RAICES NOVOHISPANICAS DE LA ARQUITECTURA

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RAICES NOVOHISPANICAS DE LA ARQUITECTURA
EN LOS ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DEL
SIGLO XX
Por E d u a r d o
Tejeira
Davis*
I
Durante el primer tercio del presente siglo, en los Estados
Unidos se hizo aparente un marcado interes por el pasado hispänico de algunos de sus estados. En cuestiones de arquitectura, el
producto mäs conspicuo de esta revalorization de la historia fue
el llamado Spanish-colonial style, el cual en su tiempo fue ampliamente considerado una de las corrientes mäs prometedoras del
pais 1 . En este ensayo intentaremos esbozar algunos aspectos del
fondo conceptual — poco conocido en la actualidad — tras esta
polifacetica corriente arquitectonica, la cual quiso encontrar en el
patrimonio novohispanico su inspiration para el presente.
Tal analisis representa un aporte en muchos campos. Fuera de
la importancia innegable de esta corriente en el contexto historico de los Estados Unidos (la cual justifica de por si su estudio), el
presente ensayo toca dos puntos de mäs relevancia para la historia de la arquitectura contemporänea del hemisferio occidental
como conjunto. Estos son, en primer lugar, la transmision de
arquitectura entre los paises de America, y en segundo termino la
historia de las corrientes hispanistas, las cuales abarcan a Espana,
*) El autor se graduo de arquitecto en la Universidad Tecnica de Darmstadt (1977). Esta por terminar un estudio sobre «Raices europeas de la
arquitectura contemporänea en el Caribe y Centroamerica», el cual serä
presentado como tesis doctoral, bajo la supervision de Erwin Walter
Ρ a 1 m, en Heidelberg.
1
) Esto se puede verificar facilmente consultando textos sobre arquitectura moderna norteamericana escritos antes de la Segunda Guerra Mundial,
ο sea antes de que la ideologia internacionalista del Movimiento Moderno
ejerciera su influencia decisiva sobre la historiografia de la arquitectura.
Vease, por ejemplo, G. Η. Ε d g e 11, The American Architecture of To-Day,
Nueva York 1928. Ε d g e 11 fue decano de la facultad de arquitectura de la
Universidad de Harvard.
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Hispanoamerica y los Estados Unidos. Hasta ahora, ambos temas
han gozado de poco interes de parte de los historiadores.
Para empezar, el uso en si del termino «hispanista» para referirse a arquitectura requiere cierta aclaracion. Estas corrientes
casi siempre han adquirido nombres mäs ο menos regionales,
entre los cuales se encuentran la apelacion de Spanish-colonial ο
de « neo-colonial», la ultima muy comiin en Hispanoamerica. Esta
subdivision, empero, hace olvidar los muchos puntos en comiin
entre todas, acercamiento que en parte llego hasta una fusion —
raras veces reconocida como tal, por cierto, por falta de conocimientos del conjunto. Al hacer referencia a una arquitectura
hispanista tocamos ante todo dos puntos en comiin entre estas
corrientes. Ademäs de legitimar el uso de este termino, son de
gran importancia para elucidar la problemätica que mas nos
interesa aqui. El primero es el afän comun de utilizar el patrimonio arquitectonico hispänico (de Espana ο de sus colonias) como
fuente de inspiration ο punto de partida para plantear ο resolver
problemas arquitectonicos del presente. El segundo es la fuerte
interaccion que ocurrio entre sus mayores polos — Espana, Hispanoamerica y los Estados Unidos — la cual se llevo a cabo a nivel
formal, ideologico y personal. Muchos factores favorecian tal
interaccion. En primer lugar estä la ideologia de acercamiento
entre Espana y sus antiguas colonias, comunmente llamada hispanismo 2 . El movimiento de personas entre los polos favorecio un
cierto proceso de trasplante y fusion. En Hispanoamerica, por
ejemplo, los aportes de los muchos arquitectos emigrados de origen espanol a la llamada arquitectura «neo-colonial» fueron en
gran parte trasplantes de los historicismos peninsulares de la
epoca. Finalmente, no hay que olvidar que las diferentes modalidades regionales de la arquitectura hispänica eran ampliamente
consideradas — por lo menos en la practica — intercambiables ο
mutuamente compatibles. Por el tema muy especifico de este
2
) Sobre este tema, vease ante todo Frederick P i k e , Hispanismo
1898—1936, Notre Dame 1971; consultese tambien ei Diccionario de literatura espanola de la Revista de Occidente, dirigido por German Β 1 e i b e r g
et. al., Madrid 1964. Una de las expresiones mäs elocuentes de esta ideologia
en la esfera arquitectonica fue la Exposicion Ibero-Americana de Sevilla en
los anos 1 9 2 9 - 1 9 3 0 .
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ensayo no podemos aqui entrar en mäs detalle, pero este esquema basta para hacer ver que estas corrientes arquitectonicas representan, no una curiosidad historica, sino parte de un proceso
cultural de singular envergadura que merita mäs interes que el
que hasta ahora comünmente se le ha d a d o 3 . En el caso de los
Estados Unidos, nos interesan ante todo los nexos entre las corrientes hispanistas y el afän tipicamente norteamericano de encontrar una expresion arquitectonica propia. En Hispanoamerica,
estos aportes estadounidenses llegaron a adquirir gran relevancia, ya que en su propio redescubrimiento del pasado colonial
muchos arquitectos criollos revirtieron — extrana ironia — a estos
y no directamente a la arquitectura colonial original. En muchos
casos, la verdadera arquitectura colonial les era visualmente
desconocida por falta de acceso ο de conocimientos adecuados y
resultaba mäs facil referirse a una seleccion ya efectuada por los
arquitectos del Norte.
Metodologicamente, este ensayo toma las ideas mäs influyentes dentro de la polemica de la epoca com ο punto de partida. Los
edificios que presentamos se verän principalmente com ο expositores de tales ideas y no como obras de arte que en si merezcan
alguna descripcion detallada. Este metodo harä, por otra parte,
que nuestra seleccion de obras le pueda parecer atipica al que
3
) La bibliografia sobre la arquitectura hispanista es muy escasa. Esta
nunca ha sido estudiada en conjunto y hay que consultar la literatura de
cada pais. En los Estados Unidos, fuera de la obra de Esther Μ c C ο y,
Five California Architects, Nueva York 1960, hay que consultar la literatura
de la epoca, la cual aparece citada a lo largo de este ensayo. Para Mexico,
vease ante todo Israel Κ a t ζ m a η, Arquitectura mexicana contemporänea, Mexico 1963; para el Peril, Hector V e l a r d e , Arquitectura peruana,
Mexico 1946; para Venezuela, Graziano G a s p a r i n i y J. P. P o s a η i, Caracas a traves de su arquitectura, Caracas 1969; sobre Panama, Samuel G u t i e r r e z , Arquitectura panamena, Panama 1966; (yo mismo he
publicado un ensayo que trata del hispanismo en Panama, «Vision latinoamericana de la arquitectura panamena», en: La Prensa, 17 y 25 de septiembre de 1980); sobre Cuba, Luis de S ο t o, The Main Currents in Cuban
Architecture, New York 1929. En la misma Espana, esta arquitectura cayo
casi en el olvido despues de 1931, pero se encuentra en un proceso de
revalorizacion por parte de los historiadores. Veanse ante todo G i η e r d e
l o s R ί ο s, Cincuenta anos de arquitectura espaiiola, 1900—1950, Mexico 1952, y Alberto V i l l a r M o v e l l a n , La arquitectura del regionalismo en Sevilla, 1 9 0 0 - 1 9 3 5 , Sevilla 1979.
