martes 13 de enero de 1857.

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ffl)IC10N PE
LA MAÑANA.
SK S U S C R I B E . EN M A ^ R I Í > : e n l a Administración.
Carrera d e San Geróninie, 41 principai ; y enwislibreriai
He ios Srí»fi. Cuesta, calle ¡Mayor. Bailty-Baiiíiere. caüe
ílei P r i n c i p e ; I>Tiran. P.#Íel Sr*t: i.eocani» L o p e í .Carmen
M A R T E S 13 D E ENERO D E 1857.
SE S'JSCRIBE: Tn PARÍS, 13 iu» d'Hmtevill..
E!^ LONPRES. 166, Fenchureh S'reé».
PRECIOS BE SUsgBICIOn ~ £» Madridi~-Vn me» l«
reáí's —í« Pro indas Ircs 4». —En ti 'eslr'anj- seisl20.
AÑO n-NÚ!HERO 867.
comoe! 7 dé octubre de 1841: podríamos citará loS qne en canas y de laureles tan dignamente llevadas: y eso queel León
todas las épocas de su virta pública, lo' mismo antes que des- Español no cede anadie en haber aspirado al puesto de v a n pees de 1854 ha*ta 1856, se les ha visto trabajar y litchor pbr> guardia, durante el naufragio que hemos corrido en estos dos
eí triunfo del partido moderado, cuando otros marchaban*! últimos años por el alboratado mar de la revolución, iMvegando
compás do la revolueionxi reclamaban de ella sus antigua» sieinpreen vuelta del cabo de nuestras esperanzas y sin separar ni
posiciones; también podríamos citarle los nombres de mu- un instante la vista del Norte <le nuestras convi cione-i.»
chos de los que, víctimas del frenesí que provocó la revolución de 1S54, vejados, oprim¡dos.^-dcportados, combatían la
SUCESOS DE VALENCIA.
rovolucion y se negaban tenazmente, tanto entonce^ «orno
despu«s, á pirticipar del botín con que SQ les brindaba, y hasDice Za España:
ta á compartir el poder que en mas de un» ocasión se les
«Tenemos noticias de Valencia, fecha del 8. L i ciuda i
ofreció; podríamos citarle los nombre».de los que, acabados estaba completamente tranquila y los mercados se hallaban
de volver del destierro, corrían presurosos á snfqciu: la rebe- ya provistos do toda clase de artículos de consumo. Solo en
lión en Cataluña y en otras provincias; podriarao», por último una parte de' la huerta se notaba cierta resistencia pasiva,
citarle, en conti:apo8¡cion, los nombras d^ los queboynrw pero que se esperaba cedería con el tiempo. Habían sido conatruenan con sus.pretensioncs y con sus méritos, olvidándose finados á varios puntos los señores D. José Pérez Valero, a l de que á ellos y solp aellas, se les, debe la catástrofe de jubo calde que fué (le Valencia, D. Joaquin Cátala y D. Andrés
de 1851, y la humillación del trono, que habían comprometido Campo, hermano del capitalista D. José. L:is elecciones muy abandonado».
.,
.^
,
nicipales empezaban á. preocupar los ánimos de los h.tbituntes
Nucütro colega se abstiene ski embargo, de citar e«tps ({e aquella ciudad. Adelantaban notablemente I. sobras del
nombres, sin duda porque conviene que no seles conozca; ferro-carril,))
y después añade:
VAI/CNCIA 9 de enero.'-E,n esta todo está tranquil.s por
«Asi, por ejemplo, no siempre ha pensado naestro colega tanto han desaparecido los motivos que podia haber do temor:
respecto al general Narvaez !o que ahora piensa, y aun no sin embargo, no se ponen en libertad los presos y aun sr- h ihace muchos meses que era sobradamente severo é injusto ccin CCT nuéVas prisiones. Esta tarde se ha presentado un celador
el duque do Valencia. No hace muchos años qac se 9ítitf«aba en casa de D. Esteban Gatelt (hermano del diputado d é l a s
al general Narvaez de. querer hacer una política pcfTsottal'; y constituyentes del mismo apellido) y se lo ha llevado preso á
sin embargo, ni los qtie antes le acusaban, mW OooidentXt la Cindadela, en don'de permanece incomunicado Dicho Gatell tiene abierto laboratorio farmacéutico, con el que atiende
piensan hoy de la misma manera.»
