El Cuidado de Sí en la educación actual - Fermentario

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El Cuidado de Sí en la educación actual
Carla Rebagliatti1, Paola Scialoia2:, Teresita Suárez3:
[email protected]
El propósito de nuestro trabajo de investigación, está basado en la problemática
educativa y el hecho de cómo poder inculcar en nuestros alumnos el cuidado de sí o la
inquietud de sí, concepción que se vincula directamente con una mirada antropológica
de corte filosófico. Nuestro desafío como docentes, es transformar una situación
problemática en una oportunidad pedagógica. Para ello partimos del reconocimiento de
nuestras representaciones y de la necesidad de modificarlas, ya que no podemos
comenzar a revertir un problema basándonos en la misma precomprensión que
contribuyo a generarlo.
Es imprescindible escuchar las distintas voces que resultan de los diversos
actores involucrados, pues como afirma Gadamer “El otro puede tener razón”, no
asumiendo una “Epistemología espontánea”.
Otra consideración importante que hoy parece quedar fuera de escena es según
Umberto eco “Dar lugar a la presencia del otro”.
Mas que nunca hoy sentimos, que debemos trabajar con el otro. Un paso importante que
hemos dado en la educación es percatarnos de la importancia del trabajo compartido,
hoy los equipos multidisciplinarios juegan un papel muy importante. Para lograr esto
nos parece necesario que el docente se ubique no como centro sino como pieza de un
gran engranaje que necesita de cada actor para funcionar.
¿Deberíamos preguntarnos que es el otro para nosotros? Si respondemos que es
alguien con quien compartir y aprender haciendo, estamos en condiciones de empezar la
tarea.
1
Docente de Filosofía egresada del Instituto de profesores Artigas. Estudiante de la
Universidad de la República para las licenciaturas de Filosofía, en Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, y la licenciatura en Psicología, en la Facultad
de Psicología.
2
Docente de Filosofía egresada del Instituto de profesores Artigas. Estudiante de la Universidad de la
República para las licenciaturas de Filosofía, en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y
la licenciatura en Psicología, en la Facultad de Psicología.
3
Docente de Filosofía egresada del Instituto de profesores Artigas. Curso de Dirección aprobado.
Pretendemos trabajar con el otro la importancia de sí, en un mundo que pide a
gritos autómatas enajenados, plantearle a los jóvenes otra idea donde todos somos
actores. Sin olvidar el planteo de Ortega y Gasset donde el hombre es él y su
circunstancia, nos abocaremos a esta tarea teniendo en cuenta el contexto histórico.
Esta
problemática nos interesó, porque nos sentimos comprometidas e
involucradas desde nuestro rol de docentes y dicentes, en el sentido de que
consideramos a la educación como el ámbito en el cual se deberían formar seres
críticos, autónomos, y reflexivos capaces de un desenvolvimiento social con miras no
solo a adaptarse a la realidad establecida si no también capaces de trasformarla.
Es pertinente aclarar que somos conscientes de la dificultad que presenta una
introspección, una conversión de la mirada hacía uno mismo,
en este mundo
globalizado en el que vivimos, en el cual la tecnología, el consumismo y la enajenación
al respecto hicieron que el otro como ser humano que siente, que piensa, opina, sufre, se
relaciona y vive; quede totalmente olvidado o fuera de sí.
Comenzaremos esclareciendo el concepto de lo que implica la enseñanza y el
aprendizaje. Enseñar desde una perspectiva muy general, es en primera instancia
comunicar algún conocimiento, habilidad o experiencia en alguien con el fin de que lo
aprenda empleando para ello un conjunto de métodos y técnicas.
Claro que cuando hablamos de enseñanza debemos tener en cuenta los múltiples
modelos y formas de la misma que hoy existen; al respecto expondremos brevemente
los dos grandes modelos de enseñanza más conocidos y especificaremos desde cual
estamos dispuestas a dirigir nuestras prácticas educacionales.
El modelo de trasmisión o perspectiva tradicional, concibe la enseñanza como
una actividad artesanal y al profesor como un artesano, donde su función es explicar
claramente exponer de manera progresiva; si aparecen errores es culpa del alumno por
no adoptar la actitud esperada, además el alumno es visto como una página en blanco,
un vaso vacío o una alcancía que hay que llenar. En general aquí se ve al alumno como
un individuo pasivo que debe simplemente adaptarse. Este modelo de enseñanza es
conocido según Paulo Freire como el modelo de educación bancaria.
Al respecto nos dice Freire en su obra Pedagogía de la autonomía, que enseñar
no es la mera trasmisión de conocimientos sino la creación y producción del mismo.
Según Freire este modelo lleva a la enajenación humana y a la pérdida de la propia
libertad, ya que solo se trata de una memorización y reproducción de contenidos
informativos que nada tienen que ver con lo formativo o con la vida personal de ese
sujeto que aprende.
El modelo constructivista o perspectiva radical, concibe la enseñanza como una
actividad crítica y al docente como un profesional autónomo que investiga
reflexionando sobre su práctica. Se percibe al error como un indicador y analizador de
los procesos intelectuales ya que aprender es arriesgarse a errar. En este sentido la
enseñanza no es una simple trasmisión de conocimientos, es en cambio la organización
de métodos de apoyo que permitan a los alumnos construir su propio saber. No
aprendemos solo registrando en nuestro cerebro sino que aprendemos construyendo
nuestra propia estructura cognitiva.
