Impacto Ambiental de la Agricultura Pampeana

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Impacto Ambiental de la
Agricultura Pampeana
Ings. Agrs. Adrián
Andriulo, Carolina
Sasal y Silvina Portela
Gestión Ambiental de
Suelos y Aguas
INTA Pergamino,
Buenos Aires
La Argentina está intensificando su agricultura muy
rápidamente, la que conlleva la introducción creciente de
fertilizantes y productos fitosanitarios en los sistemas de
cultivo. Cuando los agroquímicos exceden los límites
establecidos por los fines para los que fueron destinados,
constituyen tanto una pérdida para el agrosistema como una
probable fuente de contaminación para los sistemas
adyacentes. En consecuencia, el problema de la
contaminación de suelos y aguas será creciente
Desde mediados de la década del 70, la
agricultura pampeana creció significativamente, ritmo que se acentuó principalmente en los últimos 10 años. En esta década,
mejoró la productividad de todos los cultivos y se registraron cosechas récord.
Además, en las regiones de aptitud agrícola, la agricultura continua desplazó a los
sistemas de producción mixtos y cambió el
régimen de tenencia de la tierra. En
Recolección de drenaje
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Pergamino, por ejemplo, entre 1988 y 1999
se produjo una reducción de 29% de los
establecimientos con bovinos.
La agricultura se está tornando cada vez
más especializada y homogénea. En efecto,
el nuevo esquema de producción se caracteriza por tener grandes superficies bajo
Siembra Directa continua y alta presión del
cultivo más rentable: soja. En el país, la
superficie destinada a este cultivo casi se
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ha duplicado (se incrementó de 6.002.000
hectáreas en 1995/1996 a 11.307.000 hectáreas en 2001/2002) y esto aumentó consecuentemente la producción, llegando a
los niveles récord de 30 millones de toneladas. Según el Censo Agropecuario
Experimental de 1999, el cultivo de soja en
Pergamino ocupa el 60% de la superficie
implantada, el 16% de la superficie fertilizada y el 70% de la superficie tratada con herbicidas. La soja está íntimamente relacionada con el consumo de plaguicidas, en especial del herbicida glifosato, ligado al uso
casi exclusivo de variedades transgénicas.
Según el mismo informe, el segundo cultivo
más importante es el maíz, con un 15% de
la superficie implantada, el 45% de la
superficie fertilizada y el 16% de la superficie tratada con herbicidas. El desarrollo de
este cultivo está asociado al uso del herbicida atrazina, segundo en ventas después
del glifosato en la campaña 2000/2001
según CASAFE.
CONSECUENCIAS DE LA INTENSIFICACIÓN
La contaminación del suelo y del agua subterránea con agroquímicos concierne tanto
a la salud como al ambiente. En efecto, está
demostrado que la agricultura participa de
forma significativa en la contaminación del
agua subterránea, particularmente cuando
se realizan monocultivos en grandes extensiones, que utilizan grandes cantidades de
agroquímicos y que aplican riego. El agua
de drenaje lleva consigo sales, nutrientes y
plaguicidas hacia los acuíferos.
A diferencia de la Argentina, los países
desarrollados utilizan agroquímicos continuadamente desde el fin de la segunda
guerra mundial. El camino histórico de
estos países comenzó con la degradación
de sus tierras por erosión, luego la contaminación de las aguas por nitratos y por
último la aparición de contaminación por
plaguicidas. Esta concepción en el modo de
producción se tradujo en una contaminación generalizada de los recursos naturales
y en la pérdida de biodiversidad.
Estamos lejos de reeditar la experiencia
extranjera; actualmente, nuestra región
presenta solamente contaminación de
aguas por sedimentos, producto de la erosión hídrica, debido a que el uso de agroquímicos es muy reciente. Sin embargo, la
agricultura y la ganadería argentina transitan un camino de cambio hacia nuevos sistemas de producción con consecuencias
ambientales poco estudiadas. Esta intensificación puede afectar a otros componentes
del ambiente y entonces, no solamente
existirá la degradación de los suelos sino
también la del agua, la del aire y pérdida de
biodiversidad.
