Número de registro: 2023 Octava Época Instancia: Tercera Sala

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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
Número de registro: 2023
Octava Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XIV, Agosto de 1994
Página: 164
CONTRADICCION DE TESIS 33/93. SUSCITADA ENTRE EL PRIMERO Y SEGUNDO
TRIBUNALES COLEGIADOS DEL DECIMO QUINTO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
TERCERO.-Los fallos que dieron origen a la tesis pronunciada por el Primer Tribunal
Colegiado del Décimo Quinto Circuito, son los siguientes:
a) Amparo en revisión número 81/92-I civil, promovido por María Isabel Márquez, fallado el
ocho de abril de mil novecientos noventa y dos, que en lo conducente dice:
"TERCERO.-Es fundado pero inoperante el primero de los agravios transcritos e infundados
los restantes, los que se analizarán conjuntamente debido a la relación que guardan entre sí."
"En efecto, fundamentalmente la ahora recurrente finca sus agravios en el sentido de que el a
quo erróneamente resolvió concediendo el amparo y protección de la Justicia Federal para el
efecto de que la amparista María Isabel Márquez fuese oída y vencida en procedimiento
otorgándosele la garantía de audiencia, argumentando al respecto, que el bien objeto del
litigio consistente en la fracción C del lote número 99 de la Delegación de la Mesa de la
ciudad de Tijuana, Baja California, no se encontraba inscrito a nombre de la sociedad o en su
caso al de la propia quejosa, sino que únicamente aparecía a nombre de Miguel García
Gutiérrez y que por tanto era procedente su acción de prescripción, toda vez que tampoco
aparecía la quejosa en la operación de compraventa celebrada con relación al bien litigioso;
sin embargo, lo anterior resulta inoperante, en virtud de que, aun cuando los derechos de
copropiedad de la quejosa no fueron derivados de la compraventa entre Miguel García
Gutiérrez con los vendedores Andrés Jiménez y Victoria Padilla de Jiménez (página 107 y
108) sí lo fueron de la sociedad legal proveniente de su matrimonio con el citado García
Gutiérrez."
"Ciertamente, consta en autos (foja 10), el acta de matrimonio celebrado entre Miguel García
y María Isabel Márquez de fecha veintisiete de febrero de mil novecientos treinta y nueve, en
la que aparece que contrajeron nupcias bajo el régimen de sociedad legal, e igualmente, que
el diecinueve de octubre de mil novecientos setenta y uno Miguel García adquirió el
inmueble que se menciona en el apartado anterior, por lo que resulta que dicho bien ingresó
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al patrimonio de la sociedad legal y por ende, como lo estimó el Juez de Distrito,
correspondiendo en copropiedad a la promovente del amparo María Isabel Márquez debió
llamársele al juicio de prescripción positiva en que se declaró propietario de él a la tercero
perjudicado Adela García Márquez."
"No se opone a lo anterior lo que aduce el autorizado de la tercero perjudicado, en el sentido
de que el bien prescrito no se inscribió en el Registro Público de la Propiedad a nombre de la
sociedad conyugal y que por ende no había necesidad de citar a juicio a la quejosa, invocando
tesis jurisprudenciales relativas a las legislaciones del Distrito Federal y el Estado de Jalisco,
porque si bien es cierto que dichas tesis dicen que si los bienes inmuebles de la sociedad
conyugal no se inscriben a nombre de ella sino sólo al de uno de los cónyuges, no puede
producir efectos frente a terceros y que la demanda de prescripción positiva debe entablarse
contra quien aparezca como dueño en el Registro Público de la Propiedad, cabe precisar que
la inscripción de los inmuebles en ese registro, tiene por finalidad proteger a los terceros de
buena fe que contratan con los cónyuges casados bajo el régimen de sociedad conyugal, a fin
de evitar que sean defraudados por ocultaciones o modificaciones de capitulaciones
matrimoniales que sólo conocen los cónyuges, de donde se infiere que si los terceros que
contratan con el cónyuge que aparece como propietario del bien en el Registro Público,
conocen o debe suponerse fundadamente que conocen la situación legal del bien con relación
a ambos consortes, tal situación sí le es oponible al tercero con quien estos últimos contratan,
puesto que partiendo de su conocimiento del régimen legal del bien, no puede admitirse que
se dé la defraudación que trata de evitar la inscripción registral, de tal suerte que, si como
sucede en el caso, la tercero perjudicado Adela García Márquez, es hija del matrimonio de
María Isabel Márquez, y Miguel García Gutiérrez, según se desprende del escrito de demanda
de amparo a foja 2 del expediente dentro del capítulo de antecedentes punto 2, y la cual no
fue refutada por la tercero perjudicado, se supone fundada y legalmente que conocía la
situación jurídica del bien respecto de sus padres, esto es, que pertenecía no sólo a su padre
Miguel García Gutiérrez por estar inscrito a su nombre sino también a su madre María Isabel
Márquez por virtud de su matrimonio contraído bajo el régimen de sociedad legal, luego, en
todo caso la demanda de prescripción positiva debió entablarse también en contra de María
Isabel Márquez, como así lo apreció el Juez de Distrito, en acatamiento a lo dispuesto por el
artículo 14 constitucional que salvaguarda la garantía de audiencia en favor de la afectada ..."
b) Amparo en revisión 170/92-I civil, promovido por María Isabel Márquez de García, cuya
resolución de fecha primero de julio de mil novecientos noventa y dos, en lo conducente dice:
"QUINTO.-Resultan sustancialmente fundados los anteriores conceptos de violación, los que
se analizarán conjuntamente dada la relación que guardan entre sí.
