Trágico ajedrez entre el gallego y el catalán

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SIN MALDAD
Por José García Abad
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Trágico ajedrez entre el gallego y el catalán
F. MORENO
A
El gallego
calcula que el
catalán
adelantará las
elecciones,
quizás con las
municipales,
como
plebiscito
independentista. Lo
siguiente sería
la
proclamación
de
independencia
que obligaría
a Rajoy al
jaque del
artículo 155
F. MORENO
rtur Mas movió ficha en
el tablero, al promulgar
una Ley de Consultas en
la que pensaba colgar
el referéndum de autodeterminación
el 9 de noviembre. Mariano Rajoy
adelantó pieza recurriendo al Tribunal Constitucional. Este lo admitió a
trámite al instante y automáticamente
quedó sin efecto, “cautelarmente”,
dicha consulta y, por tanto todo lo
que la misma llevaba anexa.
Artur Mas adoptó una posición defensiva y paralizó, "de forma cautelar y temporal", la campaña publicitaria ad hoc que había puesto en
marcha, pero avanza sus peones en
sucesivas jugadas, de casilla en casilla, retorciendo el ordenamiento legal con decisiones colaterales como
la creación de la Junta Electoral.
Mariano Rajoy, ésa es la base del
ajedrez, tiene que calibrar ahora los
movimientos de su adversario para
preparar su respuesta, una respuesta
que se hace más arriesgada en la medida en que la partida avanza.
La respuesta del catalán y la contrarréplica del gallego estarán condicionadas por lo que ocurra el 9 de
noviembre, 80 años y un mes después de que Lluís Companys, un 6
de octubre, declarara unilateralmente la independencia de Cataluña y proclamara “el Estat Catalá”.
20 años no son nada, como canta
el tango, pero respecto al problema
catalán, ochenta años tampoco. Son
muchos los elementos que siguen vigentes por lo que sería prudente que
ambos jugadores estudiaran lo que
ocurrió entonces (les recomiendo a
ambos mi libro Cataluña, 10 horas
de independencia, y perdonen lo interesado de mi recomendación).
El Tribunal Constitucional marcha
a su ritmo, a veces desesperante, como cuando tuvo que estudiar la
constitucionalidad del último Estatut. Ahora no se lo va a pensar durante cuatro años pero es probable
que no emita fallo sobre el fondo
del asunto hasta después del 9 de
noviembre.
¿Qué hará Artur Mas entonces?.
Ha prometido respetar la ley. Confieso que hasta ahora yo había creído que mantendría su promesa pero ahora empiezo a dudarlo. No
quiere pecar de tibieza ante el presidente de Esquerra Republicana de
Cataluña, Oriol Junqueras, como hace ochenta años Lluís Companys, el
máximo dirigente de la Esquerra, se
sentía presionado por su díscolo conseller de Gobernación, Josep Dencás, dirigente de una facción paramilitar, uniformada y armada, criptofascista, de ERC denominada “Estat Catalá”.
Cuando Companys, que no era independentista –era más bien azañista– concluye su proclama del “Estat
Catalá”, se dirige a un correligionario y le comenta: “¡Ja está fet! ¡Ja veurem com acabará¡ ¡Veure si ara també direu que no sóc catalanista!” (¡Ya
está hecho¡ ¡Ya veremos como acabará ¡A ver si ahora diréis también
que no soy catalanista¡) Bajo este síndrome parece moverse Artur Mas, de
independentismo más reciente, presionado por Junqueras y por la movilización callejera dirigida por Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC).
No creo que Artur Mas saque las
urnas a la calle pues, además de ser
ilegal, plantearía dificultades técnicas como la negativa de muchos alcaldes a sacarlas. Al parecer el gallego prepara su estrategia ajedrecista desde la convicción de que el
9 de noviembre el catalán, sin más
urnas que las simbólicas, anunciará
el adelanto de las elecciones auto-
nómicas, unas elecciones que se
plantearán como un plebiscito independentista que, probablemente,
hará coincidir con las municipales
y autonómicas el cuarto domingo de
mayo de 2015.
Me siento incapaz de adelantar lo
que pasará en estos comicios aunque es probable que ERC superará a
Convergència, que probablemente
acuda a las urnas divorciada de
Unió. Si se confirma este resultado
se puede dar a Artur Mas y a CiU
por muertos, políticamente hablando. A no ser que Convergència, tragándose el asco que tiene a ERC, ese
partido asambleario al que consideran loquinario, haga pareja con ellos.
Las urnas dirán pero parece que en
el nuevo Parlamento predominarán
los independentistas. El siguiente movimiento en esta trágica partida sería
la proclamación unilateral de independencia. Y eso son palabras mayores que obligarían a Mariano Rajoy
a adelantar la ficha del jaque mate, la
del artículo 155 de la Constitución
que prevé: “Si una Comunidad Autónoma no cumpliera las obligaciones
que la Constitución u otras leyes le
impongan, o actuare de forma que
atente gravemente al interés general
de España, el Gobierno, previo requerimiento al presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de
no ser atendido, con la aprobación de
la mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias
para obligar a aquella al cumplimiento
forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.
Y añade una advertencia: “Para la
ejecución de las medidas previstas
en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas
las autoridades de la Comunidades
Autónomas”. l
nº 1080. 6-12 de octubre 2014
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