Estamos Hechos de Luz Solar

Anuncio
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
Estamos Hechos de Luz Solar
El Sol, el hogar de afecto y vida, vierte amor ardiente en la Tierra encantada.
- ARTHUR RIMBAUD (1854 – 1891)
En un sentido muy cierto, todos estamos hechos de luz solar.
La irradiación de luz solar, junto con su calor, luz visible y luz ultravioleta, es la fuente de
casi toda la vida en la Tierra. Todo lo que ves con vida a tu alrededor está ahí porque una planta en
algún lugar fue capaz de capturar luz solar y almacenarla. Todos los animales viven de estas
plantas, ya sea de forma directa (como los herbívoros) o indirectamente (como ocurre con los
carnívoros, que se comen a los herbívoros). Esto aplica a mamíferos, insectos, aves, anfibios,
reptiles y bacterias… todo ser vivo. Cada forma de vida en la superficie de este planeta está aquí
porque una planta fue capaz de acumular luz solar y almacenarla, y algo fue capaz de comerse a
esa planta y tomar esa energía de la luz solar para energizar su propio cuerpo.
De esta forma, la abundancia o escasez en nuestra cadena alimenticia humana estuvo
determinada en gran medida, hasta hace unos cuantos cientos de años, por la cantidad de luz
solar que llegaba al suelo. Y para todas las formas de vida no humanas, éste es el caso todavía –se
puede ver que muchas áreas alrededor del ecuador, que son bañadas en luz solar, están llenas de
vida animal y vegetal; mientras que en las lejanas regiones polares, donde la luz solar llega en un
ángulo fino en vez de recto, hay muchísimas menos criaturas vivas y menos diversidad entre ellas.
El método de almacenamiento de luz solar del reino de las plantas es muy sencillo. Nuestra
atmósfera tiene billones de toneladas de carbono en ella, la mayoría en forma de un gas llamado
dióxido de carbono, o CO2. Las plantas “inhalan” este CO2 y usan la energía de la luz solar para
llevar a cabo en sus hojas una reacción química llamada fotosíntesis, la cual libera los dos átomos
de oxígeno del carbono, produciendo carbono libre (C) y oxígeno (O2). Luego el carbono es usado
por la planta para fabricar carbohidratos como la celulosa y casi toda la otra materia que compone
a una planta –raíces, tallos, hojas, frutas y frutos secos- y el oxígeno es exhalado como un gas
residual.
Muchas personas creen que las plantas están hechas de tierra –que el árbol de afuera de tu
casa, por ejemplo, está mayormente hecho de la tierra en la cual creció. Ese es un error común.
Ese árbol está hecho mayoritariamente de uno de los gases en nuestro aire (dióxido de carbono) y
agua (hidrógeno y oxígeno). Los árboles son agua y luz solar solidificada.
Así es como funciona: las hojas de la planta capturan luz solar y usan esa energía para
extraer carbono del dióxido de carbono del aire, luego lo combinan con el oxígeno e hidrógeno del
agua para formar azúcares y otros carbohidratos complejos (los carbohidratos están hechos de
carbono, hidrógeno y oxígeno) como la celulosa, la cual conforma a la mayoría de las raíces, hojas
y tronco.
Cuando uno quema madera, la “energía de la luz solar” es liberada en forma de luz y calor
(fuego). La mayoría del carbono en la madera invierte la fotosíntesis. La pequeña pila de cenizas
que queda como resultado son los minerales que e árbol había tomado de la tierra. Todo lo demás
era gas del aire: carbono, hidrógeno y oxígeno.
Los animales, incluidos los humanos, no pueden crear tejidos directamente de la luz solar,
agua y aire como hacen las plantas. Por lo tanto, la población humana de este planeta ha estado
siempre limitada por la cantidad disponible de comida proveniente de las plantas (y de los
Página 1
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
animales que se comen a esas plantas). Debido a esto, desde los albores de la humanidad
(estimado hace 200.000 años) hasta hace 40.000 años aproximadamente, el mundo nunca
albergó mas de cinco millones de habitante humanos aproximadamente. Eso es menos gente de la
que vive hoy en día en Detroit.
