Informe EL CONTROL DE LAS PLAGAS EN LA AGRICULTURA

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Estudio Sectorial Agrícola Rural
Banco Mundial/Centro de Inversiones FAO
1
Argentina
Informe
EL CONTROL DE LAS PLAGAS EN LA
AGRICULTURA ARGENTINA
Miguel Huerga y
Sebastián San Juan
Buenos Aires, Argentina
mayo, 2005
Estudio Sectorial Agrícola Rural
Banco Mundial/Centro de Inversiones FAO
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Argentina
EL CONTROL DE LAS PLAGAS EN LA
AGRICULTURA ARGENTINA
Sumario del contenido
NATURALEZA DEL INFORME
PLAGAS Y PLAGUICIDAS: Definiciones básicas
SINTESIS DE LOS HALLAZGOS Y CONCLUSIONES
SUGERENCIAS PARA UNA POLITICA DE CONTROL DE PLAGAS
I.
PRODUCCION VEGETAL Y PLAGAS DE LA AGRICULTURA
A. IMPORTANCIA ECONOMICA DE LAS PLAGAS
1. La agricultura en la economía argentina y su probable evolución
2. Comercio internacional y sanidad vegetal
3. Los perjuicios causados por las plagas
a)
b)
c)
d)
e)
Tipos y montos globales de pérdidas
Las pérdidas en la agricultura argentina
Las pérdidas en peras y manzanas causadas por la Carpocapsa
Las pérdidas en cítricos por la Mosca de los Frutos
Un enfoque integral de la estimación de las pérdidas
4. Una nueva plaga: la Roya de la Soja
B.
PRACTICAS Y TECNICAS DE CONTROL DE PLAGAS
1. Situación actual de la adopción de prácticas en la agricultura argentina
2. Las prácticas complementarias del control de plagas
3. Resistencia de las plagas a los plaguicidas
C. CONDICIONES DEL PRODUCTOR Y CONTROL DE PLAGAS
1. La fruticultura del Alto Valle del Río Negro
2. La agricultura pampeana
3. La horti-fruticultura de los valles irrigados de Mendoza
4. Las áreas frutihortícolas irrigadas de Lules y Tafi del Valle
5. La citricultura en la Provincia de Corrientes
6. El cultivo del tabaco en Misiones
D. USO ACTUAL Y MERCADO DE PLAGUICIDAS EN LA ARGENTINA
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II.
EFECTOS DEL CONTROL DE PLAGAS Y DEL USO DE PLAGUICIDAS
A. PLAGUICIDAS: EXPOSICION E INTOXICACION DE PERSONAS
1. Tipos de intoxicaciones y toxicidad de los plaguicidas
2. Intoxicaciones de personas por plaguicidas
a) Los registros nacionales de intoxicaciones
b) Intoxicaciones en la Provincia de Mendoza
c) Intoxicaciones en el Alto Valle (Provincia de Río Negro)
d) Intoxicaciones en la Provincia de Misiones
3. La toxicidad del herbicida Glifosato
B.
HIGIENE Y SEGURIDAD DEL TRABAJADOR RURAL
C. RESIDUOS DE PLAGUICIDAS E INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS
D. LA CONTAMINACION AMBIENTAL
1. Casos graves de contaminación: entierros, derrames y derivas
2. La contaminación de las aguas
a) Alto Valle del Río Negro (Región Patagónica)
b) Provincia de Mendoza (Región de Cuyo)
c) Provincia de Santa Fe (Región Pampeana)
d) Río de la Plata y su frente marítimo
E.
III.
EL CASO DEL AGUILUCHO LANGOSTERO
EL PAPEL DEL ESTADO EN EL CONTROL DE LAS PLAGAS
A. LAS LEYES Y NORMAS DE SANIDAD VEGETAL
1. Normas de orden nacional para el comercio externo
2. Leyes y normas de sanidad vegetal en el plano nacional
a) Leyes y normas generales
b) Leyes y normas sobre residuos de productos fitosanitarios
3. Análisis de un caso: las normas para la lucha contra la Carpocapsa
B.
EL SERVICIO NACIONAL DE
AGROALIMENTARIA (SENASA)
SANIDAD
Y
CALIDAD
1. Estructura y funciones del SENASA
2. Consideraciones sobre el papel del SENASA
3. Los programas de lucha contra las plagas del SENASA
a) Programa Nacional de Control y Erradicación de la Mosca de los Frutos
b) Programa de Lucha contra la Carpocaspa - Región Patagónica
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c) Consideraciones sobre los programas de lucha
4. Los organismos públicos de sanidad vegetal en las provincias argentinas
5. Instituciones mixtas y privadas
a) La Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica
b) El Comité Regional del Noreste Argentino
c) La Comisión Provincial de Sanidad Vegetal
d) El Comité Regional Fitosanitario del Noroeste Argentino y la
Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino
C. LA INVESTIGACIÓN EN SANIDAD VEGETAL
D. LA SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA Y EL SISTEMA
NACIONAL DE CONTROL DE ALIMENTOS
E.
EL MINISTERIO DE SALUD Y DESARROLLO SUSTENTABLE Y
LAS INTOXICACIONES POR PLAGUICIDAS
1. Programa Nacional de Prevención y Control de las Intoxicaciones
2. Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE)
3. Programa Nacional de Riesgos Químicos
F.
LA SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO Y LA
SEGURIDAD DEL TRABAJADOR RURAL
G. LOS ORGANISMOS AMBIENTALES Y LA CONTAMINACION
PERSONAS CONSULTADAS
BIBLIOGRAFIA
ANEXOS
Anexo 1: El sector agropecuario: importancia en la economía y probable evolución
Anexo 2: Listado de plaguicidas prohibidos
SIGLAS MAS USADAS
FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
INDEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
MS: Ministerio de Salud
INTA: Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
ISCAMEN: Instituto de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Mendoza
OMC: Organización Mundial del Comercio
OMS: Organización Mundial de la Salud
PNUMA: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
PROSAP: Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (SAGPyA)
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SAGPyA: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos
SICOFHOR: Sistema de Control de Frutas y Hortalizas Frescos (SENASA)
SENASA: Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria
SRT: Superintendencia de Riesgos del Trabajo (Ministerio de Trabajo)
CIPF: Convención Internacional de Protección Fitosanitaria
NOA: Región Noroeste Argentino
NEA: Región Noreste Argentino
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Mapa 1
La República Argentina. División Política y países limítrofes
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NATURALEZA DEL INFORME
Este Informe sobre el control de las plagas agrícolas es parte del Estudio Sectorial
Rural, hecho por el Banco Mundial en colaboración con la FAO, a los fines de: i) actualizar el
conocimiento del sector agropecuario argentino; ii) ayudar en el diálogo del Banco y los
organismos gubernamentales y, iii) mejorar el enfoque estratégico de los programas para el
sector rural 1. Centrado en la evaluación del crecimiento de la producción agropecuaria y en el
estado de la pobreza rural, el Estudio Sectorial aborda, en forma específica, estos temas:
Comercio Exterior; Agricultura Irrigada; Expansión de la Frontera Agrícola; Régimen
Tributario; Agricultura de Contrato; Pobreza Rural; Control de las Plagas en la Agricultura y
Calidad y Sanidad de los Agroalimentos. Para todos estos temas se han elaborado los
correspondientes documentos.
El fin particular del presente Informe fue evaluar el papel que juega el control de las
plagas agrícolas en la sostenibilidad del crecimiento sectorial. Los planos de análisis
considerados en su elaboración fueron tres:
ƒ La lucha contra las plagas como factor del proceso de
producción agrícola (Capítulo I).
ƒ Los impactos de ese control en la salud de los trabajadores, el
ambiente rural y sus pobladores, los recursos naturales y la calidad
de los alimentos (Capítulo II).
ƒ El papel del Estado y los particulares en la administración y
fiscalización de esos procesos (Capítulo III).
Los principales interrogantes que guiaron el trabajo en el primer plano fueron: ¿Cuál es
la importancia económica de las plagas en la agricultura? ¿Pueden afectar al crecimiento
sectorial? ¿Son accesibles las técnicas de control de plagas a todos los productores? ¿La
aparición de nuevas plagas y los casos de resistencia a los plaguicidas, tendrán impacto
económico en el sector? ¿Cuáles son las tendencias del mercado de plaguicidas? El análisis del
impacto del control de plagas fue guiado por estas preguntas: ¿Es adecuado el conocimiento
existente sobre los efectos tóxicos de los plaguicidas en el trabajador y en el poblador rural?
¿Cuál es la magnitud actual de la contaminación de aguas y suelos y de la mortandad de fauna,
en el medio rural? ¿Son inocuos los alimentos para el consumidor y adecuados a las
exigencias de las normas internacionales?
El papel del Estado y los particulares en el control de plagas y en sus efectos, fue
analizado en sus facetas legales e institucionales, desde tres ángulos: la prevención y asistencia
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El responsable técnico del Informe es Miguel Huerga, consultor FAO y Sebastián San Juan fue asistente de investigación,
contratado por el Banco Mundial.
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al público; la promoción y capacitación en las técnicas de control de plagas y la prevención de
sus posibles daños y la fiscalización del uso correcto de plaguicidas. Las cuestiones a
responder giraron alrededor de esta pregunta: ¿Las intervenciones que hace el Estado para
mitigar esos efectos perjudiciales del control de plagas, son adecuadas y alcanzan a todos los
involucrados? Es importante señalar, con relación a la evaluación de la capacidad institucional
de los organismos públicos encargados del sector, que este Informe se restringió a un somero
análisis de sus principales fortalezas y debilidades. Dos fueron las razones: i) el Estudio
Sectorial incluyó un área específica para el tema (Calidad y Sanidad de los Agroalimentos) y,
ii) una evaluación amplia y profunda del tema, acorde a la crisis política, económica e
institucional que vivió la Argentina, escapó a los fines fijados a este Informe.
Con el fin de actualizar el conocimiento sobre el sector agropecuario, uno de los
objetivos del Estudio, el trabajo procuró identificar todas las fuentes interesantes de
información sobre el control de las plagas de la agricultura y la seguridad del trabajador rural,
incluyendo estadísticas, censos y resultados de investigaciones; leyes y normas vigentes;
instituciones privadas y públicas, de la administración central y de las provincias. Se
aprovecharon diversas investigaciones sobre el tema de referencia y los datos provenientes de
censos (Población 1991 y 2001 y Agropecuario 2002) del INDEC, los registros del Ministerio
de Salud y las estadísticas de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo y del SENASA. Otra
valiosa información fue la extraída de los proyectos del Programa de Servicios Agrícolas
Provinciales (PROSAP/SAGPyA), en especial, los resultados de las encuestas a los
productores. Los conceptos y normas de carácter internacional, fueron extraídos de la
numerosa bibliografía temática que tiene publicada la FAO; muchas de estas obras, fueron
elaboradas en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (ver bibliografía).
El Informe fue hecho gracias a la colaboración de numerosos personas de organismos
públicos y privados; no debe culpárselos por las conclusiones que aquí se presentan. También
debe indicarse que se tropezó con algunos obstáculos en la obtención de información pública,
en especial con aquella referida a las intoxicaciones crónicas del trabajador rural, al control de
los plaguicidas y a los procedimientos de los mercados de concentración.
Debe resaltarse que no han sido tratados con la profundidad necesaria, ciertos temas de
indudable importancia: i) el destino final de los plaguicidas obsoletos o degradados, sujetos de
un reciente programa de la FAO; ii) la higiene y seguridad del trabajador de la industria de
agroquímicos y, iii) la capacidad institucional de los organismos públicos sectoriales. Además,
con relación a la investigación en sanidad vegetal, sólo se identificaron las necesidades, sin
evaluarse los organismos que la ejecutan, ni sus programas y prioridades de estudio. Otro tanto
ocurrió con la profusa legislación fitosanitaria nacional y provincial: se hizo una identificación
de las normas vigentes y un análisis preliminar de las más importantes pero cabría hacer una
evaluación integral. Por último, para el análisis de los procedimientos aplicados en el control
de los alimentos frescos, se encontraron ciertas dificultades para obtener información sobre los
procesos vigentes.
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Argentina
En el texto de este Informe se apela con frecuencia al ejemplo de la Región
denominada Alto Valle del Río Negro, por estas razones: i) es una amplio valle irrigado de
casi 700 km², que abarca a dos Provincias (Río Negro y Neuquén), dedicado a la producción
frutihortícola intensiva, actividad que tiene un peso gravitante en las economías de las
provincias y en las exportaciones del sector agropecuario argentino; ii) en la zona, desde 1920
se están usando plaguicidas para controlar las plagas de las manzanas y las peras y, iii) existen
instituciones de excelencia en los temas de referencia (la Universidad Nacional del Comahue,
la Estación Alto Valle del INTA y el Centro de Investigación y Asistencia a la Industria del
INTI). Se puede observar en el Alto Valle, una amplia gama de oportunidades y problemas,
éxitos y fracasos, en la agricultura intensiva y en el uso de agroquímicos. También se hacen
repetidas referencias a la horti-fruticultura de la Provincia de Mendoza, otra importante zona
de producción de la Argentina que tiene un organismo público dedicado a la sanidad y calidad
vegetal, ampliamente reconocido en el exterior y en el País: el Instituto de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria de Mendoza (ISCAMen).
Es importante agregar que la SAGPyA y el Banco Mundial hicieron un Seminario
Taller, los días 9 y 10 de diciembre de 2004, al que asistieron numerosos técnicos y
funcionarios del sector agropecuario, para discutir los trabajos que componen el Estudio
Sectorial. Esta versión del Informe sobre Control de las Plagas en la Agricultura, tiene
incorporadas las modificaciones sugeridas y discutidas en el curso de ese Seminario Taller.
La exposición del Informe está organizada así: i) en los tres apartados iniciales se
presentan un glosario sobre los términos técnicos usados, la síntesis de los principales
hallazgos y conclusiones del trabajo y las sugerencias para una política de control de plagas;
ii) luego, pueden encontrarse los tres capítulos correspondientes al detalle de los grandes
temas del Informe (la producción vegetal y las plagas de la agricultura; los efectos del control
de plagas y del uso de plaguicidas y el papel del Estado y de los particulares en el control de
las plagas) y, iii) por último, hay dos anexos con información y la bibliografía.
Se ha procurado tratar en el Informe todos los aspectos del control de las plagas en la
agricultura en forma integrada. Esto exige observar la realidad con equilibrio, para atravesar
puente muy estrecho; a un lado, se puede caer en la utopía de alimentar al mundo con una
agricultura sin plaguicidas y al otro, en el pragmatismo hipócrita de negar los nocivos efectos
de los plaguicidas en el trabajador rural y en la vida silvestre.
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PLAGAS Y PLAGUICIDAS
Definiciones básicas
Estos términos legales y técnicos, incluidos con el fin de hacer más comprensible el
Informe, fueron extraídos de la legislación argentina vigente, las normas internacionales y la
bibliografía reconocida. Se han agregado además, conceptos aplicados por la FAO, organismo
de las Naciones Unidas dedicado a la agricultura y a la alimentación y por la Convención
Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), organismo que, coordinado por la FAO, rige
los aspectos sanitarios y de calidad, del comercio de vegetales, en el marco de las reglas y
normas generales de la Organización Mundial del Comercio.
Plaga es, de acuerdo a los documentos de la CIPF, cualquier especie, raza o biotipo
vegetal o animal o agente patógeno dañino para las plantas o los productos vegetales.
Cuarentena vegetal es toda actividad destinada a prevenir la introducción o diseminación de
plagas cuarentenarias o para asegurar su control. Plaga cuarentenaria es aquella de
importancia económica potencial para un área determinada (región, provincia, país) cuando
aún esa plaga no existe o, si existe, no está extendida y se encuentra bajo control oficial. Plaga
no cuarentenaria reglamentada: su presencia en las plantas influye en el uso propuesto para
las mismas, con repercusiones económicamente inaceptables y que, por lo tanto, está
reglamentada en el territorio de la parte contratante importadora 2. Es necesario reiterar que
este Informe está referido exclusivamente a los vegetales cultivados y no considera las plagas
que afectan a los animales.
Plagas cuarentenarias de importancia económica para la Argentina son: i) Mosca de
los Frutos, conjunto de especies que, en el país, agrupa a la Mosca del Mediterráneo (Ceratitis
capitata), distribuida en todo el territorio argentino, salvo en áreas libres de la Patagonia y
Mendoza y la Mosca Americana (Anastrepha fraterculus), restringida a las Regiones NEA y
NOA; ii) Carpocapsa o Gusano de la Pera y la Manzana (Cydia pomonella) que ataca
también a los nogales de las Regiones de Cuyo y del NOA; iii) Cancrosis de los Cítricos
(Xanthomonas axonopodis), bacteria que no provoca grandes pérdidas físicas pero sí severas
restricciones para la importación en la Comunidad Europea y, en especial España; iv) Mancha
Negra (Guignardia citricarpa), hongo que afecta a los cítricos en forma similar a la Cancrosis
y vi) Picudo del Algodonero (Anthonomus grandis), insecto que desvasta los algodonales
del Paraguay y el Brasil pero todavía no ha tenido un ingreso masivo a la Provincia del Chaco,
principal estado en el cultivo de esa planta textil. La Roya Asiática de la Soja (Phakospora
pachyrhizi) es una plaga de reciente aparición que amenaza al cultivo de mayor importancia
económica de la Argentina y tiene mayor virulencia que la Roya Americana (Ph. meibonniae).
No es plaga cuarentenaria y en el país no tiene carácter obligatorio su control sino la denuncia
de aparición o focos de ataque.
2
“Convención Internacional de Protección Fitosanitaria”. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación FAO. Nuevo texto revisado. Roma, 1999.
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Argentina
La Argentina, como país adherente de la CIPF, debe observar las definiciones
contenidas en los documentos de la Convención, mayormente dirigidas al comercio
internacional y al control de las plagas; algunas fueron citadas en los párrafos precedentes.
Hay en el país además, determinadas especies vegetales o animales que son consideradas
como plagas nacionales y para las cuales han sido promulgadas leyes de alcance federal que,
entre otros aspectos, hacen obligatorio su combate, control o denuncia, por parte de los
propietarios de establecimientos agropecuarios, por terceros o por el propio Estado. El marco
legal para este control está contenido en el Decreto Ley 6.704/63 y el Decreto Reglamentario
8.967/63. El primero establece el procedimiento para la lucha contra las plagas y el segundo,
determina la autoridad de aplicación y detalla los pasos del procedimiento fijado por el
Decreto 6.704.
Plaguicida es cualquier sustancia o mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir
o controlar cualquier plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los
animales, las especies no deseadas de plantas y animales que causan perjuicios o que
interfieren de cualquier forma en la producción, elaboración, almacenamiento, transporte o
comercialización de alimentos, productos agrícolas (incluye no alimenticios como el algodón,
remolacha azucarera y otros), madera o alimentos para animales o que pueden administrarse a
los animales para combatir insectos, arácnidos u otras plagas. El termino incluye las sustancias
usadas como reguladoras del crecimiento de las plantas, defoliantes, desecantes, agentes para
reducir la densidad de frutas o evitar la caída prematura de frutas y las sustancias usadas antes
o después de las cosechas para proteger a los productos de la deterioración durante el
transporte y almacenamiento 3.
Producto fitosanitario para el SENASA, es cualquier sustancia, agente biológico,
mezcla de sustancias o de agentes biológicos destinada a prevenir, controlar o destruir
cualquier organismo nocivo, incluyendo las especies no deseadas de plantas, animales o
microorganismos que causan perjuicio o interferencia negativa en la producción, elaboración
o almacenamiento de vegetales y sus productos. El término incluye coadyuvantes,
fitorreguladores, desecantes y las sustancias aplicadas a los vegetales pre y post-cosecha para
protegerlos contra el deterioro durante el almacenamiento y transporte 4.
El análisis fitosanitario que se hace en este Informe, requiere también una resumida
mención de los posibles métodos de control de plagas y enfermedades. En primer lugar, los
documentos de la CIPF, definen como control de una plaga a la supresión, contención o
erradicación de una población de plagas y al control oficial, como la observancia de la
reglamentación fitosanitaria y la aplicación de procedimientos fitosanitarios obligatorios, con
el objeto de erradicar o contener plagas cuarentenarias o cuarentenarias reglamentadas.
Organismo Nacional de Protección Fitosanitaria es el servicio oficial establecido por un
gobierno para desempeñar las funciones especificadas por la CIPF; en el caso de la Argentina
3
4
“Consecuencias sanitarias del empleo de plaguicidas en la agricultura”. OMS y PNUMA. Ginebra, 1992.
Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur - COSAVE - Agosto 2000.
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Argentina
es el Servicio Nacional de Calidad Agroalimentaria (SENASA), dependiente de la
Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentos (SAGPyA).
Los métodos y prácticas para el control de las plagas son numerosos, desde el simple
Control Químico Indiscriminado hasta el más complejo Manejo Integrado de Plagas. El
primer método se basa en aplicaciones repetidas de un conjunto variable de plaguicidas de
amplio espectro, con dosis predeterminadas, según un calendario de los cultivos y las plagas
que potencialmente los afectan. Estos tratamientos se aplican según el calendario, aún cuando
la plaga o enfermedad no esté presente en el cultivo. Este método es eficaz contra la plaga que
se pretende combatir y de adopción y ejecución sencillas para el agricultor. Desde otra óptica,
entre los métodos conocidos, es el que mayores probabilidades tiene de producir efectos
perjudiciales variados, por su énfasis en el uso de plaguicidas: i) puede generar resistencia al
agroquímico en la propia plaga; ii) este efecto a su vez, acarrea aumentos crecientes de costos
de producción; iii) afecta la salud del productor y del trabajador rural, en caso de que no se
practiquen estrictas medidas de seguridad; iv) es posible que afecte a las poblaciones aledañas,
en especial cuando se usa la aplicación aérea y v) en general, puede producir diversos
impactos ambientales negativos, como contaminación del agua y del suelo, reducción de la
biodiversidad y de la fauna predatora de la propia plaga.
El Manejo Integrado de Plagas (MIP), en el otro extremo, ha sido adoptado por la
FAO como base científica, conceptual y operativa en su área de protección vegetal. El MIP
integra diversas prácticas, instrumentos y materiales de control, incluyendo la consideración
de los enemigos naturales de las plagas, la rotación de cultivos y el uso de variedades
resistentes a las plagas, sin excluir el uso de plaguicidas. En una publicación de la FAO, se
agrega esta sencilla pero elocuente definición del MIP, contenida en una revista de Indonesia:
“El programa del MIP ofrece a los agricultores, los medios para tomar decisiones informadas,
para que no desperdicien sus recursos ni pongan en peligro su salud, ni dañen sus cultivos o el
medio ambiente”. Pero es un método que tiene complejidades difíciles de encarar por los
productores al momento de ponerlo en práctica, en especial, por los menos capacitados y los
más pobres.
Un concepto fundamental del MIP y que puede ser puesto en práctica de manera
individual o aislada, es el de Daño Económico. Este término alude no sólo a la presencia de la
plaga produciendo una lesión en el vegetal, sino y especialmente, al perjuicio en la cantidad y,
o calidad de la cosecha esperada. El Umbral de Daño Económico (UDE) es definido así: valor
de la intensidad de la plaga que causa pérdidas económicas en un cultivo, equivalentes al costo
de aplicación del plaguicida. Un concepto complementario y operativo es el Umbral de
Acción (UDA), también llamado de Tratamiento, que es definido así: valor de la intensidad
de plaga donde el control debe ser aplicado para evitar que se exceda el UDE. Para aplicar este
concepto hay que hacer Monitoreo de Plagas, práctica que le permite al agricultor determinar
el momento oportuno para aplicar un plaguicida, escoger el método y el principio activo más
adecuado y también, identificar problemas en el proceso de aplicación, para solucionarlos. Se
basa en el conocimiento de la sanidad del cultivo y la estricta observancia de la aparición y
evolución de plagas y enfermedades en el área monitoreada.
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Entre esos dos extremos de control de plagas existen otros como el Control Químico
Dirigido y la Protección Integrada. En esta descripción sucinta de los métodos de control,
deben destacarse las técnicas no agresivas del ambiente que varían desde los trampeos, la
rotación de cultivos, el empleo de variedades resistentes y el uso de plaguicidas inocuos para
el medio o de menor agresividad, como los piretroides, hasta llegar a métodos sofisticados
como las Técnicas del Insecto Estéril (TIE) y de Confusión Sexual (TCS), actualmente
aplicadas en la fruticultura del país. Por último hay que agregar que el uso adecuado de los
plaguicidas no termina con la aplicación en el campo, sino que incluye la protección de los
aplicadores y el destino final de los envases, entre otras prácticas dirigidas a mitigar los
efectos perjudiciales del control químico de plagas en la agricultura.
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SINTESIS DE LOS
HALLAZGOS Y CONCLUSIONES
Las plagas y enfermedades de la agricultura, desde una óptica productiva, difícilmente
configuran, en la actualidad, un obstáculo insuperable para el desarrollo de la actividad, en la
mayoría de los países con tradición técnica en ese rubro productivo, afirmación que cabe para
la agricultura actual de la Argentina. Esta es la principal conclusión del Informe, de acuerdo a
los objetivos generales que se le habían fijado.
No obstante esto y considerando las políticas vigentes para el sector agropecuario
dirigidas a mejorar la competitividad de las agroexportaciones y la oferta de empleo en las
provincias menos desarrolladas, es necesario destacar que los principales programas
fitosanitarios tienen notables carencias en cuanto a la calidad de la asistencia técnica y a su
extensión a todos los productores, en especial los que procuran controlar a la Mosca de los
Frutos, la Cancrosis de los Cítricos y la Carpocapsa.
Hay que considerar, en otro plano no menos importante, que el control de plagas puede
provocar dos grandes tipos de efectos perjudiciales: i) intoxicaciones en el trabajador rural y
en la población del campo y, ii) contaminación del ambiente rural, los recursos naturales y los
alimentos. En la actualidad, es posible mitigar estos efectos negativos con las técnicas
disponibles, mediante acciones de fiscalización y control, educación y asistencia técnica,
protección y capacitación, ejecutadas tanto por los particulares como por el Estado. Sin
embargo, en la Argentina esta posibilidad no se concreta de acuerdo a las necesidades y es
posible observar así, situaciones graves de inseguridad laboral del trabajador rural, falta de
controles en el mercado de alimentos frescos y frecuentes casos de contaminación ambiental,
causados por el uso de plaguicidas. Identificados los problemas y disponibles las soluciones
técnicas ¿porque no se aplican? Esas soluciones tienen costos: ¿quiénes deberían pagarlos,
están dispuestos a hacerlo? Estas tal vez sean, las dos grandes cuestiones que debe responderse
el Estado, como paso previo al mejoramiento de la situación actual de los afectados por el uso
de plaguicidas.
Puede afirmarse así que el control de las plagas agrícolas tiene dos caras, de
imprescindible trato integrado. Por un lado, es indudable el importante papel que desempeña
en los cultivos, al facilitar aumentos de la productividad de la tierra, mejoras en la
conservación de las cosechas y por lo tanto, en la disponibilidad de alimentos, a la vez que
disminuye la necesidad relativa de habilitar nuevas tierras para labrar. Pero también es
innegable que la producción, transporte, aplicación, almacenamiento y destino final de los
plaguicidas tiene efectos perjudiciales para la salud del trabajador rural y el habitante del
campo, la conservación de la fauna y los recursos naturales y la inocuidad de los alimentos.
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Argentina
Concluir que la sanidad vegetal debe tener un tratamiento que integre, en forma
coherente y armónica, ambas facetas, parece ser una verdad de Perogrullo, En la Argentina,
lamentablemente, el análisis de la situación lleva a concluir que esto no ocurre y que hay
visiones muy restringidas y sectorializadas en las actividades que realizan diversos organismos
públicos y privados.
Una síntesis de los principales hallazgos y conclusiones del Informe se presenta a
continuación, dividida en los tres grandes planos de análisis del trabajo: la producción vegetal
y las plagas de la agricultura; los efectos del control de plagas y del uso de plaguicidas y el
papel del Estado y de los particulares en el control de las plagas.
A.
Producción vegetal y plagas de la agricultura
El status fitosanitario actual de la Argentina, como ya se indicó, no configura un
obstáculo determinante para el desarrollo de la agricultura. Es posible observar que: i) su
mercado de agroquímicos está abasteciendo en forma regular a la demanda; ii) hay técnicas
disponibles para un control racional y eficaz de todas las plagas; iii); se dispone de una base
institucional para la programación y ejecución del control y, iv) existe una adecuada dotación
de recursos humanos para la investigación y la transferencia de tecnología.
En el caso de la agricultura pampeana, los cultivos más importantes no presentan
problemas fitosanitarios graves en la actualidad y a mediano plazo. Es cierto que se instaló una
plaga muy fuerte para la soja (Roya Asiática), pero hay medidas culturales y fungicidas para
controlarla como asimismo, mecanismos probados de emergencia, con personal capacitado,
tanto en los organismos públicos como en las organizaciones de productores. No obstante esto,
deberán esperarse pérdidas mayores que las actuales, pero se prevé que no superarán a las que
hoy produce la Roya del Trigo (15 a 20 %).
Las estimaciones indican que grosso modo, las pérdidas físicas en las cosechas, para la
soja y el girasol en todo el país, oscila en torno de 10 % y las de trigo y maíz, alrededor de 15
%. En el caso de los cultivos anuales extra-pampeanos, el algodón es el que tiene una amenaza
concreta: el Picudo del Algodonero. Esta plaga, presente en el sur del Brasil y en el Paraguay
(departamentos fronterizos con la Argentina) está siendo controlada en su ingreso al País 5.
Los perjuicios actuales y las amenazas son mayores para la fruticultura. Las pérdidas
directas por las plagas se sitúan entre 15 % y 20 % de las cosechas físicas. En las peras y
manzanas de la región Patagónica, las pérdidas anuales directas causadas por la Carpocapsa,
son estimadas en usd$ 19 millones; en los cultivos de cítricos y frutales de carozo de las
provincias del NOA y del NEA, se calcula que los perjuicios anuales directos de la Mosca de
5
Hay un foco en la zona fronteriza de la Provincia de Formosa con el Paraguay. Por otro lado, es necesario acotar que este
cultivo pasó de un millón de hectáreas cultivadas a mediados de los ’90, a 300.000 hectáreas en el 2002.
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los Frutos alcanzan a usd$ 21 millones y la Cancrosis de los Cítricos, produce un daño anual
de usd$ 36 millones.
Existe además, un perjuicio indirecto para los productores y los comerciantes, por
aumentos de costos, causados por restricciones cuarentenarias en el comercio internacional e
interno de frutas, entre regiones afectadas en forma diferente por plagas o enfermedades (pej.
rechazos de envíos o, en algunos casos, por la necesidad de realizar tratamientos
cuarentenarios, de acuerdo a las normas del SENASA y la Organización Mundial de
Comercio) 6. Estos aspectos fitosanitarios del comercio internacional son importantes para la
fruticultura argentina, porque las mayores posibilidades de expansión de las ventas están en las
exportaciones al hemisferio norte, debido a las reducidas dimensiones del mercado interno.
La adopción de prácticas de control de plagas menos agresivas para la salud y el
ambiente por parte de los productores, es baja. De las seis prácticas relevadas por el Censo
Nacional Agropecuario 2002, sólo tiene una frecuencia elevada el “monitoreo de plagas” (40
% de los establecimientos censados) y es muy baja la “protección de los trabajadores que
aplican plaguicidas” (alrededor de 10 % de los establecimientos). Puede afirmarse que este
hecho está agravado por las características de los equipos de protección usuales, por lo general
obsoletos o calibrados en forma incorrecta.
Un factor clave en la adopción de las diferentes técnicas de control de plagas, es la
condición socioeconómica del productor. Como ejemplo puede citarse a la fruticultura del
Alto Valle (Provincia de R. Negro), donde hay una marcada división entre productores
evolucionados que, entre otros aspectos, realizan las prácticas adecuadas y los pequeños y
medianos productores empobrecidos (en especial después de la crisis 2001/02) que sobreviven
en un gran atraso tecnológico o han abandonado sus chacras. Así, es posible encontrar en el
Alto Valle: i) montes frutales abandonados y en riesgo fitosanitario, hospederos de plagas; ii)
montes conducidos en sistemas tradicionales, que impiden la correcta aplicación de
plaguicidas por la altura y frondosidad de los árboles y iii) deficiencias en los equipos
fitosanitarios y discontinuidades en las aplicaciones, por falta de recursos. Como se podrá
concluir, estas condiciones imperantes entre los productores más pobres, afecta al conjunto de
los que adoptaron prácticas de control eficientes. Cualquier solución fitosanitaria exigirá,
además del mejoramiento de los actuales procesos de control, una articulación equitativa entre
los diferentes estratos de productores, los agentes de comercialización, frecuentemente
productores y el Estado, no sólo en su papel de árbitro sino también, como ejecutor de
acciones de apoyo a los productores más pobres.
La evolución del mercado de productos fitosanitarios en la última década muestra que:
i) hasta 1999, hubo un aumento de la demanda, en especial de los herbicidas; ii) en el periodo
6
La Argentina tiene restricciones fitosanitarias por plagas cuarentenarias con los más importantes mercados, entre los que
deben señalarse: i) Estados Unidos (Mosca de los Frutos); ii) China (Carpocapsa en peras y manzanas y Mosca de los Frutos);
iii) Brasil (manzanas y peras por Carpocapsa); iv) Japón (Mosca de los Frutos y Carpocapsa) y v) Comunidad Europea
(Cancrosis y Mancha de los Cítricos). En la Argentina, los cítricos de la Región Nordeste para entrar en las áreas libres de
Mosca de los Frutos (La Patagonia y Mendoza), deben ser sometidos a severos y caros tratamientos cuarentenarios.
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Argentina
2000 a 2002, ocurrió una caída en el total de ventas, debido a la grave crisis económica y
política que vivió el País y, iii) en 2003 hubo una marcada recuperación, equivalente a un
crecimiento de 32 %, en la cantidad total comercializada y de 9 %, en el valor monetario del
mercado. La cantidad física comerciada se ha triplicado en la última década, con un notable
aumento para los insumos de la siembra directa, en especial del herbicida Glifosato que se
aplica en la soja y en los barbechos químicos. Es necesario agregar que existe una cuestión de
difícil comprobación pero de enorme importancia para la salud de la población y la inocuidad
de los alimentos: el comercio ilícito de plaguicidas prohibidos o su desvío para otros usos que
los permitidos en su registro. En un documento del Programa Nacional de Riesgos Químicos,
del Ministerio de Salud, se identifican a los siguientes principios activos como objetos de
comercio ilegal en la Argentina: Pentaclorofenol, Parathión, DDT, HCH y Alar (Daminozide,
fitorregulador), en los montes frutales, en especial de peras y manzanas.
B.
Efectos del control de plagas y del uso de plaguicidas
No hay suficiente información epidemiológica o registros de los perjuicios de los
plaguicidas en la salud humana. Los existentes se refieren a las exposiciones agudas
(intencionales o no) aunque se considera que las situaciones de toxicidad crónica son de mayor
ocurrencia. El diagnóstico que tiene el Ministerio de Salud señala: i) la información existente
no evidencia la magnitud real del problema en salud y ambiente; ii) no hay políticas sanitarias
acordes al grave problema y iii) los sistemas de vigilancia existentes, tienen importantes
subregistros, subdiagnósticos y subnotificaciones por desconocimiento en la población, déficit
en los equipos de salud para la detección, manejo y prevención y otras razones. En este marco,
debe señalarse que con la prohibición dictada en el País, para el uso de gran parte de los
plaguicidas organoclorados y el Paratión (organofosforado), bajaron las muertes ocasionadas
por intoxicaciones agudas con plaguicidas 7.
La seguridad frente a los peligros de plaguicidas para la gente que trabaja es débil, aún
cuando esté formalmente amparada por las Leyes Nacionales Nº 19.875 “Higiene y Seguridad
del Trabajo”(Decreto Reglamentario Nº 351/79) y Nº 24.577 “Riesgos del Trabajo” y por el
Decreto Nº 617/97 “Reglamento de higiene y seguridad para la actividad agraria” 8. Pero en la
Argentina, donde el ingreso y los derechos sociales de los trabajadores se están deteriorando
desde la década del ’50, la gente del campo vive particulares condiciones de inseguridad y de
falta de higiene, en especial con relación a la exposición a los plaguicidas. La población rural
económicamente activa (PEA) del año 2001 era de 1.359.241 y en el año 1991, de 1.364.870
(46 % asalariados), pero hay en la actualidad, sólo 248.036 trabajadores asegurados en el
7
Las exposiciones de personas a los plaguicidas pueden resumirse en: i) las intencionales (suicidios y homicidios) y ii) las no
intencionales, que son profesionales (las que sufre el trabajador rural) o casuales (las que afectan por ejemplo, a la gente de los
pequeños pueblos, aledaños a cultivos que reciben aplicaciones de plaguicidas). Estas exposiciones conducen a intoxicaciones
agudas (dosis masivas en corto tiempo) o a crónicas, por exposiciones prolongadas aunque a dosis bajas, sin sintomatología
clara. Estas últimas son las más frecuentes y las que presentan mayores dificultades para el diagnóstico o para la denuncia por
parte del afectado. En esta categoría, habría que incluir a la intoxicación provocada por la ingestión regular de alimentos con
residuos de plaguicidas.
8
Hay un proyecto de ley en el Congreso Nacional para unificar esa normativa con beneficios para el trabajador rural.
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Argentina
sector de actividad “agricultura, caza, silvicultura y pesca”; son los trabajadores reconocidos o
en “blanco”. Además, las aseguradoras trabajan fundamentalmente con el denominado
“accidente de trabajo” (equivale a la intoxicación aguda) y no con las “enfermedades
profesionales” (que corresponden, entre otras, a la intoxicación crónica). Así, este tipo de
intoxicación no queda debidamente consignada en los registros oficiales y para agravar la
situación, se unen a esto, la dificultad en diagnosticarla y la ignorancia en el tema, de los
propios trabajadores rurales y los agentes de salud pública.
Las estadísticas que publica la Superintendencia de Riesgos del Trabajo permiten una
comparación de los accidentes y muertes en el sector agrícola con los generales; en
prácticamente todos los rubros, el trabajador rural es uno de los más expuestos o accidentados.
En este marco, los siniestros o accidentes causados por plaguicidas, son reducidos en el
universo de los trabajadores rurales reconocidos y asegurados: el contacto con productos
químicos no suma más de 2 % de los siniestros y las intoxicaciones no llegan a 2 %. Llama la
atención teniendo en cuenta la baja adopción existente de las prácticas de protección entre los
productores y, además, se reitera que estos datos corresponden a intoxicaciones agudas.
En la Argentina, sólo tres de los grandes mercados mayoristas de frutas y verduras
tienen un procedimiento para determinar residuos de plaguicidas y microorganismos: el
Mercado Central de Buenos Aires y los de las ciudades de La Plata (Capital de la Provincia de
Buenos Aires) y Río Cuarto (Provincia de Córdoba). Los restantes grandes conglomerados
urbanos, como Rosario, Córdoba o Bahía Blanca, no tienen una estructura (laboratorios y
operadores), para determinar residuos en frutas y verduras o si la poseen, no hay acciones
concretas en la línea de referencia. Más aún, el hecho de que el Mercado de Buenos Aires sólo
atienda a la mitad aproximadamente, de la demanda de la Región Metropolitana, perjudica el
control de la calidad de los vegetales frescos ya que, los productores que no guardan los
tiempos de carencia, no practican las debidas verificaciones de calidad o no realizan buenas
prácticas de producción, pueden encaminar sus frutas y verduras hacia los restantes mercados
mayoristas que operan en el Gran Buenos Aires. En algunos grandes supermercados se está
empezando a controlar la calidad e inocuidad de los vegetales frescos.
En términos de volumen decomisado, incluyendo los intervenidos por residuos de
plaguicidas, se llega al 1 % del total ingresado al Mercado Central de Buenos Aires (14.000
toneladas anuales). Cabe acotar que los mayores porcentajes están representados por
problemas de condición (deshidratación y podredumbres) y, en segundo lugar, por defectos de
calidad. La cantidad decomisada por residuos de plaguicidas es muy baja, comparada con las
otras causas.
