Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit ORIGEN Y DESARROLLO DE LA FILOSOFÍA EN IBEROAMÉRICA. SUS TIPOS HISTÓRICOS (La Filosofía Iberoamericana) Francisco Larroyo Los temas y conceptos de la filosofía americana que se han expuesto, no son, a decir verdad, los únicos. En casi todos los centros intelectuales del Nuevo Continente se escribe y habla sobre una doctrina americana. Con todo, las ideas recogidas aquí en tomo de esta filosofía, constituyen las formulaciones típicas, ello es, las más representativas de cuantas, hasta ahora, se han emitido. ¿Cuáles de estos temas y conceptos tienen razón de ser? ¿Cuáles no la tienen? ¿Puede hablarse de una filosofía americana (o de América) en un recto, congruente y justificado sentido? El problema, de cierto, no es ocioso, o superfluo, o tal vez insignificante. Toca una realidad viva: América, en cuanto materia de reflexión filosófica. Otra cosa es el enfoque, la forma de encarar el problema, y, paralelamente, la manera de resolverlo. Aquí, tanto los modos de proceder como los resultados obtenidos, han sido diversos, antagónicos a veces. El tema, por otra parte, no es de hoy; ya rebasa un ayer de una larga centuria. 1 ¿QUÉ ES UN TIPO HISTÓRICO DE FILOSOFAR? Los modos de enfocar el tema americano dependen de la doctrina que se profesa, la cual adquiere propia, personal estructura en sus más señalados representantes. He aquí el factor individual, impostergable, permanente, en el curso milenario de la filosofía. A lo largo de la historia de las ideas, en efecto, se van dando peculiares y concretas maneras de reflexionar. Hechos sin cuento así lo provocan: problemas políticos y sociales, nuevas experiencias religiosas y artísticas; variedad de talentos y vocaciones; incluso, y muy señaladamente, heterogéneas concepciones del mundo y de la vida. Una es la manera de filosofar del creyente; otra la de un naturalista "siglo XIX", sea consecuente ateo, o sólo agnóstico. Hay más: un padre de la Iglesia del siglo V y un escolástico del siglo XIII filosofan de diverso modo. Pueden llamarse tipos históricos de filosofar a estas características y circunstanciales formas a tenor de las cuales los pensadores encaran los temas. El tipo histórico no es algo abstracto, algo así como los filosofemas que en la historia de las ideas se producen y reproducen. Filósofos de carne y hueso, insertos en una circunstancia vital, atraídos por peculiares cuestiones, protagonizan los tipos históricos. Estos son, para decirlo en una palabra, personajes de la historia. Toda significativa obra filosófica se construye con un doble y esencial componente: por una parte tiene una peculiar, personal manera de entender mundo y vida, y por otra, algo supraindividual, común, generalizado, que representa lo típico de una mente individual, dentro de una época y ambiente determinados. Un tipo histórico de filosofar es, en definitiva, un molde intelectual existente en un tiempo y lugar, en el cual concurren, configurándolo, una doctrina y determinada circunstancia histórico-cultural, personificado en sujetos de parecida intención y vocación intelectuales. En Iberoamérica se han dado específicos tipos históricos de filosofar. Tributaria del Viejo Mundo, la filosofía en el Nuevo se puso en marcha y ha sido llevada a su etapa de madurez por propios senderos y características maneras. En lo que sigue, se intenta trazar el contorno de estas típicas formas de ejercer la filosofía en América. El resultado de esta empresa permitirá filiar a los pensadores preocupados y ocupados del tema de la filosofía americana, así como ponderar, en lo posible, sus filosofemas, a veces novedosos, de continuo estimulantes. La filosofía, en su forma creadora, es un producto tardío en la historia de las ideas. Supone un largo proceso de aprendizaje y una madurez cultural de peculiar estilo. La filosofía es reflexión, la reflexión por excelencia, una vuelta del hombre sobre sí mismo, que, sorprendido, trata de explicar en su hondura los productos de su propia obra: ciencia y arte, existencia religiosa y vida moral y política. El pensar filosófico es aquella creación de la cultura humana que toma conciencia de sí misma. En la historia de las ideas hay épocas receptivas y épocas creadoras. En América predominó en la Colonia el carácter Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit receptivo de la filosofía. Una rígida ortodoxia política y religiosa tuvo en ello influencia considerable, pero el hecho queda explicado asimismo por la imprescindible tarea de la educación del hombre novohispano, que hubo de llevarse a efecto en un lapso secular. Sin embargo, con ocasión de América, en América y fuera de América irrumpieron nuevos temas e inéditas formas de filosofar. 2 ETAPAS DE LA FILOSOFÍA EN IBEROAMÉRICA La filosofía en América a lo largo de su historia ofrece un típico y peculiar desarrollo. Dentro de él cabe subrayar características etapas. El descubrimiento de las nuevas tierras da lugar, desde luego, a una inquietud filosófica que suscita inéditas cuestiones y plantea de nueva manera viejos problemas. El Nuevo Mundo con su geografía y etnografía -la sola presencia de América- determina, no sin sorpresa de muchos, un nuevo sesgo en la historia de las ideas. En Europa y en América nace esta problemática, y allí y acá se busca la respuesta. Para ello, el punto de partida lo fue la doctrina escolástica que, aceptada en mucha parte, hubo de ser objeto de aprendizaje en América, originándose así un período que comprende el trasplante y recepción de la filosofía en el Nuevo Mundo. Mas el aprender auténtico conduce a la solidez y profundidad y trae consigo la autocrítica. Como suele ocurrir, este incremento filosófico, que delimita una tercera etapa, aflora en una pugna de ideas, tanto más viva cuanto que era favorecida por el conocimiento de las ideológicas corrientes que conmovían entonces a Europa (la enseñanza de la filosofía judía, la renovación de los sistemas escolásticos, el auge del Protestantismo, la vigorosa reacción de la Contrarreforma católica). ¡Cuántos y cuán variados asuntos ofreció el pensar filosófico, por ejemplo, el establecimiento de la Inquisición en América! Un nuevo giro toma la filosofía en América, ya en la segunda década del siglo XVIII. La política liberal de Carlos III impulsa, fomenta, demarca y da la tónica a esta etapa. Pero, de fijo, el conocimiento de la filosofía moderna y del enciclopedismo francés en América dio alas a las nuevas ideas. Por otra parte, las ciencias naturales, que adquieren en esta época un mayor reconocimiento, 2 vienen a favorecer asimismo la reforma de los estudios. La Orden de los Jesuitas cifró su ulterior desarrollo en esta síntesis: trató de coordinar, Y en buena medida pudo conseguido, la doctrina aristotélico-tomista con las ciencias modernas y el cartesianismo. Suele llamarse a esta etapa la modernización de los estudios en América. La independencia política de Hispanoamérica trajo consigo a corto plazo una serie de requerimientos de todo tipo. Uno de ellos, presentido y, en parte, aunque pequeña, realizado por espíritus alertas, fue la autonomía intelectual del Nuevo Mundo. Dentro de estos afanes y a manera de expresión de ellos, a la vez, se inicia y desarrolla una nueva etapa de la filosofía en América (más acá de mediados del siglo). La independencia intelectual en punto a filosofía fue, de cierto, insignificante. La filosofía siguió siendo en máxima medida artículo de importación. Hubo, empero, un hecho característico: la filosofía ya no fue sólo ocupación de clérigos; como alguna vez en Europa, fue exclaustrada. Muchos laicos pudieron ya ejercerla fuera de todo sometimiento eclesiástico. Así da comienzo la siguiente etapa signada por una intensa lucha de doctrinas, dentro de las cuales tuvo preponderancia la filiación positivista en todas sus relevantes modalidades. A la vuelta del siglo empieza a decrecer este pronunciamiento polémico en obsequio de una etapa más fecunda y decisiva en la historia americana de las ideas. Aparece el filósofo profesional, el pensador consagrado de preferente manera a la filosofía. Todavía en las postrimerías del siglo XIX el tipo intelectual de América era el polígrafo. Es ahora cuando la filosofía americana entra en sazón. Etapa de madurez. Una pléyade de pensadores, todos ellos de primer rango, dan el tono y orientación de la filosofía hasta la tercera década del siglo. Gracias a ellos, hoy, la filosofía en América se halla en una etapa de normalidad. 3 LA PRESENCIA DE AMÉRICA Ante graves, nuevos, intrincados temas nace la filosofía en América y de América. Unos problemas son de orden telúrico, cosmológico. Otros, los más enrevesados y complejos, caen en la esfera de la antropología. Experimenta una mudanza el tema filosófico de la concepción del mundo, al averiguarse qué sea este Nuevo Continente, cuyo hallazgo duplica la faz de la Tierra; y Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit acerca de sus habitantes, las ideas antropológicas, hasta entonces vigentes, se antojan estrechas, mezquinas, rígidas, necesitadas de ensancharse de muy significativa manera. 3.1. El Nuevo Mundo. Fernández de Oviedo y José Acosta. En su clásica obra Cosmos escribe Alejandro de Humboldt: "El fundamento de lo que se llama hoy física del globo, dejando aparte las consideraciones matemáticas, está contenido en la obra del jesuita José Acosta, intitulada Historia Natural y Moral ,de las Indias, así como en la de Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de las Indias. (Esta última aparecida sólo veinte años después de la muerte de Colón). En ninguna otra época, desde la fundación de las sociedades, se había ensanchado tan prodigiosa y súbitamente el círculo de las ideas, en lo tocante al mundo exterior y a las relaciones del espacio. Nunca se había sentido tan vivamente la necesidad de observar la naturaleza en latitudes diferentes y a diversos grados de altura sobre el nivel del mar, ni de multiplicar los medios con los cuales se puede forzar a la revelación de sus secretos." El nombre de las dos obras, en efecto, la de Fernández de Oviedo (alcaide que fue de la Fortaleza de Santo Domingo), de 1535, año en que se fundó la ciudad de Lima, y la de Acosta (rector que fue del Colegio de Lima), de 1590, revela el impacto que produjera en ambos la geografía del Nuevo Mundo. La decisiva importancia de la obra de Acosta reside en haber expresado conforme al esquema conceptual de la cosmovisión europea de la época, la novedosa naturaleza americana. La aparición del Nuevo Mundo en la conciencia europea vino, así, a dilatar de súbito el horizonte histórico en vastísimas proporciones. La historiografía universal, hasta entonces, había omitido un mundo: el "Nuevo" en la conciencia de Europa, el "Viejo" en la conciencia de América. 3.2. Incipiente antropología. Motolinía y Juan de Cárdenas. Si la filosofía es intento reflexivo del hombre por comprender la manera de pensar, sentir, querer y obrar del hombre mismo, valga decir, una indagación en tomo del ser y sentido de la 3 existencia humana, es indudable que otra cuestión, por mucho decisiva, que América ofrece al pensar filosófico, es la relativa a la naturaleza del indio. A decir verdad, el problema no toca, como suele decirse, tanto 'la racionalidad y aptitud del indígena para asimilarse la nueva cultura, cuanto el comprender a la luz de los conceptos clásicos un modo de vida y de conducta desemejante al del europeo. En efecto, la controversia acerca de la naturaleza de los indios vino a caer en esta vertiente antropológica. El juicio favorable de Motolinía, que bien pudo documentar el fallo de Paulo III, dice: "El que enseñó a los hombres la ciencia, ese mismo proveyó y dio a estos indios naturales grande ingenio y habilidad para aprender todas las ciencias, artes y oficios que les han enseñado porque con todos han salido en tan breve tiempo que en viendo los oficios que en Castilla están muchos años en los deprender, acá en sólo miradas y verlos han quedado muchos maestros. Tienen el entendimiento vivo, recogido y sosegado, no orgulloso y derramado, como otras naciones." La observación fue certera. Más tarde, también en el siglo XVI, la confirma Juan de Cárdenas en su obra Problemas y secretos maravillosos de las Indias. Allí dice: "el peninsular es rudo y abierto; el indiano, circunspecto y reservado". Con el tiempo se opera una fusión étnica, que daría lugar al concepto de hombre novohispano o de hombre novoindiano, según prevalecieran unos u otros rasgos. Cabe decir: el hombre americano. 3.3. Problemas morales y jurídicos. Francisco de Vitoria. No todos hicieron suya tal apreciación en favor de los indios. Unos, por inconfesadas razones, y otros, por arraigados prejuicios, pasaron por sobre bulas y ordenanzas. Ello fue que, a ejemplo de Colón, los aborígenes recibieron un trato en extremo cruel. La pugna, ahora de orden práctico, trajo consigo un problema moral, cuya solución produjo un memorable impacto en la filosofía del derecho y en la ciencia del, derecho internacional. Entre otros, dos hermanos del hábito de Santo Domingo, Antonio Montesinos y Bartolomé de las Casas, toman, la causa de los indios y, con su prédica y defensa, preparan el camino que hubo de recorrer la meditación filosófica. Ésta que, para ser fecunda, se erige sobre un hecho, no se hizo esperar. En la Universidad de Salamanca se plantearon los arduos y solidarios problemas de la legitimidad de las conquistas y los inalienables derechos de los indios. La cabeza Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit rectora de esta escuela, Francisco de Vitoria, (muerto en 1546) en su Relecciones Theologicae, niega la legitimidad de la conquista, los derechos del soberano española sobre los pueblos conquistados y los del Sumo Pontífice para disponer de los pueblos americanos. Rechaza el derecho fundado en el hallazgo, porque los indios tenían señores, y pretender derivar un título justo de dominio del hecho de haber Colón descubierto América, lo estima tan absurdo como si, supuesto el caso de haber sido los americanos quienes descubrieran el Viejo Mundo, pretendiesen aducir por eso derecho sobre él. En cuanto a la justicia de dominar a los indios para poder evangelizarIos, el Catedrático de Salamanca recuerda: la fe es libre. Estima innecesario refutar el título basado en la voluntaria aceptación por los indios del dominio español, por ser notoria la inexistencia de tal hecho, y con respecto a ser la conquista una manifestación de la voluntad de Dios, quien en sus inexcrutables juicios condenara a los indios por sus iniquidades a la pérdida de su libertad, entregándolos a los españoles, manifiesta que no quiere disputar sobre ello porque sería muy expuesto aceptar a algunos como profetas, contra la opinión general y contra la Sagrada Escritura y sin que se confirme con milagros su espíritu profético. ¡Humanista, honda; sorprendente doctrina ésta de Vitoria! Dos pensamientos, a cual más perspicaz y moderno, configuran la filosofía del gran dominico. La mirada fervorosa de Vitoria confirma en el Nuevo Mundo la idea de la unidad del género humano, a despecho de las acusadas diferencias etnográficas de los pueblos, y, como egregio jurisconsulto, equipara en el orden moral y jurídico, lejos de toda solapada reserva, a América con Europa. 3.4. El humanismo renacentista en América. Zumárraga, Quiroga, Cervantes de Salazar, Las Casas, Valverde, Albornós, Loaisa. La doctrina de Vitoria es una admirable manifestación de la filosofía del humanismo en Europa (siglo XV). A Contraluz de tal movimiento, surgen las iniciales interpretaciones de América y sus primeras realizaciones en los diversos campos de su cultura. Como se sabe, el Renacimiento fue un fenómeno complejo en el que se operó la apertura del alma del hombre, centrada por un milenio en la teología y la vida religiosa. Con el Renacimiento se 4 dio cabida a las inquietudes y preferencias inmediatas, al goce y dominio de la vida presente. El Renacimiento estuvo bajo el signo de la protesta y la revolución; en el orden político, religioso, artístico y filosófico, se caracteriza por una ruptura con las viejas fórmulas e ideas y una búsqueda enérgica de nuevas explicaciones y soluciones al problema perenne y básico: el hombre y el mundo. Fue grande la influencia en la Nueva España, ya en el siglo XVI, de autores renacentistas como Desiderio Erasmo, Tomás Moro, Luis Vives. Fray Juan de Zumárraga difundió ideas de Erasmo; Vasco de Quiroga se inspiró en la Utopía de Moro; Francisco Cervantes de Salazar, discípulo de Luis Vives, propagó en Nueva España los Diálogos de su maestro, así como otras ideas. El pensamiento y la obra del P. Bartolomé de las Casas también pertenecen al humanismo renacentista. Juan de Zumárraga (1468-1548), como ideólogo, fue un pensador de avanzada. En 1544 dio a la estampa en México su Doctrina Breve, para sacerdotes, de inspiración erasmiana, y su Doctrina Cristiana. Esta última, también para religiosos, se inspira y nutre de la Suma, de Constántino Ponce y del Diálogo, de Juan Valdés. "En la Doctrina Breve, dice Marcel BatailIon, se borran en la Conclusión exhortaria varios rasgos de la Paraclesis, de Erasmo; luego las alusiones concretas erasmianas que eran sentidas como agresiones al formalismo monástico, a la teología escolástica, al derecho canónico, y, por fin, las menciones de filósofos gentiles que relacionaban más o menos remotamente a la Philosophia Christi con las doctrinas de la antigüedad clásica. Sólo les faltó a las Doctrinas, de Zumárraga, para ser prohibidas, agrega BatailIon, tropezar con un Fr. Melchor Cano que oliese en ellas el veneno erasmista. Pero en este caso vemos cómo muchas páginas de Erasmo pudieron gozar de prolongada influencia por la feliz casualidad de andar sin el nombre de su autor." (M. Bataillon). Vasco de Quiroga (1470-1565) también es un humanista. Hacia 1535, en una Información en derecho que presentó al Consejo de Indias, se pronuncia en favor de la naturaleza cristiana de los indios (naturaliter chistiana), de la bondad y limpieza de su alma. Es tanta su inclinación que habla de un género "de cristianos a derechas, como primitiva Iglesia". Dentro del espíritu de protesta y de revolución propio del Renacimiento, Vasco de Quiroga fustiga Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 5 la esclavitud y denuncia el inhumano trato que daban los esclavistas españoles a los indios, al propio tiempo que refuta las "razones" que se aducían para justificar esa bárbara conducta. la destrucción de las Indias, que resumía la vasta documentación reunida sobre las devastaciones cometidas por los conquistadores, argumento decisivo en pro de la causa. Vasco de Quiroga fue sobre todo un humanista práctico. Su fuerte realismo dio un lugar" en el espacio y en el tiempo a las quimeras renacentistas. De la lectura de Una Isla llamada Utopía, del inglés Tomás Moro, Quiroga llega a crear dos instituciones de tipo socialista, únicas en su época: los Hospitales uno en Santa Fe, 1532, a las orillas de la ciudad de México, y otro en Tzintzuntzan, Michoacán). En su defensa, ante el Consejo de Indias, presentó también una memoria que contiene Treinta proposiciones muy jurídicas sobre los derechos que la Iglesia y los príncipes cristianos tienen o pueden tener sobre los infieles, sean de la nación que fueren. La tesis principal que sostiene es ésta: "Afirmo que todo cuanto los españoles han hecho a los indios no tiene valor jurídico", por haberse hecho sin autoridad de príncipe y contra toda justicia natural. Como complemento de estas ideas, en 1553 publica su Tratado comprobatorio del imperio soberano y del principado universal que los reyes de Castilla y de León poseen sobre las Indias. También publicó una Historia de las Indias. Polemista apasionado, la fe cristiana y la valentía cívica llevan a Las Casas a convertirse en el Padre de los Indios, a despecho de vituperio y amenazas de muerte. Francisco Cervantes de Salazar (1505-1575) estudió cánones en Salamanca. En Flandes es posible que tratara a Luis Víves. En 1546 publicó en Alcalá de Henares el Diálogo de la Dignidad del Hombre, del maestro Hernán Pérez de Oliva, y el Apólogo de la Ociosidad y el Trabajo, de Luis Mexia. En Sevilla editó el libro Introducción y Camino de la Sabiduría, 1544, de Luis Vives. En México dio a la imprenta los Diálogos, de Vives, y otras obras. Todo ello hace de Cervantes de Salazar un propulsor del humanismo en lengua española, que confirma a satisfacción en su Crónica de la Nueva España. Bartolomé de las Casas (1474-1566), contemporáneo de Zumárraga y Quiroga, fue un apasionado humanista con todos los tintes del Renacimiento: batallador contra las viejas fórmulas e ideas, e incansable buscador de nuevas explicaciones a los problemas del hombre y del mundo. En 1502 conoció América, y ocho años después tomó los hábitos y se consagró presbítero en Santo Domingo. Más tarde en Cuba tuvo un curato de poca importancia. Allí se dio cuenta del sistema de los "repartimientos", y lleno de indignación fue a España con el fin de conseguir la reparación de tantas injusticias. Presa de las intrigas, hacia el año 1519, Las Casas retorna a España. En esta ocasión tuvo lugar su célebre polémica con el escolástico Ginés de Sepúlveda y los teólogos y canónigos Bartolomé Frías Albornoz, Fernández de Oviedo y otros, donde demostró, entre otras cosas, que la infidelidad en materia de religión no debía privar a los pueblos de sus derechos políticos. Hacia 1539, Las Casas había redactado algunos trabajos que quería presentar al rey. El principal era una Relación breve de A pesar de discrepar jurídicamente de Las Casas, como quedó dicho, Bartolomé Frías de Albornoz se opuso con vigor a la trata de negros que el Gobierno de la Metrópoli aceptara por fútiles y peregrinas razones. Ya como catedrático de Instituta, que obtuvo al fundarse la Universidad de México, inspiró en parte la legislación favorable a los indios dictada por la Casa Real. En fin, Jerónimo de Loaisa, primer arzobispo de Lima y uno de los discípulos de Vitoria en Salamanca, previo dictamen de una Junta de teólogos y juristas, estatuyó que los conquistadores estaban obligados a restituir todo el daño, robos y muertes que hubieran cometido en sus hechos bélicos. 3.5. La Inquisición en América. Protestantismo (Juan Aventrot) y judaísmo (Antonio José de Silva). Los alumbrados. Otros hechos significativos en la vida cultural del Nuevo Mundo y, que, por tanto, influyen y refluyen de alguna manera en la filosofía, son las luchas confesionales y las sectas religiosas. Los mencionados sucesos tienen lugar después de la conquista, en las primeras décadas de la colonización. La Inquisición persiguió en Iberoamérica a moros, judíos, protestantes, hechiceros y blasfemos. Pero aún con anterioridad a su establecimiento en el Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Nuevo Mundo, en México, en tiempos del Obispo Zumárraga, tan benemérito por otra parte en la cultura mexicana, se sustanciaron ciento treinta y un procesos, aunque sólo un reo fue condenado a muerte: El Cacique don Carlos Chichicatócotl. Hacia 1569 se estableció la Inquisición en América como tribunal organizado para conocer las causas de fe contra españoles, mestizos y mulatos. Los indios quedaron exceptuados "por ser nuevos en la fe, gente flaca y de poca sustancia". La Inquisición en América ejerce su cometido en tres tribunales: México, Cartagena y Lima. Inicia en el Perú sus actividades en 1570; y en México, al año siguiente. En el Virreinato del Perú condena a muerte a treinta personas, de las cuales quince murieron en la hoguera. En México, a treinta nueve. El protestantismo no tuvo mayor importancia durante la época de la Colonia. Se produjo por excepción. "Por tierras de lo que hoy son Ecuador, Perú y Bolivia anduvo el célebre propagandista protestante Juan Aventrot, nacido en Altran, Alemania, calvinista, famoso por una carta que, ya de vuelta en Europa, dirigió desde Amsterdam a Felipe III, induciéndolo a convertirse al protestantismo. Al portador de la carta, un sobrino suyo llamado Juan Coote, le condenaron en España a galeras. Con gran ardor continuó Aventrot su propaganda protestante; terminó por presentarse personalmente en la Península Ibérica a pedir al Rey Felipe IV y a su omnipotente valido el Conde-Duque de Olivares la concesión de la libertad de conciencia. Obtuvo lo que era de temer. Se le confiscaron sus bienes y fue quemado vivo en un auto de fe celebrado en Toledo, el 22 de mayo de 1632." Hablando del judaísmo, sólo un judío, escritor de importancia, fue condenado aquí a muerte por la Inquisición, y no por tribunal americano sino por tribunal portugués: el famoso poeta brasileño de origen hebreo Antonio José de Silva, llamado El Judío. Había nacido en Río de Janeiro, en 1705, de familia rica y de gran cultura, familia a la que vigilaba estrechamente la Inquisición, pues las muestras externas de su catolicismo despertaban sospechas. Aclarados los hechos, se produjo el infausto desenlace contra el poeta. 6 Bajo el nombre de alumbrados se conoce una secta de herejes que apareció en Andalucía y Extremadura a fines del siglo XII. Según ellos, mediante la oración se puede alcanzar un estado de ánimo tan elevado que hace inútiles las buenas obras. Al propio tiempo, tal estado permite llevar a efecto toda suerte de relaciones sexuales. A la vuelta del siglo XVII un capuchino español propagó doctrinas de esta secta en Cartagena de Indias, mezcla de lujuria e ideas heterodoxas. "Aseguraba haber recibido revelaciones durante la Consagración. Su doctrina reducíase a sostener que para alcanzar perfección espiritual y vencer la sensualidad, era preciso satisfacerla, siendo inocentes los actos sexuales realizados en charitatis nomine. La Inquisición envió preso a España al capuchino, quien había sido misionero apostólico y desempeñado el cargo de guardián." D. Juan Antonio Llorente, que es quien relata estos hechos, silencia el nombre del reo. Es oportuno ya calificar y enjuiciar en perspectiva la presencia de América en la conciencia de la época. La geografía y etnografía del Nuevo Mundo, y los planteamientos morales, religiosos y jurídicos que de ahí se derivaron, así como la llegada aquí del protestantismo y judaísmo, etc., dieron pábulo a inéditas reflexiones filosóficas. La presencia de América fue, así, un nuevo, inesperado hecho, que condujo a la meditación por senderos no recorridos hasta entonces. Los tradicionales conceptos europeos hubieron de experimentar un adecuado ajuste para ver de comprender dentro de sí la realidad el Nuevo Mundo, sin desfigurarla, sin violentada. Planteamíentos y logros en este respecto constituyeron ya una contribución de América a la filosofía universal. 4 TRASPLANTE Y RECEPCIÓN DE LA FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA La filosofía en el Nuevo Mundo durante los siglos XVI y XVII, fue la filosofía escolástica. Esta filosofía, vieja de siglos, no llega a América con pureza teórica. Va apareciendo en el Nuevo Continente en obligada compañía de otras disciplinas. Al principio; se deja ver con tímida pulcritud en disquisiciones jurídicas y teológicas; más tarde, ya con desahogo, proyéctase en tareas Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit pedagógicas y científicas; en fin, de nuevo encubierta, se insinúa en el movimiento ascético y místico de la época. 4.1. La filosofía española de la época. Vives, Melchor Cano, Molina, Suárez. Las ideas trasplantadas en América son, por, otra parte, retoños del huerto español. Para ventura de América, la filosofía y teología españolas del siglo XVI habíanse renovado con lisonjeras perspectivas, en parte, como ya se dijo, gracias a la presencia del Nuevo Mundo en la conciencia de Europa. La filosofía escolástica en Europa, hacia fines del siglo XV, tocaba ya las lindes de la degeneración. Perdida en laberintos de vagas abstracciones, de inútiles y ociosos filosofemas, estuvo a punto de zozobrar; lo que no ocurrió, gracias a la nueva generación de teólogos y filósofos españoles a la vuelta del siglo. Luis Vives (+1540) Y Melchor Cano (+1560), los primeros, rompen lanzas contra la decadente escolástica. Para Vives la enseñanza de la época aúna el uso de un lenguaje bárbaro, caprichoso y estrafalario, a una temática que no atiende a fértiles cuestiones filosóficas. Melchor Cano lleva esta crítica, con frase cáustica, al campo de la teología. "Hay una teología, refiere en De logis theologicis, que filosofa de las cosas divinas con silogismos retorcidos. Más aún, ni de las cosas divinas, ni siquiera de las humanas, sino de las que nada nos importan. Porque sé que ha habido en la Escuela ciertos teólogos intrusos que tratan todas las cuestiones teológicas con argumentos frívolos y, quitando su gran peso a razones muy graves con vanas y débiles razoncillas, han publicado comentarios teológicos apenas dignos del discurso de las viejas, Y aunque en esos libros sean rarísimos los testimonios de las Sagradas Escrituras, ninguna la mención de los Concilios, no se citen los santos antiguos y nada haya en ellos de la grave filosofía, sino de disciplinas pueriles, se llaman, sin embargo, teólogos escolásticos, cuando ni son escolásticos ni doctores éstos que llevan las heces de los sofismas a la Escuela e incitan a los entendidos a la risa y a los más delicados al desprecio". Más tarde, una vez abierto el camino de la crítica, Luis de la Molina y Francisco Suárez propugnaron una renovación de la Escuela, que en más de un problema logró significados aciertos. Molina (1535-1600) destaca en sus ideas acerca de la libertad 7 humana. En su libro Concordia liberi arbitri cum gratiae Dominis concibe la llamada ciencia media, para hacer compatible la presciencia divina con el libre arbitrio. Dios conoce de antemano cuanto ocurrirá, pero respeta la libre voluntad del hombre: no decide que el hombre actúe de cierto modo, aunque sabe cómo obrará. Francisco Suárez (1548-1617), el "doctor eximio", es la figura sobresaliente de la escolástica del siglo XVI. Aunque se reconoce a sí mismo como tomista, difiere del Filósofo de Aquino no sólo en fundamentales puntos, sino también en la presentación sistemática de la doctrina. Antes de Suárez, se ofrecía la doctrina escolástica concordándola al texto aristotélico ya a manera de comentarios, ya a manera de quaestiones. Por vez primera, el Filósofo español se suelta de las andaderas aristotélicas y crea el nuevo género literario del cursus philosophicus. (Hirschberger). Informado por manera profunda de la filosofía antigua y de las corrientes todas de la filosofía medieval, se aparta de Santo Tomás en ideas como la de la causalidad, del principio de individuación, del modo del conocimiento de los universales y de los singulares, de la distinción entre esencia y existencia, de la naturaleza del tiempo, de los caracteres de la eternidad, y de otros no menos decisivos. En favor de una verdadera libertad del alma, formula la doctrina del congruismo. La gracia divina realiza infaliblemente su destino, sin que el hombre deje de ser libre para ceder o para resistir (obras importantes: Disputationes Methaphysicae; De légibus; De anima; De gratia). Notable es la doctrina suariana sobre política. Acepta la idea de la soberanía del pueblo. Si el poder eclesiástico proviene de Dios, el poder temporal proviene del pueblo. El cuerpo político es el resultado de convenio expreso o tácito del pueblo. Este tiene derecho a deponer a los gobernantes. Suárez significa el vértice culminante de los intentos, de suyo fecundos, de los teólogos y filósofos escolásticos del siglo XVI al lado de pensadores ilustres como Domingo de Soto, Pedro Fonseca, Francisco de Toledo y Gabriel Vázquez. Sólo Francisco de Vitoria, bien que por aciertos en otras disciplinas, posee una tan alta significación en la historia de las ideas. En América tiene lugar el trasplante de esta renovada escolástica, y tiene efecto por discípulos españoles, inmediatos o mediatos, de aquellos grandes maestros. La empresa hubo de Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit llevar tiempo, y se fue realizando dentro de las circunstancias sociales, políticas y religiosas del Nuevo Mundo. Era explicable. Cuanto de filosofía llegó a América y arraigó en estas tierras, tuvo la orientación práctica de la enseñanza. A la filosofía trasplantada en el Nuevo Mundo se le asigna un claro propósito: preparar a la juventud para los estudios superiores de la jurisprudencia y de la teología. Este nivel de los estudios, como se sabe, cae dentro del curriculum de las siete artes liberales. 4.2. Fray Alonso de la Veracruz: primer filósofo en América. Como ya se dijo, la escolástica trasplantada en América no fue la escolástica decadente, como existía a la sazón, en muchas partes de Europa, perdida en laberintos de vagas abstracciones, de inútiles y ociosos filosofemas, sino una escolástica "revisada" en sus principios, "firme y coherente en su sistematización" y "más aguda y absorbente en su preocupación por la metafísica", bien que un tanto descuidada de las nuevas ciencias, es decir, la escolástica de Francisco de Vitoria, de Melchor Cano, de Domingo Soto, de Bañez, de Molina, de Toledo, de Francisco Suárez. Quienes se formaron en ella fueron jóvenes dedicados a estudios teológicos y jurídicos, acogiendo las ideas originales aún más modificadas por la interpretación y reforma de sus propios maestros. Los textos fundamentales fueron libros de Aristóteles: Organon, Física, Meteorología, De generatione et corruptione, muchas veces, expuestos, comentados o resumidos para la enseñanza. Por esta razón se subraya la intención pedagógica que se dio a la filosofía de la época, aunque bien puede verse que está animada, en cada maestro, del espíritu de reforma, simplificación y sentido pragmático que la inspiraba en la Europa renacentista. Desde México, fray Alonso de la Veracruz (1504-1584), honra del hábito de San Agustín, es el primer filósofo que enseña en América la doctrina peripatética. A los principios, las obras elementales de Domingo de Soto (Summula summularum, In Dialecticam Aristoteles), traídas de la Metrópoli, fueron aquí los libros de texto entre los alumnos. Pero más tarde, fray Alonso de la Veracruz, acaso atento a la recomendación de Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, de que en el Nuevo Mundo todas las cosas deberían hacerse de nuevo, se propuso, y logró, 8 componer un curso de artes, repartido en tres libros con los expresivos nombres de: Recognitio summularum, Dialéctica resolutio y Physica speculatio. Fueron redactadas estas obras, como el propio filósofo declara, con un propósito docente; y así fue, pero representan en el Nuevo Mundo aquella corriente española que renovó en método de exposición y estilo literario la escolástica tradicional. Indeclinable en su designio docente y bajo la influencia del cardenal de Toledo, su Recognitio (editada en México en 1554) es una clara y abreviada exposición de lo que suele llamarse la lógica de los tres miembros. En efecto, fundamentalmente se estudia allí la ideación, las proposiciones y los silogismos. A manera de apéndice, formula sucinto comentario sobre otros dos libros del órgano aristotélico: los Tópicos y las Refutaciones de los Sofistas. La Dialéctica resolutio, también editada en México en 1554, estudia con idéntico propósito lectivo y parecida forma literaria, los predicables (según la exposición de Porfirio en su Isagoge) y las Categorías y Analíticos Segundos, de Aristóteles. En 1557, dada a la estampa en la propia ciudad, apareció la Physica speculatio cuyo contenido es una especie de antología de las ciencias, pues expone la doctrina sobre física, astronomía, historia natural, botánica, meteorología y psicología. Fuera de éste su curso de artes que se imprimió tres veces, "remirándolo siempre más", al decir del cronista Basalenque, redactó una Summa privilegiorum, aún inédita, y el Speculum coniugiorum, inspirado en La Perfecta Casada, de Fray Luis de León. Vuelto a España en 1561 fue designado Prior de Madrid y Visitador de Castilla la Nueva. Se le propuso el cargo de Comisario General de la Nueva España, pero el maestro no quiso ya aceptar tan gran compromiso. Fray Alonso de la Veracruz murió en 1584. En 1573 regresa a México. Desembarca con 17 religiosos de su orden y 60 cajones de libros. En fray Alonso de la Veracruz se personifica el tipo histórico de filósofo del Nuevo Mundo en el siglo XVI. Atraído por la aventura, incierta y peligrosa, de América, informado y convencido de la crítica humanista de que era objeto la escolástica de su tiempo, se propone con apostólico empeño educar en un mundo nuevo con nuevos usos académicos. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 4.3. Otros pensadores importantes. Mercado, Arias, De Herrera, Contreras, Montero, V. Valderde, De Nóbréga. Tras fray Alonso de la Veracruz, destacan otros maestros. En su orden, viene Fr. Tomás de Mercado (1530-1575). Con intención renovadora a la vez que pedagógica, escribió dos obras de filosofía: Commentarii Lucidissimi in textus Petri Hispani Reverendi Patri Thomae de Mercado, 1571, y Reverendi Patri Thomae de Mercado, Ordinis Praedicatorum, Artium et Sacrae Theologie professoris in logican Magnam Aristotelis commentarii cum nova translatione textus ab eodem autore edita, Sevilla, 1571. En la primera, el Comentario lucidísimo a los textos de Pedro Hispano, intenta acomodarse a la capacidad de los alumnos principiantes, "sin decir nada falso", Para él, la dialéctica es el arte de las artes y la ciencia de las ciencias, porque se ocupa de exponer la naturaleza de la definición, de la división, de la argumentación, etc. La obra comprende cinco libros: el término, la argumentación, las proposiciones, otras clases de proposiciones, y el silogismo. En la segunda obra: Comentario con nueva traducción de la lógica mayor de Aristóteles, es explícito en su intención didáctica, y critica los dos vicios más comunes de los libros filosóficos de su época, a saber: la mala traducción y la mezcla de asuntos diferentes del tema principal. En este libro de dialéctica, o lógica superior, hace lo posible por omitir cuestiones metafísicas y de otra índole, para proceder con pureza metódica. El jesuita Antonio Arias (1564-1603) también colaboró en la enseñanza de la filosofía en Nueva España. A pesar de su corta vida, su actividad filosófica fue muy fecunda. Fue de los primeros padres de la Compañía de Jesús que, en el siglo XVI, se ocuparon de la enseñanza y difusión de la filosofía. Sus escritos sobre esta materia son: Ilustris explanatio commentariorum P. D. Francisci Toleti in octo libros Aristoteles de Physica, Auscultatione per Reverendum ad modum Antonium Arias, ejusdem societatis et philosophiae in celebri Mexicanorum Academia professorem; Aliqua notatu digna super commentaria P. D. Toleti in libros Aristotelis de generatione et corruptione, y el escrito Tractatus de sphera mundi partim ex veterum astronomorum partim ex recentiorum doctrina et observatione 9 collectus per doctissimus P. Antonium Arias, que concluye con el tratado In libros Aristotelis de Coelo scolia quaedam. En el primero de estos escritos, "no sigue capítulo por capítulo el texto de Toledo, sino que da un compendio de su doctrina y va entresacando de ellas las cuestiones más importantes". En su comentario a las ideas aristotélicas sobre la generación y la corrupción, procede con el mismo método de glosa, interpretación y amplio estudio de lo más importante. En lo que respecta a la geometría y astronomía, es fiel a la doctrina de Euclides y de Aristóteles, respectivamente. Existen otros escritos que revelan su afán por la especulación, a saber: La perfecta religiosa," una exposición mística de las virtudes y deberes de una religiosa, en la que transfiere la doctrina de la mujer fuerte de los Proverbios, y La apología Contra los judíos de este tiempo, donde sostiene que el Mesías esperado por los judíos es el Dios encarnado que adoran los cristianos, y donde refuta asimismo los argumentos que los judíos enfrentan al dogma cristiano de la Trinidad, la Encarnación, etc. A fines del siglo XVI son numerosos los comentaristas y maestros de filosofía en la Nueva España. Así el conocido padre Alfonso Guerrero, de la Compañía de Jesús, que escribió unos comentarios a la doctrina de Aristóteles sobre el alma, sobre el cielo, sobre el mundo y los meteoros; el padre José de Herrera. agustino, que dejó el manuscrito intitulado Summa Pbilosophiae Scholasticae Mexicana; el también agustino Juan Contreras, que nacido ya en México, escribió unas Lectiones Philosophiae studentium captui accommodatae; incluso el bachiller AlfonsoMuñoz escribió una Expositio Librorum Physicorum Aristotelis. También se señalaron como maestros y escritores Juan García, Juan de la Fuente, Hernando Ortiz de Hinojosa, y los padres Pedro de Pravia y Juan de San Sebastián. Del Colegio de San Esteban, de Salamanca, llegaron a otras partes del Nuevo Mundo, asimismo no pocos discípulos. En Perú, sentó cátedra, primero de filosofía y después de teología, el P. Vicente Valverde, Obispo de Cuzco. De él dice Meléndez (Tesoros verdaderos de las Indias, Tomo I): "Nombrado lector de artes y después de teología, leyó ambas facultades con aplauso común de sus oyentes y escuelas hasta merecer el grado y borla de maestro Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit por la Orden, que es la mayor recomendación de sus letras". También en Perú se dejó sentir la bienhechora. influencia de fray Juan Solano, catedrático que fue nada menos del Colegio de San Esteban, de Salamanca, y la paciente labor de fray Bartolomé de Ledesma, uno de los sucesores de fray Alonso en la cátedra de México, y que más tarde profesó en la Universidad de San Marcos, en Lima. Como se ha dicho más arriba, la filosofía en Argentina aparece en el último cuarto del siglo XVIII con don Carlos José Montero. Atravesaba el país, en las últimas décadas del XVI por la etapa de fundación de ciudades. En Brasil, dentro del desamparo general en que se encontraba la filosofía y los estudios superiores, sólo se encuentra un escrito de filosofía moral debido al padre Manuel de Nóbrega, publicado en 1568, donde se trata de la libertad de los indios, de la esclavitud justificada de los naturales, del cautiverio en guerra justa, etc. 4.4. Consolidación de los estudios. Pérez Menacho, Peñafiel, Cuba y Arce, Avendaño, Jáuregui, Ortigasa. Primeras Universidades. La Imprenta. Las Bibliotecas. A la vuelta del siglo se consolidan los estudios principalmente en México y en Perú. Las universidades son el primer centro de cultivo de las ideas, secundadas por los Seminarios Mayores. Juan Pérez Menacho (1565-1626), ya en sus estudios se distinguió por su facilidad para aprender y por su memoria extraordinaria. Sirvió cátedras en colegios de los jesuitas y en la Universidad de San Marcos, de Lima. Fue autor de los siguientes escritos: Comentarios a la Suma Teológica de Santo Tomás; Theologia e moralis tractatus; Tractatus preceptis Eclesiae; Privilegios de la Compañía de Jesús; Privilegios de Indias; Redditibus eclesiasticae; Preeminencia de las iglesias catedrales respecto de sus sufragáneas; El Decálogo; Censuras y bulas de la Santa Cruzada; Ciencia errónea; Consejos morales, etc. Se conocen solamente los Comentarios a la Suma Teológica, y el Tratado de Teología Moral. 10 Alfonso de Peñafiel jesuita, nacido en Lima, fue profesor de Artes y Teología en Cuzco, y de Prima de Teología en San Pablo y en la Universidad de San Marcos. Escribió dos libros importantes: Filosofía Universal, en cuatro tomos (tres de ellos impresos en Lyon, 1653), Y Metafísica, 1610. Cristóbal de Cuba y Arce, también jesuita, se distinguió hacia 1616 por su dialéctica y saber teológico. Compañeros de ideas y actividad de Cuba y Arce, fueron también los padres Diego de Avendaño y Martín de Jáuregui. Diego de Avendaño fue autor de dos grandes estudios: uno, Problemata Theologica, otro, Thesaurus indicus (Amberes, 1668). Además escribió Cartas de la Provincia del Perú, de la Compañía de Jesús, de los años 1663 a 1665 al R. P. General de la misma Compañía; Epitalamio a Jesu Cristo; Cursus consumatus, seu recognitiones theologicae positivae scholasticae et morales. Martín de Jáuregui (nacido en 1619), escribió un Tratado de Filosofía, hoy perdido, y una serie de sermones sagrados donde se exagera el amaneramiento culterano. A fines del XVII sobresalió el tomista peruano Juan Espinosa Medrano, autor de un Apologético y posiblemente de una Philosofía Thomistica. En México, el jesuita Pedro Ortigosa (1547-1626), nacido en la Villa de Ocampo, Toledo, señala un hito de madurez, una vez establecido en la Nueva España. De él dice Florencia en su Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús (1694): "Llegaron tiempos en la Real Universidad en los que quienes leían en ella las cátedras de filosofía y teología, eran todos discípulos suyos y jurados y profesores de su doctrina; y esto no solo de los doctores y maestros del clero..." El propio Florencia formó parte, más tarde, de su discipulado. La consolidación de la filosofía y. en general, de la enseñanza superior en el Nuevo Mundo tuvo un factor de suyo significativo, como se viene diciendo, en la institucionalización de las actividades académicas. Muy pronto, al iniciarse la colonización, se instituyen estudios generales, colegios mayores y universidades. En 1538, ya en Santo Domingo se autorizó a llamar Universidad de Santo Tomás al Colegio de los Frailes de Santo Domingo. En 1551 se aprueba la fundación de las Universidades de Lima y de México, las que abren sus puertas en 1553. En el Virreinato del Río de la Plata, se funda en 1622 la Universidad de Córdoba. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La enseñanza superior en la Nueva España trajo consigo la necesidad de organizar debidamente la educación secundaria. A tal exigencia dio una adecuada solución, preferentemente, la Orden de los Jesuitas. En esta obra educativa, amplia y profunda, la introducción de la imprenta en América tuvo una señalada y notoria influencia. Ya en 1539, se imprimía en México el primer libro. A Perú llegó la imprenta en 1584, y a Argentina en 1630. Las bibliotecas, cada vez más nutridas, fueron asimismo un instrumento valiosísimo de trabajo, sobre todo en los institutos de cultura superior. 5 PROPAGACIÓN Y CONTROVERSIA DE LAS DOCTRINAS No se puede hablar, de cierto, de un comienzo de la filosofía escolástica en América, en el siglo XVI, sino de un traslado y prolongación de la de España. Las instituciones docentes se crean a semejanza de las de Alcalá y Salamanca; los profesores en su mayor parte formados en Universidades españolas, ocupan indistintamente cátedras aquí o en ultramar, y, en punto a cuadros de estudio, ya se comprenderá que no existan diferencias de fondo. A fines del siglo XVI, injertada ya con buena fortuna la filosofía en tierras de América, se inicia aquí una nueva etapa en la vida intelectual. En arraigando una doctrina, trata de propagarse, pero de continuo encuentra en su camino otra tendencia, produciéndose entre ambas una ideológica lucha. Propagación y controversia hacen así su recorrido en obligada compañía. 5.1. Polémica de las doctrinas. Durante el siglo XVII prodúcese la lucha así dentro de la escolástica como de ésta contra nuevas doctrinas llegadas a América. Dentro de la escolástica, las órdenes religiosas fueron los centros de propagación y controversia. Destacan: el jesuita Antonio Rubio (muerto en 1615) profesor en México y en España, autor de un Cursus Philosophicus, obra de texto en Alcalá, y cuya parte 11 primera, "Comentario a la Lógica de Aristóteles", lleva el sello de su origen americano en su conocida denominación de Lógica mexicana (1605). La dirección jesuítica, con marcado sello suarista, tiene también como seguidores notables a Juan Perlín, el candidato de Suárez para sucederle y completar su propia obra, que enseñó en Lima, en el Cuzco, Quito, Alcalá, Madrid y Colonia; Nicolás de Olea (t 1705), profesor en Lima, autor de una Summa tripartita Scholasticae philosophiae (1694) y otras obras didácticas, y el rioplatense Miguel de Viñas, de pensar independiente dentro de sus entusiasmos por Suárez. La corriente tomista cuenta en México como representante significado a Francisco Naranjo O. P. (1599-?), criollo. El escotismo tiene su figura señera en. el franciscano Alfonso Briceño, natural de Santiago de Chile. Escotistas son también el peruano Fray Jerónimo de Valera y el mexicano Fray Molina de Muñoz. Los estímulos de la controversia filosófica se hallan en el propio método escolástico de enseñanza. Este comprende tres etapas: lecciones, repeticiones y disputaciones. La lectio consistía en una exposición de ciertos libros tomados como base de la enseñanza (libros canónicos). Después tenían efecto las repeticiones, que eran las explicaciones y comentarios de las partes difíciles de la lección, en forma de diálogo entre maestros y alumnos. Una vez creados los colegios universitarios, llegaron a ser éstos los planteles más adecuados para la repetición académica, que, a veces, arrastraba al memorismo pedagógico. Como medio para estimar el aprovechamiento, así como recurso instructivo, existía la disputatio. Se verificaba semanariamente; concurrían a ella los profesores y alumnos de la facultad. Un magister pronunciaba una conferencia. Los demás profesores apoyaban u objetaban los puntos de la ponencia (tesis). La disputatio era a modo de una parada, en que la facultad exhibía su arte y su clientela; a ella eran también invitados los doctores forasteros. En fin, la disputatio era un expediente magnífico para desarrollar la destreza dialéctica, pero no pocas veces fomentó el formalismo de sutilezas insustanciales. De este método de instrucción, oriundo de la Edad Media europea, se originan las formas literarias escolásticas. De la lectio proceden los Comentarios (recuérdense los innumerables comentarios a las diversas obras de Aristóteles); de los Comentarios provienen las Sumas (en donde sistemáticamente se Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit ofrecen los contenidos de éstos). En fin, de la disputatio derivan las Quaestiones, divididas, a su turno, en dos especies: las Cuestiones disputadas (relatos de las controversias sostenidas) y las Cuestiones libres (exposición de nuevos tópicos, Quodlibetos). Así como en Europa, en América el escotismo asumió un tono polémico. Y aquí como allá tuvo que hacer armas en dos frentes. Uno de estos frentes fue el tomismo, representado por la Orden de los Dominicos; el otro, la doctrina suareciana, mantenida por la Orden de los jesuitas. Llegó a ser proverbial, sobre este tema, el afán polémico del Dr. Juan Molina de Muñoz, quien se comprometía a defender en público cuanto dice este reto: Quidquid Scotus ascerit, verum est in scholastica theologia. En esta lucha de tradiciones filosóficas intervienen otras corrientes. Las ideas de Luis Vives, que tratan de armonizar, no sin enjundia, los dogmas cristianos, la filosofía aristotélica y la crítica a la decadente escolástica, fueron introducidas por el ilustre humanista Francisco Cervantes de Salazar (+ 1575). Del famoso protestante español Juan de Valdés se tuvo noticia a través de sus ideas tal vez un poco antes. Las obras de Erasmo circularon con grata complacencia de muchos en México, Perú y Río de la Plata. Hubo más: el erasmismo informó escritos de un Zumárraga, de un Lázaro Bejarano. Haciéndose eco, en fin, de la vida intelectual en la Europa renacentista, bien que de muy débil manera, penetran aquí las tradiciones platónicas y neoplatónicas. También contribuyeron en esta contienda, más por sus resonancias religiosas que por su ideario filosófico, la Reforma protestante y el judaísmo. Como ya fue dicho, por tierras de América del Sur, anduvo el célebre propagandista protestante Juan Aventrot. Pero cosa curiosa: "No obstante el trato relativamente frecuente, ya militar, ya pirático, ya motivado por el intenso contrabando comercial, con ingleses, holandeses y colonos americanos de uno y otro pueblo, no se encuentra en la historia de Hispanoamérica ningún connato serio de difusión del protestantismo" (lnsúa Rodríguez). El judaísmo, asimismo sin mayor influencia y difusión, apareció en Río de Janeiro. Antonio José de Silva, llamado El Judío, fue su autor literario. 5.2. Neoplatonismo y mística. Lorenzo de Cepeda. 12 Precisa reseñar primero estas corrientes en América en el siglo XVI. Como en la Metrópoli, en las colonias americanas tiene reconocida difusión la mística. De ella ha dicho H. Bergson: "San Juan de la Cruz y Santa Teresa sobresalen entre todos los místicos. Su lectura me ha iluminado constantemente, y la convergencia o complementariedad de estos dos espíritus, tan diferentes y a la vez, tan idénticos en su aprehensión de Dios, es para mí una prueba de verdad. Estimo a uno y a otro por igual, y, sin embargo, pongo a Juan de la Cruz en la cima de todo... Vosotros los españoles tenéis en la mística la más alta filosofía; vuestros grandes místicos, como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, han alcanzado de un salto lo que nosotros, filósofos, forcejeamos inútilmente por conseguir". En general, los libros místicos españoles fueron conocidos en el Nuevo Mundo. La Inquisición prohibía con celo los que adolecían de quietismo místico o contenían proposiciones que recordaran doctrinas luteranas sobre la justificación, pero los distingos dogmáticos eran objeto de duda, favoreciendo la difusión de las ideas. Un hermano de Santa Teresa, de nombre Cepeda de Jesús (poeta como ella, residió durante 34 años, en Quito, Ecuador, primero como regidor de Cabildo, en 1559, después como Alcalde en 1561, y, al fin como tesorero de las Cajas Reales) propagó con buen éxito la devoción mística. Escribió un poema sobre el tema Dios incluye en sí a todas las criaturas, y que ninguna está fuera de El; y que por consiguiente el mismo Dios esté en ellas, más que ellas mismas, y El es el centro del alma, si la hubiere tan limpia, que no impida esta admirable unión hallarse así en Dios y a Dios en sí, sin rodeo; tema místico, por cierto, abordado con elocuencia sin par por Juan de la Cruz. He aquí la glosa poemática de Cepeda: TEMA El sumo Bien en su Alteza, Dice al alma enamorada, Que se busque en su grandeza, I que á su inmensa belleza, Busque en su pobre morada. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit RESPUESTA De amor la suprema fuente, Sin bajar de sus Alturas, Con su amor omnipotente, Hállase siempre presente I encierra en sí sus criaturas. I el mismo amor que fué de ellas Su principio, sin tenerle, Ama tanto estar con .ellas Que está muy más dentro en ellas, Que ellas. mismas sin quererle. Pues el alma limpia y pura, Que amare en esto pensar, Se hallará con gran ternura En esa suma hermosura I á sí mismo sin rodear. El caso de Quito fue sólo un hecho, bien que importante de los inicios de la mística en el Nuevo Mundo. En general, los libros ascéticos y místicos divulgados en España pasaban con frecuencia la frontera ultramarina de América. Algo más: El Tripartito, de Gerson, y la Teología mística, de San Buenaventura llegaron a imprimirse en México en 1544 y 1575, respectivamente. Lo propio ocurrió con la Imitación de Cristo, de Kempis, y el Compendio breve, compuesto por Dionisio Rickel, cartujano. Otros autores leídos en el Nuevo Mundo: Fernando Córdoba de Bocanegra, Antonio Núñez, Tomás de Jesús, Luis de Zapata, Miguel Wadding. 5.3. El utopismo. La novela filosófica. El inca Garcilaso de la Vega. América siempre ha sido un acicate del pensar utópico. Algo más: la tierra de proyectos de toda especie de utopías. Como manifestación literaria, la utopía cae fuera de; la reflexión filosófica; también trasciende a esta reflexión a manera de proyecto de reforma política, que ha de ponderarse bajo la óptica de las ciencias sociales. Con todo, encierra un aspecto filosófico: el relativo a la valoración de la prospectiva que se perfila en su tesis. Suele ser la utopía una crítica de lo existente y, en consecuencia, un diseño de vida futura. Por ello, los temas filosóficos de la utopía 13 caen en los dominios de la filosofía de la historia, a título de una axiología de los designios humanos, como ya fue dicho. La utopía suele ser tema en los más de los géneros literarios: De continuo se desborda en la llamada novela filosófica. Justamente el inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, Perú, 1540Córdoba, España, 1616), figura en la historia de las ideas en América, merced ante todo a su obra Comentarios reales, que tratan del origen de los Incas, reyes que fueron del Perú; de su idolatría, leyes y gobierno en paz y en guerra; de sus vidas y conquistas,' y de todo lo que fue aquel Imperio, y su República antes que los españoles pasaran a él. La obra no es un libro rigurosamente histórico. De hecho es una novela filosófica en la cual el autor describe un estado ideal gobernado por una teocracia, atenta a elevados ideales éticos. "El libro merece colocarse por el poder de la fantasía, la pureza de los sentimientos y la elevación del pensamiento en la misma línea que la Utopía, de Santo Tomás Moro y la Ciudad del Sol, de Campanella" (lnsúa Rodríguez). Aunque en menor grado también asoma este utopismo en su obra La Florida del Inca o Historia del adelantado Hernando de Soto y la Historia general del Perú, que trata el descubrimiento de él, y cómo lo ganaron los españoles; las guerras civiles; que hubo entre Pizarro y Alvarado sobre la partija de la tierra; castigo y levantamiento de los tiranos Y otros sucesos particulares. Hay que acreditar al Inca asimismo la traducción castellana del libro Los Tres Diálogos del Amor, de León Hebreo, que, aunque redactado en castellano, perdido el texto, sólo se conserva en versión italiana, de la cual fue puesta en su lengua original por el peruano. La traducción tiene la fecha de 1590, y en su título se indica que fue hecha por Garcilaso de la Vega, natural de la gran Ciudad de Cuzco, cabeza de los Reyes y Provincias del Perú. En la obra de León Hebreo (1465-1535) concurren varias corrientes: la tradición filosófica de los judíos españoles; la especulación de los árabes andaluces, principalmente de Averroes, y sobre todo, el neoplatonismo renacentista. Son los Diálogos una filosofía del amor, concebido este término al modo platónico. León Hebreo la denomina Philographia. En su pensamiento también hay elementos del aristotélico Maimónides, de la mística alejandrina y de la doctrina cristiana. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Hijo de una princesa inca y del poeta español Garcilaso de la Vega, el Inca es un vivo ejemplo de mestizaje. Anima a su obra un espíritu americano en los moldes de la cultura española, a su vez, producto de una combinación de variados elementos de su desarrollo histórico. 5.4. Antonio Rubio y la Lógica Mexicana. A principios del siglo XVII, el padre Rubio (1548-1615), nacido en La Roda, España, se hizo célebre en Europa con su obra Commentarii breviores et maxime perspicui in Universam Aristotelis Dialecticam una cum Dubiis et Questionibus hac tempestate agitari solitis, Colonia, 1605, mejor conocida como Lógica Mexicana, por el hecho de haber sido redactada en estas tierras. Antonio Rubio vino a México en 1576 y el año siguiente comenzó a leer en la Universidad un curso de filosofía muy estimado por todos. A la vez, hizo estudios y se graduó de doctor en la propia institución el 18 de noviembre de 1594. "Después de largos años de cátedra -dice su biógrafo el P. Alegre- que gastó en pulir aquellas mismas doctrinas, partiendo a Roma de Procurador de la Provincia, imprimió en España el celebrado curso filosófico que ha eternizado su nombre. La Universidad de Alcalá, por auto muy honorífico a la compañía y al P. Rubio, mandó que todos sus cursantes de aquella famosa Academia siguieran aquel mismo plan de filosofía con grande gloria para la Universidad de México, de cuyo gremio salió tan celebrado maestro". La Lógica Mexicana tuvo por lo menos cuatro ediciones: 1605 (Colonia),1607 (Valencia), 1609 Y 1615 (Colonia). El libro es un comentario sólido y profundo de toda la lógica aristotélica; está dividido en dos partes: en la primera se comenta la Isagoge, de Porfirio, y las Categorías de Aristóteles; la segunda hace la exégesis de los libros de La Interpretación, los Primeros y Segundos Analíticos, los Tópicos y los Eleneos o sofismas. Su redacción toma en cuenta la crítica renacentista a la escolástica y exhibe, además, profundidad, familiaridad con los problemas y sabia coherencia. Rúbio también escribió: poeticarum institutionem liber, De ortu et interitu seu de generatione et corruptione reru naturalium, Commentarii in ocio libros Aristotelis de physico auditu, 14 Commentarii in libros, de anima, Commentarii in libros Aristotelis de coelo et mundo. Con los tratados del autor se formó su conocido Curso de Artes, que llama el padre Alegre plan de filosofía. Mente rigorosa y profunda, con enorme capacidad de síntesis y extraordinarias dotes para la exposición, la de Rubio. Bajo la influencia de Suárez, militó en las filas de la escuela tomista disidente. Su ascendencia en Iberoamérica fue innegable. Los jesuitas mexicanos Alegre, Abad y Castro, por ej., son tributarios de sus enseñanzas. 5.5. El escotismo en América. Briceño, De Valera. Uno de los grandes entendimientos de América es Alfonso Briceño (1590-1668). Nacido en Santiago de Chile, toma en Lima el hábito de San Francisco, cuya Orden se adhiere a la doctrina filosófica y teológica de Duns Scoto. Sentó cátedra de Teología en la propia ciudad de Lima, en 1638. En 1644 tuvo el cargo de obispo de Nicaragua, de donde pasó a Venezuela a los obispados de Santiago de León, Bujillo y Caracas. Llegó a ser profesor en París, Roma y Salamanca. Dentro del itinerario renovador de Escoto, comunica el americano a la doctrina de la haecceidad un sentido con cierto sabor existencialista. El principio de la individuación no es la materia signada por la cantidad, que dijo Santo Tomás, sino la unidad individual, singular, la que tiene cada ser por sí mismo, aquí, ahora. Mas da un paso adelante, al fundar a la manera de San Agustín tal principio en la experiencia interna del hombre; y puesto en marcha este método metafísico, llamado así, el de la experiencia interna, recorre todos los clásicos problemas ontológicos. Termina, apoyado en un mitigado voluntarismo, por separar la filosofía de la teología. Precisa mencionar sus Celebriores controversias in Primiun Sententiarum Scoti y la Apología de vita et doctrina Joannis Dunsii Scoti. Las Célebres Controversias fueron redactadas en dos volúmenes o partes, en donde expone Briceño detalladamente (en más de 1300 págs. en folio y a dos columnas) el voluntarismo de Escoto al propio tiempo que toma partido acerca de él. La obra es mitad teología, mitad metafísica. Los fundamentos metafísicos de las cuestiones teológicas aparecen a manera de apéndices, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 15 algunos de los cuales se extienden por sobre un centenar de páginas. Son, en el fondo, pertinentes cuestiones disputadas. De ellas, cabe mencionar las siguientes: De la esencia y existencia creadas; De la unidad del ser; De la distinción y aprehensión intuitiva. La obra rebosa en erudición histórico-filosófica. medida que decrece el predominio exterior de España y sube el de Francia, lo francés va invadiendo, aun en filosofía, nuestros cuadros culturales, y aun los influjos de otras filosofías, como el empirismo inglés, suelen venimos también a través de Francia." En esa época la filosofía en América sigue representada por clérigos. Como en la anterior etapa, el tipo histórico de pensador se ofrece en el clérigo docto, a diferencia de lo que ocurre en Europa, donde ya tienen los laicos (diplomáticos, aristócratas, trabajadores, etc.), la preponderancia intelectual. El pensador americano, formado ya concienzudamente, atrévese por su cuenta y riesgo a formular documentadas críticas y a explorar en temas hasta entonces no resueltos o ignorados. Las doctrinas de los más conspicuos filósofos americanos trascienden del Nuevo Mundo y por esta vía se convierten éstos en profesores internacionales. En Alfonso Briceño, sudamericano, minorita, erudito, teólogo y metafísico, de intercontinental influencia, encarna de manera impresionante este tipo histórico. 6.1. Modernismo e Ilustración. Fray Jerónimo de Valera (1568-1625), de Chachapoyas, Perú, había roto lanzas en 1601 en favor del escotismo, como lo exhibe su trabajo publicado en Lima: Comentarii ac quaestiones in universam Aristoteles ac doctoris Joannis Duns Scoto Logicam. Al hablar de la modernización de los estudios en España y en el Nuevo Mundo, viene a cuento hacer un distingo entre los conceptos de modernidad e iluminismo filosófico. Es de suyo pertinente, ya que a menudo se les confunde llevando a equivocadas interpretaciones. Es sabido. La modernidad en términos de filosofía proviene de la conocida división de los períodos de la historia universal en Occidente. Tras la manera de ser del Medievo, aparece (fecha convencional, 1453, caída de Constantinopla) una nueva época, la época de los Tiempos Modernos. Inéditos y extraordinarios sucesos caracterizan a esta época: humanismo, renacimiento, invenciones científicas, descubrimientos geográficos, reforma y contrarreforma religiosas. Para muchos se prolonga la mencionada época hasta las postrimerías del siglo XVIII, ello es, hasta la época de las grandes revoluciones, en especial de la Revolución Francesa 1789, que da lugar a la época contemporánea. Tal corte epocal, empero, es un tanto artificial. 6 LA FILOSOFÍA MODERNA EN ESPAÑA Después del siglo XVI, en España el pensar filosófico y científico sigue la marcha del pensamiento europeo como en los períodos anteriores. Hay, con todo, una diferencia. Al paso que la especulación filosófica en España durante los períodos antiguo y medieval sigue una línea coincidente, aunque no siempre uniforme, con el saber romano, patrístico y escolástico, y, en el Siglo de Oro, España despliega una creatividad espiritual de proyección europea y atlántica, en los tres últimos siglos va sensiblemente a la zaga del pensar europeo; y lejos de promover movimientos creadores, ofrece por lo general, manifiesta mediocridad rara vez superada por mentes destacadas. En los siglos XVII y XVIII se advierte en España la decadencia del escolasticismo y la penetración de las nuevas corrientes, desde el cartesianismo hasta la Enciclopedia. "A Dentro de los tres siglos de la modernidad, también el pensar filosófico ofrece mudanzas notables y decisivas, y, a decir verdad, en nexo constante con los cambios históricos. En la tierra común del humanismo renacentista, se genera la filosofía moderna, de la mano, por cierto, de la moderna literatura, y culmina con los ingentes problemas sociales del siglo XVIII, que provocaran las revoluciones susodichas. Dentro de este largo lapso de tres siglos, la filosofía ofrece cuatro unidades características. Es la primera la del humanismo, en cuyo desarrollo luchan entre sí las tradiciones filosóficas (platonismo, neoplatonismo, aristotelismo, epicureismo, estoicismo, escepticismo, agustinismo) y que desemboca en el decisivo tema de las relaciones del hombre con Dios y el universo (macrocosmos y microcosmos). Pensadores sobresalientes: De Cusa (+1464), Bruno (+1600), Montaigne (+1592). Una segunda fase es bifronte, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit lleva a cuestas dos unidades: la del origen de la ciencia natural moderna (Copérnico, +1543, Kepler +1584, Galileo +1641) y la del nacimiento y desarrollo del racionalismo (Descartes, +1650; Maignan, +1652; Spinoza, +1673; Malebranche, +1715). Cabe citar a F. Bacon (+1626) aquí por su orientación metodológica. La cuarta unidad es la Época de las Luces, de señalado carácter antropológico.- (En el período del racionalismo predomina el tema cosmológico-metafísico). La época de las Luces (el Iluminismo), que, entre otros, representan Locke (+1704), Leibniz (+1716), Berkeley (+1753), Hume (+1776), Bayle (+1706), Voltaire (+1778), Condillac (+1780), Montesquieu (+1778). La Metrie (+1751), Holbach (+1780), es un movimiento caracterizado por la emancipación del hombre bajo la guía de las luces de la razón (de ahí su nombre) y por la convicción optimista del progreso del género humano en todos los sectores de la cultura. Como se advierte, la modernidad es una época compleja por demás. Comprende movimientos variadísimos, a veces antagónicos. Están presentes y actúan materialistas, espiritualistas, místicos, racionalistas, empiristas, sensualistas, escépticos, deístas. No es adecuada, por ello, la caracterización generalizada del Dr. José Gaos de que el rasgo común de la modernidad es el inmanentismo, mucho menos en los pensadores católicos que reformaron su doctrina acogiendo ideas de las corrientes modernas, sobre todo de la física. Justo: segunda escolástica y escolástica modernizada tienen de común como tributarios de la filosofía oficial de la Iglesia, una concepción trascendentalista en su base teológico-filosófica. A la segunda escolástica pertenecen, a más de Francisco de Vitoria, los jesuitas Molina, Bellarmino, Lessio, Mariana, Suárez y ya se verá cómo éstos influyen en los pensadores del Nuevo Mundo. Decir que en la modernidad el concepto del hombre, a veces del hombre individual, adquiere creciente importancia, no es inmanentismo, sino antropologismo; lo que es diferente. 