Dale peso a tu salud Combatir el sobrepeso y la obesidad es una elección de vida. Hazlo de manera natural. INFORMACIÓN Y CONSEJOS SOBRE EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD EN COLABORACIÓN CON Sociedad Italiana de Medicina General Índice INTRODUCCIÓN Apoteca Natura y el Servicio de Prevención “Dale peso a tu salud” Pág. 3 La salud y el control de peso Pág. 4 INTRODUCCIÓN Apoteca Natura y el Servicio de Prevención “Dale peso a tu salud” ¿Cuántas personas sufren de sobrepeso? El Servicio de Prevención “Dale peso a tu salud”, cuyo objetivo es promover la prevención de los problemas relacionados con el sobrepeso y la obesidad, es realizado por Apoteca Natura en colaboración con SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), SIMG (Sociedad Italiana de Medicina General) y AIDAP (Asociación Italiana de Trastornos de la Alimentación y del Peso). El control de peso: una necesidad no solo estética, sino sobre todo de salud. Atención a la balanza, pero también a los centímetros. ¿Por qué el exceso de grasa corporal, sobre todo si es visceral, es peligroso para la salud? El sobrepeso y la obesidad, por su amplia difusión en general y en la población española, suponen un problema de salud que el Farmacéutico diariamente debe afrontar, y dadas las importantes consecuencias que tiene en la salud no debe afrontarse solamente desde el aspecto estético, como a menudo se hace. Los mecanismos de la acumulación de grasa. El estrés: otro “enemigo” del control de peso. ¿Qué se puede hacer para tratar el sobrepeso y la obesidad? Pág. 12 Alimentación y estilos de vida: consejos útiles para el control de peso. Sustancias naturales para controlar el peso El objetivo de este Servicio ofrecido por las Farmacias Apoteca Natura es proponer un programa de información/educación sobre el sobrepeso y la obesidad a través de una estrategia integrada que ayude a las personas a tomar conciencia de que estos problemas producen situaciones de riesgo para su salud y que mantener el control del peso es una cuestión importante si se desea asegurar una mejor calidad de vida y de bienestar. Pág. 16 La información de esta publicación es de carácter general y su finalidad es meramente divulgativa, por tanto no sustituyen en ningún caso el criterio del médico. Fotografías: Photos.com 2 3 La salud y el control de peso Redacción a cargo de SIMG ¿Cuántas personas sufren de sobrepeso? Cuando se habla de sobrepeso y obesidad está claro que son los principales problemas de salud pública del mundo actual, por estar cada vez más difundidos y por las consecuencias patológicas graves que pueden acarrear. El número de personas cuyo peso corporal es más elevado que el ideal está en continuo aumento. Dadas las dimensiones que el problema está alcanzando en casi todo el mundo, se puede decir que la obesidad es una auténtica epidemia global, una “globesidad”, como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS). El control de peso: una necesidad no solo estética, sino sobre todo de salud En los últimos años se ha ido adquiriendo conciencia colectivamente de que un peso equilibrado es un requisito necesario para una buena salud física y mental. Pues el sobrepeso y la obesidad no sólo son problemas estéticos, sino que sobre todo son un problema de salud, que puede perjudicar la calidad y la expectativa de vida. La comunidad científica está de acuerdo en atribuir al exceso de peso un papel significativo (factor de riesgo) en la patogénesis de numerosas enfermedades metabólicas y degenerativas, por ejemplo cardiopatías, enfermedades cerebrovasculares, respiratorias y osteoarticulares, diabetes, esteatosis hepática, calculosis. Además, según una reciente investigación, los obesos son más proclives a sufrir trastornos psicológicos como ansiedad y depresión. Por último, recordamos que un peso excesivo puede conllevar la reducción de la vitalidad, discriminación social y reducción de la productividad laboral o escolar. Atención a la balanza, pero también a los centímetros LOS PRINCIPALES ERRORES ALIMENTARIOS En general, la alimentación actual - sobre todo la de los adolescentes y niños, con pocas e irrelevantes diferencias entre las distintas áreas geográficas - es demasiado rica en proteínas de origen animal (hiperproteica), en grasas saturadas (hiperlipídica), azúcares simples (hiperglucídica) y sal. Otra característica es su bajo contenido en fibra alimentaria, calcio y también hierro. A estos errores nutricionales a menudo se suman la monotonía de la dieta, una distribución incorrecta de las calorías a lo largo del día, comidas nutricionalmente inadecuadas acompañadas de numerosos tentempiés y ausencia de un “buen desayuno”. 