Hay dos grandes tipos de contaminación ambiental por plaguicidas: i) episodios de
derrames accidentales, derivas de fumigaciones o similares, que son localizados, generalmente
graves y pueden ocurrir incluso, fuera de las fincas agrícolas y aún, del medio rural y, ii) los
continuos, en concentraciones menores, debidos a las aplicaciones periódicas de plaguicidas
en los propios cultivos. Estos últimos y, en especial la contaminación del agua, han sido
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Argentina
considerados como objeto de mayor atención en este Informe, por estar directamente
relacionados con los procesos de producción agrícolas.
Se encontraron diversos estudios, con análisis de aguas o de barros y lodos, donde se
indica la presencia de plaguicidas como contaminantes, pero nunca en valores que exceden a
los patrones de calidad universalmente aceptados. Se consideraron estudios hechos para el
Alto Valle del Río Negro, Mendoza, Santa Fe y determinaciones de plaguicidas en el Río de la
Plata. Estos son los únicos casos de estudio de contaminación de las aguas por plaguicidas que
exceden el dominio de la finca.
C.
El papel del Estado en el control de las plagas
Una evaluación adecuada del papel del Estado en el control de plagas, exige considerar
a todos sus planos de intervención y las formas de articulación de todos los agentes: i) el
control de las plagas en general, incluyendo el de las vectoras de enfermedades del hombre; ii)
el control de las plagas agrícolas en particular, tema principal de este Informe; iii) la
fiscalización de la sanidad y calidad de los alimentos y el problema de los residuos de
plaguicidas; iv) la prevención del efecto de los plaguicidas en la salud humana; v) la
mitigación del impacto ambiental del control de plagas y, vi) el manejo y control de todas las
sustancias químicas peligrosas. Deberían analizarse por lo tanto, numerosos organismos, en la
jurisdicción federal como en las provincias, sin dejar de considerar a las diversas
organizaciones no gubernamentales. En este Informe no se pudo realizar una evaluación de la
capacidad institucional de todos esos organismos, con la profundidad necesaria que el tema
requiere. Así, sus conclusiones sobre las instituciones, deben considerarse como una primera
aproximación al tema y una guía para estudios más amplios y profundos.
Es común observar, en primer lugar, la falta de coordinación interinstitucional,
elemento imprescindible para la eficacia de la intervención del Estado y para reducir el gasto
público. Más aún, frente a determinados problemas del uso de plaguicidas, pueden indicarse
casos de superposición de tareas junto a omisiones del Estado. Otro tanto puede concluirse de
la legislación que respalda el accionar de las instituciones públicas y privadas, donde las
superposiciones ocurren en una enorme cantidad de normas de todo tipo y alcance (leyes,
decretos-leyes, decretos, resoluciones, disposiciones), producidas por más de un organismo o,
en el caso del SENASA, por la propia institución.
El control de plagas en general, es competencia compartida entre el Ministerio Salud,
por medio de varias Secretarías y direcciones y la SAGPyA, a través del SENASA e
intervienen también los organismos provinciales y municipales afines. Se reitera que en este
área pueden observarse superposiciones y para ciertos temas, omisiones. La sanidad vegetal
agrícola en todos sus aspectos y en forma específica, es competencia del SENASA/SAGPyA.
Sin embargo, el tratamiento de las intoxicaciones con plaguicidas en personas, está a cargo del
Ministerio de Salud, con un sistema de vigilancia epidemiológica de reciente creación. Hay
además, organismos provinciales para ambos pares federales. Para el control fitosanitario,
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Argentina
coexisten normas de orden nacional e internacional y convenios suscritos por el País y la
legislación interna de cada provincia. Es posible afirmar que ese amplio y diverso conjunto de
leyes, resoluciones, normas y reglamentos, merece una actualización y eliminación de
superposiciones.
La cuestión de los alimentos (sanidad y calidad) también es compartida por el
Ministerio de Salud y la SAGPyA; en forma simplificada puede decirse que el Ministerio se
ocupa de los alimentos envasados y la SAGPyA, de los vendidos frescos o sin procesamiento
industrial. Por último debe indicarse que en el Ministerio de Salud, hay un programa que se
ocupa de la llamada gestión de todas las sustancias químicas (producción, almacenamiento,
comercio, transporte y destino final), incluyendo a los plaguicidas como rubro de atención
prioritaria.
La complejidad que ha adquirido el comercio mundial de alimentos, las exigencias
crecientes de los consumidores y la importancia que tiene el sector agropecuario en la
economía argentina, exigen del SENASA, un papel de significativa importancia, basado en un
conjunto de elementos legales, técnicos, financieros, operativos y administrativos adecuados.
¿En la actualidad, responde el SENASA a ese requerimiento del sector productivo y de los
consumidores? Si bien la evaluación de la capacidad institucional del SENASA es objeto de
otra área del Diagnóstico Sectorial, se indican en el cuadro siguiente, algunas características
actuales de la Institución 9.
Principales fortalezas y debilidades institucionales
del SENASA
FORTALEZAS *
DEBILIDADES
− Hay técnicos de adecuada preparación profesional y − El SENASA no tiene una política de sanidad y calidad
dotados de experiencia, pero todos los diagnósticos
agroalimentaria ni un programa que la materialice,
apuntan a una carencia de personal, en especial en las
acordes a las necesidades actuales del mercado interno y
tareas de fiscalización y control y en el interior del país.
las exportaciones. No hay integración interna de acciones.
− Hay reconocimiento internacional hacia la institución, − Hay una indefinición del contenido y alcances de los
en especial en la Comunidad Europea, empañado con el
conceptos de “descentralización” y “regionalización” para
ocultamiento del rebrote de la Aftosa, en 2001.
renovar la estructura del organismo.
− El personal de laboratorios tiene un buen nivel técnico − Presenta carencias en la infraestructura física y el
pero adolece de la infraestructura y equipamiento para
equipamiento (sede central y delegaciones) y deficiencias
cubrir todas sus funciones.
de organización interna del personal.
− El presupuesto no se ajusta a las necesidades y funciones
de la Institución. No hay presupuestación por programa.
− Hay una enorme brecha entre la capacidad técnica del
personal y los procedimientos organizativos, incluyendo
en esto al Sistema de Control de Gestión Institucional.
* En rigor, en la descripción de estas categorías, a sus fortalezas también hay que agregar debilidades.
9
En la actualidad se está discutiendo una propuesta de reestructuración del SENASA que comprende básicamente a su fuente
de financiamiento (uso de tasas sobre las exportaciones agropecuarias) y a la composición de su Consejo de Administración
(retiro de las organizaciones de productores).
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Argentina
Por último, con relación a los dos principales programas nacionales de lucha contra las
plagas ejecutados actualmente por el SENASA - Mosca de los Frutos y Carpocapsa - puede
afirmarse que, si bien se han logrado ciertos éxitos, éstos no son comparables a los obtenidos
con el Plan de Lucha contra la Fiebre Aftosa, también ejecutado por el Servicio. Ocurrieron
graves inconvenientes con las exportaciones de peras y manzanas al Brasil por la presencia de
Carpocapsa en el 2002 y persisten las restricciones por Mosca de los Frutos para los
embarques hacia varios países asiáticos. En el organismo se está preparando un programa de
sanidad vegetal, con alcance nacional, para consolidar y expandir a todo el país, las acciones
de dos de esas actividades de control: el Programa Nacional de Control y Erradicación de la
Mosca de los Frutos (PROCEM) y el Programa Nacional de Supresión de la Carpocaspa
(PNSC).
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Argentina
SUGERENCIAS PARA UNA POLITICA
DE CONTROL DE PLAGAS
Una política pública integral de sanidad vegetal es imprescindible por cinco
importantes aspectos de la realidad social y económica de la Argentina actual:
ƒ el decisivo papel que juega la fitosanidad en las exigencias del
comercio internacional;
ƒ la importancia de la inocuidad de los alimentos, en la calidad de la
dieta y en la competitividad de las exportaciones de vegetales frescos;
ƒ la necesidad de significativas mejoras que exige en la actualidad, todo
lo relacionado con la seguridad del trabajador rural;
ƒ la calidad ambiental de la población rural y los pequeños
asentamientos urbanos y,
ƒ la conservación de los recursos naturales, en especial el agua.
Poner en práctica una política de esa naturaleza exigirá del Estado y de los particulares,
una inversión significativa, sobre todo si se considera la reciente crisis económica. Por esto, la
elaboración de diagnósticos precisos y participativos, la identificación de prioridades basadas
en criterios técnicos consensuados entre el Estado y los particulares y el consecuente diseño de
intervenciones ajustadas a la disponibilidad de recursos y de probada calidad técnica, han
adquirido una importancia decisiva para la administración del Estado y de las empresas
agropecuarias, en especial las pequeñas y medianas.
En este apartado, se desarrollan algunas sugerencias para los organismos competentes
del Estado, expuestas en dos conjuntos: i) asuntos y áreas prioritarias para una política
fitosanitaria y ii) la función “políticas de sanidad vegetal y control de plagas” en la SAGPyA.
En el primero se describen los principales elementos y lineamientos de políticas, para mejorar
la actuación del Estado en las cuestiones de referencia. El segundo conjunto contiene una
propuesta concreta para la SAGPyA: la Unidad de Políticas de Sanidad Vegetal y Control de
Plagas.
A.
Asuntos y áreas de atención prioritaria
1. Elementos para considerar en el diseño de las políticas
Es necesario reconocer en primer término, que para el tema de referencia, no existe en
el Estado el conocimiento necesario para una intervención integrada ni para mejorar las
dispersas acciones actuales. Por este motivo, es recomendable realizar un estudio que tenga
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Argentina
como principal resultado, un diagnóstico integral de todas las cuestiones relacionadas con el
control de las plagas y sus efectos y determinantes 10.
Un producto imprescindible del estudio será la identificación territorial y definición
de prioridad de los problemas, para la atención por parte del Estado, con criterios definidos
en acuerdo, entre los organismos públicos competentes y las organizaciones no
gubernamentales, tanto del plano nacional como provincial. Además, el diagnóstico
mencionado debería contener un análisis de los déficit de capacidad institucional de los
organismos que están actuando o deberían actuar y una evaluación de las superposiciones y
omisiones institucionales más relevantes. El estudio debería incluir un conjunto de medidas
para mitigar los impactos negativos, con costos y beneficios cuantificados. En resumen, un
plan o programa de control de plagas, de alcance federal.
Otro aspecto no menos importante, a considerar en la preparación y ejecución de las
políticas, es la participación de los productores y consumidores, tanto los “beneficiarios”
como las “víctimas” de las intervenciones. En este sentido deberán considerarse las
organizaciones de productores y los mecanismos de su participación o contribución, en la
amortización de las inversiones públicas. Hay suficientes experiencias en la Argentina como
para extraer ricas conclusiones sobre éxitos y fracasos.
La relación con otras políticas públicas también es un elemento fundamental a
considerar 11. Deberán tenerse en cuenta por ejemplo, las intervenciones para la mejora de la
infraestructura productiva (pej. riego y electrificación), uno de los pocos incentivos que puede
brindar el Estado en la actualidad, para promover aumentos de producción y,
consecuentemente, del uso de plaguicidas. Por el contrario, intervenciones públicas dirigidas
al cuidado del ambiente y sus recursos naturales, obrarán como controles del uso adecuado de
plaguicidas.
El desarrollo de los mercados puede obrar en dos sentidos: promover un aumento de
la producción por precios retributivos y, por lo tanto, incentivar el uso de plaguicidas o
restringir su uso, debido a normas severas sobre presencia de residuos de plaguicidas en
alimentos frescos o bien, por exigencias de sustentabilidad ambiental en las áreas productoras.
Por último, las políticas dedicadas a los equipos e insumos agropecuarios, en especial las
maquinarias, también pueden tener dos efectos opuestos: la asistencia técnica y las facilidades
para mejorar equipos de aplicación y las propias prácticas, reducirán el consumo de
plaguicidas y, por el contrario, las facilidades para la adquisición, sin las debidas exigencias en
el sentido de disminuir el consumo vía mejoramiento de la eficiencia de aplicación (pej. el
10
No se desconoce la escéptica recepción que puede tener una recomendación de política que comience con la propuesta de
un diagnóstico; pero en el caso del control de las plagas es ineludible. Se reitera, por ejemplo, la falta de información existente
sobre intoxicaciones crónicas en el campo, como la insignificancia de las actuales acciones de difusión de los peligros de la
aplicación de los plaguicidas y de las dirigidas a capacitar a los trabajadores en su propia protección.
11
Por lo general, las experiencias indican que toda política de incentivo a la producción (precios sostén, reintegros y otros
modismos), incentivan el uso plaguicidas y hasta el derroche, sin exigir al mismo tiempo, cuidados hacia la seguridad del
trabajador ni la calidad ambiental. Estas políticas de subsidios, sin embargo, no son comunes en los países pobres de América
del Sur como ocurre en la Comunidad Europea, Estados Unidos u otros países ricos.
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calibrado de las máquinas), podría conducir a un aumento del consumo y de la contaminación
ambiental.
La diversidad ecológica y de productores, es otro aspecto fundamental a tener en
cuenta en el diseño o la evaluación de políticas, más aún en países de gran variedad climática
como la Argentina. No sólo se hace referencia a las fácilmente observables entre regiones o
rubros (pej. pequeños tabacaleros del Noroeste y los sojeros de la Región Pampeana), sino y
especialmente, a las que ocurren entre productores dedicados al mismo rubro productivo y, por
lo tanto a las mismas plagas y a los mismos costos de su control. Ejemplos claros en este
sentido son los productores de peras y manzanas del norte de la Patagonia y los citricultores de
las Regiones Nordeste y Noroeste del País.
Por último, la actual debilidad de los organismos públicos nacionales y provinciales,
en términos técnicos, organizativos y presupuestarios unida a la falta de una fluida articulación
interinstitucional, incluso con los particulares, son elementos esenciales para tener en cuenta
en la preparación de políticas realistas y ejecutables con una cierta probabilidad de éxito.
2. Líneas prioritarias de políticas
Aspectos institucionales
En este plano, estrechamente relacionado con determinados aspectos legales que se
tratan en el próximo ítem, un significativo mejoramiento en las relaciones interinstitucionales
podría mejorar las intervenciones del Estado en diversas áreas del tema fitosanitario, sin
aumentar en forma sensible los gastos públicos. Esto vale para todos los niveles y
jurisdicciones: Nación y provincias; interprovinciales; Estado y asociaciones de productores y
entre los propios organismos de la administración central.
Parece necesario y posible, mejorar las relaciones de la SAGPyA y el SENASA con los
Ministerios de Trabajo y Seguridad Social y de Salud, aprovechando en este último caso, las
enseñanzas de la experiencia del Sistema Nacional de Control de Alimentos. Podría definirse
un mecanismo institucional con sus normas, para mejorar la pobre articulación actual de esos
organismos en el área de toxicología y de productos tóxicos; en un paso posterior, podría
intentarse una ampliación y mejoría con los pares provinciales 12. Hay tres temas, cuyo
tratamiento podría tener un mejoramiento apreciable, mediante la relación mencionada: i) el
registro y tratamiento de las enfermedades y accidentes del trabajador rural, causados por
plaguicidas; ii) el control de la inocuidad de los alimentos frescos y, iii) el registro de
plaguicidas relacionados con su toxicología (estudios y exigencias a los laboratorios,
incluyendo la elaboración de marbetes y hojas de seguridad).
12
En una primera etapa de este tipo de acción interinstitucional, no se encuentra necesario incorporar a la Secretaría de Medio
Ambiente, ya que en estos temas no tiene una actuación actual de relevancia, a pesar de su competencia orgánica
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Argentina
El registro de las intoxicaciones humanas en general y, en particular de los plaguicidas,
debería ser mejorado en todos sus aspectos. Se entiende que la competencia actual del tema
recae en los Ministerios de Salud y de Trabajo y Seguridad Social y no en la SAGPyA ni el
SENASA pero aún así, cabría el esfuerzo de identificar y diseñar un procedimiento para que
los organismos responsables del sector agropecuario, en el plano nacional y provincial,
colaboren con los organismos sanitarios para mejorar los registros de intoxicaciones,
herramienta clave para mejorar la prevención y atención del intoxicado.
La relación del SENASA con el INTA, dos organismos que actúan en el ámbito de la
SAGPYA, también podría ser mejorada y ampliada. Diversos asuntos podrían materializar las
acciones conjugadas de los dos organismos, mereciendo ser destacados: i) la fiscalización del
uso correcto de los plaguicidas (aplicación de la “receta agronómica”, cuadernos fitosanitarios,
hoja de seguridad, monitoreos de campo); ii) el registro y monitoreo de equipos y máquinas
para fumigación 13; iii) la transferencia a los productores de mensajes tecnológicos integrales y
coherentes con relación a las técnicas agronómicas en general y las fito - terapéuticas y, iv) la
capacitación en el manejo de los diversos aspectos de la protección del trabajador rural y del
ambiente rural.
La relación de la administración pública con los productores
Los acuerdos de los organismos del Estado, en el plano federal y provincial, con las
organizaciones de productores, es un elemento imprescindible en el diseño y ejecución de las
políticas sectoriales y en especial, para la ejecución de los programas de lucha.
La participación conjunta puede aportar beneficios operativos en la ejecución de los
programas de lucha, darle sustentabilidad en el tiempo, por medio de las tasas y cánones de los
beneficiarios y además, operar como elemento de difusión e incluso disuasorio, para los
productores que no se incorporan a esos planes de lucha, en especial aquellos que exigen una
participación integral de todos los productores de una determinada área.
Existen varias experiencias, con resultados variados, que pueden servir de base para la
identificación de los procedimientos más apropiados para las intervenciones de lucha contra
las plagas: FUNBAPA en la Patagonia y Cuyo; AFINOA y CORENOA en la Región Noroeste
y más recientemente, CORENEA en el NEA.
Dos experiencias de indudable valor, en cuanto a los impactos perjudiciales de los
plaguicidas en los seres humanos y el ambiente, también pueden servir de ejemplos. Por un
lado, para el manejo y destino final de los envases vacíos de plaguicidas, se está ejecutando un
proyecto que integra al INTA, la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), la
Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), el Consejo Profesional de
13
Hay un programa del INTA en este importante tema de la calibración y mantenimiento de los equipos de aplicación de
plaguicidas.
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Argentina
Ingenieros Agrónomos (CPIA), las Secretarías de Educación y de Ecología y Medio Ambiente
de la Provincia de Río Negro, la Cámara Valletana de Insumos Agropecuarios (CAVIA), y la
Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén. La otra experiencia está
relacionada con la mortandad del Aguilucho Langostero, un ave migratoria, causada por un
plaguicida y que movió diversas voluntades e instituciones para lograr una solución mediante
un proyecto que incluyó organismos públicos y privados de otros países: INTA
(coordinación); la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la Cámara de
Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), el SENASA, el Servicio Canadiense de
Vida Silvestre, el Servicio de Vida Silvestre de los Estados Unidos, la Fundación Vida
Silvestre Argentina, las Universidades de Córdoba y de La Pampa, y los gobiernos de las
provincias de Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Buenos Aires y Entre Ríos.
Aspectos legales y normativos
Gran parte de las líneas de posibles políticas señaladas en los dos ítems anteriores,
exigen modificaciones legales, pero no necesariamente en la ley misma, que requeriría largos
procesos legislativos, sino en los aspectos reglamentarios, para los cuales el Poder Ejecutivo
tiene autoridad y competencia.
En el plano normativo y con alusión exclusiva al SENASA aunque podría generarse un
considerable impacto positivo en las provincias, sería importante proceder a una depuración de
todos los decretos y resoluciones vigentes, incluyendo la derogación de normas dictadas en el
curso de gobiernos de facto y que podrían ser cuestionadas en su legalidad. Todos los analistas
y las actuales autoridades, identifican a la gran cantidad de normas vigentes como un
problema serio para la intervención eficiente y eficaz. En el presente trabajo no se hizo un
análisis similar para el Ministerio de Salud.
Otro aspecto legal de relevancia es el relacionado con la posible introducción de
modificaciones al Reglamentos de la Ley de Riesgos del Trabajo, con especial referencia a la
aceptación, como enfermedad profesional, de todas las intoxicaciones crónicas causadas por
plaguicidas. En esta línea, en la legislación laboral habría que mejorar la precisión del
concepto “expuesto a plaguicidas”, con un articulado específico y los correspondientes
controles. También, todo esfuerzo hecho con relación al control del “empleo en negro” (no
registrado), que aparta al trabajador del seguro laboral, sería conducente a un mejoramiento de
la seguridad laboral en el campo 14. Una forma de abordar estos asuntos es a través de las
denominadas “Buenas Prácticas Agrícolas”, que si bien no son exigibles legalmente, pueden
incluir, en el caso de los plaguicidas, procedimientos o planes de aplicación, con definición de
dosis, registros, tiempos de carencia, chequeos médicos para los trabajadores y observancia
14
Podría aprovecharse que en la actualidad, la Ley de Riesgos del Trabajo está siendo analizada y revisada en función de una
importante decisión de la Corte Suprema de Justicia sobre el alcance de la demanda de un trabajador hacia una empresa,
hecho que desató un debate técnico y legal sobre esa Ley y su autoridad de aplicación.
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Argentina
del registro del empleo 15. La Comisión Nacional de Alimentos (CONAL), establecería la
implementación obligatoria de las “Buenas Prácticas Agrícolas”, en frutas y hortalizas a partir
de 2007, junto con otras medidas para la higiene y seguridad de los trabajadores del rubro.
Fortalecimiento del SENASA
En esta línea, un énfasis particular merece el SENASA, como organismo público
nacional competente en el área fitosanitaria y por lo tanto, ejecutor de gran parte de las
intervenciones del Estado. Dos hechos tienen especial relevancia para esta cuestión
institucional: i) se encuentra en curso, la preparación de un programa de fortalecimiento
general para el SENASA, que sería financiado por el BID a través del PROSAP/SAGPyA y,
ii) está a consideración de las autoridades del Poder Ejecutivo, un proyecto para modificar dos
aspectos fundamentales de la Institución: su financiamiento y la participación de productores y
consumidores, en el Consejo de Administración.
En esta decisión de fortalecer el organismo, la reestructuración de la toma de
decisiones y la competencia de las delegaciones del SENASA, articuladas a los organismos
sanitarios provinciales, será clave para mejorar los servicios. La capacidad de fiscalización del
SENASA y de los organismos provinciales también, debería tener un sustancial cambio en el
sentido de darle más y mejores instrumentos para intervenir, decomisando productos fuera de
las normas o clausurando empresas que estén actuando fuera la legislación vigente; en otras
palabras, para mejorar los efectos de sus acciones, el SENASA no sólo debe actuar como ente
auditor sino aplicar concretamente, su poder de policía en el ámbito de la fitosanidad.
Para ejecutar esto y las otras sugerencias indicadas en el Informe, es indudable que la
Institución debe fortalecerse, especialmente en: i) el equipamiento en general del Servicio y en
especial, comunicaciones e informática; ii) la capacitación del personal y la instalación de un
sistema de valorización de su desempeño y iii) el control de gestión institucional. Y más
importante aún: es fundamental una mejora sustancial en el presupuesto de SENASA. La
Institución, además de controlar todos los procesos de la producción y comercialización
interna de alimentos, certifica exportaciones por valor de usd$ 16.000 millones y tiene un
presupuesto de usd$ 35 millones.
Por último, un área específica de la Institución merece una mejora significativa: todo el
sistema de registro, control y análisis de productos, empresas, profesionales, equipos y
máquinas relacionados con la terapéutica vegetal. En síntesis, podrían unificarse
operativamente en un Registro Unico, los numerosos Registros que opera el SENASA, para lo
cual hace años que se elaboró un proyecto de reingeniería que podría aplicarse en la
15
Chile creó la Comisión Nacional de Buenas Prácticas Agrícolas, ente mixto que ejecuta el Programa de Buenas Prácticas en
todo el país (CHILE-GAP), reconocido por el organismo EUREP de la Comunidad Europea. Cumple con el concepto de la
FAO: las BPA(GAP) deben ser adaptadas a la realidad de cada país y no impuestas desde otras realidades.
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28
Argentina
actualidad 16. Con esta reunificación, se conseguiría que todos las direcciones y departamentos
que hoy destinan recursos humanos, equipos y tiempo en todas las operaciones de su propio
registro, dejarían de hacerlo para asignar mayor dedicación a sus tareas específicas. Y
lógicamente, los usuarios también tendrían un apreciable ahorro de tiempo y esfuerzos en
trámites y gestiones e incluso de dinero, por gastos multiplicados innecesariamente, en tasas y
aranceles. La integración de los registros, mediante una clave única de identificación por cada
persona física o jurídica y, a su vez la posibilidad de cruzar esta información con otros entes
de control, mejoraría sin dudas, la eficacia de los mismos y el cumplimento de su principal
función de control de la actividad.
Para los aspectos toxicológicos de las actividades de fiscalización y registro del
SENASA, es necesario mejorar equipos y procedimientos de los laboratorios y controles
técnicos. En esta línea, se encuentra adecuado como mínimo: i) integrar la visión de medicina
toxicológica humana, mediante profesionales médicos competentes; ii) mejorar
significativamente los laboratorios para que respondan a las normas internacionales vigentes y
no puedan ser cuestionados en sus resultados y iii) incorporar personal competente para
ampliar los procedimientos de control. Como ya se indicó, en esta línea sería interesante
trabajar en coordinación con los Ministerios de Salud y de Trabajo y Seguridad Social.
Otro tema en el cual tiene incumbencia el SENASA, es el control de la calidad de los
productos vegetales de comercialización en fresco. Como ya se indicó, este control sólo es
llevado a cabo en una proporción reducida del total comercializado. Así, debería apoyarse el
esfuerzo de la actual gestión del SENASA para conseguir financiamiento de la iniciativa para
mejorar el Sistema de Control de Frutas y Hortalizas Frescos (SICOFHOR). En esta línea, se
encuentra necesario consolidar y extender el sistema, analizando comparativamente
procedimientos basados en el análisis de muestras en los mercados, con una estructura
apoyada en la trazabilidad y los propios productores de frutas y hortalizas.
Programas de lucha contra las plagas
La lucha contra las plagas de carácter nacional, en especial para la Mosca de los
Frutos, la Cancrosis de los Cítricos y la Carpocapsa, es otra asignatura pendiente del
SENASA, a diferencia del éxito obtenido en la lucha contra la Fiebre Aftosa. Los programas
de lucha actuales deberían ser reformulados a partir de: i) una extensión real y concreta de sus
alcances a todo el país, a través de legislación nacional; ii) la definición de una estructura
institucional que contemple a las provincias y a los organismos de los agentes de la
producción y la comercialización; iii) una decisión sobre las técnicas y procedimientos a
aplicar en la lucha, accesibles a todos los productores y que incluyan acciones
complementarias (por ejemplo, barreras) y iv) un presupuesto acorde, con fuentes de
financiamiento identificadas.
16
En el SENASA hay registros para el área animal y para los vegetales, de personas, instituciones, empresas, productos,
máquinas y equipos, laboratorios, certificadoras, etc. No se ha podido determinar el número exacto pero según diversas
fuentes de información serían alrededor de doscientos.
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29
Argentina
Con relación al Programa Nacional de Control y Erradicación de la Mosca de los
Frutos (PROCEM), los principales desafíos específicos son: i) llevar el Programa a todo el
País, definiendo para cada territorio, aún en los que no tienen cultivos comerciales, su papel en
el control de la plaga; ii) mantener el status alcanzado en la Patagonia y Mendoza; iii) revertir
los retrocesos de los años recientes en La Rioja y San Juan; iv) fijar acciones específicas para
el NEA en el sentido de instalar la baja prevalencia y, v) definir la provisión de mosca estéril
para el Programa de inversión que se está preparando en el Servicio. Para ello, entre otros
logros, se debería conseguir la imprescindible articulación entre organismos provinciales,
públicos y privados, además de los correspondientes recursos presupuestarios, con mayor
precisión sobre la participación de las partes involucradas.
Para la lucha contra la Carpocapsa, puede concluirse que la ampliación del Programa
actual a todo el país que propone el SENASA, exige mejorar sus mecanismos de
financiamiento, ya que su presupuesto no es suficiente para imprimir un ritmo de ejecución
que permita alcanzar las metas y objetivos planteados. En forma similar al PROCEM, debería
garantizarse un adecuado funcionamiento del sistema de protección cuarentenaria y del
cumplimiento de las normas legales de sanidad vegetal. Para esto, habría que formular una
política que permita ejecutar acciones consensuadas entre todos los actores de la fruticultura
en cada región productora, en especial Cuyo y Patagonia y en menor grado, en las Provincias
de Catamarca y La Rioja.
En el caso de la Cancrosis de los Cítricos, junto con la Mancha Negra, debería
elaborarse e implementarse un Programa de Control de alcance nacional.
Estas líneas de una políticas de sanidad vegetal deberían ser elaboradas y aplicadas con
una concepción integral del tema, incluso insertadas en el marco de las políticas agropecuarias
y sanitarias en curso. Para ello, se recomienda la instalación en la SAGPyA, de una unidad
responsable de la cuestión, tema del próximo ítem 17.
B.
La función “políticas de sanidad vegetal y control de plagas” en la SAGPyA
1. Objetivos y justificación
La propuesta que se sugiere aquí, es la instalación en la SAGPyA, de una Unidad
Funcional dedicada a las políticas de sanidad vegetal y control de plagas. Esto implicaría,
entre otros aspectos, que la Secretaría asumiera en forma efectiva, el rol de formulador y
evaluador de políticas fitosanitarias y el SENASA el papel de organismos ejecutor de esas
políticas.
17
Hay otras diversas líneas de política que también podrían ser implementadas con beneficios para productores y “víctimas”
de la sanidad vegetal. Como ejemplos pueden citarse la promoción de la agricultura orgánica y la promulgación y control de
leyes y normas de protección ambiental.
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Argentina
El objeto de la Unidad sería la relación que guardan las actividades realizadas por el
Estado y los particulares, para el control de plagas agrícolas, la seguridad del trabajador del
campo, la calidad ambiental de la población rural y la conservación de la biodiversidad y los
recursos naturales. En ese sentido, la Unidad debería proponer a la Secretaría, lineamientos de
política para asegurar la armónica ejecución de las actividades citadas, surgidos de
diagnósticos y estudios que efectuará la Unidad por sí propia o a través de terceros.
La justificación principal de la instalación de la Unidad está expresada a lo largo de
este Informe, especialmente en las carencias que muestra el papel del Estado para la atención
de la seguridad del trabajador rural y la fiscalización de plaguicidas y de alimentos frescos.
En primer lugar, es necesario destacar el encuadre de la propuesta en el marco de la
estructura y funciones que tienen los diversos organismos del Poder Ejecutivo Nacional. De
acuerdo a la normativa vigente en el tema (Decreto 25/03), entre los objetivos fijados para la
SAGPyA figuran: i) elaborar y ejecutar planes, programas y políticas de producción,
comercialización, tecnología, calidad y sanidad en materia agropecuaria, pesquera, forestal y
agroindustrial, coordinando y conciliando los intereses del Gobierno Nacional, las provincias
y los diferentes subsectores; ii) efectuar el seguimiento del accionar de los organismos
descentralizados del sector, a fin de evaluar su desempeño y realimentar los procesos de
formulación de políticas y toma de decisiones y iii) definir las políticas referidas al desarrollo,
promoción, calidad y sanidad de productos, industrializados o no, para consumo alimentario
de origen animal o vegetal. Como podrá concluirse, la función propuesta se adecua a las
competencias actuales de la SAGPyA, como parte del Ministerio de Economía y Producción.
En un plano más específico y detallado, la justificación de la propuesta también se
apoya en estas razones:
- Continuidad de políticas: Con frecuencia se indica como un problema
grave para la administración pública en general, el impacto que provocan los
cambios de gobierno y de autoridades en los organismos públicos. En esta
línea, la existencia de la Unidad propuesta contribuiría a darle mayor
estabilidad a las políticas, en función de los procedimientos a ser adoptados
para su elaboración y evaluación periódica.
- Incapacidad institucional en las Economías Regionales: En las
provincias menos desarrolladas existe una manifiesta debilidad técnica y
operativa en los organismos de sanidad y calidad vegetal y de salud pública
y de medio ambiente. La SAGPyA, a través de programas de inversión
pública como el Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP),
podría contribuir a mejorar esos servicios, atendiendo cuestiones
directamente relacionadas con el desarrollo rural.
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- Calidad de alimentos y comercio internacional: Son claras y numerosas
las evidencias de una exigencia mayor de calidad e inocuidad en los
alimentos por parte del público en general en el mercado interno y por los
más importantes países importadores (Comunidad Europea, Estados Unidos,
Japón). En las provincias, hay una marcada debilidad institucional y técnica
para satisfacer estas exigencias de calidad e inocuidad y sólo podría ser
mejorada con la participación de la administración central (SAGPyA).
- Reducción de gastos públicos: La mejoría en las actuales relaciones
interinstitucionales representarían un ahorro del gasto público, no tanto en
las pocas o ausentes intervenciones actuales, sino en la ejecución de
imprescindibles tareas que hoy no realiza el Estado provincial ni nacional,
en temas de sanidad y calidad agroalimentaria como de seguridad ambiental
y laboral.
- Reestructuración del SENASA: Los cambios en ciernes para el Servicio,
más allá de la naturaleza final que adopten, constituyen una condición
propicia para la instalación de esta instancia de formulación y evaluación de
políticas, por parte de la SAGPyA en ámbitos de su competencia, como la
sanidad vegetal.
- Inserción de la SAGPyA en temas de su competencia: Aún cuando no sea
una función clara y específica para la Secretaría, la cuestión ambiental en el
medio rural, la conservación de la biodiversidad y la seguridad del
trabajador rural, son temas en los cuales la SAGPyA debería involucrarse.
2. Areas de trabajo y estructura
Las áreas de trabajo de la Unidad y sus objetivos específicos podrían ser:
- Diagnósticos: elaboración de estudios e informes que permitan identificar
problemas causados por el control de plagas, en concreto del uso de
plaguicidas, y que puedan afectar a los alimentos, la salud del trabajador y
del habitante del campo o la conservación de la fauna y la calidad de las
aguas. En estos análisis se incluyen como objetos a la legislación y normas
vigentes, al accionar de los organismos públicos nacionales y provinciales y
a los particulares (productores, comerciantes, exportadores, transportistas) e
instituciones no gubernamentales.
- Coordinación interinstitucional: Propiciará una mejor relación entre los
organismos públicos de la administración central y las provincias, a través
de reuniones de trabajo, intercambio de información y ejecución de acciones
conjuntas. En principio, se trabajaría con el Ministerio de Salud, que incluye
31
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32
Argentina
a la Secretaría de Ambiente y el Ministerio de Trabajo que alberga a la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo y, en una etapa posterior, con las
provincias. Una vez consolidadas estas interrelaciones, no se descarta la
inserción de organismos no gubernamentales.
- Propuestas de políticas: Con base en las actividades descritas, se
elaborarían para la Secretaría, propuestas de políticas, programas, proyectos
u otras formas de intervención que se encuentren convenientes a la
obtención de los fines de referencia. Asimismo, la Unidad desarrollaría
trabajos, en su área de competencia, a solicitud del Secretario u otras
autoridades de la SAGPyA.
En los primeros dos años de instalación, se prevé que en la Unidad habrá necesidades
de trabajo extraordinarias, en especial para la preparación de los diagnósticos iniciales, para
las regiones, las provincias y las cadenas productivas, la revisión de la legislación y normas
vigentes y la evaluación de las relaciones entre los organismos públicos y los particulares.
Para realizar sus actividades, la Unidad podría estructurarse en torno de dos planos de
diagnóstico e intervención, articulados y complementarios: las cadenas productivas y los
sistemas de producción o agroecosistemas, por localidades y regiones. A su vez, los
procesos a contemplar, con las instituciones actuantes, pueden resumirse así:
- Fabricación e importación de plaguicidas:
producción, venta, transporte, almacenamiento y
disposición final (rezagos, subproductos, etc.).
- Uso (productores y trabajadores y contratistas):
Aplicación,
protección,
almacenamiento,
carencia, disposición final recipientes.
- Efectos del uso: en trabajadores rurales, población
rural y alimentos; en ecosistemas y recursos
naturales.
- Educación y difusión: actividades dirigidas a que
la población tome conciencia (en especial los
niños) de los peligros inherentes a los plaguicidas.
- Fiscalización y control: Registros de productos,
aplicadores, laboratorios, etc.
- Investigación, capacitación y asistencia técnica:
En dos áreas: desarrollo de los plaguicidas y
formas para prevenir y mitigar efectos negativos.
- Evaluación de impacto ambiental de proyectos
sanitarios.
La Unidad no requiere, en principio una estructura compleja ni especializada y podría
ubicarse en una unidad existente. Podría funcionar, superado su periodo de instalación, con
dos técnicos (1 Senior y otro Junior) y asistencia de secretaría, con el equipo mínimo
(computadora y teléfono). Debería contar con recursos suficientes de movilidad para recorrer
las provincias. Una alternativa para facilitar el periodo de instalación es solicitar un proyecto
de asistencia técnica al Programa de Cooperación de la FAO (TCP).
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33
Argentina
Capítulo I
PRODUCCION VEGETAL Y PLAGAS
DE LA AGRICULTURA
A.
IMPORTANCIA ECONOMICA DE LAS PLAGAS EN LA AGRICULTURA
1. La agricultura en la economía argentina y su probable evolución
La participación del sector agropecuario en el PBI de la Argentina fue, en el año 2002,
de 6 % y de 20 %, en el valor agregado de los sectores productores de bienes 18. Dentro del
Sector, la agricultura hizo la mayor contribución (63 % del total), seguida de la ganadería
(31%). La importancia económica del sector aumenta si se considera su participación en las
exportaciones ya que, en 2004, representaron más de la mitad (53%) del total nacional: usd$
17 mil millones (43% productos primarios y 57 % manufacturas de origen agropecuario).
En el año 2003, las cadenas agroindustriales fueron responsables de 36 % del empleo
total del país (5.592.300 puestos), proporción que marca un aumento de 8 % sobre 1984 19. Por
cada empleo directo de los 1.158.600 que hay en la etapa primaria, se generan casi 4 puestos
de trabajo en otros sectores (4.433.700 empleos). Debe agregarse que en 2001, 35 % de la
población argentina vivía en zonas predominantemente agropecuarias o bien, con residencia
en las ciudades pero vinculada con alguna actividad agroindustrial.
El subsector frutihortícola genera un producto bruto anual de usd$ 3.000 millones. En
su etapa primaria, es el cuarto subsector generador de empleo: 220.000 personas ocupadas en
forma directa y 300.000 en forma indirecta. Con relación al resto del sector agropecuario
(agricultura extensiva y ganadería), tiene una oferta de empleo 30 veces superior; es 20 veces
mayor su empleo de insumos y en maquinaria y equipos, la inversión es 15 veces superior 20.
La producción de frutas y verduras representa 12 % del PBI agropecuario y 20% del PBI
agrícola, con una producción estimada en 11 millones de toneladas de distintas especies.
Ocupa 4% de la superficie agrícola del país (1.220.000 has), de las cuales, 2 % corresponde a
hortalizas y 2 % a frutales. Exporta alrededor de usd$ 1.000 millones al año, entre productos
frescos e industrializados.
La producción frutihortícola, en su amplia distribución geográfica, tiene una demanda
relativa mayor de mano obra dentro del sector. Este atributo, unido a las posibilidades de
exportación, otorga una indudable importancia socioeconómica a este rubro para las llamadas
18
Subsectores: agricultura, ganadería, caza y silvicultura – Estimaciones preliminares en millones de pesos, a precios de 1993,
de la Dirección de Cuentas Nacionales, INDEC.
19
“La generación de empleo en las cadenas agroindustriales”, Juan José Llach, Marcela Harriague y Ernesto O’Connor.
Fundación Producir Conservando, 2004.
20
Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario – Cátedra de Fruticultura, 2002.
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Argentina
“Economías Regionales” 21. En un plano más específico, el complejo frutícola de las Regiones
Patagónica y Cuyana, se ha consolidado como una de las cadenas productivas más importantes
del País. Sus exportaciones de fruta fresca, jugos, y frutas procesadas promedian usd$ 380
millones anuales, y su demanda laboral supera los 75.000 puestos de trabajo. Los montes
frutícolas del norte de la Patagonia suman una superficie mayor a 47.300 has plantadas con
manzanas, peras y otros especies de menor importancia económica regional (Provincias de Río
Negro, Neuquén y La Pampa), mientras que en las Provincias de Mendoza y San Juan, hay
22.500 y 1.850 ha respectivamente, de frutos de pepita. La producción promedio en esos
territorios en la década de los ‘90 fue de aproximadamente 1.850.000 t, que representa más del
90 % de las manzanas y peras producidas en el País, involucrando más de 95 % del total
exportado como fruta fresca (Mapa 2).
