El grafiti y las vanguardias del siglo xx

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variedad de prácticas utilizadas en la producción de
grafitis y por la disparidad de objetivos que los motivan, la autora de este artículo se refiere a la historia,
los estilos y las características, sin omitir las alusiones
a los grafitis autóctonos. Por otro lado, trata de establecer una conexión entre los grafitis y las vanguardias, basada en su origen urbano, en el rechazo al
orden establecido y en el cuestionamiento sufrido por
ambos movimientos.
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En la Argentina, suele aplicársele el término de “grafiti” a cualquier inscripción –verbal o icónica– realizada en una superficie resistente: frases
de canciones, declaraciones de amor, dibujos relacionados con el hip
hop, manifestaciones de carácter identitario y técnicas agrupadas bajo el
llamado street art, entre otras expresiones. Trataré, entonces, de precisar el alcance del término para, luego, considerar el grafiti desde una
concepción artística y establecer las relaciones de este arte con algunas
de las vanguardias del siglo XX, como el expresionismo, el fauvismo, el
futurismo, el cubismo y el dadaísmo.
1. El DRAE no reconoce la palabra
“grafiti”, pero sí lo hace el DPD. En
cambio, la Real Academia acepta “grafito” (con plural “grafitos”) para
designar “letrero o dibujo circunstancial, generalmente agresivo o de protesta, trazados sobre una pared u otra
superficie resistente”. Esta definición
se asemeja a lo que, en el presente trabajo, se entiende, en términos generales, como inscripciones. [N. de la E.:
utilizamos, en este artículo, la forma
adaptada “grafiti” (it. graffiti) con sentido singular, que el DPD considera
válida. Su plural es “grafitis”.]
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y las vanguardias
del siglo xx
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SEMIÓTICA
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2. Las tribus urbanas son grupos de
personas, generalmente jóvenes, que
comparten gustos, costumbres, actividades y formas de vestir y de pensar.
Suelen tener lugares de reunión y compartir códigos.
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CLASIFICACIÓN
UNA DEFINICIÓN DE GRAFITI
Partiremos del universo amplio y general de las inscripciones de todo
tipo sobre superficies resistentes para dividirlas, luego, en inscripciones
internas y externas, según el criterio que utiliza Lelia Gándara.3
Las inscripciones internas abarcan las realizadas en baños, aulas de
colegios y universidades, asientos de colectivos, trenes, etc., mientras
que las externas, en cambio, aluden a las realizadas en la vía pública y,
por lo tanto, son de más fácil visualización.
Dentro de las externas, pueden hallarse dos grandes grupos de inscripciones que se desarrollaron, principalmente, a partir de la década de
1960: aquellas en las que prevalece la palabra y aquellas otras en las que
predomina la imagen. En el primer grupo, se incluyen las inscripciones
que utilizan el lenguaje verbal para transmitir determinados contenidos
semánticos con la intención de actuar sobre el receptor. En el segundo
grupo, se ubica el grafiti propiamente dicho o grafiti hip hop, que posee
una dimensión artística, puede o no presentar palabras y tiene como
objetivo comunicativo el mensaje de las formas (Vigara Tauste y Reyes
Sánchez, 1996). Esta gran distinción, sin embargo, no implica que
ambos grupos semióticos no se relacionen.
b
c
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3. Lelia Gándara (2002:47-48) considera que los dos grupos de inscripciones, las externas y las internas, son
grafitis.
4. Epigrama: composición poética
breve en que con precisión y agudeza
se expresa un solo pensamiento principal, por lo común festivo o satírico.
(DRAE, s. v.)
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INSCRIPCIONES CON PREDOMINIO DEL MENSAJE VERBAL
Entre las inscripciones en las que predomina el mensaje verbal (imágenes a, b, c y d), existen varios grupos, pero los que más se destacan son
los de las “leyendas” ingeniosas, lúdicas o poéticas (muchas veces, relacionados con denuncias sociales o con la tradición epigramática4) y los
de “firma”, propios de los grupos identitarios. Los primeros recuerdan
a las inscripciones que cubrieron las paredes de la capital francesa
durante los acontecimientos político-sociales del Mayo francés. Estas
inscripciones, también denominadas grafitis contestatarios, son con las
que comúnmente se asocia, en la Argentina, la idea de grafiti. En nuestro país, este tipo de inscripciones adquirió gran fuerza durante la déca-
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En la actualidad, definir el grafiti presenta varios inconvenientes.1 No
solo porque, en distintas partes del mundo y con el transcurso del tiempo, esta palabra ha sido asociada con diferentes significados, sino también porque, en lo social, se la utiliza como sinónimo de otros conceptos como “pintada” o como street art, a pesar de que, entre ellos, hay
varias diferencias.
En general, como dije anteriormente, suele considerarse grafiti a toda
inscripción realizada sobre una superficie resistente. Si tomamos en
cuenta esta definición tan amplia, debemos buscar los antecedentes de
estas inscripciones tanto en los libros de los profetas del Antiguo
Testamento como en las pinturas rupestres de la prehistoria, en las pirámides de Egipto o en las paredes de la ciudad italiana de Pompeya.
