AVANZANDO HACIA UNA ESCUELA PARA TODOS 1 Crear condiciones para el desarrollo de escuelas que garanticen una educación de calidad con equidad, implica transformaciones en la organización y funcionamiento de los establecimientos educacionales, en las actitudes y prácticas de los docentes, así como en los niveles de relación de los distintos actores; es decir, supone el desarrollo de una cultura escolar diferente. Desde esta perspectiva, una de las preocupaciones que actualmente hay en las escuelas es saber cómo avanzar hacia una escuela más inclusiva, que dé cabida a todos los niños y niñas, reconociendo y valorando las diferencias individuales como un valor a tener en cuenta en el desarrollo y la concreción de los procesos de enseñanza y aprendizaje; una escuela que debe adaptarse a la diversidad del alumnado, respondiendo a las necesidades educativas de cada uno de los niños y niñas, de forma que todos progresen en su aprendizaje y participen en igualdad de condiciones. La atención a la diversidad La diversidad como fenómeno constitutivo de la naturaleza humana tiene diferentes manifestaciones en las personas y en los grupos sociales. La diversidad del alumnado es la consecuencia de su origen social y cultural y de sus características individuales en cuanto a su historia personal y educativa, capacidades, intereses, motivaciones y estilos de aprendizaje. El reconocimiento de ésta en el campo educativo, se constituye en un hecho de interés y preocupación relativamente reciente, que demanda nuevas competencias tanto personales como profesionales en los docentes. La extensión masiva de la escolarización ha supuesto que una mayor diversidad de alumnos accedan a una educación que se ha caracterizado por ser selectiva y homogeneizadora, a pesar de la constante evidencia de la heterogeneidad de los alumnos, sus familias, los docentes y los contextos en los que tiene lugar el proceso educativo. La incapacidad de los sistemas educativos, en muchos casos, para dar respuesta a la diversidad, explica en parte, la falta de motivación, los problemas de adaptación y bajos niveles de aprendizaje que miles de estudiantes experimentan porque la escuela no tiene en cuenta sus diferencias, situación que se ve reflejada en los índices de repetición, deserción y exclusión. La homogeneidad de la oferta educativa y de los procesos de enseñanza es una de las barreras que es preciso superar para que todos los alumnos, independientemente de sus diferencias aprendan y participen, en la mayor medida posible, en las actividades curriculares y, de este modo, avanzar en el desarrollo de escuelas inclusivas, de mayor calidad para todos. De acuerdo con Martínez y Vila2, “la educación en la diversidad implica un proceso amplio y dinámico de construcción de conocimientos que surge a partir de la Capell, C.; Guzmán, I.; Hernández, A.; Rodríguez, E. : “Guía Didáctica de Adaptaciones Curriculares Primer Nivel de la Educación Basica”. Santiago de Chile, 2005 2 Martínez Paco y Vila Monserrat (1999). “De la Educación Especial a la Educación en la diversidad” Ediciones Aljibe. P´199. 1 interacción entre personas distintas en cuanto a valores, ideas, percepciones, intereses, capacidades, estilos cognitivos y de aprendizajes que favorecen, la construcción consciente y autónoma, de formas personales de identidad y pensamiento, y que ofrece estrategias y procedimientos educativos diversificados y flexibles con la doble finalidad de dar respuesta a una realidad heterogénea y de contribuir a la mejora y al enriquecimiento de las condiciones y relaciones sociales y culturales”. De allí que el gran desafío al que actualmente están enfrentadas las escuelas es a diseñar e implementar respuestas educativas flexibles y diversificadas, de manera de satisfacer la diversidad de necesidades educativas que presentan sus alumnos, esto es: las necesidades básicas de aprendizaje que están preescritas en el currículo y, que por tanto, son comunes a todos los alumnos (leer, escribir, resolver problemas etc.); las necesidades individuales que, como hemos visto, son consecuencia de las diferentes capacidades, motivaciones, ritmos y estilos de aprendizaje que presentan los alumnos y, dentro de ellas, las necesidades especiales que algunos alumnos pueden presentar debido a discapacidades, trastornos del lenguaje, dificultades de aprendizaje, problemas emocionales o de adaptación.