Esto es lo que nosotras consideramos como el verdadero aprendizaje, ese
proceso constructivo y dialógico donde docente y alumno se encuentran, donde todo
esta por descubrirse y no se trata de que el otro haga lo que se le ordena sino que
mediante el intercambio de ideas se llegue a construir algo en común. El proceso de
aprendizaje se da con la construcción y re elaboración de los saberes por parte del que
aprende a través de aproximaciones sucesivas al objeto de conocimiento y mediante el
proceso de ajustar sus estructuras mentales para la apropiación de dichos conocimientos,
en relación con sus saberes previos. Es por esto que partimos del paradigma de la
complejidad, donde el aprendizaje es transfiguración. Donde una teoría cumple su papel
cognitivo, y solo adquiere vida, con el pleno empleo de la actividad del sujeto.
Ahora bien, se puede visualizar claramente la íntima relación que tiene este modelo de
enseñanza-aprendizaje desde el cual partimos para indagar nuestra problemática del
cuidado de si con el método socrático o la perspectiva del maestro ignorante. Este sigue
un camino hacia la verdad y no la consigue, lo importante es la estrategia, en un
continuo proceso de ensayo y error. Lo fundamental es afrontar lo imprevisto y lo
nuevo. El método socrático es un conjunto de procedimientos basados en el diálogo y en
la inducción, utilizados para guiar el acceso al conocimiento, la búsqueda de la verdad,
ya que para este autor se establece una relación de validez entre la adquisición del saber
y el método utilizado para dicha adquisición. Para poder tener un cierto conocimiento
del método que utilizaba Sócrates para orientar el pensamiento hacia la verdad es
pertinente aclarar que las enseñanzas de Sócrates se oponían a los sofistas que, porque
en la medida en que estos
sustentaban posiciones relativistas y escépticas, no
perseguían la consecución de la verdad, sino que dirigían sus enseñanzas hacia la
consecución del éxito y el prestigio. Por ello desarrollaban técnicas de retórica, es decir
del arte de convencer mediante palabras o argumentos, que tendían más hacia el
convencimiento de los demás que hacia la verdad. En cambio, Sócrates dirige su
pensamiento y su magisterio hacia el cuidado del alma y la consecución de la verdadera
areté, y para lograr este objetivo y alcanzar el conocimiento del bien, Sócrates utiliza
como método fundamental el diálogo y la interrogación, impregnado todo el tiempo de
su característica ironía. Atendiendo al proceso del diálogo podemos distinguir en él dos
partes:
1º la ironía y la inducción. Sócrates interroga a sus interlocutores a partir de la
confesión de su ignorancia sobre el tema que se va a tratar. De esta manera él que solía
afirmar que “sólo sé que no sé nada” obliga a sus interlocutores a responder a las
preguntas acerca del tema del diálogo (que habitualmente giraba alrededor de conceptos
como el valor, la amistad, el amor, la justicia, etc.) y procede luego a examinar estas
respuestas que, en general, no contestan la pregunta, puesto que en lugar de responder
qué es la belleza, por ejemplo, las respuestas muestran casos particulares de cosas
bellas, pero no la belleza en sí o la cosa en si misma. Este examen de las respuestas es el
que constituye el momento de razonamiento inductivo que Aristóteles señalaba como
una de las aportaciones de Sócrates a la historia del pensamiento. Pero la ignorancia de
Sócrates no es un mero no saber, ya que Sócrates reflexiona sobre los fundamentos del
conocer y se da cuenta de que, en general, el pretendido saber es sólo un
enmascaramiento de una ignorancia mayor, a saber, la de la ignorancia que se ignora a
sí misma y se reviste con los ropajes de un falso saber o de un saber parcial. De ahí que
esta ignorancia socrática aparezca como ironía y como una ignorancia total.
2º la mayéutica y la definición. La mayéutica socrática es el arte de dar a luz
aquellas ideas que ya estaban en la mente y en el interior de sus interlocutores pero sin
que éstos lo supieran, a través de hacer patente la ignorancia revestida de falso saber que
era el obstáculo principal para la adquisición del auténtico saber. Mediante este
procedimiento, Sócrates libra el alma de sus interlocutores de su ignorancia, al hacerles
ver las confusiones en las que descansaba su pensamiento pero, al mismo tiempo, libera
también las verdades que están presentes de manera virtual en la mente de sus
interlocutores, de forma que ayuda a dar a luz unos conocimientos que éstos poseen
virtualmente pero que no conocen. Por esa razón Platón en el Teeteto compara a
Sócrates con una comadrona ya que, de la misma manera que ésta, que solamente ayuda
a alumbrar al hijo que está en las entrañas de otra mujer, Sócrates ayuda a dar a luz las
ideas que ya están en la mente de su interlocutor. Por esto se puede considerar el
método socrático como una aplicación de la máxima que estaba escrita en el frontón del
templo de Delfos, “conócete a ti mismo”.
Por otra parte, este proceso de la mayéutica permite reanudar el diálogo y
dirigirlo hacia la búsqueda de la definición general del concepto que se está
examinando. Esta definición pretende captar la esencia, es decir, lo que es y, por tanto,
no puede ser una mera definición nominal (definir una palabra por otra palabra), lo que
nos haría caer en un círculo vicioso. Pero, implícitamente, ello sugiere que si el diálogo
es posible es porque los diferentes interlocutores comparten un logos común. Esta tesis
implícita es la que permite a Sócrates postular la existencia de verdades absolutas, en
contra del relativismo sofista. Pero la no aceptación de definiciones nominales es la
razón por la cual los diálogos socráticos no acaban concluyendo en ninguna definición
del tipo: la belleza es..., o la virtud es..., puesto que sólo sería definir una palabra por
otras. Posiblemente, por esta razón, Sócrates renunció a escribir, ya que probablemente
pensaba que no es posible articular lingüísticamente las definiciones, a las que
solamente se llegaría mediante un proceso de intuición (noesis). El valor del diálogo
está en el proceso mismo de la búsqueda del saber y de la liberación de la ignorancia, y
este proceso, como ya hemos dicho, es fundamental para Sócrates.