Lísimetros con cultivo de maíz
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ESTADO ACTUAL DEL ACUÍFERO PAMPEANO
EN PERGAMINO
Las características edafoclimáticas y los
cambios en el sistema de cultivo zonal predisponen favorablemente a la lixiviación de
nitratos: balance hídrico del suelo positivo
durante varios meses del año (drenaje promedio según Thornthwaite de 133 mm/año
para el partido de Pergamino con gran
variabilidad interanual), alto contenido N
orgánico del suelo y elevado coeficiente de
mineralización de la materia orgánica del
suelo (MOS) durante todo el año. La información local sobre la lixiviación de nitratos
hacia las aguas subterráneas es muy escasa. Además, es necesario conocer el punto
de partida del estado de los acuíferos en la
etapa inicial del proceso de intensificación.
Estas consideraciones conducen a la necesidad de evaluar la contribución de la agricultura actual al lavado de nitratos (NO3)
en vistas de su futura prevención.
A continuación se describe el estado de la
base del acuífero pampeano bajo distintos
patrones de uso de la tierra, seguidamente
se presenta una primera aproximación a la
contribución de la agricultura intensiva
actual respecto de la contaminación del
agua subterránea por nitratos y plaguicidas.
Nitratos. A nivel urbano, en la ciudad de
Pergamino, entre 1980 y 1994, se registró
un aumento en el contenido de nitratos del
agua para consumo humano, tanto en el
nivel de perforaciones como en el nivel de
la red de agua potable. En varias oportunidades el agua excedió el contenido límite
admitido por el estándar internacional (45
ppm). La causa de este aumento se atribuye al aporte de origen humano.
En la zona rural del partido, entre 1996 y
1997, se midió la concentración de nitratos
en la base del acuífero pampeano (profundidad 40 a 60 m) cuyos resultados pueden
Cuadro 1. Concentración de nitratos en el área
rural del partido de Pergamino.
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observarse en el Cuadro 1. Bajo agricultura
zonal se obtuvo un valor medio de 24±9
ppm, inferior al estándar internacional. En
los sitios de desmonte reciente, el contenido medio fue ínfimo, 5±0.1 ppm. Sin embargo, los muestreos bajo producciones intensivas de aves y cerdos mostraron un contenido medio elevado de 79±26 ppm. La descarga de efluentes de origen animal no controlada resulta una fuente importante de
contaminación puntual. Por otro lado, la
forestación sin utilización de fertilizantes
acrecentó la calidad del acuífero debido a
su gran capacidad para absorber nitratos.
Plaguicidas. Muestreos del agua subterránea realizados en el período 1999-2001 en
la zona rural de Pergamino bajo agricultura
intensiva detectaron la presencia de compuestos organoclorados (lindano, heptacloro, heptacloro Epoxi, -Clordano, -Clordano,
Aldrin, Dieldrin), un compuesto organofosforado (metil-pirimifos), y Atrazina y sus
metabolitos. Los compuestos organoclorados encontrados corresponden a formulaciones en desuso y aún perduran y se descargan en los cursos de agua superficiales
debido a sus características de persistencia
y movilidad.
CONTAMINACIÓN DE LOS RECURSOS
Entre 2001 y 2003 se realizaron en los lisímetros de la Estación Experimental
Agropecuaria Pergamino del INTA estudios
sobre el aporte del sistema de producción a
la contaminación por nitratos y herbicidas.
En este período, bajo la secuencia maízsoja en siembra directa, se cuantificaron las
fugas de nitratos, atrazina y glifosato en el
agua de drenaje.
En la campaña 2001-2002, con el cultivo de
maíz se lixiviaron 24.7 kg de N(NO3)/ha con
un drenaje de 221 mm/ha. La concentración
media resultante fue de 51 ppm de nitratos.
Durante el barbecho posterior a maíz se lixi-
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viaron 9.3 kg de N(NO3)/ha con un drenaje
de 238 mm/ha. En la campaña 2002-2003,
con el cultivo de soja se lixiviaron 3.5 kg de
N(NO3)/ha con un drenaje de 76 mm/ha y
la concentración media resultante fue de 20
ppm de nitratos. Durante el barbecho posterior a soja se lavaron 9.3 kg N(NO3)/ha
con un drenaje de 93 mm/ha y la concentración resultante fue de 51.7 ppm de nitratos. Las precipitaciones fueron particularmente muy elevadas de estas dos campañas y los rendimientos obtenidos 100 y 40
q/ha, respectivamente. La concentración
de nitratos durante el cultivo de maíz y el
barbecho posterior a soja estuvieron en el
límite de 45-50 ppm admitido por el estándar internacional.
