LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL EN PERSPECTIVA

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juan antonio lacomba avellán
la crisis económica actual en perspectiva histórica...
LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL EN PERSPECTIVA HISTÓRICA.
EL PRECEDENTE DE LA CRISIS DEL 29
Juan Antonio Lacomba Avellán∗
RESUMEN:
Este artículo no persigue un análisis económico detallado de la crisis, sino
más bien provocar una reflexión que permita atisbar un horizonte futuro. Se trata
de acercarse al presente observado en el espejo del pasado; o expresado de otra
manera: dilucidar hasta qué punto hay que tener en cuenta el proceso del pasado
para conocer el despliegue y la realidad del presente. Es verdad que en el siglo
XX ha habido varias crisis económicas, pero no han tenido igual profundidad, la
misma expansión territorial y duración temporal y similares efectos y consecuencias
que la del 29.
PALABRAS CLAVE: Crisis de 1929, crisis financiera, perspectiva histórica.
Códigos JEL: N0, N22, N24.
ABSTRACT:
The aim of this paper is not a detailed economic analysis of the crisis. It is about
reaching the present through the mirror of the past, or in other words: elucidate to
what extent what happened in the past must be taken into account for the knowledge and the analysis of the present reality. It is true that 20th century has suffered
from several economic crises, but they have not had all the same depth, the same
territorial expansion and related temporal duration and effects and consequences as
the one of 1929.
KEY WORDS: Crash of 1929, financial crisis, economic perspective.
1. Introducción
La exposición que sigue se sustenta básicamente en tres cuestiones. Una
primera es que no se trata de un análisis económico detallado de la crisis, sino
de un ensayo de fijación de su nervadura sustancial, teniendo además el planteamiento que se hace, en razón de mi oficio, un sesgo histórico. En segundo
lugar, lo que aquí se persigue es provocar una reflexión sobre la crisis que
(*) Catedrático de Historia Económica. Universidad de Málaga.
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permita atisbar un horizonte futuro. Por último, se trata de acercarse al presente
observado en el espejo del pasado; o expresado de otra manera: dilucidar hasta
qué punto hay que tener en cuenta el proceso del pasado para conocer el despliegue y la realidad del presente, teniendo la crisis económica actual como el
objeto de la reflexión y el análisis. En suma, evaluar el presente, pero visto desde
la consideración del pasado. A este respecto, hay que advertir sobre la crisis
actual que muchos expertos y analistas, a la hora de explicarla adecuadamente,
siempre suele estar presente la crisis del 29. Es verdad que en el siglo XX ha
habido varias crisis económicas, pero no han tenido igual profundidad, la misma
expansión territorial y duración temporal y similares efectos y consecuencias que
la del 29. La crisis actual, como ha señalado el prof. Torrero, “por su magnitud
sólo tiene como precedente la gran depresión” de 1929, modelo del que se ha
huido y que se ha buscado no repetir1.
Desde estas premisas expuestas, la exposición que sigue se articula en tres
bloques: 1) una sucinta aproximación a la crisis actual y a alguno de sus elementos desde una perspectiva histórica que nos acerque a comprenderla mejor;
2) una breve revisión de la crisis del 29, señalando sumariamente su estructura,
duración y hondas consecuencias; 3) una especie de balance final sobre las crisis,
apuntando similitudes y diferencias entre la crisis actual y la del 29, cuestión que
ha preocupado a buen número de economistas.
2. UNA APROXIMACIÓN A LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL
Al igual que ya ocurrió en la crisis del 29, en la actual hubo también indicadores previos de la presencia de algunos problemas. En particular en los EEUU.
Eran los antecedentes de la crisis. Como señala Michael Lewis, algunos periódicos
(The Wall Street Journal; The New York Times) advertían “de lo que estaba pasando”,
y lo hacían dos años antes de la crisis: “ellos estaban hablando de cosas de las
que nadie hablaba”2.
2.1 Etapas hacia la crisis
En el otoño del 2007 irrumpe una compleja crisis financiera internacional y
la depresión económica se va instalando en los países desarrollados. Los mercados financieros pasan a ser los grandes protagonistas ya que, como hemos ido
viendo, valoran las decisiones que los países adoptan. De aquí que sea adecuado
(1) En la exposición de las líneas básicas de la crisis he seguido fundamentalmente el trabajo del profesor A. Torrero
“La crisis financiera internacional”, Documento de Trabajo 06/2011. IAES. 2011.