4 La obesidad puede definirse como el exceso de grasa corporal respecto a la masa muscular (o masa magra), tanto en términos de cantidad absoluta como de distribución en determinadas zonas anatómicas de distintas regiones del organismo. Desde un punto de vista práctico, uno de los mejores métodos y también uno de los más simples para determinar si existe exceso o falta de grasa es el Índice de Masa Corporal (IMC o BMI, es decir, Body Mass Index en inglés), que se calcula con la fórmula siguiente: IMC = peso (en kg)/cuadrado de la altura (en metros) = Kg/m2 La siguiente tabla indica los valores del Índice de Masa Corporal correspondientes a peso insuficiente, peso normal, sobrepeso y obesidad: CATEGORÍAS DE PESO SEGÚN IMC IMC Categoría de peso < 18,5 Peso insuficiente 18,5 - 24,9 Normopeso 25 - 29,9 Sobrepeso 30 - 34,9 Obesidad de grado I 35 - 39,9 Obesidad de grado II > 40 Obesidad de grado III 5 El Índice de Masa Corporal, de todas formas, como declara la misma Organización Mundial de la Salud, no puede ser el único parámetro a tener en cuenta para la evaluación del peso corporal. En realidad este indicador presenta una limitación importante: considera el peso globalmente, sin distinguir entre la masa magra muscular, la masa grasa, el agua corporal y la masa ósea. En otras palabras, un mismo valor de IMC puede indicar niveles de adiposidad diferentes, de manera que un individuo muy musculoso con poca grasa puede tener el mismo IMC que un sujeto con poco músculo pero mucha grasa. Otra limitación de este índice pondoestatural es la balanza, pues estos instrumentos no proporcionan ninguna información sobre la localización de la grasa corporal, un dato que es decisivo para la evaluación de riesgos de enfermedades cardiovasculares y de diabetes, ya que la grasa localizada en el abdomen tiene un valor más negativo que la de otras partes. Por estas razones es importante complementar el valor de IMC con la medición de la circunferencia de la cintura, que permite identificar la presencia de la denominada obesidad central o visceral. La medición es simple, basta colocar una cinta métrica de coser normal alrededor del abdomen, a la altura del ombligo, estando de pie, con los músculos abdominales relajados. Como veremos, el exceso de grasa abdominal (obesidad visceral) constituye en sí mismo un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas (síndrome metabólico, dislipemias y diabetes de tipo 2). El valor medido indica un riesgo elevado cuando es superior a 102 cm en los hombres y a 88 cm en las mujeres, pero si está por encima de los 94 cm en los hombres y de los 80 cm en las mujeres ya puede hablarse de aumento del riesgo metabólico y vascular. ¿Por qué el exceso de grasa corporal, sobre todo si es visceral, es peligroso para la salud? Las personas con sobrepeso y las obesas, aunque en distinta medida, se caracterizan fundamentalmente por un exceso de grasa, que se acumula en el tejido adiposo y hace que este sea muy voluminoso. La expansión de la masa grasa se produce por el aumento de tamaño (hipertrofia) de las células características del tejido adiposo (adipocitos) en combinación con el aumento de su cantidad (hiperplasia). Durante mucho tiempo se pensó que el tejido adiposo era simplemente un almacén de reservas energéticas 6 (de las calorías “tomadas” pero no consumidas) pero en esos últimos años son numerosos los progresos en el conocimiento de la estructura y el funcionamiento del “tejido adiposo” (el graso) que han llevado a considerar este un “órgano adiposo”, dotado de un sistema organizado de arterias, venas y nervios que conectan el órgano adiposo con todo el organismo y contribuyen a una regulación metabólica integral. El órgano adiposo está compuesto por dos tipos de grasa: blanca y parda, formados por células con estructura y funciones diversas. Las células adiposas pardas durante el crecimiento tienden a transformarse en células adiposas blancas. Este proceso se ve facilitado por una alimentación desequilibrada y por un estilo de vida sedentario, con menor consumo energético y más ingestión de alimentos: la consecuencia es que el órgano adiposo de los sujetos obesos tiene una mayor proporción de tejido adiposo