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conozca de cerca las trivialidades de la masa de esta arquitectura
en ciudades como Los Angeles y Miami, en la cual lo colonial,
lejos ya de toda intencionalidad conceptual, no es mäs que algiin
detalle decorativo aplicado sin ningiin proposito demasiado profundo. Como todo el mundo sabe, sin embargo, esta discrepancia
entre los diferentes niveles de arquitectura no es unica a esta
corriente, sino un fenomeno general que simplemente hay que
recordar en toda evaluation de la arquitectura culta.
II
Antes que todo serä necesario ubicar el desarrollo de este
movimiento dentro de la arquitectura norteamericana de la
epoca. Es bien sabido que la regresion a arquitecturas del pasado
representa uno de los mäs importantes aspectos — si no el mäs
importante — de la arquitectura occidental del siglo XIX. En
ciertos paises, este fenomeno perduro hasta muy avanzado ya el
presente siglo. Esta regresion tuvo quizäs una trascendencia
mayor en los Estados Unidos que en cualquier otra parte. Es fäcil
comprender las razones. Una vez consumada la independencia de
las trece colonias, la nueva entidad federal se encontro en un
cierto vacio cultural, problema que inmediatamente se expreso
en la arquitectura. Siguiendo las corrientes neocläsicas e historicistas de la epoca en Europa, el camino mäs sencillo y prometedor hacia una expresion arquitectonica propia parecia consistir
en revestir alguna de estas corrientes con simbolismos netamente
estadounidenses, adaptando tambien sus arquetipoos a necesidades nuevas si era necesario. Esta cadena de historicismos empezo
recien inaugurada la republica. La mäs conocida (y mäs antigua)
de estas tradiciones ha sido indudablemente la clasicista, la cual
llego a representar, entre otras cosas, la democracia estadouni.dense en la conciencia popular. El primer gran protagonista de
este movimiento fue sin duda el estadista y arquitecto Thomas
Jefferson (1743—1826), que plasmo sus ideas en la Universidad y
el Capitolio del estado de Virginia, no se diga su enorme influencia en la planificacion de la ciudad de Washington y sus edificios
püblicos. En larga genealogia, esta tradition paso del historicismo
neo-romano de los primeros tiempos al Greek revival y finalmen-
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te al movimiento de ornato y renovacion urbana 11am ado City
beautiful, ultimo eslabon de esta larga cadena, al cual pertenecen
la gran masa de edificios publicos de Washington y sus innumerables copias por todo el resto del pais 4 .
Dentro del pensamiento historicista, el camino mas logico en la
busqueda de una arquitectura propia estadounidense era revertir
al propio pasado. Es aqui que hay que ubicar, para empezar, el
interes por la arquitectura novohispänica, la cual se desarrollo
paralelamente a otros revivals.
La gama de referencias a la propia historia no se limitaba, en
teoria, a los antecedentes coloniales, sino incluia por analogia la
arquitectura de las madres patrias; paralelo a estas se desarrollo
tambien el indigenismo, el cual se baso tambien en gran parte en
la obra de las culturas indigenas de Mexico. Los frutos de esta
inspiration se ven principalmente en la obra de Frank Lloyd
Wright y en la arquitectura de rascacielos en las decadas de 1920
y 1930, para la cual la volumetria y decoration indigenas fueron importantes fuentes.
En la practica, la corriente hispanista tuvo varias fuentes que
terminaron por amalgamarse. Como referencias se encontraban la
arquitectura colonial del Suroeste de los Estados Unidos — principalmente la modalidad novohispänica en las misiones de California y la arquitectura domestica de adobe — y los polos de arquitectura culta en Mexico y, por ültima instancia, en la propia
Espana. La arquitectura colonial de otras regiones hispanoamericanas no parece haber tenido mucho peso dentro de este movimiento, ya sea por falta de nexos historicos ο por simple falta de
acceso, conocimientos, ο interes. Esto en parte se comprueba si
se observa la conspicua falta de literatura de la epoca sobre este
tema, deficit que salta mäs aun a la vista si se lo compara, como
se vera abajo, con la profusion de obras sobre Mexico.
Paradojicamente, el interes por el pasado hispänico hubo de
florecer en los Estados Unidos antes que en la propia Hispano4
) Vease ante todo la obra cläsica sobre este tema, T. H a m l i n ,
Greek Revival Architecture in America, Nueva York 1944. Veanse tambien
Alan G o w a n j ,
Images of American Living, Nueva York 1964,
pp. 243—284 y Vincent S c u l l y , American Architecture and Urbanism,
Nueva York 1969, pp. 50—75, passim.
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america. Esto se debe a muchas razones. De parte de Hispanoamerica, la principal serä quizäs el letargo que sufrio la arquitectura culta durante la mayor parte del siglo XIX. Una vez despertado el anhelo por una gran arquitectura, mayor era el interes por
emular a Europa — recuerdese el Porfirismo — que por reivindicar
una tradition desprestigiada y de dudoso valor para muchos
hispanoamericanos. En muchos circulos el pasado colonial representaba precisamente el origen de todos los males, el perenne
atraso que se pretendia superar.
Ademäs de que en los Estados Unidos no existia este lastre, la
situation en este pais era completamente distinta. Es facil comprender el aporte que potencialmente ofrecia la arquitectura colonial novohispanica a una region tan ävida de tradiciones com ο
los nuevos estados del Suroeste. Esto representa una ironia historica, pues a pesar de que estados c o m o California y Texas ostentaban un innegable pasado novohispanico, estos habian sido präcticamente robados a Mexico. Es mas, el Wild West y los Estados
Unidos fäcilmente parecian la antitesis mäs absoluta a toda cultura hispänica. Para los arquitectos norteamericanos esto no parecia importar m u c h o ; mäs apremiante era el problema de identidad de la region, el cual se hizo palpable una vez consolidadas su
organization politica, poblacion y riqueza. El auge economico
que siguio al Gold Rush en California y al descubrimiento del
petroleo en Texas y de las posibilidades turisticas de la Florida
facilitaron tales aspiraciones. C o m o veremos mäs adelante, las
contradicciones fueron demasiado contundentes para ser superadas por soluciones arquitectonicas estrictamente historicistas.