6.2. Cartesianismo y atomismo. Gassendi,.Manuel Maignan. Era explicable. La introducción de la filosofía moderna en el Nuevo Mundo tuvo lugar en su mayor y mejor parte a través de España. Ya quedó mostrado esto tratándose del movimiento humanista. También ahora lo es respecto de la moderna ciencia 16 natural y de ideas de la filosofía del racionalismo, frenadas unas y atemperadas otras por la criba eclesiástica. René Descartes 0596-1650), matemático, físico, filósofo, ha sido llamado justamente el Padre de la filosofía moderna. De su pensamiento se generan o en él se articulan o inspiran las grandes figuras de los siglos XVII y XVIII. El racionalismo de Descartes ostenta los siguientes rasgos esenciales, que precisa reconocer al cotejar y ubicar las doctrinas: a) La matemática es una ciencia modelo. En ella se exhibe por evidencia que el criterio de verdad contiene dos nociones clave: claridad y distinción. b) Hay un principio indubitable, el principio del cogito. Si pienso, existo. El escepticismo absoluto es inconsecuente; no así el escepticismo metódico. c) El pensar implica por necesidad la existencia de ideas innatas, nociones universales que constituyen en su conjunto la razón. d) Una de estas ideas es la Idea de Dios, pues las notas que la definen: perfección, infinitud y eternidad, no pueden provenir de la experiencia externa, siempre deficiente (ideas adventicias) ni ser un producto de la imaginación (ideas ficticias). e) Dios, una vez demostrada su existencia, adquiere el rango de principio explicativo de la realidad (anímica y corporal). f) La ontología se funda en las nociones de sustancia (lo que no necesita de otra cosa para existir), de atributo (lo que expresa la propiedad esencial de las sustancias) y los modos o accidentes (las propiedades cambiantes de los atributos) .En rigor sólo Dios es sustancia. En sentido relativo se admiten sustancias finitas: el yo, cuyo atributo es el pensar (res cogitans) y los objetos corporales, cuyo atributo es la extensión (res extensa). g) Alma y cuerpo son radicalmente diferentes entre sí (dualismo metafísico). Se rechaza el concepto tradicional de forma sustancial. ¿Como se comunican alma y cuerpo, entonces? No hay unidad de naturaleza entre alma y cuerpo, sino unidad de composición por obra de Dios. h) El universo es un inmenso mecanismo, puesto en movimiento una vez por Dios. Esta tesis vino a unificar bajo un solo principio todos los fenómenos del cosmos. Los animales inclusive son mecanismos desprovistos de alma. i) El hombre es un compuesto de alma y cuerpo. La moral se funda en la antropología. En la lucha de las acciones y las Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit pasiones reside la libertad del hombre, cuya meta es la superación de la servidumbre. La doctrina de Descartes tuvo en Francia muchos partidarios (los oratorianos, Port-Royal...). Pero poco a poco los jesuitas, primero indecisos, después decididos, se opusieron a ella, al grado de lograr que el Santo Oficio la condenara. Hubo más: a petición de la Sorbona, el Colegio del Rey prohibió su enseñanza en todo el país. Con todo, el cartesianismo no dejó de difundirse dentro y fuera de Francia, de manera activa y eficaz. Inclusive, décadas después, los jesuitas rectificaron su actitud inicial. Entre los opositores más acusados del cartesianismo figura Pedro Gassendi (1592-1655), filósofo, astrónomo y físico francés, ordenado sacerdote en 1617. Gassendi toma el partido del epicureísmo (Cfr. su Syntagma philosophiae Epicuri), y, con él, la doctrina del atomismo clásico, pero de tal forma lo modifica que lo hace compatible con la doctrina cristiana. Para Gassendi los átomos no han existido desde siempre; han sido generados por Dios, quien ha dispuesto las leyes de su enlace y separación. Gassendi combate por igual a Aristóteles y Descartes. Contra este último redactó las Quintas Objeciones a las Meditaciones metafísicas. En ellas se censura el criterio de verdad cartesiano, caracterizado por las nociones de claridad y distinción: lo que trae consigo la inconsistencia del principio del cogito. También a España llega el cartesianismo y, con él, la disputa mencionada, bien que con una asincronía de retraso, la cual, a su turno, se reitera, respecto de España en el Nuevo Mundo. Los primeros contactos con Descartes y Gassendi, tuvieron efecto en hombres de ciencia: Juan Caramuel y Lockowitz (+1682), Luis Rodríguez de Pedroza (+1673) e Isaac Cardoso (+1680). El movimiento cartesiano logra una acogida amplia más tarde, al fundarse dos sociedades científicas: una en Valencia (en 1690) y otra en Sevilla (en 1700), Históricamente se les conoce con los nombres de Escuela de Valencia y Escuela de Sevilla. La primera tuvo al oratoriano Tomás Vicente Tosca (+1723) como figura más significativa; la segunda, al médico Diego Mateo Zapata (+1738). 17 Las ideas dominantes de ambas escuelas tocan temas de filosofía natural. "Sabido es que la resonancia revolucionaria de Descartes fue aún mayor en el campo físico cosmológico que en el mismo punto de partida de los primeros capítulos del Discurso del Método. De este último se recoge aún más el método matemático, aplicado a toda clase de ciencias, que el problema estrictamente criteriológico del cogito. El método empujó a Descartes a una simplificación geométrica en la visión del mundo físico, que se recortó con caracteres cuantitativos-mecanicistas; extensión y movimiento sin fisuras (negación del vacío) y eliminación de toda la complejidad de formas accidentales y cualidades secundarias. Gassendi juntó a la visión cuantitativa un atomismo democritiano homogéneo (átomos específicamente iguales y vacío) que no hay en Descartes. Maignan subscribe el atomismo gassendista corregido con una diferenciación específica de los diversos átomos (atomismo heterogéneo). Todos coinciden en desechar el hilemorfismo aristotélico-escolástico y en subsistir las teorías metafísicas por una experiencia metódica en la filosofía natural. Aunque el nombre que se aclimató como aglutinante para designar todas estas tendencias fue el de cartesianismo, y por él se caracterizó a nuestros hombres, ya por los contemporáneos, la verdad es que, como ellos mismos proclaman muchas veces, al que en realidad siguen es al mínimo francés Manuel Mdignan (1600-1676). El Cursus philosophicus de éste es el más conocido y explotado; su síntesis de Descartes y de Gassendi, y su tono teológico más acusado, decidió las preferencias de los cartesianos de España. Maignanismo, mejor que cartesianismo, sería su exacta definición histórica. No es tampoco seguimiento omnímodo de Maignan, sino inspiración en él para desarrollar un pensamiento intencionadamente nuevo". 6.3. Los eclécticos (Tosca, Piquer y Arrufat). Calatayud, Alvarado. Las actitudes radicales fueron amainando al correr del tiempo. Acaso la Escuela de Valencia inicia esta mudanza a manera de una perspectiva de síntesis, Así nace una suerte de eclecticismo, tan inofensivo por su aceptación y tan cómodo en las controversias. Tomás Vicente Tosca, ya citado, matemático, naturalista y filósofo, declara en su Compendium philosophicum que no sigue ,a ningún autor por entero, sino a cuantos cuyas Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit doctrinas pueden combinarse y no contradicen la fe, ni la razón, ni la experiencia, Su nombre se convierte pronto en guía de escuela y de lucha filosófica. Sus obras (Apparatus philosophicus sive encyclopedia omnium scientiarum; Totius Logicae brevis explicatio y Physicae id est, entis corporei philosophiae tractatus tertium) ponen de relieve sus conocimientos matemáticos y erudición filosófica, no menos que su capacidad dialéctica que lo lleva a reafirmar las soluciones escolásticas fundamentales, pero con explícito despego de todo principio de autoridad, en particular del propio Aristóteles. En parecida línea hay que. ubicar a Juan Bautista Berni (+1738), a Gregorio Mayáns y Sisear (+1781), a Juan Bautista Muñoz (+1803), autor de una historia incompleta (sólo se publicó el primer volumen) Historia del Nuevo Mundo) y, sobre todo, a Andrés Piquer y Arrufat (1711-1772), médico y filósofo, quien en su Lógica moderna o arte de hallar la verdad y perfeccionar la razón, define su eclecticismo moderado en estos términos: "Por filosofía ecléctica entiendo un modo de filosofar en que el entendimiento no se dedica ni se empeña en seguir a un filósofo, formando sistema de su secta, sino que toma de todos aquellos lo que en cada uno de ellos le parece verdadero". La actitud ecléctica alberga ya un rasgo de independencia intelectual propio de la Época de las Luces. Lo prueba su desarrollo que en algunos muestra un enlace con el escepticismo. Así en el P. Gabriel Marín de Moya (Cfr. su Clave philosophica) y en el médico Cristóbal Suárez de Figueroa (Cfr, Plaza universal de todas las ciencias, Madrid, 1733). De ahí que hayan encontrado muy pronto reiteradas oposiciones. El oratoriano Vicente Calatayud lo combate en sus Cartas eruditas por la preferencia de la filosofía aristotética, para los estudios de la religión (Valencia 1760), Y el P. Francisco Alvarado, llamado El filósofo rancio, en sus Actas aristotéticas (1787). 18 escepticismo crítico. En su célebre y voluminosa obra Teatro crítico universal. Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes. (8 vols., 1726. 1739, aumentado después con uno más), como lo anuncia el título, se ocupa en 118 apartados de temas de historia, filosofía, psicología, teología, política, física, supersticiones, falsos milagros, astronomía, medicina, etc. El estilo de su pensar es el ensayo, cuyo contenido de múltiple, ágil, fácil y difundida comprensión, suscita la duda y el diálogo; lo que logra de manera impresionante en el Viejo y el Nuevo Mundo, como lo confirma en su otra obra fundamental: "Cartas eruditas y curiosas en que por la mayor parte se continúa el designio del Teatro Crítico Universal impugnando o reduciendo a dudosas varias opiniones comunes (5 vols., 1742-1760). En la Carta XXXVI, de las 163 escritas, expresa dramáticamente su vocación humana: "Cumplir con mi oficio, que es el de Desengañador del Vulgo; pero triste, ingrato y desabrido más que otro alguno. Mi profesión es curar errores; y es cosa notable que la medicina que aplico a los entendimientos, exaspera las voluntades." Antes, en la carta XV declara que bajo el nombre de Vulgo comprende no pocas brillantes pelucas, no pocos venerables bonetes, no pocas reverendas capillas. A la manera de Baltasar Gracián (1601-1658) en el Criticón, Feijóo encara el mundo con una actitud reflexiva, esforzándose en describir y calibrar los buenos y los malos aspectos de los hombres tan diferentes en sus apreciaciones, tan comunes en sus necesidades. La discreción pregonada por Gracián, en Feijóo, escéptico, mayormente informado, se torna ahora mente crítica. El docto ha de ser "neutral" incluso en las "guerras filosóficas". En éstas no hay que sucumbir a. posiciones extremas: rechaza con la misma decisión verbalismo (ideologismo) escolástico y empirismo sin freno, o, en sus palabras, la idearia y la solidora. Hijo de su tiempo, hace sus reflexiones, claras, probables, de cara a cuanto pueda incrementar la vida independiente y feliz del hombre. 6.4. El escepticismo. B. J. Feijóo. 6.5. Empirismo y sensismo. Verney. Eximeno. Juan Andrés. En la lucha entablada acerca del escepticismo, éste se afina refrenando sus juicios; lo cual permite abrir un cauce más amplio y prolongado de la concepción iluminista en España. Benito Jerónimo Feijóo (1676-1764), del hábito de San Benito, representa esta faceta filosófica. La suya es una actitud que suele llamarse A fines del siglo XVIlI, otra corriente característica de la época de las Luces penetra en España: el empirismo psicológico, iniciado en Inglaterra, por John Locke (1632-1704). Poco más tarde, también pasa a la península ibérica el sensismo, de Etienne Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Bonnot Condillac (1715-1780) .y, en compañía de una y otra corriente, no menos que de inéditos retoños del racionalismo (Leibniz, Wolff), nuevas ideas de filosofía social y política (Rousseau. Montesquieu, Voltaire) y la Enciclopedia, con su imponente cuadro de pensamientos acotados por análisis y polémicas aleccionadoras. bajo la dirección D' Alembert y Diderot. Dentro de la filosofía y la ciencia de la Ilustración ocupa lugar relevante el inglés Isaac Newton (1642-1727, Principios matemáticos de la filosofía natural). Matemático (inventa con independencia de Leibniz el cálculo diferencial) Y astrónomo y físico (descubridor, entre otras leyes, la de la gravitación universal), ejerce influencia decisiva en las más de las corrientes filosóficas. En la metodología enseña la concepción matemático-naturalista de las ciencias y en cosmología la unidad y coherencia del universo, idea tomada como fundamento, por ej., en la doctrina del deísmo. En sus Ensayos sobre el entendimiento humano, Locke investiga el origen y función de las ideas, señalando que éstas provienen o de la sensación o de la reflexión. Condillac simplifica la tesis. Declara que la única fuente de las ideas es la sensación (sensismo). En nexo con empirismo y sensismo. Destutt de Tracy (1754-1838) funda la llamada ideología, o ideogenia. Según este autor, las ideas acerca del mundo externo provienen de la capacidad humana de querer, unida a la de moverse y sentir. Un sello materialista da a la ideología el filósofo también francés, Jorge Cabanis (1754-1808). El portugués Luis Antonio Verney (+1792) promueve el empirismo en la península ibérica, que se difunde con extraña rapidez y eficacia, unido muchas veces al sensismo y materialismo. Canónigo de Evora, Verney, llamado El Barbadino, protagonista de su obra Verdadero método de estudiar para ser útil a la República y a la Iglesia, quiere ilustrar a su pueblo en la mente de las nuevas ideas. De retorno a su patria de Italia, en donde la Ilustración era honrosamente representada por A. Genovesi, C. Beccaria y G. Filanguieri, se lanza a la tarea. Sigue en lo fundamental al primero de estos italianos; su sistema filosófico figura en tres obras: De re logica, 1751; De re metaphysica, 1753; De re phisica, 1769. Como partidarios del empirismo destacan en España Francisco Javier Pérez y López (+1792; Principios del orden esencial en la 19 naturaleza), Luis Pereyra (+1794; Teodicea o religión natural, con demostraciones metafísicas que ofrece el sistema mecánico dispuestos con método geométrico), y sobre todo, los jesuitas, españoles expulsados a Italia, Antonio Eximeno (+1808) y Juan Andrés (+1817). El primero de éstos últimos con su obra Institutiones philosophicae et matematicae, que roza a menudo el materialismo. El segundo en su obra monumental, 10 vols., Dell'origine, progressi e stato attuale d'ogni letterature, traducido al castellano y publicado en España. En el vol. 10, dedicado a la filosofía, escribe: "Tantas cuestiones sobre cuestiones insolubles, han detenido por muchos siglos el curso del espíritu humano, y más se ha adelantado, apenas introducido el gusto de las observaciones en la física después de Galileo, y en la metafísica después de Locke, que en tantos siglos de sistemas y sutiles raciocinios" . 7 POLÍGRAFOS AMERICANOS DE FINES DEL SIGLO XVII A MEDIADOS DEL XVIII Una fase de suyo importante en el tránsito hacia la modernización de los estudios filosóficos en Iberoamérica queda representada por señeros polígrafos a la vuelta del siglo XVII. Todos ellos exhiben un enciclopedismo, bien que a tenor de su temperamento y propósitos. Los hay de erudición extrema y de erudición reducida, pero un rasgo común los uniforma: están movidos por un afán de penetrar en la ciencia moderna que, como ya fue dicho, se desarrolla al ritmo de la filosofía moderna. 7.1. Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700). Criollo mexicano, sobrino del poeta español Luis de Góngora, estudia con los jesuitas hasta 1669. Después se matricula en la Universidad, donde llega a impartir las cátedras de astronomía y matemáticas, desde 1672. Antes de su muerte reingresó a la Compañía de Jesús. Sigüenza y Góngora fue una mente de incontenible y heterogéneo saber: enciclopedismo de estudios y obras, en prosa y verso, de contenido. literario, histórico, religioso, político, matemático, astronómico, físico, filosófico; vuelo inquisitivo y abundante y paciente recolección de materiales en sus trabajos; Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit crítica ponderada de lo tradicional y de lo nuevo en incoercible afán de verdad; estilo literario, presa a veces de extravagantes imágenes gongorinas y rebuscadas sutilezas conceptistas. Sigüenza y Góngora compuso obras de complicado título y enrevesado tema. Así las históricas y poéticas: Triumpho parthénico que en gloria de María Santísima inmaculadamente concebida celebróla Pontificia Imperial y Real Academia Mexicana (1683); Primavera indiana, poema sacro-histórico; idea de María Santísima de Guadalupe (1668); Teatro de virtudes políticas que constituyen a un príncipe (1680); Piedad heroica (1690); Infortunios que Alfonso Ramirez, natural de la Isla de San Juan de Puerto Rico, padeció en poder de los piratas ingleses (1692). Como hombre de ciencia, redactó libros importantes: Manifiesto sobre los cometas despojados del imperio que tenía sobre los tímidos (1681); Belerofonte Matemático contra la quimera astrológica de don Martín de la Torre (inédito), y Libra Astronómica y filosófica (1691). Este último es fundamental en tanto resume todo su pensamiento sobre el asunto; consta de: a) Reproducción del Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del Imperio que tenían sobre los tímidos, del propio don Carlos; b) Argumentos de éste, respuestas del padre Kino e instancias de Sigüenza; c) Fundamentos del Padre Kino y exámenes de Sigüenza; d) Examen de los modos de conocimiento de las paralelas; e) Examen de los argumentos sobre la altura y paralaje del cometa; f) Pasajes del Manifiesto de don Martín y del Belerofonte; g) Observaciones del cometa. Sigüenza y Góngora poseyó, sin linaje de duda, un claro sentido histórico que le permitió revalorar la cultura mexicana; lo que empalma con su vocación científica que le hizo poner la razón por sobre la autoridad y la vía de la observación por sobre la opinión inveterada. (En su testamento sugiere que una vez muerto, se practique la autopsia a su cadáver para ver de descubrir la enfermedad que le causara la muerte), No fue la de Sigüenza y Góngora una mente creadora, como suele declararlo la historiografía patriótica, con éste y otros personajes. Erudito y reflexivo, supo aplicar su saber en los temas que encaraba. No es obligado hacer una hipérbole de su saber, para admitir que en su vida y obra es un pionero de los rumbos de la modernidad que ciencia y filosofía tomaban en estas tierras. La Libra astronómica y filosófica tuvo ese legado pedagógico cultural. 20 7.2. Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695). Enciclopédica, bien que en mucho menor grado que Sigüenza y Góngora, pero aventajando a éste en el dominio de las letras, Sor Juana Inés de la Cruz, también mexicana, ocupa un sitio honroso en el desarrollo general de la cultura americana a fines del siglo XVII. Se ejercitó en teología y filosofía, ciencias y música; pero en poesía logró hacerse un nombre universal. Es la mejor poetisa de Iberoamérica colonial, y como prosista, aunque su obra es reducida, moderó la locura culterana de la época. Lo más de su concepción del mundo y de su pensar filosófico aparece en el poema Primero sueño y en dos opúsculos (redactados en prosa): Carta atenagórica y Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. En su poema, también de grande aliento, Romance del ausente, se oyen ecos de mística unción. Cuándo tu luz hermosa revestirá de gloria mis sentidos y cuándo yo dichosa mis suspiros dar; por bien perdidos teniendo en poco el precio de mi llanto? -que tanto ha de penar quien goza tanto-. En su Primer sueño sueña que trata de comprender todas las cosas de que el universo se compone, mas no le es dable ni reduciéndolas a supremas categorías, ni en su real individualidad. En la descripción de ese anhelo personal muestra la poetisa la limitación humana, pero no sucumbe a un escepticismo. Por sobre el saber filosófico está el saber teológico, según castiza fórmula del tomismo. Ciencia y filosofía constituyen un grado no final de conocimiento. El saber teológico fundado en la fe, alcanza la cima. Sor Juana pertenece al grupo de pensadores que ejercitan la filosofía como una tarea personal, la llamada filosofía de la estufa. Dice Platón en la República: "Filósofos verdaderos son los que se dan así mismos como espectáculo propio el de la verdad". Pero de tal giro personal de filosofar, Sor Juana fue contagiada acaso por San Agustín. En todo caso, su Primer sueño recuerda dramáticamente el cuento de las Mil y una Noches nombrado El durmiente despierto. Es creíble asimismo que haya tenido presente Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La Vida es sueño, de Calderón. De la práctica de la meditación personal, de Descartes, el cogito, no es tributaria Sor Juana. En el filósofo francés el planteamiento de la meditación y los resultados obtenidos de ella, son sustancialmente diferentes. Es menos desacertado el juicio del doctor Gaos, producto de su prurito por la historiografía patriótica, de ver en el primer Sueño un poema filosófico original pues "si no contara con éste y éste no cuenta en la historia universal… como y dónde debiera… por la ignorancia de los historiadores". Concluye el doctor Gaos que: "El sueño de Sor Juana es un sueño poético; es la poetización como sueño del sueño vital fracasado". No. Es cristiana la concepción del mundo y de vida de Sor Juana. Como ya fue dicho, se halla dentro de los cuadros de una teología de la fe, cual la confirman vitalmente los últimos años de su existencia. En la Carta atenagórica y en la Carta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana discurre con los recursos de la prosa. En la primera crítica un sermón del docto jesuita Antonio Vieyra sobre las finezas del amor de Cristo al final de su vida, interpretación que discrepaba con la dada por San Agustín, Santo Tomás y San Juan Crisóstomo. En la segunda, sale en defensa de la cultura de la mujer novohispana sosteniendo que: a) Las ciencias profanas ayudan a la inteligencia de las letras divinas; b) La variedad de estudios no daña la mente, sino que la ayuda; c) El que se destaca, es recibido como enemigo común; d) Quien tiene afición por la sabiduría, esto es, el filósofo, cuando no estudia en los libros, estudia en todas las cosas que Dios creó, sirviéndole de letras y de libro toda esta máquina universal; e) Las letras sagradas y las historias profanas muestran numerosos ejemplos de mujeres doctas; f) No hay inconveniente alguno, sino muchas ventajas, en que una mujer anciana, docta en letras y de santa conversación y costumbres, tenga a su cargo la educación de las doncellas; g) Se interpreta mal al Apóstol, cuando se afirma que él dice, que las mujeres deben ser ignorantes; h) Un entendimiento es tan libre como cualquier otro, y puede discrepar de las opiniones e impugnadas; i) La poesía, empleada hasta en los libros sagrados, de suyo es buena, aunque algunos la usen mal. 7.3. Matías Aires Ramos Da Silva (1705-1763). 21 En el Brasil, los polígrafos de la época son más que todo humanistas. Entre éstos figura Tomás Antonio Gonzaga, versátil y turbulento. Escribe un pequeño Tratado de Dereito Natural, en el que repudia el jusnaturalismo de Grocio, y, aceptando a Hobbes, da como origen de la sociedad el miedo y el temor que resultan de la guerra universal del estado de naturaleza. También Basilio da Gama, en medio de una vida turbulenta, hace una crítica dolosa de la recia obra de los jesuitas (Cfr. su poema O Uruguay). El más importante pensador de la época fue Matías Aires Ramos da Silva de Eca (1705-1763), original de ,Sao Paulo. En Europa, se editaron sus tres escritos famosos: Reflexoes sobre a vaidade dos homnes (1752), Carta sobre a fortuna (1754) y Problemas de architectura civil (1757). Para Matías Aires "hay vanidades que son universales y comprenden villas, ciudades y naciones enteras; otras son particulares y propias de cada uno de nosotros; de las primeras resulta la sociedad, de las segundas la división". El pensador, siguiendo a Maquiavelo, ve dos tipos genéricos de hombres: los grandes vanidosos y los pequeños vanidosos. La vanidad en los grandes espíritus "trae consigo el desembarazo, la confianza, el arrojo y la certeza". Por su parte', "el hombre de mediocre vanidad es incapaz de premeditar empresas ni de formar proyectos. Todo en él es sin calor; su vida misma es una especie de letargo. Todo lo que procura es con pasos vagos, cobardes y descuidados." Matías Aires es seguidor entusiasta de La Rochefoucauld, autor de Maximes, 1665. 7.4. Pedro Peralta Barnuevo (1663-1743). En Perú aparece otro polígrafo típico de la época: el Dr. Pedro Peralta Barnuevo. De él refiere Luis Alberto Sánchez: "No ingresó en la Iglesia. Su fama de hombre de conocimientos enciclopédicos es merecida. Fue cosmógrafo, matemático, doctor en cánones, teólogo, poeta. Manejó ocho idiomas: latín, griego, inglés, francés, portugués, italiano, castellano y quechúa, y en los ocho versificó con facilidad. Formó parte de la Academia del virrey Castelldos-Rius, sobresaliendo por su inspiración. Entre sus muchas obras -más de cincuenta- son las más notables: su erudito poema-histórico Lima fundada (1732), en que refiere la historia de la ciudad de Lima y de sus más insignes varones y acontecimientos; Historia de España Vindicada (1730), en la que razona con raro acierto acerca de la relación entre la historia ,de Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit España bajo los romanos y la del Perú bajo los españoles, y Pasión y Triunfo de Cristo (1738), obra beata, escrita en los umbrales de la muerte. A consecuencia de esta última fue procesado por la Inquisición, y acaso le habrían quemado vivo si no median su ancianidad y su fama como supremos argumentos canónigos. Peralta era de una cultura muy amplia; ora lo vemos adscrito a los que trazaron las murallas de Lima; ora de censor de libros médicos como los del italiano Bottoni y de Pablo Pedt; ora observando el cometa que se hizo visible en 1702, actuando entonces en calidad de matemático y astrólogo; ora como cosmógrafo, publicando las Tablas astronómicas; ora cual poeta culterano, luciendo retruécanos, en los Carteles de Certamen así como en las Academias del virrey y de los marqueses aficionados a las letras; ora como historiador, ora como teólogo, ora como épico, ora como jurista, ora como cortesano, ora como comediógrafo, imitando a Corneille. A él pertenece esta frase que pudiera ser cifra del espíritu colonial: "Es el príncipe una deidad visible, con quien no tiene otro oficio la lengua sino el del himno o el del ruego" (1700); Y esta otra, de rara perspicacia: "Era entonces la España, la América de los Romanos: semejante en las riquezas y en la extracción de las riquezas. Desdichada Provincia donde dos veces se sacaba la sangre de sus habitantes: a cuyos males sólo les servía la muerte que toman de remedio". La reputación de Peralta Barnuevo en su tiempo fue inmensa. El propio Feijóo hace en su Teatro critico universal este panegírico: "En Lima reside D. Pedro de Peralta y Barnuevo, catedrático de prima de Matemáticas, ingeniero y cosmógrafo mayor de aquel reino: sujeto de quien no se puede hablar sin admiración, pues que apenas (ni aun apenas) se hallará en toda Europa hombre alguno de superiores talentos y erudición. Sabe con perfección ocho lenguas. Es profundo matemático en cuya facultad o facultades logra altos créditos entre los eruditos de otras naciones, pues ha merecido que la Academia Real de las Ciencias de París estampase en su historia algunas observaciones de eclipses, que ha remitido. Es historiador consumado, tanto en lo antiguo como en lo moderno, de modo que sin recurrir a más libros de los que tiene impresos en la biblioteca de su memoria, satisface prontamente a cuantas preguntas se le hacen en materia de historia; sabe con perfección (aquella de que el presente estado de estas Facultades es capaz) la Filosofía, la Química, la Botánica, la Anatomía y la Medicina. Una erudición tan vasta es acompañada 22 de una crítica exquisita, de un juicio exactísimo, de una agilidad y claridad en concebir y explicarse admirables". 7.5. José Eusebio de Llano Zapata (+1779). También peruano, fue un polígrafo de nota. Pensador (resuelto enemigo de la escolástica), historiador, humanista, poeta, astrónomo, matemático y naturalista. Discípulo por corto tiempo de los jesuitas; no hizo estudios superiores y sólo gracias a sus asombrosos esfuerzos de autodidacta logró acumular su erudición sobresaliente. Bajo mirada perspicaz, recorrió el Nuevo y el Viejo Continente, coleccionando antigüedades, investigando la cronología azteca, estudiando la hidrografía del Golfo de México. "Concibió el audaz intento, cuya realización propuso al Rey Carlos III, de una descripción geográfica, mineralógica, arqueológica, botánica y zoológica de la América del Sur, obra en verdad imposible de efectuar por entonces y apenas iniciada en nuestros días. La intención del autor era estudiar en cinco volúmenes los reinos mineral, vegetal y animal, los ríos Marañón, Amazonas, Uriaparí y Magdalena. De esta obra, Memorias Físicas Apologéticas de la América Meridional, sólo se conserva el primer tomo, consagrado al reino mineral y en el que además de los estudios mineralógicos se encuentra gran caudal de noticias arqueológicas e históricas". Desde 1756 hasta su muerte, radicó en España. Ya en 1744 había escrito en Lima su Resolución físico-matemática sobre los cometas. En su época fueron muy leídas sus crónicas acerca de los terremotos ocurridos en 1746 y 1748. 8 LA MODERNlZACIÓN DE LOS ESTUDIOS La obra de los poligrafos contribuyó en buena parte a la modernización de los estudios. A principios del siglo XVIll, es cierto, la filosofía de la Escuela, en trance de flemática decadencia, disfruta de la posesión pacífica de las cátedras en el Nuevo Mundo. Los pensadores dan el efecto de rumiar lo que aprenden: los dominicos, en la tradición tomista; los franciscanos, en Escoto y Ocamm; los jesuitas, en la reforma suareciana. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Pero ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII fue tomando fuerza una vigorosa oposición a la escolástica tradicional que tuvo diversas causas. Esto llevó a los hombres de letras novohispanos, criollos y mestizos, primero a escribir apologías y crónicas de lo que se hacía en estas tierras; lo que trajo consigo el fortalecer el propósito de sabios viajeros de visitar las tierras del Nuevo Mundo con la mira de percatarse de lo que ya era este Continente (redescubrimiento de América), después, a producir obras de aliento. Esta última tentativa se inició con la introducción de la filosofía moderna, y consecuentemente la modernización de los estudios filosóficos, pero no llegó a su fin. En vías de realización, los fermentos de las ideas influyeron en maestros y políticos, aprovechando una coyuntura histórica y precipitando la crisis social e ideológica de la época. Con las Guerras de Independencia en Iberoamérica se pensó poder conjurar decrépitas convicciones, inoperantes sistemas, obsoletas ideas y creencias. 8.1. Iniciales contactos con el pensamiento moderno. Mesland Falkner. Las circunstancias politico-religiosas. En América hay indicios de la filosofía moderna ya en las postreras décadas del siglo XVII. Los polígrafos fueron impulsores de esta "apertura a lo nuevo". Pero ¿quiénes introdujeron por vez primera el pensamiento moderno en el Nuevo Mundo? Parece ser que dos clérigos. Es el primero el misionero jesuita francés Denis Mesland, amigo y corresponsal de Descartes, que toca tierra de la Martinica en 1644, y reaparece a poco en Santa Fe de Bogotá. Ya en tierras americanas recibe una carta muy expresiva de Descartes (Lettres, 9-11-1645; Oeuvres, edición Adam-Tannery, IV, 161-175). Es muy creíble que, aún entregado a su tarea misionera, reflejara entre los hombres de ciencia su conocimiento y entusiasmo por Descartes. (Más datos no se poseen sobre ello). El segundo es también jesuita, Thomas Falkner, inglés, discípulo inmediato, y al parecer "predilecto", de Newton. Llegó al Plata en 1730, y merced a él es conocido en tierras americanas, aún antes de que en Francia, el gran científico. Falkner forma escuela y su discípulo Domingo Mueriel, S. l., profesor de la Universidad de Córdoba, se hará eminente "añadiendo -en frase de su biógrafo Fco. J. Miranda- a la comprensión de la antigua filosofía escolástica el conocimiento puntual de la moderna". (Martínez Gómez, S. l.). 23 En la modernización a los estudios en Iberoamérica hubo circunstancias político-religiosas. El declinar del sentimiento religioso, los ataques a la hegemonía del catolicismo, el quebranto sufrido en su prestigio por la filosofía escolástica en España, durante el reinado de Carlos III (quien gobierna hasta 1788), no tardaron en repercutir en los Virreinatos de Ultramar. En un principio, lo mismo en América que en Europa, la guerra al catolicismo se oculta bajo las apariencias de una defensa de las regalías de la Corona y del Patronato Real. Desde los primeros días de la Conquista existió pugna entre el fuero eclesiástico y el real y celos de precedencia y predominio dividieron a virreyes y arzobispos, a eclesiásticos y seglares, pero todos eran igualmente creyentes. En el siglo XVIII la situación había variado mucho Más que a defender las regalías y el patronato real, se miraba a combatir la fe y quebrantar el poder de la Iglesia. Las luchas entre el clero regular y el secular, los celos y rencillas que dividían a las Ordenes Religiosas, facilitaron la labor de sus enemigos y cuando por la Pragmática Sanción de Carlos III los jesuitas fueron expulsados de América, todo espíritu perspicaz comprendió que tenían los anticlericales ganada la batalla, con la destrucción del cuerpo más disciplinado, de mayor cultura y cuya influencia y prestigio eran reconocidas (lnzúa Rodríguez). Las regalías son el conjunto de los derechos que tiene el Estado para intervenir en asuntos de administración eclesiástica, como la presentación de obispos, los expolios y la retención de bulas. Data su origen de mediados del siglo XV. 8.2. Apología de la cultura americana. Espinosa, Medrano, alea, Salinas, Sor Juana, Eguiara y Eguren De Vetancourt. En el Perú, a fines del siglo XVII, predominaron los colegios de San Felipe, San Martín, Santo Toribio y San Pablo, sobre la Universidad de San Marcos. La escolástica se afianzó en los espíritus de todos los intelectuales, y encontró en el culteranismo su estilo de expresión, más por lo abstruso y sofisticado que por lo profundo y creador de sus estructuras. En la acalorada controversia entre los culteranos y sus opositores, vale decir, entre la expresión de las ideas escolásticas y las nuevas ideas, sobresale don Juan Espinosa Medrano (16321688), autor de una Apología en favor de don Luis de Gangora, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit una Lógica, un Panegírico por la protección de las ciencias y las artes, etc. Espinosa Medrano fue enemigo de lo preciso y concreto; gustaba de circunloquios tanto como de la interpretación caprichosa de la Sagrada Escritura, o de las sentencias de los autores escolásticos. En la apología fue exagerado. Parece ser que el primero en ocuparse de bibliografía americana fue el peruano León Pinelo. Hizo publicar en España, hacia 1629, un libro llamado Epítome, en donde predomina la información, como es de suponerse, de México y de Perú. Don Andrés González Barda, coleccionista español, redactó en 1737, aumentada, la obra de Pinelo. Por su parte, don Nicolás de Olea (1635-...?) fue aficionado a la crónica. Teólogo y orador, entre sus escritos de historia destacan: Informe sobre la fundación del monasterio de Jesús María, y Memorial de la vida del padre Juan de Alloza, así como varias cartas de edificación. Olea dejó también una Teología de los Sacramentos y una Suma teológica, donde sigue a Aristóteles y Santo Tomás, pero donde también suscribe ideas de Telesio y Campanella. Buenaventura Salinas (1653, originario de Lima, Perú) escribió en México algunos panegíricos, un Curso de Filosofía, y una Apología o Memoria, informe y manifiesto al Rey nuestro Señor, en su Real y Supremo Consejo de Indias, en la que considera que es injusto y erróneo pensar que los criollos degeneran los blasones y méritos que se heredan con la sangre, por sólo estar en las Indias. Salinas aboga porque los criollos sean más estimados en la política de estos reinos, porque tienen la sangre de la península y la lengua más ejercitada que los naturales de América. No deja de ponderar Salinas la obediencia que se guarda al Emperador, aunque en el Nuevo Mundo se tenga la opulencia de grandes reinos y nobilísimas ciudades. Por fin, hace ver que los peninsulares ganaron un mundo entero, pero que sus hijos (los criollos) lo han poblado, lo ilustran, lo conservan y lo acrecientan. A Juan José Eguiara y Eguren (1695-1763), orador sagrado y teólogo, se debe el libro más importante de la época sobre la apología y crónica de las letras del Nuevo Mundo: Bibliotheca Mexicana, escrita para reivindicar la cultura de México y América, 24 sobre todo de los ataques del Dean de Alicante don Manuel Martí, quien en su libro Epístolas, se "atreve a señalar a México (si place al cielo) como el sitio de mayor barbarie del mundo entero, como un país envuelto en las más espesas tinieblas de la ignorancia y como asiento y residencia del pueblo más salvaje que nunca existió o podrá existir en el futuro. La Bibliotheca Mexicana consta de un Prólogo o Anteloquia (dividido en 20 párrafos o capítulos) y el estudio de más de 2 000 autores, tratados en orden alfabético. Considera la evolución cultural de México dividida en dos partes: la de los antiguos mexicanos y la que principió con la Conquista. Es el primer libro que se puede considerar como historia de las ideas. Los Anteloquia son muy importantes, pues presentan un cuadro muy completo, y una reflexión madura. He aquí algunos de ellos: II. Pruébase cuán grande es la ignorancia del deán alicantiano en punto a antigüedades mexicanas, y demuéstrase la ilustración de nuestros indios, trayendo a la palestra sus códices y bibliotecas... V. Testimonios de escritores muy autorizados que traen a plena luz los colegigs y centros de enseñanza de los indios mexicanos... XI. Del ingenio de los americanos y de su amor y afición a las letras... XIX. Qué juicio haya de formarse sobre la cultura de los indios desde que empezaron a ser cultivados por las letras hispanas... Vista la historia americana en su conjunto, el desarrollo de la cultura en la época colonial recibe su justa valoración. En esta línea el franciscano Agustín de Vetancourt (1620-1700), nacido en México, realiza un esfuerzo digno de referirse. Publica en 1698 la obra Teatro Mexicano: descripción breve de los sucesos ejemplares históricos,políticos, militares y religiosos del Nuevo Mundo. En la parte de la historia antigua sólo resume las noticias contenidas en la Monarquía Indiana, de Torquemada, continuándolas hasta las postrimerías del siglo XVII. Con todo, supera a Torquemada en la forma de escribir; lo que hace de manera clara y natural. "De ahí que se le lea con mucho mayor agrado que al historiador que fue su principal fuente. Prefiérese del Teatro Mexicano la última parte, o sea la Crónica de la Provincia del Santo Evangelio y el Menologio: libros admirables que son elocuente cuadro de la gran obra civilizadora llevada a cabo por los Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 25 franciscanos, y, asimismo, y por algunas de sus páginas, historia colorida y penetrada por grato sabor de intimidad de la vida y sucesos de muchos insignes frailes, cuya memoria no habría llegado hasta nosotros, a no ser por el acucioso y fiel cronista". 8.3. El redescubrimiento de América. Condamine, Ulloa, Jorge Juan, Humboldt. De Frezier, La A las iniciales noticias de carácter apologético sobre la cultura del Nuevo Mundo en el siglo XVI, se repite dos centurias después manifiesta curiosidad de hombres de saber por el mismo tema; lo que da lugar a una suerte de redescubrimiento de América. El hecho se explica. De América sólo se tenían informes oficiales de los gobiernos europeos. Muchas noticias, empero, los rebasaban ya y otras diferían de las declaraciones burocráticas. Tal redescubrimiento, a veces omitido en la historia de América, fue de cierto de apreciable influjo en la modernización de la cultura americana en general. La dinastía borbónica en España facilita el tránsito de los curiosos. En 1712, M. Amedié de Frezier, quien después de dar la temida vuelta por el Cabo de Hornos, visita Chile, Perú y el resto de la costa del Pacífico. Veinte años más tarde publica una obra amena, Relation du Voyage a la Mer du Sud, en donde, con fácil y chispeante estilo, refiere pintorescos rasgos de las tierras visitadas, y muy especialmente subraya la abundancia de mestizos y mulatos, la superficialidad de las creencias, el ambiente erótico en las colonias y lo consuetudinario del contrabando. La primera expedición científica, agrega lo A. Sánchez, es obra de La Condamine y su grupo. "Midieron el meridiano terrestre, y se internaron, por el Ecuador, hacia las selvas amazónicas, afrontando las dificultades de los bosques y de las tribus salvajes que ocasionaron la muerte de uno de ellos. La Condamjne, maravillado ante aquel panorama, manifiesta, en Relación (abreviada) de viaje a la América Meridional (1745), su asombro ante el prodigioso aspecto de naturaleza indómita. El impacto intelectual de la visita de La Condamine sobre los coloniales se revela en un intenso avivamiento del interés por la propia geografía, entre los criol1os, y la súbita pasión por aquella tierra ignota, entre los europeos. "Como auxiliares de los académicos franceses vinieron dos marinos españoles, don Antonio de Ulloa y don Jorge Juan, a quienes debemos uno de los libros más importantes y certeros sobre la vida política, social, intelectual y económica de América. Hacia 1748 publicaron sus Noticias americanas phisico-históricas, llenas de apuntaciones decisivas y escritas con severidad científica. Pero sólo muchos años más tarde, después de la emancipación política, en 1826, se publicó en Londres la gran obra de los 'dos marinos, inédita por orden del rey: Noticias secretas de América. "Con posterioridad el tudesco súbdito de Bohemia, Tadeo Haencke visita detenidamente las diversas regiones de América. Escribió una Descripción del Perú y otras de Chile, Río de la Plata y Alto Perú. Desde Cochabamba, en donde pasó sus últimos años, solía enviar artículos científicos a El Telégrafo de Buenos Aires (1800... "Hacia 1799, dos eminentes botánicos franceses, iniciaron estudios que llegarían a ser definitivos, sobre la flora y la geografía del continente: fueron Bompland y De Jussieu. Los resultados de sus observaciones perduran hasta ahora. Años antes, había llegado a Bogotá el gaditano José Celestino Mutis, fomentador de los estudios botánicos, de astronomía y geografía, en Nueva Granada. Pero, la figura central de los viajeros y redescubrid ores del mundo americano es sin duda la del Barón Alejandro von Humboldt, quien residió durante cinco años en - América. recorriéndola de palmo a palmo, estudiando la región amazónica, analizando las sociedades limeña, cubana, mexicana, etc., enamorándose de la naturaleza y de una mujer -la güera Rodríguez-. Humboldt realizó este viaje por instancias de Goethe, durante una conversación que sostuvieron hacia 1797, en Jena (Alemania). Poco después emprendió sus memorables andanzas de las que saldrían los volúmenes de su Viaje a las tierras equinocciales, verdadero monumento de sabiduría, amenidad y americanismo. "Con el paso de Humboldt por toda América, se cierra este capítulo de 'los viajeros', cuya lección sería admirablemente aprovechada por la generación criolla que intervendría, luego, en el proceso de la emancipación política del Continente." 8.4. Información, aprendizaje y lucha inicial. Las lenguas vivas extranjeras. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La modernización de los estudios en Iberoamérica tiene lugar durante el último cuarto del siglo XVIII. Anteriormente, desde principios de la centuria, suele hablarse de un prolongado hiato de abatimiento intelectual. Pareciera que de improviso se produce un fecundo movimiento sin inmediatos antecedentes. No es así. La apuntada decadencia de la filosofía comienza a notarse en su tiempo, por falta de información de las doctrinas extranjeras, de semejante manera como fue el caso tratándose de las ciencias naturales y de la matemática. Advertir esta carencia fue entonces un estímulo promisor. Mas la información recibida trae consigo un paralelo aprendizaje de las nuevas ideas, y, andando el tiempo, un cambio de convicción filosófica, primero, tras una lucha interior; después, en una pugna abierta. Arribo y recepción en Iberoamérica de los nuevos pensamientos fueron favorecidos por la crisis dinástica en España en beneficio de los Borbones, tan adictos a la cultura francesa, como ya se dijo. Los viajeros y los poIígrafos promueven la inicial fase. Dan noticia de las nuevas ideas. Los encargados de enseñar la ciencia y la filosofía en el Nuevo Mundo, principiaron por informarse de ellas. De inmediato la reacción de los más, fue de censura, pero la de los menos en su favor no era despreciable; poco a poco van ganando a su causa hombres de probado talento; lo exhibe a las claras la preocupación de los centros oficiales de enseñanza superior por evitar que se difundieran y se adoptaran las negadas doctrinas. La inquietud oficial termina por convertirse en impedimento. Las prescripciones universitarias establecen de forma categórica el contenido tradicional de la enseñanza para obtener el grado académico. He aquí un ordenamiento no por pintoresco menos aleccionador. "Teniendo el cancelario en sus manos el libro cerrado, un niño que no exceda de doce años con un cuchillo u otro instrumento proporcionado abrirá en tres partes de las cuales el que se presente al examen escogerá el texto sobre que ha de leer. Y por que las lecciones han de ser dos, se habrán de hacer dos asignaciones con tres piques cada una, conforme a la Facultad en que se ha de leer, y serán en la forma siguiente: Para el examen de Teología... Para el de Artes (Filosofía), para la primera lección se abrirá un punto en los ocho libros de Física, de Aristóteles, otro en los De Generatione et Corruptione, y otros en 26 los De Anima; y para la segunda en los De Predicables, de Porfirio, otro en los Predicamentos y otro en los libros posteriores". La enseñanza oficial de las ciencias naturales llega también a ser materia de crítica. Hay textos reveladores de su atraso. En el Colegio de Santo Tomás de Guadalajara; de la Orden de los Jesuitas, se relata el desarrollo de una promoción académica. El sustentante defendió entre otras, las siguientes tesis, con beneplácito de las autoridades universitarias: "a) La razón suficiente de la aurora boreal se puede tomar de las exhalaciones de nitro, las de azufre, y las mezcladas de betún amontonadas, por cierta razón especial, en la temperatura de la región del norte al cual fenómeno ayudan no poco las nieves y el hielo. "b) Expondremos los sistemas hipotéticos que han recibido nombre de Claudio Ptolomeo, Tico Brahe y Nicolás Copérnico, sin seguir ninguno. "c) No todos los cometas tienen por origen exhalaciones quemadas en lo más alto del aire". ¿Cómo, entonces, fuera de las instituciones oficiales, se conocieron las nuevas ideas? Entre las gentes educadas de América hispánica hubo mucha afición a la lectura. En el Brasil, por ejemplo, los libros suplían la falta de universidades: no se advierte diferencia sustancial de cultura entre los súbditos de la corona de Portugal y los de la corona de España, si se exceptúan los dos grandes centros que fueron Lima y México. Las listas de obras remitidas de Europa a los libreros de las colonias abarcan la mayor variedad concebible de títulos y asuntos; las cantidades eran extraordinarias: así, en 1785, una sola remesa de libros recibida en El Callao, el puerto de Lima, sumaba 37,612 volúmenes. En el siglo XVIII circulaban muchos libros de orientación moderna: la Encyclopédie, obras de Bacon, Descartes, Copérnico, Gassendi, Boyle, Leibniz, Locke, Condillac, Buffon, Voltaire, MoDtesquieu, Rousseau, Lavoisier, Laplace; se mantuvieron en circulación secreta todavía cuando se les consideró peligrosos y se prohibió su lectura. Junto con el latín, que era el punto de partida de la enseñanza en las escuelas de las ciudades, se leía el italiano, que era adorno común en el siglo XVI para toda persona culta de habla española o portuguesa; en el siglo XVIII se hizo corriente el francés, y después se comenzó a aprender el inglés. (Henriquez Ureña). Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 8.5. Las dos formas de la modernización. La expulsión de los jesuitas. Traspuesta la primera mitad del siglo XVIII se advierten en América claros y benéficos efectos de la mencionada recepción de la filosofía moderna adquirida y lograda, por cierto, a espaldas de los centros oficiales, de manera discreta, cautelosa y aun subrepticia. El suceso tiene lugar en México y en el Perú. De las ciudades capitales de estos dos países coloniales irradia este hecho intelectual junto con las nuevas modalidades que adquiría la cultura en esta época a otras naciones de Iberoamérica. En efecto, el ambiente espiritual se transformaba a la sazón. Tras los excesos de la pedantería culterana y los retorcimientos fútiles y ociosos del conceptualismo, gana terreno un gusto neoclásico en importantes dominios de la cultura, y, con él, una suerte de neohumanismo equilibrado y fecundo, que, sin perder de vista la realidad americana toma como inspiración la sobriedad, la elegancia, la agudeza, el discernimiento y sentido de las ideas del pasado y del presente, creaciones de la humanidad. Modelo de esta entonación neoclásica en las letras, es la obra, de amplio espectro cultural, del jesuita guatemalteco Rafael Landívar, Rusticatio Mexicana, poema en donde el latín se adopta y adapta para revelar el paisaje y vida americanas. No es infrecuente. Hay cambios de parecer que enaltecen. Los jesuitas, iniciales enemigos de Descartes en Europa, rectifican en medio siglo su juicio. En la Nueva España, los jesuitas, representantes seculares de la tradición filosófica -y científicacrean las condiciones de la mudanza intelectual en favor del modernismo. Por ello, la expulsión de ellos ejecutada en España y sus colonias en 1767 (uno de los yerros del gobierno de Carlos III frente a sus muchos aciertos), anticipándose a la extinción de la Compañía de Jesús en 1773 por el Papa Clemente XIV, significó un perjuicio en la tarea modernizadora de los estudios en América. En efecto, en esa época, la enseñanza superior se hallaba, casi totalmente, en sus manos. Sus colegios en nada desmerecían, por la calidad y eficacia de la enseñanza, de los mejores de Europa. Los jesuitas hispanoamericanos no tardaron en rivalizar en saber con los nacidos en el Viejo Mundo. 27 La asimilación de la filosofía moderna en tierras americanas se realiza en dos formas: o al través de una franca rebeldía contra Aristóteles y la escolástica, o mediante una ponderada conciliación de doctrinas atenta a revisar y retocar filosofemas clásicos. El venezolano A. de Valverde, el peruano Eusebio Llano Zapata y el mexicano José Mociño, entre otros, combatieron de frente al peripato y a la filosofía escolástica. De esta última, decía Llano Zapata: "es una sarta de abstracciones y disputas bien inútiles; no se da un paso que no sea en esta parte con pérdida de tiempo, malogro de la juventud y ruina de los ingenios; tropiezos casi inevitables y que siempre han de salir de encuentro a todos los que se mezclan en cuestiones que ni en lo físico ni en lo moral traen algún provecho al espíritu de los hombres". En poco tiempo, predominó el tono conciliador, que, a veces, vino a tomar las características y nombre de un eclecticismo. El mexicano Benito Díaz de Gamarra (+ 1783) se llama a sí mismo filósofo ecléctico. En su obra Elementa recentioris philosophia (1774) recoge y coordina ideas modernas de Descartes, Gassendi, Galileo, Malebranche, Leibniz, Wolff. Su obra toda se cifra, según su propósito, en ser un escolástico conciliador. Este, tipo de eclecticismo tuvo en México y fuera de México muchos discípulos. En su línea se moverán el franciscano José Elías del Carmen (+1825), catedrático en Córdoba, Valentín Gómez, profesor en el Colegio de Buenos Aires, Mariano Moreno, lector en Charcas, el cubano José Agustín Caballero (+1835). Otro matiz, conciliador así mismo, ofrece la modernización de los estudios por parte de los. jesuitas. Estos también abren sus aulas a Descartes, pero filtran la doctrina de éste al través de los textos de Santo Tomás y de Suárez. En dos centros culturales se opera, no sin cautela, dicho contacto: en Córdoba, como ya vimos, y en México. 8.6. Los jesuitas Campoy Abad, Parreño, Clavijero, Alegre, Castro y De Guevara y Basoazábal. Con estos jesuitas la modernización entra en los centros de enseñanza media y superior. Aún se libra la batalla contra pensadores tradicionalistas, pero ahora las armas de los innovadores son más eficaces. Se dispone de una información de primera mano (Descartes, Malebranche...) y se asocia a sus convicciones filosofía y ciencia natural en sus mutuos vínculos. Con todo, se pone a salvo los dogmas cristianos, fortaleciendo la fe Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit de los indecisos. Hubo más: estos jesuitas escriben y lo hacen en un lenguaje sobrio y atractivo, a veces con agudeza y donaire. En México, el impacto renovador se expresa en la incompatibilidad pedagógica entre el Colegio máximo de San Pedro y San Pablo, jesuita, y la Universidad. Dado que los colegiales estaban matriculados al propio tiempo en la Universidad, y ésta se oponía a toda innovación, se acordó incrementar y reformar los estudios en todos los colegios jesuitas del Virreinato, bajo la influencia de recientes tratados llegados a la Nueva España como el del filósofo y matemático Francois Jacquier, lnstitutiones Philosophicae ad studia theologica accomodatae, Roma, 1749, y el del físico Juan Antonio Nollet, Programme ou idée générale d'un cours de physique experimentale, París, 1738. En la discrepancia apuntada eran exponente y factor los más aventajados jesuitas de la época. ¡Difícil y arriesgada empresa la de estos varones! Fue una audacia entonces tocar siquiera los filosofemas de una doctrina aceptada sin reservas. Ese crédito precisa abonar a estos reformadores, dentro de los cuales ocupa un primer sitio en el tiempo José Rafael Campoy (1723-1777), de Sonora (México), quien ejerció una doble influencia. De un lado fue maestro, guía y consejero de sus condiscípulos; de otro, acudió a las fuentes mismas de filósofos y hombres de ciencia por sobre comentaristas y autores de segunda mano. Polígrafo, renovó el gusto académico por las ciencias naturales contagiando de tal fruición a sus colegas. Se dice que encontró y se sirvió de los materiales científicos que coleccionara Sigüenza y Góngora, entonces olvidados. Ilustró y anotó la Historia Natural, de Plinio, a la luz de la ciencia moderna de su tiempo. En su orden, figura otro polígrafo de nota: Diego José Abad (1727-1779), de Michoacán (México). Su obra es considerable: Disertación jocoso-seria sobre la latinidad de los extranjeros; El nudo más intrincado de las matemáticas; El alma encerrada en un minúsculo cuerpo, de Lívino Meyer; Egloga Octava de las Bucólicas, de Virgilio; Compendio de álgebra; Tratado del conocimiento de Dios, Geografía hidrográfica general; Poemas; Curso Filosófico. Los temas que se tratan en el Curso Filosófico del padre Abad, son los mismos que se enseñaban en toda la Nueva España dentro de esta materia, a saber: Física: Tratado de los Primeros Principios de los cuerpos o seres naturales. Materia Prima. Forma 28 sustancial. Tratado de las causas. Naturaleza. Creaturas. Tratado del Cielo y del Mundo. Tratado de los cuerpos inanimados. Tratado de los cuerpos animados. Metafísica: Del Ser común y sus atributos. La trascendencia. Del Ser posible y del existente. Esencia y existencia. De la sustancia y del accidente, de la cantidad y de la cualidad. De la subsistencia. Del ente negativo y quimérico. De las carencias y del ente de razón. De Anima: Del alma y la vida. De la esencia del alma y sus propiedades. De la unión del alma con el cuerpo. Del lugar donde reside. De las partes que anima. La Lógica, dentro del Curso del Padre Abad, toma estas modalidades: en las Súmulas se sostiene que en filosofía no es posible atenerse absoluta y necesariamente a la definición,.y que no es necesario en una definición tener presente siempre el género próximo y la diferencia específica. Además, es posible negar a la división, a la definición y a la argumentación, su validez como forma de conocimiento. En el tratado de Lógica propiamente dicho, Abad afirma que lo tocante al nombre es un estudio inútil, pues es como "tratar acerca de una sombra". Más adelante Abad admite que "ciertamente la demostración" es muchísimo mejor cuando se funda en el experimento mismo". Respecto a la filosofía moderna dice: "La nueva filosofía, aún más innovada en nuestros días, ha resonado de tal manera en los oídos populares que ha sido divulgada aun, en lengua común... y ha llenado de simplezas los sistemas, y se burla de la Física peripatética. Por esto juzgué necesario ofrecer algunas noticias, por lo menos de los más célebres sistemas, para que no se diga que los ignoráis, vosotros que profesáis ser filósofos. Alguna vez (si place a los dioses) hablaremos más abiertamente de ella y no sólo como en privado. Para mayor claridad expondremos primeramente aquello en que los modernos convienen con los físicos peripatéticos y después en lo que máximamente difieren". José Julián Parreño (1728-1786), de La Habana, Cuba, también participó en la modernización de los estudios y en la introducción de la filosofía moderna. Desde 1745 perteneció a la Compañía de Jesús. Vino a México y enseñó retórica y filosofía. Entre otras obras, se deben a su pluma: Explicación y ampliación de la Obra de Melchor Cano "De los Lugares Teológicos"; Anales: Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Historia profano-eclesiástica de los años 1782-1785, Y Eloquentiae Praecepta, publicada en Roma, 1778. La mayor parte de su vida la pasó en el magisterio de México. Parreño enseñó teología así en la Ciudad Capital como en Puebla. El máximo puesto académico, sin duda muy codiciado y difícil de llevar, fue el de Rector del Colegio de San Ildefonso. Parreño fue también buen orador. Se decía que era el primer orador a la moderna. Murió en Roma, expulsado en 1786. Nervio vital de la reforma de los estudios filosóficos, y de la introducción de la filosofía moderna en la Nueva España fue el padre Javier Clavijero (1731-1787). El 13 de febrero de 1748 inició su noviciado en la Compañía de Jesús, el que terminó dos años después para cursar posteriormente el ciclo de humanidades. Dice Maneiro, su biógrafo, que lo mismo en gramática que en filosofía o teología, lo que se enseñaba en público a los demás alumnos, él lo aprendía con una perfección que a pocos es concedido alcanzar; pues se preocupaba por los principios de las cosas; relacionaba con toda diligencia unos conocimientos con otros; la verdad que con sus propias fuerzas encontraba, la escribía en apuntes. Clavijero, con inquietud que mucho lo honra, se dio a leer a Feijóo, Saguens, Purchot, Descartes, Gassendi, Newton, Leibniz, Fontanelle, Regis, etc., según apunta Maneiro. Al volver a la ciudad de México después de un año en Puebla, se aplica a estudiar teología. Por entonces tiene amistad con Campar y admiración por don Carlos de Sigüenza y Góngora, en cuya obra aprende a interpretar y estudiar los jeroglíficos prehispánicos y las culturas postreras. Se le nombra prefecto del seminario de San Ildefonso; por algunos meses cumplió las obligaciones estatuidas, pero al fin impugnó en una elocuente carta al Superior de la Provincia don Juan Antonio Baltasar, persuasivamente, el sistema proponiendo un método, según el cual, juzgaba que se debía someter la educación de los jóvenes. El P. Superior comprendió el talento de Clavijero, lo removió de su puesto explicando: "No dudes que estos designios tuyos obtendrán a su tiempo éxito favorable". Pronto tuvo a su cargo el curso de retórica y pudo atacar los vicios oratorias de la época. Ordenado sacerdote, pide ardientemente ser ministro de indios; allí aprovecha sus tiempos libres para adentrarse en la historia. Por estos días escribió algunos folletos para difundir las nuevas ideas filosóficas (hoy perdidos). 29 De esta época data el inicio de una brillante carrera como profesor de filosofía en Puebla, Morelia, Guadalajara, y en la ciudad de México, donde Clavijero enseñó con la venia de sus superiores, el aplauso de sus compañeros y la admiración de sus discípulos (entre ellos Alzate), una nueva filosofía. Dice Maneiro que era esta filosofía, un compendio escrito en hermoso latín, absolutamente claro, construido en un orden perfecto, expurgado de toda inutilidad en temas y palabras, en el que se podía leer a los filósofos griegos admirablemente condensados y explicados con máxima diafanidad, así como también cuanto de útil concibieron los sabios modernos desde Bacon y Descartes hasta el americano Franklin. Estando en Guadalajara ocupado en sus cátedras y en el servicio religioso, parece que escribió su célebre diálogo intitulado Filaletes y Paleófilo, donde se ocupa de subrayar que en el estudio de las cosas físicas debemos procurar inquirir la verdad, y de ninguna manera propugnar alguna opinión establecida conforme al arbitrio de los mayores. De Guadalajara partió desterrado a Italia. En Ferrara proyecta una Academia para los mexicanos refugiados. Finalmente llega a Bolonia, con grandes arrestos para componer la obra de su vida: Historia de México, escrita en español, pero publicada finalmente en italiano: Storia antica del Messico, la que inmediatamente se tradujo al francés, al inglés, al alemán y al danés. A esta sonada obra siguieron otros trabajos como su Historia de la California y sus Elementos de critica o Disertaciones sobre la América. El último opúsculo que escribió fue un relato en italiano sobre la Aparición de la Virgen María en México, publicado en Cerdeña. También renovador de los estudios y difusor de la filosofía moderna fue el latinista y fecundo escritor Francisco Javier Alegre (1729-1788), autor de traducciones latinas, poesías, un Arte Retórica, y la Crónica de la Compañía de Jesús en la Nueva España. Los últimos dieciocho años de fecunda labor, los pasa en Italia, dedicado a escribir su obra fundamental que intituló Instituciones Teológicas, en 15 libros. En esta obra depura y ordena metódicamente los problemas de la metafísica y la teología, y partiendo de las Sagradas Escrituras, de los Padres y de los Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit concilios, expone todos los dogmas de la fe católica, así como todo lo que lleva a conocer y a amar la majestad de Dios. Además se conoce del P. Alegre una Biblioteca Crítica, con seis volúmenes, en la que trata: de las lenguas, de la gramática, retórica, poesía, dialéctica e historia. En dos cartas dirigidas a Clavijero, Alegre hace una reseña de su Curso de Filosofía que dictara en México. En él diserta sobre la Física general y particular: del movimiento, de los cuerpos elásticos, la perpendicular, las fuerzas, vibración de los péndulos, principios de estática, hidráulica, mecánica, geometría, etc., en la Física general. En la Física particular: de los cielos, sistema, ecuaciones, planetas, la teoría de Tico Brahe, equinoccios, eclipses, división de la esfera, principios de geografía, cronología, el mar, orígenes de las fuentes, de los minerales, etc. En la misma carta, Alegre describe otra parte interesantísima, por las ideas modernas que ya contiene: "De ahí seguí a los cuerpos animados, primero las plantas, en que seguí el conocimiento de los modernos, luego a los brutos con Descartes, luego el hombre, tratado con sus cuatro facultades. En generación me pareció mejor Maupertuis; en anatomía Heinster; en música Erranso; en óptica el Abad Nollet; en lo que mira a la facultad racional que es lo que llamamos ánima, seguí generalmente a Malebranche y Descartes". Agustín Pablo Castro (1728-1780), latinista y jesuita también, contribuyó asimismo como sus hermanos de hábito, a la renovación de los estudios. En México escribió una descripción de las Ruinas Zapotecas, y una Historia de la Ciudad de Córdoba en México. Desterrado a Italia, compuso un Opúsculo sobre los métodos de la enseñanza del español, y otro Sobre la enseñanza de la lengua griega. Es obligado, finalmente, hablar de otro jesuita mexicano de innegable importancia: el padre Andrés de Guevara y Basoazábal (1748-1801). Escribió su obra fundamental en Italia, bien que toda su formación se hizo en Nueva España. Llegó a ltalia en 1767, con los exilados de la Compañía de Jesús, sus hermanos de hábito, y dedicó, con empeño y nostalgia, varios años en redactar su libro Instituciones elementales de filosofía, del que existen tres ediciones: una en Roma, otra en Guatemala, y la última, publicada en España el año de 1833. 30 Andrés de Guevarra fue un ardiente defensor de la filosofía moderna. Él mismo afirma que sus Instituciones elementales de filosofía han sido concluidas con el firme propósito de excluir el prejuicio que en otro tiempo se había robustecido en la mente de muchos; el prejuicio de que la filosofía moderna insensiblemente conduce a la licencia irreligiosa, y que sus cultivadores, por consiguiente, se exponen de voluntad, al riesgo de volver las espaldas a la religión católica. Guevara da el más sólido mentís a todos los detractores de la filosofía moderna, por una parte, publicando su libro en la misma Roma, sede de la cristiandad, y, por otra, haciendo ver que en esa "gloriosísima Urbe en que reina el Vicario de Cristo y Cabeza de la Iglesia, esta moderna filosofía públicamente se cultiva y se enseña en todas las escuelas". Sin embargo, el P. Guevara reconoce también que "es verdad que muchos de los modernos filósofos han caído en graves errores; mas igualmente erraron muchos antes de esta restauración de la filosofía, y no hay por qué atribuir a doctrinas que versan sobre asuntos de física, los errores o crímenes que nacen en un corrompido corazón". 8.7. El eclecticismo (o filosofía electiva). Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos. De la Orden de los Oratorianos como el francés Nicolás Malebranche y el español Vicente Tasca, Díaz de Gamarra (Morelia, Michoacán, 1745-1783), es una figura representativa de la filosofía en México y aun en América, a fines del siglo XVIII. Realiza acaso con más amplitud filosófica la modernización de los estudios bajo el signo del eclecticismo, bien que manteniéndose como los innovadores jesuitas y franciscanos de la época colonial, dentro de las soluciones fundamentales de la doctrina oficial de la Iglesia. (Díaz de Gamarra fue calificador y comisario del Santo Oficio). Se advierte una directa influencia de Tosca, cabeza rectora del eclecticismo en España, sobre Díaz de Gamarra. A su vez, Tosca, como los más de los escolásticos desde el siglo XVIII, son tributarios de la manera de distribuir los estudios filosóficos debida a Cristiano Wolff (1679-1754), discípulo inmediato de Leibniz y, después de éste, el más destacado representante de la Ilustración alemana. Parece ser que Wolff fue el primero que usó el término Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Ilustración (Aufklärung) para llamar a este período de la historia de la cultura. Wolff prolonga la línea trazada por Leibniz. Ve de conciliar las más de las filosofías armonizando a la luz de la razón filosofemas conciliables. Su postracionalismo contiene elementos platqnicos, aristotélicos, estoicos, escolásticos, cartesianos. Alienta en él una confianza inquebrantable en la fuerza de la razón y un resuelto anhelo de poner a ésta al servicio de la vida y de la felicidad humana. "La filosofía es la ciencia de todas las cosas posibles, ello es, de cómo y por qué son posibles". Además de la lógica, obligada propedéutica de la filosofía" ésta se divide en dos partes: a) la filosofía teorética o metafísica (que comprende la ontología, cosmología, psicología y teología racional); b) la filosofía práctica (que incluye la ética, la económica y la política). De estas disciplinas fundamentales se derivan otras que en su conjunto integran la Enciclopedia de los saberes filosóficos. Además de los escritos acerca de filosofía, Díaz de Gamarra redactó otros de carácter religioso. Inclusive compuso trabajos sobre historia: Las antigüedades de Xochicalco 1774, Italia; Selectae e Veteri Testamento historiae. De los filosóficos, precisa mencionar: a) Elementos de filosofía moderna (Elementa recentoris philosophiae, en dos tomos. El primero contiene estudios filosóficos stricto sensu. El segundo, estudios científicos, 1774. b) Academias filosóficas, 1774. c) Errores del entendimiento humano, 1781. d) Memorial ajustado, que, por cierto, aparece en, la Gaceta de Literatura, de Alzate, noviembre, 1790. Orador sacro eminente, dio a la estampa muchas piezas pronunciadas bajo el reiterado título de El sacerdote fiel, según el corazón de Dios. No faltan en sus escritos textos poéticos (Musa americana). El eclecticismo enseña a reunir y conciliar compatibles ideas de los diversos sistemas, sistemas que el autor llama sectas filosóficas. Empleando la etimología latina cabe llamarla filosofía electiva. A tono con la mente iluminista de la época, este eclecticismo quiere fundarse en la racionalidad, experiencia, tolerancia y utilidad humana. "La. filosofía ecléctica es aquella, 31 dice, en que buscamos la sabiduría tan solo con la razón, dirigiendo ésta por medio de experiencia y observaciones de los sentidos, la conciencia íntima, el raciocinio y la autoridad, en aquellas cosas que no pueden saberse por otro camino". Objeto de la filosofía es el conocimiento de lo verdadero, de lo bueno y de lo bello. Ahora bien, agrega, como la filosofía ha sido dispuesta para la verdadera utilidad y felicidad del hombre, se sigue que las especulaciones ociosas, artificiales muchas de ellas, no han de formar parte de ella. La filosofía se divide en varias disciplinas. La que prepara la mente para el conocimiento de lo verdadero, suele ser llamada instrumental o lógica; la que imbuye a la misma aquel conocimiento, teorética; la que, en fin, la conduce hacia lo verdadero y lo bueno, práctica. La teorética, puesto que imbuye a la mente el conocimiento de lo verdadero, busca las verdades sobre Dios, los espíritus y el ser, o investiga qué es verdadero acerca de las causas de las cosas naturales. En el primer caso se denomina metafísica; en el segundo, física. En fin, como la práctica muestra el camino hacia lo bueno, ella enseña qué es lo bueno en general, o en particular qué es lo justo, lo conveniente, o qué es lo útil. De lo bueno en general trata la ética; de lo justo, lo virtuoso y lo conveniente, el derecho natural; de lo útil, la política y la económica. La Enciclopedia filosófica de Wolff está presente en escorzo en los Elementos de filosofía moderna del oratoriano de Morelia, bien que a través de Tosca. De éste además, toma su actitud científica antiperipatética y su posición religiosa ortodoxa. Hablando de física, declara Díaz de Gamarra: "Mas semejantes servicios y otros innúmeros que callando omito, en vano se buscarán en la escuela de los peripatéticos, si Física podemos llamar esa disciplina en la que acostumbró enseñarse todo prácticamente contra la observación de la naturaleza y contra los experimentos más evidentes. Pero sigamos al insigne matemático y físico Tomás Vicente Tosca, honor de nuestra España y gloria brillantísima de la Congregación del Oratorio Valenciano. Oigan a un Español aquellos que imbuidos de despreciables prejuicios, creen falsamente que la Física de los modernos sólo es cultivada por herejes, y reputan ilícito se la enseñe y encomie a la juventud estudiosa, calaña de hombres nacida para daño y perdición de las buenas artes". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Para ubicar la doctrina de la filosofía electiva se incluye en la obra ante todo un Epítome de Historia de la filosofía. (acaso el primer compendio sobre la materia en Iberoamérica). A continuación, tras unos Prolegómenos,se -ocupa de las tres artes del sistema que intitulada: Elementos de Lógica, Elementos de Metafísica y Elementos de Etica o Filosofía moral. Cada parte queda dividida en libros. La primera comprende los siguientes: Sobre el entendimiento y sus operaciones, De la verdad, De los medios de encontrar la verdad y de comunicarla. La segunda: Ontología (Del ente, sus especies y propiedades), Psicología o del Alma racional (Del origen, espiritualidad e inmortalidad del alma, así como de la comunicación entre alma y cuerpo y de la sede de ésta), Teología natural (con todo género de argumentos irrefragablemente la existencia de un Numen Supremo). La tercera: Etica o Filosofía moral (De los distintos deberes de los hombres hacia Dios, hacia sí mismos, hacia otros y hacia la república así como la de la virtud en general y de sus causas y signos). Como puede confirmarse, la estructura toda no se aparta de la doctrina oficial de la Iglesia. Somete Díaz de Gamarra al propio principio electivo de filosofar a la tradición católica. En los Prolegómenos, piadosamente, tras de invocar el poder misericordioso de Dios, suplica a éste: “No permita que por imprudencia se nos escape algo que se aparte de la Iglesia Romana o de sus leyes establecidas". El mismo criterio es utilizado para rechazar de frente la lectura de libros que contengan ideas de censura a la religión católica, como los de Rousseau y Voltaire, por ejemplo. El opúsculo Errores del entendimiento humano es un reflejo mexicano de las obras de Feijóo Teatro crítico universal y Cartas eruditas curiosas. Por la variedad de los temas y contenido y la ligereza y desenfado del estilo, en efecto, recuerda este trabajo de Díaz de Gamarra al Benedictino español. Igualmente cabe mencionar como fuente, sobre todo de la primera parte, la obra de Ballererd, Crianza de los niños. Los Errores del entendimiento humano constan de tres partes: errores de la salud, errores acerca de la sabiduría humana, errores acerca de la moral. Apéndice: Pensamientos sueltos sobre diversas materias. Los errores acerca del entendimiento son: leer cosas que no hay escritas; creer que se sabe lo que se ignora; afirmar lo que no se sabe; estudiar para no aprender; hablar para 32 no dejarse entender; querer oponerse a la naturaleza. Los errores de la moral son: No querer escuchar la verdad; no querer decir la verdad; no fiarse de nadie; fiarse de todos; amar a los aduladores; por ser estimado, hacerse ridículo y odioso; querer ser amado de todos y no amar a nadie; querer los cargos y no las cargas; no procurar que haya doctos ni estimar a los. que hay; buscar a los doctos después de muertos; no tener hijos sanos ni valerosos; no querer tener hijos, ni hermosos ni sabios. Es patente, al oratoriano lo mueve una íntima preocupación pedagógica. Su obra capital, Los Elementos, fueron redactados para uso de los alumnos. La propia dedicatoria de esta obra lo enfatiza. "A la juventud americana...". Otra de sus obras lo ratifica: Las academias filosóficas, que se han de tener públicamente en el Colegio de S. Francisco de Sales, de los PP. de la Congregación de los Oratorianos. La academia como figura pedagógica, era práctica seguida en la enseñanza superior en la Colonia. Los jesuitas la aprovecharon con buen éxito, entre otros propósitos, en la brega por modernizar los estudios. En las academias se consideran y reconsideran materias de enseñanza haciendo intervenir a los alumnos ya en forma de diálogo, ya ejercitándose en una tarea de observación y experimentación. Las academias comienzan por una disertación (lectura) de un tema. Después viene el intercambio de pareceres y ejercicios bajo la guía del lector. Las Academias filosóficas, de Díaz de Gamarra, comprenden cuatro disertaciones, a saber: I. La física, II. La electricidad explicada con una nueva teoría. III. La óptica. IV. El alma de los brutos. La Dedicatoria de la obra, es de suyo significativa. En ella se subraya la importancia de los avances de la filosofía moderna. Al propio tiempo da noticia de que la enseñanza de ésta se había ya establecido como algo nuevo en el Colegio Salesiano de San Miguel el Grande. Los reformadores de los estudios en América tuvieron que luchar con denuedo contra la tradición. El Oratoriano no fue una excepción. En una farsa literaria, el Memorial ajustado, de tono irónico, a veces burlesco, hace armas en favor de sus convicciones (Ridendo dicere verum, quis vetat Horacio). Ante un tribunal de graves doctores de la Cancillería de Estagira en el reino de la Quimera, comparecen dos disidentes, la razón y la experiencia, a quienes se les ajustan las cuentas por su osadía inaudita ante los prestigios milenarios del aristotelismo. En tono jocoso discurre el Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit proceso. Frente a los argumentos del saber moderno, se apega el tribunal al argumento de autoridad. Finalmente se dicta la sentencia definitiva, contra los inconformes, sentencia "que deberá pasar en autoridad de cosa juzgada". Como renovador de los estudios académicos Díaz de Gamarra tuvo amarguras. Sus propios hermanos del Oratorio de San Miguel el Grande le hacen la guerra siendo rector, una vez conocidos sus Elementos, y logran que renuncie a su cargo, pero queda, por mediación del obispo de Michoacán, señor De Hoyos; con el puesto de prefecto de Estudios. En 1775 el P. Dr. José Morales denuncia a la Inquisición unas ideas herejes de Gamarra expuestas en su Elementa. Gamarra se defiende, y la Inquisición amonesta a Morales. En el mismo año el librero don Ignacio Villegas delata al Santo Oficio la venta que Gamarra hizo de unos libros al doctor D. Luis Beltrán, Canónigo de la Colegiata de Guadalupe. Se investiga. Gamarra tenía licencia del Papa Clemente XIII y del Inquisidor General para leer libros prohibidos. Pero la antipatía para Gamarra sigue en el Oratorio. El 20 de junio de 1776, muerto el Obispo señor "De Hoyos, los oratorianos consiguen la supresión de la Prefectura de Estudios, y con ello pueden despedir a Gamarra. Contra la oposición, sale victorioso más tarde el Padre Díaz de Gamarra. Su reciedumbre religiosa unida a su elocuencia oratoria se impuso a sus opositores. En mayo de 1778 se llega a concederle en propiedad los títulos y empleos de calificador y comisario del Santo Oficio. Díaz de Gamarra es un modelo de escolástico americano modernizado. Fiel a los principios cardinales de la filosofía de la Iglesia, supo, por la vía del eclecticismo, acoger y enseñar cuanto de la modernidad era compatible con los dogmas del catolicismo. Bien informado en la misma Europa de la filosofía de la época, como mexicano quiere que en América la razón y la experiencia iluministas conformen la mente de las nuevas generaciones. Es así un pionero de la auténtica americanía, que no americanismo, de proyección consecuente, promisoria y reconocimiento universal. 8.8. La lucha por la modernización de los estudios en el Perú. De Soto, Castro, Barquijano, Villalta. 33 En el Perú, cartesianismo y ciencia moderna se introdujeron hacia mediados del siglo XVIII. La Universidad de San Marcos daba muestras de postración, a pesar de que dos hombres de ciencia, Federico Botíoni y José Eusebio Llano Zapata, con sus respectivas obras, venían pugnando por modernizar los estudios. Una doctrina filosófica despertó el interés por lo nuevo: el probabilismo, según la cual "es lícito seguir la opinión verdaderamente probable; la opinión menos probable, en concurso con la más probable, es probable, verdaderamente: luego, también es lícito seguirla". El probabilismo aparece en España con Bartolomé de Medina, a través de sus comentarios a Santo Tomás (1577). Pascal mismo se opuso a esta manera de pensar. La Silla Apostólica, los titulares de las Órdenes, y los emperadores, también la consideraron peligrosa, y la combatieron con todos los medios a su alcance, pero en el Perú, tuvo su apogeo hasta la expulsión de sus difusores y adictos, los jesuitas (1767). En múltiples discusiones llegaron a sostener como probables, ideas modernas consideradas como proposiciones heréticas. En lo político se llegó a escribir: "el súbdito que opina ser ilícito lo que se le manda, puede y no debe obedecer contra su opinión. Obliga y no obliga al mandato del superior, cuya jurisdicción es discutible". Tras la valiente actitud de los jesuitas, se pensó en la modernización de los estudios. Hacia 1765, Juan de Soto expone en San Marcos algunas ideas de Descartes, Gassendi y Newton. Para 1770 el Virrey Amat, imitando a la Corona, dispuso que se dejara en libertad a los alumnos para que cultivaran el sistema de filosofía que más les agradara, sin quedar obligados a adoptar alguno exclusivamente. En 1775 Ignacio Castro pidió en la Universidad "que se desterraran las vanas sutilezas; que se estudiara la física, conformando no la Naturaleza a las ideas, sino las ideas a los efectos observados en la Naturaleza." La reforma de los estudios se puso en marcha en 1785 con el nombramiento de Toribio Rodríguez de Mendoza como rector del Convictorio, donde "creó las cátedras de Derecho Natural y de Gentes, y –adoptó los textos de Heinecio para Derecho Civil-. Inició estudios - experimentales de física, astronomía y mecánica", y se difundieron las doctrinas de Descartes, Newton, Gassendi y Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Leibniz, según consejos del padre Diego Cisneros, verdadero director intelectual de la reforma. Opositor eficaz a esta reforma en Lima, fue Juan Domínguez González, recién nombrado arzobispo de la Reguera, quien logró obstaculizarla sin reticencias en los propios estudios en el Convictorio (1781) hasta la emancipación política de la nación. Algunos religiosos acogieron las ideas modernas también. El padre Isidoro Celis publicó un Curso de filosofía en el que explicaba detalladamente a Newton. En el Seminario de Santo Toribio, Manuel Villarán y Loli enseñaba a Leibniz y a Newton. Pero la lucha final, donde se enfrentaron los partidarios de la filosofía moderna y los corifeos de la antigua escolástica, fue en la designación de rector de la Universidad de San Marcos, hacia 1783. José Barquijano y Carrillo fue el candidato de los opositores de la filosofía tradicional. José Miguel Villalta, triunfador en la contienda, representaba la tradición. El grupo renovador (Juan Egafia, Demetrio Guasque, Hipólito Unánue, Tomás Méndez Lachica, Diego Cisneros, Morales Duarez, Arriz, Francisco González Laguna, Francisco Romero, etc.) , tras ser derrotado en la Universidad de San Marcos fundó, primero, la Academia Filarmónica (dirigida por José Rossi y Rubí), y después la Sociedad de Amantes del País, cuya influencia cultural se manifestó por medio de la publicación periódica Mercurio Peruano, donde tímidamente se expusieron las ideas modernas, sobre 'todo de los enciclopedistas. 8.9. La filosofía moderna en la Argentina. Muriel, Truxillo, Pereira, Chorroarín, Fernández. En la Argentina, los jesuitas desde 1750 introdujeron estudios de ética y matemáticas, al lado de los tradicionales de lógica, física, metafísica, animística y filosofía moral. El padre Domingo Muriel compiló una selección de la filosofía aristotélica, para quitar "muchas superfluidades inútiles, áridas e insípidas que allí se trataban". Al propio tiempo, se introdujeron materias "útiles, amenas y sabrosas de la filosofía moderna", que dice Miranda. También se usó la Lógica Mexicana del padre Antonio Rubio. S. J. 34 Sobre la acción filosófica de los jesuitas se ha investigado muy poco. Sólo se conocen los nombres de Benito de Riva, José Rufo y Ramón Rospigliosi, maestros que comentaban doctrinas de la física moderna, antes de la expulsión de la Compañía. Sin embargo, los franciscanos tuvieron una actividad destacada a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XVIII del lado de la modernidad. En 1786 el General de la Orden, Manuel María Truxillo, en una Pastoral arremetía contra la física de Aristóteles: "Esta ha sido una moneda falsa, decía, que ha circulado hasta aquí entre los llamados facultativos, comprando con ella el título de filósofos; pero ya, gracias a Dios, se ha descubierto la trampa, y han quedado los infelices cubiertos de rubor y de ignominia". A su turno, José Elías del Carmen Pereira, también franciscano, escribió dos textos fundamentales: Conclusiones sobre toda la filosofía, y Curso de física general (1794). Sostiene la doctrina cartesiana de las ideas innatas (para justificar la idea de Dios), así como la tesis de la duda. Sigue en muchas otras ideas al fundador del racionalismo, pero en algunas se aparta de él; lo propio hace con las doctrinas de Newton y Copérnico. Otros franciscanos como Anastasio Mariano Suárez y Manuel Suárez de Ledesma fueron ardientes defensores de la escolástica; combatieron numerosos puntos de Descartes, y fueron contra Lebniz y Wolff. En la Universidad de Buenos Aires, desde la fundación de los Reales Estudios (1773): hasta 1818 (fundación del Colegio Unión del Sur), se suceden veintiún profesores de filosofía: Carlos José Montéro, Vicente Juanzaras, Carlos García Posee, Pantaleón Rivarola, José Paso, Luis José Chorroarín, Pedro Miguel Aráoz, José Andrade, Melchor Fernández, Francisco Sebastiani, Mariano Medrano, Diego Estanislao Zavaleta, Manuel Gregorio Alvarez, Valentín Gómez, Gregorio Gómez, José Joaquín Ruiz, Juan Manuel Fernández de Agüero, Narciso Agote, Francisco José Planes, Domingo Victorio Acega y Alejo ViIlegas. 8.10. La renovación de los estudios filosóficos en el Ecuador. Maynin,Larrain, Aguirre, Juan Hospital, De Santa Cruz y Espejo. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La inician los Padres Magnin y Tomás Larrain. Sin embargo, toca al Padre Juan Bautista Aguirre (1725-1786) desempeñar más destacado papel, pues no se limita a exponer nuevas doctrinas metafísicas, sino transforma la enseñanza de las ciencias físicas, implantando en Quito los métodos experimentales. Enseñó las doctrinas y divulgó los descubrimientos de Descartes, Gassendi, Newton y Copérnico. Con todas sus deficiencias y defectos (gongorista sumo, pero conceptista agudo), el Padre Aguirre, maestro renovador de métodos y sistemas, inteligencia grande, libre, innovadora y curiosa, es una de las figuras grandes de la Compañía de Jesús en América. Del Padre Aguirre se conservan los siguientes escritos filosóficos: Cursus Philosophicus. Pars I in Logicam. Pars Il in Phisicam: Pars Ill in Metaphysicam; Physica and Aristotelis mentem y Tractatus Theologicus-Canonicus de Cóntratibus. También compuso, pero se han perdido: De Theologicis rebus Tractatus com plures; Contra puros Deístas Tractatus TheologicusPhilosophicus y Tratado Polémico Dogmático. Tras el Padre Aguirre, ocupa la cátedra otro jesuita, el Padre Juan Hospital, quien tocó y pensó más bien los asuntos y examinó lo mejor de Cartesianos, Gasendistas, Newtonianos, Maignanistas, etcétera. No se conserva ningún escrito del Padre Hospital, si es que alguno compuso. Su sucesor, el jesuita ecuatoriano Padre Pedro Muñoz, acaudilló la lucha contra los modernos. En la mencionada renovación de la filosofía en el Ecuador Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo es el principal personaje. Destaca como uno de los pensadores notables de América. Hijo de un indio y una mulata, llegó a ser médico y licenciado en derecho civil y canónico. Escritor temible y mordaz, aunque de estilo difuso y de gusto no. muy depurado. En su pensamiento influyeron decididamente: El Padre Bouhours, autor de las Conversaciones de Ariste y Eugenio; Muratori, de las Reflexiones sobre el gusto, el Padre Sala y sobre todo Verney. Escribió varias obras: El Nuevo Luciano o Despertador de los Ingenios de Quito, El Marco Parcia Catón, La Ciencia Blancardina, Discurso dirigido a los socios de la Escuela de la Concordia, Cartas Riobambenses, Reflexiones sobre un método para preservar de la viruela a las poblaciones, Memoria sobre el corte de Quinas, Voto de un ministro togado sobre el estanco de cascarillas y Carta del Padre Lagraka sobre indulgencias. 35 La mejor obra de Santa Cruz y Espejo es El Nuevo Luciano o Despertador de Ingenios: "libro escrito en forma de diálogos, constituido por nueve conversaciones que se suponen mantenidas entre un vulgar poeta, don Miguel Murillo, y el doctor Luis Mera, en Quien se personifica el buen juicio". Trata el autor de imitar los Diálogos de Luciano de Samosata, pero carece de la gracia exquisita y de la ática elegancia del modelo. En la obra es también visible la huella dejada por la lectura de Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla, pero no posee tampoco la gracia abundante, aunque vulgar y grosera, del jesuita español. El Nuevo Luciano ataca con rudeza a los expulsados jesuitas, sus doctrinas y métodos de enseñanza. Les acusa hasta de que "no sabían en su perfección el latín", acusación en verdad infundada, pues .en sus filas militaban los más insignes humanistas que por entonces existían en América. De su enseñanza filosófica dice por boca de Mera: "La Lógica verdaderamente era una intrincada Metafísica; y de una exacta indagación de la verdad, se había vuelto una eterna disputadora de sutilezas despreciables e incomprensibles. De allí tantas cuestiones inútiles, en que se evaporaba la delicadeza de los ingenios. Los mismos preceptores apenas mostraban tener una idea de la verdadera Lógica; y más los ocupaba la famosa cuestión de las distinciones entre los predicados metafísicos, y ésta hacía el campo de batalla entre virtualistas criollos y formalistas chapetones se reputaba lógico más aprovechado e ingenioso el que discurría sofismas más embozados". Se debaten en los diálogos problemas de Teología, Filosofía, Retórica, Poética, etc. Para el pensador quiteño el alma de la Poesía y la Oratoria, "consiste en la naturalidad, moderación y hermosura de imágenes vivas y efectos bien expresados", pues la esencia de toda poesía es la imitación de las acciones humanas, que ya señalaba Aristóteles. 8.11. Pensadores orientados en la ciencia. El grupo de América del Sur. Azara, Mutis, Caldas, Unanue, Larrañaga, Lozano. En la renovación de los estudios filosóficos en América, mucho tuvo que ver la ciencia. Hubo más: hacia esta época, aún la filosofía es concebida a título de saber universal en cuanto ha de comprender dentro de sí las diversas ciencias. Tal amplitud de concepto se sustenta por Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Descartes y por "las grandes figuras de la Ilustración (Leibniz, Wolff, Locke, Hume). Pero se dan algunos pensadores en los cuales las ciencias influyen de manera mayor y creciente en sus idearios filosóficos, algo así como en Newton. En los más de los pensadores americanos, orientados en la ciencia, la censura y polémica de las tradiciones adquiere un acentuado y violento perfil, a veces caricaturesco. Para. ellos, la filosofía es predominantemente ciencia de la naturaleza, filosofía de la naturaleza. Otros pensadores, acaso los más fecundos, concentran su atención en torno de los propios territorios de las ciencias dejando de lado o concediendo poca importancia a la polémica filosófica. Coadyuvaron en esta orientación dos hombres de ciencia llegados de España, Félix de Azara (1740-1806) y José Celestino Mutis (1732-1808). Azara es un precursor de Cuvier y Darwin. Sus ideas son originales. Buffon creía que los cambios experimentados de los animales eran causados por el clima y la clase de alimentación. Tales cambios para Azara se deben más bien a una transformación orgánica, que más tarde se hereda. El hombre puede, en efecto, mejorar las razas animales por una selección de los progenitores. Esta es, según él, una selección artificial, pero existe también una selección natural. En su tiempo fue altamente conocida y reconocida su obra Apuntamientos para la historia natural de los Quadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata, 1802. Mutis llegó a Colombia en 1760. De inmediato enseñó en el congelado ambiente del virreinato fereño las enseñanzas de Copérnico y Galileo, entonces desconocidas; inauguró lo que se llamó entonces "la nueva filosofía", y, cuando expulsaron a los jesuitas, coadyuvó eficientemente a constituir la Real Biblioteca que, con los libros de los anaqueles jesuíticos se inauguró en 1777. En 1803 instaló un observatorio, pero, por mucho que Vergara y Vergara diga que "la expedición botánica fue el principio de la vida intelectual de la colonia (santafereña) ", lo cierto es que la obra más grande de Mutis fue sin duda haber educado a don Francisco Xavier de Caldas y su grupo. Discípulo de Mutis, el colombiano Caldas (1771-1811) aprende del español el método científico. Hay dos estudios suyos de gran significado: Estado de la Geografía del virreinato con 36 relación a la Economía y el Comercio, y el magistral ensayo El influjo del clima sobre los seres organizados, más completo que El clima de Lima de Unanue. La descripción científica de los mulatos hecha por Caldas es aún insuperable, como también lo es su labor en el famoso Semanario de Nueva Granada. Sabio americano auténtico, fue sacrificado por el odio realista en la represión de 1811. En el Perú no aparece, entonces, un sabio como Caldas ni un humanista de la talla De Santa Cruz y Espejo. Los miembros de la "Sociedad de Amantes del País", que luego fueron redactores de Mercurio Peruano (1791) produjeron estudios importantes, pero más bien de tipo colectivo. "Las figuras de mayor volumen son las de Toribio Rodríguez de Mendoza (1750-1825) y de Hipólito Unanue (1755-1833). El primero, vicerrector del Convictorio de San Carlos, inicia, en el Perú, los estudios de Física y Derecho Natural. Fue incansable en sus investigaciones jurídicas y, sobre todo, promovió un gran movimiento pedagógico, transformador de la vida colonial. El segundo, sabio médico, fundó la primera Escuela de Medicina peruana (1811), y escribió numerosas obras, entre las cuales resaltaría Observaciones sobre el clima de Lima (1808). Fue él quien se encargó de redactar la sesuda memoria del virrey Gil de Taboada y Lemos, que presenta un aspecto global de la vida de Perú. "En Argentina asoma, además de Maziel, la figura de Manuel José de Labardén (1754-1811), muy conocido renovador de la literatura argentina y americana. a quien se debe considerar también entre los sabios por el eco geográfico de su poema Oda al Paraná, publicada en El Telégrafo (1810). Esta composición tiene valor análogo al de la Oda a la agricultura de la zona tórrida, de Andrés Bello, y ostenta tanto vuelo poético como sabiduría e incitación geográficas. Con ella Labardén contribuyó a despertar la curiosidad científica, el interés literario y el orgullo por las genuinas riquezas de la patria. Con la Oda de Paraná se inicia el llamado "americanismó literario", lo cual no es poco mérito. "Figuran entonces, además, otros egregios americanos: José Tadeo Lozano (n. 1771), neogranadino que cooperó con Caldas; José Domingo Duquesne (n. 1747) autor del célebre Calendario Muisca (1795); el doctor Florentino Vega, autor de la Memoria sobre el estudio de la botánica en Nueva Granada; y principalmente el mulato Manuel del Socorro Rodríguez, a quien el Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit virrey Espeleta llevó a Bogotá. Rodríguez fue un propulsor de la literatura neogranadina: así le sabemos en 1785 lanzando la Gaceta de Santa Fe; en 1791-1797, el Papel periódico de Santa Fe de Bogotá, y en 1791 se le ve dirigiendo la Tertulia Eutrapélica. Fue hombre de gran inquietud, animoso y sugerente. "Por último mencionaremos al sabio Dámaso Larrañaga que, con Maziel, representa en Uruguay la iniciación de una genuina ciencia geográfica y botánica". 8.12. Pensadores orientados en la ciencia. México, Cuba y Centro América. AIzate, Bartolache, De León y Gama, Mociño, De Liendo, Flores, Arango. Al hablar de las consecuencias y realizaciones de la Ilustración en América, suele caerse en apreciaciones de crecido elogio. Es frecuente sobreestimar en cada país a los intelectuales destacados de la época. En México, el juicio que se emite, por ejemplo, sobre el presbítero José Antonio Alzate (1737-1799) las más de las veces es producto de esta suerte de historiografía nacionalista. Ora se ve en él la cima de la Ilustración en la Nueva España; ya fuera de tal hipérbole, un sabio creador en toda la fuerza del término. A decir verdad, ni una ni otra cosa fue Alzate. No hay, empero, que restar méritos a Alzate. Fue, de cierto, un sabio distinguido, que contribuyó a renovar los estudios en México, movido por un afán incoercible de ilustrar a sus conciudadanos. Mas, por un azar del destino, no fue maestro, no se articuló al magisterio; prefirió una cátedra más amplia, y la encontró en el periodismo. En 1763 publicó Diario Literario de México; en 1772, Asuntos Varios Sobre Ciencias y Artes; en 1787. Observaciones sobre la Física, Historia Natural y Artes afines; y en 1788 empezó a ver la luz pública su obra fundamental, la Gaceta de Literatura, publicación que sostuvo hasta el 22 de octubre de 1795, editando un total de 115 números. En la Gaceta de Literatura Alzate se propone "ilustrar a un país fecundo en producciones e ingenios, que pudiendo figurar en el globo y hacer un gran papel compartiendo con las naciones extranjeras, se hallaba oscurecido por la inacción y falta de cultura." Las Gacetas fueron para Alzate la cátedra magna donde demostró su erudición, sus investigaciones, su fina ironía en problemas científicos y en el 37 combate de los perjuicios y la ignorancia; contienen estudios sobre literatura, filosofía y ciencia. Las aportaciones de Alzate a la historia de las ideas en México se dilatan en dos direcciones, a saber: la crítica de la filosofía tradicional, y la enseñanza y defensa de la ciencia moderna. Alzate exhibe en todas formas, los tonos degenerados en que se encuentra, en su tiempo, la filosofía escolástica, sobre todo, las deformaciones y falsas imputaciones que hacen de la filosofía de Aristóteles: "¿Hasta cuándo Aristóteles? ¿Hasta cuándo abandonaréis esa inútil jeringonza con que bajo el pretexto de enseñar a los jóvenes los recónditos misterios de la naturaleza, les inspiráis, si no los más perniciosos errores, a lo menos los más extravagantes sueños y delirios de vuestra imaginación? ¿Hasta cuándo? Vuestra preocupación ha llegado a tanto, que no sólo vendéis vuestra filosofía o algarabía por - la mejor, sino que aun la creéis necesarísima..." (Gaceta, 7 de septiembre de 1790). En punto a ciencia natural, Alzate es un polígrafo. He aquí algunos de sus trabajos, que lo confirman a satisfacción: Observaciones meteorológicas, (1769), Disertaciones astronómicas, (1770), Métodos de sembrar moreras, (1793), Carta geográfica de la Nueva España, (1778), Dictamen sobre la construcción de un molino de pólvora, (1777), El uso del álcali volátil, (1783). 236 notas sobre la Historia de México de Xavier Clavijero. La Ilustración europea proclama como divisa el método de la experiencia y ve de obtener de las ciencias enseñanzas prácticas, utilitarias. Alzate alecciona sobre tales caracteres del saber, a través de su enciclopedismo. Incursionó, en efecto, por la botánica, la zoología, la física, la química, la astronomía, la mineralogía, la medicina, la matemática, la ingeniería, la arquitectura, la historia. José Ignacio Bartolache (17391790), también fue un escritor adicto a la filosofía moderna, cartesiana. Sus ideas fundamentales señalan la importancia del método en la investigación cíentífica. "Estoy –dice- con los filósofos más sensatos en la opinión de que el método es un tratado de la mayor importancia." "Método en punto a ciencia, es aquel buen orden o disposición de las partes de un discurso, para hallar de un modo fácil y seguro las verdades incógnitas, y demostrar a otro las ya Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit conocidas. Debe probarse por un exacto y ordenado discurso la conexión entre la hipótesis y la tesis. El método matemático, o método de los geómetras, es un exactísimo y rigurosísimo orden de hallar y enseñar las verdades incógnitas". Bartolache escribió unas Lecciones de Matemáticas, que incluyen el estudio de la Geometría analítica, de Descartes, y que, por cierto, impartió en la Universidad, con reconocido éxito. Médico de profesión, editó la revista médica Mercurio Volante (1772, 1773); acaso la primera especializada en América hispana. También se le debe, entre otros escritos, una Instrucción para la cura de las viruelas. También mexicano, Antonio de León y Gama (1735-1802) destaca como astrónomo. Publicó Descripción ortográfica universal del Eclipse de Sol del día 24 de junio de 1778, Disertación física sobre la materia, y La formación de las Auroras Boreales, con ocasión de la que en la Nueva España el día 14 de noviembre de 1789 apareció en México y otros lugares. En botánica fue notable la investigación y la obra del Dr. José Mariano Mociño (1750-1820), bajo la dirección al principio del naturalista español Martín Sessé, pero llevada a feliz término por el mexicano. La obra sigue el plan de la Historia Natural de la Nueva España, del español Francisco Hernández (1518. 1587), designado en 1570 por Felipe II para estudiar las plantas medicinales del Nuevo Mundo. La obra de Mociño lleva el nombre de Flora Mexicans, En ella figuiran 270 nuevas especies de las 1100 comprendidas en la monumental obra. No puede omitirse en este sitio mencionar los nombres del físico Fray José Antonio de Liendo Goicoechea (1735-1814), Y del anatomista José Flores (1758-1814), de América Central, del economista Francisco de Arango y Parreño (1765-1837), de Cuba, y del geógrafo P. Antonio Sánchez Valverde (1729. 1790), de Santo Domingo. 8.13. La historia de las ideas. Maneiro, Cavo, Fabri, Beristáin. 38 Cuanto se hizo en tierras de América, principalmente en las tareas filosóficas, se reseñó por los jesuitas. Gracias a un selecto grupo de ellos, que a través de la crónica, de la biografía o de la historia dio razón de las tareas culturales del Nuevo Mundo, en Europa se conoció y reconoció importancia a la vida intelectual americana, y se rescató la obra apasionada de silenciosos e inquietos hombres de letras. La obra del P. Juan Luis Maneiro (1744-1802) fue escrita en su destierro (Italia). "Se publicó en 1791 bajo el título de De Vitis Aliquot Mexicanorum Aliorumque qui sive Virtute, sive Litteris Mexici imprimis Floruerunt. Tres tomos. En ella se ocupa de dar una serie de biografías de jesuitas eminentes tanto en sabiduría eclesiástica como en filosofía tradicional. Con datos esparcidos aquí y allá, describe, estudia, defiende y elogia a los preclaros varones que realizaron en aquella época la restauración de la filosofía, de las ciencias y de las letras, introduciendo en Nueva España las nuevas corrientes modernas". Los tres pensadores que estudia Maneiro principalmente son Campoy, Clavijero y Castro. El P. Andrés Cavo (1739-1803) tuvo vocación por ser misionero en tierras de infieles. Con todo, a su pluma se deben notables fuentes históricas para las ideas y la cultura de México, a saber: Biografía de Julián Parreño, escrita en latín muy refinado; Historia civil y política de México, que el historiador Bustamante publicó con el título de Tres siglos de México, durante el gobierno español. Andrés Cavo fue contemporáneo de los jesuitas renovadores de la filosofía en Nueva España, y participó en la introducción de la filosofía moderna en México. Por su parte, la obra del P. Manuel Fabri (1737-1805), publicada en el exilio, parece motivada por la nostalgia. Escribe en magnífico latín las biografías de Diego José Abad y de Francisco Alegre, que junto con las de Campoy, Castro, Clavijero, Dávila, Agustín Márquez, F. Zeballos, J. F. López, J. Vallarta y A. López Portillo, escritas por Maneiro, dibujan el cuadro completo de los principales jesuitas mexicanos en los últimos días de la Compañía de Jesús, y la proyección mundial de las letras mexicanas en el siglo XVIII. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La biografía de Abad se publicó, según dice G. Méndez Plancarte, por primera vez, en la edición Tertia postuma (Ceseña, 1780) de los De Deo Deoque Homine Heroica firmada con las iniciales E. F.; en la edición siguiente (Ceseña, 1793), dichas iniciales fueron sustituidas por "Emmanuel Fabri". La biografía de Alegre, por su parte, se publicó primero anónima en el Tomo I de las Instituciones Teológicas del propio Alegre, con el título De auctoris vita commentarius; sólo después se introdujo la firma. También José Mariano Beristáin de Souza (1756-1817) escribió una célebre historiográfica, en tres volúmenes, mejor dispuesta y acabada que la de Eguiara y Eguren, intitulada Biblioteca hispano-americana septentrional o Catálogo y noticia de los literatos que o nacidos o educados, o florecientes en la América septentrional española, han dado a luz algún escrito, o lo han dejado preparado para la prensa. Esta obra es fundamental en la historia de las ideas en México y Centro América. Beristáin se ha erigido en muchos casos como única autoridad en la materia. La obra fue escrita en español, consta de noticias sobre unos 4,000 escritores y ciertamente adolece de algunos defectos como el de presentar alterados, compendiados y reconstruidos los títulos de las obras, y ser descuidado su estilo. Se publicó en 1816, 1819 Y 1821; se reimprimió en Amecameca el año de 1883, y posteriormente en la ciudad de México por la Editorial Fuente de Cultura. 8.14. La filosofía social y política. Blanco White. La Ilustración francesa trajo a América nuevas e inquietantes doctrinas. Ya a fines del siglo XVIII, fulminadas por unos, exaltadas por otros, circulan con pasaporte secreto, ideas de la Enciclopedia Francesa, y, lo que fue también significativo, no sólo por conducto de España, sino, como dice Humboldt, ecuánime testigo de la época, leídas en los textos originales. El psicologismo sensualista a lo Condillac da un matiz al ambiente filosófico. En los dominios de la política y de la economía social, gana terreno, como era de esperarse, la, doctrina liberalista. De AdamSmith (+1790) se apropia la filosofía social en América, las ideas del trabajo como fuente de la riqueza, la libertad de comercio, la división del trabajo, la moral de la simpatía, y demás. El argentino Hipólito Viertes es la figura sobresaliente en este ramo. El 39 liberalismo político fue la sementera, en esta época, de todos los renuevos de filosofía práctica. A ello contribuyó el manifiesto adelanto de la clase media. "No sois ya los mismos de antes, decía el poeta Manuel José Quintana, encorvados bajo el yugo, miradas con indiferencia, vejados por la codicia, destruidos por la ignorancia". Bien informados, pensadores americanos, polígrafos los más, hablan y escriben en torno de los fines del Estado, los derechos del hombre; la tolerancia religiosa, la independencia política. El ecuatoriano José Mejía y un grupo de americanos dejan oír en la propia Metrópoli su credo político, saturado de desahogos volterianos. La prédica liberalista prosperaba también en España y pronto pudo aglutinarse con la de América. José Manuel Groot, en su Historia Eclesiástica y Civil, habla así de los liberales peninsulares: "Éstos tomaron por su cuenta el ilustramos mandándonos multitud de catecismos y libretos, todos, con pocas excepciones, sazonados con la sal y pimienta del protestantismo, el utilitarismo y algunos con el jansenismo. El establecimiento de Ackerman era la principal fragua de tales armas. Marchena se atareaba en traducir aunque pésimamente, los libros más detestables del ateísmo v del materialismo. VilIanueva y Llorente, el primero en su Juicio de Deprado sobre el Concordato de México; en su Incompatibilidad de la Monarquía Universal del Papa; en su Vida Literaria. El canónigo Llorente, cuyos escritos respiraban por todas partes los errores de la herejía y de la incredulidad, principalmente en la Apología -de la Constitución Religiosa y en El Retrato Político de los Papas. Tendían a una colaboración con los del español Blanco, apóstata del catolicismo, a persuadirnos que debiéramos independizarnos de la silla romana". Este Blanco White, como se le nombra mayormente, escritor bilingüe, fue uno de los hombres que más influyera en las mentes que lucharon y lograron la independencia de los países iberoamericanos. Buen poeta, pensador versátil, se mantuvo inconmovible en favor del movimiento de liberación. Aparte los muchos libros que compuso, su amistad con grandes iberoamericanos (Bello, Olmedo, Rocafuerte) editó dos revistas muy leídas: El Español, Mensajero de Londres. Declaraba: "América ha estado durante trescientos años en completa esclavitud. La razón, la filosofía, claman por la independencia de América". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 9 LA DOCTRINA AMERICANISTA Y LAS CORRIENTES DE LA IDEOLOGÍA, DE LA ESCUELA ESCOCESA, Y DEL SENSUALISMO (O SENSISMO) En la primera mitad del siglo XIX, los países iberoamericanos adquieren la independencia política. La fuerza del hecho afirmó en su bélico impulso, la idea, ya preformada en las postrimerías del siglo XVIII, de la autonomía cultural del Nuevo Mundo. Esto explica la presencia de una doctrina americanista que se va desarrollando junto a otras, llegadas, principalmente de Europa, a tenor de su importancia: así la ideología, así el sensualismo y la filosofía escocesa. 9.1. Declaración de la independencia política. De Miranda, Belgrano, San Martín, Bolívar, Hidalgo, Morelos, Rocafuerte. La autonomía de América no quiso ser, en sus orígenes, una ruptura con Europa. Antes bien, apoyada en las conquistas todas de la humanidad, América habría de iniciar su propio camino. Nadie puede alterar la sucesión de los tiempos ni desasirse de la tradición. Mas tampoco debe permanecer inmóvil. El hombre americano ha de avanzar en su insustituible ruta, reformando sin cesar. Los caudillos de la emancipación políticas procedieron así: tomaron como bandera ideales políticos y sociales del siglo XVIII europeo. Así un Francisco de Miranda, un Belgrano, un Bolívar, un San Martín, un Hidalgo, un Morelos, un Vicente Rocafuerte. Simón Bolívar (1783-1830), venezolano, difundió la idea de formar con toda la América Española una sola nación, ya que todos los pueblos tenían el mismo origen, la misma lengua, las mismas costumbres, la misma religión. "Cuando el triunfo de las armas complete la obra de su independencia, o que circunstancias más favorables nos permitan comunicaciones más estrechas, dice Bolívar, nosotros nos apresuraremos con el más vivo interés, a entablar por nuestra parte el pacto americano que, formando de nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas". 40 Las proezas de José de San Martín (1778-1850), argentino, libertador de la Argentina, de Chile y del Perú, gracias al victorioso ejército de los Andes, mostraba las posibilidades de este bolivarismo, así llamado después. José María Morelos (1786-1815), mexicano, declara que América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía... (Cfr. Sentimientos de la Nación). En su Discurso en la apertura del Congreso de Chilpancingo, habla de la soberanía del pueblo; de la justa estima que puede hacerse de la actitud de América respecto de España, y de España respecto de Europa, al rebelarse; hace ver el sentido moral, heroico, del pueblo insurgente; compara la opresión del pueblo mexicano con la opresión bíblica del pueblo de Israel; explica el fenómeno histórico de la Revolución de independencia por la presencia de una generación y no de un individuo o de una masa. En el Breve razonamiento que el Siervo de la Nación hace a sus conciudadanos, y también a los europeos, Morelos pone al descubierto los fundamentos dé las diferentes actitudes que asumen moral y cívicamente los americanos con un movimiento de independencia; analiza el mecanismo de la historia del pueblo español ante Francia, y por una analogía hace ver que la revolución de México contra España triunfará tarde o temprano; subraya el estado de conciencia histórica de los americanos, etcétera. Vicente Rocafuerte (1783-1847), originario de Quito, periodista, diplomático, escritor, predicó en el Ecuador, Perú; España, Cuba y México la idea de que América debía "uniformar el sistema gubernativo en todo el continente, para formar entre todas las nuevas naciones independientes una comunidad de principios, de intereses, de paz, de orden, de economía y de prosperidad". También señaló Rocafuerte la tarea principal de América, ulterior a la independencia política: unir a la independencia política, la emancipación mental. (Cfr. sus Ensayos). 9.2. Declaración de la independencia intelectual, Bello, Alberdi. En la vida intelectual y filosófica, estos afanes de autonomía se proyectan en las más características personalidades de la época, ya en una aplicación o adaptación de doctrinas iluministas a Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit temas americanos, ya en un consciente esfuerzo por ver de superar las deficiencias de teorías en circulación. En el venezolano Andrés Bello (1781-1865) el primero, se hace nítida esta exigencia. Para él, América, a pesar de su gloriosa independencia, camina con los ojos vendados sobre las huellas de la cultura europea; en América no alienta un pensamiento propio, nada original, nada característico. Su filosofía remeda formas vetustas. Ha llegado el momento de formular ya la declaración de una segunda independencia, la independencia intelectual, y crear la cultura americana. El mismo Bello emprendió con fortuna la delicada empresa. En Bello cristaliza el más fecundo polígrafo de Hispanoamérica. Gramático de resonancias internacionales, jurisconsulto de lúcida vocación, humanista de vasta lectura clásica, crítico de certero y ponderado juicio, poeta de serena inspiración, filósofo de vuelo continental, Bello promueve la independencia intelectual del Nuevo Mundo. Percibe y pondera el estado de la cultura americana de su tiempo, y señala a ésta la ruta que ha de recorrer sin inmadura precipitación, sin estéril resentimiento. América debe y puede participar en el certamen del mundo. Para ello se requiere un esfuerzo de sostenida e inteligente trayectoria, que Bello muestra en sus obras, en su famosa Gramática castellana, en sus Principios de Derecho Internacional, en su Filosofía del Entendimiento. La doctrina filosófica de Bello constituye una postformación unitaria de las escuelas escocesa y ecléctica, bajo la rigurosa censura de un empirismo metódico, recibido, asimismo, a beneficio de inventario. Con inusitada radicalidad y ánimo resuelto delimita el campo de la filosofía. "El objeto de la filosofía, dice en su Filosofía del entendimiento, es el conocimiento del espíritu humano y la acertada dirección de sus actos. "Nuestro espíritu no nos es conocido sino por las afecciones que experimenta y por los actos que ejecuta. De su íntima naturaleza nada sabemos. "Las afecciones y actos son de dos especies. Por las unas conoce, investiga la verdad y se .asegura de que la posee. Por las otras quiere, apetece la felicidad y se esfuerza por alcanzarla y retenerla. 41 "La filosofía, en cuanto tiene por objeto conocer las facultades y operaciones del entendimiento, se llama Psicología Mental o Intelectual, y en cuanto da reglas para la acertada dirección de estas facultades y operaciones, se denomina Lógica. En cuanto tiene por objeto conocer las facultades y actos de la voluntad se llama Psicología Moral; y, finalmente, en cuanto da reglas para la acertada dirección de nuestros actos voluntarios, le damos el nombre de Ética. "La Psicología Mental y la Lógica componen la Filosofía del Entendimiento; la Psicología Moral y la ética componen la Filosofía Moral". Manifiesta conciencia histórica, no frecuente en sus coetáneos, del desarrollo de la filosofía, lleva a Bello a reducir buena parte de la metafísica a principios lógicos y psicológicos. "La metafísica o ciencia de las primeras verdades que en parte es la Ontología (ciencia del ente o de las cualidades más generales de cuanto existe), en la cual se comprenden la Pneumatología (que trata de los espíritus) y la Teodicea (que averigua por medio de la razón la existencia y atributos de la Divinidad), no formarán secciones especiales en este libro. Las materias que acabo de enumerar tienen una conexión estrecha con la Psicología Mental y la Lógica, porque el análisis de nuestros actos intelectuales nos da el fundamento y la primera expresión de todas esa nociones, y porque la teoría del juicio y del raciocinio nos lleva naturalmente al conocimiento de los principios o verdades primeras, que sirven de guía al entendimiento en la investigación de todas las otras verdades". El tránsito de la psicología a la lógica, que en Bello tiene acentuado carácter metodológico, lo constituye la doctrina de las ideas (Ideología). "La Ontología, que trata de las ideas generales de existencia, tiempo, espacio, causa y efecto, lo finito y lo Infinito, la materia y el espíritu, la sustancia y los accidentes, es en gran parte la psicología misma; porque la psicología es a quien toca averiguar lo que son las ideas generales, manifestando de qué modo las formamos y lo que en rigor significan; porque es ella quien, escuchado el origen de nuestros conceptos complejos, puede damos el elemento del tiempo y el elemento del espacio, las formas intelectuales de la causalidad y de la infinidad; porque ella es quien traza los límites de la intuición y de los sentidos, únicas Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit facultades perceptivas del hombre; porque ella es quien descubre en las profundidades del pensamiento los elementos primarios de la razón, y los tipos eternos del raciocinio". La Teodicea misma, la Teología natural, como ramo de la Ontología, ha de estudiarse a la luz empírica de esta Psicología (Log. Cap. V). Bello, con razón, se aparta de la lógica formal en obsequio de una lógica epistemológica. Bajo cierta influencia de Kant, indirecta por desventura, hace un sostenido esfuerzo por elevarse a las condiciones a-priori del conocimiento (Log. Cap. 1). Aunque en esta tarea no alcanza la pureza metódica del criticismo, es indudable que cuanto se apropia de Kant por la vía inauténtica de Cousin, lo pone ya por sobre todo sensualismo acrítico. En los dominios de la ética paga tributo al utilitarismo de Bentham. Dentro del problema religioso, acaso bajo la influencia de Hume, propende a un fideísmo dogmático. Gramático creador, filólogo consumado, pudo Bello discurrir con ventaja sobre los temas filosóficos a la manera analítica del empirismo inglés. En punto a originalidad, el venezolano no está por debajo de los continuadores de un Reid o un Cousin. Bello encarna el modelo de pensador de esta época. Dominado por el afán de lo nuevo, proclama la mayoría de edad de América, no sin claro discernimiento así de lo alcanzado como de lo mucho por hacer en el concierto de la cultura universal. Mente perspicaz, clara, sistemática, polígrafo de toda erudición, que la estéril receptáculo, pone su saber al servicio de inéditas conquistas, contribuyendo de tal suerte a la mejor formación académica del hombre americano. El argentino Juan Bautista Alberdi (1810-1884), jurisconsulto, político, es también defensor de una radical forma de filosofar. En su ensayo, de 1842, titulado Ideas para presidir la confección del curso de filosofía contemporánea, señala que la filosofía deberá ser positiva y real, aplicada a las ciencias sociales, políticas, religiosas y morales de estos países. "La abstracción pura, la metafísica en sí, no echará raíces en América". A la juventud del Nuevo Mundo, reclama transido de un sincero americanismo, hay que enseñar "una filosofía que por la forma de su enseñanza breve y corta, no le quite un tiempo que pudiera emplear con provecho en estudios de una aplicación productiva y útil, y que por su fondo sirva sólo para iniciarla en el espíritu, y tendencia que preside el 42 desarrollo de las instituciones y gobierno del siglo en que vivimos, y, sobre todo, del Continente que habitamos". "Nuestra filosofía, sigue diciendo, ha de salir de nuestras necesidades. De aquí es que la filosofía americana debe ser esencialmente política y social en su objeto, ardiente y profética en sus instintos, sintética y orgánica en sus métodos, positiva y realista en sus procedimientos, republicana en su espíritu y destinos". "Hemos nombrado la filosofía americana y es preciso que hagamos ver que ella puede existir. Una filosofía completa es la que resuelve los problemas que interesan a la humanidad. Una filosofía contemporánea es la que resuelve los problemas que interesan por el momento. América será la que resuelva el problema de los destinos americanos". Fundamento radical de una filosofía americana sería la relatividad histórica: "No hay una filosofía universal, porque no hay una solución universal de las cuestiones que la constituyen en el fondo. Cada país, cada época, cada filósofo ha tenido su filosofía peculiar que ha cundido más amenos, que ha durado más o menos, porque cada país, cada época y cada escuela han dado soluciones distintas de los problemas del espíritu humano"... "La filosofía de una nación es la serie de soluciones que se han dado a los problemas que interesan a sus destinos generales. Nuestra filosofía será, pues, una serie de soluciones dadas a los problemas que interesan a los destinos nacionales". Para la filosofía, agrega el pensador argentino, tiene también un aspecto general, de preferencia en los métodos. De estos métodos debe servirse la filosofía americana para encarar sus propios problemas, los problemas de su progreso y de, su felicidad, que, por otra parte, se hallan ligados al progreso y felicidad del género humano. 9.3. La Escuela Escocesa y José Joaquín de Mora. Bello acepta de buen grado la filosofía de la Escuela Escocesa. Otro pensador, de eficaz y prolongada influencia en Iberoamérica, el español José Joaquín de Mora (1783-1864), enemigo de Bello por cierto en política, difunde como el que más, la dicha doctrina filosófica. (Por un lapso de veinte años deambuló por tierras de América del Sur este intelectual español). Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Tomás Reid (1710-1796), profesor destacado de la Universidad de Edimburgo, es el fundador, como se sabe, de la Escuela escocesa, también conocida como filosofía del sentido común, por su roda oposición al empirismo reformador de David Hume, quien explica las categorías de causalidad y sustancia a título de hábitos de la conciencia humana, provenientes de leyes de asociación de las ideas. La Escuela escocesa considera, primero, que hay un sentido común en el hombre que garantiza, por la vía de la evidencia, las verdades teoréticas y prácticas más fundamentales de la lógica, de la moral y de la religión, y, que, por tanto, supera todo escepticismo; segundo, también contra Hume, que el objeto inmediato del conocimiento no es la representación de la conciencia, sino la cosa externa misma (realismo natural). Humanista, ya en 1806, De Mora impartió la cátedra de lógica en el Colegio de San Miguel, de Granada, España. En 1824, a causa de sus ideas liberales, tiene que emigrar a Londres, donde colabora con Blanco White en la propaganda a favor de la Independencia de Iberoamérica. En 1817, llega a Buenos Aires, llamado por el Presidente Rivadavia. Además de maestro, escribe aquí en la Crónica científica y literaria. Poco tiempo permaneció en la Argentina. Al caer Rivadavia, se traslada a Chile, en 1828, asimismo solicitado por el gobierno de la República. Allí propaga en el periódico El Mercurio Chileno su pensamiento. Traduce al español la importante obra de Pope, Ensayo sobre el hombre. Funda, con la protección del presidente Pinto, el Liceo de Chile, para el cual redactó manuales sobre derecho natural, derecho romano, gramática latina, geografía En 1831, fue expulsado del país, tras la caída de Pinto. Entonces se refugia en Lima. Allí continúa sus realizaciones pedagógicas. Funda el Ateneo. En 1832 redacta su Curso de Lógica y Etica según la Escuela de Edimburgo. Más tarde, otro Presidente, esta vez el de Bolivia, el general Santa Cruz, lo llama a La Paz como su Secretario. Durante tres años, de 1834 a 1837 ejerce tal cargo. Como en los otros países, sentó cátedra en la Universidad. En su estadía en Bolivia compuso sus Leyendas Españolas, que le han granjeado desde entonces excelente reputación. 43 Su Curso de Lógica y Etica según la Escuela de Edimburgo, se populariza de inmediato en Iberoamérica. Todavía en 1846, diez años después de la vuelta de De Mora a España, se reedita en La Paz. La obra es, por así decirlo, un trasunto de la filosofía escocesa, expuesta con sencillez y concisión. Otros libros de De Mora, que respiran el realismo de la doctrina del sentido común, igualmente populares en Iberoamérica hasta fines del siglo XIX, fueron su Curso de Derecho Romano y su Curso de Derecho Natural. También su Tratado de Gramática Castellana, gozó del favor del público sudamericano. Como hombre de letras, Menéndez y Pelayo ha expresado que José Joaquín de Mora fue excelente escritor en la narración joco-seria, en la sátira y en la fábula, pero frío y, a veces, amanerado en la poesía, no cultivada por él de manera habitual. 9.4. La ideología y el sensismo. Lafinur y Fernández Agüero, Mora, Alamán, Diego Alcorta. No hay que filiar a todos los pensadores de la primera mitad del siglo XIX dentro de la orientación americanista. La ideología y el sensualismo (o sensismo) estuvieron representados por filósofos conspicuos, durante este período. Los rioplatenses Juan Crisóstomo Lafinur (+1824) y Manuel Fernández Agüero (+1848) destacan entre los ideólogos. Lafinur, primer catedrático de ideología en Buenos Aires (en el Colegio de la Unión del Sur) hacia 1819, influido por Descartes, pero sobre todo por Condillac, Cabanis y Destutt de Tracy, decía: "El que nació sin el órgano de la vista no tendrá idea de la luz y los colores; el que nació sin oído no puede tenerla del sonido; en una palabra, si naciera algún hombre sin sentido alguno, este hombre no conocería un solo objeto de la naturaleza". En la Universidad de Buenos Aires, el presbítero español Fernández de Agüero funda la cátedra de ideología. En el lapso 1824-1826 publica su libro Principios de ideología elemental (abstractiva y oratoria), que comprende: 1º Lógica; 2º Metafísica; 3º Retórica. Bien que recibe a beneficio de inventario el pensamiento de CondilIac y Destutt de Tracy, declara sin ambages: "Ni la religión misma, so cuyo pretexto ha gemido en los calabozo , en las Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit tierras y en las hogueras, ha de escapar al severo examen del origen de la razón, ello es, de las ideas". En México, Mora y Alamán presentan peculiares resonancias de la ideología. José María Luis Mora (1794-1850, Catecismo político de la Federación Mexicana, 1831; Obras sueltas, 1834; México y sus revoluciones, 1835) se propone en sus obras "determinar con exactitud el grado de influencia que tengan o puedan haber tenido las causas morales, los resortes del amor de la felicidad pública, o los cálculos del interés individual en el orden de los sucesos.” Lucas Alamán (1792-1853; Sobre el sistema de Copérnico; Acuerdos de los diputados de América para favorecer la Independencia, 1821; Disertaciones sobre historia de la república mexicana desde la Conquista hasta la Independencia, 1844); en distintas reflexiones sobre el móvil de los hechos históricos, con poco optimismo hizo ver que "hay en la historia secretos que no es posible averiguar y en que queda más campo a la maledicencia que a la verdad", y que "no hay nada imposible en el calor de una revolución". El sensualismo extremo a lo Condillac, por decirlo así, sólo tuvo partidarios ortodoxos en América, muy al principio de siglo, sobre todo en Caracas, donde se reimprimió la Lógica de este pensador francés, en 1812. "El principal objeto de esta obra, dice Condillac, es hacer ver cómo todos nuestros conocimientos y nuestras facultades provienen de los sentidos, o, hablando más exactamente, de las sensaciones". En Bogotá y en la propia capital de Venezuela, poco tiempo después, tuvo sensible predominio la ideología de Destutt de Tracy. La ideología se aparta en un punto muy importante del sensualismo condillaciano. Influido por Main de Biran, creador del realismo volitivo, Destutt de Tracy afirma que la explicación de la conciencia del mundo externo reside en la combinación de un movimiento voluntario y una resistencia sensorial: "es la facultad de querer, unida a la de movemos y a la de sentir, a lo que debemos el conocimiento del mundo externo y la certidumbre de la realidad de nuestra existencia"... "Acción querida y sentida de una parte y resistencia de la otra: he ahí el lazo entre nuestro yo y los otros seres". En la explicación del conocimiento y, en general, de la vida del hombre, la voluntad a manera de un factor espontáneo, 44 constituye el principio predominante. "La voluntad es en nosotros un principio de actividad que coordina la turbamulta de las sensaciones". Pierre Laromiguiere (t 1837), que tuvo diligentes lectores en América (incluso en el Brasil) supera el sensualismo del siglo XVIII, dentro de la orientación marcada por Destutt de Tracy. Acentúa la actividad del alma, la cual es, para él, fuente de los conceptos. Por esta propia actividad (activité propre) el hombre se apodera del material de las sensaciones. El pensar analiza, aísla, compara, ordena. La idea (representación, concepto) es una sensación aislada de otras. Otra modalidad toma la ideología en América gracias al argentino Diego Alcorta (+1842), sensualista, admirador consecuente del pensador francés Pedro Juan Cabanis. Para Alcorta, precisa buscar el origen de las ideas en hechos fisiológicos.* De manera semejante a Cabanis, enseña que así como el hígado segrega bilis, el cerebro humano forja sensaciones, conceptos y juicios. Para Alcorta "la palabra filosofía no puede determinar otra cosa que el estudio del entendimiento humano y sus procederes". 9.5. Enciclopedismo y liberalismo. José Joaquín Olmedo, Camilo Henríquez, Ignacio Ramírez, Ocampo, Fidel López, Adolfo Alsina, Quintín Villa. La influencia del enciclopedismo francés en las repúblicas iberoamericanas fue múltiple y heterogéneo. No todos los pensadores de América recibieron la misma influencia, ni en todos ellos predominaron ideas del mismo autor de este "Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios", publicado en 35 volúmenes, de 1752 a 1780. Ciertamente los autores de la Enciclopedia discrepan en muchos puntos, a veces fundamentales, sobre todo en ideas teológicas y filosóficas. Al lado de Rousseau y del abate Mallet, pre-romántico el primero, católico el segundo, colaboran materialistas como Holbach y partidarios de un hilozoísmo, como Diderot, sin contar, la concepción deísta de Voltaire, impregnada de epigramática skepsis. A no dudarlo, la Enciclopedia toda respira un aire fresco de optimismo y confianza en el poder de la razón humana, y, de fijo, esta orientación en sus más acentuados rasgos, influyó de parecida manera en la mayor parte de los intelectuales iberoamericanos; pero la historia de las ideas en Iberoamérica, si quiere ser feraz y comprensiva, además Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit de esta caracterización de conjunto, tiene ante sí una tarea compleja, aún no resuelta: la de discernir hasta donde lo permitan las fuentes, las distintas resonancias de esta obra, producto a su vez del movimiento de la época de las Luces, tan rico en ideas, tan fecundo en pensadores representativos. En Guayaquil, un grupo pequeño de pensadores, brillantes los más, bajo el comando de don José Joaquín Olmedo (17801847) y Vicente Rocafuerte, ya citado, profesaron un humanismo deísta a lo Alejandro Pope. A la pluma del propio Olmedo se debió la versión española de la Primera Epístola del Ensayo sobre el Hombre, de este filósofo, el más grande poeta didáctico de todos los tiempos, al decir de Voltaire. La influencia de tan selecto grupo en la revolución de las ideas en todo el Continente Americano llegó a ser importante. Rocafuerte, durante su estadía en Londres, logró inducir a la Casa editora Ackerman a. que, como ya se dijo, con destino al Nuevo Mundo, publicara folletos y libros así de rudimentos de las ciencias y técnicas como de orientación política y filosófica. El grupo, muy informado del enciclopedismo francés, se ocupa de las más heterogéneas cuestiones de política, Enamorado de las letras clásicas, tolerante con los hombres y las ideas, asume una actitud realista, superando con volteriana ironía todo ingenuo optimismo. Olmedo, también influido vigorosamente por Destutt de Tracy, redactó una obra llamada Principios de ideología elemental (1824), que habría de tener una muy aceptable circulación en toda Hispanoamérica. En Chile, Camilo Henríquez (+1825). fraile que fue de la congregación de los Agonizantes, propaga el primero, las doctrinas enciclopedistas, con entusiasmos no contenidos por Juan Jacobo Rousseau. Redacta dos obras de gran impacto: Sermón, 1811, conmemorativo de la independencia de los Estados Unidos; Aurora, 1812, primera publicación periódica y doctrinaria de Chile. Dice en el Sermón: "Comencemos en Chile declarando nuestra independencia. Ella sólo puede borrar el título de rebeldes que nos da la tiranía". En México las ideas de la Enciclopedia fueron conocidas desde fines del siglo XVIII. Tanta influencia se les reconoce, que se admite como un hecho indiscutible su influencia en el movimiento de Independencia. Con todo, se advierte su decisiva influencia a fines del primer tercio del siglo XIX con la actividad de las logias masónicas, en donde las ideas de la Enciclopedia, aunque de 45 variados temas; de preferencia se aprovechan para fundamentar un liberalismo político, que tuvo como figuras centrales a Benito Juárez, Ignacio Ramírez, Melchor Ocampo, Santos Degollado. Principalmente Ramírez (18181879) y Ocampo (1814-1861): "El uno, negativista furibundo, enemigo de todas las instituciones y transigiendo apenas con las más avanzadas; el otro, creyente sincero y convencido de la grandeza de la humanidad, en la gloria de la humanidad y en el culto de la humanidad; el uno, sarcástico, cruel, duro e inexorable, pulverizando con su frase una serie de argumentos; el otro, natural, franco, abierto a todos los ideales de verdad, de justicia y de bondad de que sentía hambre y sed su alma sincera; el uno, demoliéndolo todo con la risa de Voltaire; el otro, afirmándolo todo con la fe de los girondinos." (R. Blanco Moheno). Ignacio Ramírez contribuye a difundir el materialismo y el ateísmo, que, a la sazón, hacían sentir su influencia en el campo de la literatura, incluso en la propia lírica. Son de Ramírez estas líneas de áspera y desoladora poesía: ¿Qué es nuestra vida, sino tosco vaso Cuyo precio es el precio del deseo Que en él guardan natura y el acaso? Cuando agobiado por la edad le veo, Sólo en las manos de la sabia tierra Recibirá otra forma y otro empleo" En Argentina, siguiendo el impulso de Diego Aleorta, asimilaron además de la ideología y el sensualismo, las ideas de la Enciclopedia, el materialismo de La Mettrie, y el progresismo de Condorcet y Turgot, los hombres de la distinguida generación de Alberdi; principalmente Vicente Fidel López (1815-1885?) y Adolfo Alsina (1829-1877). Vicente Fidel López, en su Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido a la civilización de la humanidad llega a la conclusión de que "el individuo influye directamente sobre los acontecimientos sociales con los actos personales que son fruto de su libre albedrío". Dentro del progresismo, afirma: "Progresar perpetuamente hacia la perfección: he aquí el luminoso axioma que pudiera resumir toda la historia". Por su parte Alsina sostiene que "la reforma intelectual, que es misión del filósofo, trae consigo necesariamente la reforma material". De este modo, para Alsina, Descartes preparó, sin Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit proponérselo, "el gran movimiento de la Revolución Francesa" (Sistema de filosofía, 1850). En Bolivia, el liberalismo acusó un tono moderno en Luis Quintín Villa (Lecciones de filosofía elemental, 1889) al sostener como necesidad de la época el respeto a las ideas de Dios, el alma, la libertad y la ley moral. 9.6. Reacción de la escolástica. Gual, Moreno, Solano, Reyes, Munguía. Cerrada a todo lo nuevo, se mantiene en general la doctrina escolástica, durante la primera mitad del siglo XIX. El pensamiento católico, sin embargo, se desenvuelve en dos etapas. Forman la primera, filósofos como Pedro Gual, José Ignacio Moreno, y, sobre todo Vicente Solano, quienes rechazan, apoyados en una rígida doctrina, toda idea filosófica que por manera inmediata o mediata pueda subvenir la concepción tomista del mundo. La segunda etapa se singulariza por la influencia, cada vez más vigorosa, de las doctrinas de Jaime Balmes (+1848), el más destacado filósofo católico español del siglo XIX, innovador en mucha parte. En Bolivia, Félix Reyes Ortiz (1828-1884) sostuvo la compatibilidad de filosofía y religión: "No hay ni puede haber oposición positiva entre la verdadera religión y la verdadera filosofía, entre la fe y la razón. Poca filosofía, decía Bacon, aleja de la religión: mucha filosofía conduce a ella". 