Sospecho que la razón de una población tan reducida es que se trataba de seres que
solamente comían plantas que crecían en forma natural. Si la luz solar que caía sobre cien acres de
tierra salvaje producía suficiente comida para alimentar 10 personas –a través de frutas
comestibles, vegetales, semillas y animales salvajes que se comían dichas plantas– entonces la
densidad poblacional de dicho bosque se estabilizaría en ese nivel. Estudios en poblaciones de
todo tipo de animales muestran que, cuando no hay suficiente comida para sustentar una
población local, los mamíferos –incluyendo a los humanos– se vuelven menos fértiles y la tasa de
mortalidad aumenta. Este es el sistema de control poblacional de la Naturaleza para toda especie
animal.
De manera similar, la ropa y los refugios estaban hechos de plantas y pieles de los animales
que vivían gracias a la “luz solar del presente”, la luz solar que caía sobre el suelo durante los
pocos años de sus vidas. Usamos las pieles de esos animales y árboles para construir abrigos y
lugares donde albergarnos.
Extrayendo más luz solar – de otros animales
Algo importante ocurrió en algún momento hace 40.000 años aproximadamente: los
humanos descubrieron la forma de cambiar el patrón de la Naturaleza para poder obtener más luz
solar/comida que el resto de las especies. La cadena alimenticia humana estaba determinada por
cuántos ciervos o conejos podía soportar el bosque local, o el número de plantas comestibles que
podían ser encontradas o cultivadas en buen suelo. En las áreas en donde el suelo era muy pobre
como para la agricultura o para un bosque, en donde sólo se encontraban malezas y pastos, los
humanos descubrieron que los animales rumiantes (de pastoreo) como las cabras, ovejas y vacas
podían comerse esas plantas que nosotros no, y convertir entonces la luz solar diaria capturada
por la maleza y las plantas salvajes de esa tierra “inútil” en carne animal, la cual sí era apta para el
consumo humano. Así que si podíamos incrementar la cantidad de animales rumiantes a través del
pastoreo y la domesticación, podríamos comer más de la luz solar reciente que ellos consumían
como pastos y plantas. Esto proveyó a nuestros ancestros más energía usable, tanto en animales
para el trabajo como en animales para comida. Y así la domesticación y el pastoreo nacieron.
Extrayendo más luz solar – de la tierra
Cerca de esta misma etapa en la historia, también descubrimos que podíamos reemplazar
los bosques no-comestibles con cultivos comestibles. En vez de tener una parcela de tierra capaz
de alimentar sólo a diez personas, esa misma tierra podría ser trabajada para alimentar a cien. Al
comienzo de la agricultura se lo conoce como La Revolución Agrícola, y comenzó hace alrededor
de 10.000 años. Nuestro suministro de comida creció al haber descubierto y comenzar a usar estos
dos métodos (pastoreo y agricultura) para convertir la energía del sol en comida humana de forma
más eficiente. Siguiendo las leyes básicas de la Naturaleza, debido a que había más comida, podía
haber más humanos, y la población comenzó a crecer más rápido.
En unos pocos miles de años desde ese entonces también descubrimos cómo extraer
minerales de la Tierra para fundirlos y poder así construir herramientas. Estas herramientas, tales
como el arado o la guadaña, nos hicieron granjeros mucho más productivos, así que el período
desde el 8000 A.C. hasta los tiempos de Cristo aproximadamente vio crecer a la población humana
del mundo de los 5 millones a 250 millones de personas, un número apenas menor que la
Página 2
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
población actual de los Estados Unidos de Norteamérica. Pero todavía estábamos usando
solamente un año de luz solar por año, y aunque estábamos eliminando algunos competidores y
hasta especies alimenticias, nuestro impacto en el planeta era mínimo. No estábamos “usando
nuestros ahorros” para suplir nuestras necesidades, todavía.
Luego, en la Edad Media descubrimos una nueva fuente de luz solar (que había sido
capturada por las plantas hace 400 millones de años aproximadamente) que iba muy bien con
nuestra nueva teoría que postulaba que era aceptable para el ser humano destruir a sus
competidores de comida para convertir todos los recursos del planeta en medios de producción
de comida para él mismo: el carbón. Al reemplazar la fuente de calor que antes era la madera del
bosque, se liberarían tierras para la agricultura y así aumentaría nuestra producción de comida.