La historia de la arquitectura hispanista en los Estados Unidos
comienza en la segunda mitad del siglo XIX, cuando empiezan a
aparecer motivos historicos aislados de origen hispänico en la
arquitectura de las grandes firmas de la costa nororiental. C o m o
ejemplos importantes de esta epoca hay que mencionar el primer
Madison Square Garden de Nueva York, obra de la gran firm a de
McKim, Mead & White concluida en 1891 (vease fotografia
no. 1) y el Hotel Ponce de Leon en St. Augustine, Florida, hecho
en 1886 por Carrere & Hastings, c o m p a n i a tambien m u y conocida. El Madison Square Garden ostenta una copia de la Giralda
de Sevilla c o m o principal elemento compositivo. Segun un autor
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contemporäneo, esta famosa torre sugeria «actividades informales y despreocupadas» 5 . No podemos corroborar tal aseveracion,
pero seria muy posible dentro del simbolismo emotivo de aquellos tiempos. Las referencias hispano-mexicanas en el hotel de
St. Augustine se pueden comprender mäs fäcilmente, ya que
St. Augustine, como fundacion espanola, es la mas antigua de los
Estados Unidos. Este genero de arquitectura de analogias y
asociaciones historicas a base de ornamento, formas ο elementos
historicos — copiados con toda fidelidad ο modificados — seria
tan tipico para ciertas corrientes dentro del hispanismo como
para los muchos historicismos de la epoca.
Bertram G. Goodhue (1869—1924), poderoso arquitecto de la
elite neoyorquina, fue el que hizo famosa esta forma de arquitectura hispanista, imprimiendo su personalisimo sello a su desarrollo posterior 6 . Miembro de una de las firmas de arquitectos de
mayor prestigio del pais — Cram, Goodhue & Ferguson, con
sedes en Nueva York y Boston — y viajero apasionado por tierras
mexicanas, antes de emprender el camino hispanista habia sido
colaborador de Sylvester B a x t e r en la preparacion de la
primera gran obra sobre la arquitectura colonial de Mexico, la
«Spanish-Colonial Architecture in Mexico», la cual vio la luz en
1901 (este dato, por cierto, sugiere un inusitado nexo entre los
intereses de la arquitectura actual y la aparicion de la historiografia seria de la arquitectura colonial) 7 . Originalmente, Goodhue
habia hecho su fama como interprete del neogotico. Como
romäntico empedernido, su interes por la arquitectura mexicana
habia despertado muy temprano, quizäs debido a su amor por el
ornamento orgänico, su interes por la integration de las artes y su
aversion hacia la rigidez y academismo de la ültima fase del clasicismo tal como se popularizo en los Estados Unidos. En el
fondo, el gotico y la arquitectura novohispänica representaban un
s
) Vease Leland R o t h , «McKim, Mead & White reappraised», en: A
Monograph on the Works of McKim. Mead & White, Nueva York 1977,
p. 47.
6
) Vease la monografia editada por Charles Harris
Whitaker,
Bertram Grosvenor Goodhue, Nueva York 1925, para detalles sobre su vida
y obra.
7
) Vease C. M a t l a c k P r i c e , The Panama-California Exposition,
en la revista Architectural Record, Marzo de 1915, p. 240.
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escape para individualistas de la estirpe de Goodhue. Alejändose
mäs y mäs del gotico, del clasicismo y de sus socios, ya en 1902
Goodhue proyecta la residencia Villa Gillespie en Santa Barbara,
California 8 . Similar es su residencia para Herbert Coppell en Pasadena (vease fotografia no. 2). Tipologicamente similar a la cläsica
villa italiana, esta casa presenta como entrada un retablo de reminiscencias mexicanas que contrasta, muy a la espanola, con la
desnudez de las paredes 9 . No importa cuän variado y personal
en su ejecucion final, el ornamento de Goodhue seguia fiel al
esquema decorativo historicista, y por eso nos parece legitimo
mencionarlo en este contexto. En todo caso, su exito eclipso la
obra, quizas mas interesante para el observador actual, de otros
arquitectos que hemos de mencionar a continuacion.
Existia otra corriente diametralmente opuesta al historicismo
comun, no solo en el planteamiento del problema de la tradicion,
sino tambien en sus consecuencias präcticas. Partiendo de una
vuelta al uso de materiales sencillos y expuestos horiestamente, a
una simplicidad y excelencia artesanal afines a las teorias de John
Ruskin y Williams Morris (no se diga de Louis Sullivan, con quien
algunos de estos trabajaron), este movimiento tomo como punto
de referencia historica la arquitectura de las misiones dieciochescas de Fray Junipero Serra y la arquitectura colonial domestica
de la region. Utilizando como vocero a Gustav Stickley (1858
— 1942), pregonero de las teorias de Ruskin, quien en 1901
habia fundado la revista de vanguardia «The Craftsman», en la
primera decada del siglo pudo surgir una muy original « escuela de
California», representada ante todo por Bernard Maybeck
( 1 8 6 2 - 1 9 5 7 ) , Irving Gill ( 1 8 7 0 - 1 9 3 6 ) y los hermanos Charles
Sumner y Henry Mather Greene ( 1 8 6 8 - 1 9 5 7 y 1 8 7 0 - 1 9 5 4 ) 1 0 ,
no se diga arquitectos como George Washington Smith ο James
Osborne Craig. Estos ejecutaban sus proyectos para una pequena
8
) Vease Thomas E. T a l l m a d g e , The Story of Architecture in
America, Nueva York 1936, p. 270. Segiin este autor, la Villa Gillespie
sefiala el principio de este estilo.
9
) Vease Ε d g e 11, American Architecture, p. 103.
10
) La obra principal sobre estos arquitectos es Esther M c C o y , Five
California Architects, Nueva York 1960. Vease tambien Alan G ο w a η s,
Images, pp. 3 8 9 - 4 1 3 .
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elite muy diferente a los adinerados moradores de comunidades
como Beverly Hills ο Pasadena, cuyas pretensiones dificilmente
podian armonizar con la sencillez y recato de este tipo de arquitectura. De la obra de todos estos arquitectos se hablaria en
detalle mäs adelante. Por ahora bastard notar que el movimiento
hispanista iba mucho mäs alia de un simple historicismo decimononico y abarcaba casi toda la gama de corrientes arquitectonicas
de la epoca en los Estados Unidos.
Toda revalorizacion de precedentes historicos exige su conocimiento. Esto se hacia factible a traves de viajes ο por medio de
publicaciones. Con los avances de la fotografia, pronto fue
posible difundir la arquitectura a traves de publicaciones lujosamente ilustradas. En lo que concierne a Mexico, finalizando el
siglo X I X se hicieron frecuentes viajes de estudio por parte de
eruditos, artistas y arquitectos. La primera gran publicacion sobre
la arquitectura colonial mexicana, la mencionada obra de Sylvester B a x t e r , fue enormemente influyente, causando una impresion duradera entre muchos arquitectos estadounidenses,
acostumbrados ya a utilizar tales recopilaciones (no solo de
arquitectura, sino tambien de jardines y mobiliario) como fuentes
de inspiracion. En los anos subsiguientes, muchas nuevas recopilaciones de este tipo — casi siempre de poco valor historiogräfico —
salieron a la venta. Casi siempre se trataba de colecciones fotogräficas hechas por algun arquitecto en busca de motivos ornamentales y no tenian otro motivo mas que de servir de catälogos 11 .
