El Verdadero Legado de Darwin.

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Aida Verdes Gorín
Ecología Humana
30 de junio de 2009
UAM
El verdadero legado de Darwin
Las teorías de Darwin, además de perjudicar a la ciencia sobre todo en el
campo de la Biología Evolutiva, han dejado una profunda huella en la sociedad desde
el punto de vista moral y ético.
Si nos paramos a analizar los escritos de Darwin observamos una clara visión de
la naturaleza como un ambiente hostil y de continua lucha, donde el más fuerte y
mejor adaptado aplasta al débil. Sin ir más lejos, el título completo de su más
aclamada obra, El Origen de las Especies (1859), donde expuso por primera vez sus
ideas sobre la selección natural y la evolución, es en realidad El origen de las especies
mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por
la vida. En una época en la que el colonialismo estaba en pleno auge, cuando las
sociedades más “avanzadas” dedicaban sus esfuerzos a conquistar nuevos territorios
aniquilando cualquier ser vivo que se interpusiera en su camino, la teoría de la
evolución de Darwin vino como anillo al dedo. Como afirma Ludwig von Bertalanffy “El
hecho de que una teoría tan vaga, tan insuficientemente demostrable, tan ajena a los
criterios que suelen aplicarse en las ciencias empíricas, se haya convertido en un
dogma no es explicable, si no es con argumentos sociológicos”. Las ideas darwinistas
justificaban las acciones de los imperios colonialistas dándoles un carácter biológico e
inevitable, las razas más fuertes sobreviven mientras que las débiles son diezmadas.
Las conciencias estaban tranquilas ya que todo se explicaba como algo inherente a la
naturaleza humana y coherente con la evolución de la vida en cualquiera de sus
formas. Extrapolar a las sociedades humanas, las conclusiones que el naturalista inglés
sacó en relación con los ecosistemas naturales, como hicieron autores de la época
como Herbert Spencer, sirvió para justificar las desigualdades sociales e incluso las
políticas racistas que los gobiernos de las potencias europeas aplicaban en sus colonias
con total desprecio para la población autóctona (Olmo, 2009).
La teoría de Darwin tuvo un gran impacto en la sociedad de la época, y sus
ideas y así como su forma de ver la naturaleza dieron pie a corrientes de pensamiento
e ideologías que aún continúan haciendo mella en nuestra sociedad. De su obra El
Origen del Hombre (1981) podemos extraer las siguientes palabras: "Los temerarios,
los degradados y los miembros viciosos de la sociedad tienden a multiplicarse en
proporción más rápida que los virtuosos y de buenas costumbres". Estas palabras no
sólo hacen referencia a razas inferiores frente a otras superiores, sino que también
encontramos diferenciaciones dentro de una misma sociedad:
"El negligente, escuálido irlandés, exento de ambiciones, se multiplica como los
conejos; el frugal, previsor escocés, respetuoso de sí mismo, severo en su moralidad,
espiritual en su fe, cauto y disciplinado en su inteligencia, pasa sus mejores años en
lucha para resolver su existencia futura, se casa tarde y deja pocos hijos". Esta
concepción de de los seres humanos dirige inevitablemente a la sociedad hacia la
aceptación de ideologías racistas, clasistas y elitistas a la vez que promueve un
creciente afán por depurar la especie humana, dando lugar al nacimiento de la
eugenesia. El más reputado historiador de la actualidad, el británico Eric Hobsbawm,
ha definido la eugenesia como “un movimiento político, protagonizado por la
burguesía y la clase media, que urge a los gobiernos a tomar medidas para la selección
genética de la especie humana” (Olmo, 2009).
El término que nos ocupa nace por primera vez de la mano de Francis Galton en
1865 inspirado en el reciente trabajo de su primo Charles Darwin. Galton define la
eugenesia en su libro Talento y Carácter Hereditarios con las siguientes palabras: “El
cultivo de la raza, o, como podríamos llamarlo, las cuestiones eugénicas, esto es,
cuestiones que tratan de lo que se llama en griego eugenes, o sea, de buena raza,
dotado hereditariamente de nobles cualidades. Esta y las palabras relacionadas
eugeneia, etc., son aplicables igualmente al hombre, las bestias y las plantas.