A lo largo de la historia, las sociedades descubrieron el valor comunicativo que tenían las inscripciones en lugares públicos, y las utilizaron
para distintos fines. Es solo en el siglo XX cuando estas inscripciones
muestran un mayor desarrollo y se presentan tal como las conocemos
en la actualidad. Aunque hablar de “tal como las conocemos ahora”
es ambiguo, porque la palabra “grafiti” no se asocia siempre con el
mismo significado. De hecho, la mayoría de las personas utiliza el término indistintamente para dar cuenta de una frase de amor o de protesta social, de un dibujo, de una firma, de una propaganda política,
de un logo, etc.
Ante esta diversidad de usos, es necesario establecer una definición
que permita comprender el objeto de estudio de este artículo. De aquí en
adelante, cuando mencione el grafiti, haré referencia al grafiti propiamente dicho o grafiti hip hop.
El que escribe “Boca campeón”, “Dino te amo”, “No los vote,
sino bótelos” o “Pino Solanas presidente” no se considera un “grafitero”. Ser “grafitero” implica, entre otras cosas, pertenecer a una
determinada tribu urbana,2 compartir ciertos códigos; desarrollar una
técnica, un estilo; competir desde lo artístico, etc. Los autores de las
inscripciones mencionadas simplemente utilizan el soporte material
de la pared, el árbol o la persiana para dejar un mensaje, principalmente verbal. Si bien un análisis de los aspectos discursivos muestra
algunas similitudes entre ambas expresiones, esto no resulta suficiente para equiparar las inscripciones con los grafitis propiamente
dichos, es decir, aquellos originarios de los suburbios neoyorquinos.
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da de 1980, después de la dictadura militar, y fue perdiendo importancia junto con el desarrollo del neoliberalismo de la década de 1990. Sin
embargo, a partir de la crisis de 2001, recuperó su presencia y sentido y,
hoy en día, se lo puede encontrar en varias ciudades del país. No presenta una intención artística, simplemente pretende transmitir un determinado contenido, convencer al receptor o despertar su interés respecto
de algún tema.
Otra tradición relacionada con este tipo de inscripciones es la de las
llamadas pintadas políticas, que proliferan, sobre todo, en ciertos períodos históricos, como los de elecciones, y funcionan a modo de propaganda. Una diferencia fundamental entre las pintadas políticas y el resto
de las inscripciones es que las primeras suelen ser “legales”, respaldadas
por alguna organización o por el propio gobierno, mientras que las
demás, por lo general, se desarrollan en la “ilegalidad”.
Con respecto a las inscripciones de firmas o grupos identitarios, las
e
que predominan en la Argentina son las relacionadas con los clubes de
fútbol y las bandas de rock, sobre todo las barriales. En el caso de las
bandas de rock más consagradas, suelen utilizarse frases de sus canciones, fácilmente reconocibles para sus seguidores, que se apropian de su
significado (imágenes e y f). De las menos conocidas, en algunos casos,
puede verse cómo se repiten sus nombres en las paredes de las ciudades.5
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f
5. En Buenos Aires, un ejemplo es la
banda llamada “Las pastillas del abuelo”. Sus primeras apariciones en las
paredes son de principios de 2000,
sobre todo en el barrio de Caballito.
Luego, la publicidad fue por medio de
afiches y en Internet. En la actualidad,
es una banda de rock reconocida.
2. CARACTERÍSTICAS
h
i
j k
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El grafiti propiamente dicho posee las siguientes características:
a) Enunciador: el “grafitero” comienza su producción con el objetivo de
hacerse ver. Para eso, se asigna un nombre (tag) que lo identificará ante
el resto de la sociedad y que, al multiplicarse, logrará el objetivo. A diferencia de muchos mensajes verbales que se leen en las paredes, donde no
queda determinado en forma precisa cuál es el sujeto que escribió esa
frase, en el grafiti sí está claramente identificado el autor material y original, porque es el mismo.
Por otro lado, el “grafitero” es un artista. Si bien es muy difícil
dar una definición de arte y de quién debe ser considerado artista, no
puede afirmarse que el que escribe una frase en la pared para protestar o para alentar a su equipo de fútbol esté a la par y sea considerado un artista al igual que un “grafitero”, quien –en la mayoría
de los casos– piensa su obra, decide su técnica y los colores que utilizará, y considera al grafiti como un estilo de vida, más allá de la
producción puntual en la pared. En algunos casos, sus producciones
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... es street art, pero el street art no es graffiti. Partamos de que los
caracteres típicos de street art son más sencillos, pintados con cualquier material, no solo con aerosol, como látex, rodillo, pincel, sticker o marcador. Y los caracteres del graffiti están hechos con aerosol,
puede usarse látex u otro material para el relleno, pero el aerosol se
usa sí o sí.
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6. Nerf realizó piezas en varias ciudades del mundo, como París, Barcelona,
Berlín, Santiago de Chile y Brasilia,
entre otras. El texto que citado pertenece a una de las tantas entrevistas
que le realicé, la última en el 2007.