blanco. Cuando está sobrecargado por exceso de grasa, como en el caso del sobrepeso LA LOCALIZACIÓN DE LA GRASA La grasa o tejido adiposo subcutáneo se encuentra en la capa más profunda de la piel, entre la dermis (la capa inmediatamente debajo de la epidermis, que es la más superficial) y los haces musculares, y está formada por unas células llamadas adipocitos, especializadas en almacenar grasas en forma de triglicéridos. Un determinado porcentaje de grasa es indispensable para el organismo: para sus funciones energéticas y de regulación metabólica, para su sostén mecánico y la protección de los órganos internos y para reducir la dispersión térmica. Desde el punto de vista morfológico la acumulación de grasa define dos tipos corporales diferentes: tipo androide y ginoide. El tipo androide es más frecuente en el hombre y se caracteriza por la localización de la grasa en el tronco, la raíz de las extremidades, la nuca, el cuello y la cara. Este tipo de localización de grasa generalmente está asociada a niveles elevados de adiposidad visceral (que se detecta midiendo la circunferencia de la cintura), los cuales suponen un factor grave de riesgo de enfermedades cardiocirculatorias. El tipo ginoide, más frecuente en la mujer, se caracteriza, en cambio, por la localización de la grasa en la cadera, los glúteos, los muslos y las piernas. La grasa distribuida de esta manera puede estar asociada a trastornos de la circulación venosa, osteoartrosis, trastornos menstruales y embarazos difíciles. Después de la menopausia, con la desaparición de la capacidad reproductiva, la distinción entre los dos tipos es menos clara, pues las mujeres con adiposidad ginoide entonces acumulan grasa también en el abdomen. 7 y de la obesidad, el órgano adiposo y especialmente los adipocitos blancos producen unas sustancias, las adipoquinas, que son las responsables de las importantes complicaciones de la obesidad, conocidas en su conjunto con el nombre de “síndrome metabólico”, que se caracteriza por una obesidad visceral complicada por una presión arterial alta (hipertensión), la alteración de la actividad de la insulina (estado de insulinorresistencia, que predispone a diabetes mellitus de tipo 2), alteración de la composición de las grasas de la sangre (dislipemia) y un incremento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiocirculatorias. Las investigaciones científicas más recientes demuestran que la grasa acumulada en el abdomen, grasa visceral, puede producir más de aquellas sustancias perjudiciales llamadas “citoquinas inflamatorias” que la grasa de otras regiones del organismo. Por esto, debe ponerse más atención no sólo en los kilos de más, sino también en la distribución de la grasa y especialmente en la circunferencia abdominal. A la luz de estas evidencias, incluso aquellas personas cuyo peso e IMC sean normales deben controlar también la circunferencia abdominal, pues se considera un factor de riesgo independiente del peso corporal. Los mecanismos de la acumulación de grasa. Por esto es fundamental comprender los procesos que determinan la acumulación de grasa, para los cuales no sólo es decisiva la “cantidad”, sino también la “calidad” de los alimentos que cada día introducimos en nuestro organismo. Comer, de hecho, puede convertirse en un factor de riesgo para la salud si la elección de alimentos no es adecuada para las necesidades nutricionales de nuestro organismo. La insulina: Favorece que la glucosa (fuente de energía fundamental) sea utilizada por todas las células del organismo. Estimula el almacenamiento en forma de grasas (energías de reserva) del exceso de glucosa, especialmente de triglicéridos, en el tejido adiposo (proceso de formación de grasa o lipogénesis). Inhibe la movilización de grasas de los depósitos adiposos (lipólisis, o sea proceso necesario para poder utilizar las grasas como fuente de energía) cuando es inútil utilizar reservas energéticas debido a la disponibilidad de abundante glucosa. Así, la insulina regula situaciones de abundancia de recursos energéticos (comidas ricas en alimentos muy calóricos), facilitando el almacenamiento del exceso de grasa en las zonas de acumulación (el tejido adiposo) y bloqueando el uso de reservas. Por esto se dice que la insulina es la “hormona de la abundancia”. Cuanto más brusco es el aumento de la glucemia después de una comida, mayor es la producción de insulina. Esto determina una bajada repentina de