Año XXV. Núm. 27. Madrid, 22 de julio de 1881

Anuncio
p r e c io s
—
Madrid..................
Pn ivinciíus
........
E x i: aujcio.....................
DE
s ü s c r ic io n
.
6
ANO XXV.— NÚM. XXVII.
PRECIOS DE SUSCRICK >.\ , l'AC.A 1)1 KQ -i KN ORO.
¿
ASo.
ASO.
SEMESTRE.
TRIMESTRE.
55 pesetas.
40
id.
50
id.
tS pesetas.
21
id.
26
id.
¡o pesetas.
11
id.
14
id.
S U M A R IO .
T exto .— Crónica general, por D. .lose Fernandez Rremon.—
Nuestros grabados, por I). Eusebio Martinez de Velasco.—
Exposición de Milan : La Escultura y la Pintura, por I). C. de
Coello.— Bibliografía científica : l a Materia radiante, (conclu­
sion ), por D. E. Pardo Razan. — Costumbres del siglo x v ti:
El Corra! de las Comedias (continuación), nor IX Julio Monreal.— En la muerte de mi muy amado sobrino A lvaro, hijo de
los Excmos. Señores de Fabianes (poesía), por el Marqués de
Val ruar, de la Academia Española.— Una noche en Pornpeva.
por I > |o=é Ramon M él ida.— Tercer centenario de la muerte
de Santa Teresa de Jesus.— El Cometa, por D. Augusto T . Arcim is.— Problema de ajedrez.— Suelto.— Libros presentados a
esta Redacción por autores ó editores, por V.— Anuncios.
ADMINISTRACION :
CA R R E T A S ,
!
M adrid , 22 de Julio de 1881.
Cnha y Piirrln-Rifn
I
Filipina.«.. .
..............
]
Méjico y Rio di- la Plata..
En los (lemas Estados de América
GRABADOS. — Sucesos de Oran.— Cartagena : Arribo del vapor
trasatlántico San Agustín, conduciendo refuerzos de tropas
francesas con destino á Argelia. ( De fotografía remitida por
IX I.. Montells.)— Almería : Llegada de los fugitivos de Oran
que trasportó el vapor Victoria, el 14 del actual. ( De croquis
Je D. 11. Navarro.) — Cartagena : Itxterior de la Casa-Ayun­
tamiento durante la distribución de socorros á los repatriados;
Desembarque de españoles repatriados por el vapor A umancia
el 15 del actual. ( De fotografías remitidas por el Sr. Montells.
- La huelga de Igualada ( Barcelona) : Obreras huelguistas
de los telares de tejidos . en el acto de arengarlas su Presiden­
ta. ( De fotografía remitida por 13. José Mestre.) — Cosas que
fueron : l ha Botillería en 1X08, composición y dibujo de J. L lo­
vera.— Las insurrecciones de Túnez y Argelia : Vista ¿le C a­
SU CESO S
CARTAGENA. —
12, P R I N C IP A L
DE
SEMESTRE.
i pesos fuer t c s .
7 pestos fuerte*.
K
id.
i5
id.
id.
i(
id.
1 á
finn el precio los Stcí1 Asentes.
bás, foco de la insurrección tunecina ; Vista de Sfax, bombar­
deada por los franceses y ocupada por estos el 16 del corriente;
Una calle de Sfax: Cercanías de Frendah, en la Argelia, A la
entrada del Sahara oranés. estación telegráfica entre Oran y
Geryville.
Bellas Artes : San Pedro <le Alcántara, escultura
del siglo x vu presentada en la Exposición de Arte retrospec­
tivo por el Sr. Marqués de Villadarias. — Roma : Sarcófago
cristiano en mármol, del siglo I V . existente en el Museo de
I.etran.
Florencia : Exterior del Pala:..o Veec.hio, visto desde
la ¡liaza delta Signaría. — El Cometa : I res figuras que repre­
sentan la raheza del mismo, segun las observaciones hechas
en C ádiz. el 27. 28 y 29 de Junio último, por D. Augusto T. Arcitnis.-— Argelia : Mapa del Sahara oranés, teatro de las ope­
raciones militares contra iíbu-Amemz.— Ajedrez.
ORAN.
ARRIBO DEL VAPOR TRASATLÁNTICO «S A N AGUSTEN», CONDUCIENDO REFUERZOS DE TROPAS FRANCESAS CON DESTINO Á ARGELIA.
( De fotografía remitida por D. I.. Montells.)
34
LA I L U S T R A C I O N E SP A Ñ O L A Y AMERICANA.
CRONICA GENERAL.
-C
'■> -
.
Sf;i\, com o era natural, ante el fuego ele
la escuadra francesa; pues aunque aquella
población es el segundo puerto de la regen ­
cia de T ú n e z, dista mucho de ser una for­
taleza im portante. N o es un triu n fo, sino
una ventaja obtenida de la torpeza mtistilq mana, q u e , confiando acaso en auxilios extraujo ro s, habia com etido el error de desaliar á Eran e ia , no en comarcas de difícil acceso, com o lasen que
i opera Hoti-Ainem a , sino allí donde los proyectiles
' modernos alcanzan fácilm ente sin riesgo del que los
arroja. Pero ¿lia term inado por com pleto la luchar N o es
creíble. Es el prim er y más fácil paso de una guerra que
no terminará satisfactoriamente para F rancia, hasta que
consiga la improba tarea de asimilar todo el país á sus cos­
tum bres, lo cual no ha conseguido en A rg e l durante m edio
siglo. L os obstáculos que ofrece la colonización de Túnez
son mayores : al am or del musulmán á sus prácticas anti­
guas, que tanta resistencia ofrece á los innovadores: á su
fiereza natural, que con trabajo se resigna á teñ éra m os
extranjeros, se une la vecindad de T r íp o li, amparada por
fuerzas turcas : la de Italia ; la situación crítica de A rg e l, y
un Huido misterioso de guerra, que no se sabe de dónde
nace, pero (pie toda Europa siente circular por las venas
do los pueblos.
L a situación de A rg e l no ha m ejorado. E l insurrecto
lJou-Amema continúa amenazando la frontera abierta de
O rá n , no com etiendo más tropelías, porque el pánico ha
establecido entre las fortificaciones francesas y el desierto
otro desierto más. N o han arrebatado m aterialm ente á
Francia los rebeldes ningún te rrito rio ; pero le lian despo­
blado con su cim itarra, co n vin ié n d o le en cem enterio. A llí
no puede ondear la bandera francesa; allí se debe enterrar
la bandera tric o lo r y colocar encima una cruz. T o d o esto,
por lo menos, hasta que concluyan los calores.
ayo
Los periódicos españoles que se ocupan de esta cuestión
se clasifican en insensatos y sensatos; no som os ni lo uno
ni lo o tr o , y sentim os estos adjetivos, porque significan y
hacen ostensible y pública una división entre españoles
cpie, ó no lo son, ó todos pretenden á su manera la honra
y la conveniencia del país.
N osotros, que hemos seguido serenam ente la marcha de
este asunto, creem os (pie, más bien que divergencia esen­
cial entre unos y otros respecto de la cuestión de Orán,
lo (pie existe es la pugna de siem pre, la huella de d iv isio ­
nes y enemistades anteriores : la costum bre desgraciada
de aplicar todo suceso y aprovechar hasta las catástrofes
para recrim inarnos v combatirnos.
Si hemos de ser justos, lodos lian exagerado : los unos, á
riesgo de excitar las pasiones populares y prom over con •
Hielos peligrosos ; los otros, á riesgo de parecer más parti­
darios de una idea que españoles, v muchos, en fin . tenían
lija la vista en el sistema de gobierno (pie rige en Francia,
más bien que en los sucesos deplorables de la A rgelia.
¿ V qué ha habido allí realm ente ? I na insurrección con ­
tra el poder de Francia en territorio suyo. Francia es la
agraviada. A ella le corresponde defender su territorio y
hacer respetar su bandera y sus derechos.
Lú a horrible desgracia para nosotros : el asesinato y las
infamias de los compatriotas pacíficos (pie trabajaban en los
campos franceses. Respecto de esto vem os dos cuestiones.
La ofensa moral «pie pueda haber, y el arreglo de los per­
juicios materiales. En cuanto á la prim era, Francia, que
tiene allí la jurisdicción, debe procurar nuestro desagravio,
que es el suyo propio; mientras no niegue esta obligación,
sus intereses son los nuestros, y debem os auxiliarla m o­
ralm ente para que pueda ejecutar segura y enérgicam ente
el castigo de esos bárbaros. En cuanto á la indemnización
de los perjuicios, es costum bre inventar teorías para resol­
ver cada caso y hallar distinciones entre los «pie parecen
más idénticos; pues escojamos la teoría más beneficiosa, ya
(p ie no hay en rigor nada concreto : estamos en la A rgelia
en un caso especial, pues es una colonia que prospera eou
nuestro trabajo y nuestra sangre.
P e ro seamos españoles ante tod o, no poniendo á los g o ­
biernos en casos difíciles de resolver, y exigiéndoles en er­
gia superior á nuestras fuerzas, sino im poniendo constan­
tem ente á todos los políticos la obligación ineludible de
atender á nuestra arm ada, á nuestras fortificaciones, á
nuestros recursos, cu fin, á todas esas cosas que parece
que aumentan la razón y los derechos de los pueblos que
las p o s e e 1. Y cuando lleguen casos com o éstos, no nos
ofendam .a y pinchemos mutuamente.
E sto hablando sèriam ente : hablemos ahora en brom a.
E l Charivari se burla de nosotros puniéndonos en cari­
catura. España envía sus escuadras al desierto del Sahara
para atacar á M ou-Am em a: el Charivari cum ple su ob liga ­
ción al hacer reir con el lápiz. P ero también seria cóm ico
que hicieran otras caricaturas nuestros periódicos satíricos.
P o r ejem plo, el m inistro de la Guerra francés negándo­
se á en viar tropas á la frontera del Sahara hasta que no
se ponga un toldo cu el desierto.
Los franceses se hielan en Rusia y se tuestan en A rg e l;
son tropas de en tretiem po.
Le Temfis se dolía de que los soldados franceses sudaban
en la revista del 14 de Ju lio, proponiendo (pie no hubiera
ya más revistas. De esto á pedir sombrillas en el fusil hay
sólo un paso. ¿ C óm o enviarlos al Sahara?
O tra caricatura.
L os exploradores franceses reconocen un país con el ter­
m ó m etro ; un paisano les pregunta :
— ¿Q u é hacen V V . con esos instrumentos?
— M e d ir el calor : nuestros soldados sólo se baten á 24
grados sobré cero.
— Y a ; buscan V V . guerras de placer.
Vea el C harivari cóm o de todo se puede hacer carica­
tura : pero las cosas serias se deben tratar con seriedad.
*
* *
l i a m uerto en San Sebastian, á los cuarenta y cuatro
años de edad . en la flor de su vid a , el C onde de Cantcrac,
persona de gran distinción y m érito, procedente del C u er­
po de A rtille ría , hijo del desgraciado capitán general de
Madrid m uerto en la Puerta del Sol al qu erer restablecer
la disciplina en la sublevación famosa de Cardero.
Poco tiem po hace, la prensa de M adrid acudia al ensayo
feliz de los camiones de trasporte que llevan el nom bre de
C ántente, en recuerdo de su autor; L a I i .c s t u a c io n E s ­
p a ñ o l a publicó el grabado é hizo la descripción de esa má­
quina ingeniosa, prueba de la laboriosidad, inteligencia y
conocim ientos mecánicos del infortunado inventor, que lia
m uerto cuando parecia hallarse en el periodo m ejor de la
existencia.
N o tentamos la honra de tratar al C onde de Cantcrac, y
por lo tanto, no son estas lineas el tributo del am igo al
am igo, sino eco vago de la justicia general que se rindo á
los hombres útiles, y que so revela en un m urm ullo triste
que les acompaña com o despedida dolorosa al circular la
noticia de su muerte.
*
* *
L leg ó el m om ento terrible del choque.
¿Q u é viene á ser el encuentro de dos tempestades que
llevaban distinta dirección? U11 torbellino de vien to, agua
y rayos que destruye en pocos minutos una población,
com o ha sucedido á N e w -U lm , en los Estados-Unidos:
pero el equ ilibrio atm osférico se restablece pronto y todo
queda en sosiego.
Pero el choque de lo antiguo y lo m oderno, de lo vulgar
y lo cien tífico, de lo sabido y lo ignorado, del sistema tra­
dicional de pesos, medidas y monedas,' con el nuevo siste­
ma decimal , es de un efecto terrible por su lentitud en las
plazuelas. Las criadas y aun las señoras no se entienden, y
se hacen estos dias las transacciones en la plaza sin saber
lo q u e se compra ni lo que se vende, y por consiguiente, ni
lo que se come.
El prim er resultado de la reform a ha sido un a/loro/o.
Calm ado éste, se ha adoptado un térm ino m edio entre los
dos sistemas : se ha recurrido al cambio natural, com pran­
do a o j o , es d ecir, haciendo las transacciones á capricho.
El dia antes de declararse obligatorio el sistema decimal,
nos vin o á consultar una verdulera si podría seguir ven ­
diendo docenas de alcachofas.
— Eso pertenece al sistema duodecim al— respondim os;—
véndalas V. de diez en d ie z, y llámelas decenas.
— ¿ Y cree V . que este m anojo de espárragos está arre­
glado á la nueva m edida?— añadió.
— L e diré á V . : esto es vender á bu lto, y el bulto per­
tenece al sistema decim al, siem pre que se cobre en cénti­
mos y pesetas.
— ¿ Y si me piden un par de alcachofas?
— Venderá V . al público 0,2. porque la palabra par me
parece multablc.
T o d os sabemos las cavilaciones que está costando el
chocolate : la onza era la medida justa á que estaba el es­
tóm ago acostum brado; pero proscrita esa tracción de peso,
desterrado ese nom bre del idioma, los muchachos han oido
con jú bilo que va á ser indispensable aumentar su ración
de chocolate. Creem os que se puede arreglar el asunto
vendiendo el ch ocolate por m etros, cuyos decím etros se
sepa confidencialm ente que pesan tina onza.
E llo es que estamos en el m om ento de la perturbación
y de la crisis, y no hay manera de explicar á las que van á
la plazuela el sistema decimal. De todos los proyectos que
se han ideado para facilitar la trasfoimaciuh, sólo uno nos
parece práctico, y por cie rto , 110 podem os recordar dónde
lo leimos. Consistía en adoptar los nombres á (p ie las g en ­
tes están acostumbradas, llamando libra al kilogram o, y
cuartillo al litro , para que las personas ignorantes, es de­
c ir, la m ayoría, no tuviesen (pie hacer más esfuerzo inte­
lectual que el de encontrarse con un gran aum ento de peso
en las primeras, y o tro aumento de capacidad en los líqui­
dos. N o seria difícil hacerles v e r la relación entre las nue­
vas libras y las antiguas y entre los cuartillos de hoy y los
de ántes, y poco á poco se sustituirían los nombres verda­
deros.
A y e r entramos en casa de un am igo que tenía á un chi­
co de tres años en los brazos y le preguntaba :
— ¿ A quién quieres más?
— A tí.
—¿Cuánto me quieres?
— Una arroba.
— Perdónele V . — exclam ó el padre — lia querido decir
once kilogram os y ....
— ¿ Y q u é ? — repuse al ver que vacilaba.
— Iba á decir.... v p ic o ; pero no sé si esta palabra es li­
cita hablando decim alm ente.
*
* *
L os críticos franceses empiezan á preocuparse del ex ce­
sivo lujo de la escena parisiense, donde se sacrifica lo prin­
cipal, es d e c ir, el m érito de las comedias, al esplendor de
los trajes, á la riqueza de las decoraciones y de los m ue­
bles, y á todos los accesorios teatrales. Quéjanse d e q u e no
basta el m érito de una actriz para su lucim iento en las ta­
blas, pues necesita una inútil riqueza sólo para presentarse
en ellas, c >mo alhajas magnificas y trajes costosísimos, (pie
110 pueden adquirirse con los sueldos teatrales, y temen
que el vicio descarado arroje al arte por com pleto de la
escena.
N o estamos nosotros en el caso de temblar, aunque ya
se escriban comedias para las decoraciones, lo cual eq u i­
vale á escribir novelas para aprovechar ciertos grabados.
Aprendiendo en el ejem plo de Francia, tolerem os la m o­
destia en lo accesorio, y pidamos buenas comedias y com ­
pañías excelentes y completas.
♦
* *
Alem ania ha introducido una reform a im portante en el
ram o de (á u reo s. Y a no hay peatones. Y no se trata de
una supresión violen ta, sin ", todo lo con trario, de un as­
censo. Eos peatones hacen su carrera en carruaje.
N.° X X YI I
A q u í estamos a lgo atrasados todavía : hay peatones cojos.
Y no creem os que tenga carruaje ni el cartero principal,
doctor Tliehusem .
Alem ania se acerca al ideal para la rápida distribución de
la correspondencia ; los carteros con alas.
*
* *
Los grandes calores de estos dias han dado tema de con ­
versación á los que no tienen nunca de qué hablar.
— Para calores, los de i ’erm m do-P óo — decía un andaluz.
— ¿H a estado V . allí ?
— S i, señor, y m e convencí de (p ie los negros son h om ­
bres á m edio quemar. En aquel clim a hierven los ríos,
y las palmeras echan chispas; el café salo tostado de las
plantas, y 110 puede tino m eterse la mano en el bolsillo,
porque cada bolsillo es un horno; la arena es rescoldo,
llueve plom o derretido; el aire es pura llama, y el calor, tan
insufrible, que una vez me cayó un rayo en la boca y me
hizo el efecto de un sorbete.
— ¿ Y cóm o pudo V. resistir aquella tem peratura?— le
preguntamos.
— V iv í en compañía de 1111a inglesa.
M adrid no lia llegado á tanto en estos dias: pero los ca­
lores lian sido tales, (pie hubo un m om ento de jú bilo cuan­
do se nubló v cayeron algunas gotas.
— ¡ Y a llu e v e ! decían todos, llenos de alegría.
Pero algunos desconfiados respondiap, m oviendo triste­
mente la cabeza :
— N o llueve : es que suda el ciclo.
¥
* *
El Conde de San T irso se asustó mucho en la última
torm enta; ven an do hubo pasado, en tró en la tienda de un
fabricante de aparatos de Física y le dijo :
— : Podría V . colocar un pararayos?
— Si, Sr. ('o n d e . Mañana m ism o me pasaré por su casa
y le pondré en el sitio más á propósito.
— N o , no le qu iero allí — repuso el Conde. — Y o nunca
estoy en casa : póngam e Y . el pararayos en casa de ma­
dama Vcnturina.
H ace algunos dias llamaron m uy tem prano en casa de
D. Prudencio.
— ¿ Quién es ?— preguntó éste á la criada.
— De parte del vecin o de enfrente vienen á pedir un
ja rro de agua fresca.
— D ásele; pero no tengo el honor de conocer á ese
vecino,
A la mañana siguiente se rep itió la petición , cuando el
agua fresca escaseaba. D on Prudencio se incom odó, pero
hizo dar el agua. L le g ó el dia inm ediato, y llamaron á la
hora de costumbre, para pedir lo mismo que los dias ante­
riores. Don Prudencio ya no pudo contenerse, y salió al
balcón: en el de enfrente estaba el vecin o en traje de
mañana.
N o podría V . com prar un b o tijo? — d ijo D. Pruden­
cio saludándole.
— Caballero -c o n te s tó el vecin o con p o lític a — y o ten ­
g o una hija casadera, y V . un hijo m ozo, que la escribe
cartas amorosas, tirándolas al balcón con una piedra. Ya
me lia roto en esta semana tres botijos. U sted decidirá si
debo com prar otro.
A y e r nos encontram os á un sujeto , padrino obligado de
todos los desafios importantes.
— ¿ H a y trabajo? le preguntamos.
— Si, señ or: mañana se verifica un duelo á m u e rte : se
lo d igo á V. por ser callado : y o soy el padrino.
— P ero, hom bre, ¿ y no se puede arreglar el asunto?
— Im p osib le: mi abijado López, lia recibido un bofetón.
Pues, según tengo en ten did o, recibió otro bofetón
hace tiem po y no hubo duelo.
— El caso era m uy d is tin to : la cosa sucedió en el mes
de Enero, y va mucha diferencia de recibir un bofetón en
invierno á recibirle en la canícula.
José F ernand ez H iucmon.
NUESTROS GRABADOS.
SU C E SO S DE O R Á N .
l.log.nla elel vapor S a n A g ti& i/ ii ñ Cartagena, con tropas francesas destinadas
á Oran. — Descmbaii|iie de repatriados en Alm ería y Cartagena.— Repnrticinn de snciiiins á los inmigrantes en la C asa Consistorial ile Cartagena.
La prensa de noticias publicó el dia 8 del actual el siguiente
despacho telegráfico:
« C a r t a g e n a , 8 (11,30 m . — A las ocho de esta mañana ha
fondeado en este puerto el vapoi trances Sainl-Auffttstm, proce­
dente de Marsella. Conduce á <Irán 905 soldados de infantería
francesa de los regimientos números 3, 15, ifi y 8 0 . Formarán
una columna de operaciones contra Kbu-Ametiia. Los españoles
que quieran podrán agregarse á dicho cuerpo.»