Se estima que el sector agrícola evolucionará con un crecimiento de la superficie
sembrada de cereales, leguminosas y cultivos industriales, equivalente a 16 % entre 2003 y
2010 y a 9 % entre 2010 y 2016 (4,5 y 2,8 millones de ha, respectivamente). Con estas
proyecciones se alcanzarían 100 millones de toneladas en 2010 y cerca de 116 millones de
toneladas, en 2016. La superficie necesaria para llegar a los 100 millones de toneladas en el
2010, se estimó en 32,7 millones de hectáreas 22.
La producción de frutas de carozo y de pepita se vería incrementada por mejoras en los
rindes más que por una expansión del área actual; la pera constituiría una excepción ya que se
están verificando aumentos notables del área plantada. El crecimiento de las exportaciones de
fruta fresca será factible por el desarrollo de nuevos mercados y el fortalecimiento de los
tradicionales. En jugos concentrados, el crecimiento no sería igual, debido a una disminución
de la fruta destinada a industria y a un aumento en el consumo interno de jugos. Para el limón
se proyecta también un crecimiento en la producción, aunque inferior al de los otros cítricos,
por aumentos de la productividad, manteniendo la tendencia de los últimos años. El
crecimiento de las exportaciones de limón fresco debería ocurrir por la consolidación del país,
como primer exportador de fruta y jugos, siempre que se mantengan las condiciones de
calidad y sanidad, en especial en todo lo relacionado con la Cancrosis de los Cítricos. El
crecimiento de las exportaciones de los otros cítricos se espera fundamentalmente en
mandarina y pomelo.
La producción de cebolla y ajo es una de las más dinámicas de la horticultura argentina
por estar orientada a la exportación. La tendencia positiva en las exportaciones en fresco de
estos productos se fundamenta en la demanda creciente de este producto en el mercado del
Brasil. La producción de ajo en al año 2003 alcanzó 126.000 toneladas y se exportaron 86.000
toneladas. Se espera un crecimiento productivo del período 2003-2010 de 20 %. La
producción de cebolla en el año 2003 fue de 650.000 toneladas, de las cuales 208.000
toneladas se destinaron al mercado externo, en especial el Brasil. El motor del incremento de
21
Regiones y provincias no pampeanas, de menor desarrollo relativo.
Las estimaciones fueron extraídas fundamentalmente de un trabajo inédito de la SAGPyA: “Escenarios agrícolas para el
Bicentenario de la Independencia Nacional”. Area de Análisis Económico de la Dirección de Economía Agropecuaria, marzo
2004.
22
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Mapa 2
Las Regiones
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producción es el mercado externo que fija precios. La producción de tomate se encuentra
estancada en un millón de toneladas en los últimos años; sin embargo, se prevé un ligero
crecimiento de la producción para los próximos años causado principalmente por la demanda
interna tanto de tomate fresco como de tomate industria. La industria procesadora de hortalizas
tiene como producto de mayor producción a la papa pre-frita congelada con 92 mil toneladas,
de las que se exportan 66 mil toneladas, seguida por la industria conservera.
La proyección del valor de las exportaciones agroindustriales, a precios constantes,
prevé un aumento de 45% para 2010 y de 80%, para 2016, año en que se podría llegar a usd$
30 mil millones, a precios promedio del trienio 2001/03 (Cuadro 1).
Las mayores posibilidades de expansión de las ventas de frutas se ubican en las
exportaciones al hemisferio norte, aprovechando la “contra estación” (baja de la oferta en el
hemisferio norte), ya que por la dimensión del mercado interno, no son esperables
significativos incrementos en el consumo interno. En el mercado externo, que siempre ha
demandado volúmenes crecientes de varios productos frutihortícolas, especialmente frescos,
comienzan a aparecer serias dificultades de colocación para muchos productos y más aún, para
que acceda la mayoría de los productores. Esto se debe a numerosos factores
interrelacionados: el costo del transporte, la calidad exigida a los productos, las dificultades
para organizar la oferta, la capacidad para afrontar riesgos de los productores, y las exigencias
de los mercados demandantes. Así, para poder aumentar las exportaciones, será imprescindible
llevar adelante una serie de acciones, entre las que cabe destacar: la erradicación o supresión
de plagas cuarentenarias; la instalación de cadenas de frío y el mejoramiento de los
tratamientos poscosecha; la incorporación de las variedades demandadas por el mercado
internacional; el mejoramiento de los sistemas de acceso y difusión de información y la
implementación de garantías sobre la inocuidad de frutas y verduras.
Cuadro 1
Proyección de las exportaciones para 2010 y 2016
COMPLEJO
EXPORTADOR
VALOR DE LAS EXPORTACIONES
(en millones de usd$)
2003
2010
2016
2003/16
7.191
10.070
11.279
4.088
Sojero
1.086
2.107
2.547
1.461
Triguero
727
1.347
2.035
1.307
Girasolero
976
1.669
2.089
1.113
Frutihortícola
7
125
222
215
Algodonero
1.288
1.126
1.366
78
Maicero
163
200
240
77
Tabacalero
64
76
93
29
Cerealero (resto)
338
532
680
342
Otros
Fuente: “Escenarios agrícolas para el Bicentenario de la Independencia
Nacional”. SAGPyA, Area de Análisis Económico de la Dirección de
Economía Agropecuaria, marzo 2004.
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Argentina
2. Comercio internacional y sanidad vegetal
La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue creada con el mandato de
establecer normas y reglas para regir los intercambios comerciales entre países, atendiendo los
profundos cambios estructurales ocurridos en el comercio internacional en las últimas décadas.
Con relación al sector agropecuario y al comercio de agroalimentos, el advenimiento de la
OMC y los reglamentos asociados, produjeron grandes alteraciones conceptuales, con
segmentaciones en nuevas políticas comerciales y en las funciones y formas de actuación de
los organismos de sanidad agropecuaria.
En resumen, el Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF – OMC)
establece tres organizaciones técnicas con competencia para elaborar y evaluar patrones
internacionales de comercio agroalimentario: i) la Organización Internacional de Epizootias
(OIE), para los animales; ii) la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF),
para los vegetales y, iii) y el Codex Alimentario de la FAO para los alimentos. Es importante
indicar que en los dos últimos casos, los patrones fijados no son obligatorios, aún cuando
pueden operar como bases para la resolución de controversias comerciales en el marco de la
OMC. La Argentina es signataria del Acuerdo MSF-OMC.
Nuevas formas de organización interna y de agregación regional o subregional, con la
conformación de bloques económicos han derivado a su vez, del nuevo ambiente político y
comercial, con un nuevo abordaje para el tema de la competitividad comercial. Las demandas
de la sociedad respecto a la calidad de alimentos, en especial la garantía de inocuidad,
encontraron a las instituciones responsables, ensambladas sobre el antiguo paradigma, dirigido
más al control de la enfermedad que a la garantía de la salud. En el sistema anterior, era
común la imposición de barreras comerciales, sin un efectivo respaldo técnico o científico,
como así también, la promoción de diferencias entre los países con vínculos comerciales, con
el objeto de discriminarlos, resultando en un mal uso de los principios y de las medidas
sanitarias (ver Capítulo III, ítem A.1.).
Todos los estudios relacionados con el futuro del mercado mundial de frutas coinciden
en indicar que se produciría un aumento en la demanda de frutas frescas en los próximos 10
años. Este incremento estaría motorizado por fuertes aumentos del consumo en los países del
Sudeste Asiático los que, a su vez, tendrían su origen en mejoras en el nivel de ingreso de la
población y en la tendencia a la diversificación de las dietas alimentarias. Se esperan aumentos
del consumo en Europa Occidental, Estados Unidos y Japón, con mayores exigencias de
calidad y preferencia hacia frutas sin residuos químicos. Además se prevé también un
incremento en la demanda de México, Venezuela y los países del Este Europeo.
Recordando lo expresado sobre las necesidades y posibilidades de expansión de la
venta de frutas al exterior y las dificultades en el comercio con el hemisferio norte, para poder
aumentar las exportaciones es imprescindible llevar adelante una serie de acciones entre las
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que cabe destacar la erradicación o supresión de plagas cuarentenarias; la instalación de
cadenas de frío y el mejoramiento de los tratamientos poscosecha; la incorporación de las
variedades demandadas por el mercado internacional y el mejoramiento de los sistemas de
acceso y difusión de información.
En la actualidad la Argentina sufre significativas restricciones fitosanitarias con
importantes mercados para sus frutas: i) Estados Unidos exige tratamiento cuarentenario de
frío en tránsito por la Mosca de los Frutos en peras y manzanas (este tratamiento tiene un
costo aproximado de usd$/caja 0,50); ii) China exige tratamiento cuarentenario de bromuro de
metilo y frío para Carpocapsa en peras y manzanas y además, de frutas cosechadas en áreas
libres de Mosca de los Frutos; iii) Brasil cerró la exportación de manzanas y peras por
presencia de Carpocapsa y exige un complejo Sistema de Mitigación de Riesgo; iv) la
Comunidad Europea exige tratamiento cuarentenario para Mosca de los Frutos y para cítricos
tiene severas exigencias en certificación de “libre de la enfermedad en fincas”, para Cancrosis
y Mancha Negra y v) Japón tiene cerrado su mercado para países con Mosca de los Frutos y
Carpocapsa.
Las colocaciones de “contra estación” del país, al mundo desarrollado presentan una
situación problemática debido a la aparición de nuevos competidores en el hemisferio sur, en
especial la de Chile, cuyas exportaciones de frutas son similares a las argentinas, pero
distribuidas en forma más equilibrada. Con relación al comercio con Brasil hay que tener
destacar dos cuestiones: la disminución de las importaciones desde la Argentina y el
MERCOSUR. En términos comerciales, éste último acuerdo representa un impacto
beneficioso, al facilitar las condiciones en que se realizan los negocios y mejorando el ya alto
grado de integración económica existente en la actividad productiva de referencia; pero que a
su vez, aumenta las exigencias sanitarias y de calidad.
El Acuerdo MSF-OMC ha trabajado en las regulaciones del comercio internacional y
ha puesto en práctica, entre otras medidas, estándares que permiten armonizar las relaciones
multilaterales o bilaterales entre los países asociados. La CIPF ha sancionado 21 estándares23
y además, hay una compleja y diversificada red de formulación que en el caso de la Argentina
incluye a la propia CIPF, al Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE) y a
Organizaciones hemisféricas, como el Grupo Interamericano de Coordinación en Sanidad
Vegetal; esta red se articula con las estructuras comerciales como el MERCOSUR,
Comunidad Europea, NAFTA y otras. Estas estructuras, que generan estándares de sanidad
vegetal y por lo tanto requisitos y obligaciones internacionales para el comercio, tienen una
preponderancia creciente y no hay señales de que su importancia y vigencia tiendan a
disminuir. Más aún, son normas de carácter obligatorio con relación a las plagas
cuarentenarias, como la Mosca de los Frutos y la Carpocapsa y no recomendaciones, como los
23
Entre otros: Análisis de riesgo para plagas cuarentenarias y no cuarentenarias reglamentadas; directrices para el
establecimiento de áreas, lugares de producción libres de plagas; lineamientos para los sistemas de de exportación,
importación y vigilancia y lineamientos para los programas de erradicación.
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Argentina
procedimientos para controlar la inocuidad de los agroalimentos (EUREGAP, HCCP, BPA,
BPM, etc.) 24.
En esta línea debe señalarse que el SENASA ha realizado un estudio sobre los residuos
de plaguicidas en productos de origen vegetal y animal y sobre las normas vigentes en el tema,
para concluir sobre el impacto que tendrían en las agroexportaciones, las reformas que se están
haciendo en las normativas de la Unión Europea sobre Principios Activos y Límites Máximos
de Residuos (LMR). Esta normativa entrará en vigencia en forma progresiva entre enero y
julio de 2005 y definirá el retiro del mercado de aproximadamente 450 plaguicidas (principios
activos). El estudio concluyó que los límites máximos de residuos (LMR) que posee la
Resolución SENASA No. 256/03 son, en general, similares a la adoptada por la Unión
Europea. Identificó también a 55 principios activos registrados en SENASA y comerciados en
la Argentina, que serán dados de bajo de acuerdo a la normativa europea de referencia.
Todas estas consideraciones sobre comercio internacional agropecuario y
exigencias sobre estándares de alimentos para la exportación, no invalidan de modo
alguno, la necesidad de evolucionar en el país, hacia un solo estándar de calidad de
alimentos, tanto para el mercado interno como para exportar, situación de la que se está
actualmente distante.
3. Los perjuicios causados por las plagas
a) Importancia y consideraciones sobre su estimación
La estimación adecuada de las pérdidas causadas por las plagas es un importante
insumo para la administración pública, en la elaboración y evaluación de políticas de sanidad
y calidad agroalimentaria; la evaluación de proyectos de inversión en el área fitosanitaria y en
el diseño físico, económico y financiero de las acciones de emergencia, en apoyo a
productores afectados.
En el caso de los particulares, una correcta cuantificación de las pérdidas es
fundamental para la administración de la unidad productora en general y en especial, para la
planificación y ejecución del control fitosanitario de los cultivos. Como ya se indicó, un
concepto recomendable en el control fitosanitario es el de Daño Económico, que no sólo
considera la ocurrencia del daño físico, sino también, el perjuicio en la cantidad y, o calidad de
la cosecha esperada 25. Más aún, existe una tendencia innovadora, en cuanto a la intervención
del Estado en el control, que recomienda aplicar el concepto de Umbral Económico (o una
relación adecuada entre el costo y el beneficio marginales del control) para definir el momento
24
25
Hay pocas excepciones: pej. la aplicación de HCCP en las exportaciones de jugos a Estados Unidos.
El Umbral de Daño Económico (UDE) es el valor de la intensidad de la plaga que causa pérdidas económicas en un cultivo,
equivalentes al costo de aplicación del plaguicida. El Umbral de Acción (UDA) o de Tratamiento, es el valor de la intensidad
de plaga donde el control debe ser aplicado para evitar que se exceda el UDE. Ver conceptos de “Manejo Integrado de
Plagas”, en el apartado PLAGAS Y PLAGUICIDAS: Definiciones básicas, de este Informe.
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40
Argentina
y la magnitud adecuados para la intervención. Estos criterios tratan de reemplazar a las
decisiones tomadas con base en objetivos fitosanitarios o técnicos de control, ejecutados con
procedimientos de mínimo costo.
El perjuicio que provocan las plagas en la producción agrícola no es fácil de evaluar en
términos económicos y sociales, debido a: i) los diversos agentes económicos existentes a lo
largo de cada cadena productiva, en especial las frutícolas; ii) los numerosos tipos y grados de
perjuicios causados y, iii) el no menos reducido número de situaciones agroecológicas y de
distintos tipos de productores, aún dentro de un mismo rubro o actividad (esto es
particularmente perceptible en países como la Argentina por su tamaño y variedad climática).
Debe considerarse además, el efecto de las plagas en la administración del Estado
(Nación, provincias y municipios) y en los particulares. En el primer caso, los impactos
pueden representar desde menores ingresos de divisas o tributos hasta mayores gastos por
acciones de emergencia en apoyo a los afectados y en el segundo, desde efectos físicos y
monetarios directos hasta problemas para la comercialización.
En el plano de los productores individuales, la estimación de las pérdidas es compleja y
no puede adoptarse en forma exclusiva y aislada, la mera cuantificación de los daños físicos,
valorados por los precios de mercado vigentes. El impacto del ataque de una plaga en los
ingresos de un chacarero o en la economía de una localidad rural, no será directamente
equivalente a la magnitud física de lo dañado, valorado por los precios de mercado del
producto. Habría que considerar la diversidad de actividades de ese productor, la influencia de
otros factores en la caída de producción (pej. clima), el efecto en los precios de mercado del
vegetal atacado, el peso del cultivo en el asentamiento o localidad, entre otros factores. En
ciertos países, hay casos de perjuicios importantes causados por plagas, que han puesto incluso
en peligro la seguridad alimentaria, pero estos casos extremos no ocurren en la Argentina
actual.
La magnitud del ataque de una determinada plaga y las pérdidas potenciales o actuales
que causa, pueden colocar al Estado ante la necesidad de decidir si su control es de carácter
público y,o privado. En estos casos puede apelarse como criterios de decisión, pero no en
forma excluyente a otras consideraciones de tipo social o económico, a dos conceptos de la
teoría económica: “externalidades de un proceso productivo” y “bien público”. Para el primer
caso, puede colocarse como ejemplo en la Argentina, la existencia de chacras con montes
frutales abandonados que obran como hospederos de plagas, perjudicando a las restantes
unidades productivas del área de influencia. En estos casos, el Estado debería tomar la
decisión de intervenir desmontando en una propiedad privada, en beneficio público (ver ítem
C.1. en este Capítulo y el ítem B.3. en el Capítulo III). Los programas de lucha contra las
plagas del SENASA). Desde otra perspectiva de evaluación, la deriva por el aire, de
plaguicidas aplicados en una finca, hacia otros cultivos fuera de sus límites o mismo hacia
asentamientos poblacionales, es otro caso de externalidad (ver Capítulo II: Los efectos del
control de plagas y del uso de plaguicidas).
Estudio Sectorial Agrícola Rural
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41
Argentina
Por el contrario, puede ocurrir un pedido de apoyo al Estado para el control de una
plaga por parte de particulares que deberían hacerlo con sus propios recursos. Peor aún, hay
productores que toman la acción del Estado como un “bien o servicio público” que le será
brindado, pague o no, y por lo tanto no lo hace, en perjuicio de otros productores y de los
contribuyentes en general.
Es necesario resaltar por último, que hay dos grandes tipos de impactos con pérdidas:
i) los directos, perceptibles en las cosechas por un deterioro físico-biológico provocado por la
plaga y, ii) los indirectos, causados por problemas comerciales. Estos últimos perjuicios se
pueden manifestar por: i) rechazos de envíos comerciales o redireccionamientos de cargas y
destinos, con caída de precios y ii) exigencias cuarentenarias que generan costos adicionales
de comercialización, para todo tipo de vegetales frescos, considerados hospederos de las
plagas cuarentenarias (Pej. tratamientos con Bromuro de metilo o frío, para la Mosca de los
Frutos). El marco global de este tema ya ha sido tratado en el ítem A.2. (Comercio
internacional y sanidad vegetal), de este capítulo.
Es importante destacar que, en forma reiterada, se indican como pérdidas a los costos
por tratamientos de frutas en las plantas de empaque y en ciertos procedimientos
cuarentenarios. Esta concepción, común en productores, empacadores y exportadores de
frutas, es discutible en su alcance universal y merece un trato detallado. Evitar ciertos
tratamientos cuarentenarios exigiría otros procedimientos (pej. erradicación de plagas) que
representarían costos que hasta podrían ser mayores. Por otro lado, debe entenderse que
difícilmente se erradiquen ciertas plagas como la Mosca de los Frutos y la Carpocapsa, en
forma definitiva. En este marco, para definir si ciertos costos por tratamientos son pérdidas
para cada actor económico del proceso productivo y comercial, habría que elaborar matrices
insumo - producto de todas las cadenas frutícolas, incluyendo la industrialización.
Otros impactos negativos del daño adjudicado a las plagas, pueden ubicarse en la caída
de ingresos fiscales por la comercialización de frutas en circuitos que pagan precios menores
(Pej. peras y manzanas que se destinan a jugos y no al mercado interno, más retributivo). Una
consideración similar podría hacerse para el empleo: muchos procesos de la comercialización
en fresco, demandan más mano de obra que la industria.
b) Estimaciones globales
El perjuicio que provocan las plagas en toda la producción agrícola mundial es usual
estimarlo para dos categorías: i) el causado aún con el control de plagas, que oscila alrededor
de 40 % (producción potencial menos producción efectiva) y ii) el realmente evitado por ese
control, que alcanza a 30% 26. En esos valores están incluidos los perjuicios causados desde la
siembra hasta el almacenamiento y transporte de los granos, frutas y verduras y no están
26
En la bibliografía temática, suele emplearse la palabra daño, para aludir al efecto físico de la plaga o la enfermedad en el
vegetal y el término pérdida para la traducción del daño en valores monetarios. En este Informe se alude expresamente al
significado de cada término técnico, para evitar problemas de interpretación.
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42
Argentina
considerados los que causan las plagas y enfermedades en la presentación de los vegetales
(falta de calidad comercial) como tampoco, los derivados de las restricciones comerciales que
la presencia de una plaga puede provocar para una determinada área o país (las denominadas
plagas cuarentenarias).
Una estimación agregada que frecuentemente se elabora, alude a los perjuicios que
provocan las plagas en toda la producción agrícola mundial, por continentes o grandes
regiones. Para ello se hace una estimación de la producción potencial, con base en rindes de
cosechas y procedimientos padronizados y se la coteja con la producción real o efectivamente
conseguida. Las diversas fuentes que usualmente producen estos cálculos, la FAO entre ellas,
señalan proporciones de pérdidas que oscilan entre 20 % y 35 % de la producción. Para los
países desarrollados (Japón, Estados Unidos y Europa Occidental), los porcentajes varían entre
10 % y 30 % y para los más pobres, las pérdidas giran alrededor de 40 % pero pueden llegar
hasta 75 %, en especial en África, a causa de la langosta.
Los daños causados por plagas, enfermedades y malezas en la agricultura varían, en
términos generales, de acuerdo a la evolución tecnológica del agro y a los métodos de control
de plagas (Cuadros 2, 3 y 4). Es importante resaltar en los valores del Cuadro 2, que las
brechas observables entre “uso de plaguicidas” y “rindes”, no es la misma para los dos
extremos (Japón y Africa): 10,8/0,13 kg/ha y 5,5/1,2 t/ha. Estas diferencias podrían
adjudicarse, entre otros factores, a las distintas formas de control de plagas y a los excesos de
aplicación.
Cuadro 2
Daños en los rindes de las cosechas (%)
Cultivo
Arroz
Trigo
Maíz
Caña
Papa
Hortalizas
Soja
Algodón
América del Sur
28
31
44
44
44
30
32
42
Africa
36
42
75
67
62
39
42
45
Asia
57
30
42
71
49
36
40
36
Fuente: “Consecuencias sanitarias del empleo de plaguicidas en la
agricultura”. Organización Mundial de la Salud y Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente. Ginebra, 1992.
c) Las pérdidas en la Argentina
Se puede estimar un monto global para el país, usando el calculo de pérdidas como
diferencia entre producción potencial y real, explicado en el ítem anterior. Las pérdidas serían
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43
Argentina
equivalentes a $ 6.140.373.000, con base a estos valores: i) daño de 20% y ii) Valor Bruto de
Producción de la agricultura (año 2003), equivalente a $30.701.867.000 27.
Cuadro 3
Daños por agente y por regiones (%)
Regiones y
países
Norte América
América del Sur
Europa
Africa
Asia
Oceanía
Rusia
China
Rinde
potencial
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
Rinde
efectivo
71,3
67,0
75,0
58,4
56,7
72,1
70,3
66,2
Daños por
Plagas
Enfermedades
Malezas
Totales
9,4
10,0
5,1
13,0
20,7
7,0
10,5
12,3
11,3
15,2
13,1
12,9
11,3
12,6
9,1
11,8
8,0
7,8
6,8
15,7
11,2
8,3
10,1
9,7
28,7
33,0
25,0
41,0
43,3
27,9
29,7
33,8
Fuente: Control Fitosanitario. Maccarini Leandro. Ed. Hemisferio Sur, Buenos Aires, 1988.
Cuadro 4
Uso de plaguicidas y rendimiento de los cultivos
Regiones y países
Japón
Europa
Estados Unidos
América Latina
Oceanía
Africa
Uso de plaguicidas
(kg/ha)
10,8
1,90
1,50
0,22
0,20
0,13
Rindes de las
cosechas (t/ha)
5,5
3,4
2,6
2,0
1,6
1,2
Fuente: “Consecuencias sanitarias del empleo de plaguicidas en la agricultura”.
Organización Mundial de la Salud y Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente. Ginebra, 1992.
Los perjuicios causados por las plagas sin embargo, no son homogéneos en los
diferentes cultivos y regiones del país. En la agricultura extensiva de la Región Pampeana, las
estimaciones no indican graves perjuicios para los cuatro grandes rubros: grosso modo, los
daños físicos directos en las cosechas, para la soja y el girasol en todo el país, oscilan en torno
de 10 % y las del trigo y maíz, alrededor de 15 %.
En el caso de los cultivos anuales extra-pampeanos, el algodón no es afectado
actualmente por daños significativos, pero tiene una amenaza concreta: el Picudo del
Algodonero. Esta plaga, presente en el sur del Brasil y en el Paraguay (departamentos
27
INDEC, Dirección Nacional de Cuentas Nacionales. Valor Bruto de Producción, a precios de productor, en pesos
corrientes, rubro “cultivos agrícolas”.
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44
Argentina
fronterizos con la Argentina), está siendo controlada en su ingreso al País 28. No se obtuvieron
datos concretos y fehacientes de daños o pérdidas para cultivos como el poroto y la caña de
azúcar; ajo, cebolla y papa; la yerba y el té, como tampoco para la producción forestal.
Los perjuicios actuales y las amenazas son mayores para la fruticultura. Las pérdidas
directas por plagas, se sitúan entre 15 % y 25 % de las cosechas 29. En las peras y manzanas de
la Región Patagónica, pérdidas anuales directas causadas por la Carpocapsa, han sido
estimadas en usd$ 19 millones; en los cultivos de cítricos y frutales de carozo, de las
provincias del noroeste y el noreste del País, se calcularon perjuicios anuales directos de la
Mosca de los Frutos de usd$ 21 millones y para la Cancrosis de los Cítricos, de usd$ 36
millones, en este caso no tanto por los daños físicos sino por cuestiones comerciales.
Las estimaciones citadas no fueron obtenidas de relevamientos sistemáticos, con
procedimientos padronizados y continuos, sino de informaciones obtenidas de los agentes de
la producción, la comercialización y los servicios agrícolas en las zonas de referencia, por
parte de las administraciones provinciales del sector agropecuario. Así, deben considerarse
como aproximaciones groseras. Para este Informe se pudo contar con estimaciones
sistemáticas, hechas en la preparación de un programa de inversión pública en fitosanidad,
para dos regiones y los dos grupos de cultivos frutales más importantes de la Argentina: las
peras y manzanas del Alto Valle de Río Negro y Mendoza y los cítricos dulces de la Región
Noreste, tema del próximo ítem 30.
d) Las pérdidas en la fruticultura argentina
Los casos que se exponen fueron elegido por dos razones: i) los criterios y métodos de
cálculo de los perjuicios y ii) la importancia de estos tres rubros frutícolas en las provincias y
en el propio país. Las peras, manzanas y cítricos comprenden prácticamente todos los ingresos
de divisas, por exportaciones de frutas, percibidos por la Argentina y, se reitera, que el
complejo frutícola oscila entre los puestos 5º y 6º, de las exportaciones del país. En el año
2004, las exportaciones de frutas frescas certificadas por el SENASA, fueron de usd$
553.452.000 y 1.175.039 toneladas.
El daño del ataque de las Moscas de los Frutos a los cítricos es diferente que el
provocado por la Carpocapsa en los frutales de pepita (manzana, pera y membrillo). Los
28
Es necesario acotar que este cultivo pasó de un millón de hectáreas cultivadas a mediados de los ’90, a 300.000 hectáreas
en el 2002.
29
Los valores de pérdidas causadas por plagas y enfermedades fueron extraídos de: i) Programa Fitosanitario del Noroeste
Argentino, Proyecto Sanidad Citrícola de Tucumán. Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP/SAGPyA),
agosto 2002; ii) Proyecto Fitosanitario “Reducción de la Prevalencia de la Mosca de los Frutos en la Región Nordeste”.
PROSAP/SAGPyA, julio 2002; iii) Informe de Evaluación Técnico Económica “Impacto de Carpocapsa en la producción de
fruta de pepita de la NorPatagonia Argentina”, Fundación Barreras Patagónicas (FUNBAPA), febrero 2003 y, iv) Proyecto
Fitosanitario “Supresión de la Carpocapsa en los Montes Frutales del Valle del Río Negro. PROSAP/SAGPyA, julio 2002.
30
“Programa Nacional de Sanidad Vegetal”. SENASA/PROSAP/SAGPyA, enero 2005. Información inédita con autorización
de publicación. Los cítricos dulces incluyen a mandarinas, naranjas y pomelos y excluyen a los limones.
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45
Argentina
pomelos, naranjas y mandarinas picados por las Moscas caen del árbol y pierden totalmente su
valor comercial ya que ni siquiera pueden ser encaminados a la industria juguera. Con las
manzanas y peras atacados por la Carpocapsa, no ocurre lo mismo: si bien los frutos picados
son rechazados en el comercio internacional, en especial por países donde es plaga
cuarentenaria (pej. Brasil), pueden ser encaminados para el consumo en fresco del mercado
local o a la industria (jugos o sidra).
Esa diferencia, entre otros aspectos, marca una gran diferencia y además complejidad,
para la estimación de las pérdidas. La pérdida reside en el cambio de destino comercial y, por
lo tanto, a una caída de precio; las frutas que se dirigían a la exportación y aparecen infestadas,
deben conducirse al mercado y las manzanas y peras que, por tamaño o calidad, ya estaban
dirigidas al mercado interno y están muy atacadas, pasan para la industria. Así en estos casos,
una de las formas adecuadas para definir las pérdidas en términos monetarios, es el método de
“pérdida de ingresos potenciales”, que adjudica un valor a la fruta que se pierde de
comercializar, ya sea directamente o por caída de su valor.
Estimación de pérdidas en cítricos
El área citrícola más afectada por la Mosca de los Frutos, en la Región NEA y en todo
el país, es una franja de tierras de unos 50 km de ancho, situada en la margen derecha del río
Uruguay, que se extiende desde Monte Caseros (sudeste de la provincia de Corrientes) hasta
Colón (Provincia de Entre Ríos). En este territorio, que abarca la mayor parte de la producción
citrícola argentina (Cuadro 5), hay 56.000 ha y 2.400 citricultores que producen, para el
comercio interno y externo y la industria, más de 800.000 toneladas anuales de naranjas,
mandarinas y pomelos; por causa de la Mosca de los Frutos se pierden alrededor de 143.000
toneladas.
Cuadro 5
Producción nacional de cítricos dulces
(miles de toneladas anuales)
Región Naranjas Mandarinas Pomelos Total
NEA
509
401
35
945
NOA
219
46
128
393
Otras
46
17
12
75
Total
774
464
175
1.413
Fuente: Potencial y Limitantes de la Producción de Cítricos en
Argentina – Ing. Agr. Fernando Segovia, noviembre 2003.
En el Programa de referencia, se calculó así una pérdida, en la situación “sin
Programa”, de $ 111 millones anuales (Precios FOB y del mercado interno). Este importante
valor no incluye los perjuicios indirectos de las restricciones a las exportaciones (Cuadro 6).
Para cuantificar las reducciones de las pérdidas debidas a las acciones del Programa (situación
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46
Argentina
“con Programa”), se la producción promedio de 10 años 31 y para cuantificar el beneficio del
Programa, se consideró una reducción de las pérdidas desde 15% a 5 % en el segundo año; de
1 % en el tercero y, a partir del cuarto año, los daños se estabilizaron en 0,5 %.
Cuadro 6
Estimaciones de pérdidas en cítricos,
por Mosca de los Frutos
Destino
Exportación
Cantidades (1.000 t)
Sin
Con
Pérdida
Programa Programa
Evitada
107.520,0 116.368,0
Mercado
Interno
Industria
533.980,4
617.659,8
169.810,6
215.164,6
Producción
Afectada
142.578,0
4.696,6
137.881,4
Valor de la producción ($ 1.000)
Sin
Con
Pérdida
Programa Programa
evitada
110.079,2
119.140,5
9.061,3
537.375,7
621.331,9
83.956,3
68.796,2
110.079,2
87.184, 9
119.140,6
18.388,7
111.406,3
Fuente: “Programa Nacional de Sanidad Vegetal”. SENASA/PROSAP/SAGPyA, enero 2005.
Estimación para peras y manzanas
En la Argentina, la producción más importante de frutas de pepita está en la Patagonia
Norte (Provincias de Río Negro y Neuquén) y en Mendoza (Cuadro 7). En estas dos áreas, el
Programa de referencia hizo la estimación de pérdidas sobre 55.000 ha. y 3.300 productores
que comercializan 1.395.000 toneladas de fruta por año. En ese total, hay alrededor de 88.000
toneladas afectadas por Carpocapsa, de las cuales 60 % se encamina a la industrialización
(jugos y sidra).
Cuadro 7
Producción Nacional de Manzanas y Peras
(en miles de toneladas anuales)
Región Manzanas Peras Total
Patagonia
785
525 1.310
Cuyo
98
53
151
Otras
9
3
12
Total
892
581 1.473
Fuente: Potencial y Limitantes de la Producción
de Manzanas y Peras en Argentina – Ing. Agr.
Fernando Segovia.
La producción afectada por Carpocapsa para la situación “Sin Programa” fue fijada en
6,4 % de la producción total 32. La producción dañada en el primer año de la situación “Sin
31
Estimación de la Agencia Regional del INTA (Concordia) y el propio SENASA.
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47
Argentina
Programa”, se estableció en 4,3 %; 1,9 % en el segundo; 0,12 % en el tercero y se la
estabilizó en 0,1 %, a partir del cuarto año del Programa (Cuadro 8).
El valor bruto perdido por el ataque de Carpocapsa, valorizado a precios finales (FOB
de exportación y precios al consumidor) fue estimado en $ 28 millones anuales y, como en el
caso de la Mosca de los Frutos, no incluyó a los perjuicios indirectos de las restricciones a las
exportaciones.
Cuadro 8
Estimaciones de pérdidas en peras y manzanas,
por Carpocapsa
Cantidades (1.000 t)
Sin
Con
Pérdida
Programa Programa evitada
489.476, 9 518.752,4
Valor de la producción ($ 1.000)
Sin
Con
Pérdida
Programa Programa evitada
610.626,2 646.268,7
Mercado
Interno
Industria
313.400,8
358.984,4
569.769,5
653.228,6
502.972,8
492.329,1
202.987,8
199.063,9
P. afectada
a merc. interno
P. afectada
a industria
Totales
37.582,3
617,6
36.964,6
66.276,0
1.059,6
51.932,1
681,3
51.250,8
22.381,9
282,4
Destino
Exportación
88.215,4
27.861,9
Fuente: “Programa Nacional de Sanidad Vegetal”. SENASA/PROSAP/SAGPyA, enero 2005.
En estas importantes zonas productivas de peras, manzanas y cítricos de la Patagonia,
Cuyo y el NEA (111.000 ha y 5.700 productores), en la actualidad se invierten unos $ 110
millones anuales en la lucha contra Mosca de los Frutos y la Carpocapsa. En ese valor están
comprendidos $ 100 millones de costos directos de producción, para los fruticultores y $ 10
millones como costos de los programas regionales y provinciales de lucha en ejecución (este
último valor no incluye los costos de los sistemas cuarentenarios ni los costos de los
organismos nacionales y/o provinciales de investigación y protección vegetal).
Es posible concluir que, con esa magnitud de inversión anual, la lucha contra las dos
plagas, basada casi exclusivamente en la aplicación masiva de plaguicidas químicos
(1.139.500 kilos anuales en 111.000 has.) es, en términos generales, ineficaz por que no logra
reducir las pérdidas a niveles aceptables que hagan, ambiental y comercialmente, sustentables
los sistemas de control utilizados.
32
“Estudio Técnico Económico: Impacto de Carpocapsa en la Producción de Fruta de Pepita de la Nordpatagonia Argentina”,
FUNBAPA, febrero de 2003.
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48
Argentina
e) El cierre de una frontera comercial
Las restricciones cuarentenarias al comercio internacional y aún dentro de un
determinado país, entre regiones afectadas en forma diferente por plagas o enfermedades,
pueden representar serias pérdidas. Un claro ejemplo es lo ocurrido con las exportaciones de
peras y manzanas del Alto Valle y Mendoza hacia el Brasil.
A mediados de mayo, 2002, el Brasil cerró la frontera para el ingreso de frutas de
pepita desde la Argentina, debido a la magnitud de la presencia de Carpocapsa, plaga
cuarentenaria para el vecino país. Si bien el cierre duró 45 días, la decisión representó un
grave problema socioeconómico para la Provincia de Río Negro y para la Argentina. Más aún,
la medida se levantó por el acuerdo logrado entre las partes, de instalar en el Valle del Río
Negro y posteriormente en Cuyo, un Sistema de Mitigación de Riesgos para fiscalizar y
certificar los envíos de fruta al Brasil. Este Sistema ha sido renovado desde entonces,
ocurriendo el último acuerdo en enero de 2005, pero se está estudiando, la instalación de una
inspección conjunta de los puestos fronterizos. De este modo, el potencial daño causado por la
Carpocapsa se mantiene presente como obstáculo a estas exportaciones, que representan 20 %
del total exportado en el rubro por la Provincia, con un valor promedio de usd$ 62 millones.
La importancia de las exportaciones al Brasil reside en que toda la fruta que no ha podido ser
exportada a ese destino, ha debido colocarse en el mercado interno, con una significativa caída
de los precios.
4. Una nueva plaga: la Roya de la Soja
Apareció y se instaló en la Argentina una nueva plaga de la soja que reúne algunas
condiciones peligrosas para el cultivo: la Roya Asiática (Phakospora pachyrizi). La virulencia
de ese hongo es mucho mayor que la Roya Americana (Phakospora meiboniae), ya presente en
los cultivos de Sudamérica; afecta el número de vainas, la formación y llenado de las
legumbres y puede matar a la planta. La Roya Asiática es un parásito biotrófo que, debido a
esta característica, no se transmite por las semillas ni por el rastrojo. Tiene muchos
hospedantes y se disemina con facilidad por medio de sus esporas, llevadas por el viento33.
Así, no es difícil acertar el pronóstico de que, instalada la Roya en el Brasil, el Paraguay y el
norte del País, esta plaga alcance pronto a los cultivos en la Región Pampeana.
Los primeros brotes aparecieron en el Brasil y el Paraguay en la campaña 2001/02 y se
extendieron a Bolivia en 2003. El primer foco en la Argentina se detectó en Misiones durante
la campaña 2001/02, en un cultivo experimental y en la campaña 2003/04, se registraron estos
focos en cultivos comerciales: Colonia Aurora (Misiones) y Virasoro, Santo Tomé, Loreto,
San Borgita y Colonia Liebig (Corrientes). En el NEA, también hubo presencia del hongo en
cultivos experimentales. En la campaña 2003/04 la presencia y virulencia del hongo fue
33
Se estima que la plaga llegó a América del Sur desde Africa, arrastrada por los vientos, atravesando el Océano Atlántico.
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49
Argentina
mitigada por la baja humedad ambiente, pero ya en abril aparecieron denuncias de focos en el
norte y centro de Santa Fe, Entre Ríos y el Chaco 34.
Las pérdidas que causa esta plaga pueden llegar a ser totales en el cultivo. En la
campaña 2001/02 del Brasil, la Roya Asiática afectó a 90 % del área sojera con enormes
pérdidas en los cultivos. En la siguiente campaña (2002/03), los perjuicios fueron menores
debido a las campañas de control. Por ejemplo en Mato Grosso do Sul, alcanzó a 15 % de la
producción física y usd$ 306 millones y en Bahía, 30 % y usd$ 132 millones. En esta campaña
sojera del Brasil, el costo de la prevención y el control alcanzó a usd$ 576 millones.
La SAGPyA creó, en 2003, el Programa Nacional de Roya de la Soja (Resolución Nº
538) para prevenir, controlar y manejar a esta plaga en todo el territorio argentino. Participan
el SENASA, a través del SINAVIMO; el INTA; la Estación Experimental Obispo Colombres
(Tucumán) 35; las administraciones provinciales y organismos privados (AAPRESID;
AACREA y PROSOJA). El Programa tiene tres componentes: i) monitoreo y vigilancia; ii)
capacitación y difusión y, iii) investigación. El primero tal vez haya perdido su sentido toda
vez que el hongo ya ha penetrado en el país y se considera que es imposible aislarlo o
detenerlo. Los otros dos sí tienen gran relevancia; no existen variedades resistentes
(importancia del componente investigación) y por lo tanto, el control debe darse a través de
prácticas culturales y lucha química (fin del componente de capacitación y difusión). En el
INTA se está trabajando en el desarrollo de genes de resistencia específica. En el tema de
capacitación y difusión se han elaborado folletos técnicos explicativos, se ejecutan campañas
de difusión por los medios masivos y se han hechos seminarios y talleres para técnicos y
productores. Ya hay registros de laboratorios con remedios específicos y hay un “stock”
suficiente de estos fungicidas. Por último, debe decirse que no hay normas cuarentenarias para
la Roya asiática ya que el hongo es biotrófo y no se propaga por semillas.