1810. En este año nace Balmes; en este mismo año, el mexicano Clemente de Jesús Munguía, obispo que fue de Michoacán. Es clarificador este sincronismo. En México más que en ninguna otra república hispanoamericana, ha ejercido Balmes eficaz y duradera influencia. El obispo Munguía no escapa, de cierto, a este influjo, pero en su doctrina aparecen rasgos de indudable originalidad. Pudo decir de México lo que Balmes dijo de España: "No es copia ni imitación de ninguna filosofía extranjera; no es ni alemana, ni francesa, ni escocesa. Su autor ha querido contribuir por su parte a que tengamos una filosofía española". El ideal constructivo del obispo Munguía tiene un carácter apologético y pedagógico; mas en la realización de su obra, no improductiva ni parva, vese impulsado a reconceptuar los 46 tradicionales filosofemas. Como en Balmes, no sólo el estilo de exposición es nuevo; asimismo ofrece un planteamiento de los problemas a tono con las circunstancias de su tiempo. Conoce el léxico de Descartes y Condillac, Destutt de Tracy y Cousin. En su principal obra apologética, Los Principios de la Iglesia Católica comparados con los de las Escuelas Racionalistas, en sus Relaciones con la Enseñanza y Educación Pública, rebotan sus ideas sobre filosofía, mejor dicho, teología de la historia. La obra filosófica más importante que redactó: Del pensamiento y su enunciación, considerado en sí mismo, en sus relaciones y sus Leyes, o sea -La Psicología, la Ideología, la Gramática general, la Lógica, la Retórica, la Poética y la Crítica, llamadas a la unidad de sus principios por un nuevo método de exposición, es un concienzudo esfuerzo, no exento de buen sentido filosófico, encaminado a redescubrir la unidad del saber filosófico, descontadas las muchas reflexiones filológicas que contiene. El primer hecho, enseña, de que la conciencia nos da testimonio, es de la idea, o, si se quiere, del conocimiento; éste puede considerarse en sí mismo y con relación a la facultad que lo produce, y por consecuencia nos lleva al estudio del ser o sustancia donde radicalmente existe, Hay la coincidencia de que, así como el pensamiento es inexplicable sin la facultad y el ser, del mismo modo, cuanto a nuestra manera mediata de conocer, las facultades y la esencia son inexplicables sin el pensamiento. Tenemos ya la ideología y la psicología, sin salir del pensamiento en su existencia y relaciones y leyes. El mismo pensamiento es tan inexplicable sin el objeto, como lo es sin El sujeto. Si pensamos, hay quien piense y acerca de qué piense, las relaciones entre el pensamiento y la verdad, que es el objeto y fin del conocimiento, reducidas a leyes, no serían otra cosa que la lógica, También aquí tenemos la lógica, no saliendo del pensar y sus nexos. El pensamiento mismo toma cuerpo o revela su existencia a los demás hombres por medio de la palabra. La palabra, a su vez, es esencialmente relativa al pensamiento. El estudio de la palabra en su esencia, en su mayor generalidad, en los principios o leyes fundamentales que presiden inmutablemente a todas las lenguas; esto es la gramática general, y no salimos del pensamiento y su enunciación. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Y bien, agrega, ¿cuál es el fin de la palabra? El arte de hablar, responde, tarea, por cierto que incumbe a la retórica, a la poética y a la crítica, Mas, como lo hablado (o escrito) es juzgado desde el punto de vista ideológico, lógico y gramatical, es obvio que la crítica gira en el fondo común del pensamiento y su enunciación. En esta coyuntura profundiza en el tema del conocimiento. Hay que conjugar el criterio experimental y el deductivo en la ciencia, y hacerlos figurar como partes de una totalidad que, "bajo el nombre de lógica, rectifica y alumbra todos los caminos de la investigación, apropia y fecunda todos los medios de exposición". La preocupación totalizadora de los problemas lleva al obispo Munguía a la antropología general. En su libro Estudios fundamentales sobre el hombre... presenta "cuanto puede figurar en la escala de los principios tratándose del hombre considerado en sí mismo y en sus relacio. nes morales y religiosas". El hombre: hecho grandioso que precisa estudiar en su naturaleza, origen, destino y relaciones históricas. El obispo Munguía, filósofo, apologeta, pedagogo, retórico, constituye la mejor realización de la escolástica americana en el siglo XIX. Hombre de su época, de intensa vocación pedagógica, advierte que la concepción católica del mundo y de la vida puede mantenerse dentro de una circunstancia histórico-social, al precio de una renovación del pensamiento escolástico atenta a los nacientes modos de vida, atenta a los requerimientos de la época. 9.7 Incipiente aparición del idealismo en América. Tapia, Encina, Llona. No fueron promisorias las iniciales manifestaciones del idealismo en el Nuevo Mundo. Llegadas por la vía indirecta, sufren éstas ostensibles deformaciones, acaso como deficiente preparación para asimilarlas. Quienes las sustentan, además, no son filósofos profesionales, ni con mucho. Les caracteriza un rasgo común: son mitad poetas, mitad pensadores. Así el puertorriqueño Alejandro Tapia (18271882); así el argentino Carlos Epcina (1840.1882); así el ecuatoriano Numa Pompilio Llona (1832-1907). 47 Alejandro Tapia es autor de un libro de tendencia hegeliana y krausista: Conferencias sobre Estética y Literatura, que, aunque de segunda categoría, acredita su afición filosófica. Escritor de grandes ambiciones literarias, aspirando a emular a Goethe, compuso una epopeya en treinta cantos, La Sataniada, en la cual se propone expresar "el modo de ser de nuestro tiempo". Tapia, por medio del poeta Crisófilo, quien pretende simbolizar la humanidad, "no nos lleva al infierno sino que percibe el infierno en el mundo; y funde ambas cosas dentro y fuera de lo infinito, prescindiendo de lugares y cronologías, y fundiendo lo temporal y lo eterno. La acción que ocurre en las regiones ideales e infinitas, no por eso se sale del mundo, porque éste no deja de ser parte y contenido de la eternidad y de lo infinito como tiempo y como espacio, meras relaciones que el espíritu concibe con este carácter. De suerte, que el mundo de que se trata es el nuestro en idea, o la idea-mundo". El argentino Encina, matemático e ingeniero, a más de filósofo, busca, por su lado, la manera de conciliar a Hegel con Spencer. No filosofó en prosa; lo hizo en sus poemas La lucha por la Idea, Canto lírico a Colón, Canto al Arte... He aquí un fragmento de esta poesía filosófica. El Dios irrevelado. El eterno misterio, De su increado ser la vida crea, Por este acto supremo Que no cabe en las formas de la idea. Es germen invisible Que en su misterio el átomo cincela; Bosquejo que las formas de la vida Como inmortal aspiración desplega. Rudimento de luz, dudoso ensayo, De la conciencia vacilante rayo, ¡Hombre por fin! Y mente iluminada En que el Creador refleja su mirada, y que de Dios resuelve El eterno problema última faz del inmortal poema. ¡Ley de unidad que en la unidad absorbe El átomo y el orbe! Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit En que el divino Autor su sello imprime. Así nace la idea, Germen imperceptible de la mente En cuyo seno el porvenir se encierra. (La lucha por la Idea) La inspiración poética de Llona tiene también acento filosófico, como se ve en sus Cantos americanos, Clamores de Occidente, La Odisea del Alma. A diferencia de Encina se advierte en él influencia de Schopenhauer. Es tierno y pesimista. Nació en Quito, pero su vida literaria se desenvolvió en Lima. 9.8. La imaginería filosófica. J. N. Adorno. La tradición escolástica ha frenado, de continuo, el vuelo maniático de la imaginería filosófica. Reside ésta en la forja de ideas excéntricas, ilusorias, productos de una incoercible tendencia hacia la ficción y la fábula. El "imaginero" salta por sobre toda norma lógica; suele interpretar los hechos y sucesos a la luz de sintomáticas figuraciones, y argumenta frecuentemente con metáforas de plástico, simbólico efecto. Busca revelaciones inauditas, creaciones de inusitado sensacionalismo. Estas "filosofías" son ya optimistas, ya pesimistas: color de esperanza, color de tristeza. En América suele darse dicho espécimen de "filósofo". A veces llega a tener innegable influencia en grupos sociales. Hacia esta época el mexicano Juan Nepomuceno Adorno representa a tal linaje de intelectuales. Escribió La Armonía del Universo (Ensayo filosófico en busca de la verdad, la unidad y la felicidad). Una de sus apreciaciones, la fundamental, saturada de candoroso e inocente optimismo, ilustra a satisfacción su imaginería filosófica. "El hombre, dice, y la naturaleza toda se dirige, por la misma fuerza de las cosas, hacia la estabilidad absoluta, o sea la perfección e inmutabilidad de que es susceptible el núcleo final", En el orden científico, los hombres se elevarán, al fin de cuentas, a la plena sabiduría de lo bueno y de lo malo. En el orden moral desaparecerán del mundo todas las pasiones y enfermedades, al propio tiempo que se afirmará su progreso tal en donde el mundo' será un paraíso en todas sus regiones: el hombre habitará encantados palacios y le será indiferente dar pasos sobre la tierra, deslizarse sobre las aguas, o volar. En la muerte se verá, 48 con indescriptible alegría, el tránsito de una vida pasajera a un renacimiento merecido. J. N. Adorno toca un extremo, que viene a completar el cuadro de la época. En la historia de las ideas en América se han dado, por así decirlo, peculiares, características maneras de ejercer la filosofía. Ni siquiera en cada época se produce un solo molde intelectual de filósofo. Los estilos de practicar la filosofía. al contrario, proliferan, ya para bien, ya para mal, gracias a los propósitos, talentos y vocación de los pensadores, y bajo las circunstancias sociales y políticas, siempre cambiantes, siempre decisivas. En la misma época y con desigual andadura discurre el repetidor intelectual abierto a todo lo nuevo, y quien sólo repite, alucinado por el prestigio de un sistema (réplica fiel, aunque rezagada); el escolástico que hace filosofía ancilar en obsequio de la teología y el polígrafo que pone su reflexión al servicio de la política; el pensador erudito que ve en su saber múltiple el peldaño de inéditas y fecundas conquistas y el "imaginero", poco informado de las ideas, que delira a impulsos de una torrencial imaginación: De Santa Cruz Espejo y Crisóstomo Lafinur, Munguía y Alberdi, BeIlo y Adorno. 10 A) ECLECTICISMO, SOCIALISMO UTÓPICO, IDEALISMO. De parecida manera que las corrientes hasta aquí estudiadas, ahora eclecticismo, socialismo utópico y positivismo aparecen en Iberoamérica con cierto retraso respecto del nacimiento de ellas en Europa. Con todo, tal asincronía es menor en esta época. Acaso los efectos de la independencia política e intelectual, signada bajo las manifestaciones del creciente americanismo, contribuyeron a tal hecho. 10.1. Eclecticismo y frenología. Mont'Alverne, Goncalves de Magalhaes, Ferreira Franca, Pacheco. Así en América como en Europa, se presentó sugestiva, ya que no influyente, la filosofía ecléctica de Victor Cousin (+ 1867), hacia esta época. Influida por la Escuela Escocesa, esta filosofía rechaza, por manera resuelta, empirismo, sensualismo y materialismo y trata de constituirse en un cuerpo de doctrina espiritualista e idealista, recurriendo al método especulativo de la Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit experiencia interna. De Platón y Kant, Schelling y Hegel, Main de Biran y Krause, se toman en articulada forma los materiales. Los conceptos de "Idea" y "Razón" son los protagonistas de la obra filosófica. Firmemente apoyada en la experiencia interna, la filosofía asciende por la vía especulativa a lo Absoluto. La razón, que en sí es impersonal, capta esta realidad absoluta. La raison impersonelle, es la fuente, asimismo, de las categorías (sustancia y causalidad). Tres ideas fundamentales configuran el sistema: lo infinito (Dios), lo finito (el Mundo) y la relación entrambas. El Mundo está en Dios (panenteísmo). Cousin hace hincapié en la actividad creadora del espíritu y del libre arbitrio del hombre. La historia es, por ello, el progreso del espíritu, el desenvolvimiento de las ideas. El eclecticismo de Victor Cousin llegó a ser en Francia la filosofía oficial y de moda. Lo propio hubo de ocurrir en España desde los treintas hasta mediados del siglo, gracias al catedrático Tomás García Luna, autor de unas Lecciones de Filosofía Ecléctica (1842-45). En América, de cierto, no tuvo mucho arraigo. En Brasil estuvo representado principalmente por el padre Francisco Monte Alverne (t 1854) Y su discípulo Domingo Goncalves Magalhaes (+1882). A este último se debe un libro, Hechos del Espíritu humano; Monte Alverne redactó un Compendio de Filosofía, en donde llama a Cousin "uno de esos genios nacidos para revelar las maravillas de la razón humana". Dentro de una concepción ecléctica de la filosofía, figura también el brasileño Eduardo Ferreira Franca (t 1857; Cfr. Investigacoes de Psycología, 1854). Para Monte Alverne, abandonadas las ideas de Locke, la única solución consecuente es la del eclecticismo francés, que acepta la doctrina de la razón pura de Kant (contra el innatismo cartesiano) armonizando el pensamiento válido de la Escuela Escocesa con el sensualismo de Condillac. El eclecticismo francés tuvo un continuador original, de ulterior influencia en Iberoamérica: Paul Janet (1823-1899). Este pensador, influido por Cousin, combate materialismo y mecanicismo biológico, al insistir en que la materia desprovista de fuerza es una mera abstracción. Según Janet, todo sistema filosófico fecundo representa un parcial desarrollo de la verdad. El espiritualismo ecléctico de Janet en Iberoamérica acepta elementos del krausismo, sobre todo a través del pensador alemán Ahrens y del belga Tiberghien, conocidos a la vuelta del siglo en muchos países, como se verá renglones adelante. 49 De curso muy reducido, aunque no difuso, es, asimismo, el movimiento de la frenología en Hispanoamérica. La frenología es planta germana. Nace y se desarrolla a principios del siglo XIX. Francisco José Gall (+1828) creyó descubrir que en ciertos lugares del cerebro residen los órganos de las 27 actividades anímicas. Más tarde Juan Gaspar Spurzheim (t 1832) generalizó el original pensamiento. A poco andar, la frenología llegó a ser la ciencia de las localizaciones cerebrales de las funciones psíquicas, tanto de las sensorio-imaginativas como de las intelectuales, afectivas y morales. En 1835, aparece en México un libro intitulado Exposición sumaria del sistema frenológico del Dr. Gall, debido a la pluma del polígrafo José Ramón Pacheco. La obra está dedicada al Director y Profesorado del Establecimiento de Ciencias Médicas, a quienes ofrece "una colección completa de cuantas obras en grande y en pequeño han salido hasta hoy sobre la materia". Obras de frenología en España, se publican años después. Hasta 1853 dio a la estampa en la Península Ibérica Mariano Cubí y Soler (1801-1875), quien representa allí la corriente frenológica, su obra expositiva La frenología y sus glorias. Lecciones de Frenología. Cubí y Soler es un pensador vagabundo. El año 1821 encuéntrase en Norteamérica (en Baltimore), como profesor de castellano. Más tarde reside en La Habana (hacia 1829), como director de un colegio. Es probable que en esta ciudad haya iniciado sus estudios sobre frenología. De allí se traslada a México, donde funda una escuela en el puerto de Tampico (1833). Retorna a Estados Unidos del Norte, pues en 1836 se le halla impartiendo cursos de lenguas modernas en Nueva Orleans. Ya por entonces circulaban varios folletos sobre frenología, redactados por él. También en Norteamérica inicia su peregrinaje de propaganda de esta disciplina. Dicta conferencias, visita cárceles, mide y examina cuanto cráneo se pone a su alcance. Al fin, vuelve a España. En Barcelona funda, solícito, la cátedra de frenología y se convierte, al decir de Ramón Insúa Rodríguez, en un "agente viajero" de la frenología. Enjuiciado en 1841, por el Tribunal Eclesiástico de Santiago de Compostela, hizo entonces declaraciones de ortodoxia, y gracias al dictamen de fray Manuel García Gill, el proceso se sobreseyó. Una vez editadas sus lecciones de frenología, fundó el semanario La Antorcha y, poco después, la Revista frenológica, "destinada a difundir en todas las clases de la Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit sociedad el conocimiento de la frenología y sus numerosas, útiles e importantes aplicaciones". El movimiento creado y promovido por Cubí y Soler en España y fuera de España fue efímero y sólo constituyó, en frase de T. Carreras y Artau, "un episodio pintoresco y divertido". 10.2. El sansimonismo argentino. Echevarría, López, Mitre, Sarmiento. Contrastando con una aspiración teorética, de la que participan sensualismo, ideología, filosofía escocesa y doctrina ecléctica, se da en América, particularmente en la Argentina, Chile y el Uruguay, bien que vinculada a aquellas direcciones, una doctrina social de ascendencia sansimoniana. Nace en la Argentina dentro de la generación del año XXXV, cuyos más ilustres representantes fueron Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Vicente López, Bartolomé Mitre, Juan María Gutiérrez y Domingo Faustino Sarmiento. El sansimonismo argentino trata de adaptar ideas filosóficas de Saint Simon y Leroux al estudio de la realidad nacional. No el "saber por el saber", añosa e infecunda filosofía, mueve a estos socialistas. El filósofo no debe preguntar cuál es la doctrina verdadera, sino cuál es la doctrina más conveniente para el progreso de la nación. En 1838, en su periódico El Iniciador, editado en Montevideo, a manera de Prolegómenos Generales, consignaron los sansimonianos su credo filosófico: "La humanidad es un ser múltiple y colectivo, que vive en el seno de la vida universal una vida que es la propia. Es una asociación de individuos que se desarrolla en una serie continua de generaciones. La humanidad, como todo ser, tiene su ley; Vico, Montesquieu, Kant, Lessing, Herder, Condorcet, Turgot, Hegel, la han buscado; Saint Simon la ha encontrado. El destino de la humanidad ligada como Dios al globo que ella habita, se realiza progresivamente. La asociación humana se adelanta incesantemente y por vías ciertas hacia el objeto determinado a que se dirigen todos sus deseos. Las evoluciones de la humanidad se efectúan en el tiempo según un orden fijo; tienen lugar en el espacio, en una esfera limitada. El progreso es el tránsito de un orden social antiguo a un orden social nuevo, después de la destrucción radical del orden antiguo. El progreso se ha efectuado, hasta hoy, por dos movimientos alternativos: el movimiento de construcción y de asociación, o la época orgánica y religiosa; el movimiento de destrucción y desasociación, o la época crítica 50 irreligiosa. Así es como la humanidad, habiendo partido de un orden primitivo, incompleto, ha avanzado paso a paso, es decir, de progreso en progreso, hacia el orden definitivo y completo. La religión y la política deben ser la fuente y el fin de toda ciencia". Claude Benri conde de Saint-Simon (1760-1825) es el fundador del positivismo social, que, más tarde, Augusto Comte desarrollará. Saint Simon declara que la ciencia y la filosofía deben ser los fundamentos de la reorganización radical de la sociedad, El poder espiritual ha de ser confiado a los sabios; el poder temporal, a los industriales (Cfr. su libro La industria, 1618). De esta suerte anuncia el advenimiento de la tecnocracia, que hace compatible con el cristianismo (Cfr. su libro El nuevo cristianismo, 1825). Los discípulos de Saint Simon le dieron un claro sesgo socialista a la doctrina, al propugnar la supresión de la propiedad privada, el usufructo social de los medios de producción, etc., ubicándose así, desde entonces, en la amplia corriente del socialismo utópico. Para los sansimonianos, la filosofía, en el fondo, tiene un carácter ancilar. No es, ciertamente, ancilla theologiae, pero se haIla al servicio de la política social. Esteban Echevarría (18051851; Palabras simbólicas, 1837; Dogma socialista, 1846; Cartas a Pedro de Angelis, 1847) defiende por igual la creencia en la ley del progreso, como las virtudes insuperables que trae consigo el hecho de la asociación humana. Echevarría se propone promover el progreso de la Argentina por medio de "una revolución moral", porque "el país no estaba maduro para una revolución material". Parte de la idea de que la sociedad es la condición necesaria para el libre ejercicio y pleno desarrollo de las facultades del hombre, habiéndose constituido ésta, por obra de una aptitud de comunicación perpetua entre hombre y hombre, entre generación y generación, por obra de la encarnación continua del espíritu de una generación en otra. Echevarría, personaje central en la Asociación de Mayo (1837), creada para derrocar al dictador Juan Manuel de Rosas, tuvo, una formación literaria y filosófica variada, primero en Buenos Aires, después en Europa, de donde llevó a su patria el movimiento del romanticismo. En su poema Avellaneda, hace reminiscencias de su vida intelectual, que, vuelto a América culminó en cierto eclecticismo. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Echevarría es adoctrinador de una nueva sociedad democrática. Socialismo significa para él y su grupo el bienestar social, no la lucha económica de clases. Como poeta romántico busca la expresión del paisaje y vida argentinos, iberoamericanos. La cautiva, incluido en su libro Rimas, es poema representativo de su arte romántico, La Asociación de Mayo fracasó en su intento de derrocar a Rosas. Tuvo que desterrarse a Montevideo. Entre los desterrados figuró Vicente Fidel López (1815-1903), quien representa el papel de historiador en el grupo, junto con Mitre. Es notable su extensa obra Historia de la República Argentina (1883-1893). También José Mármol (1817-1871), "el prototipo de los poetas proscritos". Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888; Obras: Facundo, 1845; Recuerdo de provincia, 1850; La educación popular, 1858; Conflictos y armonías de las razas en América, 1883), educador, periodista, y político argentino, por su parte, expuso en su voluminosa obra (52 tomos) una certera imagen del mundo, de la realidad argentina, y en mucho, iberoamericana. El político de provincia Facundo Quiroga, trasunto generalizado del tirano Rosas, es la barbarie. A ella hay que oponer la civilización. La tarea requiere el comprender la influencia del medio en el hombre y la sociedad. En sus escritos se encuentran ideas de Cousin, Spencer, Montesquieu. Su inspiración práctica son los Estados Unidos, "Sarmiento es la acción. Alberdi el pensamiento. Este fue, un investigador más científico y más reflexivo. Aquél fue más genial e improvisado. Al dogmatismo impasible de Alberdi, se opone el apasionamiento desordenado de Sarmiento". (Poviña) Para Sarmiento el pensamiento clave de la época es la idea de la libertad. "La libertad moderna, dice, sale de las condiciones de simple perfección de las instituciones, de mero contentamiento del sentimiento de la dignidad humana. Es económica, industrial, base indispensable de 'la riqueza de los individuos y del engrandecimiento nacional... La libertad moderna es, pues, un capital. Legar la libertad a sus hijos, es la mejor y más productiva herencia que una generación puede dejar a otra; y al constituir un Estado es digna y grave preocupación de sus legisladores hacer efectiva esta bendición que es el origen de todas las otras". También Bartolomé Mitre (18211906) se encuentra en la línea del sansimonismo argentino, en el realismo social, como lo llaman en aquel país. Mitre es la culminación historicista de esta 51 corriente, y el historiador de la misma. Su historicismo lo lleva a lanzar una interpretación filosófica de la historia argentina. Los dos momentos culminantes de la formación del país, tienen en él a su más notable intérprete. Así Belgrano y San Martín, en la literatura de Mitre, son las figuras centrales de la historia argentina. Mitre concibe la historia como ciencia estricta, siguiendo las huellas de Fustel de Coulanges y de Taine, como diferente de la concepción de la historia como arte, o mejor como filosofía, que tiene como su representante en la Argentina a Vicente Fidel López". Su historiografía comienza determinando el medio físico, sigue señalando el medio humano y luego fija las corrientes, rumbos y orientaciones, "para dar unidad y colorido a la narración histórica". En otras palabras, su historiografía toma al hombre en su medio circundante, muestra el estado de la colectividad que lo genera, y lo sigue encuadrado siempre en su circunstancia. Con todo, Mitre estima que el hombre superior, el héroe, representa "la vida de un hombre y la historia de un pueblo", por lo que en la historia de los pueblos, el héroe, "supera el poder de las colectividades y les imprime el sello de sus determinaciones". El grupo de la Asociación de Mayo fue perdiendo con el tiempo su cohesión. Al principio por el destierro, después por sus preocupaciones literarias, de creciente tonalidad romántica, propicia para la reforma social en base de la ciencia, punto clave del sansimonismo. Con todo, los miembros del grupo señalaron un camino cuya influencia no quedó confinada en la República argentina. De Montevideo, abrigo y ambiente de los proscritos, se difunde 10.3. Los moralistas. Bostos, Valle, Montalvo, González Prada, Mariátegui. La milicia filosófica americana de esta época puso en circulación muchas doctrinas morales. El puertorriqueño Eugenio María de Hostos (1839-1903), discípulo de Sanz del Río en España, no conserva del krausismo sino su proyección ética y pedagógica. Algo más: para fortalecer su moralismo toma ideas de Comte y de Kant. "Dadme la verdad, dice, y os doy el mundo. Vosotros, sin la verdad, destrozaréis el mundo; y yo, con la verdad, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit con sólo la verdad, reconstruiré el mundo cuantas veces lo hayáis destrozado. Y no os daré solamente el mundo de las organizaciones materiales; os daré el mundo orgánico, junto con el mundo de las ideas, junto con el mundo de los afectos, junto con el mundo del trabajo, junto con el mundo de la libertad, junto con el mundo del progreso, junto -para disparar el pensamiento enterocon el mundo que la razón fabrica perdurablemente por encima del mundo natural". Pero como moralista no pierde el sentido de la realidad americana. Su meta, cuyo centro de gravedad fue siempre la independencia de Puerto Rico, era ésta: "formar hombres para la humanidad concreta, que es la patria, y para la patria abstracta, que es la humanidad; formar razones y conciencias sanas". Está bien claro que los ideales de vida de Hostos quedan ubicados dentro de una moral social, la cual ha de guiar, en definitiva, la configuración de la sociedad entera. En la obra literaria de Hostos, extensa y variada (La Peregrinación de Bayoún, Moral Social, Ciencia de la Pedagogía, Tratado de Sociología), se patentiza su vocación de moralista, después, y, por ello, es un pensador. Los pensadores moralistas, dada la circunstancia social y política de los tiempos, hacen armas contra las dictaduras y la injusticia humana y creen, empujados por un utópico progresismo, en la fuerza ilimitada de la educación. Hombres de letras, notables y ejemplares personalidades, el hondureño José Cecilio Valle (+1834), el ecuatoriano Juan Montalvo (+1889) y los peruanos Manuel González Prada (+1918) y José Carlos Mariátegui pertenecen a tal estirpe de pensadores. José Cecilio Valle (1780-1834; Manifiesto a la nación guatemalteca; Prospecto de la historia de Guatemala; La historia y los historiadores de Indias; Memorias sobre la educación) en sus escritos políticos, económicos y sociales señaló viables soluciones a inveterados problemas de su patria y de América. Optimista, Valle busca la redención por la ciencia y el arte. "Las ciencias y las artes, repetía, son las que ponen la naturaleza entera a los pies del hombre; las que le dan el cetro del mar y la tierra. No puede haber riqueza, poder ni prosperidad, sin ilustración. Las tierras donde no hay luces, son bosques de lacandones o mosquitos desnudos, pobres y miserables. 52 Los países iluminados son por el contrario, praderas y trigales hermosos y dilatados, lugares ricos de talleres y manufacturas, plazas concurridas de tráfico y comercio". Juan Montalvo (1833-1889; periódicos: El Cosmopolita, El Espectador; obras: Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes; Catilinarias; Siete tratados; Fortuna y felicidad; Mercurial eclesiástica; Geometría moral; Judas) encarnó la protesta y luchó por la justicia y la libertad con un designio edificante. Aunque justicia y libertad en Montalvo son meras palabras de combate, sin una clara definición, su estilo y energía de escritor las hicieron muchas veces eficaces en sus diatribas, en su lenguaje grandilocuente, en su poder de inventiva, en su pasión y saber de escritor. Explicaba el atraso y opresión del pueblo por la vileza de unos pocos y la cobardía de la muchedumbre. Por eso pedía un proceder consciente de sus conciudadanos y se empeñó en su moralización. En esta línea escribió contra el alcoholismo y fue enemigo violento e incansable del déspota García Moreno. También se defendió y arremetió contra el clero y la falsedad en la religión, la hipocresía y el fanatismo. "Como un profeta hebreo prorrumpía en invectivas contra los diezmos y las ceremonias, cuando no había ni amor ni justicia", dice William Rex Crawford. Montalvo fue deísta. Manuel González Prada (18481918) también fue un moralista. Escritos: Páginas libres; Propaganda y ataque; Los partidos y la Unión Nacional; Anarquía; Nuestros indios; Nuevas páginas libres. Su pensamiento se nutre de la realidad social peruana y de la trágica derrota sufrida hacia 1880-1883 en la guerra con Chile. "Si la ignorancia de los gobernantes y la servidumbre de los gobernados fueron nuestros vencedores, dice, acudamos a la ciencia, ese redentor que nos enseña a suavizar la tiranía de la Naturaleza; adoremos la libertad, esa madre engendradora de hombres fuertes". Prada es radical. "Hay que mostrar al pueblo el horror de su envilecimiento y de su miseria", firmemente decía, y agregaba: "Fácilmente comprenderá el pueblo que antes se hizo todo con él, pero en beneficio ajeno; llega la hora de que él haga todo por sí y en beneficio propio". Prada concretó así su doctrina: es menester evolucionar, "evolucionar en el sentido más amplio de la libertad del Individuo, prefiriendo las reformas sociales a las transformaciones políticas". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 53 José Carlos Mariátegui (1895-1930; La escena contemporánea, 1925; Defensa del marxismo; Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, 1928) más radical que Manuel González Prada en ideas políticas y sociales, parece estar muy cerca del marxismo. En Italia, según refiere su biógrafo Armando Bazán, llegó a decir: "En otro tiempo, el marxismo ha sido para mí una teoría bastante confusa, aburrida y falta de calor, pero en estos días he visto la luz y he tenido la revelación". Antes de 1928, fundó la sección peruana de la Tercera Internacional bajo la insistencia de implantar el marxismo en el Perú. Sin embargo, pronto se dio cuenta, y señaló, que ni de la industria, ni del proletariado industrial, podía esperarse que tuvieran la fuerza suficiente para cumplir su función revolucionaria. Advirtió entonces el problema real del país: los privilegios y la explotación eran debidos a la superposición del régimen colonial español, sobre el régimen comunista, glorioso y pacífico de los incas. Esta explicación reforzó su doctrina de que el problema del indio había sido pensado sólo como problema ético abstracto, y no en términos concretos, económicos, sociales y políticos. Habida cuenta de estos factores, Mariátegui no pudo conciliar en la práctica el marxismo con la realidad peruana, ni las aspiraciones peculiares colectivas del campesino peruano con el "papel histórico del proletariado". mismo trabajó en favor de las nuevas ideas. ¿Qué es el hombre, decía, sino un conjunto de relaciones?, porque las leyes de su existencia ¿qué otra cosa son sino relaciones con el Creador y con todo lo creado; con la sociedad de las inteligencias y con la de los cuerpos? 10.4. Tomismo y neotomismo hacia esta época. Diez de Sollano, Abarca Cabrera, Ribera, Valverde Téllez, Zambrano, Caro Groot, Elizaguirre. La filosofía escolástica muestra y enseña las concordancias de la razón con la fe, gracias a un método deductivo silogístico. Vieja de siglos dice Valverde Téllez, casi sola en las escuelas del mundo civilizado ha sido el blanco de tan rudos como injustificados ataques, principalmente por los heterodoxos y renacientes. Los novadores veían en ella un ariete formidable que servía del modo más eficaz para defender los fueros de la verdad, y allanar los reductos del sofisma; los humanistas, a su vez, so pretexto de adivinar y cultivar la belleza artística de la forma literaria, ridiculizaban el tecnicismo de la filosofía, cometiendo la inconsecuencia de comprender en un común anatema, palabras y doctrinas; el fin era desprestigiarla. No fueron más benignos los presuntuosos y pedantes enciclopedistas del siglo XVIII, quienes levantaron la bandera de una libertad sin límites, y se proclamaron nuevos redentores del entendimiento humano; pues fingían verlos aherrojados con cadenas de lógica inflexible y encerrados en fórmulas infranqueables. En México, mentes hábiles que pronto se asimilaron al movimiento neotomista, tras su aceptación oficial en la Encíclica de León XIII Aeterni Patris (1879), fueron el obispo José de Jesús Diez de Sollano y Dávalos, último rector de la Real y Pontificia Universidad, el P. Agustín Abarca Cabrera, del Seminario de Michoacán, el P. Agustín Ribera, de Jalisco y sobre todo, el P. Emeterio Valverde Téllez, obispo de León. Diez de Sollano (1820-1881; Panegíricas de Santo Tomás, 1842 y 1849; Logicae compendium justa doctrinas S. Thomae Aquinatis, Auctore P. C. Roux-Lavergne, 1868; Cartas pastorales sobre la encíclica de N. Smo. Padre el señor León XIII) tomista perspicaz, inquieto, abierto a todo lo nuevo, desde 1845 comprendiendo la mudanza que tenían los estudios escolásticos, él El P. Agustín Abarca y Cabrera (1844-1891) escribió dentro de las orientaciones del neotomismo algunas monografías sobre metafísica e historia de la filosofía. Con la pluma también se opuso al positivismo. Por su lado, el P. Agustín Rivera y Sanróman (18241911) recarga los aspectos críticos de la corriente neotomista mostrando buena información del modernismo. Su libro La filosofía en la Nueva España, o sea Disertación sobre el atraso de la Nueva España en las ciencias filosóficas, 1885, provocó una sonada polémica. El P. Agustín de la Rosa (1824. 1907) fue el opositor. Cfr. La instrucción en México, 1887. Por su parte Valverde Téllez (1864-1948) actúa de una doble manera como filósofo: es historiador de las ideas a la vez que expositor polemista. Entre sus obras destacan las históricas, que se han convertido en obligadas fuentes de consulta: Apuntaciones históricas sobre la filosofía en México, 1896; Crítica filosófica, 1904; Bibliografía filosófica mexicana, 2 ed., 1913, La Verdad, 3ª ed., 1911. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit La guerra ha continuado sin cuartel -sigue diciendo Valverde-, testigos somos de los extravíos y delirios de la razón arrebatada por la corriente positivista, sin que sepamos a dónde irá para volver al camino real de la verdad. Su posición neotomista queda delineada en sus obras La Verdad y Apuntaciones históricas sobre la Filosofía en México. Sin descuidar los temas apologéticos, a través de una ordenada polémica, expone sus convicciones sobre filosofía y teología. En Cuba militó en favor del espiritualismo cristiano Ramón Zambrano (1817-1866), afecto a los poemas metafísicos (Cfr. sus Obras Literarias, filosóficas y científicas) Y el obispo Fray Jacinto Martínez, quien publicó El Concilio Ecuménico y la Iglesia oficial, 1869. En Colombia, José Eusebio Caro (1817-1853) se opone al utilitarismo en su obra Sobre el principio utilitario enseñado como teoría usual en nuestros colegios y sobre la relación que hay entre las doctrinas y las costumbres y José Manuel Groot en una Refutación analítica de la Vida de Jesús, de Renán. En fin, en Chile, José V. Elizaguirre, autor de El Catolicismo en presencia de sus disidentes. 10.5. Kantismo, krausismo e ideas afines. S. Romero, Vázquez, De la Luz, González del Valle, Mestre, Mexaro, Vigil, García. Una nueva etapa de la filosofía en América, señaladamente polémica y harto vinculada a la vida social y política, iníciase con la llegada de las corrientes idealistas europeas, a través de pensadores españoles, enterados ellos mismos de las doctrinas, de manera un tanto ocasional e insuficiente. Francisco Pi y Margall y Emilio Castelar divulgaron, en España, por ejemplo, una especie adulterada de hegelianismo, que conocieron por conducto de la inauténtica y versátil concepción de Cousin. Mejor informados, pero con no significativa resonancia en Iberoamérica, figuran los kantianos españoles José María Rey y Mateos Nieto Serrano. Sólo el cubano, radicado en Madrid, José de Perojo goza de reconocido influjo. Silvio Romero (1851-1914), polifacético, ya dentro de la crítica libre de las ideas de la época, se acerca a Kant en su 54 recorrido filosófico. Para Romero, el positivismo, por ejemplo, es una filosofía resignada y simple. Frente a él y a otros sistemas se levanta, dice, el criticismo evolucionista, "inaugurado por Manuel Kant, la primera mentalidad filosófica de todos los tiempos". Bien sabe que este juicio sobre el merecimiento filosófico del pensador de Koenisberg choca con buen número de brasileños y portugueses, qué sólo lo conocen de nombre o por la lectura del Iibro de Cousin. Entre nosotros, dice, está aún muy extendido el viejo prejuicio de considerar a Kant como el tipo del filósofo excéntrico y fantástico, imbuido de quimeras; pero es un grave error, deshecho completamente por la crítica histórica, que estudió con ahínco las obras del gran hombre y proclamó que volver a él es, en gran parte, progresar. En efecto, agrega, el estudio de Kant señaló que él domina el pensamiento moderno en las principales corrientes de sus ideas. En cosmogonía impera hoy aún la célebre hipótesis de los gases, formulada por el filósofo y expresada matemáticamente por Laplace. En filosofía general, el agnosticismo, tomado de la Crítica de la Razón pura y tan espléndidamente aceptado y desarrollado por Herbert Spencer, es la ley predominante. Sagaz, erudito, de aguda sensibilidad artística, Romero advierte que la idea de belleza a título de un libre juego de nuestra imaginación y de nuestro entendimiento es un punto de vista aprendido en la Crítica del Juicio. En moral, la fecundísima idea de que ella es independiente de nuestras concepciones metafísicas y religiosas es también puro kantismo, se enseña en la Crítica de la Razón práctica" (Cfr. su Historia de la Literatura brasileña, Vol. 11). Silvio Romero redactó entre los muchos libros que acreditan su talento, uno llamado Doutrina contra doutrina: O evolucionismo e positivismo do Brasil, en donde discurre, a su sabor, sobre las deficiencias de la filosofía positivista. El libro, de merecida y eficaz resonancia en su país, llevó un título que describe el carácter polémico de las últimas décadas de siglo XIX en la América toda. La controversia presupone (¿cómo podría ser de otra suerte?) variedad de doctrinas. Además, implica la existencia de recientes doctrinas que se empeña el filósofo en hacerlas valer Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit contra doctrinas inveteradas y contra otras, igualmente nuevas, pero que difieren de aquéllas y de éstas. Bellum omnium contra omnes. En España, de las tendencias idealistas, la que tuvo mayor importancia fue el krausismo. Por modo extraño y en apariencia inexplicable, cuando en el resto de Europa, en el tercer cuarto del siglo, la filosofía de Krause (1781-1832), está casi abandonada, en España se torna la doctrina más influyente en la vida académica. Julián Sanz del Río (t 1869) es el sembrador y patriarca del krausismo en la Península Ibérica. La doctrina, que en España y en Iberoamérica tuvo una acentuada proyección política y pedagógica, culmina en un panenteísmo (el mundo, que es un conjunto finito de seres se desarrolla en el seno de la divinidad infinita). El método tiene una etapa analítica y otra sintética. El krausismo en España, bajo el nombre de realismo armónico, se enfrentará con todas las doctrinas filosóficas. La Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco y Hermenegildo Giner de los Ríos, Nicolás Samerón, Gumersindo de Azcárate, Joaquín Costa y Montero Río, será su mejor y más fecunda prolongación pedagógica. En América, en cambio, la doctrina adquiere este carácter polémico no antes de fines de la centuria. Durante dos décadas, de los sesenta a los ochenta, buena parte de la juventud hispanoamericana fue educada en las obras de Sanz del Río (Sistema de la Filosofía: Metafísica, Primera parte, Análisis, 1860; Ideal de la Humanidad para la Vida, 1860; Lecciones sobre el Sistema de Filosofía analítica de Krause, 1869; Análisis del Pensamiento racional, 1877). Más tarde tuvieron grande influencia los libros de los krausistas Enrigue Ahrens (+1874) y Guillermo Tiberghien (+1901). En el Uruguay cristaliza, después de 1880, del mejor modo, la doctrina krausista. Prudencio Vázquez y Pedro Maxaro (Sobre todo el primero, que fue la personalidad filosófica uruguaya más destacada de la época) no sólo asimilan con fidelidad la doctrina; logran también sostener una fértil polémica contra la escolástica y contra el positivismo. En México, otro tanto hizo José María Vigil (1829-1909) a la cabeza de un grupo de liberales políticos. Se propuso introducir el pensamiento del krausista belga Tiberghien (+1900) a fin de enfrentar al positivismo y a la escolástica, otra filosofía más inteligible, sin principios metafísicos. Sin embargo, llegó a sostener 55 entusiastamente tres absolutos: la idea de Dios, la idea de Patria y la idea de Libertad. Contra el krausismo de Vigil, Telésforo García invoca parcialmente a Kant: "Lo absoluto no puede ser nos conocido, dice, porque un estado de conciencia cualquiera, importa relación entre el sujeto que conoce y el objeto conocido, y esta relación niega, por el solo hecho de su existencia, toda idea de absoluto". "¿Qué Absoluto sería aquel que no comprendiese todas las condiciones que lo relativo posee? (La Libertad, 1880). En Cuba, sin estar dentro del positivismo todavía, se rechazó abiertamente el abstraccionismo ideológico. José de la Luz y Caballero (1800-1862) siguiendo las enseñanzas de José Agustín Caballero y Félix Varela, recomienda estudiar "primero física e historia natural, después sociología y lógica", pues la lógica como teoría de las ciencias, necesita de los datos que ofrecen las demás ciencias, para de ellos mismos deducir documentos para la dirección del espíritu humano". Por su parte Manuel González del Valle (t 1856; Moral, 1843) fue reformador de los estudios filosóficos cubanos. Su pensamiento, dentro de cierto espíritu moderno (Kant, Cousin) se ocupa del ser, el deber ser, las pasiones, el derecho natural, el libre albedrío, el bien y el mal, la bondad de Dios. Su coetáneo José Manuel Mestre (1832-1885) sucesor de González del Valle en la cátedra de filosofía, se dedicó a los estudios lógicos. Para Mestre la lógica es la ciencia modele, bien que fundada en la psicología: "siendo la filosofía la esencia y espíritu de la ciencia, la lógica es su fórmula legítima, y nada mas. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 56 10 B) POSITIVISMO 10.6. El positivismo en Iberoamérica. Interpretaciones historiográficas. El llamado positivismo autóctono. Las corrientes positivistas fueron en general comprendidas con acierto. La claridad y sencillez de los principios de éstas pudo contribuir quizá a este fácil y rápido aprendizaje, así como a su continental difusión, favorecida, es cierto, por la circunstancia política y social de las nuevas naciones. Advenimiento, desarrollo, auge y declinación del positivismo en Iberoamérica son fases, en efecto, bien importantes en la caracterología histórica del pensamiento americano. Hasta ahora, sin embargo, los estudios historiográficos no siguieron siempre el camino objetivo o han sucumbido a una fácil y cómoda abstracción, o han incurrido en una confusión de fronteras con otros dominios culturales, cuando no a interpretaciones autonomistas sobrevalorando la originalidad de los pensadores. Suele hablarse del positivismo en América como si esta corriente no comprendiera bajo su nombre diversas doctrinas, a veces en irreductible oposición. Del positivismo de Comte al psicologismo de Mill, y de éste al evolucionismo de Spencer, sin contar los elementos materialistas de la doctrina de Littré y la del medio, de Taine; todos ciertamente positivistas, hay en ellos, precisa repetirlo, importantes diferencias que se traslucen en la recepción y desarrollo de la corriente en América. Otro error que en mucha parte padece la historiografía del positivismo en América da el efecto de una evasiva. En vez de ocuparse el historiógrafo, centralmente, de los filosofemas mismos de las corrientes positivistas, de estudiar cómo fueron éstos trasplantados en las nuevas tierras, qué modificaciones, si las hubo, ofrecieron en su desarrollo, cómo lucharon entre sí, y cómo, al fin, declinaron, detiene la mirada en las mil resonancias que las doctrinas de Comte, Mili, Spencer, han ejercido en el campo de la política y de la educación. De fijo, esta investigación es justificada, pero lleva, cuando se practica a la luz de conceptos de la ciencia de la política y de la pedagogía, a dominios diferentes a los de la historia de los filosofemas: a la historia de las instituciones políticas, a la historia de los hechos pedagógicos. Sería defender un vetusto y falso concepto de la historia de la filosofía el eliminar dentro de ésta el influjo y reflujo de la vida económica, social y política. La filosofía es un ingrediente de la vida cultural de un pueblo, y debe tratarse, históricamente, en inseparable vínculo con ésta. Las ideas filosóficas nacen en los hombres y se propagan y transforman en los hombres, insertos siempre en una circunstancia política y social. Mas la variedad de la cultura, puntualmente, obliga a una división del trabajo en la historia monográfica. No es engrandecer los dominios de la historia de la filosofía el invadir otros distritos culturales. Metábasis eís állo génos. Un tercer equívoco, éste de apreciación, acaso efecto de la historiografía patriótica, reside en creer que el positivismo en América es, en decisiva medida, una doctrina original, ello es, un positivismo autóctono. A veces, tocando un extremo, incluso se le considera un movimiento independiente y paralelo al del europeo. Dentro de esta manera de historiar no faltan quienes hablen de una variedad de positivismos regionales, autóctonos todos: positivismo argentino, positivismo cubano, positivismo panameño, positivismo chileno. El pensador Ricaurte Soler, de Panamá, conocido historiador de las ideas en América, defiende esta autoctonía. Cómo ya fue señalado, el dicho autor propicia una historiología horizontal de las ideas, según concepto y nombre del historiador francés E. Brehier, que hace depender éstas de las circunstancias socio-históricas reales. Dice: "La historiología del pensamiento hispanoamericano, con la excepción de Alejandro Korn en el caso particular de las ideas argentinas, ha soslayado hasta el presente el estudio de las ideas americanas de mediados del décimonono en función de las categorías históricas que impondría el reconocimiento de la peculiaridad de su contexto socio-histórico por una parte y de la particularidad de sus modalidades conceptuales por la otra. Creemos, sin embargo, que los motivos positivistas autóctonos no son exclusivos del pensamiento argentino, sino que, por el contrario, la circunstancia de descubrirlos también en Chile, Cuba y Panamá, nos permite postular, legítimamente, la generalidad americana del fenómeno". En tres conclusiones resume su pensamiento: 1) Como reacción contra las fórmulas Ilustradas de la independencia, y en razón de una experiencia histórica dramática, surge en Hispanoamérica, a mediados del siglo XIX, un pensamiento social y político de contenido positivista, paralelo a la eclosión del comtismo en Francia, pero históricamente independiente de sus categorías filosóficas. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 2) Los motivos positivistas autóctonos hispanoamericanos reflejan en su conceptualización filosófica los imperativos del contexto histórico que los condicionan. Su originalidad, por tanto, no ha de encontrarse en el hecho, en sí mismo significativo, de haber adelantado algunas de las concepciones del positivismo europeo, sino más bien en la circunstancia de constituir una expresión, notablemente diferenciada, de la concreta estructura socio-económica y política de Hispanoamérica a mediados del XIX. 3) Justo Arosamena confirma en nuestro medio intelectual la generalidad americana del fenómeno. Su pensamiento se desarrolla a través de un doble paralelismo; frente al comtismo francés, por tina parte, y frente al positivismo autóctono hispanoamericano, por la otra. El paralelismo con Francia evidencia la rápida incorporación del Istmo a la modernidad, una vez destruida la estructura política colonial. El paralelismo con las otras manifestaciones hispanoamericanas del positivismo autóctono pone de relieve la identidad de fuerzas históricas que lo determinaron en el caso general de América y el particular del Istmo". El equívoco de la orientación autóctona de la filosofía en América en el caso del positivismo, está reforzado por la variedad de acepciones del término. Positivo, se toma como lo efectivo, real, concreto, sólido, firme, activo; afirmativo. Es falso, audaz y comprometido aceptar un positivismo autóctono con categorías histórico-filosóficas autónomas. Los más -y los más señeros- de los positivistas iberoamericanos jamás ocultaron las fuentes europeas de informaciones. Decir lo contrario, es negar los testimonios históricos. Otra cosa es que la interpretación de la realidad social iberoamericana ofreciera -y ofrezca- peculiares modalidades, y de lugar a consecuentes variaciones teoréticas. Pero éste es el hecho orbi et urbe. La circunstancia de las coincidencias de pensamiento, confirma justamente la validez general de los filosofemas. En todo caso, quienes hablan de ellas, reconocen la importancia categorial de los parámetros del positivismo como doctrina de vigencia histórica general. 57 Pudieron haberse dado aquí (las investigaciones se encargarán de exhibirlo) inéditos giros positivistas, encaminados a explicar ciertos hechos sociales. Mas en todo caso, no sería consecuente ni aleccionador ampararlos, aun ilustrarlos paradójicamente, a la sombra de los prestigios de la invención europea de Comte. Quienes intentan esta actitud para honrar al pensamiento iberoamericano no lo enaltecen y sí sucumben a una suerte de inflación de conceptos. Para evitar malentendidos viene a cuento precisar los parámetros de la doctrina. 10.7. Positivismo de Comte, de Mill y de Spencer. Hay una terminología generalizada del pensar filosófico. Para comprender y ubicar el desarrollo de la filosofía americana precisa tomarla en cuenta; terminología, por cierto, que se va enriqueciendo al correr del tiempo, tras nuevos y fecundos conceptos. Un caso típico al respecto es el positivismo de Comte, que ya en sus inmediatos discípulos recibió nuevos aportes. Como ya quedó dicho, E. Littré (1801-1881) puede combinar la doctrina del maestro con el materialismo; H. Taine (1828-1893) introduce la doctrina del medio. Todos los acontecimientos se explican por la raza, el momento histórico y el medio (circunstancias físicas y sociales). El positivismo de Comte (Cours de Philosophie positive, 1830-1842, Discours sur l'Esprit positive, 1844; Catechisme positiviste, 1852; Systeme de Politique positive, 1852-1854) ofrece esta plataforma de principios: a) Hay que promover una reforma total de la sociedad humana, cuya clave será la ciencia, testimonio evidente del reinado del hombre en el universo. Regnum hominis, que decía Bacon. b) La ciencia verdadera se basa en los hechos, cuyas regularidades empíricas constituyen las leyes de la naturaleza, que sólo expresan el nexo relativo de los fenómenos. Lo absoluto es término propio de falso saber. c) La humanidad ha pasado por tres estados sucesivos: el estado teológico, durante el cual el hombre explica los fenómenos por la intervención de agentes sobrenaturales (fetichismo, politeísmo, monoteísmo); el estado metafísico, en el que todo se explica por entidades abstractas, como son las nociones de sustancia, causalidad, finalidad de la naturaleza, etc.; en fin, el estado positivo o real, en donde, mediante la observación de los Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit hechos, de lo positivo (lo puesto o dado), se trata de descubrir las leyes. d) Las ideas gobiernan al mundo. La reforma social logrará su objetivo cuando en la lucha se unan a la filosofía positivista, el proletariado y el movimiento de la emancipación de la mujer. La evolución del saber determina la transformación social a través de los siglos. La sociedad ha evolucionado, conforme al progreso de la ciencia, de un estado sacerdotal de base militar, pasando por una forma de gobierno en que predominan los legistas, a una etapa industrial y positiva. e) La clasificación de las ciencias indica tal desarrollo histórico del saber humano: matemáticas, astronomía, física, química, biología, sociología. Esta jerarquía posee también un orden lógico que va gradualmente de la ciencia más abstracta (la matemática) a la más concreta y compleja, la sociología. f) Se crea el nombre de sociología. Como ciencia de los fenómenos sociales considerados en su totalidad, esta ciencia tiene decisivas tareas: investiga las leyes de la vida individual, familiar y colectiva; el desarrollo de las tres fases de la sociedad humana (que son, sucesivamente, la etapa militar, la jurídica y la industrial); en fin, se muestra que el origen de la sociedad no es un contrato, pues el hombre es un ser por excelencia social. g) La religión es el culto de los grandes muertos ilustres, que ocupan el más alto rango en el Gran Ser, esto es, la unidad de todos los hombres. La moral positiva es esencialmente social y altruista. Su imperativo exige al hombre vivir para el prójimo. h) Partiendo de estas ideas, Comte construye un sistema de educación. Está persuadido de que la vida de cada hombre reproduce la historia de la humanidad; por donde llega al pensamiento de que la mejor educación dirigida es aquella que aplica inteligentemente la ley de los tres estados. El rígido intelectualismo positivista se fue suavizando al correr del tiempo. Se llegó a ver que en los grandes hechos históricos interviene decisivamente la vida emotiva del hombre. De esta suerte, la reforma social acabó por concebirse en esta fórmula: el amor como principio, el orden como base, el progreso como fin. El positivismo en Inglaterra se unió a la tradición empirista, y dio de sí doctrinas filosóficas originales, de reconocida significación. Se vincula al método psicológico para fundar la 58 filosofía, la que concede ahora manifiesta importancia a los problemas de la investigación científica. Hijo de James Mill, quien en su libro Análisis de los fenómenos del espíritu justificó el utilitarismo por la vía psicológica, John Stuart Mill (1806-1873) extiende a otros dominios de la filosofía este método. Obras importantes: Sistema de Lógica deductiva e inductiva, 1843; El utilitarismo, 1863; Ensayos sobre religión, 1872; Examen de la filosofía de Hamilton, 1865; Principios de economía política, 1848. a) Mill sostiene que todos los conocimientos se derivan de la experiencia sensible, de acuerdo con las leyes de la asociación de los estados psíquicos. Todos los juicios, sin excluir los más generales y abstractos vienen de la experiencia; la pretendida necesidad que creemos hallar en algunos de los mismos, no depende más que de hábitos subjetivos contraídos por nuestro espíritu, bajo la influencia de las leyes de la asociación. b) En efecto, tras una serie de observaciones particulares, se buscan conceptos y leyes generales; pero ley implica siempre una conexión y dependencia entre un fenómeno y otro u otros. Las leyes son regularidades más o menos constantes de los fenómenos. b) Inducción, deducción y trasducción. El único medio de investigación científica es la vía inductiva, que se eleva de lo particular a lo general. La deducción, en cambio, va de lo general a lo particular, y la trasducción, de lo particular a lo particular. c) Para evitar de un lado la consecuencia subjetivista del empirismo y, del otro, la falta de pruebas del dogmatismo, Mill identifica sutilmente mundo externo con la mera posibilidad permanente de la experiencia. d) La etología. La ética de (éthos) se funda empíricamente también. Las leyes de la asociación explican la ética utilitarista y eudemonista. Siguiendo a Comte, acepta Mill que el altruismo es la solución del problema. Llevar la teoría de la evolución más allá del campo de la biología, en donde Darwin había permanecido, fue la tarea que se impuso Herbert Spencer (1820-1903). Su célebre obra Sistema de filosofía sintética, 1860, defiende ya la idea de evolución. Esta no es tan sólo una ley de la vida sino del universo entero. Incluso la sociedad no puede sustraerse a ella. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit a) En el universo -dice Herbert Spencer- se produce en general y en detalle, una distribución incesantemente renovada de la materia y del movimiento. b) Esta distribución, constantemente renovada, constituye la evolución, allí donde predominan la integración de la materia y la disipación del movimiento, y la disolución, allí donde predomina la absorción del movimiento y la desintegración de la materia. c) La evolución es simple cuando el procedimiento de integración, o dicho de otro modo, la formación de un agregado coherente se opera, sin complicación, por otros procedimientos. d) La evolución es compuesta cuando, al lado de este cambio primario de un estado incoherente (disperso) en un estado coherente (integrado) se producen cambios secundarios debidos a diferencias en las circunstancias de las distintas partes del agregado. e) Estos cambios secundarios constituyen la transformación de lo que es homogéneo en lo que es heterogéneo, transformación que, como la primera, se ve en el Universo, considerado como un todo, y en todos (o casi en todos) sus detalles; en la masa de las estrellas y de las nebulosas; en el sistema planetario; en la tierra como masa inorgánica; en cada organismo vegetal o animal (ley de Von Baer) , en el agregado de los organismos a través de los tiempos geológicos; en el espíritu; en la sociedad y en todas las producciones de la actividad social". El objeto de investigación de la ética filosófica lo encuentra en un aspecto de la realidad social: el de los fenómenos morales. Allí hay que buscar, puntualmente, los principios que puedan servirle de base. Por lo demás, tales principios no pueden ser sino las formas específicas a través de las cuales se manifiesta la ley general de la evolución en el territorio propio de la moralidad. (Cfr. sus PrincIpios de ética, 1892). Ahora bien, en virtud de que esta ley general de la evolución rige toda suerte de hechos, los principios de la ética evolucionista están en armonía con la realidad entera. Los datos de la moral, dice Spencer, son "generalizaciones suministradas por la Biología, la Psicología y la Sociología, que constituyen la base de una verdadera teoría de la vida equilibrada; en otros términos, los elementos de ese equilibrio entre la constitución y las condiciones de la existencia que es, a la vez, el ideal moral y el límite hacia el cual nos encaminamos". (Cfr. sus Principios de biología, 1864; Principios de psicología, 1870; Principios de sociología, 1872. 59 Spencer también defiende la doctrina del agnosticismo, conforme a la cual se postula la existencia del absoluto, pero se niega la posibilidad de conocerlo. (Cfr. su obra Primero principios, 1862). Asomóse al fin de esta etapa en el pensamiento iberoamericano la filosofía de Jeremías Bentham (+1832), el creador sistemático del utilitarismo. Ya en la originaria formulación de la doctrina se intenta aplicar a la teoría de la legislación el principio de las greatest happines al the greatest number. Al Nuevo Mundo llega por el rodeo de la Universidad de Salamanca. Allí, en efecto, don Ramón de Salas enseñó el utilitarismo. En dos de sus obras (Principios de legislación Civil y Penal y Lecciones del Derecho Público Constitucional) , inspiradas en la doctrina del pensador inglés, llegó a Iberoamérica, en donde, durante buena parte del siglo XIX, descansó la enseñanza en las Facultades de Derecho. 10.8. El positivismo en el Brasil y Chile. El monismo naturalista. Pereira Barreta, Lemus, Teixera Méndez, Tobías Barreta. Lastarria, Letelier, los hermanos Lagarrigue. En el Brasil y Chile el positivismo fue acogido incluyendo la doctrina y culto de la religión de la humanidad. También en el Brasil se desarrolló el monismo naturalista del alemán Ernesto Haeckel (1834-1919; de la Universidad de Jena) y sus discípulos. Alrededor de 1850 se dan las primeras manifestaciones de las ideas comtianas en el Brasil. En 1856 aparece ya una obra importante, A Escravatura no Brasil, la inicial manifestación social del positivismo, de Benjamín Constant. La primera obra fundamental del positivismo en el Brasil se debe a Luis Pereira Barreto (.1840-1923). Se llama As Tres Filosofias (Las Tres Filosofías), de cuya obra sólo redactó, año 1874, la Filosofía Teológica, y, año 1880, la Filosoffa Metafísica. En los dos volúmenes expone ideas de Comte y, lo que es mucho más importante, interpreta la historia de su patria conforme la ley de los tres estados. A juicio de Pereira Barreto, el Brasil está saliendo ya del estado metafísico y tiene una cabeza de puente en el estado positivo. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit El tema religioso ocupó de manera preferente la atención de Pereira Barreto, pero jamás abandonó el distinguido brasileño la actitud teorética. Otros dos brasileños, Miguel Lemos y Raimundo Teixera Méndez, en cambio, no conservaron como positivistas tal posición. Del positivismo teorético pasaron, alucinados, a la religión positivista. Lemas fundó el Apostolado Positivista de Brasil. Tuvo tan crecido número de feligreses, que en poco tiempo sobrepujó la comunidad matriz parisiense. Los dos apóstoles, como se les llamó a Lemas y Teixera Méndez, transmutaron así la doctrina en un doctrinarismo, donde la filosofía perdió sus contornos teoréticos y se tornó vivencia dogmático-religiosa. En Río de Janeiro se levantó uno de los templos de la religión de la humanidad. La Sociedad Positivista, fundada, en 1876, dejó de existir Como academia científica y sociedad literaria, y se convirtió en el Apostolado. Pudo Lemus decir entonces: "Somos una iglesia". El comtismo, agresivo en un principio, asumió más tarde una actitud defensiva. A un nuevo núcleo de pensadores, al grupo de la llamada Escuela de Recife (Tobías Barreta, Silvio Romero, Clovís Bevilaqua, T. L. de Castro), se desplazó el espíritu de lucha bajo el impulso de una pura y acentuada vocación teorética. Se adscribe a esta Escuela la doctrina del evolucionismo, pero en rigor, en ella se anudaron múltiples corrientes, bajo el signo de la ciencia y de una amplia y fecunda crítica filosófica. Efectivamente en Iberoaméríca, particularmente en el Brasil, aparecen ideas del monismo naturalista. En este último país, sobre todo gracias a la creciente influencia de la filosofía alemana, tiene lugar tal hecho. La Escuela de Recife es claro testimonio de ello. La doctrina del monismo naturalista se fue gestando poco a poco en Europa. De inmediato defiende un materialismo ingenuo: todo lo real es corporal. Incluso la vida anímica, inespacial por esencia, es considerada como un producto del cerebro, de parecida manera como la bilis lo es del hígado. Los más destacados materialistas de esta época son Jacobo Moleschott (El ciclo de la vida, 1852), Carlos Vogt (La fe del carbonero y la ciencia, 1855), y sobre todo, Luis Büchner (Fuerza y materia, 1854). A fines del siglo, esta orientación materialista se convierte ya en monismo naturalista, según el cual la concepción unitaria del mundo tiene por única base sólida, los conocimientos científicos, 60 que la razón humana ha obtenido mediante la experiencia y, por tanto, son falsas las ideas de revelación de Dios, de alma, etc. Ernesto Haeckel (Los enigmas del universo, 1899) y Guiller. mo Oswald (La energía en sus transformaciones, 1888), son los monistas naturalistas más importantes. Justo: el éxito de Haeckel se debe a que, partiendo de la idea de que a toda cuestión hay que darle una respuesta científica, y ésta no tiene una base que la ciencia natural, los supuestos enigmas del universo (Dios, alma, inmortalidad, libre arbitrio, revelación...) son ilusiones premeditadas. Muchos intelectuales brasileños, dice Cruz Acosta, desprovistos de una formación filosófica adecuada, se volvieron hacia estos pensamientos. Tobías Barreto (1839-1889), de quien dijo Haeckel que pertenecía "a la raza de los grandes pensadores", es en América un protagonista de la crítica libre, habituado a confrontar hechos y formular sobre ellos teorías consecuentes. Llevado como de la mano de un verismo filosófico; ejemplar en la historia de América, abre su mente a toda "doctrina posible y razonable". En él no tienen sitio el milagro, la teología, la metafísica, la autoridad nominal. Superó en interno y libre examen, comtismo y monismo naturalista (Haeckel) y, con este su intelectual desarrollo, asignó, contra muchos, a las causas finales un lugar en el mundo de la cultura. "El monismo filosófico (de Noiré), decía, es conciliable con la teología, no tiene horror a las causas finales, al paso que el monismo naturalista sólo admite las causas eficientes y cree poder hacer con ellas todos los gastos de la explicación científica. "Es ahí cuando nos separamos del gran maestro de Jena. El mecanicismo, ya lo había dicho Kant, no es suficiente para dar la razón de los productos orgánicos, hay siempre un resto mecánicamente inexplicable. Ahora bien, este inexplicable aumenta gradualmente en la proporción en que los organismos están más desarrollados y las funciones son más complicadas; por consiguiente, cuando se atraviesa toda la serie de seres organizados y se llega a fomaciones superiores, como el hombre, la familia, el Estado, la sociedad en general, lo mecánicamente inexplicable ya no es un resto, sino casi todo. Lo que hay de restante, exiguamente restante, es la parte del mecanismo, la parte del movimiento. He ahí, porque, concluía, tratándose de la ley general del movimiento, importa añadirle la del desenvolvimiento. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (Cfr. sus libros: lntroducao ao estudo do direito, Cap. 11; Estudo Alemanes) . En Chile, las corrientes positivistas, como en todas partes de América, tuvieron guerra extranjera y guerra intestina. Mucho más fecunda que la primera, con frecuencia ahíta de consabidos argumentos, la polémica interna toma cauces que a lo largo de medio siglo produce peculiares estilos de filosofar. José Victorio Lastarria, polígrafo, jurisconsulto, pero sobre todo reformador social, es el modelo de filósofo que, prevalido de su claro talento y una rica sensibilidad para lo real, analiza la trama de filosofemas, para quedarse con aquello que a su juicio concuerda con el desarrollo de los hechos. Dentro de las corrientes positivistas encuentra ideas rectoras de la vida. "El positivismo, dice, ha encontrado que el movimiento de la humanidad, en todas las esferas de su actividad, se traduce por una marcha hacia adelante, acelerada o contenida, circular o curva, rectilínea o trunca, pero siempre una marcha" (Miscelánea Histórica y Literaria, 1868). Pero rechaza, sin recato, cuanto no justifica su idearium chileno: Augusto Comte, replica después de haber estudiado el progreso humano y de comprender sus leyes con toda la verdad, ha fracasado al pretender formular la nueva síntesis en una religión absurda y en un sistema político que repugna al buen sentido, porque tiene por bases la creencia y el poder. La actitud filosófica de Lastarria era fundamentalmente selectiva. No le importa tanto oponer una idea a otra, cuanto elegir filosofemas (sean de la doctrina que fueren) adecuados, oportunos, convenientes a la temática social, que anticipadamente formula. Esta filosofía electiva, que no ecléctica, fue llevada adelante por Valentín Letelier (1852-1919). En él, más que en Lastarria, se hizo patente el hecho de aceptar sólo parcialmente el comtismo (Cfr. su obra La Evolución en la Historia), lo que provocó una reacción polémica más. Esta réplica fue encarada por quienes se consideraban comtistas ortodoxos, designación muy ajustada en un sentido: los ortodoxos, en efecto, no sólo admiten todo el comtismo, inclusive la parte religiosa, sino que hacen de ésta, con. su dogma y ritos, el centro de irradiación de todo el sistema. Una vez más el doctrinarismo se hizo presente en América. Los hermanos Lagarrigue: Jorge (+1894), Juan Enrique (+1927) y Luis (+1953), enarbolaron, traspasados de fe, el lábaro de la creencia positivista. 