
los hacía deslizar por toda la herida que era tan profunda que asustaba tan solo
contemplarla. Desconozco cuantas, pero creo que tenemos varias capas de piel,
pues bien, pasados diez días ya se empezó a detectar que la primera capa de piel
comenzaba a asomar por lo más profundo de la herida.
Tengo que hacer mención aquí y ahora que estuvimos muy apoyados
siempre por dos familias muy amigas del pueblo que nos atendieron siempre y en
todo momento pudimos contar con ellas. Repito: Ya lo dice el refrán: quien
tiene un amigo tiene un tesoro".
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También debo resaltar la colaboración que nos hizo mi cuñada Agustina
(hermana de Margarita), que ya en la primera operación estuvo todo el tiempo con
nosotros y nos prestó toda clase de apoyo y ayuda. Estuvo varias semanas en
Francia acompañando a su hermana. Igual pasó algunas veces la otra cuñada Rosa
Mil, pasando toda la semana en Mompellier con ella. Debo decir que nunca
estuvimos solos en los momentos más duros de nuestra vida.
Bueno, ahora voy a demostrar que también supe estar a la altura de las
circunstancias en momentos clave como este. Me explico: Durante la última
semana de tratamiento radioterápico empecé a recapacitar sobre nuestra situación
y me dije "Margarita necesita algo en la vida que la incentive para tener
ganas de vivir y no se le reanude la enfermedad". Y tomé una decisión.
Cuando llegó y estuvimos instalados en casa le dije: "Margarita, he pensado en
terminar la casa que compramos, hacerla decorar convenientemente e ir a vivir en
ella en cuanto esté todo acabado". Creo que en aquél momento acerté de lleno en
sus necesidades psicológicas. Le di una alegría enorme. Casi saltaba de contenta.
Cerramos la tienda por no poder atenderla ella. Faltaba mi madre y ella no
tenía un humor lo suficiente bueno para este trabajo. Ni se sentía tan fuerte como
antes. Por tanto creímos que lo correcto era cerrar. Hicimos liquidación de todo el
género y debo decir que nos salió mejor de lo que pensaba, ya que en situaciones
semejantes normalmente debes casi regalarlo para que se lo lleven.
También procedimos a la venta del piso de Blanes, habida cuenta que era
un tercer/cuarto piso y a mi esposa le era muy pesado subir no habiendo ascensor.
No puedo negar que tuve un pequeño disgusto, aunque se lo oculté a ella, pues me
dolió mucho dejarlo. Eran muchos recuerdos de quince años consecutivos
disfrutando y pasarlo bien con ella los veranos. No obstante, primero es lo
primero. Me dije que cuando estuviera más recuperada ya compraríamos otro.
Debo confesar que pasamos un año y medio la mar de bien. Después
estrenamos la casa nueva en Semana Santa. Ella era feliz y si ella lo era yo
también. Pero nunca la felicidad es completa. Tengo que admitir que el cambio de
casa me produjo cierto estrés, debido a los perros que ponían los nuevos vecinos
que iban llegando y que no me dejaban dormir. Empezaron a ponerme nervioso y
alterado y no lo soportaba. Lo discutimos con Margarita y no sabíamos qué
hacer. Por un lado ella estaba ilusionada con esta casa y por el otro yo estaba
intranquilo por el motivo de los perros. Y és que no era cuestión de pedir a los
vecinos que dejaran de tener perros, pues aparte de que habría sido inútil si no es
el uno es el otro y siempre hay alguno que se le ocurre tenerlos. Parece que vaya
todo en el paquete. Si una familia estrena casa, deben instalar su perrito o no
quedaría la cosa bien acabada. Ella tuvo una idea que quizás era la única viable.
Dijo que podríamos pasar los finales de semana en la nueva y el resto en la vieja.
Así lo hicimos y funcionaba bastante bien aunque no del todo.
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¿Qué pasó?. Pues que un día al atardecer, regresamos a la casa vieja entre
semana y empecé a notar cierto malestar en piernas y parte del cuerpo. Como si
estuviera cansado y dolorido. "Peligro": Por la noche y madrugada me levanté tres
veces a orinar y en todas salía sangre. "Vaya, por Dios". ¿Es que no íbamos a
parar de situaciones problemáticas". Al día siguiente por la mañana acudimos al
servicio de urgencias del Hospital General de Granollers. Pasadas unas horas me
visitan, sacan sangre, me auscultan, comprueban todo lo que se puede hacer en un
servicio de urgencias (no puedo quejarme) y cuando tienen el resultado del análisis
de sangre, me manifiestan que todo está bien pero que debo acudir al Urólogo,
pues todo hace pensar que lo más probable es que se trate de próstata inflamada.
Por la tarde acudimos a la Mutua del Carmen de la cual somos socios y
logramos que me visite el urólogo Dr. Cortadella. Este dictamina "Próstata
inflamada con infección en la vejiga. Parece ser que si no evacúas del todo bien la
orina se producen infecciones. Me recetó antibiótico. Como es normal le dije que
era diabético. Me dejó que actuara según mi criterio. Como ya sabéis, cuando hay
infección el diabético necesita más insulina. Por tanto tuve que empezar a subir la
toma hasta llegar nuevamente a necesitar 56 unidadeses. Al propio tiempo indicó
mediante parte médico que se me practicaran ecografias de vejiga, ríñones y
próstata.
Pedimos hora para estas ecos y el día y hora señalado acudimos allá. Lo
primero que me dicen es que tengo que tomarme allí y en ayunas un litro y medio
de agua. Lo pasé horroroso. Beberse un litro y medio no es difícil. Lo que sí es
difícil es aguantar el líquido en la vejiga durante mucho rato. Pues esto es lo que
tuve que hacer. Me dijeron que hasta que estuviera bien llena y me fuera muy
necesario evacuar la orina, no podían hacerme las ecografias y que no fuera para
nada al lavabo, ya que después no se me podrían practicar las dichosas ecos.
Ahora, recordando lo que pasó hasta da un poco de risa. Resulta que mientras el
médico que las practicaba iba visitando a otros enfermos, cuando aún faltaba
cierto espacio de tiempo yo ya hice avisarles de que ya no aguantaba, pues pensé
que aún me harían esperar y no podría. Aquello fue muy cómico "llegó un
momento que tan fuerte era la presión de la orina que corriendo me fui hacia
la enfermera, para avisarla de que no podía más. Lo hice con los pantalones
bajados, apretándome el miembro con la mano para aguantar, pero era
imposible y ya se me escapaba la orina un poco. Me mojaba hasta los
pantalones pasando por el pasillo. La gente que estaba allí esperando se reía
a pierna suelta y yo gritando que no podía más. La enfermera me gritó
diciendo que fuera al lavabo y que hiciera cuatro gotas solamente. Allí me
dirijí y así lo hice. Al poco rato me llamaron y el médico dijo que quizás se
hubiese perdido la ocasión y debería volver otro día. Lo probó pero pudo
hacerlo. Salieron bien las ecografias y el diagnóstico fue que todo estaba
bien, excepto que la próstata estaba inflamada.
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Pedimos hora para una nueva visita del especialista y nos la dieron para el
día 15 de diciembre. Pasé quince días horribles. Cada diez minutos tenía que orinar
y solo eran unas cuantas gotas. Por la noche no podía dormir pues cada momento
me tenía que levantar para orinar de nuevo. Llega el dichoso día 15 y resulta que
después de una hora de espera, entro en la consulta y el especialista Dr.Cortadella
no estaba. Visitaba un sustituto que solo opinó que podría tratarse de tener que
operar, pero que de momento dejara pasar estas fiestas y después de Reyes
volviera a vistarme y practicarían un nuevo análisis y otras pruebas.
Un consejo: Procurad no caer enfermos en julio o Agosto o en
Navidades, por qué no hay nunca los médicos titulares. Todos están de
vacaciones y el enfermo debe esperar. Solamente hay sustitutos que
procuran alargar el proceso para cuando llegue el médico titular.
Yo no podía aguantar más, pedimos hora al urólogo Dr. Serrate, Jefe del
servicio de urología de la Residencia "Príncipes de España" en Bellvitge. Este
también visitaba en la Clínica de la Sagrada Familia, pero particularmente. Fuimos
a esta clínica una vez confirmada la hora de visita. De pago claro está. Llevamos
todas las pruebas ecográficas, análisis y cuantos informes teníamos en nuestro
poder. Este especialista me visita y dice "madre mía": esto está a punto de cerrarse
completamente. Debe operarse rápidamente. Yo le pregunto ¿ cuando?. Él me
contesta, si quiere puedo operarle mañana por la tarde. Yo le contesto: Pues ya me
quedo aquí hoy mismo. Estaba tan apurado que ya no quería ni volver a casa. El
médico me dijo que no, que tan solo me sacarían sangre y después al día siguiente
por la mañana me harían radiografías y electrocardiograma y si todo salía bien, por
la tarde ya lo haría. Aprovecho este espacio para comentar aquí que en
aquellos día usaba una bolsa de plástico con un tuvo que iba conectado al
miembro o pene, al objeto de que cuando te apretaban las ganas de orinar,
dejabas que saliera si es que podías y quedaba en el depósito, hasta que
llegas a casa y lo vacías. Debo decir que me fue muy bien. Este invento me
facilitó que podía salir de casa y aunque estuviera en algún sitio de
compromiso no debía preocuparme para nada, pues podía acudir a todas
partes y me dejaba ir a tranquilo.