los niveles de glucosa, pudiéndose incluso alcanzar valores inferiores a los iniciales. Se crea, pues, una situación paradójica: la ingestión de excesiva “glucosa” determina su rápida transformación en depósito de grasa; la consiguiente falta de combustible ocasiona, por medio de la estimulación del apetito, una ingestión alimentaria adicional de recursos energéticos. La elección de alimentos que realizamos en cada comida condiciona nuestro perfil metabólico y hormonal, además del peso corporal y la masa grasa. Es de especial importancia el papel de las oscilaciones de los niveles de glucosa en la sangre a lo largo del día, después de ingerir alimentos ricos en azúcares. Estos últimos, también denominados carbohidratos o glúcidos, se digieren en el aparato gastrointestinal, transformándose en partes más pequeñas que pueden utilizarse, la glucosa. Después de una comida, especialmente si es rica en carbohidratos, la concentración de glucosa en la sangre (glucemia) aumenta. El incremento de la glucemia estimula el páncreas, una importante glándula del aparato digestivo, que produce la hormona “insulina”, que para realizar sus fundamentales funciones llega a todos los tejidos del organismo a través de la sangre. 8 9 Esto conlleva dos consecuencias: Gran parte de la glucosa es inmediatamente acumulada en forma de grasas en el tejido adiposo, sin ser utilizada. El retorno demasiado rápido a niveles bajos de glucemia supone para el organismo un estado de falta de combustible, por lo que se genera la sensación de apetito y, por lo tanto, la necesidad de ingerir más comida. En cambio, si el incremento de glucemia es gradual, la cantidad de insulina que en este caso se segrega determina un retorno gradual a los niveles de glucemia normales. En este estado: El nivel bajo de insulina conlleva la necesidad de utilizar las reservas energéticas del organismo: favorece la movilización de grasas del tejido adiposo. La glucemia, al no sufrir un rápido descenso, no envía señales de apetito al organismo. Es evidente, por lo tanto, que las acciones que reduzcan la velocidad de absorción de los carbohidratos, provocando el control de la glucemia posprandial e, indirectamente, de la cantidad de insulina que circula en la sangre, pueden ser una ayuda válida para el control del peso y del exceso de grasa. El estrés: otro “enemigo” del control de peso ¿Qué supone la comida para nosotros? Con seguridad es una necesidad primaria insustituible, ¿pero qué nos lleva a preferir cada vez más alimentos de elevada palatabilidad, que son los más ricos en grasas y azúcares? ¿Por qué es tan fácil ganar kilos de más y es siempre tan difícil seguir una dieta equilibrada? Los estudios científicos manifiestan que el cambio de comportamiento alimentario de los últimos años es sobre todo el resultado de una vida frenética y estresante: comemos mal porque vivimos mal. En realidad existe una estrecha relación entre estrés y comida. Los comportamientos alimentarios que el estrés genera generalmente son de dos tipos: o se reduce la ingestión de comida y se pierde peso (esto sucede en menos de un tercio de los casos), o como ocurre mucho más frecuentemente, se aumenta la ingestión de comida, la cual se convierte en un auténtico instrumento de consuelo. Los compromisos, las responsabilidades, las grandes y pequeñas dificultades que hemos de afrontar cada día pueden generarnos estrés, lo que nos empuja a adoptar comportamientos no saludables, como fumar o comer incorrectamente, buscando satisfacción y gratificación en la comida, sobre todo en aquella rica en grasas y azúcares. La gratificación que buscamos en la comida también puede ser una consecuencia directa de un estilo de vida estresante, en estos casos comemos “mal” para compensar el estrés. 10 Y si a las tensiones diarias se añade el estrés de dieta, ¿qué ocurre? Con los importantes e “incómodos” cambios de hábitos que un régimen dietético controlado conlleva, la carga de estrés aumenta, con el resultado de un mayor deseo de comida que va contra la dieta y que nos puede llevar más fácilmente a interrumpirla. El estrés, cuando es persistente, supera la capacidad de nuestro organismo de afrontarlo y tiende a producir un aumento de la resistencia a la insulina y a la leptina, hormonas importantes para el control de la sensación de hambre, que son además unas de las causas directas de los trastornos metabólicos asociados al sobrepeso. La dieta hipocalórica