SEGUROS, PAGO A BENEFICIARIOS MENORES DE EDAD

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SEGUROS, PAGO A BENEFICIARIOS MENORES DE EDAD, PLAZO DE PAGO,
CORRECCIÓN MONETARIA
Concepto 2007031923-001 del 17 de septiembre de 2007.
Síntesis: La persona que ostentaba la condición de representante legal de los menores de
edad beneficiarios de la indemnización de un seguro, acreditando tal calidad, pueden obtener
su reconocimiento por parte del asegurador, sin perjuicio de la carga que impone el artículo
1077 del estatuto mercantil. Para efectos de la presentación formal de la reclamación basta
allegar a la aseguradora las pruebas idóneas de la ocurrencia del siniestro así como de su
cuantía y, desde su fecha de presentación, empezará a correr el término de un mes que tiene
la compañía de seguros para cancelar el valor asegurado. Sobre el reconocimiento de
corrección monetaria de la suma pagada por el asegurador en ejercicio de la acción
subrogatoria la Corte Suprema de Justicia ha señalado que la operación de indexar conduce
a una cifra que equivale cualitativamente al monto que se indexa, en cuanto reconstruye o
restaura la capacidad adquisitiva del dinero, la que se puede ver minada por el transcurso del
tiempo, sobre todo en economías sometidas a un proceso sostenido de carácter inflacionario.
«(…) refiere el caso de la existencia de un seguro de vida tomado por su señora esposa quien
falleció en el año de 1996, del cual eran beneficiarias sus hijas menores de edad por la suma
de $12.500.000, cuya indemnización no fue cancelada ese mismo año argumentado la
aseguradora que existía otra reclamación presentada por su señora suegra, alegando ser tutora
y que por lo tanto esperaría a que un juez decidiera.
Agrega en su comunicación, que posteriormente al cumplir la mayoría de edad, sus hijas
solicitaron cada una el 50% que les correspondía, recibiendo de la aseguradora, en el año 2005
y en el año 2007, cada una la suma de $10.450.000,oo hecho que lo lleva a plantear su
inquietud en el sentido de establecer si el asegurador debió reconocer el componente
inflacionario desde el momento de la reclamación y los correspondientes intereses de acuerdo
con las normas vigentes.
Sobre el particular, resulta procedente formular los siguientes comentarios:
1.
Como un primer aspecto a considerar que se plantea en su consulta resulta necesario
señalar que la demostración de la condición de beneficiario, aspecto que no se encuentra
regulado en forma especial en las normas que regulan el contrato de seguro contenidas en el
Código de Comercio, es asunto que deberá sujetarse a las previsiones generales sobre la
materia, respetando en todo caso las estipulaciones contractuales sobre el particular.
Con referencia en los anteriores lineamientos procede señalar que en el cumplimiento de la
prestación asegurada en favor de un beneficiario que reviste la condición de menor de edad es
preciso señalar que la obligación principal del asegurador consiste en pagar la indemnización
al beneficiario del seguro de acuerdo con las condiciones del contrato; en este orden,
demostrada la ocurrencia del siniestro y la cuantía de la pérdida, si es el caso, la única
obligación del asegurador, en el supuesto que no proceda la objeción a la reclamación,
respecto del beneficiario sería la de constatar su identidad y proceder a cancelar la
indemnización.
No obstante, tratándose del pago de la indemnización a un menor de edad, el asegurador debe
tener especial cuidado a efectos de que el mismo se pueda reputar como válido. En este orden
de ideas, deberá atenderse lo dispuesto en el artículo 1636 del Código Civil, según el cual en
el numeral 1º establece que el pago hecho al acreedor es nulo “Si el acreedor no tiene la
administración de sus bienes…”
En este orden, quienes se encuentran legítimamente facultados para recibir el pago de acuerdo
con lo previsto en el artículo 1637 del Código Civil son “…los tutores y curadores por sus
respectivos representados; los albaceas que tuvieron este encargo especial o la tenencia de
los bienes del difunto; los maridos por sus mujeres en cuanto tengan la administración de los
bienes de estas; los padres de familia por sus hijos, en iguales términos; (…) y las demás
personas que por ley especial o decreto judicial estén autorizadas para ello” .
