La Esperanza Ilumina Nuestro Camino, introducción y primer tema

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LA ESPERANZA ILUMINA NUESTRO CAMINO
HACIA LOS HERMANOS
Tomando en consideración el año de la esperanza en el que estamos, así como la Encíclica del Papa
Benedicto XVI “Espe Salvi”, y la Evangelii Gaudium y el Mensaje de Cuaresma 2014 del Papa
Francisco, ofrecemos estas reflexiones en torno a la parábola del Buen Samaritano. Y lo hacemos en
relación los objetivos en los que se concreta nuestro Plan de Pastoral, en sus fases intermedias: ir al
encuentro de los hermanos, rompiendo el aislamiento y la indiferencia, en el marco de la nueva
evangelización.
Estamos recorriendo el año de la Esperanza y ya hay distintos eventos por los que debemos ver que
nuestra Diócesis va en camino de conversión personal y pastoral, para definirnos en una nueva
estructura de Misión permanente. Es por ello que esperamos que estos ejercicios cuaresmales nos
ayuden a todos los agentes de pastoral a estimular nuestras conciencias, sin que caigamos en la
tentación de la nostalgia respecto a un pasado todavía cercano en el tiempo, cuando nuestra Iglesia
diocesana caminaba con un método diferente, respecto al Plan de Pastoral. La actitud adecuada pasa
hoy, en primer lugar, por una necesaria y humilde recuperación de algunas actitudes fundamentales,
como la exigencia de santidad en la vida personal y eclesial, la conversión1 a Dios mediante la
escucha atenta de su palabra y el cultivo de la espiritualidad, la profundización en la fe, el sentido de
la misión, etc. Cada día está más comprobado que sin una auténtica vida interior, según la condición
de cada uno, en el ministerio (cf. 2 Tm 1, 6-7), la vida consagrada o el laicado, no se trabaja
pastoralmente con ilusión y eficacia al servicio de la comunión, de la corresponsabilidad y de la
misión.
Aprovechando el Mensaje de Cuaresma 2014 que nos da el Papa Francisco, nos parece una buena
oportunidad para reflexionar más sobre lo que significa y exige hoy anunciar el Evangelio en nuestra
sociedad, desde su propia realidad; este es un buen motivo para reflexionar sobre la estructura que
nos marca el decanato, pues en ella se integran realidades sociales, culturales, políticas, económicas,
etc., que a veces se tiene la impresión de que se hace sin la suficiente toma de conciencia tanto en las
actitudes como en la práctica, por no bajarnos hasta esas estructuras. Es una estructura que puede
facilitar un mejor servicio a los fieles, no por ser parte de un territorio diocesano sino, sobre todo,
como una propuesta de trabajo en comunión para la misión y atendiendo a las exigencias de una
pastoral de nueva evangelización.
También, durante este año hemos manifestado el deseo de revisar el modelo de situación para
formular un modelo operativo que responda a las exigencias de nuestro tiempo, desde el Plan de
Pastoral, y estos ejercicios cuaresmales nos ayudarán a revisar y potenciar las dos primeras fases,
objetivos intermedios, de nuestro Plan de Pastoral.
Iniciemos con alegría y pongamos nuestro corazón abierto al Señor, para que con su gracia nos
ayude en esta conversión.
P. Aníbal Carballo Orozco
Vicario de Pastoral
1
“La llamada del Señor a la santidad, dirigida a todos los cristianos, pasa a través de este itinerario sacramental -Iniciación cristiana, sacramento de la
Penitencia-. En efecto, se ha repetido muchas veces que los verdaderos protagonistas de la nueva evangelización son los santos: ellos hablan un lenguaje
comprensible para todos, con el ejemplo de la vida y con las obras de caridad”: Benedicto XVI, Homilía en la Misa de clausura del Sínodo (28-X-2013):
“Ecclesia” 3647 (2103), p. 1633. 25. “las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo”, no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no
experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el
deseo de comprometerse con el Evangelio”. EG 14
1
Tema I
VER Y COMPADECERSE
(Cfr. Lc 10, 33b)
Objetivo:
Despertar la esperanza en las personas, viviendo una conversión, de que puede ser diferente nuestra
situación social y nuestras relaciones, si reconocemos a los demás con caridad, en relación con la fe
y en el marco de la nueva evangelización.
Canto (El Buen Samaritano)
Hecho de vida
 ¿Cómo está hoy nuestra sociedad, qué realidades vemos de encuentro con los demás?
 ¿Cuáles son las ausencias afectivas que existe hoy en día en la sociedad?
 ¿Cuáles son los tipos de relaciones que tenemos hacia los demás?
Un pequeño cuento que nos ayuda a descubrir la importancia, de ver y compadecernos…
Como es arriba es abajo
En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
-¿Tú crees en la vida después del parto?
- Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos
prepararnos para lo que seremos más tarde.
- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
- No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies
y nos alimentemos por la boca.
- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón
umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está
excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos
acostumbrados a tener aquí.
- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de
cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella
nos cuidará.
- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?
- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este
mundo no existiría.
- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.
- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia
nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente
estamos preparándonos para ella...
Autor desconocido
 ¿Qué sensaciones nos generó este relato?
 ¿Encontramos similitudes y diferencias entre el cuento y los hechos de vida? ¿Cuáles?