Kt vapor francés Sainl-Angustia, de la Compañía Trasatlánti­
ca. cuya llegada á Cartagena representa el grabado de la página
primera (según fotografía que nos lia remitido nuestro celoso
corresponsal D. L. Montéis), zarpó en la larde del mismo dia
para Orán : parece que al desembarcar algunos soldados france­
ses de los que conducía á bordo fueron objeto de manifestacio­
nes de antipalta por parte del publico que se encontraba en el
muelle.
Si este hecho es cierto, pudiera ser considerado como causa
originaria tic la leyerta que, llegado el Saint-Angustia á Orán,
estallo entre una cuadrilla de braceros españoles que trabajaba
en la bodega del buque, desembarcando mercancías , y los mari­
neros franceses.
N i el valor está reñido con la prudencia, ni la cordura con el
patriotismo : si aquellas manifestaciones de antipatía v esta re­
yerta, que no tuvo, afortunadamente, consecuencias desagrada­
bles. hubiesen motivado un sangriento conflicto, ¡cuán grande
habría sido la responsabilidad de los provocadores!
A p e n a s p a v a d i a s in
que
ll e g u e a lo s
p u e r to s J e A lic a n te ,
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
N.° X X Y II
Cartagena y Almería algún trasporte con numerosos trabajadores
españoles que abandonan la Argelia y regresan á su patria: apénas pasa dia'sin que los armadores y capitanes de los vapoies
Xumuncia y I '¡loria, Correo de Cartagena y /Jesús, Acuña y Lige­
ra , y otros muchos, den nuevas y relevantes pruebas de su ge­
nerosidad, abnegación y patriotismo, acogiendo á bordo de sus
buques á aquellos infortunados fugitivos.
l.os dos grabados de la pág. 3b y el primero de la 37 reprodu­
cen interesantes escenas : desembarque de repatriados en los
muelles de Almería y Cartagena; y el segundo de la 36. la dis­
tribución de socorros ante la Casa Consistorial de esta insigne
ciudad (según fotografías y croquis remitidos por nuestros dili­
gentes corresponsales).
Relacione el lector estas escenas con la llegada de cualquiera
ile los buques citados : del Victoria, el 14.a Almería, con 300
emigrados; del A ’umancia, el 15, á Cartagena , con 600. Las c-cenas son iguales, aunque el nombre de los buques sea diferente:
puebla los muelles inmensa muchedumbre, que acude á esperar
alas víctimas de la barbarie afi icana ; atracan los vapores, y
descienden de ellos mujeres enlutadas y llorosas, jóvenes mal
cubiertas de harapos, niños demacrados y casi desnudos, hom­
bres que llevan impreso en su rostro el sello de los sufrimientos,
de las privaciones, de la miseria.
Y téseles saltar á tierra derramando lágrimas, y postrarse hu­
mildemente, y besarla , y quizá también lamentarse de haberla
abandonado, y recibir con sincera emoción los socorros que la
caridad y el amor patrio les ofrecen.
Deplora ya Francia, y era de esperar, el movimiento general
de emigración que se lia declarado entre los 53.000 españoles
que contribuían con su trabajo á fomentar la riqueza de la Arge­
lia : J.e Siic/e escribe textualmente que « s i
marchan los espa­
ñoles, se va la fortuna del país con esos modestos trabajadores,
á quienes la incapacidad militar no ha sabido proteger»; /.<• F í­
garo dice que « l o que sucede es una huida, una emigración cuya
cifra llega hoy (el 17) á 12 000 hombres , y es la ruina momentá­
nea , y acaso definitiva , de la provincia de Urán « ; La Liher/i1,
La Frunce, £ 'Avenir Diploma!¡que y otros importantes periódi­
cos franceses acogen las ideas de los dos primeros , y añaden ade­
mas «q u e las cuestiones de forma no deben hacer insensible á la
Francia á desgracias tan reales como dolorosamente con llove­
doras.»
Por fortuna, parece que las negociaciones entabladas entre
F.spaña y Francia acerca de las consecuencias de los sucesos de
Argelia presentan hoy dia casi seguridad de solución favora­
ble á la justicia , ;¡ la dignidad y al buen nombre de nuestra pa­
tria.
•
■ »
en cuenta que las transacciones honrosas en conflictos semejan­
tes contribuyen más tpie nada á estrechar el lazo de unión, repe­
timos . la armonía, el perfecto equilibrio que deben existir entre
operarios y patronos, entre el trabajo y el capital.
.El abuso perjudica, más ó ménos pronto, al que lo comete;
pero la imposición perjudica también al mismo que se impone,
sea trabajador o fabricante, y opinamos que nada gana la nuble
causa del trabajo nacional con esta clase de conflictos.
terráneo. y es otro de los focos de la actual rebelión ; 1‘rendah,
que tiene su emplazamiento en quebrada altura, a mitad vici ca­
mino entre Oran y Geryville, ofrece posición importatile y es­
tratégica á la entrada del Sahara orants : era . antes de la derro­
ta del coronel Innocenti, estación telegrafica intermedia de
aquellas dos poblaciones ; y a juzgar por recientes despachos , la
posesión de I rendali es actualmente el objetivo principal de las
feroces tribus que acaudilla Ebu-Amema.
¥
* *
U N A B O T IL L E R ÍA EN I 808.
; Excelente cosa ( valga la ley de los contraste; I hablar de bo­
tillerías y traer á los antojos de la ilusión helados y sorbetes,
cuando la columna terinométrica señala eti esta corte una tempe­
ratura de 38 grados....á la sombra!
Ahí esta ( véase el grabado de las pags. 40 y 41, composición y
dibujo de I.lotera) el aspecto que presentaba el interior de una
botillería española en los primeros años del siglo que corre : an­
gosto recinto, y acaso «oscuro chiribitil (dice Mesonero Roma­
nos de la célebre de Canosa ) en el esquinazo de la Carrera de
San leronimo a la calle de Santa Catalina» , donde maja- y chis­
peros, y « los honrados vecinos entraban á reli es, ar las fauces con
un vaso de limón o de leefie helada.»
No tenían, como los suntuosos cafés de nuestra época, artísti­
co decorado pompeyano, ni grandes y dorados espejos, ni esplen­
dorosa luz de gas; perú no faltaba en sus enjalbegadas paredes
alguna ridicula caricatura del Rey de Copas, con su correspon­
diente leyenda al carbón, tan limpia y emperejilada como el fa­
moso pasquín que apareció en un poste de la l'la/.a M ay.r en la
mañana del 2$ de Julio de 1808, dia de la proclamación oficial
del Rey intruso, y que nos ha conservado el Curioso ¡'arlante en
sus animadas, siempre frescas y siempre instructivas Memorias
de un Setentón.
i 'Juiéti se atreverá ñ negar que las botillerías y los cafés, bien
escasos en aquellos tiempos, ejercieron no poca influencia en
memorables sucesos, v que lienen una página, aunque sea conci­
sa, en el gran libro ele la hispana historia: Reuníanse los pa­
triotas en la citada botillería y en el feo café de Levante ( situa­
do en la calle de Alcalá, frente á la iglesia del Buen Suceso),
como años después se reunieron en los famosos de Lorctizini y
la Fontana, y eran tales sitios cual focos de entusiasmo patrióti­
co, que despedían llamaradas Je luz basta los ámbitos más apar­
tados de la Península.
E11 ellos acaso tuvo su origen la guerra del ridículo contra el
honrado y recto José I ; aquella guerra en la que silbaban pro­
yectiles tan envenenados como esta popular seguidilla :
(¡ V a se ñié por las Yuntas
K t te y Pepino.
Con un par de bou lias
Pata el camino » ,
I.A H U E LG A 1>E IG U A L A D A .
Obreras huelguistas de los talleres de tejidos, en el neto de ser arengadas
por su presidenta.
Ks indudable que, para el mayor florecimiento de la industria,
de cualquiera clase que ella sea, debe existir perfecto equilibrio,
mejor dicho, relación íntima y justa entre el trabajo y el capital,
entre los operarios y los fabricantes ó patronos; y cuando esta
relación desaparece; cuando, lejos de armonizarse una competen­
cia verdaderamente económica y equitativa, tínica que constitu­
ye fuerte lazo de unión entre unos y otros, se establece compe­
tencia ruinosa de capital á capital, y áun de trabajo á trabajo,
resulta el decaimiento de la industria con la diferencia de manu­
factura , y como secuela legítim a. los conflictos. las huelgas, la
ruina del fabricante, la miseria del trabajador....
Así han debido comprenderlo afortunadamente los fabricantes
y los operarios de los talleres de tejidos de Igualada, cuan­
do en tan breves dias ha quedado resuelto, a satisface ion de unos
y otros, el gran conflicto que surgió de la reunión que la So­
ciedad de tejedores á mano celebró en el teatro del T ívoli
de dicha ciudad, el dia 20 de Junio último : manifestó ei Presi­
dente que, para sostener los precios de la mano de obra que
antes regían, se había determinado confeccionar una tarifa de
todos ellos, con relación a l s artículos que se elaboran en la
ciudad, poniéndola á un tipo más inferior á la que en i86y acep­
taron y firmaron de común acuerdo operarios y fabricantes, y que,
avisados éstos por el Sr. Alcalde constitucional (quien habia
conferenciado previamente con el Sr. Gobernador de la provin­
c ia ), resultó que cinco aceptaban desde lttégo en absoluto la
nueva tarifa, doce la aceptaban también condicionalmente, y
diez y nueve la rechazaban por completo; y acto continuo los
obreros de ambos sexos, en su gran mayoría, se declararon en
huelga, uo sin que el Presídeme anunciase que la Junta directi­
va de la Sociedad presentaba la dimisión, la cual filé aceptada.
Igualada presencio desde aquel dia el triste espectáculo de
numerosos grupos de jornaleros vagando por las calles, si bien
mereció encomio desde los primeros momentos su actitud pacífica
y moderada (pues ni por un sohi instante se apartaron en lo más
mínimo de la senda del respeto), contribuyendo con ella en gran
manera á que la generosa ciudad, la prensa periódica, el Ateneo,
los pueblos inmediatos, abriesen una suscricion pública para so­
correr á los huelguistas, que produjo en pocos dias resultado
muy satisfactorio.
l.os operarios fundaban la nueva tarifa en las que rigen ac­
tualmente en otras poblaciones industriales de igual categoría:
en Reus se pagan lasparellas á 33 cuartos cana, y ellos pedían
á 30, o sean tres ménos; en Yalls, los tartanes se pagan tres
cuartos más del precio que marcaban los igualadenses ; en Cal­
das se pagan los satines de hilo, de nueve palmos de anchura, á
cuatro reales, y aquéllos sólo proponían que se les pagase á tres
reales, y así otros tejidos.
Entre tanto continuaban cerradas las fábricas de Igualada ( á
excepción de seis, cuyos patronos habían aceptado la tarifa),
así como los talleres de Carme, Capellades y otros pueblos cer­
canos, y continuaban en huelga los operarios, en número
de 3.500. I’cro esta situación, por lo mismo que era tan angustio­
sa y tan perjudicial para todos, no podia durar mucho tiempo:
el digno Sr. Alcalde constitucional convocó á los señores fabri­
cantes y á una Comisión autorizada de los tejedores para celebrar
una reunión el dia 21. y otras en los siguientes, con ci noble ob­
jeto de llegar á un arreglo satisfactorio; y después de varias con­
ferencias y diversas alternativas, sin que los obreros accediesen
a transacción alguna, la mayoría de los fabricantes se concertó
para firmar la tarifa propuesta por aquéllos en la mañana del 30,
y casi todas las fábricas (exceptuando una de telares mecánicos
y dos de telares á la mano) se abrieron nuevamente, para conti­
nuar el interrumpido trabajo, dándose por terminada la huelga,
El segundo grabado de la pág. 37 |enpia de fotografía que nos
lia remitido nuestro corresponsal D. José .Mestre) se refiere a los
sucesos que dejamos consignados en los párrafos precedentes :
representa una reunión de obreras huelguistas en las inmedia­
ciones del T ív o li, en el acto de arengarlas su presidenta, Josefa
Aguilera. El fotógrafo aprovechó tal ocasión para dejar consig­
nado un interesante episodio de la huelga.
Examinando imparci.límente los hechos, obsérvase que lo? fa­
bricantes, rebajando en el trascurso de diez y ocho meses el jor­
nal del obrero hasta un 80 por 100 del precio marcado á la mano
de obra en la tarifa que aceptaron y firmaron en 1869, han con­
tribuido en cierto modo á que se formalizara la huelga de los te­
jedores: pero estos a su vez, revistiendo la demanda, justa en «I
fondo, de un carácter de imposición intransigente, no han tenido
35
•
• *
y puñales tan afilados como el célebre Jan/ tugo en que decía
((.
la España ufana :
tjui e vaya á cellar lana
Las botillerías pertenecen á las cosas ijue fueron . ; que jamas
pertenezca áesas cosas ,jitefutran el patriotismo de los españoles!
*
♦ »
LA S
INSURRECCIONES
EN
A R G E L IA
S an P edro t e A i .i ' á n t v k a . escultura del siglo x vii. (Véa­
se L a Exposición de A rte retrospectivo, núm. X X !, pág. 375. )
*
• *
l.se lev José Postrero. >1
V is ta
El Mapa del Sahara arañes ( que damos en el grabado de la pá­
gina 48 1es útilísimo para que el lector se forme idea bastante
exacta de la extensa región que es teatro de las correrías de EbuAmema, y en el cual operan las columnas francesas que tienen
el difícil encargo de perseguir al caudillo africano.
Si en la comarca de los krnmirs la tempe tutu raes relativamen­
te benigna ; los caminos, aunque angostos y accidentados, faci­
litaban la marcha de las tropas, y especialmente de la impedi­
menta; el agua putable abundaba; diversas poblaciones ofrecían
seguro descanso a las columnas, etc. : no sucede lo mismo en el
vasto cuadrilátero Comprendido entre Selulú, Haya. Sania, I ren­
dali , Unirei y G eryville, y menos todavía fuera de este recinto,
cu las altas mesetas del Sud del Atlas : el calor es allí insopor­
table; no hay caminos ; no hay un árbol que preste sombra al
extenuado viajero, ni una casucha que le ofrezca albergue ; esca­
sea mucho el agua potable, y no se tiene el recurso de los chots,
ni el de los pozos abieitos en la movediza y abrasada arena, que
solo ofrecen agua fangosa y caliente.
For otra parte, hay que tener en cuenta que Ebu-Amema llev a
mayores ventajas, en sus audaces correrías, que las columnas
europeas que le persigan: tiene jinetes aguerridos, valientes,
sobrios y fanáticos, y peones infatigables, acostumbrados á los
rigores del clima : tiene servicio natural y permanente de apro­
visionamiento. en los mismos silos o depósitos de víveres de las
trilnis del desierto, y servicio de espionaje leal y activo ; tiene
todas las facilidades necesarias para llevar acabo" una larga jar*
nada en nocas limas, y caer de-de la región meridional, como
formidable y destructora avalancha, sobre la zona del Norte, en
los poblados chanhers ó talleres del esparto ; tiene también las
mismas facilidades para deslizarse impunemente por en medio de
las columnas francesas, dejandvi en poder de éstas algunos came­
llos v mulos cargados con botín real o aparente, y refugiarse en
seguida en Fignig ó en otro punto semejante, libre ya de toda
persecución, para emprender otra correría cuando mejor 1c con­
venga.
Este mapa del Sahara oranés ha de servir en gran manera para
apreciar debidamente las próximas operaciones militares, que es
de esperar Jen por resultado el ejemplar escarmiento del feroz
caudillo que lia derramado la sangre española. ; (. »tic sería, si no,
del prestigio de Francia en su colonia africana :
Y
I 1 NUZ.
itu Gallé*
V i-la <!>■ Max por la parto ilr lieiia, — U ño valle lie Sfax.—
(.'viran::, ili Ku-iala!. — Mapa «le 1 Sal n a ■ •iiitl.N,
Conocidos son los antecedentes de l i insurrección de las tri­
bus musulmanas Je Tú nez: mal avenidas con el pacto efectuado
entre el bey Mohammed-Ls-Sadok y el representante de Fran­
cia. Mr. Roustan. y excitadas acaso poi las predicaciones de
emisarios de Trípoli ó por agentes secretos de la Sublime Puer­
ta, subleváronse con valerosa decisión en los últimos dias del
pasado Ilinio, y enarbolar n el estandarte verde del Profeta, sím­
bolo de la guerra santa, desde los tiempos de Abubekre, en al­
gunas poblaciones importantes.
Sfax, la antigua S/akes ó S film s, dudad situada al Sudeste
de Túnez, en la costa septentrional del golfo de Gabés, inicio
el levantamiento y fué teatro de tumultuó, as y sangrientas esce­
nas : los insurrectos saquearon las casas de los extranjeros y de
aquellos compatriotas suyos que eran considerados como adictos
á Francia, empezando por la de Ali-Scheriff. comandante de la
plaza; los cónsules trances y sueco fueron heridos, y otros vein­
te europeos: un israelita y dos malteses perecieron bárbaramen­
te asesinados, y un bey surgió por aclamación de la exaltada
muchedumbre . que se a percibió a la defensa, reparando fuertes y
murallas, construyendo en la playa balerías rasantes y pidiendo
su contingente á las tribus de las cercanías.
Sfax es una bella y bien construida ciudad, que tiene unos
to.ooo habitantes ; sn clima es abrasador: carece de aguas pota­
bles, como no sean las depositadas en cisternas ; en sus tradicio­
nales talleres de tejidos se fabrican las más hermosas telas de
toda la antigua comarca berberisca, que son famosas desde el
siglo x v ; en la vasta campiña que la rodea se cosechan con abun­
dancia cereales, maíz (importado allí por los moriscos españo­
les), buenas frutas y los cohombros llamados sfulas, de los (pie
toma nombre la población; su comercio es muv activo á lo lar­
go de la costa, merced á numerosas cmbatcaciones pequeñas,
y consiste principalmente en el trafico de aceite, de salazones y
de lana merina, que se asemeja por su calidad a la tan renom­
brada de Extremadura.
Foco se sabe de su historia, y áun no es fácil determinar su
fundación ; pero consignarémos como dato curioso une el bom­
bardeo de Sfax fué la última empresa gucrreia que llevo a cabo
la República veneciana.
l)os grabados figuran en la pág. 44 que se refieren á Sfax : ei
primero es una vista ¡le la población, lomada desde la parte
de tierra; el segundo ofrece la perspectiva de una de las principa­
les calles.
El dia 7 rompieron el fuego contra la plaza los acorazados Cha­
ca! y Reine ¡¡lanche, secundados por algunas lanchas cañoneras,
destruyendo la batería más importante de la plaza; el ib, reforzada
la escuadra, se repitió el bombardeo ante la indomable tenacidad
de los insurrectos, y tropas de desembarco, y áun la dotación de
los buques, acometieron en brioso ataque de frente ; los sitiado­
res, por lin, alcanzaron la victoria, á pesar de la resistencia he­
roica de los insurrectos, y entrando antes de la noche en la ciu­
dad rebelde, enarbolaron en los fuertes la batidera tricolor.
Según los últimos despachos, el jefe de las fuerzas mando des­
armar inmediatamente á todos los habitantes de la dudad y sus
cercanías, y poner en libertad los prisioneros guardados cjiiui
rclienc-, pidiendo ademas tina indemnización de quince millones
de pesetas 3 la responsabilidad efectiva de toda la población de
Sfax.
Dantos también en la misma pág. 44 una vista del puerto de
Gabés, y otra de las ccicanias de Freudali.
El primero está situado .1! sudeste de Túnez, en estrecha len­
gua de tierra, cutre el gollo que lleva aquel nombre y el Medi­
SARCÓFAGO CRISTIANO.
Forman las Catacumbas de Roma, en número de sesenta (v ía ­
se Roma So/leranra. por el caballero Rossi, voi. !, pág. 64 y si­
guientes), un dédalo de inmenso? caminos subtemineos y pasa­
dizos angostos y bajos, que están interrumpidos por anchas salas
cuadradas, acaso recónditos oratorios'de los cristianos primiti­
vos; su longitud, según el F. Marchi. es de 1.2GÙ kilómetros, y
en sus muros, ya formados por vulcanica po/issatane, ya cons­
ti nidos con ruda manipostería, existen aún más de sei; millones
de -epukros.
No se croa, sin embargo, (pie todos éstos guardan cenizas de
cristianos: de-núes de los Aiiloninos. habiendo cuido en desuso
la cremación de los cadáv eres. los mismos paganos. á ejemplo
de aquéllos, sirviéronse vie la- Catacumbas como de cementerio
general, si bien se encuentran cada dia numerosas tumba - en
cuya lapida exterior aparece grabada la inscripción gentílica
litis Manihlis. y e n el interior, en el reverso de la misma losa
funeraria, y en el féretro, se observa la inscripción cristiana
jfesus-Clrtstus salvimi me fax.