Deseábamos ardientemente una palabra breve que permitiera expresar la ciencia de la
mejora de la materia prima, que de ninguna manera se limita a cuestiones de
emparejamientos juiciosos, sino que —y especialmente en el caso del hombre— toma
conocimiento de todas las influencias que tienden, aunque sea en el grado más remoto,
a dar a las razas o linajes de sangre más adecuados una mayor posibilidad de
prevalecer, con más rapidez que lo que normalmente pudieran hacer, sobre los menos
adecuados. La palabra eugenesia expresaría suficientemente bien la idea” (Galton
1865).
Las ideas de Galton fueron aceptadas rápidamente tanto por científicos de
renombre, personas pertenecientes a la élite de las sociedades más avanzadas o
gobiernos preocupados por la inmigración de “razas inferiores”. Las tesis de la
superioridad racial comenzaban un desarrollo que tendría su culmen en la Alemania
nazi. No se pretende afirmar en este escrito que el darwinismo es la causa del
holocausto, pero si es cierto que sin las ideas de Darwin, Hitler y sus seguidores así
como el resto de eugenistas del mundo no hubieran encontrado los argumentos
científicos necesarios para convencerse ellos mismos y convencer a la sociedad, de que
los crímenes llevados a cabo durante el holocausto eran de alguna manera
justificables. Probablemente tampoco se hubieran llevado a cabo los miles de
esterilizaciones que tuvieron lugar en los EEUU. La historia de la eugenesia en este país
está llena de controversia e historias desgarradoras de esterilizaciones forzosas a lo
largo de muchos estados. En 2002, Mark R. Warner, gobernador de Virginia, pidió
perdón públicamente a los miles de personas que el estado había esterilizado desde
1924 hasta 1979 (Taylor, 2007).
La investigación eugenésica recibió financiación de la Fundación Carnegie y
posteriormente de la Fundación Rockefeller. Esta última demostró tal entusiasmo que
incluso después de trasladarse el centro de los esfuerzos eugenésicos a Alemania e
implicar la muerte en la cámara de gas de los internos de los sanatorios mentales,
siguió financiando a investigadores alemanes a muy alto nivel. (Crichton, 2001). Este
movimiento ha tenido y sigue teniendo muchos benefactores, entre los que se
encuentran grandes empresas farmacéuticas, capitales privados, organizaciones
ecologistas e incluso organismos internacionales como la OMS se han visto implicados.
Evidentemente, después del lamentable episodio histórico de la Alemania nazi, la
eugenesia perdió adeptos, pero desgraciadamente no desapareció. La afición por
mejorar la raza humana sigue muy presente, con la diferencia de que actualmente no
existe un conocimiento explícito de las políticas y actuaciones en nombre de dicha
“ciencia”, y por tanto no hay consentimiento por parte de la población, además de un
amplio abanico de mejoras técnicas y recursos con los que no se contaba hace unos
años.