"En efecto, asiste razón a la quejosa en cuanto alega que la sentencia impugnada le irroga
agravios por cuanto que, el Juez responsable declaró que la prescripción positiva se había
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consumado y que Adela García Márquez había adquirido la propiedad por prescripción de la
fracción de los lotes 7-FS y 8-FN de la manzana número 109 del Fraccionamiento El Paraíso
de la ciudad de Tijuana, Baja California, cuando dice, dicho inmueble le corresponde en un
50% en virtud de la sociedad conyugal que formó con su esposo Miguel García con motivo
de su matrimonio y que por tanto al no habérsele llamado al juicio civil de prescripción que
sobre dicho terreno promovió Adela García Márquez en contra de su esposo únicamente viola
en perjuicio (sic) el artículo 14 constitucional, pues tal y como lo aduce la quejosa, la
sentencia combatida resulta ilegal por las razones que a continuación se expresan:
"Consta en autos que con fecha veintisiete de junio de mil novecientos noventa y uno, Adela
García Márquez promovió ante el Juez Segundo de lo Civil de la ciudad de Tijuana, Baja
California, juicio ordinario civil de prescripción positiva, demandando al diverso tercero
perjudicado Miguel García Gutiérrez la prescripción positiva de los inmuebles que se
identifican como lotes 7-FS y 8-FN de la manzana número 109 del Fraccionamiento El
Paraíso de aquella ciudad (foja 45)."
"Consta también que por auto de primero de julio del mismo año se admitió la demanda en la
vía y forma propuesta ordenándose el emplazamiento del demandado (foja 47);
compareciendo ante el Juez a quo el doce de julio a ratificar el contenido de su escrito en el
que dio contestación a la demanda allanándose a las prestaciones reclamadas, solicitando se
dictara sentencia definitiva (foja 48)."
"Consta además que con fecha trece de agosto de mil novecientos noventa y uno, el Juez de
instancia dictó sentencia por la que declaró que la prescripción adquisitiva se había
consumado por lo que la actora adquirió la propiedad del inmueble de referencia, ordenando
la cancelación total de la inscripción que existía del bien en favor del demandado (fojas 50 y
51), sentencia que causó ejecutoria mediante proveído de cinco de septiembre de mil
novecientos noventa y uno (foja 53).
"Ahora bien, de las constancias que integran el sumario constitucional se advierte que con
fecha veintisiete de febrero de mil novecientos treinta y nueve, ante el Oficial del Registro
Civil de San José de los Reynoso, Municipio de San Miguel El Alto, Jalisco, contrajeron
matrimonio Miguel García y la hoy quejosa bajo el régimen de sociedad legal y, que
posteriormente el primero de ellos adquirió el inmueble que hoy se disputa mismo que se
encontraba registrado en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio de la ciudad de
Tijuana, Baja California, bajo partida número 32423 de veinticinco de junio de mil
novecientos ochenta y cuatro.
"Obran también los testimonios de Wilfrido Martínez Maya, Héctor García y Everardo
Márquez Padilla (fojas 104 a 107), quienes coincidieron en manifestar que conocían a Miguel
García Gutiérrez, María Isabel Márquez aquí quejosa, Adela y Fidel García Márquez, estos
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últimos quienes demandaron a su padre Miguel García Gutiérrez la prescripción positiva del
lote de terreno antes descrito, y quienes resultan ser hijos del matrimonio formado por las dos
primeras personas arriba citadas."
"En ese orden de ideas, es de concluirse que, como se asentó, la quejosa y el tercero
perjudicado Miguel García contrajeron matrimonio bajo sociedad legal, régimen que consiste
en la formación y administración de un patrimonio común diferente de los patrimonios
propios de los consortes y cuya representación exclusiva y plena corresponde al marido como
una de las funciones que la ley le asigna dentro del matrimonio, sin que el dominio de cada
cónyuge sobre sus bienes o partes determinadas o alícuotas se precisen, sino al liquidarse la
sociedad por las causas establecidas por la ley; consecuentemente, el inmueble de referencia
quedó comprendido dentro de los bienes adquiridos dentro del matrimonio puesto que fue
con posterioridad al mismo, que lo adquirió el cónyuge Miguel García por tanto, al
promoverse juicio ordinario civil de prescripción positiva respecto del lote multicitado en
contra de aquél, la quejosa debió ser llamada al juicio, ya que siendo la actora hija del
matrimonio, es de estimarse que conocían del régimen matrimonial que regía sus bienes, por
lo que al demandar a su padre Miguel García Gutiérrez, en virtud del contrato de cesión de
derechos que dijo tenía celebrado con éste, es evidente que la quejosa resultó afectada en la
parte que le corresponde en relación al inmueble en disputa precisamente por el régimen de
sociedad legal con el que se unió en matrimonio ya que dicho bien es patrimonio de la
sociedad legal y por ello pertenece a ambos, de lo que se concluye que, al haberse tramitado
el juicio ordinario civil número 1104/91, solamente en contra de Miguel García Gutiérrez
ante el Juez responsable, decretándose la prescripción positiva en favor de la actora Adela
García Márquez hija de ambos consortes, es claro que se infringieron en perjuicio de la
promovente las garantías que consagran los artículos 14 y 16 constitucionales al habérsele
negado la oportunidad de ser oída y vencida en el juicio de referencia."
c) Amparo en revisión número 179/92-1 civil, promovido por María Isabel Márquez de
García, resuelto el ocho de julio de mil novecientos noventa y dos, cuya resolución en lo que
interesa, es del texto siguiente:
"QUINTO.-Resultan sustancialmente fundados los anteriores conceptos de violación, los que
se analizarán conjuntamente dada la relación que guardan entre sí.