61 10.9. El positivismo en el Perú, Bolivia y México. Elmore, Carrión, González Prada, Cornejo, Arce, Fernández, Bustillo. Barreda, Sierra, Parra. Parece ser que el español José J. de Mora (1783-1864), partidario de la filosofía del sentido común, de Tomás Reid, en su estadía en Perú, dio aquí las primeras noticias de Comte. De la doctrina de Spencer, quien tiene ya una buena información, incluso partidario de ella, es Juan Federico Elmore. Al inaugurar los cursos de la Universidad de San Marcos en 1871, declaraba que la ley de la evolución, base de la filosofía moderna, está destinada a cambiar nuestra concepción de todas las cosas, y, por tanto, dar un nuevo impulso a todas las ciencias, las cuales modificarán el desarrollo de la humanidad. Hacia la propia época, el político liberal José Antonio Barrenechea propugna una reforma de las ciencias sociales en el espíritu del evolucionismo. Por su parte, el médico Daniel A. Carrión reclama con insistencia la práctica de un positivismo científico. También fuera de la Universidad (en el Parlamento, en el Foro, en la prensa) la mente positivista ganó terreno. En este ambiente laboró en la reforma de la concepción chilena de la vida el destacado ensayista Manuel González Prada, ya mencionado en este libro. Con el tiempo, los efectos del positivismo fueron satisfactorios. Mariano H. Cornejo (1866-1942) como pone su conocido libro Sociología General (1908), obra que mereció los honores de ser vertida al francés (1911), y en la cual se formula una teoría bajo orientaciones metodológicas de Comte y de Spencer. La sociología es un ensayo de coordinación y de síntesis, tanto de los factores que ha creado la sociedad como de los productos psíquicos que ha desenvuelto. La sociología de Cornejo en un principio se inspiró en la teoría de la evolución y en la analogía organicista de Spencer, pero luego las ideas de Fouillée y Wundt le abrieron nuevas perspectivas. En la etapa final de su producción, Cornejo revisó las principales categorías analizadas por los sociólogos. Durkheim lo impulsó a comprender la división del trabajo; Wundt lo orientó en el estudio sociológico del lenguaje; Taine y Lamprecht, en la interpretación sociológica del arte. (Otras obras: La organización de la paz, 1928; La guerra desde el punto Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit de vista sociológico, 1930; El equilibrio de los continentes, 1933; La lucha por la paz, 1933; El desequilibrio constructivo, 1935). En la propia república hispanoamericana, el historiador Javier Prado y Ugarteche aplica a la historiografía de su patria, los postulados positivistas (El Sentido Social" del Perú durante la Dominación española, Lima, 1894). Inclusive la historia de la enseñanza tuvo benéfica influencia, gracias a Manuel Vicente Villarán (Las Profesiones Liberales en el Perú, Lima, 1900). Javier Prado llegó a ver como urgente necesidad "remozar nuestra sangre y nuestra herencia por el cruzamiento con otras razas". "Es preciso -decía Prado- aumentar" el número de nuestra población, y lo que es más, cambiar su condición, en sentido ventajoso a la causa del progreso". Por su parte, Villarán advirtió que debemos enmendar el equivocado rumbo que hemos dado a la educación nacional, a fin de producir hombres prácticos, industriosos y enérgicos, porque ellos son los que necesita la patria para hacerse rica y por lo mismo fuerte. El desarrollo paralelo de las ideas en Iberoamérica ofrece una prueba más en Bolivia, hacia esta época. Se produce aquí una reiterada polémica filosófica, no libre de violencia, amén de infecunda. En Sucre, Benjamín Fernández mantiene una viva controversia contra los krausistas a la manera de Ahrens. En La Paz se dan a conocer las peregrinas ideas en pro de la abolición de la raza indígena, propuesta por el boliviano Nicomedes Antelo, exponente de un spencerismo retorcido. Preguntaba: "¿Se extinguirá el pobre indio al empuje de nuestra raza?". "El indio no sirve para nada. Pero, eso sí, representa en Bolivia una fuerza viviente, una masa de resistencia pasiva, una induración concreta en "las vísceras del organismo social". Mas, como positivista resignado decía que: "Si la extinción de los inferiores es una de las condiciones del progreso universal, como dicen nuestros sabios modernos, y como lo creo, la consecuencia, señores, es irrevocable, por más dolorosa que sea. Es como una amputación que duele, pero que curará la gangrena y salvará de la muerte". En Luis Arce Lacaze y Daniel Sánchez Bustamante se hace notable la influencia de Spencer y Guyau en sus estudios sobre la filosofía y ciencia del derecho, y en Prudencia Bustillo (Ensayos de 62 una Filosofía jurídica, 1923), asoma un rudimentario empiriocriticismo, forjado dentro de una pagada polémica con krausistas y comtianos. Luis Arce Lacaze, profesor de la Universidad de Sucre (Filosofía del Derecho, 1892), enseñaba que "el destino último del hombre es el que la fe nos enseña y, con respecto a él, a la filosofía no le toca más que una cosa: demostrar la incompetencia de la ciencia en estas cuestiones, probando que siempre que ella las aborda se desvirtúa y pierde su, carácter esencial". Luis Arce, ya para 1918 abrazó el pragmatismo de James. Daniel Sánchez Bustamante, autor del libro intitulado Principios de derecho, advirtió que "erigir el mecanismo de las fuerzas y de los intereses en ley única, equivale a afirmar que el mecanismo, como tal, es la única realidad, y esto es lo que jamás se ha demostrado y jamás se podrá demostrar"; Por su parte, Prudencio Bustillo (1895-1928), como ya se dijo, en aras de un rudimentario empirio-criticismo, llegó a sostener que "por singular incomprensión, nuestros positivistas de aldea no se volvieron hacia la investigación científica, sino hacia la pasada ramplonería de irreligiosidad. El positivismo formó aquí pocos sabios y muchos sectarios". Con todo, "no sólo es fácil y posible completar el esfuerzo científico con la especulación filosófica, sino que es preciso crear una filosofía científica que sintetice los resultados aislados de la investigación". Ciencia y filosofía, filosofía y ciencia particular. Sí. "Conciliemos ambas disciplinas, escribe Bustillo, y creemos la filosofía científica, que no será ni infundada ni insuficiente. Quien lleve a cabo, en nuestra época, esta tentativa y no fracase, tendrá la gloria de rejuvenecer y vigorizar la filosofía positiva; pero para ello habrá de proceder con menos intransigencia que Augusto Comte". Mayor y más dilatada influencia en la vida política, educativa y social, ejercieron las corrientes positivistas en México. En cambio, aunque paradójico y extraño, no se produce aquí durante el siglo XIX obra alguna importante de teoría positivista. Gabino Barreda (1818-1881), discípulo de Comte en Francia durante los años 1847-1851, fue el introductor y más eficaz propagandista de la filosofía positivista en México. En 1867, el Gobierno de la República encarga a este hombre de ciencia el reorganizar el sistema de la educación nacional. Barreda y su grupo (Ignacio Ramírez, Río de la Loza, Manuel Payno, los hermanos Francisco y José Covarrubias), habían venido trabajando en pro de la doctrina mucho antes de 1867. La cátedra, la publicación en revistas y Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit periódicos científicos, la conversación, etc., fueron medios eficaces para propalar la doctrina; una doctrina que se oponía de manera resuelta a la filosofía espiritualista y escolástica enseñada en seminarios y planteles superiores dominados por la Iglesia. Puede decirse que, a la caída del Imperio de Maximiliano (1867), el método y concepción del mundo positivista eran aceptados por muchos hombres de claro talento. Muerto Barreda, del comtismo se pasó bien pronto a las doctrinas de Spencer y Mill. Un pensador de grande vuelo académico, Justo Sierra, (1848,1912), abogado, poeta, político, educador, historiógrafo, expresa este viraje. "Nos tachan, dice con elocuencia, nuestra falta de creencias, Nuestro positivismo, nuestro mal encubierto desprecio hacia las instituciones del pasado". Todo ello es cierot y se dbe a la necesidad de los estudios que hemos realizado. La generación liberalista se nutrió de Voltaire y Rousseau, Con los enciclopedistas, con el Choix de Rapports de la Revolución Francesa los más avanzados con la alta metafísica de la escuela alemana; mientras nosotros estudiamos lógica en Mill y Bain, filosofía en Comte y Spencer, ciencia en Huxley y Tyndall, Virchow y Helmholtz. "Los líberalistas salían de las aulas ebrios de entusiasmo por las grandes ideas del 89, y citando a Dantón, y a los girondinos, se lanzaban a las montañas para combatir al clero, para consolidar las reformas, para derribar a los reaccionarios, para calcar nuestras leyes sobre bellas utopías que entonces servían de manera corriente en las transacciones filosóficas. Nosotros, menos entusiastas, más escépticos, tal vez más egoístas, buscamos una nueva explicación del binomio de Newton, nos dedicamos a la selección natural, estudiamos con ardor la sociología, nos preocupamos poco de los espacios celestes y mucho de nuestro destino terrenal. La parte del mundo que nos interesa es la que podemos estudiar por medio del telescopio y demás instrumentos de investigación científica. Nosotros no conocemos la verdad, desde luego, a primera vista. Para alcanzarla necesitamos de largos viajes a las regiones de la ciencia, de afanosos y constantes trabajos, de laboriosa y paciente investigación" (Cfr. Discursos. Nueva ed., 1948). El tránsito del comtismo a la doctrina de la evolución de Spencer, tuvo sus peripecias. Expresión general de ello, fue la polémica entablada entre Barreda y Sierra, en la cual este último logró la ventaja; lo que jamás impidió al segundo reconocer la importancia histórica del primero. En la controversia de las ideas 63 intervino más tarde el ingeniero Agustín Aragón (1870-1954) en contra de Sierra. Al ingeniero Aragón se debe un Essai sur l'Histoire du Positivisme au Mexique, 1898. El pensador dedicado a metodología de la mente teorética más firme de las corrientes positivistas en México fue Porfirio Parra (1854-1912), médico e historiador de las ciencias. Renovador y polémico apareció (1903) su Nuevo Sistema de Lógica lnductiva y deductiva, la obra más importante del autor y acaso de los trabajos noéticos del positivismo mexicano. De Comte, Spencer, Bain y Mill recibe el libro fecundo impacto, pero el lógico mexicano logra construir un sistema personal en algunos aspectos. La doctrina del saber, dice Parra en el Discurso Preliminar, estuvo a punto de hundirse en esa vorágine de pensamientos, en esos desvaríos, en eso que los Hegel, los Krause y los Tiberghien han dado en llamar lógica. Esta obra, sigue diciendo, reconoce por punto de partida las ideas de Mill, mas no será una mera reproducción de ellas, ni aun de las de su feliz continuador Alejandro Bain. Creemos que si estos beneméritos de la lógica pusieron con firmeza el pie en el sendero que en adelante ha de seguir la razón que investiga, se puede proseguir aún en la vía luminosa por ellos trazada, y nos halaga la creencia de que en el presente libro se ha avanzado en efecto siquiera sea un pequeño espacio. La lógica es, según Parra, una ciencia normativa, una tecnología que da reglas al hombre de ciencia en la tarea de la investigación, del descubrimiento: "el arte de adquirir, coordinar y comprobar el conocimiento, con el fin de mostrar la exacta concordancia entre lo ideal y lo real". Se advierte: Parra no muestra certera ni suficiente información filosófica. El positivismo en México tuvo asociaciones académicas y órganos publicitarios. En 1877 se constituyó la Asociación Metodófila en honor de Gabino Barreda, a la cual pertenecieron. Miguel S. Macedo, Luis F. Ruiz y Manuel Flores los dos últimos destacados pedagogos). Publicóse la "Revista positiva”. 10.10. El positivismo en el Uruguay, Cuba y la Argentina. Vásquez Acevedo, Massera, Rodó. De la Luz, Varona. Alfredo Ferreira, Ameghino, Ingenieros. En el Uruguay, como ya se dijo, el positivismo nace en actitud también polémica contra escolasticismo y krausismo. Lo iniciaron Ángel Floro Costa y José Pedro Vareta; lo impulsaron Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit José Arechavaleta y Julio Jurkowski, profesores de la naciente Facultad de Medicina; personificó su hegemonía en la Universidad el rector de ésta y jefe del movimiento Alfredo Vázquez Acevedo. "Este positivismo uruguayo se movió sin discrepancia dentro de las orientaciones del evolucionismo sajón, desprovista en absoluto como estuvo de eficacia proselitista la escuela de Comte, tan activa en otras regiones del continente. Puso inicialmente su acento en Darwin y luego en Spencer. Con notas de verdadero radicalismo filosófico en la línea del ciencismo naturalista, influyó profundamente en las grandes transformaciones educacionales a que entonces fueron sometidas la escuela primaria y la Universidad, así como en nuestras ideas políticas, literarias y religiosas de fines del siglo" (Ardao). Una inflexión del positivismo francés y del evolucionismo spenceriano, tiene lugar en el Uruguay gracias a José Enrique Rodó (1871-1917), espíritu fino y equilibrado, y José Pedro Massera (1866-1942), mente pedagógica e idealista, bajo la preponderancia que adquieren allí las obras de Renán, Guyau, Bergson y James. "Yo pertenezco, dice Rodó en 1899, con toda mi alma a la gran reacción que da carácter y sentido a la evolución del pensamiento en las postrimerías de este siglo; a la reacción que, partiendo del naturalismo literario y del positivismo filosófico, los conduce, sin desvirtuarlos en lo que tienen de fecundos, a disolverse en concepciones más altas". Rodó, empero, ve de salvar el determinismo de la concepción positivista. Ya en Ariel, 1900, lo anuncia en su crítica a Norteamérica; en Motivos de Proteo lo confirma (Renovarse es vivir), y en El mirador de Próspero articula el ideal con la ciencia: "Somos los neo-idealistas, o procuramos ser, como el nauta que yendo, desplegadas las velas, mar adentro, tiene confiado el timón a brazos firmes, y muy a mano la carta de marear, y a su gente muy disciplinada y sobre aviso contra los engaños de la onda". Parecida coordinación entre la ciencia y el ideal propugna Massera. En su libro Una pedagogía objetiva declara que no hay que confundir la vida con la conducta de la vida. La biología, dice, enseña cómo la vida se mantiene a través de sus variaciones, pero no señala los fines de esa conducta. "Lo que es y lo qué ha sido son, sin duda, materia de la ciencia, pero lo que reputamos mejor o peor nace de la subordinación del hecho a una finalidad, a un ideal que es construcción de nuestro espíritu, que no es hecho aunque aspire a traducirse en hechos en un futuro más o menos próximo, 64 por creer el hombre, no por saber que ese ideal nos conducirá a una vida mejor, más alta, más noble, más perfecta". El positivismo en el Uruguay, así, se fue templando con nuevas ideas y nuevas ideologías de lugar y tiempo. Lo propio ocurre en Cuba, con sus dos pensadores sobresalientes en esta época del positivismo en América: José de la Luz (1800-1862) y Enrique José Varona (1849-1933). De la Luz postula un empirismo crítico que lo hace desembocar en un positivismo discreto, exento de extremismos. Su célebre polémica sostenida contra los hermanos González del Valle, eclécticos espiritualistas, y otros, de parecidas tendencias, comprende cinco cuestiones: el método (en donde se inclina por la vía experimentalista), la ideología (en que defiende el método psicológico), la creencia religiosa (que hace compatible con su positivismo), la moral utilitaria (que compagina con el altruismo) y la ecléctica, punto central de la disputa, en cuyo desarrollo niega las ideas innatas, pero acepta las facultades congénitas (Cfr. sus Eleneos, 1835; La polémica filosófica, 1840; Aforismos, 1860). En parte escéptica, siempre edificante y sensata, se opera en el cubano Enrique José Varona, político y pedagogo, filósofo y hombre de letras, moralista y sociólogo, una postformación de las corrientes positivistas. Varona supera comtismo y spencerianismo, pero sin ruptura oportunista, sin estridencia ruidosa. Es, de cierto, una de las figuras más representativas del positivismo en América. Lo es, sobre todo, por el giro que comunica a su pensamiento, no exento de originalidad. De Comte, con donosa burla, rechaza todo constructivismo, cuyo extremo es la prédica de una nueva religión la religión de la humanidad. De Spencer rechaza, con dejo volteriano, la optimista idea del progresismo humano. "El buenazo de Spencer pensaba que la conducta moral llegaría a sernos tan espontánea como beberse un vaso de agua el sediento. ¡Ay! no vemos todavía indicios de que se haya iniciado, bosquejado siquiera, esa feliz evolución". Le es indiferente la metafísica. "La Metafísica: perenne tanteo en un crepúsculo que se hace más y más noche". Acepta de las corrientes positivistas un concepto naturalista de mundo y vida, en el cual la moralidad, de esencia social, y el arte de diuturna excelencia, confieren a la historia su más alto sentido (obras más importantes: Conferencias filosóficas, 1880-1888; Curso de Psicología, 1905; Con el Eslabón, 1918). Por su parte otro cubano, José Martí (1853-1895), informado de las Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit ideas de Emerson, lanza esta solemne advertencia; "crear es la palabra de pase de esta generación". La vocación histórica, tan arraigada en el pensamiento americano, se compadece con el método histórico del positivismo; sin embargo, como ya quedó dicho, las corrientes positivistas han sido recibidas a beneficio de inventario en América, descontadas pocas excepciones. En la Argentina ocurre el hecho una vez más. Aquí, la primera manifestación, ya consciente, del positivismo, tiene lugar en la Escuela Normal de Paraná, fundada por Sarmiento en 1870. J. Alfredo Ferreira (18631935), pedagogo y filósofo, fue su fecundo animador. Ferreira da la marca de todas las direcciones positivistas en Argentina. Dice que las más geniales creaciones sociales pierden buena parte de su importancia cuando se les toma al pie de la letra. "La inmensa construcción de Comte debe adaptarse y no inmovilizarse al nacer y crecer. Y lo dijo: "el único principio absoluto es que todo es relativo". Más tarde, la llamada Generación del 80, se dejó influir por la doctrina agnóstica y evolucionista de Spencer. A ella pertenecieron José Nicolás Matienzo, Juan Agustín .García, Rodolfo Rivarola, Luis M. Drago y otros. De parecida manera que en el Brasil, en la Argentina se desarrolla el monismo naturalista paralelamente a las doctrinas de Comte, Spencer y Mill; mas, al paso que allá la influencia directa de dicho movimiento fue del naturalista E. Haeckel, aquí la corriente tuvo como centro de irradiación al sabio Florentino Ameghino (1854-1911). Descartada su idea -de fundamento insuficiente- de que la especie humana era autóctona en el Nuevo Mundo (Cfr. La antigüedad del hombre en el Plata), sus estudios paleontológicos son de merecido valor (Cfr. su Filogenia). Dentro de la filosofía natural cree que el universo está compuesto de un infinito tangible (la materia) y de tres infinitos inmateriales (el espacio, el tiempo y el movimiento). Supone, además, que la ley de la gravedad de Newton, es sólo un corolario de otra que él propone, a saber, "la intensidad del movimiento está en relación inversa de la densidad de la materia". (Cfr. su obra Mi credo). Teoréticamente, empero, no representó la Generación del 80 el más alto grado del positivismo argentino. Este da de sí, poco después, en José Ingenieros (1877-1925) su más pulcra figura. 65 Ingenieros es una de esas mentes inventivas que periódicamente aparecen en la historia de las ideas. Comprende con hondura la doctrina positivista, y, por ello, se hace cargo al propio tiempo de su valor y de sus limitaciones. El positivismo, para él, no ha convertido en objeto de fecunda reflexión su meta experimental. El agnosticismo sólo es una ocultación del tema o una evasiva. Precisa acometer la empresa. "Conocemos el universo, dice, como un conjunto de relaciones incesantemente variables; como accesible a la experiencia; la variabilidad del Universo implica una variación constante de los objetos y condiciones de la experiencia; la posibilidad de un conocimiento total sólo sería posible en el supuesto de que la experiencia humana continuara acrecentándose cuando el Universo pasara a un estado de inercia o de equilibrio en que no se modificase la más infinitesimal de las relaciones. Ninguna cosmología legítima permite concebir la Vida humana persistiendo sobre la Tierra después de la estabilización del Universo; la posibilidad de experiencia es, pues, necesariamente menor que la variabilidad de sus objetos y condiciones, lo que implica la perennidad de un residuo inexperiencial fuera de lo experiencial". Este residuo inexperiencial es la materia de una metafísica, la metafísica del porvenir. En envidiable avance, pari passu con la ciencia positiva, esta metafísica quedaría integrada por meras hipótesis sobre la inexperiencia, pero obtenidas acaso por vía inductiva, de premisas científicas. La legitimidad de toda hipótesis inexperiencial es provisoria, agrega, en cuanto la variación de sus premisas experienciales puede determinar el desplazamiento del problema y de sus explicaciones legítimas (Cfr. Proposiciones relativas al Porvenir de la Filosofía). Ingenieros declara que la posición experiencial y el conjunto de los métodos que constituyen el positivismo, es la única lógica posible de la investigación científica (Cfr. Ciencia y Filosofía). Dentro de la filosofía práctica, Ingenieros es un buen exponente de sintética, originalidad, un tanto parecida, con que aparecen en América las corrientes europeas de las primeras décadas del siglo XIX (Cfr. El Hombre Mediocre). Atado al naturalismo evolucionista, pero en tácita lucha con él, Ingenieros atisba el primado y autonomía de la moral. "La evolución de las virtudes depende de todos los factores morales e intelectuales. El cerebro suele anticiparse al corazón; pero nuestros sentimientos influyen más intensamente que nuestras ideas en la formación de los criterios morales". La virtud, factor individual de la historia, crea e inventa Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit usos morales. La honestidad, forma colectiva de la vida, reproduce en serie los nuevos hallazgos. En Ingenieros se clausura el positivismo en América como filosofía militante; en él adquiere éste una inflexión al tomar contacto con nuevas corrientes que, en parte no leve, co-influyen en un inédito sesgo de la filosofía americana entera. Para muchos, Ingenieros pertenece ya a la nueva etapa. Sin embargo, así por su histórico desarrollo como por su temática y manera de filosofar se antoja el ilustre pensador argentino una cabeza bifronte: ensambla dos períodos. 11 LA SUPERACIÓN DEL POSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA DE LA LIBERTAD El positivismo evolucionó en Iberoamérica de manera natural y consecuente. Al profundizarse en él sus más calificados representantes advirtieron sus méritos, pero, al mismo tiempo, sus limitaciones. Tal desarrollo también fue promovido y sostenido por nuevas doctrinas llegadas de Europa, las cuales, simultáneamente, unas más, otras menos, se apartaron de Comte, Spencer. Mill, Haeckel,. Con todo. esta inflexión iberoamericana era signo de madurez filosófica. 11.1. Época de madurez. Los patriarcas. La mayoría de edad comporta exigencias académicas de diverso tipo. Una de ellas es la responsabilidad intelectual ante la vida. (También el filósofo tiene deberes profesionales.) Otra, el compromiso de promover y, en lo posible, de lograr contribuciones creadoras. Desde principios del siglo, un núcleo de filósofos ha laborado en la realización de estas exigencias: Alejandro O. Deústua, del Perú; Alejandro Korn, de la Argentina; Raimundo de Farías Brito, del Brasil; Carlos Vaz Ferreira, del Uruguay; Enrique Molina, de Chile, y Antonio Caso, de México. Ello es que ya hubo de cultivarse la filosofía por manera profesional. El hablar omnibus rebus et quibusdam allis, como ideal de calificada cultura académica, comenzó a ceder el paso a la dedicación vuelta hacia una sola área del saber. El polígrafo fue dejando de ser el tipo intelectual del Nuevo Mundo. Así se explica la aparición de asociaciones consagradas a la filosofía, y, tras ellas, la incipiente 66 formación de escuelas filosóficas, las cuales, por obvias razones, constituyen el vehículo más eficaz y seguro en el adelanto de estos menesteres. Después de la obra conjunta de estos pensadores, puédese hablar en América, como quiere Francisco Romero, de "normalidad filosófica", esto es, de un "ejercicio de la filosofía como función ordinaria de la cultura, al lado de las otras ocupaciones de la inteligencia". Otro rasgo distintivo adquiere la filosofía en estos pensadores: obtiene ésta su carta de autonomía. En América, hasta entonces, había tenido la filosofía de continuo un carácter ancilar. En la época de la Colonia hablaba en nombre de la religión; en el siglo XIX estuvo, con frecuencia, al servicio de intereses políticos. Es ahora cuando se cortan definitivamente las ataduras de esta servidumbre. Se filosofa con acendrado espíritu teorético. Época de madurez filosófica. No es una hipérbole. Entrado el siglo XX, ya en la primera década, aparece un nuevo tipo de filósofo en América. No lo caracteriza y define tanto la doctrina que sustenta, sino, y muy particularmente, cierta actitud y manera de ejercer la filosofía. Se trata, ante todo, de un pensador bien informado de la historia de las ideas; aún más: de un pensador que ha logrado una comprensión histórica de la filosofía, de tal manera, que lo pone en aptitud de calibrar sine ira et studio antagónicas posiciones. Amaina el partidismo doctrinario y el afán polémico, tan comunes en el período anterior. Ahora, inversamente, gana terreno una prudente crítica, una ponderada justificación, un anhelo de encontrar verdadero y radical sentido a las ideas. Cierto que es la época de la superación del positivismo, pero la empresa realízase gracias a una síntesis dialéctica (en el Uruguay), o a un ensamble ecléctico (en México), o a un avalúo ecuánime (en la Argentina), Para el nuevo tipo de filósofo ha pasado ya la época de los "enfáticos y cerrados pronunciamientos a favor o en contra de determinada escuela" (Ardao). Andando el tiempo, los señeros filósofos de esta etapa, todos ellos ilustres profesores, habrán promovido una nueva generación de pensadores, de diversa orientación filosófica, sí, pero dueños de cierta tolerancia intelectual tan cara a aquellos maestros. Por todo ello, se ha llamado a este grupo de pensadores el de los patriarcas. Han tenido, en efecto, la energía (arché) y Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit firmeza de crear la descendencia filosófica (patria) en Iberoamérica. En mucha parte, además, todos ellos fueron cabezas de orientaciones y doctrinas que aun perviven, habida cuenta de los avatares de lugar y circunstancias posteriores, Son, así, destacados clásicos de la filosofía en América. Predomina en esta época (19101930) la filosofía de la libertad. En Boutroux y Bergson primero, en Croce y Gentile, después, buscaron, con excepción de Korn, vinculado a la filosofía alemana, ideas para defender la autonomía de la historia y de la cultura frente a todo naturalismo determinista. A resultas, empero, de su claro talento, indeclinable y tesonera dedicación, el pensamiento iberoamericano, con ello, toma cauces más hondos, más anchos. Filosofaron por cuenta propia y acometieron los temas en su propio origen. Status nascens. ¿No es esto punto de partida de toda originalidad? 11.2. Espiritualismo y misticismo. Mamerto Oyola, Raimundo Farias Brito, Jackson de Figueiredo, Ezequiel A. Chávez. Mamerto Oyola (1838-1902; La razón universal, 1898), periodista, político, vuelve su mirada a la filosofía francesa del siglo XVII. En Bolivia difunde un racionalismo espiritualista. El cogito ergo sum cartesiano, es para Oyola no un acto de conocimiento discursivo, sino el resultado de una intuición inmediata. También polemiza contra Locke y Kant. "Si esos dos grandes genios, Locke y Kant, dice Oyola, ambos eminentes, ambos litigiosos, hubieran pensado que los fundamentos de su filosofía contenían el germen del más desenfrenado ateísmo, habrían retrocedido espantados ante el abismo abierto por sus lógicas abstracciones". El positivismo es, para Oyola, un empirismo renovado. "Es por ello que me afilio decididamente al dogmatismo espiritualista de la filosofía francesa, escribe Oyola, que reconoce como principio de su doctrina la Razón Universal, que es la solemne manifestación de Dios, la revelación perenne, inagotable, hecha al género humano, la luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo". Dentro del Brasil, a diferencia de lo que tuvo efecto en Bolivia, las tendencias positivistas habían sido objeto de una fecunda autocrítica en los más destacados filósofos de la Escuela de Recife, en un Silvio Romero, en un Tobías Barreto. Ningún otro 67 país en Latinoamérica presentaba mejores perspectivas filosóficas, hacia la vuelta del siglo. Sin embargo, no se produjo movimiento alguno de importancia. Tres direcciones, a cual más intrascendente, se reparten la clientela en esta época: el positivismo con su grupo de epígonos, una escolástica sin relieve y una dirección espiritualista, vuelta hacia el pasado, apagada, tímida, y como enfermiza. Raimundo Farías Brito (1862-1917) es el promotor del dicho espiritualismo. En tres obras, que marcan, en su orden, la evolución de su pensamiento, se halla expuesta, no sin claridad y belleza, a veces con exaltada elocuencia, su doctrina: Finalidade do mundo (Finalidad del mundo), en tres volúmenes, 1894-1905; A base physica do espíritu (La base física del espíritu), 1912; O , mundo interior (El mundo interior), 1914. Una forma de panteísmo a lo Spinoza caracteriza la doctrina de Farías Brito en su inicial etapa. "Fue en Spinoza, dice en Finalidade do mundo (vol. 10, donde encontré el más sólido apoyo, y si hay alguna filosofía a que mi pensamiento esté sujeto, es la de Spinoza". El universo entero, para el pensador brasileño está dotado de finalidad. "Todas la cosas aspiran al' conocimiento. El conocimiento es, pues, una tendencia universal: el fin de toda esta actividad infinita del cosmos, el fin de la evolución universal, es conocer, o más precisamente: el conocimiento es la finalidad del mundo. No es aquí el lugar adecuado para entrar en otros desarrollos. Por lo demás, para las grandes ideas una palabra basta". El desarrollo posterior de la filosofía de Farías Brito, débese ante todo a Bergson. El filósofo francés, como se sabe, retorna a la metafísica de la experiencia interna. La introspección es, para él, método idóneo, il conducteur del saber filosófico, la intuición de la durée réelle. Farías Brito acepta sin más este método, que él mismo trata de sistematizar en una psicología trascendental. "Es una psicología ésta, dice, que considera el hecho de la conciencia en relación con el conjunto de las cosas; una psicología que interpreta la conciencia no aisladamente, sino en relación con la totalidad de la existencia. Es preciso que el espíritu, compenetrándose de sí mismo, se esfuerce por descubrir en el fondo oscuro de su energía más intrínseca, en lo más íntimo de su propia realidad, el secreto de la realidad exterior". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Y a en posesión del supuesto método, la doctrina de Farías Brito cobra incontenible vuelo metafísico. (O mundo interior). La cosa en sí que en Kant significó un impasse, es, en rigor, enseña Farías Brito, la conciencia humana, sustrato de toda realidad. A modelo y semejanza de ella, se mantienen en vilo mundo biológico y mundo físico. "El pensamiento envuelve cuanto existe. Mónadas, con espíritu propio, forman las cosas". La construcción metafísica de Farías Brito tiene junto a una finalidad teorética, una finalidad práctica: la de consolar al hombre ante la amargura de la vida y el temor de la muerte. Quiere enseñar "cómo debe esperarse con serenidad la muerte, cómo hay que confortar al hombre, y por qué, a pesar de todo, precisa acatar la ley moral". "Filosofar es aprender a morir". La filosofía no es un arte para conducir la vida, como se dijo alguna vez, sino una sabiduría para aleccionar sobre la muerte, como lo enseña acaso un existencialismo pesimista de nuestro tiempo. Con un espiritualismo más acentuado que el de Raimundo Farías Brito, transido de misticismo a lo Kierkegaard y con un vivo voluntarismo a lo Schopenhauer, Jackson de Figueiredo (18911928; Algunas reflexiones sobre la filosofía de Farías Brito; La cuestión social en la filosofía de Farías Brito; Pascal y la inquietud moderna), en Brasil, manifiesta la influencia del misticismo francés. "Soy un ser crepuscular atormentado por una duda infinita, y al mismo tiempo, un creyente", dice él de sí mismo. Para Figueiredo la filosofía es la acción de la fe, así como la religión es la acción de la filosofía. Según Figueiredo "el conocimiento no nos viene de ningún esfuerzo especulativo. Nos viene de ser, de ser lo que somos". Admite la existencia del Noumeno y del fenómeno, pero a diferencia de lo que pensaba Kant, el nóumeno es "Dios, en sí mismo, imposible de ser conocido", pero posible de presentirse; los fenómenos son partes del nóumeno divino, que se han desprendido y degradado, pero que aspiran regresar al seno original. De estas ideas obtiene su concepción del mundo y de la filosofía: "Tal vez el universo sea un dolor eterno e infinito del cual somos parcelas más o menos conscientes", decía. "La mayor filosofía sería para mí, enseñaba Figueiredo, un tratado del dolor, libre de formulitas científicas, aquél en el que el filósofo mostrase la más dolorosa experiencia, mostrase la conciencia ignorada del 68 delirio, la conciencia ignorada del moribundo, la conciencia ignorada del que fue-degollado, la conciencia ignorada del terror; esto, al mismo tiempo que lo que se sabe de los lados más comunes de esta tragedia en que nos debatimos". La escolástica luchó en México a la vuelta del siglo contra el positivismo, bien que sin mayor éxito. Dentro de esta contienda comienza a figurar en la vida intelectual mexicana el polígrafo Ezequiel A. Chávez (1868-1946). Historiador, psicólogo, pedagogo, político de la educación, divulga Chávez hacia esta época el positivismo de John Stuart MilI, en un resumen que redactó sobre el System of Logic del pensador inglés, y el evolucionismo de E. Spencer, gracias al resumen sintético de los Principios de Moral. El positivismo evolucionista, tan caro a los filósofos mexicanos de la época, enseña, contra toda metafísica, que la realidad sólo consta de hechos empíricos en continua evolución, según leyes obtenidas inductivamente. Mucho más tarde, Ezequiel A. Chávez se apartó de la concepción positivista, dando un vuelco radical en sus convicciones. En 1935 aparece su libro Dios, el Universo y la Libertad, en donde se pronuncia en favor de un teísmo místico. El opúsculo consta de siete partes que encaran otros tantos problemas: La recíproca relación universal y la existencia de un Divino propósito; donde se trata de la existencia del alma como entidad inmortal irreductible a la materia y a toda energía de carácter mecánico; la libertad; las "leyes naturales" y las de la conducta, y el determinismo; "el sentido de la independencia" y el "instinto" social; la función ética del dolor y del mal; ¿cómo puede explicarse la fealdad? ¿Tiene función ética la belleza y la intuición de lo infinito? 11.3. La filosofía de la libertad. Alejandro O. Deústua. La generación de 1905: García Calderón, Belaúnde, Oscar Miró Quesada. El paso del positivismo a nuevas ideas, característico de esta época, tiene lugar en el peruano Deústua (18491945) bajo la influencia, primero, de W. Wund (1832-1920), voluntarista, y de A. FouilIée (1832-1912), creador de la noción de las ideas-fuerza, de base metafísica y evolucionista; después, de H. Bergson. A lo largo de su desarrollo filosófico, hay que mencionar, asimismo, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit importantes elementos de la doctrina de Krause. Krause, confiesa Alejandro O. Deústua, le hizo ver que "la libertad es la esencia de la gracia". Desde entonces su filosofía fue filosofía de la libertad. Se inicia y perdura su doctrina a manera de una reflexión radical, por sí y ante sí, en tomo del tema de la libertad. En el fecundo ensayo (publicado en la Revisto. Universitaria, 1917-1922), Las ideas de orden y libertad en la historia del pensamiento humano, el filósofo peruano muestra que así la vida individual como la social son posibles por dos movimientos antagónicos: regularidad ordenada e impulso creador. Orden y libertad son los conceptos fundamentales que, en formas peculiares y variada proporción, explican la complicada trama de la cultura. "El cuadro que ofrece la evolución de las ideas de orden y de libertad en la historia del pensamiento humano, demuestra: primero, el predominio, hasta los tiempos contemporáneos, de la idea de orden, y la conquista lenta operada por la idea opuesta de libertad; segundo, la vaguedad del significado de esas ideas adaptadas a diversos intereses humanos, y tercero, la poderosa influencia ejercida por el intelectualismo helénico sobre la marcha de la filosofía". Deústua ha dado su mejor rendimiento en la estética filosófica. Obras: Estética aplicada. Lo bello en el arte: la arquitectura, Lima, 1932; Estética aplicada. Lo bello en el arte: escultura, pintura, música, Lima, 1935; La estética de José Vasconcelos, 1939. Es innegable que en este campo obtuvo el concepto fundamental de su doctrina, la cual ofrece los contornos de un esteticismo teorético. Si el fenómeno estético escribe en su Estética General (Lima, 1923), se diferencia radicalmente del lógico y del económico, no sucede lo mismo con el moral, Con el que tiene mucha analogía, "En el fenómeno moral, en efecto, la libertad es un factor esencial como en el estético; el ideal moral puede ser considerado como una creación estética y, en este sentido, podrían calificarse, como estéticas, las acciones que realizan ese ideal. Una acción de gran valor moral se convierte en bella; y de tal modo se compenetran la belleza y el bien, que no es posible separar ambos aspectos sin modificar prudentemente la naturaleza de esa acción. No obstante esa analogía, la diferencia entre ambos fenómenos se encuentra en el papel que desempeña la libertad en uno y otro. El fenómeno moral envuelve la coacción del deber, impuesta por una norma, que la conciencia moral encuentra superiora su voluntad. Ese imperativo de la ley subsiste, cualquiera que sea el carácter que se le atribuya y la influencia que ejercite sobre la libertad". 69 Influido por Bergson, Kant y Croce, declara que la economía y la ciencia son, asimismo, creaciones de la libertad. El hombre las inventa, y las conserva, y las transforma, con la mira de comprender la realidad y de defenderse de ésta cuando le es hostil. Economía y ciencia son instrumentos de dominio. Atento al desarrollo del pensamiento contemporáneo, posteriormente se ocupa de temas axiológicos. Aquí se halla influido por el pedagogo y filósofo italiano Guillermo Della Valle, quien, por cierto. ejerció la docencia hacia la segunda década del siglo en la Universidad de Santiago de Chile. Deústua ve en el valor la única categoría primitiva, irreductible, coexistente con el espíritu, merced a que arraiga en la libertad. Deústua sostuvo una polémica contra el positivista destacado Manuel Vicente VilIarán. José Carlos Mariátegui lo criticó desde su actitud marxista; pero como profesor y ensayista influyó en la vida intelectual de su país, sobre todo en dos generaciones filosóficas, la de 1905 y la de 1925. La generación de 1905 está representada principalmente por Francisco García Calderón (1883-1953), Víctor Andrés Belaúnde (1883-1967) y Oscar Miró Quesada (n. 1884). Los tres pensadores, influidos por la filosofía francesa de la libertad, contribuyen con Deústua a la renovación filosófica en el Perú. García Calderón enseña que Bergson -y Boutroux- significan la oportuna reacción al cientificismo positivista, al fijar los límites de la ciencia y la originalidad del espíritu. Es también uno de los primeros que estudia seriamente la cultura peruana (Le Perou contemporain, 1907; La creación de un continente, 1912; Profesores de idealismo; 1912; Ideas e impresiones, 1919). Belaúnde tuvo un largo itinerario filosófico. Pasa del positivismo a Bergson, Kant, Spinoza, Pascal, Wundt, James, Boutroux; al fin, a Santo Tomás y San Agustín. Vuelve así al catolicismo y, con éste a la filosofía de la Iglesia (La síntesis viviente, 1950; Palabras de la fe, 1952). Meditó ya desde sus primeros escritos acerca de la realidad peruana (El Perú antiguo y los modernos sociólogos, 1908; Peruanidad, 1957). "La peruanidad, dice, es una síntesis comenzada, no concluida". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 70 Oscar Miró Quesada ha sido asimismo un propulsor de la filosofía contemporánea en el Perú: Fouillé, Guyau, Nietzsche, Hoffdeng, Poincaré Renouvier, Brunschvicg, Husserl, Plank, Sartre, Heidegger. No parece inexacto decir que en su pensamiento hay una constante: un tipo de positivismo crítico "Porque la filosofía que prescinde de la ciencia como punto de partida y como instrumento de verificación, es a manera de un poema escrito por un poeta que cree en la realidad objetiva de los frutos de su fantasía" (La realidad del ideal, 1922; El problema de la libertad y la ciencia, 1943; Introducción a la filosofía existencialista, 1955). ciencia; también es creador de arte, de costumbres morales, de vivencias religiosas. "El sujeto en tanto se siente estremecido por dolores o dichas, afirma o niega, forma propósitos, forja ideales, estatuye valores y subordina su conducta a los fines que persigue". Y todo esto lo hace porque es libre. Los fines y los valores, agrega Korn, son invenciones de la libertad. Esta puede ser ya económica, ya moral. "La libertad económica, dominio sobre el mundo objetivo, y la libertad ética, dominio de sí mismo, constituyen unidas, la libertad humana. No es la lucha por la existencia el principio eminente, sino la lucha por la libertad; a cada paso, por ésta se sacrifica aquélla. La libertad deviene. 11.4. Idealismo crítico y pensadores afines. Rivarola, Korn, Alberini. Del fondo de la conciencia emerge el yo como un torso: libre la frente, libres los brazos, resuelto a libertar el resto". ¿Cuál ese resto? -La cultura humana, producto de la acción. La filosofía que, a la postre, se torna axiología, es filosofía de la acción. "Al principio fue la acción. No al principio de las cosas, sino al principio de la redención humana. Por la acción la especie ha forjado su cultura, técnica, humana y espiritual; por la cultura persigue su emancipación de toda servidumbre. La cultura es la voluntad; la voluntad quiere la libertad. Que sea libertad creadora". Rodolfo Rivarola, fundador de la cátedra de ética y Metafísica hacia 1896 en la Universidad de Buenos Aires, "atraído al comienzo por Spencer, como muchos hombres de su generación, inicia la sustitución del positivismo por el camino de la ética kantiana" (Romero). Pero esto no fue sino un apacible preludio de la batalla que en esta misma universidad se había de dar al positivismo con Korn, Coriolano Alberini y Fraticeschi. Alejandro Korn (1860-1936) es, junto al cubano José de Perojo, uno de los primeros eminentes filósofos idealistas en América. Nada puede concebirse para él, fuera de la conciencia. La realidad misma, enseña, no es, ciertamente, mera apariencia, pero no la conocemos sino en términos de pensamientos, en función de leyes lógicas, eidéticas, como el principio de identidad, el principio de contradicción. "Pocas reflexiones, dice en su opúsculo La libertad creadora, bastan para advertir que este universo visible y tangible que se extiende en el espacio y se desarrolla en el tiempo no lo conocemos sino como un fenómeno mental. Cuántos. sin embargo, después de concedernos este hecho, luego prescinden de él, lo apartan como algo molesto y discurren sin tomarlo en cuenta". La realidad como mundo externo, susceptible de conocimiento, es un problema; la realidad en sí, es un "concepto fósil" de la filosofía (Cfr. Apuntes filos6ficos, 1934). La conciencia humana crea la ciencia, la ha creado a lo largo de la historia. La ciencia (la ciencia natural) interpreta los hechos conforme al principio de causación; en ella rige la idea de necesidad (Cfr. Concepto de Ciencia). Pero el hombre no sólo hace Korn ha formulado una teoría de los valores, profunda y comprensiva. La vincula a la idea de personalidad. En ésta, dice, arraigan todas las valoraciones, que pueden ser económicas (útilnocivo), instintivas (agradable-desagradable), eróticas (amableodioso), vitales (selecto-vulgar) sociales (lícito-vedado), religiosa (santo-profano), éticas (bueno-malo), lógicas (cierto-falso), estéticas (bello-feo), las cuales tienen una realización histórica (técnica, felicidad familia, disciplina, derecho, culto, moral, ciencia, arte) y una finalidad ideal (bienestar, dicha, amor, poder, justicia, santidad, bien, verdad, belleza). La personalidad es, así, dentro de lo histórico, un término último, una Idea, en el lenguaje del idealismo. Sus raíces penetran en el fondo metafísico de las cosas y la realización integral de la libertad nos identificará con lo Absoluto. "Yo, dijo Aquél, yo soy el alfa y el omega". Korn reconoce, en efecto, una suerte de vocación metafísica del hombre. La ciencia, dice, nos convence, la axiología nos persuade, la metafísica nos consuela (Cfr. Axiología, 1930). Otro aspecto, no menos fértil ni menos oportuno, ofrece la obra de Korn. Atañe al tema de la historia de las ideas en América, o, como él prefiere decir, de las influencias ideológicas. Korn, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit idealista crítico, objetivista consecuente, es, al propio tiempo, partidario de una filosofía americana; más aún, de una filosofía argentina. Una metódica y pulcra diferencia entre lo concreto y lo abstracto lo lleva a concebir y delimitar los distritos en cuestión. La filosofía es, en cuanto actividad de la cultura, un hacer humano. Como americanos, como argentinos, podemos y debemos ejercer el oficio especulativo por excelencia. De hecho lo hemos ejercitado, lo estamos ejercitando. ¿Cómo llamar a esta histórica realidad? ¿Filosofía en América? Mejor, filosofía americana. La filosofía tiene de cierto un insobornable apetito de objetividad. Esta apetencia impulsa, ha impulsado siempre a los egregios pensadores. Argentina, como parte de América, tiene su tarea y deber en el concierto de la cultura universal. Hasta ahora, dice Korn en Influencias filosóficas en la evolución nacional, de allende los mares recibimos, en efecto, la indumentaria y la filosofía confeccionadas. "Sin embargo, al artículo importado le imprimimos nuestro sello. Si a nosotros se nos escapa no deja de sorprender al extranjero que nos visita; suele descubrimos más rasgos propios buenos o malos de cuanto nosotros mismos sospechamos. "Por nuestra voluntad hemos aspirado a incorporamos a la cultura del Occidente; no es nuestra voluntad ser un conglomerado inorgánico de metecos. Si al rezago de la colonia que fuimos hubo que animarlo con nueva vida no fue con el propósito de enajenar el alma nacional. No podemos renunciar al derecho de discutir las diversas influencias que llegan hasta nosotros, ni al derecho de adaptadas a nuestro medio; no renunciamos tampoco a la esperanza de ser una unidad, y no un cero dentro de la cultura universal" (Cfr. además, Filósofo y Sistemas, 19221936). Coriolano Alberini (1886-1960) originario de Milán, Italia, estudió en Buenos Aires, destacando desde estudiante por su "espíritu crítico, su frase mordaz, sus lecturas heterodoxas en el ambiente universitario dominado por el positivismo. "No escribió ningún libro, pero sus artículos, conferencias y discursos se han reunido en un tomo donde destacan escritos sobre Kant, el pragmatismo, Bergson, el pensamiento argentino, y sobre todo su Axiogénia, de 1921. Alberini fue "un incitador y renovador de la filosofía universitaria, y un promotor de los estudios filosóficos como disciplina académica de acuerdo con las orientaciones universitarias europeas". 71 11.5. El perfeccionismo espiritualista. Enrique Molina. EI chileno Enrique Molina (1871-1956), vincula el tema de la ontología a la reflexión noética y supera por interno desarrollo las corrientes positivistas. De esta época es su libro Filosofía Americana, 1912. Allí dice: "Entre nosotros ha echado bastantes raíces la filosofía científica europea, que por nuestra parte la consideramos positiva, en cuanto al método, evolucionista en cuanto a la ley que rige los procesos de los fenómenos y monista en cuanto la existencia de una sola sustancia. No es tampoco su positivismo tan estrecho que niegue a la psiquis la facultad de efectuar síntesis creadoras, de crear formas nuevas, de ser una cooperadora de la creación universal y de transformarse y perfeccionarse a sí misma. Esa filosofía aúna y armoniza las aspiraciones del naturalismo y del humanismo". Más tarde se va operando en Molina un sustancial cambio, como lo delatan sus obras principales: La Filosofía de Bergson, 1916, Dos Filósofos Contemporáneos: Guyau y Bergson, 1925; Proyecciones de la Intuición, 1935; De lo espiritual en la vida humana, 1936; Confesión filosófica, Llamado de superación a la América Hispana, 1942; Tragedia y realización del espíritu. Del sentido de la muerte y del sentido de la vida, 1952. La forma definitiva de su filosofía es un empeño confesado de coordinar la existencia del ser con el reino de los valores. Al cogitum ergo sum cartesiano precisa hacerle, indica Molina, un añadido: "pienso, luego existo y existe el ser". El ser es reconocido, así, porque es vivido por la conciencia como totalidad de la que ella forma parte. Cierto: el ser es anterior a la conciencia, subraya como realista, aunque de inmediato afirma que lleva en potencia, esencias espirituales, susceptibles de realizarse cumplidamente en el hombre. Hay un carácter intrínseco, inseparable del ser espiritual: el orientarse hacia el mundo de los valores: estos, por así decirlo, constituyen la razón de su existencia. El proceso de la creciente espiritualización del hombre es posible por la libertad, la que promueve y asegura una vida armónica y consciente de sus propias limitaciones. "La vida es una ilusión obstinada, reconoce límites, pero lleva dentro de sí un empuje increíble". El ejercicio certero de la libertad supera al par ingenuo optimismo y pesimismo suicida. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 72 Pero ¿es acaso el espíritu una forma trascendente, uno como fluido que soplara fuera de nosotros para insertarse en su oportunidad en el cerebro? "¡Ah no! el espíritu se halla integrado por todo lo que ha hecho el hombre en el campo de la moral, de la ciencia, del arte y de la religión -la obra de toda la inteligencia iluminada, disciplinada y sacudida de emoción-, y por lo que aspira a ser en estos mismos órdenes para continuar perfeccionándose y superándose". En otro orden de problemas, Molina ha formulado sus convicciones pedagógicas en su libro Por las dos Américas, fruto de observaciones en Norteamérica, con ocasión en 1920, de haber sido comisionado por el gobierno chileno para estudiar la educación en aquel país. Es partidario de la pedagogía activa, ya en boga en el mundo, pero sin sucumbir al pragmatismo. En acotaciones al margen, enjuicia la civilización norteamericana, a la que acredita su desarrollo tecnológico, que bien necesita lberoamérica. De esta suerte se aparta de la apreciación de Rodó, al respecto, a quien califica de unilateral. 11.6. Revaloración del americanismo; americanía. Henríquez Ureña, Taborda. sus etapas. La La exaltación de América, el americanismo, se revalora en esta etapa de madurez. Ni inflación, ni deflación del concepto: ni historiografía patriótica, ni historiografía tributaria. En esta tarea de ajuste histórico, el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña (1884-1945) señala la ruta que en parte recorre en su trabajo Seis ensayos en busca de nuestra expresión, 1928, bello, erudito, enjundioso. En Iberoamérica los afanes de autonomía espiritual suelen llevar a una actitud revolucionaria. Desde hace cien años, refiere Henríquez Ureña, parece atenerse a las palabras el rey loco: "Haré grandes cosas; lo que éstas sean, no lo sé". Al salir de la época de la Colonia, llegada la Independencia, "sacudimos el espíritu de timidez y declaramos señorío sobre el futuro. Mundo virgen, libertad recién nacida, repúblicas en fermento ardorosamente consagradas a la inmortal utopía: aquí debían crearse nuevas artes, poesía nueva. Nuestras tierras, nuestra vida libre pedían expresión". Henríquez Ureña hace historia del americanismo. Advierte cuatro etapas. En la primera, la expresión de América se buscó en la geografía. "Ante todo, la naturaleza. La literatura descriptiva habrá de ser la voz del Nuevo Mundo". En la segunda, a la naturaleza se suma el habitante. "¡Ir hacia el indio! Programa que nace y renace en cada generación bajo muchedumbre de formas en todas las artes. En literatura nuestra interpretación del indígena ha sido irregular y caprichosa. Poco hemos agregado a aquella fuerte visión de los conquistadores como Hernán Cortés, Ercilla, Cieza de León, y de los misioneros con Fray Bartolomé de Las Casas". En la tercera, tras el indio, el criollo. "El movimiento criollista ha existido en toda la América española con intermitencias, y ha aspirado a recoger las manifestaciones de la vida popular, urbana y campestre, con natural preferencia por el campo". Las tres etapas referidas se oponen a la actitud europeizante, que desvalora el ser propio de la cultura americana, en obsequio de una postura que ve en Europa el centro de irradiación de la cultura universal, y en América un reflejo más o menos fiel del Viejo Continente. De la crítica de esta manera de juzgar, nace una cuarta etapa, que está lejos del afán europeizante que niega toda originalidad fecunda a lo autóctono, pero que reconoce el aporte innegable del Viejo Mundo. Cabria llamar americanía a esta manera de ver el problema, la cual conjuga lo europeo y lo americano, al subrayar los rendimientos propios: "aprovecha las experiencias anteriores, pero las rehace, porque no es suma, sino síntesis, invención". Resumiendo: aquí se evita al indígena y al criolIismo pintoresco; también "se evita el puente intermedio de la era colonial, lugar, de cita para muchos antes y después de Ricardo Palma: el precepto único de este americanismo es ceñirse siempre al Nuevo Mundo en los temas, así en la poesía como en la novela y el drama, así en la crítica como en la historia. Y para mí, dentro de esta fórmula sencilla como dentro de las anteriores, hemos alcanzado, en momentos felices, la expresión vívida que perseguimos". En el argentino Saúl Taborda (1885-1944; El idealismo político de la filosofía, 1918; Reflexiones sobre el ideal político de América, 1919; El fenómeno político, 1930; La psicología y la pedagogía, 1959), la cultura argentina es interpretada en función de la tradición hispana y latina. "La política, la sociología y la historia -escribe Taborda- suponen al pueblo como entidad étnica; Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit pero el pueblo -o, si se prefiere, los individuos que lo integran- se relaciona también con la vida del espíritu y con su historia. No sólo la historia de la filosofía, sino también la historia de la poesía y la historia de la música atestiguan esta íntima relación". Lo muestra la crisis positivista. 11.7. El concretismo. Carlos Vaz Ferreira. La superación de las corrientes positivistas en Enrique Molina ofrece un perceptible cambio al recibir el impacto de Bergson. Carlos Vaz Ferreira, la máxima figura de la filosofía en Uruguay (1873-1958) sobrepuja la línea de pensamiento "ComteSpencer-Mill", de manera orgánica, por el camino de su completa asimilación (Ferrater Mora). Producto maduro de esta actitud es un empirismo radical, una filosofía de lo concreto, de la experiencia concreta. Esta reforma, cuyos efectos habrán de alterar los dominios todos del saber, requiere una nueva lógica, una lógica viva. La flamante disciplina está encaminada a practicar un estudio de la manera como los hombres piensan, discuten, aciertan o se equivocan, sobre todo de las maneras como se equivocan. La intención de la lógica viva es enseñar a pensar desde la realidad concreta, nunca desde las ideas y las palabras. Mas la realidad se ofrece en mudanza permanente, sea psíquica o interna, sea física o externa. La filosofía debe contemplar amorosamente el nacer y perecer de los seres. En su obra, para algunos, la más original, Fermentarío (1938) se propone Vaz Ferreira captar en su forma germinal situaciones vitales, casos de conducta o fragmentos de existencia. Fermentario está concebido para recoger el "psiqueo antes de la cristalización: más amorfo, pero más plástico y vivo y fermental". ¡Forma de filosofar temática, casuística, fermental, orientada hacia lo concreto, fragmentaria, la de Vaz Ferreira! Ya antes de aparecer la Lógica Viva, en 1910, había dado de sí frutos intelectuales. Así se enfoca el tema metafísico a través de una doctrina de la creencia graduada. Con una proyección agnóstica, suspicaz, impregnada de escepticismo, enseña que la metafísica ha cometido el error de querer ser precisa, geométrica, rotunda, acaso definitiva. La metafísica es, empero, legítima, verdadera, en cuanto etapa límite del saber: descubre enigmas, no resuelve problemas. "Abrir los espíritus; ensancharlos; darles amplitud, 73 horizontes, ventanas abiertas; y, por otro lado, ponerles penumbra; que no acaben en un muro, en un límite cerrado falsamente preciso; que tengan vistas más allá de lo que se sabe, de lo que se comprende totalmente; entrever, vislumbrar, y todavía sentir, más allá de esos horizontes lejanos y apenumbrados, la vasta inmensidad de lo desconocido. Enseñar a graduar la creencia, y a distinguir lo que se sabe y comprende bien, de lo que se sabe y comprende menos bien, y de lo que se ignora (enseñar a ignorar, si esto se toma sin paradoja, es tan importante como enseñar a saber) y producir también la sensación de la dificultad de las cuestiones, el discernimiento entre lo que es cierto o simplemente probable, y la sensación, también, de que hay problemas insolubles". En Moral para Intelectuales hace la guerra a toda ética cerrada, unilateral. Preconiza una moral viva. En vez de formular una teoría abstracta del éthos, va en derechura a los conflictos vivos. Casuísticas cuestiones, casuísticas respuestas. El tema moral tiene su apoyo en una doctrina de la libertad. Sutil y certero, en mucha parte original, se antoja el libro Los Problemas de la Libertad (1907). Leitmotiv del opúsculo es distinguir entre libertad y determinismo. Sólo a los seres se refiere la libertad (facultad de optar), sólo a los actos incumbe la determinación causal. Los problemas de la libertad tocan la dependencia o no dependencia del querer humano con respecto al mundo en tomo, al no-yo; los problemas del determinismo e indeterminismo se refieren a la relación de fenómenos con sus antecedentes. Ya que no teorética, por ello constructivista, es su reflexión filosófica sobre la religión. Profiere: "nuestra religiosidad -si quiere designarse con esa palabra el psiqueo vivo que nos atrae hacia los problemas trascendentales que accionan sobre nosotros desde más allá de la ciencia- debe quedar viva como una llama en espacio abierto: de esa llama, la razón es la parte externa, más clara; el sentimiento, la parte interna, más oscura y más caliente. Los dogmas son la ceniza. Quitemos la ceniza, y no dejemos ahogar la llama: el aire libre la hace oscilar pero la alimenta". Entre todos los pensadores iberoamericanos, quizá Vaz Ferreira es quien ha poseído en más alto grado l'esprit de finesse. La idea de filosofía que sustenta y la manera de ir al encuentro del objeto explican el cautivador y fascinante estilo que aletea en su producción literaria. Suyo es el itinerario de ir a las cosas, a la búsqueda del ser concreto en tOda su exuberancia ontológica. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 11.8. El eclecticismo orgánico. Antonio Caso. La fidelidad, la firme y constante adhesión al ser, orienta asimismo el pensamiento filosófico del mexicano Antonio Caso (1883-1946). Educado dentro de la atmósfera que priva en la primera década del siglo en la vida intelectual de México, Caso fue un adepto del positivismo, en su juventud. Mente dúctil, defina sensibilidad ideológica, se opera en él, a poco andar, una conversión filosófica, decisiva en un sentido para su actitud y obra futura. Ya al evadirse de las propias corrientes positivistas, Caso, el invicto, el debelador, declara animado de una simpatía teorética que "siempre conceptuará como una honra el haber sido educado en la recia construcción filosófica de Augusto Comte, uno de los iniciadores más sólidos y poderosos de la historia del pensamiento." Para Caso no todo es falso en la doctrina positivista. Hay elementos de Comte que precisa conservar. En épocas de crisis como ésta, el filósofo mexicano rescata a su modo cuanto considera fecundo y verdadero de la doctrina claudicante. Su conocimiento de la historia de la filosofía lo pone en guardia de un desacato. Sabe bien que cada una de las grandes filosofías sólo exhibe un fragmento de la verdad total. Mas ¿con qué criterio se deben seleccionar los filosofemas? Si no todo es erróneo en una doctrina, en la doctrina positivista, ¿qué principios precisa poner en práctica para la discriminación teorética? Ante tan delicado punto, Caso, razonador ágil, informado del pasado y presente de las ideas, sensible a toda forma de cultura humana, decide mediante un criterio amplio, orgánico, sinóptico, en el cual influyen, entre otros, Kant, Renán, Bergson y Boutroux. "La filosofía, dice, es la explicación de la existencia". Mas la existencia es compleja y, sobre todo, discontinua. Incluso en la naturaleza unos dominios son irreductibles a otros; por ejemplo, lo biológico no puede explicarse por leyes físicas. La propia existencia humana es heterogénea; es economía y derecho, arte y moral, religión y mística. El positivismo quiere explicar todo de la misma manera, por un mismo método. El positivismo, así, claudica, cojea de una pierna. La existencia como economía sabe prever, pero prevé para obrar; luego, la acción y la voluntad orientan el conocimiento. Aquí rige el principio del menor esfuerzo por el mayor provecho. La existentia, empero, es algo más: es desinterés (actividad estética) y caridad (vivencia moral y religiosa). Las ciencias son excelentes 74 compendios de generalizaciones que proporcionan fórmulas útiles para uso de la vida; pero las ciencias nos suministran sólo una parte de la verdad y su método sólo es una parte del método de la intuición, que capta lo concreto, lo individual, la duración creadora de la conciencia humana. "Esta combinación es el método de la filosofía" (Cfr. Problemas. filosóficos, 1915). Caso logra integrar durante esta etapa, la segunda de su evolución filosófica, que se extiende á peu pres hasta la postrera década del siglo, su conocida doctrina de la existencia como economía, como desinterés y como caridad. Las piezas de construcción de ella, ajustadas por la vía de una síntesis no contradictoria, provienen en lo fundamental de Schopenhauer, Renán, Mach, Croce, Boutroux y Bergson. Todavía en 1927, dice Caso: "La parte constructora de mi labor se contiene en tres libros: La existencia como economía, como desinterés y como caridad (1919), Los Principios de Estética (1925) y El Concepto de la Historia Universal (1922)". No es la doctrina de Caso un mosaico con fragmentos de ideas hechas, sino un boceto que, al correr el tiempo, recibe nuevos trazos, al propio tiempo que elimina, o desvanece, o subraya, aspectos pretéritos, Hay en su filosofía, ciertamente, constantes ideológicas, pero las variables que contiene determinan en no despreciable parte la cambiante estructura de su cosmovisión. La filosofía de Caso atravesó, de cierto, por una tercera etapa, desde principios de la cuarta década hasta 1946: Husserl, Scheler y Heidegger, principalmente, provocan nuevo impacto en su doctrina (Obras importantes: La filosofía de Husserl, 1934, El Acto ldeatorio, 1934; La Persona Humana y el Estado Totalitario, 1941; El Peligro del Hombre, 1942, y un trabajo, sobre el existencialismo, La muerte y el ser, 1945). Ahora la doctrina fenomenológica de Husserl va empalmándose, como método, poco a poco, a la doctrina bergsoniana de la intuición creadora. Armado Caso del método de la abstracción ideatoria, ahonda, como de la mano de Scheler, pero aún fiel a la filosofía francesa de la discontinuidad, en el problema de la existencia humana. Hay tres grados del ser, dice Caso: la cosa, el individuo y la persona: "Cosa es el ser sin unidad. Si se rompe una cosa, nada ha perecido en ella. Las cosas no tienen vida, por esto pueden ser" divididas, sin cambiar su naturaleza intrínseca. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Si se pasa de este grado inferior del ser al inmediato superior, aparece, desde luego, la diferencia fundamental que media entre el mundo físico y la esfera de la naturaleza orgánica. El partir cosas nos da cosas; pero en cuanto se llega a tomar contacto con la vida, la existencia se muestra dotada de propiedades enteramente diferentes. El ser dotado de vida se llama individuo, lo que no puede dividirse. Sobre lo biológico, el hombre se eleva a la categoría de persona. La persona se caracteriza por la conciencia del ideal, lo cual sólo es posible por la existencia del espíritu, estrato supremo del ser. La persona no es sólo un ente psíquico; la define, además, su naturaleza espiritual, capaz de realizar valores, de crear nuevas formas de vida. Ni el individualismo ni el Estado totalitario pueden suministrar el ambiente propicio de la persona humana. El concepto de persona lleva a Caso, a la postre, a un claro personalismo. Este, empero, ofrece un matiz existencialista, ajustable, por cierto, a la concepción bergsoniana de la vida. Para el filósofo mexicano hay dos tipos de filósofos: unos exaltan la vida y ven en la muerte una peripecia accidental: son los filósofos de la vida. Otros ven en la muerte un hecho fundamental, un acontecimiento necesario para explicar la existencia: son los filósofos de la muerte. Nietzsche y Bergson son prototipos de filósofos de la vida; Schopenhauer y Heidegger, prototipos de filósofos de la muerte. El existencialismo; dice el maestro Caso, es una doctrina filosófica característica de nuestro momento histórico. "Constituye seguramente, una aportación genial a los estudios metafísicos; pero hay que combinar sus resultados con el personalismo", es decir, con la teoría metafísica que ve en la persona la suprema categoría de la existencia; y la persona humana se distingue, esencialmente, por su sentido de misterio y su anhelo de inmortalidad. Caso representa en la historia de la filosofía americana la más acabada figura de un eclecticismo orgánico, que no agregativo, meramente electivo. Le muestra la experiencia histórica un diálogo nunca concluso de la filosofía. Evolución creadora y él, perspicaz, intenso, prolífero, quiere estar a la altura de los tiempos. Caso "es", por turno, sin dejar de ser Caso, Comte, Kant, 75 Schopenhauer, Boutroux, Bergson, Croce, Mach, Meyerson, Husserl, Scheler. 