En Guatemala, a finales de los años setenta, decenas de miles de indios fueron
asesinados por organizaciones paramilitares de los terratenientes, y decenas de miles
de indias fueron esterilizadas a la fuerza (Strohl, 1994). En 1975, la agencia católica de
noticias Noticias aliadas denunció la esterilización masiva e involuntaria de mujeres
indígenas guatemaltecas, sin conocimiento de ellas, que habían ido a hospitales
estatales a consulta médica (Deutz et al., 1984). En la década de los años 70, un millón
y medio de mujeres mexicanas fueron esterilizadas en sólo seis años (entre 1978 y
1984). Las operaciones fueron ejecutadas por organismos nacionales del sector de la
salud y por instituciones internacionales como la Fundación Ford. De este total de
mujeres, el 60% eran indígenas (Embid, 2000). En 1986, una investigación en Brasil
demostró que el 44% de mujeres en edad de reproducción habían sido esterilizadas. La
Agencia Internacional del Desarrollo americana (AID) ha apadrinado la esterilización
del 44% de las brasileñas (Brewda, 1991). En Indonesia, le negaron a un pueblo la
construcción de una carretera, argumentando que no todas las mujeres participaban
en el programa de control de natalidad. Durante una epidemia de hambre en
Bangladesh, causada por una inundación, se condicionó el suministro de alimentos a la
esterilización de las mujeres. Como consecuencia, cerca del 80% de las mujeres de la
región damnificada fueron condenadas a la infecundidad de por vida (Embid, 2000). En
todos estos casos de esterilizaciones forzosas, se puede hablar de coacción y engaño a
las mujeres más pobres y necesitadas de la sociedad, sin embargo, hay otros casos en
los que dichas esterilizaciones se han llevado con el total desconocimiento de las
afectadas, mediante productos esterilizantes ocultos en los alimentos y en las
vacunaciones. En Guatemala, el obispo Gerardo Flores denunció la contaminación de
alimentos con sustancias anticonceptivas y esterilizantes, los cuáles habían sido un
regalo de los EEUU para repartir entre la población más pobre (Deutz et al., 1984). En
Filipinas se llevó a cabo una campaña de vacunación contra el tétanos dirigida
únicamente a las mujeres en edad reproductora, a pesar de que esta enfermedad
afecta a dos tercios de los hombres y sólo a un tercio de las mujeres. Cuando se
analizaron las vacunas se demostró que contenían betaHCG, que funciona como
anticonceptivo y, a la larga, esteriliza. Las mujeres que habían recibido estas vacunas
presentaron niveles altos de anticuerpos antiHCG (gonadotrofina coriónica), que
hacen imposible el embarazo. Además, las mujeres que ya estaban embarazadas
abortaron al día siguiente o en el transcurso de la primera semana. La asociación
Human Life International ha denunciado que la introducción de HCG en las
vacunaciones también se ha comprobado en Méjico, Nicaragua e India. (Embid, 2000).
Todos los casos anteriores, y otros muchos que no se citan, suceden en países
subdesarrollados y afectan a los miembros de la sociedad más pobres y por tanto se
trata de casos de eugenesia negativa, la cual está encaminada a impedir o reducir la
procreación de los “grupos inferiores”. Sin embargo, también encontramos
actualmente casos de eugenesia positiva, destinada según Galton a fomentar la
procreación de los mejor dotados (Soutullo, 2006). Según publicó la revista Wired en
2001, ya se han creado bebés a los que se les ha modificado genéticamente la línea
germinal, en este caso, sus genes contienen ADN procedente de dos mujeres en lugar
de una sola (Philipkoski, 2001). Por otra parte, investigadores del Instituto de Ciencia y
Medicina Reproductiva de Saint Barnabas (Nueva Jersey) han logrado 15 nacimientos
usando esta técnica. Han realizado estudios en dos de los niños, ambos de un año de
edad, confirmando que contienen una pequeña cantidad de genes adicional que no
han heredado de sus padres (Barritt et al., 2001).
La eugenesia, como programa de ingeniería social destinado a perfeccionar las
características de las poblaciones humanas, tuvo predicamento porque el
determinismo biológico en el que se sustentó siempre tuvo mucha influencia tanto en
el mundo de la ciencia como en la sociedad. Fruto del peso de las concepciones
deterministas, la eugenesia se desarrolló históricamente en paralelo con la teoría
evolutiva, existiendo una influencia recíproca entre ambas, aunque el flujo principal de
las influencias fue, sobre todo, de la evolución hacia la eugenesia. Con el tiempo, la
relación con la evolución fue haciéndose más débil. La eugenesia se orientó entonces
hacia una relación más estrecha con la genética, hasta el punto de que la eugenesia
moderna adopta unos perfiles muy distintos de los de la eugenesia tradicional,
derivados de nuevas condiciones sociales y de su relación con la naciente biología
molecular y con la biomedicina (Soutullo, 2006).