^ j E n lo que concierne a Mexico tenemos Atiee B. A y r e s, Mexican Architecture, Nueva York 1 9 2 6 ; Alfred C. Β ο s s ο m, An Architectural Pilgrimage to Mexico, New York 1 9 2 4 ; Hugo B r e h m e , Picturesque
Mexico, Nueva York 1925; Louis L e B e a u m e et al., The Picturesque
Architecture of Mexico, Nueva York 1 9 1 5 ; Garrett V a n P e l t J r . , Old
Architecture of Southern Mexico, Cleveland 1926. En lo que concierne la
arquitectura de las misiones, estän ante todo las difundidi'simas obras de
R e x f o r d Ν e w c ο m b, Franciscan Mission Architecture of Alta California,
Nueva York 1916, y la posterior; Spanish-Colonial Architecture in the
United States, Nueva York 1937. Sobre Espana estä ante todo la obra de
Arthur y Mildred S t a p l e y B y n e , Spanish Architecture of the Sixteenth Century, Nueva York 1 9 1 5 ; Spanish Gardens and Patios, Philadelphia
1 9 2 4 ; Spanish Interiors and Furniture, 3 volumenes, Nueva York 1 9 2 1 ; Spanish Ironwork, Nueva York 1915, y , Provincial Houses in Spain, Nueva York
1925. Tambien debe mencionarse Harold D. Ε b e r 1 e i n, Spanish Inte-
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Ya en la primera decada del siglo veinte se habia hecho tan
conocida la manera hispanizante, que los libros sobre arquitectura moderna de esos tiempos empezaron a incluir capitulos dedicados expresamente a obras hechas de esta manera. Tal es, por
ejemplo, la obra «One-Hundred Country Houses: Modern American Examples», publicada por Aymar E m b u r y I I en 1909,
que bajo la rubric a «Spanish-mission» incluye una serie de residencias campestres — muy malas, por cierto — que de «espanolas» solo tenian una que otra vaga referencia formal al repertorio
hispanico, como columnas salomonicas y remates polilobulados.
El autor comentaba, no sin cierto escepticismo:
«. . .es dificil trabajar con esta arquitectura . . . requiere simpatia
en el manejo y un muy cuidadoso ajustamiento a la ubicacion del
edificio . . . sus techos de bajo declive y paredes de estuco se ven fuera
de lugar si no las rodean las palmeras del Sur. Una cuidadosa busqueda
. . . mostro pocos ejemplares dignos de ser incluidos en esta serie de
residencias norteamericanas de hoy. . ,» 12 .
El publico norteamericano llego a reconocer la importancia de
esta arquitectura como modalidad regional a traves de las exposiciones y ferias internacionales. La importancia que han tenido
estas exposiciones en los Estados Unidos como medios de divulgacion de arquitectura es un dato bien conocido. Nadie duda, por
ejemplo, la profunda influencia que ejercio la «World's Columbian Exposition» de 1893 en Chicago como pregonadora de un
clasicismo de ciudades blancas y majestuosas que hicieran olvidar
la suciedad y desorden urbano de la revolucion industrial. El
hispanismo tambien pudo aprovechar tal coyuntura. Ya en la
exposicion «Alaska-Yukon-Pacific» de 1909 en Seattle, el estado
de California se habia esmerado en manifestar su unicidad historica a traves de un pabellon hecho conform e a tipos historicos de
la region 13 . Sin embargo, Seattle quedaba algo aislada geogräficamente, y no se podia esperar demasiado de una feria regional.
riors, Nueva York 1925. E b e r l e i n tambien se habia especializado en
arquitectura campestre francesa e italiana.
12
) Aymar E m b u r y I I , One Hundred Country Houses: Modern
American Examples, Nueva York 1909, p. 96.
13) G. Η. Ε d g e 1 1, American Architecture, pp. 57—58.
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Con las dos exposiciones californianas de 1915, la «PanamaPacific» en San Francisco y la «Panama-California», en San Diego, este estado tuvo finalmente la oportunidad, so pretexto de
celebrar la apertura del Canal de Panama, de expresar su muy
especial lugar dentro de los Estados Unidos. Aunque fue la mayor
de ambas, la exposicion de San Francisco no represento ningun
logro excepcional en cuestiones de arquitectura y se mantuvo
mäs ο menos dentro de la tradicion clasicista ya comiin desde la
exposicion de Chicago. El edificio principal, la Torre de las Joyas,
de Carrere & Hastings (vease fotografia no. 3), de seguro ninguna
beldad arquitectonica, sorprende ünicamente por su inusitada
prediccion de lo que posteriormente sucederia en el clasicismo
estalinista. Importante es que si hubo alguno que otro ejercicio
hispanizante, como el Palacio de Productos Alimenticios, Agricultura, Transporte, Minas y Metalurgia, y el Palacio de Industrias
varias, ambos de la firma Bliss & Faville (vease fotografia no. 3),
aunque estos se limitaban a presentar elementos decorativos
hispänicos desperdigados sobre estructuras industriales convencionales.
La exposicion de San Diego llego a un nivel muy superior.
Originalmente se pensaba otorgarle el proyecto a Irving Gill, pero
Bertram Goodhue, quien tambien lo deseaba ävidamente, convencio a los organizadores de que el era la unica persona adecuada
para ejecutar la obra, obteniendolo asi el 14 . El resultado final fue
excepcional, por lo menos dentro de lo que hasta entonces se
conocia. Situada pintorescamente sobre una colina al costado de
la ciudad, se trataba de sugerir la idea de una ciudad hispanica
unida al resto del mundo — y al tiempo que aparentemente la
habia olvidado — por un gigantesco puente-acueducto construido expresamente para la exposicion (vease fotografia no. 4).
La revista «Architectural Record» exclamo con jubilo:«La impresion ο (atmosfera) que se ha deseado crear aqui ha sido
la de una Ciudad Espafiola de superficies blancas cubiertas de flores
que refleje la luz del sol y el romance del Sur de California . . . no se
hubiera podido escoger ningun otro estilo arquitectonico tan apropiado para expresar literalmente estos pensamientos en terminos de igual
Ester M c C o y , Five California Architects, pp. 8 7 - 8 9 .
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manera aptos
cos. . ,» 1 S .
histöricamente
y
arquitectonicamente
pintores-
Mas alia de toda valoracion estetica, la exposition fue, sin duda
alguna, una ruptura radical con el concepto clasicista-monumental tan arraigado en Occidente desde las primeras exposiciones
europeas de mediados de siglo. Una vez dentro del ämbito de la
exposition, se yergue a la izquierda de la puerta principal el
pabellon de California, hoy Museo del Hombre (vease fotografia
no. 5). Este edificio, concebido segun las lineas de una iglesia
mexicana dieciochesca — con fachada-retablo, cupula y torre —
trata de sugerir ideas totalmente extranas al espiritu de los arquetipos utilizados. Tal desajuste, sin embargo, no representaba
problema alguno para arquitectos como Goodhue — tan pocos
como anos antes habia sido el utilizar la torre de la catedral de
Sevilla como elemento compositivo para un estadio neoyorquino.
Mas tarde se tratarä de elucidar la extrana logica tras tales proyectos.
Los demäs edificios de la exposition eran de similar corte, si
bien la ejecucion no llegaba al nivel cualitativo de aquel. Nuevo
Mexico hizo su pabellon pn estilo «pueblo», el cual desde la
erection de la Universidad de Nuevo Mexico en Albuquerque
(1905) se habia convertido casi en simbolo de ese estado 16 .