Cuando la luz solar antigua se almacenó en la Tierra
Hace alrededor de 400 millones de años, hubo una era que los científicos llaman el Período
Carbonífero. Su nombre deriva del hecho de que al comienzo de este período hubo enormes
cantidades de carbono en la atmósfera, en forma de dióxido de carbono. El dióxido de carbono es
un “gas efecto invernadero”, el cual mantiene el calor del Sol contra la Tierra como ocurre con el
vidrio en un invernadero, en vez de dejarlo escapar de nuevo hacia el espacio. Durante el Período
Carbonífero, el cual duró 70 millones de años y se extendió desde hace 340 hasta 410 millones de
años, había tanto dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra que la temperatura del planeta
era muchísimo mas alta de lo que es hoy.
La Tierra es aproximadamente 25 por ciento tierra y 75 por ciento océanos y en ese
entonces la totalidad de la masa terrestre del planeta estaba formada por un inmenso continente,
el cual es llamado Pangaea por lo geólogos. Este continente existió mucho antes de la llegada de
las aves y los mamíferos, inclusive antes que los dinosaurios, y las únicas formas de vida en el
planeta eran las plantas, peces, insectos y pequeños reptiles. Los altos niveles de dióxido de
carbono en el aire atraparon la energía de la luz solar como calor y además proveyeron carbono
para que las plantas usen como materia prima y crezcan abundantemente. Casi toda Pangaea
estaba cubierta con una densa masa de vegetación que se levantaba a cientos de pies en el aire,
creando una gruesa cobertura de materia vegetal muerta en estado de pudrición en el suelo, que
eventualmente se convirtió, en algunos lugares, de cientos y hasta miles de pies de espesor. La
mata de vegetación viva y muerta se volvió cada vez más gruesa a medida que esta fase avanzó,
durante 70 millones de años.
A medida que las platas crecieron y se volvieron más frondosas, atraparon más y más del
carbono de la atmósfera (convirtiéndolo en celulosa y hojas, tallos y raíces) y fueron reduciendo la
cantidad que había en el aire. El carbono se convirtió en material vegetal.
Al mismo tiempo, los océanos, con casi tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, eran
también el hogar de enormes cantidades de material vegetal, aunque la mayoría era de un tipo
simple, como ser algas unicelulares y otras plantas microscópicas. Estas, también, capturaron la
energía del sol cerca de la superficie de los océanos. Usaron esa energía para convertir el dióxido
de carbono atmosférico en carbono para material vegetal, y luego murieron y se asentaron en el
lecho oceánico.
Aproximadamente hace 300 millones de años, un desastre masivo ocurrió y creó una de las
cinco extinciones históricas que golpearon al planeta. Nadie sabe exactamente por qué (se
sospecha de una colisión con un cometa o asteroide), pero una enorme explosión de actividad
tectónica desarmó al continente de Pangaea y cambió el medio ambiente de forma irrevocable. La
corteza de la Tierra se quebró en muchos lugares, volcanes entraron en erupción, los continentes
de derrumbaron y migraron. En esos lugares en donde las masas de tierra que una vez
pertenecieron a Pangaea chocaron con otras partes del antiguo continente único, millones de
Página 3
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
acres de Tierra fueron cubiertos por montañas o por otros suelos. La mata espesa de vegetación se
hundió.
Cincuenta millones de años después, aparecieron los dinosaurios, y otro período de
estabilidad relativa reinó en la Tierra y en lo que se habían convertido en sus dos mayores
continentes, que los geólogos llaman Laurasia y Gonwanaland. El Período Triásico, Jurásico y
Cretáceo (conocidos en conjunto como el Mesozoico) llegó a su fin hace 65 millones de años
cuando, de acuerdo con la visión científica más ampliamente aceptada, otro meteorito o asteroide
golpeó el planeta y extinguió a los dinosaurios. Durante el Período Mesozoico, el planeta entró en
otro período de convulsión geológica, y los continentes de Laurasia y Gonwanaland se quebraron
en partes más pequeñas, creando lo que hoy en día llamamos Asia, Norte América, Sur América,
Europa, Australia, África y Antártida. Las montañas se crearon a medida que los continentes se
movieron y chocaron unos con otros, y una parte del material vegetal se hundió aún más dentro
de la tierra, en donde fue sometida a una gran presión.