Por supuesto, actividades criminales de este calibre sólo pueden hacerse con el
beneplácito de los gobiernos y de las autoridades sanitarias de los países implicados.
Nos podemos hacer una idea de quienes son los responsables de todas estas acciones
deplorables y por qué se siguen manteniendo ideologías afines y con una base teórica
muy relacionada con el tan criticado y rechazado nazismo. Como ya hemos comentado
anteriormente, la investigación a favor de la eugenesia recibió financiación en sus
comienzos de la Fundación Carnegie y posteriormente de la Fundación Rockefeller
principalmente. Actualmente los encargados de mantener y desarrollar esta “ciencia”
son las grandes empresas farmacéuticas que desarrollan los productos adecuados para
llevar a cabo las esterilizaciones, así como otros productos anticonceptivos que a
menudo provocan una serie de efectos secundarios graves, además de la infertilidad.
Este es el caso de Norplant, de los laboratorios American Home Products y Roussel, un
anticonceptivo implantable que dura 5 años y entre cuyos efectos secundarios
podemos destacar hemorragias intermenstruales, embarazos extrauterinos, pérdida
de cabello y aumento de la pilosidad facial. Además, la menstruación puede
ausentarse completamente durante varios años, pero también puede durar hasta 90
días, lo que conduce a un incremento considerable de los casos de anemia. Aparecen
trastornos psíquicos y hay indicios de que se debilita el sistema inmunológico de la
mujer. Un estudio realizado en mujeres norteamericanas demostró que el 40 por
ciento de las que lo tomaban sufrían alteraciones visuales y dolores de cabeza, y un 8%
ceguera por tumores cerebrales que comprimían el nervio óptico (Embid 2000). A la
vista de estos hechos, es preocupante el intento de implantar en el calendario de
vacunación productos como Gardasil, la vacuna contra el cáncer de cuello de útero. En
España, un grupo de expertos en salud pública promovió un documento en el que
pedía una moratoria en la aplicación de la vacuna hasta obtener más evidencias de su
efectividad. Se han adherido al documento más de 7.000 profesionales de la salud. La
inclusión de la vacuna en el calendario oficial dobla su coste. El grupo calculó que el
erario público gastará en esta vacuna unos 4.000 millones de euros antes de evitar con
ella la primera muerte, dentro de unos treinta años, una cifra que el grupo de expertos
considera excesiva teniendo en cuenta que no cubre todas las cepas del virus y que
existe un procedimiento alternativo, el test del Papanicolau, para prevenir este cáncer
(El País, 2008). Sin embargo, la industria farmacéutica no es la única responsable sino
que trabaja mano a mano con las organizaciones de control demográfico en el
desarrollo de nuevos métodos anticonceptivos más eficaces, independientemente de
que también sean más peligrosos para la salud de la población. Como se ha citado con
anterioridad, organismos nacionales e internacionales del sector de la salud,
fundaciones e instituciones privadas, de la mano de organismos gubernamentales,
instituciones de las Naciones Unidas y las principales organizaciones económicas
mundiales son las responsables de estos hechos.
Si analizamos más en detalle todo este grupo de seres humanos “superiores”
llegamos a la conclusión inevitable de que son los verdaderos dirigentes del mundo.
Los integrantes de esta élite son los que deciden acerca de cuestiones tan importantes
cómo qué seres humanos deben o no reproducirse. Sirva a modo de ejemplo, lo
ocurrido en Estados en 1974. El Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos,
dirigido por Henry Kissinger, durante el mandato del presidente Nixon, adoptó como
directriz oficial de los Estados Unidos el memorándum de seguridad nacional
200(NSSM-200). El NSSM-200 permaneció en secreto durante años y sólo se dio a
conocer al público en 1991. En él se afirmaba que “el crecimiento de la población de
trece naciones grandes del Tercer Mundo es una amenaza para la seguridad nacional
de los Estados Unidos”. El motivo se explica en el mismo documento: “la localización
(por parte de los estados del Tercer Mundo) de reservas conocidas de minerales de la
mayor calidad, favorece una mayor dependencia de las regiones industrializadas
respecto a los estados menos industrializados. Es posible que empresas extranjeras
sean expropiadas o sometidas a intervenciones arbitrarias: a través de acciones de los
gobiernos, conflictos laborales, sabotajes o desordenes civiles. Con ello, la llegada de
materia prima se vería comprometida. A pesar de que la presión demográfica no
constituye el factor determinante, los peligros serán menores si se reducen las
condiciones de crecimiento de la población”. Se delinearon parte de las estrategias que
debían llevarse a cabo en el mismo documento: “los Estados Unidos podrían trabajar
con organizaciones internacionales estimadas y creíbles, como la Organización Mundial
de la Salud (OMS), el Banco Mundial y UNICEF” (Kissinger, 1974).