Y así fue. Todo salió perfectamente. Me operaron a las 4 de la tarde del
miércoles día 21 de diciembre y el sábado 24 ya me dio el alta. Vino por la mañana
a mi habitación a comunicarme que había sido practicada la anatomía patológica
(biopsia) y como que todo era normal ya me daba el alta. Debo señalar que nunca
me hubiera pensado que fuera tan valeroso ante una operación. El propio médico
se sorprendió, pues mientras me estaba operando, charlábamos los dos y de paso
yo iba controlando la presión arterial de una pantalla que tenía enfrente. O sea que
tantos días de espera y cuando vas particularme en forma de pago todo se
soluciona al momento. Tengo que reconocer que ni en la propia operación ni
después de ella sufrí lo más mínimo. Es como si no lo hubiese pasado. Pues quedé
perfectamente sin ninguna clase de secuelas. El Dr. Serrate me dijo: Ha quedado
tan bien que nunca más tendrá molestias de esta índole.
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Deducción: A pesar de ser diabético todo el proceso quirúrgico resultó
perfecto, sin ningún problema consecuencia de mi diabetes. En la primera
visita, al médico ya le manifesté que yo era diabético pero que si me dejaban
controlarme a mí mismo todo funcionaría bien. Dijo que el primer día no
podría ser pues tendría el suero y no comería y por tanto deberían
controlarme la glucosa ellos mismos, pero que el resto de los días sí. Y así
fue, yo le decía a la enfermera cuando venía a pincharme el número de
unidades de insulina que debía ponerme, según el resultado del análisis de
sangre y además tomaba la dieta que yo creía me convenía. Me pinchaba
tres veces al día, igual que en casa y me hacía tantos análisis como me
parecía oportuno y así fui nivelando la glucosa en sangre, que dicho sea de
paso, cuando el organismo sufre una alteración de esta clase se desorganiza
todo y por tanto necesitaba muchas más unidades de insulina. Pero
paulatinamente fui disminuyendo hasta llegar a la normalidad. Debéis tener
en cuenta igualmente que cuando te anestesian para alguna clase de
operación quirúrgica, ésta produce un efecto hiperglucemiante y por tanto
hay que vigilar pues seguro que durante unos días la glucosa estará mucho
más elevada que de costumbre.
Yo os aseguro que si procuráis controlaros vosotros mismos, todo os
funcionará mejor. No vaya a pasar como una vez que estuve internado en un
centro médico durante tres días para observación y resulta que un día a la
hora de la cena se me presentaron con un plato lleno a rebosar de puré de
patatas. Yo les dije que se habían equivocado, pero ni la cocina ni la que
trajo el plato no sabían nada de nada. Resultado: que yo no lo quise y solo
comí una pequeña parte. Si llego a comerme todo aquél plato posiblemente
habría alcanzado hasta 500 grs. de glucosa en sangre.
Dicho esto, queda completa y concretamente demostrado que lo
básico y fundamental en el tratamiento de nuestra enfermedad es el control
de la glucemia. Es lo más importante. Si yo pudiera llevar un aparatito en el
bolsillo que en todo momento me señalara a qué nivel de glucosa en sangre
estoy, creo que tendría la dulcinea dominada al máximo.
Bueno: nos instalamos en la nueva casa definitivamente, pues habíamos
alquilado parte de la vieja a la ';Caixa" que puso una oficina. Al poco tiempo
alquilamos la planta baja del piso de la parte de atrás para una profesora de
Inglés.Y nos quedó vacío el piso y unos sótanos, que lo guardé por si se
presentaba algún imponderable. Nunca sabes lo que puede pasar en esta incierta
vida.
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¡Y tan incierta!. Me explicaré: Pasamos un tiempo (6 meses) bastante
bien. Margarita estaba bien. El que estaba intranquilo era yo, pues había dejado
todo el trabajo y me aburría. No tenía nada en que ocuparme y esto es como si ya
estuvieses medio muerto. " Procurad estar siempre ocupados en algo, pues el
refrán dice que la persona que cuando se despierta por la mañana no tiene
nada que hacer ni en qué emplear su tiempo, es como si ya preparara poco a
poco su cercano funeral". Hay que actuar, actuar y actuar. Similar a como
hacen los riachuelos cuando nacen en las rocas de la alta montaña. Van
esquivando las rocas, haciendo su recorrido en zig-zag. El agua que llevan
siempre está completamente clara, limpia y cristalina, al contrario de la que
está estancada en algún charco, la verás roja, sucia, en mal estado y se crían
en ella toda clase de parásitos, llegando a ser totalmente putrefacta y mal
oliente. Así puede pasarle al que no tiene nada en la vida en qué ocuparse.
Sin embargo no fue esto lo peor. ¿Por qué uno no puede estar tranquilo
durante unos años en esta vida?. A veces me pregunto ¿por qué Dios permitió que
pasara lo que pasó?. Me explicaré: Era a finales de Abril y Margarita empezaba a
quejarse de la espalda o columna vertebral. Llamó al médico homeópata de Girona
y le pidió hora para que le hiciera un reajuste de los huesos, pues era una práctica
que en las diversas ocasiones le había funcionado muy bien. El caso es que le dijo:
mira, como el 1 de mayo es fiesta y yo voy a estar todo el día en el consultorio,
puedes venir a las 11 de la mañana y te atenderé. Llegamos a Girona y personados
en dicho consultorio estuvimos esperando junto con dos visitas más toda la
mañana esperando si llegaba, pero no fue así. Al final nos cansamos de esperar y
nos fuimos. Nos llegamos hasta S.Feliu de Guixols y fuimos a comer al Hipócrates
o curhotel mismo de las otras veces. Por la tarde probamos nuevamente si el
médico estaba allí pero nó.
Al día siguiente mi esposa llama a Girona y nos comunican que si no
acudió fue porque había fallecido de un infarto. Mi mujer estuvo triste y lloró
durante dos días. Fuimos a su entierro pues nos había quedado un magnífico
recuerdo. Al propio tiempo debo decir que nos quedamos como huérfanos, pues a
partir de entonces desconocíamos quien nos iba a tratar. Ya digo con anterioridad
que yo tengo mucha fé en la homeopatía, más, teniendo en cuenta que me
solucionó lo de la vista y toda la microangiopatía. Para nosotros fue una pérdida
irreparable.
Posteriormente supimos que a partir del mes de septiembre habría una
doctora que sustituiría al médico Dr. Jesús Gaspá, se trataba de su sobrina que ya
llevaba un tiempo trabajando con él y ya conocía sus técnicas. La prueba está que
he seguido con ella todo el tiempo y me ha ido muy bien, sobretodo cuando me
recetó los concentrados de homeopatía para soportar los momentos tan
dramáticos como los que pasé cuando Margarita falleció.
89
Margarita siguió quejándose de la columna vertebral. La llevé a varios
médicos, acudimos a que le practicaran acupuntura pero no le funcionó. La llevé al
Hipócrates pero tampoco. Después a un balneario de Caldes de Montbui pero
tampoco. Al final el médico de este centro nos indica que tiene que haber algo
más, pues con las sesiones que llevaba debía haberse notado una mejoría. Solicitó
una radiografía y cuando la tuvimos y la vio dijo que sí, que se apreciaban dos
pinzamientos en la quinta y sexta lumbar. Vamos al traumatólogo Dr. Font que ya
conocíamos y este manifiesta: "Yo podría quitarte este dolor enseguida con unas
filtraciones, pero habiendo los antecedentes cancerosos, antes prefiero que te
hagan una gammagrafia.
"Aquí empieza el verdadero suplicio". Después de toda una vida
aguantando y soportando tantos sinsabores, tantas enfermedades que fuimos
sorteando y saliendo adelante de todas ellas, nos viene la más fuerte. Es como si te
apuntillaran. Le hacen la gammagrafía y sale positivo. El cáncer a vuelto a
aparecer. Otras vez a Mompellier, otra vez exploraciones de todas clases e
internamientos en la clínica para conocer más exactamente el alcance de la
afectación. El médico de allí Dr. Regal le comunica que a pesar de todo hay
mucho por hacer y que no pierda las esperanzas. Sin embargo ella estaba
preocupada y mi estado emocional era horroroso. Estaba tan nervioso que no tuve
ni fuerzas para acompañarla a Francia. Acudió a ayudarnos como siempre nuestra
amiga ( no cito el nombre porque sé que no le gustaría) y también la otra familia
amiga nuestra. También estuvo con ella mi cuñada Agustina y mi cuñado Juan que
pasó un final de semana, también otra amiga. Tres veces la internaron por un
tiempo de unos diez días cada vez, excepto el primero que estuvo más. Llegó un
momento que no podía ni moverse. A duras penas podía levantarse para ir al
lavabo. Pensé que quizás le favorecerían los movimientos unas muletas. Nos las
prestaron en el Ambulatorio de Llicá y le fueron de maravilla. De esta forma como
mínimo podía apoyarse y desplazarse por la casa.