No importa cuän alejada haya estado esta exposition de las
realidades cotidianas, su influencia fue considerable y duradera, ο
por lo menos esto pensaban los criticos de la epoca. Ya no limitändose a la arquitectura residencial, obras publicas de cierta
envergadura — museos, estaciones ferroviarias, ayuntamientos,
escuelas — se hicieron a la manera hispanizante. La arquitectura
civil hispanista se separa, empero, menos de la arquitectura norteamericana convencional que la residencial. Un ejemplo digno de
mention es el Instituto Tecnologico de California (vease fotografias nos. 6 y 7). El proyecto original (fotografia no. 6) se debe a
Bertram Goodhue, pero este fallecio antes de concluirse la obra.
Finalmente esta fue sujeta a muchos cambios. Como en la obra
de Goodhue en general, este proyecto es una amalgam a de dife15
1
) C. Matlack P r i c e , The Panama-California Exposition, p. 242.
6) Vease Ε d g e 11, American Architecture, pp. 66—67.
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Raices novohispanicas de la arquitectura en los EEUU
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rentes fuentes. Situada dentro de la informe estructura suburbana
de Pasadena, la idea original sugiere una ciudad en miniatura,
dominada por la silueta pseudo-colonial del edificio de administration — el cual nunca se llego a construir. Al entrar se observa
un impresionante eje simetrico con portales laterales, alberca y
cipreses el cual, culminado en la cupula del edificio central, inmediatamente quiere transportar al visitante a epocas pintorescas y
remotas en algun lugar vagamente imaginado en Mexico. Los elementos tradicionales hispänicos (portales, cupula con azulejos,
decoracion, etc.), sin embargo, aparecen subordinados al esquema
tradicional de campus norteamericano, plasmado ya desde la
epoca de Jefferson. Como en su Universidad de Virginia, los
diferentes departamentos desembocan simetricamente en los portales laterales, solo que el lenguaje formal estä derivado del Mexico del siglo XVIII y no del repertorio cläsico. Esta fusion de
fuentes heterogeneas es tipica para la arquitectura civil hispanista, aunque los elementos cambian de caso en caso. En una obra
mäs convencional como el ayuntamiento de Beverly Hills (vease
fotografia no. 8), disenado por Harry Koerner y William Gage y
concluido en 1931, los elementos obviamente hispanicos — la
cupula, los remates polilobulados y partes de la decoracion, todos
de inspiration mexicana — son adornos agregados posteriormente
— y mezclados con otros — a un edificio que de otra forma
corresponde completamente a lo usual para proyectos de este
tipo en los Estados Unidos.
Una vez firmemente establecido, en los anos veinte este movimiento se pudo propagar a traves de revistas de amplio tiraje
como el «Architectural Record» y libros de arquitectura contemporänea. Uno de los mäs infatigables promotores de esta arquitectura fue Rexford Ν e w c ο m b, quien ya en 1916 habia publicado un estudio famoso sobre las misiones de California 1 7 . En sus
libros «The Spanish House for America» (Philadelphia 1927) y
«Mediterranean Domestic Architecture in the United States»
(Cleveland 1928) predicaba una arquitectura que destilara de la
tradition hispanica los aspectos utiles para las necesidades modernas de la vida suburbana norteamericana. En especial la primera de
17
) Veasenotano.il.
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Eduardo Tejeira Davis
estas obras es un recetario detalladisimo sobre el uso apropiado
de materiales, ornamento y tipologia que sirvio de manual a
muchos neofitos. L a residencia para Thomas E. Hogg en San
Antonio, Texas, por Atlee y Robert Ayres (vease fotografia
no. 14), la cual aparece publicada en el ultimo de los libros mencionados, puede ser vista como ejemplo cläsico del tipo de casa
que finalmente se plasmo de este movimiento y sirvio de modelo
a miliares de proyectos en las decadas subsiguientes. Paradojicamente, a traves de la popularidad de libros como los de N e w c o m b en la America Latina, este tipo de casa adquirio tambien
alii una impresionante difusion. Los libros y revistas de arquitectura norteamericanos Servian de manuales para una generacion de
arquitectos latinoamericanos en busqueda de soluciones que ofrecieran el confort y modo de vida norteamericanos con alguna
referencia a la tradicion hispänica.
Ill
El principal proposito de este ensayo consiste en aclarar el
fondo conceptual tras la reversion de tantos arquitectos norteamericanos de principios de siglo al mundo de la arquitectura
novohispänica. Como ya se ha visto, esta reversion se debia a
argumentos y actitudes muy disimiles entre si. L o que aparenta
ser paradojico es que la misma arquitectura colonial hubiese podido inspirar a todos. Como se vera, esta contradiction aparente
desaparece si se consideran los antecedentes comunes en las diversas corrientes esteticas y teoricas del siglo X I X .
Como ya hemos dicho, el interes por una arquitectura «norteamericana» era el movil mäs apremiante, aunque no el unico. Y a
aqui habia varias maneras de interpretar lo «norteamericano»,
aün a un nivel conceptual. Para comenzar, para algunos Mexico
representaba, visto idealmente, no necesariamente el triunfo de la
individualidad regional, sino la suma de sumas, aquella totalidad
de lo americano tantas veces exigida como requisito para algiin
futuro American style16.
Como escribia el arquitecto anglo18)
La idea de un American style fue comun en el siglo X I X . En 1884, el
arquitecto de Alabama J o h n Moser proponia, por ejemplo, que tal estilo
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Raices novohispänicas de la arquitectura en los EEUIJ
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neoyorquino Alfred C. Β ο s s ο m en su «An Architectural
Pilgrimage to Old Mexico» 19 , obra de recopilacion fotografica y
consejos präcticos para el arquitecto hispanista,
«. . .habra que buscar aquellas fabricas arquitectonicas que mäs
correspondan al espiritu de las Americas en su totalidad. tHacia
donde ira el peregrino en tal büsqueda? De seguro no se encontrara el
alma de America en la arquitectura colonial [de la costa nororiental de
los Estados Unidos] . . . la büsqueda de lo Americano exige mäs estudio. . . . Mexico! No visitar Mexico es no cononcer el Hemisferio Occidental . . . no haber visto los monumentos de su romantico [pasado] es
no sentir el sentido interior de las tradiciones americanas, ni comprender el desarrollo del pueblo americano» 2 0 .
Si bien se deseaba una arquitectura propia, no todos simpatizaban con la idea de que una arquitectura tal se generalizara por
todo el pais. Como decia el locuaz critico Irving F. M o r r o w
en la revista «The Architect and Engineer» en 1922:
«El que [esta] uniformacion efectivamente se lleve a cabo es uno de
los mas inquietantes aspectos de la arquitectura norteamericana. Cuando un nuevo edificio de oficinas . . . estacion ferroviaria ο fäbrica
aparece en una de las revistas, no se tiene la menor idea, antes de leer
los detalles, de si se halla en Dallas, San Luis, Detroit, ο en una de las
dos Portlands. La mayor esperanza para la arquitectura norteamericana hoy dia no radica en el advenimiento del aclamado «American
style» sino en el surgimiento de numerosos estilos regionales. El expert o en eficiencia [nos acusara] de provincialismo. Pero en verdad nada
es mäs provinciano que sofocar costumbres locales de pensamiento,
accion y expresion en el deseo de asumir actitudes foraneas que no
son ni naturales ni apropiadas . . . felicitemosnos, pues, en que la
complaciente uniformidad de un American style en perspectiva se
ponga en duda de antemano por una intrusion reconocidamente californiana. . .» 2 1 .
deberia unir en si todas las cualidades de las diferentes corrientes europeas
(«vigoroso como el ingles, refinado como el florentino, etc.») Vease Alan
G ο w a η s, Images, pp. 287—288.