La amenaza que los países desarrollados ven en el crecimiento poblacional no
sólo se intenta impedir mediante métodos anticonceptivos y de esterilización, sino
mediante coacciones a los países subdesarrollados utilizando los programas de ayuda y
alimentos o estimulando revueltas populares. En el documento NSSM-200 también se
puede leer: “El arma de los alimentos debe ser utilizada. Los gobiernos del Tercer
Mundo que no se sometan voluntariamente al programa de reducción de población,
deberán ser forzados a esa sumisión por estos medios: denegarles el crédito por parte
del Fondo Monetario Internacional, incitar a la rebelión a la población hambrienta,
etc.”(Kissinger, 1974). Esta estrategia coincide con la planteada en otros documentos,
tales como el informe de 1969 del Population Council (organización fundada por John
D. Rockefeller III), en el que se plantea no sólo usar el arma de los alimentos, sino
también ejercer presiones políticas sobre los gobiernos o sobre grupos religiosos
disidentes, llegando inclusive a cambios de soberanía (Embid, 2000).
Estas propuestas han derivado en métodos bastante más agresivos como la
promoción de golpes de estado para implantar gobiernos dispuestos a acatar las
normas impuestas por los países desarrollados o simplemente fomentar guerras, con
el objetivo de intervenir posteriormente en la “recuperación” del país y por supuesto,
beneficiándose en ambos casos de el enorme y lucrativo negocio de la venta de
armamento. Además, con respecto al control de la alimentación los objetivos no están
lejos de ser alcanzados mediante el monopolio de la alimentación mundial por unas
pocas multinacionales, con los cultivos transgénicos de Monsanto, o el negocio de los
biocombustibles. La “revolución verde” empleaba técnicas de producción basadas en
la selección genética y la explotación intensiva de monocultivos mediante regadío y la
utilización masiva de fertilizantes, pesticidas y herbicidas para luchar contra el hambre.
Los aspectos negativos aparecieron pronto en forma de reducción de la biodiversidad
por la uniformidad de las semillas, disminución de la resistencia a plagas, costo de
semillas y tecnología complementaria, la dependencia tecnológica y de los
proveedores de semillas (Gutiérrez, 2000). A pesar de que fue muy criticada desde
diversos puntos de vista que van desde el ecológico al económico, pasando por el
cultural e incluso nutricional, actualmente existe una gran dependencia alimentaria
por parte de determinados países como Argentina que tienen grandes cultivos de soja
transgénica comercializada por la multinacional Monsanto (Robin, 2008).
Todas estas políticas, líneas de pensamiento y programas de actuación no
parecen fácilmente aceptables por parte de la población, especialmente por aquellos a
los que van dirigidas. Si nos planteamos cómo se pueden desarrollar estos proyectos
con el consentimiento de la sociedad y sin ningún tipo de protesta o rechazo, tenemos
que pensar necesariamente en el control social de la población y los medios de
información. Si la sociedad tuviera un conocimiento de la realidad socio-económica
mundial, la situación sería diferente. Si tuviéramos un conocimiento más amplio de la
realidad del mundo en el que vivimos a través de una información verídica y completa,
no existirían muchas de las políticas o ideologías de las que hemos hablado
anteriormente.
