Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales – Campaña 2010/2011 1. Soja Durante la campaña agrícola 2010/11 se sembraron en el país 18.5 millones de hectáreas de soja, logrando una producción final de 49.2 millones de toneladas. Tres de las principales zonas relevadas concentraron el 45% del área sojera: el núcleo norte y núcleo sur (VI y VII) y el centro norte de Córdoba (III), aportando una producción de más de 24.38 MTn de grano, siendo esto cerca del 50% de la producción nacional. Una vez finalizada la campaña se relevaron las tecnologías que se utilizaron en cada región del área agrícola, y se encontró una distribución por niveles de adopción como la que se observa en la Figura 1.1. Según los promedios obtenidos para la campaña analizada, el cultivo de soja muestra una distribución relativamente homogénea en lo que respecta a niveles productivos, viéndose dividida principalmente entre niveles altos y medios de tecnología. Figura 1.1. Distribución (%) de niveles A grandes rasgos, más del 90% de la producción de este tecnológicos en soja para la campaña 2010/11 cultivo se manejó bajo siembra directa (SD), y se utilizaron en promedio 78 kg/ha de semilla. En zonas como el Norte de Santa Fe (V), la Cuenca del Salado (XIV), el Norte de La Pampa y Oeste de Buenos Aires (IX) y en el Sudoeste de Buenos Aires (XI) se relevó que la adopción de SD es mayor que en otras zonas analizadas. Sobre la utilización de tecnologías para la producción de soja podemos observar en la Figura 1.2 la distribución que corresponde a las zonas productivas relevadas en el país: para cada región se plantea el porcentaje que ocupa cada nivel tecnológico (NT), remarcando que la distribución promedio responde a un 46% de NTA, un 46% de NTM y un 8% de NTB. Esto también queda georeferenciado en el Mapa 1 con escalas en base a la intensidad de adopción de cada nivel. Figura 1.2. Distribución de NT para cada zona relevada para soja 1 Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales – Campaña 2010/2011 En la Figura 1.2 se visualiza una línea de corte que se ubica sobre el promedio del 46% que abarca el NTA a nivel país, planteando un enfoque que permita analizar los datos presentados. Debe considerarse también la distribución de los demás niveles, puesto que hay regiones en las cuales el peso relativo del nivel medio es bastante importante. A partir de esto, aquellas que tuvieron un porcentaje de tecnología alta que superó al promedio nacional fueron las zonas del NOA (I), NEA (IIe y IIo), Centro de Santa Fe (Vc), ambos Núcleos (VI y VII), Centro de Buenos Aires (X) y Corrientes (XV). Asimismo, en soja tanto el nivel Alto como el Medio fueron detectados en toda el área agrícola, mientas que hubo zonas que no presentaron niveles Bajos de tecnología, como por ejemplo la NOA (I), Centro de Santa Fe (Vc), Centro de Buenos Aires (X) y Misiones-Corrientes (XV).Todo esto al mismo tiempo puede visualizarse en el Mapa 1 donde se distinguen los niveles tecnológicos utilizados en cada zona del país y a su vez según la intensidad del NT que se presente en cada zona. Mapa 1.1 Distribución de NT para cada zona relevada para soja Por otro lado, la fertilización en este cultivo muestra una distribución muy variable, y a la vez muy dependiente de la zona que se analice y del nivel tecnológico que se considere en cada una de ellas. Se presenta en la Figura 1.3 la utilización de fósforo en soja y en el Mapa 1 se ilustra la intensidad de uso del mismo en base al mapa nacional de regiones productivas. Analizando el uso de fósforo, se obtuvo un promedio nacional en el cultivo de soja de 9.2 kg P/ha. En base a este valor y siguiendo un orden decreciente de aplicación de este nutriente a la siembra se distinguen las siguientes regiones: I, X, XV, IX, XII, III, XI, IV, IIe, XIII, y IIo. 2 Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales – Campaña 2010/2011 Esto último sería se relaciona con lo presentado en la Figura 1.2, en el cual se observa que las zonas mencionadas como la III, IV, XI, XII y XIII no superan el promedio nacional de tecnología alta (i.e. 47%), a excepción del NOA y NEA que sí lo hacen pero en donde la aplicación de fertilizante no determina el nivel, ya que no es habitual dadas las condiciones de buena disponibilidad de fósforo en los suelos. Figura 1.3. Niveles de fertilización promedio por NT para cada zona relevada para soja En Corrientes sucede algo similar respecto de los buenos niveles de nutriente que presenta el perfil; en esta región existe un porcentaje importante del área agrícola que tuvo origen sobre suelos de desmonte para convertirse en suelos para producción de grano. Hay zonas como la Vc, Vn, VI, VII, XIV, y la VIII que presentaron niveles elevados de aplicación de fósforo a la siembra. Se destaca la zona de Entre Ríos (VIII) que aplicó fósforo en un promedio de 30 kg/ha, muy alejado por ejemplo de los máximos de 12-14 kg/ha de las zonas núcleo. Esta mayor utilización de fósforo a la cual se hace mención puede visualizarse de mejor manera en la Figura 1.3 y en el Mapa 2, en este último queda geo-referenciada a través de los colores más oscuros. Esto último se debe al tipo de suelos que presenta esta región, con un alto porcentaje de arcillas que retienen el fósforo en el complejo de cambio, haciéndolo poco disponible para su absorción por el cultivo. Respecto de esto último, en las provincias de Salta, Chaco y Santiago del Estero pueden hallarse resultados de análisis de Mapa 2.1. Intensidad de uso de fósforo por zona en soja 3 Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada de la Bolsa de Cereales – Campaña 2010/2011 suelos con valores de fósforo en suelo que superan las 50-70 ppm. Muchas veces se trabaja con planteos de alto nivel de insumos y muy buenos manejos agronómicos, y no existe la necesidad de aplicar algún fertilizante fosforado dado que los requerimientos del cultivo ya están cubiertos por la disponibilidad edáfica. Al analizar la utilización de productos herbicidas podemos resumir como promedios a nivel país una aplicación tipo, que considera tanto el ciclo del cultivo como el período de barbecho previo. A nivel global y en base a valores nacionales, el esquema de control de malezas se basó principalmente en 8.5 l/ha de glifosato común o 3.9 l/ha de concentrado (o alguna combinación según dosis media de cada uno), 0.7 l/ha de 2-4D y 43 g/ha de clorimurón. Respecto del uso de insecticidas, en todas las zonas y para todos los niveles tecnológicos se utilizó el paquete convencional de cipermetrina y/o clorpirifos para el control de plagas, sumado al uso de piretroides más modernos y/o IGRs, aunque esto fue muy variable según zona y tecnología aplicada. La aplicación de fungicidas se relevó en todas las zonas aunque su uso fue variando según la distribución de niveles tecnológicos en cada una de ellas. La gama de productos utilizados abarca tanto carbendazim como mezclas de estrobirulinas más triazoles, siendo éstas las más difundidas a nivel país. El uso de inoculante fue generalizado en todas las regiones, y a pesar de que la aplicación de curasemilla tuvo una utilización menor a nivel nacional, esta diferencia no fue de gran magnitud. Ambos tipos de productos se vieron en prácticamente todos los planteos productivos para producción de soja. Para todas las variables analizadas en soja se presenta más adelante el detalle zona por zona, analizando el manejo y la utilización de insumos en cada nivel tecnológico y también a nivel regional. 4