Mi vida también fue un infierno. Recuerdo que empecé a tener unas
taquicardias tan tremendas que tenía que quedarme en la cama, que me
duraban unas dos horas después de cada comida. Lo atribuía a los nervios.
Durante aquellas primeras semanas perdí diez kilos. Tomaba valium de 5
mgs. pero no me solucionaba nada. Probé otros tranquilizantes pero
tampoco. Me hicieron electrocardiogramas en repetidas ocasiones pero no
señalaron nada anormal. Iba perdiendo fuerzas y vino un momento que casi
no podía subir las escaleras de mi casa. El azúcar iba tan mal que ya no sabía
que hacer. Otra vez llegué a darme hasta 60 unidades de insulina para
contrarrestar las elevadas glucemias.
Por motivos de salud, la chica que venía a mi casa por las noches a
hacerme compañía tuvo que dejar de venir y decidí irme a un centro de geriatría
que hay en La Ametlla del Valles. Sólo estuve cuatro días, pues Margarita ya me
llamó diciendo que volvía de Francia (con ambulancia). Allí pude darme cuenta de
como se sienten las personas que están internadas en centros geriáticos.
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Completamente aparcados. Bien cuidados, eso sí, pero más solos que la una.
Terminan de desayunar los acompañan al salón o sala de estar y allí se quedan
hasta la hora de comer. Nadie te dice nada ni te preguntan como estás. En mi vida
me había sentido más solo. Debo confesar aquí y ahora el miedo y preocupación
que tengo a que llegue un momento de mi vida en el que no haya otro remedio que
acudir a uno de estos centros. Os aseguro que es de lo más deprimente. Si de este
apartado me fuera posible dar una opinión a los propietarios de Centros
Geriáticos les diría que más que tratar bien a los internos (que ya debe hacerse)
casi es muchos más importante distraerlos, ¿cómo?, pues muy fácil: tener una
persona (psicólogo o un animador o algo similiar) que los lleve a pasear, que les
dé conversación, que les anime y les haga reaccionar, que les distraiga. Estos
centros podrían por ejemplo adquirir un furgón con una plataforma incorporada
por medio de la cual puedan acceder los huéspedes que van en sillas de ruedas
dentro del coche. Dos o tres veces por semana llevarlos a visitar lugares turísticos,
exposiciones y cuantos sitios hayan para distraerlos y miren que los hay. Puedo
citar aquí por ejemplo: Villa y puerto olímpico de Barcelona, incluso Montjuich,
da igual el caso es sacarlos del ostracismo donde están. Cuando no salieran a
pasear organizarles distracciones dentro del mismo recinto. Juegos, apuestas
simbólicas, hacerles cantar y si es posible reir, tener un pequeño local y pasarles
alguna película de cine, darles alguna charla sobre dietética y enseñarles a superar
las depresiones (esto es muy importante). Ya sé, los dueños y encargados de
dichos centros me dirán que el presupuesto no da para tanto, pero tampoco creo
que tener un furgón y llevarlos a pasear pueda suponer tanto coste. Además,
muchos de ellos podrían colaborar con un porcentaje en el gasto de salida de
aquél día. Creo sería interesante. Lo que sí sé es que tendrían una estancia mucho
más dulce, más alegre y menos aburrida. Lo que yo vi en aquél momento "me
asustó". Es como una muerte anunciada. Como si ya te pusieran en la antesala de
tu fallecimiento. O sea "de aquí al cementerio".
Cuando llegó mi esposa en la camilla y la bajaron de la ambulancia,
también me gustaría dejar constancia de que supe comportarme muy bien, sin
dramas ni expresiones alteradas y emocionadas, al menos así me lo manifestaron
mis amigos. Quiero resaltar aquí y ahora que una vez estuvimos en la habitación
ella se me abrazó, se puse a llorar y me dijo: "tendrás que tener mucha
paciencia pues las cosas están muy mal". En el momento de escribir este
párrafo os digo que estoy llorando. Aún recuerdo aquél momento, tan
emocionados y tan dramático para los dos y tan lleno de angustia y a la vez
con un amor y sufrimiento compartido. Estuvimos mucho rato abrazados.
Yo procuré manternerme sereno, pues es lo que correspondía hacer en una
situación semejante. Posteriormente mi esposa me comentó que cuando llegó
de Francia me vio tan delgado que no parecía el mismo. Pues bien,
transcurrido un tiempo me visitó el endocrino Dr. Figuerola, para hacerme
un reconocimiento sobre mi estado en cuanto a la diabetes se refiere. Le
extrañó muy mucho que hubiera perdido diez kilos. Me pregunta si durante
este período había comido algo en este tiempo y le contesto que sí. Dijo "no
lo entiendo", es imposible que a pesar del estado emocional que ha pasado
haya perdido tanto peso. "Aquí debe haber algo raro". Y tanto si lo había.
Solicita un análisis de sangre y descubre que estaba pasando por una
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"ALTERACIÓN DE TIROIDES". Seguramente debido a tantas angustias y
desesperación. Después comprendimos el por qué de las taquicardias, la
delgadez y la debilidad muscular.
Empezaron a tratarme la tiroides con seis comprimidos diarios de un
preparado llamado "Neotomizol" y enseguida comencé a recuperarme. Primero
desaparecieron las taquicardias. Posteiormente iba aumentando peso y ya no me
encontraba tan débil. A medida que se iban practicando cada tres meses otros
análisis de sangre, me iba rebajando los comprimidos hasta llegar al momento
actual que solo tomo medio por la mañana y medio por la noche. El Dr. Figuerola
me dijo que había reaccionado muy bien al tratamiento y por tanto vendría un
momento que ya pasaría sin ningún comprimido.
Quiero hacer un comentario jocoso pero que yo lo tenía muy claro. El
médico me comentó en cierta ocasión que una vez cesado el tratamiento, si
posteriormente se repetía la alteración de la tiroides lo que harían sería freiría un
poquito. Técnicamente significa que secan un poco esta glándula para que no
trabaje tanto. Sin embargo enseguida dije que de ninguna manera. A mi no me
freirían nada. El médico preguntó porqué. Le contesto que los casos que conozco
no les han acertado la medida y entonces deben tomar medicamento para que
trabaje más dicha glándula. Y le pregunto ¿Qué pasará si vuelvo a tomar los
comprimidos de neotomizol?. Me contesta que nada pero que es lástima que toda
la vida tenga que tomar médicamente. Le digo que es igual pero que nada de
frituras. Ya estoy acostumbrado a vivir hipotecado tomando medicamento,
(insulina cuatro veces al día) y otros elementos como la homeopatía, etc. etc.
Aquí tengo que hacer notar algo muy importante para todos los
diabéticos: Si algún día os encontráis en una situación semejante en cuanto a
tiroides se refiere, no os asustéis. Acordaros de lo que yo expongo aquí y que
no es ningún sacrificio tomar este medicamento. Llevo ya año y medio y la
verdad no he tenido en ningún momento contraindicación alguna ni efectos
secundarios. Por tanto es fácil de absorberlos para el organismo y sin
secuelas consecuentes, que siempre acostumbran a aparecer en según qué
clase de medicamentos que tomas. El caso es que te solucione el problema y
esto sí que me lo hizo. El Dr. Figuerola ya me comentó al principio que al
parecer en algunos diabéticos juveniles al cabo de muchos años les puede
aparecer. No obstante ya os digo, si a alguno le pasara, recordad que no es
ningún problema importante, al contrario te encuentras mucho mejor que
antes y tienes los nervios mucho más templados. Estás emocionalmente
mucho más estable y por tanto la glucosa mucho más equilibrada.