Lo cierto es que las Catacumbas de Roma, v en especial el
cementerio de San C alixto, son tiquísimo archivo, por decirlo
así, de venerandas reliquia- y de objetos de arte pertenecientes
á los primeros tiempos de la iglesia : áun existen allí exce­
lentes líeseos del siglo 11. los más antiguos (pie se conocen (a
excepción de los descubiertos últimamente en Fompeya I , que
conservan el carácter y la factura del arte pletorico en la anti­
güedad.
X o hace mucho tiempo lia sido hallado un sarcofago en mar­
mol (reproducido fielmente en uno de nuestros grabados de la
pág. 451, que pertenece, sin duda alguna, al siglo iv. a época
inmediata al triunfo del emperador Constantino. y (pie esta la­
brado en bajo-relieve de gran mérito artístico.
En el centro se ostenta el Lahnrum, con el monograma de
Cristo, símbolo de la victoria sobre Maxencio, y dos guerreros
romanos, (pie se postran ante la Cruz ; los grupos de la derecha
representan la coronación (quizá el triunfo de la doctrina del
Evangelio sobre el paganismo 1y el camino del Calvario ; los de
la izquierda figuran la predicación de Jesucristo y el acto en que
Pílalos, condenando al Justo, se dispone á lavarse las manos.
Obsérvase en toda la composición la tendencia del artista á
suavizar algún tanto lo? cruentos horrores de la Pasión : el divi­
no Fundador de la religión cristiana, vencedora de las aberracio­
nes gentílicas, no aparece con actitud humilde v resignada en
ninguno de los cuatro grupos, sino con actitud vie triunfo v degloria. Esto es, más bien que aquello, lo que simio el Ignorado
escultor cristiano al tallar en el mármol su ingeniosa idea.
Guárdase este sarcofago en el Museo de l.etran, en la sala de
arte cristiano que el papa Fío IX agrego al Museo p ro fi no creado
por su antecesor en el pontificado, Gregorio X V I.
•
4» •
EXTE-KIOH I*i:i. * PALAZZO YlNVll ro . K\ l LORKNHA.
Cuando el Inris/a contempla, desde la Pinxs-t della Signoria,
la imponente v severa fachada del antiguo palacio dura I de Flo­
rencia , la mansión preferida por el gran duque Cosme de Mèdi­
ci? , y restaurada por Vasari, el insigne artista-historiador del
Renacimiento, no puede formarse idea Je que el interior de aquel
edificio es un soberbio musei» de preciosidades artísticas.
Entrando por la puerta principal, halla el grandioso palio
Je honor, con soberbias columnas y bóvedas cubiertas de arabes­
co-, por M a hcloz.zn. y la marmórea fuente que sirv e de pedes­
tal a la unís bella estatua del Verrocliio ; en el piso primero, la
sala del Gran Consejo, construida por el arquitecto Cronaca a
instancia del agitador Savonarola, quien deseaba reunir allí la
asamblea del pueblo florentino, v cuyos muros debían ser pinta­
dos por Miguel Angel y Leonardo de Vinci : los salones de Juan
de M èdici-y de Clemente V l i . d e Leon X y de Lorenzo el Magnifito. Il$ ( 'osine I y do Julio II : en el piso segundo, la clasica
Sala ile los Elementos, con retratos de florentino.' ilustres, desde
30
N.° X X V I I
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
li
ìW
\l
JV M
\LMKRIA
). I !. Navarro.)
J
i
i f l s M,1 - " ■ l ~ j
Jl 1
i * 1 lu,1
_
f ! I 1
C A R T A G E N A .
e x t e r io r
d k
la
t a s a
- a y u n t a m i k n t o , d u r a n t i -: l a
D IS T R IB U C IO N
( De fotografía remitida por D. L. Montells. )
dk
• i ¿
- \
*"
“ »a
socorros
á
lo s
r e p a t r ia d o s
.
LA I L U S T R A C I O N ESPAÑOLA Y AMERICANA.
N.° X X V II
■1
*•j i 1
üniiiustttcw
!n
JiR-'lj
5==-
w
i
rj
CARTAGENA,—
■ >i
d e s e m b a r q u e
he
españ o les
r e p a t r ia d o s
por
y
e l
vapo r
« n u m a n t ia » , e l
15 D E L A C T U A L .
( 1>e fotografía remitida por 1). I.. Montells.)
LA
H UELG A
DE
IG U A L A D A
( B a r c e l o n a ) .— o b r e r a s h u e l g u is t a s
d en lo s
t a l le r e s
d e
t e j id o s
(De fotografía remitida por D. José Mestre.)
, en
e l
a c to
d e
ser
a r e n g a d a s
po r
su
p r e s id e n t a
.
LA I L U S T R A C I O N E S P A ÑO L A Y AMERICANA.
38
el siglo x il, y la Sala de Audiencia, pintada al fresco por Salviat i, y donde s’c puede ver el famoso retrato de Mianca (.'apello ; la
capilla, en lin, de los P rio r i, decorada por el hábil pincel de R¡dollo (diir landajo.
1.1 Pa/i::> I ccr/iio (cuya vista exterior aparece en uno de los
grabados de la pág. 45 ) fue empezado a construir, en I2<jH, por
Arnolfodi I.iipn, el ilustre arijuilecto de Santa María |//Du'ano),
cuj a maravillosa c.úpula elevo Brumelleschi, el atrevido prede­
cesor de Buonaroiti.
E. M a r t í n e z df. V e i .a seo.
EXPOSICION DE MILAN.
ARTH T'I.O I II.
I_a Esctillura. — 1. 1 Pintura.
'y
Ïc>/ eL '1.1
\ K xposicion de Bellas A rle s filé una cosa,
Po r d ecirlo asi. im provisada en algunas seJ’f manas : v tnás (|tte
que la parte principa
principal , conso ' ’ tuve, uu accesorio y un adorno de la Ex'■) posición m ilanesa, que en sus principios
debió ser exclusivam ente industrial, comcr-
cial y a« ric“ hiEstaba demasiado reciente la brillante muesS - , tra que de sus progresos baldan hecho la Escultura
C ’ y la Pintura en T tirin , para que ,cn tan co rto espacio
tle tiem po trascurrido pudiera ex igirse un nuevo esuerzo á las Bellas A rte s e n Italia. P e ro algunos individuos
de la E xposición perm anente de Bellas A rte s , que existe
en M ilá n , y en tre ellos F ederico M y lin s , verdadero M e c e ­
nas de los artistas, pensaron que seria incom pleto el éx ito
del gran certam en á qn e se invitaba á la Ita lia , si faltaba
en él lo que en lodos los siglos la había hecho tan famosa.
I 'na g a le ría , aunque fuese m odesta, de cuadros y de esta­
tuas, com pletaría los atractivos de la E x p osición , donde
los ojos, fatigados de ver lanías producciones del C om er­
cio y de la Industria , se reposarían contem plando objetos
a lgo más artísticos.
Este pensam iento, feliz sin duda, encuentra excelente
a c o g id a ,y el célebre César C antó acepta la presidencia
honoraria de la E xposición artística en esta patria de L e o ­
nardo de V in c i, que él ilustra también , llevando su patrio­
tism o al extrem o de señalar, de su modesta fortuna, un
pequeño prem io al m ejor cuadro de la pintura histórica,
aparte los que ofrecen el R e y y la Com isión general de la
E xposición milanesa. E l antiguo palacio del Senado, fu n­
dación de San Carlos Borrom co, y uno de los más bellos
edificios de M ilá n , sirve de albergue tiesta Exposición im ­
provisada, á la cual en pocas semanas acuden, sin em bar­
g o , 1.637 cuadros, 534 estatuas y 185 dibujos de arquitec­
tura, todo perfectam ente colocado en esplendidas salas,
con gran gusto adornadas, y que convierten el antiguo
Senado de .Vapuleen I en verdadero palacio de las artes,
i Lástim a que no hayan podido figurar en el herm oso jar­
dín q.uc á la Exposición precede el m onum ento colosal
que Cutama alza á su B e llin i, obra de M o n te v c rd e , y el
gru po de los hermanos C airoli. que el M u n icipio de Rom a
en com en dó al escultor Rossa. y que, sin duda por sus gran­
des proporcion es, ó por el coste de la traslación, no han
qu erid o sus autores enviar á Milán.
E n cam bio, en el pórtico de la Exposición . y com o guar­
dándola, se ve el gru po colosal Humado el Beso africano, y
que representa un Icón y una leona prodigándose afectuo­
sas caricias en las soledades del desierto. E l león se p re­
senta aún m ajestuoso; pero hay algo en las delicias de su
beso q u e , expresando la vehem encia de la pasión, templa
su fiereza. Las seducciones de la leona explican perfecta­
m ente la actitud del rey de los anim ales, y todo el grupo
manifiesta gran potencia de concepción. L o más notable
es que su autor, D ie g o Sarti, de B olonia, tiene poco más
de vein te años. Paralelo al Beso africano presenta otro
grupo, colosal tam bién, sim bolizando un gladiador rom a­
no que sucum be, en la arena del circo, bajó las garras del
tigre.
E l gladiador ha visto rota su espada ni atacar á la fiera,
q u e , herida, presenta un aspecto infundiendo verdadero
te r r o r , com o la actitud del gladiador inspira em oción pro­
fundísima.
L o s defectos de la forma son grandes en uno y otro
gru p o, principalm ente en el ú ltim o : pero cuando su joven
autor baya estudiado en Florencia y R om a el D avid y el
Moisés Je M igu el A n g e l, contem plado con admiración en
la iglesia de I E m ití, de Venecia, y e n San P e d ro del V a ti­
cano los Icones y las estatuas eternas de Canova, ó adm ira­
do en el Museo de Ñ ap óles el inm ortal Toro de Farnesio,
S arti, si consagra toda su atención á los grandes modelos
y no se deja arrebatar de su fácil triunfo, será un artista de
prim er ord en , y la futura E xposición de Bellas A rte s , que
y a se anuncia en R o m a , podrá ser para él palestra de una
gloria más pura y m éuos disputada que la que acaba de al­
canzar en M ilán. Desde Iuégo tiene la verdadera vocación
del artista : era muy niño, y ya con la cera que pedia pro­
porcionarse modelaba en Florencia pequeños grupos de
fieras, com o la célebre Rosa Bonheur pintaba de m uy jo­
ven los lienzos de tigres y leones que b o y se disputa y
paga á peso de oro la Europa.
O tra estatua, colosal tam bién, fija las miradas desde
«pie se entra en las espléndidas salas de la Exposición. Es
la estatua ecuestre de N ap oleón I I I , la obra más im p or­
tante de la escultura m ilanesa, vaciada en bron ce, según
el m odelo del escultor milanés B arzaghi, y destinada á
form ar parte esencial del m onum ento que muchos patri­
cios italianos, apenas bajó al sepulcro el ú ltim o em perador
de Francia, pensaron erig irle en una de las plazas ó ja rd i­
nes de esta capital de la I.om b ardia, que sin él seria, tal
vez aun h oy día, tina provincia del im perio de Austria.
Esta estatua ha tenido su historia política, que explica poi­
qué se presenta por prim era vez en un vasto salón, pero
pequeño para sus dim ensiones, en vez de adornar el fron ­
tispicio del palacio de V illa R ía le ó los jardines donde
se alza la Exposición. M u erto Napoleón 111 en su triste
morada de In glaterra, Milán se acuerda de que á él se d e-
bicron M agenta y Solferin o; y casi en los mismos dias en
que el em perador (iu ille rm o de A lem an ia visita su h er­
mosa ciudad, proyecta, con noble y elevado pensamiento,
que el mismo monarca germ ánico aprueba, alzar un m o­
num ento, que no inspira, cie rta m en te, la adulación. La
suscricion en muy pocos meses produce 200.000 liras, v
modelada la estatua, se procede á su fundición en F loren ­
cia. P e ro las pasiones políticas del uno com o del otro lado
de los A lp es detienen los vuelos de este sentim iento g e ­
neroso; y mientras en Paris los republicanos ven con dis­
gusto que en M ilan se levan te un recuerdo al Im perio, los
partidos avanzados de Italia alzan com o protesta, en M i ­
lan m ism o, un m onum ento á los vencidos de Montana. La
estatua de N ap oléon duerm e en tanto en la fundición de
F loren cia , hasta que hace su aparición en la Exposición
milanesa.
E l caballo, grandioso, y el herm oso jin e te , cuyas fac­
ciones tienen notabilísim o parecido, están modelados de
mano maestra; y de perfil, el E m perador,qu e saluda al pue­
blo milanés, entrando en la ciudad, ofrece un bellísim o g o l­
pe de vista y aquella grandiosidad correcta del verdadero
arte monumental. Pero este m onum ento debe ser mirado
y juzgado cuando esté en su puesto d efin itivo , sobre su
gran pedestal, al aire libre, y no ahogado en las salas de la
E xposición, bien distante del sitio grandioso en que lo
im aginó la fantasía de su autor, uno de los prim eros escul­
tores tle Italia, el cual va á concurrir también al certamen
que en Setiem bre se abrirá en Rom a para el grandioso m o­
num ento de V ictor Manuel.
IL
Im pensadam ente, y atraído por estos m onum entos c o ­
losales, he entrado en las galerías de la Escultura, dándole
la preferencia sobre su arte herm ana, la Pintura. T u v o
también la primacía en la antigua Roma , com o en la G r e ­
cia de F idias, contribuyendo á esto la vida que aquellos
pueblos hacían en el lo ro , en la basílica y e n la plaza pú­
blica. I lo y dia, á excepción de los grandes palacios, es na­
tural que la Pin tu ra, especialm ente los lindos cuadritos
llamados de g én e ro , obtengan la preferencia en nuestras
habitaciones modestas y sin grandes ambientes. P e ro es
preciso reconocer que, no sólo en Italia, donde todos sus
Estados han inm ortalizado siem pre con preciosas estatuas
sus celebridades más ilustres, sino en la Alem ania misma,
principalm ente en M u n ich , la m oderna A té n a s , se ha con­
sagrado verdadero culto en los últim os tiem pos á la esta­
tuaria. L o q u e e n Alem ania hace generalm ente el bronce, lo
ejecuta el bello m árm ol cu Italia, donde casi hay abuso ya
en la prodigalidad de estatuas de sus ciudadanos, que no
están á la altura, ni de la gloria inm ortal de Rafael y de
M igu el A n g e l, ni de los grandes servicios recientes d e V ic ­
tor Manuel y del C on d e de Cavour.
Tam bién retine la Escultura la circunstancia de que nin­
guna otra nación ha aventajado hasta ahora en este arte
bellísim o á la Italia. Sus pintores m odernos encuentran
poderosos y triunfantes rivales en Mcssonicr, en Makart,
en Taden a, en Pradilla, y en los admirables paisajistas de
In glaterra, de Bélgica y de H olan da; pero, si exceptuamos
las graciosas estatuas de Epinay y los grandiosos m onu­
m entos de M illie r, que se admiran en las exposiciones de
París ó en los Museos de B erlin, pero que se han ideado
también en R o m a , no creo haya en Europa nada que aven­
taje á las obras de C osta, de R osa , de M o n te vc rd e, de
Massini y tle tantos otros ilustres escultores de Italia. Es­
tos grandes principes del arte brillan, sin em b argo, casi
todos por su ausencia en la Exposición m ilanesa, donde,
si hay un pequeño pueblo de estatuas en mármol ó de
bustos en tierra cotia, faltan, com o en su E xposición de
Pintu ras, las obras maestras que admirábamos en Turin.
D esde la Exposición de Ñapóles en 1877 ven go ad vir­
tiendo una trasformacion en la escultura italiana, que se­
ñalaría cierta decadencia si no se explicase este hecho por
esas mismas circunstancias, que hacen preferir á los pinto­
res modernos los cuadritos de fácil salida á las obras v e r­
daderamente grandiosas del arte. Cuando los poderosos
lienzos de Pra d illa , representando Pona 'Juana la Loca o
los Reyes Católicos entrando en (ira n a d a ; N u m a n cia , de
V era, ó L a Campana de Huesca, de Casado, difícilm ente se
venderían, no adquiriéndolos los gobiernos ó los senados,
es natural que los pin tores,qu e viven también nuestra vida
de necesidades ó de lujo, con todas sus seducciones pode­
rosas, prefieran á las grandiosas concepciones esos juguetes
preciosísim os, pero q u e se venden á precio de o ro en P a ­
rís ó en N u e va -Y o rk . L o propio acontece con la escultura.
Pocos son los que adquieren grandes estatuas y grupos his­
tóricos. Se ama con pasión el busto elegante y de peque­
ñas proporciones, ó el juguete estatu ario, q u e, costando
poco, encuentra espacio en nuestras salas estrechas. D iría­
se que los que presentan á docenas obras estatuarias de
esta clase en las exposiciones italianas quieren rivalizar
con los lindos objetos de la porcelana de Sèvres y Sajonia.
L o s anima para esto la facilidad m aravillosa con que los
artistas italianos esculpen las carnes, la seda, los encajes y
las flores, pero que les hace olvid a r boy un tanto aquella
severidad y verdad de lineas de las grandes y verdaderas
obras del arte. E n Ñ a p ó les , en T u rin , en M ilan he visto
una cantidad prodigiosa de estatuas de niños y de niñas de
todos los tiem pos, de todas las condiciones sociales y de
los caprichos más fantásticos. Una estatua de esta clase,
titulada T.a Vocación, es justamente la que ha alcanzado el
prem io H um berto;} y si liem os tle seguir el sentim iento
pú blico, aunque modelada en tierra cotia, es la primera es­
tatua de la Kxposicion. Su autor, E m ilio M a rs ili, casi des­
conocido a y e r, acaba de vender su obra á uno de esos r i­
cos banqueros de V en ecia , á quienes sin duda no alcanzan
las persecuciones de sus correligionarios en R u sia , ni la
peregrinación por el desierto. Representa esta linda esta­
tua un chiquitín del pueblo, descalzo y én camisa, que, s a l­
tando del lech o, en vez del prosaico estudio del Alfabeto,
que sus padres ó su maestro le im p on en . aprovecha aque­
llos m om entos de libertad para consagrarse á su vocación
de la m úsica, q u e ama con ardor. T ie n e en sus manos un
papel cuit notas musicales, que interpreta com o un macs-
N.° X X Y 1 I
tro consum ado, llevando nerviosam ente el compás con el
pié y la mano izquierda, mientras d e sú s labios infantiles
y de su garganta, que se esfuerza, parecen salir los acentos
de su canto im provisado. Toda aquella personita encanta­
dora corresponde á la fantasía que ha cruzado por su im a­
ginación. Su fisonomía es m aliciosa, com o la de esos fa n ccittlos italianos que en las noches del estío vem os en nues­
tro Prado de M adrid , rascando el v io lín , cuya música ig ­
noran, pero que su im aginación viva adivina, y que su
autor lia debido contem plar tantas veces, en camisita tam­
bién, en las playas del G olfo napolitano ó en la plaza de
San Múreos de Venecia. L os m iem bros pequeños y las li­
neas todas de esta lindísima figura, llena de armonía en
m edio de su petulancia, revelan el gen io que los griegos
lian trasm itido á los escultores de Italia. A n to ñ ieto será
1111 dia R u b in i, ó M ario, á quien su ilustre familia opuso
terrible resistencia en su vocación artística, si no es el fu­
turo Bellini ó el V erd i de la nueva Italia. Pudiera aconte­
c e r, sin em bargo, que concluyese también de cantor-coris­
ta en San M arcos tío Venecia ó en el escollo de Frizza de
Ñ apóles.
Form a contraste con la de M arsili otra pequeña estatua,
también de n iñ o , del escultor A r g e n ti, tle M ilá n , y titu­
lada Fótica ¡»recoce. Mientras nuestro pequeño tenor roba
al sueño los m om entos que consagra á su vocación musi­
cal . este otro chico ha tenido que alzarse del lecho para
estudiar la lección de lectura impuesta á sus pocos años.
T o d os aquellas signos negros se confunden en su pequeña
cabeza soñolienta. El calor, y la pereza á la v e z, le han
quitado las ganas de ve stirse, estando en cam isa, com o el
A n to ñ ieto de la Vacación; y poco á poco, cayendo sobre
la silla, se desprende do sus manos la cartilla de la escuela
y queda com pletam ente en tregado al sueño. La llaqueza
de aquella naturaleza, juntam ente con las gracias de la
prim era edad, y la verdad que hay en su fisonom ía y en
todos sus m iem bros, hacen de la ob ra, sin pretensiones,
del A rg e n ti un ju gu ete bellísim o de escultura.
P e ro abandonemos este lim bo de preciosísim os niños,
para pararnos ante la estatua, bien diversa p o r lo que r e ­
presenta, de G ¡acom o G in e tti, que ya alcanzó en París el
prem io de honor con su preciosa obra de la Esclava. Su
nueva estatua representa la Pclroliera. Los que hace diez
años asistíamos en la capital de Francia á las escenas hor­
ribles de la Communc y recordamos aún , com o en terrible
pesadilla, haber visto pasar, al través (le la s 'Fullerías y
del H otel de V illc , incendiados, aquellos dem onios del in­
fierno revolucionario, que Francia parece haber olvidado
y a , y que aparecían más crueles que los asesinos mismos
del A rzob ispo de París, podem os apreciar bien todo el m é­
rito de una obra tle arte q u e, aun en el frió m árm ol, con­
m ueve todavía nuestras fibras. H a y alguna incorrección
también en la forma, y acaso la P clroliera no es tlel todo
el tipo de la m ujer francesa; pero es indudable que su es­
tatua expresa desde Iu égo la idea que la ha dado vid a, v
revela un gran talento y ese pensam iento profundo que
constituyen el verdadero artista.