En la Ciudad de Buenos Aires, el stencil es una de las técnicas del street art
que, en los últimos años, tuvo más desarrollo. Consiste en hacer un molde
o plantilla calada, apoyarla sobre una superficie y cubrirla con aerosol. De
esta manera, las imágenes pueden “imprimirse” muchas veces y en forma
rápida. Debido a su técnica sencilla, varios “grafiteros” no las consideran
grafitis. Sin embargo, en algunos casos, transmitir el mensaje requiere una
gran capacidad de síntesis y originalidad. Los stencils suelen remitir a los
mismos temas que muestran las demás inscripciones en las paredes de la
ciudad: incluyen desde la publicidad de marcas conocidas, el recuerdo de
personajes famosos, la manifestación de sentimientos, la protesta social y
las leyendas ingeniosas hasta la propaganda y la publicidad de fiestas
privadas. Como toda expresión callejera, el stencil requiere, en muchos
casos, de un receptor que comparta los códigos que se utilizan (imágenes g, h, i, j y k).
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I NSCRIPCIONES CON PREDOMINIO DEL MENSAJE PICTÓRICO E ICÓNICO
Los grafitis propiamente dichos, relacionados con el movimiento hip
hop, son inscripciones en las que predomina la imagen y, aunque también pueden contener un mensaje verbal, prevalece el mensaje pictórico
e icónico, de los colores y las formas.
Es necesario hacer una distinción entre los grafitis y lo que se denomina street art o arte de las calles, concepto surgido en los últimos años
y que engloba muchas expresiones artísticas que se realizan en las calles,
principalmente de los espacios urbanos. Dentro del street art, se incluyen casi todas las inscripciones con cierto predominio de lo pictórico o
icónico, por ejemplo, el stencil, los stickers y las intervenciones en carteles publicitarios. También los grafitis, como aclara Nerf, uno de los
“grafiteros” más antiguos y destacados de la Argentina:6
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otro a un destinatario puntual, conocedor de los mismos códigos y estilos (en este caso, el objetivo es hacerse ver y que el otro reconozca su
estilo y su firma). Cuando los “grafiteros” caminan por las calles de su
ciudad se reconocen mutuamente y saben si un compañero o un amigo
ha estado allí. Estos dos destinatarios pueden relacionarse con la “hipocodificación” y la “hipercodificación”, términos que define Umberto
Eco en el Tratado de semiótica general (1975). Con el primero, hace
referencia a una codificación imprecisa, que parte de códigos inexistentes o desconocidos. En cambio, la hipercodificación alude a la codificación de un mensaje a partir de códigos compartidos y conocidos. El
“grafitero” forma parte de una tribu urbana, de un conjunto de personas que comparten su pasión por el arte del aerosol y los códigos de su
realización. Estos códigos se basan, más que nada, en el respeto por la
trayectoria de quien pinta y en el tiempo que hace que una obra se
encuentra en la calle.
En contraposición, las inscripciones verbales no presentan códigos
establecidos entre quienes las realizan; cualquiera puede escribir una
declaración de amor o un insulto dirigido a su rival futbolístico, en cualquier lugar y de cualquier forma.
ESTILOS DE GRAFITIS
No existe un consenso acerca de los estilos de los grafitis ya que, con el
tiempo, algunos fueron desapareciendo o incluyendo más elementos que
en un primer momento. Además, cada estilo suele denominarse de distinta forma según el país de que se trate. En consecuencia, los estilos se
diferencian, esencialmente, por cómo se escriben los caracteres del nombre del “grafitero” o de la crew (pandilla).
En una primera época, los nombres eran bastante legibles, hasta que un
“grafitero” llamado Top Cat comenzó a escribir su nombre con letras finas
y alargadas, muy juntas. Al estar tan juntas se dificultaba su lectura, pero
fue esto, precisamente, lo que aumentó su prestigio, ya que eran inconfundibles y se destacaban de las demás. Ante este avance, varios “grafiteros”
de distintos barrios neoyorquinos empezaron a buscar su propio estilo.
Cuando la cantidad de firmas fue muy grande, surgió, entre los “grafiteros”, la necesidad de diferenciarse no solo por la cantidad o la forma
de las letras sino también por el tamaño y el color. Así, nacieron los primeros tags con outline (filete o línea de borde), iniciados por Super Kool
y perfeccionados por Phase 2, quien fue el creador de uno de los estilos
de letras que perduran en la actualidad: las bubble letters o letras
bomba. Consiste en letras gordas, como infladas, y coloreadas, en las
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demandan muchas horas de elaboración; con frecuencia, varios “grafiteros” deben ponerse de acuerdo entre sí para componer una pieza
maestra.
b) Finalidad: como aseguré desde un principio, el primer objetivo del
“grafitero” ha sido el de hacerse ver, figurar en todas partes, “seguir
juntando ego”, como lo define Nerf. Sin embargo, con el tiempo, los
tags se perfeccionan y lo importante comienza a ser las formas, los
colores y la estética, el logro de un estilo propio, el juego con las letras
y la intención de ser mejor que el resto. Lo significativo pasa a ser la
obra en sí misma.