Los santones, en efecto, son una langosta: tiene razón á lá'subsistencia de su honrada familia, y si no se le pone
pronto en libertad, tendrá su esposa quécolocar rd frente del
el Occidente; pero los no santones son una calamidad; tieestablacimiento un regente para no perecer con sus seis hijos.
ne razón el Diario Español.
Lo qué sucede ó puede suceder á esta familia, está pasando á
Tal es la opinión del León que como maestro de armas otras mnchas. En Eí Valenciano y Diario Mercantil verá Vd.
ha echado el montante, ó inserta anoche los siiguientes las sentencias del consejo permanente.
párrafos:
Hby á las doce hah sido juzgados por este 23 de los presos
«Nada es mas aceptable para un hombre de corazón honque existen en las torres de Serranos, '¡ntre ellos D. Miguel
rado, (le miras rectas de nobles y ^levadas aspiraciones, que
dadanos en la dirección de la cosa pública, la emancipación
Pues bien; siendo esto así, hay partidos que cuando los buenos consejos y las saludables advertencias con que pu^- Sorní, hermano del exdiputado de este apellido. No sabemos
que sentencia recaerá.
completa del pensamiento por medio de la imprenta , la llegan al poder, creyéndose eternos, ignorando que alguna da aprender á distinguir esa raza de seres degradados y de aluOrden general del 7 de enero en Valencia.—Hnn silo condeigualdad ante la ley civil y política; en una palabra , todas vez les ha de tocar sufrir la ley del vencido, fuerzan á los ma, maldecidas con que tiene que rozarse en su peregrinación nados en ejecutoria, y previo el juicio verbal competente,
las grandes conquistas de la civilización que no retrocede gobiernos que los representan á despeñarse por la ai-bilra- por esta vida: ni nada es, por consiguiente, mas aceptable tam- instruido ante el consejo de guerra, los gUarJsís de la huerta
nunca, antes bien acelera sus pasos cuando los gobiernos riedad, que solo conduce, como toda gran violencia, á la bién para un partido político que aspira noble y cnsítana- de Ruzafa, Gaspar Algos y Vicente Olmos, por haber intentamente á hacer la felicidad de su patria, que los generosos avi- do promover él delito de rebislion, comunicando con toda inla comprimen y quieren atajarla en su triunfal carrera.
muerte.
sos que puedan enseñarle á conocer ésa reprobada secta de tención órdenes enteramente contrarias á las que le trasmitió
Hacemos todas estas observaciones sin aplicarlas á nin- farsantes de todos los tiempos y de todos los países, que tienDe consiguiente, todo gobierno que atente á la libertad,
el alcalde de dicha huerta, á pena de 12 años de cadetia
al dereclio; todo gobierno que desoiga la voz de la opinión gún determinado gobierno. Nuestra tesis es indudable. Nos- de villanamente á convertir en metro personal, lo que por temporal ácada uno y accesoria, cosí arreglo a l a s leyes vipública; todo gobierno enemigo de las garantías individua- otros recordamos que los repüblicos como Washington el impulsó de los buenos patricfüs se dirige á mejorar la suer- gentes', y además otras penas correccionales por ocupación de
te y JeíiJ^ca»'lá condición de los pueblos.»
•
armas de fuego conseivadas secretamente.
les, sin las cuales no hay leyes posibles; todo gobierno que mueren bendecidos y llorados, y los tiranos como Nerón
Esta caroca va dereclia al Occidente. Para el Diario ¿"sTambién lo ha sido en ejecutoria Joaquín Ocaña á la pena
en vez de dirigir detenga, que en vez de progresar retroce- mueren níaldecídos y odiadOfT. Comprimir la vida pública,
paño/tiene niifistro colega estas melosas frases.