Una Eva después de la onda es la obra principal del es­
cultor A lleg retti. La bíblica madre del género humano,
postrada en tierra, parece que piensa, esculpidas en su fiso­
nomía, todas las consecuencias del pecado, pero conservan­
do aún algo del espíritu que le ha infiltrado Satanas. Una
lindísima estatua tlel Massini de R om a nos representa la
P ía de Polonia’ , com o la pinta la leyenda del poeta italiano.
La bella castellana , injustamente condenada, ve consumir
su vida en el silló n , que casi le sirve de lecho de dolor,
mientras sus ojos, ardientes por la calentura y por la pa­
sión, se fijan en los contornos del lejano horizonte. T a d o lin ¡, escultor rom ano tam bién, lia en viado tina reproduc­
ción de la bellísim a Esclava de O rien te, que la sociedad de
Madrid ha adm irado en las últimas fiestas de los M arqu e­
ses ele la Puente. Y a fiem os dicho que, ademas de la Vani­
dad y de la M odestia, que todos los que han estado en P a ­
rís han visto con placer en el palacio del M arqués de CasaR iera, B otinelli presenta una linda estatua de la Soledad,
que también formará contraste con la A legría delirante. Las
estatuas tlel B otinelli gustan siem pre por su delicadeza y
elegan cia, com o esos tenores graciosos que cantan la m ú­
sica dulce de D o n iz c tti, pero á cuyas gargantas no hay que
pedir las notas apasionadas y grandiosas de M eyerb ecr y
de VVagner. T.a Vista, del F erace, es, por el contrario, una
obra de arte, en érgica y a trevid a , con esa belleza d e f o r ­
mas que nos recuerdan los grandes m odelos (le la estatua­
ria griega y romana. Una Saffa, del G on falló n ieri, y una
Cariota Corday, tlel m alogrado escultor M ig lio r e tti, fijan la
atención en m edio tle ese mundo de estatuas, en lo g en e­
ral pequeñas y de niños de todos los países de Italia, des­
tinadas á buscar fácil y barata colocación.
N o m erece se l e » confunda con ellas el Jesús en Geihscu ia iii, de G iv ¡le tt i,d e P alcrm o, bella estatua, que sim b oli­
za el d o lo r del Salvador, y otra figura en bronce, fíea lrice
d i Censi, en que su autor, R en a to P ed u zzi, ha figurado á
la popular jo v en romana en el m om ento en q u e, sorpren­
dida durm iendo por su p a d re, que amenaza su p u d or, se
alza indignada, em pezando la escena de aquel drama que la
llevará algún dia al cadalso de P or d i Nona.
III.
C om o en la Exposición de estatuas, han faltado tam ílico
en la de cuadros los prim eros pintores de Ita lia ; y al lado
del ilustre M o re lli, el público echa también de menos esos
grandes paisajistas, esos artistas graciosísim os y esos p in ­
tores de H istoria que se llaman B ertuni y V illega s, Sem oriski y Pradilla, A lv a re z y Casado, V alles y T u sq u ets, al­
gunos de cuyos lienzos figuraron en prim er térm ino en la
E xposición de Tu rin . N o se v e n , com o en la Exposición
del Piam onte. aquellos cuadros de grandes dim ensiones y
de m ayor m érito , ó los lienzos grandiosos que revelan la
verdadera obra artística. C om o sucede con las exposicio­
nes permanentes de G o u p il, en París , ó con las que todos
los veranos visitan los viajeros en Bruselas, en el Haya
ó en M u nich, las salas del palacio del Senado presentan
una feria perm anente, com o la sq u e hay en nuestra galería
N." X X V I I
tle B reva ó en los salones de¡ f'íítc i, de Florencia, cuando
inglgses v americanos vienen en el invierno á admirar los
grandes lienzos de los artistas tle Italia y á llevarse las re­
producciones de sus obras inmortales. Y no es porque fal­
ten en esta Exposición artistas de m érito. L a escuela m ilanesa cuenta entre los expositores a M oisés B ian ch i, á
Induno, ('a rc a n o , Stefani, LVAlbortis y otros. L o s napoli­
ta n o s, si les falta su principal gloria, tienen en Sciutti,
C a m p ria n i, C ortesi y M ancini, discípulos dignos de M orelli. E l veneciano F a vrelto, y sobre todo el M ic h etti, con
sus treinta y cuatro cuadros originalisim os, v en su m ayo­
ría de indisputable belleza, responden á la fama del lienzo
dei M o rlic in i y á las tradiciones de la patria del Tiziano.
P e ro la verdad es que entre más de mil quinientos cuadros
no hay ninguna obra qué, com o los lienzos de M a k a rt. tic
Pradilla ó cíe M essonier, lijasen desde lu ego la atención
cual sucedió en la última Exposición de París.
Seria im posible negar el prim er puesto en tre los p in to ­
res que lian expuesto en el eertám en tríllanos al M iclietti,
naturaleza adm irable de artista, pronto á interpretar las
gracias más delicadas; de paleta fresca v abundantísima,
causa ésta, tal v e z, tic su principal defecto, llen o de color,
de lu z, de expresión y de originalidad; pero cayendo siem ­
pre en la exageración y no dejando más que una impresión
pasajera. Y a lie dicho que su escuela, furiosamente natu­
ralista , com o la realista en la literatura de ¿ola , va á crear
un género en que el buen gusto y la alta inspiración ar­
tística se sacrifiquen á las enérgicas cualidades de ejecu ­
ción que posee, pero que tocan en la extravagancia.
T o d os los cuadros que ha presentado en M ilá n , y que
en su inmensa m ayoría están vendidos to d o s, lo cu al, si
es una fortuna para el hom bre, presenta un gen io p e lig ro ­
so para el a rtista, están encerrados en marcos de los más
variados colores y cubiertos de cris ta l. don de, asi las hojas
com o las frutas, figuran al lado de las salamandras y de
los m u rciélagos, constituyendo parte integrante de la com ­
posición pictórica, i-os espejos con (lores que nuestro A lvurez p in tó , el prim ero tal vez en Ita lia , eran una cosa tan
original com o b e lla ; pero no sé le ha ocurrido nlinea al
artista españ ol, ni á los demas que lian seguido sus huellas
en este lindo gén ero á la m oda, el que el cuadro y el cris­
tal mismo constituyesen parte integran te, n o ya de una
com posición seria, sino ni áun de esos cuadriles d elicio­
sos de género que se arrebatan los buenos capitalistas de
los Estados-Fnidos.
H a y , sin em b argo, en tre ios lienzos tan numerosos de
M ic h e tti, algunos verdaderam ente bellos, y en casi todos
las gentes del cam po, especialm ente las m ujeres, hablan,
por lo expresivas, estando las carnes reproducidas con
adm irable exactitud por el m odelado y por el colorido, y
revelan do siem pre la espontaneidad y frescura de su
pincel.
En uno de estos cuadros se ven cinco campesinas que,
recostadas sobre la hierba, miran pasar, con una expresión
en que se mezclan la curiosidad, la burla y el desprecio, á
otra jo v en . tal vez compañera suya, que pisando senderos
más arriesgados que los del cam po, á pesar de su andar
elegante y de su actitud, que qu iere ser majestuosa, baja
com o avergonzada la cabeza cuando se fijan sus ojos en
los de las aldeanas, que no podem os llamar sencillas. El
cielo está nebuloso, v en el paisaje se respira cierta triste­
za. com o la luz del alma trabajada por un vago y amargo
presentí m iento. E l lienzo presenta un gran v ig o r de pin­
cel ; la escena está llena de gravedad y de poesía á la vez,
y basta las ligerisim as estrellas doradas que ha pintado so­
bre la márgen del cristal aumentan por esta vez la im pre­
sión que inspira su obra. O tro cuadro delicioso es el de
una pastora tendida en el prado, en m edio do las ovejas
«ine está guardando, y á la que sirve de corona en el cristal
una guirnalda de poéticas llores.
Si hubiésemos de juzgar las obras de arte por su éxito,
nocas merecerían m ayores lauros que las de M ichetti. Ya
liemos dicho que están vendidas todas, muchas de ellas á
in g leses, rusos y americanos, y no es posible visitar la E x ­
posición de Helias A rtes sin encontrar constantem ente nu­
merosos espectadores, (p ie no todos pertenecen al pueblo,
ante los cuadros extraños, pero sorprendentes, del pin­
tor veneciano. P ero el critico tiene otros deberes que el
pú b lico; y cuando se posee una originalidad tan grande
de paleta, cuando se dibuja con tan rara energía y con un
co lo r tan b e llo , hay que pedir q u e , áun dentro de la ma­
y o r espontaneidad y de las novedades del gusto moderno,
n o se olviden las tradiciones de los inm ortales artistas de
Italia.
C . DE COEI-LO.
M ilá n , 6 (le J u lio de 1881 .
B IB L IO G R A F IA
I.A
39
LA I L U S T R A C I O N E S PAÑOL A Y AMERICANA.
M A T E R IA
C IE N T IT IC A .
R A D IA N T E .
( con c t i: s io s .)
KfH'x declara el m ism o Sr. M o iire lo en la
k i Introducción, no le ha sido posible, por falta
Af5 de medios de investigar, añadir ni un exA perim ento solo á los del célebre físico ¡nV1<
'Aó'V'1 £Íés ; pero el m étodo y apreciación racional
‘ leí problem a son nuevos v originales, y de
V
ellos toma el libro, según en tien d o, su im portanda principal. Si bien no muv llana v fácil,
m
tam poco es inaudita em presa la de reunir en una
TTjU obra los datos conocidos acerca de un nuevo descubrim ieiito y orden de investigaciones; lo qué vale
es agruparlos con acierto, form ular su critica , interpretar­
los con sagacidad y vigoroso raciocin io, y sacándolos del
m olde en que los encerró su prim er exp ositor, ajustarlos á
otro más am plio y conform e con las recientes conclusiones
generales de la ciencia. Esto hizo el autor de la M ateria ra ­
diante. (io n efecto, es de notar que mientras ('.m ofees, autor
del descubrim iento— v com o él otros hombres de cien­
cia ( Y ) — afirman que con el estudio de este cuarto estado
de la materia parece que al cabo liem os sorprendido y
dominado « los pequeños átom os indivisibles, que fundada­
m ente podem os considerar que forman la base física del
u n iverso», el Sr. M otílelo, acérrim o partidario de la teoría
mecánica y dinámica , protesta á cada paso contra la unción
del átom o y el sentido atom ístico de las investigaciones de
('.mofees, apreciando los fenóm enos com o correspondientes
á distintos estados de dilatación , ó m ejor dich o, á cambios
de m ovim iento v trasformaciones de la energía , que perm a­
nece siem pre invariable y una en cantidad. Consecuente el
Sr. M o tílelo con sus ideas predilectas, considera m eramen­
te provisional la teoría hoy adm itida acerca de constitución
de los gases— aunque valiéndose de ella á falla de otra
más satisfactoria. C ierto q u e , entre varias dificultades,
ofrece la teoría atóm ica la de la elasticidad, que no se e x ­
plica com o pueden poseer los átom os impenetrables (2 ).
E l Sr. R odríguez M ourelo divide su libro lo más m etó­
dicam ente posible, á fin de decir cuanto de la materia ra­
diante se sabe, y decirlo de suerte que los datos no estor­
ben á las reflexion es. y sea fácil la lectura. En la Introduc­
ción expone su criterio filosófico, que podremos calificar
de francanienlc monista. Tocante al m étod o , adopta el se­
ñor M m írelo el ec léc tic o , experim ental en cuanto á los
hechos, racional para elevarse á las leyes que los enlazan
y rigen. El concepto filosófico del Sr. M ourelo descansa en
la idea ó principio de que en los fenóm enos no hay sino
diferencias cuantitativas. « A l m o d o — dice, em pleando un
ingenioso símil m atem ático— que cada increm ento de una
variable sólo tiene com o carácter propio un cie rto valor
cu antitativo, porque en realidad depende del m odo de ser
de la función . lo m ism o el fenóm eno natural sólo es apre­
ciable en tanto representa, y es una determinada cantidad
de m o v im ie n to : pues en cuanto á la cu alidad, todos los
hechos pertenecen á la misma ca teg o ría .» De esie sistema
m onistico creo y o que, sin gran dificultad, podem os sacar
un dualismo, l ia rlo sé que exponer hoy teorías dualistas
vale lauto com o presentarse con traje anticuado; el monismo
reina y dom ina, y es de los más característicos rasgos in­
telectuales de nuestra edad (3 ). Pero el m onism o metafisico— si bien se mira — deja en pié el problem a de la unión
de la materia con la fuerza ó m ovim ien to; que no son ma­
teria y m ovim iento nociones inseparables , com o, por ejem ­
p lo , lo son materia y extensión. Y si podem os figurarnos,
sin repugnancia, á la materia en reposo , claro está que al
aceptar la concepción dinámica establecemos un dualismo.
Y a se deja entender que esta objeción se aplica tan sólo
á la h ip ótesis; en cuanto á la afirmación experim ental,
puesto que el científico encuentra siem pre, de cualquier
m odo que las exam ine v estu die, la fuerza unida á la m a­
te ria . legítim am ente puede afirmar que ambas son p a n él
inseparables. Mas el filósofo especu lativo, que se remonta
á las causas, liá m enester m ayor tiento; v áun por esto debo
elogia r al Sr. Rodrigue/. M o u relo , q u e, cauteloso v sobrio,
apenas se atreve á posar el pié en el terreno metafíisico,
advertido sin duda por su clara inteligencia de los tropie­
zos v dificultados gravísim as que ofrece la interpretación
racional de los datos de la experiencia.
Otro reparo cabe poner á la teoría matemática del autor
de la M ateria radiante, v es el de prescindir en absoluto del
elemento cualitativo, tan poderoso, sin embargo,en la N a­
turaleza. que le vemos mantenerse áun en la extrema diso­
ciación y soltura del estado radiante, como lo prueba la
necesidad de emplear determinadas sustancias para la ab­
sorción de cada residuo gaseoso.
Es fácil entender adúnde va una teoría que niega la cua­
lidad . fundamento de la real distinción de los seres, verda­
dero principio de individuación. d iré , sirviéndom e de una
frase escolástica. Y añado q u e, con reducir los fenómenos
de la Naturaleza á diferencias cuantitativas, 110 satisface­
mos exigencia alguna de la razón, ni adelantamos una p u l­
gada en el conocim iento de las causas. N o es posible du­
dar que la cantidad de energía -sea tija é invariable en cada
fenóm eno y en su tota lid a d ; mas tampoco tiene réplica
que por cima de la energía está la le y que la regula. La
cantidad es un modo que tiene nuestro espirito de conce­
bir la lev; esa lev exacta, ineludible y categórica, la exp re­
samos con cifras, que son signos ó símbolos no más, y no
pueden darnos, por en de, idea concreta de la realidad sus­
tancial. Acaso deba la Mecánica estudiar las propiedades
do la cantidad bajo su punto de vista p rop io, com o la M a­
temática analiza la de los números. C ierta cantidad fija de­
termina el estado solido; otra, el liq u id o; otras, el gaseoso
y radiante; á cada punto de la escala de la dilatación co r­
responde una equivalencia matemática. P e ro ¿qué relación
existe entre la cantidad y el estado que determ ina? Aquí
vien e com o de m olde un pasaje de un escritor aleman con ­
tem poráneo (4 ) ; « I .a reducción á las causas mecánicas ó
físicas no im plica reducción á la esencia. La lev racional
de causalidad com prende sólo el orden de sucesión ó co­
existencia invariable de los fen óm en os.» Las palabras in ­
tegración y desintegración poco explican ; señalan no más
el flujo y reflujo , el perpetu o oleaje del océano de la ma­
teria, condición, por decirlo asi. externa, que encubre otra
más intima : una secreta le y , un santo en igm a— direm os
con (¡o e th e .
T ie m p o es va de dejar estas objeciones, desautorizadas
( 1 ) Entre i’ vms podré citar ;d I’ . Tliirion , docto jesuíta , »pie sosliene la opi­
nión de Crookes en la J t e iu e lie s i/ n e s tio n s S iie n tífiq u e s .
( 2 ) E l Padre Sccclii suelta ingeniosamente esm dificultad suponiéndolos en
rotación, f l ' n i t A d e lt e f o r r e jis ie / ie .)
■ l) Véase 11 este propósito lo »pie dice el célebre 1 InecUcI: « En consecuencia
ule los progresos de la teoría evolucionista) debe leipUmamenlc triunfar en toda
la filosofía ja dirección que Humamos nionislica ó unitaria, por oposición á la
dualista o binaria, que basta boy dominó en la filosofía especulativa D e a n i u
J-'ohy- ... " i i i s , t u d e r c e s o " i i n t e n ¡ ‘h i l . y e t h i e / e n e t U e t a u n g r n ttg t iltie '» r
//<•' i s i l i o / l i y t ii n ,y n tv e le h e a /» d i e e iit/ ie i/ li'e h e ín ter w e i i is t i s e h e n e n iie n ,
iin ( ¡ e s y n m í z e : n iter d u a li s t i s c lie n e d e i :ic ie * fd ¡ilig r n r, e lc h e b i s h r i i n d e r
S f e e u h a iv e n l 'h i t o s o f h i e ti,■ tt.se/iend ñ o r . ( IL k c k c l , A n t lir o / ’t ig e n ie , p. 14.I
V en otra obra n La concepción mecánica [ sinonim ia, monislica ó unitaria)
de la natura le, a lia penetrado de tal suerte , de diez artos ¡i esta parte , en el do­
minio »le las ciencias naturales, que sería ocioso dijésemos una palabra más
acerca de la concepción opuesta. t> fe in e e a ilis e / ie (, d e r itie iits / is e lie ) X a f u r h c /1 o ./ i/ ll 111; i s l s e it J il/ n z e i'in te n m r f cea m s e n h e fu e te 11 d e r S a t u m - i s s e u s c h a ft
s e s e t n eiiiR rb ítrg ei t . d o s x h i'er tih er d i e cn fg eg rn g esetz/r K e i n W o r t ñ u t ir
r e i t e r e n u n d , 1II jkckki. . X o t n r / ieñ e S e/iflp fu n g sg r sc h ic / ite . p. m.)
(a) W igand . V i d , I t e m s I V iilo s o J ih iq n e , pá¡¡. 301; — (Setiem bre, i8so.j
com o mins, y de intentar poner fin á tan largo articulo b i­
bliográfico. D ivídese el lib ro del Sr. M o u relo en cuatro
parles principales : los hechos, ¡as inducciones, las deduccio­
nes y lo incognoscible del estado radiante. C onform e á este
plan, expone los datos y experiencias de C rookes i \ dies­
tram ente los interpreta y com enta ) ; las deducciones que
de ellos resultan, y el valor científico de la determ inación
del cuarto estado; valor puramente teórico b o y . sin (pie
quepa predecir si alguno industrial y práctico logrará en
lo venidero. T eóricam en te le concede el Sr. M ourelo im ­
portancia grande, porque indica cóm o será posible reducir
á 1111 estado común todos los cuerpos, llegar n la unidad de
la materia. « E l cuarto estado de la m ateria— escribe e lo ­
cu en tem ente— es com o un nuevo color del espectro, com o
otra nota de la gam a, un punto más allá del lim ite alcan­
zado basta ahora cu la escala de la dilatación: y asi com o
el últim o de los colores del espectro y la más alta de las
notas de la escala musical, y el gas más ligero, significan
una vibración más rápida, un aum ento de fuerza v iv a , una
cierta cantidad de energía de que dependen la tinta del
c o lo r, el tono de la nota y la densidad del gas. la materia
radiante significa á su vez otra vibración más alta, otra in­
tegración de más fuerza, otro aum ento de energía poten­
c ia l.»
C ritica el Sr. M ou relo los experim en tos de Crookes,
analizando si la explicación que de los hechos observados
en la materia radiante da el físico inglés puede satisfacer
al severo espíritu científico. Exam ina algunos puntos du­
dosos— y p o r h oy inexplicados— que se ofrecen en los
h ech os; enigm as q u e , ni C rookes, ni el Sr. E chegar.iy, ni
el Sr. M ourelo aciertan á res o lve r; señal del vasto y virgen
cam po, de las ignotas comarcas que á los exploradores brin­
da la micro-tísica. Com pletan el libro resumen y concien­
zudos apéndices, que ci autor consagra á bosquejar la te o ­
ría de ios gases, estados de los cuerpos, y más recientes
trabajos de G u illerm o C rookes, logrando asi coronar su
libro con lo que suele llamarse «ú ltim a palabra de la cien­
c ia .»