Para la campaña 2004/05, el SINAVIMO ha elaborado un informe donde ya indica la
ocurrencia de brotes de la Roya en la Región Pampeana pero sin incidencia de consideración
en los rindes de la cosecha.
B.
PRACTICAS Y TECNICAS DE CONTROL DE PLAGAS
1. Situación actual de la adopción de prácticas en la agricultura argentina
La obtención de información concreta y fidedigna sobre la adopción de los diferentes
plaguicidas y métodos de control de plagas por parte de los productores argentinos, ha
mostrado algunas dificultades. En general, los organismos de extensión e investigación
agropecuaria tienen información para casos puntuales, de reducido alcance y los encargados de
la sanidad vegetal, no efectúan ese tipo de levantamiento de datos.
34
Seminario “El campo sano”. Organizado por la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales. Buenos Aires,
mayo de 2004.
35
En el INTA (Castelar) y la Estación Experimental Obispo Colombres están los únicos equipos de laboratorios del país, que
pueden hacer microscopia molecular, única forma de diferenciar a esta plaga de la Roya Americana.
Estudio Sectorial Agrícola Rural
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50
Argentina
En el Censo Nacional Agropecuario 2002 fueron introducidas por primera vez,
preguntas relacionadas con el control de las plagas de la agricultura y los resultados permiten
tener un panorama general del grado de adopción de las diversas técnicas y prácticas en el país
(Cuadro 9). Se obtuvo, en forma preliminar a la edición por el INDEC, datos para seis
prácticas, cuantificadas por número de establecimientos agropecuarios (EAPs) que las
ejecutan y por departamento (municipio): i) monitoreo de plagas; ii) control biológico de
plagas; iii) control integrado de plagas; iv) respeto de los tiempos de carencia; v) protección en
la aplicación y, vi) manejo de envases vacíos (ver definiciones en el Cuadro 9) 36.
Como en todos los departamentos censados no sólo hay EAPs que hacen agricultura,
sino también actividades como la ganadería que casi no usan plaguicidas, los datos obtenidos
(número de EAPs que hacen las prácticas) pueden cuantificar en menos, el grado de adopción.
Así se decidió tomar departamentos dónde la categoría censal “área implantada con
agricultura” es numéricamente predominante; además se eligieron departamentos de
provincias pampeanas y extra pampeanas.
El “monitoreo de plagas” es la práctica de mayor adopción, con valores que oscilan
entre 25 % y 45 % del total de las EAPs. Y como era de esperar, la adopción de los “controles
biológicos e integrado de plagas” es muy reducida en todo el país. El “respeto a los tiempos de
carencia” es bajo con relación a la importancia que esa práctica (que tiene normas para todos
los plaguicidas) tiene para la inocuidad sanitaria de los alimentos, en especial los de consumo
fresco. No hay datos para la observancia de los tiempos de reingreso a las áreas tratadas con
plaguicidas, importante para la salud del trabajador rural.
El “manejo de envases vacíos”, fundamental para prevenir las intoxicaciones
accidentales y la contaminación del ambiente, es una práctica de reciente difusión y
promoción y que por lo tanto, el grado de adopción parece aceptable (ver ítem I.B.3.). Debe
agregarse que las normas EUREPGAP para exportaciones, exigen evidencias de manejo de
envases.
36
Para algunas regiones (pej. NOA) se ha introducido una pregunta dirigida a la observación de mortandad de aves, causada
por plaguicdas, pero no se han obtenido los resultados.
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51
Argentina
Cuadro 9
Adopción de prácticas culturales de control de plagas
EAPs
Provincias y municipios
Respeto de
tiempos de
carencia
Area EAPs
(Nº)
(ha)
Total
Implantada
Nº
%
Monitoreo de
plagas
%
%
Control
biológico de
plagas
Control
integrado de
plagas
Protección
en la
aplicación
Nº
Nº
Nº
%
%
%
Manejo de
envases vacíos
Nº
%
Buenos Aires
402
79.560
63.305
5
1,2
129
32,1
8
2,0
18
4,5
18
4,5
113
28,1
1.117
285.991
231.580
249
22,3
395
35,4
21
1,9
172
15,4
124
11,1
121
10,8
Rojas
584
183.273
149.897
129
22,1
277
47,4
13
2,2
94
16,1
61
10,4
104
17,8
Salto
516
139.423
121.261
83
16,1
149
28,9
33
6,4
31
6,0
58
11,2
76
14,7
San Nicolás
293
53.104
43.475
4
1,4
79
27,0
4
1,4
8
2,7
37
12,6
61
20,8
2.077
833.774
708.470
588
28,3
553
26,6
44
2,1
279
13,4
498
24,0
511
24,6
786
343.195
297.971
43
5,5
54
6,9
7
0,9
165
21,0
137
17,4
117
14,9
1.420
495.255
437.263
362
25,5
372
26,2
8
0,6
205
14,4
606
42,7
417
29,4
Junín
Santa Fe
1.589
20.322
13.932
424
26,7
53
3,3
4
0,3
7
0,4
303
19,1
172
10,8
Constitución
1.641
869.216
224.498
54
3,3
458
27,9
32
2,0
263
16,0
200
12,2
269
16,4
Iriondo
1.435
297.495
261.657
341
23,8
765
53,3
43
3,0
258
18,0
424
29,5
387
27,0
Tucumán
La Cocha
660
47.325
33.758
164
24,8
90
13,6
9
1,4
57
8,6
283
42,9
400
60,6
Lules
159
12.230
9.230
31
19,5
17
10,7
2
1,3
3
1,9
29
18,2
31
19,5
Colón
Pergamino
Córdoba
Marcos Juárez
Gral. San Martín
Río Segundo
Mendoza
Fuente: Censo Nacional Agropecuario – 2002. EAPs es “Establecimientos Agropecuarios”, unidad censal del Censo Agropecuario.
Definiciones del CNA02: Monitoreo de plagas: Seguimiento de la población de la plaga para precisar el umbral mínimo de inicio de la aplicación de plaguicidas. Puede ser un sistema de alarma local, un
conteo de individuos por trampa, unidad de área, de planta o de surco. Control biológico de plagas: Forma de lucha que usa parásitos, predadores o entomófagos de las malezas o insectos plaga. Control
integrado de plagas: Sistema de regulación de plagas que considera su hábitat y su dinámica poblacional para usar todas las técnicas y métodos posibles, compatibilizando su interacción, con el fin de
mantener a la plaga por debajo del daño económico. Protección en la aplicación de plaguicidas: Uso de equipo protector (mameluco, guantes, filtro, botas, delantal, máscara, etc.) de acuerdo a las
recomendaciones de la hoja de seguridad del producto, para reducir los riesgos de intoxicaciones de los trabajadores. Manejo de envases de plaguicidas vacíos: Trato preventivo de la contaminación con
envases vacíos de plaguicidas tóxicos. Incluye reuso o desecho y los servicios de recolección (No acepta quemado al aire libre, reutilización para otros destinos, abandono en terrenos despoblados, etc.).
Respeto de tiempos de carencia: Período exigido entre la última aplicación de un plaguicida y la cosecha, para que el vegetal tenga un nivel cero o aceptable de residuos tóxicos.
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52
Argentina
Se ha dejado para el último análisis, a la práctica que tal vez tenga mayor importancia,
tanto por su contenido como por el resultado observable en el Censo: “protección en la
aplicación de plaguicidas”. El grado de adopción es muy bajo, con excepción de dos
departamentos dónde llega a 42 % de las EAPs. Este hecho está agravado por las
características de los equipos de protección que, según las observaciones recogidas de
profesionales y esta consultoría, son por lo general obsoletos, están en mal estado o son usados
en forma incorrecta; la afirmación vale tanto para los productores que hacen control como para
los trabajadores rurales contratados, tema del próximo capítulo.
2. Las prácticas complementarias del control
En el Alto Valle del Río Negro se inició en 1997, un proyecto piloto llamado "Uso
seguro de productos fitosanitarios y disposición final de envases vacíos". El proyecto prevé
entrenar y capacitar a los productores, vendedores, agrónomos y otros protagonistas de la
sanidad vegetal, en aspectos vinculados a los peligros del uso incorrecto de los plaguicidas y
también, en prácticas dirigidas a la disposición final adecuada de los envases vacíos de
agrotóxicos.
El proyecto es ejecutado por una Comisión integrada por el INTA, la Cámara
Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), la Cámara de Sanidad Agropecuaria y
Fertilizantes (CASAFE), el Consejo Profesional de Ingenieros Agrónomos (CPIA), las
Secretarías de Educación y de Ecología y Medio Ambiente de la Provincia de Río Negro, la
Cámara Valletana de Insumos Agropecuarios (CAVIA), y la Federación de Productores de
Fruta de Río Negro y Neuquén.
Los objetivos del Proyecto pueden ser sintetizados así: i) Difusión de la importancia y
beneficios del “Triple Lavado” de envases de agrotóxicos; ii) capacitación en el uso seguro y
disposición final de envases, incluyendo a docentes y capacitadores; iii) instalación y puesta
en funcionamiento de un Centro de Recepción y Procesamiento de Envases de Agrotóxicos y
de un sistema de recolección; iv) capacitación a personal de organismos públicos e
instituciones privadas en la prevención de emergencias por plaguicidas y v) asistencia a los
cuerpos médicos en aspectos de toxicología de plaguicidas.
En la Provincia de Mendoza hay un programa dirigido al almacenamiento seguro de
productos fitosanitarios y de tratamiento y eliminación de envases vacíos de agroquímicos,
ejecutado por ISCAMen y apoyado por CASAFE.
Otro aspecto que tiene diversos ángulos de consideración es la correcta aplicación del
plaguicida, que incluye la capacidad del operador y su seguridad, las dosificaciones y recetas
agronómicas y el estado de los equipos de aplicación y transporte. Además de la protección
del aplicador y su entorno por intoxicaciones, una correcta utilización del procedimiento tiene
dos impactos significativos: la eficacia del plaguicida y el ahorro de combustible, remedios y
horas de trabajo. Existe un programa del INTA dedicado al tema, ya que se considera que este
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53
Argentina
importante aspecto del control es deficitario en varios de sus rubros. En este Informe no se
profundizó la evaluación del tema aún cuando no se desconoce su importancia.
3. Resistencia de las plagas a los plaguicidas
Un aspecto importante a considerar en toda evaluación del uso de plaguicidas, es la
resistencia que adquieren determinadas especies hacia los plaguicidas aplicados para
combatirlas. La resistencia a plaguicidas es un fenómeno adquirido y complejo y, entre otras
causas, puede provenir, en una determinada población, de usos indebidos o inadecuados de los
agroquímicos. La tolerancia por el contrario, es innata. Hay un tema especial y poco
investigado, que se relaciona con estas propiedades: la posibilidad de “fuga” de genes
incorporados a los organismos genéticamente modificados para resistir a los herbicidas, hacia
las malezas, transfiriéndoles a éstas, su propia capacidad de resistencia. De este fenómeno no
se han encontrado evidencias fácticas ni bibliográficas precisas y concretas en la Argentina y
sólo referencias generales en otras fuentes de información internacionales.
En el caso de los herbicidas, y en especial del Glifosato aplicado en la soja y otros
cultivos, ya se han reportado numerosos casos de resistencia. En Chile, se detectó resistencia
en “rye grass” (Lolium multiflorum) en montes frutales en 1999; el fenómeno fue estudiado en
2003 y se lo atribuyó a las continuas e intensas aplicaciones de Glifosato en montes de los
árboles frutales 37. La bibliografía temática indica también casos de resistencia en otras
gramíneas, estudiados en Australia, Malasia, Sudáfrica, Israel y Estados Unidos (varios
estados). En una Reunión Regional de países latinoamericanos, sobre resistencia de malezas a
herbicidas 38, ya se alerta en 1997, por la aparición de este fenómeno, de sus indudables efectos
económicos negativos y del desconocimiento científico técnico del hecho, sumado a la falta de
difusión entre los extensionistas rurales y productores.
En otro rubro productivo, las zonas frutícolas del norte de la Patagonia y, en especial
en el Alto Valle del Río Negro, se determinó un aumento de la resistencia a los piretroides por
parte de la Carpocapsa. Esta resistencia también ha sido atribuida a una presión de selección
que se concreta por aumentos en las aplicaciones de los plaguicidas (mayores dosis y
repeticiones).
Investigaciones realizadas por el INTA Alto Valle determinaron resistencias siete
veces mayores en individuos de los montes frutales que en los criados a laboratorio. Esta
resistencia se restringe al piretroide más usado (Esfenvalerato) y no al Metilazinfós,
organofosforado de mayor difusión en el Valle. No obstante esto, no se debe descartar que
ocurra algo similar con el Metilazinfós, ya que se han reportado casos de resistencia a este
37
“Absorption, translocation and allocation of glyphosate in resistant and susceptible Chilean biotypes of Lolium
multiflorum”. Alejandro Pérez, Claudio Alistery, Marcelo Kogan. Ed. Escuela de Agronomía de la Pontificia Universidad
Católica de Chile.
38
Hecha con el auspicio de la FAO y la Universidad de San Pablo, Brasil, en Jaboticabal, 1997.
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54
Argentina
agroquímico en otros países (California, USA y Sudáfrica), como a otros plaguicidas y a
reguladores del crecimiento. Esta resistencia a los plaguicidas, es uno de las principales
razones para promover la adopción de prácticas alternativas en el control de las plagas.
C.
CONDICIONES DEL PRODUCTOR Y CONTROL DE PLAGAS
La adopción de las técnicas y prácticas de control de plagas está necesariamente
vinculada a las condiciones socioeconómicas de los productores y el grado general de
innovación tecnológica alcanzado y, por lo tanto, tanto los diagnósticos de las situaciones
fitosanitarias como los proyectos de inversión en sanidad vegetal, no pueden dejar de
considerar el desarrollo socioeconómico y tecnológico de las áreas objeto de intervención
pública. Para ilustrar lo afirmado se describen a continuación, algunas situaciones regionales.
1. La fruticultura del Alto Valle del Río Negro
El control de plagas en esta Región dedicada al cultivo de frutales para la exportación,
puede usarse como paradigma de la influencia de la situación económica de los productores y
la innovación técnica, en el control de las plagas. La fruticultura valletana, de enorme peso en
la economía provincial, sufre un estancamiento de su productividad y competitividad, en
especial para los rubros manzanas frescas y procesadas, con relación a otros países del
hemisferio sur. Desde 1980, el crecimiento sectorial en esos países ha sido de 21 %
(promedio), mientras que la fruticultura del Valle crecía a 4 %. En el caso de las peras la
situación no es tan desfavorable y, si bien el crecimiento también ha sido menor, la Argentina
conserva un papel de privilegio como productor y exportador.
Las causas del estancamiento pueden situarse en la falta de rentabilidad que tienen los
denominados “montes tradicionales de frutas”, consecuencia a su vez, del atraso tecnológico
de muchos pequeños y medianos productores. Estos montes se caracterizan por tener: i) una
baja densidad de plantación y bajos rindes, con relación a las formas más modernas de
conducción (Pej. “en espaldera”); ii) los árboles, por edad y manejo, han desarrollado gran
altura y frondosidad, elementos que dificultan las aplicaciones de plaguicidas y la cosecha y,
iii) tienen variedades de escaso valor comercial, por lo general manzanas “Red Delicious”. Las
frutas cosechadas de estos montes, sólo pueden acceder al mercado interno en fresco o deben
ser destinadas a las industrias juguera o sidrera, con precios pagados al productor
significativamente menores. Los costos de reconversión hacia las nuevas formas de
conducción y a la implantación de variedades más aceptables o aún, la pera, son inaccesibles a
los pequeños y medianos productores, sin una política de crédito subsidiado. Debe señalarse
que no existe actualmente en ejecución para la fruticultura del Alto Valle, un plan o programa
de desarrollo acordado entre los actores, con la inversión pública correspondiente, destinado a
retomar el crecimiento que caracterizó a la región hasta la década de los ’60. En este contexto,
pretender que todos los productores adopten formas innovadoras de control de plagas, como la
Técnica de la Confusión Sexual de alto costo inicial, es cuando menos, desacertada.
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55
Argentina
La erradicación de montes abandonados y en riesgo fitosanitario es una herramienta
concreta de control fitosanitario porque la remoción de esas plantas, elimina focos de
reinfestación de plagas y enfermedades, en las chacras linderas. A través de los años en que se
ha practicado la erradicación, se pudo comprobar técnicamente la diferencia en la efectividad
de los controles sanitarios en establecimientos vecinos, surgida de la reducción en la presión
de plaga por remoción de plantas afectadas.
Un “monte frutal abandonado” es aquel que reúne, en forma clara y notable,
condiciones predisponentes para el desarrollo de plagas y que es necesario erradicar, teniendo
en cuenta que el manejo correcto de dichas condiciones para favorecer el control, es el
establecido en las “Buenas prácticas de manejo del monte frutal para el control de
Carpocapsa” del Programa de Lucha contra la Carpocapsa aprobado por Resolución N° 335/00
de la Secretaría de Fruticultura de Río Negro 39. Un “monte en riesgo fitosanitario” es aquel
que reúne las siguientes condiciones predisponentes para el desarrollo de la plaga. El Cuadro
10 muestra la superficie de más de 2.500 ha que abarcan las dos condiciones en el Alto Valle;
representan un área significativa de fuentes de reinfestación y precisa ser sometida a la
erradicación de los frutales.
Cuadro 10
Montes identificados para erradicación
Localidad
Cinco Saltos
Cipolletti
Campo Grande
Allen
General Roca
Cervantes
Ing. Huergo
Villa Regina
TOTAL
Abandonado
180
231
329
68
41
65
71
630
1.615
En riesgo
110
79
110
92
35
181
88
280
975
Fuente: Fundación Barrera Patagónica FUNBAPA
Con frecuencia, al identificarse un monte en su condición de “abandonado” y decidirse
su erradicación, se tropieza con fuertes impedimentos legales (amparos dictados por jueces
provinciales) que tornan inconducente a la referida legislación. Toda política de sanidad
vegetal que pretenda la reducción de la prevalencia de la Carpocapsa en el Alto Valle, deberá
39
Las condiciones son: dos temporadas sin podar y, o sin ralear;;no haber efectuado el control de la plaga en el último año; no realizar las
prácticas culturales que favorezcan el control, de acuerdo a las buenas prácticas recomendadas por el Programa de Lucha contra Carpocapsa y
aprobadas por la Autoridad de Aplicación; tener en el monte frutal, plantas o ramas secas, consecuencia de stress hídrico por riegos
esporádicos o servicio de riego cortado por el Consorcio y, o, presencia de especies arbustivas y/o arbóreas y malezas; estar registrado como
en Riesgo Fitosanitario y/o Abandonado en el relevamiento fitosanitario del Programa de Lucha contra Carpocapsa; tener porcentaje de daño
en fruto mayor al veinte por ciento; no tener Cuaderno Fitosanitario o el mismo no ha sido llenado en los registros que hacen al seguimiento
del control de la plaga; tener denuncia ante el Programa de Lucha contra Carpocapsa (PLCC), Comisión Local de Lucha, ante Autoridad de
Aplicación del Decreto Ley Nº 6.704 o ante Autoridad de Aplicación de la Ley Provincial N º 3.106.
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Argentina
considerar inexorablemente la erradicación de “montes abandonados” y para ello, deberá
considerar el fortalecimiento de la legislación vigente.
Otro factor que actúa como obstáculo al control de la Carpocapsa es la forma de
conducción del monte, incluyendo en esto a la edad de las plantas. La forma “monte
tradicional” que tienen gran parte de los pequeños productores, con manzanos y perales de
más de 20 años, manejados con técnicas de poda obsoletos, resulta en árboles de gran altura
(más de 8 metros), a los cuales es casi imposible llegar a cubrir con las fumigaciones. Además
esa conducción favorece la existencia de lugares para permanencia de la Carpocapsa y
dificulta los tratos culturales de control. La forma “espaldera” además de facilitar la obtención
de una productividad mucho mayor del monte y frutos de mejor calidad, favorece la aplicación
de los plaguicidas por la reducida altura que alcanzan los árboles y por la disposición de las
ramas en forma abierta.
Es necesario destacar que en las plantaciones de peras se observa un mayor uso de los
nuevos sistemas de conducción, en tanto que no ocurre lo mismo con las de manzanas. En
efecto, el 57 % de la superficie cultivada con peras está conducido por medio de “espalderas”,
mientras que para las manzanas este porcentaje se reduce al 45 %. La superficie cultivada con
manzanas es, en un promedio, de 29.000 ha, bajo el sistema de conducción predominante
denominado “monte tradicional” y en segundo lugar, “espaldera”. La densidad de plantación
varía entre 200 y 500 plantas/hectárea.
La tasa de reemplazo por montes de nuevas variedades y con sistemas de plantación y
conducción más apropiados, ha sido reducida y coloca a la región por debajo de los patrones
de calidad internacionales, tanto en volumen promedio de producción como en rendimiento de
calidad exportable. Esta situación se agrava con la aparición, en los últimos quince años, de
nuevos competidores en el hemisferio sur. En la actualidad, el costo de la reconversión es
estimado en usd$/ha 4.500, cifra inaccesible para los pequeños productores y gran parte de los
medianos.
El INTA del Alto Valle validó y luego introdujo, en 1988, un sistema de vigilancia
para decidir la aplicación del control químico. Así se lograron reducir las aplicaciones de
insecticidas a lo necesario, pero manteniendo el sistema tradicional de fumigación, basado en
el poder residual de los agroquímicos 40. En promedio, las fumigaciones por campaña varían
entre 5 y 8 para pera y de 10 a 12 para manzana, según variedad, sistema de conducción,
presión de plaga y época de cosecha.
Es importante resaltar la vinculación que tienen con la situación económica: las
aplicaciones de agroquímicos son 30% del costo de producción y su valor es cotizado en
dólares. Ante una eventual caída de rentabilidad, se reducen las posibilidades de los
productores para adquirir los insumos de un control efectivo se restringe la aplicación de
40
Método termoacumulativo que relaciona un modelo fenológico de sumas de temperaturas a partir de un umbral, con la
biología de la especie a través de los llamados Carpogrados o Grados-día.
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57
Argentina
labores culturales (fertilización, poda, raleo de frutos y mantenimiento de maquinarias). Así,
puede establecerse una relación entre las utilidades económicas del complejo frutícola y el
incremento de la presencia de la plaga, observable a través de la venta real de productos
agroquímicos y los requerimientos teóricos que presentan la región y cada productor, para
llevar adelante un programa eficiente de control. El Cuadro 11 muestra la evolución de las
aplicaciones recomendadas y las realmente aplicadas, con la venta de insecticida
(Metilazinfós). En la temporada 2001/02 se observó una drástica reducción en las
fumigaciones, por restricciones económicas de los productores y por falta de plaguicidas en
los mercados y, en consecuencia, una mayor presencia de la plaga.
El método tradicional de control químico se hace mediante pulverizadores de alto
volumen que usan grandes caudales de agua para lograr la saturación de la planta (hasta punto
de goteo).
Cuadro 11
Uso de plaguicidas en el Alto Valle
Superficie controlada (has)
Sanidad recomendada: Dosis insecticida (kg/ ha)
Aplicaciones (N)
Programa teórico de aplicaciones, medido
En volumen de productos (t)
Aplicaciones efectuadas: Ventas de insecticida (t)
Estado de sanidad de frutas (%)
1996
1997
1998
1999
2000
50,000
50,000
50,000
50,000
50,000
3.5
3.5
3.5
3.5
3.5
5
5
5
5
5
875
875
875
875
875
650
750
650
440
350
74%
86%
74%
50%
40%
Fuente: FUNBAPA
El diagnóstico del estado de equipos y de su uso, sobre todo entre pequeños y
medianos productores es el siguiente:
− Equipos de pulverización mal calibrados, algunos obsoletos e inadecuadas
velocidades de tractor que se traducen en insuficientes volúmenes de aire de la
turbina y de agua pulverizada, hacen aplicaciones defectuosas.
− Raleo insuficiente o tardío que facilita la infestación donde hay exceso de
frutos juntos y malas prácticas de poda, árboles altos (más de 5 m), planos de
apuntalamiento excesivos o demasiado perpendiculares al pasaje del equipo
pulverizador.
− Elección inapropiada de la oportunidad del tratamiento por desconocimiento de
la biología de la plaga (hay escaso conocimiento del Umbral de Control);
realización de pulverizaciones bajo adversas condiciones del tiempo (excesivo
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58
Argentina
viento, horas de alta irradiación); elección inadecuada del plaguicida por falta
de conocimiento o capacitación en el uso de los mismos y falta de repetición de
la aplicaciones de plaguicidas, después de la ocurrencia de lluvias.
Los productores más evolucionados, entre ellos los “integrados”, por lo general usan
técnicas de control basadas en correctos criterios sanitarios, ambientales y económicos;
aplican incluso la moderna Técnica de la Confusión Sexual para la Carpocapsa. Debe
considerarse que estos productores, ya sea por tener “empresas integradas” (productoras,
empacadoras y exportadoras de frutas) o por estar asociados a exportadores, deben observar
rígidas normas de control de residuos de plaguicidas. Sin embargo, aún en este estrato de
productores, las normas de higiene y seguridad laboral no son observadas con el rigor que
exige la salud del trabajador rural.
Una estimación de información obtenida de diversos analistas y técnicos involucrados
en los quehaceres frutícolas del Alto Valle (50.000 ha en Río Negro y Neuquén) indican que 5
% del cultivo de peras y manzanas se efectúa bajo las normas y las prácticas de la producción
orgánica; 10 % se hace regida por las Buenas Prácticas Agrícolas recomendadas por la
EUREGAP 41; 45 % es responsabilidad directa o indirecta, de las empresas exportadoras que
manejan protocolos propios y 40 % no se acoge sistemáticamente a ningún sistema de calidad,
si bien gran parte comienza a observar las exigencias sobre residuos de plaguicidas.
2. La agricultura pampeana
En este caso puede resaltarse inicialmente la formidable innovación tecnológica que se
concretó en diez años con la siembra directa. Esta práctica a comienzos de los ‘90 cubría
menos de 100.000 has de la superficie sembrada en el País y en la campaña agrícola 2003/04,
alcanzó 15 millones de has. La adopción de esta tecnología no se restringe a sustituir el arado
de reja por la sembradora directa, sino que requiere un cambio de concepción del uso de los
recursos naturales y de la administración de la empresa.
No es de extrañar que en ese marco, el control de plagas haya tenido cambios también
y que se adoptaran prácticas como el monitoreo de plagas y la aplicación de plaguicidas sólo
cuando se supera el Umbral Económico del Daño, pero sin la extensión y cobertura necesarias
(ver ítem I.B.2.). Hay observadores que señalan que en la actualidad, la aplicación de
plaguicidas aún es realizada por muchos agricultores según el calendario, con dosis fijas y que
su intensidad depende básicamente del precio de los plaguicidas y la rentabilidad prevista del
cultivo tratado.
41
Asociación europea privada de empresas de comercialización minorista que posee principios y protocolos para frutas y
verduras de general aceptación.
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59
Argentina
3. La horti-fruticultura de los valles irrigados de Mendoza
Una situación similar de innovación técnica desigual se vive en esta Provincia, aún
cuando las condiciones generales de desarrollo no lo son. En términos del control de plagas
debe resaltarse la particularidad de que la uva fina se cultiva con plaguicidas de menor peligro
toxicológico y en dosis menores, que en la horticultura y la fruticultura.
Un estudio realizado en forma conjunta por el Departamento General de Irrigación y la
FAO, en la zona de Luján Sur, al oeste de la Provincia, resalta la escasa presencia que tienen
en el área, la transferencia de tecnología para la correcta aplicación de agroquímicos y la
promoción del Manejo Integrado de Plagas. El Estudio incluyó una encuesta entre los
productores del área que permitió, entre otros resultados, establecer estas conclusiones: i)
manejo inadecuado de los recursos naturales; ii) escasa eficiencia en el manejo de los cultivos
y adopción de tecnologías; iii) ineficientes sistemas de protección vegetal y uso incorrecto de
fertilizantes y, iv) selección inadecuada de semillas y otros medios de propagación 42. Sin
datos cuantitativos concretos, es posible indicar que hay preocupación en el ramo vitivinícola,
por la presencia de residuos de plaguicidas, en especial en los mostos concentrados y que
afectarían gravemente a las crecientes exportaciones actuales.
4. Las áreas frutihortícolas irrigadas de Lules y Tafi del Valle
Otro ejemplo ilustrativo es el uso de plaguicidas según diferentes tipos de productor, en
la Provincia de Tucumán 43. En las tierras de referencia, encuestas realizadas entre productores
señalan que se usan diversos tipos de plaguicidas, en estas proporciones: 86 % tiene poca a
leve toxicidad y 14% restante es moderadamente tóxico; sólo son muy tóxicos, entre los más
usados, el Bromuro de metilo, el Clorpirifós y el Metildemeton. Los productos de reducida a
media toxicidad son los que potencialmente pueden impactar en mayor grado a insectos
benéficos, medio acuático y fauna.
La técnica de aplicación más empleada es el equipo pulverizador manual o montado
sobre tractores o acoplados. Los sistemas de aplicación son fundamentalmente los de barra o
botalón de baja presión, y los de alta presión, llamados frecuentemente hidráulicos. Los
pulverizadores de bajo volumen y de ultra bajo volumen son menos utilizados, particularmente
estos últimos, dado que son pocos los plaguicidas adecuados a este tipo de aplicación.
Las derivas de producto fuera del área a tratar no son significativas en virtud de las
tecnologías de aplicación más generalizadas; las pulverizaciones aéreas no se utilizan en los
sistemas de producción considerados. En cítricos (prácticamente sólo cultivado en Lules),
90% de las aplicaciones de productos químicos (fungicidas cúpricos y organofosforados,
42
Estudio de Factibilidad “Modernización del Sistema de Riego Luján Sur”. Proyecto PNUD/ FAO/ARG/00/008 - Departamento General de
Irrigación. Mendoza, 2002.
43
Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental. Programa de Riego y Transformación Productiva. PROSAP, SAGPyA/BIRF Ppréstamo Nº
4150. Provincia de Tucumán, junio de 2001. En este trabajo se hizo una encuesta entre productores que, entre otros aspectos, permitió
analizar las formas de uso de los plaguicidas y sus efectos (dosis empleadas, frecuencias de aplicación, equipos).
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60
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Methialation) se realiza mediante la técnica de “chorreo” con aplicaciones de alto volumen,
6.000 a 8.000 litros de caldo por planta, con mangueras o tubos. Este modo ocasiona una alta
contaminación del suelo, la capa freática y el ambiente (se estima que 30% del caldo aplicado
se infiltra en el suelo). No se realiza el manejo integrado de plagas, monitoreo a campo ni se
usan métodos de aplicación de bajo volumen, con productos de baja toxicidad.
5. La citricultura en la Provincia de Corrientes
En las dos grandes zonas citrícolas de la Provincia (Bella Vista y Monte Caseros) se
han diferenciado cuatro grandes modelos productivos de cítricos: i) Familiar de Subsistencia
(278 productores); ii) Familiar Capitalizado (450 productores) y iii) Empresarial (120
productores) 44. Los primeros aplican plaguicidas en forma aleatoria, en función no sólo de la
presencia de las plagas sino también de la disponibilidad de recursos y del costo de los
plaguicidas. El proceso de aplicación no es articulado con los de los vecinos, pueden hacerse
en condiciones de tiempo desfavorables y hay un generalizado desconocimiento de la
fenología de los cultivos y el estado de las plagas como también, de los efectos tóxicos de los
plaguicidas.
El grupo Empresarial por el contrario, aplica los plaguicidas bajo asesoramiento
técnico de acuerdo a las prácticas previas de monitoreo de plagas, incluso atendiendo al
destino final de los envases y usando equipos, dosis y frecuencias adecuadas. Los Familiares
Capitalizados representan una situación intermedia: si bien emplean técnicas evolucionadas y
usan fertilizantes y principios activos de plaguicidas recomendados, lo hacen en dosis
inapropiadas y sin observar las condiciones atmosféricas conducentes a una aplicación eficaz y
eficiente. Estas condiciones se asemejan a las imperantes en la zona citrícola de Entre Ríos.
6. El cultivo del tabaco en Misiones
La mayor parte del tabaco cultivado se hace en pequeñas chacras no mayores de 25 ha,
por productores que se caracterizan por un bajo nivel de ingreso, escasa dotación de equipos,
mejoras y máquinas y falta de capacitación (incluso muchos son analfabetos)45. Aún cuando
hay un visible proceso de sustitución del tabaco por agricultura (cítricos en especial), esto es
reciente y difícilmente alcanzará a todos estos pequeños productores. Comprobando lo
expuesto por estudios y analistas de la cuestión de referencia, en entrevistas mantenidas por
esta Consultoría con tres productores, todos manifestaron que para ellos el tabaco tiene gran
importancia porque es el único cultivo de renta o comercial posible y además, le permite el
acceso a la Obra Social de la Cooperativa de Tabacaleros.
44
Estudio de Impacto Ambiental. Proyecto de Emergencia Fitosanitaria Reducción de la Prevalencia de la Mosca de los
Frutos en la Región Noreste. PROSAP/IICA. Buenos Aires, agosto 2003.
45
La superficie total dedicada a cultivos anuales era en 1988, de 49.990 ha, de las cuales casi 9.000 ha, eran de tabaco. Una
proporción de esa superficie, equivalente a 45 % era cultivada por productores de hasta 25 ha y 74 %, por dueños de chacras
de hasta 50 ha (Censo Nacional Agropecuario, 1988).
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61
Argentina
Estos productores tienen como base la mano de obra familiar y usan tracción animal en
sus prácticas. No es de extrañar el desconocimiento o negligencia que le dan a la protección
para la aplicación de plaguicidas. Además es común que guarden los plaguicidas y equipos de
aplicación en el mismo galpón dónde almacenan alimentos, hojas secas de tabaco, utensilios
del hogar y ropas. Si bien hay un cierto conocimiento de la peligrosidad de los agrotóxicos, la
mayoría no discierne las diferencias entre distintos principios activos.
D.
USO ACTUAL Y MERCADO DE PLAGUICIDAS EN LA ARGENTINA
La evolución del mercado de productos fitosanitarios en la última década muestra que:
i) hasta 1999 hubo un aumento en la demanda, en especial de los herbicidas; ii) en el periodo
2000 a 2002, ocurrió una caída en el total de ventas, debido a una recesión de casi cuatro años
que culminó en la grave crisis económica y política que vivió el País a fines de 2001 y, iii) en
2003 hubo una marcada recuperación equivalente a un crecimiento de 32 %, en la cantidad
total comercializada y de 9 %, en el valor monetario del mercado 46.
No obstante esa caída general, la cantidad física comerciada se ha triplicado en la
última década, con un aumento marcado de los insumos para la siembra directa (Cuadros 12 y
13). En efecto, el uso de plaguicidas en la última década está caracterizado por la
preeminencia de los herbicidas y, dentro de éstos, por el Glifosato que se aplica en la siembra
directa, en especial de la soja y en los barbechos químicos. A comienzos de los ’90, la
cantidad física de herbicidas vendidos era de 50 % del total y a comienzos de los 2000, llega a
80 % del total de plaguicidas. Los montos en valores monetarios no son tan distantes, lo que
habla de una caída de los precios. En 2001, el Glifosato representó 41 % del mercado total
(usd$ 246 y usd$ 603 millones respectivamente) y en 2002, abarcó 42 % (usd$ 240 y usd$ 566
millones).
Ha disminuido, desde 1996, la cantidad vendida de insecticidas; dentro de estos, la
caída de los organoclorados es mayor, debido a las prohibiciones (Anexo 2). También se
expandió el uso de los piretroides, plaguicidas menos agresivos con el medio en general, que
los organoclorados, los carbamatos y los organosfosforados. En el Cuadro 13, que muestra los
plaguicidas de mayor venta en el País, puede observarse que sólo cuatro principios activos,
entre veintisiete, tienen calificación de “Muy Tóxico”, Clase Ib según la OMS (ver Anexo 1):
Endosulfan, Metamidofós, Lambdacialtrina y Metilazinfós.
Sobre los principios activos citados como “muy tóxicos” debe agregarse que en fuentes
de reconocimiento universal como la ACGIH (American Conference of Governmental
46
Los datos del comercio de productos fitosanitarios provienen de las dos cámaras que agrupan a las empresas industriales del
ramo: CIAFA, Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos y CASAFE, Cámara de Sanidad
Agropecuaria y Fertilizantes. La primera agrupa a las empresas nacionales (25 % a 30 % del mercado) y la segunda a los
laboratorios extranjeros radicados en el País (75 % a 70 % del mercado).
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62
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Industries Hygienists) se indican los graves efectos que pueden tener sobre la salud humana,
incluso las sospechas de ser carcinogénicos (ver próximo capítulo).
El mercado de productos fitosanitarios de Argentina tiene esta composición por
origen: 27 % formulado en el País, con principios activos importados; 43 % importado
(terminado o fraccionado en el País) y 30 % producido localmente (al menos una reacción
química). En términos monetarios, la producción de plaguicidas es un negocio anual de usd$
615 millones, contabilizando sólo la producción de los laboratorios que congrega CASAFE
(75 % del mercado argentino). Debe acotarse que, con la devaluación producida en el 2002,
cambiaron las condiciones del mercado y, en especial, las de la importación de agroquímicos;
así, creció el ingreso al País, de principios activos y productos fitosanitarios de marcas poco
reconocidas o con escaso respaldo técnico y calidad certificada, a precios menores que los
producidos localmente. En esta línea es posible sugerir que el SENASA debería fortalecer sus
procedimientos para la fiscalización de la condición de genuino de los plaguicidas
(adulteraciones, composición, proporción del principio activo).
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63
Argentina
Cuadro 12
Mercado argentino de fitosanitarios (1991 – 2003)
(Valores en usd$ millones y kg/l millones)
Años
Herbicidas
Insecticidas
Fungicidas
Varios
TOTALES
kg ó l
usd$
kg ó l
usd$
kg ó l
Usd$
Kg ó l
Usd$
kg ó l
Usd$
1991
20
192
9
60
6
24
4
8
39
286
1992
23
230
10
68
8
29
5
10
46
336
1993
26
293
10
70
8
33
6
10
50
406
1994
32
375
12
96
8
37
7
13
59
521
1995
42
448
14
115
8
45
9
18
73
626
1996
58
545
22
154
9
65
11
27
100
792
1997
76
635
25
179
10
83
14
27
124
925
1998
92
535
22
143
9
81
8
17
132
777
1999
97
448
15
93
8
68
7
14
127
623
2000
118
451
14
92
10
79
6
12
148
635
2001
112
400
16
100
10
92
5
11
143
603
2002
115
409
14
94
7
57
5
8
141
568
2003
159
454
15
95
8
58
5
8
187
615
Nota: En esta estadística no están incluidos los acaricidas ni los curasemillas
Fuente: Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE). Las ventas indicadas corresponden a las empresas
asociadas a esta Cámara que abarcan entre 75% y 70% del mercado de productos fitosanitarios del País.
Cuadro 13
Plaguicidas más vendidos
(Año 2002)
Tipo
Producto
Ventas
(usd$
millón)
235
19
17
16
13
11
Herbicida
Herbicida
Insecticida
Insecticida
Herbicida
Insecticida
Glifosato
Atrazina
Endosulfan
Cipermetrina
2,4 D Ester
Clorpirifós
Fungicida
Fungicida
Herbicida
Herbicida
Herbicida
Herbicida
Fungicida
Mancozeb
Epoxiconazole
TM Acetoclor
Acetoclor
Dicamba
Flurocloridona
Tebuconazole
8
8
7
6
6
6
5
Curasemilla
Insecticida
Curasemilla
Herbicida
Herbicida
Fungicida
Insecticida
Curasemilla
Insecticida
Acaricida
Curasemilla
Fungicida
Fungicida
Carbendazim
Metamidofós
Imidacloroprid
Metacloro/atrazina
Imazetapyr
Carbendazim
Lambdacialtrina
Carboxim y tiram
Metilazinfós
Aceites
Tiram
Propiconazole
Oxicloruro cobre
5
5
4
4
4
4
4
4
3
3
3
3
3
Toxicidad
No tóxico, Clase IV (ligeramente tóxico para aves y peces y no tóxico para abejas).