En cuanto al planteo de Platón en el Alcibíades o de la naturaleza del hombre,
podemos visualizar la importancia del
“conócete a ti mismo”, es decir de ese
conocimiento introspectivo al que tanto hemos hecho referencia en el método socrático
y el cual constituye la base o pilar de nuestro trabajo.
El amor de Sócrates por Alcibíades, muestra claramente su perfil humano,
Sócrates aparece allí como un conocedor del alma humana, y su preocupación o amor
por Alcibíades se basa en procurar que este se haga cada vez mejor, y en este sentido no
lo abandonará, pues si bien Alcibíades ha perdido su belleza física, para Sócrates su
alma es enteramente joven. El hombre es su alma y es esto lo principal que hay que
educar.
Cuando Sócrates le dice a Alcibíades que es difícil presentarse ante un hombre
que no acepta ningún amor, parecería referirse a la necesidad de estar dispuesto a
conocerse a si mismo, a buscar lo que se ignora con la guía de otro., lo cual se resume
en la siguiente pregunta que Sócrates realiza a su enamorado: ¿Hay algo, pues, que
hayas aprendido o averiguado por ti mismo en alguna ocasión, a lo que Alcibíades
responde rotundamente que no. Esto de alguna manera sin querer aprenderlo ni buscarlo
por ti mismo?”, esto nos muestra la necesidad e importancia de la búsqueda personal y
del deseo de saber.
Está claro que no debemos asociar a Sócrates con un hombre solo teórico sino
con un hombre que pone en práctica sus ideales, y muere por ellos; Sócrates posee una
armonía ontológica, es decir que posee una coherencia entre como vive y como piensa,
es el “maestro” del cuidado de si y por lo pronto puede cuidar a los demás. El verdadero
maestro es el temperante, aquel que domina los placeres y elije el recto camino, el
ignorante, el que desea y busca lo que no tiene.
Posteriormente Sócrates le pregunta ¿No consideras, por tanto, que los errores
en la conducta práctica proviene de esta misma ignorancia, a saber de creer que se sabe
lo que no se sabe?, con lo cual nos presenta nuevamente la importancia de reconocer la
propia ignorancia como uno de los primeros pasos en la búsqueda del saber.
En la educación docente-alumno se puede constatar claramente este deseo, de
poseer la sabiduría, el poder y el control.
Es así que afirmamos que el rol docente se debería enmarcar en generar el deseo
y no en coartar la curiosidad o en el peor de los casos en satisfacer el deseo. Lo
fundamental es poner el empeño en la búsqueda infinita de conocimiento y no en
alcanzarlo y apoderarse de él sino solo en desearlo.
La importancia de la razón esta claramente explicada en La República, donde
Platón la ubica en la cabeza y la presenta como correspondiente a los gobernantes
filósofos.
Desde El Banquete, también se puede ver la necesidad del deseo, la búsqueda de
aquello que no se posee, un amor relacionado con la falta y con el amor platónico que se
aleja totalmente de lo carnal y se asemeja directamente con la idealización de lo que no
se tiene, lo que en Lacan se conoce como la falta de algo valioso. Así la verdadera
belleza es la belleza del alma, por que es esta la que permanece joven en el caso de
Alcibíades.
Lo que convierte a Sócrates en alguien bello e irresistible es justamente que no
da nada, el poder de su seducción esta justamente en mostrar pero no en brindar; pues
para él la felicidad no pasa por la completud sino por la incompletud.
La persona debe entonces conectarse con su propia falta, la falta del cuidado de
sí, de la inquietud de sí.
Resulta fundamental la mirada introspectiva, el vuelco de la mirada hacía el
interior de uno mismo, para analizarse, cuestionarse indagar sobre nuestro actuar,
nuestra elección y por sobre todo, nuestro desconocimiento de lo que consideramos
bueno y justo; tanto para nosotros como para los demás. De lo contrario nada podremos
enseñar que nunca hayamos buscado por nosotros mismos. Hallar el camino correcto
solo depende de nosotros y de nuestro interés personal de como concebimos una vida
digna de ser vivida. Como también con el rol o la actuación que en ella queramos
desempeñar.
Es en este sentido que podemos establecer la relación entre el modelo de
enseñanza al cual adherimos y el método socrático; pero esta vinculación no se agota
aquí si no que este método se encastra con la educación dialógica planteada por Freire,
ya que es la única que lleva a la emancipación, basada en la crítica y reflexión, es aquel
tipo de educación que se reconoce como universal, integradora y que entiende al otro
como el elemento fundamental para la construcción de nuestra propia subjetividad. Se
visualiza la importancia del rol del otro como individuo capaz de pensar, de crear y
como plantea Sartre en su obra El Ser y la Nada, sin el otro que de alguna manera
despierta mis capacidades y potencialidades yo no soy nada, soy un absoluto no
sustancial una conciencia vacía, un yo que no tiene ningún tipo de contenido. Así mi
personalidad se va formando con la presencia y actuación del otro.
En esta misma línea es pertinente plantear que es falsa la teoría que sustenta que
la tarea más importante y principal del maestro es trasmitir sus conocimientos a sus
discípulos para elevarlos al encuentro de la ciencia o sabiduría.