C reo q u e baste lo dicho para d a r á entender en algún
m odo el valor científico del libro del Sr. R odrígu ez M ou re­
lo ; poco añadiré respecto á sil forma literaria. Es el estilo
claro v preciso, com o el m étodo del autor. A l carácter e x ­
positivo y didáctico de la obra se subordina — naturalmen­
te— la galanura y p rim or de la frase; mas n o con tal extre­
m o. que no abunden en el libro periodos briosos y animadas
páginas . que al través de su carácter severo dejan traslucir
la fe poética en la ciencia tomada com o ideal de la v id a :
gén ero de poesía muy patente en las obras del Padre Séc­
elo . de T y n d a ll, de cuantos son científicos con vocación y
amare.
N o negaré, que alguna ve z se advierten en el estilo del
autor de la M ateria radiante indicios de sus lecturas en un
idiom a extranjero, pegadizo é insidioso idioma que va in­
filtrándose en el varonil nuestro, adulterando su sintaxis;
mas no es imputable al Sr. M o u relo la culpa tod a , sino
principalm ente á nuestra postración cien tífica, que obli­
gándonos á tom ar hecha la ciencia extranjera , nos impone
también sus giros y expresiones. N ad a hicimos por dar
dirección castiza á nuestro m o vim ien to intelectual; nada
tam poco por castellanizar la term inología de las nuevas
ciencias ; de donde proviene, no sólo el galicano es l¡lo, sino
la im propiedad con q u e - — en mi concepto — se empican
ciertos vocablos, traduciéndolos literalm ente. Sin ir más
lejos, noto que el Sr. M ou relo usa la frase lo incognoscible,
liara significar cosas que intenta y cree puedan llegar á co­
nocer él ú otros. Pues si ellas fuesen de cierto incognoscible-..
¿cóm o soñaría el Sr. M ourelo en conocerlas nunca? M ejor
dijera lo ignoto, lo desconocido, lo incógnito.
Joven y alentado com o es el Sr. Mo.urelo, mucho puede
hacer para d o ta rá España de nomenclatura científica .ajus­
tada en su rig o r á las exigencias del espíritu m oderno, en
su pureza á la índole ele nuestra hermosa habla. Convendría
para ello desenterrar las obras de los Ñ o ñ e z . Pérez ele O li­
va , V a lle s , C iru e lo s, lin g o s ríe O m e r iq u e .y tantos otros
físicos y matemáticos españoles, que no todas estarán en
idiom a latino, y algo v áun algos contendrán de aprove­
chable para el caso. Exigencias c indicaciones son éstas
que m e a trevo á d irig ir al autor de la M ateria radiante,
porque sé que á sus dotes intelectuales junta otras no m e­
nos preciosas de modestia y aprecio del ajeno dictamen,
siquiera lo em ita, com o en el caso presente, quien en estas
arduas cuestiones carece del derecho de opinar.
E . P a r d o Ha z a n .
COSTUMBRES DEL SIGLO XVII.
EL
CORRAL
DE
L A S C O M E D IA S .
( CONTINUAMOS.)
, . $ o s demas farsantes se llamaban com/mñeros, y compañía la reunión de ellos,
considerándose inferiores al autor, cuyo
i
cargo era la meta adonde se podia llegar en el oficio (5).
Pero el ser comediante, y mucho
más autor, no era todo beber con guindas,
sino que tenia sus duras y sus maduras, y más
V
de cuatro veces andaban los tales con la barba
sobre el hombro.
Cierto que. por ser los de la farándula gente de
regocijo, hallaban amparo y protección en todos or­
dinariamente; pero también eran «sus trabajos ex­
cesivos, por ser los estudios tantos, los ensayos tan
15) Ouevedo, en E l Buscón, dice : « Kn una posada topé una
compañía de farsantes que iban á Toledo; llevaban tres cairos,
y (pliso Dios que entre los compañeros iba uno que lo había sido
estudio en A lcalá.» (L ib . u , cap. IX.)
1
a
COSAS
QUE
FUERON
l \ l f
| a §
~~
U N A
B O T I L L E R Í A
( C O M P O S IC IO N
V
D IR U J O
DE
E N
1808.
J. L L O V E R A .)
N.° XXVI I
LA I LU S T R A C I O N E SP A Ñ O L A Y AMERICANA.
42
continuos y los gustos tan diversos» (i). Todos se al dictimen de los teólogos la decisión de si eran ó
metían á censurar sus obras, á reprender sus gestos no lícitas, sosteniéndose acaloradamente y en largas
v acciones y á murmurar sus vestidos; su gala y ali­ disputas el pro y el contra, con la autoridad de los
ño quiero decir, pues la propiedad de los trajes nin­ padres de la Iglesia ((»).
guno la guardaba ni nadie la pedia.
Las muertes de reyes y príncipes fueron adversa­
Pues los autores tenían mayores quebraderos de rios frecuentes de las representaciones, y de los mi­
cabeza, ya para regir aquella gente, de suyo discola seros autores por ende.
y levantisca, entre la que, y sobre todo las damas,
Don Felipe II hizo suspender las comedias por
íiabia frecuentes celos y competencias para el repar­ primera vez, á consecuencia de la muerte de su hija
to de papeles (2), ya para gobernar los ensayos, ya doña Catalina, á la que amaba tiernamente. Murió
con el mal suceso de algunas comedias, pues un des­ la infanta en T u rin , el ó de Noviembre de 1587, des­
calabro bastaba para hacer olvidar muchos aciertos, pués de doce años de matrimonio con Carlos F.maya por otros motivos que iremos viendo, siendo mu­ nuel, duque de Saboya.
flió el gasto; así que no habia autor que no estuvie­
El dolor que aquel suceso derramó en el ánimo
se «empeñado, lleno de deudas, y por maravilla al­ del Monarca fué parte para que, pocos meses después,
guno llegó á ser rico» (3).
en 2 de Mayo del año siguiente, las prohibiese de
Kl juntar la compañía costábale también sus afa­ todas, á instancia del arzobispo de Granada don Pe­
nes; pues si el autor no tenía dineros para empezar, dro Vaca de Castro, por provisión del Consejo de
i-espaldeaban los compañeros, y se hadan de pencas Castilla, oido el parecer de los teólogos don García
antes de ajustarse.
de I.oaisa, arzobispo de Toledo, fray Diego de Yépes
Ya por entonces se concertaban con el autor, me­ y fray Gaspar de Córdova.
diante escritura, áun cuando puede suponerse que
Muerto el Rey en Setiembre de aquel mismo año,
no intervendría escribano, pactándose el sueldo que su hijo y sucesor, Felipe 1 11 , mantuvo la clausura,
cada uno habia de percibir, el que llamaba ración (4), hasta que en 1(100 las permitió, si bien con algunas
y de ahí que hasta nuestros dias haya llegado la pa­ restricciones, aparte de otras que en su reinado se
labra racionista para designar ciertos cómicos.
dictaron, que ya iremos viendo. Aconteció la muerte
Pues las congojas que pasaba el autor en todo de la reina D.a Margarita á 3 de Octubre de 1611, y
tiempo no eran para dichas, porque si en la Cuares­ como cosa obligada, vieron autores y comediantes
ma tenían cerrados los corrales, en invierno, si era cerrados otra vez los teatros, hasta el año siguiente,
riguroso ó llovía, no se podia salir de casa, y en ve­ que principiaron á trabajar en Madrid Juan de Mo­
rano, con el mucho calor, nadie iba á la comedia (5), rales y su mujer Jusepa.
pues el aliño de los corrales era tal, como se verá,
Mas no sólo las muertes de Os príncipes intluian,
sí es que también lo robusto ó quebradizo de su sa­
que no lo consentía.
Aun cuando la afición á ver representaciones escé­ lud; así, cuando la enfermedad que por Noviembre
nicas era general, no dejaban de tener enemigos que de 1619 acometió á dicho rey en Casarubios, po­
les royesen los zancajos, y hombres de letras de tanta niéndole en grave peligro, retrajéronse las gentes de
valía como Mariana, Bartolomé Argensola y otros, ir á la comedia (7).
las combatieron. K! mismo Zabaleta, con ser escritorRindió el común tributo en 31 de Marzo de 1621,
de comedias, las trata con rigor, en especial las de y nueva prohibición afligió á los asendereados farsan­
capa y espada, y en más de una ocasión se sometió tes, hasta que Felipe IV autorizó las representacio­
nes, que volvieron el 28 <le Julio del mismo año, con
H11 la Ion ya citada de Benavente están estos versos :
una comedia del Fénix d e los ingenios (-S).
Rllljl-E.
No corrieron sin tropiezo mientras gobernó el rey
, N o ves .pie eslás en el .■ ■ ■ nlr.i
poeta
; publicáronse pragmáticas que alcanzaban á
I),- la n obleza. t-n la curio .
comedias y comediantes, y en su tiempo padecieron
V i)iic c a s mi ci'H ija tle h > >
el eclipse más largo de que se tiene noticia.
I1EZ0 N.
Prohibiólas rigorosamente en 1(140, tanto, que ni
; Cnmpaflero ? ¡ C.'nno ó cuándo •
l 'u.'s ¿ i/ u t co u ifH iñ iii l o s l a c l o
quiso dar contestación ú los que solicitaron que otra
Puro t/ue lo f'ioto ser!
vez se representasen; y acaecidas, en 6 de Octubre
K01.M1:.
de 1044 v o del propio mes de 1646, las muertes do
l'.-aa i]iii- 011 nuoiI os le muestro.
la reina D.J Isabel de Borbon y del príncipe primo­
|i) A s ilo dice Rojas en su obra referida. También el perro
génito D. Baltasar, no habia que esperar volviesen
Bergansa dice a Cepíon : «¿ Yes cuán larga lia si,lo mi plática?
las comedias.
¿ Ves mis muchos y diversos sucesos ? ; Consideras mis caminos
Pero un año áun no pasado (q ) concertó el Rey
y mis amos tantos como han sido? I’ ues todo lo que has oido es
¡inda, comparado á lo que te pudiera contar de lo que noté, ave­
viudo las segundas nupcias con su sobrina carnal
rigüé y vi desta gente |los reí it.irites ), su proceder, su vida , sus
doña Mariana de Austria, y es claro que las come­
costumbres, sus ejercicios, su trabajo, sil ociosidad, su ignoran­
dias. regocijo tic tan general aplauso, habían de su­
cia y su agudeza, con otras infinitas cosas : unas para decirse al
nido, otras para aclamabas en publico, y todas para hacer me­
bir de nuevo á los tablados, y no podia ser menos,
moria dellas y para desengaño de muchos que idolatran en hon­
cuando la bija del Monarca, la amable infanta María
ras fingidas y en bellezas de artificio y de trasformacion «
Teresa, que apenas habia cumplido diez años (10),
Asimismo’ F.I Donado hablador enumera las no pocas d jira hados
representó en el salón dorado de Palacio una come­
que pasan los polios autores, en el cap. IN de la primera parle.
(21 K11 E l Diablo cojudo (Tranco V ) se pinta donosamente la
dia, en que sus damas hadan los demas papeles (11).
discordia nacida cune las mujeres de una compañía s,,bie lepar­
lo de papeles, hasta llegar á las manos, «diciéndose palabras
mayores, y tan grandes, que alcanzaron á los maridos.«
(3) Con estas palabras lo expresa E l Donado hallador ( pri­
mera parte. cap. IX). E l Buscón y de Uuevedo, dice : « Sucedió,
pues, que a mi autor (une siempre paran en estol, sabiendo que
en Toledo le habia ido bien, le ejecutaron por no sé qué deudas,
y le pusieron en la cárcel; con lo cual nos desmembramos todos
v cebo cada uno por su parte. ( I-ib. I I , cap. IX.)
' (4) Kn el ya citado pasaje de E l Buscón se lee: «Concertóme
por dos años con el autor; hícele escritura de estar con él, y
dirime mi ración y representaciones.»
l-.n la loa que Renavente escribió para Ascanio y Rueda, dice
:i éstos uno de los compañeros:
« N o merecen respuesta
I.ns dos autores
Cuando sus presumas
N o son rac/onos.»
V más adelante:
(6) En 15S5 los teólogos Garnica, Perez y Montesinos die­
ron dicliime» favorable las comedias. Mariana, en su libro Do
Spoctuculi-s, decia : * Entre los demás desórdenes que de la ociosi­
dad han nacido, ha sido la multitud de comedias y farsantes que
de veinte años á esta parte entre nosotros, en público y en se­
creto, se han usado, sacando cada dia nuevas invenciones y sai­
netes con que entretener y engañar al pueblo. « I.a voz sainete no
está aquí como nombre cíe pieza escénica, sino en la acepción de
salsilla o aperitivo del apetito, que se aplicó traslaticiamente, sin
embargo, á tales obrillas, como diré luégo. Argensola vituperó
las representaciones escénicas en su discurso o. Do cómo se reme­
dí irán los vicios de la córte*. ( Bib. N ac.. MS.— \ 153.I
l/l Refiriéndose á este suceso, dice Tirso en La Villana de
I 'allecas :
DON l'E D R O .
. Q u é hay
CU Madrid de comedia-?
DON G A B R IE L .
«1 Q ué poco saben de b u rla s!
Kst» lia sido chanza , ju e g o :
Tintos queremos hacer
E s c r i t u r a s a l momento.»
T u otra loa que hizo para el autor Prado, dice éste, agobiado
por los temores que le asaltan:
TOADO.
W i cum ple quien ve este irago
S i no se muere de pena.
(■•seros.
Pues esto e s llores, que ya
Le piden r a c io n e s nuevas.
PRADO.
i M;i- raciones ?
M ás dinero
Sobre d liado ? ¡ A d ió s, paciencia I
151 Así dice E l Donado hallador: «S i hay mucho calor, no se
viene á la comedia. Si el invierno es riguroso o llueve, no se
puede salir de casa. Si algún príncipe muere, imítase todo géne­
ro de entretenimiento, v los comediantes han de dejar sti trato y
buscar qué comer ó modo de vivir.»
Refiriéndose también á la falla de concurrencia en el verano,
decia una comedíanla en la loa que para Fernandez de Cabredo
escribió Renavente:
o Favorecedme de nuevo,
y .-1 que el «rdienn verano.
C u a n d o n o l o s d o q u i e n s e có b r e .
I I pallo . que ;i nadie olvida,
Me dejó p1'I * Millldid.i .
O lile |n iduiió put pobre "
Tndo lo lia desazonado
lai .salud del Rey en duda:
.Va h a y q u i e n c o n a lis t o ó o lla a c u d a ,
( Acl. 1. esc. vi.)
(S) Titulábase Dios hizo los reyes,y los hombres las leyes.
(q) « E.l sábado 3 de Agosto ( 1(147) se publico el casamiento
de S. M. con la reina DA Mariana, hija del Emperador, de edad
de trece años. Este dia se quitó S. M. el luto.» 1Bib. N ac., -MS.
—T . iq 2 .) Tenía entonces el rey viudo cuarenta y dos años; doña
Mariana cumplió los trece el dia 2í de Diciembre.
lio ) I.a infanta DA María Teresa de Austria nació el 20 de
Setiembre de 1638, víspera del evangelista San Maleo. Eué su
padrino el Duque de Módena, que llegó á Madrid el dia 24.
( Bib. Nac., M S.— H. 71.)
(rr) El citado manuscrito, T. 192. dice : « En 17 de Diciembre
vino correo de Alemania con gentil hombre . avisando á S, M. co­
mo á 8 de Noviembre deste año (10481 se habia desposado en el
nombre de S. M. con la reina DA Mariana, que lo viene á ser de
España, el Rey de Hungría. Fuéronle á besar la mano, á r8, los
embajadores y el Consejo, estando de gala. 11libo tres dias lumi­
narias generales, y una comedia en Bulado, que Zuzo la infanta y
las damas.»
Según I’ ellicer, en su citado Tratado histórico sobre el histrionismo, la comedia -e represento cuando vino de Alemania doña
Mariana, y la escribió D. Gabriel liocángel. ( ‘orno aouella señora
hizo su entrada pública cu Madrid á 13 de Noviembre de 1649,
bien pudo ser una sola l.i comedia v ser más ciertos los datos del
autor ignorado del manuscrito T. 193, que al fin era testigo pre­
sencial, y no I’ ellicer, que escribió más de siglo y medio des­
pués.
Al año siguiente, cuando la reina doña Mariana
entró públicamente en M adrid, el dia 15 de Noviem­
bre. pudo abrazar á la niña y regia comedíanla, á la
que, por lo demas, sólo aventajaba en cuatro años,
y asistir con ella en palacio á otras tres comedias, que
se representaron, una por los criados del R ey, y dos
por cómicos de oficio (12).
Desde entonces las comedias fueron toleradas, y
ya en 1 7 de Febrero de 165 1 se dictó una disposición
permitiéndolas expresamente, corriendo sin contra­
tiempo hasta el fallecimiento del Monarca, en 17 de
Setiembre de 1665 (13).
Mas dejando aquí esta breve reseña de la no siem­
pre próspera carrera que siguieran las comedias, que
me ha hecho correr á largos trancos hasta el último
tercio del siglo x v n , diré, retrocediendo al anterior,
que los autores de compañías, atraídos por el tropel
de la córte, que aventajaba al de la gran Sevilla,
concurrieron á Madrid preferentemente, y esto era
de tal modo, que hasta vinieron untares extranjeros;
y e n 1774 dio representaciones bufonescas y panto­
mímicas en el corral de la Pacheca el italiano Alber­
to Ganasa, de cuyas funciones dicese gustaba Feli­
pe 11 , dejando memoria en Madrid de sus gestos y
contorsiones (14).
Pero el vulgo, que tal en su mayoría es el públi­
co, ese monstruo de cien cabezas, como le llamó
Lope (15), y al que él, de propósito y porque se lo
pagaba, hablaba en necio para darle gusto, tenia
éste ya tan estragado, que, á pesar de que diaria­
mente aquel gran poeta y toda la brillantísima plé­
yade que de ellos conocemos le ofrecía sabrosísimos
manjares, sazonados para las exigencias algún tanto
absurdas de su paladar, dió por algún tiempo la pre­
ferencia. no sólo á las bufonadas tic Ganasa y sus
compañeros de pantomima, con sus personajes de
Arlequin y Pantalón, sino, lo que es más, á repre­
sentaciones y bailes de muñecos, semejantes al reta­
blo que el titerero maese Pedro mostró en la venta
al Hidalgo manchego (16).
Pensóse entonces, como boy se piensa, que la ca­
ri lad podia tener un rico manantial de beneficencia
para el prójimo necesitado en la propensión de las
gentes á ciertos regocijos, como eran muy en espe­
cial los teatros, y el pensamiento fué fructuoso.
J U L IO
(.Se c o n t in u a r á .')
M o N U K A I..
(12) Asi lo refiere Calderón mismo, que escribió una A ’dicta
del recibimiento y entrada de la reina ■nuestra señora doña Mariana
de Austria en la muy nolley leal coronada villa de Madrid, impre­
sa en if‘50.
(13) Después de este suceso tuvieron vària? alternativas, pues
la regente DA Mariana las permitió en 20 de Noviembre de itiOó.
Su hijo Carlos H vnlvió á prohibirlas en 1Ó82, por causa de la
peste que afligió á muchas poblaciones, y Sevilla y Córdoba hi­
cieron voto de no admitirlas en sus distritos. Terminado el con­
flicto, tornaron las comedias.
Con la dinastía de Borbon tuvieron también vària suerte. Fe­
lipe V no las prohibió, atendiendo á reglamentarlas. Fernan­
do V I , en 1753. dictó unas Bree,uniones de seguridad, y en algu­
nas pules las prohibió, tal como en Valencia, Calahorra y
Zaragoza ; en esta ciudad, á petición de su arzobispo. Admitié­
ronse después en este último puní" ; pero en la noche del 12 «le
Noviembre «le 1778, estándose representando una opera italiana
titulada Arlaxerxes, incendióse «1 teatro, causando no pocas víc­
timas , y la ciudad, consternada, pidió á Carlos 111 permiso para
demoler el teatro, l’ara algunos de estos datos puede verse la
obra titulada /‘antoja, ó resolución histórico-teológica de un caso
práctico de moral sobre comedias, por el /’adre I). Simon Lopez, de
la congregai ion de San Felipe A e ri, ile Murcia.
Murcia, 1 8 14.—
Dio ocasión á escribir este libro el no haber querido casar el pár­
roco Je San Lorenzo «le aquella ciudad á Cristóbal Garrigó y
Antonia Lopez, músico cantarín él y cómica ella, por infames y
pecadores pul/icos.
(14) Así lo dice Pellicer, añadiendo que á Ganasa lo elogiaron
Ricardo del Turca, el amor de La A sm an 1, y Lope, en su /•//<>men 1. Este alude á él también, pero no con encomio, en E l Maes­
tro de danzar, en el siguiente pasaje :
FE LICIAN A.
H oy heñios de hacer los ilos
Que Alberto la furia aliaje.
Q ue ha cum ulo m uy necio en casa.
CORNEJO.
E s villano «le Aragón :
Nació ayer en un rincón.
V es más antiguo Ganasa.