Quien elabora el grafiti es un artista al que le interesa su obra y que
continuamente intenta perfeccionarla, tanto para él como para sus compañeros. Podría relacionarse, de alguna manera, con los artistas del
Quattrocento que describe Bourdieu (1999), cuando relata la lucha que
estos mantuvieron para que su obra fuera considerada como tal y no
como “un simple producto, valuado por la superficie pintada y el precio
de los colores empleados”. Bourdieu afirma que el artista “debió luchar
para obtener el derecho a la firma, es decir el derecho a ser tratado como
autor […] debió luchar por la rareza, por la unicidad, por la calidad […]
debió luchar para imponerse como artista, como creador”.
Si bien los “grafiteros”, en una segunda etapa, siguen escribiendo sus
nombres o el de la pandilla a la que pertenecen, ya lo hacen con un objetivo más artístico, más estético. Incluso, muchos reconocen la necesidad
de hacerlo para “alegrar” o “decorar” la ciudad.
c) Técnica: los grafitis presentan una amplia variedad de técnicas que
colaboran en la creación de los distintos estilos. Desde la utilización de
boquillas de diferentes tamaños para obtener distintos grosores o la presión con la que se ejerce sobre la boquilla en cada tramo para variar la
intensidad y el propio trazo, hasta la quita exacta de gas a las latas para
que estas tengan menor presión o para que no derramen pintura.
d) Elementos: se utiliza, principal y casi exclusivamente, pintura en aerosol. En los primeros años del desarrollo del grafiti, una de las condiciones
era que la pintura debía conseguirse de alguna manera que no implicara
comprarla. Esto estaba relacionado con el mayor grado de ilegalidad que
rodeaba a la elaboración de las obras y con el ambiente en el cual se realizaban. En la actualidad, esto casi no sucede.
e) Destinatario: en el grafiti hip hop, existe siempre un doble destinatario. Por un lado, el destinatario como un todo colectivo, que circula por
las calles de la ciudad y aprecia una obra colorida, con formas “extrañas” a sus ojos, que cumplen con el fin de adornar la ciudad, aunque
algunos también lo ven como una agresión al espacio urbano. Por el
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que se utilizan solo dos colores, uno para el interior y otro para el borde.
Luego, surgieron otras clases de letras, como las block letters, perfectamente legibles y similares a las bubble, pero con líneas rectas, y el 3D,
que consiste en letras geométricas en tres dimensiones.
La competencia fue cada vez mayor y la obsesión por conseguir
popularidad y respeto llegó a una complejidad artística tal que las letras
pasaron a ser incomprensibles, y se originó el estilo más genuino del
Bronx: el wild style o estilo salvaje. El wild style consiste en letras muy
deformadas y entrelazadas que, muchas veces, terminan en flechas. Es el
estilo más difundido en la Argentina.
Los estilos básicos bubble letter (imagen l), el 3D (imagen m) y el
wild style (imágenes n y o) constituyen la llamada old school –vieja
escuela– y suelen ser el punto de partida de cualquier “grafitero” para
elaborar y llegar a tener su propio estilo.
pq
3. HISTORIA
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7. En una entrevista <www.kelp.cl/
2007/04/entrevista_con_mico_pionero_de.html> que Kelp, el sitio web especializado en grafitis, realizó, en
noviembre de 2006, a Mico, uno de
los pioneros de los grafitis en Nueva
York, el entrevistado, de origen colombiano, hace referencia a que Taki 183
no fue el primero, sino uno más de los
que plasmaban su apodo en la pared.
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A finales de la década de 1970, el grafiti incorpora personajes del
cómic o dibujos animados, retratos y autorretratos en forma de caricatura (imagen p y q) y otros recursos como estrellas, flechas, sombras,
círculos y efectos de espuma, de nube o luminosos.
Por el tamaño de los grafitis y por el tiempo que lleva hacerlos, considero los tags como grado cero (por la rapidez con que pueden ser diseñados y por su pequeño tamaño) y las piezas en paredes completas, el
grado máximo de elaboración. En estas paredes, pueden aparecer producciones de varios “grafiteros”, unidas por algunos detalles, como flechas o puntos de colores. En los grados intermedios, se distinguen los
flops, que son los tags de mayores dimensiones, redondeados y casi
siempre sin relleno. Además, existen lo que los “grafiteros” llaman
caracteres, que no son letras, sino distintos estilos de dibujos: desde
caras o gestos hasta flores y mariposas (imagen r). En general, se entrelazan con alguna letra deformada y, en conjunto, constituyen una pieza.
Cuando se hace referencia al grafiti hip hop, automáticamente se lo relaciona con la ciudad de Nueva York; más precisamente, con el metro del
Bronx. Allí surgió, en la década de 1970, el hip hop, movimiento que
incluye, además de la música, otras expresiones artísticas, como el baile
y los grafitis.
A fines de la década de 1960 y principios de la década de 1970, en
Nueva York, los jóvenes de barrios más pobres (generalmente habitados
por población de raza negra o inmigrantes latinos) escribían por toda la
ciudad sus nombres o apodos. Al principio, estas firmas (tags) eran poco
elaboradas pero con el transcurso del tiempo, se fueron perfeccionando
y desarrollando hasta alcanzar las imágenes y piezas que podemos apreciar en la actualidad.