El acto esencial del maestro no se basa en explicar, poner en evidencia
elementos de conocimiento, ni formar los espíritus de acuerdo a un orden establecido y
progresivo. Pues si concebimos este tipo de enseñanza, estaríamos concibiendo a los
alumnos como seres ignorantes e incapaces, donde lo único que deberían hacer es
apropiarse de conocimiento ajenos y hacerlos propios, o como plante Savater “Una
cosa es saber después de haber pensado y discutido, otra muy distinta es adoptar los
saberes que nadie discute por no tener que pensar4”; claro que esto es mucho mas
cómodo, pues lo que plantea Sócrates, ese reconocimiento de la ignorancia como el
primer paso para emprender la búsqueda del conocimiento es algo demasiado difícil,
porque como dice Vaz Ferreira nos resulta más fácil aprender a saber que aprender a
ignorar.
4
Savater, Fernando, Ética para amador. 1991
Ahora bien para plantear nuestra problemática en cuestión, es preciso tener claro
que sin este tipo de educación y de relación entre profesor-alumno, es imposible
inculcar en el otro el cuidado de si o la inquietud de si, pues como plantea Augusto
Cury en su novela El Vendedor de Sueños, “sin inquietud no hay cuestionamiento y
sin cuestionamiento no hay alternativas”.
El secreto del maestro es ser capaz de reconocer la distancia entre el material que
va a enseñar a sus alumnos y el sujeto al cual va a instruir, seleccionado aquellos
contenido educativos que le aporten al sujeto un verdadero sentido a su vida, lejos de la
comprensión y las explicaciones que lo que único que producen es una estreches mental
y un atontamiento intelectual. El objetivo es pues como plantea Jacques Ranciere en su
obra El Maestro Ignorante, “Extraviar a los alumnos para guiarlos mejor y balizar con
astucia un recorrido de obstáculos que es necesario aprender a cruzar por uno mismo
(…), existe atontamiento allí donde una inteligencia esta subordinada a otra
inteligencia (…)”5. Este planteo se puede vincular con Kant, en su texto ¿Qué es la
ilustración? Ser ilustrado consiste en pensar por cuenta propia, salir de la minoría de
edad. Nuestro trabajo, ha de consistir no en ser tutores, sino facilitadores, para que
nuestros jóvenes sientan la necesidad de preguntarse y responder desde su lugar. Allí
entablar un diálogo fructífero, donde el fundamento es la problemática y la pregunta
más allá de nuestras posibles soluciones. Sería interesante poder visualizar que las
posibilidades son muchas y los planteos deben tener fundamentos, así queda de
manifiesto nuestro espíritu crítico y esa aspiración al conocimiento que es la filosofía,
deseo imposible de saciar. En este sentido podemos enseñar lo que se ignora si guiamos
al alumno al uso de su propia inteligencia, pues solo aquel que abandona los
mecanismos de la gran maquina social puede tender a la emancipación y lograr inculcar
en el otro la duda, el cuestionamiento, la incertidumbre y la búsqueda de si mismo.
El autoconocimiento según Foucault en su obra La Hermenéutica del Sujeto,
implica un giro total del sujeto hacia sí mismo, una conversión hacia su propio interior,
para poder dedicarse a su cuidado, para conocerse a si mismo. Se trata de una actitud
ante la vida, una manera de considerar a las cosas, una manera muy distinta de estar en
el mundo, de realizar las acciones, de relacionarse con el otro; es también una mirada
trasladada del exterior al interior. “Cuidar de sí es constituirse como sujeto de acción,
5
Ranciere, Jacques, El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, Barcelona,
Laertes, 2002.
capaz de responder con rectitud y firmeza antes los sucesos del mundo”6. Cuidar de sí
no es desentenderse de los otros para ocuparse exclusivamente de si, es dar un forma
definida a la acción que uno emprende, el cometido que no acepta el rol social que uno
cree desempeñar.
Al respecto Sócrates dice “Tú ignoras pero eres joven, por lo tanto tienes tiempo,
no de aprender sino de ocuparte de ti”; es aquí en esta distancia entre aprender y
ocuparse de si mismo que se enmarca el imperativo del cuidado de sí.
Es el maestro el que se preocupa por la inquietud que el alumno tiene de si
mismo, por eso ocuparse de si mismo no es solamente una actitud de vida sino mas bien
una forma diferente de vivir de enfrentar la vida, ya que uno debería ser para si mismo
su propio objeto de conocimiento; esto es lo que garantiza la búsqueda de la verdad, de
la sabiduría.
Foucault habla de prácticas del cuidado de sí, éstas comenzaron ya con los antiguos. Por
medio de ejercicios que implican: atención, ayuno, inmovilidad, no perturbarse con lo
exterior, meditación sobre la muerte, se logra cuidar el alma.
Epicuro dice que la filosofía debe curar el alma, así como la medicina al cuerpo:
“Vacío es el discurso del filósofo que no cura ninguna afección humana. En efecto, así
como una medicina que no expulsa las enfermedades del cuerpo no es de utilidad
alguna, tampoco lo es una filosofía si no expulsa la dolencia del alma”7 El autor
plantea como todo ser humano debe lograr la imperturbabilidad del alma, (ataraxia).
Ello se logra con trabajo (askesis) que exige prudencia y uso sensato de la razón.
Partiendo de una concepción materialista, todo este trabajo es para este mundo,
el único existente. Aquí todo se construye desde el hombre, no hay destino ni
intervención divina. Siendo una tarea específicamente humana.
La mirada del estoico es diferente ya que cree en el destino y todo está
organizado, ya sea por los dioses, por la razón universal. Lo importante es tener en
cuenta según el estoico, que todo va a depender de mi perspectiva, yo debo aceptar los
acontecimientos, así no me perturban. La filosofía es la que modela el alma, y me
permite entender este acontecer, por eso es tan importante para el hombre.