A Margarita la exploraron por todas partes y lo primero quue
diagnosticaron fue que la cervical la tenía tan gastada que las vértebras eran tan
delgadas como una cañita y que se podían romper en cualquier momento y
quedarse completamente inválida. En principio creyeron oportuno operar para
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solucionar el problema, pero posteriormente aconsejaron no hacerlo, pues lo veían
muy difícil que saliera bien. Por lo visto había tenido una descalsificación tan
tremenda que todo estaba completamente desgastado. Los médicos lo vieron mal
pero no perdían las esperanzas. Resultado de todo ello fue que volvieron a
aplicarle quince sesiones de radioterapia, para calmarle los dolores lumbares y
cervicales. Posteriormente le prescribieron quimioterapia. Las primeras sesiones
funcionó muy bien. Ella se recuperaba cada vez con bastante buen resultado y fue
mejorando de su estado. Cuando llegó a la cuarta sesión ya pudo andar sin
muletas. Recuerdo un día que yo estaba muy desesperado y al volver de la
farmacia en Granollers (cada día por un motivo u otro tenía que acudir a buscar
medicamentos), dentro del coche y mientras conducía me dirijí a Dios en voz alta
y dije ¡Dios mío, dame alguna señal que pueda comprobar que mejora su
estado!. Pues bien, llego casa, eran las ocho de la tarde y me la encuentro en
el comedor, de pié con las muletas y tenía que ir arriba al lavabo, con un
tono semi-serio y como enfadada dice "qué caray, fuera mulestas". Las tira
por el suelo y sube las escaleras sin ninguna clase de ayuda, solo asida a la
barandilla y muy rápido. ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría!. No sabía como
agradecerle a Dios este favor. Pareció como si me hubiese escuchado y
cuando estuve en la habitación le di las gracias con rezos y alabanzas, pues
era señal de que si seguíamos por este camino se pondría bien.
Desafortunadamente esta dicha solo duró unos cuatro meses. O sea desde
finales de mayo a finales de septiembre; a partir de entonces el marcador tumoral
ya volvió a hacer de las suyas. Ya no bajaba , solo se mantenía a pesar de las
continuas sesiones de quimio mensuales.
En noviembre Margarita que ya percibía que las cosas empeoraban y la
espalda le dolía mucho más me dijo: Me han hablado de un pueblecito de la
provincia de Zamora llamado Trabazos, en el cual hay un sanador que parece que
hace muchas curaciones. Nos informamos por todas partes y empezaron a
llegarnos noticias de gente que había estado y que les había ido bien. Yo no lo veía
nada claro pero me dije a mi mismo que se haría lo que ella pidiera. Se trataba de
su vida y tenía derecho a probarlo. Un día que lo estábamos discutiendo me
comentó: Si la medicina tradicional no puede curarme, sólo me queda este
camino y quiero ir allí durante unos días y si noto mejoría pasadas las fiestas
de Navidad volveré.
El día 1 de diciembre se desplazó allí y regresó el día 20, al objeto de
poder pasar las fiestas en casa. Dijo que después de Reyes volvería. Pero ya no
pudo ser. Se encontraba tan mal, con tanto dolor y flojedad que casi no podía
moverse de la cama. Recuerdo que el día de Reyes le regalé un libro titulado
"CABALLO DE TROYA V". Le escribí en la primera página una dedicatoria
que me salió del alma (un alma que la tenía en vilo). Fueron unas frases que solo
afloran a tí en unos momentos tan tensos y tan angustioso como estos. Los dos
intuíamos que el final se precipitaba. Yo escribí: "Nos lo pueden quitar todo en
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esta vida Margarita, pero el cariño y el amor que nos hemos tenido el uno al
otro durante 27 años, esto no nos lo puede quitar nadie".
Existe un hecho que quiero mencionar. En estos días me estuvo
comunicando en varias ocasiones, que nunca había sentido en su interior
tanto amor por mí como ahora. Que estaba muy contenta de como me había
portado con ella y que yo había hecho lo imposible para lograr su curación.
Igualmente me dijo que también quería en gran manera a la chica que la
cuidaba, era colombiana, se llamaba Pilar pero ella la Hamba Pili. Me confesó
"esta chica me ha dado tanta vida y tanto amor y me ha despertado un
sentimiento maternal tan fuerte que nunca en mi vida lo había sentido".
Creo que fue providencial que tuviera a esta chica, al igual que la tuve
durante un tiempo conmigo cuando faltó Margarita y que me ayudó a salir
del pozo depresivo en que uno se encuentra. Pasado un tiempo lo dejó. (Me
ha quedado algo de incertidumbre en la forma que lo hizo. No lo he
entendido ni lo entender*. He analizado las cosas y la verdad es que me tiene
algo preocupado. Sin embargo debo estarle agradecido).
Entre Margarita y yojhubo un momento tan sensible para los dos!. Nos
pusimos a llorar al mismo tiempo Estábamos abrazados y sin poder pronunciar
palabra Ahora que lo recuerdo creo que fue como una especie de despedida.
Ambos lo sabíamos. El fin estaba cerca, sin embargo uno nunca cree que lo sea
tanto. El día 7 de enero teníamos que acudir al Hospital a conocer el resultado del
último análisis. Ella no pudo acudir y yo como me sospechaba lo peor, rogué a
nuestra amiga que me acompañara. La doctora nos dijo que el marcador tumoral
había subido enormemente y que la metástasis ya empeazaba a afectar el hígado.
Prescribió ya morfina. No obstante yo solicité la asistencia domiciliaria de un
equipo compuesto por un médico y tres enfermeras llamado PADES, que acuden
personalmente al domicilio de los enfermos terminales. Estos la visitaron un lunes
por la mañana. Ella ya conocía la situación pues al llegar del Hospital quiso saber
la verdad. Nuestra amiga me decía que no le ocultara nada, pero yo no quise. Le
dije solamente que el marcador había aumentado algo más, pero sin detallar
cuanto. No le hablé del hígado. ¡Para qué!. No valía la pena atormentarla más.
Este equipo llegó a mi casa, suben a la habitación y le dicen: Ya sabes que
esto no tiene solución. Ella pregunta ¿cuánto tiempo me queda?. Le contestan,
nunca se sabe a ciencia cierta. Voy a citar ahora mismo las magníficas palabras que
ella pronunció estando en una situación semejante. Creo que son dignas de
mencionar y valorar. Demuestran qué clase de persona era mi esposa, con una
serenidad pasmosa y sin ni una sola lágrima derramada manifiesta:
"Bueno., ya sé que ha llegado el final. Me ha tocado a mí y tengo que
aceptarlo. Mi sobrina Noemí ya está colocada. Mi hermana Agustina
también. Mis padres igualmente lo están en el centro geriático de Arbucies y
él (dirigiéndose a mí) ahora ya se espabila sólo. Por tanto la única cosa que os
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pido es que no me dejéis sufrir". Creo que estas palabras demuestran
sobradamente la clase de persona con la cual estaba casado. Hasta en los
momentos más difíciles y dramáticos de la vida demostró una serenidad, un
saber estar ante situaciones extremas y de una calidad emocional propias de
un santo.
Ante tal demostración de control personal, solamente me queda citar
aquella frase tan acertada que textualmente dice:
"No te aflijas por haber perdido a un ser querido,
alégrate de haberlo tenido".
Elisabeth -Kubler-Ross.
HAGO UNA PARADA EN ESTA HISTORIA, PARA HACER UN
COMENTARIO SOBRE LO QUE ME HA ACONTECIDO ESTA
NOCHE-MADRUGADA Y QUE CREO IMPORTA MUCHO PARA LOS
DIABÉTICOS. ERA LA NOCHE DEL DÍA 11 DE OCTUBRE DE 1997.
A las doce y media de la noche cuando voy a acostarme y después de
hacerme el acostumbrado análisis de glucosa en sangre, procedo a
inyectarme las 6 unidades de insulina retardada. Pues bien, me equivoqué y
en vez de retardada me inyecto insulina rápida. "Vaya por Dios" ¿ Y ahora
que hago?. Todos sabéis que la insulina retardada dura las 16 o 18 horas y
en cambio la rápida unas 6 horas. Esto significa que durante la noche y
mientras duerma me puede producir una Hipoglucemia tan fuerte que ya no
lo cuento. Hasta la mañana siguiente la chica que tengo no me habría
llamado y seguramente ya no tendría solución.
Estaba indeciso, no sabía qué hacer; al final pienso: lo mejor es tomar
dos o tres trozos de terrón de azúcar y así evitaré la posible hipoglucemia.
Así lo hice y además comí 4 galletas maría dorada. De esta forma cubriría las
necesidades de hidratos de carbono que pudiera necesitar. No obstante puse
el despertador a las 4 de la madrugada para evitar sorpresas. Resultado: a
las 4 me hago el análisis y estaba a 58 de glucosa. Demasiado bajo si tenemos
en cuenta que a partir de 60 para abajo ya hay peligro. Me comí un trozo
más de azúcar para solventarlo. Pero puse nuevamente el despertador para
las 6'30. Vuelvo a analizar mi glucosa y seguía estando a menos de lo normal.
Me comí dos galletas para alcanzar las 9 de la mañana que es cuando me
levanto. ¿Os dais cuenta? Si no llego a tomar todo lo que tomé me habría
encontrado en el Hospital con un coma insulínico. Esta mañana siguiente día
12, estoy muy al tanto porque después de una bajada hay una subida y en
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este caso más, pues el cuerpo debe estar saturado de hidratos de carbono vje
falta la parte proporcional de insulina retardada que no tomé Y que aúri
seguiría prestando su apoyo como básica. "Tenedlo en cuenta, es muy
importante". Fijaos si vale la pena conocer los efectos de las insulinas y dejos
hidratos de carbono.