(2) Entrevista a M. Lewis, El Mundo, 24 marzo 2012, pag.12.
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hacer una breve referencia histórica al ascenso del papel de los mercados y sus
consecuencias. De acuerdo con el trabajo citado del profesor Torrero (2011), se
pueden señalar las etapas siguientes:
a) 1946-1973: el Fondo Monetario Internacional (FMI) es la institución clave en
este período, que se caracteriza por: un escaso endeudamiento; regulación
de las finanzas (FMI. y B.I.R.D.); crecimiento económico (“edad de oro” de
la economía) sin crisis financieras.
b) 1973-1982: final de las paridades fijas, con creciente protagonismo de los
mercados financieros, teniendo que señalar: reciclaje de los petrodólares;
etapa de ascenso de la gran banca internacional; aparición de problemas
financieros.
c) 1982-1998: papel creciente de los mercados financieros: mayor frecuencia
en la irrupción de crisis financieras (1980-83; 1987; 1997), que provocan
dificultades e inestabilidad económica.
d) 1998-2007: fase moderada con creciente confianza en los mercados y
desregulación financiera, en la que hay: avance de las finanzas; aumento
de las transacciones en los mercados; burbuja de las empresas tecnológicas (las punto com).
e) 2007: la irrupción de la crisis financiera en los países desarrollados, con
la que da comienzo la actual crisis económica, en la que cabe destacar:
los primeros episodios de la crisis aparecen en un banco francés (BNP
Paribas) y otro alemán (Deutsche Industrialbank Ag) que ofrecían a los
inversores activos respaldados con hipotecas; la rápida generalización de
la crisis manifiesta la internacionalización de las finanzas y la estrecha
interconexión de los mercados.
2.2 El despliegue de la crisis.
A partir de 2007 van apareciendo unas circunstancias decisivas que muestran
la agudización de la crisis. A destacar:
a) El progresivo desplome de los precios de los inmuebles generó la desconfianza en los inversores en activos respaldados por hipotecas y el sistema
bancario ordinario se ve involucrado en la crisis.
b) En octubre de 2008, 12 de las 13 instituciones financieras más importantes de EEUU estaban al borde del desastre; en noviembre de 2008
quebró Lehman Brothers, es absorbida Merril Lynch y se produce la
operación de salvamento de AIG; en este 2008, el Gobierno de los EEUU
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ayudó a sus bancos en dificultades proporcionándoles 245.000 millones
de dólares3.
c) Ante la magnitud de la catástrofe escribe Torrero en el trabajo señalado
que los “bancos centrales de todo el mundo desarrollado inyectaron liquidez aumentando su protagonismo; los déficits públicos se dispararon
alcanzando la deuda pública un volumen que constituye la herencia más
pesada de la crisis”.
A este respecto, el economista J. Sevilla ha escrito: “la crisis general de sobreendeudamiento que vivimos en un mundo globalizado es diferente en tres aspectos. El
primero, su larga duración, que obliga a introducir la perspectiva del decrecimiento
(...) no como una decisión voluntaria (...) sino por simple imposibilidad de seguir
creciendo. (...).En segundo lugar porque se produce en un contexto en el cual las
jóvenes generaciones ya empezaban a vislumbrar que vivir peor que sus padres es
algo con elevada probabilidad. Tercero, porque la realidad de una economía mundial
(...) sitúa el origen de muchos problemas en sitios lejanos, dejando a las autoridades
nacionales sin apenas instrumentos eficaces para hacerles frente (...)”4.
Como sumario balance, entre los aspectos más cualificados de la crisis están
los siguientes: a) estallido de la burbuja inmobiliaria, con descalabro del sector
de la construcción; b) crisis financiera/bancaria, por su relación con el sector inmobiliario y la aparición de los dañinos “activos tóxicos”; c) sobreendeudamiento,
en particular de algunos países, y aumento progresivo y generalizado del déficit
público; d) extensión de la crisis a la economía real: cierre/quiebra de empresas
y fuerte crecimiento del paro.
2.3. Unas notas sobre la crisis en España.
¿Por qué la dureza y perduración de la crisis en España? 5.. El prof. L.