Estos textos antiguos nos dejan un mensaje hasta hoy. Para los jóvenes una
propuesta, la de trabajar (askesis) unida al amor (eros) como fundamento para la vida.
6
Foucault, Michel, La hermenéutica del sujeto. Fondo de cultura económica Buenos aires, Argentina
2005.
7
Epicuro, Epístola a Meneceo. en Obras competas, Madrid, Tecnos, 1995.
Sócrates enseña esa relación entre el cuidado de sí (epimeleia heautou) y el conócete a ti
mismo (gnothi seauton), mostrando que todos tenemos un potencial a desarrollar.
Creemos que hay muchos jóvenes y adultos, que carecen de autoestima y eso los
lleva a pensar que no pueden. La educación debería encausarlos en este sentido, dar
herramientas para este ejercicio que nos lleva toda la vida.
Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán que nació en el año 1844 y murió en
el año 1900. Él mismo se presenta de esta manera en su Ecce Homo: “yo conozco mi
suerte. Un día mi nombre irá unido a algo formidable: al recuerdo de una crisis como
jamás la ha habido en la tierra, a la más honda lucha de conciencia, a una decisión
jurada contra todo lo que hasta entonces había sido creído, fomentado y tenido por
sagrado. Yo no soy hombre, soy dinamita.” 8
Nos proponemos introducirnos al pensamiento de Nietzsche, explicitando ciertas
ideas centrales de su filosofía, para luego centrarnos en lo referente a la educación,
Nietzsche es un filósofo vitalista que afirma que hay un principio vital que
posee la fuerza suficiente para determinar la forma y el comportamiento de
los
organismos. Ese principio es la Fuerza, que tiene una voluntad interior llamada
voluntad de poder. Afirma que la voluntad de poder, es el deseo de mostrar potencia, es
un instinto creador, que quiere avanzar y que se adueña de todo lo que se enfrenta a su
paso. Es la lucha de la vida que tiene que superarse a sí misma continuamente. Por eso
el hombre también debe ser superado hasta llegar a ser el superhombre.
Nietzsche dice que el más peligroso de todos los errores fue la invención de
Platón de la idea de Bien y el mundo inteligible.
Para este autor racionalista, hay un dominio y supremacía del mundo de las ideas
que para él es el mundo verdadero, por sobre el mundo sensible o aparente. Pero para
Nietzsche el mundo verdadero y real es el que nosotros habitamos. El “otro mundo” es
un invento. Por eso, así como para Platón los sentidos son engañosos, para Nietzsche
los sentidos no mienten, sino que lo que nosotros hacemos con su testimonio conduce a
la mentira. Es decir, la razón falsea los sentidos. Hay como una afirmación a la tierra, la
vida y el cambio, de este mundo sensible, el único mundo. (Nietzsche rechaza a la
metafísica) Además Platón postulaba la existencia de la idea de Bien a la que todos
deberían aspirar, y el platonismo dividía la realidad en dos mundos uno verdadero y otro
8
Nietzsche, Friedrich, Ecce Homo. Madrid, Alba, s/d.
aparente. Pero la filosofía de Nietzsche hace el intento de superar el platonismo y
defender la tesis opuesta: la existencia de un mundo irracional y carente de sentido
trascendente, es decir, la vida. Sostiene que toda moral es una tiranía contra la
naturaleza. Eso quiere decir que la moral es desnaturalizadora, antinatural, porque
disuelve los instintos y entonces sería como una forma de esclavitud del hombre. Es una
cárcel. La moral presenta leyes que van en contra de las tendencias de la vida.
La moral cristiana por ejemplo, tiene como valores la humildad, la solidaridad,
el amor al prójimo, entre muchas otras. Pero esos valores son débiles, y en El Anticristo,
Nietzsche dice que lo malo es todo aquello que tiene raíces en la debilidad.
Para la religión cristiana Dios dicta que es lo bueno, para el hombre, es decir,
que el cristianismo, sitúa los valores en el ámbito eterno de la mente de Dios.
Pero Nietzsche dice que se equivoca, porque los valores no tienen una existencia
objetiva por fuera de nosotros, sino que nosotros los inventamos, a raíz de nuestros
instintos, pasiones e intereses. Además la religión no podría ser nunca verdadera,
porque no se basa en una experiencia real. Pero ¿cómo es posible que se crea en ella?
Lo que promueve el éxito de las creencias religiosas es el resentimiento, el no sentirse
cómodo con la vida. Para Nietzsche, el concepto de Dios alude al Dios cristiano pero
también a lo moral. Es una idea trascendente, un concepto metafísico, que no puede
explicar, la realidad y la vida.
Además la moral cristiana tiene los valores de la moral de los débiles, que
Nietzsche llama moral de esclavos.¿Se pueden relacionar el cristianismo con la filosofía
de Platón? Ciertamente,
porque el cristianismo lo que hizo fue popularizar al
platonismo. O sea, el concepto de mundo inteligible es similar al de “más allá”, la idea
de Bien es asemejable a la idea de Dios. Para el autor todas las religiones nacen del
miedo, del resentimiento. El cristianismo concentra todos los males posibles, que son la
invención de otro mundo, la imposición de la moral de los débiles, y el concepto de
pecado que aniquila los instintos y valores de la vida. Nietzsche sostiene como idea
central que Dios ha muerto. Y eso es diferente que decir, como dicen los ateos, que
Dios no existe, porque si dijera eso caería de nuevo en la metafísica que rechaza. Esto
¿qué quiere decir? ¿Podemos matar a Dios? ¿Cómo podemos matar algo que es
metafísico? Si la muerte es el opuesto a la vida… ¿.cómo podemos matar algo que no
está vivo? Cuando Nietzsche predica la muerte de Dios, no quiere decir que Dios haya
existido y después haya muerto, sería un absurdo. Esto sólo señala que la creencia en
que Dios haya muerto, expresa el fin de los valores absolutos. El autor utiliza la idea de
un hombre loco, que busca a Dios con una linterna en pleno día, y es quien grita que
todos somos los asesinos de Dios. Esto tiene como significado que se mata a la idea de
Dios y lo que ella implica, significa el derrumbamiento de todos los valores, ya que hay
que matar a Dios para que pueda nacer el hombre. La supresión de la trascendencia de
los valores, y el descubrimiento de la muerte de Dios, y de que por lo tanto los valores
son creaciones humanas, lleva a la transmutación de valores y al advenimiento del
superhombre.