La historia más difundida y aceptada sobre el origen de los tags es la
relacionada con un joven de origen griego llamado Dimetrius quien, debido a su trabajo de cartero, recorría las calles de la ciudad y firmaba como
TAKI 183 por todos los lugares por los que pasaba, desde las paredes de
la calle hasta las de los subterráneos. A partir de su experiencia, muchos
jóvenes comenzaron a hacer lo mismo (con un nombre que no era el verdadero, sino un apodo, y números), para dar cuenta de su paso por un
determinado lugar o para marcar su territorio. A TAKI 183 le siguieron
FRANK 207, CHEW 127 y JULIO 204, entre muchos otros.7 Al principio, quienes escribían su firma no buscaban un estilo, simplemente querían aparecer por todos lados para hacerse famosos. Con el desarrollo del
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miento hip hop. Como dije anteriormente, este movimiento se origina en
el Bronx, un barrio de Nueva York habitado por inmigrantes afroamericanos, latinos, irlandeses e italianos, entre otros, que, ante la necesidad
de resistir los agravios de la sociedad estadounidense y de expresar sus
sentimientos y problemáticas, buscaron en el arte la forma de hacerlo.
Así, el origen de la cultura hip hop se relaciona con la música afroamericana, dub, funk y soul. Entre los DJ (disc-jockeys) más conocidos, y de
los pioneros, se destacan Afrika Bambataa y Kool Herc: el primero propone canalizar la violencia de las calles de Nueva York por medio de las
competencias de baile breakdance; el segundo difunde una manera de
animar los encuentros a través de frases semi-cantadas y semi-habladas
con intervalos de música. De esta manera, en lugar de enfrentarse con
armas, algunas de las pandillas de Nueva York comenzaron a competir
con el baile y la música. Luego, se sumó otra forma de competencia:
mediante el arte del grafiti o del aerosol.
El objetivo principal de la proliferación de tags por todas las superficies posibles era el de mostrarse. Esto constituyó uno de los pilares
básicos del grafiti en sus orígenes: se debía escribir mucho para lograr la
visibilidad necesaria y, así, obtener reconocimiento.
El tag no es el verdadero nombre del “grafitero”, sino uno inventado, elegido por él mismo para identificarse en el espacio urbano y para
que lo reconozcan sus pares. Con el tiempo, la cantidad de firmas fue
tan grande que muchos sintieron la necesidad de cambiar la suya o de
darle un estilo distinto para, precisamente, diferenciarse del resto. Así,
comenzaron a surgir los distintos estilos y a deformarse las letras de
cada nombre. Para ganar las guerras de estilos (style wars), muchos
“grafiteros” optaron por unirse y formar crews, las ya mencionadas
pandillas. En esos casos, no pintaban su firma personal, sino el nombre
de la pandilla. Cuantos más miembros de la pandilla ponían el mismo
nombre en todas partes, lograr la presencia deseada se volvía más fácil.
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EL GRAFITI HIP HOP EN LA ARGENTINA
En la Argentina, el grafiti hip hop llegó a principios de la década de
1990, y su influencia es más europea que estadounidense. Los primeros
en ponerles forma y colores a los paredones de Buenos Aires fueron
Rasta, Maze, Toy y Craig, quienes conocieron este arte a partir de distintos viajes al exterior y del contacto con material publicado en libros
y revistas y, más tarde, en Internet. Los lugares que se pintaron fueron,
en un principio, las paredes de las vías del tren, sobre todo las del ferrocarril Sarmiento. Precisamente en esas paredes, a la altura del barrio de
Caballito, se realizó, en 1998, la primera convención de “grafiteros”.
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espíritu de competencia que surge en las grandes ciudades y, también,
dentro del movimiento hip hop, fueron sintiendo la necesidad de poseer
un estilo, de diferenciarse, de perfeccionarse, de tener en cuenta la caligrafía, los métodos utilizados y los lugares donde pintaban.
Existen otras dos hipótesis, no tan difundidas, sobre el origen de los
tags. Una plantea que sus comienzos se remontan a la frase “Kilroy was
here” (Kilroy estuvo aquí), que apareció durante la Segunda Guerra
Mundial, cuando un inspector de la Armada estadounidense, apellidado
Kilroy, firmaba con esa frase, en tiza, cuando terminaba de realizar su
tarea: inspeccionar y hacer la revisión final de los barcos que se construían para la guerra. Los soldados tomaron esa frase y comenzaron a
escribirla en todos los sitios por los que pasaban. De esta forma, transmitían la idea de su poderío, ya que todos sabían que los soldados estadounidenses “habían estado allí”.
La otra hipótesis sostiene que, en realidad, los tags se remontan a la
década de 1930, cuando algunos niños lustrabotas mexicanos, que trabajaban en la ciudad de Los Ángeles, dejaban estampados, en las paredes donde solían brindar su servicio, su nombre y el número de la calle
a la que se mudaban para que sus clientes pudieran encontrarlos.