Garicano lo explica así: “durante estos años el mundo ha perdido su confianza en
España y en sus instituciones por la misma razón que la han perdido los españoles:
la asombrosamente mala gestión de la crisis desde que ésta comenzó. Todas las
realidades se han negado, todas las decisiones se han tomado tarde, empezando
por la inicial huida hacia delante en el sector financiero del Gobierno de Zapatero
y el descontrol de los déficit autonómicos (...)6 .
(3) Según la información difundida, el Gobierno norteamericano, al recuperar el dinero, obtuvo un beneficio en torno a
19.000 millones de dólares, con una rentabilidad cercana al 7%.
(4) J. Sevilla, “Más que ayer, pero menos que mañana”, Suplemento Mercados, El Mundo, 11 de marzo 2011, p.11.
(5) Ver “Crisis y modelo productivo: los grandes retos de la economía española”, Revista Ateneo del nuevo siglo, nº
14, junio 2011.
(6) L. Garicano, “Un nuevo comienzo”, El Mundo, 10 junio 2012, pp.8-9.
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España es uno de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), que constituyen las economías menos competitivas y más endeudadas de la eurozona, muy
dependientes por tanto de las ayudas del Banco Central Europeo (BCE). De aquí la
desconfianza creciente de los mercados financieros internacionales de que España
pueda hacer frente no sólo a la deuda pública, sino a la total contraída por el
país. A esta situación se ha llegado básicamente por tres causas: a) por invertir
demasiado y mal en el sector inmobiliario, lo que ha llevado a una muy alta morosidad bancaria; b) por un creciente gasto público deficitario, opaco e ineficiente;
c) por haber vivido años por encima de las posibilidades, gastando más de lo que
se ingresa. Estos excesos se han financiado con un creciente endeudamiento con
el exterior, lo que ha generado dudas en los acreedores de que España pueda
cumplir sus compromisos.
En definitiva, la economía española ha funcionado en los últimos años con
una canalización hacia la promoción inmobiliaria, provocando una burbuja que ha
estallado y cuyas consecuencias de todo tipo se mantienen hoy. La clave parece
estar, pues, en el enorme endeudamiento del país. Según recientes datos del Banco
de España relativos a la deuda financiera (con entidades bancarias y emisiones
propias), desde que comenzó la crisis en el otoño de 2007, el endeudamiento
público de todas las administraciones ha crecido en 352.654 millones de euros.
La realidad actual (primer trimestre 2012) es: 1) en las corporaciones locales su
endeudamiento ha crecido hasta llegar a 35.420 millones de euros (casi un tercio
de éste procede de capitales de más de 500.000 habitantes: Madrid, Barcelona,
Málaga, Valencia y Zaragoza en particular); 2) la deuda de las CCAA ha alcanzado su
máximo histórico con 140.083 millones de euros , con un crecimiento desde 2007
del 130%; 3) la deuda de la administración central alcanzó los 536.198 millones
de euros (que representa el 50% del PIB) 7. En conjunto, en el verano de 2012 la
deuda financiera de todas las Administraciones se sitúa en 734.961 millones de
euros, el 68% del PIB (aunque se estima que la deuda pública española en 2012
alcanzará el 79,8% del PIB); y la deuda privada de los españoles se halla en el
227,32% del PIB. En total la deuda del país está en torno a los 3 billones de euros,
(el triple del PIB) 8. En un reciente Informe (2012), el prof. Garicano, al referirse
a la situación del país, en línea con lo señalado, decía: “el principal problema de
España ahora mismo es el sobreendeudamiento. Para resolverlo se necesita crecer
y para crecer se necesitan más reformas que ajustes. De momento estamos en lo
segundo. Faltan las reformas”.
(7) Datos del Banco de España recogidos en El Mundo, 17 marzo 2012, p. 43.
(8) Véase al respecto J. Müller, “La deuda tiene límites”, El Mundo, 29 mayo 2012.
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¿Qué hacer?. El prof. M. Lagares, en junio de 2012, con la mirada puesta
en las políticas de gasto de las Comunidades Autónomas, planteaba que “para
coadyuvar en la tarea de nuestra pronta recuperación” el Gobierno debería comenzar
“por definir con precisión y realismo cual habría de ser la estructura adecuada de
competencias y de gastos de nuestras Comunidades Autónomas porque de otro
modo repetiremos más pronto que tarde los errores que nos han llevado a los
déficits actuales. Deberíamos también diseñar de nuevo sus formas de financiación
para que, sin perjuicio de una necesaria y bien definida solidaridad interregional,
cada territorio termine soportando una parte adecuada del esfuerzo que necesite.