El uso de la luz solar antigua
Hace alrededor de 900 años, los humanos en Europa y Asia descubrieron carbón debajo de
la superficie de la Tierra y comenzaron a quemarlo. Este carbón era la superficie de la mayoría de
las matas antiguas de vegetación –esta luz solar de 300 millones de años guardada– y al quemarlo
los humanos fueron capaces, por primera vez, de usar energía de luz solar que había sido
guardada en el pasado distante. Antes de esto, nuestros ancestros debían mantener una cierta
superficie de bosque porque necesitaban la madera como fuente de calor para sobrevivir a los
fríos inviernos en los climas nórdicos. Los bosques capturaban la energía de la “luz solar actual”, y
podían liberarla en una chimenea o estufa para calentar un hogar, cueva o tipi durante los largos
días oscuros del invierno.
La explotación del carbón, sin embargo, redujo su dependencia de la luz solar actual,
permitiéndoles cortar más bosques para ser convertidos en cultivos, ya que no eran
absolutamente dependientes de los árboles para obtener calor. Al tener disponible una mayor
cantidad de cultivos, fueron capaces de producir más comida para más humanos, y la población
del mundo pasó de 500 millones de personas cerca del año 1000 al primer millar de millones de
humanos en el año 1800.
Esto representa un momento crítico en la historia de la humanidad, ya que aquí es cuando
nuestros ancestros empezaron a vivir de las reservas de luz solar de nuestro planeta.
Debido a que nuestros ancestros pudieron consumir luz solar que había sido almacenada
por las plantas hace millones de años, por primera vez comenzaron a consumir más recursos –en
comida, calor y otros materiales– que la cantidad histórica diaria de luz solar que caía localmente
en nuestro planeta y que él mismo nos podía proveer. La población humana del planeta creció
más allá del nivel que la Tierra podía mantener si los humanos estuviesen usando solamente “luz
solar actual” local como una fuente de energía y comida.
Esto significaba que si el suministro de carbón de nuestros ancestros se acababa, hubieran
tenido que enfrentar la terrible elección de abandonar los cultivos (arriesgándose a una hambruna
general) para poder re-plantar los bosques como fuente de calor, o tener lo suficiente para comer
pero congelarse durante el invierno. (O, por supuesto, podrían haber abandonado los climas más
fríos, y moverse todos juntos más cerca del ecuador. Pero el movimiento histórico de personas
había estado lejos del ecuador, una tendencia dada por la disponibilidad de combustible).
Vemos esta misma tendencia hoy en día: la disponibilidad de un combustible conduce a
una población que depende de él y sufrirá si les es quitado. Si nuestros ancestros se hubiesen
quedado sin carbón, la Naturaleza hubiese tomado el control y limitado su población.
Página 4
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
En cambio, nuestros ancestros descubrieron otra “cuenta bancaria” a explotar, otra reserva
de luz solar antigua: el material vegetal que hace cientos de millones de años se había hundido al
lecho oceánico y había sido atrapado bajo tierra y comprimido, conocido como petróleo.
El petróleo fue usado ampliamente por primera vez alrededor de 1850 en Rumania. La
verdadera explosión comenzó, en cambio, en 1859, cuando se descubrió petróleo en Titusville,
Pennsylvania, Estados Unidos. En ese entonces, la población mundial rondaba los mil millones de
personas, y la carrera humana era alimentada tanto por la luz solar actual que caía en las tierras
de cultivo y en las de cultivo de alimento para animales como por una cantidad sustancial de luz
solar antigua que desenterraron al quemar el carbón sacado de la Tierra en Europa, Asia y Norte
América.
Sin embargo, el descubrimiento de abundantes suministros de petróleo, dejó abierta la
puerta a una verdaderamente masiva reserva de luz solar antigua. Al usar esta reserva de luz solar
como una fuente de calor y energía, que se encontraba guardada junto con el carbón, y al
reemplazar a los animales de granja con tractores, nuestros ancestros incrementaron
dramáticamente su habilidad para producir comida. (Los animales de acarreo y tiro como ser
caballos y bueyes se alimentan de la “luz solar actual”: el pasto que comen cada día, el cual creció
usando la luz solar reciente. Por esto mismo, están limitados en la cantidad de trabajo que pueden
realizar –será lo que puedan comer en un día y transformar en energía– en comparación con un
tractor alimentado por petróleo que puede quemar en un día tanta luz solar como la que
consumen cientos de caballos).
Más formas de quemar la luz solar antigua
Resultó ser que la gente podía usar el petróleo como mucho más que combustible, así que
a medida que nos movimos hacia el siglo veinte, empezamos a “gastar” más de nuestras reservas
de luz solar.