"En efecto, asiste razón a la quejosa en cuanto alega que la sentencia impugnada le irroga
agravios por cuanto que, el Juez responsable declaró que la prescripción positiva se había
consumado y que Adela García Márquez y Fidel García Márquez habían adquirido la
propiedad por prescripción de una fracción de terreno ubicado en la Colonia Veinte de
Noviembre, con una superficie de 5.537.805 metros cuadrados de la ciudad de Tijuana, Baja
California, cuando dice, dicho inmueble le corresponde en un 50% en virtud de la sociedad
conyugal que formó con su esposo Miguel García con motivo de su matrimonio y que por
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tanto al no habérsele llamado al juicio civil de prescripción que sobre dicho terreno promovió
Adela García Márquez en contra de su esposo únicamente viola en perjuicio (sic) el artículo
14 constitucional, pues tal y como lo aduce la quejosa, la sentencia combatida resulta ilegal
por las razones que a continuación se expresan:
"Consta en autos que con fecha nueve de julio de mil novecientos noventa y uno, Adela
García Márquez y Fidel García Márquez promovieron ante el Juez Segundo de lo Civil de la
ciudad de Tijuana, Baja California, juicio ordinario civil de prescripción positiva,
demandando al diverso tercero perjudicado Miguel García Gutiérrez la prescripción positiva
de los inmuebles que se identifican como una fracción de terreno ubicada en la Colonia
Veinte de Noviembre de la ciudad de Tijuana, Baja California y con una superficie de
5,537.805 metros cuadrados (foja 85)."
"Consta también que por auto de diez de julio del mismo año se admitió la demanda en la vía
y forma propuesta ordenándose el emplazamiento del demandado (foja 87); compareciendo
ante el Juez a quo el doce de julio a ratificar el contenido de su escrito en el que dio
contestación a la demanda allanándose a las prestaciones reclamadas, solicitando se dictara
sentencia definitiva (foja 88 vuelta)."
"Consta además que con fecha trece de agosto de mil novecientos noventa y uno, el Juez de
instancia dictó sentencia por la que declaró que la prescripción adquisitiva se había
consumado por lo que la parte actora adquirió la propiedad del inmueble de referencia,
ordenando la cancelación total de la inscripción que existía del bien en favor del demandado
(fojas 90 y 91), sentencia que causó ejecutoria mediante proveído de once de septiembre de
mil novecientos noventa y uno (foja 93)."
"Ahora bien, de las constancias que integran el sumario constitucional se advierte que con
fecha veintisiete de febrero de mil novecientos treinta y nueve, ante el Oficial del Registro
Civil de San José de los Reynoso, Municipio de San Miguel El Alto, Jalisco, contrajeron
matrimonio Miguel García y la hoy quejosa bajo el régimen de sociedad legal y, que
posteriormente el primero de ellos adquirió el inmueble que hoy se disputa mismo que se
encontraba registrado en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio de la ciudad de
Tijuana, Baja California, bajo partida número 16224 de ocho de mayo de mil novecientos
sesenta y cinco."
"Obran también los testimonios de Wilfrido Martínez Maya, Héctor García y Everardo
Márquez Padilla (fojas 69, 70 y 71), quienes coincidieron en manifestar que conocían a
Miguel García Gutiérrez, María Isabel Márquez aquí quejosa, Adela y Fidel García Márquez,
estos últimos quienes demandaron a su padre Miguel García Gutiérrez la prescripción
positiva del lote de terreno antes descrito, y quienes resultan ser hijos del matrimonio
formado por las dos primeras personas arriba citadas."
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"En ese orden de ideas, es de concluirse que, como se asentó, la quejosa y el tercero
perjudicado Miguel García contrajeron matrimonio bajo sociedad legal, régimen que consiste
en la formación y administración de un patrimonio común diferente de los patrimonios
propios de los consortes y cuya representación exclusiva y plena corresponde al marido como
una de las funciones que la ley le asigna dentro del matrimonio, sin que el dominio de cada
cónyuge sobre sus bienes o partes determinadas o alícuotas se precisen, sino al liquidarse la
sociedad por las causas establecidas por la ley; consecuentemente, el inmueble de referencia
quedó comprendido dentro de los bienes adquiridos dentro del matrimonio puesto que fue
con posterioridad al mismo, que lo adquirió el cónyuge Miguel García por tanto, al
promoverse juicio ordinario civil de prescripción positiva respecto del lote multicitado en
contra de aquél, la quejosa debió ser llamada al juicio, ya que siendo los actores hijos del
matrimonio, es de estimarse que conocían del régimen matrimonial que regía sus bienes, por
lo que al demandar a su padre Miguel García Gutiérrez, en virtud del contrato de cesión de
derechos que dijo tenía celebrado con éste, es evidente que la quejosa resultó afectada en la
parte que le corresponde en relación al inmueble en disputa precisamente por el régimen de
sociedad legal con el que se unió en matrimonio ya que dicho bien es patrimonio de la
sociedad legal y por ello pertenece a ambos, de lo que se concluye que, al haberse tramitado
el juicio ordinario civil número 1205/91, solamente en contra de Miguel García Gutiérrez
ante el Juez responsable, decretándose la prescripción positiva en favor de la actora Adela
García Márquez hija de ambos consortes, es claro que se infringieron en perjuicio de la
promovente las garantías que consagran los artículos 14 y 16 constitucionales al habérsele
negado la oportunidad de ser oída y vencida en el juicio de referencia."
CUARTO.-La tesis que sustenta el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito,
tiene su antecedente en la resolución de fecha primero de abril de mil novecientos noventa y
dos, pronunciada en el juicio de amparo en revisión número 65/92 civil, promovido por Fidel
García Márquez, la que, en lo conducente dice:
"TERCERO.-El primero de los agravios es suficientemente fundado."
"En efecto, la sentencia dictada por el Juez Tercero de Distrito en el Estado, dentro del
expediente número 3897/91-III, mediante la cual concedió el amparo y protección de la
Justicia Federal a María Isabel Márquez causa agravios al recurrente Fidel García Márquez."