Se me ha ocurrido que lo hice muy bien, pues a partir de ahora y con
esta experiencia, cuando tenga alguna duda semejante, me plantearé siempre
la misma máxima: Ante la duda, prefiero una hiperglucemia a una
hipoglucemia ya que las bajadas de azúcar son más perjudiciales que las
subidas, si éstas son solo puntuales. Esto mismo os podéis plantear vosotros
mismos. Tenedlo en cuenta, es mejor una subida temporal que una bajada.
Sigo con la historia final de mi esposa, que aunque me haga pesado con
ello, ella se lo merece y yo le debo esto. A partir de aquél momento las cosas se
precipitaron. Empezaron a darle morfina. La primera toma fue oral y le sentó fatal.
Tanto es así que se pasó vomitando seis veces en 24 horas. Los médicos de
PADES, prescribieron que tomara un comprimido por la mañana y un comprimido
por la noche. Pues bien, el de la noche yo no quise dárselo. No podía soportar que
vomitara de aquella forma. Ella no se quejaba pero cuando yo dije que por la
noche nó, comentó que mejor, pues prefería el dolor que le daba la columna a
aquel sufrimiento de náuseas y vómitos. A la mañana siguiente a primera hora
llamé a este equipo y les dije lo siguiente "Vdes. le prometieron que no sufriría
y que estaría despierta y como que no tendría dolor podría pasearse por la
casa, pero tanto ella como yo creemos que no ha sido como lo le
prometieron". Debo decir que de cumplir cumplieron muy bien y que después
todo funcionó pues la morfina se la daban por vía intramuscular a razón de una
dosis cada cuatro horas. Se trataba de un catéter. Me explicaré: Tenía
constantemente una aguja clavada al objeto de que cada vez solo tuviera que
enchufarse la jeringa e inyectarle la citada dosis. Le desaparecieron los vómitos
pero ya casi no despertaba, solo dormía y tomaba muy poco alimento.
Y así llegaron los últimos días. De acuerdo con nuestros amigos de
siempre la bajamos al comedor pues ella así lo pidió. Instalamos una cama,
pusimos un biombo para separar la estancia en dos partes. Esto fue un domingo
día 26 de enero de 1997. Cuando estuvo situada, yo para probar si reaccionaba un
poco, le puse al pié de la cama el último cuadro que pintó o sea una maternidad y
le dije: "Mira Margarita el cuadro. Te acuerdas de lo bien que plasmaste al
niño. Ella me habla y dice, sí, me costó pero lo logré. Salió muy bien".
Me dio alegría ver que aún había reaccionado ante su obra. Todos los
presentes también se dieron cuenta y estuvieron contentos de que así fuera. Pues
bien: fueron las últimas palabras que pronunció. A partir de entonces solo dormía
y dormía, a causa claro está de la morfina. Debo decir en favor de la enfermera
que la atendía, componente de este equipo PADES que en ningún momento nos
desatendió. Este domingo lo pasó la mayor parte del día con nosotros. Estuvimos
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muy bien asistidos con ella. Se llama Dolors. Desde aquí quiero agradecerle todo
el trato que recibimos de ella. Fue perfecto.
Margarita resistió durante dos días. Yo estuve constantemente a su lado.
Me ayudaban y no la dejaban nunca las dos Pilis, chicas que siempre la cuidaron y
que ya estaban contratadas para ello. Pero quiero remarcar aquí que lo hicieron
muy bien. Margarita estaba muy satisfecha de como lo hacían y me lo comentó
varias veces.
Yo también lo pasaba muy mal. Enormemente mal. Fueron 48 horas de una
angustia continua. De un sufrimiento que lo sientes aferrado dentro de tu propia
alma. Es com si tuvieras clavado un cuchillo en las entrañas que te va penetrando
poco a poco.Te sientes completamente impotente, querrías hacer todo y no puedes
hacer nada. Llegas a pensar que si en estos momentos pudieras dar la vida por ella
lo harías. Pero esto supongo que es una reacción espontánea de todos los seres
humanos cuando ven que se les está perdiendo un ser muy querido.
Es como si te arrancaran parte de tu vida.
"El miércoles día 29 de enero de 1.997, a las 9'30 de la noche
Margarita falleció."
Estos dos últimos días encontramos la forma más adecuada para que
pudiera respirar mejor pues se iba fatigando poco a poco. Le pusimos unas
almohadas, la situamos recostada del lado derecho y parecía que respiraba mejor y
sin mucha molestia. Al propio tiempo le dejamos muy poca luz para no molestarla
y al lado en una mesita se me ocurrió colocar un pequeño radiocassette, donde
puse una cinta que contenía una música muy suave; era una flauta oriental y
sonaba muy dulcemente lo cual le daba más sosiego y a nosotros también. Al
propio tiempo yo en diversas ocasiones la tenía cogida de la mano y la hablaba.
Tenía entendido que en estos trances, aunque no puedan pronunciar palabra
alguna sí que oyen y se dan cuenta de lo que les transmites. Por tanto en diversos
momentos le decía: Margarita, estoy aquí, contigo. Siempre hemos estado
juntos y ahora también. Estáte tranquila y no sufras. Yo te ayudo y te
acompaño y te asistiré. Siempre te he apoyado, siempre te he acompañado y
ahora también. Si quieres hacer el "paso" hazlo, que no te retenga nada,
pues yo estoy a tu lado. Le apretaba la mano con la esperanza que recibiera
el mensaje de amor que en aquellos momentos quería transmitirle. Nunca
podré saber si le llegó, ya lo sé pero así lo creía y así lo hice. Hasta que llegó
el momento fatídico. La perdí y la perdí para siempre. Se fue de mi vida tal
como entró en ella. Fueron 27 maravillosos años viviendo a su lado.
Sintiéndome apoyado, asistido en mis dolencias, dándome ánimos cuando
más los necesitaba, avisándome y advirtiéndome cuando me equivocaba y
escuchando mis problemas o mis logros cuando los tenía. Era comprensiva,
amorosa y perdonaba todo. No tenía rencores ni resentimientos para nadie.
Siempre comprendía y disimulaba cualquier flaqueza o defecto de otras
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personas. Si alguien se comportaba de una forma que normalmente pueda
parecer anómala a la vista del prójimo, ella siempre lo justificaba diciendo:
está pasando una mala temporada. Es buena persona pero ahora ha tenido
un mal momento. Nunca un reproche para nadie. Tenía amor y lo repartía.
Era caritativa y daba. Era amable , cariñosa y tenía un don especial que no
todos podemos poseer.
Para mí fue muy fuerte. Es imposible de explicar si no se ha pasado por
este trago. Sin embargo gracias a la homeopatía lo superé. El día siguiente fue
agotador. La gente venía a dar el pésame. Fue una procesión continua todo el día.
Casi no tuve tiempo para comer ni descansar. Todo ello solo refleja un hecho
cierto y es que se había sabido rodear de muy buenos amigos y amigas. Dejó un
lastre que creo difícilmente la puedan olvidar.
El viernes se efectuó el sepelio. Ella me encargó ya días antes de que no
quería que su entierro fuera un funeral. "Quería una misa de Pascua". Así lo
pedí al cura y así se hizo. Puedo decir que me quedé impresionado. La Iglesia
estaba llena a rebosar, conté un asistencia aproximada de 420 personas, basado
claro está por los recordatorios que se entregaron. La misa fue concelebrada por
tres curas. Aparte del que tenemos asignado en Llicá, Jordi María, acudieron
nuestros dos mejores amigos: Pere Farriol y Lluis Ferret. Quién hizo los oficios
religiosos fue Mosén Pere Farriol pero los otros dos ayudaron. Cuando entramos a
la Iglesia estos curas iban delante, detrás la caja mortuoria y después la familia.
Los cánticos fueron tal como pidió o sea de celebración de la Pascua. Se leyeron
lecturas, mi sobrina leyó unos rezos muy bonitos y nuestra mejor amiga M" Rosa
leyó un escrito de despedida, que yo redacté dos días antes en previsión de lo que
era seguro iba a suceder y de esta forma ya lo tuve preparado. En este escrito traté
de exponer al público asistente las excelentes cualidades que adornaban a mi
mujer. Supongo que lo que dije impactó a los asistentes, pues posteriormente me
fueron solicitadas unas cuarenta fotocopias del mismo. Sé por otras personas que
estas palabras llegaron muy hondas en el corazón del público, pues parece ser que
muchos lloraban, atragantados y llenos de una ternura y angustia que les impedía
articular palabra.
Fue un día que amaneció con una niebla tan espesa que no se veía nada.