puede generar una especie de “abstinencia” de algo muy gratificante para nosotros. La reducción del estrés y el control de la búsqueda de gratificación son fundamentales para unos buenos resultados de la dieta. Bibliografía T. C. Adam, E. S. Epel “Stress, eating and the reward system” Physiology & Behavior 91 (2007) 449–458; G. Arienti “Le basi molecolari della nutrizione” tercera ed. Piccin 2011; Bruce M. Koeppen, Bruce A. Stanton, “Berne & Levy Physiology” sexta edición Mosby Elsevier 2010R. Coccurello, F. R. D’Amato, A. Moles “Review: Chronic social stress, hedonism and vulnerability to obesity: Lessons from Rodents” Neuroscience and Biobehavioral Reviews 33 (2009) 537–550. ¿Qué se puede hacer para tratar el sobrepeso y la obesidad? Redacción a cargo de AIDAP y Apoteca Natura Alimentación y “estilos de vida”: consejos útiles para el control de peso. Un planteamiento serio de reducción del peso corporal debe incluir un cambio de estilo de vida, con una dieta sana y actividad física regular. Es importante reequilibrar el balance de energía, por un lado moderando la cantidad de calorías que se introducen comiendo y, por el otro, aumentando el consumo calórico, y por lo tanto la actividad física. Naturalmente, en teoría “todos los saben”… pero obviamente solo unos pocos logran ponerlo en práctica. Probablemente esto es también consecuencia de una insuficiente educación alimentaria, lo que lleva también a seguir con inocencia la enésima dieta de “7 kilos en 7 días” anunciada en esta o aquella revista. La prescripción de un tratamiento dietético personalizado que tenga en cuenta las necesidades energéticas y nutricionales y las posibles necesidades y preferencias individuales es una tarea del Médico Especialista. De todas formas, existen recomendaciones de carácter general que todos pueden seguir para mejorar la propia alimentación y por lo tanto la “línea” y la salud. Según las más acreditadas recomendaciones científicas, la alimentación italiana, basada en el famoso modelo mediterráneo tradicional, es aquella que ofrece más garantías de salud. Esta da prioridad a los carbohidratos complejos (pasta), a consumir regularmente legumbres y a mantener una baja aportación de grasas (especialmente cocinadas), azúcares simples y sal. Para que la alimentación sea sana es importante variar, asegurando así que se toman todos los nutrientes necesarios para satisfacer los requerimientos metabólicos del organismo. Es además muy importante consumir diariamente una abundante cantidad de fruta y verdura (al menos 5 porciones al día) por su alto contenido en vitaminas, sales minerales, fibra y sustancias varias (los llamados fitoquímicos) que no tienen poder nutritivo pero que son fundamentales para la salud porque protegen los distintos sistemas y aparatos de nuestro organismo. es actualmente considerada indispensable para una buena salud, tanto que su ausencia en la dieta se asocia cada vez más a numerosas enfermedades crónicas en las que tienen un papel importante los procesos inflamatorios y la acción de los radicales libres (estrés oxidativo). Dada la importancia que un mayor consumo de fruta y verdura tiene para la prevención de algunas enfermedades de la edad adulta, es necesario favorecer su consumo a partir de la infancia. Por desgracia la alimentación actual no incluye una aportación suficiente de alimentos de origen vegetal y carece de una variedad suficiente de alimentos, que es algo básico para una sana alimentación. Por otra parte en casa cada vez se consumen con más frecuencia alimentos preenvasados y productos congelados precocinados, a menudo condimentados con mezclas de aceites vegetales con alto contenido en grasas saturadas y con jugos o salsas varias, una elevada cantidad de sal, aditivos y aromas. En la calidad de lo que comemos también influyen de manera importante los largos periodos de conservación y de transporte de los alimentos, los procesos de elaboración industrial que conllevan una pérdida de nutrientes, y los cultivos forzados en los que se utilizan productos no completamente seguros para la salud. Y para acabar, los alimentos se conservan utilizando aditivos y su sabor, consistencia y color se mejoran con aromas, emulsionantes, gelificantes y colorantes. Para recuperar el peso ideal y prevenir la obesidad y las patologías correlacionadas con esta no es suficiente con tener en cuenta la cantidad de alimentos ingeridos diariamente, ni tampoco basta el