"La quejosa en el juicio de garantías reclamó del Juez y del secretario de Acuerdos del
Juzgado Segundo de lo Civil todo lo actuado dentro del expediente número 1206/91, del
Juzgado mencionado, del Partido Judicial de Tijuana, Baja California, en donde se demandó
en la vía ordinaria civil y en ejercicio de la acción de prescripción positiva a Miguel García
Gutiérrez (esposo de la quejosa), por la prescripción de la porción C del lote número 99 de la
Delegación de la Mesa de la ciudad de Tijuana; asimismo, del registrador del Registro
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Público de la Propiedad y del Comercio de la misma ciudad reclamó el cumplimiento que
haya dado o pretenda dar a la sentencia dictada en el expediente 1206/91 antes mencionado."
"La peticionaria del amparo, en sus conceptos de violación alegó esencialmente que el juicio
de prescripción positiva seguido en contra de su esposo, se instauró sin que haya sido llamada
a juicio a pesar de estar casada con el demandado y ser copropietaria del inmueble objeto del
juicio, en virtud de la sociedad conyugal que ambos cónyuges tienen celebrada desde la fecha
en que contrajeron matrimonio."
"El Juez de primer grado, al resolver dictó sentencia concediendo el amparo a la quejosa,
haciendo descansar dicho fallo, fundamentalmente, en el argumento consistente en que se
habían violado en perjuicio de la quejosa las garantías consagradas en los artículos 14 y 16
constitucionales, al haberse declarado la prescripción positiva en favor del actor sin haber
oído ni vencido en juicio a la quejosa, quien resultó afectada con dicha determinación en la
parte de la propiedad que le corresponde del inmueble en cuestión, la cual deriva de la
sociedad conyugal que tiene constituida con su esposo desde la fecha de su matrimonio,
puesto que el bien inmueble referido es patrimonio de la sociedad conyugal ya que el mismo
adquirió (sic) con posterioridad a la celebración del matrimonio."
"Fidel García Márquez en su carácter de tercero perjudicado, se inconformó con dicha
resolución, manifestando en su escrito de revisión que la resolución citada le causó agravios,
ya que el bien materia de la litis se encuentra inscrito en el Registro Público de la Propiedad y
del Comercio, en favor de Miguel García Gutiérrez y que, por tanto, no era necesario llamar a
juicio a la quejosa y que la sociedad legal habida entre Miguel García Gutiérrez y María
Isabel Márquez nunca se inscribió en el Registro Público de la Propiedad."
"Ahora bien, la parte inicial de los agravios formulados por el recurrente es fundada y
suficiente para revocar la resolución materia de la presente revisión y negar el amparo y
protección de la Justicia Federal solicitados por la quejosa."
"Ciertamente, asiste la razón al recurrente Fidel García Márquez al sostener que la sentencia
dictada por el Juez Segundo de lo Civil es legal y no violatoria de garantías como lo estimó el
Juez recurrido, ya que no era necesario que se llamara a juicio a la quejosa."
"La sola demostración de las circunstancias relativas a que el inmueble materia del juicio
natural se encuentra registrado a nombre de Miguel García Gutiérrez, y por otro lado, que la
sociedad conyugal constituida entre éste y la quejosa no se encuentra registrada en el
Registro Público de la Propiedad y del Comercio, es suficiente para dejar establecido, que
atento a dichas circunstancias, la sentencia dictada por el Juez natural, contrario a lo resuelto
por el Juez de amparo, no es violatoria de garantías individuales en perjuicio de la citada
amparista, puesto que con tales evidencias queda plenamente acreditado que esta última no
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tiene ningún derecho sobre el inmueble materia del juicio de donde derivó el acto reclamado.
"Lo anterior se desprende del análisis de los artículos 180, 2567 y 2869, fracción VI, del
Código Civil del Estado, en vigor. El primero de tales dispositivos establece: 'La sociedad
conyugal se regirá por las capitulaciones matrimoniales que la constituyan y en lo que no
estuviere expresamente estipulado, por las disposiciones relativas al contrato de sociedad.'.
Aunque en la especie, la sociedad conyugal que se comenta (sic) no existen capitulaciones
matrimoniales, por lo que lógicamente no existe inscripción de las mismas en el Registro
Público de la Propiedad, de cualquier forma, para que la sociedad conyugal celebrada tuviere
efectos contra terceros era menester su inscripción en el Registro Público de la Propiedad
atento a lo dispuesto en el artículo 2567, que textualmente dispone: 'El contrato de sociedad
debe inscribirse en el Registro de Sociedades Civiles para que produzca efectos contra
tercero', en relación con el 2869, fracción VI, del mismo ordenamiento legal, que por su parte
reza: 'Se inscribirán en el registro los siguientes documentos: La escritura constitutiva de las
sociedades civiles y la que la reforme.'"
"Además, en el caso que se estudia, resulta aplicable la tesis de jurisprudencia invocada por
el inconforme, localizable bajo el número 280, en la página 789, del Apéndice 1917-1985,
Volumen IV, bajo el rubro: 'SOCIEDAD CONYUGAL. NECESARIA INSCRIPCION EN
EL REGISTRO PUBLICO DE LA PROPIEDAD DE LOS BIENES INMUEBLES A
NOMBRE DE LA. PARA QUE SURTA EFECTOS CONTRA TERCEROS.'"
"En consecuencia, habiendo quedado debidamente probado en autos que la quejosa no
acreditó ser titular del derecho de copropiedad que alegó (derivada de la sociedad conyugal
que constituyó con su cónyuge) sobre el inmueble objeto del juicio de prescripción positiva
en cuestión cuyas actuaciones reclamó ante el Juez a quo, debe concluirse que no se causó
lesión alguna a la esfera jurídica de la citada amparista, por lo que, deberá revocarse la
resolución que se revisa y negarse el amparo y protección de la Justicia Federal a su
impetrante."
QUINTO.-Por cuestión de orden conviene determinar previamente, si en el caso a estudio
existe contradicción entre las tesis sustentadas por los Tribunales Colegiados Primero y
Segundo del Décimo Quinto Circuito, al resolver, el primero, los juicios de amparo en
revisión números 81/92, 170/92 y 179/92, y el segundo, el amparo en revisión número 65/92,
que ahora se confrontan, ya que sólo en tal supuesto es dable determinar cuál criterio es el
que debe prevalecer.
Esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que, para que exista materia a
dilucidar respecto de cuál criterio debe prevalecer, debe existir, cuando menos formalmente,
una oposición de criterios jurídicos en los que se controvierta la misma cuestión; es decir,
para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada debe referirse a las
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consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas vertidos dentro de la parte
considerativa de las sentencias respectivas, que son las que originaron, precisamente, las tesis
que sustentan los órganos jurisdiccionales.
En otros términos, se da la contradicción anterior, cuando concurren los siguientes supuestos:
a) Que al resolver los negocios, se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se
adopten criterios discrepantes: b) Que la diferencia de criterios se presente en las
consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; c)
Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos. Al respecto, tiene
aplicación la jurisprudencia identificada con el número 4a. J. 22/92, publicada en las páginas
22 y 23, de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación número 58, octubre de 1992,
que a la letra dice: "CONTRADICCION DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.-De conformidad con lo que establecen
los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo de la Constitución Federal y 197-A de la Ley
de Amparo, cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en
los juicios de amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, o de la
Sala que corresponda, deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes, b) Que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.". La
jurisprudencia transcrita fue sustentada por la Cuarta Sala de este Alto Tribunal; sin embargo
resulta aplicable al caso por igualdad de razón, porque, aunque en la especie las tesis que se
examinan provienen de asuntos civiles, previamente debe establecerse la naturaleza jurídica
de la institución de contradicción de tesis, concepto éste que se fija en forma precisa en la
jurisprudencia invocada.
En la especie, el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito, básicamente
sostiene que si el inmueble objeto de la prescripción está registrado a nombre de uno de los
cónyuges en el Registro Público de la Propiedad, no es necesario que la sociedad legal esté
inscrita en el mencionado registro para que surta efectos contra terceros.
Sin embargo, la afirmación anterior no tiene el alcance tan general que aparenta, pues los
terceros a que se refiere son aquellos que por su relación personal con los cónyuges están en
posibilidad de conocer la existencia de la sociedad conyugal y, por tanto, la situación legal de
un determinado bien que en el Registro Público de la Propiedad aparezca inscrito sólo a
nombre de uno de los consortes.
Así, aunque dicho Tribunal Colegiado reconoce el principio general consistente en que, si los
bienes inmuebles de la sociedad conyugal no se inscriben a nombre de ella sino sólo al de
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uno de los cónyuges no puede producir efectos contra tercero y, en tal supuesto, la demanda
de prescripción positiva debe entablarse contra quien aparezca como dueño en el Registro
Público de la Propiedad, pues la inscripción de los bienes en el registro tiene por finalidad
proteger a los terceros de buena fe que contratan con los cónyuges casados bajo el régimen de
sociedad conyugal; sin embargo, si quien contrata con el cónyuge que aparece como
propietario en el Registro Público de la Propiedad es su hijo, existe la presunción de que
conoce la situación jurídica del bien respecto de sus padres, es decir, que el inmueble
litigioso, aunque aparezca inscrito en el registro público sólo a nombre de uno de ellos,
pertenece también al otro como consecuencia del régimen de sociedad conyugal, caso en el
cual la demanda de prescripción positiva debe entablarse en contra de ambos.
En cambio, el Segundo Tribunal Colegiado del mismo Circuito sostiene que si se demuestra
que el inmueble cuestionado se encuentra inscrito en el Registro Público de la Propiedad a
nombre del demandado, mas no de la sociedad conyugal constituida con la quejosa en un
juicio de amparo, queda plenamente evidenciado que esta última no tiene ningún derecho
sobre el inmueble materia del juicio de origen, pues para que la sociedad conyugal celebrada
tuviera efectos contra terceros sería menester su inscripción en el Registro Público de la
Propiedad.
Puede advertirse pues, que para este órgano constitucional las inscripciones registrales tienen
no sólo efectos publicitarios sino también constitutivos, de manera que la falta de inscripción
produce las consecuencias siguientes: a) El cónyuge que no aparece como propietario en el
registro, no tiene derecho sobre el inmueble; y b) La sociedad conyugal no produce efectos
contra terceros.
Consecuentemente, dado que existe oposición entre los criterios sustentados por el Primer
Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado del mismo
Circuito al resolver el primero los amparos en revisión números 81/92-I, 170/92-I, 179/92-I,
y el segundo, el amparo en revisión número 65/92, puesto que uno y otro fallos analizan un
punto común respecto del cual lo que se afirma en uno se niega en el otro, cabe concluir que
sí existe contradicción de tesis. Al caso resulta aplicable la tesis jurisprudencial número
38/93, de esta Tercera Sala, que es del texto siguiente:
"CONTRADICCION DE TESIS. PARA QUE SE GENERE SE REQUIERE QUE UNA
TESIS AFIRME LO QUE LA OTRA NIEGUE O VICEVERSA.- La existencia de una
contradicción de tesis entre las sustentadas en sentencias de juicio de amparo directo, no se
deriva del solo dato de que en sus consideraciones se aborde el mismo tema, y que en un
juicio se conceda el amparo y en otro se niegue, toda vez que dicho tema pudo ser tratado en
diferentes planos y, en consecuencia, carecen de un punto común respecto del cual lo que se
afirma en una sentencia se niegue en la otra o viceversa, oposición que se requiere conforme
a las reglas de la lógica para que se genere la referida contradicción."
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En consecuencia, al existir criterios opuestos entre los sustentados por los referidos órganos
federales, lo que procede es determinar cuál de ellos debe prevalecer.