Dentro del anterior contexto, la persona que de conformidad con nuestro ordenamiento civil
ostentaba la condición de representante legal de las dos menores beneficiarias de la
indemnización de un seguro, podía acreditando tal calidad, obtener su reconocimiento por
parte del asegurador, sin perjuicio, claro está, de la carga que impone el citado artículo 1077
del estatuto mercantil.
2.
De otra parte, conviene señalar que el plazo para el pago de las indemnizaciones por
concepto de seguros se encuentra establecido por el artículo 1080 del Código de Comercio,
modificado por el parágrafo del artículo 111 de la Ley 510 de 1999, en los siguientes
términos:
“El asegurador estará obligado a efectuar el pago del siniestro dentro del mes siguiente a la
fecha en que el asegurado o beneficiario acredite, aún extrajudicialmente, su derecho ante el
asegurador de acuerdo con el artículo 1077. Vencido este plazo, el asegurador reconocerá y
pagará al asegurado o beneficiario, además de la obligación a su cargo y sobre el importe de
ella, un interés moratorio igual al certificado como bancario corriente por la
Superintendencia Bancaria aumentado en la mitad” (negrillas fuera del texto).
Al tenor del 1077 del Código de Comercio “Corresponderá al asegurado demostrar la
ocurrencia del siniestro, así como la cuantía de la pérdida, si fuere el caso.
"El asegurador deberá demostrar los hechos o circunstancias excluyentes de su
responsabilidad”.
Es así como las precitadas normas exigen como presupuesto para el pago de la prestación a
cargo del asegurador la acreditación del derecho, judicial o extrajudicialmente, lo cual
supone la presentación de una reclamación dirigida a éste acompañada de la prueba del
siniestro así como de la cuantía de los perjuicios, si fuere el caso, por parte del asegurado
o beneficiario, demostración que, tal como se deduce de la misma norma, no se encuentra
sujeta a ninguna restricción en materia probatoria y, por lo tanto, supone para el asegurado o
beneficiario plena libertad para escoger cualquiera de los medios probatorios previstos en la
ley, siempre y cuando el elegido sea idóneo, conducente y pertinente para demostrar
claramente tales hechos.
De otra parte, conforme lo establece el artículo 1077 citado, cuando el asegurador pretenda
excluir o reducir su responsabilidad tendrá la carga de la prueba de los hechos o circunstancias
constitutivos de exoneración o limitación de su responsabilidad en el pago del seguro.
Si transcurrido el término de un mes previsto en el artículo 1080 del Código de Comercio
contado a partir de la presentación formal de la reclamación y la aseguradora no efectuó el
pago de la indemnización o no la objetó, deberá reconocer además del valor a indemnizar,
los intereses por mora por el cumplimiento tardío de la obligación.
En conclusión, para efectos de la presentación formal de la reclamación conforme al artículo
1080 del Código de Comercio en concordancia con el artículo 1077 del mismo ordenamiento,
basta allegar a la aseguradora las pruebas idóneas de la ocurrencia del siniestro así como de su
cuantía y, desde su fecha de presentación, empezará a correr el término de un (1) mes que
tiene la compañía de seguros para cancelar el valor asegurado u objetar su pago.
3.
De otro lado, respecto a su inquietud mediante la cual indaga si en un seguro de vida la
compañía aseguradora “…ESTABA OBLIGADA A CANCELAR EL VALOR DE LA PÓLIZA
RECONOCIENDO EL COMPONENTE INFLACIONARIO DESDE EL MOMENTO DEL
RECLAMO Y ACEPTACION DEL MISMO...”, se debe advertir que esta Superintendencia por
su carácter de autoridad administrativa, no es competente para establecer si la compañía estaba
o no obligada a reconocer la corrección monetaria en el caso en comento así como tampoco la
de dirimir conflictos surgidos entre los particulares y las compañías de seguros sometidas a su
inspección y vigilancia, con ocasión de los pagos efectuados por éstas frente a las
reclamaciones que un particular formule, correspondiéndole esa misión, por la naturaleza de
su actividad, a la rama jurisdiccional 1.