19
) Veasenotano.il.
20
) Päginas IX—X, el texto es dificil de traducir, pues como es comun en
los Estados Unidos, el uso del termino «americano» es ambiguo.
21
) Irving F. M o r r o w , «Architecture with a personality: homes by
George Washington Smith around Santa Barbara», en: The Architect and
Engineer, diciembre de 1922, pp. 52—53. Smith, cantero vuelto arquitecto,
fue uno de los mäs important es exponentes del hispanismo en la region.
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Eduardo Tejeira Davis
La solucion de este dilema se convertia directamente en un
problema de actitud hacia la historia y el lugar. Las soluciones
netamente historicistas — las mäs sencillas — permitian diferentes
procedimientos. Se podia escoger, en primer lugar, entre diferentes estilos. Dentro de la corriente hispanica, cada estilo tenia una
gatna muy especial de asociaciones simbolicas, las cuales habia
que considerar cuidadosamente. El tiempo y lugar de origen eran
de especial trascendencia. Un buen ejemplo es el proyecto de
Goodhue para el California Institute of Technology (veanse
fotografias nos. 6 y 7), en el cual el ornamento y las formas
acusan fuertes reminiscencias novohispanicas. Intrigado un
conocido del arquitecto sobre esta eleccion, sugirio el plateresco
de la Universidad de Salamanca como solucion mas apropiada.
Goodhue contesto que el estilo de una universidad en California
deberia corresponder al de una postrera colonia espanola 22 . Una
vez escogido el «estilo», muchas eran las polemicas y opiniones
con respecto a su uso. Las discusiones giraban en torno a la
fidelidad ο libertad permisibles en su ejecucion y a la concordancia entre las funciones del edificio actual y aquellas del edificio ο
edificios que Servian de modelo. Este problema podia ser grave
en un caso como el del mencionado Madison Square Garden de
Nueva York, en el cual la funcion de estadio no tenia nada que
ver con la catedral de Sevilla. Para arquitectos como Goodhue,
por ejemplo, la solucion radicaba en el valor de la originalidad
individual y creadora, la cual al final de cuentas podia superar
casi cual qui er problema. Goodhue propugnaba un «historicismo
creador», aunque merece preguntarse cuan apropiada era su propia arquitectura en este sentido. Su Pabellon de California, por
ejemplo (vease fotografia no. 5), no se limita a utilizar el arquetipo de iglesia novohispänica para museo de feria, sino que reemplaza, en la portada, los santos y figuras alegoricas tradicionales por efigies de conquistadores, reyes, exploradores y misioneros que representan las diferentes fases de la historia de
San Diego y de California. Aun a la vista de sus contemporaneos,
manipulaciones iconograficas de tal brusquedad no estaban muy
lejos ya de labarbarie. La unica justification posible hubiera ocu22) Charles W h i t a k e r, Goodhue, p. 48.
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Raices novohispänicas de la arquitectura en los EEUU
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rrido adjudicändole a Goodhue un sentido de humor ο ironia
historica — por que no — similar a aquel de la arquitectura postmoderna de la actualidad. Este problema, por supuesto, no tiene
solucion. Habia otros caminos mäs abstractos y menos tortuosos. Tal es el caso de Irving Gill, quien aspiraba a desarrollar una
arquitectura integrada al pasado, clima, y modo de vida de California 23 . Para este singular arquitecto, el Oeste de los Estados
Unidos representaba — opinion tipicamente norteamericana en su
optimismo — naturaleza virgen en espera a que el hombre pusiera
alli sus ideales en practica 24 . Las misiones dieciochescas de California eran, en este sentido, dignas de admiracion, pues ofrecian
ademäs, «un medio muy expresivo — por sus horizontales y
planas lineas, airosos portales, techos de teja, campanarios,
. . . arcos de medio punto y jardines amurallados — para retener la
tradicion, historia y romance» 2S .
Esta actitud llevaba a la tradicion colonial, no necesariamente
a traves del ornamento, sino a traves de otros conceptos, todos
firmemente arraigados en ciertos ideales arquitectonicos del siglo
XIX. Estos son el antiguo concepto estetico del picturesque y la
corriente artesanal que propugnaba la pureza, primorosidad y
honestidad en el uso de materiales. Ambas, como el lector notarä,
tambien fueron de gran importancia en el desarrollo de las principales corrientes del Movimiento Moderno internacional, por lo
menos en lo que se refiere al Arts and Crafts movement de Inglaterra y la arquitectura de Frank Lloyd Wright. Estos arquitectos
le daban tanto valor a la idea de appropriateness — la perenne
idea de lo apropiado para cada lugar, tiempo, y uso — como los
del corte de Cram, Goodhue & Ferguson ο Carrere & Hastings,
pero de una manera que iba mäs alia de preocupaciones en torno
al ornamento. Lo apropiado se podia expresar precisamente
prescindiendo en todo ο en parte de este. Mas importante era la
utilizacion de cierta disposicion (patios interiores, arquerias,
etc.), ciertos materiales tipicamente hispänicos (azulejos, teja ο
adobe) muy präcticos para regiones cälidas y secas, ο elementos
23
) Vease Esther M c C o y , Five California architects, pp. 59—101.
) Esther M c C o y , Five California architects, p. 61.
25
) Esther M c C o y , Five California architects, p. 61.
24
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de factura moderna que recordasen la tradicion hispänica, com ο
arcos de medio punto, rejerias, azulejos y fuentes. Como escribia
el critico Irving M o r r o w refiriendose a la obra de otro conocido arquitecto de la region, James Osborne Craig:
«La arqueologia — una aplicacion sin imaginacion ο [capacidad]
creadora de nuestro conocimiento — es una influencia retardante . . .
el que [los arquitectos] mas reconocidamente californianos esten volviendo en su mayor parte a la arquitectura de la epoca espanola no
invalida en ninguna manera la aseveracion de que su problema es
esencialmente de re-creacion mäs que de desarrollo . . . la reversion a
una actitud ο punto de vista espanol es un retorno a principios primar i o s . . . si llamamos la arquitectura actual del Sur de California predominantemente espanola, no es porque podamos aseverar que reproduzca nada que los espafioles hayan hecho en California. . . , pues ya
ha divergido, y seguira divergiendo. . ,» 26 .