Deberíamos igualmente podar el frondoso jardín actual de las subvenciones y ayudas
de todo tipo que hoy se aplican a partidos, sindicatos, empresas y organismos. Deberíamos, en definitiva, volver a la moderación y frugalidad de nuestras costumbres
públicas y diseñar un Estado soportable en su peso impositivo9”.
Por su parte, el prof. Torrero (2011), como posible salida de la crítica realidad,
desde otro enfoque y, en cierta manera, complementando el planteamiento del prof.
Lagares, apunta: “El camino que debería seguirse está claro: reforma del mercado
de trabajo, eliminando la arcaica negociación colectiva al margen de la realidad
empresarial; revisión de la ordenación territorial; inversión en educación recuperando
los valores del esfuerzo y de la superación; apoyo al mundo empresarial (...); y
normalización del crédito bancario”. En ambos casos propuestas de reformas, pero
no de la privilegiada clase política.
Como balance final, cabe destacar tres aspectos como componentes clave
de la crisis española, en línea con el panorama general: a) presencia de una
crisis financiera/bancaria, por su vinculación a la burbuja inmobiliaria, que obliga
a reajustar una parte sustancial del sistema financiero español; b) un enorme sobreendeudamiento, con gran dependencia del exterior, y creciente déficit público; c)
pronta expansión de la crisis a la economía real, con cierre/quiebra de empresas
y enorme crecimiento del paro. Es evidente que una realidad con estos mimbres
obliga a poner en marcha con urgencia grandes, profundas y difíciles reformas
estructurales en el país.
3. ANATOMÍA DE LA CRISIS DEL 29. UN ANÁLISIS SUMARIO
A finales de los años 20 un hecho significativo era el liderazgo de la economía
financiera, que funcionaba como núcleo básico de la actividad económica y oscurecía
(9) M. Lagares, “Préstamos, rescates y deberes”, El Mundo, 11 junio 2012, p.25.
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o dificultaba la percepción de lo que estaba sucediendo en la economía real. Kindleberger (1985, p. 494), ante el “reblandecimiento” de los precios, señala que “la
depresión halló la puerta abierta debido a la rápida subida del mercado de valores
de Nueva York en el segundo trimestre de 1928, subida que cortó los préstamos a
largo plazo de EEUU a Europa, especialmente a Alemania, y a la periferia mundial”.
En EEUU había una creciente especulación en la Bolsa. Algo estaba sucediendo en
la economía capitalista y no se le prestaba la debida atención.
3.1. Antecedentes: caída de la producción, empleo y precios
Una primera cuestión irrumpe con los problemas en la economía real y las
“advertencias” de que algo sucede: hay evidentes transformaciones en la industria,
con el relevo de sectores tradicionales por nuevos; existe una sobreproducción
agraria, que origina problemas de comercialización que afecta de manera especial
a países en vías de desarrollo. Junto a estas cuestiones, se dan también problemas de naturaleza financiera: unos los provocan los flujos internacionales de
capitales que salen a corto plazo y afectarán a las finanzas europeas; otros tienen
su origen en el hecho de que en EEUU todos juegan a la bolsa dando lugar a
las burbujas especulativas (desde 1927); finalmente, la banca entra también en
el juego especulativo.
3.2. Crónica abreviada de la especulación bursátil: la crisis de
Wall Street
Esta crónica de los sucesos acaecidos en la bolsa de Nueva York es una
historia muy conocida. Sus hitos fundamentales son los siguientes: a) la crisis se
pone en marcha en septiembre de 1929 y estalla en octubre (“octubre negro”);
b) irrumpe el 24 de octubre , “jueves negro”, con aumento de órdenes de venta
e inyección de millones de dólares por los 5 grandes banqueros (en un solo día
se pierden miles de millones de dólares); c) intervención radiada del presidente
Hoover en un esfuerzo por evitar el pánico; d) no obstante, el pánico estalla el 29
de octubre, “martes negro”, “el día en que se hundió la bolsa” (con pérdidas de
más de 10.000 millones de dólares). Ha irrumpido el crack bursátil, la crisis de
Wall Street, punto de partida de la llamada “depresión de los treinta”.