Nietzsche propone invertir la tabla de valores, superar la moral occidental a
través, de otros valores que supongan un sí radical a la vida. Es por esta razón que es un
nihilista activo, ya que propone una nueva tabla de valores. Para Nietzsche vivir
significa rechazar algo que quiere morir. Por eso hay que decir No a todo lo que debilita
y reprime, y hay que decir Si a todo lo que fortalece y energiza. La vida es valiosa
cuando aumenta el poder, el débil empobrece la vida pero el fuerte en vitalidad la
enriquece.
Por ejemplo, los valores débiles son valores falsos, empobrecen la vida, hay que
invertirlos por valores regidos por la voluntad de poder como la fortaleza, la grandeza,
el poder, el orgullo. El hombre que reconoce la muerte de dios, se descubre a sí mismo,
y descubre que los valores no son impuestos, sino creados por el mismo. De esta forma
el hombre se convierte en niño, porque es creador de nuevos valores. Esto permite la
aparición del superhombre, que tiene como algunas de sus características, el vivir la
voluntad de poder, amar la vida, sin recurrir a nada sobrenatural, ser legislador de sus
propias leyes y normas, desarrollar sus instintos, entre otras. Es el que ama el destino y
es capaz de vivir cada instante de su vida eternamente.
Reconocemos que este planteo es muy breve y general, pero nos sirve para
volcarnos a nuestro eje central, que es el eje de nuestro trabajo, y que presenta una
visión más pedagógica. Por esta razón veremos a continuación el planteo de Nietzsche
referido a la educación. Cabe señalar que partimos de la idea de que el curso filosófico
no se propaga ni se aprende por adquisición, sino que exige la tarea de dejar aprender y
de vivir la exigencia del pensar filosófico, es decir, tener la necesidad de filosofar, de
someternos a nosotros mismos a la filosofía. El hecho de dejar que el alumno aprenda
por sí mismo, que se someta el mismo a las cuestiones, las interrogue, las problematice,
las vivencie se asemeja a la postura socrática. Como afirma Lyotard, el filosofar
obedece a una demanda del retorno a la infancia del pensamiento. En su obra Así habló
Zarathustra, Nietzsche menciona las tres transformaciones posibles del hombre para
convertirse en el creador de sus propios valores. En primer lugar, el espíritu se convierte
en camello, este animal es propio del desierto y su característica principal es transportar
grandes cargas. Nietzsche lo considera un animal cristiano ya que carga con el peso de
los denominados valores superiores a la vida. Simboliza al hombre sumido a Dios, y a la
ley moral.
La segunda transformación, es cuando el camello, se convierte en león, este
animal es visto como destructor de los valores ya establecidos, y creador de las
condiciones para el surgimiento del superhombre. Por último el león se convierte en
niño, es decir, en aquel ser capaz de crear sus propios valores y ejercerlos con plena
libertad.
Es por esto que para Nietzsche la madurez del hombre es haber vuelto a
encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño. El niño es creador de valores,
ya que no sigue una determinada “tabla o lista” de valores establecidos, que se van
adquiriendo en el ámbito familiar, educativo, y social a lo largo de la vida. El niño es un
ser curioso, espontáneo y esto es lo que valoriza Nietzsche. Vinculado dicho planteo a
nuestra práctica docente, vemos que los estudiantes poseen ciertos intereses espontáneos
relacionados con las circunstancias sociales, culturales, etc. Podemos utilizar dichos
intereses como desencadenantes o motores de la reflexión en el aula, para después
relacionarlos a nuestro marco teórico o con la problemática a trabajar.
Por otra parte, Nietzsche afirma que es importante que el maestro se eduque a sí
mismo, es decir, que sea una especie de autodidacta, y que esté en continua formación.
El autor sostiene: “si el maestro no se educó a sí mismo no puede educar. No
constituye un tronco recto y lleno de savia, y el que se apoye en él crecerá deformado y
torcido; terminará contrahecho” 9 Así mismo, la noción de autodidacta, no alude sólo
al maestro, sino que también es aplicable a quien cumple el rol de alumno en este caso,
afirmando que “cada maestro tiene un único alumno, y éste le será infiel, porque está
predestinado a ser maestro él mismo” y sostiene al respecto que “la función de todo
maestro, es volverse inútil”.
También puede verse reflejado en parte, si bien Nietzsche es un gran enemigo de la
postura de Sócrates, una idea que parecería similar a la visión socrática (cuyo método
explicamos anteriormente). La sentencia de nuestro autor, que consideramos se asemeja
9
Nietzsche, Friedrich, Ideas fuertes. Buenos Aires, Long seller, 2005.
al filósofo griego, es la que se sigue: “es necesario que un maestro ponga a sus
discípulos en guardia contra él, esto forma parte de su humanidad”. Claro está,
aceptando la salvedad de que Sócrates no se creía maestro, ya que nada podía enseñar.