Es interesante destacar que todas las historias tienen como sustento
la idea de dejar una huella, una marca, de decir “acá estoy”. Más allá
de los estilos, tipografías y técnicas, es lo mismo que siguen buscando los
“grafiteros” en la actualidad: mostrarse y decir “presente”. Sea cual
fuere el origen, los tags se popularizaron y difundieron en la ciudad de
Nueva York y, durante la década de 1970, se relacionaron con el movi-
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Los primeros “grafiteros” fueron transmitiéndoles a los nuevos las técnicas y códigos de este arte y este estilo de vida. A los primeros, les siguieron otros como Brujo, Roy, Pato, Dano, Jazz, Teko, Nerf, Ras, Mart, Dier,
Pier y Shonis, entre muchos más. Cada uno de estos “grafiteros” se unió
con otros y formaron las crews o pandillas de Buenos Aires. En la actualidad, entre las pandillas más visibles de las paredes de Buenos Aires se
encuentran: DSR, TBA, CIA, XMC, FFF, BAS, DTC, entre otras.
En la Argentina, las pandillas no se identifican con esa necesidad de
marcar territorio o de ganarse respeto que tuvieron las primeras crews
de Nueva York. Asimismo, suelen estar formadas por jóvenes de clase
media, quienes las definen como grupos de amigos que se juntan más
por afinidad que por coincidencia en el estilo o en los gustos. En la
Ciudad de Buenos Aires, los espacios que más se pintan son las paredes
de las vías de los ferrocarriles (cuando no están ocupadas por pintadas
políticas), las de varias plazoletas o patios urbanos (como la que se
encuentra en las calles Matienzo y Zapiola) y algunos paredones en los
barrios de Caballito, Villa Crespo, Balvanera, San Telmo y Liniers, entre
otros. Pero la verdadera “Meca” del grafiti es la avenida Donado, en el
barrio de Saavedra. Allí, pueden apreciarse todos los estilos y obras de
los “grafiteros” más importantes (aunque, en época de elecciones,
muchas de las producciones se pierden).
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La primera relación que puede establecerse entre las vanguardias del
siglo XX y los grupos “grafiteros” es que, entre sus objetivos, se encuentra el rechazo a un estado de cosas establecido. Las vanguardias son una
manera de romper con el orden determinado por la burguesía; sus artistas se presentan ante el mundo como anticonformistas. En el origen
mismo de los grupos “grafiteros” están estos tópicos: las bandas se
unían para diferenciarse, para mostrarse, para ir contra la sociedad que
los discriminaba y contra el poder que no los tenía en cuenta.
La segunda relación que puede hacerse es que, en un principio, los
artistas de estos grupos vanguardistas fueron muy cuestionados e incomprendidos pero que, finalmente, recibieron la aceptación del público en
general. En sus comienzos, el movimiento “grafitero” también fue muy
criticado, si bien por otros motivos: no se lo aceptaba porque no se lo veía
como arte sino como una provocación, y se lo perseguía. El gobierno neoyorquino llegó a utilizar policía antigrafiti y pintura especial para proteger las superficies de este “ataque”. Pero, en la actualidad, si bien algunos
todavía siguen percibiéndolo como una agresión a la ciudad y al espacio
urbano, muchos otros no lo consideran así. Además, en varias partes del
mundo, los “grafiteros” suelen elegir determinados lugares para hacer sus
piezas y producciones y, en general, esos sitios no son propiedades privadas, sino paredes abandonadas y sucias. De esta manera, cuando pintan,
no solo hacen lo que les gusta, sino que consideran que están haciéndole
un beneficio a la ciudad, ya que la embellecen con formas, dibujos y colores. Ahora bien, si pensamos en los que hacen tagging (firmar con el tag
ilegalmente cualquier superficie), en varios de estos casos sí se produce una
agresión al espacio urbano, pero son los que recién se inician y muchos no
duran el tiempo suficiente como para llegar a ser verdaderos “grafiteros”.
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Es sabido que el término “vanguardia” deriva del francés avant-garde,
una expresión militar y política que hacía referencia a los soldados que
luchaban en la primera línea de combate. También se aplicaba a los
movimientos políticos que tenían entre sus objetivos transformar la
sociedad. A principios del siglo xx, el significado de este concepto se
trasladó al campo del arte y sirvió para dar cuenta de la idea que les era
común a varias corrientes artísticas: luchar contra las normas academicistas y transformar la creación artística.
Las vanguardias artísticas surgieron en una época de profundos cambios mundiales. En el orden cultural, hay un gran progreso científico y
tecnológico (el telégrafo, el automóvil, el aeroplano, los rayos X, etc.); se
crea el psicoanálisis; se promociona la teoría de la relatividad, que cambia la percepción de la dimensión espacio-tiempo y del espacio urbano,
etc. En lo político-social, tienen lugar la Primera Guerra Mundial, la
Revolución rusa, los movimientos migratorios, la crisis de Wall Street,
con su consecuente impacto económico mundial, la aparición, con
mayor fuerza, del movimiento obrero, etc.
Las vanguardias eran grupos de artistas que encontraron distintas
formas de romper con el pasado y reinterpretar el arte. Casi todos estos
movimientos tuvieron una corta duración, pero sus influencias se perciben hasta la actualidad.
El propósito en esta sección es comparar el movimiento grafitero con
algunas de las vanguardias del siglo xx. Aunque muy relacionadas entre
sí, cada una de estas vanguardias tiene características particulares que se
encuadran en un ambiente general de rechazo a lo establecido. Si bien
no es posible asociar todas las particularidades de estos movimientos
con los grafitis, existen algunas especificidades que se corresponden con
el arte del aerosol. Por eso, solo nos centraremos en ellas, sin tener en
cuenta las derivaciones de cada una de las vanguardias.