SEXTO.-Esta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia considera que debe prevalecer la
tesis que sustenta el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito, por las
razones que a continuación se expresan:
De lo expuesto en el considerando que antecede, puede establecerse que el criterio que
sostiene el Primer Tribunal Colegiado del referido Circuito se resume en los dos siguientes
puntos: a) Que si el inmueble objeto de la prescripción está registrado a nombre de uno de los
cónyuges en el Registro Público de la Propiedad, no es necesario que la sociedad legal esté
inscrita para que surta efectos contra terceros; y, b) Que, si quien contrata con el cónyuge que
aparece como propietario en el Registro Público de la Propiedad es su hijo, existe la
presunción de que conoce la situación jurídica del bien respecto de sus padres, y aun cuando
el inmueble esté inscrito sólo a nombre de uno de ellos, pertenece también al otro como
consecuencia de la sociedad conyugal, en cuyo caso la demanda debe entablarse en contra de
ambos.
En relación con lo que el aludido tribunal sostiene en el primer punto, conviene transcribir a
continuación los artículos 175, 176, 177, 180, 181, y 191 del Código Civil del Estado de Baja
California, que es el ordenamiento legal que se aplicó en las resoluciones que dieron origen a
las tesis que ahora se examinan.
"Artículo 175. El contrato de matrimonio debe celebrarse bajo el régimen de sociedad
conyugal o bajo el de separación de bienes."
"Artículo 176. Las capitulaciones matrimoniales son los pactos que los esposos celebran para
constituir la sociedad conyugal o la separación de bienes y reglamentar la administración de
éstos en uno y otro caso."
"Artículo 177. Las capitulaciones matrimoniales pueden otorgarse antes de la celebración del
matrimonio o durante él, y pueden comprender no solamente los bienes de que sean dueños
los esposos en el momento de hacer el pacto, sino también los que adquieran después."
"Artículo 180. La sociedad conyugal se regirá por las capitulaciones matrimoniales que la
constituyan, y en lo que no estuviere expresamente estipulado, por las disposiciones relativas
al contrato de sociedad."
"Artículo 181. La sociedad conyugal nace al celebrarse el matrimonio o durante él. Puede
comprender no sólo los bienes de que sean dueños los esposos al formarla, sino también los
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
bienes futuros que adquieran los consortes."
"Artículo 191. El dominio de los bienes comunes reside en ambos cónyuges mientras subsista
la sociedad."
La lectura de los preceptos transcritos y su interpretación relacionada, hace desprender que la
sociedad conyugal puede nacer al celebrarse el matrimonio, lo que significa que no está
sujeta a la elaboración formal del documento denominado capitulaciones matrimoniales sino
únicamente a la exclusiva voluntad de los contrayentes, pues el artículo 181 no permite otra
interpretación.
Lo anterior significa que la omisión del documento específico denominado capitulaciones
matrimoniales no produce la inexistencia de la sociedad conyugal, pues ésta derivó de la
manifestación de los cónyuges de celebrar su matrimonio bajo ese régimen.
Por otra parte, también se advierte que pueden no existir bienes al momento de la celebración
del matrimonio, y no por ello deja de surtir efectos el compromiso contraído por los esposos.
En consecuencia, puede establecerse que si los cónyuges contraen matrimonio bajo el
régimen de sociedad conyugal y uno de ellos adquiere bienes inmuebles a nombre propio, la
sociedad conyugal producirá plenos efectos entre ellos y, por tanto, los bienes pertenecen a
ambos, si así lo convinieron, existan o no capitulaciones matrimoniales; y estén inscritas o no
en el Registro Público de la Propiedad tienen el dominio sobre dichos bienes, según lo
estipulado por el artículo 191 del ordenamiento en consulta.
En consecuencia, es evidente que la falta de inscripción en el Registro Público de la
Propiedad no priva a los esposos de los derechos derivados de la sociedad conyugal, pues los
efectos de tal inscripción son meramente declarativos y no constitutivos, acorde con la tesis
aislada de esta Tercera Sala, publicada en la página 287 del Volumen LX del Semanario
Judicial de la Federación, Sexta Epoca, que dice:
"SOCIEDAD CONYUGAL. OMISION DE INSCRIPCION DE LAS CAPITULACIONES
MATRIMONIALES EN EL REGISTRO PUBLICO.-El registro público no es constitutivo
de derechos en nuestra legislación, y por ende la sociedad conyugal formada surte efectos a
pesar de que no se inscriban las capitulaciones matrimoniales en la oficina antes
mencionada."
De igual forma, resulta aplicable al caso el criterio que establece la jurisprudencia número
1585, consultable en la página 2544 del Apéndice 1917-1988, Segunda Parte, Salas y Tesis
Comunes, que es del tenor literal siguiente:
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
"REGISTRO PUBLICO, EFECTOS DE LAS INSCRIPCIONES HECHAS EN EL.-Las
inscripciones hechas en el Registro Público de la Propiedad tienen efectos declarativos y no
constitutivos, de tal manera que los derechos provienen del acto jurídico declarado pero no de
la inscripción, cuya finalidad es dar publicidad al acto y no constituir el derecho."
Todo lo expuesto anteriormente confirma lo que sostiene el Primer Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito, pero en relación exclusivamente con los efectos que la falta de
inscripción en el Registro Público de la Propiedad, tanto de las capitulaciones matrimoniales
como de la sociedad conyugal produce entre los cónyuges.
Por el contrario, esta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no comparte
el criterio del citado órgano federal, consistente en que, si quien contrata con el cónyuge que
aparece como propietario en el Registro Público de la Propiedad es su hijo, existe la
presunción de que conoce la situación jurídica del bien respecto de sus padres, y que aun
cuando el inmueble esté inscrito sólo a nombre de uno de ellos pertenece también al otro.
En efecto, de conformidad con el artículo 181 del Código Civil para el Estado de Baja
California, ya transcrito, la sociedad conyugal nace al celebrarse el matrimonio o durante él,
y puede comprender no solamente los bienes de que sean dueños los esposos al formarla, sino
también los bienes futuros que adquieran los consortes. Adviértase que el legislador utilizó la
frase "puede comprender" y no la de "comprenderá", con lo que significó que no obstante que
los cónyuges hubiesen adoptado como régimen patrimonial de su matrimonio el de sociedad
conyugal, esa circunstancia no acarrea ipso jure que todos sus bienes presentes y futuros
ingresen al patrimonio común, sino que dejó a su arbitrio determinar cuáles de esos bienes
integrarían el fondo social.