Incluso sé que hubo un turismo procedente de Arbucies que se extraviaron y
tuvieron mucho trabajo para llegar. Sin embargo a las once de la mañana ya asomó
el sol. Es lo que acostumbra a pasar en este pueblo. En invierno mucha niebla y
después un sol espléndido. Esto nos demuestra la cantidad de humedad existente.
Llegamos al cementerio y se procedió a su entierro definitivo. "Era el final."
"Adiós Margarita, ya no nos veremos más". Solo me quedará un vivo y bello
recuerdo de lo que fueron 27 años de convivencia.
CAPITULO X
EL ANO DESPUÉS
. Ella nació en un pueblecito muy bello y enormemente cuidado de la
Provincia de Girona, (en la comarca de "La Selva"), donde la prioridad de su
belleza estriba en las flores. Su nombre es Arbúcies, pero como sobrenombre,
todos, tanto los aborígenes de la localidad como los forasteros que la visitan y que
proceden de diversos rincones de la orografía .catalana e incluso española la llaman
"VILLA JARDÍN DEL MONTSENY". Paseas por sus calles y plazas y en
todas ellas, casa por casa, observarás que están repletas de tiestos donde las flores
brotan, brillan y dan vida en el propio ambiente. Es un espectáculo deslumbrante,
magnífico, en el que se percibe el aroma característico de las azaleas, con sus
claveles, rosas, margaritas y toda una variedad de clases y razas que dan un realce
y un esplendor que te quedas embobado contemplando tanta maravilla. Es como si
sus mujeres les estuvieran cantando continuamente alguna dulce y tierna canción
que les diera más ganas de destacar y que cada una de ellas quisiera sobresalir del
resto. Las cuidan como si fuera un hijo recién nacido al que se le dá toda clase
cuidados, de ternura y cariño.
La villa está ubicada en la falda norte de la montaña del Montseny, donde
el propio gobierno de la Generalitat en sus inicios se apresuró a declarar como
"PARC NATURAL DEL MONTSENY".
Como podrás observar querido lector, de un ambiente como el descrito es
impensable que saliera una persona equivocada, tenía que ser una buena persona,
con nobles sentimientos y presta a dar ayuda a quien lo necesitara. Y esto era
precisamente lo que yo estuve buscando a lo largo de mi soltería, y la encontré.
Las gentes de Arbucies son amables, sencillas, atentas con sus visitantes y
lo suficiente nobles para ser apreciadas. Su bondad está por encima de toda duda,
se detecta enseguida. A la que te pones en contacto con ellos, aprecias unos
valores morales y afectuosos que de inmediato sientes una reacción interior que te
dice j quédate!. Al ser un pueblo muy aislado de poblaciones importantes, sus
habitantes organizan sus propias fiestas participando los mismos vecinos de la
villa, se desenvuelven y se apoyan los unos a los otros ante las necesidades propias
y personales.. Procuran ser una comunidad que sabe que depende de sí misma para
subsisitir. Tienen su hospital geriátrico, su parcela de asistencia a los inmigrantes,
su hogar del pensionista con toda clase de distracciones para la gente mayor
asícomo de su mantenimiento físico, como es, cuidados fisioterapeutas,
peluquería, visitas médicas y toda una diversidad de trabajos manuales con su café
de reuniones y el teatro y baile correspondiente. También esta villa tiene su campo
de deportes, sus piscinas y pabellón municipal, y como no, su iglesia parroquial.
Igualmente está muy bien organizado un museo. Es un museo etnológico en el
cual se exhiben diversas formas de vida que ha desarrollado el hombre en el
transcurso de su existencia y que demuestran el entorno en que ha subsistido. En
él figura una maqueta de toda la orografía del Parque Natural del Montseny. Y
otras alegorías ancestrales que recuerdan la vida y costumbres de sus antepasados,
los que vivían en este pueblecito cuyo censo actual es de unos 5.000 habitantes.
Cuando accedes a esta villa te dá una sensación relajante, una paz interior,
un bienestar y desasosiego que difícilmente encuentres en otros parajes. Las vistas
son impresionantes, se mire por donde mire . Si diriges tu mirada hacia el sur
observarás que tiene sus fuentes a la entrada misma del pueblo, sus árboles
frondosos con su río, donde durante el verano en sus dos márgenes hay afincadas
enormes cantidades de tiendas de camping de turistas. A la entrada misma hay un
monolito cuyo logotipo muestra el emblema de Arbucies. Si miras al este, ves sus
respectivos montes, resplandecientemente bañados por el sol y con sus torres
veraniegas de categoría media-alta que le dan una prestancia digna de admirar. Si
miras al norte distingues la zona de alta montaña donde se divisan masías
ancestrales separadas y muy distanciadas unas de las otras, en las cuales muchos
de los ocupantes ocasionales son familias que se desplazan a ellas los finales de
semana, las han restaurado a su gusto, sin grandes arreglos ya que proceden de la
ciudad y lo que desean es respirar aire libre, reunirse con los amigos y tertuliar
durante el sábado y domingo. Hacen las carnes a la brasa y se relatan al calor de la
lumbre sus estreses, sinsabores y problemas que han tenido que soportar durante
el trabajo de toda la semana. Es como si de esta forma evitaran tener que acudir al
psicólogo, ya que toda la adrenalina acumulada a lo largo de los cinco días de
trabajo, la descargan y la dejan que se airee, se evapore y puedan empezar el
próximo lunes libres de prejuicios y limpios de pensamientos alterados por tantos y
tantos acontecimientos que les han sucedido, tanto en el trabajo soportando al jefe
como por el ruido del tránsito, aparcamientos, acumulaciones de gente en las
horas punta del metro, autobús y otros medios de locomoción, o sea todo lo que
en una gran ciudad se considera como normal, hasta que descubres un paraje
como el descrito y que es cuando uno se dá cuenta de lo que se viene perdiendo en
el transcurso de su propia vida.
Pues bien, allí nació ella, creció, se formó y se hizo mujer, donde vivió al
calor de sus padres y hermanos hasta cumplidos los 26 años. Fue a un colegio de
monjas de la villa al igual que casi todas las chicas, donde recibió las enseñanzas
más bien religiosas que otra cosa. Era una hija obediente, buena, sincera y que
seguía las normas de conducta que le eran inculcadas, tanto por la monjas como
por sus padres. Tanto el padre como la madre llevaban dentro de sí una bondad
absoluta, digna de admiración y poseedores de una fe católico-cristiana que
difícilmente se pueda encontrar en otros seres, que seguramente los hay, pero que
cada vez escasean en mayor número. Personalmente aún aflora en mi memoria y
que pude comprobar en diversas ocasiones; como por ejemplo: al darse cuenta de
que un mendigo que no sabiendo a donde ir se reclinaba débilmente encogido y
acurrucado en las paredes de la calle donde ellos vivían, acudía la madre con
alguna que otra porción de pan o sopa caliente u otro alimento y que presta a ello
insistía en que se lo tomara y pudiera reanimarse de la mucha miseria que a todas
luces se comprobaba llevaba encima.
La hija era un sol de hermosura, radiante con su rubia cabellera, sus ojos
resplandecían y te transmitían una sinceridad que te cautivaba, te envolvía y
quedabas prendado de sus encantos. Esta era la chica de la cual me enamoré, no
solamente por su belleza y sus encantos, que los tenía sobrados, sino por su
sencillez, su modestia y quizás algo de timidez. Tenía una conversación cordial, sin
fiorituras dichas a exprofeso para impresionar, era como si cuando hablaba las
palabras le salían de su interior sin haber sido alteradas o manipuladas y sin
haberlas filtrado en su propio cerebro para conocer si eran las adecuadas y así el
interlocutor pudiera valorar positivamente a la persona que las pronunciaba. Yo
me pregunto ahora ¿cómo podía ser de otro modo si genéticamente descendía de
unos padres con una bondad que raya dentro de lo "excesivo"?; ¿cómo podía ser
de otro modo si había nacido y crecido en un ambiente social de extrema
honestidad, honradez y respetuosa con los valores tradicionales?. Se suponía los
debían llevar toda chica que se preciara de ser intachable en cuando a conductas
anómalas se refiere y con unos valores tan elevados como los de la gente del
pueblo. Entre sus facetas podría hacer mención a sus peregrinaciones, a las que
acudía anualmente, organizadas por el arzobispado de Girona, fletando un tren de
enfermos donde algunos con sus sillas de ruedas y otros que tenían más
posibilidades, se desplazaban a Lourdes. Un grupo de chicas se prestaban a
acompañarlos y así cuidar a los más débiles y delicados de salud durante los tres o
cuatro días que duraba la estancia. Siempre me comentaba lo bien que se sentía en
su interior al poder prestar ayuda a los más necesitados, darles el cuidado y el
cariño que seguramente recibían con una mirada de agradecimiento y que sin
pronunciarlo seguramente en su interior decían ¡gracias, que Dios te lo pague!.
hHe llegado al final de una etapa que debes asumir, admitir, aceptarla tal
como viene, aunque por tu interior va entrando un vacío, una nostalgia y una
desazón que si no estás al tanto, puede proporcionarte una depresión tan profunda
que puedes llegar a desear haberte ido con ella, que ya no te queda nada en la vida
que merezca ser vivida, que merezca ser soportada y que el pozo en que caerías es
muy profundo, no viendo por ninguna parte una salida. Nunca mejor pronunciada
la palabra "ver la luz al final de túnel".