( A el. 111, esc. v i . )
QnlíVEiio, en el canto segundo de su poema burlesco Las j\ecedades y locuras de Orlando el enamorado, dice que Ferragut
pareció á Angélica
« Un demonio con gestos de G anasa».
(15) En L a Dorotea ( Act. M í , esc. IV ) dijo : « J U L IO . H ay una
hierba que los latinos llaman centum capita. — L U D O V IC O . Ese
nómbrele viniera bien al vulgo. ¡Desdichado del que pone la
tabla de sus estudios en su depravado juicio c ignorante gusto ! »
(tfi) En la comedia «le Alarcon Mudarse por mejorarse, dice:
redondo .
........................... A cudir verías
Esta ( uarcsmu posada.
(.úntenla y alluuoiada,
A l i'.irral cuarenta días
Tuda la córte, y estar
M uy quelli»?, papanilo muecas,
V ienilo bailar «los muñecas
Y oyendo á un viejo graznar.
( A«l. 1 , esc. s i . )
l’or cierto que estas representaciones de muñecos debieron
conceptuarse minos profanas que las de personas, cuantío se to­
leraran en los cuarenta dias de la Cuaresma.
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
N.° X X V I I
43
Desde el extremo Sur extendíase ante mis ojos, en su de gentes que allí habia conversando en grupos,
mayor longitud, aquella gran plaza rectangular, cir­ discurriendo al azar, y el movimiento de mercade­
cuida por sólida columnata dórica, de dos filas, con res, dijome bien pronto que me hallaba en la basíli­
HIJO l.lK LO ? EXCM OS. SR E S. SE Ñ O R ES DE H U M A N E S .
un segundo cuerpo de orden jónico : grandiosos mo­ ca ó casa de contratación. Y me pareció que no lo­
numentos se alzaban tras de las columnas : numero­ dos habían ido á negociar : habia muchos curiosos,
(M urió ú la ed.ul «le veinte anos.)
sas estatuas sobre los pedestales alineados en el gran
entre los cuales quise reconocer más de un par asi las,
Aurora lim pia y plácida,
eje y á los lados; al fondo, el pórtico corintio del
cual los retratados por Plauto. Observé en paredes y
Q u e el H aced or ben dijo,
templo de Júpiter se erguia majestuoso encima de columnas numerosos letreros trazados con punzón ó
Fué tu existencia rápida.
una extensa gradería. Y bajo aquella columnata, y cuchillo : muchos eran versos de O vidio, Virgilio,
E l santo am or del hijo
delante de los monumentos, y al pié de las estatuas,
Propercio, y qué sé yo cuántos más; otros, máximas
F u é la llama purísima
y en la gradería del templo, pululaba la muchedum­ y frases de pensadores desconocidos. Entre las ins­
Q u e ardió en tu corazón.
bre pompeyana, presentando esa diversidad abigar­ cripciones de este género tropecé con una que debió
C on sus dardos m ortíferos
rada de elegancia, descuido, capricho y pobreza que poner algún desengañado de la justicia en la tierra:
T u jo v en fantasía
N o liirió pasión maléfica :
en la calle se advierte, alumbrado todo por los rayos — ¿ Quod prctium le g if - decía.
D el arte y la poesía
de un sol que realzaba el cuadro de manera porten­
Entregado á esta ocupación de escribir en el mu­
E l em beleso m ágico
ro, que para los pompeyanos debia ser m uy grata,
tosa, y bajo un cielo diáfano y purísimo. Por mucho
Llenaba tu ilusión.
hallé un mancebo cuya esbeltez y gracia luciéronle
rato no supe sino admirar.
Intactas tu alma cándida
simpático á mis ojos. Tanto despertó mi curiosidad,
I.uégo
tomé
el
pórtico
de
la
derecha
con
objeto
L le v a al cielo sus galas:
que me puse á mirarle oculto tras una columna. E n ­
de observar los monumentos.
T e vas cual ave aligera,
contrábase tan deleitado y embebido con su tarea,
Q u e sin manchar sus alas
Ofrecióseme primero un cia/cidicum, ó porche,
Cruza las ondas pérfidas
entre cuyas columnas de mármol blanco, numerosos que para nada se cuidaba de la gente, ni hacia caso
D el torm entoso mar.
mercaderes ambulantes presentaban á los transeún­ cuando al pasar le tropezaban , lo cu a l, por estar sen­
Huyes con blanca túnica
tado en el suelo, era fácil y frecuente. Concluido que
tes. entre los que me pareció había muchos cuya
D e arcángel esplendente,
hubo la inscripción, se gozó contemplándola; decía
única
ocupación
era
la
holganza,
bien
frutas
ó
vian­
Brilla una estrella mística
a sí:
das
fiambres,
bien
objetos
de
hueso
y
marfil,
ó
pro­
E n tu serena fren te....
« A 'ano tst bellus, ntsi qut amavit.*
ductos
de
distintas
industrias.
A
l
punto
comprendí
Y en tan celeste tránsito
que este chalcidicum era el que levantó, juntamente
¿ C ó m o por ti llorar?
Como si la felicidad que aquello le reportára nece­
¡ F e liz !! N o fuiste victim a
con una cripta y unos pórticos, á la Concordia y a la
sitase
algo para ser completa, volvió el rostro y se
D e la mundana insidia ;
Piedad augusta una sacerdotisa pública llamada Eupuso á mirar entre los grupos como buscando algo.
N o inquietaron tu espíritu
maehia, en su nombre y en el de su hijo.
Entonces vi que, bajo los rizados cabellos, que daban
N i od io ni am or ni en vidia,
Continuando, pasé por delante del templo de Mer­ melancólica sombra á sus ojos, la dulce expresión de
N i de am bición el vértigo
curio y del palacio del Senado, y después, unas tien­
T u dulce paz turbó.
éstos, sus labios graciosamente acentuados y su bar­
das, con mostradores de fábrica, tras de los cuales
Fué tu v iv ir un éxtasis
ba redonda hubieran asemejado su rostro al de un
ejercían su oficio los mensarii, cambiantes de mone­
De tu filial ternura:
busto de Narciso, si fuera posible que el mármol
da autorizados por el Estado, me anunciaron el tem­ revelase el amor del alma. Por fuerza Heros ó su ma­
A parición efím era
De un alma noble y pu ra;
plo de Augusto. Y digo me lo anunciaron, porque yo
dre habíanle inspirado al escribir aquellas frases, por­
V u elo de un ser angélico
andaba por aquellos sitios cual si me fueran habitua­ que su pasión le hermoseaba y ennoblecía notable­
Q u e el mundo atravesó.
les : conocía todo. Penetré en el templo, en cuyo
mente; y más aún cuando halló algo, que debió ser
Ta l ve z, en triunfo espléndido
patio, en medio de un bello peristilo, admiré el pan­ lo que buscaba, porque entonces ojos y labios sonrie­
De los q u e anhela el hom bre,
teón formado por los doce dioses, puestos sobre un
T e esperaba el estrépito
ron con indefinible alegría, y levantándose, guardan­
gran
pedestal circular y bajo un cobertizo de madera.
De im perio y de renom bre....
do el punzón y recogiendo del suelo su aliena ó
En el ala derecha de este patio vi una serie de puerMas ¿qu é im portan los míseros
manto pequeño, se alejó por entre la gente en direc­
tecitas de otras tantas celdas de sacerdotes, y al fondo ción de la puerta.
Bienes que el mundo da ?....
Sequemos nuestras lágrimas :
recorrí tres habitaciones, decorados sus muros con
Pronto volvió trayendo de la mano á una hermo­
N o era aquí tu m orada....
preciosas pinturas, en una de las cuales hallé una es­ sa doncella, á la cual mostró regocijado la inscrip­
En los divinos ámbitos
tatua de Augusto, y en otra las de su esposa y Druso.
ción que se entretuvo en trazar mientras estuvo es­
De la mansión sagrada
Como con este edificio terminaban los de aquel
perándola. Lo recuerdo bien : ella miraba con tras­
D o reina eterno jú b ilo ,
lado del foro, crucé á visitar los del opuesto, pasan­ porte el letrero; él, el rostro de ella con extásis, y
A llí tu patria está.
do por delante del templo de Júpiter, al pié de cuya
ambos continuaban con las manos unidas. Era la
F .l M a r q u é s d e V a l v a r .
escalinata presencié una graciosísima escena. Un mo­ pompeyana casi una niña, cuyos rubios cabellos caían
D e v a . 3 tli* J u lio d e t 8 8 i .
zuelo, de siete años á lo más, lloraba un crimen in­ en graciosos rizos sobre la frente, estando lo demas
fantil que su madre le reprendía : había roto contra
de su cabeza envuelto en una tela azul salpicada de
el suelo un busto de barro; sin duda un ex-voto que
U NA NOCHE EN POMPEYA.
estrellitas bordadas, que sólo dejaba por detras un
traerían al templo. E l muchacho, como estaba des­
mechón libre. Blanco tenía el rostro, cual Vénus de
nudo y eran sus cabellos abundantes y ensortijados,
u i z á se nos tache de indiscretos, pero
m árm ol; azules los ojos, tan diáfanos y serenos como
cs vicio tan extendido serlo, queconfia- se asemejaba á un Cupido, aunque era tripudo, y
el cielo de Aténas; encendidos y frescos los labios,
y ? mos merecer disculpa del benévolo lee- esto le quitaba belleza, pero no gracia. Muchos cu­ como adelfa salpicada de rocío; arreboladas las meji­
Cr
tor. Y áun á riesgo de abusar de su con- riosos comenzaron á formar corro, y me pareció que
llas por rubor infantil, que nuevo encanto la presta­
no tenían por buen agüero la diablura.
ba. Vestía túnica blanca ornada por abajo con bor­
£
fi‘a nzat vamos á ponerle al tanto de un
Continué mi camino. Dejando atras los graneros
■
caso, por extremo curioso, que oimos refe­
dados de hilo purpúreo, y un manto, que, por ir en él
públicos, fui derecho al templo de Venus. Parecía su
rí
rir en la tertulia de un amigo nuestro, hace
envuelto, acusaba la cándida morbidez del cuerpo,
peristilo
un foro en pequeño : en medio alzábase el
f t y pocas noches, á un distinguido y erudito ar­
de color rojo oscuro, con una greca negra en redor,
el queólogo, que tuvo la buena fortuna de asistir templo, y en el arranque de la escalinata que le daba que resaltaba sobre él como los ornatos cerámicos.
acceso, había un ara donde varios sacerdotes prepa­
'
á la fiesta con que el mundo sabio conmemoró
Por un buen rato conversaron en aquel sido los
el décimnoctavo centenario de la destrucción de rábanse á la sazón á sacrificar un toro que, coronado
amantes. Delicadas ternezas debieron regalarse, aun­
de hiedra, conducían. Varios cantil/us bajaban del
Pom peya, el 23 de Setiembre de 1N79.
que mucho más tierno y expresivo fué cuanto se ha­
Largamente nos habló de la desenterrada ciudad, recinto sagrado cuando yo subí : venían con páteras,
blaron con ojos y ademanes. N o poco me maravilléenterándonos de la disposición de calles , casas y mo­ simpudos, cráteras barnizados de negro con figuras de hallar sentimientos tan puros en aquella sensual
numentos, y de mil detalles de la vida romana. En­ rojas, llenos de vino, cestas con cuchillos y otros ob­ y corrompida ciudad, y por esto me interesaron do­
tre otras cosas hizo mención de dos víctimas del Ve­ jetos necesarios en la ceremonia.
blemente, basta el punto de que, cuando los vi di­
Uno de estos servidores me preguntó qué quería.
subio, cuyos esqueletos fueron hallados en una tienda
rigirse hacia la puerta, sin soltarse de la mano, macercana á las //termas, ó casa de baños, estrecha­ Avergonzóme semejante pregunta, é instintivamente
quinalmente eché á andar detras.
mente abrazados; dos amantes que vieron extinguir­ bajé los ojos á contemplarme : ámplia chlamys de
Atravesaron el foro por el extremo Sur, pasando
se su vida y su felicidad cuando más codiciosos se púrpura, con grecas azules en el borde y palmetas
por delante de las tres curias, en cuyas puertas habia
doradas en los ángulos, abrochada con un c/avus de gran movimiento. Y por cierto que de un grupo es­
hallaban de una y otra.
oro sobre mi hombro derecho, descendía en graciosos
cuché una voz que llamaba á Pansa, lo cual me dio
— Por cierto-— añadió el arqueólogo — que este
suceso, que yo ignoraba basta que nos le refirieron á pliegues sobre blanca túnica corta ceñida á la cin­ ocasión de conocer al famoso ed il, que vestía la toga,
tura; sandalias de correas bordadas calzaban mis piés.
según recuerdo, y cuya cabeza de líneas típicas ro­
los visitantes el di a de la fiesta, en el mismo lugar
De presumir es mi asombro, que se aumentó al hallar
en que ocurrió, fué, según creo, principal causado
manas era digna de una estatua imperial.
cambiada mi figura también : parecíame estar reves­
un sueño singularísimo que tuve aquella noche.
Tomaron la calle de los Plateros, á la que hace
Excitados por la picara curiosidad, rogárnosle to­ tido de una arrogancia digna de un mármol de Fiesquina el edificio de Eumachia, y luégo no sé qué
dos que nos revelase el sueño, dando por sentado dias. Y como el camillus lornára á preguntarme si
otras; y no estará de más decir aquí que las aceras
que en la memoria le tendria, y él, accediendo gus­ era griego, me aseguré en aquella presunción, y con
eran muy altas y estrechas, pavimentadas con gran­
entusiasmo y orgullo respondile que sí.
toso, nos hizo el siguiente relato :
des losas ó con tierra bien apisonada; que el empedra­
Díjele luégo que, en mi calidad de extranjero, de­ do era de trozos de lava y desigual, y también que
Cuando me acosté, fatigado el cuerpo, y áun más
el espíritu, por las impresiones tan diversas y nuevas seaba visitar á la diosa Vénus. Accedió á mi ruego, las calles de Pompeya tenían un aspecto triste, por
y con efecto, pude ver la celia, decorada con paisa­ efecto de su estrechez y lo lisos que eran los muros,
que había recibido, hallábame como embriagado:
jes,
casas de campo, danzas, sacrificios, escenas de
pues por lo común carecían de ventanas.
danzaban en mi cabeza los monumentos y los obje­
tos del Museo de Nápoles y las víctimas de la des­ las orillas del N ilo y otros asuntos, entre otros, una
Pasamos por delante de várias tiendas, que me
trucción , é instintivamente restauraba ruinas, amue­ disputa entre Aquíles y Agamenón. En el fondo al­ llamaron la atención. Lina thermopola, ó despacho de
blaba abandonados aposentos, y resucitaba los pom- zábase la estatua de la hermosa de las hermosas, y
bebidas calientes, vino cocido y perfumado y otros
peyanos á su feliz existencia; pero todo esto tan sin un ara ante ella.
líquidos, que, envasados en numerosos scyphus de
orden, que mi mente parecía una linterna mágica, en
E l cuchillo del sacerdote hería el cuello de la víc­ barro negro, estaban expuestos ordenadamente enci­
la que Lodo pasára confuso, atropellado y de con­ tim a, y los camillus aprontaban las páteras para re­ ma del mostrador, junto al cual, y dentro de la tien­
coger la sangre, cuando abandoné el templo.
tinuo.
da, no faltaban bebedores, formando distintos conci­
Con tales imaginaciones tardé en conciliar el sue­
Contiguo á él, ofrecióseme un pórtico precedido
liábulos.- -Una perfumería, cuyas pomadas y esencias
ño, y entonces me sucedió lo que la lógica me dice de algunos escalones, que salvé, penetrando en un estaban en vasitos de oro ú otros metales, adornados
no pudo sucederme.
espacioso recinto rectangular, dividido en tres naves con piedras finas, y también en otros de barro, con
por hermosas columnas jónicas y con ábside al fon­ pinturas de gusto oriental.— Almacenes de comesti1 lélo a q u í:
Aquél era el Foro de Pom peya, no había duda. do, en el que advertí una plataforma. E l sinnúmero • bles, que, según pude apreciar, abundaban mucho en
EN I.A M UERTE
D E M í M U Y A M A D O SO B R IN O A L V A R O ,
LAS
TU N E Z.
—
IN S U R R E C C IO N E S E N
V ISTA
DE
GABÉS,
FOCO
TÚNEZ Y
T) K
LA
A R G E L IA
I X S T R R K CC IO N
TUNECINA.
f
TUNEZ.
---- V I S T A
DK
A R G E L IA .—
SFAX,
BOM BARDEADA
POR
LOS
FRANCESES
V
O CUPADA
PO R
ESTO S
FL
10
I)K L
C O R R IE N T E .—
UNA
CALLE
DE
C E R C A N IA S D E F K E N D A H , A L A E N T R A D A D E L S A H A R A O R A N É S , E S T A C IO N T E L E G R Á F I C A E N T R E O R Á N Y G E R Y V I L L E .
SFAX.
L A I L U S T R A C I O N E S PAÑOL A
N.# X X V I I
S A X I' E n R O
Y AMERICANA.
45
I) K A I. C Á X T A R A.
Escultura del siglo XVII, presentada en la Exposición de Arte retrospectivo, por el Marqués de Villadarias.
Pom peya, y donde vendían restos de los manjares presen­
tados de ofrenda en los templos; platerías, donde había va­
liosas preciosidades importadas de Grecia, consistentes en
anillos signatorios, braceletes, vasos, Pirques (gargantillas ó
pulseras formadas de hilos metálicos trenzados en espiral) y
otras numerosas especies de joyas; y por último, una leche­
ría, la cual se anunciaba por la figura de barro de una
cabra colocada sobre la puerta.
(.Ve continuará.)
JOSE R A M O N A llí LID A.
T E R C E R C E N T E N A R IO
J1K
|.\
MI'KR TE
DE
SAXTA
TERE-A
DE JE SUS .
I.a Hermandad Teresio na se propone realzar las tiestas ron que ha
de solemnizarse en Alba de l'nrines el tercer Centenario de la gloriosa
muerte de la sublime doctora de la Iglesia, Santa 1 eresa de Jesús, ce­
lebrando un Ccrtámen literario r artístico, cuyas bases consignamos aquí
para contribuir á su mayor publicidad :
T k m as .—I . S a n t a T e r e s a d e J e s ú s in d iv id u a lm e n t e c o n s i­
d e r a d a .— i." InHujn-de la educación sólidamente cristiana para formar
R O AI A . —
sa r co
K a <; o
las almas grandes y generosas que admiramos en el siglo X V I : Estudio
¡¡asadoprincipalmente en los datos que nos suministra la vida de Santa Teresa
y lo /ne con elh' está relacionado: l ’ K K M IO , trescientos ejemplares de la oirá
impresa, ó su valor si pítese publicada por el autor. — 2.a Grandeza del
alma de Santa Teresa. estudiada en el perpétuo batallar consigo mis­
ma por medio de la oración Antes de entregarse sin reserva al Señor, y
en la victoria heroica que de si misma reporto orando ante la imagen
de lesos paciente : Discurso : T R E M IO , lápida de mármol ron esta inscrip­
ción en letras de pinta : « liadme cada dia un cuarto de hora de oración,
y yo os daré el cielo." - 3 “ Cuando los racionalistas conceden á Santa
'Teresa de Jesús una gran facilidad y fuerza de rellexion, y un conoci­
miento claro, exacto y profundo de la; [unciones y actos de su alma, nos
ofrecen, aun bajo este mismo punto de vista, una prueba concluyente
para demostrar que la santa Doctora estaba perfectamente dispuesta para
distinguir entre lo natural y lo sobrenatural, y que uo padece ilusión
cuando nos habla de este segundo orden con tanta seguridad como del
primero; Tratado Jilosá/ico-t.: ilógico : TREMIO. d iz m il reales ; A C C É S IT ,
si 110 hubiese trabajo digno del premio, cinco m il reales.— 4.” El subjeti­
vismo qué algunos escritores racionalistas atribuyen a Santa Teresa de
Jesús, en vista del gran cuidado y observación continua que la Santa
ejercía sobre su alma, es un subjetivismo diimctralmcnte opuesto al
de los pseudo-filósofos aduladores del yo. El primero busca á Dios
por la humildad ; el segundo pretende endiosarse por el orgullo ; por
donde se comprende cuan diverso es el espíritu de Santa "Teresa de
cris t ia x o
i- x
m á r m o l
, dkl
hallado en Lis Catacumbas y existente en el Museo de Letran.
siglo
FLORENCIA.
E X T E R IO R D E L « P A L A 2 Z0 V E C C IIIO ».
( Vista tomada desde la plaza delta Signoria.)
lo que se llama espíritu moderno. Pue­
den explicarse, si se cree conveniente,
aquellas palabras de la Santa : « Muera ya
este yo, y viva en ral otro que es más que
yo y para mi mejor que yo, para que yo le
pueda servir. El viva y me dé vida; El
reine, y sea yo cautiva, que no quiere mi
alma otra libertad» ( Exclamación X V II );
Explicación filosófica de esta doctrina apli­
cada á Ja vida espiritual: T R E M IO , tres m il
reales; ACC É S IT , si no se presentase un
trabajo digno del premio, un corazón trans­
verberado de filigrana de blata. — 5." Eos
éxtasis y arrobamientos de Santa Teresa
de Jesús, según ella los describe, tampo­
co son efecto de la enfermedad o accidente
natural alguno, sino únicamente de la
gracia ele I lios ; Estudio de controversia
contra los naturalistas, t/ue pretenden expli­
carlo todo por las fuerzas ocultas de la na­
ta raleza : T R E M IO , las obras de la Santa
yiie se han pullicado fotografiadas.