11.9. El esteticismo metafísico. generación del Ateneo de México. José Vasconcelos. La Desde otro ángulo actúa en la filosofía americana José Vasconcelos (1882-1959), representante del tipo del polígrafo humanista, tan habitual en el siglo XIX. Vasconcelos cultiva el ensayo, la novela, el periodismo, la historia. Con todo, el peso de su obra gravita en torno de la filosofía, en particular en los postreros años de su vida. Vasconcelos es un filósofo constructivista: no le preocupa tanto el ser del mundo, cuanto el futuro del hombre. Es algo así como un profeta de América. En las entrañas de América, dice, se está gestando la nueva raza, de acuerdo con una ley: "la ley de los tres estados sociales", a saber: el estado "material o guerrero", el estado "intelectual" o "político" y el estado "espiritual" o "estético". En el primero" la mezcla de sangres se realiza bajo el imperio de la violencia. El fuerte toma o rechaza, conforme a su capricho, la "hembra sometida". En el segundo, la procreación se lleva a efecto por convencionalismos sociales, éticos y políticos; aquí la razón es el instrumento certero para elegir. En el estado "espiritual" o "estético", cuyo advenimiento ya se anuncia en múltiples formas, la unión de los sexos está regida por la ley del gusto: "las leyes de la emoción", la belleza y la alegría, regirán la elección de parejas, con un resultado infinitamente superior al de esa eugénica fundada en la razón científica, que nunca mira más que la porción menos importante del suceso amoroso. Por encima de la eugénica científica prevalecerá la eugénica misteriosa del gusto estético. Donde manda la pasión iluminada no es menester ningún correctivo (Cfr. La raza cósmica, 1925; Indología, 1927). Vasconcelos postula en relación con esto, un esteticismo. Para él, el conocimiento es síntesis que coordina elementos y modos de heterogénea aprehensión (emocionales, intelectuales, místicos). El ser es un devenir cíclico, circunscrito por dos momentos absolutos; el del principio (primo) y el del fin (último) que se manifiestan y expresan en cada instante o momento del devenir. La verdad se manifiesta, según Vasconcelos, en el juicio estético; por eso la filosofía debe ser un sistema unitario que no es logos, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit sino armonía, síntesis estética y armoniosa de los distintos. Ritmo, melodía, armonía y contrapunto son las categorías de la belleza y del ser. Piensa Vasconcelos que hay para el hombre tres modos de darse la existencia: la existencia como realidad perceptible a los sentidos y cognoscible por la mente (objeto de la metafísica); la existencia como acción (que estudia la ética), y la existencia como manifestación de una serie de afinidades con lo absoluto que implica la formulación de una filosofía integral (estética). En suma: José Vasconcelos sostiene un pluralismo polifónicamente armonizado, que exalta el sentimiento gozoso de la vida, el himno de la juventud, la sinfonía de la edad madura, y la letanía de la vejez. Caso y Vasconcelos fueron miembros de la Sociedad de Conferencias (1907) llamada más tarde Ateneo de México (19091914). Los miembros de este grupo juvenil estaban interesados así en literatura y filosofía como en problemas políticos y sociales del país. Combatieron el positivismo dentro de un afán de renovar la cultura en general. Miembros también conocidos fueron Martín Luis Guzmán, Carlos González Peña, Alfonso Reyes, Mariano Silva Aceves, Manuel M. Ponce, Jesús Acevedo, Diego Rivera, Ángel Zárraga, Alfonso Cravioto, Isidro Fabela y Alberto J. Pani. 11.10. El espiritualismo jerárquico. Alberto Rouges. La concepción espiritualista domina en esta época, bien que un mucho matizada. Alberto Rouges (1880-1945) en Argentina, reacciona con acentos agustinianos contra todo positivismo y mecanicismo, y busca una adecuada teoría que explique la realidad espiritual (Cfr. su artículo Totalidades sucesivas, 1938; y su libro Las jerarquías del ser y la eternidad, 1943). Influido por la filosofía francesa de principios del siglo XX, principalmente por Bergson; escribe: "El concepto de totalidad sucesiva va a conducimos en seguida al corazón mismo de la espiritualidad. Su cabal comprensión exigirá de nosotros un esfuerzo singular, dice, pues, para lograrla, debemos renunciar a maneras de pensar muy arraigadas, formadas en nuestro comercio incesante con el mundo físico". De acuerdo con Rougés, la realidad está constituida por dos órdenes heterogéneos: lo físico y lo espiritual "Carece de sentido todo intento de reducir el uno al otro. La vida espiritual, tal como la 76 percibimos en nosotros mismos, en la intimidad de nuestra conciencia, se caracteriza por su interioridad y su temporalidad. La conciencia es la visión interior de un proceso que se desarrolla en el tiempo. Viene del pasado y va hacia el futuro, pero en cada etapa sucesiva conserva su pasado y anticipa su futuro. De esa manera, pasado y futuro coexisten en el presente. La vida espiritual es una "totalidad sucesiva". Cada momento en la vida de la conciencia se integra melódicamente con los anteriores. No ocurre lo mismo en el acontecer físico. El mundo físico carece de pasado y de futuro: es un puro presente instantáneo. En cada instante, la realidad física tiene que dejar de ser lo que es para ser de otro modo. Un cuerpo en movimiento, por ejemplo, tiene que abandonar su posición anterior para ocupar una posición nueva. No es posible, por lo tanto, lograr una concepción unitaria de la realidad física: tenemos que optar entre un devenir sin ser o un ser sin devenir". (Sánchez Reulet). Su filosofía se inspira en la durée reelle de Bergson, bien que modificada. A juicio de Rougés, Bergson no advirtió el hecho consciente de la anticipación del futuro, y, por ello, no se elevó a la idea de eternidad. Para el Filósofo argentino la eternidad es la perenne futurización tiene en su seno todo el pasado. En la medida en que el hombre logra un dominio mayor sobre su pasado y futuro, se acerca más a la eternidad. En este mayor O menor dominio del tiempo se funda una escala jerárquica de los seres. Los extremos de la jerarquía son el ser físico y Dios. Entre Dios, que vive en la eternidad y la cosa física, figuran las otras forma del ser. El hombre es la avanzada de estas formas. Fecunda y promisoria labor la de aquel núcleo de filósofos. Jamás llegaron a sus propias ideas por la vía de la ligereza o de la vanidad. Suya fue la tarea de encontrar la verdad objetiva. Nunca toleraron la superchería, acaso temerosos del fatuo brillo de las ideas improvisadas. Cuando en la tercera década del siglo XX, se dejó sentir la benéfica influencia que desde España ejercía Ortega y Gasset a través de las publicaciones de la Revista de Occidente, Iberoamérica estaba en aptitud de, comprender la filosofía contemporánea, y no sólo eso; sino de tomar una posición crítica frente a muchas y recientes ideas, y de ensayar nuevas rutas en la investigación. Por desgracia, no se advierte, como era de esperarse, una obra apreciable en este proceso. Con el esfuerzo Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 77 metódico, fecundo y de honestidad intelectual, que algunos ponen en la tarea, alterna una especie de frívolo y vanidoso empeño de artificiosa originalidad. Pero puede decirse que Iberoamérica ha "pasado" ya con buen éxito el examen de madurez académica y que labora al lado de de la vida espiritual, hecho que con los otros países de la Tierra en la tarea y tareas de la filosofía. Ya el filosofar en estas latitudes no se satisface con la divulgación de ideas: en muchos pensadores el logro del aporte creador a la filosofía universal es meta y designio. llevarse a distintos dominios la cultura; en fin, la historia de las ideas, parcela en la que tantos investigadores se encuentran ocupados. Desde luego estas corrientes no presentan una pureza meridiana. Se mezclan y se interrelacionan las más de las veces unas y otras. Inclusive una: el historicismo se encuentra implícita finamente asimilada o como fundamento, en la mayoría de ellas. No se puede negar hoy el influjo de Dilthey en el pensamiento latinoamericano. Pero, sin linaje de duda, la influencia mayor (a veces abrumadora) y más directa la ha ejercido Ortega y Gasset. 12 EL APORTE CREADOR 12.1. Las direcciones dominantes. A partir de los treintas, la filosofía en América Latina toma claros derroteros: en todos los países aumenta el número de pensadores especializados; se ensayan aportaciones personales que toman como base las doctrinas europeas y norteamericanas más influyentes; se impulsa el movimiento americanista que habla de un filosofar autóctono, original; la historia de las ideas se incrementa con numerosas monografías y estudios panorámicos, bien que en algunos autores sigue el camino de la filosofía política. Un evento, el XIII Congreso Internacional de Filosofía, reunido en la Ciudad de México el año de 1963, ha puesto de relieve el desarrollo de la filosofía latinoamericana. Por lo que hace a las direcciones de mayor influencia en Iberoamérica durante las últimas décadas, pueden señalarse: la corriente tradicional, que ha evolucionado como filosofía católica; el materialismo histórico, que bien como marxismo, neomarxismo o marxología ha enraizado en el pensamiento y vida de América; el idealismo crítico, que con nexos vigorosos con otras corrientes se ha proyectado hacia la teoría de la cultura, en sus modalidades contemporáneas; la fenomenología, que tuvo gran impacto en su versión husserliana en la tercera década, el existencialismo y el historicismo, utilizados en buena medida por las corrientes americanistas, la teoría material de los valores y el personalismo espiritualista, que unas veces unidos, otras en forma independiente, fundamentan y aspiran explicar vida y mundo; la filosofía analítica, que en forma múltiple en los distintos países pretende un riguroso análisis conceptual del filosofar; recientemente el estructuralismo, que, como en Europa, ve de Es oportuno, por ello, presentar la doctrina de este pensador, seguida de las ideas más características de sus discípulos y demás autores, también españoles, que han influido, unos y otros, en Iberoamérica. Muchos de ellos han hecho filosofía en América y de América. 12.2. Ortega y Gasset en exposición genética. “La cortesía del filósofo es la claridad". ¿Ha cumplido Ortega esta exigencia que a sí mismo se impuso? Sí, por cierto. Empero, su doctrina, en algunos de sus capitales puntos, no ha sido con frecuencia comprendida, no sólo por quienes, y no pocos, se acercaron a Ortega en actitud polémica, sino inclusive por propios admiradores, acaso muy próximos a él. La queja es de Ortega, y, a decir verdad, en una fecha (1932), cuando el filósofo era ya figura internacional. Itinerario de Ortega. Suele obedecer a un error de perspectiva el no captar la doctrina orteguiana. Esta, ciertamente, no se ofrece en bloque, de una vez por todas. Tiene una historia, un desarrollo, largo de muchos años, alimentado por muchas corrientes. Creadora, sutil, exuberante, la doctrina de Ortega es múltiple y unitaria al par. No hubo tema fundamental que Ortega no tratara, pero siempre, a decir verdad, desde una radical situación considerada como verdadera. Buen filósofo sistemático, su doctrina es abierta, en parabólica proyección hacia lo nuevo. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit "Sistema, decía alguna vez Ortega, es unificación de los problemas, y en el individuo unidad de la conciencia, de las opiniones". La obra de Ortega, dice J. Marías, sólo se comprende plenamente y en todo su alcance cuando se ve que sólo son manifestaciones necesarias de lo que da unidad y sentido a la totalidad de sus escritos, lo mismo cuando se refieren al amor que a la muerte de Roma, a Debussy o a la unidad europea, a la deshumanización del arte o a la presencia de Dios en la mente contemporánea, a Proust o a la caza; a saber, una nueva metafísica. La filosofía de Ortega nace y vive por manera circunstancial; ofrece, sin embargo, un desarrollo congruente, integrativo, en continuada evolución. Durante medio siglo, la primera larga mitad del siglo XX, su doctrina acusa notables mudanzas. Cuatro etapas, todas ellas características, todas ellas renovadoras, muestra su trayectoria mental. En la primera, que se extiende de 1902 a 1914, se transparenta una concepción idealista, con fuertes rasgos de la Escuela filosófica de Marburgo. La segunda, que podría llamarse del perspectivismo conceptualista, se inicia con la publicación de Meditaciones del Quijote (1914), Y termina en 1923. De este año, en que se da a la estampa El Tema de Nuestro Tiempo, a 1930, dilátase la tercera etapa; en ella surge el Ortega de la razón vital y asoma, persuasivo, el Ortega de la razón histórica. En 1930 tiene lugar un decisivo acontecimiento: se edita La Rebelión de las Masas, para muchos el más certero diagnóstico de nuestro tiempo. En La Rebelión de las Masas funciona a la perfección el método de la razón histórica. Con él se alcanza una meta intelectual que hace de Ortega, en nuestra época, si no el mayor, uno de los más grandes filósofos de la historia. Desde entonces discurre la cuarta etapa de su desarrollo en cuyo lapso, hasta su muerte, 1955, aparecen todavía éstas muy importantes obras: En torno a Galileo (1933); Guillermo Dilthey y la idea de la vida (1938); Historia como sistema (1935); Apuntes sobre el pensamiento: su teurgia y demiurgia (1941); Prólogo a "Historia de la Filosofía", de Brehier; Prólogo a Veinte años de caza mayor, del Conde de Yebes (1942). Desde la segunda, cada una de las etapas subsiguientes de la filosofía orteguiana reabsorbe a la anterior en un nuevo punto de mira más elevado, de más amplio horizonte. Para comprender, ubicar y calibrar la filosofía de Ortega precisa partir de este hecho. De otra suerte, se corre el riesgo de quedarse en la periferia de las imágenes y "resbalar sobre el pensamiento". Que con tácticas 78 rabulescas, deformen la filosofía de Ortega quienes movidos por intereses extra-filosóficos, son presa de irreductibles concepciones del mundo y de la vida, es explicable. Res bellicae. Pero preocuparse por captar los filosofemas de Ortega, y no lograrlo, revela buena fe distraída. Tal hecho parece tener su explicación las más de las veces en un error de enfoque: en no estudiar a Ortega por la vía genética. Sólo históricamente es dable comprender al filósofo de la razón histórica. Yo y la circunstancia. Ortega pasó sus años de aprendizaje en la Escuela filosófica de Marburgo". Entrenado en el rigor metódico del idealismo crítico e impulsado por éste a la conquista siempre inconclusa del saber, clava una pica en Flandes. Una radical doctrina del ser puede descubrir nuevas perspectivas en el problema epistemológico. Ortega intenta encontrar una posición más acá de realismo e idealismo. No hay cosas, dice Ortega, independientemente de un yo; pero el idealismo se equivoca, en cuanto declara que este yo puede existir con independencia de aquellas cosas. El yo no se encuentra nunca sólo, sino siempre en las cosas, haciendo algo con ellas; es inseparable de las cosas. No hay cosas sin yo y viceversa. La realidad primaria, la existencia radical (ello es, en la que arraigan cosas y yo) es esta situación de interdependencia de las cosas y el yo. "Yo soy yo y mi circunstancia". No se trata de dos elementos, yo y cosas; la radical realidad es un acto, un quehacer del yo con las cosas, en suma, vida. Vivir es un preocuparse u ocuparse el hombre con las cosas; es tratar con el mundo. No hay prioridad de las cosas, como cree el realismo; ni prioridad del yo, como supone el idealismo. La existencia por antonomasia es la vida humana. Incluso las formas del pensamiento, el concepto, por ejemplo, encuentran su radical sentido en la vida. Desde la vida precisa comprender el ser ideal. ¿Qué es un bosque a título de concepto? "Tengo yo ahora en torno mío, dice en Meditaciones del Quijote, hasta dos docenas de robles graves y de fresnos gentiles. ¿Es esto un bosque? Ciertamente que no; éstos son los árboles que veo de un bosque, el bosque verdadero se compone de los árboles que no veo. El bosque es una naturaleza invisible; por eso en todos los idiomas conserva su nombre un halo de misterio. El bosque -agrega- está siempre un poco más allá de donde nosotros estamos". El concepto de bosque, concluye, es una posibilidad de ser: "Desde uno cualquiera de sus lugares es, en rigor, el bosque Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit una posibilidad. Es una vereda por donde podríamos internamos; es un hontanar de quien nos llega un rumor débil en brazos del silencio y que podríamos descubrir a los pocos pasos; son versículos de cantos que hacen a lo lejos los pájaros puestos en unas ramas bajo las cuales podríamos llegar. El bosque es una suma de posibles actos nuestros, que, al realizarse, perderían su valor genuino. Lo que del bosque se halla ante nosotros de una manera inmediata es sólo pretexto para que lo demás se halle oculto y distante". Hay más: la cultura entera arraiga como ingrediente en la vida. "Cultura -meditan, prueban, cantan, predican, sueñan los hombres de ojos negros en Jonia, en Atica, en Sicilia, en la Magna Grecia- es eso lo firme frente a lo vacilante, es lo fijo frente a lo huidero, es lo claro frente a lo oscuro. Cultura no es la vida toda, sino sólo el momento de seguridad, de firmeza, de claridad. E inventan el concepto como instrumento, no para sustituir la espontaneidad vital, sino para asegurarla". El perspectivismo. Ya en Meditaciones del Quijote encuentra Ortega una idea que, en cierto modo, hace más patente la realidad de la vida. "El ser definitivo del mundo no es materia ni es alma, no es cosa alguna determinada sino una perspectiva". La vida humana es una actividad ubicada en una situación concreta, vale decir, en .que es una actividad que opera siempre desde una perspectiva. La realidad no puede ser observada o vivida sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, necesariamente, en el universo. "Donde está mi pupila, dice Ortega, no está la otra; lo que de la realidad ve mi pupila no la ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo". "Esta manera de pensar lleva a una reforma radical de la filosofía". "Cada individuo es un punto de vista sobre el universo". La razón vital. El tema de nuestro tiempo. Un nuevo sesgo, ahora en palmaria e inseparable relación con la filosofía de la historia, toma la doctrina. El mundo, enseña ahora, no es un hacinamiento de cosas: es un horizonte que el hombre tiene ante sí gracias a su perspectiva o situación cósmica. Mas tener una perspectiva es comprender el mundo de algún modo, dar razón de él; una razón, a 79 decir verdad, que difiere del concepto clásico que se tiene de ésta. Conforme a ese concepto, se entiende por razón la facultad humana que conoce la esencia eterna de las cosas, su naturaleza intemporal; pero un conocimiento de todas las cosas sub especie aeternitatis, es ilusorio y parcial. La razón de la perspectiva humana es una razón dinámica, una razón que transcurre en el tiempo, una razón vital. Ortega no está contra la razón, se opone al racionalismo que trata de explicar y justificar cuanto existe acudiendo a una supuesta razón pura. "La razón no puede, no tiene que aspirar a sustituir la vida. Esta misma oposición entre la razón y la vida es ya sospechosa. Como si la razón no fuera una función vital y espontánea del mismo linaje que el ver o el palpar!". "Al destronar la razón, cuidemos de ponerla en su lugar". La humanidad de hoy ha equivocado su ruta al entronizar a la razón pura. El tema de nuestro tiempo reside en convertir la razón pura en razón vital. "La razón es sólo una forma y función de la vida". Pero vivir es convivir, es no estar solo sino, al revés, "no poder estar solo consigo, sino hallarse cercado; inseguro y prisionero de otra cosa misteriosa, heterogénea, la circunstancia, el universo". La vida es, por tanto, problema, inseguridad naufragio. Frente a este hecho, el hombre necesita orientarse, necesita saber dónde, cómo y para qué vive. En ésta su actividad orientadora arraiga la filosofía. "La filosofía es el quehacer del hombre que se encuentra perdido, para lograr una certidumbre radical que le permita saber a qué atenerse en la vida". Para Heidegger la existencia humana se diferencia de los demás existentes, en que es capaz de descubrir la estructura de los seres con quienes convive, en que hace una ontología. "Todos los seres tienen una estructura óntica; sólo el hombre posee una estructura ontológica". La razón histórica. La vida en función de razón es órgano de sentido y de comprensión. "Pero el horizonte de la vida humana es histórico; el hombre está definido por el nivel histórico en que le ha tocado vivir; lo que el hombre ha sido es un componente esencial de lo que es; es hoy lo que es, justamente por haber sido antes otras cosas; el ámbito de la vida humana incluye la historia". La vida que funciona como ratio es en su misma sustancia histórica, y la historia Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit funciona en todo acto de intelección real. La razón vital es constitutivamente razón histórica. El hombre, en otras palabras, se reconoce a sí mismo como existente gracias a su memoria del pasado. "Se trata -escribe Ortega- de encontrar en la historia misma su original y autóctona razón. Por eso ha de entenderse en todo su rigor la expresión "razón histórica". No una razón extrahistórica que parece cumplirse en la historia, sino literalmente, lo que al hombre le ha pasado, constituyendo la sustantiva razón, la revelación de una realidad trascendente a las teorías del hombre y que es él mismo por debajo de sus teorías". "La razón histórica no acepta nada como mero hecho, sino que fluidifiza todo hecho en el fier; de que proviene: ve cómo se hace el hecho". Proyecto e historia. La vida humana no está hecha, es un permanente hacerse. El hombre tiene conciencia previamente de lo que va a hacer. En esta tarea se encuentra con un conjunto de posibilidades, entre las cuales tiene que elegir, necesariamente. Él forja sin cesar un programa de vida. Yo soy un programa, dice Ortega, o proyecto, o esquema, que pretendo realizar y que he imaginado en vista de las circunstancias. Mas como todo proyecto se construye para el futuro, puede decirse que el hombre está hecho de futuro. La vida es faena poética, porque el hombre tiene que inventar lo que va a ser". Pero la circunstancia en que se halla inmerso el hombre depende del pasado. El hombre es, así, un producto histórico. El hombre es lo que le ha ocurrido y lo que le ocurre en atención a su proyecto temporal de vida. Eso quiere decir que el hombre no es naturaleza sino historia. "Lo que la naturaleza es a las cosas es la historia -como res gestae- al hombre". Como el hombre decide lo que ha de hacer, necesita justificarse. La vida, en otros términos, es responsabilidad. Puede el hombre realizar su propia e intransferible esencia, o falsearla. "Cuando la vida se hace desde el propio yo, cuando el hombre es fiel a su voz que lo llama a ser una cosa determinada y que por eso recibe el nombre de vocación, es vida auténtica; cuando el hombre se abandona a lo tópico y recibido, cuando es infiel a su íntima y original vocación, falsea su vida y la convierte en inauténtica". Las generaciones. 80 La cosmovisión de Ortega es optimista. La historia tiene dos tempos: es vida ascendente o vida descendente, y se va articulando a través de generaciones. Una generación es una zona de quince años durante la cual cierta forma de vida colectiva es vigente. La generación constituye la verdadera sustancia de la cronología histórica. "La historia camina y procede por generaciones". La afinidad entre los hombres de una generación se finca en el hecho de verse obligados éstos a vivir en un mundo en que impera determinada concepción de la existencia. No todos los contemporáneos pertenecen a una misma generación: los viejos generalmente no se adaptan a los nuevos usos de vida. Entre los contemporáneos está el grupo de los coetáneos, es decir, los que forman la generación vigente. Hay generaciones decisivas y generaciones innocuas. Con las primeras se producen variaciones de importancia en la historia. Las segundas carecen de influencia en la vida colectiva. Gracias al método de las generaciones, cree Ortega comprender con hondura la realidad histórica. Nuestra época es una época de vida ascendente, en la cual se suceden las actitudes deportivas y batalladoras, dominada por el riesgo y la temeridad, el espíritu aristocrático y caballeresco. El hombre ascendente juega con las fuerzas peligrosas de la vida. El primer artículo de su estatuto es el riesgo. La muerte no es más que un accidente de su carrera deportiva. En contra de todo existencialismo pesimista, Ortega sobrepone la vida a la muerte. Ve en la vida algo más fundamental que la muerte. La muerte "está en" la vida, es algo que le acontece a la vida. La filosofía. A Ortega se debe la caracterización formal de la filosofía a manera de conocimiento autónomo y pantónomo. Por ello, problema fundamental de la filosofía es justificarse a sí mismo. "Cuando la ocupación, como en el caso de la filosofía, pretende ocuparse del universo y no dejar fuera nada esencial, la justificación no tiene otro espacio donde orgánicamente alojarse que en el cuerpo mismo de la doctrina filosófica, como uno de sus miembros constituyentes. La justificación que yo reclamo sólo existirá cuando de ella se deriven, como de un principio, las ideas que constituyen el sistema filosófico mismo. O, dicho a su vez en tesis: la justificación de la filosofía es su primer principio. Todo lo Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit que induce al hombre a filosofar forma parte doctrinalmente de la teoría filosófica misma". La filosofía es el saber de los principios radicales, es decir, de la certidumbre plena. No puede suponer otras instancias o verdades, sino que ha de ser autónoma; ha de ser instancia que en definitiva justifique y fundamente todas las demás verdades, esto es, ha de ser universal. Y si, por un lado, se distingue así de las ciencias, que son particulares y no autónomas, por otro lado se distingue de la religión en que ésta es una certeza dada, revelada, no hecha por el hombre; y, en tercer lugar, se distingue del arte o de la experiencia de la vida "en que éstas, si bien tienen cierta universalidad y se forman en el hombre, no consisten en prueba, no se justifican a sí mismas". 12.3. Los "transterrados". Hacia los años cuarenta tiene lugar en América un suceso significativo en el desarrollo de la filosofía. Llegan a radicarse importantes pensadores de España, a causa de la guerra civil padecida por ese país, y en fa cual los grupos liberales perdieron la lucha armada. José Gaos llamó a este grupo el de los "transterrados", que no desterrados, por haber arraigado en América con beneplácito de huéspedes y anfitriones. "Sólo en las Universidades de Madrid y Barcelona, rememora Gaos, se podía hacer la carrera completa de filosofía, fundamental razón para que se pueda hablar de una escuela filosófica de Madrid y otra de Barcelona. De ésta vinieron a México: el maestro por excelencia de las generaciones posteriores, D. Jaime Serra Hunter, y la figura más eminente de toda la escuela, Joaquín Xirau; dos de los miembros más destacados de las últimas promociones, Juan Roura y Eduardo Nicol; y Juan David García Bacca, que no se formó precisamente en Barcelona, ni en general sólo en España, sino en parte decisiva en el extranjero, pero que obtuvo sus grados en la Universidad de Barcelona y empezó a enseñar en ella, por lo que puede considerársele como procedente de esta escuela. De Madrid vinieron Luis Recaséns Siches, profesor de Filosofía del Derecho en la facultad jurídica de la Universidad, pero muy ligado a la Sección filosófica de la Facultad de Filosofía y Letras; María Zambrano, José María Gallegos Rocafull y Agustín Mateos, 81 profesores auxiliares de la misma sección y, el último, profesor dé Filosofía en uno de los Institutos de Segunda Enseñanza de Madrid y director de él; don Martín Navarro Flores, profesor en otro de los Institutos de la capital; Eugenio Imaz, que actuaba también fuera de la Universidad, principalmente como secretario de redacción de la revista Cruz y Raya, la más conspicua de España después de la Revista de Occidente". Sea por su amorosa dedicación a la enseñanza, sea por sus obras publicadas, los transterrados han influido vigorosamente en América. Pero el factor más decisivo en tal respecto ha sido la etapa de la carrera en que llegaron. "Serra arribó en edad relativamente avanzada y sobre todo demasiado maltrecho para poder añadir ya nada verdaderamente importante a su obra de pensador y maestro. Xirau y Recaséns, que habían llevado a cabo ya una labor muy relevante de publicistas, promovedores de vocaciones y formadores de discípulos, la continuaron aquí en forma no menos relevante. María Zambrano, Nicol, Gallegos, Imaz y Gaos han hecho en México, y García Bacca también, lo más o lo mejor de cuanto han hecho hasta ahora". 12.4. La Escuela de Madrid. García Morente, Zubiri, Gaos, Recaséns, Marías. Puede, en efecto, hablarse de una escuela filosófica que, por haber nacido en el seno de la Universidad de Madrid, es llamada la Escuela de Madrid. Julián Marías, el discípulo más próximo de Ortega, cuenta dentro de ella a Manuel García Morente, Xavier Zubiri, José Gaos, Luis Recaséns Siches, María Zambrano, Manuel Granel. La aportación de Manuel García Morente. Morente (1886-1942; Lecciones preliminares de Filosofía; Idea de la hispanidad) es el hermano mayor de la escuela. Colabora con Ortega en la tarea de tener informadas a España e Hispanoamérica de la filosofía europea reciente, de preferencia la alemana, ya traduciendo obras fundamentales (Husserl, Spengler, Keyserling), ya escribiendo libros o artículos en la Revista de Occidente, quizá el más importante órgano en su género de cuantos han existido en España, ya, en fin, en la cátedra, en donde Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit formó legiones de alumnos. En 1938 se convirtió al catolicismo y se ordenó sacerdote. García Morente laboró con claridad y rigor, de preferencia en temas de ética y filosofía de la historia. Distingue entre proceso y progreso. Aquél es un hecho causal, éste un acto con sentido, con finalidad, encaminado a realizar valores. El religacionismo. Xavier Zubiri (n. 1898; Naturaleza, historia, Dios, 1944, Sobre la esencia, 1962) se halla bajo una doble influencia, difícil de conciliar. De Juan Zaragüeta recibe una formación neoescolástica; de Ortega y Heidegger un impacto historicista y existencialista. Ha escrito respecto de Ortega: "Fuimos más que discípulos, hechura suya, en el sentido de que él nos hizo pensar, o por lo menos nos hizo pensar en cosas y en forma en que hasta entonces no habíamos pensado y fuimos hechura suya, nosotros que nos preparábamos a ser mientras él se estaba haciendo. Recibimos entonces de él lo que ya nadie podrá recibir: la irradiación intelectual de un pensador en formación". La doctrina de Zubiri es una suerte de religacionismo teológico. La existencia humana está implantada radicalmente en el ser. La vida del hombre no es un simple "hecho" ni un puro "posible", sino una misión impuesta al hombre por una fuerza superior; y es que el hombre está "religado" a algo que no es exterior ni constitutivo, sino que le hace ser; no se encuentra sólo "arrojado al mundo" como enseña el existencialismo, sino también "religado" por su raíz a un fundamento esencial, Dios. El ateísmo es una tendencia a desligarse del ser, a perder su fundamento por obra del pecado satánico, que impulsa al hombre a divinizarse a sí mismo, Ontológicamente esta actitud es ilusoria. El hombre como hombre es actualización de su ser, personificación inteligente de la vida, a diferencia de la materia que es sustantivación activa de la materia. Por ello, hay que buscar el concepto de esencia, problema nuclear de la filosofía, retrotrayéndose a la realidad por antonomasia. La filosofía de la filosofía. 82 De todos los miembros de la Escuela de Madrid, José Gaos (1900-1969) es el más independiente. La obra escrita de Gaos es nutrida (Dos ideas de la filosofía, 1940, en polémica con F. Larroyo; Dos exclusivas del hombre: la mano y el tiempo, 1945; Sobre Ortega, 1957: Confesiones profesionales, 1958; De la filosofía, 1962). Es dable entenderla y calibrarla al hilo de su idea de la filosofía de la filosofía. La filosofía tiene que explicar la existencia, sí, pero al propio tiempo tiene que explicarse a sí misma, bien que como resultado de ponerse el filósofo, cada filósofo, como problema de sí propio (la filosofía como confesión personal). Gaos quiere comprender y relacionar todos los problemas de la filosofía y del filosofar, lo propio los grandes que los pequeños, a la luz de la existencia histórica y personal del hombre. "Hay en la filosofía dos partes: una que puede llamarse fenomenología, por versar sobre los fenómenos inmanentes de este mundo, de esta vida; y una parte metafísica, la que se ha esforzado por saber todo Científicamente, del más allá, de la otra vida, del otro mundo." En verdad, la metafísica ha terminado en el fracaso, "Más personal que histórica, la filosofía sólo puede admitir hechos, fenómenos, bien que en un sentido más completo que como lo hacen, por ejemplo, los positivistas, ya que precisa reconocer las valoraciones humanas, negadas o mal comprendidas por éstos". En este sentido Gaos se llama a sí mismo un rekantiano (no neokantiano). Por esta vía la filosofía de la filosofía puede elevarse al rango de ciencia. "Adiós a los sistemas metafísicos del universo en lo que tienen de pseudo científicos, no en lo que tienen de fenomenología". Una reflexión sobre la subjetividad humana, personal, que precisa entender como realidad por antonomasia, es la fenomenología. "Los fenómenos de este mundo plantean el problema de los límites o del infinito en el espacio y en el tiempo y el problema de la creación y la aniquilación "continuas", porque no hay sólo la creatio continua, sino también una annihilatio no menos continua: no sólo en cada transformación modal, o en cada punto e instante de los fenómenos de este mundo, hay creación de modos sino también aniquilación de éstos." En la historia de las ideas, es obligado acreditar a Gaos lo mucho que ha impulsado la filosofía en los países de lengua española. Como maestro y autor no sólo ha expuesto su filosofía; Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit también ha despertado vocaciones y promovido la investigación en no pocos sectores. La filosofía de lo razonable. Luis Recaséns Siches (1903-1977) ha llevado -y desenvuelto cada vez de manera más personal- la doctrina del raciovitalismo al campo de lo social y jurídico. Sociología y filosofía del derecho tienen su fundamento en la existencia humana, como tal condicionada históricamente, pero que reconocen un repertorio de valores de objetividad general. Tras de haber explorado Recaséns en el tema comprensivo de Vida humana, sociedad y derecho, 1940; de haber escrito, entre- otras muchas, su voluminosa obra Lecciones de sociología, 1948; Y su muy importante libro Tratado general de filosofía del derecho, 1959, se ha empeñado ahora en un estudio original que llama la lógica de los problemas humanos. "Lo que propongo, dice, es lo siguiente: esforzarse en planear una nueva 'crítica de la razón', pero esta vez ni de la 'razón pura teorética', ni de la 'razón pura práctica', sino de la 'razón de lo razonable', de la 'razón de los asuntos humanos', de la razón de la 'razón deliberante o argumentativa'." 83 discípulo ferviente de Ortega, ve la manera de fundar el teísmo dentro de una concepción orteguiana de la filosofía que, a su vez, ahonda, y extiende, y ajusta, con intelectual discreción. La filosofía, para Marías, es un hacer humano, un ingrediente de nuestra vida, encaminado a descubrir a qué atenerse respecto de la situación real. Por ello, la filosofía es a la vez un saber circunstancial y un saber real. Todo lo cual lleva, como de la mano, al estudio de las formas características de la razón vital e histórica. En esta tarea sale al paso el horizonte de las ultimidades, vale decir, los temas de la muerte, de la trascendencia y de Dios. El problema de Dios surge, entonces, como una interpretación radical de la realidad. En efecto: "Tan pronto como se pronuncia el nombre de Dios no en vano, tan pronto como surge en nuestra vida la idea de Dios, aparece inexorable el problema de la realidad de Dios, y con él el problema de la realidad sin más. Porque la idea de Dios descubre esa necesaria remisión al fundamento de mi vida, y esa decisión desde la cual estaba ya viviendo, y hace así problemática la situación entera en que me encuentro". He aquí características de este logos de la vida humana o lógica de lo razonable: a) La acción del hombre y el logos que dirige a ésta, se hallan limitados por una realidad concreta del contorno; b) El hombre siente necesidades y afronta problemas en cuya solución interviene su imaginación teleológica; c) En esta empresa intervienen valoraciones de todo tipo; d) En tales valoraciones el hombre toma en cuenta la adecuación de medios afines, la justificación moral, la eficacia de los medios, etc.; e) En fin, en esta su actividad valorativa el hombre se halla orientado por la experiencia vital e histórica. Marías sustenta así un claro teísmo ontológico. ¿Podrá compaginarse este teísmo con la concepción historicista de la razón vital de Ortega? En la actualidad, Recaséns es de fijo el filósofo del derecho más importante en los países de habla española. Su reciente obra Panorama del pensamiento jurídico en el siglo XX, 1963, es un trabajo muy completo sobre el tema. 12.5. El grupo de Barcelona. Eugenio d'Ors, Joaquín Xirau, García Bacca, Eduardo Nicol, Ferrater Mora. El teísmo de la razón vital. Julián Marías (n. 1914; Historia de la filosofía, 1941; Introducción a la filosofía, 1947; El método histórico de las. generaciones, 1949; La estructura social, teoría y método), Marías ha logrado análisis penetrantes sobre no pocos problemas de la filosofía contemporánea, algunos de los cuales él mismo ha instaurado. Así, en lógica, sus reflexiones sobre el concepto de función significativa; así, en antropología y filosofía social sobre la estructura empírica de la vida y de la sociedad. Otro grupo de pensadores destaca en la filosofía actual en España. No forman, como los de Madrid, una verdadera escuela filosófica, pero ofrecen innegable aire intelectual. José Gaos les da el nombre, empero, de Escuela de Barcelona. Eugenio d'Ors, Joaquín Xirau, Juan David García Bacca, José Roura Parella, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Eduardo Nicol, José Ferrater Mora, entre otros, constituyen este grupo. La heliomaquia. Eugenio d'Ors (1882-1954; Las ideas y las formas, 1928; El secreto de la filosofía, 1947) asigna a la filosofía la tarea de iluminar cómo el hombre lucha por la cultura (Helios, sol; maquia, lucha), Órgano de la filosofía es el "pensamiento figurativo", o sea el conocer lo universal concreto a través de la idea. Así como Kepler, utilizando la elipse, logró explicar mejor los fenómenos cósmicos, d'Ors cree descubrir la elipse de la razón, para superar la concepción circular del entendimiento. Postula así una revolución kepleriana en la filosofía, bifocal, no monofocal, como la revolución copernicana de Kant. Los fundamentos de la filosofía son: el principio de la participación y el principio de la función exigida; los cuales reemplazan al principio de contradicción (ser o no ser) y al principio de la razón suficiente (nada sin causa). La participación dice: "todo simultáneamente"; la función exigida declara: "todo en función de algo". Con el método del pensamiento figurativo cree descubrir d'Ors que el mundo es una sintaxis regida por la concordancia, y no una máquina; que la historia es una alternativa de epifanías, ello es, manifestaciones de lo eterno. En nexo con la historia, d'Ors ha logrado aciertos en la crítica del arte, por ejemplo, sus ideas acerca de la antítesis "barroco-clásico". La historia tiene sentido; Cristo es su arquetipo. La idea del hombre, como toda la filosofía de d'Ors, quiere ser integrativa. A los tradicionales conceptos de homo faber y homo sapiens, añade el concepto de homo ludens. La esencia del hombre no es sólo el trabajo y el pensar; lo es también el juego. Amor y mundo. Joaquín Xirau (1895-1946; Amor y mundo, 1940; Lo fugaz y lo eterno, 1942) ha tratado de fundar una cosmovisión centrada en torno de la vivencia amorosa, entendiendo ésta a manera de una compenetración general de todos los seres; lo que produce un universo en confluencia de mónadas (microcosmos). 84 "Sólo me hallo, dice, en cuanto me entrego y en la justa medida de mi capacidad de consagración. Esencial al ser es entregarse, darse. Y en el entregarse, alimentarse. Al darme al mundo, asimilo el mundo, lo incorporo a mí y lo hago sustancia de mi sustancia. Todo cosmos es, en alguna medida, microcosmos. El universo puede hallarse por el hilo de cualquiera de sus mínimas partes. De ahí que cuando busco en algo su propia sustancia es en vano que me esfuerce. No la hallo. Es el secreto de las clásicas críticas del principio de sustancia y causalidad. Un análisis minucioso de la "cosa en sí misma" o de mi "ser en sí mismo" nos pulveriza a una y otro. La cosa y yo desaparecemos. Una y otro quedamos reducidos a una polvareda de sensaciones". La metafísica de la expresión. Eduardo Nicol (n. 1907; La idea del hombre, 1946; Historicismo y existencialismo. La temporalidad del ser y de la razón, 1950; Metafísica de la expresión, 1957; El porvenir de la filosofía, 1972) ve en la realidad compleja de la expresión el dominio propio de examen de la "filosofía. Esta ha de calar en las raíces metafísicas que producen aquélla. El hombre en su acción está condicionado por la espacialidad y la temporalidad. Su ser temporal aparece regido por la ley de la herencia histórica, que hace posible la cultura y la salvación de ésta, que como el hombre y por el hombre es viva expresión. Nuevo teclado filosófico. Juan David García Bacea (n. 1901; Introducción a la lógica moderna, 1936; Filosofía de las ciencias, 1940; Invitación al filosofar, 1942; Metafísica, 1963) es algo así como el Zubiri de la Escuela de Madrid, a condición de llamar a Zubiri el García Bacca del grupo de Barcelona. El filosofar es una operación sui generis del hombre; tiene que ver con el concepto de transfinitud: es la faena de someter todo objeto a un "proceso de transfinitación" pasando el límite de lo finito en todos los planos. El hombre es, por lo tanto, el origen y. el núcleo de toda trascendencia posible: las cosas mismas están llamadas a ser "transfinitadas", y, en cierta medida, divinizadas. La transfinitud es el fundamento (no límite) de toda finitud posible. Cada época tiene su auténtico tipo de filosofar. La filosofía antigua y medieval empleó un teclado o sistema de conceptos que comprendía las nociones de ser, unidad, verdad, finalidad, bien, causa, categoría, potencia, acto, idea, forma, materia, movimiento, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit espacio, tiempo, esencia, existencia, realidad. Por tales nociones se definían las demás, desde Dios a la materia. Desde la época renacentista hasta la época del Idealismo alemán, el teclado incluye además, y sobre todo, las ideas de conciencia (ser en sí v para sí), sujeto-objeto, innatismo en diversas formas, a priori, pureza metódica, inmanencia trascendental, institución, evolución, deducción trascendental; y en tal teclado de nociones intenta ejecutar todas las partituras o problemas filosóficos. El existencialismo, como conciencia filosófica de nuestra época, añadiría, más aún designaría como notas básicas: vida, mundo, cuerpo, ser, tiempo, muerte, soledad, angustia, remordimiento, culpa, nada, caducidad, miedo, sobresalto, hastío, mirada, mala conciencia, negación, caída, decadencia, proyecto, testimonio, libertad. García Bacca es el primer pensador en lengua española que se ha ocupado de la lógica simbólica, comprendiéndola y situándola. "La lógica aristotélica, dice, es en cierta medida simbólica, como no puede menos de serlo cualquier ciencia en la que la significación de las proposiciones empleadas no interesa y en la que los procesos demostrativos son formales". Si la lógica aristotélica no lleva a la logística, se debe a que Aristóteles la construyó teniendo en cuenta la metafísica y no las matemáticas. En su Metafísica, natural y estabilizada y problemática metafísica espontánea, quiere dar una metafísica de transformación frente a la metaísica de interpretación, fenomenológica. El integracionimo. En José Ferrater Mora (n. 1912; Diccionario de filosofía, 6 ed. 1972: Variaciones sobre el espíritu, 1945; Cuatro visiones de la história universal, 1945; El hombre en la encrucijada, 1952, El ser y la muerte, 1960) el grupo de Barcelona tiene otro conspicuo filósofo. Hasta el presente ha laborado Ferrater en la historia de las ideas y la lexicografía filosófica, en la ontología, en la filosofía de la historia, en la lógica. En sus obras campea un triple requerimiento: congruencia, exactitud y objetividad. De ahí que su filosofar no se rinda a 85 posiciones extremas que, de continuo, constituyen conceptos límites, entre los cuales ronda la objetividad concreta. Suyo es el intento de conocer y reconocer los ingredientes todos de la realidad: el integracionismo. La doctrina integracionista no es eclecticismo; tampoco "compromiso" o una actitud conciliadora. Es un ir como en un puente a las esferas de lo real para ver de comprenderlas en su ontológica relación. Y ningún tema más grave y hondo que el de la muerte para iluminar desde su entraña la filosofía de la existencia toda; lo que hace el autor analizando la muerte en la naturaleza inorgánica, en la naturaleza orgánica y en el hombre. Los propios temas de la inmortalidad y de la supervivencia adquieren sub specie mortis nuevo sentido y perspectiva. Con tónica existencialista, declara: "Hay tantas muertes como personas no sólo porque cada persona posee su propia muerte, sino porque es justamente el morir para sí lo que constituye en una parte absolutamente esencial el ser mismo de la persona". En filosofía de la historia, tras de comprender y enjuiciar la aguda crisis de que el hombre fue víctima desde el siglo IV a. de C. hasta Justiniano, vuelve a encontrar al hombre occidental en la encrucijada. Ahora es una crisis que ha tenido tres etapas: durante el Renacimiento, la crisis de "los pocos", de los humanistas; durante la Revolución Francesa, la de "'los muchos" y hoy la de "todos", iniciada desde fines del siglo XIX. La tecnocracia social es mucho más peligrosa que la tecnocracia de las máquinas. La tecnificación es saludable; lo que es grave es el mal uso que de ella se hace. La salida de la crisis está en admitir los derechos de las cuatro grandes instancias: Dios, Naturaleza, Hombre y Sociedad. Como lógico, Ferrater ha redactado en colaboración con el canadiense Hugues Lebninc, una Lógica matemática, 1955. 12.6. La filosofía católica. Cásares, Anquín Derisi, Sepich, Quites, Pro, Casas, Estrada, Robles, Sánchez Villaseñor, Gómez Robredo, Basave, Gallegos Rocafull, Preciado Hernández, Díaz Lombardo, Kuri Breña, Ferreira Da Silva, Belaúnde, Alzamora Valdez, Wagner de Reyna. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Es palmario. La escolástica contemporánea en Iberoamérica ofrece modalidades que la diferencian de la de las épocas anteriores. En ello ha influido la propia orientación que se desarrolla actualmente en Francia, Alemania, Italia. Deja España de ser modelo. Balmes y Zeferino González pierden su dominante influencia. En cambio, se ve de aprovechar (conciliando) ideas de los grandes pensadores de la época (Ortega, Husserl Heidegger, Jaspers, Croce, Max Scheler, Nicolai Hartman). Asimismo se advierte un interés manifiesto por acometer la problemática social de nuestro tiempo. En la Argentina vienen trabajando dentro de esta corriente Tomás D. Cásares, Nimio de Anquín, Octavio Nicolás Derisi, Juan R. Sepich, Ismael Quiles, Leonardo Castellani, Julio MenvieilIe, Diego F. Pró, Manuel Gonzalo Casas, José Ma. de Estrada y otros. Tomás D. Cásares (n. en 1895) profesor de la Universidad de Buenos Aires, dentro del tomismo ha recibido marcada influencia de Maritain (Cfr. Reflexiones sobre la condición de la inteligencia en el catolicismo, 1942; La justicia y el derecho, 1945). Nimio de Anquín (n. en 1896) neotomista, profesor de las universidades de Córdoba y Santa Fe, ha admitido la influencia de Heidegger en los últimos años. Su pensamiento se ocupa de monografías históricas (Cfr. Cómo se desarrolló el pensamiento de Aristóteles, 1939; El problema de la acción en San Alberto Magno; Teoría y doctrina de la Edad Media) así como de integrar una teoría ontológica (Ente y ser, 1962). Dice que el ente emerge del ser, por tal razón, la metafísica debe estudiar al ente en tanto emerge del ser, y la revelación presentar al ser tanto ser, toda vez que su estudio rebasa los límites del conocimiento natural. Octavio Nicolás Derisi (n. en 1907) sigue la línea del tomismo. Para Monseñor Derisi la cultura y la moral se explican por el realismo metafísico que reconoce como fundamento último la divinidad (Cfr. La formación de la personalidad, 1941; Concepto de la filosofía cristiana, 1943; La filosofía moderna y la filosofía tomista, 1943; Ante una nueva edad, 1944; Arte cristiano, 1946; Filosofía y vida, 1955; Filosofía de la cultura y de los valores, 1963). Las últimas ideas expuestas sobre la cultura y los valores reconocen múltiples aciertos de la filosofía contemporánea que se aprovechan para remozar las ideas tradicionales. Así aparece la idea de "participación". "La teoría de los valores --escribe Derisi- 86 cobra nueva luz en la doctrina tomista de la participación, donde aquéllos cobran su sentido ontológico. Se descubre así que los valores tienen existencia real en cuanto participan del Sumo Bien, pero también se explica de esta forma su carácter ideal como modo abstracto y universal de aprehender su esencia por el hombre. Los valores aparecen así ubicados, como intermediarios entre Dios y el hombre, son los hitos que el hombre recorre en su itinerario hacia Dios. Se explica también de esta forma la cultura como realización de valores en el mundo de lo social". Asimismo destaca en la corriente neotomista el P. Juan Ramón Sepich (n. en 1906; La teología de la fe y la crítica cartesiana, 1937; Sobre inteligencia y cultura, 1938; Lógica formal, 1940; Estructura de lo social, 1940; El Ente y la Esencia de Santo Tomás, 1941; Introducción a la filosofía, 1942; Lecturas de metafísica, 1946; El Parménides de Platón, 1948; Introducción a la ética, 1952; El ser y el tiempo de Heidegger, 1954). Para Sepich "el filósofo es la expresión humana concreta de la actitud que lucha para que la vida sea lo que debe ser, por oposición a la actitud que organiza la vida por lo que la vida es, en cuanto hecho que surge así, aquí y ahora. El sentido, pues, del pensamiento no es la vana complacencia de quien encuentra allí su individual ocupación y desahogo. El filósofo -agrega Sepich- no se propone fines que subalternicen su amor por la verdad; es la verdad misma que tiene en sí valor de remedio y auxilio imprescindible. y por su propia naturaleza va hacia la realidad práctica humana. No puede perder de vista que la imperfección del hombre es un abismo que llama a otro abismo para colmarse. El destino de toda verdad conquistada es llegar a ser norma y forma de vida en la conducta. y si no ¿para qué quiere el hombre la verdad? Ismael Quiles, J. .S. (n. en 1906) español de origen, se ha propuesto hacer una interpretación in-sistencial de la realidad humana. Para ello "recoge las experiencias humanas y las relaciones que de ellas brotan con el mundo material y con la trascendencia en un haz, cuyo origen y punto de apoyo es la evidencia originaria del hombre en el momento en que adquiere plena conciencia de su "yo". "Esta vivencia originaria, se obtiene en una situación insistencial, esto es, en un estar dentro, de un estar en sí en el cual se logra la plena conciencia, específica del ser del hombre y de su situación con los demás entes y con el ser absoluto" (Cfr. Insistencia y mundo, 1954; La persona humana; Metaphysica generalis sive ontologia). Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit También dentro de esta corriente, como ya se dijo, cabe contar a Diego F. Pró (n. en 1915) autor de Estudios de filosofía, 1944; La sustancia primera en Aristóteles, 1957; Manuel González Casas que ha escrito una Introducción a la filosofía, 1954, y José María Estrada, autor de un libro intitulado Filosofía del tiempo, 1955. En México, tomista en sus principios, esta corriente se ha ido matizando al correr del tiempo. Hoy ofrece un aspecto similar al de otras partes del Continente: A Oswaldo Robles (n. en 1904) se debe el haber restaurado dentro de la Universidad Nacional de México, la filosofía escolástica, en especial neotomista. Para él, las filosofías no son nuevas o viejas, sino verdaderas o falsas. La verdad o falsedad, dice, no depende de la vejez, sino de su reductibilidad o irreductibilidad a la evidencia. Robles habla de un tomismo viviente, pues agrega a la síntesis ideal de las verdades (de Maritain) algunas conclusiones de corrientes filosóficas no tomadas en cuenta por este pensador francés, como son las de la fenomenología de Husserl, en las cuales ve una analogía con la teoría del conocimiento de Santo Tomás (Cfr. Esquema de antropología, 1937; Propedéutica Filosófica, 1943). El neotomismo es una filosofía combativa, gracias a sus nexos con una concepción religiosa del mundo, que justifica el outrance. Esa actitud polémica la ha realizado en México el jesuita José Sánchez Villaseñor (1911-1961), en su inicial etapa. Los títulos de sus obras delatan su intención: Pensamiento y trayectoria de José Ortega y Gasset, 1943; El sistema filosófico de Vasconcelos, 1943; Crisis del historicismo y otros ensayos; Gaos en Mascarones; etc. Una aportación apreciable de la filosofía católica, débese al pensador y diplomático Antonio Gómez Robledo (n. en 1910). Ya en 1942, redacta Cristianismo y filosofía de la experiencia. A este trabajo sigue su Filosofía del Brasil, 1946. Más tarde, 1954, vierte al español la Etica Nicomaquea, de Aristóteles, con introducción y notas. De la mano directa de Aristóteles, Antonio Gómez Robledo, ha iniciado un estudio sobre los valores. Primer producto serio de 87 esta investigación es su libro intitulado Ensayo sobre las virtudes intelectuales. En Agustín Basave Femández del Valle (n. en 1923) tiene México al pensador que ha vinculado de mejor manera a la concepción católica del mundo el existencialismo contemporáneo. La filosofía, dice Basave, es algo humano y está lejos de ser mera teoría abstracta; es, además, una propedéutica de salvación, pues eleva al hombre a la realización de lo verdadero, lo bueno y lo bello. (Filosofía del hombre; Fundamentos de antropología metafísica, 1957; Filosofía del Quijote, 1959; Ideario filosófico, 1961). También dentro de los círculos de la filosofía cristiana han encontrado resonancias las ideas del P. José Ma. Gallegos Rocafull (1895-1963), espanol. Suya fue la preferente dedicación a la antropología y a la filosofía de la historia a la luz del cristianismo. Para él, Dios es el primer principio y último fin de la actividad humana. La afirmación y desarrollo de la persona humana, se lleva a cabo sólo y sencillamente replegándose sobre sí mismo. "El hombre debe morar solamente allí donde es superior a sí mismo y al mundo, cuyo ápice es, para el creyente, la divinidad, exaltación la más sublime de la persona en el dogma de Dios uno y trino" (Cfr. La figura de este mundo, 1943; La nueva criatura. Humanismo a lo divino, 1943; Allendidad Cristiana, 1943; Personas y masas, 1952). A la filosofía del derecho de orientación católica pertenecen Rafael Preciado Hemández, José Fuentes Mares, Francisco González Díaz Lombardo y Daniel Kuri Breña. Para Preciado Hemández "la misión de la filosofía del derecho puede ser considerada en relación con las ciencias jurídicas particulares, en relación con la vida social y la actividad del Estado, yen relación con los estudiantes del Derecho y juristas" (Cfr. Lecciones de filosoffa del derecho, 1954). Díaz Lombardo desarrolla una filosofía jurídica que comprende epistemología jurídica y filosofía especulativa u ontología de lo jurídico. Kuri Breña ha hecho estudios sobre la idea del bien común. En el Perú, el pensador católico más importante es Víctor Andrés Belaúnde, ya citado, catedrático de la Universidad Católica del Perú, quien de la filosofía de la religión ha pasado al estudio de la historia de las ideas (Spinoza y Pascal), donde encontró el tema central de su filosofar: la explicación católica del mundo. Fundado Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 88 en el tomismo, Belaúnde considera a la cultura como una "síntesis viviente" que debe comprenderse a trasluz de la noción de temple, de ánimo religioso (Cfr. La crisis presente, 1940; La síntesis viviente, 1951; Inquietud, serenidad, plenitud). 12.7. El materialismo histórico. Lombardo, Bassols, Roces, De Gortari, Sánchez Vázquez, A. Pereira, Bamschaum, Prado Junior, Portuondo Mariátegui, Haya de la Torre, Guardia Mayorga, Peralta, Carranza, Villalba. El movimiento neotomista peruano fue iniciado por Mario Alzadora Valdez (n. 1909). En sus libros (El marxismo filosófico, 1934; Metafísica, 1937) se advierte la influencia de la axiología fenomenológica de M. Scheler. Por su parte, Alberto Wagner de Reyna (1915-) ya citado, ve de aprovechar en su concepción católica ideas heideggerianas. En la línea neotomista también figuran los sacerdotes Gerardo Alarco, Felipe MacGregor, Antonio S. Cristóbal. Desde 1915 la situación sociopolítica era favorable para que apareciera también en México la filosofía del socialismo marxista, y así fue. Un líder obrero, universitario por añadidura, Vicente Lombardo Toledano (1894-1970) aceptóla forma teórica de esta doctrina. Discípulo del maestro Caso en su juventud, por tanto espiritualista, cristiano, Vicente Lombardo Toledano rompe lanzas en favor del socialismo hacia los veintes, manteniéndose desde entonces en esa línea de pensamiento. Bien informado de la dirección ortodoxa (Marx-Engels-Lenin) ha defendido su credo filosófico contra tirios y troyanos; pero su gran preocupación es, naturalmente, la reforma social. Ya en su libro Escritos Filosóficos (1937), resuenan los acentos mesiánicos del marxismo. Narciso Bassols (1897-1959) también fue un adepto del socialismo científico. Una vez que ocupó el cargo de Ministro de Estado, inició una reforma ideológica de la enseñanza que pronto condujo a la llamada educación socialista, en 1934. Vicente Ferreira da Silva (1916-1963), en Brasil, ha representado en los últimos años una metafísica basada en un anti-intelectualismo. Preocupado por los progresos del marxismo, Ferreira da Silva afirma que es preciso superar el antropocentrismo de la filosofía, y que se necesita entender al hombre como exsistencia, es decir en su habitar ex-tátice, próximo al Ser. "Asistimos en este momento histórico, dice, a una rotación de la especulación filosófica del plano de la iniciativa subjetiva y antropocéntrica a una nueva dimensión ex-tático-trascendente, esto es, para una dimensión de poderes proyectivos develantes. El dominio del Ser, confúndese con esta región de iniciativas superiores, con esta vida poética en sí y por sí, que tiene en la palabra y en el mito una de sus posibilidades de revelación" (Cfr. Carta sobre el humanismo, Rev. Convivium). En la misma línea ideológica, bien que guardando muchas veces hondas diferencias, se encuentran Armando Cámara, catedrático de filosofía del derecho en Río Grande; Gustavo Corcao, tomista y católico; Domingos Crippa, director de la Revista Convivium, crítico del marxismo y doctrinas afines; Gofredo da Silva Telles, estudioso de la lógica clásica; Viera de Melo, enemigo jurado del marxismo; Leonardo Van Acker, belga, neotomista estudioso de Bergson y Blondel; Henrique Lima Vaz, jesuita, hondo conocedor crítico del marxismo; Ubaldo Puppi, discípulo de Maritain; Cándido Méndez de Almeida, espiritualista cristiano; etcétera. En los últimos años, el marxismo ha continuado haciendo partidarios. En los círculos académicos destacan Elí de Gortari y Adolfo Sánchez Vázquez, dentro de un grupo de intelectuales sobre los que ha influido directamente Wenceslao Roces, como maestro y traductor principalmente. Elí de Gortari (n. en 1918) declara que la filosofía tiene tres grupos de problemas: la conceptuación científica del universo, él estudio de los métodos de la ciencia y la investigación teorética y práctica de la vida humana. A estos grupos corresponden, respectivamente, Ias tres disciplinas fllosóficas más Importantes: cosmología, lógica y antropología (Cfr. Introducción a la lógica dialéctica, 1956). Por su parte, Adolfo Sánchez Vázquez (n. en 1915) un "transterrado" ha laborado en los dominios de la filosofía del arte (Cfr. su libro Las ideas estéticas de Marx, 1965). Sánchez Vázquez se aparta tanto de Lukacs como de Garaudy en el campo del arte. Afirma que las interpretaciones de estos autores sólo tienen validez para el arte realista, no para las producciones del arte abstracto, simbólico, surrealista, etc. Marxista consecuente y apasionado, Sánchez - V ázquez ha investigado concienzudamente sobre la praxis. En su libro Filosofía de la Praxis "aspira a cobrar conciencia de la praxis, como Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit actividad material que transforma al mundo y hace de éste un mundo para el hombre, un mundo propiamente humano. Así entendida, la praxis, se nos presenta como la categoría central del marxismo, es decir, de la filosofía que se concibe a sí misma no sólo como interpretación del mundo, sino como guía de su transformación". En el Brasil, dentro del Partido Comunista, cultivan el marxismo Astrojildo Pereira, estudioso de la estética literaria; Leoncio Bashaum, historiador y sociólogo; Caio Prado Júnior, economista y conocedor de la lógica dialéctica; Alvaro de Farfa también conckedor de la lógica dialéctica, así como José Guillermo Mesquing y Leandro Konder, seguidores de Lukacs. Fuera del Partido, cultivan el marxismo Glaicio Veiga, con base hegeliana; CeIso Furtado, dentro de la economía y Artur Gianotti, conciliador de Mill y Marx. Jusfilósofos marxistas son Saldanha Marinho, Tavares Bastos y Almáquio Dinis. José Cruz Costa, catedrático de la Universidad de Sao Paulo, sigue la línea del marxismo. Para él tanto Portugal como Brasil tienen una incapacidad congénita para el filosofar metafísico, no siendo esta incapacidad en últimas cuentas, una situación lamentable, sino por el contrario, una fortuna para poder emprender la comprensión de otra suerte de problemas más sustanciales, a saber: los de acción político-social (Cfr. A filosofia no Brasil). En Perú destacó en las primeras décadas del siglo por su pensamiento social de tendencia materialista José Carlos Mariátegui (1895-1930), ya mencionado, quien en los últimos años cultiva un marxismo abierto, bajo la impronta de Antonio Gramsci (1891-1937). En los últimos años se ha distinguido como marxista César Guardia Mayorga autor de varios trabajos (Léxico Filosófico, 1941; Filosofía y Ciencia, 1948, ete.) así como Antera Peralta Vázquez, profesor de filosofía moderna en la Universidad de Arequipa. No puede omitirse aquí el nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-), fundador y líder del aprismo. Este movimiento deriva de la sigla APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) y se propone: combatir el imperialismo, forjar la unidad política de lndoamérica, socializar progresivamente los medios de producción, internacionalizar el Canal de Panamá y buscar la solidaridad 89 mundial de los oprimidos. lndoamérica en vez de Iberoamérica y Latinoamérica, para borrar la manía europeizante de los intelectuales americanos. El eminente hombre de letras, Luis Alberto Sánchez (1900-), historiador, filósofo, ha militado en este movimiento (Cfr. Aprismo y religión, 1933). Bolivia, como todo el Continente Americano, también cuenta con pensadores marxistas. A Luis Carranza Siles se deben una Lógica y Dialéctica, y una Introducción a la filosofía. Rolando Requena y muchos otros intelectuales, asimismo, guardan relaciones con esta corriente. Luis Villalba con sus trabajos de filosofía social en Venezuela también tiene nexos con estas ideas, como lo hacen en Colombia, Cayetano Betancur (Cfr. su Sociología de la autenticidad y la simulación), Abel Naranjo Villegas y Alfredo TrendaIl; y en Cuba, José Portuondo, profesor de la Universidad de Oriente. 12.8. La filosofía de la idea en Cuba y la Argentina. Precisiones. Del Perojo. Montero. La Sociedad kantiana de Buenos Aires. Melo, Chiambre, Cossio, Aftalión, Rioja. Las corrientes idealistas contemporáneas en Iberoamérica nacen y prosperan en su mayor y mejor parte bajo el crédito de ideas europeas. La obra de difusión ya mencionada, de Ortega y Gasset, quien hiciera estudios en Alemania con los maestros de la Escuela de Marburgo, tuvo su parte en este contacto. Promovió muy importantes publicaciones de libros, que incluyeron autores alemanes de dicha orientación. Desde ahí es considerable el número de filósofos extranjeros eminentes, orientados en el idealismo, que han influido en Latinoamérica. Kuno Fischer, Hermann Cohen, Pablo Natorp, Ernesto Cassirer, Carlos VorHinder, Guillermo Windelband, Enrique Rickert, Emilio Lask, Jorge Simmel, Juan Vaihinger, Benedetto Croce, Juan Gentile, Lombardo Radice, Carlos Renouvier, León Brunschvicg, Jorge Gurvitch, R. G. Collingwood, Rodolfo StarnmIer, Juan Kelsen, G. Del Veccchio, Gustavo Radbruch, Leopoldo van Wiese, Edmundo Husserl, F. H. Bradley, Joriah Royce. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit El idealismo filosófico, como toda importante doctrina, se ha ido desarrollando -y enriqueciendo- a lo largo de su historia. Inclusiv el nombre (no la tesis general) de corriente tal, aparece hasta el siglo XVII. Leibniz y Wolff, a quienes se atribuye, respectivamente, designación y difusión de ella, ya califican de idealismo a la secular filosofía platónica. El primero, por cierto, al justificar su doctrina de la armonía preestablecida (Réplica a las reflexiones de Bayle). El término idealismo es multívoco. Se habla de un idealismo metafísico, para indicar que el ser en sí es idea (o espíritu), de un idealismo subjetivo (o inmaterialista), de un idealismo problemático (o instrumental, de un idealismo objetivo, de un idealismo dogmático, de un idealismo absoluto, de un idealismo crítico (o trascendental), de un idealismo de la libertad, de un idealismo ético, de un idealismo social, de un idealismo estético. En su histórica y creadora -y congruente- acepción, el idealismo toca de raíz el tema del conocimiento y, por tanto, de la estructura óntica de la realidad: la idea como clave del filosofar, como recurso, fundamento y expresión de los filosofemas. Pero aún dentro de la acepción gnoseológica del idealismo (con sus secuencias ontológicas) se da una serie de grados y matices que va del llamado logicismo de la Escuela de Marburgo al realismo crítico de la Escuela de Würsburgo, pasando, entre otras posiciones, por el culturalismo de la Escuela de Baden, la filosofía pragmática del como si, la fenomenología eidética de Husserl, el historicismo y vitalismo trascendentales, el neohegelianismo ya italiano, ya angloamericano. Ante la diversidad de las dichas direcciones, se suele englobarlas bajo un rubro general y conciliador: la filosofía de la idea, entendiendo por ésta la determinación del ser como algo conocido mediante ideas por oposición al realismo (la filosofía de la materia, por ej.) que tiene por base la entidad del ser como independiente de toda idea. La filosofía de la idea no separa teoría del conocimiento de teoría del objeto u ontología). La recepción y desarrollo de las doctrinas idealistas en los diferentes países de Iberoamérica, ha tenido lugar por separado. No ha mediado en general contacto entre los pensadores de estas diferentes naciones, como fue el propio caso, por ejemplo, tratándose del positivismo. En la Argentina y Chile, en el Perú y el 90 Uruguay, en el Brasil y Venezuela, en México y Cuba, etc., los representantes de la reiterada orientación se informan directamente de los filósofos europeos, ya en viajes de estudio, ya en las obras originales de éstos. De los pensadores de Iberoamérica es el cubano José del Perojo Figueras (1852-1908) el primero que tiene contacto directo con la filosofia kantiana y neokantiana, y no sólo: también el primero que vierte al español la Crítica de la razón pura, de Kant; traducción publicada en 1883, con un estudio preliminar intitulado La vida de Kant, de Kuno Fischer, vertido también por Perojo. (Esta versión de la Crítica y del estudio de Fisher se edita en Buenos Aires todavía en 1938 con palabras prologales de Francisco Romero). Al lado de José del Perojo figura en la historia de las ideas en Cuba su amigo y condiscípulo Rafael Montero (1852-1933), quien sigue los pasos de aquél. Como aquél, también fue político, periodista y polígrafo, y se inicia en la filosofía, bajo la influencia de la doctrina del hegeliano Kuno Fisher, profesor que fue de la Universidad de Heidelberg. Perojo mismo siguió de 1872 a 74 cursos de Kuno Fisher, el cual le alentó a traducir la mencionada obra de Kant. En 1875 regresa a España a donde, de Cuba, había partido de joven, y funda la Revista Contemporánea, importante en más de un concepto para la vida filosófica de los países de habla española. En el propio año aparece su libro Ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania, que da a conocer, entre otras cosas, los orígenes del movimiento neokantiano. Declara: "Podemos decir que volvemos a Kant realizando un progreso. No retrocedemos a él; lo hemos encontrado en nuestro camino". Con pulcritud que mucho le honra comprende la revolución kantiana en filosofía. En el tomo IV de la Revista Europea redacta un artículo bajo el nombre de Objeto de la filosofía en nuestro tiempo. Antes de Kant, dice, la filosofía comprendía todo, bien que las ciencias particulares habían iniciado su interna independencia. Señala cómo la metafísica va cediendo lugar a la física, la alquimia a la química, la astrología a la astronomía. Dentro del desenvolvimiento del saber, Perojo subraya, a manera de conclusión: "Kant dio objeto a la filosofía al reconocer que era necesario la existencia de una ciencia que a su vez explicara la Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit efectividad de las otras ciencias. El objeto de esa ciencia debían ser las mismas ciencias, las matemáticas, la física, la química. Estas ciencias especiales explican los objetos que les pertenecen, sin explicar y estudiar la explicación que ellas mismas dan. El objeto de la Filosofía deja de ser, como se supuso antes, una explicación de las cosas. En cambio, se torna una explicación del conocimiento de las cosas. La Filosofía tiene en Kant un verdadero objeto; por eso empieza a ser ciencia. Este es uno de los grandes pasos dados por Kant". Perojo se convirtió en un intelectual de nota en Madrid, secundado por su amigo Montero, que vivía también allí. En la Revista Contemporánea y la Revista Europea logran estos cubanos confirmar sus talentos. Célebre fue sobre el particular la polémica sostenida por Perojo contra Menéndez y Pelara en torno al tema de la ciencia española (Tomo VIII de la Revista Contemporánea). En esta controversia el cubano rescata a Vives del lugar secundario que a la sazón se le asignaba. Rafael Montero es una mente conciliadora, que ve en los contactos de la cultura latina con la cultura sajona un factor decisivo de progreso. Al comentar el libro de Perojo El movimiento intelectual en Alemania, declara: "Una mujer ilustre, un filósofo ecléctico y un célebre jurisconsulto, Madame de Stael, Cousin y Lerminier, figuran en primera línea, entre los que pusieran al espíritu latino en fecunda comunicación con el espíritu germano". Después, con elogio merecido, habla de los desarrollos que su amigo dilecto ofrece de la cultura académica alemana, en particular el idealismo kantiano, la historiografía de la filosofía, el hegelianismo, Hartmann, Schopenhauer, Haeckel, Büchner. Montero califica a Hegel como el mayor de los filósofos de los tiempos modernos. Justo: la concepción dialéctica de tal pensador lo lleva a ponderar sus juicios. Montero se ubica en el desarrollo de las ideas en Cuba. Lo hace al valorar la obra de Enrique José Varona, positivista de la línea inglesa. Pero, Montero agrega, Varona tiene harta originalidad en no pocas ideas. Sin aceptar en bloque la doctrina positivista, es lícito afirmar que la obra de Varona "constituye uno de los más sistemáticos esfuerzos dados a luz en Cuba". En la. Argentina surge el primer movimiento neokantiano de corte militante. Para ello hubo necesidad de un nuevo y conspicuo 91 clima filosófico, que se fue gestando durante la lucha y superación del positivismo. En efecto, Rivarola, Korn y Alberini protagonizan este suceso. Es de suyo expresivo el título de un trabajo de Rivarola, en 1903: ¿Ha leído Spencer a Kant? Francisco Romero en su libro Sobre la filosofía americana (de 1952) rememora los orígenes de esta atmósfera intelectual. En la propia época que tuvo efecto la renovación de la Facultad de Fllosofía y Letras (fundada en 1895) de Buenos Aires, seguida por otro movimiento similar en la Facultad de Humanidades de la Plata, ocurrieron otros hechos que fueron contribuyendo a la creación de un nuevo clima filosófico. Fueron sucesos de importancia e influencia muy diversas. Estos hechos son la primera venida de Ortega y Gasset en 1916, la fundación del Colegio Novocentista en 1917, el influjo subsiguiente de Eugenio D'Ors y la creación de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires. Ya para entonces la manera kantiana contaba con adeptos, bien a través de pensadores italianos y franceses, a veces. La Revista de Filosofía, publicada por José Ingenieros y Aníbal Pone e, da testimonio del hecho. No es infrecuente hallar en sus páginas estudios que delatan tal orientación, en buena medida polémicos. Así Ernesto Quesada, Julio Barreda Lynch, Juan Chiabra, Leopoldo Maupas. .. Dentro de este ambiente se afinan las concepciones. Así las del positivista R. A. Orgaz, así las de Gregorio Bermann, quien se atreve a llamar a las conferencias dadas por Ortega y Gasset filosofía invertebrada, a pesar de que el conferenciante invoca a Karit y al neokantiano Hermann Cohen. Viene a cuento la fundación de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires, a mediados de 1929. "Aunque la Sociedad era en realidad autónoma, mantenía relación y en cierto modo figuraba como rama de la Sociedad Kantiana, con sede en Berlín, famosa institución fundada por Vaihinger, que, bajo la dirección de Arthur Liebert había cobrado un resuelto carácter internacional, con numerosos adherentes en todos los países cultos. La Sociedad Kantiana de Berlín publicaba la revista Kant-studien, acaso la más importante y autorizada en su género. Las actividades de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires quedaron registradas en esa revista, con lo que de alguna manera entraron a ser parte del concierto filosófico universal. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit "La Sociedad Kantiana de Buenos Aires celebraba reuniones privadas y sesiones públicas; pero aparte de estas funciones regulares, era un centro de amigos que se frecuentaban con asiduidad, con el incentivo del intercambio de ideas y agrupados en torno de Alejandro Korn. Por expresa voluntad de Korn, compartida por los demás, la Sociedad nunca tuvo Presidente ni reglamento ni cuota fija, y sin embargo funcionó durante años sin interrupciones ni tropiezo alguno. "Con una u otra excepción, al grupo de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires pertenecen los profesores que llegan a las cátedras filosóficas de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, y de Humanidades de La Plata, a partir de 1928 y 1929 como suplentes o interinos, pero ocupando a poco el cargo de tItulares. Así como la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras señala una fecha en nuestra docencia filosófica, y la renovación de 1923 marca otra, esos años de 1928 y 1929 deben tenerse .por el comienzo de una etapa nueva. Se introducen los puntos de vista más recientes en metafísica, en teoría del conocimiento, en la nueva e importantísima cuestión de los valores, en ética, en estética; se examinan por primera vez con detenimiento los problemas del conocimiento histórico y la novísima filosofía de la cultura. La filosofía contemporánea se hace presente en casi todos sus aspectos en sus figuras representativas, en sus principales problemas". El propio Francisco Romero fue miembro de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires, cuyo antecedente había sido la fundación, también por Korn y Alberini, del Colegio Novecentista, hacia 1920, y cuya intención se orientaba a restaurar el pensar crítico mediante la Vuelta a Kant, tan reiterada en Europa a la sazón. 92 establecida por una voluntad sino conducta intersubjetiva; anterior, por tanto, a la obra del legislador, el cual no crea el derecho, bien que formula normas sobre el estrato social que la constituye. La conducta jurídica, por otra parte, se halla en nexo con valores, los cuales tienen su origen en la libertad del hombre, concebido éste como fin en sí (Kant). Sólo el hombre es persona, y, por tanto, el único sujeto de derecho. Más tarde, da a su doctrina un toque existencialista. "La conducta humana existe como un deber ser existencial, puesto que el hacer del hombre es siempre un proyecto que anticipa su futuro. Declara, por ello, que la teoría egológica ve de "conocer la conducta misma pensándola en tanto que dato de libertad" (La teoría egológica del derecho y el concepto jurídico de libertad, 1944; La norma y el imperativo en Husserl, 1950; Gnoselogía del error en el derecho, 1962). Enrique R. Aftalión, por su parte, aproximándose más a la escuela de Baden (Windelband, Rickert) labora en particular en el campo de los valores jurídicos, con la mira de configurar una Estimativa jurídica. En su libro Crítica del saber de los juristas, 1951, formula las bases de tal empeño. Ve en la justicia el valor supremo en la vida del derecho, pero no el único. Junto a él se dan otros; así los del orden y la seguridad. También postula un humanis. mo trascendental, tan caro a las corrientes idealistas. Ambrosio Gioja, profesor de filosofía del derecho de la Universidad de Buenos Aires, se inclina a una suerte de idealismo fenomenológico bajo la influencia de Cossio, Kelsen y Husserl como lo exhibe su estudio intitulado El postulado jurídico y su naturaleza sintética a-priori. Es oportuno también mencionar entre los profesores de orientación idealista al Dr. Carlos Melo, que se documenta en las obras de Renouvier, al Dr. Juan Chiabre, alumno dilecto de Carlos Cantoni, uno de los eficaces introductores en Italia de la filosofía kantiana, los filósofos del derecho Carlos Cossio, Enrique R. Aftalión, Ambrosio Gioja y otros. 12.9. Las corrientes idealistas en el Uruguay y el Perú. Beltramo, Oribe, Torres García. Chiriboya y un seminario permanente sobre la Crítica de la Razón purg; Argüelles, Barboza. En los marcos de la filosofía del derecho, la reflexión trascendental, ha encontrado, en verdad, eminentes pensadores en lberoamérica. Destaca en Argentina Carlos Cossio (1903-), quien da a su doctrina, de matiz fenomenológico, el nombre de teoría egológica del derecho. El derecho, dice, no es una norma Suele confundirse la filosofía idealista en su sentido histórico y profesional con espiritualismo y racionalismo. En Iberoamérica no ha sido infrecuente. Aun se les confunde. Más común, empero, es mezclar la doctrina idealista con la actitud de idealizar sin mesura los planes de vida. En el Uruguay también se depura la filosofía Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit idealista de aquellas nociones imprecisas, cuando no intencionadas. Se llega a una concepción idealista en su sentido ontológico y crítico: la idea como principio de conocimiento y de valoración teorética. Aquí representan la corriente idealista Fernando Beltrano, Emilio Oribe y Joaquín Torres García; este último una de las grandes figuras de la pintura uruguaya en el siglo XX, al lado de Pedro Figari. Fernando Beltrano (1868-1935), tras hacer la crítica del naturalismo, se inclina al idealismo cuyo desenvolvimiento estudió cuidadosamente. En su libro Las tendencias inmanentistas en el pensamiento contemporáneo, 1936, escribe: "El principio fecundo de los nuevos estudios es la síntesis a priori, el inmortal descubrimiento de Kant, cuyo pleno desenvolvimiento no lo ha dado, sin embargo, el mismo Kant, sino Hegel, que es quien explica lo que hay de verdaderamente vivo en esa síntesis que Kant no logró entender en su más profundo sentido. Y es así que retorna Hegel, el proscripto, y viene a ocupar el puesto de honor en la joven filosofía, en Francia, en Inglaterra, en Italia la cultura neohegeliana representa el exponente más alto de la cultura nacional". 93 por la realidad del nous. "El universo es algo pensado. Cuanto más se vive, más se confirma eso. Las ideas son las que no dan su clave; el universo es una síntesis de ideas; sólo por medio de ellas se comprende. Vivir es bello en un universo de ideas; también es real. Lo falso e incierto es lo dado por las sensaciones, especies de oráculos imprecisos y enigmáticos, creadoras de esos obstáculos de pensamiento que se llaman los objetos y los seres individuales". El idealismo de Torres García (1874-1949) se resume en estas palabras: "La tradición de la civilización es la tradición del hombre abstracto. El bárbaro sólo vive en el hombre concreto, real". "En cualquier plano lo positivo es afirmar la ley universal. Instruir y ordenar: construir. Vida y geometría se confunden; espíritu y forma; idea y cosa". "La razón es eterna. Por ella todo es presente, actual. Hay que vivir en la eternidad de la razón en el pensamiento y en lo que le corresponde, fuera de nosotros, en la Naturaleza: en lo que no cambia, en el Orden". Para Oribe (n. en 1893) el concepto central de la filosofía es el nous, concebido como ordenador de la existencia. Se trata de la categoría suprema, que hace recordar al logos, de Heráclito, y al Uno, de Platino, más allá incluso de la inteligencia y el amor, sus máximas creaciones. El nous no es el espíritu. Este trasciende la acción inmanente y ordenadora; aquél anima todo, es el sustentáculo dé cuanto existe (Cfr. sus obras La teoría del Nous, 1934; La dinámica del verbo, 1948). En el Perú las corrientes idealistas fueron impulsadas ya en este siglo por Manuel Argüelles (n. en 1904) y Enrique Barboza (n. en 1903). Este último, por cierto, se encamina a una suerte de historicismo crítico. Se debe a la cátedra renovadora de Julio A. Chiriboya (1896-1956) la información oportuna y certera del idealismo alemán. Refiere Salazar Bondy que la "transformación didáctica consistía en el empleo del método de seminario en la enseñanza de la filosofía. La lectura de textos, el análisis y comentario de los mismos, la discusión, la orientación directa y continua del trabajo personal del alumno, fueron los momentos principales de este modo de enseñar que Chiriboga aplicó sistemáticamente en San Marcos. Convertida en Seminario sobre la Crítica de la Razón Pura, su cátedra de filosofía fue durante más de veinte años un pequeño centro de estudios kantianos en el que dieron sus primeros pasos en el camino de la investigación casi todos los profesores y estudiosos de filosofía de las generaciones más recientes. Los estudios de filosofía de las generaciones más recientes de Carlos Cueto Femandini, Francisco Miró Quesada, Walter Peñaloza, Gustavo Saco, Nelly Festini y de otros más sobre la temática kantiana proceden de esta cátedra. En ella aprendieron una lección ejemplar de método, de disciplina y seriedad en el trabajo teórico". La doctrina de Oribe no puede filiarse en la corriente de la filosofía de la libertad. Esta última se subordina al nous: es posible Argüelles tuvo su inicial impronta de la doctrina de Rodolfo Eucken (1848-1926), partidario como G. Simmel y E. Troeltsch, Hegel, en efecto, lo lleva como de la mano a Croce y Gentile. De aquél toma su visión historicista, de éste su actualismo. La concepción historicista es "la única posición filosófica que permite abarcar la multiplicidad de las escuelas, y, en general, la variedad, diversidad y oposición de las opiniones filosóficas, integrándolas en un proceso dialéctico, de modo que cada idea o grupo de ideas venga a representar un momento dinámico necesario en el movimiento dialéctico del pensamiento". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit bajo la influencia de Dilthey, de una filosofía de la vida anclada en una crítica de la razón histórica, y, como secuencia de ello, la exigencia del método de la comprensión estructural de la cultura humana. Eucken propugna, siguiendo a Kant, un método antimetafísico y, por tanto, circunscrito a la vida y vivencias del hombre en su historia, y le llama noología. De ahí que se le repute como uno de los representantes del neoidealismo. "La esencia de la vida espiritual (noológica), dice Argüelles, es construir un ser que se encuentre no más allá de la actividad, sino dentro de ella resolviéndose en creación y vida". (Cfr. su trabajo El neoidealismo y Eucken). Con el tiempo Argiielles va acercándose más a un idealismo fenomenológico como lo revelan sus obras Importancia y necesidad de la filosofía y El problema del conocimiento, 1964. Asimismo se ha ocupado del tema psicológico (Cfr. su libro Alfred Adler y la psicología individual). Enrique Barboza se haIla dentro de la órbita del neohegelianismo italiano, eIlo es, de Croce y Gentile. Del radical historicismo de Croce que coordina Barboza con la filosofía de la vida, pasa al actualismo de Gentile. "El eterno presente, dice, une ser y conocer, pensar y hacer. (Cfr. su estudio Coordenadas filosófIcas, 1940). Ya en 1931, anunciaba esta convicción. Declara: "El actualismo permite pensar la realidad que es objeto de la filosofía, concretamente. Distinguir el pensamiento concreto del abstracto, conduce a plantear el problema filosófico en el dominio del espíritu, que es en esencia acto creador de realidades y valores, y no pasiva contemplación de objetos irreducibles a la actualidad del pensar". Asimismo, de parecida manera que Argüelles se vuelve, solícito, a la fenomenología y subsecuentes corrientes y, a decir verdad, tratando de conciliar sus convicciones con ideas de M. Scheler y N. Hartmann. Al dejarse sentir con fuerza el movimiento existencialista en Iberoamérica, ve de asimilarlo en su ideario, como lo había hecho años antes, con Dilthey y Spranger (Cfr. su estudio La filosofía existencial de N. Abbagnano). 94 12.10. Las corrientes idealistas en México, el Brasil y otros países. Larroyo y el Círculo de Amigos de la filosofía crítica. Rodríguez, Bueno, Terán, Escobar. Cirell, Reale, Dourada de Gusmas. Nieto Arteta, Mantilla Pineda, Tarmoi. Antes de los treintas no hubo en México representantes de la corriente filosófica del idealismo crítico o trascendental. De fijo, muchos pensadores mexicanos estaban informados ya de los orígenes y desarroIlo de la corriente, pero ésta no contaba con pensadores militantes, por así decirlo. En 1934, aparece en México, escrito por Francisco Larroyo (1912-) el libro Los principios de la ética social (15 ed., 1976), el primero que ofrece en forma sistemática un fundamento neo-kantiano de la moral. En poco tiempo, acaso un lustro, el idealismo crítico constituyó ya un grupo vigoroso. Sus frentes de combate eran múltiples: la filosofía escolástica, el vitalismo e intuicionismo, el materialismo marxista, el existencialismo, el positivismo lógico. En 1937, Larroyo fundó el Círculo de Amigos de la Filosofía Crítica y la Gaceta filosófica de los neokantianos de México que propiciaron un auge de esta corriente. Después de Larroyo, han destacado dentro del "Círculo" Guillermo Héctor Rodríguez, Miguel Bueno, Juan Manuel Terán, Edmundo Escobar, Dión Martínez. El Círculo era un grupo de profesores inter pares, sin jerarquía burocrática dentro de él, adictos al criticismo, que dialogaban sobre temas filosóficos. Las sesiones, presididas por turno, tenían efecto en diferentes sitios, en salas de Facultades universitarias, en tertulias, en convivios. A veces constituían verdaderos panels. En los diálogos sostenidos se ventilaron, entre otras, importantes discusiones en tomo de las diversas direcciones neokantianas: Escuela de Marburgo, Escuela de Baden, el ficcionalismo de Vaihinger, la filosofía de la vida de Simmel, el realismo crítico, la fenomenología. Eran con frecuencia invitados a las sesiones eminentes pensadores de heterogénea posición: un Antonio Caso, un José Gaos, un Oswaldo Robles, un Recaséns Siches, un Samuel Ramos. La Gaceta recogía en sus páginas los puntos salientes de las sesiones. La filosofía de Larroyo se ha configurado en un sistema que él mismo llama personalismo crítico y que califica de abierto e integrativo. Lo forman disciplinas analíticas (lógica y ética; estética y erótica; mística y filosofía de la religión) y disciplinas sintéticas Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 95 (axiología, antropología, filosofía de la historia). En torno de eIlas se articulan las disciplinas derivadas: filosofía de la educación, filosofía del derecho, filosofía del lenguaje, filosofía de la técnica. Estas únimás cubren aspectos importantes de la cultura, mediante un principio unificador propio, pero suponen los resultados de las disciplinas fundamentales (analíticas y sintéticas). la filosofía de la filosofía, 1940; Historia general de la pedagogía, 1944; El existencialismo. Sus fuentes y direcciones, 1949; El romanticismo filosófico, 1945; La filosofía americana. Su razón y su sinrazón de ser, 1958; La antropología concreta, 1961; Sistema de estética, 1968; Introducción a la filosofía de la cultura, 1973; El positivismo lógico, 1969; La filosofía de las matemáticas,1976). El personalismo crítico no sólo declara que la persona constituye la más alta dignidad de la vida (personalismo axiológico), sino que al propio tiempo es la clave de la existencia toda (personalismo ontológico). El hombre en cuanto persona es sujeto y protagonista (creador y portador) de la cultura humana. Guillermo Héctor Rodríguez (n. en 1910) ha elaborado dentro del idealismo crítico en México, principalmente como polemista y catedrático. (Cfr. sus Ensayos polémicos sobre la Escuela Filosófica de Marburgo, 1937; Ética y Jurisprudencia, 1947; Idealismo crítico y derecho natural, 1954). Dos tareas le preocupan: fundar filosóficamente la política, y fijar los antecedentes históricos del idealismo. Hay más: la cultura de cada tiempo y lugar es la tierra firme de las personas, su habitat. Persona y cultura viven en acción recíproca: se configuran y se integran mutuamente. La cultura vive en las personas; las personas en la cultura. De ahí los tipos humanos, concepto esencial del personalismo crítico. La persona no está encerrada en sí misma; pertenece a su esencia la articulación en un mundo, el cual es correlato de ella. Hombre y mundo son términos que se implican. Toda persona existe en un mundo y tiene su mundo. La persona es el punto de intersección ontológica que da consistencia y sentido a la realidad. Espíritu (no conciencia) y materia (no hecho) son categorías metafísicas. En su lugar, precisa hablar de persona y cosa, términos objetivos, plenos de significación. La cosa es un mero agregado de elementos; la persona existe en la finalidad intrínseca y libre de sus actos. El cuerpo humano es un elemento constitutivo de la persona. No hay persona sin cuerpo propio. Es el de Larroyo, así, un personalismo crítico; es ontológico, no metafísico, y para fundarse acude al método trascendental, que computa a la experiencia, pero supera el empirismo. La persona no es algo abstracto algo así como un ideal de vida. No: es una realidad concreta, Merced a la personificáción, la diversidad de los actos de un hombre se concretan y expanden en unidad temporal, viva, real. La persona es una existencia unitaria y dinámica; juzga y valora, influye y es influida. (Los principios de la ética social, 1934; La lógica de las ciencias, 1936; La filosofía de los valores, 1937; con Gaos, Dos ideas de la filosofía. Pro y contra También Juan Manuel Terán Mata ha trabajado en tomo de la filosofía política desde el punto de vista del idealismo (véase La Idea de justicia y el principio de la Seguridad jurídica, 1941). En 1949 publicó un libro polémico, La idea de la vida en el pensamiento español. Más tarde, ha escrito sobre filosofía jurídica, la cual, a su parecer, consta de tres fundamentales cuestiones: lógica y ontología jurídicas y la realización del derecho (Cfr. Filosofía de derecho, 1964). Miguel Bueno (1923-) a diferencia de Rodríguez y Terán Mata, ha bregado en variadas zonas de la filosofía. Ha escrito, sobre lógica y ética, antropología y estética. Hace ver que la filosofía es una reflexión estrechamente vinculada a la actividad vital, tanto de la cultura creativa como de la técnica aplicada; y se dirige a ambos campos para discutir y afirmar sus valores. Las disciplinas filosóficas son: la teoría del ser, la metafísica, la lógica, la ética, la antropología. Cree dudosa la autenticidad de la filosofía del lenguaje y de la filosofía de la religión (Cfr. de Bueno: Reflexiones en torno de la filosofía de la cultura, 1956; Principios de Estética, 1958; Principios de Epistemología, 1960; Introducción a la antropología formal, 1963). En el Brasil, tras la influencia kantiana de la Escuela de Recife, se deja sentir también el idealismo italiano (Croce, Gentile). De ello da testimonio Renato Cirell Czema. En su trabajo La justicia como historia muestra que la filosofía jurídica tiene que reconocer no sólo la historicidad del derecho, sino que también reconocerse a sí misma como producto de la cultura. No existen separadamente Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit lo particular y lo universal. Al contrario: forman una síntesis concreta. La justicia respira este oxígeno histórico. En las últimas décadas singularízase en Iberoamérica como filósofo de la cultura y del derecho Miguel Reale. Suya es la doctrina intitulada personalismo axiológico, en la cual se advierte manifiesta y decisiva influencia del culturalismo neocriticista. La persona queda identificada con el valor origen, raíz, como proceso axiogenético de la cultura humana. Valor, norma y hecho se integran en la realidad de la vida jurídica. El derecho es una experiencia humana axionormativa, una realidad histórico-cultural (Cfr. sus obras: Filosofía del derecho, 1955, El derecho como experiencia, 1968). La persona es la existencia abierta que busca en una tarea histórica e infinita los valores humanos. No es, por tanto, un absoluto que trasciende al hombre histórico. La ciencia del derecho es una ciencia cultural normativa. La destacada doctrina de la tridimensionalidad del derecho y la axiología jurídica de Reale quedan encuadradas en su concepto de filosofía de la cultura. La filosofía es una actividad permanente del hombre que trata de justificar su existencia de cara a la constancia de ciertos temas. La universalidad de la filosofía está más en los temas que en las soluciones. También es culturalista la de otro jusfilósofo, Paulo Dourado de Gusmas, quien desenvuelve con acierto una axiología de lo jurídico bajo la influencia de Windelband, Rickert, Radbruch, Spranger, Sorokin y otros. Esta tarea culmina con una antropología original del jurista (homo juridicus). Puede decirse que en Colombia, Luis E. Nieto Arteta defiende un idealismo fenomenológico. Lo fundamenta en estas tres proposiciones: "1) Es posible descubrir tres lógicas regionales, las del conocimiento de lo jurídico, de lo social y de lo natural; 2) Hay una identidad de las lógicas formal y trascendental en todas las posibles lógicas regionales y, por ende, también en la lógica jurídica; 3) La ontología de la respectiva esfera de la experiencia es el supuesto de la correspondiente lógica regional". También en Colombia, Benigno Mantilla Pineda, en su obra Filosofía del derecho, sostiene que la filosofía es un saber subjetivo-objetivo, y que el derecho es dialécticamente norma, conducta y valor. La filosofía del derecho se divide en ontología jurídica, lógica jurídica y estimativa jurídica. 96 En Venezuela figura Ladislao Tarmoi de Tharmo seguidor de los pensadores de la Escuela de Baden, para quien el derecho es una norma social generalmente válida y garantizada por,la amenaza del poder firme y perdurablemente supremo, cuya sanción hipotética, coacciona incondicionalmente con la fuerza física, en última instancia, pero tiene sus límites en los principios éticos y culturales (Cfr. Metodología del derecho). José Manuel Delgado Ocando, venezolano, quien profesa en la Universidad de Zulia, Maracaibo, desarrolla, asimismo una doctrina culturalista del derecho. La filosofía del derecho es sucesivamente ontología y axiología. La primera describe neutralmente el dato jurídico; es eidética. La segunda lo valora; toma partido respecto a las ideologías sociales. 12.11. La moda filosófica en Iberoamérica. No todo cuanto ha ocurrido desde la época de la normalidad filosófica en Iberoamérica, es digno de encomio. El lapso, agitado por intensos problemas nacionales y bajo el impacto de la acelerada vida contemporánea, ofrece un cuadro con tintas oscuras. En los marcos de las letras en general, la crítica ha sido muy deficiente. Ha imperado (aún impera) la práctica de los elogios mutuos. Acaso más grave para la filosofía social, ha resultado la subordinación a la política en turno, o, en su defecto, la sanción burocrática para los disidentes. A este respecto, los casos son muchos y notorios. Otra tinta del cuadro intelectual no halagadora, ha sido, lo igue siendo, la moda filosófica. Ya Korn advirtió, en 1925, en su trabajo Influencias filosóficas en la evolución nacional, que entre nosotros como en Europa, el positivismo está agotado. "Allí se inician nuevas direcciones. Como vivimos del pensamiento europeo, y en Europa no ha podido imponerse todavía la dirección que ha de reemplazar al positivismo, estamos esperando lo que se ha de hacer allá, para luego aceptado". Es la moda la imitación de un modelo por el hecho de estar en boga y, así, subrayar el tono de distinción de quien la sigue. "Satisface, dice Simmel, la necesidad de distinguirse, la tendencia a la diferenciación, a cambiar y destacarse. Logra esto, por una Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit parte, merced a la variación de sus contenidos que presta cierta individualidad a la moda de hoy frente a la de ayer o de mañana". La moda filosófica busca, en efecto, un modelo de pensamiento en boga; quien la sigue, participa de una suerte de cachet, de cachet filosófico. Ostensible paradoja. Los más de los americanistas son muy sensibles a las modas intelectuales. Jamás pierden el último tren, bien que, en seguida, lo convierten en un ramal americanista. La moda filosófica no es, por cierto, originaria de lberoamérica. En España, por ejemplo, fue habitual a principios del siglo, cuando trató de europeizarse en su vida intelectual. Tras esta actitud, que se hizo moda, la moda de imitar modelos europeos, van muchos pensadores iberoamericanos. La moda de la moda filosófica. José Gaos expone con sarcasmo lo que fue la moda filosófica en su juventud. La consigna, dice, era estar "al día", ello es, informarse de las nuevas orientaciones para tomar posición consecuente respecto de ellas. Pero el hecho fue más lejos: fue estar a la moda. Tras la metafísica de la libertad, vencedora del positivismo, vino el neokantismo antimetafísico. Hacia 1920 imperaba ya este último. "Pero al empezar los cursos en Madrid, me encontré con que Morente se puso a dedicar un día a la semana a explicar la fenomenología de Husserl, porque ella era ya la última, palabra a que había que atender, por la que se iba a jurar. Mas apenas me había enterado de veras de Husserl, cuya crítica del psicologismo me propusieron mis maestros -Morente de acuerdo con Zubiri y aprobación de Ortega- como tema para la tesis doctoral, cuando ya se trataba de la fenomenología en la versión realista de SchelIer, corroborada por la teoría del conocimiento neokantiana pero realista de Nikolai Hartmann, y completada por la filosofía de los valores de estos dos filósofos". Efímera vida. "Hacia 1930, sigue diciendo Gaos, empecé a hacer el conocimiento de Heidegger, y entre 1933 y 1935, el de DiIthey. En suma: que he vivido como la verdad, por lo menos, la escolástica de Balmes, el neokantismo, la fenomenología y la filosofía de los valores, el existencialismo y el historicismo. Aunque, no. Estos últimos ya no pude acogerlos como la verdad. Ya estaba escarmentado por la sucesión de las verdades anteriores. Pues ¿a qué puede mover semejante sucesión histórica biográfica de verdades, semejante sucesión vivida, mucho más que 97 la sucesión del pasado sabida por la Historia; a qué, sino el escepticismo?" En la España filosófica la mudanza se operó a plazos de tres años, en promedio. En Iberoamérica no pocos intelectuales avanzan a mayores trancos. En una década (poco más, poco menos) profesores universitarios, algunos de ellos reconocidos, han seguido -y representado-- esta larga serie de doctrinas filosóficas: metafísica de la libertad, intuicionismo, kantismo, fenomenología, existencialismo, historicismo, marxología y neomarxismo, positivismo lógico (filosofía analítica). Mas ya llegó de Europa el estructuralismo, y ya se anuncia con buenas perspectivas otra flamante corriente, la neohermenéutica. ¡Atención! Hablar de la moda filosófica en Iberoamérica no es agravio, ni siquiera es ocioso. Se hace con ánimo de describir un rasgo de su filosofía. Hay más: al filiar a muchos pensadores contemporáneos de estas tierras, precisa tomar en cuenta las mudanzas de doctrina operada en ellos. A veces ciertamente es difícil. En México se tropieza con profesores que pasaron con desenfado de la filosofía a título de confesión personal (que enseñó Gaos en una época) a un neomarxismo cientificista y de aquí a la terapéutica de toda metafísica e ideología de un positivismo lógico. ¡Y todo ello en un quinquenio! 12.12. El personalismo espiritualista. Francisco Romero. Este pensador argentino es quien ha representado en Iberoamérica con más hondura y originalidad la metafísica personaIista de Max Scheler y Nicolai Hartmann. Hasta su muerte, 1962, fue el filósofo más destacado en estas tierras desde los años cuarenta. Francisco Romero (1891-1962) acusa claras influencias, además de Korn, su amigo y maestro, de Ortega y Gasset, Bergson, Croce, Husserl DiIthey, Köhler, Scheler, Hartmann. Su doctrina de la trascendencia, tomada de Ortega y Heidegger, como lo hacen no pocos autores iberoamericanos, es un ejemplo de cómo, ahondando en los rendimientos del pasado inmediato, puédese vitalizar, fecundar y aun concebir certeros pensamientos, y gracias a sus calidades de escritor y de esforzado catedrático, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit influir en una tarea americana en pensadores como Risieri Frondizi, Aníbal Sánchez Reulet, Eugenio Pucciarelli, AIfredo Poviña, Juan Adolfo Vázquez. Al hablar de la filosofía de Francisco Romero, precisa considerar a ésta en etapas sucesivas, en su desarrollo. Exposición genética, histórica. Es el de Romero, en efecto, un pensamiento que se ha ido integrando al correr de los años. Y lo que es más significativo: el filósofo argentino tuvo siempre clara conciencia de este explicable y plausible tránsito del saber. Quizá por ello muy pronto se vincula a la idea de Nicolai Hartmann en torno del estilo aporético de fiIosofar. Para Romero ya ha pasado la época de los grandes sistemas. La filosofía moderna dice, no acepta ningún sistema predeterminado sobre la realidad. Libre de prejuicios encara los problemas. Sólo la voluntad de verdad debe mantener en vilo al filósofo. Tratar de resolver los enigmas todos del universo partiendo de un solo concepto, sea el de la materia (materialismo), el del espíritu (espiritualismo) o el de la idea (idealismo) es cerrar los ojos a lo que se ofrece a la reflexión filosófica. Los sistemas aparecen y desaparecen. "El tiempo inexorable los deposita a todos en los archivos de la historia de la filosofía, y lo que una vez pretendió ser asunto de vida se trueca en tema de mera curiosidad escolar. " El destino del pensamiento que afronta problemas es distinto, no obstante. Este tipo de pensamiento forcejea con los enigmas, combate las dificultades, lucha con las antinomias, o con lo que Hartmann, recordando a AristóteIes, llama aporía, que etimológicamente significa sin camino. La empresa contradictoria del pensamiento consistirá . por lo tanto en encontrar camino donde no lo hay" (Cfr. "Un filósofo de la Problematicidad", 1934). Atento a este tratamiento aporéticodeI filosofar, ya en 1935, encara el autor el problema del hombre. Desde luego le preocupa el tema de la persona humana. Romero comienza por situar históricamente el problema del espíritu. Parece ser Averroes, en una de sus interpretaciones de un pasaje de Aristóteles, el antecedente directo. Pero, desde Anaxágoras y Sócrates comienza el drama dialéctico por demostrar la existencia y autonomía del espíritu. La persona se identifica, ontológicamente hablando, con el espíritu. "La persona es el individuo espiritual. No es sustancia, no 98 es un ente del que los actos sean la manifestación o la consecuencia; es actividad, actualidad pura. La persona no es sino el conjunto de los actos espirituales en cada sujeto, pero este conjunto es rigurosamente unitario, de manera que la persona se nos manifiesta al mismo tiempo como un complejo de actitudes espirituales, y como el centro ideal del cual estas actitudes irradian. "La persona se instala o se constituye sobre el individuo psíquico como una instancia superior y heterogénea. Su función natural respecto al individuo psicofísico es la de comando. Pero esto no quiere decir que ejerza esta función en todo momento y en cada circunstancia. Unas veces la llama del espíritu brilla apenas; otras alumbra sin dar calor; otras se torna incendio" (Cfr. Filosofía de la Persona, 1935). La vida humana es, pues, compleja; está formada por variados estratos, uno de los cuales, el espíritu, la lleva a las instancias superiores de la existencia (Scheler). Esta aptitud de salir de sí, de trascender, es el nervio motor de la persona. "La persona funciona como un haz de movimientos trascendentes;' es pura trascendencia. Su ser es trascender. Trasciende hacia las cosas en el conocimiento, en la delectación estética; trasciende hacia los valores. Trasciende especialmente hacia las demás personas, porque así como al individuo le es consustancial la negación de los demás individuos, pertenece a la esencia de la persona afirmar las otras unidades personales. La religiosidad personal es igualmente un puro trascender hacia Dios, mientras que la religiosidad del individuo es un mero afán de conciliarse los poderes sobrenaturales, un ensayo de introducirlos en la órbita de sus intereses, de inmanentizárlos" (Cfr. Persona y trascendencia, 1937). Es célebre y muy citado el concepto de Heidegger: Ser sujeto significa existir en cuanto trascendencia. La conciencia del tiempo, la temporalidad e historicidad humanas, es posible por obra y gracia de la trascendencia. El hombre, como quiere Ortega y Gasset, se caracteriza por adelantar su destino a manera de un proyecto de vida; pero ello mismo es factible porque la raíz del ser es la trascendencia. "Ser es trascender" (Cfr. Programas de una filosofía, 1941). En 1952, Francisco Romero tuvo el acierto de presentar en unidad de pensamiento su cabal doctrina del hombre. Apareció su libro intitulado Teoría del hombre, que, una vez leído, fue objeto de Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit un vivo reconocimiento por los filósofos y círculos filosóficos más importantes de América. El libro representa, de cierto, la culminación de cuanto había explorado el autor acerca de la filosofía, el hombre y la cultura, en los últimos años (Cfr. Papeles para una filosofía, 1945; Filosofías de ayer y de hoy, 1947; Filósofos y problemas, 1947; Ideas y figuras, 1949), afinando, superando conceptos anteriores. La Teoría del hombre tiene el designio de ser sólo una antropología filosófica; pero su autor sitúa la doctrina dentro de una concepción filosófica total, ofreciéndonos así una visión completa de su pensamiento. La obra consta de tres partes. La primera lleva el nombre de "La Intencionalidad" y se ocupa de la conciencia, de la comunidad humana, de la cultura y del yo y el mundo. La segunda, "El Espíritu", suministra un concepto general de esta esencial idea, de su peculiaridad y significación y de su trato con los valores. La tercera parte se intitula "El hombre". En ella nos brinda los resultados de su meditada especulación, hablando de la dualidad humana, de su enmascaramiento, justificación y conciencia de sí misma; en fin, de su sociabilidad, historicidad y sentido. 12.13. Fenomenología realista, teoría material de los valores y existencialismo. El historicismo de las doctrinas americanistas. No es una interpretación. La fenomenología de Husserl, tiene impronta idealista. El propio autor la llama fenomenología trascendental, para subrayar su corte antimetafísico. Es claro. El método fenomenológico es una descripción intuitivo-eidética (una logia) de las unidades constitutivas o esenciales de los fenómenos (lo que aparece en la conciencia). Se trata de un intuicionismo teorético. Intuicionismo en virtud de que pretende alcanzar todas sus verdades a ravés de una visión o intuición evidente de la propia conciencia; y teorético, merced a su carácter exclusivamente cognoscitivo. La fenomenología pura es un territorio de investigaciones neutrales, en donde las más diversas disciplinas científicas obtienen las nociones de sus conceptos más generales. En otras palabras, el método fenomenológico tiene un radio de acción insospechado. La matemática y la lógica, la psicología y la física, y 99 en general, todas las ciencias se sirven de él para acatar sus principios fundamentales. También la filosofía lo aplica, de acuerdo con el pensamiento de Husserl. En este caso se tiene la fílosofía fenomenológica. Justo: el objeto de investigación de la fenomenología son las esencias, esto es, los elementos eidéticos de los fenómenos. Estos elementos tienen, según Husserl, un carácter trascendental: son componentes (constituyentes) de la conciencia que conoce. Por ello, aunque de alcance general, trascendental, están por sobre los caracteres individuales de las vivencias, pero no existen a manera de cosas en sí. Fenomenología trascendental. Contra tal carácter trascendental de las esencias, se han vuelto algunos pensadores, afirmando que las esencias no sólo son trascendentales, sino trascendentes, ello es, que existen por sí y en sí, más allá de la conciencia. En otros términos: las esencias serían entes en sí, entes reales, perdurables, quizá por toda eternidad. Al convenir en este carácter trascendente, que no trascendental, de las esencias, se cayó en una fenomenología diferente a la husserliana, que rechazara toda actitud antimetafísica. Max Scheler, Nicolai Hatmanny Dietrich von Hildebrand, entre otros, sostuvieron este punto de vista metafísicorealista. Hubo más: en los valores culturales (bondad, justicia, belleza...) vieron estos autores entidades reales, con determinado contenido, cierta materia eidética. Así se generó la teoría material de los valores. Ambas por igual: la fenomenología husserliana, idealista, y la fenomenología realista, empero, son doctrinas esencialistas. El existencialismo, como actitud filosófica, trata de romper esta convicción tradicional que hace de las esencias clave y meta del filosofar. La doctrina existencialista, en efecto, declara que la prioridad de la problemática ha de ser la existencia, no la esencia. La filosofía, de cierto, ha intentado de continuo descubrir esencias, principios de generalísimo rango; ha tratado de averiguar qué es el ser en general; qué es el espíritu, el universo, Dios: qué es la verdad, la belleza, la bondad. La experiencia del hombre, empero; todo se reduce a situaciones y valoraciones concretas. Es más: en cada hombre las cosas y las ideas adquieren determinado e intransferible sentido. El hombre de carne y hueso convive con Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit seres concretos, con problemas concretos, con circunstancias concretas. En alas de la universalidad, dicen los existencialistas, la filosofía clásica ha olvidado el ser concreto del hombre. Jamás le preocupó le peculiaridad de cada hombre, su propia e individual existencia, su vocación y destino singulares. Se pueden colocar frente a frente, así; dos concepciones filosóficas: la que señala como tema fundamental de la filosofía el estudio de las esencias, y la que reivindica los derechos de la existencia humana concreta. La primera es el esencialismo; la segunda, el existencialismo. La realidad por excelencia reside en el ser del hombre. Las cosas y las ideas se revelan a través del hombre concreto que las vive y las piensa. En él cobran éstas su valor y manera de ser. La existencia del hombre es el hecho radical y primario. Existencia (vida humana) es la fundamental actividad en donde se van articulando las cosas y las ideas. En otros términos: las cosas y las ideas se dan en la existencia humana, en cada hombre. El existencialismo tiene como pieza clave la individualidad concreta. No puede ser fundamento, Por ello, de las llamadas filosofías nacionales, ya que éstas buscan de continuo la caracterización de un tipo humano colectivo. ¿Qué es el mexicano? ¿Qué el peruano? Menos, consecuentemente una ontología del hombre americano en general. Pero ¿qué es el hombre? De tal interrogante surgió una escisión cada vez más aguda en los propios círculos de la filosofía existencialista. Pronto se desbordaron los campos. Se habló -aún se habla- de un existencialista ateo (Sartre), de otro teísta (Barth), de uno más católico (Marcel), pues la imagen del hombre se forja habitualmente en relación con la propia existencia de Dios o la negación de su Ser. Viene al caso referir este desarrollo de la filosofía en Europa. En lberoamérica se reproducen par; pasu las distintas posiciones mencionadas, sobre todo ahora en un mundo cada vez mejor comunicado. Aunque no explícitamente, suele jurarse por Scheler y no por HusserI, por Blondel y no por Abbagnano. En especial, los americanistas se amparan en un historicismo relativista. 100 12.14. Existencialismo, historicismo y axiología en la Argentina y el Uruguay. Astrada, Guerrero, Virasoro, Vasallo Fatone, Pucciareli, Frondizi, Vázquez, Sánchez Reulet. Llambías, Ardao, Del Campi. El primer filósofo en estas tierras que, bien informado, sustenta con sentido crítico el existencialismo, es el argentino CarIos Astrada (1894-1975), Y no sólo: acaso el primero, también aquí, que ubica y valora con acierto la fenomenología de Husserl. No en vano había penetrado con hondura en la doctrina kantiana y neokantiana, en la doctrina hegeliana y neohegeliana. Astrada tuvo una vida docente múltiple. Fue profesor en las Universidades de Santa Fe, Buenos Aires y La Plata, en Argentina; y conferenciante en Roma, Turín, Friburgo, Essen y Hamburgo; también en Moscú, Pekín y Shangai. Trató como discípulo directo a Husserl, Hartmann y Heidegger. Publicó: El juego existencial, 1933; Idealismo fenomenológico y metafísica existencial, 1936, La revolución existencialista, 1952; Hegel y la dialéctica, 1956; El marxismo y las escatologías, 1957; Marx y Hegel, 1958; Humanismo y dialéctica de la libertad, 1960; Dialéctica y positivismo lógico, 1961; La doble faz de la dialéctica, 1962; etc. Empieza siendo existencialista, pero pronto se dirige a las tesis kantianas para comprenderlas y juzgar el mundo. De Kant pasa a Hegel y de Hegel a Marx. En su largo recorrido por el pensamiento, Astrada se empeña en fundamentar un humanismo de la libertad, es decir, "un humanismo que sólo puede validarse por la total recuperación del hombre de las diversas formas de enajenación en que se diluye su ser". Luis Juan Guerrero (1899-1957) originario de Baradero. Bs. As., se doctoró en Zürich (1925); fue profesor de ética en la Universidad de Bs. As. (19.28-47) y de estética en la Universidad de La Plata (1929-46). Dio a la prensa "El origen de una axiología general en la filosofía contemporánea, Marburgo, 1927; Panorama de la Estética clásico-romántica alemana, como introducción al estudio de las corrientes estéticas actuales, 1931; La generosidad de la filosofía cartesiana, 1937; ¿Qué es la belleza? 1954. Su obra fundamental, Estética operatoria en sus tres dimensiones, consta de tres volúmenes. En 1956 se publicaron los dos primeros libros de su Estética operatoria en libros. A su pluma también se debe una Psicología. Para Guerrero se tiene que "invalidar la actitud problemática de cualquier filosofía de la reflexión -de Descartes y Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Kant hasta la última de Sartre- con su vano intento de transitar de la subjetividad individual al Ser". Para él "no habrá normalidad filosófica hasta que no se convierta al individuo -en el doble sentido: gnoseológico de la subjetividad individual y ética de la personalidad humana- en el problema, y por cierto en el más actual de los problemas". Otra posición asume Miguel Ángel Virasoro (1900-1966), profesor que fue de la Universidad de Buenos Aires. En sus obras de madurez: La libertad, la existencia y el ser, 1942; Para una nueva idea del hombre, 1964, y La intención metafísica, 1966, defiende una antropología de corte intuicionista y trascendentalista. El hombre en su intimidad intuye al Ser, como realidad que trasciende tanto hacia el exterior como hacia el interior. Primera y segunda formas de trascendencia. Mas hay otra forma, la tercera: se da a través de los proyectos como modelos ideales, que el hombre anhela realizar. Esta forma social de trascender es a la vez necesaria y peligrosa, ya que puede hacerle olvidar las otras formas y conducirlo a la enajenación y anonadamiento. Por ello, el Ser ha de ser impulso y autocreación, al propio tiempo. Ángel Vasallo (1902-) profesor de la Universidad del Litoral, en 1929, y de la de Buenos Aires desde 1937, ha publicado, entre otros trabajos: Nuevos prolegómenos a la metafísica, 1938, 2 ed. 1945; ¿Qué es la filosofía?, o de una sabiduría heroica, 1945, 2 ed. 1954; Ensayo sobre la ética de Kant y la metafísica de Hegel, 1945; El problema moral, 1957. Vasallo pone de relieve la realidad del hombre como existencia y como dinamismo en la acción moral, frente a una idea abstracta del hombre que maneja la metafísica especulativa. "Destaquemos desde ya, dice, que mientras que el conocimiento puro del objeto no es de nadie, la experiencia metafísica lo compromete a uno individualmente. El conocimiento puro, por mucho que venga dado en una experiencia, no alcanza nunca a problematizar de raíz al sujeto. La experiencia metafísica empieza por convertir al mismo sujeto en un viviente problema". En la conciencia del misterio y de la libertad, dice recordando a Blondel, mora la infinita presencia del Ser. Saliéndose de los bordes de la metafísica de la vida, el argentipo Vicente Fatone (1903-1962), buen conocedor de la historia de las religiones, en particular del budismo, se adentra en 101 los dominios de la mística por la vía de lo que él mismo llamara su nihilismo metódico. El acto místico es el camino de la experiencia hacia la fuente de la vida, de lo Uno, que decía Plotino. Por ello, el existencialismo se le antoja un buen principio para alcanzar la meta. Son aleccionadores sus trabaíos sobre el tema: La existencia humana y sus filósofos, 1953, en donde estudia a Heidegger, Jaspers, Barth, Shestov, Berdiaev, Zubiri, Marcel, Lavelle, Sartre y Abbagnano; Introducción al existencialismo. Su concepción definitiva aparece en su libro El hombre y Dios, 1955. Eugenio Pucciarelli (1907-), graduado en filosofía y en medicina, fue discípulo de Korn y de Romero. Se ha preocupado por las ciencias del espíritu (ya su tesis doctoral fue sobre Dilthey), por temas ontológicos, históricos y estéticos. "Pucciarelli es ante todo un profesor que prefiere la enseñanza oral de la cátedra, aunque su caso es bastante extraño a la tradición del pensamiento hispanoamericano: la del examinador que se reserva el derecho de suspender el juicio después de haber considerado las posibilidades lógicas; no. porque desespere de la filosofía sino porque ella también incluye una técnica de silencio para recibir el testimonio metafísico en la vivencia estética y moral". (Juan Adolfo Vazquez). En PuccarelIi predomina una concepción historicista Las antinomias filosóficas solo en la vivencia histórica encuentran respuesta: La filosofía tiene la tarea de redimir la vida humana de la ciega espotaneidad, por obra de la conciencia, y de exaltar su dignidad mediante la certeza de la libertad. (Cfr. sus estudios Historia y Destino 1940; La Antinomia inicial de la Filosofía, 1946; Ciencia y Sabiduría, 1956). Como Pucciarelli, Aníbal Sánchez figura dentro del grupo más ligado a Romero en la vida docente, grupo al que pertenecen también Frondizi y Adolfo Vázquez. Sánchez Reulet concibe la filosofía a manera de un quehacer humano comprometido con su ser y destino. Filosofía de la acción. En su libro Raíz y destino de la filosofía, 1942, declara: "Del saber depende nuestra acción y de la acción depende nuestro ser. El saber filosófico, por tanto, que intenta llegar hasta las raíces problemáticas de nuestra vida, interesa de modo decisivo a nuestro ser, al ser del hombre. En la problemática filosófica aparecen, pues, comprometidos los fundamentos mismos de nuestro ser". Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit De ahí su definición de la filosofía: "La filosofía no es otra cosa que una marcha dialéctica, eterna e infinita, en que la libertad va cobrando sentido al realizarse y comprenderse a sí misma". El qué de la trascendencia es la libertad. Por ello, el tema del ser y el del valor coinciden. Cuanto existe tiene sentido, valoro (Cfr. su estudio Ser, valor, trascendencia). También Sánchez Reulet ha compuesto una antología del pensamiento iberoamericano: La filosofía latinoamericana contemporánea, 1949. Risieri Frondizi (1910-), Profesor en Buenos Aires desde 1935 y organizador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Tucumán (1938-1940), ha tenido a su cargo cátedras de lógica, estética e historia de las ideas, en Argentina, Ve nezuela y EE. UU. Para Frondizi la filosofía es una teoría de la totalidad de la experiencia humana. Subrayando la importancia del yo como estructura dinámica constituida por actos de convivencia con otros sujetos y cosas, critica la antropología y la psicología "sustancialista". En axiología, toma posición frente al subjetivismo y frente al objetivismo manteniéndose en la idea de que el valor debe comprenderse en relación de dependencia del complejo de elementos y circunstancias individuales y sociales (Obras: El punto de partida del filosofar, 1945; Sustancia y función en el problema del yo, 1952; Qué son los valores, 1958; La universidad y sus misiones, 1958). Juan Adolfo Vázquez profesor de universidades argentinas desde 1941, de la Universidad Nacional de Cuyo y Director del Instituto de Filosofía (1965), ha escrito: Estudios metafísicos, 1951; Metafísica y cultura, 1954; Qué es la ontología, y Antología filosófica argentina del siglo XX, 1965. Es Vázquez un pensador en toda la fuerza del término: de probada honestidad intelectual y rigor metódico. Su pensar trásluce en mucha parte la variada orientación de la fe filosófica. En el Uruguay la recepción de las tendencias filosóficas nombradas en este inciso, se lleva a cabo de parecida manera que en la Argentina. Tras la actitud americanista de Alberto Zum Felde, ya mencionado, destacan Juan Llambías de Azevedo, eminente filósofo del derecho y Arturo Ardao, uno de los pensadores iberoamericanos, acaso el primero, de los más agudos y perspicaces historiadores de las ideas; en la actualidad. 102 El pensamiento de Llambías de Azevedo (1907-) desborda de la filosofía jurídica. Ha publicado los libros Eidética y aporética del Derecho, 1940; La Filosofía de Max Scheler, 1968, El sentido del derecho para la vida humana, 1943; Aristóteles y su concepción del Universo, 1941; La filosofía de los valores ante la filosofía de la existencia. Su obra fundamental delata sus orientaciones: Eidética y Aporética, ello es, ciencia de las esencias y problematicidad teorética, Husserl y Hartmann; de un Husserl, por cierto, rectificado por Scheler, y de un Hartmann, radicado en el teísmo cristiano. No acepta la idea de valor como cualidad. "El valor es algo más íntimo y más profundo en el ente que las relaciones, que las cualidades y que toda otra categoría. El valor es un momento del ser mismo del ente como tal. La ontología suele admitir dos momentos del ente: la esencia y la existencia, o bien el ser-así (So-sein) y el ser-ahí (Dasein). Esta distinción es exacta pero incompleta". Llambías de Azevedo postula un teísmo axiológico. "Y así como en el ente finito, existencia, esencia y valor no poseen un ser aislado para sí, sino que son tres momentos de su interna unidad, así tampoco son tres fundamentos separados lo que es existencia por sí, lo que es esencia por sí, lo que es valor por sí, sino que son uno y el mismo el Ens a se y Summun Bonum. El valor absoluto es otro nombre de Dios". En la línea del historicismo, el uruguayo Arturo. Ardao representa una posición de indiscutible mérito. No sólo, por cierto, ha escrito obras de historia de la filosofía, conocidas y reconocidas (entre otras, Racionalismo y liberalismo en el Uruguay, 1962; Espiritualismo y positivismo en el Uruguay, 1951; La Filosoffa en el Uruguay en el siglo XX; Introducción a VazFerreira, 1961; La filosofía polémica de Fei;oo, 1962); también ha bosquejado los contornos teoréticos de una visión histórica que acepta, justo, las circunstancias concretas de los sucesos, pero dentro de vectores históricos, por así decirlo, con sentido y validez general. Dos fecundas nociones, a manera de parámetros, configuran su filosofía de la historia: la idea de dialéctica y la idea de secularización. Muchas polémicas en tomo a la filosofía americana quedarían superadas al concebir dialécticamente el desenvolvimiento de las ideas en América Declara en su estudio Dialéctica de la Occidentalidad: "Lo que hay de Conflictual y problemático en las relaciones entre Europa y nuestra América, como entidades culturales, deriva en buena parte de la imprecisión de nuestros vínculos con el concepto de Occidente. Pero deriva también de la imprecisión de este concepto mismo". (Cfr. La Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit secularización de la sociedad occidental, 1968; Problema e historia de la filosofía americana, 1951; El historicismo y la Filosofía americana, 1963). En las orientaciones de la filosofía ya mencionadas es oportuno incluir otros autores recientes del Uruguay: Aníbal del Campo (La gnoseología de Hartmann, 1944); Manuel Arturo Claps (¿Qué es el hombre? La respuesta de Martín Buber, 1949); Ismael San Miguel (La dialéctica existencial de Berdiaeff, 1952); Carlos Gurméndez Victorica (El estructuralismo a propósito de la obra de Faucault, Althuser y otros, 1968). 12.15. Existencialismo, historicismo y axiología en México, Cuba, Chile y Venezuela. Ramos, García Máynez, Zea, Uranga, Vil/oro, Roberto Hartmann, Piñera Llera, Vitier, Mañach. Mays Vallenilla, Núñez, Rosales, Briceño Guerrero. Millas. El mexicano Samuel Ramos (1897-1959) sustenta una concepción filosófica en torno de la cultura mexicana de cara a ideas freudianas, existencialistas e historicistas. Busca una herramienta para manipular tan concreta realidad, y encuentra en una de las fundamentales ideas de la doctrina de la razón vital de Ortega ("yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo") el principio apetecido. Fruto de este propósito es su libro intitulado El Perfil del Hombre y la Cultura en México (1934). Para desarrollar filosóficamente un concepto de humanismo que había quedado sin explicar, publicó en 1940, Hacia un nuevo Humanismo. En los últimos años de su vida, Ramos se ocupó de la estética (Cfr. su Filosofía de la vida artística, 1950). Una actitud nítidamente atea, pero ligada a una concepción esteticista del mundo y de la vida, asume Miguel Ángel Cevallos (1886-1973), espíritu de un fuerte temperamento existencialista como se revela en su novela autobiográfica Un hombre perdido en el Universo (1954). El punto de partida de la cosmovisión de Cevallos es el hecho acuciante de encontrarse el hombre desorientado y perdido en el mundo, mundo que a su vez es un rincón o perspectiva del Universo entero. Dentro del historicismo mexicano. la orientación hacia lo concreto iniciada por Samuel Ramos encuentra una nueva formulación en Leopoldo Zea (n. en 1912), para quien la filosofía 103 no ha de ser un conjunto de ideas, vale decir, un conjunto de filosofemas desligados o desarraigados de la circunstancia histórica en donde se han producido y que incluye al propio filósofo. Al contrario: la filosofía tiene historia. Toda concepción filosófica es heredera de una tradición, pero hija de una circunstancia. Así, para hacer la historia de la filosofía precisa vincular lo abstracto de los filosofemas a las circunstancias históricas. En rigor, no hay que hablar de una historia de la filosofía, sino de una filosofía en la historia. "La historia de las ideas filosóficas es la historia de hombres de carne y hueso en lucha con sus circunstancias. Lo más abstracto de las ideas oculta siempre actitudes vitales concretas. .." (Cfr. Ensayos sobre Filosofía en la historia, 1948; América en la historia, 1957; El occidente y la conciencia de México, 1953; El pensamiento latinoamericano, 1965). El existencialismo como actitud filosófica debe emprender dicha tarea, y así, vinculándose a la obra emprendida por Gaos en torno de la historia de las ideas filosóficas en México, Zea funda y organiza el "Grupo Filosófico Hiperión", con el preferente designio de laborar en el crucial problema de una filosofía propia: el problema del hombre mexicano, el problema de lo que el mexicano sea. Esta faena, además, posee una proyección constructiva. La reflexión en torno del mexicano es condición ineludible de cualquier intento encaminado a una transformación futura. En el grupo "Hiperión", figuraron bajo la dirección de Zea, Emilio Uranga, Ricardo Guerra, Joaquín Mc Gregor, Jorge Portilla, Luis Villoro y Fausto Vega. Últimamente Uranga y otros miembros del grupo se han ido inclinando cada vez más a una concepción neomarxista de la filosofía. El propio Uranga redacta el acta de defuncIón del existencialismo reconociendo, con Jorge Lukács, que la desesperación de los intelectuales burgueses no sirve para nada. No es inadecuado calificar a Uranga y a quienes se halIan en posición parecida como marxólogos, toda vez que calibran los problemas del mundo y de la vida a la luz de un materialismo histórico estrictamente teorético (Cfr. E. Uranga, Filosofía Mexicana de Nuestros Días, 1960). También en México se cultiva la corriente objetivista de los valores. Robert S. Hartman (1910-1972), pensador de origen Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit alemán que, como los "transterrados" españoles, ha arraigado felizmente en México, es axiólogo, bien que con simpatías por el positivismo lógico. Hasta su muerte trató de fundar una nueva teoría del valor, la que se opone asía las viejas concepciones metafísicas como a las psicologistas. En cambio, propone un positivismo axiológico. Cuando pregunta cuál es la medida universal del valor, se contesta: "la norma del valor de cada cosa es su nombre", ello es, el significado objetivo de la palabra. "La definición lógica del valor, que sirve como axioma del sistema axiológico significa un nominalismo, o un positivismo axiológico, que difiere del positivismo lógico por el hecho de que el positivismo lógico comete cuatro de las cinco falacias axiológicas: la falacia metafísica, al confundir la pauta natural con la pauta axiológica; la falacia del método, al confundir la inaplicabilidad de la pauta natural al valor -es decir, de la falta de una pauta axiológica- a la irracionalidad del valor mismo; la falacia empírica, al confundir la ciencia natural o empírica con la ciencia en general; y la falacia naturalista, al reducir la ética a la sociología o la psicología (Cfr. La estructura del valor, 1959). La nueva ciencia del valor, agrega Hartman, va a tener resonancias insospechadas en la vida actual, gracias a su aplicación a múltiples problemas de la existencia humana. La axiología práctica (medición axiológica) ya se ha utilizado en el análisis crítico de poemas y dramas, la producción estética, la organización comercial, la valorización del programa de una compañía de seguros -que analizó el valor de una vida y de la clase de personas que debieran "vender" seguros, etc.-, y en el análisis de vidas individuales. La axiología, como otras corrientes, también ha tenido aplicaciones a la ciencia del derecho. En México, Eduardo García Máynez (n. en 1908), influido por la filosofía objetivista de los valores, particularmente por Nicolás Hartmann, trató al principio de crear una axiología jurídica que viniera a fundamentar el derecho positivo (Cfr. El problema filosófico-jurídico de la validez del derecho, 1935). Al hilo de estas ideas se sitúa su concepto de libertad como facultad capaz de constituir la base del querer jurídico (Cfr. Libertad como Derecho y como poder, 1941). Más tarde ha trabajado en una lógica y ontología del deber jurídico echando mano de la axiomática logística. "Al formular, dice, en el año 1939, mi teoría sobre el derecho de libertad, descubrí una serie de conexiones esenciales de carácter formal, entre el deber jurídico y derecho subjetivo, por una parte, y lo jurídicamente permitido, lo jurídicamente prohibido, lo jurídicamente ordenado y 104 jurídicamente libre, por la otra. Después de advertir la índole apriorística y la universal validez de los principios que enuncian tales conexiones, así como su raíz ontológica, caí en la cuenta de que -era posible elaborar una Ontología formal del Derecho, que desempeñaría relativamente al mundo jurídico, el mismo papel en el plano de la filosofía especulativa, que juega la Ontología General- o Teoría formar del objeto (Cfr. Lógica del juicio jurídico, 1956). Con acentos existencialistas, en Cuba, Jorge Mañach, autor de Para una filosofía de la vida, además de otros trabajos de historia de las ideas y estética, se orienta hacia el personalismo. También en este país Luis Baralt reanima los estudios filosóficos, siguiendo el ejemplo de Femandó Lles, cuyo libro El individuo, la sociedad y el Estado, aún se lee con provecho. Medardo Vitier, excelente escritor, contribuye con su variada obra al desarrollo de la filosofía en Cuba. El hombre, dice contra Ortega y Gasset, tiene naturaleza, a saber, "un cuadro mínimo de modos de ser". Decir con el pensador español qúe el hombre - es sólo historia, lleva en sí una contradicción, pues "en realizarse históricamente el hombre, en irse encontrando siempre en instancia de futuro radica su naturaleza". (Advertencia en su libro La Filosofía en Cuba, Méx., 1948). En su obra Del ensayo- americano, 1945, cree que, justo, el ensayo es un tipo de prosa en que se exponen y discuten cuestiones vitales latinoamericanas. En la Universidad de La Habana Humberto Piñera Llera (n. en 1911) encabezó a mediados del siglo una actividad filosófica digna de encomio. Piñera concibe la filosofía a manera de meditación, una actitud intermedia el saber común y el saber científico. El primero se pierde en-las cosas; la cIencia se aleja de ellas, merced a la generalización. En cambio, "la filosofía, paradójicamente, es un estar en las cosas sin estar en ellas". Cuando el hombre se plantea los problemas de la libertad, de la verdad, de Dios, no lo hace estimulado por el mundo externo, sino por un movimiento interior. Saber filosófico es saber personal. Concluye con dejo existencialista: el filosofar revela así la personalidad individual en que culmina lo humano, ello es, la persona (Obras: Filosofía de la vida y filosofía existencial, 1952; Introducción a la filosofía, 1954; Apuntes de una filosofía, 1957; Panorama de la filosofía cubana, 1960). Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit En Bolivia,-Augusto Pescador, un "transterrado", de 1939 a 1954 fue profesor de la Universidad de La Paz. Su pensamiento se articuló a Hartmann. Desde 1955 es profesor de la Universidad Austral de Chile (Obras: Lógica; Sobre lo que no sirve; etc.). En esta última república, Chile, destaca Jorge Millas (1917). Siguiendo a Ortega y Gasset declara que el hombre es "algo que se hace como individualidad. (Idea de la Individualidad, 1943). También influyen sobre Millas, Bergson, Unamuno, Husserl, Kelsen. (El desafío espiritual de la sociedad de Masas, 1967). Ha actuado dentro del positivismo lógico. Su dedicación fundamental corresponde a la filosofía del derecho, donde afirma que "el derecho es un sistema lógico formalmente constituido de normas de conducta, que apoyan unas a otras, según el esquema de la pirámide jurídica, sus relaciones de validez. Pero el sistema, ni en su estructura formal ni en sus funciones puede ser comprendido, sino a partir de ciertos fundamentos reales, de naturaleza extrajurídica." Venezuela ha visto en los últimos años incrementarse el pensamiento filosófico. Destacan E. Mayz Vallenilla, Alberto Rosales, J. R. Núñez Tenorio, A. J. Cappelleti, A. Pérez Estévez, J. Briceño Guerrero, en contacto con dos filósofos "transterrados", David García Baca y Manuel Granel. 12.16. Espiritualismo, fenomenología, axiología y existencialismo en el Perú. La generación del 20: Delgado, Iberico, Zulen, Basadre. Los posteriores: Cueto, Peñaloza, Alarco, Miró Quesada. La crítica y superación de positivismo en el Perú dio alas a la filosofía de la libertad, como fue el caso en Alejandro O. Deustua; filosofía, por cierto, que adquirió en general acentuados rasgos del espiritualismo -y vitalismo- bergsonianos. Tras Alejandro O. Deustua, un grupo de pensadores. La generación de 1920, se inicia (algunos de ellos aún viven) la mencionada etapa de la normalidad filosófica. Forman el grupo: Víctor Andrés Belaúnde, ya mencionado, Ricardo Dulanto, Humberto Borja García, Juan Francisco Elguera, Mariano Iberico, Honorio Delgado, Oscar Miró Quesada, Pedro S. Zulen, Julio Chiriboga, Jorge Basadre. 