Cuando murió con mis manos cogidas entre las suyas, ante mi se presentó
un mundo completamente diferente del que había vivido, sin ella, sin sus ánimos,
sin sus cuidados, sin sus consejos siempre acertados. Comprenderlo con toda la
crudeza que lo caracteriza es tremendamente difícil. El ser humano, el afectado
por el hecho real es el único que lo sufre, que lo vive y el que recibe la
consecuencia nefasta de lo que es y representa la muerte en estos casos. Aquí es
donde se empieza a conocer a fondo lo que es la tan fatídicamente pronunciada
"SOLEDAD"
Sientes un vacío tremendo, imposible de explicar si no lo has pasado o
sufrido. Es que no hay palabras ni definiciones de psicólogos que lo puedan
expresar. Podemos siempre encontrarlo plasmado en libros y más libros que lo
pueden definir magníficamente bien, pero nunca tan real como lo puedas sentir en
la propia piel que te envuelve y en tu propio interior que lo sufre.
Es un sufrir constante, sin saber qué hacer ni a donde dirigirte. Quedas
totalmente desorientado, buscas y rebuscas pero solo encuentras la nada porque
nada hay. Sin ella todo está vacío, incompleto, no hay forma de centrarte ni de ver
por donde debes iniciar un camino que tenga algún perceptivo final, que aunque
sea largo y difícil sabes que a su término encontrarás algo, pero no, nada y solo
nada.
Estás acostado mirando el techo continuamente, dirigiendo tus
pensamientos hacia ella y hablándole, a veces en voz alta y diciéndole "Margarita"
¿por qué me has dejado?. ¿Donde estás que no te veo , ni te palpo, ni te noto?.
Busco tu mirada en alguna parte pero es inútil, no está. Busco tu permanencia, tu
figura, tu forma de ser y tu carisma y tampoco están. Quiero oir tu voz, tus
consejos, tu comprensión y tus opiniones, como cuando estábamos juntos y con
diálogo analizábamos situaciones nuestras, problemas y alegrías también, ¿por qué
no?. Tengo problemas y te necesito para que me acompañes en buscar las
soluciones más acertadas y allí no estás tú. Y me digo a mi mismo ¿qué me ha
pasado Dios mío?. No lo entiendes, no lo aceptas y te dan ganas de desaparecer.
Ya no puedes aguantar más en esta vida. Esto, esto es el final de todo. Ya no
queda nada por qué luchar ni objetivo que te atraiga y te diga "avanza, avanza y
sal del pozo que habrá un renacer, un nuevo horizonte y una nueva perspectiva
que te hará vibrar. Tienes ya demasiada edad para ver otra opción en tu vida.
Estás cansado, débil, algo deprimido. Necesitas amor, cariño, comprensión ¿pero
donde?, ¿ a quien acudes9, ¿existe la persona que puede suplirla a ella9. Que vá. Ni
hablar.
Todos tus amigos te atienden lo mejor posible, pero la vida real es otra.
Cada cual tiene sus quehaceres, sus trabajos y sus objetivos prioritarios que les
obligan a ocupar muchas horas del día y que no tienen el tiempo suficiente para ni
siquiera descubrir la soledad en que estás metido.
La situación es desesperante. Cuando estás solo en casa sin nadie que te
hable, sin nadie que te escuche o sin nadie con el cual desarrollar un comentario,
aunque sea sentarte en el sofá y saber que sin diálogo, pero que tu compañera está
ahí, sentada con sus pensamientos, sus razonamientos, leyendo o tan solo con su
presencia. Esto ya te llenaría. Pero nó. De pronto suena el teléfono y es un amigo
que te pregunta ¿como estás? y tú le contestas: bien; hasta donde signifique el
sentido de esta palabra en una situación semejante. Y te dicen: hay que ser fuerte,
aguanta, verás como con el tiempo se te irá amortiguado la pena, pero en aquellos
momentos después de su muerte, estas afirmaciones te suenan a utopía. Aunque
contestas que lo procurarás, que harás lo posible para fortalecerte, aguantar y
conformarse con la situación. Piensas: hay muchos que han pasado por lo mismo y
te dices, si otros lo han sufrido yo también tengo que procurar soportarlo. Pero
esto te dura un tiempo muy cortito. Al poco rato te encuentras otra vez
ensimismado en tus pensamientos, tus zozobras y tu pena por haberla perdido,
por no tenerla, por no poder abrazarla ni demostrarle tu cariño. Y¿ por qué nó?,
una pequeña discusión que todos los matrimonios sufren alguna vez, pero que
forma parte de la vida, de la existencia y de la forma de ser del propio ser humano.
CAPITULO XI
La ausencia
Pasan los días e incluso unos meses y notas una sensación amarga, una
sensación llena de incógnitas, como si esperaras que de pronto aparecerá, aunque
como que tu cerebro aún razona y tienes los pies en el suelo, sabes que esto no
sucederá. Sin embargo lo que sientes en tu interior, quizás algo velado por la
bruma de la espesa niebla que en un día de invierno envuelve todo tu alrededor, es
como si ella estuviera fuera, de viaje, como si estuviera ausente para hacer unas
gestiones, para visitar a sus padres u otros menesteres y que duraría su ausencia
unos días pero que al final regresaría y volverías a disfrutar de su compañía, de su
cariño, de su comprensión, de su dulce diálogo y de sus caricias. Es como si
esperaras este momento para poderle explicar todo lo que has estado haciendo
mientras ella no estaba en casa. Detallarle punto por punto tus gestiones, tus
éxitos y fracasos, tus flaquezas y tus logros en la vida cotidiana. Escucharla como
le va, contando detalladamente con pelos y señales lo que ha hecho en los lugares
que haya visitado, las conversaciones que ha tenido y sus opiniones sobre los
cambios de impresiones con diversas personas y que con seguridad serán
interesantes y te lo explicará de tal forma que casi te parecerá que lo has vivido tú
personalmente.
Pero en un momento dado, ¡zas!, se te abren las neuronas del cerebro,
desaparece la niebla que abundaba en tu yang y tu ying (las dos partes que
componen la masa cerebral) y te das cuenta de la realidad. Atinas en ello y te
dices ¡pero si la he perdido para siempre!; y se te humedecen los ojos y vuelves a
sentir en tu interior aquella soledad interminable, que no cesa de atormentarte;
aquél vacío tan fuerte y exclamas en voz alta (estando en tu habitación o dentro
del coche o en otro lugar, pero triste y completamente solo) ¿Margarita, donde
estás?. Por favor óyeme, escúchame, atiéndeme, compréndeme, deja que te
explique mis zozobras, mis problemas, mis pensamientos, mis ideas y cuantas
cosas aparecen en mi cabeza. Y esto no ocurre. Y no está y no puedo tocarla y no
puedo abrazarla. Y dices ¿ y ahora qué?, ¿ qué será de mi?. Te sientes perdido, sin
tener un punto de apoyo, como has tenido a lo largo de los veintisiete años de
vuestra vida en matrimonio. Y te desesperas y reaccionas y dices: basta, no quiero
pensar en ello. Pero vuelves a desesperarte hasta que ocupas tu mente casi de una
forma obligada en otras cosas de este mundo exasperante, que no tiene soluciones,
ni milagros ni nada que ofrecerte para poder reemprender la marcha por el camino
de la vida.
Y va pasando el tiempo y parece que fue ayer. Han transcurrido ya tres
meses. Estamos a finales del mes de Abril; asoma la primavera y las flores que
tienes en el jardín empiezan a mostrar su encanto. Los capullos ya comienzan a
abrirse y las rosas dan su perfume. Y automáticamente piensas ¡ ella las plantó! y
las cuidaba y se desplazaba por el jardín regándolas, recuerdo que se paseaba
descalza por el césped y me explicaba lo relajante que era hacerlo. Y me decía:
pruébalo, ya verás lo bien que te sabe, pero yo decía que no y me quedaba
embobado mirándola, observándola, viendo su encanto personal, su femineidad y
personalidad que llevaba consigo misma. Era un regocijo para mí el tenerla,
aunque estuviera enferma, pero el hecho de tenerla a mi lado y ver su figura real ya
era una satisfacción. Sin embargo debo decir que normalmente no sabemos
saborear el disfrute de la compañía de las personas ni de las cosas. Casi nunca
valoramos al cien por cien lo que tenemos en el momento, lo felices que somos y
lo bien que lo pasamos. Es después, cuando ya ha pasado el tiempo cuando te das
cuenta de lo feliz que eras en aquél momento o en aquella ocasión. Nunca
sabemos apreciar las cosas cuando las tenemos, solo nos quejamos de lo que no
tenemos.