3.3 Balance del crack de 1929
La Bolsa no dejó de bajar hasta el 8 de junio de 1932, cuando el índice se
situó en 58,46 enteros, la octava parte de la cotización en el momento más alto de
la Bolsa. Se ha señalado que desde 1929 a 1932 un conjunto de 65 títulos bajó
de 125,43 dólares de media a 26,82; entre octubre de 1929 y julio de 1933, el
monto total del capital negociado en la Bolsa de Nueva York disminuyó en 74.000
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millones de dólares. Como ha señalado Kindleberger, la crisis bursátil no fue más
que un eslabón de la cadena que disgregó las economías occidentales, pero tuvo
un coste de en torno a 50.000 millones de dólares (el doble de lo que costó a
EEUU la I Guerra Mundial). La crisis que ha comenzado siendo financiera, pasa
a ser una crisis económica general y desde su arranque en EEUU se convierte
progresivamente en una crisis internacional que afectará duramente la economía
real de los países capitalistas.
3.4. Las manifestaciones de la crisis: financieras, económicas,
sociales y políticas.
a) Por un lado surgen las manifestaciones financieras de la crisis. Cabe destacar dos graves aspectos. Por una parte, en el sector bancario EEUU y
muchos países de Europa se ven afectados por la crisis, habiendo quiebras
y apareciendo diferentes políticas al respecto. Se produce la interrupción
súbita de la salida de capitales de EEUU hacia Europa, seguida, cuando
la crisis se agrava, del regreso de capitales norteamericanos situados
en Europa. La agudización de la crisis financiera se dará en 1931. A
este respecto escribe Kindleberger (1993, p. 316) “En 1931, el colapso
financiero se difundió desde Austria a Alemania, y sucesivamente a Gran
Bretaña, Japón, Estados Unidos y el bloque del oro, sin una interrupción
decisiva, porque en primer lugar Gran Bretaña ya no podía seguir jugando
este papel, y Francia y Estados Unidos no querían hacerlo (...). Admito que
un prestamista en última instancia es necesario en una crisis” . Por otra
parte, aparecen las dificultades en el sistema monetario y el sistema de
pagos: la libra esterlina abandona el patrón oro lo que provoca muy graves
consecuencias internacionales.
b) Por otro lado están las manifestaciones económicas de la crisis, que
se enlazan de inmediato a las financieras. Son de destacar: la caída de
todos los índices económicos: industrial (más de 50 puntos), agrario (con
incidencia en los países exportadores) y del comercio internacional; ante
el escenario que se va configurando, los países optan por posiciones
proteccionistas (la teoría de “sálvese quien pueda”).
c) Junto a lo anterior, estallan lógicamente las manifestaciones sociales,
que tienen su manifestación más evidente en el tremendo incremento del
paro en todos los países, que da lugar al aumento de huelgas, tensiones
sociales y abundante conflictividad. Cabe señalar las diferencias nacionales
en las tasas de paro y en la recuperación de la actividad económica (el
caso único de Alemania).
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d) Por último, hay también manifestaciones políticas, cuyas expresiones
más significativas pueden ser: la intervención del Estado en la economía
(arranque del keynesianismo) y los casos de los EEUU con el New Deal
de Roosevelt a partir de 1933 y la política económica de la Alemania nazi,
también a partir de 1933; la emergencia y afianzamiento de regímenes
autoritarios, con agudización de las tensiones políticas entre los Estados;
las rivalidades y conflictividad entre Estados y su posible incidencia en el
arranque de la II Guerra Mundial.
3.5. Balance final de la crisis
Como balance final de la crisis del 29, señalaría la presencia de tres grandes
cuestiones:
a) La crisis del 29 se internacionaliza rápidamente por el mundo capitalista,
poniendo de manifiesto: a) la estrecha vinculación de las economías capitalistas entre sí; b) el peso decisivo de los EEUU en el mundo capitalista.
b) La internacionalización de la crisis producirá una serie de reacciones
económicas, de entre las que cabe señalar las siguientes:
i) los países, en vez de impulsar una colaboración internacional, reaccionan
practicando un inicial y fuerte desarrollo del proteccionismo, dificultando
las relaciones económicas;
ii) se abandona por Gran Bretaña el patrón oro en 1931, lo que provoca
fuertes desequilibrios en el sistema monetario internacional y en el sistema
internacional de pagos;
iii) hay un fuerte descenso del comercio internacional, provocado no sólo
por la adopción de medidas proteccionistas, sino también por la repatriación
de capitales americanos situados en Europa y por la caída de la demanda
global exterior norteamericana.
c) El profesor Kindleberger (1985) plantea que la crisis del 29 tiene sus raíces en
un conjunto muy complejo y sistemático de problemas internacionales, en el
que los factores monetarios juegan sólo un papel. Dicho de otra manera: las
causas de la crisis sólo en parte fueron monetarias o, al menos, financieras.