Dos formulaciones: Moderadamente tóxico Clase II y no tóxico, Clase IV.
Muy tóxico, Clase Ib (Muy tóxico en peces y moderado para aves y abejas).
Moderadamente tóxico, Clase II (Muy tóxico para peces y moderado en abejas y aves).
Moderadamente tóxico, Clase II (no tóxico en aves y ligeramente tóxico para abejas).
Tres formulaciones: Moderadamente tóxico, Clase II; poco tóxico, Clase III y no tóxico,
Clase IV (muy tóxico para abejas y aves y extremado para peces).
Poco tóxico, Clase III (no tóxico en abejas y aves y moderadamente tóxico para peces).
No tóxico, Clase IV (muy tóxico para peces y no tóxico para aves y abejas)
Moderadamente tóxico, Clase II (no tóxico para abejas y moderado para peces y aves).
Moderadamente tóxico, Clase II (Moderadamente tóxico para peces).
No tóxico, Clase IV
Moderadamente tóxico, Clase II (no tóxico para abejas y moderado para peces y aves).
Dos formulas: Tóxico moderado, Clase II y no tóxico, Clase IV (No tóxico en abejas y
moderado para peces).
No tóxico, Clase IV (no tóxico para aves y abejas y ligeramente, para peces ).
Muy tóxico Clase Ib (altamente tóxico para abejas y aves y ligeramente para peces).
Moderadamente tóxico, Clase II (altamente tóxico en abejas y aves y poco para peces).
Poco tóxico, Clase III (no tóxico para abejas y aves y ligeramente para peces).
No tóxico, Clase IV (no tóxico para abejas peces y aves).
No tóxico, Clase IV (no tóxico para abejas y aves y poco para peces).
Muy tóxico Clase Ib (Muy tóxico en abejas y peces y ligero para aves).
No tóxico, Clase IV (moderado para peces y no tóxico para aves y abejas).
Muy tóxico Clase Ib (altamente tóxico para abejas, aves y peces).
No tóxico, Clase IV.
Moderadamente tóxico, Clase II (poco tóxico en abejas y moderado para aves y peces).
Poco tóxico, Clase III (no tóxico para aves y ligeramente para peces y abejas).
No tóxico, Clase IV (no tóxico para abejas y moderado para peces).
Fuente: CASAFE. La clasificación toxicológica es de la Organización Mundial de la Salud (ver Anexo 1).
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Capítulo II
EFECTOS DEL CONTROL DE PLAGAS
Y DEL USO DE PLAGUICIDAS
En este capítulo se analiza la “otra cara” del control fitosanitario: los perjuicios que
potencialmente puede causar en la salud humana y en el ambiente. El foco principal ha sido
puesto en la exposición de las personas a los plaguicidas, potencial causante de intoxicaciones
en el hombre por distintas vías directas (fumigadores, obreros de laboratorios, derivas de
fumigaciones aéreas y terrestres) y caminos indirectos (contaminación de aguas subterráneas
destinadas a la bebida o residuos de plaguicidas en los alimentos). Se ha considerado también
el impacto de los plaguicidas en el medio biofísico, como agente que puede provocar
desequilibrios ecológicos generalizados, alteración de cadenas tróficas, reducción de la
biodiversidad y otros efectos negativos que pueden atentar contra las condiciones de los
recursos naturales y los ecosistemas en general.
A.
PLAGUICIDAS: EXPOSICION E INTOXICACION DE PERSONAS
1. Tipos de intoxicaciones y toxicidad de los plaguicidas
Las exposiciones de personas a los plaguicidas pueden resumirse en dos: i) las
intencionales (suicidios y homicidios) y ii) las no intencionales, que pueden dividirse en las
profesionales (las que sufre el trabajador rural) o casuales (las que afectan por ejemplo, a la
población de los pequeños pueblos, aledaños a cultivos que reciben aplicaciones de
plaguicidas). Estas exposiciones pueden conducir a intoxicaciones agudas (dosis masivas en
corto tiempo) o a crónicas, por exposiciones prolongadas aunque a dosis bajas, sin
sintomatología clara. Estas últimas son las más frecuentes y las que presentan mayores
dificultades para el diagnóstico o para la denuncia por parte del afectado; dentro de esta
categoría, habría que incluir a la ingestión regular de plaguicidas, vía alimentos con residuos.
Hay determinaciones de las dosis letales para el humano de cada principio activo de los
plaguicidas como muestra el Cuadro 14. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define
el grado de peligrosidad según la dosis letal media (DL50), que es la cantidad del plaguicida,
en mg/kg/día, que produce la muerte en la mitad de los animales experimentales 47. Según la
OMS no existe ningún plaguicida que carezca de toxicidad. En el Anexo 2 está la lista de los
principios activos que tienen uso prohibido o restringido en la Argentina, de acuerdo a las
normas del SENASA.
47
Organización Mundial de la Salud (OMS - WHO): The WHO recommended classification of pesticides by hazard and
guideline to classification. WHO / VBC / 88 , 1988-1989).
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65
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Las intoxicaciones crónicas ocurren por exposiciones prolongadas aunque a dosis
bajas, sin manifestaciones iniciales de salud alterada. Son las más frecuentes y las que
presentan mayores dificultades para el diagnóstico o la denuncia por parte del afectado; dentro
de esta categoría, hay que agregar a la ingestión regular de plaguicidas vía alimentos. Debe
considerarse por último, que pueden ocurrir intoxicaciones agudas o crónicas por las
impurezas o coadyuvantes que tienen los formulados de los plaguicidas.
Cuadro 14
Clasificación de la toxicidad de los plaguicidas
Clase
Ia
Ib
II
III
Extremadamente peligroso
Altamente peligroso
Moderadamente peligroso
Ligeramente peligroso
Dosis letal – DL50
Oral
Dosis letal - DL50
Dérmica
Sólido
(en mg/kg)
Líquido
(en mg/kg)
(Sólido
en mg/kg)
Líquido
(en mg/kg)
<5
5 – 10
50 – 500
>500
< 20
20 – 200
200-2000
> 2000
< 10
10 – 100
100 – 1000
> 1000
< 40
40 -100
400 – 4000
> 4000
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS - WHO).
De los plaguicidas considerados como peligrosos y que más se venden y usan en la
Argentina, señalados en el Cuadro 9, hay que agregar, con relación a la salud humana, que los
organofosforados (Metilazinfós, Metamidofós, Clorpirifós) y los carbamatos (Carbaryl)
producen inhibición de la enzima colinesterásica y por lo tanto, afectan a la transmisión de los
impulsos nerviosos y así se desorganiza el sistema nervioso central y por asfixia, se puede
producir hasta la muerte de la persona con intoxicación aguda; no hay en general, acciones
acumulativas y la capacidad de la enzima luego de la exposición se reconstruye. Los
piretroides pueden producir daños en el sistema nervioso central o en el periférico y tampoco
hay evidencias de acumulación y enfermedades crónicas. Los organoclorados son fuertes
neurotóxicos, de variada sintomatología; el efecto destacable es su alta persistencia en el
ambiente y la acumulación en los organismos vivos, hecho que ha llevado a la prohibición del
uso de estos plaguicidas. En la Argentina, el Endosulfan, efectivo como pocos insecticidas
contra el Pulgón de la soja, está registrado como éster del ácido sulfuroso aunque otros
registros y vademécum de diferentes organismos e instituciones, lo consideran un
organoclorado por ser un compuesto orgánico, con seis átomos de cloro en su molécula. Este
principio activo junto al Clorpirifós y el Carbaryl, son considerados “sospechosos” de ser
cancerígenos por la ACGIH (American Conference of Governmental Industries Hygienists).
Es necesario agregar que existe una cuestión de difícil comprobación pero de enorme
importancia para la salud de la población y la inocuidad de los alimentos: el comercio ilícito
de plaguicidas prohibidos o el desvío de ciertos productos hacia otros usos no autorizados. En
un documento del Programa Nacional de Riesgos Químicos, del Ministerio de Salud, se
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66
Argentina
identifican a los siguientes principios activos como principales objetos actuales de comercio
ilegal y desvíos en la Argentina: Pentaclorofenol, Parathión, DDT, HCH y Talio 48. Se
menciona también el uso del Alar (Daminozide, fitorregulador), en los montes frutales. Este
producto es de uso prohibido en prácticamente todos los países. En el caso de la fruta del Alto
Valle, se han encontrado residuos en las manzanas destinadas a la industria sidrera; la fruta de
exportación y la destinada a jugos, también exportables, tienen controles más severos.
La Argentina es signataria del Convenio de Rotterdam sobre Procedimientos de
Consentimiento Fundamentado Previo, aplicable a plaguicidas y productos químicos
peligrosos objetos del comercio internacional. En primer lugar, debe señalarse que todos los
principios activos prohibidos o de uso restringido por el Convenio, ya lo estaban en la
Argentina (Anexo 2). El principal fin del Convenio es promover la responsabilidad compartida
de los países, en el comercio de productos químicos peligrosos, para proteger a la salud
humana y al medio ambiente. Se considera que así se contribuye a: i) una utilización
ambientalmente adecuada de los productos citados; ii) al intercambio de información acerca de
sus propiedades y potenciales impactos y iii) al establecimiento de procedimientos nacionales
de adopción de decisiones sobre importación y exportación, difundiéndolas a todas las partes
signatarias del Convenio.
2. Intoxicaciones de personas por plaguicidas
No hay información epidemiológica o registros de los perjuicios de los plaguicidas en
la salud humana, acorde a la importancia del tema. Los existentes se refieren a las
exposiciones agudas (intencionales o no) aunque se considere que, en el caso de los
plaguicidas, las situaciones de toxicidad crónica pueden ser de mayor ocurrencia y de
diagnóstico más complejo.
En la busca de información sobre intoxicaciones a través de los registros, se puede
tropezar con numerosos obstáculos: i) no hay registros sistemáticos de intoxicaciones
crónicas; sólo de agudas y parciales e incompletas; ii) bajo la denominación de plaguicidas se
incorporan a las listas, intoxicaciones causadas desde raticidas para uso hogareño hasta por
insecticidas organofosforados como el Metilazinfós, pasando por los curasemillas, los
desinfectantes para las fumigaciones urbanas y los principios activos para fumigación del
suelo y, iii) en el caso concreto de las intoxicaciones de personas, la cobertura de registro de
intoxicaciones abarca sólo estaciones sanitarias de centros urbanos 49. Así, es frecuente
observar, en los medios de comunicación masiva y aún en estudios y análisis de mayor
profundidad técnica, una adjudicación errada o intencionadamente distorsionada, a los
48
“Perfil Nacional de Gestión de Sustancias Químicas” del Programa Nacional de Riesgos Químicos, creado por la
Resolución Nº 527, del año 2000, del Ministerio de Salud.
49
Algo similar ocurre para la contaminación del agua: suele señalarse como fuente, bajo el rótulo agroquímicos, a la
contaminación con nitritos que pueden provenir de efluentes domésticos, plaguicidas, fertilizantes o descargas de corrales de
cría de animales.
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67
Argentina
orígenes de episodios de contaminación o intoxicación; en este caso de referencia, al uso de
plaguicidas en los predios cultivados.
a) Los registros nacionales de intoxicaciones
Hay tres fuentes de información importantes de alcance nacional, sobre casos de
intoxicación agudas por plaguicidas: el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica
(SINAVE) y el Programa Nacional de Prevención y Control de Intoxicaciones, ambos
pertenecientes al Ministerio de Salud y descritos a continuación y la Superintendencia de
Riesgos del Trabajo, relacionada con el Ministerio de Trabajo y objeto del próximo ítem II.C.
En el ámbito del Programa Nacional de Prevención y Control de Intoxicaciones, se
editan desde 2002, los Informes Estadísticos de Consultas Toxicológicas, registradas por los
Centros de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológica de la Argentina
(CIAATs) 50. Dentro de esta información sistemática y que procura cubrir todo el País,
pueden extraerse datos sobre ocurrencia de exposiciones a plaguicidas, con una serie de
consideraciones sobre los límites y alcances de esta información: i) es información
proveniente de consultas telefónicas (70 % de los casos) y personales (30 %) y no de
notificaciones de profesionales o institutos médicos; ii) los CIAATs están todos situados en
centros urbanos aunque pueden recoger denuncias del medio rural y, iii) sólo son consultas
sobre casos agudos.
En el año 2000, sobre 109.753 consultas por intoxicaciones, clasificadas por el tipo de
aplicación del tóxico, 2.185 casos (2 %) respondían a plaguicidas de uso agrícola; 3.077 (3 %)
a agroquímicos no plaguicidas y 12.976 (12 %) a plaguicidas domésticos. En el año 2001, la
proporción de casos consultados por intoxicación con plaguicidas agrícolas y domésticos
guardó la misma proporción: 2 % (1.903 casos) y 12 % (11.309) respectivamente; los casos
con agroquímicos no plaguicidas bajaron a 2 % (2.222). Para el año 2001, las estadísticas de
mortalidad indican 67 casos atribuidos a plaguicidas (sin discriminar domésticos y agrícolas)
de los cuales 11 fueron accidentales (16 %), 39 suicidios (58 %) y 17 indeterminados (25
%) 51.
Según los Boletines Epidemiológicos del SINAVE, que recogen información de
notificaciones médicas, en el año 2001 hubo en el País 1.703 notificaciones individuales por
patologías en brotes, debidas a pesticidas en general; la mitad de ellas ocurrieron en Jujuy y
Salta. En el año 2002, sólo hubo 684, también guardando la misma proporción para Salta y
Jujuy, probablemente a problemas surgidos en el manejo de los plaguicidas para el cultivo y
procesamiento del tabaco.
50
51
Hay 21 CIAATs en siete provincias, todos situados en los centros de atención de la salud pública, nacionales y provinciales.
Dirección de Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud.
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68
Argentina
La importancia de los Registros del SINAVE es que recogen información sobre
Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), potencialmente causadas por
microorganismos patógenos o residuos de plaguicidas. En el año 2000 fueron reportados 36
brotes involucrando a 1.891 personas. Se identificó el agente etiológico en 81 % de los casos y
dentro de estos, en 82 % de los casos, los alimentos causantes no fueron verduras sino carnes
de cerdo, huevos, reposterías o lácteos. Más de 50 % de los casos, el agente fue Salmonella y
Triquinella.
Para todas esas fuentes de información, diversos estudios indican importantes
subdiagnósticos de las intoxicaciones por un conjunto de razones entre ellas, la inespecificidad
de los síntomas, falta de capacidad y/o entrenamiento en los profesionales que las atienden y
falta de transparencia en el manejo de la información 52. Debe agregarse una cuestión dificil de
demostrar con datos: en opinión de este Autor, hay una marcada desconfianza en la población
hacia las seguridades que brinda el sistema jurídico del país, en especial en sus
procedimientos; a esto hay que agregar la enorme ineficiencia de los trámites judiciales
(demoras, incomodidad). Así, no es de extrañar, una escasa frecuencia de denuncias de
intoxicaciones que, por su gravedad, puedan exigir un trámite policial y posteriormente
judicial.
A modo de resumen de la información de los relevamientos presentados, se agregan las
principales conclusiones del Seminario Taller sobre Intoxicaciones por Plaguicidas y
Armonización en la Recolección de Información 53.
i) En la mayoría de los países, la información existente no evidencia la
magnitud real del problema en salud y ambiente, lo cual no ha permitido
orientar el desarrollo de políticas sanitarias para avanzar en la resolución de
este problema emergente en la Región.
ii) Los sistemas de vigilancia o de información que actualmente existen en los
países de la Región, presentan un problema importante de subregistro, el cual
contempla tanto el subdiagnóstico como la subnotificación. Dentro de estos
problemas se encuentran factores como:
- Desconocimiento por parte de la población respecto de los daños a la
salud producidos por estos tóxicos y medidas de prevención de los
mismos.
- Déficit en la información del equipo de salud para la detección, manejo
y prevención de las intoxicaciones por plaguicidas.
52
“Intoxicaciones por plaguicidas en la Argentina”. García, Susana; Bobi, Graciela; Moreno, Inés; Eiman, Mirtha; Digón,
Ana y deTitto, Ernesto. Taller Internacional sobre Intoxicaciones por Plaguicidas. Programa Nacional de Prevención y
Control de las Intoxicaciones, Ministerio de Salud. Buenos Aires, noviembre, 2003.
53
Seminario Taller Internacional Intoxicación por Plaguicidas y Armonización en la Recolección de la Información
Buenos Aires, noviembre 2003.
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69
Argentina
- No existe una fácil accesibilidad a los servicios de salud debido a
múltiples factores.
- No existe obligatoriedad de la notificación de las intoxicaciones por
plaguicidas en el ámbito nacional en la mayoría de los países
participantes.
- La investigación de estos problemas de salud en la Región es escasa y
difícil debido a la falta de apoyo y de recursos para su desarrollo.
Por último, debe agregarse que la prohibición dictada en el País, para el uso de gran
parte de los plaguicidas organoclorados y el Paratión (organofosforado), hizo que bajaran las
muertes ocasionadas por intoxicaciones agudas con plaguicidas. Así lo reporta, entre otras
fuentes, un informe del Servicio de Toxicología del Hospital de Niños de Rosario, uno de los
organismos más reconocidos en investigación, prevención y atención de intoxicaciones del
País 54.
b) Intoxicaciones en la Provincia de Mendoza
Los resultados del Registro de Consultas por Intoxicaciones de toda la Provincia,
elaborado con métodos ahora similares al nacional, se muestran en el Cuadro 15. Las consultas
son tomadas por hospitales, salas de primeros auxilios y otros centros sanitarios, sin registro
del lugar donde se produjo el hecho. Esta actividad es desarrollada por el ISCAMen, en
conjunto con el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Provincia.
Cuadro 15
Intoxicaciones por agroquímicos
en la Provincia de Mendoza
Agente
Totales
Agroquímicos (% del total)
Organofosforados
Raticidas
Otros
Desconocidos
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
1.804
262 (15)
4
36
84
138
1.451
237 (16)
4
41
63
129
1.196
308 (26)
7
34
56
211
1.309
216 (17)
66
29
54
66
1.362
245 (18)
65
55
66
59
1.378
147 (11)
59
34
42
6
1.333
171 (13)
57
42
39
33
Fuente: “Evolución de intoxicaciones con agroquímicos en la Provincia de Mendoza”. ISCAMen, 2003.
La lectura del Cuadro 15 y del Informe que lo contiene, permiten las siguientes
conclusiones: i ) los casos debidos a agroquímicos oscilan alrededor del 16 % del total; ii) el
Informe indica que los casos urbanos son similares a los del medio rural; iii) se verificó una
influencia en el número de los causados por raticidas, debido a la lucha contra los brotes de
54
“Efectos de los plaguicidas”. Piola, Juan Carlos. Campo y desarrollo, año 1, Nº 13, 1999. Sitio Web: www.sertox.com.ar.
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70
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Hantavirus; iv) está aumentando los casos por organofosforados; v) las edades más proclives
son las de uno a cuatro años y vi) los casos de intoxicación con agroquímicos del medio rural
casi igualan a los acaecidos en la ciudad: 53 % y 47 % respectivamente.
Reuniones mantenidas por esta Consultoría, con el personal técnico del ISCAMen,
permiten concluir que una elevada proporción de las intoxicaciones ocurren por un inadecuado
manipuleo, uso y destino final de los envases de plaguicidas55. Debido a estas constataciones,
el Instituto ha puesto en marcha un proyecto denominado: "Tratamiento y eliminación de
envases vacíos de agroquímicos”. El Proyecto además de brindar capacitación y asistencia
técnica, mantiene centros de acopio en los principales centros de servicios para la producción
agrícola de la Provincia.
c) Intoxicaciones en el Alto Valle (Provincia de Río Negro)
El Laboratorio de Investigaciones Bioquímicas, Químicas y Medio Ambiente
(LIBIQUIMA) realizó, de 1984 a 1986, una serie de estudios sobre personas expuestas a
plaguicidas por su condición laboral 56. Se evaluaron registros médicos de tres grupos de
personas de 20 a 60 años de edad: Grupo I (control): 37 voluntarios sin exposición laboral ni
accidental a plaguicidas; Grupo II: 51 trabajadores rurales dedicados a la fumigación y
cosecha de peras y manzanas y Grupo III: 60 empleados de galpones de empaque de frutas.
Los resultados, expuestos en el Cuadro 16 muestran, en forma clara, la mayor frecuencia de
síntomas de intoxicación en los trabajadores rurales y los empacadores; en ambos casos, esa
sintomatología desapareció al poco tiempo de finalizar la exposición.
Cuadro 16
Alteraciones reportadas por exposición laboral a plaguicidas
Signos y síntomas
Muscarínicos ( lagrimeo, diarreas, dolor de panza).
Nicotínicos (temblores y debilidad muscular).
Alteración del sistema nervioso central (ansiedad,
insomnio, cefaleas recurrentes)
Dermatitis alérgicas
Alteraciones en las vías respiratorias (infecciones,
bronquitis, infecciones)
55
Grupo I
(%)
<5
<5
<5
Grupo II
(%)
59
40
35
Grupo III
(%)
18
30
50
5
11
14
21
23
30
Este Consultor hizo el Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto “Modernización del Sistema de Riego Luján Sur” Proyecto PNUD/ FAO/ARG/00/008 - Departamento General de Irrigación. Mendoza, 2002.
56
La información de esos estudios y otros datos no menos importantes de este Informe, fueron extraídos de la “Evaluación
Técnico Económica del Impacto de la Carpocapsa en la Producción de de Frutas de Pepita de la Norpatagonia Argentina”.
Villareal, P.; Tappatá, A.; Magnarelli, G.; Tamburo, L.; Cartes, C.; y Villegas, M. Ed. Univ. Del Comahue, SAGPyA,
SENASA, Gobiernos de las Provincias de R. Negro, La Pampa y Neuquén, Federación de Productores de Frutas de R. Negro
y Neuquén y Cámara Argentina de Fruticultores Integrados. Junio, 2003.
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71
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Sobre dos de esos grupos (I control y II trabajadores rurales), se hizo una
determinación de la actividad de la colinesterasa eritrocitaria, usual bioindicador de la
intoxicación por carbamatos y organofosforados y se identificó un fuerte signo de la inhibición
de la actividad de la enzima en los trabajadores que disminuyó hacia el fin de sus tareas de
fumigación y cosecha. Un estudio hecho también en el ámbito del LIBIQUIMA, muestra
alteraciones morfológicas significativas en los glóbulos rojos de los fumigadores de los
montes frutales del Alto Valle, con efectos negativos en la velocidad de difusión del oxígeno y
del transporte de las hormonas esteroidales.
Por último, los registros de intoxicaciones del Hospital de Cipolletti, que cubre gran
parte de la población del Alto Valle, muestran los siguientes resultados: i) año 2001, tres casos
debidos a plaguicidas sobre un total de 44 intoxicados y, ii) año 2002: un caso sobre 30. Debe
aclararse que son casos de intoxicación aguda y que no tienen identificación del lugar de
residencia del afectado.
d) Intoxicaciones en la Provincia de Misiones
En el Perfil Nacional de Gestión de Sustancias Químicas, se hace mención como
ejemplo de intoxicaciones crónicas al caso de los trabajadores tabacaleros y las poblaciones
aledañas a los cultivos, en la Provincia de Misiones 57. Según el Perfil citado, se detectó, en
observaciones comenzadas en el año 1996, un incremento en la ocurrencia de leucemias,
malformaciones congénitas y abortos, hecho de amplia repercusión en los medios de
comunicación, la población y los organismos del Estado Provincial. En el caso específico de la
leucemia, el Ministerio de Salud de la provincia de Misiones descubrió una dispersión
territorial de esta enfermedad, coincidente con la distribución espacial del cultivo de tabaco en
la Provincia.
Otro estudio, hecho en el mismo ámbito, determinaciones de colinesterasas sérica y
eritrocitaria entre productores tabacaleros de la Colonia Aurora, expuestos a plaguicidas
organofosforados. El estudio arrojó resultados significativos sobre la disminución de las
colinesterasas en sangre, aún cuando los autores indican una serie de problemas ocurridos en
el curso de la investigación y que debería mejorar la precisión de los datos obtenidos 58.
3. La toxicidad del herbicida Glifosato
Este herbicida, de enorme difusión en la Argentina debido a su uso en la siembra
directa de soja, merece consideraciones particulares. Del análisis de la literatura sobre las
57
“Perfil Nacional de Gestión de Sustancias Químicas” del Programa Nacional de Riesgos Químicos, creado por la
Resolución Nº 527, del año 2000, del Ministerio de Salud.
58
Informe final: “Determinaciones de valores de colinesterasa sérica y eritrocitaria en colonos tabacaleros expuestos a
plaguicidas organofosforados”. González, C.; Fernández, G.; Quiroga, A. y Pergher, G. Plan Nacional de Gestión de
Sustancias Químicas, Ministerio de Salud, 1999.
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72
Argentina
propiedades del Glifosato, puede concluirse que cuando es aplicado de acuerdo a las dosis,
repeticiones y normas de carencias prescriptas, tiene un bajo riesgo de toxicidad para el ser
humano; sin embargo, puede tener impactos negativos en la biota, en especial en la fauna
acuática 59. Hay muchos informes sobre el uso del Glifosato como elemento en la lucha contra
el cultivo ilegal de la marihuana, donde se señala el efecto negativo de las sustancias que
acompañan al Glifosato, como surfactantes y otros plaguicidas.
Los estudios sobre movilidad del Glifosato en el suelo concluyen en general, que es
fuertemente adsorbido en el horizonte superficial del suelo y que la contaminación de los
acuíferos subyacentes, sólo puede concretarse por efectos de macrodispersión en grandes
poros. Hay indicaciones de posibles impactos perjudiciales indirectos en el equilibrio del
hábitat, por alteraciones de las cadenas tróficas (eliminación de semillas para aves, néctar para
abejas). Para los vertebrados adultos es menos tóxico que la mayoría de los plaguicidas
habitualmente usados, siempre que sea aplicado en las dosis recomendadas.
B.
HIGIENE Y SEGURIDAD DEL TRABAJADOR RURAL
La seguridad frente a los peligros de plaguicidas para la gente que trabaja es débil, aún
cuando esté formalmente amparada por las Leyes Nacionales Nº 19.875 “Higiene y Seguridad
del Trabajo”(Decreto Reglamentario Nº 351/79) y Nº 24.577 “Riesgos del Trabajo” y por el
Decreto Nº 617/97 “Reglamento de higiene y seguridad para la actividad agraria” 60. Pero en la
Argentina, donde el ingreso y los derechos sociales de los trabajadores se están deteriorando
desde la década del ’50, la gente del campo vive particulares condiciones de inseguridad y de
falta de higiene, en especial con relación a la exposición a los plaguicidas.
La situación en la agricultura es difícil de evaluar en primer lugar, por falta de
información y por distorsiones en la apreciación de la condición de accidentado o enfermo del
trabajador por la parte de la Ley vigente. Desde la promulgación de la Ley Nº 24.577, sólo se
reportan los accidentes registrados por las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART),
sufridos por los trabajadores asegurados por los empleadores (trabajadores “en blanco”) y
queda sin contabilizar, el accidente del trabajador “en negro” o no registrado.
En la Argentina, la población rural económicamente activa (PEA) del año 2001 era de
1.359.241 y en el año 1991, de 1.364.870 (46 % asalariados) 61. Hay en la actualidad (datos del
setiembre de 2003), 248.036 trabajadores asegurados en el sector de actividad “agricultura,
59
Es habitual escuchar y leer en notas periodísticas de medios de comunicación argentinos, afirmaciones de personas
relacionadas con el sector agropecuario sobre la inocuidad total del Glifosato (“en menos tóxico que la sal común”). Esta
afirmación, además de ser un poco tonta y sin gracia, es representativa del fundamentalismo con que se manejan ciertos
debates, en perjuicio de la población lega en los temas y en la obtención de soluciones para el bien común. El caso
paradigmático es la soja: o es la “bestia del Apocalipsis para los argentinos, o solucionará todos sus problemas sin costo
alguno”.
60
Hay un proyecto de ley en el Congreso Nacional para unificar esa normativa con beneficios para el trabajador rural.
61
Censos de Población y Vivienda de 1991 y 2001(INDEC).
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73
Argentina
caza, silvicultura y pesca” 62. Las aseguradoras trabajan fundamentalmente con denominado
“accidente de trabajo”, que equivaldría a la intoxicación aguda y no con las “enfermedades
profesionales”, que corresponden, entre otras, a la intoxicación crónica. En estas condiciones,
la intoxicación crónica queda enmascarada para los registros oficiales y para agravar la
situación, a esto se une la dificultad en diagnosticarla y la ignorancia de los trabajadores
rurales y mismo de los agentes de salud pública, en el tema.
Las estadísticas que publica la Superintendencia del Riesgos del Trabajo (SRT –
Ministerio de Trabajo), son la tercera fuente relevante de datos sobre las intoxicaciones en el
agro para todo el país. En el Cuadro 17 puede verse una comparación de los accidentes y
muertes en el sector agrícola con los generales; en prácticamente todos los rubros, el
trabajador rural es uno de los más expuestos o accidentados. En este marco, los siniestros o
accidentes causados por plaguicidas, son reducidos en el universo de los trabajadores
reconocidos y asegurados: la exposición y el contacto con productos químicos no suman más
del 2 % de los siniestros y las intoxicaciones no llegan a 2 %; estas son sólo las intoxicaciones
agudas (Cuadros 18 y 19).
Cuadro 17
Indicadores de accidentes de trabajo y
enfermedad profesional (2002)
INDICADORES
Totales
Incidencia (casos/mil)
52
Incidencia en fallecidos (casos/millón)
94
Trabajadores expuestos (promedio)
4.472.059
Accidentes mortales
418
Fuente: Superintendencia de Riesgos del Trabajo - SRT.
SECTORES DE ACTIVIDAD
Agricultura
Construcción
102
108
244
266
217.262
124.309
53
33
Industria
87
102
689.630
70
Cuadro 18
Trabajadores accidentados según forma
de ocurrencia del siniestro
TIPO DE ACCIDENTE
Caída de personas a nivel
Caída de personas a altura
Caída de personas al agua
Caída de objetos
Derrumbe de instalaciones
Pisada sobre objetos
Choque contra objetos
Contacto con fuego
Contacto c/materiales calientes/incandescentes
Atropellamiento por animales
Mordeduras por animales
Fuente: SRT
62
%
12,5 %
6,3 %
0,3 %
3,7 %
0,1 %
2,7 %
17,1 %
0,2 %
0,3 %
4,6 %
0,9 %
TIPO DE ACCIDENTE
Golpes por objetos
Aprisionamiento
Esfuerzo físico excesivo
Exposición a frío o a calor
Exposición a prod. Químicos
Contacto con electricidad
Contacto prod. Químicos
Choque de vehículos o atropellamientos
Agresión con armas
Otras formas
Total
%
19,0 %
5,5 %
15,7 %
0,2 %
0,6 %
0,1 %
1,0 %
1,2 %
0,1 %
7,9 %
100, 0 %
“Manual de Prevención de Riesgos Rurales”. Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Buenos Aires, 2004. Página web:
www.srt.gov.ar
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Cuadro 19
Trabajadores accidentados según
naturaleza de la lesión
TIPO DE ACCIDENTE
Escoriaciones
Heridas punzantes
Heridas cortantes
Heridas contuso/anfractuosas
Heridas de bala
Pérdida de tejidos
Contusiones
Traumatismos internos
Torceduras y esguinces
Luxaciones
Fracturas
%
0,7 %
3,2 %
10,8 %
1,9 %
0,1 %
0,1 %
36,2 %
11,4 %
13,3 %
0,9 %
6,3 %
TIPO DE ACCIDENTE
Amputaciones
Quemaduras
Cuerpo extraño en ojos
Enucleación ocular
Intoxicaciones
Asfixia
Efectos de la electricidad
Efectos de las radiaciones
Disfunciones orgánicas
Otros
%
0,5 %
0,9 %
6,5 %
0,0 %
0,9 %
0,1 %
0,0 %
0,1 %
0,5 %
5,6 %
100, 0 %
Fuente: SRT
C.
RESIDUOS DE PLAGUICIDAS E INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS
Este es un amplio e importante aspecto de la sanidad y calidad de los alimentos,
relacionado en forma directa con la salud del consumidor y también, con las exportaciones
agroalimentarias del que, en este Informe, sólo se tratará con detalle, la cuestión de los
residuos de plaguicidas en los alimentos vegetales frescos: frutas y verduras.
En la Argentina, sólo tres de los grandes mercados mayoristas de frutas y verduras
tienen un procedimiento para determinar residuos de plaguicidas y microorganismos: el
Mercado Central de Buenos Aires y los de las ciudades de La Plata (Capital de la Provincia de
Buenos Aires) y Río Cuarto (Provincia de Córdoba). El Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, si bien no tiene un laboratorio especializado en el rubro, a través de los
inspectores de su Dirección de Fiscalización, toma muestras de verdulerías y supermercados y
las analiza en el Mercado Central, con quien tiene firmado un convenio a tales efectos.
Los restantes grandes conglomerados urbanos, como Rosario, Córdoba o Bahía
Blanca, no tienen una estructura (laboratorios y operadores), para determinar residuos en
frutas y verduras o si la poseen, no hay acciones concretas en la línea de referencia. Más aún,
el hecho de que el Mercado de Buenos Aires sólo atienda a la mitad aproximadamente, de la
demanda de la Región Metropolitana, perjudica el control de la calidad de los vegetales
frescos ya que, los productores que no guardan los tiempos de carencia, no practican las
debidas verificaciones de calidad o no realizan buenas prácticas de producción, pueden
encaminar sus frutas y verduras hacia los restantes mercados mayoristas que operan en el
Gran Buenos Aires. En algunos grandes supermercados se está empezando a controlar la
calidad e inocuidad de los vegetales frescos.
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75
Argentina
El Mercado Central tiene un área de influencia que alberga 12 millones de habitantes
pero no atiende en forma exclusiva la demanda de esa población: en el año, comercializa
aproximadamente 1.500.000 toneladas de productos (alrededor de 45 % de la demanda de
frutas y 55 % de la de hortalizas). Tiene por función, dentro de los temas de interés de este
Informe, asegurar la calidad comercial y la inocuidad sanitaria de los productos
frutihortícolas frescos que se comercializan en su ámbito. También debería asesorar y
mantener informados sobre los temas de sanidad y calidad, a los productores que llegan con
sus productos al Mercado. Para ello, el Mercado debe: i) fiscalizar el cumplimiento de las
normas y patrones contenidos en el Código Alimentario Argentino del Sistema y las
promulgadas por el SENASA y ii) garantizar la condición de calidad y sanidad de los
productos. La intervención del Mercado se basa en la Ley Nº 18073/69 y Resoluciones y
Decretos posteriores de la SAGPyA, que definen, para cada especie frutihortícola, el límite
máximo aceptado de residuos de plaguicidas.
El Mercado no analiza todos los productos que ingresan sino que toma muestras
aleatorias siguiendo normas de muestreo de la OMS. En el caso concreto de los residuos de
plaguicidas 63, se consideran algunas peculiaridades del ingreso de frutas y hortalizas, como
por ejemplo, enfatizar la extracción de muestras, en los productos enviados por regiones o
provincias que comienzan su ciclo estacional de entregas ya que se ha constatado que al inicio
de las remesas es donde mayores probabilidades hay de “no respeto” por los tiempos de
carencia que tienen los plaguicidas.
Los motivos que generan estas intervenciones son múltiples, pero los más frecuentes
son: i) defectos de calidad: deformaciones, exceso de manchas de diverso origen, tamaños no
autorizados, desuniformidad de tamaño, falta de identificación, envase no autorizado, fruta
inmadura, daños mecánicos, presencia de insectos vivos, y ii) defectos de condición:
podredumbres, brotados, decaimiento fisiológico en frutas, daños por frío, sobremadurez,
rotura de envases en transporte, deshidrataciones, daño por congelamiento.
En términos de volumen decomisado, incluyendo los intervenidos por residuos de
plaguicidas, se llega al 1 % del total ingresado al mercado (14.000 toneladas anuales). Cabe
acotar que los mayores porcentajes están representados por problemas de condición
(deshidratación y podredumbres) y, en segundo lugar, por defectos de calidad. La cantidad
decomisada por residuos de plaguicidas es proporcionalmente muy baja comparada con las
otras causas. En el Cuadro 20 se indica la evolución de los decomisos por plaguicidas.
En opinión de este Autor, considerando el uso de plaguicidas, hormonas y otros
agroquímicos, que se practica en los cultivos intensivos de frutas y hortalizas, los valores
señalados por el Mercado son menores a los que afectan a los alimentos vegetales frescos que
consume el Gran Buenos Aires; no obstante esto puede observarse que hay un aumento en la
63
El Mercado Central también controla la madurez y presencia de colorantes en frutos cítricos; verifica la frescura y la
presencia de mercurio en peces y mariscos; controla los marcadores de una posible contaminación microbiológica
fundamentalmente en verdura de hoja.
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76
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cantidad de lotes decomisados. Esta conclusión no se apoya en datos concretos ya que entre otras
dificultades en obtener información, no ha sido fácil acceder a detalles de los datos que maneja el
Mercado Central sobre la calidad de los alimentos que se comercializan bajo control; en especial,
la relacionada con los decomisos de productos por residuos que exceden las normas vigentes.
Cuadro 20
Decomisos de mercadería por residuos
de plaguicidas
1997
1998
1638
1699
Lotes intervenidos
Decomisos (número)
24
71
(%)
1,5
4,2
Fuente: Mercado Central de Buenos Aires.
1999
1356
74
5,5
2000
1443
65
4,5
2001
1120
82
7,3
2002
828
60
7,2
2003
915
144
15,7
Es importante considerar la complejidad y costos que representa el análisis de residuos
de plaguicidas. Los aspectos de la calidad que no pueden ser dictaminados por una inspección
organoléptica, como los residuos de plaguicidas 64, se hacen por análisis de laboratorio, previo
muestreo que se efectúa durante el ingreso de productos. Se extrae la muestra por triplicado
(una queda en poder del operador y dos van al laboratorio) y hasta que no se tiene el resultado
del análisis las partidas de frutas y hortalizas no se pueden comercializar (1 a 6 horas). Si el
resultado, que se notifica a los interesados, es apto para consumo, se autoriza la
comercialización y si no lo es, se realiza el decomiso. El operador comercial tiene el derecho
de pedir que se revea el dictamen, solicitando un tribunal técnico de apelación o una pericia
de control, cuando la intervención se produce por un análisis de laboratorio. Este control se
hace todos los días, en forma aleatoria y sistemática y su costo es relativamente elevado por el
empleo de cromatografía gaseosa: $ 250 por muestra aproximadamente.
D.
LA CONTAMINACION AMBIENTAL
Hay dos grandes tipos de contaminación por plaguicidas: i) episodios de derrames
accidentales o similares, puntuales y generalmente graves, que pueden ocurrir incluso, fuera
de las fincas agrícolas y aún, del medio rural y ii) los continuos, en concentraciones menores,
debidos a las aplicaciones de plaguicidas en los propios cultivos. Puede establecerse una
analogía con las intoxicaciones: los primeros podrían ser considerados como “casos agudos”,
dónde las causas deberían procurarse en los sistemas de control de la producción, transporte y
almacenamiento de plaguicidas y los segundos, “casos crónicos”, en los cuales la fuente
puede deberse a errores en la aplicación en los propios cultivos o aún, a un uso fitosanitario
correcto pero que, sin embargo, debe ser modificado por su impacto. Estos últimos han sido
64
Otras determinaciones son las referidas a contaminaciones microbiológicas, uso de colorantes en cáscaras de cítricos y los
parámetros objetivos de madurez (pej. porcentaje de azúcar).
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Argentina
considerados como objeto de mayor atención en este Informe, por estar directamente
relacionados con los procesos de producción agrícolas.