de siitc años de prisión mayor y accesoria por el delito de
da, se encontrará en lo vacio abandonado del pueblo, sin ahogarla, oprimirla opinión, es des^fariado empeño. Acor«No vamos á buscar paliativos para condenar la conducta conspiración para la rebelión. Rafael Rocafor, Carmelo Ruvín
vida, sin porvenir, será un cadáver, que descomponiéndose démonos qué los mas grandes genios que han querido tira- de los farsantes políticos tan hábilmente pintados por nuestro y Mariano Almiñaha, á 36 meses dé prisión correccional, por
corromperá con sus mia-sraas los aii'es. Si, porque la falla nizar la lib.-Ttad, han sido, sus mas dóciles instrumentos. colega, ni defender la exageración de eso que ha dado en lla- haber desobedecido á la autoridad en la plaza del mercado,
de la opinión pública para los gobiernos, es como la falta de Y si esto sucede á los colosos, ¿qué han de poder contra la marse santonísmo; pero desde esto á generalizar una, acusa- Mariano Vallarin, José Balaguer, Mariano Capllitire, Vicéiite
ción gravísima contra los hombres mas dignos de nuestra e s - Pascual y Manuel Valero, á dos meses de arresto mayor, por
aire pa»a la respiración; como la falta de sangi'e para el libertad los pigmeos?
cuela, hay un mar erizado de escollos, en que puede zozobrar existir conocimiento de que hicieron resistencia pasiva á la
cuerpo.
la suerte del mas grande y poderoso partido. Y no seremos fuerza armada.
Y loque decimos de la política, decimos de la adminisnosotros por cierto los que tengamos que arrepentirnos un día
Igualmente han sido condenados León Cedruelos á siete años
Es curiosa la polémica que se ha suscitado entre el
de
haber echado á pique la querida, nave, que, después de dofl de prisión mayor, con las competentes accesorias, por el d e tración. Los pueblos han llegado ya á la mayor edad; están,
Occidente y el Diario Español acerca, del sautonismo. Yá
pues, emancipados; no necesitan tutelas que ios obliguen á hemos comentado el arti-;ulo del primero: véiisis ahora có- años de una deshecha y espantosa borrasca, hemos ayudado á lito de conspiración para la rebelión, y Carmelo Riera á 36 meafianzar dentro de un puerto seguro.
ses de prisión correccional y lo demis que proreile con a r r e vivir en perpetua infancia; quieren recobrar esa vida muni- .no se esplica el segundo á propósito de los que no son
Jóvenes todavía y sin haber iprohado las dulzuras de lab, po- glo á las leyes vigentes por desacato á la autoridad.
cipal que es su tradición mas grande, mas gloriosa; y no es santones.
siciones oficiales, en ninguno de los puestos de su escala, no
De la misma manera han sido conde:iado's por ocupación" de
posible ya que se sostengan por mucho tiempo gobiernos
«Nosotros, dice, podríamos citar los nombres de los que nos cegaremos nunca hasta el punto de dar á la juventud unos armas de fuego á seis meses de prisión correccional .vlartin
que se empeñen en desoír sus clamores, que quieran cortar han aconsejado, siempre que sé les ha pedido su parecer, esa títulos que no pueden adquirirse sino después de muchos años Gil, Vicento Gali, Antonio Peris y Martin y Cenon Aléixande raíz ese árbol frondoso del municipio y abogar á los pue- poh'tica sagaz, prudente y conciliadora, que ha dado por r e - de pruebas, pruebas de todas clases, de buenos y verdaderos dre, y a tres meses de arresto mayor por armas blancas á Salsultado el triunfo del partido moderado y con él la salvación servicios á la patria, de ir siempre á retaguardia, con modesta vador Mustielles y Ramón Quinzá.
blos en la atmo.sfera sofocante de una centralización invadel pais, en oposición á esa otra política de aventuras y gol- compostura, de nuestros venerandos mayores, de nuestros resHa sido depuesto del cargo de alcalde del partido de Sansora que todo lo esteriliza y aniquila.
pes de mano, que hubiera dado inevitablemente por resultado petables gefes, de nuestros queridos ma^^stlros, rindiéndoles to Tomás Vicente Caries, y cojjienado al teniente alcalde J o Así los pueblos quieren también alivio en los grandes otra sangrienta pagina en la historia de nuestras discordias, constantemente el justo homenaje debido á sus coronas ds sé Brocal á tres meses de arresto mayor por morosidad y apatributos que pesan sobre ellos. Los tributos son como una
inmensa red. Contribuciones directas é indirectas pesan con
No hay síntoma tan propio para conocer los gobiernos gran pesadumbre sobre el peculio del pobre labrador , y
cómo sus armonías con la opinión pública. Cuando un go- hasta sobre el pedazo de pan del jornalero, listo es aflictivo,
bierno refleja las ideas de una época, sostiene las institu- muy aflictivo para los pueblos. Aliviar al pueblo en Sus
ciones progresivas, respeta la ley y la equidad y á mayor condiciones económicas, dar garantías al trabajo es una
abundamiento representa la opinión pública, ese gobierno gran necesidad de la época, y por tanto un deber imprcs-"
puede burlarse de sus enemigos, y desafiar las iras de las cindible de los gobiernos.