La explicación de Kindleberger es la siguiente: “la depresión de 1929 fue tan
amplia, tan profunda y tan larga, debido a que el sistema económico internacional se hizo inestable por la incapacidad británica y la falta de voluntad
norteamericana para asumir la responsabilidad de estabilizarlo”, para lo que
debían desarrollar 5 funciones (cosa que no hicieron):
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1. Mantener un mercado abierto para los bienes con problemas, o sea,
eliminar el proteccionismo.
2. Proporcionar créditos anticíclicos, como líderes de la economía mundial.
3. Estructurar un sistema de tipos de cambio estable para garantizar el
comercio internacional.
4. Coordinar las políticas macroeconómicas, básicamente las monetarias,
para tranquilizar las políticas económicas.
5. Ser prestamistas en última instancia, es decir, aceptar y asumir el papel
hegemónico en la economía internacional.
Nada de esto hicieron. Y estos errores han estado presentes, para no caer en
ellos, en las políticas anticrisis que se han desempeñado en las crisis económicas
posteriores. Así ha ocurrido en la presente, temerosos los líderes de “repetir” el
29. Como dura conclusión final al 29, dice Kindleberger (1985): “cuando todos los
países quisieron proteger su interés privado nacional, el interés público mundial se
fue al traste y con él los intereses privados de todos”.
4. UN BALANCE FINAL
Hemos partido del presente, observado desde el espejo del pasado, para
intentar entenderlo mejor y tratar así de aclararnos algo el futuro. En este sentido
conviene plantear unas someras consideraciones. Por un lado, hay algunas cuestiones a dilucidar. ¿Cuál es el balance aproximado de las crisis, la del 29 y la actual?.
¿Qué reflexiones pueden tratar de aclararnos en cierta medida su intrahistoria?. Por
otro lado, la observación de ciertas similitudes y diferencias entre las dos crisis –la
actual y la del 29– tal vez puedan esbozar una posible hoja de ruta. O tal vez se
queden sólo en un juego intelectual. Pero es a lo más que un planteamiento de
“perspectiva histórica” –como este– puede llegar. Así pues, en esta parte final nos
referiremos a dos aspectos: uno primero, que consistirá en recoger opiniones de
especialistas como balance aproximado de las crisis que hemos abordado (las dos
actuales, la general y la española, y la del 29); otro segundo, apuntando similitudes
y diferencias entre las dos crisis, la del 29 y la actual.
Con respecto al primer aspecto, he aquí las consideraciones de algunos expertos. Por una parte, sobre la crisis económica internacional actual unas reflexiones
pueden ser útiles. Así las de Michael Lewis refiriéndose al poder y la actuación
de los mercados financieros actuales: “lo que deben hacer los gobiernos es lo
contrario de lo que están haciendo ahora, que es sostener un sistema corrupto. Lo
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que deberían hacer es echar abajo ese sistema. Hoy en día no existe libre mercado
para los mercados financieros. Las grandes empresas financieras operan bajo la
garantía del Estado porque son demasiado grandes para caer”10.
Por otra parte, sobre la crisis actual española, además de las opiniones ya
señaladas antes, dos apreciaciones diferentes parecen apuntar en la misma dirección y complementarse. En agosto de 2011, antes por lo tanto de las elecciones
generales, Luis Garicano escribía lo siguiente: “Si el Gobierno que viene es un
gobierno contemporizador y pasivo, que trata de implementar reformas cosméticas
que no molesten a nadie, España puede encontrarse de nuevo arrojada al exterior
de Europa. Si, al contrario, un nuevo gobierno acomete, en sus primeras semanas,
los retos clave a los que se enfrenta España - la reforma radical del mercado
laboral, la reestructuración de la deuda inmobiliaria del sistema financiero, la reforma del modelo autonómico, y la reforma del sistema educativo. España puede
recuperar de inmediato la confianza de los mercados, de lo que se beneficiará
no sólo España, sino la economía mundial en su conjunto”11. En línea con este
planteamiento, pero matizando en lo expuesto, Lorenzo B. de Quirós señalaba
que “en la coyuntura española” “la esencia del debate económico no radica en
la conveniencia o no de reducir el desequilibrio presupuestario, sanear el sistema
financiero o liberalizar los mercados, sino en el alcance y en la velocidad de aplicación de estas medidas”12.