105 Todos ellos, atentos a la evolución europea de las ideas, experimentan mudanzas filsóficas. Honorio Delgado (n. en 1892) por ej., ha pasado de un naturalismo que se antoja a veces una concepción materialista (Naturaleza elemental del proceso de función, 1919), a una doctrina ya teológica (Rehumanización de la cultura científica por la psicología, 1923), ya espiritualista (La formación espiritual del individuo, 1949), ya existencialista (La idea del hombre según Freud y según Jaspers, 1954) hasta arribar a una ética absolutista de los valores (La objetividad de los valores frente al subjetivismo existencialista, 1956), etc. También Mariano Iberico ve de articularse siempre a la última novedad filosófica. Hay que renovarse. Del positivismo pasa al bergsonismo (De El carácter, 1913, a La filosofía de Enrique Bergson, 1913), Y de aquí a una metafísica de lo absoluto (El nuevo absoluto, 1926). El absoluto es dinámico (El viaje del espíritu, 1929) y al propio tiempo inseparable del sentimiento. A estas alturas de su pensar los filósofos de que echa mano son Scheler y Klages, el uno defensor de la intuición emocional; el otro, de un irracionalismo vitalista (El sentimiento de la vida cósmica, 1930). Pero ya había llegado al Perú, a la sazón, el existencialismo y pronto se afilia a tal doctrina. Acepta el espíritu como unidad, pero no aquella en cuya pureza irrespirable se extingue la vida, sino la unidad dividida, contradictoria, trágica, de donde el alma extrae conjuntamente su angustia y esperanza, y de cuyo misterio brota la perspectiva innumerable del espectáculo del universo (La Unidad dividida, 1932). En 1950 escribe su libro La aparición, en donde termina por aceptar una doctrina metafísica configurada por dos notas dentro de un esteticismo místico: el cosmos como vida, y la vida como destino. Otros miembros del grupo, los menos, evolucionaron de manera crítica y dialéctica. Un ingrediente del conocimiento es, en efecto, la conciencia de su alcance y sus límites; y, con ello, el sentido de renovadas capturas. El auténtico pensar es mutabilidad, devenir, fieri, para decirlo con un vocablo latino. Ejemplos vivos de esta actitud son Julio Chiriboga (ya referido), y Pedro S. Zulen (1889-1925). Dice Salazar Bondy "que la personalidad de Zulen destaca por su probidad intelectual y su agudo sentido crítico". En su inicial etapa, Zulen se pronuncia en favor de un empirismo crítico. Poco después, supera tal empirismo eon su histórica polémica contra Bergson, en una época, por cierto, en que el pensador francés era la moda obligada en lberoamérica. Resume Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit en La filosofía de lo inexplicable, 1920): "La intuición coge una movilidad, un flujo, una duración, un devenir, un cambio, un progreso, una creación, una libertad, un élan; pero de ello no se puede inferir necesariamente que lo absoluto sea una de esas cosas, como del aspecto simplificado del tejido no pudieron inferirse las células, aunque éstas diesen lugar a ese aspecto", De la mano de la crítica del intuicionismo bergsoniano, ya pudo Zulen superar el neorealismo norteamericano valorando en su libro Del Neohegelianismo al neorealismo, 1924, debidamente a Hegel. También en 1924 aparece su estudio intitulado La modernidad de Kant. Ahí expresa: "De Kant hemos aprendido que la filosofía no es ciencia hecha, no es una matemática de la realidad y que, enseñar a filosofar es poner nuestras facultades en disposición de recibir la primicia que ofrece la rosa de lo real antes de ser arrancada por los dedos del raciocinio". Hay que acreditar a Zulen, finalmente, el haber sido el primero en modernizar los estudios de lógica en el Perú. En sus programas de psicología y lógica se ocupa de Boole, Schroeder, Peana, Russel y Whitehead, así como de Wertheimer, Kholer, Koffka, Stern, Spranger y Mac Dougal. Basadre (1903-), es un historiador y un filósofo de la historia. Ha destacado por sus reflexiones filosóficas sobre la realidad peruana (Perú: problema y posibilidad, 1931; Meditaciones sobre el destino del Perú, 1947). Admite que su país como los otros pueblos de América encontrará en la realización del socialismo su mejor posibilidad. "Con el socialismo debe culminar el fatigoso proceso de formación histórica del Perú. Dentro de él, vinculado más que nunca al continente y a la humanidad, el Perú debe encontrar su realidad y su solución". Carlos Cueto Fernandini(1913-) es, sin duda, uno de los que mejor conocen e interpretan la fenomenología, y no sólo: quien, prevalido de sus capacidades filosóficas, se aventura a una metafísica de método fenomenológico (La doctrina del espacio y el tiempo en Leibniz y en Kant, 1942; La experiencia intencional, 1951; Baltasar Gracián y la idea del hombre, 1949). La gran preocupación de Cueto Fernandini es el tema del hombre. Hacia una antropología se articula su pensar filosófico. El hombre es un ser en el mundo, y lo es justamente merced a la experiencia intencional. Se aparta de existencialismo así como de historicismo. "Concedemos, dice, que el hombre es existencia y realización de posibilidades; el espíritu del hombre es, no hay 106 duda, ejecución e historia. Pero tenemos nuestra fe depositada en el principio de que el hombre es siempre, con respecto a los hechos que constituyen su historia y su acción personal, un plus ontológico". Cueto Fernandini es también pedagogo. Lo propio ocurre con Luis Felipe Alarco (1913-), quien se orienta de manera independiente en Nicolai Hartmann. Alarco representa, en efecto, una ontología crítica, dentro de una concepción pluralista del universo y del reconocimiento del espíritu como instancia superior de la existencia. La suya es una ano tropología, además, que recibe a beneficio de inventario ideas de Dilthey, Scheler y Heidegger. (Cfr. Lecciones de Metafísica, 1947). En sus Lecciones de filosofía de la educación,1949, encuadra el tema pedagógico en las coordenadas de su métafísica espiritualista. . WaIter Peñaloza (1920-) es señaladamente un epistemológico. Ha estudiado el problema del conocimiento en su desarrollo histórico (Cfr. Evolución del conocimiento helénico. Ilozoísmo-eleatismo, 1941, La deducción trascendental y el conocimiento racional, 1945; El conocimiento inferencial y la deducción trascendental, 1962). Tras de reconsiderar las diversas tesis epistemológicas, formula su tesis en estas palabras: "...Convenimos en que la determinación o mostración de la objetividad de nuestras captaciones es puramente indirecta y está llena de asunciones no evidentes. Pero ésta es la única manera de hablar siquiera de un conocimiento de objetos que no son nuestra propia conciencia". Como se advierte, la posición asumida por Peñaloza es la de un realismo crítico, "pese al haberse librado del encandilamiento de la luz kantiana"; un realismo, por cierto, que lo lleva a reconocer metafísicamente la existencia sobrenatural del universo y del hombre, de parecida manera como lo hacen O. Kulpe y A. Messer. Francisco Miró Quesada (1918-) es una mente laboriosa y versátil a la vez. Ha deambulado por todas las corrientes contemporáneas y casi todas las disciplinas filosóficas. En buena medida Miró Quesada ha sido víctima de cierto prurito de originalidad. Empieza su carrera de autor como entusiasta partidario de la fenomenología husserliana (Sentido del movimiento fenomeno lógico, 1941). A poco andar, poniendo a un lado el método de la intuición eidética, sucumbe a una suerte de deductivismo, que toma de la lógica matemática bajo influencia de Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit la Lógica moderna, de David García Bacca, publicada en 1934. Al difundirse existencialismo e historicismo en Iberoamérica, se acerca a estas corrientes. Expresa entonces con aire de originalidad que la hermeneútica histórica no es método alguno (Episteme, Caracas, 1957), acaso presa del mencionado deductismo. Antes creyó haber descubierto en los marcos de la filosofía del derecho el principio que llama "del paralelismo normativo proposicional", para mostrar la diferencia entre derecho que es un conjunto de normas y la ciencia (o filosofía) que lo estudia, que es un conjunto de conceptos y proposiciones deductivas, teoréticas: distingo bien antiguo, por cierto (Problemas fundamentales de la lógica jurídica, 1956). Le interesan, aunque califica de especulativos, los temas antropológicos, de filosofía de la religión, y otros. Los considera no rigurosos, bien que ineliminables en el conjunto de la filosofía. Dice en frase poco feliz, haciendo profesión de un ateísmo nostálgico: "Ateísmo porque, según mi opinión, no existe Dios; nostálgico, porque desgraciadamente no existe. Dios no existe, pero quisiera que existiese". Difundida la filosofía analítica, se incorpora a ella, pero ve de ensamblar, singularizándose, la lógica de la formalización con la evidencia racional, olvidando que este dualismo es tan inconsistente como el metafísico: él mismo califica a su doctrina de racionalismo histórico, tras la huella del raciovitalismo, de Ortega y de la Filosofía de lo razonable, de Recaséns Siches. Declara Miró Quesada en Apuntes para una teoría de la razón histórica, 1962: "La razón es histórica, porque sus principios evolucionan a través del tiempo. El complejo originario de evidencias que hace posible la constitución del conocimiento racional lógico-matemático sufre mutaciones, va perdiendo cuerpo, se va disgregando a través de la historia. Pero este proceso no conduce a una disolución final, a una relativización total de la razón. Este proceso tiene una dirección está impulsado por un vector: la depuración de las evidencias racionales a través del rigor de la formalización". Cabe una apostilla. Si la formalización es el criterio depurador de la evidencia cae el dualismo epistemológico. La idea de proceso con dirección es vieja de siglos. Ya Heráclito decía que todo cambia excepto la ley del cambio, el lógos. 107 12.17. La comprensión de América. Lo telúrico e histórico. Otros ensayos sobre América, particularmente en el Brasil. Da Cunha, Graça Aranha, GilbertoFreyre. La geografía es un factor de la historia, y la filosofía se produce en la historia. La reflexión fIlosófica, así, tiene un eco geográfico, que el historiador ha de oír y articular debidamente; pero es erróneo hacer de la geografía un factotum de la historia y de la cultura, y, por ello, de la filosofía, como, por ej., el grupo de pensadores bolivianos encabezados por Guillermo Francovich, de los cuales Roberto Prudencio llega al extremo de afirmar que "la cultura no es sino la expresión formal de lo telúrico". Esta concepción es una suerte de naturalismo. El medio geográfico hace la historia. El hombre es un producto natural de su habitat. A otra idea conduce el telurismo boliviano. Postula una filosofía local, nacional, a manera de una reflexión filosófica sobre lo distintivo de cada nación, una de las formas, ya mencionada, de la filosofía americana. A título de una doctrina de lo propio, pero haciendo tema d.e estudio al hombre de un país (de toda una nación), algunos pensadores en el Brasil (de parecida manera como se ha hecho en México, en la Argentina, en el Perú...) hablan de una filosofía brasileña. ¿Qué es el hombre brasileño? ¿Qué, el ser del Brasil? Esta filosofía tiene mucho de praxis, de reforma, habida cuenta de las deficiencias de los pobladores de estas tierras, confundiéndosele a veces con la política, la economía y otras ciencias sociales. Un término describe esta intención, emprendida y realizada en parte por una literatura de ensayos: la tarea de comprender a América. Después de la Guerra Mundial número uno, se acentúa este género literario, nacido con anterioridad. Ahora figuran, entre otros: Germán Arciniegas de Colombia, 1900; América, tierra firme, Jacinto Fombona Pachano de Venezuela, 1901 ; Virajes, Nicolás Guillén de Cuba, 1904-; Sanes para Turistas, autor, como Emilio Ballagas, de poesía negra, que canta las penas y las alegrías de la raza africana en América; Ezequiel Martínez Estrada de Argentina, 1895; Radiografía de la Pampa; Atenor Orrego del Perú, 1893 ; El Pueblo Continente; Tristán Marof de Bolivia, La Tragedia del Altiplano: Moisés Poblete Troncosso de Chile, La condición del Indio. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit En el Brasil, los afanes en el siglo XX por comprender a América tuvieron un precursor en Euclides da Cunha (1883-1909). A él se debe un impresionante libro acerca de los sertones brasileños, Os Sertoes, una especie de relato sociológico de este país. Aunque de información filosófica muy deficiente, Da Cunha valora con acierto hechos variados del Brasil. Con igual énfasis de lo propio destaca José Pereira de Gra a Aranba (1868-1931), un discípulo de Tobías Barreto. En su trabajo Espíritu Moderno declara: "Toda la cultura nos vino de los fundadores europeos. Pero la civilización se mestizó aquí para esbozar un tipo de civilización que no es exclusivamente europea; fue modificada por el medio y la confluencia de razas pobladoras del país. Es apenas un esbozo sin tipo definido. Es un punto de partida para la creación de la verdadera nacionalidad. La cultura europea no debe servir para prolongar Europa, ni como obra de imitación, sino como instrumento para crear una causa nueva con elementos procedentes de la tierra, de las gentes, del propio salvajismo inicial y persistente. El deseo de liberación es una señal que ya está en nosotros"... "Así nosotros haremos del Brasil la 'cámara mortuoria de Portugal': quebraremos la uniformidad continental con que nos amenazan porque ser brasileño es ver todo, sentir todo como brasileño, lo mismo nuestra vida que la civilización extranjera, tanto el presente como el pasado. Es en el espíritu donde está la manumisión nacional, en el espíritu que, con la cultura, vence a la naturaleza, a nuestra metafísica, a nuestra inteligencia y nos transfigura en nuestra fuerza creadora, libre y constructora de la nación. Hay una ansiosa necesidad de transformación filosófica, social y artística. Es el vuelo de la conciencia que busca lo universal más allá del relativismo científico que fragmentó el todo infinito". La concepción filosófica de Graça Aranha es un esteticismo. En su libro Estética de la Vida concluye que toda idea que se tenga del universo, sea científica, matemática o biológica, sea idealista o religiosa, es resultado de un espectáculo, ello es, representación humana dada en la conciencia. Puede afirmarse que la función esencial del espíritu humano es la función estética, y que solamente ésta explica el Universo a nosotros mismos". Ideas algo semejantes presenta Tobías Barreto en su libro Questoes Vigentes y motivos y análogas aparecen en la Finalidad do Mundo, de Farías Brito. 108 En Gilberto Freyre (1900 Casa-Grande sensala; Interpretación del Brasil), culmina en el Brasil esta reflexión sociofilosófica en torno de lo propio. Se ha dicho con acierto que este autor "es a la vez testigo, protagonista e intérprete perspicaz de la transformación social política, económica y cultural del Brasil moderno", vale decir, un conspicuo historiador de las ideas brasileñas. Su libro Interpretación del Brasil es un esfuerzo de revelar al Brasil: "un Brasil considerado como población en gran parte mestiza y como cultura, también en gran parte, mestiza, híbrida; como civilización en desarrollo en el trópico; como cultura predominantemente hispanocristiana; como parte de un conjunto de civilización que pueda ser considerada, bajo el criterio sociológico, hispano tropical; y, como tal, con afinidades especiales con los otros pueblos hispánicos y con los otros pueblos tropicales de América, África, Oriente". 12.18. La filosofía analítica. Orígenes y desarrollo. Klimovsky, Simpson, Nuño, Salazar Bondy, Gutiérrez, Trendall, Castañeda, Raggio, Menezes, .Molina, Yamuni, Rossi, Villoro, Salmerón, Trejo. Desde fines de los treinta, empiezan a tener resonancia .en América Latina las ideas del llamado "Círculo de Viena" y de otros pensadores afines. La nueva corriente (positivismo crítico, filosofía científica, positivismo lógico, filosofía analítica como se la designa) se abre paso poco a poco en los medios académicos y, treinta años después, se perfila como la filosofía de moda. Sus cultivadores han pasado de la etapa de meros resencionistas a la del ensayo, y hacen esfuerzos por mantener al día la traducción española de los escritos fundamentales de la doctrina, aparecidos en otras lenguas. Por excepción en Iberoamérica, existe en general una oportuna y fecunda comunicación entre estos pensadores, al punto y hora que .puede hablarse de "comunidad de trabajo". Aspiración común, que se está llevando a la práctica en los principales países latinoamericanos, es la formación de nuevos cuadros, con especialización en Europa y Estados Unidos. En Argentina, como en otros países americanos, la filosofía analítica ha tenido un lento' desarrollo. Su propulsor ha sido Gregorio Klimovsky, junto con Rolando V. García, Julio Rey Pastor, Vicente Fatone, Thomas Moro Simpson. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Al intentar poner al descubierto el significado y sentido del positivismo lógico en Argentina, Klimovsky ha referido las peripecias de los estudios lógicos, con las siguientes palabras: "Somos muy afectos al existencialismo, a la fenomenología, al tomismo, al hegelianismo y al materialismo dialéctico; en cambio, la filosofía analítica se halla casi ausente de los programas de estudio de nuestras escuelas de filosofía o de los grupos que en nuestro país cultivan sistemáticamente las disciplinas humanísticas. Varias son las causas de tal estado de cosas, que reflejan una inusitada preponderancia en estas latitudes del pensamiento alemán y del francés, y de ciertas tradiciones religiosas o políticas, en detrimento de lo que proviene de otros países o se origina en problemáticas distintas. Sin duda Alejandro Korn y sus discípulos, la existencia de ciertos círculos y de ciertos maestros de notoria gravitación cultural o política, son ejemplos de influencia que han contribuido a encauzar unilateralmente el avance de la filosofía argentina." Klimovsky parece olvidar los aportes del idealismo crítico a la filosofía de la ciencia; sin embargo, en 1964, recuerda su personal militancia, callada pero efectiva, dentro de la filosofía analítica. "Desde hace veinte .años vengo insistiendo continuamente en la necesidad de estudiar la lógica contemporánea, y de difundir la filosofía analítica. Desde 1943, Rolando V. García y yo, dice Klimovsky, desarrollamos una acción constante en favor del positivismo lógico, el neopragmatismo, la filosofía oxoniana y otros movimientos afines; creo que somos los primeros argentinos que defendieron en nuestro medio la importancia de estas escuelas, y, en general, de las tendencias filosóficas y epistemológicas denominadas a veces "filosofía científica". El resultado fue al principio una batalla en que nos sentimos a menudo muy solitarios. La comprensión de algunas personas, especialmente la de Julio Rey Pastor y la de Vicente Fatone, y cierta porfía por nuestra parte, permitieron que lentamente la situación cambiase." Después de Klimovsky, su discípulo Thomas Moro Simpson es el primero en madurar dentro de esta corriente. Esto se pone de relieve ya en su obra Formas Lógicas, realidad y significado, donde discute diversas tesis semántico-filosóficas que están ligadas a puntos de vista de Russell, Frege, Church, Quine, Strawson, etc. "Simpson no intenta añadir una teoría propia a la de estos filósofos; desea, eso sí, contrastar los distintos puntos de vista y señalar cuáles son los problemas no resueltos o las dificultades principales que existen en cada uno de ellos. En este sentido, aunque empleando un estilo 109 diferente, el trabajo de Simpson recuerda libros como Semantic and Necessary Truth, de Arthur Pap". En efecto, Simpson aborda los siguientes temas: Sujetos, propiedades y relaciones, De las formas relacionales a los hechos atómicos; El problema ontológico: Meinong y Russell. Una teoría abstracta del significado: FregeChurch; La paradoja del análisis; La crítica de Strawson a Russell; Teoría de las descripciones y principios lógicos; La búsqueda de un criterio de "compromiso ontológico"; ¿Acerca de qué hablan las proposiciones? En Venezuela también ha existido un movimiento en pro de la filosofía analítica. Dos españoles radicados en este país, se han destacado en primer plano: Juan David García Bacca, de quien ya se ha hablado arriba, y Juan Antonio Nuño, de origen español, quien piensa que "el compromiso de la filosofía contemporánea se establece entre aquellas corrientes que luchan por lograr un predominio ideológico efectivo a través de medios culturales diversos, los cuales varían desde los centros académicos y científicos hasta los partidos políticos. De entre tales corrientes, las más descollantes en el horizonte filosófico contemporáneo son el emprismo lógico y el marxismo". Pues, "tanto el empirismo lógico como el marxismo son, en efecto, doctrinas revolucionarias y críticas que se proponen cambiar el curso de la actividad filosófica aportando para ello soluciones radicales". En ambas alienta el mismo empeño por derrocar parte de la vieja estructura del edificio filosófico. El positivismo lógico se propone "la transformación teórica de la filosofía" y, el marxismo, "la transformación práctica de la filosofía". El programa de trabajo del empirismo lógico consiste, para Nuño como para todos los seguidores de estas ideas, en reducir la actividad filosófica a ciertos límites que la aproximen a la rigurosidad científica, al menos por analogía. "Se trata en definitiva, de una revolución intelectual, escribe el hispano-venezolano. Su objetivo es relativamente claro: enrumbar a la filosofía por una senda de investigación coherente y científica". Con todo, Nuño percibe ya una crisis en el positivismo lógico, una duda motivada por las controversias entre los distintos grupos neopositivistas, una aporía que enuncia así: "La condición epistemológica segura se adquiere con independencia de los modelos científicos o en dependencia metodológica de éstos". En Perú, la filosofía analítica también se ha puesto de moda con Augusto Salazar Bondy y Francisco Miró Quesada principalmente. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Augusto Salazar Bondy (n; en 1925; La filosofía en el Perú, 1954; Irrealidad e idealidad, 1958; La epistemología de Gastón Bachelard, 1958; Tendencias contemporáneas de la filosofía moral británica, 1962; En torno a la educación, 1965; Historia de las ideas en. el Perú contemporáneo, 1965; Lecturas filosóficas, 1967; Breve vocabulario filosófico, 1967; Breve antología filosófica, 1967; Iniciación filosófica, 1967) catedrático de la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima, Perú, conjuga su tesis del positivismo con principios del IdealIsmo Crítico para integrar una axiología normativa. En ella el valor es la condición de posibilidad de que las personas se entiendan, de que participen en la praxis. La Idea de valor es la estructura fundamental del entendimiento social, y en y por ella se constituye el conjunto denominado sociedad humana. Por su parte Francisco Miró Quesada, en 1963, refiere cómo se efectuó el viraje en el Perú a los nuevos problemas filosóficos: "En un principio, dice, creíamos que el problema fundamental estaba resuelto, pues tuvimos la impresión de haber explicado los diversos tipos y niveles de estructura expticativa mediante los cuáles se constituyen las ciencias. Creíamos que, una vez determinados los tipos explicativos, y encontrada la unidad que presidía sus variaciones específicas, lo demás era cuestión de detalle. Los procesos derivativos explicados nos parecían claros y su validez definitivamente asentada. Mas para alcanzar el nivel teórico que hiciera posible tal explicación fue necesario utilizar el instrumento de la conceptuación lógica. Y el conocimiento de la lógica moderna nos condujo a la convicción de que los conteptos fundamentales como los de 'proceso deductivo', 'derivación lógica', 'verdad analítica', etc., estaban muy lejos de ser claros". En Colombia se han escuchado sólidas exposiciones y críticas del positivismo lógico. Así Carlos Bernardo Gutiérrez ha externado sus objeciones desde el punto de vista de la fenomenología (Cfr. El solipsismo en Wittgenstein, 1964); así Alfredo Trendall (Cfr. Estado actual de la lógica, 1963) quien ve que los lógicos actuales han tomado tres vías de trabajo para resolver la crisis presente, a saber: H Resolver con técnicas sencillas, ciertos casos de decibilidad de las fórmulas del cálculo funcional, para saber, con exactitud, hasta donde es intercalado por los dos teoremas de Godel (W. Ackermann); 2 Rehacer la lógica al margen de los sistemas deductivos, para eludir los teoremas de Godel, postulando una lógica involutiva (Carnap, 110 Kneale); 3 Devolver a las fórmulas lógicas su categoría de juicios con verdad, intrínseca, que Hilbert les ha extirpado. De este modo se ha llegado en Colombia a plantearse el siguiente dilema: ¿La pura lógica es lógica pura o es lógica no pura? ¿Es lógica pura o lógica metodológica? En Guatemala Héctor-Neri Castañeda también se ha filiado a esta corriente. Hasta la fecha ha publicado más de 100 estudios sobre filosofía analítica en diferentes revistas especializadas de los Estados Unidos, entre los que destacan The Lógic of Obligation, 1959; Outline of a Theory on the General Structure of the Language of Action, 196Q; Acts, the logic of obligation, and Deontic calculi, 1967. En Brasil, del existencialismo alemán han pasado al positivismo lógico Euríalo Canabrava, Leónidas Hegenberg y Newton C. A. de Costa. Ivan Uns todavía es positivista comtiano. Andrés R. Raggio, formado en Europa, ha sido por igual maestro titular de filosofía en Brasil y en Argentina; su obra, la mayoría en alemán, llega a los diez títulos. Djacir Menezes se encuentra ligado al positivismo jurídico y al positivismo lógico; es un serio crítico del marxismo. El positivismo lógico en México hacia los cuarenta, aunque reflejaba una inquietud ya internacional, académicamente no tuvo importancia, pues en la Universidad tomó fuerza el idealismo crítico con F. Larroyo y G. H. Rodríguez; la fenomenología con Caso, Gaos y otros "transterrados"; el materialismo dialéctico con E. de Gortari, W. Roces y sus discípulos; la escolástica con O. Robles; y el existencialismo en cierto modo con S. Ramos y el- grupo Hiperión. Al principio sólo hubo cultivadores del positivismo lógico fuera de la universidad. Hasta 1953, en la Escuela Nacional Preparatoria, el profesor César N. Molina Flores rompió el silencio con la publicación de un opúsculo que intituló Matemática y Filosofía. En el propio año de 1953, Vera Yamuni Tabuch, discípula de José Gaos, empezó a dictar el curso de Lógica matemática en la Facultad de Filosofía y Letras, ciertamente con un reducido grupo de alumnos. Dos años después, en 1955, Samuel Ramos, Guillermo Haro y Eli de Gortari fundaron el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos de la UNAM cuyos trabajos se publican hasta la fecha en una serie intitulada Cuadernos. También Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit desde 1959, el entonces Centro de Estudios Filosóficos (hoy Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM), inició la publicación de una serie de "Cuadernos" (con trabajos cortos de autores clásicos modernos, preocupados en general por la crítica de la ciencia), y la edición de obras representativas del pensamiento contemporáneo entre las que se incluyen varias del positivismo lógico. En 1967 incrementaron como grupo esta corriente, el italovenezolano Alejandro - Rossi, el hispano-mexicano Luis Villoro y el mexicano Fernando Salmerón, con Crítica. Revista hispanoamericana de filosofía que, "sin pretender representar ninguna escuela, intentarárecoger las preocupaciones de los representantes de la nueva actitud ante la filosofía que se abre paso en América Latina, y servirá también para encauzar los valores que vayan surgiendo en las nuevas promociones". Crítica se propone presentar un cuerpo de doctrina que promueva un filosofar más técnico, más preciso y profesional. Pretende conservar una actitud crítica frente a la mayoría de los sistemas tradicionales del pensamiento, lo mismo contra la especulación metafísica, que contra las "filosofíai de la Weltanschauung, que fácilmente caen en generalizaciones vacías o en el dilettantismo retórico". También se pronuncian en contra de quienes confunden la "investigación filosófica" "con las reflexiones más o menos literarias- acerca de las características culturales y antropológicas de nuestros países". Como actitud constructiva, el grupo de Crítica postula dentro de la filosofía analítica: a) Una tendencia a preferir explicaciones con posibilidad de verificación, esto es, que apelen a la descripción y al análisis; b) Un intento de aplicar procedimientos más rigurosos en la investigación, elevándola a un nivel de mayor profesionalismo; e) Una comprensión de la necesidad de ligar estrechamente la reflexión filosófica al estado actual de las ciencias, tanto exactas o naturales como históricas y sociales, que suele acompañarse de un interés creciente por su metodología, y d) Una aspiración a lograr mayor precisión y claridad en la argumentación y exposición filosófica, y a expresar en un estilo escueto, en contraposición a una larga tradición que solía secrificar la precisión conceptual a la amenidad y elegancia literarias. 111 Como evolución consecuente de esta doctrina, en México se ha presentado ya la mesura y la crítica serena y responsable. Dentro de la primera actitud, Wonfilio Trejo (1927-) aboga por lo que suele llamarse un "neopositivismo tolerante", esto es, que abandonando los temas rígidos, sofisticados del positivismo lógico, se ocupa de los problemas tradicionales de la filosofía a la luz de ciertos problemas de la filosofía analítica (Cfr. sus ,artículos La noción de sustancia, según Wittgenstein, 1964; Axiología sin conocimiento, 1965). 12.19. Una mesa redonda en torno de la filosofía analítica. Larroyo, González Uribe, Recaséns Siches, Sánchez Vázquez, Molina Flores. Promovido por la Sociedad Mexicana de Filosofía, tuvo lugar en la ciudad de México (1968) un instructivo diálogo sobre el positivismo lógico. En tal suceso intervinieron pensadores distinguidos. El catedrático de la UNAM, profesor Miguel Angel Cevallos fue moderador de este debate, cuya exposición inicial correspondió al Dr. Larroyo. 1, Exposición de Larroyo.-Este expuso el concepto general de positivismo lógico para tomar posición respecto de él. Destacó previamente algunas expresiones con que se le designa (análisis filosófico del lenguaje, atomismo lógico, empirismo lógico, movimiento de la unidad de la ciencia, fisicalismo, humanismo científico), así como sus antecedentes, subrayando como eje de la doctrina, después de la obra de ciertos pensadores, las ideas del Círculo de Viena. Retraso y rezago de la filosofía. La actitud fundamental del movimiento analítico es la de aplicar la actitud científica al campo y problemas de la filosofía. Por ello, su inicial pregunta es acerca del método, tema que consecuentemente precederá a lo ontológico y axiológico. La urgencia de modenizar la filosofía queda justificada en virtud de que el retraso de ésta obedece a que los pensadores del pasado se han venido alimentando de viejos residuos, rezagos obsoletos, que les impiden adquirir un criterio moderno y real del saber. Este movimiento trata de ser un pensar crítico y analítico, cuya consecuencia es el desenmascarar los viejos temas Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit especulativos corno "embrollos causados por la complejidad del lenguaje". La filosofía como actividad. La investigación está condicionada por la rigurosa comprobación de los términos que emplea. Justo: la manera de comprobar es precisamente la tarea de la filosofía. Así, la filosofía puede ser definida como táctica para verificar significados, porque en la mera comprobación de los significados no llega a proposiciones, pues sólo practica actividades o experiencias metódicas. Lenguaje, significado, verdad, verificación. En el lenguaje está contenido el saber, sentir y querer del hombre. Averiguando cuanto el hombre expresa, es factible aclarar problemas y encontrar soluciones. Mas esto requiere un metódico análisis. Por ello, este movimiento cambia la inicial pregunta en torno de la verdad por la indagación sobre el significado, en virtud de que, agregan los positivistas lógicos, sólo es posible indagar si un juicio es verdadero cuando se sabe de antemano su significado. Así se comprende que algunos analistas designen su obra fundamental con el nombre de El signifcado del significado. El método. Aunque difieren respecto del método, los partidarios aceptan en general una triada de momentos. a) Descripción funcional. Dice Camap: La descripción funcional abre el camino para llegar al significado de las palabras en tanto cuanto éstas tienen un sentido objetivo, pues muchas carecen de tal sentido y deben ser descartadas. b) Retrotraimiento formal-operativo. En el proceso del análisis de los significados, el método adquiere dos notas: su formalismo simbólico y su carácter empírico. A través de una simbólica se trata de fundar empíricamente el conocimiento. Con este retrotraimiento se quiere que el significado de una palabra se defina mediante un criterio de aplicación, ello es, que su definición sea operante en la realidad. c) Verificabilidad. La verificación puede ser directa o indirecta. La primera se funda en una percepción inmediata. Un ejemplo: "Esta hormiga tiene cuerpo segmentado, extremidades articuladas, etc." La verificación indirecta se lleva a cabo echando mano de otros enunciados ya verificados. Empirismo tolerante. Andando el tiempo las tesis radicales de los positivistas lógicos han sido reemplazadas por otras más 112 liberales y generosas. A eso se llama el empirismo tolerante. Dentro de esta actitud, por ejemplo, H. Feigl aborda el problema clásico de cuerpo y alma y W. V. Quine, la doctrina ontológica de los universales. Ha sido Hans Reichenbach el primero quien ha puesto la pendiente del empirismo tolerante. Para Reichenbach toda experiencia científica supone una serie de conceptos, que niegan la evidencia de las proposiciones protocolares en obsequio de una mera probabilidad. Por su parte, R. Popper hace serias objeciones al método de la verificabilidad en su obra Lógica de la Investigación. En primer término, dice que la exigencia radical de la verificabilidad empírica no sólo dejaría de lado enunciados metafísicos, sino que tendría como consecuencia la destrucción de todo el conocimiento científico natural, porque la mayoría de las proposiciones de la ciencia natural no son verificables, etcétera. A cambio del método de la verificabilidad, Popper ofrece la teoría de la falsación. Según este método, la ciencia se va transformando en sentido probabilístico. Un conocimiento adquirido se mantiene hasta que una nueva interpretación de los hechos, venga a negada, ello es, ven. ga a declarada falsa. La lógica no es ciencia empírica. Hay que poner las cosas en claro. La prueba de que "los artrópodos son animales con cuerpo segmentado y extremidades articuladas, de que los insectos son artrópodos y de que las hormigas son insectos, ¿a quién compete: al zoólogo o al lógico? La verificación de tal aserto es tarea del zoólogo y sólo de él. La lógica tiene que ver con las ciencias particulares, es cierto, pero no para repetir el trabajo del investigador, ni menos para suministrar a éste reglas prácticas. El lógico estudia de las ciencias particulares ya constituidas, otros aspectos, de suyo importantes: aquellos que el especialistas no toca, como la caracterizáción general de los métqdos: qué es el método deductivo, el método estadístico, el método experimental, la teoría de la definición, de la clasificación, de la inordinación, etc. En cambio, los problemas de contenido de cada ciencia, sólo a los hombres de ciencia incumben. Ciencia particular y filosofía. Puntualmente el medular equívoco de la filosofía analítica reside en desconocer que existen Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit diferentes métodos y que cada método está ligado a una materia u objeto de conocimiento. Echando mano del método deductivo, por ejemplo, no se puede hacer biología, pero se requiere del método estadístico en otras disciplinas. La filosofía analítica cree poder iluminar con su método de la verificación empírica, positivista, toda proposición lingüística, ora sea de la vida cotidiana, ora de la más alta matemática. El filósofo analista trata de inmiscuirse en todo, y aunque no altera el buen humor de los hombres de ciencia, éstos suelen ver a los filósofos que así proceden como entusiastas aficionados. No faltan, claro está, hombres de ciencia deseosos de explicar juicios de valor, desde el ángulo de su especialidad, incurriendo en parecido equívoco que los filósofos metidos a biólogos, físicos, matemáticos. La cosa es clara: ni él hombre de ciencia ha de meterse en libros de caballería, ni el filósofo en camisa de once varas. 2. La réplica de González Uribe. Héctor González Uribe expresó estar de acuerdo con el análisis y las conclusiones de Larroyo. Admitió ser partidario de la neoescolástica, mas de una neoescolástica abierta a todo lo verdadero, metódica y rigurosa. Señaló puntos de coincidencia y puntos de discrepancia muy acentuados entre su postura y el positivismo lógico, pero no salió en defensa de la pretendida "superación de la metafísica por medio del análisis filosófico del lenguaje". Alabó al positivismo lógico por su tendencia empirista y su rigorismo metódico. Lo fustigó por cuanto pretende aplicar el método de las ciencias particulares a la filosofía, en cuanto no distingue grados, niveles en la realidad, y en tanto exalta un naturalismo frente a un glorioso humanismo. He aquí algunas de sus expresiones: "Puedo decir que estoy sustancialmente de acuerdo con las conclusiones a que llega el doctor Larroyo. El análisis que él hace de esta escuela filosófica, es un análisis acertado, un análisis claro." La neoescolástica no es una postura cerrada, no es una postura que considere que la filosofía está terminada con ella, sino todo lo contrario: es un método, y es una aptitud. Es un método que en sí mismo es tan riguroso como ahora pretende ser el neopositivismo. Un método que tuvo su auge, en aquellos siglos luminosos de la Edad Media, en los cuales se quiso hacer de la filosofía un saber riguroso, por medio de un método en el cual, creo yo, que el propio Rudolf 113 Carnap, estaría de acuerdo, puesto que se trataba de precisar ante todo los términos, antes de probar la tesis. Un método que, claro, vivo, fue magnífico en su tiempo y que en sus grandes líneas sigue teniendo aplicabilidad en los nuestros. Pero un método que llegó a caer en desuso, precisamente por falta de eso que señalan los neopositivistas: la falta de una verificabilidad, de un contacto más inmediato con la realidad. "Es también esa postura neoescolástica, una postura abierta: se le llama una 'síntesis ideal de las verdades', porque no rechaza ninguna, venga de donde viniere; porque acepta las verdades de cualquier escuela filosófica con tal de que sean auténticas verdades; y en eso se asemeja también a ese rigor científico, con ese rigor filosófico a que pretende llegar el neopositivismo. "Me parece que el neopositivismo, emparentado con él, tiene aciertos juntamente con otros movimientos y tiene errores. Los aciertos me parecen ser aquellos que ya señalaba el doctor Larroyo: Exigencia de precisión; una nueva metodología de las ciencias que sirva de base a un pensamiento filosófico más preciso, más riguroso, mejor conformado; el neopositivismo se puede quedar en una epistemología de las ciencias naturales y de las ciencias físico-matemáticas, y en este terreno es admirable. "En donde falla el positivismo lógico; en donde no puede considerarse como un método que pretende ser único en la filosofía, es en pretender aplicar un método científico a cuestiones filosóficas." Aquí desconoce el siguiente aforismo filosófico fundamental: "Distingue los órdenes del Ser y concordarás las verdades". Los positivistas lógicos al tratar de aplicar el método de las ciencias a los problemas filosóficos, "no han distinguido, como dice Jacques Maritain, entre los distintos grados del saber. "Hay cuestiones fundamentales en el plano de la axiología, de la antropología filosófica, de la estética, de la filosofía de la religión, en el plano de la filosofía social y del derecho que jamás podrán ser resueltos por un análisis lógico del lenguaje." "Frente a los aciertos de esta corriente, hay que señalar sus noÍóriítg fallas. Si el neopositivismo se considera nada más una Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit metodología útil en el campo de las ciencias, y una metodología que puede aportar a la filosofía una nueva claridad, una nueva precisión, un nuevo rigor, bienvenido este movimiento; pero si este movimiento pretende suplantar las grandes partes de la filosofía, especialmente la metafísica, la axiología y el estudio de la persona humana con todos sus intereses, por un mero análisis del lenguaje, o por una verificabilidad meramente científica, entonces, en mi concepto, esa filosofía no es admisible. Hay que reducirla a sus términos; hay que saber lo que es, simple y sencillamente y no permitir que quiera llegar a un campo que no le pertenece." 3. Defensa de Molina Flores. Molina Flores felicitó a Larroyo por su preocupación del positivismo lógico y por estar al tanto de las corrientes contemporáneas. Extrajo de la ponencia principalmente lo que consideró, afirmaciones "graves, dignas de estudio", y precisó el sentido de algunas afirmaciones. Molina Flores habló del positivismo lógico como "corriente", para distinguido de la idea de "escuela" (con jefes, maestros, principios y libros dogmáticos). Subrayó. el carácter abierto de la doctrina. "Siempre han dirigido, dijo, su atención a otras escuelas y a aquellos elementos que les han parecido valiosos y sin empacho han tratado de incorporados, por ejemplo: del formalismo hilbertiano, los fundamentos axiomáticos de la matemática; del operacionalismo, sus métodos de análisis de los procesos físicos; de la dialéctica materialista, su interpretación de los fenómenos históricos, etc. Reconoció que existen discrepancias dentro de la corriente, pero afirmó que "ello era buena prueba de la ausencia de principios dogmáticos, así como del carácter de evolución constante y de renovación que ha caracterizado al positivismo lógico". Las discrepancias internas son frecuentes, y sus miembros, "lejos de encubrirlas, o de tratar de ajustarlas a un eclecticismo generalmente frustráneo, las presentan para su análisis sin táctico o para su comprobación empírica ajustada a los principios semánticos que deben regular toda teoría de orden fáctico", Así, "frente a la enfática negación en Papper, de los procedimientos inductivos, se encuentran los análisis sintácticos de los mismos, en Carnap, o su fundamentación probabilística en Reichenbach", así, la consideración misma del carácter de la probabilidad es distinta 114 en Carnap (relación lógica), en Reichenbach (frecuencia relativa) o en von Misses (frecuencia relativa, distinta a la anterior). Molina Flores afirmó que en el positivismo lógico "se percibe el rigor del método, el severo desarrollo lógico de sus inferencias, el escrúpulo por conceder a los facta su situación", lo cual lleva a "la exclusión sin contemplaciones de ciertos materialismos que con bandera de antimetafísicos crean su propia metafísica, de filosofías de escuela que preconizan la existencia de entidades sin comprobación ninguna, apoyadas en veleidosas maneras mágicas e intuitivas -siempre alógicas-, o de quienes sin rigor pretenden dar condición sintética a los juicios analíticos o viceversa". No se ajusta a la verdad, según Molina Flores, la afirmación gratuita y vulgar de que el positivismo lógico niega a la filosofía; empero, para él, esa filosofía sí "niega los sistemas teóricos ilógicos, los contradictorios, y aquellos en los que ilegítimamente se entreveran elementos descriptivos y emocionales". Finalmente, para Molina Flores, el empirismo lógico tiene "una función precisa para el ejercicio filosófico y un terreno propio lógicamente discernible: el establecimiento de las relaciones sin tácticas de los sistemas formales y de las relaciones sintácticosemánticas de los sistemas fácticos". 4. La crítica de Recaséns Siches. Luis Recaséns Siehes complementó la ponencia con otras observaciones. Con acierto señaló "la posibilidad de nuevos métodos auxiliares que permiten un rigor más estricto en el enfoque de algunos temas filosóficos; haber llamado la atención hacia el lenguaje; haber injertado en la filosofía un método semántico; poner en relación el significado de los términos, no sólo con el contexto de la frase, sino, con el contexto real de las situaciones en que las frases son empleadas." Recaséns se manifestó fenomenólogo, evidencialista, circunstancialista, iusfilósofo. Hizo ver que el positivismo lógico no es el único que ha reclamado precisión y exactitud en filosofía. Como filósofo del derecho destacó dos contribuciones del positivismo lógico: el análisis de los efectos reales que una determinada interpretación pueda traer consigo, y, la insistencia de estudiar el logos de lo humano, el logos de lo razonable. Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Como errores consideró su actitud arrogante y jactanciosa de condena a la filosofía; sus discordancias internas de doctrina, y su limitada idea de verificación empírica, sensorial. "Parece oportuno recordar algo que todos saben, que sin tantas fanfarrías ni heraldos, la fenomenología tuvo una intención mucho más rigurosa de precisión y exactitud, y que el propio Husserl se auxiliaba, de modo más bien implícito que explícito, mas no por ello menos eficaz, de análisis semánticos. "Como filósofo del derecho, he visto en el positivismo lógico, dos instrumentos fecundos, dos puntos de vista o dimensiones, no sólo aprovechables, sino, casi imperativos: mediante algunos análisis semánticos del positivismo lógico, se puede abordar mejor el tema de la doble circunstancialidad de la cultura, y dentro de ella, claro, el derecho, que nace por el estímulo de unas determinadas circunstancias que se refleja en un texto normativo de carácter general (ley), o, de índole individualizada (resolución jurisdiccional). "La otra dimensión en la que he encontrado no pocos incentivos, en el positivismo lógico, es en la del logos de lo humano, logos de lo razonable, esto es, lo atingente a los problemas prácticos de la conducta humana. Logos en el cual no hay dicotomías, entre verdad y falsedad, sino una gradación, en un complejo de valores. "Rendido tributo de reconocimiento a los estímulos fecundos que el filósofo puede hallar en el positivismo lógico como juicio de conjunto, con todo recato, sin ninguna agresividad, el positivismo lógico, no es, ni puede ser una filosofía. Además presenta una extraña paradoja sabiendo que se ha producido en el siglo XX, sin embargo es muy poco siglo XX, es muy típicamente siglo XIX, aunque sus desarrollos hayan tenido lugar en la centuria presente; en fin de cuenta es pues, positivismo. Y el destino de los positivismos ha sido constituir algo efímero transitorio, en lo que hubo gérmenes que incitaron nuevas filosofías. En todo positivismo hay una actitud arrogante, jactanciosa, de condenar la filosofía. Pero en esa jactancia de los positivistas de ayer y de los de hoy, hay algo totalmente gratuito, porque mientras truenan contra la filosofía, y proclaman su supresión, y la dan por cancelada, en el fondo lo que tratan es de sustituir la filosofía de antaño, por una 115 nueva filosofía que ha de ser tan sólo un instrumento auxiIiar de la ciencia. "Si el positivismo lógico fuese un método activista, esclarecedor de los supuestos de la ciencia, y nada más, tal vez habría más concordancia y coincidencia, entre las muy variadas aportaciones que caen bajo esa denominación general. "El último punto: la verificabilidad. ¿Verificar? Verificar ¿cómo? ¿Mediante la experiencia sensorial? Esto es siglo XIX, no es siglo XX. El concepto de experiencia cuando surgió, en la antigüedad clásica, significaba los datos, lo dado no sólo a través del sensorio. En Aristóteles hay experiencia metafísica; y hay experiencia de ideas. El descubrimiento definitivo de que los principios evidentes no son sólo aquellos tres de la lógica tradicional, sino millares de ellos, eso no lo ha rebatido nadie, después de Husserl, con éxito alguno; eso queda en pie. Hay experiencia de ideas, hay experiencia de valores.” 5. Las objeciones de Sanchez Vázquez. Adolfo Sánchez Vázquez consideró "en princifio aceptable" la caracterización de positivismo lógico hecha por Larroyo. A continuación expuso su versión personal del desarrollo del positivismo lógico, destacando "la operación filosófica" llevada a cabo por Schlick: 1. Búsqueda de proposiciones con sentido, en nombre de la cual se excluye la metafísica. Análisis, por tanto, del lenguaje. 2. Búsqueda del sentido de verificación por medio de la experiencia. Empirismo radical. 3. Reducción de la experiencia a lo dado inmediatamente, y por lo tanto subjetivismo y solipsismo, en cuanto que se trata de experiencias subjetivas, personales. Según Sánchez Vázquez, el positivismo lógico se puede caracterizar por los rasgos siguientes: 1. Una posición antimetafísica, antiespeculativa, que se traduce en la crítica de construcción de sistemas, y de las afirmaciones sobre el mundo de la realidad. 2. La sustitución de esas afirmaciones de la realidad del mundo, por afirmaciones sobre el lenguaje científico u ordinario, en que aquellas afirmaciones se dan. 3. La reducción de la filosofía a análisis o reflexión, no ya de conocimiento del saber, como se había hecho antes, sino un saber acerca del lenguaje. Para Sánchez V ázquez, "la historia del positivismo lógico es la historia de sus propias dificultades, o de contradicciones entre sus posiciones antimetafísicas, y la metafísica que se cuela por las Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit rendijas de aquéllas; entre su empirismo radical y las exigencias del saber que no puede quedarse en él". "Schlick, dice Sánchez Vázquez, se ha levantado contra todo absoluto y contra todo principio último, y por ello se ha atendido rigurosamente a lo dado, a los contenidos sensibles; pero éstos han resultado un nuevo absoluto. la necesidad metafísica ha reaparecido así bajo los ropajes de una de las metafísicas más desacreditadas: la del idealismo subjetivo". El propio Wittgenstein y Carnap se percatan de ello. Todo el esfuerzo posterior de los positivistas lógicos, es un intento de escapar a ese idealismo subjetivo reiterado de solipsismo, con que inicia su cruzada contra la metafísica, el fundador del Círculo de Viena, Schlick". A lo largo, hay que renunciar a toda reflexión sobre el mundo, sobre el hombre y la conducta humana, y a toda reflexión, incluso con el pensamiento y el conocimiento mismo, para quedarse en el análisis del lenguaje científico, frente al lenguaje ordinario. La afirmación de la metafísica no se detiene por ello. No sólo no se detiene sino que reaparece, ciertamente del brazo de la lógica, con el estudio del ser y los universales en Quine. "...la filosofía analítica se proclama neutral, ya que como dice Wittgenstein, la filosofía deja todo como está, es decir, la filosofía no tiene por qué contribuir a que cambien las cosas, a que cambie el hombre. De ahí la pretendida neutralidad. Claro está que esta neutralidad no puede ser absoluta. En primer lugar, porque si la afirmación citada se tomara en un sentido absoluto, tendría que dejar también el lenguaje como está, ya que el lenguaje ha de formar parte de este todo." "Juzgar ese mundo, señalar vías de transformación, proponer fines o metas, seríaextralingüístico y por tanto extrafilosófico". Las razones de la crítica de Sánchez Vázquez, son, "justamente, las que derivan de una concepción de la filosofía marxista como teoría de la praxis humana, contrapuesta a toda especulación metafísica, que se plantea como objeto fundamental, contribuir a que las cosas humanas, en el orden moral, económico, social y espiritual, no se queden como están". 116 12.20. La historia de las ideas. Ardao, Carrillo, Cruz Costa, Escobar, Gaos, Insúa, Kempff, Larroyo, Molina, J. L. Romero, F. Romero, Reale, Ricaurte Soler, Salazar Bondy, Sánchez Reulet, Vitier, Virasoro, Villegas, Zea. La normalidad de la filosofía en América no sólo se revela por la diversidad de direcciones existentes y la autenticidad de sus filosofemas, sino también por la expresión publicitaria y la historización de ella. La historia es una toma de conciencia, que aparece tardíamente como símbolo vivo de madurez. Primero es la acción, sólo después viene la reflexión sobre la acción. Eso es la filosofía y eso es, en un peculiar sentido, la historia de la filosofía. En la actualidad existe en América un buen número de especialistas que cifran sus afanes en la historia de las ideas. Algunos de ellos han producido obras de reconocida importancia. Enfoques generales, panorámicos, del pensamiento latinoamericano han escrito Arturo Ardao (Filosofía en lengua española. Ensayos, Montevideo, 1963); Alfredo Carrillo Narváez (La trayectoria del pensamiento filosófico en Latinoamérica, Quito, 1959); José Gaos (El pensamiento hispanoamericano, México, 1945; Antología del pensamiento en lengua española en la edad contemporánea, México, 1945; Pensamiento de lengua española, México, 1945; Sobre Ortega y Gasset y otros trabajos de historia de las ideas en España y la América Española, México, 1957); Ramón Insúa Rodríguez (Historia de la filosofía en Hispanoamérica, Guayaquil, 1945); Manfredo Kempff Mercado (Historia de la filosofía en Latinoamérica, Santiago de Chile, 1958); Francisco Larroyo (La filosofía americana. Su razón y su sinrazón de ser) México, 1959; Tipos históricos de filosofar en América, México, 1960; Sistema e Historia de las doctrinas filosóficas, colaboración de E. Escobar, México, 1968; F. Larroyo y Edmundo Escobar, Historia de las doctrinas filosóficas en Latinoamérica, México, 1968); Enrique Molina (Filosofía americana. Ensayos, París, 1914); Francisco Romero (Sobre la filosofía en América, Bs. As., 1952); Aníbal Sánchez Reulet (La filosofía latinoamericana contemporánea, Washington, 1949); Abelardo Villegas (Panorama de la filosofía iberoamericana actual, Bs. As., 1963); Leopoldo Zea (En torno a una filosofía americana, México, 1945; Dos etapas del pensamiento en Hispanoamérica: del romanticismo al positivismo, Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit México, 1949; El pensamiento latinoamericano, 2 vols. México, 1965). Medardo Vitier (El ensayo americano, México). El argentino Miguel Ángel Virasoro ha contribuido mayormente a difundir a nivel internacional la filosofía iberoamericana: ha, redactado en la voluminosa Enciclopedia filosofica, del Centro de 'studi filosofici di Gallarate, hoy la más extensa (6 vols. en folio) y mejor documentada, todos los artículos de los pensadores significados de esta parte del Continente. La historiografía filosófica por países, es importante y reveladora de una evolución interna, peculiar. En México, Miguel León Portilla ha trabajado en el pensamiento prehispánico (La filosofía náhuatl, 2 ed., 1959). Edmundo O'Gorman (n. en 1906) ha comprendido y valorado el encuentro de América con Europa (La invención de América, 1958); Gabriel Méndez Plancarte (19051948) se avoca a la época colonial (Humanistas mexicanos del siglo XVI, 1946; Humanistas mexicanos del siglo XVIII, México, 1941); las obras históricas de Valverde Téllez, ya citadas, constituyen obligados puntos de documentación. Bajo la docencia de José Gaos han escrito Bernabé Navarro (La introducción de la filosofía moderna en México, México, 1948); Victoria Junco, (Gamarra y el eclecticismo en México); Monelisa Una Pérez Marchand (Dos etapas ideológicas del siglo XVIII en México, 1945); Vera Yamuni (Conceptos e imágenes en pensadores de lengua española, México, 1951; Rafael Moreno (La filosofía de la ilustración mexicana); Leopoldo Zea (El positivismo en México, 1943; Apogeo y decadencia del positivismo en México, 1944; La filosofía en México, 1955). Al propio Gaos se deben En torno a la filosofía mexicana, México, 1952, y Filosofía mexicana de nuestros días, México, 1954. Hasta ahora siguen predominando los estudios monográficos: José María Gallegos Rocafull escribe El pensamiento mexicano en los siglos XVI y XVII, México, 1951; David Mayagoitia, Ambiente filosófico de la Nueva España, 1945; Oswaldo Robles, Filósofos mexicanos del siglo XVI, 1950; Luis Villoro, Las corrientes ideológicas en la época de la independencia, 2 ed., 1967; Juan Hernández Luna, Los precursores inteectuales de la Revolución Mexicana; Samuel Ramos. Su filosofar sobre lo mexicano, 1949; Abelardo Villegas, La filosofía de lo Mexicano (Estudios sobre A. Caso, José Vasconcelos, Samuel Ramos y Leopoldo Zea, 1960); Rosa Krause, La filosofía de Antonio Caso, 117 1961; Edmundo Escobar, La filosofía en México a principios del siglo XX, 1962; Fernando Salmerón, Los filósofos mexicanos del siglo XX (que sólo habla de Caso, Vasconcelos y Ramos), 1963), Francisco Larroyo, La filosofía en México, Hoy, 1967. En Argentina se han publicado visiones de conjunto de su pensamiento, estudios monográficos sobre épocas y pensadores, así como antologías. Los principales panoramas de las ideas se deben a Manuel Casas (Introducción a la filosofía, Tucumán, 1954); José Ingenieros (Las direcciones filosóficas de la cultura argentina, Bs. As., 1963); Alejandro Korn (Apuntes filosóficos; La filosofía argentina en nuevas bases, Bs. As., 1948); Arturo Andrés Roig (Breve historia intelectual de Mendoza-Los coloniales-La ilustración-El neo clasicismo-El romanticismo-Los modernos-El positivismo-El espiritualismo filosófico, Mendoza, 1966); Juan Carlos Torchia Estrada (La Filosofía en la Argentina, Washington, 1961). Los estudios monográficos sobre la época colonial corresponden a Juan Chiambra (La enseñanza de la filosofía en la época colonial, Bs. As., 1911); Guillermo Furlong (Nacimiento y desarrollo de la filósofía en el Río de la Plata, Bs. As., 1952); Enrique Martínez Paz (La influencia de Descartes en el pensamiento filosófico de la Colonia, Univ. de Bs. As., 1937); Raúl A. Orgaz (La filosofía en la Universidad de Córdoba, Córdoba, 1942); Juan C. Zuretti (Algunas corrientes filosóficas en Argentina durante el período hispánico: la llamada filosofía moderna, Mendoza, 1949). Del pensamiento del siglo XIX se han ocupado Coriolano Alberini (Die deutsche Philosophie in Argentinien, Berlín, 1930); María Ángela Femández (Filosofía práctica argentina; sus albores en el periodismo de Mayo, Bs. As., 1951); José Ingenieros (La evolución de las ideas argentinas, Bs. As., 1918-20); Alejandro Korn (Estudios de filosofía contemporánea, Bs. As., 1963); Berta Perelstein (Positivismo y antipositivismo en la Argentina, Bs. As., 1952); Diego F. Pro (Coriolano Alberini, Bs. As., 1960); Ricaurte Soler (El positivismo argentino; pensamiento filosófico y sociológico, Paraná, 1959); Delfina Varela (Filosofía argentina; los ideólogos, 1936; Filosofía argentina; el canónigo D. Juan Ignacio Gorriti; teoría de la Revolución de Mayo, Bs. As., 1947; Filosofia Argentina; Vico en los escritos de Sarmiento; pasión y defensa de Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit 118 la libertad, Bs. As., 1950; Para la historia de las ideas, argentinas, Bs. As., 1952). 1967; Tendencias do pensamiento estético contemporáneo no Brasil, 1967). Sobre el pensamiento argentino contemporáneo han escrito, entre otros, Alberto Caturelli (La filosofía en Argentina actual, Córdoba, 1962); Luis Farré (Cincuenta años de filosofía en Argentina, Bs. As., 1958); Fernando Martínez Paz (Maritain, politica e ideología; revolución cristiana en la Argentina, Bs. As., 1966). En 1965, Juan Adolfo Vázquez públicó en Bs. As., una importante Antología filosófica argentina del siglo XX. La historiografía filosófica del Perú ha sido incrementada por Luis Felipe Alarco (Pensadores peruanos, Lima, 1952); Manuel Mejía Vareta (Fuentes para la historia de la filosofía en el Perú, Lima, 1963); Augusto Salazar Bondy (La filosofia en el Perú; panorama histórico, Washington, Prólogo de 1954); Historia de las ideas en el Perú contemporáneo; el proceso del pensamiento filosófico, Lima, 1965). Por otra parte, también es fecunda la historiografía filosófica de Brasil. Han escrito estudios panorámicos: Almir de Andrade (A filosofía no Brasil, 1964); Paulo Augusto (Preciso de história da filosofía, 1938); Roque Spencer (A ilustecao brasileira e a idéia de universidade, Sao Paulo, 1959); J. Cruz Costa (Contribución a la historia de las ideas; o desenvolvimiento de la filosofía en el Brasil y la evolución histórica nacional, Río de Janeiro, 1956); GuilIermo Francovich (Filósofos brasileños, Bs. As., 1943); Antonio Gómez R. (La filosofía en el Brasil, México, 1946); Luis Washington Vita (A la filosofía no Brasil, Sao Paulo, 1950; A filosofía en Sao Paulo, 1954). En el Uruguay, han cultivado la historia de las ideas, principalmente Arturo Ardao, María Teresa Carballal de Torres y Alberto Zum Felde. Ardao en su fecunda labor ha publicado: Filosofía preuniversitaria en el Uruguay, Montevideo, 1945; Espiritualismo y positivismo en el Uruguay; filosofía universitaria de la segunda mitad de] siglo XIX, México, 1950; Batle y Ordóñez y el positivismo filosófico, Montevideo, 1951; Orígenes de la influencia de Renán en el Uruguay, Montevideo, 1955; La filosofía en el Uruguay en el siglo XX, México, 1956; Racionalismo y liberalismo en el Uruguay, Montevideo, 1962). M. T. Carballal ha escrito La reforma positivista del programa de filosofía, en 1881, Montevideo, 1964, y A. Zum Felde, Proceso intelectual del Uruguay y crítica de su literatura, Montevideo, 1930. Los estudios monográficos del pensamiento en este país comprenden autores, doctrinas o épocas. He aquí los más importantes: J. C. Andrade M. (Suave convivio, Río de Janeiro, 1922); Clovis Bevilaqua (Juristas filósofos, Bahía, 1897); Alcides Bezerra (A philosophia na phase colonial, Río, 1935); V. Chacon (Historia das idéias socialistas no Brasil, Río de Janeiro, 1965); Phinbeiro Chagas (Brasileiros ilustres, 1892); J. Cruz Costa (O pensamiento brasileiro, Sao Paulo, 1946); Leonel Franca (Noes de historia de filosofía, Río de Janeiro, 1964); Martín García M. (El Brasil Intelectual, Bs. As., 1900); I. M. de Lins (O positivismo no Brasil, Río de Janeiro, 1959; Historias do positivismo no Brasil, Sao Paulo, 1964); Raimundo Texeira Mendes (Resumo cronológico da evoluçao do positivismo no Brasil, Río de Janeiro, 1930) ;Paulo Mercadante (A conciencia conservadora en Brasil, Río de Janeiro, 1965); Armando Correia Pacheco (Ensayistas del Brasil: Escuela de Recife, Washington, 1952); Miguel Reale (Doutrina de Kant no Brasil, 1946; Horizontes do dereito e da história, 1956; Momentos decisivos e olvidados do pensamento brasileiro, 1958; Filosofía em Sao Paulo, 1952); A. Xavier Teles (A filosofía no Brasil, 1961); Luis Washington Vita (Monólogos e diálogos, 1964; Triptico de idéais, GuilIermo Francovich se ha destacado en Bolivia por su dedicación a la historia de las ideas. Sus principales trabajos son: La filosofía en Bolivia, Bs. As., 1945; El pensamiento universitario de Charcas y otros ensayos, Sucre, 1948; El pensamiento boliviano en el siglo XX, México, 1956. En Colombia, Juan .David García Bacca ha hecho una importante Antología del pensamiento filosófico en Colombia (de 1647 a 1761), Bogotá, 1955. Antes de García Bacca, Alvaro Sánchez había dado a la imprenta un Resumen de la historia de la filosofía y. antología de pensadores, donde dedicaba un apéndice a La filosofía en Colombia, de 30 pp., Bogotá, 1944. Sobre el tema también han escrito Jaime Jaramillo Uribe (El pensamiento colombiano del siglo XIX, Bogotá, 1964), Y Jaime Vélez Correa (Proceso de la filosofía en Colombia; especial para la Universidad de Antioquía, Medellín, 1960). Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Venezuela, en las últimas décadas se ha preocupado por incrementar su historiografía filosófica. Luis Beltrán Guerrero (Introducción al positivismo venezolano, Caracas, 1956); Horacio Cárdenas (Resonancias de la filosofía europea en Venezuela, Caracas, 1956); Juan David García Bacca (Antología del pensamiento filosófico venezolano, Caracas, 3 VoL, 1964) y, Caracciolo Parra León (Filosofía universitaria venezolana, Caracas, 1934) han laborado, entre otros, en esta tarea. El mismo fenómeno se ha observado en Cuba y en la República Dominicana. El pensamiento cubano lo han expuesto Luis Aguilar León (Pasado y ambiente en el proceso cubano, La Habana, 1957); Elías José Entralgo (Ideario de Varona en la filosofía social, La Habana, 1937); Félix Lizaso (Panorama de la cultura cubana, México, 1949); Manuel Isidro Méndez Canel (Notas para el estudio de las ideas éticas en Cuba, La Habana, 1947); José Manuel Mestre (Dé la filosofía en La Habana, La Habana;1952); Humberto Piñera Llera (La enseñanza de la filosofía en Cuba, La Habana, 1954; Panorama de la Filosofía cubana, Washington, 1960); Rosario Rexach (El pensamiento de Félix Varela y la formación de la conciencia cubana, La Habana, 1950); Waldo Ross (Crítica a la filosofía cubana de hoy, La Habana, 1954); Medardo Vitier( Las ideas en Cuba, La Habana, 1938; La filosofía en Cuba, México, 1948). En la República Dominicana sobresalen en la historiografía filosófica Armando Cordero (Estudios para la historia de la filosofía en Santo Domingo, Lima, 1965; Panorama de la filosofía en Santo Domingo, Santo Domingo, 1962); y Juan Francisco Sánchez (Filosofía española del siglo XVI, Santo Domingo, 1955). El pensamiento filosófico chileno, sólo de la última centuria ha sido presentado por Enrique Molina (La filosofía en Chile en la primera mitad del siglo XX, Santiago de Chile, 1951, 126 p.). Con parecida intensidad, lamentablemente, se desarrolla la historiografía filosófica en Costa Rica y Guatemala: en Costa Rica escriben José Abdulio Cordero (El ser de la nacionalidad costarricense, Madrid, 1964); Constantino Láscaris C. (Desarrollo de las ideas filosóficas en Costa Rica, San José, 1965) y, Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, No. 10, 1961. En Guatemala han escrito: José Mata Gavidia (Panorama filosófico de la Universidad de San Carlos al final del siglo XVIII, Guatemala, 1948) y, Ramón A. Salazar (Historia del desenvolvimiento intelectual de Guatemala, Guatemala, 1897). 119 12.21. Presente y futuro. Hoy, la filosofía en Iberoamérica, a decir verdad, ofrece halagüeñas perspectivas y modalidades. Aumenta de manera continuada el número de personas consagradas profesionalmente a la tarea filosófica. En las repúblicas todas de América se cultiva ya la filosofía con mayor intensidad y creciente éxito. En la Argentina, bajo el ejemplo y estímulo de la obra múltiple, fecunda, intercontinental, de Francisco Romero, destacan Carlos Astrada, Ángel Vassallo, Risieri Frondizi, Miguel Ángel Virasoro, Ismael Quiles, Octavio Derisi, Juan R. Sepich, Tomás R. Cásares, Luis Juan Guerrero, Carlos Cossio, Eugenio Pucciarelli, Héctor Llambías, Nimio de Anquin; Luis Felipe de Onrobia, Úscar Oñativia, Aníbal Sánchez Reulet, Emilio Estiú, Rafael Virasolo, Alfredo Poviña y Juan Adolfo Vázquez; en Chile, Pedro León Loyola, Humberto Díaz Casanueva, C. Finlayson, Jorge Millas y Eugenio González; en la República Oriental del Uruguay, Arístides L. Delle Piane, Antonio M. Grompone, Arturo Ardao, Luis E. Gil Salguero, Carlos Benvenuto, Fernando Beltramo, Emilio Oribe, Pedro Figari, Alberto Zum Felde y Juan Llambías de Azevedo; en el Paraguay, Juan Vicente Ramírez, Oswaldo Chávez y Heriberto Campos Cervera; en el Perú, Mario Iberico, Honorio Delgado, Víctor Andrés Balaúnde, Alberto Wagner de Reina, Oscar Miró Quesada, Miguel Ángel Belaúnde, Julio Chiriboga, Francisco Miró Quesada, Luis Felipe Alarco, Jorge de Bustos Vargas, Carlos Cueto y Walter Peñalosa; en Bolivia, Guillermo Francovich y Humberto Palza; en el Brasil, después de Jackson de Figueiredo (+1928), sobresalen Alceu de Amorós Lima, Renato Almeida, Francisco Pontes. de Miranda, Euryalo Cannabrava, Leonel Franca, Iván Lins, Antonio Carneiro Leao, Vicente Ferreira da Silva, Cruz Costa, Luis Washington y Miguel Reale; en Colombia, Rafael Carrillo, Danilo Cruz Vélez, Luis E. Nieto Arteta y Julio César Arroyave; en Venezuela, Luis Villalba Rafael Pizzani, Cayetano Betancourt, J. A. Nuño Montes y Ernesto Mayz Vallenilla, en Cuba, Roberto Agramonte, Raúl Roa, E. F. Camus, Medardo Vitier, José María Velázquez, Raúl Gutiérrez Serrano, Rafael García Bárcena, Dionisio de Lara Menquez, Humberto Piñera, Pedro V. Aja Jorge, Máximo Castro Turbiano y las hermanas Mercedes y. Rosaura García Tudurí; en Ecuador, Ramón Insúa Rodríguez;, en Guatemala, J. J. Arévalo y Vicente Quintero; en Costa Rica, Alejandro Aguilar Machado; en la República Dominicana, Andrés Para uso de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit Avelino; en México, finalmente, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Oswaldo Robles, Miguel Ángel Ceyallos, Eduardo García Máynez, José Sánchez Villaseñor, Francisco Larroyo, Guillermo Héctor Rodríguez, Antonio Gómez Robledo, Leopoldo Zea, Manuel Terán, Elí de Gortari, Adolfo Sánchez Vázquez, Juan Hernández Luna, Miguel Bueno, Luis Villoro, Ricardo Guerra, Emilio Uranga, Bernabé Navarro, Rafael Moreno, Wonfilio Trejo, E. Escobar y Dion Martínez. Por propio derecho y unánime reconocimiento, asimismo, son factor y exponente de la filosofía en Iberoamérica los españoles "transterrados" José Gaos, Luis Recaséns Siches, David García Bacca, Eduardo Nicol, José Medina Echevarría, J. M. Gallegos Rocaful, José Ferrater Mora, María Zambrano, Juan Roura parella, Manuel Granel y Domingo Casanovas. Filósofos ilustres todos ellos, pertenecen por igual al Nuevo y al Viejo Mundo. Sin ellos estaría trunca la filosofía en España; sin ellos quedaría mutilada la filosofía en América. ¡Generoso, aleccionador, de internacional trascendencia, el desdoblamiento de la personalidad de estos filósofos hispano-americanos! La personalidad internacional de estos pensadores ha favorecido las relaciones intercontinentales de la filosofía en nuestra América: la comunicación de las ideas ora entre pensadores aislados, bien entre grupos o asociaciones, ya se advierte en la filosofía contemporánea en el Nuevo Mundo. Respecto a las asociaciones filosóficas, cabe decir que aumentan a ritmo acelerado y como motivo y resultado al par, de una mejor organización y coordinación de los estudios filosóficos. Pari passu la temática filosófica se depura, se extiende y se profundiza. Ya se confirma en muchos el propósito de centrar los esfuerzos en torno de cuestiones especializadas, sea de la metafísica, de la epistemología o de la filosofía moral, del arte, de la historia o de la religión. La propia historia de las ideasen América es tema que preocupa de preferente manera a filósofos e historiadores: origen, marcha y resonancias de los filosofemas atrae y seduce a no pocos pensadores. El tratamiento intensivo, monográfico, selecto de los problemas, no impide, antes bien propicia las lucubraciones de conjunto, totalizadoras.En una dirección y otra del filosofar se revela la vocación filosófica y la inseparable conciencia de ella, negándose así, con rendimientos cada vez más fecundos, la opinión pesimista de la muy reducida capacidad filosófica del iberoamericano. El afán incontenido de las publicaciones, por' 120 medio del libro, de la revista y la prensa periódica, así como la actividad docente e investigadora, anuncia a las claras una etapa de normalidad filosófica, de circunstancias favorables para el ejercicio de la filosofía en América. Carpe diem.