Esta referencia abstracta al pasado se nota principalmente en la
obra del circulo en torno a la revista «The Craftsman». En estas
obras se discierne una simplicidad y pureza de lineas que representa una palpable vuelta a primeros principios. Para este genero
de voluntad de forma, las escuetas misiones — casi abstractas en
comparacion con la riqueza arquitectonica de Anähuac — presentaban una alternativa formal mäs plausible dentro de la «actitud
espanola» que una simple variacion de un repertorio ornamental
copiado de libros. Estas inquietudes coincidian con una nueva
estetica que ya agitaba a Europa — recuerdense las polemicas de
Adolf Loos en Viena — la cual indudablemente hubo de impresionar a arquitectos como Irving Gill. Esta confluencia de ideas se
nota especialmente en su Casa Dodge en Los Angeles (1916)
(vease fotografia no. 13), en la cual dos pequenos arcos de medio
punto son los dos ultimos vestigios — casi citas — de formas
tradicionales 27 . La arquitectura concreta de estos arquitectos, sin
embargo, no es del todo comprensible sin considerar, como ya
deciamos, sus actitudes hacia el uso de materiales — el mismo
titulo «The Craftsman» lo dice — y la influencia considerable del
picturesque. En el primer punto, la arquitectura colonial de la
26
) Irving F. M o r r o w , «A step in California architecture», en: The
Architect and Engineer, agosto de 1922, pp. 51—56. M o r r o w tambien
era arquitecto — era miembro de la firma Morrow Sc Garren.
27
) Vease Esther M c C o y , Five California architects, pp. 90—97.
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Raices novohispänicas de la arquitectura en los EEUU
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region correspondia precisamente al ideal de utilizar los materiales directamente y sin pretensiones. Esta actitud se nota, por
ejemplo, en la galeria de la Casa Miltimore, en South Pasadena,
de Irving Gill (1911) (vease fotografia no. 9), en la cual formas
tradicionales, uso de los materiales, concepto de vida y hasta el
mobiliario forman un todo homogeneo. Lo mismo se puede
afirmar del Club Femenino de La Jolla (1913) (vease fotografia
no. 10); los arcos de medio punto, ya en si meras abstracciones,
esconden ademas una nueva tecnica de construction, en la cual el
concreto para las paredes se vaciaba en position horizontal. Una
vez secas, las paredes se levantaban a su position final por medio
de gatos hidräulicos28.
El concepto del picturesque estaba firmemente arraigado en la
mentalidad arquitectonica del siglo XIX. El origen de este concepto estetico en la Inglaterra del siglo XVIII como antipodo de
lo bello y lo sublime es bien conocido, lo mismo que su profunda
influencia en la arquitectura domestica y campestre. Lo pintoresco refleja lo irregular, tosco, asimetrico y orgänico de la naturaleza; en su forma extrema, lo que parezca una pintura. Como
valor estetico era de imprescindible importancia en cualquier
decision arquitectonica; en su postrer forma, se reflejaba en la
election y contraste de materiales, preferentemente toscos, en la
composition asimetrica y desordenada de volümenes, y en la cuidadosa ubicacion dentro del contexto natural. Cualquier edificio
rodeado de naturaleza — aün la naturaleza en miniatura de un
jardin suburbano — debia por fuerza acatarse y armonizar con las
leyes de esta. La arquitectura colonial en todas sus variaciones
cumplia, de alguna forma u otra, con alguno ο todos estos requisites, comenzando por la profusion del ornamento dieciochesco,
pintoresco por excelencia ante los ojos de la epoca. Muy comunes
son las referencias a lo inadecuado de la arquitectura tradicional
de la costa nororiental de los Estados Unidos, concebida originalmente para climas frios y humedos, la cual se veria triste bajo los
soles y palmeras de California, Nuevo Mexico ο la Florida. El
picturesque recorre visiblemente toda la gama de arquitectura
hispanista, desde la obra de Goodhue — recuerdese la exposition
28
) Esther M c C o y ,
Five California Architects, p. 78.
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«Panama-California» en San Diego (vease fotografia no. 4) —
hasta la obra de Gill ο de los hermanos Greene. El efecto pintoresco se nota claramente en la ya mencionada casa Dodge (vease
ilustracion no. 13), ο en la composition volumetrica de la estacion de policia y bomberos en Oceanside (1929), tambien de Gill
(vease fotografia no. 12), la cual parece recordar, no solo la Colonia, sino los «pueblos» indigenas de Nuevo Mexico. Absolutamente pintoresca es la residencia de D. L. James en Carmel Highlands (1917—21), obra de los hermanos Greene (vease fotografia
no. 11), en la cual el dramätico emplazamiento sobre un promontorio y la selection de materiales y formas expresan de forma
dramätica, no solo este principio estetico, sino un romanticismo
impresionante hacia la historia. Este elemento romäntico es dificil de separar del picturesque·, la arquitectura debia hablar, no
solo a la razon, sino tambien a los sentimientos. Recuerdese el
comentario de Bertram Goodhue sobre la election del estilo colonial para el Instituto de Tecnologia de California, al cual agregaba
— extrano argumento para ion arquitecto del presente — la importancia de poder «despertar percepciones durmientes» a traves de
la arquitectura, factor de cierta importancia en el diseno de una
universidad exclusivamente dedicada a las ciencias y la especiali• '
29
zacion .
Finalmente, el interes por la arquitectura virreinal mexicana
tambien obedecia al hastio, ya palpable entre muchos arquitectos, hacia las rigideces y pedanteria de la ultima fase del clasicismo. Entre los mäs romänticos tal desafecto nunca llevo a la mäquina, sino al mundo de las arquitecturas exoticas, entre las cuales se encontraba la novohispänica. En comparacion al clasicismo,
esta arquitectura ofrecia libertad decorativa individual. El ornamento dieciochesco permitia ademäs muchas libertades en la
disposicion interna de los edificios y por su caräcter puramente
decorativo no heria las sensibilidades de los partidarios de la
sinceridad estructural. Los argumentos
de este tipo no son
precisamente de la mayor profundidad, pero merece la pena
mencionarlos, aunque sea brevemente.
29
) Charles W h i t a k e r, Goodhue, p. 46.
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Raices novohispänicas de la arquitectura en los EEUU
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En lo que se refiere a la libertad decorativa, pocas eran las
restricciones ο las leyes por seguirse. Un estipite mäs ο menos no
importaba. Ademäs, pocas eran las personas que conocian este
tipo de arquitectura a fondo, lo que permitia cierta libertad con
respecto a la critica. Rexford Ν e w c ο m b menciona las frecuentes intrusiones de motivos estilisticos italianos — por falta de
conocimientos — en la arquitectura hispanista. Al final de cuentas
esto no importaba, pues se trataba precisamente de liberarse de la
erudicion. N e w c o m b agregaba: «no somos ni italianos ni
espanoles y la labor hecha en California, Florida . . . ο Texas contribuiria poco si fuera simple copia, como cacareada por un
perico, de obras del viejo mundo» 3 0 . Vista de esta manera, cualquier libertad era permisible. Las otras libertades se derivaban de
la esencia del ornamento hispänico, ya que a trav6s de el — asi se
pensaba — no habia necesidad de considerar ni proporciones fijas
ni ritmos predeterminados, lo que en el caso del clasicismo frecuentemente perjudicaba la utilidad de los espacios interior es; ademäs,
se permitian cambios posteriores al edificio sin que se destruyera
necesariamente su unidad estetica 31 . Vemos, pues, una inusitada
version del funcionalismo. Lo mismo sucedia con la sinceridad
estructural; como el ornamento dieciochesco no pretendia dar
lecciones de estructura, «no ofendia» — precisamente por su
caräcter eminentemente decorativo — «ningun requerimiento
estructural esencial» 3 2 .
) Rexford N e w c o m b , Domestic Architecture, prologo (sin paginacion).