La atrazina, aplicada en preemergencia al
cultivo de maíz (4 l/ha de producto comercial 50% pa.), se detectó en el agua de drenaje durante todo el ciclo del cultivo. Este
aporte representó un 0.2 % de la cantidad
de atrazina aplicada. La mayor parte de la
pérdida se produjo durante los primeros 45
Variación del contenido de nitratos en la napa freática, en la base del acuífero y en una posición intermedia de una
estación de monitoreo afectada por el sistema intensivo de producción de granos, precipitaciones y evolución de la
altura del nivel freático durante el período 1998 -2004.
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días luego de la aplicación, la concentración de atrazina que partió con el drenaje
varió entre 1 y 1.5 ppb, encontrándose por
encima de los límites establecidos por la
USEPA (0.5 ppb) y por la UEE (0.1 ppb).
El glifosato aplicado un mes antes de la
siembra (3 l/ha de producto comercial 48%
pa.) se detectó en el agua de drenaje, entre
8.8 y 12.8 ppb, encontrándose por encima
de los límites establecidos por las mismas
instituciones que para la atrazina. Este
aporte representó un 0.3% de la cantidad
de glifosato empleado. La aplicación en
postemergencia del cultivo de soja (3.5
l/ha) no se detectó en el agua de drenaje.
Un estudio realizado entre 1998 y 2004 en
una unidad de experimentación y monitoreo del agua subterránea del partido de
Pergamino mostró los efectos de una rotación de cultivos típica sobre algunas propiedades del agua (Figura 1). En ese estudio
puede observarse que mientras la concentración de nitratos tiende a crecer en la
napa freática, la de la base del acuífero (45
m) y la de una profundidad intermedia (35
m) permanecen constantes. Estas últimas
no se ven afectadas por la interacción entre
el sistema de cultivo y el clima en el corto
plazo, sin embargo los aumentos de concentración de la napa freática se corresponden con los períodos de lluvia que producen drenaje.
El ascenso sostenido del nivel freático está
íntimamente relacionado con la cantidad de
lluvias ocurridas en los últimos años. El
efecto del manejo del suelo sobre la dinámica del agua es insignificante, si se lo
compara con los volúmenes de agua descargados sobre la región.
CONCLUSIONES
Los primeros resultados sobre el aporte de
los sistemas de cultivo intensivos a la contaminación del agua subterránea por agro-
químicos en Pergamino mostraron que las
concentraciones medias anuales de nitratos del agua de drenaje estuvieron por
debajo de los límites establecidos para considerar al agua como potable. Sin embargo,
se encontraron concentraciones elevadas
de nitratos, atrazina y glifosato en el agua
de drenaje en coincidencia con lluvias de
primavera que favorecieron el pasaje rápido de agua hacia las napas. Aun en años
extremadamente húmedos, como los del
período 2000-2003, mientras los fertilizantes nitrogenados, la atrazina y el glifosato
se apliquen dentro de las dosis recomendadas, es poco probable hallar contaminación
por estos agroquímicos en el corto plazo.
Debido a la gran inercia del transporte de
agroquímicos desde el suelo hacia la base
del acuífero, es imperativo continuar con
estas evaluaciones para prevenir la contaminación en el largo plazo.
Medidor de humedad y nitratos en el suelo
Bibliografía
- Workshop Internacional sobre Contaminación de Suelos y Aguas por Agroquímicos. Reunión Científica 1999
subvencionada por el FONCYT. XVII Cong. Arg. Ciencia del Suelo, Mar del Plata, 12 y 13 de abril del 2000. Actas
en CD.
- II Taller de Contaminación por Agroquímicos. Por una Agricultura sin Contaminantes. Organizado por Proyecto
Nacional de Contaminación Agrícola de INTA (522-203). Pergamino, 23 de agosto de 2002. Actas en CD.
- Foster S y Caminero Gómes D. 1989. Monitoreo de la calidad de las aguas subterráneas: una evaluación de métodos y costos. Centro panamericano de ingeniería sanitaria y ciencias del ambiente (CEPIS), Lima, Perú, 111 p.
- Ongley E.D. 1996. Control of water pollution from agriculture. In: FAO Irrigation and drainage paper, 55.
Capítulo I, 1-18 pp.
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