Y sin embargo, los gobiernos hoy no viven sino una
opo'siciones. Hace ya largo tiempo que efecto de la libertad
vida
mezquina; sostenerse á toda costa es su divisa. Protede pensamiento admitida y consagrada como un dogma, la
gen
á
sus banderías, y lejos de ser gobiernos de una naoprtfion pública, jnez inapelable, criterio supremo, dirige
ción,
son
gobiernos de un partido. Cuando la ley los incolas naciones. Por eso decíamos al comenzar este artículo
que el síntoma que mas denota la bondad de los gobier- moda para sus fines, rompen la ley; cuando el derecho se
nos,, es el asentiraieato de la opinión publica, especie de opone á sus planes, menosprecian el derecho. Son gobieratmésfera que envuelve las sociedades modernas, y de cuyo nos carísimos. Su gran propagador es el presupuesto. Neinfl.ijjo no. es dado libertarse al j-epúblico que en algo esti- cesitan dinero para pagar un gran estado mayor, dinero
me la libertad y el poderío de su patria. Y digan lo para todo. Además, su continua movilidad les hace impoque quieran todos los que mal avenidos con el progreso, tentes para el bien. Viven como los calenturientos en una
detestan los frutos del árbol de la libertad , que son el perpetua crisis.
¿Y de qué provienen tan graves males? Provienen de su
pan del alma de las generaciones presentes; solo u:i goafán
de cerrar los oídos á la opinión pública, y los ojos á la
bierno libre puede hoy prometerse la popularidad que da
luz
que
destellan las ideas del pueblo. Todas las gi'andes
verdadera savia ala vida pública é incontrastable consistencia
alas instituciones políticas. La Europa hoy está sedienta de instituciones modernas, la prensa, la tribuna, son institulibertad. Hace mas de medio siglo que las revoluciones sacu- ciones destinadas á dar vado á la opinión pública. Es imden á manera de grandes y pavorosas tormentas la vieja posible gobernar á los pueblos contra su voluntad; imposiEuropa y todas esas revoluciones que los escritores católi- ble conocer la voluntad de los pueblos, sino dándoles comcos han llamado mensageras de Dios esas revoluciones (jue pleta libertad para espresarse. El gobierno mas sabio y aun
bandado nombre al siglo presente, han venido á derramar el mas justo, si se empeñara en hacer felices á los piieblps
la libertad en el mundo. La opinión pública hoy quiere la contra su voluntad, se empeñaría en un imposible. La aulib«rkad, la ecmsagracion del derecho, la inviolabilidad del tonomía de los pueblos es una verdad universalmente rehogar doméstico, la intervención de la voluntad de los ciu- conocida.
MADKID 13 DE ENERO.
- 29 —
en agitación, y á devorar los años mas hermosos de mi vida...
Ningún grato recuerdo me queda de estos días; no los echo de
menos; nada me importa que hayan pasado. Solamente lloro y
lloraré mientras viva, mis hermosos días santos de entonces.
Todavía hay hoy un individuo que ejerce especial predominio sobre mí, sin saberlo: es el campanero de mi parroquia
medio rural, medio urbana. En la escala de las reputaciones de
las campanas, las de mi feligresía ocupan un lugar modesto, y
sin embargo cuando repican á misa, me parece que sientozumbar á mi alrededor el aura fugitiva de los días santos de mi niñez, y que el sol se ilumina con la luz de aquel tiempo. El r e pique en estos lugares es todavía patriótico y tenaz; aun no lo
ha desfigurado la peste de la civilización. Ni lascanciones p o pulares, ni las armonías del teatro se han atrevido á poner su
planta sacrilega en las gradas del campanario. Dichoso campanero que me parece has de morir abrazarlo con las tradiciones
de tu antecesor, ¡ojalá que si yo te sobrevivo, tengas un heredero digno de ti! Ño sabes tú, cuando arrastrado por tu entusiasmo de artista te cuelgas de las cuerdas de (as campanas, y
las haces vibrar, saltando de un lado á ofro lado, bañándote
en una catarata de sonidos estruendosos que se despeñan s b r e t i , y van en raudales á perderse en los aires; no sabes tú,
que á corta distancia, en la cima de la montaña, hay alguien
que tira el libro y la pluma, y queda abismado é inmóvil aspirándolas santas armonías que le mandas, ricas con los recuerdos de la infancia! No sabes tú cuantos pensamientos profundos,
cuantos dolores del alma has calmado con esos divinos sonidos.