1 El auto de octubre 9 de 1974 del Consejo de Estado definió en este sentido el alcance de las funciones de la
Superintendencia Bancaria cuando manifestó que respecto de la legalidad o puntualidad o regularidad como una
institución vigilada “…cumpla con los negocios celebrados con su clientela, el Superintendente solo puede dar
órdenes para evitar lo que contraríe la ley, pero no para revocar los actos de ejecución contractual...Si ...causa
perjuicio a alguno de sus clientes el Superintendente no puede ordenar ni directa ni indirectamente que tal
perjuicio sea reparado, ni siquiera puede estimar si hubo o no perjuicio o si cumplió bien o mal la obligación
del contrato, porque tal extensiva interpretación de sus facultades de vigilancia transformaría su función de
administrativa a jurisdiccional...decidir sobre la regularidad o legalidad del cumplimiento de las obligaciones
contractuales...es lo que por definición, la ley reserva al juez”. (Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
De acuerdo con las consideraciones expuestas y con el alcance previsto en el artículo 25 del
Código Contencioso Administrativo, respecto de su inquietud relacionada con el componente
inflacionario, proceden las siguientes consideraciones:
En primera instancia, a título meramente ilustrativo se transcriben algunos partes del libro
“Corrección Monetaria de Obligaciones Dinerarias 2”: Veamos:
“La mayoría de los sistemas jurídicos se proyectan sobre la base del principio nominalista
que establece la fijeza en el monto de las obligaciones dinerarias; el valor nominal de la
prestación permanecerá constante a lo largo de la vida de la obligación.”
“En efecto, ¿qué sentido tendría adoptar la indeterminación en el valor de obligaciones
pecuniarias en tiempos de estabilidad monetaria? Ciertamente, ninguno. Pero la situación es
otra cuando la economía se enfrenta a una escalada en el nivel de precios.
“Cuando el fenómeno inflacionario llega a interferir en las relaciones jurídicas, es necesario
dejar de lado la inmutabilidad en el valor nominal de las obligaciones para abrirle paso a la
posibilidad de aplicar mecanismos de actualización; cuando la realidad cambia, los
mecanismos para enfrentarla deben cambiar también.”
De otra parte, el tratadista J. Efrén Ossa G. en su libro Teoría General del Seguro “El
Contrato” advierte sobre el pago de los intereses causados por la mora del asegurador, los
cuales deben liquidarse “…en función del período comprendido entre el día siguiente al de
expiración del término preindicado y el del pago efectivo del seguro.
“2°) Perjuicios. Pero el acreedor tiene derecho a demandar, en lugar de tales intereses, la
indemnización de perjuicios causados por la mora del asegurador.
“O sea que, si pide los intereses moratorios (que corresponden a una preestimación leal del
daño, no puede pedir la indemnización de perjuicios (que deben ser ciertos y, claro está,
conexos –como el efecto a su causa- a la culpa del deudor). Pero puede pedir esta
indemnización y, subsidiariamente, los intereses. Estos deben entenderse subsumidos en
aquella.
“Cumple aquí establecer una distinción fundamental. La prestación asegurada, la que deriva
del contrato, es obligación de dinero. Se explica así que la ley preestime, por medio del
Cuarta, Consejero Sustanciador Dr. Miguel Lleras Pizarro. Actor: Banco Central Hipotecario. Acción de plena
jurisdicción contra el oficio 9700 de 1974 de la resolución 2295 del mismo año, proferidas por el
Superintendente Bancario. Exp. 2495. Anales 1974, Tomo 87, Segundo Semestre, Nos. 443-444, pág. 308).
(Negrilla fuera de texto).
2 Universidad Externado de Colombia. Catalina Silva Avendaño. 1º. de Julio de 2007.
interés moratorio, el daño económico que su infracción causa al acreedor. No importa si se
produce un daño real o no, no importa su cuantía, no importa su prueba. El dinero, como tal,
está llamado a producir frutos civiles. La consagración del interés moratorio en el art. 1080
es un argumento más que puede invocarse para afirmar la naturaleza dineraria de la
obligación del asegurador.
“La obligación indemnizatoria a que da origen la infracción del contrato, en cuanto
destinada a restaurar la integridad patrimonial del acreedor damnificado, es deuda de valor
y, como tal, su depreciación monetaria debe tener incidencia en la determinación del daño
emergente a cargo del deudor.
(…)
“Prescindiendo, pues, de la cuestión de fondo, más propia de un curso de derecho civil,
inspirados tan solo en la doctrina de tan alto tribunal de justicia, debemos concluir que, a
pedimento del asegurado o beneficiario, el asegurador moroso debe responder por el daño
que, durante la mora les apareje la depreciación monetaria, es decir, por la pérdida del
poder adquisitivo de la prestación asegurada, que constituye, sin duda, una lesión
patrimonial cuya relación causal con la culpa del deudor es evidente.