1. Casos graves de contaminación: entierros, derrames y derivas
Existen hechos que hoy pueden ser juzgados delictivos, como el entierro o el volcado
al agua de plaguicidas obsoletos o prohibidos. Uno de los casos más resonantes en la
Argentina ocurrió en junio de 1990, en la localidad denominada La Argentina, asentamiento
de no más de 30 casas en la Provincia de Santiago del Estero. Allí, en terrenos de la estación
ferroviaria, fueron enterradas, en frágiles bolsas plásticas, 30 t de plaguicidas organoclorados,
producidos por ICI Duperial (Clordane, HCH, Aldrin, Dieldrin, DDD, DDT y otros); todos de
uso prohibido por la legislación argentina y por las normas de la mayoría de los países.
En 1972, la empresa Bayer enterró doce toneladas de plaguicidas en la localidad
rionegrina de El Cuy, una desértica zona ubicada a 50 kilómetros al sur de la ciudad de
General Roca. El hecho se descubrió en 1997, por la denuncia de un ex empleado de la firma
y, a pesar de que se determinó que eran contaminantes, la justicia no sancionó a Bayer porque
en la época en que fueron enterrados, no existía legislación nacional ni provincial que
reglamentara el destino final de este tipo de productos. Por fin la firma acordó retirar los
materiales y llevarlos a Alemania, cubriendo todos los costos.
Como otro ejemplo de este tipo de caso, puede mencionarse al reciente incendio (julio
2003) de un depósito de plaguicidas en el Paraguay, con probables derrames al Río Paraguay
y al Riacho Formosa, ante el cual las autoridades de la Prefectura reaccionaron en forma
adecuada, estableciendo un monitoreo y seguimiento de las condiciones de los cursos de agua
mencionados.
Hay otros registros como derrames en el Arroyo Arrecifes (norte de la Provincia de
Buenos Aires), que produjeron un elevado número de muertes en la biota o contaminaciones
del aire por fumigaciones aéreas como la ocurrida en Mendoza (una escuela y zonas
aledañas), al momento de hacerse un control químico para la Mosca de los Frutos y derivas de
Endosulfan en Entre Ríos, como resultado de inapropiadas fumigaciones aéreas. En estos
casos, la evaluación recae en los procedimientos y normas de prevención, emergencia y
mitigación de catástrofes y no tanto sobre los procesos de producción en las fincas agrícolas.
2. La contaminación de las aguas
En este Informe, como ya se indicó, el interés recayó en la contaminación continua de
los procesos de combate a las plagas. Para el caso de las aguas superficiales y subterráneas, se
encontraron diversos estudios de análisis del recurso y de barros o lodos, dónde se indica la
presencia de plaguicidas como contaminantes pero nunca en valores que excedían a los
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Argentina
patrones de calidad universalmente aceptados. Se tomaron como casos de interés: i) estudios
hechos para el Alto Valle del Río Negro y cursos de agua de la Provincia de Mendoza, por
considerarse que son sitios dónde se hace un uso intensivo de los plaguicidas (mayor que en la
Pampa Húmeda) y además por ser áreas de clima árido o semi-árido, el agua es un importante
factor de la calidad de vida y la producción; ii) dos cuencas hidrográficas en la Provincia de
Santa Fe (Región Pampeana) y iii) casos de identificación en el Río de la Plata. Se concluyó
que son los únicos casos de estudio de contaminación de las aguas por plaguicidas que
exceden el plano predial.
a) Alto Valle del Río Negro (Región Patagónica)
La Universidad Nacional del Comahue, a través del LIBIQUIMA realizó diversos
estudios para evaluar el grado de contaminación de las aguas de la Región 65. Se hicieron 5
años de monitoreo sistemático de plaguicidas, en los ríos Neuquén y Negro, los dos grandes
ríos que surcan el Valle, dan agua para el riego y actúan como receptores finales de diversos
efluentes urbanos y rurales y descarga de los colectores de drenaje de las áreas regadas. La
frecuencia de detección de plaguicidas organoclorados y organofosforados, fue muy baja y las
razones posibles que se consideraron fueron que estos ríos no son receptores finales o que el
caudal de los cursos tiene un elevado poder de dilución. Se detectaron organoclorados,
prohibidos para uso en los cultivos por la ley de sanidad vegetal vigente pero que pueden
haberse originado en campañas de salud pública.
Se efectuaron comprobaciones también, en efluentes de empaque de frutas y canales
de desagüe hasta el Río Negro. Los plaguicidas contaminantes procurados podían provenir de
dos fuentes: los fungicidas aplicados para acondicionar las frutas y los residuos de los
plaguicidas aplicados en los montes frutales (organosfosforados y carbamatos). En los
efluentes de empaques, se determinó una alta frecuencia y una elevada concentración de
Difenilamina (antiescaldante) y Metilazinfós, organofosforado usado en el control de la
Carpocapsa; este es un caso de fácil solución, con controles frecuentes, sistemáticos y probos.
Ya en los canales, se verificó una baja detección, que no compromete la calidad sanitaria del
agua y en el propio Río Negro, las conclusiones indican que la calidad del río no se ve
afectada por los plaguicidas, consideración similar a las expresadas en párrafos anteriores.
Otro conjunto de estudios realizados por la Universidad del Comahue , la Provincia
del Neuquén y la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas abarcó las aguas subterráneas de
un área de casi 6.500 ha en la Colonia Centenario, la más importante zona frutícola del Alto
Valle perteneciente a la Provincia del Neuquén. La toma de muestras de agua para detectar
65
“Evaluación Técnico Económica del Impacto de la Carpocapsa en la Producción de de Frutas de Pepita de la Norpatagonia
Argentina”. Villareal, P.; Tappatá, A.; Magnarelli, G.; Tamburo, L.; Cartes, C.; y Villegas, M. Ed. Univ. Del Comahue,
SAGPyA, SENASA, Gobiernos de las Provincias de R. Negro, La Pampa y Neuquén, Federación de Productores de Frutas
de R. Negro y Neuquén y Cámara Argentina de Fruticultores Integrados. Junio, 2003.
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Argentina
plaguicidas por medio de freatímetros, se hizo en chacras en producción. La principal
conclusión del análisis es que si bien fue frecuente encontrar plaguicidas, en especial el
Metilazinfós, su concentración no excedía los “standards” universales de agua para bebida.
No obstante esta conclusión principal, el estudio agrega una serie de consideraciones sobre las
condiciones de persistencia de los plaguicidas y sus efectos tóxicos en las aguas; un posible
poder sinérgico entre los plaguicidas presentes y, por sobre todo, el poder tóxico para la fauna
acuática.
b) Provincia de Mendoza (Región de Cuyo)
El ISCAMen y el Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza,
hicieron un esfuerzo conjunto para determinar la presencia de plaguicidas en las aguas
superficiales y subterráneas de la Cuenca Superior del Río Tunuyán Superior, tierras dónde no
sólo se practica la viticultura sino también variados cultivos frutícolas y hortícolas, en forma
intensiva.
Las determinaciones abarcaron una amplia gama de plaguicidas organofosforados,
organoclorados y carbamatos, incluyendo así a todos los de mayor uso en el área. Como
puntos de toma en aguas superficiales se tomaron los Arroyos San Carlos, Claro, Salas
Caroca, Guiñazú, la Estacada y La Rioja; también se tomaron muestras de varios freatímetros
y de tres pozos para sacar agua de los acuíferos. Los análisis fueron hechos por el Instituto
Nacional de Tecnología Industrial y por la Universidad de Cuyo y en ninguno de los casos, las
muestras mostraron la presencia significativas de los plaguicidas, de acuerdo a los patrones de
calidad de agua de la Provincia.
En otro plano de análisis, en el ámbito de un Proyecto FAO de asistencia técnica para
el Departamento General de Irrigación 66, se hicieron Planos Directores para las principales
cuencas hidrográficas de la Provincia, incluyendo en el caso de la Cuenca del Río Mendoza,
una estimación cualitativa de la contaminación de las aguas por agroquímicos para identificar:
i) Ecotoxicidad, ii) toxicidad en humanos, iii) impacto en factores ambientales y iv) aspectos
ambientales del agroquímico. La matriz cualitativa de valoración del Impacto Ambiental se
categorizó con estos valores: i) Muy Alto, ii) Alto, iii) Medio, iv) Bajo y v) Muy Bajo.
Los resultados, en las tablas y mapas correspondientes expresan que en la mayor parte
del área de la cuenca del Río Mendoza dominan las categorías “impacto medio” e “impacto
bajo” por contaminación de agroquímicos en las parcelas cultivadas y en la menor proporción
de la Cuenca, se identificaron riesgos “altos”. El Estudio agrega: “ De lo mencionado antes
puede concluirse en forma preliminar que si bien la agricultura intensiva que se practica en el
oasis del Río Mendoza requiere de una importante cantidad de agroquímicos para asegurar la
cantidad y calidad de los productos cultivados, los resultados del presente estudio muestran
que los riesgos de contaminación derivados del uso de dichos productos es, en la mayor parte
66
Proyecto PNUD/FAO/ARG//00/008.
Estudio Sectorial Agrícola Rural
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Argentina
del área de la cuenca, medio y bajo. Las áreas en que dicho riesgo aparece ser más elevado se
encuentran, en general, remitidas a sectores ubicados hacia el Norte y el Sur del área
metropolitana de Mendoza”.
c) Provincia de Santa Fe (Región Pampeana)
En el conjunto de programas y proyectos del Instituto Nacional del Agua (INA – ex
INCYTH), el Programa Nacional de Calidad del Agua tiene un Proyecto dedicado a la
evaluación de factores de riesgo por el uso de plaguicidas en el medio rural 67. Usando
metodologías adecuadas a la estimación de residuos de plaguicidas en el ambiente de
aplicación, se determinó la presencia de los plaguicidas más usados por los agricultores, en
los suelos y las aguas subterráneas de plaguicidas prioritarios (Glifosatos, Clorpirifós,
Cipermetrina y Endosulfán), en áreas rurales piloto de la Provincia de Santa Fe (Bigand y
Lanteri) y a posteriori, se repetirá la experiencia en Misiones (Colonia Aurora).
Los resultados de los estudios en la zona hortícola de Santa Fe, indican que “no se
detectó en los pozos de extracción de agua subterránea, ningún plaguicida prioritario
empleado en la terapéutica vegetal de las huertas y se detectó presencia de Trifluralina
(herbicida) y Metamidofós (insecticida) en los suelos del área en estudio”. Se indica también
que los plaguicidas más usados, sufren en el área un proceso de degradación en el suelo y por
lo tanto, no aparece como riesgosa la contaminación de los acuíferos 68.
Otro estudio fue hecho para la Comuna de Bigand, situada a 100 km al sudoeste de la
Ciudad de Rosario, para un área de influencia de aproximadamente 29.000 ha, donde se
cultivan soja, trigo, maíz y sorgo; se consideraron 26 plaguicidas organoclorados,
organosfosforados y carbamatos. Entre otras conclusiones, el estudio de referencia señala que
“i) el herbicida más usado en Bigand, Glifosato, requiere poco más de 100 días para reducir
su concentración a 1 microg/l en el agua de escorrentía y percolado y ii) que el proceso de
degradación de los plaguicidas analizados en el estrato superior del suelo, estimado por el
Modelo Soilfug, prevalece sobre los procesos de escurrimiento superficial y subsuperficial y
volatilización, hecho que explica la mayoritariamente nula detección de esos plaguicidas en el
acuífero de Bigand empleado como fuente de abastecimiento de agua”.
d) Río de la Plata y su frente marítimo
Hay diversos estudios dirigidos a identificar posibles contaminaciones de las aguas del
Río de La Plata; entre ellas, se destacan las realizadas por el Proyecto Ambiental del Río de
67
Este proyecto se enmarca en las recomendaciones del Foro Intergubernamental de Seguridad Química (Plan Piloto de las
Naciones Unidas. UNITAR-OMS: Gestión Ecológicamente Racional de Sustancias Químicas). En Argentina esta iniciativa
ha dado lugar al Plan Nacional de Gestión de las Sustancias Químicas coordinado por el MSyAS cuyas acciones son
implementadas por el Grupo V2 - Determinación de Factores de Riesgo Ambientales por Plaguicidas que es coordinado por
el INA. Sitio web: www.ina.gov.ar
68
“Transporte y destino de plaguicidas en el subsuelo de áreas sujetas a riego complementario en la Pampa Húmeda – Area
Hortícola Santa Rosa de Calchines, Santa Fe”. Subsecretaría de Recursos Hídricos, INA, Ezeiza, enero 2003.
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Argentina
La Plata y su Frente Marítimo (FREPLATA) 69. Se analizaron sedimentos del Litoral Costero
Bonaerense y del cuerpo principal del Río. Entre otros contaminantes se detectaron
plaguicidas organoclorados pero en concentraciones más bajas que los “Niveles Guías de
Calidad” asignados para la protección de la biota del Río; sí son altas las concentraciones de
ciertos metales pesados. En el caso de los organoclorados y con relación a la agricultura como
probable fuente de la contaminación detectada, debe indicarse la alta persistencia de esos
compuestos en diferentes medios y los usos no agrícolas que tiene. Otro estudio del Proyecto
FREPLATA, sobre organoclorados y metales en los cuerpos de peces del Río de la Plata,
señala que hay presencia de esos compuestos en los músculos y vísceras analizados, pero en
concentraciones menores a la Guía Americana de Consumidores, patrón de calidad usado
como referencia.
E.
EL CASO DEL AGUILUCHO LANGOSTERO
A comienzos de la década de los ’90, técnicos de organismo públicos y ONGs de los
Estados Unidos, detectaron caídas en la población del Aguilucho Langostero (Buteo
swainsoni), ave de rapiña migratoria y, a través de sensores remotos, ubicaron mortandades
graves en la Argentina. Técnicos del INTA participaron en las investigaciones y, por ejemplo,
en 1997, entre otros episodios de intoxicación masiva de aves, se encontraron más de 100.000
Aguiluchos muertos en Santa Anita, Entre Ríos.
Hechos los análisis correspondientes, pronto se diagnóstico que el causante era el
Monocrotofós que se aplicaba a las pasturas para controlar a las tucuras y se prohibió en todo
el País el uso de ese plaguicida. Las aves, al igual que los seres humanos sufren la inhibición
en el cerebro de la producción de la acetilcolinesterasa, que actúa en la conducción de los
impulsos eléctricos y químicos en las neuronas. Así se pierde la capacidad de controlar la
motricidad y la tensión muscular y se produce la muerte.
Esa triste experiencia tuvo sin embargo un efecto positivo porque dio origen a un
ambicioso proyecto conjunto entre los Estados Unidos y la Argentina, que se llamó Monitoreo
Ecotoxicológico de Biodiversidad, involucrando varias instituciones: INTA (coordinación);
la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la Cámara de Sanidad
Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), el SENASA, el Servicio Canadiense de Vida
Silvestre, el Servicio de Vida Silvestre de los Estados Unidos, la Fundación Vida Silvestre
Argentina, las Universidades de Córdoba y de La Pampa, y los gobiernos de las provincias de
Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Buenos Aires y Entre Ríos. El proyecto fue dotado
originalmente de un presupuesto de usd$ 650.000 dólares y se ejecuta en las cinco provincias
de la región pampeana.
69
“Contaminación de Sedimentos del río de La Plata”. Carse, A.; Perdomo, A.; y Arriola, M. FREPLATA, 2002.
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Argentina
Capítulo III
EL PAPEL DEL ESTADO
EN EL CONTROL DE LAS PLAGAS
Una evaluación adecuada del papel del Estado en el control de plagas, exige considerar
a todos sus planos de intervención y las formas de articulación de todos los agentes: i) el
control de las plagas en general, incluyendo el de las vectoras de enfermedades del hombre; ii)
el control de las plagas agrícolas en particular, tema principal de este Informe; iii) la
fiscalización de la sanidad y calidad de los alimentos y el problema de los residuos de
plaguicidas; iv) la prevención del efecto de los plaguicidas en la salud humana; v) la
mitigación del impacto ambiental del control de plagas y, vi) el manejo y control de todas las
sustancias químicas peligrosas. Deberían analizarse por lo tanto, numerosos organismos, en la
jurisdicción federal como en las provincias, sin dejar de lado a los particulares y sus
organizaciones. En este Informe no se pudo realizar una evaluación de la capacidad
institucional de todos esos organismos, con la profundidad necesaria que el tema requiere. Así,
sus conclusiones sobre las instituciones, deben considerarse como una primera aproximación
al tema y una guía para estudios más amplios y profundos.
El primero de los planos señalados es competencia compartida entre el Ministerio
Salud, por medio de varias Secretarías y direcciones y la SAGPyA, a través del SENASA;
intervienen también los organismos provinciales y municipales afines. Por ejemplo, los
Registros de los plaguicidas y las correspondientes Certificaciones, están divididos en varios
rubros, algunos superpuestos: las líneas agrícola, veterinaria y jardín están a cargo del
SENASA y las líneas domiciliaria, profesional y sanitaria son competencia del Ministerio de
Salud. Es difícil entender la falta de participación del Ministerio de Salud, en los
procedimientos del Registro de las líneas agrícola, veterinaria y jardín que lleva el SENASA,
considerando la importancia que tiene para la salud humana, la aceptación de un principio
activo determinado.
La sanidad vegetal agrícola en todos sus aspectos, es competencia de la SAGPyA, a
través del SENASA principalmente y del INTA, en lo atinente a investigación, capacitación y
asistencia técnica. Sin embargo, el tratamiento de las intoxicaciones con plaguicidas en sus
numerosos aspectos, está a cargo del Ministerio de Salud (vigilancia epidemiológica,
capacitación, difusión, tratamientos, etc.,) y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
(Superintendencia de Riesgos de Trabajo). Hay organismos provinciales para ambos pares
federales. La cuestión de los alimentos (sanidad y calidad) también es compartida por el
Ministerio de Salud y la SAGPyA; en forma simplificada puede decirse que el Ministerio se
ocupa de los alimentos envasados y la SAGPyA, de los vendidos frescos o sin procesamiento
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Argentina
industrial 70. En el Ministerio de Salud hay un programa que se ocupa de la llamada gestión de
las sustancias químicas (producción, almacenamiento, comercio, transporte y destino final),
incluyendo a los plaguicidas como rubro de atención prioritaria.
No es común observar, la necesaria coordinación interinstitucional.
A.
LAS LEYES Y NORMAS DE SANIDAD VEGETAL
Para el control fitosanitario, en la Argentina coexisten actualmente un conjunto de
normas de orden nacional, normas internacionales y convenios suscritos por el País y la
legislación interna de cada provincia; esta última en líneas generales, es similar a la nacional
en todas las provincias.
1. Normas de orden nacional para el comercio externo
Estas normas están regidas por los tratados internacionales y por legislación de orden
federal, tanto para la comercialización de productos agroquímicos como la de productos
vegetales en general. Por lo expresado y por su trascendencia económica, el comercio
internacional tiene regulación y protección del Estado Nacional.
La Argentina es signataria del Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias de la
Organización Mundial del Comercio (MSF - OMC) y este Acuerdo reconoce a tres
organizaciones con competencia para elaborar y emitir estándares internacionales para el
comercio de productos agropecuarios: Convención Internacional de Protección Fitosanitaria
(CIPF), Organización Mundial de Salud Animal (OIE) y Codex Internacional FAO.
La CIPF ha sancionado 21 estándares 71 y además, hay una compleja y diversificada
red de formulación que en el caso de la Argentina incluye a la propia CIPF, al Comité de
Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE) y a Organizaciones hemisféricas, como el Grupo
Interamericano de Coordinación en Sanidad Vegetal; esta red se articula con las estructuras
comerciales como el MERCOSUR, Comunidad Europea, NAFTA y otras. Estas estructuras,
que generan estándares de sanidad vegetal y por lo tanto requisitos y obligaciones
internacionales para el comercio, tienen una preponderancia creciente y no hay señales de que
su importancia y vigencia tiendan a disminuir. Más aún, son normas de carácter obligatorio
con relación a las plagas cuarentenarias, como la Mosca de los Frutos y la Carpocapsa y no
recomendaciones, como los procedimientos para controlar la inocuidad de los agroalimentos
70
Hay en rigor una compleja división de competencias por alimentos que no se encuentra necesario detallar en este Informe.
Tal vez sí podría recomendarse una simplificación de ese listado, con uba mejora en la precisión de alcances de comptencias
para el SENASA y el Ministerio.
71
Entre otros: Análisis de riesgo para plagas cuarentenarias y no cuarentenarias reglamentadas; directrices para el
establecimiento de áreas, lugares de producción libres de plagas; lineamientos para los sistemas de de exportación,
importación y vigilancia y lineamientos para los programas de erradicación.
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Argentina
(EUREPGAP, HCCP, BPA, BPM, etc.). Hay excepciones como la obligatoriedad ya
mencionada sobre los jugos exportados a Estados Unidos y para el caso de la industria
cárnica, las “Buenas Prácticas” son obligatorias en los frigoríficos.
La Argentina forma parte, como ya se indicó, del Comité Regional de Sanidad Vegetal
(COSAVE) - Ley 23.961 - y la conformación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR),
con su respectivo Acuerdo Sanitario y Fitosanitario formalizado por Resolución del Grupo
Mercado Común Nº 6/93, entre otros.
La comercialización internacional de productos vegetales con sanidad y calidad
certificada, incluye necesariamente el control de residuos de plaguicidas utilizados para su
producción o adecuada conservación. Los mercados potenciales y reales poseen legislación
que antepone como barrera no arancelaria la ausencia de residuos o bien límites máximos de
presencia de residuos de plaguicidas. Por consiguiente, es necesario controlar el nivel de
residuos de plaguicidas en productos vegetales para consumo humano por sus potenciales
efectos adversos sobre la salud y por el impedimento que implican para el tráfico comercial.
De este modo, la reglamentación conforma un sistema de normas articulado de forma tal que
los aspectos sobre identidad, calidad, eficacia agronómica, toxicología, ecotoxicología y
residuos se interrelacionan en los procesos de evaluación y control.
2. Leyes y normas de sanidad vegetal en el plano nacional
La sanidad vegetal en la República Argentina se rige por el Decreto-Ley Nº 6.704
(conocida como “Ley de Sanidad Vegetal”). En su artículo 1º la Ley establece: "La defensa
sanitaria de la producción agrícola en todo el territorio de la república, contra animales,
vegetales o agentes de cualquier origen biológico, perjudiciales, se hará efectiva por el Poder
Ejecutivo y por los medios que este decreto establece". Actualmente, el organismo de
aplicación de esta Ley es el SENASA y el Decreto Reglamentario es el Nº 8.967/63.
La Ley faculta al Estado nacional a actuar en la propiedad privada en caso de brotes de
enfermedades o plagas declaradas "plaga nacional". Esta Ley, así como los Decretos,
Resoluciones y reglamentaciones vigentes facultan tanto a los Estados nacionales como a los
provinciales a realizar inspecciones, fiscalizaciones, decomisos y aún controles compulsivos
en los predios cuando existen epifitias de los patógenos declarados "Plaga Nacional". A los
efectos del artículo 1º, el organismo de aplicación hará la nomenclatura de los agentes
perjudiciales y podrá declararlos plagas cuando así pueda considerárselo por su carácter
expansivo, invasor o calamitoso. Y en tales casos, se dará a conocer los métodos aconsejados
por la técnica agronómica para erradicarlos o establecer sobre ellas un adecuado control (art.
2º). Al mismo tiempo, establece una serie de obligaciones para los propietarios, arrendatarios,
usufructuarios, ocupantes o tenedores de vegetales, sus productos, derivados y envases
afectados por plaga, art. 5º, 6º y concordantes. El Decreto también contiene un régimen de
sanciones para los infractores al mismo.
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85
Argentina
El instrumento legal que actualmente regula las actividades del SENASA, así como su
estructura institucional, misiones y funciones es el vigente Decreto Nº 1.585/96, con
modificaciones de los Decretos Nº 394/01 y 680/03; otras leyes y resoluciones se adjuntan a
continuación.
a) Leyes y normas generales
Decreto Ley Nº 3489/58: Designa a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentación (SAGPyA) como organismo de aplicación, reglamentación y control de la venta
de productos químicos y biológicos destinados al tratamiento de enemigos animales y
vegetales de las plantas cultivadas. Determina entre otros aspectos: obligatoriedad de registro
de productos y de registro de empresas relacionadas; clasificación de productos y sanciones
para infractores.
Decreto Nº 5769/59: Reglamenta al Decreto Ley y crea el Registro Nacional de
Terapéutica Vegetal (RNTV) indicando cuales son los productos comprendidos. Fue
modificado por los Decretos Nº 8965, 1415 y 7190 y las Disposiciones SNSV 255 y 7.
Decreto Nº 1585/96: Crea el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria
(SENASA) y establece sus atribuciones. Reglamenta bajo el ámbito de actuación del
SENASA la inscripción, importación, exportación, comercialización y utilización de
productos fitosanitarios.
Ley Nº 18.284 (Código Alimentario Argentino) y Decreto Nº 815/99 (Sistema
Nacional de Alimentos: Esta legislación implanta la estructura y procedimientos del Sistema
Nacional de Alimentos, con carácter obligatorio.
Los principios activos de agroquímicos prohibidos o restringidos en su uso, están
indicados en el Anexo 2. Otras normas de interés son las siguientes:
Disposición
SNSV Nº 11/85: Reglamenta las
características de envases y embalajes de plaguicidas y
establece la clasificación toxicológica de fitosanitarios.
Resolución SAGyP Nº 131/90: Crea la "Línea Jardín"
para el Registro Nacional de "Terapéutica Vegetal".
Resolución IASCAV Nº 145/96: Reglamenta
las
características de etiquetado de productos, especialidades
de terapéutica vegetal, para línea agrícola.
Resolución SAGPyA Nº 440/98: Reglamenta el "proceso
de reválida de registros" actualizando las nuevas exigencias
a los productos ya registrados con anterioridad en el país.
Resolución SAGPyA Nº 440/98: Establece los nuevos
procedimientos para el registro de productos fitosanitarios
aprobando nuevo "Manual de Procedimientos, Criterios y
Alcances para el Registro de Productos fitosanitario en la
República Argentina".
Resolución SAGyP Nº 140/95: Establece nuevos
requisitos para registrar productos fitosanitarios en el
país.
Resolución SAGyP Nº 583/93: Crea el registro de
principios activos, fija vigencias de principios activos y
aranceles de inscripción.
Resolución SAGyP Nº 34/93: Determina la
obligatoriedad de presentación de certificados de origen
y composición de principios activos y productos
formulados para la inscripción en el RNTV.
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Argentina
b) Leyes y normas para residuos de productos fitosanitarios
Leyes Nº 18073, Nº 18796 y Nº 20418: Determinan la prohibición parcial o total de
sustancias capaces de afectar la salud humana y animal. Fijan límites máximos de residuos y
facilitan al Poder Ejecutivo a modificarlos, a ejercer el poder de policía y sancionar los
incumplimientos. Establecen la obligatoriedad de denuncia de un residuo superior al límite
por parte del laboratorio que la detecte en un plazo no mayor a las 24 horas. Definen el
concepto y aplicación de tolerancia cero y límite administrativo.
Otras normas relacionadas son la Resolución SAGyP Nº 20/95 que actualiza los
límites máximos de residuos de productos fitosanitarios y la Resolución IASCAV Nº 77/96
que actualiza los límites máximos de residuos de Metalaxil, Tiram, Etil Paratión y Metil
Paratión.
3. Análisis de un caso: las normas para la lucha contra la Carpocapsa
Una evaluación de toda la legislación que rige la sanidad vegetal y en especial, el
control de las plagas, escapa a los alcances de este Informe, no tanto por la especialidad
temática del asunto sino, por la complejidad y cantidad de normas vigentes y de organismos
con competencia en la aplicación de esas normas, conniventes con omisiones notables de
legislación. Sin embargo, se encontró interesante incluir, a modo de ejemplo, el caso de la
legislación relacionada con el control de una de las plagas de mayor importancia para
economía frutícola argentina: la Carpocapsa (más detalles de este Programa en el ítem B.3.b).
En primer lugar, se reitera que la Ley que rige la lucha contra todas las plagas agrícolas
es, en rigor, un Decreto Ley, promulgado por un gobierno de facto: Nº 6.704/63. Este Decreto
fue analizado en un ítem anterior y a modo de síntesis puede concluirse que es adecuado a los
fines de definir la autoridad de aplicación en el tema y sus misiones y funciones. Tal vez
pueda señalarse que no abre, en forma expresa, la participación de las provincias, no obstante
ser la Argentina un país federal, ni promueve formas para la participación de los organismos
no gubernamentales (productores).
Con relación específica a la Carpocapsa, los antecedentes legales se remontan al año
1964, con una Disposición de la Dirección de Lucha contra las Plagas de la entonces
Secretaría de Agricultura y Ganadería (hoy SAGPyA). Es importante destacar que esta plaga
afectaba a los manzanares y perales del Alto Valle del Río Negro desde 1920. Y hasta 1964 no
hay ninguna señal de aplicación de intervenciones concretas por parte del Estado, no obstante
la Disposición citada. El ex IASCAV, emite las Resoluciones 202/1992 13/1993 y 35/1994,
que declaran a la Carpocapsa una plaga cuarentenaria y reconocen las barreras fitosanitarias de
la Provincia de Mendoza y de la Patagonia. A posteriori, mediante la Resolución Nº 413/1994
el ex IASCAV, declara la constitución de una Comisión Técnica Nacional para programar y
coordinar las medidas de control de la Carpocapsa. Para constituirla convoca al INTA, las
Provincias de Río Negro, Neuquén, Mendoza y La Pampa, a la Cámara Argentina de
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Fruticultores Integrados, a la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, al Centro
Investigación y Asistencia Técnica de la Industria (CIATI) y a la Universidad del Comahue.
La Resolución no incluyó a importantes provincias productoras afectadas por la plaga y la
Comisión no dejó actas de sus actuaciones ni existen evidencias claras de su influencia en la
lucha contra la plaga. Habría que esperar ocho años para la emisión de una nueva herramienta
legal y cuarenta desde la declaración de la plaga como cuarentenaria.
La Ley Nacional Nº 25.614 declara a la Carpocapsa como plaga nacional e instala el
Programa Nacional para su erradicación, bajo una forma similar a la Fiebre Aftosa. Además,
define a la técnica de la confusión sexual como instrumento para el control y designa a la
SAGPyA como autoridad de aplicación de la Ley e indica además, la posibilidad de delegar
responsabilidades en los organismos sanitarios provinciales. Pero la Ley no establece, como en
el caso de la Fiebre Aftosa, la obligatoriedad de la Ley: “invítase a las provincias a adherir a la
presente Ley (artículo 6)”. Y, aunque hace obligatoria la lucha contra la plaga, esto no se
cumple por parte de todos los productores.
Un aspecto importante de la Ley está relacionado con la obligatoriedad de la
erradicación de los montes abandonados, hospederos de la plaga y los que están en riesgo
fitosanitario. La Ley permite al Estado la erradicación compulsiva del monte pero esta medida
rara vez se ha ejecutado, ya que los propietarios levantan recursos de amparo mediante un juez
para impedirla. Una situación inversa se ha dado con el “rifle sanitario” en la Aftosa, ya que
los propietarios de ganado enfermo, difícilmente consiguen evitar su sacrificio.
En 2004, la SAGPyA emite una Resolución (Nº 427/04) que colide con esta Ley, y que
en cierto sentido la deroga, hecho paradojal dado su carácter de Ley Nacional aprobada por
Poder Legislativo y promulgada por el Poder Ejecutivo. A partir de entonces se han emitido
una serie de Resoluciones por parte del SENASA y la SAGPyA que aparentan tener desajustes
de tipo conceptual o técnico hacia el control de la plaga y el contenido de la mencionada Ley
Nacional: i) la Resolución SENASA 842/02 crea el Programa Obligatorio Fitosanitario
Patagónico que sólo contempla la lucha química, dejando de lado la técnica de la Confusión
sexual e instala el uso obligatorio del Cuaderno Fitosanitario; ii) la Resolución SENASA
819/02 implanta el programa fitosanitario para las exportaciones de manzanas y peras hacia el
Brasil (Sistema de Mitigación de Riesgos), pero deja de considerar al resto de los productores
que no se rigen por las exigencias del país vecino; iii) la Resolución SENASA 78/03 extiende
el uso del Cuaderno Fitosanitario a la Provincia de Mendoza, lo cual hace evidente el alcance
restringido a una región y una provincia, de la intervención y, iv) la Resolución 120/03 que
reinstala el Programa Nacional de Control Integral de la Carpocapsa, incluyéndose en esta
oportunidad, consideraciones sobre costos del control y fuentes de financiamiento del mismo,
pero no una definición taxativa como en el caso de la Lucha contra la Fiebre Aftosa.
Más allá de las bondades y defectos de cada una de esas normas, quedan evidenciadas
con la secuencia expuesta, la multiplicidad normativa, con aspectos contradictorios y las
siguientes cuestiones: i) la falta de un programa nacional, con todas las provincias productoras
afectadas por la plaga; ii) la existencia de diferentes enfoques técnicos para encarar el control;
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iii) la falta de un presupuesto y, iv) la indefinición de una estructura organizativa de nivel
medio, a cargo de las provincias y participación de los organismos privados interesados en el
control de la plaga. Esta situación, con matices diferenciales específicos, se repite con la lucha
contra la Mosca de los Frutos.
B.
SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA
(SENASA)
El Servicio es en la Argentina, el organismo federal competente en el control de las
plagas y enfermedades que afectan a los cultivos y en todo lo relacionado con su producción,
importación, exportación, transporte, almacenamiento, aplicación y destino final de
plaguicidas. El SENASA, órgano autárquico y descentralizado que actúa en la jurisdicción de
la SAGPyA, tiene competencia además, en la sanidad animal y la calidad de los
agroalimentos 72.
El Servicio actual surge en 1996 mediante el Decreto Nº 1595/96 que establece la
fusión del Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA) y el Instituto Argentino de
Sanidad y Calidad Vegetal (IASCAV), ambos del ámbito de la SAGPyA. Es el organismo
autárquico y descentralizado nacional con competencia directa en todos los temas
relacionados con las plagas y enfermedades de la producción vegetal y animal y en la calidad
de los alimentos de origen animal y vegetal. El Servicio no demanda recursos al Tesoro
Nacional (presupuesto) y se financia con recursos propios que provienen de la recaudación de
tasas (90 %) y venta de servicios a los particulares (10 %). En casos excepcionales, como el
de la reaparición de la Fiebre Aftosa, el presupuesto nacional provee de recursos al SENASA
para las intervenciones correspondientes.
1. Estructura y funciones
El SENASA tiene una estructura compuesta por un Consejo de Administración (15
integrantes que representan a las entidades rurales y la agroindustria, las provincias, los
consumidores y los trabajadores del propio SENASA) y una coordinación ejecutiva con un
presidente y un vicepresidente. La sede central está en la Ciudad de Buenos Aires, tiene 25
Supervisiones Regionales y 316 oficinas locales. La planta de personal está constituida por
865 veterinarios, 227 agrónomos, 1537 paratécnicos y 935 administrativos. Tiene 8 unidades
o direcciones y diversos programas y proyectos, de las cuales se describen en forma sintética
a continuación, las directamente vinculadas con la sanidad vegetal 73.
72
El organismo es analizado en forma específica por otro componente de Estudio Sectorial: Sanidad y Calidad
Agrolimentaria.
73
Otras unidades son: Dirección de Sanidad Animal; de Coordinación Técnica, Legal y Administrativa y de Relaciones
Internacionales e Institucionales.
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Argentina
La Dirección Nacional de Protección Vegetal tiene por competencia la protección
fitosanitaria y los productos, subproductos, derivados e insumos relacionados, mediante la
elaboración de normas para regular las actividades de las personas físicas, empresas e
instituciones públicas y privadas que actúen en el área. Además es de su competencia la
programación y ejecución de acciones dirigidas a la vigilancia, detección, control y
erradicación de plagas y enfermedades que afecten a la producción vegetal. En su ámbito se
ejecutan los Programas Nacionales de Control y Erradicación de la Mosca de los Frutos
(PROCEM); Sanidad Citrícola; Supresión de la Carpocapsa (PNSC); Prevención y
Erradicación del Picudo del Algodonero; Control de la Avispa Barrenadora de los Pinos;
Control de la Langosta; el Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo de Plagas Agrícolas
(SINAVIMO) y la Red de Intercambio de Información de Sanidad Agropecuaria del
MERCOSUR (REDISAM).
Puede concluirse que esos programas y proyectos definen las prioridades definidas por
el Estado, para las plagas y enfermedades que afectan a la producción vegetal, ya sea por su
incidencia en la productividad del sector, la sanidad e inocuidad de los alimentos o por la
satisfacción de los mercados interno y externo de productos vegetales. Sin embargo, como se
analizará a posteriori, los resultados alcanzados por esas iniciativas han merecido
consideraciones dirigidas a su fortalecimiento, ampliación o mejoramiento. Esto es
marcadamente necesario con relación a la Carpocapsa que afecta a peras y manzanas, a la
Mosca de los Frutos, a la Cancrosis de los Cítricos y a la inocuidad de las frutas y verduras
para el consumo en fresco, aunque este último rubro es competencia de la Dirección Nacional
de Fiscalización Agroalimentaria. La reciente aparición de la Roya de la Soja pondrá a prueba
los procedimientos montados para su prevención y control.
La Dirección de Laboratorios y Control Técnico tiene un área específica dedicada a
los estudios y análisis de productos, sustancias, envases, rótulos de productos de origen
vegetal y la Dirección de Agroquímicos, Productos Farmacológicos y Veterinarios tiene
por función la fiscalización y control de la comercialización y aplicación de productos
agroquímicos y veterinarios de calidad e inocuidad adecuadas para los consumidores y el
ambiente. Para cumplir esos objetivos se lleva un Registro de los establecimientos sujetos al
control del SENASA.
Por último, la Dirección Nacional de Fiscalización Agroalimentaria realiza
actividades de inspección, certificación y registro de productos agroalimentarios para
garantizar su sanidad, higiene y calidad a los mercados internos y externos, con base en las
normas y convenios vigentes. En su ámbito está el Sistema de Control de Productos
Frutihortícolas Frescos (SICOFHOR), instaurado por la Resolución SENASA Nº 493 de
2001, tiene por objeto el control de la calidad de las frutas y verduras que se comercializan en
fresco, incluyendo a los residuos de plaguicidas y microorganismos. Por un lado, puede
concluirse que este Sistema y sus normas tienen carácter obligatorio, al igual que las
correspondientes al Sistema Nacional de Alimentos (SNCA); en rigor, el SICOFHOR puede
ser considerado como una particularización del SNCA para las frutas y verduras de
comercialización en fresco. Pero para que el Sistema comience a funcionar, deberán
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Argentina
alcanzarse numerosas metas y superar diversos obstáculos, institucionales, presupuestarios,
técnicos y operativos. Algunas están previstos por el propio SICOFHOR ya que contempla
cuatro etapas para su implementación (identificación de productos, definición de patrones de
calidad, control de residuos y control de microorganismos; cada etapa tiene prevista
actividades de difusión y concientización entre actores del sistema y consumidores).
Es innegable la importancia de la implantación de este sistema de control de inocuidad
de los alimentos frescos, hoy ausente en la mayoría de los mercados de la Argentina pero
deberán enfrentarse formidables obstáculos para ponerlo en marcha. En primer lugar deberán
prepararse y concretarse acuerdos entre todos los actores institucionales y privados,
incluyendo consumidores, de este plano de la producción y comercialización de frutas y
verduras frescas; cada sector tiene definidos intereses, a veces conflictivos. Un ejemplo claro
es la historia reciente y el presente del Mercado Central de Buenos Aires. En segundo lugar se
deberá diseñar un sistema (estructura física y procedimientos) para poder controlar, de
acuerdo a normas y patrones definidos de calidad y sanidad, la enorme cantidad de alimentos
frescos que son comercializados en el plano mayorista en todas las ciudades del País y por
último, deberá definirse el presupuesto y la fuente de recursos para que el sistema funcione en
forma adecuada. En la actualidad, el SENASA está implementando la primera etapa prevista,
dedicada a la identificación de productos hortícolas frescos.
El SICOFHOR no fue concebido bajo la metodología usual de control de SENASA en
el punto final del proceso sino bajo metodología de prevención, involucrando a todos los
actores. Los controles los pone en marcha el particular en su mercado; y a ellos el SENASA
los controla, en una proporción representativa y especifica. Lo importante del Sistema es que
trabaja en lo que se denomina la “Custodia de Valor”, que deberían realizar todos los
eslabones de la cadena productiva y comercial, mediante un protocolo de calidad definido y
concertado previamente.