Oh! que si pudieras restituirme la capilla y el anciano fraile,
y su misa, y sus historias, y el murmullo de los pequeños a r royos que caian en los estanques, y la sombra que daban los
nogales, y la melancolía del crepúsculo vespertino de hace
veinte años; si tal pudieses!... te adoraría de rodillas, fueses
Dios ó Satanás.
Pero ¡ay! no puedes, no puedes. Todo acabó. Hoy soy ciudadano, jurado, elector, hombre de letras: podia ser consejero, gobernador civil, diputado, ministro, si navegasen por ese
ruinbo mis ambiciones, y Dios rae hubiese concedido .ser un
poco mas tonto.
Vida positiva, realidad de este mundo, si fueras una realidad tangible, una realidad real, quisiera verte rendida ante
mí, para ponerte un pié sobre el pecho, pisotearte y escupirte
en el rostro! Soloesto podia consolarme de la pérdida de los
días santos infantiles y de este vivir miserablemente prosaico.
Pero qué tienes tú lector que ver con eso, ni qué te importa mi esplín? Prometí contarte nna vieja historia. Buena ó mala quieres oírla, y una antobioj^rafia íntima. Voyá obedecerte.
Escusas de .gritar mas. Adelanto narrador.
l!.r:i, pues, el lia de la pi'ocüsion del C:.<rpns.
Las calles por donde es'.a había de pasar esiaban u.^íde la
víspera barridas y cubiertas uc juncos y espadañas. Saliendo
— 28 —
Un domingo de entonces, me sonríe aun hoy día dulcemente, cuando vuelvo la vista hacia el camino tortuoso y áspero
por donde he dejado ya, sin síibcr cómo, un tercio del siglo de
la vida.
En el fondo de ese horizonte crepuscular del pasado,^ se me
representan con ^toda viveza la pequeña capilla de la habitación de la infancia en los días de fiesta, y el altar con sus candelabros de talla, dorados, y las jarras de llores que allí se ponían el sábado por la noche, y el madrugar de todos los de la
casa, y la limpieza y particular aseo con que todo ^e preparaba para la misa. SafseDíos con cuánta fe y devoción mi alma,
todavía tierna, se mecía en el cántico monótono que murmuraba el anciano fraile, calvo y macilento, cuyo humilde trage
desaparecía bajo los hábitos abigarrados dclsacerdficio! A través de la alta celosía, el sol semejante á una columna de cristal amasada con polvo de oro venia :l herir de soslayo or; las
gradas del altar, y la trémula luz de las velas, cuya claridad
so anublaba con el resplandor del dia, me parecían espíritus
que se inclinaban esperando la presencia real de Dios para
adorarle. Dcsjsues el fraile que había venido del convento de
líibamar ó de Bucn-viage, almorzaba y comía en casa, y todos
estábamos contentos, porque era un santo varón, de carácter
jovial, y contaba hi.storías que era una maravilla.