“Lo normal es que el asegurado (…) en los seguros de daños, destine el valor del seguro a la
restauración de su patrimonio afectado por el siniestro. A la reparación, reposición o
reconstrucción de los bienes asegurados, en los seguros reales. Al pago a la víctima o a sus
causahabientes de la indemnización a que lo obliga la ley, en los seguros de responsabilidad
civil. Y que el beneficiario, en los seguros de personas, lo aplique a la satisfacción de sus
necesidades ordinarias u ocasionales. Normal es, asimismo, que lo encauce hacia una
inversión productiva más o menos indemne a los efectos de la erosión monetaria, si es que no
lo devuelve a su función original. Lo excepcional es que haga de él un uso extraño a su
función económica y a la naturaleza misma del contrato que lo genera. Lo cierto es que al
percibirlo, supuesto un período determinado de mora, el valor del seguro habrá perdido
parte de su capacidad adquisitiva. Los bienes siniestrados o su reparación valdrán más. La
deuda proveniente del hecho ilícito se habrá acrecentado. La necesidad, en síntesis, que
pretendía cubrirse con el seguro, se habrá tornado más onerosa.
“Dadas estas circunstancias, al derecho, a la equidad, a la justicia no puede ser indiferente
que la prestación asegurada quede incorporada oportuna o extemporáneamente al patrimonio
asegurado. O, dicho de otro modo, que esté en poder del acreedor (porque el deudor cumplió
su obligación) o en poder del deudor incurso en mora. Ni puede ser que éste derive provecho
del incumplimiento de su obligación. No. La desvalorización de la moneda causa un daño al
cual debe extenderse la responsabilidad contractual. Un daño real cuya magnitud
económica debe probar el acreedor y que está en función de los índices inflacionarios y de
la duración de la mora…” (Negrilla fuera de texto).
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil y Agraria, se ref irió a la
indexación e intereses moratorios que se pretendían con ocasión de un seguro de vida temporal
en los siguientes términos: "Las deudas pecuniarias con fuente contractual se rigen por el
principio nominalista hasta el momento en que el deudor no cumple, la mora en que incurre
lo obliga a tener que indemnizar al acreedor los perjuicios que sufre"; a lo que se agregó que
el deterioro monetario ‘se entiende incluido en los intereses legales de mora, a menos que
pruebe que el perjuicio por este concepto fue mayor. No son pues acumulables intereses de
mora y corrección monetaria’. (Sent. 080 de 1990). Desde luego que, siendo así, el
fenómeno inflacionario está incorporado en dichos intereses”. 3 (Negrilla fuera de texto).
En otro de sus fallos (Sentencia SC 083 del 18 de mayo de 2005) en relación con el
reconocimiento de la corrección monetaria de la suma pagada por el asegurador en ejercicio de
la acción subrogatoria señaló que la “…operación de indexar conduce, necesariamente, a una
cifra que equivale cualitativamente al monto que se indexa, en cuanto reconstruye o restaura
la capacidad adquisitiva del dinero, la que se puede ver minada por el transcurso implacable
del tiempo, sobre todo en economías sometidas a un proceso sostenido de carácter
inflacionario. (…).
“Con ella, tan sólo se pretende preservar incólume el poder adquisitivo del dinero, sin
agregarle nada a la obligación misma, lo que significa que, en puridad, la indexación es un
concepto que se ubica en la periferia de aquella problemática. En palabras de la doctrina
especializada, acogida por esta Corte en las postrimerías de la pasada centuria, ‘No estamos
aquí frente a un problema de responsabilidad civil sino que, por el contrario, nos hallamos en
la órbita del derecho monetario, en donde la indexación se produce en razón de haber
perdido la moneda poder adquisitivo. ¡Sólo eso, y nada más que eso!”.
Más adelante esa colegiatura explica que “… de tiempo atrás, haya señalado que si la
obligación no es pagada oportunamente, se impone reajustarla, para representar el valor
adeudado, porque esa es la única forma de cumplir con el requisito de la integridad del
pago” (…). Tal la razón por la que ha expresado que “el deudor no puede pretender, per se,
liberarse de la obligación, entregando a su acreedor especies o signos monetarios apocados
por el flagelo inflacionario”.
(…).»
3 Magistrado Ponente: Nicolás Bechara Simancas. Expediente 5360. Mayo 3 de 2000.
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