cálculo diario de calorías. Tenemos que programar nuestra alimentación con una distribución saludable de carbohidratos, lípidos y proteínas, integrando el cálculo de las calorías diarias con la calidad molecular de los alimentos. Se cree que existen miles de fitoquímicos, muchos de los cuales no han sido todavía identificados. Sus efectos beneficiosos van desde la acción antioxidante sobre los radicales libres − que previene las enfermedades cardiovasculares, los procesos crónico-degenerativos típicos del envejecimiento y algunas formas tumorales – a su acción positiva sobre los procesos de desintoxicación y sobre las defensas inmunitarias. Esta acción de “apoyo” a múltiples funciones de las células 12 13 EQUILIBRA TU PESO Y MIDE TU SALUD Consejos útiles para reducir establemente el exceso de peso en los adultos Muévete más cada día. Organízate para realizar actividad física con regularidad para combatir los mecanismos fisiológicos de compensación del organismo, ya que este durante una dieta hipocalórica que dure más de 2-4 semanas (“desde hace tiempo como menos, ¡pero no adelgazo!”) se adapta a “sobrevivir” con pocas calorías. La actividad física que has planificado debe ser factible, no deben ser necesarios equipos especiales: paseos, subir y bajar escaleras, pequeños trabajos domésticos, etc. No hay que exagerar y sudar abundantemente; el secreto para emplear bien los músculos durante la actividad física es adoptar un ritmo aceptable. Es importante controlar el peso con regularidad. Mantener el peso dentro de los límites normales depende sólo de nosotros. Conviene pesarse al menos una vez al mes (mejor cada semana) para prevenir un aumento excesivo. Es conveniente pesarse siempre a la misma hora, el mejor momento es por la mañana en ayunas, utilizando siempre la misma balanza. Lleva gradualmente tu peso dentro de los límites. Los sujetos con sobrepeso (IMC de 25.0 a 29.9 kg/m2) y los obesos de grado I (IMC de 30.0 a 34.9 kg/m2) deberían reducir la ingestión de calorías de manera que se consiga una pérdida de peso media de 0,5 Kg a la semana para llegar así a una pérdida del 10% del peso inicial en 6 meses. Evita dietas desequilibradas o demasiado drásticas del tipo “por tu cuenta” que puedan perjudicar tu salud. Una buena dieta de adelgazamiento debe incluir todos los alimentos de una manera lo más equilibrada posible. Cuidado con los condimentos. Para condimentar utiliza la cuchara, no condimentes “a ojo”. Utiliza también la cuchara para medir salsas o jugos particularmente ricos en grasas: no más 14 de una por comida. Cuando comas fuera de casa y no sepas de qué manera prepararan la comida, escoge platos simples y reduce las porciones. En casa utiliza técnicas de cocción simples y con pocas grasas (no más de una cucharadita por persona), condimentando con hierbas o aromas. Recuerda que para una misma cantidad y calidad, las grasas cocinadas siempre son menos sanas que las consumidas crudas. Distribuye correctamente a lo largo del día lo que comes. ¡No llegues a la hora de comer con demasiada hambre, sobre todo en la cena! Es mejor fraccionar en 4 o 5 pequeñas comidas (sin comer fuera de estas) y no saltar el desayuno. Concentrar la mayor parte de la alimentación en la cena es incorrecto: después se ve la TV o se va a dormir, y se almacena fácilmente el exceso de calorías y se engorda. No comas demasiado rápido y sin masticar correctamente. Digerirás mejor, y sobre todo quedarás saciado durante más tiempo. Es también importante que el “tamaño” del bocado no supere el volumen de tu pulgar. Toma toda la verdura que quieras pero cuidado con la fruta. Va muy bien tomar al menos tres buenas porciones de verdura al día, mejor al principio de las comidas, para favorecer la sensación de saciedad. La fruta va bien, pero cuidado: comer demasiada fruta puede tener efectos no deseados. Demasiado a menudo se piensa que la fruta no es calórica. Se deben tomar al menos 2 piezas de fruta al día, pero no más de 3 o 4, mejor como tentempié a media mañana o de merienda. Privilegia el consumo de pescado. Proponte comenzar a tomar pescado de mar al menos una vez o dos a la semana, aprendiendo una o dos recetas simples y apetitosas. Utiliza sal yodada. 