En aquellos venturosos dia.s juraría yo que el follage de los
árboles era de un verde mas vivaz, los frutos mas sabrosos, el
aire mas diáfano, el agua mas trasparente, el cielo mas azul, y
hasta las baldosas de la casa mas nuevas y la cal de las pare des mas blanca. Por la tarde corría en la pradera con los otros
muchachos, y lucliíiba, y gritaba, y reia, y sudaba, y me <?ntretenia en juegos y saltos propios de aquella edad; pero cuandool sol descendía hacia elhorizonte, iba á sentarme a l a sombra de una gran hoguera, á oir caer en un estanque un pequeño arroyuelo, y allí permanecía mucho tiempo pensando, ¿Pero
en qué? ¡Acaso lo sé yo! Probablemente en nada. Ello es, sin
embargo, que uii espíritu estaba en una especie de arrobamii. nto, y que sentía levantarse en mi corazón un ligero vapor
de tranquila melancolía, que se condensaba prontamente en
lágrimas, que no llegaban á correr, pero que bailaban en mis
ojos. Y allí me sorprendía la noche, hasta que venianá buscarme, y se disipaba mi encanto; pero conservaba en mi pecho el
recuerdo de aquellos deliciosos instantes
Domingo de los
doce años, en que mi alma inlantil se identificaba con el himno
eterno de la naturaleza, ¡salve! La gloria literaria, el amor de
la independencia, quizá hasta el orgullo de un proceder honrado, todos mis sueños de ambición, los daría yo á trueque de
sentir que auu vivía con vosotros; con vosotros, ¡oh di;vS s a n tos! porqu , los dcm:is, si no jr.^ii tan pálidos como ios de hoy,
eran acre.«, d.olorosos é iuqui'.-tos. Aproximábanse ya las pasiones ardientes é inse'isatas de la juventud; y como que sentía
ya rugir á corta distancia las tempestades que iban á poner
- 2» —
aquí alegrándonos de su dtóo y vergüenza. Asentándola» t o das contra el pendón real, y disparando aun tiempo, acababan
con la fiesta,» ¿Sabéis, señ^r abad, que reflexioné toda la n o che en aquellas palabras, y que posteriormente me ha sido muy
útil en los asuntos de gobierno, la lección de mister Talliaferro?
—Pero, en
fin!...
•
—Pero, enfin,señor abad, prosiguió el canciller, acabando de raspar la manga del vestido, y dando golpecitos con dos
dedos ©n el hombro del venerable prelado; ¿no veis quü la furia del rey esparcida entre muchos, ha de ser como los tiros
de l*s máquinas ca.stellana8, de gran ruido, pero de pequeño
cfectoi' Dejadme, dejadme a u n lado alcamarero paenor. J u n t e mos la artillería que podamos; dispararemos entonces^y la torre vendrá atierra. Era lo que yo debía haber hecho <i«sde luego. No ¡lo h ce, y ahora enmiendo la falta.,.. Comprendéis? •;
El semblante de don Juan de Ornellas, ceñudo hasta.entonces, recobró su serenidad, y asomó en él la sonrisa.
—No solamente sois un hombre llano y honrado, señor canciller, esclanió el abad, sino que sois al inismo tiempo un gran
ministro, enviado por Dios para la salvación y la gloria de
Portugal. Que el Señor os guarde y mantenga para temor de
los malos y defensa de los buenos, es lo que yo pido todos
los días en mis pobrej oraciones á nuestro padre San Bernardo.
—Oratias ago, domine reveréndísime: respondió modestamente el viejo jurisíonsulto, apretando con su mano pequeña, torneada y siempre fria, lá mano ancha y hermosa de su reverencia.
El abad miró para el reloj; la saeta indicaba que después de
las once había recorrido ya un razonable espacio.
—Es hora de marchar, dijo bajándolos ojos hacia el canciller. Los procuradores os esperan en la posada de Mcm BugaIho, cuya indignación toca los límites de la demencia.
—¡Cuitado! interrumpió el valido. Habremos do consolarle.
Necesito de un escribiente que me traslade, sin muchas erratas, algunas de las conclusiones de Bartolo. Tendrá un bufete
en la torre de la escribanía, comida y .salario del rey.
Don Juan de Ornellas sintió una diabólica tentación de ir*
en vista de la singular ocupación á que destinaba el canciller
á un hombre, á quien se habia hecho caer en el garlito del ballestero, en la posibilidad de reemplazar al mismo canciller.
—Volved cuanto antes, mi ilustre amigo, prosiguió Juan
de las Reglas, y aseguradles que me parece que hemos obtenido un triunfo decisivo. Id, mientras que yo me dirijo á casa
de ios hennanoí! Decem y de Pcdreanes Lobato, que ha de
acompañarme.
El digno prelado apretó dj nuevo la mano d,;l canciller, y
partió apresuradamente,
•
,)uan de las Reglas se puso á escuchar. Apenas sintió cerMmeji dtl Citt*r.
Ú
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