Puedo citar aquí un pasaje muy esclarecedor, de una artista francesa que
cuando ya tenía sesenta años le pasaron en una reunión privada, una película sobre
su vida y uno de los acompañantes le dijo "se te veía muy feliz cuando tenías tus
veinte años" y ella contestó "sí, lástima que no me diera cuenta". Con esta frase
queda ya explicitado cuanto pasa por nuestra vida, delante de nuestras narices que
podríamos saborear, aprovechar y disfrutar y que no nos damos cuenta. Es como
si aquello de estar bien, pasarlo bien y feliz fuera la cosa mas natural del mundo, lo
cual significa que no nos damos cuenta en el preciso instante de lo que tenemos.
Es curioso. Empecé este relato con la sana intención de aplicarme una
terapia que según informes de profesionales de la medicina, psicólogos etc. era
muy beneficiosa para mi estado emocional. Según sus conocimientos al respecto,
parece ser que cuando una persona sufre un trauma tan fuerte como es el de la
muerte de su esposa o por que nó, incluso cuando le ocurren en un momento
dado en el transcurso de sus existencia, transtornos, enfados, disgustos u otros
reveses que dan las propias relaciones humanas o también vivencias negativas,
resulta ser muy positivo tanto psicológica como emocionalmente plasmar por
escrito todos tus sentimientos, reacciones negativas, palabras malsonantes que a
veces dirías a la persona que tu, con razón o sin ella, habrías dirigido pero que te
abstuviste por educación o por no ofenderla, (que para esto nos ha dado Dios el
uso de razón) o por el aprecio que se supone le tienes. Pues bien, yo diría que
dicha terapia ha empezado dar sus primeros frutos que a continuación relato y
espero no sean solo una ficción, una ilusión, si no una realidad, pues la vida sigue
y nunca se puedo volver atrás.
Han transcurrido varios meses desde la pérdida de mi esposa y de golpe,
sin saber el por qué, resulta que me he quedado en blanco. No pienso, no sufro, no
me angustio y no siento aquella soledad tan desgarradora que sientes en tus
entrañas como si te pasaran un rastrillo por el interior de tu vientre. Es como si tu
cerebro se negara a pensar en ello. Como si en un instante las reservas naturales de
tu organismo (digamos las defensas o glóbulos blancos) se hayan decidido a
atacar, o como mínimo a ponerse en guardia, instalando una barrera de acero
donde no se pueda traspasar bajo ninguna circunstancia. Empiezas a pensar en
otras cosas, aunque de una forma algo velada, sin penetrar en las ideas o en los
pensamientos, digamos que sin concentrarse demasiado en ello, pero lo sientes.
En este momento yo me pregunto ¿ será una señal inequívoca de que algo
se mueve en el interior de tu mente?, como si se reviviera o despertaran las ganas
de vivir, de actuar, de mostrarte tal como eres, de desarrollar tus ideas y
transmitirlas. Y te dices: o yo reacciono y me pongo en marcha o desaparezco.
Tengo que hacer algo para salir del pozo psicológico en que estabas metido.
Ahora que lo recuerdo sé que era la primera reacción vital de mi persona, Que a
partir de este momento se irá desesperezando aquél espíritu luchador que cada uno
en su forma tiene en su interior y que de alguna manera debe salir a flote.
Sí amigo lector, sí; la vida en sí es una lucha continua. No puedes parar.
No te deja nunca tranquilo, relajado y en situación de dejarse ir, como aquél que
todo lo tiene solucionado. Nunca es así. Podrás pasar un día, dos días o algo más
pero enseguida se repite la historia. Vuelven a presentarse inconvenientes con los
cuales no contabas.
Te aqueja cualquier molestia de salud, de relaciones públicas o económicas
que no te dejan relajarte. No estás tranquilo y te ves obligado a luchar por la vida,
tal como dice la frase de Chesterton con la Ilíada. Es desesperante, notas en tu
interior que necesitarías cierto descanso para tu organismo, pero que va, no llega y
si llega, dura tan poco que casi, casi no te enteras. Además, observo que no estoy
solo en estas situaciones, los hay a montones, a los cuales les pasa lo mismo o
similar, pero siempre tienen algún problema que les atormenta (salvo algunos que
tenemos a montones).
Y te preguntas ¿ qué hacer?, ¿ cómo comportarse?, ¿como enfocar el
nuevo problema que se te ha presentado ?. Y dices, ¿es que no va a terminar
nunca?, ¿es que toda la vida es un mar de confusiones, molestias, problemas,
tormentos materiales, psíquicos o económicos?. Y dices, sí, sí, así es. Entonces
descubres que no es tan apetecible vivir y diriges la mirada al cielo como si
pensaras si allí está el culpable de todo, pero después te das cuenta que tampoco
es esto. "Rezar o no rezar, ¡ esta es la cuestión!". Pues no, no es esta la
cuestión, si entramos en el terreno del misticismo y ahondamos en él ya se impone
otro capítulo que creo no estoy lo suficiente preparado para opinar, pero sí para
desear desgranar tantos enfoques distintos en materia teológica, en pro y en
contra, pero que siempre el asunto está ahí para intentar desentrañar la maraña y
si ello es posible llegar a comprender alguna migaja de la obra de Dios. Por lo
tanto, lo dejo para otros más preparados que yo y si se creen que son tan
inteligentes para poder interpretarlo, "allá ellos". Yo me rindo, no puedo competir
con la ciencia del Creador y espero que algún día llegue a ver con claridad el final
del túnel
EPILOGO FINAL
Ha transcurrido muchísimo tiempo, meses sin escribir ni una palabra del
presente escrito. Es curioso pero resulta que después de tantos sinsabores, me
quedé algo frió, sin ganas de escribir, ni inspirado, ni querer cargar con el peso de
agotarme y gastar mi cervical de cara al ordenador y anotando todos los
pensamientos, todas tus conclusiones y algo deprimientes deducciones idearías,
buscando en todo momento algo que justifique todo el triste acontecimiento que
te sucedió con la pérdida de tu esposa, que no entiendes, no comprendo y no
llegas a saber por qué pasó semejante tragedia por nuestra vida, sin haber hecho
nada tan abominante o malo para recibir semejante castigo.
Entiendo que tengo que hacer un serio resumen y un agotador examen de
conciencia y así conocer ya de una vez que la vida es así de cruel, que por mas que
rebusques no encontrarás la respuesta. Debes adaptarte a los imponderables que
las vivencias de cada dia dan y lanzarte a lo que salga, tanto en lo negativo como
en lo positivo que también lo hay o al menos debe haberlo. A veces lo que cuesta
es saber darse cuenta de las cosas positivas que tenemos y que no nos damos
cuenta hasta que ya han pasado.
Y aquí he llegado. Y creo que he reaccionado. He dado un empujón a mi
mente, a mi cuerpo y a mi espíritu.
Empiezo a pensar en si debería buscar una compañía femenina para agotar
juntos los años que nos quedaran por vivir, disfrutar o quizas resistir. No lo sé
pero tengo que seguir luchando como he hecho toda mi vida. He decaído en
muchas ocasiones pero me he levantado otra vez y he seguido adelante. Por tanto,
ahora debo actuar igual (mientras el cuerpo aguante).
Recuerdo que a lo largo de los veintisiete años que convivimos juntos
Margarita y yo en diversas ocasiones ella me decía ¡ Si yo algún día faltase
sobretodo busca una compañía, no te quedes solo!. Ahora es cuando me
acuerdo de estas palabras y pienso que ella estaría contenta de que así fuera. Pero
ahora yo pregunto ¿ y cómo debo actuar?. Si me atengo al tópico, dice "esto no se
busca, se encuentra"^ Quizás sea así, no debe buscarse y cuando salga ya me
daré cuenta que allí está, delante de mí y que yo sabré cuando, como y donde se ha
producido tal transformación de mi vida, sin embargo pienso " si no juegas a la
lotería, nunca tendrás premio". Y pienso es verdad, si no muevo ficha
difícilmente gane y si la muevo lo único que puede pasar es que me quede igual
que estaba.
Por tanto, ya está decidido. "La vida tiene diversos ciclos y cada uno de
ellos las cosas se presentan de distinta forma. Pienso que debo actuar, programar,
conocer, intentar, luchar y aprovechar el poco tiempo que te queda de vida. En
esta clase de asuntos siempre estás a tiempo de rectificar. No puedes dejar que las
circunstancias adversas de la vida te hundan, te sometan y te desmorones. Pienso
que en parte empiezo a estar curado de la depresión escondida que podría estar
pasando Ha llegado la hora. "MIENTRAS VIVA TENGO QUE LUCHAR"
Llica d'amunt, 1 de marzo del 2001
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