31)
El arquitecto Alfred Β ο s s ο m (vease nota no. 11) escribia al respecto, «la libertad es aparente en sus construcciones [i.e., de los espanoles]
. . .si el espaciamiento entre las columnas . . . ο la regularidad precisa de los
vanos de la fachada no permitia el [efecto] deseado en la disposicion interna
del edificio, las columnas ο vanos se cambiaban francamente de lugar, normalmente por una mano maestra, y el resultado era una composicion interesante . . . vivimos en una era de cambio y las posibilidades de alterar . . . un
edificio existente deberian ser de primera importancia en casi cualquier
diseno de presente. Pocos edificios proyectados segun las mäs puras lineas
clasicas permitirian tales cambios [sin herir la vista].» Vease Architectural
pilgrimage, pp. 7—9.
32)
Charles W h i t a k e r, Goodhue, p. 48. A Goodhue se le conocia
como enemigo del academismo clasicista precisamente por todas estas razones.
30
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Eduardo Tejeira Davis
Como en todas partes, al final de cuentas todas estas discusiones eran de poco interes para el arquitecto comun y corriente ο
para el hombre de negocios. El Spanish-Colonial era agradable a
la vista, comodo y popular. La residencia tipica hecha en este
espiritu, de Beverly Hills para abajo, reunia en si todas las co-·
rrientes descritas en un sincretismo bien disimulado: la tipologia
suburbana anglosajona derivada del picturesque, los materiales
tipicamente hispänicos y algun retazo de ornamento colonial
aqui ο alia (veanse las fotografias nos. 14 y 15). Como correspondia a las necesidades de la vida moderna en California ο la
Florida, este tipo de casa rebaso las barreras sociales para convertirse en el verdadero vernäculo, no solo en los Estados Unidos,
sino posteriormente en muchos suburbios hispanoamericanos.
Para terminar, es importante notar que la forma concreta de todo
historicismo depende, al final de cuentas, de los antecedentes del
arquitecto individual. Estas circunstancias explican en parte las
enormes diferencias, por ejemplo, entre la arquitectura hispanista
de los Estados Unidos y el famoso «neo-colonial» en Mexico. En
la obra de arquitectos mexicanos como Manuel Ortiz Monasterio,
Carlos Obregon Santacilia ο Angel Torres Torija, todos de la
primera generacion hispanista, se nota un punto de partida, una
serie de principios tan diferentes a los descritos en este ensayo
que es dificil discernir los puntos comunes. Estas diferencias se
notan ante todo en el uso y comprension del ornamento colonial
y en la seleccion de arquetipos arquitectonicos 33 . Por esta razon
el «neo-colonial» mexicano parece menos lejano de su punto de
origen que la arquitectura correspondiente en los Estados Unidos.
La arquitectura mexicana, ademas, se adheria firmemente a los
principios compositivos de la Escuela de Bellas Artes de Paris, los
cuales a pesar de todo, son mäs afines a la tradicion novohispanica que las corrientes arquitectonicas anglo-sajonas. Por otra
parte, solo los arquitectos hispanoamericanos podi'an efectuar,
una vez cambiada la direccion de los vientos internacionales, una
conversion tan fäcil y räpida a los nuevos preceptos y credos 34 .
33
) Vease Israel Κ a t ζ m a η, La arquitectura contemporänea mexicana, Μέχίοο 1963, pp. 7 7 - 9 8 .
34
) Vease Israel Κ a t ζ m a η, La arquitectura contemporänea, pp. 99
-126.
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Conociendo las trivialidades a las cuales estaba expuesta la
arquitectura hispanista en los Estados Unidos, es dificil dar juicios valorativos. El critico acostumbrado a la fuerza intelectual
de un Frank Lloyd Wright puede echar de menos la profundidad
de espiritu ο la lucidez del argumento. Α ύ η los individuos de
mayor interes como un Irving Gill no dejan de ser casi modestos
y callados artesanos, sin pretensiones mesiänicas — quizäs una
virtud, despues de todo, si se observa lo que pasa cuando los
arquitectos se creen dioses. Arquitectos como Bertram Goodhue
sorprenden e interesan por su romanticismo impresionante. Por
mas que se les critique, la mayoria preferiria estudiar en una
universidad como el Instituto de Tecnologia de California que en
la caja de zapatos del presente, la cual raras veces ofrece algun
estimulo a los sentidos. La arquitectura hispanista hace recordar
valores olvidados por la arquitectura posterior.
Estos sentimientos, sin embargo, van mäs alia de lo que atane
al historiador. L o que interesa es que el movimiento hispanista en
los Estados Unidos fue una sincretizacion de diferentes aspiraciones. Mexico sirvio de fuente de inspiracion para todos, lo mismo
que Francia lo fue en otro momento para los clasicismos del
hemisferio occidental. Α ύ η el « estilo internacional» tambien liego a ser una suma eclectica de muchas corrientes disimiles, lo
mismo que el «racionalismo» de la actualidad; en la arquitectura
este proceso se repite con frecuencia, solo que bajo diferentes
signos. Es por esto que la historia de la arquitectura hispanista
puede llegar precisamente ahora a adquirir cierta relevancia, ya
que la arquitectura culta de occidente se encuentra actualmente,
no solo en un proceso de reaccion contra el Movimiento Moderno, sino quizäs hasta en los albores de una nueva cadena de
historicismos cuyas consecuencias nadie puede predecir.
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Fig. 3: Exposicion Panama-Pacific, San Francisco, 1915. Avenida de las Palmeras, mostrando el Palacio de Industrias varias (Bliss & Faville, arquitectos) en el primer piano. Al
fondo se ven, a la izquierda, la Torre de las Joyas, de Carrere & Hastings, y las dos torres de
la Plaza de las Flores. Fuente fotogräfica: Vease nota 7.
t
Fig. 4: Exposicion Panama-California, San Diego, 1915. Vista general. Bertram G. Goodhue, arquitecto. Dibujo del arquitecto. Fuente: Vease nota 6.
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Fig. 5: Exposicion Panama-California, San Diego, 1915. Pabellon de California, hoy Museo
del Hombre. Bertram G. Goodhue, arquitecto. Foto del autor.
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Fig. 9: Casa Miltimore en South Pasadena, California. Irving Gill, arquitecto. Concluidaen
1911. Fuente fotografica: Vease nota 10.
Fig. 10: Club Femenino en La Jolla, California. Concluido en 1913. Irving Gill, arquitecto,
Fuente fotografica: Vease nota 10.
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Rai'ces novohispänicas d e la arquitectura en los E E U U
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Fig. 11: Residencia para D. L. James en Carmel Highlands, California, 1917-1921. Greene
& Greene, arquitectos. Fuente fotogräfica: Vease nota 10.
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Fig. 12: Estacion de policia y bomberos, Oceanside, California, 1929. Irving Gill, arquitecto. Fuente fotogräfica: Vease nota 10.
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Fig. 13: Casa Dodge en Los Angeles, California. Concluida en 1916. Irving Gill, arquitecto,
Fuente fotografica: Vease nota 10.
Fig. 14: Residencia para Thomas E. Hogg en San Antonio, Texas. Atlee B. y Robert Μ. Ayres, arquitectos. Fuente fotografica: Rexford Newcomb, Mediterranean domestic architecture in the United States, Cleveland, 1928.
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