Así pues, se plantean en los textos recogidos dos cuestiones decisivas:
alcance de las medidas y rapidez en la ejecución de las mismas. En cuanto al
alcance del plan de reformas, señalaba P.J. Ramírez, que es “demasiado suave
desde la perspectiva de Bruselas, temerariamente duro para la oposición y algunos
expertos”. Con respecto a la rapidez en la ejecución, apuntaba que el problema
es el tiempo: “el Gobierno necesita tiempo para que la reforma laboral pase de
destruir más empleo a crearlo, tiempo para que el saneamiento bancario impulse
la reapertura del grifo del crédito, tiempo para que la reducción del gasto público
libere recursos que dinamicen el sector privado, tiempo para que la bajada del
precio de la vivienda reactive el mercado inmobiliario y, por ende, el sector de la
construcción; tiempo para que el plan de pagos a proveedores dé oxígeno a las
Pymes y reviva el consumo”13.
(10)
(11)
(12)
(13)
Entrevista con M. Lewis, El Mundo, 24 marzo 2012, p.12.
L. Garicano, “Una encrucijada histórica”, El Mundo, 21 agosto 2011, p.37.
Lorenzo B. de Quirós, “No hay alternativa”, Suplemento Mercados, El Mundo, 11 marzo 2012, p.13.
P.J. Ramírez, “¿Es sostenible nuestra democracia?”, El Mundo, 1 abril 2012, p.2.
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Por último, conviene también recoger la visión de un especialista en la crisis
del 29 a modo de conclusión. Vale para el caso un texto de Kindleberger (1993,
p.316), que se refiere a la dimensión financiera y que, por ello, es un espejo del
pasado para la crisis del presente. Dice así: “La crisis financiera se produce cuando
tiene lugar una acumulación de demandas de dinero a cambio de otros activos.
La manera de detener este proceso es dejar bien claro que hay dinero de sobra
para todos los demandantes (...). Admito que un prestamista en última instancia
es necesario en una crisis”.
Finalmente, en relación con el segundo grupo de cuestiones, conviene referirse,
como líneas de trabajo a profundizar, a algunas similitudes y diferencias entre las
dos crisis, la del 29 y la actual. Pueden servir también como reflexiones a considerar
para una mejor comprensión de la situación de la crisis presente.
De un lado, se pueden hallar similitudes y coincidencias entre las dos crisis.
Entre otras posibles, las siguientes: a) en ambas crisis se dan antecedentes que
detectan problemas, a los que no se presta la debida atención; b) ambas crisis
arrancan por el sector financiero, extendiéndose después a toda la economía y a
las relaciones comerciales entre países; c) la intensidad que van adquiriendo las
crisis da lugar al despliegue de políticas intervencionistas; d) son similares las
dimensiones que alcanzan las dos crisis: financiera (quiebras, recapitalizaciones
bancarias...); económica (descenso de los índices de producción, cierre/quiebra
de empresas...); sociales (el desarrollo del paro, agitaciones y huelgas, caída del
consumo familiar...); política (aumento del intervencionismo, cambios en muchos
gobiernos, nuevas políticas fiscales...); e) en ambos casos se trata de crisis internacionales, con distintas incidencias nacionales y dificultades de diferente grado;
f) en ambos casos también estamos ante crisis de larga duración (1929-39, la del
29; 2007-? la actual), ya que no son coyunturales, sino estructurales, y necesitan
la aplicación de medidas estructurales para su superación.
De otro lado, hay también sustanciales diferencias entre ambas crisis, que
parecen indicar que se ha aprendido del pasado y que no se quieren repetir
errores. Apunto tres: a) frente a la adopción del aislacionismo, el proteccionismo
y, en definitiva, el “sálvese quien pueda” del 29, ahora, en alguna medida, se han
planteado políticas de colaboración y de solidaridad, en especial en la UE; b) frente
a los países líderes del 29, en especial Gran Bretaña y EEUU, que no actuaron como
tales en la época, ahora, en la UE, sobre todo Alemania y, en menor intensidad,
Francia, en cierta manera han desplegado su liderazgo y con el BCE en juego sí
que ha habido, en determinados momentos y como perspectiva, prestamista en
última instancia; c) frente a las políticas financieras restrictivas del 29, ahora se han
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efectuado políticas expansivas y de ayuda a la banca, como vía para restablecer el
crédito y, con él, el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo.