El criterio anterior se corrobora con lo que dispone el artículo 186 de la ley en consulta, en
sus fracciones I, II, III, IV, V y VIII, que son del texto siguiente:
"Artículo 186. Las capitulaciones matrimoniales en que se establezca la sociedad conyugal,
deben contener:
"I. La lista detallada de los bienes inmuebles que cada consorte lleve a la sociedad, con
expresión de su valor y de los gravámenes que reporten;
"II. La lista especificada de los bienes muebles que cada consorte introduzca a la sociedad;
"III. Nota pormenorizada de las deudas que tenga cada esposo al celebrar el matrimonio, con
expresión de si la sociedad ha de responder de ellas, o únicamente de las que se contraigan
durante el matrimonio, ya sea por ambos consortes o por cualquiera de ellos;
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
"IV. La declaración expresa de si la sociedad conyugal ha de comprender todos los bienes de
cada consorte o sólo parte de ellos, precisando en este último caso cuáles son los bienes que
hayan de entrar en la sociedad;
"V. La declaración expresa de si la sociedad conyugal ha de comprender los bienes todos de
los consortes, o solamente sus productos. En uno y en otro caso se determinará con claridad
la parte que en los bienes o en sus productos corresponda a cada cónyuge; ...
"VIII. La declaración acerca de si los bienes futuros que adquieran los cónyuges durante el
matrimonio, pertenecen exclusivamente al adquiriente, o si deben repartirse entre ellos y en
qué proporción ..."
En su primer párrafo, el precepto transcrito señala en forma imperativa los requisitos que las
capitulaciones matrimoniales deben contener; se expresa, pues, en términos de mandato, de
manera que los destinatarios de la norma deben cumplirla en sus términos.
Por el contrario, en las fracciones III, IV, V y VIII, utiliza las frases "... si la sociedad ha de
responder de ellas ..."; "... si la sociedad conyugal ha de comprender todos los bienes ... o
parte de ellos ..."; "... si la sociedad ha de comprender los bienes todos ... o solamente sus
productos ..."; "... si los bienes futuros que adquieran ... pertenecen exclusivamente al
adquirente ..."; expresiones que indican una acción futura hipotética, y por tanto eventual, que
se traduce en la libertad que otorga el legislador a los esposos, de incluir o no dentro de la
sociedad conyugal determinados bienes de su propiedad, presentes o futuros.
Luego entonces, como no obstante haberse adoptado el régimen de sociedad conyugal, no
todos los bienes que adquieran los esposos, antes o durante el matrimonio ingresan a dicho
régimen, cabe concluir que se deben especificar los bienes que vayan a formar parte de la
sociedad conyugal, si lo que se pretende es que dicho régimen surta efectos contra tercero,
conforme a los preceptos ya señalados y tomando en cuenta, además lo que establecen los
artículos 182 y 2869, fracción I, y 2870 de la invocada ley, que, en su orden, son del texto
siguiente:
"Artículo 182. Las capitulaciones matrimoniales en que se constituya la sociedad conyugal,
constarán en escritura pública cuando los esposos pacten hacerse copartícipes o transferirse la
propiedad de bienes que ameriten tal requisito para que la traslación sea válida."
"Artículo 2869. Se inscribirán en el Registro:
"I. Los títulos por los cuales se adquiere, transmite, modifica, grava o extingue el dominio, la
posesión o los demás derechos reales sobre inmuebles..."
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
"Artículo 2870. Los documentos que conforme a esta ley deben registrarse y no se registren,
sólo producirán efectos entre quienes los otorguen; pero no podrán producir perjuicios a
tercero, el cual sí podrá aprovecharlos en cuanto le fueren favorables."
Ahora bien, en la tesis relacionada con la jurisprudencia número 1584, publicada en las
páginas 2542 y 2543 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988,
Segunda Parte, Salas y Tesis Comunes, identificada con el rubro "TERCEROS
ADQUIRENTES DE BUENA FE (INTERPRETACION DEL ARTICULO 3007 DEL
CODIGO CIVIL).", esta Suprema Corte de Justicia de la Nación sostiene que la inscripción
en el Registro Público de la Propiedad desempeña una función fundamental de publicidad,
conforme a la que se llena la necesidad de que haya una notificación pública y auténtica a la
sociedad de la existencia de los derechos que se inscriben; que la inscripción evita los fraudes
y los abusos, así como la ocultación de los gravámenes, pues pone de manifiesto la condición
de los inmuebles y hace más seguros los hechos o actos jurídicos traslativos de la propiedad.
Así, la publicidad, por la inscripción, de los gravámenes en el registro, y de todos los actos
traslativos de la propiedad, y de las restricciones y modificaciones de ésta que limitan su
valor y circulación, se halla de tal manera arreglada que, por virtud de la misma, pueda y
deba conocerse la historia de cada inmueble, en lo que se refiere a todas sus mutaciones,
gravámenes y desmembramientos que sufra.
En relación con la naturaleza jurídica de los preceptos que reglamentan el Registro Público
de la Propiedad, este Alto Tribunal ha sustentado el criterio que se contiene en la tesis
relacionada en sexto lugar a la jurisprudencia número 1585, publicada en las páginas 2546 y
2547 del Apéndice y Parte precitados, que a la letra dice:
"REGISTRO PUBLICO DE LA PROPIEDAD. LOS DISPOSITIVOS QUE LO
REGLAMENTAN SON DE INTERES PUBLICO.-Los dispositivos que reglamentan el
Registro Público de la Propiedad son de interés público, pues los alcances de ese interés
general estriban en darle publicidad, con acceso para todos, a los actos o documentos que allí
se inscriban; esto es, cuando el Registro vela por un interés general es a causa de la
publicidad que proporciona para las relaciones jurídicas, pero la publicidad se logra a través
de cualquiera de los libros existentes en el registro, relacionado con una misma inscripción."