II. S a n ta T e re s a d e Jesú s c o n ­
s id e r a d a c o m o r e f o r m a d o r a . —
6." Santa 1 eresa de Jesús, perfecto mode­
lo de la mujer fuerte y cristiana en llevar
acabo empresas de la gloria divina, ar­
rostrando todo linaje de dificultades v lu­
chando con la falta de humanos recursos;
Folleto pañi excitar á ocuparse en obras ¡le
propaganda y caridad cristiana : P R E M IO ,
las obras de la Santa que se han publicado
fotografiadas. 7." Reforma particularmen­
te de la Orden Carmelitana, llevada a
N.» X X VII
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
46
cabo por Sama Teresa de Jesús, considerán­
dola como parte de la reforma general em­
prendida por la Iglesia en el Concilio de
i'rento, y e n oposición, por su lin, medios y
resultados, á la falsa reforma anunciada por
1.útero; Disertación histórica: PREMIO, ¡a ohra
monumental de /os Padres Bolandislas titulada
« Acta Sane la- Theresitt* , con más cien ejem­
plares de la disertación impresa, ó el valor de
ellos. — 8." Hstudio comparativo entre Santa
Teresa de Jesús y los demas fundadores ó re­
formadores de ordenes religiosas en la l-.spaña del siglo XVI : l’ KKMIO, un corazón trans­
verberado de plata fihgranada.
ya en otros cometas. Con un pequeño
espectroscopio de cinco prismas, de
Browning, traté de inspeccionar el
espectro del cometa, sin conseguir
ver ninguna linea, ni brillante, ni
de absorción; sólo percibí una faja
espectral muy débil. Cambié de ins­
trumento, é insertando en la ecua­
torial un magnífico espectroscopio de
vision directa, de Hofmann, pude
distinguir un espectro bastante bri­
llante, y áun creo que unas bandas
ó expansiones luminosas en el verde ó
en el azul.
En Inglaterra, los Sres. Christie,
Perry y otros han observado con toda
distinción en el espectro del cometa
tres lineas ó bandas brillantes en el
verde, el azul y el violeta, que corres­
ponden al espectro del carbono; y
también han percibido en el espectro
de la cola las llamadas rayas de Frau­
nhofer. Esto demuestra que el come­
ta es un cuerpo gaseoso, incandes­
cente, compuesto dé carbono y tal
vez de hidrógeno, y dotado, ademas,
de la propiedad de reflejar la luz
del sol.
Este nuevo cuerpo celeste se cono­
ce en la ciencia con el nombre de co­
meta b de 1881. A decir verdad, no se
sabe todavía si es, en efecto, un nue­
vo cometa, ó si sólo se trata de la re­
observación hecha en Cádiz.
aparición de un astro ya conocido,
pues que los elementos del actual pre­
sentan bastante semejanza con los del cometa de 1807,
según puede verse en la tabla siguiente:
I I I . S a n t a T e r e s a d e J e s ú s c o n s i­
d e r a d a c o m o e s c r it o r a . — 9 -" Dios, en
su infinita misericordia, ha dado la pluma de
Santa Teresa de Jesús á su Iglesia para que
la iluminara con su doctrina y fomentara la
piedad. Merece, pues, justamente el titulo
de Doctora mística y Madre espiritual: Discur­
so liistóriro-teoDf’ico, basado en tas <utilidades que
se requieren para ser doctor en ¡a Iglesia : PKKMIO, lápida de mármol con e! emblema de un
t/ardo v una pluma de plata en form a de cru z. r
un corazón transverberado sobrepuesto. — lo.'1
Cualidades que caracterizan el lenguaje de la
Santa, y juicio comparativo de sus escritos con
los de San Juan de la Cruz y otros clásicos
de su época ; Trabajo histórico critico : p r e M lo, cuadro de plata en filigrana con una fo­
tografía de la Santa. — ir." Máximas y reglas
dé conducta aplicables á los diversos estados
y condiciones de la vida, sacadas de las obras
de Santa Teresa; P R E M IO , una escribanía de
fílala.
IV . T e m a s p a ra p ro m o v e r la g lo ­
r i a d e la S a n t a c o n o e a s io n d e e s t e
C e n t e n a r io . — P r o s a . i2.u Vida de Santa
Teresa de Jesús para uso del pueblo, escrita en
estilo llano y correcto, empleando, en cuanto
sea posible,’ el lenguaje de la Santa:, PRE­
/'. ■ 1. — Aspecto ilc la cabeza del cóm ela el 27 de Junio de 1 *81 ;
M IO , seis m il reales. — VERSO. I3 .u Ultimo
viaje de la Santa fundadora desde Burgos á
Alba de Tórmes ( romance endecasílabo) : PREMIO, una medalla de
oro.— 14." Muerte de Santa Teresa de Jesús (octavas reales|: p r e m io ,
obras fotografiadas de la Santa. — 15." Oda á la gloria de la seráfica
Doctora : P R E M IO , un lirio de plata. — M Ú S IC A . 1 6 ." Gozos y letri­
FuAdescubierto este astro por el Sr. Cruls, en
llas á la Santa, puestos en música : P R E M IO , pergamino de plata con
el
Observatorio de Rio-Janeiro, el 2o de Mayo
la letrilla «N a d a te turbe» , etc.— PINTURA. 17-" Dibujo á dos tin­
último.
El Emperador del Brasil, académico de
tas que represente la muerte de la Sama, tal como la describen sus
EL COMETA.
la de Ciencias de París, comunicó la noticia del
descubrimiento en un telegrama, concebido en
los siguientes términos :
« 3 1 Mayo 1881.
»Cometa por (’.ruis, 29 Mayo; ascensión recta, 51' 2 '" ;
declinación Sur, 31o 15'; movimiento Norte.»
A este despacho siguió otro complementario,
que decia ;
a 2 fu ñ ió 1881
i ' i i ’. 2. — Aspecto de la caliera del cometa el 28 de Junio de 1881.
p r i n c i p a l e s b i ó g r a f o s . F .I t a m a ñ o m í n im o d e l d i b u j o d e b e r á s e r d e 3 6
c e n t í m e t r o s d e a l t o p o r 2 5 d e a n c h o : P R E M IO , una medalla de oro.
— A r q u i t e c t u r a . i 8 . " D is e ñ o d e u n t e m p l o d o n d e e s té c o lo c a d o
e l s e p u lc r o d e l a S a n t a c o n v e n ie n t e m e n t e , t a n t o c o n r e l a c ió n a l
t e m p l o c o m o a l c o n v e n t o : P R E M IO , una fotografía del corazón de
Santa Teresa de Jesús, ron mareo de plata enfiligrana.— E S C U L T U R A .
i g . u 1 n a c a b a d o m o d e lo , q u e n o b a je d e 4 0 c e n t í m e t r o s d e e le v a c ió n ,
n i p a s e ele (k>, q u e r e p r e s e n t e á l a S a n t a v e s t id a d e d o c t o r a : P R E ­
M IO , dos mil reales.
A d e m a s s e a d m i t i r á n e n e l C e r t a m e n la s c o m p o s ic io n e s q u e g u s ­
t e n m a n d a r s u s a u t o r e s , c o m p u e s ta s e n [ ir o s a o e n v e r s o , e n c u a l q u i e r
d i a le c t o e s p a ñ o l, s o b r e lo s te m a s q u e l i b r e m e n t e e l i g i e r e n , p e r o
a j u s t á n d o s e a l c r i t e r i o c a t ó lic o , l. a s q u e s e e n c u e n t r e n c o n m é r i t o
b a s t a n t e , a j u i c i o d e l J u r a d o , s e r á n p r e m ia d a s c o n d i p lo m a s ó m e ­
d a lla s .
C o n d i c i o n e s . — 1 .* T o d o s lo s t e m a s , h a s t a e l n o v e n o in c l u s i v e ,
p o d r á n s e r t r a t a d o s , n o s o la m e n t e e n e s p a ñ o l, s in o t a m b i é n e n l a ­
t í n , f r a n c é s , i t a l i a n o , a le m á n é in g lé s . — 2 .1 L o s t r a b a jo s d e b e r á n
h a b e r s id o e n t r e g a d o s e l 31 d e J u l i o d e 1S 82 e n la S e c r e t a r í a d e C á ­
m a r a d e l i í x c m o . é l i m o . S r . O b is p o d e S a l a m a n c a , o e n p o d e r d e l
D i r e c t o r d e la A r c h jc o f r a d í a T e r e s i a n a , D . K n r i q u e d e U s s o , p r e s ­
b í t e r o , d e T o r t o s a . V e n d r á n s in la t i r i n a d e l in t e r e s a d o y c o n u n le m a
q u e t a m b i é n d e b e r á e s c r i b ir s e a p a r t e e n c a r p e t a c e r r a d a , q u e c o n ­
t e n g a e l n o m b r e «leí a u t o r . T o d a s la s c a r p e t a s q u e c o n t e n g a n lo s
n o m b r e s d e lo s a u t o r e s n o p r e m ia d o s s e rá n q u e m a d a s d e la n t e d e l
p ú b l i c o in m e d ia t a m e n t e d e s p u é s d e v e r if i c a d a la r e p a r t i c ió n d e p r e ­
m i o s . — 3 .J L a a d ju d ic a c ió n d e é s to s s e h a r á e n e ¡ s a ló n d e g r a d o s
d e l S e m in a r io d e S a l a m a n c a , d e s p u e s d e ! O c t a v a r io q u e s e c e le b r e
e n A l b a d e ' f o r m e s . L o s a u t o r e s d e e s c r it o s n o p r e m ia d o s t e n d r á n
d e r e c h o á la d e v o lu c ió n d e lo s m i s m o s , p r e s e n t a n d o a l e f e c to e l r e ­
c ib o q u e á t o d o s s e d a r á a l d e p o s it a r lo s . — 4 . “ L a J u n t a o r g a n iz a d o r a
d e l C e r t a m e n t e n d r á d e r e c h o á la p u b l i c a c i ó n , p o r u n a v e z , d e lo s
t r a b a j o s p r e m ia d o s , s ie m p r e q u e s u s a u t o r e s 110 lo s p u b lic a s e n e n e l
t é r m i n o d e u n a ñ o , m a s la p r o p ie d a d q u e d a r á s ie m p r e d e é s to s .
S a l a m a n c a . i . ° d e M a y o d e 18 8 1 — N a r c i s o , obispo de Salamama r
administrador apostólico de Ciudad-Rodrigo.— X.
»Elementos aproximados del cometa : paso por el
perihelio, 30 Mayo; distancia perihelia, 0,8301; longi­
tud perihelia, 235,5; longitud nodo, 262,02; directo.»
Los astrónomos de Europa, apoyándose en los
números anteriores, pudieron calcular las efemé­
rides del errante cuerpo, y lijar con toda exacti­
tud el momento preciso de su aparición en el
cielo del antiguo continente, que tuvo lugar en
la noche del 22 de Junio en la constelación del
Cochero. E11 Cádiz se vio en la citada fecha ; pero
yo no pude observarlo con el telescopio de 20 cen­
tímetros hasta el dia 26 del propio mes, por la
madrugada. En esta época presentaba el cometa,
visto en el telescopio, un tinte anaranjado claro;
su núcleo, superior en brillo á una estrella de
primera magnitud, aparecía planetario, de un
diámetro de 3", poco más ó ménos, y ro­
deado de una masa de materia brillan­
te, dotada de mayor condensación en la
parte anterior de la cabeza, ó más pró­
xima al Sol, que en aquella que se di­
rige hacia la cola. Esta era de forma de
abanico y de unos 10o de longitud.
Cada noche ha ido modificándose el
aspecto de la cabeza del cometa, según
puede observarse en las figuras. AI prin­
cipio se veia á uno de los lados del
núcleo un apéndice en forma de yugo
(figura 1), y á mayor distancia, várias
envolturas ó arcos anchos luminosos. La
noche siguiente, esto es, el 28, había
desaparecido el yugo, y en su lugar pre­
sentaba el núcleo (fig. 2) un apéndice
luminoso ó cuerno, cuya punta se diri­
gía hacia la cola del cometa; las envol­
turas anteriores también se habían des­
vanecido, y todo parecía indicar que el
cuerpo celeste se iba condensando.
La última observación que el estado
del tiempo me ha permitido hacer la efec­
tué en la madrugada del dia 29; el bri­
llo general del cometa habia disminuido
mucho, y la cabeza presentaba el aspec­
to que pudiéramos llamar normal en
estos cuerpos. La cola ofrecía una ligera
curvatura, cuya convexidad se dirigía
hácia la parte anterior, apuntando su
extremidad á la estrella 2 de la Osa me­
nor, como á unos 5° al Este de la polar.
El núcleo se hallaba fuera del eje de sime­
tría de la cola, particularidad observada
Cometa 6 1881 .
Paso perihelio. . . .
Longitud idem. . . .
l.onyitud nodo. . . .
Inclinación.................
Distancia perihelia. .
Excentricidad. . . .
M ovimiento................
1881. Jim io, 16.40
2f>5° 8 '
270 f 9
<'} 31
0 ,7 3 4 »
Directo.
Om et n «lo 1807 .
1X07, Setiembre,
270" 14 ' 42"
266 47 1 1
63 10 28
0,646124
0,1105487
Directo.
El cometa de 1807 fué descubierto, á lo que pare­
ce, por un fraile agustino, en la isla de Sicilia, el 9
de Setiembre; once dias después lo descubrió asi­
mismo, pero con entera independencia, Pons, con­
serje del Observatorio de Marsella, que ocupaba sus
ocios en contemplar el cielo con los instrumentos
confiados á su custodia, faltando así á su deber, pero
contribuyendo, más que los astrónomos del estable­
cimiento, á los progresos de la ciencia. Thulis lo ob­
servó con esmero el 22 del propio mes. Luego de­
terminaron con toda exactitud sus posiciones sucesi­
vas Bcssel, Olbers, Oriani y otros astrónomos de
gloriosa memoria, hasta fines de Febrero de 1808:
el 18 de Marzo pudo W isniewsky, dotado de una
vista penetrante y favorecido por el clarísimo cielo
de San Petersburgo, observar de nuevo el cometa y
seguirlo hasta el 27, fijando con toda exactitud su
posición. Dedujo Olbers, fundándose en sus cálcu­
los, que con el empleo de telescopios poderosos sería
posible observar el cometa, una vez más, en los meses
de Octubre y Noviembre del mismo año. En esa
M odification del núcleo del com eta, observada en C ád iz el 29 de Junio de tS $ i.
N.8 X X V I l
LA I L U S T R A C I O N
época ayudaba Ressel en sus trabajos al famoso
Schrocter, J e L ilien tah l, y al cabo de varias noches
de examen minucioso del cielo, llegó á ver, el o de
Noviembre, una nebulosidad en extremo tenue, pró­
xima al lugar que indicaban las efemérides había de
ocupar el cometa; no era éste el cuerpo que colum­
bró Ressel, porque no pudo volverlo á hallar en los
dias siguientes, sino un nuevo y débil cometa que
casualmente se encontraba á unos 12' de distancia
del sitio marcado en las tablas para el cometa de
1X07. La teoría de este cometa y la discusión de sus
observaciones, que duraron, como hemos visto, seis
meses, forman una obra clásica en los anales de la
ciencia; circunstancia muy digna de tenerse en cuen­
ta para apreciar, como es debido, lo que más abajóse
ha de decir.
Dedujo Ressel de sus investigaciones que el come­
ta de 1.S07 describía una elipse alrededor del Sol, em­
pleando en recorrerla 1714 años, que rebajó á 1685
años cuando conoció las últimas observaciones de
W isniew sky, y que redujo finalmente á 1543 años
asi que pudo, en época posterior, considerar como
nula la perturbación causada por las masas planeta­
rias. Si se considera que este cometa se observó du­
rante seis meses por astrónomos eminentes, y que su
período se calculó con todo el rigor matemático que
se aplica á este género de problemas, es casi incon­
cebible que tal cuerpo pueda reaparecer al cabo de 74
años. El almirante Mouchez indica, ó casi afirma,
no sólo que el cometa actual es el de 1S07, sino tam­
bién que corresponde con la aparición de un astro
de esta naturaleza observado por los holandeses en
el cabo deRuena Esperanza en 1733, esto es. 74 años
ántes de 1S07. H ay un medio de conciliar, en parte,
estas dos opiniones tan contrarias, y que se reduce á
suponer la existencia de dos cometas que recorran la
misma órbita; opinión que no parece del todo des­
acertada, si bien se atiende á que hay enjambres de
estrellas fugaces periódicas, que circulan en órbitas
cometarias; y hoy dia está fuera de duda y de dis­
cusión que entre las estrellas fugaces y los cometas
hay un enlace intimo.
A
u g u s to
T .
A
k c im is
E S P A ÑO L A Y AMERICANA.
47
A R T ÍC U L O S I)E P A R ÍS R E C O M E N D A D O S .
1878— Exposición Universal de París.— 1878.
Hay una higiene que seguir para la belleza del rostro, del
mismo modo que hay otra para la conservación de la salud.
i.n a de las señoras más lindas de París, de rostro terso y sa­
tinado, cuya finura no alteraba la menor arruga, el más ligero
pliegue desagradable, la más mínima mancha, nos contaba últi­
mamente el sistema higiénico que sigue. Todas las noches, ántes
de acostarse, humedece su rostro y sus brazos con la loción Guerlain, y A la mañana siguiente, tan luego como lia hecho su lo/¡elle, extiende sobre su cutis una ligera capa de crema cohombros
y la cubre con polvo de arroz, luí cuanto á. sus manos
v erda­
deras manos de duquesa — nunca las ha lavado mas que con jabon_Sapoífli a la esperma de ballena.
Nuestra amiga se surte exclusivamente de la perfumería
G i h k i .a in (15, m e de la Paix, París), y hemos retenido, para
reproducirlas aquí, las excelentes cosas que nos dijo acerca de di­
cha acreditada casa, digna de ser recomendada á nuestras lectoras.
MOllAXE JEUNE; casa especial para las prensas de ros­
ca, de palancas é hidráulicas, como para el material
de fábrica de bujías y de curtidos. — M edallas de
ORO, DIPLOMAS l>F. HONOR, V GRAN PREMIO EN LA
E xposición Universal de 1878.
23, rué J c n n c r, París.
=<‘r=>-----P. MURAME A IN E . Prensas biográficas marchando por
pedales, óe rem ite el prospecto franco de porte.—
10, rué du H anqutcr, París.
A J E D R E Z .— P R O B L E M A NÚ.M. 1.
------------------------------------------
N E O R A S.
BOULET FUERES, LACR 0 1 X <>t C> (M edalla de oro).
Especialidad en máquinas para
T E J A S Y L A D R IL L O S .
28, rite des Eduscs St. M a r tin , París.
E n v ío del catálogo ilustrado á quien lo pida en
carta franqueada.
-------------------------------------------
-------------------------------------------
AliPlb". KOhltUET (M edalla de oro 1878).— Fábrica
de joyería-bisutería.— 35, A van te de l ' O [tira , 1/ ' piso.
L . IUB 10 NT (M edalla de plata ). Bombas centrífu­
gas : único prem io concedido á bis bombas en la clase
54, mecánica general. — 55, rué Sedaine, Parts.
MONbOLLOT Itls. M edalla de oro. P arís , 1878.— A p a ­
ratos y sifones para bebidas gaseosas. — 72, rite du
Chutean <TEau, P a rís. M . Casadem unt, A rib a u , 11,
B arcelona, depositario general en España.
---------------------------------------------
-----------------------
B E L V A L L E T T E hermanos. — Fabricantes de coches.—
24, Avcnue des Champs Elysccs, París. (M edalla de
oro en
.
1867.)
Cádiz, 12 de Julio de 1881.
d e
JONES
23. Boulcvarrl des fapiicincs en / r e n t e d e l G r a n H o t e l) . — Londres, ¿ í, Si-Jam es's s lre tt.
Ksto producto se li 1 formulo una reputación eslraordinaria por sus protnedude* benéficas. Suaviza la pie! y la
nniir llexilde, disipa los erauuos y las arrugas y alivia las irritaciones causadas por las mudanzas de cliíua,
los baños de mar, ele.— Reemplaza con notable' 'enlaja el Lold-Gieain, y una simple aplie.uion basta para
que desaparezcan las G r i e t a s de las m a n o s y de los l a b i o s .
p a ra el
SAYON I ATIF* t
Tocador
DE
IA T IF CR EAM
posen la s m ism a s c u a lid a d e s s u a v iz a d o ra s
q u e el F l u i d e . ' tie n ■1111 r s q u is iln p e rlu m o .