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El tercer contacto entre estos movimientos es que comparten los orígenes en el ámbito urbano de las grandes metrópolis. En ellas, con un
carácter más abierto y multiétnico, es posible que se fusionen y mezclen
las culturas, y que no desaparezca lo tradicional de cada subcultura.
Por último, las relaciones las podemos encontrar en las mismas bases
de las vanguardias, que provienen de finales del siglo XIX, cuando tres pintores posimpresionistas comenzaron a representar lo que estaba detrás de
las apariencias de las cosas. De esta manera, Paul Cézanne (1839-1906)
destruyó la visión representativa de los objetos; Paul Gauguin (18481903) independizó el color de la forma y Vincent Van Gogh (1853-1890)
estableció la supremacía de lo subjetivo de la obra por sobre lo objetivo,
al ser la pintura una expresión de sus estados de ánimo. Estos tres artistas
fueron la base para el surgimiento del expresionismo, que puede ser considerado como el primer gran movimiento de este estilo.
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Expresionismo y fauvismo
Futurismo
Uno de los puntos del manifiesto futurista, redactado por Filippo
Marinetti en 1909, sostiene: “… queremos liberar a Italia de los innumerables museos que la cubren como innumerables cementerios”
(Marinetti, 1909). Había que sacar el arte a la calle y, precisamente, lo
que hacen los “grafiteros” es eso, para que todos lo puedan ver y disfrutar, a partir de que los colores y las formas alegran la ciudad gris. Sin
utilizar las mismas palabras, muchos “grafiteros” sostienen esta misma
idea, ya que consideran que llevar los grafitis a un museo es provocar su
muerte. Al plantear que el grafiti es una obra de arte, rompen con la concepción de que las obras de arte deben estar exclusivamente en los
museos. Laura Kozak (2004:63-64) transcribe en su libro Contra la
pared parte del relato de Lee, miembro de la crew The Fabulous Five,
cuando cuenta cómo pintaron un tren completo –el segundo–, en 1977,
y presenciaron cómo la gente se sorprendía y disfrutaba ese espectáculo.
El arte estaba en un tren, no en un museo ni en una galería de arte, y lo
podían apreciar todos, sin distinción de raza o poder económico. Era
gratis y le daba color a la ciudad.
Para Marinetti, era necesario hacer una tabla rasa con el pasado y
crear un arte nuevo acorde con la mentalidad moderna y las nuevas realidades sociales y tecnológicas. Para ello, toma como modelo las máquinas
y sus virtudes: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el movimiento y la deshumanización. De estas características, podemos relacionar con
el grafiti las de velocidad, energía y movimiento. Sobre todo, los grupos
de “grafiteros” que se dedican a pintar trenes, los llamados “treneros”,
cuyo objetivo es pintar subtes y trenes sin ser “atrapados”. Para eso, necesitan velocidad, energía y movimiento. Una de las técnicas para pintar
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Los tópicos de Cézanne, Gauguin y Van Gogh, que de una forma u otra
están presentes en el expresionismo y también en el fauvismo, pueden
relacionarse con las producciones de los “grafiteros”. Por un lado, en
muchas de sus obras, los objetos no son representados en forma realista; sobre todo las letras, que sufren varias deformaciones. Por el otro, en
muchas obras, el color es lo más importante y se independiza de la
forma, ya que son los propios colores los que generan formas. Una de
las características distintivas de los grafitis es la predominante utilización del color. Si bien, como vimos, en algunos casos, se usan solo uno
o dos colores, la idea principal es el colorido y la mezcla arbitraria.
Por último, y en relación con el tercer tópico, para muchos “grafiteros”, su arte transmite su propia subjetividad y sus estados de ánimo,
que se ven reflejados tanto en los colores que utilizan como en lo que
pintan, dónde lo pintan y hasta en el significado que les asignan a sus
nombres y al de sus crews.
Más allá de los tres artistas mencionados, Henri Matisse, en sus últimos
años, incorporó arabescos como influencia del arte islámico y llegó a crear
formas abstractas a partir del color. Esto último puede relacionarse con los
caracteres que los “grafiteros” utilizan en sus obras y con las formas del
estilo 3D que se obtienen a partir del color y las líneas poco definidas.
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rápido los vagones es utilizar sprays grandes, con boquillas amplias, uno
en cada mano, y hacer movimientos paralelos con los dos brazos.
Una de las premisas básicas del futurismo es la idea de movimiento, y el grafiti tiene esa idea presente en casi todas sus obras. No solo
muestra colores y formas sino que, en ellas, hay movimiento, porque
casi todos sus trazos lo transmiten. La noción de movimiento la podemos relacionar con las “palabras en libertad” de Marinetti, referidas a
las palabras que no están sujetas a ninguna regla gramatical. En su
Manifiesto técnico de la literatura futurista (1912), propone romper
con la tradición literaria precedente: con las formas de puntuación, la
sintaxis, las reglas gramaticales y la presencia de adjetivos y adverbios,
entre otras cosas. Marinetti ubica las letras y las palabras en la superficie de una manera poco convencional: ocupa espacios de las páginas
que no estaban destinados a las letras, superpone letras y mezcla tipografías y tamaños.