El petróleo puede ser convertido en tejidos sintéticos (nylon, rayon, poliéster), resinas para
la construcción o para refugios, y plásticos (para la construcción de casi todo, incluyendo el teclado
desde donde se está tipeando esto). Gracias a que podíamos hacer ropa con el petróleo,
necesitábamos menos tierra para ovejas de pastoreo y para plantas de algodón, lo cual nos
permitió convertir aún más tierras a la producción de alimentos.
El salto masivo en nuestro suministro de comida que comenzó justo después de la Guerra
civil causó que la población de nuestro planeta crezca de sólo mil millones de seres humanos
(alrededor de la época en que descubrimos el petróleo) hasta los dos mil millones en 1930.
En ese entonces, estábamos comenzando a usar maquinaria agrícola de forma extensiva, y
el uso del petróleo como un medio para aumentar la producción agrícola –desde el combustible
de los tractores hasta el uso del mismo para la elaboración de fertilizantes y pesticidas– causó que
nuestra producción de comida explotase. Mientras que el haber alcanzado el primer millar de
millones de personas nos había costado 200.000 años y 130 años el segundo millar, alcanzar el
tercer millar de millones de personas sólo nos tomó 30 años.
En 1960, la población humana mundial llegó a tres mil millones.
Pero no terminó ahí. Nos volvimos más eficientes en la extracción de esta luz solar
almacenada, su destilación, y en la construcción de motores más eficientes que la consuman, y fue
así como nuestra producción de comida se elevó una vez más. También lo hizo la población.
Sólo nos tomó 14 años, desde 1960 a 1974, crecer hasta los cuatro mil millones de seres
humanos en todo el mundo.
Página 5
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
Figura 1. Crecimiento poblacional del humano moderno (Homo sapiens sapiens)
Añadimos otro millar de millones en sólo 13 años, llegando a los cinco mil millones en
1987, y nuestro siguiente millar de millones sólo nos tomó 12 años, cuando la población humana
mundial llegó a los seis mil millones en 1999.
Al alcanzar los cinco mil millones, en 1987, los humanos nos convertimos en la especie más
numerosa de la Tierra en términos de biomasa total. Aproximadamente en 1990, nos convertimos
en la especie mamífera más numerosa del planeta, superando inclusive a las ratas. Existe hoy en
día más carne humana que la que existe de cualquier otra especie en la Tierra. Hoy en día
consumimos más del 40% de la “productividad primaria neta” total del mundo (NPP), que es la
medida de la suma total de comida y energía disponible para todas las especies en la Tierra.
Consumimos más del 50% del agua fresca disponible del planeta. Esto significa que hoy en día
todas las demás especies animales y vegetales del planeta deben competir entre sí para lo poco
que dejamos.
Tal cual está documentado en el libro “World War III” de Michael Tobias, agregamos al
planeta una población equivalente a la de la ciudad de Los Ángeles cada tres semanas. En menos
del 10% del total de la historia de la humanidad hemos experimentado el 90% del crecimiento
total de población humana. Con la tasa de crecimiento actual, llegaremos a los diez mil millones de
persones en el año 2030, veinte mil millones en 2070 y 80 mil millones en 2150. Pero nadie espera
que esta tasa se mantenga: simplemente no hay suficiente cantidad de comida para ser producida.
Es tema de debate actual el factor que nos hará parar, ya sea el hambre, plagas, desastres
naturales o la “buena ciencia” (como ser la disponibilidad súbita y uso del control de la natalidad).
Hemos creado este mundo superpoblado de recursos sobrevalorados consumiendo la luz
solar antigua, convirtiéndola en comida contemporánea, y consumiendo dicha comida para crear
más carne humana. Sin esta luz solar antigua, el planeta tal vez se sostendría entre 250.000 y
1.000.000.000 de seres humanos –el número que soportó antes del descubrimiento del carbón y
del petróleo. Sin carbón ni petróleo, los otros cinco mil millones morirían de hambre.
Página 6
Generated by Foxit PDF Creator © Foxit Software
http://www.foxitsoftware.com For evaluation only.
Thom Hartmann, “The Last Hours of Ancient Sunlight”, 2004
Traducción por Andres B. Cores para ‘redespertando.wordpress.com’
Ver en Amazon
Descargar como PDF
Página 7
Descargar