Esta es una idea que también vemos en Nietzsche. En El viajero y su sombra,
nos
muestra las conclusiones a las que arriban un viajero y su sombra luego de un extenso
diálogo
acerca
A
se
continuación
podrá
de
leer
un
múltiples
fragmento
referido
cuestiones.
a
la
educación.
“No hay educadores.- El pensador no debería hablar más que de educación de sí
mismo. La educación de la juventud dirigida por los maestros es, o una experiencia
hecha sobre una materia desconocida e incognoscible, o una nivelación por principios,
para hacer al nuevo ser, cualquiera que éste sea, conforme a los hábitos y a los usos
reinantes: en ambos casos, es algo indigno del pensador, que indigna al ser pensado, es
la obra de los padres y de los pedagogos a quienes uno de los más honrados
pensadores ha llamado "nuestros enemigos naturales". Cuando, después de mucho
tiempo, hemos sido educados en las opiniones del mundo, un día acabamos por
"descubrirnos a nosotros mismos"; entonces empieza la tarea del pensador; entonces es
tiempo de pedirle ayuda, no como educador, sino como a quien se ha educado a sí
mismo y tiene experiencia.”10 También podemos ver otra faceta en la filosofía de
Nietzsche, que apunta más a una crítica a la función educativa, como transmisora de
cultura. En Sobre el porvenir de nuestras escuelas Nietzsche tiene la intención de
aproximarse a la civilización alemana misma y a su espíritu, que ha ido transmitiéndose
a través de los monumentos educativos que son las escuelas.
Dos son las tendencias que se observan en ellas:
1- la difusión de la cultura
2- la debilitación de la misma, haciéndola perder su soberanía la subordinación a
las instituciones del Estado
Para Nietzsche
el joven educando es explotado por el Estado desde la infancia,
convirtiéndolo en alguien útil, sumiso y dócil. Pero se oculta esa dominación e
intencionalidad, bajo lo que se llama formación cultural. Se busca dominar al pueblo a
través de la cultura. Para lograr este objetivo aumenta el número de escuelas, se recluta
a los profesores, y se incita a los jóvenes a educarse. Pero para nuestro autor estas
condiciones hacen que reine la incompetencia y una pseudo cultura. Las instituciones
10
Nietzsche, Friedrich, El viajero y su sombra. México, editores mexicanos unidos, 1999.
educativas lo que hacen es imponer que el alumno sea un mero oyente y seguidor del
maestro. Como sostiene en su Humano, demasiado humano: “Los educadores del
hombre quieren hacer a todo individuo siervo, poniéndole siempre ante la vista el
menor número de probabilidades” Bajo estas condiciones Nietzsche sostiene la
necesidad de crear una contracultura como la cultura auténtica que sea capaz de destruir
el orden oficial. Esta visión más crítica de Nietzsche con respecto a los sistemas
educativos como transmisores de la cultura oficial de un Estado, se asemeja a la obra de
Foucault, Vigilar y castigar, donde el filósofo francés sostiene que los modos de
producción de verdad son modos en que entendemos y se construye la realidad, son un
producto social-histórico. A su vez, sostiene que los sujetos aparecen en una
triangulación sujeto-saber-poder. El saber como el conocimiento que extraemos de las
prácticas y de otros sujetos, y el poder como el uso que se hace de esos saberes, por
parte de unos hombres sobre otros. Foucault define dos formas de poder que son, el
poder disciplinario, o la llamada anatomopolítica, que se aplica sobre el cuerpo por
medio de las técnicas de vigilancia y de las instituciones como por ejemplo, los
hospitales, las cárceles y por supuesto las escuelas. Se basa en la disciplina como
mecanismo de control y se intenta la producción de cuerpos dóciles.
Por otra parte, el biopoder, o la biopolítica que tiene como objeto a poblaciones
humanas. El método propuesto por Foucault, que toma de Nietzsche, es el genealógico,
que se sintetiza en tres dimensiones:
1- El sujeto en relación a la verdad, a través de la cual se constituye en sujeto de
conocimiento
2- El sujeto en relación al poder, a través del cual se constituye en un sujeto que
actúa sobre los demás
3- El sujeto en relación a la ética, a través de la cual se constituye en un sujeto
moral.
Es en este sentido que ambas posturas se asemejan, en el entendido de que el manejo del
poder, de los saberes, de los discursos, del Estado, etc, va constituyendo al sujeto, es
decir, son creadores de subjetividades. La subjetividad no es única, ya que cada época
tiene un modo histórico de subjetivación, porque en cada noción de subjetividad se
articulan las distribuciones del poder correspondiente al momento histórico.
Subjetividad significa condición de lo subjetivo, de lo que pertenece al individuo o es
inherente al sujeto humano. Para Foucault el hombre se ha hecho a través del ejercicio
del poder, estructura que empapa a toda la sociedad; el poder no es algo localizable en
el estado o en las instituciones, sino que esta determinado por el juego de saberes que
respaldan la dominación de unos individuos sobre otros. El sujeto se encuentra entonces
atravesado por estas relaciones de poder y no puede ser considerado independiente de
ellas. El poder no solo reprime sino que produce efectos de verdad sobre los sujetos.
La subjetividad es el modo en que el sujeto hace la experiencia; pero en la
modernidad se ve como se coarta esa subjetividad. Es así que ya no es necesario castigar
al cuerpo pues basta con vigilar el alma, esto nos recuerda al panóptico de Bentham, el
cual hace referencia a la subjetividad vigilada. En el panóptico solo un guardia, puede
vigilar a muchos prisioneros, mientras él no puede ser visto. El oscuro calabozo ha sudo
remplazado por la prisión brillante, esta visibilidad es peor; el castigo y la vigilancia son
poderes destinados a educar, es una manera de observar si la persona esta cumpliendo
con sus deberes, una especie de poder que actúa sobre los gustos, discursos, actividades
y aprendizaje del sujeto.