La mayor parte de los “grafiteros” utiliza, para sus obras, letras que
no están expuestas en forma convencional y que, además, son permanentemente reinventadas. En este sentido, podemos decir que son continuos creadores de tipografías y que juegan con ellas en los espacios que
eligen para pintar. Muchas veces, no respetan el orden tipográfico ni las
reglas gramaticales tradicionales.
Dadaísmo
Cubismo
Los grafitis son obras de arte que sus creadores, los “grafiteros”, realizan
utilizando, casi siempre sin tenerlo presente, ciertas propuestas vanguardistas. Al igual que todos los vanguardistas, los artistas de los grafitis
enfatizan la creatividad. Asimismo, toman la provocación, los caracteres
y los dibujos del dadaísmo; la deformación de las letras hasta su ilegibilidad, del cubismo; el predominio de los colores, del fauvismo; el sentimiento subjetivo del artista y la manifestación de sus estados de ánimo,
del expresionismo; el movimiento, la velocidad y el arte fuera de los
museos, del futurismo.
Muy posiblemente, la mayor parte de los “grafiteros” no pensó en
las vanguardias del siglo xx para realizar sus obras pero, de manera
inconsciente, muchos de ellos las usaron y reinventaron, así como después numerosos diseñadores gráficos, dibujantes y publicistas tomaron
las técnicas y estilos de los “grafiteros” para realizar sus tareas. A partir de estas apropiaciones, y de la necesidad de algunos “grafiteros” de
incursionar en el círculo del arte institucionalizado, hoy es posible apreciar los estilos del grafiti no solo en las paredes de las ciudades o en los
vagones de los trenes, sino también en los decorados de exposiciones, en
remeras y en publicidades.
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5. CONCLUSIÓN
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En el cubismo, a diferencia de lo que sucede con el fauvismo, predomina más la forma que el color. El objetivo no es reproducir las cosas como
se ven, su apariencia, sino su esencia. Para eso, se rompen las formas originales y se las transforma en geométricas. El cubismo se destaca por
oponerse a una de las premisas básicas del arte renacentista: la perspectiva. En el espacio que dibuja o pinta el cubista, los objetos se perciben
desde distintos puntos de vista. En algunos casos, la imagen se vuelve
tan incomprensible que resulta casi imposible distinguir o reconstruir
mentalmente el objeto que se quiso representar.
En ciertas piezas y producciones de los “grafiteros”, se produce este
mismo fenómeno: resulta casi imposible reconstruir el objeto; en este
caso, la letra original del nombre del “grafitero” o la crew a partir de la
cual se deformó y se obtuvo la pieza final, lo que se exhibe como obra
terminada.
El dadaísmo fue un movimiento que continuamente planteó la provocación y contribuyó a la pregunta actual de qué es arte y qué no lo es.
Sostenía la idea de que todo es una convención que puede ser cuestionada, ya que no hay reglas fijas y eternas que legitimen qué es arte. En
sus obras, se mezclan los géneros, los materiales y las técnicas.
Como ejemplos de las producciones del dadaísmo, tenemos los
llamados ready-made, creados por Marcel Duchamp (1887-1968).
Estas obras se realizaban con objetos cotidianos que pasaban a ser
artísticos por la simple decisión de su creador. Un ready-made se formaba al tomar un objeto, sacarlo de su contexto habitual y ponerlo
en otro. En algunos casos, además, aparecía una mínima intervención del artista, como en el caso de las pinturas famosas a las que el
artista les agregaba, por ejemplo, un bigote. Este tipo de intervención
se observa, principalmente, en algunas manifestaciones del street art.
Con respecto al grafiti actual, se puede relacionar con los caracteres
y dibujos que muchos “grafiteros” les agregan a sus obras principales, una vez terminadas.
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C h i o d i es periodista, egresada del
Instituto Grafotécnico, y profesora de Geografía (orientación social) de la Universidad de Buenos Aires. Trabajó como editora de libros de textos de Ciencias
Sociales en la editorial Santillana; en la actualidad, desempeña esa función en la
editorial Puerto de Palos.
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de Elisa Carnelli.
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Eco, U. (2000-1975) Tratado de semiótica general, Barcelona, Lumen.
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Gándara, L. (2002) Graffiti, Buenos Aires, Eudeba.
García Martínez, J. A. ([1977] 1985) Movimientos artísticos del siglo
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Futurismo,
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Kozak, C. (2004) Contra la pared: sobre graffitis, pintadas y otras intervenciones urbanas, Buenos Aires, Libros del Rojas.
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RESEÑAS
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Mosse, G. (1997) “El cambio en el espíritu público de la sociedad europea”. En:
Mosse, G. La cultura europea del siglo
XIX,
Barcelona, Ariel, pp. 9-28.
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Puig Torres, R. (2005) Barcelona 1000 graffitis, Barcelona, Gustavo Pili.
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comunicación”, Espéculo 4, Madrid, noviembre de 1996.
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Vigara Tauste, A. y P. Reyes Sanchez, “Graffiti y pintadas en Madrid: arte, lenguaje y
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