La legislación vigente asigna al SENASA la responsabilidad de registrar los productos
agroquímicos y a las personas físicas o jurídicas que los producen, comercializan, importan,
exportan y aplican. Con este objetivo, el SENASA está comenzando a poner en ejecución al
Sistema Federal de Fiscalización de Agroquímicos y Biológicos (SIFFAB), con los fines
de: i) controlar, fiscalizar y auditar los productos fitosanitarios, fertilizantes y enmiendas en el
ámbito nacional y verificar, fiscalizar y habilitar los equipos de aplicación y los aplicadores y
ii) preservar el patrimonio de terceros, de los daños que pudieran ocasionarse por malas
aplicaciones o por uso de productos no legítimos y iii) optimizar y preservar la calidad de los
alimentos y materias primas de origen vegetal.
2. Consideraciones sobre el papel del SENASA
La complejidad que ha adquirido el comercio mundial de alimentos, las exigencias
crecientes de los consumidores y la importancia que tiene el sector agropecuario en la
economía argentina, exigen del SENASA un papel de significativa importancia, basado en un
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Argentina
conjunto de elementos legales, técnicos, financieros, operativos y administrativos adecuados.
¿En la actualidad, responde el SENASA a ese requerimiento del sector productivo y de los
consumidores? Como ya se indicó en la Introducción, la evaluación de la capacidad
institucional del SENASA en general, escapa a los fines de este Informe; no obstante esto, a
continuación se hacen algunas consideraciones sobre el comportamiento actual y futuro de la
Institución.
El éxito conseguido con el Plan de Lucha contra la Fiebre Aftosa en la década de los
’90, significó un considerable aporte al crecimiento económico sectorial y produjo un
extendido reconocimiento hacia el SENASA, por parte de personas e instituciones del propio
país y del exterior ¿Cuáles fueron las bases de ese logro? En el entendimiento de esta
Consultoría, hubo una firme decisión política de controlar el flagelo, en la administración que
se hizo cargo del Gobierno en 1989, materializada en: i) una definida y abarcativa base legal;
ii) una estructura político-institucional que permitió involucrar, en el Plan, a las entidades
sectoriales, las Provincias y el propio SENASA y, iii) una estructura tecnológica que
posibilitó desde la identificación y producción de las vacunas hasta la asistencia a los
productores. Este éxito permite concluir que el Plan superó los intereses conflictivos que tiene
el sector de la producción de carne o que los supo manejar, en el sentido de obtener un bien
común para la sociedad, principal misión de toda administración pública (más detalles en el
próximo ítem sobre los programas de control de las plagas agrícolas).
Pero en el año 2000 hubo un rebrote de la Fiebre Aftosa que se agravó debido a que en
abril de 1998 se dejó de vacunar; esto fue “ocultado” por largo tiempo a la opinión pública
(hasta marzo de 2001), a los países compradores de carne argentina y a los organismos
internacionales responsables de la sanidad agropecuaria. Así, la Argentina perdió el “status”
de país libre, con un fenomenal impacto negativo en las exportaciones de carne (se estimó una
pérdida de 1.000 millones de dólares al año) y, lo que es peor, se deterioró el prestigio de la
Institución y apareció una gran desconfianza de los mercados externos. A fines del año 2001
cae el Gobierno, en medio de una grave crisis política y económica y las nuevas autoridades
repusieron la misma estructura que había controlado la Aftosa, incluso al conductor del
SENASA que había implementado el Plan. Y ese logro se repitió, revirtiéndose las
imprevisiones y errores de las conducciones de la SAGPyA y el SENASA que permitieron
rebrotes de la epizootia en la Argentina.
Los logros obtenidos en el control de la Fiebre Aftosa no ocultan las omisiones y
deficiencias del SENASA. Por un lado, el Servicio no ha sido inmune a los problemas
generales que tiene la administración central del Estado, tanto en la actualización de la
capacidad de sus técnicos y administrativos, como en la modernización de su infraestructura
física y equipamiento, deficiencias que se magnifican por la falta de una visión conceptual y
estratégica del papel del SENASA en los responsables de las conducciones del Organismo, en
el pasado reciente. A esto se une, la crónica y generalizada discontinuidad de las políticas y de
los funcionarios y técnicos de la administración pública y una apreciable multiplicidad de
organismos con similares funciones.
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Argentina
Una evidencia probatoria de lo afirmado es la voluntad de la conducción actual del
SENASA (asumió en diciembre del 2003) de poner en práctica dos programas: uno,
denominado “Cambio y Fortalecimiento del SENASA”, para atender los problemas y
carencias de la Institución 74 y otro de sanidad vegetal para atender las principales plagas de la
agricultura. En ambos casos se solicitará apoyo financiero a los organismos multilaterales de
crédito; los dos programas están actualmente en preparación, con recursos de preinversión del
Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (PROSAP).
De acuerdo al contenido de numerosos documentos (entre ellos el mencionado en el
párrafo anterior) y los frecuentes reclamos de organismos públicos, instituciones privadas y
personas de reconocido predicamento en el tema, las principales carencias del Servicio
residen en: i) la falta de una programación estratégica; ii) necesidad de actualización del
sistema vigente de Control de Gestión Institucional; iii) el retraso organizativo, en especial del
personal, con relación a los avances técnicos de la propia Institución y, iv) su desactualización
en equipos y procesos, en especial de informática 75. Estas carencias y otras que a
continuación son detalladas, se dan en el marco de una omisión de la SAGPyA, en cuanto a la
fijación de una política para la sanidad vegetal. En el Cuadro 21 se indican los atributos
positivos y debilidades de la Institución.
Cuadro 21
Principales fortalezas y debilidades institucionales
del SENASA
FORTALEZAS *
DEBILIDADES
− Hay técnicos de adecuada preparación profesional y − El SENASA no tiene una política de sanidad y calidad
dotados de experiencia, pero todos los diagnósticos
agroalimentaria ni un programa que la materialice,
apuntan a una carencia de personal, en especial en las
acordes a las necesidades actuales del mercado interno y
tareas de fiscalización y control y en el interior del país.
las exportaciones. No hay integración interna de acciones.
− Hay reconocimiento internacional hacia la institución, − Hay una indefinición del contenido y alcances de los
en especial en la Comunidad Europea, empañado con el
conceptos de “descentralización” y “regionalización” para
ocultamiento del rebrote de la Aftosa, en 2001.
renovar la estructura del organismo.
− El personal de laboratorios tiene un buen nivel técnico − Presenta carencias en la infraestructura física y el
pero adolece de la infraestructura y equipamiento para
equipamiento (sede central y delegaciones) y deficiencias
cubrir todas sus funciones.
de organización interna del personal.
− El presupuesto no se ajusta a las necesidades y funciones
de la Institución. No hay presupuestación por programa.
− Hay una enorme brecha entre la capacidad técnica del
personal y los procedimientos organizativos, incluyendo
en esto al Sistema de Control de Gestión Institucional.
* En rigor, en la descripción de estas categorías, a sus fortalezas también hay que agregar debilidades.
74
“Cambio y Fortaleimiento del SENASA Documento de Trabajo”. Amaya, Jorge y Casamiquela, Carlos (Presidente y
vicepresidente del SENASA). Buenos Aires, diciembre 2003.
75
Entre otras carencias y problemas pueden señalarse la falta de una estructura detallada de asignación del personal técnico y
administrativo, de acuerdo a un Manual de Organización y Métodos Interno; la ausencia de un esquema que permita la justa
valorización de los empleados de correcto desempeño, con relación a los de deficiente aplicación y la falta de un programa de
capacitación del personal, acorde a las necesidades y planes de la Institución. Asimismo puede señalarse que la multiciplidad
de normas (resoluciones, disposiciones, decretos) vigentes y el elevado número de Registros existentes en la Institución,
pueden atentar contra la eficiencia y transparencia necesarias para un organismo público.
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3. Los programas de lucha contra las plagas agrícolas del SENASA
El SENASA tiene acciones de prevención y control para varias plagas de la agricultura
pero las prioritarias son: Carpocapsa, Mosca de los Frutos, Picudo del Algodonero, Cancrosis
y Mancha Negra de los Cítricos y Avispa de los Pinos 76. A continuación se analizan las dos
primeras por la existencia de programas concretos de lucha ejecutadas por el Servicio y por la
importancia que tiene la producción involucrada (frutas de consumo y exportables: pera,
manzanas, cítricos), el número de productores y los problemas económicos, sociales y
ambientales involucrados.
a) Programa Nacional de Control y Erradicación de la Mosca de los Frutos
Estructura y antecedentes
La Mosca de los Frutos, como ya se indicó, causa pérdidas significativas a la
frutihorticultura y es una de las principales barreras no arancelarias que dificulta la expansión
de esa actividad. Los requisitos fitosanitarios establecidos en el comercio internacional
limitan el ingreso a determinados mercados o exigen complejos y onerosos tratamientos
cuarentenarios, para autorizar el ingreso de productos hospederos provenientes de países
considerados infestados por la plaga 77.
Para superar esas restricciones, fue creado (Resolución IASCAV Nº 134/94), el
Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos (PROCEM). Sus
principales objetivos son: i) Certificar zonas libres de Mosca de los Frutos en la Argentina
para reconocimiento nacional e internacional; ii) proteger las zonas libres o liberadas de la
plaga y iii) implementar el PROCEM en todo el País, objetivo que aún está distante de
haberse cumplido.
La estrategia de intervención se basa en una regionalización 78 del Programa, con una
coordinación nacional a cargo del SENASA trabajando juntamente con Gobiernos
76
Sobre las restantes plagas puede indicarse que: i) en el marco de una significativa reducción del cultivo del algodón (pasó
de casi un millón de hectáreas en 1996/97 a unas 300.000 ha), el SENASA está ejecutando con resultado aceptable, un
proyecto para controlar el ingreso del Picudo del Algodonero desde el Paraguay, con recursos externos (PROSAP/BID); ii)
para la Avispa Barrenadora de los Pinos esta Consultoría no consiguió obtener una precisión de la magnitud económica de los
perjuicios que la plaga en las forestaciones de pino del pero aún así, puede afirmarse que no son actualmente relevantes de
acuerdo a información de observadores y profesionales forestales y, iii) por el contrario, la Cancrosis y la Mancha Negra de
los Cítricos tienen una gran repecursión negativa en la citricultura del NEA y del NOA por las restrcciones que impone la
Comunidad Europea, en especial España, a las exprotaciones, pero el SENASA no realiza más que actividades de
certificación de exportaciones.
77
En la Argentina hay dos especies de Moscas de la fruta: Ceratitis capitata (Wiedemann) (Diptera: Tepphritidae) conocida
como mosca del Mediterráneo, la cual es originaria de Africa e introducida en el país a principios del siglo XX, y Anastrepha
fraterculus (Wiedemann) (Diptera: Tephritidae) mosca sudamericana de la fruta, especie nativa de amplia distribución en la
Región Neotropical.
78
I. Región Sur o Patagonia, II. Región Nuevo Cuyo, III. Región NOA, IV. Región NEA y V. Región Centro.
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Provinciales, INTA, Universidades Nacionales, Asociación de Productores y Organismos
Internacionales. Al contrario de lo que ocurre con la Carpocapsa, no hay una ley nacional para
el control de la plaga.
Las acciones del PROCEM, para las cinco grandes regiones agroecológicas y
considerando el status de la plaga, se ejecutan con organizaciones con diversos participantes,
de acuerdo a cada realidad regional y provincial, con la coordinación técnica y normativa del
SENASA. En la Región Patagónica actúa la FUNBAPA, integrada por representantes de los
gobiernos provinciales (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, La
Pampa y Buenos Aires), el SENASA y organizaciones privadas (Cámara Argentina de
Fruticultores Integrados y Federación de Productores de Frutas de Río Negro y Neuquén). En
Mendoza, coordina las actividades el ISCAMEN (Instituto de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria de Mendoza); en la Provincia de San Juan, la Subsecretaría de Agricultura y
Ganadería (Dirección de Sanidad Vegetal de San Juan) y La Rioja, la Dirección General de
Recursos Agropecuarios y Agroindustrias.
Para alcanzar el propósito de erradicación de la plaga en las áreas definidas, las
instituciones comprometidas en el Programa, conducen las actividades relacionadas con: i)
Red de Detección de Dípteros Tefrítidos (monitoreo standarizado y acorde a exigencias
internacionales); ii) aislamiento de las Regiones bajo Programa mediante el sistema de
Barreras Fitosanitarias; iii) aplicación del Manejo Integrado de la Plaga (MIP); iv)
capacitación y difusión y, v) control directo de la plaga con la Técnica del Insecto Estéril
(TIE). La estrategia de erradicación del PROCEM, basada en la TIE, se apoya en la provisión
de este insumo que brindan los dos insectarios que tiene el país, en las Provincias de Mendoza
y de San Juan 79.
El Programa, de alcance nacional, da prioridad a las regiones donde hay cultivos
frutihortícolas de relevancia económica. El SENASA (Resolución 515/01) ha establecido
dentro del Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos (PROCEM),
las siguientes categorías de área, de acuerdo con el estado de situación de la plaga y del nivel
de protección cuarentenaria implementado.
79
Area en Etapa de Diagnóstico: Areas donde se inició el
monitoreo (trampeo de individuos adultos y muestreo de
frutos), con el objetivo de definir la presencia de la plaga
y su dinámica poblacional. Es necesario, como mínimo
un año de prospección antes de evaluar el paso a la
siguiente categoría. El monitoreo es ejecutado de acuerdo
a lo establecido por el PROCEM para cada situación.
Area de Escasa Prevalencia: Cumple en forma oficial,
con estas condiciones: i) hay sistema cuarentenario y
programa anual aprobados; ii) sistema de detección de
plaga operativo; iii) desarrollo del Plan de Control; v)
ejecución de Acciones Localizadas de Control y vi) Plan
Oficial de Auditorías coordinado por SENASA. Cumple
además con estos requisitos: i) MTD (Mosca/ trampa/ día)
fértil menor a 0,01 y ii) zona de contingencia definida.
Area Bajo Control: Se cumple en forma oficial, con
estas condiciones: i) presencia de Sistema Cuarentenario;
Area Libre: es aquel área que se encuentra dentro del
área protegida y cumple con lo establecido en el Sub-
La Bioplanta de Mendoza está reconocida internacionalmente y provee material biológico (140 millones semanales de
pupas estériles), al PROCEM y a Programas de Mosca de los Frutos de otros países. Otro insectario en actividad se encuentra
ubicado en la Provincia de San Juan, y produce aproximadamente 20 millones de pupas por semana.
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ii) programa anual aprobado iii) hay sistema de detección
de la plaga y Plan de Control y iv) Plan Oficial de
Auditorías organizado y coordinado por el SENASA.
Estándar Regional en Protección Fitosanitaria 3.2.1,
desarrollado y aprobado por el Comité de Sanidad Vegetal
del Cono Sur (COSAVE).
Situación de la plaga en el país
En el marco de lo expuesto, la situación actual de las distintas Regiones atendidas por
el PROCEM puede ser definida así (Mapa 3):
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Mapa 3
Situación de la Mosca de los Frutos en el país
Referencias:
1. Valles Andinos Patagónicos: Área Libre
2. Provincia de Mendoza: Área de Escasa Prevalencia
3 R. Patagónica: Área de Escasa Prevalencia de C. capitata y Área Libre de A. fraterculus.
4. Malargüe y el Sosneado (Mendoza): Área Libre
5. Valle de Uco (Mendoza): Área Libre
6. S. Juan y La Rioja: Disminución de las poblaciones de plaga.
7. Valle del Bermejo (La Rioja): Área de Escasa Prevalencia de C. capitata.
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− Valles Andinos Patagónicos: Área Libre de
Moscas de los Frutos de importancia
económica, Resolución SENASA No. 194/99.
− Mendoza: Area de Escasa Prevalencia de
Mosca (C. capitata). Disposición SENASA
01/02.
− R. Patagónica: Área de Escasa Prevalencia de
Mosca (C. capitata). Disposición 03/20
SENASA.
− Malargüe y el Sosneado (Mendoza): Area
Libre de Moscas de los Frutos Disposición
SENASA 6/03.
− Valle del Bermejo (La Rioja): Área de Escasa
Prevalencia de Mosca del Mediterráneo (C.
capitata) Disposición SENASA 14/04.
− R. Patagónica: Área Libre de Moscas de los
Frutos (A. fraterculus). Disposición SENASA
4/04.
− Valle de Uco (Mendoza): Área Libre de Mosca
de los Frutos al. Disposición SENASA 15/04.
− S. Juan y La Rioja: Disminución de las
poblaciones de plaga.
El financiamiento del PROCEM
El aporte nacional se concreta mediante el presupuesto oficial del SENASA, con un
monto anual estimado de $ 150.000, que incluye auditorias, eventos de capacitación y gastos
de movilidad. A nivel provincial o regional, no existe una forma de operación única sino que
se utilizan diferentes modalidades de financiamiento y montos anuales. En Mendoza se
financia con recursos del presupuesto provincial para el ISCAMEN (aproximadamente $
5.500.000 anuales).
En la Provincia de San Juan también se destinan al Programa recursos del presupuesto
provincial, sumados a un fondo especial que se genera con un impuesto a los emprendimientos
frutícolas con diferimiento impositivo ($/año 1.500.000) y en La Rioja hay un proyecto del
PROSAP/SAGPyA con recursos del BID que otorga unos $ 600.000 por año.
En la Patagonia, el presupuesto para el año 2005 rondó los $ 1.855.000, provenientes
de la recaudación de un canon (Resolución SAGPyA Nº 120/03), de $ 2,50 por tonelada de
fruta fresca, que aportan los productores y, en parte, de la recaudación que se realiza en la
Barrera Fitozoosanitaria de la Patagonia. Las provincias patagónicas realizan un aporte menor
en la afectación de algún personal y de estructura edilicia.
b) Programa Nacional de Supresión de la Carpocapsa (PNSC)
Marco legal y estructura
El Programa, creado por Resolución de la SAGPyA Nº 1269/04 que reformuló al Plan
vigente, está organizado con una Coordinación Nacional, un Consejo Técnico Asesor y
Programas Regionales y Provinciales. La Comisión Técnica Nacional propone las normas y
actividades para el control de la plaga y evalúa la marcha de las acciones. Está integrada por el
SENASA, el INTA, las Provincias de Río Negro, Neuquén, Mendoza, Catamarca, La Rioja y
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San Juan; la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI); la Federación de
Productores de Frutas de Río Negro y Neuquén, la Sociedad de Productores y Exportadores de
Frutas Frescas de Mendoza, las Facultades de Ciencias Agrarias del Comahue y Cuyo, el
CONICET y el Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA).
La Coordinación Nacional, conformada por un Coordinador Nacional y su Asistente
Técnico, encamina las propuestas de los programas provinciales y regionales; evalúa su
ejecución y aprueba sus planes operativos anuales. El Consejo Técnico Asesor, integrado por
el INTA, las Facultades mencionadas y el CONICET, realiza los estudios técnicos que solicita
la Comisión Técnica y hace recomendaciones para el eficaz desarrollo del Programa Nacional.
La base legal está en el Decreto Nº 15.334/32, que declara a la Carpocapsa plaga
nacional de la agricultura y las disposiciones del Decreto-Ley Nacional Nº 6.704/63, de
Sanidad Vegetal. La importancia de la plaga ha llevado, en julio de 2002, a la promulgación
de la Ley Nacional Nº 25.614, de “Promoción para la Erradicación de la Carpocapsa, mediante
la Técnica de la Confusión Sexual de los Insectos”. La autoridad de aplicación de la Ley es la
SAGPyA y por delegación (Resolución Reglamentaria Nº 257/02), el SENASA. La Ley
establece, entre otros aspectos, beneficios impositivos para la adquisición de bienes y servicios
para la lucha contra la Carpocapsa mediante la Técnica de la Confusión Sexual. Las
Provincias de Río Negro, Neuquén y Mendoza tienen las Leyes Nº 3.106, 2.272 y 6.333,
respectivamente, para el control de la plaga.
Los principales objetivos del Programa son: i) Mejorar la sanidad y calidad de la fruta
de pepita y carozo, mediante la reducción de los niveles de daño provocados por Carpocapsa;
ii) intensificar la Fiscalización Fitosanitaria de la producción de fruta fresca de pepita y
subproductos a lo largo de toda la cadena productiva; iii) incrementar el control de la plaga
mediante la erradicación de montes abandonados y/o de riesgo fitosanitario; iv) difundir la
adopción de técnicas alternativas no contaminantes para el manejo de la plaga, a través de una
campaña de comunicación dirigida a los distintos participantes de la producción frutícola en la
Región; v) coordinar el funcionamiento de las Comisiones Fitosanitarias Locales (CFL) para
el control de la plaga otorgando una mayor participación de los productores en el diseño de la
campaña y el uso de los recursos y vi) apoyar la generación y adaptación de técnicas
alternativas para el manejo de la plaga no contaminantes del ambiente y que favorezcan la
obtención de fruta con bajo nivel de residuos.
Programas regionales y provinciales
Desde 1996 se ejecuta, en los valles irrigados de la Patagonia, el Programa de
Supresión de Carpocapsa, bajo la responsabilidad de la Fundación Barrera Zoofitosanitaria
Patagónica (FUNBAPA), entidad que integra a las organizaciones de productores, al SENASA
y los Estados Provinciales. Para lograr la supresión, el Programa promueve y apoya la
implantación del Manejo Integrado de Plagas, con una reducción sustancial del uso actual de
plaguicidas contra Carpocapsa, posibilitada por la implantación de la TCS.
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Argentina
La Provincia de Mendoza, desde el año 2000, ejecuta el Proyecto de Supresión de
Carpocapsa y Grafolita en Montes Frutales, a través del Instituto de Sanidad y Calidad
Agropecuaria de Mendoza (ISCAMen) y con financiamiento del Programa de Servicios
Agrícolas Provinciales (PROSAP/SAGPyA). La Provincia de La Rioja, si bien no tiene
vigente un programa oficial de lucha, afecta recursos para la disponibilidad de agroquímicos
en los pequeños productores de nueces. La Provincia de San Juan, por el contrario, aún no ha
iniciado acciones de control de la Carpocapsa en su territorio.
Métodos y técnicas de control
El sistema actual de lucha o control de la plaga en la Argentina, esta basado en el uso
de insecticidas de amplio espectro, mediante pulverizaciones con agroquímicos. Esta forma de
lucha, que alcanzó en el año 2003 a 77 % de la superficie cultivada con frutas de pepita, ha
generado resistencia por parte de la plaga a ciertos principios activos (principalmente a los
piretroides), con la consiguiente disminución de su efectividad y el incremento del número de
aplicaciones en la estrategia de control (ver Capítulo I, ítem B.3.).
La tendencia a la reducción en las tolerancias de residuos de agroquímicos en fruta
fresca por parte de los mercados compradores, hace que esos productos no puedan utilizarse
en el período cercano a la cosecha. Por otra parte, existe un número cada vez más restringido
de insecticidas específicos, situación que disminuye la posibilidad de contar con una amplia
oferta de los mismos para la lucha contra la Carpocapsa.
En ese marco, los métodos aplicados y recomendados por el Programa son el control
químico mencionado, para bajar el nivel poblacional de Carpocapsa y luego poder aplicar el
método denominado Técnica de Confusión Sexual (TCS), basado en la utilización de
semioquímicos, sustancias que los insectos emplean para comunicarse (feromonas sintéticas
que cumplen la función de atractivo sexual). El uso de estas sustancias permite desorientar a
los machos de Carpocapsa, evitando así el encuentro con las hembras de la especie y, por lo
tanto, el apareamiento y posterior reproducción. Para Carpocapsa, este método ha demostrado
su eficiencia en el control y su uso se está imponiendo en las zonas de producción de fruta de
pepita del mundo que aspiran a producir bajo pautas de Manejo Integrado de Plagas. La
aplicación de esta técnica, presenta importantes ventajas respecto al control tradicional, entre
las cuales pueden citarse: reducción del impacto sobre el ambiente y de los residuos de
plaguicidas en fruta; mantenimiento o incremento de poblaciones de enemigos naturales de las
plagas; retraso en la aparición de resistencia a los plaguicidas; mayor seguridad del trabajo del
productor y operarios de chacra; menor uso de la maquinaria e importante reducción del daño
en fruta 80.
80
Otros métodos de bajo impacto ambiental son el Control biológico, poco aplicado en la Argentina, sustentado en una serie
de enemigos naturales de la Carpocapsa (Virus de la Granulosis, avispas de los géneros Trichogramma, Ascogaster y Mastrus
y nematodos) y la Técnica del Insecto Estéril (TIE), que consiste en la aplicación de radiación sobre machos criados en
forma masiva para esterilizarlos ción y luego liberarlo para el apareamiento que no dejará descendencia.
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Argentina
Como complementos, el Programa considera al Control cultural (raspado de troncos;
colocación de fajas de cartón corrugado; limpieza de puntales; poda y conducción; raleo de
frutos; remoción de envases de cosecha y erradicación de montes abandonados y en riesgo
fitosanitario) y la Cuarentena vegetal (procedimientos para proteger las áreas que alcanzaron
un nivel poblacional más reducido de la plaga, como controles en puestos de barreras,
tratamientos cuarentenarios y medidas técnicas y legales para evitar la introducción de la plaga
a las zonas resguardadas).
Financiamiento del PNSC
En la Región Patagónica, campaña 2005, la FUNBAPA presupuestó aproximadamente
$ 1.100.000, incluyendo los gastos del Sistema de Mitigación de Riesgo de Carpocapsa para
Brasil.
El principal sostén económico de las actividades de control son los propios
productores, que actualmente aportan, mediante un Canon Contributivo Obligatorio, al
sostenimiento de los programas fitosanitarios de la Región Patagónica (Resolución SAGPyA
Nº 120/03). Los gobiernos provinciales de Río Negro y Neuquén afectan recursos,
fundamentalmente para el financiamiento de agroquímicos y dispenser de la feromona para la
aplicación de la TCS. El PNSC desarrolla acciones de fiscalización ejecutadas por el SENASA
y las Provincias y de capacitación sobre las buenas prácticas para el control de la plaga y para
la implementación de la TCS.
En la provincia de Mendoza, donde la incidencia de la plaga es menor, ya se cuenta
con una importante red de monitoreo y alerta, desarrollada con apoyo del PROSAP/SAGPyA
y se están ejecutando actividades para la implementación del MIP. Mendoza ejecutó en 2003,
el tercer tramo del desembolso del proyecto PROSAP, estimado en usd$ 2.401.975,
incluyendo las actividades del Sistema de Mitigación de Riesgo para exportar al Brasil.
c) Consideraciones sobre los programas de lucha
Realizar evaluación de actividades es un procedimiento complejo y requiere
información de diversos aspectos que no dispone esta Consultoría. Aún así no puede dejar de
señalarse que, no obstante la diversidad y cantidad de actividades que realizan las dos
iniciativas públicas de sanidad vegetal, diversos hechos de indudable importancia comercial y
económica, están exigiendo la profundización y ampliación territorial del PNSC y del
PROCEM. En este entendimiento, a continuación se hacen algunas consideraciones sobre los
dos Programas; previamente, con el fin de analizar comparativamente los elementos que
conforman estos dos programas, con el exitoso Plan de Lucha contra la Fiebre Aftosa,
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Argentina
también ejecutado por el SENASA, se describe en forma resumida la mencionada iniciativa
de sanidad animal.
Una referencia: el Plan de Lucha contra la Fiebre Aftosa
En enero de 1994, se promulga la Ley Nacional Nº 24.305 que posibilitó la
erradicación de la Fiebre Aftosa. El análisis de esta Ley y de las instituciones que la pusieron
en práctica puede ayudar a comprender las carencias y falencias que tiene en la actualidad, la
lucha contra las plagas agrícolas. Sus principales disposiciones son:
− Declara de interés nacional la erradicación de la
Fiebre Aftosa y responsabiliza a la Comisión
Nacional de la evaluación periódica del Plan.
− Establece una estructura institucional para
planificar, organizar, ejecutar, fiscalizar, seguir y
evaluar el Plan de lucha
− Determina la obligación del cumplimiento por los
productores de las acciones del Plan, la denuncia
de casos de enfermedad, la obtención de los
certificados de vacunación y la tenencia de la
documentación para el movimiento de animales
− Define una técnica de lucha y crea un Plan con
acciones para la erradicación
− Otorga a instituciones locales sin fines de lucro, el
papel de ejecutoras de las acciones del Plan y el de
promotoras de las acciones propuestas
− Reserva para el SENASA, la fiscalización del Plan
y la legalización, vía resoluciones, de las decisiones
tomadas en con la autoridad máxima del Plan:
Comisión Nacional de Lucha contra la Aftosa
La Ley está reglamentada por un Decreto Nacional (Nº 643/96), se dicta en junio de
1996 (tres años más tarde) y tiene un Anexo de 63 artículos, complementarios a los 24 de la
Ley. En términos jurídicos e institucionales, se entiende que el éxito del Plan se debe a su
legitimidad, apoyada en una Ley Nacional y la correspondiente reglamentación.
Con relación a la estructura institucional debe indicarse que la Ley Nº 24.305 y su
Decreto definen la estructura institucional del Plan, con su vértice o autoridad máxima, en la
Comisión Nacional de Lucha contra la Aftosa (CNLA); un plano medio representado por las
Comisiones Provinciales de Sanidad Animal (COPROSAs) y su base operativa, en las
Fundaciones y Entes Locales de Lucha Sanitaria.
La Ley le asigna al SENASA el papel de autoridad de aplicación y de órgano rector
del Plan. También lo nombra responsable final de la planificación, ejecución y fiscalización
del programa, pero a continuación establece que el SENASA delega en las COPROSAs,
creadas también por Ley, la ejecución de las acciones en cada provincia. Determina asimismo,
que la CNLA debe estar presidida por la autoridad máxima del SENASA y tener
representantes de las entidades privadas de la ganadería (Sociedad Rural y otras) y de las
COPROSAs. Esta Comisión, según el Decreto Nº 643/96, configura el cuerpo orgánico
participativo del Plan y es la receptora de las propuestas elevadas por las Fundaciones y Entes
locales a través de las COPROSAs. La CNLA debe intervenir en la elaboración de la
planificación, el seguimiento y la evaluación del Plan.
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Las Comisiones Provinciales o Regionales están integradas, según la Ley, por dos
representantes del SENASA, dos del gobierno provincial (o uno por cada provincia si la
Comisión es regional), un miembro de la Asociación de Veterinarios Provincial (o de cada
una de las provincias), según el caso, y un miembro de las entidades de productores que
actúan en cada provincia, así como representantes de la industria. Cada COPROSA o
Comisión Regional está presidida por el representante del gobierno local o por uno de los
representantes de los gobiernos provinciales si la Comisión es regional. La Ley detalla
claramente cuales son las funciones y atribuciones de las Comisiones Provinciales.
La Ley, en su artículo 7, convalida las Fundaciones y Entes Locales de Lucha
Sanitaria existentes hasta enero 1994 (Resolución SAGyP 574/88). El artículo es claro
respecto al papel reservado para las Fundaciones: “Ejecutarán tareas establecidas para las
mismas en el plan nacional y sobre ellas estará asentado a nivel local el Plan de Erradicación
de la Fiebre Aftosa”. El artículo 8 de la Ley, establece además una condición clave para la
intervención de las Fundaciones: determina que el área geográfica de acción de las mismas
será el partido, departamento o jurisdicción equivalente en el ámbito provincial. Esto significa
que ninguna de ellas puede superar el ámbito geográfico de una provincia.
En resumen, el éxito del Plan tiene una de sus bases en una estructura institucional
acorde con el sistema federal, armónica, equilibrada, y flexible, especialmente en lo que hace
a la ejecución de las acciones. Es muy importante remarcar que la estructura del Plan prevé la
función de evaluación y designa como responsable de la misma al órgano máximo: la CNLA.
Consideraciones sobre el PNSC
Para este Programa pueden indicarse como problemas y restricciones que requieren la
profundización y ampliación territorial indicada en el párrafo inicial a los siguientes: i) los
daños de la plaga han crecido en estos últimos años, con fuerte repercusión en el ingreso del
productor; ii) los mercados externos aumentan periódicamente las exigencias de inocuidad y
calidad de las frutas frescas y los productos elaborados a partir de las mismas; iii) la plaga está
demostrando mayor resistencia a los plaguicidas; iv) el impacto ambiental negativo de esos
plaguicidas exige la implementación de alternativas más amigables con el medio ambiente; y,
v) el impacto que ha producido en los productores, la crisis económica de lo últimos años y la
devaluación monetaria de inicios del año 2002.
Una de las principales limitaciones del PNSC, en especial del Programa de la Región
Patagónica, reside en su financiamiento, captado a través del Canon Contributivo, ya que no es
suficiente para imprimir un ritmo de ejecución que permita alcanzar las metas y objetivos
planteados. Estas restricciones financieras afectan sobre todo la posibilidad de continuar
difundiendo las nuevas tecnologías a disposición, particularmente en lo que concierne al
empleo de feromonas de confusión sexual y las tareas de monitoreo y fiscalización de estas
plagas.
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En forma similar al PROCEM, para poder suprimir estas plagas se debe garantizar un
adecuado funcionamiento del sistema de protección cuarentenaria y el cumplimiento de las
normas legales de sanidad vegetal. La supervisión de los actuales sistemas de monitoreo y
fiscalización no cubren a la totalidad de productores y la difusión de las modernas tecnologías
de control es aún incipiente (abarca el 6 % del total de los fruticultores de la Patagonia y no se
usa en Cuyo).
La presencia de montes frutales abandonados representa un serio impedimento para el
avance y consolidación del PNSC, al no contarse con los recursos financieros necesarios para
la erradicación de los mismos. La falta de una reglamentación de las Leyes de Sanidad Vegetal
provinciales, constituye también impedimentos para lograr solución a estas situaciones.
En resumen y recordando los problemas y limitaciones de los productores del Alto
Valle (ítem I.C.1.), la consolidación del PNSC exigirá a los responsables de la sanidad vegetal
en el plano federal, una política que permita: i) diseñar y ejecutar acciones consensuadas entre
todos los actores de la fruticultura regional y ii) contar con los recursos económicos
suficientes. Las tecnologías, las instituciones y los recursos humanos existen y están
disponibles. A diferencia de la lucha contra la Aftosa, no existe un “rifle sanitario” (en este
caso decomiso), sobre los cajones de frutas que no evidencien, mediante su Documento de
Transito Vegetal, el cumplimiento de los requisitos fitosanitarios.
Comentarios sobre el PROCEM
Puede afirmarse, sin lugar a dudas, que el PROCEM ha conseguido importantes logros
y las instituciones y personas involucradas, también han alcanzado un significativo
crecimiento técnico y operacional. La coordinación de SENASA está reconocida a nivel
nacional (por los gobiernos provinciales) y fuera del país por otros países e instituciones
internacionales y se cuenta con medidas de protección cuarentenaria eficientes y eficaces, en
el orden interno y externo. Por último, hay un financiamiento parcial, que incluye el aporte de
los productores y un alto porcentaje de regiones o provincias que cuentan con recursos propios
o créditos externos.
Es necesario, por otro lado, ampliar el Programa a todo el territorio nacional para
disminuir la cantidad de barreras internas y tratamientos para movimientos dentro del territorio
nacional y la brusca baja del riesgo de reintroducción de la plaga de una zona a otra del
territorio nacional. Asimismo, debe respetarse el compromiso multilateral que asumió el País,
para reducir el uso de bromuro de metilo, sustancia que se utiliza para la desinfección de
productos en tránsito desde un área infestada a una libre o de baja prevalencia.
Para concretar estos objetivos y consolidar los logros obtenidos, el Programa debe
enfrentar y superar diversos problemas, entre otros: i) países limítrofes que tienen peor
condición en relación a la plaga que Argentina y no adoptan medidas de control; ii) periodos
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de baja rentabilidad de la producción (bajos precios, adversidades climáticas) que provoca
desatención a las acciones del Programa; iii) rechazo de apicultores y determinados grupos
ecologistas a la utilización de control químico; iv) baja prioridad al Programa para la política
fitosanitaria de determinadas provincias y, v) escaso recursos humanos capacitados en las
regiones o provincias que deberían sumarse al Programa.
En un plano de los requerimientos del propio PROCEM, pueden sugerirse como
mejoras y necesidades: i) llevar el Programa a todo el País, definiendo para cada territorio,
aún los que no tienen cultivos comerciales, su papel en el control de la plaga; ii) mantener los
status alcanzados; iii) consolidar los logros obtenidos en La Rioja y San Juan y revertir los
retrocesos observados en años recientes; iv) fijar acciones para el NEA y el NOA y v) definir
la provisión de mosca estéril para el Programa y las actividades propias de cada Provincia.
El SENASA en la actualidad está preparando dos programas para presentarlos ante el
PROSAP/SAGPyA. Uno de ellos, denominado Programa Nacional de Sanidad Vegetal, está
conformado por tres proyectos de control y prevención par la Mosca de los Frutos, la
Carpocapsa y la Avispa Barrenadora de los Pinos; a estos proyectos, se una un componente
general y transversal de fortalecimiento de todas las instituciones que habrán de participar en
la ejecución de esas tres iniciativas. El otro programa está destinado al fortalecimiento
exclusivo del SENASA.
4. Los organismos públicos de sanidad vegetal en las provincias argentinas
En este Informe no se ha considerado con el detalle que merecen, los organismos
públicos y privados de las provincias dedicados a la sanidad vegetal. Puede señalarse que
todas las provincias adhieren a la ley nacional de agroquímicos y que, a su vez, tienen leyes y
normas propias en el tema y sus autoridades de aplicación.
Y no siempre la calidad y dotación de recursos presupuestarios para esos organismos
está relacionada con la importancia del sector agrícola en las provincias. Una de las
excepciones es la Provincia de Mendoza, ya que cuenta con una institución de sanidad vegetal
de reconocida calidad y experiencia (ISCAMen); otra situación particular es la de fruticultura
del Alto Valle, Provincia de Río Negro, que se ve beneficiada por las actividades del INTA
Alto Valle, el LIBIQUIMA y el CIATI.
Un examen superficial de los proyectos de fortalecimiento del área de sanidad vegetal
que diversas provincias han elevado al Programa de Servicios Agrícolas Provinciales y que
esta Consultoría tuvo oportunidad de revisar, permiten concluir que en la mayoría hay
autoreconocidos déficit de capacidad institucional para atender los problemas fitosanitarios
(casos de las Provincias de Catamarca, La Rioja, Entre Ríos, San Juan, Corrientes, Misiones y
Tucumán).
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5. Instituciones mixtas y privadas
La Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica (FUNBAPA) y
Programa de Agroinsumos Regional (PAR)
La FUNBAPA es una entidad privada sin fines de lucro que fue creada en 1992 a
iniciativa de los productores agropecuarios patagónicos. Entre sus objetivos estatutarios se
encuentra la protección fitosanitaria de la Patagonia a través de la operación de una barrera de
control para el aislamiento de la región. La Fundación está integrada por la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA), el Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria (SENASA), los Gobiernos de las Provincias Patagónicas y las
Cámaras Empresariales y Asociaciones de productores agropecuarios de la región.
Por delegación de la SAGPyA/SENASA, la FUNBAPA ejecuta el Programa Nacional
de Erradicación de la Mosca de los Frutos y el Programa Nacional de Supresión de
Carpocapsa para la región Patagónica. Existe una Comisión Regional de Sanidad Vegetal,
responsable del seguimiento de las acciones de ambos programas. Además, la FUNBAPA fue
durante los tres primeros años de su creación, administradora del Programa de Agroinsumos
Regional (PAR), actualmente ejecutado por la Provincia de Río Negro. Este Programa atiende
el financiamiento del agroquímico fundamental para el control de la primera generación de la
Carpocapsa, consistente en cinco aplicaciones de Metil Azinfós, para ser destinado al sector
productor de frutas. Esta orientado a los productores pequeños y medianos, que acrediten la
condición de productor de fruta de pepita (manzanas, peras y membrillos), con superficies que
hayan sido plantadas en el año 1998 o anteriores en las Provincias de Río Negro, Neuquén y
La Pampa.