15 Sustancias naturales para controlar el peso La naturaleza ofrece muchas plantas ricas en componentes funcionales con acción específica que, en regímenes de alimentación controlada y en sinergia con una actividad física regular, pueden suponer una ayuda adicional en el ámbito de un programa de control de peso. Su empleo racional y correcto, preferiblemente bajo el consejo de un experto, puede contribuir a la eficacia de programas de salud cuyo objetivo sea una pérdida gradual de los kilos de más con efectos duraderos. En función del tipo de acción que ejercen podemos distinguir estas sustancias en cuatro grupos. Sustancias naturales que actúan sobre las células del tejido graso (los adipocitos). En estado de sobrepeso, y todavía más en el de obesidad, el exceso de grasa corporal acumulada origina un proceso de inflamación crónica y silenciosa que genera a su vez más acumulación de grasa. En esta situación de alteración, el tejido adiposo deja de responder correctamente a los estímulos de regulación del metabolismo, ya que se encuentra en un estado de sufrimiento y manifiesta carencia de oxígeno, estrés oxidativo, inflamación e insulinorresistencia. Actuando contra el estrés metabólicooxidativo que mantiene el tejido adiposo en este estado de inercia funcional, se puede hacer que vuelva a su funcionamiento fisiológico normal. El tejido adiposo podrá recobrar su sensibilidad frente a estímulos que favorezcan la pérdida de peso: dieta hipocalórica, ejercicio físico, activadores metabólicos. En estado de sobrepeso y en particular en los casos en que, aunque se realicen esfuerzos con constancia, resulta difícil tener bajo control el peso, puede ser útil recurrir a plantas medicinales que actúen directamente sobre la movilización y el consumo de grasas (favoreciendo la lipólisis para reducir el tamaño de los adipocitos y la masa grasa, y aumentando la termogénesis para quemar el exceso de glucosa y de ácidos grasos) y que también ayuden a la actividad del tejido adiposo, contrarrestando el estrés oxidativo. En concreto, algunos nuevos estudios farmacológicos demuestran que los fenoles del té verde y las procianidinas de las semillas de uva pueden actuar sinérgicamente sobre el tejido adiposo, ayudándolo a recuperar su estado funcional normal. Los fenoles ejercen una acción antioxidante y de estimulación de la lipólisis y de la termogénesis, y las procianidinas, 16 además de aquella antioxidante ejercen una acción protectora de la microcirculación. Aparte del té verde, también el naranjo amargo (Citrus aurantium) y el alga comúnmente conocida como fucus (Fucus vesiculosus) actúan favoreciendo la lipólisis y estimulando la termogénesis en el tejido adiposo. Sustancias naturales que actúan sobre el pico glucémico y lipémico. Como se ha descrito anteriormente, la fase posprandial es el momento más difícil y más importante en relación a la acumulación de peso corporal y a nuestra “salud metabólica”. Los niveles elevados de glucosa en la sangre después de la comida estimulan una excesiva secreción y entrada de insulina en la circulación, lo que origina situaciones cada vez más peligrosas para el estado de salud. Una de las principales causas de los elevados niveles de glucosa posprandiales reside en la alimentación moderna, que es rica en carbohidratos asimilables rápidamente y pobre en carbohidratos no digeribles. Para interrumpir el círculo vicioso “aumento de la glucemia, aumento de la insulina, reducción de la sensibilidad a la insulina, activación de las vías metabólicas de transformación y almacenamiento de energía” que se origina en caso de sobrepeso y obesidad es posible combinar las modificaciones de la dieta y comportamentales con el uso de productos naturales a base de polisacáridos no digeribles que forman la fibra alimentaria, de los que son especialmente ricas algunas plantas medicinales, como el glucomanano, la zaragatona, el lino, el malvavisco, el tilo y el nopal (Opuntia ficus indica). La eficacia de estas sustancias reside sobre todo en su capacidad para formar soluciones viscosas en el intestino. Cuando los polisacáridos no digeribles ingeridos se enlazan con agua, formando una matriz viscosa similar a un gel, el contenido del intestino delgado se espesa, reduciéndose la difusión de los nutrientes y el contacto de los alimentos con las enzimas digestivas. Esto produce la reducción de la velocidad de absorción de glucosa, con la consiguiente reducción de la concentración de glucosa en la sangre después de la comida, mediante la regularización de la cantidad de carbohidratos procedentes del intestino y la consiguiente estabilización de la glucemia e insulinemia posprandial. Además, la