REFLEXIONES FINALES
A partir de la realización de dicho trabajo investigativo, consideramos en primer
lugar que inculcar en nuestros alumnos un pensamiento crítico y reflexivo que les
permita cuestionarse, dudar, investigar y llevar a cabo las prácticas del “conócete a ti
mismo”, implica una buena enseñanza de la filosofía como aquella forma de vida, que
indica una manera distinta de entender al hombre, al mundo y a uno mismo.
Enseñar filosofía implica, poner en juego una práctica teórica completa y
concreta, se trata de un ejercicio riguroso sobre problemas contextuales.
La filosofía dirige la mirada a todo supuesto o fundamento, volviéndose sobre si
misma, conociéndose a si misma como pensar radical.
Pero a pesar de todos los beneficios y ventajas que puede significar este tipo de
pensamiento, vemos que lo que la filosofía nos ofrece no cotiza en el mercado de hoy,
pues vivimos en un mundo donde todas las respuestas se suponen dadas y los problemas
solucionados previamente. El mundo posmoderno con sus avances tecnológicos, es
verdad nos ofrece garantías pero de cierta manera nos estupidiza y nos enajena,
mostrándonos una realidad ilusoria.
El mundo del consumo, el cibermundo, el mundo de la competencia, un mundo
globalizado totalmente influido por los medios de comunicación que nos garantizan
seguridad, felicidad y certezas inmediatas.
Frente a esta problemática nos preguntamos, ¿Qué lugar queda para la filosofía?
Claro que este problema trae aparejado otro de mayor alcance, ¿Qué pasa con el
docente de filosofía? La profesión docente se ha desintegrado ya que hoy las aulas
parecen ser lugares donde el hecho de aprender a aprender queda totalmente
desdibujado
El fin educativo es otro porque la realidad ha cambiado, ya no tiene lugar la
concepción Vaz ferreriana del saber por el saber mismo, parecería que se apunta a
informar mas que a formar a los alumnos; pues lo necesario en un mundo como el de
hoy es brindarle una serie de herramientas para que pueda desempeñarse con facilidad y
rapidez en el mercado laboral mundial. La filosofía junto con el arte del conocimiento
personal o la inquietud de si, es concebida como el que hacer de unos pocos ilustrados.
Así el aula se ha transformado en un espacio complejo, hoy el hecho de asombrase no
tiene sentido en un mundo donde nada nos sorprende, ¿Para qué dudar? Si lo más fácil y
cómodo es aceptar las certezas que nos muestra el mundo y así adaptarnos mejor a lo
que este nos ofrece. Ahora bien es pertinente preguntarnos, ¿Esta forma de vida es
digna, correcta y realmente nos ofrece garantías? En el planteo socrático se destaca la
siguiente máxima, “Una vida sin indagación no merece la pena ser vivida”, pero ¿A qué
filósofos hacemos referencia en tiempos de consumo?, pues como plantea Augusto
Cury “Sin inquietud no hay cuestionamiento y sin cuestionamiento no hay alternativas”.
La filosofía basada en el dialogo, en ese encuentro donde debo respetar y tolerar
la opinión del otro ha perdido su valor, ¿Qué diálogos en tiempos donde lo importante
es tener la razón e imponerla?. En cuanto a esto nos preguntamos, ¿Cómo motivar a esta
masa de gente cómoda?; en primer lugar consideramos que lo fundamental es que
alumno quiera aprender, que de alguna manera esté dispuesto a eso, paro lo cual es un
desafío del docente buscar distintas estrategias para motivar y despertar en ellos la
curiosidad. Una vez logrado esto el docente debería mantener el interés de sus alumnos,
mostrándoles la vigencia que tiene todos los temas filosóficas, haciéndoles entender la
importancia de conocerse a si mismos. La manera o el método que utilice el docente
para transportar es saber a sus alumnos es fundamental, ya que esto desde nuestra
opinión debería trasmitirse como una práctica vivida. Consideramos que nuestro rol nos
incita a intentar cambiar aunque sea en partes esas cabezas enajenadas y lograr despertar
en los jóvenes de hoy el espíritu critica, la sinceridad, la duda, generando y convirtiendo
el aula de filosofía en un espacio propicio para el intercambio de ideas a través del
dialogo y de esta manera ir marcando principios de una democracia liberadora;
intentando salir de esa concepción de libertad negativa, enmarcada en un egoísmo
racional, para alcanzar una libertad positiva, donde le otro es un yo diferente al que
debo reconocer como tal; para lograr un fin común que nos interese y satisfaga a todos.
Al respecto nos dice Vaz Ferreira, “Debe quedar viva como una llama en
espacio abierto, la razón es su parte externa, el sentimiento la parte interna más oscura
y más caliente, los dogmas son las cenizas, no dejemos ahogar la llama, el aire libre la
hace oscilar pero la alimenta (…)”11. Para finalizar creemos que el conocimiento
interior, la inquietud de si, es un buen camino para entender lo que somos y como
somos; pero a su vez es la ruta para reconocer lo que no somos. Para convencernos de
que todo está mal se gastan muchas energías, apostemos a creer que todo puede ser
mejor y que trasformar el mundo es nuestra labor como seres humanos racionales…
En palabras de Marx, “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo
de diversas maneras de lo que se trata es de trasformarlo”12.
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