En el anterior orden de ideas, si el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito
sostiene que, si en el Registro Público de la Propiedad, los bienes inmuebles de la sociedad
conyugal no se inscriben a nombre de ella, sino sólo al de uno de los cónyuges, no puede
producir efectos contra tercero y que en tal supuesto la demanda de prescripción debe
entablarse únicamente en contra de quien aparezca como dueño en el Registro Público de la
Propiedad; pero que, si quien contrata con uno de los cónyuges, es su hijo, existe la
presunción de que conoce la existencia de la sociedad conyugal y, por tanto, la situación legal
del bien objeto de la operación, caso en el cual la demanda de prescripción positiva debe de
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
entablarla en contra de ambos, tal criterio no es exacto, tanto porque el solo conocimiento del
régimen bajo el que están casados los padres no conlleva el de que se esté enterado de todos
los bienes que integran el caudal común, como porque, por encima de esa presunción, se
encuentran las disposiciones de orden público e interés social que, en aras de la seguridad
jurídica, imponen la obligación de inscribir en el Registro Público de la Propiedad los títulos
por los cuales se adquiere, transmite, modifica, grava o extingue el dominio, la posesión o los
demás derechos reales sobre inmuebles, con la sanción de que, los documentos que conforme
a las citadas normas deban registrarse y no se registren, sólo producirán efectos entre quienes
los otorguen.
Por ende, el Segundo Tribunal Colegiado está en lo correcto cuando sostiene que, para que la
sociedad conyugal surta efectos contra terceros, es necesaria su inscripción en el Registro
Público de la Propiedad.
Como consecuencia de todo lo expuesto, el criterio que debe prevalecer con el carácter de
jurisprudencia, de conformidad con los artículos 192, 193, 195 y 197-A de la Ley de Amparo,
es el que sustenta el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito, que deberá
quedar en los términos siguientes:
SOCIEDAD CONYUGAL, FALTA DE INSCRIPCION. LA DEMANDA DE
PRESCRIPCION POSITIVA DEBE DE ENTABLARSE SOLO EN CONTRA DEL
CONYUGE QUE APAREZCA COMO PROPIETARIO EN EL REGISTRO PUBLICO DE
LA PROPIEDAD, Y NO DE AMBOS, AUNQUE QUIEN EJERCITE LA ACCION
CORRESPONDIENTE SEA HIJO DE LOS QUE LA CONSTITUYERON (LEGISLACION
DEL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA Y DISPOSICIONES AFINES DEL DISTRITO
FEDERAL).-Si los bienes inmuebles que integran la sociedad conyugal no se inscriben a
nombre de ella en el Registro Público de la Propiedad, sino sólo al de uno de los cónyuges,
no puede producir efectos contra tercero, y en tal supuesto, la demanda de prescripción debe
entablarse únicamente en contra de quien aparezca como dueño en el Registro Público de la
Propiedad; sin que sea válido argumentar en contrario que la aludida inscripción no es
necesaria y que, por ende, la demanda de prescripción positiva debe entablarse en contra de
ambos cónyuges, aunque sólo uno de ellos aparezca inscrito en el Registro Público de la
Propiedad como propietario del bien litigioso, si quien ejercita la acción correspondiente es
su hijo y se presume que conoce la existencia de la sociedad conyugal y, por tanto, la
situación legal del inmueble objeto del litigio; porque, como de conformidad con el artículo
186 del Código Civil para el Estado de Baja California y similar del Distrito Federal, debe
existir declaración expresa de los cónyuges al celebrar las capitulaciones matrimoniales
respecto de los bienes que han de ingresar a la sociedad conyugal, el solo conocimiento del
régimen bajo el que están casados los padres no conlleva el de que el hijo esté enterado de
todos los bienes que integran el caudal común, además de que, por encima de esa presunción,
se encuentran las disposiciones de orden público e interés social que, en aras de la seguridad
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CONTRADICCION DE TESIS 33/93.
jurídica, imponen la obligación de inscribir en el Registro Público de la Propiedad los títulos
por los cuales se adquiere, transmite, modifica, grava o extingue el dominio, la posesión o los
demás derechos reales sobre inmuebles, con la sanción de que, los documentos que conforme
a las citadas normas deban registrarse y no se registren, sólo producirán efectos entre quienes
los otorguen.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis entre las sustentadas por el Primero y Segundo
Tribunales Colegiados del Décimo Quinto Circuito, al resolver el primero, los juicios de
amparo en revisión números 81/92, 170/92 y 179/92; y el Segundo, el amparo en revisión
número 65/92.
SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio
sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito, que forma parte
del presente fallo.
TERCERO.-Remítase de inmediato la tesis jurisprudencial que se sustenta en este fallo al
Semanario Judicial de la Federación y a la Gaceta del mismo, para su publicación, así como
al Pleno y a las restantes Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; a los Tribunales
Colegiados y Unitarios de Circuito, y a los Jueces de Distrito, en cumplimiento a lo que
ordena el artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese y cúmplase; remítase testimonio de esta resolución a los Tribunales Primero y
Segundo Colegiados del Décimo Quinto Circuito, con residencia en Mexicali, Baja
California, y en su oportunidad archívese el expediente como asunto concluido.
Notifíquese y cúmplase.
Así, lo resolvió la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: presidente Carlos Sempé Minvielle, Mariano Azuela
Güitrón, Sergio Hugo Chapital Gutiérrez, Luis Gutiérrez Vidal y Diego Valadés. Fue ponente
el Ministro Sergio Hugo Chapital Gutiérrez.
Firman el presidente de la Sala con el ponente y la secretaria de Acuerdos que autoriza y da
fe.
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