 Analicemos los personajes las características de estos personajes ¿de qué manera reacciona cada
uno ante la incertidumbre de la vida?
 ¿Nos sentiríamos identificados con alguno de estos personajes?
 ¿Nos cuesta tener actitudes positivas? ¿por qué? ¿por prejuicios? ¿por "teorizar" lo que
deberíamos llevar a la práctica más fácilmente?
2
Juzgar:
Iluminación con la palabra de Dios.
Ahora escuchemos un texto bíblico que se nos habla de quién es nuestro prójimo.
Cita Bíblica: Lc 10,29-37
«Y ¿quién es mi prójimo?»
Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que,
después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel
camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le
vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;
y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia
cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al
posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."
¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?»
Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.»
Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»”.
Reflexión
La fe conduce a la caridad porque el amor de Dios pide respuesta: la fe requiere obras. Y la caridad,
iluminada y ayudada por la fe, es la respuesta de la esperanza marcada en el amor de Dios,
descubriendo a Cristo en las personas necesitadas y evitando el riesgo de quedar reducida en simple
contemplación. Recordemos que la parábola es la respuesta de Jesús a la pregunta de un maestro de
la ley sobre quién es nuestro prójimo a la hora de aplicar el mandamiento divino sobre el amor a
Dios y al prójimo (cf. Lc 10, 25-29 y paralelos). Así pues, el primer objetivo concreto que se propone
hace referencia a la primera actitud que brotó en el corazón del buen samaritano que, yendo de viaje,
se encontró con aquel pobre hombre medio muerto y tirado al borde del camino. Él no dio un rodeo y
pasó de largo como el sacerdote y el levita que se encontraron ante la misma escena, sino que “llegó
donde estaba el hombre y, al verlo, se compadeció” (Lc 10, 33).
Cuántas veces no reconocemos al otro como nuestro prójimo. El Papa Francisco nos dice que “un
desafío importante es mostrar que la solución nunca consistirá en escapar de una relación personal y
comprometida con Dios que al mismo tiempo nos comprometa con los otros”. Eso es lo que hoy
sucede cuando los creyentes procuran esconderse y quitarse de encima a los demás, y cuando
sutilmente escapan de un lugar a otro o de una tarea a otra, quedándose sin vínculos profundos y
estables. Es un falso remedio que enferma el corazón, y a veces el cuerpo. Hace falta ayudar a
reconocer que el único camino consiste en aprender a encontrarse con los demás con la actitud
adecuada, que es valorarlos y aceptarlos como compañeros de camino, sin resistencias internas.
Mejor todavía, se trata de aprender a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en sus
reclamos. También es aprender a sufrir en un abrazo con Jesús crucificado cuando recibimos
agresiones injustas o ingratitudes, sin cansarnos jamás de optar por la fraternidad.2
Como Pueblo de Dios y siendo discípulos misioneros de Jesucristo, todos los bautizados somos
agentes de cambio y de fraternidad. Para ser discípulos de la nueva evangelización, debemos
reconocer al otro con la misma experiencia de amor que Dios tiene para uno mismo como para los
demás. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en
Cristo Jesús. El Papa destaca tres categorías pastorales que surgen de la originalidad del Evangelio y
que han de servir para evaluar al discípulo misionero, con actitudes del buen samaritano: la cercanía,
el encuentro y la compasión. Ninguna de ellas es nueva, sino que conforman la manera como se
reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que sale al encuentro de su
pueblo.3 Actitudes de compasión que tiene Jesús por quienes están marginados (Mt 20,29-34; Mc
6,30-34; Lc. 7, 11-17, etc.). Existen actitudes que privilegian los principios, las conductas, los
procedimientos de encuentro, por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la
“revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. Hay actitudes planteadas con tal
dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro: encuentro con Jesucristo, encuentro con
2
3
Cfr. Sumo Pontífice Francisco, “Evangelli Gaudium” n. 91.
Cfr. Ibidem n. 120.
3
los hermanos. Este tipo de actitudes personales a lo más pueden prometer una dimensión de
proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni pertenencia a la Iglesia. La cercanía y
la compasión, es comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo
y crea una cultura de encuentro. La compasión lleva al hermano al amor y con ello, a mirar de forma
diferente su vida. Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes después de
conocer la mirada de Jesús, de sentirse amados, salían a proclamarlo gozosos: “¡Hemos encontrado
al Mesías!” (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera,
y muchos samaritanos creyeron en Jesús “por la palabra de la mujer” (Jn 4,39). También san Pablo, a
partir de su encuentro con Jesucristo, “enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios”
(Hch 9,20). ¿Qué esperamos nosotros?
Actuar
Reflexión personal
o ¿Cómo he sentido la esperanza que Dios manifiesta hacia los demás?
o ¿Cómo lo he manifestado con los hermanos, los más pobres y alejados?
o ¿Existe alguna herida que no he sanado y que me aleja de los demás?
Reflexión en pequeños grupos
 ¿Cómo podemos demostrar cómo nos ve Dios y que manifiesta gran esperanza?
 ¿Qué debemos hacer en nuestra comunidad si vemos actitudes contrarias a la esperanza?
Oración
Escuchamos el canto nuevamente y hagámoslo nuestro
Mientras escuchamos el canto, pensemos en actitudes que despierten la esperanza en alguno de los
hermanos presentes y entreguémosle lo escrito y le damos un abrazo fraterno.
Padre Nuestro
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