Comité Regional del Noreste Argentino (CORENEA)
Este Comité está integrado por: i) el Gobierno Nacional (SENASA); ii) los Gobiernos
de las Provincias de Misiones (Ministerio de Asuntos Agrarios), Corrientes (Ministerio de
Producción, Trabajo y Turismo), Entre Ríos (Secretaría de la Producción) y Buenos Aires
(Ministerio de Asuntos Agrarios); iii) la Asociación de Fruticultores de Misiones; iv) el Sector
Productor de la Comisión Mixta Provincial del Citrus de Corrientes; v) la Federación del
Citrus de Entre Ríos; vi) la Cámara de Exportadores del NEA ( CANEA) y, vii) la Cámara de
Productores y Empacadores de la Zona Noreste de la Provincia de Buenos Aires. Son
integrantes Asesores el INTA, las Entidades de Ingenieros Agrónomos y el Instituto
Interamericano de Ciencias Agropecuarias (IICA).
Los objetivos del Comité son: i) velar por el correcto cumplimiento y aplicación de las
normas en vigencia o a dictarse, que aseguren la sanidad y calidad citrícola, incluyendo los
viveros de citrus; ii) confeccionar y aprobar los programas sanitarios y de calidad citrícola
para las provincias que componen el CORENEA; iii) identificar y gestionar los fondos y
presupuestos para la ejecución de los programas adheridos al Programa Nacional de Sanidad
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Citrícola, generados para cada una de las Provincias integrantes del CORENEA; iv) proponer
y gestionar el dictado de normas jurídicas que permitan el mejor cumplimiento de los
programas y de los objetivos fitosanitarios y de calidad, para la citricultura de las provincias
integrantes; v) proponer estrategias que permitan el levantamiento de las medidas restrictivas
al ingreso de productos citrícolas de las provincias integrantes, en otros países; vi) coordinar
acciones con organismos e instituciones privadas u oficiales, provinciales o nacionales, que
permitan alcanzar una fluidez en el comercio interno, que beneficie a la economía de la región
preservando y mejorando, a la vez, las condiciones sanitarias de las áreas protegidas y vii)
celebrar convenios de cooperación con otras entidades.
Comisión Provincial de Sanidad Vegetal (COPROSAVE - Corrientes)
Creada por Decreto provincial Nº 3267/98, la COPROSAVE se encuentra integrada
por representantes del Ministerio de Producción Trabajo y Turismo, Servicio Nacional de
Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica de la Provincia de
Corrientes y por los siguientes sectores productivos: citrícola, hortícola, arrocero, algodonero
y forestal.
La Comisión cumple las siguientes funciones: i) proponer orientaciones a las políticas
y estrategias fitosanitarias y de calidad vegetal para la Provincia; ii) proponer el dictado de las
normas que resulten necesarias para la ejecución de los programas de sanidad y calidad
vegetal que se establezcan en la Provincia; iii)participar en la elaboración de los programas de
trabajo y los planes operativos anuales a ser ejecutados por el Servicio de Sanidad Vegetal del
Ministerio de Producción y Desarrollo; iv) administrar los fondos que se generen por la
aplicación de la Tasa de Retribución de Servicios que cree el Poder Ejecutivo para el
financiamiento de las actividades de sanidad y calidad vegetal; v) coordinar las acciones con
los demás Organismos e Instituciones Oficiales y Privadas vinculadas a la problemática
sanitaria y de calidad vegetal a efectos de tornar más eficaz y eficiente su accionar, celebrando
los convenios de cooperación que resulten necesarios.
El Comité Regional Fitosanitario del Noroeste Argentino (CORENOA) y
la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino (AFINOA)
El Comité está formado por los Secretarios del área de cada una de las cuatro
provincias que forman la Región (Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca), más un representante
de la SAGPyA (de acuerdo a la Resolución nº 638 por delegación es del SENASA) y un
representante de AFINOA. La existencia de este Comité ha sido validada por la Secretaría de
Agricultura Ganadería y Pesca por Resolución Nº 638 y sus funciones son las de fijar políticas
del sector para la Región. Por su reglamento interno (Resolución Nº 922/92), está facultado a
celebrar convenios de cooperación con instituciones privadas y a administrar fondos con base
en un Programa Operativo aprobado.
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La Asociación es una organización civil sin fines de lucro, constituida en mayo de
1991 y reconocida por la SAGPyA por la Resolución Nº 45. Sus funciones son: i) cooperar
con las autoridades sanitarias nacionales y/o provinciales en la implementación de las medidas
de combate a las plagas y enfermedades que afecten la libre comercialización de los productos
frutihortícolas de las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca; ii) colaborar
económicamente, mediante convenios, con las autoridades nacionales y provinciales, para
implantar medios de defensa fitosanitaria de la Región NOA y iii) facilitar la labor de
fiscalización y control de los entes oficiales pertinentes. Los miembros de la asociación, de
acuerdo a su estatuto, deben ser productores citrícolas o personas físicas que participen en
sociedades productoras.
En 1992 se celebró un convenio de administración entre el IASCAV (actualmente
SENASA) y AFINOA, para los aranceles que se aplican sobre productos frescos o
industrializados que se encuentren incluidos en los planes de acción elaborados y aprobados
por CORENOA. Salta y Jujuy han suscrito convenios con AFINOA de cooperación
fitosanitaria para la prevención del ingreso de la Cancrosis de los Cítricos u otras
enfermedades. Así, por estos convenios se emplazó un sistema de barreras fitosanitarias, con
gastos a cargo de AFINOA.
C.
LA INVESTIGACIÓN EN SANIDAD VEGETAL
En este Informe tampoco se pudo analizar y evaluar con la importancia debida, la
investigación en sanidad vegetal en el plano federal (INTA) y en las provincias. La excepción
es el breve análisis que se ha hecho de la investigación que realiza el INTA Alto Valle (Río
Negro) con relación a la Carpocapsa, las alarmas sobre la plaga, el Programa Integrado de
Fruta y la investigación fitosanitaria en general, con reconocidos y notables resultados
positivos.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tiene la actividad de
investigación en el contexto de su Programa Nacional y los Planes Tecnológicos Regionales;
el Programa opera dando orientación en la asignación de recursos, promueve convenios con
otras instituciones afines, supervisa la calidad científica y técnica de los proyectos específicos
y orienta también el seguimiento y evaluación de los proyectos. Cada regional a su vez tiene
proyectos de investigación acordes a los temas de la agricultura local. Relacionados con el
control de plagas deben señalarse, el Programa Nacional de Protección Vegetal en primer
lugar y en segundo, el de Gestión Ambiental; también tiene Programas Nacionales para cada
gran rubro de la agricultura: frutas, cereales, etc.,
El INTA tiene además, proyectos especiales de investigación en el tema sanitario,
entre los que cabe destacar, el ya citado de Monitoreo de Ecotoxicología en Aves, dos
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proyectos vinculados a la sustitución del Bromuro de metilo en el cultivo de frutillas, verduras
y tabaco y una iniciativa dedicada al Manejo Integrado de Plagas.
Otra institución con amplia experiencia en investigación agronómica y, en especial
sanidad vegetal, es la Estación Experimental Obispo Colombres, de la Provincia de Tucumán.
D.
LA SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA Y EL SISTEMA
NACIONAL DE CONTROL DE ALIMENTOS
El Sistema (SNCA) se ocupa de la producción y comercialización de alimentos, como
autoridad de aplicación del Código Alimentario Argentino, versión local del Codex
Alimentarius. El Sistema fue creado mediante el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 815
del año 1999 y tiene carácter obligatorio en todo el país. Entre otras áreas temáticas, el
SNCA tiene responsabilidad de control y normatización de la inocuidad de los alimentos y en
este plano, para los residuos de plaguicidas. Está constituido por la Comisión Nacional de
Alimentos (CONAL), el SENASA y la Administración Nacional de Medicamentos,
Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). La CONAL, en el ámbito del Ministerio de
Salud, funciona como unidad técnica de apoyo y asesoramiento técnico al SNCA e integra a
representes de la SAGPyA, la Secretaría de Salud del Ministerio, la ANMAT, la Secretaría de
la Competencia, el SENASA, las Provincias; tiene un Consejo Asesor conformado por
representantes del sector privado alimentario.
En líneas generales puede decirse que el SENASA se ocupa de la sanidad y calidad de
los alimentos frescos y la ANMAT de los procesados. Las misiones y funciones, que son
similares para ambos organismos, se relacionan con la preservación de la inocuidad y calidad
alimentaria, a través del registro de productos, el control de unidades productivas y de
productos, la expedición de certificados, la fiscalización de importaciones y la certificación de
exportaciones, la normatización y control de los envasados y rotulados y la coordinación de
responsabilidades con las provincias y municipios.
La mera descripción de esta estructura de la administración pública dedicada a la
sanidad vegetal y a la calidad de los alimentos, aunque muy resumida, indica la posibilidad de
ocurrencia de ineficiencias, gastos prescindibles y superposición de misiones y funciones, sin
excluir con esto, la existencia de áreas donde no hay una intervención del Estado y debería
haberla.
E.
EL MINISTERIO DE SALUD Y DESARROLLO SUSTENTABLE Y LAS
INTOXICACIONES POR PLAGUICIDAS
En el plano nacional o federal, el Ministerio de Salud y Desarrollo Sustentable tiene
misiones y funciones específicas en todo lo atinente a la toxicología y epidemiología de la
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población y, en este carácter, en todo lo relacionado por intoxicaciones causadas, accidental o
intencionalmente, por plaguicidas. A su vez, el Ministerio de Trabajo, por medio de la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo, se ocupa como autoridad de aplicación de la
legislación y normas dedicadas a la salud laboral y los riesgos del trabajo, en este caso para
los trabajadores rurales y los trabajadores de la industria de agroquímicos y similares.
1. Programa Nacional de Prevención y Control de las Intoxicaciones
Este Programa tiene por objetivo la disminución de los riesgos para la salud humana, de
la exposición a las sustancias químicas, incluyendo los plaguicidas de uso agropecuario. Con ese
fin general, el Programa procura: i) hacer la caracterización epidemiológica y el establecimiento
de normas para las acciones de prevención, diagnóstico, tratamiento y vigilancia de las
intoxicaciones; ii) mejorar el intercambio de información toxicológica y el funcionamiento de las
unidades asistenciales de Toxicología Clínica del país, incluyendo los Centros de Información,
Asesoramiento y Asistencia Toxicológica (CIAATs) y los Laboratorios de Análisis Clínicos
Toxicológicos (LACTs), y iii) promover la capacitación en Toxicología Clínica y Epidemiología
Aplicada.
El Programa, iniciado en 1.999 por Resolución Ministerial Nº 222, cuenta con el apoyo
de la OPS/OMS para las tareas de capacitación y de la GTZ, para todo lo relacionado con los
Registros de Intoxicaciones. Uno de sus principales objetivos es establecer un patrón homogéneo
y uniforme para todo el país, del registro de las intoxicaciones, incluso acorde a los usados por la
Red Internacional INTOX de la CEPIS-OPS-GTZ. La padronización del levantamiento de la
información sobre los intoxicados es un elemento clave para la programación de actividades de
prevención y, en la Argentina como en la mayoría de los países latinoamericanos, existía, y aún
existe, una enorme variedad en las formas de adquirir y de consignar la información proveniente
de los afectados por intoxicaciones. En el ámbito del Programa Nacional de Prevención y
Control de las Intoxicaciones, opera la REDARTOX, Red Argentina de Toxicología, creada
también en 1999, con el objetivo de mejorar el intercambio de información temática, armonizar
registros y normas y promover la investigación y la prevención de las intoxicaciones.
2. Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE)
La denuncia de intoxicaciones por plaguicidas en el caso de brotes81, es obligatoria por
la Ley Nacional Nº 15.465 (Notificaciones Médicas Obligatorias). En el Registro del
SINAVE hay dos tipos de intoxicaciones que guardan estrecha relación con los temas de este
Informe: los accidentes con patologías relacionadas con intoxicaciones por pesticidas (sin otra
discriminación) y las enfermedades trasmitidas por alimentos (ETA). A diferencia del
81
Casos agudos y masivos, con una ó más áreas de incidencia.
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110
Argentina
Registro de Consultas, en este Sistema se consignan los casos tratados por organismos
médicos, generalmente públicos.
3. Programa Nacional de Riesgos Químicos
El Programa fue creado en el año 2000, por la Resolución Nº 527 del Ministerio de
Salud, con el objetivo general de minimizar los riesgos para la salud humana, asociados a la
exposición a las sustancias químicas. Sus objetivos específicos son la promoción de
mecanismos sustentables de gestión de sustancias químicas para limitar los riesgos para la
salud humana; la identificación de riesgos y situaciones para organizar su vigilancia y control
y las vías, recursos y mecanismos para promover una información oportuna, veraz y
actualizada sobre los riesgos del manejo de las sustancias químicas y la promoción del trabajo
intersectorial, facilitando la comunicación entre las áreas vinculadas al problema.
El Programa realiza actividades de asistencia técnica en intervenciones directas sobre
problemas concretos; imparte capacitación y colabora en los procesos de normatización de los
mecanismos de manejo y administración de las sustancias químicas. Recibe recursos del
presupuesto nacional y también aportes de UNITAR, GTZ y CEPIS-OPS. Entre otros, cabe
mencionar su participación en los trabajos de campo y monitoreo de población expuesta a
agroquímicos en las localidades de Colonia Aurora, Provincia de Misiones y Bigand y
Lanteri, Provincia de Santa Fe (ítem I.E.2.).
F.
LA SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO Y LA
SEGURIDAD DEL TRABAJADOR RURAL
La Superintendencia es la autoridad de aplicación de la Ley Nº 24.577 Riesgos del
Trabajo y en su área se creó el Centro de Información y Asesoramiento en Toxicología
Laboral (PREVENTOX) para poner a disposición del trabajador, un centro de consulta
gratuita sobre la exposición a sustancias químicas peligrosas y los efectos que ejercen sobre el
ser humano. El Centro asesora al trabajador que manipula sustancias químicas, acerca de los
exámenes periódicos, las características que debe asumir el examen clínico y los medios de
diagnóstico que se deben emplear, estipulando la frecuencia de los mismos. También aconseja
sobre qué hacer con un paciente intoxicado o con una enfermedad profesional.
G.
LOS ORGANISMOS AMBIENTALES Y LA CONTAMINACION
En el gobierno federal, fuera de los tratados precedentes, hay dos organismos que
tienen competencia en la calidad del ambiente y sus recursos naturales: La Secretaría de
Ambiente y Desarrollo Sustentable y la Subsecretaría de Recursos Hídricos. En la primera no
hay programas específicos dedicados a la contaminación originada por el control de plagas o
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111
Argentina
por la fabricación, transporte, almacenamiento o destino final de los plaguicidas agrícolas.
Existe el Programa Ozono dedicado a la mitigación del uso de las sustancias que deprimen el
ozono en la estratosfera y que ha destinado proyectos a ser ejecutados por el INTA y el
SENASA (reducción del uso de Bromuro de metilo en la agricultura).
En la Subsecretaría de Recursos Hídricos, Dirección Nacional de Conservación y
Protección de los Recursos Hídricos, se ejecuta el Programa de Calidad del Agua con el fin de
tratar los aspectos concernientes a la calidad del agua ambiente. Sus objetivos específicos son:
i) proponer pautas de calidad de agua ambiente para fundamentar la asignación de destinos a
los recursos hídricos superficiales y subterráneos, con especificación de objetivos de calidad
para los mismos; ii) desarrollar normas destinadas a preservar y recuperar la calidad de los
recursos hídricos; iii) evaluar las características de calidad de los cuerpos de agua y hacer
diagnósticos de su condición y aptitud y iv) analizar aspectos de la calidad del agua ambiente
involucrados en la formulación de planes hídricos. No tienen elaborados indicadores para
plaguicidas ni hicieron diagnósticos de ningún cuerpo de agua para determinar plaguicidas.
El Instituto Nacional del Agua (INA) pertenece a la Subsecretaría de Recursos
Hídricos (Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios) y en su ámbito
se está ejecutando el Programa Nacional de Calidad de Agua, que ejecutó los proyectos de
investigación descritos en el ítem I.E.2.
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Argentina
PERSONAS CONSULTADAS
Pablo Cortese – Director de Vigilancia y Monitoreo (SENASA)
Diego Quiroga – Funcionario SENASA
Diana Guillen – Directora Nacional de Protección Vegetal (SENASA)
Fernando Lavaggi – Responsable de SICOFHOR y SIFFAB (SENASA)
Alfredo Gomila – Coordinador del Proyecto Control del Picudo del Algodonero (SENASA)
Eduardo Butler – Director, Dirección de Agroquímicos, Productos Farmacológicos y
Veterinarios (SENASA)
Diego Ciancaglini – Coordinador, Coordinación de Agroquímicos y Biológicos (SENASA)
Ricardo Sanchez – Coordinador del Programa de Sanidad Vegetal (PROSAVE SENASA)
Claudia Cartes – Delegada SENASA en el Río Negro.
Liliana Cichón - INTA Alto Valle del Río Negro
Graciela Putruelle - INTA Concordia
Pablo Gomez Riera – Director de Planificación del INTA
Mario Bogliani – Instituto de Ingeniería Rural (INTA)
Lorenzo Ferretjans – Funcionario del ISCAMen (Mendoza)
Susana García - Ministerio de Salud
Gloria Llorens – Directora del Centro Nacional de Intoxicaciones
Viviana Crapanzano – Funcionaria del Centro Nacional de Intoxicaciones
Nelson Alveano – Superintendencia de Riesgos del Trabajo (Ministerio de Trabajo)
Carlos Vaca - Consultor de la SRT
Rubén Goransky - Subsecretaría de Recursos Hídricos
Alberto Natale - INA (Programa Nacional de Calidad del Agua)
Pablo Isally - Secretaria de Medio Ambiente
Eduardo Wright – Facultad de Agronomía (Cátedra de Fitopatología)
Marcelo Carmona - Facultad de Agronomía (Cátedra de Fitopatología
Daniel Pórfido – CASAFE (Gerente Técnico)
Muncha Diaz Cano – Consultora (ex coordinadora SICOFHOR)
Alfredo Faggionato - Gerente DOLE (empresa exportadora de frutas)
Pedro Campos – SYNGENTA (Gerente Regional)
Estudio Sectorial Agrícola Rural
Banco Mundial/Centro de Inversiones FAO
113
Argentina
BIBLIOGRAFIA
1. Control Fitosanitario. Maccarini Leandro. Ed. Hemisferio Sur, Buenos Aires, 1988.
2. Cambio y fortalecimiento del SENASA. Amaya, Jorge y Casamiquela, Carlos. SENASA,
Buenos Aires, diciembre 2003.
3. Consecuencias sanitarias del empleo de plaguicidas en la agricultura. Organización
Mundial de la Salud (OMS) y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA). Ginebra, 1992.
4. La Roya de la soja: atento y a tiempo. Carmona, Marcelo y Melo Reis, Erlei. Ed.
SYNGENTA. Buenos Aires, enero 2004.
5. Por un campo sano: ¿Cómo estamos en sanidad agropecuaria? Ed. Bolsa de Cereales.
Buenos Aires, mayo 2004.
6. Fruticultura moderna – 9 años de Cooperación Técnica. Ed. INTA y GTZ. Alto Valle del
Río negro, 1999.
7. Empleo rural en tiempos de flexibilidad. Aparicio, S. y Benencia R. (Coordinadores). Ed.
La Colmena, Buenos Aires, 1999.
8. Estudio de base para la implementación de un sistema de certificación de la calidad la
sanidad de la producción agrícola. Gutman, G. Ed. Ministerio de Asuntos Agrarios (Prov.
de Buenos Aires) y FAO. La Plata, Provincia de Buenos Aires, 2003.
9. Fruticultura en perspectiva. Consejo Federal de Inversiones y Gobierno de la Provincia de
Río Negro. Viedma, Río Negro, 1996.
10. Censar ‘93” Censo Agrícola Rionegrino. Ministerio de Economía, Gobierno de la
Provincia de Río Negro. Viedma, Provincia de Río Negro, 1994.
11. Agriculture, pesticides and the environment - Policy options. Organisation for Economic
Co-operation and Development (OECD). París, 1997.
12. Directrices para la protección de personas que manipulan plaguicidas en climas
tropicales. FAO, Roma, 1990.
13. Guidelines on good practice for aerial and ground applications of pesticides. FAO, Roma,
2001.
14. Normas revisadas sobre criterios ecológicos para el registro de plaguicidas. FAO, Roma,
1995.
15. Manual sobre Desarrollo y Empleo de las Especificaciones de la FAO y de la OMS para
Plaguicidas. FAO, Roma, 2002.
16. Directrices para el registro y control de los plaguicidas. FAO, Roma, 1985.
17. Directrices sobre la introducción inicial y elaboración posterior, de un sistema nacional
sencillo de registro y control de plaguicidas. FAO, Roma, 1991.
18. Código internacional de conducta para la distribución y utilización de plaguicidas. FAO,
Roma, 2003.
19. Convención Internacional de Protección Fitosanitaria – Nuevo texto revisado. FAO,
Roma, 1999.
20. Glossary of phitosanitary terms. FAO, Roma, 2002.
21. Normas internacionales para medidas fitosanitarias - Análisis de riesgo de plagas para
plagas cuarentenarias. FAO, Roma, 2001.
22. Pesticide residues in food - Report 2004. FAO, Roma, 2004.
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Argentina
ANEXO 1
EL SECTOR AGROPECUARIO
Importancia en la economía y probable evolución
1. Participación sectorial
La participación del valor agregado del Sector Agropecuario en el PBI total de la
Argentina fue, en el año 2002, de 6 % y de 20 %, en el valor agregado de los sectores
productores de bienes 82. Dentro del Sector, la agricultura hizo la mayor contribución (63 % del
total), seguida de la ganadería (31%).
La importancia económica del Sector aumenta si se considera su participación en las
exportaciones: las de origen agropecuario representan casi la mitad sobre el total de las
exportaciones nacionales, con un valor de usd$ 13,1 miles de millones. Esa participación está
compuesta en 43% por exportaciones de productos agropecuarios primarios y en 57% por
manufacturas de origen agropecuario. Del mencionado valor, 20 % corresponde a pellets de
soja, 19% a cereales, 13% a aceites vegetales y 10% a semillas oleaginosas; así, 62% del total
de las exportaciones del sector pertenecen al complejo cerealero y oleaginoso. El 38% restante
se reparte entre pieles y cueros, 6 %; pescados y mariscos sin elaborar, 5%; frutas frescas, 4%;
carnes, 3% y hortalizas y lácteos, 2 %.
El valor de las exportaciones argentinas para el año 2002 creció levemente con
respecto al año 2001 (3,2%, según datos del INDEC). Este incremento corresponde a un
crecimiento de las exportaciones de productos primarios del 11 %, liderado por el complejo
frutícola (20%); el pesquero (24%) y el algodón (50%). En el complejo cerealero (11%), se
destaca el arroz (38%).
El empleo generado por el sector agropecuario y su participación en la recuperación
del crecimiento y la superación del desempleo, siempre es motivo de polémica entre los
analistas. Un estudio reciente señala que en el año 2003, las cadenas agroindustriales fueron
responsables de 36 % del empleo total del país (5.592.300 puestos) y que esa proporción
aumentó 8 %, con relación a 1984 83. El estudio, hecho sobre 17 cadenas de producción y
comercialización, indica que por cada empleo directo de los 1.158.600 que hay en la etapa
primaria, se generan casi 4 puestos de trabajo en otros sectores (4.433.700 empleos). El
estudio señala además que, en 2001, 35 % de la población argentina vivía en zonas
predominantemente agropecuarias o bien, con residencia en las ciudades pero vinculada con
alguna actividad agroindustrial.
82
Subsectores: agricultura, ganadería, caza y silvicultura – Estimaciones preliminares en millones de pesos, a precios de 1993,
de la Dirección de Cuentas Nacionales, INDEC.
83
“La generación de empleo en las cadenas agroindustriales”, Juan José Llach, Marcela Harriague y Ernesto O’Connor.
Fundación Producir Conservando, 2004.
Estudio Sectorial Agrícola Rural
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115
Argentina
Para concluir esta resumida descripción de la importancia económica sectorial, se
agrega que el Subsector Frutihortícola genera en la Argentina, un producto bruto anual de
USD$ 3.000 millones. En su etapa primaria, es el cuarto subsector generador de empleo, con
220.000 personas ocupadas en forma directa y con 300.000 personas en forma indirecta,
incluyendo insumos, transporte y comercio. Con respecto al resto del sector agropecuario
(agricultura extensiva y ganadería), tiene una oferta de empleo 30 veces superior; es 20 veces
mayor su empleo de insumos y en maquinaria y equipos, la inversión es 15 veces superior.
La producción de frutas y verduras representa 12 % del PBI agropecuario y 20% del
PBI agrícola, con una producción estimada en 11 millones de toneladas de distintas especies.
Ocupa 4% de la superficie agrícola del país (1.220.000 has), de las cuales, 2 % corresponde a
hortalizas y 2 % a frutales. Exporta casi 1.000 millones de dólares al año, entre productos
frescos e industrializados.
La producción frutihortícola tiene una importancia significativa en el sector
agropecuario por su amplia distribución geográfica, demanda de mano obra y peso relativo en
las “Economías Regionales”. En un plano más específico, el complejo frutícola de las
Regiones Patagónica y Cuyana, se ha consolidado como una de las cadenas productivas más
importantes del País. Sus exportaciones de fruta fresca, jugos, y frutas procesadas promedian
usd$ 380 millones anuales, y su demanda laboral supera los 75.000 puestos de trabajo. Los
montes frutícolas del norte de la Patagonia suman una superficie mayor a 47.300 has plantadas
con manzanas, peras y otros especies de menor importancia económica regional (Provincias de
Río Negro, Neuquén y La Pampa), mientras que en las Provincias de Mendoza y San Juan,
hay 22.500 y 1.850 ha. Respectivamente de frutos de pepita. La producción promedio en esos
territorios en la década de los ‘90 fue de aproximadamente 1.850.000 t, que representa más del
90 % de las manzanas y peras producidas en el País, involucrando más del 95 % del total
exportado como fruta fresca.
2. Pronósticos sobre la evolución del sector 84
a) Cereales, leguminosas y cultivos industriales
Se estima un crecimiento de la superficie sembrada de 16 % entre 2003 y 2010 y de
9% entre 2010 y 2016 (aumentos equivalentes a 4,5 y 2,8 millones de ha, respectivamente).
Los cultivos que lideran este incremento en el primer período son el girasol, la soja, el trigo y
el maíz. Con estas proyecciones se alcanzarían los 100 millones de toneladas en 2010,
llegándose a cerca de 116 millones de toneladas en 2016. Se espera también una importante
recuperación para productos regionales (maní, algodón, arroz y poroto): en conjunto
presentarán un crecimiento hasta 2016, de 1,7 millones de ha.
84
Las estimaciones fueron extraídas fundamentalmente de un trabajo inédito de la SAGPyA: “Escenarios agrícolas para el
Bicentenario de la Independencia Nacional”. Area de Análisis Económico de la Dirección de Economía Agropecuaria, marzo
2004.
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Argentina
En cuanto a las estimaciones de la producción, los mayores crecimientos se esperan
para el maíz (8,5 millones de t), la soja (8,3 millones de t), el trigo (6,1 millones de t), el
girasol (2,4 millones de t) y el sorgo (2,1 millones de t). Cabe destacar que en los casos del
maíz y sorgo se espera un importante incremento de los rendimientos.
La superficie necesaria para llegar a las 100 millones de toneladas en el 2010 se estimó
en 32,7 millones de hectáreas. Es necesario aclarar que esta superficie corresponde a la suma
de la primera y segunda ocupación, es decir que la superficie agrícola neta sería inferior. Para
lograr los niveles de producción estimados se requerirían unas 3,6 millones de ha adicionales
para 2006, lo que podría lograrse mediante un millón adicional de hectáreas agrícolas en la
Región Pampeana y unos 2,6 millones de ha extrapampeanas.
b) Frutas y hortalizas
Las tendencias pronosticadas para el subsector frutícola, indican que la producción de
peras se verá incrementada por mejoras en los rindes y por una expansión del área actual; en
algunos casos (pej. Alto Valle del Río Negro), en detrimento de la superficie cultivada con
manzana. Para esta fruta, se prevé que el aumento de la producción se dará más por
incrementos de la productividad del monte frutal que de la superficie plantada. En jugos
concentrados de pera y manzana, el crecimiento tiene una estimación más conservadora,
debido a una disminución de la proporción de fruta destinada a industria y a un aumento
esperado en el consumo interno de jugos.
Para las frutas de carozo, también se prevé que el aumento de la producción se dará por
incrementos de la productividad del monte frutal y no de la superficie plantada. El crecimiento
de las exportaciones de fruta fresca será factible por el desarrollo de nuevos mercados y el
fortalecimiento de los tradicionales y a los bajos niveles de las mismas en conjunción con la
alta calidad disponible en ciruelas, cerezas y duraznos.
En los cítricos, para el limón, principal producto de este rubro, se proyecta un
crecimiento en la producción, aunque inferior al estimado para otros cítricos. En el primer
caso, se explica por ligeros aumentos de la productividad del monte frutal y de la superficie
plantada, manteniendo la tendencia de los últimos años. El crecimiento de las exportaciones de
limón fresco ocurriría por el poder negociación de la industria al posicionarse como primer
exportador de fruta y jugos. El crecimiento de las exportaciones de otros cítricos se espera
fundamentalmente en mandarina y pomelo. En jugos concentrados el crecimiento es más
conservador debido a un a disminución de la proporción de fruta destinada a industria y a un
aumento esperado en el consumo interno de jugos.
La producción de cebolla y ajo es una de las más dinámicas de la horticultura argentina
por estar orientado a la exportación. La tendencia positiva en las exportaciones en fresco de
estos productos se fundamenta en la demanda creciente de este producto en el mercado del
Brasil. La producción de ajo en al año 2003 alcanzó 126.000 toneladas y se exportaron 86.000
Estudio Sectorial Agrícola Rural
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117
Argentina
toneladas. Se espera un crecimiento productivo del período 2003-2010 de 20 %. La
producción de cebolla en el año 2003 fue de 650.000 toneladas, de las cuales 208.000
toneladas se destinaron al mercado externo, en especial el Brasil. El motor del incremento de
producción es el mercado externo que fija precios. La producción de tomate se encuentra
estancada en un millón de toneladas en los últimos años; sin embargo, se prevé un ligero
crecimiento de la producción para los próximos años causado principalmente por la demanda
interna tanto de tomate fresco como de tomate industria. La industria procesadora de hortalizas
tiene como producto de mayor producción a la papa pre-frita congelada con 92 mil toneladas,
de las que se exportan 66 mil toneladas, seguida por la industria conservera.
c) Exportaciones
Las exportaciones agroindustriales, que en 2003 representaron cerca 47% del total de
exportaciones de bienes y servicios, deberían alcanzar 49 % en 2010 y 47 % en 2016. La
proyección del valor de las exportaciones agroindustriales, a precios constantes, prevé un
aumento de 45% para 2010 y de 80%, para 2016, año en que se podría llegar usd$ 30 mil
millones, a precios promedio del trienio 2001/03 (Cuadro 1).
Las mayores posibilidades de expansión de las ventas de frutas se ubican en las
exportaciones al hemisferio norte, aprovechando la contra estación ya que, dada la caída del
poder adquisitivo de la población argentina y su baja tasa de crecimiento demográfico, no son
esperables, incrementos en el consumo interno. Sin embargo, en el mercado externo, que
siempre ha demandado volúmenes crecientes de varios productos frutihortícolas,
especialmente frescos, comienzan a aparecer serias dificultades de colocación para muchos
productos y más aún, para que acceda la mayoría de los productores. Esto se debe a numerosos
factores interrelacionados: el costo del transporte, la calidad exigida a los productos, las
dificultades para organizar la oferta, la capacidad para afrontar riesgos de los productores, y
las exigencias de los mercados demandantes. Así, para poder aumentar las exportaciones, es
imprescindible llevar adelante una serie de acciones entre las que cabe destacar la erradicación
o supresión de plagas cuarentenarias; la instalación de cadenas de frío y el mejoramiento de
los tratamientos poscosecha; la incorporación de las variedades demandadas por el mercado
internacional y el mejoramiento de los sistemas de acceso y difusión de información.
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Argentina
Cuadro 1
Proyección de las Exportaciones para 2010 y 2016
COMPLEJO
EXPRORTADOR
VALOR DE LAS EXPORTACIONES
(en millones de usd$)
2003
Sojero
Triguero
Girasolero
Frutihortícola
Algodonero
Maicero
Tabacalero
Cerealero (resto)
Otros
7.191
1.086
727
976
7
1.288
163
64
338
2010
10.070
2.107
1.347
1.669
125
1.126
200
76
532
2016
11.279
2.547
2.035
2.089
222
1.366
240
93
680
2003/16
4.088
1.461
1.307
1.113
215
78
77
29
342
Fuente: “Escenarios agrícolas para el Bicentenario de la Independencia Nacional”. SAGPyA, Area de Análisis Económico de
la Dirección de Economía Agropecuaria, marzo 2004.
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Argentina
ANEXO 2
LISTADO DE PLAGUICIDAS PROHIBIDOS
Nombre de la
Nivel de
Detalles de la Restricción
Sustancia Química
Restricción
(por ejemplo, razón para la acción
Origen de la
Año
Norma
de control, usos permitidos,...)
2,4,5-T
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
ALDICARB
SR
Limitaciones edáficas y de uso: Decreto
2.121/90.
1990
S. Veg.
ALDRIN
SR
Proh. en bovinos y porcinos:Decreto 2.143/68
1968
S. Anim.
ALDRIN
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
ALFANAFTILTIOUREA
(ANTU)
P
Proh. Como rodenticida.Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
AMINOTRIAZOL
SR
Proh. en Tabaco: Disp 80/71
1971
S. Veg.
ARSENICO
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
ARSÉNICO Y SUS SALES
P
Proh. como rodenticida.Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
ARSENIATO DE PLOMO
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
AZINFOS, METIL
SR
Proh. en cultivos hortícolas y frutales en gral.
Res.10/91
1991
S. Veg.
BARIO, SALES DE
P
Proh. como rodenticida.Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
BICLORURO DE
MERCURIO
SR
Proh. en tabaco. Disp. 80/71
1971
S. Veg.
BROMURO DE METILO
SR
Proh. para campañas sanitarias y de control
de plagas domiciliarias y urbanas Res. 280/98
1998
SALUD
CANFECLOR
SR
Proh. en bovinos y porcinos:Decreto 2.143/68
1968
S. Anim.
CANFECLOR
SR
Proh. como gorgogicida: Disp 47/72. En la
totalidad del ciclo vegetativo de cereales y
oleaginosos. Disp.79/72
1972
S. Veg.
CAPTAFOL
P
Decreto 2.121/90.
1990
S. Veg.
CARBOFURAN
SR
Proh. en peral / manzano.Res. 10/91
1991
S. Veg.
P
Decreto 2.143/68. Ley 18.073/69. Decreto
2.678/69
1969
S. Anim.
CLORDANO
SR
Proh. en tabaco: Disp. 80/71. Proh. como
gorgojicida: Disp. 46/72 Proh. en praderas u
otros cultivos forrajeros. Ley 18.073/69. Dec.
2.678/69 Proh. En la totalidad del ciclo
vegetativo de cereales y oleaginosos:
Dec.7.972 USOS PERMITIDOS:
Hormiguicida, y tratamiento de suelo.
1971 - 1972 1969
S. Veg.
CLORDANO
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
CLOROBENCILATO
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
DAMINOZIDE
S
Decreto 2.121/90 Importación, venta y uso
controlado para producción de crisantemo
Res:175/91.
1990 - 1991
S. Veg.
CLORDANO
Estudio Sectorial Agrícola Rural
Banco Mundial/Centro de Inversiones FAO
120
Argentina
Nombre de la
Nivel de
Detalles de la Restricción
Sustancia Química
Restricción
(por ejemplo, razón para la acción
Origen de la
Año
Norma
1968
S. Anim.
de control, usos permitidos,...)
D.D.T.
SR
Proh. en bovinos y porcinos:Decreto 2.143/68
D.D.T.
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
D.D.T.
P
Res. 133/91
1991
SALUD
D.D.T.
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
DIBROMURO DE
ETILENO
P
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
DICLORVOS
R
Proh. en formulaciones para uso
domisanitario, de liberación continua y
prolongada
DIELDRIN
P
Ley 22.289/80
1980
DINOCAP
S
Decreto 2.121/90
1990
S. Veg.
DISULFOTON
SR
Proh. en manzano y duraznero. Res:10/91
1991
S. Veg.
ENDRIN
SR
Proh. en bovinos y porcinos. Decreto
2.143/68.
1968
S. Anim.
ANMAT / SALUD
S. Anim. / S. Veg.
ENDRIN
P
Decreto 2.121/90.
1990
S. Veg.
ESTRICNINA, SULFATO
P
Decreto:2.121/90
1990
S. Veg.
ESTRICNINA
P
Proh. como rodenticida.Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
ETIL AZINFOS
SR
Proh. en cultivos hortícolas y frutales en gral.
Res.10/91
1991
S. Veg.
ETION
SR
Proh. en perales / manzanos Res:10/91
1991
S. Veg.
FENIL ACETATO DE
MERCURIO
SR
Proh. en tabaco: Disp. 80/71
1971
S Veg.
FOSFITOS METÁLICOS
P
Proh. como rodenticida. Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
FÓSFORO BLANCO
P
Proh. como rodenticida. Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
H.C.B.
SR
Proh. en bovinos y porcinos: Decreto
2.143/68
1968
S. Anim.
H.C.B.
SR
Proh. como gorgojicida:Disp:47/72 Como
terap. / para tratamiento de semillas. Res.
10/91.
1972 - 1991
S. Veg.
H.C.H.S.
P
Ley 22.289/80.
1980
Anim. / S. Veg.
H.C.H.
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
HEPTACLORO
P
Decreto 647/68. Ley 18.073/69. Decreto
2.678/69.
1969
S. Anim.
HEPTACLORO
P
Todos los usos cancelados.Res. IASCAV
27/93 -
1993
S. Veg.
HEPTACLORO
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
LINDANO
SR
Proh. en bovinos y porcinos: Decreto
2.143/68
1968
S. Anim.
SR
Proh. en Tabaco: Disp.80/71. Proh. como
Gorgojicida.Disp:47/72 USOS
PERMITIDOS: Tucuricida en Campos
naturales, Hormiguicida para Tratamiento de
suelos y de semillas
1971 - 1972
S. Veg.
LINDANO
Estudio Sectorial Agrícola Rural
Banco Mundial/Centro de Inversiones FAO
121
Argentina
Nombre de la
Nivel de
Detalles de la Restricción
Sustancia Química
Restricción
(por ejemplo, razón para la acción
Origen de la
Año
Norma
de control, usos permitidos,...)
LINDANO
SR
USO PERMITIDO como pediculicida y
escabicida. Res. 133/91
1991
SALUD
LINDANO
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
METOXICLORO
P
Proh. en insecticidas domisanitarios. Disp.
7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
METOXICLORO
SR
Proh. en bovinos y porcinos. Decreto
2.143/68. Proh. como gorgojicida:Disp:47/72
En la totalidad del ciclo vegetal de cereales y
oleag. Disp:79/72.
1968 - 1972
S. Anim
MIREX
P
Prohibición total. Res. 627/99
1999
SENASA
MONOCROTOFOS
SR
Proh. en cultivos hortícolas y frutales en gral.
Res.10/91. Prohibido en cultivos de alfalfa.
Res. 396/96
1991 - 1996
S. Veg.
MONOCROTOFOS
P
Prohibición total. Res. 182/99
1999
SENASA
MONOFLUOROACETAMIDA
P
Proh. como rodenticida. Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
MONOFLUOROACETATO DE SODIO
P
Proh. como rodenticida. Disp. 7.292/98
1998
ANMAT / SALUD
PARATION
P
Res. 7/96
1996
SALUD
PARATION (ETIL)
P
Res. SAGYP 606/93
1993
SAGYP
PARATION (METIL)
P
Res. SAGYP 606/93
1993
SAGYP
PCP
P
Res. 356/94
1994
SALUD
TALIO, SALES DE
P
Proh. como rodenticida. Disp. 7.292/98
1998
ANMAT/SALUD
6 Referencias: Res.: Resolución Disp.: Disposición Proh.: Prohibido
Prohibido (P) - Severamente restringido (SR) - Suspendido (S)
S. Veg. : Sanidad Vegetal - S. Anim. : Sanidad Animal
SAGYP: Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación (ex-Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca)
SALUD.: Ministerio de Salud de la Nación (ex- Ministerio de Salud Pública)
ANMAT: Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica dependiente del Ministerio de Salud
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