5. UNAS CONSIDERACIONES A MANERA DE CONCLUSIONES
Seguimos en el seno de la crisis que persiste, aunque en unos países más
aguda que en otros. No como conclusiones finales, ni cierre analítico de la crisis,
sino como propuestas de reflexión abierta sobre la misma, y pensando también
en España, se apuntan tres planteamientos complementarios como elementos que
pueden ayudar a entenderla.
En primer lugar, conviene acercarse a lo que Unamuno llamaría la intrahistoria
de la crisis: la toma de conciencia del funcionamiento económico, social y político
de su realidad de fondo que propicia su emergencia y despliegue. Tratar de tener
claras las razones de su irrupción y de su larga permanencia. A este respecto, el
antropólogo M. Mandianes expone una crítica y dura visión sobre los personajes
estelares de la crisis: los mercados, los mercaderes y los políticos. Escribe:”Los
mercados condicionan las decisiones políticas de acuerdo a sus intereses que no
son otros que los de acumular riqueza, olvidando por completo toda función social.
Los políticos dictan decretos y toman medidas que favorecen el mercado y los
mercaderes hacen todo por mantenerlos en el poder”14.
En segundo lugar, debe advertirse, y entender, alguno de los problemas
esenciales que agobian el presente crítico, y no sólo de España, sino también de
otros países de la UE, dificultando el acceso a medidas para su superación. En este
sentido, un texto del economista J. Sevilla (2012, p.11) nos permite una ojeada a
una realidad actual, difícil y problemática: “Europa sigue siendo lo más parecido
que queda hoy en el mundo a una zona en crisis. Las reiteradas inyecciones de
liquidez del BCE, utilizadas por los bancos para obtener beneficios comprando
deuda pública, no pueden ocultar tres realidades contundentes: sigue sin haber
mercado interbancario, es decir, siguen los bancos sin fiarse unos de otros; continúa la sequía de crédito a empresas y familias; y, en tercer lugar, los rigurosos
planes de ajuste de los déficits públicos han superado ya el punto de credibilidad
para empezar a cuestionar la solvencia de los países en la medida en que están
echando por tierra cualquier atisbo de recuperación.”
Finalmente, no se puede olvidar el futuro, el horizonte al que dirigirse, el
camino a transitar para ir saliendo del estado actual. Se señala que la clave está
(14) M. Mandianes, “Políticos nihilistas”, El Mundo, 8 junio 2012, p.17.
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en superar, en lo posible, la disyuntiva ajuste/recuperación económica, para tratar
de alcanzar una situación complementaria. En esta perspectiva escribe el profesor
J. R. Cuadrado: “Las reformas estructurales son críticas para que mejore la capacidad de la economía para crecer, a través tanto de un más intensivo uso de los
recursos disponibles como de mejoras en la productividad”. Pero dichas reformas,
cuyos efectos no serán perceptibles a corto plazo, deben de efectuarse, y a partir
de ellas, buscar la senda para la recuperación, si, como insiste el profesor Cuadrado, “se quiere evitar que una parte de Europa permanezca en el estancamiento
o acentúe su recesión como consecuencia de las políticas de ajuste”.
Y una reflexión final en relación con las dos crisis: Se ha dicho que la crisis del 29 se “instaló” en el mundo capitalista por las iniciales y generalizadas
políticas deflacionistas. A partir de 1933, en general, estos planteamientos fueron
retrocediendo (EEUU, Alemania, Gran Bretaña...) y la crisis, aunque se mantuvo,
fue también perdiendo intensidad, pero en distinta medida según los países. En
la crisis actual, al insistir primordialmente en las políticas de ajuste, ¿no se está
derivando hacia posiciones deflacionistas que pueden ser negativas?. ¿No habría
que plantear, además de los ajustes, políticas de crecimiento para la recuperación
de la economía y el empleo?. Y una cuestión final:¿en la crisis actual no debería
haber sido más constante y decidida la acción de prestamista en última instancia
(tarea del BCE), carencia que fue decisiva en la crisis del 29?.
Referencias bibliográficas
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marzo 2012.
TORRERO, A. (2011).”La crisis financiera internacional”, Documento de Trabajo 06/2011.
IAES.
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