Todos los seres humanos buscamos y deseamos justicia e igualdad. Anhelamos
una sociedad respetuosa y solidaria en la que nadie pase hambre, donde los niños no
sean explotados y en la que no mueran miles de personas a causa de guerras. Sin
embargo, este sistema se mantiene debido a la ignorancia sobre la naturaleza de su
existencia, mediante la manipulación de la comunicación para su prevalencia y
fortalecimiento. El sistema convierte la necesidad de información en una forma de
desinformación y la verdad de los sucesos en su contrario (Cornejo, 2004).
Existen muchas formas de control social pero un elemento fundamental es la
estrategia de la distracción consistente en desviar la atención del público de los
problemas importantes y de las decisiones tomadas por las elites políticas y
económicas, mediante la saturación o inundación continua de distracciones y de
informaciones insignificantes. Lo vemos continuamente en los informativos donde
aparecen noticias irrelevantes, como puede ser el resultado de un concurso de comer
perritos calientes justo después de haber informado sobre la situación de un país en
guerra. Esta estrategia de distracción es igualmente indispensable y válida para
impedir al público interesarse por conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la
economía o la psicología. En un documento de mayo de 1979 llamado Armas
silenciosas para guerras tranquilas cuyo origen se cree que es el Club Bilderberg,
formado por las personas más poderosas del mundo de la economía, política, fuerzas
armadas y pertenecientes a la élite de las sociedades en general, se puede leer lo
siguiente: "Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos
problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener el publico
ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con
los otros animales." También podemos leer otras propuestas para el control de la
población relacionadas con la educación: "La calidad de la educación dada a las clases
sociales inferiores debe ser la más pobre o mediocre posible, de forma que la brecha de
la ignorancia que aísla las clases inferiores de las clases sociales superiores sea y
permanezcan incomprensible para las clases sociales inferiores".
Si intentamos entender la ideología de la élite, de los dirigentes de las
multinacionales que pretenden monopolizar la alimentación mundial, de los
pertenecientes al Club Bilderberg que quieren formar un gobierno único que dirija el
planeta, de las instituciones y organizaciones privadas que desean mantener su poder
a costa de perjudicar a la mayoría de la población del mundo, o de los simpatizantes de
teorías como la eugenesia, podemos definir unas cuantas premisas. El fin justifica los
medios, no importan los métodos utilizados ni el daño o perjuicio que puedan causar
con tal de conseguir los objetivos marcados, por ejemplo la mejora genética de la raza
humana. El fuerte debe dominar al débil, y la eliminación de los débiles es conforme al
principio de la selección natural.
Se ha intentado en este trabajo demostrar el poder de la ciencia y la gran
influencia que puede tener sobre la sociedad. La teoría de la evolución de Darwin, a
pesar de ser una teoría poco demostrable, que plantea grandes preguntas, problemas
y contradicciones que no puede explicar y que definitivamente no es válida para
esclarecer la forma en la que ha evolucionado la vida en la Tierra, es una teoría
ampliamente aceptada por la sociedad en general y por la comunidad científica en
particular. Además de haber perjudicado el progreso de la ciencia, sobre todo en el
campo de la Biología Evolutiva puesto que al aceptar la idea de Darwin como una
verdad absoluta, se han dejado de buscar otras posibles teorías evolutivas que puedan
explicar un poco mejor (algo que no sería demasiado difícil), algo tan complejo como la
aparición y evolución de la vida, ha generado corrientes de pensamiento e ideologías
tan delirantes y deplorables como el racismo o la eugenesia, en la que tiene sus
cimientos el nazismo. Se ha creado una sociedad en la que hay razas superiores e
inferiores, clases altas y bajas, grandes diferencias sociales y seres humanos mejores y
peores y todo ello se asume como algo natural, como la forma en la que la vida se abre
camino a lo largo del tiempo, la supervivencia del más fuerte a costa del débil.
¿Es esta la concepción que queremos tener de la vida? ¿No deberíamos
plantearnos los conceptos en los que se basa nuestra sociedad, nuestra ciencia, incluso
nuestro comportamiento?
"El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca."
Kant
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