L A J U V É N IL E
P o lv o s , sin ninauna mezcla r/itimim
p a ra el ro s tro : le d e v u e lv e y le co n se rva la
ju v e n tu d v la fré s e n la . P re p a ra d o e s p e c ia l­
m e n te p a ra u s a rlo c o n e l F l u i d e i a t i ! .
DEPOSEE
E s ta c re m a posee c u a lid a d e s Ú nicas : se
c o n s u rv a p c rfe c ta m o n to c n to d o s lo s c lim a s y
la titu d e s ; tie.no m i p e rfu m e fin ís im o .s u a v iz a
v c a lm a la s ir r ita c io n e s d e l c u tis , c u r a las
ya in fla m a c io n e s causad as p o r u n a m a n baesees iv a y es iiid is p e iis a lile . p a ra e l to c a d o r de la s
seño ras. Una sola prnclia demostrará su superiori­
dad sdire i idus lesCdltl-C:eniusmandilo» lu s b ic ld ia
»1 em pleo de la
P E R F U M E R IA ORIZA
d .e
L .
L E G R A N D ,
P ro ve e d o r de la Corte de R is ia .
No mis Tinturas prozrMirz«
-tfp y íi
ET JE U N
O R I Z A -LÁCTÉ
C R Ê M E O R IZ A ©
“ Ç R W D .F A W f
•^•sseurde plu5 'eurs
¿U E
s t
H O N O (U
£ata Cfl £VA suaviza
y blanquea la °l£L
ORIZA-VELOUTÉ
JABON según el O 'O . R E V E IL
Lo más suave para la piel
v le d.i la m S M K V ’ U .« la
PRisccm ds u JiimníD
Adoptados por la moda.
PMStHI*
tCUALMtfl I C
(J n w » dut Bochorno,
■i» 1a - Mancha» ,lc Rojea
y -te I»« A r i u ija n ____
^UoUTlSlíSPARfiJ»^1^
RIGAUD & C‘, Perfumistas
*1
| «{i) hl anro.
’J O
_
£
OU
J a n ie s S M ITH SO N f
V ia
Un
eoiu
ti 1 I'«'«
/ -« » cu
y-
Ut-OtfUlU« B ,
■'p# »lCalwllojáUUai-Oa yi
/y A oí ovlor u*uu»2
^
1f ü
T O B O » LO » ■ ■ l i t a
J
SMlONObE
ESS.-ORIZA
Perfumes a todos los ram illetes
de flores nuevos.
itoita r» 1-1r,.I 1a 11,fe* A.lolAIIIA^A
paru
LOCION EMULSIVA
lUanquea y refi e=ca la piel.
Quita laamauchasde rojea.
MADRID : Perfum ería P A S C U A L , calle del A renal, n 6 . yen todas las principales Perfum erías de América.
KANANGA dei JAPON
p a ra
1
COK
M T B
L IQ U ID O
n o b a j D ecesiiU -14« L a V a_R h C A B IU
a n ío » ni dasiHJna
A P L I C A C I O N F A C IL
R e s u lta d o Im m e d ia to
N o manchA UpiA l, ni ^'«rJudVoA
ORIZA-VELOUTÉ
lA fallid.
PÓLVO ü í FLOR de ARROZ
anherente á la piel.
D ia d o el A fe lp a d o del
£n todas taa C o r * m ofla*
/ P e lu q u e r ía * .
m j~ ;
Y EN CASA HE TODOS LOS PEIlKCMISTAS Y PELI (JCER08
F LU ID E IA T IF
La ETER NA B E L L E Z A de la P IE L o b te n id a
melocotón
P o p p a n o p r in c ip a l :
20 7
. c a lle S a n
H o n o r« .
P a rís .
P A R IS , 8, R ué V iv ie n n e y 4 7 .A ve n u e de l ’O péra, P A R I S
(El (Agua de Kananga
e s la lo c io n m a s r e fr e s c a n te q u e p u e d a im a g in a r s e
p a r a lo s c u id a d o s d e l c u lis y d e l r o s t r o ; v e r t id a c u
e l a g u a d e s t in a d a a la v a r s e , a á v i g o r a l c u t i s , lo b la n ­
q u e a y s u a v iz a d e já n d o le u n p e r f u m e d e lic a d o q u e
a p r e c i a n la s d a m a s m a s e l e g a n t e s .
T ll-IÍU IK S T IV O
DB
CHASSAING
FHEpanano con
(iExtracto de (Kananga
P E P S IN A Y D IA S T A S IS
Agentes nat 11rakc; é iiidisiK'ii'ables déla
DIGESTION
N u e v o y d e lic io s o p e r fu m e p a r a e l
p a ñ u e l o , a d o p t a d o p o r l a s o c ie d a d
e le g a n te .
1 2 a n o » «le é i i t o
coatr» I
A r p i t p (ÍP
a nJa^aa , Humado
el Tesoro
de la crecer
rabel(tXLUUV
Utí (K
Aa
U nJ iU
u>ra. hermosea
v h;ice
ios cabellos, pt*eviene su caiu.t y les comunica un olor delicioso
£abon de ..Kananga,
11
DIGESTIONES DIFICILES O INCOMPLETAS
MALES DEL ESTOMAGO,
DISPEPSIAS, GASTRALGIAS,
PÉRDIDA DEL APETITO, DE LAS FUERZAS
ENFLAQU EC IMIE NTO , CONSUNCION,
CONVALECENCIAS LENTAS,
VOMITOS...
P a r ís ,
tí, A v e n u e V ic to ria , 6.
E 11 p r o v i n c i a , e n la » p r i n c i p a l e s b o t i c a s .
rlcct0
ja b o n e s d e to c a u o r : c o n s iv a a l
i t i s s u b e lle z a ,
a te r c io p e la d o , « n fr e s c u r a y s u t r a s p a r e n c ia .
Polvos do .Kananga,
c a u s a d o p o r e l s o l ó e l v u r t iiu . d a n a l c u lis e l b la n c o
m a t e t a u b u s c a d o p o r la s p a r is i e n s e s .
Leche de ^Kananga, a l t ó
y e l p a ñ o <h 1 e m b a r a z o .
f.os S rc x . R I G A U D
y
c > s o n ¡fin a lm e n te lo s
/ a b r m in ie s d i la s u n ir a s /te r fu m e s . C h a m p a c c a d e
L a h o r e y M e l a t i d e C h i n a , i/tte t a n y r a n e .rt/0 h a n
a lc a n z a d o e n la E x p o s ic ió n L 'u ip e r s a l d ¿ P a r t s d e 1878.
A d m in is tra c ió n ■PARIS, 2 2 , B o u le v a rd M o n tm a rtre
p a s t i l l a s d i g e s t i v a s , f a b r ic a d a s e n V i c h y
c o n la s s a le s e s l r a í d a s d e l o s m a n a n t i a l e s S o n
d e u n g u s t o a g r a d a b le y u n a fe c to s e g u r o c o n ­
t r a la s a c e d í a s y l a s d i g e s t i o n e s d i f i c u l t o s a s .
. — U n r o l lo
p a r a u n b a ñ o , p a r a la s p e r s o n a s q u e n o p u e d e n
i r a V ic h y .
s a le s
de
v ic h y
p a r a
b a ñ o s
P a n ,-vitar la s im ita c io n e s fra u d u le n ta s , e x íja n s e en
to d o s lo s p ro d u c to s la s m a rc a s de tá u ric a d e la C o n w a ftií
n o s p r o d u c t o s a r r i b a m e n c io n a d o s s e h a l l a n
e i l Madrid : J o s é M u r í a M o r e n o , 9 3 , c a l l e M a y o r ;
y e u a s p r i n c i p a l e s f a r m a c ia s .
i
GOFRES-FORTS
todo H ierro
P IE R R E HAFFNER
10 y 12, P assag.
J o u ffro y .
20 MEDALLAS DE HONOR
S e e n v í a n m o d e lo e n d i b u jo y
p r e c io s c o r r ie n te s .fr a íle o s .
48
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
N.° X X V II
LIBROS PRESENTADOS
volúmenes de la primera se­
rie : en Madrid, 6 pesetas;
en los demás puntos de la
Península, 7.
M A s e A fl A
Á E S T A REDACCIO N
PO R
a u t o r e s ó e d it o r e s
.
G u ía o f ic ia l de las vías pú­
blicas de Madrid, su ensan­
che y extra-radio, con expre­
sión de los distritos y barrios
á que corresponden, y de las
campanadas de aviso para
anunciar los casos de incen­
dio; formada por la Comi­
sión de Estadística del ex­
celentísimo Ayuntamiento.
(M adrid , Imprenta Munici­
pal, 1881.) A l sefiorsecretario
de la Corporación Munici­
pal debemos la atención de
un ejemplar de este librito,
de suma utilidad para las
personas que habitan en Ma­
drid.
•meut/r/
’miratici
ha Puetifit
’u n í
Ilei .''fili (Br/HfaS
7 / a ítrn
P tic r iff ) .
, h .T lc li S U ih c im m c ti
ha e/./t’/íÍA
'enti.?(Pavoj
Awr-bel Khclil
OÜLEDVSVD'
la T: ¡ir
■
LA
IN S U R R E C C IO N
CALLIFLORE
OPRESIONES
________
Sa h a r a
o r a n é s
V.
FLOR de BELLEZA ■ é invisibles.
P o r e l n u e v o m o n o «lo ¡ tip le a d o s e s to s p o lv o s
1
g m iT iin n iim iiin iiin r r
I
EXPOSITION
Ç * UNIVERS110 1878 =
! Médaille d’Or
Croix a Chevalier i
LES P LU S H A U T E S RÉCOM PENSES
§
_
ASMA
_
_
_
_
_
_
_
_
_
NEVRALGIAS
CUR ADOS
E. C O U D R A Y
PERFUMES NUEVOS PARA EL PAÑUELO
i Estos Perfumes reducidos á un pequeño volumen j
sen mucho mas suaves en el pañuelo
■ que todos los otros conocidos hasta ahora.
i
«le P o r t u g a l ;
Para la belleza y frescura de la tez,
A g u a d e toilette l , o i » i p a « l o i i r ; A g u a «le
toilette, a l C h a m p a b a ; V i n a g r i l l o a l
Cham paba.
Para perfumar los pañuelos,
B r is a d e v io le ta s ; E x lr a e to d e G a r d e ­
n ia ; C lia m p a k a ; lie lio tr o p o b la n c o ;
R o s a t é ; S te p h a n o tis ; Ila n g -Ila u g .
Desconfiar de
todos los pro­
las imitaciones,
ductos la mar­
y exigir sobre
ca de fábrica.
ru e S a in t-D e n is .
CANDOR.
ASM A
ENFERMEDADES DE LA MUJER
M a d a m e L a c h a p e l l e , partera de primera clase, profesora en p a rto s, trata
( sin descanso ni ré g im e n ) las enfermedades de la m ujer, com o inflam aciones, sobre­
partos, ulceraciones, alteración de los órgan os, causas frecuentes de la esterilidad
constitucional ó accidental. L o s medios de cu ración, tan sencillos com o infalibles, que
em plea M a d a m e L a c h a p e l l e , son el resultado de veinticinco años de estudia
y observaciones prácticas en el tratam iento especial de estas afecciones.
M a d a m e J L a c h a p c l l e recibe todos los dias, de tres á cinco de la tarde, en
su gabinete,
î £ T . e n e <1 \ f o n l l i n h o r . <‘ i» I * a r í s . cerca de las Tuberías.
hecho con flores naturales.
jPERFUMERIA A LA LACTEINA
;
Recom endada
por
la s
C e le b rid a d e s M e dica les.
; A G U A D I V I N A llamada agua de salud.
: O L E O G O M E para la hermosura de los cabellos, i
SE VENDEN EN LA FÁBRI CA
¡
13, rué d'Enghien, 13
parís
P A R is i
Z Deposito? en casas ile los principales Perfumistas. E
5j
Boticarias y Peluqueros de ambas Araericas.
5
.................................................... minie
Fuerza motriz á domicilio
y e n t o d o s l o s p is o s
sin rublo, sin agua y sin peligro.
Motores dogas Bisschoji
desde la farrea tlr 1 / 2 ,i 12 luimbi t í .
¡ NO M A S A R R U G A S !
MIGNON Y R O U A R T
Constructores,
lioulevard Vollaire,
p o r la
G E O R G I N A
137.
Paris, 10, rué de Laffite, París
Por mayor, en Madrid, Agencia
F r a n c o - liis p a n o - p o r t u g u e s a , S O R D O , 31.
P a rís .
—
J3 7 .
ú n ic a instantánea
para la barba (un
frasco), sin preparación ni lavado.
F.ste producto m aravilloso, sin rival y com pletam ente inofensivo, borra las arrugas
más rebeldes y tía al culis la frescura y el aterciopelado de la ju ven tu d.
PARL.
—
TINTURA
de C H A M P B A R O N
C A S A A1- PO R M A Y O R :
lontaine-au-Roi,
A r t íc u l o s R e c o m e n d a d o s
c o n p r i v i l e g i a s . g . i!, g .
e n F r a n c ia y tm e l e x t r a n je r o ,
O tr o s a r t i c u l e s q u e r e c o m e n d a m o s :
E S E N C I A d e O L O R E S c o n c e n tr a d o s .
n e u r a l g ia s :
Todos los médicos aconse­
Se curan al Ins­
jan los T u lt o M l . e v u N M c u r
tante, con las
- - — - - ------ -1 contra los accesos de Asma,
- — Pildoras A u(i->
las Opresiones y las Sufocaciones, y todos con­ l¥eur»lK¡cuM del Doctetir CHONIKIt.— Precio en
vienen cn decir que eslas alTeccionés cesan ins­ Paris: 3 fr. la caja. Exíjase sobre ta cubierta de
tantáneamente
con OU
su uso.
1j I <111« «>111«. il I i. «ZUII
U5U»
Ici
Illa Vil
^ iu UBI
laUIJU
cajaIdlaIIIlirma
enllu
negro
del DOOIUI
Doctor U H M ilE B .
i*«»*-«» , I.Is V A .SSK IJK , |>/«<■’*, tí.'J, »•. «le l a l l a u u a i e , y en las principales Farmacias.
Los P o l v o s d o C a n d o r , -in rival. compuestos de ma­
terias balsámicas, dejan muy atras á todos los producios si­
milares empleados hasta el día 1-os P o l v o s d o C a n d o r
tonifican, refrescan V blanquean el cutis, que mantienen cn
un estado constante de belleza y de frescura, y se imponen
á las damas para la conservación de su juventud. por la hi­
giene, que tan mal librada sale de las pastas v afeites de
iodo género.
N o nos extraña . pites, que el l>r. K io ie r .
«le la facultad de Medicina de París, afirme ea su dictamen
que los P o l v o s d e C a n d o r están llamados á reemplazar
toda clase de polvos tic arroz, y merecen el extraordinario
éxito que han alcanzado.
ruc
d e i.
CATARROS, CONSTIPADOS r T v v v
Por los CIGARILLOS ESPIC
Aspirando el liunto, penetra en el Pecho, calina el sistema ner­
vioso. facilita la expectoración y favorece las funciones de los
órpanes respiratorios.
(E xigir esta firma: J. ESPIC.)
V en ia p o r m in o r J. E S P IC , I f S , r u é S'-liOT.arr, l ’ arin.
Y en las principales Farmacias de las Americas.— * fr. la cuja.
recom endados:
Químico, fio,
m a p a
y e n las 5 Perfumerías sucursales que posee en París, así como en todas las buenas perfumerías.
Para los cuidados del cabello,
F eíil M ÁNENT,
A R G E L IA .—
. ,,
,
,
—
------------- c o m u n ic a n a l r o s t r o u n a m a r a v illo s a v d e lic a d a
b e lle z a y lo d e ja u n p e r f u m e d e e s ig m s í t a s u a v id a d . A d e m a s d e s u c o lo r b la n c o d e u ñ a p u r e z a
n o t a b le , h a y 4 m a t ic e s d e H a c lie l y d e R o s a , d e s d e e l m a s p á lid o h a s ta e l m a s s u b id o . C a d a
c u a l a lia r a p u e s e x a c t a m e n t e e l c o l o r q u e c o n v ie n e a s u r o s t r o .
E n la P e r f u m e r ía c e n tr a l do A C N S I , , 1 1 , r u é M o lie re
VELUTINA.
A C E IT E d e C A N D O R ,
DE
teatro de las operaciones militares contra Ebu-Amemti.
Y
de
chc
Já p fte/ieilet i t c t la r/,
j ís
¡t'tu lfu A fi i l e i . '/ a l
Jabón Rnyal do Thrydacs
POLVOS
■ hi, M r/a P
'fUmetpotuMep
«le los verdaderos
PARÍS, 22«,
Ton.'moiUtdí
Pepala
inventor y único fabricante
A g u a «le q u i n i n a : A g u a
A « - e i t e s» l a q u i n i n a .
L acate. ,J
.Y f fle / r fli) z a /
VIOLET,
r t íc u l o s
fi/vmylInri
\ J d H tr . Irm a
IfU/tuxfretutile)
I t i l i l i o l o e a « lu í pu i-hlo.
Con este título ha empezado
á publicarse en Madrid una
serie de interesantes folle­
tos, debidos á renombrados
autores. Ante la vista tene­
mos los cuatro primeros : 1.a
Sabiduría popular, por don
Urbano González Serrano,
catedrático de Filosofía ; E l
Payo de tus (estudio de Fí­
sica), por D. Enrique Serra­
no F atigati; Cómo se admi­
nistra justicia, por 1). Ma­
nuel Torres Campos, y A oClones de. hacienda pública,
por D. Manuel Pedregal y
Cañedo. Cada uno de estos
folletos consta de (<4 pági­
nas en 8.°, y se rende, a 30
céntimos de peseta, en la
Librería Universal de los se­
ñores Córdoba y C.“ (Puerta
del Sol, 14).— Precios de
suscricion á los veinticinco
A
'i a / ’d - v i f í t m in e tti
’ O tii/in vi,
líe M e íia de la solemne sesión
celebrada por la A socnicion
de■Profesores A/ert anilles, el
22 de Mayo de l88l , para
solemnizar el segundo Cen­
tenario de Calderón de la
Barca, y discursos pronun­
ciados por los Srcs. Esteban
de San José, Lucini y Calle­
jo y Sanromá, y á los cuales
siguen algunas frases (trece
lineas) pronunciadas por el
Sr. Fastenrath. Folleto de .¡4
páginas en 4.0, tipografía de
D. Manuel G. Hernández
( Libertad, 16, duplicado).
JABON
l 'á g i n a * en -.t«■llan as , re­
cuerdos de la feria de San
Pedro y San Pablo en Búrgos, 1881. liem os recibido
un ejemplar de esta publi­
cación, en cuyas páginas hay
artículos y poesías de los se­
ñores R ites , Arcocha, Añibarro, Yanguas, Sainz Celnta, O n ta ñ o n , García de
Quevedo , V eg a , La Garza,
Alvarez Carretero y otros es­
critores burgaleses, y siete
b e llo s dibujos laográficos.
Entre éstos merecen especial
mención los que representan
el magnífico y deteriorado
Patio d e l a Casa d e Miranda,
de 1>. Ulpiano Martínez, y
Cn Tipo antiguo, de D. G.
Aranzana. La Portada, del
Sr. Gil, seria una linda com­
posición alegórica, si no fi­
gurasen en el grupo del cen­
tro los atributos del toreo,
como sirviendo de pedestal
á los blasones heráldicos de
la nobilísima Capul Casteilcr.
— Burgos , establecimiento
tipográfico de D. Agapito
Diez y C.*
JEI m oilci-n «» « I fs lila ilo i- iiconsta, por D. Pedro Yalsecchi. — Contiene esta obra
más de dos m il fórmulas y
recetas para la fabricación,
destilación v refinación de
toda clase de vinos, aguar­
diente?, l i c o r e s , jarabes,
cervezas, horchatas, esen­
cias , cremas, bebidas gaseo­
sas, etc., y es de gran utili­
dad para los cafeteros , per­
fumistas, fabricantes de cer­
vezas , cosecheros v expen­
dedores de vino. Publicase
L segunda edición, aumen­
tada con nuevas fórmulas
para confeccionar el C/iartreuse, Curasao, Vermoni,
Cognac, etc., etc., y cuatro
laminas litografiadas. 1 n to­
mo de 43S páginas en q." me­
nor, que se vende á 0 pese­
tas en Barcelona y á 6.50 en
los demas puntos de Espa­
ña, dirigiendo el pedido al
editor D. Manuel Saurl
za Nueva, 5).
D
R/T A l ì A
Tanica, rosada, para
■ V I V I X X L 9 X X d e v o lv e r á los cabe­
llos blancos su color p rim itivo.— F I L L I O L . ,
47, rué V iv ie n n e , P A R Í S .
Impreso cou tinta de la fábrica L O K IL L E tX y C.*, 10, rne Suger, París.
Reservados todos los derechos de propiedad màstica y lucrarti.
M A D R ID .— Imprenta , estereotipia y galvanoplastia de Aribau y
IM TR E SO R E S C E CAM ARA C E S. M.
C s u c e s o r e s de Rivadcneyra,
Descargar