literatura científica ha ya ampliamente demostrado que estos polisacáridos pueden mejorar la actividad intestinal y los trastornos asociados a esta (estreñimiento), así como aumentar la sensación de saciedad. Dadas las características de su mecanismo de acción, es importante recordar que estas sustancias deben tomarse antes de las comidas principales, de manera que coincidan en el intestino con los alimentos, y con abundante agua, para favorecer la formación del gel viscoso. Sustancias naturales para el control de la sensación de hambre y la adaptación a regímenes dietéticos hipocalóricos. Como hemos visto, seguir una dieta e intentar alcanzar los objetivos preestablecidos, con las tensiones derivadas del estilo de vida unidas al estrés causado por la dieta, conduce muy a menudo a fracasos y abandonos. En estos casos, para afrontar con serenidad un programa de control de peso interviniendo tanto en la sensación de hambre/búsqueda de gratificación en la comida como en el estrés, pueden resultar útiles plantas medicinales como la Griffonia, la Rhodiola y la Cúrcuma. De hecho su acción se despliega en varios frentes: Coadyuvando a recuperar el estado de ánimo normal pueden resultar de ayuda en los frecuentes episodios de búsqueda de comida que suceden durante las dietas; Favoreciendo el autocontrol y la adaptación a la dieta. Coadyuvando a la actividad hepática, la síntesis de ácidos biliares y, como consecuencia de ello, al metabolismo de las grasas. Descubre en las Farmacias Apoteca Natura el Servicio de Prevención “Dale peso a tu salud” Apoteca Natura, en colaboración con SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), SIMG (Sociedad Italiana de Medicina General) y AIDAP (Asociación Italiana para los Trastornos de la Alimentación y del Peso), ha realizado: Un Cuestionario para elaborar el Mapa del Comportamiento Alimenticio y reconocer los posibles Factores de Riesgo a consultar con el Médico. Una Ficha de Mediciones Antropométricas, para evaluar la distribución de la grasa corporal y su evolución. Sustancias naturales que favorecen la eliminación del exceso de líquidos y la depuración. A menudo el sobre peso, especialmente en las mujeres, se presenta acompañado de retención hídrica, responsable de la antiestética “hinchazón” que se concentra sobre todo en el abdomen, los muslos y los glúteos. Aparte de la consecuencia más visible, que es el aumento de espesor del tejido, que aparece “tenso” y lleno de líquido, la retención hídrica es un signo de la alteración del equilibrio hidroelectrolítico a nivel celular, con estancamiento local de toxinas y catabolitos. En estos casos es indispensable beber mucho − al menos 2 litros de agua al día − y pueden resultar muy útiles las plantas medicinales de acción drenante y depurativa como el Ortosifón, el Diente de león y la Vara de oro. La actividad de estos fitocomplejos se debe a su elevado contenido en sustancias particulares pertenecientes a la clase de los polifenoles, que actúan sobre todo favoreciendo la actividad del aparato renal y del hígado, los dos órganos principales encargados de la depuración del organismo. Como consecuencia de ello, estas plantas medicinales son capaces de estimular el equilibrio hídrico fisiológico (y por lo tanto la eliminación del exceso de líquidos) y la eliminación de toxinas y escorias del catabolismo, sustancias que se producen en una cantidad mayor precisamente durante el proceso de adelgazamiento. Pide una cita en tu Farmacia Apoteca Natura para rellenar el cuestionario y recibir consejos útiles al respecto. Encuesta sobre los Servicios Permanentes ¿Has utilizado alguno de los Servicios Permanentes de Prevención Apoteca Natura? Expresa tu opinión en www.apotecanatura.es 18 19 ¿Por qué elegir una Farmacia Apoteca Natura? Apoteca Natura es una red de Farmacias que ha elegido especializarse en la salud natural, escuchar y guiar a las personas en su proceso de automedicación para el mantenimiento, apoyo y optimización del equilibrio fisiológico, gracias también al consejo integrado. Además, Apoteca Natura en colaboración con SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) y SIMG (Sociedad Italiana de Medicina General), realiza campañas de sensibilización y ofrece Servicios Permanentes de Prevención relacionados con varios aspectos de la salud. Duerme bien, enciende tu vida A PARTIR DE NOVIEMBRE Te cuidamos de Síguenos en www.apotecanatura.es ESAPOPESOPU-B corazón